205

Necesitamos hombres y mujeres con - … · Web viewCreo que es esa la razón de fondo que explica el hecho de que no exista un interés real por la solución a los graves problemas

  • Upload
    ngocong

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Necesitamos hombres y mujeres convocación y sensibilidad universitarias

para que la Universidad no continúe ensuspenso.

CRISTÓBAL ARTETA RIPOLL

ANTILLAS

Editorial Antillas Abel Ávila, Director Fundador Alfonso Ávila Pérez, Director Adriana Ávila Pérez, Gerente

© 2003, Cristóbal Arteta Ripoll

Copyright de esta edición:©Casa Editorial Antillas Ltda.Carrera 65 No.84 25 Oficinas, (095) 3554733Carrera 45 No.59 22 Talleres, (095) 3518150Barranquilla, Atlántico, Colombia.

PRÓLOGO

El profesor Cristóbal Arteta Ripoll me ha pedido que prologue la presente selección de escritos correspondientes a la serie editorial Páginas Universitarias, que él ha venido publicando desde hace algún tiempo en los medios académicos superiores con buena aceptación de sus lectores. Para mí, un encargo de este jaez no es asunto fácil por varias razones tanto profesionales como personales, pero en particular no lo es porque mi prólogo aparece casi en el mismo momento en que son dados a la luz pública otros escritos que versan también sobre la vida y la obra de la misma persona.

Convencido de la falta absoluta de escapatorias creíbles y educadas para no escribir lo que el lector tiene ahora entre sus manos, comienzo por no ceder a la tentación en que otros cayeron de incluir a nuestro hombre en las vecindades taxonómicas en que se encuentran clasificados los genios o héroes de la historia y a su obra en las de los clásicos de la ciencia, la política o la literatura universal. Quienes adelantan semejante ejercicio de exagerada carantoñería están equivocados de medio a medio, pues el efecto psicológico en el lector, en particular si éste ya conoce al personaje y está familiarizado con su estilo, es un sentimiento de rechazo que se convierte en prejuiciada animadversión frente a lo que todavía no ha leído o en sensación de sorpresa que deviene luego en hilaridad ante lo que percibe como inesperadamente cómico o injustificadamente ridículo.

Pues bien, afianzado en tales premisas, paso a decir que el Cristóbal que yo conozco no es un Goethe ni un Rousseau, ni las Páginas Universitarias de que nos ocupamos tienen la talla estética de "Las cuitas del joven Werther" o la grandeza pedagógica del "Emilio". Pero lo Arteta y lo Ripoll que hay en este amigo y la honestidad con que dice lo que dice -a veces, además, muy bien dicho- cuando le toca decirlo, se transparentan como emblemas éticos de una integridad y una consagración intelectuales puestas indeclinablemente desde hace más de treinta años al servicio de los intereses académicos y administrativos de nuestra colectividad universitaria.

Conocí a Cristóbal en 1972, cuando fue mi alumno de historia de la filosofía en la Facultad de Educación de la Universidad del Atlántico. Era él a la sazón un joven políticamente inquisitivo, personalmente afectuoso e intelectualmente prometedor, más dado, creo, a teorizar soluciones particulares a problemas concretos de su entorno académico, que comprometido integralmente con el ideario mesiánico que por entonces auguraba sin ambages la inminente y convulsa redención de los explotados del mundo.

Treinta años después, ahora no tan joven pese a la falaz cosmética, la gimnasia de rutina, la ropa de marca y la desenvoltura exitosa de Casanova irredimible,

Cristóbal es personalmente más asertivo y carismático que antes, al tiempo que políticamente más capaz de materializar en realidades tangibles sus teorías y sueños acerca de cómo transformar en una criatura sana, funcional, robusta y productiva, al entrópico, esquizofrénico, moribundo y autofágico monstruo que es la Universidad del Atlántico.

Con ingredientes de filosofía política, historia de las ideas pedagógicas, psicología de la enseñanza y administración universitaria, Arteta se ha formado intelectualmente en el decurso de tres décadas hasta llegar a encarnar en buena medida al universitólogo por excelencia, la clase de experto administrador que merece la oportunidad de mostrar que las ideas contenidas en Páginas Universitarias son, además de excelentes reflexiones políticas y pedagógicas, fecundas simientes conceptuales portadoras del cambio que necesitamos.

Una muestra de su vocación de gerente universitario, que es también su inextirpable y hasta neurótica obsesión compulsiva, es la temática que acerva la presente antología de artículos suyos sobre la universidad, algunos de cuyos contenidos versan variadamente sobre el porqué de los fracasos de las distintas administraciones rectorales; la cuestionable eficacia de las políticas de estado para la educación pública superior; la naturaleza autista y esquizoide de algunas fuerzas estamentales del Alma Mater; la situación penosa de los jubilados que han comenzado a padecer por desesperación el síndrome del suicidio colectivo; la siempre manoseada e incumplida promesa de elevar efectivamente la competencia profesional de los docentes; o el deber ser, nunca satisfecho, de las proyecciones educacionales de la academia en la vida social de las comunidades.

Los artículos de Páginas Universitarias son en buena medida un valioso archivo histórico de lo que ha sido la Universidad del Atlántico en el fragoso itinerario de su vida pública, así como una acertada descripción sociológica de lo que ella es en el compungido presente. Pero también son esos escritos, sin duda, un sueño en lo moral y un proyecto en lo científico de lo que pudiera llegar a ser la Institución si hubiese alguien capaz, en este desdichado momento en que se amalgaman todas las crisis y se reproducen todos los males, de detener su libre caída hacia el abismo del desastre definitivo. Los artículos conllevan, por analogía con lo subliminal, un mensaje en el subfondo de su semántica aparente: todos tenemos el sueño de algún proyecto salvador para la Universidad. No permitamos que quien reclama con buenos argumentos que puede realizarlo, continúe otros treinta años con su fardo de ilusiones bajo el brazo intentando mostrarnos, tal y como lo hace en Páginas Universitarias, que sus proyectos, como políticas de alta gestión administrativa, representan la atalaya más empinada desde la cual se puede avistar el horizonte de un futuro universitario más decoroso y feraz.

Nelson Barros Cantillo

Profesor Universitario de Filosofía.INTRODUCCIÓN

Página Universitaria es el nombre original del documento Impreso que periódicamente circula en el ámbito Universitario, especialmente en la Universidad del Atlántico, desde hace ya un largo tiempo.

Surgió libre y en forma espontánea, cuando concebí la idea de expresar mi pensamiento sobre la educación y la política a través de un medio de comunicación escrito. Desde Entonces, ha sido el vínculo de expresión material que me ha permitido soltar ideas, opiniones y conceptos sobre el acontecer educativo y universitario.

Algunos pensaron que su origen obedecía a una coyuntura política, propicia para lanzar una candidatura y ganar adeptos en una eventual consulta para la rectoría de la Universidad del Atlántico. Se equivocaron, de la misma minera que lo hicieron quienes creyeron que Página Universitaria desaparecería de la escena comunicativa, después de la difícil situación de inestabilidad política e inseguridad universitaria vivida por la institución en los I res últimos años del siglo pasado.

Página Universitaria nació para quedarse. Por esta razón y para proyectar su existencia, más allá de la de este servidor, decidí recopilarlas en este texto que lleva el mismo nombre, pero en plural. La única finalidad que me anima, es la de Contribuir a la construcción de la historia escrita de la institución que me formó y que me ha visto crecer en sus entrañas como estudiante, docente, directivo sindical y académico.

Este libro recoge atisbos sobre casi dos (2) décadas de la historia universitaria durante las cuales, en algunos momentos, he participado como uno de sus protagonistas. El tiempo histórico nos ha dejado muchas enseñanzas y la madurez política y académica suficiente para entender que cada acción que realicemos en el recinto universitario y fuera del mismo, no tiene sentido distinto al de servir a la comunidad académica. Al mismo tiempo, esta obra, pretende proyectar el convencimiento de que algún día, no muy lejano, la universidad, nuestra universidad, será la mejor y más grande Universidad Estatal del Caribe Colombiano.

REFLEXIONES SOBRE ALFABETIZACIÓN Y PROMOCIÓN AUTOMÁTICA

Julio 16 de 1987

En los planes del Ministerio de Educación Nacional para el desarrollo de una política educativa, parece ser que sus banderas más inmediatas e importantes son la Alfabetización y la Promoción Automática.

La primera, a simple vista, tiene plena justificación, si se considera que, según los últimos datos del DAÑE, aproximadamente el doce por ciento (12%) de la población mayor de diez años de edad, es decir, unos dos millones seiscientos mil (2.600.000) habitantes, no saben leer ni escribir. Ello, MI i contar los denominados analfabetos funcionales, o sea, aquellos que durante sus primeros años aprendieron las primeras letras y luego, no tuvieron más contactos con centros educativos nacionales, departamentales o regionales.

Considera el señor Ministro que, para bajar el índice de analfabetas es pertinente el diseño de una estrategia audaz e innovadora que cuente con el concurso decidido y permanente del gobierno, sectores de la producción, Facultades de Educación, demás centros educativos del país y la participación comunitaria con objetivos y propósitos claros y concretos.

La validez y consistencia de la propuesta son indiscutibles. Pero ello no es la solución a un problema de raíces más hondas y de profundas connotaciones políticas y sociales en la vida nacional. La historia latinoamericana, nacional y tal vez mundial, demuestra que el analfabetismo no ha hallado respuestas de solución en campañas de alfabetización por muy extensas e intensivas que hayan sido. No ha habido país en América que no haya sentido acciones alfabetizadoras, y, en Colombia, no es la primera vez que se habla de alfabetización a gran escala. La historia es rica en ejemplos de esta naturaleza y el problema persiste.

Los datos estadísticos son elocuentes. El índice de analfabetismo en Colombia se ha mantenido estable en las últimas décadas, aunque es lógico reconocer su descenso porcentual con relación al aumento poblacional. Según los censos de 1951, 1964, 1973 y 1981, la población iletrada en Colombia es como sigue:

Año Población Porcentaje1951 2.429.333 37.7%1964 2.526.590 27.1%1973 2.591.979 18.9%1981 2.407.000 14.0%

Estos guarismos significan, como ya anotaba, que no ha sido atacado el mal por sus raíces. La única manera de acabar con el analfabetismo es lanzar al lado de

vastas campañas de alfabetización, una estrategia educativa que implique el cubrimiento total de la enseñanza básica. No se trata de ampliar su cobertura, como algunos suponen, pues estaremos paliando el mal. Si no se cubre en forma total la enseñanza para la población en edad escolar hasta los 10 años, nunca erradicaremos el analfabetismo en Colombia. Ya muchos países lo han logrado.

Si la campaña, como se supone, tiene una gran intencionalidad hacia una solución definitiva, ella debe estar acompañada de propuestas más audaces y radicales, como la señalada.

Sobre la Promoción Automática en la enseñanza, el argumento más sólido a su favor parece ser la necesidad de romper esquemas restrictivos que implican la retención de estudiantes por la pérdida del año escolar. Para ello se propone un Plan Nacional de Evaluación que no sea puramente aritmético o cuantitativo y que tenga en cuenta el desarrollo bio-psico-sociocultural del niño.

Es innegable que la promoción escolar no puede seguir dependiendo de cifras. La complejidad del proceso enseñanza-aprendizaje requiere tener en cuenta un conjunto de criterios que acertadamente evalúen al niño, más allá de la simple aprehensión de conocimientos y a su evaluación en números. El desarrollo biológico, sociológico, psicológico y cultural del niño de acuerdo a sus condiciones ambientales necesita ser evaluado en el aprendizaje, utilizando parámetros cualitativamente diferentes a lo cuántico.

Pero ello, no es tan fácil y simple como se puede pensar. Un nuevo sistema nacional de evaluación con las características señaladas necesita, en primer lugar, de la excelencia en la Formación Profesional Docente, lo que a su vez exige como primer paso, la superación de la crisis por la que atraviesan los centros encargados de tal función. Ya la reunión de Decanos de Facultades de Educación y de Rectores de Universidades públicas y privadas, realizada en Bogotá los días 17,18 y 19 de junio, aportó un conjunto de iniciativas que bien podrían ser el punto de partida hacia soluciones definitivas.

En secundo lugar, es inaplazable la recuperación del Status Profesional del Maestro para hacer la profesión más para hacer la profesión más digna y confiable, pues sin la confiabilidad del maestro el nuevo sistema no puede operar con beneficio de inventario. Esto significa mejores salarios, introducción de la competencia por la excelencia, mejor ambientación cualitativa del trabajo docente y estímulos permanentes que hagan del magisterio una profesión atractiva y digna, sólo para quienes con vocación asuman el reto. Sin un buen docente y con la mala calidad de la educación que se imparte, el futuro no es confiable.

LA ELECCIÓN DEMOCRÁTICA DE RECTORES

Septiembre 25 de 1987

"Mientras no contemos con hombresQue hayan hecho de la Universidad su vocación,

ella estará en suspenso".

J. Fitche

Una de las propuestas que el Ministerio de Educación Nacional ha presentado para reformar la educación post-secundaria en Colombia, hoy regulada por el Decreto Ley 80 de 1980, es la elección democrática de Rectores.

Tradicionalmente y por normas de carácter legal, corresponde al Presidente nombrar al Rector de la Universidad Nacional, y, a los Gobernadores, el nombramiento de los Rectores en las Universidades del orden Departamental. Si existiera un marco de requisitos que definiera las calidades intelectuales, morales, éticas y administrativas, acompañado de una voluntad de gobierno para hacerlo cumplir y de mecanismos institucionales de fiscalización y evaluación objetiva e imparcial de las funciones realizadas, se podría analizar lo que ha sido el proceso con más aciertos y beneficios que fallas y errores. De igual manera, si por disposición estatal los centros universitarios se hubieran marginado de la rebatiña burocrática a que están sometidos en el juego político nacional y local.

Pero la historia ha sido otra, la dirigencia política, salvo significativas excepciones, en las distintas regiones del país, no ha colocado en el centro de sus reflexiones a la Universidad como agente de cambio, generadora de cultura y productora de ciencia. La concepción que de la Universidad se ha tenido, como un compartimiento más de la estructura burocrática y "generadora de votos", ha llevado a nuestros dirigentes a olvidar el papel que debe cumplir la universidad y hacerla susceptible a los desmanes del clientelismo y de la política en sus desviaciones y bandazos hacia la corrupción.

En aquellos casos en los que teóricamente los organismos de poder en la Universidad han normalizado calidades y requisitos, la práctica ha logrado violentar y escandalizar la teoría, acabando por imponerse la mediocridad y la ausencia de todo principio de formación académica y universitaria en la escogencia y nombramiento de rectores. Uniatlántico no ha escapado a estos despropósitos y su más reciente historia así lo confirma.

A buena hora el partido de gobierno, a través del Ministerio de Educación Nacional, pretende ganar un espacio que ha sido abandonado a su suerte y que por sectarismos, dogmatismos y desviaciones no ha sido ocupado por otros con

mejor provecho. El frente educativo, y en especial el universitario, merece convertirse en el bastión de una sana y saludable política democrática que abra paso a nuevas y mejores relaciones con la comunidad; que centre más su atención en los problemas nacionales en su articulación con soluciones de cambio, progreso y desarrollo y que se vincule al proceso Docencia-Investigación de una manera cualitativamente diferente a la que por rutina se practica. Todo esto, en la perspectiva de servir a la ciencia, a la técnica y al desarrollo nacional y regional. En fin, hay que asignarle al Frente Educativo el sitio y papel que le corresponde en la estructura económica, política y social del país.

En especial, a la Universidad hay que mirarla de manera cualitativamente diferente al enfoque tradicional. Para una concepción amplia y democrática, la Universidad debe ser espacio para la reflexión de los grandes problemas de la comunidad en lo económico, lo político y lo social; Centro de Investigaciones científicas y tecnológicas donde se forjen las grandes alternativas de cambio para el desarrollo nacional y escuelas donde se formen los dirigentes que el país necesita. Cuando se comprenda en toda su magnitud la dimensión de la vida universitaria y se actúe en correspondencia con ella, los resultados de la acción política serán más benéficos e imperecederos.

La elección democrática de Rectores puede perfectamente servir a esos objetivos. En primer lugar, contribuye a Oxigenar una enrarecida atmósfera universitaria llena de mitos, mentiras y falacias porque la razón del horno-político no ha encontrado verdaderos y civilizados cauces de expresión.

En segundo lugar, abre las posibilidades de colocar en la dirección a los mejores cuadros de la inteligencia universitaria y vincular a sus estamentos a la más amplia participación democrática en la toma de decisiones.

Una universidad más democrática, abierta al diálogo con sus estamentos y convertida en foro permanente de confrontación de ideas para controvertir la ciencia, la política y la cultura, sirve más a una sociedad que debe, conscientemente, cimentar el presente para lanzarse segura al futuro.

La propuesta merece, pues, el más amplio apoyo y respaldo de los sectores democráticos.

CRISIS Y PERSPECTIVAS DE UNIATLÁNTICO

Octubre 3 de 1987

La organización sindical de los profesores Universitarios -ASPU- ha organizado para los días 1 y 2 de octubre del presente año, un foro sobre la "Crisis y Perspectivas de Uniatlántico".

Para el lector desprevenido, o para quienes poco se interesan por las cuestiones universitarias, es posible que una discusión de esa naturaleza le parezca novedosa, aunque intrascendente. Pero para el hombre verdaderamente universitario, o aquel que, sin serlo, se siente poderosamente atraído por la problemática educativa, el interés trasciende los marcos de la simple polémica y se centra en los resultados y en sus realizaciones prácticas. Sin embargo, suele ocurrir, que un sinnúmero apreciable de quienes han sentido con más incidencia la galopante crisis que afecta a la institución, manifiesten un grado considerable de escepticismo por la larga cadena de reflexiones que año tras año se han venido realizando, sin que hasta el momento ellas hayan desembocado en un marco de soluciones efectivas y de superación a la problemática.

Lo cierto es que Uniatlántico está sobre-diagnosticada. Tanto, que es muy difícil hacer o encontrar una reflexión original y novedosa que signifique una manera diferente de abordar la crisis y de desatar soluciones de cambio, no señaladas o previstas en el análisis. Mas ello, no descalifica al Foro, pues el debate de las ideas es siempre un ejercicio saludable para la inteligencia y, además, permite mantener vivas las ilusiones y esperanzas de quienes añoramos, o más bien, soñamos con una universidad diferente al servicio de la ciencia como creación y de la cultura como espacio vital de la mente humana.

Una Universidad que se convierta en foro permanente sobre las más disímiles concepciones de la política, la sociedad, el pensamiento y la ciencia. Que establezca canales de la más amplia y democrática participación estamentaria en todas las decisiones de significación e importancia en la vida institucional. Con un cuerpo directivo altamente calificado, fruto del consenso democrático de estudiantes y profesores y con capacidad de vincularse real y efectivamente a las políticas de desarrollo nacional y regional. Pero, igualmente, con posibilidades de transformarse en verdadera escuela forjadora y formadora de cuadros para la dirección de la economía y de la política colombiana.

Esa es la Universidad que necesitamos. Pero, ¿esto será posible con la crisis de dirección histórica que la golpea y la mantiene al borde del abismo?

Particularmente, no lo creo. Mientras la Universidad siga siendo dirigida por hombres sin escrúpulos y sin vocación universitaria, no encontrará el camino que

la conduzca serena y segura a una solución sin límites. Ni siquiera la superación de sus más graves problemas económicos y una sana y conveniente apropiación presupuestal, podrán restituirle su histórica razón de ser y ubicarla en la perspectiva de jugar el papel que le corresponde dentro de la estructura productiva y sociopolítica del país.

Nadie ignora que la penuria financiera configura un cuadro de dificultades que incide negativamente en el desarrollo de líneas de acción hacia la superación de la problemática. Pero también es cierto que la crisis de dirección, por la magnitud que ella ha adquirido, se convierte en la actualidad en la piedra de toque que estructura todo el andamiaje crítico institucional.

Definitivamente, debemos convencemos: hay que propugnar, si queremos salvar a Uniatlántico, por una verdadera dirección universitaria que sea ajena al clientelismo en sus diferentes variantes y manifestaciones, divorciada de la politiquería y de la corrupción administrativa; con una alta dosis de inteligencia y de creatividad que le permita generar credibilidad externa e internamente; con una concepción universitaria, fundada en la más amplia democracia; con un alto sentido de la crítica, como ejercicio conceptual hacia la búsqueda incesante de la superación y un considerable grado de responsabilidad y amor a la verdad en el manejo de la academia, la cultura y la investigación científica. No hay otra manera de aglutinar voluntades para desarrollar positivamente el programa de optimización académica, de mejoramiento cualitativo de los diferentes niveles de la administración y de saneamiento del endémico presupuesto universitario, que deben ser los propósitos centrales de la nueva y diferente concepción universitaria.

He ahí el nudo gordiano que es preciso soltar. Pero para tilo, necesitamos un movimiento de ideas que supere las contradicciones universitarias y que prenda en las conciencias ciudadanas para ganar la solidaridad de los hombres de bien de la política, de la prensa, de la radio, de la empresa privada y de todas aquellas instituciones que se interesen por la Universidad, como el ideal científico, académico y cultural al servicio de Barranquilla, la Costa y la Nación.

Preparar un nuevo foro con la alta jerarquía política departamental, los candidatos a la alcaldía de Barranquilla, los directores de la prensa hablada y escrita y los más calificados representantes del pensamiento universitario local es una tarea difícil de concretar, pero necesaria, significativa e impostergable. Tensionemos, pues, todas nuestras fuerzas y energías intelectuales para hacerla realidad. La dirección de ASPU tiene la palabra.

UNIATLANTICO... UN SOLO CAMINO

Enero 15 de 1988

Es común en el medio universitario hablar de la supera-de la crisis por la que atraviesa la Universidad del Atlántico. Tan común, que a veces da la impresión de ser un ejercicio intelectual que nos apasiona, más allá de su real significación y perspectivas, sin que se logre el desarrollo de aptitudes que la nieguen dialécticamente. Tal vez, porque no hemos sido capaces desde nuestro interior, de generar un proceso de grandes motivaciones para captar la atención de la voluntad política departamental y nacional en vías de la gran cruzada pro rescate de la institución.

El camino no puede ser otro. Los estamentos universitarios: profesores, trabaja dores y estudiantes, aislados de las fuerzas vivas de la política y de los más caracterizados representantes de la prensa hablada y escrita de la ciudad, no pueden lograr el tan anhelado cambio. Hay que entender que la universidad pública está fuertemente determinada por la acción política, independientemente que se le mire más como compartimiento burocrático y generadora de rotos en coyunturas electorales que como importante escuda formadora de los cuadros que la ciencia, la política, la cultura, la técnica y la economía necesitan. Entre otras cosas porque paulatinamente se ha ido entregando esta función a la universidad privada, lo que implica la importancia que ésta ha adquirido en la política educativa oficial si fuerte desarrollo que hoy le caracteriza.

Creo que es esa la razón de fondo que explica el hecho de que no exista un interés real por la solución a los graves problemas que aquejan a la universidad pública colombiana y que, a su vez, se hayan ido creando condiciones y espacios para que las fuerzas de la oposición actúen con mayor credibilidad y confianza que quienes intentan, por la vía de la democracia representativa, introducir cambios sustanciales y fundamentales en una absurda y dañina visión de la Universidad. De lo que se trata entonces, es de deponer el interés partidista sin dejar de hacer política, pues ello sería imposible. Esto en aras de mirar a la institución como un patrimonio cultural que a todos nos pertenece por igual y como el centro donde llegan quienes, por carecer de recursos económicos, no pueden acudir a la universidad privada. Por todas estas razones, debemos unir nuestros esfuerzos físicos y mentales para crear un movimiento con objetivos y consignas claramente universitarias. Así:

¡Por una dirección académica, científica y cultural que sea la síntesis de la capacidad, la negación del clientelismo y la politiquería y la suma de voluntades e inteligencias para estrangular el atraso, la mediocridad e ineptitud y luchar por la superación!

¡Por una racionalidad presupuestal que permita proyectar y articular a la institución con los planes de desarrollo económico, político, social y cultural que la Nación, el Departamento y el Municipio elaboren! Uniatlántico no puede seguir siendo una ínsula de nuestra vida económica y del desarrollo social. Los estudios diagnósticos y proyectos para la construcción de la ciudadela universitaria deben difundirse profusamente para que la ciudadanía y el uniatlanticense se identifiquen con sus intereses y motivaciones. Entre otras razones, porque no se trata de mudar unos trastos viejos a nuevas edificaciones.

Considero el momento y la coyuntura presentes, como los adecuados para lograr no sólo el consenso interno necesario para el frente pro-rescate, sino igualmente, para forjar el movimiento de ideas que permita que la prensa hablada y escrita y nuestra clase política hagan suyo un clamor que está próximo a traducirse en un desesperado grito: ¡Uniatlántico no puede morir!

UNIATLÁNTICO: DE CENTRO EDUCATIVO A COMANDO POLÍTICO

Marzo 12 de 1988

Siempre he sostenido que la controversia sana y civilizada debe llenar todos los espacios de nuestra vida democrática para desterrar sus vicios y afianzar sus virtudes. Tal vez, por esta razón, he desarrollado como directivo universitario una franca actitud de diálogo controvertido, no comprometido con las prácticas que atentan contra las buenas costumbres administrativas.

Para quienes confunden la Universidad como centro educativo con cualquier otra entidad de la esfera oficial, el mencionado comportamiento puede ser considerado desleal. Pero para quienes entienden que Academia, Ciencia y Cultura son procesos dialécticos y por lo mismo, signados por el principio de la "Unidad contradictoria ", la polémica es siempre saludable cuando se realiza buscando la verdad objetiva en los hechos que se analizan o consideran. Mejor aún, cuando ella se hace para evitar desviaciones, exabruptos, inescrúpulos y el reinado de la corrupción y la mentira.

Hoy me voy a referir a un aspecto que amerita ser tratado cuidadosamente para evitar la creencia de que sólo son gajes del debate electoral. Se trata de la peor de las plagas que puede atacar a un centro educativo: la politiquería.

Es cierto que nuestra querida Alma Máter siempre ha sentido sus latigazos. Pero nunca como acontece actualmente. De pronto, porque el actual representante del Presidente de la República en el Consejo Superior Universitario aparece en una de las listas al concejo de Barranquilla y siendo el principal padrino político del actual Rector de la institución, presiona a su favorecido para la consecución de votos.

Dignifiquemos la verdad, diciéndola, pues, de todo se ha visto en la viña del Señor: primas de carestía no canceladas en otras oportunidades por ser consideradas "ilegales" se han hecho efectivas a cambio del favor electoral; profesores contratados hasta el mes de diciembre, fecha en que se terminó el semestre académico, han seguido recibiendo salarios por el compromiso que algunos de ellos han adquirido con la Rectoría; designación de profesores de tiempo completo sin mediar concurso académico y sin estar vinculados a la Universidad, por ser amigos políticos del Rector, a pesar de la directiva presidencial de no realizar nombramiento en la época electoral; solicitud de votos a cambio del ingreso de estudiantes y profesores a la Universidad; traslado de funcionarios de unas dependencias a otras y creación de expectativas con psicosis de expulsión para los mismos fines; persecución política a quienes se han atrevido a opinar universitariamente, negándoles derechos adquiridos; búsqueda incesante de reacomodos burocráticos procurando la interinidad de los Decanos en el Consejo Superior Universitario y, pare de contar... pues existen otras

prácticas más inescrupulosas difíciles de comprobación objetiva, pero, igualmente, dignas de ser investigadas por la Procuraduría.

¿Qué hacer?, es el interrogante obligado y necesario: ¿Callar por lealtad administrativa?... Es un comportamiento indigno de quien ha entregado gran parte de su vida a la causa académica y universitaria. ¿Callar por temor a ser declarado interino y quedar a merced de los caprichos del señor Rector?... Es mitigar la sed de un futuro universitario mejor, con las mal entendidas bondades del presente. ¿Ganar libre y autónomamente una opinión de denuncia de los desatinos e inmoralidades?... Es el comienzo de una gran cruzada para desterrar del seno educativo las prácticas propias de otras esferas oficiales. Es iniciar el ya basta, que debe prender en la conciencia estudiantil y profesoral para construir un digno destino universitario, para que el reino de la verdad prevalezca ante tanta mentira y falsedad; para que la torpeza académica y científica con aires de excelencia ceda el paso a la optimización; para que la investigación, lejos de ser inalcanzable pretensión por ausencia de políticas, se convierta en vibrante y palpitante realidad; para que las prácticas de extensión universitaria vinculen Universidad y Sociedad como elementos de un solo y único proceso. En fin, para que la Universidad deje de ser lo que es hoy: un comando político y se convierta en foro abierto a la cultura, la ciencia y la academia, en centro formador de los cuadros directivos de la economía y la política y en el gran procesador de estrategias de investigación para impulsar el desarrollo nacional, regional y local como ya lo han logrado otras universidades.

No empecemos mañana, pudiéndolo hacer hoy.

CAMBIEMOS EL DISCURSO

Marzo de 1991

El discurso sobre la crisis de la Universidad del Atlántico se ha desgastado, tal vez, por su carácter reiterativo al margen de reales alternativas de solución, y debido a la ausencia de serias actitudes que comprometan los esfuerzos y voluntades de las autoridades gubernamentales, gremios y dirigencia política local, de los estudiantes, profesores, trabajadores y de sus organizaciones políticas y sindicales.

No ignoramos las dificultades existentes para conciliar tantos intereses disímiles y conformar un único movimiento de pro-optimización de la vida académica, administrativa y financiera de la institución, dirigido por un discurso alternativo y comprometido con soluciones reales. El dogmatismo político y el esquematismo conceptual, unidos a las viejas políticas clientelistas y burocráticas obstaculizan su formación e impiden su dinámica.

Pero el momento que vivimos es propicio para transformar el discurso contestatario y la aptitud mediatizada por la mezquindad del interés político inmediato.

Los vientos de cambio que soplan en todo el territorio nacional, como reflejo de las grandes pretensiones en el ¡muido por un nuevo orden internacional, deben enmarcar nuestras reflexiones como universitarios, tanto en el plano académico y cultural como el propiamente político.

No podemos continuar aferrados a la crítica del pasado, pues se agotan las oportunidades para superar con nuestros propios esfuerzos las dificultades del presente. Lo de ayer, sólo debe servirnos para asimilar experiencias y no cometer hoy los mismos errores que han imposibilitado la construcción de un destino mejor para nuestra institución.

Estudiantes y profesores, organizaciones políticas y sindicales, directivos y administrativos no podemos seguir dañando la imagen de Uniatlántico con el discurso de la crítica proterva y siempre en negativo. Es el momento de la reflexión positiva, señalando derroteros y precisando acciones concretas, independientemente de que ellas sean impopulares y engendren molestias y malestares.

Existen grandes y sustanciales objetivos que debemos convertir en los ejes del discurso universitario:

1. Rescatar el principio de autoridad, tan deteriorado en nuestro medio, y creación de un clima próvido para el desarrollo de una cultura del debate tolerante y civilizado.

2. Crear el sistema de publicaciones, organizar y sistematizar el nivel administrativo para hacerlo más ágil y racional en el cumplimiento de las funciones que a cada cual competen.

3. Sanear las finanzas, racionalizar el gasto, generar algunos ingresos a través de la venta de servicios y del estímulo a la presentación de propuestas de investigación que puedan ser financiadas por los organismos encargados de tales menesteres.

4. Rediseñar los programas curriculares del pre-grado, fortalecer los convenios interinstitucionales para postgrados e impulsar nuevas especializaciones con recursos propios, mientras creamos la infraestructura necesaria para las Maestrías.

5. Re-estructurar el sistema de investigaciones y definir políticas de estímulos e incentivos, de desarrollo de la capacidad infraestructural y de aprovechamiento de los convenios firmados, para asimilar experiencias y resultados positivos en el campo de la investigación científica.

6. Desarrollar prácticas de extensión que estructuren los lazos comunidad-universidad, de tal manera, que ésta sea noticia, no por las pedreas y desórdenes que en su seno se generan, sino por los actos de cultura que ella promueve, las investigaciones que realiza, las propuestas que sobre los temas de actualidad presenta y la irradiación del saber y la docencia que en ella se imparte. ¡El compromiso es de todos! Pero la mayor responsabilidad en tan urgentes tareas la tiene la dirección universitaria.

FORO SOBRE UNIATLÁNTICO

Agosto 19 de 1992

Con las intervenciones centrales del Rector de la Universidad del Atlántico, doctor Pedro Falco González y la del Gobernador del Departamento, doctor Gustavo Bell Lemus, se inició el Foro por la reestructuración de la institución, desarrollado durante el pasado mes de junio en el Hotel Royal.

Ambos discursos señalaron la importancia de lograr conclusiones alejadas de toda utopía de lo imposible y que pudieran comprometer negativamente los esfuerzos y voluntades de la Gobernación, la Alcaldía, la administración y los estamentos fundamentales hacia la superación de la crisis.

Feliz y lógica coincidencia con lo establecido en la convocatoria: "Las conclusiones servirán de marco de referencia y serán institucionalizadas en todos los aspectos en que ello sea factible, a través de un documento compromisorio".

Tal vez, lo más significativo del evento fue la recepción en las mesas de trabajo de 140 ponencias sobre temas tan importantes como: la estructura académico-administrativa, la estrategia de desarrollo para el próximo quinquenio, la autonomía universitaria, los post-grado, la investigación, la docencia, la extensión, la cultura universitaria y las finanzas, etc. Fueron decisiones interesantísimas que mantuvieron concentrada y dinámica la atención de directivos, estudiantes, profesores y trabajadores. Ya nadie podrá afirmar sin necedad que la universidad carece de diagnósticos, políticas y estrategias para superar su crisis. Pero es una lástima que la presencia de estudiantes y profesores no hubiera sido más concurrida y que la ausencia de los intelectuales y escritores de nuestra Alma Máter haya enturbiado las notas características más sobresalientes del desarrollo de la razón.

Sin dudas, con la presencia de ellos, el evento habría tenido un carácter menos político, más académico y universitario y con espacios muy reducidos para las frases de clisé, las consignas hueras y los discursos populistas y demagógicos de siempre, fuera de todo contexto y sin armonía con el ulterior desarrollo de la ciencia, la técnica y la política.

Sería lamentable para la suerte de nuestra institución no comprender que la cultura del clientelismo y la politiquería para ser extirpados definitivamente de su seno, requieren de una estrategia que neutralice el populismo y la demagogia y que permita el desarrollo de la autonomía universitaria en el marco de la responsabilidad y el merecimiento.

