metafora

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    Papeles del Psiclogo, 2006. Vol. 27(2), pp. 116-122http://www.cop.es/papeles

    os humanos tenemos tendencia a la generaliza-cin, al etiquetaje, al pensamiento en blanco ynegro para ordenar la realidad. Probablemente

    sea esta forma de simplificacin la que nos ha llevadoa hablar de pensamiento lgico-formal versus pensa-miento creativo o de ciencia versus arte como si fueranentidades completamente diferenciadas. Incluso hemosotorgado una base fisiolgica a esta distincin: el he-misferio derecho para lo creativo y el izquierdo comosustento de lo racional.Dentro de esta dualidad, est claro en qu lugar he-

    mos ubicado las metforas: en el pensamiento creativoo en el arte. Cuando hablamos de metforas, una delas primeras asociaciones que lleva a cabo nuestro ce-rebro es con la literatura y obviamente nunca la rela-cionaramos con la ciencia. Metforas y cienciason dos conceptos que se nos antojan ms bien opues-tos Ser por este motivo por el que los psiclogos cer-canos a las corrientes ms cientficas dentro de lapsicologa (las conductistas y las cognitivistas), connuestro afn de alejar de la psicologa todo lo que nosonara a cientfico, no hemos incorporado el uso de las

    metforas dentro de nuestras tcnicas en la misma me-dida que lo han hecho otras corrientes?Los objetivos del presente artculo son tres, describir:- La incorporacin de las metforas dentro de la co-

    rriente cognitivo-conductual.- El empleo de las metforas dentro de las terapias

    cognitivo-conductuales- Las ventajas de la utilizacin de las metforas.

    UN EJEMPLOAntes de adentrarnos en la definicin del trmino me-tfora, veamos un ejemplo. Ejemplos de metforashay infinitos porque de hecho siempre se han utilizadodesde las que encontramos en los evangelios hasta laspresentes en la literatura infantil (el patito feo, la hor-miga y la cigarra, etc.). El ejemplo elegido es una me-tfora muy empleada en la terapia de aceptacin ycompromiso (Wilson y Luciano, 2002). Esto es, se tratade una metfora teraputica .

    Dos mujeres se encontraban en su despachocompartido trabajando con sus respectivos orde-nadores. A una de las mujeres mientras estabaescribiendo, le empezaron a aparecer mensajesen la pantalla de su ordenador. Mensajes quedecan nunca solucionars tu problema eresuna intil la gente te ve mal . Cuando ley es-

    LAS METFORAS EN LA PSICOLOGA COGNITIVO-CONDUCTUAL

    Jenny Moix QueraltUniversidad Autnoma de Barcelona

    Las metforas, asociadas ms a la literatura que a la ciencia, todava son poco utilizadas en la psicologa ms cientfica (lacorriente cognitivo-conductual). Aunque infrautilizadas en esta psicologa, s que nos las podemos encontrar cmodamenteinstaladas en otras perspectivas psicolgicas (psicoanaltica, humanista y constructivista). En los ltimos aos, probablementepor la convergencia entre las distintas corrientes de pensamiento, las puertas de la psicologa cognitivo-conductual se hanabierto en mayor medida para las metforas. En este artculo, se analiza cmo se ha llevado a cabo esta apertura, cmo seemplean dentro de las terapias cognitivo-conductuales y qu ventajas presenta su utilizacin.PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Metforas, pensamiento metafrico, psicologa cognitivo-conductual.

    Metaphors, associated more with literature than science, have not been totally introduced within the more scientific form ofpsychology (the cognitive-behavioural school of thought). Although they are not totally introduced in this type of psychology,we find them comfortably installed in other psychological perspectives (psychoanalytic, humanist and constructivist). In recentyears, probably due to the convergence of different lines of thought, the doors of cognitive-behavioural psychology have beenopened to metaphors. In this article, we analyse how this has come about, how metaphors are employed within cognitive-be-havioural therapies and what advantages this offers.KKeeyy wwoorrddss:: Metaphor, methaphoric thinking, cognitive-behavioural pyschology.

