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Mtra. Pilar Luna Erreguerena SUBDIRECCIÓN DEARQUEOLOGÍA SUBACTICA, INAH Congreso científico de Arqueo- logía Subacuática, del Comité Internacional del Patrimonio Cul- tural Sumergido (ICUCH). XII Asamblea de ICOMOS México 1999, Congreso Mundial de Conservación del Patrimonio Monumental, 16-21 de octubre, 1999. Aunque la arqueología subacuática esunadisciplina relativamente jo- ven en nuestro país, el camino recorrido durante veinte años incluye importantes investigaciones tanto en aguas interiores como marinas. En estos momentos, el proyecto que representa a la arqueología subacuática mexicana es el que estudia a la Flota de la Nueva España que zarpó de Cádiz en 1630, y se hundió en la Sonda de Campeche en 1631 a causa de una tormenta. De manera simultanea. a través de este proyecto se elabora un inventario y diagnóstico de recursos culturales sumergidos en el Golfo de México. Los restos de esta flota, que transportaba uno de los cargamentos eco- nómicos más importantes de la época virreinal, forman parte del patri- moniocultural sumergido de nuestro país y están siendo estudiados desde 1995 por investigadores de la Subdirección de Arqueología Subacuáti- ca deIINAH, bajo el patrocinio del Fideicomiso para el Rescate de Pe- cios y de otras instituciones. El Proyecto de Investigación de la Flota de la Nueva España de 1630-1631 esconsiderado como uno de los más sobresalientes de América Lati- na. Gracias a una intensa consulta de archivos realizada durante los últi- mos cuatro años en varios estados de la República Mexicana, España y Cuba, se ha logrado obtener un valioso cúmulo de información que ha permitido conocer pormenores de la historiay tragedia de esta flota, así como determinar áreas de búsqueda en lasaguas del Golfo de México. Hasta ahora se han llevado a cabo trestemporadas de campo, dos en la Sonda de Campeche en 1997 y 1998, respectivamente, y la última en las aguas de la plataforma continental veracruzana en 1999. Debido a que este proyecto fue diseñado desde un principio como un estudio multidisciplinario, interinstitucional e internacional, en cada una de las campañas de mar han participado especialistas de diversas disciplinas, instituciones y países, entre los que están Argentina, Honduras, Uruguay, Puerto Rico y Estados Unidos. El proyecto cuenta con uno de los equipos de detección remota más avanzados, diseñado especialmente para detectar restos culturales su- mergidos en profundidades a las que resultaría muy difícil acceder, valiéndose únicamente del buceo. Se trata del Sistema de Información Geográfica ESPADAS (Equipos y Sistemas de la Plataforma de Adquisición de Datos Arqueológicos Sumergidos). Gracias a este sistema, durante las tres campañas de mar se ubica- ron y registraron más de cien anomalías que contienen vestigios cul- turales. Entre éstas hay elementos aislados como anclas, cañones y otras piezas de artillería, así como restos de naves antiguas que es- n siendo analizados para determinar si pertenecen o no a dicha flota.

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Mtra. Pilar Luna ErreguerenaSUBDIRECCIÓN DE ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA, INAH

Congreso científico de Arqueo-logía Subacuática, del ComitéInternacional del Patrimonio Cul-tural Sumergido (ICUCH). XIIAsamblea de ICOMOS México1999, Congreso Mundial deConservación del PatrimonioMonumental, 16-21 de octubre,1999.

Aunque la arqueología subacuática es una disciplina relativamente jo-ven en nuestro país, el camino recorrido durante veinte años incluyeimportantes investigaciones tanto en aguas interiores como marinas. Enestos momentos, el proyecto que representa a la arqueología subacuáticamexicana es el que estudia a la Flota de la Nueva España que zarpó deCádiz en 1630, y se hundió en la Sonda de Campeche en 1631 a causade una tormenta. De manera simultanea. a través de este proyecto seelabora un inventario y diagnóstico de recursos culturales sumergidosen el Golfo de México.

