Monte Chingolo

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    Monte Chingolo

    EL ASALTO AL ARSENAL EL 23 DE DICIEMBRE DE 1975

    En diciembre de 1975 el Ejrcito Revolucionario del Pueblo (ERP)emprendi el mayor combate librado en Argentina entre la guerrilla y lasfuerzas estatales. Por el despliegue de efectivos y medios, la duracin delos enfrentamientos y el amplio teatro de operaciones que abarcaron, el

    ataque al Batalln de Arsenales Domingo Viejobueno, prximo a lalocalidad bonaerense de Monte Chingolo, y las acciones que lo

    acompaaron, constituyeron una verdadera batalla.

    "Es posible decir que el saldo impresionante () del episodio de MonteChingolo, produjo en muchos un sentimiento de alivio: cien muertos son

    cien enemigos menos, y si fueron ms mejor, cualquiera haya sido lamanera de su muerte"(Editorial de la revista catlica Criterio del 22 deenero de 1976.)

    Argentina, diciembre de 1975

    Por Alberto Amato

    Fue la semana en la que vivimos en peligro. Un anticipo despiadado de la

    vida en peligro que nos esperaba de all en ms. Entre el 18 y el 23 dediciembre de 1975 el pas fue sacudido por la violencia: un intento degolpe de Estado encarado por la Fuerza Area intent derrocar al gobiernode la entonces presidente Mara Estela Martnez de Pern. Cinco dasdespus, el mayor ataque guerrillero contra una instalacin militar, elarsenal Domingo Viejobueno de Monte Chingolo, termin en desastre paralos irregulares y marc el final del accionar armado del ERP (EjrcitoRevolucionario del Pueblo) diezmado ya en los montes tucumanos.

    Tres meses despus de estos dos hechos, el 24 de marzo de 1976, elgolpe militar de las fuerzas armadas lideradas por Jorge Videla, EmilioMassera y Orlando Agosti no slo derrocara a la viuda de Pern:instaurara en el pas el terrorismo de Estado, la prctica de secuestrar,torturar, asesinar y ocultar luego los cadveres de miles de opositores aquienes se calific con el eufemismo de "desaparecidos". La pesadilla de lams cruel tirana padecida por la Argentina terminara, seis aos despus,con la derrota de Malvinas a manos de Gran Bretaa.

    Pero todo eso pareca imposible en diciembre de 1975. Un ao y medioantes, junto con Juan Pern, haban muerto en el pas las ltimasesperanzas de un renacer de la democracia y de un sistema civilizado deconvivencia.

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    Acosada por su incapacidad, por los militares, por el poder econmico quevaci las gndolas de los supermercados, por los gremios que corran enpos de igualar los salarios a los caprichos de una inflacin desorbitada ycon una causa judicial pendiente por una presunta defraudacin, Isabel, laviuda de Pern, se debata en vano por continuar al frente de la

    presidencia y se negaba a renunciar.

    El Congreso, con mayora peronista, se negaba a iniciarle un juiciopoltico. Las fuerzas armadas, que ya tenan planificado el golpe e, incluso,la fecha del alzamiento, esperaban cruzadas de brazos a que "todo sedeteriorara ms", como revel este diario en 1998 al analizar una serie dedocumentos de la poca cruzados entre la Embajada de los EstadosUnidos y el Departamento de Estado de ese pas.

    El 17 de diciembre el gobierno decidi anticipar las elecciones generales

    de 1977 para el 17 de octubre de 1976. Fue la salida ideada por elgabinete de la viuda de Pern como un intento de aplacar al golpismo enacecho. Era tarde. Y fue intil. Ese mismo da, el general Antonio Bussi sehizo cargo de la V Brigada de Infantera de Tucumn, el general LeopoldoGaltieri asumi como segundo jefe del Estado Mayor del Ejrcito y elgeneral Reynaldo Bignone se hizo cargo del Colegio Militar. Al dasiguiente se sublev la Fuerza Area.

    Los golpistas obedecan al brigadier Jess Orlando Capellini, un militarnacionalista que detuvo al jefe de la fuerza, Luis Fautario, en pleno

    Aeroparque Jorge Newbery. El gobierno design a Agosti como jefe de lafuerza mientras los golpistas dejaban en claro sus pretensiones: "1)Considerar totalmente agotado el actual proceso poltico que agobia alpas; 2) Desconocer las autoridades que detenta el gobierno nacional y 3)Requerir que el comandante del Ejrcito asuma en nombre de las FF.AA.la conduccin del gobierno nacional."

    Los sublevados sobrevolaron la Casa de Gobierno y arrojaron panfletosmientras el gabinete de Isabel (el actual senador Antonio Cafiero y el hoygobernador de Buenos Aires Carlos Ruckauf eran entonces ministros de

    Economa y Trabajo) intentaba superar la crisis. La Armada y el Ejrcito semantuvieron al margen. Todava no era la hora. Videla inst a "dar unejemplo de cohesin, disciplina, desinters y responsabilidad", cualidadesque echara por la borda tres meses despus.

    La sublevacin militar termin el lunes 22, despus de que los amotinadosse refugiaran en la base area de Morn, que fue bombardeada. La dbilreaccin del entonces poderoso sindicalismo y la indiferencia con la que laciudadana sigui el levantamiento llevaron tranquilidad al golpismo: elensayo general del 24 de marzo de 1976 haba sido perfecto.

    El martes 23, a menos de veinticuatro horas de superado el alzamientoaeronutico, la guerrilla lanz su golpe ms ambicioso de los tantos que

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    haba dado desde finales de los aos 60. Un grupo de cerca de 270guerrilleros, en su mayora del ERP (se dijo en su momento que habatambin miembros de la guerrilla peronista Montoneros), intent copar elBatalln de Arsenales 601, Domingo Viejobueno.

    Los estaban esperando. Un agente de inteligencia del Ejrcito, Juan "Oso"Ranier, infiltrado en el ERP, haba anticipado el golpe guerrillero. Lamadrugada del mircoles 24 encontr la zona sur del Gran Buenos Airesen pie de guerra. Tanques, aviones, incluso tropas de la Armada tomaronparte de una batalla por la recuperacin del cuartel. Las tropas ingresaronluego a una villa miseria cercana donde, se dijo entonces, se habanrefugiado los atacantes. Se cree que al menos 85 irregulares murieron esanoche, lo mismo que un nmero nunca determinado de inocentesalcanzados por los tiroteos que se extendieron por Lans, Villa Dominico yLomas de Zamora. Tambin murieron un capitn, un teniente primero, un

    sargento ayudante, cuatro soldados y dos policas.

    La noche del 24 de diciembre, desde Tucumn, Videla dijo observar "conla sana rabia del verdadero soldado, las incongruentes dificultades en lasque se debate el pas, sin avizorarse la solucin"

    El pas estaba helado por la sorpresa. Oscilaba entre el desconcierto y elterror. Intentaba descifrar las andanzas de un dlar financiero especial($82,45) y otro dlar financiero ($58). Y tambin intentaba sobrevivir,claro. La clase media pugnaba por el dos ambientes ($650.000 en Devoto)

    o por el Citroen 2CV ($85.000 un usado) y hasta araaba de vez encuando un traje de fibra poliester ($3.199). Tampoco vea soluciones. Y nisiquiera avizoraba lo que Videla y compaa tenan en mente. Tambinintentaban sonrer.

    En el Teatro Astros, dos grandes de la revista, Alfredo Barbieri y DonPelele, apostaban a la esperanza. Cada noche salan con sus disparates arepresentar: "Entre julepe y julepe llegaremos al 77"

    Pero no, no llegamos.

    Clarin, 2000

    Qu pasaba en la Argentina en 1975

    El deterioro del gobierno de Isabel Pernaumenta cada da ms. Este ao hay 860muertos por causas polticas y la inflacinalcanza al 330 por ciento.

    El pas tiene cuatro ministros de Economa

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    en un ao. Uno de ellos, Celestino Rodrigo, vinculado a Lpez Rega,decreta una brutal devaluacin del 150 por ciento y un aumento de tarifasdel 200 por ciento. La nafta aumenta un 172 por ciento. Es el famosoRodrigazo. Los sindicatos se resisten a esta poltica, abandonan la GranParitaria Nacional, que intentaba reeditar el pacto social y, en una gran

    movilizacin, piden la expulsin de Lpez Rega. Finalmente, la presidentadebe acceder a que El Brujo renuncie a sus cargos y abandone el pas.

    Antonio Cafiero asume en el Ministario de Economa.

    Pero el alejamiento del siniestro personaje no mejora las cosas. EnTucumn, cae un avin en el que viajaba el general Enrique Salgado, quellevaba soldados para enfrentar a la guerrilla rural: mueren 13 personas.

    El 4 de Febrero, las Fuerzas Armadas reciben la orden de reducir a la

    guerrilla del E.R.P. en Tucumn, quienes haban derribado un avinHrcules C-130. Segn el Ejrcito, se producen 350 bajas.

    Posteriormente, Montoneros intenta atacar un regimiento de Formosa y notiene xito. Los atacantes huyen en un avin de lnea secuestrado pero laMayora es capturada. El 23 de Diciembre, hay un ataque conjunto delE.R.P. y Montoneros contra el Regimiento 601, ubicado en MonteChingolo. La operacin tambin fracasa y hay 100 guerrilleros muertos.

    Otros hechos de violencia ocurridos este ao son el asesinato del general

    Jorge Cceres Moni y su esposa, cerca de Paran; la bomba, atribuida ala Triple A, que destruye los talleres del diario cordobs La Voz delInterior; la destruccin por parte de Montoneros de una fragata que seestaba construyendo en Ro Santiago y la explosin que afecta el TeatroEstrellas, donde se presentaba Nacha Guevara y que provoca dosmuertes.

    Despus de varios cambios, la presidenta designa comandante en jefe delEjrcito al general Jorge Rafael Videla. Luego, pide licencia y se estableceen Crdoba para cuidar su salud. Por un momento se cree que la

    presidenta renunciar y que ser reemplazada por Italo Luder.El dficit de la balanza comercial y la salida de capitales acentan anms el nivel de endeudamiento. La estatizacin de las deudas del sectorprivado y los crditos que contrae el Estado desde 1976 disparan elendeudamiento en forma exponencial.

    Sobre Isabel pesa una grave acusacin por manejos irregulares en laCruzada de la Solidaridad, similar a la Fundacin Eva Pern. La acusacines por la firma de un cheque por 3.000 millones de pesos. Pero despusde un mes, Isabel reasume la presidencia y, an sin la influencia nefastade Lpez Rega, se la ve vacilante y errtica y crecen los rumores sobre ungolpe militar. Una virtual sublevacin de la Fuerza Area, ocurrida hacia

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    fines de ao, es como un anticipo de lo que inevitablemente va a sucederen pocos meses.

    Este ao muere Anbal Troilo, Pichuco, intrprete del tango y renovadorde su msica.

    Por otra parte, inicia sus actividades la Universidad Nacional de Mar delPlata. Pero el desarrollo cultural es menor al de aos anteriores. LeopoldoTorre Nilsson estrena El pibe cabeza, una de sus pelculas menos logradas,y Yo mat a Facundo, de Hugo del Carril, pasa casi inadvertida.

