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Museo de la Memoria de Rosario. Curso virtual para docentes INVESTIGACIÓN Y ENSEÑANZA DEL PASADO RECIENTE. Estrategias para la transmisión y el abordaje educativo Módulo 3. De la investigación a la enseñanza: Potencialidades, posibilidades y desafíos de una pedagogía de la transmisión. Clase 4 La enseñanza de la Historia reciente en las aulas ¿una mera reducción de escala?: (re)pensar las disciplinas en una Pedagogía de la memoria. Dra. Natalia García

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Museo de la Memoria de Rosario.

Curso virtual para docentes

INVESTIGACIÓN Y ENSEÑANZA DEL PASADO RECIENTE.

Estrategias para la transmisión y el abordaje educativo

Módulo 3. De la investigación a la enseñanza: Potencialidades,

posibilidades y desafíos de una pedagogía de la transmisión.

Clase 4

La enseñanza de la Historia reciente en las aulas ¿una mera

reducción de escala?: (re)pensar las disciplinas en una

Pedagogía de la memoria.

Dra. Natalia García

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Introducción: dice la Historia Reciente

“Disculpe las molestias… estamos

trabajando”

Si la disciplina histórica “está trabajando” y entonces (aun) construyendo y debatiendo

acaloradamente algunos ejes clave que configuran el pasado reciente ¿cómo

“(re)trabajamos” los docentes las “molestias” didácticas que ello puede producir? ¿Qué

recortes y perspectivas tomamos en tal estado de ebullición disciplinar?

Específicamente, si el campo académico muestra unas querellas en torno de sus

periodizaciones; sobre las tramas relacionales entre memoria e historia, y respecto de

la legitimación de las fuentes orales, ¿podemos los docentes gestar autónomos

“arreglos escolares”? En suma, si la Historia-ciencia no debe quedar escindida de la

Historia-asignatura, ¿cómo alcanzarlo cuando la primera no termina por “concedernos”

ciertos consensos básicos que puedan ser transmitidos? En términos sencillos, si los

historiadores no están en total acuerdo… ¿qué acordamos llevar a las aulas?

Al momento de pensar la relación Pedagogía de la memoria y corpus de

conocimientos dejados por las Ciencias Sociales en general y la Historia en particular,

las preguntas convocadas no son opcionales sino ineludibles; cuasi involuntarias

cuando llega el “momento aula”, pues se harán presentes más temprano que tarde.

Con ello, los ejes señalados (periodización del tiempo reciente; fricciones entre

memoria e historia y cuidados sobre la historia oral) merecen nuestra atención y

exigen unas decisiones para el diseño de nuestras clases.

Antes de abordarlos, vale despejar dos problemáticas que igualmente se deslizan en

lo dicho. En primer lugar, el período estudiado se inscribe en “asuntos” que le son

comunes a las disciplinas sociales e historiografía, pues, aun en nuestra (válida)

insistencia por señalar singularidades de los años recientes, en gran medida existen

elementos teórico-metodológicos que no distinguen rupturas. Considero incluso un

error epistemológico el atribuir algunas coordenadas nodales a la trama propiamente

dictatorial, cuando en verdad le caben al ordenamiento histórico general. Así, sin

importar cuál temática preparamos para enseñar, no hallaremos un estado de la

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cuestión acabado, establecido y menos aun cerrado, sino un permanente proceso de

revisión al ritmo de sus propias renovaciones, ya sea que se trate de las diversas

miradas o escuelas de pensamiento, hallazgo de nuevas fuentes, y (también

renovadas) preguntas/preocupaciones desde el presente. Lo dicho no intenta

relativizar u opacar los inéditos epocales propios en el despliegue de un Estado

terrorista, sino hacer saber que los (intrínsecos) problemas de la didáctica de la

Historia bien pueden ser reflexionadas al calor de otras temáticas y momentos

pretéritos. Igualmente, ello se orienta/sigue respecto de la formación ciudadana según

los contenidos que debemos impartir en las instituciones educativas. Dicho esto,

entonces sí buscaremos identificar y (re)pensar lo singular (reciente) en lo común

(histórico); sus desvíos, pliegues y encrucijadas específicas incluso entre tanta

repetida dictadura a lo largo del siglo XX en Argentina.

