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Mirando hacia atrás con ojos actuales: la cuestión ambiental en la Alemania socialdemócrata 1919-1933 Guillermo Bengoa 1 Resumen: El siguiente artículo intenta explorar los componentes de una temprana “consideración ambiental” en los proyectos, programas, experiencias y construcciones tanto a nivel arquitectónico como urbanístico en la Alemania de la primera posguerra. A sabiendas de que no se puede valorar con parámetros actuales las experiencias pasadas, lo que se intenta es rastrear qué aspectos de esa experiencia pasada pueden ser considerados antecedentes de problemas y soluciones actuales relacionados con el ambiente, los problemas de la gestión local, la demanda energética y la relación sociedad-naturaleza en todos sus aspectos. Palabras claves: Ambiente – historia – socialdemocracia – gestión local Abstract Keyword 1

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El siguiente artículo intenta explorar los componentes de una temprana “consideración ambiental” en los proyectos, programas, experiencias y construcciones tanto a nivel arquitectónico como urbanístico en la Alemania de la primera posguerra.A sabiendas de que no se puede valorar con parámetros actuales las experiencias pasadas, lo que se intenta es rastrear qué aspectos de esa experiencia pasada pueden ser considerados antecedentes de problemas y soluciones actuales relacionados con el ambiente, los problemas de la gestión local, la demanda energética y la relación sociedad-naturaleza en todos sus aspectos.Siempre es un recurso historiográfico cuestionable mirar con ojos actuales los hechos del pasado. Sin embargo, explícita o tácitamente, es el único posible. Es más cuestionable si lo que se utilizan son pautas valorativas –incluso, a veces, hasta en términos morales- las acciones efectuadas por las sociedades humanas en un pasado distinto, incluso reciente.No obstante, es interesante intentar rastrear el origen de aspectos de nuestra vida cotidiana actual, de nuestro marco ideológico o de nuestra visión del mundo, ya que nos permite develar ciertas relaciones que a veces se ocultan, entender que nuestros problemas no son tan originales o incluso ver como se resolvieron en el pasado problemas similares a los que hoy nos aquejan.En ese marco, este artículo forma parte de un proyecto más amplio de revisión desde la perspectiva ambiental de la historia de la arquitectura moderna, en realización bajo la dirección de Roberto Fernández en la Facultad de Arquitectura de Mar del Plata.

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Mirando hacia atrás con ojos actuales: la cuestión ambiental en la Alemania socialdemócrata 1919-1933

Guillermo Bengoa1

Resumen:

El siguiente artículo intenta explorar los componentes de una temprana “consideración ambiental” en los proyectos, programas, experiencias y construcciones tanto a nivel arquitectónico como urbanístico en la Alemania de la primera posguerra.

A sabiendas de que no se puede valorar con parámetros actuales las experiencias pasadas, lo que se intenta es rastrear qué aspectos de esa experiencia pasada pueden ser considerados antecedentes de problemas y soluciones actuales relacionados con el ambiente, los problemas de la gestión local, la demanda energética y la relación sociedad-naturaleza en todos sus aspectos.

Palabras claves:Ambiente – historia – socialdemocracia – gestión local

Abstract

Keyword

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Introducción.

Siempre es un recurso historiográfico cuestionable mirar con ojos actuales los hechos del pasado. Sin embargo, explícita o tácitamente, es el único posible. Es más cuestionable si lo que se utilizan son pautas valorativas –incluso, a veces, hasta en términos morales- las acciones efectuadas por las sociedades humanas en un pasado distinto, incluso reciente.

No obstante, es interesante intentar rastrear el origen de aspectos de nuestra vida cotidiana actual, de nuestro marco ideológico o de nuestra visión del mundo, ya que nos permite develar ciertas relaciones que a veces se ocultan, entender que nuestros problemas no son tan originales o incluso ver como se resolvieron en el pasado problemas similares a los que hoy nos aquejan.

En ese marco, este artículo forma parte de un proyecto más amplio de revisión desde la perspectiva ambiental de la historia de la arquitectura moderna, en realización bajo la dirección de Roberto Fernández en la Facultad de Arquitectura de Mar del Plata. El segmento que presentamos aquí se refiere al fértil período de la socialdemocracia alemana de principios del siglo XX y las propuestas arquitectónicas y urbanísticas que de alguna manera sembraron semillas que irían madurando a distinto tiempo a todo lo largo del siglo.

Podemos simplificadamente decir que la “perspectiva ambiental” a la que hacemos mención implica analizar la relación sociedad-naturaleza como sistema, apllcando conceptos extraídos de diversas ciencias y disciplinas. Como dice E. Leff “La perspectiva ambiental abre opciones alternativas al proceso de desarrollo que subvierten a las políticas económicas, tecnológicas y educativas prevalecientes, fomentando así la implementación de procesos productivos orientados hacia el aprovechamiento del potencial productivo proveniente del manejo integrado de los recursos de cada región, fundado en la articulación de sus niveles de productividad ecológica, tecnológica y cultural”2

Al revisar desde este ángulo ambiental la experiencia de la socialdemocracia alemana nacida a partir de la derrota en la Guerra del 14/18 y la inmediatamente posterior constitución de Weimar, aparecen varios puntos de interés.

El primero de ellos está relacionado con la forma de intervención territorial, ya que se consolida la escala municipal como un elemento central de intervención. Dice R. Fernández “lentamente emergen experiencias nuevas de gestión dentro de los aparatos de gobierno municipal en la acción de Otto Haessle en Celle, cerca de Hamburgo, Max Berg en Breslau, el citado Wagner en Berlín, Fritz Schumacher en Hamburgo y hasta la curiosa aventura de Bruno Taut en Magdeburgo, fuera de la crucial tarea de May en Frankfurt”3. La cuestión de la escala de actuación –si global o local, para sintetizar en sus extremos- es muy importante desde el punto de vista ambiental.

