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MONOGRAFIA DE ESTUDIOS SOCIALES
TEMA:
LA VIDA DE ELOY ALFARO
POSTULANTE:
Jean Carlos Franco
2012-2013
COLEGIO
FISCAL
MIXTO
VENTANA
S
Colegio Fiscal Mixto “Ventanas”Hcda. Potrerillo—Ventanas—Los Ríos
Código Nº 4293Código AMIE: 12H01136
Telefax 052971250Correo electrónico: [email protected]
Dirección: Calle Jimmy Izquierdo y la R
Ventanas, 21 de diciembre del 2012
CERTIFICACIÓN
SEÑOR, MSC. LCDO.
HÉCTOR RIQUERO CASTRO.
RECTOR DEL COLEGIO FISCAL MIXTO “VENTANAS”.
EN SU DESPACHO.En mi calidad de Tutor del trabajo de investigación sobre el tema “La Vida de Eloy Alfaro”. Cuya autoría corresponde al alumno Jean Carlos Franco, proponente de la Especialización de Químico Biólogo, a usted muy respetuosamente certifico:
Haber dirigido y asesorado la monografía de grado en todas sus fases interactuante del proceso investigativo de acuerdo al cronograma de actividades.
Que ha sido realizada según las exigencias metodológicas, técnicas y científicas necesarias para el crecimiento académico de su persona.
Que cumple con los requisitos del reglamento de grado del Colegio Fiscal Mixto “Ventanas”, lo expuesto AUTORIZO SU PRESENTACIÓN, SUSTENTACIÓN Y DEFENSA.
Cordialmente,
_____________________________Lcdo. Israel Castro Magayanes.
TUTOR
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APROBACIÓN DE LA SUSTENTACIÓN
EL TRIBUNAL EXAMINADOR DEL PRESENTE TRABAJO INVESTIGATIVO, TITULADO:
“LA VIDA DE ELOY ALFARO”
Presentado por la Sr. Jean Carlos Franco B.
OTORGA LA CALIFICACION DE
………………………………………………………………………
EQUIVALENTE A:
………………………………………………………………………
TRIBUNAL:
Msc. Héctor Riquero Castro Lcda. Sulma Vera Flores RECTOR VICERRECTORA
Lcdo. Israel Castro Magayanes. DELEGADO
CONSEJO EJECUTIVOTUTOR DE
MONOGRAFÍA
LECTOR DE TESIS SECRETARIO
Ventanas, Diciembre del 2012
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CERTIFICADO DE AUTORIA DE TESIS
Ventanas, 21 de diciembre del 2012
Yo, Jean Carlos Franco, portador de la Cedula de Ciudadanía N. 121689807-0 estudiante del Tercer Año de Bachillerato especialización Quimico-Biologo, Previo a la Obtención de la calificación del segundo Quimestre, en la asignatura de Estudios Sociales, declaro que soy autor del presente trabajo de investigación educativo, el mismo que es original, autentico y personal.
Todos los efectos académicos legales que se desprenden del presente trabajo es responsabilidad exclusiva del autor.
_____________________________________
Jean Carlos Franco B.
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DEDICATORIA
Con todo mi cariño y respeto a:
Mis padres, quienes son el pilar fundamental en el que me apoyo cada día de mi existencia, en todo momento y en cada circunstancia.
Mis hermanos, compañeros de toda mi vida, conocedores de mis ideas, pensamientos y sentimientos.
Aquel ser Todopoderoso, que nos infunde confianza en realizar las cosas por un futuro prometedor.
Atentamente,
Jean Carlos.
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AGRA
DECIMIENTO
Con mucho respeto a:
Lcdo. Israel Castro, tutor y guía de Monografía, quien con sus conocimientos y don de gente ha influenciado en mí para poder llevar a cabo el trabajo realizado.
La institución que me permite aspirar a un título de bachiller, el Colegio Fiscal Mixto “Ventanas”, y sentirme orgulloso de constar entre las páginas de su historia como uno de sus alumnos.
A todas aquellas personas quienes de una u otra manera contribuyen en el mejoramiento de mi vida.
Atentamente,
Jean Carlos.
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INDICE
CERTIFICACIÓN ii
APROBACIÓN DE LA SUSTENTACIÓN iii
CERTIFICADO DE AUTORIA DE TESIS iv
DEDICATORIA v
AGRADECIMIENTO vi
INTRODUCCION ix
1. CAPITULO
CAMPO CONTEXTUAL PROBLEMÁTICO
1.1. JUSTIFICACION
1.2. OBJETIVOS
1.2.1.OBJETIVO GENERAL
1.2.2.OBJETIVOS ESPECIFICOS
10
10
11
1111
2. CAPITULO
MARCO TEÓRICO
2.1 ENFOQUES TEÓRICOS DE LA
INVESTIGACION ASUMIDOS
2.2 CATEGORIAS DE ANALISIS TEÓRICO
CONCEPTUAL
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12
14
vii
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3. CAPITULO
OBRAS IMPORTANTES
3.1. OBRA NUMERO 1
3.2. OBRA NUMERO 2
25
25
26
4. CAPITULO
LEGADOS IMPORTANTES PARA EL SER
HUMANO
4.1. PENSAMIENTOS
4.2. OPINIONES DE PERSONAS SOBRE EL TEMA O PERSONAJE
4.3. CONCLUSIONES
27
27
27
28
LINKOGRAFÍA VISITADA 29
ANEXOS 30
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INTRODUCCION
Escribir la vida de Eloy Alfaro vale tanto casi como escribir la historia de la República del
Ecuador, a partir de su separación de la Gran Colombia de Bolívar. No he pretendido
esto, que será afán de otras tareas. He querido presentar a un hombre, pero su retrato
de gran americano se individualiza en los primeros planos de un paisaje histórico de
muchos años, y se reafirma entre las innúmeras figuras de un coro trágico.
Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre el ilustre general manabita Eloy Alfaro Delgado,
a quien el Ecuador tuvo la suerte de tenerlo como Jefe Supremo y Presidente de la
República en dos periodos entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX 1895-1901 /
1905-1911, en cuyo ciclo de gobierno realizó la más trascendente y fecunda
transformación que ha tenido el Ecuador a lo largo de su Historia, convirtiéndose en el
gran constructor del Estado moderno del Ecuador del siglo XX; no teniendo dudas en
afirmar que sin Alfaro el Ecuador hubiese tenido serios problemas en su supervivencia
como país durante el pasado siglo XX, afirmación que me atrevo a efectuar porque
fueron las dos Constituciones mentalizadas por Alfaro, la de 1897 y la de 1906, sobre
todo ésta última, la que contiene la Declaración de principios que ha regido la vida
democrática del Ecuador en el último siglo. Aparte de ello se preocupó de expedir un
conjunto de leyes para dotar al Ecuador de un andamiaje jurídico lo suficientemente
consistente para que no sea vulnerable a circunstancias o episodios desestabilizadoras
en su organización como Estado y/o República. Si Bolívar nos creó como país en el siglo
XIX (1830), Alfaro es el creador de la II República entre fines del siglo XIX y la primera
década del siglo XX.
ix
1. CAPITULO
CAMPO CONTEXTUAL PROBLEMÁTICO
1.1. JUSTIFICACION
Al ser estudiante de la Especialización de Químico- Biólogo, me apasiona conocer los principales aspectos e influencias que tuvo la vida de Eloy Alfaro, sus obras e ideales en nuestro país, más específicamente el aspecto económico, político y social.
Debo justificar añadiendo que el rol investigativo contaba con todos los elementos necesarios, tiempo, recursos económicos y humanos, por cuanto se constituía en una investigación factible.
También quiero mediante ésta monografía hacer un aporte para mis compañeros, de todo el colegio, para que tengan un trabajo de investigación al que puedan recurrir en caso de necesitarlo, lo pongo a su disposición.
10
1.2. OBJETIVOS
1.2.1.OBJETIVO GENERAL
Aprender la importancia que tuvo el Gral. Eloy Alfaro en la historia de
nuestro país.
1.2.2.OBJETIVOS ESPECIFICOS
Describir la Vida, desde su inicio y fin del Gral. Eloy Alfaro.
Reseñar las obras más importantes que realizo el Gral. Eloy Alfaro.
Indicar las diversas opiniones y frases célebres del Gral. Eloy Alfaro.
11
2. CAPITULO
MARCO TEÓRICO
2.1 ENFOQUES TEÓRICOS DE LA INVESTIGACION ASUMIDOS
José Eloy Alfaro Delgado fue hijo de Juan Alfaro y González, republicano español
natural de Cervera del Río Alhama (La Rioja) quien llegó a Ecuador en calidad de
exiliado político y de María Natividad Delgado López, nacida en Montecristi el 8 de
septiembre de 1808, hija de Rafael de la Cruz Delgado, que varias veces fue el
regidor del Cabildo de Montecristi y de María de la Cruz López, mestiza.
Según la tradición, los Delgado de Montecristi eran propiamente de apellido Quijije,
descendientes de un cacique de apellido Quijije que fue forzado a adoptar el
apellido de un capitán español de apellido Delgado.
José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar natal y al concluir esos estudios,
se dedicó a ayudar a su padre en los negocios. Durante su juventud se identificó con
el liberalismo anticlerical, doctrina que se conoció posteriormente como el
liberalismo radical ecuatoriano. Luchó contra los presidentes García Moreno,
Borrero, Veintemilla y Caamaño, por lo que la tradición lo conoce como el "Viejo
Luchador" o "el General de las Derrotas". Eloy Alfaro pasó por muchas y serias
dificultades en las diversas campañas que emprendió, tendientes a combatir la
tiranía, en estos combates gastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de su
esposa de esa nacionalidad Ana Paredes Arosemena, de ese matrimonio nacieron
nueve hijos: Bolívar, Esmeraldas, Colombia, Colón, Bolívar (2), Ana María, América,
Olmedo y Colón Eloy; Rafael nació fuera del matrimonio.
