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esc é ptico esc é ptico la revista para el fomento de la razón y la ciencia publicación trimestral nº 11 extra / primavera-verano 2001 El conocimiento de la historia: el largo trayecto desde el mito legendario a la ciencia humana ¿Hubo un eclipse durante la crucifixión de Jesús? La Atlántida y Laputa el el número extra Edita ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico PVP: 6 euros El conocimiento de la historia: el largo trayecto desde el mito legendario a la ciencia humana ¿Hubo un eclipse durante la crucifixión de Jesús? La Atlántida y Laputa INFORME ESPECIAL: historia y pseudohistoria INFORME ESPECIAL: historia y pseudohistoria

nº - ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico

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Page 1: nº - ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico

escépticoescépticola revista para el fomento de la razón y la ciencia

publicación trimestral nº 11 extra / primavera-verano 2001

■ El conocimiento de la historia: el largo trayecto desde el mito legendarioa la ciencia humana

■ ¿Hubo un eclipse durante la crucifixiónde Jesús?

■ La Atlántida y Laputa

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número extra

Edita ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico PVP: 6 euros

■ El conocimiento de la historia: el largo trayecto desde el mito legendarioa la ciencia humana

■ ¿Hubo un eclipse durante la crucifixiónde Jesús?

■ La Atlántida y Laputa

INFORME ESPECIAL:historia y pseudohistoriaINFORME ESPECIAL:historia y pseudohistoria

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el escéptico primavera-verano 20012

escépticoDIRECCIÓNJulio Arrieta (coordinador)Alfonso López BorgoñozVíctor R. Ruiz

CONSEJO DE REDACCIÓNFélix Ares de BlasJavier E. ArmentiaJosé Mª Bello DiéguezLuis Alfonso GámezPedro Luis Gómez BarrondoBorja Marcos

SECCIONESPrimer Contacto,Pedro Luis Gómez BarrondoMundo Escéptico, Sergio López BorgoñozCuaderno de Bitácora, Javier ArmentiaGuía Digital, Ernesto CarmenaParanormalia, Julio Arrieta y Borja MarcosDe Oca a Oca, Félix Ares de BlasUn marciano en mi buzón, Luis González MansoCrónicas desde Magonia, Luis Alfonso GámezSillón Escéptico, José Aurelio Bay

DELEGADO DE EDICIÓN Y DISTRIBUCIÓNAlfonso López Borgoñoz

COMPAGINACIÓN Y PRODUCCIÓNMercedes Galve

SECRETARÍA TÉCNICAAntonio Bernal González

COORDINADOR DE TRADUCCIONESPedro Luis Gómez Barrondo

ILUSTRACIONES INTERIORESErnesto CarmenaJoan Gómez Pedro Mirabet

EDITAARP – Sociedad para el Avance del Pensamiento CríticoIMPRIMEOffset ColorDEPÓSITO LEGALZ-1947-1998ISSN1139-938X

EL ESCÉPTICO mantiene intercambio expreso de contenidoscon otras publicaciones. Fuera de este margen, queda prohibi-da la reproducción total o parcial de contenidos por cualquiermedio sin previa autorización de la dirección de la revista.EL ESCÉPTICO no se identifica necesariamente con las opinio-nes de los artículos firmados, que pertenecen a la exclusivaresponsabilidad de los autores.EL ESCÉPTICO se reserva el derecho a utilizar el material reci-bido, solicitado o no, en cualquier momento y sin previo aviso,salvo indicación en contra de los autores o autoras. No semantendrá correspondencia por el material no solicitado niéste será devuelto.

Más información sobre la revista en http://www.el-esceptico.org/Para correspondencia, dirigirse a la dirección de ARP -Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico:[email protected]

Impreso en España

ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento CríticoPRESIDENTEFélix Ares de Blas

VICEPRESIDENTEJosé Mª Bello Diéguez

SECRETARIOFerran Tarrasa Blanes

TESOREROAlfonso López Borgoñoz

DIRECTOR EJECUTIVOPedro Luis Gómez Barrondo

VOCALESLuis Alfonso GámezBorja MarcosTeresa González de la Fe

CONSEJO ASESORAlfonso AfonsoJosé María AlcaideCarlos ÁlvarezJavier ArmentiaJulio ArrietaLuis CapoteErnesto CarmenaJosé Luis CebolladaSergio López BorgoñozJuan Soler EnfedaqueVíctor R. Ruiz

RELACIÓN PARCIAL DE SOCIOSMiguel Ángel Almodóvar, Periodista científico David Alvargonzález, Filósofo, Universidad de Oviedo Henri Broch, Físico, Universidad de Niza Gustavo Bueno, Filósofo, Universidad de OviedoMario Bunge, Filósofo, Universidad McGill Pedro Caba, Médico, ex vicepresidente de la Organización Mundial de la Salud Antonio Calvo Roy, Periodista, Consejo de Seguridad Nuclear Victoria Camps, Filósofa, Universidad de Barcelona Ignacio Fernández Bayo, Periodista científico Paul Kurtz, Filósofo, Universidad de Nueva York Carlos López Borgoñoz, BiólogoEustoquio Molina, Paleontólogo, Universidad de Zaragoza Ramón Núñez, Director de la Casa de las Ciencias de A Coruña Ernesto Páramo, Director del Parque de las Ciencias de Granada Xabier Pereda, Paleontólogo, Universidad del País Vasco James Randi, Ilusionista y divulgador científico Andrés Sanjuán, Biólogo, Universidad de Vigo Fernando Savater, Filósofo, Universidad Complutense de Madrid Manuel Toharia, Periodista científico, director del Museo de la Ciencia Príncipe Felipe de Valencia Victoria Toro, Periodista científica Alberto Virto, Físico, Universidad de Zaragoza

MANTENIMIENTO PÁGINAS DE INTERNETIbón Basterretxea, Manuel Caro y Gorka Moral

ADMINISTRACIÓN DE SISTEMASBorja Marcos

Toda información sobre ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico o esta revista, cola-boraciones o recensiones, petición de números atrasados, suscripciones y consultas, debe dirigirseal Apartado de Correos, 310; 08860 - Castelldefels (Barcelona); o a la dirección de correo electró-nico [email protected] y [email protected]ás información sobre la entidad en la página de Internet http://www.arp-sapc.org

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la revista para el fomento de la razón y la ciencia

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LOS MISILES DESVIADOS DE LA RELIGIÓNRichard DawkinsPrometa a un hombre joven que la muerte no es el final

y lo convertirá en alguien dispuesto a causar desastres.

EL PADRE DE LA ATLÁNTIDA, IGNATIUSDONNELLY, CREÓ EL MITO MODERNO Y CONFIGURÓ LA PSEUDO-ARQUEOLOGÍACharles E. Orser, Jr.

El fundador de los eruditos jesuitas, Donnelly, creó el mito moder-no de la Atlántida.

HARRY HOUDINI: UN CAPÍTULO DE SULUCHA CONTRA EL FRAUDEL. Enrique Márquez

Houdini dedicó gran parte de su tiempo en indagar sobre todas esasfantásticas historias de médiums y milagreros de principios de siglo.No tardó en descubrir que todo era una farsa.

ARISTÓTELES Y EL PEINADOJuan Carlos OrtegaTendemos a pensar que la última imagen que hemos vis-

to de nosotros mismos perdurará, porque estamos convencidosque somos como recordamos que somos.

EDITORIAL

PRIMER CONTACTOPedro Luis Gómez Barrondo

MUNDO ESCÉPTICOSergio López Borgoñoz

CUADERNO DE BITÁCORA:DATOS Y PATRAÑASJavier Armentia

GUÍA DIGITAL:LA WEB DEL ESCÉPTICO DEL SIGLOErnesto Carmena

DE OCA A OCA:SOBRE RADIACIONES Y SEMÁNTICA Félix Ares de Blas

PARANORMALIA: HOY LAS CIENCIAS ADELANTAN... Julio Arrieta y Borja Marcos

UN MARCIANO EN MI BUZÓN:LA UFOLOGÍA Y EL COLECCIONISMO DESELLOS (2): ABDUCCIONES Luis González Manso

CRÓNICAS DESDE MAGONIA:CONSPIRACIONES Y ESPÍAS DE PANTALÓNCORTOLuis Alfonso Gámez

SILLÓN ESCÉPTICOCiencia o Vudú: De la ingenuidad al fraude científico,de Robert L. Park; El expediente Manises, de Juan An-

tonio Fernández Peris; ¿Tenían ombligo Adán y Eva? La fal-sedad de la pseudociencia al descubierto, de Martin Gardner.

CARTAS AL DIRECTOR

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EL LARGO TRAYECTO DESDE EL MITOLEGENDARIO A LA CIENCIA HUMANAEnrique Moradiellos

Las explicaciones sobre el origen y evolución de las distintas for-mas de la sociedad humana han sido constantes y muy diver-gentes a lo largo de los tiempos: relatos míticos, genealogías le-gendarias, epopeyas fabulosas, cosmogonías religiosas,ficciones noveladas, etc. Desde su constitución como ciencia hu-mana, hace ya casi dos centurias, la disciplina de la historia seha esforzado por elaborar un conocimiento sobre ese procesoevolutivo de las sociedades humanas de naturaleza distinta ycontrapuesta: un conocimiento verdadero, materialmente verifi-cable, demostrativo y crítico-racional.

LA ATLÁNTIDA Y LAPUTA José Aurelio Bay

Según algunos cálculos, a mediados del siglo pasado ya sehabían publicado no menos de 25.000 libros sobre la Atlán-tida, continente del que tenemos tantos motivos –es decir,ninguno– para creer en su existencia como los que podemosencontrar para la isla de Laputa (la descripción de este pro-digioso lugar y de sus pobladores podrá encontrarla el lec-tor interesado en Viajes de Gulliver de Jonathan Swift). Si na-die concede crédito a la historia del escritor inglés, ¿porquése sigue buscando con tanto afán la creada por la pluma dePlatón?

¿HUBO UN ECLIPSE DURANTE LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS?Inés Rodríguez Hidalgo

Se cuentan muchas historias (y leyendas) en torno a loseclipses pero probablemente el más discutido de la historiasea el que pudo haber tenido lugar durante la crucifixión deJesús. Sin embargo, como en otras ocasiones, la relación deun fenómeno astronómico con un hecho religioso, parece serproducto de la tradición, si no de la fantasía.

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INFORME ESPECIAL: HISTORIA Y PSEUDOHISTORIA

http://www.el-esceptico.org

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EDITORIAL

Es evidente que una parte del mundo ya no es el mismodesde el 11 de septiembre. Tras los brutales atentadossuicidas en Nueva York y Washington, llevados a cabopresuntamente por los fanáticos islamistas seguidoresde Osama Ben Laden, quedó claro lo mucho que a losescépticos nos queda por hacer.

Apenas habían pasado unas horas, cuando ya empe-zaron a circular por Internet rumores absurdos sobre lapresencia de supuestos ovnis en torno a las torres delWorld Trade Center (WTC). Algunos, incluso, aprecia-ban la forma del mismísimo Maligno en la nube deescombros y humo que provocaron las explosiones. Perolo peor estaba por llegar.

Tras ello, surgieron unas falsas cuartetas deNostradamus que, según los “expertos”, vaticinaban elataque al WTC. Lástima que dichas cuartetas, pertene-cientes a la inexistente Centuria XI y firmadas en unafecha cien años posterior a la muerte del visionario fran-cés, eran una broma de pésimo gusto... que fue asumi-da, creída y divulgada por medios de comunicación pre-sumiblemente serios como la emisora de radio OndaCero, el periódico El Mundo o las emisoras de televisiónTele 5 y Antena 3.

Este último canal se llevó la palma a la carencia deética periodística y falta de profesionalidad. Al igualque los otros medios, no sólo dio por buenas las falsasprofecías de Nostradamus, sino que amañó todo un pro-grama especial sobre los atentados, en el que JesúsHermida, que ya se había lucido anteriormente con unprograma vergonzante sobre la Sábana Santa, sacó apasear las famosas cuartetas falsificadas.

Gracias a la labor “informativa” de estos medios,pretendidamente serios, millones de personas “conocie-ron” la existencia de estas supuestas predicciones.Ningún medio se molestó en presentar una visión críti-ca sobre Michel de Nostradamus, ninguno se molestó encomprobar que las centurias que citaban alegrementeeran una falsificación, ¿para qué?

Por supuesto, los colegas actuales del difunto visio-nario no se hicieron de rogar y así pudimos descubrirque gente como Aramis Fuster había predicho los aten-tados, pero que nadie había hecho caso de sus vaticinios

–de los que no se tiene constancia documental alguna,faltaría más–.

Tampoco se hicieron de rogar las revistas del sectorparanormal, que afrontaron el tema en sus númeroscorrespondientes a octubre. De perdidos al río, debieronpensar en más de una redacción “misteriosa” habidacuenta de lo que los desdichados lectores de esas revis-tas han tenido que leer –y creer, nos tememos–.

La revista Año Cero publicaba el número más des-quiciado de toda su existencia, si tal cosa es posible deimaginar, en el que Enrique de Vicente, que saltabaentusiasta de profecía en profecía, hacía una demostra-ción inmejorable de lo nocivo que es el pensamientomágico para la razón humana. Por su parte, Javier Sierradaba un nuevo sentido a la expresión “encaje de boli-llos” escribiendo en Más Allá un editorial de tripleextensión de lo habitual, en la que explicaba que lasmanoseadas cuartetas de la centuria XI eran falsas, peroque daba igual porque había otras verdaderas que efec-tivamente parecían predecir los atentados. Además,según nos aclaraban en un recuadro, un Cristo propie-dad de un estigmatizado catalán había llorado el 11 deseptiembre.

El hecho de que mucha gente busque inmediata-mente una explicación mágica cuando ocurre un acon-tecimiento de gravedad es una mala señal que losescépticos deberíamos tener en cuenta. Que ante unacrisis mundial amplios sectores de la sociedad necesi-ten las explicaciones de Nostradamus, y no las deexpertos en política internacional, es algo sintomático.El hecho de que la explicación irracional, irrelevante yfalsa sea proporcionada por medios de comunicaciónserios es un problema grave que los escépticos no pode-mos dejar de denunciar.

Como se puede comprobar, este número lo dedica-mos especialmente, tal como habíamos anunciado, adiferentes textos sobre historia y pseudohistoria. Aligual que el número anterior, también éste tiene máspáginas que nuestras revistas habituales, ello se debe aque la calidad de las colaboraciones que nos han llega-do ha hecho imposible el limitar el espacio más de loque hemos hecho. Estamos convencidos que los lectoressabrán apreciarlo. é

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Profetas, falsarios y cuentistas

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DOBLAR CUCHARASCON LA MENTEHace un par de meses, en TVE 1 apareció, una vez más, elinefable Uri Geller doblando cucharas con la mente. Lospresentadores: José María Iñigo –una vez más– y ConchaVelasco –nueva en estas lides– insistieron en que era ver-dad que Uri Geller doblaba cucharas con el poder de lamente. Está claro que Uri Geller no dobla las cucharas conla mente, pero usted sí puede hacerlo.

Hace unos días, tuve una reunión en laque había media docena de personas entrelos cincuenta y sesenta años de edad, yuna docena de jóvenes. No sé muy bienporqué salió el tema del programa de Iñi-go/Velasco con el prestidigitador húnga-ro/austriaco/israelí Uri Geller, que debióde tener lugar en TVE1 el miércoles 19 deseptiembre del 2001.

Yo no vi el programa; pero por lo que me contaron fuelo de siempre, con especial énfasis en doblar cucharas.

Me sorprendieron varias cosas. La primera es que losjóvenes nunca habían oído hablar de Uri Geller ni de do-blar cucharas. Eso lo entendí a medias; la primera vezque Uri estuvo en España, en el programa de Iñigo, fueen el año 1975, si no recuerdo mal. Hace demasiadotiempo para que ellos lo hubieran visto; aunque no de-jaba de sorprenderme porque con posterioridad había es-tado de gira por varias televisiones locales, incluyendo laETB del País Vasco. Pero lo que me desconcertó del todoes que las personas mayores de cincuenta años tampocose acordaban de Uri Geller.

En principio me pareció estupendo. “Por fin, las ton-terías del doblacucharas profesional nacido en Israel sehan olvidado”, pero...

–¡Ah, ya sé de que programa hablamos! –dijo una delas señoras– me llamó mi hermana para decirme que mi-rase la televisión, que había un señor que doblaba cu-charas con el pensamiento. Y me puse a verlo. Estuvomuy interesante. ¡Qué poderes!, ¿verdad?

–A mí me pasó lo mismo –añadió otra–, me llamó miprima para decírmelo. Fue extraordinario. ¡Qué poderes!

Entonces mi primera impresión de que “por fin lastonterías de Uri Geller se habían olvidado” se vino aba-jo. La falta de memoria hace que los espectadores repi-tan los mismos errores que otros, y ellos mismos, come-tieron en su día. Con una diferencia notable, la primeravez que salió Uri Geller era novedad. Nos pilló de sor-presa. Pero en los siguientes días varios periódicos pu-blicaron que hacía trucos, que era un antiguo prestidi-gitador israelí travestido en dotado. Después salió el libro

de Ramos Perera [1975] en el que, entre otras cosas, ha-bía fotos de Uri Geller, en su actuación de 1975 en elprograma de Iñigo, en las que se veía la cuchara ya rotaantes de empezar a doblarla “con la mente”. Despuésaparecieron muchos libros entre los que destaco el de Ja-mes Randi [1982].

Creer, en 1975, que Uri podía tener algún poder eraabsurdo pero mucho menos que seguir pensándolo hoycuando ya se han publicado multitud de libros, artículosy programas de televisión mostrando el fraude del su-puesto “dotado”.

Siempre había pensado que las creencias en poderesparanormales debían ir evolucionando porque se veíanobligadas a ello, ya que los “escépticos” demostraban sufalsedad. Pero estaba equivocado. En temas paranorma-les no importa cuantas veces se demuestre que una cosaes falsa, siempre habrá más creyentes. Y probablemen-te, cuanto más se demuestre que es fraude, más se ha-blará de ello y más creyentes habrá. ¡Qué cruz! ¡Un buenmito nunca muere!

La gente, tanto la joven como la mayor, me sorpren-de por su credulidad, pero ¿qué decir de esa televisión

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PRIMER CONTACTO

TIM

E W

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ITE

Página en la web de la revistaestadounidense Time,

de 4 de junio del 2001 (Vol.157 Núm. 22), en la que se habla del descubrimiento

del centro de investigación coreano.

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pública –TVE1– que vuelve a traer a Uri Geller 26 añosdespués, tras haberse publicado cómo se hacen sus tru-cos? ¿Qué pensar de un presentador –José María Iñigo–que tras 26 años vuelve a traer al mismo mago y vuelvea decir que no hay truco, después de haber leído el librode Ramos Perera? Les recuerdo que en ese libro se venlas fotos con el truco al descubierto tal como se emitió enel programa de Iñigo. ¿Qué Iñigo no ha leído el libro? Lodudo. Yo mismo le envié una copia y me conocía per-fectamente pues había estado en sus programas. ¿Quépensar de los responsables de los medios de comunica-ción públicos –subrayo públicos– a los que sólo preocu-pa la audiencia y hacen caso omiso de la calidad de losprogramas que emiten? ¿Qué pensar de un parlamentoque tolera una televisión pública con programas de esteestilo y sigue financiándola con nuestro dinero? ¿Cómojustifican dicho dinero? ¿Si hacen los mismos programasbasura que el resto de televisiones, el tener doble finan-ciación –pública y privada–, no es competencia desleal?¿Qué dicen nuestros gobernantes?...

Mis reflexiones siguen y siguen pero no quiero abu-rrirles. Además no quiero ser fraudulento, el título era“Doblar cucharas con la mente” y todavía no les he en-señado a hacerlo.

Para doblar cucharas con la mente usted necesita elintermedio de un ordenador. La máquina lee su electro-encefalograma y aprende cómo diferenciar las señalesque usted produce cuando está activo y cuando se en-cuentra en reposo. La máquina le pide que se relaje ycuando usted lo logra, una cuchara virtual, representadaen el monitor del computador, se dobla. Sí, así, tal cual,usted dobla la cuchara con el poder de su mente cuandoésta está relajada. La relajación, tal como dicen los pa-rapsicólogos, ya ven ustedes que resulta fundamental.

–Claro, pero eso es trampa, no es una cu-chara de verdad.

No se preocupe, de momento, el pro-grama informático, desarrollado por el Ko-rea Research Institute, la dobla en unapantalla de computador. Sin embargo, nohay ningún problema en poner una cucha-ra real en las manos de un robot y que éste,al verle a usted relajado, doble la cuchara.Como usted sea una persona tranquila¡vaya gasto en cucharas!

BIBLIOGRAFÍAPerera, Ramos (1975). Uri Geller al descu-bierto. Sedmay Ediciones.Randi, James (1982). The truth about UriGeller. Prometheus. (la edición revisada esde 1982).

(F.A.de B.)

¿QUIERE USTED SER MILLONARIO?Para conseguirlo no necesita ir a ningún concurso. Sólotiene que demostrar eso que predica allá donde va: suspoderes paranormales. Si es capaz de encontrar agua enel desierto, de comunicarse con otras personas, de adi-vinar el pasado de los demás, o “simplemente” mover un autocar con el poder de su mente, el laboratorioZetetics está dispuesto a premiarle con 200.000 euros(33.277.200 pesetitas). Claro, que antes deberá demos-trarlo, porque los señores H. Broch, G. Majax, y J.Theodor, responsables del premio, no están dispuesto adárselo a cualquiera.

primavera- verano 2001 el escéptico 7

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IVO

Jose Mª Iñigo presenta a Uri Geller en elprograma Directísimo de TVE.

Félix Ares de Blas, doblacucharas aficionado y autorde esta nota, ha doblado cucharas –por supuesto, di-ciendo que era un truco: el mismo que emplea Uri– envarios programas de ETB, en Teledonosti y en Loaca-lia Guipúzcoa. También ha arreglado relojes estropea-dos por radio, colapsando la centralita de Radio SanSebastián, etc.

PARA MÁS INFORMACIÓN sobre el Korea Research Ins-titute en http://ard.etri.re.kr/eng/main.htm yhttp://www.time.com/time/interactive/technology/brain_np.html.

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La historia del “desafío Zetetics” se remonta a 1982cuando el doctor Henri Broch ofreció un premio de10.000 dólares a la primera persona que demostrasetener un poder paranormal. Posteriormente, en 1987, seunieron al reto el también doctor J. Theodor y el presti-digitador Gérard Majax. Con la adhesión también seincrementó la cuantía del premio hasta llegar a los500.000 francos franceses. Esta cantidad se duplicó en1992 para conmemorar la candidatura nº 100 al desafío.Finalmente, aprovechando la cercana unión monetaria,los organizadores han “redondeado” la cifra hasta los200.000 euros. Con tal recompensa, aquella personaque afirme tener poderes paranormales no tiene excusaalguna para no presentarse.

Para convencer al profesor Broch y a sus colabora-dores hay que pasar una prueba en las condicionesmínimas para demostrar que no hay fraude ni error posi-ble. Todo empieza con lo que se denomina un “protoco-lo”, que es un acuerdo entre ambas partes sobre quépoder se pretende demostrar y cómo se va a comprobar.Este primer paso ya es una criba importante de candi-datos, pues muchos de ellos ni siquiera saben describircuál es su supuesto don. Una vez concretados todos losdetalles, se acuerda una fecha para realizar el experi-mento, preferiblemente en el laboratorio Zetetics de laUniversidad de Niza, (Francia). Si quedara demostradala presunta facultad, el dinero se entregaría de formainmediata; en caso contrario el participante tiene dere-cho a permanecer en el anonimato, aunque los resulta-dos sí han de exponerse en público.

Philippe Boit es uno de los participantes más testa-rudos del desafío. Tras llegar a un acuerdo con el labo-ratorio, decidió probar su capacidad para encontraragua. El experimento consistía en proporcionar al zaho-rí cajas de cartón opacas que contenían en su interiorun vaso. Este vaso podía estar lleno de agua o vacío (ellíquido elemento procedía indistintamente del grifo o deuna envasadora). Para demostrar sus poderes adivinato-rios, Boit debía acertar en qué cajas estaban los vasosvacíos y en cuáles estaban los vasos llenos con un por-centaje mayor al que se obtiene pronosticando al azar.Como era de esperar fracasó. Pero eso no le amilanó lomás mínimo, y poco tiempo después ha firmado un pro-tocolo para demostrar que es capaz de cambiar el sabordel vino. Para justificarlo, deberá probar que es capazde cambiar el pH del mismo a través de la “magnetiza-ción”.

Como Boit, otros zahoríes han caído derrotados en elintento. Pero la lista de portentos paranormales noqueda ahí: R. Gefflot fracasó en el afán de mover un lin-gote de oro situado en Bruselas (Bélgica) desde unalocalidad de Gran Bretaña mediante “telekinesia”. L.Fiore no fue capaz de comunicarse con su familia a tra-vés de su péndulo y una fotografía. Y la señora K. Fitos,

que con la ayuda de “extraterrestres” adivinaba el colorde cualquier carta, no fue capaz de acertar más quecualquier otro terrícola. Como bien dicen los organiza-dores ni siquiera ha aparecido una mínima muestra deestos supuestos poderes que hagan pensar que existan.

¿Qué impulsa, entonces, a estas personas a presen-tarse? Aparte del suculento premio o la fama, parecenestar tan convencidos de sus cualidades; de hecho lle-van mucho tiempo “demostrándolas”, con cantidad detestimonios que lo arropan. Sin duda todo un castillo denaipes que se desmorona en el momento en que se haceuna simple prueba. Porque Broch y sus colaboradoresprocuran diseñar experimentos sencillos y claros. Si unpsíquico posee el arte de la adivinación, debería sercapaz de acertar el color de una simple carta, y si unzahorí es capaz de hallar agua en el desierto, no existi-ría ninguna traba para que la encontrara dentro de unacaja de cartón. Visto los demoledores resultados, a lacita “afirmaciones extraordinarias requieren demostra-ciones extraordinarias” se le podría añadir la coletilla:“con experimentos simples”.

Así que ya sabe: si no tiene duda alguna sobre suspoderes paranormales, adelante, no tiene nada que per-der. Si aún requiere de alguna pruebecilla, cercióresede que no hay ningún detalle que haya pasado por alto.El desafío Zetetics ha arrojado la pelota a su tejado. Yrecuerde: ¡el cheque con los 200.000 euros aún no se haentregado!

(J.J.F.P.)

¿ES BENÍTEZ UN EXTRATERRESTRE

CAMUFLADO?Ya es hora de que los científicos dejen de perder el tiempobuscando rastros de vida alienígena en meteoritos, en-viando sondas exploradoras a otros mundos o intentandocaptar emisiones de radio inteligentes procedentes de le-janos sistemas estelares. Mejor que escuchen a los que ‘sa-ben’, como el ufólogo Juan José Benítez (Pamplona,1946), quien ha anunciado que “más de 3.000 tipos dis-tintos de seres extraterrestres” visitan la Tierra a bordo deplatillos y que “la mayoría –alrededor del 80%– tiene for-ma o aspecto humano”. Ahí es nada. Lo dijo en la pre-sentación de su última obra, Mis ovnis favoritos (Planeta,2001), un producto cuidadamente editado en el que Be-nítez demuestra una vez más que la vena ufológica se hasecado. Porque el volumen no es más que una recopilaciónde fotos y de breves y absurdas respuestas del autor a uncentenar de preguntas de niños.

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PRIMER CONTACTO

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Que nadie espere encontrar en este libro laprueba definitiva de las visitas alienígenas, nialgo que se le parezca. En Mis ovnis favoritos,Benítez sigue mareando una perdiz que despuésde medio siglo ya no se tiene en pie. Así, tomadescaradamente el pelo al inocente lector hastael punto de que afirma que conoce muchas fotosde ovnis que “son espléndidas”, añade que “loque ocurre es que, en general, están guardadasen los archivos de los investigadores”, prometemostrar algunas y luego, página tras página, pre-senta las mismas imágenes borrosas o clara-mente fraudulentas de siempre. Y todo ellopara ilustrar una antología del disparate queconfirma, para quienes todavía tenían dudas alrespecto, que el autor navarro hace tiempo queemprendió un camino sin retorno más allá de larazón.

En su nuevo trabajo, Benítez suelta unatontería tras otra sin tiempo a que el lector se re-cupere, como no pudieron hacerlo tampoco losperiodistas que asistieron a la presentación dellibro. Fue tan disparatada la rueda de prensa que un re-portero escribió: “De la misma forma que hay quien abase de jugar con sábanas termina convirtiéndose en fan-tasma, J. J. Benítez encarna su personaje con una asom-brosa naturalidad”. Lo inquietante es que, desde haceaños, da la impresión de que su personaje le ha absorbi-

do, de que su personali-dad ha salido por el mis-mo gran agujero de su‘mente abierta’ que pudoaprovechar para entrarun émulo de Juanita laFantástica. Fruto de esapersonalidad invasoradebió de ser Al fin libre(Planeta, 2000), un li-bro que recogía los diá-logos de Benítez con elespíritu de su fallecidopadre.

Ahora, tampoco se anda con chiquitas y dice, porejemplo, que el hombre no ha vuelto a la Luna porqueestá contaminada por radioactividad, después de que losestadounidenses “destruyeron con bombas atómicas”unos edificios que encontraron allí en 1969, o que los vi-sitantes “han desarrollado una tecnología tan avanzada

primavera- verano 2001 el escéptico 9

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Foro sobre la obra de J. J. Benítez, en la página web de editorial Planeta(http://www.editorial.planeta.es/benitez)

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Portada de Caballo de Troya, de J. J. Benítez.

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que han conseguido fabricar seres exactos a nosotros”.¿Será Benítez un extraterrestre camuflado, un huma-

no de cuyo cuerpo se apoderó el ser de otro mundo conel que asegura que se topó en la infancia? “Tenía seisaños. Sucedió en un pequeño pueblo de Navarra. Era unser muy alto, con una escafandra negra. Me condujo auna especie de gruta. Allí, por lo que recuerdo, me situóen el interior de algo parecido a un sarcófago de piedralleno de luces. Después me abrazó con ternura”. ¿Aca-so es posible que nunca hayamos conocido al auténticoBenítez, que el que vive en Cádiz en una casa con formade platillo volante sea un infiltrado de los invasores? Sien aquel momento de ternura Benítez abrió su mente alalienígena, se explicaría su doble juego: que diga, por unlado, que tiene las pruebas que apoyan sus increíblesafirmaciones y que, al mismo tiempo, no las presentenunca. Claro que no hay que descartar que todo sea unapose. A fin de cuentas, Benítez ha hecho fortuna ven-diendo humo. ¿Qué importa que uno ya no tenga ningu-na credibilidad mientras haya ingenuos ávidos de pagarpor leer lo que escribe?

(L.A.G.)

¿CORPUS INCORRUPTUSEl pasado día 3 de junio del 2001 pareció hacerse reali-dad el viaje en el tiempo. Recién empezado el siglo XXI laCiudad-Estado del Vaticano pareció retroceder hasta el si-glo XIII o XIV. ¿El motivo? La exposición pública delcuerpo incorrupto del Papa Juan XXIII, como si aún vi-viésemos en la Edad Media que tan propicia se mostró ala aparición de reliquias y difusión de milagros.

Resulta evidente que no soy católico, ni siquiera cre-yente, pero debo confesar que siempre he sentido una

gran admiración por Angelo Roncalli, el Papa JuanXXIII, debido a su intento de modernizar la Iglesia Ca-tólica, de quitar el polvo secular acumulado en la cáte-dra de San Pedro. Quizás por ello he sentido una mayorindignación al ver como se empleaba su cuerpo para unamascarada más propia de los carnavales venecianosque de la festividad de Pentecostés en Roma.

Digo mascarada a sabiendas de que es una palabrafuerte que disgustará a los católicos, pero los hechos nome permiten emplear un lenguaje más suave. Lo que seles estaba vendiendo a los católicos, que en número de40.000 pasaron por la basílica de San Pedro, y a los mi-llones que han estado pendientes de los medios de co-municación ha sido una pura y simple gran mentira, ca-muflada bajo la apariencia de milagro.

Ninguno de los miembros que componen la jerarquíavaticana ha pronunciado esa palabra (que yo sepa),pero cualquiera que haya sido educado como católicosabe que el morir en “olor de santidad” (es decir, que alfallecimiento de una persona su cuerpo exhalara un aro-ma grato) y que el cadáver permaneciera en estado de in-corrupción eran pruebas que se tenían en cuenta en losprocesos de beatificación y posterior canonización.

No hace falta ser un genio para intuir el cómo leeríanla noticia los fieles admiradores del Papa Bueno, con-vertido ya en beato para la Iglesia Católica. Por ello, algoha olido a podrido cuando se han sabido alguno hechosque habían sido cuidadosamente silenciados en un prin-cipio. Por de pronto, la incorrupción de un cadáver esalgo que puede explicarse de manera bastante prosaicacomo fruto de un proceso de momificación natural. En unambiente desprovisto de humedad no es infrecuente.Hace tiempo que se sabe que las momias egipcias debentanto al clima del desierto como al propio proceso de em-balsamamiento.

Sin embargo, en este caso hay aún más pruebas deque se ha mentido. ¿Recuerdan las declaraciones ini-ciales que insistían en que el cuerpo del Papa Roncallino había tenido ningún tipo de tratamiento que favore-ciera su conservación? Pues si no las creyeron hicieronmuy bien. El semanario Famiglia Cristiana (publicaciónnada sospechosa de querer dejar en mal lugar a la Igle-sia) publicó una entrevista con el doctor Gennaro Goglia,anatomista en la Clínica Gemelli en el momento del fa-llecimiento de Juan XXIII, en la que éste reconoció ha-ber inyectado al cadáver diez litros de un fluido embal-samador de su invención.

Añadamos que el rostro que tanta admiración causóa la feligresía por su perfecta conservación no es tal sinouna mascarilla de cera y tendremos una visión bastantedistinta a la ofrecida por el Vaticano.

Pese a ello, se ha dispuesto que el cuerpo, revestidocon sus ropas pontificales, será expuesto en una urna decristal y bronce bajo el altar de San Jerónimo en la Ba-

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IVO

Portada del libro Mis Ovnis favoritos, de J. J. Benítez.

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sílica de San Pedro, detrás del pilar decorado con unamagnífica escultura de Bernini que representa a Longi-nos. Al menos es un lugar bastante más artístico que elMausoleo de Lenin en la Plaza Roja de Moscú (Rusia)aunque la conservación de ambos cadáveres deba más algenio de sus embalsamadores que a los pretendidos mi-lagros.

(J.L.C.B.)

PSEUDOCIENCIA,TECNOLOGÍA Y SOCIEDADCon la llegada de la LOGSE ha llegado a los hogares unanueva forma de ver la realidad de la ciencia. Con el lla-mado “enfoque Ciencia-Tecnología-Sociedad” (CTS) sepretende comprender y evaluar el impacto que la actividadcientífico-tecnológica produce en nosotros. La novedad es-triba en entender cómo cada uno de los vértices de esetriángulo influye (o queda afectado) sobre los demás, algoque parece lógico en una sociedad tan “tecnodependiente”como la nuestra, pero que ha tardado quizás demasiado enllamar la atención a los investigadores.

A lo largo de la historia, la ciencia y la tecnología han re-corrido caminos muy dispares. De hecho, los científicosprerrenacentistas consideraban a la tecnología una acti-vidad poco noble e ingrata, a la que no había que pres-tar atención. Pero con la llegada de la imprenta, muchoscientíficos tuvieron accesoa tratados técnicos escri-tos por artesanos, y sintie-ron curiosidad por susmétodos y herramientas.Esta simbiosis tendría suprimera eclosión con eladvenimiento de la pri-mera revolución indus-trial, manteniendo un cre-cimiento exponencialhasta nuestros días.

