Microfinanzas, Reformas y Desarrollo Rural, Los Aportes de José Badivia

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  • MICROFINANZAS, REFORMAS Y DESARROLLO RURAL

    Los aportes de Jos Chingo Baldivia

    Fundacin Milenio

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    MICROFINANZAS, REFORMAS Y DESARROLLO RURAL

    Los aportes de Jos Chingo Baldivia___________________________________________________________

    Primera edicin, diciembre de 2013

    Autores: Jos Baldivia Alejandra Baldivia Henry Oporto Juan Carlos Salazar

    Diseo de tapa: Carlos Laserna

    Diseo del libro: Alex Chipana

    Tiraje: 500 ejemplares

    Fundacin Milenio Av. 16 de Julio N 1800, Edif. Cosmos, piso 7, of. 2 +591 2 2314563, +591 2 2312788, +591 2 2392341 [email protected] www.fundacion-milenio.org www.facebook.com/fundacion.milenio twitter.com/fmilenio

    Fundacin Konrad Adenauer (KAS) Av. Walter Guevara No. 8037 Calacoto, La Paz, Bolivia www.kas.de/bolivien/es/ www.twitter.com/KAS_Bolivia +591 2 2786910 , +591 2 2786478 , +591 2 27840

    Impresin: LDX Arte e Imagen [email protected] [email protected] Prolongacin Obispo Crdenas Ed. Rebeca No. 1584 Tel. 2204430 / 31 La Paz

    Agradecemos el apoyo de la Fundacin Konrad Adenauer (KAS)

  • Contenido

    Introduccin 1 Alejandra Baldivia

    Qu felices somos! 5 Juan Carlos Salazar

    El legado de CHINGO Baldivia 9 Henry Oporto

    I. MICROFINANZAS Jos Baldivia

    El mundo de las microfinanzas 19

    Las microfinanzas y sus dimensiones 49

    Microfinanzas: Un Modelo de Inclusin de los Pobres? 87

    II. AGROPECUARIA Jos Baldivia

    La propuesta agraria del plan nacional de desarrollo:

    Mucho ruido pocas nueces 111

    El sector agropecuario y la seguridad alimentaria 117

    III. GLOBALES Jos Baldivia

    La capitalizacin. Apuntes para una evaluacin 153

    El social comunitarismo indigenista: Mito sin realidad* 221

  • PRESENTACIN

    El Lic. Jos Baldivia Urdininea, ms conocido como Chingo, estuvo ligado a la Fun-dacin Milenio desde aproximadamente 1998, cuando el Director Ejecutivo de Milenio fue el Dr. Horst Grebe, amigo personal de Chingo. Posteriormente, desde el 2006 form parte del Comit Acadmico, desde donde aport con sus conocimientos y experiencia.

    Chingo, como consultor realiz varios trabajos para la Milenio, no solamente los que presentamos en este libro, sino tambin muchos otros publicados en el Boletn Nacional de Coyuntura. Uno de sus aportes, posiblemente el primero, fue el artculo: Condicionan-tes estructurales para el crecimiento econmico en Bolivia, que forma parte del libro: Re-flexiones sobre el crecimiento econmico, publicado en 1998, junto a otras investigaciones de Rolando Jordn, Alejandro Mercado y de mi persona. Luego que Horst se alejara de Milenio, Chingo continu vinculado a nuestra institucin.

    Chingo no solamente fue un consultor, ms bien fue convirtindose en un amigo sincero al que en muchas oportunidades, le ped consejo especialmente en momentos difciles para Milenio. Su visin y compromiso constituyeron una gua importante.

    Por estas razones, y por muchas otras, la Fundacin ha decidido impulsar un home-naje merecido a Chingo, reuniendo en este libro algunas de sus publicaciones, la mayo-ra dispersas, como testimonio de su contribucin intelectual a nuestro pas.

    Agradezco a la familia de Chingo, por haber autorizado esta publicacin, especial-mente a su hija Alejandra por el apoyo que brind. Tambin doy las gracias a Juan Carlos Salazar por autorizar la publicacin de su artculo sobre Chingo, como tambin a Henry Oporto, que no dud un instante cuando le ped que escribiera sobre algunas facetas de l.

    Finalmente expreso mi gratitud a la Fundacin Konrad Adenauer por el apoyo para que esta publicacin saliera a la luz.

    Mario Napolen Pacheco T. Director Ejecutivo Fundacin Milenio

  • 1INTRODUCCIN

    Alejandra Baldivia

    Este libro, que es un homenaje al economista y periodista Jos Baldivia Ur-dininea Chingo, est conformado por nueve documentos: los primeros dos son artculos sobre Chingo escritos por el periodista Juan Carlos Salazar y el soci-logo Henry Oporto. Los otros siete son trabajos elaborados por Chingo, sobre temas econmico-sociales que resultaban relevantes para la realidad del pas en el momento en el cual fueron desarrollados.

    El artculo Qu felices somos! (2013) escrito por Juan Carlos Salazar, ami-go y colega de Jos Baldivia, nos muestra una faceta ms bien personal de este. El documento cuenta de forma resumida la trayectoria periodstica, sindical y poltica de Chingo.

  • 2Alejandra Baldivia

    En El legado de Chingo (2013), Henry Oporto presenta una aproximacin al pensamiento econmico y poltico de Jos Baldivia, mediante la cual a partir de reflexiones propias, resultantes de la relacin de amistad y profesional que le permiti conocerlo, explica lo que concluye fueron las razones de fondo del cam-bio en el pensamiento de Chingo.

    Los documentos El Mundo de las microfinanzas y Las microfinanzas y sus dimensiones (2004), corresponden a un trabajo realizado por Chingo tras una dcada del nacimiento de las microfinanzas. Comienza con la descripcin de la misin a partir de la cual se dio origen a las instituciones microfinancieras y posteriormente realiza una amplia explicacin de las caractersticas y elemen-tos que componen este universo. El trabajo presenta a las microfinanzas como un producto de exportacin que aun en su etapa de consolidacin posicionaba a Bolivia, en comparacin con los dems pases de Latinoamrica, como el de mayor cobertura de crdito a microprestatarios, en su mayora pobres. Asimismo, destaca como elemento de xito de las microfinanzas, el haber logrado ampliar de manera sostenible y rentable la base de clientes del sistema financiero a partir de: la identificacin de una importante demanda insatisfecha, la flexibilidad que caracteriza a su prestatarios y les permite encarar mejor las crisis sistmicas, y la tecnologa financiera que hace prevalecer el anlisis de flujos de caja por sobre las garantas.

    El trabajo Las microfinanzas: un modelo de inclusin de pobres? (2011), describe cmo el sector microfinanciero, creado a partir de ONGs, ha logrado atender masivamente a sectores de la poblacin que debido a la pequea escala de sus actividades no podan acceder a servicios de financiamiento tradicional. Resalta el rol social de las micofinanzas a travs de la generacin de empleo en los sectores ms desprotegidos y por tanto en el alivio a la pobreza a travs de la generacin de mayores ingresos y la disponibilidad de recursos. Destaca como elemento de xito, la autosostenibildiad lograda por las entidades microfinancie-ras, que convertidas en instituciones solventes y confiables ya no dependen del financiamiento extranjero, factor que se constitua en la principal traba que tenan los pases en desarrollo.

    La propuesta agraria del Plan Nacional de Desarrollo (2006), constituye un breve anlisis crtico al Plan Nacional de Desarrollo (PND). El trabajo pone en evidencia el carcter agrario de la propuesta, la tendencia del mismo a dejar de lado los esquemas modernos de desarrollo para ms bien retomar aquellas del pasado y la orientacin de sus lineamientos centrada fundamentalmente en aten-der las necesidades de los pueblo indgenas, omitiendo a sectores claves como

  • 3Introduccin

    el agroindustrial y el de la agroexportacin. Tambin, a partir de un anlisis de sus polticas, cuestiona la carencia general de planteamientos tcnicos del PND.

    El trabajo sobre El sector agropecuario y la seguridad alimentaria (2011), empieza con una explicacin de las causas estructurales y coyunturales del alza de precios a nivel internacional, as como los factores causales del incremento de los precios internos y la incidencia de las polticas pblicas en este. Posteriormen-te, en base a informacin cuantitativa, el documento presenta la evolucin y situa-cin de la produccin agropecuaria de alimentos e identifica a Santa Cruz como departamento estratgico para la seguridad alimentaria. Destaca la importancia que tiene en la economa nacional la agroindustria y describe a los sectores de esta que hasta ese momento en el tiempo haban logrado mayores niveles de integracin con la produccin agrcola. El trabajo tambin resalta la importancia de las exportaciones como incentivo para los productores y por otro lado, explica cmo la coca, afecta a la seguridad alimentaria a partir de los desincentivos que su rentabilidad genera para otros productos. Finalmente, sugiere algunas accio-nes que de ser consideradas podran mejorar la seguridad alimentaria del pas.

    El documento La capitalizacin: apuntes para una evaluacin (1998), tal cual su ttulo sugiere, constituye un ejercicio para la evaluacin de dicha reforma, realizado a cuatro aos de iniciado el proceso. En este trabajo, se contextualiza la capitalizacin como una respuesta a la crisis del Estado del 52, ao a partir del cual la economa de carcter estatal que primaba en el pas condujo a las empresas pblicas a un punto crtico en el cual se hizo imperativa la atraccin de capital externo. Un anlisis descriptivo sustentado en cifras y algunos indicado-res de desempeo, muestra el estado de situacin de cada una de las empresas antes de ser capitalizadas. Presenta tambin una explicacin de las alternati-vas existentes en aquel momento: privatizacin y capitalizacin, enfatizando que la diferencia entre ambas radica en que la capitalizacin no enajena patrimonio alguno sino que realiza una asociacin con capital externo que compromete in-versin y le permite al pas conservar e incluso incrementar el valor de su patri-monio. Asimismo, el trabajo describe el proceso de capitalizacin y su contenido, destacando el marco regulatorio que lo precedi. Finalmente, muestra el proceso que se sigui para capitalizar cada una de las empresas, mismo que se realiz de acuerdo a las caractersticas particulares de cada una. Dado que tras un periodo de cuatro aos resultaba prematuro realizar una evaluacin definitiva sobre los resultados e impacto de la capitalizacin, el documento presenta ms bien una revisin sobre el cumplimiento de objetivos as como una puntualizacin de los riesgos y potencialidades de esta medida.