    Correspondencia: Jenny Moix Queralt. Universidad Autnomade Barcelona. Facultad de Psicologa. Grupo de Investigacin enEstrs y Salud. rea de Psicologa Bsica. 08193 Bellaterra. Es-paa. E-mail: [email protected]

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    tos mensajes empez a crerselos y a angustiar-se, a sufrir terriblemente Parecan tan ciertos!!!Entonces intent borrarlos de la pantalla, perono pudo. As que continu trabajando. De vezen cuando, volvan a aparecer pero como ellasaba que no poda eliminarlos, no intent hacernada y sigui trabajando. A pesar de los men-sajes que a veces aparecan y le hacan sufrir, lamujer disfrutaba y se senta bien consigo mismaporque su trabajo estaba quedando tal y comoella quera.A la otra mujer, le empez a suceder lo mismo.

    Empezaron a aparecerle los mismos mensajesque a su compaera: nunca solucionars tuproblemaeres una intil Entonces intenteliminarlos, pero no lo consegua. Sufra much-simo porque estaba totalmente convencida deque los mensajes eran ciertos. Y adems sufraporque no consegua eliminarlos. As que dejde trabajar para pensar qu mtodos poda em-plear para eliminar los mensajes. Estaba segurade que si no los borraba no podra continuartrabajando. As que empez a probar un mto-do tras otro, pero no consegua nada. Los men-sajes seguan all. Miraba a su compaera conrabia porque la vea trabajando e incluso pare-ca que estuviera disfrutando con su trabajo.Pens que su compaera poda trabajar porqueno reciba los mismos mensajes que ella. As quesigui en su empeo por eliminarlos. Su sufri-miento iba en aumento: cada vez tena msmensajes negativos, fracasaba en todos sus in-tentos por eliminarlos y encima no avanzaba ensu trabajo. Se qued encallada en esta situa-cin.

    En esta metfora, los mensajes representan los pensa-mientos automticos negativos y la conducta de la se-gunda mujer, una conducta de evitacin. Sin embargo,no nos vamos a detener aqu a exprimir el jugo tera-putico de esta metfora, que lo tiene. La hemos descri-to slo para que cumpla las funciones de ejemplificar elconcepto.

    DEFINICINDesde los tiempos de los filsofos griegos, se ha elucu-brado sobre las metforas intentando definirlas. Arist-teles defini la metfora como una serie de palabras

    en las que se da una comparacin entre dos o ms en-tidades que son literalmente diferentes (Lyddon, Clay ySparks, 2001). Y fue ms all afirmando que la capa-cidad de generar metforas nos descubra el poder dela mente sobre la posibilidad de las cosas (Sims,2003). Segn Siler (Cfr. Azzollini y Gonzlez, 1997), met-

    fora y analoga se pueden homologar bajo la catego-ra general de metaforacin, la cual define as:Metaforacin: 1) objeto, imagen, idea o proceso que

    se compara con alguna otra cosa. 2) Todas las formasde metfora, que incluyen la alusin, la alegora, laanaloga, el smbolo y los tropos o figuras del lenguaje,que pueden involucrar a todos los sentidos fsicos y psi-colgicos.Copi sugiere que la metfora es una inferencia anal-

    gica y, como tal, parte de la similaridad de dos o mscosas en uno o ms aspectos para concluir la similari-dad de esas cosas en algn otro aspecto (cfr. Azzolliniy Gonzlez, 1997).Aunque podramos establecer distinciones entre con-

    ceptos como metfora, parbola, alegora, etc., en estetrabajo el trmino metfora lo utilizaremos de una ma-nera amplia, genrica. Nos centraremos en la clave delconcepto; esto es, en el traslado de un significado(Mostern, 2003). En griego moderno, al vehculo quetransporta los viajeros del avin a la terminal del aero-puerto se le denomina la metfora. Este autobs pue-de constituir la metfora de cmo entendemos eltrmino metfora: un transporte del significado.

