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Nota de AutorEl programa psicosocial implementado en escenario escolar que se esboza en este
documento es subvencionado por el Departamento de Educación de Puerto Rico, a través de los fondos de Título IV, Parte B correspondientes a la iniciativa 21st Century Community Learning Centers, en el cual la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas es el socio científico.
Para información sobre este programa debe comunicarse con la Sra. Cristina Miranda Palacios, División de Servicios Comunitarios, Centro de Investigación y Evaluación Sociomédica, Escuela Graduada de Salud Pública, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas, Plaza Universitaria 3, Ave. Universidad, San Juan, Puerto Rico 00925-2162; http://dsc-cies.org/
Modelos psicosociales de cuidado coordinado para menores en edad escolar
El concepto de Psicopatología del Desarrollo incluye tres aspectos esenciales:
(1) ofrece una perspectiva en la cual se estudia la etiología de los síntomas
o condiciones mentales estableciendo un comienzo en la niñez o adolescencia;
Modelos psicosociales de cuidado coordinado para menores en edad escolarCoralee Pérez-Pedrogo, Ph.D.
UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO, RECINTO DE CIENCIAS MÉDICASUNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU
Ángela Pérez-Morales, M.S.
UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU
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Palabras clave: cuidado coordinado, servicios psicosociales, determinantes sociales de la salud
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(2) es un acercamiento multidisciplinario que enlaza el desarrollo normativo al
desarrollo no normativo y que da bases al estudio de la psicopatología; y; (3)
disciplina que enlaza la Psicología y la Psiquiatría, trascendiendo el énfasis
usual en diagnósticos clínicos (Hinshaw, 2013). A través de la interacción de los
conceptos de prevención, así como del rol de la biología y del contexto social
como determinante de la salud, la Psicopatología del Desarrollo persigue obtener
un entendimiento más profundo de las vulnerabilidades – consideradas como
continuidades o descontinuidades –, en las características de personalidad, patrones
de conducta y respuestas emocionales de los niños y adolescentes (Nisenbaum,
2005). Esta interacción redunda en una amplia compresión de la multiplicidad de
historiales psicosociales que llevan a un diagnóstico común, o de cómo personas
con historiales psicosociales similares desarrollan o no descontinuidades en su
proceso de desarrollo.
Tanto la biología como las experiencias tempranas, influyen en el desarrollo
del menor. Experiencias positivas como relaciones de apego saludables y seguras,
amplias oportunidades de aprendizaje, una nutrición adecuada, suficiente ejercicio
y descanso, pueden impactar significativamente el desarrollo de un niño (Torres,
2015). Por otro lado, experimentar eventos adversos en la niñez como por ejemplo,
la disfunción familiar, el maltrato, abuso, o negligencia, ser expuesto a la violencia,
o sufrir trauma pueden afectar negativamente el desarrollo infantil (García-Vesga,
M. C. & Domínguez-de la Ossa, E., 2013). La literatura ha señalado que no solo los
factores conductuales, emocionales y discontinuidades del desarrollo en la niñez o
adolescencia típicamente persisten hasta la adultez, sino que lo que es considerado
un trastorno en la adultez, típicamente tiene precursores identificables en
momentos tempranos del desarrollo (Kessler et al., 2005, citado por Hinshaw). El
presente trabajo pretende abordar cómo este modelo ha sido la base para entender
los determinantes sociales de la salud y su impacto en el desarrollo humano. A su
vez, se hace un análisis de algunos programas de apoyo psicosocial en América
Latina y Puerto Rico que tienen un impacto en atender la brecha de la desigualdad
en los determinantes sociales de la salud.
Determinantes sociales de la salud y su impacto en el desarrollo humano
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2008), los determinantes
sociales de la salud se definen como las circunstancias en que las personas
nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Dichas
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circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos
a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas adoptadas.
A nivel mundial, alrededor de 200 millones de niños y niñas no cuentan con un
desarrollo óptimo (OMS, 2008). Por ejemplo, se ha documentado que diversidad
de factores asociados como el acceso reducido a la educación, el desempleo y el alto
grado de desigualdad en los ingresos, por mencionar algunos, generan violencia en
muchos niveles (Berkman, 2007); la cual afecta adversamente el desarrollo físico,
social y emocional de los niños y jóvenes.
Estos determinantes sociales de la salud de los niños y jóvenes son de particular
relevancia. Es por esto que diversos peritos han destacado la importancia de lograr
la inclusión desde el inicio de la vida, durante la niñez y adolescencia dentro de un
sistema que incluya el reconocimiento de los derechos de los niños y adolescentes;
el reconocimiento de los límites del modelo médico para atender todas sus
necesidades; modelos de atención primaria integral que favorezcan las acciones
preventivas sobre las curativas; la promoción de modelos que se enfoquen en el
niño como integrante de un contexto social, económico y político amplio, entre
otros (Evans, 1998).