Los restos de esta flota, que transportaba uno de los cargamentos eco-nómicos más importantes de la época virreinal, forman parte del patri-monio cultural sumergido de nuestro país y están siendo estudiados desde1995 por investigadores de la Subdirección de Arqueología Subacuáti-ca deIINAH, bajo el patrocinio del Fideicomiso para el Rescate de Pe-cios y de otras instituciones.

El Proyecto de Investigación de la Flota de la Nueva España de 1630-1631está considerado como uno de los más sobresalientes de América Lati-na. Gracias a una intensa consulta de archivos realizada durante los últi-mos cuatro años en varios estados de la República Mexicana, España yCuba, se ha logrado obtener un valioso cúmulo de información que hapermitido conocer pormenores de la historia y tragedia de esta flota, asícomo determinar áreas de búsqueda en las aguas del Golfo de México.

Hasta ahora se han llevado a cabo tres temporadas de campo, dos enla Sonda de Campeche en 1997 y 1998, respectivamente, y la últimaen las aguas de la plataforma continental veracruzana en 1999. Debidoa que este proyecto fue diseñado desde un principio como un estudiomultidisciplinario, interinstitucional e internacional, en cada una de lascampañas de mar han participado especialistas de diversas disciplinas,instituciones y países, entre los que están Argentina, Honduras, Uruguay,Puerto Rico y Estados Unidos.

El proyecto cuenta con uno de los equipos de detección remota másavanzados, diseñado especialmente para detectar restos culturales su-mergidos en profundidades a las que resultaría muy difícil acceder,valiéndose únicamente del buceo. Se trata del Sistema de InformaciónGeográfica ESPADAS(Equipos y Sistemas de la Plataforma de Adquisiciónde Datos Arqueológicos Sumergidos).

Gracias a este sistema, durante las tres campañas de mar se ubica-ron y registraron más de cien anomalías que contienen vestigios cul-turales. Entre éstas hay elementos aislados como anclas, cañones yotras piezas de artillería, así como restos de naves antiguas que es-tán siendo analizados para determinar si pertenecen o no a dicha flota.

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Todos estos hallazgos han sido registrados ya en elinventario de recursos culturales sumergidos en elGolfo de México, que este equipo de investigado-res prepara. Vale la pena señalar que en la mayo-ría de estos sitios se detectaron huellas de saqueo,incluyendo el uso de dinamita.

Debido a que el objetivo de las tres temporadas decampo era la prospección y no la extracción deobjetos, hasta ahora sólo se han sacado del mar al-gunas piezas diagnósticos que se consideraron impor-tantes para la investigación o bien que se encontrabanexpuestas o en peligro de ser destruidas o saquea-das. Sin duda la recuperación más importante ha sidola de una colección de cuarenta Iingotes de plomo,localizada en el arrecife Triángulos, en la Sonda deCampeche. Dichos lingotes estaban a pocos metrosde profundidad y mostraban huellas de saqueo, porlo que se decidió extraerlos como una medida de pro-tección. Actualmente se encuentran en ellaborato-río el Templo Mayor, donde son sometidos a lostratamientos de limpieza y conservación adecuados.El estudio de esta colección y el sitio del que pro-vienen son tema de tesis de dos de los investigado-res de este proyecto.

Puede decirse que el Proyecto de Investigación dela Flota de la Nueva España de 1630-1631 empezó arendir frutos que permiten augurar que el futuro dela arqueología subacuática en México es promete-dor, en parte porque los hallazgos realizados hastaahora tanto en la consulta de archivos como en lostrabajos de campo han conducido al descubrimien-to de un gran número de sitios que contienen vesti-gios y que seguramente redundarán en nuevosproyectos que seguirán contribuyendo al desarrollode esta disciplina, así como a la eventual creacióndel primer museo de la navegación en este país.Además, el cúmulo de información obtenida consti-tuye ya una importante contribución al conocimien-to no sólo de esta flota sino de la historia de cincosiglos de navegación en aguas mexicanos.

Entre los principales objetivos de este proyecto es-tán el de crear conciencia en cuanto a la importan-cia y el valor del patrimonio cultural sumergido, formar

a nuevos arqueólogos subacuáticos y continuar lalucha en contra de los buscadores de tesoros, asícomo por la creación de leyes que protejan demanera específica a este importante legado que yaceen las aguas nacionales.

