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Método en la catequesis: actualización para una nueva evangelización Autor: Eduardo Mercado Guzmán, http://www.vidapastoral.com/index.php? option=com_k2&view=item&id=388 Importancia del método en la catequesis La pedagogía de la catequesis se realiza siempre a través de unos medios prácticos que aseguran el camino de la fe. Esos medios son los métodos, que encarnan el espíritu de la pedagogía en las circunstancias concretas de las personas Los métodos son la única forma de llevar a cabo una pedagogía, por eso son siempre necesarios en la catequesis. Son las formas concretas que nos trazan el camino apropiado para acompañar al creyente hacia la plena madurez de su fe 1 . Hay métodos que pueden ser liberadores o esclavizantes, participativos o impuestos, encarnados en la vida o alejados de ella, fieles a la Buena Nueva o contrarios a ella. Todo depende de la forma como entendamos a la persona que queremos educar, de la idea que tengamos de la educación y de la manera como veamos el papel del mismo educador 2 . El Directorio General para la Catequesis (DGC), al hablar de metodología, afirma que la Iglesia no tiene de por sí un método propio ni único y que, a la luz de la Revelación divina, ha de discernir en cada época –y en cada contexto– qué método seguir para la educación en la fe de los cristianos 3 . La catequesis es una actividad que aprovecha el conocimiento científico interdisciplinario. En realidad, el método y la metodología en catequesis son un aporte de las ciencias humanas, especialmente las que están en relación con las llamadas ciencias de la educación, de manera particular la Pedagogía La variedad de métodos utilizados en la catequesis, como bien afirmó Juan Pablo II en Catechesi Tradendae, se debe a “la diversidad de edades y al desarrollo intelectual de los cristianos, a su grado de madurez eclesial y espiritual y a muchas otras circunstancias personales y culturales” 4 . En sí, el método está determinado, en gran medida, por los interlocutores o destinatarios de la catequesis. De ahí que no podamos hablar de un solo método, porque las necesidades de los “catequizandos” son tan variadas como lo son los caminos que se pueden seguir para su formación en la fe. Una cuestión determinante es la de recordar que la metodología no atenta contra la acción del Espíritu Santo, como algunos lo han pensado; ni tampoco violenta o manipula el contenido que transmite la catequesis. Por el contrario, y recurriendo nuevamente a las palabras de Juan Pablo II, la metodología nos ayuda a ser fieles al mensaje salvífico y también al hombre como interlocutor de ese mensaje. Dadas estas aproximaciones, y sin olvidar aquellas que establece el Directorio General de Catequesis, es necesario recordar la etimología de la palabra

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Método en la catequesis: actualización para una nueva evangelizaciónAutor: Eduardo Mercado Guzmán, http://www.vidapastoral.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=388