Desde la máquina devapor hasta el teléfonomóvil, los grandes inven-tos han producido un im-pacto en la sociedad alque los científicos y téc-nicos no han sabido siem-pre responder y asumir.Ante desastres como los

de Chernobyl o Bophal, cuestiones éticas como la clo-nación, y fenómenos sociales como la televisión el cien-tífico no puede dar la espalda, aduciendo que no perte-necen a su disciplina. Es por ello que surge la necesidadde “conectar” el triángulo CTS y abordar su complejísi-mo estudio.

En mi opinión, los actuales estudios en CTS son in-suficientes a la hora de abordar un fenómeno como el delas pseudociencias, al que se está cometiendo el graví-simo error de menospreciar, aún cuando ejercen una po-derosa influencia sobre la sociedad. Es más, no sería des-cabellado afirmar que las supercherías gozan de unamagnífica salud dentro de un medio supuestamente tanhostil como lo es una sociedad tan avanzada como lanuestra. Y lo hace de las dos formas posibles: oponién-dose a la realidad, o camuflándose como ella. El ejemplomás claro está en medicina, ya que la mal llamada “me-dicina alternativa” atrae tanto clientes desencantados conlos remedios conocidos que buscan una solución diame-tralmente opuesta a la ciencia (curanderos, sanadores),como a personas que piensan que existe una base cien-tífica en aquello que consumen (homeopatía).

¿Debemos incluir entonces las pseudociencias dentrode la terna CTS? Está claro que, aunque la ciencia por sísola es capaz de refutar a su opuesta, es el influjo sobrela sociedad la que permite a las pseudociencias perma-necer y crecer. Y en este juego de parasitismo, la tecno-logía no es neutral, sino que es usada por ambos bandospara su propia causa. Además de servir de plataforma dedifusión de la superchería (con la prensa, televisión, In-ternet...), la tecnología disfraza a la superchería de unmanto de credibilidad. Por ejemplo, los llamados “pro-

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CORE

L

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PRIMER CONTACTO

ductos milagros” ofrecen siempre un supuesto adelantotecnológico a precio de ganga: pulseras magnéticas,agua imantada, máquinas para adelgazar,... Tras todo ellono hay base científica alguna, pero un envoltorio tecno-lógico convence al crédulo de sus propiedades.

De igual modo que existe la paraciencia, existe la“paratecnología”. Curiosamente, algunos de las “ofertas”pseudocientíficas se basan en el rechazo a la tecnología,aunque necesiten de ella para subsistir. El caso más cla-ro lo encontramos en los remedios naturales vendidos encomprimidos o gotas, fabricados de forma industrial y ar-tificial. También el miedo hacia lo desconocido provocala desconfianza hacia la tecnología, como el rechazo to-tal a las antenas de telefonía móvil, sin tener en cuentalos supuestos peligros que los teléfonos móviles, más da-ñinos bajo el mismo principio, pudieran provocarles.

Si queremos educar a la sociedad para que sea capazde asumir y responder ante la ciencia de forma adecua-da, debemos prevenirla y entrenarla para defenderse dela superchería. Con ello quizás se pueda dar el salto dela “sociedad de la información” a la “sociedad de la ra-zón y el pensamiento crítico”.

(J.J.F.P.)

UN CONCURSO DETELEVISIÓN OFRECERÁCOMO PREMIO UN VIAJE ALA ESTACIÓN ESPACIALLa productora tiene ya reservados asientos en las dos na-ves Soyuz que llegarán al complejo en 2003.Una pequeña cápsula con ADN y objetos personales delvencedor será lanzada al espacio interplanetario.

Será el mayor premio jamás entregado en un concurso te-levisivo. Un capricho por el que el multimillonarioDennis Tito, el primer turista espacial, desembolsó unos3.700 millones de pesetas. “Alcanzar la última fronteraen la historia de la televisión le lleva fuera de este mun-do”, anuncia en su web Image World Media Inc (IMI). Noes un eslogan gratuito. La productora estadounidense–sus programas se ven en 128 países y en unos 500 mi-llones de hogares– ha firmado un contrato con las auto-ridades espaciales rusas para que el vencedor de uno desus concursos siga en 2003 los pasos de Tito y ponga suspies en la Estación Espacial Internacional (ISS).

La Agencia Rusa para la Aeronáutica y el Espacio–RosaviaKosmos– y la empresa estatal RSC Energía sehan comprometido a poner a disposición de IMI y Mir-Corp –el consorcio que llegó a asumir la explotación co-mercial de la difunta Mir– un asiento en cada una de las

dos naves Soyuz que viajarán a la estación Alfa en 2003.Siempre hay una cápsula Soyuz atracada en el comple-jo orbital –hacen las veces de bote salvavidas de la ISS–,que es sustituida cada seis meses. En una de esas mi-siones, viajó Tito a la estación en mayo.

El concurso, llamado Ancient Astronaut (‘Astronautade la antigüedad’), explotará la creencia pseudocientífi-ca de que los extraterrestres ayudaron a algunas civili-zaciones del pasado a erigir sus monumentos. La prime-ra fase, en la que competirán cinco equiposmultinacionales, se rodará en escenarios exóticos comoGiza (Egipto), Stonehenge (Reino Unido) y Nazca (Perú).Los concursantes deberán completar una serie de tareasusando los mismos materiales, herramientas y métodosque los antiguos habitantes de la región. Los miembrosdel equipo ganador se disputarán luego entre sí una delas plazas de las misiones Soyuz –la otra se reserva paraun concurso posterior– en la Ciudad de las Estrellas, cer-ca de Moscú (Rusia). El mejor, el que supere a los demásen pruebas basadas en el entrenamiento de los astro-nautas, pasará una semana en la ISS o, si no hubiera si-tio en el complejo, en vuelo orbital. La productora haanunciado que, a bordo de la Soyuz, ascenderá hasta laórbita terrestre una pequeña cápsula del tiempo, con unamuestra de ADN del concursante y efectos personales,que será lanzada al espacio interplanetario.

El programaTítulo: Ancient Astronaut (‘Astronauta de la antigüedad’).Participantes: Cinco equipos en la primera fase. Los in-

tegrantes del grupo ganador competirán entre sí por elpremio final.

Escenarios: La primera fase se desarrollará en las inme-diaciones de cinco maravillas de la antigüedad comolas pirámides de Giza y las llanuras de Nazca. La fi-nal se rodará en la Ciudad de las Estrellas, el centrode entrenamiento de astronautas ubicado en las pro-ximidades de Moscú.

Premio: Estancia de una semana en la Estación EspacialInternacional o, en su defecto, viaje orbital.

Para participar: Enviar un mensaje de correo electróni-co a [email protected].

Antiguos sí, pero no tontosEl concurso cuyo vencedor viajará a la estación Alfa en2003, parte del presupuesto de que nuestros antepasadosrecibieron la ayuda de alienígenas para construir las pi-rámides, las figuras de Nazca o las estatuas de Pascua; deque los antiguos eran inútiles, tontos. El proyecto de IMIes una forma de maridar un logro de la tecnología hu-mana, la ISS, con uno de los grandes disparates del sigloXX, una pseudociencia que tergiversa la historia.

Los cultivadores de la arqueología fantástica, cuyomáximo exponente es el hostelero suizo Erich von Däni-

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ken, atribuyen a intervenciones extraterrestres todo loque escapa a su entendimiento. Para estos autores –nin-guno de ellos historiador–, los antiguos, por el hecho deserlo, no pudieron levantar solos la mayoría de los gran-des monumentos. Y menos aún si éstos se encuentranfuera de Europa.

UNA DE MARCIANOS EN EL FRIGORÍFICOUna de las leyes no escritas de la ufología afirma que pormuy absurda que sea la historia que a uno le cuenten,siempre habrá alguien lo suficientemente tonto para tra-gársela.

Esta norma se ajusta de forma ejemplar al caso delno-doctor Jonathan Reed, ese sujeto que afirma habermatado a un alienígena de un estacazo en la cabeza. Meimagino que todos los lectores están al corriente de lahistoria porque circula por Internet con intensidad y fre-cuencia dignas de mejor asunto, pero la resumiré por sihay algún despistado o alguno ha pasado los últimos me-ses aislado del mundo en una base en el ártico o en unmonasterio camaldulense.

Jonathan Reed es un supuesto psicólogo infantil quepaseaba un día de 1996 con su perrita por el bosque. De

pronto la perrita olisqueó algo raro y salió corriendo ma-leza a través. El señor Reed, rebufando, intentó alcanzara su mascota guiándose por los gruñidos de ésta. Resul-ta que lo que había olido la perrita no era una mofeta oun mapache, era un alien modelo X-Files que debía an-dar perdido por el bosque al igual que el ET de Spiel-berg.

A la llegada del señor Reed la perrita ya había iniciadosu particular encuentro del tercer tipo, a base de mandí-bula y caninos, y mordía con saña al alienígena, que de-cidió defenderse “disolviendo” a la pobre mascota.

El señor Reed, presa de un ataque de ira vengativa,echó mano de lo más contundente que encontró, unagruesa rama, y con tan primitiva garrota arremetió con-tra el marciano “poniéndolo al día”, como suele decirse.Parece ser que se aplicó con saña porque el incidenteacabó con el extraterrestre difunto. El pánico sucedió ala ira y el señor Reed decidió llevarse al “bicho” a sucasa envuelto en una sábana, metiéndolo en su congela-dor, no sin antes hacerle unas cuantas fotos.

A partir de este punto la historia se vuelve bastanteconfusa, más si tenemos en cuenta que el señor Reed laha ido modificando y “adornando” a medida que lasvoces más críticas de ufolandia le han ido poniendopegas al cuento. Por supuesto no podían faltar los malosde la historia, los terroríficos secuaces del gobierno quehan intentado ocultar toda la trama haciendo desapare-cer las pruebas e intentando callar al buen doctor, cosaque a todas luces no han conseguido habida cuenta que

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Representaciónartística del segmento rusode la EstaciónEspacialInternacional.

NASA

/RSA

/ESA

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DA/C

SA

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PRIMER CONTACTO

el señor Reed se ha mostrado bastante vocinglero, hadado numerosas conferencias, participa en programasde radio y TV, mantiene una página web y asiste a con-gresos.

No hace falta ser un genio para darse cuenta de quela historia del señor Reed apesta a timo para incautos. Dehecho ha sido desmontada hasta en sus más mínimos de-talles por ufólogos y grupos de aficionados al temaOVNI que, supongo, deben estar hasta las narices de queel misterio de sus amores esté invadido por charlatanesy caraduras.

El Dr. Reed no es doctor ni psicólogo ni nada que sele parezca; las fotos que presentó fueron efectuadas en fe-chas posteriores a los supuestos hechos; los “científicos”que han avalado la historia del marciano en la nevera noson tales, sino empleados de una gasolinera y cosas porel estilo.

Las puertas de ufolandia se han ido cerrando en lasnarices del señor Reed que ahora se dedica a buscar laatención de los sujetos más crédulos del mundillo, sal-tando de país en país. Últimamente al señor Reed lo pa-decen nuestros amigos mexicanos “gracias” a la labor deJaime Maussan, un ufólogo televisivo que por aquellas la-titudes cumple una labor similar a la que por aquí reali-zó en su etapa televisiva Jiménez del Oso, con la dife-rencia de que, comparado con aquél, éste es laquintaesencia del espíritu crítico y la racionalidad.

Maussan se ha tragado todas las tonterías de Reed decabo a rabo y vuelta. Incluidos los detalles más bizarros,como un supuesto brazalete para teletransportarse que ledio el marciano al señor Reed, suponemos que entre ga-rrotazo y garrotazo. El brazalete es para no perdérselo:parece un sobrante del diseño de producción de Babylon5 o algo sacado de un disfraz de power ranger de “todo a100”. Es llamativo que en un momento que hasta loscontactados se ríen del “doctor” y su brazalete, Maussansiga insistiendo en la autenticidad de la historia, huyen-do hacia delante en alegre cabalgada. En un chat re-ciente, hace apenas unas semanas, Maussan expresabasu deseo de ver funcionar el brazalete y observar cómo sedesvanece el falso doctor. Reed tiene toda la pinta de serpropenso a desvanecerse, pero no con un brazalete, sinocon el dinero de la caja, porque poca duda cabe de quese trata de un embaucador y que su única carrera es ladel timo.

¿Cómo es posible que alguien pueda creerse uncuento como éste? El alien, la perrita hecha papilla, lanevera, el brazalete... todo huele a telefilme de segundacategoría. Es más, a mí esto del marciano en la neverahasta me resulta familiar. Todo en esta historia parece ha-ber sido copiado de teleseries y tebeos de ciencia ficciónbarata.

Es llamativo el paralelismo que hay entre la historiadel señor Reed y el episodio nº 33 de la telecomedia Get

a Life (1990) protagonizada por Chris Elliott. En este epi-sodio Chris se encontraba con un ovni accidentado en sujardín; entre los restos coleaba un marciano, de nombreSpewey (“Vomitón” en la versión española). Spewey eramuy impulsivo y, al igual que el marciano de Reed, teníaque ser reducido a garrotazos por Chris cuando atacabacon saña a su amigo y vecino Gus. Al final Spewey aca-baba en la nevera de Gus, al igual que el marciano deReed (que por cierto se llama Freddy) y también desa-parecía... Sólo que devorado por Chris y Gus, que deci-den comérselo. La versión de Get a Life es mucho más di-vertida que la del señor Reed, porque Spewey volvía a lavida regenerándose a partir de una de sus chuletas.

También aparecían los malvados agentes del gobier-no que intentaban silenciar a Chris y Gus con métodosbastante rudos. Al final Spewey era rescatado por suscompañeros marcianos y elevado hasta su nave nodrizamediante una tecnología superior que somos incapacesde comprender: atado con una cuerda a la cintura.

Me pregunto si Jaime Maussan sería capaz de tragar-se toda la historia de Spewey si algún caradura se pre-sentase en su oficina contándole la historia como si fue-ra un hecho real.

Se admiten apuestas. (J. A.)

ASESINATOSEN EL HIMALAYAQuizás no haya ninguna pregunta que debamos respon-der con mayor frecuencia que la de “¿por qué los escép-ticos no respetáis el derecho a la libre creencia de las per-sonas?”. Por supuesto, nuestra contestación es que eso noes cierto. Preferimos una sociedad libre a un escepticismoforzoso.

Libre incluso para creer en que la Tierra es hueca o quesomos descendientes de una raza alienígena que cons-truyó reactores nucleares en forma de pirámides; perotambién consideramos un deber ético el alertar a lapoblación de los peligros (a veces evidentes y otras notanto) que se agazapan en muchas creencias evidente-mente absurdas. La conversación suele seguir con un“¿pero qué mal hago a nadie creyendo que los astrosinfluyen en mi vida o que existe la vida de ultratumba?”

En este punto solemos recordar a nuestro interlocutorque se gasta en balde el dinero cuando recurre a los ser-vicios de astrólogos, cartomantes, quiromantes, nigro-mantes, médiums, etc.; pero que lo peor de todo es que es-tas creencias pueden conducirle a condicionar su vida alos dictados de las mencionadas personas. Quizás renuncie

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a cerrar un buen negocio porque, de acuerdo con su car-ta astral, no es aconsejable que en esos días realice unainversión o, por el contrario, puede acceder a una com-pra ruinosa basada en un horóscopo presuntamente fa-vorable. Recientemente, pudimos cotejar los deplorablesresultados obtenidos por un astrólogo dedicado al aseso-ramiento bursátil, que fue derrotado en esa actividad tan-to por un analista profesional como por una niña.

Y ojalá fuese ésa la peor pérdida que tuviera queafrontar el creyente. Lo triste es que a veces el resulta-do es incluso la muerte. Personas que fallecen en elcurso de un exorcismo, individuos que se suicidan por-que así lo dispuso el gurú de turno o que son asesina-dos por contradecir los dictados de la religión que pro-fesa un fanático con acceso a armas o explosivos. Pordesgracia, en ocasiones la realidad es aún más dura quenuestras palabras.

Recientemente, los medios de comunicación de todoel mundo, se hicieron eco de la matanza que tuvo lugaren el Palacio Real de Katmandú, en Nepal, un país alque la mayoría de nosotros sólo relaciona con las expe-diciones alpinistas al Himalaya. La tragedia no estuvomotivada por un ataque de la guerrilla maoísta, ni poruna sublevación popular ocasionada por la miseria enque está sumida dicha nación, ni siquiera como fruto deuna intervención armada de alguno de los países quepretende la hegemonía de una zona históricamente con-flictiva. Con la mayor de las sorpresas nos enteramos deque la masacre de la familia real nepalí estuvo causadapor el príncipe heredero Dipendra quien, antes de sui-cidarse, asesinó a sus padres, el rey Birendra y la reinaAishwarya, así como a sus hermanos.

La causa que condujo al luctuoso desenlace no pudoser más shakespeariana: el amor. La reina se oponía alenlace de su hijo con la mujer a la que éste quería, peroantes de darle el título de Romeo en versión nepalí hayun hecho que ha pasado casi inadvertido en esta histo-ria y que le confiere un tono de tragedia griega. La razón

para la negativa al matrimonio fue el augurio realizadopor varios astrólogos del país de que la vida del prínci-pe estaría en grave peligro si se casaba antes de cumplirlos 35 años. Aishwarya se lo tomó en serio y con suintervención terminó provocando el drama que preten-día evitar. Más que de Montescos y de Capulettos, debe-ríamos hablar del mito de Edipo y Yocasta, aunque sinincesto de por medio.

No sabemos si la tragedia podría haberse evitado dehaber sido los implicados un poco más escépticos; peroel hecho es que un país, que ya tenía graves problemas,se encuentra completamente desestabilizado por lamuerte del rey que lo encaminó hacia una cierta aper-tura democrática. La sospecha de que la primera ver-sión del suceso ocultaba, en realidad, un asesinato,cometido por instigación del hermano del rey, el prínci-pe –hoy ya soberano– Gyanendra, para hacerse con eltrono, comenzó a circular provocando los primeros dis-turbios en Katmandú. En honor a la verdad, las prime-ras declaraciones del rey Gyanendra no contribuyeron aaumentar su credibilidad. La explicación oficial delincidente que dejó un saldo de trece muertos es que setrató de un accidente con un fusil automático algo quese asemeja más a un “cuento chino” que a una justifi-cación aceptable.

Desgraciadamente esta vez el drama ha sucedidopero otras muchas veces ha estado cerca. Pensemos enlas primeras damas americanas o en los presidentes dediversas naciones que actuaban influenciados por losconsejos no de sus asesores sino de sus astrólogos.Afortunadamente para todos, sus augurios fueron si nomás acertados sí más prudentes.

(J.L.C.B.)

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Sección coordinada por Pedro Luis Gómez Barrondo, con la colaboración de Félix Ares de Blas, Julio Arrieta, José Luis Calvo Buey, Jorge Javier Frías Perles y Luis Alfonso Gámez.

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En nuestro recorrido trimestral por el planeta escéptico,en esta ocasión nos vamos a detener en una serie de pu-blicaciones procedentes de los EE.UU., que son editadasallí por pequeñas asociaciones de ámbito regional o es-tatal.

La primera que vemos es The North Texas Skep-tic (NTS) editada por la agrupación escéptica del nor-te de Texas (http://www.ntskeptics.org), que es pre-sidida por Joe Voelkering. En su revista nº 3 del vol.15, fechada el 3 de marzo del 2001, nos encontra-mos con una presentación de Sathya Sai Baba, delcual también nosotros hablamos largamente ennuestra revista anterior. Esta edición del NTS de-dica más de la mitad de su espacio a este líder es-piritual indio, a su biografía, símbolos y descrip-ción de sus supuestos milagros, hechos en nombrede su religión (de la cual él es el Dios ¡para quéengañarnos!). No sorprende menos que la otramitad, noticias del web, esté dedicada a los sitiosque contienen información sobre el Bigfoot (oSasquatch) y otras monstruosidades.

Otra publicación similar es el Skepticalbriefs (Vol. 11, nº 1, marzo 2001), en la cual senos recomienda un lugar en el que pasar nues-tras vacaciones. El artículo allí publicado“¡Pasa una temporada en Tontilandia!” tratade la situación de las Antillas Holandesas,cuya la capital, con un área de 450 km2 y una po-blación de 150.000 habitantes, es más densa que Japón.Parece ser que se ha convertido en el destino favorito delos practicantes de medicinas alternativas y donde se or-ganizan variopintos seminarios dedicados a las prácticasmás heterodoxas, como las “terapias hiperbáricas” o elsimposio sobre “el cáncer y las vitaminas”, donde se co-mentaron las virtudes del cartílago de tiburón y otros su-plementos alimenticios. Además, diversos grupos depresión están buscando un apoyo institucional a sus ac-tividades, en las que la iglesia de la cinesiología ha ad-quirido una sólida posición. Las tiendas y supermercadosvenden pociones mágicas (bini-bini) y en los periódicoslocales no solo abundan los horóscopos, sino anuncios deadivinos, psíquicos y brujas. También en esta publica-

ción, entre otras noti- -cias, se nos habla de la curiosa reunión de MU-FON (acrónimo de la Red Mutual UFO), en Eldon (Iowa,EE.UU.) una localidad de apenas 8.000 habitantes. Elartículo repasa los “interesantes” contenidos tratados porlos 23 ¿mufones? (¿mufonos?, ¿mufonetes?, ¿mufófilos?),liderados por una profesora de baile jubilada reconver-tida en ufóloga.

El boletín que editan los miembros de Tampa BaySkeptics publica en su última edición el estado de cuen-tas de la asociación, en el que figura un curioso apunteen la partida de gastos: Reembolso parcial de cuota a viu-da de miembro fallecido... $6.50, que nos plantea unascuantas preguntas ¿Seríamos nosotros tan puntillosos?

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MUNDO ESCÉPTICO

ALGUNAS REVISTASESTADOUNIDENSES

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¿Deberíamos hacer constar enel formulario de adhesión queno se devolverán las cuotas“no consumidas”?. Tambiénsorprende la partida de do-naciones, que equivale a unatercera parte de los ingresosdel ejercicio. Le preguntaréal tesorero de ARP a cuántoasciende este concepto ennuestra asociación.

Este mismo boletínofrece una recompensa demil dólares a quien puedaaportar una prueba cientí-fica sobre la verosimilitudde la PES, de los ovnis ocualquier otro fenómenoparanormal; este reto haprovocado una abundan-te literatura en todos lossentidos en la secciónde “cartas al editor” yaque han sido varias laspersonas que han opta-do al premio (aunqueninguno lo ha conse-guido de momento). Concreta-mente, el presidente de la asociación ha enumeradouna larga lista de fenómenos paranormales y ha de-clarado que se comerá (literalmente) su propio som-brero si alguien demuestra la existencia de, al menos,uno de ellos.

La Asociación de Filadelfia por el Pensa-miento Crítico (cuyo ingenioso anagrama esPhact) anuncia una conferencia de Paul Kurtz enPrinceton, la cual, según indican, parece un lugarapropiado al hallarse cerca de Grover’s Mill, odonde aconteció la última invasión marciana (porahora, claro). Así mismo, publica en su boletínla decisión de facilitar la lista de socios al CSICOPpara promocionar la suscripción a la revista Skeptical En-quirer, por supuesto exceptuando a aquellos miembrosque prefieran ser excluidos y así lo declaren expresa-mente.

El Cincinatti Skeptic, por su parte, contiene una re-censión del libro de Michael Shermer y Alex GrobmanNegando la Historia: ¿quién dice que el holocausto nun-ca ocurrió y por qué lo dicen? (University of CaliforniaPress, 2000). El texto incluye una frase que me ha deja-do perplejo, pues parece atribuir a los autores del libroel siguiente razonamiento: “Al igual que los creacionis-tas tienden a insistir en el poco clarificador argumento‘simplemente, enséñame un solo fosil transicional’, losque niegan el holocausto insisten en ‘tan sólo una cámara

de gas,o una simple piezaconcreta de evidencia’. Cualquierpieza de evidencia puede siempre ser rechazada,explicada de otra manera o relativizada. Los que nieganel holocausto siempre pueden encontrar una manera deexplicar que una particular lata de veneno fue utilizadapara despiojar, o que esa cámara de gas fue sólo usadapara desinfección de la ropa”. Y digo yo... ¿pero no esprecisamente ése el argumento que utilizamos con los de-fensores de lo paranormal? ¿es que no existen pruebasirrefutables de que sí existió el holocausto?? A ver si al-gunos escépticos me van a hacer empezar a dudar... é

Sergio López Borgoñoz

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Las explicaciones sobre el origen y evolución de las dis-tintas formas de la sociedad humana han sido constan-tes y muy divergentes a lo largo de los tiempos: relatosmíticos, genealogías legendarias, epopeyas fabulosas,cosmogonías religiosas, ficciones noveladas, etc. Desdesu constitución como ciencia humana, hace ya casi doscenturias, la disciplina de la historia se ha esforzado porelaborar un conocimiento sobre ese proceso evolutivo delas sociedades humanas de naturaleza distinta y con-trapuesta: un conocimiento verdadero, materialmenteverificable, demostrativo y crítico-racional.

Para lograr su cometido, la investigación histórico-cien-tífica se fundamenta en varios principios axiomáticos

que permiten discriminar de modo objetivado el verda-dero pasado histórico de aquel pasado creado e imagi-nado por el mito y la novela. El conocimiento generadopor esa investigación constituye un elemento esencialde la conciencia histórica de las sociedades actuales yrepresenta un factor inexcusable en la tradición culturalracionalista y universal imperante en nuestra época.

LA INELUDIBLE NECESIDAD DE LA HISTORIATodas las sociedades humanas, en la medida en queestán constituidas por agrupaciones de hombres y muje-res de diversas edades y variadas experiencias vitales,tienen un pasado colectivo que se distingue necesaria-mente del pasado biográfico individual de cada uno de

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ELCONOCIMIENTO DE LA HISTORIA:

EL LARGO TRAYECTODESDE EL MITOLEGENDARIO ALA CIENCIAHUMANA ENRIQUE MORADIELLOS,

UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

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sus miembros. No en vano, en cualquier sociedad, elnieto que convive con su abuelo sabe que éste últimofue nieto a su vez en un momento anterior y recibe a sutravés el bagaje de ideas, valores y ceremonias legadaspor ese pasado que él no experimentó en primera per-sona. El conocimiento, recuerdo y valoración de esepasado colectivo y comunitario, de esa duración comogrupo determinado en el tiempo y sobre el espacio,constituye la conciencia histórica de las distintas socie-dades humanas. Esa conciencia histórica, esa memoriacompartida sobre el pasado colectivo, es así un compo-nente decisivo del presente de cualquier sociedadhumana mínimamente desarrollada, de su sentido de lapropia identidad, de su dinámica social, de sus institu-ciones y tradiciones y de sus relaciones con el mediofísico y otros grupos humanos circundantes.

La posibilidad de desconocer u olvidar totalmenteese pasado comunitario es una grave falta para cual-quier miembro individual del grupo humano y constitu-ye un claro riesgo para la propia salud del cuerpo socialy su capacidad de preservación y continuidad. El políti-co y escritor Marco Tulio Cicerón, ya en el siglo I denuestra era, advirtió a sus compatriotas romanos al res-pecto con palabras certeras: “Desconocer qué es lo queha ocurrido antes de nuestro nacimiento es ser siempreun niño. ¿Qué es, en efecto, la vida de un hombre, si nose une a la vida de sus antepasados mediante el recuer-do de los hechos antiguos?”. En igual sentido, el histo-riador francés Pierre Vilar anotó más recientemente:“Una humanidad –global o parcial– que no tuviera nin-guna conciencia de su pasado sería tan anormal comoun individuo amnésico”.

Para preservar íntegra esa conciencia histórica parti-cular y evitar su caída en el olvido, las sociedadeshumanas han generado muy distintas formas e instru-mentos de recuerdo y conmemoración. Ese papel cum-plen, por ejemplo, los relatos orales en las sociedadeságrafas, es decir, que desconocen la escritura:“Nuestros padres nos los enseñaron a nosotros, comosus padres les enseñaron a ellos” (en palabras de unaborigen Yolngu, de Australia). Esa misma funcióndesempeñan en las sociedades civilizadas y alfabetiza-das otros tantos medios de preservación de la concien-

cia histórica: las crónicas escritassobre las grandes epopeyas individua-les o colectivas (como la Historia delos Godos de San Isidoro de Sevilla);las leyendas fabulosas sobre los oríge-nes de instituciones fundamentales(caso de la leyenda del rey Arturo y elnacimiento de la monarquía inglesa);los complejos monumentales con grancarga de representación simbólica(como puedan ser las Pirámides deGizeh en Egipto o el Capitolio deWashington en los EE.UU.); las cere-

monias de recuerdo comunitario (caso del día de laHispanidad en España o del 14 de julio en Francia); losmitos de solidaridad colectiva (como el del apóstolSantiago y la reconquista cristiana en la PenínsulaIbérica); las viejas tradiciones repetidas desde tiempoinmemorial (del tipo de la Semana Santa en España odel Ramadán en las culturas musulmanas), etc.

La necesidad social de contar con una concienciahistórica del pasado comunitario ha dado origen a lolargo de los tiempos a formas de conocimiento muydiversas y no siempre armónicas: mitos de creación,leyendas de origen, genealogías fabulosas, epopeyasejemplarizantes, cosmogonías y doctrinas religiosas...En los dos últimos siglos, esa misma necesidad socialtambién ha estado en la base de la tremenda expansióny popularidad que ha tenido un género literario muypeculiar y de enorme poder de sugestión y evocación: lanovela histórica ambientada en otros tiempos y socie-dades pretéritas. Sin embargo, desde la Antigüedad clá-sica y hasta nuestros días, ha existido una disciplinanarrativa encargada específicamente de conformar ytransmitir el conocimiento sobre los sucesos humanospasados de un modo racional, riguroso, secular ydemostrativo: la Historia. Una disciplina llamada asídesde que Heródoto de Halicarnaso (ciudad enclavadaen la actual Turquía), en el siglo V antes de nuestra era,titulara con ese vocablo su famoso libro de “investiga-ciones” y “averiguaciones” sobre las culturas de AsiaMenor y Egipto que visitó en persona.

EL GÉNERO LITERARIO DE LA HISTORIADesde los tiempos fundacionales de Heródoto, la histo-ria se configuró como un relato o narración sobre lossucesos humanos pretéritos, contradistinto y opuesto alos relatos míticos, legendarios, épicos o religiosos. Antetodo, el novedoso relato histórico se enfrentaba a aque-llos otros relatos sobre el pasado por su voluntad debúsqueda de la “verdad” de los acontecimientos huma-nos pretéritos en el propio orden humano, apelando apruebas y testigos directos o indirectos comprobados ycotejados, sin tomar en consideración la posibilidad deuna intervención sobrenatural o divina, y basándose en

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Para lograr su cometido, la investigación histórico-científica se fundamenta en varios principios axiomáticos que permiten discriminar de modo objetivado el verdadero pasadohistórico de aquel pasado creado e imaginado por el mito y la novela.

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el principio crítico-racionalista de inmanencia causal enla explicación de los fenómenos descritos y narrados.

La tradición historiográfica así constituida sobre latríada del “relato-verdad-prueba” se convirtió en uncomponente esencial de la cultura clásica greco-roma-na que cumplía una triple función cívica y formativa:era una fuente de instrucción moral, servía de entrete-nimiento intelectual y, sobre todo, contribuía a la edu-cación de los gobernantes por su calidad de magistravitae y espejo de lecciones políticas, militares y consti-tucionales.

A pesar de que la omnipresencia de la religióndurante los siglos de la Edad Media supuso un relativoretroceso (que no desaparición) del cultivo de la histo-

ria secular e inmanentista, la época del Renacimientovio restablecer la tradición historiográfica clásica connuevos bríos. De hecho, la historiografía renacentistafue beneficiaria de un nuevo sentido de la perspectivahistórica que concedía la debida atención a las circuns-tancias de espacio y tiempo gracias a la labor de la eru-dición crítica textual y documental. La cristalización deesa nueva perspectiva fue resultado del estudio de lostextos de autores clásicos redescubiertos y de la solu-ción dada a los problemas planteados por su interpreta-ción y traducción del griego y latín a lenguas vernácu-las. El humanista italiano Petrarca fue quizá el primeroen transitar la vía de la crítica histórica erudita aldenunciar como fraudulento el pretendido pergaminode Cayo Julio César en el que se cedía a la familiaHabsburgo la jurisdicción y soberanía sobre los territo-rios de Austria: “¿Quién no aprecia cuán falso y ridícu-lo es que Julio César se llame a sí mismo Augusto? Creíque todos los escolares sabían que ese título sólocomenzó a ser utilizado por su sucesor (OctavioAugusto)”.

Sobre la base de los avances de la erudición críticatextual en la época moderna, y al compás del movi-

miento de la Ilustración durante el siglo XVIII, el géne-ro literario historiográfico de tradición clásica fue con-virtiéndose progresivamente en una verdadera disciplinacientífica, en una ciencia humana o social. Esa trans-formación operada entre finales del siglo XVIII y princi-pios del siglo XIX tuvo como protagonista esencial a laescuela histórica germánica, cuyas principales figurasfueron Barthold G. Niebuhr y Leopold von Ranke. Dehecho, en el seno de dicha escuela se produjo por vezprimera la confluencia y fusión entre dos corrienteshasta entonces separadas y sólo ocasionalmente vincu-ladas: la tradición literaria historiográfica clásica, quese había preocupado por escribir sobre los avatares his-tóricos con veracidad y elegancia discursiva, y la erudi-

ción crítica documental, que se había cen-trado en el análisis crítico filológico y com-positivo de los documentos históricos conla voluntad de establecer su autenticidad,sus interpolaciones y su cronología exacta.Buena prueba del divorcio existente hastaentonces entre ambas tradiciones es el epi-sodio protagonizado por el padre Daniel,historiógrafo oficial del rey Luis XIV, aquien se le había encomendado escribiruna historia del ejército francés a princi-pios del siglo XVIII. Fue introducido en labiblioteca real para mostrarle miles devolúmenes que podrían serle útiles en sutarea y, tras consultar algunos de ellosdurante una hora, declaró con suficiencia:“todos esos libros eran papelería inútil queno necesitaba para escribir su historia”.

LOS PRINCIPIOS AXIOMÁTICOS DE LA CIENCIA DE LA HISTORIALa fusión de ambas tradiciones lograda por la escuelahistórica germánica y muy pronto asumida por las res-tantes escuelas históricas de Europa supuso la configu-ración de una nueva historiografía científica cuya prác-tica respetaba tres principios gnoseológicos axiomáticosinexcusables que se consideran definitorios de la disci-plina histórica todavía en la actualidad. De hecho, laausencia o contradicción de algunos de estos principiosbásicos sirve todavía hoy como criterio de discrimina-ción entre la historia científica y los relatos sobre elpasado de naturaleza mítica, religiosa o novelesca.