Por otro lado, una pregunta merodea la relación entre saber y autoridad. Para

introducirla, referimos a Kaufmann:

Concluyo este capítulo apelando a las políticas de la memoria y a las políticas culturales (…) citando a Yerushalmi en los Usos del Olvido: “…Contra los militantes del olvido, los traficantes de documentos, los asesinos de memoria, el Historiador sólo animado por la austera pasión de los hechos puede montar guardia”. Pregunto: ¿Sólo el Historiador puede montar guardia?1

A mi parecer, su respuesta comporta tres dimensiones. La primera, y cuasi literal,

requiere decir sin titubeos: la Historia no porta exclusividad alguna porque de todo el

mundo y de todo mundo animado e inanimado está hecha. Apenas (y tras arduos

esfuerzos de cognición y reconocimiento) sí nos pertenecen las perspectivas,

interpretaciones, usos y funciones que posamos sobre ella. La Historia es una

invención y construcción humana que no resulta de la suma de las partes; aunque de

tales partes se nutra, no puede reducirse a ellas.

Esto mismo nos lleva a una segunda lectura: potencialmente, todos montamos guardia

de la Historia cuando remite a: “(…) la ética de la memoria como ejercicio colectivo

que se ejerce individualmente”2. En rigor, así se desarrolló en nuestro país, pues la

memoria militante, con sus dolores ardientes, no aguardó el interés y aporte del campo

disciplinar para instalar incansablemente el tema en la trama societal; sin permiso,

montó guardia, plantó su bandera y produjo nuevos conocimientos.

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Finalmente, y aun bajo esta imagen de los territorios y sus permisos, cuando hablamos

de enseñanza, la Historia no puede pertenecerle solo a los profesionales. Y aquí, por

una imposibilidad funcional y material… una simple razón: los saberes cosechados

quedan “a solas” y dentro del aula cuando el docente cierra la puerta del salón de

clases y comienza a ilustrar algo de esa historia producida y debatida. Así, por unas

razones ontológicas, éticas y funcionales, sería una ilusión/ficción suponer que los

sentidos atribuidos al pasado comienzan y terminan en las sienes de un historiador.

Ahora bien, lo anterior no debería volverse una “esquizohistoria” al decir de G. De

Amézola (2008)3; esto es, el problema o distancia “esquizoide” entre los significados

de la Historia que predominan en los historiadores, y aquellos que imperan en las

escuelas. De forma más específica, su planteo señala una serie de sub-rupturas;

debates y renovaciones teóricas que, al ingresar al campo pedagógico, en las

prácticas se inscriben a modo de nocivos “versus” tales como: las didácticas

especiales y las específicas; el “saber sobre Historia” o “saber una pedagogía de la

historia”; lo posible (educativo) y lo deseable (académico); el conjunto y las partes; los

acontecimientos y los procesos; las rupturas y continuidades; los grandes relatos y los

testimonios orales; lo micro y lo macro; los próceres y los nuevos sujetos históricos.

En rigor, no creo que sea un asunto demasiado grave si aquello que desvela a los

historiadores en sus actividades de investigación, no sean por caso los mismos que

imperan en las escuelas. Sí resulta hondamente atendible que las producciones e

interrogantes en uno y otro campo sean escuchadas y reflexionadas en un mismo

cuerpo coordinado y coherente. Ello precisamente intentamos aquí, que nuestro marco

teórico sea ese cuerpo integrado y flexible en tanto pueda pivotear entre los saberes

producidos y la transmisión; que nuestro guión argumental sostenga un oído en los

debates historiográficos y otro en las voces y consultas del salón de clases. En tal

sentido, propongo que sí atendamos e intentemos evitar una “esquizoenseñanza”: que

no se abra una brecha sin puentes entre lo leído y lo transmitido, aun cuando lo leído

“moleste” a la didáctica de la transmisión por su propio estado de gestación4.

(Re)pensemos entonces sus puntos críticos.

Sobre las periodizaciones y percepciones del tiempo

Conviene retomar lo dicho por Luciani en el primer módulo:

Hablar de historia reciente implicaría el análisis disciplinar en torno al pasado más cercano pero, que ¿define a ese pasado cercano?, ¿un recorte cronológico, de procesos? ¿Las décadas inmediatamente

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precedentes al propio historiador? ¿Hay una fecha precisa que abre la historia reciente?5

Asimismo se advertía que no obstante la notable visibilidad de acontecimientos

“bisagra” que muchos autores no dudan en señalar como momentos de inflexión, la

mera cronología como eje metodológico o coordenada “que todo lo explica”, puede

resultar un examen monocausal y sesgado que empobrece la Historia inmediata y sus

potencialidades pedagógicas.

