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Máquinas del Recuerdo
Anamaría Correal García
Proyecto de Grado
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Artes
Departamento de Artes Visuales
Bogotá
Diciembre de 2010
2
_____________________________
Felipe Machado
Asesor
3
Índice
1) Introducción
2) Objetivos
3) El proceso - En la búsqueda del objeto
4) Antecedentes
5) Marco Teórico - La realidad es una cuestión de percepción
6) Conclusiones
4
Introducción
“El tiempo es nuestro mejor amigo y él, mejor que nadie,
nos enseña la sabiduría del silencio”
Amos Alcott (1799-1888)
El tiempo es uno de aquellos temas que hace que el hombre, incluyendo filósofos y físicos, todavía
se cuestione profundamente intentando describir e intentado darle un tipo de clasificación que de
alguna manera ayude a entenderlo. Unos lo solucionan asignándole una magnitud física para
poder medirlo y manejarlo; otros se acomodan a la idea de que el tiempo es un concepto
meramente humano; otros indagan sobre sus implicaciones filosóficas y trascendentales; y los
demás prefieren no complicar el asunto y deciden aceptarlo como una medida para organizar su
día y su trabajo.
Al momento de abrir un diccionario y buscar la palabra “tiempo”, el lector prontamente va a
encontrarse con una de las palabras de más extenso significado en todo el libro. Tiene cabida y un
significado individual en prácticamente todas las áreas del conocimiento. En algunas partes lo
llaman inmutable, para otros el concepto de tiempo se aplica individualmente a cada sujeto. Como
es usual en el hombre, su necesidad de clasificar y definir absolutamente todo, lo ha llevado
incluso a dividir el tiempo en segundos; minutos; horas; días; semanas; meses; años; y así lograr de
alguna manera manejarlo. Divisiones, así como tipos de calendario, hay por montones. El ser
humano ha estado siempre fascinado con este fenómeno, y su incapacidad de concretar una
concisa terminología ha incrementado su interés, y éste, su misterio.
El presente trabajo de ninguna manera intenta darle una nueva descripción al tiempo, no intenta
clasificarlo ni despejar las dudas acerca de todo lo que implica este tema excesivamente extenso.
El trabajo escrito es testigo de mi proceso de creación, en búsqueda de un análisis a nivel personal
que intenta indagar en esta temática particular que constantemente hace su aparición en todo mi
desarrollo artístico. Para ello, me valgo de herramientas visuales y conceptuales que he
encontrado a lo largo del camino, que aportan de diferente manera al resultado. ¿Pero qué sucede
con el tiempo?
El tiempo es el culpable de lo que es realmente relevante en este escrito; la trascendencia del ser
humano, de su memoria a través de la historia. Ejemplos de esto los encontramos por millares en
la historia del arte, en el actuar diario del hombre; en una cantidad abrumadora de obras el ser
humano expone de diversas maneras cómo existe un tipo de angustia sobre la trascendencia y la
mortalidad.
5
¿No es eso acaso lo que cada artista hace, de manera consciente o inconsciente a través de su
propia obra? Su cuerpo puede dejar de existir, puede transformarse en polvo, pero siempre
quedará su trabajo. Éste hablará de alguien anónimo, y desde sus formas y contenido le hablará al
espectador de algo que sucedió tiempo atrás. Es sin lugar a dudas, el medio de comunicación más
antiguo de la historia de la humanidad. Las primeras pinturas rupestres que se han encontrado
demuestran este punto; su intención era establecer un plan de cacería, no volverlos una máquina
de tiempo para que generaciones de miles de años en diferencia supieran y entendieran la
cotidianidad del ser humano de hace 40.000 años, y sin embargo, eso es lo que demuestra. Gracias
a este acto desinteresado de dibujar en una pared un plan de supervivencia, los antropólogos han
logrado conocer los inicios de la racionalidad en el hombre, su origen y evolución como especie;
pueden bocetar el inicio de las sociedades y civilizaciones; sus costumbres; su forma de vida y
también, desde ese punto, hacerse una idea de su evolución hasta que tenemos al hombre
contemporáneo.
El hombre contemporáneo tiene muchas más herramientas a su haber. No sólo tiene la más
poderosa de todas que es el lenguaje, sino que tiene los materiales para plasmar esa habilidad,
como papeles, tinta; que cada uno a su vez tardó cientos de años en desarrollarse a lo que hoy se
usa de manera cotidiana y que usualmente damos por sentado. Probablemente lo que define este
momento en la historia, en pleno siglo XXI es la comunicación instantánea y masiva, gracias a las
herramientas electrónicas y digitales que apenas rebasan los 100 años de existencia. En este
punto, la información no es la herramienta más poderosa; es la manera en que se utiliza, puesto
que esta está disponible en cantidades abrumadoras como nunca antes.
¿Dónde queda el arte en todo esto? Una cosa que es certera, es que siempre está en un constante
proceso de cambio. Ha pasado por todo; el hiperrealismo; la simbología; la abstracción; el
minimalismo; la exageración absoluta con el barroco, hoy día todo se vale, y claramente existe una
sobrecarga de imágenes. Su función también se ha transformado a lo largo y ancho de la historia
de la humanidad, ya tengan éstos propósitos religiosos, políticos, culturales, personales y demás,
pero finalmente lo que nunca ha cambiado y no cambiará, es que el hombre se expresa de una u
otra manera, para bien o para mal, a través de ella. Cualquiera que sea su objetivo, sea que sea lo
que diga, siempre va a estar hablando de algo, y la obra en sí siempre va a hacerle pensar al
espectador que detrás de aquello que está viendo, trabajaron un par de manos para su realización.
Quiéralo o no, el arte en todas sus formas y matices le permite al hombre trascender en el tiempo,
así sea de manera anónima.
¿Y qué ocurre con el resto de la gente? ¿Acaso la memoria de alguien no puede trascender en el
tiempo, de la misma manera que el arte, a través de otro medio? ¿Qué hay de aquellas cosas más
sutiles?
Mi fascinación con el tiempo se refleja, más que en un cambio estilístico perteneciente a cierto
movimiento artístico de cierta época; en los objetos que rodean nuestra vida diaria. Todos
estamos rodeados de algo perteneciente a alguien más, que está viejo; corroído; roto y por demás
sucio; y sin embargo, ha encontrado la manera de evadir el bote de basura. En la decadencia de
6
estos objetos yace la memoria de alguien, siguen presentes en nuestros alrededores porque de
alguna manera siguen siendo relevantes, y entre más edad tengan, más se hace difícil deshacerse
de ellos.
El tiempo incide en estos objetos de muchas formas, por un lado los ensucia; los rompe; los
deteriora; le indica al espectador si pertenece a otra época por medio de su forma, estilo y
relevancia práctica en la historia (es decir, su uso cotidiano, el propósito de su creación). Hoy día
por ejemplo, un telégrafo se hace irrelevante puesto que la tecnología permite la creación de
otros objetos más prácticos que lo reemplazan. Estos objetos entre más viejos pareciese como si
ganaran alguna importancia extra. Se ven fácilmente en los museos y lugares de preservación
histórica; esto demuestra que a pesar del constante avance tecnológico, el hombre, incluso en
medio de una sociedad consumista donde todo tiene un ciclo de vida específico que luego se
desecha, todavía conserva objetos y lugares que remiten a un pasado. Siempre van a conservar su
importancia histórica, y como se dice comúnmente; sin pasado, no puede haber un futuro.
Es por ello que el objeto es el principal protagonista de mi trabajo, ya que lo veo como una cápsula
de tiempo, es un sobreviviente del pasado, un personaje activo de él y el más concreto testigo de
una época que a todos nos presidió. De alguna manera vuelve real aquella fantasía que se genera
a partir de leer el pasado del cual todos surgen, porque todo y todos tenemos un principio. Toda
esa lectura que se hace sobre el objeto, a medida en que no tiene una respuesta concisa, resulta
más misteriosa y a su vez, intrigante. Una eterna fuente de ideas y relatos.
¿Qué es lo que inspira esta imagen de vejez y decadencia? La lectura de un objeto se hace
esencialmente relevante por quien lo lee. Para algunos es simplemente basura que no inspira
absolutamente nada, para otros tiene importancia porque le perteneció a alguien cercano con
quien tiene lazos emocionales, también están aquellos que no tienen un nexo con el objeto pero
que su forma los remite a un pasado ajeno que los atrae. No representa lo mismo para todos, la
lectura es plenamente subjetiva y de ninguna manera es una regla escrita.
Bachelard en su libro “La poética del espacio” hace referencia a una “fenomenología del alma” en
donde explica que el alma y el espíritu son dos herramientas esenciales para llegar a comprender
los fenómenos de lo que él se refiere como “imagen poética”1. Ésta terminología es usada
principalmente en la poesía y demás recursos literarios, sin embargo creo que ese proceso se
puede aplicar al tipo de lectura que propongo en los objetos, ya que, a pesar de que la imagen y la
palabra se leen de maneras diferentes, un recurso se mantiene constante: el de la imaginación.
