Moguillansky - AUH

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  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

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    Derecho, plan, subsidio?

    La representacin meditica de laAsignacin Universal por Hijoen Argentina

    Marina Moguillansky*

    Fecha de recepcin:

    Fecha de aceptacin:

    Correspondencia a:

    Correo electrnico:

    12 de febrero de 2015

    2 de septiembre de 2015

    Moguillansky Marina

    [email protected]

    *. Investigadora Asistente de CONICET, con sede en la Uni-

    versidad Nacional de San Martn. Es Doctora en Ciencias

    Sociales y Magster en Sociologa de la Cultura.

    Resumen:

    Las desigualdades sociales son continuamente legitimadas y contestadas a travs delos discursos pblicos, en un proceso recursivo cuyos resultados son contingentes. En los

    aos recientes, se han desplegado en la Argentina una serie de polticas de redistribucin

    del ingreso y de ampliacin de derechos que generaron reacciones antagonistas en

    ciertos sectores sociales. Los discursos pblicos mediticos han mostrado y contribuido

    a conformar una serie de controversias acerca del carcter, los efectos y la legitimidad de

    dichas polticas. En este trabajo se propone un anlisis crtico de los discursos de la prensa

    grfica sobre la Asignacin Universal por Hijo, como rodeo que nos permite rastrear los

    imaginarios acerca de las desigualdades sociales y la pobreza en la Argentina.

    Palabras clave:Desigualdad - AUH - Discurso meditico.

    Artculos seleccionados

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    discursos, los imaginarios y los actores sociales;

    para luego producir un anlisis crtico basado

    en datos empricos. En este artculo se presen-

    ta una discusin acerca de la configuracin deimaginarios sobre las desigualdades sociales en

    la Argentina, a travs del anlisis de los discur-

    sos mediticos sobre la principal poltica social

    de la actualidad, la Asignacin Universal por Hijo

    para la Protecc in Social.

    En la primera seccin se propone una discusin

    terica sobre las relaciones entre discursos

    mediticos, elites y desigualdades; y se describe

    el dispositivo metodolgico de la investigacin,

    basada en una combinacin del anlisis crtico

    del discurso y de la teora del encuadre de las

    noticias. Luego desplegamos el anlisis crtico de

    las representaciones de la prensa grfica acerca de

    la AUH, en tres movimientos: en primer lugar,

    reconstruimos la cobertura de La Naciny Clarn

    sobre el anuncio de la AUH; luego discutimos las

    principales controversias que se han tematizado

    con posterioridad; y en tercer lugar nos ocupamos

    de definir las estrategias retricas y enunciativas del

    discurso meditico. Una vez expuesto el anlisis

    del discurso meditico sobre la AUH, retornamos

    sobre nuestra pregunta inicial, para reconstruir losimaginarios de la desigualdad y de la pobreza que se

    encuentran implcitos en dichos discursos sociales,

    e indagar la eficacia de los relatos mediticos en la

    construccin de sentidos comunes.

    Introduccin1

    La encuesta Latinobarmetro, que se realiza pe-

    ridicamente en pases de Amrica Latina y elCaribe, mostr en su informe de 2012 un resul-

    tado preocupante: una amplia mayora de los ar-

    gentinos considera que las personas que reciben

    ayuda de programas sociales del gobierno son

    vagos. Entre los pases de la regin, la Argenti-

    na ostentaba el primer puesto como la sociedad

    que ms condena a los receptores de polticas so-

    ciales. Este dato que podra resultar anecdtico,

    debe leerse en el contexto de las recientes contro-

    versias que poblaron el escenario meditico en la

    Argentina y las diversas manifestaciones pblicas

    de distintos sectores de la oposicin que, an sin

    consignas claras, dejaban ver una reaccin anta-

    gnica frente a las polticas sociales de redistribu-

    cin2llevadas adelante por el gobierno de Cristi-

    na Fernndez de Kirchner.

    A partir de estos datos interrogaremos la confor-

    macin de imaginarios sociales en la Argentina,

    los cambios culturales recientes y las contro-

    versias polticas que estn moldeando la poca.

    Tiene la Argentina un imaginario dominante

    que estigmatiza a los receptores de polticassociales? Cmo se perciben socialmente las

    polticas de redistribucin del ingreso y a sus

    beneficiarios? Para responder a estas pregun-

    tas, ser necesario clarificar la relacin entre los

    1. Este artculo es resultado de una investigacin que cont con un subsidio PUENTE de la Universidad Nacional de San Martn (2013-2014), bajo mi direccin y con el ttulo

    Anlisis de los soportes simblicos de la desigualdad. Los casos de Argentina y Brasil. Una versin previa fue discutida en las VII Jornadas de Sociologa de la UNLP, por lo

    cual deseo agradecer los comentarios de Andrs Stefoni en dicha oportunidad, as como de las sugerencias de los revisores annimos de la revista.

    2. Durante el cacerolazo opositor realizado el 11 de junio de 2012 en Buenos Aires, diversos programas periodsticos recogieron los siguientes testimonios de manifestantes: Queparen con los planes no trabajar, que esto no es Venezuela ni Cuba; Estoy podrido de que mantengan a la gente pagndoles los planes y las asignaciones; Es un clientelismopoltico de gente ignorante que por darle un plan, por darle plata, lo nico que hace es formar gente que no piense para que la voten.

    Abstract

    Social inequalities are constantly legitimated and contested through public discourses, in a recursive

    process with contingent outcomes. In r ecent years, the government has been implementing redistributivepolicies and targeting the extension of social rights, thus generating antagonistic reactions in certain

    social sectors. Media discourses have shown and contributed to produce controversies on the character,

    effects and legitimacy of these policies. In this article we propose a critical analysis of press discourses

    on the Universal Child Allowance, as a way to search for the imaginaries on social inequalities, poverty

    and their link to social policies in Argentina.

    Key words: Inequality - Universal Child Allowance - Media discourse.

