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Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Carrera: Licenciatura en Filosofía Cátedra: Metafísica Año: 2009 Alumna: Antonela Pamela Martínez Legajo: 88926/3

Monografia acerca de "Pasos hacia una Ecología de la Mente" (Gregory Bateson)

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Monografia acerca de "Pasos hacia una Ecología de la Mente" (Gregory Bateson)

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Universidad Nacional de La Plata

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin

Carrera: Licenciatura en Filosofa

Ctedra: MetafsicaAo: 2009Alumna: Antonela Pamela Martnez

Legajo: 88926/3

Monografa final: Pasos hacia una Ecologa de la Mente.

(I) Introduccin.() la ciencia ya no se puede concebir ms como representacin del mundo. Produce una exploracin de posibles construcciones que se pueden introducir en el mundo y producen el efecto de la forma, es decir, producen una diferencia.

Partiendo desde esta postura epistemolgica que cuestiona el paradigma tradicional de la ciencia y postula, en su lugar, la idea de que entre el observador y lo observado hay ms bien una integracin y no una diferencia de esencias, el presente proyecto se propone continuar e indagar as los posibles alcances del desarrollo de esta perspectiva, planteados desde el enfoque de la epistemologa ciberntica de Gregory Bateson.

Lo que sigue aqu es, por tanto, slo un desarrollo de varias ideas y teoras que son fundamentales en la propuesta de Bateson y, en general, de la epistemologa ciberntica. Este trabajo reviste entonces ms bien el carcter de una presentacin o introduccin al conjunto de las nociones fundamentales en las que se asienta este proyecto de investigacin.

Por otro lado, se desarrollan tambin ciertas continuidades y diferencias importantes que esta perspectiva posee respecto a ciertos aspectos fundamentales de la metafsica tradicional, como as tambin en relacin al pensamiento filosfico actual, respecto al cual se podra proponer como una crtica hacia su tendencia post metafsica que caracteriza a nuestra poca como la era de la especializacin, la fragmentacin y la dispersin. Tal como se dice que la naturaleza aborrece el vaco, podramos decir que la filosofa contempornea aborrece lo uno, aquel proyecto de larga data que haba buscado incansablemente reducir la multiplicidad a una unidad, cuyas consecuencias desastrosas en el plano poltico-tico son bien conocidas por cualquiera Sin embargo, as como el ser se dice de muchas maneras, la unidad tambin podra tener diversos sentidos. Ser acaso posible construir una concepcin de la unidad que no reduzca la multiplicidad, sino que la incentive? Quiz, en dicha posibilidad, siga latente cierta idea de aquel gran programa metafsico de la tradicin occidental, y cierta esperanza de recuperar aquel pensamiento (y sentimiento) perdido de la Unidad,

En los siguientes captulos, desarrollo entonces las ideas fundamentales de Bateson y de otros pensadores que han continuado esta perspectiva, plantendolas a su vez a partir de sus relaciones y diferencias con otros sistemas metafsicos o filosficos en general. De este modo, los dos captulos siguientes plantean la relacin que existe entre la epistemologa ciberntica y las clsicas posiciones ontoepistmicas; el cuarto y el quinto captulo desarrollan la conexin del planteo de Bateson con cierta posicin teolgica y, especialmente, con la ontoteologa aristotlica; el sexto captulo desarrolla la relacin de la postura ciberntica con la nocin de temporalidad, que es fundamental para la filosofa contempornea; y, finalmente, el ltimo captulo propone un breve desarrollo del concepto de unidad que Bateson elabor y defendi hasta el fin de sus das y en el que, quiz, pueda encontrarse una base que nos posibilite recobrar aquella unidad perdida, sin recaer en peligrosos absolutos.

(II) La epistemologa de la ciberntica: una posicin ontoepistmica.Posteriormente a los primeros desarrollos, a los cuales se engloba bajo el trmino de ciberntica de primer orden, y bajo la influencia de Bateson, el estudio ciberntico dio un giro reflexivo, cuyos desarrollos se engloban por tanto bajo el trmino de ciberntica de segundo orden. La ciberntica se volvi entonces sobre s misma, y comenz a utilizar sus propios conceptos para analizar a los usuarios de los mismos y a las relaciones que estos establecan a travs de ellos; este giro permiti fundar as una nueva disciplina de la mente, la cual desvi la atencin de los sistemas observados hacia los sistemas observadores, reincorporando de este modo a la realidad aquellos aspectos que le haban sido previamente expulsados: el sujeto y sus valores. Pues, no es lo mismo decir cul es la organizacin de un sistema observado objetivamente y por tanto supuestamente independiente de nuestra propia actividad de observacin (ejemplo, operar de una computadora), que observar y describir el operar de un sistema en el cual la propia actividad molecular, biolgica y social es parte constituyente y generadora del fenmeno del conocer.

As pues, aquel acento en la continuidad de lo viviente, que se expresara claramente en la concepcin batesoniana de lo mental, hizo de toda teorizacin ciberntica una meditacin sobre la ecologa, complementaria con su inters por la autonoma (es decir, por la capacidad de autoorganizacin y autoproduccin propia de los sistemas reguladores), ambas nociones entendidas como el anverso y el reverso de la nocin de organizacin; asimismo, y como consecuencia de aquello, los desarrollos posteriores que cuestionaron el antiguo principio de objetividad al criticar la legitimidad de la separacin entre el observador y el sistema observado, transformaron a su vez a la ciberntica en una epistemologa, es decir, en una disciplina que tena algo para decir no slo de la estructura ontolgica de la realidad sino tambin del conocimiento de la misma. Ser y hacer pasaron a ser entendidos as como inseparables en el contexto de una visin biolgica de lo que es el hombre, como un ser capaz de crear continuamente su representacin de la realidad a travs del proceso de su vida. Apoyndose en esta nocin de la participacin del observador en la generacin de lo conocido, el fenmeno del conocimiento pas a ser entendido de este modo como un fenmeno biolgico. Decid considerar qu procesos deberan tener lugar en el organismo durante la cognicin, considerando as la cognicin como un fenmeno biolgico. Haciendo esto, me encontr con que mis dos actividades acadmicas aparentemente contradictorias no lo eran, y que ellas estaban, de hecho, dirigidas al mismo fenmeno: el conocimiento y el operar del sistema viviente su sistema nervioso incluido cuando estaba presente eran la misma cosa. De este entendimiento, el ensayo 'Biologa del conocimiento' surgi como una expansin de mi presentacin en aquel symposium.

(III) Pleroma y Creatura.Siguiendo esta perspectiva, Bateson plantea que el descubrimiento cientfico ms importante del siglo XX (aunque no completado an), fue el de la naturaleza de la mente, y que algunas de las ideas que contribuyeron a dicho descubrimiento se remontan hasta Kant y Jung. Estas ideas plantean, bsicamente, la necesidad de distinguir dos mundos de explicacin diferentes: el mundo de los fenmenos o de la creatura; y el mbito de la cosa en s, o del pleroma.

En este sentido, Kant afirmaba que el acto primario del pensamiento era la determinacin y constitucin misma del objeto de su conocimiento, argumentando que, como cosa en s, el ente posee una dimensin infinita que nos es inaccesible, puesto que nosotros como seres finitos carecemos de la forma de intuicin infinita que le corresponde. As pues, en un trozo de tiza, existiran una infinidad de hechos potenciales que seran inaccesibles para nuestra mente finita, de modo que, para que nuestra intuicin finita pueda ser conocimiento, debe primero hacer accesible al ente mismo de modo tal pueda presentarse a nuestros sentidos. En consecuencia, nuestros receptores sensoriales filtran el objeto y fijan as sus trminos, de tal forma que de aquella infinidad extraen slo un nmero finito que convierte as lo percibido en un objeto determinado, esto es, finito. Bateson modifica este planteo, y sostiene en su lugar que lo que existe alrededor y dentro del trozo de tiza es un nmero infinito de diferencias (por ejemplo, diferencias entre la tiza y el resto del universo, como as tambin dentro del trozo de tiza, donde para cada molcula existe un nmero infinito de diferencias entre su localizacin y aquellas en las que pudo encontrarse). En este sentido, Bateson utiliza los conceptos de mapa y territorio, afirmando que el territorio es la cosa en s, lo que nunca pasa al mapa como tal, y que el mundo mental es slo mapas de mapas, de modo que todos los fenmenos que percibimos son, literalmente, apariencias, construidas a partir de cierto tipo de aspecto del territorio que sera el nico capaz de pasar al mapa. Y ese aspecto son las diferencias, pues si el territorio fuera uniforme nada de l entrara en el mapa, salvo sus fronteras, que son precisamente los puntos donde cesa de ser uniforme por comparacin con una matriz de mayor dimensin.