Desde muy joven participó en gestas rebeldes como en el Colorado; casi pierde la
vida en el combate naval del Alajuela, cuando intentó desembarcar en Ecuador con
una tropa revolucionaria y fue derrotado por el Gobierno conservador. Al hundirse
su barco, se salvó aferrado a un barril. Participó en los combates de Montecristi,
Galta, San Mateo, Esmeraldas, Guayaquil, Jaramijó, Cuenca y Chasqui.
12
Durante sus exilios, recorrió Centroamérica, siendo el Congreso de Nicaragua el que
le otorgó el grado de General de División en ese país. Según declaró el Gobierno del
presidente Rafael Correa en 2012, Alfaro nunca llegó a ser general en el Ejército
ecuatoriano, por lo que Correa lo ascendió post mortem al grado de General de
Ejército, máxima jerarquía del Ejército ecuatoriano en la actualidad, pero que no
existía en su época, en una ceremonia especial el 5 de junio de 2012.
Historiadores militares como el ex alcalde de Quito y héroe de la Batalla del Cenepa,
general (r) Paco Moncayo, aclararon que Eloy Alfaro fue legalmente general de
División del Ejército del Ecuador desde el 24 de agosto de 1895.1 y que no fue
"general de Ejército" por no existir ese rango en su época. Alfaro fue ascendido por
el Consejo de Ministros cuando ya ostentaba la jefatura suprema de la República,
según reza el decreto respectivo, que menciona sus triunfos en los combates de la
guerra civil de ese año, como Gatazo.
Moncayó precisó que según documentos del Ministerio de Guerra y Marina del
Ecuador de 1900, que publicó en ese año el Escalafón Militar de los generales
ecuatorianos, con sus respectivas antigüedades, Eloy Alfaro fue nombrado general
de Brigada el 2 de febrero de 1883, durante la guerra civil que derrocó al general
Ignacio de Veintimilla, quien ejercía de "jefe supremo y capitán general de los
Ejércitos de la República", es decir, de dictador.
Apoyó también a varios liberales, como el escritor Juan Montalvo, a quien le ofreció
ayuda económica. Una vez en el poder, glorificó la memoria de Montalvo como
maestro del pueblo ecuatoriano.
En 1911 él intentó dar un golpe de Estado en Ecuador, para retornar al mando del
país, pero fue derrotado por las fuerzas del Gobierno constitucional, cerca de
Guayaquil y enviado detenido a Quito, en el ferrocarril que paradójicamente
impulsó a construir.
Como consecuencia de su intento golpista, fue enviado preso a Quito y el 28 de
enero de 1912, una turba de la capital, que se sospecha estaba inspirada por la
oposición, sus enemigos políticos y parte del clero católico, asaltó el Penal García
13
Moreno, en donde fue encerrado. Alfaro fue linchado por cocheros, prostitutas
conocidas, soldados vestidos de paisano y fieles católicos, y sus restos arrastrados y
quemados en una pira, en uno de los hechos más horrendos de la historia
ecuatoriana.
2.2 CATEGORIAS DE ANALISIS TEÓRICO CONCEPTUAL
Uno de los principales aportes de Eloy Alfaro fue la creación de colegios públicos
laicos, quitándole a la Iglesia Católica el monopolio de la educación. Estas medidas
fueron inspiradas por librepensadores como Juan Montalvo y José Peralta, quienes
impulsaron la secularización de la sociedad ecuatoriana. La creación de colegios
públicos y de colegios privados para la formación de profesores laicos, fue una de
las principales tareas de Eloy Alfaro. Una de las medidas de la Revolución liberal que
se mantuvo durante décadas fue la obligación de los estudiantes de los colegios
católicos de rendir sus exámenes y validar sus conocimientos ante los maestros
laicos del Estado. El primer colegio laico del país, fundado en 1896 por Eloy Alfaro
fue el colegio Bolívar de Tulcán, siguiéndole colegios como el Mejía y Manuela
Cañizares de Quito. El general fue miembro de las logias masónicas, al igual que los
próceres de la Independencia, y sus esfuerzos para separar la Iglesia del Estado
fueron consagrados en aspectos como la creación del Registro Civil. Esta medida
permitió que las personas tuvieran derecho a la identidad sin necesidad de ser
católicos. Alfaro promovió la libertad de cultos, permitiendo el ingreso al país de
misiones protestantes, en especial, de Estados Unidos. De esta forma, Alfaro puso
las bases de la secularización de la sociedad y su apertura al mundo, que se
desarrollaría ampliamente a lo largo del siglo XX.
Desde mediados de 1911, en Quito y en todo el país, se fue afianzando y
extendiendo, un clima anti-alfaristas que culminó el 11 de agosto con un golpe de
estado militar, que obligó a Eloy Alfaro a dimitir de la presidencia, a refugiarse en la
Legación de Chile y posteriormente exiliarse a Panamá. Según estima Cristóbal
14
Gangotena, un testigo presencial de los hechos que dejó una crónica, la vida de
Alfaro ya corrió peligro durante su derrocamiento, siendo salvado por los cónsules
de Brasil y Chile. Este último, de apellido Eastman, fue el responsable de un acuerdo
que permitió que Alfaro salga ileso, pero comprometiéndose a salir del país por lo
menos un año. Desde entonces, el Viejo luchador, perdería todo el apoyo en el
Congreso, en donde la "mayoría constitucionalista" lanzaba furibundos ataque
contra él, llegándose a plantear incluso la colocación de una placa difamatoria
contra el Alfarismo en el Palacio de Carondelet y a pedir su extradición, para
juzgarlo, mientras los hombres del antiguo régimen eran apresados y sufrían las
consecuencias de la ira de un populacho que enfurecido linchó al Coronel Quiroga.
