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10 de enero de 2020 24 Después de cinco siglos, la llamada Isla de los mil nombres, es más cosmopolita que cualquier otro lugar del país. Los que nacieron en esta tierra o emigraron allí sienten el orgullo de ser pineros. Desde diferentes actividades económicas cada cual pone su granito de arena, más allá de las limitaciones y dificultades Por DELIA REYES GARCÍA Fotos: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA MUNICIPIO ESPECIAL Travesía en los Canarreos MUNICIPIO ESPECIAL Travesía en los Canarreos

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Después de cinco siglos, la llamada Isla de los mil nombres, es más cosmopolita que cualquier otro lugar del país. Los que nacieron en esta tierra o emigraron allí sienten el orgullo de ser pineros. Desde diferentes actividades económicas cada cual pone su granito de arena, más allá de las limitaciones y difi cultades

Por DELIA REYES GARCÍAFotos: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA

MUNICIPIO ESPECIAL

Travesía en los Canarreos

MUNICIPIO ESPECIAL

Travesía en los Canarreos

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LA artemiseña Rosa María Valdés Roque llegó a la Isla de la Juventud hace más de

30 años. Cuenta que puso mar por medio entre sus dos hijos pequeños y el padre alcohólico que no tenía límites a la hora de demostrar un machismo vis-ceral. “Nuestras vidas dieron un giro de 360 grados, y aunque no nacimos aquí, nos sentimos tan pineros como cualquiera de cuna”, enfatiza sonriente.

Mucho cambiaron las cosas también para Norma Iglesias Díaz. Luego de un año de divor-ciada decidió “sacar los pasajes, coger las maletas, echar una merienda para los niños y abor-dar la embarcación que salía del puerto de Batabanó. Llegué y enseguida me puse a trabajar. De eso ha pasado algún tiempo, mi hijo menor tenía cuatro años y ya cumplió 33. Nunca he pen-sado virar. Este terruño es mi casa”, confi esa con un brillo es-pecial en sus ojos claros.

Para el guantanamero Israel Leyva Matos haber pasado el Ejército Juvenil del Trabajo en el municipio especial, incorpo-rarse a las obras de choque de aquel entonces, construir pre-sas, escuelas, viviendas, le dio la oportunidad de “crecer como hombre, porque solo tenía 16 años cuando vine para acá”. El baracoense asegura que formó una linda familia y “de esta en-cantadora Isla no me arranca nada ni nadie”.

Igual piensa Nancy Ramí-rez Ramos, quien tenía 15 años cuando vino a estudiar en una escuela al campo y se quedó para siempre. “Ahora tengo 62 años y aunque quiero a Las Tunas, mi provincia natal, me siento pi-nera como la que más”, afi rma quien preside la fi lial de la Unión de Historiadores de Cuba en el territorio.

A su juicio, cualquier aná-lisis que se quiera hacer del municipio especial, para no cometer errores, debe tener en cuenta cuatro elementos: el poblamiento, la geografía, las políticas aplicadas y el decur-so histórico. Estos se entrela-zan y conforman una identidad propia: la pinera.

En el caso del poblamiento, valora, puede darse de dos ma-neras: natural o mecánico, y en la Isla, siempre ha sido mecáni-co, es decir, inducido desde po-líticas. “El censo de 2002 arrojó que éramos más de 86 000 habi-tantes, y en el de 2012 esa cifra disminuyó. La densidad pobla-cional por kilómetro cuadrado es la más baja del país, y eso ha sido una constante histórica”.

Cosmopolita, quizás más que cualquier otro lugar de Cuba, es el ultramarino territorio que ocupa hoy el municipio especial Isla de la Juventud, ubicado en el archipiélago de los Canarreos. Este espacio geográfi co, bautiza-do por el descubridor Cristóbal Colón como San Juan el Evange-lista, estuvo prácticamente des-poblado durante cuatro siglos de dominación española, fue tie-rra de castigo para los infi eles y marginados de la corona, que en 1834 destinó esa isla para colonia penal. Ante el abandono por par-te de la metrópoli sirvió también de refugio a piratas y corsarios.

