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En nuestra sociedad, el trabajo es un elemento básico en la construcción de la identidad

individual y un importante instrumento de valoración social. Cuando alguien se presenta ante los demás generalmente dice: mucho gusto, yo soy agricultor, abogada, campesino o soy profesora, o conductor, o

enfermera… y eso le confiere alguna importancia ante las demás personas. También le genera

gratificaciones y satisfacciones.

Además, el trabajo es construido socialmente, es decir, cada sociedad le asigna un

significado distinto al trabajo y por eso jerarquiza y valora de manera desigual las diferentes ocupaciones de las

personas. Esta valoración social que se otorga, no necesariamente se corresponde con la

importancia económica de cada tarea.

MÓDULO DOS

Las mujeres trabajadoras

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Por ejemplo todas sabemos que en esta sociedad el trabajo que se desarrolla en el campo no es considerado tan importante como el que se realiza en las ciudades, pese a que este trabajo es el que nos permite alimentarnos y mantener la vida.

Las sociedades también han realizado una diferenciación en las actividades que se supone deben hacer las mujeres y aquéllas que deben hacer los hombres, a esto se llama división sexual del trabajo. Así, se han definido ciertas actividades como femeninas y otras como masculinas y ese saber se transmite de generación en generación: las niñas y los niños aprenden a desempeñar estas actividades y se les enseña a aceptar ese orden social como si fuera un orden ‘natural’.

Es importante tener en cuenta que en la división sexual del trabajo no solamente se asignan las tareas que realizan hombres y mujeres. También se distribuyen los lugares en los que se efectúan, las responsabilidades por su cumplimiento, los recursos para realizarlas y el control de los beneficios que se generen a partir de esas actividades.

Esta división del trabajo también es específica según cada cultura, según las situaciones geográficas de la comunidad, de acuerdo con las condiciones económicas y dependiendo del acceso a recursos para la producción y reproducción.

Pero el denominador común en las sociedades es que la división sexual del trabajo genera una separación o segregación, ya que los hombres y las mujeres no se encuentran en las mismas áreas de la sociedad. El tipo de segregación más común es la división entre la vida pública y la vida privada, entre el afuera y el adentro.

1. El trabajo y las actividades humanas

Las actividades humanas esenciales son definidas como trabajo cuando suponen un esfuerzo físico; exigen dedicación; requieren un tiempo determinado y; se aprende a realizarlas.

Se han definido al menos dos tipos de actividades esenciales.

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Actividades productivas: son las que permiten producir todos los bienes y servicios que requiere una comunidad. Estas actividades se realizan dentro de un periodo de tiempo establecido, determinadas horas al día y un número definido de años.

Actividades reproductivas: son todas las actividades mediante las cuales se satisfacen las necesidades cotidianas como la alimentación, la higiene, la salud y el mantenimiento de la vivienda. Incluye también las actividades de crianza de los hijos e hijas a través de las cuales se inculcan y transmiten las costumbres y valores propios de cada comunidad.

Estas actividades reproductivas deben hacerse todos los días de la vida de una persona. Si alguien no las realiza, otra persona las hace por él, aumentándose de esta manera su carga de trabajo reproductivo. De igual manera, la crianza de hijos e hijas debe cumplirse durante todos los días en un periodo de tiempo variable, definido por las costumbres sociales.

La división sexual del trabajo ha llevado a que la participación de las mujeres se dé prioritariamente en el ambiente privado de realización de actividades reproductivas. Entonces las áreas en las que se ocupan las mujeres tienen que ver con la educación de los hijos, temas de salud y bienestar social, e higiene. La socialización ha llevado a que sus intereses se orienten mayoritariamente hacia temas relacionados con el cuidado de otros.

En el caso de los hombres, su ámbito de desarrollo ha sido la vida pública, escenario de los negocios, la economía, la industria, la energía, las relaciones internacionales, la política y el gobierno. La socialización fomenta la participación masculina en la vida pública y desanima su participación en la vida privada.

La valoración que hace la sociedad del trabajo reproductivo lo coloca en una posición inferior con relación al trabajo productivo. De esta manera, no se contabiliza en las estadísticas oficiales que definen la riqueza de un país.

