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7/21/2019 Motivos Paganos en Mosaicos Cristianos y Judios de Oriente
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Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, H. Antigua, 1.15, 20 04, pgs. 241-276
Motivos paganos en mosaicos
cristianos y jud os de Oriente:
problemtica e interpretacin (V)^
PAU PIQUERAS^
Resumen
Como complemento a los temas
estudiados en los cuatro artculos
anteriores de la serie, en este ltimo
se han recogido los motivos de o rigen
pagano en mosaicos bizantinos
orientales que no pertenecan a
iglesias o sinagogas sino a casas
seoriales, villas rsticas y oficinas de
administracin
civil.
Algunos de los
motivos son personajes que podemos
interpretar como simples
personificaciones de conceptos
abstractos, como el tiem po . Otros
son seres o escenas mitolgicas,
algunas de ellas con posible
significado o ap licacin mo ral, tal vez
refirindose al destino de la sala. Las
escenas dionisacas expresan
artsticamente un deseo o augurio de
felicidad en la vida. Como apndice,
se discute la difcil inscripcin Obra
de Alejandro, y una conclusin final
resume en cinco puntos los
resultados de todo el estudio.
Abstract
This article completes the themes
discussed in the four preceding
articles of the series. It deals with
pagan motifs in Eastern mosaics that
belonged not to churches or
synagogues, but to mansions, rustic
villas and offices of civil
adm inistration. Some of the motifs
here discussed are human figures
that can be interpreted as simple
personifications of abstract
concepts, such as the time. Others
are mythological beings or scenes,
some of them with a possible moral
meaning,
others conveying a moral
iesson linked to the destination of the
hall in question.The Dionysiac
scenes are to be seen as an artistic
expression of a wish for happiness in
life.The inscription Alexander's
work is discussed in appendix, and
a five point resume concludes the
results of the whole study.
' Con este trabajo finaliza la serie de artculos publicados con idntico titulo en los tres nmeros anterio
res de esta misma revista, 1.13 (2000),pp.261-320,1.14 (2001), pp. 129-169, y 1.15 (2004),pp.43-85.
Departamento de Biblia y Prximo Oriente Antiguo de la U niversidad Ben-Gurion del Nguev (Beer-
Stieva,
Israel).
UNED. Espacio, Tiempo y Forma
Serie II, H, Antigu a, t. 15, 2004
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PAU PIQUERAS
I N T R O D U C C I N
Hasta aqu hemos revisado y comentado los temas relacionados con la
mitologa pagana que aparecen en iglesias y sinagogas descubiertas en las
antiguas provincias bizantinas de Palestina, Arabia, Siria y Fenicia, que co
rresponden a los presentes estados de Israel, Jordania, Siria y Lbano. Aho
ra nos quedan por examinar, a modo de co lofn, los restos de mosaicos con
temas de origen pagano que fueron descubiertos en ambientes no concre
tamente religiosos, pero que fueron ejecutados por manos probablmente
cristianas y que decoraban casas particulares y edificios pblicos en pleno
perodo bizantino. Resulta difcil pronunciarse, en el momento de intentar
una interpretacin que vaya ms all del puro inters decorativo, pues nor
malmente no tenemos a nuestra disposicin suficientes elementos, sobre
todo literarios, que nos faciliten la comprensin de cmo fueron usados los
temas artsticos relacionados con la antigua mitologa. Estoy convencido, sin
embargo, de que nunca deben tomarse como representando una creencia
religiosa en ellos, puesto que fueron todos realizadas cuando ya la religin
cristiana se haba impuesto totalmente a la pagana en las provincias orien
tales, y con dificultad habran sido tolerados por las autoridades, tanto ecle
sisticas como civiles. En algunos casos podra tratarse todava de figuras
alegricas, en otros podramos hablar de smbolos, o mejor dicho, de evoca
ciones de sentimientos e ideas.
A diferencia de lo que haba sido corriente en otros ambientes, como
en los mosaicos de Antioqua de los siglos II, III y IV^, creo que la mayo
ra de personajes que aparecen en los mosaicos no cristianos ni judos
de nuestra regin en los siglos V y VI fueron ejecutados sin intencin de
mensaje particular, ya sea religioso, moral o filosfico, pudiendo ser pu
ras personificaciones artsticas. Es verdad que la influencia de la tradi
cin filosfica antioquena se haba hecho sentir entre los mosastas que
en el siglo III y IV haban decorado villas y casas seoriales en Sforis
(Tsipppori,
en Galilea), Flavia Nepolis (Nablus, en Samara), Bet Guvrn
(Eleuterpolis) y 'Ein Yael en Judea, mansiones que continuaron siendo
utilizadas en los siglos posteriores. Ni la comunidad cristiana ni la juda
se haban servido mucho de representaciones alegricas en obras de
arte,
mientras que s haban utilizado, como hemos visto en los artculos
anteriores, motivos paganos tradicionales que representaban la natura
leza, y a travs de ella el poder de Dios y la redencin eterna de hom
bre.^
^ Recordemos las personificaciones de virtudes y otros conceptos abstractos, como Soteria, Me-
galopsychia, Ananosis, etc. La mayora de estos mosaicos fueron publicador por Doron Levi (1947), y
el repertorio fue ampliado ms tarde con nuevos descubrimientos y comentado extensamente por
Jani-
ne Balty (1955, etc.).
" Tal vez podramos hacer una excepc in, pues tenemos las representaciones de los conceptos de Ei-
rene (la paz) y Euprepa (el bienestar), que aparecen una junto a otra en un mosaico fragmentario, proba
blemente del s.VI,que se conserva en el Museo de Antaiya (Lpez Monteagudo 1997:342 yfig.5).
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judios de oriente; problemtica e interpretacin (V)
Por otra parte, en la literatura del tiempo tenemos la obvia excepcin de
la idea de Sofa, una virtud griega que fue identificada con el concepto bbli
co de la Sabidura de Dios (la Hojm hebraica), por la que todo fue creado, y
que,
en ltimo trmino fue asimilada con el propio concepto del Verbo de
Dios,
el Logos joaneico del Nuevo Testamento, como lo haba sido ya con la
Tora entre los rabinos. Fue sin duda esta conexin religiosa de la Sofa grie
ga lo que motiv la representacin figurativa de esta virtud en el mosaico pa-
vimental de la iglesia recientemente excavada en Petra (Jordania) (Fiema
1993). En cambio, no conozco que jams haya sido representado figurativa
mente por los cristianos el meniconado concepto de Sotera, tan frecuente
mente usado en la literatura cristiana en el sentido de salvacin de alma y
cuerpo, de redencin personal de cada creyente, llevado a cabo por la sola
gracia de Cristo. El concepto pagano de Sotera, que se refera ms bien al
bienestar humano, fue representado en el perodo romano tardo en unas
termas privadas de Antioqua (Lpez f^onteagudo 1997:356 y fig. 19).
Dejando, pues, de lado el uso de las representaciones figurativas en mo
saicos anteriores al perodo bizantino, tanto de tema mitolgico como de
alegora filosfica o moral, se enuncian a continuacin los casos de repre
sentaciones de motivos similares en ambientes no concretamente religiosos
del perodo bizantino.
1.
Kais Kairs de Tel Mlhata (Fig. 1)
Figura 1. La figura de KaIs Kairs, Tel Mlhata (NEAEHL, p.397).
Se trata de una figura masculina que aparece dentro de medalln, en el
pavimento de una sala de casa bizantina excavada en elMlhata, en el nor
oeste del desierto del Nguev, entre las ciudades actuales de Beersheva y
Arad,hoy dentro del la zona del aeropuerto militar israel de Nevatim. De las
excavaciones llevadas a cabo en este sitio el ao 1981 slo se public un in-
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forme preliminar, y la foto del mosaico es de poca precisin^. La parte supe
rior del medalln est destruida, pero se reconoce bien la figura de un busto
de hombre, de frente y con las dos manos alzadas, vestido con tnica blanca,
y sobre la misma un manto color lila que le cubre todo el pecho. El estilo es
rudo,
los pliegues estn representados por simples lneas. A ambos lados de
los restos de la cara y junto a las manos, se ven dos fragmentos de palabras
griegas, que yo interpreto como [K A ]A 02 [KAI]P02 :, es decir, tiempo bello.
Las caractersticas estilsticas dla figura masculina, a pesar del mal estado
de su conservacin, son tpicamente bizantinas. Sin querer atribuir connotacin
mitolgica alguna a esta figura alegrica, tenemos que reconocer que la ten
dencia clsica a personificar ideas tan abstractas como el tiempo, estaba in
dudablemente arraigada en la tradicin pagana^. Aqu su significado no puede
ser otro que el deseo de que tanto los habitantes de la casa en cuestin como
sus visitantes disfrutasen de una agradable estancia en ella. No tenemos que
buscar en la imagen ninguna referencia religiosa, ya fuera pagana, ya cristiana.
2. Tyche de Bet Shean
Tambin tenemos aqu una figura sola dentro de medalln, como emble
ma de mosaico. Pero no en una casa particular sino en un edificio erigido en
la poca bizantina sobre los restos de lo que haba sido el oden de la
ciu
dad de Escitpolis, capital de la provincia romana de Palaestina Secunda.
Se trata de una represetacin de Tyche, la diosa griega de la fortuna, vesti
da con un manto rojo que cubre sus espaldas y brazos, cerrado sobre su pe
cho con una gran fbula redonda. Sobre su brazo izquierdo vemos el cuerno
de la abundancia, del que curiosamente sobresale, entre los frutos, una
pal
mera, seguramente por ser el rbol tpico de la regin muy calurosa de Bet
Shen. Su cabeza aparece ataviada con una alta corona formada por las
murallas de una ciudad en miniatura, puesto que Tyche era considerada so
bre todo como protectora de la ciudad. La conservacin del mosaico, que
fue excavado por la Universidad Hebrea de Jerusaln (Foerster - Tsafrir
1987-1988:19), nada deja que desear, y slo lamentamos que no se haya
preservado mejor el ambiente material inmediato del que formaba parte ori-
ginariamente^. En todo caso, es evidente que la representacin musiva de la
Tyche de Bet Shen recordaba en plena poca bizantina el cario y la vene-
La excavacin fue llevada a cabo por el Departamento de Antigedades del goblerto israeli, bajo la
direccin de Iris EIdar y lacov Baunngarten (1982; 1993). Desconozco el actual paradero del mosaico, pero
probablemente est todava in
situ,
dentro de la mencionada zona militar (comunicacin personal de la Sra.