Pero una diferencia no es una cosa ni un suceso y no se encuentra localizada en ningn lugar especfico (la diferencia entre una silla y una mesa no est en la silla, ni en la mesa, ni tampoco est en el espacio que media entre ellas); una diferencia no tiene, pues, dimensin alguna, sino que es algo abstracto, es una idea en el sentido ms elemental. El concepto de idea elemental, en cuanto bit o unidad de informacin, es definida entonces como una diferencia que hace una diferencia. De modo que, de esa infinitud de diferencias que se encuentra alrededor y dentro del trozo de tiza, elegimos un nmero muy limitado, que se convierte as en informacin, es decir, en una diferencia que hace una diferencia.

En Mind and nature, infortunadamente traducido como Espritu y Naturaleza, [Bateson] desarrolla su nocin de mente en trmino de agregado complejo de componentes interactuantes, capaces de procesar informacin, es decir de identificar diferencias que hacen la diferencia (1990:81-116).

Este aspecto puede entenderse mejor a partir del siguiente anlisis: Chigorod, alto Baud, mayo 24 de 1992. Yarlecy se ha pasado toda la maana y lo que va de la tarde al otro lado de un palo largo que atraviesa un costalito. Sobre el saco viejo hay extendidas al sol unas libras de arroz. El trabajo de la nia consiste en espantar patos, gallinas y palomas. Ella no pone a volar a los plumferos moviendo el palo en todo momento, sino que espera a que por lo menos una pareja picotee ms de tres veces. Los granitos ingeridos hacen la diferencia que hace la diferencia (Bateson 1990: 81-116), entre mantener el palo quieto o agitarlo.Por otro lado, en el mundo explicativo de las ciencias exactas, cuando preguntamos por las causas se espera que stas existan, que sean reales. Aqu los efectos son causados, en general, por condiciones o sucesos concretos; esto es, por impactos, cosas, fuerzas, intercambios de energa y otros fenmenos de la misma ndole. Pero en el mundo de la mente, en el mundo de la forma y la comunicacin, la nada (lo que no es) puede ser una causa, pues all los efectos son producidos por las diferencias (cero es diferente de uno y por eso puede ser una causa en este mundo, del mismo modo que la carta que uno no escribe puede provocar una reaccin airada en aquel que la esperaba). En este mundo mental se trata, pues, con secuencias que se asemejan ms bien a la del estmulo-respuesta que a la de la causa-efecto.

Todo esto es entonces el contenido de la ciberntica: una disciplina que no trata con sucesos ni con objetos, sino con la informacin portada por esos sucesos y objetos, cuyo intercambio genera determinadas estructuras contextuales. Pero estas estructuras contextuales, que son as el producto de un proceso de comunicacin, constituyen a su vez aquello que hace posible ese mismo proceso que los genera. Pues en todo lenguaje, en toda comunicacin, tiene que haber necesariamente una pertinencia entre la estructura del mensaje emitido y la estructuracin del destinatario, los cuales deben ambos existir, a su vez, en un determinado momento dentro de cierta estructura contextual. As pues, los fenmenos creaturales dependen tambin de lo que se denomina estructura de circuito, entendida como una red de vas cerradas a travs de las cuales son transmitidas las diferencias y sus sucesivas transformaciones. En la fsica puede (quiz) ser verdad que la explicacin de lo macroscpico deba buscarse en lo microscpico. En la ciberntica suele ser verdad lo opuesto: sin contexto no hay comunicacin.

As pues, en el mundo comunicacional, las nicas entidades pertinentes o realidades son los mensajes, como as tambin sus contextos y los contextos de contextos, en la medida en que estos son tambin comunicacionalmente eficaces (esto es, en la medida en que ellos mismos funcionan como mensajes o modificadores de mensajes). En este sentido, el terico de la comunicacin insiste en examinar las relaciones y las metarrelaciones como contextos de intercambio de informacin, y las simplifica excluyendo todos los objetos y sus lmites: mi percepcin de la silla es comunicacionalmente real, pero eso sobre lo que estoy sentado es para m slo una idea, un mensaje en el cual pongo toda mi confianza. Del mismo modo, Yo, en tanto que objeto material, no tengo pertinencia en este mundo, y en tal medida tampoco tengo realidad; pero la idea de Yo s existe en este mundo, en cierto sentido neokantiano, como el elemento esencial de la sintaxis de mi experiencia y en la de otros.

(IV) El pensamiento relacional y la unidad de la mente como unidad de supervivencia. El mundo mental, entendido como un sistema comunicacional donde se procesa informacin, no est limitado entonces por la piel ni por ningn individuo fsico, sino que est formado por una amplia red de vas de mensajes conectadas en circuito. Por otro lado, esta manera comn de pensar que concibe al mundo mental como algo interno y separado de un mundo fsico externo, se basa simplemente en el contraste existente entre la codificacin y la transmisin de informacin que se da dentro y fuera del cuerpo. En consecuencia, no tiene comunicacionalmente sentido preguntar si el bastn blanco que utiliza un ciego es o no una parte de l, pues este bastn, durante el tiempo que lo usa, constituye una importantsima va de informacin y, como tal, es parte de esa red; por lo tanto, cuando trazamos una lnea divisoria cruzando esta va, estamos amputando una parte pertinente de este sistema integrado de circuitos a travs del cual circula la informacin que le permite al ciego determinar su locomocin.

Hasta aqu, la unidad ms simple de la mente se define entonces como un sistema ciberntico elemental con sus mensajes en circuito. Pero estos sistemas poseen adems otra caracterstica fundamental: que son siempre conservadores de algo; pues la subsistencia de estos depende de su capacidad para mantener una constancia relativa en ciertas propiedades de su condicin interna, mediante la regulacin de aquellas otras variables que inciden sobre las mismas. Dicho en pocas palabras, la constancia de ciertas variables se mantiene mediante la modificacin de otras; y esta capacidad autocorrectiva es una caracterstica fundamental de todo sistema ciberntico. As, por ejemplo, un motor con regulador suele cambiar frecuentemente la cantidad de entrada de combustible, con el objetivo de mantener constante el valor de salida de la velocidad; y esta accin correctiva se activa por un error, es decir, por alguna diferencia que se da entre el estado presente del sistema y cierto estado preferido por el mismo. De modo similar, aunque en niveles ms complejos, una persona, una especie, una sociedad, un sistema biolgico, son todos sistemas autocorrectivos en este sentido: sistemas que presentan el rasgo de actuar mediante un proceso de ensayo y error, es decir, de corregir su conducta en base a la informacin que obtienen de sus errores, la cual contribuye as a su futura destreza.

En este sentido, Bateson afirma que Wallace supo ver correctamente el asunto cuando compar la accin del principio de la lucha por la existencia con el funcionamiento de una mquina de vapor, pues ambos actan como mecanismos autocorrectivos que registran su propio comportamiento y corrigen sus irregularidades en el momento mismo en que se manifiestan, de modo tal que ninguna deficiencia no equilibrada llegue a alcanzar una magnitud excesiva. La seleccin natural opera de este modo, en un primer trmino, para mantener a las especies; pero tambin acta en niveles superiores, modificando constantemente aquellas variables que permiten mantener estable esta otra variable ms compleja que llamamos supervivencia.

Se llega as a una imagen de la mente entendida como sinnimo del concepto de sistema ciberntico. La mente es inherente o inmanente a aquellos circuitos que estn completos dentro de un sistema dado, a la unidad total pertinente que completa el procesamiento de informacin y de autocorreccin mediante un mecanismo de ensayo y error. Pero esto implica que toda unidad que presente dichas caractersticas podr ser denominada legtimamente como un sistema mental; y, dado que cualquier objeto de estudio en su totalidad es de naturaleza comunicacional, estos estn sujetos, por tanto, a los principios explicativos que se aplican a los fenmenos del mundo mental. Podemos decir, entonces, que la mente no slo es inmanente a aquellos circuitos que estn completos dentro del cerebro, sino tambin respecto de aquellos que estn completos tanto dentro del sistema conformado por el cerebro ms el cuerpo, como as tambin dentro del sistema ms amplio conformado por el hombre ms el ambiente. El sistema ms vasto contiene de este modo a todos los anteriores, en la forma de subsistemas inscriptos dentro de su jerarqua, cada uno de los cuales puede entender entonces no slo como mentes individuales, sino tambin como partes constituyentes de sistemas mentales ms amplios.