En este clima, Víctor Emilio Estrada, asumió el poder, pero sus problemas del
corazón lo llevaron a la tumba después de tres meses. El Congreso en donde los
placistas y conservadores dominaban, eligieron al presidente del Congreso Carlos
Freile Zaldumbide para que se encargue del Gobierno, lo que fue rechazado por los
alfaristas de Esmeraldas que eligieron a Flavio Alfaro como Jefe Supremo, a la vez
que el general Pedro Montero, fiel seguidor de Alfaro y Jefe Militar de Guayaquil, se
proclamó por su parte, como Jefe Supremo del Guayas. El general Leonidas Plaza
Gutiérrez en nombre del Gobierno, como jefe del Ejército, se dirigió a Guayaquil,
para combatir el levantamiento de Montero, que había recibido el apoyo de Flavio
Alfaro y del propio Eloy Alfaro, quien regresó de Panamá, ante el pedido de
Montero para actuar como mediador y pacificador. Alfaro regresó, para servir de
mediador entre los suyos y el Gobierno y evitar mayores problemas para el
radicalismo y aun la mismísima desaparición del partido.
Las fuerzas liberales fueron derrotadas en sucesivas batallas en Huigra, Naranjito y
Yaguachi, donde mueren cerca de 1.000 hombres, en una corta guerra civil.
Montero se vio obligado a llegar a un acuerdo de capitulación en el que se pedían
garantías para Alfaro y sus compañeros. Ante la eminente derrota del liberalismo, el
Viejo luchador firma la rendición, que fue mediada por los cónsules de Estados
Unidos y Gran Bretaña en Guayaquil. Contemplaba la rendición de las fuerzas
liberales, amnistía a Montero y los partícipes del 28 de diciembre, y el exilio
15
voluntario de don Eloy, en un vapor asignado por el Gobierno. No habría
represalias.
Pero la Capitulación no fue respetada, se argumentó que Alfaro tampoco había
respetado su compromiso anterior de 1911, y el General Leonidas Plaza, Jefe de las
fuerzas gobiernistas, ordena la detención de Eloy y Flavio Alfaro, Pedro Montero y
Ulpiano Páez; además, se aprehendió a personas que nada tuvieron que ver con los
hechos anteriores, sino por el simple hecho de ser liberales, como Medardo Alfaro,
el periodista Luciano Coral, director del periódico liberal El Tiempo y Manuel
Serrano.
El General Montero fue juzgado por traición en Guayaquil, bajo el pretexto de estar
sujeto a la jurisdicción militar, en donde al final de la sentencia que lo condena a 16
años de prisión, un soldado le disparó en la frente y lo arrojó a la calle desde una
ventana. Como en un anticipo macabro de lo que vendrá, el pueblo arrastró el
cadáver por las calles de Guayaquil y lo quemó en forma bestial en una plaza.
"El cadáver, entonces, fue abandonado en las calles, descuartizado y por fin
quemado en una plaza"
El Presidente Freile ordena que los otros prisioneros sean llevados a Quito. Plaza,
aparece como contrario a esta disposición, pero el historiador Roberto Andrade lo
acusa de haber manipulado la decisión y planeado el asesinato de los jefes del
radicalismo, que finalmente ocurrió en la capital el 28 de enero de 1912 en el Penal
García Moreno. Como una ironía histórica, el general Alfaro fue llevado a Quito en
el mismo tren que él construyó.
Controvertida es aún hoy, la cuestión relativa a los responsables materiales e
intelectuales, del asesinato de Alfaro y varios de sus tenientes.
La historia oficial atribuye tal vergüenza a la plebe. El historiador Roberto Andrade,
contemporáneo de Alfaro, acusa a Leonidas Plaza; otros investigadores lo liberan.
Nadie niega que fuera un crimen político y horrendo, instigado por móviles
protervos, que aún hoy llenan a la República de estupor.
16
"Enseguida desembarcó Plaza con su ejército. Su primera decisión en Guayaquil, fue
la violación de las Capitulaciones. En algunos de sus telegramas manifestó sorpresa
porque los Generales no habían fugado: ésta es declaración de que él lo hubiera
hecho, porque para él nada importa un compromiso. En la mejor acción de este
hombre se deja vislumbrar la estrofa de una canalla. Mandó prender á los generales
Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, quienes se hallaban juntos, esperando la designación del
vapor en que debían embarcarse (...) Plaza había tenido buen cuidado de incorporar
en el populacho a soldados disfrazados y escogidos, para que mataran a los
generales en la calle, cuando los conducían a prisión". Se refiere a Plaza: "Y a su
cómplice Valverde le telegrafiaba a Manabí en las mismas horas: "El hecho de haber
caído prisioneros todos los cabecillas está revelando que una justicia superior va á
destruir el mal de una manera radical y para siempre"
Guardaban el Penal García Moreno el Regimiento No. 4, los batallones "Quito" y
"82", y secciones de policía. Se estimó en el año de 1919, en 600 soldados armados
a la guarnición que debía proteger la prisión y mantener el orden, pero no lo hizo.