Noem
Sidi,
directora del archivo de la Autoridad de Antigedades de Israel).
^ Ya Clemente de Alejandra coloca a Kars entre los elementos naturales a los que los paganos da
ban culto (Cohortatio ad Gentes, X, PG 8:217-220 ).
Vase reproduccin en Figueras 2000a:
fig.
12.
Cabe tener en cuenta que este mosaico con el medalln de la Tyche haba sido cortado y robado en
el verano de 1989. Dado por perdido durante varios aos, fue luego descubierto en una casa particular de
Bet Shen y restituido en su lugar de origen.
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
racin que los habitantes de la misma haban mostrado de antao hacia su
patrona. No sabemos si haba existido en la ciudad un lugar particular de
dicado a su culto, ai igual que se dio en otras ciudades de Palestina, en par
t icu lar en Cesrea Mar t ima^ pero la probabi l idad de ta l ex is tencia en
Escitpolis es reforzada por el descubrimiento de una estatua en mrmol de
estilo clsico de la misma diosa que, aunque fragmentaria, permite apreciar
perfectamente los atr ibutos que la caracterizan. Probablemente esta estatua
haba formado parte de la decoracin escultrica del teatro romano de la
ciudad, pues fue en las cercanas de ste donde fue encontrada (Mazor -
Bar-Nathan 1990: 23, f ig. 24).
A propsito de la Tyche de Bet She n - Esc itpolis, es op ortu no recor
dar que e l mismo t ipo de Tyche b izant ina, con cabeza torreada y cornu
c o p i a a p o y a d a s o b r e e l h o m b r o i z q u i e r d o , a p a r e c e c u a t r o v e c e s
representando las estac iones del ao en e l mosaico de la l lamada Sala
de Hipl i to de la c iudad transjorda na de M daba , cuyos tem as pr inc ipa les
trataremos ms adelante. Las var iac iones entre las cuatro f iguras son m
n imas, reducindose prct icamente a l contenido de las cornucopias. Apa
recen en los cuatro ngulos del mosaico central, entre grandes hojas de
aca nto (Piccir i l lo 198 9: 55). Por otra parte , en la parte su perior de l m ism o
mosaico de la sa la de Hipl i to tenemos la personi f icac in de tres c iuda
des ,
dos de las cuales, Gregor ia y Mdaba, van tambin coronadas con
torreones, y Mdaba sost iene adems en su mano izquierda una cornu
cop ia
( ib id. :
57). Evide ntem ente, e l tem a decorat ivo de la d iosa protectora
de las ciudades, que en los mosaicos de pavimento no se dejaba ver en
las regio nes o rienta les des de f inales de l s. llM, par ece ha ber esta do d e
nuevo de moda hacia f inales del s iglo VI en el mundo bizantino, durante el
l lamado renacimiento just in ianeo de los temas paganos.
3. Centauro de Sforis^^
Las excavaciones real izadas durante las dos lt imas dcadas en la
ciu
dad de Sforis (Tsippori en hebreo), situada en la regin de la Baja Galilea,
a slo 10 km al NO de Nazaret, han dejado al descubierto magnf icos mo
saicos de la poca romana tarda y sobre todo bizantina, parte de los cuales
' Adems de una estatua de mrmol de la diosa sosteniendo el cuerno de la abundancia en su brazo
izquierdo (Gersctit 1999; 18, fig 5a), fueron descubiertos en Cesrea mucfias otras huellas del culto a la
diosa protectora de la ciudad y del puerto, como una estatua de la misma del tipo Amazona (ibid.:16, fig.
3), el pie de otra estatua descansando sobre la proa de un navio
(ibid.:
17, fig. 4), y varias m onedas de la
Tyctie de Cesrea, algunas con egifie torreada en el anverso y cuerno de la abundancia en el reverso, otras
con estatua y altar (ibid.:77,fig.12; 78,fig.15).Tambin en otras monedas de ciudad aparece laTyctie con
la cabeza torreada, como por ejemplo en monedas acuadas en Gaza (NEAEHL: 1161).
' Vase el busto del invierno, de los siglos ll -lll y con un estilo todava clsico y muy realstico, que
formaba parte del mosaico de la llamada Casa de las Musas y los Poetas de Jerasti, Jordania, en Bus-
ctihausen 1986:45, fig. 29.
Reproducido ya en el primero de esta serie de artculos (Figueras 2000a: fig. 2).
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PAU PIQUER AS
ya mencion en artculos anteriores^^ Destacan entre ellos, por lo poco co
mn de sustemas,los de la llamada Casa de la Fiesta del Nilo, una mansin
seorial o tal vez edificio pblico de destino desconocido, situado junto al
cardo mximo de la ciudad. En un estrecho corredor entre dos salas, apare
ce como tema nico figurativo la figura de un joven centauro. Levantndose
sobre sus patas posteriores, sostiene bien alto por encima de su rizada ca
beza una inscripcin dentro de lo que podra tal vez ser una tabula ansata,
una pancarta, o tel vez una bandeja, destruida en su parte superior, pero
que lleva una inscripcin griega bien visible: 0EO2 BOH0O2, es decir, Dios
ayuda.
La figura del joven centauro es algo intrigante. En efecto, no tiene parale
lo en todo lo que se conoce de las antiguas representaciones de este ser mi
tolgico, mitad caballo y mitad hombre^^ ^ i artista y quienes le encargaron
la obra tendran sus razones por haber escogido este curioso tema del re
pertorio iconogrfico. En el mosaico del Orfeo de Jerusaln, vimos que el
centauro pareca representar junto con el dios Pan las fuerzas del mal o del
desorden domadas por la lira del poeta (o la obra redentora de Cristo)'".
Aqu, en cambio, su aparicin es ciertamente positiva, pues el mensaje que
se le confi declarar es religioso. En mosaicos ms antiguos de la provincia
de Arabia y de la misma Palestina se haba empleado la figura del centauro
en su tradicin clsica. En la Casa de las Musas y Poetas de Jerash (s. 11-11 )
aparecen centauros en'una procesin bquica (Piccirillo 1993: figs. 516,
517,
522). En una villa romana de Naplusa, en Sam arla, se reconoce la es
cena de la entrega del joven Aquiles al centauro Quirn para su educacin
(Dauphin 1979: 20). No sabemos cul fue la razn de haber representado el
centauro en el pasadizo de Sforis, en pleno perodo bizantino. El contexto
arqueolgico, que como veremos nos ofrece todava ms incgnitas (activi
dades en el Nilo, danza de Amazonas, etc) tampoco nos ayuda a descifrar el
enigma. Pero el hecho de que antiguos Padres de la Iglesia hubiesen here
dado de ciertos autores paganos un concepto positvo de aquel ser mitolgi
co y se hubiesen servido de l como smbolo, podra iluminarnos algo el
camino de nuestra bsqueda. Metodio de Olimpo se refiere a las teoras de
Orgenes, escribiendo que el propio Orgenes dice que lo que l llama Cen
tauro es el universo, que es coeterno con el nico Dios sabio e independien-
te'5 Clemente de Alejandra cita a Hermipos de Beirut, diciendo que ste
llama al centauro Quirn un sabio centauro, el primero en guiar la raza en
tera de los mortales hacia la
justicia'^.
Pero mucho ms adecuado a nues
tro caso es otro texto del mismo C lemente que compara la doble naturaleza
del centuaro en general con la nuestra: Si existe una funcin pertinente a la
Figueras 2000a: figs. 2 y 5;id.,2000b: figs. 3, 5, 7;id.,
2001:
figs. 11-14.
Vase el tema en el catlogo del LIMOVIII,K entauroi.
Vase Figueras 2000a:fig.4.
Metodio, Acerca de las cosas creadas, II.
Clemente de A lejandra, Stromata I, 15.
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente; problemtica e interpretacin (V)
naturaleza peculiar de cada creatura, como la del buey, la del caballo y la del
perro,
cul diremos que es la funcin peculiar del hombre? A mi me parece
que ste se parece a l centauro (una ficcin de los de Tesalia), compuesto de
una parte racional y de otra irracional, de alma y de cuerpo. Pues bien, el
cuerpo trabaja el suelo y lo rastrea; en cambio, el alma es levantada hacia
Dios:
educada en la verdadera filosofa, se apresura hacia sus connaturales
de arriba, apartndose de los placeres del cuerpo, y adems de estos, de
los afanes y del miedo^^. Nuestra intrigante figura del centauro de Sforis,
con las patas traseras bien apoyadas en el suelo pero con la mitad humana
del cuerpo irguindose hacia lo alto, donde se invoca a D ios, nos ofrece una
ilustracin visual del texto de C lemente. Atribuir a nuestra figura un significa
do escatolgico (Baity 1988: 25) creo que seria incorrecto en el presente
contexto.'8
4 .
Am az on as de S for is (F ig . 2) '^
Figura 2. Amazonas, casa seorial, Sforis (Weiss-Netzer, 1994, p. 51)
La llamada procesin o danza de Amazonas aparece en un mosai
co de la misma Casa de la Fiesta del N ilo en Sforis que el mosaico delCen
tauro (Weiss - Netzer
1993:fig.
4). Est muy destrozado, pero se distinguen
en el centro del registro superior un canap (debajo de l cual habra un per-
Ibid.,IV, 3.
' Balty se apoya en los relieves de los sarcfagos, citando a R Turcan,1966, Les sarcophages ro-
mains representations dionysiaques, en Essai de chronologie et d'histoire religieuse, P aris; 505-506.
'^ Vase reproduccin de todo el mosaico en F igueras
2000a:fig.
5.
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sonaje desaparecido), y a sus lados dos caballos galopando en direcciones
opuestas. En el registro inferior vemos a tres Amazonas tocadas con gorro
frigio y vestidas con un corto himation. Dos de ellas caminan hacia la dere
cha,
mientras que una tercera camina en la direccin opuesta pero mirando
para atrs hacia las dems, y hacindoles una seal como de despido con la
mano derecha, pues con la otra mano empua una lanza. Por el hecho de
dirigirse a direcciones opuestas, es evidente que el artista no ha querido
describirnos una procesin, ni tampoco, al parecer, una danza. Fijmonos,
adems, que una de las dos Amazonas que marchan hacia su derecha pa
rece agarrar el cinturn de su compaera. Este detalle nos recuerda de al
gn modo lo que se dice en el Alceste de Eurpedes, que uno de los trabajos
de Hrcules consista en apoderarse del cinturn de Hiplita, reina de las
Amazonas.
