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70 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA Moctezuma en camino para recibir a Hernán Cortés en la gran Tenochtitlan. Biombo de la conquista. Museo Franz Mayer, ciudad de México. FOTO: MICHAEL CALDERWOOD Representación de Moctezuma Xocoyotzin o II. Códice Cozcatzin, lám. 11v. REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES Las estrategias que planeó Moctezuma en defensa de los mexicas y en contra de los españoles reflejan su profunda comprensión del peligro que éstos representaban y su afán por evitar la destrucción de su imperio. MOCTEZUMA II Y EL FIN DEL IMPERIO AZTECA MICHEL GRAULICH HISTORIA E n un artículo anterior (Arqueología Me- xicana, núm. 51) vimos como Mocte- zuma II comenzó su reinado con im- portantes reformas políticas e ideológicas destinadas a fortalecer su imperio. Incluso a la llegada de los españoles, Moctezuma se- guía pensando en esas reformas, particular- mente en la mayor de todas: “enmendar la falta del bisiesto que no habían alcanzado”, para lo cual reunió a “los maestros del cóm- puto y filósofos”. Sin embargo, según las fuentes, hacia la mitad de su reinado tuvo otras preocupaciones más apremiantes: una serie de presagios le anunciaban el fin de su imperio y del Sol azteca, como castigo a su orgullo y por haberse igualado a un dios. Es posible que desde esta remota época, los az- tecas tuvieran noticias de gente extraña, que había arribado primero a las islas y poste- riormente, en 1511, a la región maya. Es aún más probable que Moctezuma se enterara de la primera expedición española, la de Her- nández de Córdoba, y sin duda supo de la segunda, comandada por Juan de Grijalva. Hacia esta época, envió a un hermano suyo a ocupar la región de Xicalanco, la “fronte- ra de Moctezuma”, y tal vez fue él quien aco- gió a Juan de Grijalva en el río Tabasco o Grijalva y quien lo vistió con un rico traje dorado y con adornos de oro. Después, Gri- jalva fue muy bien recibido en la costa de Veracruz por dignatarios aztecas. Para gran satisfacción del tlatoani azteca, Grijalva se va, pero al año siguiente viene otra expedi- ción, la de Cortés…

Moctezuma II y El Fin Del Imperio Azteca

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Page 1: Moctezuma II y El Fin Del Imperio Azteca

A partir de ese momento tenemos dos cla-ses de fuentes. Por un lado, las españolas,en particular las cartas de Cortés, escritas du-rante y poco después de la Conquista, y poreso relativamente objetivas. Sobre todo por-que Cortés, que había sido enviado sólo paraexplorar, actuaba de manera ilegal y sabíaque todas sus acciones serían escrutadas porel gobierno español y sus tribunales. Ade-más, por ser el vencedor podía permitirse ellujo de decir más o menos la verdad. Porotro lado está la “visión de los vencidos”, tar-día y poco fiable porque intenta transformarlos hechos en imágenes simbólicas y elo-cuentes, interpretándolos como el fin de unaedad y el principio de otra, y sobre todo por-que buscan un chivo expiatorio. En la visiónmesoamericana, un Sol acaba por una trans-gresión, y la transgresión por excelencia esel orgullo, es igualarse a los creadores. Aho-ra bien, ya vimos que las reformas de Moc-tezuma y sus intentos de reorganizar su im-perio fueron presentados después comoresultados de un orgullo desmedido. Se pre-senta al rey como orgulloso, cobarde y afe-minado, corrompido por el lujo y culpablede todo.

En 1519, el descanso es corto para Moc-tezuma y la desilusión grande: finalmentelos extranjeros vuelven. Y el soberano tie-ne buenos motivos para preocuparse. Paracomprender lo que pasa interroga al pasa-do, en particular acude a la historia del finde los toltecas. ¿Será que considera la lle-gada de Cortés como el retorno anunciadode Quetzalcóatl? Es bien sabido que el diosblanco y barbado que anunció su retornoy que habría prohibido los sacrificios huma-nos antes de ser ahuyentado por su herma-no Tezcatlipoca, es una invención españo-la-indígena de la época colonial. PeroQuetzalcóatl no tenía que anunciar su re-torno, porque era evidente. Los aztecas creían que los Soles o edades del mundoresultaban de una lucha perpetua entre dosdioses hermanos, Tezcatlipoca y Quetzal-cóatl, que se alternaban como Sol de unaera. La cuarta época, la de los toltecas deTollan, perteneció a Quetzalcóatl, pero eldios fue ahuyentado por Tezcatlipoca yHuitzilopochtli, el numen mexica, quienesinauguraron el quinto Sol, el Sol azteca deTezcatlipoca Huitzilopochtli. Si este Sol seacabara no podía ser sino por una vueltade la Serpiente Emplumada. Es por eso que,en un principio, Moctezuma pudo haberconsiderado a Cortés como Quetzalcóatl.

70 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

Moctezuma en camino para recibir a Hernán Cortés en la gran Tenochtitlan.Biombo de la conquista. Museo Franz Mayer, ciudad de México.