La historia es sabia y nos ha demostrado con sus experiencias que siempre en condiciones de deterioro y desgreño, el populismo se erige victorioso como alternativa, pero jamás implica soluciones efectivas y de largo alcance.

Clientelismo y politiquería son tan venales y dañinas como el populismo y la demagogia. Siempre terminan hermanados y usufructuando los gajes del oficio.

La suerte de la universidad está inexorablemente ligada al establecimiento pleno de la autonomía universitaria (Artículo 69 de la Constitución Nacional). Pero ésta debe ser asumida con responsabilidad y, sobre todo, merecerla, haciendo de la nuestra, una universidad permeada por los más caros valores de la ética y con un claro sentido del beneficio y del rol del hombre en el mundo, para que sea protagonista del cambio y del desarrollo regional.

PAQUETE DE CÁTEDRAS MAGISTRALES(Propuesta presentada al Consejo Superior)

Septiembre de 1992

Hace pocos días, uno de nosotros preguntó por la obra, la i ascendencia y los estudios de Álvaro Cepeda Samudio y La respuesta fue negativa. Comentando el asunto, algunos docentes de nuestra Alma Máter nos propusimos reflexionar sobre la necesidad de superar la pobreza de los intelectuales respecto a los personajes que han jalonado el progreso moral, estético, material y científico de nuestro medio. Sabemos que el país está cambiando, que la sociedad está demandando mejores profesionales y que la Universidad está en el deber, desde ahora, de apuntar a la formación de excelentes egresados.

Por ello, proponemos la creación en la Universidad del Atlántico de un paquete de cátedras con nombres propios. Ellas coinciden con los programas existentes en la universidad y no son propiamente un homenaje a tales figuras, sino un pretexto para elevar el nivel académico de la universidad y del medio. Pensamos que su modelo, en parte, puede ser el de las clásicas "cátedras magistrales" usadas en las universidades importantes del mundo.

Las cátedras estarán debidamente justificadas y dotadas en lo económico y lo académico, es decir, deberá contarse con un depósito de dinero, con cuyos frutos se mantengan los sueldos de los catedráticos, los seminarios que esas cátedras propongan, las publicaciones que realicen, las investigaciones que demanden, etc. En cuanto a lo académico, ellas deberán estar soportadas en los manuscritos, folletos, artículos, libros, escritos y demás proyecciones del sujeto cuyo nombre lleva. Desde ellas, no sólo se estudiará y divulgará su obra, sino la de otros individuos, grupos sociales, o materias anexas. Que, por ejemplo, la cátedra Cepeda indague sobre literarios y escritos mayores y menores del Caribe, que estudie su influencia en la sociedad, que rescate manuscritos, que publique, que financie investigaciones y hasta posibles tesis de grado de estudiantes brillantes, académicamente probados.

Por todo ello, amablemente, rogamos a ustedes estudiar la posibilidad de aprobar la existencia de las siguientes cátedras:

-Álvaro Cepeda Samudio, en el área de Literatura.-Pedro Biava, en Música.-Núñez-Nieto, en Derecho y Política.-José Carrera, en Arquitectura.-Alberto Assa, en Pedagogía.-Alejandro Obregón, en Artes Plásticas.-Francisco Javier Cisneros, en Ingeniería.-Luis Eduardo Nieto Arteta, en Historia.

-Julio Enrique Blanco, en Filosofía.-Rafael Tovar Ariza, en Geografía.-Padre José María Rebollo, en Lingüística.

La razón para proponer la cátedra "Assa" podrá sonar extraña, dado que aún vive. Aunque el asunto puede esperar. Sugerimos que queden opcionadas otras dos, en Economía y Administración.

No pensamos que ellas deben tener un catedrático titular, por ahora, pues su escogencia debe obedecer a un rígido proceso de selección que asegure un acierto indiscutible. Es deseable que el curador salga del propio cuerpo de la universidad, de ser posible. De lo contrario, deberá ponerse al frente un coordinador hasta cuando se den las condiciones óptimas de proveerla.

Como somos optimistas del futuro promisorio de la universidad, estamos seguros de contar con ustedes. De ser favorable su opinión, también sugerimos que cada una de ellas tenga una persona docta y entusiasta, que haga las Veces de "curador" de cada una y que presente pruebas Concretas y conducentes al respaldo académico y a la Consecución de fondos financieros. Para sus inicios, deberán ser leídos los usuales discursos inaugurales; las cátedras, además, deberán ser reglamentadas antes de ser proveídas, de tal manera que sus primeros días sean unos seminarios permanentes con los curadores, los especialistas, y aún, acudiendo a la figura del "profesor invitado".

Esperando una actitud decisoria favorable, nos suscribimos a la espera de sus respuestas.

UN LIDERAZGO NECESARIO

Junio 9 de 1993

El progreso socioeconómico y político de la Región Caribe colombiana requiere de una universidad líder que, como espacio cultural, sea capaz de contribuir al diseño de estrategias de desarrollo articuladas a un programa de acción científico, tecnológico y cultural. Para cumplir esta misión, nuestra institución debe definir e implementar una clara política académica que responda a las grandes urgencias de la nación, la región y el municipio.

La primera universidad oficial del Caribe colombiano no puede continuar viviendo de espaldas al país real. Su preocupación por la función docencia, no puede conducirla a formar profesionales con mentalidad de empleados, para quienes las cuestiones propias de la ciencia y las tecnologías despiertan ningún o muy poco interés. La actividad docente no debe seguir alejada de la investigación, como si se tratara de una actividad marginal que nada tiene que ver con aquella. Por el contrario, debe dar prioridad a la actividad científica y al adelanto y desarrollo tecnológico y cultural.

El discurso institucional debe referirse menos al diagnóstico y más a la elaboración de políticas y estrategias en esa dirección, marginando la actividad política contestataria, y, niñeando la verdadera esencia de la política, es decir, el servicio a los intereses científicos y culturales de la comunidad en el centro de la práctica académica.

Es esencial y necesario preservar a la institución para la investigación científica y como espacio de desarrollo Cultural. Lo primero implica trabajar con urgencia en la vía que conduzca a sentar las bases para la constitución de grupos de investigación que la universidad pueda mostrar orgullosa. Lo segundo, exige darle contenido y dimensión a las políticas de extensión y de educación continuada, tanto remuneradas como solidarias, creando mediante acuerdo el ente administrativo que gerencie, oriente y centralice iniciativas, programas, acciones y estrategias. Una función tan importante, no puede esparcirse, sin control alguno, en la gestión administrativa de las distintas unidades académicas.

En este proceso, los estudios avanzados son significativos. Pero se requiere algo más: Una clara política sobre investigaciones, la aprobación real, sin más demoras, de los recursos económicos-financieros para impulsarla y una dirección con suficiente autoridad académica en este campo. Además, capacidad para impulsar la reestructuración del viejo sistema de investigaciones y su relación con el Departamento de Postgrado, programar seminarios permanentes, talleres sobre prácticas y actividades investigativas y, sobre todo, canalizar las iniciativas y actividades individuales hacia la creación de los grupos de investigación científica en el seno de las facultades.

Igualmente, el liderazgo de la Universidad del Atlántico en la región, reclama su transformación en sitio de privilegio para la reflexión, la generación de propuestas sobre los grandes temas de la problemática nacional, regional y local, y la conformación de equipos interdisciplinarios para los estudios de factibilidad y el diseño de los grandes proyectos que se requieran para impulsar el desarrollo económico, político y sociocultural de la Costa Caribe colombiana, el Departamento del Atlántico y su capital.

Si logramos desarrollar ese Proyecto Pedagógico, Científico y Cultural durante la presente década, caracterizada por una significativa dinámica de cambios, la Universidad podrá alcanzar el protagonismo y liderazgo intelectual que le corresponde.

Pero no basta con encontrar el camino extraviado. Más importante aún, es no desviarse y avanzar a paso firme y decidido. La Costa y Barranquilla necesitan de una gran universidad pública, capaz de liderar los procesos que vinculan los adelantos del conocimiento científico y tecnológico con la producción en la región; una universidad protagonista de la reflexión para lanzar opiniones científicas sobre los grandes tópicos de la educación, el desarrollo y la política; en fin, una universidad, orgullo de la Costa, como dinámico proyecto de cultura y ciencia.

SELLO EDITORIAL UNIATLÁNTICO

Noviembre 18 de 1993

El pasado jueves 11 de noviembre, día de la Independencia de la Ciudad Heroica, se convirtió en fecha doblemente histórica para la Universidad del Atlántico, pues ese día la dirección de la institución, en cabeza de su Rector doctor Pedro Falco González, realizó el lanzamiento del sello editorial Uniatlántico, con su primer libro: "Élite Empresarial y Desarrollo Industrial en Barranquilla: 1875 1930". Este libro fue escrito por los jóvenes historiadores Sergio Paolo Solano y Jorge Enrique Conde, estudiantes de la Maestría en Historia, programa de estudios avanzados que desarrolla actualmente la Universidad del Atlántico en convenio con la Universidad Nacional de Colombia.

Esa obra es, sin lugar a dudas, una de las más importantes que se ha escrito sobre la historia de la industrialización en Barranquilla; sobre todo, si se tiene en cuenta la limitación de fuentes documentales en la ciudad debido a la ausencia de archivos empresariales, públicos y privados; lo cual no permite la suficiente información para la construcción teórica de la historia de la ciudad. Es, igualmente, otra manifestación concreta de lo que ha significado para la investigación en la Universidad del Atlántico el establecimiento de los estudios de Post-grado. Con estos, la investigación universitaria en la ciudad, dejó de ser una simple ilusión en la mente de pocos para iniciar el largo recorrido de las realizaciones.

Con el establecimiento del sello editorial Uniatlántico y el de la Gobernación del Departamento del Atlántico, concebido por la dinámica gestión cultural del doctor Gustavo Bell Lemus, se abren espacios muy significativos para las manifestaciones literarias y científicas de la investigación en la ciudad. Son dos buenos momentos que nos indican la preocupación por acabar con el estereotipo de que en Barranquilla la actividad cultural es "flor de un día".

Valdría la pena que la élite empresarial barranquillera imite ejemplos como el de la Corporación Financiera del Norte y se vincule decididamente al desarrollo de proyectos editoriales. De esa manera, contribuiría al desarrollo y consolidación de los estudios sociales en la ciudad y en la región.

Para ellos y para los dirigentes públicos y privados de la ciudad dejamos la reflexión de Sergio Paolo Solano, autor del libro antes mencionado, el mismo día de su lanzamiento: ..."No se han sopesado las reales dimensiones y las consecuencias negativas de haber erigido a la oralidad y a nuestras manifestaciones folclóricas a la categoría de nuestra única y exclusiva identidad, pues hemos construido un estereotipo altamente negativo que ha incidido en la inexistencia de una preocupación constante y sistemática, tanto en el sector público como en el privado, por generar políticas culturales estables que nos

permitan, en el campo de las ciencias sociales, asumirnos como objetos dignos de reflexión teórica.

... El costo social y económico de esta aberrante despreocupación ha sido sumamente alto, pues la ausencia de la reflexión basada en los modernos métodos y técnicas de las ciencias sociales, no ha permitido observar el amplio espectro de las causas de la crisis de nuestra ciudad y nos ha correspondido la triste suerte de acudir al pasado, no para iluminar el presente, sino para hacer de él nuestro muro de las lamentaciones".

¡OJALÁ Y SEA CIERTO!

Febrero 23 de 1991

El pasado viernes, 8 de febrero, los universitarios fuimos sorprendidos por una agradable noticia publicada en las páginas del "Diario del Caribe" e intitulada: "los mandatarios, fomentarán investigación en las universidades costeñas".

Según la información periodística, los Gobernadores de la Costa, aprobaron solicitar a la Unidad Técnica del CORPES un diagnóstico y las recomendaciones pertinentes, sobre el estado de la investigación en las universidades costeñas, con la finalidad de brindarles todo el apoyo que sea necesario para que la investigación responda a las necesidades del desarrollo regional y local.

Nadie ignora que en Colombia la preocupación de nuestros gobernantes por las actividades científicas y tecnológicas ha sido marginal. Y cuando se han realizado intentos serios para salir del estado de postración, incentivar e impulsar significativamente las cuestiones propias de la ciencia y la tecnología, siempre son obstaculizados por la desidia y la falta de voluntad política para desarrollarlos.

En octubre de 1987, se realizó el Foro Nacional sobre Política de Ciencia y Tecnología, auspiciado por la Presidencia de la República, el Ministerio de Educación Nacional y Colciencias.

Entre las iniciativas que resultaron de dicho foro, merecen mencionarse: el Decreto Presidencial 1600 de 19J88, mediante el cual se creó la Misión de Ciencia y Tecnología, adscrita al Departamento Nacional de Planeación; la declaración del Año Nacional de la Ciencia y la Tecnología 1988-1989, mediante Decreto Presidencial N° 595 de 1988; y la Ley 29 de 1990, por la cual se dictan disposiciones para el fomento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en el país.

Con estas actividades se pretende establecer las bases para el impulso de un Plan Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, a mediano y largo plazo, que incorpore las actividades científicas y tecnológicas a la vida del país y permita a la Universidad colombiana su modernización y un accionar sistemático hacia el logro de objetivos comunes en el campo mencionado. Y no puede ser para menos. Las estadísticas más recientes de Colciencias muestran cómo el presupuesto destinado al desarrollo científico y tecnológico no supera el 0.5% del presupuesto de las universidades y cómo sólo la cuarta parte de las instituciones de Educación Superior en el país realiza acciones investigativas, concentrándose el 90% en solo siete universidades. Lo más alarmante y preocupante de esas cifras, es que no señalan una sola universidad de la Costa en el bajo índice de instituciones que investigan.

No cabe, entonces, la menor duda, que la tarea fundamental en el dominio cultural es institucionalizar la investigación. Por lo tanto, cualquier política gubernamental nacional o regional, debe diseñar planes, programas y proyectos, con prioridades generales y específicas, en tal dirección.

Pero como no basta la teorización de una política, es necesario, además, establecer los recursos económicos, sus fuentes y los mecanismos que permitan una administración eficiente de los mismos y que hagan viable la difusión, aplicación y, cuando sea posible, el desarrollo tecnológico de la investigación.

Teorizar y practicar, diseñar y aplicar, decir y hacer, son posibles, cuando por encima de cualquier circunstancia se erige majestuosa la voluntad política. Ojala y los mandatarios de la Costa se conviertan, esta vez, en el modelo a imitar en la Nación, l I reto que se han trazado es impostergable y de cara al futuro. Sabemos que no es nada fácil y por su envergadura debe ser tomado en serio. No es individual, es colectivo. Con él deben comprometerse los esfuerzos de los gremios, los industriales, los políticos de la región, los Intelectuales, los universitarios y muy especialmente, un quienes dirigen y administran la vida universitaria.

PROGRAMA PARA UNA GESTIÓN UNIVERSITARIA

Mayo de 1994Como candidato a la Consulta para la designación de Elector presenté el siguiente programa, bajo el título: "ORDEN EN LA UNIVERSIDAD Y FORMACIÓN DEL RECURSO HUMANO PARA LA PAZ":

INTRODUCCIÓN.

El sentido y proyección de una Universidad se define por la interacción de conjunto entre la calidad de la docencia que imparte, las actividades investigativas y científicas que realiza y las prácticas de extensión y promoción universitarias que desarrolla.

Su compromiso con el entorno, con sus gentes, con sus culturas y sus conflictos es histórico y, como tal, sustancial y fundamental para el desarrollo de las transformaciones que la sociedad requiere y reclama.

Los nuevos tiempos reclaman una universidad como espacio de desarrollo e integración de todas las manifestaciones culturales; capaz de permitir la reflexión oportuna y el movimiento Ubre de las ideas fundadas en el estímulo permanente a los grandes valores humanos trascendentales: creatividad, criticidad, solidaridad, responsabilidad moral y honestidad desde una ética civilista.

La dinámica social exige una universidad que se convierta en foro permanente de las más disímiles concepciones sobre la política, la sociedad, el pensamiento y la ciencia.

Los nuevos desarrollos constitucionales requieren de una universidad que establezca canales de la más amplia y democrática participación estamentaria en todas las decisiones de significación e importancia en la vida institucional; con un cuerpo directivo altamente calificado, fruto del consenso democrático de estudiantes y I profesores y con capacidad de vincularse real y efectiva- j mente a las políticas de desarrollo nacional y regional. Pero, igualmente, con posibilidades de transformarse en j verdadera escuela forjadora y formadora de cuadros para la dirección de la nación colombiana en todos los sectores. ¡Esta es la universidad que necesitamos!

ACCIONES ESTRATÉGICAS

1. PARA EL DESARROLLO DE LA DOCENCIA

Los nuevos retos, derivados de la globalización de la economía, de la apertura cultural y de los procesos de modernización, exigen la transformación de la Universidad. En este sentido, la Reforma Académica y Administrativa se

constituye en un compromiso prioritario de los organismos de dirección universitaria.

Diseño de estrategias que permitan adoptar un modelo pedagógico, administrativo y de dirección.

Formación y puesta en marcha de un Programa de Capacitación Docente en las áreas del conocimiento que requiere el desarrollo académico de la Universidad. Durante los próximos 3 años, un número de profesores equivalentes al 10% de la planta docente, realizará estudios de magíster, doctorado y post-doctorado. De este programa participarán recién graduados de la Universidad del Atlántico, de alto rendimiento, que deseen vincularse a la Universidad.

Formulación y puesta en marcha de un programa de formación pedagógica para los docentes vinculados a la institución y para los que ingresen en el futuro.

Establecimiento y puesta en marcha de un programa de evaluación de los docentes.

Diseño y puesta en marcha de una estrategia para erradicar el ausentismo docente que aún persiste en algunas facultades.

Creación de un programa de Cátedras Magistrales con el nombre de hombres y mujeres ilustres que han jalonado el progreso material, científico, moral y estético de nuestro medio; debidamente justificadas, organizadas y dotadas, en lo fundamental, serán, más que un merecido homenaje, un buen pretexto para favorecer y mejorar la calidad de la educación que impartirnos.

2. PARA EL DESARROLLO DE LA INVESTIGACION.

Las demandas de diagnósticos provenientes de lectores gremiales, del Estado y de los movimientos sociales, deben encontrar respuestas en los centros e Institutos de investigación con proyectos que satisfagan Las necesidades de la sociedad civil. Estos organismos materializarán el estatus del investigador y serán los entes encargados de organizar y proyectar su trabajo. La Vicerrectoría de Postgrado e Investigación será la responsable de coordinar estas actividades y de programar la labor del investigador.

Creación de la Vicerrectoría de Postgrado e Investigación.

Apertura de nuevos programas de postgrados en Ciencias Jurídicas: derecho empresarial, penal, administrativo, de familia y laboral. En Nutrición: Nutrición Clínica, Gerencia de Proyectos de Alimentación y Nutrición. En Educación:

Especializaciones en la enseñanza de las diferentes áreas, Educación Sexual, Educación Ambiental. En Ingenierías: Industrial (mejoramiento continuo y calidad total), Ambiental. En ciencias Económicas y Administrativas: Dirección de presas y Economía. En Contaduría: Auditoría. En Arquitectura: Urbanismo, Administración de la instrucción. En Ciencias Humanas: Sociología, Filosofía, Geografía. En Ciencias Básicas: Química y Biología.

Creación de una escuela de gobierno que ofrezca gramas de educación continuada y educación formal a nivel de especialización en Ciencias y Técnicas de Gobierno.

Establecimiento de laboratorios de Informática en Química Farmacéutica, Derecho, Nutrición y Dietética, Ciencias Básicas, Ciencias Económicas y Administrativas, Contaduría, Educación, Arquitectura, Bellas Artes. Ampliación y modernización del laboratorio de informática de Ingenierías.

Establecimiento de laboratorio contable en la Facultad de Contaduría.

Ampliación y dotación de la Biblioteca de la Ciudad Universitaria.

Ampliación del inventario de libros. Adquisición de 5.000 títulos por año, a partir de 1998.

Vinculación de por lo menos cuatro (4) bibliotecólogos al sistema de bibliotecas de la Universidad.

Rediseño de la sede de la biblioteca de la Facultad de Educación y economía con el fin de habilitarlas para la presentación de conferencias y otros actos académicos.

Sistematización del servicio de Biblioteca y conexiones a redes y bases de datos nacionales e internacionales.

Desarrollo de una Hemeroteca Universitaria con títulos de revistas que apoyen los programas de investigación establecidos en pregrado y postgrado.

Establecimiento y dotación de bibliotecas especializadas en Ciencias Básicas, Contaduría, Ciencias Económicas y Administrativas e Idiomas. Ampliación de las existentes.

Creación del Fondo Editorial. Para tal fin, se destinará una partida presupuestal. Las publicaciones de las diversas investigaciones, las obras de difusión y el material para los estudiantes, configurarán el quehacer de las actividades del centro.

Para fortalecer la presencia y estimular la influencia y el liderazgo de la Universidad en la Región Caribe, se aprovecharán de la mejor manera los espacios de los diferentes medios de comunicación (prensa, radio y televisión) tanto locales como nacionales. La Revista Studia, el periódico GACETA, el impulso a EMISORAS UNÍATLANTICO orientarán su labor, armonizando las relaciones con la comunidad, sus necesidades y perspectivas de desarrollo.

3. PARA EL DESARROLLO DE LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Las labores de extensión de la Universidad permitirán el acceso de algunos

sectores sociales a programas educativos no formales brindados por la Universidad. Igualmente, se constituirán en formas de respaldo a la comunidad en los proyectos organizativos que posibiliten el acceso a nuevos canales de participación.

Establecimientos de relaciones con Universidades y organismos gubernamentales y no gubernamentales de nivel internacional.

Formulación y puesta en marcha del Plan de Proyección a la Comunidad.

Ampliación y consolidación de los programas de educación continuada y de venta de servicios de asesoría y consultaría.

Fortalecimiento del Programa de descentralización en todos los departamentos de la Costa Atlántica.

4. PARA EL DESARROLLO INSTITUCIONAL

Formular un Plan de Desarrollo Estratégico Institucional (P.E.I) para el trienio 1998 -2000.

Instituir los procesos de autoevaluación en los diferentes programas como paso previo a la acreditación que establece el artículo 55 de la Ley 30 de 1992.

Creación del departamento de Comunicaciones.

Creación de centros de pensamiento y prospectiva sobre la Universidad del Atlántico.

Creación de un Banco de Proyectos. Formulación y puesta en marcha de un Programa de Capacitación para el

personal administrativo, de acuerdo con sus funciones laborales y en consonancia con la Ley 27 de 1992 (Carrera Administrativa).

Reestructuración de la Facultad de Ciencias Económicas.

Implementación en la Universidad del Atlántico de la Ley 27 de 1992 (carrera administrativa)

Dotación de equipos de computación para la administración académica en decanaturas, secretarías de facultades, coordinaciones, escuelas, departamentos e institutos.

5. PARA EL BIENESTAR UNIVERSITARIO

Destinar y ejecutar el 2% del presupuesto de funcionamiento para atender adecuadamente el Bienestar Universitario (Art. 118 Ley 30 de 1992).

Adquisición de tres (3) buses.

Puesta en marcha y consolidación del Fondo de Cesantías.

Impulsar empresas estudiantiles para fomentar el espíritu emprendedor y empresarial.

Apoyo a la edición de revistas y periódicos estudiantiles.

Ampliación y mejoramiento de los servicios de salud, psicología y asesoría académica y psicopedagógica. Extensión de estos servicios en Bellas Artes, Ciudad e Universitaria e Instituto Pestalozzi. Extensión del horario de atención hasta cubrir la jornada nocturna.

Apoyo a grupos académicos, colonias estudiantiles, grupos musicales, grupos de teatro, etc.

Ampliación y modernización de la zona de atención en salud en la sede 20 de julio.

Adecuación de consultorios en Bellas Artes y Ciudadela Universitaria.

Diseño y puesta en marcha de un programa de salud ocupacional para todas las personas que laboran en la Universidad.

Congelación del valor de la matrícula en los Valores y porcentajes del salario mínimo vigente.

Adecuación y dotación de sedes estudiantiles para grupos académicos y colonias en 20 de julio y la Ciudadela Universitaria.

Gestionar convenios con entidades financieras para adelantar programas de vivienda en beneficio de trabajadores, profesores y empleados que carecen de ella.

Ampliación del programa de monitorias.

Desarrollo de la Ciudadela Universitaria y construcción del Complejo Polideportivo Universitario.

6. PARA EL MEJORAMIENTO DEL NIVEL ADMINISTRATIVO

Para ejercer la autonomía y para que ésta mantenga su vigor con transparencia y legitimidad social, se creará la Veeduría Estudiantil y Profesoral como instrumento de apoyo y fortalecimiento de la autoridad moral de la academia y hacia niveles altos de calidad administrativa. Brindará garantías y estimulará el desarrollo de la más amplia democracia participativa en la vida universitaria.

La actual estructura administrativa debe ceder definitivamente ante la modernización y la eficiencia al servicio de la academia. En este sentido, es urgente la sistematización de todos los procesos académicos y administrativos de la vida universitaria. Las distintas dependencias contarán con un manual de funciones y responsabilidades y serán dirigidas por personal calificado y con buen manejo de las relaciones humanas. Para hacer más eficaz la administración de la academia, cada unidad manejará y controlará autónomamente los recursos que genere.

7. PARA EL MEJORAMIENTO DE LA CIUDADELA UNIVERSITARIA Y LA PLANTA FÍSICA

Vigilar el cumplimiento del cronograma para la conclusión de la segunda etapa de la Ciudadela Universitaria.

Gestionar la iniciación de la tercera etapa de la Ciudadela Universitaria.

Restauración completa y definitiva del Teatro de Bellas Artes.

Gestionar la financiación para complementar la restauración del Edificio de Bellas Artes.

Adelantar un programa de mejoramiento de las instalaciones del Instituto Pestalozzi.

Adecuación y dotación de las Salas de profesores en la sede 20 de julio, en Bellas Artes, Instituto Pestalozzi y Ciudadela Universitaria.

8. HACIA LA AMPLIACIÓN DE LA COBERTURA UNIVERSITARIA

La ampliación de la cobertura de la educación superior, con la consecuente mejora en la calidad de Vida, serán los principios rectores que guíen la política de matrículas. La redistribución del ingreso junto con la generación de nuevos recursos derivados de la actividad investigativa, permitirán el establecimiento de parámetros que eviten la privatización de la Universidad Publica.

Aumento en la oferta de cupos mediante la apertura de nuevos programas de pre-grado. Se adelantarán estudios de factibilidad para los programas de Ingeniería Civil, Ingeniería Electrónica, Ingeniería de Producción Agroindustrial, Carrera de Física, Carrera de Química, Carrera de Matemáticas, Educación Infantil, Educación Especial, Etno-educación, A n tropología y Ciencias del Deporte.

Aumento de la oferta de cupos mediante la apertura de jornadas diurnas en los programas de Administración de Empresas y Contaduría.

Reestructuración del actual proceso de admisiones adicionando al Examen de Estado (pruebas ICFES) y a la entrevista a preseleccionados, un examen de conocimientos y aptitud de la propia Universidad de acuerdo con el programa a que aspire el bachiller inscrito.

Desarrollo, en forma concertada con el estamento estudiantil, del Reglamento estudiantil previsto por el nuevo Estatuto General de la Universidad (Art. 67).

UNA LIBERTAD MENOS Y UNA VERGÜENZA MÁS

Agosto 26 de 1995

El pasado miércoles 16 de agosto, el Gobierno Nacional consideró necesario decretar el Estado de Conmoción Interior, figura excepcional consagrada en la Constitución Nacional para contrarrestar con medidas Coercitivas y de fuerza la generalizada situación de Violencia que vive el país y, de paso, echar una cortina

de humo sobre la crisis política que por efectos del narcotráfico atraviesa la Administración del Presidente Ernesto Samper; ese día, triste coincidencia, el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, mediante Acuerdo N° 010, modificó algunas disposiciones del Acuerdo 001 de febrero 25 de 1994 o Estatuto General de la Universidad.

En su Artículo 2o el Nuevo Acuerdo señala:

"La Universidad del Atlántico es autónoma de acuerdo con lo previsto en el Artículo 69 de la Constitución Política de Colombia y en los Artículos 58 y 57 de la Ley 30/92. Su autonomía reside en la Comunidad Universitaria y se realiza Con la participación democrática y decisoria de profesores y estudiantes en los organismos de gobierno y dirección".

Su Artículo 9º que modifica el Litoral del Artículo 18, dice:

"El Consejo Superior podrá elegir o remover de su cargo al Rector con el voto favorable de cinco de sus miembros con derecho a voto".

Y, para concluir, el Nuevo Acuerdo introduce el Artículo Transitorio N° 22, que textualmente manifiesta:

"Mientras se adecuan las condiciones de estabilidad académica y administrativa en la Universidad y sin que este periodo sea superior a 24 meses, el Consejo Superior designará Rector y Decanos de las Facultades sin utilizar el mecanismo de las consultas internas independientes para escoger los candidatos de los profesores y estudiantes, de manera que los designados adelanten e implementen las directrices y políticas que permitan lograr una normalidad en el interior de la institución y su total adecuación a las leyes vigentes sobre la materia".

Este acto reformativo y sus modificaciones aclaran singularmente nuestras razones y prevenciones en la manera de apreciar el conflicto universitario, presenta-las en la última Asamblea de profesores realizada el casado 15 de agosto en el casino comedor.

Quienes hemos entregado nuestros esfuerzos, energías e iniciativas por la superación de la crisis de dirección administrativa, académica, política y financiera de la Universidad del Atlántico; quienes aún soñamos en convertirla en un espacio forjador de nuevas propuestas, de reflexiones críticas, incluso de experimentos y utopías para que contribuya a la dinámica permanente y transformadora de la sociedad moderna y al enriquecimiento sistemático de sus propias procesos educativos; quienes aún no hemos perdido lo último que verdaderamente se pierde: la capacidad de sorprendernos, no podemos dejar de manifestar "nuestra indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y el engaño artero"

que se filtró con apariencias de legalidad en el contradictorio acuerdo, caracterizado por un fariseísmo académico y por una pavorosa indigencia de ideales.

¿No es eso, acaso, lo que se concluye de unas modificaciones que hablan de Autonomía Universitaria y al mismo tiempo la cercenan, cuando disponen que el Consejo Superior designará Rector y Decanos sin utilizar el mecanismo de consultas, durante un periodo de 24 meses?

¿Puede hablarse de Autonomía Universitaria cuando el Consejo Superior puede elegir o remover de su cargo. El Rector con el voto favorable de cinco de sus miembros, sin que medie ninguna otra consideración?

Digamos la verdad: es una autonomía mentirosa que no reside en la comunidad universitaria y, por residir en el Consejo Superior, es altamente burocrática, politiquera y clientelista.

¿Qué podemos esperar los universitarios, si en los momentos críticos y para que el horror reformatorio sea perfecto, se designará un "Rector sin rostro académico", comprometido por los acuerdos políticos en el marco de una situación de excepción?

Sabíamos que el mal era más afligente de lo que imaginábamos, pero nunca que el remedio podría terminar siendo peor que la enfermedad.

Entregar una conquista, de status Constitucional aunque reconocemos limitada, y unos principios a cambio de un plato de lentejas burocráticas, es traicionar los mejores ideales de estudiantes y profesores decididos a participar e incidir directamente en la suerte y destino i le la institución universitaria.

"Fundar la garantía de una paz firmada en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia... Los gastados resortes de la autoridad que emanan de la fuerza no se avienen con los que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa que cabe en un Instituto de Ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla” (Manifiesto de Córdoba de 1918).

Hoy no podemos decir, como en el Manifiesto de la Juventud Argentina de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica en 1918: contamos con una vergüenza menos y una libertad más, sino por el contrario, contamos con una libertad menos y una vergüenza más; condenados, parece ser, a vivir el eterno retorno de lo mismo.

PROPÓSITOS DESEABLES (Vicerrectoría Académica 1996-1998)

Marzo 8 de 1996

Para garantizar que las instituciones de Educación Superior cumplan los más altos requisitos de calidad y realicen sus propósitos y objetivos, se creó mediante la Ley 30 de 1992 el SISTEMA NACIONAL DE ACREDITACIÓN.

Se trata de fortalecer la Educación Superior y procurar los legítimos derechos que los usuarios tienen sobre ella.

La acreditación es una buena oportunidad para comprobar la calidad de los programas y las instituciones, la información que en ellas se imparte y para precisar las metas de desarrollo deseables.

Para presidir y organizar el proceso de acreditación, conforme a las políticas definidas por el CONSEJO NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR (CESU), existe el Consejo Nacional de Acreditación. Este organismo ha señalado el marco conceptual para su acción orientadora y h >K derroteros que han de guiar el proceso en su conjunto.

La acreditación comenzará por programas y posteriormente instituciones. El proceso se inicia inicialmente con la Autoevaluación de conformidad con los criterios, características, instrumentos y tiempo, establecidos por el Consejo Nacional de Acreditación. Una vez enviado el informe, en guía elaborada para tal efecto, el Consejo Nacional de Acreditación designará los pares académicos encargados de realizar la evaluación externa, tomando en cuenta el informe de autoevaluación del programa, la misión y el proyecto educativo de la institución. Este informe será enviado al Consejo Nacional de Acreditación, quien, con base en los resultados de la autoevaluación, de la evaluación externa y escuchada la reacción de la institución a ésta, hará la Evaluación Final conceptuando favorable o desfavorablemente sobre el programa. Este informe será remitido al Ministerio de Educación Nacional para la expedición del Acto de Acreditación, cuya vigencia no podrá ser inferior a tres años, ni superior a diez.

Si el programa no fuese acreditado, le corresponde a la institución desarrollar estrategias de mejoramiento para iniciar un nuevo proceso, pero sólo dos años después de culminado el primero.

Ahora bien, ¿reúne la Universidad del Atlántico las condiciones iniciales para ingresar al sistema, es decir, para solicitar la acreditación de un programa?

Desafortunadamente la respuesta es negativa. Pero no es hora de alarmas, de lamentaciones y mucho menos de la búsqueda de los culpables de tan crítica situación. Lo que cuentan hoy es el trabajo y los esfuerzos de la comunidad universitaria para superar las dificultades. En esa perspectiva, nos corresponde en los próximos meses desarrollar acciones y estrategias conducentes a lograr los siguientes objetivos:

Formular un Proyecto Educativo que exprese las características de cada una de las funciones sustantivas de la institución, la manera como se articulan entre sí y sus finalidades; de tal manera, que oriente la administración y gestión de los programas y sirva como referencia fundamental en la toma de decisiones sobre

contenidos, organización y gestión de los programas de estudio, de investigación, de proyección social y de bienestar.