    Tambin tiene escasa repercusin el decreto que, el 7 de Octubre, firma lapresidenta y que encarga a las Fuerzas Armadas el cuidado del ordeninterno y la lucha contra la subversin. Esta norma ser el amparo queluego reclamarn las Fuerzas Armadas para justificar su accionar contra

    las organizaciones guerrilleras. Y aunque convoca a elecciones para finesde 1976, son pocos los que creen que el gobierno de Isabel llegar hastaentonces.

    La gente est harta de la violencia, de la inseguridad, del problemaeconmico y descree de la democracia. El reclamo de orden se extiende atodos los sectores y ya se sabe cul es la institucin que puede imponerlo,aunque slo sea mediante el uso de la fuerza.

    El grupo Sui Generis se despide con dos recitales en el Luna Park. El 7 de

    Septiembre reunen a 30 mil personas.

    El 14 de Agosto, y despus de 18 aos, el equipo de River Plate gana eltorneo Metropolitano.

    www.todo-argentina.net

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    1975 - Lorenzo Miguel, Isabel Pern, Casildo Herreras y el ministro

    Mondelli

    A 30 AOS DE MONTE CHINGOLO

    Carlos Torrengohttp://rionegro.com.ar, sabado 24 de diciembre de 2005

    La mayor batalla de la guerrilla que marc tambin su final

    Aquel diciembre del 75 siempre ser difcil de olvidar. Un pasensangrentado por la violencia de ndole poltica se encerraba en s mismoy esperaba un golpe militar que se tornaba inexorable. En ese marco, elERP atac en Monte Chingolo, en un intento desesperado por recuperarpoder. No lo logr.

    El recuerdo de tanto horror borra la textura del material que cubra loscuerpos destrozados.Pero est latente que, fuera lona o tela, una u otra se haban pegado a lasheridas transformadas en costras.Cuerpos de adolescencia casi sin terminar cuando se toparon con lamuerte. El calor los descompona aceleradamente. Se impona el olor amuerte.Arboles desgajados por la furia del combate. Maceteros descuajeringados.Paredes cribadas por rfagas. En una de ellas, una inmensa mancha de

    sangre con restos humanos pegados. Muchos aos despus, el minuciosorelato de Gustavo Plis-Sterenberg develara la naturaleza de esa casi

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    estampa de cuerpo: un guerrillero del ERP fue atado a la trompa de unCarrier y estrellado contra el muro de ese depsito de Batalln deArsenales Domingo Viejobueno, situado en Monte Chingolo, al sur delGran Buenos Aires.Quien escribe estas lneas entr en el predio de la unidad en las primeras

    horas de la tarde del 25 de diciembre de aquel terrible 1975. Acompaabaa un oficial de la Armada que, en situacin de retiro, sospechaba que unasobrina suya haba cado como miembro del ERP en lo que la historiarecupera como la ltima batalla de la guerrilla en la Argentina. Mire rpido, seor le advirti al oficial de la Armada un civil de portemilitar. El periodista entr en condicin de un familiar.El ERP haba perdido ms de setenta militantes dentro de la unidad y enzonas aledaas. El Ejrcito y la Bonaerense, diez. Pero estaban los otrosmuertos, los de la poblacin civil: ocho, segn el parte oficial. Ms decuarenta, segn la investigacin de Gustavo Plis-Sterenberg.

    Una nena de cuatro aos degollada por una esquirla. A otra, de once, unarfaga le borr el pecho y la vida.El marino y el periodista se encontraron circunstancialmente enaeroparque. Uno llegaba desde Jujuy; el otro, desde Baha Blanca. Losune una slida amistad forjada en aos, incluso de desacuerdos que anmantienen. Acompaame, vamos a Monte Chingolo... creo que ah puede estar lahija de Guillermo, mi cuado dijo el marino. Una hora larga despus, enun marco propio del Saign de la Ofensiva del Ted, entraban al batalln deMonte Chingolo.

    El grueso de los cuerpos haba sido retirado. Posiblemente no habra msde ocho o diez alineados en un potrero que los aos imaginan lindero auna cancha de ftbol. Lonas o telas crujan al despegarse de la sangrecoagulada. Casi como resistindose a revelar la cara del horror.Semana terrible aquella que precedi la Navidad del 25 de diciembre de1975. Un eslabn ms en un tiempo en el que desde largo en la Argentinamandaba la violencia poltica. Mandato que se prolongara por varios aosms; an restaba la noche larga de dictadura.El rgimen de la cupletista Isabel Pern se desvaneca zamarreado porcontradicciones y luchas intestinas y desafiado por la violencia de la

    izquierda y la respuesta de la derecha.El poder estaba muy disperso en el pas de aquellos tiempos. Y desde unpunto de la estructura de poder ya se dibujaba cmo cohesionarlo en unnico vrtice.Ya en aquel diciembre ese dibujo tena forma de golpe militar.Pero no era ese diciembre el momento para que tronara la lugoniana yfascistoide Hora de la Espada.Y eso fue lo que no entendi en aquel diciembre del 75 el ultramontanobrigadier Jess Orlando Capellini. El 18 se sublev en la Zona Militar delaeroparque Jorge Newbery. Lo hizo bajo invocaciones varias. La patria.Cristo Rey. Alguna Virgen. Una larga lista de valores supuestamenteligados a los argentinos. Y, fundamentalmente, la necesidad de orden. Qu pelotudo este Capellini! recupera la historia que dijo Jorge Rafael

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    Videla desde el exterior. Inmediatamente, el Ejrcito se corre de todaespeculacin sobre su rol en ese cuadro. Est con el orden constitucional.La Armada se le suma.A Capellini Capelletti para Tato Bores se le suma Base Area deMorn. Y aqu, tambin con atisbos lugonianos, un joven oficial de la

    Fuerza Area que acompaa la chirinada sentencia solemnemente porradio: la vida se modela en cuatro verbos de accin: armar, combatir,mandar y ensear.Capellini y Morn se juramentan: caern en la cruzada.Pero, a los primeros tiros, se rinden.Aunque hay alguien que no repliega planes ni acciones. Se llama RobertoSantucho. Lidera el ERP, en aquel diciembre del 75 acorralado por larepresin. En los montes tucumanos est en vas de ser diezmado. En elteatro urbano, desde mayo pierde sistemticamente cuadros y militantes.Es complejo imaginar que el desnimo ganara al ERP. Se lucha y muere

    heroicamente. La entrega es total y exenta de fanatismo. Pero la poda ylos trminos en que se lo poda es brutal. Hoy se sabe que en la intimidadde cada militante y cuadro estaba instalado el revulsivo generado poraquel todo y nada.La respuesta que Santucho y el alto mando del ERP dan al cuadro desituacin apela a lo demencial: intensificar la lucha. Nada de repliegue.Ms vanguardismo. Ms militarismo.Gustavo Plis-Sterenberg es un hombre fino, culto. Director de orquestasinfnica en Europa. Cuando habla de su estremecedor Monte Chingolo,la mayor batalla de la guerrilla argentina, confiesa no querer hablar de

    dnde estuvo l en toda esa tragedia.Pero explica: El ataque al batalln de Monte Chingolo se explica como un acto dedesesperacin poltica. Santucho quera, mediante una accin militar deenvergadura contundente, revertir el cuadro de situacin desfavorable quesobrellevaba el ERP, plantear un nuevo escenario poltico... el mejormomento del ERP fue cuando no se olvid de la poltica, cuando puso lapoltica por delante. O sea, cuando tena frente sindical, estudiantil, militare incluso frente legal. Pero ya para mediados del 75 todo eso habadejado de existir o estaba en vas de hacerlo... entonces la desviacin fue

    el militarismo puro... balazo por balazo. Lnea sin objeciones? Bajo unrgimen de represin que buscaba el exterminio, no se poda manteneruna dinmica de debate democrtico ni autocrtico... se cay en unverticalismo feroz. Y as se fue a Monte Chingolo.En el atardecer del 23 de diciembre del 75, ms de cien cuadros ymilitantes del ERP atacan el batalln de Monte Chingolo. Estn armadosprecariamente para semejante operacin. Y los estn esperando.Porque hace aos que, de la mano del un coronel de Inteligencia de apodoEspaadero, el Ejrcito tiene infiltrado al ERP. Oso Ranier, se es elnombre del infiltrado. En sus memorias, Enrique Gorriarn Merlo (Edt.Planeta) dice que a lo largo de ese lapso, Ranier entreg operaciones ycentenares de cuadros y militantes. Santucho no ignora que hay uninfiltrado, pero sigue adelante. Hasta la madama de un cabaret lindero al

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    batalln sabe que el ataque est por suceder.El ataque termina en una carnicera. Las escenas que adquiere larepresin en las imgenes que se han recuperado dejan sin palabras.El 24 a la noche, Videla habla desde el monte Tucumano. No hay golpe sinadvertencia.

    Marzo del 76 estaba a la vuelta de la esquina. Slo era cuestin detiempo y de ms sangre.La sobrina del marino no estaba en Monte Chingolo.

    El golpe

    Por GABRIEL RAFARThttp://rionegro.com.ar, sabado 24 de diciembre de 2005

    Diciembre del 75. Tiempo acuciante para la clausura trgica del ltimo

    captulo de una democracia que haba aceptado vivir la poca de lamilitarizacin de la poltica desde su propio advenimiento, en 1973.Desde mediados del 75, despus del Rodrigazo y de la cada de LpezRega, la situacin en todos los frentes del gobierno peronista eradramtica y no haba actor que supiera cmo contener la salida militarque muchos entendan irreversible. La sucesin de ministros y los intentosfallidos por promover la salida institucional de la propia Isabel dieron lugara otros cauces. Los militares empezaron a manejar el tiempo de lapoltica, mientras se extenda la imagen del caos y de una situacin deingobernabilidad producto tambin de ese peronismo extraviado por arriba

    y por abajo que era incapaz de encontrar su equilibrio.En diciembre, los mandos militares estrecharon an ms sus filas. Aun as,propiciaron el clima de ingobernabilidad, amplificando a su medida la ideadel desborde social, del caos y de la necesidad de una salidaejemplificadora para la sociedad. Ese mes fue demasiado urgente, deingobernabilidad por la fragilidad de un orden poltico peronista que muypocos crean posible reconstruir. La salida electoral estaba muy lejos delmen de opciones. Por ello no hubo obstculo al plan elaborado desde loscomandos militares. Se impondra un proyecto que no conocaantecedentes en la historia argentina.

    Para el ltimo mes de 1975 estaban en camino los componentes de unrgimen de naturaleza mesinica, capaz de disponer de una la voluntadque colocase a la patria en orden y a la sociedad bajo los dictados de unacultura cristiana y occidental que la Argentina haba extraviado poraceptar el ingreso del germen de la descomposicin de la lucha de clasesentre tantos intelectuales, estudiantes y obreros fabriles. Y para ello habaque desatar la furia de su versin extrema de la militarizacin para lapoltica, aunque sus acciones ocurrieran mayormente en la noche, sinuniformes ni insignias a la vista, y supusieran torturas interminables ydesapariciones masivas; en definitiva, el imperio de la muerte en camposilegales de detencin. La cuestin pasaba por la construccin de unanueva sociedad depurando la totalidad del orden vital heredado. La ltima

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    dictadura tuvo su fecha el 24 de marzo de 1976, pero su momento departida se puede hallar en ese diciembre urgente de 1975.