La desigualdad está estrechamente relacionada con la marginalización, la falta de
acceso real a oportunidades, servicios e información, la protección de los derechos
y la movilidad socio económica (Departamento de la Familia de PR, 2014). Una
de las áreas básicas es el acceso a la educación, la cual tiene efectos importantes
en la equidad sanitaria. De acuerdo a un informe de la Comisión Económica para
Latinoamérica y el Caribe (ECLAC, por sus siglas en inglés), para el año 2010, la
Región de las Américas tuvo un nivel de alfabetización de 93% (ECLAC, 2010). Sin
embargo, cuando se analizó el tiempo promedio de permanencia en la escuela,
se encontró que ésta mermaba según transcurrían los años escolares. Las tasas
netas de asistencia a la escuela primaria, secundaria y terciaria fueron 94%, 70% y
25%, respectivamente (ECLAC, 2010); lo que destaca la falta de continuidad en la
escolaridad a medida que las personas alcanzan su edad productiva. Este dato es
similar al observado en Puerto Rico. De acuerdo al Reporte de Deserción Escolar
2014-2015, nuestros estudiantes en edad escolar muestran tasas de deserción que
van aumentando por grado desde séptimo hasta décimo grado. El Manual de
Política Pública para el Índice de Graduación de Escuela Superior del Departamento
de Educación de Puerto Rico, ha establecido una tasa superior a 62%, como meta
anual para evaluar el logro (Departamento de Educación, 2016), a pesar de que
este índice es menor al de muchos países en desarrollo.
En cuanto a la tasa general de alfabetización, los datos publicados por el Instituto
de Estadísticas de Puerto Rico (2012), muestran una tasa de 92% de la población
adulta. En comparación con el Censo de 1990, la tasa de alfabetización en adultos
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
La desigualdad está estrechamente relacionada con la marginalización, la falta de acceso real a oportunidades, servicios e información, la protección de los derechos y la movilidad socio económica.
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experimentó un aumento de 2.4 puntos porcentuales. Las mujeres presentaron una
tasa de alfabetismo (92.5%) superior a los hombres (91.4%). Para el año 2010,
el Global Age-specific Literacy Projections (GALP) del UNESCO Institute for Statistics
(UIS, por sus siglas en inglés), proyectó en un 90.4% la tasa de alfabetización,
para jóvenes y adultos de 15 a 24 años de edad en Puerto Rico; esta tasa de
alfabetización resulta inferior a los estimados del GALP para países como Italia
(98.9%), y Cuba (99.8%), entre otros, pero superior a los estimados para países
como Jamaica (86.6%), Guatemala (75.2%), y Egipto (72.0%) (Disdier, Pesante y
Marazzi, 2012). Estos datos implican que si bien hemos sido exitosos en alfabetizar
nuestra población, hemos presentado retos como los esbozados arriba, para lograr
la retención de nuestros estudiantes hasta la escuela superior.
La deserción escolar es un problema educativo que afecta adversamente el
desarrollo de nuestra sociedad, afectando principalmente a los estudiantes más
pobres y vulnerables de distintas sociedades (Román, 2009). Esta problemática
impacta, no solo a los niños y adolescentes que dejan de asistir a la escuela, sino que
de manera indirecta incide en toda la comunidad, contribuyendo al incremento de
la marginación y de la exclusión social, afectando a la sociedad en su conjunto.
Una baja escolaridad trae como consecuencia una mayor tasa de desempleo, así
como violencia y delitos. Los jóvenes que abandonan la escuela tienen mayores
probabilidades de adoptar conductas de alto riesgo, incluidas las consecuencias más
obvias de la interrupción temprana de los estudios: la disminución de la capacidad
para alcanzar y retener un empleo que le remunere de acuerdo a sus capacidades
y que les resulte una oportunidad, funciona como factor de riesgo en el inicio de
conductas de uso problemático de sustancias y, la paternidad o maternidad precoz
(Gutiérrez, 2013). Toda la sociedad paga el precio por los factores psicosociales
asociados a la pobreza y a la marginalización, tanto en términos de costos directos
como indirectos. Los costos indirectos representan las consecuencias económicas a
largo plazo para la sociedad a causa de dichos factores psicosociales. Esto incluye
los costos asociados con el uso incrementado del sistema de cuidado de salud,
la actividad criminal juvenil y adulta, las enfermedades mentales, el abuso de
sustancias y la violencia doméstica (Montoto, L., Zárate, S. y Schlueter, R., 2015).
Un estudio encontró que todas las categorías de experiencias adversas de la niñez
se asocian con un mayor riesgo de problemas de empleo, problemas financieros
y el ausentismo (Anda et al., 2004). Según los autores, estos costos a largo plazo,
tanto para la fuerza laboral como para la sociedad, son evitables.
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
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Factor de la pobreza.
La pobreza, que afecta a gran parte de nuestras comunidades, es un factor
determinante relacionado a las dificultades psicosociales. Esto ante la realidad de
que las desigualdades económicas son factores de riesgo para una gran mayoría de
las manifestaciones de la violencia (Rodríguez et al., 2016). Los datos del Censo de
2010 confirman esta tendencia de lo que se puede denominar “la infantilización
de la pobreza”, particularmente cuando la jefa de la familia es una mujer soltera.
En Puerto Rico, poco más de un tercio (36.9%) de las familias con niños menores
de 6 años de edad son familias con madres solteras (Departamento de la Familia,
2015).
Los datos del Censo de Estados Unidos también reflejan que la mitad de las
familias (51.7%) que viven con niños menores de 5 años de edad en Puerto Rico
viven bajo el nivel de pobreza. En 55 municipios (70.5% de todos los municipios),
el 50% o más de las familias que viven con niños menores de 5 años de edad viven
bajo el nivel de pobreza.
