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Monografía Formación en Neurosicoeducación Alumna: Ana Lia Carrique www.asociacioneducar.com Mail: [email protected] Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar Frontalizando a la Educación

Monografía Formación en Neurosicoeducación · indicadores de vulnerabilidad social, ya que la mayoría de los sujetos proviene de sectores profundamente marcados por la desigualdad

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Monografía Formación en Neurosicoeducación

Alumna: Ana Lia Carrique

www.asociacioneducar.com Mail: [email protected]

Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar

Frontalizando a la Educación

Interpelando las prácticas Educativas

La Ley de Educación Nacional Argentina

tiene entre otros propósitos garantizar

una educación integral que promueva

el desarrollo de todas las dimensiones

de la persona.

A su vez plantea ofrecer oportunidades

de estudio y aprendizaje necesarias

para la educación a lo largo de toda la

vida y para que los sujetos puedan desarrollar sus capacidades plenamente.

Se entiende por formación integral al proceso continuo, permanente y participativo

que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las

dimensiones del ser humano (ética, espiritual, cognitiva, afectiva,comunicativa

emocional,estética, corporal y socio política) a fin de lograr su realización plena.

En éste sentido se ve al ser humano como uno y a la vez pluridimensional, diverso

y plenamente integrado y articulado en una unidad.

Formar integralmente implica por lo tanto enfocarse más en el SER de la persona

que en su TENER o SABER, para lo cual es

fundamental tomar consciencia y correrse de la

ilusión compartida del estilo de vida Hacer-Tener-

Ser que ha creado una gran discordancia entre las

necesidades biológicas de cada persona y los

factores culturales.

Como producto de la filosofía de vida mencionada y

reproducida en parte por la educación imperante se

observan seres frustrados, enojados, asustados, tristes y

con la sensación de que su vida no tiene sentido

trascendente.

Una educación que contemple cada una de las

dimensiones del ser humano, implica promover el desarrollo

de potencialidades fundamentales con las cuales se articula

el desarrollo integral de una persona. Por consiguiente, el proceso educativo debe

mirar hacia la integridad de la persona humana y no a uno de sus componentes.

El mundo actual, es un permanente desafío para la inteligencia tanto a nivel

personal, como educacional, laboral y social. La formación que se brinda

actualmente desde el sistema educativo, no está orientada a que los estudiantes

se conozcan en forma integral con lo cual les resulta difícil comprender y manejar

correctamente la complejidad de estos tiempos.

Si bien desde la teoría se intenta abordar la integralidad y la diversidad, en la

práctica se observa que aún se está pensado desde la homogeneidad, centrados

en la dimensión académica y priorizando la filosofía del Tener más que del Ser.

Se habla de estrategias de apoyo para la inclusión

con una planificación centrada en cada estudiante

partiendo de las particularidades, potencialidades y

habilidades de cada sujeto, sin embargo una gran

parte de los profesores plantean que contemplar esto

es una utopía.

Se ha logrado instalar el debate, pero aún parecen

imposibles los cambios profundos.

Prevalece un gran desequilibrio entre la educación impartida para controlar el

mundo exterior, versus la educación orientada al mundo interior. Resulta necesario

que en el sistema educativo se produzca una reforma, para alcanzar una relación

más compensada entre ambas formaciones. Esto permitirá obtener un mayor

control del mundo emocional y mayor desarrollo de las cualidades cognitivas

ejecutivas al tener menos interferencias emocionales negativas y comprensión de

los semejantes, lo que mejorará la capacidad de relacionarse, superando las

diferencias.

La educación actual, aún no se ha planteado contundentemente la necesidad de

revisar y cuestionar las concepciones sobre el aprendizaje y sobre el

conocimiento, y en menor medida deliberar sobre el dominio que las emociones

ejercen sobre los estudiantes y el aprendizaje. Tampoco acerca de cómo funciona

el cerebro, para a partir de allí desarrollar una enseñanza, un entorno educativo,

un diseño curricular y evaluaciones que sean compatibles con el funcionamiento

del mismo. Varios investigadores ya se están enfocando en éste sentido.

Cabe preguntarse entonces, ¿cómo podemos pasar de las

investigaciones y la teoría a la práctica de las nuevas formas

en las escuelas e introducirlo en las políticas educativas?

¿Podemos los educadores seguir desconociendo el

funcionamiento del cerebro y la influencia de las emociones en

el proceso de aprendizaje? La educación actual ¿se ocupa de

la formación integral? ¿Nos animamos a revisar nuestra forma de pensar sobre el

aprendizaje y sobre qué es la inteligencia? ¿Brindamos herramientas para el

conocimiento y manejo del mundo interior?, Nuestra mirada actual ¿es compatible

con el funcionamiento del cerebro?

Estos interrogantes me llevaron a revisar y a cuestionar mis opiniones, creencias y

convicciones acerca del paradigma educativo. También me estimularon a

investigar nuevas formas y estrategias pedagógicas.

Saliendo de la zona de seguridad

Favorecer el saber ser y el saber convivir se constituyeron en los propósitos

fundamentales del espacio curricular en el cual me desempeño como docente.

Mis conocimientos acumulados hasta el momento,

conformaban mi zona de seguridad formada por las

redes neuronales de mi memoria. En ésta mi

UCCM (unidad cuerpo cerebro mente) se sentía sin

peligro de supervivencia. Pero no me satisfacía

plenamente.

La búsqueda de respuestas a mis interrogantes me

obligó a salir de la zona de comodidad investigando

nuevas formas de abordaje llevándome a conocer el proyecto Línea de Cambio.