En las dos primeras décadas republicanas, cuando se le llamó Isla de Pinos, ocurrió un proce-so migratorio que estimuló la llegada principalmente de esta-dounidenses, europeos y japone-ses. Ramírez Ramos recuerda cómo, sobre todo desde la Flori-da, compañías norteamericanas vendieron y especularon con las

tierras pineras. No fue hasta el 13 de marzo de 1925 cuando en-tró en vigor el tratado fi rmado por el presidente Tomás Estrada Palma en 1904, en el cual se de-terminaba que ese archipiélago pertenecía a Cuba.

Con la llegada al poder de los jóvenes rebeldes que tomaron el cielo por asalto, nuevos hori-zontes se vislumbraron para la llamada Isla de los mil nombres (además de los ya mencionados, y entre otros, fi guran: la Evan-gelista, Camaraco, Santa María, Reina Amalia, Isla de los Pira-tas, Isla del Tesoro).

El 6 de junio de 1959, en la primera visita que realiza a este territorio después del triunfo, Fidel se reúne con el pueblo en el antiguo ayuntamiento. Desde allí hace pública las transfor-maciones que se impulsarían: construcción de carreteras, al-cantarillado, fábricas, presas y micropresas, escuelas, centros de salud…

Belleza sin parEn el bosque se escucha el pico-tear de los pájaros carpinteros sobre la madera. Tras dos días de intensas lluvias al fi n salió el sol. La humedad de la tierra y la vegetación desprenden un agradable aroma. Entre el folla-je revolotean cotorras, tocoro-ros, cartacubas y zunzunes. Una jutía carabalí, especie endémica

En el bulevar se recrean algunos de los acontecimientos históricos que distinguen a la Isla de la Juventud.

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de Sierra La Cañada, asoma su cabeza detrás de unos arbustos, olfatea la presencia de extraños y huye a esconderse en un tron-co hueco.

Cuando se escala por el sen-dero Hacia el techo de la Isla aparece el valle fascinante, se-ductor, que simula una extraor-dinaria pintura naturalista. Con una altura de 309 metros sobre el nivel del mar, la cordillera Sierra La Cañada representa la mayor elevación de la Isla de la Juven-tud. Ubicada a 26 kilómetros de Nueva Gerona, fue la primera en ser declarada Área Protegida del territorio; después otras 15 recibieron similar denominación, incluida la ciénaga de Lanier.

Cuentan que un grupo de tra-bajadores del hotel Colony, en la ensenada de la Siguanea, al su-reste del municipio, se propuso rescatar un ave endémica del territorio, y sí que rindió frutos el empeño. Por eso bautizaron el lugar como el Santuario de las Cotorras, donde además puede apreciarse la belleza del paisaje, con una pródiga fl ora y muchas otras especies de aves.

Las arenas negras, acaricia-das por el mar Caribe, resaltan al noreste, en playa Bibijagua. A menos de 20 kilómetros de Nue-va Gerona está ubicada la Jungla de Jones, un pequeño jardín que sembraron los estadounidenses Helen Rodman, naturalista, ylsu esposo Harry Sanford Jones, biólogo de profesión. Allí pueden encontrarse distintas especies de mango, caña brava, ocujes, jagüey, yagruma y bambú, entre muchas otras. Este lugar fue de-clarado parte de la Red Nacional de Jardines Botánicos.

Camino al surEs sábado, mañana clara, y la comunidad de Cocodrilo despier-ta más temprano que de costum-bre. La voz se corre de vecino a vecino. La aparición de los ca-miones con el gas y de los carros especializados en la limpieza de fosas provoca también la alga-rabía de los niños. Para llegar a este lugar –antaño conocido como Jacksonville, en honor a su fundador procedente de las Islas Caimán– debe recorrerse casi

ASEGURAN los entendidos que la música es expresión de las raíces genuinas de los pueblos. Una guataca, dos cucharas,

un taburete de cuero, un cuchillo y un machete fueron sufi cientes para que Mongo Rives Amador diera con un ritmo propio: el Sucu-sucu.

