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Monografía Davidson El desacuerdo presupone acuerdo. ¿Pero cuánto? ¿En qué medida hay espacio en Davidson para el desacuerdo ético sustantivo? Depende, por supuesto, de qué entendamos por sustantivo. Debe haber suficiente consenso para identificar el disenso. ¿Esto significa que tenemos que poder identificar con precisión el consenso? Davidson parecería, al discutir actitudes evaluativas, sugerir que sí, pero esto no es necesariamente cierto. Depende, también, de a qué llamemos “ética”. ¿En qué medida compartimos principios con un ISIS? Parece ser un error la idea de que podemos individuar las creencias morales que compartimos. Evidentemente tenemos algo en común: son seres humanos motivados por creencias y deseos. Compartimos muchas creencias (sobre colores, estímulos y perros), y eso es necesario para considerar desacuerdo sobre creencias respecto de la creación del mundo, ok. Pero ¿qué hay de los deseos? ¿Podemos encontrar un deseo lo suficientemente compartido? En otras palabras, ¿podemos comprender al militante de ISIS? El error parece ser plantear que hay consenso: consensuar no es sólo compartir deseos o diagnósticos de fines y medios, sino también compartir la intensidad de esas preferencias. ¿Cómo salvamos al militante de ISIS de ser declarado patológico? Sin duda creemos que es víctima de una patología, ¿cómo es esto compatible con nuestra capacidad de conversar con él? ¿Cómo se dialoga con un “enfermo normativo”? La salida rortyana es que no se dialoga. La salida habermasiana es más sofisticada: el enfermo normativo tiene creencias no explicitadas, lo que nos une con él no es un consenso normativo, sino una disposición. Una manera de conducirnos. Davidson debería modelizar el consenso básico más sobre la identidad de comportamiento que sobre la identidad de creencias. ¿Se puede reducir la identidad de comportamiento a la identidad de creencias? Parece difícil: nuestra creencia en la discusión racional es un resultado de nuestra capacidad de lenguaje, no una causa. No es que tomamos la decisión primero. Claro que podemos traducirlo en términos de creencia, pero eso no explica nada. Como señala Davidson, el concepto de creencia supone

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Monografía Davidson

El desacuerdo presupone acuerdo. ¿Pero cuánto? ¿En qué medida hay espacio en Davidson para el desacuerdo ético sustantivo? Depende, por supuesto, de qué entendamos por sustantivo.

Debe haber suficiente consenso para identificar el disenso. ¿Esto significa que tenemos que poder identificar con precisión el consenso? Davidson parecería, al discutir actitudes evaluativas, sugerir que sí, pero esto no es necesariamente cierto.

Depende, también, de a qué llamemos “ética”. ¿En qué medida compartimos principios con un ISIS? Parece ser un error la idea de que podemos individuar las creencias morales que compartimos. Evidentemente tenemos algo en común: son seres humanos motivados por creencias y deseos. Compartimos muchas creencias (sobre colores, estímulos y perros), y eso es necesario para considerar desacuerdo sobre creencias respecto de la creación del mundo, ok. Pero ¿qué hay de los deseos? ¿Podemos encontrar un deseo lo suficientemente compartido? En otras palabras, ¿podemos comprender al militante de ISIS? El error parece ser plantear que hay consenso: consensuar no es sólo compartir deseos o diagnósticos de fines y medios, sino también compartir la intensidad de esas preferencias.

¿Cómo salvamos al militante de ISIS de ser declarado patológico? Sin duda creemos que es víctima de una patología, ¿cómo es esto compatible con nuestra capacidad de conversar con él? ¿Cómo se dialoga con un “enfermo normativo”? La salida rortyana es que no se dialoga. La salida habermasiana es más sofisticada: el enfermo normativo tiene creencias no explicitadas, lo que nos une con él no es un consenso normativo, sino una disposición. Una manera de conducirnos. Davidson debería modelizar el consenso básico más sobre la identidad de comportamiento que sobre la identidad de creencias. ¿Se puede reducir la identidad de comportamiento a la identidad de creencias? Parece difícil: nuestra creencia en la discusión racional es un resultado de nuestra capacidad de lenguaje, no una causa. No es que tomamos la decisión primero. Claro que podemos traducirlo en términos de creencia, pero eso no explica nada. Como señala Davidson, el concepto de creencia supone la falibilidad. Si creemos que hay un incendio en una casa, es porque somos capaces de barajar la posibilidad de que nuestra creencia esté equivocada. La posibilidad que no somos capaces de entretener (salvo, quizás, en casos de trastornos mentales) es que nuestras capacidades no sean tales. No se puede dudar de que se piensa (aunque quizás no por las razones cartesianas, sino más bien por las razones peirceanas: el concepto de “duda” no tiene sentido en un contexto cartesiano, ¿valdría decir lo mismo respecto del concepto de creencia?)