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Natalio Kisnerman: Aportes Al Trabajo Social De Grupo
Elaborado por: Paola Segura Segura
KISNERMAN, Natalio y Colaboradores. Colección Teoría y Práctica del Trabajo
Social. Tomo VI. Grupo. 2° Edición. Editorial Hvmanitas. Buenos Aires.
Abstract
En esta obra se plantean los principales aspectos teoricos y practicos del
trabajo social de grupo, destacando los procesos metodologicos y grupales, asi
como las tecnicas que el profesional puede usar para llevar a cabo la
intervencion con el grupo. Desde una perspectiva funcional, proporciona
elementos para una intervencion grupal que trascienda hacia una trasformacion
social situando al grupo como la unica forma de aprender a vivir en
democracia. Se incluye el juego como recurso tactico de intervencion en la
experiencia de campo, y la reflexion como medio e instrumento para señalar
los conflictos y necesidades grupales. La obra resalta la importancia de tener
en cuenta aspectos como la comunicación, los roles y las interaccciones
subjetivas que en el proceso grupal dan un lugar a cada miembro creando un
sentido de pertenencia que ubica el sentido de la intervencion.
Palabras clave: proceso grupal; proceso metologico; sistematización; juegos y
reflexión.
Los autores presentan este trabajo en el Seminario correspondiente al Curso
Especial de Licenciatura en Servicio Social llevado a cabo en la Universidad
Nacional de Comahue, Provincia de Rio Negro en Argentina en el año 1984. La
obra la presentan en 7 títulos: en el primero prescriben un sentido al Trabajo
Social de Grupo[1] como método del Trabajo Social[2]; en el segundo
despliegan el proceso metodológico del TSG y el proceso del grupo como un
tejido de relaciones que se construye a partir de la interacción de sus
miembros, que asigna unos roles de los que se esperan cumplan algunas
expectativas; del tercero el séptimo título muestran los sustentos teóricos de
la intervención del TSG, retomando autores como Anzier, Bleger, Dellarosa,
Winnicott, Pichon, Sartre, Shutz, Moreno[3]. Finalmente señalan en términos
concretos las tareas, roles y funciones que tiene el trabajador social en el
proceso grupal y en el proceso metodológico derivado de su experiencia
profesional en TSG.
Se plantea entonces el TSG como una propuesta de trabajo conjunto en una
situación de encuentro- reencuentro, cara a cara, aquí y ahora para lograr una
mayor comprensión de los procesos grupales. En ese sentido entienden el
grupo como una totalidad de partes interdependientes (miembros), parte de
una totalidad mas vasta que lo contiene vecindario, comunidad, institución, en
la que sus miembros son a la vez totalidades mas restringidas, partes de otros
grupos familia, trabajo, clase social. Al ser el grupo una unidad de interacción
entre sujetos, la experiencia grupal se plantea como un encuentro con lo
vivencial, la comunicación, lo corporal, la creatividad, con el enseñar-aprender;
por esto es necesario entender los elementos estructurales que conforman la
entidad grupal, los procesos
y características de la interacción comunicativa en el grupo, la tarea del líder y
la medida de las relaciones interpersonales en la dinámica grupal, el conflicto y
los métodos para su resolución.
De acuerdo con los autores, el proceso de grupo es siempre una respuesta a
las necesidades identificadas de sus miembros y, para investigarlas, es
necesario describirlas, interpretarlas, explicarlas y evaluarlas para predecir su
desarrollo futuro. Este proceso investigativo es siempre sensible y racional y se
centra en gran medida en el uso de la observación como técnica que afina la
percepción de lo que se observa y a través de la cual se recoge
sistemáticamente información sobre el grupo en la que se buscan
regularidades que permitan generalizar y producir hipótesis, es decir
interpretaciones que movilicen el proceso. Entonces es necesario determinar
primero que se quiere saber del grupo y focalizar la observación en las
variables relevantes para el conocimiento de su proceso a partir de la teoría y
con la aplicación del método científico lo que permite, por aproximaciones
sucesivas, apropiarse de las situaciones y problemas grupales para
dialécticamente determinar las contradicciones y sus movimientos ya que ellas
operan como fuente de desarrollo de todo el proceso. Las conclusiones de este
proceso van a insertar los conocimientos en la teoría y determinar que
procesos sociales requieren ser investigados en aras de dar una mejor
respuesta desde el conocimiento
científico.