Por ejemplo, la corriente llamada “economía budista”, basada principalmente en los escritos de F. Schumaker4 de la década de 1970 hace hincapié en la necesidad de contar con un tamaño adecuado de las unidades económicas, y por extensión de sus organizaciones territoriales, entre ellas, las ciudades. La autonomía municipal es rescatada como un valor en sí, y de hecho, las experiencias más conocidas de gestión ambiental en el último tercio del siglo XX tienen como nombre las de un municipio y no las de un país o una región: el manejo biocibernético de Frankfurt; el enfoque ambiental de Curitiba, los city confort de Seattle, el Plan Estratégico de Barcelona, etc.

La investigación desde el lado ambiental del tamaño adecuado para resolver los problemas es una discusión que viene, en realidad, desde la República de Platón, pasando por la precisión cientificista del Falansterio de Fourier, y que se relaciona sobre todo con la escala para la toma

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de decisiones democráticas, idea que se ve enriquecida y discutida con el aporte ambiental sobre los límites naturales de los problemas y la aparición de conceptos como el de “cuenca”, o más recientemente, el de “huella ecológica”.

Este manejo de la escala municipal para la resolución de los problemas que hacen al hábitat tiene su antecedente directo en el caso de las ciudades alemanas de las décadas del ´20 y ´30. Motivados por una realidad política, la asunción de autoridades socialdemócratas en varias ciudades importantes de ese país, empiezan una serie de experimentos centrados en el problema de la vivienda pero que atañen a la resolución del problema vivienda-ciudad, y a la relación entre tamaños administrativos y esquemas productivos, que intentaremos descubrir en los siguientes párrafos.

La búsqueda de la escala correcta de intervención para los problemas de la construcción de viviendas comienza con la propia Constitución alemana de 1919, que atribuye al Estado la misión de generalizar el “derecho a la casa”. En 1920 se empiezan a tomar medidas de racionalización administrativa a escala regional, como el plan para el distrito industrial del Ruhr5

y la unificación de municipios de la circunscripción de Berlín6. Tenemos entonces un primer paralelismo: el municipio como unidad de gestión preferencial en Alemania de 1920, la gestión local como respuesta ambiental en actualidad.

El segundo de los puntos de contacto que detallaremos entre aquellas experiencias y las preocupaciones ambientales actuales es la búsqueda de diseños de viviendas y de agrupaciones de viviendas que propendan a una mejor solución bioclimática del proyecto. En ese aspecto son conocidos, entre otros, los cálculos de Gropius que relacionan la altura de los bloques de vivienda con la separación que deben tener para asegurar la cantidad mínima de horas de sol, etc. Esta vertiente se relaciona tanto con el afán de la Nueva Objetividad de hacer evidente la tecnología, a veces de forma ingenua, como con las experiencias sanitaristas del siglo XIX.

Es importante, para entender el contexto en que encontramos a este tipo de iniciativas, recordar que la idea de un “regreso a la naturaleza” posee una larga tradición en la historia de las ideas germanas, que se vincula tanto con el ideario romántico de los escritores y pintores desde el siglo XVII como con las prácticas de la juventud alemana de principios del siglo XX, que incluso habían fundado una serie de asociaciones juveniles, genéricamente denominados Wandervogel (literalmente “pájaro errante”, llamados en las traducciones castellanas “excursionistas”), que, entre otras cosas, reivindicaban, contra la gran ciudad, la excursión a través del país alemán (La Alemania profunda) buscando la comunión con la naturaleza y el contacto del pueblo (Volk) alemán auténtico; contra la religión revelada, intentan despertar una religiosidad germánica; contra el tabaquismo, el alcoholismo y la degeneración física, exalta la fuerza física y la belleza nórdica (pintada por el dibujante Fidus) practicando la gimnasia y el nudismo. 7

Tal vez no sea casual que la noción de la naturaleza como un todo integrado viene de lejos en la tradición alemana: Goethe se preciaba de sus dotes de naturalista, y la misma invención del término "ecología" proviene de un alemán, E. Haekel, quien la utiliza por primera vez en 1885.

Estos conceptos se relacionan con el tercero de los puntos de contacto entre el diseño ecológico actual y parte de los proyectos de la Alemania Weimariana: existe cierta búsqueda de lo que hoy se llamaría "biónica", es decir la observación de los métodos y técnicas de la naturaleza para resolver problemas de la construcción. En general, en los años ´20 y ´30 esta observación no pasaba de un impulso o el uso de analogías biologistas, con respecto al edificio y sobre todo con respecto a la ciudad.Un cuarto punto de contacto entre las formas de gestión ambientales actuales y la gestión de ciudades en el período en estudio es la interdisciplina: entre los últimos emprendimientos como

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arquitecto municipal de M. Wagner en Berlin se cuenta la Siedliung Weissstad, que en 1920 desarrolló un equipo interdisciplinario en el cual se incluía explícitamente el proyecto paisajístico, algo que según R. Fernández, hasta entonces no se mencionaba en los proyectos.

El poder municipal.

