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montana y llanura y, - Saber.es...Isidro o Tarna, y los gallegos y arrieros maragatos hablasen de «raya de Castilla» mucho antes de llegar a Astorga. Leon, pues, responde a una pluralidad

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El valle de Rodiezmo con Villamanin, en primer termino, y con parte de la Cordillera CantAbrica, en segundo piano, es unmagnifico ejemplo de la configuraciOn fisica y del aprovechamiento de la montana.

Con 15.468 Km2 de superficie, la provincia de Leon es la mas extensa de las nueve queconstituyen la Comunidad AutOnoma de Castilla y Leon, a lo largo y ancho de 741 Kms. de linde

de vecindad con otras siete provincias de, Galicia, Asturias, Cantabria y de la propia region; estambien la mas variada desde el punto de vista geografico y econ6mico en su comunidad.

Participa de los grandes rasgos fisicos que configuran la region: montana y llanura y, ademds, ensu parte occidental, en la llamada histOricamente la «raya de Castilla», se ye enriquecida con la

presencia de la depresiOn de El Bierzo, un espacio singular Ileno de contrastes y cargado demultiples matices paisajisticos y culturales.

La percepci6n popular ha sabido captar con inigualable sencillez la complejidad de lascircunstancias naturales que configuran el marco territorial provincial y lo ha vertido en una

copla popular, que es una verdadera lecciOn de racionalidad geografica:

«Si Coyanza castellanay el Bierzo gallego sony la montana asturiana¿Que le dejas a León?»

El interrogante final tiene su respuesta en la pluralidad fisica y cultural de un entorno que enlazaplenamente con las tierras castellanas (Coyanza = Valencia de Don Juan), nos emparenta en la

montana con los pueblos del norte o nos asemeja por el oeste con los rasgos geograficos deGalicia, aunque los asturianos hablan de Castilla nada Inds traspasar el puerto de Pajares, San

Isidro o Tarna, y los gallegos y arrieros maragatos hablasen de «raya de Castilla» mucho antes dellegar a Astorga. Leon, pues, responde a una pluralidad y diversidad geografica que si somos

capaces de mirar, nos sorprende a cada paso con sus paisajes.Estamos, por otra parte, ante una provincia escasamente poblada, que ha visto partir hacia otrastierras a mas de 200.000 personas a lo largo de las altimas decadas. Hoy el proceso emigratorioparece haberse amortiguado o detenido y, en algunas partes, se atisban signos de recuperaci6n

demografica, mas como efecto de la situaciOn generalizada de incertidumbre que como resultadode un cambio profundo en las expectativas econ6micas locales o en la mejoria notable de la

calidad de vida en el conjunto provincial. Cabe setialar como un hecho excepcional la llegada deinmigrantes de color a los nacleos mineros bercianos, expresi6n de la atracciOn de una fuerza de

trabajo barata y marginal.

2 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS

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Los 528.519 habitantes que vivenen este ambito administrativo, se-gun el PadrOn de 1986, representanuna densidad media provincial de34 habitantes por Km2., muy infe-rior a la media nacional (76hab/km2) y muy prOxima a la den-sidad media regional (27,5), repar-tiendose de forma muy desigual so-bre la superficie provincial, con gra-ves desequilibrios entre las areas ur-banas de concentraciOn demografi-ca y econ6mica y los amplios espa-cios serranos despoblados, vacios oabandonados, donde la densidad nollega a los 10 habitantes por km2,umbral que se considera minimopara que un territorio de montanamedia pueda calificarse de ocupa-do.

1. EL ESPACIOADMINISTRATIVO

La provincia ha pasado a ser par-te de la Comunidad Aut6noma deCastilla y Leon, por acuerdos ma-yoritarios de las Corporaciones mu-nicipales y del Parlamento, de mo-

do que en el articulo segundo delEstatuto de Autonomia de esta Co-munidad (Ley Organica de 25 de fe-brero de 1983) quedan integradosen el territorio de esta region losmunicipios de cada una de las pro-vincias que la componen. La regionmas extensa entre las diecisiete Co-munidades del Estado espanol, y enella la provincia de Leon es asimis-mo la de mayor extension superfi-cial y poblaciOn entre las nueveprovincias.

En los doscientos aflos trans-curridos desde el final del AntiguoRegimen hasta el nuevo mapa auto-n6mico espanol, la Administraci6nha tenido una organizaci6n territo-rial basada en la division provincial,pero esta en un principio fue bas-tante variable, como puede seguirsedesde el mapa de Leon de TomasLopez en 1786, que recoge la divi-sion de Floridablanca de un aiio an-tes, hasta la decretada por el minis-tro Javier de Burgos en 1833. Pre-cisamente al sur de la provinciaexiste un enclave, la dehesa de SanLlorente, que es residuo de la etapaanterior a la division vigente y es

administrado su territorio despo-blado practicamente por el munici-pio vallisoletano de Mayorga deCampos.

La actual provincia tiene comoprecedente la delimitaciOn de finesdel XVIII, con una cierta semejan-za si descontamos la separaci6nposterior del llamado partido deAsturias, que pertenecia hasta prin-cipios del siglo XIX en aquella de-limitaciOn del Antiguo Regimen a laprovincia de Leon. Mas cercanosprecedentes han de ser la divisionprefectural de Jose Bonaparte en1810, que queda sin ejecuci6n pormotivos de la guerra, pero que te-nia una conformaciOn distinta porsu denominaci6n, prefectura del Es-la, por su capitalidad, Astorga, ypor su extension, al abarcar a lospartidos de Leon y tambien de Be-navente. Esta era una division a laque se le ha reconocido un mayorgrado de racionalidad territorial yuna mayor sencillez que las del si-glo anterior, de superficies discon-tinuas y muy desiguales en exten-sion y limites imprecisos. Comoejemplo Inds sobresaliente de ello

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era el enclave de la Tierra de Ruedadel Almirante y Mansilla que perte-necia a la provincia de Valladolid.

Las 38 prefecturas de los afran-cesados se reducen en los ensayosque los liberales Ilevaran a cabo en1812 y 1822, en muy breves interva-los, en el primero con capital enLeon y en el segundo, que tiene vi-gencia durante un alio, en Leon yen Villafranca del Bierzo, al crearseuna provincia con la superficie deesta comaca berciana y la orensanade Valdeorras.

La provincia actual, con mas de150 ailos de existencia en los mis-mos limites, se basa, pues, en estosprecedentes en los que hay varia-ciOn de limites y de capitales. Des-de entonces hasta la actualidad laprovicia tiene como lindes en elNorte y el Oeste las montarias, si-guiendo a menudo sus lineas decumbre, a excepciOn de algunos ca-sos muy selialados en los Picos deEuropa con las cabeceras de los va-nes del Sella en Sajambre, y del Ca-res en ValdeOn; en dos nricleos delos Ancares que vierten aguas aarroyos de Lugo los pueblos deSudrbol y Balouta; y otros dos lu-gares en el extremo opuesto delNordeste de la provincia, los deValverde de la Sierra y Besande ver-tiendo hacia el Carrion palentino.Las lindes orientales y meridionalessiguen las cumbres de bajas sierrasy los paramos altos de los interflu-vios, que coinciden con despobla-dos.

La AdministraciOn Local, quebasicamente parte de la reforma li-beral en las primeras decadas delXIX, ha pasado por algunas modi-ficaciones tales como la creaciOn denuevos municipios, la supresiOn porfusion o integraciOn en otros veci-nos municipios; proceso bien lento(de 230 en 1960 a 212 en la actuali-dad) a pesar de su pequena exten-sion por lo general (97 municipioscon menos de 50 km2 de superficiey otros 108 menores de 1.000 habi-tantes lo confirman). Por la actualproblematica de los pequerlos mu-nicipios, roto ya el esquema caciquilque estaba interesado en conservarun nrimero elevado de los mismos,es preciso it a una politica de rees-tructuraci6n de la delimitaciOn delos municipios, haciendolos mayo-res y Inds eficaces para su gestiOn,lo que conduciria a una importantereducciOn de su mimero actual, has-ta una talla minima de 2.000 habi-

tantes a excepciOn de algunos casosespecificos de municipios de altosvalles.

Por otro lado, la divisiOn especi-fica de los partidos judiciales, quees de 1834, compone con los muni-cipios la divisiOn intraprovincial ad-ministrativa. En sus principios teniauna demarcaci6n distinta a la ac-tual, que procede a su vez de una re-vision efectuada en 1965, y se anun-cia ahora otra nueva tras la aproba-ci6n de una Ley de planta y demar-caci6n judicial. En principio se par-tia de diez partidos judiciales concabecera en Astorga, Cea, La Bane-za, LeOn, Murias de Paredes, Pon-ferrada, Riano, Valencia de DonJuan, Vegacervera y Villafranca delBierzo. Mas adelante Cea paso aSahagrin y Vegacervera a La Veci-Ila. Y en el anterior reajuste se su-primieron los partidos de Murias

repartiándose su territorio entrePonferrada y Leon—, de Riario

que se sitria en el de Cistierna—,Valencia de Don Juan, —entre losde Leon y Sahagrin—, el de La Ve-cilla —entre LeOn y Cistierna—, yfue suprimido el de Villafranca

que se asigna a Ponferrada—. Esde hecho Ia demarcaci6n judicial IacomarcalizaciOn a menudo rinds realy conocida, sobre todo hacia el ex-terior, ya que como veremos des-pues, en la provincia leonesa las co-marcas estan vivas en Ia percepciOnde la poblaciOn.

2. UN RELIEVEPROVINCIAL PRESIDIDOPOR LA ALTITUD Y LADIVERSIDAD

Con algo mas del 50% de la su-perficie provincial por encima delos 1.000 metros de altitud sobre elnivel del mar y la cuarta parte so-brepasando los 1.200 metros, laprovincia de Leon se convierte enuna de las mas elevadas y acciden-tadas de la region y del pais, lo quelOgicamente implica importantesconsecuencias de tipo climatic°. Esaqui donde situamos nuestras areasserranas y montaflosas: La Cordi-llera Cantabrica, Montes de Leon ylas Montarias Galaico-Leonesas olas peanas y bordes de «pie de mon-te» que las ponen en contacto conlas tierras llanas y que en algunaspartes fueron bautizadas expresiva-mente con el topOnimo comarcal deSomoza (Sub-montia = al pie de losmontes).

Solamente las provincias de Avi-la y Soria nos ofrecen datos simila-res dentro de la Comunidad AutO-noma, aunque posiblemente sea laprovincia leonesa la que muestre losmayores contrastes en su relieve yuna mayor complejidad ecologica,a pesar de la presencia relevante ydestacada de tierras llanas situadasentre los 800 y 1.000 metros de al-titud sobre el nivel del mar.

Estas condiciones topograficasexplican que a partir de la elevadaaltitud (mas de 1.000 metros), lasfuertes pendientes (mas del 20%) ylos frecuentes desniveles (mas de400 metros) existentes en los espa-cios serranos cultivados, hayan sidodeclaradas recientemente 930.000Hectareas (60% de la superficieprovincial) como zonas de agricul-tura de montana, siguiendo los cri-terion marcados por la Ley de laAgricultura de Montana, e incorpo-ra con ello una buena dosis de es-peranza a la recuperaci6n integralde las comarcas deprimidas, ahoracalificadas de desfavorecidas.

Aproximadamente la cuarta par-te de la provincia, unos 3.892 km2,se encuentra por debajo de los 860metros de altitud, correspondiendosobre todo a los valles y vegas ba-jas de nuestros rios principales y alos sectores limitrofes de la campi-ria de Tierra de Campos o a la par-te suroriental del interfluvio Orbi-go-Esla, denominado acertadamen-te Paramo Bajo. Se trata de areasde suelos en general mas fertiles ypor tanto con buenas posibilidadesagrarias, aunque al igual que el res-to de las tierras de la Meseta Leo-nesa sufran los efectos climaticos deIa continentalidad.

