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EL MENSAJE DEL TERCER
ANGELExpedientes Daniel y Apocalipsis
Estudios e Investigaciones Escatológicas sobre el Tiempo del FinFernando Silva Quintana. Profesor de Religión y estudios en Teología.
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Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ellas escritas; porque el tiempo está cerca. Y me dijo: No selles las palabras
de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. (Apoc. 1: 3; 22: 10)
SERIE Nº - 2PORQUE EL TIEMPO ESTA CERCACondiciones mundiales que prevalecen en la actualidad.
Período profético comprendido en el estudio: Tiempo de gracia y principios de dolores.
EXPEDIENTE PROFÉTICO Nº - 15No se comprenden los eventos que están ocurriendo.
Las profecías se están interpretando incorrectamente, los eventos se atribuyen a cualquier causa menos a la verdadera.
Fernando Antonio Silva [email protected] 082616776
MTA/ Febrero- Marzo 2010
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www.mensajetercerangel.comNO SE COMPRENDEN LOS EVENTOS QUE ESTÁN
OCURRIENDO SOBRE LA TIERRA
Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! (Mat. 16: 2-3)
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Estamos viviendo en los últimos días de la historia de este planeta, los graves,
catastróficos y terroríficos, así como inesperados acontecimientos mundiales
en la naturaleza, como portentosos presagios, así lo proclaman a viva voz y,
como nunca antes desde que hemos estado esperado al Señor, han aparecido
diversas señales en todo orden de cosas sobre la tierra, las cuales, están
superando en frecuencia, así como en magnitud destructiva y evento a todo lo
que se ha escrito o imaginado hasta el momento con respecto a lo que
sucedería en la tierra en el tiempo del fin.
Los acontecimientos a los cuales se refirió el Señor que pasarían en los días
previos a su venida, ya están en desarrollo en este tiempo y sobre nuestro
complejo escenario mundial globalizado, la irrupción violenta y catastrófica de
estos acontecimientos, tanto sobre hombres, como animales, están llevando a
esta civilización moderna a un tiempo de angustia previo o anticipado, el Señor
se refirió a esta condición angustiante de los moradores de la tierra diciendo, Y
todo esto será principio de dolores. (Mat. 24: 8)
Los graves, y devastadores fenómenos que están ocurriendo en la naturaleza,
han provocado, entre otras cosas, que el tema del medio ambiente, lo
ecológico y el interés sobre el clima de la tierra, desplacen como nunca antes,
a cualquier otro tema de las agendas de los gobiernos o de cualquier otra
institución u organismo mundial.
Los grandes gobiernos y todo tipo de organismos con alcances globales están
muy preocupados por el acontecer actual del planeta, hoy como nunca antes,
la preocupación por lo que sucederá en el porvenir de la tierra llena de interés
a hombres y mujeres de esta época, las investigaciones hechas al respecto, en
todas ellas se concluye, que una gran catástrofe y una crisis fenomenal y
extraordinaria le esperan a la tierra.La inspiración nos advierte que todo esto
pondrá de rodillas a todo gobierno y ser humano que viva para entonces,
sometiendo a toda la humanidad a una crisis final y de tal magnitud, que no
tendrá solución alguna y de la cual, nunca más la tierra se levantará.
Las graves y catastróficas consecuencias que tendrán el calentamiento global y
el respectivo cambio climático sobre la tierra, se cuentan como las potenciales
amenazas que modificarán para siempre el actual modo de vida de las
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personas y que cambiarán radicalmente nuestro mapa geográfico del planeta.
Todo este interés actual y preocupación mundial por parte de hombres y
mujeres, ya había sido profetizado y anticipado con mucho tiempo antes que
sucediera, donde la inspiración, previó toda esta agitación y estado de cosas.
El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los
gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y
autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las clases, tienen la
atención fija en los acontecimientos que se producen en derredor nuestro.
Observan las relaciones que existen entre las naciones. Observan la intensidad
que se apodera de todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y
decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en víspera de
una crisis espectacular. -PR 394, c. 1914. (EUD. Cap. 1 La última crisis de la
tierra. Pág. 7)
El mundo, y las más altas autoridades de la tierra, hombres y mujeres
preparados en diversas disciplinas, tratan afanosamente de descubrir y dar
una explicación a lo que está ocurriendo sobre nuestro planeta en nuestros
días, tratan por todos los medios de dar respuestas a las graves y
devastadoras catástrofes y extraños fenómenos que se están produciendo en
diversas partes del mundo, sin embargo, tras la preocupación de lo que ocurre,
y por más esfuerzo que puedan poner de su parte, sus únicas conclusiones a
las cuales pueden llegar, es que una catástrofe solo aun mayor viene sobre la
tierra.
En todos los estudios e investigaciones que se hacen al respecto en relación al
futuro de la tierra, en todos se concluye, que lo que viene sobre el planeta es
devastador y catastrófico, claro está, que muchos de estos resultados no salen
a la opinión pública, y por lo tanto, muchos desconocen lo que realmente viene
sobre la tierra, y lo que puede conocerse, solamente se logra por la filtración
de ciertos documentos o informaciones de carácter confidencial o secreta.
Pero lo trascendental de todo esto, es que se desconoce el verdadero trasfondo
de estos graves acontecimientos y qué los origina, los hombres no alcanzan a
ver lo que hay por detrás y lo que realmente se está gestando misteriosamente
y de manera catastrófica en los laboratorios de la naturaleza, así como se
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desconocen, cuáles serán las consecuencias reales que traerá sobre el planeta
todo este estado de cosas cuando se tengan que tomar decisiones al respecto,
decisiones que llegarán hacer muy radicales con miras de asegurar la
supervivencia de la especia humana sobre la faz de la tierra.
¿Qué significan catástrofes de la magnitud como la ocurrida en la ciudad de
Nueva Orleans, tras ser destruida por el paso del devastador y catastrófico
huracán Catrina? ¿Qué podemos decir del devastador y terrorífico tsunami tras
un potente terremoto en indonesia el año 2004, la guerra en Irak, los atentados
terroristas que estrellaron los aviones contra las torres gemelas en Nueva
York?
¿Qué podemos decir de los catastróficos y terroríficos tornados, los
devastadores y voraces incendios, que se prolongan por semanas e incluso
hasta meses y que el esfuerzo humano es incapaz de apagar, las inusuales
tormentas de nieve nunca antes vistas en los EE.UU. tan solo en este último
tiempo, las torrenciales e históricas lluvias fuera de épocas, las colosales y
devastadoras inundaciones, así como, los grandes y misteriosos deslizamientos
de tierra como el sucedido recientemente en Italia? ¿Y qué podemos decir de
los últimos acontecimientos sucedidos en el mundo y en el corto espacio de tan
solo una semana e inexplicables para muchos?
¿Qué significan los poderosos y destructivos terremotos, que tan solo en esta
primera década de este tercer milenio se han producido en diferentes partes
del mundo, dejando cientos de miles de muertos como en Haití y el más
reciente en Chile, calificado de cataclismico por parte de las autoridades y uno
de los más potentes y poderosos terremotos que han azotado al mundo,
seguido por un colosal tsunami dejando cientos de muertos y daños
catastróficos en la infraestructura del país, llevando a sus habitantes al temor,
a la angustia, al vandalismo y al desorden público?
¿Cómo poder explicar la desaparición y extinción de diferentes especies de
animales y muchas otras que ya están en peligro de desaparecer? ¿Cómo
explicar fenómenos en que cientos de ballenas varen en diferentes playas del
mundo muriendo en masa ante la mirada e impotencia de los hombres por
tratar de evitar la tragedia? como si los mismos animales presintieran
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misteriosamente y decidieran suicidarse a ser capaz de enfrentar lo que
catastróficamente viene sobre la tierra y su ecosistema.
Preguntas como estas, son difíciles de responder para la mayoría de los
científicos y de las personas en general, preguntas en base a acontecimientos
catastróficos del diario vivir, que hacen dudar sobre cuál será el destino de la
tierra y cuál será el verdadero desenlace de todo esto. Ante la gravedad de lo
que está sucediendo en nuestros días, se hace urgente para muchos, la pronta
respuesta a estos acontecimientos y fenómenos de la naturaleza.
Para muchos, en el afán de dar una respuesta que pueda calmar los espíritus y
los temores de los hombres y mujeres de este tiempo en cuanto a estos
acontecimientos, son explicados por el momento, como hechos netamente
normales o ciclos de la naturaleza que se abren o bien se cierran.
Pero todo esto, ¿Es simple coincidencia? ¿Las catástrofes naturales,
simplemente se producen porque se completa un ciclo más en la naturaleza o
porque comenzó la temporada de huracanes, tornados, nieve, calor, lluvias o
inundaciones? ¿Nada de lo que está ocurriendo en estos momentos sobre la
tierra es de temer y de alarmar o que pueda generar real preocupación y que
amenace nuestras vidas?
Todos estos acontecimientos que están ocurriendo sobre la tierra, ¿Se
relacionan con las “visiones” de Nostredamus? las respuestas a estas
interrogantes de fenómenos que se producen en la naturaleza y en todo orden
de cosas, ¿Se pueden encontrar en los escritos y visiones de “profetas” que
nunca jamás estuvieron siquiera en contacto con el Dios del cielo? ¿El recurrir a
estos profetas que están fuera del canon bíblico, es realmente de fiar a la hora
de querer tener una correcta perspectiva en materia de escatología?
Por otro lado, ¿Cuál es nuestra comprensión e interpretación de estos
acontecimientos como pueblo de Dios? ¿Entendemos estos eventos que se
producen en la actualidad de la misma forma como el mundo y los científicos o
teólogos modernos los interpretan? ¿Qué significan para nosotros estos
acontecimientos devastadores que ya están ocurriendo a través de todo el
globo? ¿Significan para nosotros, lo mismo que para el resto de los demás…,
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simplemente nada, mera casualidad, un hecho aislado o fortuito, que
solamente debe de ser mirado con la perspectiva correcta y sobre un
determinado equilibrio?
A la hora de interpretar estos eventos de nuestros días, en lo personal y como
pueblo de Dios, ¿Cuál es nuestra primera fuente que nos brinde una correcta
perspectiva sobre todo esto? ¿Qué significado tienen para nosotros Las
Sagradas Escrituras, y qué peso tiene el espíritu de profecía a la hora de
enfrentar, dar, o bien, encontrar respuestas a lo que ya está en curso sobre la
tierra?
A través de este estudio, analizaremos diversas situaciones y pasajes de la
historia bíblica y contemporánea, donde los hombres y las sociedades de
épocas pasadas no comprendieron y no supieron dar respuestas e interpretar
los tiempos y las señales que se producían en su entorno, como advertencias o
bien, como indicadores de que algo andaba mal, muy mal y que era inminente
la llegada o irrupción sorpresiva en el cumplimiento sorprendente de un gran
acontecimiento profético sobre ellos.
También veremos cómo se asemejan en mucho las condiciones que se están
desarrollando en la actual sociedad y del propio pueblo de Dios de nuestro
tiempo, y quizás sin darse cuenta, con las de aquellos comportamientos y
actitudes que tuvieron los hombres y mujeres del pasado, al no discernir, no
reconocer y no tener una comprensión real de los eventos que eran señales
para sus días y que finalmente los llevó a su perdición eterna, al no
reconocer…,… el tiempo de su visitación.
LAS SEÑALES Y LOS TIEMPOS EN LOS DÍAS ANTEDILUVIANOS
La predicación de Noé y el diluvio venidero
La sociedad antediluviana fue testigo en sus días, de una de las predicaciones
más impopulares escuchadas para su tiempo, que el mundo de entonces, sería
destruido por un gran cataclismo. Este mensaje fue entregado a Noé y
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provenía del más alto cielo, Dios mismo se encargó de revelar al Patriarca los
acontecimientos que destruirían finalmente los altos índices de maldad
extrema y a toda la tierra de aquél entonces.
Como es de suponer, nunca antes había llovido sobre el planeta y ni siquiera la
gente de esa época conocía lo que era una nube o lo que éstas eran capaces a
hacer sobre la tierra. Las condiciones de todo el ecosistema, climatológicas,
geológicas, zoológicas, geográficas y sociales del planeta, eran muy lejos y
distintas a las que encontramos y conocemos hoy en la tierra post diluviana.
Al escuchar semejante predicación, la gente de entonces, hombres y mujeres,
se sorprendieron y como es de esperar, no creyeron al mensaje que se
proclamaba y como suele suceder siempre y a través de todos los tiempos,
trataron al mensaje de la misma forma que al mensajero, de loco, desquiciado,
enfermo, fanático, engañador, desequilibrado, sensacionalista y que solamente
asusta a la gente.
Sin embargó, la Biblia revela que Noé creyó a Dios y comenzó la pronta
construcción del arca bajo las instrucciones y planos divinos para ello. Este
mismo hecho de construir el arca y cuya tarea demoró prácticamente lo que
duró aquel tiempo de gracia, ciento veinte años, destinados a anunciar lo que
vendría sobre la tierra, era ya una señal y advertencia en sí misma para toda
aquella gente o el mundo de entonces, cada martillazo, cada clavo, cada
madera cortada y ensamblada, cada árbol taladrado, cepillado y pulido, eran
las simples pero solemnes señales para sus días, acompañadas de la voz del
predicador portador del solemne mensaje del tiempo del fin para aquella
temprana era de la tierra.
Cuando empezó a construir aquel inmenso barco en tierra seca, multitudes
vinieron de todos los rumbos a ver aquella extraña escena, y a oír las palabras
serias y fervientes de aquel singular predicador. Cada martillazo dado en la
construcción del arca era un testimonio para la gente. (PP. Cap. 7 El diluvio.
Pág. 82)
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Los hombres no comprenden e interpretan mal los acontecimientos
venideros sobre la tierra de entonces
Así, en la medida que el tiempo avanzaba hacia el cumplimiento de su fatídica
hora final, la gente comprendía cada vez menos lo que estaba aconteciendo
sobre la tierra de entonces, no comprendían y no lograban dimensionar el
cuadro en su totalidad, ni mucho menos, comprendían de qué se trataba la
construcción de aquel extraño barco, así como la advertencia y predicación de
la destrucción de la tierra por medio de un diluvio, claro, si nunca antes había
llovido sobre la tierra y las leyes de la naturaleza permanecían estables como
siempre, amanecía, salía el sol, se realizaban las tareas y trabajos de cada día,
no habían nubes en el cielo y todo era tranquilidad y llamaba a la prosperidad.
El razonamiento que la gente realizaba sobre la predicación de Noé, en ningún
momento concluía en que ese mensaje podría llegar a tener razón, pero al
contrario de eso, las interpretaciones que la gente y los sabios de la época
hacían de la naturaleza, apuntaban a tranquilizar los temores despertados, no
lograban comprender así, lo que realmente vendría sobre la tierra.
El mundo antediluviano razonaba que las leyes de la naturaleza
habían sido estables durante muchos siglos. Las estaciones se habían
sucedido unas a otras en orden. Hasta entonces nunca había llovido; la tierra
había sido regada por una niebla o el rocío. Los ríos nunca habían salido de sus
cauces, sino que habían llevado sus aguas libremente hacia el mar. Leyes fijas
habían mantenido las aguas dentro de sus límites naturales. Pero estos
razonadores no reconocían la mano del que había detenido las aguas
diciendo: "Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante." (Job 38:11)
A medida que transcurría el tiempo sin ningún cambio visible en la
naturaleza, los hombres cuyo corazón a veces había temblado de
temor comenzaron a tranquilizarse. Razonaron, como muchos lo
hacen hoy, que la naturaleza está por encima del Dios de la
naturaleza, y que sus leyes están tan firmemente establecidas que el
mismo Dios no podría cambiarlas. Alegando que si el mensaje de Noé
fuese correcto, la naturaleza tendría que cambiar su curso, hicieron
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que ese mensaje apareciera ante el mundo como un error, como un
gran engaño. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pág. 84)
Los burladores llamaban la atención a las cosas de la naturaleza, -a la
sucesión invariable de las estaciones, al cielo azul que nunca había
derramado lluvia, a los verdes campos refrescados por el suave rocío
de la noche,- y exclamaban: "¿No habla acaso en parábolas?" Con
desprecio declaraban que el predicador de la justicia era fanático rematado; y
siguieron corriendo tras los placeres y andando en sus malos caminos con más
empeño que nunca antes. Pero su incredulidad no impidió la realización
del acontecimiento predicho. Dios soportó mucho tiempo su maldad,
dándoles amplia oportunidad para arrepentirse, pero a su debido tiempo sus
juicios cayeron sobre los que habían rechazado su misericordia. (CS. Cap. 19
Una profecía significativa. Pág. 386)
Por otro lado, esta misma falta de comprensión de lo que estaba aconteciendo
con la predicación y la naturaleza del mensaje que Noé comenzaba a anunciar,
los indujo a cometer el fatídico error de rechazar así, la única oportunidad de
salvación que se les había enviado, pensaron que todo lo que estaba
establecido en la naturaleza, persistiría de la misma forma por siempre y sin
ninguna variación alguna.
Creyeron que todo fenómeno y acontecimiento en la naturaleza podría ser
explicado en términos de lo natural y en base a las leyes existentes que Dios
había establecido en el comienzo de la creación, de esta manera, una
advertencia como la que hacía Noé, contradecía todo lo establecido por Dios y
que en conclusión, ese mensaje tenía que estar completamente equivocado.
Demostraron su desdén por la amonestación de Dios haciendo
exactamente las mismas cosas que habían hecho antes de recibir la
advertencia. Continuaron sus fiestas y glotonerías; siguieron comiendo y
bebiendo, plantando y edificando, haciendo planes con referencia a beneficios
que esperaban obtener en el futuro; y se hundieron más profundamente en la
impiedad y el obstinado menosprecio de los requerimientos de Dios, para
mostrar que no temían al Ser infinito. Afirmaban que si fuese cierto lo que Noé
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había dicho, los hombres de fama, los sabios, los prudentes y los grandes lo
habrían comprendido. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pág. 84)
El último día de gracia y misericordia
Al avanzar los años hacia el fin del tiempo de gracia para ese tiempo de la
tierra y del cumplimiento de los ciento veinte años, al acercarse los momentos
ya finales de sus vidas, en el último día de gracia y misericordia, en las últimas
horas de su existencia, cuando ya todo estaba por concluir definitivamente
para ellos en la inmensidad de la eternidad, ni siquiera allí llegaron a
comprender lo que realmente estaba aconteciendo, a pesar de tener todas las
evidencias, todos los signos precursores, señales alarmantes, las cuales eran
demasiado concluyentes, innegables y muy claras.
De repente reinó el silencio entre aquella multitud escarnecedora.
Animales de toda especie, desde los más feroces hasta los más
mansos, se veían venir de las montañas y los bosques, y dirigirse
tranquilamente hacia el arca.
Se oyó un ruido como de un fuerte viento, y he aquí los pájaros que
venían de todas direcciones en tal cantidad que obscurecieron los
cielos, y entraban en el arca en perfecto orden. Los animales
obedecían la palabra de Dios, mientras que los hombres la
desobedecían. Dirigidos por santos ángeles, "de dos en dos entraron
a Noé en el arca," y los animales limpios de "siete en siete." (Gén. 7:9,
2.)
Las maravillosas e impresionantes escenas presenciadas por todos, como la
misteriosa llegada y marcha pacífica y ordenada de los animales más salvajes
en compañía de los que eran mansos en su entrada al arca, aun así, la gente
seguía sin poder comprender lo que realmente se encontraba sucediendo
hasta ese momento y a tan solo días para que se desatara el gran cataclismo
universal, que terminaría finalmente de manera catastrófica con sus vidas y
cambiaría para siempre el paisaje y geografía de la tierra de aquél entonces.
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Para lograr comprender lo que estaba aconteciendo, frente a este fenómeno
innegable a la vista de todos, fenómeno y conducta nunca antes vista en los
animales de entonces, buscaron a los sabios de la época, hombres de gran
conocimiento y saber, pero la interpretación que hicieron estos de lo que
sucedía, era muy distinta y alejada de lo que realmente estaba aconteciendo y
al verdadero trasfondo que implicaba todo ello.
El mundo miraba maravillado, algunos hasta con temor. Llamaron a
los filósofos para que explicasen aquel singular suceso, pero fue en
vano. Era un misterio que no podían comprender. Pero los corazones de
los hombres se habían endurecido tanto, al rechazar obstinadamente la luz,
que aun esta escena les produjo sólo una impresión pasajera. La raza
condenada contemplaba el sol en toda su gloria y la tierra revestida casi de la
belleza del Edén, y ahuyentó sus crecientes temores mediante ruidosas
diversiones; y mediante actos de violencia pareció atraer sobre sí la
ya despierta ira de Dios. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pág. 85)
Así, los grandes hombres, sabios y de gran conocimiento, no pudieron dar una
respuesta satisfactoria en relación a lo que se encontraba sucediendo y del por
qué los animales se comportaban de esa manera, en cambio, cubrieron el
hecho con otro tipo de escenas de belleza que invitaban a la tranquilidad.
Muchos creyeron más en la opinión y conocimiento de los grandes hombres de
aquél tiempo y despreciaron así, el autentico mensaje que les revelaba la
verdad de lo que realmente estaba aconteciendo y de lo que vendría sobre la
tierra, que llegada la hora final, ni aun allí comprendieron de qué se trataba.
Las respuestas y explicaciones que se dieron del inquietante fenómeno,
terminaron por convencer a la gente, y creyeron ciegamente que finalmente
todo estaba bien y que nada catastrófico pasaría, es más, estos sabios y doctos
hombres, hicieron a todos un llamado a la calma, la tranquilidad y a no temer,
y de paso, llamados como estos siempre suele hacerse en casos semejantes, y
que por el contrario, todos se divirtieran y lo pasaran bien.
Pero llegado el momento de entrar en el arca y cerrar la puerta de forma
definitiva, que para muchos y la mayoría, marcaría y significaría el comienzo
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de su perdición eterna, tampoco aceptaron el último llamado de misericordia,
pues no comprendían lo que estaba aconteciendo, confundidas y calmadas sus
mentes y sus temores por las interpretaciones bien fundadas que hicieron los
grandes hombres de aquel tiempo sobre los acontecimientos que estaban
sucediendo y que podrían llegar a ocurrir.
Su tiempo de gracia estaba a punto de concluir. Noé había seguido fielmente
las instrucciones que había recibido de Dios. El arca se terminó en todos sus
aspectos como Dios lo había mandado, y fue provista de alimentos para los
hombres y las bestias. Y entonces el siervo de Dios dirigió su última y
solemne súplica a la gente. Con anhelo indecible, les rogó que
buscasen refugio mientras era posible encontrarlo. Nuevamente
rechazaron sus palabras, y alzaron sus voces en son de burla y de
mofa. . (PP. Cap. 7 El diluvio. Pág. 85)
Ni siquiera el hecho de que la puerta fue cerrada por ángeles de Dios, la
marcha en orden y pasiva de los animales y el llamado a estos para que
entraran en el arca, causaron un despertar en sus mentes, simplemente no
comprendían lo que ocurría, a pesar de tener extrañas y sorprendentes
evidencias que les hablaban a su alrededor. Las interpretaciones, las
respuestas y explicaciones que se hacían del fenómeno, estaban por cierto,
muy alejadas de lo que significaban en la realidad y hacia donde realmente
apuntaba todo esto que estaban contemplando y que en ningún momento se
les ocurrió llegar a pensar que Noé pudiera tener razón.
El fin del tiempo de gracia, una semana de silencio antes de la
catástrofe
Terminado el tiempo de gracia, cumplidos así los ciento veinte años de
predicación, misericordia y salvación, ya una vez dentro y cerrada la puerta del
arca, la catástrofe anunciada por Noé, no se desató de forma inmediata sobre
la tierra, la Biblia señala: Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el
arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. De todo
animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales
que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. También de las aves de
los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre
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la faz de la tierra. Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la
tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a
todo ser viviente que hice. (Gén. 7: 1-4)
Transcurrieron aun siete días más, una semana, pero no de misericordia, sino
más bien, para poner a prueba a todos a quienes sí habían creído en el
mensaje de advertencia enviado por el cielo, por otro lado, esta aparente
“tardanza”, despertó y ocasionó un breve tiempo de triunfo, alegría y festejos
degradantes entre todos aquellos que se burlaron y no creyeron y, logró así,
“confirmar” por un lado, que lo que decían los grandes hombres era cierto…
que nada pasaría y por otro lado, lo que decía Noé estaba muy equivocado.
