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M OMENTOS Año 1 I Nº 7 I Revista Dominical del Diario LA PRIMERA áRBOLES Y NACIMIENTOS Árboles y pesebres han representado para los creyentes de la fe crisana una manera única, y diferente, de celebrar el nacimiento de Jesús. Enfrentados en un primer momento, ambos símbolos conviven ahora felices en gran parte de hogares del mundo. RA de PR1 MERA la NAVIDAD Y MERCADO HISTORIA DE LOS REGALOS Y TARJETAS PREGúNTALE A JIMMY ENTREVISTA AL CREADOR DE WIKIPEDIA DUEñOS DEL MUNDO 6 MIL PERSONAS DECIDEN SU DESTINO DOS TRADICIONES UNA FE

Momentos - Edición 007

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Revista Momentos - Diario La Primera - Lima - Perú

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MOMENTOSAño 1 I Nº 7 I Revista Dominical del Diario La Primera

árbOlES y NaciMiENTOS

Árboles y pesebres han representado para los creyentes de la fe cristiana una manera única,

y diferente, de celebrar el nacimiento de Jesús. Enfrentados en un primer momento, ambos símbolos conviven ahora felices en

gran parte de hogares del mundo.

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Navidad y MErcadOhiSTOria dE lOS rEgalOS y TarjETaS

prEgúNTalE a jiMMyENTrEviSTa al crEadOr dE wikipEdia

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íNdicEmaraviLLOSa LiSbOa

jimmy waLeS LO Sabe TOdO

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Revista dominical del diario La PrimeraDirectora: Aurora Jimeno Sancho.Diagramación: Luis Chapoñán Guerra.Arte final: Manuel Patiño Málaga.Telfs: 447-1218 / Fax: 444-0883 / Av. Paseo de la República 5639 E-mail: [email protected]

Lisboa es una ciudad llena de historia, encantadora por sus tranvías, por sus monumentos, por sus puentes o, simple-mente, por ser parte del mundo. Los que tienen la suerte de haberla conocido nos dicen que hay muchas razones para visitarla y aún más para desear volver a ella.

Una entrevista a Jimmy Wales, el creador de Wikipedia, quien nos habla de las metas alcanzadas y el futuro que le espera a una de las fuentes de información más grande de la red.

CeNaS FeLiCeSCada religión tiene su fiesta y su celebración, y en el centro de ellas está la comida como punto de convergencia de la fe. Conozca en detalle lo que une a las familias de tres culturas diferentes en esos momentos tan especiales.

dUeÑOS de TOdO

La CONviCCióN

El analista y escritor David Rothkopf ha publicado “El club de los elegidos”, un ensayo que hará las delicias de los amantes de las conspiraciones. En él, Rothkopf afirma que solo 6000 personas son las que deciden el destino de toda la humanidad. ¿Le creemos?

Eduard Punset hace una interesante reflexión sobre el concepto de la certeza, lo que muchos exhiben a la hora de dar un juicio. Punset afirma que muchas de las afirmaciones sobre determinados hechos están más relacionadas con las emociones que con la verdad.

R E V I S T A m O m e N T O S

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SímbOLOS de La FeÁrboles y pesebres han repre-sentado para los creyentes de la fe cristiana una manera única, y diferente, de celebrar el nacimien-to de Cristo. Enfrentados en un primer momento, ambos símbo-los conviven ahora felices en gran parte de hogares del mundo.

Se veNde La Navidad¿En qué momento las navidades se convirtieron en una fiesta interminable de compras innecesarias? Un artículo que nos remonta a la Inglaterra de la revolución industrial y nos explica el tránsito de una época espiritual a una de ofertas por temporada.

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SiETE MOMENTOS¿Y dónde está el sol?

Se va Larry King

wikirayos

Años atrás, por estos días, el sol apretaba fuerte alimentando el creciente espíritu navideño. Ahora las cosas han cambiado y la ciudad parece no salir de un largo otoño con sus días fríos y noches sacadas del mes de agosto. ¿Y qué hacemos los limeños? Pues todos corremos a preguntarle al SENAMHI qué está pasando. Y el SENAMHI, como es normal, se rasca un poco la ca-beza y te da una explicación: que las corrientes de aire que vienen del nor-te, que los vientos del mar, que la presión atmosférica y así por estilo. No se entiende mucho pero hay que conformarse. Eso sí, no vayamos, como hace el hermanito de Mafalda, a echarle la culpa del clima al gobierno. Aunque pensándolo bien…

Después de 25 años de actividad en la ca-dena de noticias norteamericana CNN, el legendario entrevistador Larry King se reti-ra a sus 77 años. Una lástima que la versión hispana de CNN nunca ofreciera para el pú-blico de América Latina una versión subtitu-lada o doblada de sus entrevistas. Mientras

King conversaba con líderes mundiales (es decir, los que cortan la tela), investigadores y científicos que cambian nuestras vidas, empresarios que rigen la economía mun-dial, su filial latina nos ofrece entrevistas con gente que analiza las decisiones toma-das por los entrevistados por King.

Los Wikileaks son como los rayos durante una tormenta: un espectáculo sensacional… mientras no te caiga uno. En el Perú hemos estado diciendo cientos de “ooooh”, “aaaaaah” y “wo-oooow” ante cada resplandor y el poderoso sonido de sus reve-laciones, como si viéramos una lucha de gigantes con nombres lejanos como Irak, Pentágono, Washington. Y en eso, ¡zaz!, un rayo le pegó a un general del ejército peruano y otro a una ONG muy popular. Entonces el olor a quemado se hizo cercano y el asunto dejó de ser entretenido para volverse preocupante. Los puños al cielo amenazando a la tormenta no sirven de nada y solo confirma que la descarga recibida ha sido extremadamente dolorosa. Todo parece indicar que en el verano que se aproxima tendremos varias tormentas tropicales.

Qué tiempos

Bye bye, Blake

Trabajo y edad

Turistas

Salimos de casa y tenemos miedo de ser robados, tomamos un taxi y tememos ser asaltados, caminamos y miramos de un lado a otro en busca amenazas reales o imaginarias. Es una época de terror, qué duda cabe. El país parece el escenario de un do-cumental filmado por Animal Planet, donde los pacíficos herbívoros son acechados por los depredadores en busca de su presa. Y los noticiarios de la noche nos dan el diario reporte, confirmando nuestros temores: casas robadas, asaltos a mano armada, asesi-natos. Esta vez les tocó a otros. Mañana será otro día.

El recientemente fallecido director Blake Edwards hizo películas maravillosas como “Desayuno en Tiffanis” y “Días de vino y rosas”. Pero si por algo será recordado eternamente es por HABERhECHO feliz al mundo con “La Fiesta Inolvidable” y la serie de películas sobre “La Pantera rosa” y su despistado inspector Clouseau. Gracias por todo, querido Blake.

Gran parte de los anuncios ofreciendo empleo ponen como condición que el límite de edad de los postulantes sea de 45 años. Es decir, en el país la experiencia ha pasado a categoría de lastre. No sabemos si poner límite de edad en los empleos está prohibido en el Perú, en los países desarrollados está catalogado como discri-minación cuando la edad no está relacionada con el tipo de trabajo, pero si no es así, debería serlo. Ojalá que a esos empleadores, si algún día tienen una seria emergencia médica, los atienda un inquieto doctor de 27 años, ansioso de ganar experiencia con su inesperado paciente.

El buen momento que atravie-sa el Perú en materia turística es una gran noticia. Lo que es una mala noticia es que el Perú no esté preparado para recibir una avalancha de visitas sin contar con los medios que les garanticen mínimas condicio-nes de seguridad. Cada mes mueren al menos seis turistas extranjeros en accidentes de carreteras. Esta racha está convirtiendo conocer el Cusco, comer en Trujillo o pasear por la playa en aventuras de alto riesgo. En realidad, practicar paracaidismo saltando desde lo alto de un cerro es menos peligroso que subirse a un ómnibus interprovincial.

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lugarES

p ortugal es un país fácil de amar, pero difícil de entender. ¿Cómo es posible que una de las más prolongadas dictaduras del Siglo XX tenga crítica benévola? Es que en Portugal no hay tiempo para rencores; es un lugar para disfrutar de la vida sin

darle tantas vueltas.Antonio de Oliveira Salazar impuso una dictadura de corte fas-cista moderado entre 1932 y 1968, fue despótico, pero salvó a su país de la Segunda Guerra Mundial, sostuvo amistades pen-dulares con Franco, con el Eje maldito y también con los Aliados, a quienes les prestó las Islas Azores como base militar. Si se hu-biera retirado al terminar la guerra, hubiera cerrado un período con lucimiento, pero continuó gobernando con mano de hierro cuando la democracia se esparcía por el mundo. Durante la pos-guerra postergó en Portugal la prosperidad que pronto recuperó Europa y no se fue porque lo derrocaran, sino porque un derra-

ENaMOradOSdE liSbOa

me cerebral le impidió saber que ya no gobernaba.¿Cómo pensar en política mientras ves discurrir Lisboa desde un tranvía primoroso? No son esos tranvías ultra tecnológicos de Vie-na, sino algo más parecido a los viejos tranvías o al inefable tranvía de Río de Janeiro.Andarás en tranvía y conviene que lo hagas al comienzo para do-mar visualmente a una ciudad de cuestas empinadas y calles em-pedradas que parece detenida en el tiempo, si no fuera porque desde hace años Portugal recuperó el confort moderno que se merece. También puedes recorrer la ciudad en trolebuses o en tranvías de última generación, pero no es lo mismo. Cuando andes cerca de la Plaza do Comercio, toma el funicular hasta el barrio de Alfama, el Monasterio de los Jerónimos y el ba-rrio de Belem.Lisboa no tiene desperdicio; hay quienes dicen que es el mejor lugar del mundo para vivir. Otros piensan que lo mejor para ellos

En Lisboa el presente y el pasado conviven en perfecta armonía.

La Estación de Oriente.

Lejos de Lisboa, Algarve, la región mas meridional de Portugal.

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ENaMOradOSdE liSbOa

es Coimbra u Oporto, en tanto algunos piensan que mejores son algunos pueblitos de las afueras. Sobre ellos habrá más artículos cuando se pueda, pues sería muy injusto no dedicarles capítulos exclusivos. Portugal no se agota en Lisboa, es solo el más frecuen-te punto de partida. Necesitarás estas etapas cuando comiences a caminar y com-prendas que las siete colinas de Lisboa son tan subyugantes como agotadoras. Es que la ciudad fue rediseñada por la furia de la natu-raleza, que en 1755 desató el peor terremoto que haya padecido Europa. Lo siguió un maremoto y un incendio que consumió hasta las ambiciones coloniales de Portugal. Mató quizás hasta 100.000 personas y rediseñó hasta la personalidad de sus habitantes. Fue el trauma de nacimiento de la Lisboa de hoy, bellísima.De esto hablan mucho los portugueses. El tiempo no alcanza cuando, por ejemplo, vas al barrio del Rossio, más concretamente a la Rúa das Portas de Santo Antao, donde una cantidad de restau-rantes a cuál mejor, te invitan un bacalao preparado de mil mane-ras, a mandarte una caldeirada (cazuela de pescados y mariscos) o una insólita para nosotros “acorda de alhos”, sopa de pan y ajos sobre la cual se puede opinar solo después de probarla. Imposible

dejar de probar el vino verde y de deleitarse con la sorprenden-te variedad de oportos originales.Hay prestar atención a las construcciones medievales, al moder-nismo en hierro, la influencia del art Nouveau y la artesanía en azulejo. Acá se ve de todo, desde restos arqueológicos fenicios (los primeros turistas del mundo), romanos, la influencia musul-mana y las glorias de un próspero pasado colonialista que no pocos problemas les trajo posteriormente.El Monasterio de los Jerónimos, la Iglesia de Santa María y la Torre de Belem están aguardando tu admiración. Al menos de-berías ir también a Belem, desde donde partían las carabelas.En San Pedro de Alcántara verás el Castillo de San Jorge y unas vistas insuperables del casco histórico de la ciudad y en Santa Catalina verás discurrir el río desde una hermosísima terraza con riesgo de enamorarte de Lisboa para siempre.No queríamos agobiarte, pero lo hicimos. Quizá lo mejor sea que antes de viajar de compres una buena botella de oporto y un libro de Saramago, de Camoes, o mejor aún de Enrique el Navegante, con quien se inicia la era de los descubrimientos y la pasión por viajar, aún a costa de la vida.

Torre de Lisboa.

Funicular. Puente Vasco de Gama, sobre el río Tajo.

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gaSTrONOMía

al lado de las comidas propias de las tradiciones religiosas, los distintos credos condicionan el consumo de determi-nados alimentos. Los católicos no pueden comer carnes rojas los viernes de Cuaresma, los judíos y musulmanes tienen prohibido consumir cerdo y beber alcohol y los

tres grandes credos monoteístas prevén el ayuno como penitencia en ciertas partes del año. Conocer y entender los condicionamientos reli-giosos en el plano de la alimentación es una forma más de acrecentar las nociones sobre las creencias y costumbres de los pueblos.

La fe religiosa también determinan la oferta gastronómica.

la cENa dE lOS crEyENTESPor Silvia Eva Agosto diverSidad de COSTUmbreS

SegúN LaS reLigiONeSLa gastronomía está muy unida a las celebraciones religiosas; cada una de las creencias establece, por precepto o tradición, comidas para cada época del año. En Bolivia, por ejemplo, después del brindis navideño se sirve un plato denominado picana, que consiste en una especie de caldo casi picante con sabor dulce, choclo, elote o maíz, pedazos de carne de vaca y pollo, zanahoria, tomate, cebolla, papas, vino seco y otros ingre-dientes. En Panamá, se come el maíz crudo, una expresión que nombra a un bizcocho hecho de maíz y otros ingredientes, que es cocinado en un horno de leña para darle más consistencia a la masa. El postre típico

argentino es el “pan dulce” o panettone, una tradición italiana que consiste en ela-borar una masa dulce con frutas secas, nueces, piñones y frutas abrillantadas y que se come después de la cena navideña, junto con una copa de cava. Otra costumbre navideña que se practica en México y Honduras, entre otros lugares, es la posada, que se realiza durante doce días antes del 24 de diciembre para recor-dar el peregrinaje por Belén de San José y la Virgen María buscando albergue para la llegada del Niño Jesús. Según la tradición, en los barrios o urbanizaciones, cada hogar anfitrión recibe a los vecinos y amistades en su casa, convidándoles “ponche infernal”, café, galletitas, dulces y cantando canciones alusivas a la Navidad. El menú de Navidad en el Perú varía según la provincia, el tamaño del bolsillo y el número de comensales. Los elementos básicos más conocidos son el pavo, pollo o cerdo, el panetón y el chocolate. También se incluye el infaltable arroz, acompaña-do de puré de manzana y otros potajes que varían según la usanza de cada casa, para luego brindar con champagne, sidra, espumante o cerveza.