A lo largo de casi veinte años, la arqueología suba-cuática mexicana se ha ganado el reconocimientoy el respeto de la comunidad científica internacio-nal gracias a su postura de manejo y defensa delpatrimonio cultural sumergido. Una demostración deesto fue el hecho de que el Comité Internacional delPatrimonio Cultural Sumergido (ICUCH)-del cual Méxicoes miembro desde su creación, en 1992- aceptaraefectuar su reunión anual en nuestro país, dentro delmarco de la XII Asamblea de ICOMOS México 1999Y del Congreso Mundial de Conservación del Patri-monio Monumental, del 16 0121 de octubre del añoen curso. Cabe resaltar que por primera vez se 'in-corporó a la arqueología subacuática como uno delos comités científicos de ICOMOS y también quecomo parte de estos eventos se inauguró en la SalaSiqueiros del Palacio de Bellas Artes una exposiciónsobre el patrimonio cultural sumergido y la arqueo-logía subacuática en México

Durante tres días se celebró en la capital mexicanael Congreso Científico de Arqueología Subacuática,al cual asistieron renombrados especialistas en estecampo. provenientes de trece países: Argentina,Colombia, las Islas Caimán, Puerto Rico, Venezuela,Uruguay, Portugal, Holanda, Dinamarca, Noruega,Estados Unidos, Canadá y Australia.

Por parte de México y de la Subdirección de Arqueo-logía Subacuática del INAHhablaron los arqueólogosPilar Luna Erreguerena y Jorge Manuel Herrero Tovar,y la etnohistoriadora Flor de María Trejo Rivera. En sutrabajo, la arqueóloga Luna, titular de esta depen-dencia, hizo un recuento del pasado, presente y fu-turo de esta disciplina en nuestro país, enfocándoseen el proyecto sobre la Flota de la Nueva España de1630-1631, del cual es directora.

Jorge Manuel Herrero tocó el tema del uso de siste-mas de información geográfica e instrumentos de

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detección remota y su empleo desde una perspec-tiva antropológica en proyectos arqueológicos suba-cuáticos, citando específica mente la aplicación delESPADASen el Proyecto de Investigación de la Flotade la Nueva España de 1630-1631. Dijo que contarcon este avanzado sistema también ha permitido in-tegrar resultados de trabajos de otras disciplinas -comola cartografía, la biología y la geofísica- para enri-quecer la investigación y ayudar en la detección derecursos culturales sumergidos en aguas mexicanas.Mientras tanto, Flor de María Trejo se refirió a la im-portancia de investigar en archivos históricos comoparte vital de un proyecto de arqueología subacuá-tica, describiendo cómo se acerca un investigadora manuscritos que tienen cientos de años de antigüe-dad, cuáles son sus herramientas y qué informaciónle es útil para interpretar un naufragio. Como ejem-plo se refirió a algunos de los resultados de la inten-sa consulta de acervos coloniales que se ha realizadoen la República Mexicana, España y Cuba, como partedel proyecto sobre la flota arriba mencionada.

Entre los especialistas que asistieron a este congre-so estuvo el arqueólogo Robert Grenier, del ServicioNacional de Parques de Canadá y presidente delICUCH/ICOMOS, quien describió uno de sus trabajosmás importantes: la excavación de una flota vascadel siglo XVI descubierta en 1978 en Red Bay, al surde Labrador. Concluyó enfatizando que hoy en díalos arqueólogos subacuáticos están mucho más pre-parados para enfrentar los retos y más conscientesde la necesidad de proteger el patrimonio culturalsumergido, apoyados por una coyuntura internacio-nal cada vez más positiva, prueba de lo cual es elProyecto de Convención de la UNESCOpara prote-ger este legado y el éxito obtenido por la Carta In-ternacional de ICOMOS sobre Protección y ManejoOperativo del Patrimonio Cultural Subacuático.El arqueólogo Juan Vera Vega, director del Consejopara la Conservación y Estudio de Sitios y RecursosArqueológicos Subacuáticos de Puerto Rico, señalóla necesidad de que los países de América Latina yel Caribe trabajen juntos en la investigación, defen-sa y protección de su patrimonio cultural sumergido,a pesar de sus diferentes grados de desarrollo en elcampo de la arqueología subacuática, ya que todos

enfrentan las tremendas presiones de los buscado-res de tesoros, a quienes llamó los "piratas y corsa-rios modernos".