El mismo surgió como resultado de la búsqueda de un método que permitiera

lograr un mayor conocimiento, comprensión, dominio y respeto por uno mismo, y

por los otros, además de contribuir al desarrollo y crecimiento de los seres

humanos.

Estos nuevos conocimientos me originaron una zona de inseguridad y comencé a

sentir algo de miedo, rechazo y confusión al percibir un posible peligro ante lo

desconocido. De todas maneras, logré trascender esa sensación de amenaza y

me animé a explorar lo nuevo comenzando la formación en Neurosicoeducación.

Los aportes de las neurociencias y la Neurosicoeducación

La humanidad siempre tuvo interés por estudiar las conductas y el

cerebro humano, por ello numerosos investigadores han dedicado

sus vidas a diferentes estudios. Durante los últimos años se ha

realizado un avance importante en el conocimiento científico con

el aporte de las neurociencias.

Las mismas forman parte de un conjunto de disciplinas abocadas al estudio

del sistema nervioso y las bases biológicas de la conducta, tratándose de un

estudio y abordaje multidisciplinar desde perspectivas diferentes y

complementarias.

Las neurociencias tienen como objeto de estudio comprender el complejo sistema

mediante el cual funciona la mente humana, enfocado de manera científica.

Estas ciencias engloban desde el estudio a nivel

molecular hasta los aspectos relacionados con lo

conductual y cognitivo, que se reflejan en las

actitudes y acciones de cada individuo.

Las neurociencias son hoy en día una herramienta

fundamental para conocer cómo funcionan los

cerebros humanos a fin de lograr una mejor calidad

de vida.

Para que ello sea posible, era necesario que la

nueva información que nos aportan se transforme en

un conocimiento que sea accesible a nivel popular, desde edades muy tempranas.

Con tal propósito surgió la Neurosicoeducación.

La Neurosicoeducación, creada por el Dr. Carlos Logatt Grabner, comenzó hace

más 20 años como parte del Proyecto Línea de Cambio. Como sistema educativo

intenta llegar a todos los seres humanos para que puedan comprender y aplicar

los nuevos conocimientos para el mejoramiento de su calidad de vida personal y

social.

A través de un proceso educativo se transmiten los conocimientos necesarios

para que las personas comprendan el

funcionamiento básico de la unidad Cuerpo-

Cerebro- Mente (UCCM) con el fin de conseguir

entender cómo responde la misma ante los

diferentes estímulos medioambientales, inicien un

camino que permita entender el por qué de las

propias conductas así como las del resto de las

personas con las que se comunican e interactúan.

De igual modo brinda información y herramientas

para aprender a controlar los instintos evolutivos pro-supervivencia, aprender a

desarrollar los instintos evolutivos pro-trascendencia y las capacidades cognitivas-

ejecutivas y emocionales.

Comprender como opera nuestra UCCM nos brinda la posibilidad de entender

nuestros comportamientos y los de las personas con las que interactuamos a lo

largo de la vida, dándonos la posibilidad de modelar en forma positiva nuestra

mente, en todas sus facetas.

Desde la Neurosicoeducación se sostiene que

para cambiar el mundo, primero hay que conocer

y modelar el funcionamiento de nuestra biología

cerebral. Para ello la herramienta fundamental es

la educación.

Los estudios de las ciencias y neurociencias que

propone la Neurosicoeducación, se centran en

aquellos conocimientos que son trascendentes

para la comprensión y mejoramiento de la conducta humana basada en la premisa

que el mundo es lo que somos.

Reflexionar sobre nuestros comportamientos y nuestras prácticas como docentes,

nos permite aprender a conocernos y a conocer a nuestros alumnos, sin pre-

juzgarlos, sin condenarlos de antemano y estar así en mejores condiciones

pedagógicas para interactuar con ellos.

Mi proceso de Formación en Neurosicoeducación

La Neurosicoeducación me ha aportado una

Teoría científicamente fundamentada sobre

la enseñanza y el aprendizaje.

He podido comprender que si entendemos

cómo funciona el cerebro podemos conocer

cómo aprenden los estudiantes y brindar

herramientas y estrategias que despierten sus intereses.

La formación en Neurosicoeducación, me ofreció la posibilidad de acceder y

disfrutar de nuevos conocimientos derivados de las ciencias y las neurociencias

que considero esenciales para el desarrollo integral como seres humanos.

Al principio, no fue fácil ya que debí abandonar la zona de seguridad que estaba

colmada de ideas, creencias y convicciones con lo cual me resultó dificultosa la

salida y ampliación de la misma. El miedo a lo desconocido o a ser rechazada por

mis colegas docentes y la incapacidad para sobrellevar los inconvenientes que

producen los cambios fueron razones que se fueron presentando para salir de la

zona de comodidad. Durante la formación, aprendí que era normal sentir esa

sensación de amenaza y las emociones que suscita, con lo cual me animé a

seguir adelante ampliando mi aprendizaje y modificando algunos puntos de vista

y prácticas.

Para ello, me fui preparando y aprendiendo a

desarrollar funciones cognitivas como atención

sostenida y selectiva, lenguaje, memoria,

creatividad, razonamiento y funciones ejecutivas.

Estas son consideradas las capacidades más

evolucionadas de la mente humana, implican ver

y planificar a largo plazo, llevar a cabo un plan y

perseverar en él. Como así también prever

problemas a largo plazo, prevenir y resolver

conflictos, retardar la gratificación, manejar la adversidad, adquirir flexibilidad,

vetar los impulsos emocionales, desarrollar la empatía entre otras.

Todas ésta funciones, las he aprendido a desarrollar a través de la formación en

Neurosicoeducación.