Durante siete días después que Noé y su familia hubieron entrado en el arca,
no aparecieron señales de la inminente tempestad. Durante ese tiempo se
probó su fe. Fue un momento de triunfo para el mundo exterior. La
aparente tardanza confirmaba la creencia de que el mensaje de Noé
era un error y que el diluvio no ocurriría. A pesar de las solemnes
escenas que habían presenciado, al ver cómo las bestias y las aves
entraban en el arca, y el ángel de Dios cerraba la puerta, continuaron
las burlas y orgías, y hasta se mofaron los hombres de las manifiestas
señales del poder de Dios. Se reunieron en multitudes alrededor del arca
para ridiculizar a sus ocupantes con una audacia violenta que no se habían
atrevido a manifestar antes. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pág. 86, 87)
La dureza prolongada del corazón, su ceguera e incomprensión total de los
eventos que acontecían fue tal, que en vez de reflexionar, pensar o siquiera
atreverse a cuestionar las opiniones de los hombres sabios de entonces por lo
que estaba sucediendo, comenzaron a desatar todo un festín y actividades
lisonjeras, degradantes, faranduleras y burlescas hacia todos los que estaban
al interior del arca una vez que la puerta fue cerrada definitivamente.
Consecuencias de no haber comprendido los eventos que vendrían
Fatal fue la suerte que corrieron todos aquellos que se dejaron influenciar y
convencer por los grandes hombres, estudiosos y muy capacitados de aquella
15
época, sabios, doctos, científicos, filósofos, creyendo ciegamente y sin
atreverse a discutir lo que ellos afirmaban, claro ¿Quién podría poner en duda
sus capacidades y conocimientos? ¿Quién hubiera osado siquiera a discutir o
decir: no estoy de acuerdo con esa interpretación de los eventos que ocurren?
Que finalmente, todos quienes depositaron en ellos su confianza y seguridad
personal sentenciaron trágicamente sus vidas para la eternidad.
Una vez desatada la gran catástrofe y cataclismo universal, nunca antes vista
por mortal alguno y en tal magnitud devastadora y terrorífica, que incluso, el
mismo Satanás y sus ángeles llegaron a temer por su existencia sobre la tierra
e medio de la furia de los elementos en completo desorden y obra destructora,
que recién allí, los hombres y mujeres lograron dimensionar de lo que se
trataba, recién allí, comprendieron los tiempos en que vivían, recién allí,
lograron dar el peso a las serias advertencias que se les hicieron por largos
ciento veinte años.
¿Dónde quedó al fin la sabiduría de los grandes hombres de aquella época?
¿Dónde quedó todo ese conocimiento y capacidad de razonar, interpretar,
explicar y comprender los fenómenos de su época? ¿Dónde quedo todo ese
saber, de hombres que estaban a la altura de un doctorado para estar al frente
en los momentos que se le necesitaba? ¿Acaso, no deberían de haber
comprendido mejor que nadie lo que podría venir sobre la tierra?
Después de todo, eran ellos los sabios o estudiosos que, supuestamente lo
conocían todo, conocían todo lo que podría suceder con la naturaleza y su
comportamiento, negando rotundamente así, y en base a sus conocimientos,
que un diluvio se podría producir. ¿Suena esto semejante a lo que sucede en
nuestros días con los hombres de ciencia en la interpretación de los eventos
que se están produciendo en la tierra y de forma señalada en la naturaleza?
Claramente podemos ver, que los antediluvianos no comprendieron el tiempo
en que ellos vivían, no comprendieron que existía un determinado plazo y
tiempo de gracia y ni mucho menos, comprendieron ni reconocieron las
señales que les anunciaban el fin de sus días sobre el planeta.
16
Jesús explica lo que sucedió en aquella época
De ese tiempo antediluviano, así como de las actitudes de las personas hacia el
mensaje de Noé, de sus serias advertencias, de las señales que contemplaron
y todo lo que ocurrió, hasta que finalmente se desató la gran catástrofe
universal sobre la tierra de entonces, y que terminó, de manera trágica con la
vida de todos aquellos que no entendieron lo que ocurría, Jesús se refiere
diciendo que esa gente, toda ella, no comprendieron de qué se trataba lo que
vendría sobre la tierra.
Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque
como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y
dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no
entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será
también la venida del Hijo del Hombre. (Mat. 24: 37-39)
Claramente el Señor revela que toda esa gente de aquél tiempo no entendió.
(v. 39) es evidente que no comprendieron nada de lo que ocurriría, tampoco
entendieron las señales de sus días y atribuían a cualquier causa los
fenómenos que se vieron durante todo ese tiempo y esto, en consecuencia, los
llevó también a despreciar finalmente a Noé y el mensaje que predicaba.
Ellos hicieron una mala interpretación y aplicación de los acontecimientos que
vendrían sobre la tierra, en consulta con los grandes sabios de entonces,
trataron de apaciguar sus miedos por medio de respuestas y argumentos que
en ningún momento explicaban el trasfondo del asunto, respuesta que muchos
en el fondo querían y deseaban escuchar.
Pero lamentablemente, se dieron cuenta y entendieron solamente cuando
comenzó la naturaleza a manifestarse y comportarse de manera muy extraña y
desconocida para ellos, y no entendieron hasta que vino el diluvio, (v. 39)
sin embargo y fatídicamente, recién allí llegaron a entender, pero en el mismo
momento en que se desató el gran cataclismo universal, y ya para entonces,
era demasiado tarde, pues Jesús señala que al llegar la gran catástrofe del
diluvio, se los llevó a todos. (v. 39)
17
Semejante estado de cosas como lo acontecido previo al diluvio y durante toda
aquella época, ¿Ya ha sucedido en la historia bíblica pasada? los
comportamientos y actitudes semejantes de las personas de aquel tiempo
antediluviano, ¿Tuvieron su réplica en tiempos posteriores de la historia del
hombre? o ¿Fue el único tiempo de la historia de los hombres que la gente no
supo comprender e interpretar correctamente lo que acontecía sobre la tierra
previo a un fin de todas las cosas? ¿Existen evidencias adicionales en los
registros sagrados de una falta de comprensión de los mensajes y profecías,
como actitud precursora, antes que se cumplieran importantes eventos?
Y por otro lado, ¿Fue el ejemplo de los hombres y mujeres de aquél tiempo
temprano de la edad de la tierra una solemne amonestación y lección ya
aprendida para las generaciones futuras y de este tiempo?
LAS SEÑALES Y LOS TIEMPOS EN LA PRIMERA VENIDA DE CRISTO
Israel desconoce las señales y el cumplimiento del tiempo
No solo fue en los tiempos anteriores al diluvio que se vivió un
desconocimiento por parte de la gente en cuanto a los tiempos proféticos en
que vivían en relación a lo que vendría sobre la tierra de aquél tiempo, a pesar
de tener una revelación como la que se le entregó a Noé, sino que
increíblemente, siglos más tarde la historia se vuelve a repetir, esta vez, con el
pueblo de Israel en torno al tiempo del cumplimiento del primer advenimiento
de Cristo.
La historia del pueblo de Dios, está llena de pasajes y experiencias en que
despreciaron la revelación profética que Dios les enviaba a través de sus
siervos los profetas, continuas apostasías y el cautiverio por parte de las
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demás naciones, fueron los extremos en los que se encontraban en la mayor
parte del tiempo y además de esto, no tuvieron un conocimiento claro de los
tiempos en que vivían, en el contexto de la proximidad del primer
advenimiento de Cristo y de su real misión en la tierra.
El tema central del Antiguo Testamento y de la mayoría de sus profecías
trataba sobre la llegada del Mesías, de la primera venida de Cristo a la tierra y
el desarrollo de su ministerio entre su pueblo, de esta manera, la principal
profecía que preparaba al pueblo para recibir al Mesías y tener un
conocimiento de la naturaleza de su misión, era la registrada en el capítulo
cincuenta y tres del libro del profeta Isaías.
Dios había entrego suficiente información a su pueblo para estar preparados
para recibirlo, los servicios del santuario revelaban en todos ellos al cordero de
Dios y su real misión entre su pueblo, las profecías señalaban el tiempo, lugar
y las señales de su aparición, incluso, la naturaleza, así como la secuencia de
los símbolos proféticos registrados en el libro de Daniel revelaban la época, el
tipo y características de la sociedad y el poder reinante para cuando llegara el
cumplimiento de la promesa realizada siglos atrás en el mismo Edén.
Sin embargo, y con todo esto, teniendo el privilegio de contar con los escritos
sagrados originales en su propio idioma en la cual fue dada la profecía, los
grandes líderes religiosos de la época no supieron interpretarla y por sobre
todo, comprender los eventos proféticos que deberían de cumplirse en su
época, las cuales eran las señales de los tiempos que indicaban que la primera
venida de Cristo se acercaba.
El pueblo a quien Dios había llamado para ser columna y base de la verdad,
había llegado a ser representante de Satanás. Hacía la obra que éste deseaba
que hiciese, y seguía una conducta que representaba falsamente el carácter de
Dios y le hacía considerar por el mundo como un tirano. Los mismos sacerdotes
que servían en el templo habían perdido de vista el significado del servicio que
cumplían. Habían dejado de mirar más allá del símbolo, a lo que significaba. Al
presentar las ofrendas de los sacrificios, eran como actores de una pieza de
teatro. Los ritos que Dios mismo había ordenado eran trocados en medios de
cegar la mente y endurecer el corazón. Dios no podía hacer ya más nada para
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el hombre por medio de ellos. Todo el sistema debía ser desechado. (DTG. Cap.
3 El cumplimiento del tiempo. Pág. 27)
De esta manera, cuando este evento se cumple en el tiempo preciso indicado
por la profecía bíblica, se sorprendieron grandemente y los encontró además,
desprevenidos y sin preparación alguna (Mat. 2:1-6), de manera que, para
cuando se cumple la promesa, no había nadie del pueblo ni siquiera las
máximas autoridades religiosas de la época para dar la bienvenida al Mesías,
es más, A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. (Juan 1:11)
DURANTE más de mil años, los judíos habían esperado la venida del Salvador.
En este acontecimiento habían cifrado sus más gloriosas esperanzas. En cantos
y profecías, en los ritos del templo y en las oraciones familiares, habían
engastado su nombre. Y sin embargo, cuando vino, no le conocieron. El
Amado del cielo fue para ellos como "raíz de tierra seca," sin "parecer
en él ni hermosura;" y no vieron en él belleza que lo hiciera deseable a
sus ojos. "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron." (DTG. Cap. 2 El
Pueblo Elegido. Pág. 19)
Cuando se produjo el primer advenimiento de Cristo, los sacerdotes y
los fariseos de la ciudad santa, a quienes fueran confiados los
oráculos de Dios, habrían podido discernir las señales de los tiempos y
proclamar la venida del Mesías prometido sin embargo, no lo hicieron.
La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su nacimiento. (Miqueas 5:2.)
Daniel especificaba el tiempo de su advenimiento. (Daniel 9:25.) Dios había
encomendado las profecías a los caudillos de Israel; y estos no tenían
excusa por no saber que el Mesías estaba a punto de llegar y además,
eran responsables por haber ocultado la verdad al pueblo.
Su ignorancia era el resultado de su culpable descuido. Los judíos estaban
levantando monumentos a los profetas de Dios que habían sido muertos,
mientras que con la deferencia con que trataban a los grandes de la tierra
estaban rindiendo homenaje a los siervos de Satanás. Absortos en sus luchas
ambiciosas por los honores mundanos y el poder, perdieron de vista los
honores divinos que el Rey de los cielos les había ofrecido.
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Los ancianos de Israel deberían haber estudiado con profundo y
reverente interés el lugar, el tiempo, las circunstancias del mayor
acontecimiento de la historia del mundo: la venida del Hijo de Dios
para realizar la redención del hombre. Todo el pueblo debería haber
estado velando y esperando para hallarse entre los primeros en
saludar al Redentor del mundo.
En vez de todo esto, vemos, en Belén, a dos caminantes cansados que
vienen de los collados de Nazaret, y que recorren toda la longitud de
la angosta calle del pueblo hasta el extremo este de la ciudad,
buscando en vano lugar de descanso y abrigo para la noche. Ninguna
puerta se abre para recibirlos. En un miserable cobertizo para el
ganado, encuentran al fin un refugio, y allí fue donde nació el
Salvador del mundo. (CS. Cap. 18 Heraldos de una Nueva Era. Pág. 358,
359)
Sin embargo, sorprende saber que el descubrimiento que un gran evento
profético de extraordinarias dimensiones históricas estaba próximo a cumplirse
en ese tiempo, no fue hecho por los teólogos, eruditos o los grandes líderes
religiosos de la nación, sino más bien, fue realizado por personas muy ajenas a
quienes fueron hechas las promesas de la venida del Mesías.
Los magos que vinieron del Oriente a la tierra santa, no eran magos en el
sentido como lo conocernos hoy, sino más bien, estos eran sabios, gente muy
culta, gente preparada en ciencia y filosofía, incluso, estudiosa de los Oráculos
sagrados que hablaban de la llegada y aparición de un Rey divino, sin
embargo, estos sabios no pertenecían al linaje de Abraham ni mucho menos
eran sacerdotes levitas, eran gentiles y paganos para los judíos.
A ellos se les reveló la profecía del primer advenimiento de Cristo, fueron estos
sabios los que mejor comprendieron el tiempo profético en que vivían al
estudiar las profecías y estar atentos a las señales de los tiempos, Lo veré, mas
no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se
levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos
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los hijos de Set. (Núm. 24: 17) Así, bajo la dirección de la estrella de Belén, los
sabios de Oriente estuvieron atentos a las señales de su época que indicaban
la llegada del Mesías.
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del
oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que
ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. (Mat. 2: 1-3)
El asombro fue tal para ellos, que al descubrir que ni siquiera en Jerusalén
sabían del gran acontecimiento que había ocurrido y que las profecías se
habían cumplido en su tiempo y evento indicado, que al contrario de provocar
una gran alegría entre el pueblo con el anuncio profético del nacimiento del
Mesías, lo que generó en Israel y en las autoridades políticas y religiosas,
desde el mismo rey Herodes y sacerdotes, fue tan solo de turbación.
La afirmación que las profecías relacionadas con la llegada del Mesías se
habían cumplido en su tiempo, generó gran revuelo y movimiento de gente,
reuniones convocadas entre el poder político y el religioso (Mat. 2: 4-6), así
como reuniones secretas y conspiraciones. (v. 7-12)
El relato de los acontecimientos ocurridos en Belén y Jerusalén y en toda la
tierra de Judea, revelan el gran desconocimiento que existía al interior del
pueblo de Dios en aquella época sobre la llegada del Mesías, en el pueblo de
Dios, no había una clara comprensión de los tiempos proféticos que vivían
como nación y humanidad, pero la percepción y visión de los tiempos
proféticos fue claramente comprendida y anunciada por los magos y sabios del
Oriente, extranjeros superaron en comprensión al pueblo escogido.
Es más, fueron las personas despreciadas por los líderes religiosos de aquella
época, como estos sabios de Oriente, los que tuvieron la comprensión de los
tiempos en que vivían y de las señales para su época Porque su estrella
hemos visto en el oriente (v. 2) y el privilegio de anunciar la llegada del
Mesías como parte del cumplimiento profético: ¿Dónde está el rey de los
judíos, que ha nacido? (v. 2)
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Así también, estos acontecimientos proféticos fueron revelados a los humildes
pastores en las colinas de Belén, fueron ellos los que contemplaron con sus
propios ojos las extraordinarias y portentosas señales en los cielos, como un
gran coro de ángeles que alababan al Dios del cielo y les revelaban los
acontecimientos ocurridos.
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la
noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la
gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel
les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para
todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que
es CRISTO el Señor.
Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un
pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes
celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Sucedió que cuando los
ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:
Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor
nos ha manifestado. (Luc. 2: 8-15)
Ser pastor de rebaños en ese tiempo, no tenía el concepto que tiene en
nuestros días como cuidadores de ovejas, no, estos eran hombres muy
sencillos y humildes pero que eran muy despreciados en la sociedad de aquel
tiempo y sin embargo, el anuncio que había nacido el Mesías y que las
profecías se habían cumplido, fue revelado a ellos de forma directa a manera
de una revelación apocalíptica, apoteósica y muy maravillosa, ¡Qué privilegio!
Dios no podía dejar pasar por alto que el hecho del nacimiento del Mesías
quedara en la ignorancia, un acontecimiento tal, debía de ser anunciado de
algún modo u otro y despertar así, las conciencias de todos en la tierra de
Judea, para ese entonces, las “piedras,” en la forma de los magos de Oriente y
los humildes pastores de Belén, en ausencia de aquellos que deberían de haber
ocupado ese lugar y alzar la voz del cumplimiento de ese magno evento
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profético, anunciaron en su lugar, la llegada del Mesías y el cumplimiento de
las profecías.
Esa gente, comprendió mejor que nadie e incluso mucho mejor que los grandes
eruditos y teólogos de aquella época, las profecías relacionadas con el tiempo,
lugar y las señales que indicaban la llegada del Mesías, sin embargo, el gran
error cometido por los altos líderes religiosos de ese tiempo consistió en una
mala interpretación y aplicación de las profecías que hablaban sobre el
segundo advenimiento de Cristo, porción de las Escrituras que no era la verdad
presente para ellos y aplicaron equivocadamente este acontecimiento a la
primera venida de Cristo.
Esto estuvo motivado por el orgullo y su deseo de la liberación del poder
opresor de los romanos, así, mezclaron e invirtieron los acontecimientos de
modo que ellos esperaban al Mesías en gloria y majestad, pero este sería un
evento que sucedería solamente con el regreso de Cristo al fin de los tiempos,
en el otro extremo de la línea cronológica de la profecía.
El odio a los romanos y el orgullo nacional y espiritual inducían a los judíos a
seguir adhiriéndose rigurosamente a sus formas de culto. Los sacerdotes
trataban de mantener una reputación de santidad atendiendo
escrupulosamente a las ceremonias religiosas. El pueblo, en sus tinieblas y
opresión, y los gobernantes sedientos de poder anhelaban la venida de Aquel
que vencería a sus enemigos y devolvería el reino a Israel. Habían estudiado
las profecías, pero sin percepción espiritual. Así habían pasado por alto
aquellos pasajes que señalaban la humillación de Cristo en su primer
advenimiento y aplicaban mal los que hablaban de la gloria de su segunda
venida. El orgullo obscurecía su visión. Interpretaban las profecías de acuerdo
con sus deseos egoístas. (DTG. Cap. 2 El Pueblo Elegido. Pág. 22)
Esta mala comprensión, entendimiento e interpretación de las profecías y de
los eventos que eran para cumplirse en sus días, tuvo la terrible consecuencia
que para cuando llegó el Mesías, no lo reconocieron, no lo aceptaron y ni
mucho menos, comprendieron la naturaleza de su misión y ministerio público.
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Para cuando se cumple la hora profética, no había nadie esperando la llegada
del Salvador, en todas partes de la tierra de Judea reinaba una criminal y brutal
indiferencia, la ignorancia y el desconocimiento de lo que estaba por ocurrir en
la tierra en esos momentos históricos era sorprendente y total, más aun,
quienes tenían los oráculos sagrados que revelaban los tiempos y que a su vez,
tenían la gran responsabilidad de dirigir los destinos eternos del pueblo de Dios
también lo ignoraban y desconocían.
Los ángeles se habían maravillado del glorioso plan de redención. Con atención
miraban cómo el pueblo de Dios iba a recibir a su Hijo, revestido con el manto
de la humanidad. Vinieron los ángeles a la tierra del pueblo elegido. Las otras
naciones creían en fábulas y adoraban falsos dioses. Pero los ángeles
fueron a la tierra donde la gloria de Dios se había revelado y había
resplandecido la luz de la profecía. Vinieron sin ser vistos a Jerusalén,
se acercaron a los que debían exponer los Sagrados Oráculos, a los
ministros de la casa de Dios.
Ya había sido anunciada al sacerdote Zacarías la proximidad de la
venida de Cristo, mientras servía ante el altar. Ya había nacido el
precursor, y su misión estaba corroborada por milagros y profecías.
Habían cundido las nuevas de su nacimiento y del maravilloso significado de su
misión. Y sin embargo, Jerusalén no se preparaba para dar la
bienvenida a su Redentor.
Los mensajeros celestiales contemplaban con asombro la indiferencia
de aquel pueblo a quien Dios llamara a comunicar al mundo la luz de
la verdad sagrada. La nación judía había sido conservada como testigo de
que Cristo había de nacer de la simiente de Abrahán y del linaje de David; y sin
embargo, no sabía que su venida se acercaba.
En el templo, el sacrificio matutino y el vespertino señalaban diariamente al
Cordero de Dios; sin embargo, ni aun allí se habían hecho los
preparativos para recibirle. Los sacerdotes y maestros de la nación no
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sabían que estaba por acontecer el mayor suceso de los siglos.
Repetían sus rezos sin sentido y ejecutaban los ritos del culto para ser vistos
de los hombres, pero en su lucha para obtener riquezas y honra mundanal, no
estaban preparados para la revelación del Mesías. Y la misma
indiferencia reinaba en toda la tierra de Israel. Los corazones egoístas y
amantes del mundo no se conmovían por el gozo que embargaba a todo el
cielo. Sólo unos pocos anhelaban ver al Invisible. A los tales fue enviada la
embajada celestial. (DTG. Cap. 4 Un Salvador os es Nacido. Pág. 29, 30)
La aparición del mesías y su ministerio publico
Sin embargo, y ya lejos en el tiempo de los acontecimientos sucedidos en
Belén, otro evento que causó gran revuelo, agitación, admiración, sorpresa y
desconcierto entre el pueblo y los grandes líderes religiosos de la época, así
como de las autoridades políticas, fue la extraña y solitaria voz que apareció en
el desierto que anunciaba claramente la llegada del Mesías y del comienzo de
su ministerio entre el pueblo de Israel. (Ver Mat. 3: 1-12)
La predicación de Juan el bautista, atrajo multitudes al desierto a escuchar un
mensaje nuevo y revelador, un mensaje muy distinto a cualquier otro
escuchado hasta ese momento, también acudieron de manera sorprendente
las más altas autoridades religiosas y espirituales del pueblo, pero no para ser
convertidas o que fueran creyentes, sino más bien, acudieron con el fin de
interrogar al predicador y bautista y averiguar qué era eso del…,… Mesías
venidero.
La aparición del mismo Juan, sobre el escenario del primer advenimiento de
Cristo, era otra señal evidente que los tiempos proféticos sobre la aparición del
Mesías se habían cumplido en esa época en su tiempo y evento, la misma
persona y el ministerio Juan, estaban ya profetizados siglos atrás en los días
del profeta Isaías, (Isa. 40: 3-5) quien revelaba la aparición de aquel que
prepararía el camino para la llegada del Mesías, es decir, en el momento en
que Juan hiciera su aparición, era evidencia y señal que el tiempo estaba ya
maduro y que el hacha estaba puesta a la raíz de los arboles, que el Mesías
estaba a punto de aparecer sobre el escenario mundial de aquella época.
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Sin embargo, lo que no comprendieron y alcanzaron a ver los líderes
espirituales, fue el mensaje de Juan, no comprendieron que momentos antes
de la aparición del Mesías y del comienzo de su ministerio público entre el
pueblo de Dios, aparecería el precursor de este y que estaba profetizada su
misión. Así desconocieron una vez más, los tiempos en que vivían y de las
señales para su tiempo.
De esta forma, al comenzar con su ministerio público, Jesús mismo declaró que
el tiempo se había cumplido, Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a
Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha
cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio. (Mar. 1: 14-15) haciendo una clara alusión a las profecías de
tiempo del libro de Daniel (Dan. 9: 20-27) que revelaban el comienzo de su
ministerio público y sin embargo, durante todo aquél ministerio, las dudas,
aún por parte de aquellos que eran los más cercanos, continuaron hasta el final
de dicho ministerio.
No solo fue el desconocimiento sino que también, el mal entendimiento que
tenían en aquella época, de los eventos y en qué consistían. Quien era Jesús y
su misión, no estuvo muy clara aun entre los mismos seguidores más cercanos
como fue el caso de los discípulos, para ellos, Jesús simplemente era de origen
humano, el hijo de José de Nazaret, (Jn. 1:43-46), ni aun sus propios hermanos
creían en él como el Mesías prometido (Jn. 7: 5)
¿Quién era Jesús para la gente de entonces?
Tras una interrogación realizada a los mismos discípulos, Jesús les preguntó
qué cría la gente sobre quién era él y las respuestas fueron de las más
variadas, Juan el Bautista, Elías, Jeremías o alguno de los profetas (Mat. 16: 13-
14) pero en ningún caso el Mesías.