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    Discurso y desigualdades.Aspectos terico-metodolgicos

    En la Argentina, un nio que nace en Formosao Jujuy tiene ms del doble de posibilidades de

    sufrir muerte neonatal que en la Ciudad de Bue-

    nos Aires (MSAL, 2012). Sus chances de vivir en

    un hogar con Necesidades Bsicas Insatisfechas

    son tres veces mayores en Chaco, Formosa, Jujuy,

    Salta y Santiago del Estero, que en la capital o

    en provincias como Crdoba, La Pampa o Santa

    Fe (INDEC, 2011). En la escuela, sus resultados

    educativos probablemente sern inferiores a los

    que obtienen los alumnos en las zonas mejor

    provistas del pas (PISA, 2012). Cuando crezca,

    si su tez no es blanca, tendr menos probabilida-

    des de conseguir empleo, y en el caso de conse-

    guirlo, tendr ms chances de que sea en el sec-

    tor informal, sin aportes ni derechos laborales, y

    obteniendo un sueldo menor (Salvia, 2010). La

    Argentina es un pas desigual por la distribucin

    diferencial del bienestar y las posibilidades vita-

    les -infraestructura, recursos, servicios, capital

    humano, ingresos en las diferentes regiones del

    pas; por la existencia de una gran desigualdad

    de riqueza y de ingresos entre sectores sociales

    y por la eficacia de una serie de mecanismos dediscriminacin racial y cultural que, de modo si-

    lencioso, reproducen este orden social.

    La desigualdad social es el resultado de procesos

    histricos de larga data en Amrica Latina, que

    continan hasta el presente a travs de interac-

    ciones sociales asimtricas que incluyen explota-

    cin y exaccin de los sectores sociales subalter-

    nos. La configuracin social de las desigualdades

    se construye a travs de la interaccin social sos-

    tenida en el tiempo. Sus efectos se manifiestan en

    una acumulacin dinmica de ventajas y desven-

    tajas por parte de distintos grupos sociales que se

    apropian de ciertos bienes materiales y simbli-

    cos. Este proceso de desigualacin es legitimado

    de manera continua a travs de discursos e insti-

    tuciones que consolidan, justifican y naturalizan

    un cierto orden social y una especfica divisin

    del mundo social.

    Indagar la desigualdad social requiere mirar no

    slo la pobreza sino tambin la riqueza. En la

    regin existen elites capitalistas, terratenientes y

    rentistas que concentran altos niveles de riqueza

    y ganancias, que han desarrollado una gran capa-

    cidad para mantener sus privilegios a travs dediversos mecanismos como la concentracin de

    tierras, capitales y cargos que resultan fuentes de

    ingresos; la segregacin habitacional, educacio-

    nal y matrimonial, entre otros (Reygadas, 2008).

    Por supuesto, se valen tambin de mecanismos

    culturales y discursivos que legitiman su posicin

    favorecida. Al respecto, la teora crtica de Van

    Dijk (2003) seala los vnculos entre domina-

    cin, desigualdad social y racismo, identificando

    al discurso de las elites como una de las fuentes

    privilegiadas para sostener el orden social. Los

    actores sociales construyen lmites y fronteras

    internas empleando los repertorios culturales

    disponibles, que a su vez son moldeados por los

    discursos pblicos e institucionales. En Amri-

    ca Latina, entre dichos repertorios culturales son

    histricamente dominantes los discursos racistas,

    que operan como resguardo y justificativo de los

    privilegios de las elites. El discurso racista, sea-

    la Van Dijk, formula una representacin positiva

    del nosotros contrapuesta a una representa-

    cin estigmatizando de los otros, construyen-

    do constantes polarizaciones; cuando se tematizaa los otros los tpicos son siempre negativos,

    y por ltimo, es un tipo de discurso que no se

    dirige a los otros como potenciales receptores,

    es decir, no los incluye en la comunicacin.

    En este trabajo proponemos articular el anlisis

    crtico del discurso (Van Dijk, 2008; Fairclough,

    1995) y la teora del encuadre (Goffman, 1974).

    La perspectiva del encuadre oframingconceptua-

    liza las estrategias de construccin, seleccin y

    nfasis de ciertos datos o dimensiones, que con-

    textualizan y promueven interpretaciones privi-

    legiadas a travs del uso de marcos especficos.

    Segn Entman, el encuadre se basa en seleccio-

    nar ciertos aspectos de una realidad percibida y

    volverlos ms salientes en un texto comunicativo,

    de tal manera que se promueve una particular de-

    finicin del problema, una interpretacin causal,

    una evaluacin moral y/o una recomendacin

    de tratamiento (1993:52). Las operaciones de

    encuadre se realizan a travs de la seleccin le-

    xical, la jerarquizacin, la focalizacin, el uso de

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    metforas y la tonalizacin, entre otros recursos

    lingsticos. En las ltimas dcadas, se ha aplica-

    do la teora del encuadre al anlisis del discurso

    de los medios de comunicacin mostrando sucapacidad para producir interpretaciones crticas

    basadas en datos empricos (Entman, 1991; Aru-

    guete, 2011, 2007).

    Esta investigacin se basa en el anlisis de

    discursos pblicos contemporneos que muestran

    argumentaciones, evaluaciones y valoraciones

    sobre distintos grupos sociales en relacin con

    las polticas redistributivas en la Argentina. El

    corpus se construy utilizando los buscadores

    digitales de Clarn y La Nacin. Se delimit el

    perodo que va de 2009 a 2014, iniciando en el ao

    de implementacin de la Asignacin Universal

    por Hijo para Proteccin Social. Se utilizaron

    palabras clave para la bsqueda: Asignacin +

    Universal + Hijo. Para obtener noticias de todo

    el perodo, se seleccion un mnimo de diez notas

    por cada ao (y un mximo variable, de acuerdo

    con la relevancia de las noticias encontradas).

    Los criterios para la integracin del corpus

    consistieron en que las noticias tuvieran como

    tema principal la Asignacin Universal por Hijo

    y que hubieran sido publicadas en diferentessecciones y/o suplementos. El corpus obtenido

    contiene 140 noticias. A modo de complemento

    y en funcin de los mismos tpicos, se revisaron

    algunas ediciones de peridicos oficialistas como

    Tiempo Argentino y Diario Registrado, discursos

    presidenciales y de polticos de diferentes

    partidos, discursos de opositores en marchas y

    cacerolazos entre 2011 y 2012.

    Controversias pblicas sobre laAsignacin Universal por Hijo

    La Asignacin Universal por Hijo para la Proteccin

    Socialfue anunciada el da 29 de octubre de 2009

    a travs de un discurso presidencial de Cristina

    Fernndez de Kirchner. Mediante el Decreto

    1602/09, se cre un subsistema no contributivo

    que extiende las asignaciones familiares a los ni-

    os, nias y adolescentes residentes en la Rep-

    blica Argentina, que no tuvieran otra asignacin

    familiar y que pertenecieran a grupos familiares

    desocupados o empleados en la economa infor-

    mal. La creacin de la AUH gener una serie de

    controversias que se manifestaron en el discurso

    meditico. La principal disputa era de carcter

    simblico y enfrentaba a dos formas opuestas deencuadrar a la iniciativa de la AUH. La pretensin

    del gobierno era presentar la AUH como una ex-

    tensin de derechos, mientras que los peridicos

    dominantes encuadraran esta poltica en la esfe-

    ra de los favores, el asistencialismo y el clientelis-

    mo poltico. En trminos de las estrategias dis-

    cursivas, veremos cmo cada actor social (prensa

    dominante y gobierno) construye a la AUH.