Como Neurosicoeducadora en formación he reflexionado

sobre mis propias prácticas como docente y sobre la idea

que los educadores bien informados podemos tomar buenas

decisiones. A su vez me he preparado para transmitir a otros

miembros del tejido social los principales conocimientos que dan forma a la

filosofía del sistema Línea de Cambio y la Neurosicoeducación.

En un principio me dediqué a comprenderme a mi misma para luego comprender

a los demás, analizando e intentado resolver mis propios conflictos. También he

examinado, delineado y proyectado la realización de mis propios sueños.

Este recorrido formativo ha contribuido a mi crecimiento personal en forma

integral. Pude realizar cambios muy interesantes a partir de haber adquirido una

nueva forma de interpretar mis conductas y las conductas de los demás.

Analizando mis prácticas como docente a la luz de la Neurosicoeducación

Recorte de una experiencia

Los estudiantes del Trayecto Alternativo de Estudio (TAE) con quienes ejerzo mi

rol como docente del espacio curricular de Construcción Ciudadana, pertenecen a

un proyecto de diversificación curricular que surge a partir de la necesidad de

generar un espacio de inclusión y dar respuesta a las necesidades educativas a

los jóvenes de entre 16 y 18 años que se encuentren en riesgo de no obtener el

título secundario obligatorio.

Indagando sobre la identidad de los estudiantes pude observar la presencia de

indicadores de vulnerabilidad social, ya que la mayoría de los sujetos proviene de

sectores profundamente marcados por la desigualdad social.

Sus relatos biográficos, se encontraban atravesados por sentimientos de

injusticia, dolor y resentimiento.

Numerosos estudiantes desconocían o infravaloraban sus capacidades y

potencialidades, hecho que incidía de forma negativa en su rendimiento, su

motivación y la capacidad de proponerse y/o alcanzar los objetivos y las metas

deseadas. Los mismos viven injustamente por debajo de sus posibilidades reales

de desarrollo personal. De allí mi necesidad como docente de adquirir

herramientas para trabajar con ellos entre otros aspectos, la autoestima y las

memorias del dolor.

Con la realización de sus autobiografías escolares, pude inferir que las

motivaciones, intereses o necesidades fundamentales de los jóvenes con respecto

a lo escolar se encontraban relacionadas en su gran mayoría a la socialización y al

mundo afectivo emocional.

Los estudiantes en sus relatos con respecto a los profesores expresaban “algunos

son estrictos en las clases, no dejan hacer nada, les gusta que terminen las tareas

en clases o si no te ponen un uno. Otros profesores no son tan pesados dan

más libertad. “

En cuanto al vínculo que establecen con los profesores, otro alumno relató que

"No con todos los profesores se mantiene un mismo trato o relación, algunos son

más simpáticos, son más blandos y otros son más estrictos".

"Algunos dan rabia, nos gritan. Cuando los profesores, nos gritan y nos tratan mal

nos da ganas de portarnos mal." “Los profesores a veces retan mucho y sin

ninguna razón. Retan por cualquier cosa”

Por otro lado, los estudiantes expresan que algunos profesores son muy blandos,

” A veces pedimos que pongan orden, que se impongan y ellos no responden,

como que nos les importa, no les interesa lo que pasa” “Los profesores deberían

ser más duros para que aprendamos, no hay que tener compasión, tienen que

tener tolerancia cero con los que no quieren estudiar”

“Algunos se aprovechan del profesor, el confía en nosotros y nosotros nos

aprovechamos de esa confianza. Entonces hacemos desorden y molestamos y el

profesor no nos dice nada. Las tareas nadie las termina, algunos escriben algo,

otros no realizan nada como saben que el profe no les exige que terminen”

En la relación con mis estudiantes a medida que nos fuimos conociendo observé

que un gran porcentaje presentaba un profundo rechazo por lo escolar,

manifestando actitudes de desprecio ante diferentes propuestas pedagógicas.

Profundizando en las biografías escolares, varios expresaron historias escolares

negativas que evidenciaban una memoria del dolor elevada. Su carta de

presentación se basaba en todo lo que no podían hacer, en la cantidad de veces

que habían repetido, en lo mal que les iba en la escuela. En distintos momentos y

con diversas actitudes me mostraban lo peor de sí mismos. Manifestaban también

resistencia al momento de reconocer y expresar sus emociones. Observé cómo

habían creado neurofusiones dolorosas a lo largo de su historia escolar.

Los temas que fuimos desarrollando nos llevaron a hablar y a reflexionar sobre

las infancias, las carencias, la falta de expectativas positivas hacia el futuro, la

falta de proyectos de vida, la baja autoestima. Comprobando de ésta manera

cómo la alimentación deficiente, la carencia de información para desarrollar las

zonas especializadas en el conocimiento y control del mundo interior y las

carencias afectivo emocionales eran factores que incidían y vulneraban el derecho

a poseer un cerebro sano, desaprovechando las capacidades cognitivas ejecutivas

y privándolos de alcanzar un buen desarrollo de la empatía, esencial para

cimentar el aspecto ético.

En un principio, no querían leer, no querían escribir, no querían jugar, no

aceptaban propuesta alguna, con todo se aburrían. Con lo cual boicoteaban el

espacio con diferentes actitudes: se reían de todo, se sentaban aislados, no

escribían, usaban sus celulares todo el tiempo.

Yo me fui sincerando, me empecé a acercar a ellos contando historias de vida

que conocí como trabajadora social en diferentes ámbitos y con personas

afectadas por distintas situaciones de vulnerabilidad.