Así, para mucha gente y aun para los mismos discípulos, Jesús era un gran
profeta, poderoso en obra y palabra, (Mat. 16: 14; Luc. 24: 19) mientras que
para otros, era el hijo del carpintero, de José y María (Luc. 4: 22; Mat. 13: 53-
57) y además, objeto de escándalo público. (v. 57) Para los grandes líderes
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religiosos del pueblo, Jesús era simplemente un hombre que estaba en liga con
Satanás o Beelzebú, príncipe de los demonios y que por su poder echaba fuera
a los demonios, (Mat. 12: 22-27) y que por ese mismo poder hacia milagros (Jn.
9: 6) y que por lo mismo, su procedencia no era de origen divina, (v. 19) para
otros, era un hombre comilón, bebedor de vino, amigo de publicanos y de
pecadores, (Mat. 11: 19) que era bueno, pero un engañador. (Jn. 7:12)
De manera que, para toda la gente en su conjunto, los discípulos, su familia y
los líderes religiosos, Jesús era simplemente una gran persona, profeta y
maestro, pero que no procedía de Dios como el Mesías esperado en gloria y
majestad y que en el peor de los casos, era una persona asociada a Beelzebú y
que estaba poseído por demonios y fuera de sí. (Jn. 7: 20; 8: 48, 52; 10: 20)
Sin embargo, la mayoría de la gente común del pueblo estaba muy confundida,
algunos no tenían ni la más mínima idea de donde vendría el Mesías según la
profecía, Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para
matarle? Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán
reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? Pero éste,
sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de
dónde sea. (Jn. 7: 25-27), pero al contrario de eso, la profecía revelaba
claramente la procedencia y lugar del nacimiento del Mesías. (Miq. 5: 2)
El lugar de la procedencia del Mesías llevó a muchos a caer en una división
entre ellos, claramente no sabían discernir por la comprensión de las profecías
sobre el lugar del nacimiento o procedencia del Cristo. Entonces algunos de la
multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el
profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de
venir el Cristo? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de
Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo? Hubo entonces disensión
entre la gente a causa de él. Y algunos de ellos querían prenderle; pero
ninguno le echó mano. (Jn. 7: 40-44)
Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: ¿Juzga
acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?
Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de
Galilea nunca se ha levantado profeta. (V. 50-52)
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Otros esperaban más señales o milagros, es decir, según los milagros se podría
saber si Jesús era realmente el Mesías prometido Y muchos de la multitud
creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que
las que éste hace? (v. 31)
Se puede apreciar un gran desconocimiento de la gente en cuanto a la
procedencia y al tiempo del cumplimiento de la profecía referente al Mesías
prometido, así como a la naturaleza de su misión para los días en que vivían.
Los líderes religiosos del pueblo desconocen los tiempos proféticos y
quien es Jesús
En varias ocasiones de su vida y ministerio, los mismos líderes religiosos de la
nación enfrentaron a Cristo y lo desafiaron a que les dijera verdaderamente si
él era el Mesías prometido, Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación.
Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Y le
rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma?
Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo
he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas
dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas,
como os he dicho. (Jn. 10: 22-26)
Mientras que en otras ocasiones, lo desafiaban a que les diera una señal en
prueba de que él era realmente el Mesías esperado y, sin embargo, Cristo no
satisfizo sus curiosidades inicuas. Vinieron los fariseos y los saduceos para
tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo,
les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo
nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas
las señales de los tiempos no podéis! (Mat. 16: 1-3)
Claramente el Señor revela, que los mismos líderes de la época y la nación
misma no conocían los tiempos proféticos y solemnes en que estaban viviendo
y que en Jesús, se cumplían y estaban cumpliéndose las más grandes profecías
del Antiguo Testamento que hablaban sobre la llegada y ministerio del Mesías,
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no supieron interpretar y reconocer las señales que eran para sus días como
pueblo de Dios de aquella época.
Entre ellos, reconocían muchas cosas en sus días, entre las cuales
encontramos acontecimientos de caracteres climáticos, como para saber
pronosticar el estado del tiempo durante el día, pero las señales de los tiempos
proféticos no tenían ni la más mínima idea en cuanto a su interpretación,
significado y por lo tanto, de lo que estaba ya aconteciendo en sus días.
Debido a su apego al mundo y al olvido de Dios y de su Palabra, el
entendimiento de este pueblo se había obscurecido y su corazón se había
vuelto mundano y sensual. Así permaneció en la ignorancia respecto al
advenimiento del Mesías, y en su orgullo e incredulidad rechazó al
Redentor. Pero ni aun entonces Dios privó a la nación judía de conocer o
participar en las bendiciones de la salvación. Pero los que rechazaron la verdad
perdieron todo deseo de obtener el don del cielo. Ellos habían hecho "de la luz
tinieblas, y de las tinieblas luz" hasta que la luz que había en ellos se volvió
tinieblas; y ¡cuán grandes fueron aquellas tinieblas!
Conviene a la política de Satanás que los hombres conserven las formas de
religión, con tal que carezcan de piedad vital. Después de haber rechazado el
Evangelio, los judíos siguieron conservando ansiosamente sus antiguos ritos, y
guardaron intacto su exclusivismo nacional, mientras que ellos mismos no
podían menos que confesar que la presencia de Dios ya no se
manifestaba más entre ellos. La profecía de Daniel señalaba de modo
tan exacto el tiempo de la venida del Mesías y predecía tan a las
claras su muerte, que ellos trataban de desalentar el estudio de ella, y
finalmente los rabinos pronunciaron una maldición sobre todos los
que intentaran computar el tiempo.
En su obcecación e impenitencia, el pueblo de Israel ha permanecido durante
mil ochocientos años indiferente a los ofrecimientos de salvación gratuita, así
como a las bendiciones del Evangelio, de modo que constituye una solemne y
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terrible advertencia del peligro que se corre al rechazar la luz del cielo. (CS.
Cap. 22 Una amonestación rechazada. Pág. 428, 429)
Los mismos dirigentes religiosos no solamente despreciaban a Cristo como el
Mesías negando que las profecías se estuvieran cumpliendo en su tiempo y en
la persona de Jesús, sino también, condenaban cruelmente a cuantos creían o
creyeran en él, tomando para ello como marco de referencia, que ellos mismos
como dirigentes religiosos, conocedores de las Escrituras y las profecías para
sus días no habían crido en él. Los alguaciles vinieron a los principales
sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?
Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este
hombre! Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros
habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los
gobernantes, o de los fariseos? Mas esta gente que no sabe la ley,
maldita es. (Jn. 7: 45-49)
En otras palabras, había que creer en lo que ellos creían, y el referente de
estar en el camino correcto en cuanto a lo que acontecía en materia de
profecías para ese tiempo, eran las opiniones y direcciones de sus líderes y no
lo que decían las Escrituras, es decir, independientemente de lo que esté
escrito en la revelación profética, son sus líderes los que determinan en qué
creer finalmente, dando a entender que las opiniones personales estaban por
sobre la revelación profética y el evento que se cumplía.
Sin embargo, fue en las escenas ya finales de su ministerio terrenal donde
quedó revelada la ignorancia y el desconocimiento alarmante de aquella
nación con respecto a lo que estaba sucediendo sobre la tierra de entonces.
Fue en la cruz del calvario, donde quedó revelada toda esta ignorancia
profética sobre quien era realmente el Mesías y su misión, a pesar que los
eventos seguían el orden y cumplimiento dispuesto por la providencia divina.
Ya estando sobre la cruz, Jesús exclamo a viva voz, Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen. (Luc. 23:34), fue la oración de Cristo en esos
momentos y hora crucial de terrible agonía que revelaba el desconocimiento y
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las interpretaciones erróneas que existían sobre el cumplimiento que se tenía
para entonces, de las más grandes profecías del Antiguo Testamento sobre el
Mesías que vendría.
Si hubiesen sabido que estaban torturando a Aquel que había venido para
salvar a la raza pecaminosa de la ruina eterna, el remordimiento y el horror se
habrían apoderado de ellos. Pero su ignorancia no suprimió su culpabilidad,
porque habían tenido el privilegio de conocer y aceptar a Jesús como su
Salvador. Algunos iban a ver todavía su pecado, arrepentirse y convertirse.
Otros, por su impenitencia, iban a hacer imposible que fuese, contestada la
oración de Cristo en su favor. Pero asimismo se cumplía el propósito de Dios.
Jesús estaba adquiriendo derecho a ser abogado de los hombres en la
presencia del Padre. (DTG. Cap. 78 El Calvario. Pág. 694)
En vista de esta ignorancia y desconocimiento de los graves eventos que
estaban ocurriendo, Dios tuvo que mover y obligar a las personas de ese
tiempo a una seria y profunda reflexión e investigación de las Escrituras para
que pudieran realmente comprender los acontecimientos y la hora profética
que se vivía. Dios no iba a dejar que las cosas siguieran por más tiempo de
esta manera con respecto a quién era realmente Jesús y la misión que venía a
cumplir.
Tan pronto como Jesús estuvo clavado en la cruz, ésta fue levantada por
hombres fuertes y plantada con gran violencia en el hoyo preparado para ella.
Esto causó los más atroces dolores al Hijo de Dios. Pilato escribió entonces una
inscripción en hebreo, griego y latín y la colocó sobre la cruz, más arriba que la
cabeza de Jesús. Decía: "Jesús Nazareno, Rey de los Judíos."
Un poder superior a Pilato y a los judíos había dirigido la colocación de esa
inscripción sobre la cabeza de Jesús. Era la providencia de Dios, tenía que
incitar a reflexionar e investigar las Escrituras. El lugar donde Cristo fue
crucificado se hallaba cerca de la ciudad. Miles de personas de todos los
países estaban entonces en Jerusalén, y la inscripción que declaraba Mesías a
Jesús de Nazaret iba a llegar a su conocimiento. Era una verdad viva transcrita
por una mano que Dios había guiado. (DTG. Cap. 78 El Calvario. Pág. 694, 695)
32
Los discípulos desconocen los tiempos proféticos y quien es Jesús
Sin embargo, fue entre sus discípulos donde también reinaba este
desconocimiento de quien era Jesús y la naturaleza de su misión al venir a la
tierra. Todos ellos lo esperaban como el Mesías que pondría fin al poder
opresor de los romanos y los liberaría de sus enemigos. Por eso, al verlo sobre
la cruz y horas más atrás, en el huerto de Getsemaní, sus esperanzas se
vinieron abajo al ver como su libertador era atado y llevado ante el sanedrín.
Si bien es cierto que la inteligencia de los hombres no es capaz de penetrar en
los consejos del Eterno, ni de comprender enteramente el modo en que se
cumplen sus designios, el hecho de que le resulten tan vagos los
mensajes del cielo se debe con frecuencia a algún error o descuido de
su parte. A menudo la mente del pueblo -y hasta de los siervos de
Dios- es ofuscada por las opiniones humanas, las tradiciones y las
falsas enseñanzas de los hombres, de suerte que no alcanzan a
comprender más que parcialmente las grandes cosas que Dios reveló
en su Palabra.
Así les pasó a los discípulos de Cristo, cuando el mismo Señor estaba con ellos
en persona. Su espíritu estaba dominado por la creencia popular de que el
Mesías sería un príncipe terrenal, que exaltaría a Israel a la altura de un
imperio universal, y no pudieron comprender el significado de sus palabras
cuando les anunció sus padecimientos y su muerte.
El mismo Cristo los envió con el mensaje: "Se ha cumplido el tiempo, y se ha
acercado el reino de Dios: arrepentíos, y creed el evangelio." (S. Marcos 1: 15,
V.M.) El mensaje se fundaba en la profecía del capítulo noveno de Daniel. El
ángel había declarado que las sesenta y nueve semanas alcanzarían "hasta el
Mesías Príncipe," y con grandes esperanzas y gozo anticipado los discípulos
anhelaban que se estableciera en Jerusalén el reino del Mesías que debía
extenderse por toda la tierra.
33
Predicaron el mensaje que Cristo les había confiado aun cuando ellos mismos
entendían mal su significado. Aunque su mensaje se basaba en Daniel 9:25, no
notaron que, según el versículo siguiente del mismo capítulo, el Mesías iba a
ser muerto. Desde su más tierna edad la esperanza de su corazón se había
cifrado en la gloria de un futuro imperio terrenal, y eso les cegaba la
inteligencia con respecto tanto a los datos de la profecía como a las palabras
de Cristo.
Cristo había venido al tiempo exacto y en la manera que anunciara la profecía.
La declaración de las Escrituras se había cumplido en cada detalle de su
ministerio. Había predicado el mensaje de salvación, y "su palabra era con
autoridad." Los corazones de sus oyentes habían atestiguado que el mensaje
venía del cielo. La Palabra y el Espíritu de Dios confirmaban el carácter divino
de la misión de su Hijo.
Los discípulos seguían aferrándose a su amado Maestro con afecto indisoluble.
Y sin embargo sus espíritus estaban envueltos en la incertidumbre y la duda.
En su angustia no recordaron las palabras de Cristo que aludían a sus
padecimientos y a su muerte. Si Jesús de Nazaret hubiese sido el verdadero
Mesías, ¿habríanse visto ellos sumidos así en el dolor y el desengaño? Tal era
la pregunta que les atormentaba el alma mientras el Salvador descansaba en
el sepulcro durante las horas desesperanzadas de aquel sábado que medió
entre su muerte y su resurrección.
Lo que los discípulos habían anunciado en nombre de su Señor, era exacto en
todo sentido, y los acontecimientos predichos estaban realizándose en ese
mismo momento. "Se ha cumplido el tiempo, y se ha acercado el reino de
Dios," había sido el mensaje de ellos. Transcurrido "el tiempo" -las sesenta y
nueve semanas del capítulo noveno de Daniel, que debían extenderse hasta el
Mesías, "el Ungido"- Cristo había recibido la unción del Espíritu después de
haber sido bautizado por Juan en el Jordán, y el "reino de Dios" que habían
declarado estar próximo, fue establecido por la muerte de Cristo.
34
Este reino no era un imperio terrenal como se les había enseñado a creer. No
era tampoco el reino venidero e inmortal que se establecerá cuando "el reino,
y el dominio, y el señorío de los reinos por debajo de todos los cielos, será dado
al pueblo de los santos del Altísimo;" ese reino eterno en que "todos los
dominios le servirán y le obedecerán a él." (Daniel 7: 27, V.M.)
Así, la muerte de Cristo -el acontecimiento mismo que los discípulos habían
considerado como la ruina final de sus esperanzas- fue lo que las aseguró para
siempre. Si bien es verdad que esa misma muerte fuera para ellos cruel
desengaño, no dejaba de ser la prueba suprema de que su creencia había sido
bien fundada. El acontecimiento que los había llenado de tristeza y
desesperación, fue lo que abrió para todos los hijos de Adán la puerta de la
esperanza, en la cual se concentraban la vida futura y la felicidad eterna de
todos los fieles siervos de Dios en todas las edades.
Los designios de la misericordia infinita alcanzaban a cumplirse, hasta por
medio del desengaño de los discípulos. Si bien sus corazones habían sido
ganados por la gracia divina y el poder de las enseñanzas de Aquel que
hablaba como "jamás habló hombre alguno," conservaban, mezclada con el oro
puro de su amor a Jesús, la liga vil del orgullo humano y de las ambiciones
egoístas. Hasta en el aposento de la cena pascual, en aquella hora solemne en
que su Maestro estaba entrando ya en las sombras de Getsemaní, "hubo
también entre ellos una contienda sobre quién de ellos debía estimarse como
el mayor." (S. Lucas 22: 24, V.M.) No veían más que el trono, la corona y la
gloria, cuando lo que tenían delante era el oprobio y la agonía del huerto, el
pretorio y la cruz del Calvario. Era el orgullo de sus corazones, la sed de gloria
mundana lo que les había inducido a adherirse tan tenazmente a las falsas
doctrinas de su tiempo, y a no tener en cuenta las palabras del Salvador que
exponían la verdadera naturaleza de su reino y predecían su agonía y muerte Y
estos errores remataron en prueba -dura pero necesaria- que Dios permitió
para escarmentarlos.
Aunque los discípulos comprendieron mal el sentido del mensaje y vieron
frustrarse sus esperanzas, habían predicado la amonestación que Dios les
35
encomendara, y el Señor iba a recompensar su fe y honrar su obediencia
confiándoles la tarea de proclamar a todas las naciones el glorioso Evangelio
del Señor resucitado. Y a fin de prepararlos para esta obra, había permitido que
pasaran por el trance que tan amargo les pareciera. (CS. Cap. 20 Luz a través
de las tinieblas. Pág. 393, 394, 395, 396, 397)
Fue este desconocimiento de los eventos que sucedían en torno a Jesús, lo que
los hizo desanimarse y huir aquella noche, al punto que desampararon
completamente a Jesús. Después de su resurrección y en camino a Emaús,
Jesús amonestó y le enseñó a dos de ellos y luego en presencia del resto de los
discípulos reunidos en el aposento alto, les explico a todos ellos el significado
de todo lo que estaba ocurriendo y que era el solemne cumplimiento de las
profecías del Antiguo Testamento en relación al Mesías y su misión terrenal
para esos días.
Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que
estaba a sesenta estadios de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas
aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y
discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo:
¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué
estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo:
¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella
han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le
dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en
palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los
principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le
crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a
Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha
acontecido.
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que
los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y
que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos
los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
36
Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que
era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de
Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento,
para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y
que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en
todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de
estas cosas. (Luc. 24: 13-21, 25-27, 44-48)
Consecuencias para el pueblo de Israel del desconocimiento del
tiempo profético y la llegada del Mesías
Todo este desconocimiento, los errores existentes y cometidos por parte de los
líderes espirituales de la nación, en la interpretación de las señales y
acontecimientos que indicaban las profecías que se cumplirían para ese
tiempo, las cuales anunciaban el tiempo, lugar, época y circunstancias de la
llegada del Mesías y la naturaleza de su ministerio público, llevó al pueblo de
Israel a caer en una gran confusión que finalmente indujo a las multitudes a
rechazar al Mesías y esto sentenció finalmente la suerte de millones de judíos
sobre la tierra y hasta el presente día.
En las escenas finales del calvario, los líderes religiosos confesaron su lealtad
al imperio romano al declarar: Si a éste sueltas, no eres amigo de César;
todo el que se hace rey, a César se opone. Pero ellos gritaron: ¡Fuera,
fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar?
Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que
César. (Jn. 19: 12, 15)
Mientras que tiempo atrás, en su conspiración contra Jesús, Caifás, de manera
profética anuncio la muerte de Cristo por todo el pueblo, (Jn. 11: 45-53) y ya en
las horas finales, frente al tribunal de Pilato, todo el pueblo manifestó su
abierto rechazo por Jesús, sentenciado de esta forma su existencia como
pueblo a través de los tiempos, Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su
sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. (Mat. 27: 25)
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Literalmente, esa sangre del hijo de Dios cayó sobre ellos en la destrucción de
la impenitente ciudad y de quienes a través de los siglos serían descendientes
de esa nación. Este rechazo del Mesías, se materializó concretamente años
más tarde con la destrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén por parte
de los romanos al mando del general Tito el año 70 dc. Para dicha ocasión,
tampoco supieron reconocer las señales de los tiempos que indicaban que
había llegado la hora decisiva y final del templo, la ciudad y de ellos mismos
como nación favorecida por el cielo y donde sentenciaron finalmente su
destino eterno.
Jesús mismo profetizó sobre la destrucción de Jerusalén y de las señales que se
producirían previas a su catástrofe, sin embargo, aun bajo estas circunstancias,
estas advertencias y señales no fueron reconocidas y además, fueron mal
interpretadas como siempre lo hicieron. Durante los tres años y medio que
duró su ministerio entre los judíos, fue en la entrada triunfal en Jerusalén que
Jesús manifestó todo su pesar y dolor sobre la condenada ciudad, al mirar a
través del tiempo, contempló su destrucción final, en dramáticas palabras,
Cristo revelaba que su pueblo no conoció el tiempo profético en que el Mesías
llegaría y su misterio público. Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró
sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día,
lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque
vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te
sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos
dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste
el tiempo de tu visitación. (Luc. 19: 41-44)
Durante todo el ministerio público de Cristo, tuvieron profundas evidencias y
señales inequívocas que les revelaban que el Mesías estaba entre ellos,
milagros increíbles e irrefutables, palabras nunca antes escuchadas,
manifestaciones sorprendentes del poder de Dios, Cristo mismo declaró que
muchos en el pasado desearon ver estos acontecimientos pero no tuvieron tal
privilegio, (Luc. 10: 23-24) las profecías se cumplían y desarrollaban ante sus
propios ojos pero no las supieron reconocer.
38
De haber reconocido los tiempos proféticos en que vivían, revelados y
anunciados en la palabra de Dios y de los cuales se estaban cumpliendo en sus
días en frente de ellos, Israel no habría corrido tal suerte catastrófica, de haber
aceptado al Mesías en la persona de Cristo, su historia final hubiera sido otra.
El desprecio que hicieron de las profecías, la mala interpretación de estas, les
ocultó la verdad y prefirieron creer en errores, tradiciones, fabulas
supersticiosas, mientras que el pueblo creía y hacia caso de lo que sus altos
dirigentes religiosos les decían, opiniones y creencias que estaban en
desacuerdo con la palabra profética de Dios y que finalmente los llevó a su
perdición. Simplemente no reconocieron el tiempo de su visitación y la suerte
quedó entonces echada para la inmensidad de la eternidad.
Los efluvios de la misericordia divina eran rechazados por aquellos corazones
endurecidos y reacios pero volvían sobre ellos con más vigor, impulsados por la
augusta compasión y por la fuerza del amor que sobrepuja a todo
entendimiento. Israel empero se alejó de él, apartándose así de su mejor
Amigo y de su único Auxiliador. Su amor fue despreciado, rechazados sus
dulces consejos y ridiculizadas sus cariñosas amonestaciones. La hora de
esperanza y de perdón transcurrió rápidamente. La copa de la ira de Dios, por
tanto tiempo contenida, estaba casi llena. La nube que había ido formándose a
través de los tiempos de apostasía y rebelión, veíase ya negra, cargada de
maldiciones, próxima a estallar sobre un pueblo culpable; y el único que podía
librarle de su suerte fatal inminente había sido menospreciado, escarnecido y
rechazado, y en breve lo iban a crucificar.
Cuando el Cristo estuviera clavado en la cruz del Calvario, ya habría
transcurrido para Israel su día como nación favorecida y saciada de las
bendiciones de Dios. La pérdida de una sola alma se considera como una
calamidad infinitamente más grande que la de todas las ganancias y todos los
tesoros de un mundo; pero mientras Jesús fijaba su mirada en Jerusalén, veía la
ruina de toda una ciudad, de todo un pueblo; de aquella ciudad y de aquel
pueblo que habían sido elegidos de Dios, su especial tesoro. (CS. Cap. 1 El
destino del mundo predicho. Pág. 23)
39
Jesús declaró a los discípulos los castigos que iban a caer sobre el apóstata
Israel y especialmente los que debería sufrir por haber rechazado y crucificado
al Mesías. Iban a producirse señales inequívocas, precursoras del espantoso
desenlace. La hora aciaga llegaría presta y repentinamente. (CS. Cap. 1 El
destino del mundo predicho. Pág. 28)
Aunque ningún cristiano pereció en la destrucción de Jerusalén, sin embargo,
murieron millones que no hicieron caso de las advertencias realizadas por
Cristo sobre este trágico evento final del pueblo de Israel. De esta manera,
todos estos acontecimientos, desarrollados durante el ministerio de Cristo,
revelaron el desconocimiento que tenía la gente de entonces sobre los tiempos
proféticos en que vivían y a los cuales apuntaban las profecías que eran para
ellos, así como de los acontecimientos que ocurrirían para sus días en relación
con la forma en que vendría el Mesías y su misión propiamente tal.
Pero también nos revela, cómo personas que estaban en tan altos puestos de
confianza y de naturaleza sagrada, como los dirigentes espirituales del pueblo,
teniendo las Escrituras en su versión original, desconocieron los tiempos en
que las profecías se cumplirían en relación al primer advenimiento de Cristo.
Claramente vemos que la ignorancia y desconocimiento de los tiempos
proféticos en que vivían no solo era propia del mismo pueblo, sino que esta se
extendía a las más altas esferas del poder religioso.
Así, la Biblia nos revela y enseña lo trágico y fatídico que puede llegar a
resultar el desprecio y la falta de conocimiento de las Escrituras y de manera
especial de las profecías en general o bien, las profecías que son para un
determinado tiempo o época en que deben de cumplirse.
Pero también resulta muy peligrosa la forma errada y equivocada de
interpretar determinados acontecimientos importantes de la profecía
contemporánea como parte del cumplimiento profético para un determinado
tiempo de la historia humana, siendo explicados y atribuidos a acontecimientos
de otra naturaleza que la que señala y apunta el texto sagrado.
