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MONOAMBIENTE Cecilia Eraso Nació en Neuquén en 1978. Vive en Buenos Aires. Publicó la plaqueta Orientación Este con PLUP en 2009 y en 2010 los libros plutón canta (Funesiana) e Isolario (con la neuquina Cartonerita solar). En 2011 publicó Pistas (e-book con Determinado rumor). Poemas suyos aparecieron en antologías, revistas y suplementos culturales.

Monoambiente-Cecilia Eraso 2013

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Poemas

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MONOAMBIENTE

Cecilia Eraso

Nació en Neuquén en 1978. Vive en Buenos Aires. Publicó la plaqueta Orientación Este

con PLUP en 2009 y en 2010 los libros plutón canta (Funesiana) e Isolario (con la

neuquina Cartonerita solar). En 2011 publicó Pistas (e-book con Determinado rumor).

Poemas suyos aparecieron en antologías, revistas y suplementos culturales.

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ORIENTACIÓN OESTE

Resquicio

El borde de la ventana está tan sucio

de apoyarme mientras miro hacia el

oeste

al este no hay más que torres

lo contrario es un atajo: una brecha

que se abre y devela la impudicia

de tapar con edificios algo hermoso

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Génesis

Empezó con un naranja tímido

que ahora vuelve rosa y violeta

sobre fondo celeste.

El color viene hacia acá, se expande, se excita antes

de morir.

Las existencias fugaces entristecen.

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Postales

Defino mejor el campo

y agudizo la mirada,

queda así: dos edificios

que recortan una franja

roja de horizonte

y abajo, una amarilla.

(parece postal, lástima

el edificio en el medio)

Una línea de atardecer

en mí traza su círculo

interrumpido por manchones

y eso que no veo.

Miro siempre, misma hora,

por el rojo atardecer,

el amarillo atardecer,

el negro desteñido atardecer.

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Feriado

Se anochece con viento

(–¿De dónde vino?–

–No es nativo–)

y la tintura anaranjada destiñéndose.

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Juncos

¿Quién iba a decirte que podrías ver

la dulce franja del atardecer

desde el plácido reposo de tu cama?

Hacia allá está orientada la ventana

más atrás el viento hostiga

las abandonadas antenas de tele

que crecen como juncos, como pastos,

florecidas, algunas, otras peladas,

se balancean.

También se menea como loco

el malvón, rojo y rosa,

perdiendo pétalos que se meten

para adentro y manchan la alfombra.

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Mapa

Yo digo el oeste pero no

acá nomás: lo más Oeste

que se pueda.

Una vez fui desde la muerte,

hasta el estreno de esta vida.

Si la vibración se dirige

desde el Este hacia aquel punto

lejano, entonces yo y el mundo

vamos en sentido contrario.

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Mapa. 2

Desde allá hasta este punto lejano

vine

y no hay diferencia sabés

si traía jirones de luz pegados

a los pies.

Lo que después nace

como un mapa

sobre mí es un viento

sin arrancar.

Pero entonces me atrapa la certeza:

todo es de los otros falta espacio

por acá.

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perspectiva

Un departamento con vista abierta

y nada de pulmones de manzana,

ni de laterales o frente a la calle:

una vista de precipicio

algo de salto, de abismo, de cosmos.

Ni ojos del alma ni vista en la mente,

mirar sin artificios ni hamacas,

sin pensamientos, ni infancia ni viento

la imposible mirada pura.

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Desahuciarse

Estar a punto de llorar

pero nunca se hace.

En vez de eso,

alquilar una película

que ayude,

o dormir la siesta hasta que

se hace de noche,

o llamar amigos que ya se sabe

que están ocupados,

o pensar

o sentarse en silencio

a mirar el cielo ponerse rojo.

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Unidades

Habitamos todos la misma unidad

funcional que dispone para estándar

habitacional pc en lado derecho y

en lado contrario sillón, en su defecto

sillas o cama marinera de futón

Abramos cualquier puerta al azar y nada

nos deslumbre, quizás, excepto algún que otro

ingreso bruto por encima de la media

pero igual será su estándar —sillón breuer

mesa retro cuero, mucho cuero argentino de

Vaca.

No es difícil desde arriba saber cómo es abajo

y viceversa paredes cielorrasos

transparentes a los ruidos manifiestan

la exacta ubicación de cada cosa su rastro

de chillidos, son las patas de las mesas

las que trazan los dibujos

estratégicos de otras

unidades/

funcionales.

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Vacío

A veces la ciudad hace perder

el sentido de lo inmenso

entonces ir

y ver

hasta dónde aguantan los prejuicios

y entender por qué se apiñan

en las ciudades.

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Planicie

El sol no se pone y desafía

la espera.

Mientras tanto, el alambrado interminable

de unas tierras nadie sabe

bien de quién.

Qué locura la alegría de este

auténtico atardecer

en el que miro el sol vivir.

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Anamnesis

Afuera todo era amarillo,

afuera todo

y desde ahí me vi morir

muertes intachables, antológicas:

debajo de las ruedas de los trenes,

a la hora de la siesta atragantada con saliva

la vi bajar tan seca y dura

imitándose a sí misma en el morir.

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ORIENTACIÓN ESTE

Estreno

Los habrá traído la sequía,

llenándolo todo de parientes.