Acompañé mis relatos describiendo cómo algunas

personas con capacidad de resiliencia utilizaron

diferentes modos de responder a circunstancias difíciles

de la vida y desplegaron habilidades que los hicieron

crecer como personas y salir fortalecidos.

También los desafié a demostrarles que todos poseían

inteligencia y que a lo largo del año ellos mismos lo

descubrirían. Este desafío fue acompañado con una

actividad que realizaron individualmente (cuestionario de

autoconocimiento) en la que a partir de determinados

elementos que tuvieron que elegir (como preferencias personales y habilidades

que creían tener) fueron descubriendo sus inteligencias múltiples.

A partir de ese momento yo sentí que me “habilitaron” de alguna manera. Se

generó un vínculo de confianza positivo.

Emprendimos actividades lúdicas. Con las mismas fuimos descartando

prejuicios y descubriendo el mundo emocional. Aprendimos juntos y nos

animamos a reconocer y a expresar nuestras emociones, a aceptarnos y

respetarnos.

Desde mi práctica docente me propuse centrarme y reforzar las capacidades de

cada estudiante, focalizar en lo que sí podían, en lo que sí sabían.

El primer propósito fue

generar un espacio para

que ellos pudieran re

significar y sentir en carne

propia el concepto de

dignidad, para lo cual

recuperar la autoestima se

constituyó en el objetivo

fundamental. El aprender a

respetarse a sí mismos y a los demás nos llevó a deliberar sobre las emociones, la

inteligencia intrapersonal e interpersonal.

Mi mensaje siempre fue: “ustedes son inteligentes pero dadas las experiencias

negativas se creyeron lo contrario, lo van a comprobar ustedes mismos, todos

tenemos saberes para compartir, yo con ustedes aprendo un montón, es

importante quererse a si mismo, valorar lo positivo y conocer lo negativo para

poder transformarlo”

También trabajamos la idea de que era posible estudiar con otras metodologías

como jugando, conversando, escuchando música, conociendo historias de vida,

con videos, con juegos de mesa, con construcción de juegos educativos etc.

Dejamos la lectura, la escritura a un lado y comenzamos a conversar sobre

situaciones cotidianas que ellos traían a cada clase. Al inicio de las mismas

siempre alguien rompía el silencio y contaba algún hecho que había vivido o

pasado el fin de semana (por lo general relataban situaciones de riesgo o de

conflicto) y sobre eso trabajábamos.

Al principio esto me desestructuraba sobremanera ya que rompía todos mis

esquemas y me obligaba a hacer un esfuerzo sobrehumano para integrar los

temas y la dinámica que proponían a los contenidos del diseño curricular.

Descubrí que tenían una necesidad inmensa de ser escuchados, de expresar sus

emociones y también de ser orientados e informados. A medida que pasó el

tiempo, empezaron a contar más y más historias personales y vivencias de la

infancia.

Transversalmente trabajamos la construcción de

un grupo de aprendizaje cooperativo, sumando

habilidades y potencialidades de cada integrante

basados en el conocimiento de que “cuando

ayudamos a otras personas, nos beneficiamos

todos” ya que en nuestro cerebro las regiones de

recompensa se ven sumamente activadas.

Se trabajó fuertemente la idea de que es

importante el lugar que cada uno ocupa para

funcionar como un “nosotros” recalcando que cada integrante era una pieza clave

en el grupo.

El fomentar el desarrollo de los procesos de aprendizaje para los cuales los

sujetos no tenían limitaciones ayudó a

reconocer, aprovechar y fortalecer

aquellos conocimientos para los que se

encontraban mejor dotados. De ésta

manera se creó un medio enriquecido

para los estudiantes a fin de potenciar

las capacidades cognitivas, ejecutivas y

emocionales facilitando el desarrollo

personal integral.

Para introducir el tema de los Derechos Humanos y específicamente los

Derechos de los niños y niñas, adolescentes y jóvenes y los procedimientos para

reconocerlos, ejercitarlos y defenderlos en la vida cotidiana, les propuse como

actividad que cada uno relate una historia conocida o inventada sobre situaciones

relacionadas con los derechos vulnerados o garantizados. Se aclaró de antemano

que si se trataba de historias reales se cambiasen los nombres y se omitiesen

detalles (para preservar la identidad de los protagonistas).

Para mi asombro, fue una de las actividades que comenzaron a realizar sin

chistar. Absolutamente todos se pusieron a escribir.

Al leer las historias, que no tenían desperdicio, los felicité y les propuse editar un

libro.

Sus primeras expresiones fueron – ¿un libro

nosotros?... escribimos mal, no están buenos

los escritos, quién los va a leer.-- Se reían,

les daba vergüenza, etc. Luego se animaron.

Sólo un estudiante me pidió no publicar la

historia ya que relataba una situación difícil

que estaba viviendo y no quería exponerse.

Me pidió que la guardara, hecho que respeté

a rajatabla.

El nombre “Derechos Ondulados” fue elegido por uno de los cursos que tomó la

iniciativa.

Una vez que decidimos con los estudiantes del turno vespertino editar los cuentos

que formarían parte del libro, propusieron invitar a los estudiantes del turno

mañana para que sumen sus relatos. Ellos también se entusiasmaron y

escribieron sus historias.

Paralelamente al análisis de los derechos humanos recapacitamos sobre la

importancia del derecho primordial a poseer un cerebro sano, saludable y bien

desarrollado y analizamos las consecuencias y limitaciones que genera la carencia

del mismo, así como la falta de información sobre su funcionamiento, evaluando

también cómo afectan estos factores a nuestra calidad de vida.