    LAS METFORAS DENTRO DE LAS CORRIENTES DEPENSAMIENTO PSICOLGICASLa metfora encaja a la perfeccin dentro del pensa-miento psicoanaltico. Freud afirmaba que el pensa-miento en imgenes se encontraba ms cerca delinconsciente que el pensamiento en palabras (Kopp yJay, 1998). De hecho, el psicoanlisis pone ms nfa-sis en la interpretacin del lenguaje metafrico (chistes,smbolos,..) que del lenguaje literal.Otra de las corrientes de pensamiento en las cules

    las metforas se sienten ms cmodas es el constructi-vismo. Segn esta postura, la realidad no es indepen-diente del observador (McNamee y Gergen, 1996;Ibaez, 2001). Esto es, cada persona posee su propiarealidad y, por tanto, no existen realidades ms realesque otras. La realidad se confunde con las gafas de

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    quien la mira. Por consiguiente, las metforas que ca-da uno de nosotros empleamos para definir el mundoson nuestra forma de filtrar la realidad o, dicho de otraforma, constituyen nuestra propia realidad. Los constructivistas no diferencian entre el lenguaje li-

    teral y las metforas porque, segn ellos, no percibi-mos la realidad objetivamente sino que la construimosy tanto lo que normalmente denominamos lenguaje li-teral como las metforas son una misma forma deconstruccin. Los estudios experimentales apoyan estaidea puesto que concluyen que el lenguaje metafricono requiere un procesamiento especial en compara-cin con el lenguaje literal. En una investigacin lleva-da a cabo por Gallego (1996) se comprob que losenunciados metafricos y los literales se comprendancon la misma facilidad y velocidad. En este sentido La-koff y Johnson (1980) han mostrado que nuestros sis-temas conceptuales estn constituidos para operarmetafricamente.Los humanistas tambin acogen cmodamente a las

    metforas. Probablemente se encuentran tan conforta-bles con el empleo de las metforas porque ellos se ba-san mucho ms en la literatura que cualquier otracorriente psicolgica. Debemos tener en cuenta, igual-mente, que los humanistas nunca han pretendido iden-tificarse con la ciencia, lo cul les ha facilitado el usode metforas tachadas de herramienta poco cientfica.El contar historias o metforas es un recurso amplia-mente utilizado en sus tcnicas teraputicas. Un claroexponente de ello lo encontramos en los libros del fa-moso Jorge Bucay (Bucay, 2002; Bucay, 2003). A diferencia de las corrientes anteriores, en general,

    la postura cognitivista ms tradicional ha obviado lasmetforas. Su idea clave se basa en que existe una for-ma objetiva o lgica de ver la realidad y cuandono se ve a travs de estas gafas se considera que lapersona la est distorsionando (de aqu se derivan losfamosos listados de pensamientos errneos o distorsio-nados). El terapeuta debe identificar cul es el sesgode las interpretaciones del cliente y a travs de anlisislgico-racionales cambiarlos. En otras palabras, este ti-po de terapias se basan en un positivismo lgico en elque se favorece la bsqueda emprica de la verdadque los pensamientos distorsionados oscurecen. Este ti-po de perspectiva favorece ms la utilizacin del len-guaje racional o literal que el metafrico enterapia.

    El lado ms bsico de la psicologa cognitivista clsicatampoco se ha caracterizado por la investigacin delpensamiento metafrico. Es curioso comprobar que lapsicologa cognitiva tan anclada en la metfora del or-denador, sea consciente de que la emplea como formade analizar el comportamiento humano y, sin embargo,no traslade el uso de las metforas como manera depercibir la realidad en nuestra vida diaria. Es como silos cognitivistas aceptaran el uso de las metforas comoforma de estudio cientfico pero no como una forma enque los humanos analizamos el mundo. Ni que decir tiene que el conductismo ms clsico ba-

    sado fundamentalmente en los principios del condicio-namiento pauloviano, skinneriano, encubierto yvicario, no ha dejado mucho hueco para el estudio yempleo teraputico de las metforas. Como irnica-mente apunta Sims (2002), aunque algunos conductis-tas han atacado abiertamente las metforas, no hantenido reparo alguno en utilizar metforas provenientesde la cartografa, ingeniera o informtica para la des-cripcin del funcionamiento humano.