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Vaporcito

Hubo en el parque una locomotora vieja,

oxidada, para que jugáramos, sucia

con desperdicios humanos y tan felices

nosotros descompuestos.

La preferíamos por sobre el pasamanos,

más que a la pista, los patines, bicicletas;

la preferíamos tan sucia y descuidada

En aquel parque, hubo una locomotora

oxidada

por el pis y la arena del desierto.

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Canto

Jugábamos a los ecos

si uno se escuchaba

repetía el gesto

nuestras voces vivas

iluminando

las relaciones insospechadas

de nuestros movimientos.

Debieran identificarse

con cantos

los armamos

y olvidamos los valores.

Hay restos de voz,

una cuenca de río

alguien pisa en falso y cae

la duda

como lluvia sobre un cubo.

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Nivel

Vamos, a no perder el tren, que es corta

la vida, pasa demasiado rápido, fugaz

el tiempo, nada permanece, hay que estar

atento, vivir intenso,

explican.

Para qué, pregunta, dicen

tantas veces, para qué, pobres trenes

secos del trabajo de los símiles.

Si por acá no pasan.

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Novela familiar

Igualita a vos, igualita

esa vieja mala con bigotes.

Igualita a vos, la mala

de la familia.

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Juventud

Era de noche esas mañanas

de conventos, y las veredas

abatidas por el hielo,

podían matar ahí.

El miedo de aburrirse siempre,

que la muerte fuera eso.

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Salmo

Felices los niños modelistas, y los no tan niños;

apasionados detallistas compulsivos obsesivos

de los miniatura trenes maquetita;

arquitectura de lo inútil, farolitos,

lo real en copia a escala.

Felices entre ellos, en el mundo inabarcable

de los hobbies: emulación, puesta en escena,

todo hecho fosforitos, todo igual

a las ciudades.

Feliz el modelista en su tarea

inservible a los profetas

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Nenas

Cada lugar de los recuerdos es

vía muerta en la meseta:

patagonia

y las nenas que preguntan y preguntan,

para qué:

si ya no sirven para nada entonces qué es

lo que hacen por ahí

diseminadas, los kilómetros

son miles

que las saquen.

Pero lógica de nenas no funciona

en los tantos argumentos que comprueban

maravillas de metales inservibles.

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Deudos

Nos comimos las uñas, más tarde,

cuando supimos:

se tiró debajo del tren.

Cuántos parientes muertos

se alinean, durmientes de las vías.

Cuando supimos que llevábamos

la marca de ese nombre,

nos comimos las uñas.

Todo fue casualidad, respondieron

a la pregunta por la causa,

todo, todo sin querer.

Cuántas las versiones

para un mismo hecho:

si estamos lejos no podemos

preguntar, pero estando cerca

es mala educación.

¿Por qué?

¿Por qué se tiran los parientes

debajo de los trenes?

Silencio,

la familia intenta dormir la siesta.

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Bianchi

cuando te regalan la bici roja

subís en la puerta del negocio

y no bajás más hasta el día en que una sombra

que no viste la levanta por el aire

al estilo de ese viento campechano y amigo que antes

habitaba la meseta lo más tranquilo y ahora

se encuentra con árboles, gente y edificios

silbador y retraído

arabesco se la lleva como a un momento

liviano y amargo: esa mañana de verano seco

en la Patagonia norte del final

de la inocencia

Antes surcaron avenidas mejoraron

la capacidad respiratoria de la conductora

y el cuadro rojo soportó un sol

ensañado con las piedras

secas del Limay –ni un árbol para resguardarla

ni a los que echados en toallas se castigan

con bronceador sin protección.

Después

te subías a la Bianchi ardida, con la cabeza embotada

pedaleabas para arriba.

Dramática como podés ser te negaste

a las siguientes bicicletas: como el viento que en las fotos

solo está en los pelos revolviéndose, en las hojas que

se mueven la Bianchi solo existe

en sus efectos.

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Biografías

Los suicidas, qué raro, trabajan

siempre, viven, en las biografías

hasta el final: como si no fueran a

hacerlo, como si a ellos también

sorprendiera el desear, de pronto,

la muerte.

―Hizo esto y aquello; trabajó,

tuvo el hijo y después, en los ’70,

se suicidó‖, dicen sus biografías.

Un hueco de escalera, un arma

inoportuna, el tren raudo, las mujeres,

su veneno, la asfixia, las arterias

descuidadas.

Los suicidas qué raro hasta el último momento

como si los sorprendiera

haciendo cosas, la muerte,

como el que intenta.

Es el relato que propicia esos efectos,

estupidiza, simplifica

la absurda confusión de cada vida

suicidada que pasa, como de

repente, a la parte baja de un tren.

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Recuento

el tiempo purga recovecos

almenas torres

polvaredas

rojo de malvones el balcón:

anida un gato gordo mientras tanto

el viento arrastra hacia el oeste

los escudos de una españa

imaginaria

hubo un lugar fuimos felices antes

y las vides amargas atesoran la memoria

como higos que no quieren ver

el mar

aunque las fotos pierdan el color cuando aprendamos

a podar, repitamos

polvaredas menos verdes

cuando las muelas mueran rechinando

por la tierra de la boca y

tengamos hambre

lo que fuimos antes, somos:

muelas, fotos rechinando.