Desde muy joven, en la fi nca La Tumbita, cercana al pobla-do La Fe, el talentoso Rives dio los primeros pasos y, luego de duras faenas en el campo, salía los fi nes de semana para amenizar guateques. El 15 de diciembre de 1945 debutó con su quinteto. Muchos se preguntan cómo es posible que el primer disco del denominado Rey del Sucu-sucu saliera en 2002, varios años después de conocerse el autóctono y po-pular género musical.

Un ejemplo refl eja la valía del músico pinero. En la audición para el programa televisivo Palmas y Cañas, que se realizó en la Casa de Cultura municipal en octubre de 2019, todas las agrupa-ciones presentadas deleitaron al público con obras del irrepetible artista.

María Caridad Guillame Pérez, directora del tradicional conjun-to Amanecer Campesino, al referirse al ritmo creado por Rives enfatiza: “el Sucu-sucu forma parte inalienable de la identidad pinera”.

El Rey del Sucu-sucu

un centenar de kilómetros desde Nueva Gerona; a través de una carretera muy dañada por la falta de mantenimiento, y sobre la que cruzan venados, jabalíes, jutías, cangrejos.

Evelio Lavadí Mompeller, delegado de circunscripción en Cocodrilo, se muestra contra-riado ante la inesperada pre-sencia del equipo de reporte-ros de BOHEMIA. Aduce que sin permiso no se puede pasar a la cooperativa pesquera ni al faro de Carapachibey. Final-

mente llega el entendimiento y se puede avanzar. Entonces, responde a la periodista que en la comunidad existen 346 habitantes y 118 viviendas, y que el único problema es la ausencia de los materiales de construcción. “Desde hace cuatro o cinco años no entran al punto de venta”, afi rma.

Sin embargo, vecinos del lu-gar enumeraron otros proble-mas como el estado crítico de la carretera –única vía de conexión terrestre con la ciudad cabecera

La ciénaga de Lanier es una de las Áreas Protegidas en el territorio.

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y otros poblados–, los del trans-porte público para salir o entrar a esos parajes distantes, la exigua oferta de la bodega y la cafetería, la ausencia de opciones cultu-rales, y la rotura de la planta de biomasa que se usa como ener-gía alternativa, por solo citar las cuestiones más evidentes.

Un silbido solidario y una ruda mano extendida desde una carreta convidan a la reportera a seguir viaje hacia la playa. Allí, sobre las ruinas que dejaron los huracanes Iván y Gustav se le-vantan poco a poco las nuevas edifi caciones de la cooperativa pesquera. Los pescadores están sudorosos; acaban de desbro-zar buena parte del camino a la duna. En la pequeña ensenada, al costado del rústico muelle, una brisa coquetea con las embarca-ciones. Son viejas, pero bien cui-dadas, y ellas navegan desde las inmediaciones de Carapachibey hasta el Rincón del Guanal o las cercanías de Playa Larga.

El presidente de la coopera-tiva, Fulgencio Soto Figueredo, explica que tienen un plan anual de 35 toneladas de pescado y 45 toneladas de cangrejo. De no ser porque los huracanes arrasaron con la nevera de refrigeración pudieran duplicar sus resulta-dos. Por ejemplo, ilustra Fulgen-cio, “una tonelada de pargo fres-co solo da 300 kilos de pescado

salado y se pierde 70 por ciento al no poder procesar por este método toda la captura. Estamos obligados a salar la pesca para poder comercializarla después en el poblado de La Fe, adonde llegamos con el tractor de la coo-perativa. Pertenecemos a la em-presa Pescaisla, de Gerona”.

Casi todos los socios tienen vínculos familiares entre sí y comenzaron el ofi cio desde muy jóvenes, siguiendo los pasos de sus padres. Algunos, como Ful-gencio, llevan casi 40 años sa-cándole “el zumo al mar” para contribuir a la alimentación de los propios pobladores de Coco-drilo y de otras zonas relativa-mente cercanas.

Los meses de abril y mayo, con la corrida del pargo, son los mejores porque aumentan los ingresos a la cooperativa, y por supuesto, los mejores para el bolsillo de cada pescador, re-fi eren los hermanos Esteban y Alexander; también de apellidos Soto Figueredo. Mientras tanto, “el plato fuerte es el chicharro”, aseguran.