En prácticamente todas las teorías ambientalistas a partir de la década del ´60 se reivindica la escala municipal como un elemento necesario aunque no suficiente para realizar un efectivo trabajo dentro de los parámetros de sustentabilidad. Aunque originariamente suscitado por otras razones, esa es la vertiente tomada por gran parte de la experiencia alemana del período considerado:

Dice Tafuri: Pero queda, dentro de la cultura arquitectónica alemana, la demanda de una gestión directa de la ciudad: contra la nebulosidad ideológica del Novembergruppe o de la primera Bauhaus, arquitectos como O. Haessler en Celle, E. May en Francfurt, M. Berg en Breslau, M. Wagner en Berlín y F. Schumaker en Hamburgo reconocen como campo específico del nuevo técnico la gestión y la administración de la producción edificadora y del suelo urbano 8

Queda dicho que lo más importante de esta experiencia es el componente político (la conjunción sindicatos-municipalidades en los casos de Berlín y Frankfurt, las 11 filiales de la cooperativa de producción, la DEWOG, que se convierte en el núcleo de una economía colectiva en la construcción, dentro de un sistema capitalista, etc.), sin embargo esta serie de actividades generan consecuencias directas sobre el ambiente de los suburbios, que pueden ser analizadas bajo nuestra óptica. "Este período de poder de los arquitectos modernos dentro de los gobiernos municipales y estatales se prolongó sólo desde 1925 aproximadamente hasta uno o dos años después de la quiebra de Wall Street. Al tomar el poder, los nazis suprimieron las atribuciones de las entidades locales, mediante la centralización estricta de la maquinaria de la planificación urbanística y de su aprobación. Para todos los efectos, la revolución de la vivienda en Alemania fue un milagro de cinco años de duración"9

Al principio, algunas de estas experiencias arrastran el espíritu anarco-libertario de parte del expresionismo (como la Colonia ”Reform”, de B. Taut, Magdeburgo, 1922) Sin embargo, muy pronto todos los arquitectos convocados a esta tarea de arquitectos municipales comienzan a trabajar sobre los mismos principios: “barrios racionalizados como bloques paralelos e independientes de la red viaria principal, reducidos a puras expresiones de la búsqueda tipológica, basada en la individuación de células mínimas perfectamente organizadas”. 10

La búsqueda de esta racionalidad constructiva se va dando al mismo tiempo que el debate sobre el papel de la ciudad y sus suburbios, y sobre todo la relación ciudad-campo. Distintas teorías compiten en ese aspecto, aunque los resultados visibles sean similares. Entre 1919 y 1925, E. May realiza en Silesia, con M. Wagner y L. Migge, una serie de comunas agrícolas; pero como dicen Tafuri y Dal Co, “la superación de la ideología antiurbana, viva en la teoría howardiana, es palmaria en el proyecto de plan regulador presentado por él en 1921 para la ciudad de Breslau. En él, May prevé la creación de núcleos residenciales satélites a 20/30 km del centro, en una organización metropolitana diferenciada, pero cimentada en un intenso desarrollo de las redes de tráfico y fundada en la descentralización de los núcleos productivos, lo cual se recogerá en 1924, por el Landrat del distrito de Breslau y lo perfeccionará en 1925, el propio May. Centro terciario y unidad urbana semiautosuficiente se sueldan entre sí a escala territorial; todo el conjunto de búsquedas sobre edificación popular iniciado desde el siglo XIX desemboca así en un modelo teórico completo” 11

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En lo que respecta a la gestión, es importante destacar el papel del Estado Municipal en estos emprendimientos, así como la política de tierras, un modelo que iba ser seguido e intentado imitar por cientos de administraciones socialdemócratas municipales a lo largo y a lo ancho del mundo, en los siguientes 70 años, entre ellas la de la ciudad de Mar del Plata en los años ´63-66. "La política de formación de un extenso dominio municipal iniciada a fines del siglo XIX, pone en manos de la Municipalidad de Frankfurt el 43,2 % de la propiedad del suelo, del cual el 22% es destinado a bosques público al sur del centro. Pero se hace necesaria una intensa política de expropiaciones en zonas particularmente favorable, como la del valle del río Nidda, en la cual E. May realiza las colonias modelo de Praunhein y Römerstadt. (…) La Hauszinsstener, nuevo impuesto del 15 % sobre rentas inmobiliarias relativas a las viviendas construidas antes, estaba destinada en un 25 % a la edificación pública." 12

Bioclimatismo y construcción.

Existen dos formas posibles de analizar desde el punto de vista ambiental las edificaciones y proyectos del período considerado.

Una de ellas es estudiar el verdadero efecto que tuvieron sobre el ambiente, aplicando pautas actuales de análisis. Esto implica tomar, por ejemplo, las modernas estrategias de proyecto ecológico y ver las efectivas prestaciones que esos emprendimientos cumplieron. En extremo, podría realizarse una “Evaluación de Impacto Ambiental expost”, con las salvedades evidentes, a cualquiera de las obras realizadas.

La otra de forma de análisis es estudiar los manifiestos y declaraciones de los proyectistas, para ver si tuvieron en cuenta, aún con otro nombre, el tipo de problemas que hoy llamaríamos "ambientales".

Se analizarán a continuación ambas vertientes.

Proyectos y obras.

Para el primer tipo de análisis y siguiendo a K. Yeang,13 podemos dividir en tres las estrategias para un proyecto ecológico:1. elecciones de los materiales de construcción y los sistemas constructivos.2. elección del sistema de servicios.3. planificación espacial de la forma edificada.

Veamos a través de ejemplos el grado de existencia de cada una de estas tres estrategias.

1. elecciones de los materiales de construcción y los sistemas constructivos.El complejo Weisenhof Siedlung (Stutgart, 1927) es un muestrario de las ideas de los arquitectos de la vanguardia europea con respecto a la vivienda. Aunque lo más detallado en la mayoría de los escritos es el aspecto estético, intentaremos observar lo referente a factores bioclimáticos y de construcción. La vivienda presentada por O. Rading, por ejemplo, "tenía un esqueleto de acero recubierto de Thermosplatten y placas de yeso en el interior. Su construcción resultaba costosa y era cara en términos de mantenimiento térmico." La mayoría de las innovaciones técnicas dentro de las experiencias municipales weimarianas, en lo que hace a los sistemas constructivos, consistieron simplemente en racionalizaciones de los métodos existentes, a veces hasta límites obsesivos, lo que permitió una gran economía de materiales y también la resolución de una de las más frecuentes contradicciones en la construcción de viviendas sociales, a lo largo de la historia, esto es el uso de mano de obra tradicional con la necesidad de acelerar tiempos de ejecución y abaratar costos. En ese aspecto, se puede decir que en los estudios realizados por los arquitectos municipales se

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empieza a cumplir uno de los preceptos de las actuales líneas ambientales, como es el concepto de "ciclo de vida del producto", donde se produce un abordaje más crítico de la complejidad en que se inserta el concepto de proyecto, desde el momento de su producción hasta su demolición o reciclaje final.