Elaborar los estatutos y reglamentos de los profesores y estudiantes para definir las reglas de juego sobre selección y vinculación de profesores, admisión de estudiantes, deberes y derechos de unos y de otros, y el régimen de participación en los organismos de dirección.

Revisar la estructura organizacional de los procesos académicos para ordenarlos, sistematizarlos y lograr sistemas de administración y gestión que correspondan con estrategias de mejoramiento de la calidad del servicio de la Educación Superior en cada uno de los programas ofrecidos.

Adecuar la institución a los nuevos desarrollos constitucionales y legales del país establecido para la Educación Superior, entre ellos la Ley 30 del 28 de Diciembre de 1992 y demás normas sobre ciencia, tecnología, proyección social y docencia.

Estimular la actividad investigativa, a través del desarrollo de estrategias que garanticen la adopción institucional de políticas, la definición de un estatuto de la investigación, una estructura y un presupuesto para el apoyo financiero de la misma, el fortalecimiento del acerbo bibliográfico y su conexión a los sistemas de información bibliográfica y a las diferentes bases de datos y redes internacionales; además, la modernización y actualización de los laboratorios, la consolidación de los estudios de posgrado y la apertura de nuevas especializaciones y maestrías de conformidad con los criterios de pertinencia y calidad.

Articular las actividades de extensión y promoción universitarias a las exigencias del Proyecto Educativo Institucional, permitiendo la presencia de la Universidad en los puntos neurálgicos del desarrollo local y regional, el acceso de algunos sectores sociales a programas educativos no formales, el respaldo a la comunidad en los proyectos organizativos que posibiliten el acceso a nuevos canales de participación y la generación de recursos para el fortalecimiento de las actividades docentes e investigativas.

Desarrollar estrategias hacia la capacitación y actualización del profesorado. Para ello, las distintas unidades académicas deben confluir en la revisión y elaboración de un único plan de capacitación y actualización que tenga como objetivo central optimizar la vida académica de la institución.

Estos grandes objetivos, al lado de otras acciones programáticas, igualmente importantes y significativas, serán posibles si generamos al interior de la Universidad un ambiente de tolerancia, entendimiento y convivencia universitaria, en donde el diálogo y la controversia de ideas, propuestas e iniciativas tengan como gran intención recuperar el rumbo y el liderazgo de la Universidad del Atlántico en la región.

No es tarea fácil. Ella exige muchos sacrificios, voluntades, trabajo, autoridad y decisión; sobre todo, si realmente estamos interesados en que la Universidad del Atlántico asuma seria y realmente su compromiso histórico con el entorno, con sus gentes, con sus culturas y con las grandes transformaciones que la sociedad requiere y reclama.

Con el compromiso de todos y por la Universidad, lograremos el gran reto.

LA VERDADERA INAUGURACIÓN

Junio de 1996

Si sabemos dónde estamos y para dónde vamos,podemos juzgar mejor lo que debemos hacer y

cómo debemos hacerlo.

A. Lincoln

El día viernes 21 de junio de 1996 se convirtió en un día histórico para la vida de la Institución. Ese día fue real y verdaderamente inaugurada la nueva sede de la Ciudadela Universitaria por el doctor Ernesto Samper Pizano, Presidente de la República. Allí comenzaron sus labores, desde el pasado 2 de mayo, las facultades de Ciencias Básicas, Ingenierías, Nutrición y Dietética y Química y Farmacia, con más de 2500 estudiantes. En el acto, presidido por el Rector de la Universidad, doctor Armando Zabaraín Manco, estuvieron presentes los ministros de Gobierno, Horacio Serpa Uribe; Agricultura, Cecilia López Montano; Minas y Energía, Rodrigo Villamizar y Educación, María Emma Mejía. Además, el presidente del Senado Julio Guerra Tulena, los doctores Nelson Polo, Gobernador titular del Departamento y el doctor Rodolfo Espinosa Meola, Gobernador encargado.

LA obra, cuya primera etapa tuvo un costo aproximado a tos $ 7.200 millones de pesos, ha sido posible gracias a los recursos que ha generado la estampilla Pro Ciudadela Universitaria. El retraso en su construcción, en más de 10 años, se debió a las dificultades financieras y a los cambios y contradicciones burocrático-clientelistas, de carácter departamental, por el manejo de la misma, durante las administraciones presidenciales de los doctores Virgilio Barco Vargas y César Gaviria Trujillo.

Para construir la segunda y tercera etapas del proyecto, será imprescindible el apoyo financiero de la Nación. Por eso fue importante en el acto de inauguración la presencia del señor Presidente de la República, quien en su intervención dejó claro el compromiso con la Universidad. En ella dijo: "... el problema no son $ 30.000 millones o $ 100.000 millones que por supuesto tenemos que conseguir y vamos a conseguir para preservarla. Así nos toque sacar una estampilla cachaca para que contrarreste la estampilla costeña. El problema no es solamente de recursos que, repito, también estamos estudiando, sino el problema es asignarle una misión, una nueva misión a la Universidad Pública colombiana".

Estamos identificados con quienes piensan, como el Presidente, que el problema de la Universidad pública colombiana y en especial de nuestra Universidad, no sólo se resuelve con recursos. Hay problemas de fondo, como en el caso concreto de la Universidad del Atlántico, que sólo se resuelven extirpando de una vez por todas de la administración y la academia los micropoderes de corrupción que configuran, en su conjunto, la crisis logístico-administrativa, que impide y/o neutraliza cualquier desarrollo académico. El momento actual es propicio para avanzar definitivamente por los senderos del cambio y la transformación sustancial de nuestra Alma Máter. No carecemos de propuestas ni de hombres inteligentes para lograrlo. Sólo nos toca reivindicar plenamente el principio de autoridad con voluntad, carácter, entereza y avanzar pensando en los grandes objetivos y no en los acomodos y veleidades del momento. "No nos quedemos mirando el dedo, como hace el necio cuando el sabio señala la luna". Es cierto que en una

universidad llena de tantos problemas y con tantos intereses personales y políticos a su interior, es difícil eludir la tendencia a centrar la atención en lo casuístico e intrascendente. Pero hoy sólo nos queda una alternativa: trabajar planificadamente por los grandes objetivos que nos hemos trazado para lograr el desarrollo pleno de la gestión de la Universidad.

Pero volvamos a nuestro tema: inaugurada la 1ª etapa de la Ciudadela y proyectada la 2ª y 3ª etapas, cinco o más veces más costosas, queda por concluir totalmente el proceso de dotación para entregarle a la comunidad universitaria unos laboratorios modernos y actualizados, una biblioteca bien dotada y equipada, conectada a las redes internacionales de la información, y espacios recreativos y deportivos dignos de nuestras gentes.

No podemos terminar estas ideas, sin antes reconocer la comprensión de estudiantes y profesores ante las dificultades presentadas con el traslado. Lo Importante es seguir trabajando por la superación de las mismas para que los próximos semestres académicos se inicien y terminen sin contratiempos.

La preservación y mantenimiento de las instalaciones de la Ciudadela, deben ser preocupaciones constantes de la comunidad universitaria para evitar su deterioro.

EL PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL

Julio de 1996

Uno de los propósitos centrales de la actual Administración de la Universidad del Atlántico, es el de orientar las acciones y entregar todo el apoyo logístico para propiciar las condiciones de trabajo que posibiliten la construcción del Proyecto Educativo de la Institución –PEI.

En esa perspectiva, la Vicerrectoría Académica y la Oficina de Planeación Universitaria presentaron a la Rectoría de la Institución la propuesta de constituir e institucionalizar el equipo de trabajo -cabeza del proceso-; propuesta que fue acogida y materializada mediante resolución de Rectoría No. 000505 de junio 4 de 1996. No se trata de un grupo de técnicos o de expertos designados para formular el proyecto a través de un documento y formalizar unas exigencias. Es más bien, un equipo cuya función central es dirigir el proceso con un enfoque constructivista sobre el PEI y con una metodología cualitativamente diferente a como en otras oportunidades se ha trabajado.

En efecto, si el Proyecto Educativo Institucional debe ser la expresión más cualificada de las funciones sustantivas de la institución, sus finalidades y la manera cómo se articulan entre sí; y, si, por tal razón, debe orientar la administración V gestión de proyectos y servir como referencia fundamental en la toma de decisiones sobre contenidos, organización y gestión de los programas de estudio, de investigación, de proyección social y de bienestar, entonces, es apenas lógico inferir que la construcción del proyecto debe entenderse como un proceso investigativo de carácter interdisciplinario que exige como fundamento La más amplia participación democrática de los protagonistas de la vida cotidiana de la Institución: directivos, estudiantes y profesores. Es la única manera de despertar y desarrollar en la comunidad el sentido de pertenencia, necesario e imprescindible, pues sin él se pierden las posibilidades de que el PEÍ sea la carta de navegación que dirija el largo viaje de la universidad por la superación de su crisis estructural y de su estabilización definitiva, como la primera universidad oficial de la Costa y una de las más significativas del país por su actividad investigativa y proyección social.

Es decir, si comprendemos que la superación de la crisis de Uniatlántico pasa inexorablemente por la construcción del Proyecto Educativo Institucional como un proceso investigativo, interdisciplinario y participativo, es entonces imperativo implementar y desarrollar canales y mecanismos de participación para que se exprese el poder de la razón y abrir filtros inteligibles para procesar la información. En esta dirección, el primer paso es formular el Plan de Desarrollo Institucional y como elemento constitutivo fundamental del mismo el Proyecto Educativo. Los sectores estratégicos constitutivos del Plan de Desarrollo y sobre los cuales se deben implementar políticas en un periodo no menor de 10 años, deben ser: desarrollo científico, tecnológico, humanístico, cultural y artístico; desarrollo del talento humano y de bienestar universitario; proyección de la universidad a la comunidad nacional e internacional, planificación y modernización administrativa; saneamiento de las finanzas y autonomía financiera de la Universidad.

El adelanto de las políticas estratégicas contenidas en el Plan de Desarrollo debe contemplar la consecución de objetivos trascendentales formulados en el Proyecto Educativo, acorde con las establecidas por el Ministerio de Educación Nacional para la Educación Superior en el país. Entre ellos: una universidad, donde la

investigación sea la actividad principal, capaz de generar ciencia, arte y ética; formación de un fuerte núcleo de docentes con formación avanzada (Magíster y Doctorado) para el relevo generacional; un centro de formación avanzada con estándares de calidad nacionales e internacionales; un pregrado altamente calificado acreditado nacional e internacionalmente, como consecuencia de un plan curricular moderno y flexible; apertura a metodologías semipresenciales y a distancia y al uso de las telecomunicaciones y de la informática; construcción de un espacio y ambiente cultural con un sistema de bienestar consolidado para garantizar el desarrollo integral de la comunidad universitaria y la formación de un hombre Universal, autónomo y promotor de valores sociales; un moderno y actualizado centro bibliográfico conectado con el mundo por medio de las autopistas de la información y las redes científicas y académicas; unos procesos administrativos sistematizados y flexibles basados en una cultura de la racionalización, donde el gasto y la inversión sea el resultado de una auténtica y verdadera planeación; unís unidades académicas integradas productivamente ron los sectores económicos y sociales de la localidad, la región y el país, capaces de generar recursos adicionales al apoyo financiero pleno del Estado; y construcción de un espacio de debate predilecto para que en él hagan presencia los factores de cambio, igualdad, progreso e integración de la ciudad, la costa y el país.

El PEI es el plan, es el mapa, es la brújula que orientará nuestro juicio hacia lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo.

BALANCE DE UNA GESTIÓN

Septiembre de 1997

Entre los años1996-1998, me desempeñé como Vicerrector Académico de la Universidad del Atlántico, y al finalizar las funciones presenté el siguiente balance de gestión:

Presentación del proyecto sobre el nuevo estatuto docente, el cual, fue aprobado y sancionado por el Consejo Superior en enero de 1997. Hoy la comunidad académica de la Universidad del Atlántico dispone de un valioso instrumento normativo que permitirá tanto la regulación de las relaciones de los docentes y la Institución, como la dinamización del desarrollo para transformar, ordenar los procesos académicos y propiciar la conversión del docente en un verdadero agente de cambio de la actividad académica.

Presentación ante el Consejo Académico del Proyecto sobre el nuevo Estatuto Estudiantil. Al respecto, con importante sectores representativos de los estudiantes se operaron interesantes procesos de enriquecimiento y cualificación, gracias a las jornadas de reflexión realizadas todos los sábados, de 9:00 A.m. a 12:00 m, en la Sala de Juntas de la Vicerrectoría. En él se presentan cambios fundamentales en el proceso de inscripción, selección y admisión de nuevos estudiantes; se redefinen los estímulos académicos, se introducen, capítulos sobre monitorias y sobre la organización y representación estudiantil; al respecto, el proyecto entrega a los estudiantes en general, mecanismos de control sobre la gestión de los representantes y las herramientas para la revocatoria de sus mandatos en caso de incumplimiento de las obligaciones y responsabilidades contraídas con la comunidad estudiantil. El nuevo Estatuto Estudiantil será, indiscutiblemente, un valioso instrumento que contribuirá a la actualización de la normatividad vigente y permitirá canales de participación más amplios para dinamizar y organizar un movimiento estudiantil, hoy disperso y atomizado, que sólo sirve e interesa a quienes, desde posiciones de dirección, estimulan y desarrollan prácticas corruptas, inmorales, clientilistas y burocráticas.

La academia para su fortalecimiento necesita de fuertes correas de transmisión entre los estamentos básicos de la vida académica y la dirección universitaria, fundamentadas sobre un amplio sentido crítico, organizado, capaz de reorientar el rumbo hacia elevados niveles de calidad en la docencia, las prácticas investigativas, así como de promoción y proyección universitarias. Consideramos que entre el 1º y 2º debate en el Consejo Superior hay que programar, dados los logros alcanzados con la metodología utilizada para la discusión del Estatuto Estudiantil, asambleas por facultades para entregar a la comunidad estudiantil un informe amplio del nuevo proyecto y recibir las impresiones conceptuales de los estudiantes.

Se avanza en la construcción del Proyecto Educativo Institucional -PEI-. El trabajo orientado por la Oficina de Planeación Universitaria, estatutariamente de su competencia, y la Doctora Graciela Forero, delegada de la Vicerrectoría Académica, ha estado apoyado por un grupo de docentes, considerados expertos en este campo. Esperamos que muy pronto entreguen como resultado "el mapa y la brújula que orientarán nuestros juicios, hacia lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo". Ya en el Boletín Académico No. 4

(Julio de 1996), tuvimos la oportunidad de presentar nuestras consideraciones sobre el PEÍ y la manera de abordar su construcción para desarrollar el sentido de pertenencia y lograr, que se convierta en el faro que ilumine el trasegar universitario.

Gestionamos ante el Consejo Superior la aprobación del Plan de actualización y capacitación docente, después de estar represado por más de dos años. Situación que nos impedía presentar candidatos a Colciencias para becas de postgrados en el exterior. El próximo año viajará a Inglaterra el primer estudiante becado para cursar estudios de postgrado en una universidad de dicho país.

Presentamos y logramos la aprobación en el Consejo Superior de un proyecto de Acuerdo que reestructuró el Consejo Académico y redefinió sus funciones. Con esta reforma, dicho organismo recobró la dimensión que la Ley 30 le otorga.

Diversificamos la oferta de nuevos programas de pircado y postgrado: Historia, Filosofía, Ingeniería Agroindustrial; las Especializaciones en Enseñanza de la Historia, Literatura del Caribe, Filosofía de la Educación, Instituciones Jurídico Políticas y Derecho Público e Instituciones Jurídico Laborales. Así mismo, los programas de profesionalización para docentes en ejercicio.

Creamos los Departamentos de Geografía, Historia y Sociología, adscritos a la facultad de Ciencias Humanas. De esta manera, y conjuntamente con sus nuevos programas, se fortalece y dinamiza una facultad que durante mucho tiempo sólo tenía como doliente a su decano.

Desarrollamos importantes ciclos de conferencias y seminarios en Bellas Artes estimulando con las universidades extracurriculares el que-hacer académico, a pesar de las dificultades administrativas para situar tiquetes y cancelar viáticos.

Brindamos apoyo irrestricto a los eventos programados por los grupos

académicos, concientes de que tales organizaciones estudiantiles cumplen un papel significativo y de primer orden en la vida universitaria por su liderazgo y capacidad de convocatoria.

Desarrollamos una amplia campaña de difusión para clarificar todo lo concerniente al Decreto 1444, mediante el cual se estableció un nuevo régimen salarial y prestacional para los docentes universitarios (Ver información en el Boletín Académico No. 2. Abril/96)-. Así, logramos contrarrestar a quienes pretendían, desde una óptica estrecha, evitar que un gran número de docentes se acogieran a los beneficios del mencionado Decreto. Hoy nos queda la

satisfacción de haber contribuido a mejorar el salario de los docentes con productividad académica y a resolver, en buena parte, el conflicto económico que representaba para la universidad el pasivo de cesantías.

Revivimos el programa Intercampus, lo que permitirá recibir profesores y estudiantes del exterior y enviar los nuestros para el intercambio de ricas experiencias docentes, investigativas, culturales y artísticas. Este programa ha tenido ya sus primeros beneficiarios.

Fortalecimos de los convenios interinstitucionales para el impulso de estudios de postgrados y otras actividades académicas.

Y más allá de las acciones mencionadas, en todo momento, desde la Vicerrectoría Académica invitamos al debate académico a través de la información permanente de la gestión que se venía adelantando. Testimonio documental de una gestión abierta, fueron los 18 Boletines Académicos publicados y socializados con la comunidad universitaria.

Como se observa, fuimos consecuentes con la línea de conducta asumida y los propósitos trazados desde el mismo momento en que ocupamos el cargo de Vicerrector Académico. En el Boletín Académico N° 1, titulado: "Propósitos deseables", señalábamos que si la Universidad aspiraba a ingresar al sistema de acreditación ineluctablemente tenía que cumplir con unas mínimas exigencias y condiciones de conformidad con las políticas de acreditación establecidos por el Consejo Nacional de Acreditación y superar las acciones aisladas que no apuntan a lo fundamental. En otras palabras, con el trabajo realizado, cuyos resultados saltan a la vista, aún para los miopes académicos, eso sí con acciones coherentes y significativas, avanzamos en la perspectiva académica fundamental: acreditar nuestros programas académicos.

En ese mismo sentido, para el nuevo semestre que se inició en abril, la Vicerrectoría Académica presentó al Consejo de Decanos un Plan Académico de carácter operativo para consolidar aún más la coherencia, organizar las acciones y fortalecer el proceso hacia la acreditación. De la misma manera, nos permitirá, al finalizar los periodos académicos, evaluar con responsabilidad no solo la gestión de la Vicerrectoría Académica, sino, Igualmente, la del Cuerpo de Decanos y demás directivas académicas de la Institución.

La labor no fue nada fácil. Desafortunadamente, el nivel administrativo sigue operando como un costoso y pesado estorbo al servicio de la academia. El apoyo que requiere la dirección académica de la Universidad y las distintas unidades académicas para lograr mayores y mejores resultados no fue el esperado. La Dirección Administrativa es una especie de "catapila de pedal" que impide avances más ágiles y significativos.

¿Conforme con lo logrado? Realmente no. Fue mucho lo que nos faltó para transformar, radical y sustancialmente, a la Universidad en sus funciones básicas: docencia, investigación y extensión y lograr su liderazgo académico en la costa y la localidad. Esta meta sólo será posible en el futuro inmediato, si resolvemos los problemas de gestión en el nivel administrativo y logramos su modernización hacia procesos avanzados, ágiles y eficientes, tal como lo recomienda la Misión para la Modernización de la Universidad Pública.

SALDO ROJO. CRISIS EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR Editorial Planeta, 1998.

Enero de 1999

Así se denomina el libro escrito por Constanza Cubillos Reyes, comunicadora social, con énfasis en periodismo, y exjefa de Divulgación y Prensa de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Refiriéndose a esta obra, Antanas Mockus, exrector de la Universidad Nacional de Colombia y excandidato a la Vicepresidencia de la República, dice: "El trabajo de Constanza Cubillos Reyes, es tal vez, la mejor evaluación posible de la última

reforma universitaria en Colombia... Nos sumerge en el mundo actual de las instituciones colombianas del nivel superior, públicas y privadas, y nos muestra una radiografía sin concesiones, sin animadversión, con radical vocación de verdad...".

En el capítulo X de este libro, bajo el título NOTICIAS DE LO MISMO (Pág. 406), la autora cita un artículo de mi autoría titulado "Uniatlántico: De centro educativo a comando político". Allí se lee: "Las columnas de opinión y los artículos periodísticos han sido uno de los recursos utilizados para denunciar casos y desahogar inconformismos. Refiriéndose a esta situación, Cristóbal Arteta escribió, el 12 de Marzo de 1988, en el Diario del Caribe: «La peor de las plagas que puede atacar a un centro educativo, es la politiquería». En ese entonces, Arteta era Decano de la Facultad de Educación de la Universidad del Atlántico y se dolía de los latigazos que había recibido el Alma Mater: «Pero nunca como acontece actualmente decía. De pronto porque el actual Representante del Presidente de la República en el Consejo Superior aparece en una de las listas al Concejo de Barranquilla y siendo el principal padrino político del actual Rector de la institución presionaba a su favorecido para la consecución de votos»".

"Cristóbal Arteta enumeró algunas de las tantas formas como se manifestaba el fantasma de la politiquería: las primas de carestía no canceladas en otras oportunidades, por considerarlas "ilegales", se hacían efectivas a cambio del favor electoral; profesores contratados por un tiempo determinado recibían salarios por el compromiso que algunos adquirieron con la Rectoría; se vinculaban profesores de Tiempo Completo, sin mediar concurso académico, a pesar de que la directiva presidencial estipulaba no realizar nombramientos en la época electoral; solicitaban votos a cambio del ingreso de estudiantes y profesores a la Universidad; perseguían políticamente a quienes se atrevían a opinar; buscaban incesantemente reacomodos burocráticos, procurando la interinidad de los Decanos en el Consejo Superior Universitario".

Esas denuncias realizadas por mí en 1988 y recogidas por Constanza en su libro, las realicé ejerciendo el cargo de Decano de Ciencias de la Educación. Como acontece hoy, poco eco tuvieron en la comunidad universitaria y en los organismos de control y fiscalización de la época.

¿Será que las denuncias sobre la politiquería y la corrupción en las instituciones estatales sólo sirven para poner en peligro la vida de quienes tienen valor y criterio para atreverse a pensar y actuar?

RETALIACIONES Y PERSECUCIÓN POLÍTICA

Febrero de 1999

Con fecha Enero 27 del año 2000, la dirección de la Universidad del Atlántico, a través de la oficina de Recursos Jurídicos, envió una circular al Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, doctor Jerónimo Monroy, solicitando, con la mayor brevedad, la "carga académica del docente de la referencia, si es tiempo completo, medio tiempo, asignaturas que dicta y horarios".

De la misma manera, la Vicerrectoría Académica y la Oficina de Planeación, elaboraron un estudio de la carga académica de la Universidad, en donde aparece

el docente que escribe estas notas con una carga injustificada de cinco horas de clases semanales. Convencido de las calidades y honestidad del doctor Ernesto Certain, prefiero creer que esta inconsistencia sea el resultado de la desinformación que recibe esa oficina de parte de los funcionarios encargados de tales menesteres.

Es lamentable que la dirección de la Universidad no lepa en qué Facultad labora el profesor Arteta, cuál es su dedicación y asignación académica. Es al doctor Coley, Decano de la Facultad de Humanidades, al que tienen que dirigirse para solicitar, no sólo lo que señala la circular, sería, igualmente conveniente que se pidiera copia de las evaluaciones, si las hay, del mencionado docente.

Me obliga la dirección de la Universidad a hablar de mi, algo que siempre he evitado, a pesar de que comparto con mis amigos la idea de que no debemos esperar que otros digan las cosas buenas que hacemos o decimos, porque la envidia y el egoísmo del espíritu sólo pregonan las maledicencias y bajezas humanas. Sin mayores comentarios: Soy profesor titular de la Universidad del Atlántico, tiempo completo, no tengo doble vinculación con el Estado, desarrollo dos programas de Metodología de la Investigación en tres grupos de Ingeniería Industrial, con un total de doce (12) horas de clases semanales, sin incluir las asesorías que implica las exigencias de la asignatura. Además, soy Director de la Revista Amauta, una de las pocas revistas de circulación interna, y por decisión del señor Rector, soy miembro del Comité Editorial de la Universidad del Atlántico (en este momento no sé, si por represalias, fui excluido del mismo). En el programa en mención fui evaluado y los resultados fueron muy satisfactorios.

La idea es clara: No se trata de cerciorarse si actualmente tengo asignada la carga académica que convencionalmente debo dictar y si cumplo o no con mis deberes como docente de la Universidad. Lo que pretende la dirección es buscar rabos de paja o flancos con debilidades y flaquezas para perseguir políticamente y golpear.

¿Quién no sabe en esta Universidad que Cristóbal Arteta pertenece al equipo de profesores que lidera la oposición y lucha contra una dirección universitaria caracterizada, entre otras cosas: por la ausencia de una política académica pertinente y coherente; por las prácticas administrativas prepotentes, excluyentes, corruptas, politiqueras y clientelistas; y, además, por la irracionalidad desenfrenada en el manejo de los recursos del Estado (valga otro ejemplo: la nómina paralela en el último semestre de 1999, a fecha diciembre 31, ascendió a un monto total de 902 millones de pesos)?

Por qué, mas bien, no solicitan la carga académica de todos los docentes y los respectivos horarios de clases, para que se enteren directamente de las sobrecargas académicas, sin las asignaciones horarias respectivas, o sin el número de horas correspondientes; siendo que, al mismo tiempo, existe una nómina paralela de profesores contratados, cuyo número asciende a setecientos

trece (713). Allí se darán cuenta que un amigo político del actual Rector está en una situación laboral más complicada que la del doctor Monroy, y, sin embargo, sobre el particular nada se dice.

No se requiere de mayores esfuerzos conceptuales para llegar a la conclusión de que la dirección de la Universidad, en síntesis, pretende, a como dé lugar, aplastar la oposición. No quiere entender el señor Rector con su equipo de asesores jurídicos, académicos y administrativos que vivimos en un Estado de Derecho Democrático, Participativo y Pluralista (Artículo 1º, C.N.), que permite que en todas las instituciones de educación se fomenten prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana (Artículo 41, C.N.); se desarrolle la oposición para que pueda ejercer libremente su función critica, plantear y desarrollar alternativas políticas (Art. 112, C.N.); construir movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna, formar parte de ellas libremente y difundir sus ideas y programas (Artículo 40, C.N.). El señor Rector, más que nadie, debe ser respetuoso de esta normatividad constitucional y dejar a mi lado su prepotencia, sus políticas y prácticas excluyentes, amenazantes y retaliadoras.

LA ACREDITACIÓN PREVIA

Marzo de 1999

Es una de las jornadas sabatinas de reflexión universitaria, tuvimos la oportunidad de dialogar con algunos miembros del Sistema de Acreditación Institucional SAI- de la Universidad del Atlántico.

El objetivo de la jornada era claro: apropiarnos de la información sobre la acreditación en la Universidad y desde nuestra perspectiva contribuir a su avance y desarrollo.

Lo primero que saltó a la vista, a la hora de concluir, es que el proceso debe ser orientado y dirigido por la Vicerrectoría Académica y la Oficina de Planeación de la Universidad apoyados en un equipo de profesionales altamente calificados, conformado sin exclusivismos politiqueros y sin otra motivación distinta a la de servir a la Universidad. La prima de exclusividad (34% sobre el sueldo), no se puede cancelar irresponsablemente y sin medir las consecuencias jurídicas que ello implica. Esto lo afirmamos, porque algunos de los miembros del SAI y de otros equipos de trabajo de la Rectoría pertenecen al grupo de docentes acogidos al Decreto 1444, cuyo régimen salarial se establece por puntos y no por porcentajes. Además, la prima de exclusividad es iónicamente para profesores investigadores de carrera, con dedicación de tiempo completo y se deja de cancelar una vez concluya la actividad que motivó la exclusividad (Artículo 12, Estatuto Docente). Más grave, aún, es el hecho de pagar favores a algunos docentes mediante el reconocimiento de la prima de exclusividad, durante más de tres meses, y luego reconocerles el derecho de jubilación. Esta, es una de las maneras como se expresa la corrupción en la Universidad del Atlántico.

A pesar del tiempo aplicado al proceso, de los sobro-sueldos que se cancelan y de las descargas académicas, el atraso del mismo es considerable. Tanto, que es muy difícil que la Facultad de Educación cumpla con los requisitos exigidos por el Decreto 272 de 1998 y con el tiempo estipulado para acceder a la acreditación previa.

Según este decreto, sólo serán acreditados previamente los programas de las Facultades de Educación, que garanticen una formación integral de educadores en capacidad de comprender con dimensión ética y competencias comunicativas el momento histórico que vive el país; aptos para desarrollar una mentalidad crítica, abierta a las diferentes culturas y respetuosa de las diferencias, los saberes y las normas. Además, esa disposición conceptual, en teoría y práctica, debe tener como fundamento a la Pedagogía como disciplina y a la investigación formativa, pedagógica y educativa como eje y razón del ejercicio del educador, sin desconocer la importancia del contenido, valor social y cultural de los saberes específicos.Los programas de la Facultad de Educación tienen dos años a partir de la promulgación del Decreto para ajustarse a la nueva normatividad y obtener la acreditación. De lo contrario, no podrán continuar prestando el servicio de formación de educadores. Es decir, la Universidad tiene como tiempo límite, si el gobierno no cambia las reglas de juego, el mes de Febrero del próximo año; pero como tarde, en el mes de Octubre, la Universidad debe solicitar la acreditación y entregar la documentación respectiva.

Ahora bien, sin mentiras ni subterfugios de ninguna clase, a esa fecha ¿habremos asegurado el cumplimiento de las condiciones y requerimientos mínimos para solicitar la Acreditación Previa, cuando después de más dos años de trabajo ni siquiera existe un documento sobre el Proyecto Educativo Institucional que sirva

de base y fundamento al PEI de la Facultad de Educación? ¿O es que estamos esperanzados en que el Ministerio de Educación Nacional cambie el plazo?

Reconocemos el esfuerzo que están haciendo el Decano, la Dirección de Postgrado y algunos docentes calificados de la Facultad de Educación, coordinados por la profesora Julia Rodríguez, cuya capacidad, discurso y voluntad, política merecen nuestro respeto. ¿Pero qué más se puede esperar de una institución sin planeación y buena dirección académica abúlica, que ha demostrado hasta la saciedad falta de creatividad y liderazgo?.

La Acreditación Previa es una exigencia de tipo legal, pero es más una necesidad moral para renovar, analizar introspectivamente lo que se ha venido realizando, desarrollar las acciones estratégicas de superación y calificar los procesos para garantizar la más alta calidad pedagógica e investigativa en la formación de docentes.

A los estudiantes y profesores de la Facultad de Educación y a la comunidad uniatlanticense no le queda otra alternativa: apoyar creativamente la gestión en los comités de trabajo y en los espacios que se creen para teles efectos. Es el prestigio de la institución y el de una Facultad el que está en juego y no él de una administración transitoria.

Más allá del pesimismo y las dudas sobre el proceso, solo nos toca trabajar para que la acreditación previa sea Una realidad.

A PROPOSITO DEL CONCURSO PÚBLICO DE MÉRITOS

Julio de 1999

En el mes de Febrero del presente año, la dirección de la Universidad del Atlántico hizo pública la convocatoria del concurso para proveer cargos docentes en la institución.

No es la primera vez en la historia de la Universidad que ello ocurre, como maliciosamente lo dejó entrever un docente jubilado en un artículo recientemente publicado. Muchos profesionales de la educación llegaron a ser docentes o lo son, por haber ganado concursos.

El actual régimen de la Universidad, a diferencia de los anteriores, cuenta con un Estatuto Docente actualizado, de conformidad con la Constitución y la Ley 30 de 1992. Esta norma, en sus artículos 41,42 y 43, establece procedimientos claros para la provisión de cargos docentes. Es más, en el parágrafo del artículo 43 se expresa taxativamente: "En ningún caso la Rectoría puede nombrar profesores sin el lleno de los requisitos establecidos en el presente Estatuto, ni apartarse de los resultados del concurso público de méritos. La inobservancia de lo señalado acarrea la aplicación de sanciones a que hubiere lugar".

Si esto es así, no entendemos por qué un alto dignatario en el discurso de inauguración del bloque de Economía y Arquitectura de la sede Norte, se refirió a las "facultades legales" que tiene el régimen para nombrar profesores sin concurso, siempre y cuando tengan postgrados.

Ustedes no tienen alternativa distinta, Señores Directivos. El concurso los obliga, a no ser que asuman las responsabilidades laborales y penales por infringir el parágrafo del artículo 43 del Estatuto Docente y el artículo 5o del Estatuto de la Carrera Administrativa (Ley 27 de 1992).

Si el procedimiento señalado en el Capítulo IV (artículos 39, 40, 41 y 42) se hubiese aplicado literalmente, y con criterios universitarios y no pendencieros y politiqueros, no hubiéramos asistido con el concurso a un espectáculo triste, bochornoso y deprimente. Los académicos tenemos derecho a preguntarnos: ¿Si una Universidad, dirigida con seriedad, transparencia y pulcritud, puedo darse el lujo de cambiar tantas veces la regla de juego como lo hizo la Universidad del Atlántico? ¿Si permite que altos funcionarios de la dirección manipulen el concurso interfiriendo la autonomía y decisiones del jurado, o, haciendo caso omiso a sesudas y bien fundadas observaciones de veedores altamente calificados y de gran prestigio ante instituciones de reconocida calidad académica? ¿Si factores y criterios válidos legalmente para constituir y establecer salarios (Decreto 1444/94), deben copiarse mecánicamente para definir una reglamentación? ¿Si las calidades profesionales y académicas contenidas en la hoja de vida se definen sólo a partir de títulos de postgrados? ¿Si las actividades investigativas de reconocido prestigio o aportes significativos en los campos de la técnica, las artes o las humanidades, no son acaso factores de calidad más importantes que los simples títulos de postgrados? Gabriel García Márquez, Estanislao Zuleta, José Agustín Blanco Barros y Manuel Elkin Patarroyo, por no tener títulos de postgrados, no hubieran merecido ser docentes de nuestra Universidad, por criterios absurdos de una reglamentación.