  • 4Alejandra Baldivia

    El trabajo titulado El social comunitarismo indigenista: mito sin realidad (2007), es un anlisis que cuestiona el fundamento ideolgico de las propuestas centrales del gobierno del MAS. El trabajo desmonta mitos respecto a la pro-piedad comunal de la tierra y a la organizacin comunitaria de la economa, as como a la supuesta postura anti-mercado de los campesinos y la existencia de mltiples nacionalidades en Bolivia. Explica por qu la propuesta indigenista del MAS es reaccionaria y por lo tanto inviable y pone en evidencia el desconoci-miento de la realidad por parte de quienes propugnan retomar formas arcaicas de organizacin del trabajo y la produccin.

  • 5QU FELICES SOMOS!*

    Juan Carlos Salazar

    Qu felices somos!. No recuerdo cundo se lo escuch por primera vez. Quizs en la vieja Fides de los aos 60. Si no lo dijo, lo viva. Sola irrumpir en la redaccin como un vendaval, con el ltimo chiste como saludo o la cargada sorpresiva al compaero de turno. Ay, Chingo! Siempre con tus bromas, reaccionaba benevolente Don Julio de la Vega entre las carcajadas de sus cole-gas, el tambin poeta Oscar Rivera Rodas y el reportero Jos Luis Alczar. Era la poca en que los poetas escriban noticias internacionales y los aspirantes a escritores jugaban a las letras como aprendices de periodistas en el legendario equipo del padre Jos Gramunt.

    Con la mochila de tiles en el hombro, Jos Chingo Baldivia llegaba a la radio agitado, siempre al lmite de la hora, pero a tiempo para pinchar los xi-tos del momento en Tengo un disco en mis manos, el programa estrella de la msica juvenil de la poca, o para contabilizar nostalgias en Guitarras de la frontera, cuando el folklore argentino no era moda, sino aficin de minoras de

    * Publicado en: Pgina Siete. Semanario Ideas (13 de Octubre de 2013)

  • 6Juan Carlos Salazar

    gustos adquiridos. Era el ms joven del equipo. No haba salido bachiller, pero ya era un pionero en la radio boliviana, como DJ y guionista. Hiperactivo, funga como reportero emergente en los momentos de crisis, que en la Bolivia de los 60 eran todos.

    Siendo todava alumno del colegio San Calixto, se present en mi oficina ofrecindose a colaborar como periodista. No dud en enviarlo al Palacio donde los comodones periodistas de entonces esperaban que la pepa cayera del rbol como fruta madura. Chingo volvi con la informacin exclusiva que se les haba escapado a los viejos, quienes se molestaban por la competencia del jovenci-to, recordara aos despus el padre Gramunt.

    A principios de 1965 parti rumbo a Crdoba para estudiar Economa. Era su nico plan de vida. Un medioda lluvioso se despidi de sus amigos de Fides en la puerta de San Calixto. Nos vemos dentro de cinco aos, dijo a manera de despedida, con esa enorme sonrisa que no lo abandonaba nunca. Volvi antes, cambiado, politizado, radicalizado.

    Bolivia viva la Revolucin Restauradora, la dictablanda del general Ren Barrientos Ortuo, y Argentina la dictadura del general Juan Carlos Ongana, pero entonces Baldivia no hablaba ni se ocupaba de la poltica. Se dara de bru-ces con ella en la Crdoba que haba vivido la represin de la noche de los bastones largos y que se encaminaba hacia la insurreccin del Cordobazo de mayo de 1969. Como lder de los estudiantes de la Facultad de Economa, sufri cuatro meses de crcel y fue expulsado de Argentina. Fue mi bautizo de fuego, dijo al recordar su activismo de esos das.

    Qu tal la cobertura de la guerrilla? Vieron al Che?, pregunt a sus co-legas de Fides cuando se reencontr con ellos a su llegada a La Paz. Saba que se haba perdido no slo una cobertura periodstica emblemtica, sino un hecho histrico que habra de convertirse en referente poltico e ideolgico para toda su generacin. Cmo los envidi!, se lament.

    A los pocos meses, el general Alfredo Ovando Candia tom el poder con Marcelo Quiroga Santa Cruz, Alberto Bailey Gutirrez, Jos Ortiz Mercado y otros civiles progresistas, con quienes nacionaliz el petrleo y encabez un proceso revolucionario que se prolong con el general Juan Jos Torres. Incorporado a la lucha poltica y sindical como lder de la federacin de radialistas, Baldivia fue delegado a la Asamblea del Pueblo, el sviet boliviano que deliber durante la primavera socialista del torrismo.

  • 7Qu felices somos!

    En septiembre de 1970 integr la Comisin de Paz que rescat a los so-brevivientes de la guerrilla de Teoponte. Para entonces ya militaba en el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN), pero los organismos de seguridad no lo saban. Tampoco sus amigos, aunque lo suponan. Aos despus se enteraran de que Chingo actuaba en el mundo clandestino con el nombre de guerra de Malaco.

    En esa condicin particip en la resistencia al golpe del 21 de agosto de 1971. Cuando comenz la represin, recibi proteccin en el San Calixto junto con dos dirigentes de la Federacin de la Prensa. l pensaba que la dictadura no durara una salva de cohetes y que era cuestin de aguantar hasta que es-campara, pero a los ocho das debi abandonar su refugio, cuando las fuerzas de seguridad haban rodeado el colegio y conminado a los jesuitas a entregar a los refugiados. De aqu nos sacan muertos, le dijo al sacerdote que les pidi salir del edificio para evitar el allanamiento. Dos diplomticos amigos los rescataron para trasladarlos a la embajada argentina, previa requisa del arma que portaba Baldivia.

    De la embajada, a Buenos Aires; de all, a Santiago de Chile y tras el golpe de Pinochet- Per. A su retorno de un congreso de la Organizacin Internacional de Periodistas (OIP) en Helsinki, en octubre de 1976, fue detenido y torturado en Lima, vctima del Plan Cndor. A la semana fue liberado gracias a una campaa internacional de intelectuales y periodistas, y se traslad a Mxico. Llegados los aos de plomo, Chingo me pidi un consejo: slo atin a recomendarle que se hiciera humo, dijo el padre Gramunt al evocar el segundo exilio de su amigo, bajo Garca Mesa.

    Recibi entrenamiento militar en Cuba durante un ao, entre 1973 y 1974. All empez a reflexionar sobre la lucha armada. Tras un largo proceso de auto-crtica, rompi con el ELN, junto con otros compaeros, y se incorpor de lleno a la lucha por el restablecimiento de la democracia, causa que no abandonara jams. En mi ausencia, sigan metindole duro por la democracia, escribi a sus amigos en su despedida, el 12 de abril, cuando les anunci que sufra un cncer terminal al pncreas.

    Milit en la UDP y en el PS-1, pero abandon la poltica activa para dedicarse a su profesin, siempre desde la perspectiva social. Fue un pionero del microcr-dito. Chingo comenz a dar crdito a los pobres cuando los banqueros tenan plata slo para los ricos, record la Negra Gloria Rocabado, su compaera de siempre. O, como dijo el padre Eduardo Prez Iribarne, fue un luchador incluso en ese campo, porque fue un luchador toda su vida, un luchador en un mundo

  • 8Juan Carlos Salazar

    donde ya nadie lucha.

    El 3 de junio, tres meses antes de su muerte, sorprendi a sus amigos con una foto enviada desde Nueva York. Se lo vea en la piscina de la casa de su hijo Nstor, saludando con los brazos en alto desde una esquina. Luca relajado, con esa sonrisa pcara que sola acompaar su saludo de siempre, su consigna de vida: Qu felices somos!. El e-mail portador de la fotografa contena un mensaje de apenas siete palabras: Una forma de enfrentar a la calaca. As era Chingo Baldivia.

  • 9Estas notas se enfocan en la trayectoria poltica de Chingo, y examinan su contribucin a la modernizacin de la poltica pblica, especialmente en la cues-tin agraria y rural. Es mi manera de recordar a un amigo muy querido y dedicar a su memoria mis reflexiones sobre lo que estimo es su legado intelectual y poltico.

    No deja de ser desconcertante, y hasta enigmtica, la trayectoria de Chingo -aunque quizs el suyo sea apenas uno de varios otros casos en la poltica boli-viana-, que habindose iniciado como militante de un grupo insurgente armado (el ELN), a fines de los aos 60, terminara entroncando -dos dcadas despus- en una de las antpodas de esa corriente ideolgica: el gonismo; sin duda, la ex-presin poltica que ms sealadamente represent a las fuerzas convergentes

    EL LEGADO DE CHINGO BALDIVIA

    Henry Oporto

    Ya la guerra no era contra la oposicin, sino con la historia. Leonardo Padura

    El hombre que amaba a los perros

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    Henry Oporto

    de un amplio abanico de vertientes ideolgicas (emenerristas, liberales, socialde-mcratas, kataristas y otras de cuo izquierdista y nacionalista) en un proyecto democrtico y de modernizacin de la sociedad boliviana, durante la transicin de la dictadura a la democracia; un proyecto que en los aos 80 y 90 protagoniz los ms prominentes cambios econmicos, polticos, institucionales y culturales, acaecidos en Bolivia desde los aos de la Revolucin Nacional.

    Es una lstima que el propio Chingo no hubiera escrito sobre su experiencia relacionada con la lucha armada en Bolivia y que sus reflexiones autocrticas se hubieran quedado para l mismo. Su intempestiva y fatal enfermedad no le permiti contar su historia. Tan solo se conoce de una entrevista concedida al programa Mapamundi, de ERBOL, comentando algunos pasajes de su azarosa vida poltica vinculada al ELN1. Con todo, esta escueta entrevista permite enten-der algunas claves. Mi radicalizacin fue de tipo intelectual, seala, explicable ante todo por el clima de ebullicin juvenil, propia de una poca profundamente marcada por el impacto emocional en las capas intelectuales, estudiantiles y sin-dicatos obreros, de la leyenda construida en torno a la figura del Che y la teora del foco guerrillero y la propia revolucin cubana: pensamos que ese era el camino y estaba el ejemplo de Cuba, una revolucin triunfante, en su mejor mo-mento; sabamos de las carencias (en Cuba), pero pensbamos que era parte del sufrimiento de todo pueblo al hacer su revolucin.