La superficie provincial cuya Io-ta no sobrepasa los 600 metros dealtitud representa solamente el2,58% de territorio provincial, esdecir, unos 400 Km2, y pertenecefundamentalmente a la Hoya delBierzo, regada por el rio Sil, y enmenor medida a la cuenca baja delrio Cabrera o a las gargantas del rioSella y Cares; todos ellos han labra-do paisajes impresionantes y relie-ves abruptos en los confines provin-ciales, de los que son magnificosejemplos el encajamiento del Sil enCovas y Ia Barosa, en los limitescon Orense, o la garganta del Caresy el desfiladero de los Beyos en elSella, en nuestros limites con As-turias.

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Desde el alto ypuerto del

Carbajal seobserva esta

magnificaperspectiva de

la CabreraBaja, con lascumbres delPicOn (1.995

m.) y PenaTrevinca al

fondo (2.143).

lentos y didfanos atardeceres del es-ti() aparecen con su silueta y los per-files nitidamente recortados en elhorizonte o con sus cumbres neva-das en los dias despejados y brevesdel invierno. La montana y la Ila-nura siempre han estado presentesen la percepci6n geografica de losleoneses; campos nutricios de la Ila-nura para los pastores y vaqueros,montarias altivas y misteriosas, car-gadas de soledad y pobreza, paralos campesinos del llano, son visio-nes que el cancionero popular ha re-cogido con sabia elocuencia

Los carros que van de Camposa la montana nevadavan llenos de pan y vinovuelven con laurel o nada.Sin embargo, la evoluciOn socioe-

con6mica de las altimas decadas ha-cen que hoy la montana y el llanose contemplen desde las perspecti-vas muy diferentes a las de antanoy bastante alejadas de la preocupa-ci6n inmediata de la subsistencia.Fue precisamente esta la que impul-so a un exodo generalizado hacia lasciudades y desde aqui, en sentidoinverso, se inici6 una marcha haciala conquista de espacios de ocio yde paisajes antes hostiles; la explo-taciOn minera a gran escala o en pe-quenas explotaciones coyunturalesy la construcci6n de embalses convistas al aprovechamiento hidrauli-co se habian anticipado a la utiliza-

ciOn actual de la montana, que vadesde la mera especulaciOn o aban-dono a la almoneda del patrimoniopablico.

Las tierras lianas nos muestrantambien los contrastes surgidos delproceso de modernizaci6n de las es-tructuras y explotaciones agrarias:regadios, concentraciOn parcelaria,cambios de cultivos y nuevos usosdel suelo, etc., que introducen unimportante factor de diversidad enel paisaje, aunque los procesos ymecanismos econOmicos que los ri-gen sean los propios de una econo-mia que busca por encima de todola maxima producci6n y el maxim()beneficio, lejos de la conservaciOnde recursos no renovables y del useequilibrado de los renovables.

2.2) Los amplios hordesaccidentados: Las montaiias.

Frente a la rutina del mundo ur-bano y de la sociedad de consumo,las montarias y sierras, por modes-ta que sea su altitud, constituyen unmundo singular, no solo por sus pe-culiaridades fisicas, sino tambienpor la riqueza cultural que la pre-sencia del hombre ha dejado sobrelas mismas a lo largo de la histo-ria, venciendo un gran camulo deobstaculos y adversidades naturales(clima, pendientes, aislamiento,

2.1. Las relaciones decomplementariedad entre lamontana y el llano.

Desde tiempo inmemorial hanexistido en el territorio leones unasrelaciones de complementariedadentre la montana y el Llano, apoydn-dose en aprovechamientos y recur-sos distintos —productos, gana-deros y cerealistas—, siempre nece-sarios en una economia tradicionalen la que los intercambios regiona-les y comarcales se encontraban se-riamente limitados por una infraes-tructura de caminos deficiente y es-casa. En el caso del territorio leo-nes, hemos de serialar como tam-bien desde fechas remotas, los riosy los viejos caminos que siguen losvalles enlazan y ponen en contactolas tierras cerealistas de la llanuracon las areas forestales y pastorilespoco accesibles de la montana, quetemporalmente quedaban incomu-nicadas por la nieve o las crecidasfluviales, como aun ocurre hoy.

Casi todos los pueblos y gentes dela provincia tienen como puntos dereferencia en su percepci6n cotidia-na alguna cumbre de montanaprOxima o lejana (Teleno, Aquiana,Pena Ubiria, LlambriOn, BodOn,Catoute, Yordas, etc.). Son los hi-tos topograficos que marcan el re-lieve montarioso y una gran parte delos limites provinciales, y que en los

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etc.) y, con frecuenca, el olvido ad-ministrativo y oficial.

En la provincia de Leon, salvopor la parte suroriental, tenemosmagnificos ejemplos de paisajes yrelieves de montana, cuyo valorgeomorfolOgico y cultural no que-dan suficientemente definidos nipor la altitud y topografia, ni porun valle, ni mucho menos por elnombre de Ia sierra o de la cordille-ra, aunque la toponimia nos traigaimagenes de gran resonancia po-pular.

En el amplio marco montariosoque forman la Cordillera Cantabri-ca como en las montarias del oestede la provincia (Sierra de la Cabre-ra, Sierra del Teleno, Montes Aqui-lanos, Montes de LeOn, Sierra deGistredo, Sierra de Caurel, Sierrade Ancares), encontramos una com-plicada articulaciOn y morfologfa,en la que los valles y sierras consti-tuyen la trama basica de Ia organi-zaciOn espacial. En efecto, los va-lles adquieren una especial relevan-cia y significado como ejes de co-municaciOn y poblamiento, y comoespacios de actividad agricola y ga-nadera, configurando espacios depercepciOn diferenciada de nombressonoros y bien conocidos por noso-tros: Valdueza, Valcarce, Valdebu-rOn, ValdeOn, etc.; los montes ysierras más o menos accidentadosque hacen de interfluvio aparecencomo espacios incultos de roquedoo bien ocupados por pastos, bos-

convergen los 'finites administrati-vos de Asturias, Santander y Palen-cia; allf topamos con las zonas cul-minantes y con los relieves mas es-carpados de la provincia, en elLlambriOn (2.369 m.) y en PenaSanta de Castilla (2.568 m.), «lfneasde perias calares que por su extre-mada elevaciOn son conocidas conel nombre de Perias de Europa, lascuales se cortan por un estrecho ogarganta que sirve de paso... y laparte alta de dichas penas por el N.y 0. siempre esta cubierta de nie-ve». (Madoz, 1845).

Menos espectaculares pueden serlos paisajes de las montarias galai-co-leonesas y de los Montes deLeOn, aunque personalmente pen-samos que el menor aprecio de esteespacio es fruto directo del mayordesconocimiento, pues tras las for-mas romas de sus perfiles y lineasde cumbres se esconden «picones»de diffcil accesibilidad, vallesabruptos excavados por la erosionfluvial y modelicas herencias del re-toque glaciar sobre las pizarras ycuarcitas en la Sierra de La Cabre-ra, en la Sierra del Teleno, en laSierra de Ancares o, mas al norte,en el nudo orografico de la Sierrade Gistredo.

En este marco territorial, no loolvidemos, se encuentran las co-marcas montariosas que reiterada-mente aparecen en los escalonesmas bajos de la renta «per capita»y de la calidad de vida, lo que ex-plica las cuantiosas perdidas demo-

ques, matorrales o por un terrazgopobre y escaso.

En el conjunto montarioso de laprovincia cabe, sin embargo, seria-lar algunos rasgos diferenciadores.Los paisajes de montana se mues-tran con gran fuerza y variedad enel largo nudo orografico de la Cor-dillera Cantabrica. La herencia delmodelado glaciar y carstico se yecomplicada por la eficaz labor delas aguas, cuyas huellas han queda-do grabadas en impresionantes gar-gantas. Sirva de ejemplo el extremonororiental de la provincia, donde

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Desde lavertiente Nortede la sierra delTeleno (2.188

m.), que serecorta en el

paisaje, el ri,Duerna se alit

paso haciatierras de k.

Ilanuraescoltado por

una ampliafranja de

Arboles deribera.

gräficas sufridas en las Ultimas de-cadas.

Los numerosos despoblados exis-tentes en la zona son una serial ine-quivoca del proceso y del cambioradical en las formas de poblamien-to.

Las montarias que bordean am-pliamente la provincia de Leon nosenserian algo mas: como las preci-pitaciones se disponen en bandas dedesigual cuantia, que se adaptancon bastante aproximaci6n a lascurvas de nivel y a la altura; en lasareas mas elevadas de la CordilleraCantabrica y bajo la influencia at-lantica los valores de precipitaci6nanual sobrepasan los 1.700 mm.,mientras en la vertiente meridional,a sotavento de los vientos cargadosde humedad del oeste o del noroes-te, recibe cantidades de lluvia y denieve notablemente menores (LosBarrios de Luna, 935 mm.; Cistier-na, 926 mm.). La llegada puntualde la nieve («Por los Santos, la nie-ve en los altos») contribuye decisi-vamente a la cuantia final de lasprecipitaciones y de los recursos hi-draulicos de la montana, al igualque la innivaciOn mas o menos pro-longada condiciona todas las activi-dades de los pueblos de la montana(caminos y puertos cerrados, aisla-miento de los pueblos y gentes,etc.). Es entonces cuando las mon-tarias de Leon muestran sus doslados contrapuestos el rigor de loslargos inviernos o la dureza de la in-

comunicaciOn frente a la cara atrac-tiva que conlleva la vision esteticade los paisajes nevados o la utiliza-ciOn de la nieve como recurso parael ocio y el deporte, el llamado ne-gocio del «oro blanco». (Cuadro 1).

2.3) La originalidad de El Bierzocomo espacio geografico

Es en el sector meridional de lafosa de El Bierzo, a la salida del rioSil, donde encontramos las cotasInds bajas de la provincia, en tornoa los 400 metros sobre el nivel delmar. Valles encajados de laderasabruptas o «alombadas» contrastancon retazos mas o menos planos, yconfiguran una topografia acciden-tada en los hordes de El Bierzo, quese contraponen al paisaje de tierrasllanas y fertiles de la hoya, lo quesupone una rica gradaci6n de lascondiciones ecolOgicas y de los pai-sajes naturales, desde ambitos pro-piamente atlanticos a condicionesmicroclimaticas de signo mediterra-neo.

Buena muestra de este escalona-miento son las variaciones termo-pluviometricas y biogeograficas queacompanan a los 1.700 m. de dife-rencia altitudinal entre el Pico Ca-toute (2.114 m.) y las tierras Indsbajas de El Bierzo. De ahi las deno-minaciones tradicionales de El Bier-zo Alto para referirse de modo ge-neral al borde montarioso, y deBierzo Bajo para serialar las tierras

de vocaciOn eminentemente agrariadel fondo de la depresi6n intramon-tariosa, sin que esta subdivision Ile-gue a captar en toda su plenitud losmatices geograficos que el Sil y susafluentes han labrado en la parteoccidental de la provincia de Leon.

A los estrechos valles encajadosse le oponen las amplias vegas ycuencas de prOspera agricultura, ya las fuertes pendientes, los rellanosescalonados que sirven de asiento alas pequerias aldeas o a los colladosque han pasado a los viejos cami-nos que unen la hoya con las mon-tarias y a 6stas con la Meseta y Ga-licia, haciendo realidad las expresi-vas palabras del P. FlOrez (sigloXVIII) al hablar de la comarca ber-ciana: «donde no puede entrarse, sino es bajando, ni puede salirse si noes subiendo» (Espana Sagrada,XVI, p. 27).

Es El Bierzo y su cingulo monta-noso el espacio provincial que pro-bablemente mejor resume la diver-sidad de un area de montana. Enefecto, junto a la permanencia delos arcaismos tradicionales encon-tramos modernas explotacionesagrarias favorecidas por las condi-ciones climaticas mas benignas ysuelos mejores, al mismo tiempoque la mineria y los aprovechamien-tos hidroelectricos y tarmicos hanimpuesto otros ritmos econOmicos yhan marcado su impronta industrialen el paisaje.