Como se dijo, los cambios tecnológicos que efectuaron en la construcción de esos barrios no fueron tan profundos, y a pesar de la insistencia propagandística de algunos arquitectos, como E. May, en los métodos de prefabricación e industrialización, su empleo no fue tan amplio "Al igual que en Berlín, la economía en los costes se logró por una rigurosa estandarización de los elementos de construcción convencionales más que por la transformación total de la industria de la construcción."14

W. Gropius intentó realizar una sistematización extrema de la construcción en su complejo de Törten (Dessau, 1926-1930), desarrollando un ferrocarril de suministros y un plan de obra cuidadosamente organizado, lo que resultó en ahorro de tiempo, pero desgraciadamente para la suerte y propaganda del Movimiento Moderno, en una muy mala calidad de construcción, con aparición de grietas y manchas en el revoque.

En ningún de los complejos de viviendas relevados en este estudio se han detectado preocupaciones sobre agotamiento de los recursos energéticos y materiales, impactos de los materiales sobre el ecosistema del lugar, productos emitidos al valerse de esos métodos, etc.

2. elección del sistema de servicios.

Este es posiblemente el punto menos trabajado con relación a las preocupaciones actuales. No existían en la época muchas variantes de provisión de servicios, por lo tanto las elecciones eran, dentro de lo que se ha podido relevar, las convencionales para la extensión de la ciudad15

Asimismo, ciertas innovaciones pueden considerarse mejoras ambientales, aunque sean solamente optimizaciones de lo existente, como por ejemplo el reemplazo de chimeneas individuales alimentadas a carbón por equipos centralizados de calefacción, que en conjunto son menos contaminantes. Esto implica, a nivel teórico, que no se plantea una revisión del modelo de consumo sino simplemente el camino de "más tecnología para resolver los problemas creados por la tecnología", aunque a nivel práctico significaba menores niveles de contaminación ambiental.

Es interesante, sin embargo, señalar que K. Yeang, en el año 1995, marca como un ejemplo de estrategia ecológica de proyecto, "reducir los niveles globales de necesidades de los usuarios, de confort y de consumo"16. Aquí se plantea una cuestión delicada: ¿el existensminimum o necesidades básicas que deben cumplir las viviendas, es una pauta de mínima para que todos accedan a la vivienda o un programa de máxima, en el cual se reducen, como pide K. Yeang, los niveles globales de necesidades de los usuarios?

3. planificación espacial de la forma edificada.

Específicamente en viviendas, un primer acercamiento indica que los aspectos ambientales tampoco eran demasiado considerados. Así, en las Colonias de Vivienda (Siedlung) de la época, caracterizados por la estricta economía de materiales y procedimientos, el componente bioclimático parece darse sólo en el estudio de las ventanas y, en ciertos casos, en la disposición con respecto a los puntos cardinales. “La mayoría de los barrios estaban constituidos por bloques de cierta longitud y una altura de tres a cinco pisos, dispuestos a lo largo de los caminos de acceso; la estructura era de ladrillos o mejor aún, de bloque porosos (cinderblocks) casi siempre revocados; las ventanas eran más bien pequeñas y su tamaño exacto quedaba determinado conforme a los requisitos mínimos de luz natural”17

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Un primer paso del debate de la época es la adopción misma del concepto de Colonia (Siedlung, en alemán) como vivienda en tira, bajo el nombre tipológico de “construcción en hilera” (Zeilenbau) contra la variante de tira que se cierra formando manzanas con un patio en el centro (Hof) Esta discusión tiene su componente ambiental: en el primero de los casos, se da preeminencia a los componentes bioclimáticos. En el segundo, se pierde buena orientación en parte de las viviendas a cambio de una reconstrucción más similar a la ciudad tradicional centroeuropea (veremos luego las exageraciones de esta variante de manzana con un patio central en la experiencia de la Viena Rosa) El trabajo tipológico con la tira también tenía muchas variantes, expresadas a veces en el nombre que se le daba al proyecto. Así, B. Taut, luego de experimentar con la tira en el Siedlung Onkels-Toms-Hütte, (Berlín-Zehlendorf, 1926-1930), diseñó un complejo de gran extensión y densidad que quiso diferenciarlo claramente de los Asentamientos (Siedlungen) calificándolo de Ciudad de Viviendas (Wohnstad). Fue el Wohnstad Carl Liegen (Berlín Este, 1929-1930) diseñado y construido con una minuciosidad que permitía que, a pesar de la alta densidad, hubiera buenas prestaciones con respecto a la habitabilidad. Pautas higienistas -típicas de la tradición socialista, como se ha dicho- guiaron el diseño de este Complejo: "Dado que no había espacio para que cada piso contase con un jardín, las viviendas tenían grandes terrazas, orientadas al sur o al oeste. Taut y sus colegas consideraban que el remedio a largo plazo para la tuberculosis consistía en procurar a la gente un lugar donde sentarse al sol con la mayor frecuencia posible, teoría que confirmaba ampliamente la literatura médica" 18