“Pero tratando más simplemente los problemas de la imaginación poética, es imposible recibir la
ganancia psíquica de la poesía sin hacer cooperar sus dos funciones de psiquismo humano: función
de lo real y función de lo irreal. Se nos ofrece una verdadera cura de ritmoanálisis en el poema que
teje lo real y lo irreal, que dinamiza el lenguaje por la doble actividad de la significación de la
1 “El alma inaugura la forma (el objeto en mi caso), le da vida”
7
acción y de la poesía. Y en la poesía, el compromiso del ser imaginante es tal, que ya no es el
simple sujeto del verbo adaptarse. Las condiciones reales ya no son determinantes. Con la poesía,
la imaginación se sitúa en el margen donde precisamente la función de lo irreal viene a seducir o a
inquietar –siempre a despertar- al ser dormido en su automatismo.” 2
Bachelard hace referencia directa a la lectura de la imagen resultante de la poesía, sin embargo, yo
propongo este mismo fenómeno en la lectura del objeto; en sus formas y en su estilo. En la poesía,
el lector reconoce palabras y las asocia con lo que conoce del mundo sensible. Es mucho más
explícito a comparación de una lectura subjetiva de un objeto, puesto que hay un narrador
guiándolo. En el objeto en cambio, es en gran medida subjetivo; dependiendo de la información
extra que se tenga acerca de éste, la historia que yace en su forma va a ser en gran medida
producto de la acción de la imaginación en correlación a lo que puede sacar del mundo real, y eso
está ligado a qué tanta información se tenga de antemano de determinado objeto.
Partiendo de esto, comencé una búsqueda que concluyó en un solo objeto al que consideré rico
en contenido histórico y atractivo visual, cuyo proceso de descubrimiento lo describiré más
adelante en el trabajo. A partir de la idea de este objeto y lo que sus formas inspiraban en mí,
inicié la creación de una historia cuyo origen está relacionado fuertemente con aspectos de la
realidad, y cuya evolución ya es el resultado del envolvimiento de la imaginación con ésta. Esta
historia encontrará su nicho en una serie de ilustraciones que a su vez estarán consignadas en un
libro. La técnica para su realización será primordialmente foto composición digital, y a través de
ella, emprendo una experimentación y una búsqueda técnica que me ayude a encontrar un
lenguaje visual para traer al plano real lo que visualizo en mi mente.
En la historia, el objeto es el principal protagonista, y en ella relato desde el momento en que fue
creado hasta en dónde se encuentra hoy día, pasando por todos los personajes que en algún
punto fueron su dueño en un espacio de tiempo que comprende un poco más de cien años. En
este espacio de tiempo al que me refiero, que encuentra su inicio en el siglo XIX y encuentra su
finalización hoy día, el mundo sufría de una serie de cambios dramáticos a causa de los avances
tecnológicos y científicos que se presentaba en esta era de Industrialización. Nunca antes el
mundo había visto un cambio tan radical en su modo de vida y las costumbres que se fueron
modificando a causa de esto, y me valgo de este punto histórico para acentuar el cambio estilístico
de época en época en cada imagen.
El tema no es gratuito. Como veremos más adelante, la noción del tiempo, la trascendencia de la
memoria y el concepto de mortalidad están presentes a lo largo y ancho de toda mi obra, de una
manera u otra. Tras un análisis de mis trabajos y mis intereses, estos aspectos son recurrentes en
mi creación, actuar y pensamiento, que encuentran su origen en el tipo de educación que se me
instruyó toda mi vida; esencialmente religiosa, tradicionalista y de un poderoso sentido familiar.
2 Bachelard, Gastón. “La Poética del Espacio”. Breviarios del Fondo de Cultura Económica. México. 2010. Pg. 27
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Vengo de una familia realmente grande, lo que hace que las distancias de generación en
generación sean extensas. Como la menor de cinco hermanos, soy la que menos ha tenido
contacto con estas generaciones anteriores, y así, mis relativos cercanos no tienen otra opción
más que presentarme mis abuelos y demás familiares “lejanos” por medio de fotografías y viejos
objetos que algún día les pertenecieron. Es así como cada rincón de la casa de mi familia está vivo,
en todas partes leo alguna historia y veo fantasmas de dueños pasados que tienen relación directa
conmigo; en medio del silencio de los objetos, encuentro a alguien que pacientemente espera ser
escuchado. Es así como el objeto encapsula todo mi interés acerca del paso del tiempo, de la
noción de mortalidad y fragilidad del ser humano, de la trascendencia de la memoria de una
persona; y en el presente trabajo, comparto las visiones que recreo a partir de este concepto y de
este objeto en particular.
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Objetivo General
Indagar sobre la trascendencia de la memoria de un individuo a través de sus objetos, y
mostrar cómo estos encapsulan historias y recuerdos que representan mi propia angustia
sobre el paso del tiempo.
Objetivos Específicos
Experimentar con las posibilidades narrativas de un objeto, y a partir de ahí, crear una
historia y una secuencia de imágenes a partir de un objeto que considero rico en
contenido histórico, que represente personajes y diversos relatos.
Experimentar con las posibilidades que provee la fotografía, foto composición digital y
recursos tradicionales, en búsqueda de una identidad visual.
Consignar la secuencia de imágenes en un libro, cuya forma no sirva únicamente como
soporte de la obra, sino que haga parte del concepto; siendo éste un objeto con
manifestaciones en su estado físico del paso del tiempo.
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El Proceso - En la búsqueda del objeto
La primera misión del proyecto era confirmar lo anteriormente dicho. ¿Seré capaz de encontrar un
objeto que pueda hablarme de una persona? Y… ¿Por dónde empiezo? Porque los objetos nos
rodean, somos absolutamente dependientes de las cosas, de eso no hay duda, pero, ¿cómo puedo
reducir los candidatos?, y de poder hacerlo, ¿qué hace que este objeto, todavía por encontrar,
valga la pena?
Ya que el tiempo hace parte de la espina dorsal de mi trabajo, decidí empezar con objetos que a
primera vista pareciesen de otra época. Además de esto, decidí empezar mi búsqueda
averiguando qué me puede hablar no solo de una persona, sino de un grupo numeroso y luego de
alguien en particular. Ciertamente, el ejemplo más cercano que tengo disponible es mi propia
ciudad, Bogotá. Tras una historia que sobrepasa los 470 años, ha logrado recopilar decenas de
estilos y formas; sus calles y arquitectura son testigos del nacimiento y la evolución de un país. En
algún punto, entre la suciedad que cubren sus paredes y la pulcritud con que son conservados
ciertos monumentos, se respira historia en el aire de sus partes más antiguas. Es imposible cruzar
una calle en la Candelaria sin toparse con algo que ha tenido alguna relevancia histórica; está
cubierta a lo largo y ancho de catedrales, iglesias, museos, casas coloniales, esculturas.
En el libro “Las Casas que Hablan” de Elisa Mújica, ella hace un recorrido a través de la Bogotá
colonial, mientras va relatando las historias que sucedieron en sus calles y en las casas donde se
desarrollaron. Es posible dar un paseo histórico y caminar esos mismos lugares con libro en mano,
puesto que en casi todos los relatos menciona hasta la dirección exacta de la casa o lugar. De
repente todos estos espacios cobran vida por medio de la palabra de su autora y ese lugar se ve de
diferente manera una vez se sabe lo que (supuestamente) ocurrió. A pesar de la importancia
histórica, política y cultural que tiene la ciudad de Bogotá, su origen se desconoce puesto que el
acta original de fundación, es decir su primera fundación a la altura del Chorro de Quevedo, se ha
perdido. Por esta razón, la historia concreta de su origen y desarrollo primario se desconoce, y
como resultado los historiadores se basan en leyendas y relatos para reconstruir su línea de
tiempo.
Me puse entonces a crear bocetos y estudiar los espacios de esta ciudad, que más me llamaban la
atención, tanto en sus aspectos estilísticos como en la importancia histórica del lugar; espacios
que, tal y como sucedía con lo que yo le encontraba de interesante a los objetos, parecían
contener un relato que yo intentaba descifrar con cada trazo del grafito en el papel. En estos
espacios se hacía más evidente que nunca el sincretismo de épocas; la interacción de varios
momentos de la historia en un solo lugar. Tal y como sucede con el objeto, estos lugares funcionan
como portales de épocas pasadas que reviven en nuestra memoria su momento en la historia. Por
esas mismas calles sucedieron eventos que definieron la historia de un país y todavía se
encuentran en pie casas de cientos de años donde muchos de nuestros antepasados vivieron.
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En estos bocetos mi objetivo era encontrar estilos arquitectónicos de otras épocas conviviendo en
una cuadra típica bogotana cubierta de estilos modernos o contemporáneos. Son bocetos rápidos
de simples trazos en donde sólo la arquitectura más interesante por su valor histórico y estilístico
tiene detalle en el dibujo, lo que hace resaltar la casa o partes de la casa del resto de la cuadra.
Fue ahí cuando llegué a una de las metáforas más interesantes. El café “La Puerta Falsa”. Este
lugar se encuentra en la Calle 11 # 6 – 50, exactamente al lado de la Catedral Primada. Su
arquitectura es netamente colonial y es una de las casas más antiguas de Bogotá. Como todo en
esta ciudad, tiene una historia que resulta de una mezcla de leyenda y realidad. Lo cierto es que
hace alrededor de unos 150 o 200 años, una familia (de manera coincidente la que sigue
atendiendo) inició un negocio que ahora es parada obligatoria para cualquier visitante y parte
esencial de la cultura y tradición de la ciudad. Dado el servicio que proveen de comida típica
Santafereña, y la riqueza cultural que posee, su nombre me pareció muy peculiar e incluso irónico,
ya que a mi modo de ver, no era una puerta falsa que remembraba épocas antiguas con las que no
tiene ninguna relación real. No, yo veía una puerta completamente verdadera que esencialmente
no ha cambiado en un lapso de tiempo considerablemente largo. Refiriéndome a los objetos o
lugares históricos como “portales” conceptuales, éste lo es en su sentido literal. Entramos a un
sitio que ha sufrido muy pocas modificaciones en su forma y función, y de esta manera
compartimos con el pasado una estrecha y directa relación, por lo menos en los treinta minutos
que uno se demora en beber un chocolate con queso, pan con mantequilla y un par de
almojábanas.