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Representación de Moctezuma Xocoyotzin o II.Códice Cozcatzin, lám. 11v.

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Las estrategias que planeó Moctezuma en defensa de los mexicas y en contra de los españoles reflejan su profunda

comprensión del peligro que éstosrepresentaban y su afán por evitar

la destrucción de su imperio.

MOCTEZUMA II Y EL FIN DEL

IMPERIO AZTECAMICHEL GRAULICH

Informado por la Malinche de la trampa que se le preparaba en Cholula, Cortés realiza una matanza en esta ciudad para prevenir el ataque. Diego Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, f. 256r.

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Aconsejado por los cempoaltecas, Cortés se dirige a Tlaxcala con la esperanza de establecer una alianza con esta ciudad

en contra de los españoles. Lienzo de Tlaxcala, lám. 5.

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HISTORIA

MOCTEZUMA II Y EL FIN DE SU IMPERIO / 71

En un artículo anterior (Arqueología Me-xicana, núm. 51) vimos como Mocte-zuma II comenzó su reinado con im-

portantes reformas políticas e ideológicasdestinadas a fortalecer su imperio. Incluso ala llegada de los españoles, Moctezuma se-guía pensando en esas reformas, particular-mente en la mayor de todas: “enmendar lafalta del bisiesto que no habían alcanzado”,para lo cual reunió a “los maestros del cóm-puto y filósofos”. Sin embargo, según lasfuentes, hacia la mitad de su reinado tuvootras preocupaciones más apremiantes: unaserie de presagios le anunciaban el fin de suimperio y del Sol azteca, como castigo a suorgullo y por haberse igualado a un dios. Esposible que desde esta remota época, los az-tecas tuvieran noticias de gente extraña, quehabía arribado primero a las islas y poste-riormente, en 1511, a la región maya. Es aúnmás probable que Moctezuma se enterara dela primera expedición española, la de Her-nández de Córdoba, y sin duda supo de lasegunda, comandada por Juan de Grijalva.Hacia esta época, envió a un hermano suyoa ocupar la región de Xicalanco, la “fronte-ra de Moctezuma”, y tal vez fue él quien aco-gió a Juan de Grijalva en el río Tabasco oGrijalva y quien lo vistió con un rico trajedorado y con adornos de oro. Después, Gri-jalva fue muy bien recibido en la costa deVeracruz por dignatarios aztecas. Para gransatisfacción del tlatoani azteca, Grijalva seva, pero al año siguiente viene otra expedi-ción, la de Cortés…

Page 2: Moctezuma II y El Fin Del Imperio Azteca

A partir de ese momento tenemos dos cla-ses de fuentes. Por un lado, las españolas,en particular las cartas de Cortés, escritas du-rante y poco después de la Conquista, y poreso relativamente objetivas. Sobre todo por-que Cortés, que había sido enviado sólo paraexplorar, actuaba de manera ilegal y sabíaque todas sus acciones serían escrutadas porel gobierno español y sus tribunales. Ade-más, por ser el vencedor podía permitirse ellujo de decir más o menos la verdad. Porotro lado está la “visión de los vencidos”, tar-día y poco fiable porque intenta transformarlos hechos en imágenes simbólicas y elo-cuentes, interpretándolos como el fin de unaedad y el principio de otra, y sobre todo por-que buscan un chivo expiatorio. En la visiónmesoamericana, un Sol acaba por una trans-gresión, y la transgresión por excelencia esel orgullo, es igualarse a los creadores. Aho-ra bien, ya vimos que las reformas de Moc-tezuma y sus intentos de reorganizar su im-perio fueron presentados después comoresultados de un orgullo desmedido. Se pre-senta al rey como orgulloso, cobarde y afe-minado, corrompido por el lujo y culpablede todo.

En 1519, el descanso es corto para Moc-tezuma y la desilusión grande: finalmentelos extranjeros vuelven. Y el soberano tie-ne buenos motivos para preocuparse. Paracomprender lo que pasa interroga al pasa-do, en particular acude a la historia del finde los toltecas. ¿Será que considera la lle-gada de Cortés como el retorno anunciadode Quetzalcóatl? Es bien sabido que el diosblanco y barbado que anunció su retornoy que habría prohibido los sacrificios huma-nos antes de ser ahuyentado por su herma-no Tezcatlipoca, es una invención españo-la-indígena de la época colonial. PeroQuetzalcóatl no tenía que anunciar su re-torno, porque era evidente. Los aztecas creían que los Soles o edades del mundoresultaban de una lucha perpetua entre dosdioses hermanos, Tezcatlipoca y Quetzal-cóatl, que se alternaban como Sol de unaera. La cuarta época, la de los toltecas deTollan, perteneció a Quetzalcóatl, pero eldios fue ahuyentado por Tezcatlipoca yHuitzilopochtli, el numen mexica, quienesinauguraron el quinto Sol, el Sol azteca deTezcatlipoca Huitzilopochtli. Si este Sol seacabara no podía ser sino por una vueltade la Serpiente Emplumada. Es por eso que,en un principio, Moctezuma pudo haberconsiderado a Cortés como Quetzalcóatl.