    Sin duda, era el tiempo del romanticismo revolucionario de las jvenes ge-neraciones latinoamericanas. Chingo, cmo no, fue tributario del espritu de esa poca, abrazando la ms radical de las opciones polticas, quizs tambin por-que ello sintonizaba con su temperamento intenso, apasionado, impetuoso, y su siempre desbordante energa. Ms que una eleccin racional de su parte, fue el clima de radicalismo revolucionario que termin reclutando a Chingo. Pero un hombre como l, inquieto, rebelde, inteligente y bien informado, no iba a per-manecer pasivo ante los reveses sufridos, ni sometido por siempre a los rigores de decisiones juveniles. Su ruptura con la opcin guerrillerista fue un proceso inevitable, resultado de un progresivo desencanto con el militarismo del ELN y, en ltima instancia, con su principal referente poltico-ideolgico: la revolucin cu-bana; esa sociedad del miedo, la frustracin y la farsa2. Parafraseando a Mart, diramos que Chingo conoci al monstruo en sus entraas.

    1 La entrevista de ERBOL, ha sido publicada en el semanario Ideas, Pgina Siete, de 13/10/2013, con el ttulo No me arrepiento de nada, y est firmada por Rafael Archondo, conductor del progra-ma Mapamundi

    2 Leonardo Padura: El hombre que amaba a los perros, Pas Edicin, 2009

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    El legado de CHINGO Baldivia

    Del foquismo al gonismo

    A partir de all, Chingo estaba preparado para abrevar otras ideas, otras ex-periencias, otras lecciones polticas, en circunstancias en que la lucha democr-tica se abra paso en el Continente, a la vez que las experiencias militaristas en la regin se mostraban cada vez ms inviables. Y as termin reconvertido a la democracia como filosofa de vida personal y tambin como opcin poltica para Bolivia y, por si fuera poco, al liberalismo como pensamiento econmico.

    Es comprensible que tal transicin haya sido un proceso de muchos aos, difcil, complejo y hasta humanamente desgarrador. El proceso democrtico bo-liviano de finales de los 70 rescat a Chingo, como a otros de sus compaeros, de la lucha armada y la estrategia de ruptura revolucionaria hacia la lucha poltica y hacia objetivos de cambios graduales y en democracia. Inicialmente, conside-rando la democracia como una opcin poltica vlida, una etapa necesaria de la lucha revolucionaria -este fenmeno se dio en la mayor parte de la izquierda boliviana-, para luego renegar totalmente de la lucha armada e internalizar la democracia como un valor esencial y una condicin sine cuan non para la cons-truccin moderna de la nacin boliviana -un cambio ideolgico que tambin han experimentado otros grupos de la izquierda revolucionaria, aunque con grados diversos de convencimiento y consecuencia prctica-.

    Entendimos que la democracia tena un valor en s mismo, no solo para la organizacin poltica sino para el pas. antes pensaba que las dictaduras de izquierda eran mejores que las de derecha. Ahora pienso que las dos son igual de malas3. Es probable que nicamente quienes creyeron ciegamente en la utopa de la dictadura del proletariado haciendo la vista a un lado de la falta de liber-tades y las graves violaciones de los derechos humanos-, y que en igual medida despreciaron la democracia como mera coartada de la dominacin burguesa, sean capaces de captar la profundidad de esta mutacin de perspectiva poltica y filosfica.

    Que Chingo recalara polticamente en el gonismo, no debe sorprender de-masiado. Despus del fracaso de la UDP (que integr a travs del MPLN, un partido pequeo de ex militantes del ELN), y haber sentido los lmites de un po-pulismo democrtico de izquierda, y siendo testigo de los xitos del 21060 (el programa de estabilizacin y ajuste fiscal del gobierno de Paz Estenssoro 1985-1989), Chingo debi percibir que el crecimiento econmico y la consolidacin democrtica del pas estaban ligados a la continuidad de un proceso de reformas 3 Entrevista en Mapumundi, ERBOL

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    Henry Oporto

    institucionales y sociales que colocaran definitivamente a Bolivia en la economa de mercado, la modernidad poltica y el mundo globalizado como condiciones estructurales necesarias para enfrentar los problemas de pobreza, marginalidad e inequidad social.

    Estos eran objetivos que Chingo, en su madurez personal, fruto de una inten-sa labor profesional y como estudioso serio que era de la realidad nacional, supo reconocer y valorar, y acab hacindolos suyos. De ah su simpata poltica y cercana intelectual con el portaestandarte de ese proceso de reformas: Goni y la corriente que ste lideraba en el seno del MNR. Es verdad que Chingo nunca mi-lit en el MNR; tampoco ocup cargos polticos en ninguno de sus gobiernos. Fue ms bien un colaborador perifrico, lo cual no le priv de defender pblicamente, y con prestancia, las medidas ms importantes, como la capitalizacin, la parti-cipacin popular o la poltica social, de cuyas mritos era un confeso creyente.

    Por contrapartida, Chingo haba tomado considerable distancia intelectual, poltica y emocional con la izquierda socialista, a la que consideraba anquilosa-da e inviable como alternativa de poder y de cambio real, aunque sin abando-nar completamente del ideario marxista, que, segn pensaba, era valido como mtodo de anlisis histrico. Por supuesto, Chingo se senta muy alejado de la derecha banzerista (a la que haba combatido cuando era rgimen dictatorial), y tambin era crtico de la alianza que un desdibujado MIR haba contrado con ADN. Este polo de la poltica boliviana, segn pensaba, constitua la opcin tra-dicional, conservadora y ms deleznable, tanto por su prctica poltica como su actitud utilitaria y prebendal del poder.

    Del populismo a la realidad del mercado

    Chingo es reconocido como uno de los arquitectos del sistema de microcr-dito en Bolivia. Pero quiz es menos valorado su aporte a un renovado enfoque de la cuestin agraria. La economa campesina fue el objeto de sus desvelos profesionales; entender las causas de su postracin era una de sus motivaciones intelectuales; identificar las llaves para la transformacin productiva del agro y la superacin de la pobreza rural fue uno de sus retos personales.

    Su diagnstico de la crisis de la economa campesina tradicional es certero, y tal vez uno de los ms completos -personalmente me siento tributario de sus

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    El legado de CHINGO Baldivia

    ideas-4. Con Chingo compartimos la visin de que dicha crisis estaba asociada al agotamiento del ciclo de la reforma agraria de 1953 y, por cierto, a la persistencia de un modelo agrario basado en el reparto de la tierra, cuyas manifestaciones ms visibles son: i) el minifundio, que resulta de la fragmentacin de la propiedad campesina y comunitaria; ii) la baja productividad agrcola, y el considerable re-zago tecnolgico, adems de la degradacin de los suelos; iii) la falta de capital para invertir en mejoras productivas, tecnologa y compra de nuevas tierras, y cuya su principal barrera son las restricciones legales y sindicales que pesan sobre la propiedad agraria, que le impiden ser un activo econmico y servir de garanta hipotecaria.

    En esa perspectiva de anlisis, los trabajos acadmicos de Chingo son pro-minentes porque apuntan lcidamente a desmontar algunos de los mitos fuerte-mente arraigados en el pensamiento indigenista y de la izquierda socialista.

    El comunitarismo rural es uno tales mitos, tanto en su idealizacin de la pro-piedad comunitaria como en su conceptualizacin como una forma de colecti-vismo social. Chingo estaba persuadido de la descomposicin irreversible que ha sufrido la propiedad comunitaria y, por lo tanto, el predominio sin atenuantes de la pequea propiedad campesina. La estructura agraria nada tiene de comunal, ha escrito. La propiedad comunal o comunitaria apenas subsiste marginalmente en las reas rurales ms pobres, abandonadas y carentes de recursos naturales, pero incluso dentro de ella los espacios familiares tienen un derecho indiscutible de usufructo, tal cual ha sido siempre la tradicin del mundo andino. Contrariando a la fetichizacin que intelectuales librescos y cierta dirigencia sindical y ONGs, han hecho de lo comunitario-andino, Chingo ha sostenido con firmeza que la co-munidad ha dejado de ser una organizacin econmica y que, en rigor, su natu-raleza en el occidente boliviano es la de una entidad territorial y de autogobierno campesino; una suerte de junta de vecinos en el mbito rural. Asimismo, sus propios estudios muestran que los campesinos tienden a la consolidacin de la propiedad individual, en correspondencia con la estructura social predominante, esencialmente familstica, como es la cultura andina; un fenmeno que va para-lelo al inexorable mestizaje de la poblacin indgena.

    Chingo adverta que la familia campesina, y no la comunidad, constituye el nivel bsico de confianza, lo cual limita la extensin de una confianza ms amplia en las actividades econmicas. As pues, el capital social, en el mundo andino,

    4 Vase, Henry Oporto: Por qu la tierra no es un capital activo?, en La tierra nuestra de cada da, Fundacin Milenio, 2005; Reforma y revolucin agraria: la historia sin fin, en El cielo por asal-to: cinco ensayos sobre la poltica boliviana, Plural, 2009

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    Henry Oporto

    est constreido al mbito familiar, lo que ha devenido en un freno para el desa-rrollo de hbitos asociativos no basados en el parentesco y consiguientemente para el funcionamiento de asociaciones econmicas voluntarias, como las coo-perativas, por ejemplo, que no han prosperado en el campo; o que en otros ca-sos han derivado en fracasos estrepitosos como son las empresas comunitarias campesinas (CORACAS). La paradoja andina consiste en que las familias son altamente cooperativas en su interior, pero sumamente recelosas y desconfiadas hacia fuera de ellas, lo cual connota una suerte de individualismo familiar. De ah tambin su vehemente crtica a las corrientes que pregonan un retorno a la pro-piedad comunal de la tierra y a la organizacin comunal de la economa agraria. Este tipo de propuestas son ideolgicamente conservadoras y contrarias a la voluntad propietarista, casi individualista de la poblacin andina, ha argumentado Chingo, quin no tena dudas de que el proyecto social-comunitarista del MAS viene impregnado, justamente, de un pensamiento reaccionario y regresivo, atra-pado por un etnocentrismo indigenista y una visin idlica del pasado precolonial; por lo mismo, contrario a una interpretacin rigurosa de la historia y, obviamente, muy lejano a la realidad del mundo campesino-indgena.

    Otro de los mitos que Chingo siempre combati es la idea de un campesi-nado anti-mercantilista; es decir, la creencia en que los campesinos rechazan o son ajenos al mercado, cuando en realidad sucede lo contrario: la principal aspiracin de los productores andinos es insertarse en los mercados. Chingo ha demostrado en sus trabajos que las diferencias socioeconmicas en el cam-po tienen que ver, primordialmente, con los distintos grados y posibilidades de insercin en el mercado: los campesinos que prosperan son los que producen para el mercado y tienden a la especializacin en cultivos con mayor demanda comercial, en tanto que los ms empobrecidos son los excluidos del mercado, que producen mayormente para el autoconsumo. El mercado es el destino natu-ral de la produccin campesina. No poder llegar a l en condiciones adecuadas de precio y oportunidad constituye una limitacin que la perjudica. El desprecio al mercado es una reaccin conservadora de intelectuales anclados en la nostalgia del pasado o demasiado atados a las modas que imponen algunas lneas de financiamiento, sentenciaba.