    La propuesta oficial inscribi la medida en el

    marco de los derechos ciudadanos presentndola

    como una poltica de ampliacin de derechos. En

    los fundamentos del decreto, en declaraciones de

    funcionarios y polticos del oficialismo y en los

    folletos informativos que distribuye la ANSES es

    posible leer diversas expresiones que encuadran

    a la AUH en el marco de los derechos universa-

    les. En el Decreto 1602/09, que crea la AUH,

    aparecen algunos ejemplos de seleccin lexical, el

    principal de ellos el propio nombre de la poltica,

    pero tambin la adopcin de polticas pblicas,

    garantizar la universalidad. Dicho decreto es-

    tablece relaciones intertextuales con el cuerpode legislacin nacional referente al Rgimen de

    Asignaciones Familiares (Ley n 24.714), se men-

    ciona como fundamento a la Ley de Proteccin

    Integral de los Derechos de las Nias, los Nios

    y Adolescentes (n26.061), enmarcndose as en

    una concepcin de derechos de la ciudadana. En

    el discurso presidencial, aparecen tambin estas

    marcas lexicales: con un concepto de univer-

    salizacin de la asignacin bsica familiar, la

    ampliacin de la asignacin familiar a los hijos

    de desocupados y de sectores de la economa in-

    formal.

    El Estado utiliza su poder de nominacin y a

    travs de un rito de institucin (Bourdieu,

    2001: 65), construye a la AUH como un derecho.

    Sin embargo, en el mundo social se produce

    continuamente una lucha de clasificaciones y

    esta potestad del Estado es contestada por otros

    actores sociales. En contraste, los diarios Clarn y

    La Nacinenmarcaron la noticia de la creacin de

    la AUH en el contexto de los planes sociales y los

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    subsidios, asocindolo a las prcticas clientelares,

    al populismo y la demagogia. Al da siguiente del

    anuncio, Clarn puso un gran titular en la tapa del

    diario Anuncian la Asignacin por Hijo y haypolmica. En la bajada, se lea:

    La Presidenta lanz un subsidio de $180 por hijo.

    Alcanza a hijos de desocupados y de trabajadores

    en negro. La oposicin y la Iglesia lo apoyaron,

    pero cuestionaron que no sea universal como

    haban reclamado. Adems, criticaron que haya

    salido por decreto y no por consenso. Temen

    que fomente ms el clientelismo. (Clarn,

    30/10/2009).

    En otra noticia, Clarn publica que la medida

    tiene alcance limitado, No es automtica ni

    universal y anunciaba que podra excluir al

    personal domstico y a los monotributistas. Al

    da siguiente, el 31/10/2009, Clarnpublica una

    nota titulada: Los movimientos sociales alertan

    por el clientelismo en la asignacin por hijo. A

    los pocos das, una noticia publicada por Clarn,

    reitera esta estrategia de encuadramiento, con

    una columna de opinin firmada por un experto

    y titulada: Ingreso para la niez: Ni universal

    ni bien financiado, donde se lee en el decretoaparecen vicios clientelares y ser el Gobierno

    el que decida discrecionalmente a quin le da

    o niega el nuevo beneficio (03/11/2009). En

    estas diversas notas, se hace referencia en forma

    constante al nuevo plan, plan para la niez,

    que absorbe a los otros planes sociales, de

    modo que se encuadra a la AUH como un plan

    social en contraposicin a la extensin de un

    derecho.

    El diario La Nacinreaccion ante el anuncio con

    una nota de opinin, firmada por el periodista

    Jorge Oviedo, bajo el ttulo Un gigantesco riesgo

    de clientelismo y un impuestazo a los jubilados.

    En esta noticia, se califica a la AUH como un plan

    social que apunta a transformarse en una colosal

    operacin de compra de votos y punterismo

    (La Nacin, 29/10/2009). No hay matices en

    este texto, lo cual no sorprende por su carcter

    editorial; aqu el periodista utiliza reforzadores,

    apelando a las hiprboles (colosal, impuestazo),

    a la reiteracin y a la acumulacin de argumentos

    crticos hacia la poltica en cuestin. La seleccin

    lexical se apoya en expresiones con connotacin

    negativa para descalificar a la AUH (clientelismo,

    punterismo, discrecional, corrupcin, papeleo).Ms all de esta noticia editorial, resulta sugerente

    la cobertura que el diario otorg al anuncio, con el

    ttulo: Darn una ayuda de $180 por hijo a todos

    los desocupados (La Nacin, 30/10/2009). En

    el ttulo podemos observar algunas expresiones

    significativas: la omisin del sujeto desenfatiza la

    agencia del Estado, la seleccin lexical de ayuda

    encuadra a la AUH como accin caritativa, la

    no mencin de los trabajadores informales

    -que estaban comprendidos en la normativa-

    contribuye a encuadrar esta iniciativa como un

    plan social contra la desocupacin. Luego, en

    el cuerpo de la noticia, se seala que la decisin

    del gobierno sera un intento de neutralizar las

    crticas de la oposicin por la falta de polticas

    contra la pobreza.

    Otra estrategia discursiva en la prensa ha sido

    la discusin de la cobertura efectiva de la AUH,

    haciendo uso de una estrategia conocida como

    el numbergame (Van Dijk, 2000), en la cual

    se producen estimaciones numricas, a veces sin

    fuente identificada, que tienden a hiperbolizarla magnitud de un fenmeno o de un problema

    (en este caso, de los nios que no reciben la

    Asignacin Universal por Hijo). En una noticia

    de La Nacinse sealaba:

    Partidos de oposicin y la Iglesia sostienen que

    entre uno y cinco millones de nios pobres

    estn fuera del programa. La disparidad de cifras

    se explica, segn los sectores ms crticos, por

    la falta de informacin confiable. (La Nacin,

    16/03/2010).

    La estimacin es notoriamente exagerada: en la

    Argentina hay actualmente alrededor de 12,5 mi-

    llones de chicos en total, segn informacin del

    Censo 2010, y la AUH alcanza a una poblacin

    de 3,5 millones de menores. De modo que, se

    estara afirmando que en la Argentina ms del

    60% de los menores seran pobres. Puede con-

    trastarse esta afirmacin con el detallado anlisis

    de la cobertura de la poblacin de nios que ha

    realizado la investigadora Emilia Roca (2011). En

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    este mismo fragmento, puede notarse adems la

    seleccin lexical (programa).