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2.4) Las tierras Ilanas de la mesetaleonesa

Aunque aparentemente homoge-nea y uniforme, la meseta leonesanos ofrece, sin embargo, una seriede pianos escalonados, de 1.200metros a los 800 metros sobre el ni-vel del mar que desde los hordesmontariosos descienden hacia el sury hacia el este, interrumpiendose enpequerias lomas o tesos como en lacomarca de los Oteros, o en suavesconcavidades lagunares como en elPayuelo. Predominan, por tanto,las formas pandas y dilatadas, quequedan bien referidas en top6nimosprerromanos como el de ARA-DUEY (Aratoi = valle de las Ilanu-ras) o esas curvas de nivel de 800,900, o 1.000 m., bien distanciadosentre si, en cuyo plano apenas ob-servamos discretas ondulaciones yvaguadas que no logran romper conel esquema general de la llanura degravas, cascajo y arcillas, que secontinua hacia el centro de la cuen-ca del Duero en la Tierra de Cam-pos y en el Raso de Villalpando yhacia el este en los altos paramospalentinos, gemelos de los leoneses.

Este paisaje de campos desarbo-lados y abiertos se deshace y quedaroto o fragmentado cuando la redfluvial rasga las plataformas planasy destempladas, introduciendo unimportante factor de diferenciaciOnmorfolOgica y ecolOgica.

El marco natural de este mediopuede completarse con esta acerta-da descripci6n de las condicionesclimaticas, escrita hace mas de unsiglo: «el invierno es largo y crudo;la primavera inconstante; el veranotemplado, y el otorio hermoso y bo-nancible; los vientos del SO. sonprecursores de lluvias, y los de NO.y NE., que son los mas frecuentes,de frios, escarchas e hielos». Y con-tinuaba la descripciOn de Madoz di-ciendo que «el clima es mas frio quetemplado y mas seco que hilmedo,especialmente en los que se llamaCampos y fuera de las riberas delEsla». En efecto, estos rasgos que-dan bien marcados en Ia isotermaanual de los 11° C. que dibuja unamplio semicirculo en las tierras Ila-nas de la meseta leonesa y cuya re-ferencia mas expresiva y exacta laencontramos en los datos de la es-taciOn de La Virgen del Camino, a920 metros de altitud: la amplitudtermica elevada, las bajas tempera-turas invernales, el largo periodo de

heladas, el efimero significado de laprimavera y del otorio, junto a lastempereraturas moderadas del es-tio, son rasgos que nos senalan laslimitaciones termicas de un medionatural que enlaza plenamente conel resto de las llanuras de Castilla yLeon pertenecientes a la cuenca delDuero, donde las precipitaciones nosobrepasan nunca los 600 mm.anuales, acarreando un deficitanual de precipitaciones que sola-mente puede solventarse con el des-canso temporal del cultivo en lastierras tradicionales de «pan llevar»(barbecho), o con el aporte suple-mentario del agua en los regadiosactuales y tradicionales.

No es extrario que los cultivos desecano hayan marcado la organiza-ciOn del paisaje en la llanura leone-sa, con la presencia de los cerealesde ciclo largo o de invierno, entrelos que el trigo tenia la primacia enlas tierras de pan llevar de las cam-pirias y el centeno en las sementerasde las tierras altas de los paramos,siempre dejando un alto porcentajede la tierra labrada en barbecho ydescanso, en regimen de «alio yvez», mientras los vinedos ocupa-ban suelos mas pedegrosos y cues-tas mas soleadas. Esta imagen de lastierras llanas ha cambiado sustan-cialmente pero el terrazgo y el po-blamiento aun muestran muchos delos rasgos del pasado y el predomi-nio general del secano.

Refiriendose al terreno del Para-mo leones se decia de forma expre-siva y geografica: «es pedregoso ytan piano que las aguas llovedizas,no teniendo inclinaciOn se estancany forman grandes lagunas donde afalta de arroyos beben los gana-dos». Y la vision comarcal de en-tonces se completaba con la siguien-te reflexiOn: «fuera de los pueblosque bana la presa Cerrajera queproduce algtin lino, trigo, legum-bres y maderas, todo lo demas noda mas que centeno y cantudas y unpoco de mal cultivado vinedo (Ma-doz). Un paisaje de llanura y unascondiciones ecolOgicas que el horn-bre, protagonista en la construcci6ndel espacio geografico, ha trocadohogano en campos feraces y en unaagricultura rentable por mor de lallegada del agua y la paralela orde-naciOn del terrazgo, subordinandoasi el medio natural al quehacerhumano.

2.5) Las vegas y riberas: El valle yel agua como elementos basicosdel armazOn geografico

Las condiciones eddficas y las po-sibilidades agrarias mejoran nota-blemente alli donde las terrazas ba-jas de los rios y los dep6sitos de losvalles alcanzan superficies de ciertaextension. Son las vegas y riberasque han labrado los principales riosque cruzan la provincia. En efecto,en mayor o menor grado todos losrios fecundizan con sus aguas losterrenos de trdnsito de las vegas, yadirectamente, ya por medio de pre-sas que a traves de molderas y cau-ces distribuyen el agua por lastierras regantias y feraces del fondode valle.

Por su incidencia en la configu-raci6n provincial y comarcal mere-ce destacar Ia Ribera y Vega del Or-bigo, en su confluencia con los riosTuerto y Duerna en las proximida-des de La Baneza, donde la Ila-nura aluvial puede alcanzar losocho kilOmetros de anchura. Esta-mos ante tierras ligadas al regadioque cuentan con campesinos labo-riosos y exigentes que han converti-do sus vegas en un terrazgo inten-samente ocupado por un policulti-vo, ayer de lino, legumbres, pata-tas, hortalizas, trigo y cebada; yhoy de remolacha, alubias,forrajes, maiz, ademas de patatas ycereales, que contrastan en lasproximidades de los pueblos y en lasorillas de los rios con algunos pra-dos cercados y divididos por setosvivos de palera o enmarcados pordlamos blancos y chopos o por so-tos de humeros (alisos).

Las alargadas manchas de estavegetaciOn arbOrea y arbustiva fes-tonean las presas y jalonan los rios,principalmente del Orbigo y del Es-la, y se ha visto incrementada supresencia en el paisaje en las tilti-mas decadas con extensas planta-ciones de chopo.

Hist6rica y geograficamente pue-de establecerse un claro contrasteentre las tierras regadas de las vegasy riberas y las tierras de secano delos inter fluvios, que lOgicamentedeterminan en buena medida las di-ferentes posibilidades econ6micas yexplican el poblamiento mas densode las primeras frente al habitat aidslaxo de las tierras llanas.

Si tenemos en cuenta que el aguacomo recurso natural escaso satis-face las necesidades Inds vitales y

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Los rios y vallesconstituyen el

armazen fisicode nuestrospaisajes de

montana. ElEsla visto desdeLas hayas

el puente debuscanpreferentemente Bachende.

las umbrias consuelos yambientesfrescos. Elhayedo queobservamosaqui seencuentra en lavertiente nortede la sierra deCorrecilla(2.011 m.)frente a lasaldeas deTabanedo yRodillazo.

concretas, tanto las de tipo ecolOgi-co como las humanas, podemoscomprender la decisiva influenciaque la red fluvial tiene en la confi-guraciOn del espacio provincial y enla organizaciOn de su poblamiento.La trama del poblamiento histOricoy actual de la provincia traduce congran evidencia su ligazOn a la red hi-drografica. De ahi la abundantepresencia entre los nombres denuestros pueblos y del topOnimo ve-ga o de sus parientes lingiiisticos ve-cilia y veguellina, que conservan elsentido originario y prerromano de«terreno regable» y a veces inunda-do, y se relaciona asimismo concampo bajo y Llano con buenas po-sibilidades de labranza como tierrade regadio.

Por otra parte, la red fluvial, a

pesar de los riesgos de crecidas einundaciones ofrece condiciones fa-vorables y atractivas para la ubica-ciOn de asentamientos y para la fi-jaci6n de poblamiento. Las conver-gencias y espolones fluviales, las en-crucijadas de rios y caminos natu-rales, los vados, los pequerios talu-des y cuestas, etc. fueron frecuente-mente elegidos como emplazamien-to de micleos rurales o urbanos queperduran hasta hoy, sobre todo enel caso de la red principal. Perotambien los riachuelos y pequenosvalles han sido un elemento habi-tual de bUsqueda en los emplaza-mientos, por ejemplo, mondsticos,a partir de los cuales se roturci elterreno, se cultivaron los campos,se extendi6 el viriedo, se levantaronlas casas, se construyeron las presas

o «puertos» y se instalaron los mo-linos... Hoy, tambien se buscan co-mo un elemento habitual de los es-pacios de ocio y de residencia secun-daria. Una forma, sin duda, muydistinta de ocupaciOn del espaciogeografico.

Recordemos, antes de finalizareste apartado, que la red basica dedrenaje de la provincia rebasa los1.500 km. de recorrido, configuran-do espacios geograficos cuyos ras-gos naturales y culturales van masalla de los limites provinciales, en-lazando las tierras leonesas con Ga-licia a traves del Sil, con el Cantd-brico a traves del Sella y del Cares,y con la cuenca del Duero a travesdel Orbigo, Esla, Cea y Valdera-duey, prolongando hacia las campi-fias y valles de Benavente las mis-mas condiciones geograficas deaqui, espacios, que como escribe Je-sus son habitados «porgentes que son las mismas, pareci-do su hablar, el paisaje es id6ntico».

2.6) La diversidad de los paisajesnaturales

En nuestra provincia, al igual queen la mayor parte de la SubmesetaNorte, existen a grandes rasgos dostipos de bosque que se correspon-den con las condiciones climaticasanalizadas anteriormente: el llama-do bosque mediterraneo y el bosqueatlantico. El arbol mas representa-tivo del primero es la enema, espe-cie que soporta bien la aridez o se-quia estival con su sistema radicalextenso y con su porte lenoso. A

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medida que nos acercamos a condi-ciones mas hilmedas y el periodo desequia estival se acorta o desapare-ce, hacen su apariciOn los rebolloso robles, los castafios y, en las par-tes mas hfimedas y umbrosas denuestras montafias, las hayas, seria-landonos las caracteristicas propiasdel bosque atlantic°. Los pisos y elescalonamiento de la vegetaciOn(cliserie vegetal) representa muybien los cambios de las condicionesambientales y bioclimaticas ennuestras montatias, en especial loscontrastes que se marcan entre la la-dera norte («umbria» «abesedo») yla ladera sur («solana»).

Las muestras que nos quedan enla provincia de encinares autónti-cos, bien como masas arbOreas ori-ginarias bien como montes adehesa-dos, son muy escasas. Aun pode-mos observar algunos ejemplos ais-lados de paisajes adehesados sobreel encinar («dehesa de Mestajas»,«dehesa de La Vizana», «dehesa deBecares»), pero los frecuentes top6-nimos de «Monte Quemado», «En-

cinedo», «Sardonal» o «Sardoni-zo» nos esta senalando la existenciaen otros tiempos de masas mas ex-tensas, muy distintas a los montesresiduales y decrepitos actuales, su-ceddneos arbustivos que reciben en-tre nosotros el nombre de sardonesy carrascales. No cabe duda que lasroturaciones pasadas y el reparto detierras para la expansion de los cul-tivos y de los vifiedos se hicieron engran parte a costa del encinar me-diterraneo, a lo que debemos aria-dir los aprovechamientos de made-ra y lefias o los incendios abusivossi queremos comprender la situa-ciOn actual y la configuraci6n de lospaisajes naturales en la provincia.