Importancia del método en la catequesisLa pedagogía de la catequesis se realiza siempre a través de unos medios prácticos que aseguran el camino de la fe. Esos medios son los métodos, que encarnan el espíritu de la pedagogía en las circunstancias concretas de las personasLos métodos son la única forma de llevar a cabo una pedagogía, por eso son siempre necesarios en la catequesis. Son las formas concretas que nos trazan el camino apropiado para acompañar al creyente hacia la plena madurez de su fe1.Hay métodos que pueden ser liberadores o esclavizantes, participativos o impuestos, encarnados en la vida o alejados de ella, fieles a la Buena Nueva o contrarios a ella. Todo depende de la forma como entendamos a la persona que queremos educar, de la idea que tengamos de la educación y de la manera como veamos el papel del mismo educador2.El Directorio General para la Catequesis (DGC), al hablar de metodología, afirma que la Iglesia no tiene de por sí un método propio ni único y que, a la luz de la Revelación divina, ha de discernir en cada época –y en cada contexto– qué método seguir para la educación en la fe de los cristianos3.La catequesis es una actividad que aprovecha el conocimiento científico interdisciplinario. En realidad, el método y la metodología en catequesis son un aporte de las ciencias humanas, especialmente las que están en relación con las llamadas ciencias de la educación, de manera particular la PedagogíaLa variedad de métodos utilizados en la catequesis, como bien afirmó Juan Pablo II en Catechesi Tradendae, se debe a “la diversidad de edades y al desarrollo intelectual de los cristianos, a su grado de madurez eclesial y espiritual y a muchas otras circunstancias personales y culturales”4. En sí, el método está determinado, en gran medida, por los interlocutores o destinatarios de la catequesis. De ahí que no podamos hablar de un solo método, porque las necesidades de los “catequizandos” son tan variadas como lo son los caminos que se pueden seguir para su formación en la fe.Una cuestión determinante es la de recordar que la metodología no atenta contra la acción del Espíritu Santo, como algunos lo han pensado; ni tampoco violenta o manipula el contenido que transmite la catequesis. Por el contrario, y recurriendo nuevamente a las palabras de Juan Pablo II, la metodología nos ayuda a ser fieles al mensaje salvífico y también al hombre como interlocutor de ese mensaje.Dadas estas aproximaciones, y sin olvidar aquellas que establece el Directorio General de Catequesis, es necesario recordar la etimología de la palabra “metodología”, para así tener una idea sólida del tema que abordamos en este artículo. Así pues, en el marco de los estudios filológicos, se considera que la palabra “método” proviene del vocablo griego odós, que significa camino, y delogos, que significa tratado. En ese sentido, y bajo un acercamiento minucioso al concepto del que nos referimos, la metodología es una herramienta que nos ayuda a encontrar los mejores caminos para lograr el fin de la catequesis5; es el itinerario apropiado para acompañar a los catequizandos a la plena madurez de la fe6.Dos grandes métodos en catequesisHay una diversidad de métodos utilizados y conocidos en los distintos campos educativos. Sobre todo en catequesis son ampliamente identificados el método deductivo e inductivo, que han sido el mayor resultado de la práctica de la catequesis en la historia de la Iglesia. Es decir, son los dos métodos más sobresalientes y

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más completos a utilizar en la catequización de los fieles. Su estructura es tan fundamental que muchos otros métodos pueden encasillarse en cualquiera de estos dos fundantes.Los métodos deductivo e inductivo no deben concebirse como contrarios. Entre tanto deben interpretarse en perspectiva de complementariedad, porque ninguno se excluye sino que se complementan.Por decirlo de una manera sencilla, el método deductivo es “kerigmático” (o descendente), porque parte del anuncio del Mensaje divino, lo medita y lo aplica a la vida concreta de las personas; mientras que el método inductivo es llamado “existencial” (o ascendente), porque arranca de los problemas y situaciones humanas y los ilumina con la luz de la Palabra de Dios.En algunos ambientes eclesiales, tal vez por ignorancia, se ha desprestigiado el método deductivo, equiparándolo prácticamente a un método conservador y dictatorial, donde no se respeta el libre albedrío del hombre o se imponen verdades dogmáticas que han de ser creídas sin cuestionamiento alguno. Al respecto, es sabio decir que cualquier método tiene deficiencias, pero no es sabio equiparar el método deductivo con una “pedagogía bancaria”7, ya que en éste los educandos no son considerados, por ningún motivo, sujetos receptores pasivos de la catequesis.Lo que sí parece importante considerar es que cualquiera de estos métodos contiene aspectos o elementos irrenunciables, tales como: la experiencia humana, la memorización, el rol mediador del catequista, la actividad y creatividad de los interlocutores, el papel de la comunidad y las potencialidades de los medios de comunicación social8.Método deductivoEl método deductivo se basa, primero, en la meditación y comprensión del Mensaje evangélico (expresado en “documentos de la fe”, tales como la Sagrada Escritura, fórmulas litúrgicas, Símbolos de la fe, etc.) para luego pasar al compromiso con la comunidad de fe. Es un método en el que los datos de la fe se adquieren en línea descendente, es decir, se parte de la meditación de la Verdad revelada con la intención de iluminar luego la vida de los cristianos, peregrinos en este mundo, para actuar conforme al Espíritu de Cristo.El itinerario de este método ha quedado reconocido, por lo menos en México desde 1997, como Kerigma, Iniciación Cristiana, Integración a la Comunidad o Misión.La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Aparecida, Brasil, fortaleció este camino de evangelización, estableciendo cuatro etapas que ayudan a los cristianos a vivir la fe de una manera más existencialista. Tales etapas tienen la intensión de llevar al hombre a un encuentro personal con Cristo. Por mencionar las etapas que se siguen, destacamos: a) la Conversión, b) el Discipulado, c) la Comunión y d) la Misión9.Se trata también de una propuesta de catequesis en nuestro país, sobre todo para adultos, que en su origen se le llamó “Proyecto Nacional de Catequesis” y que en tiempos recientes se le conoce con el nombre de “Proceso Nacional para la Iniciación Cristiana de Adultos”. Es un método que ha favorecido a comprender la catequesis como un itinerario que conduce a los bautizados hacia la maduración de la fe; como un método que provoca en el creyente su conversión de discípulo a misionero de Jesucristo.El hecho de catalogar este método catecumenal como deductivo se debe a la metodología que asume para alcanzar sus objetivos: cada una de las etapas del método tienen como punto de partida la meditación de la Palabra de Dios, para luego confrontarla con la realidad de cada uno de los cristianos en particular. No por nada tal metodología también es conocida como “contemplativa”.