Conducidos por el coronel Alejando Sierra y sus soldados del batallón Marañón a
pie y a caballo, los prisioneros de guerra entraron en Quito. A pesar de que era un
secreto a voces que se tramaba un linchamiento -algunos diarios hasta lo insinuaron
en sus editoriales, aunque dado el porcentaje de analfabetismo de la época es muy
poco probable que hayan influenciado directamente a la masa- Sierra paseó al
general Alfaro en un automóvil blanco desde el sector de Chillogallo, en la entrada
sur de Quito, al Penal, tomando las calles más concurridas, donde la gente pudo
verlo e insultarlo. Según relató Cristóbal Gangotena y Jijón, el auto iba conducido
por un francés llamado Hubert, quien fue insultado por la gente. Gangontena cree
que hubo incidentes entre la guardia y la gente, al extremo de haber un muerto y
por lo menos un herido. Los militares entregaron a Alfaro en la Penitenciaría, donde
17
fue encerrado en la Sección E, junto con sus tenientes. Pero no hubo tiempo ni
siquiera de asegurar las celdas, cuando empezó el ataque.
Era poco después del mediodía cuando una turba, estimada por el fiscal Pío
Jaramillo Alvarado en el año de 1919, en cuatro mil personas, rodeó el Penal para
asaltarlo. Los militares, según pudo establecer el fiscal, no solo que no ofrecieron
resistencia, sino que llamaron a la gente para darle armas y elementos para el
ataque. Solo la guardia interna del Penal resistió, asegurando las puertas con lo que
tenían a mano, pero estas fueron rápidamente destruidas. Todos los tiros
disparados fueron contra el Penal, sin que se hiciera fuego desde el interior. Según
pudo establecer Gangotena en una visita a los pocos días, los asesinos forzaron a
tiros una ventana y una puerta de madera, mientras que no pudieron romper la
puerta principal. La puerta de madera había sido asegurada con unos adobes, sin
éxito. Quienes entraron abrieron luego la puerta principal y supieron rápidamente
en donde estaban los presos, pues se dirigieron a la Serie E sin demoras.
El general Alfaro, que tenía 70 años, le dijo al director del Penal, Rubén Estrada, que
se ahogaba y pidió un cajón para sentarse, pues en la celda no había mueble
alguno. El director declaró que había dispuesto que le den una silla.
Un grupo de artesanos de Quito, armados con fusiles, pistolas y garrotes, ingresaron
con facilidad a las celdas donde se había conducido al ex presidente y sus tenientes.
Las puertas de las celdas estaban abiertas, pues, según declararon los empleados
del presidio, no tuvieron tiempo de asegurarlas con candados, salvo en el caso de la
celda de Flavio Alfaro.
Cuando el general anciano sintió un ruido, púsose en pie y se acercó a la puerta, en
ademán de imponer silencio. Un cochero llamado José Cevallos, al parecer un
sicario contratado por el ministro de Gobierno de Freile, Octavio Díaz, entró en la
celda a matarlo. Según Gangotena, el general llevaba consigo una botella de cognac,
que lanzó contra él.
18
El testigo del asesinato del general, Adolfo Sandoval, declaró en el proceso:
“Penetré por medio de aquel populacho hasta la puerta de aquel establecimiento,
que ya la encontré despedazada y que habían botado una especie de muro de
adobe, que habían hecho para resguardarle. Habiendo subido la escalera de la Serie
‘E’ encontré en una celdilla a los Generales Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, y me consta
que el cochero José Cevallos, dirigiéndose al General Alfaro le dijo: ‘dónde están los
millones que has robado viejo sinvergüenza’, le dio de golpes con un palo que tenía
en la mano, lo boto al suelo, y en seguida con el rifle que tenía, lo mató, y luego hizo
lo mismo con el General Páez. Cuando muerto ya el General Páez, el carpintero
Emilio Suárez, le dio un barretazo en la cara que le hizo tortilla, sacaron sus
cadáveres que los botaron de ese altillo para abajo, y los bajaron. En seguida volvió
a subir Cevallos, gritando ‘falta un bandido’, y dirigiéndose a la celdilla en donde
había estado el General Flavio E. Alfaro, en cuyas puertas que habían estado
aseguradas con candado, rompió éste a balazos, penetró, le hizo un tiro, con el que
cayó muerto, en cuyas circunstancias entró un joven con pistola en mano, con la
que también le hizo un tiro: no conocí a ese joven, pero debe dar razón el sindicado
Cevallos. Vi también al zapatero Montenegro con cuchillo y que gritaba también,
que había que matarles a los Flavistas, y el cochero de la señora Isabel Palacios,
hacía tiros en las celdillas de los presos, en compañía de muchas personas a quienes
no pude conocer porque eran numerosas y debido también a la ofuscación que
existía; pues es inexplicable lo que acontecía, puesto que los hechos que pasaban
eran terribles”.