Sin embargo, este planteamiento, claramente positivista, tiene algunas
contrariedades. Al proponer la investigación como una intervención para
transformar una situación a partir de la formulación de un objetivo, la elección
de alternativas de acción y la ejecución planificada de un experimento de
campo con el uso del método científico, pareciera suponerse el proceso del
grupo como una linealidad predecible, inmutable e inmune a las dinámicas
externas, que también son cambiantes, además de que no se tienen en cuenta
las subjetividades, los intereses ocultos que allí se mueven y los conflictos
que de su interacción derivan. Si bien es cierto que la teoría puede dar cuenta
de ciertos aspectos estructurales, la dinámica de los mismos en el grupo hace
que no sean tan predecibles, así como las estructuras complejas de la
sociedad que lo determinan y que el grupo reproduce.
Siguiendo con su línea expositiva, los autores plantean dos variables
independientes que como estímulos se deben introducir en el grupo para
modificarlo: los juegos como un medio e instrumento para iniciar la
socialización de los miembros, ir indagando acerca del proceso del grupo y
como catalizadores de situaciones tensionantes; y la reflexión que suscita la
interpretación que el profesional hace de la dinámica grupal y el señalamiento
de sus conflictos y necesidades. También indican que la tarea que decide el
grupo opera como estimulo ya que mediante la participación
de todos sus miembros en la misma se va produciendo una transformación que
va cohesionando al grupo alrededor de sus metas y objetivos.
Por esta vía, los autores abordan el concepto del hombre y el grupo para
comprender su interacción. El hombre lo definen como una unidad
biopsicosocial compuesta por un cuerpo, una psiquis y producto de una trama
de vínculos sociales en un tiempo y una sociedad determinadas. Es un ser
social que necesita de los otros para sobrevivir lo cual lo lleva a conformar
grupos; cada nueva inclusión en un grupo reactualiza los modelos de
comportamiento e identificación del sujeto en esos grupos de referencia[4] y
esa reactualización caracteriza el desempeño de determinados roles. Así
mismo, el grupo como parte de una sociedad que lo contiene, tiende a
reproducir su contexto socioeconómico, cultural y político, por tanto, lo
individual y lo social no existen separadamente si no que interactúan en una
relación reciproca en la que se determinan por lo cual el trabajador social
debe hacer consciente esta relación y mantener así el principio de realidad.
Con relación al concepto de grupo, los autores hacen una diferenciación entre
aglomeración y grupo como categorías diferentes; la primera corresponde a
una presencia anónima de personas atraídas por algo circunstancial, a lo cual
Sartre llama Serie. La serialidad es una etapa inicial en la constitución del
grupo que va surgiendo cuando cada individuo de la serie puede percibir
e internalizar al otro como un espacio-tiempo en el que determinadas
situaciones pueden ser contenidas; este paso se da a través de una situación
emergente[5] que provoca respuestas emocionales en el grupo. Entonces, el
grupo se estructura a partir de la mutua representación interna de sus
miembros, en la interacción y necesidad de satisfacer objetivos comunes en la
que el otro aparece como co-pensante, co- trabajador y co -aliado en la
satisfacción de la necesidad; esto da dirección al trabajo en el grupo. Así, el
trabajador social como animador[6] del proceso grupal permite la apertura de
un espacio para descubrir las necesidades y las potencialidades para
satisfacerlas procurando la autogestión del grupo. Es necesario tener en cuenta
que cada miembro llega con una serie de objetivos, expectativas, deseos y un
capital simbólico que como producto de su experiencia vital pondrá de relieve
en la experiencia grupal y tratara de acentuar para fortalecer su identidad.
Retomando a Napier y Gershenfeld, los autores indican que el encuentro con el
grupo puede suscitar en el individuo ciertas resistencias que pueden derivar en
tensiones e intimidaciones que pueden dificultar la definición de objetivos. El
entablar lazos supone una percepción del otro que va configurando la telé[7]
grupal es decir, sentimientos de atracción y rechazo a través de una serie de
identificaciones proyectivas.