LaS PrOHibiCiONeS CaTóLiCaSPero junto con tradiciones, comidas y celebraciones, la religión católica, al igual que otros credos, establece ciertas prohibiciones sobre el consumo de determinados alimentos. Las diferentes religiones, además de ofrecer a sus creyentes líneas de orientación espiritual, social, familiar y personal, condicionan aspectos centrales de la vida cotidiana como el tipo y el modo de alimentación, que debe ajustarse a un conjunto de normas según la fe que se profese. La legislación actual de la Iglesia Católica en materia de alimentación se basa en el Código de Derecho Canónico. La normativa es muy sencilla aunque quizá descono-cida en algunos matices, pues el Canon 1.251 indica que se debe realizar abstinen-cia de carne todos los viernes del año, “a no ser que coincidan con una solemnidad”. También se determina que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo se debe guar-dar ayuno y abstinencia. Quizá lo más desconocido es que la abstinencia de carnes rojas está marcada para todos los viernes, pero esta práctica está en desuso y se

reduce a los viernes de Cuaresma. Los religiosos, monjes y otros consagrados tienen este precepto establecido en sus reglas, constituciones o directorios. Respecto a la carne, se debe entender todo lo que no es pescado, vegetal, lácteos o sus derivados, con lo que nos quedan las carnes de todo tipo, incluso las aves, así como carnes preparadas -embutidos o fiambres-. Sobre el ayuno, el Código de De-recho Canónico de 1.917 establece que “la ley del ayuno prescribe que no se haga una sola comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, con tal que se observe, en cuanto a la cantidad y a la calidad, la costumbre aprobada en cada lugar”. La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia y también sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, como obras de caridad y prácticas de piedad.

LOS PreCePTOS deL iSLam eN reLaCióN CON La COmidaLos tres pilares de la religión musulmana son la oración- practicada por los fie-les cinco veces es al día- el matrimonio, que debe ser celebrado por dos per-sonas adultas y dos testigos ante una autoridad competente, y el ayuno- que se debe seguir durante el mes llamado Ramadán-. Asimismo, el tema de la ali-mentación tiene una importancia capital dentro del Islam por estar prescrita en el Sagrado Corán.

eN eL COraN eSTÁ eSCriTOLa religión musulmana prohíbe todo lo que puede ser dañino para la salud, como el alcohol y las drogas. El alcohol puede dañar la salud de las personas y provocar problemas en su en-torno y a la sociedad en general, sostiene este credo. No afecta sólo a la libertad individual porque el consumo de alcohol genera problemas económicos, de salud, aumento de la violencia doméstica, de la criminalidad. Al igual que las

El pavo forma parte de la tradición cristiana en la Navidad. Mujer musulmana preparando bebida típica.Arriba: Familia musulmana cena para romper el ayuno Ramadan. Abajo: Plato típico de la comida judía.

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argentino es el “pan dulce” o panettone, una tradición italiana que consiste en ela-borar una masa dulce con frutas secas, nueces, piñones y frutas abrillantadas y que se come después de la cena navideña, junto con una copa de cava. Otra costumbre navideña que se practica en México y Honduras, entre otros lugares, es la posada, que se realiza durante doce días antes del 24 de diciembre para recor-dar el peregrinaje por Belén de San José y la Virgen María buscando albergue para la llegada del Niño Jesús. Según la tradición, en los barrios o urbanizaciones, cada hogar anfitrión recibe a los vecinos y amistades en su casa, convidándoles “ponche infernal”, café, galletitas, dulces y cantando canciones alusivas a la Navidad. El menú de Navidad en el Perú varía según la provincia, el tamaño del bolsillo y el número de comensales. Los elementos básicos más conocidos son el pavo, pollo o cerdo, el panetón y el chocolate. También se incluye el infaltable arroz, acompaña-do de puré de manzana y otros potajes que varían según la usanza de cada casa, para luego brindar con champagne, sidra, espumante o cerveza.

LaS PrOHibiCiONeS CaTóLiCaSPero junto con tradiciones, comidas y celebraciones, la religión católica, al igual que otros credos, establece ciertas prohibiciones sobre el consumo de determinados alimentos. Las diferentes religiones, además de ofrecer a sus creyentes líneas de orientación espiritual, social, familiar y personal, condicionan aspectos centrales de la vida cotidiana como el tipo y el modo de alimentación, que debe ajustarse a un conjunto de normas según la fe que se profese. La legislación actual de la Iglesia Católica en materia de alimentación se basa en el Código de Derecho Canónico. La normativa es muy sencilla aunque quizá descono-cida en algunos matices, pues el Canon 1.251 indica que se debe realizar abstinen-cia de carne todos los viernes del año, “a no ser que coincidan con una solemnidad”. También se determina que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo se debe guar-dar ayuno y abstinencia. Quizá lo más desconocido es que la abstinencia de carnes rojas está marcada para todos los viernes, pero esta práctica está en desuso y se

reduce a los viernes de Cuaresma. Los religiosos, monjes y otros consagrados tienen este precepto establecido en sus reglas, constituciones o directorios. Respecto a la carne, se debe entender todo lo que no es pescado, vegetal, lácteos o sus derivados, con lo que nos quedan las carnes de todo tipo, incluso las aves, así como carnes preparadas -embutidos o fiambres-. Sobre el ayuno, el Código de De-recho Canónico de 1.917 establece que “la ley del ayuno prescribe que no se haga una sola comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, con tal que se observe, en cuanto a la cantidad y a la calidad, la costumbre aprobada en cada lugar”. La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia y también sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, como obras de caridad y prácticas de piedad.

LOS PreCePTOS deL iSLam eN reLaCióN CON La COmidaLos tres pilares de la religión musulmana son la oración- practicada por los fie-les cinco veces es al día- el matrimonio, que debe ser celebrado por dos per-sonas adultas y dos testigos ante una autoridad competente, y el ayuno- que se debe seguir durante el mes llamado Ramadán-. Asimismo, el tema de la ali-mentación tiene una importancia capital dentro del Islam por estar prescrita en el Sagrado Corán.

eN eL COraN eSTÁ eSCriTOLa religión musulmana prohíbe todo lo que puede ser dañino para la salud, como el alcohol y las drogas. El alcohol puede dañar la salud de las personas y provocar problemas en su en-torno y a la sociedad en general, sostiene este credo. No afecta sólo a la libertad individual porque el consumo de alcohol genera problemas económicos, de salud, aumento de la violencia doméstica, de la criminalidad. Al igual que las

drogas, su consumo dista de ser un asunto sólo del individuo, ya que los demás padecen la adicción de quien consume sustancias noci-vas. La religión musulmana es clara: lo que afecta negativamente a la salud está prohibido. La prohibición de comer cerdo es propia de las religiones monoteístas, pues este consumo está también vedado a los judíos. Esta prohibición y todo lo relacionado con ella es de obligatorio cumplimiento cuando no hay otras alternativas. Si un musulmán está en un sitio en el que el único alimento que tiene es el cerdo, lo puede comer para subsistir. Estas prescripciones están basadas en el Corán, libro sagrado de los musulmanes. En este texto, en la sura 2, aleya 172, que en equiva-lencia con la Biblia católica sería capítulo y versículo, se establece la siguiente norma: “Se os prohíbe comer la carne del animal que haya muerto de muerte natural, la sangre, la carne de cerdo, y la del animal que se sacrifique en nombre de otro que Alá; no obstante, quien se vea obligado a hacerlo en contra de su voluntad y sin bus-car en ello un acto de desobediencia, no incurrirá en falta”. A veces las celebraciones de Nochevieja y Año Nuevo coinciden con la Pascua de los musulmanes, festividad conocida como la Pascua del Sacrificio del Cordero. Esta fiesta tiene su base en un pilar de la religión musulmana, que es la fecha de la peregrinación a la Meca, justo dos meses y nueve días después de finalizar el mes de Rama-dán. Según la tradición musulmana, el cordero sacrificado se divide en tres partes que se entregan a las personas necesitadas, a los ami-gos y familiares, y a quien sacrifica el animal.

La aLImEnTacIón KoShErLa religión judía también contempla una serie de criterios relaciona-dos con la comida que se engloba en la llamada alimentación kos-

her (también conocida como alimentación ‘casher’), uno de los fundamentos principales del Judaísmo. Según esta fe, la comida no sólo alimenta el cuerpo, sino que su energía tiene una repercu-sión en nuestro cuerpo energético.

La regULaCióN deL TOraSegún explica la religión judía, la Biblia prescribe una serie de le-yes para regular la ingesta de alimentos. En primer lugar, la Torá (libro de la Ley de los judíos) permite el consumo de la carne de animales cuadrúpedos si son rumiantes y tienen la pezuña hendi-da. Existen tres clases de animales domésticos que cumplen esta condición. En el primer grupo está el buey, la vaca y el becerro; en el segundo, el carnero y la oveja y en el tercero, la cabra, el macho cabrío y el cabrito. Está prohibido el consumo del cerdo, así como el caballo, el camello, el conejo y la liebre. En segundo lugar y res-pecto a las aves, la Torá enumera veinte especies de pájaros impu-ros (tmeim), cuyo consumo está prohibido. Existe la costumbre de comer las aves tradicionalmente permitidas: gallina, pavo, ganso, y alguna clase de patos domésticos y palomas. Finalmente, en el grupo de los pescados, son considerados kosher los que tienen, a la vez, aletas y escamas. Si no es posible desprender las escamas de la piel, el pescado no es kosher. Además los judíos tienen sus propias costumbres respecto al sacrificio de las bestias. Por ejem-plo, sólo una persona cualificada puede matar a los animales. La leche, por otra parte, tiene un rango especial y no se puede beber con la carne, no se puede tomar ningún producto lácteo con car-ne. En cuanto al pan, la comunidad judía tiene en cuenta que la mayoría de los panes llevan aceites de animal, por lo que el pan corriente no es casher.

Niño prepara comida para Ifatr, en Karachi, Pakistan.Pan judío del Hanukah.Arriba: Familia musulmana cena para romper el ayuno Ramadan. Abajo: Plato típico de la comida judía.

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vida EN cOMúN

con la Navidad (palabra que procede de la contracción de “Natividad”, del latín nativitas, “Nacimiento”) tam-bién llegan una serie de símbolos tradicionales que se vienen repitiendo año tras año: nos gusta hacer rega-los, adornar la casa con luces, poner un nacimiento en

la entrada, colocar un arbolito en la sala y acebo en la mesa y hasta muérdago en el techo. Muchos de los dimes y diretes que mantuvieron los católicos con-tra los protestantes en el siglo XVI iban más allá de las palabras y pasaban a los hechos (y a veces a las manos) manifestándose estas discrepancias religiosas en la iconografía. Los católicos eran partidarios de promover el pesebre o nacimiento entre sus fieles, mientras que los protestantes, con su tendencia iconoclasta, hi-cieron lo suyo para que predominase en los hogares alemanes y suecos el ancestral árbol de Navidad. Una disputa que se man-tuvo durante siglos, porque en la actualidad en la mayoría de los

uNa hiSTOriaNaciMiENTOS y árbOlES:

Por Jesús Callejo Cabo hogares cristianos europeos conviven pacíficamente el árbol y el nacimiento, lejos de las beligerancias teológicas. Pero sería bueno que conociésemos un poco más del origen de estos dos auténticos símbolos de la Reforma y la Contrarreforma.

LOS NaCimieNTOS de Navidad Fue San Francisco de Asís quien utilizó por primera vez un naci-miento en la Navidad del año 1223 en Europa. En el interior de una gruta de Greccio (Toscana) instaló un pesebre con paja y colo-có en él una figura del Niño Jesús, con buey y asno juntos, éstos de carne y hueso. Este hecho no tendría la mayor trascendencia si no fuera porque durante la celebración de la misa «la figura del Niño Jesús cobró vida», un milagro que dio más fama a San Francisco y al incipiente nacimiento, que a partir de ese momento se convir-tió en costumbre, claro está, con la autorización del papa Honorio III. Pronto los conventos franciscanos se encargaron de difundirlo desde la región de Umbría por el resto de Italia y, en general, por el mundo cristiano. Fallecido San Francisco, fue Santa Clara

la artífice de que en todos los conventos de los franciscanos y las clarisas se instalara un pesebre durante las fiestas navideñas y se añadió una tradición: cada novicia que ingresaba en la Orden de las Clarisas traía consigo una figurita del Niño Jesús, que luego era ataviada con vestidos propios de la época y expuestos al público. En un principio fueron las casas humildes las que acogieron favorablemente esta idea y luego los palacios europeos se apuntaron a la moda. La introduc-ción en España se debió al rey Carlos III (que también lo era de Nápoles), quien importó esta tradición en la primera mitad del siglo XVIII desde esa ciudad italiana, poniéndola de moda entre la aristocracia.

eL ÁrbOL de NavidadPor lo que respecta al árbol de Navidad, su origen es más remoto. Procede del culto a los espíritus arbóreos de la Naturaleza propio de las culturas in-doeuropeas. Se tienen noticias de su uso cristiano en Alsacia y la finalidad parecía doble: la ornamental y la de intentar emular a los árboles del Paraíso Terrenal. En un principio, se trataba de un pino colgando de él manzanas; después, cualquier árbol valía para estos menesteres, hasta que llegó el señor abeto y consiguió la primacía sobre todos los demás. Ahora bien, ¿por qué el abeto? Porque tanto el abeto como el pino eran árboles del nacimiento, con especial significación a dioses solares como Adonis o Attis. Una leyenda asegura que San Bonifacio quiso demostrar a los druidas que el roble no era tan sagrado como ellos decían. Cogió un hacha y se puso a talar uno —centenario, además—, hasta que lo derribó, con la consiguiente molestia de los druidas que no entendían bien por qué estaba cometiendo aquella barbaridad ecológica. El hecho es que al des-plomarse arrasó unos cuantos árboles más y tan sólo quedó un abeto en pie. Bonifacio lo consideró una señal divina y dijo que había que llamarlo el «árbol del Niño Dios» y punto. Por si fuera poco, la Iglesia argumentó que el abeto era el más adecuado, ya que su forma triangular representaba

a la Santísima Trinidad. En serio. Más de un cura en su sermón dominical tuvo que explicar y demostrar a sus fieles que el vértice superior del árbol representaba a Dios Padre; y los inferiores, al Dios Hijo y al Espíritu Santo res-pectivamente.. ¿Y lo de poner adornos y luces en sus ramas? Martín Lutero, el iniciador de la Reforma protestante en 1517, adornaba el árbol con velas encendidas. Y la idea tuvo éxito. No sólo hacía bonito, sino que, a nivel simbólico, cada luz representaba a un familiar fallecido cuyo recuerdo seguía presente en las fiestas navideñas.