    Monte Chingolo

    Por Daniel De Santis

    [Fragmento del documento Cartaabierta a Eleuterio FernndezHuidobro, por Daniel De Santis(pdf) sobre la supuestacolonizacin de MLN Tupamarospor el PRT-ERP, 24/02/2005]

    "...En este contexto nacional el ERPrealiz, el 23 de diciembre de1975, el asalto al Batalln deArsenales de Monte Chingolo,ubicado a menos de 20 km. de lacasa de Gobierno. El objetivomilitar que se persegua era elsiguiente: De acuerdo a lo sesaba de seguro que haba, y a la

    capacidad instalada de nuestrosdepsitos, se pensaba sacar: 900 FAL con 60.000 tiros, 100 M-15 con100.000 tiros, 6 caones antiareos automticos de 20 mm. con 2.400tiros, 15 caones sin retroceso con 150 tiros, italasas con sus proyectiles,150 subametralladoras, etc., totalizando aproximadamente unas 20toneladas y desde el punto de vista operativo Se consideraba posiblecumplir ese objetivo aislando por varias horas el Cuartel mediante el cortede los 9 puentes carreteros del Riachuelo y las dos rutas La Plata-CapitalFederal, nicos accesos para los refuerzos militares enemigos, yneutralizando las Comisaras principales con ataques de hostigamiento.

    Adems se estableci un cordn defensivo en las calles principales deacceso, a una distancia aproximada de 2000 metros del Arsenal14.En tanto que el principal objetivo poltico era dificultar y retrasar losplanes golpistas del Partido militar. Una accin revolucionaria de tamaaenvergadura, si resultaba exitosa, obligara los militares a una mayorpreparacin del golpe y podra alentar la movilizacin de masas lo quetambin dificultaba los planes enemigos.Como es conocido ese da se produjo el mayor encuentro de armas entrela burguesa y el proletariado de toda la historia Argentina. De la derrotasufrida por nuestras fuerzas y de las crticas a nuestros dirigentes se hanescrito pginas que consumieron ros de tinta y pocos se detuvieron aanalizar en detalle lo ocurrido en la, ahora denominada, Batalla de MonteChingolo por Gustavo Plis-Sterenberg en su libro que precisamente lleva

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    http://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdfhttp://www.elortiba.org/pdf/desantis.pdf
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    este nombre. Del relato de Gustavo surge un tipo de militante y un tipo deorganizacin revolucionaria de nuevo tipo (muy alejada del marxismo-leninismo pensamiento Mao) que slo se pudo forjar, como ya le he dichoantes y usted lo sabe por su experiencia, por una lnea poltica tambinrevolucionaria y de nuevo tipo.

    Lo que aqu nos importa decir es si esta accin estaba justificadapolticamente y si se inscriba en la lnea del PRT o se deba a que losdirigentes del PRT a esta altura estaban perdiendo totalmente laconciencia, la iniciativa y entraban en la desesperacin15 como afirma elrenunciante en el libro que usted cita. Respecto a lo primero es necesarioconsiderar todos los elementos de la realidad y no hacerlo bajo un cortepopulista de la misma. Respecto a lo segundo creo que significaba unnecesario salto en el desarrollo de la guerra y de las fuerzas militaresrevolucionarias, opiniones que paso a exponer.

    La mayora de los anlisis del perodo critican la continuidad de la luchaarmada bajo un gobierno constitucional pero, esos anlisis, no mencionanun hecho determinante en la situacin poltica, tan o ms importante quela enorme fiesta popular que signific la asuncin del Presidente Cmpora,representante de Pern y del ala progresista del peronismo, y su puntoculminante con la liberacin de los presos polticos el 25 y 26 de mayo.Nos referimos a la Masacre de Ezeiza el 20 de junio de 1973, a sloveintisis das de asumido el nuevo Gobierno. Ese da, para recibir a Pernque regresaba del exilio, se realiz la movilizacin de masas ms grandede toda la historia argentina, alrededor de dos millones de personas. La

    derecha peronista, responsable de la organizacin del acto, planific yejecut una verdadera emboscada a las enormes columnas de Montonerosy la Juventud Peronista y en realidad contra todos los asistentes al acto.Desde el palco y desde distintos puntos elegidos tcticamente se lanzuna lluvia de disparos, con armamento de guerra, sobre la masasindefensa. La misma cpula peronista masacr a sus propiossimpatizante! Pern, jefe del peronismo, realiz declaraciones esa mismanoche avalando completamente la matanza. Decir esta verdad es muydifcil en la Argentina ya que se nos responde con una suerte deterrorismo ideolgico. Les respondemos: no nos crean a nosotros, lean a

    Pern!Este hecho marc el inicio de la contraofensiva derechista contra lasfuerzas populares que la haban tomado el 29 de mayo de 1969 con elCordobazo. El BP [Bur Poltico] del Partido, debido a varios hechos designo progresista del gobierno, consider la posibilidad de suspender lacontinuidad de las acciones militares, posibilidad descartada despus deEzeiza. Decisin reforzada luego de consumado el autogolpecontrarrevolucionario del 13 de julio de 1973, que derroc a Cmpora, aslo cuarenta y nueve das de asumido el nuevo Gobierno. De todasmaneras el ERP no realiz ninguna accin armada durante el Gobierno deCmpora, ni luego de derrocado este, hasta el mes de setiembre, pese aque nuestro compaero Eduardo Gimnez, mientras realizaba unapegatina, fue detenido y asesinado el 29 de julio. Es necesario remarcar la

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    verdad histrica ya que, muy superficialmente, casi todos nuestros crticosno se toman el trabajo de investigar los hechos y nos achacan haberrealizado acciones durante el Gobierno de Cmpora y soslayan a laMasacre de Ezeiza.

    Los anlisis que ven en Monte Chingolo las causas de la derrota, por unlado parten de los mismos supuestos que los que critican la lucha armadarevolucionaria, el ms utilizado es que: las masas no haban madurado losuficiente, por lo tanto no era el momento, se deba esperar.Para los crticos nunca llegar el momento de la lucha con la esperanzainfantil de que las masas le saquen las castaas del fuego. En cambio parala concepcin guevarista hay una relacin, si me permite, dialctica entrelucha de masas y lucha armada en la que una se alimenta de la otra, y, enparticular nuestros crticos, no tienen en cuenta que se trataba de unagran accin de cuyo resultado dependa la situacin poltica posterior. Un

    xito hubiese fortalecido poltica y orgnicamente al Partido y al ERP,hubiese multiplicado al menos por 10 su poder de fuego, se podran haberarmado varias compaas en la zona rural -hombres y mujeres dispuestoshaba- y completado el armamento de todas las urbanas. Pero laafirmacin que puede resultar ms controvertida, que est en la esenciade la lnea del PRT y en la del guevarismo, es que una accin victoriosa enese momento hubiese repercutido favorablemente en el estado de nimode las masas, fortaleciendo polticamente al conjunto del movimientorevolucionario.Debemos recordar que en la otra regin estratgica, el Monte, habamos

    sufrido pocos meses antes, el 28 de mayo, una derrota en el plano polticoaunque, paradjicamente, un triunfo militar. El ERP por intervencin de suCompaa de Monte (reforzada) se diriga al departamento de Famaill, enla Provincia de Tucumn, donde estaba asentado el Comando Tctico de laV Brigada del ejrcito enemigo con el objetivo de tomarlo completamente.Para ello debi salir del Monte o sea operar en terreno desfavorable. En lamarcha de aproximacin, en el paraje llamado Manchal, la cabeza de lacolumna fue atacada por fuerzas enemigas. La actuacin de loscombatientes y oficiales del ERP fue muy destacada ya que pese a lasorpresa batieron a las fuerzas enemigas, y se retiraron ordenadamente.

    Pero esta suerte de emboscada enemiga abort los objetivos de la accin.Este desenlace negativo del proyectado copamiento del Comando Tcticoy una lnea tctica errada que haba fijado la guerrilla al terreno, sobre lacual no nos vamos a referir ahora, llevaron a que el ERP perdiera lainiciativa militar en la Regin y con ella la poltica.Por su parte no haba sido completamente exitosa la mayor accin militarllevada adelante por los Montoneros. El 5 de octubre de 1975 se ocupparcialmente y se recuper importante armamento del Regimiento deInfantera de Montaa N 29 con asiento en la ciudad de Formosa,cercana a la frontera paraguaya.Anteriormente slo hemos detallado algunos de los hechos msimportantes, los que dan cuenta de un ao de enormes avances y de undespliegue inusitado de las fuerzas revolucionarias, polticas y militares,

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    de las masas y de la vanguardia (debemos agregar que Montoneros yotras fuerzas revolucionarias se mostraban muy activas en el plano military en la accin de masas) pero que no haban culminado en la unidad delos revolucionarios y del campo popular sino que este segua dividido, loque no permiti explotar al mximo la situacin favorable generada por

    las masas en las jornadas de junio y julio. En este contexto poltico ymilitar se inscribe la decisin del PRT, en todo de acuerdo con la tradicinrevolucionaria mundial: la aspiracin a mantener la ofensiva. Dentro deesta concepcin hay que analizar la decisin de realizar la ocupacin delComando Tctico de la V Brigada en Tucumn y la toma del Batalln deMonte Chingolo en el Gran Buenos Aires.Slo despus de ocurridas las dos derrotas del ERP (y un xito parcial deMontoneros en Formosa): una poltica en el Monte Tucumano, y la derrotamilitar y poltica de Monte Chingolo, a las que debemos agregar eldesbaratamiento a mediados de febrero de 1976 del intento del ERP de

    abrir un segundo Frente rural en El Cadillal, al norte de la ciudad deTucumn y, de un primer frente, en la misma zona y en el mismomomento, por parte de Montoneros; digo slo despus de estos hechoshubiese sido correcto prever que el retroceso en las movilizaciones de losltimos meses de 1975 se poda convertir en un reflujo de masas,producto del golpe militar que se esperaba. Se requera realizar unanlisis muy valiente y descarnado de la situacin en aquel momento(ahora es muy fcil), pero a su vez muy difcil de realizar por verdaderosrevolucionarios que haban logrado, debido a su espritu de ofensiva,hacer avanzar las luchas hasta las puertas de un situacin revolucionaria.

    Este hipottico anlisis nos hubiese indicado que el Golpe militar en lugarde provocar un nuevo auge hubiese producido el efecto contrario. Estaconclusin hay que sostenerla con firmeza pero con voz muy serena, conmucho respeto por los compaeros que tuvieron esa responsabilidadporque ellos, desde hace muchos aos, no tienen voz.

    En varios documentos del Partido se afirmaba que, en la Argentina, seviva un auge ininterrumpido del proceso revolucionario iniciado en 1969con el Cordobazo, y que este se sostendra por el desarrollo de las fuerzasrevolucionarias polticas y en particular militares.