El primero de tales axiomas es un principio semán-tico de naturaleza crítica y pragmática. A tenor delmismo, el contenido del relato y narración históricadebe estar apoyado y soportado sobre pruebas y eviden-cias materiales que sean verificables, cotejables y com-probables empíricamente por diversos investigadores.Por tanto, toda obra histórica, con independencia de suestructura narrativa, debe articularse a partir de fuentesde información, que son reliquias y testimonios delpasado, finitas y fragmentarias pero disponibles en

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El novedoso relato histórico seenfrentaba a aquellos otros relatossobre el pasado por su voluntad debúsqueda de la “verdad” de losacontecimientos humanos pretéritosen el propio orden humano, apelandoa pruebas y testigos directos oindirectos comprobados y cotejados,sin tomar en consideración laposibilidad de una intervenciónsobrenatural o divina

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nuestro tiempo y susceptibles de estudio, observación yanálisis: documentos escritos, restos arqueológicos,monedas e instrumentos materiales, monumentos yceremonias, cuadros o fotografías, etc. Sobre la basematerial y primaria de estas reliquias y testimonios delpasado, el historiador, gracias a un procedimiento her-menéutico, a un método de inferencia lógica e interpre-tativa, construye su relato sobre el pasado histórico quetrata de servir como contexto explicativo a esas reliquiasy que no puede ser arbitrario ni caprichoso porque estálimitado por las pruebas disponibles y su grado de cohe-rencia con el conocimiento acumulado por otras inves-tigaciones solventes. Las reliquias materiales son, asípues, la base finita y limitada sobre la que el historia-dor inicia su investigación y el criterio al que acudirápara demostrar la necesidad, veracidad y coherencia delos resultados a los que llega en su investigación y en sunarración correspondiente. Por tanto, no puede haberconocimiento histórico de hechos y procesos pretéritosde los que no se conserven huellas en la actualidad:Quod non est in actis non est in mundo.

El segundo axioma que regula la moderna prácticahistórica científica es el llamado principio deterministagenético (o de negación de la magia y exclusión de lageneración espontánea). En virtud del mismo, se postu-la que cualquier acontecimiento humano surge, brota oemerge necesariamente a partir de condiciones previashomogéneas y según un proceso de desarrollo interno,inmanente, endógeno y secular. Por tanto, resultaimprescindible en la labor de interpretación y explica-ción histórica suponer que hay una concatenación inter-na del proceso evolutivo de las sociedades humanas ybuscar las causas y razones del mismo en ese ordenhumano y en su misma escala. El corolario de este cie-rre del campo de inmanencia determinista es igualmen-te necesario: descartar la intervención de causas, facto-res o motivos exógenos en el devenir del curso de losprocesos humanos, como pudieran ser la DivinaProvidencia, la influencia de las conjunciones astrales,la voluntad de seres extraterrestres anónimos e innomi-nados, o el mero azar absoluto y caprichoso. En conse-cuencia, el relato histórico científico tiene que limitarsea establecer vinculaciones y conexiones genéticas (decarácter causal, aleatorio o probabilístico) entre losacontecimientos y procesos dentro del propio ámbitomaterial de la historia humana y no puede albergar ni

siquiera como posibilidad última la intervención de fac-tores exógenos inefables o insondables.

El tercer y último de los axiomas constitutivos de laciencia histórica es el llamado principio de significacióntemporal irreversible. En otras palabras, la investigacióny la narración histórica tiene que respetar la llamada“flecha del tiempo”: la naturaleza direccional y acumu-lativa del paso del tiempo en sentido necesario de pasa-do fijo a futuro abierto y sin bucles, círculos o regresio-nes azarosas. Esta novedosa concepción temporal, sur-gida de la revolución científica y tecnológica del sigloXVII y expandida al compás de la Ilustración en el XVIII,implica la negación y superación de otras concepcionessobre el fluir del tiempo dominantes en la historia hastaentonces. Por ejemplo, la concepción estática delPresente Eterno que suponía la inmutabilidad y eterni-dad de las condiciones de existencia social y natural. Ola concepción cíclica del Eterno Retorno, derivada delcurso de los ritmos orgánicos naturales siempre recu-rrentes (sucesión del día y la noche o de las estaciones,regularidad de salida y puesta del sol, etc.). El principio

de significación temporal convierte a la cro-nología (la medida humana del paso deltiempo astronómico) en un vector y factorde evolución histórica irreversible e imponela exclusión de cualquier anacronismo(incompatibilidad de momentos temporalesdiferentes) o ucronía (ausencia de coorde-nadas temporales) en las interpretaciones ynarraciones elaboradas por la historia cien-tífica.

LA PRACTICIDAD DE LA CIENCIA DE LA HISTORIAEn definitiva, la concepción del pasado que ofrece lainvestigación histórica en forma narrativa es de natura-leza radicalmente diversa a los relatos míticos y las fic-ciones noveladas. Pretende ser verdadera y no arbitrariao caprichosa; verificable materialmente y no incompro-bable; causalista e inmanente y no fruto del azar o defuerzas inefables e insondables; racionalista y no ajenaa toda lógica; crítica y no dogmática. Si bien la historiacientífica no puede “pre-decir” acontecimientos (entodo caso, cuando tiene pruebas, “post-dice”) ni pro-porcionar ejemplos de conducta infalibles, sí permiterealizar tareas culturales inexcusables para la humani-dad civilizada y desarrollada: contribuye a la explicaciónde la génesis, estructura y evolución de las sociedadespresentes y pretéritas; proporciona un sentido crítico delas identidades operativas de los individuos y gruposhumanos; y promueve la comprensión de las tradicionesy legados culturales que conforman las sociedadesactuales.

Y al lado de esta practicidad positiva desempeñauna labor crítica fundamental respecto a otras formasde conocimiento humano: impide que se hable sobre el

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No puede haber conocimientohistórico de hechos y procesospretéritos de los que no se conservenhuellas en la actualidad: Quod nonest in actis non est in mundo

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pasado sin tener en cuenta los resultados de la investi-gación empírica, so pena de hacer pura metafísicapseudohistórica o formulaciones arbitrarias e indemos-trables. La razón histórica impone así límites críticosinfranqueables a la credulidad y fantasía sobre el pasa-do de los hombres y sus sociedades: constituye un antí-doto y un correctivo contra la ignorancia que libera y ali-menta la imaginación interesada y mistificadora sobreel pasado humano. Esa utilidad funcional crítico-forma-tiva ha sido muy bien recogida por Pierre Vilar en una

frase de sólo aparente simplicidad : “La historia debeenseñarnos, en primer lugar, a leer un periódico”.

Precisamente, gracias a los modos operativos de lahistoria científica podemos discriminar el conocimientohistórico verdadero del mítico, legendario, épico o nove-lesco. Así, por ejemplo, gracias al principio semánticoque exige pruebas materiales verificables para sustentaruna afirmación, sabemos y conocemos que el empera-dor Napoleón Bonaparte que vivió entre 1769 y 1821no es un ente de ficción arbitrario como Julián Sorel, elprotagonista de la novela Rojo y Negro escrita porStendhal en 1829. Y por ese mismo motivo, podemosafirmar que la Roma de los Césares tiene una entidad yvalor histórico de orden contradistinto al mítico Camelotdel rey Arturo, puesto que las múltiples reliquias pre-servadas de aquélla impiden que su no-actualidad en elpresente se identifique con su irrealidad e inexistenciaabsoluta en el pasado. También gracias al principiodeterminista genético sabemos que las pirámides deEgipto no fueron construidas por visitantes extraterres-tres de inteligencia superior e inaccesible y que tampo-co la conquista española de América fue el productoexcelso de la Divina Providencia y su especial predilec-ción y cariño por los Reyes Católicos. Igualmente, envirtud del principio de significación temporal, podemosdetectar el anacronismo, la imposibilidad absoluta en elplano real, de que exista Un yanqui en la corte del reyArturo, como rezaba la novela homónima de Mark Twainde 1889. O de que una película sobre las hazañas deAtila, rey de los hunos, en el siglo V, tenga como mar-cos ambientales arquitecturas románicas (sólo existen-tes desde el siglo XI) y vestuario renacentista (del sigloXV y XVI).

Las ciencias históricas así configuradas ejercitanuna labor esencial de pedagogía, ilustración y filtro crí-tico en nuestras sociedades: son componentes impres-cindibles para la edificación y supervivencia de la con-ciencia individual racionalista, que constituye la cate-goría básica de nuestra tradición cultural greco-romanay hoy universal. Sin graves riesgos para la salud delcuerpo social, no es posible concebir un ciudadano quesea agente consciente y reflexivo de su papel cívico almargen de una conciencia histórica mínimamente desa-

rrollada. Sencillamente, porque dichaconciencia le permite plantearse el sen-tido crítico-lógico de las cuestiones deinterés público, orientarse fundadamen-te sobre ellas, asumir sus propias limi-taciones al respecto y precaverse contralas mistificaciones, hipóstasis y sustan-tivaciones de los fenómenos históricos.Como recientemente ha recordado alrespecto el historiador alemán HinnerkBruhns: “La tarea de la ciencia históri-ca no consiste en fabricar una tradiciónque suscite la aprobación general, sino

en esclarecer los acontecimientos y estudiar sus causas.Ello implica revisar permanentemente y dar un carácterhistórico a la imagen que tenemos de la historia -y norelativizarla por razones políticas. (...) (El historiador)debe intervenir en la memoria colectiva para prevenir lautilización política, consciente o no, de imágenes o derepresentaciones estereotipadas. En ese sentido el his-toriador, junto con mirar al pasado, trabaja en favor delporvenir”.

A la vista de los síntomas ominosos que hay en elpresente escenario europeo e internacional, con su peli-groso renacer del hipernacionalismo más xenófobo y delracismo más criminal y virulento, parece tanto másnecesario afirmar en público la vigencia actual de laracionalidad histórica, su capacidad para discriminarobjetivadamente la verdad del mito histórico, y suimprescindible practicidad social y ética para nuestrostiempos y nuestras sociedades.

El ejercicio de la razón histórica, por dolorosa,imperfecta y limitada que resulte, es siempre preferiblea su dormición y su sueño. Aunque meramente sea por-que éste, ya lo sabemos gracias al genio plástico deGoya, no sólo produce ficción y goce estético sino tam-bién monstruos.

La vigilia racionalista de la práctica histórica implan-tada académica y socialmente constituye tal vez uno delos grandes obstáculos que se oponen a nuevas reedi-ciones de monstruos bien conocidos en diversas partesdel mundo y bajo distintas banderas (sean éstas nacio-nales, étnicas, lingüísticas, religiosas...). Y por esomismo no debe permitirse su abandono y desconoci-miento en el seno de la sociedad sin la debida resisten-cia argumentada y eficaz. é

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La razón histórica impone límites críticos infranqueables a la credulidad y fantasía sobre el pasado de los hombresy sus sociedades: constituye un antídoto y un correctivo contra la ignorancia quelibera y alimenta la imaginacióninteresada y mistificadora sobre el pasado humano.

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nº1. La Mars Global Surveyor le borra la cara aMarte; La verdad oculta tras el código de laBiblia; La cruzada de la Sábana Santa; Orce:¿Falta de rigor o fraude? (número agotado).

nº2. El arca de Noé de los seres extraordinarios; DeCondon a Sturrock: los ovnis se estrellan con laciencia; Ascenso de lo irracional; La Academiade Lagado; El misterio de Rennes-le-Château.(número agotado).

nº3. El relativismo cultural y otros relativismos; Laparanoia conspiracionista; ¡Busque a E.T. en suordenador!; Potenciar la razón; La necesidad decreer; Medicinas alternativas y bioética; ¿Quégarantía nos da la ciencia?

nº4. Feynman contra la superchería; Astrología enclase; 5 de mayo del 2000: el día del juiciofinal; Abusos infantiles y recuerdos inducidos;La chica con rayos X en los ojos.

nº5. Nostradamus volvió a fallar; Cajal y la ciencia(verdadera y falsa); ‘Enigmas’ remata a Lorca;Dawkins: sobre lo paranormal. (número agotado).

nº6. ¿Se acaba el milenio?; El trasfondo cultural delas abducciones; Una interpretaciónmecanicocuántica de la homeopatía; El estudiocientífico de la mente.

nº7. Manifiesto Humanista 2000; El ‘efecto Júpiter’ ycosas semejantes; Sobre pirámides, majanos yestrellas; Magia y tecnología.

nº8. Argumentando a favor de la evolución;Entrevista a Francisco Ayala; Tunguska: elimpacto, la hipótesis, el mito; Dogon, unmisterio inexistente; Arqueología soñada: lahistoria de las pirámides de Guímar. (númeroagotado).

nº9. Templarios con teléfono móvil; El fracaso de laufología; Recordando peligrosamente; Elargumento del diseño y el principio antrópico.(número agotado).

nº10. El fin del hambre en el mundo; Plausibilidad,trascendencia y la epidemia panespérmica; Los caballeros de ninguna parte; Entrevista aJohn Allen Paulos.

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En la lista de correo electrónico que tiene ARP-SAPCpara los socios, se venía discutiendo hace poco sobreel papel del escepticismo (de nuestro escepticismo almenos o, siendo más específico, de los escépticos quecolaboran en diversos foros) aportando interesantespuntos de vista sobre la necesidad de aportar posturasconstructivas, decían unos, de dar una imagen deseriedad o al menos de serenidad; otros abogaban porla defensa de un cierto y jocoso planteamiento crítico,llamando al pan, pan y al vino, vino, es decir, farsanteal que mantiene imposturas, ignorante al que lo es,caradura al que se aprovecha y lucra con el tema.

Marcos Pérez, que aparte de estar en nuestra agru-pación hace una buenísima labor divulgadora en laCasa de las Ciencias de La Coruña, es el autor de lafrase que he intertextualizado (como se dice ahora)para poner un título a este artículo. Refiriéndose acómo contestar a esas afirmaciones desmelenadas quetan a menudo utiliza el mundo pro-paranormal, decía:“no creo que la respuesta adecuada sea un amableintercambio de datos por patrañas que pueden llegar aconfundir todavía más al espectador”. (¡Chapeau,Marcos!)

Me explico: a menudo, como escépticos, nos vemosen situaciones en las que nos sentimos obligados aexplicar las cosas o a proporcionar los datos correctoscuando nos asaltan con alguna memez de todo puntoimposible. A uno le vienen con el cuento del aguahomeopática y se pone la bata de químico para expli-car pausadamente lo que es un mol, y aquello delnúmero de Avogadro. Le cuentan algo sobre que un

porcentaje de los niños que están naciendo ahora tie-nen unos cuantos cromosomas extra, en los que nuevos“cordones” (sic) frasean genéticamente sorprendenteshabilidades, entre ellas la de tener un aura color índi-go y, con un tono levemente erudito pero accesible alpueblo llano, intenta desasnar buenamente al ignoran-te de codones, genes y cromosomas.

Lo que sucede es que a veces quien está soltándo-nos las patrañas no lo hace de buena fe (entiéndaseesta buena fe como el natural proceso de una discusiónentre adultos responsables, en que cada uno aporta losdatos y juicios que sustentan sus tesis, rebate conigualmente sólidos argumentos los del contrario, buscallegar a un consenso sobre lo que es o deja de ser...etcétera). A menudo sucede que quien tenemos enfren-te ya está tan convencido de sí mismo que no le cabenada más, y que realmente la única razón de que estédiscutiendo con nosotros es que nosotros aparecimospor ahí. Este tipo de personas está más acostumbradoa hablar ex catedra, a utilizar el medio (las listas o forosde Internet, en la actualidad) para soltar sus sermones.Y de repente, se les pone delante un escéptico que lespone peros, que levanta la duda razonable o que direc-

tamente tira por los suelos el endeble andamia-je que se había presentado como teoría o hechoincontrovertible

Invariablemente, entonces, se produce elcambio de actitud, aparece el ataque ad homi-nem, la generalización descalificadora; derepente el caradura se convierte en un Galileoacosado por la inquisición escéptica, y sus cori-feos le halagan la conversión. Uno, entonces, sesorprende porque creía que había aportadodatos, hechos, realidades suficientes como paraque cualquier parroquiano de ese foro pudiera

darse cuenta de en qué lado estaba lo razonable y lorazonado, y en cuál el sinsentido y la mala leche. Puesno, no es así, o al menos no lo parece.

Por un lado, el mero hecho de levantar la críticaestá mal visto por muchos. Uno se convierte de repen-te en parte de una banda de impresentables, los escép-ticos o negativistas de siempre. Como eres ya un hijo-puta esférico, digas lo que digas, ya se sabe... Ante esto

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CUADERNO DE BITACORA

DATOS Y PATRAÑAS

“No creo que la respuesta adecuada sea un amable intercambiode datos por patrañas que puedenllegar a confundir todavía más al espectador”. (¡Chapeau, Marcos!)

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poco podemos hacer: eso de ejercer un poco el pensa-miento (y un poco más el pensamiento crítico) te meteen una guerra que desde hace unos años intentan con-vertir en cruzada los sectores de lo paranormal de estepaís. Esa panda de aprovechados bastante iletradosque escriben en las revistas de lo paranormal, que sepresentan como investigadores o reporteros estrella oexpertos en las más variadas cuestiones en los mediosde comunicación decidieron hace un tiempo que elescepticismo les hacía mucho más daño que otra cosa.E intentaron, lo siguen haciendo desesperadamente,hacerse con el término “escéptico” para su uso exclu-sivo, largándonos a quienes poníamos objeciones a susafirmaciones a un extremo vestido de cerrazón, dogmay mala leche.

Por otro, en el fondo, al intentar discutir o aportarcríticas, uno está tocando lo más íntimo de quienestiene enfrente: su cuerpo de creencias (algunos secreen realmente cualquier tontería en cuanto suene afenómeno anómalo). Así que, de repente, uno se ve

metido en una guerra que intentan hacer cruenta ycomo intenta dar en la línea de flotación del enemigo,se ve atacado con todas las armas (cierto es que lasarmas normalmente no son muy poderosas, su incon-sistencia es tan patente como su incultura).

Es en esos momentos en los que, como dice MarcosPérez, no cabe el intercambio de datos por patrañas.Mejor dicho: uno ha de poner los datos, que dan lacobertura adecuada a una discusión que podría habersido hasta interesante; y entonces esperar la andanadade necedades, insultos y descalificaciones. Y anteellos no achantarse: no es devolver insulto por insulto,uno ha de ponerse firme y denunciar al memo, al jeta,al ladrón como lo que son. Y ello haciendo gala de esesentido del humor que ha perdido quien está en unaguerra a muerte. Recordemos, una vez más, aquello decuánto más vale una carcajada que cientos de silogis-mos. é

Javier Armentia

La revista bimestral del Comité para la Investigación Científica de los HechosSupuestamente Paranormales (CSICOP)

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En 1.707 el buque mercante “Buena Esperanza” al man-do del capitán William Robinson fue atacado por barcospiratas japoneses a 46º N y 183º E. El médico del navíoinglés es abandonado en un bote a la deriva. La corrien-te le arrastra a unos islotes cercanos que, por carecer derecursos, hubieran debido ser su tumba. Sin embargo, essalvado de su destino por los habitantes de la isla vola-dora de Laputa que, casualmente, pasaban por allí. Ladescripción de este prodigioso lugar y de sus pobladorespodrá encontrarla el lector interesado en Viajes de Gulli-ver justo después de su aventura en Brobdingnac, el paísde los gigantes.

Pese a las palabras de su supuesto autor, el propiodoctor Gulliver: “Te he dado, gentil lector, un fiel relatode mis viajes durante dieciséis años y unos once meses,y en él no he sido tan cuidadoso con la galanura como dela verdad”1 y a la abundancia de detalles precisos talescomo los nombres de los barcos, los de sus capitanes, la-titudes y longitudes de sus naufragios... nadie concedecrédito a su narración que hoy sabemos es fruto de la plu-ma de Jonathan Swift.

Su propósito fue publicar una sátira corrosiva sobre lasociedad de su época aunque, para evitarse posibles com-plicaciones, optó por el anonimato (en la primera ediciónno figuraba el nombre de su autor) y por camuflarla bajola apariencia de un libro de viajes fantásticos. No fue la

única vez que nuestro escritor empleó subterfugios paraesconder su verdadero propósito. Es muy conocido el li-bro que escribió proponiendo una solución tajante al “pro-blema irlandés”, comerse a los niños pobres. Por su-puesto, la intención de Swift (nacido en la, entoncescolonia, en una familia nada acomodada) era arrojar a lacara de los ingleses su despótica actuación en esta isla.

Por todo ello, es lógico que no exista ningún laputó-filo (que nosotros sepamos) empeñado en descubrir el pa-radero actual de la imposible isla voladora. La única re-percusión de Viajes de Gulliver en la vida real ha sido lade proporcionar nombre a uno de los más conocidos bus-cadores de Internet.

A fin de cuentas, nadie en su sano juicio se pondríaa buscar una tierra que sólo existió en la imaginación deun escritor por muy genial que éste fuera ¿o quizá sí?

Según los cálculos de Ceram y Braghine a mediadosdel siglo pasado se habían publicado no menos de25.000 libros sobre la Atlántida, continente del que te-nemos tantos motivos para creer en su existencia comolos que podemos encontrar para la isla de Laputa, abso-lutamente ninguno.

¿Cómo se explica entonces esta abundancia de librosalguno de ellos escritos por personas de notable inteli-gencia como los arqueólogos Schulten (que propuso suidentificación con Tartessos) y Marinatos (que la relacio-

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La Atlántida yLaputaJOSÉ AURELIO BAY

“Yo sé de un laberinto griego que es una líneaúnica, recta. En esa línea se han perdido tan-tos filósofos que bien puede perderse un merodetective.”

Jorge Luis BorgesCORT

ESÍA

DEL

AUT

OR

La Atlántida. Pintura de Monsu´ Desiderio.

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nó con la isla de Thera, actualmente Santorini)?¿Hay razones para estimar alguna de las más de cua-

renta localizaciones de la Atlántida que se han publica-do y que cubren todo el mundo desde Heligoland en elMar del Norte a Brasil pasando por la ya clásica de las Is-las Canarias y a las que se añade alguna tan peregrinacomo la provincia de Burgos?

En el presente artículo intentaremos responder aestas preguntas. Comenzaremos por analizar el relatoplatónico para ver si es una fuente histórica válida. Acontinuación evaluaremos la teoría actualmente más demoda (la de Marinatos) para comprobar si tiene visos deverosimilitud y concluiremos con una explicación delporqué la Atlántida continúa siendo objeto del interés demuchos.

LAS INEXISTENTES FUENTES HISTÓRICASHasta los atlantófilos más entusiastas tienen que reco-nocer que esta historia se basa, única y exclusivamente,en el testimonio platónico contenido en dos de sus Diá-logos: Timeo y Critias. Para saber hasta que punto poseenveracidad histórica o carecen de ella es obvio que hay queprestar atención al conjunto de la obra filosófica del ate-niense.

Timeo se presenta como una continuación de Repú-blica y, simultáneamente, es un antecedente de Critias.Tanto Timeo como Critias son, cronológicamente, obrasdel período de vejez de su autor que comprende del año369 al 347 a. de C. Su vinculación con República (Timeocomienza con un resumen de los mismos temas tratadosen este diálogo) y el hecho de que Platón en esta etapapresta gran atención a la política (escribe también Polí-tico y Leyes) nos proporciona un marco general que nodebemos perder de vista en momento alguno salvo quequeramos repetir los errores de los que sólo atienden alfragmento de Timeo que habla de la Atlántida y a Critias(y, a veces, ni siquiera eso).

Comencemos pues por República (o Politeia que es sutítulo original). ¿Qué es? Es una plasmación del estadoideal soñado por Platón, una sociedad regida por la aris-tocracia (en su sentido etimológico de gobierno de losmejores, que, para Platón, son los filósofos), con clasesbien marcadas, agricultores, comerciantes... y con unacasta aparte que es la de los soldados que sólo debenatender a la protección de los demás y a la que éstos, acambio, tienen que mantener. Una sociedad en la que na-die es demasiado rico ni excesivamente pobre, austera yreligiosa que practica la virtud como norma suprema devida. Éste es el ideal, pero el método deductivo socráti-co-platónico exige pasar de lo universal a lo concreto, delmundo de las ideas al de la existencia.

Timeo es ese paso. En él, aparte del relato sobre laAtlántida que sólo supone una pequeña parte del total, seexpresa la cosmogonía platónica. Aquí nos encontramoscon un dilema que durante mucho tiempo suscitó la aten-ción de los filósofos. Si Dios es la suma de todas las per-fecciones y Él crea el Universo ¿por qué éste es imper-fecto? La explicación de Platón es el Demiurgo que creatodo teniendo por modelo las ideas universales, pero queal plasmarlas en materia pierden necesariamente su per-fección. Los primeros hombres al estar más cercanos a lacreación eran más perfectos pero al irse reproduciendoentre sí, los elementos materiales terminan primando enellos sobre los divinos. Se van haciendo, por tanto, másy más imperfectos.

Tenemos la Idea y su transición (que implica su co-rrupción) al mundo real. Critias será pues el siguientepaso, el ejemplo concreto. Si en República expresa suideal en forma de gobierno aristocrático, en la prácticaexisten cuatro formas de gobiernos (Timocracia, Oligar-quía, Democracia y Tiranía que para Platón surgen cadauna de ellas como una forma corrupta de la anterior).¿Por qué se degradan? Porque son sociedades humanasy éstas, como hemos visto, con el transcurso del tiempo

se van alejando de lo divino, de la perfección. Así pues, esta decadencia de las formas de

gobierno está ligada al paso del tiempo: “Máso menos de esta manera: es difícil que un Es-tado así constituido sea perturbado; pero dadoque todo lo generado es corruptible, esta cons-titución no durará la totalidad del tiempo, sinoque se disolverá. Y la disolución se produciráde esta forma: no sólo en el caso de las plan-tas que viven de tierra, sino también en el delos seres vivos que se mueven sobre la tierra,hay fecundidad e infecundidad de almas y decuerpos, cuando las rotaciones completan losmovimientos circulares para cada una de lasespecies” 2.

Esas rotaciones se refieren a las órbitas cir-culares de los astros que se producen dentro

de lo que denomina año perfecto: “Sin embargo, es po-sible comprender que, cuando las velocidades relativas de

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ESÍA

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OR

La Escuela de Atenas. En el centro, las figuras de Platón yAristóteles. Fresco de Rafael.

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las ocho órbitas, medidas por el círculo de lo mismo enprogresión uniforme, se completan simultáneamente y al-canzan el punto inicial, entonces el número perfecto detiempo culmina el año perfecto.”3.

También nos informa de cuál es ese número perfecto:“La base mínima de estos números proporcionales es larelación del cuatro al tres, conjugada con el cinco, la cuáltras haber crecido tres veces...”2.

Es decir 4 x 3 x 5 = 60 x 60 x 60 x 60 x 60 =12.960.000, que es el número perfecto. El añoperfecto será el que contenga el número perfec-to de días. Como para Platón el año solar tiene360 días, la equivalencia del año perfecto enaños solares es de 36.000 (12.960.000:360 =36.000).

Si en cada año perfecto se dan cuatro formasde gobierno la duración de cada una de ellas se-ría de 9.000 años que, curiosamente, es el tiem-po en que Platón data la guerra entre ateniensesy atlantes. Si esto ya nos hace pensar que laAtlántida se parece excesivamente a una confir-mación de las teorías políticas de Platón, unacomparación entre las características de la sociedad ate-niense vencedora contra todo pronóstico en su guerra con-tra el imperio atlante y las de la sociedad ideal plasma-da en República disipará cualquier duda: “En cuanto alas leyes, observa las nuestras, pues descubrirás ahoraaquí muchos ejemplos de las que existían entonces en-tre vosotros. En primer lugar, el que la casta de los sa-cerdotes esté separada de las otras: después, lo de los ar-tesanos, el que cada oficio trabaje individualmente sinmezclarse con el otro, ni tampoco los pastores, los caza-dores ni los agricultores. En particular supongo que ha-brás notado que aquí el estamento de los guerreros se en-cuentra separado de los restantes y que sólo tiene lasocupaciones guerreras que la ley le ordena. [...] Vivíais,pues, bajo estas leyes y, lo que es más importante aún,las respetabais y superabais en virtud a todos los hom-bres, como es lógico, ya que erais hijos y alumnos de dio-ses”3.

Por supuesto, en la guerra los escasos en número(20.000) pero austeros y virtuosos atenienses derrotan alos numerosísimos, ricos y, por tanto, corruptos atlantesrespondiendo a la pregunta retórica de Platón: “¿No cre-es que un solo púgil que esté capacitado y preparado lomejor posible luchará fácilmente contra dos hombres ri-cos y gordos que no saben boxear?”2.

La Atlántida se nos revela como un mito didáctico, unrecurso para ejemplificar la bondad del ideal platónico4.Su insistencia en su veracidad (que vimos que tambiénse da en Swift) supone añadir un argumento de autoridad.Ya no se trata sólo de un “Yo creo que esta organizaciónpolítica es la mejor” sino de un “Esta historia demuestrala superioridad de mi sistema de organización política”.Todo en ella confirma de manera tan oportuna la teoría de

República que no puede ser considerada de otra mane-ra, como reconoce el propio Platón por boca de su ma-estro: “(Sócrates) Lo mismo me sucede respecto de laciudad que hemos delineado. Pues con placer escucha-ría de alguien el relato de las batallas en las que sueleparticipar una ciudad que las combate contra otras ciu-dades...”[...]”(Critias) Escucha, entonces, Sócrates, un re-

lato muy extraño pero absolutamente verdadero, talcomo en una ocasión lo relataba Solón...” [...]”(Sócrates)El que no sea una fábula ficticia, sino una historia ver-dadera es algo muy importante creo. Pues ¿cómo y dedónde podríamos descubrir otros ciudadanos, si abando-namos a éstos? Imposible” 3.

Ello nos plantea un problema. Platón en varios luga-res de su obra hace afirmaciones de la importancia de laverdad, por tanto ¿es admisible que mintiera de formaconsciente? La respuesta nos la da él mismo: “¿Cómo po-dríamos inventar, entre esas mentiras que se hacen ne-cesarias, a las que no hemos referido antes, una menti-ra noble, con la que mejor persuadiríamos a losgobernantes mismos y, si no, a los demás ciudadanos?”2 (el subrayado es nuestro).

Vemos que Platón sí admite la mentira e incluso la ca-lifica como “noble” si se dirige a persuadir a los demásde la bondad de su teoría política.

¿No hay pues ningún elemento histórico real en la na-rración? No nos atreveríamos a afirmar tanto puesto queesa victoria militar contra todo pronóstico ¿no recuerda alas derrotas persas en Marathon y Salamina? ¿Por qué en-tonces no usó ese ejemplo real? Nuestra explicación esque no podía emplearlo. La Atenas victoriosa era una de-mocracia y, por tanto, para Platón un régimen corruptoque, entre otras cosas, había ejecutado a su maestro Só-crates. Proponerla como arquetipo habría supuesto másuna refutación que una confirmación de su teoría. Sinembargo existen otras explicaciones plausibles que de-bemos consignar:

Para Jean-Pierre Adam, Platón no empleó la compa-ración con las guerras persas porque ya había sido trata-da hasta la saciedad. Evitó así las comparaciones con

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La Atlántida se nos revela como un mito didáctico, un recurso paraejemplificar la bondad del idealplatónico. Ya no se trata sólo de un “Yo creo que esta organización política es la mejor” sino de un “Esta historiademuestra la superioridad de mi sistema de organización política”.

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obras literarias muy conocidas y ser considerado un es-critor poco original5.

Para Ángel Montenegro, la razón es que en esta épocacomenzó la Historia (Herodoto) que si bien admitía la mez-cla de las leyendas en lo referente a la antigüedad en losacontecimientos contemporáneos, era mucho más crítica6.

Hay otro acontecimiento real que creemos influyó so-bremanera en los aspectos formales del mito de laAtlántida, la destrucción en 373 a. de C. de la ciudad deHeliké o Helice. Conservamos al menos dos narracionesde este hecho debidas a Diodoro y Pausanias. Amboscoinciden en que una noche se produjo un terremoto se-guido de un maremoto que sepultó la ciudad en el mar(elementos que aparecen en Platón). Pausanias nosdice que en Helice existía un templo y un bosque sagra-do dedicado a Poseidón (también figuran en Critias) asícomo que la causa fue una maldición divina motivada porel hecho de que sus habitantes habían asesinado a unossuplicantes en dicho templo (otra coincidencia en lo querespecta al castigo divino).

¿Supone esto que el mito sea histórico? No. En la no-vela de Swift también hay elementos reales mezclados enla trama ficticia (¿cómo si no podría haber escrito una sá-tira política reconocible como tal?) y la isla de Laputa consus habitantes perpetuamente ensimismados en sus ca-vilaciones astronómicas y matemáticas puede recordar ala Royal Society y a los científicos de su propia época;pero eso no supone que podamos considerarla como unafuente histórica válida.

Sin embargo, todo ello no bastará para convencer a losatlantófilos, así que permítansenos algunas observacionesmás. El relato de la Atlántida está inconcluso, ¿por qué?Si la narración contenida en Timeo y Critias fuera verídi-ca no tendría ningún sentido. Critias hubiera continuado

con la historia de aquel continente y, después, continuaríael diálogo mediante el acostumbrado sistema de pre-guntas y respuestas.

Sin embargo, no es así. Se han buscado explicacionesque, hoy en día, debemos rechazar. Critias no es el últi-mo diálogo de Platón y, por tanto, la muerte no le impi-

dió terminarlo (su obra póstuma es Leyes), tampoco loabandonó para trabajar en éste puesto que literariamen-te, está acabado. No estamos ante un borrador ni unaobra que no haya sido revisada. Así la única respuesta co-herente es que Critias está inconcluso porque Platón asílo dispuso, lo que implica que la parte conservada es laque tiene importancia para la filosofía de nuestro autor(como hemos sostenido anteriormente).

Además, su continuación habría dejado a Platónante una contradicción flagrante. En Timeo ya anunciaque tanto los atlantes como los atenienses fueron des-truidos por un mismo cataclismo aunque en el caso deéstos algunos pudieron sobrevivir. La razón es doble, losatenienses tenían que morir también para justificar por-qué no había ningún recuerdo de aquella guerra y por lateoría de los ciclos que se trata en Timeo y en su ante-cedente República.

Si éstos están regidos por el tiempo, los humanos nopueden influir en ellos, son sus víctimas independiente-mente de sus comportamientos morales. En Critias estáenfrentado el modo de vida virtuoso de los atenienses ala corrupción atlante que es sancionada por los dioses.Justo cuando se reúne la asamblea divina se interrumpeel diálogo. La causa es clara, si los dioses hubieran to-mado la decisión de castigar a los atlantes ¿por qué ibana condenar también a los virtuosos atenienses? Sería con-trario a la Idea de justicia que es el fundamento del es-tado platónico; pero si no castigaba a los atlantes habríacontradicho las afirmaciones de Timeo, además de que sufábula moral habría perdido su significado. Es un dilemasin solución.

No es la única contradicción interna que presenta estahistoria. En Timeo se nos cuenta como Solón en uno desus viajes a Egipto, escuchó esta narración de labios de

un sacerdote en Sais. Solón se la contó a Cri-tias el Viejo y, cuando éste contaba 90 años, sela narró a su vez a Critias el Joven que tenía en-tonces 10. Cuando Critias el Joven escuchó eltema que trataba Sócrates recordó la historia eincluso tuvo que repetírsela a sí mismo variasveces para asegurarse que no había olvidadonada de importancia. Sin embargo en Critias(113 a y b) nos asegura que conservaba en sucasa los estudios realizados por Solón sobreeste tema y que procedían de la casa de Critiasel Viejo.

Por si fuera poco, Aristóteles, su discípulomás famoso, que le conocía perfectamente porhaber estudiado en su Academia durante años,

aseguró que Platón había elevado a la Atlántida del mary que él mismo la había vuelto a sepultar bajo las aguas.

EN EL FONDO DEL MAR, MATARILE, RILE, RILE...Ajenos a estas cuestiones (cuya respuesta tendría que serla piedra angular de su trabajo), los atlantófilos continúan

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Aristóteles, su discípulo más famoso,que le conocía perfectamente por haber estudiado en su Academiadurante años, aseguró que Platón había elevado a la Atlántida del mar y que él mismo la había vuelto a sepultar bajo las aguas.