LOS adOrNOS de vidriOEn cambio, las bolas de Navidad no llegan hasta el siglo XVIII de la mano de los sopladores de vidrio de Bohemia que las ponen de moda. Las frutas que cuelgan de sus ramas simbolizan el florecimiento de los árboles que en esta época del año están bastantes mustios. Existe el testimonio de un teólogo protestante llamado Dannhauer, natural de Estrasburgo, que publicó un li-bro moralizante con el título de Leche catequística (1642), y en él se puede leer este curioso consejo: “Se levantan en las casas arbolillos de pinos y en ellos se fijan luces, juguetes y golosinas. Los chiquillos, al despertar, se lanzan sobre él y lo saquean”. No sé de donde procede tal costumbre, pero creo que sería mucho mejor encaminar a los niños hacía el árbol espiritual de nuestro Señor Jesucristo. A mediados del siglo XVIII se consolida esta costumbre en Alsacia y Alemania. Un siglo más tarde se fue introduciendo en Francia, In-glaterra; de aquí, a Estados Unidos, siendo España uno de los últimos países donde este árbol ha adornado las casas particulares, relegando poco a poco al nacimiento.

¿Y LoS rEGaLoS?Hoy en día se cortan abetos alegremente, se venden al mejor postor, se uti-lizan durante una semana y se tiran a la basura sin más miramientos, des-conociendo los cultos dendrolátricos de los que siempre han sido objeto. A

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la artífice de que en todos los conventos de los franciscanos y las clarisas se instalara un pesebre durante las fiestas navideñas y se añadió una tradición: cada novicia que ingresaba en la Orden de las Clarisas traía consigo una figurita del Niño Jesús, que luego era ataviada con vestidos propios de la época y expuestos al público. En un principio fueron las casas humildes las que acogieron favorablemente esta idea y luego los palacios europeos se apuntaron a la moda. La introduc-ción en España se debió al rey Carlos III (que también lo era de Nápoles), quien importó esta tradición en la primera mitad del siglo XVIII desde esa ciudad italiana, poniéndola de moda entre la aristocracia.

eL ÁrbOL de NavidadPor lo que respecta al árbol de Navidad, su origen es más remoto. Procede del culto a los espíritus arbóreos de la Naturaleza propio de las culturas in-doeuropeas. Se tienen noticias de su uso cristiano en Alsacia y la finalidad parecía doble: la ornamental y la de intentar emular a los árboles del Paraíso Terrenal. En un principio, se trataba de un pino colgando de él manzanas; después, cualquier árbol valía para estos menesteres, hasta que llegó el señor abeto y consiguió la primacía sobre todos los demás. Ahora bien, ¿por qué el abeto? Porque tanto el abeto como el pino eran árboles del nacimiento, con especial significación a dioses solares como Adonis o Attis. Una leyenda asegura que San Bonifacio quiso demostrar a los druidas que el roble no era tan sagrado como ellos decían. Cogió un hacha y se puso a talar uno —centenario, además—, hasta que lo derribó, con la consiguiente molestia de los druidas que no entendían bien por qué estaba cometiendo aquella barbaridad ecológica. El hecho es que al des-plomarse arrasó unos cuantos árboles más y tan sólo quedó un abeto en pie. Bonifacio lo consideró una señal divina y dijo que había que llamarlo el «árbol del Niño Dios» y punto. Por si fuera poco, la Iglesia argumentó que el abeto era el más adecuado, ya que su forma triangular representaba

a la Santísima Trinidad. En serio. Más de un cura en su sermón dominical tuvo que explicar y demostrar a sus fieles que el vértice superior del árbol representaba a Dios Padre; y los inferiores, al Dios Hijo y al Espíritu Santo res-pectivamente.. ¿Y lo de poner adornos y luces en sus ramas? Martín Lutero, el iniciador de la Reforma protestante en 1517, adornaba el árbol con velas encendidas. Y la idea tuvo éxito. No sólo hacía bonito, sino que, a nivel simbólico, cada luz representaba a un familiar fallecido cuyo recuerdo seguía presente en las fiestas navideñas.

LOS adOrNOS de vidriOEn cambio, las bolas de Navidad no llegan hasta el siglo XVIII de la mano de los sopladores de vidrio de Bohemia que las ponen de moda. Las frutas que cuelgan de sus ramas simbolizan el florecimiento de los árboles que en esta época del año están bastantes mustios. Existe el testimonio de un teólogo protestante llamado Dannhauer, natural de Estrasburgo, que publicó un li-bro moralizante con el título de Leche catequística (1642), y en él se puede leer este curioso consejo: “Se levantan en las casas arbolillos de pinos y en ellos se fijan luces, juguetes y golosinas. Los chiquillos, al despertar, se lanzan sobre él y lo saquean”. No sé de donde procede tal costumbre, pero creo que sería mucho mejor encaminar a los niños hacía el árbol espiritual de nuestro Señor Jesucristo. A mediados del siglo XVIII se consolida esta costumbre en Alsacia y Alemania. Un siglo más tarde se fue introduciendo en Francia, In-glaterra; de aquí, a Estados Unidos, siendo España uno de los últimos países donde este árbol ha adornado las casas particulares, relegando poco a poco al nacimiento.

¿Y LoS rEGaLoS?Hoy en día se cortan abetos alegremente, se venden al mejor postor, se uti-lizan durante una semana y se tiran a la basura sin más miramientos, des-conociendo los cultos dendrolátricos de los que siempre han sido objeto. A

partir del siglo XII empezó a ser frecuente ofrecer regalos no sólo en Navidad sino también en Año Nuevo, costumbre que tiene su origen en los presentes que le llevaron los Reyes Magos a Jesús. Poner acebo en las casas tiene que ver con la tradición de que ahuyentaba a los malos espíritus, considerándose una planta que atrae a la buena suerte. Hay que buscar una justificación botánica: el acebo da fruto en el invierno en forma de bolitas rojas que ali-mentan a varias especies de aves y roedores; de ahí que el acebo se considere una especie protegida por su valor ecológico.

La costumbre de reproducir el nacimiento de Jesús en imágenes se originó en el siglo XIII, y fue por iniciativa de San Francisco de Asis, quien mientras predicaba por la campiña de Rieti, Italia, lo sorprendió el crudo invierno, haciéndole frente solo con unos ha-rapos. Por fortuna se pudo refugiar en la ermita de Greccio. Era la Navidad del año 1223. Ya protegido del frío, San Francisco de Asis comenzó a orar rodeado de aquella paz del bosque y meditando la lectura del evangelista San Lucas, cuando de pronto, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Dándose enseguida a la tarea de construir una casita de paja a modo de portal, en su interior puso un pesebre, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores. Conversando con su amigo, Juan da Vellita le dijo: “Quisiera hacer una especie de representación viviente del naci-miento de Jesús en Belén, para presenciar, por decirlo así, con los ojos del cuerpo la humildad de la Encarnación y verle recostado en el pesebre entre el buey y el asno”. En efecto, el Santo constru-yó entonces en la ermita una especie de cueva y los campesinos de los alrededores asistieron a la misa de medianoche, en la que Francisco actuó como diácono y predicó sobre el misterio de la Natividad. Se le atribuye haber comenzado en aquella ocasión la tradición del “belén” o “nacimiento”. Nos dice Tomás Celano en su biogra-fía del Santo: “La Encarnación era un componente clave en la es-piritualidad de Francisco. Quería celebrar la Encarnación en for-ma especial. Quería hacer algo que ayudase a la gente a recordar al Cristo Niño y cómo nació en Belén”. San Francisco permaneció varios meses en el retiro en Greccio, consagrado a la oración, pero ocultó celosamente a los ojos de los hombres las gracias es-pecialísimas que Dios le comunicó en la contemplación. El herma-no León, que era su secretario y confesor, afirmó que le había visto varias veces du-rante la oración ele-varse tan alto sobre el suelo, que apenas po-día alcanzarle los pies y, en ciertas ocasio-nes, ni siquiera eso. San Francisco de Asis fue un personaje de leyenda en vida a quien se le atribuye-ron cantidad de mila-gros. Se convirtió en el santo más popular y muy querido tanto en Italia como en toda la cristiandad.

aPUNTeS

SaN fraNciScO dE aSiS y El NaciMiENTO

En un principio fueron las casas humildes las que acogieron los

nacimientos y luego los palacios europeos se apuntaron a la

moda. La introducción en España se debió al rey carlos III, quien

importó esta tradición a principios del siglo XVIII poniéndola de moda

entre la aristocracia.

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pSicOlOgía

l a compra compulsiva, que consiste en el afán desme-dido, incontrolado y recurrente por adquirir cosas no es un fenómeno exclusivo de fechas como la Navidad, en las que la insistencia de la publicidad comercial y la tradición consumista podrían explicar un cierto au-

mento de los gastos. Es una adicción que, si bien en su máxima expresión afecta a poca gente, es más común de lo que pudiera pensarse. Es la consecuencia de un impulso irreprimible, un acto poco consciente del que después nos arrepentimos, porque compramos cosas poco útiles o gastamos más de lo que podemos.

UNa reaCCióN iNadeCUada“Me siento deprimida”, “estoy angustiado”, “me falta el aire, tengo que salir”: tras estas y otras sentencias similares salimos de compras, con la convicción de que gastar aliviará nuestra ansiedad o disgusto. Sentimientos de tristeza, rabia, incomprensión, desatención y sole-dad, encuentran su vía de escape en la compra de artículos muchas veces no necesarios que nos aportan satisfacción en el momento de su adquisición. Quizá buscamos que alguien nos haga caso y sentir que “somos alguien”. Comprando nos sentimos vivos, en cierto modo importantes, y saciamos el vacío que causan la soledad, el tedio, las tensiones y problemas, los disgustos o la incomprensión. Intentando mitigar el dolor, canalizamos nuestro enfado hacia la compra y pose-sión del objeto. Cuando este banal propósito se convierte en costum-

bre, en necesidad irreprimible, surge el problema.

compULSIón, QUé ESLa impulsividad y la ansiedad caracterizan la compulsión, que res-ponde a una insatisfacción vital intensa, a la carencia de alicientes o estímulos en nuestra rutina diaria, a la ausencia de actitud crítica y a un alto grado de credulidad y vulnerabilidad ante una publicidad co-mercial que identifica felicidad, seguridad en uno mismo y bienestar emocional con consumo. Aunque las primeras manifestaciones del consumo compulsivo comienzan a registrarse en los años veinte, no será hasta los ochenta cuando se convierte en poco menos que una enfermedad social, que alcanza a todo tipo de personas. La mayor vulnerabilidad de los jóvenes podría deberse a que en la adolescencia resulta más difícil controlar los impulsos.

por QUé haBLamoS dE adIccIónUna conducta sólo se considera adicción cuando el individuo presen-ta estos tres rasgos: tolerancia (necesidad de consumir cada vez más para lograr la misma emoción), síndrome de abstinencia (cuando no se puede satisfacer la adicción) y pérdida del control (incapacidad de frenar en el consumo). La compra compulsiva -al menos, en sus ma-nifestaciones más extremas- reúne todas estas características: la vo-luntad del afectado es casi nula, la satisfacción por la compra realizada deviene efímera y se entra en una espiral de la que difícilmente se puede salir sin la ayuda de un especialista.

Piense qué quiere, qué le pasa, cómo se encuentra y busque qué alternativa existe, distinta de la de ir de compras. Recupere viejas aficiones o incorpore nuevas, y cultive sus amistades. Hable de su problema con personas de su entorno o con aquellas que lo hayan superado. Antes de salir de compras, redacte minuciosamente una lista con el propósito firme de no salirse de ella. Cada nuevo produc-to debe tener su propia justificación. Compre con dinero en metálico y deje su tarjeta de crédito en casa. Antes de comprar algo, piense en la utilidad que va a darle y si no la tiene, desista de su intención inicial. Revise semanalmente la marcha de su economía, el listado de gastos y en qué se han producido. Subraye en rojo los gastos inútiles o poco justificados. Si algo le gusta, no lo compre de inmediato, concédase unos días, coméntelo con alguien y, posteriormente, decida. Si está convencido-a de que no puede superar su adicción o ha fracasado en varios intentos, acuda al psicólogo. La empresa no es fácil, pero recuerde que cada vez que con-trolamos impulsos irracionales que nos perjudican y los vence-mos, hemos conseguido una victoria que nos hace más libres. Las adicciones nada tienen de bueno y cuando las vencemos a base de inteligencia, voluntad y esfuerzo, reafirmamos nuestra personalidad y mejoramos nuestro equilibrio emocional y cali-dad de vida.