Algo similar ocurría con otros complejos de viviendas menos conocidos, incluso de arquitectos que no estaban en la vanguardia, como el caso de P. Mebes, quien entre 1924 y 1928 desarrolla el complejo de viviendas en la Rubenstrasse, en Berlín, con terrazas que podían dejarse abiertas o acristaladas, siempre con el propósito de brindar las oportunidades terapéuticas del sol. W. Gropius, conjuntamente con O. Haesler construye el barrio Dammerstock (Karlsruhe, 1927-28), en el cual, a diferencia del anterior barrio construido por W. Gropius, Torten, los cuerpos de edificios están dispuestos rígidamente según el eje heliotérmico en un modelo lineal teóricamente reproducible al infinito. E. May, en una de sus primeras realizaciones, el barrio de 643 viviendas Bruchfeldstrasse (Frankfurt, 1926), proyectó unos retranqueos en zigzag en planta que tenían el objetivo de proporcionar el máximo sol a las habitaciones principales. O. Haesler, uno de los pioneros de la vivienda en tira, construyó tempranamente el Georgsgarten (Celle, 1924), un barrio en el cual las casas se disponían en línea, a una óptima distancia para permitir la ventilación y la penetración de la luz solar. "Este módulo, basado en la regla de Heiligentahl, según la cual las hileras deben guardar entre sí un espacio no inferior a dos veces la altura del bloque, se convirtió en la fórmula normativa de la Nueva Objetividad" , dice Framptom.

El otro debate tipológico de la época era sobre la altura de los edificios. Las dos opciones -de poca o de gran altura- tenían y tienen sus implicancias ambientales. Mientras la mayoría de las viviendas alemana de la época consistía en viviendas de dos o tres pisos, otros arquitectos de la vanguardia, como Gropius o Le Corbusier, insistían con las ventajas de concentrar la población en viviendas de alta densidad, dejando entre ellas terreno que podía (debía, según los parámetros de los CIAM y la Carta de Atenas) ser parques y paseos públicos, en especial espacios verdes.

Defendiendo la primera de las posturas, E. May escribía: "La forma ideal de la construcción de viviendas es la vivienda unifamiliar de poca altura, por ser la más natural Esta forma asegura a la familia la tranquilidad e intimidad especialmente necesarias en una época extremadamente colectiva. Sólo este tipo de vivienda asegura que cada unidad habitable esté estrechamente

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unida a una porción de jardín, por reducido que sea, ampliando así el cuarto de estar y ligándolo a un área de vida natural" 19

La relación con el terreno era destacada por muchos otros arquitectos de la época. El ya citado O. Haesler, en su complejo Georgsgarten, "añadió unos bloques cortos y orientados al sur a las terrazas, que discurrían de norte a sur, creando una serie de patios verdes en forma de L que se extendían hacia los lotes adyacentes. Estos lotes estaban dividido en parcelas familiares para el cultivo de hortalizas."20 Vemos aquí otra característica presentada en los escritos posteriores como ventajosa desde lo ambiental: el autovalimento, o la "casa autosuficiente".

En cambio, otros arquitectos alemanes, entre ellos W. Gropius, insistían con el edificio en altura. En un concurso convocado por el gobierno para la construcción del complejo Haselhorst (Berlín, 1929) Gropius obtuvo el primer premio con un proyecto que proponía diversas soluciones, entre ellas, una serie de edificios de 12 plantas. Gropius había realizado un detallado estudio económico y llegado a la conclusión de que la incorporación de ascensores (en un partido de bloque estrecho) se justificaba recién con 12 pisos. Generalmente, el piso superior tenía un gimnasio y un solarium, en un modelo que 25 años después repetiría Le Corbusier en la Unidad de Marsella y sus cinco réplicas repartidas en Alemania y Francia. Existía también una influencia a favor del bloque en altura de los arquitectos holandeses (por ejemplo, Brinkman, van der Vlugt y van Tijen), siempre presionados por la escasez de suelo en los países bajos.

La búsqueda de la concentración de servicios en un solo bloque no sólo se relaciona hacia atrás con las propuestas de falansterio de Fourier, sino hacia delante con las inquietudes ecologistas de ciertos arquitectos high-tech, que en la última década del siglo XX empezaron a plantear nuevamente la "ciudad vertical", por ejemplo N. Foster.

Manifiestos y escritos.

Como se dijo, la segunda de las formas posibles es estudiar los escritos de los proyectistas de la época. Fue un tiempo prolífico en manifiestos, de modo que si allí no aparecen preocupaciones "ambientales", es posible que no existieran en la mente de esos arquitectos.

Leyéndolos, se encuentran dos preocupaciones muy cercanas a la actual temática ambiental: la obsolescencia de las construcciones y objetos por un lado, y las prestaciones bioclimáticas por el otro.

Como se dijo, existía desde hace tiempo una conciencia higienista, que incluso era considerada soporte ideológico y argumentación para otros temas. En discusiones en la Werkbund, H. Muthesius decía en 1911: “La forma es una importante necesidad intelectual, en la misma medida en que la higiene corporal es una importante necesidad corporal. Al hombre verdaderamente cultivado, las vulgaridades de la forma llegan a producirle un dolor casi físico, siente ante ellas la misma incomodidad que le producen la suciedad y los malos olores. Pero en tanto la sensibilidad por la forma de los miembros cultos de nuestra nación no esté tan desarrollada como su apremiante necesidad de ropa limpia, estaremos aún lejos de una situación que permita compararnos con las épocas de gran florecimiento cultural”21

Sin embargo, el debate en la Werkbund estaba centrado en el binomio estandarización vs espíritu creador, manifiesto en la polémica Muthesius/Van de Velde y no en la búsqueda de una racionalidad específica de lo ambiental.22

Otra vertiente que, desde el expresionismo, aportaba a una relación más amplia entre el hombre y su ambiente era la proveniente del círculo de intelectuales llamado “La cadena de cristal”. Paul Scheebart, el poeta y novelista oficial de este círculo, escribió en 1914, bajo el