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buscando nuevas localizaciones para el continente hun-dido. Si el uno se la lleva a la Antártida, el otro se la traeal corazón de Castilla. Para unos está en el Índico, paraotros en el Caribe y no falta quien la suponga existiendoen otra dimensión. Al lado de estos auténticos disparatesno faltan opiniones más aceptables a priori. Nos centra-remos en la teoría minoica de Marinatos, por ser la másde moda en este momento, pero el procedimiento que va-mos a seguir, la comparación entre las afirmaciones pla-tónicas y los hallazgos arqueológicos es la “prueba delnueve” aplicable a todas ellas.

¿Qué afirma Platón de la Atlántida? Pues muchas co-sas. Veamos el listado de ellas y si son erróneas o acer-tadas según el conocimiento arqueológico actual7:

Afirmaciones en el Timeo1) 9.000 años antes de Solón (es decir unos de 9.600

años a. de C.) los atenienses derrotaron al imperio atlan-te (24a)

La fecha de población más antigua para Creta se do-cumenta en Cnosos y es aproximadamente de 6.100 a.de C. Tampoco existían atenienses. Por tanto, debemosconsiderar la afirmación como errónea.

2) El gran imperio atlante procedía del océano Atlán-tico y se estaba extendiendo por Europa y Asia. (24d)

La civilización cretense no procedía del Atlántico ninunca formó un imperio. Aún cuando consideráramos lazona de influencia comercial como colonias, incluso en sumomento de mayor expansión estaría muy lejos de la im-portancia que afirma Platón. Aunque algunos arqueólogosinterpretan los restos de edificios de tipo minoico en is-las egeas como Melos como expresión de un colonialismo,los demás restos materiales muestran grandes diferenciasentre esos enclaves tanto entre sí como con Creta, lo queno nos permite compartir sus afirmaciones. Afirmaciónerrónea.

3) La Atlántida era una isla gigantesca situada fren-te a las Columnas de Hércules y era mayor que Libia yAsia juntas. (24d y 25a)

En realidad Creta tiene una extensión de 8.330 kmcuadrados. Sea lo que queramos entender por Asia (si serefiere a todo el continente conocido o sólo a Asia Menor)y Libia (si se refiere a la costa mediterránea de África oa toda la superficie conocida), la extensión real resultamucho más reducida de lo afirmado por Platón. Tampo-co la situación frente a las Columnas de Hércules es co-rrecta. Afirmación errónea.

4) La Atlántida estaba regida por una confederaciónde reyes y formaba un gran imperio que comprendía va-rias islas y parte de los continentes asiático (hasta Egip-to) y Europa (hasta Italia). (25a y b)

Ignoramos completamente la forma política minoica.La existencia de los palacios y algunas tumbas comuni-tarias con ajuares de extraordinaria riqueza, nos hacenaceptar la existencia de una clase dirigente, pero desco-

nocemos su organización interna. También ignoramos siese poder se ejercía en solitario o si era compartido porvarias personas. No obstante, dado que se les da con fre-cuencia los títulos de reyes y príncipes (aunque quizásfuesen sacerdotes) podemos aceptarla como correcta.

5) Los atlantes atacaron simultáneamente Egipto yGrecia, y fueron derrotados por los atenienses. (25b y c)

Los minoicos no tenían una gran capacidad militar. Noestaban capacitados para emprender una guerra de con-quista a gran escala. Aunque se han encontrado armas enlas sepulturas como espadas y lanzas, el análisis de lasprimeras ha demostrado puntos débiles en la unión de lahoja y la empuñadura. Si se emplearan en una batallareal posiblemente se quebrarían dejando a su poseedor enuna situación de indefensión. En las numerosas repre-sentaciones minoicas conservadas en frescos y cerámicahay muy pocas de soldados. No parece que éstos fueranespecialmente numerosos ni importantes dentro de su so-ciedad. Afirmación errónea.

6) Esto permitió la liberación de todos los pueblos quehabitan dentro de las Columnas de Hércules (25c)

Puesto que no existió la conquista, tampoco puedeexistir la liberación de los pueblos. Afirmación errónea.

7) Tras un violento terremoto y un gran diluvio, no sólose hundió la Atlántida en el mar, sino que también mu-rieron los atenienses. (25d)

En lo que se refiere a Creta no hubo tal hundimientopor causa de un terremoto y un diluvio, como puede ates-tiguar cualquiera de los numerosos turistas que la visitan.La hipótesis de Marinatos era que la explosión de tipo vol-cánico en Thera provocó un maremoto que destruyó la flo-ta minoica lo que conduciría irremediablemente a su de-cadencia (puesto que su economía se basaba en elcomercio marítimo) y que esta erupción se produjo de for-ma simultánea a la destrucción de los palacios que su-ponen el final del periodo llamado Minoico Medio (M.M.)circa 1.450 a. de C. Sin embargo, en Timeo y en Critiasno se menciona para nada una erupción volcánica. Ade-más, y esto resulta mucho más perjudicial para la hipó-tesis del arqueólogo griego, las dataciones por C14 deThera dan fechas para la erupción de en torno al 1.600a. de C.. Por otra parte, una erupción tan extraordinariahubiera supuesto el lanzamiento de una gran cantidad deceniza y polvo a la atmósfera lo que habría provocado un“invierno nuclear” a escala reducida. Esto se reflejaría enun crecimiento diferencial en los anillos de los árboles.Se ha buscado esa anomalía y se ha encontrado en el1.628 a. de C. fecha confirmada por la diferencia de aci-dez en hielo glacial. Hoy en día y gracias a estas formasde datación, podemos situar la explosión de Thera concasi total seguridad en 1.630-1.620 a. de C.8. Por tan-to, la erupción en Santoríni no tuvo nada que ver con elfinal del M. M. que creemos se debió a una serie de re-vueltas internas. La teoría que la atribuía a una invasiónmicénica tampoco parece ser correcta puesto que la des-

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trucción es demasiado selectiva (se incendian los palaciosy las villas pero no las viviendas próximas a éstas). Afir-mación errónea.

8) A resultas del hundimiento de la Atlántida a muypoca profundidad, las aguas no son navegables por cau-sa de la arcilla procedente de la isla hundida (25d)

Ni las aguas de Thera ni las de Creta se convirtieronen peligrosas para la navegación. Afirmación errónea.

Afirmaciones en Critias1) La Atlántida le había correspondido por sorteo al

dios Poseidón que pobló dicha tierra con sus descen-dientes nacidos de una mortal. (113c)

Aunque lo que ignoramos de la religión cretense esmás de lo que sabemos e incluso se han desechado al-gunas hipótesis que gozaron de gran predicamento comola de un culto masivo a la Diosa Madre, no parece haberexistido una relación especial con ninguna divinidad ma-rina. Puede ser que el ídolo de Monte Morrone cuya de-dicatoria escrita en sistema lineal A y, por tanto fechableantes del final del M. M., pueda leerse como Ya-mu (po-siblemente un préstamo ugarítico de la divinidad maríti-ma Ym), pero si como pensamos actualmente los frescosminoicos tenían una finalidad ritual, su panteón seríamuy extenso. En cualquier caso, sería muy arriesgado pro-nunciarnos sobre esta afirmación.

2) El centro de la isla era una llanura en cuyo centrohabía una montaña que distaba 50 estadios del mar(unos 10 Km) y en la montaña el palacio real (véase C12)(113d)

En Creta hay cuatro macizos montañosos. Los MontesBlancos, los Montes Ida, los Montes Dikte y los MontesAsterousi. En ninguno de ellos se han encontrado restosde los denominados palacios que, por el contrario, se

asientan en llanuras y valles. Afirmación errónea. 3) Poseidón cerca dicha montaña con tres anillos

equidistantes de mar y dos de tierra que llegan hasta elmar. (113e)

Tales anillos son inexistentes.Afirmación errónea.

4) En la montaña hay dos fuen-tes, una de agua caliente y otrafría. (113e)

No tenemos noticia de talesfuentes. No nos pronunciaremossobre dicha afirmación.

5) Poseidón reparte la isla endiez partes y sitúa al frente decada una a uno de sus hijos. Lamontaña fortificada y la parte deisla que la rodea se la entrega a suprimogénito, Atlante (considerandoque los diez hijos eran 5 parejasde gemelos varones determinó queel nacido en primer lugar era suprimogénito). (114a y b)

Como dijimos en el comentario a T4 ni siquiera esta-mos seguros de que podamos hablar de reyes. En cual-quier caso y dada la existencia de varios palacios simul-táneos (Cnosos, Malia, Zakro...) podemos darla comocorrecta.

6) Al segundo de los dos primeros le entregó la regiónadyacente a las Columnas de Hércules que en la actua-lidad (de Platón) se llama Gadírica. (114b)

Esta afirmación supone la negación de la suposiciónde que las Columnas de Hércules pudieran tener algunalocalización distinta a la del Estrecho de Gibraltar comopretenden muchos atlantófilos. Afirmación errónea.

7) La transmisión de la corona se hacía por primoge-nitura. (114d)

Ignoramos los mecanismos de transmisión de la co-rona si es que existía, por tanto no podemos pronunciar-nos sobre este punto.

8) La isla era muy rica en minería, incluso poseía eloricalco, el metal más precioso después del oro. (114e)

Los yacimientos mineros de Creta se reducen a hierro

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Yacimiento de Akrotiri en Thera (Santoríni).

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El salto del toro. Fresco minoico procedente del Palacio de Cnosos.

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(sin uso en esta época), cobre y algo de plomo. Los aná-lisis de la composición metálica de algunos objetos cre-tenses han demostrado que tenían que proveerse de ma-terias primas en otras islas y en la Grecia continental, enespecial en las minas de Laurion. Afirmación errónea.

9) Había gran abundancia de animales domésticos ysalvajes, empezando por el elefante. En la isla había pan-tanos, lagunas y ríos (114e)

Aunque Creta mantenía una ganadería floreciente, noexistía una fauna salvaje destacable y la escasez de pre-cipitaciones hace que haya pocos ríos. Afirmación errónea.

10) También existía toda clase de flora y plantas co-mestibles. (115a, b y c)

Las llanuras son bastante fértiles y propicias para laagricultura mediterránea. Afirmación correcta.

11) Había templos, palacios reales, puertos y astille-ros. (115c)

Sí en lo que respecta a los palacios (ignoramos sí eranreales), puertos y astilleros (éstos últimos por pura lógi-ca, puesto que no se han encontrado). Dudoso en lo con-cerniente a los templos aunque depende de lo que en-tendamos por tales. Afirmación correcta.

12) Construyeron puentes sobre los anillos de mar yedificaron el palacio real en la montaña (115d)

Véase C2 y C3. Afirmación errónea. 13) Construyeron canales navegables que unían los

anillos de mar. (115e)Por C3, afirmación errónea. 14) Construyeron una triple muralla que recubrieron

con hierro, casiterita y oricalco. (116c)Los cretenses no fortificaron nunca los palacios ni co-

nocían el uso del hierro para que la muralla recubierta deeste metal fuera posible. Afirmación errónea.

15) En el interior del palacio real había un templo ro-deado por una valla de oro dedicado a Poseidón de un es-tadio de largo (unos 200 metros) por 300 pies de ancho(unos 100 metros) recubierto de plata excepto las bóve-das que estaban cubiertas por oro. (116d y e)

Si bien es cierto que en el interior de algunos palaciosexisten santuarios, éstos están construidos con materia-les pobres. La arquitectura era arquitrabada así que nadade bóvedas. Afirmación errónea.

16) Canalizaron las aguas procedentes de las fuentes.(117a)

Los palacios poseían canalizaciones hidráulicas ydesagües. Afirmación correcta.

17) Existía un bosque sagrado dedicado a Poseidón.(117b)

Tenemos noticias de varios lugares de culto, los san-tuarios de los palacios, cuevas naturales y santuarios enlas montañas, pero ninguno de ellos se vincula de maneraclara con los bosques. Afirmación posiblemente errónea.

18) Existían templos dedicados a muchos dioses, jar-dines, gimnasios (tanto para hombres como para caba-llos). (117c)

Como ya hemos dicho, la denominación de templopuede ser correcta según lo que entendamos por ella, sise refiere a santuarios es válida, pero siempre debemostener en cuenta que no son templos a la manera griega.No parece que los minoicos sintieran un gran aprecio porla jardinería aunque sí por la agricultura. La llegada a Cre-ta de caballos u asnos es algo que no está claro en cuan-to a la fecha de su aparición. Aunque pudieran haber lle-gado antes del final del M. M. su expansión sólo tienelugar en Minoico Reciente (M. R.). Lo que sí está claro esque no hay tales gimnasios para caballos. Afirmación co-rrecta con matices.

19) En el centro de la isla había un hipódromo.(117c)

No lo había. Afirmación errónea. 20) Alrededor de esta zona se extendía una gran lla-

nura oblonga de 3.000 estadios (unos 600 km) de largopor 2.000 estadios en el centro (unos 400 km) (118b)

Tal llanura no cabría en la isla entera. Afirmación erró-nea.

21) El ejército estaba formado por carros de guerra,hoplitas (infantes), arqueros y honderos. (119a y b)

Nuevamente nos encontramos con el problema ex-presado en el comentario a C18. En el M. R. sí hay cons-tancia documental de carros de guerra pero en el M. M.es mucho más dudoso y nunca con la importancia que lesda Platón. En las escasas representaciones de soldadosmicénicos que conservamos éstos parecen haber sido fun-damentalmente hoplitas (infantería pesada con escudo,lanza y espada) aunque dado el gran número de puntasde flecha encontradas podemos suponer que tambiénexistieron arqueros aunque no conocemos ninguna noti-cia de honderos cretenses. Afirmación correcta con las re-servas expresadas.

22) Los diez reyes tenían poder de vida y muerte.(119c)

Lo ignoramos. No sabemos qué poderes tenían los re-yes (si es que eran tales) minoicos aunque algún arque-ólogo como Effenterre opina que existió incluso unaasamblea popular basándose en la existencia de un edi-ficio conocido como el “Ágora” en Mallia. Es una afir-mación muy arriesgada. En cualquier caso, no podemospronunciarnos sobre dicha aseveración.

23) Existía una columna con leyes escritas que seconservaba en el templo de Poseidón. (119c)

Por lo que sabemos de la escritura lineal A y de la es-critura jeroglífica (posiblemente derivada de los jeroglífi-cos luwitas), los textos que nos han llegado tienen un ca-rácter administrativo o religioso. No parece haber textoslegales. Afirmación errónea.

24) Cuando iban a juzgar un delito sacrificaban untoro en honor de Poseidón y vertían su sangre sobre la co-lumna. (119e y 120a y b).

Sobre la relación con el toro, más bien parece haber-se tratado de unas ceremonias religiosas que de tipo le-

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gal. Según los murales, se trataba más bien de una seriede ejercicios gimnásticos sobre ese animal que de un sa-crificio sangriento. Afirmación errónea.

25) Cuando se mantuvieron en la obediencia a las le-yes divinas prosperaron, pero al apartarse de ellas se per-dieron (121a)

Dado que es un juicio moral, no podemos pronun-ciarnos sobre él.

RESULTADO DEL ANÁLISISDe las treinta y tres afirmaciones platónicas, la admisiónde la hipótesis micénica arrojaría un resultado de 21 ase-veraciones erróneas, 5 sobre las que no podemos pro-nunciarnos y 7 correctas. Considerando que los erroressuponen el triple de los aciertos, dicha teoría es inadmi-sible.

Si en vez de atender a la cantidad de afirmacionesatendemos a su calidad el resultado es aún peor.Resultan erróneas todas las relacionadas con la cronolo-gía, la ubicación geográfica, riquezas naturales (exceptola agricultura) y su final. En el lado contrario figuran laexistencia de varios reyes (probable, aunque no seguro),el que tenían un ejército, una agricultura rica, poseíantemplos y los palacios disponían de canalizaciones. Enel caso de que una identificación se considerara válidacon tan escasos elementos, no habría una Atlántida sinocientos.

¿Por qué entonces se sigueproponiendo? Sin entrar en losaspectos culturales del mito queocuparán el siguiente epígrafe,los atlantófilos cometen el errormetodológico de considerar lasaseveraciones con correspon-dencia real como las únicas ve-rídicas mientras que los errorescorresponderían al componentemítico de la narración. Por su-puesto, dado que esa delimita-ción entre componentes reales y

míticos se hace a posteriori, esta actitud oculta, en rea-lidad, una acomodación de los hechos a la teoría.

Al mismo género pertenecen las excusas del tipo deque los 9.000 años deben entenderse como meses lu-nares (pese a que los egipcios también empleaban el ca-lendario solar), que las Columnas de Hércules son cual-quier otro sitio que resulte conveniente (pese a laafirmación de que la comarca adyacente se llamaba Ga-dira), que Solón confundió el signo 1.000 con el signo100 y por tanto las medidas tienen que dividirse por 10...

Prescindiendo de estas triquiñuelas ¿es posible dife-renciar a priori los componentes míticos y los posiblescomponentes reales de la narración? Procedamos a unapurga de los elementos claramente míticos para ver queresultado obtenemos: la cronología, como ya dijimos an-

teriormente, se acomoda a las teorías platónicas así quepodemos suprimirla, la localización más allá de las Co-lumnas de Hércules también tiene claros componentes le-gendarios (para los griegos, era la Terra Incognita, el Océ-ano desconocido), las riquezas de la Atlántida, su grantamaño, su imperio, su ejército... en una lectura atenta deCritias vemos que se contraponen a la vida de trabajo vir-tuoso y pacífico de la Atenas ideal, las referencias a Po-seidón se explican porque Pallas Atenea era protectora delos atenienses y Pallas y Poseidón habían competido porla Hélade, el gran diluvio que acaba con la Atlántida yAtenas se relaciona expresamente en Timeo con el mitode Deucalión... una vez suprimidos los elementos míticosno queda nada que pueda servir para una identificación.

EL LABERINTO MÍTICOCreemos haber demostrado la inutilidad de considerar ala Atlántida como algo distinto a un mito, todo lo hermosoy evocador que se quiera, pero fundado, en el mejor delos casos, en sucesos contemporáneos de su autor. Nadade ello explica las razones de su pervivencia. Una senci-lla búsqueda en Internet proporcionará decenas de milesde páginas que demuestran que sigue siendo un tema degran actualidad.

Sería muy sencillo (y completamente falso) conside-rar a esa multitud de atlantófilos como un conjunto de pi-rados o de aprovechados que intentan explotar en su pro-pio beneficio un misterio inexistente. Si bien en algunoscasos la historia de la atlantofilia presenta fraudes ma-nifiestos y errores inconcebibles (como el confundir unaformación rocosa natural con una calzada sumergida),ésta resultaría una explicación insu-ficiente.

En lo que parece una perogrulla-da podríamos decir que el mito de laAtlántida es un mito. En ello resideprecisamente su fuerza. Para com-prenderlo, debemos entender el po-der de los mitos que reside en queson verdaderos9.

Entiéndase esta afirmación ensu justo término, que no es, por su-puesto, el que los mitos sean realesen sí mismos sino que hacen atractivas las respuestas ainquietudes o esperanzas auténticas aunque sean intan-gibles. En este sentido, poco importa que la Atlántidahaya sido o no. Lo trascendente es que responde a te-mores y creencias que existen hoy igual que cuando Pla-tón explicaba sus lecciones en la Academia.

Si decimos: “No existe ningún beso como el primero”o “No hay amor como el primer amor”, sin ser conscien-tes de ello estamos activando el mismo registro intelec-tual que permite la pervivencia de este mito. Considere-mos el relato de la Atlántida como una matriochka. Unavez suprimidas las capas externas ¿qué encontramos en

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Cabeza de toro.Escultura minoica.

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La diosa de lasserpientes. Escultura minoica.

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el corazón de la muñeca? La creencia universal en laEdad de Oro, ese periodo en que el hombre recién crea-do estaba próximo a los dioses (o dios) y era más feliz queen la actualidad. Detrás de ese mito subyace la conside-ración del futuro como algo amenazador y, por contraste,una visión idealizada del pasado. No hay diferencias apre-ciables a nivel de mecanismos intelectuales entre unatlantófilo, un ecologista radical o una persona que siem-pre mire el pasado con añoranza.

El futuro es un gran desconocido que ni los supues-tos videntes, ni los científicos pueden desentrañar. Sen-timos temor ante lo que ignoramos (lo que, por supues-to, es un mecanismo muy útil en términos evolutivos yaque nos mantiene alejados de posibles peligros) y, por elcontrario, nos sentimos cómodos ante lo pretérito porquenos resulta familiar tanto más cuanto que somos procli-ves a olvidar nuestros errores y los ajenos con lo que elpasado siempre se nos presenta más atractivo de lo querealmente fue.

Soñamos con un mundo como el de antaño, sin con-taminación ambiental, sin crisis alimentarias, sin la es-pada de Damocles de la destrucción nuclear sobre nues-tras cabezas, con una romántica vida sencilla... aunqueen el fondo sepamos que nunca existió realmente.

En palabras de Gould: “De hecho, yo mismo partici-pé de todos esos encantadores anacronismos el año pa-sado, tras una conferencia en el pueblo victoriano deChautauqua, intelectualmente dinámico, pero arquitec-tónicamente congelado. Caí de lleno bajo su hechizo, has-ta que recordé que, en la época real cuyo espíritu reme-

mora el estilo Rockwell, mis antepa-sados eran explotados en las fábricasy vivían en cuchitriles, mientras pro-bablemente todos los negros de laciudad se hacinaban en chabolas si-tuadas, literalmente, al otro lado dela vía del tren” 10.

El antídoto de Gould contra la añoranza es de efectosseguros, acudir a un cementerio antiguo y leer las lápidasde los niños. En su caso, Middle Amana y las sepulturasde las dos parejas de gemelas Neckwinder, Emil fallecidaal día de nacer, Emma a las tres semanas, Evaline antesde cumplir su primera semana y Eve a los cuatro meses.

La ciencia gracias a los avances en medicina y en latan denostada tecnología alimentaria ha sido capaz de rom-per (al menos en los países desarrollados) en poco más deun siglo esa espiral de muerte y dolor. Hoy ningún Mah-ler tiene que componer Kindertotenlieder y, sin embargo,el mito sigue vigente entre nosotros, perpetuándose a símismo bajo la forma de pensamiento acrítico de la que es,simultáneamente, causa y consecuencia.

En ese laberinto circular y eterno, la Ciencia no es elmonstruoso Minotauro, es el hilo de Ariadna.

El autor desea expresar su más sincera gratitud a Fé-lix Ares por su magnífica labor de documentalista. Sinella, este artículo no se hubiera escrito. é

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BIBLIOGRAFÍA

1.- Swift, Jonathan. Viajes de Gulliver. Traducción deJuan G. de Luaces. Biblioteca Básica Salvat nº 12.Madrid, 1.969

2.- Platón. República. Traducción de Conrado EggersLan. Los Clásicos de Grecia y Roma nº 26. EditorialPlaneta DeAgostini. Madrid, 1.995

3.- Platón. Timeo. Traducción de Francisco Lisi. Los Clá-sicos de Grecia y Roma nº 68. Editorial Planeta De-Agostini. Madrid, 1.996

4.- Cioranescu, Alejandro. El mito de la Atlántida. Re-vista de Occidente nº 105. Febrero, 1.990

5.- Adam, Jean-Pierre. Le passé recomposé. Croniquesd´archeologie fantastique. Ed. Seuil. París, 1.988

6.- Montenegro Duque, Ángel. Mito y Realidad en el pro-blema de la Atlántida de Platón. Revista del ColegioReyes Católicos nº 10. Universidad de Valladolid,1.961

7.- Dickinson, Oliver. La Edad del Bronce Egea. Tra-ducción de Pedro López Barja de Quiroga. Akal Uni-versitaria nº 206. Madrid, 2.000

8.- Bahn, Paul & Renfrew, Colin. Arqueología. Teorías,Métodos y Prácticas. Traducción de María Jesús Mos-quera Rial. Editorial Akal. Madrid, 1.998

9.- Eliade, Mircea. Mito y Realidad. Traducción de LuisGil. Editorial Kairós. Barcelona, 1.999

10.- Gould, Stephen Jay. Ocho Cerditos. Traducción deOriol Canals. Colección Drakontos. Editorial Crítica.Barcelona, 1.994

La ciencia con los avances en medicina y en la tecnología alimentaria ha sidocapaz de romper en poco más de un sigloesa espiral de muerte y dolor.

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La Edad de Oro. Pintura de Lucas Cranach.

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Uno de los principales obstáculos del pensamiento escép-tico es la continua divulgación acrítica de la pseudocien-cia en los medios de comunicación. En ocasiones los pro-fesionales no especializados cubren de forma más o menosingenua alguna noticia sobre lo “misterioso”, pero tam-bién están los especialistas que se ceban en un públicocuya credulidad les interesa a toda costa mantener in-tacta. O sea, los magufos (sin comillas ni cursiva, que lapalabra ya forma parte de una jerga muy respetable).

Por ello, varios sitios web tienen secciones dedicadas alseguimiento escéptico de los medios de comunicación.En cambio, Magufomedia (http://www.magufos.f2s.com),es el primero en castellano que se ocupa exclusivamen-te de ello. Se trata de páginas dinámicas exquisitamen-te diseñadas, de fácil navegación y de actualización fre-cuente. En sus cuatro secciones principales (televisión,radio, publicaciones e Internet), los usuarios registradosescriben noticias y breves artículos críticos con la ma-gufería mediática de actualidad.

Así, nos enteramos, por ejemplo, de cómo consiguenlos “talk show” encontrar y llevar al plató a personas ex-travagantes para que hagan el ridículo (algo de dudosamoralidad, ya que a menudo se trata de gente con un ba-jísimo nivel intelectual o bien enfermos mentales). Nosinforma Manuel Caro Terrón de que quienes son contra-tados para la tarea del reclutamiento cobran mucho me-nos por un contactado extraterrestre que por cualquierotro “freak” televisivo.

Los debates televisivos (si es que se les puede llamarasí a estos espectáculos circenses, al menos en las tele-visiones españolas) son otro tema candente en Magufo-media. Antonio Bernal nos cuenta su experiencia comoparticipante desde el público y su encuentro en la TerceraFase con los chalados de turno.

Los “investigadores” de lo paranormal y lo misterio-so reciben en Magufomedia un trato excepcional. Setranscriben literalmente párrafos de sus escritos (y sussentencias judiciales). Se enlazan archivos de sonido yvídeo con ellos como protagonistas (aunque les cuesta re-conocerse a sí mismos a veces). Son las “reinas” de Ma-gufomedia, pero no están muy contentos. ¿Quizá porqueen esas citas y grabaciones, a disposición de cualquiervisitante, se ponen en evidencia objetivamente sus men-tiras y contradicciones?

La noticia de una excepcionalcondena por estafa a un vidente bra-sileño le sirve a Javier Torres Sanzpara analizar la paradójica inmunidadante la ley y la sociedad de los esta-fadores paranormales. Pero aunque la prensa diaria informecon sentido crítico en muchas ocasiones, tampoco se sal-va siempre: el diario La Razón y su ridículo artículo nu-merológico sobre el número once, El País y sus reporta-jes-propaganda sobre las falsas medicinas, La Voz deGalicia, entregando un libro sobre el dichoso Nostrada-mus y publicitándolo con la famosa cuarteta falsa sobreel atentado de las Torres Gemelas...

¿Conseguirán las páginas web influir en los mediosde comunicación en su tratamiento de lo “misterioso” olo pseudocientífico? Probablemente sí, un poco. Sobretodo teniendo en cuenta que quienes escriben los artí-culos en Magufomedia suelen enviar también sendas car-tas de protesta a los periódicos, editoriales o cadenas deTV y que lo mismo pueden hacer los lectores tras con-sultar, si lo desean, la fuente original.

Aunque sólo los usuarios registrados pueden escribirartículos en Magufomedia, cualquier lector puede verpublicada su opinión sobre dichos artículos, o bien co-municarse con los administradores y pasarles noticias omaterial de interés. El lector también tiene la posibilidadde buscar por palabras, votar por el... ¡ejem!, el “Magu-fo más Bobo”, o recibir mensualmente las novedades deMagufomedia por correo electrónico.

Como conclusión: faltaba una web de seguimiento es-céptico de los medios de comunicación en español; losadministradores y colaboradores de Magufomedia relle-nan el hueco y cumplen con creces su objetivo. é

◗ Recursos: 8 ◗ Enlaces: 8◗ Presentación: 10 ◗ Velocidad de carga: alta

Ernesto Carmena

GUÍA DIGITAL

LOS MAGUFOS Y LOS MEDIOS

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SOBRE RADIACIONES YSEMÁNTICAEn estos días, el tema de que la electricidad y las antenasde los teléfonos móviles producen cáncer parece ser queestá de moda...

Nuestro cerebro funciona de un modo tal que una pala-bra no es algo aislado. Una entrada en un diccionario,una palabra, tiene/posee/es una red de relaciones conotras palabras y con recuerdos y sonidos y colores y sa-bores y texturas... Un ejemplo nos ayudará a verlo. Yo es-cribo helado. Usted, lector, no sólo lee helado, lee frío,sabor a limón ¿o es a fresa?, ¿o vainilla?, ¿o chocolate?,¿o pistacho?... ¿o todos a la vez? Es dulce, y por contrastepensamos en amargo y en agrio y en... su textura es cre-mosa y si es de pistachos con tropiezos y de color verdey rojo y amarillo y blanco y... Si se cae mancha la cami-sa o el pantalón... y... y... y... o... o...

Todos los ejemplos anteriores en los que he abusadodel “y” tenían la intención de demostrar que una palabraestá conectada con todas las demás y con toda nuestraexperiencia sensorial. No puedo pensar en helado sin ac-tivar toda una cadena casi infinita de interrelaciones quedependen de nuestra experiencia vital. Helado no es lo

mismo para mí que para usted, y es muy diferente paraun hablante de otra lengua.

Pues bien, al decir radiación electromagnética, enmuchas personas se activa con gran fuerza las conexio-nes con radiación: radiación nuclear, Hiroshima, Naga-saki, explosiones, Chernobil, enfermedades, cáncer, con-taminación, ecologistas, multinacionales...

No es fácil pedir a los no especialistas que distinganentre radiación electromagnética y radiación ionizante.No entienden ni radiación, ni electromagnético ni ioni-zante.

De eso se dieron cuenta los médicos y a la resonanciamagnética nuclear muy pronto le quitaron lo de nuclear,pues la gente no relacionaba esa palabra con algo que te-nía que ver con el núcleo atómico; lo relacionaban conlas bombas atómicas. Y el nombre se quedó en resonan-cia magnética, a secas. Gracias a un oportuno cambio denombre no ha fracasado la tecnología, pero en otros ca-sos sí lo ha hecho o está a punto de tener enormes difi-cultades.

Las centrales atómicas –en mi opinión– han fracasa-do porque llevaban lo de atómicas, que todo el mundo re-

lacionaba con las bombas de Hiroshima yNagasaki. Es muy posible que si se hubieranllamado “centrales einstenianas” su destinohubiera sido otro.

Pienso que el actual problema de las an-tenas “que producen cáncer” estriba funda-mentalmente en que las antenas producenradiación y –”como todo el mundo sabe” – laradiación produce cáncer, ¿o no?

Luego vienen unas estadísticas, mayori-tariamente mal hechas, y las ganas de alar-mar de un periodista cuyo modus vivendi sebasa en producir dicha alarma, como muybien expone Robert L. Park en su obra Cien-cia o Vudú1.

Claro que las radiaciones producen cán-cer. Si usted está mucho tiempo tomando elSol en la playa, la radiación ultravioleta lepuede producir cáncer. Los rayos X producen

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DE OCA A OCA...

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cáncer. La radiacióngamma produce cán-cer. Entonces, ¿porqué no va a producircáncer la radiaciónde una antena de unmóvil o la de una redde distribución eléc-trica?

Para contestar aesta pregunta lo primero que debemos analizar es la ra-zón por la que esas radiaciones producen cáncer. El pri-mer paso, de una larga cadena de ellos, que conducenhasta el cáncer es la ruptura de la molécula de ADN.

Para romperla, hay varios mecanismos. Una partícu-la con suficiente energía que choque contra ella –comoes el caso de las radiaciones alfa, beta y gamma– puederomper el enlace. También se puede romper si a la mo-lécula de ADN llega un fotón suficientemente energético,como ocurre con la radiación gamma (la más energética),los rayos X o incluso la luz ultravioleta que procede delSol.

He subrayado suficientemente energético pues ahíestá la “madre del cordero”. Suficientemente energéticacomo para romper una molécula es una radiación ioni-zante. La energía de un fotón es la constante de Planckpor la frecuencia (e = hı).

La frecuencia de la luz ultravioleta está en el orden de1012, la de la emisión de un teléfono móvil está en el or-den de los 109. O dicho de otro modo, un fotón ultravio-leta es mil veces más energético que el de los teléfonosmóviles y cerca de un billón de veces superior al del fo-tón de las líneas que conducen la electricidad.

Podríamos pensar que “sólo” mil veces inferior no esmucho; pero debemos tener en cuenta varias cosas: 1) laluz ultravioleta procedente del Sol nos está dando en lapiel permanentemente y la radiación del móvil sólo a ra-tos. 2) Para romper el enlace del ADN se necesita quecada fotón tenga la energía mínima para romper el enla-ce. Si recibimos millones de ellos, pero cada uno con unaenergía inferior, no logran romperlo. La cosa es pareci-da a tener una máquina de futbolín que funciona con unamoneda de 100 pesetas. Si tengo 10 000 monedas de unapeseta, no me sirven para nada, no son capaces de acti-var la máquina. ¡Qué digo 10 000 monedas, tengo milmillones de billones de trillones de monedas de 5 pese-tas! Pues bien, la máquina sigue sin funcionar, pues ne-cesita la moneda de 100 pesetas y no otra.

Millones de fotones no ionizantes puede producir ca-lor (así funciona el horno de microondas) y otros efectosfisiológicos, algunos malos; pero eso no significa cáncer.

Este es un concepto crucial. Si cada fotón es mil ve-ces inferior a la energía necesaria para romper los enla-ces del ADN, aunque lleguen trillones no serán capacesde romperlo. Y la energía de cada fotón depende exclu-sivamente de su frecuencia y de nada más.

Por lo tanto, podríamos concluir que con los meca-nismos hoy conocidos de producción de cáncer por lasradiaciones electromagnéticas, no es posible producirlocon los teléfonos móviles y mucho menos –muchísimomenos– con la electricidad, por muy alta que sea la ten-sión (la energía de cada fotón depende de la frecuencia–50 Hz–, no del voltaje ni de la intensidad).

El límite entre ionizante y no ionizante lo marca la luzvisible. Por encima (ultravioleta, rayos X, gamma) son io-nizantes; por debajo, rayos infrarrojos, telefonía móvil, te-levisión, radio, electricidad, no lo son.

¿Significa eso que podemos alegremente someternosa la radiación de los móviles? La respuesta es: tal vez sí,tal vez no. Tal vez exista otro mecanismo no identificadoque pueda producir cáncer. Así, se ha dicho que el efec-to corona que se produce en las líneas de alta tensión io-niza. Y aquí surge un problema semántico, que ionice nosignifica que sea una radiación ionizante. Me explico,que ionice el aire no significa que rompa las moléculasde ADN.

Hoy por hoy dicho mecanismo no se ha identificado,pero la prudencia nos dice que hay que seguir investi-gando. De hecho, la Organización Mundial de la Saludestá en pleno estudio epidemiológico, de cuatro años deduración, con el que pretenden resolver el dilema másallá de toda duda.

Mientras tanto, y lo subrayo, por prudencia, “por silas moscas” que diría un castizo, sugieren una normas dedistancia a las líneas de alta tensión y a las antenas...pero no debemos olvidar que lo hacen de modo precau-torio. Los estudios todavía no han acabado.