Hay que reconocer que el significado del mosaico de las Amazonas
permanece por el momento desconocido e indescifrable, pues ni el con
texto arqueolgico, ni textos literarios, ni paralelos iconogrficos nos expli
can la escena^o. Conocem os el uso funerario que se hizo del motivo de la
lucha de griegos contra Amazonas, incluso en dos sarcfagos romanos de
la antigua Paiestina^^ En tal contexto, evidentemente, la llamada amazo-
nomaquia era utilizada como alegora de la victoria escatolgica indivi
dual. Ms tarde, el arte romano tardo y bizantino nos ofrece varios
mosaicos con escenas de Amazonas cazando, tanto en la provincia de Si
ria com o en Africa^^. Uno muy completo, ya del s. V, ocupa el suelo entero
de un triclinio de una casa de Apamea, hoy en terrritorio turco (Durlire
1968;
LIMC 1/1: 573; Dauphin 1976; Balty 1983). En este mosaico, dos
Amazonas a caballo y vestidas a la oriental atacan a un len y a una
pan
tera.
El mismo tema de las Amazonas cazadoras decora tambin una
ban
deja de plata de un siglo o dos ms tarde, conservada en la coleccin de
Dumbarton Oaks, en Estados Unidos (Weitzmann 1960: 48-49, figs. 5-6).
Balty hace notar que no se sabe cundo exactamente comenz a darse
esta contaminacin entre el tema tradicional de la amazonomaquia y el
de las escenas de caza. Una vez abandonadas las representaciones mito
lgicas, el nuevo repertorio no guard de la Amazona ms que la imagen
de la intrpida caballera, afrontando desde entonces las bestias feroces,
verdadera personificacin de la virtus (Balty 1977: 114-117). Sin embar
go,en nuestro mosaico de Sforis, que tambin es del siglo
V,
las Am azo
nas no son cazadoras, y por lo tanto su presencia tendra otro significado,
0 No existen para lelos en LIMC.
2'
Uno procede del
el
Mevorach (NEAEHL: 1031), otro de Ashkeln (Avi-Yonah 1974).
/Uno fragmentario, descubierto en Tnez, es del s. IV, y muestra a cuatro Am azonas cazando (LIMO
1/1:572). En Antioqua, de donde conocemos la Casa de la Am azonomaquia (Levi 1947, II: Pl. CXXIII), te
nemos luego, ya de la segunda mitad del siglo V, mosaicos con Amazonas cazando. Muy conocido es el
complejo de Yakto (Levi 1947, II, pl. LXIV, b; LIMO1/1:574 .Es notable que Levi no habla de Amazonas en
su descripcin e interpretacin de este mosaico (vol. I: 282-283), y en cambio titula la ilustracin Hunting
Amazons (en vol.
II,
p l. LXIV b).
8
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Motivos paganos en mosaicos c ristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
que hoy se nos escapa por la mala conservacin de la escena. En todo
caso,
tenemos aqu otro caso bien claro de l uso decorativo y tal vez simb
lico que todava se haca de las representaciones mitolgicas. Evidente
mente, el mito de las Amazonas estaba todava bien arraigado en la
imaginacin de los ciudadanos del mundo tardo-romano y bizantino, entre
los que se contaban los cristianos y los judos. Si Eusebio de Cesrea se
complaca en contar con detalle lo que saba de la conjuncin anual de las
Amazonas con sus vecinos, de cuyo resultado aqullas guardaran slo las
nias que nacieran para adiestrarlas luego en la lucha^^, Clemente de Ale
jandra haba utilizado el ejemplo de la feroz va lenta de las Amazonas para
animar a los hombres a ejercerse en la
virtud^ *.
Los judos, por su parte, y
no sabemos por qu m otivo, haban incluso representado un busto de Ama
zona en el mosaico pavimental de su sinagoga de Hammam-Lif (Tnez),
conservado hoy en el museo de Brookiin (Goldman 1966:
fig.
66).
5. Cazadores de Sfor ls (Figura 3 y 4)
Figura 3. Cazado res a caballo, Casa del Fiesta del Nilo, Sforls (Weiss-Netzer, 1994, p. 51).
2 Eusebio de Cesrea, Praeparatio Evanglica, VI, 10, 29. Este texto es de hecho una cita del sirio
Bardesanes, Lber legum regionum 15-16 (Ed. au, 558-562).
Clemente Alejandrino., Stromata IV 8, PG 8, 1273.
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Figura 4. Caza dores, Casa de la Fiesta del Nilo, Sforls (Weiss-Netzer, 1994, p.51).
En otro mosaico de la misma casa que los dos precedentes, tenemos
una curiosa escena de caza en la que dos personajes a caballo, acompaa
dos de un perro, atacan a lo que parece sera una pequea pantera
(Fig.
3).
De los dos cazadores, el que va detrs es una mujer y su modo de vestir es
el de una Am azona. El de delante, en cambio, es indudablemente un hom
bre que lleva como ella un gorro frigio sobre su cabeza. Ser por este gorro
que en muchas de las publicaciones de este mosaico, sus excavadores
identificaron a los dos personajes como dos Amazonas (Weiss - Netzer
1993;
lid.
1994:
51 ,
etc.), lo que es del todo equivocado.^^
Escenas de caza eran tema trivial en el mundo bizantino, y lo vemos
no slo en ambientes profanos sino tambin en las iglesias, en las que
podra tener o no un significado simblico (Balty 1995: 47). Que las Ama
zonas aparezcan en ambientes profanos de esta poca tarda (s. V) como
cazadoras, ya lo vimos tambin. Lo curioso de este cuadro es ms bien el
hecho de que se trate de una pareja de ambos sexos. Me atrevera a su
gerir, sin em bargo, que podra haber sido el tema de A talanta y M eleagro
^5 No conozco ninguna representacin de Amazona llevando un vestido que no slo le cubra todo el
pectio sino que tambin sea de mangas largas, como sucede en nuestro caso. A este detalle se juntan
adems las onduladas cejas y la barba rubia que el individuo parece llevar, que lo identifican obviamente
como varn. Hay que hacer constar, sin embargo, que, en la descripcin de la foto de la portada del art
culo de Weiss y Netzer de 1997, ya se le llama caballero (en fiebreo) al personaje en cuestin, y no
Amazona.
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin V)
lo que inspir a los artistas de S foris. De hecho, aquel m otivo mitolgico
era no solamente conocido en las provincias orientales sino que fue re
producido en varios mosaicos tardos de Siria^^. Creo adecuado citar en
ese contexto la reflexin que ya se haba hecho Balty mucho antes de
que fueran descub iertos los mosaicos de S foris, de que personajes mi
tolgicos tales como Meleagro y Atalanta...fueron utilizados de nuevo por
razn de su conexin con la caza, e integrados al nmero de temas nue
vos para enriquecer as, por una discreta evocacin de la iconografa an
tigua, ese repertorio que estaba en peligro de caer en la monotona
Balty 1977:114).
No sabemos cul sera el contexto iconogrfico de otro par de caza
dores que aparece en otro mosaico de la misma Casa de la fiesta del
Nilo de Sforis Fig. 4), en el suelo hundido del corredor cen tral. Uno de
los dos personajes se conserv prctimanente entero, mientras que del
otro slo se reconoce una pierna y la parte inferior del manto. El primero
lleva por todo vestido un pequeo manto que le cubre slo las espaldas y
parte del pecho, y con su m ano izquierda empua una lanza. Tal supone
mos que sera tambin la apariencia de su compaero. Dada la ligereza
de su indum entaria, prefiero suponer que los dos hombres representaran
ms bien soldados que cazadores, y ello por el hecho de que fueron colo
cados a la entrada de la sala principal de la casa, que tiene forma basili-
cal.
No se puede sugerir, pues, un significado ms profundo para esta
pareja que el de una simblica guardia permanente, semejante a la que
representaban los dos leones que vimos en varios mosaicos de sinagoga
Figueras 200 2: fig. 10).
6. Escenas mitolgicas en la acrpolis de Mdaba
En la parte suroeste de la acrpolis de la antigua ciudad de Mdaba, en
Jordania, fueron descubiertos casualmente varios restos de mosaicos con
motivos mitolgicos de un perodo bastante tardo, pertenecientes, a lo que
parece, a una mansin seorial. Uno representa a Hrcules. El personaje
principal de o tro es Aquiles. Dos escenas pertenecen al ciclo dionisaco. Los
describir brevemente.
26 Lo vemosen:Byblos, de mediados de l s. III {Ghhab 1975, p l.
178;id .
en LIMOII,2, Atalante
39);
An-
tioqua, de principios del s. IV, en la villa constantiniana de Dafne, sala de las estaciones Levi 1947, pl. 56
b,id.en LIMO
II ,
Atalante 46); Xanthos, siglo IV, vestida como en aquel periodo LIMO
II,
Atalante 47); Apa-
mea,
de la segunda mitad del s.V Balty 1986, fig.10;id.en LIMO
11,
Atalante 48).
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PAU PIQUERAS
H rcules y e l len de N em ea (Fig. 5)
Figura 5. Hrcules y len de Nemea, Mdaba (Buschhause, 1986, Abb. 35).
La figura de Hrcules est identificada por la abreviada inscripcin EPA
(por EPAPCAHS), que se ve en el ngulo superior izquierdo de la figura. De
un estilo muy rudo y sencillo, la figura est encuadrada en un marco forma
do por una sola linea negra sobre el fondo blanco. El hroe, desnudo, lucha
contra una fiera, que debemos identificar como el len de Nemea. Como es
sabido, fue esta victoria de Hrcules contra el terrible animal el primero de
los doce trabajos que le fueran impuestos por el rey Euristeo de Micenas. El
tema haba sido ya reproducido en otros mosaicos romanos^^ aunque ge
neralmente se prefera el tema de la competicin de la bebida entre nuestro
hroe y su contrincante Dionisos, como tenemos en otro mosaico de Sfo-
ris^^. A pesar de que desconocemos el contexto arqueolgico preciso de
nuestro mosaico, actualmente conservado en el museo de mosaicos de M
daba, se puede aceptar sin ms la fecha del s. VI que le ha sido atribuida
(Piccirillo 1993:80). En efecto, la frontalidad de la cara de Hrcules, la falta
de proporciones de su cuerpo, la lnea oscura que lo delimita y la casi total
ausencia de tonalidades de color que podran aumentar en algo su realismo,
no permiten una fecha anterior. Estamos, pues, en plena poca bizantina,
Buschhausen cita como paralelo de nuestro mosaico el que se descubri en Liria (Espaa) y que
hoy se conserva en el Museo Arqueolgico de Madrid. En aqul, sin embargo. Hrcules aparece luchando
no solamente contra el len de Nemea sino tambin contra el toro de Creta (Buschhausen 1986:48).