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Muchas mujeres, estudiosas de la economía, han venido argumentando la necesidad de involucrar el trabajo reproductivo en las estadísticas, y de hacer evidente la contribución de las mujeres al trabajo productivo de la sociedad. Es así como han demostrado que las actividades no remuneradas, que se realizan en la esfera doméstica (actividades reproductivas), son necesarias para la reproducción de la sociedad y por lo tanto son una dimensión del trabajo y además, son actividades susceptibles de un intercambio en el mercado laboral. Por ejemplo: cocinar, lavar y planchar la ropa, cuidar de los niños, arreglar la casa, incluso la producción agraria a pequeña escala, son actividades por las que se paga dinero.

Estas actividades no tienen remuneración alguna cuando son realizadas en el marco de una r e l a c i ó n de pareja,

ya sea un matrimonio o una relación de convivencia. Son actividades tan poco valoradas que en los análisis estadísticos aparecen como “tareas domésticas” y se clasifica a las mujeres que se dedican exclusivamente a estas “tareas” (las amas de casa) entre la “población económicamente inactiva”, al igual que las personas jubiladas y quienes son estudiantes.

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Lee la siguiente historia...

José va al doctor

-‘Cuál es su trabajo’, preguntó el doctor-‘Soy agricultor’ respondió José-¿Tiene hijos?’ preguntó el doctor- ‘Si, tengo 6, 2 niños y 4 niñas’ respondió José-‘¿Su esposa trabaja?’-‘No, ella se queda en la casa.-‘Ya veo, y ¿qué hace ella en el día?’-‘Pues, ella se levanta a las 5 de la mañana, limpia la casa y prepara el desayuno, levanta a los niños y ayuda a los más pequeños a vestirse. Lava la ropa. Dos veces a la semana va al Mercado con las dos niñas pequeñas a vender los vegetales que cultiva en la huerta casera. Hace las compras y prepara el almuerzo y la cena.’-‘Ya veo, ¿usted va a su casa a almorzar?’-‘No ella me lleva el almuerzo al campo’-‘y luego de eso, ¿qué hace ella?’

- ‘Ella se queda en el campo sembrando y regando los cultivos si es necesario’-‘Y¿qué hace usted?’-‘Yo debo ir a la reunión de la junta de acción comunal, allí discuto los problemas de la vereda, también me tomo una cervecita en el pueblo’-‘Y ¿luego?’-‘Llego a casa y me como la comida que mi esposa preparó’-‘¿Ella se acuesta después de la comida?’- No, como yo tengo que trabajar otra vez al día siguiente, ella lava los platos, arregla la cocina y acuesta a los niños.’-Con voz sorprendida dice el doctor: ‘¡Pero usted dijo que su esposa no trabaja!-Un poco irritado dice José: ‘No, claro que ella no trabaja, ¡yo le dije que ella se queda en la casa!’

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Ahora reflexiona...

¿Qué piensas de esta historia, es común en tu municipio?¿Por qué crees que José dice que su esposa no trabaja? ¿Te gustaría cambiar en algo esta situación? ¿De qué manera lo harías?

Se podría argumentar que esta división del trabajo entre actividades reproductivas, realizadas por mujeres y actividades productivas, realizadas por hombres, corresponde a una complementariedad de las primeras con respecto a las segundas; y que existe un acuerdo planteado en términos de “ella se encarga de la casa y él de traer la comida”. Sin embargo, ambas actividades no reciben la misma valoración: las tareas de reproducción no son suficientemente valoradas ni económica ni socialmente, no tienen ningún reconocimiento, mientras que las tareas productivas son sobrevaloradas. Por esto no son complementarias.

Se cree que el hombre es quien trabaja y quien sostiene a la familia y que las mujeres

y los niños y niñas únicamente ayudan a ese sostenimiento. Usualmente el ingreso económico que generan las actividades productivas es recibido por los hombres, quienes por lo general deciden en qué se gasta la plata.