Cónsono con los niveles de pobreza descritos anteriormente, el 53% de los
niños y niñas entre las edades de 0 a 8 años participan del Programa de Asistencia
Nutricional (PAN). En 58 municipios (74.4% de todos los municipios), el 50% o
más de los niños entre las edades de 0 a 8 años de edad participan del Programa de
Asistencia Nutricional (PAN).
Factor del desempleo.
Otra fuente que abona a la desigualdad económica de las familias en Puerto
Rico es la tasa de desempleo. En 2013, el porciento de personas en la fuerza laboral
sin trabajo se estimó en un 12.3% (Departamento de la Familia, 2014). Otros datos
nos demuestran que en 2011, este porciento aumentó a un 29% en familias con
hijos menores de seis años de edad (Advantage, 2014). La situación económica en
general apunta al crecimiento de desigualdades económicas entre los residentes de
Puerto Rico, al ver cómo ha aumentado en los últimos diez años la deuda de los
consumidores y el decrecimiento en índice de valor de los ingresos en el mercado
(Departamento de la Familia de Puerto Rico, 2014).
Tomados en conjunto, estos factores: deserción, pobreza y desempleo
desencadenan en violencia comunitaria que a su vez afecta el desarrollo de la
próxima generación de niños y adolescentes. La exposición a la violencia comunitaria
está entre las experiencias más perjudiciales que pueden vivir los niños y jóvenes,
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
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afectando su forma de pensar, sentir y actuar (Guerra & Dierkhising, 2011). Si bien
es cierto que el manejo del estrés es parte del proceso de desarrollo de la niñez,
la gravedad de estos eventos alteran el desarrollo de las conexiones neuronales,
lo cual conlleva problemas cognitivos y psicológicos, y la activación prolongada
del sistema de respuesta al estrés el cual puede afectar los órganos, causando
afecciones que duran toda la vida. Algunas condiciones que han sido relacionadas
son: enfermedades cardíacas y pulmonares, cáncer, alcoholismo, problemas de la
memoria, dificultades en el aprendizaje y para realizar varias tareas a la vez, uso
problemático de sustancias, ansiedad y depresión (Borofsky, Kellerman, Baucom,
Oliver, & Margolin, 2013; Buka, Stichick, Birdthistle, Earls, 2001; Shonkoff &
Garner, 2012; National Scientific Council on the Developing Child, 2005). En
resumen, resulta imperante dirigir esfuerzos en reducir la brecha de la desigualdad
en los determinantes sociales de la salud. Diversos países han realizado esfuerzos
para identificar y generar intervenciones para subsanar dicha brecha. La necesidad
de enfocarse en la infancia y la niñez es indispensable, dada la creciente evidencia
científica en Salud del Desarrollo que sugiere que los primeros años de vida juegan
un papel fundamental para generar y mantener las inequidades socioeconómicas
en salud en la vida adulta (Jasso-Gutiérrez & López Artega, 2014).
Esfuerzos en reducir la brecha de la desigualdad en los determinantes sociales de la salud
América LatinaSi bien las Américas ha sido considerada la región donde se ha reportado el
mayor índice de desigualdad, América Latina tiene una larga tradición de prestar
atención a las inequidades, intentar abordar los determinantes de salud y luchar
porque estos esfuerzos se traduzcan en acción política (Organización Mundial de la
Salud, 2008; Organización Panamericana de la Salud, 2012). Por ejemplo, desde el
2004, la ciudad de Bogotá en Colombia, ha implementado el programa Salud a su
Hogar el cual incluye cinco componentes básicos: (1) necesidades de alfabetismo de
los grupos de la población; (2) determinación de las inequidades; (3) promoción
de las actividades intersectoriales; (4) ejecución del presupuesto participativo,
y; (5) empoderamiento de las comunidades. El programa ha permitido obtener
resultados importantes en cuanto a los indicadores clásicos de salud pública, que a
su vez han mejorado el índice de desarrollo humano. Hoy día, la ciudad de Bogotá
tiene una nueva visión política donde se ha reorganizado el distrito estatal como
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
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una manera de fortalecer la participación social y, a su vez, reforzar la ciudadanía
activa (Organización Panamericana de la Salud, 2012).
Por su parte Chile, ha incorporado los determinantes de la salud en los procesos
de reforma sanitaria. La Ley número 20.379, aprobada por el Congreso en 2009,
estableció el programa Chile Crece Contigo, el cual garantiza protección social
para todos los niños en la infancia temprana (hasta los 4 años de edad) (Vega,
2011). Los componentes fundamentales de esta Ley incluyen pero no se limitan a:
apoyo psicosocial directo, apoyo financiero y acceso a los programas sociales. El
componente de apoyo psicosocial directo del Programa facilita a través de criterios
establecidos, qué familias están en situación de pobreza extrema. Una vez éstas han
sido identificadas, se les invita a coordinar una cita con un asistente o trabajador
social que les ayuda a fortalecer sus vínculos con las redes de relaciones sociales
y a obtener acceso a servicios sociales. También se les presta ayuda económica en
forma de transferencias de dinero en efectivo y pensiones, así como subsidios. Una
de las grandes fortalezas de este programa es que tiene un enfoque multisectorial
que promueve el desarrollo del menor en la primera infancia, mediante programas
de educación preescolar, revisiones médicas preventivas, mejores licencias laborales
para los cuidadores y mayores beneficios para los niños. También ofrece un mejor
acceso a los servicios de atención infantil, a la vez que hace valer el derecho de las
madres que trabajan a lactar a sus bebés, con la finalidad de fomentar su participación
en el mercado laboral (Organización Panamericana de la Salud, 2012).