Dos elementos importantes que señalan los autores en la constitución del
grupo
son el espacio y el tiempo. Todo grupo demanda un espacio para reunirse lo
que facilita la pertenencia y la pertinencia. La forma de ubicarse en el espacio
que adopta un grupo se llama esquema corporal y es conveniente que el
observador la grafique para precisar los cambios que se van dando ya que ello
puede dar cuenta de la dinámica grupal. Así mismo, todo grupo tiene tiempos
para reunirse, para el proceso y para hacer un tarea; tiempo y espacio señalan
la historicidad del grupo, el aquí y el ahora de sus necesidades presentes.
La situación grupal implica proyectar la experiencia personal en los otros así
como cuestionar el esquema referencial al exigir que el sujeto dentro del grupo
se desestructure de lo viejo y se reestructure a partir de lo nuevo. Este proceso
puede causar tensión tanto a nivel del individuo como de este con el grupo; el
lenguaje corporal es relator de la emocionalidad del individuo en el grupo por lo
cual es muy importante que el trabajador social haga un lectura
corporoespacial integral de éste. El grupo es el escenario que permite expresar
sentimientos y en el que los miembros suelen representarse a si mismos; en
ese sentido es tarea del trabajador social capacitar como objetivo de
aprendizaje en la espontaneidad necesaria para liberar el cuerpo y las
emociones ya que al comienzo del proceso grupal los miembros experimentan
tensiones en forma de ansiedades, angustias y miedos que movilizan
conductas defensivas que derivan en obstáculos
que cuando se estereotipan, es decir cuando configuran modos de pensar,
sentir y actuar estables, se transforman en r resistencias que pueden lentificar
o detener el proceso que el individuo lleva en el grupo.
Para entender los distintos momentos del proceso grupal y algunas de sus
demandas es necesario reconocer lo que W.R Bion denomino supuestos
básicos que serian esquemas entre los cuales oscilaría la vida emocional del
grupo. Asi por ejemplo, buscando seguridad frente a lo desconocido, el grupo
asigna al coordinador la función de dirigir todo el proceso lo cual crea un
supuesto básico de dependencia; si éste fracasa en el rol asignado se produce
el supuesto básico de ataque y fuga por el cual el coordinador resucita las
fantasías del castrador y el grupo se estructura como saboteador para
oponerse al cambio utilizando procedimientos disociativos. No obstante, los
miembros necesitan contraponer a la agresión el afecto, se produce culpa y
surge el supuesto básico de apareamiento buscando en la formación de
parejas complementarse en el otro. Sea cual fuere el lugar que el coordinador
tenga en el grupo, sea en el benévolo guía o el de dictador impuesto desde la
institución, es necesario advertir la adjudicación de roles que nos hacen en un
proceso transferencial ya que esto da cuenta de la demanda que comunica el
grupo.
El entablar vínculos supone la internalización del otro y del grupo, esto implica
un relación y articulación entre mundo interno
–mundo externo y analizar las variables que la sostienes nos permite
aproximarnos a la realidad de cada miembro y del proceso grupal. El vinculo
como unidad interaccional básica y el grupo como trama vincular constituyen el
escenario y el instrumento de resolución de necesidades, de ahí la
potencialidad del grupo en la resolución de problemas individuales ya que
funciona como contenedor de lo afectivo lo que afirma la identidad entre los
miembros y se convierte en un buen medio de realización personal-grupal a
través de la tarea que los compromete. En este sentido la cooperación como
contribución a la tarea grupal se establece sobre la base de roles diferenciados
desde cada uno de los cuales cada miembro aporta al grupo su bagaje de
experiencias y conocimientos.
En este proceso en fundamental la comunicación en la cual se intercambian
ideas y afectos, no solo a través del lenguaje hablado sino a través del lenguaje
no verbal, corporal. En este último es necesario interpretar las comunicaciones
a la luz del contexto ya que su significado puede variar. Por otro lado, para que
exista comunicación grupal los miembros necesitan manejar un mismo código,
su aparición genera una cultura grupal que deriva en una identidad
(pertenencia) que se completa con símbolos (nombres, distintivos) y la
preservación de la información dentro del grupo ( secreto grupal). Codificar-
decodificar es posible cuando se comparte el mismo esquema conceptual
referencial para operar;
las fallas en la codificación-decodificación o en la internalización del esquema
referencial genera los malentendidos situación que ocurre cuando uno no
entiende lo que el otro le trasmite y actua consecuentemente. Es pues tarea del
trabajador social, en los momentos dilemáticos, ayudar al grupo a pensar
transformar el dilema en el que cada parte cree tener la razón en un problema
a investigar y resolver, para esto es necesario precisar los esquemas
conceptuales referenciales que se movilizan en el grupo y sus canales de
comunicación.