La doctora Margaret Leshikar-Denton, del MuseoNacional de las Islas Caimán, afirmó que los paísesen la zona del Caribe contienen importantes sitiosculturales sumergidos y, por lo tanto, son blancoperpetuo de los buscadores de tesoros. Relató cómo,aunque algunos gobiernos de la zona han sido en-gañados y han perdido parte de esta herencia cul-tural, actualmente se están uniendo a organizacionesno lucrativas e instituciones académicas para reali-zar proyectos de arqueología subacuática, lo cuales ciertamente una manera distinta de empezar elnuevo milenio. En este sentido, destaca la recientecreación del Grupo Latinoamericano y del Caribe(GRULAC),dedicado a la protección del patrimoniocultural sumergido en la zona.

Francisco J. S.Alves, director del Centro Nacional deArqueología Náutica y Subacuática de Portugal, hablósobre el papel que ocupa su país en los dos planosesenciales en los que se juega hoy en día el destinodel patrimonio cultural subacuático: el de la gestióny el de la investigación. Recordó el lugar prioritarioque jugó Portugal dentro de la navegación a partirdel siglo XVI, razón por la cual sus aguas contienenun patrimonio cultural milenario de gran diversidady riqueza arqueológica. Señaló que, aunque hastahace menos de diez años no se contaba con una ver-dadera tradición de gestión e investigación en estaárea, esto ha cambiado drástica mente debido engran parte a la presión de los buscadores de teso-ros, nacionales y extranjeros. Hoy en día, Portugalcuenta con una ley específica respecto al patrimo-nio cultural subacuático y con el centro que él diri-ge.

El trabajo del arqueólogo Daniel J. Lenihan, jefe dela Unidad de Recursos Culturales Sumergidos del Ser-vicio Nacional de Parques de Estados Unidos, cuyosarqueólogos han colaborado en dos de las tempo-radas de campo del Proyecto de Investigación de laFlota de la Nueva España de 1630-1631, habló sobrecómo las leyes de algunos estados norteamericanos

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otorgan a los buscadores de tesoros acceso a losrecursos culturales sumergidos. Esto, dijo, coloca asu agencia -la más importante del país en cuanto apreservación- en una situación cada vez más difícil,por lo que se ha tenido que elaborar una estrategiapara proteger dichos bienes, la cual consiste en lo-calizar, inventariar y sacar la mayor cantidad de in-formación posible de los sitios. Para esto cuentan conel Sistema de Información Geográfica ADAp,desarro-llado por ellos mismos y uno de los más avanzadosdel mundo para la detección remota de restos cul-turales sumergidos. Fue precisamente a partir de estemodelo y con la ayuda de esta Unidad que se dise-ño el sistema ESPADASpara el proyecto mexicano dela flota.

La última de las siete ponencias introductorias quese presentaron durante la primera sesión del CongresoCientífico de Arqueología Subacuática fue la delabogado danés Carsten Lund, de la División de Pa-trimonio Cultural de la Agencia Nacional de MedioAmbiente de Dinamarca, quien se refirió a los avan-ces logrados en las reuniones de expertos que ana-lizan el Proyecto de Convención de la UNESCOsobreel Patrimonio Cultural Subacuático, así como a losobstáculos con que se han topado en el camino.

En las ponencias generales se tocaron a su vez te-mas de importancia y actualidad para la arqueolo-gía subacuática mundial.

El arquitecto Javier García Cano, del Instituto de ArteAmericano y la Facultad de Arquitectura y Urbanis-mo de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, plan-teó la necesidad de promover acciones reversiblesy no intrusivas en sitios arqueológicos subacuáticoscomo una manera de protegerlos, ya que el avancede la tecnología en este campo permite estudiar lossitios y recuperar un gran cúmulo de información sinnecesidad de destruir el contexto arqueológico delos mismos.