    LAS METFORAS EN LA PSICOLOGA COGNITIVO-CONDUCTUALLa perspectiva cognitivo-conductual est viviendo unanueva etapa donde las metforas poco a poco estnencontrando su sitio.Tal como analiza Yela (1996), las diferentes posturas

    dentro de la psicologa se estn acercando. Un claroejemplo de ello, lo vemos en las ideas constructivistasvan ganando terreno dentro del campo cognitivo. Elpropio Albert Ellis (1993), mximo exponente de las te-rapias cognitivas, resalta la necesidad de incorporarprcticas y teoras de carcter ms constructivista y hu-manista. Este viento que cambia las posturas ms radi-cales trae consigo el empleo de las metforas (Kopp yJay, 1998; Lyddon, Clay y Sparks, 2001; Meichen-baum, 1993; Otto, 2000). Ahora, muchos terapeutasms que cambiar las distorsiones del pensamiento atravs de mtodos lgico-racionales, parten de la basede que no existe un modo racional de ver la realidadsino metforas ms tiles que otras en determinadoscasos y lo que intentan cambiar o trabajar son las me-tforas que emplea el cliente como gafas de su reali-dad. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en elartculo de Salkovskis (1999), donde emplean metfo-ras dentro del tratamiento cognitivo-conductual para

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    trastornos obsesivos-compulsivos como forma de ayu-dar al paciente a reevaluar sus pensamientos obsesi-vos. Una de el las consis te en asemejar es tospensamientos a chantajistas (por mucho que les desnunca tienen suficiente).Si hablamos de las corrientes ms conductuales, dife-

    rencindolas de las cognitivas, podemos comprobar co-mo stas tambin se han flexibilizado de tal forma quehan permitido abrir sus ventanas para dejar entrar elviento de las metforas. Un claro ejemplo es la terapiade aceptacin y compromiso (vase el excelente manualde Willson y Luciano, 2002). Esta terapia se encuentrabasada en el conductismo que se estructura sobre losprincipios del contextualismo funcional y la experimenta-cin en lenguaje (teora de los marcos relacionales). Enla misma, se ayuda al cliente a producir un distancia-miento del contexto que envuelve la situacin problem-tica en la que se encuentra. El objetivo es que el clienteabandone la lucha contra sus pensamientos y se centreen su conducta para alcanzar sus valores. De hecho, lametfora descrita al principio de este artculo que fue ex-trada de esta terapia ilustra muy bien esta idea. Noahondar en la descripcin de esta terapia, lo nico quequiero resaltar aqu es que una de sus herramientas b-sicas es las metforas.Como es bien sabido, las metforas y los cuentos han

    constituido siempre un importante instrumento dentrode la psicologa infantil dentro de diferentes perspecti-vas psicolgicas, por tanto tambin podemos conside-rar esta psicologa como una puerta de entrada de lasmetforas (Gardner Cfr. Capafons, Alarcn, Hem-mings, 1999).No puede dejarse de nombrar la hipnosis en este

    punto porque sera un imperdonable olvido. Una vezque la hipnosis se logr introducir en la arena cogniti-vo-conductual (no sin muchos obstculos por culpa delmisterioso halo que siempre la ha envuelto), ha consti-tuido una nueva puerta por la cual han entrado las me-tforas. Pensemos que la mayora de las sugestionesque se emplean en hipnosis son totalmente metafricas(Capafons, 2001; Hilgard y Hilgard, 1990; Kingsbury,1994). Erickson es sin duda el ejemplo ms representa-tivo del uso del lenguaje metafrico en hipnosis (Erick-son y Rossi, 1979; Zeig y Rennick, 1991). Ericksonutilizaba metforas como analogas de la problemticadel paciente. Fue travs de l que las metforas pasa-ron a constituir un eje principal de la Programacin

    Neurolingustica (OConnor y Seymour, 1992). Las me-tforas se han convertido, pues, en una herramientaque se puede emplear con el cliente cuando se encuen-tra en distintos estados: hipnotizado, relajado (muchasde las visualizaciones que se emplean son puras met-foras) o simplemente cuando su estado es el normal devigilia.