Noches encendidasImpetuoso, sobre la planicie de diente de perro, se levanta el Faro de Carapachibey, único de su tipo en la Isla de la Juventud y uno de los más altos de Cuba, con 60 metros sobre el nivel del

mar. Fue construido para guiar la travesía de los barcos que pa-san por la ensenada de la Sigua-nea, en el sur.

Los torreros William Finalé Valencia y Henri Rojas Sousa son sorprendentemente locua-ces. Pasan semanas alejados de sus familias, sin más compañía que el inmenso mar, custodian-do las luces del faro. Ambos di-cen sentir placer con lo que ha-cen, y reconocen las mejoras en las condiciones del lugar donde pernoctan.

“Este es un trabajo tranquilo, excepto durante la temporada ciclónica”, advierte Henri. Re-cuerda cómo en 2018, por el mes de octubre, ocurrieron fuertes marejadas e inundaciones cos-teras que arrasaron con los ani-males de corral excepto un gallo bienaventurado. Sin embargo, poco le duró la fortuna, pues acabó en la cazuela unos días después, para celebrar el cum-pleaños de William.

Al sexagenario Modesto Oso-rio Mendoza ya no le espantan las noches con ciclones. Cuenta que llegó a la Isla después del paso del huracán Alma en 1966, como parte de la Columna Juve-nil del Centenario para ayudar en la reconstrucción y en las obras hidráulicas trazadas por Fidel. “Desde entonces han pa-sado otros, Michelle, Isidora, Lili e Iván”, detalla. El más terrible, asegura, fue el Gustav en 2008, “dejó las montañas peladas. Arrasó con todo lo que encontró a su paso. Dejó a la Isla en muy mal estado. Pero de levantarla nuevamente nos encargamos los pineros, apoyados por bri-gadas de diferentes lugares de Cuba”.

Los habitantes más longevos recuerdan la furia de los otros meteoros que azotaron en 1926 y 1944. En más de dos siglos, de 1791 a 2017, han pasado por allí 62 huracanes que ocasionaron grandes daños a la economía, las viviendas y demás construccio-nes; así como a la vegetación y la fauna. Por suerte, nunca han sido azotados por un huracán catego-ría 5 en la escala de Saffi r-Simp-son, apunta Modesto mientras cruza los dedos y toca madera.

Los pescadores de la cooperativa en Cocodrilo alistan redes para la próxima aventura en el mar.

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COMO quien conoce el ca-mino de memoria, Adriano Téllez, operador del equi-

po, baja con la enorme piedra de mármol encima del cargador frontal. Arriba en la cantera, Ro-dolfo Martínez González, más conocido como Pachá, y vetera-no en estas lides, continúa las labores de corte con la máquina de diamante, junto a un reducido grupo de trabajadores en plena sierra Las Casas.

“Estamos explotando este frente de cantera hace años, y todavía queda mármol gris Si-boney para rato”, asegura Félix Chávez González, jefe de briga-da. “El plan mensual es de 200 metros cúbicos pero estamos promediando más, por eso al cierre de septiembre ya cum-plimos el del año”, indica.

La “aguerrida tropa” perte-nece a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Mármoles Isla, y se subordina a la Empresa Na-cional de Mármoles Cubanos, acota Luis Amela Hernández, subdirector de producción de la UEB. “A diferencia de otras, esta cantera tiene un alto índice de

Dilemas de la industriaLa situación fi nanciera y la crisis energética imponen retos al tejido empresarial en la Isla de la Juventud

rendimiento; casi todo lo que se pica, sirve. Además, los 12 hom-bres que aquí laboran vienen sá-bados, domingos, doblan turnos. Por eso llevamos cinco años con sobrecumplimientos en los pla-nes de extracción”, argumenta el directivo.

A su juicio, el mármol es uno de los rubros locales más em-blemáticos e importantes. Sin embargo, a diferencia de la pro-ducción, más allá de los recortes en el combustible y otras difi cul-tades puntuales con los equipos, es la comercialización una ver-dadera pesadilla para los direc-tivos de la UEB. El mayor por ciento de lo que se genera en sie-rra Las Casas viaja en patanas a través del mar hacia el puerto de Batabanó, y de ahí a La Habana.