    Nuestro renunciante, en su libro Hombres y Mujeres del PRT-ERP, atribuyela visin de un auge ininterrumpido al contenido positivista (sic.) delpensamiento de Santucho. A nuestro entender este concepto provena,ms que de un anlisis lgico, de una generalizacin de las revolucionesChina, Cubana y Vietnamita, las que eran tomadas como ejemplos derevoluciones donde se haba seguido un procesos de guerra popularprolongada, en los que la lucha de las masas se haban sostenido en lasfuerzas militares de la revolucin.Coherente con esta concepcin, al producirse el golpe del 24 de marzo, elComit Central que se reuni inmediatamente, lleg a la conclusin deque la ofensiva militar era un paso ms en la espiral represin-resistencia,la que se quebrara en el momento en que las fuerzas populares yrevolucionarias superaran a las del sistema. En consecuencia se redact

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    un llamamiento en el que se instaba a los Argentinos a las Armas!, en lse analizaban las caractersticas de la dictadura y se conclua que: No setrata de un rgimen provisorio... Es el tipo de gobierno definitivo que sedan las fuerzas burguesas-imperialistas para luchar contra las fuerzasrevolucionarias argentinas16. En la misma proclama Santucho puso

    especial acento en el elemento principal y permanente de su concepcinrevolucionaria: la necesidad de fortalecer y mantener unido al Partido.Deca al respecto: Y hoy ms que nunca, la principal de nuestras tareas,la que garantizar avances consistentes en todos los aspectos de laactividad revolucionaria, es la construccin del Partido, su consolidacin ydesarrollo, su fortalecimiento incesante. Ya ve Eleuterio, no hace faltademostrar que en el centro de nuestra concepcin se encuentra la idea delpartido revolucionario, aqu Santucho lo reafirma, una vez ms, en formacontundente.Pero ms interesante resulta leer el prrafo con que el Robi culmina el

    llamamiento, con el que seguramente usted estar de acuerdo y quenuestro renunciante olvid dos aos despus.Cuando muchos aos despus volv a leer el prrafo que voy a citar mecaus una viva impresin, sent que Santucho estaba expresando unmandato, y a la vez una clara visin del futuro que se avecinaba, ya queera probable que l y otros dirigente cayeran en la lucha pero que lacontinuidad estara dada por la unidad en torno al CC, y as lo creamosfirmemente.Leamos con qu conviccin lo expresaba: Estrechamente unidos en tornoal Comit Central, siguiendo el elevado y poderoso ejemplo de nuestros

    hroes y mrtires, los militantes del PRT cumpliremos cabalmente y conhonor nuestras misiones revolucionarias.

    En los dos meses siguientes al golpe la imposibilidad de aplicar la lneavotada y una serie de cadas de importantes cuadros del Partido y laprdida de grandes recursos materiales, hicieron comprender a Santuchoque se haba cometido un error de apreciacin tctica que nos debilit enlo ideolgico y en lo orgnico. En lo ideolgico en cuanto dificult elenraizamiento de la concepcin de guerra prolongada, y en lo orgnico encuanto no nos orientamos con mxima energa a simplificar el aparato y

    volcar ms compaeros a los frentes de masas17. El error consista en nohaber previsto el reflujo del movimiento de masas.Inmediatamente se reuni el CE, se modific la lnea tctica, la cualconsisti en replegar al Partido y al ERP, una reduccin general de losaparatos nacionales, y de la Compaa de Monte, dirigir el trabajo de esoscompaeros hacia las masas, suspender las grandes unidades militares ypor lo tanto las grandes acciones, pero manteniendo activos los comandosguerrilleros ya que el accionar guerrillero mantendr viva la llama de laresistencia popular...porque en el presente perodo la lucha armada ocupa el centro de la luchapoltica, es y ser el eje de la poltica nacional18.En un intento por fortalecer al Partido en lo orgnico, entre otras cosas, seresolvi democratizar su vida interna, para lo cual deban ser elegidos por

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    la base todos los responsables de las clulas, elegir en plenariosestatutarios las direcciones zonales y regionales (los Estatutoscontemplaban estas elecciones pero muchas veces no se cumplan).El CC haba sido elegido en agosto de 1975, por un Comit CentralAmpliado, previo plebiscito en la base del Partido consultada sobre la

    suspensin del VI Congreso. Santucho siempre estuvo muy atento a lademocracia interna, esto es de mucha importancia, porque un partido decombate en el que no hay posibilidad de obtener bienes materiales y en elque la mayor responsabilidad trae como consecuencia mayores riesgos ycompromisos, no est ajeno al surgimiento de desviaciones como elburocratismo, el culto a la personalidad y la obsecuencia. Estasdesviaciones, en germen, estuvieron presentes en la aceptacin pasiva delerror de Santucho por el Comit Central y luego del conjunto del Partidode lo resuelto por el CC.

    Santucho no desfalleca ante las crecientes dificultades, miraba conoptimismo el presente y, sin dudas, con mucho realismo perciba laaparente contradiccin entre el reflujo de las masas y la creciente toma deconciencia de las mismas. A partir de los nuevos anlisis propona, comocorresponde a un revolucionario, nuevas tareas: En aparentecontradiccin con el reflujo, las masas viven una intensa vida poltica decaractersticas profundas y singulares... las masas obreras y popularesvan dejando de ser meras espectadoras del choque entre la guerrilla y lasfuerzas represivas y comienzan a tomar partido activamente por losrevolucionarios. Al mismo tiempo amplias capas de proletariado y el

    pueblo acrecientan su inters por el socialismo, comienzan a considerarseriamente la necesidad y la posibilidad de un profundo cambio desistema. Y una nueva vanguardia obrera y popular, mucho ms ampliaque la anterior irrumpe en la poltica nacional... Educar y formar esanueva vanguardia, en el curso de la resistencia a la dictadura de Videla,transmitirle la rica experiencia acumulada, aprender de ella, renovandocon su fresco y vigoroso impulso las estructuras revolucionarias, es una delas misiones fundamentales de la reciente promocin de templadoscuadros que se forj en los primeros seis aos de guerrarevolucionaria19.

    Pero que Santucho no tena una visin estrecha de la polticarevolucionaria y que no se plantaba ante ella con una actitud sectaria paranosotros siempre estuvo claro. El ERP desde su fundacin venalevantando una consigna que propona la unidad de las organizacionesrevolucionarias. Cuando esta unidad estaba a las puertas de concretarsenos transmiti su enorme entusiasmo, en su penltimo escrito queacabamos de citar. Bajo el subttulo de Un gran paso unitario y acontinuacin de la frase antes citada escribi: Esta gran tarea se verconsiderablemente facilitada por los recientes avances unitarios en elcampo revolucionario que nos han colocado ante la posibilidad real einmediata de construir una organizacin frentista integrada por el PRT,Montoneros y Poder Obrero, que unifique la lucha antidictatorial y encauceun transcendental proceso hacia la completa unidad poltica y militar de

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    las organizaciones revolucionarias proletarias y populares (el partido de laclase obrera, el ejercito popular y el frente de liberacin nacional). Dareste paso significar iniciar un proceso de convergencia quizs complejo,pero de un positivismo difcil de exagerar. Luego analizaba el impactoque este hecho tendra en el nimo de las masas, la repercusin a nivel

    internacional y daba una serie de recomendaciones para que este paso nose frustrara.El CE [Comit Ejecutivo] del Partido haba resuelto que Santucho salieradel pas, este solicit quedarse unos das ms para dejar firmado elacuerdo unitario, l tema que diferencias secundarias pudieran frustrarlo.Insista en que si se poda realizar un acuerdo que condujera a concretarlos tres ejes estratgicos antes mencionados (partido, ejrcito y frente)era aconsejable, si era necesario, ceder en los dems puntos. Pona comoejemplo el hecho de que Montoneros impulsaba una CGT en la Resistenciay nosotros no acordbamos con ella. Es as que Santucho adems de un

    hroe y mrtir de la revolucin lo fue tambin de la unidad de losrevolucionarios.

    El conjunto de resoluciones que rectificaban la lnea nunca pudo seraplicado plenamente, porque el enemigo fue asestando golpe tras golpe.Poco antes del 19 de julio haban cado el Comandante Juan ManuelCarrizo y Eduardo Castello. La cada de Santucho origin un estado desospecha entre los dirigentes que nos desviaron de la tarea central queera reorganizar al Partido con la tctica de repliegue. En los mesessiguientes cayeron, junto a muchos compaeros, otros importantes

    dirigentes: Eduardo Merbilha, Carlos Germn, Leandro Fote y NorbertoPujol, lo que nos impidi reorganizarnos eficazmente. Esto llev a que unerror que se apreciaba como tctico20 se convirtiera en estratgico.Queremos insistir sobre esta conclusin: el error que llev a ladesarticulacin del PRT, luego de haber realizado los mayores esfuerzosen mantener la ofensiva, fue no prever, y sobre todo no ver, el reflujo demasas en los trminos en que lo hemos expuesto. Incluso en junio/juliode 1976 se estaba a tiempo de rectificar el rumbo lo que no se pudoconcretar por la cada de Santucho y los dems compaeros. En muchosbalances de esta experiencia se pone el acento en que la equivocacin fue

    haber continuado la lucha armada durante el gobierno peronista, o, comoveremos, que no fuimos suficientemente marxistas-leninistas. Nosotros yahemos dado nuestra opinin. Para ser consecuentes con la teora delconocimiento del marxismo debemos decir que lo primero es un hechoobjetivo: muertos, desaparecidos, prdidas materiales, derrota, exilio,divisin, desintegracin como fuerza poltica. Lo segundo es un anlisispoltico que no tiene en cuenta que aquellos grupos revolucionarios queapoyaron al gobierno peronista corrieron nuestra misma suerte. Encambio, el punto en comn a todas las organizaciones revolucionarias fueno ver el reflujo de masas y replegarse a tiempo. Por su parte lainsuficiencia de marxismo-leninismo es una abstraccin que no dice nada.

    Desde el 20 de junio de 1973, con la masacre de Ezeiza, hasta Monte

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    Chingolo la lucha de clases haba tomado contornos muy definidos, de unlado la gran burguesa y el imperialismo con su Partido militar, elperonismo burgus y burocrtico, la mayora de la dirigencia radical y lasdems formaciones polticas de la burguesa; del otro la clase obrerafundamentalmente la industrial de las grande fbricas, el sindicalismo

    clasista con sus Coordinadoras de Gremios en Lucha, las Ligas Agrarias,los curas del tercer mundo, los cristianos por el socialismo, el peronismorevolucionario, dignas individualidades del radicalismo y de otros partidosburgueses, la intelectualidad revolucionaria, gran parte del estudiantadouniversitario y las organizaciones revolucionarias que los acaudillaban. Losdos polos de la lucha de clases se disputaban los sectores intermedios delas masas, en la resolucin de esta lucha jug un gran papel a favor de laburguesa el peronismo burgus y burocrtico. La fuerzas revolucionariaspusieron todas sus fuerzas por mantener la ofensiva iniciada con elCordobazo y esas fuerzas mantuvieron la disputa hasta finales de 1975.