70 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

Moctezuma en camino para recibir a Hernán Cortés en la gran Tenochtitlan.Biombo de la conquista. Museo Franz Mayer, ciudad de México.

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Representación de Moctezuma Xocoyotzin o II.Códice Cozcatzin, lám. 11v.

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Las estrategias que planeó Moctezuma en defensa de los mexicas y en contra de los españoles reflejan su profunda

comprensión del peligro que éstosrepresentaban y su afán por evitar

la destrucción de su imperio.

MOCTEZUMA II Y EL FIN DEL

IMPERIO AZTECAMICHEL GRAULICH

Informado por la Malinche de la trampa que se le preparaba en Cholula, Cortés realiza una matanza en esta ciudad para prevenir el ataque. Diego Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, f. 256r.

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Aconsejado por los cempoaltecas, Cortés se dirige a Tlaxcala con la esperanza de establecer una alianza con esta ciudad

en contra de los españoles. Lienzo de Tlaxcala, lám. 5.

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MOCTEZUMA II Y EL FIN DE SU IMPERIO / 71

En un artículo anterior (Arqueología Me-xicana, núm. 51) vimos como Mocte-zuma II comenzó su reinado con im-

portantes reformas políticas e ideológicasdestinadas a fortalecer su imperio. Incluso ala llegada de los españoles, Moctezuma se-guía pensando en esas reformas, particular-mente en la mayor de todas: “enmendar lafalta del bisiesto que no habían alcanzado”,para lo cual reunió a “los maestros del cóm-puto y filósofos”. Sin embargo, según lasfuentes, hacia la mitad de su reinado tuvootras preocupaciones más apremiantes: unaserie de presagios le anunciaban el fin de suimperio y del Sol azteca, como castigo a suorgullo y por haberse igualado a un dios. Esposible que desde esta remota época, los az-tecas tuvieran noticias de gente extraña, quehabía arribado primero a las islas y poste-riormente, en 1511, a la región maya. Es aúnmás probable que Moctezuma se enterara dela primera expedición española, la de Her-nández de Córdoba, y sin duda supo de lasegunda, comandada por Juan de Grijalva.Hacia esta época, envió a un hermano suyoa ocupar la región de Xicalanco, la “fronte-ra de Moctezuma”, y tal vez fue él quien aco-gió a Juan de Grijalva en el río Tabasco oGrijalva y quien lo vistió con un rico trajedorado y con adornos de oro. Después, Gri-jalva fue muy bien recibido en la costa deVeracruz por dignatarios aztecas. Para gransatisfacción del tlatoani azteca, Grijalva seva, pero al año siguiente viene otra expedi-ción, la de Cortés…

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En esta ocasión, la acogida a los españoles en el río Grijal-va fue mucho más fría y finalmente, en Cintla, Cortés y unaparte de su pequeña tropa tuvieron que enfrentar a decenasde miles de indios, a los que vencieron. Ya que Cintla era una“frontera de Moctezuma”, aquellos probablemente eran diri-gidos por el mismo hermano de Moctezuma o un lugartenien-te suyo.

La lección fue dura para el gran tlatoani; en campo abier-to, los españoles con sus lanzas, sus espadas y su manera depelear en fila eran terribles: había que obrar con astucia. En lacosta veracruzana, los embajadores aztecas recibieron a los es-pañoles con mucha amabilidad y los colmaron de oro y rega-los de toda clase, esperando que, con riquezas, regresaran asu tierra. Intentaron comprar su partida, pero fue en vano. En-tonces, un día desaparecieron los miles de indios e indias pues-tos a disposición de los extranjeros para alimentarlos y servir-los. Pero esta táctica tampoco fue exitosa. Lejos de irse, losespañoles se aliaron con los totonacos de Cempoala y otrasciudades.

Moctezuma no sabe qué hacer. Sigue buscando modelos enel pasado y lo que observa confirma sus temores. Porque los in-trusos se parecen mucho a lo que los mexicas eran antes, al prin-cipio de sus migraciones y de la era en que vivían: un pequeñogrupo de recién llegados, pobres pero valientes, salidos del mary en busca de la tierra prometida, México-Tenochtitlan, dondesometerían a los ricos y decadentes agricultores que habitabanla región. Pero ahora las cosas han cambiado: los mexicas se hanconvertido en los ricos y decadentes pobladores y los españo-les son ahora el pequeño grupo de recién llegados, pobres perovalientes, en busca de la tierra prometida, otra vez México-Te-nochtitlan, adonde quieren llegar a toda costa. Entonces Mocte-zuma recurre a tácticas utilizadas siglos antes por la malvada hermana de Huitzilopochtli, Malinalxóchitl,para impedir a losmexicas llegar a su tierra prometida: envía hechiceros para co-mer y triturar sus corazones. Esta acción tampoco tiene éxito:los hechiceros de Moctezuma se rompen los dientes en las co-razas españolas.