    Los discursos de la prensa dominante proponenun encuadre de la AUH dentro del clientelismo

    poltico, operacin realizada principalmente

    a travs de la seleccin lexical, pero tambin

    empleando estrategias de jerarquizacin y

    focalizacin. Algunos titulares, que en ocasiones

    aparecieron en la tapa de los diarios, hacen

    esta operacin explcita: Para la oposicin

    se mantiene el clientelismo (La Nacin,

    30/10/2009). El diario Clarn tambin enfatiz

    el carcter clientelar de la AUH y sobre todo

    focaliz sus costos: Cmo se paga, de dnde

    sale la plata y quines quedaran afuera del plan

    (Clarn, 29/10/2009). En otras ocasiones, se

    apela a la parfrasis de discursos ajenos, de los

    cuales no se explicita la fuente, para incorporar

    las acusaciones sobre clientelismo. Un ejemplo

    de ello se observa en el siguiente fragmento:

    La Presidenta dej de lado la coquetera y se puso

    los anteojos para leer las cifras sobre la cantidad

    de inscriptos en el rgimen (). Seal tambin

    que las tarjetas plsticas con las cuales se cobrar

    la asignacin universal llegarn directamente alos hogares, sin intermediaciones. Hay certeza

    absoluta de lo que quisimos erradicar, dijo en

    alusin a las sospechas de clientelismo poltico.

    (Clarn, 24/11/2009)

    Por ltimo y slo a modo de complemento, he-

    mos observado las elecciones lexicales de los dis-

    cursos de manifestantes en las diversas marchas y

    cacerolazos de la oposicin,3 en las que se hacen

    profusas referencias a los planes no trabajar,

    planes descansar, las ayudas y el clientelis-

    mo del gobierno. De estas maneras, se proyec-

    tan ciertos sentidos que nos conducen a pensar

    la AUH no como la extensin de un derecho sino

    como un plan temporario, que debera desapa-

    recer en el futuro prximo, o incluso como una

    manipulacin poltica con fines electoralistas.

    Por su parte, el discurso oficial busc contrarres-

    tar esta asociacin de la AUH con el clientelismo,

    a travs de los discursos presidenciales que dis-

    cutan esta interpretacin.La presidenta Cristina

    F. de Kirchner, en un acto pblico unas semanas

    despus, declaraba lo siguiente:

    Con la reforma poltica, con la Asignacin

    Bsica Universal y el acuerdo que hacamos

    ayer con los supermercados, hemos vuelto

    las cosas a su lugar, hemos devuelto a los

    partidos polticos los militantes, les hemos

    sacado los clientes y se los hemos dado a

    los supermercados, donde tienen que estar

    los clientes y no en los partidos polticos.

    (Discurso presidencial, 3/12/2009).

    Se observa en el discurso presidencial un seala-

    miento de la AUH como una poltica reparadora

    -en lnea con otros discursos del kirchnerismo,

    que tiende a autopresentarse as en relacin a los

    daos de las polticas neoliberales- y de amplia-

    cin de derechos. Se discute explcitamente la

    acusacin de clientelismo y se contrapone esta

    nocin con la idea de militancia. En la misma

    lnea se expresaron diversos voceros oficialistas

    y los peridicos afines al gobierno4. En estos

    discursos, se afirmaba el carcter universal de la

    prestacin, se sealaba la ausencia de mediacio-nes partidarias para la obtencin de la AUH y

    se subrayaba su carcter de derecho. En varias

    oportunidades y en distintos discursos, se hizo

    referencia a un proceso histrico de reparacin y

    restauracin de derechos.

    Los efectos no deseadosde un plan social

    La cobertura meditica sobre la AUH hizo a me-

    nudo hincapi en sus efectos directos e indirec-

    tos sobre la poblacin beneficiaria y otros secto-

    res sociales, discusiones que se sostienen sobre la

    previa caracterizacin de esta poltica como un

    plan social. Al plantear a la AUH como un plan,

    se habilita a suponer que sus efectos en la pobla-

    cin objetivo deberan ser evaluados. En parte es

    el propio diseo de la poltica -en tanto sujeta a

    3. Registrados en entrevistas televisadas por Caiga Quien Caiga, Duro de Domar y por un videoaficionado independiente.

    4.. Pgina12 elige la estrategia opuesta a la de Clarn y La Nacin para acortar el nombre de la Asignacin Universal por Hijo: la menciona como Asignacin Universal.

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    condicionalidades- el que ha facilitado este pasa-

    je hacia un marco interpretativo de plan social

    con determinados efectos educativos y sanitarios.

    Uno de los debates principales en los medios

    fue sobre el impacto educativo de la AUH, ya

    que un porcentaje del pago se retiene hasta fin

    de ao y slo se abona contra la presentacin

    de la libreta escolar y la libreta sanitaria de los

    menores. A comienzos del ao lectivo 2010,

    diversos artculos periodsticos se refirieron al

    aumento de matrcula que se estaba registrando

    en escuelas primarias y secundarias, ligndolo a

    la necesidad de presentar la libreta escolar para

    cobrar la totalidad de la asignacin por hijo. La

    Nacinpublic No hay lugar para 580.000 chicos

    en las escuelas. Son potenciales beneficiarios de

    la asignacin universal por hijo (7/03/2010).

    Ms adelante, cuando se anunciaron nuevas

    modalidades de escolarizacin para atender a la

    demanda creciente, otra noticia de este diario

    deca: en muchas escuelas continu la llegada

    de familias que llevan a inscribir a sus hijos para

    poder cobrar la asignacin universal (La Nacin,

    3/07/2010). En otra noticia, La Nacinasocia la

    repitencia escolar con la AUH: Por la asignacin

    por hijo, los que repiten no dejan la escuela. Lohacen para seguir percibiendo el beneficio

    (29/07/2011). Para este enunciador periodstico,

    las familias inscriben a los hijos a la escuela

    con el nico objetivo del cobro de la AUH, en

    una notoria deshumanizacin de las familias

    beneficiarias, a las cuales se representa como slo

    motivadas por el dinero y no interesadas en la

    educacin de sus hijos.

    Por su parte, en la cobertura de Clarnse enfatiza

    la discusin acerca de si aument o no la matrcula

    escolar debido a la AUH. Se cuestiona la validez

    de los anuncios del gobierno: Publicidad oficial

    dibujada (5/08/2010), La asignacin por hijo

    y la exageracin de las cifras (24/02/2012).