    As pues, con Chingo hemos compartido la idea de que las posturas anti-mercado y anti-capitalistas en la cuestin agraria y rural, a menudo no son ms que coartadas ideolgicas para legitimar un paternalismo estatal, populista y ma-nipulador, que en realidad encuentra en la pobreza rural el caldo de cultivo para sostener clientelismos polticos y mantener atrapados a sus pobladores en redes asistenciales, prebendales y de cooptacin poltica, impidindoles su propio de-

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    El legado de CHINGO Baldivia

    sarrollo y liberacin personal, a la vez que retardando el progreso de las fuerzas productivas.

    Se entiende, entonces, que Chingo haya dedicado buena parte de sus es-fuerzos profesionales a generar oportunidades para que los productores puedan integrarse al mercado, ofrecindoles herramientas como el acceso al crdito, la asistencia tcnica, la innovacin tecnolgica, el capital de riesgo, la articulacin a cadenas productivas y de exportacin, la infraestructura bsica, que son las lneas en las que l trabaj durante muchos aos, y con resultados diversos.

    Pero Chingo no era otro ms de los oenegistas bien intencionados. Por su formacin poltica, y por su propia experiencia en el terreno de la cooperacin social, l saba que el desarrollo agrario y rural solo podra darse con un vigoroso impulso desde el Estado; y que este desafo pasaba por tener buenas polticas pblicas y una eficiente gestin gubernamental. Justamente, ese tipo de convic-cin lo llevara a participar, en distintos momentos polticos, en la formulacin de proyectos de intervencin estatal en el sector agropecuario, y tambin en el dise-o de planes y estrategias ms ambiciosas, las ms de las cuales, lastimosamen-te, no han llegado a ponerse en prctica. Consciente que las opciones de poltica pblica son decisiones del poder poltico, que responden a visiones y proyectos polticos, Chingo estuvo dispuesto a comprometerse con un determinado proyec-to poltico. Al menos se es el Chingo que yo conoc desde mediados de los aos 90; de alguna manera, ese fue el espritu comn que nos uni en complicidades polticas, y tambin en alguna que otra aventura intelectual.

    Chingo el revisionista

    Cuando trato de entender la evolucin ideolgica de Chingo, que hizo de l un autntico revisionista, que lo llev a renegar no solo de la lucha armada sino de los paradigmas socialistas de la izquierda, e hizo posible su reconversin a la democracia liberal y el paradigma del mercado como eje de una modernizacin econmica con inclusin social, encuentro tres claves explicativas: Primero, su dominio de la ciencia econmica y, por tanto, el poder transformador del cono-cimiento. Segundo, su espritu libre, anti-dogmtico, que lo impuls a buscar en la investigacin y en el trabajo cercano a la gente, la validacin de las ideas y la comprensin adecuada de la realidad. Tercero, su honestidad intelectual que lo predispuso a reconocer y enmendar los errores del joven Chingo, y luego, asumir sin complejos otras certidumbres e ideales que un Chingo maduro haba descubierto en la vida.

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    Henry Oporto

    Naturalmente, todo ello no hubiera sido posible de no mediar el cambio de la poca que nos ha tocado vivir. Chingo no se consumi en la amargura de la utopa perdida, o ms bien pervertida, como dice Leonardo Padura. Tampoco sus ideas se petrificaron en las viejas certezas. Supo entender el nuevo tiempo, y adaptarse a l, renovndose mental y espiritualmente, para hacer frente a otra realidad, a otros desafos, los de una Bolivia y de un mundo diferentes.

    Jodidos estamos todos ustedes

    Pero ya se sabe que la vida no se mueve linealmente, y ni siquiera siempre en una sola direccin. A Chingo, lo mismo que a muchos de nosotros, nos tocara vivir la frustracin del derrumbe de todo un sistema de partidos, de instituciones, de paradigmas y valores, y sobre todo de una perspectiva de reformas democr-ticas y modernizadoras que apenas haba despuntado. Esperanzas rotas, una apuesta de futuro, y la irrupcin de una noche negra, donde reviven los viejos fantasmas autoritarios y populistas y reinan la demagogia, la falsedad, la impos-tura. Como si el pas estuviera condenado a volver siempre atrs, nuevamente el grito de guerra es buscar el porvenir en el pasado; una frase de Chingo, que tomamos como ttulo de un pequeo libro colectivo, en un intento de desvelar la naturaleza del rgimen que nos gobierna5.

    Si bien Chingo no particip de ninguno de los dos gobiernos del MNR, de la ltima poca, me consta que sinti la cada de Goni (octubre de 2003) como un drama personal; tal vez porque intua que all principiaba un ominoso retroceso para Bolivia, que luego sera difcil de revertir. Quizs pudo integrar el gobierno de Carlos Mesa, pero recus de cuajo esa posibilidad: no aval la manera cmo Mesa subi a la presidencia, y descrey de la viabilidad de un gobierno prisionero de Evo Morales y de las masas.

    Chingo vivi todos estos acontecimientos con la desilusin de un liderazgo poltico que prometa pero que finalmente no fue. Ello no fue bice, sin embargo, para que siguiera siendo amigo de Goni (nunca supe cundo y cmo se hicieron amigos), a quin visit en Estados Unidos en ms de una ocasin, y por el que siempre exterioriz respecto y aprecio.

    En el curso de los ltimos aos, el pesimismo poltico pareci embargarlo ms. Metido en el mundo de las finanzas, l poda apreciar perfectamente la di-

    5 Vase, Jos Baldivia, Fernando Molina, Henry Oporto: Buscando el porvenir en el pasado: radiografa de la ideologa del gobierno, Eureka, 2007

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    El legado de CHINGO Baldivia

    mensin de la bonanza econmica que ha arropado a Evo Morales, clausurando cualquier posibilidad inmediata de un cambio democrtico de gobierno. As lo senta Chingo, que, por momentos, pareca sumirse en un determinismo econ-mico y mostrarse fatalista.

    Una pena que en sus aos maduros Chingo perdiera el entusiasmo y la vita-lidad poltica de sus aos revolucionarios. Su vida no le alcanz para volver a ser un combatiente poltico.

    Jodidos estamos todos ustedes, era una de sus frases favoritas, tomada, segn creo, de un campesino altiplnico, muy propia de esas expresiones am-biguas de la cultura aymara, y que quiz le serva para consolarse en la irona o bien para manifestar sus propias ambigedades de sentimiento frente al ven-daval poltico que ha arrasado con la racionalidad econmica y las instituciones democrticas en las que l mismo haba aprendido a creer.

  • 18

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    EL MUNDO DE LAS MICROFINANZAS*

    Jos Baldivia

    1. Un Producto Nacional Exitoso

    Si se le puede dar crdito a los grandes, por grandes sumas de dinero, por qu no resultara ms fcil drselo a los pequeos en pequeas sumas? He ah la pregunta que se hace el profano para obtener casi siempre respuestas fciles en torno a la tasa de inters que se cobra en las microfinanzas.

    Darle crdito a los artesanos, campesinos y pequeos comerciantes in-formales? Cuestiona el experto financiero, para responder con frecuencia que ello no es viable ni sostenible porque esa gente no tiene el hbito de cumplir sus compromisos formales, no hay forma aparente de medir su capacidad de pago, carece de garantas y no existe mecanismo legal para hacer que pague.

    * Captulo IV del libro: Jos Baldivia U. Las microfinanzas: un mundo de pequeos que se agran-dan. La Paz, Fundacin Milenio-Cooperacin Tcnica Alemana (GTZ), 2004, pp. 33-59.

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    Jos Baldivia Urdininea

    Darle crdito a los pobres? Se interroga el poltico, para concluir que no es posible ni justo porque no podrn cumplir con las amortizaciones y los intereses con tasas de mercado.

    Frente a la contundencia de estas respuestas, Bolivia exhibe como uno de sus productos de exportacin un conjunto de tecnologas financieras exitosas que abarcan servicios de crdito, ahorro, giros y transferencias, ofertados a una masa creciente de micro y pequeos empresarios (MyPEs) prestados por insti-tuciones privadas rentables (por tanto sostenibles), las principales de las cuales son fiscalizadas por la Superintendencia de Bancos. Las estadsticas internacio-nales ya dan cuenta de esta realidad (Grfico 9)

    La informacin contenida en el Grfico 9 es parte de un estudio del BID que compara el porcentaje de microempresas atendida en Amrica Latina por institu-ciones de microcrdito durante 1998 y 1999 (excluyendo a las cooperativas) so-bre un universo estimado de 1.5 millones de microprestatarios, casi todos pobres.

    34

    En Bolivia, donde se encuentra el mercado de microcrdito ms desa-rrollado de Amrica Latina, las instituciones financieras ms rentables enlos aos 1999 y 2000 no fueron los bancos tradicionales, sino las institu-ciones de microcrdito transformadas. Otros pases estn siguiendo elejemplo... 21

    En el caso de Bolivia, pas que tiene el marco regulatorio del microcrdito msavanzado de la regin, el gobierno cre . el fondo financiero privado o FFP. 22

    En un pas donde los xitos suelen ser vistos con recelo, la afirmacin del BIDsobre las instituciones de microcrdito probablemente podra inducir a la afir-macin de que en Bolivia algunos estn haciendo grandes negocios a costa delos pobres. Parece por ello importante conocer algo de la historia de estasinstituciones, la misin que se han asignado, su diversidad, su composicinaccionaria y finalmente hacer algunas comparaciones.

    21 BID. La Competitividad, el Motor del Crecimiento. Washington 2001. p. 100.22 Ibdem p. 106.

    Grfico 9Crdito a Microempresas Proveniente de Instituciones

    de Microcrdito (%)

    Fuente: BID Op ant cit.