Estamos convencidos que el carrusel de irregularidades y trampas al concurso arrancó desde el mismo momento en que se pretendió acomodar los requisitos a las hojas de vida de algunos concursantes para favorecerlos en el proceso. Hasta el nombramiento de jurados y veedores se hizo con criterio politiquero,

cuidándose, por supuesto de guardar las apariencias e introduciendo en la lista algunos nombres de reconocida solvencia moral e intelectual. Esta administración maneja a plenitud el principio crítico kantiano: la apariencia engañosa de las cosas no permite captar la esencia de las mismas. Y lo hace, porque no puede resistirse a la tentación de privilegiar su propio prestigio al de la institución y hacer lo que esté y no esté a su alcance para mostrar igualdad, neutralidad, armonía y pulcritud donde no las hay.

Frente a tantas denuncias y cuestionamientos que han mostrado la ilegitimidad del concurso por la ausencia de equidad, imparcialidad y transparencia, se requiere que el Consejo Superior de la Universidad asuma una postura digna de su investidura, ordene una investigación administrativa para establecer responsabilidades y solicite la suspensión provisional del concurso para evitarle a la Universidad una nueva carta de desprestigio, un desgaste innecesario y un desangre financiero por la cantidad de tutelas y demandas que se avecinan.

UNA DIRECCIÓN UNIVERSITARIA AUTISTA

Julio de 1999

La fuerza de una institución educativa radica en su capacidad para renovarse constantemente e incidir en el contexto en el cual se desenvuelve. No puede, por lo tanto, resistirse al cambio; y quienes la dirigen están en la obligación ética y legal de desarrollar, con talento creativo, una mentalidad abierta, pluralista y no excluyente en el ejercicio del poder. En la diversidad de las ideas y en su asimilación reflexiva radica la fuerza del entendimiento.

La transparencia y honestidad al servicio de la gestión pública, requieren de una dosis considerable de tolerancia ante las impugnaciones. Una administración amiga de la adulación y enemiga acérrima de las críticas, está condenada de antemano al fracaso. Pero, lamentablemente, cada día cobra más fuerza en el ambiente universitario la idea de una rectoría autista, vale decir, con elevados grados de concentración habitual en su propia intimidad y con el consiguiente desinterés respecto de las censuras y denuncias del mundo exterior. Es un autismo que no ha logrado excesos en su intensidad para considerarlo patológico y decir que esté al borde de la esquizofrenia, pero, aun así, su estado merece cuidados especiales.

Es una dirección que sólo se escucha a sí misma y a sus propios aduladores. Como quien dice: mi voz la quiero Oír en la boca de otros. Se satisface al encontrar y hablar de resultados que no son. Se ufana que otros vean sólo lo que sus ojos ven; y discrepa y rechaza a quienes tienen el privilegio de ver lo que sus ojos no pueden ver en la realidad, por su desconexión del mundo exterior.

¿Cuáles son las consecuencias de tan nefasto proceder? Maquillajes, conductas punibles, maniqueísmos exclusivismos, prepotencia, ponderaciones indebidas, fotocracia, pantallazos etc., etc.

Las páginas de un importante periódico de la ciudad, constituyen la mejor manifestación de lo que afirmamos en este artículo. El día martes 20 de Julio, en Cartelera Universitaria (publicidad académica pagada), el régimen vuelve a soltar su andanada de sandeces y mentiras académicas con el único pretexto de mostrar eficacia, competencias, transparencia, pulcritud y honestidad donde no existen. He aquí algunas de sus afirmaciones:

"Colombia cree en Uniatlántico"... "Uniatlántico se convierte en modelo de superación, de fomento de la; calidad y de visión del futuro en el país"... "La Universidad ha recuperado su prestigio, tanto, que hoy por hoy, es la de mayor liderazgo y credibilidad en el país"... "La Universidad ha saneado su déficit financiero"... "La gestión que hemos realizado ha superado los compromisos que nos hicimos en la consulta"... "Hoy en día la Universidad abre más espacios a jóvenes con menos recursos".

Posteriormente, en la Revista Dominical del mismo medio periodístico, el Domingo 22 de Agosto, acompañando su firma con las de los demás miembros del Consejo Académico y aludiendo al tan cuestionado y amañado concurso público de méritos para docentes, escribe:

"Fue un proceso transparente y justo que permitió captar el mayor número de talento humano con altas calidades académicas"... "Calificamos como exitoso el resultado del concurso público de méritos"... "La experiencia permitirá revisar en

un futuro las pequeñas dificultades que se pudieron haber presentado"... "Este concurso contribuye a realzar el buen nombre de la Universidad del Atlántico"...

Cuanto nos agradaría, señores Directivos que esas afirmaciones fueran ciertas. La impresión que nos queda es que ustedes o han continuado en campaña para la reelección o están abriendo caminos para imponer su candidato, olvidándose que primero deben cumplir con el programa que, en su momento, presentaron a la comunidad universitaria. Además, vale más bien la pena que sus esfuerzos se centren en comprender la dimensión de la crisis que sigue afectando la vida universitaria y presentar rápidas salidas de solución.

Muy pronto tendremos la oportunidad de evaluar, en este medio de expresión y en una de las jornadas sabatinas de reflexión universitaria, los logros, fracasos, aciertos y mentiras de la actual administración. Nos agradaría contar con la presencia de la primera autoridad y con la de su equipo de colaboradores más cercanos para contribuir a la superación de la enfermedad a la cual nos hemos referido en esta página, antes que terminemos todos contaminados y enfermos.

A PROPOSITO DE LAS DENUNCIAS

Octubre de 1999

"Las águilas no pueden permanecer enjauladas, mientras buitres y milanos rapiñan libremente".

(Shakespeare)

En días pasados, el Fiscal General de la Nación, Alfonso Gómez, señalaba que sólo un porcentaje muy reducido de las denuncias que recepcionaban los

despachos judiciales llegaba a feliz término, unas veces por ineficacia e ineficiencia de los servidores públicos, otras, por la falta de seguimiento y control de los medios de información y de los propios denunciantes. Existen, por supuesto, otras razones que tocan la naturaleza y estructura misma del régimen jurídico colombiano y los llevados grados de corrupción que lo azotan.

El jefe del ente acusador, después de reiterar su llamado a las fiscalías regionales para atacar la corrupción, administrativa, indicó que no es suficiente que los funcionarios a su cargo desarrollen sus funciones; igualmente, deben ser vigilantes en el cumplimiento de los términos procesales para evitar vulnerar los derechos con tenidos en la ley sustancial.

De la misma manera, el Contralor General de la República, Carlos Ossa Escobar, en visita reciente a la ciudad de Barranquilla, manifestó que el gobierno ha tomado la firme decisión de luchar contra la corrupción e invitó al pueblo a vincularse al ejercicio del control fiscal, participando en las audiencias públicas que se vienen realizando en todo el país.

A pesar de estos pronunciamientos, cargados de las buenas intenciones, la situación no mejora y, por el contrario, la aprensión ciudadana ante las denuncia parece aumentar cada día más. En la Universidad del Atlántico, más de una denuncia no es formulada, cu algunos casos, debido a que podrían comprometer la seguridad personal de los denunciantes; en otrosí porque sencillamente no se cree en ellas y se piensa que las relaciones y tentáculos de poder que se manejan, son lo suficientemente fuertes para evitar que la administración de justicia en la localidad las conduzca hasta arrojar resultados definitivos y a establecer las responsabilidades pertinentes. Sin embargo, hasta el día de hoy, es considerable el número de denuncias, sobre delitos contra el patrimonio público en esta institución, que han sido presentadas ante la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía y cuyos resultados espera ansiosa la comunidad universitaria, aunque muchos de sus miembros, con cierto escepticismo.

Mientras los organismos competentes establecen las responsabilidades, prefiero seguir fiel a mi cátedra y a mis compromisos con la docencia sin importar que una norma convencional tramposa habilite mi jubilación.

No es fácil vencer el miedo a las denuncias, porque es cierto que muchas veces éstas sólo sirven para poner en peligro la vida de quienes se arriesgan. El asesinato, en las frías calles de Bogotá, de una vida y una sonrisa al servicio de la comedia y la sátira políticas (Jaime Garzón), así lo demuestran. Pero hay que atreverse. No permitamos que el temor se convierta en un atajo. Aún es tiempo. No todo está perdido. El día que en este país, el 97% de las denuncias y no el 3%, como hoy acontece, lleguen a feliz término, todo será distinto. Para nadie es un secreto que la impunidad es la madre de la corrupción y ésta, a su vez, la causa fundamental de la falta de pan, salud, educación, cultura y recreación.

El día que la conciencia ciudadana se eduque, vencerá el recelo a las denuncias y actuará decididamente y, parodiando a Gabriel García Márquez, "ese día los siglos que hemos despilfarrado en la depredación y la violencia nos abrirán al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del Coronel Aureliano Buendía.

DESDE EL MANIFIESTO

Febrero de 2000

El manifiesto de Santa Verónica fue el punto de partida y convergencia de un gran frente anticorrupción en la Universidad del Atlántico. Este documento marcó la pauta y desbrozó el camino como expresión de la reunión realizada en ese balneario el día 19 de diciembre de 1999 y a la cual asistieron delegados de organizaciones políticas, grupos académicos y representantes estudiantiles y profesorales de distintas facultades, hostiles a la corrupción que durante más de dos años ha realizado la administración.

Allí comienza el trasegar por un camino difícil y tortuoso, lleno de declaraciones irresponsables, cargadas de violencia, silencios cómplices de la corrupción, amenazas y retaliaciones, enfrentamientos lamentables e innecesarios con la fuerza pública y, sobre todo, incomprensiones del máximo organismo de gobierno y dirección de la Universidad, el Consejo Superior, que se apresuró a declarar la presunción de inocencia de la actual administración, a pesar de la objetividad de las pruebas sobre corrupción e inmoralidad administrativa. Si desde un primer momento, ese organismo hubiera evaluado las denuncias y sus pruebas, entendido y comprendido la legitimidad y legalidad de la protesta, hoy no estuviéramos lamentando los dolorosos hechos que terminaron con agentes del orden heridos, estudiantes muertos y dirigentes estudiantiles detenidos.

Los defensores del actual régimen universitario apostaron a enfrentar las pretensiones políticas de .linones, según ellos/'sólo querían desestabilizar a la institución" y, por esa razón, nuevamente arreciaron con sus pronunciamientos y convocatorias a Consejos de Seguridad; acomodos y reacomodos para justicializar y criminalizar la protesta; se crearon comisiones de la verdad; se firmaron convenios innecesarios; se inventaron marchas de apoyo para defender la Universidad de los violentos, pero con una escasa y precaria participación de estudiantes y profesores. Para reemplazarlos, trajeron busetas de Santa Marta y el Suroccidente, amigos y familiares, funcionarios y trabajadores obligados a marchar, y, por supuesto, los de la nómina paralela. Me decía jocosamente un amigo, que ni obligados marchó la mayoría, pues de haber sido así, con la "sola nomina paralela hubieran llenado la Plaza de la Paz".

Hasta los gremios se acordaron que la Universidad del Atlántico existía y hablaron de su salvación; igualmente, se pronunciaron personajes encumbrados de la política que, en su momento, tuvieron la oportunidad histórica de hacer algo por la institución y nada hicieron.

A todos ellos se les olvidó lo esencial: la salvación de Uniatlántico no pasa por pronunciamientos apocalípticos frente a la crisis, ni cantos de sirena cargados de buenas intenciones. La salvación será fruto del esfuerzo, voluntad y energías de sus estudiantes, profesores y trabajadores, pero entendiendo de una vez por todas, que el viejo modelo corrupto, politiquero y clientelista debe dar paso a un nuevo proyecto universitario con gestión participativa calificada, que privilegie: la actividad investigativa, razón de ser de una universidad; la meritocracia en la designación de directivos y funcionarios; la optimización de la docencia y el desarrollo de la función extensión y promoción universitaria con pertinencia y articulada al desarrollo real de los procesos políticos y productivos de la localidad, la región y el país.

No es una reforma universitaria lo que hay que implementar. Hay que construir ese nuevo modelo para garantizar la salvación de Uniatlántico. El camino es la constituyente universitaria, avalada por los organismos competentes: Consejo

Superior y Consejo Académico, comprometidos en su impulso, reglamentación y desarrollo para definir el marco de las políticas, estrategias y acciones referenciales de una nueva cultura de dirección de la Universidad.

COLETILLA: Al cierre de esta edición, nos enteramos que el Consejo Superior abrió investigación disciplinaria contra el profesor Hernando Romero Pereira, por atreverse a criticar al mencionado organismo. Recuerden, amigos del Consejo Superior, las palabras del historiador Scott: "Los hechos son sagrados y la opinión es libre".

LA CRIMINALIZACION DE LA PROTESTA (Carta abierta al Consejo Superior)

Febrero 2000

Por mi condición de docente de Tiempo Completo de la Universidad del Atlántico, Director de la Revista Amauta y miembro del Comité de Editorial de la misma institución, considero que es mi deber académico y ciudadano demandar de ustedes y expresarles algunas consideraciones sobre los últimos, lamentables y dolorosos hechos ocurridos recientemente en la institución: dos policías y un estudiante gravemente heridos y la muerte de un joven matriculado en el Programa de Contaduría. Mi formación universitaria me exige ponderar la

confrontación civilizada de las ideas y opiniones para dirimir los conflictos intrauniversitarios y rechazar todas aquellas acciones que atenten contra la vida y seguridad de las personas. Pero el asumir este principio como fundamento permanente del quehacer universitario, no puede llevarnos equivocadamente a realizar pronunciamientos peligrosos que puedan tener como finalidad ocultar lo que realmente ocurre en la institución y desviar la atención de los medios, de la ciudadanía y de las autoridades civiles y militares.

Más allá de la "apariencia engañosa de las cosas", hay que auscultar la esencia de las mismas para lograr una comprensión plena de la realidad. Es cierto que algunos medios utilizados por la protesta no son los adecuados y merecen el rechazo de la comunidad; pero, de ahí a negar la necesidad y legitimidad de la misma, es colocarse en contra de la Constitución y las leyes y hacerle el juego a quienes pretenden utilizar tan lamentables sucesos (a los que habrá que darles el tratamiento jurídico previsto) para ocultar sus responsabilidades en los malos manejos administrativos y casos graves de corrupción en la Universidad y, además, aplastar, a como de lugar, la oposición. No quiere entender el régimen, con su equipo de asesores jurídicos, académicos y administrativos, como lo afirmé en uno de mis escritos anteriores: que vivimos en un Estado de Derecho democrático, participativo y pluralista (Artículo Io, C.N.), donde se hace necesario que las instituciones de educación fomenten prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana (Artículo 41, C.N.); brinden espacios a la oposición para que pueda ejercer libremente su función crítica, plantear y desarrollar alternativas políticas (Artículo 112, C.N.), construir movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna; formar parte de ellas libremente y difundir sus Ideas y programas (Artículo 40, C.N.). El régimen, más que nadie, debe ser respetuoso de esta normatividad constitucional y dejar a un lado su prepotencia, políticas y prácticas excluyentes, amenazantes y retaliadoras.

Existe un malestar, casi generalizado, aunque pretendan ocultarlo, por la situación de postración en que se encuentra la academia, la irracionalidad y corrupción en el manejo de los recursos del Estado y las prácticas políticas anteriormente señaladas. Frente a este estado de cosas, me he pronunciado públicamente, utilizando los medios y canales legalmente establecidos, y he pedido al señor Gobernador y demás miembros del Consejo Superior sus respectivos pronunciamientos. Aún más, he exhortado a los organismos de control fiscal que actúen con prontitud, honestidad y transparencia. Sin embargo, seguimos esperando las respuestas.

Quisiéramos que con la misma vehemencia con que se han denunciado los actos violentos registrados en los últimos días, se le diera respuesta a las razones que los han provocado y que constituyen sus causas reales.

La salida no es la respuesta militar, ni la criminalización de la protesta, ni la descalificación de quienes públicamente han venido reclamando la atención de los órganos de dirección y control del Estado, para que los dineros de la Universidad no se continúen dilapidando desvergonzadamente. Es, Señor Gobernador y demás Miembros del Consejo Superior, cumpliendo en forma diligente y eficaz, con las funciones y competencias que les han asignado la Constitución y la ley, como se podrá atender consecuentemente lo que sucede en la Universidad del Estado. Pero, sobre todo, escuchando y dialogando con la comunidad universitaria, admitiendo el derecho a disentir y valorando las insistentes y recurrentes denuncias que se han hecho.

Hoy es preciso recordarles que la dignidad y la vergüenza, si se pierden, como decía el poeta José Hernández, jamás se vuelven a encontrar.

Para terminar, una última reflexión: "¿Será preferible sufrir socráticamente la injusticia a tener que cometerla?"

LAS ESTRATEGIAS AGOTAN SUS POSIBILIDADES

Marzo de 2000

En la Asamblea General de Profesores, realizada el pasado Miércoles 15 de marzo, señalaba, entre otros ron unitarios, la gran capacidad del régimen universitario para maniobrar y contrarrestar las denuncias que la comunidad viene realizando en su contra debido a la malversación de los dineros de la Universidad y su utilización con fines clientelistas, politiqueros y nepotistas. Qué lástima decía que esa misma capacidad no se haya utilizado para dirigir las grandes

transformaciones académicas y administrativas que la Universidad requiere para su liderazgo en la región.

Las estrategias han sido inteligentemente diseñadas, múltiples y variadas, utilizando la combinación de ellas y, por supuesto, todos los recursos que le brinda el gobierno de la Universidad; algunas encaminadas a mostrar una imagen brillante, y, otras, a infundir temor y respeto para afianzarse en la dirección de la Universidad.

Menos mal que el repertorio de estrategias se ahoga en el mar de sus propias posibilidades y paulatinamente van perdiendo alcance, hasta llegar el momento en que ni el poder ni los recursos de la Universidad serán suficientes para detener la fuerza de la protesta y cambiar definitivamente el rumbo de la universidad.

Frente al desgreño administrativo, la corrupción, la ausencia de políticas, la falta de dirección en la academia y las pocas perspectivas de que el Consejo Superior y los organismos de control fiscal y penal actúen en consecuencia, la única alternativa viable de superación de la crisis de dirección son las elecciones para renovar las representaciones a los organismos de control y gobierno de la Universidad, incluyendo, por supuesto, la consulta para designar Rector.

No necesitamos un foro especial para definir el rumbo de la Universidad, pues ésta, de por sí, debe ser un foro abierto y permanente a la reflexión sobre sí misma, la política, la economía y la cultura en todas sus dimensiones. El camino es la Constituyente, para construir el nuevo modelo de universidad que quiere la ciudad, la región y el país. La nueva Dirección debe comprometerse en este lineamiento programático.

CALENDARIO E INHABILIDADES

Mayo de 2000

El próximo 26 de mayo, con la elección de nueva Junta directiva de ASPU, se inicia el calendario electoral en la universidad del Atlántico, el cual tendrá su culminación el día Miércoles 29 de Noviembre/2000, con la consulta para designar el Rector que reemplazará al que, para esa época, esté a la cabeza del gobierno universitario. Ese día, derrotaremos definitivamente a los representantes del régimen corrupto.

Como lo señalamos en la Página Universitaria anterior, hay que defender el calendario establecido y evitar dilaciones y saboteos en su realización, pero exigiéndole ni Consejo Superior que incluya en el mismo la elección de Decanos. Lo contrario, sería un peligroso retroceso que acentuaría la politiquería y el clientelismo en la universidad. El voto debe ser directo y universal.

Es conveniente, además, que llegue al Consejo Superior el mayor número de pronunciamientos, desde lodos los ángulos de la comunidad Unitlánticense, exigiendo una reglamentación precisa que incluya sanciones drásticas para los directivos que participen .abiertamente en Pro de determinados candidatos; y, que además, establezca inhabilidades mínimas de seis (6) meses para aquellos dignatarios académicos que quieran postularse como aspirantes en la consulta.

En lo que respecta a la elección de nueva Junta directiva de ASPU, el llamado es a que los profesores le demos a este evento una gran importancia, seleccionando a un equipo de dirección digno de nuestras responsabilidades y funciones docentes. No podemos elegir como directivos sindicales, a quienes lo único que les interesa es apertrecharse en el cargo para no dictar las 24, 25 y hasta 28 horas que deben laborar; o, en el peor de los casos, para renunciar a los dos (2) o tres (3) meses, o, dejar el cargo acéfalo como ocurre en la actualidad con algunos "dirigentes" (la responsabilidad sindical se reduce, j hoy, sólo a tres (3) o cuatro (4) directivos); además, hay que estar atentos para evitar que con nuestros votos lleguen "los instrumentos útiles" al servicio del régimen.

¡Ya basta!, La nueva dirección sindical debe reafirmar su autonomía e independencia y cumplir fielmente su verdadero y único papel: defender los intereses y reivindicaciones de sus afiliados, el carácter público de la Educación Superior y ejercer control y veeduría para que las funciones básicas de la academia se cumplan y desarrollen a cabalidad en la universidad.

En las actuales condiciones críticas de nuestra institución, y, frente a una dirección irresponsable, aurista y mentirosa, que vulnera y pisotea los intereses de los docentes, trabajadores, estudiantes y jubilados, se requiere de organizaciones gremiales fuertes, dirigidas por hombres justos y virtuosos, blindados éticamente contra la corrupción en todas sus manifestaciones.

UN COMPROMISO CON LA ACADEMIA, LA PAZ Y LA DEMOCRACIA

Julio de 2000

Los días 5 de Julio y 15 de Agosto del presente año, serán elegidas, respectivamente, las representaciones estudiantiles y profesorales a las distintas instancias de Cogobierno en la Universidad del Atlántico. Muy especialmente, a quienes nos representarán en el Consejo Superior y el Consejo Académico.

No está de más advertir que he sido muy respetuoso de la autonomía e independencia de los estudiantes y los profesores para reflexionar y asumir posiciones, pero, al misino tiempo, siempre he creído necesario y oportuno presentar mis propias reflexiones cuando se trata de asuntos que afectan al conjunto de la vida universitaria. Mis, aún, cuando ellas contribuyen a ejercer con claridad la función principal de la docencia, referida no a la mera y simple transmisión de conocimientos elaborados, sino a la formación integral de la persona gracias al estimulo permanente para la asimilación de valores que fundamenten la convivencia civilizada y el desarrollo del sentido crítico, única vía hacia la construcción del proyecto de Nación que dignifique la esencia y condición del ser humano.

En esa mira, eventos como los que se avecinan no I meden pasar inadvertidos, y, por el contrario, deben servir para avanzar hacia la edificación de la Universidad como escenario para la academia, la paz y la democracia. Pero ello será posible, si permitirnos que la participación se desarrolle críticamente con la suficiente valoración de lo que acontece no sólo con la actividad investigativa y docente en la Universidad, sino, igualmente, con el comportamiento y las políticas de dirección del gobierno universitario. Es decir, en la medida en que el debate permita poner en cuestión y develar la naturaleza y la estructura de las políticas administrativas, académicas y financieras de la institución. De lo contrario, será un festín más, donde ganarán los que tengan el respaldo de los directivos corruptos e inescrupulosos que utilizan el poder y los dineros de la institución para comprar conciencias, pagar favores, contratar ilegalmente, engrasar y montar maquinarias con los coordinadores, directores de Departamentos y jefes de áreas para manipular a los estudiantes y profesores mediante el tráfico de influencias.

Hay que estar atentos, además, para no permitir que con nuestros votos lleguen a los organismos de Cogobierno los comisionistas, mediadores o intermediarios de la corrupción. Para hacerlo, no es necesario adelantar conductas policíacas y/o detectivescas. Basta con mirar quiénes están detrás de los candidatos y a quiénes apoyan los agentes directos de la descomposición en la Universidad, es decir, los que desde los puestos claves de mando y dirección han usufructuado los gajes del oficio. Además, hay que mirar con detenimiento hacia dónde mira y se dirige el apoyo de los "representantes" salientes, comprometidos, hasta los tuétanos, con la sinvergüenzura y el chanchullo. Si coinciden unos y otros, estamos, entonces, en presencia de un gran complot para perpetuar la corrupción.

Y si a sabiendas de todo, usted, querido estudiante y querido maestro, no discierne y diferencia "al lobo disfrazado de oveja", no nos queda otra alternativa a la de considerar que, por acción u omisión, está apoyando y es partidario de esa confabulación; y, como tal, no quiere que los dineros, en vez de ir a engrosar los bolsillos y cuentas de los bandidos, se destinen a impulsar las actividades investigativas, a mejorar los laboratorios, la biblioteca, las salas de informática, los trabajos de grupo, las acciones de extensión y promoción universitarias, fortalecer

el trabajo de los grupos académicos, el bienestar universitario para docentes y discentes (salud, deporte, cultura y recreación).

De usted, querido amigo... depende que no nos volvamos a equivocar... contamos contigo y cuenta con nosotros para proyectar la Universidad que queremos.

LA DEMOCRACIA A LA DERIVA

Agosto de 2000

Me acechan muchas dudas sobre las bondades de la consulta para elegir Rector y Decanos en la Universidad del Atlántico, tal vez, porque las pasadas elecciones estudiantiles nos dejaron un sabor amargo, por los hechos y prácticas agenciadas desde la dirección universitaria que, aún para elegir alcaldes y concejales en el municipio más apartado y atrasado del país, repugnarían a la conciencia ciudadana.

Este antecedente nos indica, con suficiente claridad, la predisposición del actual régimen y sus seguidores para mantenerse en el gobierno e impedir a toda costa que fuerzas adversarias puedan llegar al seno del Consejo Superior como resultado de las próximas elecciones para escoger a los representantes de las directivas académicas, docentes, exrectores y egresados.

¿Qué hacer? Es el gran interrogante. ¿Dejar hacer, dejar pasar? No me parece lo más prudente, pues terminaríamos nuevamente arrepentidos después de tres años más de un mal gobierno universitario. La única alternativa posible es la de construir, como lo señalamos en la Página Universitaria anterior, un Frente Amplio Universitario que señale entre sus prioridades: No permitir que las elecciones y la consulta se realicen bajo la dirección del actual régimen, pues ello, sería someternos a la tiranía de los guarismos y aceptar que la democracia universitaria quede a la deriva, víctima de "la vulnerabilidad del voto y de una concurrencia indiscriminada de voluntades en la que no faltarán la desmesura de las pasiones, la exacerbación de los odios, la amargura de las deslealtades y el comercio impuro de las solidaridades".

Nos resistimos a creer que la Universidad, bajo las condiciones actuales de mando, dirección, y, vulgarizada por la baja política, pueda ofrecer garantías a las distintas opciones que concurran a los debates que so avecinan, especialmente, al del día 29 de Noviembre del presente año. Si aceptamos las reglas de juego impuestas por el Superior y sustraemos a Uniatlántico de la discusión sobre su destino y papel en la región, la estaremos entregando al azar.

Somos partidarios de la vía de la democracia participativa, porque a pesar de sus errores y fallas, es mejor que la representativa formal y la dedocracia. Pero hay que cualificarla, de tal manera que no se abuse de las estadísticas y que éstas, mas bien, respondan y sean el resultado de un diálogo, abierto y franco, de ideas sobre la vida académica a la luz de la ciencia y la calidad de la tarea formativa. La suerte de la universidad no puede depender, sin más, de un "torneo de promesas que desvirtúen su naturaleza" y la conviertan en espacio de un ajetreo electoral insólito. Como lo señala Carlos Villalba Bustillo en un interesante artículo publicado en "Lecturas Dominicales" de El Tiempo: la razón de ser de la Universidad es la investigación, la enseñanza, la cultura y la jerarquía social implícita en su misión; como tal, no puede cambiarse por un carnaval de gratificaciones que eche por la borda la ética inherente a su condición.

IM MEMORIAM

Agosto de 2000

Después de la muerte de un gran líder, la tendencia natural de quienes vivimos y compartimos sus últimos días, es convertirlo en icono inofensivo, ponderando cualidades y virtudes, a veces inexistentes, y, demostrando afectos y solidaridades que se negaron durante la existencia.

Por eso no me gusta hablar de los muertos, ni es esa mi intención con estas líneas al referirme a Luis Miguel Meza Almanza, asesinado en las primeras horas del desgraciado 26 de Agosto del 2000, después de disfrutar unas horas de alegría con sus amigos. Sólo quiero, en su memoria, hacer una reflexión que de seguro compartiría, si no hubiera tenido ese trágico destino; estoy convencido de ello, porque, su inteligencia y visión de larga duración, en medio de las diferencias ideológicas, le permitían con facilidad lograr identificaciones sin vulnerar lo esencial de sus principios. La misma capacidad que le permitió desarrollar unas relaciones de mutuo respeto y afecto con integrantes de casi todas las fuerzas políticas en la universidad.

A pesar de su juventud y de pertenecer nosotros a una generación mucho más avanzada que la de él, lo escuchábamos con profunda atención por el tino y profundidad de sus apreciaciones. El último recuerdo de sus brillantes intervenciones, la última que le escuché en la casa del profesor Romero, el pasado sábado 19 de Agosto, no lo quise borrar de mi mente viendo el estado de su cadáver. Por eso no me acerqué al ataúd, preferí y aún prefiero recordar al joven que dignamente brilló entregando sus esfuerzos y energías al servicio de Ion mejores intereses universitarios, sin importar cuántos errores pudo haber cometido en subregar político.

No es el momento para la estéril acidez intelectual que puede propiciar temerarias e infundadas aseveraciones sobre su muerte. Es el cuarto de hora propicio para decir: ¡ya basta! al clima de intolerancia y radicalidad existente en la universidad que puede terminar convirtiéndonos a todos en objetivo militar, no se sabe de quién o de quiénes. Antes de que sea demasiado tarde, como en el poema de Bertold Brecht, hagamos un alto en el camino para deponer las armas del espíritu y controvertir civilizadamente como universitarios, sin satanizar la protesta, sin realizar señalamientos arbitrarios e incitar a que fuerzas oscuras actúen al amparo de nuestras irresponsabilidades. Esta es una tarea de todos, pero especialmente de quienes dirigen los destinos de la universidad.

Que la muerte de Lucho, como la de quienes le antecedieron, contribuya para construir una universidad a la altura de sus ideales y de nuestros sueños.

UN PACTO POR LA CONVIVENCIA EN LA UNIVERSIDAD

Octubre de 2000

Los últimos acontecimientos sucedidos en la Universidad del Atlántico, nos han permitido realizar algunas reflexiones que hoy queremos compartir con nuestros amigos y lectores.

Es posible que algunas de ellas sean recibidas con beneficio de inventario, y, otras, tal vez, terminen generando expectativas que no estaban sobre el tapete. Un una u otra dirección, tanto los comentarios como las críticas, serán asimilados debidamente y orientados, de tal manera, que confluyan hacia lo que queremos ofrecer nuestros esfuerzos para la creación de espacios democráticos, sin exclusiones y censuras, donde el libre juego de las ideas fluya pedagógicamente hacia la conformación de un clima de convivencia, civilizado y pacífico, que nos permita como educadores contribuir a la formación de los profesionales que requiere el país: hombres y mujeres preparados para la paz en medio de este mundo absurdo de miedo, muerte y guerra.

El ambiente en la Universidad nunca, como hoy, se había sentido tan confuso y cargado de tensiones: al lado de la incertidumbre y el miedo generalizado para el desarrollo de la actividad político-universitaria, no hay claridad sobre las políticas y las estrategias para el logro de resultados a corto y mediano plazo; la academia en la cuerda floja y a la deriva, sin dirección clara y objetivos precisos; el panorama financiero parece ennegrecerse cada día más y las posibilidades de culminar satisfactoriamente y sin mayores tropiezos el semestre que recién empieza, son inciertas; la disciplina y el orden, necesarios para administrar sin sobresaltos a la institución, son violentados sin razón, y cualquier excusa es válida para abandonar el puesto de trabajo y las responsabilidades que nos tocan; el sentido de pertenencia y de responsabilidad se han deteriorado llegando a extremos inusitados y la conciencia colectiva parece naufragar en la tempestad.

Esas dificultades posiblemente se agudizarán aún más, debido a la crisis fiscal del país y a los anuncios de "sudor y lágrimas" del señor Ministro de Hacienda, Doctor Juan Manuel Santos. Por esas razones es deber y responsabilidad de todos, pero especialmente del Consejo Superior de la Universidad, revisar las políticas equivocadas en el manejo de la institución y establecer un pacto de convivencia y gobernabilidad meritocrático y proactivo, mas no burocrático y reactivo, para el fortalecimiento académico, la modernización administrativa y la racionalización y pulcritud en el gasto público.

No es un pacto para quitar un Rector y poner otro, pues, entregar la dirección de la Universidad a personajes improvisados, de pronto muy cultos y preparados, pero sin el conocimiento real de nuestra cultura institucional y sin la suficiente formación para afrontar las responsabilidades de la administración que requiere hoy Uniatlántico, es volver a equivocarnos. No es esa la fórmula para responder a los desafíos que hoy afrontamos: recuperar la administración de la Universidad con fines de desarrollo institucional y académico; organizar y redefinir el Fondo de Pensiones, en los términos que la ley 100 establece, para ponerle fin a la incertidumbre reinante; revisar el sistema y pensiones que la Universidad ha otorgado, para corregir los errores jurídicos que se hayan podido cometer; mantener la unidad de salud, hasta tanto no existan pronunciamientos claros y definitivos sobre su ilegalidad; redistribuir la i .irga académica acorde con las

necesidades reales y las normas vigentes, garantizando la terminación del semestre; y avanzar en el desarrollo de un auténtico y real proceso de acreditación de calidad que involucre democráticamente a la comunidad.

Esos retos, entre otros, orientarán nuestra participación en la próxima consulta para la designación de Rector, la cual, debe permitir a la comunidad asimilar las experiencias pasadas y presentes, si quiere realmente mirar con optimismo y confianza el futuro institucional.

EL MEJOR HOMENAJE A ALFREDO

Octubre de 2000

Porque no es nuestra pelea solamente contra hombres de carne y sangre, sino contra los príncipes y potestades, contra los adalides de estas tinieblas del mundo,

contra los espíritus malignos esparcidos en los aires...

Estad, pues, a pié firme ceñidos nuestros lomos en el ángulo de la verdad, y armados de la coraza de la justicia.

(Efesios, Cap.6).

Manifestarse después de lo que últimamente ha medido en nuestra querida Alma Mater, no es nada fácil. Confieso que el temor que me embargaba la incertidumbre y la tensión interna que desde hace rato vive la Universidad, se ha agudizado con la abominable muerte del profesor Alfredo Castro Hayder, ocurrida el pasado f> de Octubre, en las horas de la noche. Otro día desgranado que se suma a la cadena de crímenes, tal vez, otro eslabón de la impunidad.