Pero esta imagen no debe confundirse con aquella antigua concepcin del mundo biolgico que fue dominante hasta el surgimiento de la primer teora evolucionista (formulada por Lamarck), la cual postulaba un sistema jerrquico y rgido de etapas deductivas, en cuya parte superior se encontrara la mente suprema como principio explicativo de todo lo dems. Lo que hizo Lamarck fue, precisamente, poner cabeza abajo esa escala: lo que haba sido entendido como explicacin era ahora lo que deba ser explicado. De esta manera, la teora lamarckiana, que fue la primer teora transformista de la evolucin, planteaba una escala que colocaba a los estratos inferiores y ms simples en el comienzo, y en la que se producan cambios hasta llegar a los estratos ms superiores y complejos; de modo que el estudio de la evolucin proporcionaba finalmente una explicacin de la mente.

Sin embargo, esta nocin de la mente como principio explicativo que requera, en primer trmino, de una explicacin, fue expulsado del pensamiento biolgico posterior desarrollado a travs de las teoras evolutivas de mediados del siglo XIX, y cuyo principal exponente fue la figura de Darwin. La victoria de la teora de Darwin, purgada de las ideas lamarckianas, consisti as en que lograba demostrar una imagen de la evolucin como un fenmeno reducible a la ley natural. De este modo, la teora de Darwin postulaba la combinacin de una gentica, en la que se supona que las variaciones se daban al azar, junto con una teora de la seleccin natural, entendida como principio que imparta direccin adaptativa a la acumulacin de esos cambios. Esta posicin fue cuestionada por Samuel Butler, quien argumentaba que los procesos del cambio evolutivo y, en especial, los de la adaptacin, deban ser considerados como el logro de cierta sagacidad profunda en el flujo de la vida, y no como una ventaja fortuita obtenida por la suerte. As pues, esta discusin se centraba sobre el problema que surge por la posibilidad de relacionar el proceso de la evolucin con los fenmenos del aprendizaje y de la vida del organismo individual, y origin una violenta controversia que se acentu an ms respecto a la discusin en torno a la llamada herencia de las caractersticas adquiridas.

Muchos, incluyendo a la hija de Bateson, han tratado de mostrarlo a l como un idealista, cuando en realidad casi toda su obra la dedic a sostener que ni el idealismo, ni el materialismo tenan las respuestas (Bateson y Bateson 1988: 50-64). Como tampoco las tenan el aprendizaje o la gentica. Insisti en que la explicacin se hallaba en el nexo entre lo primero y lo segundo (ibd.: 110, 111):

[...] siempre me sorprendo por la manera tan ligera como los cientficos aseveran que las caractersticas del organismo se pueden explicar ya sea por el ambiente o por el genotipo. Djenme ser bien claro, porque yo lo que creo es en la relacin entre estos dos sistemas explicativos; es precisamente en [el vnculo] entre los dos sistemas en donde se halla el verdadero sentido de las caractersticas del organismo [...]

Y ofrece un ejemplo:

[] si nos ponemos al sol, nos bronceamos; eso es ambiental, pero la negrura que uno lleva [...] es gentica; sin embargo, si uno es muy blanco y se expone muchas veces al sol, lo que hace es ensearle a los genes a aprender; a aprender a broncear el cuerpo [...].Todo aprendizaje, es decir, tanto la absorcin de un bit de informacin como cualquier cambio en la estructura del carcter de la totalidad del organismo, es entendido desde el punto de vista de la gentica como la adquisicin de una caracterstica adquirida, la cual se manifiesta como un cambio somtico. Esto era lo que Lamarck observ en el hecho de que los animales cambien cuando son sometidos a una presin constante del ambiente, y aunque se equivoc al creer que esos cambios eran heredados, podemos observar que los organismos se benefician, en trminos de supervivencia, por cierta clase de cambio genotpico que simulara la herencia lamarckiana. La funcin de estos cambios consistira entonces, en lograr mediante una especie de decreto genotpico, las caractersticas que el organismo est obteniendo ya mediante los mtodos del cambio somtico, que son ms superficiales y reversibles, pero tambin ms costosos. Este tipo de cambio genotpico cumple as un papel fundamental para la evolucin, similar al del fenmeno de la habitualizacin, cuya funcin es la de lograr una economa de los procesos de pensamientos (o de vas neuronales) que se emplean para la resolucin de determinados problemas. De este modo, la funcin de dicho mecanismo consistira en lograr un ahorro importante y necesario en la cantidad de los circuitos que son empleados por el mecanismo somtico de la homeostasis, los cuales quedan as liberados para resolver otros problemas que, en caso contrario, dada la naturaleza finita del cambio somtico, podran llegar a ser fatales de presentarse. As pues, las caractersticas inducidas ambientalmente pueden, bajo ciertas condiciones de seleccin adecuadas, ser reemplazadas por caractersticas similares pero determinadas genotpicamente, lo cual constituye una especie de asimilacin gentica de las caractersticas adquiridas.

A diferencia de la gentica ortodoxa, este planteo sostiene entonces la posibilidad de una relacin entre estos dos niveles: ambos se ven, a la larga y bajo ciertas condiciones selectivas, obligados a trabajar juntos, aunque ningn mensaje pueda pasar realmente desde el soma al plasma del gene. De esta manera, al salirse de la premisa de que los contextos son siempre conceptualmente aislables, se abre la puerta a una nocin del universo mucha ms unificado y, en cierto sentido, mucho ms mstico. Los diferentes cuerpos de explicacin se encuentra finalmente interrelacionados e interconectados en el contexto ms vasto del sistema ecolgico.

Desde esta perspectiva, el problema de acoplar unos con otros los diferentes sistemas auto-correctivos resulta central para la cuestin adaptacin, especialmente respecto de la relacin del hombre con las sociedades y ecosistemas de los que forma parte. A este respecto, resulta esclarecedora la analoga que Bateson establece con la obra de Lewis Carroll, la cual le permite explicar la naturaleza y el orden de la aleatoriedad que se produce como resultado de un inadecuado acoplamiento de sistemas biolgicos. Lo que hizo Carroll fue crear un juego de croquet que estaba sometido al azar en un sentido metafortuito, y no slo en el sentido ms restringido en que lo est, por ejemplo, el juego de tirar una moneda, donde la aleatoriedad de los movimientos est limitada a un conjunto finito de alternativas conocidas (cara o cruz). En este juego metafortuito, vemos al sistema que es Alicia, acoplado al sistema del flamenco, y donde la pelota es, a su vez, otro sistema constituido por un erizo; cada uno de estos sistemas biolgicos posee sus propios propsitos, y stos discrepan y chocan de tal manera entre s, que resulta imposible delimitar la aleatoriedad del juego sobre un conjunto finito de alternativas conocidas por los jugadores. As pues, la dificultad del juego estriba en que Alicia no comprende al flamenco, ni el flamenco a Alicia, pues tienen propsitos encontrados; y de modo similar, si carecemos de informacin sobre nuestra propia naturaleza y la del ambiente, o si dicha informacin est distorsionada o inadecuadamente seleccionada, el acoplamiento resultante genera ciertas dificultades y problemas que son comparables con los de aquella situacin planteada por Carroll.

En este sentido, la teora evolucionista darwiniana cometi un grave error al definir la unidad de supervivencia bajo la accin de la seleccin natural, pues la unidad que pareca decisiva era siempre algn conjunto especfico de entidades, tales como el organismo en desarrollo, la lnea familiar o la subespecie. Pero, los ltimos aos han demostrado empricamente que, cuando un organismo o agregado de organismos trabaja con el inters centrado en su propia supervivencia y piensa que esa es la manera correcta de seleccionar sus movimientos adaptativos, desemboca de ese modo en un enfrentamiento contra los organismos o especies que tiene en torno, o contra el ambiente donde opera, y que, en cuanto el organismo logra destruir al ambiente, termina entonces destruyndose a s mismo. As pues, cuando se comete el error epistemolgico de elegir la unidad inadecuada, cuando se separa a la mente de la estructura en la que es inmanente, lo que sucede, entonces, es que se prescinde de la consideracin de aquellos circuitos que son tambin constitutivos de la estructura integrada de la que somos parte, cercenando de ese modo vas de informacin que son fundamentales para el eficaz funcionamiento de las operaciones autocorrectivas del sistema ciberntico.