40
A través de toda su historia, Israel nunca aprendió las lecciones y experiencias
de sus antepasados de forma clara y definitiva, las profecías y acontecimientos
que eran para sus días, no supieron comprenderlas y a la hora en que estas se
tenían que cumplir, no las supieron reconocer sobre el escenario de su época.
De esta manera, los acontecimientos ocurridos en el pueblo de Israel en torno
al primer advenimiento de Cristo, se transforman así, en una clara advertencia
a través de todos los tiempos para todos aquellos que vivan en una
determinada época y de manera señalada en el tiempo del fin. Aquellos
acontecimientos debemos de analizarlos y comprenderlos, pues corremos el
riesgo de repetirlos, a hora para nuestros días.
Pero, ¿Acontecimientos semejantes a los ocurridos en el primer advenimiento
de Cristo y la falta de comprensión de las profecías y no saber reconocer el
tiempo en que se vivía, se podrían volver a repetir, esta vez, en la iglesia del
Señor? ¿Es posible que acontecimientos semejantes hayan ocurrido al interior
del mismo pueblo de Dios? o ¿Las lecciones encerradas en estos hechos
históricos fueron bien aprendidas? ¿Es posible que teniendo toda la revelación
profética contenida en las páginas de las Sagradas Escrituras y la información
de lo que aconteció en el pasado, se puedan repetir acontecimientos
semejantes en que los hombres no sepan discernir los tiempos en que viven?
LOS TIEMPOS Y SEÑALES DURANTE EL GRAN DESPERTAR RELIGIOSO
DEL SIGLO XIX
La iglesia en apostasía desconoce los tiempos y señales
Sin embargo, en la medida que el tiempo ha transcurrido, la iglesia y el mundo
se han unido, la línea de separación entre uno y el otro es cada vez menos
notoria y el estado de cosas que se dio durante el tiempo del primer
advenimiento de Cristo al interior del pueblo de Dios, se vuelve a repetir, esta
vez, durante la era cristiana al interior de la iglesia del Señor, al parecer, la
fragilidad de la memoria histórica, bíblica y profética del hombre va mucho
más allá de lo que uno puede imaginar o pensar, la cual puede llevar
41
directamente una vez más, a cometer los mismos errores que se vieron en el
pasado.
En la medida que el tiempo transcurría durante la era cristina, un evento de
gran significado y trascendental importancia en el plan de la redención para la
iglesia habría de ocurrir como parte del cumplimiento profético, que en esta
oportunidad, estaría en relación con el ministerio de Cristo en el lugar
santísimo del santuario celestial y que tendría lugar al fin del largo periodo
profético de los dos mil trescientos días revelados en las profecías de Daniel,
(Dan. 8:14) y que a su vez, se convertía también, en otra importante profecía a
cumplirse en esos días de la iglesia.
Habiendo desaparecido de sus mentes, de sus vidas, de su espíritu y
sorprendentemente de sus púlpitos y predicaciones, de quienes formaban el
pueblo de Dios de aquél tiempo, una de las doctrinas vitales y más
esperanzadoras, el mensaje más solemne que recorre toda la Biblia, la
segunda venida de Cristo, la iglesia en aquellos días llegó así, a dormir
profundamente acurrucada en los brazos del mundo y los placeres que esta
tierra le ofrecía, la iglesia del Señor se llenó de mundanalidad y desconoció,
otra vez, que se acercaba el cumplimiento de un gran evento profético que
tendría lugar en sus días.
Nuevamente y de manera sorprendente comenzaron a desarrollarse las
mismas condiciones que se vieron al interior del pueblo de Israel y de toda la
sociedad del tiempo del primer advenimiento de Cristo. El pueblo de Dios, una
vez más, repetía sin saber la trágica historia pasada, hasta que el reloj divino
marcó la hora del cumplimiento de grandes profecías bíblicas que revelaban
solemnes acontecimientos, la iglesia fue sorprendida nuevamente, dormida, sin
interés, llena de mundanalidad y en armonía con el mundo, desconociendo los
tiempos proféticos en que vivía.
Pero a medida que el espíritu de humildad y piedad fue reemplazado en la
iglesia por el orgullo y formalismo, se enfriaron el amor a Cristo y la fe en su
venida. Absorbido por la mundanalidad y la búsqueda de placeres, el
profeso pueblo de Dios fue quedando ciego y no vio las instrucciones
42
del Señor referentes a las señales de su venida. La doctrina del
segundo advenimiento había sido descuidada; los pasajes de las
Sagradas Escrituras que a ella se refieren fueron obscurecidos por
falsas interpretaciones, hasta quedar ignorados y olvidados casi por
completo.
Tal fue el caso especialmente en las iglesias de los Estados Unidos de
Norteamérica. La libertad y comodidad de que gozaban todas las clases de la
sociedad, el deseo ambicioso de riquezas y lujo, que creaba una atención
exclusiva a juntar dinero, la ardiente persecución de la popularidad y del
poder, que parecían estar al alcance de todos, indujeron a los hombres a
concentrar sus intereses y esperanzas en las cosas de esta vida, y a
posponer para el lejano porvenir aquel solemne día en que el presente
estado de cosas habrá de acabar.
La condición en que se hallaría entonces la iglesia está descrita en las palabras
del Salvador en el Apocalipsis: "Tienes nombre que vives, y estás muerto." Y a
los que no quieren dejar su indolente descuido, se les dirige el solemne aviso:
"Si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti."
(Apocalipsis 3: 1, 3.) (CS. Cap. 18 Heraldos de una nueva Era. Pág. 354, 355)
De esta forma y estando en esta condición, la iglesia no supo reconocer e
interpretar las señales de los tiempos en que vivía para ese entonces, estas ya
habían comenzado a suceder, mientras que el rollo profético se había abierto
desde hacía ya mucho tiempo atrás con la manifestación de acontecimientos
muy serios y catastróficos sobre la tierra, como lo fue el gran terremoto de
Lisboa en 1755, el cual, fue seguido de un impresionante y devastador
tsunami, así como de fenómenos sobrenaturales y terroríficos acontecidos
aquél día 1º de Noviembre de ese histórico año.
Seguidamente, el oscurecimiento del sol el día 19 de mayo de 1780 y horas
más tarde, ya al anochecer, se pudo apreciar un extraño fenómeno que hizo
más terrorífica las tinieblas de aquél mismo día…,… la luna apareció convertida
en sangre. Y más adelante en el tiempo, al acercarse la fecha del cumplimiento
del gran periodo profético de Daniel, la sorprendente y maravillosa caída de
estrellas en la madrugada del 13 de noviembre de 1833. (Apoc. 6: 12-13)
43
Todos estos acontecimientos revelaban y anunciaban ya en su conjunto, que
un evento de gran envergadura e importancia para la iglesia se habría de
producir para sus días, las mismas condiciones por las cuales pasaba la iglesia
y el mundo de entonces, eran además, claros signos que algo acontecería
sobre la tierra, pero la iglesia dormía y no sabía interpretar y reconocer los
tiempos en que vivía.
Los centinelas apostados sobre los muros de Sión deberían haber sido
los primeros en recoger como al vuelo las buenas nuevas del
advenimiento del Salvador, los primeros en alzar la voz para
proclamarle cerca y advertir al pueblo que se preparase para su
venida. Pero en vez de eso, estaban soñando tranquilamente en paz,
mientras el pueblo seguía durmiendo en sus pecados. Jesús vio su
iglesia, semejante a la higuera estéril, cubierta de hojas de presunción y sin
embargo carente de rica fruta. Se observaban con jactancia las formas de
religión, mientras que faltaba el espíritu de verdadera humildad,
arrepentimiento y fe, o sea lo único que podía hacer aceptable el servicio
ofrecido a Dios. (CS. Cap. 18 Heraldos de una nueva era. Pág. 361)
Durante toda aquella época, muchos desconocieron las señales de los tiempos
y el significado que estas tenían para entonces, no supieron reconocerlas y
darles la interpretación correcta a los eventos que se estaban cumpliendo y
que se iban a cumplir según lo indicaban las Sagradas Escrituras. El amor al
mundo, sus placeres y comodidades, impidió que la iglesia de aquél tiempo
pusiera su mirada en las revelaciones proféticas, aquellas, no significaba nada
para ellos, eran simple fabula y no había nada de qué temer, era esta, una
iglesia dormida y cruelmente indiferente hacia el mensaje que era para sus
días.
En lugar de los frutos del Espíritu, lo que se notaba era orgullo, formalismo,
vanagloria, egoísmo y opresión. Era aquélla una iglesia apóstata que
cerraba los ojos a las señales de los tiempos. Dios no la había
abandonado ni había dejado de ser fiel para con ella; pero ella se alejó de él y
se apartó de su amor. Como se negara a satisfacer las condiciones, tampoco
las promesas divinas se cumplieron para con ella.
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Esto es lo que sucede infaliblemente cuando se dejan de apreciar y
aprovechar la luz y los privilegios que Dios concede. A menos que la
iglesia siga el sendero que le abre la Providencia, y aceptando cada
rayo de luz, cumpla todo deber que le sea revelado, la religión
degenerará inevitablemente en mera observancia de formas, y el
espíritu de verdadera piedad desaparecerá. Esta verdad ha sido
demostrada repetidas veces en la historia de la iglesia.
Dios requiere de su pueblo obras de fe y obediencia que correspondan a las
bendiciones y privilegios que él le concede. La obediencia requiere sacrificios y
entraña una cruz; y por esto fueron tantos los profesos discípulos de
Cristo que se negaron a recibir la luz del cielo, y, como los judíos de
antaño, no conocieron el tiempo de su visitación. (S. Lucas 19:44.) A
causa de su orgullo e incredulidad, el Señor los dejó a un lado y reveló su
verdad a los que, cual los pastores de Belén y los magos de oriente, prestaron
atención a toda la luz que habían recibido. (CS. Cap. 18 Heraldos de una
Nueva Era. Pág. 361, 362)
Era necesario despertar a los hombres y hacerles sentir su peligro
para inducirlos a que se preparasen para los solemnes
acontecimientos relacionados con el fin del tiempo de gracia. (CS. Cap.
18 Heraldos de una Nueva Era. Pág. 355)
Sin embargo, la voz de alerta fue dada en aquel tiempo por aquellos que el
Señor escoge para tales fines, Guillermo Miller, tras estudiar por algunos años
las Escrituras en busca de la verdad y del verdadero conocimiento de Dios,
descubrió el gran periodo de tiempo registrado en las profecías de Daniel, tras
buscar y determinar matemáticamente la fecha del cumplimiento de esta gran
y extensa profecía de tiempo, finalmente, dedujo y llegó a la conclusión que un
gran evento se cumpliría en sus días.
Muchos no conocían los tiempos proféticos en que se vivía y por lo mismo, los
acontecimientos que se producirían como resultado del cumplimiento de las
Escrituras y las profecías para ese tiempo en particular. De esta forma, una
vez más el Señor alertaba a su pueblo a través de la voz de la profecía, la
predicación de Miller, produjo un gran revuelo que movió a muchos a una seria
45
y profunda reflexión sobre lo que se anunciaba, que Cristo vendría por segunda
vez, según lo indicaba el fin del periodo de las dos mil trescientas tardes y
mañanas de las profecía de Daniel.
El descubrimiento de este gran y extenso período de dos mil trescientos días
proféticos del libro de Daniel y de los cálculos respectivos a los cuales llegó
Miller, señalaban al del 22 de octubre de 1844 dc. Según la interpretación que
se le dio a esta profecía en aquella época, y el evento que se produciría al fin
de ese largo periodo, que en dicha fecha ocurriría la segunda venida de Cristo
a la tierra.
Pero una vez más, se repetía la misma historia del pasado, tras ser predicado
este mensaje, llegó a producir gran revuelo, agitación, críticas y el rechazo por
parte de algunos entre los cuales una vez más, encontramos a los líderes
religiosos, sin embargo, muchos creyeron en la predicación de Miller y se
prepararon para recibir a Cristo en la fecha que se anunciaba.
Al llegar la anhelada fecha y aunque Cristo no vino en ese año como se le
esperaba, no se debió a que la promesa no se haya cumplido o fallado, sino
más bien, al desconocimiento que existía en aquella época de lo que realmente
era el santuario celestial, según Daniel, Y él dijo: Hasta dos mil trescientas
tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. (Dan. 8: 14), muchos
creían en ese tiempo, que el santuario al que se refería el profeta era la tierra,
de manera que su purificación tenía que ser por fuego y eso solamente podría
ocurrir con la segunda venida de Cristo.
Aunque la interpretación que se hizo del evento que se produciría estaba
equivocada, no así los cálculos determinados que señalaban a esa fecha y
punto del calendario, la predicación de que en ese tiempo vendría Jesús,
reavivó a la iglesia de aquel tiempo, sin embargo, tras caer en el gran chasco
como se le conoce a la gran desilusión que experimentaron todos aquellos que
esperaban a Cristo en 1844, se debió más que nada a los errores y creencias
de la época. Muchos estaban influenciados y contaminados con los errores de
la época en que vivían y de esta manera, las verdades de la palabra de Dios
eran oscurecidas, esto indujo al gran error de aquel tiempo, por un lado,
46
desconocer las profecías y por otro, interpretarlas con las creencias populares
y los errores de aquel tiempo.
Aunque equivocados en cuanto al evento que se produciría al fin de ese
periodo profético, cumplieron igualmente los eventos que estaban profetizados
para ese tiempo, como el gran movimiento y despertar religioso que se
levantaría, así, como el gran chasco por el cual pasarían todos aquellos que
creyeron que Jesús vendría en esa fecha. (Apoc. 10: 1-11; 14: 6-8)
Pero todo esto, logró comprobar por otro lado, que la predicación de mensajes
semejantes no son bien recibidos por la gente, las reacciones que se
produjeron por parte de los líderes religiosos y de la prensa de aquella época
frente a la predicación y anuncio del mensaje que Cristo vendría para esos
días, generó el desprecio, el rechazo, crueles burlas y mofas ridículas, hacia
quienes lo anunciaban.
Se pudo comprobar en toda su plenitud, que mensajes de esta naturaleza que
hablan sobre los acontecimientos finales y que anuncian la segunda venida de
Cristo, el mundo y de forma señalada aquellos que están puestos sobre los
rebaños del Señor, son los primeros en despreciar, y con ello, se revela la
ignorancia y el desconocimiento que los líderes religiosos tienen de los tiempos
y las señales del cumplimiento de un evento profético importante.
De esta manera, el comportamiento de estos dirigentes religiosos de aquella
época, fue muy semejante al que tenían los grandes sabios, hombres y
mujeres antes del diluvio y de manera similar también al que tenían los altos
líderes religiosos del tiempo de Cristo, al desconocer los tiempos en que vivían
y a condenar a aquellos que sí creían en lo que proféticamente estaba
ocurriendo.
Por otro lado, también se logró comprobar la ignorancia que existía en aquella
época en cuanto a saber el tiempo y la hora profética que se vivía para
entonces, así como el gran desconocimiento que se tenía de las profecías
bíblicas, sobre todo del libro de Daniel y del Apocalipsis, que para muchos,
eran libros misteriosos y no revelados y de las influencias que ejercían sobre el
47
pueblo de Dios, las tradiciones, fabulas, creencias populares, al momento de
interpretar las profecías y demás escrituras.
Según estos acontecimientos del pasado, nos revelan hasta aquí, que en el
desarrollo de la historia profética del pueblo de Dios, de la sociedad en que
éste se desenvuelve y según el tiempo en que le toca vivir, encontramos que
se reproducen una vez más, los mismos patrones recurrentes y de reacciones
que se repitieron a través de todos los tiempos, así como la reproducción fiel y
calcada de las actitudes hacia los eventos que se desarrollan en cumplimiento
de la palabra del Señor y que son proclamados como señales de los tiempos
del evento que debería de cumplirse.
En el tiempo de Noé, el gran evento a desarrollarse en esos días era el gran
cataclismo universal del diluvio, en los días de Lot, la destrucción de Sodoma y
Gomorra, así como siglos más tarde, se esperaba el gran evento de todos los
tiempos que marcaría el comienzo de la era cristiana, la primera venida de
Cristo o la llegada del Mesías y en el trascurso de los siglos de la era cristiana,
se produciría el cumplimiento de la última profecía de tiempo, los dos mil
trescientos días proféticos de Daniel.
Y ahora ¿Qué evento se encuentra registrado y profetizado para nuestros días
en la profecía apocalíptica? ¿Será nuestra conducta, opinión e interpretación
con respecto a los acontecimientos que nos anuncian para nuestros días, esta
vez en torno a la segunda venida de Cristo, la misma que tuvieron nuestros
hermanos en tiempos remotos hacia los eventos que se cumplirían en sus días?
¿Y cuál es nuestra conducta y reacción cuando hablamos de las señales de los
tiempos que anuncian este gran evento?
¿Qué está realmente sucediendo en nuestros días sobre la tierra y, cuál es
nuestra opinión personal y como pueblo de Dios con respecto a estos
acontecimientos? ¿Se repetirán una vez más las actitudes de aquellos líderes
religiosos que no discernían las señales de los tiempos en que vivían y que les
anunciaban importantes acontecimientos a desarrollarse en sus días? ¿Será
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nuestra actitud y modo de ver las cosas, los eventos y acontecimientos en todo
orden de cosas interpretándolos según como lo hacen hoy los hombres,
semejante a los errores que influenciaron al pueblo de Dios en el pasado, a la
hora de interpretar las Sagradas Escrituras?
Todos estos acontecimientos registrados como historia del pasado profético del
pueblo de Dios al no comprender las señales de los tiempos, ¿Se podrán repetir
nuevamente, esta vez, en nuestros días sobre un escenario globalizado y aun
más complejo en el cual se producirá, ahora sí y esta vez, la segunda venida de
Cristo? ¿Tanto el mundo como la iglesia repetirán una vez más la historia
pasada? ¿Será la memoria histórica y profética del hombre lo suficientemente
dotada a la hora de discernir, explicar e interpretar los acontecimientos y
eventos que se producen en los últimos días?
TIEMPOS Y SEÑALES DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
¿Se repite la historia pasada?
Los hombres no comprenden lo que está sucediendo sobre la tierra
Como nunca antes estamos viviendo tiempos realmente solemnes y de
naturaleza profética sobre la tierra, todo en nuestro derredor da testimonio de
manera portentosa que algo muy grande y solemne se aproxima sobre el
planeta, estamos en vísperas de sucesos extraordinarios y nunca antes vistos
por mortal alguno, que irrumpirán de manera sorpresiva y abrumadora sobre
cada ser humano. (Sino, miremos los acontecimientos que ocurrieron
recientemente en nuestro país, con el devastador y potente terremoto y el
posterior tsunami,… inesperados y sorpresivos) ¿Reconocemos lo que está
sucediendo alrededor del globo y hacia donde hemos comenzado a dirigirnos
como humanidad? ¿Reconocemos, ahora para nosotros, a quienes han
alcanzado los fines de los días, “el tiempo de nuestra visitación”?
Los tiempos en que estamos viviendo en la actualidad a escala global, están
siendo marcados como nunca antes y de forma dramática por el actuar
agresivo de la naturaleza, manifestándose esta en todo orden de cosas
mediante desastres y catástrofes y cobrando la vida de cientos de miles de
49
personas y dejando cientos de miles de millones en pérdidas materiales, estas
evidencias innegables, son prueba reveladora que realmente algo no está
funcionando bien en nuestro mundo. Pero ¿Están siendo interpretados estos
acontecimientos de esta manera por los hombres? ¿Cuál es nuestra visión con
respecto a lo que acontece sobre la tierra? ¿Podemos ver lo que hay detrás?
Sin embargo, muchos en la actualidad están negando que comportamientos
semejantes en la naturaleza puedan ser anormales, de esta forma, estos
fenómenos son interpretados de forma completamente normal, obedeciendo
estos a los procesos naturales por los cuales la naturaleza se rige, así, todos
estos acontecimientos son traducidos y explicados de manera que no lleguen a
generar alarma y pánico entre la población.
Pero a pesar de todo esto, los hombres son capaces de predecir y explicar
ciertos acontecimientos en la naturaleza y otros no, pero no así el hecho de
saber explicar, no las causas del evento desde el punto de vista científico del
fenómeno en sí, sino de explicar las reales causas que se esconden detrás de
todos estos acontecimientos que ocurren, de no saber en glosar correctamente
estas señales que la naturaleza está emitiendo y de no saber de qué se trata y
ver el cuadro oculto detrás del telón.
Aunque muchos desconocen esta otra realidad que existe detrás de estos
fenómenos naturales y hacia donde nos llevarán como humanidad, se puede
comprobar esto claramente en el transcurso ordinario de la vida, cuando se
nos advierte que un posible escenario de potencial catástrofe se puede estar
gestando en un determinado lugar, ciertos hombres, a pesar de contar con
todas las advertencias realizadas, rechazan estas posibilidades ocultas y
potenciales y tan solo miran lo superficial, lo que se muestra, el momento
actual y, no son capaces de reconocer o aceptar e interpretar que detrás de
estas advertencias puede existir otra realidad de la cual nunca nos imaginamos
que pudiera suceder.
Esta forma de pensar y razonar se pudo apreciar claramente hace un par de
años atrás, precisamente en el mes de agosto del 2006, cuando la National
Geographic realizó un documental llamado Earthquake: ultimate disaster,
donde se simula de manera virtual la destrucción de la ciudad de Valparaíso y
50
Viña del Mar por un potente terremoto de 9.5 grados Richter seguido de un
megatsunami.
En el documental, se puede apreciar claramente como el terremoto derriba
edificios, mientras que las casas de los cerros se deslizan hacia el precipicio o
el plano de la ciudad, seguidamente, las gigantescas y destructivas olas
arrasan con el puerto, terminando de derribar lo que el terremoto no pudo
hacer. Finalmente, la imagen y cuadro total de la catástrofe y ciudad, es de
horror, un paisaje grotesco, de pavor y de un asombro nunca antes visto.
Este documental, estaba destinado a advertirnos y ponernos sobre el escenario
virtual de un supuesto o futuro cataclismo, siendo aquella zona propensa a
desastres cada cierto tiempo, como lo fue el terremoto de Valparaíso en agosto
de 1906, y que al cumplirse los cien años de aquel devastador sismo en agosto
del 2006, fue además, el motivo del lanzamiento de este documental y por otro
lado, poder prever de antemano las medidas de seguridad a seguir tras un
escenario como este de llegar a convertirse en realidad.
Sin embargo, las reacciones que generó la presentación de ese escenario
virtual fueron muy variadas pero sorprendentes, especialmente entre la
autoridad política de la ciudad de Valparaíso. El alcalde de la ciudad, tras
conocer el contenido del documental, estudió las posibilidades y argumentos
judiciales de querellarse contra la cadena norteamericana por presentar
semejante contenido y crear alarma pública.
Las razones para ello, era que “un documental de esta naturaleza, que es
propio de la ciencia ficción, atentaba contra el turismo de la ciudad”, es
increíble de creer que una autoridad que debería de velar por sobre todas las
cosas por la seguridad de la población, privilegie la farándula y los ingresos por
medio del turismo a aceptar las posibilidades potenciales de una gran
catástrofe y tomar las medidas necesarias con miras hacia una preparación de
la ciudad y de toda la zona para el resguardo de miles de vidas.
Para este caso en particular, la forma clara como el documental advertía de un
supuesto pero potencial futuro escenario catastrófico y devastador en la zona
central del país (Valparaíso y Viña del Mar) no supo ser aceptado y reconocido
51
como lo que puede estar gastándose de manera peligrosa y oculta en la
naturaleza, muy por el contrario, las autoridades lo explicaron a la opinión
pública reconociéndolo e interpretándolo a simple vista y muy superficialmente
como de un atentado contra el turismo y las ganancias de la ciudad, además,
como hechos que nunca se producirán, al menos en ese lugar, por que rayan
más en la ciencia ficción que en la realidad.
¡Querellarse!, fue la medida a seguir en contra de un documental científico que
le advertía a todos lo que potencialmente podía ocurrir en la zona, aunque no
hay antecedentes que esta querella se haya hecho efectiva ante la justicia
norteamericana, sin embargo, se puede evidenciar el espíritu que hay detrás,
en este caso, de un documental que presentaba un “mensaje” de advertencia
sobre lo que podría suceder.
El rechazo de las advertencias y de las medidas que se estudiaron a seguir en
contra de National Geographic, nos hablan de la disposición de los hombres, en
este caso, de quienes tienen grandes responsabilidades ante la población, de
omitir, desdeñar, despreciar y mirar en menos, subestimando las advertencias,
en aras de lo falaz, lo superfluo y efímero y por sobre la vida de las personas.