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En concreto, los pasos que se asumen en su metodología son los siguientes: a) Objetivo, que indica lo que se pretende alcanzar en cada sesión catequética, de acuerdo a una previa programación de temas; b) Textos, que contienen la Palabra, la Doctrina y el Magisterio eclesial; c) Contemplación, que corresponde al momento en que se medita la Palabra revelada en relación a cada persona o a la comunidad; d) Confrontación, que es el momento de diálogo entre Dios y el hombre, el cotejo entre el designio divino con la realidad de la persona; e) Expresión de fe, momento para exteriorizar ante la comunidad la fe, asumiéndola mediante compromisos concretos;f) Textos complementarios, que se constituyen como recursos para la comprensión y profundización futuras de la Doctrina cristiana reflexionad10.Método inductivoEl método inductivo, que se ha puesto en práctica sobre todo en América Latina, se le identifica con el trinomio de: ver-juzgar-actuar. Y se encuentra inspirado en la Gaudium et Spes (de Vaticano II) o en la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual.La Teología de la Liberación ha hecho suyo este método, y gracias a él ha alcanzado su mejor desarrollo y aplicación. Algunos críticos han tachado como “peligroso” e inapropiado dicho método, debido precisamente a las injerencias sociales, políticas y económicas que alcanzó esta teología en su momento de apogeo.Es innegable el aporte que este método ha dado a la renovación del quehacer pastoral en muchas Iglesias de nuestro país, ya que, al ser un método que está en contacto con la realidad, se vuelve accesible a las personas y les ayuda a entender, desde sus propias situaciones, el sentido de la vida cristiana.El método ver-juzgar-actuar es inductivo porque “parte de la vida y de la situación de los educandos y culmina con el descubrimiento de aquello que puede ser significativo para la transformación de la vida del individuo y de la sociedad”11.En algunos momentos se ha considerado este método como incompleto. Varios autores, queriendo “completar” las carencias que le han sido señaladas, le han adjudicado dos elementos (o etapas) más: a) el Celebrar y b) el Evaluar. A mi parecer, estos intentos son innecesarios y poco propositivo, pues hemos de considerar que el trinomio clásico (ver-juzgar-actuar) engloba otras acciones que, cuando no son especificadas, pueden causar sospecha de incomplementariedad.El método, en sí, se caracteriza por una grande eficacia y sencillez. Debido a eso la Conferencia de Aparecida lo retoma y lo impulsa con grande fuerza12.A manera de conclusiónHasta aquí he expuesto, de una manera sucinta, la importancia del método en la catequesis, así como los dos principales itinerarios que adopta la Iglesia en la enseñanza de sus fieles.La formación en la fe de todos los bautizados, mediante los métodos aquí señalados, garantizará personas comprometidas en su ser cristiano. Pero la buena catequesis, el saber hacer, dependerá en gran medida de la formación pedagógica, metodológica y didáctica de los catequistas.No olvidemos que cualquier método es un medio, y nunca será un fin en sí mismo. Y como medio debe estar al servicio del Espíritu Santo, verdadero protagonista de la misión de la Iglesia.Por último, me permito recordar un acontecimiento significativo para lo que venimos hablando: el Papa Benedicto XVI, en el año 2013, un poco antes de su renuncia, confió al Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización –que antes dependía de la Comisión del Clero– la responsabilidad de la Catequesis, seguramente para recordarnos que una de las acciones prioritarias para llevar a efecto la “nueva evangelización” es mediante la acción catequética.