¿ErES uN adicTO a laS

cOMpraS?El cOMpradOrcOMpulSivO

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ciENcia

E star en lo cierto, el sentimiento de saber que uno tiene razón, obedece a un proceso mental que no es muy dis-tinto del que ya hemos descubierto que existe entre el pensamiento supuestamente consciente y la ansiedad o el miedo. Al estudiar la inteligencia, descubrimos no

hace mucho ese mundo misterioso dominado por la emoción. No tenía nada que ver, o muy poco, con la razón; y llegamos a darle un nombre propio: inteligencia emocional.Sin embargo, hasta ahora apenas hemos profundizado en el senti-miento de saber que uno sabe qué pasa en nuestro cerebro cuando se está convencido absolutamente de algo. Tendemos a creer que “lo que sabemos a ciencia cierta” lo sabemos de verdad.Ahora bien, si evaluamos algunos de los últimos avances neurológi-cos, no parece que ésa sea la realidad. Debiera habernos alertado de nuestro error el observar a tanta gente negarse, en redondo, a renunciar a una disonancia cognitiva; es decir, a rechazar una con-vicción como la prodigada por una secta misteriosa –¡el planeta Tierra se va a inundar!, afirman esos falsos profetas, por ejemplo, en contra de todas las evidencias–. Al contrario, cuanto mayor haya sido la visibilidad del compromiso adquirido, más terca es su resis-tencia a abandonarlo.¿Quiere decir esto que hay algo biológico e incontrolable incluso en el sentimiento de saber que sabemos algo de veras? Lo que voy a sugerir debería sacudir en su pedestal a los convictos y confesos, a todos los dogmáticos, a los que están convencidos de que han llegado a una conclusión determinada después de pensarlo mucho y que están tan cargados de razón que van a seguir detrás de esa bandera cueste lo que cueste.La neurología moderna está sugiriendo que el sentimiento de

ES ciErTO “pOrquE Sí”

certidumbre de que hace gala mucha gente no es el fruto de una elección consciente ni tampoco un proceso puramente mental. La certeza o estados similares a “saber lo que sabemos” son el fruto de mecanismos cerebrales involuntarios que, al igual que la rabia o el amor, funcionan independientemente de la razón.Ciertas convicciones propias pueden expresarse o mantenerse sin ningún razonamiento o pensamiento consciente. Son formas de pensar que no pueden clasificarse con las emociones, ni con los estados de ánimo ni con los pensamientos. La convicción de haber acertado, de tener razón, no es realmente una conclusión, sino pura sensación mental que nos afecta en un momento dado. Estos es-tudios recientes pueden ser interpretados de muy diversa forma, pero lo cierto es que no tendremos más remedio que incorporar en la vida cotidiana los límites del conocimiento que nos muestra el análisis del cerebro.Hará falta en el futuro ahondar en el papel que las simples sensa-ciones mentales –que no son ni emociones ni conclusiones raciona-les– desempeñan en la formación de nuestras convicciones y pen-samientos. La ciencia nos ha otorgado un instrumento valiosísimo: el cálculo de probabilidades. Ahora contamos con métodos para analizar y priorizar las opiniones de acuerdo con la probabilidad de que sean correctas. Esta aproximación nos debería resultar suficien-te y renunciar para siempre a las catástrofes provocadas por los que creen estar absolutamente en lo cierto.Da pena y miedo constatar que más de medio mundo sigue conven-cido de que –arropado por el credo o la razón– debería aplastarse al otro medio convencido de lo contrario. El sentimiento de saber y de estar convencido, poseído por la convicción y la certidumbre, son meras sensaciones mentales que nos acaecen de vez en cuando. Vale la pena estudiarlas y aquilatar su impacto, pero no creerlas del todo, todo el rato.

Por Eduard Punset

La neurología moderna está sugiriendo que el sentimiento de certidumbre de que hace

gala mucha gente no es el fruto de una elección consciente ni

tampoco un proceso puramente mental.

Eduard Punset.

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la cENTralLos victorianos del siglo XIX sí que supieron sacar provecho a todas las posibilidades comerciales de las navidades. mark connelly estudia la manera en la que transformaron esta época de buenas intenciones en una orgía consumista.Por Mark Connelly, catedrático de Historia Británica Moderna en la Universidad de Kent. cOMpraNdO

la NavidadE n la actualidad, tanto miembros del clero como público en general suelen afirmar que la Navidad no es más que una orgía consumista y que el mensaje navideño ha quedado ahogado en un frenesí de compras a niveles que rayan lo obsceno. No obstante, tal queja no resulta ni mucho menos nueva ya que se remonta al último cuarto del siglo XIX, época en la que, según muchos pensamos, las navidades eran más hogareñas,

sanas y espirituales.

LOS viCTOriaNOS y La FaSCiNaCióN POr LaS NavidadeSOtro “hecho” que suele decirse sobre la Navidad, es que fue inventada por los victorianos, en con-creto por Charles Dickens. Aunque no cabe la menor duda de que los victorianos, en parte inspi-rados por Dickens, sí que se mostraban fascinados por la celebración de la Navidad, lo cierto es que no la inventaron, sino que más bien le infundieron un nuevo vigor amalgamando multitud de costumbres británicas y celebrando esta época del año con un entusiasmo hasta entonces desco-nocido. Al ser Gran Bretaña una nación de fabricantes, industriales y comerciantes, los victorianos no tardaron demasiado en darse cuenta de que a la Navidad, con su énfasis en la generosidad y la hospitalidad, podría sacársele beneficio comercial. Gracias al aumento de la cultura de gran-des almacenes que sufrió Gran Bretaña en la década de 1870, nada podía evitar que la fusión de sentimiento y consumo llegara cada año a finales de noviembre. No tardaron mucho tampoco en aparecer las primeras quejas.

charLES dIcKEnS Y LoS rEGaLoSNo obstante, las compras de Navidad no son algo que empezaran en sí a finales del siglo XIX, desde antes de finales de la década de 1870 hasta principios de la década de 1880, sí que se compraba más por motivo de la Navidad pero las compras se centraban especialmente en alimentos especia-les o exóticos. Hacer regalos se consideraba algo importante, pero no se hacía especial gala de ello. En “Un Cuento de Navidad” (1843), Dickens menciona juguetes comprados como regalos para los niños, pero estas compras no consiguen hacer sombra al centro de la actividad comercial navideña de principios del siglo XIX: las delicias gastronómicas. Las tiendas en que se vendían aves estaban todavía entreabiertas y las fruterías radiantes de esplendor. Había grandes, redondas y panzudas cestas de castañas (...) Había rojizas, morenas y anchas cebollas de España (...) Había peras y man-zanas (...) había racimos de uvas (... ).

LaS TarjeTaS NavideÑaSComprar provisiones resultaba obviamente de gran importancia, mucho más que comprar regalos o la por entonces desconocida tradición de enviar tarjetas de Navidad. Con el aumento del número de grandes almacenes que, ayudados por el poder adquisitivo de la cada vez más abundante clase media se convirtieron en símbolos de voraz consumismo, también se incremento la obsesión por las compras navideñas. A principios de siglo, las celebraciones comenzaban al inicio de la temporada de compras, ni antes ni después. El Domingo de Adviento, Nochebuena, el Día de Navidad, Epifanía... todas ellas fechas con las que la Iglesia señalaba y medía la Navidad, se vieron relegadas a un segundo plano por la aparición del consumismo en masa. El pistoletazo de salida para las Navidades podía oírse cada vez antes, debido al deseo de los comerciantes de aumentar al máximo los beneficios.Una de las historias que aparecen en el “Cuentacuentos navideños” de 1878 sirve corno mues-tra de la forma en que la cultura popular adaptaba el calendario a la temporada de compras: “La Navidad se acercaba. Había indicios por todas partes. Los tenderos, los carniceros, los almacenes elegantes... todos ellos proclamaban que la Navidad estaba cerca”.

PUbLiCidad y CONSUmiSmOLos grandes almacenes habían conseguido crear una nueva costumbre navideña: la compra

compulsiva. Es por ello que sus dueños siempre andaban a la búsqueda de nuevos avisos con los que atraer a los clientes. En 1888, J. P. Robert, de Strarford. West Ham, inauguró la pri-mera gruta de Papa Noel en su tienda, dando origen así a una tradición navideña imprescindible. A principios de siglo todos los niños querían sentarse en el regazo de Papa Noel y todos los dueños de establecimientos querían atraer a sus madres para que lo hicieran.

LOS PrimerOS eSCaParaTeSEsta ansia por atraer clientes instauró otra nueva tradición: el cada vez más sofisticado arte de la decoración de escapara-tes. Para la década de 1880 los principales grandes almacenes ya intentaban a toda costa eclipsar los escaparates navideños de sus competidores.Peter Jones, en su establecimiento de Sloane Square, siem-pre se aseguraba de que sus escaparates navideños dieran “la impresión de haber sido planeados y diseñados cuidado- Nace una nueva tradición: recorrer con la familia los llamativos escaparates navideños.

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SeÑaLeS de bUeNa vOLUNTadSegún la publicación Lady’s pictorial en su nú-mero de diciembre de 1881, la navidad venía señalada por la transformación que sufrían los escaparates: “hay tarjetas de navidad en casi todos los escaparates: en las jugueterías, en las tiendas de telas, junto a las irresistibles tenta-ciones de los sombrereros. En los escaparates de los papeleros, sus compañeros legítimos; por todas partes. La atracción de los escapara-tes navideños provocaba situaciones de ver-dadero peligro; podían verse estas pequeñas señales de buena voluntad y buenos pensa-mientos atrayendo la atención del viandante”. Una antigua empleada de la tienda marche de Brixton escribió sobre los recuerdos que tenia de la tienda en la década de 1930: “para mu-chos Bon marche era el punto de partida de las compras navideñas, y para mí no era diferente. En el mismo Bon marche había una oficina de correos, con lo que tras dirigirme allí para sacar algo de dinero, comenzaba a comprar llevando una lista en una mano y una bolsa en la otra”.

LaS maSaS Se agOLPaN Para COmPrarLa atracción magnética que ejercían los escapa-rates en navidad era tal que la gente a veces llegaba a encontrarse en situaciones de verda-dero peligro. En las navidades de 1909, la poli-cía tuvo que acudir a Swan and Edgar porque la masa de personas que intentaba contemplar el escaparate de la esquina de Great marlbo-rough Street con regent Street había bloquea-do la calle por completo, interrumpiendo el tráfico. para la década de 1930, los principales comer-ciantes ya habían conseguido crear una atmós-fera de expectación. Todo el mundo deseaba saber qué habían inge-niado los diseñadores, por lo que de hecho se había creado un fenómeno que se alimentaba a sí mismo. En verdad, la locura fue tan intensa que se llegó a pedir a los clientes que tuvieran en consideración la presión que tengan que so-portar los dependientes. En las navidades de 1898, el drapers’ record recomendó a todo el mundo que realizara sus compras temprano para hacerles el trabajo más fácil a los dependientes. En diciembre

de 1913, el presidente de la asociación por el cierre Temprano se dirigió a The Times expo-niendo que: “dentro de pocas semanas será navidad, con lo que aquellos que tengan que realizar compras navideñas pueden aliviar enormemente el estrés si realizan sus compras -siempre que sea posible- a primera hora de la mañana.

PrimerOS COmerCiaLeS eN TvLa Segunda Guerra mundial y los años de aus-teridad de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta pusieron un freno al consu-mismo navideño, pero de ninguna forma con-siguieron acabar con él. más tarde, cuando en los cincuenta el racionamiento empezó aser menos severo y los británicos entraron en un periodo en el que, en palabras del primer ministro harold macmillan, “nunca habían es-tado mejor” el despilfarro volvió a comenzar.La publicidad en televisión supuso un empujón aún más fuerte, ya que las compañías publici-tarias podían crear anuncios navideños para sus clientes a gran velocidad.En la actualidad, semanas antes de la gran ce-lebración, la gente empieza ya con las compras navideñas, lo que sirve como prueba de que el espíritu de Gordon Selfridge, I. p. robert y to-dos aquellos pioneros de las compras orgiásti-cas de las navidades pasadas continua estando bien vivo hoy en día.

El cONSuMiSMO

SE dESaTa

Gracias al aumento de la cultura de grandes almacenes que sufrió Gran Bretaña en la década de

1870, nada podía evitar que la fusión de sentimiento y consumo llegara cada año a finales de noviembre.

HiSTOria

cOMpraNdO la Navidad

samente con mucha antelación. Gordon Selfrid-ge fue uno de los primeros empresarios de los escaparates navideños. Gracias a la temporada que pasó como aprendiz en el Marshall Field de Chicago, Selfridge tenía buen ojo para la sofisti-cación y la presentación.De hecho, fue él quien inventó la frase “Quedan tan solo X días de compras hasta Navidad”.Según The Times, 1923 fue un año excepcional para los escaparates navideños: “Los escapara-tes de estas Navidades muestran mucha más calidad que los de años anteriores en cuanto a arreglo y presentación. La semana pasada, hasta bien entrada la tarde, las multitudes de consumidores parecían “estar de gira” por los principales grandes almacenes, donde los esca-parates mantuvieron sus luces encendidas has-ta casi las 10 de la noche’.

Una de las primeras postales navideñas victorianas.Nace una nueva tradición: recorrer con la familia los llamativos escaparates navideños.

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para los amantes de las conspiraciones que creen que las cosas nunca ocurren de manera casual, les viene de perillas el libro “El club de los elegidos” de david rothkopf, quien llega, después de largos estudios, a una escalofriante conclusión: el 0,0001 por ciento de la población mundial controla el destino de los restantes 6.000 millones; un grupo de poderosos formado por políticos, religiosos, hombres de negocios, artistas, militares y terroristas internacionales…

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Mirada al MuNdO

lOS duEñOS dEl MuNdO

Más de 3.000 millones de personas viven con menos de dos euros al día y el 44 por ciento de ellos sobre-vive con menos de uno. Pero las desigualdades van más allá cuando, como David Rothkopf denuncia en El Club de los Elegidos, sabemos que sólo un diez por

ciento de la población mundial controla el 84 por ciento de la riqueza, y que los que deciden las vidas de toda la humanidad representan el mísero porcentaje del 0,0001 por ciento. Es el grupo de los 6.000 de una población de 6.000 millones de personas (élite que abarca todas las manifestaciones humanas: política, religión, economía, cultura, poder militar o, incluso, terrorismo internacional). Con estas marean-tes cifras se demuestra que hemos vivido siempre en un mundo de desigualdades dictado por una élite que casi nunca ha querido ayudar a paliarlas. Un grupo privilegiado que está formado en su mayor parte por la meritocracia que tan bien ha sabido vender Estados Unidos con su máxima del “sueño americano”. Muchas de esas inmensas fortunas dependen, en gran parte, de la suerte: no es lo mismo nacer en el seno de una familia adinerada de Kensington Gardens, en Londres, que en una aldea de Guinea Ecuato-rial; las herramientas de las que dispondrá el primer afortunado para formar parte de los 6.000 dioses de la economía o política mundial serán mucho más efectivas que las de un campesino africano, por brillante que éste sea. Si Obama (hijo de un inmigrante Keniano) es actualmente presidente de la nación más poderosa del mundo es gracias a la increíble red de contactos que esta clase dominante y mul-timillonaria ha desarrollado a lo largo del siglo XX en las escuelas de los elegidos, como las universidades de Harvard y Yale o academias militares como West Point, donde se cultivan las clases dirigentes del nuevo milenio.

