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No puedo perdonar. Lo he intentado y es imposible. Mucha gente está convencida de que por más que lo intente no logra perdonar, así que deja de intentarlo y se resigna a albergar sus rencores para siempre. Los rencores son como esos huéspedes que deterioran terriblemente la casa en la que habitan: van lastimando el corazón, endureciéndolo, amargándolo y, lo más grave de todo, apartándolo de Dios, de Aquel que una y otra vez nos advirtió que para obtener Su perdón (que lo necesitamos pues no somos perfectos ni cumplimos el mandamiento de amarnos unos a otros como Él nos ama), tenemos que perdonar a los demás. En el Padrenuestro el que Jesús nos enseñó a pedirle al Padre: “Perdónanos como

No Puedo Perdonar

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La necesidad de perdonar

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No puedo perdonar. De veras. Lo he intentado y es imposible. Has odo esa frase o tal vez la has pronunciado t? Mucha gente est convencida de que por ms que lo intente no logra perdonar, as que deja de intentarlo y se resigna a albergar sus rencores para siempre. Pero los rencores son como esos huspedes nada recomendables que deterioran terriblemente la casa en la que habitan: van lastimando el corazn, endurecindolo, amargndolo y, lo ms grave de todo, apartndolo de Dios, de Aquel que una y otra vez nos advirti que para obtener Su perdn (y vaya que lo necesitamos pues no somos perfectos ni cumplimos el mandamiento de amarnos unos a otros como l nos ama), tenemos que perdonar a los dems. Ah tenemos como ejemplo el Padrenuestro en el que Jess nos ense a pedirle al Padre: Perdnanos como nosotros perdonamos" (Mt 6,12).

No puedo perdonar. Lo he intentado y es imposible.

Has odo esa frase o tal vez la has pronunciado t? Mucha gente est convencida de que por ms que lo intente no logra perdonar, as que deja de intentarlo y se resigna a albergar sus rencores para siempre.Los rencores son como esos huspedes que deterioran terriblemente la casa en la que habitan: van lastimando el corazn, endurecindolo, amargndolo y, lo ms grave de todo, apartndolo de Dios, de Aquel que una y otra vez nos advirti que para obtener Su perdn (que lo necesitamos pues no somos perfectos ni cumplimos el mandamiento de amarnos unos a otros como l nos ama), tenemos que perdonar a los dems. En el Padrenuestro el que Jess nos ense a pedirle al Padre: Perdnanos como nosotros perdonamos" (Mt 6,12).

Est claro que el Seor no quiere que nos resignemos a ser rencorosos sino que nos esforcemos en perdonar. Pero, por qu a algunas personas les cuesta tanto?, por qu les parece tan difcil perdonar? Tres razones.

La primera es que dichas personas suelen tener una idea equivocada de lo que es el perdn. Creen que basta con decir te perdono para que todo se olvide y el coraje se esfume, o que slo podrn perdonar cuando ya no enoje lo que les hicieron, pero el perdn no es una palabra o un sentimiento, es una decisin voluntaria, independiente de lo que se sienta y de si la otra persona pidi perdn o lo merece.

La segunda razn es que no trabajan para vencer los dos obstculos ms comunes en el camino del perdn: la soberbia, que se nota en que el ofendido est indignado de que le hayan hecho algo porque se siente superior a quien le ofendi, y el resentimiento, que atrapa al ofendido en aquello que sucedi y lo hace repasarlo y revivirlo, imposibilitando que lo olvide y lo supere.

Y la tercera razn es que se cree que el perdn es algo automtico que se da en un abrir y cerrar de ojos, cuando la realidad es que es un proceso que implica varios pasos, lo cual puede tomar un poquito ms de tiempo, aunque con la prctica este proceso puede darse tan rpido como se desee.Cules son esos pasos que hay que dar para lograr perdonar? Para facilitar recordarlos los agrup en el acrstico de la palabra PERDONNDOLE.

Pide ayuda a Dios. Cuando te dispones a perdonar, te enfrentas a una lucha espiritual para vencer no slo la soberbia, el resentimiento sino tambin las tentaciones que te pondr satans, que no quiere que perdones. Preprate para la batalla pidiendo lo que Pablo llamaba las armas de la luz.Rom.13:12-14; Ef.6:10-18.

Examina honestamente tu conciencia. Pregntate en qu contribuiste t a esa situacin, acepta tu parte de culpa, o si realmente no tuviste ninguna, examina cmo has reaccionado, qu actitud has tenido que quiz ha empeorado el asunto.

Reconoce que tienes una herida que necesitas sanar. No temas admitir ante Dios que tienes un rencor. l te conoce, te ama y es el Mdico Divino que puede sanar esa herida.

Decdete a perdonar. Recuerda que Dios te perdona, que te pide que perdones, que debes liberar a los dems de la crcel de tu rencor - en la cual tambin t te has encerrado como carcelero - y que si no perdonas te daars t.

Ora a Dios. No confes en tus fuerzas, no bastan. Pr.3:5-8 Imagnate al pie de la cruz y pide a Jess que te d un corazn como el Suyo, capaz de perdonar hasta lo imperdonable.No pienses mal. No juzgues ni condenes a la otra persona, pues no puedes conocer todos sus motivos, conscientes e inconscientes (miedos, traumas, etc.)brete a la comprensin. Trata de ponerte en el lugar de la otra persona y comprender sus motivos. Ello no significa aprobarlos, slo entenderlos compasivamente.No te desquites. No te vengues y no difames, es decir, no arruines su fama contndole a todos lo que hizo quien te ofendi. Mejor cuntale a Dios. Rom.12:19-21

Devuelve bien por mal. Si respondes al mal con mal, el mal crece. Si no haces nada, tambin crece. Al mal slo se le derrota con el bien. Haz algo bueno por quien te ofendi.

Ora por la persona que te lastim. Pide a Dios que le tome en sus manos amorosas. Es muy sanador orar por quienes nos hacen mal, va reparando nuestro corazn.

Lucha por no traerlo a la memoria. El perdn no es amnesia repentina, pero s requiere que uno no est repasando y recordando lo que sucedi porque entonces no va a poder olvidarlo nunca. Isa.43:18

Empieza de nuevo cuantas veces haga falta. Puede suceder que cuando ya lograste perdonar, algo sucede que te vuelve a recordar aquello y vuelve a encender en ti el coraje y el rencor. No te preocupes ni desesperes. Vuelve a comenzar todos los pasos. Hay ofensas que se logran perdonar a la primera y para siempre, pero hay otras que quiz necesitan trabajarse ms. Lo importante es no desanimarse ni desistir.

En la parbola del hijo prdigo, cuando el hermano mayor se entera de que su pap le hizo fiesta al hermano que se fue y volvi, se empecina y no quiere entrar. Entonces el padre sale a hablar con l para tratar de convencerlo de unirse a la celebracin. Se qued fuera ese joven, instalado en su amargura o se decidi a disfrutar de la alegra del perdn que es siempre fiesta? El Seor nos invita a esa fiesta, a gozar de la paz de liberarnos de ese rencor que nos ha hecho tanto dao. Deja que te conduzca de Su mano, vers que con Su ayuda lo difcil se hace fcil, y lo imposible, posible