“La transportación marítima es un eslabón muy difícil en la Isla, tanto para la entrada como para la salida de productos. En repetidas ocasiones nuestras producciones han pasado tres meses en el puerto o almacenes antes de llegar al cliente. Muchas veces el mármol ha ido dirigido a una obra de la salud y ante esa

demora han tenido que paralizar la inversión”, opina contrariado Amela Hernández.

Para incentivar la posible ex-portación del mármol gris, agre-ga el subdirector, tienen reser-vados unos 3 000 metros cúbicos con destino al combinado de Ba-yamo, donde se instaló una tec-nología de punta que lo procesa y “salen las planchas que son un sueño”. La idea es venderle es-tas producciones al turismo en frontera, obtener divisas frescas que garanticen la sostenibilidad empresarial, los coloque en una situación más competitiva y se-guir ampliando los mercados.

Cerámica estancada“Desde el mes de septiembre tuvimos más de cinco toneladas de producción sin terminar por falta de combustible para encen-der los hornos”, indica Vivian Navarro Sánchez, administra-dora de los talleres de cerámica Primero de Enero y VI Congre-so, subordinados a la Empresa de Industrias Locales en la Isla.

Con muchas ventajas para producir objetos de cerámica, en tanto tienen en el territorio la materia prima, dígase caolín, arena sílice, zeolita; un mercado local y nacional totalmente insa-tisfecho; y potencialidades inclu-so exportadoras, los dos talleres

En Mármoles Isla, casi todo lo que se pica, sirve.

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claman por inversiones que les devuelvan la lozanía de antaño, cuando estas manufacturas dis-tinguían al municipio especial.

Múltiples encadenamientos con otras empresas podría pro-vocar la reanimación de la cerá-mica. Por solo citar algunos, la fábrica de caolín, cerrada en el momento de hacer este reporta-je; la industria local de materia-les de construcción, y otra am-plia gama de sectores, incluido el turismo.

“Nuestro colectivo es peque-ño, con solo 40 trabajadores, pero tienen un alto sentido de pertenencia; muchos son funda-dores. Ahora los tenemos reubi-cados en otras labores, por ejem-plo, pintando en las unidades de Comercio”, explica Navarro Sánchez.

De los intentos por encon-trar fuentes de fi nanciamien-to para modernizar estos dos talleres comenta Sady Cari-dad Mora Martínez, directora Técnica y de Desarrollo del Grupo Empresarial que se su-bordina al Consejo de la Admi-nistración Municipal (CAM). “Dentro de pocos días se debe aprobar en el Gobierno del territorio la séptima versión del Proyecto de la vajilla, que da respuesta al llamado del presidente Miguel Díaz-Canel de sustituir importaciones. El próximo contacto sería en la Feria Internacional de La Ha-bana con inversores franceses y autoridades del Ministerio de Industrias (Mindus)”.

Los estudios de factibilidad de este proyecto de inversión comenzaron en 2016, amplía Mora Martínez, con un estima-do aproximado de siete millones de dólares. Mientras, las ágiles manos de Liudmila, Dora, Yunie y Marianela continúan prestas para decorar en el taller, a golpe de inspiración, las piezas orna-mentales de cerámica; ninguna igual a la otra.

Isla doradaEs la marca que muestran las producciones de la Empresa Agroindustrial Comandante Je-sús Montané Oropesa, compues-ta por 11 UEB e igual número

de Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) vinculadas a la entidad y cuatro Unidades Bá-sicas de Producción Campesina (UBPC).

En la parte estatal, sostiene Tomás Betancourt López, su director general, cuentan con más de 1 000 trabajadores, con la misión principal de producir y comercializar producciones agropecuarias y forestales. En siete años de creada, asegura, la empresa ha ido dando pasos sólidos hacia la diversifi cación y la rentabilidad.