    Valoro como absolutamente correcto haber aceptado el desafo. Disputaque a nuestro entender comenz a definirse en la segunda mitad del ao1975 por los motivos enunciados.Como acaba de leer Eleuterio, en mi opinin, la derrota de las fuerzasrevolucionarias y de las masas argentinas se dio en el terreno de la luchapoltica, no en el ideolgico.A esta altura del anlisis es legtimo preguntarse si el agotamiento de lossectores aliados del proletariado y luego del proletariado mismo seprodujo por la tctica del engao de la burguesa con el Gran AcuerdoNacional, la accin terrorista de los paramilitares, la cua metida por

    Pern y el peronismo burgus y burocrtico entre el grueso de lapoblacin y sus sectores sociales de vanguardia, los fracasos de lasltimas y ms importantes acciones guerrilleras, o una combinacin deellos y otro factor de suma importancia que hemos mencionado, ladivisin en la vanguardia. Pero como nuestra intensin no es dar unarespuesta cerrada, y para que el balance nos sirva como gua anteposibles futuras situaciones revolucionarias, le cedemos la palabra aSantucho quien, en su ltimo escrito, nos dej como enseanza cul debeser la actitud de un revolucionario ante las ms grandes dificultades:Pero los profundos cambios que registra la realidad nacional no provienen

    de una evolucin lineal e incruenta. Como todo proceso revolucionario seviene desarrollando en espiral, con avances y retrocesos, en tendenciasiempre ascendente, y a costa de sensibles prdidas. Como dijo Mao TsTung luchar, fracasar, volver a luchar, volver a fracasar, volver a lucharhasta la victoria es una ley de lucha revolucionaria. En la guerra denuestra primera independencia los ejrcitos patrios intentaron avanzardos veces por Bolivia hacia Per, hasta descubrir el triunfal camino deChile; Bolvar, a su vez, fue 4 veces vencido en Venezuela y 4 veces seexili, hasta encontrar en su quinto intento el camino de la victoriadefinitiva. As ocurre y ocurrir en nuestra guerra revolucionaria. Cadapaso adelante ha sido conquistado atravesando pruebas y errores,sufriendo dolorosas prdidas... Y en este momento de reflujo de lasmasas... las fuerzas revolucionarias podrn analizar serenamente las

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    experiencias, hacer un alto en el camino, reagrupar, reorganizar yconsolidar el potencial revolucionario para estar en condiciones de aportarvigorosa y organizadamente para la mxima extensin y potencia delprximo auge obrero-popular21.Una primera respuesta que, creo, casi nos eximira de otros comentarios

    es que usted nos acusa de haber introducido en el MLN una concepcinpoltica que no tiene absolutamente nada que ver con la nuestra. Muydifcilmente nosotros hayamos podido introducir en el movimientotupamaro esa concepcin llamada marxismo-leninismo pensamiento Maoya que nos era completamente ajena y hasta antagnica con la nuestra."

    NOTAS [La numeracin coresponde al documento original]14 Ambas citas son del Boletn Interno del PRT n 98 del 27 de diciembrede 1975.15 Luis Mattini, ob. cit. p 435.

    16 Argentinos a las Armas. Editorial de El Combatiente N 210. Mircoles31 de marzo de 1976.17 Con Fuerza hacia las Masas. Editorial de El Combatiente N 220.Mircoles 9 de junio de 1976.18 Idem. 17.19 Boletn Interno n 121, del 14 de julio de 1976.20 Los conceptos tctica y estrategia son relativos. Si tomamos en cuentaque el PRT denominaba a su estrategia como de una guerra popularprolongada, el error cometido fue de orden tctico, lo cual no quiere decirque fuera de menor importancia.

    21 Diez aos de luchas y experiencias. Editorial de El Combatiente N225. Mircoles 21 de julio de 1976.

    El poder real de la guerrilla

    Nunca Ms, captulo XX, El poder real de la guerrilla - CAMPO SANTO -Parte II

    (Informe de situacin)Las permanentes sospechas de corrupcin de las que fue objeto, laausencia de un plan econmico concreto por parte del Ejecutivo, y laevidente impotencia poltica que caracteriz el gobierno de Isabel Martnez-convertida en presidente con la muerte de Juan Domingo Pern en juliode 1974- form parte de los argumentos indiscutibles en los que se apoyla Junta de Comandantes para lograr consenso entre la poblacin a la horade justificar el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

    Sin embargo los jefes castrenses slo aprovecharon el oportuno desquicioen el que se haba convertido la gestin de la presidente que gobernababajo el alias de Isabel, para poner en marcha los verdaderos objetivos que

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    impulsaron la cruenta intervencin militar: aniquilar a lo que denominaron"amenaza subversiva". Anular de raz todas las actividades de la militanciarevolucionaria que, segn las repetidas advertencias del entonces tenientegeneral Jorge Rafael Videla, haba puesto a la Nacin "al borde de sudisolucin".

    Ante semejante pronstico, agitado decenas de veces con apenaspequeas variantes por la mayora de los jefes militares, tanto en losmeses previos al golpe de Estado como despus, durante la dictaduramilitar, resulta necesario analizar la verdadera magnitud de las fuerzasguerrilleras en ese momento. Determinar si, efectivamente, lasorganizaciones revolucionarias haban alcanzado el grado de desarrollomilitar necesario como para apoderarse del control del pas; tal como lohaban advertido las Fuerzas Armadas. Cul era la composicin de susfilas, el porcentaje de combatientes con los que contaban y su real poder

    de fuego.

    El engendro del misterio

    La investigacin dispuesta sobre este tema revel, en principio, laausencia de datos oficiales certeros sobre las dotaciones armadas con lasque contaban las organizaciones guerrilleras. Esto dio lugar a que fueranmuchas y muy diversas las cifras extraoficiales que se recabaron respectoa la cantidad de combatientes armados con los que contaban el ERP y losMontoneros, las dos organizaciones poltico-guerrilleras de mayor

    envergadura en la dcada del 70.

    Una de las dificultades para llegar a determinar el nmero aproximado decombatientes con los que contaba la guerrilla se debe, en principio, alcarcter clandestino de estas organizaciones, y el secreto con el quemanejaban su estructura interna. De este modo no resulta sencillodiferenciar cuntos de sus integrantes eran combatientes sobre elconjunto de sus militantes polticos, colaboradores y simpatizantes. Ocurreque tanto en el ERP como en Montoneros existan diversos grados decompromiso con las organizaciones, que iban desde los simples

    adherentes hasta militantes de tiempo completo, pasando por las ramasmilitares de las organizaciones.

    Por otra parte, segn el especialista espaol en temas militares, PrudencioGarca (1), tambin se debe distinguir entre "dos cifras muy diferentes: elnmero total de hombres y mujeres que llegaron a empuar las armas enuna organizacin a lo largo de varios aos (en este caso una dcadaentera: 1970-1980) y el nmero mximo de tales elementos existentes enun momento dado, incluso en su momento de mxima potencia, cifra queincluso puede llegar a ser menos de la mitad que la anterior".

    Esta variable est relacionada con los cambios que sufre un contingentearmado a lo largo del tiempo, como consecuencia de su especial

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    condicin. "En efecto -dice Prudencio Garca-, cierto nmero de susmiembros son capturados; otros resultan muertos; otros son relevados dela lucha armada; otros incluso abandonan la militancia y desertan. De estaforma, una organizacin que lleg a contar en su mejor momento, porejemplo, con 500 miembros armados, a travs de los aos puede ir

    acumulando mediante sucesivas bajas e incorporaciones, 600, 700, 800 y,al cabo de una dcada, tal vez incluso 1000 o 1200 miembros que, en unou otro momento llegaron a empuar las armas. Y ello sin haber superadonunca esos 500 combatientes como cifra mxima en su momento demayor capacidad".

    Peter Waldmann, en su ensayo "Anomia y violencia" (2), asegura que,segn fuentes militares argentinas, "...en 1975, el ERP contaba con 3000combatientes armados; los Montoneros, en cambio, slo contaban con1000". Waldmann estim, en el mismo trabajo, que cada una de las

    organizaciones lleg a tener entre 3000 y 4000 integrantes en sumomento de mximo desarrollo. Aunque luego advierte que "la estimacinno es para nada ajustada". En algo tiene razn.

    El autor incurri en un par de errores. Por un lado, no hace falta acceder alos archivos de los servicios de Inteligencia militares ni a los documentossecretos de la propia guerrilla para saber que los Montoneros siempresuperaron al ERP en cuanto a cantidad de integrantes. Es posible queWaldmann se haya manejado con datos iniciales, de la poca en queMontoneros era primordialmente poltico, mientras que el ERP siempre fue

    netamente militar-.

    Por el otro, Waldmann evita en su trabajo diferenciar claramente quporcentaje del nmero total estimado de militantes formaba parte de lassecciones militares guerrilleras, justo lo que falta revelar. De todosmodos, la mencin de este estudio resulta til -pese a sus errores- paraconocer las estadsticas que manejaban las Fuerzas Armadas argentinas.As, segn ellos, entre simpatizantes, colaboradores, militantes ycombatientes, la guerrilla sumaba un total de 7000 u 8000 efectivos.

    En otras palabras, la importancia del dato se debe, en principio, a suausencia. Los jefes militares eludieron en todo momento cuantificar lasfuerzas del "enemigo subversivo". No se trataba de una informacinmenor, incluso su difusin -de ser cierta la magnitud que le asignaban-hubiera resultado de mucha utilidad en su permanente campaa dirigida aincrementar el temor en la opinin pblica.

    Sin embargo son contadas las declaraciones en ese sentido que sepudieron encontrar en los archivos periodsticos. La pregunta es: a quse debe la ausencia de datos sobre la real envergadura de lasorganizaciones guerrilleras? Por qu todas las declaraciones de losjerarcas militares no superan las repetidas metforas? Seguramente no seles escapaba que con slo mencionar la cantidad de jvenes volcados a la

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    guerrilla, si la cifra era acorde a la peligrosidad que ellos le atribuan,hubiera sido suficiente para ponerle la piel de gallina a los sectores de lasociedad que buscaban impresionar. Pero aparentemente la realidad eraotra.

    Detrs de esta bsqueda, Daniel Frontalini y Mara Cristina Caiati (3)llevaron a cabo una de las ms completas y serias investigaciones sobre eltema. Est basada en una recopilacin de material de inteligenciaelaborado por las Fuerzas Armadas, datos procedentes de organizacionesguerrilleras, y otros documentos incautados a sus militantes que fueron aparar a manos militares. Este material fue difundido en 1977 durante unaconferencia de prensa convocada por el entonces Jefe del Estado Mayordel Ejrcito, Roberto E. Viola. Entre los expositores se encontraban losjefes de Inteligencia y de Operaciones del Estado Mayor, generales debrigada Carlos Martnez y Luciano Juregui. (4)

    La investigacin tambin recoge las declaraciones de los generales JuanBautista Sassain ("La Opinin" del 10 de septiembre de 1977 y "Clarn"del 11 de septiembre del mismo ao) y de Ramn Camps ("La Prensa" del4 de enero de 1981), entre otros datos.

    El estudio sita la cuantificacin de la guerrilla en su momento de mayorapogeo, y diferencia a los combatientes (rama militar) del resto de losintegrantes de las organizaciones. As, a partir del anlisis de losdocumentos, los autores llegaron a la siguiente conclusin: "En el

    momento de su mayor apogeo (1975), el total de militantes queintegraban Montoneros y el ERP, no lleg a sumar ms de 2000 personas,de los cuales slo el 20% (unos 400) estaban armados".