De igual modo, reflexionamos sobre la importancia de conocer nuestro sistema

instintivo y emocional para comprender determinadas formas de comportamiento,

repasamos la función que cumplen y analizamos la información adquirida sobre

los archivos de placer y dolor relacionándola con las situaciones y las vivencias

escolares. Conocer nuestras emociones y aprender a vivir con los demás fueron

temas fundamentales a lo largo de la experiencia.

Juntos aprendimos y experimentamos que para que nuestra UCCM pueda cumplir

con el mandato evolutivo de sobrevivir, además de saber detectar y evitar el

peligro, debe cumplir con otra función de suma importancia: premiarnos cada vez

que tenemos éxitos en dirigirnos a un objetivo pro supervivencia (educación,

trabajo o actividades altruistas). Habiendo aprendido que la dopamina es un

neurotransmisor fundamental en la

experimentación del placer y en los actos de

motivación y recompensa y que su liberación

contribuye a fijar los conocimientos en el

proceso del aprendizaje, les propuse conocer

cómo funciona el sistema cerebral de

recompensas y la liberación de dopamina y

serotonina.

Analizamos por qué en algunas situaciones de

aprendizaje los estudiantes se aburren o se estresan y pensamos de qué manera

podíamos trabajar para que nuestros cerebros liberen los neurotransmisores que

nos hagan sentir motivados, optimistas, entusiasmados y relajados.

Nos propusimos el objetivo de lograr que el estudiar y aprender fuera una

experiencia que nos haga sentir placer.

Investigamos también cómo las conductas altruistas dan sentido a nuestras vidas

y nos ayudan a liberar los neurotransmisores de manera natural. Profundizamos

para ello en el valor de la Solidaridad.

Nos planteamos trabajar en un proyecto de construcción y uso de juegos

didácticos relacionados con los temas que debíamos abordar del diseño curricular.

Creamos una ludoteca escolar y varios ejemplares en distintas versiones de la

Oca de la solidaridad y la Oca de la convivencia.

Pudimos

comprobar que el

logro de un objetivo

nos hace sentir

felices y motivados

para ir por más,

observando como

el sistema cerebral

de recompensas es

el encargado de

darnos esos premios,

basados fundamentalmente en la liberación de dopamina.

Reconocimos que la dopamina no sólo se obtiene al terminar la actividad

propuesta sino que se libera antes y durante el recorrido, nos lleva hacia delante y

nos insta a vencer todos los obstáculos que se oponen a nuestros deseos.

Con la construcción de juegos educativos pudimos poner en

evidencia que cuando la conducta es orientada a un fin,

contamos con la motivación suficiente para vencer los

obstáculos que implican la conquista de un objetivo.

A si mismo vivenciamos cómo nuestro sistema de recompensa

nos premiaba con dopamina, lo que nos hacía optimistas y sentíamos un gran

entusiasmo por el proyecto que estábamos desarrollando.

Concluimos que la acción de la dopamina sobre la conducta se relaciona con la

búsqueda de la originalidad o la innovación. Su presencia es la responsable de la

elevación de la sensación de placer, poder, concentración y de la percepción de

un intenso aumento en la energía física y mental.

Lo relatado hasta aquí, fue con el propósito de exponer como fui incorporando y

enseñando en mi práctica docente algunos aspectos estudiados en la Formación

de Neurosicoeducación.

Las etapas del aprendizaje

Junto al trabajo con los estudiantes, fui observando las etapas del aprendizaje que

transité en la formación.

Partí de ignorar que ignoraba, tomando

consciencia de la ignorancia cuando

comencé a cuestionarme el paradigma

pedagógico actual y sus prácticas,

tomando consciencia de que no sabía

cómo seguir trabajando con mis alumnos

lo cual me generaba una falta de control en el aspecto laboral y me causaba

estrés.

Al surgir la necesidad de informarme comencé a buscar la forma de obtener los

conocimientos que me faltaban, aceptando que no sabía lo suficiente sobre el

tema.

Comencé la Formación en Neurosicoeducación, dando los primeros pasos hacia

el aprendizaje teórico. En ésta etapa, no sentí aburrimiento pero si ansiedad ya

que consideraba que debía aprender y entender todo fácil y rápidamente. De

todas maneras fui recibiendo herramientas que me enseñaron a utilizar

correctamente los lóbulos pre frontales y pude enfrentar y afrontar esas

sensaciones.

Luego apareció la confusión, etapa inevitable en el camino de aprendizaje. Ésta,

originada por la diferencia entre la vieja información que poseía y la nueva

búsqueda, innumerables palabras nuevas, diferentes conceptos que ponían en

duda varias de mis creencias y demasiada información en poco tiempo que me

hacía sentir por momentos superada. Si bien ya había aprendido, tenía la

sensación que los nuevos conocimientos no los había podido asimilar e integrar

totalmente.

Una vez superada la confusión pasé al siguiente estadio: lograr comprender lo

aprendido y saber qué sabía sobre nuevos temas. Lo aprendido y la información

que poseía eran teóricos. Pude comentar con otros colegas lo que sabía,

compartir con los estudiantes algunos conceptos e ideas con algunas dificultades

aunque internamente estaba segura de haber aprendido. Pero aún no me sentía

capaz de aplicarlos de forma segura.

Mi UCCM entró tímidamente a la zona de práctica. Comencé imaginando la

aplicación de los conceptos para construir redes neuronales de aplicación. El

entrenamiento en frío lo realicé simulando mentalmente, creando situaciones

imaginarias para practicar lo aprendido y observar cómo actuaría, pensaría y a

qué conclusiones llegaría aplicando la nueva información y el modo en que me

comunicaría con los otros.