Incluso, si el abordaje no fuera esquemáticamente fáctico intentando en cambio

“atrapar” estos años en conceptos particulares y complejos, la “demanda” de una

periodización, o marca cronológica, tampoco disminuiría. Si, por ejemplo, abordáramos

nuestro tema o temas dentro del período, focalizando la violencia política a modo de

noción central/singular, ¿dónde dataríamos su proceso? Muchos podrían optar por el

primer comunicado de la junta militar en el amanecer del 24 de marzo de 1976; otros

podrían señalar el accionar clandestino de fuerzas paramilitares los años previos;

acaso remitirse a los fusilamientos en junio de 1956 en la localidad de José León

Suárez, y entonces también narrar el vuelo de aquella escuadra de la Marina de

Guerra que en 1955 bombardeó Plaza de Mayo con centenares de civiles. Y todo ello,

suponiendo su vertiente más grave y condenable: la violencia estatal; esto es,

recortando otras dimensiones simbólicas donde igualmente anida y se gesta

(prohibiciones, proscripciones, censuras, persecución ideológica), o sectores sociales

y actores que la abrazaron ideológicamente como ideario y herramienta para la toma

del poder, tal y cómo las agrupaciones políticas armadas. Como fuere, el asunto no

parece sencillo.

Si bien el corpus teórico no solo marca limitaciones fáctico-temporales si no que arrima

propuestas que se alejen de “hitos fundantes” de corte positivista, trazando

perspectivas condensadas en (una) “historia viva” (Pérotin-Dumon, 2007) y/o historia

vivida (Aróstegui, 2001), nuevamente, tales miradas no logran saldar del todo nuestro

problema didáctico. Vale decir, toda clase remite a una estructura, “momentos” y

climas, cuya trama intertextual comporta un inicio, desarrollo y reflexiones finales. En

otras palabras, estamos pensando en el problema cronológico como soporte cognitivo

de la enseñanza que, a mi parecer, debe hacerse presente y ofrecerse, todavía más

cuando se trata de población infantil; de jóvenes que no tienen recorridos previos por

la disciplina, o espacios curriculares que escapan a ella. Así, tenemos una tensión

evidente: lo meramente cronológico oscurece y empobrece la Historia, PERO, al

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interior de las aulas, la marcación de un tiempo de inicios y clausuras, sin dudas

enriquece e ilumina la enseñanza de la Historia; mejor decir, su aprendizaje. En tal

sentido, en las prácticas pedagógicas adviene una singularidad:

Una de las dificultades más señaladas por docentes es la construcción de periodizaciones. Frente a la vasta oferta curricular (de amplio alcance), la mayoría de los docentes realiza un recorte propio e individual, fuertemente asociado a su empatía con los contenidos a abordar6

Nos preguntamos ¿ello es perjudicial para una pedagogía de la memoria? Antes bien

¿no suceden (ineludiblemente) tales recortes empáticos? Desde ya que sí. Respecto

de sus perjuicios, es importante subrayar que los recortes gestados (siempre) por

atravesamientos subjetivos no deben confundirse con autonomía. No se es

“autónomo” porque “se decida” tal o cual margen temporal; se es acaso “autónomo” si

se comprende (y se hace comprender) sobre cuáles fundamentos teórico-

metodológicos abrimos y cerramos los cronos de específicos acontecimientos. Así, la

autonomía del ejercicio docente, y más aun, la posibilidad de una emancipación

pedagógica, se inscriben en la explicitación de tales opciones: por qué éstos tramos y

no otros; por qué desde tal acontecimiento y procesos; por qué hasta “aquí”; pará qué

unos actores y no otros. Todo ello, vale recordar, en el marco de una currículas que

también prescriben y dictaminan. Así, apunto “explicitación” y “explicación” en las dos

caras del problema señalado: las elecciones docentes y los disensos disciplinares.