Más allá de su actividad política y sindical, nos unieron lazos de amistad y afecto con él y su familia, resultado de una larga vida académica e institucional que muchos compartimos.

A pesar de las diferencias de enfoque sobre el momento institucional y sus perspectivas actuales, fue el respeto y el diálogo lo que marcó nuestras diferencias. Alfredo fue eso: un hombre de principios, pero tolerante en medio de las diversidades y contradicciones. Su última expresión y gestos, horas antes de su muerte, en la sala de juntas de Aspu, después de leer la página universitaria anterior, me sugirieron que estaba de acuerdo en revivir la discusión sobre la necesidad de avanzar, en medio de las dificultades y la zozobra reinante, hacia un pacto de convivencia por una Universidad mejor. Sobre el particular, había manifestado sus ideas en un escrito, que según su entender, debíamos firmar los candidatos a la Rectoría; escrito que no se firmó, por falta de identidad en algunos aspectos de su contenido.

Creo que en medio del dolor, las lágrimas, el miedo y la impotencia, el mejor homenaje que le debemos tributar al amigo profesor no puede seguir siendo el análisis simplista, cargado de rencores y resultado del sentido común. Por el contrario, lo que amerita el momento es una reflexión seria y profunda que trascienda las apariencias engañosas y nos permita mirar no solo los alrededores de nuestro comportamiento y práctica, sino, igualmente, el horizonte y su conjunto, donde es posible que al amparo de la confusión estén actuando fuerzas e intereses oscuros, tal vez, para desestabilizar aún más a la institución, esconder la mediocridad, el desorden y la corrupción, o, tal vez, preparar el camino y acabar, de una vez por todas, con las migajas de democracia que hoy nos quedan.

La grandeza y la inteligencia se ponen al orden del día para deponer las mezquindades, las torpezas ideológicas y políticas y entender que el único camino que nos queda, para que la academia no siga amenazada de muerte, es la convocatoria a la unidad de todos los estamentos universitarios para aislar a los violentos y atrevernos a derrotar el temor a morir, con el temor a seguir viviendo en esta sociedad absurda e intolerante. Creo que es la única manera, además, de

salvar a Uniatlántico y lograr que se convierta en el espacio académico que dignifique nuestra labor al servicio de la ciencia, la formación y la cultura. Rectifiquemos el rumbo y comprometamos nuestros esfuerzos para seguir adelante, es la mejor manera de" hacer lo que por hacer está todavía" y la demostración de afecto y ofrenda al amigo caído.

LA INTOLERANCIA DE LOS VIOLENTOS Y LA INDOLENCIA E INDIFERENCIA DE LA GENTE BUENA

Octubre de 2000

El próximo jueves 19 de Octubre, se realizará una Gran Manifestación Universitaria de protesta contra la violencia e intolerancia en la Universidad y como aporte para reactualizar el debate interno sobre las condiciones esenciales

de la vida universitaria, tan deterioradas por la tensión, el miedo y la muerte de los últimos meses.

El momento exige actos de coraje, donde prevalezca la razón sobre la fuerza, por el derecho a la vida y contra los "hombres sin sombra" que la acaban. Reclama la unión de esfuerzos para desactivar "la indolencia e indiferencia de la gente buena" y abrirle espacios a la libertad de expresión y opinión; a la tolerancia y al respeto por las nicas y conceptos ajenos; a la utilización de medios civilizados y democráticos de organización, movilización, reivindicación, denuncia y protesta; y a la exclusión de toda forma de violencia física o moral, incompatibles con la esencia y misión de la vida universitaria.

Pero más allá de la marcha, sus efectos deben proyectarse con la DECLARATORIA DE UNA EMERGENCIA POR LA PAZ Y LA ACADEMIA, durante 15 o 30 días. El objetivo es involucrar a toda la comunidad en una programación que incluya foros, debates, mesas de trabajo y asambleas estamentarias hacia la transformación de la vida cotidiana y académica de la Universidad. De ésa programación, deben surgir los lineamientos compromisorios que redireccionen el rumbo de la Universidad y terminen convenciendo a quienes han insinuado cerrarla, para su reestructuración y mejor funcionamiento, que esa no es la vía. La Universidad debe permanecer abierta y en permanente funcionamiento académico, sin restringir las libertades de expresión, movilización y demás garantías que le son propias, para que la autonomía que le pertenece sea posible. Pero ésta y su administración, no deben instrumentalizarse para convertirla en tierra de nadie y amparar indebidamente actividades contrarias a la ética, a la civilidad y a la racionalidad. La Universidad sirve mejor a los anhelos de un país con justicia social, desde una actitud reflexiva y activa contraria a la violencia y como laboratorio de paz. Ese es el camino para fortalecerla como Universidad pública, avanzar en sus labore: de formación, investigación y extensión y garantizar su función crítica en la sociedad.

POR LA UNIVERSIDAD QUE QUEREMOS...

Noviembre de 2000

He decidido presentar mi nombre para aspirar nuevamente a ser el candidato de estudiantes y profesores, en la consulta para la designación de Rector, el próximo 29 de noviembre.

Tomar esa decisión no ha sido fácil, sobre todo, porque ella no está mediada por aspiraciones e intereses personales... Fue posible, porque calificadas corrientes de opinión, al interior de la comunidad universitaria, han visto en mi nombre la opción real para construir un FRENTE AMPLIO UNITARIO que pueda garantizar el triunfo de la academia sobre la corrupción, la politiquería y el clientelismo. De allí que trabajaremos incansablemente abriendo espacios no sólo para presentar mis ideas e iniciativas sobre la universidad que queremos; sino, igualmente, escuchar con atención a los demás, construir un programa único común, adquirir los compromisos encaminados a superar las debilidades académicas, la crisis de dirección institucional y el irracional manejo de los dineros que el Estado destina a la Universidad. Si durante más de dos años hemos venido insistiendo en el estado de postración y superación académica de la Universidad, en la necesidad de combatir y acabar de una vez por todas con el régimen corrupto vigente; entonces, no debe quedar la menor duda que mi gestión, de llegar a ser Rector, privilegiará por encima de cualquier cosa la optimización de la docencia, la cualificación de la actividad investigativa, el desarrollo de la extensión y el aniquilamiento definitivo de las viejas prácticas inmorales.

Estos aspectos constituirán el núcleo central de mi programa de gobierno y el faro que iluminará el camino que tendremos que recorrer.

Mi compromiso será con la Universidad y los universitarios. Con ellos firmaré, en su debido tiempo, actas de compromiso y la firme convicción de actuar siempre con mi radical convicción y vocación por la verdad y la democracia. De una cosa podemos estar convencidos: el camino será tortuoso y espinoso, pero lo recorreremos.

No me equivocaré o acertaré solo. Lo haremos juntos y unidos. La campaña será personalizada y la realizaremos sin los odios y rencores que genera una actividad intensa como la que se avecina. No ofreceré lo imposible. Ni compraré ni corromperé conciencias. Bienvenidos quienes entiendan que pueden contar conmigo y yo con ellos para lograr la universidad que queremos.

A la Universidad del Atlántico le debo todo lo que tengo y a ella le he entregado parte de mi vida como dirigente estudiantil y profesoral, como docente, como escritor, como Decano, como Director-Fundador del Departamento de Postgrado y como Vice-Rector Académico. Pero desde esos cargos, con las limitaciones que me impusieron los regímenes autocráticos en cabeza de rectores advenedizos, sin un proyecto universitario claramente definido y sin la voluntad política para jalonar los procesos y luchar contra la resistencia al cambio. Muy a pesar de esas circunstancias adversas, fueron importantes los resultados obtenidos.

Hoy, me propongo acudir a la voluntad y decisión de los hombres y mujeres de la Universidad para ganar la consulta y ser designado Rector y, entonces sí, no tener excusa alguna para liderar la construcción del nuevo modelo de Universidad que

requiere Barranquilla, la Costa y Colombia. Lo lograremos mediante el impulso real de la Constituyente universitaria, apoyado por estudiantes, los profesores y los trabajadores... A la larga, el único camino real que nos queda si queremos pasar Curso y el diagnóstico a las realizaciones.

UNIVERSIDAD CONTEMPORÁNEA Y DESARROLLO REGIONAL*

Noviembre de 2000

Nunca dejes que los que no sueñen

* Este documento fue elaborado a propósito de la consulta, para designar Rector, que debía realizarse el 29 de noviembre del 2000.

te hagan cambiar.

Twain

El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta.

García Horca

La Universidad del Atlántico, más allá del orgullo por ti majestuosidad de sus obras físicas, tiene un compromiso histórico: Ser el centro alrededor del cual se generen los grandes proyectos e iniciativas para el desarrollo social, político y económico de nuestra región. Para lograrlo es necesario una nueva dirección académica, administrativa y financiera capaz de trascender el discurso y poner en marcha, inmediatamente, un programa estratégico que se desarrolle en el siguiente sentido:

REAFIRMAR EL CARÁCTER DE UNA INSTITUCIÓN PARA TODOS, TENIENDO COMO PRIORIDAD LOS SECTORES MÁS VULNERABLES DEL DEPARTAMENTO Y LA REGIÓN.

Mientras subsistan desequilibrios de calidad entre los colegios y escuelas, atribuibles a desigualdades sociales o regionales, a carencias de ayudas pedagógicas o a la falta de ambientes propicios para la enseñanza aprendizaje, es conveniente reorientar las pruebas de admisión. En última instancia, corregir los factores de inequidad en las opciones de ingreso, pues aunque los estudiantes procedentes de estratos altos tienen el derecho de acceder a la universidad pública, es imprescindible asegurar canales que garanticen el ingreso del mayor número de estudiantes de estratos medio y bajo. Esto puede asegurarse mediante soportes de bienestar estudiantil y la destinación de un porcentaje de los cupos disponibles, canalizados a través de un Programa de Admisión Especial, que consulte las dificultades del entorno social.

AMPLIAR LA COBERTURA Y MEJORAR LA CALIDAD.

Se debe ampliar considerablemente la oferta de cupos y articularla con el mejoramiento de la calidad. Es posible pensar en áreas novedosas y en modalidades no ensayadas hasta el día de hoy, con el objetivo de dar respuesta a las urgentes necesidades del desarrollo regional. Además, es urgente renovar la estructura auricular para que la única alternativa no sea un título después de cinco o seis años de estudio, sino un profesional a la altura de los grandes retos que propone el progreso económico, cultural y socio-político del país y la Región.

IMPULSAR LA INNOVACIÓN CURRICULAR EN CORRESPONDENCIA CON LOS NUEVOS TIEMPOS.

Los planes de formación deben responder a las necesidades inmediatas y de largo plazo de la Región Caribe. Es perentorio, por lo tanto: introducir nuevas prácticas pedagógicas que estimulen el desarrollo de la capacidad de aprendizaje, la crítica y la innovación; alentar el concepto de multidisciplinariedad que facilite la formación de un profesional comprometido con el país y capaz de jugar un papel de liderazgo en los procesos de democratización y modernización del mismo; favorecer el impulso de áreas opcionales y complementarias para ampliar las ofertas y reducir las tasas de deserción a niveles racionales; implementar la diversificación técnica y tecnológica de alta calidad; apoyar programas de nivelación amplios y sin límites destinados a elevar el nivel de los estudiantes universitarios; e impulsar cursos realizados a bachilleres y maestros que puedan ser realizados por alumnos destacados de últimos semestres, en el marco de una estrategia de práctica social que contribuya a superar las limitaciones de la educación media.

ESTIMULAR LA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLAR PROGRAMAS REGIONALES DE CIENCÍA Y TECNOLOGÍA

El estado actual de la investigación científica en la Universidad del Atlántico es deprimente. Para superar la debilidad y lograr que los simples enunciados sobre el desarrollo se conviertan en algo concreto, necesitamos formar un recurso humano más calificado para crear, transformar, utilizar el conocimiento e incorporar los procesos de enseñanza-aprendizaje los cambios permanentes de la ciencia y la tecnología.

Eso significa: definir una política de investigaciones y una apropiación presupuestal significativas; crear y potenciar centros e institutos dedicados a la creación y aplicación de conocimientos, inyectándoles los recursos que sean necesarios; estimular la conversión de la docencia en una práctica investigativa que contribuya a desarrollar el acervo científico de sus disciplinas, y, ampliar las posibilidades competitivas de los postgrados, imprimiéndoles mayor calidad y pertinencia.

BUSCAR LA INTERACCIÓN CON LA SOCIEDAD, LA REGIÓN Y EL SECTOR PRODUCTIVO A TRAVÉS DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES

Las prácticas sociales no deben entenderse como un agregado, una actividad extracurricular o un sustituto de la responsabilidad de otros agentes sociales e institucionales. Más bien, como instrumentos esenciales para que la Universidad realice los fines y la misión que le corresponden. Por lo tanto, es necesario pensar en proyectos de prácticas sociales en el campo de la educación, la justicia, la participación comunitaria, la cultura, la ecología, la iniciativa productiva de los

pobres, el proceso de paz y el desarrollo económico y tecnológico; igualmente, propiciar alianzas estratégicas con el sector productivo para asumir las contribuciones que le son propias e incorporar las necesidades de la sociedad. Así se crean alianzas fructíferas entre campos tradicional-mente enfrentados: por un lado, intelectuales, científicos, artistas y defensores de los derechos civiles; y por el otro, los accionistas, inversionistas y altos directivos de las empresas.

La operación de la alianza depende de nuestra capacidad para encontrar áreas de convergencia en la investigación, el desarrollo tecnológico, y, además, en la creatividad para sistematizar las prácticas laborales de los estudiantes.

El financiamiento correspondería, en alto grado, a las empresas beneficiadas, las cuales tendrían protagonismo tanto en la difusión de las agendas para investigación como en la organización de los procesos.

ESTRECHAR LAS RELACIONES CON LOS NIVELES MEDIO Y PRIMARIO PARA CONSTRUIR UN GRAN PROYECTO EDUCATIVO LOCAL Y REGIONAL.

Es necesario asumir el sistema educativo como un todo para mejorar la capacidad de competir e innovar, pero, imperialmente, con la finalidad de aunar esfuerzos hacia la formación de personas críticas, solidarias, alegres, participativas y enriquecidas por las tradiciones culturales por los avances científicos y tecnológicos.

Un buen camino es el desarrollo de un proyecto piloto que facilite el intercambio e interacción de docentes y estudiantes para la actualización sobre tecnologías innovadoras, rediseño curricular, nuevas metodologías y construcción de ambientes donde el aprendizaje y la enseñanza se fortalezcan.

BORRAR LAS FRONTERAS ARTIFICIALES CON LAS UNIVERSIDADES PRIVADAS Y CONSTRUIR K UTAS DE MUTUA COLABORACIÓN.

Es indispensable establecer una Alianza Regional de Universidades para su modernización, en la perspectiva c le mejorar los procesos y establecer políticas de vinculación en el contexto internacional para acceder a los recursos y propiciar el fortalecimiento institucional.

ADMINISTRAR POR OBJETIVOS SIN SEPARAR LA INICIATIVA EN POLÍTICAS DE LA CAPACIDAD PARA LA EJECUCIÓN.

La Universidad para ser administrada eficientemente necesita órganos vigorosos que rindan cuentas sobre la misión, los resultados, la asignación de recursos y su productividad.

Los Consejos Directivos (Superior y Académico) no pueden seguir siendo estructuras rutinarias que sólo se entusiasman en períodos críticos; por el contrario, deben ser escenarios de creatividad, elevados propósitos e iniciativas.

La política de estos organismos es clave en dos direcciones: en primer lugar, para romper el esquema administrativo, en exceso consultivo y altamente autoritario, que explica la lentitud de decisiones, dificulta la evaluación y conduce a una subutilización de recursos; en segundo lugar, para establecer líneas claras de responsabilidad, iniciativa y decisión. Subalterno en el cual no se confía, pocos esfuerzos hace por lograr resultados a través de una gestión eficiente.

El restablecimiento de la autoridad para imponer el orden y la disciplina es esencial, si queremos que las estrategias, aquí trazadas, muestren resultados a corto, mediano y largo plazo.

Con los principios precedentes y utilizando los espacios abiertos por la Constitución de 1991, se debe avanzar hacia la edificación de la Universidad como escenario no sólo para la academia, también para la paz, la democracia real y la autonomía con plena responsabilidad.

Uniatlántico no continuará en suspenso y podrá enrumbarse hacia la optimización de la vida académica y política, si aprovechamos la próxima consulta y la coyuntura presente para entregarle su dirección a un equipo de hombres y mujeres con vocación y sensibilidad universitarias.

A PROPÓSITO DEL REFERÉNDUM

Diciembre de 2000

En la asamblea de profesores universitarios, realizada d pasado 22 de Noviembre, tuve la oportunidad de señalar mis opiniones sobre la propuesta de Referéndum presentada por directivos sindicales y compartida por algunos dirigentes estudiantiles y profesorales. La idea es la de contraponer la figura constitucional mencionada n la decisión del Consejo Superior Universitario de designar Decanos

sin necesidad de una elección directa. Es decir, un Referéndum para obligar al Consejo Superior a derogar el acuerdo 013 del 26 de septiembre del 2000, "mediante el cual se modifican algunas disposiciones del Acuerdo N° 001 de Febrero 25/94..."

No nos engañemos ni le digamos mentiras a la comunidad. Gran parte de los problemas académicos y administrativos que hoy vive la Universidad, tales como el ausentismo, la falta de orden y cohesión en los procesos académicos, la indisciplina y el caos reinante, el divorcio del desarrollo cultural y científico con la realidad regional y local, se deben a la crisis de dirección académica de la mayoría de las Facultades. Por lo tanto, el cambio es urgente y necesario.

Como tantas veces lo hemos señalado, la participación democrática nos parece la vía más apropiada y viable I >ara garantizar una dirección académica acorde con las necesidades y retos de la Universidad en la región; pero, siempre y cuando se recojan las experiencias pasadas para realizarla calificada y cualificadamente. Ello implica establecer, con rigor académico, requisitos y condiciones que hagan imposible que la demagogia y el populismo barato terminen imponiéndose para designar Rector mediante consulta y elegir Decanos sin la suficiente formación académica, sin experiencia académico-administrativa calificada y sin el perfil político y administrativo para dirigir los destinos de las Facultades. Pero, además, es necesario que una veeduría de pares académicos, altamente calificados, estudie las hojas de vida y evalúe, mediante entrevistas y diálogo:, programáticos abiertos, a los aspirantes inscritos y seleccione a los que merezcan someterse a la voluntad del electorado universitario.

Flaco aporte le hacemos a la institución si permitimos que se realicen nuevamente una consulta y una elección sin filtros académicos, políticos y administrativos claramente definidos. Pierde la institución y ganan quienes reducen formación académica a unos pergaminos como títulos y confunden experiencia académico-administrativa con cargos burocráticos, clientelistas y politiqueros.

Y es que no se trata de la participación democrática en unas elecciones generales e indiscriminadas para corporaciones públicas o sindicales. Se trata de la participación democrática en una Universidad, cuyo significado más universal es generación, construcción y aplicación de nuevos conocimientos; además, docencia altamente calificada, formación y proyección hacia la comunidad para incidir positivamente en la economía, la política, la cultura, la educación y sus reflejos. Es menester, entonces, elevar el nivel de la participación para que entre los mejores investigadores, escritores y promotores de las nuevas prácticas pedagógicas se escojan a los que desde la gestión académico-administrativa puedan jalonar, impulsar y dirigir los cambios que requiere una Universidad a la altura de nuestros sueños.

LA ÚNICA SALIDA ACADÉMICA DIGNA

Enero de 2001

Hay quien cruza el bosque y no veleña para el fuego.

León Tolstoi.

La situación de la Universidad se torna cada día más difícil, no sólo por los inconvenientes financieros y la parálisis académica y administrativa de las últimas semanas, sino, muy especialmente, porque el panorama hacia el futuro no parece ser el mejor. Hago ésta consideración, muy a pesar de que mi visión y compromiso con el mundo universitario se ha caracterizado por una considerable dosis de fe, optimismo y entusiasmo.

Y la verdad es que no se vislumbra en el horizonte una salida clara y universitaria al conflicto. Da tristeza que, inclusive, actores importantes de la vida académica, anden pregonando que la única salida a la crisis es la llegada de un nuevo Rector, cualquiera que él sea... "El que llegue lo hará mejor", dicen; y, por eso, se atreven a candidatizar personajes con muy poca formación académica, sin experiencia administrativa calificada y sin la vocación y sensibilidad universitarias que requiere la persona, a quien le corresponda dirigir los destinos de Uniatlántico.

No podemos seguir siendo irresponsables y estimular a quienes, al calor de la crisis, pretenden erigirse oportunistamente como los salvadores y Mesías, siendo que sus únicas virtudes son la adicción a la burocracia y la proclividad hacia las lealtades y solidaridades con la politiquería y el clientelismo de la localidad en sus más bajos niveles de desarrollo. Amigos de los políticos de la ciudad, a quienes sólo les interesa la Universidad por el presupuesto y las millonarias inversiones en la ciudadela.

El próximo Rector de Uniatlántico debe ser, por encima de cualquier eventualidad o circunstancias políticas, un hombre o una mujer con suficientes méritos académicos, reconocidos y valorados por la comunidad en la consulta para la designación de Rector.

La vía de la democracia participativa directa para la designación de Rector hay que mantenerla, pero no de cualquier manera, como lo señalamos en páginas universitarias anteriores. Lo repetimos: es necesario calificarla y cualificarla, de tal forma, que quienes deseen inscribirse como candidatos cumplan con los más altos requisitos de calidad que una aspiración de tal magnitud exige. Si filtramos el proceso, a través de una reglamentación exigente y transparente, podemos contribuir a corregir los errores del pasado y a restaurar las heridas que la democracia populista ha infringido a la academia. Si los mínimos requisitos de calidad no se cumplen, la Universidad quedará al azar de un "ajetreo electoral insólito" y perderemos, una vez más, la oportunidad de construir una Universidad a la altura de nuestros sueños. El próximo debate, más que un espectáculo político debe ser un evento académico digno de universitarios. Como tal, no debe sustraer a Uniatlántico de la discusión sobre su verdadero destino y papel en la región, sobre la autonomía y la responsabilidad de su administración y sobre las funciones administrativas, académicas y financieras del Gobierno Universitario para impedir que la indisciplina y el caos reinante cierren

cíclicamente las puertas y aulas de la Universidad a la actividad científica, cultural y política de estudiantes y profesores.

EL CASO DE LOS JUBILADOS

Febrero de 2001

Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad,fracasa en todo.

Albert Camus

En repetidas oportunidades he afirmado que uno de los problemas más graves de la Universidad, por sus reales incidencias en la vida académica, es la situación de los pensionados; ampliamente conocida, pero ante la Cual solo reaccionamos cuando irrumpen hechos impredecibles y que afectan nuestros intereses particulares. Algunos no nos hemos percatado que hoy estamos en el cielo haciendo ostias con el diablo pero en tránsito hacia el infierno, independientemente de que en el horizonte, y n corto plazo, no contemplemos hacer uso de los derechos convencionales de jubilación.

Los jubilados hoy realizan una protesta fundamentalmente, porque no han recibido las mesadas correspondientes a Noviembre, Diciembre, la adicional y Enero. Por esa razón, más no la única, se necesitaría ser muy inconsecuente y deshonesto para no estar convencido que la protesta es justa, y, como tal, requiere de la solidaridad efectiva de todos y la búsqueda de caminos y métodos para ejercerla. De pronto lo que podríamos discutir: es si la política cíclica de cerrar las puertas de la Universidad, bloquear el acceso a las aulas e impedir el desarrollo de la actividad académica sea lo más indicado, o si por el contrario, hay que ser creativos e idear nuevas formas de protesta y solidaridad que permitan contar con la presencia y participación activa de la comunidad.

Pero más allá de las diferencias, sobre tácticas y procedimientos para ejercer el legítimo y legal derecho a la protesta, lo cierto es que vale la pena aprovechar este momento de agudización de la crisis, forzar un diálogo franco y directo con las directivas universitarias y dar paso a las fórmulas definitivas no solo para la cancelación oportuna de las mensualidades y la prestación digna de los Servicios de Salud y Bienestar, sino, muy especialmente, con la finalidad de establecer la política, los mecanismos y procedimientos legales que permitan a los pensionados más valiosos de la institución su concurso para el mejoramiento de los procesos académicos, administrativos y financieros de la Universidad. Son puertas y espacios que se han cerrado y que se hace necesario abrir, en el marco del impulso de estrategias do desarrollo y modernización de una Universidad de cara al nuevo milenio.

Sobre todo, teniendo en cuenta que muchos docentes y trabajadores se jubilaron forzados por las circunstancias y la falta de estímulos de una Universidad que no tiene la medida exacta de sus debilidades y fortalezas académicas, y, que, además, en forma egoísta e irracional rechaza lo ponderable y maltrata el entusiasmo y optimismo de su gente buena.

LA CRISIS TOCO FONDO

Mayo de 2001

La Universidad del Atlántico, por su tradición e historia, debería tener una posición de privilegio en el concierto universitario nacional, muy especialmente, en ti regional y local. Sin embargo, los deseos y la razón distan mucho de la realidad.

El tiempo ha pasado sin desarrollar un proyecto universitario, de cara a la Región Caribe, para lograr las reales transformaciones de nuestra Alma Máter y convertirla en el centro de Educación Superior de más alto significado académico. Hoy debería ser éste nuestro interés prioritario, convencidos que la presente generación y la venidera nos lo agradecerán y retribuirán consecuentemente.

Decir que desarrollamos todas las funciones básicas de la academia con pulcritud, suficiencia y calidad, es engañarnos y engañar a los demás. Creemos que lo poco que se puede mostrar no se compadece con el camino por recorrer y con las grandes cantidades de dinero que se han malgastado debido al manejo irracional del presupuesto universitario. Ni siquiera hemos logrado que el C.N. A. acredite la calidad de uno de nuestros programas académicos, cuando en la Costa Caribe ya otras instituciones, como la Universidad del Norte, por ejemplo, ha merecido la acreditación de sus programas de Ingenierías.

La crisis tocó fondo y su tendencia es la de taladrarlo debido al creciente déficit financiero, cuya proyección para final de año debe estar alcanzando la astronómica suma de 28.000.000.000 (veintiocho mil millones de pesos), según el último informe entregado en el Consejo Superior por el nuevo Rector Doctor Juan Romero Mendoza. Correlativamente los problemas con la docencia, la investigación y la proyección social se agudizan, y, peor aún, la muerte sigue rondando a la institución con una dinámica desenfrenada que mantiene aterrorizada a la comunidad y sin que las autoridades puedan hacer algo para detenerla.

Estos problemas no los podemos seguir ocultando ni requieren de personajes extraños y ajenos a la comunidad académica para solucionarlos; mucho menos, si éstos son adictos a la burocracia y han demostrado que su único interés es pasar con f acuidad de un cargo a otro sin dejar huellas perdurables. La salvación de la Universidad del Atlántico está en nuestras propias manos. Ella depende no sólo del esfuerzo del Estado y la Sociedad, sino, muy especialmente, del que se deriva de la voluntad de sus docentes, estudiantes y trabajadores.

De todos los problemas, hay dos que requieren soluciones urgentes porque son esenciales y porque de ellas depende en gran parte el futuro de la institución: la ausencia de políticas y la falta de autoridad, orden y disciplina. La definición de políticas orienta, ordena los procesos y permite precisar líneas de acciones concretas. Mientras esto no ocurra seguiremos a la topa tolondra y sin rumbo fijo.

Igualmente, si no nos convencemos de la urgente necesidad de entregarle a la institución una autoridad académicamente fuerte que sepa administrar con responsabilidad la autonomía relativa que las leyes y la Constitución contemplan, no tendremos ninguna posibilidad de construir en el nuevo milenio una

Universidad a la altura de nuestros sueños. Una férrea disciplina administrativa y financiera es condición necesaria para un buen desarrollo académico.

UNIATLÁNTICO PERDIÓ EL AÑO

Enero de 2002

En la última Página Universitaria, titulada "La crisis tocó fondo", nuestro propósito central era llamar la atención y convocar a la reflexión a la nueva dirección de la universidad, en cabeza del profesor Juan Romero Mendoza, para que después de

haber cesado la larga y horrible noche administrativa anterior, asumiera el compromiso histórico de direccionar a la institución por los senderos luminosos de la academia. El profesor Romero llegó a la Rectoría en el marco de una situación contradictoria cargada de mucho pesimismo, sensación de inestabilidad, terror y miedo; pero, al mismo tiempo, buenas expectativas y optimismo en reducidos sectores de la comunidad universitaria no proclives a manejar posiciones apocalípticas en medio de las crisis.

La llegada a la Rectoría y su permanencia en el cargo la facilitó el actual Ministro de Educación Dr. Rodrigo Lloreda, quien presentó la propuesta de aplazar la consulta para el mes de Septiembre del año 2002; en ese momento con argumentos sospechosos y de muy bajo perfil, como aquel de que no existían condiciones debido a la violencia y terror que vivía la universidad. Con esos mismos argumentos, si es que tienen validez, en Colombia no se podrían realizar elecciones este año. Pero, por supuesto, fueron otras las razones para imponer la iniciativa. A nuestro entender, todo estaba fríamente calculado: sabían que no habría la más mínima reacción de rechazo a su aprobación; no por lo benévola de la misma, sino, por el miedo a la muerte que aún ronda a la Universidad del Atlántico. Era lógico esperar que la comunidad, después de mí de tres años de mala dirección universitaria y a pesar del sentimiento generalizado de antipatía ante la decisión del Superior, aceptara con complacencia y reservas designación del representante de los profesores ante el Consejo Superior. El mismo día de su posesión, el nuevo Rector, ha debido convocar a un gran pacto por convivencia pacífica y la salvación de Uniatlántico con la única finalidad de definir estrategias para la formulan de políticas hacia la academia, el comportamiento colectivo y la realización de acciones para la superación de la problemática; teniendo en cuenta que es la suerte de la universidad la que está en juego y los intereses de una región que clama porque la institución retome el liderazgo que alguna vez tuvo para su beneficio económico sociopolítico y cultural.

Después de casi un año de gestión la situación signe siendo grave aunque reconocemos los esfuerzos que se hacen para liquidar el desorden administrativo, regularizar la realización de dos semestres académicos, avanzar hacia la acreditación de calidad de algunos programas académicos y mejorar los estados financieros de la universidad que a Septiembre de 2.001 hacían inviable académicamente a la universidad (el pasivo corriente era 16 veces mayor que el activo corriente, las obligaciones financieras sumaban más de 1.300 millones de pesos, las obligaciones laborales se elevaron a más de 6.800 millones, las obligaciones pensiónales a más de 10.000 millones; y frente a esta situación la universidad tiene un patrimonio negativo que supera los 29.000 millones de pesos y los ingresos totales durante el pasado año sumaron aproximadamente 54.000 millones, los cuales se destinaron para el pago de nóminas y algunos gastos financieros).

A la actual dirección no le podemos exigir que arregle en 8 meses lo que no hemos podido arreglar en más de 40 años de existencia. Pero lo que sí debemos reivindicar, es que rectifique rumbos y se comprometa a firmar con nuestros compromisos y voluntades el gran pacto del que hablamos en renglones anteriores para hacerlo posible y desarrollar las transformaciones deseadas. No puede aislarse ni aislar a quienes tienen el compromiso histórico de entregar a las nuevas generaciones una universidad mejor.

Hoy existe el ambiente apropiado, el clima institucional indicado y la voluntad de los estamentos universitarios para no ejercer resistencia al cambio. Aprovechemos la declaratoria del año 2.002 como el año de la Educación en el Departamento, para exigir al Doctor Ventura un mayor compromiso con la universidad. Ojala y al final de su mandato pueda entregar a la comunidad Uniatlánticense y nacional una universidad digna y viable.

¡QUE LASTIMA SEÑOR MINISTRO RODRIGO LLOREDA!

Febrero de 2002

El pasado 31 de Diciembre el Gobierno Nacional expidió el Decreto 2912, por el cual, "se establece el régimen salarial y prestacional de las Universidades Estatales u Oficiales del orden Nacional, Departamental, Municipal y Distrital".

Este Decreto reemplaza al Decreto 1444 de 1.992, y, de la misma manera, sigue estableciendo el salario de los docentes de conformidad con un sistema de puntos cuyo valor lo fija anualmente el gobierno nacional.

El viejo Decreto para acumular puntos tenía en cuenta los siguientes factores: Títulos, categoría en el escalafón, experiencia calificada, productividad académica y cargos académico-administrativos. El 2912 sólo tiene en cuenta para acumular puntos los Títulos, la categoría y la antigüedad; a la cual, el nuevo Decreto le disminuye los puntos por año para luego repartirlos entre quienes ganen la Evaluación Periódica de Méritos. Estos concursos periódicos, que se realizarán cada dos (2) o tres (3) años según la categoría, sustituyen la experiencia «.i lineada, establecen el máximo de beneficiarios en cada una de ellas y los criterios para ascender o ingresar a las categorías de Asociado o Titular. Para concursar en la Evaluación periódica de Méritos, el Decreto, amparado en el trillado concepto de calidad académica, excede el rigor en la exigencia de requisitos; de tal manera, que se convierten en trabas y reducen al mínimo la participación de los docentes.

En opinión del Gobierno Nacional la reforma obedeció, entre otras cosas, a la falta de rigurosidad en la aplicación del Decreto, a la inexistencia de mecanismos de evaluación adecuados y porque no actuaba como motivador de la calidad académica sino como simple mecanismo de promoción salarial. Con el nuevo Decreto, a la luz de las consideraciones oficiales, incentiva al buen profesor, tanto en su actividad docente como investigativa, se asegura la congruencia en' finanzas y calidad y se garantiza la presencia de ésta en la educación.

En nuestra opinión el nuevo régimen es un retroceso frente al espíritu del 1444, porque introduce modificaciones sustanciales y profundas que afectan directamente la dinámica de la producción académica y Ion intereses salariales y prestacionales de los profesores universitarios, especialmente, de quienes inician SUH labores en la Universidad. En primer lugar, porque en adelante no será la propia universidad la que autónomamente establezca los criterios de evaluación para considerar los productos académicos de sus profesores; en segundo lugar, por la cantidad de requisitos y obstáculos que hay que superar para el reconocimiento de la producción académica y la participación en el concurso de méritos; y, por último, porque el Decreto desconoce las particularidades de cada Universidad y su correspondencia con las condiciones que le son propias, al establecer criterios homogéneos sobre la totalidad de las universidades públicas bajo el supuesto de superar así la "asignación arbitraria de puntos".Por otro lado, la productividad académica ya no incidirá en el puntaje de los docentes, y, por lo tanto, no tendrá ningún efecto salarial pues los puntos sólo se tendrán en cuenta para la obtención anual de bonificaciones. Además, en adelante, será Colciencias quien definirá cuáles son las revistas del orden nacional e internacional susceptibles de asignación de puntajes.