Fig. 1 Bocetos estudio sobre las calles de Bogotá.
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Luego de la ciudad, el siguiente lugar con un grupo más reducido de gente lo encuentro en la casa,
y así empiezo la búsqueda. La casa hipotética de mi elección habría de ser por supuesto una casa
de bastantes años, los suficientes para haber visto varias generaciones de familias pasar, cuya
arquitectura y cimientos estuviesen afectados de alguna manera por el paso del tiempo y la mano
del hombre a causa de mantenimientos, cambios meteorológicos y demás, y que por alguna
afortunada razón sigan en pie y sigan albergando familias y sus legados.
La casa se puede considerar como un universo aparte por sí sola. En ella vive cierta cantidad de
gente y está seccionada en diferentes lugares que cumplen con una función específica, el lavadero,
el comedor, la sala, la cocina, sitios de socialización, sitios de entretenimiento, descanso y demás.
Después de la división de los espacios, la atención se centra entonces en los objetos que los
componen. La casa está llena de diferentes tipos de objetos, algunos que cumplen una función
específica como utensilios de cocina o de aseo y otros que cumplen una función decorativa que
usualmente son los más antiguos del lugar, y así, los que más historias parecen guardar.
Gastón Bachelard dedica dos capítulos enteros de su libro “La Poética del Espacio”, describiendo la
psicología de la casa y encontrando en ella sus valores ‘topográficos’, como él se refiere, en
correlación a los valores más humanos de esos espacios.
Fig. 2 Boceto de la puerta de “la puerta falsa”. El escrito que lo
acompaña son notas acerca de la literalidad y la ironía que había
encontrado en la analogía de la puerta y el portal hacia una
época pasada en este lugar.
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“Aspiran (sus estudios sobre el lugar) a determinar el valor humano de los espacios de posesión, de
los espacios defendidos contra las fuerzas adversas, de los espacios amados. (…) El espacio
captado por la imaginación no puede seguir siendo el espacio indiferente entregado a la medida y
a la reflexión del geómetra. Es vivido. Y es vivido no en su positividad, sino con todas las
parcialidades de la imaginación.”
Una vez más regresa el juego de la imaginación a proponerle un nuevo matiz al objeto de estudio
en cuestión que en estos momentos es la casa. Deja de ser un simple espacio común y empiezan a
revelarse valores humanos en sus lugares. Llevándolo un paso hacia adelante, vemos ejemplos de
cómo se pueden modificar estos espacios, transformándolos en lugares simbólicos, en obras
literarias como, Alicia a través del Espejo, Coraline y Narnia. En ellas, los armarios son puertas
hacia otros mundos que sólo se le revelan a unos pocos; los jardines están llenos de criaturas; los
espejos no reflejan una simple imagen sino que proponen diferentes realidades.
Bachelard en su libro se refiere a una imagen poética, y en varios momentos ejercita la lectura
simbólica de los lugares que componen la casa y los elementos que la decoran. Tal y como hace
Bachelard con su escritura, con mis imágenes quiero volver real lo que el inconsciente construye
en el momento de hacerle una lectura a un objeto. Transformar su belleza narrativa y comunicar
mis propias visiones acerca de estos espacios en particular. Es aquí cuando empiezo la exploración
gráfica y estilística de las imágenes. La foto composición digital, que es el medio primordial en el
que voy a desarrollar la obra, me permite manipularlas y transformarlas drásticamente
valiéndome de las formas, la iluminación y los colores. Este medio me permite manipular las
imágenes de tal manera que se confundan con fotografías pero con un toque bizarro y onírico. Es
la herramienta digital equivalente al cuarto obscuro, con las mismas técnicas que usaron los
primeros fotógrafos que se valían de recortes y manejo de químicos y luces. Quiero desafiar la
percepción del espectador por medio de estas fotos al acentuar sutiles elementos absurdos, de
contenido conceptual, que enriquecen la atmósfera general de las imágenes.
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Las dos imágenes anteriores son los primeros experimentos que realicé con esta técnica sobre esta
temática. Elegí un lugar de la casa, la sala, que está relacionada con eventos sociales y
congregación de gente. La compuse a partir de diversas fotografías y le atribuí características
visuales para modificar la realidad tal y como la perciben los ojos por medio de sus colores,
fuentes de luz y pequeños otros detalles como la gravedad y el movimiento. La invadí con
naturaleza remembrando ruinas que son finalmente absorbidas por ella luego de un largo lapso de
tiempo de no ser cuidada, e incluso como sucede en casas abandonadas, cuyo jardín crece de tal
manera que invade todos sus rincones. Es un choque de recursos visuales. Por un lado, se tiene la
pulcritud y el orden de la casa, y por otro lado el caos “elegante” de la inmersión de la naturaleza,
ramas que se entrelazan por sus sillas, hojas que decoran el piso. La dicotomía de estos dos
lugares aparentemente opuestos propone un nuevo vistazo a este lugar común y hace pensar en
el espectador cómo es posible que tal cosa haya sucedido. En estas imágenes se encuentra un
protagonista sin rostro. Quería introducir un cuerpo humano etéreo y enigmático, ya que la
historia que nace de la lectura hacia los objetos, o espacios en este caso, propone personajes
anónimos, y en mi caso, la forma de un rostro es lo más complicado de establecer en un recuerdo.
La siguiente imagen presenta la misma propuesta pero con la ausencia de este personaje. Quería
ver qué sucedía con el mismo espacio, si me hablaba todavía de una persona o simplemente era
insuficiente. Es de todas estas experimentaciones mi resultado favorito puesto que es el que más
hace surgir preguntas en mi mente, y es el que más me hace intentar encontrar una forma
humana sabiendo de primera mano, que no hay.
Fig. 3 y 4 Experimento digital. Composición
fotográfica, manipulación digital. Adobe Photoshop.
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Un experimento más en esta transformación del espacio, consistió en una modificación no tan
complicada en términos técnicos. La imagen está compuesta por fotos de diferentes ángulos del
mismo lugar, pero no se separaron como elementos individuales en la composición, sino como
fotografías sobrepuestas, recortadas solo en algunos lugares e intervenidos para dar la sensación
del paso de tiempo sobre estos papeles amarillentos. Evocan un collage en una página de un
álbum que podría ser de más de veinte años, literalmente, pues este lugar no ha cambiado en
absoluto, ni la porcelana que decora ni la organización de estas en el espacio. Así, tenemos dos
imágenes que se pueden enfrentar. La primera es en la que se ve presenciando ese lugar, y la
segunda a través de una reproducción visual; un simple collage en el cual tan solo cambiando los
colores de la imagen, le dan una sensación de antigüedad, a pesar de ser capturada con apenas un
par de horas de diferencia. Es así como estos recursos visuales, muchas veces sutiles, generan un
cambio sustancial y a veces drástico en la lectura de una imagen.
Fig. 5 Experimentación espacio sin personaje central.
Composición fotográfica, manipulación digital. Adobe Photoshop.
16
Tras estos experimentos visuales empecé a considerar posibilidades de lo que podría tener el libro
y qué tipo de libro podría ser dependiendo del contenido. Quería usar la casa como escenario
principal y realizar una clase de bestiario de objetos y exponerlos uno por uno, ver lo que podría
decir con lo que cada uno de ellos tenía para ofrecer. Pronto me encontré con demasiada
información, objetos, simbologías y analogías. Lo que tiene por decir la casa, sus lugares y objetos,
puede no tener fin, y es por esto que había que sintetizar aún más.
Fig. 6 El comedor auxiliar
Composición fotográfica, manipulación digital. Adobe Photoshop.
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¿Y si hablaba de un solo objeto? Perfectamente podría reflejar todo aquello de lo que quería
hablar en una sola cosa. Pero, qué tipo de objetos poseen esas características, un estilo definido,
de otra época relativamente lejana, reminiscente, que tuviera evidencias de decadencia en su
físico y que además hubiera sobrevivido de mano en mano y evadido el basurero.
Habría entonces que iniciar la búsqueda. En algún
momento del proceso, sin yo haber mencionado palabra,
de la nada aparece mi madre con un extraño objeto. El
objeto llevaba el nombre de tarjetero, y a primera vista no
se asemejaba a nada que hubiera visto antes.
Lo había re encontrado en su mesa de noche en ese
momento. A ella se lo había dado mi abuela quien a su vez
se lo dio su propia mamá. El por qué semejante objeto
(aparentemente inservible) ha sobrevivido cuatro
generaciones de mujeres en mi familia no tiene una
explicación realmente lógica. Está hecho de concha nácar y
tela, creado a finales de siglo XIX según mis cálculos y no se
sabe nada más del objeto. Representó un contenedor ideal
de historia que se ajustaba a mis propósitos, que se
intensificó cuando al momento de abrirlo, reveló un
pequeño y antiguo portaminas que se enroscaba y todavía
servía puesto que todavía tenía mina.
