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Mujeres primero, o no hay refundación Los medios de comunicación siguen informando de asesinatos contra las mujeres, y en su mayoría son vinculados a “crímenes pasionales” o simplemente dejan la duda sobre la relación de las víctimas a actividades ilícitas, como para que la opinión se trague el inhumano y casi cotidiano dicho “en algo malo andaría”, ocultando así las verdaderas causas de los crímenes, y olvidando por completo las investigaciones. Según informes de las mujeres organizadas, los crímenes contra las mujeres sobrepasan los mil 500 desde el año 2002, cifras que ponen a Honduras en los primeros lugares de la región Centroamericana, y que ha motivado la creación de equipos profesionales para investigar los casos y crear un amplio marco jurídico para detener los múltiples asesinatos. El Estado hondureño forma parte de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, igualmente existe la Fiscalía Especial de la mujer, la Ley Contra la Violencia Domestica, la Ley de Igualdad de Oportunidades; y por si estos instrumentos no fueran suficientes, el Estado cuenta con un Instituto Nacional de la Mujer. ¿Por qué si teniendo todos estos instrumentos jurídicos, seguimos las mujeres en un estado creciente de precariedad, y que en este tiempo se expresa en aumento sin control de crímenes en contra de nosotras? Porque el asunto no está en los instrumentos que se aprueben, sino en el cambio de mentalidad y de cultura en toda la sociedad, y en el Estado atrapado en una feroz corrupción y con un control machista. El Estado, por ejemplo, no aprueba presupuestos dignos para la promoción de la equidad como valor de la cultura; los políticos suelen colocar en las instituciones públicas a mujeres que responden más a patrones culturales machistas y patriarcales que a una real defensa y lucha por la equidad de género. Los medios de comunicación en general son promotores incansables de esta cultura que aplasta la dignidad de las mujeres, y sitúa los crímenes en contra de nosotras en es raro ambiente que acaba culpabilizando a las víctimas porque sencillamente estaban en la calle, y el lugar propio de las mujeres es el ámbito de lo doméstico. Y mientras tanto las páginas principales de los medios dedican los fines de semana a mostrar a las mujeres desnudas, como ofrenda para el abuso y el alquiler de sus cuerpos. En Honduras a las mujeres ya no sólo se les sigue matando de pobreza, sino que los machos hoy se ensañan matándolas con machete, cuchillo y con balas de pistolas y de ametralladoras. Hoy se habla de refundar Honduras, y es una demanda histórica cabal. Pero cualquier transformación tiene que comenzar con una lucha por parar de un tajo esta criminalización en contra de las mujeres. Y en este empeño, el Estado, las iglesias, los sectores de la sociedad civil, los sectores de la resistencia hondureña tienen que dar, todos, un primer paso, si es que de verdad se quieren tomar en serio la refundación de la nueva Honduras. Nuestra palabra | 05 Julio 2010

Mujeres primero, o no hay refundación - 05 julio 2010

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Mujeres primero, o no hay refundación

Los medios de comunicación siguen informando de asesinatos contra las mujeres, y en su mayoría son vinculados a “crímenes pasionales” o simplemente dejan la duda sobre la relación de las víctimas a actividades ilícitas, como para que la opinión se trague el inhumano y casi cotidiano dicho “en algo malo andaría”, ocultando así las verdaderas causas de los crímenes, y olvidando por completo las investigaciones. Según informes de las mujeres organizadas, los crímenes contra las mujeres sobrepasan los mil 500 desde el año 2002, cifras que ponen a Honduras en los primeros lugares de la región Centroamericana, y que ha motivado la creación de equipos profesionales para investigar los casos y crear un amplio marco jurídico para detener los múltiples asesinatos. El Estado hondureño forma parte de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, igualmente existe la Fiscalía Especial de la mujer, la Ley Contra la Violencia Domestica, la Ley de Igualdad de Oportunidades; y por si estos instrumentos no fueran suficientes, el Estado cuenta con un Instituto Nacional de la Mujer. ¿Por qué si teniendo todos estos instrumentos jurídicos, seguimos las mujeres en un estado creciente de precariedad, y que en este tiempo se expresa en aumento sin control de crímenes en contra de nosotras? Porque el asunto no está en los instrumentos que se aprueben, sino en el cambio de mentalidad y de cultura en toda la sociedad, y en el Estado atrapado en una feroz corrupción y con un control machista. El Estado, por ejemplo, no aprueba presupuestos dignos para la promoción de la equidad como valor de la cultura; los políticos suelen colocar en las instituciones públicas a mujeres que responden más a patrones culturales machistas y patriarcales que a una real defensa y lucha por la equidad de género. Los medios de comunicación en general son promotores incansables de esta cultura que aplasta la dignidad de las mujeres, y sitúa los crímenes en contra de nosotras en es raro ambiente que acaba culpabilizando a las víctimas porque sencillamente estaban en la calle, y el lugar propio de las mujeres es el ámbito de lo doméstico. Y mientras tanto las páginas principales de los medios dedican los fines de semana a mostrar a las mujeres desnudas, como ofrenda para el abuso y el alquiler de sus cuerpos. En Honduras a las mujeres ya no sólo se les sigue matando de pobreza, sino que los

machos hoy se ensañan matándolas con machete, cuchillo y con balas de pistolas y de

ametralladoras. Hoy se habla de refundar Honduras, y es una demanda histórica cabal.

Pero cualquier transformación tiene que comenzar con una lucha por parar de un tajo

esta criminalización en contra de las mujeres. Y en este empeño, el Estado, las iglesias,

los sectores de la sociedad civil, los sectores de la resistencia hondureña tienen que dar,

todos, un primer paso, si es que de verdad se quieren tomar en serio la refundación de

la nueva Honduras.

Nuestra palabra | 05 Julio 2010