EL podEr dE norTEamérIcaRothkopf intenta poner cara y nombre a algunos miembros de este club de los elegidos y, sobre todo, busca explicar por qué el mundo ha llegado a esta triste situación durante el siglo de las libertades políticas y económicas. Pero él no ha sido el primero en señalar con el dedo y denunciar esta situación. El Club de los Elegidos está muy influido por el trabajo de un profesor de Sociología de la Universidad de Columbia, Charles Wright Mills, quien en 1956 publicó un libro llamado “La élite

cONSpiraciONES

quiéNES SON, dóNdE ESTáNPor Manu Gonzalez

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ciendo una economía sin fronteras, sino también un sistema de clases sin fronteras. Incluso los más acérrimos antiglobalizadores (aquellos gobernantes en contra del gran poder estadounidense en el mercado global del siglo XXI) pertenecen a esa élite dirigente con poco apego a la democracia, como Hugo Chavez, Presidente de Venezuela; Vladimir Putin, Primer Ministro de Rusia, y Mahmud Ahmadineyad, Presiden-te de la República Islámica de Irán. Altos gobernantes internacionales que han creado su propia red de contactos anti-norteamericana más allá de los círculos y herramientas de las élites aliadas con Estados Uni-dos, como las reuniones del Fondo Monetario Internacional en Davos (Suiza) o los diversos G, como el G-8 o el G-20. Una red de contactos que se retroalimenta gracias a la no tan oculta red de los superpode-rosos “que se extiende desde South Kensington hasta Dubai; desde los centros de formación de Harvard, Yale, Cambridge y la Universidad de Tokio hasta los lugares de reunión de las juntas de las instituciones culturales, los bancos y los organismos políticos. Unidas por intereses comunes, una cultura común y aviones privados, estas islas se han convertido en un rutilante y poderoso archipiélago rodeado de ma-res de aspirantes y personas anónimas que trabajan para ellas, son afectadas por sus decisiones de mercado, destruidas por sus impulsos políticos, y profundamente influidas por sus ideas”.

UNO eNTre UN miLLóNDavid Rothkopf da muchos nombres a lo largo de El Club de los Elegi-dos pero no ofrece una lista completa de esos 6.000 individuos que él y sus colaboradores han clasificado como pertenecientes a la élite mundial (existe una lista en la versión inglesa de Wikipedia con más de doscientos nombres ordenados por países). Más que nada porque, como el mismo autor indica, “en cada época, en cada circunstancia, hay grupos de personas en la cumbre de sus especialidades –algunas muy conocidas, otras invisibles– que dominan el mundo que las rodea” y sería muy complicado señalar con el dedo a esos 6.000 cuando la ma-yoría de ellos pueden dejar de estar entre los elegidos el año que viene. Algunos grandes empresarios continuarán en sus puestos a lo largo de sus vidas (y sus hijos heredaran seguramente parte de sus privilegios) gracias al legado económico inventado por los grandes magnates de finales del siglo XIX, como Andrew Carnegie y John D. Rockefeller. Los dignatarios políticos de las grandes naciones tienen entre ocho y doce años para ejercer su poder (irónicamente, son sus secretarios, minis-tros o consejeros los que saltan a la industria privada para mantener siempre sus vínculos con estas élites). Los altos cargos religiosos son de por vida, pero el aura de poder de artistas comprometidos con el medio ambiente y las causas humanitarias como Bono, Bob Geldof o Angelina Jolie y Brad Pitt suele durar mucho menos que la vida media de una gran empresa que siga alimentando los bolsillos de sus accionis-tas en vez de preocuparse por estos graves problemas mundiales.

UNa HiSTOria SiN FiNaLRothkopf conoce muy bien a estas clases dirigentes (ha trabajado con la administración Clinton o con Henry Kissinger y ha sido un asiduo a las reuniones anuales de Davos) y sabe que la lucha por conseguir un mun-do más igualitario ha sido siempre un fracaso. Para cambiar esto, todos (nosotros y ellos) deberíamos preguntarnos lo siguiente: “¿Quién toma-rá las primeras medidas para el cambio? ¿Las élites serán destronadas, una vez más, por otras élites que actuarán en nombre del pueblo, pero que, en realidad representan sus propios intereses? ¿O el progreso fi-nalmente mostrará que la verdadera estabilidad reside en el equilibrio entre libertad y justicia, entre crecimiento e igualdad, entre mercado y Estado, y entre los pocos que lideran y el resto de personas, que son de las que debe surgir la legitimidad de los líderes?”.

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“En cada época, en cada circunstancia, hay grupos de

personas en la cumbre de sus especialidades –algunas

muy conocidas, otras invisibles– que dominan el mundo que

les rodea”

del poder “ que analizaba la estructura del poder norteamericano. Para el profesor Mills, “Esta ‘élite de poder’ nacional está compuesta de hombres cuyas posiciones les permiten transcender los entornos comunes de los hombres y mujeres corrientes; tienen puestos que les permiten tomar decisiones que tienen consecuencias importantes. Están al mando de las principales jerarquías y organizaciones. Mane-jan la maquinaria del Estado y reclaman sus prerrogativas. Dirigen la institución militar. Ocupan puestos de mando estratégico de la estruc-tura social, en los cuales se centran los medios efectivos de poder y riqueza, y la celebridad de la cual disfrutan.”Estas élites trabajan para que sus miembros se relacionen entre sí, entrelazando los diferentes poderes del país: “Desde los altos cargos en el gobierno hasta los puestos superiores de las grandes empresas, desde el gabinete de la Casa Blanca hasta el salón de las juntas direc-tivas, desde los mandos militares hasta el liderazgo político, de una posición de responsabilidad a otra”. Es lo que Rothkopf denomina “la puerta giratoria”.

TOdO QUeda eN CaSaMuchos jefes de gabinete vienen de las grandes empresas y, cuando acaban sus legislaturas, vuelven a ellas como consejeros. Y lo mismo sucede con el alto poder militar: muchos generales acaban trabajan-do como consultores de la gran industria armamentística con sueldos escandalosos. Las grandes multinacionales creen lícito contratar a esta gente por sus contactos (es mucho más sencillo para un General llamar a un colega todavía en activo para que eche un vistazo a un sustancioso contrato de defensa de la empresa para la que trabaja). Para ellos no existe lo que llamamos “tráfico de influencias”, penado en algunos paí-ses. La poca regulación existente en estos casos y el vacío legal (propicia-do por fiscales y jueces afines) hace que disfruten de grandes ventajas empresariales vedadas para otras compañías sin una red de contactos.La tan cacareada libertad de mercado norteamericana lleva hipoteca-da desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Presidente de General Motors, Charles Wilson, apuntó que para evitar una rece-sión de posguerra la nación necesitaba crear una “economía de gue-rra permanente”, un sistema que ha conseguido que Estados Unidos gastase billones y billones de dólares hasta el final de la Guerra Fría a mediados de los años 1990, cuando la caída del Muro de Berlín y la separación de la antigua Unión Soviética hizo patente la ineficacia de tanto gasto militar. Lamentablemente, los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 fueron el detonante de la conocida “Guerra contra el Terror”, que ha devuelto a las grandes contratistas de defen-sa (Lockheed Martin, Boeing o Northrop Grumman) su puesto privi-legiado gracias al gran gasto que el gobierno de Bush Jr. destinó a esta absurda política.

Sé GLoBaLIzadoAunque el libro de Mills siga teniendo vigencia en el trabajo de Rothko-pf (la estructura del poder no ha cambiado mucho en Estados Unidos desde 1956), lo cierto es que estas teorías se encuentran un poco desfa-sadas en el actual marco internacional, dominado por la globalización. Como Christopher Lasch observaba en La rebelión de las élites y la trai-ción de la democracia: “El mercado en el cual operan las nueva élites es ahora de alcance internacional. Sus fortunas están ligadas a empresas que operan más allá de las fronteras nacionales. Sus lealtades -si el tér-mino no resulta anacrónico en este contexto- son internacionales más que regionales, nacionales o locales. Tiene más en común con sus ho-mólogos en Hong Kong o Bruselas que con las masa de norteamerica-nos todavía no conectada a la red de comunicaciones globales.”Este mercado internacional, esta globalización, no sólo está produ-

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uN café cON ...

la cOMEdia NO paSa dE MOda

volveremos a encontrarnos con Reese en la comedia romántica “How do you know” de James Brooks, una reflexión sobre cómo saber cuándo se está ena-morado, que se estrena en estos días en los cines de EE.UU. El filme nos muestra un trío amoroso forma-

do por la dulce Reese Witherspoon y los atractivos Paul Rudd y Owen Wilson, ‘aderezado’ por un corrupto Jack Nicholson. Witherspoon, quien aparecerá en la edición de enero de 2011 de la revista Glamour, habla allí acerca de envejecer en Hollywood, los niños y su amor de comedias románticas. Encantadora como siempre, también adorna la portada de la revista, vistiendo un modelo de Burberry Prorsum, un brazalete de Neil Lane y un co-llar Shery Shabani.En la entrevista que la acompaña, la estrella habla acerca de enve-jecer en Hollywood. Aunque ella tiene sólo 34 años, Reese siente la presión – pero opta ignorarla y prefiere centrarse en sí misma.Ella dice que envejecer no es algo malo. Por el contrario, cada año trae consigo más confianza, que es exactamente lo que ella está experimentando ahora.Witherspoon puede decir sinceramente que se siente mejor y más confiada en sí misma ahora que cuando era más joven.“La feminidad es una acumulación de la edad y la sabiduría y la comodidad en su propia piel. Me siento mejor – mucho mejor ahora que cuando tenía poco más de veinte años. Estoy más tranquila; sé quién soy. Y como resultado, me siento mucho más hermosa”, dice la estrella.Hablando de la presión de la industria, Reese la trata de ma-nera razonable, diciendo que ella no puede estar en el centro de atención eternamente, que siempre habrá una actriz más joven en camino. “Por eso me gusta decir, y se ha convertido en mi frase favorita: ‘Ser divertido jamás pasa de moda’ ”, dice Witherspoon.Fan de las comedias románticas, añade que, a pesar de su in-sensatez, este género sigue siendo fiel a la vida porque aborda temas que son universales.“Me encantan las comedias románticas. Las veo todo el tiempo. Me encantan todas mis compañeras reinas de las comedias ro-mánticas, Jennifer Aniston, Jennifer Garner y Katie Heigl. También creo que las preguntas hechas por las comedias románticas acer-ca de los hombres y las mujeres son universales”, explica Reese.Witherspoon recibió su estrella en el Paseo de la Fama de Los Angeles, los primeros días de diciembre tras más de una déca-da de éxitos en la pantalla grande de Hollywood. La ganadora de un Oscar en 2005 gracias a su papel en la película “Walk the Line” asistió con sus dos hijos a la entrega del reconocimiento. Los pequeños Ava Elizabeth y Deacon son fruto de su matrimo-nio con el actor Ryan Phillippe, de quien se divorció hace cuatro años.

rEESE wiThErSpOON

Junto a Owen Wilson en la comedia romántica “How Do You Know”.

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iNTErNET

l as ventas de ebooks casi se han duplica-do durante el 2010 y ahora representan el 9% de las de los

libros, según la Association of American Publishers. Este cre-cimiento se impulsó gracias a la intensa competencia que ha habido entre los fabricantes de ereaders durante el año 2010. Amazon Kindle, Sony Reader, Barnes & Noble Nook y otros han tratado de rebajar los pre-cios a lo largo del año. Además, con la llegada de iPad, han au-mentado las posibilidades de comprar eBooks por parte de los consumidores.Los eBooks empezaron a ven-derse en el 2009, pero ha sido este año cuando realmente se han puesto de moda y tiene para rato. Echemos un vistazo al tan atareado mercado de los eBooks y eReaders en el 2010.La gUerra de PreCiOS de ereaderS de 2010A finales del año pasado, Ama-zon vendía su Kindle por 259 dólares. En junio de este año, Barnes & Noble rebajó el precio de su Nook eReader a 199 dó-lares. Amazon respondió inme-diatamente bajando el precio del Kindle a 189 dólares. Sony hizo lo mismo con su eReader, que descendió de 169 a 149 dólares. El Nook se rebajó a 149 dólares y Amazon anunció que su nuevo Kindle Wi-Fi, sacado al mercado en agosto, se vendería por 139 dólares.

2010: añO dE la lEcTura ElEcTróNica

ebOOkS y erEadErS

En los últimos meses se están poniendo de moda los bolígra-fos digitales. El Livescribe, por ejemplo, ha sido uno de los más populares. Esta semana he probado sin embargo, el Staedtler Digital Pen. Y ¿por qué un Steadtler? No me podía resistir: un fabricante tradicio-

nal de lápices haciendo bolígrafos digitales insistió. Antes que nada: funciona con sistemas Windows. En Mac se puede utilizar alguna funcionalidad, pero no es 100% compatible. Como la mayoría de la competencia, el equipo se compone de dos piezas: el bolígrafo en sí y un receptor. Es

capaz de almacenar hasta cien páginas. Cuando se conecta a la computadora se descargan las notas tomadas y, mediante un programa de edición -incluido en el precio-, se puede capturar el texto de esas notas, editarlo, enviarlo por correo... Mientras está enganchado a la computa-

dora mediante un cable USB se puede utilizar como mouse o em-plearlo para tomar notas o editar documentos. Me ha sorprendido que sin adiestrarlo previamente, el programa de captura de texto haya sido capaz de reconocer mi letra con pocos errores. El con-junto cuesta 99 euros.

a MaNO, pErO digiTal

La guerra de precios del eReader impulsó la demanda de eBooks. Durante los primeros nueve meses del 2010, Amazon, líder en el mercado vendió el triple de Kindles que en 2009.Las ventas de eBooks represen-

tan el 9% del total de las ventas de libros.Un informe reciente de la As-sociation of American Publis-hers muestra que las ventas de eBooks aumentaron un 193% entre enero y agosto de 2010.