El objetivo era crear un relato a partir de ese objeto, con
base en eventos reales que hablaran de su creación y su
trayectoria hasta hoy, un siglo más tarde. Crear una
narrativa interesante que se tradujera en imágenes. Pero a
medida que iba escribiendo, más se hacía evidente el
hecho de que el objeto era limitante por su función (el
hecho de sostener tarjetas no aportaba para una historia
que fuera dinámica e interesante); y su forma, que daba
pocas posibilidades de ser usado como cualquier otra cosa.
Mi imaginación se encontraba limitada, y la historia no se
desarrollaba de la manera en que lo habría querido. Algo
que tenía tanto potencial de repente se había quedado
corto en contenido. Así que por muy fascinante que
hubiese parecido al principio, la búsqueda de objetos
debía seguir su curso.
Fig. 7 El Tarjetero. .
Fotografía digital. .
18
El propósito era conseguir algo que, así tuviera más de un siglo de antigüedad, todavía se usara
porque su funcionalidad sigue relevante y su forma cambia poco, como gafas, lápices, espejos,
decoraciones de la casa, ganchos, joyas, lo que fuera. Los busqué en museos como el Museo del
Siglo XIX al lado del Palacio de Nariño que tiene una colección no sólo de arte, sino de
indumentaria de la época; encontré vendedores ambulantes de objetos de segunda mano con
carros cubiertos de un sinfín de objetos absolutamente inservibles y dañados, pero
profundamente intrigantes e interesantes.
Finalmente regresé a casa con la esperanza de encontrar algo en ella que contuviera un poco de
historia y me ayudara a establecer un punto de partida en el relato que pensaba desarrollar para
el libro. Consulté con mis tíos cercanos que por su lado también tienen una colección
sorprendente de objetos viejos, candelabros, monedas, espadas, cuadros, prendedores, lo había
todo, pero no tenían el grado de “común” o “cotidianidad” que estaba buscando. Mi atención
estaba puesta en un objeto que fuera viejo, que tuviera algún tipo de daño físico en él, que fuera a
mi parecer visualmente atractivo y que no fuera precisamente decorativo sino funcional. Por
supuesto, eran los más difíciles de encontrar dado que eran los primeros en encontrar su camino
directamente hacia el pote de basura.
Fue ya cuando estaba finalizando la búsqueda que le puse atención a algo que estaba exactamente
a mi lado y en ningún momento de la expedición lo consideré por ser tan común entre mis
curiosidades. Un abanico.
Fig. 8 El Abanico.
Fotografía digital.
19
Sí, ese abanico era el objeto perfecto; fue de mi abuela y me lo habían dado de pequeña porque
necesitaba uno para complementar el vestuario de una presentación de ballet. Al llegar a mis
manos ya contaba con bastantes años, no sabía en dónde lo había conseguido mi abuela y
tampoco conocía la cantidad de tiempo que estuvo en el archivador de mi madre antes de
encontrar un nuevo propósito en su monótona vida. En teoría cuando acabara la temporada de
baile tenía que devolvérselo para que lo volviera a guardar en el mismo lugar en el que estaba;
pero conocía el aburrido destino que le deparaba al pobre abanico, así que lo conservé. Tenía su
puesto en la mesa de noche, aprovechaba para usarlo cada vez que viajábamos a tierra caliente y
nunca terminó como basura.
Este era el objeto que estaba buscando. Simple, común, viejo, sucio, roto pero interesante, y con
el que ya compartía personalmente una historia. Al escribir, describía el abanico a profundidad y
mientras lo hacía, en él pude ver que podía construir un relato basándome en hechos y personajes
reales, y al mismo tiempo extender las posibilidades de la realidad, involucrando eventos que
nunca sucedieron y personajes que nunca lo tuvieron en su poder. El abanico me inspiraba una
historia que podía abarcar más de un siglo y así podía aprovechar los diferentes cambios
estilísticos de las épocas; las consecuencias del paso del tiempo; momentos en la historia de gran
actividad como en momentos de absoluta pasividad; conocer en el relato los diferentes tipos de
personas que fueron momentáneamente su dueño; diferentes lugares en donde estuvo; su
recorrido, y toda su historia.
Partí de mi experiencia en ballet para construir la historia. La primera frase que escribí sobre ella
fue el testimonio de una niña de aproximadamente 13 años que aspiraba a ser una gran bailarina y
creía que gracias al complemento del abanico en su indumentaria, tenía lo necesario para llegar a
serlo en los próximos años. Relacioné gente que interactuaba con ella como bailarinas principales,
ingenieros de sonido, profesores, asistentes, y también hice un recorrido mental por el teatro en la
vida real, recordando sitios que había visto, eventos de los que había participado. Todos estos
elementos me sirvieron para empezar a escribir la historia. Sin embargo, ese no es su inicio; éste
tenía que relatar en dónde, cómo y por qué el abanico fue creado. Luego de un rápido estudio
acerca del origen del abanico, hice una colección de eventos o momentos interesantes en el
proceso de investigación, cosas que había descubierto, ideas con las que me había topado, y
desarrollé el resto de la historia; conformada en su totalidad por extensiones imaginarias de bases
de la vida real.
20
Con base en lo anterior, construí una línea de tiempo
tentativa, que revelaba las diferentes etapas de la vida
del abanico, y en donde se muestra también el lapso
de tiempo histórico que presencia, ya que, como
mencioné anteriormente, representa un cambio
tecnológico y estilístico drástico, que le aporta
visualmente a cada imagen en cada momento de la
historia.
Es en este punto cuando decido reunir y disponer las
imágenes en un libro que servirá de álbum de fotos.
Tendrá que ser un libro álbum y no una propuesta
editorial, ya que la manera artesanal de crearlo y los
materiales que la componen, dan a entender que es un
álbum de verdad y no una reproducción en masa de un
libro. La razón de esto es considerar el libro un objeto
como tal, que contiene una historia (en este caso
también “literalmente”), que es de otra época y cuyo
cuerpo le da a entender al espectador que el tiempo
ha incidido en él.
La intención del trabajo no es crear un falso
documento, aunque parezca que a ese fin ha llegado.
Esto es porque las imágenes no quieren ser un
reemplazo de una fotografía que captura la realidad,
sino que proponen una fantasía de esa misma realidad,
por medio de su edición digital. La estructura del libro
es meramente una fachada que parece real, sin
embargo, su contenido fundamental, la fotografía,
retrata una fantasía, que representa mi propio
acercamiento visual hacia la memoria.
El siguiente paso en todo este proceso, luego de
creada la historia interviniendo fantasía y realidad, y
luego del proceso de bocetación, es salir en la
búsqueda de escenarios, modelos, indumentaria,
decoración, detalles, luces y todo lo que compondrá la
fotografía. Una vez reunidos estos materiales, se
procede a tomar el grupo de fotos que compondrán
cada imagen individual. Algunas son más complejas que
otras dependiendo de la cantidad de recursos que la
imagen final necesite, y el tipo de edición digital que
Fig. 9 La línea de tiempo en la historia. .
.
21
requiera. El siguiente paso luego de reunir todas las fotografías necesarias, cambia siempre
dependiendo de la imagen, pero en general, siempre inicia con un recorte del objeto de su
entorno original, y empezar a componer la nueva imagen, siempre teniendo en cuenta la
perspectiva y los ángulos. Los siguientes pasos se desarrollan libremente en cada artista, pero
siempre es tener en cuenta el tipo de iluminación que se presenta, refinar los bordes de los cortes
de todos los elementos, cuadrar tonos y colores, aplicar dibujo o pintura digital donde se requiera,
y demás, para finalmente concretar la ilustración.
Tomaré de ejemplo una de las ilustraciones para el presente libro. En ella se ilustra una escena de
una venta ambulante de objetos, en donde una de las dueñas encuentra por primera vez el
abanico, alrededor de 1930. La imagen está compuesta de diversas fotografías, cada una con un
elemento esencial para su composición. Por medio del programa Adobe Photoshop, se corta cada
elemento y se aísla de su entorno, para componerlo en una nueva imagen, como se muestra a
continuación.
Una vez realizado esto, se procede a componer la imagen por medio de esta herramienta digital. El
proceso en cada una es diferente, dependiendo de los elementos que la compongan y el tipo de
imagen que se quiera desarrollar. Para efectos de esta ilustración, expondré la manera en que fue
realizada. Luego de componer la ubicación de los objetos, que en este caso son los protagonistas
de esta imagen en particular, se establecen los planos. A partir de ahí, se ubican las telas de la
manera planteada. La tela se tiñe del color de la escena original, que es verde, aunque cambiará
más adelante, pero que me sirve para comprobar que la tonalidad de la imagen en general sea
correcta y las luces incidan en estos elementos de una manera real.
Fig. 10 El inicio del proceso.
Bocetos y algunas fotografías que componen la
ilustración.
.