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título “el medio ambiente y su influencia sobre el desarrollo de la cultura”: "Vivimos generalmente en espacios cerrados. Estos constituyen el medio ambiente en que se desarrolla nuestra cultura (…) si queremos aumentar nuestro nivel cultural, nos vemos obligados, nos guste o no, a transformar nuestra arquitectura. Y esto sólo será posible si eliminamos el carácter de espacio cerrado de las habitaciones en que vivimos. Pero sólo podemos conseguirlo con la arquitectura de cristal, que deje entrar en la habitación la luz del sol y de la luna y de las estrellas, no sólo a través de un par de ventanas sino a través de tantas paredes como sea posible”23 Las implicancias de las nuevas tecnologías sobre el ambiente eran percibidas con mayor justeza por este poeta que por muchos administradores y arquitectos: “Hace ochenta años apareció el ferrocarril de vapor y transformó de hecho, como nadie puede negar, toda la superficie de la Tierra. Por tanto, de lo dicho hasta ahora se desprende que la superficie terrestre puede ser transformada – y precisamente gracias a la arquitectura de cristal. Cuando aparezca, transformará la superficie terrestre. A ello contribuirán, naturalmente,

1 (Mar del Plata, 1964) Docente investigador de la FAUD, Centro de Investigaciones Ambientales2 Leff, E. “las ciecnias sociales y la formación Ambiental a nivel universitario, PNUMA, Méxcio, 19873 Fernandez, R. “Utopías sociales y cultura técnica. Estudios de historia de la arquitectura moderna” ed. Concentra, Buenos Aires, 2005, Pág 2624 Schumacher, F. “Small us beautifull”, 1973, ed. consultada “Lo pequeño es hermoso”, H blume ed. Madrid, 19785 Curiosamente, 70 años después se empezó a trabajar en el mismo distrito industrial desde el punto de vista del ambiente, debido a la desindustrialización del área en el emprendimiento conocido como “Emscher Park”6 Aquí también, curiosa y tristemente, una de las ciudades pioneras en entender que los problemas ambientales exceden generalmente el marco de las circunscripciones administrativas tradicionales y que es necesario, a veces, propender al uso de conceptos más “naturales” como cuenca, fue la ciudad que estuvo durante 25 años dividida por un muro infranqueable. 7 Estas juventudes excursionistas, que llegaron a tener 60.000 miembros en la década del 20, terminaron absorbidas por las juventudes hitlerianas o eliminadas, las que se oponían a ese ingreso. 8 Tafuri, M y Dal Co, F: “Arquitectura Contemporánea 1”, Ed. Viscontea, Buenos Aires, 1982 pág 1569 Benton, T. y Benton, C. : “El estilo internacional " , Adir editores, Madrid, 1981 pág 54 10 Tafuri, M y Dal Co, F: ob cit. pág 15811 Tafuri, M y Dal Co, F: ob cit. pág 15812 Tafuri, M y Dal Co, F: ob cit. pág 17013 Yeang, K.: “Proyectar con la naturaleza. Bases ecológicas para el proyecto arquitectónico”, ed. G. Gili, Barcelona, 1999. 14 Benton, T. y Benton, C. : “El estilo internacional 2" , Adir editores, Madrid, 1981 pág 3215 De todos modos, éste es un campo para investigaciones posteriores, ya que no se ha encontrado material directo que atestigüe de qué manera llegaban los servicios a lugares semirrurales o alejados del centro de las ciudades respectivas, como la colonia Weissenhof. 16 Yeang. K. op. cit. pág 16817 Banham, R. “Teoría y diseño arquitectónico en la era de la máquina”, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1977, pág 266.18 Benton, T. y Benton, C. : “El estilo internacional 2" , Adir editores, Madrid, 1981 pág 2119 May, E. artículo en Das Neue Frankfurt número 2/3, febrero 1930, pág. 3620 Framptom, K. "Historia crítica de la arquitectura moderna", Ed. G. Gili, Barcelona, 1987., pág 13821 Muthesius, H. “Objetivos del Werkbund”, 1911 (extraído de Conrads, U. “Programas y manifiestos de la arquitectura contemporánea”, Ed. Lumen, Barcelona, 1973. 22 Lo que demostraría la contingencia histórica de la problemática sobre el medio ambiente, aunque también podría haber surgido lo ambiental en la Alemania de esa época, urgida de recursos naturales que el resto de los países imperialistas conseguían de sus vastas colonias de ultramar. En cambio, esa necesidad incentivó dos aspectos distintos: el agregarle valor de diseño a los objetos para conseguir nuevos mercados y el reemplazo de elementos naturales por sintéticos (Como la urea para fabricar fertilizantes, que fue el segundo producto orgánico sintetizado por el hombre, en 1928, o el cauchjo sintético, investigado estadounidense Wallace Hume Carothers y el alemán Hermann Staudinger, en 1930. 23 Scheebart, P. “Arquitectura de Cristal”, 1914 (extraído de Conrads, U. “Programas y manifiestos de la arquitectura contemporánea”, Ed. Lumen, Barcelona, 1973.