En otras palabras, y en pos de una pedagogía de la memoria histórica, por recurso

didáctico sugiero la mayor de las honestidades intelectuales: las propias y las

historiográficas. ¿Cómo? Pues “poniendo” a los estudiantes, alumnos e interlocutores

“en los zapatos” de los historiadores. Si tal tensión y debates existen, sencillamente,

hacerlos saber… mostrarlos. Desde ya, en términos amenos, sintéticos y claros; vale

decir, no siguiendo o pretendiendo instalar la densidad teórica que subyace, sino en

propuestas y formatos “regulados”: apelando a la curiosidad si se trata de niños7, con

ímpetus transgresores si se trata de adolescentes, y acaso más analítico-reflexivo si

estamos entre adultos.

En suma, no invisibilizar “las molestias” sino compartirlas y construirlas con preguntas

genuinas, considerando aquí cuanto podemos sorprendernos al examinar qué

percepciones y significantes otorgan los niños y jóvenes a “lo reciente”8. A riesgo de

esquematizar o didactizar la cuestión, diré finalmente que bien vale iniciar nuestra

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clase indagando en las representaciones de nuestros estudiantes; ofrecer aquellas de

la historiografía y explicitar cuáles son las propias. En adelante, ello puede quedar así

distribuido/repartido, o reunirse en un “común” de sentidos compartidos.

“Hoy vas a entrar en mi pasado”. Memorias e Historias de aquí a la vuelta

La letra de este maravilloso tango9, además de su sensible fuerza poética, tiene la

extraña virtud de combinar “los tiempos” en “un tiempo”. Como sucede con la historia

reciente en las aulas, el pasado, el presente y el futuro están allí atrapados por los

sabidos avatares entre las memorias y la historia. Pero, ¿quién marca el paso? ¿Quién

se “deja llevar” al compas? ¿Cuál de ellas aporta la letra del pasado? ¿Cuál la música

de los tiempos? Al decir de Kaufmann, ambas resultan ser:

(…) dos amantes que han sostenido y sostienen una relación tormentosa. Esta dupla despareja que en periodos se enamoran, en otros se divorcia, se oculta, se distancia, convergen, compiten, cooperan, se enfrentan10.

Ciertamente, ello ha sido alertado por innumerables pensadores según lo hemos visto

en los primeros módulos de este curso, y especialmente, en torno de las

variantes/variables que ofrece la Historia oral trabajado por M. Scocco. Entonces,

interesa aquí “integrar” estas vertientes o fuentes donde abreva el presente dejando de

lado sus falsas dicotomías; pues, de unas y otras puede hacerse la enseñanza, sin

ahorro – claro está – de un estudio previo sobre sus respectivas virtudes y

limitaciones; esto es, atendiendo a las tramas metodológicas de la oralidad y el

documento, e implementación de sus herramientas en el aula.

Ahora bien, en nuestras prácticas pedagógicas, tales cuestiones no se examinan por

la mera erudición sino en el propósito de una abordaje específico y situacional; esto

es, se “leen” en tanto diseño de nuestras clases; generalmente bajo una pregunta

central ¿cómo “hacemos entrar” el pasado? Y agrego ¿cómo hacerlo cuando éste

tiene tanto presente y pretende ser otro futuro?; si continuamos el verso del tango,

cabría también preguntar ¿entrar al pasado de cuáles vidas? A mi parecer, antes que

“un ingreso” bien vale considerar su contrario: salir a buscar la historia volviendo la

mirada a las vidas cercanas; al pasado regional, local, barrial, institucional, familiar y/o

en historia de vida apenas o no alcanzada por la historiografía, y sin embargo harto

rumoreadas en la geografía cercana. En palabras de Kaufmann:

Invocar a los testimonios escritos y orales, atendiendo a los correspondientes recaudos metodológicos, de actores sociales que

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han sido observadores participantes y que vivieron diferentes experiencias durante aquellos años, posibilitando el acercamiento de los alumnos a lo acontecido durante aquella época. Aspirar a no “demonizar” la Dictadura ni abordarla como un período y acontecimientos ajenos a la sociedad argentina en su totalidad, desterrando la teoría de los dos demonios11.