    En otra ocasin, a raz de la presentacin de un

    informe realizado por una ONG, Clarnpublic

    varias notas que discutan los efectos positivos

    de la medida: No se logr el objetivo de la

    Asignacin Universal por Hijo (22/03/2012).

    La operacin retrica es sutil, pues se da por

    supuesto que el objetivo prioritario de la AUH

    es aumentar la reinsercin escolar; se seala que

    sta no se produjo -aunque no se citan datos-

    y se afirma que el requisito de concurrir a la

    escuela para seguir recibiendo el subsidio casinunca se hace cumplir (22/03/2012). Con

    estas premisas, se concluye que la poltica no

    cumple con su objetivo. Al da siguiente, sigue

    con el tema en una nueva noticia: Cuestionan

    la eficacia escolar de la asignacin universal por

    hijo (23/03/2012).

    Un segundo efecto que la prensa tematiza como

    no deseado es la distorsin del mercado laboral.

    El discurso oficial sobre la AUH asume como as-

    pecto positivo el cambio que esta poltica supon-

    dra en el mercado laboral, en el sentido de desesti-

    mular la aceptacin de trabajos mal pagos en con-

    diciones de explotacin. El discurso de la pren-

    sa aqu analizando representa crticamente esta

    transformacin en tanto distorsin y la tematiza

    como falta de mano de obra. En este sentido,

    varias noticias publicadas en el perodo sealan

    que la AUH genera, como un efecto indeseado,

    una distorsin en el mercado laboral, puesto que

    desalienta la bsqueda de trabajo, fomenta el em-

    pleo no registrado o en negro y desincentiva en

    particular el trabajo femenino.

    Un titular de La Nacin indicaba: Prefieren

    quedarse en negro para cobrar la asignacin

    universal por hijo (19/12/2010). La nota

    comienza alabando la poltica de la AUH

    como una medida necesaria y justa, que sin

    embargo genera efectos no deseados. Segn

    el periodista, se produce una distorsin en

    el mercado: ya no son pocos los empleadores

    que se encuentran con dificultades a la hora

    de querer registrar a un empleado que prefiere

    mantener la asignacin por hijo. Luego se

    describen casos de empleadores que mantienen

    a sus empleados en negro para que no pierdan

    la asignacin, o bien que prefieren contratar

    empleados que no tengan hijos. La eleccin

    lexical de la palabra distorsin para referirse

    a los cambios en el mercado laboral expresa

    la ideologa liberal implcita del enunciador: el

    trabajo debe organizarse como un mercado en

    el cual la oferta y la demanda se equilibren sin la

    intervencin del Estado.

  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

    8/14

    Ao 5 - Nro. 10 - Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Artculos seleccionados138

    En la misma lnea, Clarnpublic varias noticias

    sealando los problemas que habran tenido

    algunos sectores productivos e industrias para

    cubrir sus puestos de trabajo. En particular, seindicaba la urgencia de ciertas actividades que

    recurren a los trabajadores estacionales y cuyos

    productos podran perderse si no se cosechan

    a tiempo (el tabaco, las uvas y las olivas, entre

    otros ejemplos). Un titular sealaba: En Cuyo,

    los planes sociales restan peones a la cosecha de

    aceitunas (Clarn, 11/04/2011). En una noticia

    relacionada, con el ttulo: La vendimia corre

    riesgo se lee:

    la vendimia se ve privada de peones

    porque tienen miedo de perder los

    beneficios de los planes sociales o la

    asignacin universal por hijo, de los

    cuales quedan automticamente excluidos

    cuando la AFIP registra el pago de sus

    jornales durante la temporada de cosecha

    (Clarn, 11/04/2011).

    En un sentido ligeramente diferente, varias noticias

    sealaron tanto en Clarn como en La Nacinque

    la AUH desalienta el trabajo femenino, afectando

    as al mercado laboral y aumentando el nmerode amas de casa dedicadas al cuidado de nios.

    Esta poblacin de mujeres, en ciertas franjas de

    edad, engrosa el nmero que se categoriza como

    ni-ni (no estudia ni trabaja), que constituye

    uno de los fantasmas que a menudo movilizan

    los medios masivos de comunicacin.

    Finalmente, aparece en el discurso de la prensa

    la asociacin entre la AUH y el aumento de

    los embarazos, en particular de los embarazos

    adolescentes. Es relevante sealar como

    antecedente del tpico un episodio que se

    haba producido en abril de 2009 (antes de la

    implementacin de la AUH), cuando Clarn

    publica una nota titulada La fbrica de hijos:

    conciben en serie y obtienen una mejor pensin

    del Estado (05/04/2009). All se indicaba que

    en los ltimos aos habra aumentado la cantidad

    de mujeres que tenan siete o ms hijos, como

    estrategia para cobrar la pensin, y que ello sera

    resultado de una mayor difusin de la existencia

    de dicha pensin, establecida en la Ley N23.746,del ao 1989. A raz de dicha nota, las diputadas

    Diana Conti, Juliana Di Tullio y Mara Teresa

    Garca realizaron un recurso de amparo contra

    el diario por violencia meditica. El fallo de la

    justicia, en 2012, determin que Clarn debera

    rectificar el contenido publicado.

    El tpico que vincula a los planes sociales y

    los embarazos reapareci con la cobertura

    meditica de la AUH. Tanto La Nacin como

    Clarn han reproducido polmicas declaraciones

    de polticos en torno al aumento de las tasas

    de embarazo, con cifras estimadas sin fuente

    verificable, en otra expresin de la estrategia del

    numbergame que ya mencionamos. Cuando

    los periodistas publican noticias referidas a la

    cuestin de los embarazos, la enunciacin tiende

    a distanciarse de los dichos que reproduce en sus

    pginas intentando recrear una posicin neutral.

    En octubre de 2011, a raz del anuncio de la

    extensin de la asignacin a las embarazadas

    a partir del fin del tercer mes de gestacin5, se

    produjo una polmica pblica en torno a losdichos de Miguel del Sel6, quien afirm que el

    director de un hospital de la provincia de Santa

    Fe le habra comentado su preocupacin por que

    se habran triplicado la cantidad de embarazos

    de adolescentes. El director de la ANSES, Diego

    Bossio, hizo a su vez declaraciones negando los

    dichos de Del Sel. En marzo de 2012 vuelven

    a producirse declaraciones sobre el embarazo

    adolescente y las asignaciones; los diarios

    tematizan el hecho como una polmica7, esta

    vez en torno de las declaraciones del Ministro de

    Salud de Corrientes, Julin Dindart, quien a raz

    del estado pblico que tomaron los embarazos

    de una nia de 10 aos de edad y de otra de 12

    aos, declar que algunas se embarazan hasta

    porque tienen un recurso econmico como

    premio (declaraciones citadas en La Nacin,

    19/03/2012).