Desde el punto de vista geografi-co y ecolOgico cabe senalar la pre-sencia de otras especies arb6reas designo mediterraneo como el sabi-nar, del que son magnificos ejem-plos el de Mirantes de Luna y el deCremenes; asimismo, los alcorno-ques existentes en el bajo Bierzo yen la cuenca de Ho Cabrera, cono-cidos como «zufreiros», son signo

evidente de condiciones ambientalessingulares, en las que se combinansuelos siliceos, temperaturas gene-rosas y una cierta humedad que ex-plica la presencia inmediata de loscastafios y de una variada vegeta-ciOn de caracteristicas atlanticas enlos lugares mas frescos.

Formando manchas de mayor omenor porte y en condiciones maso menos equilibradas con su entor-no medioambiental, los rebollares orobledales —se les denomina tam-bien carballedas y melojares— ocu-pan grandes superficies y son lasmasas arb6reas mas abundantes enlas sierras leonesas y en los hordessomontanos. La generalizada pre-sencia de top6nimos relacionadoscon esta especie caducifolia («Ro-bledo», «Carbajal»...) es un clarotestimonio de la importancia de lascondiciones subhUmedas y de tran-sici6n en la provincia de Leon. Estedrbol, tolerante con sequias estiva-les moderadas, sufri6 en el pasadouna intensa deforestaciOn con el finde crear espacios de pasto e incluso

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El poblamiento concentrado y su mimetismo con el paisaje es uno de los rasgosmás caracteristicos de la geografia de la meseta. Antimio de Arriba y al fondo el

conjunto de bodegas en las arcillas miocenas.

tierras de cultivo, al mismo tiempoque su «ramOn» contribuy6 decisi-vamente a resolver la falta de forra-jes y de hierba durante la epoca denieves en la montana. Hoy, despuesde la disminuci6n de la presi6n ga-nadera y del retroceso drastic° enlos aprovechamientos de lena, el ro-bledal tiende a recuperar sus anti-guos dominios compitiendo con losmatorrales de urces y con la repo-blaciOn forestal.

El bosque atlántico no soportadeficits de humedad prolongada yresponde a los rigores de la esta-cui6n fria (heladas y congelaciOn)con la caida de follaje. Los hayedosrepresentan en la provincia de Leonel bosque atlantic° por excelencia;las hayas buscan suelos frescos y decierta fertilidad, encontrandolas enla mayor parte de la cordillera Can-tabrica, si bien muchas de ellas sontestimonio de un periodo Inds es-plendoroso y exuberante que diopaso a prados y pastizales, quedan-donos ahora en laderas de fuertependiente o en areas alejadas, comoobservamos en Valdeón y Sajam-

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bre. Junto a los hayedos o en susbordes suelen encontrarse el roblealbar, los serbales, avellanos, ace-bos, tejos o manchas de abedules,que soportan bien las nevadas lar-gas e intensas, siendo desplazadosen las vertientes más soleadas porlos melojares.

Ahora bien, en el espacio provin-cial no labrado, el predominio vi-sual y superficial corresponde almatorral, ocupando en muchas co-marcas más del 50% del espaciogeográfico. No estamos ante unosdominios propiamente naturales, si-no ante paisajes creados por elhombre tras una acción secular ehistórica sobre el estrato arbóreo.Por ello, las formaciones arbustivasderivadas del antiguo encinar o delrobledal («matos», «bardales»), ja-rales y landas de urces o brezos, sehan adueñado de amplias superfi-cies. Es cierto que las repoblacionesforestales de coníferas, que han da-do lugar a 60.000 hectáreas de pi-nares en nuestra provincia, han ele-gido fundamentalmente las forma-ciones arbustivas degradadas y losespacios improductivos, pero tam-bién es conveniente recordar quemuchos bosques autóctonos, indu-dablemente originales desde el pun-to de vista botánico y de la máxi-ma importancia ecológica y geográ-fica por el papel protector del suelovegetal, han sido irracionalmentesacrificados o han sido inoportuna-mente víctimas de la repoblaciónforestal.

Como hemos señalado en otrosescritos, por encima de los1.500-1.700 m., la vegetación obli-gada por unas condiciones de mon-taña en la que los cambios de relie-ve (orientación, topografía, pen-dientes) y las bajas temperaturas ac-túan como factores decisivos, adop-ta formas arbustivas y a medida queascendemos más rastreras, de lo quepueden ser magníficos ejemplos losenebros. Con el deshielo primaveraly el aumento de las temperaturasaparecen los pastos de los «puer-tos» y de las «brañas» en las cabe-ceras de nuestros valles y en los al-tos collados, contrastando viva-mente en el verano con los roque-dos desnudos, con los canchales o«gleras» o con los pequeños neve-ros de las cumbres; estos pastos demontaña nos ponen en contacto conuna de las tradiciones más equili-bradas y eficaces en el manejo delos recursos naturales y agropecua-

ríos: la trashumancia y la transter-minancia, porque suponen, siguien-do ideas expuestas en más de unaocasión por el profesor Zorita, unaadaptación del proceso productivoganadero a los ritmos o condicionesecológicas del medio natural y a laproducción forrajera estacional, sinque ello acarree excesivos gastos ycostes medioambientales irreversi-bles.

3) LAS ACTIVIDADESECONOMICAS, ENTRE LAATONIA Y ELDESARROLLO

3.1. La economía leonesa de losaños ochenta

Se caracteriza en comparacióncon la de Castilla y León y la de Es-paña por tener más alto porcentajede empleo en el sector primario(36,6 de León en 1983, nueve pun-tos y veinte puntos por encima res-pectivamente de las otras dos eco-nomías), y por ello más reducidossectores secundario y terciario (27,7y 35,7 respectivamente). En Leónsigue siendo considerable, por tan-to, el número de activos agrícolas apesar de que sobran buena parte deestos empleos si se observa que enla producción bruta la agriculturasólo supone el 13,1 por ciento, a pe-sar de la contínua reducción de em-pleos agrícolas en las últimas déca-das como resultado de la emigra-ción del campo a las ciudades y elconsecutivo envejecimiento de lasáreas rurales.

Un ritmo más reducido de indus-trialización a la vez que el manteni-miento del peso importante de la ac-tividad agraria, es señalado por lapérdida en el «ranking» o posiciónrelativa de las provincias españolassegún su producción (del puesto 19en 1964 ha bajado León al puesto24 en 1983), la segunda entre lasprovincias de Castilla y León trasValladolid, pero si partimos de quees la provincia más poblada se con-cluye que la renta por persona esmenor aún a un nivel regional, y dehecho está también por debajo de lamedia nacional.

León ha sido y sigue siendo pro-vincia suministradora de los pro-ductos del campo, de fuentes ener-géticas y productos minerales parasu manipulación y transformacióncomo productos finales en otras re-giones, como se ha comprobado

por las primeras y hasta ahora úni-cas «tablas input-output» elabora-das en 1975, donde las exportacio-nes suponen en torno al 45 por cien-to de la producción de recursosagrarios, el 84 por ciento de los de-rivados del carbón, y el 100 por ciende los metales extraídos con destinoa la industria foránea, generándosede este modo un escaso valor aña-dido en la producción provincial.

3.2. Las actividades agrarias y lautilización del suelo

A los factores físicos condicio-nantes de los usos agrarios del sue-lo provincial se añaden, combina-dos por supuesto con aquellos, loscondicionantes económicos: el gra-do de mecanización (son más de17.000 los tractores en el momentodel censo agrario de 1982), la inten-sidad en el uso de los fertilizantes,la orientación de los cultivos, el gra-do de comercialización y las estruc-turas de las unidades técnico-econó-micas o explotaciones agrarias.

La distribución general de la su-perficie provincial en 1982 presentauna proporción alta de tierras no la-bradas, cerca de tres cuartas partesde la superficie total de tierras, ysiendo las explotaciones agrarias ennúmero de 57.285, la superficieagraria útil (SAU) un 46,9 por cien-to —constituída ésta por las tierraslabradas o de cultivo como por losprados, praderas y pastizales—. Yabundando en cifras agrarias, de es-tas tierras labradas 262.000 Has.son secanos y 100.000 Has. rega-díos, que se vienen incrementandodécada tras década. Regadíos quealguien ha dicho que «una primerageneración los proyecta, una segun-da los construye y sólo en la tercerase aprovecha de ellos», tal como vael ritmo de la construcción de in-fraestructuras y un largo proceso detramitación previa hasta que se ex-tienden los regadíos a nuevastierras. El mapa del agua de la pro-vincia de León nos presenta en es-tos años amplias manchas de exten-siones de riegos de superficie en elBajo Bierzo, y la Meseta leonesa,alternando en ésta también con losriegos de pozos alimentados poruna rica capa freática en agua; tam-bién se perfila los dos proyectos deriegos desde el embalse de Remoli-na-Riaño y desde el proyectado delOmaña, que en conjunto doblaríanexactamente las actuales regadíos apartir de canalizaciones. También

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Jesús Torbado (Tierra mal bautiza-da, 1969) recoge el sentir de loscampesinos que esperan llegue el re-gadío: «... a uno le gustaría que to-dos estos proyectos se realizaranpronto, antes de que los viejos mu-rieran para dejarles un poco la ale-gría en los ojos hundidos, antes deque los niños crecieran y tuvieranque huir a las fábricas del mundo,a las chabolas del mundo».

En cuanto a grupos de cultivos lasuperficie en orden de mayor a me-nor representación, según el Anua-rio de Estadística Agraria de 1984,era en primer término el cultivo decereal (171.000 Has.) con gran dife-rencia con el resto, las leguminosas(30.100 Has.), cultivos industriales(27.600 Has., de ellas la remolachaazucarera 24.000 y el resto girasol yotros), el viñedo (en retroceso conunas 25.000 Has.), los cultivosforrajeros (cerca de 24.000 Has.),patatas (10.535 Has.), y las hortali-zas y frutales (con más de 2.000Has. en cada grupo).

Cultivos con rendimientos meno-res en el secano al promedio regio-nal y el nacional, y, en cambio, másaltos que éstos en los regadíos porlo general, como en la remolachaazucarera y la patata, bien extendi-dos en la Meseta leonesa. Por otrolado, la superficie arbolada se ex-tiende en un 20 por ciento del terri-torio provincial, y por especies sonmás extensas las frondosas (255.000Has.), distribuídas en los dilatadosmontes de utilidad pública.

Por último, la cabaña ganadera,clasificada por número de cabezas,

era en 1984 representada por el ovi-no (541.000), vacuno (177.000),porcino (141.000), caprino (56.000)y equino (15.000). Es el ganado va-cuno, el de mayor importancia noobstante ser el segundo, por su ma-yor peso vivo y entidad económica(la unidad de ganado mayor—UGM— es una vaca de 500 Kgs.que equivale a 10 ovejas); y en Leóncaracterizado predominantementepor la producción de leche, con unexcedente importante para la ventaen otras áreas nacionales; siendo ala vez la agroindustria láctea con laazucarera las más importantes eneste subsector en la provincia leo-nesa.

En la aportación a la producciónfinal agraria cada vez es mayor,precisamente, la debida al subsectorganadero, que en 1980 estaba igua-lada con el subsector agrícola, y alque rebasa en la última estadísticade 1984, pues alcanza ya el 51 porciento de la producción de todo elsector, y por tanto, en la misma me-dida, a la inversa, desciende ahorael agrícola. De ahí que entendamosque en un futuro, y máxime tras laintegración española en la EuropaComunitaria, en cuyo acuerdo losproductos ganaderos como los agrí-colas parten de hecho altamentemodificados, en pro o en contra, ensus expectativas.