Modestamente, comencé el “Entrenamiento en Caliente”, etapa del aprendizaje en

la que aún hoy me encuentro. Éste si produjo una gran movilización. Sentí dudas

e inseguridades. También me apasioné con algunos resultados.

Fusionando filosofía de vida y conocimiento científico

Siempre me sentí impulsada a “crear un nuevo

mundo en donde prevalezca el sentido común, en

donde las personas puedan prosperar y alcanzar

sus sueños, respeten los derechos humanos y en

el que todos puedan ser libres de conducirse hacia

los estados elevados de su ser, contribuyendo a

crear sociedades, que sean más justas, tolerantes,

igualitarias, creativas y morales que las actuales.

Pude fusionar mis ideales con el conocimiento científico de la mano de la

Neurosicoeducación y comprender que para cambiar o mejorar el mundo en que

vivimos, debemos desarrollar la inteligencia orientada al mundo interior, ya que de

ella depende la clase de pensamientos y las conductas de las personas. Ignorar el

mundo interior repercute en la calidad de vida, por tanto, reconstruyendo nuestro

mundo interior, podremos reconstruir el mundo, creando mejores personas a

través de la educación.

Desde la Neurosicoeducación se intenta brindar herramientas para que la

ignorancia del mundo interior se transforme en conocimiento. En éste sentido es

que resulta fundamental que los planes de estudio contemplen estos nuevos

conocimientos para que se transmitan en todas las instancias educativas, de modo

de crear una fuerte impronta en las mentes de las nuevas generaciones.

Los prejuicios que incapacitan

Durante la experiencia vivida con los estudiantes

he observando comportamientos que

demostraban una imagen negativa de sí

mismos, desórdenes de atención y aprendizaje,

desesperanza y pérdida de altas expectativas,

deficiente habilidad para relacionarse con los

demás, sensibilidad hacia el rechazo y hacia las

evaluaciones negativas de los demás, síntomas

depresivos y de ansiedad. En base a ello fui aplicando algunos conceptos de la

Neurosicoeducación y elaborado algunas reflexiones.

Habitualmente se escuchan en la escuela frases estigmatizantes que parecen

indicar un destino único para los alumnos. Los docentes muchas veces no somos

consientes de cómo las etiquetas clasifican a los estudiantes y repercuten en sus

aprendizajes.

Suelen oírse frases como “Profesora a mí no me

da la cabeza”, “No soy buena para los números”,

“el estudio no es para mí”, “Soy un repetidor,

igual que mi hermano”, “Con él no trabajo porque

se porta mal”.

Por lo general éstos jóvenes han sufrido un

encasillamiento bajo el rótulo de “mal alumno”.

Estos estudiantes han escuchado en reiteradas

oportunidades durante toda su trayectoria

académica, que no tienen las capacidades

suficientes para atravesar, de manera exitosa, el

proceso de aprendizaje. Cuando ese estigma es

repetido en forma reiterada por los adultos, termina siendo aceptado y apropiado

por el alumno y sus compañeros.

La denominación comúnmente escuchada de mal alumno por lo general refiere a

alguien que se piensa que no posee las capacidades cognitivas para aprender lo

que la escuela enseña.

El doctor Claude Steele, psicólogo de la universidad de Stanford, realizó varios

experimentos para evaluar cómo ciertos prejuicios negativos eran capaces de

perjudicar el desempeño intelectual. Steele sostiene que “el prejuicio que sugiere

una incapacidad para lograr un buen desempeño en una tarea difícil activa la

amígdala cerebral, provocando un nerviosismo que hace que el desempeño sí sea

pobre, al bloquearse el funcionamiento de los lóbulos pre frontales”. 1

Llegó a la conclusión de que “las falencias no guardan relación con las habilidades

naturales sino con la presencia de prejuicios incapacitantes en el contexto social

en el cual las personas se desempeñan. Éstos contaminan sus cerebros y

determinan sus fracasos, pues muchos individuos son vulnerables a esos

estímulos y llegan a dudar de sus habilidades, poniendo en tela de juicio su

talento, con el consecuente deterioro del sentido de su propia capacidad”.

A la luz de lo expuesto, pude comprender el comportamiento de los estudiantes,

ampliar el conocimiento que tenia de ellos y abordarlos en su complejidad sin

establecer juicios condenatorios. Las bajas expectativas que se tiene sobre los

estudiantes y sus aprendizajes están predeterminadas por el encasillamiento que

envuelve toda la acción docente en el aula.

Pude comprobar que la estigmatización suele dejar huellas indelebles en los

estudiantes dentro de su proceso escolar.

Algunos docentes, ante la propuesta de cambiar la mirada han expresado ¡eso es

imposible! Ante dichas respuestas me quedé pensando ¿cómo transformar en

posibilidad lo que es en apariencia imposible? ¿Cómo desnaturalizar el fracaso

escolar e interpelar al sistema escolar y a las prácticas pedagógicas con la

resistencia al cambio que se divisa?

¿Cuáles son las consecuencias de rotular el “fracaso” de los alumnos en la

escuela? ¿Qué podemos hacer los docentes para evitarlo? , ¿Cómo va a creer un

1 Formación en Neurosicoeducación. Clase 16 primer año. La discriminación produce una disminución del rendimiento cognitivo en quién la sufre. Fuente: Revista de AE, Descubriendo - el cerebro y la mente- Dr. Nse. Carlos Logatt Grabner

estudiante que puede aprender si percibe que los profesores no confían en sus

capacidades y potencialidades? En éste caso ¿Quién es responsable de su

autoestima?