2. El triple rol de las mujeres

Con relación a la visibilización del papel de las mujeres en el trabajo productivo, la tarea de estas economistas ha sido la de contabilizar todas las actividades productivas que hacen las mujeres y proponer nuevas definiciones con relación a las tareas que desempeñan. Así, se ha acuñado el término triple rol de las mujeres para significar que simultáneamente se desarrollan tres tipos de actividades:

Rol reproductivo: Agrupa las actividades de crianza, atención y educación de niñas y niños; las tareas necesarias para mantener el hogar y la satisfacción de las necesidades de sus integrantes, y el cuidado de las personas mayores o de quienes viven con

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alguna discapacidad o enfermedad, temporal o permanente

Rol Productivo: Incluye las tareas por las cuales se puede recibir un pago, en dinero, en especie o en servicios. Estas actividades pueden realizarse para intercambiar en el mercado o para que la familia pueda ahorrarse gastos (por ejemplo, la agricultura de patio, la confección de ropa).

Rol comunitario: Se refiere a todas las actividades que se realizan para aportar al desarrollo o a la organización política de la comunidad. Toma la forma de participación voluntaria en la promoción y el manejo de actividades comunales. Incluye el trabajo en comités o agrupaciones de carácter social que implican dedicación de tiempo y recursos por parte de quienes las integran.

Si asumimos que las mujeres simultáneamente realizan actividades correspondientes a los tres tipos de roles, podemos decir que la jornada de trabajo de las mujeres es más prolongada y por lo tanto genera mayores consecuencias para su salud.

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Ejercicio

Invita a tu pareja a realizar el siguiente ejercicio.

Haz un listado de todas las actividades que haces en un día normal, desde que te levantas hasta que te acuestas y las actividades que hace tu pareja en el mismo tiempo. Puedes seguir el siguiente modelo...

Ahora intenta distinguir cuales de esas actividades se enmarcan en cada rol que distinguimos. Anota en cada cuadro correspondiente.

Mis actividades

Hora Mis actividades Actividades de mi pareja

Actividades del Rol reproductivo

Actividades del Rol productivo

Actividades del Rol comunitario

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Ahora hagamos el mismo ejercicio con las actividades de nuestra pareja

Ahora conversen…

¿Qué diferencias observan?¿Cuánto dura la jornada de trabajo de ambos?¿Cómo se distribuye el tiempo de descanso entre ambos?¿En qué lugar se desarrollan mayoriaritariamente las actividades que tú haces?¿Percibes algún tipo de ingreso por ellas?¿Cuál es la importancia de las actividades reproductivas para tu familia? ¿Son suficientemente valoradas?¿Cuáles son las consecuencias de esa distribución de actividades para las mujeres y los hombres?¿Podemos transformar esta situación? ¿Cómo?

Actividades del Rol reproductivo

Actividades del Rol productivo

Actividades del Rol comunitario

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La división del trabajo actual no reconoce el trabajo de las mujeres y, en términos económicos, esto significa que los costos de producción de cualquier tipo de bien o servicio, no son costos reales. En otras palabras, aunque el trabajo reproductivo sustenta el trabajo productivo, los costos de las actividades reproductivas no son calculados, ni tomados en cuenta en los costos de producción. Por esta razón se dice que este trabajo (reproductivo), “representa una transferencia de valor de las mujeres, desde lo reproductivo y doméstico, hacia la esfera productiva, facilitando así los procesos de acumulación económica y la competitividad de las empresas”.

Las consecuencias de esta división del trabajo son variadas para las mujeres.

Por ahora sólo mencionemos el tema del tiempo disponible. Se considera que el trabajo reproductivo es menos dispendioso, ya hemos dicho que se desarrolla a lo largo del día, sin importar los esfuerzos personales en que se tenga que incurrir. Por ejemplo caminar varios kilómetros en busca de leña o de agua. Quienes lo realizan tienen

menos tiempo disponible para dedicarlo a otras actividades personales o colectivas: capacitarse, recrearse, reunirse con otras personas para discutir los problemas colectivos, construir organizaciones, o diversificar sus actividades laborales, entre otras.

3. Las mujeres trabajadoras rurales y su situación en Colombia

En el caso de las mujeres trabajadoras rurales la situación que hemos descrito se acentúa, por varios factores. Primero, porque las condiciones de pobreza son más agudas en el campo con relación a las zonas urbanas. La pobreza está asociada al acceso limitado que tienen campesinos y campesinas a los recursos de producción (tierra, financiación, tecnología apropiada, capacidad técnica y empresarial), así como a la falta de servicios sociales básicos (salud, educación y seguridad social). Viviendo en contextos como este, se agravan las condiciones de vida para mujeres y hombres.