Se sigue que, si seguimos operando en trminos de este dualismo cartesiano que opone la mente al cuerpo, seguramente tambin seguiremos viendo al resto del mundo en trminos de una lgica de oposiciones (elite-pueblo, hombre-mujer, hombre-animal no humano, raza elegida-otras razas, hombre-naturaleza, etctera); y es dudoso que, una especie que posee esta manera de pensar en conjunto con una tecnologa avanzada pueda perdurar. Pero si corregimos la antigua unidad para abarcar aquellas interacciones e interdependencias, emerge entonces una extraa identidad, de gran importancia no slo terica sino tambin tica: la unidad ms amplia de la mente coincide ahora con la unidad de la supervivencia evolutiva. La ecologa, en su sentido ms amplio, se convierte as en una ecologa de la mente, en un estudio acerca de la interaccin y la supervivencia de las ideas y de esos programas en circuitos o conglomerados de ideas que hemos denominado mentes.

Siguiendo este planteo, Bateson sostiene que, si aceptamos que nuestro conocimiento del universo determina el modo en que nos relacionamos con l, entonces debemos, inevitablemente, preguntarnos acerca de cmo producimos nuestro conocimiento, poniendo el acento no slo en la eficacia y el rigor formal de las teoras y de los mtodos, sino tambin en las condiciones y situaciones concretas de su aplicacin, de modo tal que podamos determinar qu hacen con los objetos y qu objetos hacen. Ms an, lo que hemos dicho hace evidente cul va a ser nuestra descripcin de partida del fenmeno del conocer: ya que todo conocer trae un mundo a la mano, nuestro punto de partida ser necesariamente la efectividad operacional del ser vivo en su dominio de existencia. En otras palabras, nuestro punto de partida para generar una explicacin validable cientficamente es el entender el conocer como accin efectiva, accin que permita a un ser vivo continuar su existencia en un medio determinado al traer all su mundo a la mano. Brevemente dicho: no hay sobrevivencia del ms apto, hay sobrevivencia del apto.

Cabe aclarar, entonces, que cuando se habla de una accin particular como algo que acontece en un contexto, esta manera convencional de hablar puede distraernos de percibir que lo importante es ver la accin particular como parte del subsistema ecolgico llamado contexto, y no como el producto o efecto de lo que queda de l cuando es amputado el elemento que deseamos explicar. As pues, cuando analizamos la evolucin de una especie, no tenemos que pensar este proceso slo como un conjunto de cambios en la adaptacin de dichos organismos a su ambiente, sino como una constancia en la relacin, del mismo modo como describimos el fenmeno de la supervivencia. Es el cambio en las relaciones, en la estructura cualitativa de los contextos, lo que constituye la trama misma de todo cambio direccional tanto en la evolucin biolgica como cultural. En este sentido, Bateson afirma que () la evolucin del caballo a partir del Eohippus no haba sido una adaptacin unilateral a la vida en las llanuras herbosas. Con seguridad, las plantas herbosas mismas haban evolucionado por su parte pari passu con la evolucin de los dientes y las pezuas de los caballos y otros ungulados. El csped fue la respuesta evolutiva de la vegetacin a la evolucin del caballo. Lo que evoluciona es el contexto.Visto as, es la ecologa lo que sobrevive y evoluciona lentamente, mediante cambios cualitativos en sus subsistemas constituyentes; y los problemas analizados ms arriba, en relacin a nuestros errores epistemolgicos, surgen precisamente porque la lgica de la supervivencia y de la evolucin del sistema ecolgico es de diferente de la lgica de la adaptacin.

(V) Relaciones de la ontoepistemologa con la teologa.As pues, Bateson plantea que, a partir del descubrimiento de la ciberntica, la teora de los sistemas, la teora de la informacin y otros hechos comparables, hemos comenzado a contar con una base formal que nos permite pensar de una manera diferente acerca de todos estos fenmenos, y de la cual tiene que surgir, por lo tanto, una epistemologa enteramente nueva.

La epistemologa ciberntica expuesta sugiere entonces un enfoque nuevo, segn el cual la mente individual no slo es un sistema inmanente al cuerpo y a las vas y mensajes comunicacionalmente pertinentes que se dan fuera de l, sino que constituye a su vez tan slo un subsistema de una Mente ms amplia, que es comparable al concepto de Dios, siempre y cuando se entienda que este sigue siendo inmanente a la totalidad del sistema interconectado de la ecologa planetaria. En este sentido, Bateson desarrolla un interesante anlisis respecto de la estructura organizacional y de las concepciones religiosas de Alcohlicos Annimos (AA), a partir del cual postula que la teologa de los AA posee puntos de gran inters para la teora de los sistemas y que coinciden muy de cerca con la epistemologa de la ciberntica.

Segn Bateson, el golpe de genio de Bill W., cofundador de dicha organizacin, consisti en romper con la estructuracin de la lgica dualista ya desde el primero de sus famosos Doce Pasos de AA. El primer paso, que suele entenderse como una rendicin, exige que el alcohlico reconozca que es impotente frente al alcohol; esto se relaciona as con el fenmeno de tocar fondo, al cual los AA asignan una importancia central respecto de las perspectivas de xito de la ayuda. El segundo paso, por su parte, plantea que mediante este tocar fondo y esta rendicin, el alcohlico puede comprobar que existe un Poder superior al s-mismo; al mismo tiempo que descubre una relacin favorable con l, en virtud de la cual este poder puede devolverle su salud. Estos dos pasos, al ser combinados, suponen implcitamente una de las ideas que Bateson considera de mayor inters: la experiencia de la derrota no slo le sirve al alcohlico para reconocer que el cambio es necesario, sino que es a su vez el primer paso en ese cambio. Los fenmenos de la adiccin y de la derrota constituyen de este modo la primera experiencia espiritual, una manifestacin de un poder mayor que rompe as con el mito del poder propio.

Considerado desde un punto de vista filosfico, Bateson entiende que el estado de sobriedad del alcohlico funciona en los trminos de una variante de aquel dualismo cartesiano, que es propio de nuestra epistemologa convencional pero que no es aceptable para la teora de los sistemas, y que se caracteriza en este caso por una concepcin del s-mismo como algo que se restringe al mbito de la voluntad consciente de una persona, y que se opone as al resto de su personalidad inconsciente, cuya esfera es reificada y considerada como algo exterior. Por otro lado, su entrega a la ebriedad le proporcionara un atajo parcial y subjetivo hacia un estado mental ms correcto, un escape respecto de sus propias premisas insanas, las cuales se ven reforzadas continuamente por la sociedad circundante. Visto de este modo, el alcohlico nunca ha estado esclavizado al alcohol y es incapaz, por tanto, de librar una batalla contra l en ese sentido de un otro ficticio; pues lo nico que este le proporciona es un escape respecto de su propia esclavizacin personal a los ideales falsos de una sociedad materialista. Tpicamente, todo el problema se formula abiertamente como una batalla entre el s-mismo y Juanita Botella. Latentemente, el alcoholista puede estar planificando, y aun almacenando secretamente sus provisiones para la prxima tranca, pero es casi imposible (en el encuadre del hospital) conseguir que el alcoholista mientras est sobrio planifique esa prxima tranca de manera expresa y manifiesta. Aparentemente, no puede ser el capitn de su alma y querer o impartir rdenes a su propia ebriedad. El capitn slo puede dar rdenes a la sobriedad... sin ser obedecido.

Desde el punto de vista de la ciberntica, el si-mismo es as una construccin falsa que se formula a partir de una inadecuada delimitacin de ese poder mayor, constituido por aquel campo ms vasto de procesos entrelazados que es el que realmente llevara a cabo el pensar, actuar y decidir. El primer paso puede entenderse entonces no como una rendicin, sino simplemente como un cambio en la epistemologa, que va desde una epistemologa profundamente insana hacia otra ms correcta, y que implica una nueva comprensin de lo que es la mente, la persona, sus relaciones, y el poder.

En virtud de este cambio en nuestra comprensin de lo que hace a la personalidad-en-el-mundo, dejamos de relacionarnos con este poder mayor a travs de la manera competitiva, negadora y combativa que es caracterstica de la epistemologa dicotmica, y logramos relacionarnos entonces de una manera complementaria, pues esta es, lgica y necesariamente, la relacin caracterstica de una parte de. Sin embargo, el significado de la experiencia parte de ser diferente para cada persona; puede decirse, en este caso, aquello de que Dios es como usted entiende que es. Por otro lado, se descubre que esta relacin nos resulta mucho ms favorable, pues la filosofa materialista ve al hombre como algo externo a y enfrentado con las cosas que le rodean, y hoy sabemos muy bien que el organismo que se enfrenta y logra destruir a su ambiente, se termina destruyendo a s mismo. Esto ltimo se ejemplifica claramente en la concepcin por la cual, el alcohlico que lucha contra el alcohol, se concibe a s mismo como algo separado de su personalidad inconsciente, y termina de este modo luchando absurdamente contra s mismo.