    BoliviaNicaragua

    El SalvadorHonduras

    ChilePROMEDIOGuatemala

    C. RicaEcuador

    DominicanaColombiaParaguay

    PerPonderado

    PanamMxico

    UruguayBrasil

    ArgentinaVenezuela

    0 5 10 15 20 25 30

  • El mundo de las microfinanzas

    21

    I

    Bolivia aparece de lejos como el pas de mejor cobertura, junto con afirmaciones como las siguientes:

    ...En Bolivia, donde se encuentra el mercado de microcrdito ms desarro-llado de Amrica Latina, las instituciones financieras ms rentables en los aos 1999 y 2000 no fueron los bancos tradicionales, sino las instituciones de micro-crdito transformadas. Otros pases estn siguiendo el ejemplo... 1

    En el caso de Bolivia, pas que tiene el marco regulatorio del microcrdito ms avanzado de la regin, el gobierno cre .... el fondo financiero privado o FFP2

    En un pas donde los xitos suelen ser vistos con recelo, la afirmacin del BID sobre las instituciones de microcrdito probablemente podra inducir a la afir-macin de que en Bolivia algunos estn haciendo grandes negocios a costa de los pobres. Parece por ello importante conocer algo de la historia de estas institu-ciones, la misin que se han asignado, su diversidad, su composicin accionaria y finalmente hacer algunas comparaciones.

    2. Los Orgenes (1983-1990)

    La experiencia internacional pionera ms importante de las microfinanzas fue la del Grameen Bank de Bangladesh, impulsada por un acadmico que sostena que el crdito es un derecho humano fundamental que permite a los pobres -particularmente las mujeres- desarrollar sus propios negocios, ser auto-suficientes y mejorar su autoestima.3 El Grameen Bank inici actividades en 1983 con el 60% de las acciones del Gobierno y 40% de los pobres sin tierra.

    En Bolivia los orgenes fueron diferentes pero la mentalidad parecida. Gran parte de las ONGs que durante el prolongado periodo dictatorial se haban abo-cado a un trabajo de promocin de derechos y libertades entre la poblacin rural, con el advenimiento de la democracia en 1983 redefinieron su rol y se encami-naron hacia el apoyo a las actividades productivas de los campesinos, el estrato social ms pobre del pas.

    Las actividades de capacitacin y asistencia tcnica realizadas por estas ins-

    1 BID. La Competitividad, el Motor del Crecimiento. Washington 2001. p. 100.

    2 Ibdem p. 106.

    3 / The Impact of Grameen Bank in Bangladesh. Rahnuma Shehabuddin. 1991.

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    Jos Baldivia Urdininea

    tituciones enfrentaron muy pronto la evidencia de que las nuevas prcticas pro-ductivas requeran insumos y equipos que los campesinos no posean y que no tenan capacidad de adquirir. Nacieron as los fondos rotativos y los programas de crdito vinculados a las acciones de desarrollo que impulsaban las ONGs, la mayora de las cuales estaban vinculadas a organizaciones religiosas y reciban financiamiento de sus similares de Europa. Virtualmente ningn proyecto de de-sarrollo dej de contar con su componente de crdito.

    El discurso subyacente en estas actividades era contestatario al orden es-tablecido desde posiciones de izquierda y cuestionador de un Estado que haba dejado sin servicios de apoyo a la produccin a una gran masa de pequeos propietarios agropecuarios. La banca estatal era identificada como ineficiente, ineficaz y manipulada polticamente.

    Paradjicamente, desde el Estado se hacan cosas parecidas. La renaciente democracia haba merecido el apoyo de la comunidad internacional, por lo que los organismos bilaterales y multilaterales empezaron a apoyar proyectos de de-sarrollo rural ejecutados por el Estado, todos ellos con su componente de crdito. Ello equivala a reconocer la inoperancia del Banco Agrcola y de la denominada banca estatal de fomento.

    Partiendo de discursos ideolgicos diferentes, las ONGs y el Estado termina-ron realizando el mismo tipo de prcticas y con los mismos resultados: subsidio a los productores a travs de fondos rotativos agotados por incumplimiento en repago y de carteras de crdito reprogramadas en forma reiterada y finalmente condonadas o transferidas en cobranza (el 2000 el Estado termin por condonar pequeas deudas que se arrastraron por casi 15 aos).

    Estado y ONGs promocionaban paquetes tecnolgicos (semillas o insumos mejorados, innovaciones mecnicas, etc.), capacitaban a los productores en su manejo y finalmente los inducan a endeudarse para aplicarlos. Virtualmente to-dos los programas culminaron con la prdida total de la cartera de crdito; el argumento de los beneficiarios para eludir el pago fue casi siempre que los bene-ficios de la oferta tecnolgica nunca se produjeron.

    Esta fase de gestacin concluy con el cierre del Banco Agrcola en 1990 y el languidecimiento de las lneas de crdito de los proyectos estatales. De varias ONGs, en cambio, emergi la crtica a su propia prctica, para proponer una nueva:

  • El mundo de las microfinanzas

    23

    I

    En los ltimos aos han surgido ONGs especializadas ... pero predominan an las de enfoque multidisciplinario... Existen acciones que, como el crdito, requieren de atencin especializada

    El crdito ha sido subvencionado, lo que supone una o varias de las consi-deraciones siguientes:

    - Se trabaja con recursos de donacin sobre los cuales no existe la obliga-cin de reposicin; por lo tanto la eficiencia de su administracin es pobre y existe siempre la duda de brindar un servicio permanente (lo que a su vez impide crditos de ms largo plazo).

    - Se estn inflando artificialmente determinadas actividades productivas, las mismas que no podrn competir en el mercado tal cual ste es en el momen-to que por cualquier razn no exista la subvencin.

    - No se tiene un diagnstico preciso del proyecto, de la unidad involucrada... y en general se carece de sistemas que permitan establecer si el crdito es o no factible. Lo que a su vez supone el grave hecho de que se involucra en programas de crdito a productores no excedentarios que no pueden sopor-tar crdito.

    - El crdito inducido ... lleva a un fracaso casi inexorable, en la medida en que el asumir una deuda no obedece a la determinacin libre y calculada del beneficiario, sino al criterio de la ONG.4

    A mediados y fines de los 80 haban surgido ONGs especializadas en crdito (FADES, ANED, FONDECO, Sartawi, PRODEM) y otras que si bien prestaban tambin servicios de capacitacin y asistencia tcnica (FIE, IDEPRO) operaban su brazo financiero como centro de costos y de ingresos diferenciado. An as los temas de discusin eran los siguientes:5

    - Cobrar o no tasas de intereses reales. Respecto a ello se concluy que la continuidad institucional permita que la poblacin meta continuara siendo atendida de manera estable y permanente. Se dejaron de lado entonces los fondos rotatorios y se trabaj con grupos solidarios, crdito individual, crdito

    4 Baldivia, Jos. Crdito a Pequeos Productores Asociados en Bolivia. La Experiencia de FA-DES. Club de Economa Agrcola y Sociologa Rural. La Paz. 1993. Pags. 24 y 26.

    5 MacLean, Jorge y Virreira, Rolando. De ONGs a Fondos Financieros Privados. SRF-FODESIF/GTZ. La Paz. 2000. Indito.

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    Jos Baldivia Urdininea

    asociativo y bancos comunales en una tendencia de acercarse a tasas rea-les.

    - Si el nivel de las tasas de inters deba ser tan bajo como fuera posible a fin de no desincentivar el acceso ni lucrar con los pobres o lo suficientemente altas como para cubrir los costos operativos y garantizar la sostenibilidad institucional. Paulatinamente se impuso el segundo criterio.

    - Si las tasas activas en reas rurales deban ser iguales o menores a las urbanas dado que no exista actividad agropecuaria que soporte las tasas urbanas. Poco a poco se concluy que el crdito deba operar en condiciones de mercado.

    - Si la comercializacin es una actividad especulativa que se beneficia de spreads en detrimento de los productores o constituye un eslabn fundamental de la cadena, sin la cual no es posible la realizacin de la produccin. La com-prensin cabal del rol de la comercializacin y de los servicios permiti que las operaciones de las ONGs urbanas crecieran, pues en las ciudades es ms rpida la rotacin del pequeo capital de los empresarios y ello permite tasas de inters mayores para cortos periodos.

    3. Nace el Mundo de las Microfinanzas (1990-1997)

    3.1. Principios Orientadores

    El convencimiento de que la sostenibilidad es la base para la persistencia del servicio a los excluidos del sistema financiero formal, llev a las ONGs a un con-junto de prcticas que se tradujeron paulatinamente en su filosofa de trabajo.6

    La misin institucional es el servicio a una poblacin conformada por peque-os agentes econmicos que no tienen acceso al sistema financiero formal; parte importante de la cual est conformada por mujeres que en muchos casos son cabezas de familia y carecen de oportunidades y servicios. Esta misin puede ser cumplida con eficacia si se logra la sostenibilidad de las instituciones, lo que a su vez supone capacidad para cubrir costos adminis-trativos, financieros y previsionales y generar excedentes para expandir los servicios y lograr crecimiento.

    6 McLean y Virreira. Op ant cit.

  • El mundo de las microfinanzas

    25

    I

    Eliminar las distorsiones que supone a) iniciar al cliente en el crdito, promo-ver el despegue de sus actividades, para luego abandonarlo por no poder continuar con el servicio b) generar en los prestarios la ilusin de competi-tividad mediante tasas subvencionadas, para que luego del agotamiento de los recursos donados deba enfrentar la realidad de su inviabilidad frente a los costos financieros del mercado.

    Orientar el crdito en funcin de la demanda y de la capacidad de pago del cliente en lugar de inducir lneas de crdito dirigido hacia determinadas acti-vidades.

    La fuente de la sostenibilidad debe ser fundamentalmente la tasa de inters activa pagada por los clientes.

    Las operaciones se hacen sostenibles (rentables) cuando se logra una impor-tante escala; a su vez, la expansin ms all del punto de equilibrio permitir lograr economas de eficiencia para encaminarse a la paulatina reduccin de la tasa de inters.

    Los servicios financieros constituyen una actividad especializada, que requie-re recursos humanos capacitados de diferente manera que los de la banca: a) deben evaluar a cada cliente por su flujo de caja y no por sus garantas b) deben tener conocimiento del mercado regional y local, sus potencialidades, idiosincrasia, cultura, etc.

    Los servicios financieros a la microempresa y a las unidades campesinas requieren celeridad y oportunidad, pues se trata de agentes econmicos que actan con rapidez y flexibilidad frente a las oportunidades que se producen en el mercado o dependen de ciclos de gran estacionalidad, como los de siembra y cosecha.

    Finalmente, las ONGs concluyeron que la mejor forma de enfrentar los de-safos de la sostenibilidad y las economas de escala era acceder a fuentes de financiamiento de mayor envergadura, pues no era posible lograr fondos de largo plazo en volmenes suficientes con los recursos donados de las agencias de cooperacin. Sin embargo, su estructura de instituciones sin fines de lucro, no sujetas a la fiscalizacin de la autoridad financiera, las inhabilitaba para captar ahorros del pblico y para intermediar recursos del Estado.