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Robert L. Park

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IVO

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Los exhaustivos informes pueden consultarse en:http://www.who.int/peh-emf/faq/qanda_main.htm http://www.mcw.edu/gcrc/cop/lineas-electricas-can-

cer-FAQ/QandA.htmlhttp://www.mcw.edu/gcrc/cop/cell-phone-health-

FAQ/toc.html

Las conclusiones no son definitivas del todo, por esohay que seguir haciendo estudios epidemiológicos, aun-que con ellos es muy difícil establecer una relación cau-sa/efecto; por ejemplo: las líneas de alta tensión suelenir a lo largo de las autopistas. Si se encontrase (que no seha hecho) un mayor índice de cáncer en los que vivencerca de las líneas ¿sería por ellas o por la autopista?Problemas de éstos se dan permanentemente.

Para mi hay dos cosas claras. La primera es que sitantos y tantos estudios no son concluyentes, es que sihay alguna incidencia, ésta es muy pequeña. La segun-da es una creencia personal, nada científica, estoy con-vencido de que si la radiación ionizante no se le hubie-ra dado el nombre de radiación, otro gallo nos cantaría.

Para mí, es sorprendente la fuerza de las conexionesentre las palabras, la red de interconexiones que proba-blemente definen nuestra capacidad simbólica. Una ca-pacidad maravillosa que nos ha diferenciado del resto delos primates y nos ha hecho dueños del mundo y... quenos origina terrores y confusiones.

Quiero terminar con otra observación personal, no en-tiendo demasiado bien cómo es posible hacer correr ríosde tinta, lanzar miles de estudios que cuestan billones depesetas, por una posibilidad remota de que los móvilesproduzcan cáncer y, sin embargo, se contemple con tan-ta tolerancia el hecho de los fumadores pasivos, someti-

dos a un cancerígeno totalmente probado, o a la gasoli-na de las autopistas, o a la de unos buenos filetes en bar-bacoa, que sin duda tiene cantidades superiores de ben-zopirados a los que la ministra Villalobos exige para elaceite de no orujo de aceituna.

Perdón, no son benzopirados sino benzopirenos, ¿enqué estaría yo pensando? é

Nota:1. Robert L. Park “Ciencia o Vudú”. Editorial Grijalbo,

colección Arena Abierta. Año de edición 2001.Félix Ares

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DE OCA A OCA...

CHISTE MAGUFO, EL MAGOPedro Mirabet

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... que es una barbaridad, ya lo dice la zarzuela. Haceveinte años los ordenadores aún eran para mucha gente“cerebros electrónicos”, unos cachivaches que se veían enlas películas, llenos de lucecitas de colores que emitíanunos curiosos pitidos mientras funcionaban.

Todo este progreso científico y tecnológico ha cambia-do sin duda nuestras vidas. Sin ir más lejos, en lugar deescribir esta columna en una ruidosa máquina de es-cribir clásica, lo estoy haciendo en un ordenador, y siquiero tener un texto listo para hacer fotolitos no tengomás que mover un dedo y dejar que mi querido LATEXtrabaje, algo que hace treinta años hubiera sido im-pensable.

¿A qué viene todo esto, en la sección Paranormalia?Acaba de caer en mis manos un ejemplar de la últimaobra perpetrada por uno de los popes de la ufología cel-tíbera, J. J. Benítez, titulada Mis ovnis favoritos. Se tra-ta de un libro único, destinado a los niños. Es una co-lección de preguntas presuntamente formuladas por lostiernos infantes, seguidas por respuestas no muy inspi-radas. Además, contiene una enorme colección de imá-genes de supuestos ovnis, un par de fotos de presuntosextraterrestres, dibujos, etc.

Llama especialmente la atención el sentimiento deamor/odio de los paranormales hacia la ciencia oficial.Recuerdo cuando tenía 9 ó 10 años, y ufólogos como Be-nítez deslumbraban a la audiencia con “análisis de fo-tografías por computadora”, “pinturas medievales1 es-tudiadas por la NASA”, etc.

En esa época dudo mucho que tuviera acceso a unordenador con capacidad para analizar imágenes; cos-taban un buen puñado de millones y quienes tenían unono lo dedicaban precisamente a buscar fantasmas, peroquedaba muy bien en los libros. Estamos hablando de laépoca anterior a la llegada del ordenador personal a estepaís, y los primeros ordenadores de este tipo no eran porcierto capaces de analizar ninguna imagen. Era la épo-ca dorada (que ha terminado hace poco, curiosamente)durante la cual se puso de moda en los anuncios de de-tergentes presentar datos obtenidos por ordenador quedemostraban que piticlín lavaba más blanco, etc. Pare-ce ser que el aparatito con sus gráficas de blancura ro-

deado de actores disfrazados de científicos daba credi-bilidad al anuncio.

Ahora, gracias al avance de la tecnología, la mayorparte de la población ha perdido el respeto al ordenador,y hasta un ufólogo y un psicofonista de base pueden per-mitirse tener uno o dos en casa, lo que sin duda ha su-puesto un avance fundamental en sus investigaciones. Yha traído, cómo no, una buena sarta de despropósitos.

El nuevo libro de Benítez contiene unos cuantosejemplos geniales de lo que se supone es el análisis porordenador de una foto. El primero de ellos es algo su-rrealista: analiza por ordenador una foto movida de unaseñal de tráfico, llegando a sorprendentes conclusiones.Una de ellas es que es “incomprensible para la ciencia”porque “en una fracción de segundo, el OVNI se ha si-tuado, al menos, en siete posiciones distintas”.

Yo no veo las posiciones por ninguna parte, ni tan si-quiera en el efecto llamado “emboss” por mi programade visualización de imágenes, que sin duda Benítez haconfundido con un método de análisis. Es bien ciertoque determinados efectos de programas como PhotoS-hop, Gimp, Xv o ImageMagick permiten resaltar carac-terísticas de imágenes y resultan especialmente útilespara cosas como examinar fotos hechas mediante teles-copios o satélites meteorológicos, pero de ahí a llamar-lo análisis hay sin duda un gran trecho.

No contento con esto, algunas de las fotografías es-tán reproducidas junto a lo que parece ser el nombre delanálisis realizado y aquí si que reconozco que no pudereprimir una carcajada histérica en plena calle: ¿Quiénpuede reprimirse al leer algo como Photronic Digital Se-cuencial Digitalometría y Densidad del Color? No aca-bo de entender qué es eso de “photronic”’, y juraría quesecuencial se escribe en inglés “sequential”. Alguien tanversado en documentos secretos americanos debería te-ner al menos cierto conocimiento2 de la ortografía in-glesa.

Es espectacular la capacidad del “System DigitalControler” (sic, tal como está escrito, con una sola “l” en“controler”). Es, afirma Benítez, definitivo. En una fotode una luz, se aprecia la emisión de un halo de una granintensidad calorífica. ¿Pero este hombre aún cree en elpoder omnipotente de los malditos ordenadores? Pare-

PARANORMALIA

HOY LAS CIENCIASADELANTAN...

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ce que sí. Según Benítez, ¡son capaces de detectar in-formación sobre la temperatura de un objeto en una sim-ple foto!

Es evidente que hay casos en los que un simple vis-tazo nos puede dar una idea de la temperatura a la quese tomó una foto. Imaginemos por ejemplo a un esqui-mal con la barba congelada, abrigado hasta las cejas ycon cara de frío. No hace falta un cachivache de los deBenítez para darse cuenta de que el esquimal no está enun sitio caluroso. Pero no veo que el círculo de la fototenga hielo en la barba (que tampoco tiene), piel de ga-llina ni cara de estar tiritando.

El nivel de los despropósitos va, de hecho, in cres-cendo. La página 109 muestra un análisis sin duda deuna sofisticadísima naturaleza: un “Full Espectrum Zu-mix”. Como en los anteriores, he tenido especial cuida-do con no mancillar la peculiar ortografía de Benítez.Junto a éste, un “Startex Colorimétrico” y un “Espec-trometer Digital Vortrex”. En este caso se trata de de-mostrar que una mancha que aparece en una foto es enrealidad un OVNI observando con atención las evolu-ciones de un ciclista. Hay también en unas cuantas pá-ginas algo llamado “Explorer”, que parece capaz de de-terminar si un objeto es sólido, luego supongo quedetectará también si es líquido o gaseoso, o quizás eté-reo, integrado por luz.

Con el nombre de “Vortrex” solamente encuentro unamarca de tarjetas de sonido de gama alta para ordena-dores. Como “Startex” encuentro una compañía quími-ca que desgraciadamente no fabrica instrumentación,sino disolventes, aceite, combustible para barbacoas,etc. Como “espectrum”, nada. Parece una nueva mues-tra de su férrea determinación por ignorar la ortografíainglesa.

Podría seguir ad infinitum enumerando la sarta de lo-curas contenidas en el libro, como el microscopio lásera 30.000 aumentos (yo solamente veo que la imagen estáaumentada unas cuatro veces respecto a la página de laizquierda), una cosa llamada “luz de punto” que haceque la foto parezca un trozo de una prenda de lana y que

según el autor permite saber que el ovni estaba succio-nando el aire a su alrededor, un “complejo sistema de fi-bra óptica”, etc.

En resumen, el libro resulta ser un excelente ejem-plo de lo que es capaz de hacer un investigador de lo pa-ranormal armado de una lista de latinajos técnicos. Nó-tese que no precisa para nada de un diccionario, porqueel significado le trae sin cuidado. Con juntar unascuantas palabras de jerga científica para abrumar al lec-tor, es suficiente. No sería mala idea publicar un librocon una lista de palabras para que pudieran servirse agusto. Las palabras no tendrían definiciones, claro está.

No se debe desperdiciar una so-fisticada frase por una nimie-dad como el significado de unpar de palabrillas. En determi-nados círculos se convertiría sinduda en el libro de cabecera detodo investigador de prestigio.

Bromas aparte, lo que me es-candaliza de este libro es queestá dirigido a los niños, y ade-más les trata como idiotas. Lossupuestos tests son burdos hastala saciedad. ¿Está ya Benítezbuscando mentes jóvenes queadoctrinar? No es mala idea,

desde luego. Seguro que se ha enterado por ahí de quelos operadores de telefonía móvil se lanzan a la con-quista del mercado infantil y juvenil. En su lugar, yo tra-taría de leer algo más sobre ciencia, aunque sólo sea porhacer un poco más sofisticado el próximo libro.

Otro de los gremios que ha renacido con la popula-rización de la informática es el de los psicofonistas. An-tes de tener acceso a equipos asequibles equipados contarjetas de sonido, el oficio del psicofonista era en ver-dad duro; horas interminables montando curiosos cir-cuitos para acoplar a los magnetofones y amplificar lasinaudibles voces de los espíritus, para obtener pocos re-sultados.

La situación ha cambiado radicalmente. De hecho,hay una nueva disciplina bajo el sol, llamada “transco-municación instrumental”, nada menos. Consiste en em-plear cualquier tipo de dispositivo de comunicación paraponerse en contacto con el más allá. En el monográficonúmero 36 de la revista Más Allá (que, sin embargo, notiene dirección de correo en el más allá, sino en el másacá) aparecen unos cuantos artículos sobre este tema.

El grado de rigor es el acostumbrado: en la página 31vemos una foto en blanco y negro de K. Raudive con unaparato electrónico de sofisticado aspecto en la mano.Una análisis ojimétrico nodióptrico de la foto (sin explo-rer, ni stratrex colorimétrico, ni full espectrum zumix, nivortrex ni otras zarandajas) revela algo estremecedor: elcurioso aparato con los circuitos al aire es un receptor

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PARANORMALIA

Con el nombre de “Vortrex” solamenteencuentro una marca de tarjetas de sonido degama alta para ordenadores. Como “Startex”encuentro una compañía química quedesgraciadamente no fabrica instrumentación,sino disolventes, aceite, combustible parabarbacoas, etc. Como “espectrum”, nada.Parece una nueva muestra de su férreadeterminación por ignorar la ortografía inglesa

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de radio, como delata la enorme bobina con núcleo deferrita en el centro, y el condensador variable situado ala derecha. Aunque ahora que ya no está de moda mon-tarse la radio de galena en casa, para muchos lectoresla cosa puede colar.

Es especialmente graciosa la foto de Sinesio Darnellen la página 122, posando en su laboratorio. Imaginoque ha procurado situar todos los aparatos que ha podi-do en la foto, porque cuento una ampliadora de fotos, dosradios viejas, un osciloscopio de los tiempos del homoantecessor, tres televisores muy comunes y un magnetó-fono. En otra foto que aparece en un artículo de Enig-mas, se ve su sofisticado equipo algo más ordenado. In-cluye la luz roja de seguridad para positivar fotografías,una mini estación meteorológica y una calculadora.

En este artículo de Enigmas (año 5, nº 7) vuelve a de-satarse la locura. El investigador recomienda utilizar unreceptor multibanda de calidad, “de lámparas” o digital.¡No hay diferencia entre ambas, desde luego! Simple-mente hay que situar el micrófono de la grabadora cer-ca del altavoz de la radio, sintonizar y grabar. De vez encuando, parece ser que hay que dar a la tecla de rebo-binado durante un instante, sin dejar de grabar, aunqueespero que no sea para que la voz del investigador cuan-do hace una pregunta se mezcle con el ruido, claro.

Finalmente nos habla del análisis que determina la

autenticidad de la voz. Y aquí volvemos a encontrarnoscon la palabrería. Se puede emplear la “medición de losHetzios” (me pregunto si mide su longitud o su peso), el“espectro fónico”, u “otras constantes”. Como de cos-tumbre, a la hora de la verdad, cuando se supone quevendrá alguna descripción del proceso de análisis, lospalabros de turno cierran la boca al lector curioso.

Y no acaba aquí la cosa, claro está. Ya hablan detranscomunicación por teléfono y ¡cómo no! por ordena-dor. Hay quien dice que de repente ha visto cómo apa-recían en su ordenador textos sin ningún significado pro-cedentes de ninguna parte. ¿Se habrán recibido tambiéntransmensajes de correo electrónico? ¿Habrá aparecidoalgún espíritu en los chat de Internet? Seguramente den-tro de no mucho tiempo veremos alguna locura de esteestilo publicada en las revistas paranormales. é

Julio Arrieta y Borja Marcos

Notas:1.- Por supuesto, Benítez no las llamaba así 2.- Sin embargo, su página web se llama “only eyes”, y

no “eyes only” que se supone es la máxima clasifi-cación de secreto en Estados Unidos. Otro ejemplode su familiaridad con los servicios secretos. Porcierto, esto es fácil de comprobar, hay cientos de do-cumentos desclasificados en el web de la CIA.

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Se cuentan muchas historias (y leyendas) en torno a loseclipses pero probablemente el más discutido de la his-toria sea el que pudo haber tenido lugar durante la cru-cifixión de Jesús. Sin embargo, como en otras ocasiones,la relación de un fenómeno astronómico con un hecho re-ligioso, parece ser producto de la tradición, si no de lafantasía.

Los eclipses son fenómenos astronómicos conocidosdesde épocas muy tempranas: tal vez el relato más anti-guo de un eclipse, del año 3784 a.C., se encontraría enuna crónica india, pero no hay acuerdo sobre ello. En Chi-na, cuando comenzaba un eclipse, tocadores de tambo-res, bailarines y arqueros tenían la misión de hacer mu-cho ruido y lanzar flechas para hacer huir al dragón quevenía a devorar al Sol. Se cuenta que durante el eclipsedel 10 de octubre de 2136 a.C., dos astrólogos chinosllamados Hsi y Ho se encontraban bebidos y, aceptandoque sus conocimientos fueran suficientes para ello –algobastante dudoso–, no anunciaron con antelación la lle-gada del dragón para preparar la defensa del Sol, por loque fueron decapitados sin piedad, los pobres.

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¿hubo uneclipse durante

la crucifixiónde Jesús? INÉS RODRÍGUEZ HIDALGO

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Eclipse del 19 de marzo del año 33 d.C. Este eventoastronómico parecería el candidato ideal para la crucifixiónde Jesús: primavera, año 33, incluso día de San José, de lo

más propio... excepto porque, como se ve en el mapa, eleclipse no fue visible desde Jerusalén. ¡Una lástima!.

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Parece que la descripción verificada más antigua deun eclipse de Sol, del 5 de marzo de 1223 a.C., figura enuna tablilla babilónica. A partir del siglo VIII a.C. los ba-bilonios y los chinos comenzaron a observar sistemática-mente los eclipses y, un par de siglos más tarde, los cal-deos establecieron regularidades en su aparición ycaracterísticas. A los babilonios debemos, hacia la mis-ma época, la determinación del llamado saros, un ciclode eclipses de Sol y de Luna que suceden en condicio-nes muy similares y, por tanto, son también muy pareci-dos, cada 18 años y 10 u 11 días. Seguramente fue entiempos de Ptolomeo (siglo II d.C.), cuan-do los astrónomos pudieron por fin pre-decir las fechas y zonas de visibilidad deestos fenómenos.

Hay numerosas historias (y leyendas)en torno a los eclipses. Tal vez una de lasmás famosas es citada por el historiadorgriego Herodoto en el siglo V a.C. Duran-te el sexto año de guerra entre medas y li-dios un día, en plena batalla, se hizo lanoche debido a un eclipse total de Sol.Los combatientes interpretaron el hechocomo una advertencia del cielo, depusie-

ron las armas, y firmaron la paz. Incluso el rey de Lidiaconcedió la mano de su hija al hijo del rey de los medas.Los cálculos astronómicos indican que ese eclipse suce-dió el 28 de mayo de 585 a.C. Es posible que, tal comodice Herodoto, Thales de Mileto hubiera anunciado el añode ese acontecimiento astronómico. Sin embargo la le-yenda según la cual habría predicho incluso la fecha y lu-gar de visibilidad es probablemente falsa, dados los co-nocimientos de la época.

Otro célebre ejemplo tiene a Cristóbal Colón como pro-tagonista: parece ser que el navegante debe su vida a uneclipse de Luna. Durante su cuarto viaje al Nuevo Mun-do, en 1504, Colón y algunos de sus hombres llegaron aJamaica después de sufrir el motín de una parte de la tri-pulación que les dejó menesterosos de víveres y objetosde trueque. Ante la “escasa colaboración” de los indíge-nas, recordó que llevaba consigo unas efemérides astro-nómicas y predijo con 3 días de adelanto que el Dios cris-tiano iba a mostrar su enfado sobre el cielo haciendodesaparecer la Luna. El 29 de febrero de 1504, efecti-vamente, la Luna se ensombreció y los jamaicanos, asus-tados, se echaron a los pies de Colón y le concedieron to-das sus peticiones.

Pero posiblemente el eclipse más discutido de la his-toria sea el que pudo haber sucedido durante la crucifi-xión de Jesús. Según la traducción que nos ha llegado delrelato de tres de los evangelistas, mientras Cristo agoni-zaba en la cruz desde la hora sexta a la hora nona –des-de mediodía hasta las 3 de la tarde– se hizo la oscuridadsobre la Tierra. Este hecho podría referirse a un eclipse to-tal de Sol... aunque precisamente San Juan, el evange-lista restante, que parece que sí estuvo presente, no lomenciona. Un ejemplo de lo extendido de esta creenciaes que el director Dino de Laurentis, para dar más rea-lismo a su película Barrabás, realizó el rodaje de las es-cenas del Calvario en Roccastrada, un pueblo a 200 kmde Roma, donde era visible un eclipse total de Sol el 15de febrero de 1961.

Veamos si los Evangelios nos cuentan la verdad eneste punto. En primer lugar, la fase de totalidad de uneclipse solar dura sólo unos minutos, no varias horas; laoscuridad podría referirse, no obstante, al eclipse com-pleto, incluyendo la ocultación parcial del Sol que va oca-

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Mapa de visibilidad del eclipse del 24 de noviembre del año 29 d.C..

Según el relato de tres de los Evangelistas (Marcos, Mateoy Lucas), durante la agonía deCristo se hizo la oscuridad sobre laTierra. Curiosamente Juan, elúnico que habría estado presente, no menciona tal circunstancia.

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sionando una gradual disminución deluz. Pero tampoco esto es posible siaceptamos como cierta la fecha en quetuvo lugar la crucifixión: parece que fuejusto antes de la fiesta hebrea de la Pas-cua, que ya entonces se databa de acuer-do con las fases de la Luna, de modoque domingo de Pascua era –y es paranosotros– el primer domingo despuésde la primera luna llena de primavera, esdecir, posterior al 21 de marzo. Segúnesto, la muerte de Jesús debió sucederun día con Luna muy grande, casi llena,y en esa situación no puede producirse un eclipse total deSol, ya que la interposición de nuestro satélite entre elSol y la Tierra precisa una situación de Luna nueva.

En todo caso, habría tenido lugar un eclipse total deLuna, que tampoco pudo haberse visto hacia las 3 h dela tarde en el hemisferio de día. Pero además, estudioshistóricos recientes de expertos físicos solares indicanque ningun eclipse total de Sol coincide con la fecha dela crucifixión, aunque hubo uno visible desde Palestina,el 24 de noviembre del año 29 a las 8:58 h de la ma-ñana. ¿Podría ser éste el eclipse relatado en los Evange-lios? Numerosos historiadores admiten hoy día que en laelaboración del calendario tomando como referencia elnacimiento de Cristo hay un error de al menos 3 ó 4 años,

debido a que la datación correcta de la muerte del reyHerodes, confirmada por referencias históricas, corres-ponde al año 3 ó 4 a.C. según dicho calendario (es decir,que Jesús habría nacido algunos años antes de sí mis-mo...). Si Cristo murió efectivamente en la primavera delaño 29 ó 30, no del 33, tal vez los evangelistas asocia-ron el simbolismo catastrófico de un eclipse total de Solsucedido unos meses antes o después de su muerte y re-lataron esos dos hechos como simultáneos, aunque no lofueran realmente.

En el caso de la crucifixión, como en otras ocasiones,mito, tradición y fantasía se han unido para establecer co-nexiones astronómico-religiosas que difícilmente soportanun análisis crítico, histórico, racional y científico. é

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"Fotograma de la película de Dino DeLaurentis sobre la crucifixión deJesucristo, con un eclipse en el cielo.

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Un eclipse total de Sol visible desde Palestina tuvo lugar el 24 de noviembre del año 29.Teniendo en cuenta los 3 ó 4 años de error (como mínimo) denuestro calendario, tal vez la crucifixión de Jesús sucedieraunos meses antes o después de eseevento astronómico.

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LA UFOLOGÍA Y EL COLECCIONISMO DESELLOS (2): ABDUCCIONESEn 1994 llegaron las abducciones al mundode la filatelia de la mano de una emisión deocho hojitas bloque, bajo el llamativo epí-grafe de “Extraterrestres entre nosotros”. Cu-riosamente, aunque el país emisor fue Nica-ragua, los textos estaban ¡en inglés!.

Según me informaron en el servicio postal deaquella nación centroamericana, “la idea deesta emisión surge por el momento en quetiene un repunte el caso de los ovnis y fuepropuesta por el agente internacional queatendía las ventas en el exterior IGPC. Ellosmismos elaboraron el diseño.”

Resulta claro pues que se trató de unaoperación financiera, de captación de fon-dos, probablemente orientada al mercado fi-latélico estadounidense. Aún así, figura en los catálogosfilatélicos y como primera en su género, merece la penaanalizarla.

El verdadero enigma, para mí, es de dónde saco loscasos el diseñador. Salvo el incidente del matrimonio Hill(una de las abducciones más conocidas, gracias al librode John G. Fuller El viaje interrumpido), el resto son ca-sos menores, sin gran trascendencia ni calidad. La mitadde ellos me eran desconocidos pese a llevar más de 25años en ufología, con especial interés por los encuentroscon entidades y las abducciones. Tras pedir ayuda a di-versos colegas, pudimos localizar los informes originalesde cada caso, en fuentes muy distintas. Y al hacerlo, seconfirmaron las sospechas. El parecido de lo dibujadocon el informe original es ¡mínimo! Veámoslos, uno poruno. Primero se traduce el texto que aparece en cada ho-jita, y a continuación se presentan los datos ¿reales?.

21 Agosto 1956 – Kentucky (EEUU)En una granja cercana a Hopkinsville, una familia viouna brillante luz en el cielo que descendió en las cercanías.Entonces empezaron a acercárseles algunas extrañas cria-turas. Fueron descritas como de poco más de tres pies (un

metro) de altura, con grandes orejas como los elefantes. Lafamilia tenía una buena reputación pero no pudo encon-trarse nada que corroborase lo sucedido.

La situación fue mucho más compleja1. El supuestoovni fue visto sólo por un amigo de la familia (al que nisiquiera creyeron, al principio) con una actitud posteriormuy sospechosa. Por contra, los diminutos seres fueronvistos por ocho adultos y tres chicos, quienes fueron aco-sados en su granja durante varias horas de aquella nochede domingo por estos seres brillantes en la oscuridad queresultaban inmunes a los disparos. Al final, toda la fa-milia salió huyendo aterrorizada en busca del sheriff.Éste acudió, examinó el lugar sin encontrar nada y de-cidió volver cuando hubiese luz diurna. Pero los seresvolvieron de nuevo y no se marcharon hasta que amane-ció. Pero tampoco fueron nunca más allá de encaramar-se al techo y acercarse con los brazos en alto, flotando apocos centímetros del suelo.

Los investigadores no encontraron nada salvo loscartuchos disparados y algunos daños en las mosquite-ras. Por otro lado, la familia era pobre y su reputaciónen el pueblo era, por consiguiente, no demasiado buena.Sin embargo, las teorías de los escépticos (desde monos

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escapados de un circo ambulante hasta alucinaciones ofraudes –la más reciente habla de lechuzas luminosas-)tampoco resultan muy satisfactorias. El caso sigue inex-plicado.

Dos notas al margen. El dibujo de los seres que cir-culó durante años en los círculos ufológicos era inco-rrecto. Aquí incluyo el original (al menos, el diseñadordel sello recogió el detalle de las orejas “de elefante”).Además, ésta fue la primera ocasión en que los perio-distas utilizaron ese peyorativo término tan popular enlos años siguientes de “hombrecillos verdes”... aunquelos seres no eran de color verde sino plateados con bri-llo amarillo.

19 Septiembre 1961– New Hampshire (EEUU)Un matrimonio volvía a casa en su automóvilatravesando las White Mountains cuando sedieron cuenta de que estaban siendo seguidospor lo que pensaron que sería un avión sin alasy con luces parpadeantes de colores. Este ob-jeto empezó a brillar y una sensación de som-nolencia les invadió. 35 millas más adelante,ambos recobraron sus facultades, sin poder ex-plicar el tiempo perdido y el desplazamiento.Bajo hipnosis médica recordaron haber sidodetenidos y secuestrados por figuras con cha-quetas oscuras, de baja estatura y sin pelo. Eldoctor quedó convencido de que no estabanmintiendo.

Se trata de la famosa abducción del matri-monio Hill. Recomiendo la lectura del libro de

Fuller antes mencionado2,aunque el resumen de la hojafilatélica es bastante exacto.Aparte de su carácter de pio-nero (fue la primera abduc-ción en alcanzar gran divulga-ción en todo el mundo) estecaso es muy conocido porque abordo de la nave Betty Hillaseguró haber visto un “mapaestelar” que ha hecho correrríos de tinta a partidarios yescépticos. Sin embargo, losalienígenas no tienen nada quever con los dibujados en el se-llo. La primera descripción erade individuos normales, conuniforme negro, bufanda alcuello y gorra. Lo único dis-cordante eran unos ojos alar-gados, envolventes. Con elpaso del tiempo las descrip-ciones se hicieron más “alie-nígenas”. Martin Kottmeyer3

ha escrito extensamente sobre el caso, que parece tra-tarse de elucubraciones bajo hipnosis a partir de ciertaspesadillas de Betty Hill justo tras el incidente que, a suvez, sería atribuible a una mera confusión con Júpiter.

22 Julio 1965 – Argentina Un estudiante de 17 años conducía su motocicleta cercade la ciudad de Paraná cuando ésta empezó a fallar, y eltestigo, de repente, vio una extraña criatura al lado de lacarretera. Era muy alta, entre 6 y 7 pies (180 a 210 cm)con una cabeza en forma de melón y una larga cabellerade pelo blanco. Parecía tener 3 ojos, que miraban inmó-viles al frente. Hubo algunos informes sobre un objeto

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Cómic francés en el que se ilustra estaabducción en Kentucky

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RHombrecillo de Hopkinsville, tal como fue descrito

por los testigos.

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volante luminoso desplazándose a gran velocidad por lazona a la misma hora de este suceso.

No he podido localizar este caso. Los ufólogos ar-gentinos lo desconocen. Lo más parecido es un inciden-te que tuvo lugar la noche del 27 de septiembre de 1972en la factoría Ika-Renault de Santa Isabel (Argentina)cuando a un oficinista de 19 años encargado de repartirla documentación por la fábrica en su motocarro, éste sele paró justo delante de un extraño ser de unos 240 cmde estatura, con rostro anguloso y cara de color blanco.Sin pelo, con orejas puntiagudas y ojos brillantes. Pare-cía un ser mecánico cubierto con un buzo enterizo de co-lor verde-azulado con cinturón. El testigo creyó haber es-tado apenas 30 segundos delante de la entidad, antes de

que la motocarro saliese disparada sin control, pero lle-gado a la garita de guardia comprobó que habían pasa-

do 17 minutos. Este encuentro estuvo pre-cedido y seguido, según el testigo, desucesos extraños como apagones de fluo-rescentes, etc.

El caso fue investigado por el Dr. OscarA. Galíndez, ufólogo creyente, y nunca hasido sometido a reencuesta4.

8 Mayo 1973 – Texas (EEUU) Una familia volvía a casa cuando descu-brieron lo que parecía ser una luz en el cie-lo que pareció perseguirlos durante muchasmillas, hasta que llegaron a su hogar. Añosmás tarde, bajo hipnosis, una de las mujeresreveló que entonces había visto dos alie-nígenas, con una estatura aproximada de trespies (un metro), cabezas grandes, muy del-

gados, casi esqueléticos, dando la impresión de que se rom-perían si los tocabas. Tenían unas uñas muy largas y os-curas, casi como garras, en cada uno de sus dedos largosy curvados. Aunque no hablaron en ningún momento, pa-recían comunicarse telepáticamente.

Este caso fue investigado inicialmente por Leo Sprin-kle y luego cayó en manos de Linda Moulton Howe (pro-ductora de televisión, metida a ufóloga) y John Carpen-ter5. Así, no es de extrañar el resultado. El caso iniciales simple: volviendo de jugar al bingo, los cinco miem-bros de la familia observan una luz que persigue su au-tomóvil, llegando a detenerse para observarla mejor. Rea-nudan la marcha y al llegar a casa descubren que es mástarde de lo previsto. Además, la luz vuelve a aparecer yparece posarse en un campo cercano. Judy (la testigoprincipal) sufre un ataque de pánico, pero la luz vuelveal cielo. Tras cinco años de terribles migrañas y espe-luznantes pesadillas, Judy contacta con un médico que la

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Portada de revista, en la que se recoge el aspecto delpersonaje supuestamente visto por el operario de Ika-Renault.

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somete a hipnosis y afloran los “recuerdos”. Curiosa-mente, el diseñador del sello no menciona el detalle másespeluznante: ella describe como un ternero era captu-rado por un rayo de luz. Sucesivas regresiones le permi-ten “recordar” haber visto a dos seres viviseccionando alanimal (justo la especialidad de Linda Howe, las extra-ñas mutilaciones de ganado) y también a su hija Cindysiendo examinada. Cindy sería hipnotizada 17 años des-pués de los hechos y, aunque su madre negó haber com-partido con ella sus recuerdos, la historia obtenida bajohipnosis es similar.

Poco podemos comentardel caso, pues no ha sidoinvestigado por alguien másescéptico. De todas formas,son de aplicación todas lasreservas ya conocidas so-bre la poca fiabilidad de lahipnosis, etc. etc.

25 Octubre 1973 – Pennsylvania (EEUU)Varios testigos oculares informaron haber visto una bola deluz roja flotando sobre un campo en lasafueras de Uniontown. Cuando intentaronacercarse vieron a dos grandes criaturas deaspecto simiesco y con ojos verdes brillantes.Medían entre 7 y 8 pies (210 a 240 cm) deestatura, cubiertos en su totalidad con un lar-go pelaje gris, y sus brazos eran tan largosque prácticamente los arrastraban por elsuelo. Tras su investigación, la policía infor-mó haber oído algo moviéndose entre los ma-torrales pero no se pudo encontrar el menorrastro de las criaturas mencionadas.

La descripción de este caso es correcta,salvo un par de matizaciones interesantes.Primera, las criaturas fueron vistas sólo porStephen Pulaski, de 22 años (minero y ex-perto cazador, pese a su miopía) y dos chicos

de 10 años, que decidieron acercarse. Creyendo que eranosos, Stephen disparó una bala trazadora que iluminó la

escena y le permitió comprobar su equivocación. Al verque los extraños seres se acercaban, les disparó tres veces,alcanzándoles pero sin hacerles el menor daño, aunqueforzándoles a refugiarse en el bosque del que habían sali-do. De vuelta a la granja, Stephen llamó a la policía.

Tras la visita de la policía, unas cuatro horas después,llegó al lugar un intrépido equipo de ufólogos que tam-poco vio nada, pero pudo asistir al ataque de ansiedadsufrido por Stephen, que se puso a aullar y gesticularcomo un animal, para pronunciar luego frases extrañas y¡hasta profecías! actuando como si estuviera poseído porlos seres.

El caso recuerda más bien los casos de “Bigfoot”,pero el psiquiatra que examinó al testigo principal,Berthold E. Schwarz6, aunque creyente, aporta una serie

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Dos aspectos de laaparición acontecida enTexas, según los testigos.

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Aspecto “real”del extraño ser deUniontown.

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de datos sobre la biografía del testigo principal que po-drían explicar parte de lo ocurrido.

22 Septiembre 1976 – Islas CanariasUn respetado doctor y su chófer vieron lo que describieroncomo un ovni transparente de enorme tamaño flotandosobre las islas Canarias con dos figuras en su interior.Fueron descritas como de apariencia humana, exceptopor una especie de apéndices con aspecto de alas al finalde sus brazos. También tenían unos grandes ojos brillan-tes. Otros testigos corroboraron su testimonio sobre el ovniavistado.

Efectivamente, el ovni fue avis-tado en todas las islas. Se trató enrealidad del lanzamiento de un co-hete Minuteman desde un sub-marino norteamericano, como pu-dieron demostrar recientementeRicardo Campo y Ballester Ol-mos7. Según la única versión co-nocida del encuentro cercano (ladel médico; de las demás J. J. Be-nítez sólo nos dice que son “idén-ticas”) el objeto alcanzó el diá-metro de una casa de 20 pisos. Losseres medían al menos 270 cm yparecían vestidos con unos monosenterizos de color rojo. Las “ma-nos” eran negras y sin dedos, pi-cudas (esta palabra, mal traduci-da, podría explicar el absurdocomentario del ilustrador de la ho-jita filatélica hablando de “apén-dices con aspecto de alas”). La ca-beza no era visible, cubierta poruna escafandra negra8... cual-quier parecido con lo que apareceen el sello es pura coincidencia.

7 Noviembre 1988 – Kansas (EEUU)Dos mujeres volvían a casa en automóvil por la carreterainterestatal 70 poco después de la medianoche cuando, derepente, observaron dos luces brillantes en el cielo. Bajohipnosis, ambas relataron versiones similares de cómo va-rias formas de vida alienígenas las habían llevado a bor-do de una nave. Los extraterrestres fueron descritos comodelgados, con grandes cabezas calvas, ojos inclinados queno parpadeaban, y cuatro dedos largos y delgados en cadamano. Ninguna de las dos mujeres había visto antes unovni ni creía en ellos con anterioridad.