Después de todo, basta con preguntarle a las personas que sobrevivieron al
devastador terremoto de 1906, si un argumento como el presentado sería
valido al momento de desatarse una catástrofe natural como la que ocurrió en
aquella época y ¿Qué es la farándula, el turismo, las diversiones o el ingreso
del dinero de una ciudad frente al valor de la vida? ¿Qué no hubieran dado
aquellas personas que vivieron hace un poco más de cien años atrás y
perdieron a sus seres queridos, por una sola advertencia previa para
resguardar y salvar sus vidas?
Por otro lado, ¿Qué sucederá cuando un evento como este se produzca? ¿En
donde quedarán todos aquellos argumentos falaces o actitudes agresivas y
espíritu de crítica en frente de semejantes acontecimientos y las miles de vidas
perdidas? ¿De qué servirán para ese entonces, las permisivas y reposadas
conductas de hombres que deberían de tener hoy, una visión profunda y
52
profética hacia una posición precavida, en frente del clamor angustioso de
quienes serán afectados? ¿Qué sucederá cuando la ficción raye en la realidad?
Este increíble incidente desarrollado sobre un escenario moderno, no deja de
tener sus raíces en el espíritu, conductas y reacciones de los hombres y
mujeres del pasado, en relación a las serias advertencias que se daban sobre
determinados y trascendentales eventos a cumplirse.
A través de la historia y sobre distintos escenarios, se han repetido estas
tendencias irresponsables y permisivas de hombres y mujeres cuyo único
propósito es la mundanalidad, el dinero, las diversiones y los llamados a miles
a disfrutar de entretenimientos, mientras que por detrás, se puede estar
gestando lo impensado, hasta que finalmente,… los plazos se cumplen.
¡Cuántos a través de la historia, han dejado de reconocer las señales de los
tiempos!, ¡Cuántos no han sabido reconocer el tiempo y el día de la visitación!
Sin embargo, lo que sí estamos muy próximos a enfrentar como humanidad, no
solamente es la destrucción de importantes y populosas ciudades alrededor del
mundo por juicios devastadores y destructivos, sino el fin de toda una sociedad
y del presente estado de cosas a nivel y escala mundial, son los anticipos que
la revelación nos hace desde hace mucho tiempo, y es un mensaje que implica
una solemne, grave y severa advertencia a todos los moradores de la tierra y
que proviene del más alto cielo.
Pero ¿Reconocemos en todo esto que sucede, que nos estamos dirigiendo en
esa misma dirección? ¿Podemos interpretar en cada uno de los juicios
parciales, que se acercan acontecimientos de mayor gravedad sobre la tierra?
En un documental como el presentado por la National Geographic, ¿Lo
aceptamos y lo podemos interpretar como un escenario ficticio o de ciencia
ficción, que bien puede convertirse en la peor realidad? Por otro lado, y frente
a todo lo devastador y catastrófico que está sucediendo en la naturaleza en
nuestros días, ¿Reconocemos acaso que llegó también para nosotros como
humanidad, el tiempo de nuestra visitación?
El destructivo y devastador cataclismo acontecido en la zona centro sur de
nuestro país, en la madrugada del día sábado 27 de de febrero, es otro ejemplo
53
de lo anterior, calificado por muchos como de un megaterremoto y cuyas
consecuencias han tenido repercusión a escala global; la destrucción y
devastación parcial y, en la mayoría de los casos total, de viviendas, edificios,
pueblos y ciudades colapsadas, revelan la furia de la naturaleza en su máxima
expresión, la cual ha caído sobre hombres y animales y que ya ha cobrado la
vida de cientos personas y cuyas cifras, seguramente irán en aumento.
¿Quién podía sentarse siquiera a pensar el día anterior, la noche previa, en las
horas cercanas, en medio de las entretenciones, deportes, risotadas,
diversiones, placeres, comodidades, los festivales, los vicios y los más graves
pecados cometidos ante los ojos de Dios, que un evento de semejantes
proporciones y cuyas consecuencias nunca nadie jamás se imaginó o siquiera
se atrevió a expresar que podría suceder? Fue un acontecimiento, que según
los expertos, irrumpió sin previo aviso y efectivamente así sucedió, en el
transcurso ordinario y placentero de la última noche de verano para algunos y
de agradables vacaciones que se convirtieron para la mayoría, en la más
espantosa pesadilla.
Las imágenes grotescas y dantescas que revelan un índice de destrucción y
devastación catastrófico, paralizan el alma y el vocabulario queda cercenado
como para poder encontrar las palabras adecuadas y precisas para graficar de
manera verbal o escrita el cuadro desolador del sur del país y de la angustia
amarga de muchos, tras la pérdida de los seres queridos, bienes personales y
del temor y vandalismo que trajo consigo y despertó el cataclismo.
Es verdad que un acontecimiento de la naturaleza como el de un
megaterremoto como el sucedido o cualquier otro fenómeno semejante, son
impredecibles en su tiempo exacto como día y hora, sin embargo, desde
hacía varios años que la misma naturaleza se estaba comportando de una
manera muy extraña y devastadora en la zona sur del país, los temblores
pequeños y moderados, el fuerte sismo que provocó desprendimientos de
ladera y generó y un pequeño tsunami, las erupciones volcánicas que
sembraron la devastación en la ciudad de Chaiten, todo revelaba y anunciaba
en su conjunto, de una manera u otra, que un acontecimiento de mayor
gravedad se aproximaba en la zona.
54
Así como también, la acumulación de suficiente energía sísmica desde el
último terremoto en la zona, terminaron finalmente por agotar el prolongado
plazo que la naturaleza entregaba a los hombres, hasta que el evento se
repitió una vez más, tal como lo fue en el pasado, y esta vez, en mayor
proporción devastadora.
La inspiración profética nos revela que eventos de esta categoría,
devastadores y destructivos que llegan a convertirse en la postal y paisaje de
los demonios, son anunciados de manera precursora por otros eventos
de igual o semejante naturaleza y magnitud.
Nos hallamos en el mismo umbral de la crisis de los siglos. En rápida
sucesión se seguirán unos a otros los castigos de Dios: incendio e
inundaciones, terremotos, guerras y derramamiento de sangre. No
debemos quedar sorprendidos en este tiempo por acontecimientos
grandes y decisivos; porque el ángel de la misericordia no puede
permanecer mucho más tiempo para proteger a los impenitentes.
(Profetas y Reyes, pág. 208.) (SC. Condiciones que hace frente el cristiano.
Pág. 65)
La época en que vivimos es importante y solemne. El espíritu de Dios
se está retirando gradual pero ciertamente de la tierra. Ya están
cayendo juicios y plagas sobre los que menosprecian la gracia de Dios.
Las calamidades en tierra y mar, la inestabilidad social, las amenazas
de guerra, como portentosos presagios, anuncian la proximidad de
acontecimientos de la mayor gravedad. Las agencias del mal se coligan y
acrecen sus fuerzas para la gran crisis final. Grandes cambios están a
punto de producirse en el mundo, y los movimientos finales serán
rápidos. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 280.) (SC. Condiciones que
hace frente el cristiano. Pág. 65)
Claramente se nos advierte en estas citas inspiradas, que las calamidades y
catástrofes naturales que se producen en distintas partes sobre la tierra, en
diferentes órdenes de cosas y acontecimientos en sí, simplemente anuncian o
nos advierten que acontecimientos aun mayores vendrán sobre la tierra.
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Se nos revela así, que sí existen eventos precursores, especialmente en lo
relacionado desde el punto de vista del cumplimiento de las profecías, que se
transforman en avisos, de una u otra forma, de eventos de aun mayor
gravedad y magnitud que irrumpirán sobre la tierra en nuestros días.
Sin embargo y como suele suceder siempre en estos casos y otros, hombres y
mujeres de ciencia, doctos y expertos en el área, muchas veces niegan
rotundamente esta relación de eventos precursores de otra índole frente a un
determinado megaevento de la naturaleza, y mucho más, si se trata de una
revelación profética, así, los eventos catastróficos precursores, en mayor o
menor grado, son separados e interpretados de otra manera a la visión que el
cielo tiene con respecto a estos acontecimientos destructivos o de cualquier
otra naturaleza y en todo orden de cosas que se producen en el planeta.
Las interpretaciones que los hombres y mujeres de ciencia realizan al respecto,
distan mucho en dar con la respuesta acertada, sobre todo, cuando se trata de
este tipo de fenómenos de la naturaleza como lo es un terremoto y tsunami
cuando los eventos puedan estar en pleno desarrollo ocultando lo que
realmente puede estar gestándose detrás y encubierto a los instrumentos.
El espíritu refrenador de Dios se está retirando ahora mismo del mundo. Los
huracanes, las tormentas las tempestades, los incendios y las inundaciones,
los desastres por tierra y mar, se siguen en rápida sucesión. La
ciencia procura explicar todo esto. Menudean en derredor nuestro las
señales que nos dicen que se acerca el Hijo de Dios, pero son
atribuidas a cualquier causa menos a la verdadera. Los hombres no
pueden discernir a los ángeles que como centinelas refrenan los
cuatro vientos para que no soplen hasta que estén sellados los siervos
de Dios; pero cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los
vientos, habrá una escena de contienda que ninguna pluma puede
describir. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 141 15.)
De esta forma, los eventos son atribuidos a cualquier causa, menos a la
verdadera y a pesar de las evidencias que se venían presentando. Así como
también, la inspiración nos anticipa de futuros escenarios, aun de mayor
gravedad y destrucción sobre la tierra, los cuales son anunciados por eventos
56
previos, como los que se estaban dando en el sur del país desde hacía varios
años y que terminaron finalmente (por el momento) en este catastrófico
terremoto y tsunami.
¿Podíamos ver la secuencia de los eventos? ¿Podíamos ver y discernir en la
advertencia profética que un escenario semejante podría suceder? Muchos
tajantemente negarían esto y lo considerarían como de descabellado o ridículo
y muy posiblemente, que declaraciones semejantes podrían también venir
hasta de líderes religiosos muy espirituales, ortodoxos y muy académicos.
Y efectivamente, así sucedió, desde hace mucho tiempo atrás, estudios y
documentales de científicos expertos concluían que en aquella zona,
especialmente en Concepción y Talcahuano, se produciría un gran terremoto y
tsunami. Todas estas advertencias fueron presentadas a las autoridades
respectivas, anunciadas por medio de artículos especializados, pero todos
subestimaron aquella posibilidad, seguramente considerándola de
descabellada y muy poco probable que sucediera.
Nadie, ni siquiera los canales de TV se interesaron, ni siquiera a manera de
cultura o de tratar de advertir que un acontecimiento semejante se podría
producir y estar gestándose peligrosamente al interior de las entrañas de la
naturaleza y oculto de los ojos de los hombres. Por el contrario, cada noche y
todos los días, se transmitían programas de televisión, cuyos contenidos
estaban cargados de farándula, pelambre, risotadas, festivales, delincuencia,
droga, novelas, política y de lo más vulgar, insulso y falaz, que finalmente el
plazo en el reloj de la naturaleza se agotó y, lo catastrófico, como siempre
suele hacerlo, modificó nuestras agendas y curso de vida, haciéndonos
recordar lo finito y débiles que somos y reordenando nuestra prioridades y
escala de valores una vez más.
¿Advertir de un hecho semejante? ¿Transmitir programas de esta índole? Sería
ridículo, descabellado, es que vamos a asustar a la gente, no lo podemos
hacer, esto produciría histeria colectiva, alarma pública y además, la farándula,
los bailes, las novelas, las entretenciones, son del interés de la gente. Mientras
que por detrás, se estaba acumulando lo impensado, mientras que los hombres
57
negaban o hacían una interpretación errónea, mirando solamente lo superficial
y no atreviéndose a mirar el cuadro en su totalidad.
Como sea, la tónica siempre ha sido subestimar las advertencias y por sobre
todo, advertencias semejantes que se relacionan con catástrofes venideras,
siempre ha sido la tendencia a bajarle el perfil a los futuros eventos con un
llamado a la calma, diciendo que todo está tranquilo y, efectivamente, todo
estaba muy demasiado “tranquilo”, hasta que sin previo aviso, todo cambió
para muchos y para otros, todo terminó y…,… seguirá estando tranquilo para
siempre y por la eternidad.
Como país, No supimos reconocer el tiempo de nuestra visitación, no supimos
interpretar las señales y códigos que revelaban lo que estaba gestándose en lo
secreto de la naturaleza, por otro lado, nadie se atrevería a dar una voz de
alerta semejante, lógico, ¿Quién lo creería o podría dar crédito a esto? nadie,
absolutamente nadie, ni mucho menos las autoridades, que como siempre
suele suceder, la atención se deriva hacia otras cosas que son “políticamente
correctas, necesarias y muy importantes”.
Y esto se puede apreciar una vez más, en los mismos momentos de producirse
la catástrofe, en los mismos instantes y minutos cuando se desarrollaba el
potente terremoto, la alerta de un tsunami tardó en venir, es más, el personal
capacitado y en cargado de dar esa alerta dudaron y no creyeron que un
evento post terremoto se podría producir como un devastador tsunami que
podría terminar con la vida de cientos de personas y destruirlo todo a su paso.
Teniendo todas las evidencias y señales demasiado claras, comenzando por el
colosal sismo desarrollándose cuyo epicentro y liberación impresionante de
energía se efectúa en el mar con 8.8 grados Richter, seguidamente, la misma
alerta de tsunami fue confirmada por las estaciones sismográficas de los
EE.UU. que emitieron inmediatamente la alerta roja de tsunami para sus costas
y avisaron del inminente peligro al centro encargado en nuestro país de hacer
lo mismo, pero ni aun así, se creyó que podría suceder, las explicaciones
podrán ser muchas y de lo más variadas y todas muy bien fundamentadas y
políticamente correctas, pero ninguna sirve a la hora de ver las cientos de
vidas que se perdieron y que de actuar otra forma, pudieron salvarse.
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Así como también, los testimonios alarmantes y difíciles de creer que han
comenzado a conocerse tras la catástrofe, de personas que sí huyeron hacia
los cerros y que mientras lo hacían, fueron víctimas de burlas por quienes
desestimaron rotundamente que un tsunami pudiera producirse. Es más y esto
es lo increíble y difícil de creer, que la misma autoridad responsable en dar la
alerta de tsunami, a las pocas horas, emitiera un comunicado a la población
donde se desestimaba la posibilidad que tal acontecimiento podría producirse y
muchos cometieron el error, el fatídico y trágico error de creer en esto y
regresaron confiadamente a sus hogares donde encontraron la muerte de la
peor manera posible al interior de los inmuebles que habitaban y cuyos
cuerpos ni siquiera aun son encontrados, así como de los que murieron en las
partes bajas y calles de los pueblos que posteriormente fueron arrasados.
Tanto los que estaban preparados para anunciar tal evento, los medios de
comunicación y muchas otras personas, que tan solo contando con el mínimo
de conocimiento básico o quizás intuitivo con respecto a un terremoto de tales
proporciones, que impedía mantenerse en pie y más aun, habitando en una
zona costera, podían darse cuenta que un tsunami vendría con ello, pero no
supieron reconocer las señales que así lo anunciaban y creyeron
confiadamente en el mensaje tranquilizador de quienes tenían el trabajo y
deber de reconocer y anunciar un evento como este y que también fallaron en
discernir e interpretar los códigos e indicadores naturales que lo anunciaban.
Sin embargo, podemos ver una vez más, como se repite la historia de una u
otra forma como en este caso catastrófico en particular, una vez más, los
hombres no supieron reconocer e interpretar las señales que claramente
indicaban y “rugían” que se acercaba un gran acontecimiento y quizás más
destructivo que el terremoto, como lo fue el posterior y devastador tsunami. No
supieron ver más allá de lo que a simple vista se mostraba, o imaginar que un
escenario como el que se vivió y aun persiste, podría convertirse en una
realidad en nuestros días. Los hombres no supieron reconocer que el tiempo
del cumplimiento de una catástrofe como la ocurrida en el pasado…,… estaba
a punto de irrumpir una vez más, sobre los desprevenidos e ingenuos.
Pero ¿Qué fue lo que realmente sucedió en este caso en particular que no se
supo reaccionar a tiempo? ¿Cuáles fueron las causas? ¿Simplemente no
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supieron o se confundieron? ¿No tuvieron los suficientes conocimientos y
experiencia requerida para ello? ¿O fue el miedo a equivocarse y no querer
asustar a la población? ¿No querer provocar y generar pánico? ¿Pero acaso su
labor y misión, no van a provocar igualmente pánico y alarma en la población?
¿O alguien piensa que anunciar un tsunami es entretenido? ¿O acaso estar en
ese puesto de vigilancia y organismo de alerta, es para divertir o entretener a
la gente? ¿Acaso no hubiera sido mejor dar la alerta y equivocarse en esto, que
cientos de vidas se perdieran?
Estos acontecimientos sucedidos, al menos en nuestro país, han sido
analizados y comentados por periodistas, científicos, políticos y la opinión
pública en general desde el punto de vista del fenómeno en sí, sin embargo,
las explicaciones distan mucho de ser las correctas en cuanto a lo que
realmente se esconde detrás de todo esto que ha ocurrido.
La revelación profética nos dice que en los días previos, al fin de todo,
comenzarían a producirse señales en todo orden de cosas que anunciarán que
el fin del mundo se aproxima sobre los habitantes del mundo, entre las cuales
encontramos los terremotos, estos fenómenos, se producirían en diferentes
partes del mundo, aquí no se habla o se profetiza de simples movimientos de
tierra, No, estamos hablando de terremotos formidables y más aun, si aparte
generan otros fenómenos catastróficos, como aterradores y devastadores
tsunamis.
Pero los hombres los interpretan solamente como fenómenos en sí mismos,
producto del comportamiento normal y natural de la tierra, pero no alcanzan a
ver que detrás de todo esto, se encierra otra explicación de fondo que apunta a
otras causas, para que eventos como un terremoto o cualquier otro fenómeno
se esté produciendo. En otras palabras, los moradores de la tierra no
comprenden, no saben lo que está realmente sucediendo sobre la tierra y lo
que realmente viene sobre esta, que se acerca el cumplimiento de dramáticas
profecías y cuyos eventos cambiarán el curso definitivo de la historia humana.
Así como ocurrió en el pasado donde importantes eventos proféticos se habrían
de cumplir, anunciados por señales previas y que los hombres las desconocían
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y no supieron interpretar para sus días, como lo fue el primer advenimiento de
Cristo, así está sucediendo en la actualidad de la misma manera.
Se nos hace la advertencia que así sucederá en el tiempo del fin, se profetiza
un estado similar de cosas al que se dio en tiempos pasados, pero ahora, en
relación a la comprensión, entendimiento e interpretación de los eventos
finales para nuestro tiempo contemporáneo, Muchos serán limpios, y
emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno
de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. (Dan. 12:10),
Sin embargo, y a pesar que se nos exhorta a través de una gran bendición
apocalíptica, Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ellas escritas; porque el tiempo está cerca.
(Apoc. 1:3), existe mucha gente en nuestro pueblo y fuera de este, que no
posee un cabal entendimiento en cuanto a los eventos venideros, su naturaleza
y cumplimiento y de la manera como estos los afectarán en su vida y para la
eternidad.
Claramente la profecía revela que en el tiempo final, los impíos no
comprenderán lo que realmente está sucediendo sobre la tierra y muchos
acontecimientos que se den, ya sea en la naturaleza o en otro orden de cosas,
los hombres y mujeres los atribuirán a cualquier causa natural, pero menos a la
verdadera, desconociendo así, el cuadro general y real de lo que está
sucediendo y de lo que viene sobre los moradores de la tierra y del planeta.
También se nos revela que todos los eventos actuales relacionados con el
cumplimiento de las profecías para nuestros días, así como el gran suceso final
de la segunda venida de Cristo, serán desconocidos para muchos de los
moradores de la tierra, las Escrituras hablan que los eventos finales serán
como ladrón en la noche, es decir, no los conocerán o no sabrán de que se
trata y no conocerán lo que viene sobre el planeta, para ellos, irrumpirán de
forma abrumadora y sorpresiva sobre muchos habitantes de nuestro tiempo.
Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos,
de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del
Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad,
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entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer
encinta, y no escaparán. (1ª Tes. 5: 1-3)
En tiempo pasado el Señor Dios del cielo reveló sus secretos a sus profetas, y
lo sigue haciendo todavía. El presente y el futuro son igualmente claros para
El, y muestra a sus siervos la historia futura de lo que habrá de ser. El
Omnisciente miró a través de las edades y predijo mediante sus profetas el
levantamiento y la caída de reinos, centenares de años antes de que
ocurrieran los eventos preanunciados. El eco de la voz de Dios se deja
escuchar a través de las edades, diciéndole al hombre lo que ha de
ocurrir. Reyes y príncipes ocupan sus lugares en el tiempo designado.
Ellos piensan que están llevando adelante sus propios propósitos,
pero en realidad están cumpliendo la palabra que Dios dio por medio
de sus profetas. Desempeñan su parte en el desarrollo de los grandes
propósitos de Dios. Se suceden los eventos, y así se cumple la
palabra que Dios ha hablado. Los incrédulos e impíos no disciernen las
señales de los tiempos. En su ignorancia pueden rehusarse a aceptar
el Registro inspirado. (Alza tus ojos, 23 de marzo, el revelador de los
secretos. Pág. 95)
Por otro lado, las respuestas, explicaciones e interpretaciones que los hombres
de ciencia, gente de saber del mundo, autoridades militares y políticas,
religiosas y educacionales y quizás también hasta dentro de nuestro propio
pueblo están haciendo de todos los fenómenos que están ocurriendo en la
naturaleza, y en todo orden de cosas alrededor de la tierra, se atribuyen y
apuntan a cualquier causa menos a la correcta o a lo que realmente significan
como acontecimientos, es decir, se dan respuestas, explicaciones y se hacen
declaraciones desde el punto de vista del fenómeno en sí o desde la
perspectiva científica y política, haciendo referencias a estadísticas y datos del
pasado, para buscar comparaciones o patrones recurrentes en posibilidades
que se vuelvan a cumplir.
Pero claramente se nos revela que los hombres no disciernen las señales de los
tiempos, de esta forma, surgen respuestas como: No tenemos por qué
alarmarnos, debemos de tranquilizarnos, hacemos un llamado a la tranquilidad
62
y a la calma, es simple temporada, es solo un hecho aislado, es algo fortuito,
es un ciclo más que se cumple en la naturaleza, no hay nada que sugiera algo
extraño o alguna anomalía, de modo que paz y seguridad a todos, revelando
con ello un peligroso y grave desconocimiento de lo que realmente está
ocurriendo y gestándose por detrás o en las profundidades de la tierra,
respuestas y actitudes que son semejante a las que se dieron durante el
tiempo del primer advenimiento de Cristo y en otras épocas de hechos
anteriores y posteriores, como lo ocurrido previo al diluvio.
La inspiración, previendo estas interpretaciones de los hombres y mujeres del
tiempo final, reveló claramente que se darían explicaciones y declaraciones
que denunciarían un gran desconocimiento de lo que hay realmente detrás de
estos fenómenos naturales por la falta y el vacio de la revelación profética que
los hombres educados de este tiempo rechazan, tornándose así en necios,
(Rom. 1: 18-32; 2ª Ped. 3: 1-7) creyendo conocerlo todo y lo que no conocen,
es atribuido a cualquier causa menos a la verdadera. (Rom. 8: 19-25)
El espíritu refrenador de Dios se está retirando ahora mismo del
mundo. Los huracanes, las tormentas las tempestades, los incendios
y las inundaciones, los desastres por tierra y mar, se siguen en rápida
sucesión.
La ciencia procura explicar todo esto. Menudean en derredor nuestro
las señales que nos dicen que se acerca el Hijo de Dios, pero son
atribuidas a cualquier causa menos a la verdadera. Los hombres no
pueden discernir a los ángeles que como centinelas refrenan los
cuatro vientos para que no soplen hasta que estén sellados los siervos
de Dios; pero cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá
una escena de contienda que ninguna pluma puede describir. (Joyas de los
Testimonios, tomo 3, págs. 141 15.) (SC. Condiciones mundiales que hace
frente el cristiano. Pág. 66, 67)
Cual profecía, lo escrito en este pasaje, lo podemos apreciar claramente
cumplido en nuestros días y como nunca antes, en los últimos acontecimientos
que han ocurrido tan solo durante esta última semana alrededor de la tierra,
mientras que en nuestro país, estábamos muy preocupados con la catástrofe
63
ocurrida, en otras partes del mundo, también se producían extraños
fenómenos no menores y que tienen muy intrigados y preocupados a los
científicos del mundo por tratar de encontrar las explicaciones debido a tanta
actividad destructiva sobre el planeta y de potenciales catástrofes para más
adelante, esta semana, fue llamada “la rebelión mundial de la naturaleza”.