Otro proyecto de gran envergadura desarrollado por el Ministerio de Salud de
Chile es el programa de servicios psicosociales para menores que viven con VIH/
SIDA que se atienden en el sistema público de salud. Este programa está dirigido
a desarrollar y fortalecer: (1) las destrezas de autocuidado, incluyendo aspectos
sobre su sexualidad e integración social; (2) mejorar la adherencia al tratamiento
antirretroviral y a los controles de salud; y, (3) comunicación sobre el diagnóstico.
Entre las técnicas de autocuidado que promueven se encuentra presentar estrategias
cognitivas, afectivas y conductuales a través de las cuales identifican y trabajan
situaciones de riesgo para el propio bienestar, disminuyendo el aislamiento y
contribuyendo a la autonomía a través de la integración social. Promueven además
la identificación de síntomas asociados con depresión y ansiedad para atenderlos.
Destacan que la integración social es una necesidad básica humana a través de la
cual se obtienen importantes fuentes de gratificación para las personas, en particular
los niños y adolescentes (Hernández-Careaga & Pherson-Céspedes, 2009).
Por su parte México, ha dirigido sus esfuerzos en desarrollar e implantar
programas psicosociales en escenarios escolares. En 2013, el gobierno de la
República de México establece el Programa Nacional para la Prevención del Delito,
dentro del cual se desarrollan iniciativas para la prevención de la violencia en el
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
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entorno escolar y la detección e intervención temprana de problemas de aprendizaje
y conductuales (Comisión Intersecretarial para la Prevención de la Violencia y la
Delincuencia, 2013). Esto, para evitar la deserción escolar causada en ocasiones
por problemas de aprendizaje, emocionales, conductuales, entre otros. Uno de
los enfoques de esta iniciativa es ofrecer información, capacitación al menor y su
familia, así como mecanismos alternativos de resolución de conflictos. Se le provee
servicios individuales que sean responsivos a la situación identificada en el menor
y su familia.
Puerto RicoEl gobierno central de Puerto Rico a través del Departamento de Salud y la
Administración de Seguros de Salud de Puerto Rico (ASES), provee servicios de
salud mental, siendo APS Healthcare Puerto Rico la única Organización de Salud
Conductual (MBHO, por sus siglas en inglés) que ofrece dichos servicios (APS
Healthcare, 2015). Esta iniciativa no se implementa en escenarios escolares, sino
que responde al estándar de cuidado para los participantes de la Reforma de Salud
de Puerto Rico, sean estos niños, adolescentes o adultos.
A través del Departamento de Educación (DE), el gobierno central atiende las
necesidades psicosociales de los estudiantes del sistema educativo público del país
a través de diversos programas adscritos a la Secretaría Auxiliar de Servicios Aca-
démicos y de la Secretaría Auxiliar de Servicios de Ayuda al Estudiante. Entre las
iniciativas que éstas auspician están: (1) Programa de Salud Escolar, enfocado en
la prevención y el control de la violencia, la prevención del uso de alcohol, taba-
co y otras drogas y la promoción de conducta sexual saludable; (2) Programa de
Orientación y Consejería Escolar; (3) Programa de Trabajo Social Escolar y; (4) el
Programa de Servicios Interdisciplinarios para la Convivencia Escolar (Departa-
mento de Educación, 2016). Otro programa emblemático del DE es el Programa de
Educación Especial, a través del cual se ofrecen servicios psicológicos que incluyen
evaluaciones con el fin de diseñar planes educativos, terapias individuales y orien-
taciones a familias.
Si bien estos Programas fueron desarrollados para atender a la población escolar,
se ha cuestionado la calidad de los servicios que se prestan, específicamente en el
Programa de Educación Especial. El Memorial para Resolución del Senado 403
del 27 de mayo de 2015 presenta las siguientes denuncias: (1) La duración de las
intervenciones son inadecuadas y no necesariamente cumplen con los estándares
de calidad de la profesión. Ejemplo de estas intervenciones son: evaluaciones
psicológicas de 1 hora de duración o en una sola sesión, cuando lo recomendado
es 5 sesiones de 2 horas de duración cada una; terapias individuales y/o familiares
de 30 minutos de duración, determinado por la agencia y no por el profesional,
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
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cuando la duración abreviada afecta los procesos de terapia que requieren de un
servicio fluido, del desarrollo de alianza terapéutica y de un cierre que permita
integrar los procesos; (2) Coordinación de terapias grupales con cantidad excesiva
de participantes y con diversos diagnósticos que requieren intervenciones diferentes,
no compatibles entre sí; y, (3) Otras responsabilidades de los psicólogos que
ofrecen servicios al Departamento de Educación, incluyen la comunicación con los
cuidadores, maestros y trabajo administrativo como manejo del expediente, notas
de progreso y redacción de informes. No obstante, estos servicios no pueden ser
facturados a pesar de que los mismos son vitales para el progreso y la calidad del
servicio. Por último, se reconoce que la privacidad y confidencialidad de los servicios
son esenciales en la provisión de tratamiento de salud mental. Sin embargo, las
facilidades físicas no siempre garantizan la privacidad y confidencialidad que exige
el Código de Ética. Esto debido a que muchos servicios son subcontratados, lo que
impacta el desarrollo de programas efectivos de tratamiento en este escenario.