Tenemos entonces, por una parte, la naturaleza sistmica del ser humano individual y la del sistema ecolgico que le rodea, y, por la otra, esta curiosa caracterstica de la naturaleza sistmica del hombre por la cual su conciencia, al ser guiada por sus propios propsitos, nunca puede apreciar sin cierta ayuda (como por ejemplo la del arte) el carcter sistmico de la naturaleza misma del hombre; y esto se debe a que la conciencia es tan slo una pequea porcin extrada de todas aquellas diferentes partes que constituyen la red integrada de circuitos que llamamos mente. A razn de todo esto, Bateson considera entonces que la sabidura consiste en el conocimiento de este sistema interactivo ms amplio, es decir, en el reconocimiento del hecho de esa circuitidad.Finalmente, y esto es de gran importancia, debe entenderse que el Poder no recompensa ni castiga, pues no es algo externo sino inmanente al sistema mismo que lo constituye; la idea de poder en el sentido de un control unilateral es ajena tanto a la concepcin de los AA como a la de la ciberntica

No hablamos, ya lo ven ustedes, de aquella querida y anciana Mente Suprema de Aristteles, Santo Toms de Aquino y todos los que siguieron, a travs de los siglos, esa Mente Suprema que era incapaz de error e incapaz de insania. Hablamos de la mente inmanente, que es demasiado capaz de insania, como todos ustedes lo saben por su profesin. Precisamente por ello se encuentran aqu. Esos circuitos y equilibrios de la naturaleza pueden descomponerse con excesiva facilidad, e inevitablemente se descomponen cuando ciertos errores bsicos de nuestro pensamiento se ven reforzados por millares de detalles culturales.

La posicin ontoepistmica que postula Bateson se relaciona, de este modo, con una posicin teolgica; y en este sentido, la sabidura es entendida como aquel tipo de saber que sera el propio de esta nueva manera de pensar, a la que l llama ecologa de la mente. Este estudio comienza, entonces, preguntndose acerca del conocimiento de la estructura ontolgica de la realidad, y termina encontrando que, para responder a esto, se debe preguntar e investigar acerca de la naturaleza de Dios, es decir, de la unidad mayor. As pues, este planteo, aunque se relaciona en cierto modo con la posicin ontoteolgica de Aristteles, se diferencia de la misma en dos aspectos fundamentales:

En primer lugar, de acuerdo con la tesis planteada por Aubenque respecto al problema de la relacin entre ontologa y teologa en Aristteles, esta es entendida como una relacin paradigmtica, donde la teologa cumplira la funcin de ser un ideal regulativo de unidad respecto de la investigacin ontolgica, en cuyo discurso se revelara la pluralidad de los diferentes significados del ente sin que nunca puedan unificarse absolutamente, sino tan slo focalmente. Sin embargo, hay una cierta especie de unidad que se da a pesar de esa multiplicidad de significados, en el sentido de que todos ellos dependen, y se entienden, en relacin a un nico significado que se dira del ente en sentido primero. De este modo, la metafsica de Aristteles gira fundamentalmente en torno al concepto de ousa, que implica la idea de forma como presencia permanente, es decir, aquello que constituye el ser de cada cosa y que relativamente permanece a travs de los cambios, permitiendo as la auto-identidad del individuo a pesar stos. Por lo tanto, como nuestra ontologa se mueve en el marco del mundo mvil y temporal, su discurso slo puede encontrar ousas sensibles, en las que no se da todo lo que una ousa debera ser al no poseer ni una unidad ni una permanencia absoluta, pues son perecederas y estn dispersas en una multiplicidad de individuos. Es necesario proseguir la bsqueda de la unidad mayor, esto es, la forma pura sin tiempo ni movimiento, totalmente separada de lo sensible, que equivaldra al concepto de ousa divina, donde finalmente coincidiran ontologa y teologa. Pero, en este sentido, Aristteles plantea una teora trascendente de Dios, la teora del primer motor inmvil que funciona como causa final, es decir, como un ideal regulativo que se debe cumplir y hacia el cual debe mirar el mundo en su movimiento, siendo la razn de por qu hay ousas en el mundo. Esta teora posee as ciertas semejanzas con el planteo de Bateson, en relacin al lugar fundamental que ocupa en ambas posiciones la idea de forma como principio organizador de la realidad, y en cuanto que es a travs de este mismo concepto que ambas postulan la existencia de una dimensin teolgica como principio unificador ltimo; pero, sin embargo, la teora teolgica aristotlica que postula un principio unificador actuando como causa externa, se diferencia claramente de la importancia que tiene el enfoque inmanentisata para la ciberntica, en el cual se funda varias de sus nociones ms importantes. En segundo lugar, como se sigue del planteo anterior, el concepto fundamental de ousa es el de forma o esencia, pues, segn Aristteles, esto es lo que constituye el ser de cada cosa o su autoidentidad en tanto que presencia permanente. Son ousas as aquellas cosas en las que slo se destaca uno solo de los modos del tiempo, el modo del presente, cuya presencia se da de una manera permanente. Por eso es que, aunque Aristteles comienza indagando la forma sensible e inmanente, que para ser necesita inherir en una materia, sus planteos lo conducen finalmente a buscar la forma pura, trascendente, cuya presencia permanente se dara de forma absoluta, pues en ella no existira temporalidad alguna sino tan slo un presente absoluto y eterno. Aqu tambin se diferencia entonces el enfoque ciberntico, pues en este, la dimensin de la temporalidad se convierte en un aspecto fundamental en lo que hace a la explicacin del funcionamiento de los sistemas cibernticos.(VI) La comprensin temporal del ser.Nuestro lenguaje y nuestra manera tradicional de pensar, anclada en aquella lgica dualista, nos habla del ser, de la identidad, de los contornos fijos, de sujetos y predicados, entendiendo a los sujetos como esencias que permanecen idnticas en el cambio, y a las propiedades como cualidades o cantidades variables, y por ello secundarias respecto de aquellas esencias. Este lenguaje nos define por ejemplo como hombre, como occidental, y reclama que nos adecuemos a estas definiciones. Pero estas identidades, ms que definirnos, nos trascienden y nos coaccionan desde fuera a cumplir con determinadas pautas, inhibiendo todo posible cambio en pos de mantenernos leales a las mismas.

Es precisamente por estas connotaciones que Heidegger quiere evitar la nocin de sujeto, para superar as todo lo que en la metafsica tradicional ha sido construido en base a este concepto, el cual esconde aquella concepcin griega de sustancia que pone de relieve solo uno de los modos del tiempo, absolutizndolo y prescindiendo as de los dems. En su lugar, y como resultado de un estudio trascendental acerca de las condiciones de posibilidad de la comprensin del ser, Heidegger sostiene que el modo de ser fundamental de la existencia humana (del dasein o ser-all) es la temporalidad y que, en tanto la comprensin misma del ser es temporal, esto lleva a la conclusin de que el ser es asimismo temporal, que est dotado de historicidad.

De un modo similar, los sistemas cibernticos, que son explicados en trminos de circularidad, son sistemas donde la historia cuenta; pues en estos, la nocin de causalidad incluye no slo las causas tradicionales de la fsica, que pueden entenderse en el sentido de la causa eficiente aristotlica que acta desde el pasado, sino tambin y especialmente, aquella especie de causa implicada por el concepto de propsito y que, slo en cierto sentido, puede entenderse como la causa final aristotlica que acta desde el futuro. De este modo, la palabra dinmica puede emplearse tambin para explicar secuencias conductuales, y no slo para describir aquellas secuencias de acontecimientos que se caracterizan por transferencias de energa, donde el movimiento de un objeto es energizado por el impacto de otro (como por ejemplo, cuando una bola de billar impacta a otra), y donde sera un error del lenguaje decir que tales objetos manifiestan conductas. Como en los sistemas comunicacionales se trata generalmente con secuencias conductuales, que son ms bien del tipo del estmulo-respuesta que el de la causa-efecto, en estos casos la conducta del organismo que es impactado puede ser en parte conservativa, en el sentido de manifestar una trayectoria causada por una transferencia de energa, pero lo importante aqu es que dicho organismo posee, adems de propsitos, sus propias fuentes de energa, y que por ello puede exhibir respuestas energizadas por su propio metabolismo. As por ejemplo, al recibir un puntapi, un perro puede darse vuelta y morder; pero aquella primer diferencia est en condiciones de producir esta ltima diferencia, porque las vas por las cuales transita (y en las que se ve continuamente transformada) estn provistas por su cuenta de energa o, como dice Bateson, estn prontas para ponerse en actividad.