22
Se reubican todos los pedazos de fotografía; de haber algún error, o algún detalle muy burdo en
los cortes, se arregla. El siguiente paso fue ubicar las texturas de la imagen, y jugar con su
ubicación, su opacidad, y la manera en que envuelve el resto de la escena, que enriquece el efecto
de fotografía antigua. Éste último detalle se acentuará al momento de la impresión, que también
intentará asimilar, por medio de los papeles, el estilo y el aspecto físico de la fotografía
correspondiente a cada época ilustrada en ella. Uno de los pasos más importantes, es lograr una
correcta mezcla de luces y sombras, que le da unidad a la imagen, y que la hace ver más real; para
lograr esto, se pueden acudir a diversas herramientas como corrección de curvas y niveles, y
también, de ser necesario, como lo fue en este caso, se pinta en las zonas para corregir este
aspecto. El último paso, es el color. Éste se logra también editando las curvas, usando
herramientas de selección de color y sobre posición de capas.
Fig. 11 Desarrollo de la ilustración.
Composición digital. Adobe Photoshop.
23
Fig. 12 Ilustración finalizada
Mercado de Pulgas
Foto composición digital. Adobe Photoshop.
24
Antecedentes
Como ya lo había mencionado en algún punto, la angustia del paso del tiempo siempre ha estado
presente de alguna manera en una importante mayoría de mi trabajo en artes. En ellas se
relacionan intrínsecamente los cuatro elementos que conforman la espina dorsal de mi trabajo de
grado: El paso del tiempo, la memoria, la trascendencia de la memoria en el tiempo y la
mortalidad (o inmortalidad). Hay una insistencia en enfatizar la fragilidad de la vida y del ser
humano, no sólo en su aspecto físico, sino en su legado y memoria. Los siguientes trabajos son los
más representativos de esto último:
Empezando por el inicio de la carrera, “Matriarcalidad” fue hecho para la clase de Estudios
Visuales I. En ella muestro unas fotos de las mujeres en mi familia y a través del estilo de cada
época establecía momentos diferentes en la historia de la familia. Lo realmente importante de
esta obra, fueron los marcos que contienen estas fotografías. Fueron dibujados de manera
hiperrealista, y cada uno tiene un estilo específico de la época que representa la foto. A través de
Fig. 13 Matriarcalidad
25
este trabajo muestro lo que en estos momentos se hace tan relevante en el presente trabajo; la
memoria de una o un grupo de persona y los cambios estilísticos que resultan de cada época que
enriquecen la atmósfera de su recuerdo.
En tercer semestre en Fotografía experimenté con las posibilidades de esta técnica. La múltiple
exposición, trabajos con acetatos, exposiciones excesivamente largas, el movimiento; todo era
válido. Mi temática para el semestre fueron los objetos de la casa como espectadores pasivos.
Quería mostrar que cuando la casa no contaba con la presencia del ser humano, todo lo que la
decoraba cobraba vida, que había un universo en pausa cuando uno dejaba la casa y que volvía a
su normalidad cuando se regresaba. Así que por medio de estas fotografías caracterizaba las
decoraciones de la casa, resaltaba las expresiones faciales de las porcelanas y hacía parecer que
estuvieran vivas, expectantes. Para lograr esto, jugué con la luz y las sombras que proyectaban los
objetos; también hice acercamientos en partes específicas de su cuerpo para dar la sensación de
que son parte de algo vivo. En este semestre, iniciamos experimentos en el cuarto obscuro y
estudiamos las posibilidades que proveen los químicos, las diversas exposiciones y diferentes
técnicas de fotografía para acentuar ciertos aspectos de las fotografías, o cambiar la
representación en general de la imagen, que le aporta al espectador otro tipo de mirada y lectura
a la fotografía en cuestión. Es en efecto, la versión tradicional de lo que hago digitalmente con las
imágenes del presente trabajo.
26
“Tempus Fugit I” es una obra digital creada por medio de la Composición Digital. Es un término en
latín que significa “El tiempo vuela”, y su nombre lo dice todo; el tiempo pasa inexorablemente,
pasa y no puede ser capturado ni controlado. A través de ella muestro literalmente cómo el
tiempo se va ‘llevando’ las cosas y las personas, dado que nada queda y todo tiene un final.
Fig. 14,15 y 16 Fotografía Análoga. III Semestre.
2007.
Fig. 17 Tempus fugit I
Foto composición digital
2007
27
En IV Semestre, en la clase de Grabado II, iniciamos con técnicas de grabado en metal, y el tema
tratado es básicamente el mismo de “Tempus Fugit I”. El grabado en general es una técnica
esencialmente ilustrativa, se ha usado siempre en este ámbito de los libros y es con ellos que se
relaciona. La técnica de por sí ya habla de un viaje al pasado, ya que fue la primera técnica que
permitía una impresión masiva de una sola imagen, la repartición de estas y asimismo la
repartición del conocimiento a gran escala. En su momento quise valerme de esto para volver a
tratar este tema. Los químicos permiten una gran variedad de texturas que en gran medida son
producto del azar; entre más enjuagues tenga la plancha va a producir una mayor cantidad de
tonos de grises. Gracias a esta técnica, las imágenes traen una estética que inspiran vejez. Creé
escenarios sencillos, con la perspectiva ligeramente errónea, elementos absurdos y bloques de
textura, e involucré en cada una, una mujer cuyo cuerpo parecía desvanecerse. “En polvo eres y en
polvo te convertirás”. De nuevo, el tiempo no puede ser domado, y tampoco burlado.
Fig. 18 Aguafuerte. IV Semestre. 2007
28
Referentes
Duane Michals fue el primer artista de gran relevancia que encontré en el proceso de investigación
y en cuya obra encuentro referencias recurrentes a este proyecto. Ha ganado un espacio en la
historia del arte como uno de los fotógrafos más importantes gracias a su eterna innovación e
incansable sentido de la experimentación. En Duane Michals, el espectador no simplemente está
visualizando un aspecto de la cotidianidad, ni retratos de ciertos personajes; en su obra lo
importante yace entre líneas, ya que poseen una gran carga simbólica que usa para respaldar el
sentido de una historia o el concepto detrás
de lo que percibe el ojo.
“(Sobre la fotografía) (…) No hay otra forma
en el arte que reproduce la realidad con ese
tipo de fidelidad. Pero para mí, eso es decir
que las apariencias son lo único que
consideramos real. ¿Qué hay de todas esas
intimidaciones que realizamos los unos a los
otros? Estas experiencias, para mí,
constituyen la realidad” 3
Michals también se vale de sus herramientas
en la captura de la imagen para distorsionar y
acentuar aspectos visuales que soportan su
fondo. Es por ello que en muchas de sus
fotografías usa claro oscuros no
convencionales y poco ortodoxos. También
usa múltiples y/o largas exposiciones para
crear personajes etéreos y ambiguos. A veces
desecha todo esto y en cambio deja que los
actores de la escena usen objetos y
herramientas que contienen el aspecto más
importante de lo que dice en una imagen.
3 “There’s no other art form which reproduces reality with that kind of fidelity. But to me that is to say that
appearances are the only things which we consider to be real. What about all those intimidations, which we
perform to each other? These experiences, to me, constitute reality.”
“The Essential Duane Michals”. Livingstone, Marco. Editorial Little Brown. Primera Edición. Boston,
Massachusetts. 1997
Fig. 19 Duane Michals – “The Boogeyman”
Fotografía.
29
Ya se verá más adelante que en la obra de Duane Michals, conceptos como el tiempo y la memoria
están presentes constantemente, pues logra representar a su manera un sentido poderoso de la
vida y mortalidad del ser humano, tanto en las pasiones como los defectos que constituyen a una
persona. A través de estas imágenes el expone a la muerte, no como algo que debe ser temido,
sino como una aceptación de la realidad y una excusa para intensificar “el placer de vivir en el
ahora, pero no de una forma vacía y hedonista”4.
El aspecto más conocido de su obra, es la manera en que expone sus fotografías; en su gran
mayoría son series que narran acontecimientos (que suelen ser bastante absurdos y
extraordinarios), y casi todos están acompañados de un texto que exalta el propósito de la
imagen, más que narrarla. Así, más que literales, su obra es profundamente conceptual. Y es a ello
a lo que se refiere cuando su realidad la constituye mucho más de lo que capta un lente de una
cámara.
Acerca de la modificación de la realidad implementando elementos absurdos de la imaginación, el
siguiente artista que aparece de manera recurrente en mis intereses es el colombiano, David
Manzur. Se ha caracterizado dentro de la historia del arte por no pertenecer realmente a ningún
ismo, ya que un gran porcentaje de su obra posee muchas características diferentes e incluso
contradictorias que hace que se dificulte clasificarlo. Independientemente de sus obras figurativas;
abstractas; ya use óleo o pasteles; trabaje en un mural o sobre un pedazo de papel, reúne y repite
elementos hacia los que encuentro una relación estrecha con este trabajo.
4 “The Essential Duane Michals”. Livingstone, Marco. Editorial Little Brown. Primera Edición. Boston,
Massachusetts. 1997
Fig. 20 San Jorge y el Ángel
Pastel sobre papel. 65x50 cm
1989
Fig. 21 San Jorge al Infierno, de la serie San Jorge y el
Dragón
Serigrafía
1994
30
La obra de Manzur en su gran mayoría contiene elementos culturales que remiten tanto al pueblo
tradicional colombiano, como las altas cortes de algún lugar lejano medieval. Nacido él en Neira,
constantemente está recordando el pintoresco espacio de su lugar de origen, al mismo tiempo
que lo ubica en escenarios surrealistas que remiten a gran parte de la obra de Giorgio de Chirico y
de Dalí. No siendo suficiente, de manera recurrente incorpora en su obra otros elementos como
caballos, hombres y mujeres sin rostro, cuerpos femeninos desnudos en alguna esquina del
escenario, dragones, criaturas con alas, líneas, elementos geométricos, moscas y mandolinas.