Pareciera que al gobierno nacional le preocupa demasiado el hecho de que se hayan multiplicado las publicaciones en las universidades como efecto y consecuencia directa del estímulo del Decreto 1444; pues si algo positivo ha dejado el Decreto 1444 es la gran cantidad de revistas, textos y escritos diversos publicados por docentes. Cuánto le hubiéramos agradecido al Señor Ministro de educación, quien se enorgullece de presentar la reforma como un gran logro, de que antes de concebir a la nueva criatura hubiese leído y asimilado al escritor Escocés Carlyle cuando en una de sus obras sentenciaba: "la verdadera universidad y las fuentes perennes del conocimiento son los libros". ¡Que lástima Señor Ministro!

No es la calidad de la Educación la que está en juego, pues ésta no se decreta. En el fondo lo que se persigue es frenar el aumento del ingreso salarial de los docentes, utilizando un discurso mistificador y mentiroso sobre la calidad. Sabemos, y así lo han reconocido las autoridades académicas del país, que las reformas que se implementan, incluyendo las educativas, responden a las políticas de ajuste fiscal exigidas por el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.). Esta es la única y verdadera "realidad radical" sobre el asunto.

COLETILLA: La movilización nacional del profesorado universitario derrotó las pretensiones del Gobierno, quien debió implementar el nuevo Decreto 1279 del 19 de junio del 2002, "por el cual se estableció en forma definitiva el régimen salarial y prestacional de las Universidades Estatales u Oficiales del orden Nacional, Departamental, Municipal y Distrital.

A PROPÓSITO DE LA UDEA

Marzo 28 de 2002

Un amigo profesor, pensionado de la Universidad del Atlántico, criticaba y reprochaba algunas afirmaciones que he realizado en esta columna sobre la

dirección de la Universidad del Atlántico, argumentando que en esta institución "nada ha cambiado desde que salió el anterior rector", y, que, por el contrario, "se ha retrocedido en materias tales como la publicación de libros, el desarrollo de eventos culturales y científicos y el aumento del acervo bibliográfico de la Universidad. La situación, continuaba diciendo en su comentario, sigue siendo crítica porque la politiquería no ha cesado, los micro-poderes organizados continúan haciendo de las suyas ante un Rector con lentes oscuros y una calculadora permanentemente en las manos, dedicado únicamente a sacar cuentas para ver cómo distribuye los escasos recursos que el gobierno nacional envía".

Con todo el respeto que me merecen esos comentarios, algunos de los cuales comparto, sigo convencido que el profesor Juan Romero Mendoza es un hombre honesto, cargado de una fuerza de voluntad impresionante y con la formación suficiente para emprender los cambios que requiere la Universidad; cambios que se han iniciado, pero que no se perciben fácilmente por el tamaño de las dificultades, y porque, a simple vista, da la impresión que los esfuerzos sólo se hacen para resolver las dificultades financieras por las que atraviesa la institución. Se me ocurre pensar que el profesor Romero, por su formación profesional y técnica, sabe que mientras no se resuelvan los problemas económicos no tienen salida favorable la reforma académica y la modernización administrativa que sugiere el mundo globalizado y moderno que vivimos. De allí, su permanente preocupación por este aspecto de la vida universitaria.

Pero sería injusto, igualmente, no reconocer que se han logrado adelantos significativos en la organización de los procesos académicos, y se trabaja con tesón en su fortalecimiento para lograr la calidad y posterior acreditación de algunos de nuestros programas. En donde da la impresión que no se avanza es en el nivel puramente administrativo. Aquí, la mediocridad, la negligencia y el desorden de algunos funcionarios siguen imperando. Es urgente adelantar políticas eficaces de modernización para acabar con la lentitud y artesanía del sistema, establecer controles y evitar que se siga afectando e] patrimonio económico de la universidad.

A propósito de los avances en el campo académico, recibimos una carta del profesor José Gabriel Colcy Pérez, decano de la Facultad de Ciencias Humanas, en la cual, contrastando el comentario al comienzo aludido, da cuenta de los cambios reales de la academia y de la excelentes posibilidades que tienen los jóvenes bachilleres para acceder a los nuevos programas de Historia, Sociología, Filosofía, programas que tienen abiertas la inscripciones hasta próximo 12 de Abril. Por tratarse de un gran estímulo y una buena opción, transcribimos apartes de la misma:

"Existe la tendencia entre los jóvenes bachilleres a inclinarse por las carreras tradicionales que históricamente ha venido ofreciendo esta institución, con lo cual,

al terminar su profesión y salir al mercado laboral, se aumenta el desempleo ilustrado, la frustración y el desengaño. Esto se debe, fundamentalmente, a que ignoran la existencia de nuevas alternativas profesionales, sobre todo, en el campo de las llamadas "Humanidades". Pues bien, la Universidad del Atlántico, consciente de ello, y dentro del marco la Ley 30 de 1992, creó la Facultad de Ciencias Humanas, la más joven de nuestra Alma Máter, y, a partir de 1997, comenzó la diversificación de las "humanidades ", pero llamándolas a cada una por su verdadero nombre.

Las carreras de Historia, Sociología y Filosofía son hoy una realidad y distintas unas de otras; no se trata de meter todo en un mismo saco sino diferenciarlas. Esto es, formar Historiadores, Filólogos y Filósofos, cada uno en su propio campo científico especial. Sobre todo, en esta Colombia tan falta como está de historiadores, filósofos y sociólogos que piensen o re-piensen nuestro país, que tanto nos duele, y reorienten su rumbo".

Con seguridad, Doctor Colley, esos programas se fortalecerán para bien de la Universidad, la región y el país. Hay que ampliar la cobertura universitaria diversificando las opciones.

La Universidad tiene un buen Rector y algunos buenos directivos. Estoy seguro que mejoraremos en medio de las dificultades y las diferencias. Ojala y la vecindad de nuevos procesos eleccionarios al interior de la Universidad no impidan que los cambios e impulsos continúen. Primero la Universidad y luego los intereses políticos y de grupo. Las elecciones son parte de la democracia, no la democracia misma.

A PROPOSITO DEL 7 DE ABRIL

Abril 4 de 2002

El próximo 7 de Abril cumple Barranquilla 189 años de haber sido erigida en Villa. Aquel día, 7 de Abril de I 813, significó un paso importante en su proceso de

desarrollo económico, político, social, cultural y administrativo; por esa razón, se considera importante esa lecha y cada año se festeja un aniversario más de la ciudad.

Barranquilla, a diferencia de otras ciudades importan-les en el concierto Nacional, no tiene un fundador determinado, ni tiene una fecha de origen única, como nos lo recuerda el ilustre hijo de Sabanalarga José Agustín Blanco Barros en uno de sus libros, tal vez el más importante que se ha escrito sobre la región: El Norte de Tierradentro y los orígenes de Barranquilla:

"... la capital de la alegría, la paz y la amabilidad de Colombia, en su remoto origen, no es el resultado de un acto formal, expreso y único de fundación, plasmable en una diligencia escrita y firmada por diez o veinte funcionarios y personas particulares. El surgimiento de Barranquilla fue el resultado de todo un proceso étnico, laborioso y social, de una conjugación geográfica histórica en la cual semejante papel jugaron el ambiente físico y la acción humana. El ambiente físico, traducido en una compleja realidad natural, caracterizada por una desembocadura fluvial grande, y, diversificada en playones y acumulaciones de sedimentos de diferente edad, caños y ciénagas en perpetuo proceso de cambio... La acción humana fue la de gentes provenientes de los más insospechados horizontes: Cartagena o Mompox; Santa Marta o Ciénaga; la península Ibérica o las Islas Can! las Haciendas de Tierradentro con sus vaqueros, corraleros, porqueros o esclavos de Guinea o de Angola…; o, aún, las mismas encomiendas que engendraban población mezclada; indígenas a jornal oriundos de Malambo o supérstite de la mortal boga del Río Grande di I Magdalena y que jamás retornarían al reino de donde habían sido arrancados; agricultores y ganado-artesanos o remeros; clérigos o funcionarios del Rey prestamistas de dinero o negociantes de los más inusitados dos renglones del comercio; y mujeres de las más adineradas clases y condición social: viudas adineras, mujeril' indias etc."

La existencia histórica de Barranquilla tiene dos momentos importantes: la existencia precolombina de un pueblo indígena llamado Kamach o Camacho y la fundación de la Hacienda de San Nicolás, por Don Nicolás de Barros y de la Guerra, en la barranca y orilla del Río Grande de la Magdalena. El pueblo indígena se estableció en este mismo sitio, en un área muy importante, y, sus comienzos se hunden profundamente en la cronología pre-herediana, tal vez, desde finales del segundo milenio antes de Cristo. Se ubicaron allí, para fijar sus varaderos de canoas y para vivir de la actividades de la pesca, la cual, combinaban con la agricultura de la yuca, el maíz y la auyama. En Kamach, pescaban no solo los indios del lugar, sino, también, otros más alejados: como los de Galapa y Malambo.

Los indios de Kamach debían ir a Malambo viejo, subiendo como tres leguas castellanas por el Río Grande de la Magdalena, para recibir, del cura doctrinero de la época, las enseñanzas en las oraciones y en los principios fundamentales en la

fe católica. Todo parece indicar, que el pueblo indio se extinguió después del año de 1.560, época en que el encomendero de Galapa se apropió ilegalmente de los aborígenes. La extinción debió obedecer a las mismas razones que la hicieron posible en otros lugares: el trabajo forzado al que fueron sometidos los indios y la presencia de enfermedades, traídas por los españoles, como la viruela, el sarampión y el tabardillo.

La existencia de este pueblo, como ya lo señalamos anteriormente, fue el primer momento en la evolución inicial de Barranquilla. El segundo momento fue el establecimiento de la Hacienda San Nicolás en las barrancas de Camacho, después de 1.627.

La posterior transformación de un área de la Hacienda, i-n "sitio de vecinos Ubres", debió darse desde el mismo instante en que el propietario se vio en la necesidad de permitir a sus trabajadores: vaqueros, corraleros, indígenas esclavos etc., que construyeran sus bohíos o viviendas dentro de los linderos de su propiedad y abrieran rozas para cultivar. Este hecho histórico, la posición astronómica y la localización geográfica de las barrancas de Camacho o San Nicolás, como puerto, debieron permitir el rápido crecimiento demográfico y el posterior desarrollo económico, social y cultural de "la orillabajita" (Barranquilla).

Esta versión histórica pone en cuestión la vieja historia de que Barranquilla fue fundada por Galaperos. Para eso es la Historia, para pensarla y repensarla.

LEER Y ESCRIBIR ES LA CLAVE

Abril 25 de 2002

El pasado 23 de Abril se conmemoró el día del idioma por cumplirse un año más de la muerte del español Miguel de Cervantes Saavedra (1.547-1.616). Este autor,

es considerado "el más auténtico y universal de los clásicos españoles". Su obra más importante El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, es el complemento de una obra de mayor envergadura que "recorre los diferentes géneros literarios y, en un exquisito lenguaje, idealista y realista a la vez, deja evidencia de su profundo conocimiento de la vida". El éxito de esa novela universal y sus innumerables influencias en el mundo entero, no admiten dudas.

Ese día es una oportunidad que nos brinda la historia, cada año, para profundizar las reflexiones que diariamente hacemos sobre la riqueza de nuestra lengua y los avances que les son característicos. Igualmente, para homenajear, de diferentes maneras, el día del idioma, Hoy queremos hacerlo, desde esta columna, considerando la importancia de la lectura y del difícil arte de escribir.

Pero como docentes, no deberíamos esperar el mes de Abril para acordarnos que no hay nada más importante para el estudio y la investigación, en el aula de clases y fuera de ella, que la buena lectura y la correcta escritura. Leer y escribir lo más que podamos es un imperativo de nuestros tiempos, aunque nunca alcancemos los honores que los grandes han logrado. Es un hábito que sólo lo construimos a fuerza de voluntad y acción. A nadie le agrada leer y escribir porque nació con esas tendencias literarias. Si existe o no una predisposición o codificación genética que nos permita explicar el origen del amor por la lectura y la escritura, lo sabrán los biólogos genetistas. Siempre he creído que es, más bien, un problema de hondo contenido cultural y educativo.

Si el ambiente que nos rodea no está impregnado de ese raro y a veces molestoso olor de los libros, si nadie lee y manipula libros en el hogar, y, si al llegar a la escuela encontramos un maestro que solo se interesa por transmitir, aerifica y mecánicamente, lo que ha aprendido en los libros, entonces, serán otras las inclinaciones del ser humano en formación y desarrollo,

Para construir el hábito por la lectura y la escritura, en nuestros hijos y estudiantes, la única alternativa posible, aún si el ambiente no es el propicio, es forzarlos u obligarlos, con argumentos sólidos y constantes, a leer y escribir. Esta acción estratégica si se realiza mancomunadamente (padre-maestro-hijo) entrega al final resultados asombrosos. El padre no debe esperar que el maestro le escriba, en el control al hijo, cuántos minutos debe leer diariamente, ni el maestro esperar la clase de Español o de Literatura para cumplir con tan noble propósito. Esta es una labor diaria y constante que si bien es cierto debe cumplir con lineamientos vivénciales y auriculares, también es cierto, que ella debe desprenderse de la necesidad biológica, cultural y educativa de formarnos como auténticos ciudadanos en el arte de leer y escribir. Entendiendo, claro está, que es un proceso difícil y con los inconvenientes propios de una sociedad que lo que más estimula son los antivalores.

El maestro universitario, debería recibir en la universidad a un estudiante con algunas facilidades mentales para realizar lecturas comprensivas y con habilidades para escribir, con alguna coherencia gramatical, lo que se piensa, lee y reflexiona. Pero como en la mayoría de los casos no es así, no nos queda otro camino, entonces, que apropiarnos de la tarea y contribuir con la formación del hábito de la lectura y la escritura, a través de ejercicios permanentes. Toda lectura debe ir acompañada de un resumen, y, en lo posible, de éstas debe desprenderse una reflexión escrita (artículo o ensayo). Además, es conveniente que en el aula universitaria se realicen lecturas en voz alta sobre textos específicos y esenciales, o sobre los mejores artículos del profesor y de los estudiantes, para dialogar sobre su contenido y realizar los comentarios críticos necesarios. Profesor que no escriba sus experiencias científicas, culturales, educativas, políticas o literarias y no obligue a sus alumnos a hacer lo mismo, creo que no está a la altura de las circunstancias y exigencias de la pedagogía contemporánea y postmoderna. Es un maestro en sospecha.

Lo he repetido incesantemente en reuniones y en el aula de clases: la clave, para hacer mejor lo que hacemos bien en el campo educativo, es aprender a leer comprensivamente y a escribir coherente y gramaticalmente bien. Si no nos esmeramos por lograr superar las deficiencias en este aspecto, tan trascendental de la vida académica, no podremos hablar con certeza de la calidad de la educación y de los necesarios cambios para alcanzar la excelencia de la que tanto hablamos en reuniones y cócteles. A leer y escribir, esa es la clave.

UDEA: LA ÚLTIMA TOMA

Mayo 23 de 2002

El pasado viernes, 10 de Mayo, se levantó la toma de las instalaciones de la Universidad del Atlántico que adelantaban los pensionados, desde hacía más de 15 días, y que imposibilitó que el primer semestre académico de este año iniciara sus labores. Fue un eslabón más de la cadena de tomas y visitas permanentes que, periódicamente, se adelantan en la institución, cuando se trata de presionar para que los directivos resuelvan asuntos o problemas que afectan a determinados sectores de la vida universitaria. En otras oportunidades me he referido a este problema como uno de los más delicados de nuestra Alma Máter y, tal vez, el que requiere, con más urgencia, de soluciones radicales. Hoy, debo reconocer que el actual Rector, profesor Juan Romero Mendoza, en escasos 13 meses de administración, sobre la solución a tan delicada situación, ha avanzado más de lo que avanzaron las últimas 2 administraciones de la universidad en 6 años.

Por considerarlos interesantes, me voy a permitir insertar en esta columna unos comentarios escritos, sobre el particular, que me envió el Decano de la Facultad de Ciencias Humanas, Doctor José Gabriel Colley. Los comentarios del profesor Colley, como siempre, coherentes, muy bien escritos y con la cortesía del filósofo. Veamos:

"La última toma a la que asistimos en la Universidad del Atlántico, deberá ser realmente la última toma si queremos seguir existiendo como Universidad. La actual administración ha hecho todos los esfuerzos posibles para el saneamiento financiero de la institución. Por eso, hoy estamos "Ad portas " de hacer realidad el aporte de la nación del macro-bono que resolverá, en buena parte, nuestro déficit crónico. Este macro- j bono definitivamente dará cuenta del problema de los jubilados en un 76.5%, correspondiéndole al departamento y a la misma Universidad asumir el resto, lo cual es ya una cifra manejable.

El estudio del cálculo actuarial, que debió haberse presentado entre 1.993 y 1.995, ya fue entregado por esta administración al Ministerio de Hacienda y hoy día, solo falta que se haga efectivo un ajuste en las notas técnicas de los distintos escenarios económicos proyectados. Por eso, la última toma menos se justificó. La mensura entre los tomistas ha debido imperar antes que la desesperación. Sobre todo, si hubiesen tenido en cuenta las gestiones que se están haciendo para superar las dificultades presupuéstales que nos aquejan de tiempo atrás.

Impedir el ingreso de los estudiantes, razón de ser de la inversión del Estado en la educación, puede llegar a convertirse, en nuestro caso, en suicidio colectivo, por sustracción de materia. No haber comenzado el 29 de abril el primer semestre del 2002, es darle razones al gobierno para que nos intervengan. Nadie puede cerrar lo que ya esta cerrado. O, tomado, que es lo mismo. La esencia de la institución es la academia; y ésta no puede desarrollarse si sus instalaciones físicas no están abiertas para todos los miembros de la comunidad que la conforman.

Los directivos que estamos hoy en turno no somos enemigos de los pensionados. Hacia allá vamos todos. No somos antisindicalistas, estamos sindicalizados. Nuestros cargos no son eternos, volveremos a la base. Los profesores vinculados por resolución de nombramiento a término definido, son nuestros colegas. Esto significa simplemente que la universidad pertenece a todos, y, por eso, no podemos cerrarla, es nuestro único hábitat posible. Todos hemos hecho de ella nuestro proyecto de vida. Mil, y una razón, hacen condenables el rosario de tomas institucionales de los últimos años. Es la reflexión, la unión de voluntades y el sosiego los que deben guiar siempre nuestros actos como seres universitarios para buscar soluciones duraderas. De nuestra parte nunca encontrarán negativa para el diálogo, la discusión inteligente y la concertación.

Empero, es necesario alertarlos sobre otras espinas que vienen germinando. De un tiempo hacia acá, el fantasma de la deserción estudiantil recorre la universidad del atlántico. Incluso, y sin pretender sembrar terror alguno, según estudios realizados, cada estudiante nuestro le cuesta a la nación, anualmente, una suma que asciende a varios millones de pesos. Sin embargo, ya vamos casi para la mitad del año 2.002 y apenas recién comenzamos el primer semestre. Puede ser, y es fácilmente justificable, que el estado se resista a girar dineros a una institución suya que no cumple con la función social para la cual fue creada. Mejor negocio podría ser subsidiar a los estudiantes en universidades privadas, ahora que tanto se habla de privatización. Ojo, este camino es el que sí hay que cerrar.

Por último, y creemos que ese fue nuestro propósito inicial de persuasión, es que esta sea la última toma. La seguridad económica será garantía para todos nosotros en un tiempo que ya casi es presente... pero los estudiantes esperan no sabemos hasta cuando. No sabemos tampoco el tamaño de su esperanza, o de pronto, de su arrepentimiento.

La universidad debe estar siempre abierta para que pueda haber futuro y para que nos unifiquemos en su defensa. Es la única manera de que continúe con vida. Seguimos creyendo que, así como nos unificamos con el dolor ante la muerte que tanto nos ha enlutado, también unifiquémonos por una causa mayor: la vida. La vida nuestra, la de nuestros hijos, la de nuestros estudiantes, esto es la vida de la Universidad del Atlántico. Por todos ellos, por nosotros, por la Región Caribe, los invitamos a que la pasada toma sea la última, para que, por fin, los estudiantes puedan asistir normalmente a sus clases y continúen en el futuro con paz académica y sin interrupciones. Recordemos que ellos son nuestra única esperanza de existir".

Hasta allí, los comentarios escritos por el profesor Colley. Con ellos, estamos de acuerdo. La pasada toma debe ser la última, no solo porque la razón de ser de la universidad es la academia, sino, igualmente, porque su existencia sólo se justifica, comprende y racionaliza con las puertas abiertas. Nada excusa su cierre, ni siquiera una causa tan noble y justa como la de los pensionados.

UDEA: RÉGIMEN PENSIONAL Y CRISIS

Junio 27 de 2002

La comunidad uniatlánticense, a través de algunos de sus voceros y organizaciones gremiales, siempre ha rechazado las pretensiones de algunos de sus directivos orientadas hacia la firma de contratos millonarios con el objetivo de realizar estudios sobre la situación financiera, académica y administrativa de la Universidad del Atlántico.

Las razones son varias: primero, porque es mucho lo que se ha dicho y escrito al respecto, a través de documentos y artículos diversos y dispersos que lo que ameritan es recogerlos, actualizarlos y sistematizarlo., segundo, porque la institución cuenta con programas y un gran número de docentes activos y jubilados, altamente capacitados, para realizar ese trabajo y presentar unas propuestas alternativas como solución a la crisis. Inclusive, es un campo propicio para que estudiantes de último año de los programas de Ingeniería Industrial, Economía, Administración o Contaduría apliquen creativamente sus conocimientos.

Sin embargo, nunca la comunidad se ha opuesto a que empresas privadas u otros organismos gubernamentales se apropien del asunto y por su propia cuenta y riesgo contraten y realicen tales estudios. Así lo hizo el Icfes, el cual, a través de la OEI, contrató, con el Centro de Investigaciones para el Desarrollo-CID- de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, la realización de un estudio conducente a "identificar y precisar las características de la gestión financiera, académica y administrativa de la Universidad del Atlántico", que permitiera la elaboración de un plan de acción en una perspectiva de largo plazo. Igualmente, una empresa privada del departamento del Atlántico contrató con Fundesarrollo un estudio sobre: "las causas y consecuencias de la crisis financiera de la Universidad del Atlántico y sus perspectivas". El documento elaborado por el CID merece una consideración especial, porque muestra mucha seriedad y objetividad en su elaboración.

El informe final entregado por Fundesarrollo no agrega nada nuevo al debate. Por el contrario, tiene una particularidad: desenfoca las causas reales de la crisis al considerar que "la negociación de convenciones colectivas exageradamente onerosas en lo pensional y prestacional fueron el origen del problema". Al respecto, en el capítulo referido a las conclusiones y recomendaciones dice:

"La obtención de la pensión a los 20 años de trabajo y a cualquier edad y la conquista de prestaciones por antigüedad, primas de matrimonio, auxilios educativos, seguros de vida, entre otras, son la base del aumento exagerado de los gastos por servicios personales. Estas prebendas no se dan ni siquiera en las universidades públicas y privadas más prestigiosas del país, ni en regímenes especiales como los de ECOPETROL".

Esa afirmación, además de grosera y macartista, desconoce la realidad de las convenciones colectivas y solo pretende achacar las culpas de la crisis a "los

privilegios" de profesores y trabajadores, sin mencionar que las reales causas de la misma están referidas al manejo irracional y corrupto que algunos directivos, en el pasado, le dieron al precario presupuesto universitario y a la aplicación de las convenciones colectivas.

En el mismo capítulo señala el documento: "Otros elementos que inciden en esta situación son los costos excesivos del retiro temprano de sus servidores, los incrementos excesivos de sueldos (por convención, como los otorgados por el decreto 1444/94) al personal activo, lo cual incide posteriormente en altas mesadas pensiónales".

Es esta otra formulación desafortunada, porque desconoce el origen del Decreto 1444/94. Este Decreto no era exclusivo en su aplicación para los docentes de Uniatlántico, fue concebido para todos los profesores de las universidades públicas del orden nacional. No es por lo tanto, el resultado de la firma de una convención colectiva. Además, no señala una sola prueba que indique que este decreto, que acaba de ser derogado por el decreto 1279/02, no se haya aplicado conforme a SU esencia, espíritu y formalidad.

Por otro lado, no entendemos cómo se atreven a presentar conclusiones y recomendaciones categóricas, cuando reconocen en la introducción que " fue imposible realizar el análisis de ciertos aspectos sensibles para la problemática financiera de la Universidad, debido a que no se suministró la suficiente información" (señalan 19 ítem sobre los cuales no recibieron información, entre ellos: "relación detallada de la procedencia de los incrementos en los puntajes del Decreto 1444, en el período 1.998-2.001- publicaciones, tesis cuadros etc."...).

Esas afirmaciones, por sí solas, demuestran que el estudio se realizó sin mayores fundamentaciones, utilizando, tal vez, las estigmatizaciones, las intrigas y las mezquindades de las informaciones de corrillos, pasadizos, cafeterías y paraderos universitarios que nunca faltan en un medio tan diverso y contradictorio, ideológica y políticamente, como el universitario. Valdría la pena que el Consejo Superior, y, demás directivos, elaboren una programación para debatir ambos documentos y lograr el consenso necesario para avanzar en la recuperación de la institución. Allí tendremos la oportunidad de profundizar estas apreciaciones que, por limitaciones periodísticas, hemos señalado superficialmente.

AUSENCIA DE PROYECTO ACADÉMICO

Julio 4 de 2002

El estudio de Consultoría (Universidad del Atlántico: sistemas académico, administrativo y económico-financiero) contratado por el Icfes con el Centro de Investigaciones para el Desarrollo-CID-, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, es interesante porque refleja de una manera objetiva, sistemática y coherente el trabajo de los Consultores sobre las dimensiones estudiadas, y, además, porque, de alguna manera, el nos muestra las grandes preocupaciones e inquietudes que importantes sectores de la comunidad hemos venido presentando, sin encontrar eco en las altas esferas de la dirección académica-administrativa de la universidad.

Lo novedoso del estudio es la consideración de que el problema más importante que afronta la Universidad del Atlántico, en su componente académico, es la ausencia de un Proyecto Académico. Por supuesto, señala otros males, priorizados de acuerdo con su importancia e implicaciones, tales como: oferta académica no planeada, la desinstitucionalización, el precario desarrollo de la investigación, la inadecuada composición y formación docente y las deficiencias en la estructura orgánica.

A pesar de que el informe considera que el manejo financiero constituye una de las áreas claves para enfocar la acción, en el corto plazo, no centra la problemática central de la Universidad en lo económico, ni considera que la causa principal de la crisis financiera la constituyan los "privilegios" de los profesores y trabajadores, amparados en un régimen pensional "absurdo", como sí lo establecen los partidarios del desenfoque.

Sobre ese aspecto, vale la pena hacer varias observaciones: la última convención firmada por los profesores fue en el año de 1979 y solo pocos docentes han hecho uso del aspecto más polémico de los "privilegios" convencionales: la jubilación con 15 años de servicio a cualquier edad.

Las normas convencionales tienen un campo de aplicación estipulado por la ley y es la dirección de la Universidad la que establece el lleno de los requisitos. Si éstos han sido violentados, no es por culpa de los profesores y trabajadores. Los iónicos responsables son los directivos. Además, si en el pasado se han cometido errores e irresponsabilidades, es a la dirección de la Universidad a la que le corresponde subsanarlos y evitar que se sigan cometiendo. Por sabia decisión del sentido común, sabemos que el error no es fuente de derecho y, por lo tanto, no obliga a que se siga atropellando la norma. Que se revise lo que haya que revisar y si se hace a través del diálogo y el consentimiento, mejor aún. A más de un pensionado, cuestionado, le he escuchado su disposición para sentarse y definir con la dirección de la Universidad una salida al problema. Debe quedar claro que la crisis financiera no es causada por el régimen pensional, ella se debe fundamentalmente a la precaria disposición presupuestal y al irracional manejo que, las últimas direcciones corruptas, anteriores a la actual, le han dado.

Llama poderosamente la atención la diferenciación que establece el informe entre Proyecto Académico, Proyecto Educativo Institucional y Plan de Desarrollo. El primero no existe, porque, independientemente de que algunas individualidades tengan un proyecto académico válido para la institución, no hay un proyecto colectivo o compartido de Universidad -que comprometa al conjunto de la comunidad académica- y que, además, se exprese coherentemente en unas políticas, unas estrategias y unas acciones concretas. Es decir, que se manifieste en un Proyecto Educativo Institucional y en un Plan de Desarrollo. Pero la Universidad tampoco cuenta ni con lo uno ni con lo otro, porque la planeación institucional no existe y porque lo poco que se ha avanzado en esta materia, como no ha sido el resultado de un proceso de diálogo abierto y franco con la participación de la comunidad, no ha logrado desarrollar ni el sentido de pertinencia ni el de pertenencia. Desde 1.986 se han nombrado comisiones técnicas para tal fin, con el pago de primas de exclusividad, y hasta la fecha no existen documentos formales confiables y válidos para toda la comunidad universitaria.

El Proyecto Educativo Institucional y el Plan de Desarrollo son la traducción, en distintos niveles de concreción, del Proyecto Académico. En el primero se establecen las políticas y objetivos generales de la institución, a largo plazo, en tanto que en el segundo se persigue llevar esas políticas y esos objetivos al terreno de la práctica académica. Pero aún sin Proyecto Académico compartido, la institución debería tener y manejar una cultura de la planeación a todos los niveles, que nos impida la respuesta improvisada a los afanes del momento.

Mientras no se supere la crisis de dirección histórica que nos afecta y que se traduce en un Consejo Superior sin proyecto Académico, sin vocación y sin sensibilidad universitarias, la institución continuará en suspenso.

LA CUESTIÓN DEL PESTALOZZI

Julio 11 de 2002

Desde mucho antes de la muerte del profesor Alberto Assa, fundador del Instituto Pestalozzi, colegio de bachillerato anexo a la facultad de Educación de la Universidad del Atlántico, existe la polémica acerca de la naturaleza, carácter y sentido de esa institución. La idea ha sido responder a la vieja inquietud de su fundador: el Pestalozzi debe servir para las prácticas docentes y, al mismo tiempo, ser el laboratorio para la actividad investigativa en el campo de la pedagogía.

Se trata entonces de un debate que arranca desde sus orígenes mismos, pero que con el correr del tiempo ha adquirido connotaciones de carácter eminentemente económicas y fiscales. Hoy nadie discute si ese Instituto puede o no ser un laboratorio de investigación pedagógica. Lo que casi todos señalan es que si en más de 40 años de existencia su razón de ser esencial no se ha dado, lo más conveniente es que se le entregue al Departamento o al Distrito, porque representa para la Universidad una carga económica que ha contribuido a agravar más su crisis financiera.

Los estudios que se han realizado sobre la Universidad, en su inmensa mayoría, apuntan a justificar el señalamiento anterior. En esta columna me he venido refiriendo a los dos últimos, por el interés que hacia ellos ha mostrado la comunidad, me refiero: al de Fundesarrollo y al del CID, de la Facultad de Ciencias Económicas del Universidad Nacional de Colombia. El primero, sobre el asunto en cuestión, señala algunos aspectos que merecen ser debatidos públicamente, no con el ánimo pendenciero de realizar señalamientos macartistas y continuar con la política del desenfoque, sino, más bien, con la finalidad urgente de adoptar los correctivos a que haya lugar. Veamos:

... "Otro elemento crucial que ha afectado las finanzas universitarias es el reconocimiento de los profesores del Instituto como docentes de la Universidad y la extensión que se hizo de los privilegios convencionales a los profesores de este centro educativo... En la actualidad la Universidad que en su debido momento reconoció a los profesores del Instituto como parte de sus gastos no encuentra la forma de pagarles y reconocerles todos los derechos convencionales adquiridos.... Por su parte el Ministerio de Hacienda... no reconoce a los profesores del Instituto Pestalozzi como beneficiarios de los gastos nacionales de educación superior... En el 2.001 el valor de la mesada de profesores activos del instituto que pagó la Universidad fue de $97.883.231, lo que implicó gastos anuales de nómina de $1.174.598.772, es decir, el Pestalozzi absorbió el 4.52% de lo presupuestado..."

En las recomendaciones, el informe sugiere lo de siempre: proponer a la administración departamental o distrital el traslado del Instituto para que sea atendido con recursos del departamento o del municipio.

Creo que en el informe hay una confusión. No es que la Universidad aplique a los docentes del Pestalozzi la convención firmada con los profesores de la

Universidad. Lo que sucede es que el Instituto, a través de su organización gremial, firmó con la dirección de la universidad su propia convención. Si existen coincidencias a ese nivel, es por la sencilla razón de que hay un patrón común.

El otro problema es la vieja discusión: si los beneficios convencionales deben aplicarse únicamente a quienes tenían los derechos adquiridos hasta el momento de la firma de la convención o si es válida la extensión y proyección de dichos privilegios en el tiempo. Es decir, ¿se les deben aplicar a quienes se han vinculado en los últimos años?. ¿Quién decide esta situación?. Por supuesto, el gobierno de la Universidad amparado en las leyes vigentes. Los profesores tendrán que acatar la situación o por la vía de la negociación o de la imposición legal. Particularmente creo que en el fondo el problema del Pestalozzi es un problema más académico y administrativo que financiero. Hoy no cumple con sus funciones esenciales y consustanciales por varias razones: la crisis de dirección de la Facultad de Educación y del Instituto que no han permitido jalonar los procesos académicos de esa institución hacia cambios reales y concretos y, además, la inexistencia compartida de un Proyecto Académico que oriente el quehacer de sus directivos, docentes y practicantes.

¿Cuál es la salida?. A mi entender, redefinir su dirección en forma urgente, diseñar desde la Facultad de Educación un Proyecto Académico acompañado de un plan operativo y un cronograma al final del cual se muestren resultados. El plan debe incluir una única jornada y la posibilidad que docentes calificados de la Facultad de Educación presten sus servicios y asesorías en el Instituto. La finalidad debe ser convertir al Instituto en un verdadero laboratorio para las prácticas docentes y la actividad investigativa en el campo pedagógico. Por su parte, el Departamento y el Distrito deben hacer sus aportes económicos y financieros sin exigir como contraprestación el manejo burocrático. Es una buena oportunidad para que el Gobernador y el Alcalde demuestren su interés en solucionar los problemas de nuestra querida Alma Mater y de la educación en el Departamento y el Distrito.