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Pero además, en el caso de las mujeres, existen mayores niveles de subvaloración de su trabajo y se presentan menos oportunidades de acceder a los recursos de producción que ya mencionamos.

Por una parte, las actividades productivas que hacen las mujeres se desarrollan en el mismo lugar de las actividades reproductivas y esto hace que se consideren una extensión de las “obligaciones domésticas”, sin considerar su importancia para la producción de bienes o para el ahorro en el dinero que se gastaría en comida.

Por otra parte, los recursos necesarios para la producción no se encuentran a disposición de las mujeres rurales. Algunos conceptos nos pueden ayudar a entender esta afirmación.

Acceso: Se refiere a la oportunidad de hacer uso de determinados recursos y de satisfacer así necesidades e intereses personales o colectivos. Este acceso puede ser esporádico y depender de agentes externos, qué deciden, cuándo y cómo suministrarlo

Control: se refiere al dominio, la propiedad y el poder de decisión sobre un recurso.

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Entonces muchas mujeres trabajadoras rurales pueden llegar a tener el acceso a un recurso, es decir la posibilidad de utilizarlo, por ejemplo la tierra; pero pueden tener un limitado control sobre este recurso, en otras palabras no pueden decidir si se vende o se alquila la tierra o tampoco pueden decidir qué se va a sembrar.

La propiedad de la tierra es un factor que incide en las posibilidades de acceder a créditos para el mejoramiento de la producción. Esto también se dificulta cuando las mujeres quieren demostrar ingresos y no pueden hacerlo por la manera informal en que se hacen sus contrataciones.

Además de un limitado acceso a los recursos productivos, también existen desigualdades con relación a los servicios que sirven para mejorar la productividad, tales como la investigación, la transferencia tecnológica y los servicios de extensión. Se deben considerar aquí las dificultades de acceso al lenguaje de los técnicos por parte de muchas de las mujeres trabajadoras y la ausencia de programas de capacitación o de asistencia técnica que se dirijan a ellas en calidad de productoras y no como “ayudantes” de la producción.

Algunas características y tendencias de la participación económica de las mujeres rurales en Colombia

Elaborado con base en FAO (2006) Situación de la mujer rural en Colombia

En Colombia los procesos de apertura económica han propiciado el incremento de personas asalariadas, hombres y mujeres, que poco a poco han dejado sus parcelas. Por lo general, los hombres se dedican a jornalear en los cultivos mecanizados y

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comerciales; y muchas mujeres trabajan por periodos en el servicio doméstico en ciudades cercanas o en procesos agroindustriales. Hay actividades agrícolas más tecnificadas que requieren un uso intensivo de mano de obra, donde se ha incrementado la participación de las mujeres, en calidad de temporeras como en la recolección y selección de café, algodón y tabaco.

Otra tendencia, identificada por la FAO, es el fomento del trabajo de los hijos e hijas junto con las madres en las labores agrícolas, pues se considera que “ambos pueden ganar menores salarios y rendir más que los hombres en algunas labores de recolección y de cosecha”. Igualmente la FAO señala que la migración de los hombres y de las jóvenes por causa de las dificultades para producir (difícil acceso a medios de producción), hace que las mujeres adultas sean quienes se quedan como responsables de las parcelas.

También se ha identificado como tendencia la “pluriactividad” o sea la realización de varias actividades productivas para generar los ingresos necesarios para vivir, tanto en hombres como en mujeres. Entonces se trabaja en elaboración de artesanías, comercio, transporte, labores extractivas, servicios y turismo. La participación de las mujeres en estas actividades diversas es cada vez más amplia

Un caso que merece especial atención para la FAO es el sector de las flores de exportación que se ubica sobretodo en la Sabana de Bogotá. Allí, el 80% de las personas que trabajan son mujeres, trabajadoras muy calificadas para esta labor. El problema es que el sector floricultor consume una gran cantidad de agrotóxicos, “que han generado procesos de envenenamiento crónico en las mujeres que en él laboran”.