    5. A travs de la Resolucin 235/2011 de la Administracin Nacional de la Seguridad Social (ANSES) se crea la Asignacin por Embarazo para Proteccin Social.

    6. Actor cmico de Los Midachi, ingres a la poltica recientemente al presentarse como candidato a Gobernador de la Provincia de Santa Fe en las elecciones de 2011, de la manodel PRO, un partido de centro derecha liderado por Mauricio Macri, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y precandidato presidencial.

    7. La Nacin titul: Corrientes: polmica por los dichos de un funcionario sobre el embarazo en menores (19/03/2012).

  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

    9/14

    139MOGUILLANSKY : Derecho, plan, subsidio? La representacin meditica de la Asignacin Universal por Hijo...

    En los dos casos que acabamos de mencionar,

    la cobertura periodstica encuadra la noticia

    como una polmica entre dos posiciones que

    pareceran estar en igualdad de condiciones.Se evita tomar partido y sin proporcionar

    informacin adicional sobre lo que se discute, esto

    es, la asociacin entre el cobro de asignaciones

    familiares para proteccin social y el aumento de

    la tasa de embarazo. En otros casos, se recurre

    a la nota firmada por un especialista, donde el

    tema es introducido por una voz autorizada, y de

    esa forma el diario no aparece como responsable

    de sus afirmaciones. Es el caso de una nota

    firmada por una politloga, quien seala que

    la AUH: ha tenido efectos no suficientemente

    explorados sobre los embarazos de las mujeres

    potenciales receptoras de este beneficio y, en

    general, sobre la procreacin responsable ()

    (Clarn, 27/10/2013). A travs de eufemismos

    y alusiones, se deja entrever que la asignacin

    podra estar aumentando la tasa de embarazos.

    Esta noticia, para ms datos, fue publicada en la

    edicin dominical del diario, la ms leda de la

    semana.

    Las formas del discurso meditico

    Las noticias aqu analizadas se construyen sobre

    la base de una serie de estrategias y recursos enun-

    ciativos que apuntan a descalificar y deslegitimar

    dicha poltica social de forma indirecta, a travs de

    connotaciones y subtextos. En esta seccin hare-

    mos un recorrido por los principales recursos de-

    tectados en el corpus: a) las comparaciones; b) el

    discurso indirecto; c) las afirmaciones sin fuente;

    d) el uso de adversativos; y e) las metforas.

    Nos referiremos en primer lugar a las compara-

    ciones y su valor argumentativo. En varias noti-

    cias periodsticas se proponen comparaciones de

    la AUH con la aplicacin de programas similares

    en otros pases. Aparecen como referencia rei-

    terada los programas Bolsa Familia de Brasil y

    PANES del Uruguay. Las comparaciones presen-

    tan a dichos programas con descripciones ideali-

    zadas como la norma de referencia, frente a los

    cuales la poltica social de Argentina demuestra

    sus carencias. Se menciona que en esos otros

    pases se aplican mejor los controles y existe una

    mayor reflexin acerca de las implicancias de este

    tipo de polticas. Por ejemplo, en una noticia quetematizaba los cambios en la escuela a raz de la

    puesta en marcha de la AUH, se lee:

    Al presentar el relevamiento, el licenciado

    Gustavo Iaies (CEPP) plante ayer a

    LA NACION que los directores de las

    escuelas firman igual las libretas aunque

    los alumnos no concurran a clase. A

    diferencia de Brasil, que tiene un programa

    similar a la AUH, en la Argentina no se

    ha dejado de pagar el beneficio por no

    concurrir a clase. En el primer ao del

    Programa Bolsa, el gobierno de Brasil

    baj del cobro del beneficio a un milln

    de chicos porque no se cumpla con la

    condicionalidad del plan, record Iaies

    al admitir que durante el relevamiento en

    la Argentina se ha encontrado con una

    ideologa que flexibiliza las normas. (La

    Nacin, Bajo impacto de la AUH en la

    escuela, 22/03/2012)

    En esta comparacin se idealiza la eficacia per-cibida en los controles implementados en Brasil

    con respecto a una poltica similar a la AUH. Me

    interesa destacar en este ejemplo que la mencin

    descontextualizada de ciertas cifras tiende a dis-

    torsionar la mirada sobre la AUH en la Argenti-

    na. No discuto la existencia o no de diferencias

    objetivas entre la fiscalidad en la AUH y el Bolsa

    Familia, sino que quiero sealar los efectos de

    sentido; en este caso, la eficacia perlocutiva8de

    mencionar que en Brasil se expuls a un milln

    de beneficiarios. El peridico omite la informa-

    cin de contexto que permitira dimensionar esa

    cifra en relacin al tamao del programa Bolsa

    Familia y de la poblacin de Brasil. No es quizs,

    o no es necesariamente una operacin intencio-

    nal, sino tal vez un efecto del propio dispositivo

    periodstico que implica, entre otras cosas, eco-

    nomizar espacio y brindar explicaciones sencillas

    y esquemticas (Charaudeau, 1997: 71-74).

    8. Nos referimos aqu al efecto subjetivo de ciertas enunciaciones, retomando el concepto utilizado por Austin (1962).

  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

    10/14

    Ao 5 - Nro. 10 - Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Artculos seleccionados140

    Otro recurso enunciativo que se reitera en

    el corpus analizado es discurso indirecto.

    He registrado mltiples titulares que

    utilizan discurso indirecto para reproducirafirmaciones sin que el periodista o el diario

    aparezcan como responsables. Un ejemplo

    es el siguiente titular: Segn la CEPAL, la

    asignacin por hijo no quita las ganas de

    trabajar (Clarn, 22/05/2014). Por un lado,

    se emplea el estilo indirecto para comentar

    un informe de la CEPAL, generando as una

    interpretacin selectiva del discurso que se

    refiere. Pero surge aqu un interrogante, quin

    es el enunciador de la frase la asignacin

    por hijo quita las ganas de trabajar, la cual

    estara discutiendo la CEPAL? Tenemos aqu

    un ejemplo del tercer tipo de estrategia que

    mencionaba ms arriba: las afirmaciones sin

    fuente. En el titular y en el posterior desarrollo

    de la noticia aparece una afirmacin por la cual

    nadie se responsabiliza, pues ni el periodista

    ni la CEPAL son enunciadores de la frase

    que afirma que la AUH podra disminuir las

    ganas de trabajar. Pero el efecto de sentido es

    revelador, se instala la idea de que ello podra

    ocurrir.