Estos datos sostienen que si bien el gobierno central de Puerto Rico ha
desarrollado iniciativas para atender las necesidades psicológicas de nuestros
estudiantes, siguen siendo apremiantes, lo que destaca la necesidad y el valor de
algunas iniciativas que se establecen en el escenario escolar. Es de conocimiento
general que dentro de la perspectiva del desarrollo es fundamental tratar desde una
mirada contextual tanto la salud física como la emocional del menor a través de
intervenciones coordinadas (Cicchetti & Rigosch, citado por García-Coll, Berrios-
Mota, Rivera-Negrón, Landrau y Romero, 2016). En Puerto Rico, existen pocas
iniciativas dirigidas a facilitar la provisión de servicios coordinados a la población
de niños y adolescentes donde se evalúe la efectividad de éstos. Entre éstas se
destacan el Programa Familias Saludables Puerto Rico, las Clínicas de Salud Escolar
y el Programa Futuro.
Programa Familias Saludables Puerto Rico. Desde febrero 2012, el programa Familias Saludables Puerto Rico (FSPR) ofrece
servicios a adolescentes embarazadas hasta los 21 años de edad y a sus hijos hasta
los tres años de edad en cinco municipios: Barranquitas, Jayuya, Maunabo, Orocovis
y Patillas. El mismo es implementado a través de una colaboración tripartita de
gobierno, comunidad, y academia. El gobierno colabora a través de la División
de Madres, Niños y Adolescentes del Departamento de Salud quien administra la
propuesta con los fondos del Maternal, Infant and Early Childhood Home Visiting
Program for Puerto Rico (PR MIECHV) del Affordable Care Act financiados por el
Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HRSA, por
sus siglas en inglés). Por su parte, dos centros de salud primaria y una universidad
(Centro de Servicios Primarios de Salud de Patillas, Salud Integral de la Montaña,
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
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y la Universidad Metropolitana) sirven como los implementadores a nivel de
comunidad. La academia sirve como socio científico a través de la División de
Servicios Comunitarios del Centro de Investigación y Evaluación Sociomédica del
Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico quienes ofrecen
asistencia técnica a nivel local y fungen como evaluador del programa.
FSPR utiliza el modelo de visitas al hogar basado en evidencia Healthy Fami-
lies America e incorpora el currículo de desarrollo de destrezas parentales y apego
Criando Niños Fantásticos (GGK, por sus siglas en inglés). Dicho programa utiliza
las visitas al hogar para promover mejor salud prenatal y maternal en las adoles-
centes, mayor apresto escolar entre éstas, el desarrollo saludable de sus hijos (in-
fantes y niños), y reducción en la incidencia de maltrato infantil. De igual modo,
aspira a mejorar las destrezas de crianza en los padres y madres, aumentar el esta-
tus socio-económico familiar, mejorar la coordinación de recursos comunitarios y
de apoyo, así como reducir la criminalidad y violencia doméstica.
La participación en el programa FSPR es voluntaria y libre de costo. Consiste
de visitas a los hogares de las familias por personal adiestrado en el modelo y el
currículo desde el embarazo hasta que el niño cumple 3 años de edad. Al inicio,
las visitas son semanales y según la familia va cumpliendo con las metas estable-
cidas, se va disminuyendo la intensidad de las visitas a bisemanal, mensual y por
último trimestral. Esto para generar mayor apego, respeto, seguridad en el hogar y
autonomía. El personal educa a las familias participantes sobre aspectos relaciona-
dos al embarazo, orienta acerca de las etapas de desarrollo del bebé y desarrolla en
conjunto con ellas estrategias de crianza positiva. Además de hacer cernimientos
que identifican rezagos en el desarrollo, también se identifican conductas de alto
riesgo, maltrato o negligencia y se hacen los referidos correspondientes.
Para garantizar la calidad del programa y la fidelidad al modelo, se espera que
cada visitadora haga un máximo de 12 visitas semanales. Por lo tanto, durante el
primer año se impactan 12 familias por visitadora. Durante el segundo año de
participación aproximadamente se espera que las familias se muevan a visitas bise-
manales y esto abre espacio a reclutar nuevas familias. Cada visitadora puede tener
hasta un máximo de 20 familias en diversos niveles de intervención.
En septiembre 2016, la Oficina de Planificación, Investigación y Evaluación de
la Administración de Niños y Familias del Departamento de Salud y Servicios Hu-
manos de los Estados Unidos, publicó el Resumen Ejecutivo donde se presentó
la evidencia de efectividad de este Programa. Se encontró que el modelo Healthy
Families America tuvo uno o más efectos favorables en: la salud materna, la salud
infantil, las prácticas parentales positivas, el desarrollo del menor y la preparación
escolar, la autosuficiencia económica familiar, los vínculos y las referencias a los
recursos y apoyos comunitarios. También se encontró una reducción en los índices
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
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de maltrato infantil, delincuencia juvenil, violencia familiar y crimen (Sama-Mi-
ller, Akers, Mraz-Esposito, Avellar, Paulsell, & Del Grosso, 2016).