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El índice de desempleo en las mujeres rurales es mayor que en los hombres, pero esto no significa que ellas estén desocupadas o sin hacer nada. Lo que significa es que su trabajo es invisible e informal. Esto también tiene consecuencias para el acceso a la seguridad social: el tipo de ocupaciones de las mujeres como los empleos de tiempo parcial y el trabajo en el sector informal no están cubiertas por la seguridad social.

Reconocer el valor del trabajo femenino en la producción agrícola, pecuaria y en otras actividades rurales, es un paso para visibilizar nuestro real aporte a la economía familiar, departamental y nacional. Algunas cifras y datos son dicientes de la diversidad de actividades que realizan las mujeres en el sector rural colombiano y su contribución a la economía:

Las mujeres realizan el 42.2% de las actividades agrícolas, el 67.8% de las actividades pecuarias y el 51% del comercio.

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Las artesanías y la elaboración de alimentos son realizadas en un 100% por mujeres. La producción de alimentos en Colombia es femenina.

El 96% del trabajo doméstico es realizado por mujeres.

Sin embargo, esta contribución a la producción y a la vida familiar y nacional no es suficientemente remunerada:

De las mujeres que trabajan en actividades productivas el 65.2% recibe pago en dinero por su trabajo; el 10.9%, pago en dinero y especie y al 23.6% no le pagan o sólo recibe algo en especie.

El 31.3% de las mujeres que trabajan en agricultura dicen que no reciben ningún tipo de remuneración.

La contribución de las mujeres a la generación de ingresos monetarios y no monetarios es similar a la de los hombres. Ellas generan un 47% de los ingresos y los hombres un 48%. Las niñas un 4% y los niños el 1%.

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Ahora reflexionemos…

¿Estas situaciones descritas se presentan en tu municipio?¿Hay diferencias en los jornales pagados a mujeres y hombres en algunas actividades agropecuarias? ¿Cuánto representa en pesos esa diferencia?¿Cuál crees tú que es el principal problema de las mujeres trabajadoras rurales en tu municipio?¿Cómo se podría mejorar la valoración del trabajo de las mujeres en tu municipio?

La legislación colombiana y los derechos de las mujeres

Elaborado con base en FAO (2006) Situación de la mujer rural en Colombia, cap. 9

.En 1932, la Ley 28 otorgó el derecho a las mujeres para administrar bienes, y al

año siguiente, el de acceder a estudios secundarios y universitarios.En 1936, la Ley 45 les dio la posibilidad de asumir la representación legal de los

hijos e hijas extramatrimoniales y, el mismo año, se les abrió la posibilidad de ocupar cargos gubernamentales.

En 1954, se reconoció el derecho al voto, que fue ejercido por primera vez en el plebiscito de 1958. En 1959, se ratificó la Convención Internacional sobre Derechos Políticos de la Mujer.

En1976, la Ley 1ª estableció el divorcio del matrimonio civil. En 1987 la Ley 051 aprobó la Convención sobre la Eliminación de todas las

Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw).Los artículos 13, 40 y 43 de la Constitución Política de 1991, establecen normas

sobre la no discriminación.

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La Ley 82 de 1993 manifestó el apoyo del Estado a las mujeres cabeza de familia.

En 2000, la Ley 581 o Ley de Cuotas reglamentó la participación de las mujeres en los niveles de decisión del poder público.

Con relación a las mujeres rurales, podemos mencionar las siguientes normas:

Ley 135 o Ley de Reforma Agraria en 1985.Ley 60 de 1994 definió la titulación de terrenos para mujeres jefas de hogar

y victimas de la violencia.En 1994, la Ley 60 –también denominada de Reforma Agraria–, definió una

“atención preferente a las mujeres jefes de hogar y a las que se encuentran en estado de desprotección (…) víctimas de la violencia”.

La Ley 30, de 1998, “reglamentó la titulación de propiedades a las mujeres y es la primera ley de reforma agraria que establece que las mujeres campesinas mayores de 16 años, obtienen la titulación de la tierra de la pareja, es decir, ya no solamente lo hace el jefe de hogar”.