TLAXCALA

Aconsejado por los cempoaltecas, Cortés se dirige a Tlaxcala,esperando que ésta se alíe con él contra Tenochtitlan. Perodesde 1454 Tlaxcala ha estado unida a Tenochtitlan por el pac-to de la guerra florida, según el cual en caso de agresión deuna fuerza exterior los aliados deben prestarse ayuda. Entrelos tlaxcaltecas hay quienes quieren respetar el pacto –los jó-venes guerreros–, pero otros prefieren aliarse con los espa-ñoles pues durante décadas los mexicas se han aprovechadode la guerra “florida” para estrangular poco a poco al Estadotlaxcalteca. En un primer momento, los tlaxcaltecas cumplencon su deber, animados, podemos conjeturar, por enviados deMoctezuma. Pero vencidos sistemáticamente en varias bata-llas, finalmente piden la paz y reciben a los españoles en Tlax-cala, en presencia de los furiosos embajadores mexicas.

Otra vez todo acaba mal para Moctezuma. Al parecer, in-cluso los temibles guerreros tlaxcaltecas no pueden hacer nadafrente a unas centenas de españoles. Como en Cintla, sus ata-

ques fueron infructuosos. Hay que encontrar algo nuevo.Mientras tanto, los embajadores mexicas proponen a Cor-tés pagarle cada año, en la costa, el tributo que quiere.Esta propuesta llega después de innumerables regalos, loque nos permite entender por qué el tlatoani no ataca alos españoles directamente, por qué hace pelear a otrosen su lugar: a los mayas en el río Tabasco, a los tlaxcalte-cas y, como veremos en seguida, a los cholultecas en elcamino a México-Tenochtitlan. Efectivamente, Moctezu-ma se da cuenta, cada vez más, que Cortés y sus hombresno son sino la vanguardia de un mundo nuevo, podero-so y terrible. Pensando en términos mesoamericanos, creeque si no se resiste a los recién llegados, salvará su impe-rio: porque en Mesoamérica, y en particular en el imperioazteca, los reyes de ciudades-Estado que se someten sinpelear y pagan tributo conservan su trono y la autonomíade su territorio. Desgraciadamente, Cortés rechaza la pro-puesta e insiste otra vez en ir a México-Tenochtitlan. Lalucha debe continuar.

CHOLULA

El último lugar para tender una trampa a los españoles an-tes de su entrada a la Cuenca de Mexico era Cholula, porcierto enemiga en la guerra florida, pero en la que habíabarrios mexicas y que, además, era la ciudad sagrada de

Quetzalcóatl; era el momento de ver si el dios reconocíay protegía a los suyos. Desde otro punto de vista, despuésde Cintla y de las batallas contra Tlaxcala, Moctezuma sabeque en campo abierto los invasores –con sus caballos, sucapacidad de maniobrar y sus cañones– son casi insupe-rables. Para vencerlos hay que atraerlos a una ciudad enla que no puedan maniobrar, a calles en las que se pue-dan abrir fosas y hoyos con agudos palos para detener alos caballos y donde se puedan tirar piedras, flechas y lan-zas, a cubierto desde las azoteas de las casas. Moctezumaconvence a los cholultecas de acabar con esos usurpado-res que nada tienen que ver con Quetzalcóatl, y les pro-mete la ayuda de un ejército mexica el día de la batalla.Al mismo tiempo –y esto es la prueba de que Cholula fuerealmente una trampa mexica, de que Moctezuma siem-pre quiso resistir y salvar lo que se pudiera de su imperio,pero actuando con cautela e inteligencia–, hace atacar laguarnición de Veracruz, pues si el rey quiere conservar sutrono ningún blanco puede sobrevivir para testimoniar,ante el gran soberano del otro lado del océano, que losmexicas los aniquilaron.

Finalmente, en Cholula, Cortés es informado por la Ma-linche de lo que se prepara y ejecuta una matanza paraprevenir el ataque en su contra. Por su parte, Moctezumaafirma que las tropas mexicas enviadas por esa región notienen nada que ver con una trampa. Cortés se pone en

MOCTEZUMA II Y EL FIN DE SU IMPERIO / 73

Cuando Cortés se dirige hacia la costa para enfrentar a Pánfilo de Narváez, deja a Pedro de Alvarado en México, con pocos hombres,para proteger la ciudad. Para sofocar una rebelión, Alvarado –como Cortés en Cholula– toma la delantera y hace una matanza

en el Templo Mayor. Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, cap. LXXV.

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La captura de Moctezuma por Cortés.Códice Florentino, lib. XII, f. 26v.

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Entrada de los españoles a Tenochtitlan. Después de la derrota de los indígenas en Cholula, Cortés continúa su camino hasta llegar a la capital del imperio mexica. Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad…, f. 257v.

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En esta ocasión, la acogida a los españoles en el río Grijal-va fue mucho más fría y finalmente, en Cintla, Cortés y unaparte de su pequeña tropa tuvieron que enfrentar a decenasde miles de indios, a los que vencieron. Ya que Cintla era una“frontera de Moctezuma”, aquellos probablemente eran diri-gidos por el mismo hermano de Moctezuma o un lugartenien-te suyo.