UNA POLÍTICA INTEGRAL DE INVESTIGACIÓN

Julio 18 de 2002

Me veo obligado a seguir refiriéndome a los estudios que se han realizado sobre la Universidad del Atlántico por el impacto que ellos han causado en sectores

importantes de la comunidad universitaria, y, porque, de alguna manera, se hace necesario incentivar y sensibilizar a quienes, aún siendo miembros de la institución, se muestran y comportan como cuerpos ausentes.

Es lamentable que 15 días después de recibirse los informes, no se hayan realizado los correspondientes análisis escritos para asumir colectivamente una posición consecuente frente a los mismos. Ni siquiera los sectores que se supone deben tener mayor interés, se han pronunciado sobre el particular. Me refiero, muy especialmente, a las organizaciones gremiales: Asojua, Aspu, Sintraumicol, Asproinspes y la Asociación de Docentes Contratados.

Por su parte el Consejo Superior Universitario, sólo se limitó a exigirles a los Consultores la presentación pública de los documentos, y luego en privado, los avaló y aceptó como marco de referencia para avanzar en la reestructuración de la Universidad. ¿Eso basta?. No es la primera vez que el Consejo Superior aprueba documentos y luego los abandona a su suerte. Cada nuevo Rector que llega a la institución nombra una comisión, elabora un documento, el Consejo los aprueba y como no hay seguimiento ni interés académico en los miembros de este organismo, muy pronto se les olvida su existencia. Así, de esta manera, todo transcurre anormalmente, dinamizado por la politiquería y el clientelismo que se constituyen en el caldo de cultivo del interés burocrático de sus dignatarios.

El aspecto que voy a comentar, (La investigación en la universidad), está contenido en el resumen ejecutivo-informe final, entregado por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo-CID- de la Universidad Nacional de Colombia (Cap.4). Este apartado del informe está dedicado al Diagnóstico Global y a las Recomendaciones, en donde se tocan aspectos tales como: ausencia de proyecto académico, oferta académica no planeada, desinstitucionalización, precario desarrollo de la investigación, inadecuada composición y formación docente.En la parte correspondiente del documento se puede leer lo siguiente: "... La oferta académica, en la Universidad del Atlántico, entendida, por un lado, como el conjunto de programas curriculares, de investigación y extensión y, por otro, como la forma en la cual se gestionan los mismos, presenta agudos problemas en la medida en que no se llevan a cabo ejercicios serios de planificación y control en todas las instancias conocidas.

En la Universidad del Atlántico no se realiza una adecuada planeación de la oferta curricular con criterios de pertinencia académica ni de vinculación con el entorno. Como no es claro para ninguno de los actores el rumbo que debe tomar la universidad en materia académica... es común la apertura de programas sin un análisis previo de factibilidad financiera, logística y de recursos docentes, ni un análisis de impacto académico, lo cual disminuye notablemente la viabilidad de los programas creados en esas condiciones.

De manera similar la ausencia de un Proyecto Académico que defina el rumbo de la Universidad en materia de investigación y de una política de gestión docente que privilegie la vinculación permanente de profesores con un alto nivel de capacitación, ha dificultado la articulación de los esfuerzos aislados en las unidades académicas y ha impedido la puesta en práctica de una política de investigación integral. Así se está todavía lejos de la consolidación de una comunidad científica agrupada alrededor de la investigación y la academia: el esquema imperante es el de esfuerzos aislados y desarticulados, que derivan en trabajos de poco impacto para el desarrollo científico, humanístico y tecnológico de la Universidad y de la Región."

Con esas apreciaciones estamos de acuerdo. Entre otras cosas, porque no es la primera vez que se dicen y porque sobre el particular hemos escrito muchos docentes. Pero, ¿por qué el diagnóstico no ubica directamente las razones por las cuales no hay planeación?. ¿Quién planifica?. ¿Qué papel ha cumplido y cumple el Consejo Superior, si es el organismo encargado de elaborar las políticas académicas a su más alto nivel?. ¿Por qué no existe una política integral de investigaciones?. ¿Sólo porque no hay un Proyecto Académico, es decir un proyecto compartido de universidad?. ¿O será porque la crisis de dirección institucional lo ha impedido?. Existe una ley biológica perfectamente aplicable a los organismos e instituciones culturales: si la cabeza no funciona o lo hace con desviaciones o anomalías psíquicas el organismo, o en este caso la institución, se paraliza o actúa sin la orientación debida.

No bastan los esfuerzos de la Rectoría, quien acertó al nombrar hace varias semanas en la dirección del Departamento de Investigaciones a la profesora Rafaela Vos Obeso, una brillante profesional que, si cuenta con el apoyo y el respaldo institucional, puede desarrollar una magnífica labor. Por supuesto, deberá trabajar en equipo y entender que sin una política integral de investigaciones los esfuerzos serán en vano.

LA PROYECCIÓN DE LA UDEA

Julio 25 de 2002

En el informe de la Universidad Nacional de Colombia que he venido comentado, al referirse a la Función Extensión en la Universidad del Atlántico, el diagnóstico es contundente: “...son notorios los problemas de gestión que afronta..., derivados, ante todo, de una errónea interpretación de la Extensión como un simple mecanismo para la consecución de recursos para las demás actividades académicas: la Vicerrectoría de Extensión es el órgano encargado de establecer las políticas generales de esta materia. Sin embargo, en II actualidad se dedica únicamente a la ejecución de algunos proyectos (utilizando los recursos materiales de la universidad pero con personal académico externo), y ha olvidado su tarea principal de dotar de un referente estratégico los esfuerzos que en esta área se han adelantado desde las facultades. Por su parte, éstas realizan actividades de extensión, más como respuestas a necesidades particulares de recursos, que atendiendo a una estrategia deliberada que defina campos específicos de interacción con el entorno". Más adelante el informe de Consultoría, en las Recomendaciones sobre la estructura académica, es claro:... "Se propone la supresión de la Vicerrectoría de Extensión en virtud de que no ha cumplido ni tiene posibilidades institucionales de cumplir con lo que se espera de ella: la proyección de las políticas de la universidad en materia de proyección universitaria. Como alternativa, se propone que en la nueva estructura las actividades de extensión se concentren en cada facultad de acuerdo a las áreas respectivas de conocimiento. Dentro de este marco, el direccionamiento de la función Extensión en la universidad quedaría a cargo de un comité d Investigación y Extensión, asesor de la Vicerrectoría Académica".

Si leemos el documento original que dio vida a lo que es hoy esa dependencia, nos damos cuenta que la razón de ser, para el cual fue concebida, está claramente definida. Inclusive, en un escrito publicado para la época, en Gaceta Universitaria, este servidor escribía: "La Función Extensión es esencial y primordial para la vida de una universidad. No puede seguir a la deriva, como en efecto lo está, articulada a medias a las distintas facultades sin responsabilidades concretas y precisas y, sobretodo, sin una política global que articule e integre el conjunto de las pocas actividades de proyección y promoción universitarias que se hacen".

El concepto que manejábamos quienes participamos en la discusión del proyecto, era el de entregar a esa función la dimensión que se merecía dentro de la estructura de la universidad. La idea central era que la Vicerrectoría centralizara las distintas iniciativas derivadas desde las unidades académicas, conforme a las líneas de acción establecidas por el Proyecto Educativo Institucional y el Plan de Desarrollo. En este debate y su dinámica, fue muy importante la participación de nuestro distinguido docente Lisandro Vargas Zapata (q.e.p.d.), a quien le correspondió ser su primer Vicerrector. En algunas universidades, como la Universidad de Antioquia, por ejemplo, esta Vicerrectoría cumple un papel de primer orden dentro de la estructura académica de la institución. En la Universidad del Atlántico la situación ha sido distinta. Los niveles de politiquería y clientelismo

han impedido que a la dirección de la Vicerrectoría lleguen personas con la suficiente formación y capacidad para afrontar los retos que su manejo y dirección implica. Esta dependencia ha sido concebida para resolver problemas de reparto burocrático y para complacer a familiares de altos dignatarios de la Nación, mas no, para cumplir con los altos designios que una clara misión y visión universitarias plantea. El problema, entonces, no es de la dependencia. El radica en la alta dirección de la Universidad (Consejo Superior), que con sus prácticas clientelistas y burocráticas ha impedido que la meritocracia sea al único y verdadero criterio para designar a los altos dignatarios de la institución. Le corresponde al actual Rector Juan Romero Mendoza, recientemente ratificado, tener en cuenta el consenso generalizado de que para avanzar en la dirección correcta debe recomponer su equipo de dirección y abocar con urgencia las reformas que se requieren para lograr, de una vez por todas y sin más demoras, la universidad que queremos y con la cual seguiremos soñando: una universidad de cara a la región y con altos niveles de desarrollo académico. Nuestra referencia obligada, en el plano académico, cuando hablamos de crisis y superación, no es ninguna de las universidades de la localidad y la Costa, pues marchamos a la par o a un nivel muy superior. Nos comparamos con las grandes universidades del mundo y del país, entre éstas la Universidad Nacional de Colombia que es nuestro principal referente. Como prerrequisito para emprender esas reformas, a la comunidad académica nos corresponde elegir auténticos representantes al Consejo Superior Universitario y exigir al nuevo Presidente de Colombia, a su Ministro de Educación, a los gremios de la ciudad y a los exrectores designar como sus representantes a personalidades académicas no comprometidas con la politiquería y el clientelismo, por el contrario, comprometidas con los más sanos y dignos intereses universitarios de la Región y la ciudad.

EL CIERRE DE LA UNIVERSIDAD PEL ATLÁNTICO

Septiembre 19 de 2002

El día Jueves 23 de Mayo del presente año, publiqué en este mismo espacio periodístico la página universitaria No. 54 bajo el título: Udea, la última toma. En ella decía, entre otras cosas, citando en algunas ocasiones al ilustre docente José Gabriel Colley Pérez, las siguientes:

... la toma que adelantaban los jubilados, se levantó el pasado Viernes 10 de Mayo. Fue un eslabón más de la cadena de tomas y visitas permanentes que, periódicamente, se adelantan en la institución, cuando se trata de presionar para que los directivos resuelvan asuntos o problemas que afectan a determinados sectores de la vida universitaria. En otras oportunidades me he referido a este problema como uno de los más delicados de nuestra Alma Máter y, tal vez, el que requiere, con más urgencia, de soluciones radicales.

... La última toma a la que asistimos en la Universidad del Atlántico, deberá ser realmente la última toma si queremos seguir existiendo como Universidad.

... la mesura entre los tomistas ha debido imperar antes que la desesperación. Sobre todo, si hubiesen tenido en cuenta las gestiones que se están haciendo para superar las dificultades presupuéstales que nos aquejan de tiempo atrás... Impedir el ingreso de los estudiantes, razón de ser de la inversión del Estado en la educación, puede llegar a convertirse, en nuestro caso, en suicidio colectivo por sustracción de materia.

No haber comenzado el 29 de abril el primer semestre del 2002, es darle razones al gobierno para que nos intervengan. Nadie puede cerrar lo que ya está cerrado.

O, tomado, que es lo mismo. La esencia de la institución es la academia y ésta no puede desarrollarse si sus instalaciones físicas no están abiertas para todos los miembros de la comunidad que la conforman.

... No somos antisindicalistas, estamos sindicaliza-dos... la universidad pertenece a todos, y, por eso, no podemos cerrarla. Es nuestro único hábitat posible. Todos hemos hecho de ella nuestro proyecto de vida. Mil y una razones, hacen condenables el rosario de tomas institucionales de los últimos años. Es la reflexión, la unión de voluntades y el sosiego los que deben guiar siempre nuestros actos como seres universitarios para buscar soluciones duraderas.

... Puede ser y es fácilmente justificable, que el Estado se resista a girar dineros a una institución suya que no cumple con la función social para la cual fue creada. Mejor negocio podría ser subsidiar a los estudiantes en universidades privadas, ahora que tanto se habla de privatización. Ojo, este camino es el que sí hay que cerrar.

... Ojala y ésta sea la última toma. La seguridad económica será garantía para todos nosotros en un tiempo que ya casi es presente... pero los estudiantes esperan no sabemos hasta cuando. No sabemos tampoco el tamaño de su esperanza, o de pronto, de su arrepentimiento. ... La universidad debe estar siempre abierta para que pueda haber futuro y para que nos unifiquemos, en su defensa. Es la única manera de que continúe con vida. Seguimos creyendo que, así como nos unificamos con el dolor ante la muerte que tanto nos ha enlutado, también unifiquémonos por una causa mayor: la vida. La vida nuestra, la de nuestros hijos, la de nuestros estudiantes, esto es la vida de la Universidad del Atlántico. Por todos ellos, por nosotros, por la Región Caribe, los invitamos a que la pasada toma sea la última, para que, por fin, los estudiantes puedan asistir normalmente a sus clases y continúen en el futuro con paz académica y sin interrupciones. Recordemos que ellos son nuestra única esperanza de existir.

Si con este Rector no ha existido negativa para diálogo, la discusión inteligente y la concertación ¿por qué esta nueva toma? ¿Acaso no es mejor aunar esfuerzos, con una administración que ha enderezado entuertos que otros dejaron y ponernos a buscar soluciones favorables al conflicto con la universidad abierta?

No provoquemos a los partidarios del cierre de la Universidad del Atlántico porque los perjudicados seremos todos, especialmente estudiantes, profesores y trabajadores. Quienes hablan de cierre, mas bien, deberían cumplir con sus compromisos y obligaciones como gobernantes para que la institución que hoy está cerrada forzosamente, abra sus puertas. Un gobernante que se ha caracterizado por el ya conocido estribillo: la ciudad necesita seriedad, no puede alegremente hablar de cierre de una universidad que no tiene sus puertas abiertas. Más bien debe estar dialogando, con soluciones a la mano, para abrirla.

Como lo señalé en la página universitaria ya comentada, la razón de ser de la universidad es la academia y su existencia sólo se justifica, comprende y racionaliza con las puertas abiertas. Nada excusa su cierre, ni siquiera una causa tan justa como la de los pensionados.

COLETILLA: Con fecha Septiembre 13 del presente año, presenté al despacho del Señor Gobernador, Doctor Ventura Díaz Mejía, un escrito como paso previo a la Acción de Cumplimiento de conformidad el artículo 8 de la Ley 393 de 1997, para el restablecimiento de la Autonomía Universitaria.

AQUILES, EL MAESTRO DE MAESTROS

Septiembre 26 de 2002

El pasado lunes 16 de septiembre vi por última vez al maestro Aquiles Escalante Polo, trabajando como siempre, en su oficina como Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Simón Bolívar. Cinco días después, el 21, moriría víctima de una penosa enfermedad renal. Su última gran obsesión era estimular y profundizar la actividad investigativa en la unidad académica y calificar el renovado programa de Ciencias Sociales, del cual se sentía orgulloso.

Los libros que escribió y la gran cantidad de ensayos que difundió en revistas especializadas de la región, la nación y el mundo muestran la profundidad de sus investigaciones. Entre sus obras se cuentan: Los Mocaná, Antropología General, El negro en Colombia y Santa Ana de Baranoa.

Con Aquiles compartí muchos espacios. A comienzos de la década del 70 fue mi profesor en el programa de Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico. Allí tuve la oportunidad de recibir sus enseñanzas en la cátedra de Antropología General y ponerme en contacto con los últimos escritos sobre el origen de la vida, las teorías de la evolución y el estudio de la cultura como "el conjunto complejo de las producciones materiales y espirituales del hombre".

Fue una época difícil para la Educación Superior en Colombia, incidida, aún, por los efectos de la influencia del Marxismo y la ideología de las revoluciones triunfantes de medio siglo como la Revolución China (1.949) y la Revolución Cubana (1.959). El estudio de pensadores marxistas permeó la conciencia estudiantil y desató un activismo político que se reflejó en el gran movimiento nacional estudiantil de 1.971, como complemento de ti reacciones y movilizaciones de los sectores agrarios y urbanos en contra de las políticas laborales, agrarias y educativas desarrolladas durante los gobiernos de Carlos Lleras Restrepo (1.966-1.970) y Misael Pastrana Borrero (1.970-1.974), últimos dos gobiernos del mal llamado Frente Nacional. Esos momentos se vivieron intensamente en la Universidad del Atlántico, al extremo que la ideología política marxista de la época no tuvo la capacidad para diferenciar entre la buena academia d unos y la fanfarronería y charlatanería de otros. Todo aquel docente, trabajador o estudiante que profesaba ideas contrarias a la ideología que más se discutía difundía en el mundillo intelectual del momento era satanizado, estigmatizado y hasta perseguido.

Excelentes profesores, entre ellos el profesor Aquiles Escalante, fueron víctimas del sectarismo político de izquierda. Pero a diferencia de otros que se pusieron a la moda para disimular, Aquiles siguió recto en sus principios, brillando en la facultad y la universidad por sus enseñanzas como maestro y por su interesante producción intelectual.No podré olvidar el día que le entregué el material de mi primer libro para que me diera sus comentarios por escrito. Tan pronto los leí me contagiaron con su entusiasmo para hacerle las correcciones que, a su manera, eran necesarias. Fue

una página de "amor literario", tan importante que no dudé en considerar que debía ser el prólogo de mi libro: Briznas sobre el Ser Histórico Latinoamericano, editado por otro de mis grandes maestros, el profesor Abel Ávila. El lanzamiento se realizó en el Teatro Amira de la Rosa, en compañía de otros ilustres docentes de la institución universitaria como Homero Mercado Cardona, César Mendoza Ramos, José Cotuá Valdés, Edmundo Ramos Vives, Elvira Chois de Borja, Félix Álvarez Cabrera, Rafaela Vos Obeso, Ricardo Várela Consuegra y Eduardo Peña Consuegra, entre otros.

Recuerdo, como si fuera ayer, sus palabras mientras compartíamos con los amigos festejando el lanzamiento del libro: para escribir bien se necesitan buenas ideas y atreverse, el ejercicio es el que nos enseña a escribir bien. Era raro un diálogo con Aquiles que no dejara alguna enseñanza.

Al maestro Escalante había que escucharlo con mucho interés por la intensidad de sus conceptos. No gustaba de adulaciones y lo que pensaba lo decía en vos alta sin importar las consecuencias inmediatas. Esta característica le generó algunas dificultades en su relación con docentes, estudiantes y directivos, pero jamás perdió la estimación y el aprecio que por él seguimos teniendo quienes recibimos, compartimos y proyectamos sus enseñanzas.

A pesar de la cantidad de homenajes que recibió en vida el maestro Aquiles, faltó el gran homenaje de la Universidad que él ayudó a construir y que gracias a su imagen nacional y trabajo en equipo, hoy, cuenta con una Facultad de Educación reconocida y acreditada en el concierto universitario nacional. Pero nunca es tarde. Ojalá y la Universidad Simón Bolívar, como homenaje póstumo, reedite todas sus obras, en una edición de lujo como era su deseo, auspicie y financie las investigaciones que sobre su vida y obra de seguro se proyectarán.

Como a los historiadores les sigue encantando más el pasado para hacerlo presente y proyectarlo hacia el futuro, tal vez, por esta razón Aquiles no tuvo tiempo de leer en vida una buena investigación sobre su existencia y quehacer intelectual.

LA IGNORANCIA SOBRE NOSOTROS MISMOS

Octubre 3 de 2002

Durante los días 26 y 27 de Septiembre del presente año se realizó, en el Hotel Royal de la ciudad de Barranquilla, el Primer Foro Regional Transdiciplinar de Investigaciones en Estudios Avanzados.

El evento se inició con la ponencia: ¿Cómo se escribió la historia doble de la Costa?, a cargo de los investigadores Fabio Zambrano P. y Orlando Fals Borda. Fue interesante el recorrido que hizo el profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Fabio Zambrano, explicando los momentos más importantes en el proceso exploratorio de las fuentes documentales utilizadas para la construcción teórica de semejante obra, muchas de los cuales reposan en la biblioteca del Banco de la República de Montería.

Es importante señalar que uno de los efectos de la metodología utilizada por Fals Borda en su investigación, (Acción, investigación, participación -A.I.P-), fue la recopilación de una gran cantidad de archivos privados que, gracias a la generosidad del investigador, hoy están allí, esperando otras manos y mentes acuciosas para que emprendan nuevas tareas investigativas.

Muchos de los conceptos esbozados por Fals Borda en su intervención están contenidos en el documento: La superación del Eurocentrismo enriquecimiento del saber sistémico y endógeno sobre nuestro contexto tropical. El folleto fue publicado por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y tiene como autores a Fals Borda y al Biólogo Luis Eduardo Mora- Osejo.

Para el Sociólogo, el modelo teórico de carácter metodológico con el cual hemos venido investigando nuestras realidades desconoce la complejidad y elevada fragilidad del medio tropical, en donde la intervención humana sobre el medio, -tal que se ajuste a la condición de sustentabilidad- requiere del conocimiento contextualizado que tenga en cuenta la interrelación sistemática de las mencionadas características, así como las igualmente complejas interrelaciones de las comunidades multiétnicas y multiculturales de la sociedad.

Dice Fals Borda que la ignorancia sobre nosotros mismos, sobre nuestro origen, nuestro devenir histórico, nuestra geografía, nuestros recursos naturales, entre otros; más pronto que tarde, llevará a convertirnos en el mercado de los productos y tecnologías de los países poderosos y, sin que nos lo propongamos, en promotores de la economía del consumo. La misma que nos conducirá hacia el endeudamiento cada vez mayor y la sobreexplotación de nuestros recursos.

Por esta razón es comprensible que, si un marco científico de referencia no se arraiga en el medio donde se quiere explicar, aparezcan rasgos y desfases teórico-prácticos, con implicaciones disfuncionales para los sistemas culturales, sociales, políticos y económicos. Tal ha sido el caso de nuestro país y de sus ambientes, de nuestras culturas y de nuestros grupos humanos. La situación

empeora cuando los marcos de referencia que se emplean aquí resultan copias textuales o limitaciones impuestas de paradigmas desarraigados del contexto propio. Esta ha sido nuestra historia, por eso, es imprescindible abandonar los viejos paradigmas con los cuales se ha interpretado nuestra realidad, tales como: el positivismo cartesiano, el mecanicismo newtoniano, el funcionalismo parsoniano y el materialismo dogmático.

La repetición y copia de esos paradigmas eurocéntricos debe detenerse si entendemos por cultura la interacción de la sociedad con el medio social y natural que la sustenta. Por el contrario, hay que potenciar tal interacción con el conocimiento de nuestra historia, nuestras realidades geográficas y de nuestros recursos, de tal modo, que resulten valores compartidos generadores de solidaridad y robustecedores de nuestra identidad cultural.

Para el Sociólogo- investigador, por fortuna, la llegada del nuevo siglo coincide con la disponibilidad de novedosas herramientas intelectuales del tipo abierto, que se derivan de saberes consolidados de diversa índole como los nuestros. Por ejemplo, teorías como la de la complejidad, sistemas y caos nos ayudarían a analizar dimensiones complejas, irregulares, multilineales y fractales, aplicables a nuestras estructuras tropicales.

Es por lo tanto posible, lógico y conveniente desarrollar paradigmas científicos y marcos teóricos de referencia que, sin ignorar lo universal o lo foráneo, privilegien la búsqueda de la creatividad propia.

Estos procesos, señala Fals Borda, deben ser apoyados en las universidades. Pero para lograrlo necesitamos centros de Educación Superior democráticos y altruistas que estimulen la participación creativa de los estudiantes y de los profesores en la búsqueda de nuevos conocimientos y, en tal medida, consideren la investigación como herramienta pedagógica del mayor valor y sustentadora de la autonomía académica. Es necesaria una universidad que tenga como tarea prioritaria la consolidación de un ambiente cultural y que propicie la creatividad a lo largo de todas las etapas de formación para contribuir al proceso de reconstrucción social y al bienestar de las mayorías desprotegidas de la población. Estos eventos, con la participación calificada de investigadores de alto nivel, debe seguir propiciándolos la Universidad del Atlántico, con la seguridad de que de esta manera contribuiremos a los cambios reales que necesita el desarrollo cultural y científico de la Región Caribe. Felicitaciones para los directivos de la universidad, en especial para el Director del Departamento de Postgrado, profesor Iván Javier Valencia Martínez.

LA VISITA DEL PRESIDENTE URIBE

Octubre 10 de 2002

El pasado fin de semana estuvo en la ciudad de Barranquilla el presidente de los colombianos, Doctor Álvaro Uribe Vélez, cumpliendo de esa manera con la agenda que se ha trazado a nivel nacional para escuchar a los distintos sectores de la opinión pública, reflexionar sobre los problemas de las regiones y proyectar soluciones.

El evento, muy a pesar de las tensiones que generó por las condiciones de orden público reinantes en el país, mostró resultados positivos y sirvió para disipar confusiones en casos muy específicos como el de la universidad del Atlántico.

Muchos creemos, desde la perspectiva teórica acción-participación, que si lo que se pretende realmente es que la gente participe con sus ideas y propuestas en la solución de problemas que interesan a toda la comunidad, lo más importante es que ellas no queden como letras muertas en un papel y que se vean muy pronto los resultados. Ojalá y antes de 6 meses, estemos asistiendo a nuevas audiencias y diálogos comunitarios para escuchar de boca de nuestros gobernantes un balance de esas gestiones.

En el foro comunitario el Rector de la institución, Profesor Juan Romero Mendoza, presentó un informe concluyente y preciso, libre de la retórica a que nos tenían acostumbrados quienes la utilizaban para esconder sus desafueros y desviaciones. Demostró que conoce muy bien la situación de la universidad y que se ha trazado caminos claros para solucionar los graves problemas que la afectan desde hace muchos años.

No utilizó el escenario para colocar el espejo retrovisor y echarle la culpa de los males de la institución a nadie ni para ocultar sus reales dificultades académicas, administrativas y financieras. Sabía el señor Rector que el tiempo era un privilegio y que, por tal razón, tenía que ir directamente al grano: mostrar descarnadamente, con cifras claras, la situación financiera del Alma Máter. ¿Quien puede negar hoy que es ese el peor de sus males?. Creí I que nadie, más allá de las diferencias conceptuales qui se puedan tener sobre la filosofía, misión y visión de la universidad.

Mientras no se solucione ese problema es difícil avanzar en otros campos, por eso hemos visto con mucha simpatía e interés los esfuerzos que permanentemente hace el Señor Rector a nivel nacional y local para encontrar luces al final del túnel. Está convencido que si la situación financiera continúa deteriorándose cada día más, a corto plazo, la universidad no es viable.

Quienes no están convencidos de la buena labor que viene realizando el profesor Juan Mendoza es un sector de la denominada clase política tradicional, liderado por un senador y dos diputados, quienes aprovecharon la presencia del señor Presidente para despotricar de la persona del rector y denunciar supuestas

anomalías administrativas. Si éstas existen, ahí están los canales y las vías que la ley establece. El momento ha debido ser utilizado inteligentemente para hacer consideraciones de fondo y presentar soluciones sobre la difícil situación académica, financiera y administrativa de la institución. Cuánto les agradeceríamos a los honorables políticos que se interesen realmente por la suerte de la universidad y que en vez de estar pendiente de ella como botín cliente-lista, contribuyan, más bien, a construir la universidad que la región y la ciudad necesitan.206 Por otro lado, es hora de repensar lo que ha sido el comportamiento universitario frente a los políticos de los partidos tradicionales de la región y disponernos, a través de un diálogo franco y abierto, a impulsar un Frente Ciudadano por la defensa de la mejor universidad pública con que cuenta la Costa Norte colombiana, a pesar de sus problemas. Ese diálogo puede servir para la reformulación un proyecto académico y un nuevo modelo de universidad: científico, democrático, participativo y anticlientelista.

SEMBRAR EL FUTURO DE COLOMBIA

Octubre 17 de 2002

El calendario recoge varias fechas para señalar el día de los niños. Muchos consideran que este mes está dedicado a ellos, tal vez, porque se festeja el 31 de octubre el día de las brujas, aprovechado para vestir disfraces y colocarse máscaras imitando ídolos, duendes y animales. Otros, por el contrario, opinan que lo que se debe festejar es el día 1 de Noviembre, día de los angelitos, o, el 24 de Diciembre día del nacimiento de Jesús.

A propósito de los festejos del mes de los niños, creo pertinente publicar en esta columna un cuento, acompañado de una moraleja, escritos por mi hija Yesenia Arteta Bonett, de doce años edad y estudiante de 6 grado del Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo. No es su primer cuento. Ya adquirió conmigo el compromiso de que antes de cumplir sus primeros quince años, a cambio de lo que me pida como regalo, debe publicar su primer libro de cuentos infantiles.

Salvar a Colombia

... En un país en que sus habitantes cada día que pasaba perdían más las esperanzas de encontrar un lugar en total armonía, existía una pequeña niña llamada Ángela. Era una niña muy alegre y perseverante. Ella aún no perdía las esperanzas de ver a su país en paz y que aquellas personas que lo sometían a una continua guerra, cedieran.

... Angela le preguntaba a sus familiares: ¿por qué algunas personas no querían a su país?. Y estos le contestaban: porque son malos y no cambiarán jamás.

La respuesta no llenaba a Ángela. El amor que sentía por la nación la inspiraba a encontrar mejores respuestas.

... Buscó a alguien que deseara ayudarla, pero nadie se atrevía por temor. Todos le decían que no podían hacer nada, que no perdiera el tiempo. Pero Ángel.1 no cedía. Se las ingenió, buscó apoyo y, contrariando la voluntad de sus padres, se fue a las montañas donde enfrentaban unos contra otros. Allí, como pudo, logró que la escucharan y les dijo algo que los dejos muy pensativos:

- "Ustedes, los que dicen luchar por este país, no luchen contra él, dejen las armas, únanse al pueblo y luchen por él".

... Ángela se marchó y le pidió ayuda al Señor. Éste HV la concedió, le dio una genial idea y una importante misión: salvar a su país, salvar a Colombia.... Desde entonces, Ángela no ha hecho otra cosa sino luchar, luchar y luchar por salvar a su país con la idea de que algún día, si todos hacemos lo mismo, se cumplirá la misión que Dios y la vida le encomendaron.

Moraleja: Este mensaje quiero que llegue a muchos niños de Colombia y de todo el mundo para que tomen ejemplo y traten de mejorar, aunque sea un poquito.

Este mundo que está por irse abajo, desgraciadamente, necesita que todos aportemos algo. No perdamos las esperanzas de lograr muchas mejoras. No mañana ni otro día sino hoy que es cuando más se necesitan. No sólo somos las personas del mañana, también somos las personas del aquí y el ahora.

De seguro que esas esperanzas no las perderemos, mi querida Yesenia.

Pero cualquiera que sea la fecha que se utilice para concentrar y universalizar las alegrías infantiles, lo único cierto es que cada minuto de cada hora, cada hora de cada día, cada día de cada mes y cada mes de cada año debe estar dedicado primero que todo a los niños. Porque ellos recogen los más bellos, hermosos valores y sentimientos de la humanidad, y, porque constituyen el futuro más digno y saludable del universo.

Estamos viviendo en un mundo violento donde los antivalores desbrozan caminos y estrechan los espacios de los auténticos valores del ser humano y su dignidad. Con esos antivalores y sin que hayan podido ser contrarrestados suficientemente por las acciones socializado-ras, culturales y educativas que a diario se implementan, se han formado seres sin conciencia que atropellan con miserableza y monstruosidad a los menores, dejando huellas imborrables para el resto de sus vidas.

Las estadísticas que señalan a los niños como víctimas de los mayores son aterradoras en aspectos, tales como: la violencia y la prostitución infantil, el abandono de los padres, la violencia intrafamiliar, el maltrato, la violación, la deserción escolar por falta de las condiciones mínimas de subsistencia y el desplazamiento forzoso. Una de cada cinco niñas desplazadas en barrios marginales ha sido víctima de violación; 23 de cada 100 niñas desplazadas han sido madres o están embarazadas; cada ocho minutos se reporta un caso de violación en los hogares; en el 2.001 se denunciaron 10.000 casos de agresiones violentas contra menores; el año pasado, en la capital de la República, más de 60.000 escolares tuvieron que abandonar la escuela por pobreza extrema. Estas cifras son apenas algunas muestras del panorama de desamparo de la niñez en Colombia.

Todos esos problemas indican que la sociedad en su conjunto tiene que asumirlos como suyos y propiciar desde el Estado políticas, leyes y estrategias que los resuelvan de fondo y protejan de manera prioritaria las condiciones de existencia de los niños.La única manera de sembrar el futuro de una Colombia libre, soberana, próspera y equitativa es formando hombres y mujeres nuevos: más justos, solidarios, leales, participativos y democráticos. Y a ese camino sólo nos conduce una educación que privilegie, desde la cuna hasta la muerte, esos valores y que, además, como lo señaló nuestro premio Nobel de literatura, canalice hacia la vida la inmensa

energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia.

SOBRE CIRCOS Y DIPLOMAS

Octubre 24 de 2002

"La claridad es la cortesía del filósofo"

He recibido del profesor José Gabriel Coley Pérez, Decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico y calificado lector de esta columna, unas notas aclaratorias y pertinentes acerca de la discusión que se ha generado en la ciudad sobre el supuesto tráfico de diplomas y títulos de pregrado y postgrado en la Universidad del Atlántico.

Es apenas natural que Página Universitaria abra sus espacios a todo lo que le interese a la vida educativa, cultural e investigativa de la ciudad y la región. Sobre todo si esos escritos tienen la cortesía del filósofo de la que hablara Ortega y Gasset: sencillez y claridad. Este es el texto del profesor Coley:

RESOLUCIÓN 001(Abril 16 de 2002)

"Por la cual se presenta una solicitud al consejo Académico"

CONSIDERANDO

1-Que el señor Alberto Blanco Carbonell fue escogido como docente de esta Facultad por el Instituto de Filosofía para regentar las cátedras de Filosofía Política.

2-Que el profesor Blanco se ha desempeñado en sus cátedras de manera excelente dadas las evaluaciones que de él han hecho los estudiantes y los directivos del Programa de Filosofía.

3-Que el mencionado profesor ha venido trabajando en el área de Filosofía Política como lo demuestra el haber sido finalista en 1999 en el concurso internacional de ensayo (Berlín) en donde participaron 2500 aspirante de 123 naciones siendo jurados personalidades internacionales como Adela Cortina y Victoria Camps.

4-Que el docente Blanco demostrando sus capacidades académicas acaba de culminar sus estudios de Maestría en Ética y Filosofía Política en la Universidad del Valle, siendo aprobada con elogios su tesis titulada "Subjetivación y Gubernamentalidad" dirigida por el filósofo Jean Paúl Margot, Ph. D de la Universidad de Ottawa.