Hablando en dólares, las ventas de eBooks pasaron de 89,8 mi-llones en 2009 a 263 millones en 2010.Además, según la Association of American Publishers, las ventas de eBooks representan ahora

un 9,03% del total de las ventas de libros por parte de los con-sumidores, comparadas con el 3,31% en 2009.Es difícil conseguir datos de los vendedores de eReaders. Sin embargo, Amazon se hizo oír en las tendencias del 2010.En enero anunció que vendía 6 libros para Kindle por cada 10 libros físicos, cuando ambas ediciones estaban disponibles. Más tarde, en octubre, anunció que las ventas para Kindle ha-bían superado a las de los libros tradicionales y que había ven-dido 143 eBooks por cada 100 libros de tapa dura.A finales de octubre, anunció que los consumidores compra-ban el doble de eBooks que de libros de papel del top 10 de best-sellers. Según el vicepresi-dente de Amazon, Steve Kessel, los consumidores hacían lo mis-

mo para lista de 25, 100 y 1.000 best sellers.¿EBooKS o LIBroS dE papEL? dEpEndE…El hecho es que hay pros y con-tras para ambas ediciones. A continuación presentamos las razones por las que elegir una u otra.5 razones por las que los eBooks son mejores que los libros tradi-cionales1. Marcar pasajes y compartir-los socialmente2. Notas3. Búsqueda de palabras4. Puedes poner citas en las re-des sociales5. Búsqueda en el texto5 razones por las que los libros de papel son mejores que los eBooks1. Sensación2. Presentación3 Intercambio4. Mantenerlo5. Libros de segunda manoNo hay duda alguna que los libros de papel serán una fuerza comer-cial durante mucho tiempo. No obstante, los eBooks y eReaders han dado pasos agigantados en el 2010 y representan una pro-porción bastante considerable del mercado de libros.Y nosotros, ¿qué preferimos, los eBooks o la edición clásica? ¿Qué ha cambiado en nuestro hábito de lectura? ¿Cuántos eBooks hemos leído?

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pErSONajELa Wikipedia es una de las cinco webs más visitadas, y su popularidad sigue subiendo: planea aumentar los idiomas disponibles y lanzar WikiBhasha, para editar contenidos en varias lenguas. ¿Qué piensa su creador de todo esto? hablamos con Jimmy Wales.Por Lourdes Pacho

Más de 14 años es lo que tardaríamos en leer, 24 horas al día, 7 días a la semana, los casi 3,5 millones de artículos de la versión ingle-sa de la Wikipedia. No es un reto, son las cuentas que ha hecho la web Sharenator

sobre la enciclopedia que 400 millones de personas con-sultan cada mes. La versión española, con ‘nada más’ que 660.000 artículos, nos llevaría algo menos. El jefe de todo esto, Jimmy Wales -nacido, según Wikipedia, en Huntsville (EE.UU.), en 1966-, tiene aspecto de profesor progre, pero es un exitoso hombre de negocios, individualista y un libe-ral a ultranza. Wales nos cuenta cómo ve el mundo de la información.

presume que Wikipedia no se financia con publicidad. Sin embargo, ha sido elegido embajador de una marca de re-lojes. ¿por qué? Maurice Lacroix tenía una idea interesante para una campa-ña: mostrar a gente que tenía un mensaje diferente para el público. Yo, por supuesto, no soy una verdadera celebrity, pero mi trabajo es muy conocido y la idea fue conectar los valores que han hecho de mi trabajo un éxito (según la vi-sión de la gente) con los valores de la marca. ¿cree que acabará dejándose seducir por los beneficios de la publicidad? No soy contrario a la publicidad en general. De hecho, mi empresa Wikia.com tiene millones de visitantes y se man-tiene con la publicidad. Pero la publicidad no está bien para Wikipedia: es un sitio especial, un templo para la mente. ¿por qué esa férrea determinación de mantener la Wikipe-dia sin publicidad? Creo que Wikipedia debería ser un triunfo humano, simple y puro. Es un legado para la razón, para el diálogo reflexivo y pacífico. En un mundo saturado de mensajes persuasivos, emocionalmente es importante que tengamos un lugar para mostrar, pensar, aprender… y enseñar lo que sabemos. Wikipedia se financia con donaciones altruistas de parti-culares y empresas. En el caso de las segundas, ¿por qué cree que lo hacen?La inmensa mayoría del dinero que recibimos viene de donantes, especialmente de pequeños donantes. Las aportaciones de las empresas son sólo una pequeña par-te de nuestros fondos, aunque, por supuesto, es una par-te que valoramos en su importancia. Google, por ejem-

plo, dio 2 millones de dólares el año pasado sin ninguna condición. ¿Por qué lo hacen? Es simple: les encanta Wiki-pedia y creen que internet es mejor con nosotros haciendo nuestro trabajo. Los medios de comunicación tradicionales se autocalifican de ‘independientes’. Sin embargo, anunciantes y accionis-tas pueden influir en sus contenidos. ¿Internet y proyectos como el suyo podrían significar el fin del influjo de los gru-pos de poder en la información? Yo no soy tan escéptico con la prensa tradicional. Los editores

serios no obedecen a sus anunciantes tal como mucha gente imagina. Es algo de lo que hay que ser consciente y tenerlo controlado, pero la situación no es tan mala. Creo que es más importante comprender el alcance de la información a la que podemos tener acceso hoy en día. Lo nuevo es que la gente pueda compartir el conocimiento en las materias más complicadas. han sufrido presiones importantes por parte de gobiernos y particula-res. ¿cuál es su protocolo de actuación ante estas coacciones? Simplemente, las ignoro. Wikipedia es ferozmente independiente y nuestra política de neutralidad es innegociable.

¿La censura se puede evitar? Siempre estaremos en lucha contra la gente que quiere controlar la infor-mación, pero el curso de la historia está con nosotros: cada vez se hace más difícil mantener a la gente alejada de saber lo que necesita saber. Pronto todos los chinos del mundo sabrán quién ha ganado el Premio Nobel de la Paz pese a que su gobierno intente suprimir esa información. antes de fundar Wikipedia era un experto financiero. ¿Intuyó lo que ahora está ocurriendo en la economía mundial?Últimamente he prestado poca atención a los mercados financieros. Pero puedo decir que vi lo suficiente para no perder dinero en esta crisis.

El hOMbrE quE Sabía dEMaSiadO

jiMMy walES

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Wikipedia empezó como proyecto en lengua inglesa el 15 de enero de 2001. La idea original prendió pronto en otros idiomas, ya que sólo dos meses más tarde, el 16 de marzo de 2001, la Wikipedia en alemán, fue la segunda en ser creada, pero paradójicamente hasta dos meses después de su crea-ción no tuvo colaboradores. En este período el usuario cdani usó la Wikipedia en alemán para hacer las pruebas para la Wi-kipedia en catalán, la segunda en contener artículos. al 31 de marzo de 2008 todas las ediciones habían sumado 9.790.407 artículos, de los cuales 2.259.431 (24,136%) corresponden a la Wikipedia en inglés (para actualizar consultar Estadísticas multilingües).En marzo de 2000 Jimbo Wales creó nupedia, un proyecto de enciclopedia libre basado en un ambicioso proceso de revi-sión por pares, diseñado para hacer sus artículos de una cali-dad comparable a la de las enciclopedias profesionales gracias a la participación de eruditos (principalmente doctorandos y académicos), a los que se proponía colaborar de modo no re-munerado.debido al lento avance del proyecto, en 2001 se creó un wiki (Usemod) vinculado a nupedia cuya finalidad inicial era agi-lizar la creación de artículos de forma paralela, antes de que éstos pasaran al sistema de revisión por expertos. Existe cierta polémica entre los fundadores de nupedia sobre quién propu-so originalmente la idea de usar un wiki a Jimbo Wales, si Larry Sanger o bien una tercera persona,[1] pero el caso es que el éxito de aquel “pequeño proyecto paralelo” (Wikipedia) acabó eclipsando a nupedia, que dejó de funcionar en 2003.harry Geitner, editor responsable de la nupedia, pasó a cola-borar con Wikipedia y trabajó activamente en la organización y directrices del proyecto. Sus aportes marcaron un impor-tante sesgo en la orientación inicial del proyecto, hasta que se desvinculó del proyecto en febrero de 2002. En la actua-lidad Wales lleva las riendas de la iniciativa, tanto en tiempo dedicado como en recursos, y es miembro de la Fundación Wikimedia, que se ocupa de las tareas de supervisión. En este momento no existe un editor responsable, ni tampoco hay personal contratado a cargo del proyecto. Wikipedia funciona gracias a la contribución voluntaria de miles de wikipedistas.El 20 de septiembre de 2004 Wikipedia alcanzó el millón de artículos en 105 idiomas y causó una considerable atención por parte de los medios de comunicación. El artículo “un mi-llón” se publicó en hebreo y aborda el tema de la enseña ofi-cial de Kazajistán.para el 1 de marzo de 2006 Wikipedia en inglés había sobre-pasado el millón de artículos y el 8 de marzo del mismo año Wikipedia en español llegó a los cien mil.

la hiSTOria dE wikipEdia (SEgúN wikipEdia)

aPUNTeS

serios no obedecen a sus anunciantes tal como mucha gente imagina. Es algo de lo que hay que ser consciente y tenerlo controlado, pero la situación no es tan mala. Creo que es más importante comprender el alcance de la información a la que podemos tener acceso hoy en día. Lo nuevo es que la gente pueda compartir el conocimiento en las materias más complicadas. han sufrido presiones importantes por parte de gobiernos y particula-res. ¿cuál es su protocolo de actuación ante estas coacciones? Simplemente, las ignoro. Wikipedia es ferozmente independiente y nuestra política de neutralidad es innegociable.

¿La censura se puede evitar? Siempre estaremos en lucha contra la gente que quiere controlar la infor-mación, pero el curso de la historia está con nosotros: cada vez se hace más difícil mantener a la gente alejada de saber lo que necesita saber. Pronto todos los chinos del mundo sabrán quién ha ganado el Premio Nobel de la Paz pese a que su gobierno intente suprimir esa información. antes de fundar Wikipedia era un experto financiero. ¿Intuyó lo que ahora está ocurriendo en la economía mundial?Últimamente he prestado poca atención a los mercados financieros. Pero puedo decir que vi lo suficiente para no perder dinero en esta crisis.

para usted, el futuro del periodismo está en los dispositivos móviles. ¿alguna vez lee el periódico o los libros en papel? Claro, soy una persona con hábitos de lectura normales. Leo el pe-riódico: el papel es una tecnología maravillosa, barata y no necesita baterías. Pero también soy un lector voraz de materiales online. ¿por qué aconseja a los periodistas que no usemos la Wiki-pedia como fuente? Creo que la Wikipedia está bien para empezar, pero sería muy perezoso para un periodista terminar ahí, aunque sí puedes recurrir a ella para informarte de cuáles son las cuestiones abiertas, para ver qué preguntas hacer.

“cuando todo el conocimiento está disponible, los que realmente cobran

poder son aquellos que pueden descifrar de

manera eficaz qué hacer con todo eso”. En un mundo saturado

de mensajes persuasivos, emocionalmente es importante

que tengamos un lugar para mostrar, pensar, aprender… y

enseñar lo que sabemos.

jiMMy walES

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liTEraTura

La reciente concesión del premio nobel a mario Vargas Llosa ha rodeado de expectación a su última novela. no se sentirán defraudados los lectores. El Sueño del celta reúne algunas de las mejores virtudes del escritor y se integra, además, en la estela de motivos temáticos fundamentales reiterados a lo largo de su obra.

El SuEñO dEl cElTa

como en La guerra del fin del mundo (1981), Historia de Mayta (1984) o La fiesta del chivo (2000), el novelista parte de hechos históricos bien documentados. Se trata en este caso de seguir la trayectoria de un personaje singular: el irlandés Roger Casement (1864-1916), que desempeñó importantes misiones diplomáticas para el gobierno

británico hasta que, atraído por los proyectos secesionistas irlandeses, trató de impulsarlos con ayuda del ejército alemán y fue detenido, condenado a muerte por un tribunal inglés y ejecutado. Tres etapas son esenciales en la agitada vida de Casement, cuyos informes al Foreign Office y cuyos diarios proporcionan datos preciosos (incluso el título de la novela pertenece a un escrito suyo): su viaje al Congo para supervisar la política belga en la extracción del caucho, una misión análoga en las caucherías del Putumayo peruano -amparada en el hecho de que la empresa explotadora estuvo radicada en Gran Bretaña- y por último, liberado ya de toda obligación diplomática, una progresiva asimilación de las teorías nacionalistas irlandesas que despertó pronto las sospechas de los servicios de inteligencia británicos y dio al traste con sus propósitos. Las tres etapas están reconstruidas mediante sucesivas analepsis desde el tiem-po de la narración, cuando Casement, condenado ya a muerte, se encuentra recluido en un infecto calabozo mientras aguarda el indulto solicitado a las auto-ridades políticas. Sin grandes alardes técnicos, con un ritmo narrativo que con-fiere a cada suceso y cada detalle la atención debida, el relato sumerge al lector en las crueles y escalofriantes medidas adoptadas en el Congo por la Force Pu-blique para utilizar a sus indígenas como mano de obra, sometidos a una verda-dera esclavitud, a un trato despiadado que incluye expolios, reclutamientos for-zosos, torturas, mutilaciones y asesinatos. La tarea de contemplar y anotar para sus futuros informes la explotación de los nativos, encubierta con el pretexto de “abrir mediante el comercio el camino de la civilización” (p. 51), hace del viaje de Casement al Congo un auténtico descenso al infierno que inevitablemente recuerda en algunos momentos ciertas páginas de Conrad en Heart of Dark-ness. La aparente impasibilidad del narrador, que acerca el relato a la crónica, no oculta la codicia desenfrenada y el salvajismo de los ocupantes europeos, la brutalidad de los dominadores sobre los dominados. Así, Casement sorprende al teniente Francqui azotando a un niño maniatado: “El chiquillo debía haber perdido el sentido hacía rato. Su espalda y piernas eran una masa sanguinolenta y Roger recordaba un detalle: cerca del cuerpecillo desnudo desfilaba una co-lumna de hormigas” (p. 57). La narración no abulta los hechos ni los adjetiva con énfasis -de ahí su aire cronístico-, pero sí anota la reacción violenta e indignada de Casement, porque se trata de construir un personaje -independientemente de que haya existido en la realidad, como otros muchos que aparecen- y detallar su evolución psicológica: crónica y, al mismo tiempo, novela, como en el mejor Vargas Llosa. Del viaje de Casement a las explotaciones peruanas cabe decir otro tanto, o tal vez precisar que el brutal comportamiento de los caucheros con la población indígena llega aquí a extremos inimaginables, como si el autor que conduce el relato se sintiera, al evocar una vez más fragmentos del pasado de su país de origen, especialmente afectado por la materia histórica que novela. Ante los ojos atónitos de Casement -calificado ya tras su experiencia en el Congo por el propio ministro británico de Relaciones Exteriores como “especialista en atrocidades” (p. 154)-, desfilan de modo implacable los mecanismos de un auténtico genoci-dio que es también una denuncia de los comportamientos más tenebrosos del ser humano. Las ferocidades aisladas que se narraban en La casa verde, situadas en un marco geográfico cercano, adquieren ahora proporciones gigantescas. La intensidad narrativa confiere a estas páginas un valor histórico, literario y moral que sitúa El sueño del celta en el ámbito de la mejor literatura. Si los episodios del Congo y de Perú (y, en parte, los antecedentes que se recuer-dan de la anexión de Irlanda) prolongan y matizan uno de los motivos recurren-tes de la obra del escritor -el abuso de poder, el aplastamiento de los humildes