La lección fue dura para el gran tlatoani; en campo abier-to, los españoles con sus lanzas, sus espadas y su manera depelear en fila eran terribles: había que obrar con astucia. En lacosta veracruzana, los embajadores aztecas recibieron a los es-pañoles con mucha amabilidad y los colmaron de oro y rega-los de toda clase, esperando que, con riquezas, regresaran asu tierra. Intentaron comprar su partida, pero fue en vano. En-tonces, un día desaparecieron los miles de indios e indias pues-tos a disposición de los extranjeros para alimentarlos y servir-los. Pero esta táctica tampoco fue exitosa. Lejos de irse, losespañoles se aliaron con los totonacos de Cempoala y otrasciudades.

Moctezuma no sabe qué hacer. Sigue buscando modelos enel pasado y lo que observa confirma sus temores. Porque los in-trusos se parecen mucho a lo que los mexicas eran antes, al prin-cipio de sus migraciones y de la era en que vivían: un pequeñogrupo de recién llegados, pobres pero valientes, salidos del mary en busca de la tierra prometida, México-Tenochtitlan, dondesometerían a los ricos y decadentes agricultores que habitabanla región. Pero ahora las cosas han cambiado: los mexicas se hanconvertido en los ricos y decadentes pobladores y los españo-les son ahora el pequeño grupo de recién llegados, pobres perovalientes, en busca de la tierra prometida, otra vez México-Te-nochtitlan, adonde quieren llegar a toda costa. Entonces Mocte-zuma recurre a tácticas utilizadas siglos antes por la malvada hermana de Huitzilopochtli, Malinalxóchitl,para impedir a losmexicas llegar a su tierra prometida: envía hechiceros para co-mer y triturar sus corazones. Esta acción tampoco tiene éxito:los hechiceros de Moctezuma se rompen los dientes en las co-razas españolas.

TLAXCALA

Aconsejado por los cempoaltecas, Cortés se dirige a Tlaxcala,esperando que ésta se alíe con él contra Tenochtitlan. Perodesde 1454 Tlaxcala ha estado unida a Tenochtitlan por el pac-to de la guerra florida, según el cual en caso de agresión deuna fuerza exterior los aliados deben prestarse ayuda. Entrelos tlaxcaltecas hay quienes quieren respetar el pacto –los jó-venes guerreros–, pero otros prefieren aliarse con los espa-ñoles pues durante décadas los mexicas se han aprovechadode la guerra “florida” para estrangular poco a poco al Estadotlaxcalteca. En un primer momento, los tlaxcaltecas cumplencon su deber, animados, podemos conjeturar, por enviados deMoctezuma. Pero vencidos sistemáticamente en varias bata-llas, finalmente piden la paz y reciben a los españoles en Tlax-cala, en presencia de los furiosos embajadores mexicas.

Otra vez todo acaba mal para Moctezuma. Al parecer, in-cluso los temibles guerreros tlaxcaltecas no pueden hacer nadafrente a unas centenas de españoles. Como en Cintla, sus ata-

ques fueron infructuosos. Hay que encontrar algo nuevo.Mientras tanto, los embajadores mexicas proponen a Cor-tés pagarle cada año, en la costa, el tributo que quiere.Esta propuesta llega después de innumerables regalos, loque nos permite entender por qué el tlatoani no ataca alos españoles directamente, por qué hace pelear a otrosen su lugar: a los mayas en el río Tabasco, a los tlaxcalte-cas y, como veremos en seguida, a los cholultecas en elcamino a México-Tenochtitlan. Efectivamente, Moctezu-ma se da cuenta, cada vez más, que Cortés y sus hombresno son sino la vanguardia de un mundo nuevo, podero-so y terrible. Pensando en términos mesoamericanos, creeque si no se resiste a los recién llegados, salvará su impe-rio: porque en Mesoamérica, y en particular en el imperioazteca, los reyes de ciudades-Estado que se someten sinpelear y pagan tributo conservan su trono y la autonomíade su territorio. Desgraciadamente, Cortés rechaza la pro-puesta e insiste otra vez en ir a México-Tenochtitlan. Lalucha debe continuar.

CHOLULA

El último lugar para tender una trampa a los españoles an-tes de su entrada a la Cuenca de Mexico era Cholula, porcierto enemiga en la guerra florida, pero en la que habíabarrios mexicas y que, además, era la ciudad sagrada de

Quetzalcóatl; era el momento de ver si el dios reconocíay protegía a los suyos. Desde otro punto de vista, despuésde Cintla y de las batallas contra Tlaxcala, Moctezuma sabeque en campo abierto los invasores –con sus caballos, sucapacidad de maniobrar y sus cañones– son casi insupe-rables. Para vencerlos hay que atraerlos a una ciudad enla que no puedan maniobrar, a calles en las que se pue-dan abrir fosas y hoyos con agudos palos para detener alos caballos y donde se puedan tirar piedras, flechas y lan-zas, a cubierto desde las azoteas de las casas. Moctezumaconvence a los cholultecas de acabar con esos usurpado-res que nada tienen que ver con Quetzalcóatl, y les pro-mete la ayuda de un ejército mexica el día de la batalla.Al mismo tiempo –y esto es la prueba de que Cholula fuerealmente una trampa mexica, de que Moctezuma siem-pre quiso resistir y salvar lo que se pudiera de su imperio,pero actuando con cautela e inteligencia–, hace atacar laguarnición de Veracruz, pues si el rey quiere conservar sutrono ningún blanco puede sobrevivir para testimoniar,ante el gran soberano del otro lado del océano, que losmexicas los aniquilaron.