Se trata de una curiosa abducción doble, investigada

bajo hipnosis menos de un mes despuésde los hechos9. El investigador, John Car-penter, lo considera muy importante, portratarse de un incidente con dos testigosy por las múltiples correlaciones (¡42!) en-

tre ambas versiones y con otras abducciones, incluso endetalles nunca divulgados. Sin embargo, Martin Kottme-yer10 ha argumentado una interesante solución prosaica:el ovni original (una única luz brillante que se mantuvo

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Bosquejo de lasfiguras vistas enCanarias, según relatodel testigo principal.

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Apunte sobre el aspecto del extraterrestregrandote y los más pequeños queaparecieron en esta ocasión en Kansas.

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a la vista durante más de una hora) sería Júpiter y el ovniaterrizado (una luz cónica con rayos multicolores posadaen un campo) sería ¡una cosechadora de maíz!

Por lo que se refiere a los relatos obtenidos bajo hip-nosis, entre el incidente y las sesiones de regresión tuvolugar el estreno (acompañado de las inevitables cuñaspublicitarias en todos los medios de comunicación) de lapelícula Communion basada en el best seller del mismotítulo de Whitley Strieber sobre su abducción. Y aunquelas testigos aseguren ser ufológicamente “vírgenes”, va-rios de los detalles novedosos que mencionan se parecenmucho a los descritos por Strieber.

21 Julio 1991 – Missouri (EEUU)Tres chicas descubrieron una luz ovalada de color blancomoviéndose rápidamente al fondo del patio trasero de sucasa, y entonces vieron allí una extraña criatura. Cadachica por separado describió esta criatura como delgada,con dedos alargados y finos, cabeza en forma de huevo, sinpelo y con arrugas en la parte superior. También se dijoque tenía una zona abdominal transparente. Todas las tes-tigos son consideradas dignas de confianza y manifesta-ron una considerable consternación y temor tras su en-cuentro.

Lo sucedido fue un poco más complejo11. Las tresamigas de 10, 11 y 12 años de edad se quedaron viendola televisión de madrugada (mientras los adultos ya sehabían acostado) y al terminar el programa (no se nosdice cuál) deciden salir al patio trasero a saltar en unacama elástica. Ven la luz pero no le dan mayor impor-tancia, luego escuchan algunos ruidos y los ladridos deun perro y descubren al ser a unos 11 metros, que em-pieza a aproximarse. Corren de vuelta a la casa y una vezdentro cierran la puerta y despiertan al primo de una deellas diciéndole que han visto un fantasma. Pero éste no

les cree y vuelve a dormirse. Asustadas, no se atreven adespertar a los mayores pero tampoco a dormir, por loque encienden de nuevo la televisión. Ésta sufre inter-ferencias y vuelven a ver al ser por una ventana, así quese refugian en el sótano durante el resto de la noche.Cada rato salen a mirar y el ser sigue acechando por laventana. Parece haber indicios de cierta laguna tempo-ral, pues al día siguiente la televisión apareció apagada.

Realmente no parece tratarse de mucho más que deuna reacción histérica de unas jovencitas (quizá predis-puestas por algún programa televisivo) a un estímuloinesperado, pero resulta curioso el detalle de la zona ab-dominal transparente. Sólo he podido encontrar otro casosimilar en Polonia,en 1981, aunque eneste caso era másbien una neblina12.Existe otro famosocaso argentino ocu-rrido el 2 de julio de1968 donde un jo-ven agricultor (perocon estudios de con-tabilidad) de 15

años, Oscar Iriart, se tropezó mien-tras paseaba a caballo con dos se-res extraños de piernas transpa-rentes, que llegaron a entregarleun mensaje escrito en un sobre:“Usté [sic] conocerá el mundo.(Firma) P. Volador” y se marcharonen su nave (dejando tras de sí al-gunas huellas). Roberto Bachs lo

considera un fraude13.En resumen, aunque los ocho casos recogidos en esta

serie filatélica no responden ni siquiera fielmente a lasdescripciones originales, ni ofrecen gran valor por su ca-lidad o extrañeza, al menos ilustran bastante bien la di-versidad del fenómeno de las abducciones (muy alejadode la preponderancia de los grises que quieren imponeralgunos autores) e incluso marcan el adecuado contras-te entre los recuerdos conscientes de los testigos y lo ob-tenido posteriormente bajo hipnosis. é

Luis R. González Manso

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Imagen del supuesto alienígena polaco.

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UN MARCIANO EN MI BUZÓN

NOTAS1.- Isabel Davis y Ted Bloecher, “Close Encounter at

Kelly and others of 1955”, CUFOS, 1978.2.- John G. Fuller, “El viaje interrumpido”, Plaza & Ja-

nés, 1968.3.- Martin Kottmeyer, “Nada predispuestos”, El Escép-

tico nº 6 Otoño 1999 pp. 20-28. Y otros muchos artí-culos en inglés. Ver, por ejemplo, los que aparecen enla página electrónica del grupo Rational ExaminationAssociation of Lincoln Land (REALL): http://www.re-all.org/

4.- Dr. Oscar A. Galíndez, “Los fenómenos antropomor-fos de Santa Isabel”, Ovnis: un desafío a la ciencia nº3 Septiembre-Octubre 1974 pp. 21-27.

5.- Linda Moulton Howe, “Glimpses of Other Realities:Volume One”, LMH, 1993.

6.- Berthold E. Schwarz, “UFO Dynamics: Book One”,Rainbow Books, 1983. Capítulo 10: “Bersek: A UFO-Creature Encounter”.

7.- VJ. Ballester Olmos y Ricardo Campo. “La marinaUSA, responsable de los ovnis de Canarias”, Cua-dernos de Ufología nº 27, pp. 2-28.

8.- J. J. Benítez, “Ovnis: Documentos oficiales del go-bierno español”, Plaza & Janés, 1977.

9.- John Carpenter, “Double Abduction Case: Correlationof Hypnosis Data”, Journal of UFO

Studies, nueva serie nº 3 (1991) pp. 91-114. John Carpenter, “Investigating and Correlating Simulta-

neous Abductions” en Andrea Pritchard et al, “Alien Discussions”, North Cambridge

Press, 1994, pp. 246-54.10.- Martin Kottmeyer, “Skybald: Some Comments on the

Goodland Kansas Double Abduction of November 7, 1989”, The REALL News, 3, nº11 No-

viembre 1995 pp. 1, 5-7.11.- Duane y Susan Bedell, “Entity Sighting in Missou-

ri”, MUFON UFO Journal nº 282, Octubre 1991, pp. 18-20.12.- Bronislaw Rzepecki, “Ovnis en Polonia”, Cuadernos

de Ufología nº 4, Diciembre 1988, p. 41.13.- Roberto Banchs, “Los ovnis y sus ocupantes”, Edi-

ciones Tres Tiempos, 1980, pp. 68-70.

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El autor desea agradecer la colaboración de Gian-carlo D’Alessandro, ufólogo italiano editor delPHILCAT. Catalogo di UFOfilatelia disponible enla red: http://web.tiscalinet.it/Giada/Asimismo, agradecería la colaboración de los lec-tores para ampliar la casuística filatélico-ufológica.

LAS ABDUCCIONES LLEGAN A LA FILATELIA ESPAÑOLA Dentro de la serie de minipliegos que desde 1998 intenta alentar a los escolares a que utilicen el género episto-lar, mediante ilustraciones creadas por los famosos humoristas gráficos “Gallego & Rey”, la Fábrica Nacional deMoneda y Timbre ha emitido este año 2001 otros dos minipliegos de doce sellos cada uno de ellos ilustrando la His-toria de España.

Pues bien, uno de las viñetas recoge loque podríamos llamar “Encuentros cercanosen la fase mística”, pues nos muestra a SanJuan de la Cruz, a Santa Teresa de Jesús y aEl Greco, ascendiendo por el tópico haz tu-bular emitido desde la base de un cono deaspecto metálico y cuyo único rasgo distin-tivo es un enorme ojo (en clara referencia aDios).

Llama la atención por el hecho de apa-recer en un sitio inesperado, aludiendo acircunstancias actuales para acentuar elcontraste histórico, lo que pone en eviden-cia una vez más como la imaginería ufoló-gica se ha infiltrado hasta los más recóndi-tos rincones de nuestra cultura moderna.AR

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Sello español, primer día de emisión 19 de octubre de 2001.

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Prometa a un hombre joven que la muerte no es el finaly lo convertirá en alguien dispuesto a causar desastres.

Un misil guiado corrige su trayectoria en pleno vuelo,orientándose, pongamos por caso, por el calor de la to-bera de un reactor. Es una mejora considerable respectoa un misil balístico, incapaz de discriminar objetivos con-cretos. Sería imposible acertar un blanco con precisiónsobre un objetivo designado en Nueva York si se lanzasedesde un lugar tan alejado como Boston.

Esto es precisamente loque un “misil inteligente”moderno puede hacer. Laminiaturización informáticaha progresado hasta el puntode que un misil inteligentede los de ahora puede pro-gramarse con una imagendel perfil urbano de Manhat-tan, junto al juego de ins-trucciones necesario paraimpactar en la torre norte delWorld Trade Center. EstadosUnidos posee misiles inteli-gentes dotados de esta so-fisticación, como pudimoscomprobar en la Guerra delGolfo, pero son algo muy ale-jado de las posibilidades económicas de unos terroristascorrientes, así como científicamente alejados de los re-gímenes teocráticos. Pero, ¿podría existir alguna alter-nativa más barata y fácil?

En la II Guerra Mundial, antes de que la electrónicase convirtiera en algo barato y miniaturizado, el psicólo-go B. F. Skinner realizó investigaciones acerca de los mi-siles guiados por pichones. El pichón debía instalarse

dentro de una diminuta cabina, habiendo sido previa-mente entrenado a pulsar con el pico las teclas, de modoque el objetivo designado se situase siempre en el cen-tro de la pantalla. En el misil, el objetivo sería real.

El sistema realmente funcionó pero nunca fue pues-to en práctica por parte de las autoridades de los EEUU.Pese a que, considerando el costo del entrenamiento delos pichones, éstos resultan más baratos y ligeros que unordenador con efectividad semejante.

Sus proezas en las cajas de Skinner sugieren que unpichón, tras un régimen deentrenamiento con diapositi-vas en color, realmente puedeguiar un misil hasta un obje-tivo terrestre definido al surde la isla de Manhattan. El pi-chón no tiene la menor ideade que esto esté guiando unmisil. Solamente se limita apicotear sobre aquellos gran-des rectángulos situados en lapantalla, lo que de vez encuando le reporta una recom-pensa en forma de comida so-bre un dispensador, y así pue-de repetirse una y otra vezhasta que se produzca un ol-vido.

Los pichones pueden ser fáciles de conseguir y dis-ponibles como sistema de guiado, pero no podemos ob-viar el costo del misil en sí. Y ningún misil lo bastantegrande como para producir un daño importante podría pe-netrar en el espacio de los EEUU sin ser interceptado. Loque hace falta es uno cuya presencia no pueda detectarsehasta que sea demasiado tarde. Algo así como una aero-nave civil, portadora de las enseñas de alguna aerolínea

Los misilesdesviados de la religión RICHARD DAWKINS

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bien conocida, así como de una gran cantidad de com-bustible. Hasta aquí es la parte sencilla. Pero, ¿cómo po-demos escamotear a bordo el necesario sistema de guia-do? Difícilmente puede esperarse que los pilotos cedan elasiento de la izquierda a un pichón o una computadora.

¿Qué tal si usamos humanos como sistema de guiadoa bordo, en vez de pichones? Los humanos son, al menos,tan abundantes como los pichones, sus cerebros no sonsignificativamente más costosos que los de ellos, y paramuchas tareas resultan, de hecho, superiores. Los hu-manos poseen la experiencia probada de hacer trayectosaéreos bajo la presión de amenazas, las cuales son efec-tivas porque los legítimos pilotos ponderan la conserva-ción de sus propias vidas y las de sus pasajeros.

La natural asunción deque el secuestrador en últi-ma instancia valora tambiénsu propia vida y que por tan-to actuará racionalmentepara preservarla, permitetanto a las tripulacionescomo al personal de tierratomar decisiones calculadasque no tendrían ningunaefectividad con módulos desistemas de guiado carentesdel sentido de autopreser-vación. Si su avión estásiendo secuestrado por unindividuo armado que, aun-que esté predispuesto aasumir riesgos, presumi-blemente quiera continuarvivo, existirá margen paranegociar. Un piloto racionalcumple las exigencias del secuestrador, aterriza el avión,hace llegar comida caliente al pasaje y deja la negociaciónen manos de personal entrenado para ello.

El problema con el sistema de guiado humano es pre-cisamente éste. A diferencia de la versión con los picho-nes, se sabe que una misión exitosa culmina con su pro-pia destrucción. ¿Podríamos desarrollar un sistemabiológico de guiado con las prestaciones y la disponibili-dad de un pichón, pero con la capacidad de recursos hu-mana y su habilidad para infiltrarse de manera plausible?Lo que necesitamos, en resumen, es un humano aquien no le importe que lo fulminen. Tendríamos así unsistema de guiado a bordo perfecto. Pero resulta difícilencontrar por ahí entusiastas del suicidio. Incluso un en-fermo terminal de cáncer perdería los nervios al verseabocado a estrellarse.

¿Podríamos pues encontrar a un humano normal y per-suadirlo de algún modo de que no va a morir como con-secuencia de estrellarse con un avión contra un rasca-cielos? ¡Harto difícil! Nadie es lo bastante estúpido,

pero... a ver qué tal esto (es un encaje de bolillos pero po-dría funcionar): Dado que ciertamente va a morir, ¿po-dríamos arrastrarlo a creer que volverá otra vez a la vida?¡No seas ridículo, anda! Pero, escucha, podría funcionar.Vamos a ofrecerle un gran oasis en el Cielo, bañado coneternos manantiales. Puede que alas y arpas no resultenseductoras para el tipo de hombre joven que necesitamos,así que digámosle que allí habrá también un premio es-pecial de mártir consistente en 72 doncellas vírgenes enexclusiva y con una disponibilidad garantizada.

¿Serían capaces de morir por ello? En efecto; un hom-bre joven empapado en testosterona y demasiado feo paraconseguir una mujer en esta vida, podría desesperarse lobastante para conseguir 72 vírgenes privadas en la si-

guiente.Es una historia invero-

símil, pero merece la penaintentarlo. Deberías prime-ro conseguirlos jóvenes.Alimentarlos luego con unprograma completo, a par-tir de mitología autocon-sistente, para hacer que lagran mentira suene plausi-ble cuando se presente.Darles un libro sagrado yhacer que se lo aprendande memoria. ¿Sabes? Creorealmente que la cosa po-dría funcionar. Estamos desuerte; tenemos a manojusto la cosa adecuada: unsistema ya inventado y enmarcha de control mentalexperimentado durante si-

glos y que se ha abierto camino sin dificultad a través degeneraciones. Millones de personas han ido a caer en susmanos. Se llama religión y, por razones que quizá un díapodamos comprender, la mayoría de la gente se ha deja-do seducir por ella (en ninguna otra parte más que enAmérica, aunque la ironía pase desapercibida). Ahora,todo lo que necesitamos es reunir unas cuantas de estasmentes religiosas y darles lecciones de vuelo.

¿Suena a broma o a trivialización de una maldad in-decible? Es justamente lo contrario a mi intención, quees tremendamente seria y se encuentra hundida en la de-solación y la más profunda indignación. Lo que intento esllamar la atención del elefante encerrado en la sala sobrealgo sobre lo que todo el mundo es demasiado educadoy amable –o demasiado devoto– para advertir: la religión,y específicamente el efecto devaluador que ésta ejerce so-bre la vida humana. Y no me estoy refiriendo a devaluarla vida de los demás (aunque también lo puede hacer),sino a la propia vida. La religión enseña el concepto ab-surdo de que la muerte no es el final.

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Si la muerte representa el final, puede suponerse queun agente racional valore mucho su vida y no sea procli-ve a correr riesgos. Esto es lo que convierte al mundo enun lugar más seguro, al igual que lo es un avión cuandosu secuestrador quiere vivir. En el extremo opuesto, si unnúmero significativo de personas se autoconvence o esconvencido por el clero de que la muerte de un mártirequivale a pulsar el botón de hiperespacio y proyectarsea través de un atajo a otro Universo, el mundo puede vol-verse un lugar muy peligroso. Especialmente si ademáscreen que ese otro Universo es una paradisíaca huída delas tribulaciones del mundo real. Si rematamos esto conla creencia sincera en algo tan absurdo como degradan-te para las mujeres como las promesas sexuales, ¿pode-mos sorprendernos de que jóvenes ilusos y frustrados es-tén clamando por ser elegidos para misiones suicidas?

No hay ninguna duda de que el cerebro suicida ob-sesionado por la otra vida representa un arma de inmen-so poder y peligro. Es comparable a un misil dirigido, ysu sistema de guiado es en muchos aspectos superior almás sofisticado cerebro electrónico que pueda comprar-se con dinero. Además, para un gobierno cínico, una or-ganización o un clero, resulta inmensamente barato.

Nuestros líderes han descrito la reciente atrocidad conun cliché ya característico de “cobardía insensata”. “In-sensatez” puede ser la palabra adecuada para el vanda-

lismo contra una cabina telefónica. No ayuda mucho aentender aquello que golpeó Nueva York el 11 de sep-tiembre. Esa gente no era insensata y, ciertamente, tam-poco cobarde. Por el contrario dispusieron de una men-te efectiva unida a una valentía insana, y esto es lo quenos arroja el principal elemento para entender de dóndepudo surgir tal valor.

El origen es la religión. La religión también es, por su-puesto, el núcleo duro de las causas de división que su-fre el Oriente Medio, así como el motivo para este armamortífera que hoy nos ocupa. Pero eso es otra historia queno tengo el propósito de comentar aquí. Mi propósito jus-tamente es el arma en sí misma. Llenar el mundo de re-ligión, o de religiones de tipo abrahámico, es como sem-brar las calles de pistolas cargadas. No nos sorprendamossi alguien las usa.é

Publicado originalmente en inglés en The GuardianTraducido al español por Jesús Martínez Villaro (ARP-SAPC-Traductores)

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Richard Dawkins es profesor en la Universidad de Ox-ford, dedicado a la divulgación de la ciencia, y autorde El gen egoísta, El relojero ciego y Destejiendo elArco Iris.

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“Lo que puede empezar siendo un modesto error suelehallar el modo de evolucionar, a través de etapas casiimperceptibles, desde el autoengaño hasta el fraude. Lalínea que separa la necedad del fraude es muy delgada”,dice Robert L. Park, director de la oficina en Washingtonde la Sociedad Americana de Física, en su libro Cienciao vudú (2000). La ufología nació de un error. KennethArnold vio sobre el monte Rainier, en junio de 1947, obje-tos con forma de bumerán que “se desplazaban como pla-tillos saltando sobre el agua”. No platillos volantes, comolos describió el periodista de la Associated Press cuyodespacho dio la vuelta al mundo y a partir del cual seempezaron a ver cosas en los cielos con forma de plati-llo. Más de medio siglo después, hay ufólogos que aúnviven instalados en el autoengaño; otros se han acomo-dado en el fraude o más allá de la cordura.

Uno de los que hace tiempo franqueó la frontera delautoengaño para adentrarse en regiones más tenebrosases Steven Greer. Médico de urgencias, lidera el ProyectoRevelación, una iniciativa que pretende sacar a la luz loque los gobiernos ocultan: que, desde mediados del siglopasado, “ha habido vehículos espaciales de origen extra-terrestre que fueron derribados, ocupados y estudiados”.Acompañado de una veintena de ex funcionarios esta-dounidenses, Greer presentó su verdad en el Club de laPrensa de Washington el pasado 9 de mayo. “Es el fin dela infancia de la especie humana. Ha llegado la hora deque nos convirtamos en adultos maduros entre las civili-zaciones cósmicas que están ahí fuera”, afirmó. La com-parecencia continuó con una apabullante serie de afir-maciones extraordinarias, según las cuales, desde hacedécadas y gracias al examen de los restos de ovnis acci-dentados, se conocerían fuentes de energía inagotablesy tecnologías limpias cuya generalización habría sido boi-coteada por intereses políticos y económicos. Una ver-sión ampliada de lo propugnado por Javier Sierra, direc-tor de la revista Más Allá, quien mantiene que el transistorse desarrolló a partir de tecnología de un platillo volan-te estrellado en Roswell. Como Sierra, Greer no ofrecióen Washington ninguna prueba que merezca la conside-ración de tal. Simplemente, testimonios de observacio-nes de ovnis por parte de miembros del Proyecto

Revelación, individuos como Clifford Stone, un militarretirado que tiene una curiosa idea de lo que son prue-bas: “La ausencia de evidencia no es evidencia de ausen-cia. Es evidencia que se ha negado al pueblo”.

El acto fue tan disparatado que hasta algunos fabri-cantes de paradojas –así denominaba Carl Sagan a los tra-ficantes de misterios– se han desmarcado de los postu-lados de Steven Greer. Eso sí, a posteriori. Así, eldivulgador pseudocientífico Bruno Cardeñosa, que en unprincipio había depositado su fe en el médico estadou-nidense y sus importantes revelaciones, ha sugerido des-pués en Más Allá que podíamos estar ante una maniobrade desinformación. Vamos, que quienes ocultan la reali-dad de las visitas alienígenas estarían utilizando a Greerpara ridiculizar a la ufología. Como si los ufólogos no sebastaran y sobraran en la tarea. La maniobra de Car-deñosa, de achacar a conspiraciones gubernamentaleslas payasadas del gremio, no es nueva. De hecho, él mis-mo se ha servido de ella para justificar su propia incom-petencia.

Durante años, el ufólogo gallego creyó que el libroBases de ovnis en la Tierra (1979) había sido escrito porun agente de la CIA y que relataba hechos reales, cuan-do en realidad su autor había sido un adolescente quequería escribir una novela al estilo de Chacal. Cardeñosa

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CRÓNICAS DESDE MAGONIA

CNN

Steven Greer en un momento de la rueda de prensa de Washington.

CONSPIRACIONES YESPÍAS DEPANTALÓN CORTO

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fue incapaz de diferenciar ficción de realidad, de dar-se cuenta de que era imposible que el autor de la obrahubiera participado como espía en maniobras de ocul-tamiento de información ovni a mediados de los años60 del siglo pasado porque en aquella época vestíapantalón corto y estaba aprendiendo a leer y a hacerlas cuentas, como se decía entonces. Porque JavierEsteban, que firmó la novela con el pseudónimo deDouglas O’Brien, nació 1958. Cardeñosa mantuvocitas con Esteban al estilo de las de Fox Mulder, el protagonista de Expediente X, con GargantaProfunda. Y, con la agudeza que le caracteriza, setragó el anzuelo hasta el fondo, llegando a pedirinformación a embajadas extranjeras sobre suce-sos inventados por el que él consideraba un espía.Cuando Esteban destapó el engaño –que habíaurdido sobre la marcha, según los traficantes demisterios iban pidiéndole que les confiase su ver-dad–, Cardeñosa y su colega Manuel Carballalcontraatacaron, vinculando al autor de Bases deovnis en la Tierra con una imaginaria maniobrade descrédito de los servicios de inteligencia diri-gida contra los ufólogos. Sólo Juan José Benítezsuperó a Cardeñosa en ineptitud. El escritornavarro reprodujo en una colección por fascí-culos, El mundo de los ovnis (1980), fragmen-tos del libro de Esteban como si correspondie-ran a hechos reales y sin citar la fuente.

Curiosamente, pocos días después de la conferenciade prensa de Washington, Benítez se soltó la melena deuna manera que debería haberle hecho automáticamentemerecedor de la categoría de desinformador que tan ale-gremente otorga Cardeñosa. Al lado µde Benítez, los deProyecto Revelación son simples aprendices de brujo.Entre otras cosas, el novelista sostiene que nos visitan“más de 3.000 tipos distintos de seres extraterrestres”,lo que convierte a las 57 especies alienígenas de Greery compañía en mera anécdota. De todas las afirmacio-nes extraordinarias que contiene su libro Mis ovnis favo-ritos (2001), hay una particularmente reveladora. CuentaBenítez –su fuente sería a un director de la NASA yafallecido– que el hombre no ha vuelto a la Luna porqueestá contaminada por radioactividad, después de quese “destruyeron con bombas atómicas” unos edificiosque encontraron allí en 1969. ¡Lo mismo que DouglasO’Brien dice en la página 56 de su libro! ¿Se darácuenta Benítez algún día de que Bases de ovnis en laTierra es una novela? ¿Se cree en serio que JavierEsteban fue por contratado la CIA cuando iba a laguardería? Hagan sus apuestas... é

Luis Antonio Gámez

Portada del libro Bases de ovnis en la Tierrade Douglas O’Brien, pseudónimo de Javier Esteban.

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Ningún otro nombre en arqueologíaaúna imágenes más fantásticas y másabsurdas que la Atlántida. El míticoreino ha generado centenares de libros,canciones, películas de serie B e in-cluso un área turística en las Bahamasdonde los veraneantes aventureros pue-den visitar las “ruinas” del continentesumergido.

Cuando los arqueólogos piensan enla legendaria isla de la Atlántida, suspensamientos se retrotraen hasta Platón, el filósofo clási-co que escribió un poco acerca de su historia hacia el año360 a.C. Pero entre los pseudo-arqueólogos, la Atlántidatrae a la mente otro nombre, un escritor más reciente, unapersona con el impresionante nombre de Ignacio de LoyolaDonnelly.

Como su reverenciado tocayo, el fundador de los eru-ditos jesuitas, Donnelly también creó una herencia dura-dera: el mito moderno de la Atlántida.

La vida de Donnelly fue tan intrigante como las histo-rias que creó. Nacido en Filadelfia (EEUU) en 1831, estehijo de inmigrantes irlandeses fue un pensador inmerso enbibliotecas que vio grandes cosas en su propio futuro. Es-tudió abogacía pero se dio cuenta a sus veintitantos añosde edad que la ley nunca sería bastante para él. Decidió

entonces dirigir su carrera hacia lapolítica.

Donnelly se mudó a las vastaspraderas de Minnesota y se convirtióen un especulador de la tierra, ven-diéndola a los inmigrantes recién lle-gados al corazón de América. Su ac-tiva mente lo mantuvo inquieto, sinembargo, cambiando su afiliaciónpolítica tan a menudo como las pá-ginas de un calendario. Donnelly

fue, sucesivamente, demócrata, republicano, republicanoliberal, granger (miembro de una coalición de granjerosque luchaba contra prácticas monopolísticas en el trans-porte de grano), miembro de la Alianza de Granjeros y unpopulista. Sirvió durante tres mandatos en la cámara derepresentantes de los EEUU y uno en el senado de Min-nesota; fue candidato a vicepresidente, y sólo faltaron me-nos de 150 votos para llegar a convertirse en gobernadorde Minnesota.

Su carrera política, a veces caprichosa y a menudo fre-nética, le dejó un comprensible cansancio y se dedicó aescribir para liberarse de lo que él llamaba “el sucio pozonegro de la política” A los 49 años de edad, después dedevorar la popularísima novela de Julio Verne 20.000 le-guas de viaje submarino (que se publicó en 1881), Don-

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EL PADRE DE LAATLÁNTIDA,

IGNATIUS DONNELLY,CREÓ EL MITO MODERNO Y CONFIGURÓ LA PSEUDO-ARQUEOLOGÍA

Atlantis: The Antediluvian world, la obra ¿cumbre? de I. Donnelly.

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CHARLES E. ORSER, JR., Redactor de Scientific AmericanDiscovering Archaeology y profesor de antropología en laUniversidad Estatal de Illinois(EEUU)

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nelly terminó su obra cumbre sobre pseudo-arqueología:Atlantis: The Antediluvian world (La Atlántida: El MundoAntediluviano).

Mientras que su carrera política terminó como prome-sa incumplida, la Atlántida lo catapultó sobre el escena-rio mundial. Antes de 1890, después de solamente ochoaños tras la primera edición, la Atlántida había superadosorprendentemente la reimpresión número 23. El librotuvo un éxito monumental entre el público lector y el mun-do literario. Es, con rotundidad y llanamente, el libro pseu-do-arqueológico más importante jamás escrito y ha cons-tituido un referente para el diluvio de obraspseudo-arqueológicas que han venido después.

Donnelly fue un escritor de talento y abrumador. Don-de Platón había estado vago y oscuro, Donnelly fue directoy claro. Donde Platón estaba clásico y distante, Donnellyestaba moderno y familiar. Usando tácticas que él habíaaprendido probablemente en las humeantes trastiendas dela “edad dorada” de la política estadounidense, Donnellyescribía de una manera directa, cara a cara. Su meta eraconvencer a los lectores de que la Atlántida había sido realy que él podía probarlo. El que su “prueba” fuese com-pletamente absurda, no parecía importarle.

Con fuerza literaria y energía intelectual, Donnelly res-piró vida en la Atlántida y habló a los lectores en una len-gua que podían entender. Donde Platón había colocado laAtlántida “más allá de las columnas de Hércules”, Don-nelly proclamó resueltamente que estaba “en el Océano

Atlántico, enfrente de la boca del mar Mediterráneo”. Pla-tón describió la Atlántida como una generosa isla que“contenía llanuras llenas de suelo fértil y tenía muchosbosques en sus montañas”. Donnelly promovió astuta-mente la Atlántida como “el verdadero mundo antedilu-viano; el jardín del Edén; el jardín de Hespérides”.

Platón dijo “todo el cuerpo”de los guerreros de laAtlántida “fue tragado por la Tierra [tras] un día y nochepenosos”. No fue así , proclamó Donnelly. En su afirma-ción más audaz, declaró con confianza que algunosatlantes habían escapado a la destrucción y habían esta-blecido “una reproducción” de su hogar de la Atlántida enel antiguo Egipto.

Habiendo así llevado su argumento a territorio inex-plorado por Platón, el cielo era el límite. Donnelly des-vergonzadamente afirmó que el alfabeto fenicio se basa-ba en el de la Atlántida (al igual que el de los mayas); quelas herramientas de la edad de bronce europea se deriva-ban de la tecnología de los atlantes y que la Atlántida fuela localización original de la “familia de naciones” aria(nótese que Adolfo Hitler creía que los arios eran los des-cendientes de la Atlántida).

En la elucubración de estas audazmente extrañas afir-maciones, Donnelly transportó con eficacia la Atlántidahasta el mundo moderno. Ya no estaba simplemente la islaperdida debajo del mar. Es cierto, no podemos visitarla no-sotros mismos puesto que sigue estando por descubrir,pero podemos experimentar su “majestuosidad” hoy entrelas pirámides y los templos del antiguo Egipto, y podemosestudiar su alfabeto examinando estelas erosionadas y tex-tos descoloridos. Podemos incluso encontrarnos a los des-cendientes directos de estos distinguidos isleños sin másesfuerzo que desplazarnos a algunos de los lugares másremotos del mundo.

Donnelly murió en 1901, pero está lejos de ser olvi-dado. Los pseudo-arqueólogos más prominentes de hoy re-conocen de buena gana su deuda hacia él. Charles Berlitz(famoso por sus obras sobre el triángulo de Bermudas) lollamó “el Platón de atlantología moderna” en Atlantis: Theeight Continent (La Atlántida: El Octavo Continente); J. M.Allen, autor de Atlantis: The Andes Solution (La Atlántida:La solución de los Andes) dijo que el libro de Donnelly“comenzó el moderno entusiasmo por la leyenda de laAtlántida” e incluso Graham Hancock, el pseudo-arqueó-logo más prolífico actual, menciona la contribución deDonnelly a este tema en los reconocimientos de su popu-lar Fingerprints of the Gods (Las huellas de los dioses).

Por eso, la próxima vez que usted encienda su TV y veaa alguien buscando desesperadamente los místicos restosde la Atlántida en algún rincón perdido de la Tierra, re-cuerde que, tras él, podrá ver el fantasma de Ignacio deLoyola Donnelly, el padre de la Atlántida. é

Traducción: Sergio López Borgoñoz

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Ignatius Loyola Donnelly, encontró un cierto éxito en sudedicación a la política, pero alcanzó la fama gracias a unlibro suyo en el que se inventaba la leyenda de la Atlántida.

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CIENCIA O VUDÚDE LA INGENUIDADAL FRAUDE CIENTÍFICO

ROBERT L. PARKColección Arena AbiertaEditorial Grijalbo Mondadori, 2001

¿Qué requisitos debe cumplir un libro de divulgación paraque podamos considerarlo excelente? En mi opinón, cua-tro: claridad, rigor, amenidad e incitación a profundizaren los temas tratados. Quizás, lo más difícil sea encontrartextos que aúnen los dos primeros puntos que, a veces, pue-den parecer irreconciliables. En esta obra tenemos unabuena muestra de que no lo son.

Su autor, Robert L. Park, ya en el prefacio advierte queha querido escribir un libro que sea comprensible paratodo el mundo y reconoce su deuda con la de otros auto-res: “especialmente las de los lúcidos defensores de unavisión del universo racional y científica: Richard Daw-kins, Martin Gardner, Ursula Goodenough, Steven Gould,James Randi, Michael Shermer, Steven Weinberg y E. O.Wilson.” Después de esas referencias, las esperanzas del

lector quedan muy altas aguardando lo mejor. En ningúnmomento nos defrauda. El libro es soberbio.

Comienza Park por señalar la necesidad de separar“ciencia” de “ciencia vudú” (éste debiera haber sido eltítulo de la obra en castellano sin la “o” entre medias).¿A qué se refiere con esos términos? Según la definiciónde E. O. Wilson recogida y aceptada por el autor: “Laciencia es la empresa sistemática de recopilar conoci-mientos sobre el mundo, y de organizar y condensar di-chos conocimientos en leyes y teorías comprobables.” Apartir de esa premisa, Park diseña un filtro en forma dedos sencillas preguntas para comprobar si una afirmaciónes científica o no: “¿es posible diseñar una prueba ex-perimental? y ¿este postulado hace el mundo más pre-decible? Si la respuesta a una cualquiera de estas dospreguntas es <<no>>, no es ciencia.”

Con el término “ciencia vudú” el autor engloba cua-tro términos distintos: “ciencia patológica” (aquélla en laque el científico se autoengaña y termina viendo lo quedeseaba ver), “ciencia basura” (el científico emplea ar-gumentos orientados a confundir a gente que, normal-mente, no tiene conocimientos para poner en duda talesafirmaciones), “pseudociencia” (aquélla que se disfrazade ciencia sin serlo) y “ciencia fraudulenta” (aquélla quebusca un beneficio mediante el uso del engaño). Comolos límites entre ellas a veces no están claros, el térmi-no conjunto evita discusiones.

Park afirma las ventajas de la ciencia: “La cienciafunciona” pero no quiere crear falsas esperanzas. Graciasa ella vivimos en un mundo mejor, pero la supersticióny la ciencia vudú continúan existiendo. En última ins-tancia, la pregunta es: ¿por qué creemos? A lo largo dellibro, el autor va citando motivos para esa actitud: malainformación periodística, renuncia de sus colegas cien-tíficos a entrar en el debate público, la presión social...pero principalmente creemos porque la evolución tantobiológica como social nos ha predispuesto a ello. Pensemosen un niño de los periodos en los que los seres humanoseran cazadores y recolectores. Su supervivencia depen-día de su capacidad de encontrar relaciones entre suce-sos aparentemente independientes: comer de una plan-ta determinada y morir, recibir una mordedura de unaserpiente y fallecer... No importaba el conocer la razónpor la que algunos vegetales y animales eran letales mien-tras otros muy semejantes a ello no lo eran, pero si teníala capacidad para aprenderlo, si creía en lo que le de-cían sus mayores, tenía más posibilidades de llegar a laedad de la reproducción. En estos ejemplos sí hay unarelación de causalidad, pero ¿qué sucede cuando no lahay, cuando es pura casualidad? Que aparece la supers-tición. El deportista que cree que una gorra determina-da le trae buena suerte no está exhibiendo una capaci-dad mental distinta a las que acabamos de citar. Sin

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embargo, podemos y debemos emplear un método quenos permita dilucidar si esas relaciones entre sucesosson reales o ficticias, ese método es la ciencia.