Todo esto reunido en la gran mayoría de sus obras, que le dan ese aspecto particular un poco
enigmático y a ratos perturbador, tan característico de él. Es por medio de estos elementos que
mezcla la realidad de su origen, su país, y aspectos de otras tierras y de otras épocas, que hace que
la obra de él sea una extraña mezcla de una realidad con la que me puedo identificar, y al mismo
tiempo un lugar y un tiempo que sólo aparece en mi mente.
Piranesi es otro ejemplo de la mezcla de realidad y fantasía. En vida, este italiano fue
primordialmente arquitecto, profesión que se verá reflejada en los grabados por los que se le
recuerda. Por medio de su obra interpreta y crea lugares y obras arquitectónicas en su gran
mayoría del imperio romano, pero no simplemente por lo que son (o lo que queda de ellas), o
como hubieran podido haber sido, sino que acentúa ciertas características, como la naturaleza que
le rodea, obras o pedazos arquitectónicos monumentales (en el sentido más exagerado de la
palabra) que hacen que el resultado no parezca como un grabado de la realidad, sino lugares
creados por gente de épocas muy antiguas con habilidades de construcción y preservación
extraordinarias.
En múltiples ocasiones, estos lugares ilustran alguna escena de alguna leyenda propia de ese
espacio. Esta imagen hace parte de la serie Vedute di Roma, y contiene sutiles pero importantes
detalles, como el bote y la serpiente, recordando la leyenda de ese lugar y de cómo se erigió el
templo que se encuentra ilustrado.
Fig. 22 Vedute di Roma
Grabado. Aguafuerte.
495 x 724 mm.
1775
31
Jan Švankmajer es un director y artista checo, reconocido por su trabajo cinematográfico, en el
que usa animación en stop motion con muñecos, arcilla, plastilina, objetos de diversa naturaleza; y
logra crear un ambiente visual onírico y obscuro. En su versión (libremente interpretada) de la
obra de Lewis Carol, “Alice”, los personajes del país de las maravillas son representados por
muñecos y son animados por medio de la técnica del stop motion. Los movimientos extraños de
esos personajes acompañados por la maravillosa adaptación de sonidos establecen el ambiente
surreal tan característico de sus obras.
En la primera escena en donde Alicia se percata del conejo blanco, éste es inicialmente un animal
disecado expuesto dentro de un recipiente de vidrio que va cobrando vida sin percatarse de la
presencia de Alicia. Mientras ella lo vigila escondida desde una esquina del cuarto, el conejo se
deshace del aserrín del que está lleno y se prepara para una reunión formal a la cual él insiste que
“va tarde”. El conejo es inicialmente un objeto que (literalmente) cobra vida y una vez despojado
de su estado de “objeto” pasa a ser un animal vivo, se relaciona con las decoraciones de su
alrededor que pronto demuestra, no son simples objetos, ya que son en realidad su indumentaria.
Es decir, todo estaba ahí por una razón; el conejo que se pensaba estaba disecado, está en
realidad vivo, y se está preparando para salir a su viaje. Lo particular de Švankmajer, es su técnica,
ya que no se contenta en aprovechar las facilidades que ofrecen la herramientas de edición digital,
sino que lo burdo de su proceso vuelve mucho más real el muñeco que usa para darle vida al
conejo.
Haciendo referencia directa al objeto, me puedo dirigir ahora hacia los inicios de la fotografía con
Henry Fox Talbot. El creador del calotipo, y uno de los pioneros de la fotografía, tiene una
colección de imágenes increíblemente extensa que abarca un sinfín de temáticas, dado que
muchas de ellas son experimentos de su camino hacia el poder capturar una imagen de la realidad.
Esto, más que un problema, resulta fantástico como referente al presente trabajo por las
siguientes razones. Al retratar su cotidianidad, aún en los puntos que pueden parecer más
aburridos y comunes, Talbot nos está permitiendo una entrada al mundo como se conocía a
mediados del siglo XIX, que es particularmente interesante ya que no existe mucho registro
fotográfico de esta época tan temprana. El otro punto, hace referencia directa a este trabajo,
puesto que mi interés en el tiempo se concentra en los objetos que decoran una cotidianidad
común y corriente de un personaje ajeno y lejano, pero profundamente intrigante. Nada retrata la
realidad con suma fidelidad e inmediatez como la fotografía. La gran mayoría de su trabajo son
experimentaciones científicas en búsqueda del desarrollo de este nuevo sistema denominado
Calotipo. Es por eso que pueden haber imágenes que simplemente retraten una hoja, o la textura
de una tela de enlace, o simplemente sus alrededores, ventanas, repisas con vajillas y porcelanas,
asientos, salas.
32
El tiempo es también protagonista en sus fotografías, y es algo que él no anticipó, puesto que ellas
van tornándose amarillas, pedazos de la imagen continúan velándose, con el tiempo se han
arrugado, se han roto, y todas estas características acentúan el sentimiento de vejez de estas
fotografías. Incrementa su contenido conceptual relevante al presente trabajo, no sólo en como la
imagen se transforma, sino el papel que la contiene como tal, es también un objeto afectado por
el paso del tiempo. Es lo que sucede realmente en la vida real, y que visualmente intento recrear
por medio de las herramientas digitales y experimentaciones técnicas.
Ken Rosenthal es un ejemplo de esto último. Sus imágenes tienen visualmente algo similar a las de
Henry Fox Talbot, por el amarillo de la reproducción y el velado en ciertas partes de las imágenes.
Ya sea que las tome de manera digital o análoga, de una manera más sutil está recreando las
incidencias del paso del tiempo que se ven en una fotografía revelada por proceso químico. Su
formato predilecto es cuadrado y pequeño, y su obra consiste principalmente en series de
Fig. 23, 24, 25 y 26. En orden;
- “Oak tree in winter”, 1842-1843
- “Articles of Glass”, 1844, 13.2x15.1 cm
- “Nelson's Column under Construction, Trafalgar Square”, 1843, 22.5x18.7
- “Lace” 1844, 16x21.4 cm
33
fotografías que relatan un suceso o un concepto. A pesar que muchas de ellas no poseen nada
particular o especial, cobran sentido una vez se expone con las que complementan la serie,
haciendo que ésta sea en gran medida, contemplativa. Exalta más que un concepto particular, la
experiencia visual a través de sus personajes borrosos y efímeros, escenarios simples pero
intrigantes, y una paleta de color extremadamente limitada. Este aspecto visual no es un
accidente, sino que va estrechamente relacionado con la temática de cada una de sus series. De
ellas podemos enunciar a “Seen and not seen”, “Not dark yet” y “A dream half remembered”, y
todas se refieren a esos momentos de percepción que se encuentran entre los estados de
atención y del sueño.
5
5 Ken Rosenthal, página oficial. http://www.kenrosenthal.com/
Fig. 27, 28 y 29
Ken Rosenthal.
Extractos de las series; “A Dream Half Remembered, “Not Dark Yet” y “Seen and not seen”.
Fotografía.
34
La realidad es una cuestión de percepción…
No hay duda que muchas temáticas afines se entrelazan en este trabajo. He partido de un interés
por el paso del tiempo y la trascendencia de la memoria de un individuo, que me ha llevado a la
creación de historias y a indagar en la fantasía creadora que juega en este proceso. Dispongo
también en las ilustraciones de la obra, este rico mundo de la imaginación modificadora de
realidades, en donde me refiero a alguien del pasado a través de imágenes que surgen de la
lectura de un objeto en particular, y por esto, se hace pertinente indagar un poco más en este
punto.
El trabajo intenta tener una secuencia cíclica con todos los elementos que la componen. El punto
de partida esencial es la trascendencia de la memoria. Ella encuentra su vehículo en el paso del
tiempo, pues son los cambios de momentos y el avance de los sucesos que transforman el
presente efímero en pasado, y transforma el futuro en un concepto con un límite de realización
específico. Así, lo único verdaderamente real, en cierto sentido que explicaré más adelante, es el
pasado. Éste no se modifica formalmente; aunque tal vez de manera única (y de manera irónica
también), en la mente humana.
El tiempo no simplemente pasa. Lo que encuentro fascinante en este concepto es la inexorabilidad
del envejecimiento en absolutamente todo, que hace resaltar de sobremanera la mortalidad de lo
físico y la absurda idea de inmortalidad. Ya sean objetos creados por el hombre o productos de la
propia naturaleza, eventualmente encontrarán un fin.
Mencioné anteriormente cómo el arte le proporciona inmortalidad al ser humano, al ser esta
mucho más longeva que el cuerpo de un hombre y al tener la capacidad de transportar sus ideas a
través de los tiempos, hacia gente completamente distante en todo sentido. Más que el arte en sí,
lo que sobrevive inevitablemente es la idea o el concepto en ese arte. Así fue como grandes obras
literarias como La Odisea o La Ilíada lograron llegar a las repisas de nuestras bibliotecas; no fueron
inicialmente consignadas en hojas, libros o piedras. No, su medio primario fue el habla. La idea de
estas obras trascendió en el tiempo, no sólo por su riqueza mitológica y narrativa, sino por el
mismo ejercicio intelectual de la transmisión de historias e ideas. Finalmente, es la idea la que
trasciende en el tiempo.