Por todo lo esbozado, al menos,es ostensible el proceso de cambioefectuado en el mundo rural leonés,como en el conjunto del Estado es-pañol, de modo que constatamos losiguiente: La fuerza humana que ha

venido desapareciendo del campoha sido reemplazada por las máqui-nas. La atracción de trabajar y vi-vir en el exterior del campo era tanfuerte en décadas anteriores, en es-pecial de 1955 a 1975, que muchosagricultores se quedaron además sintener sucesores al llegar su retiro.Una cierta parte del suelo deja deusarse como suelo agrícola y la fi-sonomía del campo sufre una mo-dificación esencial. Las empresasagrarias de quienes partían se agre-gaban a las de los que se quedaban,y de este modo fueron creciendo lasexplotaciones que restaban; ésto eslo que se conoce como proceso de«aumento de escala» En las zonasmineras y periféricas a las ciudadesleonesas se da en una importantecuantía la alternancia con empleosdistintos, en lo que se denomina«agricultura a tiempo parcial». Eléxodo de la agricultura condujo, enlas áreas de secano más que en lasde regadío, a un vaciamiento delcampo. Y, en último término, nue-vas infraestructuras en el transpor-te y las comunicaciones y nuevasdotaciones de servicios, a falta deuna necesaria industrialización jun-to con mayores rendimientos porHectárea y cabeza de ganado, y lasexplotaciones mayores relativamen-te y mejor mecanizadas, ha dadoprosperidad por lo general al cam-po y lo conduce a una mayor espe-cialización en sus explotaciones, yasea en la labranza o ya sea en la ga-nadería, mermando explotacionesmixtas.

Los agricultores se ven obligadosuna y otra vez a adaptarse a los nue-

Desde el derruido castillo de Valderas se percibe en lonta-nanza la topografía panda de la Tierra de Campos, en lí-mite con las provincias de Valladolid y Zamora. A la dere-cha, la minería del carbón ha marcado sus huellas profun-damente en el paisaje y en la infraestructura de las comu-nicaciones y de los núcleos. Compostilla (Cubillos del Sil).

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vos cultivos que sucesivamente vanapareciendo en ciclos históricos, co-mo veíamos en apartados anterioresen comparación al siglo XIX y aúnlos anteriores, ahora más rápida-mente por la maquinaria y las nue-vas exigencias del mercado y losconsumidores. Sus explotaciones sehan convertido en valiosas empre-sas, a menudo, allí donde la pro-ducción se sitúa en zonas de rega-dío o los secanos sean bien adapta-dos y extensos; en ellos se inviertenimportantes sumas de dinero, aúnsin haber dejado por ello de ser em-presas familiares por su aportacióndecisiva en mano de obra y en ca-pitales de este origen. No existe enla historia ningún período en el cualse hayan dado en tan corto plazo detiempo tantos cambios en el domi-nio agrario, y estas transformacio-nes envuelven una dinámica a su vezde nuevos cambios en el futuro.Más no olvidemos los vivos contras-tes entre las diferentes áreas ruralesde nuestro territorio provincial, en-tre el Páramo y la Maragatería, en-tre la Montaña Berciana y el BajoBierzo; sin buscar mucho se trata enrealidad de unas diferentes «agri-

culturas» en toda la amplitud de es-te término.

3.3. La actividadminero-industrial, deespecialización energética

En primer término la importan-cia de la minería en la economía leo-nesa se puede afirmar que es tantopor el empleo directo creado(13.000 empleos en la actualidad yaún más en los años anteriores) co-mo por la producción vendible decarbón (5.600.000 Tm. en 1985),que es el mineral predominante.Otras actividades de canteras y al-gún otro mineral, periódicamentedistinto según los intereses del mer-cado. Además desde el punto de vis-ta geográfico también es sobresa-liente esta actividad por las trans-formaciones que ha producido así-mismo en los géneros de vida y há-bitat, de algunos valles señalados dela Montaña y del Bierzo, y Cabreraincluso, y en cuanto a las perturba-ciones o impactos medio-ambienta-les de todo punto negativas.

El mineral de carbón es extraídoen varias zonas o «cuencas mine-

ras», puestas en explotación en dis-tintos momentos según la accesibi-lidad de los medios de transporte.Así desde mediado el siglo XIX seextrae carbón de hulla en la cuencade Sabero (desde 1842), Valderrue-da, La Magdalena; focos inicialesexportadores por entonces a centroscomo Madrid, Valladolid y la capi-tal leonesa. Esa última población alpie del río Luna durante muchotiempo había sido abastecedora delmineral para el uso doméstico de lasáreas de la meseta leonesa y la ca-pital o Astorga, por medio decarros y más tarde de camiones.

Se retrasa la llegada del ferro-carril a éstas y otras potencialescuencas, de modo que sólo en 1870se pone en explotación la de Ciñe-ra y Matallana en la montaña Cen-tral, inmediatamente al Norte de lacapital. En 1894 se enlaza por ferro-carril de vía estrecha La Robla conBilbao, y ello conduce a la reaper-tura y explotación definitiva de lade Sabero y Valderrueda, por suparticular destino al abasto durantemucho tiempo de la industria delNervión. Con la primera guerramundial se produce una coyuntura

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20 por ciento del consumo de Cas-tilla y León; o dicho de otro modo,de unos trece millones producidostan solo se consume en Leún un mi-llón de megawatios. Aquí se perci-be y manifiesta que esta provinciaes netamente dependiente con ras-gos de «economía periférica», esdecir, básicamente exportadora delos recursos primarios e importado-ra de productos manufacturados.

Las otras producciones de mine-rales, que siguen la tónica de depen-dencia, incrementándola más, hantenido hasta hace pocos años unamayor importancia que en la actua-lidad, al haberse cerrado las explo-taciones de diversos cotos de mine-ral de hierro, que por sus elevadasimpurezas y a falta de una plantaindustrial de «pelletización» del mi-neral, ha caído bruscamente ante lacompetencia también de produc-ción de países distantes en las side-rurgias españolas a donde iba desti-nado antes. La posibilidad de fabri-car en León aceros especiales queexigen plantas de alto consumoeléctrico, tal como ideaba el inge-niero Lazúrtegui para el Bierzo, seve imposibilitada, entre otras moti-vaciones, por la tarifa igual del ki-lowatio en todo el Estado español,a diferencia de otros países que ladiferencia por causa de la pérdida

de energía debido al transporte. Enfin, la restante actividad minera, noenergética, está representada por eltalco en Puebla de Lillo, el plomoy zinc en la divisoria con la provin-cia de Lugo a la altura del Cebrero,desde donde se conduce a la esta-ción del ferrocarril en Villafrancadel Bierzo para su exportación; y deotro lado, los minerales-rocas decuarzo en Oville y la pizarra en nu-merosas canteras de Cabrera Baja ydel Bierzo.

La primera industria moderna seubica en la aldea, por entonces, deSabero, con la instalación de la pri-mera ferrería española a la que seañade nave con alto horno al coque,y que después de un corto tiempo(1847-1862), fruto de capitales forá-neos, sucumbe ante las dificultadesfrente al elevado coste del transpor-te del producto. De esta magnaobra industrial resta un extraordi-nario conjunto, como ejemplo deprotoindustria regional y aún nacio-nal. Otras instalaciones se retrasa-rán hasta el fin del XIX o principiodel XX, como alguna azucarera,modernas harineras y la iniciativade productos químicos, anteceden-te en León de su especialidad actualquímico-farmacéutica, por las fir-mas de «Merino», «Abelló» y en losaños cincuenta con «Antibióticos»,

El núcleo dePeñalba de

Santiago en lamontañaberciana

oriental, valledel Oza oValdueza,

pobladomedieval deimportanteresonancia

monástica. Alfondo La

Guiana (1.843m.).

expansiva del mercado y por tantoaumentan la producción y a la vezlas concesiones y explotaciones delmineral, tanto de hulla como desdeahora de antracita; y se ponen enmarcha con el ferrocarril de Pon-ferrada a Villablino por parte de la«Minero Siderúrgica de Ponferra-da» las explotaciones del valle delSil, y de igual modo otras cuencasbercianas como Fabero, Bembibre,Torre, Tremor. Desde los añosveinte están presentes las principa-les empresas además de la «Mine-ro», la «Hullera Vasco-Leonesa»,«Hulleras de Sabero y Anexas»,«Antracitas de Fabero» y «Antraci-tas de Gaiztarro», aunque algunade ellas como la empresa de Saberoha tenido cambios de nombre y decapitales propietarios.

Este incremento de la produc-ción, aún con disminución del em-pleo, debido a una mayor mecani-zación, y a la puesta en explotaciónde las cortas «a cielo abierto» des-de mediados los setenta, da comoconsecuencia la quema de la mayorparte del mineral arrancado en lascentrales térmicas de Cubillos delSil, La Robla y Anllares del Sil, yaún en las asturianas y palentina deVelilla, que se impulsan por el PlanEnergético Nacional. En su conjun-to las tres centrales leonesas hanproducido en 1986 12,5 millones deMW hora.

De ahí que en siglo y medio de ex-plotación minera carbonífera ha lle-gado a ser un sector influyente en laeconomía, y especialmente en las lo-calidades mineras, donde se presen-ta como monoproducción estafuente energética, junto con eltransporte derivado de ella. La cri-sis actual, la última en ese largo ci-clo, es un tanto contradictoria; puessi las empresas tendrán que hacerfrente a un incremento en la pro-ducción hasta al menos 1990 en unmillón de Tm., o sea un 20 por cien-to añadido, al acentuarse la deman-da de energías como resultado delfreno en la producción de origennuclear, y del crecimiento aunquelento de la economía nacional, pro-bablemente se produzca a pesar delo anterior un excedente de mano deobra, como resultante de la reorga-nización de las explotaciones ycierre de pequeñas empresas que nose asociaran o integraran.

Se añade a la producción termoe-léctrica la de origen hidroeléctr o,que suman en conjunto el 52 porciento de la regional, aunque sólo el

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y otras menores. En los años del de-sarrollo se instalarán otras indus-trias de talla media en Ponferrada(ferroaleaciones «Roldán») y enLeón «Vidriera Leonesa»), que sesuman a las ya existentes y cierranhasta hoy prácticamente una etapade industrias de nueva implantaciónde cierta magnitud y empleos. Res-tan empresas como las astorganas(«AIPTESA» de textiles o «Papele-ra»), en el área de León («Migué-lez», «Pyva», «Elosúa», varias lác-teas, matadero frigorífico «Frile-sa», y alguna otra desaparecida), ylas cementerías de La Robla y deToral de los Vados.

Esta relativa presencia industrialera más significativa hasta los añossesenta; desde entonces ha perdidoLeón el ritmo de nuevas implanta-ciones que accedían a otros puntosde España y de la región, y desdehace más de veinte años no ha teni-do crecimiento de empleo directoindustrial; las ampliaciones nota-bles de algunas empresas han podi-do apenas contrarrestar la pérdidapor cierres de empresas. Nos situa-mos claramente ante un «declive»industrial sin haber alcanzado la fa-se a la que han llegado otras áreasy provincias españolas en estos mis-mos años. Ello es aún más acentua-do si entendemos que la industrialeonesa, salvo esas firmas citadas yotras pocas más, es pequeña indus-tria y ampliamente de tipo familiar,como se desprende de que de 3.700establecimientos eran 2.500 los me-nores de diez personas ocupadas.

Según el censo industrial de 1978tan solo «Antibióticos» superabalos 500 empleos, y con pequeñadiferencia.

3.4. Las actividades del complejoy dinámico sector servicios

Siendo el primer sector económi-co de la economía leonesa es aún in-ferior al regional y nacional, decía-mos antes, lo que equivale a unamenor terciarización, si cabe, y unmenor desequilibrio respecto de latalla de los otros dos sectores. Ade-más se caracterizan los servicios poruna cada vez mayor complejidad desubsectores muy diversos de nivelpúblico como privado, acompaña-do de una dinámica expansión y dis-tribución especial de los estableci-mientos en los últimos años, inclu-so en áreas no urbanas.

a) El comercio y la banca es el demayor volumen entre los distintossubsectores, por su amplia hetero-geneidad y difusión. Las múltiples«licencias comerciales» han tenidocierto crecimiento, tanto los mayo-ristas (en 1965 1.000 licencias y en1985 1.500) cuanto los minoristas(de 8.300 a 9.600 en el mismo pe-ríodo), en menor medida debido auna mayor concentración de los es-tablecimientos, con la aparición delas superficies comerciales del tipode autoservicio y supermercado, ala espera de una próxima fecha quese establezca en León el de hiper-mercados y grandes almacenes. Enel Censo de Locales Comerciales de1980-81 la proporción de personas

ocupadas en estos establecimientosminoristas era de 1,82 por estable-cimiento, una de las más reducidasen España.