Lejos de ser ésta una estrategia novedosa, en los últimos años puede observarse la

vitalidad y profundidad que adquieren en las escuelas. Como en el tango, lo cercano y

topográfico parece ser una metodología que “embriaga” los sentidos juveniles en tanto

abre a nuevos significados. Y ello no resulta casual, caprichoso o mecánico, sino

producto de un plus de saber que toma lugar cuando se suman un compromiso

corporal y cognitivo; cuando la historia deja su orden meramente libresco12. Después

de todo o de toda bibliografía leída tanto por docentes como alumnos: “Lo realmente

importante aquí es cómo se representa y actualiza el pasado; si la cosa se queda al

nivel del mero reproche o hace frente a la consternación mediante la capacidad y la

fuerza de llegar a comprender lo incomprensible”13.

Tomemos por caso el Programa “Jóvenes y Memorias” llevado adelante por la

Comisión Provincial de la Memoria de la ciudad de La Plata14. Específicamente, vale

seguir muy de cerca las producciones juveniles capituladas a la fecha en las diferentes

colecciones que pueden consultarse. Y digo, “seguirse” como material ya disponible

para proyectar y trabajar, o como dispositivo a reinventarse tomando “algo” que

circunda nuestras aulas; el pasado de las instituciones donde trabajamos; la historia

reciente en nuestras vidas o la biografía de familias cercanas; los impactos criminales

en nuestro barrio; la trama dictatorial en nuestra ciudad; la ordinaria cotidianeidad en

la extraordinaria dictadura. Como en el “caso “Melincué…”, identificar “algo” sabido

pero no por ello conocido. Así, en el programa citado, se presentan variadas y ricas

experiencias educativas construidas con arduo trabajo. Con ellas puede verse que ese

“algo” se halla mucho más cerca de lo pensado/esperado15. Exponemos algunos

ejemplos que ayudan a dimensionar el (auspicioso) estado de la cuestión. A saber:

“Watu: Historia de un asesinato en la UNS”16; “Historias que no se dicen”17; “El día

después”18; “NN: Ni en los ríos ni en las tumbas”19; “Los hilos del olvido”20; “La

generación del silencio nos cuenta. ¿Temor u olvido?” 21; “Los muertos de la tapera de

Perel” 22 y “La toma del colegio durante la primavera camporista” 23. De forma

particular:

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Watu: Historia de un asesinato en la UNS

Trata sobre el accionar de la Triple A

en Bahía Blanca y el asesinato de un

militante comunista llamado David

Watu Cilleruelo (1975). En torno del

caso, los alumnos rescatan los

testimonios de amigos y compañeros, y

distintos relatos sobre la militancia e

ideales de los jóvenes en aquellos

años. Asimismo, se focaliza en los

efectos de la intervención de la

Universidad en cuestión.

Historias que no se dicen

Durante la dictadura, una frase

emblemática recorrió las villas de

nuestra ciudad: “Prohibido vivir aquí”.

Villa Lugano no fue la excepción. En

este documental, los alumnos cuentan

la historia de Villa Cildañez, donde los

militares iniciaron en el ´77 un proceso

para su erradicación que favorecería la

construcción de autopistas en su lugar.

El paso de las topadoras es enfrentado

por las mujeres de la villa, quienes

relatan su experiencia protagónica de

resistencia.

El día después

Un grupo de jóvenes de Morón se

acercan a la problemática de Malvinas

en la mirada de quienes vivieron

directamente esta experiencia en

terreno (ex combatientes) y en la vida

familiar (esposas e hijos). Lo

interesante del dispositivo resulta el

trabajo y saberes previos en preguntas

gestadas desde el presente: qué

sabemos hoy de la derrota, qué del

después y qué del olvido en la

comunidad. Como su nombre lo

sugiere, las nuevas generaciones dejan

ver otros intereses sobre el conflicto

interpelando silencios y olvidos.

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Ni en los ríos ni en las tumbas

Como lo viéramos en el “caso

Melincué”, los cuerpos NN resultan el

disparador y problema central aquí,

aunque destacándose la macabra

metodología denominada “los vuelos

de la muerte”. La investigación

realizada por los alumnos de Punta

Indio analiza el impacto que tuvo este

hecho en la comunidad y la

complicidad que mantuvieron algunas

instituciones durante la dictadura.

Igualmente, se sigue el proceso de

restitución de identidad de los NN en

un marco legal.