Finalmente, en Cholula, Cortés es informado por la Ma-linche de lo que se prepara y ejecuta una matanza paraprevenir el ataque en su contra. Por su parte, Moctezumaafirma que las tropas mexicas enviadas por esa región notienen nada que ver con una trampa. Cortés se pone en

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Cuando Cortés se dirige hacia la costa para enfrentar a Pánfilo de Narváez, deja a Pedro de Alvarado en México, con pocos hombres,para proteger la ciudad. Para sofocar una rebelión, Alvarado –como Cortés en Cholula– toma la delantera y hace una matanza

en el Templo Mayor. Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, cap. LXXV.

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La captura de Moctezuma por Cortés.Códice Florentino, lib. XII, f. 26v.

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Entrada de los españoles a Tenochtitlan. Después de la derrota de los indígenas en Cholula, Cortés continúa su camino hasta llegar a la capital del imperio mexica. Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad…, f. 257v.

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MOCTEZUMA II Y EL FIN DE SU IMPERIO / 75

marcha y, según cuentan los informantes de Sahagún, Tez-catlipoca huye ante él: el dios del quinto Sol huye ante elregreso de Quetzalcóatl, el hermano enemigo… En estecontexto, el gran tlatoani apela otra vez a los mitos. Dosveces intenta engañar a Cortés; la primera, enviándole unfalso Moctezuma , la segunda,señalándole un camino equi-vocado. Si el conquistador yerra, si se deja engañar, serávencido, como los jóvenesgemelos del Popol Vuh, quefueron sometidos a las mis-mas pruebas por sus abue-los al entrar en el inframun-do. Pero, como en el caso delos gemelos, todo es en vano.Cortés, informado por susaliados de Tlaxcala, ahuyen-ta al falso rey y escoge el ca-mino correcto, por el pasoque ahora lleva su nombre.

TENOCHTITLAN

Ahora, lo único que que-da por hacer es recibir alos invasores en la gran Te-nochtitlan y acabar ahí conellos. Poco después, los es-pañoles entran en la me-trópoli y un Moctezuma simulador los recibe cariñosa-mente. Espera ablandarlos ofreciéndoles regalos ymujeres, y luego exterminarlos a todos: “Cuando les qui-siéremos echar de la ciudad y de nuestra tierra, los echa-remos; y cuando los quisiéremos matar los mataremos;

que en nuestra mano y querer será”. Pero los españolescomprenden rápidamente que la isla de México-Tenoch-titlan, con sus canales y calles con casas de cuyos techosse pueden tirar objetos a cubierto, es una trampa peorque Cholula. Así, reaccionando otra vez con rapidez, to-

man al tlatoani como rehén.Sigue entonces un perio-

do extraño durante el cualCortés –que había prometi-do al rey hacerlo más pode-roso que nunca– y Mocte-zuma gobiernan juntos unimperio inmenso, una espe-cie de protectorado de Es-paña que resulta una fórmu-la inédita y efímera. Algunosmeses después, un ataquede cólera de Cortés, que des-truye los ídolos del TemploMayor de Tenochtitlan, pro-voca una movilización ge-neral entre los aztecas y un

ultimátum de parte de Moc-tezuma: los españoles tie-nen que irse. Cortés fingeaceptar, pero en realidadestá esperando refuerzos.Poco después, desembar-ca un ejército español, en-cabezado por Pánfilo de

Narváez, aunque con la misión de arrestar a Cortés. Esteúltimo reúne a todas las tropas disponibles y marcha ha-cia la costa para enfrentarse a Narváez. Deja a Pedro deAlvarado en México, con pocos hombres, para protegeral soberano y a la ciudad. Para sofocar de raíz una rebe-

Posiblemente, Moctezuma tuvo noticias de las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva, previas a la llegada de Cortés. Éste, partiendo de Veracruz, pasó por distintas ciudades antes de encontrarse con el tlatoani mexica.

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Cortés regresa victorioso y reforzado con tropas de Narváez. Losmexicas se alzan y empiezan batallas muy duras. A los españoles noles queda más recurso que pedir la intervención de Moctezuma. Es

probable que aquí se represente la caída de Moctezuma, pues segúnalgunas fuentes, mientras intentaba calmarlos, sus súbditos le

lanzaron diversos proyectiles y fue alcanzado por una piedra en lasien y en la pierna por una flecha. Códice Azcatitlan, lám. XXIV.

REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

Izquierda: Guerrero mexica con traje de tzitzímitl. Ilustración tomada de Wilfrido du Solier (1950), quien se inspiró en una del Códice Mendocino, lám. 68. Derecha: Representación de Hernán

Cortés, con su atavío militar, en una litografía publicada en Londres en el siglo XIX.REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

lión que se prepara, Alvarado, inspirándose en lo quehizo Cortés en Cholula, toma la delantera y hace una ma-tanza en el Templo Mayor, pero el resultado es contrarioal esperado: surgen miles de guerreros en armas por to-das partes y los españoles deben replegarse a sus cuar-teles. Se dan peleas muy duras y el peligro es tal que Al-varado, bajo la amenaza de matarlo a él, a sus hijos y alos indios del palacio, obliga a Moctezuma a hablar a supueblo y a apaciguarlo. Moctezuma debe obedecer y ce-san los enfrentamientos.

Conocemos el final. Cortés vuelve victorioso y reforza-do por las tropas de Narváez. Otra vez los mexicas lo de-jan entrar, pero cuando está en sus cuarteles se alzan yempiezan batallas muy duras. Los españoles hacen vanosintentos por salir. Hasta que no queda más recurso quepedir la intervención de Moctezuma. Mientras afuera si-gue la batalla, el tlatoani es asesinado por los suyos, talvez involuntariamente: “en llegando a un pretil que salíafuera de la fortaleza, queriendo hablar a la gente que porallí combatía, le dieron una pedrada los suyos en la ca-

beza, tan grande, que de allí a tres días murió”. Ésta es laversión de Cortés, quien con Moctezuma perdió su últi-ma carta.

Sin embargo, para quien sabe leer entre las líneas, enla versión de los vencidos todo indica que fueron ellos losque mataron al rey, al padre. Los mexicas son a la vez con-secuentes y incoherentes. Incoherentes, porque si Mocte-zuma fue asesinado –como dicen algunas fuentes– por losespañoles, de quienes era prisionero, por lo menos mere-cería alguna consideración o compasión. Consecuentes,porque tenían que seguir hasta el fin presentándolo comoel responsable de todo, como chivo expiatorio, la manchapersonificada. Pero en realidad era un gran rey, que com-prendió mejor que nadie el peligro, que hizo todo lo po-sible por eliminar a los invasores y evitar la destrucciónde su imperio y de su gloriosa capital.

__________________________Michel Graulich. Director de Estudios Religiosos en la Escuela Prácticade Altos Estudios, París. Profesor de la Universidad Libre de Bruselas.Acaba de escribir un libro sobre el sacrificio humano azteca.

YUCATÁN

CAMPECHE

TABASCO

Río Grijalva

TLAXCALA

TLAXCALA

CHOLULAMÉXICO-TENOCHTITLAN

ESTADO DE MÉXICO

PUEBLA

D.F.

QUINTANA ROO

74 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

CEMPOALA

VERACRUZXICALANCO

CINTLA

COZUMEL

EL RECORRIDO DE CORTÉS

Ciudades visitadas por Hernán Cortés (1518-1519)

Ruta de Francisco Hernández de Córdoba (1517)

Ruta de Juan de Grijalva (1518)

VERACRUZ

N

GOLFO DE MÉXICO

Page 6: Moctezuma II y El Fin Del Imperio Azteca

MOCTEZUMA II Y EL FIN DE SU IMPERIO / 75

marcha y, según cuentan los informantes de Sahagún, Tez-catlipoca huye ante él: el dios del quinto Sol huye ante elregreso de Quetzalcóatl, el hermano enemigo… En estecontexto, el gran tlatoani apela otra vez a los mitos. Dosveces intenta engañar a Cortés; la primera, enviándole unfalso Moctezuma , la segunda,señalándole un camino equi-vocado. Si el conquistador yerra, si se deja engañar, serávencido, como los jóvenesgemelos del Popol Vuh, quefueron sometidos a las mis-mas pruebas por sus abue-los al entrar en el inframun-do. Pero, como en el caso delos gemelos, todo es en vano.Cortés, informado por susaliados de Tlaxcala, ahuyen-ta al falso rey y escoge el ca-mino correcto, por el pasoque ahora lleva su nombre.