Sin embargo, desde el punto de vista del mundo comunicacional, sera una metfora descarriadora decir que lo que se desplaza por los circuitos de un sistema ciberntico es un impulso, pues este concepto sugiere una lnea de pensamiento que es la propia de las ciencias exactas. Aqu lo correcto sera decir, por tanto, que lo que viaja son noticias sobre una diferencia. El mbito de los fenmenos comunicacionales se caracteriza as por el hecho de que las ideas pueden influir sobre los acontecimientos, lo cual sucede cuando se enlazan circularmente los componentes de un sistema, cuando A est casualmente enlazado con B, B a C, C a D, y D nuevamente a A. Son sistemas cuyo conjunto de operaciones se cierra o embucla sobre s mismo, adquiriendo de este modo cierto nivel de autonoma respecto de las determinaciones externas. Y son precisamente estas nociones de circularidad y autonoma las que se expresan en el hecho de que tales sistemas posean propsitos a futuro, los cuales generan esta dimensin teleolgica que escapa al campo de las explicaciones donde reina la materia y la energa, y en la que aparece entonces la nocin de informacin. Lo que el enlace circular de los componentes retroalimenta no es slo materia, y energa, sino que hay all un proceso informacional y organizacional (de estructuracin de la informacin). Como Bateson ha sealado tan claramente, para ilustrar la diferencia entre ambos mundos: algo que no sucede (es decir, de lo que no se puede decir nada desde el punto de vista material y energtico), puede ser un evento desde el punto de vista de la informacin. Esa es la distancia que va de la fsica a la ciberntica.

No obstante, los conceptos de circularidad y retroalimentacin suponen, a su vez, cierta complejizacin respecto de esta nocin de causalidad, a travs de la cual se modifica aquella antigua nocin aristotlica de causa final y se plantea, en su lugar, la idea de una causalidad interna o endocausalidad. De este modo, mientras que la causa final aristotlica postulaba la idea de una finalidad ejemplar y determinada, la cual dirigira externamente el desarrollo de todos los entes y actuara, por tanto, como un principio trascendente y paradigmtico; en el caso de la causalidad circular retroactiva, el efecto retroacta manteniendo o modificando la causa que lo est produciendo, y de este modo el organismo es capaz, en cierta medida, de crear su propia causalidad, pues no se limita a experimentar los efectos de las causalidades externas sino que, a su vez, reacciona y responde ante ellos, a travs de mecanismos reguladores que repercuten sobre las mismas y que le permiten as corregir sus efectos. As pues, la capacidad retroactiva de estos sistemas permite concebir la existencia de una endocausalidad, la cual, en cierta forma, los emancipa frente a las causalidades externas y autonomiza as su comportamiento.

Sin embargo, otra cuestin fundamental que implica esta nueva nocin, es que ninguna parte de un sistema internamente interactivo puede tener un control unilateral sobre el resto o sobre cualquier otra parte; dado que las caractersticas mentales de tales sistemas son inmanentes no a alguna de sus partes, sino al conjunto del sistema en cuanto totalidad. Y es debido a este carcter holstico que la historia ocupa en ellos un lugar fundamental, pues esto implica que el comportamiento del mecanismo regulador est determinado no slo por el de las otras partes del sistema, sino tambin e indirectamente por su propio comportamiento en un momento anterior, de modo que lo que acontece en un momento est restringido parcialmente por el propio operar del sistema en el pasado. Esto sucede por el hecho de que la informacin pertinente, aquella cuyo procesamiento hace a la organizacin del sistema, tenga que pasar por la totalidad del circuito; pues de este modo, el tiempo exigido para que estos mensajes puedan retornar al lugar del que partieron es una caracterstica bsica de dichos sistemas. Por ejemplo, en el caso del ciego, el mecanismo que regula su locomocin es, en esencia, un rgano que recibe una diferencia entre la direccin de su marcha real y alguna otra direccin preferida, y que transforma esa diferencia en otra diferencia a travs de algn tipo de mensaje eferente, dirigido por ejemplo al brazo que controla al bastn; y todo este proceso debe repetirse una y otra vez, para poder generar as esa circularidad constante de informacin que le permite al rgano regulador poder continuar controlando el comportamiento del sistema y, eventualmente, corregirlo. En consecuencia, el comportamiento del regulador est determinado no slo por su pasado inmediato, es decir, por la informacin que recibe del sistema, sino tambin por los efectos de su propia accin pasada, que se remonta a aquel momento anterior al intervalo de tiempo que tard el mensaje para completar el circuito y retornar a l; y sobre estos factores, el regulador no tiene ningn control. La historia est encarnada en la estructura misma de estos sistemas y, en este sentido, podra decirse que estos poseen una suerte de memoria determinativa.

Un sistema ciberntico es, entonces, un sistema que alimenta su propia autonoma, pero a travs de la dependencia que lo relaciona con un medio exterior y con su propio pasado; y de esto se sigue que, al contrario de lo que plantea la dicotoma simplificante entre un determinismo absoluto o una independencia absoluta, desde esta perspectiva, la idea de autonoma slo puede concebirse en relacin con la nocin de dependencia. Esto significa que, cuanto ms desarrolle un sistema su complejidad, tanto ms podr incrementar su autonoma, pero entonces, tambin, tanto ms intrincado y diversificado se volver el tejido de sus interdependencias; mientras que, por otro lado, cuanto ms le falte al sistema aquello de lo que depende, tanto menos (o nula) capacidad operativa tendr. Dicho de otro modo, la idea de autonoma no es aqu un concepto sustancial, sino relativo y relacional; lo cual no implica que cuanto ms dependiente sea un sistema, tanto ms autnomo sea tambin, sino slo el hecho de que esto ltimo no puede concebirse sin aquello.

Ms todava, es evidente que no podemos salimos de este crculo y saltar fuera de nuestro dominio cognoscitivo. Sera como, por un fat divino, cambiar la naturaleza del cerebro, cambiar la naturaleza del lenguaje y cambiar la naturaleza del devenir, al cambiar la naturaleza de la naturaleza. Estamos continuamente inmersos dentro de este circular de una interaccin a otra, cuyos resultados dependen de la historia. Todo hacer lleva a un nuevo hacer: es el crculo cognoscitivo que caracteriza a nuestro ser, en un proceso cuya realizacin est inmersa en el modo de ser autnomo de lo vivo.(VII) A modo de conclusin: La unidad de la diferencia. Un pensamiento (complejo) para pensar la complejidad.La anarqua y la unidad son una sola y misma cosa, no la unidad de lo Uno, sino una ms extraa unidad que slo se reclama de lo mltiple.

Las consideraciones anteriores ponen as de manifiesto estas dos nociones de autonoma y ecologa, que expresan los aspectos anverso y reverso de la nocin ciberntica de organizacin.

Tanto en la ciberntica de primer orden como en la de segundo orden, el inters original y central se orient fundamentalmente alrededor de la nocin de autonoma, lo cual resulta evidente por el hecho mismo de que el trmino ciberntica proviene del griego kyberntik, que significara, literalmente, el arte de gobernar.

Fue precisamente dentro de esta perspectiva donde surgi el concepto biolgico de autopoiesis propuesto por Humberto Maturana y Francisco Varela, el cual engloba de una manera bastante completa todo el extenso sentido que fue adquiriendo la nocin de autonoma a lo largo del desarrollo de la ciberntica. Bsicamente, un sistema autopoitico es una unidad organizadora, constituida por una red de procesos de produccin (es decir, de creacin, transformacin y destruccin) de sus propios componentes, los cuales, a travs de sus mismas interacciones y transformaciones, regeneran y realizan continuamente esa misma red de procesos que los ha producido, constituyndola as como la unidad concreta que es y en la que ellos existen especificando las disposiciones de su agrupacin. As pues, la unidad de estos sistemas se define y distingue de las dems a travs la forma especfica en que se estructuran las relaciones internas entre sus componentes (sus procesos, operaciones, etctera), los cuales producen as esos mismos procesos que los han producido. Y esto es lo que significa precisamente que sean sistemas autnomos, es decir, sistemas que estn abiertos a su entorno, pues dependen del intercambio de materia y energa con el mismo, pero que se encuentran cerrados operacionalmente sobre s mismos, puesto que son sus operaciones las que lo distinguen de su entorno.

Por otro lado, desde el enfoque epistemolgico de Bateson, este aspecto puede entenderse a partir del fenmeno del aprendizaje, al cual le asigna un lugar central dentro de la epistemologa ciberntica.