Los hilos del olvido

Recorrido sobre la vida de Américo

Eiza y Alfredo Thomas, dos jóvenes

desaparecidos de la localidad de

Otamendi. La investigación que

realizaron los chicos fue motivada por

las preguntas hacia la militancia de los

jóvenes de los 70. Los recuerdos de

sus compañeros y de sus familiares

reconstruyen la trama política de la

Argentina de aquellos años.

La generación del silencio nos cuenta. ¿Temor u olvido?

Partiendo de la inquietud de una

alumna sobre el destino de sus tíos

desaparecidos, los jóvenes indagan

sobre las historias de personas del

puerto de Mar del Plata desaparecidas

durante la última dictadura militar y la

trama de silencio construida en relación

a sus vidas, sus luchas y sus sueños. A

partir de testimonios de familiares y

vecinos, reconstruyen la militancia y

desaparición de una joven pareja de

apellido Sasso y entrecruzan esta

historia con la conformación de una

Comisión de la Memoria Portuaria, la

lucha sindical por el convenio colectivo

de trabajo de los fileteros, las listas

negras y las reivindicaciones aún

pendientes de los trabajadores del

puerto.

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Los muertos de la tapera de Perel

El 12 de julio de 1978, un comando del

Ejército al mando del jefe del

Regimiento 6 de Mercedes, entró a una

estancia en la zona rural y cuatro

personas aparecieron muertas. Los

medios de comunicación de la época

se refirieron a “delincuentes” y a un

“enfrentamiento armado”, pero estas

versiones no coinciden con los relatos

que los vecinos les dieron a los chicos

de la EEMNº 5.

La toma del colegio durante la primavera camporista

Este trabajo describe la toma del

colegio Manuel Belgrano en el año

1973 que en principio exigía la renuncia

del jefe de preceptores. A partir de los

relatos de ex –alumnos, el video da

cuenta del clima de efervescencia

política en el que se enmarcó la toma y

el impacto que tuvo.

Afortunadamente, la lista podría continuar excediéndonos entonces en el espacio

disponible para esta clase. Sí en cambio, vale ocupar estas últimas páginas para

visibilizar la extensa y densa agenda temática de la historia reciente (y no tan reciente)

que, estos apenas ocho casos, permiten problematizar. Recapitulemos a modo de ejes

históricos que se trazan:

VIDEO DOCUMENTAL

EJES HISTÓRICOS QUE ABORDA

Watu: Historia de un asesinato en la UNS

Dictadura militar: continuidades y rupturas.

La Alianza Anticomunista Argentina. Los juicios en el presente. Intervención de las Universidades. "La noche de los bastones largos": antecedentes de la última dictadura.

Militancia juvenil y represión.

El rol del Estado en su deber de reconocer, respetar, garantizar y defender los Derechos Humanos.

Historias que no se dicen

Control y reordenamiento del espacio. Plan de erradicación de villas. Organización vecinal y resistencias.

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Pobreza y exclusión. La estigmatización y discriminación de la población villera como parte de la propaganda ideológica de la dictadura.

El día después La contienda política de la guerra. Condiciones de posibilidad y efectos. Las distintas experiencias de la guerra.

La "guerra" en la dimensión privada. La mirada de las nuevas generaciones. La memoria de Malvinas en el presente: entre el olvido y las luchas de los ex combatientes por un espacio de legitimidad en la política argentina.

NN, ni en los ríos ni en las tumbas

Los vuelos de la muerte. Tumbas NN.

Las confesiones de los militares (El testimonio de Scilingo). El impacto social. El Terrorismo de Estado. La denominación de Genocidio en los juicios a ex dictadores. La responsabilidad civil y colectiva.

Los hilos del olvido Militancia y prácticas de acción política.

La lucha armada. El ideario revolucionario.

La construcción de la memoria de los militantes de los setenta.

Participación política de los jóvenes hoy.

La generación del silencio nos cuenta.

¿Temor u olvido

Historias silenciadas. El testimonio como soporte para transmisión del pasado a las nuevas generaciones.

Trabajo y dictadura: la censura, persecución y represión a los trabajadores. Los objetivos y fundamentos de las entidades vinculadas a la construcción de la memoria en el presente.

Los muertos de la tapera de Perel

Las diferentes percepciones sobre pasado y las múltiples dimensiones en la reconstrucción de los hechos.