Sin embargo, es claro que de sobrevivir, lo hacen no en su forma original, puesto que sufren de un
sinfín de modificaciones a tal punto de no estar completamente seguros de lo que las conforman
tanto en contenido como en forma. Y es así como es claro, que nada está exento de ser
modificado por esta poderosa fuerza de cambio.
35
La incidencia del tiempo en los objetos se revela de diversas maneras; los elementos se oxidan, se
tornan amarillos, les cubre el polvo, se opacan las transparencias, son atacados por inclemencias
del tiempo, moho, aumentan las probabilidades de ser rotos, ensuciados y demás cosas que
puedan ocurrir. Un espectador detecta de manera inmediata cuando se encuentra con algo que
probablemente ha vivido mucho más que él mismo. Así como el tiempo modifica la parte física de
ese objeto en particular, esas mismas características en su cuerpo de decadencia empiezan a
modificar ideas en la mente del espectador, que serían diferentes de no tener el objeto incidencias
del tiempo. Es acá cuando la percepción e imaginación de diferentes personas, otorgan un sinfín
de significados e historias, contenidas en un simple objeto sucio y viejo.
¿Qué sucede con estos objetos? La experimentación de la sensibilidad humana siempre va a
generar nuevos matices a esta pregunta. Se puede referir a diversos autores que también han
indagado en esto.
Jean Baudrillard en su libro “El sistema de los objetos”, hace un análisis muy extenso del valor del
objeto y sus diversas características, tal y como qué materiales lo conforman, qué estilo poseen
sus formas, cuál es la significancia de los lugares comunes donde se pueden encontrar, y cientos
de características más. Aún con esta variedad, es de notar que el objeto “antiguo, exótico,
barroco, (y) folklórico”, es decir, aquel objeto al que yo me refiero como rico en historia y sobre el
cual el tiempo ha incidido gravemente, tiene un papel protagonista en sus páginas.
“La exigencia a la que responden los objetos antiguos es la de un ser definitivo, un ser consumado.
El tiempo del objeto mitológico es el perfecto: es lo que tiene lugar en el presente como si hubiese
tenido lugar antaño, y lo que por esa misma razón está fundado en sí mismo es “auténtico”. El
objeto antiguo es siempre, en la acepción rigurosa del término, un “retrato de familia”. Es en la
forma concreta de un objeto donde se realiza la inmemorialización de un ser precedente, proceso
que equivale, en el orden de lo imaginario, a una elisión del tiempo. Es lo que, evidentemente, les
falta a los objetos funcionales, que no existen más que actualmente, en indicativo en imperativo
práctico, que se agotan en su uso sin haber tenido lugar antaño y que, si bien aseguran más o
menos bien el entorno en el espacio, no aseguran el entorno en el tiempo. El objeto funcional es
eficaz, el objeto mitológico es consumado. Ese acontecimiento consumado al cual significa es el
nacimiento. Yo no soy el que es actualmente, pues eso es la angustia, yo soy el que ha sido,
conforme al hilo de un nacimiento inverso del que este objeto me es signo, que desde el presente se
hunde en el tiempo: regresión. El objeto antiguo se nos da como mito de origen”.6
De esta manera, intenta explicar la fascinación hacia la historia con relación los objetos del
pasado. Estos no son simplemente decoraciones de la casa; son sobrevivientes del pasado que al
verlos, transforman una idea de la historia, de acontecimientos y épocas que sucedieron mucho
antes, y de esta manera, los vuelve reales. Es acá donde se explica el sincretismo de épocas, una
de las características más fascinantes que encuentro en el objeto; vuelve al pasado real, y en mi
presente, este objeto histórico todavía existe y tiene vida.
6 “El sistema de los objetos”. Baudrillard, Jean. Letra e. México. 1969. Pg. 85
36
Por otro lado, Gastón Bachelard trae a colación una característica muy importante en este proceso
de lectura de objetos, que se hace por demás, esencial en el proceso de creación y la lectura de las
ilustraciones: La imaginación.
“Para iluminar filosóficamente el problema de la imagen poética es preciso llegar a una
fenomenología de la imaginación. Entendamos por esto un estudio fenomenológico de la imagen
poética cuando la imagen surge en la conciencia como un producto directo del corazón, del alma,
del ser del hombre captado en su actualidad”.7
Recordemos que Bachelard al referirse a la “imagen poética” se refiere esencialmente a la imagen
que surge en el pensamiento de una persona en el proceso de leer un poema. Sin embargo, no la
limita ahí, puesto que considera que similares lecturas se hacen con respecto a las obras de arte,
recursos literarios, e inclusive lo más esencial, que es un objeto. Esta “lectura” se hace por medio
de lo que él se refiere como una “fenomenología de la imaginación”, es decir, qué eventos, qué
formas o circunstancias generan un proceso imaginativo en la mente humana, que finalmente es
herramienta esencial e intrínseca al momento de ver una imagen o leer una historia. De esta
manera, el alma “inaugura” la forma, le proporciona una lectura y un significado que sobrepasa
sus meros límites funcionales y fríos. De esta manera, la persona al momento de enfrentarse con
un objeto que reúne el sentido de antigüedad, le atribuye características, lo empieza a leer,
descubre cosas en él, su forma, sus materiales. En el proceso, el objeto se revela ante ella y
empieza a adquirir características que la persona le atribuye gracias a este proceso de la
imaginación, que inevitablemente está directamente relacionado con sus propios recuerdos y
experiencias.
Sin embargo, Bergson en su libro “Materia y Memoria”, le resta importancia a este punto puesto
que dice que la imagen resultante nunca es un producto de la imaginación, dado que esta nunca
es creadora sino un mero juego de fantasías y recuerdos. Para contrarrestarlo, Bachelard dice que
la imaginación es una potencia mayor de la naturaleza humana; una de las herramientas más
grandes y singulares de nosotros, los seres “racionales”. Puedo ubicar este trabajo más hacia la
línea de pensamiento de Bergson, aunque exista una profunda afinidad a los conceptos de la
inauguración de las formas por medio del alma. Esto sucede, porque es precisamente parte del
proceso creativo de las imágenes que constituyen el presente trabajo. Ellas parten de un objeto
que en efecto existen, y también parten de anécdotas y personajes reales. Sin embargo, para
enriquecer el contenido de la historia creada, la imaginación reúne todas estas características
primarias de mi objeto de elección, que fue el abanico, y las modifica para crear finalmente la
historia representada. De esta manera, el recurso de la imaginación transforma totalmente la
‘realidad’ expuesta en las ilustraciones finales, y les da la posibilidad de ser consideradas no como
una fotografía, ya que esta es una captura de la realidad, sino como imágenes que gracias a su
tratamiento visual no solamente están relatando un acontecimiento, sino que están incitando a
que la persona las lea con algo más que con su mente racional.
7 “La Poética del Espacio”. Bachelard, Gastón. Breviarios del Fondo de Cultura Económica. México.2010.Pg. 9
37
Ahora bien, si dispongo las ilustraciones en un álbum fotográfico que ilustra la historia que surgió
de este objeto, ellas serían realmente, fotografías. En su sentido estricto y formal, no lo son, ya
que están compuestas de muchos elementos diferentes, no solamente fotográficos, sino texturas
creadas con pinturas y materiales de la vida real y también pintura digital, entre otros elementos
que surgirán a lo largo del proceso. Esto resulta en imágenes que no simplemente retratan la
realidad como se ve a través de un lente, sino que esta va a editarse exagerando aspectos de ella
misma, que le proporcionan nuevas lecturas y refuerzan la idea de que ellas no son retratos de la
realidad, sino retratos del recuerdo mismo. Sin embargo, como están dispuestas en el álbum, así
se les considerará en el momento de abrir el libro.
Esto último le proporciona un nuevo matiz a mi trabajo, si consideramos el punto de vista de
Susan Sontag sobre la fotografía. Es de mencionar ya que estoy enfrentando aspectos de la
realidad (hechos fehacientes) versus una historia que es esencialmente falsa sobre un soporte
calificado como el medio artístico que captura de manera fehaciente la realidad.
Según Sontag, la fotografía es el medio artístico fundamentalmente surreal, ya que a pesar de que
es la técnica que captura la realidad de la manera más específica a comparación de cómo se hacía
en las épocas anteriores por medio de la pintura, el dibujo, el grabado y demás técnicas; captura
una realidad que primero, está sesgada puesto que el lente no lo alcanza a capturar todo y la
imagen resultante depende del punto de vista del fotógrafo, y segundo porque la realidad que
captura, que es un momento del presente, deja de existir, porque el presente es efímero, y esa
realidad que capturó deja de ser presente. El tiempo para Sontag, como se puede ver, es también
un elemento fundamental en la fotografía, ya que esta captura al tiempo mismo; las fotografías
son esencialmente retratos de la antigüedad, que conservan el pasado mientras que el presente
sigue siendo una realidad ‘perecedera, insuficiente e inclasificable’.