Según relató Gangotena, Ulpiano Páez había escondido un revólver en la bota, con
el que pudo defenderse y abatir a uno de los atacantes, antes de recibir un tiro fatal
en el rostro. Flavio Alfaro, que tenía la puerta de su celda cerrada, pudo resistir
varios minutos a los balazos que le disparaban desde el exterior, pero finalmente
fue alcanzado por tiros de rifle. Los asesinos mataron a un preso común, al que
confundieron con uno de los políticos liberales.
En la versión de Andrade, un individuo de apellido Pesantes llamó al pueblo y abrió
las puertas, entregó los cadáveres y ordenó, que los arrastrasen y quemasen. Según
19
estableció el fiscal Pío Jaramillo Alvarado en 1919, un grupo de artesanos mestizos,
llamados José Cevallos, José Emilio Suárez, Alejandro Salvador Martínez, Julio Vaca
Montaño, María Mónica Constante, Emilia Laso y Silverio Segura fueron los
principales cabecillas del grupo de asesinos que ingresó por la fuerza al Penal de
Quito y los organizadores del linchamiento, y posterior quema de los restos. A pesar
lo escrito por José María Vargas Vila, en su libro "La muerte del Cóndor", no
participaron en el crimen indígenas ni personas venidas de otras ciudades, pues casi
todos eran personas conocidas como artesanos y cocheros de Quito. Sobre
Cevallos, el fiscal no pudo concretar su relación con el ministro de Gobierno,
Octavio Díaz, con quien al parecer trabajaba y estuvo pocos minutos antes de
sumarse a la turba y liderar el asesinato de Alfaro. Esto fue negado siempre por
Díaz.
El espectáculo fue horrendo. Los cadáveres desnudos fueron amarrados por la turba
de pies y manos. Al cadáver del periodista liberal Luciano Coral un abogado le cortó
la lengua y la llevaba en la punta de su bastón mostrándola a la gente.
Mujeres como María Mónica Constante, alías La Chimborazo y Emilia Laso
encabezaron la carnicería, arrastrando ellas mismas los restos de los generales
asesinados por prácticamente toda la ciudad, desde el Penal García Moreno en el
centro hacia las afueras, a un descampado en el norte de Quito conocido como El
Ejido (hoy es un parque de la ciudad) desde tiempos coloniales.
Los cadáveres de Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, fueron arrastrados por las calles
Rocafuerte, Venezuela y Guayaquil, pasando por las plazas de Santo Domingo y La
Independencia, para luego converger hacia el Ejido. Una vez ahí, se encendieron por
lo menos cinco hogueras para quemar los restos, ya muy deteriorados por el
arrastre a lo largo de muchas cuadras sobre calles pavimentadas de piedra.
Fue desde el tejado de una casa en la Plaza de Santo Domingo, que Gangotena pudo
ver lo siguiente:
“Me fui hasta la esquina a tiempo para alcanzar a ver pasar el cuerpo desnudo de
don Eloy Alfaro, que fue el que primero bajaron. Iba el cadáver desnudo de cintura
20
arriba, en las piernas conservaba un calzón azul de paño; al lado de la boca, en el
lado izquierdo, tenía una herida, que no pude saber si era de balazo o de arma
blanca. La cabeza parecía tener triturados todos los huesos del cráneo, de tal
manera que temblaba como una bolsa de gelatina: mil años viviré que no olvidaré
nunca lo que he visto. En la caja del cuerpo, que iba descubierta, yo no pude ver
herida alguna, aunque decían que tenía una en la tetilla izquierda. Ví, sí, manchas
de sangre en el pecho, pero no me parecieron sino provenientes de la herida de la
cara. Al ver pasar esa masa horripilante, no pude contener un gesto de horror, me
llevé constantemente las manos a la cara y se me escapó un grito "qué horror".
Pero entonces un muchacho me increpó, "canalla ajo" me gritó, apuntándome con
un revólver (...) El populacho llevó los cadáveres por toda la carrera Guayaquil,
hasta la Plaza de La Alameda, en donde se dice que mutilaron el cuerpo de don Eloy
Alfaro, cortándole el miembro viril."
Gangotena relata a continuación, que los asesinados armados le obligaron a
aplaudir el espectáculo horrendo que presenciaba a punta de pistola. Aunque la
turba gritaba "viva el pueblo católico", la Iglesia Católica no participó en la masacre.