    Sin embargo, para Prudencio Garca los nmeros son otros. Segn supropia indagacin y anlisis, lleg a estimar que en el perodo de mximodesarrollo de la guerrilla argentina, durante la primera mitad de 1975,"...el ERP contaba entre 400 y 500 hombres armados, y entre 600 y 800los Montoneros, totalizando en su conjunto una cifra mxima situada entre1000 y 1300 miembros armados permanentes."

    Si se toma en cuenta esta cifra, se entiende por qu las Fuerzas Armadasconservaban el secreto. El poder de fuego de todas las organizacionesguerrilleras sumaba cuanto mucho, en 1975, 1200 hombres armados entodo el pas.

    Relacin de fuerzas

    La aparicin de la guerrilla rural en el monte tucumano fue motivo dealarma nacional. En 1974, el propio jefe del ERP, Mario Roberto Santucho,se ocup personalmente de entrenar a quienes luego formaran parte dela Compaa de Monte "Ramn Rosa Jimnez", al mando de Hugo Irurzun,un histrico de la organizacin.

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    El grupo inicial estaba integrado por cuarenta hombres (5) y, segndocumentos internos de la organizacin, el ERP jams lleg a tener en elmonte a ms de noventa efectivos, de los cuales diez eran mujeres.(6)

    El 9 de febrero de 1975, el Ejrcito argentino inici el "OperativoIndependencia", al que se destinaron "...un total aproximado de 5000hombres, con una fuerza de tareas nucleada en torno a la V Brigada deInfantera de Monte. Estaba integrada por los regimientos 19 de Infantera(Tucumn); 28 de Infantera de Monte (Tartagal, Salta); 20 de Infanterade Montaa (Jujuy); el Grupo de Artillera de Montaa 5; las compaas deComando de Ingenieros, de Comunicaciones, de Sanidad, pertenecientes ala V Brigada; tres escuadrones de Gendarmera; tres compaas de laPolica Federal y fuerzas militares provinciales" (7). Cinco mil efectivos entotal.

    El enemigo no llegaba al centenar. Todos los datos coinciden en sealarque la cifra mxima de guerrilleros concentrados en Tucumn lleg asumar 117 combatientes armados. Fue a raiz de dos operativos deenvergadura que se llevaron a cabo en las localidades de Famaill y LosSosa.

    Una vez que los refuerzos regresaron a su destino original, en el montetucumano qued una dotacin guerrillera permanente compuesta por unos50 efectivos, que recin a fines de 1975 comenz a reducirse debido al

    accionar represivo de las fuerzas militares enviadas a esa provincia por elgobierno constitucional de la presidente Mara Estela Martnez de Pern.Los efectivos legales tardaron un ao en terminar con el foco guerrilleroen Tucumn.

    Se calcula que los cinco mil efectivos a cargo de eliminar a 100guerrilleros mataron a unas dos mil personas en esa provincia por sussupuestos vnculos con los insurgentes.

    La cada

    En el segundo semestre de 1975, las organizaciones Montoneros y ERP yahaban sido declaradas ilegales por el gobierno de Isabel Martnez. Unaexultante pasin militarista se haba apoderado de los comandantesguerrilleros que festejaron como un triunfo el pase a la clandestinidad. Eseao, tan slo los Montoneros, consumaron ms de quinientas accionesmilitares en todo el pas, algunas de importancia. Pero tambin en ese aocomenzara el tiempo de la derrota.

    El 5 de octubre de 1975 Montoneros atac el Regimiento de Infantera 29,en la provincia de Formosa. En la operacin participaron ms de cincuentaguerrilleros, en su mayora vestidos con el uniforme de combate azul quehaba diseado la organizacin. Para llevar a cabo la ofensiva, se robaron

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    ms de 20 vehculos y secuestraron un Boeing 739 de AerolneasArgentinas en pleno vuelo. Durante el asalto se produjo un intensoenfrentamiento, con un saldo de 13 muertos y 19 heridos en las filas delEjrcito y un nmero similar o mayor de bajas, nunca confirmado, en elgrupo guerrillero.

    La destruccin del aparato militar del ERP, mientras tanto, se produjo araz del frustrado copamiento del Batalln de Arsenales 601, en lalocalidad bonaerense de Monte Chingolo. El operativo ya haba sidoadvertido por los servicios de Inteligencia, y el Ejrcito se prepar pararecibir el ataque. El 23 de diciembre de 1975, minutos antes de las 20, seinici la mayor operacin guerrillera urbana contra un objetivo militar,aunque en realidad se trat de la mayor operacin militar urbana contralas fuerzas insurgentes, que sufrieron ms de 50 bajas en un solo da.

    A la desercin de centenares de militantes de base y polticos quedesarrollaban actividades sindicales y que no compartan la determinacinde los comandantes insurgentes de combatir contra las Fuerzas Armadas"de ejrcito a ejrcito", se sumaron las numerosas detenciones de susmiembros, a las que se sumaban las bajas producidas en diversosenfrentamientos. A fines de 1975, las organizaciones guerrilleras ya noeran las mismas que haban comenzado el ao.

    Cuando se produjo el golpe de marzo de 1976, tanto el ERP como losMontoneros se haban retirado de los barrios y fbricas, e interrumpido

    buena parte de su comunicacin con las bases, lo que les signific perderuna vital infraestructura para llevar adelante su funcionamientoclandestino. Dependan del aparato propio, y del dinero necesario parafinanciarlo.

    A esto se sumaron las numerosas bajas entre sus cuadros militares, loque redujo notablemente su capacidad ofensiva. La guerra contra lasFuerzas Armadas que se proponan ganar estaba a punto de culminar consu derrota aun antes de comenzar.

    La conduccin de Montoneros, ante la gravedad de la situacin, elabor unCdigo Penal de Justicia Revolucionario que castigaba la desercin de sufilas con la pena de muerte. Un intento desesperado para frenar laconstante fuga de militantes en sus filas. Tambin lanz lo denominaron"La Tercera Campaa Militar Nacional Montonera", cuyo objetivo principalconsista en eliminar fsicamente a cualquier miembro de las fuerzas deseguridad que fuera detectado, donde fuera detectado. Necesitabantriunfos fciles, militarizar a todos sus cuadros mediante el asesinato.Pobre guerra revolucionaria.

    En marzo de 1976, el ERP y Montoneros tenan su estructura militarprcticamente reducida a la mitad de lo que haban logrado consolidar unao atrs. En otras palabras, en el territorio argentino no haba ms de

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    600 guerrilleros armados; el resto perteneca a las ramas poltica, logsticay otras igualmente ajenas a las operaciones de combate.

    Ya en enero de 1976, el propio general Videla, en ese entoncesComandante en Jefe del Ejrcito, elabor un informe referido a las

    organizaciones insurgentes en general, el que se origin tras el frustradocopamiento del Batalln de Monte Chingolo por parte del ERP. En esedocumento, despus de afirmar que las organizaciones guerrilleras seencontraban ante una "impotencia absoluta" en cuanto a su "presuntopoder militar", sealaba que se haba demostrado repetidamente "laincapacidad de los grupos subversivos para trascender en el planomilitar". (8)

    Sin embargo, en los ltimos meses del gobierno militar, en abril de 1983,bajo la presidencia del general Reynaldo Bignone, la junta de

    Comandantes elabor un "Documento final", con el que pretenda dar porcerrada toda revisin del pasado y que, entre otras cosas, afirmaba quelos subversivos haban contado con 25.000 militantes, de los cuales15.000 haban sido combatientes.

    Una exageracin absurda que contradeca los datos aportados por lospropios militares, pero polticamente oportuna.

    www.nuncamas.org

    El combate de MonteChingolo

    Hace 30 aos, el 23 dediciembre de 1975, a menosde 20 Km. de la Casa Rosada -sede del Poder EjecutivoNacional- en un barrio del Sur

    del Gran Buenos Aires,alrededor de doscientoscombatientes del BatallnUrbano General San Martn delEjrcito Revolucionario delPueblo se empearon no sloen la mayor batalla de laguerrilla, sino en la mayorbatalla de la lucha de clases enla Argentina.

    Quines se enfrentaron enesta batalla?

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    De un lado estaba la gran burguesa nativa, aliada y socia menor delimperialismo, con sus instituciones de poder: el sistema parlamentario, losmedios de comunicacin de masas, la jerarqua de la iglesia y las fuerzasarmadas y policiales.

    Del otro, el pueblo argentino: la clase obrera, el campesinado pobre, losestudiantes e intelectuales revolucionarios, la clase media urbana y rural,quienes de lo pequeo a lo grande, de lo simple a lo complejo, de lafilosofa a la accin poltica, haban ido construyendo, tambin, susorganizaciones de poder: las organizaciones polticas revolucionarias, elsindicalismo clasista, las coordinadoras de gremios en lucha, las ligasagrarias, el movimiento de sacerdotes para el tercer mundo, los cristianospor el socialismo, las fuerzas armadas de la revolucin, sus organizacionesguerrilleras y, en particular, el Partido Revolucionario de los Trabajadores,direccin poltica y militar del Ejrcito Revolucionarios del Pueblo.

    Por qu, en la actualidad, la burguesa y los reformistas tratan de ocultaral ERP, por qu tratan de que no quede siquiera su recuerdo, igual quecomo hicieron con la sublevacin de los esclavos en el imperio Romano enel siglo II antes de Cristo? Los esclavos durante aos mantuvieron la luchacontra los esclavistas y cuando estos lograron derrotarlos el emperador deRoma orden que fueran destruidas todas las construcciones que habanlevantado, que no quedara de ellas piedra sobre piedra, para que no dejarningn rastro de esa ejemplar lucha por la libertad. Pero, aunque noqued nada material, no pudieron ocultarla: durante dos mil aos elnombre de Espartaco fue levantado por las clases oprimidas cada vez que

    la idea de la libertad se afirmam en la conciencia de los pueblos. Delmismo modo las clases dominantes han intentado enterrar la historia delPRT y del ERP y, en particular, su accin ms audaz, ms decidida, msemblemtica en la lucha por el poder y por la construccin del socialismoen la Argentina. Que no se hable de su grandeza, que no recordemos lapujanza de aquellos combatientes, que no relatemos el desinters y elaltruismo de aquellos jvenes patriotas, que no veneremos a nuestroshroes y mrtires. Y si ello no fuera posible, al menos, que nosavergoncemos ante nuestros hijos y ante nuestro pueblo de haberluchado, de haber tenido la valenta de disputarle el poder al amo

    imperialista.Pero cmo se explica que los trabajadores y la juventud argentina hayanhecho una gesta tan gloriosa que para encontrar otras de tamaamagnitud tengamos que remontarnos a las batallas fundadoras de nuestranacionalidad en la guerra por la independencia de Argentina y AmricaLatina? Cmo se explica que en una misma jornada se dieran citajvenes heroicos como el tambor de Tacuar y las nias de Ayohuma,aguerridos soldados como los infernales gauchos de Gemes y oficialesrevolucionarios como la Capitana Juana Azurduy o el Sargento Cabral?