En su sentido ms amplio, Bateson define al aprendizaje como un fenmeno comunicacional (es decir, como un proceso de intercambio de informacin) que denota siempre un cambio de alguna clase. A su vez, distingue diferentes niveles de complejidad dentro de este mismo proceso, cuyo comienzo (al que llama aprendizaje cero) radica as en la base inmediata de todos esos actos caracterizados por un patrn simple de estmulo y respuesta, en los que una entidad manifiesta un cambio mnimo en su respuesta a un tem reiterado de informacin; como por ejemplo, cuando debido a la recepcin de cierta informacin procedente de un acontecimiento externo, cualquier acontecimiento similar que se presente en un momento posterior y adecuado pasa a portar esa misma informacin.

El siguiente nivel, al que llama Aprendizaje I, implica la aparicin de un tem de refuerzo, acorde al cual es reestructurado el patrn de estmulo y respuesta aprendido previamente. El Aprendizaje I consiste, entonces, en aquellos procesos en los que se opera un cambio respecto al tipo respuesta que se ha adquirido en el nivel anterior, y cuyo objetivo es as el de corregir los errores en las elecciones de dicho nivel. Bateson define a estos procesos como los fenmenos del aprendizaje simple o protoaprendizaje, a travs de los cuales el sujeto aprende a resolver ciertos problemas que se le plantean dentro de un determinado contexto, y donde el tipo aprendizaje adquirido depende, por tanto, de la forma en que est estructurado dicho contexto.

El siguiente nivel, al que denomina Aprendizaje II, se refiere entonces al conjunto de esos procesos que Bateson define como los fenmenos del aprender a aprender o deuteroaprendizaje, que son el producto de un cambio progresivo en la tasa de protoaprendizaje, y a travs de los cuales el sujeto adquiere, finalmente, una habilidad cada vez mayor para la resolucin de determinado problemas. De este modo, lo que el sujeto obtiene es cierta informacin que le permite orientarse respecto a un nivel ms abstracto, que se refiere a la estructura del tipo de contexto caracterstico del aprendizaje (es decir, del protoaprendizaje) en virtud del cual aprendi a resolver esos problemas. Lo que cambia, por tanto, es la forma en la que el sujeto percibe determinadas secuencias de acontecimientos, las cuales incluyen sus propias conductas.

As pues, donde realmente interviene este nivel de aprendizaje es, ni ms ni menos, que en la adquisicin de aquellas premisas que determinan gran parte de la conducta de los seres vivientes y, por tanto, de las relaciones entre los mismos. Todos los adjetivos utilizados para describir el carcter de un individuo (como por ejemplo: hostil, dominante, dependiente, cobarde, mentiroso, optimista, etctera) son, para Bateson, descripciones de resultados del Aprendizaje II, que se definen entonces descifrando la estructura del contexto del Aprendizaje I que esperablemente ha promovido este tipo de Aprendizaje II (el cual hizo aplicable dicho adjetivo). Pero, para Bateson, lo que realmente determinan estas premisas no es tanto el carcter de los individuos, sino ms bien el tipo de transacciones que estos establecen con su ambiente (sea algo o alguien); pues trminos como dependiente, sumiso, mentiroso, optimista o dominante, entre otros, slo adquieren un significado definible en cuanto descripciones de segmentos de intercambio entre un individuo y su entorno.

Y es en este ltimo nivel donde se dan, por tanto, los procesos de formacin de hbitos, que poseen aquella funcin tan esencial y necesaria para todo organismo, que es la de economizar los procesos de pensamiento requeridos para la resolucin de determinados problemas, liberando de ese modo una gran y necesaria cantidad de circuitos que podrn ser empleados para resolver nuevos problemas. Lo que estos procesos hacen, en definitiva, es programar ciertas premisas en los niveles ms inconscientes de la mente, que son involuntarios e irreflexivos.

As pues, el anlisis de estos fenmenos se torna fundamental respecto al problema de cmo se construyen y modifican lo que Bateson denomina hbitos aperceptivos, que se refieren a configuraciones de pensamiento a las que describe apropiadamente como gestlticas, pues gestalt es un trmino que denota no slo las nociones de forma, configuracin y estructura, sino tambin la de creacin, que se expresa en la forma verbal de este trmino y se traduce como un disear en el sentido de dar forma. El concepto de hbito aperceptivo refiere, por tanto, a esa manera particular y habitual con que la mente configura el flujo de su experiencia, de modo tal que esta se acomode al tipo de secuencias y contextos que busca (de dominacin, sometimiento, optimismo, o del tipo que hayan sido las estructuras de los contextos de su aprendizaje previo). Esto implica entender que la percepcin puede ser modificada por la experiencia y que, a su vez, esta puede participar de la naturaleza de la misma, denotando as el carcter activo de la mente como un proceso por el cual una nueva experiencia es asimilada y transformada en un residuo de la experiencia anterior, formando as un nuevo todo en el que lo nuevo es reconocido o interpretado en referencia a algo anterior ya conocido.

Lo que se aprende en el Aprendizaje II es, por tanto, una manera de puntuar los acontecimientos. Pero una manera de puntuar no es ni verdadera ni falsa. En las proposiciones de este aprendizaje no est contenido nada que pueda verificarse por contraste con la realidad. Es como una imagen que se ve en una mancha de tinta; no admite correccin ni incorreccin. Es slo una manera de ver la mancha de tinta. Las premisas adquiridas mediante el Aprendizaje II poseen, entonces, la caracterstica general de ser autovalidantes: pues lo que se denomina contexto, tal como se lo ha descripto, incluye tanto la conducta del individuo como los acontecimientos externos; pero nuestras conductas, que han sido determinadas por el Aprendizaje II previo, son tales que moldean el contexto total para adecuarlo a la estructuracin o puntuacin esperada. Esto es lo que se expresa en aquella idea, que defiende la epistemologa ciberntica, de que nosotros creamos el mundo que percibimos; no porque no exista una realidad fuera de la mente, sino porque seleccionamos y remodelados esa realidad para conformarla a la creencias que tenemos acerca de la clase de mundo en el que vivimos. Y esto es, por tanto, lo que se expresa cuando afirman que el ser y el hacer deben ser entendidos como inseparables en el contexto de una visin biolgica de lo que es el hombre, como un ser autnomo capaz de crear continuamente su representacin de la realidad a travs del proceso de su vida.

De este modo, el ser humano es uno de esos tantos sistemas autocorrectivos que se han detallado aqu: un sistema unificado de mensajes en circuitos, que completa el procesamiento de la informacin pertinente para su funcionamiento, como as tambin aquellos procesos del mecanismo de ensayo y error mediante el cual corrige los errores de su conducta en base a la informacin que obtiene de ciertos errores. Y a este mecanismo es a lo que Bateson denomina como proceso estocstico, cuya nocin es importante, finalmente, no slo para entender ms cabalmente este carcter autnomo de los sistemas cibernticos, sino tambin, y fundamentalmente, para entender el carcter ecolgico de la organizacin sistmica del mundo.

Un proceso estocstico es aquel cuyo desarrollo es no determinista y contiene, por tanto, componentes de ensayo y error, de modo que el subsiguiente estado est determinado tanto por elementos aleatorios como por las acciones no aleatorias del proceso. Se trata, pues, de una secuencia de sucesos que combina un componente aleatorio con un proceso selectivo o intencional, el cual dispersa parcialmente los sucesos de modo que slo puedan sobrevivir ciertos resultados del componente aleatorio.

Pero este tipo de proceso, segn vimos, no slo es caracterstico del aprendizaje de un individuo, sino tambin del desarrollo evolutivo de las especies y, en general, de la lgica propia de la supervivencia evolutiva del sistema ecolgico total. En efecto, lo que Bateson pretende a travs de su libro Pasos hacia una ecologa de la mente y en otras obras posteriores es, fundamentalmente, plantear una relacin entre los fenmenos del aprendizaje, la gentica y la evolucin, incluyndolos dentro esta nocin ms abarcadora de los procesos que denomina estocsticos, y mostrar as la similitud e interaccin que existira entre estos dos grandes sistemas de procesos estocsticos: uno situado en el interior de los individuos, al cual denomina aprendizaje (o conocimiento en general), y que incluye los fenmenos del aprendizaje ontogentico (es decir, los procesos del cambio somtico y de la adquisicin de una caracterstica adquirida); y otro inmanente al mecanismo de la mutacin (o la mezcla de la constelacin de genes) que se da en el nivel del cromosoma, que cubre as los fenmenos del cambio gentico, de la herencia y de la filognesis en general, y a los cuales engloba, por tanto, dentro del sistema ms amplio que denomina evolucin.