^ Es el tema central del rico mosico de un triclinio de mansin romana, probablemente del s. III (Weiss
Talgam
1980;
Weiss Netzer 1994: 32-37). El mismo tema se encuentra tambin en otros mosaicos ro
manos orientales, como el conocido de Antioqua, comentado por Dunbabin
(1993:121,
fig.4).
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Mot i vos pag ano s en mo sa i cos c r i s t i anos y j ud os de o r i en te : p rob lem t i ca e i n te rp re tac i n (V )
cuando el cristianismo se impona a todos los niveles, pero sin que se hu
biera prohibido oficialmente el uso de figuras mitolgicas en las decoracio
nes artsticas, que al fin y al cabo siempre podan interpretarse en sentido
metafrico. En el caso concreto de Hrcules y sus doce trabajos lo hizo, ya
siglos antes, Clemente de Alejandra, comentando una cita de Platones. El
tema ha sido ya tratado por estudiosos del antiguo arte cristiano, puesto que
Hrcules es una de los personajes mitolgicos que aparece decorando las
Catacumbas romanas^^.
Dada la general aceptacin del mito de Hrcules como motivo que po
da generar un sin fin de interpretaciones adecuadas a ideas morales y fi
losficas, no creo necesario deber aceptar la sugerencia de Zayadine
(1986: 119), de que la persistencia de las imgenes relativas al mito de
Heracles puede explicarse por la asimilacin del dios ammonita Milkom,
dios de Rabbat Am mon, con Heracles...^^ Por otra parte, es difcil no de
jarse impresionar por la enorme popularidad disfrutada por este mito en
los pases de Oriente, y concretamente en Palestina, en las pocas roma
na tarda y bizantina^^. Hrcules fue representado no slo en los dos mo
saicos mencionados de Mdaba y de Sforis sino tambin el de Sheikh
Zuweid,
del que hablaremos, dentro de un ciclo dionisaco (Fig. 8), y en
muchas piezas escultricas.^^
2 Dice Platn que el ta l Zoroastro (hijo de Armen io, de la regin de P amfi l ia), habiendo s ido coloca
do so bre la pira fune raria, res ucit de nue vo a la vida a los doc e das. Tal vez alude a la resur recc in, o tal
vez al hecho de que el camino de las almas hacia la ascensin pasa por los doce s ignos del zodiaco; y l
mismo dice que el camino de descenso al nacimiento es el mismo. De la misma forma tenemos que en
tender los doce trabajos de Hrcules, despus de los cuales el alma obt iene la l iberacin de este mundo
entero (Clemente de Alejandra, Stromata, V, 14).
* En la Catac um ba de la Via Lat ina, ya de la mi tad del s . IV, Hrcu les fue represen tado con la piel del
len de Nemea en su mano izquierda y la porra en su mano derecha, de pie ante una serpiente enrol lada
en un rbol que cus todia la entrada al jardn de las Hesp rides.T al vez en sent ido cr is t iano teng am os q ue
ver aqu una imi tac in intencionada de la escena de la cada de Adn y Eva, que aparece representada
dos veces en la misma Catacumba (Guiyon 1999: 35, f ig). Por otra parte, San Agustn nos dice que en su
t iempo Hrcules era asimi lado a Sansn, el hroe bbl ico, juez de Israel , por causa de su extraordinaria
fuerza (De Civ i tate Dei , XVI I I , 19). Sobre el empleo cris t iano de las f iguras de Hrcules, Orfeo, Beleforn,
Sol y Ul ises, vase Huskinson 1974.
3 Es verdad, s in embargo , que tal podra ser la razn de la aparic in de Hrcules en las mone das de
Abi la, en la Decp ol is , y de Fi ladel f ia - Rabbat A mm n (Spi jkerman 1978 ; pls. 7, nn. -14 y 55-57).
Es posible que en Oriente y en t iempos ya cr is t ianos el hroe popular Hrcules fuese suplantado
por la f igura de S. Jorge , quien mat al dragn. Sobre el emp leo cris t iano de las f iguras de H rcules, Orfeo,
Beleforn,
Sol y Ul ises, vase Huskinson, 1974.
33 Lo vem os tam bin e n un gran rel ieve de Escitp olis (Bet Shen ) (Tsa frir - Foerster 1994 ; 105), en
una gema encont rado en Cesrea (Gerscht 1999:104, f ig.
10),
en un rel ieve de Kurmul , en Judea (Avi -Yo-
nah 19 81 : pl . 6, 2), y en un sarcfago de plom o de Kfar Gi ladi (NEA EH L; 861). Y el mot ivo apotropaico lla
mado nudo de H rcules fue esculpido no slo sobre un al tar paga no de Ce srea (Gerscht 1999 ; 34, f ig.
35) s ino tambin so bre varios dinteles de s inagoga, com o IVIerot en Gal i lea (NEA EH L; 1130), Dabburah e n
el Goln (Naveh 1978:25) y Kh. El Burj en Samara (Kochavi 1972; 171).
UN ED. Espac io , T i e mp o y Fo rm a 253
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PAU PIQUERAS
Aq ui les , Patroclos y Eub re (F ig. 6)
:7S7^w^ ^ ^ \
Figura 6. Patroclos, Aquiles y Eubre, Mdaba (Buschhausen, 1986, Abb. 35).
Se trata de un grupo de personajes mticos de la guerra de
Troya,
aunque
no todos los detalles de su representacin sean directamente comprensi
bles.El mosaico est deteriorado y es incompleto, sobre todo en su parte
superior, que contena la escena del triunfo de Dionisos. El estilo es tpica
mente bizantino en la absoluta frontalidad y actitud esttica de los tres per
sonajes principales. Destaca por su crudeza la desnudez de ios dos varones
y la transparencia del vestido de la mujer, que no sera de esperar en una
representacin figurativa que debemos atribuir a un perodo tan tardo^''. En
cuanto a la identificacin de los personajes, la inscripcin que acompaa el
personaje de la izquierda tiene que ser completada en [riATPOJKAOS, por
Patrocles, y la que identifica la mujer tal vez tuviera que ser completada en
EYBPE[IA], segn sugerencia de Piccirillo (Buschhausen 1986: 46). El per
sonaje ms importante, el del medio, que aparece tocando la lira, est
iden
tificado como AXIAEA, esto es, Aquiles. Sobre la cabeza de la mujer, que
3 Vale la pena citar la observacin de Zayadinne (1986: 417) con referencia a la fectia de este mosai
co : Ge pavement dont on ne connat pas le contexte archologique, rappelle par son linarisme et lafron-
talit absolue des personnages les mosaques funraires d'Edesse [en nota:
J.
Balty 1981:387-390, n. 23,
etpl.22-24] datant del poque sverienne. Mais l'imprcision de la scne et le schmatisme rappellent un
autre pavement de Madaba, dat plutt d'poque byzantine {IVe-Ve s.ap.J.-G.) et representant une scne
bachique [se refiere al mosaico de Banxe y Stiro que veremos a continuacin]. En cuanto al realismo na
turalista del mosaico de Aquiles, inesperado en poca tan tarda, parece incluso contradecir la observa
cin hecha en su tiempo por E. Kitzinger: There is no eroticism in Byzantine art - religious or secular
(Kitzinger 1963:99).
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
sostiene una flor o una granada en su mano derecha, dos erotes (escrito
EPOTY) sostienen una diadema como para coronarla. La relacin entre
Aquiles y su primo y amigo Patrocles nos es conocida sobre todo por Home
ro,
quien nos cuenta la trgica m uerte del segundo, tan llorada por Aquiles^^
En cambio, no vemos la relacin entre ninguno de los dos personajes con
Eubreia, que segn Piccirillo podra ser la personificacin de un manantial
en Marmrica (junto a la Cirenaica, en la Libia actual), conocido hasta hace
poco con el nombre de Suleimn (Buschhausen: ibid.).^^
Los restos de la parte superior de este mosaico dejan adivinar que con
tena el retorno triunfal de Dionisos montado sobre su carroza . No slo se
distinguen todava las cuatro patas de la pantera que la tiraba sino que se
reconocen, a la derecha, tres figuras de su acompaamiento, dos de las
cuales son ciertamente las de una bacante o mnade bailando al son de
una campanilla que tiene en la mano izquierda, y el dios Pan con su flauta
tambin en la misma mano.
Faltos como estamos del contexto arqueolgico en el que se centrara
este mosaico, se nos hace difcil penetrar en la finalidad autntica del las
representaciones que tenemos delante, a menos que no nos movamos de
su inters puramente decorativo. Por qu tal libertad en la desnudez de
los personajes? Qu inters poda tener Aquiles y sus compaeros para
los habitantes cristianos de una pequea ciudad de la remota Provincia
Arabia en el siglo VI? Por qu motivo se interesaban todava por el regre
so triunfante de Dionisos y sus acompaantes? Los Padres de la Iglesia
no tienen tampoco, por lo que parece , referencias a estos hechos que pue
dan darnos una pista. Pero no debemos acontentarnos con aceptar la idea
de que tales representaciones directamente mitoligicas en pleno siglo VI
responden a lo que se ha convenido en llamar el renacimiento justinia-
neo de los temas paganos en sus manifestaciones artsticas. Aunque se
puede aceptar el hecho, no creo que debamos aceptar la idea de que ello
responda a una reaccin anticristiana. En cuanto a la procesin triunfal de
Dionisos, es seguro que el tema era por entonces muy popular, puesto que
lo vemos en otros dos m osaicos locales de la misma poca, de los quetra
taremos a continuacin.
35 Iliada, cap.
XX III.