Diversos estudios han reportado que la implementación del modelo Healthy
Families America ha traido consigo beneficios tanto para los cuidadores como para
los infantes. LeCroy y Krysik (2011) encontraron que las madres participantes en
Healthy Families America redujeron su consumo de alcohol (16.5% y 12% a los 6 y
12 meses, respectivamente) comparado con el grupo control. También se ha repor-
tado que los niños en Healthy Families America obtienen mejor acceso a servicios
de salud, evidenciado por las tasas de seguro médico durante el primer y segundo
año de edad (Mitchell-Herzfeld, Izzo, Greene, Lee, & Lowenfels, 2005; Caldera,
Burrell, Rodríguez, Crowne, S.S., & Duggan, 2007), contacto con proveedores de
salud primaria, y una cantidad mayor de visitas preventivas al pediatra (Landsverk,
Carrilio, Connelly, Ganger, Slymen, & Newton, 2002). Además, se ha reducido la
tasa de recién nacidos de bajo peso al nacer entre las mujeres embarazadas que se
matricularon en el modelo (Lee, Mitchell-Herzfeld, Lowenfels, Greene, Dorabawi-
la, & DuMont, 2009).
La prevención de la Experiencias Adversas en la Niñez (ACE, por sus siglas en
inglés) es esencial para la salud y la productividad a lo largo de la vida. Cinco estu-
dios de Healthy Families America muestran 17 beneficios significativos en esta área,
incluyendo la reducción del maltrato infantil (DuMont, Mitchell-Herzfeld, Greene,
Lee, Lowenfels, Rodríguez, et al., 2008; Duggan, Caldera, Burrell, Rodríguez, Crow-
ne, S.S., & Duggan, 2007; Duggan, McFarlane, Fuddy, Burrell, Higman, Windham,
et al., 2004), castigo físico (Duggan, Caldera, et al., 2007; Duggan, McFarlane, Fu-
ddy, Burrell, Higman, Windham, et al., 2004), gritos (LeCroy & Krysik, 2011) y
un mejor uso de la disciplina no violenta (DuMont, Kirkland, Mitchell-Herzfeld,
Ehrhard-Dietzel, Rodríguez, Lee, Layne, & Greene, 2010) basado en auto-reportes
ofrecidos por los cuidadores.
Healthy Families America involucra tanto a cuidadores como a los menores para
asegurar que éstos estén preparados para tener éxito en la escuela. Estudios han
encontrado mejoría en el desarrollo cognitivo de los niños de uno y dos años de
edad, y menos problemas de comportamiento que puedan interferir con el apren-
dizaje a los dos y tres años de edad (Caldera, Burrell, Rodríguez, Crowne, S.S., &
Duggan, 2007; Landsverk, Carrilio, Connelly, Ganger, Slymen, & Newton, 2002).
Este impacto a edad temprana conduce a mayor éxito escolar, con menos niños
repitiendo el primer grado (Kirkland & Mitchell-Herzfeld, 2012), y reduciendo el
número de niños en programas de educación especial (DuMont, Kirkland, Mitche-
ll-Herzfeld, Ehrhard-Dietzel, Rodriguez, Lee, Layne, & Greene, 2010).
La mayoría de los cuidadores que participan del modelo no han terminado la
escuela secundaria cuando se inscriben, un paso crítico para el futuro potencial
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
250
de ingresos. Healthy Families America ayuda a las nuevas madres y a los nuevos
padres a encontrar la motivación y los recursos para avanzar en su educación. Se
ha encontrado un aumento en la educación de los cuidadores participantes de uno
a tres años (Anisfeld, Sandy, & Guterman, 2004; LeCroy & Krysik, 2011; Landsverk,
Carrilio, Connelly, Ganger, Slymen, & Newton, 2002).
Clínicas de salud escolarPor su parte, las Clínicas de Salud Escolar son una de las iniciativas que auspicia
los Centros de Salud Primaria, subvencionados a través de la sección 330 del Public
Health Service Act (PHSA). A través de esta iniciativa, se establece un escenario
multidisciplinario en el cual se ofrecen servicios de salud primarios tales como:
pediatría, psicología, nutrición y educación en salud; todos en la propia facilidad
escolar, en horario diurno. Actualmente se implementa en los municipios de
Arroyo, Patillas, Ponce y San Juan. Para participar de estos servicios, todos los
estudiantes del plantel escolar son evaluados por un Pediatra, quien basado en sus
hallazgos, pudiera generar referidos al equipo multidisciplinario para atender las
necesidades específicas de cada estudiante.
Alianza Municipal por la EducaciónPor otro lado, la Alianza Municipal por la Educación, al igual que el Programa
Familias Saludables, participa de una fórmula de administración de recursos en la
cual se establecen acuerdos de colaboración entre un socio científico, un auspicia-
dor y un implementador. A través de esta fórmula, el Departamento de Educación
subvenciona los servicios a través de los fondos para Título IV-B de 21st Century; la
academia sirve como socio científico a través de la División de Servicios Comunita-
rios del Centro de Investigación y Evaluación Sociomédica del Recinto de Ciencias
Médicas de la Universidad de Puerto Rico (DSC-CIES), quienes ofrecen asistencia
técnica a nivel local y fungen como evaluador del programa. Por su parte, la Alian-
za Municipal por la Educación, la cual comprende 4 administraciones municipales
funcionan como implementadores de esta estrategia, asignando recursos para la
provisión de los servicios contemplados. De esta forma, en colaboración con el
Departamento de Educación, la DSC-CIES y la Alianza Municipal por la Educación
lideran un programa de servicios en horario extendido en Puerto Rico llamado,
Programa Futuro el cual comprende cuatro municipios de Puerto Rico (Cayey, Coa-
mo, Luquillo y Villalba).