Las formas de ocultamiento y simulación de los actos represivos por parte de las FFAA. La censura en los medios de comunicación.

La toma del colegio durante la primavera camporista

Representaciones sociales sobre los jóvenes. Narraciones mediáticas sobre la juventud. La mirada adulta.

Participación y política. Jóvenes, educación, democracia y derechos. Jóvenes y la construcción del otro.

Representaciones juveniles sobre el pasado reciente.

Finalmente, vale explicitar que este tipo de propuestas deben entenderse como

metodología de trabajo o forma pedagógica de acercarnos al pasado, sin por ello

negar/excluir unas perspectivas generales en términos conceptuales y territoriales.

Esto es, una mirada micro, cercana e incluso doméstica del pasado dictatorial, no

pretende/sugiere “achicar” los acontecimientos históricos y menos aun sus

representaciones. Se trata sí de un recurso analítico “que hace lupa” en un particular

bajo un juego dialéctico donde la lente se abre y el foco se cierra. En otras palabras,

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se focaliza un determinado objeto de estudio/enseñanza, al tiempo que se sostiene

una lente teórica ampliada que evite producir imágenes/relatos “borrosos”, respecto de

las vastas relaciones que se tejen dentro y fuera de los horizontes trazados. Por caso,

el uso de estos dispositivos no debe olvidar un marco comparativo de lo acaecido

incluso en el cono sur. En palabras de Kaufmann:

(…) estimo que el estudio de nuestra Historia reciente no debería excluir el estudio de otro marco comparativo que profundice el análisis del período, tal lo acontecido en el marco latinoamericano. Esta perspectiva alcanza a contemplar las conexiones, las peculiaridades y colaboraciones no solo represivas sino también intelectuales y lógicas de los golpes de Estado autoritarios ocurridos simultáneamente en diferentes países latinoamericanos. Si bien el centro de la preocupación didáctica anidaría en la comprensión de nuestro Historia en su conjunto, la realidad de las dictaduras cono sureñas latinoamericanas promueve la mirada comparativa. De este modo, se posibilitaría a los alumnos, una perspectiva sobre los precedentes y las circunstancias que coadyuvaron a la concreción de los diferentes golpes de Estado y sus proyecciones24.

Así, también el tratamiento de los marcos disciplinares no resultan un mera cuestión

de escalas, sino de miradas. Abrazar y ofrecer una pedagogía de la memoria, según lo

hemos entendido y sugerido, se anuda a la perspectiva; la perspectiva es el contenido,

es la historia y es la escuela.