Con diferencia, la banca ha sidola actividad mercantil de mayortransformación de estructuras y di-fusión; de las tradicionales «casasde banca», situadas en las cabece-ras de comarca, se ha pasado pos-teriormente a una red mínima deoficinas bancarias y de correspon-salías rurales de escaso rendimien-to, hasta que, por Ley de ExpansiónBancaria en 1973, comienza la«carrera expansiva» por situarseviejos y nuevos bancos en pequeñosámbitos del espacio urbano y rural.La implantación pionera es la «Ca-ja de Ahorros y Monte de Piedadde León» creada en 1900, seguidaen 1910 por el «Banco Mercantil»,ya desaparecido y que tenía sedecentral en Santander. En 1960 esta-ban abiertas 16 oficinas de la Cajacitada y 36 de la banca privada; quepasan a ser en 1974 101 Cajas y 83bancos, y en 1985 ascienden hasta442 oficinas, de ellas la mayoría 279de la banca comercial, 11 de la in-dustrial y 152 de Cajas; de ahí quese denomine a este proceso comocarrera de aperturas de oficinas y deabsorciones de los pequeños bancospor los grandes grupos financieros,tal como ocurrió en 1977 con el«Banco Industrial de León», quesurge diez años antes tan solo, co-mo proyecto de los propietarios mi-nero-industriales leoneses y sucum-be ante el «Banco de Fomento».Otras dos Cajas de origen leonéssurgen en los sesenta, restando laCaja Rural de momento.

b) Los servicios turísticos. En lasáreas del interior de España, poten-cia turística mundial, este tipo deservicios tiene una relativa menorincidencia excepto en algunas capi-tales señaladas. No se pueden con-siderar entre éstas las ciudades leo-nesas, aunque sea notable en Leóno en Astorga el tráfico de turistas.En la economía leonesa oscila entorno a un 3,5 por ciento del em-pleo y de la producción y ha perdi-do volumen en los últimos años,

El brezal o las urces ocupanamplias superficies en laprovincia de León. Aquíobservamos una extensamancha de urces negras(«Erica australis») en losMontes de León, cerca delCueto de San Bartolo (1.323 m.)

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secundarios como el ferrocarril dePalanquinos a Medina de Rioseco oferrocarriles de vía estrecha de Cas-tilla, y desde 1985 se ha dejado sinservicio de viajeros el de Astorga aPlasencia.

d) Los Servicios Públicos. La Ad-ministración, la Sanidad y la Ense-ñanza agrupan un conjunto de ser-vicios que destacan en el sector ter-ciario (11,5 por ciento del empleo y13,7 por ciento de la producción).Junto con el comercio es el verda-dero motor de la economía urbanaleonesa por sus rasgos de crecienteterciarización. Las diferentes admi-nistraciones central, autonómica ylocal son agentes dinamizadores nosolo por su empleo abultado de fun-cionariado y personal contratado,sino también por las inversiones pú-blicas realizadas, en las que cadaaño va destacando más la nueva en-tidad administrativa regional, asícomo se mantiene un activa y po-tente Administración provincial yde los Ayuntamientos urbanos. Enla Administración central, la com-

plejidad de sus áreas es mayor, sicontabilizamos las Fuerzas Arma-das y de Seguridad, en las que des-taca la ciudad de León y Astorga, yla Administración de Justicia. Porotro lado, al margen de la Adminis-tración Pública, es preciso señalarla religiosa con dos sedes episcopa-les también en Astorga y León.

La Enseñanza se caracteriza poruna fuerte expansión y difusión deequipamientos, en todos sus nivelesdesde que aparecen los centros uni-versitarios, como consecuencia delincremento de alumnado y por tan-to de empleos. En el curso 1984-85son 115.000 alumnos, algo más deuna quinta parte de la poblaciónprovincial, y la mitad de ellos en laciudad de León, donde radica tam-bién la Universidad que tiene en elcurso 1987-88 unos 9.000 alumnosy más de 600 empleos de personaldocente y no docente.

Asimismo la Sanidad tiene dota-ciones aún más concentradas en las

Las pequeñascorrientes de

agua creanenclaves de

gransignificado

ecológico y defrágil belleza

en nuestrasáreas d

montaña. 1arroyo de L(

Beyos, cercdel puerto de

LaMagdalena,

entre Muriasde Paredes y

Laciana, esuno de los

muchosejemplos con

los quepodemostopar ennuestra

andadura porla provincia

de León.

aunque se mantiene la clientela tu-rística de procedencia de las áreasmetropolitanas madrileña y asturia-na, en menor grado de otras áreas,y el de origen europeo a nivel de unareducida afluencia.

Los establecimientos hotelerosestán en buena parte concentradosen las tres ciudades de León, Pon-ferrada y Astorga, y en menor me-dida en otros centros de atraccióncomo el puerto de San Isidro, Va-lencia de Don Juan, La Bañeza oVillafranca. En muchos casos sonestablecimientos de reciente cons-trucción o rehabilitación, acordescon una moderna hostelería, en re-lación a un mercado dinámico ymuy competitivo. Con 4.850 plazashoteleras en 1985, en una profusadistribución de pequeños hoteles yhostales salvo en las ciudades, unaclientela de reducido número depernoctaciones (1,84 de media),predominantemente nacionales(95,5%); de carácter estacional enverano, y por ello un menor gradode ocupación de los establecimien-tos (31,1% plazas) que en España(53,4%); y por último, con una redreciente de campings, pero ausenciade apartamentos turísticos.

c) Los transportes. Este subsectorestá adquiriendo un desarrollo e im-portancia relativa cada vez mayoren el conjunto de nuestra economía,aunque aún no ha rebasado el 5 porciento de empleo y producción to-tal. En León, por ser un territorioextenso y de amplia vecindad conotras regiones y provincias, se dis-pone de una suficiente red de ferro-carriles y de carreteras para comu-nicar el sector del Noroeste de la pe-nínsula, después de haber superadotres barreras montañosas obstaculi-zadoras de las comunicaciones.

La red de transportes ruteros hapartido de la formación inicial delas calzadas romanas que confluíanen Astorga, la sucesiva transforma-ción de itinerarios de los caminosmedievales (cañadas), y modernos(caminos de postas y de ruedas). Lared ferroviaria comienza a trazarse,en el ferrocarril Palencia-León, porSahagún en 1862 un año después enla capital y en 1866 en Astorga; des-de esa década hasta la fecha de 1923en que se construye el ramal de víaestrecha entre Matallana y León enel ferrocarril de La Robla a Bilbao,último por ahora de los construidosse han desmantelado algunos otros

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dos ciudades mayores, con una ci-fra provincial de cinco mil empleosen la provincia, casi dos decenas decentros hospitalarios y unas 2.500camas en funcionamiento. Es toda-vía problemático el subequipamien-to en este servicio, si partimos deque León alcanza sólo la mitad delnúmero de camas hospitaldrias óp-tima (100 por cada 10.000 habitan-tes). La atracción de otras ciudadesespañolas en medicina y hospitalesespecializados, al igual que en cier-tos centros universitarios, es aúnnotoria.

La recuperación demográfica ge-neral proseguirá durante la larga«etapa pretransicional», (siguiendola teoría de la transición demográ-fica), la etapa tradicional en pobla-

4) LA POBLACION Y ELPOBLAMIENTO RURAL YURBANO

La dinámica de evolución de lapoblación leonesa ha sido de conti-nua expansión, desde la creacióncomo provincia en 1833, parte en-tonces con una población estimadade 267.000 habitantes, hasta el cen-so de 1960, que alcanza su máximatalla de 584.000; para descenderdespués en las dos décadas siguien-tes y recuperar en el último quin-quenio 1981-86.

ción constatada por tasas altas denatalidad (fecundidad también) ymortalidad, por encima de 35/25por mil respectivamente; caracteri-zada la mortalidad por estar altera-

da periódicamente por la mortali-dad «extraordinaria» o catastróficaque incide aún más negativamenteen la de por sí alta mortalidadordinaria.

La modificación en esa situaciónconstante pretransicional, de uncrecimiento vegetativo o naturalmoderado o lento se da en León afines del XIX, con la lenta disminu-ción de las dos tasas de natalidad ymortalidad. Ya decididamente apa-rece la caída de la mortalidad, enlos datos anuales, en la segunda dé-cada de nuestro siglo aunque porquinquenios se alteren y vuelva asubir entre 1915-20 al producirse lacalamitosa epidemia de gripe de1918, de especial incidencia en laprovincia leonesa; posteriormentetambién de 1936 a 1939 será la al-teración en la mortalidad debida ala Guerra Civil. Esa etapa la deno-minamos de «inicio de la transi-ción», de crecimiento de la pobla-ción debidá a una mayor diferenciaentre las dos tasas poblacionales, yque desde 1890 va a concluir hasta1940.

Desde este año hasta 1960 es elmomento de mayor crecimiento na-tural, en un período breve, que con-cluye al alcanzar la mortalidad supunto más bajo, en torno a 9 pormil. La natalidad desciende y para-lelamente comienza la salida de po-blación por vía emigratoria; se tra-ta de la segunda transición, aplica-da a la movilidad espacial de la po-blación. Por último la «etapa fini-transicional» durante las tres últi-mas décadas ha llegado al punto enque están próximas de nuevo las dostasas produciéndose un mínimo cre-cimiento natural (la tasa es ahora de10 a 11 en natalidad). La situaciónde pérdida demográfica, en cambio,se ha contenido, por el freno totalde la emigración desde 1975.

Transición que se ve acompaña-da de un proceso de envejecimiento(un 14 por ciento ya es mayor de 64años), a la vez que el perfil de la pi-rámide de población por sexos yedades (como se muestra por la fi-gura de pirámide de 1970 en un mo-mento central del último período ytras los años de mayor tasa emigra-toria que fueron los sesenta), unperfil con base reducida que ha ve-nido perdiendo su capacidad reno-vadora, y de unas profundas hendi-duras motivadas por la emigraciónen ciertas edades jóvenes-adultas.

La explicación del declive demo-gráfico, pues, es especialmente de-

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DENSIDAD DE POBLACION DE LEON. 1981.

Municipios

Hab/Km2

11

111111111

(5

5-10

15-25

1111111111

1111111 111

1111111111

25-50

50-100

100-250

111111111

1=11

250-500

»500

17171 10-5

20 30 901(m.

bida al déficit resultante del movi-miento migratorio; de modo que el«decrecimiento real de la pobla-ción» es de tal magnitud que sólode 1961 a 1975 León pierde 130.000habitantes, algo más del doble de loque es el descenso de población en-tre el censo de 1960 y el padrón mu-nicipal de 1975 y que fue de—58.098 personas, el resto es debi-do al saldo migratorio negativo.

Durante la transición demográfi-ca, decíamos, ocurre también latransición de la movilidad, que enun primer período fue salida delcampo a la ciudad (en forma inten-sa tal como se denomina, «éxodorural») que tuvo inicios anterioresen comarcas como Maragatería, cu-yos pueblos habían alcanzado sumáximo poblacional contemporá-neo hacia fines del siglo XIX, y su-ponen un ejemplo de máxima des-población de esta tierra debida a laemigración.

Así como advertíamos antes acer-ca del paisaje, también el «paisana-je» ha cambiado en las últimas dé-cadas con este proceso migratoriolos cambios en las pautas reproduc-toras de la población, y el conclu-yente proceso rápido de urbaniza-ción o crecimiento de las ciudades.