Este programa de servicios permite “apoyar la creación de comunidades de
aprendizaje que proveen oportunidades de enriquecimiento académico en horario
extendido para niños y jóvenes desde Kindergarten hasta duodécimo grado,
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
251
particularmente aquéllos que asisten a planteles de aprovechamiento bajo y con
altos niveles de pobreza”. El mismo apoya a los estudiantes a alcanzar los estándares
académicos locales en destrezas medulares de las materias básicas. Un aspecto
novel de este programa es que se ofrecen servicios psicosociales individualizados
coordinados colaborativamente por Trabajadores Sociales y Psicólogos con
peritaje en el escenario escolar. En el Programa Futuro cada escuela cuenta con
un Trabajador Social y un Psicólogo asignado exclusivamente para atender las
necesidades particulares de la matrícula. Otro elemento innovador de nuestro
Programa es que el proveedor de servicios de salud mental está familiarizado con las
particularidades del contexto escolar, social y económico donde se desenvuelve el
niño y el joven proveyendo a su vez un tratamiento sólido y cónsono con la realidad
de cada estudiante. Además, el proveedor de servicios tiene la responsabilidad de
realizar los referidos correspondientes y darle el seguimiento necesario a aquellos
casos que requieran servicios especializados como salud física, terapia del habla,
ocupacional, entre otros.
Los Trabajadores Sociales se encargan también de desarrollar estrategias para
atender el fortalecimiento de las relaciones interpersonales de los estudiantes con
sus familias. Realizan además estudios de necesidades e intereses y visitan los
hogares de los estudiantes que así lo ameriten para facilitar la comunicación con
los principales cuidadores. Los psicólogos por su parte, ofrecen semanalmente
y/o bisemanalmente a los estudiantes y/o sus principales cuidadores sesiones de
terapia psicológica cuya modalidad varía de acuerdo a las necesidades individuales
particulares. Algunas de estas modalidades de tratamiento incluyen intervenciones
breves, individuales, familiares o grupales. Estas intervenciones por lo general
oscilan entre los 40-90 minutos de duración por sesión. Todas éstas dirigidas a
fortalecer las necesidades académicas, emocionales y sociales del 20% de los
participantes con mayor necesidad; entiéndase aquéllos que muestran diversos
indicadores que los posicionan en mayor riesgo de desarrollo y fortalecimiento de
condiciones emocionales y dificultades académicas. De este indicador de atención
al estudiante con mayor necesidad, durante la implementación del Año III, los
psicólogos alcanzaron impactar 37% de los casos, casi duplicando el porciento
esperado.
Algunos de los resultados de implementación de los servicios psicosociales
ofrecidos por los psicólogos a los estudiantes participantes y sus familias incluyen
833 intervenciones individuales con una duración aproximada de 40-50 minutos cada
una y un promedio de sesiones por estudiante de 5, durante el año I y II. Durante el año
III se ofrecieron servicios a 532 niños y jóvenes donde se ofrecieron un promedio
de 7 sesiones por estudiante. El 75% de estos servicios estuvieron relacionados
con necesidades emocionales, mientras que 7% de estos estuvieron relacionados
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
252
a servicios de estabilización y manejo de eventos adversos causados por ideación
suicida. Otras necesidades esbozadas por los participantes incluyeron servicios de
apoyo y orientación y servicios para atender necesidades académicas y sociales
(23%).
Por último, la privacidad y la confidencialidad están garantizadas en el
Programa Futuro. Tanto los proveedores de servicio, como el personal escolar
(maestros, directores escolares) son orientados a través de diversas capacitaciones.
Además, contamos con un protocolo para salvaguardar la confidencialidad de
los expedientes y un expediente clínico independiente del expediente académico,
con acceso restringido únicamente para los profesionales de salud mental, el
cual carece de indicadores más allá que el número de expediente. El Programa
Futuro, particularmente el componente psicosocial, toma en consideración los
procesos universales y las diferencias individuales, adaptando a cada necesidad el
formato o la duración de las intervenciones. De esta manera las intervenciones son
cónsonas con los postulados del modelo de desarrollo humano en el concepto de
psicopatologías (Cicchetti & Rigosch, citado por García-Coll, Berrios-Mota, Rivera
Negrón, Landrau y Romero, 2016).