El arzobispo de Quito, Federico Gonzáles Suárez, relató luego de los hechos:
"En los momentos en que los cadáveres de los Generales Eloy Alfaro y Ulpiano Páez,
eran arrastrados por la Plaza de la Independencia, un grupo del pueblo penetró al
Palacio Arzobispal y se dirigió decididamente a los departamentos ocupados por el
I. y Rvmo. señor Arzobispo. Al oír el ruido, salió de su cuarto Monseñor González
Suárez y adelantándose a los del grupo, les preguntó qué querían. A lo que le
contestaron: Dénos su Señoría Ilustrísima el permiso para repicar las campanas de
la Catedral, porque el señor Sacristán Mayor (entonces el Presbítero señor José
Miguel Meneses) no quiere permitirnos. Y ¿por qué quieren ustedes repicar las
campanas de la Catedral?, replicó el I. señor Arzobispo. Porque, contestaron,
debemos alegrarnos de que hayan desaparecido los que tanto perseguían a la
Iglesia. La Iglesia no puede aplaudir esta conducta, y así ustedes deben retirarse de
aquí y les prevengo que no han de poner un dedo en las campanas de ninguna
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iglesia, concluyó el Prelado. No hubo, pues, repiques de campana en las iglesias
católicas, como pretendieron algunos exaltados”
Ni el Ejército ni la Policía presentes intervinieron, hasta cuando los asesinos dejaron
la hoguera que el escritor Alfredo Pareja Diezcanseco llamó "la Hoguera Bárbara".
Se supo que el Gobierno dio la orden de no reprimir ni intervenir, tanto a los
mandos militares, cuanto al intendente de Policía de Quito. El intendente declaró
en el proceso que fue el propio Freile quien le dio la orden de no impedir los
desmanes, por lo que renunció inmediatamente.
Gangotena relata que la turba arrastró los cuerpos por toda la Plaza de la
Independencia y luego bajó hacia San Agustín, en donde vivía Freile Zaldumbide, en
cuya casa intentaron penetrar para dejarle los muertos, cosa que impidió la guardia
presente. Freile declaró que estaba enfermo y en cama, por lo que se excusó de
salir a ver el espectáculo.
Gangotena describe que fue a ver la escena en el parque capitalino, cerca de las
16:30. Nos precisa que no uno hubo una sola hoguera, sino por lo menos cinco,
alineadas de este a oeste en el descampado y que solo la que contenía los despojos
de Eloy Alfaro y Luciano Coral, había destruido mayormente los restos. Mezquina
hasta con el combustible, la chusma dejó a medio quemar y reconocibles los restos
del general Ulpiano Páez, así como los de Medardo y Flavio Alfaro, en cuyos
cadáveres mutilados era posible todavía ver las vísceras. Se podían ver también,
precisa el testigo, los restos de las cuerdas que los asesinos amarraron en los
tobillos de las víctimas. Algunos niños jugaban con los muertos, picándolos con
palos.
Sobre los restos de Eloy Alfaro, precisa:
"Había ahí, a las 4 y media que llegué, cuatro (luego destaca que son cinco) piras
ardiendo. En el número 1 estaban Eloy Alfaro y Luciano Coral. En el 2 el general
Manuel Serrano, en el 3 el general Ulpiano Páez, en el 4, Flavio y Medardo Alfaro,
en el 5 había sido puesto Medardo, pero como se apagara, habían traslado el
cadáver a la hoguera en la que estaba Flavio. A la hora en que yo vi este terrible
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espectáculo, el fuego estaba ya casi apagado. No había llamas, sino apenas brazas
de candela, los cuerpos medio carbonizados con la propia grasa entretenían al
fuego expirante, lo que producía mucho humo, de un olor nauseabundo(...) en la
primera el que estaba más consumido por el fuego era don Eloy Alfaro, Coral
también estaba irreconocible, los dos tenían carbonizadas las cabezas y el flanco del
cuerpo y los muslos, don Eloy tenía una canilla enteramente carbonizada, los pies y
las manos de los dos, contraídas horriblemente, estaban casi intactas. Esta hoguera
parece ser la que más combustible tuvo, y por ende, la que más destruyó los
cadáveres."
Empero, como si nada hubiera ocurrido, una banda de música ofreció una retreta
frente a la casa de gobierno, el Palacio de Carondelet. Los diarios de la época
apenas reportaron el hecho con pequeñas notas. Al término de su relato,
Gangotena precisa que el sentir de la opinión pública fue de condena hacia las
atrocidades cometidas, pero se justificaban los asesinatos. También anota que solo
a balazos podría el Gobierno haber recuperado los cuerpos e impedido la barbarie,
pero estima que es poco probable que el Ejército hubiera cumplido la orden de
disparar a la turba. Reprocha también al coronel Sierra su absoluta inacción frente a
lo que ocurría y el accionar de la prensa con diarios políticos, que representaban a
Leonidas Plaza y Julio Andrade.
El fiscal Jaramillo cuestionó duramente la acción del Ejército, que al parecer facilitó
el asalto al penal y dio armas a los asesinos como Cevallos y otros. El Ejército había
derrocado al presidente Alfaro pocos meses antes y no quería su regreso.
Ayala Mora, quien ha escrito una moderna historia del Ecuador, señala según su
opinión: "No hay elementos suficientes para acusar a Plaza, pero es en cambio
incuestionable que fueron los placistas junto con los conservadores y clérigos los
que azuzaron a la multitud enloquecida".
