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MODELOS DE ADMINISTRACION DEL EFECTIVO Se han construido modelos similares a los de inventarios para ayudar al administrador financiero a determinar los saldos óptimos de efectivo de la empresa. En este trabajo se presentan tres de ellos formulados por William Baumol, Merton Miller y Daniel Orr, y William Beranek, por lo que llevan, o se conocen, con su nombre. Modelo de Baumol El artículo clásico sobre la administración del efectivo de Baumol (1952) aplica el modelo de la orden de la cantidad económica (EOQ), (utilizada en la Administración del inventario) al problema de administración del efectivo, por considerar que también el efectivo es un artículo, sólo que está representado en dinero. Aunque ese trabajo de William Baumol destacó las implicaciones macroeconómicas para la teoría monetaria, reconoció las implicaciones para las finanzas de los empresas y colocó el escenario para una mayor investigación en relación con este importante tema. En esencia, Baumol reconoció las semejanzas fundamentales de los inventarios y del efectivo desde un punto de vista financiero. En el caso de los inventarios, los costos de pedido y de faltantes de inventario hacen costoso mantener inventarios a un nivel de cero, colocando solamente órdenes (pedidos) para requerimientos inmediatos. Pero también intervienen ciertos costos en el nivel del inventario, y una política óptima balanceará los costos de comportamiento contrario de pedido y de mantenimiento de los inventarios.

Modelo de Baumol

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MODELOS DE ADMINISTRACION DEL EFECTIVO

Se han construido modelos similares a los de inventarios para ayudar al administrador financiero a determinar los saldos óptimos de efectivo de la empresa. En este trabajo se presentan tres de ellos formulados por William Baumol, Merton Miller y Daniel Orr, y William Beranek, por lo que llevan, o se conocen, con su nombre.

Modelo de Baumol

El artículo clásico sobre la administración del efectivo de Baumol (1952) aplica el modelo de la orden de la cantidad económica (EOQ), (utilizada en la Administración del inventario) al problema de administración del efectivo, por considerar que también el efectivo es un artículo, sólo que está representado en dinero. Aunque ese trabajo de William Baumol destacó las implicaciones macroeconómicas para la teoría monetaria, reconoció las implicaciones para las finanzas de los empresas y colocó el escenario para una mayor investigación en relación con este importante tema. En esencia, Baumol reconoció las semejanzas fundamentales de los inventarios y del efectivo desde un punto de vista financiero. En el caso de los inventarios, los costos de pedido y de faltantes de inventario hacen costoso mantener inventarios a un nivel de cero, colocando solamente órdenes (pedidos) para requerimientos inmediatos. Pero también intervienen ciertos costos en el nivel del inventario, y una política óptima balanceará los costos de comportamiento contrario de pedido y de mantenimiento de los inventarios.

La situación es muy parecida con el efectivo y con los valores negociables. Los costos de pedido (ordenamiento) ocurren por los trabajos de oficina necesarios para realizar el pedido y de honorarios de corretaje en la realización de transferencias entre la cuenta de efectivo y la cartera de inversión. En el otro lado, existen costos de mantenimiento (en este caso de oportunidad), como los intereses perdidos cuando se mantienen fuertes saldos de efectivo para evitar los costos de hacer las transferencias. Además, el faltante de efectivo ocasiona otros costos parecidos a cuando no hay inventarios. Así entonces, igual que en la administración de los inventarios, el saldo óptimo de efectivo minimiza estos costos.

En su forma más operativa, el modelo de Baumol supone que los saldos de efectivo de una empresa se comportan, a lo largo del tiempo, como un patrón de dientes de sierra, según se muestra en la figura 1. Los ingresos se perciben en intervalos periódicos, en un solo momento o en cuasi un solo

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momento en el tiempo 0, 1, 2, 3 y así sucesivamente; los gastos ocurren en forma continua en los periodos. Puesto que el modelo supone certeza, la empresa puede adoptar una política optima que exija la colocación o inversión de I unidades monetarias en una cartera de inversión a corto plazo, de rápida convertibilidad (generalmente alternativas en Bancos y otros Institutos Financieros), al inicio de cada periodo, y posteriormente retirar C unidades monetarias de la inversión para la cuenta de efectivo en la empresa, a intervalos regulares durante el período. El modelo debe, desde luego, tener en cuenta los costos fijos y variables de las transacciones de inversión y de retiro, y los costos de mantener saldos de efectivo en caja.