3* Uno puede sentirse tentado a relacionar la figura femenina Eubre de nuestro mosaico ms bien
con la concubina de Aquiles Brisis, cuyo esposo, el rey Mynes de Lirnesos, Aquiles tiab ia m atado du
rante el saqueo de aquella ciudad , aliada de Troya. Patrocles fiabia prometido a B risis transformarla en
verdadera esposa de Aquiles una vez terminada la guerra. En tal caso, la coronacin de la mujer de nues
tro mosaico por dos erotes podra significar el amor de Aquiles por Brisis. Pero cabe decir que nadie has
ta el presente ha sabido explicar satisfactoriamente el significado directo de la representacin de este
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PAU PIQUERAS
Bacante y stiro(Fig.7)
Figura 7. Bacante y stiro, Mdaba (Busc lihausen , 1986, Abb. 31).
Ese pequeo grupo pertenece con toda seguridad a otra procesin de
Dionisos, tema central de un mosaico que contena otros paneles, de los
que se conserva uno con el m otivo del nfora flanqueada por dos pavos re
ales y dos corderos y otros tres con puros motivos geomtricos (Piccirillo
1989:134-135 ; Buschhausen 1986: 46, fig. 30). Las figuras estn identifica
das por las inscripciones [BJANXH y SATYPOS. Es de notar que el stiro,
que baila completamente desnudo y lleva una larga flauta en su mano dere
cha, tiene la cabeza totalmente reconstruida. La bacante, vestida con larga
tnica pero dejando transparentar sus formas, baila y hace sonar los tmpa
nos que tiene en las manos con los que lleva atados a los pies.
Cabe notar que el tema dionisaco de la pareja formada por una bacante
y un stiro haba sido popular tanto en Oriente como en Occidente (Dorigo
1966:59-60 yfig.39). Pero tratando de nuevo de averigiuar en nuestro ejem
plo el significado o mensaje que pudiera esconderse bajo la representacin,
es evidente que no debemos separarlo del sentido que tiene el nfora con
los pavos y los corderos que parecen querer abrevarse en e lla. El sentido es,
naturalmente, el de la abundancia de v ida, ya sea como afirmacin o como
puro deseo. El hecho de que no nos encontremos aqu en un lugar de culto
cristiano no debe privarnos de leer en aquel motivo aque lla misma
idea.
Te-
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
niendo en cuenta esta consideracin, adquiere tambin un sentido anlogo
la escena del regreso festivo de Dionisos, que ocupaba originariamente el
espacio principal de la sala. Estamos, efectivamente, dentro del significado
de los temas dionisacos en general, que siempre se refieren a la abundan
cia,
al disfrute y a la alegra de la vida, ya sea la de este mundo o la del ve
nidero. Con referencia a ste ltimo, lo vimos ya en el artculo anterior en el
motivo la vid y la via en ios pavimentos de iglesia de la misma poca. En el
caso presente se trata, por supuesto, del disfrute y alegra de la vida en el
mundo presente.
8. Los mosaicos de Sehikh Zuweid (Bitylion)
Se trata de un pavimento perfectamente conservado, descubierto y exca
vado porJ .Cldat en 1914, y que fue luego transportado a Ismaila, en cuyo
museo est expuesto todava hoy. Las ruinas de Tel Sheikh Zuweid son las
de la antigua Bitylion, pequea ciudad fronteriza entre las provincias impe
riales de Augustamnica I y Palaestina I, en la costa mediterrnea (Figueras
2000 :170-171). El mosaico, que tiene dos paneles con escenas m itolgicas,
fue estudiado y publicado de nuevo por A. Ovadiah.^^
Procesin d ionisaca (Fig. 8)
Figura 8. Dionisios en su carro, Sheikii Zuweid, plano superior (Ovadiah et al., 1991a, p. 124).
Ovadiah 1987:5 -53;Ovadiah et al. 1991.
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PAU PIQUERAS
Mientras el panel superior contiene la historia de Hiplito y Fedra, que co
mentar ms adelante, el panel central contiene dos escenas sobrepuestas.
En su parte superior se describe el retorno triunfante de Dionisos con un s
quito de personajes, la mayor parte identificados con inscripciones en grie
go.
A la izquierda se distingue el propio D ionisos en su carroza tirada por un
centauro y conducida por Eros, a los que corre detrs la pantera que va la
miendo el vino derramado por su divino dueo. El grupo va precedido por
msicos de cuerno y de lira, un sirviente montado en un asno, el stiro Skir-
tos y una bacante que baila desnuda. Debajo de esta escena, tenemos a la
izquirda la figura de un Hrcules borracho, sostenido por un sirviente y pre
cedido por Pan, delante de los cuales marchan un pregonero con un atribu
to del hroe y una mnade bailando.
A primera vista, no parece que se pueda establecer ninguna relacin te
mtica entre esta composicin y la del panel superior, el drama de Fedra e
Hiplito, del que seguidamente trataremos. Por desgracia, las tres grandes
inscripciones que acompaan las escenas no hacen referencia alguna a los
temas de los mosaicos sino que describen poticamente su belleza y la tc
nica de Kipris, su ejecutor. Por su estilo, como hace notar Ovadiah, esta
composicin puede compararse a los mosaicos tardo romanos de Piazza
Armerina en Sicilia y de la Villa Constantiniana de Antioqua. La total falta de
proporciones de sus personajes, la frontalidad casi general y los ojos muy
abiertos, se conjuminan con detalles tan clacisistas como el templete bajo el
que est sentada Fedra en el panel superior. Pero la tendencia general es
hacia el horror vacui. No hay duda de que nos encontramos en un contexto
histrico de influencias orientalizantes sobre el arte romano, por lo que se
debe aceptar la segunda mitad del s. IV o principios del V propuesta como la
ms probable para la ejecucin del mosaico (Ovadiah et al. 1991:125).
Tanto la fecha de su com posicin como la regin en que fue hallado este
mosaico (que no es otra que la costa sur de Palestina, dominada cultural-
mente por la herencia clsica y pagana de su gran metrpolis de Gaza), nos
indican que la persona que quiso embellecer su casa con un mosaico de
este gnero estaba imbuido de la cultura clsica de su tiempo, que inclua el
conocimiento de los temas mitolgicos en l representados. Tanto poda ser
pagano l mismo como ya cristiano, puesto que, tratndose de una casa
particular, el valor principal del mosaico era ciertamente el decorativo. Que
rer dar una lectura tal vez metafrica o por lo menos simblica al tema del
triunfo de Dionisos no nos llevara ms all de aquella expresin del deseo
de abundancia y de alegra en la vida que indicamos con referencia al mo
saico anterior. Por otra parte, an siendo verdad que las fiestas licenciosas
originariamente celebradas en honor de Dionisos no dejaron de ser popula
res en Oriente, incluso entre la poblacin cristiana, hasta despus de la en
trada de los musulmanes, no hay lugar para pensar que fuera por algn tipo
de devocin religiosa que el triunfo de Dionisos se representara en varios
mosaicos de Palestina. De poca bizantina lo tenemos en Sheikh Zuweid y
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
tambin en Erez, como luego veremos, y de poca anterior tambin en el
gran triclinio de Sforis, en el que aparece muy completo todo el ciclo dioni-
saco (Weiss - Netzer 1994:32-37).
Fed ra e H ipl i to (Fig. 9)
Figura 9. Fedra e Hiplito, Shelkh Z uwe id, plano inferior (Ovadlah et a l. 1991 [hebreo ], p. 123).
La escena del panel superior del mosaico de Sheikh Zuweid represen
ta la dramtica historia de Fedra e Hiplito^'^. Vemos en la parte izquierda a
Fedra sentada en una especie de trono, dentro de un temp len con co rtinas
arrolladas y anudadas. Su pose pensativo expresa su ansia por conocer la
reaccin de Hiplito a su declaracin de amor. La carta es entregada a Hi
plito por una niera, como d irigida desde el aire por un pequeo Eros que
lleva un arco en su m ano izquierda. Un perro galgo se alza desde el suelo
hacia de H iplito, quien de p ie y con traje de cazador recibe en la mano la
carta de Fedra. A su izquierda, otros dos cazadores y un caballlo com ple
tan la escena. Tambin aqu los personajes estn identificados por inscrip
ciones, y la figura central de Hiplito est separada de las dems por dos
rboles estilizados.
La leyenda de Fedra, hija del rey Minos y esposa de Teseo, que se ena
mora de su joven hijastro Hiplito, nos es contada por Eurpides^^. Al recha
zar Hiplito las propuestas de Fedra, sta le acus de haber querido violarla,
lo que le vali la muerte por parte de su padre. Fedr acab por ahorcarse.
El drama fue reproducido innumerables veces en el arte griego, en vasos,
frescos y sarcfagos, como tambin en algunos mosaicos* , entre ellos el
romano tardo de Nea Pafos, en Chipre, que es totalmente diferente de los
* Este mosaico ha sido representado varias veces : Gldat 1915; Levy 1947, I: 73, fig. 29; Zayadine
1986:423, fig.
16;
Ovadiah 1987:51
-53;
LIMO V 2 ,199 0, p. 330,
fig.
Hippolytos I
49;
Ovadiah et al 1991 (in
gls);
Ovadlah et al. 1991 (hebreo).
Hiplito,6 1
ss.
LIMC,V, 1,2, Hippolytos.
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente; problemtica e interpretacin (V)
est encuadrado por una ancha cenefa de medallones de hojas de acanto,
cuyos pobladores son animales huyendo de hombres que los persiguen y
atacan.En los cuantro ngulos se distingen los bustos de las cuatro esta es
taciones personificadas, todas con corona de torres, a modo de Tyche
(ibid.:
54),
como ya vimos a propsito de la Tyche de Beth-Shen - Escitpolis (Fi-
gueras 2000a: 279, fig. 12). Fuera de la cenefa y rodeando a sta hay plantas
estilizadas, flanqueads por parejas de aves acuticas. Pero por la parte iz
quierda del lado superior tenemos adems la representacin de tres personi
ficaciones de ciudades que, junto con otros motivos mitolgicos, requieren
nuestra particular atencin. Vamos pues a dividir la materia en tres aparta
dos:las ciudades personificadas, Afrodita y Adonis, Fedra e Hiplito.
Las tres ciuda des (Figs. 10 y 11)
Figura
10.
Tres ciudades personificadas, Sala de Hiplito, Mdaba (Piccrillo 1989, p. 57).
Figura 11.Sandalias en la entrada, Sala de Hiplito, Mdaba (Piccirillo, 1989,p.56 .