    El uso de los adversativos es posiblemente el

    recurso ms frecuente en las noticias sobre la

    AUH. Debido a que hay un amplio consenso so-

    cial y poltico en torno de esta poltica, la gran

    mayora de las noticias sobre la AUH comienzan

    con alguna frase positiva y/o elogiosa sobre sta.

    A continuacin, se emplea un conector adversa-

    tivo para introducir una afirmacin de contenido

    negativo. As se resemantiza la frase ubicando a

    lo bueno como insuficiente o problemtico en

    funcin de las nuevas afirmaciones.

    La actual recuperacin econmica y

    la entrada en vigencia de la asignacin

    universal por hijo permiten vislumbrar

    mejoras en los presupuestos familiares

    de todos los sectores sociales, aunque no

    tan destacadas como las que se generaron

    despus de la salida de la convertibilidad

    (Clarn, Poca respuesta contra la pobreza,

    30/09/2010, subrayado nuestro).

    Las noticias emplean muy diversas metforas

    para referirse a la poltica, sus efectos y los

    beneficiarios9. Me interesa destacar una metfora

    que permea todos los discursos sobre la

    asignacin, incluyendo al discurso oficial y a los

    peridicos ms afines al gobierno10. Se trata de la

    metfora del impacto empleada en referencia

    a los efectos de la Asignacin Universal por

    Hijo sobre la poblacin beneficiaria. Algunos

    ejemplos en los siguientes titulares: La

    asignacin Universal impacta en el mercado

    laboral femenino (La Nacin, 01/04/2012),

    Bajo impacto de la AUH en la escuela y El

    impacto educativo de la asignacin (La Nacin,

    16/09/2012), entre otros. Al emplear la metfora

    del impacto, se proyectan ciertos sentidos

    sobre esta poltica, que tendern a representarla

    como una suerte de proyectil que golpea sobre

    los sujetos beneficiaros produciendo en ellos

    transformaciones inmediatas y lineales. A su vez,

    esta metfora tiende a hacernos imaginar a los

    beneficiarios como el objeto pasivo de dichoimpacto.

    El imaginario sobre la desigualdady la eficacia del discurso meditico

    En este recorrido por la cobertura meditica de

    la poltica de extensin de las asignaciones fami-

    liares, me ocup de reconstruir las controversias

    pblicas en torno de la interpretacin de esta

    medida y las discusiones sobre sus efectos en la

    poblacin beneficiaria. A travs de este rodeo, mi

    objetivo fue rastrear las representaciones imagi-

    narias sobre las desigualdades sociales, la pobreza

    y sus causas, los relatos que dan cuenta de las

    diferencias entre la clase media -en tanto lector

    privilegiado por el contrato de lectura de los pe-

    ridicos de nuestro corpus- y los pobres, en tanto

    9. Entre otras metforas que aqu no podemos analizar por limitaciones de espacio: la ANSES como caja del gobierno, las condicionalidades como ataduras, la pobreza como

    enemigo, asociaciones blicas que plantean a la AUH como instrumento de un combate, la pobreza como enfermedad y la AUH como remedio o paliativo.

    10. Algunos titulares que comparten el uso de la metfora del impacto: El impacto de la asignacin por hijo (Pgina 12, 2803/2012) y El verdadero impacto de la AUH (Diario

    Registrado, 23/03/2012).

  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

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    141MOGUILLANSKY : Derecho, plan, subsidio? La representacin meditica de la Asignacin Universal por Hijo...

    otros, cuya imagen se construye a travs de las

    discusiones sobre estas polticas que los incluyen.

    Se trata de discursos que construyen en forma

    cotidiana las fronteras simblicas entre las clasessociales.

    El discurso de la prensa grfica sobre los benefi-

    ciarios de la poltica social presenta las caractersticas

    descriptas por Van Dijk para los discursos racistas.

    Es un discurso dirigido hacia la clase media y alta,

    que constituyen un nosotros opuesto a las fami-

    lias pobres, que se construyen como los otros.

    La representacin opera a travs de polarizaciones

    que tienden a destacar los aspectos negativos de los

    otros (falta de iniciativa, desinters por la educacin

    de los hijos, etc.). Dichos otros no son incluidos en

    la comunicacin, no son interpelados ni su voz es

    tenida en cuenta: en las noticias analizadas, casi no

    hay testimonios de beneficiarios de la AUH, ni el

    discurso parece dirigirse a ellos.

    En estos discursos se delinea un imaginario so-

    bre las familias pobres que las caracteriza como

    compuestas por sujetos despersonalizados y des-

    humanizados. Los beneficiarios de la AUH no

    tienen deseos ni inters en trabajar; si pueden

    vivir de las asignaciones, lo prefieren y por tantodejan de buscar trabajo. Las familias pobres, se

    argumenta, no tienen inters en la educacin y la

    salud de sus hijos; pues solamente los inscriben

    a la escuela y los llevan a los controles sanitarios

    para cobrar el dinero de la asignacin. Ms an,

    si pueden conseguir que les firmen las libretas sin

    que sus hijos tengan que acudir a la escuela, lo

    preferirn. Las mujeres de los sectores populares

    deciden embarazarse con el objetivo de cobrar

    ms dinero por va de las asignaciones familiares.

    En sntesis, en este imaginario sobre los pobres,

    se los estigmatiza al representarlos como sujetos

    movidos nicamente por el inters del dinero

    adquirido sin esfuerzo. Al mismo tiempo, infe-

    rimos, este imaginario legitima las desigualdades

    sociales, puesto que aparecen como motivadas

    por la pereza y la falta de iniciativa de los propios

    pobres.