Etiquetar, clasificar, encasillar, discriminar a los estudiantes, conduce al fracaso

escolar.

Fracaso escolar, indefensión aprendida y estrés

Esta sensación de fracaso escolar a la que se encuentran

expuestos permanentemente éstos sujetos, produce

estrés crónico.

Desde el campo de las neurociencias se conoce que bajo

una situación de estrés o miedo permanente no es posible

un aprendizaje eficaz.

El bienestar físico y emocional está estrechamente vinculado con la capacidad de

pensar y de aprender, por lo tanto los entornos escolares estresantes son

adversos para el aprendizaje.

El estrés a corto o a largo plazo puede perjudicar el aprendizaje y la memoria

afectando las habilidades cognitivas.

Cuando los estudiantes se encuentran bajo situaciones de estrés, las conexiones

entre los centros emocionales y el lóbulo frontal se ven afectadas, impactando

negativamente en el aprendizaje, afectando el juicio social o incluso las respuestas

a la recompensa y el riesgo.

Brindar un entorno seguro y de confianza influirá positivamente en el aprendizaje.

A si mismo generar espacios en los cuales los estudiantes puedan expresar sus

sentimientos puede ayudar a hacer frente a situaciones de ira, miedo y tensión

que surgen de la vida cotidiana.

Las respuestas al estrés pueden proporcionar una motivación y atención extra,

necesarias para afrontar una situación o pueden tener un efecto significativo sobre

el funcionamiento fisiológico y cognitivo.

Ante los factores estresores, los estudiantes adoptan un proceso que comprende

respuestas cognitivas y emocionales conductuales. Este proceso es denominado

afrontamiento.

Se observa que varios estudiantes muestran

conductas relacionadas a la percepción que

tienen sobre la falta de control sobre las

situaciones estresoras. El psicólogo Martín

Seligman ha denominado a dicho sentimiento

indefensión aprendida. El autor refiere que

la misma es sentir que no se tiene control o

que hay ineficacia en las propias acciones para modificar o manejar las

circunstancias adversas. Esto puede llevar a la aceptación abnegada, es decir

cuando los estudiantes no intentan ninguna acción al considerar que no pueden

mejorar o modificar la situación mostrando incapacidad para aprender nuevas

respuestas que podrían hacer cambiar la situación. Esto a su vez produce

disminución de la autoestima.

El modelo propuesto por Seligman sostiene que la indefensión aprendida tiene las

siguientes consecuencias. A nivel emocional la indefensión provoca en el sujeto

una sensación de incontrolabilidad que irá aumentando hasta transformarse en un

estado afectivo depresivo. A nivel motivacional el sujeto dejara de interactuar con

el ambiente ya que ha comprobado que sus respuestas no generan las

consecuencias esperadas.

Por último, a nivel cognitivo se dificultará el

aprendizaje de respuestas relacionadas con

acontecimientos ambientales debido a la

independencia de las respuestas y sus

consecuencias. Demasiados estresores activan el

mecanismo primitivo de lucha o huída,

incongruentes para resolver los problemas a los

que nos enfrentamos.

Como docente me he cuestionado ¿en qué manera contribuimos para que lo

mencionado anteriormente perdure?

Inteligencia emocional y aprendizaje

La necesidad que detecté en mis alumnos de recibir herramientas para el

desarrollo de la inteligencia emocional y social fue otro aspecto que decidí

destacar en éste trabajo.

El área de las emociones ha tomado relevancia en estos últimos tiempos en

asuntos de educación. Estudios realizados confirman que el clima emocional en el

aula es determinante y que los docentes que trabajan aspectos relacionados con

el desarrollo de habilidades emocionales reportan

menos situaciones de conflicto y rechazo por

parte de los estudiantes.

Cuando nuestras prácticas docentes se realizan

con sujetos de gran vulnerabilidad social y

emocional, el desafío es aún mayor. Es posible

que su estado emocional sea deplorable y que

predomine en ellos emociones negativas como

rabia, desesperanza, miedo, aburrimiento, pena,

vergüenza, desconfianza, temor, entre otras. Ello

problematiza la relación docente-estudiantes obstaculizando la formación integral

de los mismos.

Al plantearnos los desafíos en el

quehacer cotidiano de las instituciones

educativas uno de los mayores retos se

relaciona con el ambiente

socioemocional.

Nuestras prácticas educativas en general

continúan centrándose en las habilidades

académicas, mostrando indiferencia por la inteligencia emocional.

La vulnerabilidad social de algunos estudiantes marcada por los aspectos socio

culturales, económicos, la marginalidad, conflictos familiares, violencia, maltrato,

etc. afectan las emociones incidiendo en el aprendizaje dentro del aula, siendo en

muchos casos las causas del fracaso escolar. El clima emocional, el clima en las

aulas, la convivencia, las relaciones interpersonales son factores que influyen en

el proceso escolar de los estudiantes.

Juan Casassus, especialista de la UNESCO plantea que "La escuela es

una organización emocional. Es un sistema de relaciones que se encuentran

en torno a los aprendizajes y el aprendizaje es función de las emociones. También

la educación resulta de las relaciones que se dan a partir de las interacciones

entre profesores y alumnos, y las relaciones son por definiciones emocionales". El

autor también afirma que "El conocimiento cognitivo es importante. Eso no está en

cuestión. Sin embargo, sí podemos afirmar que las emociones están antes y

después del conocimiento cognitivo. Están antes pues el dominio emocional es el

que facilita u obstruye el aprendizaje. También están después, pues las

emociones son las que guían a las personas a lo largo de sus vidas, las que nos

motivan a aprender y a relacionarnos con los otros de manera más pacífica y justa

en un mundo más sustentable."