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Notas

1 Kaufmann, Op. cit (2008:38). 2 Ibídem. 3 De Amézola, G. (2008) Esquizohistoria. La Historia que se enseña en la escuela, la que preocupa a los historiadores y una renovación posible de la historia escolar, Buenos Aires: Editorial Libros del Zorzal. 4 Como bien explica Zabala: “Naturalmente que hay cosas que un texto no provee, pero también es cierto que no todo lo que un texto puede ofrecer es lo que uno va a buscar a él o lo que se lleva luego de haberlo leído. Michel de Certeau dice que cazamos furtivamente en los textos que leemos”. Ver Zabala, A. (2012) “Entre lo informativo y lo estratégico: la cuestión de los abordajes del conocimiento histórico en la enseñanza de la historia” en Clío & Asociados, 16, p. 79. 5 En Módulo 1. Clase 1, página 4. 6 Geoghegan, E. (2008) “La enseñanza de la historia reciente en las escuela medias de la provincia de Buenos Aires. El partido de Morón” en Clío & Asociados. La Historia Enseñada, Nº 12, p. 111. 7 Ver más en: Cuesta, V. y Garriga, M. C. (2008) “El tratamiento del pasado reciente en los relatos para niños” En Clío & Asociados. La Historia Enseñada, 12, pp. 142-152. 8 Siguiendo el estudio de Caldo y Scalona, los estudiantes dejan ver que el pasado “inmediato” se circunscribe a una serie de acontecimientos que bien podríamos considerar “contemporáneos”, tal y como “el problema del gobierno con el campo” (2008), y/o “estirándose” hasta la crisis financiera y política del año 2001. En Caldo, P. y Scalona, E. (2011) “De las prescripciones a las prácticas de la enseñanza del tema "última dictadura militar" en las escuelas secundarias: Análisis de casos para pensar la reforma curricular actual”, en Clío & Asociados, 15, pp. 235-255. 9 Titulado “Los Mareados” según se lo conoce en la actualidad con letra de Enrique Cadícamo (1942). 10 Kaufmann, Op. cit (2008:24). 11 Kaufmann, C. Op. cit (2008:66-67). 12 De forma más novedosa todavía, “ir hacia el pasado” o “salir a buscar la historia” en el presente, también se está reinventando en las formas de lo escolar o resignificando en una plasticidad institucional altamente auspiciosa tal y como el programa “La escuela va a los juicios”. Ver más en: http://www.espaciomemoria.ar/noticia.php?not_ID=535&barra=noticias&titulo=noticia 1313 Th. Adorno (1998) Educación para la emancipación. Madrid, Morata, p. 27. 14 Ciertamente, otros muchos proyectos, programas y experiencias pueden igualmente seguirse. Nos centramos en ésta por la posibilidad de aprovechar sus producciones en un trabajo institucional temprano, continuo y sistemático. Ver: http://jovenesymemoria.comisionporlamemoria.net/ 15 Completamos la nómina, datos, dispositivos, bibliografía específica, sitios y ejes históricos que se trazan en PDF que adjuntamos con el nombre “Recursos para el aula. Materiales audiovisuales”. 16 Escuela Normal Superior. Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca (2007). Ver: Parte I: https://www.youtube.com/watch?v=gRuN0Z-jKZQ. Parte II: https://www.youtube.com/watch?v=AnH5wf-rKcw 17 Escuela de Comercio Nº 6 de 13 “América” Buenos Aires, Lugano (2007). Ver: Parte I: https://www.youtube.com/watch?v=GgKB-Sv3EK8 Parte II: https://www.youtube.com/watch?v=Jr5K7z4DhAU 18 EEMN° 23 “Adolfo Saldías” Morón (2007) No disponible on line. Solicitar material a: [email protected]. 19 EMNº 2, Punta Indio (2005) Ver: https://www.youtube.com/watch?v=Vv19kxVUsjc; https://www.youtube.com/watch?v=7X3lfrgyXCs;

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https://www.youtube.com/watch?v=GnkGMYDhPe0 https://www.youtube.com/watch?v=Nw8vpaCTEEw 20 EEMNº 2, Otamendi, General Alvarado (2005) Ver: https://www.youtube.com/watch?v=kn8avFRIB0M. Solo tráiler. Solicitar material a: [email protected]. 21 Colegio Termas Huinco, Mar del Plata (2008). Solicitar material a: [email protected] ). 22 EEMNº 5- Mercedes. Año 2008- 22 minutos. Ver: Parte I: https://www.youtube.com/watch?v=FwjTuISIe8s Parte II: https://www.youtube.com/watch?v=UXGyx51dsJk Parte III: https://www.youtube.com/watch?v=q19ztFe4mtk 23 Colegio N° 2- Barrio Norte Ciudad de Buenos. Año: 2007, 19 minutos. Ver: https://www.youtube.com/watch?v=GiUGZYfSlXU 24 Kaufmann, C. Op. cit (2008: 58).

Bibliografía obligatoria:

Cuesta, V. y Garriga, M. C. (2008) “El tratamiento del pasado reciente en los relatos

para niños” En Clío & Asociados. La Historia Enseñada, 12, pp. 142-152.

Geoghegan, E. (2008) “La enseñanza de la historia reciente en las escuela medias de

la provincia de Buenos Aires. El partido de Morón” en Clío & Asociados. La Historia

Enseñada, Nº 12, pp. 109-122.

Zabala, A. (2012) “Entre lo informativo y lo estratégico: la cuestión de los abordajes del

conocimiento histórico en la enseñanza de la historia”, en Clío & Asociados, 16, pp.

75-98.

Bibliografía ampliatoria:

De Amézola, G. “Historia enseñada e historia investigada: relaciones peligrosas. El

tratamiento escolar de la última dictadura militar y la necesidad de una actualización

académica en la formación de profesores” en PolHis, 8, pp. 1-18.

Raggio, S. (2004) “La enseñanza del pasado reciente. Hacer memoria y escribir la

historia en el aula”, en Clío & Asociados. La Historia Enseñada, 8, pp. 95-111.