“(…) Estas fotografías, concretas, particulares, anecdóticas (aunque la anécdota haya sido
borrada) –momentos de un tiempo perdido, de costumbres desaparecidas-, nos parecen ahora
mucho más surreales que toda fotografía abstracta y poética a fuerza de sobreimpresión,
subimpresión, solarización y lo demás. Al creer que las imágenes que buscaban (los surrealistas)
provenían del inconsciente, cuyos contenidos, como fieles freudianos, consideraban atemporales y
universales, los surrealistas no comprendieron lo más brutalmente conmovedor, lo irracional, lo no
asimilable, lo misterioso: el tiempo mismo. Lo que vuelve surreal una fotografía es su irrefutable
patetismo como mensaje de un tiempo pasado (…)”.8
La realidad en el arte es entonces una cuestión de percepción, y asimismo es la realidad de mi
historia, cuyo soporte físico, la supuesta fotografía que en realidad no es, complica aún más el
significado del tiempo por medio del objeto, retratado en esta serie de ilustraciones.
¿Es mi libro / álbum entonces, un intento de convencer al espectador sobre una realidad? No es
mi intención primaria crear un libro que funcione como un falso documento, teniendo en cuenta
8 “Sobre la Fotografía”. Sontag, Susan. Editorial Alfaguara. Primera Edición. Colombia. 2005. Pg. 83.
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que éste se ve en efecto como un álbum de fotos real, que contiene fotos reales, a pesar de lo que
está ilustrado en ella. En cierto modo, tengo toda esta reunión de elementos mencionados
anteriormente, que uso para conocer los límites de la percepción mía y del espectador. Mía, ya
que en mi proceso creativo mezclo historia con hechos fehacientes; y con respecto al espectador,
ya que se encuentra con un medio que retrata la realidad esencialmente, pero que pronto
descubre los elementos oníricos y absurdos que conforman las ilustraciones. Nunca me refiero al
libro ni a las imágenes que contiene, como reconocimiento de una única realidad. Es simplemente
el soporte de una historia, el relato que se basa en ilustraciones que retratan al recuerdo mismo,
no a la realidad.
Ahora bien, de vuelta al objeto, ¿en dónde se ubica el en la actualidad? Tal como sucedió en la
revolución industrial, el mundo se enfrenta a una revolución tecnológica, donde la presencia del
objeto (o máquina) se ha vuelto desechable. Hoy día prima lo minimalista y el contenido
informático digital. Poco se conserva y poco se heredará a nuestros hijos, ya que predominan las
modas que cambian en cuestión de meses, y los implementos que ya se han vuelto indispensables
en nuestro diario vivir, como un computador, resultan obsoletos a causa del avance tecnológico.
Baudrillard resume nuestra fascinación como personas modernas en referencia al pasado que
vislumbramos a través de un objeto viejo o “folklórico”, como él se refiere (puesto que según él, la
manera en que leemos el pasado a través de un objeto antiguo es similar a como leemos una
cultura ajena a través de sus objetos e imágenes típicas).
“De hecho, el objeto antiguo se integra por completo en las estructuras de ambiente, puesto que,
allí donde se encuentra presente, es vivido en bloque como “cálido”, por contraposición a todo el
entorno moderno “frío”.”9
En otra ocasión, Baudrillard en su texto hace referencia al comienzo de la novela de Georges
Pérec, “Les Choses”, en donde hace una descripción de su alrededor. Se refiere a cómo el lugar
está tan plagado de objetos de moda, los cuales encuentra vacíos, y que a causa de que se ha
perdido el sentido de conservar los objetos de valor histórico, este espacio (la sala de una casa)
que alguna vez fue una fuente de objetos y espacios simbólicos, ahora simplemente está tapizada
con objetos que representan signos, nada más.
“Es evidente que aquí, nada, salvo la especie de nostalgia densa y blanda de este “interior”, tiene
valor simbólico. Basta comparar esta descripción, con una descripción de Balzac, para ver que
ninguna relación humana está inscrita aquí en las cosas. Todo es signo y signo puro. Nada tiene
presencia, ni historia, y todo, por el contrario, es rico en referencias: oriental, escocesa,
norteamericana primitiva, etc. Todos estos objetos no tienen más que singularidad.: son
abstractos en sus diferencias (su modo de ser referencial) y se combinan precisamente en virtud
de esta abstracción. Estamos en el universo del consumo.” 10
9 “El sistema de los objetos”. Baudrillard, Jean. Letra e. México. 1969. Pg. 85
10 “El sistema de los objetos”. Baudrillard, Jean. Letra e. México. 1969. Pg. 226
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Una vez más me encuentro con la ironía de lo mencionado anteriormente, y la técnica principal
con que se desarrollaron las imágenes, que es foto composición digital. ¿Por qué entonces, no lo
hago por medio de la fotografía análoga, usando rollos fotográficos y químicos para acentuar aún
más la ilusión de antigüedad de las imágenes? Hay dos razones para ello. La primera, en vista de la
numerosa cantidad de imágenes, la opción digital reduce considerablemente el tiempo y previene
accidentes típicos que conlleva manejar estos materiales. Todavía refiriéndome a este punto, me
encuentro en un lugar creativo donde este recurso digital es mi herramienta predilecta en estos
momentos, ya que me permite jugar con la ilusión de realidad y fantasía de un modo mucho más
creíble que con la técnica análoga. La segunda razón de peso posee una importancia más
conceptual, ya que encuentro un diálogo amigable entre esta técnica digital, fría e indiferente, con
un lenguaje más tradicional y vulnerable al paso del tiempo. Antes de verlo como una
contradicción, lo veo como un punto de equilibrio entre mi respeto hacia el pasado y el paso del
tiempo, y la comodidad e infinitas posibilidades que me proporciona el mundo digital. De esta
manera, no utilizo esta herramienta para crear arte del mismo corte de los objetos-signo a los que
se refiere Baudrillard, que son minimalistas, fríos y con un mensaje publicitario, sino que revivo los
aspectos visuales y bellamente decadentes que me inspiran los objetos simbólicos de una
poderosa carga histórica.
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Conclusiones
El tiempo, como se especificó al inicio del trabajo abarca casi todos los aspectos de la vida humana
y todas las áreas del conocimiento. A lo largo del proceso, me encontré con una serie de
conceptos que parten del mismo lugar, están estrechamente relacionados y, aunque por si mismo
merecen un análisis monumental, me fue imposible de separar, ya que cada uno sostiene la
presencia del otro en el presente trabajo. Es por ello, que intenté identificar los principales
jugadores, y relacionarlos de manera cíclica, para que de esa manera, cada uno se ubique en la
posición necesaria.
Representa también un orden del proceso, y la manera como se conecta cada uno de estos
conceptos. Al retirar cualquiera de estos de este ciclo, el trabajo se encuentra con dificultades
para poder argumentar su forma y contenido. De esta manera, el concepto general y cargado
profundamente de diverso significado, el tiempo, se empieza a simplificar para identificar el
problema real, que es la angustia del paso del tiempo y de cómo la memoria lo sobrevive. Para
llegar a un punto donde este concepto se pueda representar, primero se concentró en los efectos
visibles del tiempo, que genera la decadencia de las cosas, puesto que todas tienen un ciclo de
vida. En ese punto, el objeto se convirtió en principal protagonista y actor que transmite esa idea
mortalidad e inmortalidad.
Fig. 30
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Se pasa entonces, a su solución formal, la creación de la historia mezclando aspectos de la realidad
y recursos de la fantasía, que finalmente encuentra su nicho en el álbum de fotos y la secuencia de
imágenes contenida en ella. El libro es el resultado en su complejidad. Como colector de imágenes,
no solo se presenta como el soporte, sino que su forma remite de nuevo al concepto del objeto
histórico, envejecido y rico en contenido, que reafirma la fascinación por el tiempo contenido en
un objeto, y la extraña ilusión de presenciar un pasado desde el presente.
No por esto hay que descartar el protagonista esencial, que es la trascendencia de la memoria a
través del tiempo, por medio de un objeto. Fue necesario acudir a los conceptos de mortalidad,
inmortalidad, la fantasía modificadora de realidades, y el tipo de realidades que se generan a
partir de este proceso creativo. De esta manera, inicié el trabajo de la manera en que cualquier
investigación científica hubiera empezado (aunque ese proceso de pensamiento dista del
presente); la exploración. A partir de un ideal de la trascendencia de la memoria, inicié una
exploración de cosas que hablaran de ello, y fue así como finalicé identificando al objeto como
representante complejo de esto. El objeto es, finalmente, la maquinaria que genera esta serie de
procesos mentales, que remite al recuerdo.
A través de este trabajo, puedo finalmente identificar la problematización inicial, razón de fondo
para el proceso de la obra: La angustia del paso del tiempo. Es en mi condición de mortal y de ser
humano, que me siento conmovida por el fin de cada ciclo, y el inicio de nuevos. Mi fascinación
por fenómenos naturales que hacen parte esencial de nuestro desarrollo, que definen momentos
clave en la vida de cada uno, y que es fundamentalmente inexorable.
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Bibliografía
“La Poética del Espacio”. Bachelard, Gastón. Breviarios del Fondo de Cultura Económica.
México. 2010.
El sistema de los objetos. Baudrillard, Jean. Letra e. México. 1969.
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Editorial Cactus. Buenos Aires, Argentina. 2007
“Las Casas que Hablan; Guía histórica del barrio de la Candelaria de Santafé de Bogotá”.
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Primera Edición. Colombia. 1994.
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“William Henry Fox Talbot”. Batchen, Geoffrey. Editorial Phaidon. Primera Edición. 2008.
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Alemania. 2001.
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edición, Marzo 1999. Cuarta reimpresión, Noviembre de 2007
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Ken Rosenthal, página oficial. http://www.kenrosenthal.com/images.htm