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Asimismo, como suele verse en los medios de comunicación y en la actividad eclesial de nuestros días, el Papa Francisco ha expuesto sobremanera, particularmente en su encíclica Evangelii Gaudium, que nos encontramos en una nueva etapa de evangelización, en la que la palabra “misión” cobra una grande importancia. Sobre todo porque el testimonio cristiano requiere “un nuevo ardor, nuevas expresiones y lenguajes, y nuevos métodos” para que el Evangelio se siga transmitiendo con eficacia a las recientes generaciones. Se trata de signos que nos hacen pensar en la urgente y necesaria renovación de la catequesis en nuestras comunidades.Acerca del autorEduardo Mercado Guzmán es sacerdote y Rector del Templo del Sagrado Corazón de Jesús, en la ciudad de México. Realizó estudios de Licenciatura en Teología en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma (1994-1997), con especialización en Pastoral Juvenil y Catequesis. De 1997 a 2000 fue director del Instituto Sedes Sapientiae de la Arquidiócesis de México. Y en 2000 fue nombrado director de la Comisión Arquidiocesana de Catequesis, cargo que hasta la fecha sigue desempeñando.Actualmente es profesor en la Universidad Católica Lumen Gentium (México) y en la Universidad Pontificia de México (UPM). Además, es miembro de la Sociedad de Catequetas de Latinoamérica (SCALA).Bibliografía

1 Con frecuencia, en nuestros ambientes eclesiales, y en concreto en la catequesis, se da una confusión entre pedagogía,

metodología y didáctica. En el presente artículo nos hemos limitado a comprender sólo el concepto de método (y

metodología) en la catequesis. Los otros conceptos (pedagogía y didáctica) tendrán que ser tratados aparte, porque, al final,

hay una correlación de estos aspectos que hoy están al servicio de la catequesis y deben ser un medio para su renovación

2 Cfr. Comisión Episcopal de Evangelización y Catequesis, Guía Pastoral para la Catequesis en México. Un rostro nuevo para

la catequesis, México 1992.

3 Cfr. DGC, no. 148.

4 Juan Pablo II, Catechesi Tradendae (CT), Exhortación Apostólica sobre la Catequesis en nuestro tiempo, Roma 1979, no. 51

5  Si quisiéramos  identificar la diferencia entre metodología y pedagogía, hemos de subrayar que la primera se enfoca en el

recorrido de un itinerario, mientras que la pedagogía se basa en la inspiración y la fuente, en este caso Dios mismo; la

metodología nos ayuda a proponer el camino y la pedagogía, que es didáctica, nos ofrece los recursos que utilizaremos para

alcanzar el objetivo, que en este caso es el encuentro personal con Cristo y su mensaje.

6 E. Pérez Landaburu, “Metodología catequética”, en: Nuevo Diccionario de Catequética, Vol. II, San Pablo, Madrid 1999, p.

1459.

7 El concepto de “pedagogía bancaria” es uno de los aportes de Paulo Freire (1921-1997), uno de los mayores y más

significativos pedagogos del siglo XX. Sus ideas han influenciado a los procesos democráticos en todo el mundo; han sido

importantes, sobre todo, sus ideas liberadoras en América Latina desde las perspectivas de la Teología de la Liberación.

Popularmente se le reconoce como el “pedagogo de los oprimidos” y en su trabajo transmitió la “pedagogía de la esperanza”.

En catequesis, es de grande ayuda estudiar los aportes de este grande estudioso latinoamericano.

8 Cfr. DGC, nn. 152-162.

9 Cfr. Documento de Aparecida, no. 278

10 Cfr. DINPAC, Queremos ver a Jesús. Etapa kerigmática, México 2001, pp. 27-30.

11 E. Pérez Landaburu, “Metodología catequética”, en: Nuevo Diccionario de Catequética, p. 1457.

12 Cfr. Documento de Aparecida, no. 19.

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