    LAS METFORAS EN TERAPIALas metforas que se emplean en terapia se podranclasificar en dos grandes grupos: A) las que expone elterapeuta y B) las que identificamos en el relato delcliente.A) Las que emplea el terapeuta, pueden ser originales

    del terapeuta o bien extradas de otras fuentes(Burns, 2003). De hecho la vida misma es una ina-gotable fuente de metforas. Los terapeutas expe-rimentados ya van con una carpeta repleta detiles metforas bajo el brazo, y con su creativi-dad tambin a cuestas para inventarse las queconvenga durante el transcurso de la terapia. Unejemplo de metfora prefabricada a la que pode-mos recurrir en el caso de tratar a un cliente de-presivo es la siguiente (Otto, 2000):

    Imagnate una grgola en tu hombro, comolas grgolas son de piedra, esta grgola dedepresin te hunde y te dificulta moverte pa-ra realizar cualquier tipo de actividad. Ade-ms te est constantemente susurrando alodo. Los mensajes son negativos, humillan-tes, te culpabilizan por todo. Si te encuentrasmal, la grgola te afirma rotundamente queas te sentirs siempre. Y lo peor es que t tecrees todo lo que te susurra. En las prximassemanas, debers aprender a identificar cu-les son estos mensajes y ser consciente quevienen de la grgola

    B) Para trabajar con las metforas que se encuentranen el relato del cliente, Sims (2003) nos proponeuna serie de pasos a seguir:1.- Escuchar la metfora. En muchos casos, los

    psicoterapeutas escuchan directamente el signi-ficado de las palabras del cliente, pero no laspalabras mismas que es donde se encuentra lametfora. As que el primer paso debe consistiren entrenarnos para escuchar esas palabrasque conforman la metfora.

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    2.- Validar la metfora. Este paso consiste enmarcar la metfora ante el cliente como algointeresante a investigar.

    3.- Expandir la metfora. En este momento se de-be invitar al cliente a dar las asociaciones quele produzcan la metfora (las emociones eimgenes que le suscita).

    4.- Jugar con las posibilidades. Aqu ya se pre-gunta sobre lo que debe significar la metfora.Cuantos ms significados emergen ms cami-nos de actuacin aparecen. Tanto para expan-dir como para jugar con las posibilidades dela metfora hemos de luchar contra el hbitoendmico de darles una interpretacin, nuestrainterpretacin.

    5.- Marcar y seleccionar. Una vez vistas diferentesposibilidades, se trata de escoger la que msse adapte al objetivo del tratamiento.

    6.- Conectar con el futuro. Hablar del futuro delcliente a travs de la metfora.

    Estos 6 pasos se basan en una premisa muy biendescrita por Watzlawick:

    El mensaje no slo comunica informacin, sinoque comunica algo sobre la misma comunica-cin. Tiene, por tanto, importancia metacomuni-cativa y crea una realidad de segundo ordensobre la que podemos intentar llevar a cabo unaulterior comunicacin Pg. 198 (Watzlawick,2001).

    Puede parecernos que encontrar metforas en el dis-curso del paciente no es fcil. Sin embargo, los relatossuelen estar llenos de metforas. Mallinson, Kielhofnery Mattingly (1996) analizando las narraciones de 20clientes psiquitricos, concluyeron que era un procesohabitual que los pacientes incluyeran metforas en sushistorias para darles sentido.