Las metas del Programa se logran a través de la sistematización de la documen-
tación del servicio provisto a los participantes y/o sus familiares, así como de la
asistencia técnica ofrecida por el personal de la División de Servicios Comuni-
tarios a través del semestre, el apoyo en el manejo de intervenciones en crisis, la
incorporación de técnicas relacionadas al modelo de paciente estandarizado en la
promoción de herramientas para el manejo de la sintomatología del participante
- desde relaciones interpersonales, hasta manejo de depresión y suicidio. Los Psicó-
logos adscritos al Programa Futuro reciben durante su inducción al programa: (1)
adiestramiento en el manejo del expediente clínico del participante, incluyendo
el proceso de selección de los participantes que cumplen con el criterio de mayor
necesidad; (2) documentos esenciales para establecer un proceso de entrevista y
cernimiento que permita explorar tanto los factores del historial psicosocial como
el motivo de referido, estableciendo una evaluación multidimensional del parti-
cipante. Otros documentos y adiestramientos que le son provistos a los recursos
psicosociales son: desarrollo de notas de progreso en formato SOAP; Protocolo de
Manejo de Eventos Adversos; administración, codificación e interpretación del In-
ventario de Comportamiento Escolar desarrollado por el Dr. José J. Bauermeister,
medida utilizada como parte de la selección del 20% de la matrícula con mayor
necesidad; intervenciones basadas en evidencia recomendadas para escenarios es-
colares; y el Protocolo para el Manejo del Expediente Clínico. Por último, en el
Programa se ofrecen adiestramientos al resto del personal escolar diurno y de hora-
rio extendido sobre la identificación de factores de riesgo en la salud y el bienestar
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
253
del participante, de manera tal que puedan apoyar los esfuerzos de identificación y
referido de participantes al servicio psicosocial.
Entendemos que el Programa Futuro atiende diferentes aspectos esenciales del
modelo de desarrollo humano: enfatiza las transacciones que ocurren entre los
ambientes y las personas, de manera que; desde una perspectiva de prevención,
promoción e intervención temprana, desarrolla también estrategias para el manejo
de acoso escolar, el manejo adecuado de conducta, fortalecimiento en los hábitos
de estudio y, provisión de estrategias y recursos emocionales a los principales
cuidadores (García-Coll, Berrios-Mota, Rivera-Negrón, Landrau y Romero, 2016).
El programa provee además, servicios de manejo de suicidio, entre otras situaciones
consideradas de alto riesgo a través de un protocolo de manejo de evento adverso
uniforme que es fortalecido con ejercicios prácticos bajo la modalidad de paciente
estandarizado. Durante el desarrollo e implementación del componente psicosocial
de este programa, los mayores retos estuvieron relacionados con: (1) apresto del
personal escolar para crear un sistema de referido de los casos a atender; (2) manejo
de estigma asociado a los servicios psicosociales en el escenario escolar, incluyendo
aquellos casos en los cuales los estudiantes rechazaban el servicio argumentando
que no eran estudiantes del Programa de Educación Especial del Departamento
de Educación; (3) disponibilidad de recursos para la provisión de servicios en
áreas rurales y; (4) necesidades de adiestramiento y asistencia técnica identificadas,
incluyendo el uso y documentación sistemática de las intervenciones realizadas y
el uso de una base de datos electrónica para registrar los casos manejados.
Implicaciones para futuras investigaciones, la práctica y la política pública
Tal como describen Marsella y Yamada (2011), ningún factor biológico, cultural o
social por sí solo ha sido suficiente para describir, explicar o predecir psicopatología.
La implementación exitosa de un servicio psicosocial en el escenario escolar urge
de: (1) Mejores y más fáciles instrumentos de cernimiento para la identificación
de conductas que respondan a una necesidad clínica; (2) mejorar la comunicación
del personal psicosocial sobre un mismo caso, mejorando el pensamiento con
enfoque sistémico, aunque el trabajo sea con individuos; (3) definir el servicio
directo de otras modalidades de servicio, tal como intervención breve, servicio
indirecto, etc.; (4) trabajar con los asuntos relacionados al estigma en la provisión
de servicios de educación especial y de servicios psicosociales para la población
escolar en general; (5) identificar e implementar prácticas basadas en evidencia
ya sea para prevención o tratamiento; (6) utilizar estrategias de prevención para
MODELOS PSICOSOCIALES DE CUIDADO COORDINADO PARA MENORES EN EDAD ESCOLAR
254
niños en alto riesgo (ej. cuidadores con problemas de salud mental y vida llenas
de estresores); (7) adquirir conocimiento sobre los factores de riesgo y protectivos
comunes de las condiciones mentales y de la población que sirven; (8) establecer
alianzas con la familia, las escuelas, los centros de salud, las entidades comunitarias
y organizaciones sin fines de lucro; (9) mayor impacto en política pública, donde se
provea acceso a las mejores intervenciones preventivas culturalmente adaptadas; y;
(10) énfasis en la necesidad de estudios longitudinales para entender el desarrollo
y las psicopatologías en puertorriqueños.”
Reconociendo la complejidad que representa la implantación y sustentabilidad
de los programas anteriormente esbozados en nuestro contexto, esperamos que
los recursos presentados a través de este capítulo resulten útiles para diversos
sectores (gobierno y entidades privadas) proveyendo estrategias para atender de
forma eficaz, responsable y basada en evidencia las disparidades de salud, así como
las consecuencias asociadas. Es nuestro interés facilitar esfuerzos participativos de
todos los sectores y así dirigirlos para reducir las disparidades de salud no tan solo
en Puerto Rico, sino en toda Latinoamérica.
Agradecimientos.
Se agradece a la Dra. Lili M. Sardiñas su aportación y sugerencias ofrecidas en la
redacción del capítulo.
CORALEE PÉREZ-PEDROGO | ÁNGELA PÉREZ-MORALES
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