TENOCHTITLAN

Ahora, lo único que que-da por hacer es recibir alos invasores en la gran Te-nochtitlan y acabar ahí conellos. Poco después, los es-pañoles entran en la me-trópoli y un Moctezuma simulador los recibe cariñosa-mente. Espera ablandarlos ofreciéndoles regalos ymujeres, y luego exterminarlos a todos: “Cuando les qui-siéremos echar de la ciudad y de nuestra tierra, los echa-remos; y cuando los quisiéremos matar los mataremos;

que en nuestra mano y querer será”. Pero los españolescomprenden rápidamente que la isla de México-Tenoch-titlan, con sus canales y calles con casas de cuyos techosse pueden tirar objetos a cubierto, es una trampa peorque Cholula. Así, reaccionando otra vez con rapidez, to-

man al tlatoani como rehén.Sigue entonces un perio-

do extraño durante el cualCortés –que había prometi-do al rey hacerlo más pode-roso que nunca– y Mocte-zuma gobiernan juntos unimperio inmenso, una espe-cie de protectorado de Es-paña que resulta una fórmu-la inédita y efímera. Algunosmeses después, un ataquede cólera de Cortés, que des-truye los ídolos del TemploMayor de Tenochtitlan, pro-voca una movilización ge-neral entre los aztecas y un

ultimátum de parte de Moc-tezuma: los españoles tie-nen que irse. Cortés fingeaceptar, pero en realidadestá esperando refuerzos.Poco después, desembar-ca un ejército español, en-cabezado por Pánfilo de

Narváez, aunque con la misión de arrestar a Cortés. Esteúltimo reúne a todas las tropas disponibles y marcha ha-cia la costa para enfrentarse a Narváez. Deja a Pedro deAlvarado en México, con pocos hombres, para protegeral soberano y a la ciudad. Para sofocar de raíz una rebe-

Posiblemente, Moctezuma tuvo noticias de las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva, previas a la llegada de Cortés. Éste, partiendo de Veracruz, pasó por distintas ciudades antes de encontrarse con el tlatoani mexica.

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Cortés regresa victorioso y reforzado con tropas de Narváez. Losmexicas se alzan y empiezan batallas muy duras. A los españoles noles queda más recurso que pedir la intervención de Moctezuma. Es

probable que aquí se represente la caída de Moctezuma, pues segúnalgunas fuentes, mientras intentaba calmarlos, sus súbditos le

lanzaron diversos proyectiles y fue alcanzado por una piedra en lasien y en la pierna por una flecha. Códice Azcatitlan, lám. XXIV.

REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

Izquierda: Guerrero mexica con traje de tzitzímitl. Ilustración tomada de Wilfrido du Solier (1950), quien se inspiró en una del Códice Mendocino, lám. 68. Derecha: Representación de Hernán

Cortés, con su atavío militar, en una litografía publicada en Londres en el siglo XIX.REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

lión que se prepara, Alvarado, inspirándose en lo quehizo Cortés en Cholula, toma la delantera y hace una ma-tanza en el Templo Mayor, pero el resultado es contrarioal esperado: surgen miles de guerreros en armas por to-das partes y los españoles deben replegarse a sus cuar-teles. Se dan peleas muy duras y el peligro es tal que Al-varado, bajo la amenaza de matarlo a él, a sus hijos y alos indios del palacio, obliga a Moctezuma a hablar a supueblo y a apaciguarlo. Moctezuma debe obedecer y ce-san los enfrentamientos.

Conocemos el final. Cortés vuelve victorioso y reforza-do por las tropas de Narváez. Otra vez los mexicas lo de-jan entrar, pero cuando está en sus cuarteles se alzan yempiezan batallas muy duras. Los españoles hacen vanosintentos por salir. Hasta que no queda más recurso quepedir la intervención de Moctezuma. Mientras afuera si-gue la batalla, el tlatoani es asesinado por los suyos, talvez involuntariamente: “en llegando a un pretil que salíafuera de la fortaleza, queriendo hablar a la gente que porallí combatía, le dieron una pedrada los suyos en la ca-

beza, tan grande, que de allí a tres días murió”. Ésta es laversión de Cortés, quien con Moctezuma perdió su últi-ma carta.

Sin embargo, para quien sabe leer entre las líneas, enla versión de los vencidos todo indica que fueron ellos losque mataron al rey, al padre. Los mexicas son a la vez con-secuentes y incoherentes. Incoherentes, porque si Mocte-zuma fue asesinado –como dicen algunas fuentes– por losespañoles, de quienes era prisionero, por lo menos mere-cería alguna consideración o compasión. Consecuentes,porque tenían que seguir hasta el fin presentándolo comoel responsable de todo, como chivo expiatorio, la manchapersonificada. Pero en realidad era un gran rey, que com-prendió mejor que nadie el peligro, que hizo todo lo po-sible por eliminar a los invasores y evitar la destrucciónde su imperio y de su gloriosa capital.

__________________________Michel Graulich. Director de Estudios Religiosos en la Escuela Prácticade Altos Estudios, París. Profesor de la Universidad Libre de Bruselas.Acaba de escribir un libro sobre el sacrificio humano azteca.

YUCATÁN

CAMPECHE

TABASCO

Río Grijalva

TLAXCALA

TLAXCALA

CHOLULAMÉXICO-TENOCHTITLAN

ESTADO DE MÉXICO

PUEBLA

D.F.

QUINTANA ROO

74 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

CEMPOALA

VERACRUZXICALANCO

CINTLA

COZUMEL

EL RECORRIDO DE CORTÉS

Ciudades visitadas por Hernán Cortés (1518-1519)

Ruta de Francisco Hernández de Córdoba (1517)

Ruta de Juan de Grijalva (1518)

VERACRUZ

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