Parece sencillo, pero existen problemas. Uno es elmal conocimiento del cálculo de probabilidades. ¿Cuán-tas personas saben que la posibilidad de obtener cara enel lanzamiento de una moneda después de una serie decuatro caras consecutivas continúa siendo de un 50%?Podemos creer que un suceso es imposible (y, por tanto,ponernos a buscarle causas ocultas) cuando no lo es. Laotra gran dificultad es la falta de conocimientos previos,algo cada vez más grave según avanza y se especializa laciencia. Muchos tenemos ideas generales sobre astrono-mía, evolución, física... pero los practicantes de la cien-cia vudú están empezando a justificarse con teorías de fí-sica cuántica, supercuerdas... temas que escapan de losconocimientos del común de la gente.

Por ello el autor pregona la necesidad de una mayorpresencia de los científicos en estos debates y predicacon el ejemplo. Desmonta con rigor admirable los falsosfundamentos científicos de la homeopatía, la energía ne-gativa y la meditación transcendental, la magnetotera-pia... los denuncia como lo que son, ciencia vudú. Sinembargo, Park no se detiene en ese punto. Dirige su crí-tica también hacia otros campos que pueden parecer apriori más respetables como la posibilidad de la fusiónfría, el calentamiento global, la construcción de la esta-ción orbital permanente: “La estación espacial constitu-ye el mayor obstáculo para proseguir la exploración delespacio” o la llamada Guerra de las Galaxias. Su con-clusión es demoledora. Son proyectos que resultan im-posibles, o no están científicamente probados o no ob-tendrán unos resultados científicos que compensen lasinversiones multimillonarias que se van a realizar enellos. Su justificación puede ser económica o políticapero tienen poco que ver con la ciencia.

Cada uno de estos temas es tratado con claridad y sinque el autor suponga ningún conocimiento científico allector. Si alguno de ellos los precisa, Park los brinda consencillez. Las dos primeras leyes de la Termodinámica alhablar de las máquinas de movimiento perpetuo, los pro-cesos de fusión atómica al criticar las afirmaciones dePons y Fleichmann o el número de Avogadro al tratar lahomeopatía son auténticos ejemplos de divulgación cien-tífica que cualquier persona puede comprender y que su-ponen una invitación al lector para que profundice enellos ya con una base mínima aunque sólida.

Unamos a ello un lenguaje diáfano sin jerga innece-saria y un gran sentido del humor que se refleja en la in-clusión de chistes siempre oportunos. Por ejemplo, sobrela fusión fría, la cual debiera haber producido grandescantidades de radiación: “Y, sin embargo, ahí estaban losdos flamantes químicos, en una fotografía que aparecíaen las portadas de los periódicos de todo el mundo, ves-tidos con chaqueta y corbata, sosteniendo orgullosamente

su pila ante las cámaras. Como comentó el físico nuclearFrank Close, ésta habría sido la fuente de radiación máscaliente al oeste de Chernóbil.” Su comentario al expe-rimento de irradiación de energía positiva mediante lameditación transcendental que debiera haber reducido elíndice de criminalidad en Washington es un ejemplo dehumor negro: “Durante aquellos dos meses el índice deasesinatos alcanzó unas cifras que nunca antes se habíanproducido y que hasta hoy tampoco se han vuelto a re-petir después.” Sin embargo, para el promotor de la ac-tividad: “<<el crimen brutal>> había disminuido. Sólocabía imaginar que los asesinos habían actuado de unamanera más humana, matando quizás a sus víctimas deun tiro limpio entre ceja y ceja, en lugar de hacerlo a ga-rrotazos.”

Todo ello conforma un libro que se lee como una no-vela apasionante, de un tirón. Su final nos dice que exis-te lo sorprendente, lo misterioso pero que no reside enconjuros abracadabrantes sino en: “El asombro ante elhecho de que aquellos frágiles granos de materia que sereproducían por sí solos, atrapados en un diminuto pla-neta durante algunas docenas de órbitas alrededor de unaestrella insignificante entre un incontable número deotras estrellas, y en una entre miles de millones de ga-laxias, hubieran sido capaces de comprender todo aque-llo. Quizá sea precisamente esto lo más extraño de todoel universo; extraño e incomparablemente maravilloso.”

José Aurelio Bay

EL EXPEDIENTE MANISESJUAN ANTONIO FERNÁNDEZ PERISPrólogo de VICENTE-JUAN BALLESTER OLMOS Col. “Biblioteca Camille Flammarion”, nº 1Fundación AnomalíaSantander, 2000

AQUEL OVNI DE 1979Quien no vivió la fiebreovni de finales de los añossetenta difícilmente pue-de hacerse idea de cómolos extraterrestres estabanpresentes en la Españade la transición. Fue laedad dorada de la ufolo-gía en nuestro país, en loque a impacto social serefiere. Unos años en losque imperó el sensacio-nalismo de Antonio JoséAlés en la radio, de Fernando Jimé-

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nez del Oso en la televisión, de Juan José Benítez en laprensa y de Andreas Faber-Kaiser en lo que respecta alas revistas mensuales. El público parecía estar prácti-camente convencido de que éramos visitados por aliení-genas y los primeros congresos nacionales de ufología –to-dos los encuentros se presentaban el primero nacional–se sucedían con éxito. Mientras, Stendek, la revista másseria del momento –lo que no quiere decir que fuera se-ria, sino que era la menos disparatada–, vivía una lentaagonía que desembocaría en su desaparición en 1981.Pero 1979 fue un buen año para los ovnis. Se editó enEspaña una veintena de libros y dos casos metieron a losalienígenas en unos hogares que empezaban a ver la rea-lidad en color: el que inmortalizaron las espectacularesfotografías captadas en Canarias el 5 de marzo, y el casodel avión de pasajeros que se tuvo que desviar de surumbo y realizar un aterrizaje de emergencia en Manisesante la presencia de un ovni el 11 de noviembre. Este úl-timo es el que desmenuza El expediente Manises, de JuanAntonio Fernández Peris.

El tipo de libro dedicado a la pormenorizada exposi-ción de un suceso ovni es algo habitual en la ufología es-tadounidense; pero no así en la española. Hasta El ex-pediente Manises, las tres obras de estas característicasmás conocidas salidas de la pluma de autores españoles–Un caso perfecto [1973], de Antonio Ribera y Rafael Fa-rriols; Incidente en Manises [1980], de Juan José Benítez,y Roswell: secreto de Estado [1995], de Javier Sierra– eranotros tantos ejemplos de productos comerciales carentesdel mínimo rigor. El de Fernández Peris, que enmiendala plana al de Benítez, es todo lo contrario: un trabajo condefectos, pero serio. No estamos, sin embargo, ante unaobra dirigida al público en general, por lo que, por des-gracia, persistirá la creencia popular de que una nave ex-traterrestre estuvo en el origen de los hechos del 11 denoviembre de 1979. Que sea una obra de escasa tirada yno se encuentre en librerías –para hacerse con ella, hayque dirigirse al Apartado de Correos 5.041 de Santan-der–, responde, previsiblemente, a una decisión lógica dela editora, la Fundación Anomalía: ni el estilo de Fer-nández Peris ni la concepción de la obra hacen que éstapueda ser los suficientemente atractiva para el gran pú-blico.

El expediente Manises se adentra, dos décadas des-pués de los hechos, en las circunstancias que rodearon elaterrizaje de emergencia en el aeropuerto valenciano deun avión de la TAE que volaba entre Mallorca y Canariasante la amenaza de colisión con un ovni, la operación deinterceptación del presunto objeto por parte de un cazaespañol y la observación desde tierra de misteriosas lu-ces. El autor desenmaraña con habilidad, a lo largo demás de 200 páginas, el extraordinario cúmulo de coin-cidencias que derivó en uno de los sucesos más impac-tantes de la historia de la ufología española y llega a laconclusión de que las luces que se vieron desde la ca-

bina del avión de pasajeros tenían su origen en la refi-nería de Escombreras. A partir de los datos que facilitaFernández Peris, parece indudable que lo que provocó elincidente fue una fuente luminosa fija y muy humana, yque el comandante Lerdo de Tejada erró al interpretarlacomo un tráfico en rumbo colisión. Queda claro, asimis-mo, que las estrellas y la autosugestión jugaron un papelclave tanto entre los presentes en el aeropuerto de Ma-nises como en el piloto del caza, que este aparato sufriócontramedidas por parte de un navío militar norteameri-cano y que nadie detectó nada en el radar, exceptuandoecos falsos. Todo eso se deduce exclusivamente de lasdeclaraciones de los testigos.

No hubo ninguna nave extraterrestre involucrada enel caso Manises. Ésa es la realidad demostrada en estetrabajo y resucitar en su contra, como han hecho última-mente algunos ufólogos, una fotografía tomada, presun-tamente aquella noche, por el contactado Pep Climent enMallorca es desviar la atención interesadamente. Prime-ro, porque la conexión de la citada imagen con el casoManises es circunstancial; y, segundo, porque el análisisefectuado sobre la misma en su día fue concluyente: setrata de un reflejo. Contraponer a esta evidencia y otraspruebas sobre la falsedad de la foto un dictamen favora-ble a su autenticidad de un grupo de expertos sin nombresuscita sospechas sobre los intereses de los expertos, suprofesionalidad y los móviles reales de quien, como Be-nítez, se ha hecho eco de los análisis.

La obra cumple con creces a la hora de borrar esehalo de misterio con que el periodismo especializado harodeado desde 1979 el caso Manises, pero tiene tres fallossignificativos: carece de un índice analítico, la contex-tualización de los hechos en su momento histórico resultadeficiente y pasa de puntillas sobre las tergiversacionesy manipulaciones en las que han incurrido –y siguen ha-ciéndolo– los representantes más populares de la ufolo-gía ibérica.

La ausencia de un índice analítico es habitual en lasobras sobre ovnis que se editan en nuestro país. En lamayoría, no importa que no exista, como tampoco hubieraimportado que el libro hubiera muerto en el cajón del au-tor. Pero cuando se trata de una obra interesante, comoes el caso, resulta lamentable en tanto que esta carenciala inutiliza como material de consulta. La FundaciónAnomalía debería de revisar sus criterios de edición, yaque repite con El expediente Manises el mismo error queya cometió en Entre ufólogos, creyentes y contactados[1993], una historia de la ufología española con profusiónde datos, pero también sin índice analítico. En una épo-ca en la que los procesadores de textos ahorran casi todoel monótono trabajo que antes requería la elaboración deun índice de este tipo, su ausencia en un ensayo me pa-rece injustificable.

Por otra parte, Fernández Peris expone al lector cuálera la situación política del Mediterráneo –¿se acuerdan

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de la famosa crisis de los rehenes estadounidenses en Te-herán?–, en noviembre de 1979; pero yerra en lo que serefiere al contexto ovni apuntado en el primer párrafo deestas líneas. Personalmente, viví en aquellos años el na-cimiento de mi interés adolescente por el presunto mis-terio de los objetos volantes no identificados y creo queera imprescindible, en un libro como éste, pararse,echar una mirada atrás y recordar al lector de 2001 cómohace veinte años los ovnis aparecían en los telediarios yen la prensa seria, que había debates televisivos que notenían nada que ver con los actuales desfiles de mons-truos, el dinero que movía la edición de libros sobre pla-tillos volantes... Por eso, mi duda es si quien no vivióaquellos años podrá hacerse una idea real de la trascen-dencia que se dio en 1979 al caso del avión de la TAE,y de cómo todo parecía estar preparado en la sociedadespañola para que un suceso así recibiera la máximaatención posible –hubo hasta una interpelación parla-mentaria de Enrique Múgica, el hoy Defensor del Pue-blo– y cayera en manos de los explotadores de misterios.

Precisamente, el tercer fallo de la obra de FernándezPeris es que muestra una condescendencia inexplicablehacia quienes llevan años engañando a la opinión pú-blica española respecto al caso Manises. El autor, en elintento de presentar su trabajo de una manera rigurosa,elude la denuncia abierta de la actitud de los charlatanesy deja que se vayan de rositas, cuando tiene datos másque suficientes para demostrar que la mayor parte de loque se ha dicho en libros y revistas especializadas sonmentiras interesadas.

Pero estos tres errores, aunque a mi juicio importan-tes, no deben ocultar el bosque: una investigación rigu-rosa de obligada lectura para todo aquél interesado eneste episodio de la ufología española. Y sólo en este caso,porque el autor no va más allá,no reflexiona sobre el fe-nómeno ovni en sí.“Como punto y final decirque ellos [se refiere a losextraterrestres] no estu-vieron implicados en elcaso Manises, pero ¿quiénsabe si en otros inciden-tes...?”, escribe FernándezPeris casi al final de laobra, en lo que parece unintento de justificación deesa línea del medio quedice no casarse con la ufo-logía popular ni con el es-cepticismo científico; perolo cierto es que sigue bus-cando su santo grial.

Luis Alfonso Gámez

¿TENÍAN OMBLIGO ADÁN Y EVA?

LA FALSEDAD DE LAPSEUDOCIENCIA AL DESCUBIERTO

MARTIN GARDNEREditorial Debate. 1ª edición, 2001

La portada de la edición castellana de esta nueva obra deMartin Gardner se ilustra con la imagen de Adán y Eva,tomada de un cuadro de Durero. Sobre sus figuras apa-rece la inevitable ramita que cae, de una forma casi má-gica, sobre el lugar adecuado para ocultarnos sus geni-tales, como en muchos otros cuadros de esa y otrasépocas, en los que son retratados los mismos personajes.Si la Iglesia hubiera sido más inteligente y no se hubie-ra dejado arrastrar por su habitual mojigatería sexual, ha-bría colocado esa ramita sobre los ombligos. Todo elmundo puede intuir sin mucho problema que bajo la ra-mita de Adán se esconde un pene, y bajo la de Eva unavagina. Cualquier otra opción sería demasiado perversay retorcida, incluso para la iglesia cristiana. ¿Porquéocultarlos entonces?

Sin embargo, si esas ramitas estuvieran sobre el lugarque ocupa habitualmente el ombligo, cabría preguntarsecomo reza el libro: ¿Tenían ombligo Adán y Eva? ¿Dioslos creó con el vientre perfecto para que solo sus des-cendientes, nacidos ya de un humano, portaran esa re-donda cicatriz del parto? ¿O ya los creó con ombligo, si-mulando un pasado biológico que no existía para esosnuevos seres? Y puestos a ello ¿Tenían anillos de creci-

miento los árboles del Paraiso?Afortunadamente para los pinto-res y artistas de la época los ár-boles no lucen obscenamente ensu exterior los anillos de creci-miento, como por el contrariohacen Adán y Eva con sus om-bligos. Podían dejar esa pregun-ta al criterio de teólogos ociososy filósofos de lo liviano.

Las anteriores reflexionespueden resultar más o menosentretenidas, o pasar por unejercicio de lógica, pero dudoque exista un solo científico se-rio, ni siquiera un solo cristia-no actual, no fundamentalista,que no piense que esta pre-gunta es absurda, una tonte-ría. Y de hecho lo es. Peropara la iglesia del XIX y prin-cipios de XX no lo fue. Y

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para el actual movimiento creacionista tampoco lo es. Esmás que una pregunta retórica o divertida. Es una pre-gunta muy seria que los hace plantearse temas muy pro-fundos acerca de lo que tenía Dios en la cabeza cuandocreo el mundo. Por que para ellos, Adán y Eva existieronrealmente hace poco más de 6000 años, y no tuvieron pa-dres, si no que fueron creados directamente por Dios. En-tonces la pregunta estúpida pasa a ser una cuestión, apa-rentemente seria.

Y ese es el tema del libro, o mejor debería de decir,su tesis. No el ombligo de Adán y Eva, la pregunta, el he-cho de preguntar. La función de la ciencia y la filosofíaes generar no solo respuestas, si no preguntas. El libro deGardner demuestra que las preguntas que generan laspseudociencias acaban por resultar absurdas, ridículas.Las que genera la ciencia son importantes. Grandes. Pa-rafraseando de forma tosca la Biblia... por sus preguntasles conocereis.

Pese a ser una compilación de sus propios artículospara el Skeptical Inquirer, hay un plan general, una evo-lución sutil a lo largo de todo el libro que nos va condu-ciendo hacia la mencionada reflexión, presente en todala obra. En este aspecto es quizá el libro de compilaciónmás redondo de Gardner.

Y a ello no solo contribuye su estructura. Sin aban-donar su estilo didáctico, irónico y ágil, Gardner es mu-cho más sincero e íntimo en estos artículos. Y más arries-gado. Ya no sólo se dedica a destapar absurdos y falsasteorías. En varios de los artículos confronta las pregun-tas y teorías que generan las pseudociencias,

el creacionismo y otros delirios intelectuales con sus pro-pias creencias, ya no sólo las basadas en hechos con-trastados, si no también con su teismo filosófico.

El libro está dividido en nueve apartados (evolución,astronomía, física, medicina, psicología, ciencias socia-les, ufología, ciencia marginal y religión) entre los que sereparten 27 excelentes artículos sobre pseudociencia. Di-vertidos, bien documentados y actualizados para la edi-ción en libro. En ellos volvemos a encontrar a viejos co-nocidos de Gardner, como Harold Phutoff que deja lainvestigación de los poderes mentales para intentar ela-borar una máquina que produzca energía de la nada.Pero también trata temás de actualidad como Internet,donde se toma la licencia de usar un “emoticon” :-) , elartículo con el que Alan Sokal ridiculizó al movimientoposmoderno, o las delirantes teorías de Courtney Brownsobre extraterrestres que se meten en las mentes de losguionistas de Star Trek para ir habituando a los terríco-las a su venida... Todo tipo de pseudociencias y teoríasabsolutamente psicotrónicas que cruzan la frontera delabsurdo para meterse de lleno en el país de lo ridículo...o de lo terrible, como el suicidio colectivo de la secta“Puerta del Cielo”, o el asesinato del numerólogo Khalifaa manos de fundamentalistas.

El décimo apartado (la última palabra, así se titula) esel cierre de su brillante argumentación general. Aquí yano trata de pseudociencias ni de teorías estrambóticas,habla de las verdaderas fronteras de la ciencia. Recor-demos que por estudios Martin Gardner es filósofo, y

aquí se muestra como tal. Pero con el peso detoda una vida dedicada a la divulgación cien-tífica. Las viejas preguntas de la filosofía sonreformuladas a la luz de los últimos descubri-mientos de la ciencia.

Comparando las preguntas y reflexionessuscitadas por pseudociencias o religionesfundamentalistas con estas reflexiones finalesque la ciencia nos plantea vemos claro don-de está, ya no la razón, si no la grandeza y labelleza de las diferentes teorías. Las cosmo-logías de gente como Carlos Castaneda oBrown, al lado de los honrados plantea-mientos de gente como Barrow, Feynmann oel propio Gardner non son más que patéti-cas caricaturas de lo que es, o debe ser, lafilosofía.

Mientras unos urgan en el vientre deAdán y Eva la sombra de un ombligo, quesupuestamente encierra respuestas defini-tivas, otros miran directamente al centrodel vientre del universo para hacer pre-guntas honradamente, sin conocer ni es-perar la respuesta.

Eligio R. Montero

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Portada de laedición original

en inglés de estemismo libro.

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La proliferación de médiums y milagreros de principiosde siglo no sólo captó la atención de algunos científicosde la época, sino también la del entonces famoso y hoylegendario, Harry Houdini. Guiado principalmente porun interés personal1, dedicó gran parte de su tiempo aindagar todas esas fantásticas historias. No tardó mu-cho en descubrir la cruda realidad: todo era una farsa.

Indudablemente, la excelente reputación de Houdinicomo mago y desmitificador, hubieran hecho de quiencuente con su eventual aval, un sujeto más queextraordinario y que confirmaría las mentadas preten-siones de muchos teóricos de lo paranomal. ¿Ocurrióeso alguna vez? ¿Hubo algún médium o psíquico quedemostrara sus poderes en forma categórica e incues-tionable en presencia de Harry Houdini?

A pesar de que ciertos parapsicólogos españoles2

han hecho trascender falsa información al respecto, larespuesta histórica es implacable: nunca.

El falaz trascendido (ver foto adjunta) se relacionacon un caso, muy ilustrativo por cierto, que tuvo comoprotagonista a un presunto psíquico de nombre JoaquínArgamasilla.

HARRYHOUDINI:

un capítulo de su luchacontra el fraude L. ENRIQUE MÁRQUEZ

Imagen extraída de un diario de la época, en la que aparecen juntos Houdini y Argamasilla, reproducida en la página 33 del libro La nueva parapsicología.

En ella se lee su falso epígrafe en el que se indica queHoudini “no pudo detectar ningún fraude

en los experimentos que realizó con el dotado español de percepción dermo-óptica”. CO

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¿QUIÉN ERA ARGAMASILLA? Joaquín María Argamasilla de la Cerda y Elio (tal era sunombre completo) fue un joven español que a principiosde la década de los años veinte comenzó a cobrar noto-riedad por su supuesta capacidad de visión a través decuerpos opacos. Su corta fama se debió en gran parte alímpetu que puso su padre –el Marqués de Santa Cara– endifundir sus prodigios. Pero, para el reconocimiento in-ternacional, fueron determinantes las experiencias queconvencieron al Dr. Richet3 de la autenticidad de los fe-nómenos alegados por el muchacho.

La limitada capacidad de Argamasilla se reducía a lalectura de papeles escritos encerrados en cajas metálicas,y al conocimiento de la hora marcada por las agujas deun reloj de bolsillo del tipo saboneta, que precisamentecubría y protegía la esfera con su tapa de metal. Para ma-yor impacto, se colocaban dos almohadillas de algodónsobre los ojos a las que luego superponía un pañuelo ata-do a su cabeza.

En su clásico proceder, Argamasilla proporcionaba lascajas o los relojes, si bien estos últimos podían pertene-cer a otra persona. Por lo general, salía de la habitaciónpara que se ocultaran los objetivos y –una vez que se ledaba la orden de ingreso– procedía a vendarse los ojos paraluego recibir los elementos en sus manos. Los manipula-ba con entera libertad y –finalmente– daba a conocer eltexto del papel oculto o la hora marcada en el reloj.

La condición para el eventual éxito era que el lugar es-tuviera muy bien iluminado puesto que, según sus propiasmanifestaciones, las experiencias que había realizado encondiciones contrarias fracasaron (!). Este breve relato(más que sugerente para cualquier ilusionista avezado)fue el que maravilló a tantos y permitió a Joaquín Arga-masilla llegar a los Estados Unidos –con tan sólo 19 añosde edad– y poner a prueba su pre-tendida y bien publicitada “Visiónde Rayos-X” ante el enemigo num-ber one de los charlatanes: HarryHoudini.

El afamado español ostentaba cre-denciales de psíquico que avalabannotables científicos de su país y delextranjero. Si superaba el examen conHoudini ¿quién podría ya dudar de suextraordinaria capacidad? El en-cuentro no se hizo esperar.

HOUDINI VERSUS ARGAMASILLANo fue el Madison Square Garden el que los tuvo por pro-tagonistas, pero sí se puede decir que en un rincón y enla categoría de peso pesado se encontraba el corpulentojoven español, mientras que en la otra esquina, se con-densaba en la diminuta figura de Houdini, la grandeza dela experiencia de un pícaro ilusionista que por años veníaganando por knock-out a decenas de espiritistas y mila-greros. No le costó mucho desentrañar el aparente mis-terio que proponía la actuación de Argamasilla. Había su-ficientes datos en su proceder que eran claves para guiar

la sospecha y centrar la atención en elmomento y lugar indicados.

Argamasilla tenía por norma ubi-carse cerca de una ventana; esta po-sición no sólo le permitía una buenailuminación sobre los objetos a mani-pular sino también mantener a los ob-servadores controlados y de frente. Elvendaje que utilizaba podía impresio-

nar a un profano, pero no a Houdini, quien conocía másde una técnica para echar el ojillo subrepticiamente pordebajo de este o cualquier otro vendaje más complicado.

En las pruebas del reloj, una vez que las manecillaseran cambiadas al azar con la tapa cerrada por los propiosespectadores, Argamasilla recibía el objetivo en sus ma-nos y, con una hábil maniobra, provocaba una leve aper-tura de la tapa que le permitía echar un rápido vistazo yanunciar luego la hora. Si bien por lo general se utiliza-ba un reloj de su propiedad y sin cuerda, en algunas ex-cepciones en que el reloj estaba funcionando, Argamasi-lla recurría a una estrategia que daba mayor brillo a suactuación. Si se considera el gran entrenamiento que te-nía para realizar este truco, no era extraño que a veces co-nociera la hora en un tiempo récord; pero no por eso, ymuy inteligentemente, se privaba de un apresurado éxi-to dejando transcurrir unos minutos que bien podía cal-cular y –aprovechando que la trampa ya estaba hecha– se preocupaba en reforzar la aparente dificultad que loapremiaba para finalmente dar a conocer la hora exactao apenas con unos segundos de diferencia.

En una de las varias sesiones que mantuvieron, Hou-dini le ofreció un reloj que premeditadamente había tru-

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FIGURA 1:Cajas fabricadas por Houdini para validar experimentalmente lossupuestos poderes de Argamasilla.

Harry Houdini dedicó gran parte de sutiempo a indagar en todas esas fantásticashistorias y no tardó mucho en descubrir lacruda realidad: todo era una farsa.

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cado para imposibilitar su apertura; el fracaso de Joaquínfue total.

En otra oportunidad, en la oficina del Newspaper Fe-ature Syndicate, muy astutamente y aprovechándose dellimitado ángulo de visión que tenía Argamasilla por elvendaje, Houdini se ubicó a un costado por detrás del his-pano y vio perfectamente cómo abría y cerraba la tapa delreloj, mientras los demás –ansiosos y presos de la aten-ción dirigida que éste manejaba– esperaban el milagro.

El truco de la lectura de textos ocultos en las cajasmetálicas era un tanto más ingenioso, pero no lo sufi-ciente para engañar al retacón con “visión de rayos X, Yy Z”. Argamasilla sólo tenía éxito cuando operaba con dostipos de cajas de su propiedad. El diseño de las mismasle permitía la conveniente manipulación para poder ver yleer el papel impreso que se ocultaba dentro (ver figura1). El riguroso examen que hizo Houdini de las mismas,no solamente permitió establecer las maniobras que se re-querían para su buen uso, sino también duplicar con igualéxito la actuación de Argamasilla.

En una oportunidad Houdini le ofreció dos cajas de sufabricación (ver figura 2) desafiándolo a que revelara sucontenido, y el joven mago español se negó rotundamentea realizar la prueba. Obviamente, dada la construcción yaccesorios, el fracaso hubiera sido inevitable.

Houdini no sólo resolvió con éxito el misterio de Arga-masilla sino que también lo desenmascaró públicamen-te, llegando incluso a utilizar sus trucos para entreteneral público. En sus espectáculos, se distribuía un folleto enel que precisamente se destacaban la exposición de losfraudes de la médium Margery y Argamasilla (ver foto 3).

El descrédito en que cayó Argamasilla pronto lo obli-gó a retirarse de la escena pero, por supuesto, alegandouna repentina pérdida de sus poderes. ¡Como si algunavez los hubiera tenido! é

NOTAS:

1. La muerte de su madre, acaecida el 17 de julio de 1913,lo llevó a una búsqueda obsesiva e infructuosa de algún mé-dium espiritista que pudiera establecer un verdadero contactocon el más allá.

2. La fabulación proviene del libro La nueva parapsicología.Introducción a la parapsicología científica, Edit. Noguer S.A.,Barcelona, 1981. En dicho libro se exponen, a través de vein-ticuatro capítulos, los más variados temas sobre la materia ylos autores, casi en su totalidad, son miembros de la Socie-dad Española de Parapsicología (SEDP). En el capítulo pri-mero (¿Qué es la parapsicología?) que escribe Luis Fernán-dez Briones, en la página 33 nos anticipa el descalabro quevendrá luego. Se publica una foto –que cubre casi una pá-gina– de Harry Houdini junto a Joaquín Argamasilla (ver foto1) con el curioso y mendaz epígrafe que reza textualmente:“Joaquín Mª Argamasilla con el famoso ilusionista Houdini,quien no pudo detectar ningún fraude en los experimentosque realizó con el dotado español de percepción dermo-óp-tica” (!!!). Este comentario gratuito es reafirmado por Fran-cisco Gavilán Fontanet en el capítulo VII (Percepción Dermo-óptica); allí se ocupa –entre otros– del caso Argamasilla (pp.131-133), a quien considera –según su propia definición– un“dotado” o “paragnomo”, cerrando la descripción con las si-guientes palabras: “... y ese gran ilusionista que fue Houdi-ni fue incapaz de descubrir cualquier tipo de superchería” (p.133). Aun cuando, años después, yo mismo ponía al des-cubierto esta impostura de los parapsicólogos (El Ojo Es-céptico, Nº 3, 1991), Manuel Carballal repetía la mismamentira en su artículo Los grandes sensitivos españoles, pu-blicado en la revista Año Cero (Año V, No. 50, 1994), cuyodirector Enrique De Vicente, precisamente también eramiembro de la SEDP.

3. Charles Richet (1850-1935), fisiólogo francés que alcanzóel Premio Nóbel en Fisiología y Medicina en 1913 y, sinduda, un óptimo modelo de los varios científicos prestigiososque eran engañados en aquellos tiempos.

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Folleto de un espectáculo de Houdini, en el que se indica que mostraba los trucos usados por Margery, unamedium de Boston (EE.UU.) y por Argamasilla.

CORT

ESÍA

DEL

AUT

OR

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CARTAS AL DIRECTOR

CIENCIA, PSEUDOCIENCIA Y RELIGIÓN:

POLÉMICA ENTRE LOS ESCÉPTICOSEn el editorial del nº 8 de El Escéptico se decía: “la crí-tica a la religión como tal no tiene espacio en estas líneas”,“no rehuiremos pronunciarnos cuando las afirmaciones re-ligiosas trasciendan el campo de la fe para adentrarse enel de las afirmaciones contrastables o comprobables”, y “Noes el objetivo de El Escéptico dictaminar acerca del hechoreligioso o las cuestiones de fe [...], sí sobre las afirmacio-nes referentes a hechos contrastables”. Estas afirmacioneshan sido motivo de una larga polémica en la lista de co-rreo electrónico abierta para la comunicación de los sociosde ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crí-tico (ARP-SAPC), entre los que defendían la posición ofi-cial (que llamaremos escépticos-agnósticos), y los que dis-crepábamos abiertamente de ella (escépticos-materialistas).En las siguientes líneas voy a tratar de defender la postu-ra materialista y reflejar el contraste de las dos.

“La ciencia debe ser neutral ante la religión, siempre queésta limite su dogmática y sus afirmaciones a realidadestrascendentes e infalsables”. Podemos comenzar con estaopinión de los agnósticos, que resume y delimita la pos-tura oficial, a la que hay que exigirle en primer lugar queexplique por qué identifica actitud y racionalidad cien-tífica con construcciones científicas ya consolidadas, yseguidamente, pedirle la coherencia de aplicar el mismocriterio también a las pseudociencias.

Respecto del primer aspecto, los principales funda-mentos teóricos de este agnosticismo científico los en-contramos en el escepticismo filosófico de la antigüedad,y en cierta manera de entender el agnosticismo moderno,desde T. H. Huxley hasta autores como S. J. Gould. El es-cepticismo filosófico radical parte de que no es posibleestablecer ningún conocimiento seguro ni afirmar algocon carácter verdadero o necesario. Aquél evoluciona ha-cia el escepticismo científico, que reconoce la utilidad dela ciencia como modo de conocimiento, pero acentúa suestatus falible y la imposibilidad de alcanzar carácter ab-

soluto. Como el grado de seguridad en el conocimiento sebasa en la solidez de los argumentos y en su contrasteempírico, la ciencia siempre está sujeta a revisión y esademás parcial, limitada al estado de los conocimientosen una fase determinada.

Todas estas apreciaciones, bien asumibles, parecenconducir a los escépticos-agnósticos a otras que no lo sontanto, a saber, que como la razón es finita, como las cien-cias son limitadas y aún no han explicado muchas cosas,ahí donde no hayan ofrecido respuesta, no tienen nadaque decir, es terreno que admite por tanto “saberes” al-ternativos no científicos. Incluso reconocen un ámbito enel que la ciencia no llegará, en el que las afirmaciones noson sólo coyunturalmente infalsables sino trascendentes(agnosticismo dogmático al estilo de E. Du Bois-Rey-mond). Plantean el conflicto de la ciencia con otros mo-dos de conocimiento (pseudociencia, magia, religión) sólocuando éstos se atreven a adentrarse en ámbitos que síha ocupado ya la ciencia efectivamente y que por tantoson contrastables.

Desde el escepticismo materialista, que concibe laciencia como un saber crítico, y no como mera técnica,se ponen de relieve las contradicciones de estas posturasde equilibrismo, fruto a menudo de contaminación porparte ámbitos que nada tienen que ver con la ciencia,como el agnosticismo político (tolerancia, relativismo,respeto a las opiniones ajenas), la corrección política o lacomodidad social de planteamientos posmodernos, de pa-cífica convivencia entre explicaciones racionales e irra-cionales de la realidad.

Los materialistas aprecian otras contradicciones enlos escépticos-agnósticos. Éstos utilizan con preferenciael método científico para conocer la realidad objetiva,que equivale a emitir un juicio implícito sobre otros “sa-beres” que ofrecen respuestas a las preguntas del cono-cimientos humano. Su misma idea de la ciencia, es de-cir, los límites en los que tanto insisten, al tiempo que

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vedan todo pronunciamiento religioso o metafísico, estáncalificando esas realidades, denunciando la falta delenguaje cognoscitivo de las respectivas “disciplinas” ydescartando la pertinencia de sus afirmaciones. Portanto, ¿puede haber acuerdo entre unos y otros escépti-cos en estos postulados implícitos que rechazan las pre-tensiones objetivas de modos de conocimiento que ex-cluyan el método científico? Por parte materialistaparece haberla en reconocer que a menudo el contenidode dichas afirmaciones extraordinarias no puede ser ma-terialmente contrastado o falsado.

Pero los escépticos-agnósticos se empeñarán en queformalmente sólo cabe rechazar aquello que la cienciapuede comprobar como falso y así, rechazarán los “sa-beres” no científicos sólo cuando hagan afirmaciones enun terreno ya recorrido por una ciencia positiva deter-minada. Aplicado a la religión, se limita la crítica a as-pectos puntuales como el creacionismo, la Sábana San-ta, las imagen que lloran, y se excluye la crítica global oen aspectos infalsables como Dios, el alma, la providen-cia, la vida tras la muerte, etc. Por ejemplo, se dirá: “Losargumentos que se presentan no permiten saber si exis-te o no el alma, así que cualquier afirmación es igual delegítima o ilegítima”.

Sin embargo, los materialistas piden coherencia: “Nosabemos si existe o no el alma, pero no somos neutralesante cualquier afirmación de este tipo que pretenda suexistencia y no se apoye en argumentos racionales acce-sibles, entendibles, y en el contraste empírico. Recha-zaremos los fundamentos esotéricos, incontrastables odogmáticos de cualquier afirmación con pretensiones deconocimiento objetivo”.

Como se aprecia, no existe controversia cuando es po-sible el contraste empírico. Si se constatan unos hechos,o bien son susceptibles de explicación científica con-vencional, o bien se convierten en anomalías que mal-baratan las teorías científicas dominantes que no puedenexplicarlos. La controversia aparece cuando no hay he-chos contrastables, momento en que los agnósticos re-conocen un terreno acotado que permite hacer afirma-ciones por otras vías de conocimiento y ante el que laciencia puede ser neutral. Pero, ¿con qué pretensionesde conocimiento se harán estas afirmaciones? Los mate-rialistas rechazan toda pretensión más allá del senti-mentalismo y el subjetivismo.