En 1986 un 45 por ciento de la po-blación reside en las ciudades deLeón, Ponferrada, Astorga y alfozde León y el ritmo sigue siendo sos-tenido en este sentido. Las pérdidaspoblacionales suponen que en losúltimos años la «ciudad leonesa demayor rango poblacional» no sea lacapital provincial sino Madrid, aligual que en ejemplo comparativoocurre con otras provincias españo-las, pues rebasa el número de resi-dentes en ella y nacidos en León los140.000 de la propia capital leone-sa. Otros destinos extraprovincialeshan sido el área central asturiana,Barcelona, las ciudades vascas yValladolid.

En sentido contrario, además delflujo migratorio «de retorno» decierta importancia en los últimosaños, se ha producido una corrien-te de personas, trabajadores mayo-ritariamente en la minería, que pro-cedentes de otras áreas españolas oincluso de Portugal y de ciertos paí-ses africanos y asiáticos se han ve-nido a establecer en El Bierzo y La-ciana, o más bien en sus cuencas mi-neras. Pero, si es significativa estaentrada peculiar, más importantenuméricamente ha sido la debida atraslados a esta provincia de perso-

nal empleado en la Administración,fruto de la importancia de las mi-graciones interiores en la España delos últimos tiempos. En 1981 son65.000 las personas residentes en laprovincia que han nacido fuera deella. Por último, en la movilidadhay que referirse a la poblaciónque, de modo cada vez más difun-dido, alterna («migración pendu-lar») en cada jornada laboral cen-tro de residencia y de trabajo, mo-viéndose a distancias de algunos ki-lómetros en flujos intermunicipales,con destinos laborales en las cuen-cas mineras, o en la industria y losservicios en las ciudades y su pe-riferia.

La tasa de actividad de la pobla-ción está repartida en dos tercios delos varones en edad laboral y tan só-lo un 21 por ciento de las mujeres.La población ocupada ha venido re-trocediendo en el sector primario,como veíamos anteriormente; en1950 era aún el 59 por ciento y aho-ra está en un 36 por ciento. Este evi-dente exceso de población activaagraria encubre un paro potencialmayor del efectivo, pues si se retra-jesen rápidamente las cifras de estapoblación así ocupada, sin unacorrespondiente compensación ha-

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ESCALA : 600 000

I FI territorio y los comarcas de Leon

UEl Ilikntafta Berciono.

El Bleryo Alto.

Baj nerzo.

5_ Lg_cimdod de Ponferrada.

IV Lo Cabrera.

Laciana.

Babia y

Valaeyamanlia.

Palles del itt ornes rzy Torio.

Valles del Pormo y Curdeka

La Montaña de Plaño y Cistierno

Los Picos Ee Europa (Valleki_Llejambre)

Lo Maragaterla y Capada.

l_c idad de Ashlem

La Ribera dejOrlyigo.

El Palomo Leonés.

Tierra de.la Rahez°

VegácIel ala

Cea-Compos.

_EslázCompos

11 La Tierra yAltoz de Lean.

23 León 1: La ciudad histórica.

24 León II: La ciudad actual.

COMARCAS DE ESTUDIO

ASTURIAS

ZAMORA

O lo 20 30 002m

cia otros sectores, se produciría unsúbito agravamiento de la tasa deparo. Y como en el sector primarioleonés apenas hay personal asalaria-do (un 3 por ciento, unas diez vecesmenos que en el promedio de Espa-ña), es por lo que se explica queLeón como el resto de la región ten-gan índices de paro relativamentemenores; el paro en España estásiempre por encima del de León aúncon las diferencias esenciales de da-tos suministrados por las distintasfuentes (Censo de Población, En-cuesta de la Población Activa o laEstadística mensual del INEM, en-tre otras). No obstante, como enEspaña, el paro ha ido en aumen-to; hacia 1977 comienza a ser preo-cupante con una tasa del 3,2; en1981 es del 10 aproximadamente, yen 1985 ya alcanza el 14,4 por cien-to. Ello está impulsado por el parosectorial de la construcción y la in-dustria y en menor grado de losservicios.

La densidad de la población ha

sido permanentemente baja y lo esaún más en relación a la crecientedensidad española. El mapa de den-sidades a nivel municipal refleja co-mo, a pesar de la mayor o menorsuperficie de cada municipio y lasciudades, valles, páramos irrigadosy las cuencas mineras superan losniveles de densidades medias pro-vinciales (34 habitantes). Del mosai-co del 212 municipios sólo superanla talla de los mil habitantes 50. Losmunicipios urbanos han incorpora-do recientemente municipios limí-trofes y por tanto al incrementarsesu superficie en menor medida queel aporte de población rebaja ladensidad global consecuente.

El poblamiento rural, aún dentrode las tendencias homogeneizadorasde los últimos tiempos, se presentacon rasgos diferenciador es, segúnel complejo medio físico pleno decontrastes y condiciones limitantescomo hemos visto a la actividadeconómica, la historia de la repo-

blación y el tiempo de economíapredominante:

Hábitat de aldeas dispersas ypróximas entre sí, semejante hastacierto punto al poblamiento tipoconstelación de algunas zonas galle-gas vecinas, (Montaña Berciana Oc-cidental y algunos altos valles de laCantábrica...).

El poblamiento laxo de peque-ños pueblos, de tipo concentradoapiñados en torno a una plaza cen-tral e iglesia. Como forma más ge-neralizada, aún se pueden subdivi-dir sus tipos de pueblos; de riberaalta o de ribera baja, de monte, decampiña. (Meseta y algunas zonasde Montaña Cantábrica y BierzoAlto y Bajo...).

Más particular es el de los re-cientes pueblos, creados con planoregular y ordenado, del tipo de«pueblos de colonización», en muycontados casos (Bárcena o Posadasen el Bajo Bierzo) y núcleos actual-mente en construcción (Riaño o«Nuevo Riaño»).

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—Los ejemplos de hábitat mine-ro, alternando los poblados dirigi-dos de «cuarteles» y «pabellones»con el caserío tradicional o remoza-do (Sabero o Santa Lucía...) o biencomo nuevos poblados (Ciñera,011eros de Sabero...).

—Y el hábitat de tipo periurba-no, donde alternan también cons-trucciones en altura con un sinfín denaves, al lado de los edificios tradi-cionales rurales.

El poblamiento urbano va exten-diéndose del modo anterior y ha sal-tado ya hace décadas de sus límitestradicionales de «cascos antiguos»;y de forma rápida han crecido lasciudades de León y Ponferrada, lacual partía de niveles semiurbanosa principios de siglo, expansionán-dose en barrios periféricos, pues elcaserío anterior no pudo contener lademanda de vivienda, a pesar de sumayor crecimiento al renovarse enaltura durante todos estos años.Hoy día el caserío construído en losúltimos treinta años es más extensosuperficialmente y en volumetríaque lo habían estado nunca estasciudades. Del mismo modo algunasde las villas mayores han tenido unai mportante expansión en nuevasbarriadas.

5) LAS AREAS Y ESPACIOSCOMARCALES

En el presente estudio hemos pre-tendido salir del estrecho margen dela comarca tradicional e histórica,que respondía a una articulación delterritorio relativamente estable, eintentaremos explicar la realidadprovincial a partir de unidades terri-toriales que representan distintas si-tuaciones geográficas y diferentesestrategias o procesos en la utiliza-ción del espacio. En unos casos, elmedio físico puede mostrarse aúncomo el factor decisivo en la orga-nización comarcal, tal puede ser elejemplo de los valles de Valdeón y

La presencia defresnos aislados en lascercas de los prados es

muy frecuente en losbordes somontanos

desforestados y sobresuelos frescos.

Sajambre, en el macizo de los Picosde Europa. En la mayoría de lasunidades aquí estudiadas, sin em-bargo, será la presencia humana ylos sucesivos cambios en la ocupa-ción del terrazgo, quienes marquenla trama comarcal, económica yfuncional, y por ende, los paisajesde la zona.

Recordemos al respecto, que lascomarcas se comportan como uni-dades territoriales abiertas y diná-micas, sometidas a procesos cons-tantes de transformación más o me-nos rápidos lo que nos impide seña-lar sobre el mapa una realidad quepara otros aparece como inmutabley permanente. De ahí que en oca-siones el topónimo comarcal ya noresponda a su significado originarioni tampoco al paisaje tradicionalque puede llevar asociado su nom-bre, como bien se aprecia en granparte del Páramo leonés, donde lospaisajes desarbolados de antaño,ocupados por «vides y pobres culti-vos de cereales y leguminosas», hansido sustituídos por una agriculturade regadío plenamente integrada enuna economía moderna que guardaescasa relación con el inmediatopasado.

Por otra parte, podemos contem-plar cómo comarcas o subcomarcasde algún significado histórico han

quedado engullidas y transforma-das por mecanismos sociales y eco-nómicos uniformadores difundidosa partir de los núcleos urbanos másdinámicos; la Sobarriba y la Val-doncina, al Este y Sur de la capitalprovincial, son posiblemente dosbuenos ejemplos de absorción urba-na y de pérdida de identidad comar-cal. Ello no implica olvidar los va-lores culturales y paisajísticos here-dados, entre los que destacan deforma bien patente las distintas for-mas de poblamiento y hábitat.

Desde luego, las dificultades exis-ten para la definición de comarca yéstas nacen de su misma naturale-za: La concreción en la delimitaciónde espacios comarcales es hechadesde una finalidad particular, seanunidades administrativas, agrarias,sanitarias, etcétera.

Como estudio técnico y adminis-trativo ha sido el primero de los en-foques, años pasados en España,cuando en los «Planes Provincia-les» se seleccionaban cabeceras decomarca y se proponían delimita-ciones de su influencia; y más tardeya de tipo político, a partir de la le-gislación constitucional y orgánicaque se ha promulgado. En el casodel Estatuto de Castilla y León elartículo 19.3 se refiere a la comar-calización o proceso de creación de

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Foto Satélite Landsat de León (septiembre 72)

1

unidades comarcales a efectos ad-ministrativos como políticos.

Se concede a la comarca una fun-ción de circunscripción territorialinferior a la provincia, y aún inter-provincial, para realizar servicios ycompetencias de desconcentración.Cada comunidad se haya empeñadade distinta forma y grado de proce-so en esta tarea comarcalizadora.Tras el mapa autonómico un nuevomapa político y administrativo seproyecta en un plazo indetermina-do de tiempo, el mapa comarcal. Lacomarca vista así como marco ópti-mo de accesibilidad de los ciudada-nos a los diversos equipamientoscolectivos, es según L. Casassas «elespacio dotado de una cierta homo-geneidad y organizado alrededor deun núcleo central donde las relacio-nes entre sus habitantes crean unoslazos de interdependencia y co-nexión».

Pues bien, en la provincia deLeón ha habido estudios diversos yocasiones múltiples de estudio decomarcalización de la misma. Eliniciador en este sentido, que cono-

cemos por publicación, ha sidoElías López Morán («Derecho Con-suetudinario y Economía Popularde la provincia de León», memoriaescrita en 1897 y publicada en Ma-drid en 1900), quien divide León«por sus accidentes naturales en tresregiones perfectamente definidas:Región montañosa o vertiente meri-dional de la parte de la CordilleraCantábrica...; región de las riberas,llamada así por la multitud de es-trechos valles formados por las es-tribaciones que, arrancando de lacordillera en sentido perpendiculara ésta, se extienden hacia el sur y lle-gan próximamente hasta el paraleloque pasa por la capital; y la regiónde la tierra llana, que comprende elPáramo y parte de la Tierra deCampos».

Una clasificación de «grandes co-marcas» que matizará con una finaobservación geográfica, que tieneen cuenta la relación del hombrecon el medio físico, es la de Modes-to Medina Bravo («Tierra Leone-sa», 1927); con criterios de divisiónen comarcas naturales y geográfi-

cas, plenamente vigentes y acerta-das: La Montaña, la Meseta, ElBierzo y Cabrera Baja.