    La situacin poltica

    A fines de la dcada de 1960 la acumulacin de fuerzas y experiencias

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    desde el golpe gorila de 1955 -con el consiguiente debilitamiento de laalternativa parlamentaria como forma de dominacin burguesa- y deltriunfo de la Revolucin Cubana en 1959 con sus vientos de renacerrevolucionario, comenzaban a darse los frutos organizativos y a extenderla conciencia socialista en miles de hombres y mujeres de nuestro pueblo.

    Es as que el pueblo de Crdoba los das 29 y 30 de mayo de 1969 y el deRosario los das 16 y 17 de setiembre del mismo ao se levantaron encontra de la dictadura de Ongana dando inicio a una serie de puebladas yal nacimiento de poderosas fuerzas revolucionarias en nuestra patria. El29 y 30 de julio de 1970 el Partido Revolucionario de los Trabajadores, ensu V Congreso, fund al Ejrcito Revolucionario del Pueblo cuya lneaoperativa y su programa aspiraban ganar el corazn y la mente de lasmasas.En un nuevo movimiento semi insurreccional en Crdoba, el 15 de marzode 1971, conocido popularmente como el Viborazo, ya flamearon

    acompaando las columnas obreras las banderas del Ejrcito de los Andesdesde cuyo centro alumbraba la Estrella Roja del socialismo. El Viborazodio por tierra con el dictador Levigston, reemplazante de Ongana.Ya derrotada, la dictadura militar ahora de la mano del nuevo dictadorLanusse, retrocedi y llam a elecciones para desviar y contener eltorrente revolucionario. Pero, al mismo tiempo y contradictoriamente,retroceda favoreciendo la extensin de la conciencia socialista y laconsolidacin de una vanguardia combatiente. El PRT intent responder enel terreno de lucha que propona la burguesa organizando un partidoelectoral y un frente poltico para poder disputarle, tambin en l, la

    conciencia de las masas populares a la ideologa dominante. Pero no logrconcretar su participacin electoral por sus propias limitaciones y porqueestuvo casi solo en esta batalla contra la burguesa argentina que se unaante el terror a la Revolucin Social. En cambio, s logr responder en elterreno militar, ocupando el 28 de febrero el Batalln 141 deComunicaciones en Crdoba y alzndose con todo su armamento. Pocosdas despus, el 11 de marzo de 1973, el peronismo ganaba las eleccionespresidenciales y el Presidente Cmpora peda una tregua a la guerrilla. Aeste pedido el ERP respondi con un comunicado en el que argumentabaextensamente su negativa.

    Luego de la enorme fiesta popular que signific la asuncin del PresidenteCmpora, representante de Pern y apoyado por el ala progresista delperonismo, con su punto culminante: la multitudinaria y combativamovilizacin que consum la liberacin de los presos polticos el 25 y 26de mayo y debido a varios hechos de signo progresista del gobierno, lamxima direccin del PRT consider la posibilidad de suspender lacontinuidad de las acciones militares. Esto no lleg a expresarsepblicamente ya que a slo veintisis das de asumido el nuevo Gobierno,el 20 de junio, se produjo la Masacre de Ezeiza. Ese da, para recibir aPern que regresaba del exilio, se realiz la movilizacin de masas msgrande de toda la historia argentina. La derecha peronista, responsable dela organizacin del acto, planific y ejecut una verdadera emboscada alas enormes columnas de Montoneros y la Juventud Peronista y, en

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    realidad, contra todo el pueblo peronista. Desde el palco y distintos puntoselegidos tcticamente se lanz una lluvia de disparos, con armamento deguerra, sobre la masa indefensa.Este hecho marc el inicio de la contraofensiva derechista contra lasfuerzas populares que haban pasado a la ofensiva con el Cordobazo y el

    Rosariazo. De todas maneras el ERP, pese a que no haba aceptado latregua pedida por Cmpora, no realiz ninguna accin armada durante suGobierno ni luego de derrocado ste el 13 de julio de 1973, hasta el mesde setiembre y a pesar de que nuestro compaero Eduardo Gimnez,mientras realizaba una pegatina, fue detenido y asesinado el 29 de julio.Con la cada de la Dictadura, la ampliacin de los marcos democrticos yla liberacin de los presos polticos, el PRT se fortaleci mucho. En los tresaos posteriores, de 450 pas a contar con alrededor de 6.000 miembrosorgnicos. En los actos de homenaje a los Hroes de Trelew, la masivaconcurrencia a los mismos fue otro indicador de la influencia y el prestigio

    alcanzado. A los pocos das, en las masivas movilizaciones de condena algolpe militar en Chile, varios miles de manifestantes se encolumnaron traslas banderas del ERP. Los sucesivos Congresos del Frente Antiimperialistay por el Socialismo, liderado por el PRT, convocaban cada vez mscompaeros para culminar, a mediados del 74, con una concurrencia deveinticinco mil militantes que llenaron el estadio del Club Tiro Federal enla ciudad de Rosario.

    El PRT centr su trabajo organizativo entre los obreros de las grandesfbricas, en particular en muchas de las doscientas cincuenta con ms de

    quinientos trabajadores, el estudiantado universitario y secundario, en lasvillas y barrios populares, en el campesinado pobre del noroeste y elnoreste.El ao 1974 fue de un rpido crecimiento y de profunda insercin en elmovimiento obrero y de fogueo de los oficiales y combatientes del ERP encientos de acciones, incluidas dos tomas de cuarteles, una exitosa y laotra frustrada.La maduracin del PRT como partido de la clase obrera se reflej en lareunin de su Comit Central de setiembre, tanto en sus resolucionessobre organizacin, como en el folleto Poder burgus poder revolucionario

    escrito por Santucho: "Las tendencias de la lucha de clases argentinas quese venan marcando cada vez ms ntidamente apuntando hacia el fin delproyecto populista, y el comienzo de un perodo de grandesenfrentamientos de clase, han comenzado a cristalizar a partir del mes dejulio de 1974. Pern, lder de masas, pese a su intransigente defensa delos intereses capitalistas conservaba an alguna influencia sobre sectoresde nuestro pueblo. Posea autoridad, experiencia y habilidad paramantener a flote el desvencijado barco del sistema capitalista en eltormentoso mar de la lucha obrera y popular; y haba logrado restablecertrabajosa y precariamente el equilibrio con la maniobra tctica del 12 dejunio. Por eso es que su muerte coloc a la burguesa ante la necesidad deadoptar de inmediato definiciones polticas -que explotadores y opresoresdeseaban postergar an por unos meses- con la consiguiente agudizacin

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    de la crisis interburguesa"."Este fenmeno, un notable impulso del auge de las masas, y unfortalecimiento acelerado de las fuerzas revolucionarias, polticas ymilitares, se combinan para configurar el inicio de una etapa de grandeschoques de clases, antesala de la apertura de una situacin revolucionaria

    en nuestra Patria. En otras palabras, entramos en un perodo de grandesluchas a partir del cual comienza a plantearse en la Argentina laposibilidad del triunfo de la revolucin nacional y social, la posibilidad dedisputar victoriosamente el poder a la burguesa y al imperialismo"."Pero apertura de una situacin revolucionaria... no quiere decir que ellopueda concretarse de inmediato... Ese perodo -que debe contarse enaos- ser mayor o menor en dependencia de la decisin, firmeza, espritude sacrificio y habilidad tctica de la clase obrera y el pueblo, del grado deresistencia de las fuerzas contrarrevolucionarias, y fundamentalmente deltemple, la fuerza y capacidad del Partido proletario dirigente de la lucha

    revolucionaria".La primera mitad del ao 1.975 fue de grandes triunfos populares y delPRT y el ERP en particular. A principios de este ao Santucho, en eleditorial de El Combatiente del 7 de abril titulaba Ntidas luchas poltico-revolucionarias y analizaba que: "En cuatro frentes principales se est hoycombatiendo y en ellos es posible comprobar fcilmente que se trata deenfrentamientos polticos, de fondo revolucionario. En el Ingenio Ledesmade Jujuy, en los departamentos de Famaill, Monteros y Chicligastas deTucumn, en la ciudad de Crdoba y en las riberas del Paran, la claseobrera y el pueblo se bate vigorosamente con todos sus recursos y

    motorizado por las fuerzas revolucionarias... Para comprender cabalmenteel momento poltico que vive nuestra Patria es muy importante tener claroque estos cuatro frentes son las trincheras avanzadas del combatepoltico-revolucionario... son los primeros choques de una lucha por elpoder, de una verdadera lucha revolucionaria que comienza a tomarfuerza de masas".Seis das despus de publicado este editorial el ERP realiz, en lascercanas la ciudad de Rosario, la ms importante accin militar exitosa detodo el perodo revolucionario iniciado con el Cordobazo. El ERP porintermedio de "la Unidad Combate de San Lorenzo escribi una vibrante

    pgina militar cubrindose de gloria en el triunfal ataque al batalln deArsenales 121 del ejrcito opresor". Lo que hizo ms resonante el triunfode las armas del pueblo fue que los militares lograron montar el sistemade defensa del Cuartel, pese a lo cual el ERP logr todos sus objetivosderrotando en combate abierto a las fuerzas enemigas.A los cuatro frentes principales se le sumaran, en los meses de junio yjulio, las luchas del proletariado de Buenos Aires con toda la significacinde su enorme peso numrico. En estas movilizaciones, conocidas como lasjornadas de junio y julio, que se dieron en todo el pas al calor de lasdiscusiones por los Convenios Colectivos de Trabajo, jugaron un papeldirigente las Coordinadoras de Gremios en Lucha constituidas pormilitantes del sindicalismo clasista y, entre ellos, jugando en la mayorade los casos un papel dirigente, los militantes del PRT, de Montoneros y de

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    la OCPO. Las luchas obreras de este ao sumaron 25 millones de jornadasde huelga.En el intento de ampliar las libertades democrticas sostenidas por lasluchas recientes, el PRT adopt, aunque tardamente, la propuesta deconvocar a una "Asamblea Constituyente Libre y Soberana". Mientras

    tanto, Montoneros impulsaba la "Renuncia de Isabel Pern y EleccionesLibre en 60 das" y el PC reclamaba por un "Gobierno de Amplia CoalicinDemocrtica Cvico Militar". Las principales organizaciones del campopopular tenan distintas propuestas y no llegaron a coordinar una polticapara darle una salida poltica a ese enorme estado de movilizacin obreray popular.Al no lograrse la unidad del campo popular y decaer momentneamente elaccionar de la guerrilla, al no lograr "unir la lucha reivindicativa a la luchademocrtica y formular, progresivamente, un nico programa democrticoy reivindicativo, que exponga sintticamente las principales aspiraciones

    del pueblo argentino... en la perspectiva de un extenso FrenteDemocrtico y Patritico", comenz un decaimiento en las movilizaciones.

    El combate

    El 23 de diciembre de 1975, en el marco de esta cruenta lucha por elpoder, el PRT como direccin poltica y militar del ERP decidi la toma delBatalln de Arsenales 601 de Monte Chingolo con el objetivo de apropiarsede 20 toneladas de armamento para dar un vuelco en la relacin defuerzas poltico militares y, en lo inmediato, demorar la consumacin de

    un nuevo golpe militar que ya estaba en preparacin.Ese da a las 19:45 hs. se iniciaban las acciones con el corte de los nuevepuentes carreteros que unen la Capital y el Oeste con el Sur del GranBuenos Aires; se hostigaba al Regimiento 7 de La Plata y las brigadas dela polica provincial de Quilmes, Avellaneda y Lomas de Zamora; seinterrumpa el trnsito en los dos caminos que unen La Plata con el Sur deGran Buenos Aires y se tendan dos anillos de contencin alrededor delcuartel de Monte Chingolo. El combate fue encarnizado en muchos de esospuntos, algunos con particular xito como el de la Avenida Pasco y en elpuente La Noria.