    Si bien escapa a los objetivos de este artculo

    evaluar los efectos de estos discursos medi-

    ticos sobre los lectores, es sin dudas relevante

    interrogarse acerca de su eficacia en la genera-cin de ciertos sentidos comunes acerca de las

    desigualdades, las polticas sociales y sus bene-

    ficiarios. Aportaremos aqu algunos apuntes a

    partir de la bibliografa existente sobre el tema y

    que, sugerimos, deberan ser retomados en futu-

    ras investigaciones. Un trabajo realizado sobre

    encuestas y entrevistas acerca de la percepcin

    pblica de la AUH11 encontr que el 80% de

    las personas construye su conocimiento sobre

    esta poltica a partir de los medios de comuni-

    cacin, mientras que slo el 15% tiene conoci-

    mientos directos sobre la misma. Asimismo, se

    indica que slo para el 22% la AUH constituye

    un derecho, mientras que casi el 40% la consi-

    dera una ayuda y el 34% la identifica con el

    clientelismo. A partir de entrevistas, se encon-

    tr que las mujeres no receptoras de la AUH

    eran ms proclives a hacer una lectura crtica

    de esta poltica y a asociarla con las representa-

    ciones mediticas descriptas ms arriba en este

    trabajo. Se seala tambin que la interpretacin

    sobre la poltica social se ve fuertemente imbri-

    cada con la evaluacin del gobierno kirchnerista(Frydman, Levin et al, 2015). Los trabajos de

    Norma Gluz e Ins Rodrguez Moyano (2011),

    que realizaron una indagacin cualitativa con

    beneficiarios de la AUH, docentes y directores

    de escuelas, sugieren que hay una alta pregnan-

    cia de los discursos mediticos opositores, que

    han sido eficaces en el encuadre de la poltica

    como un plan social, como una medida provi-

    soria y en instalar la representacin de los bene-

    ficiarios como actores irracionales nicamente

    interesados en el dinero. En particular, sealan,

    la condicionalidad educativa de la AUH genera

    diversas interpretaciones que tensionan la pre-

    tendida asimilacin de este beneficio al resto de

    las asignaciones familiares que perciben los tra-

    bajadores formales (y que no tienen condiciona-

    lidades asociadas). En contraste, la visin de los

    receptores de la AUH suele distanciarse de los

    11. Encuesta realizada en el marco de la Ctedra de Opinin Pblica, De Angelis, Universidad de Buenos Aires, durante el ao 2014, con un total de 655 casos, con un muestreo

    incidental no probabilstico entre transentes en distintos barrios del AMBA. Se hicieron 14 entrevistas cualitativas a madres receptoras y no receptoras de la AUH.

  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

    12/14

    Ao 5 - Nro. 10 - Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Artculos seleccionados142

    discursos mediticos y en particular, de la carac-

    terizacin de s mismos como actores motivados

    slo por el dinero. Los beneficiarios entrevistados

    por Karina Carrizo (2013) enfatizan la mayor se-guridad que les brinda acceder a las asignaciones

    familiares, afirman que la educacin y la salud son

    sus prioridades, y sealan las diferencias de esta

    poltica -concebida como un derecho- con respec-

    to a los planes sociales que terminaban configu-

    rando situaciones de explotacin laboral. De esta

    manera, es posible afirmar provisoriamente que

    los discursos mediticos sobre las polticas sociales

    y sus actores beneficiarios tienen una eficacia mu-

    cho menor entre los receptores de las mismas, a

    diferencia de la alta pregnancia manifestada en los

    no receptores (algo que seala tambin la litera-

    tura sobre el Programa Bolsa Familia en Brasil12);

    moldeada a su vez por las preferencias polticas de

    los sujetos.

    Conclusiones

    En este trabajo nos dedicamos a analizar las

    representaciones mediticas sobre la Asignacin

    Universal por Hijo a partir de fines del ao 2009

    en los diarios Clarn y La Nacin. En primer lugar,

    discutimos cmo desde que se anunci la medidase produjo una disputa simblica acerca de su

    carcter, en la cual competan dos encuadres

    diferentes y contrapuestos: la ampliacin de

    derechos y el clientelismo. El gobierno y los

    diarios oficialistas presentaron a la AUH como

    una poltica de ampliacin y reparacin de

    derechos de la ciudadana; mientras que el

    periodismo de Clarn y La Nacin, junto con parte

    de la oposicin poltica, la asociaban al marco del

    clientelismo poltico. Estos encuadres insertan

    a la poltica en un encadenamiento semntico

    que condiciona su lectura e interpretacin. Elencuadre de los derechos ciudadanos se propone

    insertar a la AUH dentro de las polticas estatales

    de larga data de asignaciones familiares que

    reciben los empleados formales, presentando el

    ingreso mnimo como un derecho bsico y por lo

    tanto permanente. El encuadre del clientelismo

    interpreta a la AUH como un plan social o

    subsidio, cuyo carcter debiera ser temporal,

    cuyos efectos han de medirse, y que se asocia

    adems con consecuencias negativas.

    En segundo lugar, nos detuvimos en la recons-truccin de las representaciones sobre los efectos

    deseados e indeseados, directos e indirectos de la

    AUH en la poblacin beneficiaria y en otros ac-

    tores o sectores sociales. Los diarios tematizaron

    centralmente los efectos educativos de la AUH,

    presentando apreciaciones contradictorias, en un

    discurso cuyo subtexto caracteriza a las familias

    beneficiarias de la AUH como interesadas nica-

    mente por el dinero y no la educacin de sus hijos.

    Otros efectos tematizados fueron la disminucin

    de la bsqueda de trabajo y un supuesto aumento

    de la tasa de embarazo en la poblacin ms pobre.

    En cuanto a las omisiones de la cobertura mediti-

    ca, seal en relacin con la condicionalidad de los

    controles sanitarios, que no se tematiz.

    En tercer lugar, analizamos la dimensin retri-

    ca y enunciativa del discurso meditico, sealan-

    do cinco estrategias que resultan centrales en el

    corpus: las comparaciones, el discurso indirecto,

    las afirmaciones sin fuente, el uso de conecto-

    res adversativos y las metforas. Estas formas de

    la puesta en discurso se utilizan para construir ysustentar argumentos en textos que no son, en

    principio, de carcter argumentativo. Estas es-

    trategias actan tambin como inscripciones de

    subtextos y/o de afirmaciones de las cuales el

    emisor institucional no se hace responsable.

    Por ltimo, nos preguntamos por la eficacia y

    pregnancia de las representaciones mediticas

    en los discursos de los lectores de los diarios.

    Como sabemos, los pblicos de los medios ma-

    sivos de comunicacin no son lectores acrti-

    cos y realizan reinterpretaciones de aquello que

    consumen. Sin embargo, a partir de algunos

    anlisis cualitativos y cuantitativos sobre la per-

    cepcin pblica de la AUH en tanto poltica so-

    cial, aparecen significativas convergencias entre

    los estereotipos de las narraciones mediticas y

    las opiniones de los ciudadanos, en particular

    -pero no exclusivamente- entre los no recepto-

    res de la poltica social.

    12. Al respecto, vase Oliveira de Castro, Machado Telles, Bender de Santana y Stephanou (2009).

  • 7/26/2019 Moguillansky - AUH

    13/14

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