    POR QU SON TILES LAS METFORAS?Vivimos en una cultura que desde la cuna nos enseana pensar de forma lgica-racional, en la familia, en laescuela, en el trabajo. De hecho, no eres lgico se haconvertido en un insulto. Por ello, cuando tenemos unproblema intentamos abordarlo de la forma ms ra-cional posible. Aunque emociones y procesos incons-cientes afecten nuestras decisiones (lanse el excelenteartculo de Simn, 1997), nosotros intentamos o nos

    creemos que lo afrontamos todo racionalmente. Cuan-do alguien llega a la consulta del terapeuta, no slo elcliente sino todos los que le rodean, le han bombarde-ado de consejos lgico-racionales que est claro queno le han sido tiles porque si no no hubiera acudidoal psiclogo. Si en consulta seguimos con las mismasestrategias lgico-racionales que ya ha empleado elcliente hasta entonces podremos llegar muy lejos?Las metforas pueden constituir un buen inicio de las

    terapias. En cualquier forma de terapia, el primer pasosuele constituir en explicarle al paciente en qu va con-sistir la terapia. Las tcnicas psicolgicas suelen ser al-go nuevo para el paciente, as que una forma de quelas entiendan es compararlas con algo que ya cono-cen. Esto es establecer una metfora. Un buen ejemplode este uso lo podemos encontrar en el artculo de Ca-pafons, Alarcn y Hemmings (1999), donde empleanuna metfora para explicar el uso de la hipnosis (tcni-ca que lleva incorporada muchos prejuicios) con muybuenos resultados.El uso de las metforas es otra forma de contemplar el

    problema, una nueva forma de hacerlo para el cliente(Berlin, Olson, Cano y Engel, 1991; Lyddon, Clay ySparks, 2001; Otto, 2000). Y est claro que si las vie-jas estrategias no le servan, bienvenidas deben ser lasnuevas. Con las metforas de repente se fomenta laimaginacin y la creatividad. Como muy bien apuntanAzzollini y Gonzlez (1997), durante el proceso de so-lucin de problemas, una comprensin analgico-me-tafrica puede, constituir una solucin, iniciar elcamino hacia la misma o cambiar substancialmente elenfoque del problema. En definitiva, las metforas pue-den constituir trampolines heursticos. Si necesitamos de la imaginacin y la creatividad del

    cliente, su papel de repente se convierte en ms activo.La movilizacin del cliente es siempre el primer y a ve-ces el nico objetivo de la mayora de las terapias. Laparticipacin activa la fomenta. Las metforas presentan otras ventajas. Una de ellas

    es que resultan fciles de recordar. Las literatura sobrememoria de la informacin verbal concluye que el ma-terial se recuerda mejor si est organizado y es intere-sante, si provoca emociones no demasiado intensas yutiliza anclajes sensoriales (Otto, 2000). Como vemos,todas estas caractersticas las encontramos en las me-tforas. Las metforas suelen gustar, slo hemos de fi-jarnos en la mayora de adjuntos que se mandan en

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    los correos electrnicos con todo tipo de metforas.Que gustan no cabe duda y que son fciles de recor-dar tampoco. Los publicistas saben muy bien las ven-tajas que presentan las metforas para serrecordadas, fijmonos en la cantidad de anuncios quelas emplean.Otra de las ventajas que presentan las metforas es

    que no provocan resistencias (Lyddon, Clay y Sparks,2001; Otto, 2000). Si el terapeuta sugiere al clientecul es la forma correcta en la que debera comportar-se, probablemente aparecern algunas resistencias, sinembargo si le cuenta una fbula al respecto, es proba-ble que no se cree resistencia.La eficacia de las metforas tambin radica en que

    permite al cliente externalizar el problema y analizarlocon ms distancia (Otto, 2000).Asimismo, las metforas permiten el contacto con y la