As pues, lo que Bateson busca a partir de estas ideas (las cuales suponen la introduccin de aquella nocin de la asimilacin gentica de las caractersticas adquiridas, entendida como una clase especial de cambio genotpico que simulara la herencia lamarckiana y que relacionara, finalmente, los niveles separados del cambio gentico y del cambio somtico) es mostrar que tanto cambio evolutivo como el proceso denominado aprendizaje (que incluye las modificaciones somticas) son procesos estocsticos y similares en lo fundamental, que se relacionan dentro del contexto ms vasto del sistema ecolgico, con la diferencia de que el segundo se aplica al mbito de cada individuo en particular, mientras que el primero se refiere a mltiples generaciones de esos individuos. Y esta es, pues, la similitud que posteriormente describira Maturana con detalle en su teora de la biologa del conocimiento, al entender el conocer como accin efectiva, es decir, como la efectividad operacional del ser vivo en el dominio de su existencia, y al sostener entonces la idea de que estos procesos se asimilan de una manera fundamental, en cuanto a que ambos se refieren a la forma en que el organismo conoce su medio.

A su vez, esta nocin de los fenmenos del aprendizaje y de la evolucin, entendidos como dos grandes procesos estocsticos, no slo expresa el carcter ecolgico de la organizacin de estos sistemas, sino tambin su carcter profundamente autnomo, pues este se encuentra implicado en la definicin misma de dicha clase de procesos. Cuando Bateson afirma la naturaleza fundamentalmente estocstica de estos sistemas, lo que est planteando es que las acciones que estos ejecutan estn inscritas en un proceso donde las determinaciones operan al mismo tiempo que lo aleatorio, introduciendo de este modo un aspecto irreductible de incertidumbre. Aquella idea de una causalidad interna o endocausalidad no implica, entonces, recaer en una nocin determinista de la causa final: Fijar rumbos a un sistema no es imponer un camino directo y predictible, sino generar ciertas restricciones que, por caminos variables e impredictibles, reestructuran constantemente el juego complejo entre los componentes del sistema. Regular es generar niveles de meta-estabilidad ms all de, y producto de, un cambio constante en otros niveles de funcionamiento del sistema. Y esto, a su vez, no implica una negacin de toda legalidad, sino una cierta va media en la que se mezclan constantemente los factores de la regularidad y la mutabilidad, y donde lo que encontramos es el tipo particular de regularidad del mundo que experimentamos en un momento dado, pero sin ningn tipo de referencia independiente que pueda garantizarnos la estabilidad absoluta de dicha regularidad. La evolucin es, por tanto, ni ms ni menos que una deriva natural producto de la invariancia de la autopioesis y de la adaptacin. Como para el caso de las gotas de agua, no es necesaria una direccionalidad externa para generar la diversidad y la complementariedad entre organismos y medio que de hecho vemos; tampoco es necesaria tal gua para explicar la direccionalidad de las variaciones en un linaje, ni es el caso que se est optimizando alguna cualidad especfica de los seres vivos. La evolucin ms bien se parece a un escultor vagabundo que pasea por el mundo y recoge este hilo aqu, esta lata all, este trozo de madera ac, y los une de la manera en que su estructura y su circunstancia permiten, sin ms razn que el que puede unirlos. Y as, en su vagabundeo, se van produciendo formas intrincadas compuestas de partes armnicamente interconectadas, que no son producto del diseo, sino de una deriva natural. As tambin, sin otra ley que la conservacin de una identidad y la capacidad de reproduccin, hemos surgido todos, y es lo que nos interconecta a todos en lo que nos es fundamental: a la rosa de cinco ptalos, al camarn de ro, o al ejecutivo de Santiago.

Finalmente, este carcter profundamente interaccionista del sistema ecolgico no implica, tal como suele criticrsele a la teora de sistemas, una disolucin del individuo dentro del sistema interactivo. Al menos en lo que respecta a Bateson, lo que plantea en su teora del aprendizaje y el importante papel que le asigna a la misma, contrarresta claramente esta crtica. Segn su visin, el individuo no slo no se diluye en las relaciones, puesto que se constituye y se explica como individuo a travs de ellas, sino que, adems, aporta su propia individualidad a las mismas, recrendolas y contribuyendo de ese modo al establecimiento de nuevos patrones de relacin, que pueden llegar a transformar toda la estructura de las relaciones del sistema. Siguiendo esta idea, Bateson afirma que, si una persona logra transformar el conjunto de las premisas que estn implantadas en lo ms hondo de su mente, podr comprobar que los resultados de dicho cambio se ramifican por todo su universo; y a tales cambios los llama epistemolgicos. Es precisamente en este nivel profundo es donde se encuentran las premisas de la epistemologa dicotmica, a las cuales, como hemos visto, Bateson considera insanas y vitalmente peligrosas. A partir de esto se entiende, entonces, por qu plantea la cuestin del aprendizaje como un problema fundamental y, en particular, la cuestin de cmo se relacionan los fenmenos del aprendizaje simple con las estructuras gestlticas del pensamiento, pues lo que busca comprender a travs de dichos anlisis es el modo en adquieren estos hbitos y, especialmente, el modo en que podran ser cambiados.

Esta clase de cambio, que se efectuara sobre las premisas adquiridas mediante el Aprendizaje II, requiere entonces de un nivel aun ms complejo de aprendizaje, al cual llama Aprendizaje III. As pues, lo que un individuo adquiere, de ser capaz de acceder a este nivel, es una comprensin que le permitir percibir y actuar en trminos de los contextos ms amplios dentro de los cuales se dieron los contextos del Aprendizaje II. Sin embargo, dado el carcter profundamente autovalidante e inconsciente de las premisas adquiridas mediante el Aprendizaje II, este otro tipo de aprendizaje es, por tanto, un fenmeno sumamente difcil y raro y que, adems, puede resultar peligrosamente patognico, puesto que afecta precisamente a las premisas que determinan la mayor parte de los patrones de conducta del individuo. Por otro lado, mientras que la funcin del Aprendizaje II es la de ahorrarnos los procesos de pensamiento que son empleados para analizar determinadas premisas; la funcin del Aprendizaje III radica, al contrario, en hacer que esas premisas no examinadas queden finalmente abiertas al cuestionamiento y al cambio, proporcionndonos as una mayor flexibilidad respecto a las mismas y una mayor libertad respecto de la servidumbre a nuestros hbitos. Este tipo de aprendizaje implica, de este modo, una profunda redefinicin y reorganizacin de toda la personalidad del individuo, pues las premisas que determinan su carcter dejan de funcionar como el argumento nodal de la estructuracin de su experiencia.

As pues, es en este nivel de aprendizaje donde se producen la clase de fenmenos a los que llama cambios epistemolgicos, y a los que entiende como necesarios y urgentes en el presente contexto de destruccin ecolgica en el que vivimos, pues una de las causas fundamentales de este desastre radicara, precisamente, en este modelo de la epistemologa dicotmica y su gran cantidad de variantes. La resolucin de estos contrarios es, entonces, lo que constituye el refuerzo positivo propio del nivel III. Sin embargo, como es de esperarse, dada la indeterminacin de todo proceso estocstico, tal resolucin puede revestir muchas formas:

Aun el intento en el nivel III puede ser peligroso, y algunos quedan por el camino. Los psiquiatras los rotulan muchas veces de psicticos, y muchos de ellos se encuentran inhibidos de emplear el pronombre de primera persona.

Para otros, ms exitosos, la resolucin de los contrarios puede significar un colapso de gran parte de lo aprendido en el nivel II, poniendo de manifiesto una simplicidad en la que el hambre lleva directamente al comer y el yo identificado no est ya a cargo de la organizacin de la conducta. Ellos son los incorruptibles inocentes de este mundo.

A otros, ms creativos, la resolucin de los contrarios les revela un mundo en el cual la personalidad individual se funde con todos los procesos de relacin en alguna vasta ecologa a esttica de interaccin csmica. Que cualquiera de stos pueda sobrevivir parece casi milagroso, pero algunos se salvan quiz de ser barridos por el sentimiento ocenico gracias a su capacidad de concentrarse en las minucias de la vida. Cada detalle del universo se ve como proponiendo una visin del todo. Estas son las personas para las que William Blake escribi su famoso consejo en los Augurios de la inocencia:

Ver el mundo en un grano de arenay el cielo en una flor silvestre,contener el infinito en la palma de la manoy la eternidad en una hora. BIBLIOGRAFA CONSULTADA- Arocha Rodrguez, Jaime, 1994, Gregory Bateson, reunificador de mente y naturaleza, Revista Nmadas (Col), nm. 1, Universidad Central Colombia.- Bateson, Gregory, 1985, Pasos hacia una ecologa de la mente, trad. de Ramn Alcalde, Buenos Aires, Editorial LOHL-LUMEN, Versin digital.

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