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otros factores que no cabe tratar aquí. El ferrocarril de vapor creó la cultura de la gran ciudad de ladrillo actual, que todos sufrimos. La arquitectura de cristal sólo se impondrá cuando se disuelva la gran ciudad”24

Desde el expresionismo también se avanzaba en la relación forma-función observable en la naturaleza: "queremos examinar cosas y permitirles descubrir sus propias imágenes, Repugna otorgarles una forma procedente del exterior... En la naturaleza, la imagen es el resultado de una coordinación de muchas partes, de tal modo que permita al todo, así como a cada una de sus partes, vivir con la mayor plenitud y la mayor efectividad... si tratamos de descubrir la "verdadera" forma orgánica, en vez de imponer una forma extraña, actuamos de acuerdo con la naturaleza."25

La analogía biologista es otra de las maneras en que se manifiesta en escritos una preocupación ambiental. Comparaciones metafóricas entre los mecanismos de la naturaleza y de la arquitectura provienen desde bastante tiempo atrás. (Desde los órdenes clásicos, en realidad) A principios del siglo XX, adquiere una dimensión particular, y se incluye en el debate de la época. Le Corbusier, por ejemplo, ya pretendía lograr para su Concurso del Congreso de los Soviets (Moscú, 1927) el "muro con respiración exacta". Incluso cuando no se hablaba estrictamente de un trabajo con la Naturaleza, los términos derivados de ella eran apreciados: "es decir, que no hablamos de la composición de la fachada como algo artificial, abstracto y autónomo, sino de algo significativo, y orgánico que se deriva directamente de la época"26, escribía en 1929 O. Rading, un arquitecto que evolucionó desde el Art Nouveau al Elementarismo.

Esta analogía biológica era llevada al extremo por algunos de los arquitectos expresionistas de “la cadena de cristal”. B. Taut, por ejemplo, en su texto “la disolución de las ciudades (casi una historieta, en verdad, ya que mezcla dibujos con viñetas) incluye un subtítulo que anticipa la “hipótesis Gaia” ambientalista de los ´70: “La Tierra, o una buena vivienda”. En este ensayo, Taut se propone “imaginar un mundo cooperativo compuesto con unidades de 100 casas y 500-600 personas dispersas en el territorio y organizadas en forma orgánica – con huertos, talleres artesanales y estanques de patos – donde el trabajo de autosustentación es alegría. Las cooperativas agrícolas se entremezclarán con los epicentros imprescindibles de la industria y el tráfico se piensa como las derivas de la savia vegetal por la geometría natural de las hojas.”27

Recordemos que la experiencia funcionalista pretendía que la forma era derivada exclusivamente de la función, con lo cual, llevada esta tesis hasta sus últimas consecuencias, las exigencias bioclimáticas debían definir gran parte del aspecto de un edificio. “Rehusamos reconocer problemas de forma, reconocemos sólo problemas de construcción”, decía un manifiesto de la revista “G” publicado por M. van der Rohe en 1923. Sin embargo, no parece ser frecuente la búsqueda de mejores prestaciones bioclimáticas. “Los problemas de construcción que Mies se mostraba dispuesto a reconocer se referían a la estructura, las disciplinas del planeamiento, la industrialización de los métodos, es decir el tipo de problemas que habían llamado la atención de Werner Graeff y otros que consideraban el Bauhaus demasiado artístico”, dice R. Banham28

Los aspectos formales de la naturaleza son tomados en algunos escritos. Moholy-Nagy, por ejemplo, escribe en un curso para la Bauhaus: "La sistematización general de los elementos de

24 Scheebart, P. op. cit.25 Haring, O. citado en Framptom, K. ob cit .pág 124 26 O. Rading, citado por Benton, T. en “El estilo internacional " , Adir editores, Madrid, 1981 pág 54 27 Taut, Bruno “Escritos Expresionistas, edición al cuidado de Iñaki Abalos, Editorial El Croquis, Madrid, 1997,28 Banham, R. ob cit. Pág. 265

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la creación artística debe basarse en las relaciones de 1. formas ya conocidas: matemáticas y geométricas, biotécnicas. 2. formas nuevas: formas libres." (la negrita es nuestra) Se observa aquí como la naturaleza es tomada como una de las tres fuentes principales de inspiración: la geometría, la biología y la forma libre (surrealista?)

Es de destacar que en alguno de los escritos propagandísticos que constituyen la columna vertebral de la historiografía del Movimiento Moderno, como en las más de 800 páginas de "Espacio, Tiempo y Arquitectura" de S. Giedion, no existe la más mínima mención de preocupaciones de tipo "ambiental", con respecto a la descripción que hace de la vanguardia alemana. En otros manifiestos arquitectónicos alemanes de la época, en cambio, se entremezclan las cuestiones sociales y políticas de una manera que, al implicar las consecuencias de los proyectos (sobre todo de vivienda) y al propender a una producción y un consumo "racional", tienen, inevitablemente leído desde el siglo XXI, aromas ambientalistas: "Puesto que la tecnología actúa dentro de la estructura industrial y financiera, y puesto que toda reducción de costes conseguida debe ser explotada ante todo en beneficio de la industria privada, sólo podrá facilitar viviendas más baratas y más variadas si el gobierno incrementa el interés de la industria privada por la construcción de viviendas mediante un aumento en las medidas de ayuda social. Si la vivienda mínima ha de ser realizada a niveles de alquiler que la población pueda afrontar, se debe exigir al gobierno: 1) evitar el despilfarro de fondos públicos en departamentos de tamaño excesivo... para los cuales debe establecerse un límite superior de tamaño de apartamento.2) reducir el costo inicial de carreteras y servicios. 3) facilitar los terrenos de construcción y arrebatarlos de las manos de los especuladores 4) liberalizar en lo posible las regulaciones de zonas y los códigos de edificación"29 decía Gropius en 1929.

Conclusión.

Las conclusiones que se pueden sacar de la experiencia municipal socialdemócrata son más bien extrapolaciones que deducciones históricas. Es decir, como expresamos al principio, se encuentran en estos casi 15 años (1919-1933) hilos conductores de temas que recién se hacen evidentes con la crisis ambiental de la última parte del siglo XX.