5-Que el docente Blanco para optar su maestría necesita como requisito tener título de pre-grado.

6-Que la Facultad de Ciencias Humanas certifica la idoneidad del profesor Blanco en el campo de la Filosofía Política.

RESUELVE

Artículo Único: Solicitar al Consejo Académico la autorización especial para examinar al profesor Blanco Carbonell en las otras áreas filosóficas diferentes a la Filosofía Política, para determinar su competencia o no para optar el título de pregrado en Filosofía.

Dada en Barranquilla, a los dieciséis (16) días del mes de abril del 2002.

Firman:

JOSÉ GABRIEL COLEY PÉREZPresidente

ONASIS ORTEGASecretario.

Nota: se anexan los soportes del caso. El Consejo Académico, máximo organismo de dirección académica de la Universidad, aprobó por unanimidad esta solicitud y se procedió en la Facultad conforme a la misma para los trámites pertinentes, como puede verificarse en cualquier investigación que se quiera abrir, a pesar de la sapiencia reconocida, hasta por sus detractores, del profesor Blanco. Ochocientos catorce (814) folios de producción académica que reposan en la Secretaría General de la Universidad a disposición de todos, lo demuestran. Pero se quiere pescar en río revuelto. Y ganancia para pescadores.

Nuestra tranquilidad de conciencia invoca, además la autonomía universitaria, autonomía esta que se sustenta en el poder del saber.

Desde el punto de vista esencial, la autonomía tiene que ver con la libertad que exige la producción del conocimiento humano, con el derecho que tiene el hombre para buscar la verdad sin restricción alguna, sin límites ni condiciones, tal y como surgió en las Universitas primigenias, convirtiéndose desde entonces en una nota constitutiva de la Universidad como institución que lleva más de mil años de existir.

Esta concepción de autonomía no es más que la facultad de producir acciones no contrarias a la obligación esencial de la institución, esto es, reconocer el poder del saber. La autonomía universitaria, así vista, es la capacidad de autodeterminación de la comunidad universitaria en el ejercicio de un quehacer fundamental para la sociedad y el Estado. Es lo que hemos hecho. La calidad es lo que cuenta.

No estafamos a nadie, reconocemos simplemente al que sabe y demuestra que sabe. «Nos ladran Sancho, luego cabalgamos»".

UDEA: LA URGENCIA DE LAS REFORMAS.

Octubre 31 de 2002

En varias oportunidades, por este mismo espacio, nos hemos referido a los cambios y transformaciones que deben implementarse en la Universidad del

Atlántico y que a través de los años se han venido aplazando. No es nuestro interés hablar de las circunstancias que los han impedido. Más bien, lo que nos importa señalar es la urgencia de una convocatoria amplia, democrática y participativa para iniciar el camino y los derroteros que nos conduzcan a lograrlos.Ya los profesores, trabajadores y estudiantes tuvimos la oportunidad de asistir a una reunión impulsada por la dirección de la universidad, dirigida por la Vicerrectoría Académica y la Secretaría General de la institución. En ella discutimos los términos de un Proyecto de Resolución elaborado por el Consejo Superior, en donde se establecía la metodología para abordar el estudio de los documentos-diagnósticos que surgieron como resultados de las investigaciones adelantadas por Fundesarrollo y la Universidad Nacional de Colombia.

Como consecuencia de ese diálogo abierto se nombró una comisión, integrada por los docentes Walberto Torres, Hernando Romero y este servidor, con el único objetivo de recoger las observaciones finales de la discusión y presentar una nueva propuesta. Efectivamente, hace ya más de tres meses entregamos el nuevo Proyecto de Resolución y estamos esperando que el consejo Superior Universitario se pronuncie al respecto, pues consideramos que las reformas en la institución no aguantan más.

La responsabilidad para hacer efectivas esas reformas es compartida, pero los niveles de su desarrollo y compromiso son diferentes: Quienes dirigen la institución deben asumir la conducción del proceso con voluntad, carácter y competencias, impidiendo que las interferencias de que es víctima la universidad continuamente distraigan la atención y, además, procurando que nos encaminemos hacia las grandes metas y objetivos de la reestructuración y las reformas.

A los profesores y trabajadores nos corresponde la insoslayable tarea de entregar nuestras energías físicas, intelectuales y emotivas al servicio del modelo de universidad con el cual hemos soñado: científico, democrático, participativo y anticlientelista. En esta noble misión nos va a corresponder deponer los particularísimos e individuales intereses, para poder avanzar sin mayores contratiempos y temores. La misma ley establece el carácter innegociable e inviolable de algunos de nuestros derechos y reivindicaciones.

Los estudiantes deben jugar el rol de catalizadores para que la dinámica del proceso sea constante y permanente, sin olvidar un solo instante que son ellos el eje del proceso y todo lo que se haga o se deje de hacer, redundará en su formación como ciudadanos capaces, responsables, críticos y democráticos.

Los gremios, organizaciones cívicas y comunitarias de la región y la localidad deben generar iniciativas y coadyuvar las que ya reposan en documentos escritos para que la Universidad establezca vínculos y correas de transmisión fuertes con la industria, el sector empresarial, la política y la cultura regional; pero, sobre todo,

para avanzar en la construcción de la Universidad Regional del Caribe Colombiano.

En próximo escrito nos referimos a este tema con toda la responsabilidad que ello implica pues el debate debe establecer claramente las diferencias entre los conceptos: Universidad Regional del Caribe, Universidad Nacional del Caribe y Ente Coordinador Regional de Universidades. Es una polémica que no se puede soslayar y debe, mas bien, profundizar la discusión sobro la propuesta de Revolución Educativa del Presidente Uribe Vélez.

El Gobierno Nacional, por su parte, debe respetar la autonomía establecida claramente por la Constitución Nacional y la Ley 30/1992, sin olvidar sus responsabilidades de inspección y vigilancia no sólo para que loa cambios se establezcan de conformidad con las leyes vigentes, igualmente, para evitar tropiezos, caídas y retrocesos una vez superados los males endémicos que hoy nos agobian.

La primera y más urgente tarea del Gobierno Nacional es nombrar, como Representantes del Presidente y del Ministro de Educación Nacional, a académicos altamente calificados de la región, conocedores profundos de la vida universitaria y con un alto sentido de la responsabilidad; dotados, además, de sensibilidad y vocación universitarias. El compromiso gubernamental no puede diluirse en el clientelismo y la politiquería rampante que tanto daño ha hecho a la vida académica y universitaria. Necesitamos hombres probos y universitarios en el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico para redireccionar su rumbo.

AYER COMO HOY: ¿LA HISTORIA SE REPITE?

Noviembre de 2002

Mediante Acuerdo N° 001 de Febrero 25 de 1994, el Consejo Superior expidió el Estatuto General de la Universidad del Atlántico, con fundamento en el artículo 69 de la Constitución Política Nacional sobre Autonomía universitaria y la Ley 30 de

diciembre 28 de 1992. Ese acuerdo establecía en su artículo 18, numeral 1, dentro de las funciones del Consejo Superior: "designar en calidad de Rector, de entre los aspirantes propuestos a su consideración, a una de las personas que cumplan con las calidades exigidas para el cargo".

En su artículo 26, señalaba las calidades y requerimientos para ser Rector de la Universidad del Atlántico, y en el parágrafo 1, decía: "La comunidad académica universitaria podrá presentar candidatos a Rector al Consejo Superior, mediante consultas que realicen profesores y estudiantes, de conformidad con la autonomía universitaria consagrada en el artículo 69 de la Constitución Política de Colombia y en el artículo 28 de la Ley 30 de 1992".

En su artículo 44, sobre la designación de Decanos, decía: "El Decano de la Facultad será elegido mediante el voto universal por los profesores y estudiantes adscritos a la Facultad, para un período de tres años. El Consejo Superior ratificará como Decano a quien logre la mayoría de votos".

En virtud de esas normas, se realizó la consulta para escoger candidatos a Rectoría el 26 de mayo de 1994 y el Consejo Superior designó como Rector a Pedro Falco González, el día 28 de junio, porque había ganado en franca lid a los aspirantes Cristóbal Arteta y Jairo Parada, segundo y tercero en su orden.

En agosto 23 del mismo año, Pedro Falco González debió renunciar a la Rectoría como consecuencia de la» dificultades para manejar la situación interna de la institución. Previamente, el Consejo Superior había decidido expedir el Acuerdo 010 de agosto 16 de 1995, el cual en sus artículos 11,14 y 22 introducía modificaciones al Acuerdo 01 de febrero 25 de 1994. Entre esas modificaciones, la más sustancial estaba contenida en el artículo 22 que decía:

"Mientras se adecuan las condiciones de estabilidad académica y administrativa en la universidad y sin que este período sea superior a veinticuatro meses, el Consejo Superior designará Rector y Decanos de las facultades, sin utilizar el mecanismo de consultas externas independientes para escoger los candidatos de los profesores y estudiantes, de manera que los designados adelanten e implementen las directrices y políticas que permitan lograr una normalidad en el interior de la institución y su total adecuación a las leyes vigentes sobre la materia".El día 25 de octubre de 1995, en ejercicio de la Acción de Nulidad, consagrada en los artículos 84 y 136 del Código Contencioso Administrativo y subrogados por los artículos 14 y 23 del Decreto 2304 de 1989, formulé, ante el Honorable Tribunal Contencioso Administrativo del Atlántico, demanda contra el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico por considerar que ese nuevo acuerdo del Consejo Superior era una afrenta contra la autonomía universitaria y violatorio de los artículos 1,2, 40 y 41 de la Constitución Política Nacional y del artículo 128 de la

Ley 30 de diciembre 28 de 1992. Aunque estoy convencido que sobre el particular se debió adoptar una Resolución, nunca fui notificado de la misma.

Pero la historia se repite nuevamente. El Consejo Superior universitario, mediante Acuerdo N° 008 del 24 de julio de 2002, violó la autonomía universitaria y todas las normas sobre participación democráticas contenidas en la Constitución Política Nacional, al considerar, entre otras cosas, las siguientes:

"... el organismo tiene la capacidad de evaluar las condiciones de estabilidad académica, administrativa y financiera que justifiquen la suspensión temporal de las consultas dentro de los estamentos estudiantil y profesoral, y, por consiguiente, modificar cualquiera de sus normas estatutarias, incluso de forma transitoria, conforme lo considera la Sala de lo Contencioso Administrativo, sección primera, del Honorable Consejo de Estado, mediante fallo proferido el 14 de junio de 2001, con respecto a la demanda contenciosa interpuesta contra el Acuerdo Superior N° 010 del 16 de agosto de 1995 ".

¿Será que se refiere a la misma demanda impetrada por este servidor el día 25 de octubre de 1995? Si es así, ¿podríamos hablar de agilidad, eficiencia y transparencia en la administración de justicia en Colombia?

De cualquier manera, nadie puede negar que hoy están ocurriendo cambios importantes en el país y la administración de justicia no puede ser la excepción.

Tal vez por ello, el día 30 de septiembre del presente año, en ejercicio de la Acción Pública de Cumplimiento, consagrada en el artículo 87 de la C.N. y la Ley 392 de 1997, formulé nueva demanda, esta vez, contra el señor Presidente del Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, doctor Ventura Díaz Mejía y demás miembros del Consejo, a fin de que "cesen en sus omisiones y le den cumplimiento a la moral administrativa, a sus deberes y obligaciones legales, pues con el Acuerdo N° 008 del 24 de julio del años 2002, nuevamente se violan los más elementales principios sobre participación democrática contenidas en el texto constitucional, en la Ley 30 de 1992 y en el Estado General de la Universidad del Atlántico (Acuerdo 001 de 1994)". La demanda fue admitida por el Honorable Tribunal el día 22 de octubre del presente año y en una de SUS disposiciones establece que "... la decisión será proferida dentro de los veinte días siguientes a la admisión de la presentí-acción de cumplimiento...".

Esta vez la situación es mucho más grave que la anterior, porque todos los representantes tienen el período vencido y quien representaba al estamento profesor.)I falleció lamentablemente.

Para bien de las reformas de la UDE A, ojalá y la historia no se repita ni en forma de tragedia ni en forma de comedia.

EN DEFENSA DE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

Noviembre 2002

El día 30 de Septiembre del presente año, en ejercicio de la Acción Pública de Cumplimiento, consagrada en el artículo 87 de la C.N. y la ley 393 de 1997, tal como lo había informado oportunamente a la comunidad, formulé demanda

contra el señor Presidente del Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, Doctor Ventura Emilio Díaz Mejía y demás miembros del Consejo, a fin de que el honorable Tribunal Administrativo del Atlántico los obligara a convocar a elecciones para todos aquellos representantes del mencionado organismo que tienen el período vencido desde hace mucho tiempo. Con el agravante de que los profesores no tenemos representación debido al fallecimiento del profesor Rafael Ruiz (q.e.p.d.).

Decíamos en nuestra argumentación que el Consejo Superior había violado la Autonomía Universitaria y demás normas reglamentarias (especialmente las contenidas en la Ley 30 de 1.992 y el Estatuto General de la universidad) cuando promulgó el Acuerdo 008 de julio 24 del 2.002, al considerar entre otras cosas las siguientes:

"..el organismo tiene la capacidad de evaluar las condiciones de estabilidad académica, administrativa y financiera que justifiquen la suspensión temporal de las consultas dentro de los estamentos estudiantil y profesoral, y por consiguiente, modificar cualquiera de sus normas estatutarias, incluso de forma transitoria, conforme lo considera la Sala de lo Contencioso Administrativo, sección primera, del Honorable Consejo de Estado, mediante fallo proferido el 14 de Junio de 2.001, con respecto a la demanda contenciosa interpuesta contra el Acuerdo Superior N° 010 del 16 de Agosto de 1.995.” Basados en esta interpretación jurídica nuestros representantes tomaron la decisión de no realizar consultas por el término de 18 meses.

La demanda fue admitida por el Honorable Tribunal el día 22 de Octubre y la decisión se profirió negando la acción de cumplimiento. Ella está fechada 21 de Noviembre del año 2.002, pero debí esperar hasta el día 4 de Diciembre para conocer del pronunciamiento, muy a pesar de que casi todos los días iba al Tribunal a averiguar sobre el resultado de la demanda. A mi modo de ver, esto quiere decir que el honorable Tribunal no cumplió con los términos establecidos por la Ley.

Yo tenía mis reservas sobre la decisión del Tribunal pero confieso que quienes habían leído el contenido de la demanda, publicada por este servidor en la entrada de la universidad, no esperaban ese resultado. No escuche .i un solo miembro de la Facultad de Derecho que apostara a lo contrario. El argumento central para estos era simple: como los honorables magistrados deben conocer en profundidad el contenido de la sentencia de la Corte Constitucional C-220 del 29 de Abril de 1.997, sobre la Autonomía Universitaria, no les queda camino distinto al de fallar a favor de la acción de cumplimiento. Sin embargo nos equivocamos en las predicciones jurídicas. ¿Impugnar?. No vale la pena. Ahora tienen nuestros representantes ante el Consejo Superior más argumentos jurídicos para permanecer allí, indefinidamente. Porque según el honorable tribunal, lo cito textualmente:

"los artículos transcritos (los de la Ley 30) no contienen un mandato imperativo e inobjetable, mucho menos, se refieren a que el Gobernador del Departamento, como Presidente del Consejo Directivo de la Universidad del Atlántico, tenga la obligación expresa de convocar a elecciones de los nuevos miembros de dicho Consejo."

¿Que tal esa perla jurídica?

Señores magistrados, la demanda se formuló contra el Presidente y demás miembros del Consejo. Además, no es Consejo Directivo es Consejo Superior. Si Ustedes se apegan tanto a la expresión fría de la norma, utilicen, entonces, las categorías y conceptos precisos para la designación de hechos o realidades. Es extraña y lamentable esta confusión, sobre todo, porque el magistrado ponente, Doctor Cristóbal Christiansen Martelo, fue hasta hace poco Vicerrector de Extensión de la Universidad del Atlántico y, en consecuencia, debe conocer muy bien su estructura orgánica y administrativa.

Si el Doctor Luis Eduardo Cerra se declaró impedido para conocer de la demanda, por ser amigo del demandante, aquella era una razón de mayor peso para que el Doctor Christiansen hiciera lo mismo; sobre todo, teniendo en cuenta que ejercitó sus funciones en la etapa más aguda y crítica de las confrontaciones políticas e ideológicas al interior de la institución; etapa durante la cual, este servidor más de una vez tuvo que hacer pronunciamientos fuertes sobre la administración a la cual sirvió.

Por otra parte, no creo que desconozcan los honorables magistrados los alcances y la proyección del mandato superior legislativo al crear para las universidades del Estado, (mediante el desarrollo del artículo 69 de la Constitución Política, contenido especialmente en la Ley 30 de 1.992), una nueva categoría jurídica, la de entes universitarios autónomos. Por este hecho, la Corte Constitucional en la sentencia aludida (C-220/97) dice, entre otras cosas, las siguientes:

...el principio de autonomía universitaria, en las sociedades modernas y postmodernas, se considera como uno de los pilares del Estado democrático, pues solo a través de ella las universidades pueden cumplir la misión y objetivos que les son propios y contribuir al avance y apropiación del conocimiento.."

"...en ejercicio de su autonomía las universidades gozan de libertad para determinar cuáles habrán de ser sus estatutos; definir su régimen interno; estatuir los mecanismos referentes a la elección, designación y períodos de sus directivos y administradores...En síntesis, el concepto de autonomía universitaria implica la consagración de una regla general que consiste en la libertad de acción de los centros educativos superiores, de tal modo que las restricciones son excepcionales y deben estar previstas en la ley."

La sentencia de la Corte es importante conocerla en profundidad, porque ella encierra los fundamentos filosóficos del por qué y para qué la autonomía universitaria y de la responsabilidad que este privilegio implica y comporta ante la sociedad.

En la universidad, confluyen, con su individual saber y razón, todos los individuos que la conforman. Estos coinciden en un objetivo: la producción y adecuación de conocimientos como insumo esencial hacia la formación de seres potencialmente capaces para desarrollar sus múltiples dimensiones y proyectarlas socialmente. Foresta razón, " quienes la integran están legitimados, y así lo reconocen el Estado y la sociedad, para darse sus propias leyes y directivas, leyes que paralelamente permitan su conservación y crecimiento".

Pero esa autonomía, no es ilimitada. El Estado a efectos de que las universidades no se constituyan en islas dentro del sistema jurídico y, por el contrario, cumplan la función social que corresponde a la educación, ha establecido normas en donde se encuentran los límites del contenido autónomo. Por esa razón, reglamentó el artículo 69 de la C.P, a través de la Ley 30/92. Allí honorables magistrados, es al Consejo Superior, como máximo organismo de dirección de la universidad, a quien le corresponde, "en forma imperativa e inobjetable" la convocatoria para elegir a los representantes que ante ese organismo tengan el período vencido. A nadie más, Señores magistrados.

Si ante hechos tan simples como el que hemos analizado no se privilegia el interés y la participación comunitaria, entonces, ¿qué esperamos del honorable Tribunal cuando tenga que decidir sobre cuestiones más complejas y sustanciales de la vida político-administrativa de la región?

Es que no se necesita ser abogado para entender que la decisión, a todas luces, es absurda y carente de la ética de la participación que subyace en nuestra Carta Magna.

MÁS ALLÁ DE LA ALDEA

Diciembre 2002

Así se llama el libro que acaba de publicar Editorial Antillas de la autoría del docente-escritor Carlos Aurelio Higgins Echeverría. El lanzamiento de la obra se realizará mediante un acto solemne en el municipio de Juan de Acosta, en un sitio

de la localidad conocido como El Pueblito Paisa, el próximo domingo 22 de Diciembre, a las 10 a.m.

El libro es un inmerecido honor a este servidor. En el narra los aspectos más importantes de mi trayectoria académica y política, sobre todo, hace un estudio de mis actuaciones como concejal del municipio de Juan de Acosta. Tal vez, el interés del escritor por realizar este trabajo se despertó cuando, como el mismo lo afirma:

..." Empecé a auscultar el mamotreto de papeles sobre las actas del concejo (más de 500 folios) que el profesor Arteta me había entregado para escribir un balance de su labor como concejal y presentárselo a la comunidad costera. No era nada fácil, pues en todas había largas disquisiciones. De sus lecturas fui tejiendo una madeja de conceptos y exposiciones que lentamente iba ordenando, al tiempo que empezaba a leer artículos, ensayos y libros de este docente, hasta producir en los albores de Abril de 1.999 las primeras cuartillas del trabajo. Después, con los días, vinieron más, más y más y, por fin, el escrutinio detallado de las actas del Concejo arrojó sus frutos, tras la lectura, relectura y corrección de los textos.

Para agilizar el proyecto me facilitó sus libros, muchas revistas Amauta y copia de sus artículos y ensayos publicados en los diarios El Heraldo, La Libertad y Diario del Caribe en las décadas de los año» ochenta y noventa. También, en su momento, respondió mas de ciento cincuenta interrogantes tendientes a reconstruir desde los albores de su agitada y controvertida vida..."

El autor de Más allá de la Aldea ha escrito otras obras inéditas como La noche de los Faroles, una compilación de cuentos y relatos; La matrona Elena, una narración novelada; Sonetos y Versos de la Tierra, un libro de poemas bucólicos, costumbristas y románticos.

Refiriéndose a la obra, el gran sociólogo, investigador y escritor Abel Ávila dice:

"Si cada hombre dejase que se autografiara su acontecer vivencial, se haría una historia real y pragmática de la sociedad, pues él, en estrecha interacción y relación social con su gleba, cauda o parientes consanguíneos y afines, envuelve toda la institucionalidad del verdadero sistema social. En cada biografía está retratado el tiempo y espacio y todo el devenir del líder, sea cual sea su caracterización con su masa. Esto ocurre con el trabajo de Carlos Higgins Echeverría sobre la vida y obra de Cristóbal Arteta Ripoll de quien disecciona, palmo a palmo, todos los intríngulis de este guerrero de la pluma y la palabra.

... Conocí a Cristóbal Arteta cuando debí conocerlo. Por allá en los comienzos de la década de los 70 del siglo XX. Veía en él a un muchacho fogoso y atrevido que, como gato montes, ronroneaba al lado de los adolescentes José Gabriel Coley,

Manuel Torres, Ricardo Manzur y otros jóvenes universitarios buscando componer el mundo.

... Pero Cristóbal Arteta Ripoll no sólo es profesor de cátedra abierta y libre, sino que es dirigente magistral por excelencia. En esta materia parece tener el don de la ubicuidad, y siempre, para dirimir conflictos, plantear soluciones, viabilizar salidas urgentes y obligadas en toda ocasión y momento.

... Alguna vez quiso hacer política al estilo universitario en la arena política colombiana y logró una curul de concejal en su querida Juan De Acosta. Allí, en ese recinto, deja una huella imperecedera a través de sus propuestas, de sus acuerdos municipales y sus consejos de maestro que aquí, en esta obra, testimonian el esfuerzo y la maestría del político avezado.

... Esta obra merece todo tipo de aplausos; primero, por atreverse a biografiar a un coterráneo, y segundo, por someterse al juicio de la historia, pues, quien escribe una obra de semejante envergadura siempre está expuesto el escarnio público: unas veces por dejar algo en el tintero, y otras, por excederse en forma ditirámbica a loar al héroe de la historia. Y, esto último, si no se logra, falta la sazón del sentimiento que es la que le da sabor al personaje. En ello, nadie le discute a Stefan Zweig, y Carlos Higgins Echeverría parece haberse contagiado del sabio maestro austríaco".

Como lo señalé al comienzo de estas líneas, este homenaje es, tal vez, inmerecido. Pero ello no impide sentirme orgulloso y complacido por este esfuerzo literario del profesor Carlos Higgins que compromete, a un más, mi existencia con la vida, la democracia y la academia.

MI TESTIMONIO MÁS ALLÁ DE LA ALDEA

Diciembre 2002

Ya es normal que el Profesor y Decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la universidad del Atlántico. José Gabriel Coley, escriba en esta columna. Hoy llena

el espacio con un escrito que justamente tituló con el nombre que lo identifica y que leyó, en un acto solemne y concurrido, en el municipio de Juan de Acosta, el día 22 de Diciembre, a las 12 m. Ese día, ardiente y soleado, ante la presencia de las autoridades municipales y, destacadas figuras de las letras, encabezadas por el alcalde Juan Ramos Coronel y el polifacético escritor Abel Ávila, el pueblo demostró que es permeable al desarrollo de actos culturales de esta naturaleza. He aquí el escrito del profesor José Gabriel: Deseo comenzar estas cortas pero sentidas palabras rememorando un epígrafe de moda en estos días y tal vez para siempre: "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla".

Me refiero por supuesto al epígrafe de la obra "Vivir para contarla " de Gabriel García Márquez que abre el tomo número uno de los tres prometidos y que albergarán sus "memorias".

Se me antoja decir acaso, que en los libros "Más allá de la aldea", "Memorias de Adrianao" o "Vivir para contarlo", sucede prácticamente igual, aunque en este último, autor y protagonista, sean uno solo y el mismo. Más la ficción, evidentemente.

Las civilizaciones de "veinte casas de barro y cañabrava", como las de San José de Saco y Aracataca, o como el Imperio Romano, han sabido valorar y reafirmar la importancia de la memoria como parte esencial de su cultura, legando a la posteridad, la idea de esparcir figuras y prototipos que cuida ran de transmitir sus verdades primigenias. Y esas verdades de cada cultura específica son dignas de los más grandes propósitos, consecuentes con las metas de pujar siempre por un mundo mejor.

El progreso es un eslabón que se cierne en el pasado para construir el presente, esto es, el conocimiento de la historia, para comprender nuestra realidad y prepararnos para el futuro.

Ese es el intento del libro "Más allá de la Aldea " del escritor Carlos Aurelio Higgins Echeverría, sobre la vida y trayectoria de Cristóbal Arteta Ripoll, oriundo de estos terruños pero que los ha transcendido, afirmándolos. Porque la parte no niega al todo sino que lo expresa. "Si quieres ser universal pinta bien tu isla ", nos diría Tolstoi.Este libro fue escrito por la pluma magistral del autor alimentado por la memoria intacta del protagonista. Esa es la diferencia de estilo con las obras precitadas que nos sirvieron de pares con "Más allá de la Aldea".

Pero para que el escritor, investigador o autor, capturara de cuerpo presente a Cristóbal y éste le concediera sus intermitentes entrevistas de viva voz, para completar la historia, se necesitó Dios y ayuda. Todos los que bien lo conocemos sabemos lo jabonoso del personaje del libro.

Por algo Dios bendijo a Job. Sin embargo y por fin, el libro del profesor Higgins Echeverría es hoy ónticamente mesurable, es decir, existe.

No obstante, sólo un impulso me trajo aquí frente a ustedes: dar un testimonio, que proviene de testigo, luego testes; con perdón de igualitarismos de géneros.Lo que se logró plasmar en el libro "Más allá de la Aldea", es todo cierto. Todo es verdad. No veo sino objetividad histórica en lo escrito sobre la vida pública de Cristóbal Elpidio Arteta Ripoll. Lo digo por que yo José Gabriel Coley la conozco toda; y estoy aquí, repito, para testificar. Desde febrero de 1969, hace casi 34 años, más de la mitad de nuestras vidas, la hemos compartido juntos: estudios, militancia política, persecución, hermanas, hijos, amigos, malos sabores, parrandas, distanciamientos, solidaridades y un montón de etcéteras.

O sea bastará decir que en el libro "Más allá de la Aldea " está escrito el 50% de su vida, la pública; el otro 50% la conozco yo. Igual claro está, él puede decir de mi vida, pero en el 100% porque yo no tengo biografía. Sólo él podría hacerla. Completa.

Únicamente falta que se cumpla una apuesta que tenemos ambos contra el destino: o yo completo el 50% que le hace falta al libro que estamos presentando, o Cristóbal escribe el 100% de mi biografía que toda completa me hace falta.

Es un pacto de amigos, porque tenemos bien en claro que lo único libre que en la vida uno escoge es a sus amigos. Por eso, "un hermano a veces es tu amigo, pero un amigo siempre es tu hermano".

LA GENERACIÓN ESTUDIANTIL DE LOS 70

Enero de 2003

A comienzos de la década del 70 del pasado siglo, todavía bajo el influjo del triunfo de la Revolución Cubana, en los distintos países de América Latina se creó una situación generalizada de inconformidad social que tuvo sus mayores expresiones en los movimientos estudiantiles y campesinos de la época.

Quienes tuvimos la oportunidad como estudiantes universitarios de recibir y conectarnos con ese influjo, pensábamos que la revolución en muchos de nuestros países estaba a la vuelta de la esquina y, como tal, nuestra misión histórica era vincularnos activa y revolucionariamente al proceso. Eran otros tiempos, en donde aún se nos permitía soñar y lanzar libremente una opinión.

Con el correr del tiempo, debido a la radicalización de la lucha armada, a la utilización de métodos y formas contrarias al sentimiento popular generalizado y a la acción represiva del Estado, se fue haciendo cada vez más imposible hacer política de izquierda democrática; entre otras cosas, porque cualquier activismo político podía ser fácilmente confundido con las prácticas de la subversión y el terrorismo. Hoy, el miedo sigue allí, latente e impidiendo que muchos demócratas se vinculen al torrente de los cambios y las transformaciones y con sus ideas contribuyan a la organización de un movimiento político alternativo más fuerte y sólido.

Fue una época de utopía generalizada que vio crecer a una generación que, muy pronto, entraría en la desmoralización y la frustración al percatarse de las grandes dificultades e imposibilidades del proyecto por construir y, sobre todo, de los riesgos existenciales y vivenciales del mismo. Así, la utopía sería rechazada o simplemente abandonada. Algunos entregarían su vida por los ideales que pregonaron y que luego proyectaron por caminos y senderos políticos diversos. Otros, buscarían refugio en los partidos tradicionales, aunque en la mayoría de los casos, sin mayores grados y niveles de aceptación y ascenso por ser portadores de prácticas éticas y políticas contrarias a las del establecimiento y la tradición.

Si algo influyó para que esa generación de grandes líderes e ideales no canalizara sus energías a través de un nuevo proyecto político partidista común, fue el sectarismo y el dogmatismo que permeó sus conciencias y actuaciones. Estas corrientes, a manera de escuela, terminaron creando diques de contención ideológicos y políticos difíciles de superar. Todavía hoy, más allá de la madurez, el comportamiento de estas individualidades sigue mostrando los vicios del pasado. Por esa razón, quienes los han superado y han intentado reconstruir caminos y proyectos les ha resultado imposible pasar del intento.

Esa generación, amante de la lectura y del activismo, aunque no fue capaz de concebir un proyecto político nacional ha dejado como herencia: una gran cantidad de escritos políticos de coyuntura sobre la caracterización de la sociedad y la crisis de la educación; la imagen, ya hoy borrosa, de la transparencia y la pulcritud en el comportamiento político; y la construcción del único movimiento estudiantil, coordinado nacionalmente, que conoce la historia colombiana. Este fue su mejor legado. Me refiero al movimiento estudiantil de 1.970-71 que puso en aprietos al Estado Colombiano y que logró cuestionar, en teoría y práctica, al sistema educativo del país. Los largos e interminables debates, en foros y congresos

estudiantiles, y las kilométricas y muy bien logradas intervenciones de connotados dirigentes estudiantiles, hoy solo son un grato recuerdo en nuestras mentes sin mayores proyecciones en las nuevas generaciones.

No se trata del viejo y trillado aforismo: todo tiempo pasado fue mejor. Yo, por el contrario, creo que las grandes revoluciones científicas, culturales y tecnológicas de los nuevos tiempos siempre indican que el progreso no se detiene y que lo nuevo es tal, solo porque logra superar lo viejo.

Pero qué lástima que esa verdad sea solo una verdad radical desde el punto de vista más universal, porque hay particularidades que la contradicen como aquella de que la formación característica de la generación estudiantil de la década del 70, aún, no ha sido superada por las generaciones subsiguientes. Son casi 4 décadas de indigencia intelectual en la dirección del movimiento estudiantil colombiano, tal vez, por falta de estudio, análisis, debate y compenetración con la realidad social y política del país y del mundo.

¿No es acaso mejor, ser utópicos y soñadores que estar inmerso en un discurrir estudiantil sin mayores ideales y grandes propósitos colectivos, en donde solo el individualismo y el utilitarismo de la vida productiva y alegre tienen sentido?.

ÍNDICE

PrólogoIntroducciónReflexiones sobre alfabetización y promoción automáticaLa elección democrática de RectoresCrisis y perspectivas de UniatlánticoUniatlántico...un solo caminoUniatlántico: de centro educativo a comando político

Cambiemos el discursoForo sobre UniatlánticoPaquete de cátedras magistralesUn liderazgo necesarioSello editorial Uniatlántico¡Ojalá y sea cierto!Programa para una gestión universitariaUna libertad menos y una vergüenza másPropósitos deseablesLa verdadera inauguraciónEl proyecto educativo institucionalBalance de una gestiónSaldo rojo. Crisis en la educación superiorRetaliaciones y persecución políticaLa acreditación previaA propósito del concurso público de méritosUna dirección universitaria autistaA propósito de las denunciasDesde el manifiestoLa criminalización de la protesta. Carta abierta al Consejo SuperiorLas estrategias agotan sus posibilidadesCalendario e inhabilidadesI Un compromiso con la academia, la paz y la democracia La democracia a la deriva In MemoriamUn pacto por la convivencia en la Universidad El mejor homenaje a Alfredo La Intolerancia de los violentos y la indolencia e indiferencia de la gente buenaPor la Universidad que queremos…Universidad contemporánea y desarrollo regional A propósito del Referéndum La única salida académica digna El caso de los jubilados La crisis tocó fondo Uniatlántico perdió el año ¡Que lástima señor Ministro Rodrigo Lloreda! A propósito de la UDEAA propósito del 7 de abril Leer y escribir es la clave UDEA: la última toma UDEA: Régimen pensional y crisis Ausencia de proyecto académicoLa cuestión del Pestalozzi Una política integral de investigación La proyección de la UDEA

El cierre de la Universidad del Atlántico Aquiles, el maestro de maestros La ignorancia sobre nosotros mismos La visita del presidente Uribe Sembrar el futuro de Colombia Sobre circos y diplomas UDEA: la urgencia de las reformas Ayer como hoy: ¿La historia se repite?En defensa de la Autonomía Universitaria Más allá de la Aldea Mí testimonio más allá de la Aldea La generación estudiantil de los 70

Índice