    expresin de emociones (Lyddon, Clay, Sparks, 2001).Es como si permitieran la expansin de la concienciaemocional al no ceirnos exclusivamente a la experien-cia literal. Permtanme que les cuente una experienciaque ilustra esta idea. La misma se enmarca dentro deuna terapia que llev a cabo a una cliente dentro deuna investigacin sobre dolor crnico. Se trataba deuna mujer que sufra un dolor desde hacia varios aospero que no presentaba ni ansiedad ni depresin pato-lgicas. El primer da de terapia, me haba limitado aformularle algunas preguntas sobre su vida y la clienteme respondi claramente, sin mucha emocionabilidad,puesto que describa su vida de forma positiva, inclusoel dolor fsico lo tena bien integrado. El segundo dade terapia, practicamos la relajacin y mientras ella es-taba relajada le expliqu la metfora del jardn (Will-son y Luciano, 2002). Resumiendo mucho, en esametfora se equipara la vida con un jardn, y las plan-tas con los temas importantes de tu vida (la familia, losamigos, el trabajo,). Cuando acab de describirle lametfora, le pregunte: Cmo ves tu jardn? Y aqu lacliente se puso a llorar dicindome que vea algunoscactus y me explic que uno de ellos era su cuado(muchsimos aos atrs la haba violentado metindoseen su cama). Dudo mucho, aunque esto es una percep-cin muy subjetiva y personal (de hecho, como todas)que la cliente me hubiera hablado de esta circunstan-cia si no le hubiera explicado la metfora. De hecho, alo largo de las sesiones pude comprobar como su ladoemocional apareca ms fcilmente cuando empleba-

    mos metforas que cuando hablbamos de su vida deforma ms literal. Mi percepcin con sta y otras per-sonas es que cuando hablas metafricamente, las emo-ciones surgen con ms facilidad.

    ALGUNAS REFLEXIONESHasta aqu hemos hablado de las ventajas de las met-foras, pero no puedo terminar sin comentar tambin al-gunos de sus inconvenientes. La cita siguiente puedeconstituir un buen aforismo al respecto:

    Las metforas crean visin, pero tambin distorsionan.Tienen su potencial,pero tambin sus limitaciones.Al crear formas de ver, crean tambin formas deno ver.

    Morgan (cfr. Young, 2002)

    Sobre las limitaciones de las metforas nos habla muyclaramente Reisfield (2004). En su artculo nos describelo ampliamente que se emplean en el mundo oncolgico.Para la descripcin del cncer es bastante frecuente eluso de metforas normalmente metforas blicas aunquetambin de otros tipos. Las metforas segn Reisfieldayudan a explicar la enfermedad pero en muchas oca-siones puede dar lugar a malos entendidos e inclusopueden provocar emociones negativas si el paciente nose encuentra a gusto con la metfora que se emplea.Asumiendo las limitaciones que pueden comportar las

    metforas, hemos visto las innumerables ventajas quepresenta su uso. Con este artculo hemos pretendido su-brayar cules son estas ventajas porque consideramosque las metforas se pueden convertir en importantesherramientas para los psiclogos cognitivo-conductua-les. Herramientas que pueden complementar las que yatenemos. Por este motivo creemos que se deberan en-sear en nuestras aulas las metforas como instrumen-tos teraputicos y promover su uso aplicado.Adems de impulsar la enseanza y la aplicacin de

    las metforas, consideramos que se debera promoverla investigacin sobre las mismas. Existen innumerablespreguntas interesantes que responder:- En qu nos basamos para diferenciar el lenguaje li-

    teral del metafrico?- Son las metforas recursos lingsticos especiales, o

    por el contrario, todo lenguaje es esencialmente me-tafrico?

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    - Hasta qu punto las metforas que impregnannuestra vida afectan a nuestras estrategias de afron-tamiento?

    En definitiva debemos abrir nuestras mentes para quepuedan entrar las metforas.

    Las mentes son como los paracadas. Solo fun-cionan si estn abiertas.

    Robert Dewar

    AGRADECIMIENTOQuiero agradecer al Profesor Tomas Blasco del rea dePsicologa Bsica (UAB) su atenta revisin del manuscrito.

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