A partir de los años sesenta y se-tenta, diversas publicaciones y tra-bajos científicos universitarios, ade-más de memorias de gabinetes téc-nicos de instituciones leonesas hanvenido presentando estudios y pro-puestas comarcalistas. Uno de no-sotros, López Trigal, en dos publi-caciones diferentes y próximas, hamatizado de un lado las grandesáreas: Depresiones del Sil (Laciana,Bierzo y Cabrera Baja), la Monta-ña y Depresión de contacto, la Me-seta (Vegas y Páramos), y Tierra deCampos, continuando hacia otrasprovincias como espacio interpro-vincial definido («La Red urbana deLeón» 1979). Y una subdivisión enun número mayor de comarcas detamaño medio y todas ellas con unoo varios lugares centrales que las or-ganiza funcionalmente: Bierzo-Sil,Montaña Occidental, MontañaCentral, Montaña Oriental, Mara-gatería y Cepeda, Ribera del Orbi-go, El Páramo, Tierra de La Bañe-

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El encajamiento de los ríos es uno de los rasgos característicos de la red fluvialleonesa antes de fertilizar con sus aguas las vegas y riberas de la llanura leonesa.El Torio ha labrado con su erosión lineal las hoces de Vegacervera, resultado tam-

bién de los procesos de disolución cárstica sobre las calizas.

BIBLIOGRAFIAGENERAL

Para presentar una relación de pu-blicaciones geográficas o próximas ala Geografía que versen sobre la pro-vincia de León se hace preciso las ci-tas de al menos las publicaciones so-bre la región de Castilla y León, queen los últimos diez años se han veni-do sucediendo ininterrumpidamente;en primer lugar del profesor JesúsGarcía Fernández: Desarrollo y ato-nía en Castilla (Barcelona, Ariel,1981); Castilla. Entre la percepcióndel espacio y la tradición erudita(Madrid, Espasa-Calpe, 1985). Desdeel punto de vista del medio físico elbreve trabajo de Valentín CaberoDiéguez: El espacio geográfico caste-llano-leonés (Valladolid, Ambito,1982). Y con otra vertiente de análi-sis distinta, Lorenzo López Trigal:Geografía Humana de Castilla yLeón (Barcelona, Oikos-tau, 1987).Estos últimos dos autores en colabo-ración con otros geógrafos y diversosinvestigadores de otros campos: Cas-tilla y León (Madrid, Anaya, 1987).Y también en Varios: Geografía deCastilla y León (Valladolid, Ambito,1987 y 1988 —10 vols. en prensa—).

Asimismo, una bibliografía gene-ral leonesa de tipo geográfico, y de-jando para los fascículos y entregassucesivas la referencia a los títulos es-pecíficamente relacionados con la te-mática de cada comarca o ciudad, ca-be citar la obra de Pascual Madoz,de mediados del siglo pasado que enedición facsímil de los apartados so-bre León se ha hecho recientemente:Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España. León (Vallado-lid, Ambito, 1983). Y en orden cro-nológico la pequeña obra de Modes-to Medina Bravo, ahora reeditadapor la Diputación de León: ObraLeonesa (1927-1932) (León, Impren-ta Provincial, 1988). Como tambiénla edición de las colaboraciones dis-persas de José Luis Martín Galindo:Poblamiento y actividad agraria tra-dicional en León (Valladolid, Juntade Castilla y León, 1987). FlorentinoAgustín Díez González: Comarcas deLeón en la España Comarcal (León,Imprenta Provincial, 1984). Y en uncampo más especializado en la inves-tigación geográfica las obras de To-más Cortizo Alvarez: Las cuencasmineras leonesas (León, ImprentaProvincial, 1977); y de Lorenzo Ló-pez Trigal: La red urbana de León.Análisis de Geografía Regional(León, Publicaciones del ColegioUniversitario, 1979). En último tér-mino, entre una múltiple y bien cui-dada edición reciente el trabajo deEfrén García Fernández: Pueblos yalfoces de León (León, Colegio deArquitectos, 1986). Y de estadística yeconomía provincial: Panorama Eco-nómico Provincial, 1984 (León, Cá-mara de Comercio e Industria).

za, Tierra de León, Cea-Campos yEsla-Campos («Delimitación espa-cial para León», II, en la revista«Tierras de León», 1980).

Múltiples estudios y divisionestécnicas, pues, se han sucedido losaños anteriores, tales como las deDiputación Provincial; la Delega-ción de Hacienda-Servicio de Catas-tro de Rústica; Gobierno Civil—por la ya desaparecida ComisiónProvincial de Servicios Técnicos;Cáritas Española-Plan CCB; Minis-terio de Educación y Ciencia; servi-cios de Sanidad —con un mapa sa-nitario en vigor de gran interés si-guiendo criterios de accesibilidad ytamaños de población; la Compa-ñía Telefónica de España, con unazonificación de distritos a efectos detarificación según distancias; y lamás conocida y usual del Ministeriode Agricultura— Secretaría GeneralTécnica, de 1972, elaborada con cri-terios agrarios y edafológicos.

También Cabero Diéguez ha di-

rigido un trabajo inédito, con unamplio grupo de personas y alum-nos del Departamento de Geografíade la Universidad de León; estudiosobre «unidades ambientales» quealcanza un número de 68, y superael de la aproximada cincuentena decomarcas y subcomarcas tradicio-nales, que las gentes leonesas cono-cen, cada cual de su propia área yde las vecinas para su delimitaciónaproximada, tal como nuestro vo-cabulario ha incorporado muchoantes de que se iniciaran los estu-dios referidos desde principio de es-te siglo: «Yo del Bierzo»..., «yo dela Maragatería»..., «yo del Pára-mo»..., «yo de la Montaña de Ria-ño»... En León como en otras áreasy regiones españolas la comarca y elmundo comarcal es un mosaico en-riquecedor y vivo. Tan sólo hacefalta darles reconocimiento jurídicoformal, aunque previamente sea ne-cesaria una delimitación geográfica,por polémica que esta sea.

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Page 24: montana y llanura y, - Saber.es...Isidro o Tarna, y los gallegos y arrieros maragatos hablasen de «raya de Castilla» mucho antes de llegar a Astorga. Leon, pues, responde a una pluralidad

RELACION NUMERICA DE LOS MUNICIPIOS DE LEON 09871

1 Candil) 54 Santa Colomba de Curueño 107 Borrenes 161 Corbillos de los Oteros2 Peranzanes 55 La Vecilla 108 Priaranza del Bierzo 162 Gusendos de los Oteros3 Páramo del Sil 56 Vegaquemada 109 Santa Colomba Somoza 163 Pajares de los Oteros4 Palacios del Sil 57 La Ercina 110 Val de San Lorenzo 164 Matadeón de los Oteros5 Villablino 58 Sabero 111 Astorga 165 Santa Cristina de Valmadrigal6 Cabrillanes 59 Cistierna 112 Santiago Millas 166 Villamoratiel de las Matas7 San Emiliano 60 Prado de la Guzpeña 113 Valderrey 167 Castrotierra8 Sena de Luna 61 Valderrueda 114 San Justo de la Vega 168 Vallecillo9 Villamanín 62 Priora 115 Villares de Orbigo 169 Gordaliza del Pino

10 Cármenes 63 Vega de Valcarce 116 Villarejo de Orbigo 170 Bercianos del Real Camino11 Valdelugueros 64 Barjas 117 Hospital de Orbigo 171 Calzada del Coto12 Puebla de Lillo 65 Trabadelo 118 Santa Marina del Rey 172 Sahagún13 Reyero 66 Corullón 119 Bustillo del Páramo 173 Grajal de Campos14 Maraña 67 Cacabelos 120 Chozas de Abajo 174 Escobar de Campos15 Acebedo 68 Villadecanes 121 Onzonilla 175 Encinedo16 Burón 69 Carracedelo 122 Vega de Infanzones 176 Truchas17 Oseja de Sajambre 70 Camponaraya 123 Villaturiel 177 Castrocontrigo18 Posada de Valdeón 71 Cabañas Raras 124 Mansilla Mayor 178 Quintana y Congosto19 Vega de Espinareda 72 Cubillos del Sil 125 Villanueva de las Manzanas 179 Castrocalbón20 Fabero 73 Ponferrada 126 Mansilla de las Mulas 180 Santa Elena de Jamuz21 Berlanga del Bierzo 74 Congosto 127 Santas Martas 181 San Esteban de Nogales22 Toreno 75 Castropodame 128 El Burgo Ranero 182 Cebrones del Río23 Noceda 76 Molinaseca 129 Santa María del Monte de Cea 183 Quintana del Marco24 Igüeña 77 Torre del Bierzo 130 Cea 184 Roperuelos del Páramo25 Murias .de Paredes 78 Brazuelo 131 Villamol 185 Zotes del Páramo26 Riello 79 Magaz de Cepeda 132 Puente de Domingo Flórez 186 Pobladura Pelayo García27 Barrios de Luna 80 Villamejil 133 Benuza 187 Laguna de Negrillos28 Carrocera 81 Villaobispo 134 Castrillo de Cabrera 188 San Millán de los Caballeros29 Pola de Gordón 82 Benavides 135 Lucillo 189 Villademor de la Vega30 Vegacervera 83 Turcia 136 Luyego 190 Toral de los Guzmanes31 Matallana de Todo 84 Carrizo de la Ribera 137 Castrillo Valduerna 191 Algadefe32 Valdepiélago 85 Cimanes del Tejar 138 Destriana 192 Valencia de Don Juan33 Boñar 86 Villadangos del Páramo 139 Villamontán de la Valduerna 193 Villabraz34 Crémenes 87 Valverde de la Virgen 140 Riego de la Vega 194 Matanza35 Riaño 88 San Andrés del Rabanedo 141 San Cristóbal de la Polantera 195 Valverde-Enrique

*(Pedrosa del Rey) 89 Sariegos 142 Sta. María de la Isla 196 Izagre36 Boca de Huérgano 90 Santovenia de la Valdoncina 143 Palacios de la Valduerna 197 Joarilla de las Matas37 Balboa38 Villafranca del Bierzo

91 LEON 144 Soto de la Vega145 La Bañeza

198 Alija del Infantado199 Pozuelo del Páramo

39 Arganza 92 Villaquilambre 146 Villazala 200 La Antigua40 Saneado 93 Valdefresno 147 Regueras de Arriba 201 San Adrián del Valle41 Bembibre 94 Vegas del Condado 148 Valdefuentes 202 Villamandos42 Folgoso de la Ribera 95 Villasabariego 149 Urdiales del Páramo 203 Villaquejida43 Villagatón 96 Gradefes 150 Santa María del Páramo 204 Cimanes de la Vega44 Quintana del Castillo 97 Valdepolo 151 Laguna Dalga 205 Villaornate y Castro45 Valdesamario 98 Cubillas de Rueda 152 San Pedro Bercianos 206 Campazas46 Soto y Amío 99 Cebanico 153 Bercianos del Páramo 207 Valderas47 Santa María de Ordás 100 Almanza 154 Valdevimbre 208 Gordoncillo48 Las Omañas 101 Villamartín de Don Sancho 155 Ardón 209 Fuentes de Carbajal49 Llamas de la Ribera 102 Villaselán 156 Villamañán 210 Valdemora50 Rioseco de Tapia 103 Villazanzo de Valderaduey 157 Campo de Villavidel 211 Castilfalé51 Cuadros 104 Oencia 158 Cabreros del Río52 La Robla 105 Sobrado 159 Cubillas de los Oteros (próximo a ser integrado en el mu-53 Garrafe de Todo 106 Carucedo 160 Fresno de la Vega nicipio 35, Riaño).

Delineación y dibujo:Francisco Pelayo Somoano. Valentín Cabero Diéguez. José Cortizo Alvarez.Fotografías:Procedencia de las fotografías: Archivo Departamento de Geografía. ENOSA (Madrid). Juan Carlos Pon-ga Mayo. Lorenzo López Trigal. Miguel Angel Luengo Ugidos. José Cortizo Alvarez. José María Redon-do Vega. Valentín Cabero Diéguez.

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