Por una iniciativa de las mujeres rurales organizadas (Red de Mujeres Rurales y Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas de Colombia ANMUCIC) se aprobó en 2002 la ley 731 o ley de Mujer rural. Es la primera ley en América Latina orientada a favorecer a las mujeres rurales.

Una información muy importante….

Ley 731 de 2002Esta ley, conocida como la ley de mujer rural es muy importante. No solamente porque es producto de la labor de las organizaciones de mujeres, sino porque es

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la primera vez que una ley se hace específicamente para buscar un mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres rurales y para avanzar en la equidad de género entre hombres y mujeres en las áreas rurales de nuestro país.

Algunos de los elementos más significativos de esta ley son:

Se amplía la definición de mujeres rurales en los siguientes términos: “es toda aquella que sin distingo de ninguna naturaleza e independientemente del lugar donde viva, su actividad productiva está relacionada directamente con lo rural, incluso si

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dicha actividad no es reconocida por los sistemas de información y medición del Estado o no es remunerada”. De esta manera se involucra el reconocimiento del trabajo productivo, reproductivo y comunitario que hacen las mujeres.

Se eliminan los obstáculos para que las mujeres accedan a los fondos, planes, programas, proyectos y entidades que favorecen la actividad rural

Se crean cupos y líneas de créditos para mujeres rurales de bajos ingresos, además del Fondo de fomento para mujeres rurales

Con respecto a la seguridad social: se extiende entre el subsidio familiar en dinero, especie y servicios a las mujeres rurales por parte de Comcaja, se dispone la creación de mecanismos de afiliación de las mujeres rurales sin vínculos laborales al Sistema General de Riesgos Profesionales y se establecen programas de riesgos profesionales para mujeres rurales

Se dictan normas con respecto a la educación, capacitación y recreación de las mujeres rurales como por ejemplo, el acceso de las mujeres a los programas de capacitación del SENA.

Se establece la participación equitativa de las mujeres rurales en diferentes órganos de decisión, planeación y seguimiento a nivel territorial como el Consejo Territorial de planeación y los Comités municipales de desarrollo rural.

Se reconoce la diversidad de las mujeres rurales al impulsar la participación de las mujeres rurales afrocolombianas en los consejos comunitarios afrocolombianos y en las comisiones consultivas nacionales, departamentales y de alto nivel.

Igualmente, se crea la Comisión Consultiva de las mujeres indígenas rurales de diferentes etnias, para la identificación, formulación, evaluación y seguimiento de planes, programas y proyectos relacionados con el desarrollo económico, social,

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cultural, político y ambiental de los pueblos indígenas.

Se establece la titulación de predios rurales para empresas asociativas de mujeres y para el cónyuge o compañera (o) permanente en estado de abandono.

Una tarea colectiva…

¿Conoces la Ley 731 de mujer rural?¿Sabes si se está cumpliendo en tu municipio?... ¡Es tiempo de averiguarlo!

Para terminar este módulo vamos a dejar algunas ideas que consideramos fundamentales.

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4. Algunas ideas que nos sirven como recomendaciones…

Cuando hablamos de equidad nos referimos al trato diferencial, y en ocasiones preferencial, que requieren los grupos en razón de una situación particular de desventaja, para garantizar la igualdad en el disfrute de sus derechos…

Lograr la equidad para las mujeres es posibilitar y potenciar su desarrollo personal, familiar, comunitario y político; con base en sus capacidades e intereses, sin que el hecho biológico de ser mujer, obstaculice su crecimiento y desarrollo.

Para lograr la equidad de género en el trabajo debemos considerar algunos elementos:

Contar con capacitación en gestión empresarial y en la comercialización de los productos y servicios.

Contar con productos financieros de fácil acceso, especialmente para las jefas de hogar.

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Participación de las mujeres en espacios de decisión sobre políticas económicas de empleo, seguridad social y capacitación en igualdad de condiciones.

Desempeño de mujeres en cargos de dirección y control tanto en el sector público como privado.

Tener remuneración igual por el mismo trabajo, con relación a los hombres.Contar con protección social en condiciones iguales.Acceder en condiciones de igualdad al crédito, la tierra, la tecnología, la

capacitación.

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