Los números hablan solos. En 2013 alcanzó valores de venta por 23 millones de pesos, y para el cierre de 2019 estiman ya unos 75 millones. Pero alcanzar tales resultados no los libra de sobre-saltos en el camino. “Desde abril pasado estábamos recibiendo menos de la mitad del combusti-ble planifi cado, y en septiembre esa cantidad disminuyó a nueve por ciento. No obstante, la em-presa ha venido cumpliendo sus principales indicadores econó-micos y productivos gracias a los sobrecumplimientos alcanzados

A .Diomara Rodríguez Romero, directora general de la Empresa .PescaIsla, ya no le preocupa el plan anual de pesca en la

acuicultura, pues de las 1 000 toneladas previstas, a mediados de octubre de 2019 ya lo tenían sobrecumplido en 300 toneladas.

“Estamos dentro de las mejores del país”, asegura mientras enseña la tabla con los acumulados de extracción tanto en la pesca de plataforma como en las especies de agua dulce. En el mar capturan langostas, peces de escama, bonitos, pepinos de mar y cangrejos blancos. De las presas obtienen clarias, tencas, carpas y muras.

Algunas de estas especies están destinadas a la exportación y otras al mercado interno. La Unidad Empresarial de Base (UEB) IslaComec se encarga de la comercialización, abastece a las sie-te pescaderías del municipio especial, garantiza la distribución de las dietas médicas, organismos priorizados, y las ventas en divisas para La Habana.

Aunque la empresa muestra resultados favorables, Rodríguez Romero reconoce que todavía andan lejos de satisfacer la deman-da del municipio especial, por eso complementan los surtidos con producciones industriales como croquetas y hamburguesas. “Para mantener las ofertas a la población en las pescaderías”, asegura.

Dos mercados en vista

PescaIsla, del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, cuenta con 748 trabajadores y cinco UEB.

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en el primer trimestre, por ejem-plo, en la producción de frijol.

“También la industria recibió una inyección tecnológica en 2018 con la puesta en marcha de una línea aséptica, lo cual per-mite un elevado nivel de efi cien-cia”, argumenta el director ge-neral. Sin embargo, refi ere, para seguir diversifi cando las produc-ciones, sustituir importaciones y garantizar la distribución de la compota de los niños en el mu-nicipio, la empresa necesita una línea de doy pack que permita el envasado en diferentes forma-tos. “A pesar de haber defendido con la vida la necesidad de esa inversión, no sabemos en qué fase se encuentra”, considera Betancourt López.

Según el directivo, la empresa produce la materia prima, es de-cir, las pulpas de guayaba, man-go, tomate y piña, necesarias para abastecer la línea de doy pack. Pero “el país debe poner el fi nanciamiento en moneda libremente convertible con el fi n de costear los envases, y la parte extranjera el capital para adquirir la tecnología, con un año de gracia y asumiendo las reparaciones.

“Tenemos capacidad produc-tiva para recuperar esa inver-sión en el menor tiempo posible. El pasado año tuvimos un récord de producción con el tomate,

fueron más de 3 000 toneladas. Una parte de esas se vendió a un precio muy barato a la Empresa La Estancia S.A., y multiplicaron varias veces su valor, sin recibir nosotros ni un solo peso en CL (con respaldo en moneda libre-mente convertible)”, precisa el director general.

El salto productivo que die-ron con la instalación de la línea aséptica necesita complemen-tarse con la tecnología del doy pack, esa es la única manera que tienen para ser competiti-vos, sustituir importaciones, di-versifi car las ofertas, vender en frontera y quitarse de encima

los exabruptos con las trans-portaciones.

“Para pasar un contenedor de latas desde el puerto de Ba-tabanó hasta Gerona –agrega– hay que hacer maravillas por las limitaciones con el transporte marítimo. Es una desventaja que obliga a virarnos hacia el sur, al turismo de Cayo Largo”.

Como soñar no cuesta nada, los directivos de la empresa aspiran también a producir el Kermato, importado hoy desde México; ofertar los líquidos para la merienda de los pasajeros en los catamaranes; y comercializar en la Zona Especial de Desarro-llo Mariel por medio de la entidad exportadora Cítricos Caribe.