Por su parte, la arqueóloga Elianne Martínez y eldoctor Jorge Silveira, de la Comisión del PatrimonioCultural de la Nación, del Ministerio de Educación yCultura del Uruguay, presentaron una breve reseña

de la situación que ha vivido este país en los últimosaños respecto a su patrimonio cultural sumergido, elcual consta de cientos de restos de embarcacionesque vieron su fin en las aguas ríoplatenses desde elsiglo XVI hasta nuestros días. La situación de este paísse torna compleja ya que la ley no es clara y gene-ra situaciones difíciles de solucionar que permiten elacceso de los buscadores de tesoros a estos bienesnacionales.

La doctora Dolores Elkin, del CONICET, la UniversidadNacional del Centro y del Instituto Nacional de An-tropología y Pensamiento Latinoamericano de Argen-tina, y los arqueólogos Damián Vainstuv,Amaru Argüesoy Virginia Dellino, del mismo instituto, elaboraron unaponencia conjunta sobre el proyecto arqueológicosubacuático que estudia el naufragio del buque deguerra británico H.S.M. Swift, el cual se hundió en lacosta de la Patagonia, frente al Puerto Deseado, enel año de 1770.

De la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, el his-toriador Gerardo Vivas Pineda habló de los "peciosdel cacao", o sea los barcos de la Compañía Gui-puzcoana de Caracas, que transportaban el cacaovenezolano a España durante el siglo XVIIIy que nau-fragaron en esa zona. Señaló que como parte de estetrabajo se intenta realizar un análisis de las posibili-dades que existen para emprender un proyecto deexploración y rescate de dichos pecios, ya que du-rante sus 55 años de existencia, la empresa vasca fuepionera en cuanto a los métodos de construcción másavanzados de su época.

Por su parte, Tatiana Villegas Zamora, de Colombia,se refirió al uso del lastre en las embarcaciones des-de el siglo XV y su importancia como elemento deanálisis en un proyecto arqueológico subacuático.Enfatizó que el lastre -compuesto por piedras, are-na, hierro o cualquier otro material de peso- se en-cuentra presente en la gran mayoría de los naufragiosdebido a que durante el accidente se acumula dellado en que cae el barco y crea una especie detúmulo, el cual debe ser cuidadosamente registradoy analizado antes de removerlo con el fin de no per-der la información que esto puede aportar.

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La arqueóloga Mónica Patricio Valentini, del Depar-tamento de Arqueología de la Universidad Nacionalde Rosario y el arquitecto Javier García Cano, arri-ba citado. plantearon la importancia de realizar pro-yectos arqueológicos integrales que incluyan sitiosterrestres y subacuáticos, con miras a tener una com-prensión más completa, sobre todo en aquellos desuperficie que mantienen una estrecha relación conalgún cuerpo de agua. Como ejemplo, los autoresse refirieron a los trabajos de Santa Fe La Vieja y LaBoca del Monje, en la provincia de Santa Fe, Argen-tina.

En su ponencia, el buzo profesional Alejandro SelmiColominas, de la Fundación Prohistoria de Venezue-la, habló sobre cómo muchos países sudamericanos,agobiados por problemas socioeconómicos, acabanpactando con buscadores de tesoros. Por ello, subra-yó, la arqueología subacuática debe cambiar lamanera convencional en que realiza sus investigacio-nes, por ejemplo aprovechando los adelantos tec-nológicos para disminuir los tiempos en que se obtienela información bajo el agua, buscando la forma decomplacer a los gobiernos y mantener la historia enmanos de los científicos. Por esta razón, señaló, sedebe crear un nuevo gremio de técnicos arqueoló-gicos que se especialicen solamente en rescatar dichainformación.

El trabajo de los investigadores Marek E. Jasinski, delInstituto de Arqueología, y Fredrik S0reide, del De-partamento de Diseño de Sistemas Marinos, ambasdependencias de la Universidad de Ciencia y Tecno-logía de Noruega, describe cómo los arqueólogos yetnólogos noruegos han tenido que trabajar conbuceado res amateur para poder tener acceso a lossitios que contienen vestigios culturales y que seencuentran a grandes profundidades. Dicha ponen-cia, leída por Javier García Cano, señala que gra-cias al trabajo conjunto de ambas dependencias, lascompañías petroleras que operan en aguas norue-gos tienen ahora la obligación de aceptar prospec-ciones e investigaciones arqueológic\Js en las rutasde los oleoductos, lo que ha representado un desa-fío en dos aspectos: legal: ¿Quién es el propietariode los sitios en aguas profundas y quién paga por las

investigaciones? y tecnológico, ya que para investi-gar dichos sitios es necesario utilizar y desarrollarnuevos métodos y equipos.