El grupo es una estructura que emerge de la interacción de sus integrantes y
de la asunción de roles, los que representan modelos de conducta
correspondientes a la posición de los individuos en esa red de interacciones y
esta ligado a las expectativas propias y las de los otros miembros. Roles como
el del líder del grupo son trascendentales dado que este asume los aspectos
positivos depositado por el grupo y es el que lleva adelante la acción; el líder
puede ser autocrático, paternalista, permisivo o democrático dependiendo de la
cantidad de poder que el grupo deposite en é o si es impuesto desde el
exterior. En TSG mas que lideres se necesita el liderazgo como capacidad
potencial de todos sus miembros y es tarea del trabajador social promoverlo en
tanto cualidad que permite a cada miembro aportar desde su rol; también es
necesario crear las condiciones que faciliten asumir roles flexibles que les
permitan a los miembros descubrir
y probar distintas formas de colaborar en el grupo; en este sentido el trabajador
social asume el rolde coordinador del proceso grupal y su rol, que es
prescripto, es el de educador social, en tanto siendo continente en un tiempo
espacio de las necesidades grupales, opera en la red de dificultades de la tarea
y de las comunicaciones, capacitando al grupo para asumir su proceso de
resolución de dichas necesidades y dificultades.
En este sentido, desde el TSG la teoría adquiere gran importancia para el
ejercicio profesional al convertirse en la luz que alumbra las tinieblas del
entramado vincular del grupo y sus posibles conflictos; ésta, conectada a los
procesos grupales nos permite explicarlos. Mientras el señalamiento y la
interpretación se vinculan a lo que pasa en el grupo, la explicación con el
porqué y la evaluación con el como, la explicación incluye lo particular en lo
general e integrar la teoría con la practica. La practica adquiere una noción
transformadora que implica señalar, interpretar, explicar, intervenir y evaluar el
proceso del grupo y si se están cumpliendo las metas y objetivos planteados.
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[1] En adelante TSG.
[2] En adelante TS.
[3] Las obras que retoman de estos autores son:-ANZIER, Didier (1971): La
dinámica de los grupos pequeños; BLEGER, José. (1984) Psicología de la
conducta y Temas de Psicología (1972); BION. W.R. (1963) Experiencias en
grupos; DELLAROSA. A. (1979).Grupos de reflexión. MORENO. J.
L. (1964) fundamento de lo sociometría. PICHON. R. (1972). Del psicoanálisis
a la psicología social y el Concepto del portavoz (1978). SHUTZ. W. (1978)
Todos somos uno: la cultura de los encuentros. WINNICOTT, D. W. (1983).
Realidad y juego.
[4] Grupo de referencia en el texto hace alusión a los códigos grupales que
determinan unas formas comunicativas y normativas que establecen un deber-
ser en el grupo al cual se adhiere el sujeto y la internalización que éste hace de
dichos códigos.
[5] Situación emergente hace referencia a una situación significativa para un
agrupamiento de personas con la cual, o bien se sienten identificadas, o bien
se ven afectadas directamente por ella; esta situacion provoca respuestas
emocionales. Frente al emergente, el grupo surge como situacion de encuentro
de un Yo con otros Yo.
[6] Si bien los autores asignan el rol de animador al profesional en T.S, éste
supone una reduccion a la dinamica didactica. El trabajador social como parte
activa del grupo no solo dirige su proceso, sino que hace parte de este, por lo
cual su sola presencia ya supone una transformación al interior del grupo.
[7] El termino telé fue acuñado originariamente por J. L. Moreno (1967) para
referir a todas las transacciones que ocurren entre personas. El factor tele tiene
dos ramas, una llamada también TELE que es la que asegura el encuentro e
implica una correcta percepción reciproca; la otra es la distorsión de la
percepción y se denomina TRANSFERENCIA.