Vargas Vila atribuyó el crimen tanto a los conservadores, como Carlos Tobar, quien
había declarado años antes de la tragedia, que a Alfaro había que quemarlo como a
un hereje, cuanto a Plaza, por su afán de quedarse con el poder.
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Junto a Eloy Alfaro, murieron (aunque no todos en el mismo día ni en el mismo
lugar) Manuel Serrano, Flavio Alfaro, Ulpiano Páez, Luciano Coral, Pedro Montero,
Medardo Alfaro, Belisario Torres, Luis Quirola.
A partir de ese día, se inició en el país la persecución de los alfaristas, y hasta 1916
en que ya gobernaba Leonidas Plaza Gutiérrez, se registraron alrededor de 8.000
muertos, debido a una guerra civil que se desató en Esmeraldas.
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3. CAPITULO
OBRAS IMPORTANTES
3.1. OBRA NUMERO 1
Obra Social, Política y Educativa
Abolió el tributo que debían pagar los indígenas al terrateniente.
Permitió el ingreso de la mujer en la Administración Pública.
Reorganizó la Hacienda Pública y elevó los sueldos a los empleados públicos.
Sancionó la Ley de División Territorial, Ley de Instrucción Pública, Ley de Servicio
Militar, Ley de Bancos, Ley Orgánica del Poder Judicial.
Creó un sistema de becas para que jóvenes destacados estudiaran en el exterior.
Fundó lo más importantes colegios secundarios y laicos del país, en toda la
República.
Fundó escuelas nocturnas para la educación de obreros.
Promovió la Constitución de 1906, la más avanzada en su tiempo.
En la Constitución de 1906 se impidió la injerencia de la iglesia en el Estado, como
poder político.
Se suprimió la categoría que ostentaba la religión católica, como oficial.
Implantó el laicismo en la educación nacional.
Creó el marco legal para el equilibrio de los tres poderes del estado.
Amplió el poder del Consejo de Estado.
Declaró propiedad del Estado los bienes de las comunidades religiosas o bienes de
manos muertas (Ley de Beneficencia).
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3.2. OBRA NUMERO 2
Construyó el ferrocarril del estado que unió por primera vez a la Sierra y
Costa.
Construyó la canalización de Guayaquil.
Dotó de energía eléctrica a Quito.
Canalizó la ciudad de Quito.
Construyó hospitales y asilos de ancianos.
Construyo más de 1.500 locales escolares y muchas obras más.
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4. CAPITULO
LEGADOS IMPORTANTES PARA EL SER HUMANO
4.1. PENSAMIENTOS
“La hora más oscura es la más próxima a la aurora. “
“La libertad no se implora de rodillas, se conquista en los campos de batalla. “
“Cuando desaparece la práctica de la justicia se viene al suelo el edificio social que
llamamos nación”
¨Donde imperan la desmoralización y el robo, es imposible la Republica¨
¨Es deber de todo gobierno mejorar la condición de la mujer¨
¨Sin sacrificios no hay redención¨
¨ El hombre que predica la moralidad y la economía a personas dominadas por la
concupiscencia, es un insensato¨
¨Los vencedores recogen el fruto de lo que han sembrado los mártires con su
sacrificio¨
¨El padre de familia, sacrificándose por la causa pública, trabaja no solo por la
felicidad general, sino por la felicidad de sus descendientes en particular¨
¨Entre el patriotismo y el fanatismo hay la misma diferencia que entre la luz que
vivifica y el rayo que extermina ¨
Eloy Alfaro Delgado
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4.2. OPINIONES DE PERSONAS SOBRE EL TEMA O PERSONAJE
El General Eloy Alfaro fue un hombre muy idealista, ya que según cuenta la
historia él luchaba por conseguir la patria soñada por todos los ciudadanos:
una llena de igualdad y justicia.
Alfaro ha sido un ejemplo a seguir para muchos ecuatorianos, pues en
nuestro pasado era muy difícil que todos pudiéramos estudiar, y no existía la
igualdad, pero Alfaro creía y luchaba por sus ideas, que es lo que todos
debemos hacer, luchar por lo que creemos y queremos.
4.3. CONCLUSIONES
La época Alfarista fue un espacio muy importante dentro de la vida
republicana de nuestro país, por eso es que se habla hoy en día de la
Revolución, pues siguiendo las ideas alfaristas, el progreso del Ecuador se
dará una vez que e logre erradicar el analfabetismo, la pobreza y la falta de
deseos de superar de quienes habitamos aquí.
La vida de Eloy Alfaro puede ayudarnos en éste sentido, teniendo en cuenta
sus ideales, sus organizaciones y por sobre todo sus importantísimas obras.
Es un legado de historia y aprendizajes.
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LINKOGRAFÍA VISITADA
http://blog.espol.edu.ec/vicenteriofrio/tag/pensamientos-de-eloy-alfaro-
delgado/
http://es.wikipedia.org/wiki/Eloy_Alfaro
http://www.marabierto.com.ec/uploads/archivos/
dr_mora_alfaro_un_lider.pdf
http://unvrso.ec/0002S3A
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ANEXOS
ELOY ALFARO DELGADO
ELOY ALFARO Y SU GABINETE
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