por la fuerza de una autoridad despótica y cruel-, la postrera aventura de Case-ment, con su adhesión a los rebeldes irlandeses, se sitúa, si bien con las carac-terísticas especiales que impone la historia real, en la misma línea temática, ya explorada por el autor, de los alzamientos contra el poder establecido que, por su erróneo planteamiento, se ven condenados al fracaso y echan por tierra los proyectos idealistas de algunos iluminados. Éste era el caso de La guerra del fin del mundo o de Historia de Mayta. El Antonio Conselheiro de aquella novela o el Alejandro Mayta de ésta se nos ofrecen, vistos desde aquí, como precedentes de este enfebrecido Roger Casement, que abraza con fe y entusiasmo de neó-fito la causa independentista. Conviene subrayar estas analogías para advertir que El sueño del celta es también una muestra de fidelidad artística, ya que no se separa un ápice de la literatura más valiosa y trascendente de Vargas Llosa, de su mundo peculiar y de sus ideas acerca de la función de la literatura en la sociedad. Y tampoco lo hace en el tratamiento literario de los hechos, que trasciende los aspectos documentales del texto y convierte a personas reales en personajes con vida, con el mismo estatuto que a los tipos de ficción. Para empezar, el mis-mo Casement, muchos de cuyos rasgos íntimos, además, pueden ser brumosos por la sospecha de que sus diarios fueron manipulados por el servicio secreto inglés, con lo cual la verdad profunda del personaje se mantiene insegura en algunos aspectos, como sucedía en el caso de Mayta. El enriquecimiento psi-cológico progresivo otorga una especial densidad a tipos como el sheriff de los calabozos donde Casement se halla recluido, que pasa de ser un altivo y duro carcelero a un individuo fragilísimo, encerrado en otra cárcel: la de su forzada soledad y su infelicidad sin remedio. Notas parecidas podrían señalarse en los retratos de muchos personajes que convierten la novela en una gran represen-tación de la vida humana. Todo se aúna en estas páginas para producir el efecto de cualquier novela auténtica: sacar de sus casillas al lector, transportarlo a otro mundo y hacer que brote en su espíritu, además del sobresalto, la inquietud, el horror o la compasión que proporciona la historia, esa flor preciosa y escasísima que es el placer de la lectura.

Crítica de Ricardo Senabre

aNalizaNdO

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como en La guerra del fin del mundo (1981), Historia de Mayta (1984) o La fiesta del chivo (2000), el novelista parte de hechos históricos bien documentados. Se trata en este caso de seguir la trayectoria de un personaje singular: el irlandés Roger Casement (1864-1916), que desempeñó importantes misiones diplomáticas para el gobierno

británico hasta que, atraído por los proyectos secesionistas irlandeses, trató de impulsarlos con ayuda del ejército alemán y fue detenido, condenado a muerte por un tribunal inglés y ejecutado. Tres etapas son esenciales en la agitada vida de Casement, cuyos informes al Foreign Office y cuyos diarios proporcionan datos preciosos (incluso el título de la novela pertenece a un escrito suyo): su viaje al Congo para supervisar la política belga en la extracción del caucho, una misión análoga en las caucherías del Putumayo peruano -amparada en el hecho de que la empresa explotadora estuvo radicada en Gran Bretaña- y por último, liberado ya de toda obligación diplomática, una progresiva asimilación de las teorías nacionalistas irlandesas que despertó pronto las sospechas de los servicios de inteligencia británicos y dio al traste con sus propósitos. Las tres etapas están reconstruidas mediante sucesivas analepsis desde el tiem-po de la narración, cuando Casement, condenado ya a muerte, se encuentra recluido en un infecto calabozo mientras aguarda el indulto solicitado a las auto-ridades políticas. Sin grandes alardes técnicos, con un ritmo narrativo que con-fiere a cada suceso y cada detalle la atención debida, el relato sumerge al lector en las crueles y escalofriantes medidas adoptadas en el Congo por la Force Pu-blique para utilizar a sus indígenas como mano de obra, sometidos a una verda-dera esclavitud, a un trato despiadado que incluye expolios, reclutamientos for-zosos, torturas, mutilaciones y asesinatos. La tarea de contemplar y anotar para sus futuros informes la explotación de los nativos, encubierta con el pretexto de “abrir mediante el comercio el camino de la civilización” (p. 51), hace del viaje de Casement al Congo un auténtico descenso al infierno que inevitablemente recuerda en algunos momentos ciertas páginas de Conrad en Heart of Dark-ness. La aparente impasibilidad del narrador, que acerca el relato a la crónica, no oculta la codicia desenfrenada y el salvajismo de los ocupantes europeos, la brutalidad de los dominadores sobre los dominados. Así, Casement sorprende al teniente Francqui azotando a un niño maniatado: “El chiquillo debía haber perdido el sentido hacía rato. Su espalda y piernas eran una masa sanguinolenta y Roger recordaba un detalle: cerca del cuerpecillo desnudo desfilaba una co-lumna de hormigas” (p. 57). La narración no abulta los hechos ni los adjetiva con énfasis -de ahí su aire cronístico-, pero sí anota la reacción violenta e indignada de Casement, porque se trata de construir un personaje -independientemente de que haya existido en la realidad, como otros muchos que aparecen- y detallar su evolución psicológica: crónica y, al mismo tiempo, novela, como en el mejor Vargas Llosa. Del viaje de Casement a las explotaciones peruanas cabe decir otro tanto, o tal vez precisar que el brutal comportamiento de los caucheros con la población indígena llega aquí a extremos inimaginables, como si el autor que conduce el relato se sintiera, al evocar una vez más fragmentos del pasado de su país de origen, especialmente afectado por la materia histórica que novela. Ante los ojos atónitos de Casement -calificado ya tras su experiencia en el Congo por el propio ministro británico de Relaciones Exteriores como “especialista en atrocidades” (p. 154)-, desfilan de modo implacable los mecanismos de un auténtico genoci-dio que es también una denuncia de los comportamientos más tenebrosos del ser humano. Las ferocidades aisladas que se narraban en La casa verde, situadas en un marco geográfico cercano, adquieren ahora proporciones gigantescas. La intensidad narrativa confiere a estas páginas un valor histórico, literario y moral que sitúa El sueño del celta en el ámbito de la mejor literatura. Si los episodios del Congo y de Perú (y, en parte, los antecedentes que se recuer-dan de la anexión de Irlanda) prolongan y matizan uno de los motivos recurren-tes de la obra del escritor -el abuso de poder, el aplastamiento de los humildes

por la fuerza de una autoridad despótica y cruel-, la postrera aventura de Case-ment, con su adhesión a los rebeldes irlandeses, se sitúa, si bien con las carac-terísticas especiales que impone la historia real, en la misma línea temática, ya explorada por el autor, de los alzamientos contra el poder establecido que, por su erróneo planteamiento, se ven condenados al fracaso y echan por tierra los proyectos idealistas de algunos iluminados. Éste era el caso de La guerra del fin del mundo o de Historia de Mayta. El Antonio Conselheiro de aquella novela o el Alejandro Mayta de ésta se nos ofrecen, vistos desde aquí, como precedentes de este enfebrecido Roger Casement, que abraza con fe y entusiasmo de neó-fito la causa independentista. Conviene subrayar estas analogías para advertir que El sueño del celta es también una muestra de fidelidad artística, ya que no se separa un ápice de la literatura más valiosa y trascendente de Vargas Llosa, de su mundo peculiar y de sus ideas acerca de la función de la literatura en la sociedad. Y tampoco lo hace en el tratamiento literario de los hechos, que trasciende los aspectos documentales del texto y convierte a personas reales en personajes con vida, con el mismo estatuto que a los tipos de ficción. Para empezar, el mis-mo Casement, muchos de cuyos rasgos íntimos, además, pueden ser brumosos por la sospecha de que sus diarios fueron manipulados por el servicio secreto inglés, con lo cual la verdad profunda del personaje se mantiene insegura en algunos aspectos, como sucedía en el caso de Mayta. El enriquecimiento psi-cológico progresivo otorga una especial densidad a tipos como el sheriff de los calabozos donde Casement se halla recluido, que pasa de ser un altivo y duro carcelero a un individuo fragilísimo, encerrado en otra cárcel: la de su forzada soledad y su infelicidad sin remedio. Notas parecidas podrían señalarse en los retratos de muchos personajes que convierten la novela en una gran represen-tación de la vida humana. Todo se aúna en estas páginas para producir el efecto de cualquier novela auténtica: sacar de sus casillas al lector, transportarlo a otro mundo y hacer que brote en su espíritu, además del sobresalto, la inquietud, el horror o la compasión que proporciona la historia, esa flor preciosa y escasísima que es el placer de la lectura.

Un materialista, un vitalista escéptico, un americano a lo John Ford -ero modulado por Francia-, un escritor sin tragedia, un triunfador En fin, mario Vargas Llosa. “En literatura uno elegía lo que iba a ser”, escribió en historia secreta de una novela (1971). El proyecto de Vargas Llosa ha sido el preceptivo en el siglo XX: ser un “autor total”. El término parece tan recurrente que merecería recogerse en el diccionario de tópicos de Bouvard y pécuchet. Sin embargo, en el caso que nos ocupa es innegociable: Vargas Llosa gustará o no, pero ha combatido férreamente para lograr que su ficción constituya un “desacato del mundo tal como es”. Este cre-do lo ha aprendido leyendo, así que conviene descubrir qué ha leído y cómo. Su primer sacerdote fue Gustave Flaubert -luego vendrían Sartre, onetti, hugo, Faulkner -. La orgía perpetua (1974), su magnífico ensayo sobre el novelista francés, ocupa un lugar destacado en la obra de Vargas Llosa: su lectura de madame Bovary es tan inteligente que resulta sensual. Si Flaubert era un fetichista de los botines de mujer, él lo es de su prosa. por el libro desfilan los conceptos teóricos recurrentes en el peruano: la distinción entre la realidad real y la realidad ficticia; la idea de que la ficción se construye saqueando la realidad y añadiéndole los demonios personales del novelista; la convicción de que un gran creador ha de ser un gran técnico... En Flaubert, además, aprende que cuando alguien deja que hablen por él la familia, la comunidad o la moral, se está convirtiendo en “robot”. aquí empezó el camino hacia popper. pero estas ideas siempre estuvieron ahí. recordemos su García márquez: historia de un deicidio (1971), donde leemos que toda novela es “un asesinato simbólico de la realidad”. El libro arran-caba con un capítulo titulado “La realidad como anécdota”. Y sin embargo, para Vargas Llosa la realidad no es una simple anécdo-ta: si así fuera, apenas tendría mérito confrontarla mediante la creación de un universo alternativo. Si la realidad es anecdótica, también podría serlo su adversaria, esto es La narrativa de Var-gas Llosa. Y lo último que cabe imaginar es al reciente premio nobel considerando anecdótico su propio trabajo. En su comu-nicado, la academia sueca afirma que la obra de Vargas Llosa es una “cartografía de las estructuras del poder”. pero yo creo que más bien reclama el poder para sí, es decir: para el novelista, el creador, el artista. observemos que el peruano calificó al Tirant lo Blanc de “realidad soberana”: la ficción no se somete a nadie, cabe concluir. Vargas Llosa lo ha aprendido en la lectura. pero in-sisto: esto, a pesar de que la realidad es fuerte y ejerce una pre-sión dura, correosa. ¿Y cómo ha leído? cuando escribimos sobre Vargas Llosa como lector, los críticos solemos hablar de “pasión”. él mismo se sirve, en los títulos de sus ensayos, de términos tan estimulantes como “orgía” o “tentación”. Y está bien En parte. porque yo creo que

qué ha lEídO vargaS llOSa

y cóMO

aPUNTeS

Vargas Llosa es un lector sistemático. Que tiene un plan concebi-do racionalmente. Tanto da que alguna vez escribiera que un es-critor “bárbaro, huérfano de tradición”” tiene ventajas: lo cierto es que él se ha cuidado bien de no ser tal cosa. La verdad de las mentiras (1990), por ejemplo, es un catálogo muy meditado que resume en gran medida el siglo XX. Vargas Llosa edifica su genea-logía, como siempre ha trabajado sus exquisitos modales. pero, sobre todo, creo que su famosa “pasión” hay que acotarla: es la pasión de un creador. En el prólogo al último libro que he citado, dice Vargas Llosa que cuando leemos “salimos a ser otros”. no sé si es su caso -al menos, no en estos textos-. Lo que uno ve aquí es trabajo, meditación. Las obras de los otros son “realidades fic-ticias”. Son más amables y admirables que la “realidad real”, sí; pero son ajenas. Vargas Llosa se acerca a ellas, las estudia, en gran medida se deja seducir pero no son su mundo, sino objetos que pueden servirle para construir mejor su mundo. Lo tiene muy claro: esas lecturas son “fértil material de trabajo”. Vargas Llosa tiene la audacia de Tirant lo Blanc, y un código de honor parecido. Guerrea con la realidad, que cierra filas frente a él; en cambio, baila con sus libros favoritos sin perder de vista la alcoba. pero finalmente, todo va al mismo saco: al del material que le permita, insaciable, construir su propia catedral. creo que Bouvard y pécuchet hablarían de “afán totalizador”. Esta vez, yo lo suscribo.