Un paralelismo evidente se da en que, al igual que los temas ambientales, para responder al problema de la vivienda, la tesis liberal del mercado es insuficiente. La intervención del Estado (construyendo directamente, tanto viviendas en la década del 20 como infraestructura en la de los ´90, en el citado caso de la IBA Emscher Park) aparece necesariamente cuando la magnitud de los problemas requiere una planificación en el tiempo que los necesariamente cortos tiempos del mercado no puede prever. La misma intervención del Estado que se hace indispensable cuando existe una demanda no solvente. Asimismo, el concepto de Hauszinsstener acuñado en la experiencia socialdemócrata es, de alguna manera, similar al concepto de contaminador-pagador de los años `70: con un impuesto sobre las rentas de las viviendas especulativas se construía vivienda social, al igual que con una tasa de vuelco se pretende remediar la contaminación causada por un privado sobre un bien común.

Es interesante destacar que, como se marcó más arriba, más de 1/5 de las tierras expropiadas no eran para construir vivienda, sino para asegurar el contacto con la naturaleza a través de parques públicos. Esta herencia higienista es un antecedente de los estándares buscados desde el conocimiento ambiental para la relación habitantes/ m2 verdes.

Con respecto al bioclimatismo, la búsqueda de un componente científico supuestamente “neutro” ideológicamente, que garantizara la eficiencia constructiva, objetivo patente tanto en el célebre ensayo “Construir" de M. Van der Rohe (1923) como en la reforma pedagógica de la Bauhaus encarada por H. Meyer (1928) es antecedente directo de la línea arquitectónica

29 Gropius, W, "las bases sociales de la vivienda mínima", Berlín, 1929, citado en Framptom, K. ob. cit

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“ecotecnológica” de fines del siglo XX, representada por N. Foster, R. Piano, etc., que pretenden solucionar los impactos ambientales generados por el edificio a través de tecnologías de última generación, conducentes generalmente a un ahorro energético y frecuentemente más ostentosas que reales, si se toma en cuenta el ciclo de vida total del objeto.

Por otra parte, la mayoría de los arquitectos estaban convencidos de que ciertas pautas mínimas de equipamiento colectivo que brindan relación con la naturaleza eran indispensables para mejorar la calidad de vida de los habitantes. "Los arquitectos como Taut fueron siempre conscientes de la importancia de plantar árboles en las calles y patios y de fomentar por todos los medios que los inquilinos cultivasen flores en sus terrazas"30

En ambos casos (la intervención desde el Estado Municipal y las experiencias bioclimáticas) vemos sin embargo, que las limitaciones de un modelo que pretenda cambiar sólo un aspecto de la sociedad se hacen visible en poco tiempo: "Así se viene a comprobar que una reforma del sector, aislada de un complejo de reformas institucionales coordinadas en una coherente estrategia política, conduce hasta la quiebra del sector elegido (como el de la edificación y de la propiedad del suelo en este caso concreto)31" dicen, desde su análisis marxista de los años ´70, Tafuri y Dal Co. El paralelismo con los problemas ambientales se hace patente: se hace muy difícil, dentro de un sistema consumista, resolver los problemas que genera la expoliación de la naturaleza o lo que algunos autores llaman “economía de rapiña”32, ya que es contradictorio con los propios intereses del sistema.

“una de ellas es el llamado Trabatenprinzip, principio de las ciudades satélites, a partir del cual se creía que era posible promover una expansión sistémica de las viejas ciudades, mediante el agregado de unidades más o menos autónomas pero conectadas al centro preexistente. Demás está decir que esta será una de las ideas-fuerza más contundentes del urbanismo de la modernidad, ramificándose hasta sus versiones de los años 50 y 60, las new town ingleses, las villas nouvelles francesas, el urbanismo periferistas y macro arquitectónico del holandés Joseph Bakema y el francés Georges Candilis, algunas propuestas metabolistas, etc.”33

“el propio Wagner, en 1931 y ya fuera del partido, se dará cuenta de las condiciones regresivas de esas tentativas y apuntará a la necesidad de descentralizar el grado de concentración que refiere territorialmente a la conformación de las empresas monopólicas industriales y señala que puede haber mejoras territoriales (…) Entenderá así que la única solución, aunque siempre paliativa, es la del control global del plan económico a nivel territorial, lo que teóricos de la economía regional como Christaller desarrollarán desde 1933 como conceptos de indagación de modelos de equilibrio que articulen expectativas macro económicas con armaduras territoriales”34

Bibliografía utilizada:Benton, T. “El estilo internacional”, Adir editores, Madrid, 1981. cap. "la Weisenhof Siedlung"Benton, T. y Benton, C.: “El estilo internacional 2”, Adir editores, Madrid, 1981. Framptom, K. "Historia crítica de la arquitectura moderna", Ed. G. Gili, Barcelona, 1987.

30 Benton, T. y Benton, C. en : “El estilo internacional 2" , Adir editores, Madrid, 1981 pág 25 31 Tafuri, M y Dal Co, F: ob.cit. pág 16232 El concepto “Economía de rapiña” (Raubwirtschft) fue introducido por el geógrafo alemán Ernst Friedrich. Decía este autor: “parece extraño que la civilización sea acompañada de una típica devastación con todas sus graves consecuencias, en tanto que los grupos primitivos conocen solamente expresiones suaves de devastación”. Citado por Martinez Alier en “De la economía ecológica al ecologismo popular”, ed. Icaria, Barcelona, 199233 Fernández, R. ob cit pág 25934 Fernández, ob.cit. pag 267

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Tafuri, M y Dal Co, F: “Arquitectura Contemporánea 1”, Ed. Viscontea, Buenos Aires, 1982. Capítulos 9, 10 y 11 Yeang, K.: “Proyectar con la naturaleza. Bases ecológicas para el proyecto arquitectónico”, ed. G. Gili, Barcelona, 1999. Capítulo 8 Banham, R. “Teoría y diseño arquitectónico en la era de la máquina”, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1977, pág 266.Conrads, U. “Programas y manifiestos de la arquitectura contemporánea”, Ed. Lumen, Barcelona, 1973. Martinez Alier J, “De la economía ecológica al ecologismo popular”, ed. Icaria, Barcelona, 1992

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