En éste sentido Humberto Maturana afirma que "Vivimos una cultura que ha

desvalorizado a las emociones en función de una supervaloración de la razón, en

un deseo de decir que nosotros, los humanos, nos diferenciamos de los

otros animales en que somos seres racionales. Pero resulta que

somos mamíferos, y como tales, somos animales que viven en la emoción. 2

Los docentes nos vemos obligados a ampliar los debates centrados en el

aprendizaje en sí, ampliando la mirada hacia la formación humana y los

aprendizajes. En éste sentido es interesante lo dicho por Onetto cuando destaca

que "El tema de las relaciones humanas y el ambiente dentro de la escuela

ha estado sustraído de nuestra atención quedando en el olvido el hecho de que la

relación entre el maestro y el alumno, mediada por el conocimiento, es una

2 Humberto Maturana R. Del Ser al Hacer.Los orígenes de la Biología del Conocer. J.C.Saez Editor. 2004.

relación humana de carácter ínter-subjetivo… el conocimiento no puede ser visto

como algo aislado de la relación y el ambiente en que se construye" 3

Collell afirma que "Hay que resaltar la importancia de la educación emocional

como eje vertebral de la convivencia. Estrechamente vinculada a la salud mental y

a la calidad de vida, la educación emocional emerge como un aspecto

imprescindible para afrontar los profundos cambios estructurales y sociales que se

producen. Repensar la educación desde estos parámetros es, como señala el

Informe Delors, una utopía necesaria".4

Estudios realizados por Unesco (1998) señalan que en el rendimiento escolar lo

que más influye no son factores como infraestructura o formación de los maestros,

sino el ambiente social emocional en el aula.

La inteligencia emocional y social puede desarrollarse con el uso de los LPF, con

lo cual es necesario aprender a utilizar el pensamiento reflexivo y autor regulador.

Como educadores debemos buscar como resultado final el promover que los

estudiantes sean buenas personas, que sean idóneas en lo que hagan, que

posean sentido común y se rijan por los valores universales. El proceso educativo

debe estar orientado a perfeccionarnos como seres humanos o frontalizarnos en el

quehacer cotidiano. Esta educación debe basarse, en conocimientos científicos

integrados entre sí, que permitan una verdadera comprensión de la conducta

humana, algo esencial para poderla conocer, comprender, controlar, supervisar y

modelar.

Stephen Nowicki, Psicólogo de la Emory University estudia y afirma que los niños

que emocionalmente se encuentran perturbados, además de quedar socialmente

aislados, también se ven afectados en sus capacidades intelectuales.

Por otra parte D. Goleman afirma que el aula representa una situación tanto social

como académica; lo cual implica que tanto la ansiedad como el desconcierto de

estos niños interfieren en su capacidad para aprender con eficacia.

3 Onetto, F. (2003). Criterios de intervención en las problemáticas de convivencia escolar. En J.Ruz & J. Coquelet (Eds.). Convivencia escolar y calidad de la educación. Pp. 97-112. Santiago: Maval Ltda. 4 Collell, J., Escudé, C. (2003). L´educació emocional. Traç, Revista dels mestres de laGarrotxa, any XIX, num. 37, pp. 8-10. (Original en lengua catalana). La educación emocional

Durante la formación en Neurosicoeducación, he aprendido que las aptitudes

emocionales pueden ser "aprendidas" y "mejoradas" por los estudiantes. La

inteligencia emocional es un concepto nuevo dentro del campo de la psicología,

que resulta pertinente tenerla en cuenta en Educación; ya que mejoraría las

relaciones vinculares y las capacidades intelectuales de los alumnos. Es

sustancial tener en cuenta las emociones de nuestros alumnos, atendiendo sus

lenguajes no verbales, identificando los síntomas y arrebatos emocionales que

detectados a tiempo anticipan diversas reacciones. En escuelas que tienen en

cuenta la inteligencia emocional, se han observado alumnos más seguros de sí

mismos, más sociables, más democráticos, con mayores habilidades para la

resolución de conflictos. Evidenciaron también mejor dominio de sí mismos,

disminución de tristeza y decepción, menos iniciación en la droga, menos

delincuencia, mejores calificaciones y mayor compromiso con los compañeros. Se

vieron a su vez algunos beneficios como la disminución de la ansiedad y el

aislamiento, mayor reflexión antes de actuar, clima más positivo dentro del aula,

mayor apego a la familia y a la escuela, desarrollo de habilidades para manejar

problemáticas interpersonales, disminución de la violencia en el aula y en la

escuela, mayor disposición a cooperar y mejoras en el autodominio, conciencia

social y toma de decisiones sociales.

Por lo expuesto anteriormente considero oportuno tener en cuenta en nuestras

prácticas educativas que es importante centrarnos en establecer un buen vínculo

con los estudiantes ya que esto propicia la confianza, armonía grupal y la

autoestima, favoreciendo la capacidad de resiliencia.

Ser capaces de afrontar, transformar y crecer con las adversidades

Es sumamente importante que los jóvenes además de desarrollar las facultades

del razonamiento, alcancen la capacidad de motivarse y perseverar, pese a las

adversidades y frustraciones. También que aprendan a regular los impulsos,

aumentar la empatía, manejar adecuadamente las relaciones interpersonales y

sentir esperanza.

El aprendizaje es la clave en el progreso humano. Una educación orientada al

conocimiento del mundo interior se transforma en un método efectivo para el

crecimiento individual, la resolución de conflictos y el desarrollo de valores,

factores esenciales para alcanzar el éxito y la felicidad personal y social.