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PAU PIQUER AS
No hay dud a que las figuras de estas t res mu jeres sen tadas , ident i fica
das por las inscr ipciones como representado a Roma, Gregoria y Mda-
ba,
haban sido colocadas junto a la entrada a la sala, tal vez indicando
ya a los que entraban en el la que se t rataba de una sala de administ ra
cin pbl ica y of icial . Esta interpretacin parece estar favorizada por el
detal le del par de sandal ias representado dentro de un c rculo centrado
por cuatro aves (f ig. 11) en el pequeo espacio entre la piedra del umbral
y las f iguras de las c iudades. Aunque se ha discut ido mucho sobre el sig
ni ficado que de bem os dar a la represe ntacin de un par de sanda l ias o de
zapat i l las en los mosaicos, es evidente que debemos descartar un s igni f i
cado nico para todas las mani festaciones de este mot ivo, dependiendo
del lugar o sala en que se encuentre. Se los ha encontrado en salas de
termas pbl icas, como en Ant ioqua (Levi 1947, I : 262, f ig. 103), en igle
s ias y capi l las, como en la cr ipta de la ig lesia arm enia c atl ica de Jeru sa-
ln (Av i -Yonah 1 9 8 1 : 365) y en sa las de des t i no i gno rado , com o en
Beersheva
( ib id. :
351 y pl . 44 , 1). En el cas o de un lugar de cu l to, era se
guramente s igno de respeto, recordando a los f ie les que deban descal
zarse para entrar. Tal vez podemos tambin darle un valor simbl ico, ' '^
pero en el caso de una of ic ina administ rat iva, como parece ser la Sala de
Hipl i to, seguramente es una indicacin de la of icial idad del lugar, para el
que se requiere tambin el debido respeto. El hecho es que a muy pocos
metros de estas sandal ias fueron encontrados dos pares ms, los dos en
las entradas de ot ras dos salas mosaicadas, que parecen igualmente ha
ber formado parte del complejo de of ic inas administ rat ivas de Mdaba
(Picci r i l lo 1989: 120-123, 141-142).
Las tres ciudades representadas a cont inuacin estn ident i f icadas por
las inscripciones como Roma, Gregoria y Mdaba. Las f iguras son prct i
camente idnt icas, sentadas como matronas o re inas sobre taburetes se
parados . Las coronas de to r reones sob re l as cabezas de Gregor ia y
Mdaba las asemejana a la diosa Tyche, protectora de las ciudades. Slo
Roma l leva un gorro ms bien de t ipo fr igio. Roma y Mdaba t ienen una
cornucopia en su brazo izquierdo, mientras que Gregoria sost iene un gran
cesto l leno de fruta. En la mano derecha, las tres sost ienen un largo cetro
terminado en forma de cruz. Qu ciudad representa Gregoria? Lo ms
probable es que se trate de la capital del imperio, y por el lo est en el
cen
tro.
Adems de que Gregoria era el nombre dado a un barr io de Cons-
tan t i nop la , e l s i gn i f i cado g r iego de l a pa lab ra es la que ve la , la
vig i lante, apodo que corresponda bien a la ciudad en que resida la mxi
ma autoridad del imperio. El cesto l leno de f lores que l leva Gregoria se ha
puesto en relacin con el apodo de Anthusa, la f loreciente, que Constan-
Avi Yonah1981:365: Parece que las sandalias podran ser los emblemas de la peregrinacin en
este mundo o de este mundo al otro. Esta interpretacin est seguramente basada en la corta inscripcin
que acompaa un par de sandalias en una habitacin junto a una iglesia bizantina del Monte Sin en Je-
rusaln: Feliz viaje, Esteban (ibid.:
317,
no. 125).
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
tino haba escogido para la Tyche de su ciudad''^ En cuanto a Roma, era
naturalmente la ciudad ms venerable, especialmente entre los cristianos,
pero no representaba ningn poder poltico, por lo menos en Oriente. M-
daba,
por su parte, parece haber sido elevada aqu a un rango de paridad
con las dos grandes capitales que jams le haba correspondido, y ello por
que para los ciudadanos locales representaba la autoridad concreta.
A continuacin de las tres ciudades siguen en e l mismo panel dos anima
les imaginarios afrontados: el toro y el
len,
enemigos tradicionales, pero
aqu representados como animales marinos en su parte posterior. A decir
verdad,no tenemos elementos suficientes como para interpretar esta escena
ni hacerla corresponder a los dems motivos del mosaico, aunque Bus-
chhausen (1986:145) cree que aquellos animales pueden estar relacionados
con el tema de Hiplito. De todas maneras, es interesante notar una vez ms
el empleo casi espontneo de temas imaginarios, basados en la antigua mi
tologa, que se continuaban haciendo en pleno perodo cristiano. ^
Afrodita y Ado nis (Fig. 12)
^ r o i W
Figura 12. Afrodita y Adonis con Gracias y Erotes, Sala de Hiplito, Mdaba (Piccirillo, 1989, p. 56).
En la escena mejor conservada de las dos que forman el emblema del
mosaico, tenemos una escena mitolgica de carcter ms bien humorstico
y familiar, por los seis pequeos Erotes alados que parecen dar m ucha tarea
^ Es comentario de J. Balty a esta representacin de Gregoria en LIMC,
VIII,
Gregoria,
1.
La identifi-
cacn de Gregoria con Constantinopla habia sido ya propuesta por Piccirillo {1993; 139-156). Vase ta-
min Zayadine 1986:421-422.
Dos animales marinos afrontados, muy semejantes a los de la Sala de H iplito, los tenemos tambin
en un intercolumnio de la iglesia de los santos Lot y Procopio en el pueblo de El Mukhayyet, en el Monte
Neb (Piccirillo 1989:186).
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a su madre, Afrodita, y a sus nieras, las Tres Gracias. La diosa del amor
aparece solemnemente sentada en un sencillo trono junto a su marido Ado
nis,en la parte derecha de la composicin. Aunque desnuda en la mitad su
perior del cuerpo, va ataviada con pendientes, collares y brazaletes. Con
dos dedos de la mano izquierda sostiene una flor, y con la derecha da con
una sandalia a uno de los pequeos Erotes que le es presentado por una
Gracia. Adonis va vestido con tnica de mangas largas y clmide, y sostiene
una lanza con su mano izquierda. O tra Gracia intenta hacer ba jarse del rbo l
central a uno de los Erotes que se subi a l. Una tercera Gracia corre de
trs de otro Erte que se escapa. Junto a ste est la figura de Agroikis, la
campesina, que avanza con un cesto lleno de fruta en la mano izuierda y un
ave en la derecha. En la parte inferior tenemos a dos Erotes m s, uno de los
cuales agarra el pie de Afrodita, y otro que, para comer un poco de
miel,
tie
ne la cabeza metida en un cesto, y al que rodea un gran nmero de abejas
que parecen quererlo atacaras
Es difcil, a primera vista por lo menos, hacer coincidir la escena ms
bien hum orstica de Afrodita y los traviesos Erotes ^ con la trgica escena de
Fedra e Hiplito que tenemos inmediatamente debajo. Pero antes de inten
tar un comentario interpretativo de las dos escenas juntas, veamos los deta
lles de la segunda parte del mosaico.
Fedra e Hipl i to (Fig. 13)
^fy^^Ai (^aArA. irrTTfi^^i
Figura 13. Fedra y acompaantes, Sala de Hiplito, Mdaba (Piccirillo, 1989, p. 56).
Creo que sea sta la interpretacin ms obvia del detalle del Erte con la cabeza dentro del cesto,
aunque los pequeos motivos rodeando a l Erte podran ser tambin florenlas y no abejas.
' Esta nota humorstica parece realmente intencionada, lo cual contradira la segunda parte de lafra
se de K itzinger citada ms arriba (nota
31):
There is no eroticism In Byzantine art - religious or secular or
is there anything that could be properly called hum or The absence of the latter is noteworthly, considering
the strength of the Hellenistic precedent and the amount of humor that em erged in the art - even thereli
gious art of the West in the course of the Middie Ages, at least by way of byplay (Kitzinger 1963: 99).
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judios de oriente: problemtica e interpretacin (V)
A diferencia de la misma escena en el mosaico de Sheikh Zuweid, que ya
comentamos, en Mdaba la figura del personaje principal ha desaparecido
por completo, y slo la inscripcin de su nombre Hiplito aparece a la de
recha,
junto a la de su sirviente. Fedra, por su parte, no ha sido representa
da aqu sola y sentada, sino acompaada y animada por dos sirvientas y
junto al auxiliar de los cazadores que lleva el halcn en su mano. La
frag
mentaria inscripcin que se ve debajo de esta mano indica la desaparecido
figura de la anciana que llev la carta a Hiplito.
Efectivamente, en en tal caso, la escena de Afrodita castigando a un Ero-
te podra ser una referencia (si bien de carcter humorstico)^^ a la accin
punitiva de ios jueces, mientras que la decepcin de Fedra por el rechazo de
Hiplito (que tuvo tan trgicas consecuencias como la falsa acusacin de
Fedra conta
l,
que le acarre el injusto castigo de muerte) podra recordar
les a
os
jueces lo difcil y delicado de sus funciones en e l reconocimiento del
verdadero culpable. Ledo de esta manera, el mosaico de Hiplito podra ser
portador de un mensaje ms bien prctico y moral que puramente filosfico,
como otros podran interpretar. Por otra parte est el hecho de
que,
segn la
leyenda, fue la misma Afrodita la que haba provocado el desenfrenado
amor de Fedra por Hiplito, su hijastro, como para castigarle del desdeo
que ste haba manifestado por la diosa. Bajo esta perspectiva, la actitud
punitiva de Afrodita en la escena superior estara directamente relacionada
con el drama representado en el panel inferior.