  • 26

    Jos Baldivia Urdininea

    3.2. El Proceso de Creacin de Empresas Financieras

    Sobre la base de su experiencia crediticia y de sus reflexiones analticas, las ONGs tomaron la iniciativa y buscaron la forma de ser fiscalizadas por la Super-intendencia de Bancos sin abandonar a su poblacin meta.

    La reaccin inicial del ente regulador y de las autoridades fue de desconfian-za y cautela, debido a que acababan de enfrentar el colapso de las denomina-das financieras, que pagaban elevados intereses por los depsitos y otorgaban crditos a sola firma. Sin embargo, el xito del microcrdito se evidenciaba ya en el crecimiento de las carteras y las coberturas, a pesar de la restriccin de los recursos.

    Finalmente, en 1990 la Fundacin PRODEM lanz la propuesta de consti-tucin de un banco especializado en microfinanzas. De esta manera, en 1992 naci el Banco Solidario S.A. (BancoSol) mediante una alianza entre quienes contaban con una tecnologa financiera y la misin de permitir el acceso a los servicios financieros a la poblacin de bajos ingresos y algunos empresarios que compartan esa visin y estaban dispuestos a invertir en un proyecto rentable pero riesgoso.

    Luego de la apertura de este Banco, la SBEF se mostr reticente a autorizar la conversin de otras ONGs, ante la incertidumbre de los resultados y el des-conocimiento de las dimensiones del mercado. El gremio bancario, por su parte, expres su temor de que se contaminase al sistema con instituciones de dudosa eficiencia.

    Tras un complicado proceso de negociacin y la persistente oposicin de ASOBAN, el Estado lanz varios proyectos para permitir la conversin de las ONGs financieras de asociaciones civiles sin fines de lucro a sociedades anni-mas reguladas por la SBEF: en 1991 la figura fue la de Casas Bancarias, en 1993 de Bancos Departamentales, hasta que a principios de 1995 el Decreto 24.000 posibilit la constitucin de sociedades annimas denominadas Fondos Financie-ros Privados (FFPs) a partir de las ONGs financieras.

    Los cinco aos de este proceso implicaron para las ONGs gastos importan-tes en estudios de factibilidad para cada una de las figuras jurdicas que el Esta-do propona y en algunos casos un deterioro de las relaciones entre los grupos humanos que las conformaban; pero tambin se hizo posible una maduracin de las tecnologas financieras, en la medida en que durante todo ese tiempo con-

  • El mundo de las microfinanzas

    27

    I

    tinuaron operando con crdito, con carteras crecientes. De ah en adelante, se habilitaron varios FFPs.

    Como puede apreciarse en el Cuadro 9, tanto BancoSol como los FFPs ini-ciaron sus actividades teniendo a la ONG impulsora como accionista mayoritaria.

    La idea subyacente en esa hegemona era garantizar que se mantuviese la filosofa de atencin a la poblacin marginada de los servicios financieros tradi-cionales.

    La necesidad de recursos para patrimonio era y es un desafo de los FFPs y constituye una diferencia fundamental con su pasado de ONGs, cuando po-dan acudir a recursos de donacin, en pequeos montos. A partir de su transfor-macin en FFPs tuvieron la necesidad de aportar a la sociedad con patrimonio propio y renunciar definitivamente a fondos donados. De ah en adelante, los recursos para ampliar cartera vinieron de lneas de crdito con costo financiero; el mismo que incide en la tasa de inters cobrada a la clientela.

    Por otra parte, destaca la presencia de organismos internacionales de coo-peracin como la CAF, el BID y COSUDE, que acompaaron el proceso de crea-cin de sociedades annimas por las ONGs y que con su presencia buscaban apoyar el desarrollo de un mercado financiero menos segmentado y accesible a los pequeos agentes econmicos. Desde un punto de vista ms instrumental, la participacin de estas agencias sirvi para fortalecer patrimonialmente a los FFPs en sus orgenes y apoyar su imagen.7

    Desde el principio la participacin de estos organismos fue planteada como temporal (entre 5 y 10 aos), hasta que las entidades se consolidasen en el mer-cado. De hecho, as ha venido sucediendo, pues en algunos casos las agencias de cooperacin procedieron ya a la venta de sus paquetes accionarios.

    La presencia de socios privados fue minoritaria en un principio, con objeto de que los intereses contingentes no perturbasen la misin de servicio de estas instituciones, pero la intencin subyacente -aunque al parecer nunca escrita- fue la de transferirlas a capitales privados en el largo plazo, una vez que se encuentre comprobado que la atencin de los microempresarios es sostenible y rentable.

    En rigor de verdad, la presencia de capitalistas privados se debi a la exi-gencia de las autoridades financieras, en sentido de que entre los accionistas se

    7 Mclean y Virreira. Op ant cit.

  • 28

    Jos Baldivia Urdininea

    40

    9

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    43,9181,32

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    oti)5991( PFF ,A,S sednA soL ajaC

    71,5113,4

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    45,1114,6

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    37,1111,37

    00,558,2

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    SEDAF )5)9991( PFF ,A,S ORUTUF OCE

    77,238,5

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  • El mundo de las microfinanzas

    29

    I

    contara con capital doliente; es decir, con personas naturales y jurdicas poco dispuestas a perder su inversin y a dejarse llevar por los fines sociales y por lo tanto agentes de presin permanente por la rentabilidad. De ah que estos inver-sores ingresaran a las nuevas empresas en condicin de socios minoritarios y en algunos casos realizaran aportes ms bien simblicos.8

    La combinacin de estos actores (la ONG impulsora, Agencias de Coope-racin y privados) parece haber sido la adecuada, pues los Fondos Financie-ros Privados lograron consolidarse en el mercado. Al ser solamente una la ONG impulsora en cada caso, se produjo un evidente esmero en transferir al FFP la cartera ms saneada y mejor calificada (Cartera A) a fin de evitarle problemas a la nueva sociedad, donde ella misma sera socia mayoritaria.

    En cambio, destacan las dificultades de consolidacin que ha tenido ECO-FUTURO, el ltimo de los FFPs incorporado y que cont con cuatro ONGs impul-soras, todas ellas compitiendo por la hegemona, tratando de transferir carteras que a la postre resultaron de difcil manejo y pugnando por sobrevivir como ONGs financieras. Ello se ha venido reflejando en los resultados e indicadores de la empresa por varias gestiones.

    Finalmente la figura de los Fondos Financieros Privados fue tambin utiliza-da por dos tipos de instituciones privadas:

    Los fondos de consumo Acceso y FASSIL que entre 1996 y 2000 actuaron en el mercado financiero con crdito masivo de inmediata y libre disponibilidad, hasta que saturaron la capacidad de endeudamiento de los microempresa-rios. Una debilidad regulatoria de la SBEF permiti esta situacin hasta que finalmente Acceso sali del mercado en virtual quiebra y FASSIL inici un difcil camino de reorientacin hacia la micro y pequea empresa.

    Los fondos orientados a la pequea y mediana empresa -Fortaleza y de la Comunidad- que operan con montos intermedios entre los de las microfinanzas y los de la banca.

    3.3. Las que Permanecen como ONGs

    Las ONGs que no se transformaron en entidad regulada permanecen ope-rando como entidades financieras que no captan ahorros del pblico y tienen carteras de crdito mucho menores que las plenamente formalizadas, pero que

    8 Ibidem.

  • 30

    Jos Baldivia Urdininea

    son proporcionalmente ms grandes que las de muchas de las ONGs crediticias de Amrica Latina y con mejor manejo tcnico. (Cuadro 10)

    La mayor parte de estas instituciones se agruparon en torno a la Asociacin FINRURAL y ponen nfasis en atender a la poblacin del rea rural, donde las entidades reguladas (salvo PRODEM que est presente desde sus pocas de ONG) tienen dificultades para expandirse debido a los altos costos operativos que ello supone. Sin embargo, tienen tambin carteras urbanas y en el rea ru-ral una proporcin importante de las mismas est colocada entre comerciantes y prestadores de servicios de los centros poblados. Es decir, que no existe una estricta divisin del trabajo entre los FFPs y las ONGs y ello genera a veces tensiones con las primeras, que entienden estar siendo objeto de competencia desleal cuando estas ltimas operan con tasas que consideran inferiores a las de mercado.

    Las principales fortalezas de estas instituciones pueden resumirse as:

    En su mayora tienen un buen manejo tcnico, contable y administrativo e incluso utilizan el manual de cuentas de la SBEF, lo que les permite llevar indicadores de eficiencia que, en general, son destacables.

    43

    veces tensiones con las primeras, que entienden estar siendo objeto de com-petencia desleal cuando estas ltimas operan con tasas que consideran infe-riores a las de mercado.

    Cuadro 10Principales ONGs Financieras

    AGROCAPITALANEDCIDRE

    CRECERDIAKONIA

    FADESFONDECO

    FUMBODEMIDEPRO

    PROMUJERSARTAWI

    Fuente: Elaboracin Propia sobre datos FINRURAL.

    Las principales fortalezas de estas instituciones pueden resumirse as: En su mayora tienen un buen manejo tcnico, contable y administrativo e

    incluso utilizan el manual de cuentas de la SBEF, lo que les permite llevarindicadores de eficiencia que, en general, son destacables.

    Tienen carteras crediticias importantes, pero sobre todo un nmero de clien-tes elevado.

    Intermedian recursos del Estado (FONDESIF) y otros fondos de segundonivel (FUNDAPRO) asumiendo costos financieros y con la obligacin derepagarlos. Acceden tambin a un mercado internacional de capitales soli-darios alimentado en lo fundamental por ONGs europeas.

    Tienen un nivel de agremiacin importante (FINRURAL) a travs de la cualdesarrollan sistemas estadsticos agregados y los publican, comparten ydebaten sus vicisitudes tcnicas y de mercado, realizan interlocucin conel Estado y vienen buscando la autorregulacin de sus actividades.

    La autorregulacin consiste en normas administrativas, financieras y con-tables tendientes a regular las operaciones de las ONGs financieras bajo

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    Tienen carteras crediticias importantes, pero sobre todo un nmero de clien-tes elevado.

    Intermedian recursos del Estado (FONDESIF) y otros fondos de segundo ni-vel (FUNDAPRO) asumiendo costos financieros y con la obligacin de repa-garlos. Acceden tambin a un mercado internacional de capitales solidarios alimentado en lo fundamental por ONGs europeas.

    Tienen un nivel de agremiacin importante (FINRURAL) a travs de la cual desarrollan sistemas estadsticos agregados y los publican, comparten y de-baten sus vicisitudes tcnicas y de mercado, realizan interlocucin con el Estado y vienen buscando la autorregulacin de sus actividades.