“Terremotos, olas gigantes, hielos y fumarolas coincidieron en el tiempo”
“Mundo científico intenta explicarse semana más movida del planeta”
Con este título, una columna de un diario chileno relata los acontecimientos de
las últimas horas alrededor del mundo, de la preocupación y del afán de los
científicos por encontrar una respuesta a todos estos fenómenos acontecidos
en la naturaleza y de manera casi simultánea, en la columna, se puede leer
claramente, como las respuestas son variadas por tratar de explicar lo
acontecido, pero si son fenómenos inusuales y que mantienen preocupados a
los hombres de ciencia, entonces ¿Podemos estar seguros que estas son las
respuestas correctas?
Las catástrofes que han azotado al mundo en los últimos días, entre las que
destaca el megaterremoto chileno, tienen de cabeza a los científicos del
mundo. Expertos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) afirman que
las seguidillas de terremotos en Japón, Chile y Corea no están relacionadas
entre sí.
John Bellini, geofísico de dicha institución, admitió a Efe que el mundo ha
tenido una “semana agitada”, pero afirmó que los sismos no están vinculados
entre sí. Eso significa además que el terremoto de enero en Haití no estuvo
relacionado con el que estremeció las islas japonesas de Ryukyu a finales de
febrero.
En cualquier año, añadió Bellini, hay un promedio de 140 a 150 terremotos con
magnitudes de 6 a 6,9 grados, “más de dos por semana” indicó. Estos
movimientos “ocurren en las regiones geológicas propensas a los sismos y,
considerando los datos a largo plazo, nada está ocurriendo que sea anormal”,
señaló. “Hemos tenido una semana agitada, pero eso tampoco es
excepcional”, concluyó.
64
Olas gigantes
En solo unas semanas, además, medio centenar de barcos han quedado
atrapados en el hielo del mar báltico y una ola gigante ha acabado con la vida
de dos personas en un crucero. ¿Cuál es la explicación de todos estos
fenómenos?
¿Según el decano de Colegios de ingenieros navales y oceánicos (COIN),
Manuel Moreau Munaiz, los barcos atrapados en el hielo del Báltico no pudieron
hacerle frente a la ola de frío especialmente intensa y “posiblemente más
súbita” del último tiempo.
En cuanto a las dos personas muertas al embestir una ola gigante contra un
crucero en Barcelona, la tragedia se debió a un fenómeno poco habitual. Una
tormenta como la que produjo la ola se da, aproximadamente, una vez al año,
según confirma el científico español Enrique Álvarez. Y para José Manuel
Martínez, sismólogo del Instituto geográfico nacional de España, no existe
relación entre los últimos grandes sismos. ¿Qué explica entonces esta
conjunción de tragedias? (Internacional. Sábado 6 de marzo del 2010/ Las
últimas noticias. Página 24)
De esta manera, muchos de los fenómenos naturales de carácter catastróficos
que están marcando la actual sociedad y modificando los planes y las agendas
de los grandes países, son explicados de forma científica, del fenómeno en sí
mismo y estas respuestas son las que tranquilizan a la gente, a las multitudes
y hasta los mismos profesos discípulos de Cristo del tiempo del fin.
Todo lo que está sucediendo en el mundo, muchas veces de manera insólita,
extraña y como nunca antes lo hemos vivido como humanidad hasta aquí,
mantiene preocupados a muchos quienes viven en la actualidad, muchos no
saben comprender y reconocer lo que realmente está ocurriendo sobre la
tierra, muchos no saben interpretar, no solo lo que se está gestando en la
naturaleza, como lo acontecido durante esta semana, sino las conductas y
señales que la actual sociedad está emitiendo, tal como lo escribió hace un par
de años el periodista Chileno Fernando Paulese, al referirse sobre el actual
65
estado de cosas y como llegar a comprender y comunicar mejor lo que
realmente ocurre.
Trabajo donde me gusta y donde me preparé para trabajar. Y eso no lo puede
decir la mayoría de chilenos, que se desarrolla en actividades laborales
obligadas, o en el lo que ofrecen, o en lo que se ha hecho siempre, no en
aquello que se sueña. Soy periodista, me meto en la cabeza de gente que no
conozco, que no me ha votado jamás para representarla, que con frecuencia
cree lo que digo, contribuyendo a modelar sus actitudes y a determinar
algunas de sus conductas. Mi método es simple y lo comparto con miles de
colegas: le cuento a la gente lo que está pasando. Sólo que, desde hace un
buen tiempo, no tengo cabal idea de lo que pasa.
No me refiero a las noticias diarias, al evento político de turno, al juego de
ganadores y perdedores que abunda en los registros periodísticos y que son
perfectamente, tediosamente, comprensibles, sino al marco más amplio de
para donde va todo esto, qué sentido tiene el día a día de entrevistas y datos
en un orden que está cambiando aceleradamente, pero que cuesta mucho
entender sus códigos. Por lo tanto, cuesta mucho más explicarlo a otros.
Chile, periodísticamente, se mira al ombligo como si no hubiera nada más
importante en el planeta. Nuestras cuitas, vivencias y estupideces se
consideran imbatibles. Damos cuenta de ellas con sentido epopéyico,
apoyados en las herramientas que las ideas de periodismo y, sobre todo, la
práctica rutinaria de la profesión han fijado por décadas. Son herramientas
que ya no sirven o son insuficientes para saber y explicar lo que pasa.
Hemos aprendido a juzgar antes de formarnos opinión a través de buena
información. Se nos ha olvidado saber cómo buscarla independientemente y
dependemos de fuentes interesadas en las que delegamos la veracidad de lo
que dicen. No sabemos leer balances ni presupuestos, que permitan evaluar lo
que se nos dice de la economía; no entendemos las investigaciones científicas,
por lo que cedemos nuestra credibilidad al biólogo, físico o astrónomo que
entrevistamos; nos superan las matemáticas y las estadísticas, lo que nos
impide seguir procesos y aquilatar tendencias.
66
Para entender lo que pasa no nos sirve la pirámide invertida, ni la división de la
información por géneros periodísticos, ni reportear en manada en frentes fijos,
ni fijar la verdad en alguna parte entre dos opiniones extremas. Necesitamos
renovar las herramientas, complementando nuestro pretendido monopolio
humanista con la comprensión de la ciencia y sus razones.
Los periodistas hemos renunciado a dar cuenta de la anticipación de eventos
noticiosos, porque no tenemos lenguaje ni códigos para hacer visibles e
interpretar sus procesos de gestación. (Fernando Paulsen. Domingo 18 de
marzo del 2007 La tercera reportajes. Pág. 3)
Existen muchos códigos que están emergiendo de la actual sociedad en que
vivimos, pero que son irreconocibles y difíciles de interpretar para la mayoría
de las personas que viven hoy. Al parecer, la actual sociedad se está
moviendo al ritmo de los acontecimientos mundiales hacia un peligroso
precipicio del cual no hay salida.
Pero, ¿Sabemos qué significan, realmente todos estos fenómenos que se están
dando actualmente en la naturaleza y de manera especial en los últimos días?
¿Tienen un propósito o son fuerzas simplemente descontroladas pero
completamente normales y esperadas? ¿Qué significó, más allá de las causas
naturales o científicas que estuvieron relacionadas, el devastador paso del
huracán Catrina, dejando una estela de destrucción y miles de muertos en
medio una ciudad populosa completamente destruida y devastada por estas
fuerzas destructivas de la naturaleza?
¿Por qué se produjo, qué lo produjo, qué poderes estaban detrás de este
fenómeno y cuál es su parte entre los acontecimientos que prepararán el
escenario, aun mayor, para los eventos ya finales de la historia de este
planeta? ¿Qué significó el destructivo terremoto y poderoso tsunami en
Sumatra, el terremoto en Haití y nuevamente terremoto y tsunami, ahora y
esta vez, en Chile?
Pero, ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Por qué la tierra se está comportando
de esta manera? ¿Lo que hemos visto hasta el momento, es lo que tenemos
que esperar? o ¿Lo que realmente viene, aun no se manifiesta en su máxima
67
expresión sobre la tierra? ¿Cuáles son las causas reales de estos eventos? ¿Por
qué está sucediendo ahora? todas estas preguntas y muchas más, se
encuentran en la mente de personas preocupadas por estos temas de
tremenda importancia, si tuviéramos que dar respuestas a estas preguntas la
respuesta sería de un panorama desolador y catastrófico que viene sobre la
tierra, la situación se está convirtiendo en una alarmante preocupación
mundial y el desfalleciente espíritu humano al contemplar el porvenir, hoy más
que en ningún otro tiempo, encuentra un real significado en las proféticas
palabras de Cristo. “Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación
de las cosas que sobrevendrán en la tierra.” (Luc. 21:26)
Los hombres de ciencia y organismos afines, solamente ven lo que está por
delante, el fenómeno y sus correspondientes efectos sobre la tierra y donde
estos se atribuyen a cualquier causa y ¿cuáles pueden ser?, la respuesta es un
verdadero abanico de posibilidades y respuestas, las cuales todas convergen
en fenómenos netamente naturales y desorganizados de la naturaleza sin el
control del ser humano, es decir, y en otras palabras, se trata de fenómenos
completamente normales, propios de un cierto tiempo o ciclo a cumplirse sobre
la tierra o al comienzo de la temporada de esto o de lo otro.
Pero en ningún momento, se da una respuesta que pueda ir más allá de los
fenómenos, claro está, no es el campo de la ciencia en estos casos, pero que
finalmente, la mayoría toman estas respuestas como concluyentes y
tranquilizadoras, cerrando así cualquier otra posibilidad al respecto.
Cuando están en dificultad, los filósofos y los hombres de ciencia procuran
satisfacer su mente sin apelar a Dios. Ventilan su filosofía acerca de los cielos
y de la tierra, explicando plagas, pestilencias, epidemias, terremotos y
hambres, por sus supuestas ciencias. Las cuestiones relativas a la creación y
la providencia procuran resolverlas diciendo: Es la ley de la naturaleza.
(Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la educación
Cristiana. Sección XII La Biblia en la Educación. Cap. 62 Por no estudiar la
palabra de Dios.)
¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así
como de la destrucción producida por incendios e inundaciones, con
68
gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente estas
calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorganizadas y
desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano;
pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se cuentan
entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar
en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.-PR 207 (c.
1914). (EUD. Cap. 2 Señales del pronto regreso de Cristo. Pág. 17 (29, 30)
Sin embargo, la revelación nos dice que esto no es así, no es casualidad o
simple coincidencia o que puedan ser fenómenos netamente naturales
desordenados, desarrollados y desatados en un determinado ciclo de tiempo,
se nos revela que tienen y obedecen a un propósito definido, convirtiéndose en
un instrumento de advertencia hacia los moradores de la tierra sobre peligros
aun mayores que están por venir, así como obligar a los hombres y mujeres a
una profunda reflexión en vista de la crisis venidera.
Dios tiene un propósito al permitir que ocurran estas calamidades.
Son uno de sus medios para llamar a los hombres y mujeres a la
reflexión. Mediante fenómenos insólitos a través de la naturaleza,
Dios expresará a los incrédulos agentes humanos aquello que ha revelado
claramente en su Palabra.-19MR 279 (1902). (EUD. Cap. 2 Señales del pronto
regreso de Cristo. Pág. 17 (29, 30)
Lamentablemente, nadie o muy pocos en el mundo son los que se atreven a
aceptar las advertencias que el Señor nos hace en la revelación profética o las
explicaciones y propósitos de estos acontecimientos catastróficos en el plan de
Dios, en vez de eso, se generan discusiones al margen de las situaciones que
finalmente no llevan a ninguna parte.
Los hombres y mujeres de este tiempo, buscan explicaciones y respuestas
fuera de la verdadera revelación profética dada para este tiempo y las cuales
se encuentran muy alejadas del verdadero propósito y sentido que tienen estos
acontecimientos naturales o en cualquier orden de cosas a la luz de la palabra
profética y en los planes de Dios.
69
Aunque los hombres busquen explicaciones para los acontecimientos que
están sucediendo sobre la tierra, sin embargo, las interpretaciones son
equivocadas, erróneas, muchos están profetizando el fin del mundo para el 21
de diciembre del año 2012 según el término de las profecías del calendario
Maya, Hopi, Hindú, las cuales, según estas predicciones acerca del futuro de la
tierra, se cumplirán en esa fecha señalada y por otro lado, para la mayoría de
la gente, científicos y especialmente teólogos modernos, lo revelado por
Nostradamus es considerado como divino y la voz infalible y máxima autoridad
en materia de profecías y eventos escatológicos.
Podemos ver programas de Televisión especializados de carácter serio y
científicos, cuyos reportajes sobre el estado actual de las cosas y de los
eventos venideros sobre la tierra, se basan en este tipo de documentaciones
“proféticas” especialmente, en los escritos del brujo francés, Michel de
Nostredamus, los cuales están entrelazados con interpretaciones preteristas y
futuristas del libro del Apocalipsis, esta mezcla mortal, está confundiendo a la
mayoría de las personas, sobre en qué consiste realmente el fin del mundo y
qué tipo de acontecimientos realmente van a suceder sobre la tierra y cuándo
van a suceder, se habla de una extinción total de la especie, para otros, es un
nuevo comienzo de otro ciclo que se inicia sobre la tierra y para la mayoría de
los cristianos, el comienzo de un nuevo milenio de paz.
El mundo religioso desconoce los tiempos y señales de los últimos
días
No solo puede apreciarse este desconocimiento de las señales y de los tiempos
que vivimos entre el mundo científico y en general, sino también, en los
diversos y amplios sectores religiosos de esta época.
El mundo Cristiano debería de estar a la cabeza y ser un verdadero atalaya en
advertir y anunciar al mundo los tiempos en que vivimos, sus líderes deberían
de saber reconocer e interpretar las señales de los tiempos como signos
alarmantes y precursores que anuncian que el fin de todas las cosas se acerca
rápidamente.
70
Sin embargo, la iglesia en general en estos días se ha unido con el mundo,
defiende lo que el mundo ama y estima como sublime, y por lo tanto, no
despierta oposición alguna, se nos llama evangélicos, y quizás pueda haber un
poco de verdad en esto, así como también se nos llama de protestantes pero…
¿Protestantes? está bien… ¿Pero de qué?
Otro asunto hay de más importancia aún, que debería llamar la atención de las
iglesias en el día de hoy. El apóstol Pablo declara que "todos los que quieren
vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución." (2 Timoteo 3: 12.) ¿Por
qué, entonces, parece adormecida la persecución en nuestros días? El único
motivo es que la iglesia se ha conformado a las reglas del mundo y por lo tanto
no despierta oposición.
La religión que se profesa hoy no tiene el carácter puro y santo que
distinguiera a la fe cristiana en los días de Cristo y sus apóstoles. Si el
cristianismo es aparentemente tan popular en el mundo, ello se debe tan sólo
al espíritu de transigencia con el pecado, a que las grandes verdades de la
Palabra de Dios son miradas con indiferencia, y a la poca piedad vital que hay
en la iglesia. Revivan la fe y el poder de la iglesia primitiva, y el espíritu de
persecución revivirá también y el fuego de la persecución volverá a
encenderse. (CS. Cap. 2 La fe de los Mártires. Pág. 52)
En su amistad con el mundo, la iglesia ha logrado asimilar las filosofías y
doctrinas postmodernistas y relativistas de este tiempo, las cuales han
oscurecido las grandes verdades y normas de la palabra de Dios y de manera
especial, influenciado los principios que son para este tiempo final.
Muchos que profesan creer en el evangelio de Cristo, niegan verdades
fundamentales de la Biblia, así como las contenidas en los libros proféticos
como Daniel y Apocalipsis, que revelan y delinean claramente los eventos
finales y decisivos de la historia de este mundo. Estos importantes libros no
son aceptados plenamente como palabra de Dios y si lo son, son interpretadas
sus profecías como fabulas y alegorías o cuyos contenidos se cumplieron en el
pasado lejano de la iglesia o bien cuyas profecías se cumplirán en un futuro
muy distante de nuestra actual sociedad y orden de cosas.
71
Por otro lado, las profecías sobre el fin del mundo, son dejadas de lado por
estar contenidas en libros que son misteriosos y cuya simbología es una gran
incógnita que le concierne solo a Dios resolver, de esta forma, el diablo ha
logrado apartar la mirada o interés de los cristianos de este tiempo de libros
cuyo contenido determinará solemnemente el destino de todos los que viven
sobre la tierra en esta época y que revela, los poderes que se levantarán y
gobernarán sobre la tierra poco antes que Cristo venga.
El fallecido Papa Juan Pablo II, años antes que terminara el milenio hizo
declaraciones refiriéndose al fin de los tiempos debido el temor y angustia
evidente de la gente al acercarse el año 2000 y las expectativas en aumento al
comenzar el próximo tercer milenio, en tales afirmaciones, negó rotundamente
en sus días, la proximidad del Apocalipsis.
ROMA.- Para desilusión de los adventistas del séptimo día, los Testigos de
Jehová y los seguidores de Nostredamus, pero para alivio de casi todo el resto,
el Papa Juan Pablo II declaró que el mundo no está a punto de acabarse. El
Sumo Pontífice señaló que el mundo estaba condenado a terminar “en algún
punto”, pero no hay una fecha fija, “ni puede uno deducirlo de la Biblia”.
Aseguró que el fin del mundo no estaba próximo, ni tampoco sería en un futuro
cercano, y manifestó que los temores de que el nuevo mileno anunciaría el
juicio Final eran infundados.
Al hablar sobre “La segunda venida de Cristo al final de todas las cosas”, el
Papa señaló que intentos por predecir el fin del mundo eran “ilusorios y
engañosos”.
“La historia está avanzando hacia su conclusión pero Cristo no indicó ningún
plazo final cronológico”, precisó. Las visiones apocalípticas se tenían que tomar
“simbólicamente”, como imágenes de la “posición precaria de la humanidad y
el poder soberano de Cristo”. (The Times. Publicado en El Mercurio – Lunes 27
de Abril de 1998)
De esta forma, un mundo gobernado religiosamente por este influyente poder,
es notablemente movido a deponer todos sus temores y credibilidad en las
profecías apocalípticas, debido a que, Las visiones apocalípticas se tenían que
72
tomar “simbólicamente”, como imágenes de la “posición precaria de la
humanidad y el poder soberano de Cristo”. En otras palabras, como algo
alegórico que solamente revelaban la precariedad del hombre.
Bajo esta lógica, entonces podemos esperar que el mundo Católico y
protestante desconozcan realmente lo que viene sobre la tierra y estarían
completamente ciegos a las señales, códigos y signos que revelan que estamos
en el tramo final de la línea cronológica de la profecía del fin.
En cambio y muy por el contrario, el mismo Apocalipsis señala que es, La
revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las
cosas que deben suceder pronto; (Apoc. 1: 1), mientras que en otra parte
del mismo libro, Juan escribe, Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas.
Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para
mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí,
vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de
este libro. (Apoc. 22: 6)
Hoy el mundo religioso desconoce los tiempos en que vivimos, las
interpretaciones que se están haciendo del libro del Apocalipsis y otros escritos
proféticos de la Biblia, están muy alejadas de lo que habían visto, escrito y de
lo que realmente se les había revelado a los profetas en su momento. Hoy, más
que en ninguna otra época de la historia del cristianismo se ha dejado de
hablar desde los púlpitos sobre la segunda venida de Cristo y del fin de todas
las cosas, esto revela que la iglesia no tiene ni la más mínima idea del tiempo
en que vive y de lo que realmente significan todos estos acontecimientos que
están sucediendo sobre la tierra.
Por otro lado, si la iglesia reconociera los tiempos proféticos en que vive e
interpretara asimismo los eventos y acontecimientos que están ya ocurriendo
en nuestros días, como señales que anuncian que el tiempo de gracia se
termina rápidamente y que Cristo pronto volverá, el mensaje del advenimiento,
cual advertencia seria y solemne para todos los moradores de la tierra, hace
tiempo que hubiera retornado a los púlpitos y vida de las iglesias de este
tiempo. Sin embargo, la iglesia desconoce lo que realmente está sucediendo
sobre la tierra.
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Las iglesias protestantes se hallan sumidas en grandes tinieblas, pues
de lo contrario discernirían las señales de los tiempos. (CS. Cap. 36 La
libertad de Conciencia Amenazada. Pág. 621)
Evidentemente, las iglesias protestantes y el mundo religioso en general,
discernirían las señales de los tiempos si no estuvieran en tinieblas, pero
claramente podemos ver que la condición es otra, es muy raro escuchar hablar
sobre los eventos finales desde la perspectiva de que Cristo viene, al contrario,
los púlpitos calman los temores de la gente con mensajes de paz y de
seguridad, mientras que líderes religiosos y predicadores permisivos hacen
fervorosos llamados a la calma y a la prosperidad en esta tierra, a deponer los
temores de un fin del mundo para un futuro cercano, así, las iglesias respiran
con un gran alivio y tranquilidad, mientras son arrulladas peligrosamente por
sus propios pastores, y de saber que el Apocalipsis no es para sus días.
Estas profundas y densas tinieblas en que se hayan sumidas las iglesias
protestantes de hoy, se pueden traducir sin lugar a dudas en un
desconocimiento y ceguera espiritual que les impide ver claramente las
señales y reconocer los tiempos en que vivimos y de interpretar estos signos
como el fin de todas las cosas que está muy cerca, esto quedó claramente en
evidencia, por otro lado, y hace un par de años atrás, en EE.UU. con la
fragilidad de la memoria histórica y bíblica del hombre.
Debido a las intensas persecuciones y crueles ejecuciones bajo el poder de la
inquisición católica, que marcaron la historia de la edad media en gran parte
de Europa, muchos cristianos no podían encontrar alivio y tranquilidad para
adorar a Dios según los dictados de su conciencia, sin antes sacrificar su
integridad física y deponer así sus vidas.
La crueldad manifestada a través de la persecución, la hoguera, y los más
diversos y diabólicos instrumentos de tortura, los cuales llegaban a hacer
suspirar por la muerte a las víctimas como por un dulce alivio, llevaron a
muchos a quienes sufrieron esta opresión a buscar alivio y libertad en otras
tierras o lugares y de escapar así, de este poder cruel, déspota y opresor.
74
Fue así, que desde Europa llegaron los primeros colonos a las costas de Norte
América en busca de libertad religiosa, las travesías, entre los cuales podemos
contar el primer viaje con inmigrantes de toda Europa a bordo del May flawer,
arribó este por primera vez a la Bahía de plimuch en noviembre de 1620 y
cuyos inmigrantes comenzarían a darle forma a América, tierra de libertades.
A través del tiempo, superando obstáculos, las inclemencias del clima y más
adelante, entre el humo de los cañones y el grito de cientos de hombres que
en los campos de batalla le dieron surgimiento a lo que son hoy los EE.UU. de
Norte América. Ya para 1776 se firma el acta de la declaración de
independencia de la joven nación, que llegaba a crecer cual planta en tierra
solitaria y cuya constitución establecía la libre adoración a Dios, según los
dictados de conciencia, así, como la separación entre el poder de la iglesia y
del estado.
De esta manera, la tierra ayudó a la mujer, (Apoc. 12: 16) la iglesia cruelmente
perseguida bajo el poder papal, que por largos 1260 años se opuso a la verdad
de la iglesia apostólica primitiva, condenando y martirizando cruelmente a
cientos y miles de hombres, ancianos, mujeres y niños y cuya sangre, aun
hasta nuestros días clama por venganza de tan altanero y déspota poder,
encontraba así, en los EE.UU. de Norte América que llegó a hacer para muchos
la tierra gloriosa, la forma de adorar a Dios en plena libertad de conciencia.
Sin embargo, sorprende ver que a través del tiempo, que los hombres y
mujeres, hijos y descendientes de aquellos mismos colonos que fundaron
aquella república y que fueron víctimas de la crueldad papal de la edad media,
recibieran y extendieran sus manos a ese mismo poder hoy en día, no hablo de
algo normal como el darle la bienvenida a cualquier mortal, no, hablo de
honores que llegan al punto de superar el protocolo que se le puede hacer aun
jefe de estado en calidad de visita a una determinada nación.
La visita del Papa Benedicto XVI en abril del año 2008 a los EE.UU., puso en
evidencia esta fragilidad de la memoria histórica y bíblica del hombre. Muchos
quizás dirán hoy, es que los tiempos han cambiado, que vivimos en medio de
una época dónde el amor, el respeto, la paz, la hermandad, deberían de primar
con la solidaridad hacia los demás. Otros tal vez pudieran decir, es que la
75
declaración internacional de los DD.HH. de las naciones unidas (ONU) impide
que lo ocurrido en el pasado vuelva a repetirse en tiempos de tanta luz,
democracia y libertad como los de ahora, y quizás también se puedan escuchar
voces como, todo ha cambiado en nuestros días y Roma ya no es la misma de
antes ¿Será esto realmente así? ¿Qué dice la inspiración?