    A esa misma hora, 70 aguerridos combatientes al mando del Capitn delERP Abigail Attademo iniciaban el asalto al cuartel. Ni bien entraron seencontraron, desde distintos puntos, con nutrido fuego de fusilera y deametralladoras pesadas, haciendo evidente la preparacin previa y conella la prdida del factor sorpresa. Pese a ello y sostenidos en su altamoral de combate, los combatientes tomaron parcialmente el cuartel, laguardia central, varios puestos de la guardia y la compaa Servicios. Eratal el empuje de los combatientes del pueblo que las fuerzas del ejrcitoburgus, que los doblaban en nmero y multiplicaban varias veces supoder de fuego, sintieron que perdan el control de la situacin y que elCuartel caera en las manos insurgentes. Ello no se pudo concretar por lallegada de los refuerzos del Regimiento 3 de La Tablada y el Regimiento 1de Palermo. A las 21:00 hs., pese a la enorme superioridad del ejrcito

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    opresor, los combatientes del pueblo se reorganizaron y provocaron uncontraataque para favorecer su propia retirada.Monte Chingolo se inscribe en el marco de una contienda de clases en quelas fuerzas populares haban pasado a la ofensiva por la revolucin y elsocialismo y en el cual las fuerzas contrarrevolucionarias, desde junio de

    1973, intentaban quebrarla por medio del Terrorismo de Estado. En estecontexto poltico y militar, la decisin del PRT aspiraba a mantener laofensiva en todo de acuerdo con la tradicin revolucionaria mundial.Cmo se explica tanto coraje, tanto herosmo, tanto despliegue depreparacin combativa y combatividad? Cmo explicar que habra queremontarse a las batallas de la guerra de nuestra primera independenciacontra el colonialismo espaol para encontrar hechos que se le puedancomparar? La nica explicacin es que los combatientes revolucionariosdel ERP estaban conscientes de ser protagonistas de una batalla decisivapor la segunda independencia nacional, esta vez en contra del

    imperialismo norteamericano, principal enemigo de la humanidad y de lospueblos argentino y de toda Amrica Latina.

    Gloria eterna a los hroes de Monte Chingolo!Comisin de Homenaje

    PRT, diciembre 2005

    Presentacin del libro "ErnestoChe Guevara: Otro mundo esposible" de Nstor Kohan

    Biblioteca Popular Julio Huasi,Universidad Popular Madres dePlaza de Mayo, editoriales"Nuestra Amrica" y "La RosaBlindada", 15 de diciembre de2003.

    Intervenciones de los panelistas einvitados: Nstor Kohan, DanielDe Santis, Agustn Prina, NoelPrez y Claudia Korol.

    Nstor Kohan:

    A los compaeros quedesgrabaron las clases, que luegolas corregimos varias veces, pero qhicieron en forma totalmente gratuita, con esfuerzo de militante, lesqueramos agradecer. A Pablo Kilberg, que trabaj mucho, nos ayud

    ue era un trabajo muy pesado, y que lo

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    bastante en la Ctedra del Che, y a Delia Matute. Los dos compaeroshicieron ese trabajo a lo largo de todo el ao 2002.

    Aotros materiales de la Ctedra en el sitio de Rebelin. Esta fue una ayud

    muy grande para que estos debates, estas discusiones, los invitados quevenan se conocieran fuera de este mbito, que nosotros consideramosmuy valioso, pero restringido a un espacio, a un segmento. Y a travs dRebelin lleg a mucha otra gente, nos empezamos a conocer con gentede otros pases, a intercambiar. As que Luciano nos dio tambin unamano muy grande en la Ctedra.

    YInternet, tambin nos ayud mucho a poner muchos materiales nuestrosen el sitio.

    CCtedra? Muy brevemente: en el ao 97 hubo varias Ctedras CheGuevara en todo el pas, porque se cumplan 30 aos del asesinato dChe, y en coordinacin con el Centro Che Guevara de La Habana, dondehay muchos materiales sobre el Che, donde estn su hija Aleida Guevara,Mara del Carmen Ariet y otros compaeros, nos pusimos de acuerdo en laidea de la necesidad de difundir ese pensamiento, para que no quedaranicamente en la militancia de izquierda, sino tratar de llegar a un espacms amplio. Y por distintas vas, distintas experiencias, distintas miradas,

    comenzaron a nacer Ctedras Che Guevara en todo el pas. Yo trabajabaen el 97 en la Ctedra Che Guevara de la UBA (Universidad de BuenosAires), Claudia trabajaba en la Ctedra Che Guevara de la ciudad deRosario, y tambin haba otras, las de Salta, Mar del Plata, el Chaco,etctera

    Fagradezco a todos los compaeros y compaeras que vinieron hoy, enparticular el Gato Felicetti, que pas tantos aos preso, tanto durantedictadura militar como en la entre comillas- democracia". Y recuerdo

    uno de los tantos debates que tuvimos en aquella poca, con motivo delsegundo juicio a los presos de La Tablada, hecho que dividi muchasaguas, tambin entre los compaeros que hacamos las diversas Ctedel Che.

    LChe, pas la euforia, la moda mercantil. Porque de un lado haba unaofensiva de nuestra parte, pero el mercado tambin trat de manipulaque no poda ocultar, de trivializarlo, de frivolizarlo, entonces se inund elmercado con videos, miles de biografas, etctera. Y lo siguen haciendo: eldiario Clarn acaba de prometer una nueva biografa del Che, tambinPacho ODonnel edit una.

    l compaero Luciano, de Rebelin, que puso muchas de esas clases ya

    e

    Pablo Kilberg, que es el compaero que organizaba el sitio de Madres en

    on Claudia (Korol) hicimos la Ctedra. Cmo fue la historia de la

    el

    io

    ue un movimiento bastante interesante, con muchas discusiones. Yo le

    la

    dras

    uego entramos como en un declive. Pas el auge de las Ctedras del

    r lo

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    Spersonal, sino por un conjunto de ideas, por un proyecto poltico.

    Cnecesario en este espacio plantar una continuidad con todo ese trabajo

    previo realizado en un mbito ms amplio. Se nos ocurri entonces, conClaudia Korol, porque aqu tambin exista una discusin sobre lanecesidad de una materia de formacin poltica, que este espacio pcultural no deba ser slo para venir a estudiar lo que cada uno deseaba,sin tener una visin social de la Argentina, de nuestra historia, de lapoltica. Entonces venamos reclamando que hubiera una materiatransversal, que estudies lo que estudies, ya sea teatro, msica,periodismo, derechos humanos, lo que sea; que tena que ser deformacin poltica. Elemental, mnima, una informacin quecompartiramos a pesar de todas las corrientes que convinim

    adentro, que no son pocas, a pesar de todas las carreras que hay, algmnimo, para saber donde estamos parados. Entonces reclamamos esamateria, y surgi como una Ctedra del Che como materia de formacipoltica, y la iniciamos, entonces, en el ao 2002.

    Eson el resultado de este trabajo. As surgi la Ctedra del Che en esteespacio.

    T

    hacia adentro de la izquierda, con otras corrientes del movimientopopular, de manera fraternal, tratando de evitar ese clima tan salvael que a veces nos valemos dentro de la izquierda, donde el que tiene unmatiz distinto al nuestro pasa a ser el enemigo, porque no nos da elcuero para enfrentar a nuestro enemigo de fondo: el estado burgus, sinstituciones de represin, sus aparatos de hegemona. Como no nos da elcuero para enfrentar a ese enemigo histrico, que sigue siendo el quedestruy este pas, entonces es ms fcil pegarle al grupito que tenemoal lado. Y esa cultura est instalada, aunque algunos lo reconozcan y otrosno.

    Yen ese canibalismo, sigue siendo complicado. An no hemos resuelto elconfundir al compaero que tenemos al lado con el enemigo histrico. Enese espritu, el libro intenta dar ciertas polmicas, con las corrientes quehoy estn ms de moda. Como aquella que sugiere que el Che es algo"viejo", como si se estuviera hablando de un tango de Gardel que "lonuevo" es Deleuze y Spinoza... A m me asombra realmente cmo peneese discurso en un segmento del movimiento popular. No mayoritario peros significativo.

    Anuevo

    igue esa disputa, entonces, no solo por un individuo o una biografa

    uando surge la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, cremos

    oltico-

    os aqu

    o

    n

    ste libro, y otras cosas que seguramente saldrn en este ao prximo,

    ambin pensamos que haba que dar un debate hacia afuera, no slo

    je con

    us

    s

    el debate fraternal, con otras corrientes que no entran en esa salvajada,

    tr

    l Che lo mataron hace 36 aos, pero Spinoza es del 1600! Si eso es lo

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    Ea m personalmente no me preocupa que en el suplemento cultural deldiario Clarn le den manija. El periodista que hizo varias notas en Clardefendiendo a Toni Negri, un da lo encuentro y le digo vos leste

    Imperio, el libro de Negri?. Y como el tipo saba que yo haba escritlibrito sobre el tema me dice: la verdad que no Y le pregunto: cmo,escribiste varias notas defendiendo las posiciones de Negri y no leste ellibro?. Y, no me contesta viste como es esto Ahora, cunta genthabr ledo la nota de Clarn, y sali a repetir que el marxismo estviejo, que el Che es del pasado, que lo nuevo, que viene de la manInternet, es Negri, etctera, etctera

    Esea tan frvolo y superficial, y el suplemento de Pgina/12 no es muy

    distinto, tampoco S es distinto el de La Nacin, que es ms coherentdesde la derecha clsica. Pero La Nacin tambin levant toda esateora: le dedic tres suplementos a revindicar a Negri, a reivindicar esupuesto autonomismo.

    Emovimiento de desocupados compre esa teora, que a mi modo dlleva a ms divisin, ms fragmentacin. Los compaeros del MTD AnbalVern aqu presentes pueden contar en carne propia a qu condujo en laprctica ese discurso, aparentemente tan atractivo

    Pdesde la nostalgia, no para volver a suspirar por los aos 60 - quepersonalmente no viv - sino porque creemos que el pensamiento depuede servir para discutir hoy, con los problemas actuales, con losproblemas que se dan en el foro Social Mundial, con los problemas dmovimiento piquetero, las fbricas recuperadas, el movimiento estudianHcomentar: un captulo que para m es el ms polmico del libro sobre

    (Mario Roberto) Santucho.ECtedra. Claudia luego dar el complemento de cmo lo vivi ella.

    Lal resto del panel.

    ESeminario del El Capital y la Ctedra Che Guevara, y forma parteCoordinadora Febrero Boliviano, que jug aqu un papel importante en ljornadas de movilizacin en solidaridad con Bolivia. Con l hace tiempoque venimos discutiendo sobre qu tiene que ver el Che con Bolivia. No

    se discurso, que ha penetrado tambin