    La autorregulacin consiste en normas administrativas, financieras y conta-bles tendientes a regular las operaciones de las ONGs financieras bajo una supervisin institucional superior. Estas normas autoimpuestas y consensua-das buscan facilitar la operacin en condiciones competitivas, de solidez, transparencia y crecimiento. Se trata por tanto de un proceso de adecuacin a las normas de regulacin existentes que debe emitir seales de transpa-rencia, eficiencia y eficacia al pblico, al Estado y a los entes financiadores, mediante mecanismos de informacin confiables. Requiere para funcionar un mecanismo de convalidacin de las normas, un sistema de Monitoreo, un rating o sistema de evaluacin de indicadores y un sistema de difusin o informacin.9

    Han tendido puentes hacia las instituciones reguladas, con las cuales com-parten publicaciones, debaten sus desencuentros, promueven alianzas es-tratgicas y desarrollaron un bur de informacin crediticia de utilidad para reguladas y no reguladas, que permitir integrar los registros de los presta-tarios de todas las ONGs financieras y de esa manera reducir los riesgos de sobre endeudamiento y morosidad. (Una especie de central de riesgos para el microcrdito).

    Siguiendo su tradicin y aprovechando que no tienen la presin de la ren-tabilidad, continan desarrollando y experimentando innovaciones como el microleasing, el capital de riesgo, la incubacin de empresas, bancos comu-nales, etc.

    9 Taller Desarrollo del sistema de autorregulacin para entidades financieras no fiscalizadas. PROFINCOSUDE-FINRURAL. Cochabamba, Marzo de 2001.

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    Jos Baldivia Urdininea

    Varias de ellas han logrado la autosostenbilidad operativa, entendida como la capacidad de generar ingresos propios a travs del tiempo para cubrir los costos de operacin, con independencia de los subsidios.10

    Por el lado de las debilidades pueden destacarse:

    No pueden captar ahorros del pblico, pues no estn conformadas por ac-cionistas inversores que puedan responder por ellos, sino que constituyen fundaciones o asociaciones civiles no sujetas a supervisin de la autoridad financiera.

    No siempre cumplen su compromiso implcito de no competir con tasas sub-vencionadas en reas donde intervienen las microfinancieras reguladas, es-pecialmente en contextos de ruralidad. Casi siempre el Estado es el inductor de esta actuacin a travs de financiamiento dirigido y con tasas lmite.

    Son ms vulnerables a las presiones del Estado, de las agencias donantes y de las organizaciones sociales.

    Tienen dificultades para alcanzar la autosostenibilidad financiera.

    El tema de la autosostenibilidad financiera de estas ONGs es un debate de fondo puesto que al parecer cada vez habr menos donantes dispuestos a co-locar recursos sin retorno para operaciones de crdito y microcrdito. No es esa la voluntad expresa de estas instituciones, por lo que el anlisis es importante.

    La autosostenibilidad financiera es la capacidad de generar a travs del tiempo y sin subsidios, ingresos suficientes para cubrir los costos operativos y financieros (costo del dinero, reserva para incobrables, costos por inflacin y de oportunidad) y finalmente cubrir las obligaciones de los pasivos.11 En princi-pio, casi todos los elementos que componen esta autosostenibilidad pueden ser cumplidos por las ONGs financieras, con excepcin del costo de oportunidad del capital, tema que es natural y tensionante para cualquier inversor privado pero trasplantado para las ONGs financieras.12

    10 Rodrguez, Tania. Autosostenibilidad Financiera e Instituciones de Microfinanzas en Bolivia. FUNDAPRO. La Paz 1998.

    11 Ibdem.

    12 Eva Terberger. Instituciones de Microfinanciacin en el Desarrollo de Mercados Financieros. Revista de la CEPAL N 81. Diciembre de 2003.

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    Ciertamente, estas entidades evalan constantemente el costo de oportuni-dad de tal o cual tasa de inters o de cada colocacin; sin embargo, no lo pueden hacer respecto a la que han definido como su funcin social: dar crdito a los pobres. Es decir, no existen en ellas propietarios o inversionistas cuya motivacin sea intrnsicamente financiera y que decidan salir del negocio o vender sus accio-nes en funcin de un costo de oportunidad de su dinero.

    En cambio, para una entidad con fines de lucro que opera en las microfi-nanzas no basta con alcanzar el punto de equilibrio y ser rentable, sino que esa rentabilidad debe ser igual o mayor a la de otras actividades en las que eventual-mente pudiera invertir sus limitados recursos un propietario o accionista. Algunos elementos de esta despreocupacin por el costo de oportunidad afectan tambin a los inversionistas institucionales de los FFPs.

    3.4. Las Microfinanzas, nuevo Concepto en el Mercado

    No existe todava una definicin conceptual de las microfinanzas, pero pue-de decirse que es el conjunto de actividades financieras orientadas al servicio de la micro y pequea empresa. Comprenden al menos tres actividades fundamen-tales: el microcrdito, la captacin de pequeos ahorros, giros y transferencias que hacen las pequeas unidades empresariales y las familias, adems de otros servicios complementarios.13

    Segn la definicin de la SBEF, microcrdito es todo crdito concedido a un prestatario, persona natural o jurdica, o a un grupo de prestatarios con garanta mancomunada o solidaria, destinado a financiar actividades en pequea esca-la, de produccin, comercializacin o servicios, cuya fuente principal de pago lo constituye el producto de las ventas e ingresos generados por dichas actividades, adecuadamente verificados.14

    De esta manera, la SBEF introdujo en la normativa la prctica que venan realizando las instituciones de microfinanzas, prctica que se inici con tecnolo-gas muy sencillas y que evolucion hasta anticiparse a las recomendaciones de Basilea que sealan la necesidad de calificar los crditos en funcin del flujo de caja del cliente y no solamente de las garantas. En realidad, un nuevo concepto hizo irrupcin en el mercado financiero nacional, con marcadas diferencias res-pecto a la oferta tradicional. Sus peculiaridades son:

    13 Rosales, Ramn. Ampliacin del Marco Normativo de las Microfinanzas. Informe. La Paz 2000.

    14 Reglamento de evaluacin y calificacin de cartera de crditos. Junio 1999.

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    Jos Baldivia Urdininea

    Se trata de colocaciones masivas de crditos, dispersas en miles de peque-as operaciones, lo que a su vez evita la concentracin del riesgo que afecta a la banca. Los prstamos son pequeos, con plazos ms cortos y tasas de inters ms altas.

    La clientela en gran parte es propietaria de negocios informales y rudimenta-rios, por lo que la evaluacin de su capacidad de pago supone un cuidadoso relevamiento de informacin en el mismo local o puesto de los solicitantes, ya que carecen de informacin financiera y garantas reales. En casi todos los casos, el oficial de crdito debe realizar personalmente el flujo de caja del cliente para verificar su capacidad de pago futura. Incluso en caso de ser rechazado el crdito, este ejercicio constituye todo un aprendizaje para el solicitante.

    Esta particularidad supone un importante esfuerzo de parte de las entidades, pues deben recopilar una documentacin mnima del prestatario y de sus ingresos familiares, acudir a otras fuentes de referencia y cruzar informacin. Esta situacin se complica ms aun por la permanente adaptacin de los clientes al mercado y su flexibilidad para cambiar incluso de actividad.

    La informacin asimtrica es ms pronunciada en el mercado crediticio de la micro y la pequea empresa, debido a que i) los instrumentos para evaluar, medir y predecir su xito empresarial apenas estn en desarrollo, como se demuestra en el captulo anterior de este trabajo ii) sus propietarios mezclan los recursos y gastos empresariales con los familiares iii) carecen de una historia crediticia registrada en la central de riesgos iv) tienen movilidad geo-grfica y de rubro.

    Por ello, atender a este segmento de mercado implica asignar recursos a la evaluacin de sus flujos de caja y planes de negocio, lo que se traduce en incremento de costos fijos en personal, infraestructura, capacidad operativa (vehculos, agencias cercanas) y construccin de una base de datos a partir de un sistema de garantas basado en la reputacin de cumplimiento del cliente.

    Las operaciones crediticias rotan con gran celeridad, pues se trata de ope-raciones de corto plazo, que en conjunto presentan gran volatilidad. Ello su-pone un estrecho seguimiento de la gerencia al trabajo de cada oficial de negocios, ya que una cartera normal puede deteriorarse en un periodo de tiempo muy corto. A su vez, una cartera morosa tiene un impacto inmediato

  • El mundo de las microfinanzas

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    muy fuerte en la rentabilidad, debido a los altos costos administrativos, a las reservas previsionales impuestas por la SBEF y a la ausencia de garantas. A diferencia de lo que acontece en la banca, donde un oficial de negocios administra a lo sumo una decena de crditos de montos elevados, en las microfinanzas un oficial tiene a su cargo cientos de pequeas operaciones.

    Miles de pequeas operaciones difcilmente pueden tener un control y segui-miento centralizado; por lo que la mayora de las entidades de microfinanzas cuenta con estructuras administrativas descentralizadas, con personal local entrenado en el manejo de la tecnologa financiera y dispuesto a un trabajo de campo en los barrios perifricos de las ciudades y en las reas rurales. Debido a ello, pocas veces reclutan personal emigrado de los bancos y pre-fieren acudir a costosos procesos de capacitacin.

    La estructura de propiedad de las instituciones es diferente a la de los ban-cos, pues se mantiene el rol de la ONG respecto al mandato de servicio, aunque restringido por la necesidad de rentabilidad.

    En sntesis, se trata de una industria que dispersa el riesgo en miles de pe-queas operaciones, pero que tambin lo incrementa debido a la volatilidad de los negocios; requiere mucho personal, con alto entrenamiento y mantener un contacto permanente con los clientes; ello implica, elevados costos administrati-vos. El Cuadro 11 muestra algunos rasgos caractersticos de las micro- finanzas en el mundo, aunque debe decirse que las instituciones bolivianas tienen una complejidad mayor, debido a su mayor desarrollo.

    3.5. La Tecnologa Microcrediticia

    Las instituciones de microfinanzas desarrollaron una tecnologa para la aten-cin especializada a este tipo de prestatarios de pequea escala, carentes de registros contables y garantas y en la mayora de los casos incluso de formali-zacin. De ah que no les resulta fcil a los bancos -cuya tecnologa se orienta a atender unidades econmicas formales- realizar un downscaling para la aten-cin de estos estratos y los intentos de algunas financieras como Acceso redun-daron en un sobreendeudamiento peligroso de este mercado. La tecnologa del microcrdito, en una apretada sntesis, consiste en lo siguiente:15

    Elaborar los estados financieros de los clientes, con objeto de evaluar el flujo

    15 Jansson, Tor et al. Principios y Prcticas para la Regulacin y Supervisin de las Microfinazas. BID. Washington DC. 2003.