La iglesia católica le pone actualmente al mundo una cara apacible, y presenta
disculpas por sus horribles crueldades. Se ha puesto vestiduras como las de
Cristo; pero en realidad no ha cambiado. Todos los principios formulados por el
papismo en edades pasadas subsisten en nuestros días. Las doctrinas
inventadas en los siglos más tenebrosos siguen profesándose aún. Nadie se
engañe.
El papado que los protestantes están ahora tan dispuestos a honrar, es el
mismo que gobernaba al mundo en tiempos de la Reforma, cuando se
levantaron hombres de Dios con peligro de sus vidas para denunciar la
iniquidad de él. El romanismo sostiene las mismas orgullosas pretensiones con
que supo dominar sobre reyes y príncipes y arrogarse las prerrogativas de
Dios. Su espíritu no es hoy menos cruel ni despótico que cuando destruía la
libertad humana y mataba a los santos del Altísimo. (CS. Cap. 36 La Libertad de
Conciencia Amenazada. Pág. 627)
La iglesia papal no abandonará nunca su pretensión a la infalibilidad. Todo lo
que ha hecho al perseguir a los que rechazaban sus dogmas lo da por santo y
bueno; ¿y quién asegura que no volvería a las andadas siempre que se le
presentase la oportunidad? Deróguense las medidas restrictivas impuestas en
la actualidad por los gobiernos civiles y déjesele a Roma que recupere su
antiguo poder y se verán resucitar en el acto su tiranía y sus persecuciones.
(CS. Cap. 36 La Libertad de Conciencia Amenazada. Pág. 620)
El papado es el mismo de ayer y sus pretensiones de dominio mundial no han
cambiado en lo más mínimo, su tiranía y crueldad, siguen siendo la misma de
antes, es más, se nos advierte a través de la revelación apocalíptica, que este
poder retornará a los mismos y crueles actos del pasado que lo caracterizaron
y que marcaron la historia pasada. (Apoc. 13: 3)
76
Pero entonces ¿qué ha ocurrido en los EE.UU.? ¿Algo realmente cambió? Pues
de hecho, esta visita papal, ha puesto en manifiesta evidencia que
efectivamente algo ha ocurrido y que se ha verificado un gran cambio en esa
nación. La inspiración nos revela que sí, efectivamente ha ocurrido una
considerable alotropía religiosa, política y social, pero que esta no ha tenido
lugar en el papado, sino que increíblemente, en la mentalidad del mundo
protestante de las iglesias de los EE.UU.
Los protestantes consideran hoy al romanismo con más favor que años atrás.
En los países donde no predomina y donde los partidarios del papa siguen una
política de conciliación para ganar influjo, se nota una indiferencia creciente
respecto a las doctrinas que separan a las iglesias reformadas de la jerarquía
papal; entre los protestantes está ganando terreno la opinión de que, al fin y al
cabo, en los puntos vitales las divergencias no son tan grandes como se
suponía, y que unas pequeñas concesiones de su parte los pondrían en mejor
inteligencia con Roma. Tiempo hubo en que los protestantes estimaban
altamente la libertad de conciencia adquirida a costa de tantos sacrificios.
Enseñaban a sus hijos a tener en aborrecimiento al papado y sostenían que
tratar de congeniar con Roma equivaldría a traicionar la causa de Dios. Pero
¡cuán diferentes son los sentimientos expresados hoy!
Los defensores del papado declaran que la iglesia ha sido calumniada, y el
mundo protestante se inclina a creerlo. Muchos sostienen que es injusto juzgar
a la iglesia de nuestros días por las abominaciones y los absurdos que la
caracterizaron cuando dominaba en los siglos de ignorancia y de tinieblas.
Tratan de excusar sus horribles crueldades como si fueran resultado de la
barbarie de la época, y arguyen que las influencias de la civilización moderna
han modificado los sentimientos de ella.
¿Habrán olvidado estas personas las pretensiones de infalibilidad sostenidas
durante ochocientos años por tan altanero poder? Lejos de abandonar este
aserto lo ha afirmado en el siglo XIX de un modo más positivo que nunca antes.
77
Como Roma asegura que la iglesia "nunca erró; ni errará jamás, según las
Escrituras" (Juan L. von Mosheim, Institutes of Ecclesiastical History, libro 3,
siglo XI, parte 2, cap. 2, nota 17), ¿cómo podrá renunciar a los principios que
amoldaron su conducta en las edades pasadas? (CS. Cap. 36 La Libertad de
Conciencia Amenazada. Pág. 620)
Los protestantes se han entremetido con el papado y lo han patrocinado; han
hecho transigencias y concesiones que sorprenden a los mismos papistas y les
resultan incomprensibles. Los hombres cierran los ojos ante el verdadero
carácter del romanismo, ante los peligros que hay que temer de su
supremacía. Hay necesidad de despertar al pueblo para hacerle rechazar los
avances de este enemigo peligrosísimo de la libertad civil y religiosa. (CS. Cap.
36 La Libertad de Conciencia Amenazada. Pág. 622)
No sin razón se ha asegurado que en los países protestantes el catolicismo no
difiere ya tanto del protestantismo como antes. Se ha verificado un cambio;
pero no es el papado el que ha cambiado. El catolicismo se parece mucho en
verdad al protestantismo de hoy día debido a lo mucho que éste ha
degenerado desde los días de los reformadores.
Mientras las iglesias protestantes han estado buscando el favor del mundo, una
falsa caridad las ha cegado. Se figuran que es justo pensar bien de todo mal; y
el resultado inevitable será que al fin pensarán mal de todo bien. En lugar de
salir en defensa de la fe que fue dada antiguamente a los santos, no parecen
sino disculparse ante Roma por haberla juzgado con tan poca caridad y pedirle
perdón por la estrechez de miras que manifestaron.
Muchos, aun entre los que no favorecen al romanismo, se dan poca cuenta del
peligro con que les amenaza el poder y la influencia de Roma. Insisten en que
las tinieblas intelectuales y morales que prevalecían en la Edad Media
favorecían la propagación de sus dogmas y supersticiones junto con la
opresión, y que el mayor caudal de inteligencia de los tiempos modernos, la
difusión general de conocimientos y la libertad siempre mayor en materia de
78
religión, impiden el reavivamiento de la intolerancia y de la tiranía. Se ridiculiza
la misma idea de que pudiera volver un estado de cosas semejante en nuestros
tiempos de luces.
Es verdad que sobre esta generación brilla mucha luz intelectual, moral y
religiosa. De las páginas abiertas de la santa Palabra de Dios, ha brotado luz
del cielo sobre la tierra. Pero no hay que olvidar que cuanto mayor sea la luz
concedida, tanto más densas también son las tinieblas de aquellos que la
pervierten o la rechazan. (CS. Cap. 36 La Libertad de Conciencia Amenazada.
Pág. 628, 629)
Un estudio de la Biblia hecho con oración mostraría a los protestantes el
verdadero carácter del papado y se lo haría aborrecer y rehuir; pero muchos
son tan sabios en su propia opinión que no sienten ninguna necesidad de
buscar humildemente a Dios para ser conducidos a la verdad. Aunque se
enorgullecen de su ilustración, desconocen tanto las Sagradas Escrituras como
el poder de Dios. Necesitan algo para calmar sus conciencias, y buscan lo que
es menos espiritual y humillante.
Lo que desean es un modo de olvidar a Dios, pero que parezca recordarlo. El
papado responde perfectamente a las necesidades de todas esas personas. Es
adecuado a dos clases de seres humanos que abarcan casi a todo el mundo:
los que quisieran salvarse por sus méritos, y los que quisieran salvarse en sus
pecados. Tal es el secreto de su poder. (CS. Cap. 36 La Libertad de Conciencia
Amenazada. Pág. 629)
¿Será a caso que son los tiempos los que cambian? ¿Serán las personas? pero
¿Qué hace que una persona o grupos de ellas cambien tanto? ¿Será acaso el
hecho de dejar de mirar la historia pasada de los acontecimientos y eventos de
hombres y mujeres que forjaron y dieron comienzo a una nación? ¿Serán acaso
las nuevas filosofías contemporáneas, humanistas y de DD.HH, las que
contribuyen a amoldar las mentalidades y dejar de recordar las verdades
objetivas del pasado para desdibujar la verdad objetiva encontrada en los
79
hechos históricos innegables de tiempos atrás?, ¿Qué ha cambiado? ¿Y por qué
tan grave alotropía nacional se ha producido?
A tal punto y profundidad se ha efectuado este gran cambio, que el mismo
presidente de los EE.UU. George W. Bush, recibió al Papa con los máximos
honores, yendo él mismo en persona a recibirlo a la base militar Andrew en su
llegada a suelo Norteamericano, cosa que ningún presidente en ningún otro
tiempo ha hecho, además, le abrió las puertas de la casa blanca, donde allí se
le rindieron honores que superaban a los de cualquier jefe de estado, era
como…,… si “Dios” hubiera descendido a la tierra gloriosa.
En un artículo católico escrito por P. Félix Jiménez, un Tutor escolapio, titulado
“un canto a la viña”, este hace una comparación y aplicación de un pasaje
bíblico utilizando el libro del profeta Isaías 5: 1 – 2 para en glosarlo al Papa
Benedicto XVI tras su visita a los estados Unidos, Félix Jiménez afirma:
Todos los viajes papales son triunfales:
Escenarios grandiosos, autoridades cordiales, multitudes entusiastas, discursos
previsibles, encuentros con líderes de otras religiones, ambientes de concierto
y de fiesta y en el centro, la estrella del día, el Papa.
Para un profesor tímido y tradicional, invocador de la “obediencia y la
autoridad” y convertido en Papa, este espectáculo “American Idol”, que sólo
los americanos saben montar, tuvo que ser una experiencia inolvidable.
Transformó su imagen y la humanizó. El presidente Bush quiso ser el primero
en darle la bienvenida en el aeropuerto. Gesto, más que de amistad, de
sintonía ideológica. Dicen algunos comentaristas que Bush es un criptocatólico
por sus afirmaciones y sus muchos colaboradores católicos.
Bush, el protestante, dijo “la Iglesia es la roca” y “cuando miro a los ojos del
papa veo a Dios” y le abrió las puertas de la Casa Blanca y le ofreció un party
multitudinario para celebrar su cumpleaños. (Entrevista realizada al mismo
80
presidente Bush, por el periodista de Eternal Word Televisión Network (EWTN)
Raymond Arroyo, sobre la visita del Papa Benedicto XVI a los EE.UU
(http://iberistas.com)
La visita de Benedicto XVI, presente en todas las cadenas de
televisión y en todos los periódicos, ha constituido una gran
experiencia religiosa.
Ningún líder es capaz de movilizar a los poderosos y a los humildes.
(http://www.parroquiaelpilarsoria.es/cantoalavina.htm)
Realmente fueron estos, momentos históricos los que se vivieron en los EE.UU.
con la visita Papal, que si aquellos primeros colonos hubieran llegado a
contemplar en el futuro estos impresionantes actos y escenas de sus propios
hijos y descendientes, cuál impotencia y asombro los hubiera embargado.
De esta manera, estos acontecimientos ocurridos hace un par de años atrás en
los EE.UU. dejan de manifiesto claramente que las iglesias protestantes de esa
nación se están preparando para repetir una vez más, los mismos errores que
cometieron tantos y miles en la historia pasada, que llegado el momento, no
supieron reconocer las señales de los tiempos, no supieron reconocer e
interpretar los códigos, signos y patrones que alertaban que un gran evento
profético estaba cumpliéndose o a punto de hacerlo.
Realmente el mundo cristiano en general, no tiene ni la más mínima idea hacia
adonde se dirige, las iglesias protestantes se han unido entre sí, e
increíblemente con este mismo poder, que sin darse cuenta, los encadenará al
carro papal.
Los protestantes no están sabiendo reconocer las señales de los tiempos,
mientras que los eventos que ya están ocurriendo en todo orden de cosas, son
interpretados bajo la influencia de este poder, quien lidera y hace cabeza en el
ecumenismo, y sobre la base de las filosofías y doctrinas humanistas de este
tiempo. ¿Hacia dónde conducirá finalmente todo esto? ¿Cuál será el fin último
que tendrá el desconocimiento de las señales de los tiempos? ¿Están en un
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grave peligro, no solo el mundo, sino también los mismos protestantes de
nuestros días frente a este astuto poder?
Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de
Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica
romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy
como en siglos pasados. Poco saben los protestantes lo que están haciendo al
proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo.
Mientras ellos tratan de realizar su propósito, Roma tiene su mira puesta en el
restablecimiento de su poder, y tiende a recuperar su supremacía perdida.
Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear
o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las
observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la
del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará
asegurado en la gran República de la América del Norte.
La Palabra de Dios ha dado advertencias respecto a tan inminente peligro;
descuide estos avisos y el mundo protestante sabrá cuáles son los verdaderos
propósitos de Roma, pero ya será tarde para salir de la trampa. Roma está
aumentando sigilosamente su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su
influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los
hombres. Ya está levantando sus soberbios e imponentes edificios en cuyos
secretos recintos reanudará sus antiguas persecuciones. Está acumulando
ocultamente sus fuerzas y sin despertar sospechas para alcanzar sus propios
fines y para dar el golpe en su debido tiempo. Todo lo que Roma desea es
asegurarse alguna ventaja, y ésta ya le ha sido concedida. Pronto veremos y
palparemos los propósitos del romanismo. Cualquiera que crea u obedezca a la
Palabra de Dios incurrirá en oprobio y persecución. (CS. Cap. 36 La Libertad de
Conciencia Amenazada. Pág. 638)
¿Qué llevará finalmente al mundo religioso protestante a solidificar y concretar
dicha rendición a los pies del trono papal? ¿Qué papel jugarán los desastres y
catástrofes en esta unión mundial definitiva? ¿De qué manera las iglesias y
todo el mundo religioso y secular interpretarán en nuestros días las señales de
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los tiempos, como lo son los devastadores desastres y catástrofes que se
producen en la naturaleza en la actualidad?
Se repite la historia pasada entre los hombres
¿Será que estamos repitiendo la historia del tiempo antediluviano, de aquellos
hombres y mujeres que se creían superiores y podían así desentrañar dando
explicaciones y respuestas a todos los fenómenos de la naturaleza y a sus
reales causas del porque se producían y que significaban? semejantes
comportamientos, respuestas y explicaciones, ¿se podrán volver a repetir? ¿El
razonamiento e interpretación que los hombres de ciencia y de saber hacen de
los acontecimientos que están sucediendo hoy en la naturaleza, es semejante
al que hacían los antediluvianos, previo a su destrucción?
Jesús, advirtió que las condiciones que se darían sobre la tierra, las actitudes e
interpretaciones y explicaciones que los hombres harían de los
acontecimientos que se producirían en la naturaleza, antes que él regresara
por segunda vez, serían muy similares y análogas en su cumplimiento y en
interpretaciones que hicieron los hombres y mujeres de las señales que se
dieron antes que se produjera el diluvio universal.
Cristo declara que habrá una incredulidad análoga respecto a su
segunda venida. Así como en tiempo de Noé los hombres "no
entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así," según
las palabras de nuestro Salvador, "será la venida del Hijo del hombre."
(S. Mateo 24: 39, V.M.) Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unan
con el mundo, viviendo como él vive y compartiendo sus placeres prohibidos;
cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de la iglesia; cuando las
campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en perspectiva con
muchos años de prosperidad mundana, -entonces, tan repentinamente
como el relámpago cruza el cielo, se desvanecerán sus visiones
brillantes y sus falaces esperanzas. (CS. Cap. 19 Una profecía significativa.
Pág. 387)
83
Ya estamos viendo situaciones semejantes en el actuar y comportamiento de la
gente de nuestro tiempo, multitudes no saben lo que ocurrirá y lo que ya está
ocurriendo sobre la tierra en nuestros días.
Los acontecimientos que están sucediendo alrededor del globo no están
teniendo la correcta interpretación. Estos ignoran voluntariamente, que en el
tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la
tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de
entonces pereció anegado en agua; (2ª Ped. 3: 5-6)
De la misma forma como sucedió en el tiempo de la destrucción de la ciudad
de Jerusalén el año 70 dc. Donde muchos hombres no creyentes no supieron
reconocer e interpretar las señales que indicaban su pronta ruina y destrucción
total por parte de los romanos, se nos revela que de la misma forma
acontecerá en el futuro. Al mundo de hoy, y a sus moradores se les hace la
solemne advertencia de no cometer el mismo error del pasado.
Deben guardarse los hombres de no menospreciar el aviso de Cristo
respecto a su segunda venida; porque como anunció a los discípulos la
destrucción de Jerusalén y les dio una señal para cuando se acercara
la ruina, así también previno al mundo del día de la destrucción final y
nos dio señales de la proximidad de ésta para que todos los que
quieran puedan huir de la ira que vendrá. Dijo Jesús: " Y habrá señales
en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de naciones."
(S. Lucas 21: 25, V.M.; S. Mateo 24: 29; Apocalipsis 6: 12 - 17.) "Cuando viereis
todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas." (S. Mateo 24: 33.)
“Velad pues " (S. Marcos 13: 35), 42 es la amonestación del Señor. Los que le
presten atención no serán dejados en tinieblas ni sorprendidos por
aquel día. Pero los que no quieran velar serán sorprendidos, porque
"el día del Señor vendrá así como ladrón de noche." (1 Tesalonicenses 5:
1-5.)
El mundo no está hoy más dispuesto a creer el mensaje dado para
este tiempo de lo que estaba en los días de los judíos para recibir el
84
aviso del Salvador respecto a la ruina de Jerusalén. (CS. Cap. 1 El
destino del mundo predicho. Pág. 41, 42)
Consecuencias para el mundo por desconocer los tiempos y señales
Las consecuencias que tendrá el desconocimiento de los tiempos y de las
señales que anuncian eventos aun de mayor gravedad sobre los moradores de
la tierra, serán terribles y dramáticas que se traducirán en escenas nunca
antes vistas o contempladas en ningún otro tiempo de la historia humana.
Al rechazar y despreciar la revelación profética, los hombres desconocen así
los tiempos en que viven y el significado que tienen todos estos
acontecimientos que están ya ocurriendo sobre la tierra, y es más, desconocen
cuáles serán las reales consecuencias y hacia dónde se dirige finalmente todo
este actual orden de cosas por medio de estos eventos naturales de
magnitudes devastadoras.
Estos catastróficos acontecimientos que se están desarrollando en la
naturaleza, de manera tan seguida en su frecuencia, así como en el aumento
de su intensidad y golpeando a diferentes pueblos y ciudades, someterán y
llevarán finalmente a la tierra y sus habitantes hacia una crisis de alcances
mundiales cuyas consecuencias serán insospechadas, una crisis global de
magnitudes nunca antes registrada o vivida, que se reflejará, por una parte, en
los graves efectos sobre los mercados y bolsas mundiales, así como en
cualquier y todo otro ámbito de cosas.
Las sociedades descontroladas, cuales masas y hordas enfurecidas,
ocasionarán dantescas escenas de violencia, saqueos, crímenes y todo tipo de
actos vandálicos, así como todo tipo de disturbios en la desesperación y
angustia por obtener los alimentos y recursos para asegurarse la
supervivencia, la integridad de muchos se verá entonces amenazada, lo cual
llevará a la población a un temor y una insubordinación aun mayor.
Esto obligará a los hombres y mujeres, a los más altos gobiernos de la tierra, a
las naciones más poderosas, a buscar urgentemente las soluciones en conjunto
85
para no sólo solucionar la crisis, sino también, para asegurar la supervivencia
de la especie a escala mundial frente a los devastadores desastres naturales.
De esta manera, las catástrofes provocarán finalmente, que todos los
moradores de la tierra se unan como nunca antes en la historia humana, y
estén de acuerdo en la creación e implementación, ya sea por la fuerza o de
buena gana, de un Nuevo Orden Mundial sobre la tierra.
Este Nuevo Orden Mundial, tendrá como norma suprema para todos los
moradores de la tierra una ley de naturaleza religiosa-política, la cual hará
obligatoria la observancia del día domingo para todos los habitantes del orbe,
esta ley, será la respuesta, solución y conclusión final a la cual llegarán los
poderes de la tierra encabezados por la iglesia, para enfrentar con “éxito”, no
solo la crisis por la cual atraviesa la tierra, sino las poderosas y catastróficas
manifestaciones de la naturaleza, completamente desquiciada para esas horas
cruciales y finales del planeta.
De esta forma, las enormes calamidades que vemos hoy en la naturaleza y en
todo ámbito de cosas, las cuales son interpretadas y explicadas, por el
momento, como de fenómenos únicamente naturales y normales, se harán
cada vez, más y más destructivas, al punto de ser consideradas como de
épicas, desconociendo los hombres el trasfondo de lo que guardan y sus
verdaderas causas, que será a través del poder del espiritismo moderno de los
últimos días, que Satanás les dará la interpretación final, según conviene a sus
planes, para lograr así, oponerse con mayor éxito a la ley de Dios por medio
del establecimiento de un falso día de reposo.
Será el diablo quien le dará a los hombres la verdadera respuesta con respecto
a los catastróficos acontecimientos que ocurren en la naturaleza, obrando de
manera oculta, Satanás provocará las catástrofes y destrucciones,
manipulando y controlando la naturaleza para que esta le obedezca,
convirtiéndola así, en un arma de devastación masiva que dejará una estela de
devastación, ruina y muerte, nunca antes vistas por los hombres, y luego, esos
86
mismos eventos catastróficos y cataclismicos los interpretará a los hombres
echándole la culpa a Dios, que es él quien los provoca.
Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar
muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los
secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder
para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita. Cuando se le
dejó que afligiera a Job, ¡cuán prestamente fueron destruídos rebaños, ganado,
sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgracias, obra de un momento! Es
Dios quien protege a sus criaturas y las guarda del poder del destructor.
Pero el mundo cristiano ha manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y
el Señor hará exactamente lo que declaró que haría: alejará sus bendiciones de
la tierra y retirará su cuidado protector de sobre los que se rebelan contra su
ley y que enseñan y obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás ejerce
dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en forma especial.
Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener sus fines, y atraerá
desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará creer a los hombres que es
Dios quien los aflige. (CS. Cap. 37 El conflicto inminente. Pág. 646, 647)
Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran
médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá
enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean
reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando.
Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y
calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los
tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en
las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en
los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la
hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y
miles de seres perecen en la pestilencia.
Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más
desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales. "La tierra
87
se pone de luto y se marchita," "desfallece la gente encumbrada de la tierra.
La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley,
cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno." (Isaías 24: 4, 5, V.M.)
(CS. Cap. 37 El conflicto inminente. Pág. 647)
Y luego el gran engañador persuadirá a los hombres de que son los
que sirven a Dios los que causan esos males. La parte de la humanidad
que haya provocado el desagrado de Dios lo cargará a la cuenta de aquellos
cuya obediencia a los mandamientos divinos es una reconvención perpetua
para los transgresores. (CS. Cap. 37 El conflicto inminente. Pág. 647, 648)
De esta manera, será el poder del espiritismo quien se encuentre obrando
detrás de todos estos acontecimientos naturales y destructivos, que bien se
pueden traducir en un intento y esfuerzo por parte de Satanás por establecer
comunicación con los hombres de este tiempo, al querer interpretar los
devastadores acontecimientos que llevará a los angustiados habitantes de la
tierra la respuesta y solución a la crisis.
Finalmente estos acontecimientos serán interpretados, explicados y atribuidos
a la ira, al enojo y desagrado de Dios por la maldad de los habitantes de la
tierra en su profanación del día del Señor (domingo), donde la discusión ya no
estará centrada en el plano de lo netamente científico, sino que estos
acontecimientos cobrarán y darán un giro hacia lo religioso, espiritual y lo
político, convirtiéndose en temas de discusión de carácter éticos y morales.
Esta forma de pensar y de interpretar finalmente los acontecimientos que
están sucediendo en la naturaleza, en todo orden de cosas y en diferentes
partes del planeta, llevarán en su desesperación y angustia extrema a los
moradores de la tierra a decretar por ley, la observancia obligada del día
domingo, en un intento de “buscar a Dios” para encontrar liberación y alivio
frente a las catástrofes mundiales.