Respecto del segundo aspecto que apuntaba al prin-cipio, los materialistas, además de discrepar en el trata-miento de los ámbitos infalsables de las pseudociencias,aprecian una discriminación en favor de la religión.ARP-SAPC, además del detenido examen de cada afir-mación extraordinaria, critica las pseudociencias desau-torizándolas globalmente, como sistemas de creencias in-demostradas, hábito que se quiebra injustificadamentecon la religión. En este punto los materialistas exigencomo mínimo coherencia e igualdad de trato a lo que es

homogéneo; que si la postura es de prudente agnosticis-mo, se aplique el mismo rasero a cualquier pseudocien-cia que se mueva en el terreno de lo indemostrable. Asípues, la segunda gran contradicción es la bula que ge-nerosamente se ofrece a la religión.

Inexplicablemente parece extendida la opinión deque la religión es un fenómeno esencialmente distinto delmito, la superstición, la magia o las pseudociencias. Losmaterialistas piensan, por el contrario, que todos ellosson saberes acríticos de carácter dogmático y esotéricoque comparten la concepción sobrenatural y espiritua-lista del universo y semejantes mecanismos místicos, y sucolisión es inevitable con la independencia de la razón ydel método científico para explicar la realidad.

El problema de la confusión puede surgir de la evo-lución histórica de la religión, sobre la que fue aumen-tando la influencia de los saberes críticos (filosofía, cien-cia), dando lugar a monoteísmos metafísicos, donde lasrealidades sobrenaturales van teniendo cada vez atribu-tos más abstractos. Estas teologías escolásticas con grancarga racional están en el origen de la ciencia occiden-tal, que es un estadio más en la evolución de la religión,despojada ya de los elementos acríticos, supersticiosos odogmáticos. La religión, para continuar siendo tal, des-pués de una larga época de repliegue en ámbitos de losque se iba ocupando la ciencia (Galileo, Buffon, Darwin),clara muestra de la sustitución del pensamiento míticopor la racionalidad y el conocimiento científico, tuvo quefrenar en su seno esta evolución y mantener (aunque con-trolados) muchos elementos del politeísmo y de la su-perstición. A pesar del uso parcial e interesado de la ra-zón, que nunca cuestiona los fundamentos irracionales,éstos se mantienen anacrónicamente, igualando en su-perstición el animismo y las religiones monoteístas.

La supervivencia de la religión o de las pseudocien-cias es hoy fuente de oscurantismo y credulidad, aunquesu origen sea más que razonable: a las sociedadesprehistóricas les resultaba indispensable una explicaciónoperativa de los sucesos ordinarios, y a falta de explica-ciones científicas de la realidad, la lógica impone la in-vención de mitos como la existencia de un alma espiri-tual, las causalidades arbitrarias o los dioses. Y aunquesiempre el conocimiento científico va a resultar insufi-ciente para responder a todas nuestras preguntas, hacersaltos trascendentales más allá de la evidencia empíricaes una inmadura supervivencia del pensamiento mítico.Así, podemos comparar la oración al Dios monoteísta o laprocesión católica para impetrar lluvia, con el rito delchamán para alejar a los malos espíritus o con las reco-mendaciones de ciertos ufólogos de colocarse gorritos fo-rrados de aluminio para evitar que los extraterrestres leannuestros pensamientos.

La teología, identificada hábilmente con la religiónpara resaltar un carácter racional que es realmente su-balterno, anula completamente la racionalidad con la in-

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troducción de categorías absolutamente incompatiblescon la lógica y la epistemología científicas. No es válidani siquiera para abordar el estudio del fenómeno reli-gioso, porque la ortodoxia de una confesión concreta o elejercicio de la teología no es simplemente “otro punto devista”; es un punto de vista anticientífico y acrítico por lasimple razón de su dependencia de las verdades revela-das y su servicio a la fe. Además, las actividades no te-ológicas, por ejemplo los aspectos milagreros de religio-sidad popular, no pueden disociarse en las actualesreligiones monoteístas, forman parte esencial de ellas.

La religión debe ser criticada duramente por todos losmotivos anteriores, igual que cualquier otra pseudocien-cia o pseudofilosofía, con acento en sus creencias dog-máticas indemostrables y en sus prácticas supersticiosas.Es importante también subrayar que el prestigio social delas religiones normalmente viene motivado por aspectossociales (inercia social, ritos de paso) que fácilmentepueden ser disociados, en su funcionalidad, del conte-nido dogmático de la fe y de cualquier contenido su-persticioso. En todo caso, la actual discusión se produ-ce por una discriminación en la fundamentación teóricade la posición de ARP-SAPC, no sobre una eventual dis-criminación práctica, por ejemplo en estrategia mediáti-ca, que pueda responder a la conveniencia de atender alas circunstancias sociológicas.

Las religiones politeístas y monoteístas responden almismo fenómeno global muy habitual en las pseudo-ciencias y pseudosaberes, que parte del animismo pri-mitivo y escinde dos planos de la realidad, postulando in-fundadamente la existencia de un plano más allá de lossentidos, cuyo escrutinio escapa a la ciencia, y cuyo co-nocimiento se nos proporciona por otras vías (contacta-dos, revelación, esoterismo). Con la postura agnóstica serespalda esta dualidad gracias a la forzada neutralidad dela ciencia, justificada en la inoperancia del experimen-to científico en realidades infalsables. Pero la imposibi-lidad de contrastar nada en ese ámbito nos impediríaemitir un juicio negativo con respaldo científico-experi-mental, no pronunciarnos sobre la pertinencia de los po-sitivos. La actitud materialista no niega la futura confor-midad con la realidad del contenido de una afirmación,sino la pretensión de hacer afirmaciones de una supues-ta realidad sin fundamento alguno. Rechaza el conteni-

do en función del rechazo al modo de conocimiento, yeste rechazo que en los agnósticos es operativo e implí-cito, en los materialistas es explícito, porque, si no haypruebas, los juicios universales positivos no se puedensuspender indefinidamente por pudorosa prudencia. Siun futurólogo, por ejemplo, vaticina un accidente o afir-ma la existencia de realidades de cuya existencia no ten-gamos constancia, no se pretende falsar el contenido dela afirmación sino la legitimidad del modo de hacerla. Enla posible veracidad del contenido sólo hay una diferen-cia de probabilidad.

Los escépticos materialistas no parecen identificarsecon la escuela del escepticismo filosófico, sino que venel rótulo de la revista o el nombre de asociaciones es-cépticas más cercano a su etimología griega, como acti-tud cautelosa del que examina cuidadosamente antes depronunciarse sobre algo, contraria a la credulidad o aldogmatismo. No son escépticos respecto de la capacidadde la ciencia para explicar la realidad. El carácter limi-tado y finito (no exhaustivo) de las construcciones cien-tíficas es perfectamente compatible con la defensa de laracionalidad científica como única manera de enfrentar-se a la realidad con pretensiones de obtener un conoci-miento objetivo. Cualquier otra vía de conocimiento(dogma, experiencias, sentimientos, revelación) es nece-sariamente subjetiva y respetable mientras no desbordeesas pretensiones. Sin embargo, cuando se presentecomo testimonio de una supuesta realidad objetiva, si nose ha sometido al método científico y mantiene la citadaentidad, deberá ser rechazada.

Contrariamente a lo que se suele decir, la ciencia sítiene implicaciones ideológicas, aunque sólo en el ám-bito lógico y epistemológico, y no en el moral o político.La racionalidad científica es un producto histórico comocualquier otro y su evolución conduce al rechazo de laontología espiritualista y a la elección de la materia-lista. é

Javier Torres

NOVEDADES BIBLIOGRÁFICASPUENTE OJEA, Gonzalo: El mito del alma. Ciencia y

Religión, siglo XXI, Madrid, 2000.DEL VALLE TOMÁS, Susana: L´agnosticisme contem-

porain, Revue philosophique de Cayenne, nº 34, 2000.

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CARTAS AL DIRECTOR

SAI BABAEn el artículo dedicado a la figura de Sai Baba, en nuestra revista nº 10, procede hacer alguna pequeña rectificación, según nos ha indi-cado el autor. Así, donde dice: “Entre ellos se encuentra Jeff Young, ex presidente de la Organización Sai en la Región Sur Central de losEstados Unidos, quien sostiene que su hijo Sam de 16 años, ...”, debería decir: “Entre ellos se encuentra Jeff Young, ex-coordinador y eje-cutor de un pequeño programa en la Sathya Sai School de la Región Sur Central de los Estados Unidos, quien sostiene que su hijo Sam de16 años,...”. Más abajo, donde se hace referencia a los sitios en internet hay que modificar uno porque ha cambiado de nombre. La direc-ción http://www.saibabaguru.com/ hay que reemplazarla por http://www.saiguru.net, y también agregar http://www.snowcrest.net/sunrise.

FE DE ERRATAS ESCÉPTICO Nº 10

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Aristóteles suponía que los objetos caen al suelo porqueel suelo es su lugar, porque de alguna manera todo tien-de a situarse en el sitio que le corresponde. En el sigloXXI ya no nos tomamos en serio esta intuición aristotéli-ca. ¿O sí? Pensemos en lo siguiente.

Interior noche. El cuarto de baño de un restaurante. Nosmiramos en el espejo y algo no nos gusta demasiado. Es-tamos horribles. Un mechón de pelo insignificante noestá donde creemos que debería estar. Lo tocamos unpoco con las manos, intentándolo poner en el sitio queimaginamos es el suyo. Después de varios intentos pare-ce ser que lo hemos conseguido. Ahoraestamos guapos. Sin abandonar el espe-jo inclinamos la cara, hacemos muecas ygestos que suponemos nos convierten enarrebatadores. Y a causa de esos movi-mientos ligeros de cabeza, el mechónvuelve a descolocarse. Y nos vemos feosotra vez. Hasta que el mechón no hayaquedado firmemente establecido en el lu-gar que intuimos debe estar no abando-naremos el cuarto de baño. Transcurridosdoce minutos damos el tema por zanjado.El mechón está perfecto, impecable, ypor un momento volvemos a creer quenuestro peinado, nuestra cara y nuestrosojos son los más extraordinarios del Sis-tema Solar.

Lo que acabo de describir es algo quea casi nadie sonará extraño. Todos sole-mos hacer cosas así ante un espejo.Nuestra vida cotidiana está repleta demomentos irracionales, donde creemos,imaginamos, suponemos e intuimos losmás diversos disparates. El mechón depelo que nos retocamos en el espejo deun ascensor, o en el cristal de un SeatPanda no tiene prefijado su lugar, nadie

ha decidido cual es su sitio. Solamente nosotros. Sin em-bargo, en un despliegue de egocentrismo pensamos quetoda la humanidad coincide con nuestro punto de vistaacerca del lugar que tiene que ocupar ese mechón ennuestra frente.

Pero lo cierto es que Aristóteles y nuestros gustos es-téticos no coinciden con la realidad. Volvamos a nuestrorestaurante. Salimos del cuarto de baño y nos encontra-mos con un montón de personas que están pensando ensus cosas mientras devoran filetes, postres y ríen por co-sas que no podemos oír. Nos acercamos a nuestra mesa,donde una chica guapa nos espera. Mientras caminamos

Aristóteles y el peinado

P. Mirabet

JUAN CARLOS ORTEGA

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pensamos: “ahora si que estoy guapo”. Nos sentamos, to-mamos la botella de vino y le llenamos su copa. Y la tris-te realidad es que ella no ha notado nada. Nos ve exac-tamente igual que antes.

Tal vez, de esta historia cotidiana podríamos extraer,entre otras muchas, las siguientes cuatro conclusiones:

Primera: No se deben utilizar argumentos aristotélicosa la hora de peinarse. Los mechones de pelo, como laspiedras, los bolígrafos y los filetes de ternera no tienen unsitio ideal, un “hogar” en el que deban estar.

Segunda: La visión de nuestro propio cuerpo es radi-calmente distinta a la visión que de él tienen las chicasguapas a las que invitamos a cenar y, por extensión, elresto de las personas del planeta.

Tercera: Si un movimiento ligero de cabeza ante elespejo descoloca el mechón, ¿no deberemos suponer queel simple caminar, o el aire acondicionado del restau-rante o cualquiera de las mil cosas que interfieren connosotros también descolocarán el mechón, tal vez inclu-so antes de sentarnos frente a la chica con la que esta-mos cenando?

Cuarta: Nunca deberemos dejar a una chica esperan-do doce minutos en la mesa de un restaurante solamen-te para retocarnos un mechón de pelo. Podría enfadarse.

Creo que la primera, segunda y cuarta conclusión sontodas ellas evidentes en si mismas y no requieren más de-

talles. Sin embargo, fijémonos en la tercera. Cuando, en-cerrados en el lavabo logramos poner el mechón en su si-tio creemos que, por un milagro del cielo, ese conjunto depelos se quedará siempre allí o, cuanto menos, el resto dela noche. Nuestra parte racional sabe que no es así, sabeque en menos de un minuto volverá a descolocarse, peronuestro lado irracional no puede verlo.

Tendemos a pensar que la última imagen que hemosvisto de nosotros mismos perdurará, porque estamos con-vencidos que somos como recordamos que somos, que losdemás nos ven como nos vemos nosotros. Y la imagenmás reciente de nosotros mismos es la última que nos dael espejo. Al revés de lo que pensamos de los demás, esode “la primera impresión es la que cuenta”, tendemos adefender irracionalmente que “la última impresión quetenemos de nosotros mismos es la que cuenta”. Por eso,cuando hacia las cuatro de la madrugada volvemos a casay nos miramos en el espejo siempre nos vemos feos. Ennuestra irracional imaginación, ese mechón continúa ensu sitio y nuestra cara tiene aún la chispeante alegría delvino que nos tomábamos durante el primer plato, cuan-do tuvimos la tonta idea de abandonar a esa chica paralanzarnos al espejo de ese cuarto de baño.

Pensamos que Aristóteles está superado, pero aúncontinua vivo en los restaurantes más modernos, y en to-dos los cuartos de baño. é

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PRÓXIMO NÚMERO:COMUNICACIÓN SOCIAL DE LA CIENCIA

Nuestro próximo número lo dedicaremos a tratar cómo la ciencia llega al público con un informe especial sobre lacomunicación pública de la ciencia. ARP, como entidad dedicada al fomento del pensamiento crítico, es consciente dela importancia de que los avances científicos sean bien comprendidos por la sociedad. Para ello es fundamental lalabor que realizan los medios de comunicación, instituciones y divulgadores para acercar el trabajo que se realizanen los laboratorios al público general.

Reflexionarán con nosotros en este pequeño dossier: Vladimir de Semir, director del Observatorio de la Ciencia de laUniversidad Pompeu Fabra, con su artículo Impacto científico o impacto mediático; Jorge Alcalde, colaborador de MuyInteresante, con El espectáculo de la Ciencia y Malen Ruiz de Elvira, de El País, con La información científica en undiario.

También contaremos con otros artículos, como Astrología: Apuntes sobre la historia y evolución de un mito, de CésarEsteban y las secciones habituales de Primer Contacto, Mundo Escéptico, Cuaderno de Bitácora, Guía Digital,Paranormalia, De Oca a Oca, Un marciano en mi buzón, Crónicas desde Magonia y Sillón Escéptico.

Coordinación a cargo de Víctor R. Ruiz

escépticoel

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SUSCRIPCIÓN POR CUATRO NÚMEROS:

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Sr. Director:Le ruego que, a partir de este momento y hasta nueva orden, carguen a mi cuenta los re-cibos que le sean presentados por ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. Sin otro particular, reciba un cordial saludo de:

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escépticoel

la revista para el fomento de la razón y la ciencia

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El otro día, a media tarde, al poco de salir de la estación detren situada en el Paseo de Gracia de Barcelona, me topécon un grupo de turistas japoneses que estaban admirandodesde fuera la Casa Batlló, construida por Antoni Gaudí en-tre 1905 y 1907. La mayor parte de ellos llevaba una cá-mara. Los más, de vídeo; los menos, una de fotos digital.

Mi cabeza empezó a dar vueltas y pensé –no sé porqué– en la posibilidad de un atentado contra dicha cons-trucción modernista y como el mismo hubiera quedado in-mortalizado en cientos de imágenes, casi desde todos losángulos.

Pensé después en el azar que unos meses antes le ha-bía pasado a aquel miembro del cuerpo de bomberos deNueva York que estaba filmando un momento de su traba-jo, poco antes de las 9 de la mañana (hora local) del pasa-do 11 de septiembre, cuando alguien le avisó que un aviónvolaba muy bajo por encima de sus cabezas. Fue en unabrir y cerrar de ojos. La cámara se levantó rápido y cap-tó una imagen que ya es historia: la de un Boeing (creo) in-crustándose por sorpresa contra uno de los edificios más al-tos del mundo.

La verdad es que me sorprendió la primera vez que vila imagen. Pensé en la causalidad que era que alguien to-mara ese plano, de forma tan nítida. Luego, reflexionandoalgo más, pensé que quizás no era tanta suerte. Al fin y alcabo, no era tan sorprendente alguien tuviera en sus manosen esos momentos una cámara y estuviera enfocando las to-rres gemelas poco antes del impacto, dada la decena largade millones de habitantes que tiene Nueva York y dados los–quizás– miles de turistas. Tal vez, lo raro es que no hayansalido más imágenes. Casi diría que éstas faltan...

La cantidad de medios de captar imágenes que existenhoy en día hace que sea relativamente fácil el captar acon-tecimientos muy infrecuentes. Puedo recordar ahora el casodel camionero español que, en ruta por Francia, captó elaccidente de un Concorde hace un par de años mientrasprobaba una cámara de vídeo. Lo raro, en realidad, es queno hubieran más imágenes del momento del accidente,dada la cantidad de cámaras que sin duda, había por lazona. Sin embargo, alguien sí la llevaba y pudo registrar elacontecimiento.

Algo un tanto diferente pasó con otro avión que tambiénse estrelló en Nueva York a finales del 2001. Si bien escierto que nadie captó al avión antes de chocar, poco ins-tantes después cientos de cámaras recogían el aspecto dellugar impactado.

Hace poco, una cadena de televisión estadounidense re-transmitía la reentrada de un cohete en la atmósfera, un he-cho relativamente raro. La misma, por lo que yo pude ver,fue similar a la que el cohete chino Shenzou hizo en la at-mósfera terrestre hace unos años, con una trayectoria quefue desde Andalucía al sur de Italia. Yo pude ver el acon-tecimiento en directo, dado que aquel día daba un curso deobservación astronómica. Días después, un amigo, Josep MªTrigo, me enviaba las imágenes en vídeo del acontecimientocaptadas desde una embarcación.

Ello no pasa siempre, eso es cierto, pero cualquier fe-nómeno –especialmente si se da con alguna frecuencia,aunque sea limitada como pasa con las reentradas de co-hetes– parece condenado a ser captado de forma correctaen la actualidad, dada la gran cantidad de cámaras que hay.Sólo los acontecimientos muy improbables en condicionesmuy aisladas parecen resistirse, aunque no siempre. Cadavez más aparece la imagen del turista que pasaba por allí.

Pero hay excepciones. Hay algunos acontecimientosque parecen escaparse a ello de forma concienzuda, comoes en el caso de los ovnis y de los fenómenos paranorma-les en general. Nunca una cámara recoge bien nada. Jamáshay japonés ni bombero que los pille de forma clara, pesea que algunos defiendan oleadas de ovnis en fechas con-cretas en lugares concretos donde concentren cientos deobservadores.

Tal vez sea mala suerte. Pudiera ser. Lo que no pareceque sea, es que esas películas desaparezcan debido al se-creto oficial. Al fin y al cabo, si todos sabemos a qué altu-ra llevaba el pantalón el anterior presidente de los EEUU,en un momento dado, en el despacho oval (tal vez el lugarmás controlado del mundo), resulta difícil creer que esamisma autoridad sea capaz de guardar otro tipo de secre-tos mucho tiempo. é

Alfonso López Borgoñoz

el escéptico primavera- verano 200174

A VUELTAS

CÁMARAS Y HECHOSINSÓLITOS

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European Council of Skeptical Organizations(ECSO). Secretario:Amardeo Sarma. Postfach 1222,D-64374 Rossdorf. Fax: + 49-615481912. Correo-e.:[email protected].

ALEMANIA: Society for the Scientific Investigationof Para-Science (GWUP). Secretario:Amardeo Sar-ma. Postfach 1222. D-64374 Rossdorf.Alemania.Tel.:+49-6154695021. Fax: +49-6154695022. Correo-e.: [email protected].

BÉLGICA: Committee Para. Presidente: J. Dommanget.Observatoire Royal de Belgique.Avenue Circulaire 3.B-1180 Brussels. SKEPP. Secretario: W. Betz. Laar-beeklaan 103. B1090 Brussels. Fax: 32-2-4774301.

ESTONIA: contacto: Indrek Rohtmets. Horisont. EE 0102Tallinn, Narva rnnt. 5.

FINLANDIA: Skepsis. Presidente: Ilpo V. Salmi. Secretario:Anneli Aurejdrvi. Sireenitie l0b A2. FIN-01390 Vantaa.Correo-e.: [email protected] (Sami Hiltunen).

FRANCIA: Cercle Zététique. Contacto: Paul-Eric Blan-rue. 12 Rue David Deitz. 57000 Metz. ComiteFrancais pour I’Etude des Phenomenes Para-normaux. Merlin Gerin. RGE/A2 38050 Grenoble Ce-dex. Union Rationaliste. Contacto: Jean-Paul Kri-vine. 14, Rue de l’Ecole Polytechnique. 75005 París.

HUNGRÍA: Hungarian Skeptics. Gyula Bencze. Ter-meszet Vilaga. PO Box 25. Budapest 8, 1444. Fax: 011-3611187506.

IRLANDA: Irish Skeptics. Contacto: Peter O’Hara. St.Joseph’s Hospital, Limerick.

ITALIA: Comitato Italiano per il Controllo delleAffermazioni sul Paranormale (CICAP). Contacto:Massimo Polidoro, editor Scienza & Paranormale. POBox 60, 27058 Voghera (PV).

NORUEGA: Skepsis. St Olavsgt. 27, N-0166, Oslo.PAÍSES BAJOS: Stichting Skepsis. Secretario: Rob Nan-

ninga. Westerkade 20, 9718 AS Groningen.REINO UNIDO: Association for Skeptical Enquiry

(ASKE), 15 Ramsden Wood Road, Walsden, Tod-morden, Lancs, OL14 7UD. London Student Skep-tics. Contacto: BilI Harman, 21 Manville Rd., LondonSW17 8JW. Wessex Skeptics. Contacto: Robin Allen,Department of Physics, Southampton University,Highfield, Southampton S09 5NH. The Skeptical In-quirer: Representante: Michael J. Hutchinson. 10 Cres-cent View. Loughton. Essex 1G10 4PZ. Correo-e.:[email protected]. ‘The Skeptic Magazine: Editores:Toby Howard y Steve Donnelly. PO Box 475. Man-chester M60 2TH. Correo-e.: toby@ cs.man.ac.uk.

REPÚBLICA CHECA: Czech Club of Skeptics. Contacto:Ivan David. Vozova 5 Prague 3. 73000.

RUSIA: Zdravyi Smysl. Contacto:Valery A. Kuvakin. No-vatorov 18-2-2. Moscú 117421.

SUECIA: Vetenskap och Folkbildning. Secretario: SvenOve Hansson. Box 185. 101 23 Stockholm.

UCRANIA: Perspective. Director: Oleg G. Bakhtiarov.3-B Khmelnitskogo St. 252001. Kiev.

ARGENTINA: Centro Argentino para la Investiga-ción y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP).Director: Ladislao Enrique Márquez. Casilla de Correo26. Sucursal 25. 1425 Buenos Aires.

AUSTRALIA:Nacional: Australian Skeptics. Ejecutivo: Barry Williams.

PO Box 268. Roseville, NSW 2069. Tel.: 61-2-94172071. Fax: 61-2-94177930. Correo-e.: [email protected].

Regionales: Australian Capital Territory. PO Box 555.Civic Square 2608. Hunter Skeptics (Newcastle). POBox 166. Waratah. NSW 2298. Darwin Skeptics(Northern Territory). PO Box 809. Sanderson. NT 0812.Queensland. PO Box 6454. Fairfield Gardens. QLD4103. South Australia. PO Box 91. Magill 5072. Vic-toria. PO Box 5166AA. Melbourne.VIC 3001. Wes-tern Australia. PO Box 899. Morley. WA 6062.

BRASIL: Opçao Racional. Luis Gutman. Rua Santa Cla-ra, 431. Bloco 5, Apt. 803. Copacabana - Río de Ja-neiro 22041-010. Tel.: 55-21-5482476.

CANADÁ: Alberta Skeptics. Secretaria: Heidi Lloyd-Pri-ce. PO Box 5571. Station A. Calgary,Alberta T2H 1X9.British Columbia Skeptics. Contacto: Lee Moller.1188 Beaufort Road.Vancouver V7G 1R7. Manito-ba Skeptics. Presidente: John Toews. PO Box 92. St.Vital. Winnipeg. Manitoba. R2M 4A5. OntarioSkeptics. Presidente: Henry Gordon. 343 Clark AveWest, Suite 1009. Thornhill Ontario L4J 7K5. Scep-tiques du Quebec. Jean Ouellette. CP 202, Succ. Be-aubien. Montreal H2G 3C9. Línea caliente escéptica24 horas: 514-990-8099.

CHINA: China Association for Science and Tech-nology. Contacto: Shen Zhenyu. Research Center -CAST. PO Box 8113. Beijing. Chinese Skeptics Cir-cle. Contacto:Wu Xianghong. PO Box 4-doctor. Ren-min Univ. Of China, Beijing 100872. Hong KongSkeptics. Contacto: Rebecca Bradley. PO Box 1010.Shatin Central Post Office. Shatin, NT.

ESTADOS UNIDOS:Nacionales: Committee for the Scientific Investi-

gation of Claims of the Paranormal (CSICOP).Presidente: Paul Kurtz. PO Box 703. Amherst. NY14226-0703.Tel.: 716-636-1425. Fax: 716-636-1733.Correo-e.: info©csicop.org. Skeptics Society. Di-rector: Michael Shermer. 2761 N. Marengo Ave.Alta-dena, CA 91001. Tel.: 626-7943119. Fax: 626-7941301. Correo-e.: [email protected].

Estatales/Regionales: Alabama Skeptics. Emory Kim-brough, 3550 Watermelon Road.Apt. 28A. Northport.AL 35476.Tel.: 205-7592624. Tucson Skeptics Inc.Presidente: James McGaha. 7049 E. Tangue VerdeRoad. Suite 370,Tucson.AZ 85715. Phoenix Skep-tics. Presidente: Michael Stackpole. PO Box 60333.Phoenix.AZ 85082. Bay Area Skeptics. Secretaria:Wilma Russell. 17723 Buti Park Court. Castro Valley.CA 94546. East Bay Skeptics Society. Presiden-te: Daniel Sabsay. PO Box 20989. Oakland. CA 94620.Tel.: 510-4200702. Sacramento Skeptics So-ciety.Terrv Sandbek. 3550 Watt Avenue, Suite #3. Sa-

cramento. CA 95821.Tel.: 916-4883772. Correo-e.:[email protected]. San Diego Associationfor Rational Inquiry (SDARI). 945 Fourth Avenue.San Diego. CA 92101.Tel.: 619-233-1888. Fax: 619-696-9476. Correo-e.: [email protected]. RockyMountain Skeptics. Presidente: Bela Scheiber. POBox 7277. Boulder. CO 80306. Tel.: 303-444-5368.Correo-e.: [email protected]. Connecticut Skep-tical Society. PO Box 456. Cheshire. CT 06410-0456.National Capital Area Skeptic. Contacto: D.W.Denman. 8006 Valley Street. Silver Spring. MD20910. Tampa Bay Skeptics. Contacto: Gary Pos-ner. 1113 Normandy Trace Road. Tampa, FL 33602.Tel.: 813-221-3533. Georgia Skeptics. Presidente:Becky Long. 2277 Winding Woods Dr. Tucker. GA30084. Midwest Committee for Rational Inqui-ry. Presidente: Danielle Kafka. PO Box 2792. Des Plai-nes. IL 60017-2792. Rational Examination As-sociation of Lincoln Land (REALL). Presidente:David Bloomberg. PO Box 20302. Springfield. IL62708. Tel.: 217-525-7554. Indiana Skeptics.Presidente: Robert Craig. 5401 Hedgerow Drive. In-dianapolis. IN 46226. Kentucky Association ofScience Educators and Skeptics (KASES). Pre-sidente: Robert A. Baker. 3495 Castleton Way North.Lexington. KY 40502. Baton Rouge Proponentsof Rational Inquiry and Scientific Methods (BR-PRISM). Director: Dick Schroth. 425 Carriage Way. Ba-ton Rouge. LA 70808-4828. Tel.: 504-766-4747.Skeptical Inquirers of New England. Contacto:Laurence Moss, Ho & Moss. 72 Kneeland St. Boston02111. Great Lakes Skeptics. Contacto: Carol Lynn.1264 Bedford Road. Grosse Pointe Park. MI 84230-1116. Minnesota Skeptics. Contacto: Robert W. Mc-Coy. 549 Turnpike Road. Golden Valley, MN 55416.St. Kloud ESP Teaching Investigation Com-mittee (SKEPTIC). Coordinador: Jerry Mertens.Psychology Department. St. Cloud State University. St.Cloud. MN 56301. Kansas City Committee forSkeptical Inquiry. Presidente: Verle Muhrer. 2658East 7th. Kansas City. MO 64124. Gateway Skep-tics. Presidente: Steve Best. 6943 Amherst Avenue.University City. MO 63130. Skeptics Resource Cen-ter. Contacto: J.J. Kane. 89 Glengarry Dr. Stratham.NH 03885.Tel.: 603-778-6873. New Mexicans forScience & eReason. Presidente: John Geohegan.450 Montclaire SE. Albuquerque. NM 87108; JohnSmallwood. 320 Artist Road. Santa Fe. NM 87501.Tel.:505-988-2800. Inquiring Skeptics of UpperNew York (ISUNY). Contacto: Michael Sofka. 8 Pro-vidence St. Albany. NY 12203. Tel.: 518-437-1750.New York Area Skeptics (NYASk). Contacto:Way-ne Tytell. 159 Me!rose Avenue. E. Massapequa. NY11758. Tel.: 516-798-6902. Western New YorkSkeptics. Presidente: Tim Madigan. 3965 RenschRoad. Buffalo. NY 14228. South Shore Skeptics.PO Box 5083. Cleveland. Ohio 44101. Contacto: PageStephens. 4534 Grayton Road. Cleveland. Ohio44135.Tel.: 216-676-4859. Correo-e.: hpst@earthlink.

net. Association for Rational Thought (Cincin-nati Area). Roy Auerbach. Correo-e.: [email protected] for Rationality. Secretario: John Re-ese. 7555 Spring Valley Road NW. Salem. OR 97304.Tel.: 503-364-6676. Correo-e.: [email protected]. Pa-ranormal Investigating Committee of Pitts-burgh (PICP). Presidente: Richard Busch. 8209Thompson Run Road. Pittsburgh. PA 15237.Tel.: 412-366-4663. Philadelphia Association for CriticalThinking (PhACT). Presidente: Bob Glickman. POBox 21970. Philadelphia. PA 19124. Tel.: 215-533-4677. Reality Fellowship. Contacto: Carl Leden-decker. 2123 Stonybrook Road. Louisville.TN 37777.Houston Association for Scientific thinking(HAST). Contacto: Darrell Kachilla. PO Box 541314.Houston. TX 77254. North Texas Skeptics. Presi-dente: Joe Voelkering. PO Box 111794. Carrollton.TX75011-1794. The Society for Sensible Expla-nations. Secretario: Tad Cook. PO Box 7121. Seat-tle. WA 98133-2121. Correo-e.: [email protected].

INDIA: Indian Skeptics. Presidente: B. Premanand. 10Chettipalayam Road. Podanur 641-023 CoimbatoreTamil Nadu. Indian Rationalist Association. Con-tacto: Sanal Edamaruku. 779, Pocket 5, Mayur Vihar1. New Delhi 110091. Maharashtra SuperstitionIrradication Committee. Contacto: Naredra Dab-holkar, 155 Sadashiv Peth, Satara-415 001. Dravi-dar Kazhagam. Secretario: K. Veeramnani. PeriyarThidal, 50. EVK Sampath Road, Madras-600007.Ta-mil Nadu.

ISRAEL: Israel Skeptics Society. Presidente: Philip Mar-maros. PO Box 8481. Jerusalén. Fax: 972-2-611652.Correo-e.: [email protected].

JAPÓN: Japan Skeptics. Presidente: Jun Jugaku. Bu-siness Center for Academic Societies Japan. 16-9 Hon-komagome 5-chome. Bunkyo-Ku. Tokyo 113.

KAZAJASTÁN: Kazakhastan Commission forInvestigation of Anomalous Phenomena(KCIAP). Contacto: Sergey Efimov. AstrophysicalInstitute. Kamenskoye Plato. Alma-Ata 480068.

MÉXICO: Sociedad Mexicana para la InvestigaciónEscéptica (SOMIE). Presidente: Mario Méndez-Acosta.Apartado Postal 19-546. México 03900, DF.

PERU: Centro de Investigaciones de lo Paranormal,lo Seudocientifico y lo Irracional en el Perú (Cip-si-Peru). Director: M.A. Paz y Miño. c/o AERPFA, El Co-rregidor 318, Lima 25 (Perú). Fax: +51-1-4810712 Co-rreo-e: [email protected] Web: http://www.geocities.com/cipsiperu/indice.htm.

NUEVA ZELANDA: New Zealand Skeptics. Presiden-te:Vicki Hyde. South Pacific lnformation Services, Ltd.Box 19-760. Christchurch 5.Tel.: 64-3-384-5137. Fax:64-3-384-5138. Correo-e.: [email protected].

SUDÁFRICA: Association for the Rational Investi-gation of the Paranormal (ARIP). Secretario: Ma-rian Laserson. 4 Wales St. Sandringham 2192. SO-CRATES. Contacto: Leon Retief. 3 Hoheizen Crescent,Hoheizen, Bellville 7530. Correo-e.: [email protected].

TAl WÁN: Contacto: Tim Holmes. PO Box 195, Tanzu.

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ARP – Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (ARP-SAPC)impulsa el desarrollo de la ciencia, el pensamiento crítico, la educa-ción científica y el uso de la razón; promueve la investigación críticade las afirmaciones paranormales y pseudocientíficas desde un puntode vista científico y racional, y divulga la información sobre los resul-tados de estas investigaciones entre la comunidad científica y elpúblico en general.

Para el desarrollo de sus objetivos, ARP-SAPC realiza, entre otras, lassiguientes actividades:● Mantiene relaciones con otras entidades de fines similares.● Establece convenios con instituciones y organizaciones.● Organiza foros, conferencias y congresos.● Fomenta la investigación y la publicación de estudios sobre las

materias objeto de su interés.● Informa a la opinión pública sobre los fraudes que pudiesen come-

terse al amparo de las prácticas pseudocientíficas y asesora al ciu-dadano víctima de esos fraudes.

● Mantiene un fondo documental especializado.● Mantiene un equipo de gente interesada en el análisis crítico de lo

paranormal y los hechos situados en los límites del saber científi-co, fomentando especialmente la investigación sobre fenómenosacontecidos en territorio español.

● Otorga premios y distinciones como reconocimiento a la labor depersonas o instituciones que colaboran en la consecución de susfines sociales.

ARP – SAPC es una entidad cultural y científica sin ánimo de lucro.