Por Nadal Suau

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ciNE

E llos tres, junto al ahora rey Caspian (Ben Barnes), son los protagonistas de ‘Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba’, adaptación firmada por Michael Apted (‘Al cruzar el límite’) del tercer volumen de la heptalogía crea-da por C.S. Lewis. En palabras de su director, “una crónica

de dos viajes simultáneos. Por un lado, una aventura mágica llena de personajes míticos a través de peligrosos mares... Por el otro, un viaje interior, el paso de la niñez a la edad adulta. Al superar los obstáculos con los que se cruzan, Lucy, Edmund y Eustace fortalecen su carácter y encuentran su verdadera personalidad. Eso es lo que aprenden en Nar-nia. Al final de la historia están listos para vivir sus propias vidas. Ese es el tema universal que C.S. Lewis refleja en su libro”, remata Apted.

UNa OdiSea de OTra dimeNSióNConsiderada la entrega más aventurera de la saga, la producción de esta tercera cinta de la franquicia ha sido toda una odisea. Para empezar, por el cambio de estudio que la apadrina (de Disney a Fox) pero, sobre todo, por un rodaje complejo que arrancó en Queensland (Australia) en vera-no de 2009 y por la ambiciosa historia que relata. “Es uno de los libros más reverenciados de la serie”, cuenta Andrew Adamson, director de las dos primeras cintas y que sigue ligado a la saga como productor. “No es la más conocida de las siete novelas de C.S. Lewis, pero muchos la consideran su mejor trabajo. Teníamos que estar a la altura. La cinta te-nía que ser espectacular y atrapar al espectador. Creo que, en ese senti-do, el 3D nos echa una mano. El resultado es increíble”.

TeNTaCiONeS draCONiaNaSLa llegada de Lucy, Edmund y Eustace al Mar Oriental de Narnia conlleva que sean rescatados por el rey Caspian y su tripulación a bordo de El Viajero del Alba, un impresionante velero con forma de dragón. El trío pronto averigua su misión: Caspian ha jurado encontrar los Siete Seño-res de Telmar, los mejores amigos de su desaparecido padre. Y para eso se dirige hacia el fin del mundo, en un viaje incierto que les llevará a cinco islas y a tener que superar todo tipo de peligros. “En la película”, nos explica Apted, “hemos dado un giro a la trama, pero las cuestiones principales siguen intactas: el miedo y la tentación, dos flaquezas que debemos superar para conocernos a nosotros mismos en el proceso de

laS cróNicaS dE NarNia

En el mundo real estamos en 1943 e Inglaterra sigue en guerra. Y narnia es, de nuevo, solo un recuerdo. Los hermanos pevensie siguen con su vida: peter (William moseley) está a punto de entrar en la universidad; Susan (anna popplewell) pasa sus vacaciones enEstados Unidos; Lucy (Georgie henley) y Edmund (Skandar Keynes), los dos benjamines de la familia, visitan a su irritante primo Eustace (Will poulter) cuando, de repente, se ven sumergidos, literalmente, en un viaje fantástico que les lleva a un mundo mágico amenazado.

convertirnos en adultos. Así, Susan y Edmund deberán superar sus pro-pios fantasmas, algo que Eustace vivirá de una forma más dramática: Se convierte en dragón al no poder resistirse a sus deseos”, culmina Apted, pero, “tras superarlo, se convierte en mejor persona”.

FamiLia reaLBen Barnes vuelve a encarnar a Caspian, aunque en esta ocasión ya no es un príncipe en busca de venganza, sino un rey a la caza de respuestas. “Caspian”, explica Barnes, “se pregunta qué encontrará cuando llegue al fin del mundo. Su mayor deseo es encontrar a su padre pero, en el camino, se da cuenta de que sus responsabilidades son para con Narnia y su gente. Eso sí, se siente como si nunca hubiera tenido una familia y Lucy y Edmund le ayudan a llenar un vacío”. Simon Pegg (Arma fatal), la voz original del intrépido ratón Reepicheep, el guardián de Eustace, y dos veteranos de la saga, Liam Neeson, la voz del león Aslan y Tilda Swinton, que encarna de nuevo a la pérfi da Bruja Blanca, completan el

reparto artístico del film.

a TOda veLaFalta aún un personaje por destacar: el velero que copa el título, El Via-jero del Alba. “El barco es Narnia”, se emociona Apted. “La nave es un símbolo, la verdadera estrella de la película”. Inspirada en el HMS En-deavour del capitán Cook, para la fabricación de la nave se necesitaron 21 semanas y más de 1,8 millones de euros. Para Adamson, “ver el bar-co terminado y poder caminar sobre él fue mágico. Sentí lo mismo que había imaginado cuando leí la novela de niño”. Que el resto de la saga llegue a buen puerto depende, en buena medida, del éxito de El Viajero del Alba. Todavía quedan cuatro novelas para llevar a la pantalla –la hoja de ruta contempla que la siguiente sea La Silla de Plata–, pero por ahora Adamson se da por satisfecho: “Lo importante era no dejar esta historia sin contar. Estas películas son todo color, fantasía, brillo, un mundo que se abre. Con esta cinta, la magia ha vuelto”.

la TravESía dEl viajErO dEl alba

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laS cróNicaS dE NarNia

c.S. lEwiS

El fabuladOr dE OxfOrd

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Clive Staples Lewis (1898-1963), crítico, académico y novelista in-glés es considerado como una de las figuras más interesantes del pensamiento inglés de nuestro siglo. Lógico, sensible, solitario, individualista, desobediente y pesimis-ta, fue un hombre que supo combinar un pensamiento riguroso, analítico y lógico con un estilo literario vigoroso y creativo. Nació el 29 de noviembre de 1898 en Belfast (Irlanda). Su padre, Albert, era notario y provenía de una familia de granjeros de Gales que habían inmigrado a Irlanda. Había empezado como obrero y terminó como socio de una importante firma de ingeniería y arma-dores de buques. Su madre, Flerence Augusta Hamilton que hacía gala de una mente crítica e irónica. Ella provenía de una familia de clérigos y abogados y era la hija de un pastor protestante. Cuando sólo contaba 9 años de edad, su madre enfermó de cán-cer y murió. Esta muerte marcó su vida. No sólo le dejó huérfano sino que también le separó de su padre quien, bajo la presión de la enfermedad de su esposa, se había convertido en un hombre hosco con un temperamento imprevisible.Siendo muy joven ya había empezado a escribir narraciones fantásti-cas que ocurrían en un mundo donde los personajes eran animales. La imaginación, de un tipo o de otro, jugó siempre un papel pre-ponderante en su vida. La lectura de la obra Sigfrido y el ocaso de los dioses lo envolvió en la pasión más pura por lo nórdico, llegan-do a ser un verdadero erudito en la materia. Durante su época de universitario sus sentimientos hacia la naturaleza se ensalzaron al más puro sentido de lo romántico, desplazando su primitiva pa-sión por la mitología nórdica que imperceptiblemente terminó por convertirse en un interés puramente “científico”.Durante parte de su existencia buscó la felicidad a través de la belleza, en la creatividad humana, en la mitología nórdica, en los clásicos Platón, Aristóteles, Lucrecio, Cátulo, Tácito y Herodoto. Encontró belleza en Shelley y en Morris e inteligencia en Yeats. Aprendió francés para poder leer a Maeterlinck. Le sorprendió el lado salvaje del romanticismo Wilde y le interesaba la obra de Beardley. Toda su vida leyó a Kant, Shopenhauer, Morris, Yeats, Tennyson, Voltaire.Estudió en escuelas privadas y completó su formación en la Uni-versidad de Oxford. Fue tutor y miembro del consejo de Gobier-no de Oxford entre 1925 y 1954. En 1954 fue nombrado profesor en la Universidad de Cambridge, en la cual, hasta su muerte, en-señó literatura inglesa medieval y del Renacimiento. Fue la Alegoría del amor (1936), un estudio sobre el amor corte-sano en la literatura medieval el que consolidó su prestigio aca-démico y le consagró como un gran estudioso y crítico literario. Escribió asimismo las Crónicas de Narnia, una serie que se ha convertido en una obra clásica y de referencia obligada en la lite-ratura infantil y que comenzó en 1950 con El león, la bruja y el ar-mario. Se trata de una alegoría sobre la eterna lucha entre el bien y el mal bajo una concepción católica, en la que al final el creador del país de Narnia se inmola para salvar el mundo; aunque la

obra rebosa optimismo y humor. Es una obra en la que resaltan el brillo y talento del autor, junto a una imaginación desbordante y a un lenguaje de riqueza extraordinaria. Un género que también cultivó su amigo J. R. Tolkien en El señor de los anillos. Sin embargo, Lewis es más conocido por sus análisis de proble-mas morales y religiosos resultado de sus vivencias: se educó en el protestantismo del Ulster, se hizo agnóstico por la influencia pagana de la lectura de los clásicos y abrazó el catolicismo tras lar-gas discusiones con su amigo Tolkien. Su trilogía Perelandra, que comenzó con El planeta silencioso (1938), resultó ser una fusión sin precedentes de ciencia ficción, fantasía y alegoría. En la mayoría de sus novelas de ficción incluía numerosos elementos religiosos, y también escribió varias obras sobre el cristianismo. Entre sus estudios sobre las creencias del cristianismo tradicio-nal, basadas en parte en sus conferencias radiofónicas para la BBC durante la II Guerra Mundial, figuran Más allá de la persona-lidad (1940), Milagros (1947), y La cristiandad (1952). Una de sus obras más populares es Cartas del diablo a su sobrino (1942), en las que un diablo anciano instruye sardónicamente a su apren-diz en los métodos de la tentación moral. C. S. Lewis describió su propia conversión al cristianismo en la autobiográfica Cautivado por la alegría (1955) y también recreó el mito de Eros y Psique en Mientras no tengamos rostros (1955). En 1956 se casó con la poetisa americana Joey Davidman, a fin de que pudiera evitar la expatriación. Su matrimonio duró sólo 4 años a causa de la enfermedad de ella, que murió en el 1960 cuando tenía 45 años de edad. Lewis murió el 22 de noviembre de 1963 en Oxford, a los 65 años de edad. la TravESía dEl

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una de las noticias que ha causado revuelo en los úl-timos días es la alerta que se ha disparado sobre los simpáticos Osos Polares, acostumbrados a vivir en un hábitat gélido junto a otras especies, ya que se han registrado recientemente migraciones de distin-

tas poblaciones.Estas son motivadas por la búsqueda de alimento, ya que por cau-sa del calentamiento global y el derretimiento de los hielos, tiene que pelear contra otras especies, como los Osos Pardos por el te-rritorio. Esto llevó a analistas de la Universidad de California en Los Angeles a establecer un análisis intensivo de la situación. Con ensayos de reconstrucción ósea tridimensional, sumado a otros parámetros, se obtuvo como resultado que ambas especies de osos poseen la misma fuerza de mordida, pero que los Osos Polares cuentan con un cráneo mucho más débil, lo que los pone en desventaja. De esta manera, si se produce una migración masiva, las especies más fuertes se verán forzadas a eliminar a los “invasores” hasta su extinción, todo causado por la mano del hombre.

SalvEMOS a lOS

OSOS pOlarESEl mar Ártico se está derritiendo, y es un elemento vital para la supervivencia de estos animales. NO TOdO eSTÁ PerdidO

No todo está perdido para el oso polar, a pesar del rápido de-rretimiento del hielo del mar Ártico, un elemento vital para la supervivencia de estos animales. Pese a las afirmaciones pesi-mistas de que los osos polares están condenados a la desapari-ción debido a que el hielo del mar en el verano se ha derretido irreversiblemente, un nuevo estudio concluye que reducciones significativas de las emisiones de carbono harían al planeta más frío, reconstituirían el hielo y salvarían el hábitat del Ártico y a los animales que viven en él.“Esta es una gran evidencia científica de que hay esperanzas”, dijo Steve Amstrup, un experto en osos polares retirado del Ser-vicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en in-glés) quien lideró el estudio publicado en la revista Nature. “Aquí hemos demostrado que podemos conservar a los osos polares. Si podemos hacer eso, tiene ramificaciones mucho mayores”, agregó.

UN SímbOLO de CambiOLos osos polares se han convertido en un símbolo de los temo-res sobre el cambio climático porque dependen de amplias ex-

tensiones de hielo durante todo el año en el mar, que se han vuelto escasas en verano y meses de otoño. La tendencia al calentamiento se ve amplificada en las regiones polares, en gran parte debido al efecto “albedo” que acelera el impacto del calor del sol porque la nieve y el hielo que reflejan la luz son reemplazados por superficies de agua y paisajes oscuros.

deSaPariCióN deL graN OSO bLaNCOAmstrup formó parte del equipo del USGS que en 2007 conclu-yó que era probable que dos tercios de los 22.000 osos polares del mundo - incluyendo a los de Alaska - desaparecieran para mediados de siglo si continuaban las actuales tendencias de emisiones de carbono y calentamiento. Aunque esa predicción sigue siendo válida, el nuevo estudio descubrió que las con-diciones del hielo no se han vuelto tan graves como para no poder repararse. Para un escenario en el que es probable que las poblaciones de osos polares se mantengan durante el siglo, el estudio asume que los niveles atmosféricos de carbono de-berían estabilizarse en 450 partes por millón. En la actualidad, los niveles de carbono están en 388 partes por millón, según los estudios más recientes.

Por P. Fernández