Pero hay muchos otros detalles que no debemos pasar por alto, sobre
todo en el panel de Afrodita, donde el papel principal dla escena parecen
jugarlo precisamente los am orcillos. Una se escapa, otro se sube a un rbol,
otro busca indebidamente la
miel,
y un cuarto recibe ya su castigo. No se
nos est describiendo las mil y una travesuras y desasosiegos causados por
la locura del amor? De los dos Erotes restantes, uno parece estar atento a lo
que su madre quiere m andarle, mientras que el otro se interesa por el pie de
Afrodita, que le estar todava sangrando por el rasguo sufrido. Sera por la
sangre de esta pequea herida en el tobillo que la rosa que vemos en la
mano de la diosa se volvi roja, segn interpreta Buschhausen en su co
mentario (Buschhausen 1986: 146)^\ Tambin debem os tener en cuenta la
cantidad de joyas que lleva la diosa, y en particular la larga cadena que le
cuelga sobre e l pecho, que algn Padre de la Iglesia interpretara como muy
* El detalle de la sandalia en la mano de Afrodita amenazando a un Erte es tradicional, pues lo en
contramos ya en los vasos griegos (LIMO, II, 1252-1255) y luego en estatuas helensticas y romanas
(LIMO,
II, 514-517).
El mismo comentarista sostiene que la rosa en la mano de la diosa podra ser una referencia a la
fiesta de las rosas celebrada en tionor de Afrodita en la no lejana ciudad de Gaza (Buschhausen, 1986;
146). Sabemos, en efecto, que aquella fiesta, llamada en griego rodisms, se celebraba en Gaza todava
en el siglo VI d.C, segn atestiguan Juan de Gaza en su Anacrentica y Goricio de Gaza en su Dilogo
(Cottas 1931:32-33). Las flores en general y la rosa en particular, fueron atributos de Afrodita y de los Ero-
tes (Anacrentica, Frag. 35 y 44; Pausanias, 5, 13, 7; 6, 24, 6-7, etc.). Para muy tempranas representacio
nes de la diosa con una flor en la mano, a veces una rosa, vase Llf\/1G, II, Aphrodite, 220ss.
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apropiada a Afrodita en su adltero amor por Adonis^^. Estos detalles dan
como ms realce al panel de Afrodita del que se da al de Hiplito. Bus-
chhausen (1986:145) ha querido ver en este mosaico una intencin de
con
traposicin entre el mundo de la divinidad (panel superior) y el mundo de los
humanos (panel inferior). Por mi parte, yo aadira que es la escena de Afro
dita con sus amorcillos la que da sentido a la representacin del mito de Fe-
dra e Hiplito. Tampoco hay que olvidar que, en el presente contexto
geogrfico, la inesperada aparicin del tema mitolgico de Afrodita podra
atestiguar la sobrevivencia popular de la antigua veneracin nabatea de la
diosa El 'Uzza, cuyo culto le haba precedido en aquella regin, y cuyo re
cuerdo iconogrfico se perpetuara hasta la entrada de los musulmanes (Za-
yadine 1986: 424)^3. Pero la arqueologa parece desmentir que en aquel
mismo lugar, que luego fue transformado en iglesia dedicada a Mara, hu
biera existido antes un lugar de culto a la diosa nabatea del amor, como se
ha sugerido (Buschhausen 1986:144). En todo caso, es bien posible que la
construccin de la iglesia sobre el mosaico de tema mitolgico hubiera sido
intencionada. Ni Afrodita y Adonis con las Gracias y los Erotes, ni Fedra e
Hiplito con todos sus acompaantes podan continuar siendo tolerados tan
abiertamente por las autoridades religiosas y civiles en una ciudad como
Mdaba, en la que el culto cristiano era el nico ejercido oficialmente desde
haca siglos.
* La larga cadena de pe rlas, que ya fue mencionada por Homero (Miada, 14,2
ss),
es comentada
por Clemente de Alejandra con estas palabras: Tal vez se trate de las m ismas cadenas que la fbula po
tica dice que fueron echadas alrededor de Afrodita cuando estaba cometiendo adulterio, como aludien
do a que los adornos no son ms que el distintivo del adulterio. Puesto que Homero los llam tambin
cadenas doradas. Pero las mujeres modernas no se avergenzan de llevar los distintivos ms llamativos
del Malo (el demonio). Puesto
que,
del mismo m odo que la serpiente enga a Eva, tambin as los ador
nos de oro han llevado locamente a otras mujeres a prcitcas viciosas, usando la forma de serpiente
como anzuelo y fabricando lampreas y serpientes como ornamento. Es por eso que el poeta cmico Ni-
costrato dice: 'Cadenas, collares, anillos, brazaletes, serpientes, tobilletes y pendientes' (Clemente de
Alejandra, Paedagogos, II, 13).
Por otra parte, la popularidad del culto de Afrodita haba sido general en toda la regin palestina,
atestiguado como est en poca romana tarda, tanto por la literatura como por la arqueologa, en luga
res como Ella Capitolina (Jerusaln), Cesrea Martima, Ascaln, Gaza, Escitpolis, Monte Carmelo,
Hammat Gader, Petra, etc., a veces sustituyendo los cultos anteriores de la diosa cananea del amor As-
tart, o de la nabatea El 'Uzza en las provincias del sur y de Transjordanla. Cirilo de Jerusaln enumera
entre las atribuciones divinas dadas por los paganos a muchos elementos de la naturaleza la de la cons
telacin estelar que les pareca tener la forma de una mujer desnuda y que llamaban Afrodita (Cateque-
sis Mistaggicas, IV, 6). Ms conocida es la historia que ya recordamos anteriormente de Rabn
Gamaliel,
que frecuentaba e l bao pblico de Ac (Tolemaida) a pesar de que se llamase e l Bao de Afro
dita y se hubiera erigido en l una estatua desnuda de la diosa (Mishn, Avod Zara, 3, 4) (Figueras
2000a : 292, nota 40 ). Por lo dems , la persistencia del motivo de Afrodita en el arte de la poca bizantina
es tambin evidente en otras partes del imperio, como en algunos tejidos coptos y en miniaturas (vanse
referencias en Zayadine 1986:424). Mientras para ciertos comentaristas es evidente que aquellas figuras
mitolgicas eran utilizadas com o simbolizando los dogmas cristianos (p.e. el mito de Leda y el cisnesim
bolizara la concepcin virginal de Jess para los coptos, segn Balty 1988: 26, citando a J. Lauzire,
1936,
Le mythe de Leda dans
l art
copte,Bull.Assoc. Amis de
l art
copte, 2: 38-46), para otros su uso
significa ms bien que el conocimiento intelectual de la tradicin clsica era tenido como una ventaja en
la educacin de una persona en la poca romana tarda y bizantina antigua (M.A. Hanfmann, 1946, en
Speculum
21:
255-258, revisin de P. Friedinder, 1945, Documents of Dying Paganism, Textiles of Late
Antiquity in Washington, New York and Leningrad , Barkeley y Los Ange les).
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin (V)
10 .
Procesin dionis aca de Erez (Fig. 14)
Figura 14. Restos de procesin dionsica, E rez {Ra limani, 1975, pl. 3).
A distincin de la procesin dionisaca de Sheikh Zuweid que ya co
mentamos (Fig. 8), y al igual que en el mosaico de Aquiles que tamin
vimos (Fig. 6), muy poco queda en el fragmento de mosaico recuperado
en el kibuts Erez, junto a la franja de Gaza (Fig. 14). En l vemos una
pareja de tigres que se dejan llevar atados pour un gua, mientras un
cachorro mama de la hembra desde el suelo. El gua va vestido con
pantalones ajustados y traje corto con mangas largas a modo frigio,
lle
va sobre sus hombros un manto que se ve levantado por el viento, y va
tocado con gorro frigio. Por delante del gua se pueden distinguir las pa
tas de otros dos cuadrpedos, probablemente una cabra y un macho
cabro, mientras que al par de tigres segua un elefante, del que se dis
tinguen la cabeza y el tronco. Junto con restos de la copa de dos rbo
les,
esto es todo lo que queda de la procesin de retorno triunfal de
Dionisos, pues es ciertamente en este conocido tema que se inspir el
mosasta, segn estudi L.Y. Rahmani en su publicacin del mosaico
(Rahmani 1975).
La introduccin del culto de Dionisos en la antigua Palestina est bien do
cumentado ya desde la poca helenstica, cuando fue impuesto en el propio
templo judo de Jerusaln por orden de Antoco Epifans (II [^acbeos 6:7).
Una tradicin local haca de la ciudad de Escitpolis la patria de Nysa, la ni
era de Dionisos, por lo que aquella ciudad lleg a llamarse Nysa Scythopo-
lis,
segn atestiguan algunas de sus monedas (Meshorer 1975). Su
conocido culto local (Flusser 1976:1084;Turnheim - Ovadiah 1994) ha sido
recientemente documentado arqueolgicamente con varias estatuas, bus
tos,
y un altar erigido en su honor, en cuya inscripcin se menciona a Dioni-
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Serie II, H . Antigua, 1.15, 200 4
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como el fundador^''. No sabemos cual fuera la funcin de la salapavi
mentada con nuestro mosaico dionisaco. Lo ms probable es que formase
parte de una villa particular, segn la opinin de A. Druks, quien lo excav
en 1967. Una moneda de Justino II (567-568) encontrada sobre el mosaico
(Rahmani 1975: 21) nos acerca a la probable fecha del abandono del lugar.
El tema dionisaco en los triclinios de casas particulares nos es bien conoci
do en Oriente. Ya comentamos el de Sheikh Zuweid, de poca bizantina, y
mencionamos del de Sforis, del s. III, en cuyo emblema est la com peticin
de la bebida entre Dionisos y Heracles, rodeado de paneles ms pequeos
con las principales escenas del crculo dionisaco (Meyers - Netzer - Meyers
1990:
pls. 22 B, 23
A-B;
Weiss - Netzer 1994: 32-37).55
Apndice: Obra de Alejandro en Kissuf im (Fig. 15)
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Motivos paganos en mosaicos cristianos y judios de oriente: problemtica e interpretacin (V)
Aunque nos salgamos del tema general de este ltimo artculo, dedicado a
los motivos mitolgicos bizantinos no precisamente cristianos ni judos, me
parecera injusto no mencionar siquiera la curiosa escena con inscripcin que
decora, con muchas otras, el pavimento de la iglesia monstica descubierta
en los terrenos del kibuts Kissufim, cerca de la franja de Gaza, en el suroeste
de Israel.Por otras inscripciones que aparecen en e l mismo mosaico sabemos
que ste fue ejecutado en el ao 578. He dejado para el final la escena en
cuestin porque la interpretacin de la inscripcin es muy discutible, y puede
que no corresponda a nuestro tema
general.
