mi familiabreve hiSTORIA DE UN HOGAR QUE SE MUEVE

La historia de mi familia comienza justo

sobre una panadería. Vivíamos 3 de

nosotros en un departamento ubicado

arriba de un almacén de pan. Mi papá,

mi mamá y yo, Francisca, recién nacida.

No tengo recuerdos de este lugar, lo vi

un par de veces ya de grande pero todo

lo que pueda relatar o dibujar de aquí

nace desde mi imaginación y los relatos

ajenos, El imaginar el olor del pan recién

horneado o del los berlines fresquitos

en la mañana entrando por nuestra

ventana y escuchar a la gente que se

aglomeraba justo debajo nuestro para

comprar el pan recién salido.

Lo que sí sé es que era un hogar

pequeñito, preciso para 3 personas. Y

nace el cuarto integrante de la familia,

el inquieto Marco. Y el hogar sufre su

primera traslación.

Llegamos a una casa semi compartida de esas con un muro divisorio y un patio

fragnemtado solo por una reja cubierta de plantas. Aquí comienzan mis primeros

recuerdos. Las manguereadas de verano, la piscina plástica con dibujos de animales,

las salidas a patinar y nuestras infinitas casas clubes, donde después de una dura y

creativa jornada de construcción pasábamos la noche en ella.

A mi familia siempre le ha gustado

construir casas clubes habitables o mas

profesionalmente hablando, construir

campamentos. Llevar nuestro hogar

desarmable a algún lago, bosque

o a alguna playa. Armamos carpas,

comedores, duchas, baños y así,

trasladamos nuestro hogar y hacemos

nuestro ese lugar por unos cuantos días.

De vuelta en la ciudad nace el 5º

integrante de la familia, el cómico Diego,

y así, la casa de mis primeros recuerdos

cambia nuevamente y nos trasladamos

a Peñalolén, un lugar desconocido

y lejano para nosotros, a una casa

enteramente nuestra en un condominio

con varias casas más.

Nace una nueva etapa, de muchos amigos nuevos y días enteros

de juegos y juntas en la plaza. Al estar lejos de nuestro mundo

escolar, nuestro condominio se transforma en nuestro nuevo

hogar y pequeño mundito conformado en torno a la plaza

de abajo como la plaza mayor. Guerras de bombitas, ferias

libres, primeras trasnochadas y rebeldías. Íbamos creciendo

y las actividades e intereses cambiaban, pero lo que siempre

se mantuvo fue el amor por las acampadas en el bosque.

El tiempo corría y comenzamos a soñar con encontrar

algún día un lugar para ubicar definitivamente nuestro

hogar móvil. Pasaron años antes de encontrar el

lugar y el momento. Mi papá siempre nos decía en 2

años más, pasaban esos 2 años y la frase se repetía.

Hasta que un día con nuestra ansiedad aquietada y casi sin previo aviso, encontramos

Catapilco y aquí nos quedamos, con nuestra nueva casita de madera en el bosque.

Hoy, la familia está consolidada con una nueva y peluda integrante, Milka. En este gran

lugar que huele a eucaliptos y se construye poco a poco, vamos formando nuevos

recuerdos. Cambiamos casas clubes por hamacas en los árboles y las patinadas por

paseos a la playa con la Milka.

Este es nuestro hogar fijo hoy en día, pero quién sabe que ocurrirá el día de mañana si

la idea de construir otros nuevos lugares inexplorados siempre estará ahí.