El doctor Donald H. Keith, Presidente del Instituto deInvestigación de los Barcos de Exploración y Descu-brimiento, con sede en Texas, se refirió a cómo unproyecto arqueológico subacuático relativamentepequeño como el del arrecife Molasses, en las islasde Turcos y Caicos, puede llevar a logros naciona-les importantes. Describió cómo este proyecto abrióla puerta para que esta pequeña colonia británicaen el Caribe recobrara su historia e incluso constru-yera el Museo Nacional de Turcos y Caicos, dondese exhibe parte de las más de diez toneladas de ar-tefactos recuperados. Hoy en día se sabe que estenaufragio pertenece a una embarcación que se hundióentre 1510 y 1530, que comerciaba con los indíge-nas del lugar y que la mayor parte de la tripulaciónse salvó.

El arqueólogo John D. Broadwater, de la OficinaNacional Oceánico y Atmosférica del Departamen-to de Comercio de Estados Unidos, habló del ProgramaNacional de Santuarios Marinos creado por dichaagencia y que podría servir como modelo para áreasmarinas en aguas someras o profundas, como partede un plan para la protección y el manejo operati-vo del patrimonio cultural sumergido del mundo en-tero. Dijo que hasta el momento, este programa incluyedoce áreas protegidas, siendo la más importante laque contiene los restos del buque de guerra norte-americano USSMonitor, que data de la guerra civily que yace a 73 metros de profundidad.

El arqueólogo Michael MacCarthy, quien vino en re-presentación de Graeme Henderson, director delMuseo Marítimo de Australia Occidental, habló de lanecesidad de que los encargados del manejo delpatrimonio cultural sumergido piensen y actúen desdediferentes niveles: local, regional y global, ya que sise logran desarrollar estrategias internacionales decooperación y conservación, este patrimonio sebeneficiará de los cambios en las comunicacionesy la tecnología industrial, mientras que en caso con-trario, será destruido en un tiempo relativamente corto.

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Mencionó asimismo algunas de las iniciativas deconservación internacionales, nacionales y localesen las que este museo ha participado en la últimadécada, poniendo énfasis en los logros alcanzadosen su país.

Por último, Thijs Maarleveld, del Netherlands lnstituutVoor Scheepsen Onderwater Archeologie de Holan-da, habló acerca de las características tan especialesque existen en Holanda -país situado a lo largo delMar del Norte, en el estuario de un importante siste-ma de ríos europeos-, y cómo la morfodinámica delas zonas costeras se encuentra parcialmente esta-bilizada por intervenciones artificiales como diques,pólders y grandes áreas restauradas. Indicó que tantolas dinámicas naturales como los agentes externosproducen alteraciones específicas en el subsuelo ylos valores arqueológicos que éste contiene, por loque hoy en día se analizan todos estos factores conel fin de valorar qué decisiones deben tomarse encuanto al manejo del patrimonio cultural sumergidode ese país.

No cabe duda que este Congreso marcó un hito enla historia de la arqueología subacuática mexicana,por haber reunido lo mismo a renombrados especia-listas que a investigadores que apenas empiezan eneste campo, y por haber sido un foro en el que seintercambiaron experiencias y proyectos que sirvie-ron para hacer más cercanos y sólidos los lazos en-tre esta comunidad científica, así como para reforzarla posibilidad de futuros apoyos internacionales.

Esun hecho que el Proyecto de Investigación de laFlota de la Nueva España de 1630-1631 le ha abiertoa la arqueología subacuática mexicana puertas quela están conduciendo a horizontes más amplios ycomprometidos que redundarán en beneficio de ladefensa, investigación, conservación y difusión delpatrimonio cultural sumergido de nuestra nación.