Inmediatamente encima de la es
cena de un cazador a caballo en el acto de atacar con su lanza una pantera,
se lee en grandes caracteres griegos EPrON AAEHANAPOY (Cohn 1977),
esto es, Obra de Alejandro. El sentido de estas dos palabras es ambiguo.
Unos creen que se trata de la firma del artista que ha compuesto el entero
mosaico, que se llamara Alejandro. La inscripcin no tendra una relacin par
ticular con la escena de caza que parece acompaar, sino que se referira a
todo el mosaico del pavimento, la mayor parte del
cual,
por lo dems, no se ha
conservado. Por lo contrario, otros opinan que la inscripcin no se refiere a
todo el pavimento sino a la escena particular del cazador atacando la fiera o a
las diversas escenas de caza que aparecen en la misma ala norte de la igle
sia.Si as fuera, quin sera el personaje en cuestin sino Alejandro Magno,
y cul sera su obra sino la gran gesta realizada por l al civilizar el mundo
brbaro,
esto es, llevando a las regiones orientales la elevada cultura hele
nstica y unindolas en paz bajo su cetro? Hay argumentos para sostener una
u otra de las opiniones, pero creo que tiene razn Rudolph Cohn, quien ex
cav el mosaico y fue el primero en publicarlos^ cuando se opone a que se
trate de la firma del mosasta, por
el
simple hecho de que no era costumbre de
los mosastas bizantinos escribir sus nombres en medio de las escenas que
reproducan sino que lo hacan siempre en inscripciones separadas. De he
cho,acostumbraban a ser muy parcos en mencionar sus propios nombres, y
si lo hacan era colocndose al final de la lista de los donantes, pidiendo a
Dios la gracia tambin para s mismos. Por otra parte, tampoco es obvio que
se trate de Alejandro Magno, quien ya
en
aquella poca haba pasado a ser un
personaje de legendaria virtud incluso entre los cristianoss^ y cuya fama fue
siempre creciendo durante la Edad
Media.
Si as tuvisemos que interpretar la
inscripcin, podramos sostener lgicamente que todas las dems escenas de
caza del m ismo mosaico y tal vez de muchos otros deben o pueden interpre
tarse en sentido alegrico no precisamente religioso, lo que en nada corres
ponde a lo poco que sobre estos temas hemos conseguido aprender de los
Padres de la Iglesia y de la mentalidad cristiana de la
poca.
Se trata pues de
un caso difcil, y los comentadores no se ha puesto de acuerdo.
o
creo, sin
embargo, que se puede encontrar una va media para resolver el problema.
Se tratara ciertamente de un caso aislado, en el que el mosasta s habra
Cohn 1977; 1978; NEAEHL 876-878.
Clemente de Alejandra, Stromata, I, 24; Sozmenos, H istoria Eclesistica, Prlogo; etc.
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PAU PIQUERAS
querido referirse a Alejandro Magno y a su obra civilizadora. Esta, sin embar
go,puede ser vista como simbolizando la obra ms general y ms espiritual
del propio Cristo, el redentor y salvador de la humanidad, y con ella de toda la
naturaleza. Realiz esta su obra superando y venciendo las fuerzas del mal.
Tal vez podramos parangonar este caso singular con el uso que otros mosa
stas, por la misma poca, hacan de la figura de Orfeo, el gran pacificador,
como vimos en el artculo anterior (Figueras 2004: 44-56). Del mismo modo
que la pacificacin de las fuerzas de la naturaleza salvaje realizada por el m
tico Orfeo era tomada como alegora de
l
obra redentora de
Cristo,
tambin la
obra de Alejandro sojuzgando a los pueblos brbaros poda ser tomada como
alegora de la victoria de Cristo contra las fuerzas del mal, representadas por
los animales salvajes. Considerada bajo esta perspectiva, la aparicin de Ale
jandro Magno en el mosaico de una iglesia bizantina no tendra que sorpren
dernos en demasa.
C O N C L U S I O N E S G E N E R A L E S
Terminado el recorrido por las diversas manifestaciones del fenmeno de
la aparicin de motivos paganos en mosaicos cristianos y judos de Oriente,
creo poder resumir en cinco puntos principales los resultados de ese esfuer
zo por dar una adecuada interpretacin a todos aquellos que he podido re
coger de las publicaciones.
1 .
La principal diferencia entre los motivos paganos que decoran los pavi
mentos de los lugares de culto cristianos y judos es la rueda del zodaco,
que slo aparece en las sinagogas. La primera intencin en el uso de
este motivo, que incluye la representacin de la imagen del sol como
principio d ivino en el que se centra el universo entero, es de proyectar en
el suelo lo que debera verse obviamente representado en la bveda de
la sala, si la tuviera. El zodaco poda ser interpretado de varias formas,
tanto por los dirigentes como por los participantes en la asamblea cltica,
pero estoy convencido de que era sobre todo su carcter evocativo lo que
contaba, y que no debe buscarse una sola interpretacin. El objeto de tal
evocacin poda ser mltiple, como las doce tribus de Israel, las familias
scerdotales que antao ejercan su servicio en el Templo segn un orden
prescrito, el culto divino que se haba ejercido en el Templo que ya no
exista y el culto en e l Templo ideal que exista slo en la mente de Dios,
la divina Presencia o Shjin que llenaba la casa de Dios y todo el pueblo
de Israel, y la omnipotencia de Dios que haba creado el universo entero
y que continuaba mantenindolo segn un orden inalterable y eterno en
el tiempo y en el espacio. Aunque no todos los rabinos fueran tolerantes
con tal medio evocativo de ideas y conceptos religiosos, aquellas repre
sentaciones del dios Helios, de las doce constelaciones y de las cuatro
estaciones, invencin de un mundo pagano que les era ajeno religiosa
mente, les deban resultar cmodas a la mayora para expresar de un
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Motivos paganos en mosa icos cristianos y judos de oriente: problemtica e interpretacin V)
modo figurativo, estticamente atractivo y simblicamente impreciso, la
vida c ltica del judo creyente.
2. El adorno del pavimente de las iglesias con mosaico figurativo tena que
adaptarse a las exigencias, tanto de la autoridad civil que haba prohibi
do el uso de imgenes y smbolos religiosos en los pavimentos) como del
simbolismo del edificio cltico cristiano en general. Si la tradicin haba
consagrado la parte superior interna bside y bveda) como evocando
un lugar imaginario en el que reside nicamente Dios con sus ngeles y
santos, la parte inferior de la sala de culto representaba el mundo del
hombre y de los animales, la naturaleza que espera la redencin, prome
tida pero todava no alcanzada. Haba lugar para representar todo lo que
rodea la vida del hombre, y es as que encontramos figuras humanas, a
veces personajes con su nombre propio, algunos eclesisticos, otros no,
y una multitud de gente annima e imaginaria ejerciendo o no sus tareas
cotidianas, sobre todo agrcolas. Rodeando a los personajes abundan
tambin los animales, y hay mosaicos repletos slo de ellos, a menudo
apareciendo dentro de medallones formados por los sarmientos de una
grande y fructfera vid estilizada, smbolo dionisaco de la abundancia de
vida en este mundo, pero que expresaba tambin la esperanza de pleni
tud de vida feliz e inmortal en el venidero.
3. Es en este m undo terreno donde a veces aparecen temas que han sido
obviamente tomados de la antigua m itologa. Las tradicionales personifi
caciones de la tierra, el mar, el ocano, las cuatro estaciones, vienen a
adornar tambin este mundo del hombre, y con ellas aparecen ocasio
nalmente animales mticos, como el grifn y el ave fnix, junto con otros
que tenan ya un significado simblico entre los paganos, como el pavo
real.Es arriesgado tomar posiciones claras sobre el significado especfi
co que debe o no atribuirse a estas reminiscencias de la mentalidad y la
imaginacin paganas. Adems de poner mucha atencin a posibles alu
siones en las pocas inscripciones que acompaan los motivos, aqu he
mos buscado para cada caso el uso que de tales motivos haban hecho
ciertos Padres de la Iglesia de aque lla misma poca, los cuales, imbuidos
como estaban de la cultura pagana, saban aprovechar muchos de los te
mas mitolgicos para ilustrar verdades de la doctrina cristiana. Los casos
en que no se pueden aducir textos patrsticos pertinentes dan ocasin a
la elucubracin personal. Esta, sin embargo, debe ejercerse slo con
gran cautela, para no caer en interpretaciones que podran ser adecua
das slo en otros contextos de lugar y tiempo.
4. Adems de las personificaciones de los elementos naturales, muchos de
los cuales haban sido elevados a la dignidad de dioses entre los paga
nos hasta darles culto, tenemos el caso del mtico poeta Orfeo, que en
nuestra opinin debe ser interpretado como simbolizando la accin
paci
ficadora de Cristo. Con parecida intencin representaron los judos al rey
David con atributos de Orfeo en el mosaico de una sinagoga. Los cristia-
UNED. Espacio, Tiempo y Forma 271
Serie II,H Antigua, 1.15, 2004
7/21/2019 Motivos Paganos en Mosaicos Cristianos y Judios de Oriente
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PAU PIQUERAS
nos representaron a Adn entre los animales en postura semejante. En
otro mosaico
judo,
Ulises atado al mstil supera el escollo de la tentacin
y los peligros de la vida, motivo que ya haba sido empleado por los cris
tianos como simbolizando a Cristo en la cruz. Evidentemente, judos y
cristianos aprovechaban, usndolos alegricamente, ciertos motivos
tra
dicionales a pesar de su origen pagano. Por otra parte, parece que las fi
guras de Moiss y Elias en el mosaico de la Transfiguracin en el bside
de la iglesia del Sina, fueron inspiradas por la representacin tradicional
clsica de los filsofos paganos.
5. En cuanto a los temas netamente paganos en mosaicos no precisamen
te judos o cristianos pero s ejecutados durante la poca bizantina, cuan
do ya la religin cristiana se haba impuesto en todas las esferas de la
sociedad, es evidente que reflejan una voluntad general, entre las perso
nas educadas, de no renunciar a la cultura clsica tradicional. No era
cuestin de reavivar la religin pagana sino de continuar el uso alegrico
y evocativo, educativo al fin y al cabo, de ciertas historietas mitolgicas
que ya desde haca varios siglos se haban transformado en fbulas mo
rales,
al igual que figuras de persona se haban usado como represen
tando ciertas ideas filosficas y ciertas virtudes morales. Por otra parte,
la sustitucin de la Sala de