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    de ingresos y egresos de la unidad de riesgo conformada por una empresa-familia que no separa sus movimientos econmicos. A diferencia de la banca que le solicita los datos al cliente, la recopilacin de informacin es realizada por el oficial de crdito mediante visitas a la empresa y al hogar del solicitan-te. Todo ello sirve para evaluar la capacidad de pago, fijar el monto del crdito y adecuar el plan de pagos al flujo de ingresos del cliente.

    Estimar la voluntad de pago del cliente, mediante informacin recopilada en su entorno social y econmico, con objeto de evaluar su credibilidad. Esta informacin se obtiene de vecinos, proveedores, clientes, dirigentes de su gremio y finalmente se procesa mediante mtodos estandarizados.

    Se calcula el monto del crdito como una proporcin entre los activos y pa-sivos (patrimonio) y el cronograma de pagos en funcin del flujo de caja ela-

    50

    Cuadro 12Grupos Solidarios vs. Crdito Individual

    Tecnologa Grupal Tecnologa IndividualA nivel de los clientes

    Crdito condicionado a que los clientes Acepta garantas diversas, inclusose garanticen mutuamente en forma prendas simblicas de gente pobre.solidaria, pues se conocen. Clientes carecen de grupo y por lo

    Los miembros del grupo son fuente de tanto no tienen costos de organizacinapoyo, consejo y respaldo. y mantenimiento y slo responden por

    La garanta solidaria evita las garantas sus deudas.reales, por lo que es til para gente Montos, plazos y fechas ajustadospobre o que inicia su negocio. a necesidad y capacidad de cada

    individuo.A nivel de las Instituciones

    La garanta solidaria incentiva el repago; La combinacin de garantas prendariases ms fcil evaluar a los clientes pues y personales induce al repago a losel propio grupo lo hace. individuos.

    El costo administrativo por prestatario Se conoce mejor a los clientes por unaes ms bajo. evaluacin individual detallada de su

    Los costos de transaccin son menores actividad y capacidad de pago.al ser grupales. Se detecta a los mejores clientes sin

    tener que buscarlos dentro del grupo.Fuente: Tomado de Jansson, Tor Et al. Op ant cit.

    3.6. Una regulacin ms exigente para una industria de mayorriesgo?

    El marco regulatorio de las microfinanzas est conformado por el Decreto 24000que faculta la creacin de FFPs, el Decreto 24439 que define las formas deadecuacin del sistema cooperativo de ahorro y crdito y un conjunto de nor-mas que fue dictando la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras.Todo este cuerpo normativo fue incorporado en la Ley de Bancos de 2001.Como lo seala la SBEF se permiti la conformacin de FFPs ... con capitalmnimo menor al de los bancos, pero con un rgimen ms estricto de diversifi-cacin de cartera y restricciones para asumir cierto tipo de riesgos en sus ope-raciones activas y pasivas. 36 Bajo estas consideraciones, las condiciones nor-mativas para las entidades de microcrdito son:

    36 www.sbef.gov.bo/marco_regulatorio_micro.php

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    Jos Baldivia Urdininea

    borado.

    El oficial de crdito presenta la propuesta al comit respectivo en la sucursal; slo acudir a las gerencias centrales si los montos son altos.

    Los oficiales de crdito tienen en algunos casos un sueldo fijo relativamente bajo, pero importantes comisiones por colocacin de crditos, las mismas que son penalizadas en caso de que sus crditos entren en mora, pues ellos mismos deben hacer el seguimiento y la recuperacin de sus colocaciones. Otras instituciones tienen sistemas de incentivos diferentes, pero el segui-miento permanente es general en todas.

    Los clientes cumplidores pueden lograr un trato preferencial que les permite nuevos prstamos en el futuro por montos cada vez mayores, aunque cui-dando no rebasar nunca su flujo de caja.

    3.6. Una regulacin ms exigente para una industria de mayor riesgo?

    El marco regulatorio de las microfinanzas est conformado por el Decreto 24000 que faculta la creacin de FFPs, el Decreto 24439 que define las formas de adecuacin del sistema cooperativo de ahorro y crdito y un conjunto de nor-mas que fue dictando la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras. Todo este cuerpo normativo fue incorporado en la Ley de Bancos de 2001.

    Como lo seala la SBEF se permiti la conformacin de FFPs con capital mnimo menor al de los bancos, pero con un rgimen ms estricto de diversifica-cin de cartera y restricciones para asumir cierto tipo de riesgos en sus operacio-nes activas y pasivas.16 Bajo estas consideraciones, las condiciones normativas para las entidades de microcrdito son:

    Se organizan como sociedades annimas con objeto de que cuenten con estabilidad jurdica y para posibilitar incrementos patrimoniales cuando sea necesario.

    El capital necesario para la constitucin es de 630.000 Derechos Especiales de Giro.

    Lmites de concentracin de crditos menores que los de los bancos.

    16 www.sbef.gov.bo/marco_regulatorio_micro.php

  • El mundo de las microfinanzas

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    Prohibicin de otorgar crditos a sus accionistas y administradores.

    Constitucin de previsiones por incobrables por el riesgo especfico de mo-rosidad y por reprogramaciones. Es decir, en las microfinanzas la reprogra-macin se considera un riesgo importante, porque implica que el prestatario no ha podido cumplir en su corto ciclo mercantil con los objetivos que se propuso.

    Constitucin de previsiones por mora en la escala que muestra el Cuadro 13 para enfrentar el riesgo de no pago o de la cobranza judicial (salvo que se trate de microcrdito con garanta real). Ello incide en los costos y por lo tanto en la tasa de inters.

    Constitucin de previsiones genricas en relacin con las polticas, regla-mentos e instrumentos internos de medicin del riesgo de cada entidad. Si la SBEF estima que ellas han incumplido de manera parcial estas normas internas, deber constituirse una previsin genrica equivalente al 3% del total de la cartera. Pero adems si una muestra estadstica de la cartera se ha desviado del cumplimiento de estas polticas, la entidad previsionar el 1% por cada 10% de desviaciones.

    Adicionalmente se prev que en el futuro la normativa podra establecer un rango de previsiones genricas para los casos de clientes que se encuentren en mora en otra institucin financiera.17

    17 Norma en estudio en la SBEF.

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    Se organizan como sociedades annimas con objeto de que cuenten conestabilidad jurdica y para posibilitar incrementos patrimoniales cuando seanecesario.

    El capital necesario para la constitucin es de 630.000 Derechos Especia-les de Giro.

    Lmites de concentracin de crditos menores que los de los bancos. Prohibicin de otorgar crditos a sus accionistas y administradores. Constitucin de previsiones por incobrables por el riesgo especfico de

    morosidad y por reprogramaciones. Es decir, en las microfinanzas lareprogramacin se considera un riesgo importante, porque implica que elprestatario no ha podido cumplir en su corto ciclo mercantil con los objeti-vos que se propuso.

    Cuadro 13Previsiones por Calificacin de Cartera de Microcrdito

    Das de atraso y/o reprogramacin Calificacin % dePrevisiones1 a 5 1.- Normales 16 a 30 2.- Problemas Potenciales 531 a 60 o una reprogramacin 3.- Deficientes 2061 a 90 o dos reprogramaciones 4.- Dudosos 50Ms de 90 o tres o ms reprogramaciones 5.- Perdidos 100

    Fuente: www.sbef.gov.bo

    Constitucin de previsiones por mora en la escala que muestra el Cuadro13 para enfrentar el riesgo de no pago o de la cobranza judicial (salvo quese trate de microcrdito con garanta real). Ello incide en los costos y por lotanto en la tasa de inters.

    Constitucin de previsiones genricas en relacin con las polticas, regla-mentos e instrumentos internos de medicin del riesgo de cada entidad. Sila SBEF estima que ellas han incumplido de manera parcial estas normasinternas, deber constituirse una previsin genrica equivalente al 3% deltotal de la cartera. Pero adems si una muestra estadstica de la cartera seha desviado del cumplimiento de estas polticas, la entidad previsionar el1% por cada 10% de desviaciones.

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    Segn la Ley de Bancos la tasa de inters se fija en el mercado; sin embargo, los contratos de prstamo deben incluir con claridad todos los pagos a efec-tuarse y la tasa efectiva convenida, con objeto de evitar cobros no acordados o anatosismo.18

    Operacin de un Servicio de Atencin de Reclamos y Consultas (SARC) en cada institucin, con registro de todos los reclamos de los clientes, de modo que si no son atendidos puedan acudir a la SBEF.

    Reglamentos de la funcin del Sndico, del Comit de Auditora del Directorio, de la Unidad de Auditoria Interna y de la Unidad de Riesgo en cada entidad.

    La restriccin ms importante de la normativa para las microfinanzas respec-to a los bancos es que stos ltimos pueden asumir un riesgo crediticio con un deudor individual o un grupo de deudores vinculados entre s hasta por el 20% de su patrimonio, mientras que un FFP slo puede concentrar el riesgo hasta por el 3% de su patrimonio. Si la garanta de estos crditos es personal (no hipotecaria), los bancos pueden asumir un riesgo equivalente al 5% de su patrimonio y las microfinancieras solamente al 1%. (Cuadro 14)

    De las diferencias y restricciones de los FFPs respecto a los bancos, la me-nos justificable es la que se refiere al comercio exterior, pues de alguna manera conlleva implcito el prejuicio de que los pequeos empresarios no realizaran exportaciones e importaciones. A la inversa, establecer lmites ms severos a la concentracin de riesgo en un deudor constituye una fuerte presin para encami-narlas hacia los pequeos prestatarios.

    El Cuadro 15 muestra las formas institucionales que han asumido las micro-finanzas en Amrica Latina, regin en la que gran parte de este tipo de servicios ha asimilado la experiencia boliviana, no solamente porque es una de las ms antiguas, sino tambin la de mayor desarrollo en tecnologas financieras y en supervisin.

    3.7. Origen y Crecimiento de sus Recursos

    Otro de los cambios fundamentales al cabo del trnsito de varias ONGs fi-nancieras a sociedades annimas reguladas por la Superintendencia de Bancos

    18 Anatosismo: Inters sobre inters. Figura prohibida por la Ley. El Movimiento de Pequeos Prestatarios denunci que se les estaba aplicando este tipo de inters, pero no se evidenci que as fuera.

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