Turismo en mochilasA principios de octubre, el cam-pismo Arenas Negras, en playa Bibijagua, tenía vacías sus con-fortables cabañas. En el Colony no había un solo turista nacional ni extranjero, por esa razón el hotel cerró hasta el inicio de la temporada alta. Ambas insta-laciones pertenecen a la UEB Gran Caribe Isla de la Juventud, operada por el Grupo Empresa-rial Gran Caribe.

Héctor Pons Fernández, ad-ministrador de Arenas Negras, recuerda que entre los meses de julio y agosto se hospedaron allí unos 1 000 campistas de di-ferentes provincias: La Habana, Artemisa, Mayabeque, Pinar del Río, Matanzas, Ciego de Ávila,

En septiembre, más de cinco toneladas de producciones sin terminar quedaron estancadas en el taller Primero de Enero por la falta de combustible.

En el combinado de la UEB Mármoles Isla se “acicalan” las piedras para procesarlas luego.

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Holguín y Granma; incluidos los pineros. “Antes contábamos con el servicio de Ómnibus Es-colares para transportar a los campistas, sobre todo a los que venían de otros lugares, pero por la situación con el combusti-ble ya no lo prestan”, asegura el administrador.

Además de estos dos centros turísticos la UEB cuenta con los hoteles Rancho El Tesoro y Villa Isla, distantes también del cen-tro urbano de Nueva Gerona; y la extrahotelera Gran Caribe, ubicada en la arteria principal de la ciudad, con servicio las 24 horas.

Según Alexander Domínguez Cárdenas, especialista comer-cial de la UEB, alrededor del 80 por ciento de los turistas extran-jeros que visitan la Isla se hospe-dan en casas de arrendadores particulares. “Una debilidad es la falta de hoteles en la ciudad. En 2018 arribaron solamente unos 15 000 turistas a la Isla de la Juventud, sin contar los que viajaron a Cayo Largo del Sur, con más de 1 300 habitaciones en hoteles y villas”, expone Domín-guez Cárdenas.

Paradójicamente, las instala-ciones hoteleras y extrahoteleras de Cayo Largo del Sur, territorio perteneciente al mismo munici-pio especial, no son administra-das por esta UEB, sino por otra

empresa que también pertenece al OSDE Gran Caribe.

Para Marta Fernández Sardá, directora general de la UEB, se trata de “comercializar mejor nuestros destinos con las agen-cias de viajes en La Habana, pro-mover los lugares que tenemos de interés y diversifi car las ofer-tas turísticas”.

Más allá de la insufi ciente promoción, la directiva reconoce otra causa del escaso arribo de turistas. “Las limitaciones con el transporte, tanto aéreo como marítimo, afectan las operacio-

nes. Algunas veces se suspen-den los viajes sin explicaciones oportunas. Entonces se sienten inseguros. ¿Cómo regreso? Y eso infl uye mucho”, valora Fer-nández Sardá.

El especialista Comercial de la UEB recuerda que antes de 1959 a la otrora Isla de Pinos llegaban muchos visitantes en busca de las aguas medicinales y el centro de salud del poblado La Fe.

A su juicio, “debemos re-conquistar la confi anza de los turoperadores”. Para alcanzar ese objetivo, también es impor-tante mejorar la infraestructura vial. Fernández Sardá comenta que años atrás ofertaban a los turistas una excursión al Sur, y almorzaban en la playa, en el Rincón del Guanal. Pero la ca-rretera sufrió mucho deterioro y tuvieron que suspenderla.

A pesar de los sobresaltos, la UEB Gran Caribe logró qui-tarse de encima las pérdidas fi nancieras de 2018 y prevé cerrar el 2019 con utilidades, afi rma la directora general. A este resultado, agrega Marlon Núñez Anaya, administrador del hotel Villa Azul, tributa la inversión realizada en esta ins-talación que estuvo tres años cerrada, y las altas ventas en la piscina, actividad extrahotele-ra con gran aceptación dentro de los pineros.

Aunque el sargazo cubre la duna del campismo Arenas Negras, fascina la belleza del entorno.

Un centro de secado de plantas medicinales y condimentos que trabaja con energía solar, fue inaugurado en saludo al 26 de Julio en la Empresa Agroindustrial Comandante Jesús Montané Oropesa.