Se declarará que los hombres ofenden a Dios al violar el descanso del
domingo; que este pecado ha atraído calamidades que no concluirán
hasta que la observancia del domingo no sea estrictamente
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obligatoria; y que los que proclaman la vigencia del cuarto mandamiento,
haciendo con ello que se pierda el respeto debido al domingo y rechazando el
favor divino, turban al pueblo y alejan la prosperidad temporal. Y así se
repetirá la acusación hecha antiguamente al siervo de Dios y por motivos de la
misma índole: "Y sucedió, luego que Acab vio a Elías, que le dijo Acab: ¿Estás
tú aquí, perturbador de Israel? A lo que respondió: No he perturbado yo a
Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber dejado los mandamientos de
Jehová, y haber seguido a los Baales." (1 Reyes 18: 17, 18, V.M.) Cuando con
falsos cargos se haya despertado la ira del pueblo, éste seguirá con los
embajadores de Dios una conducta muy parecida a la que siguió el apóstata
Israel con Elías. (CS. Cap. 37 El conflicto inminente. Pág. 647, 648)
La ley de Dios constituirá el nudo de la gran lucha que origina el conflicto entre
Cristo y sus ángeles por una parte, y Satanás y los suyos por la otra, y será una
lucha decisiva para todo el mundo. . . . Hombres que estarán ocupando puestos
de responsabilidad, no solamente ignorarán y despreciarán el sábado ellos
mismos, sino que desde sus sagrados púlpitos instarán a la gente a la
observancia el primer día de la semana, recurriendo a la tradición y a la
costumbre en favor de esta institución hecha por el hombre. Señalarán las
calamidades en tierra y mar -las tormentas, inundaciones, terremotos
y la destrucción por fuego- como juicios que indican el desagrado de
Dios a causa de que el domingo no es observado como santo. Estas
calamidades aumentarán más y más; un desastre seguirá de cerca al
otro; y los que invalidan la ley de Dios señalarán a los pocos que
guardan el sábado del cuarto mandamiento como los responsables de
la ira que se manifiesta sobre el mundo. Esta falsedad es el medio
que Satanás usa para entrampar a los incautos. (Southern Watchman, 28
de junio de 1904.) (SC. Libertad Religiosa. Pág. 193)
¿Es posible que los moradores de la tierra puedan llegar realmente a
interpretar y pensar de esta manera en cuanto a las causas de estos
acontecimientos catastróficos que ocurren en la tierra? ¿Es posible que los
hombres y mujeres puedan llegar a pensar que es Dios, en su ira y enojo, quien
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los desata sobre los habitantes de la tierra? ¿Existen en la actualidad
antecedentes que prueben y dejen de manifiesto que el ser humano pueda
llegar a ser capaz de pensar de esa manera en cuanto a las calamidades que
azotan la tierra en nuestros días?
elmundo.es internacional
HA SIDO ADMITIDA A TRÁMITE EN NEBRASKA
Un senador estadounidense demanda a Dios por causar 'catástrofes'
en el mundo
Reclama la citación de los representantes de varias religiones y cultos
Actualizado miércoles 19/09/2007 03:58
ELMUNDO.ES
WASHINGTON.- Sí, como leen. Un senador estatal de Nebraska, concretamente
Ernie Chambers, presentó una demanda judicial contra Dios. 'Harto' de las
"nefastas catástrofes" en el mundo, que sólo provocan muerte y
destrucción, ha decidido acudir a la justicia estadounidense, donde todo
parece posible tras su admisión a trámite el pasado 14 de septiembre por la
Corte del distrito de Douglas, en Nebraska.
Por si la justicia tiene problemas a la hora de identificar al demandado,
Chambers advierte que es conocido por varios "alias, títulos, nombres y
designaciones". En cualquier caso tiene todo pensado. Ante la imposibilidad
de que Dios se presente en el proceso, se cita a los representantes de
"varias religiones, denominaciones, y cultos que, de manera notoria,
reconocen ser agentes del demandado y hablan en su representación".
El demandante reconoce que ha hecho "razonables esfuerzos" para invocar a
Dios, con palabras frases como la siguiente: "manifiéstate, manifiéstate, donde
quiera que estés", aunque reconoce que sin éxito.
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En la demanda, el senador lanza en lenguaje bíblico varias acusaciones
contra Dios, como que ha causado "espantosas inundaciones, egregios
terremotos, horrendos huracanes, terroríficos tornados, perniciosas
plagas, feroces hambrunas, devastadoras sequías, y guerras
genocidas".
Todas estas "nefastas catástrofes" han provocado "muertes generalizadas,
destrucciones y ha aterrorizado a millones y millones de habitantes de la tierra,
incluidos bebés inocentes, niños, ancianos y enfermos, sin ninguna distinción".
Con todo ello, "el demandado no ha mostrado ni compasión ni
remordimiento", y no contento con esto, incluso ha proclamado que "reirá
cuando las calamidades ocurran".
Para Chambers, "la conducta pasada y la historia del demandado hace
ver que sus amenazas terroríficas son creíbles". Por ello, pide al juez que
someta a Dios a un proceso judicial, no sin antes pedirle que le haga un
requerimiento permanente para que cese en sus "acciones destructivas y sus
amenazas terroríficas".
Con esto, el senador ha cumplido uno de sus propósitos y es demostrar que
"cualquiera puede denunciar a cualquiera, incluso a Dios".
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/09/19/internacional/1190166889.html
Resulta casi increíble que un hombre pueda llegar a desafiar al cielo, acusar y
demandar, llamado a Dios a juicio, con respecto a las catástrofes que azotan la
tierra y que son atribuidas a la ira de Dios sin misericordia, según este senador
norteamericano. Esto es prueba que el ser humano sí es capaz de llegar a
pensar de esta manera y queda en evidente manifiesto y según las profecías,
que esto llegará a ser de esa manera y en mucho mayor acuerdo.
Pero, no sólo será explicado el actuar de la naturaleza y los catastróficos
acontecimientos que están ocurriendo alrededor de toda la tierra, sino que
también, el comportamiento y los elevados índices de maldad, corrupción,
crímenes, inmoralidad y ambición de los hombres, los cuales serán atribuidos,
91
de manera directa a la violación del día domingo, donde esta será la causa real
de lo que acontece sobre la tierra.
Sin embargo, esa misma clase de gente asegura que la corrupción que se va
generalizando más y más, debe achacarse en gran parte a la violación del así
llamado "día del Señor" (domingo), y que si se hiciese obligatoria la
observancia de este día, mejoraría en gran manera la moralidad social. (CS.
Cap. 37 El conflicto inminente. Pág. 644)
Así, lo que sucede, tanto en lo natural como en el plano de lo social, serán
explicados desde el punto de vista religioso, interpretándose ambos
acontecimientos cuya causa principal radica en la separación del hombre de
Dios, que han dado como resultado la violación del día del Señor (domingo), y
que a raíz de esto, se ha desatado la ira de Dios sobre la tierra.
La revelación nos advierte que las interpretaciones que finalmente los hombres
harán sobre estos fenómenos destructivos, atribuyéndolos a la ira de Dios
sobre los habitantes de la tierra por la profanación del día domingo, será
sugerida e inspirada por el mismo Satanás, especialmente a aquellos hombres
que ocupan importantes y elevados puestos a escala mundial, que tratarán de
buscar una solución a las catástrofes que azotan la tierra.
Será por medio del espiritismo moderno como estos eventos naturales de
carácter destructivos llevarán finalmente a los hombres a la observancia
obligada por ley de un falso día de reposo (domingo) como única solución para,
según ellos, calmar la ira de Dios. Además, por la intervención y manifestación
directa y maravillosa del espiritismo moderno, los demonios materializándose y
tomando la forma de ángeles de Dios, aparecerán a los hombres, caminarán
con ellos y les hablarán, confirmándoles que todo lo que han hecho está en lo
cierto y correcto “según la voluntad de Dios”.
El poder milagroso que se manifiesta en el espiritismo ejercerá su influencia en
perjuicio de los que prefieren obedecer a Dios antes que a los hombres. Habrá
comunicaciones de espíritus que declararán que Dios los envió para convencer
de su error a los que rechazan el domingo y afirmarán que se debe obedecer a
las leyes del país como a la ley de Dios. Lamentarán la gran maldad existente
92
en el mundo y apoyarán el testimonio de los ministros de la religión en el
sentido de que la degradación moral se debe a la profanación del domingo.
Grande será la indignación despertada contra todos los que se nieguen a
aceptar sus aseveraciones. (CS. Cap. 37 El conflicto inminente. Pág. 648)
Por otro lado, la proclamación del domingo como ley a escala mundial, traerá
serias consecuencias aun mayores para los moradores de la tierra, pues aun
desconocen lo que verdaderamente está ocurriendo por detrás y de dónde
realmente proceden las interpretaciones de los eventos que están sucediendo,
las cuales se encuentran muy alejadas de la voluntad de Dios y además,
desconocen que están siendo influenciadas y sugeridas por el mismo Satanás.
Tras esta ley, primero en los EE.UU. y luego en el mundo entero, llevará a la
tierra a su ruina final, de la cual nunca más se levantará, además, cuando los
hombres declaren de manera unánime y legislativa al domingo como día de
reposo y al sábado de la Biblia como objeto del pasado, en esos momentos,
Dios se levantará para sacudir poderosamente la tierra.
La sustitución de la ley de Dios por las leyes humanas, la exaltación del
domingo prescripta por una simple autoridad humana en reemplazo del sábado
bíblico, constituye el último acto del drama. Cuando esta sustitución sea
universal, Dios se revelará. Se levantará en su majestad y sacudirá
poderosamente la tierra. Castigará a los habitantes del mundo por
sus iniquidades; y la tierra no encubrirá más la sangre ni ocultará más
sus muertos. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 142, 143.) (SC.
Condiciones que hacew frente el cristiano. Pág. 64, 65)
De esta forma, los acontecimientos actuales sobre la tierra, y todo tipo de
desastres y catástrofes naturales, los elevados índices de maldad del ser
humano, tendrán como fin último la observancia por obligación del día
domingo, por medio de una ley que lo haga obligatorio para todos los
moradores de la tierra. Hoy no alcanzamos a ver esta relación y los hombres
desconocen el fin último de estos acontecimientos que son provocados por el
93
poder de los demonios, conduciendo y preparando así a la humanidad para la
toma de esta decisión fatal y la creación de un Nuevo Orden Mundial.
Las interpretaciones erradas de los eventos que hoy vemos sobre la tierra,
siendo atribuidos a cualquier causa natural envueltas en la explicación
científica, calman a los hombres y quizás hasta el mismo pueblo de Dios que
reposa tranquilo, que todo se encuentra bien y no hay de qué preocuparse. Sin
embargo, todo esto preparará el camino para el engaño final sobre la tierra,
Satanás se materializará a la vista de todos los moradores de la tierra,
tomando la forma de Cristo, “semejante” a como él vendrá en gloria y
majestad. Será el engaño más crudo jamás realizado alguna vez a la vista de
los hombres, muchos serán engañados y creerán que verdaderamente Cristo
ha venido a la tierra, pero no comprenderán de lo que realmente se trata el
acontecimiento y para todos será el grito final de victoria.
El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo
Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el
advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el
gran engañador simulará que Cristo habrá venido. En varias partes de la tierra,
Satanás se manifestará a los hombres como ser majestuoso, de un brillo
deslumbrador, parecido a la descripción que del Hijo de Dios da San Juan en el
Apocalipsis. (Apocalipsis 1:13-15.) La gloria que le rodee superará cuanto
hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los aires:
"¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!" El pueblo se postrará en adoración ante
él, mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos como
Cristo bendecía a sus discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y
acompasada aunque llena de melodía.
En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las verdades celestiales y
llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y
luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el
día de reposo del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen
el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en
santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír
a sus ángeles, que les fueron enviados con la luz de la verdad. Es el
94
engaño más poderoso y resulta casi irresistible. (CS. Cap. 40 El Tiempo
de Angustia. Pág. 682)
Esta aparición de Satanás en su engaño final, acontecerá en el momento
preciso, en el momento de mayores calamidades, en el momento en que más
se necesita de la intervención de un poder “superior”, cuando ya el hombre no
puede hacer nada más por superar lo que vive, será para muchos, la solución a
la enorme crisis que azota a la tierra, y el “salvador” de la humanidad frente a
las épicas catástrofes que estarán ocurriendo en el planeta para ese entonces.
Además, el falso Cristo (Satanás) confirmará a su vez, que el domingo como ley
mundial está conforme a su voluntad y que es realmente el “día de reposo” del
Señor. Podemos ver claramente la secuencia de los eventos, Satanás provoca
las catástrofes, el diablo hace la interpretación de los eventos a los hombres,
se decreta ley dominical y Satanás aparece para salvar a la humanidad de esas
mismas catástrofes y confirmar así el domingo como día de reposo.
Hoy, es difícil que los hombres puedan ver el cuadro en su totalidad y
profundidad con la mira puesta hacia donde se dirigen todas las cosas,
desconocen el clímax y las consecuencias a las cual se llegará, no se trata de
ver o interpretar los acontecimientos de la forma como son mirados hoy, de
manera superficial, explicados desde el punto de vista de la ciencia o del orden
natural de las cosas, no, existe un trasfondo que va mucho más allá de lo que
está sucediendo o de lo que los hombres pueden ver, pensar o siquiera
imaginar.
La iglesia ¿reconoce los tiempos proféticos en que vive?
Aunque los hombres y mujeres de ciencia y de saber del mundo de hoy
desconocen el trasfondo de estos acontecimientos que se producen sobre la
tierra, por otro lado, ¿Qué hay del pueblo de Dios que supuestamente sí conoce
el trasfondo y significado de todo este estado de cosas que se están dando
sobre el planeta? ¿Qué hay del pueblo de Dios que cuenta con toda una
revelación profética completa que nos presenta, no solo el panorama futuro
que le aguarda a la tierra, sino también, de lo que hay realmente por detrás de
todo esto y de lo que se está gestando en lo oculto y misterioso?
95
Sin embargo, y en la medida que nos hemos ido acercando al fin de los
tiempos, se ha estado dando un fenómeno impensado, inexplicable,
desconcertante y difícil de creer al interior de nuestras filas, seguramente
propio de los últimos días o del estado por el cual pasa la iglesia militante,
donde también y al igual que el mundo, existe una gran parte entre el pueblo
de Dios que desconoce de manera alarmante el significado de los eventos que
se producirán y que por cierto, ya se están desarrollando en nuestro medio y
en el mundo entero.
Muchos de quienes militan en nuestras filas, no saben identificar, interpretar y
reconocer lo que realmente está ocurriendo en nuestro tiempo, que fenómenos
de tal envergadura aunque por más que se produzcan en la distancia o
cercanía nuestra, finalmente nos afectarán, de alguna forma u otra, de manera
poderosa con consecuencias dramáticas y eternas para nuestras vidas, y que
nos llevarán a tomar decisiones radicales para estar de un lado o del otro.
La gravedad de todo este estado de cosas que en estos momentos se está
dando en el mundo y de manera señalada en la iglesia del tiempo del fin,
donde se está desconociendo el tiempo profético en que se vive, es muy seria,
y a tal grado, que corremos graves peligros con respecto a lo que realmente
está sucediendo en la tierra en la repetición de la historia bíblica o secular de
tiempos pasados.
La iglesia del último tiempo, perece por la falta de un verdadero culto a Dios,
las Sagradas Escrituras y el mensaje de la verdad actual para nuestros días,
son presentados e interpretados a la gente con una visión completamente
terrenal y en otros casos, con una mirada únicamente social con respecto a los
acontecimientos que están ocurriendo sobre el actual escenario mundial.
Así, corremos el serio peligro de repetir la historia bíblica pasada, donde el
cumplimiento de ciertos eventos, cargados de solemnidad y de vital
importancia para el pueblo de Israel, pasaron desapercibidos por los grandes
líderes religiosos de la época, y mientras estos acontecimientos se
desarrollaban, estuvieron ciegos al momento de reconocerlos como profecías
96
cumpliéndose para su tiempo y llegaron al punto de despreciarlas junto con los
mensajeros, lo cual, tuvo el trágico y fatal resultado final que fueron destruidos
como nación, donde ellos mismos, sin darse cuenta, repitieron la historia de
sus antepasados, Oíd, cielos, y escucha tu, tierra; porque habla Jehová: Crié
hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su
dueño, y el asno el pesebre de su Señor; Israel no entiende, mi pueblo
no tiene conocimiento. (Isa. 1:2,3)
Aunque mucho de esto ocurrió en el pasado del pueblo de Dios a la hora de
enfrentar el tiempo del cumplimiento de importantes profecías que eran para
su época, ¿Qué hay de nosotros ahora? ¿Somos mejores que ellos en reconocer
los tiempos en que vivimos? ¿Sabemos lo que realmente está ocurriendo en
estos días finales sobre la tierra? ¿Conocemos lo que realmente vendrá y cómo
nos afectará en lo personal? ¿Conocemos o por lo menos, imaginamos lo serio
que será todo este estado de cosas en lo por venir?
Aquellos a quienes Dios ha privilegiado con una revelación completa y
verdadera de los acontecimientos futuros, pueden ver en la línea de la profecía
dónde nos encontramos y discernir las señales de los tiempos que nos dicen
que se acerca la segunda venida de Cristo, reconocerán además, los tiempos
proféticos en que vivimos sobre la tierra y tendrán así una visión e
interpretación correcta de los acontecimientos contemporáneos.
Sin embargo, y a pesar de tener estos privilegios concedidos, a veces se
escuchan comentarios y opiniones que dicen que estamos viviendo en los días
finales de esta tierra y Cristo está muy pronto a venir, pero al parecer, solo son
simplemente comentarios que no van más allá de eso, cuando la verdadera
realidad y convicción que nos llena, queda manifestada y reflejada en los
mensajes de nuestras predicaciones, los cuales, están tan alejados y distantes
de tener esa plena convicción de reconocer los tiempos en que vivimos, de
reconocer que estamos viviendo en días solemnes y de naturaleza profética.
Los acontecimientos serios y graves que están ocurriendo en el plano de lo
internacional y en todo orden de cosas, escasamente llaman nuestra atención
y, mucho menos, a tener una mirada y visión profética como para
97
interpretarlos y relacionarlos con las señales apocalípticas que nos hablan que
el tiempo de gracia se está terminando.
¿Será acaso que se está reproduciendo una vez más en nuestros días y al
interior del pueblo de Dios, así como en el mundo, el mismo estado de cosas y
espíritu que se dio en los días anteriores al diluvio, en torno a la primera venida
de Cristo y durante el tiempo anterior al gran despertar religioso del siglo XIX?
¿Será acaso que, no estamos sabiendo reconocer las señales de los tiempos y
que son solamente una simple y mera casualidad de las cuales no tenemos de
qué alarmarnos o preocuparnos? ¿Será acaso que los catastróficos eventos que
ya están ocurriendo en la naturaleza en diferentes partes del mundo, tenemos
que interpretarlos de manera normal, así como a lo que pueda suceder más
adelante?
No saber reconocer los tiempos y las señales que anunciaban el cumplimiento
de importantes y solemnes acontecimientos en un tiempo determinado, fue la
experiencia de muchos que vivieron en el pasado y que para la mayoría
significó sellar su destino eterno, como lo ocurrido recientemente en nuestro
país, y esto sucedió no solo al interior del pueblo de Dios en siglos y eras
pasadas sino también, en otras tantas culturas, así como también, en los
grandes imperios de antaño.
Sin embargo, todo este estado de cosas en que los hombres no supieron
reconocer lo que estaba realmente aconteciendo en la naturaleza, donde
hacían una errónea interpretación derivando en explicaciones igual de
erróneas, así como en otros casos donde no supieron reconocer los tiempos
proféticos en que vivían en el cumplimiento de importantes profecías para sus
días, se volverá a repetir ahora en nuestros días bajo este mismo patrón
recurrente, de conducta, opiniones, e interpretaciones que los hombres hacen
sobre los acontecimientos que están ocurriendo en todo orden de cosas, esta
vez, al interior del pueblo de Dios en el tiempo del fin.
Podemos aprender grandes lecciones del pasado, se nos advierte que muchos
de los eventos ocurridos en la historia profética de antaño del pueblo de Israel
se volverán a cumplir en nuestro tiempo, esta vez, en la iglesia y en el mundo,
Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no
98
codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Y estas cosas les
acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a
nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. (1ªCor.
10:6,11)
Estos eventos, aunque en miniatura y a una escala reducida, tendrán lugar a
una escala mucho mayor, así como también ocurrió en torno a los
acontecimientos de la primera venida de Cristo y las condiciones en que se
encontraba el pueblo de Israel, tendrán su reproducción a una escala mucho
mayor, esta vez y en torno al segundo advenimiento del Señor.
Siempre existe una estrecha relación con el pasado, los acontecimientos
ocurridos en siglos atrás, tienen su repetición en los siglos posteriores, la
Biblia, registra que los eventos venideros serán semejantes a los ocurridos en
otras épocas, como lo fue en el diluvio, en la destrucción de Sodoma y
Gomorra, en torno a la primera venida de Cristo, en la destrucción de
Jerusalén, en el tiempo previo al gran despertar del siglo XIX, será la forma
como ocurrirán los acontecimientos finales de la historia de este planeta y de
todo este actual orden de cosas, y lo mismo que se dio en el pasado para la
predicación del evangelio con todo poder, volverá a ocurrir antes del fin.
La obra de Dios en la tierra presenta, siglo tras siglo, sorprendente
analogía en cada gran reforma o movimiento religioso. Los principios
que rigen el trato de Dios con los hombres son siempre los mismos.
Los movimientos importantes de hogaño concuerdan con los de
antaño, y la experiencia de la iglesia en tiempos que fueron encierran
lecciones de gran valor para los nuestros. (Cristo en su santuario. Daniel
8: 14 y la providencia de Dios)
De esta forma, podemos esperar que se cumplan las mismas condiciones del
pasado y que sean potencialmente de esperar, las condiciones y filosofías que
hoy vemos en el mundo tienen una fuerte influencia sobre la iglesia en la
forma de ver e interpretar los eventos que ocurren en todo orden de cosas.
Así, los eventos venideros están pasando desapercibidos para muchos de
quienes militan en el pueblo de Dios del último tiempo, de la misma forma
99
como sucedió en épocas pasadas en el cumplimiento de importantes profecías
y del desconocimiento de los tiempos en que vivían.
¡Oh! ¡Qué lección encierra esta maravillosa historia de Belén! ¡Qué
reconvención para nuestra incredulidad, nuestro orgullo y amor propio! ¡Cómo
nos amonesta a que tengamos cuidado, no sea que por nuestra criminal
indiferencia, nosotros también dejemos de discernir las señales de los
tiempos, y no conozcamos el día de nuestra visitación! (CS. Cap. 18
Heraldos de una Nueva Era. Pág. 360)
Estos humildes adoradores no habían estudiado las profecías en vano. Pero los
que ocupaban los puestos de gobernantes y sacerdotes en Israel, aunque
habían tenido delante de sí los preciosos oráculos proféticos, no andaban en el
camino del Señor, y sus ojos no estaban abiertos para contemplar la Luz de la
vida. Así sucede todavía. Pasan inadvertidos para los dirigentes
religiosos y para los que adoran en la casa de Dios, acontecimientos
en los cuales se concentra la atención de todo el cielo.
Los hombres reconocen a Cristo en la historia mientras se apartan del Cristo
viviente. El Cristo que en su Palabra invita a la abnegación, el que está en los
pobres y dolientes que suplican ayuda, en la causa justa que entraña pobreza,
trabajos y oprobio, no es recibido más ávidamente hoy que hace mil
ochocientos años. (DTG. Cap. 5 La dedicación. Pág. 37, 38)
Sin embargo, no es solo el hecho de no conocer las señales de los tiempos y no
saber interpretarlas sino, lo más grave es el hecho de que no se comprenden
munchas cosas relacionadas con las profecías y acontecimientos que son para
la iglesia del fin en nuestros días.
No estamos hablamos aquí de los eventos y profecías que se cumplieron en el
pasado del pueblo de Israel o de la iglesia primitiva, de hecho, somos expertos
en las profecías de antaño, pero en lo personal y como pueblo, somos
promisorios expertos en los eventos apocalípticos contemporáneos. Aquí
hablamos de aquellos eventos actuales y contemporáneos nuestros, propios
del tiempo del fin y de los cuales seremos participes, ya sea de manera
100
personal y como pueblo, que nos afectarán de manera poderosa y de los
cuales, el Señor nos advirtió claramente a estar atentos, reconocerlos sobre el
escenario moderno de nuestro tiempo y velar en oración.
Así también las profecías nos anuncian el porvenir con la misma claridad con
que Cristo predijo su propia muerte a los discípulos. Los acontecimientos
relacionados con el fin del tiempo de gracia y la preparación para el
tiempo de angustia han sido presentados con claridad. Pero hay miles
de personas que comprenden estas importantes verdades de modo
tan incompleto como si nunca hubiesen sido reveladas.- CS 118 (1854).
(EUD. Cap. 1 Pág. 8)
Hay muchas personas que no comprenden las profecías que se
refieren a estos días, y por lo tanto deben ser ilustradas. Es el deber de los
centinelas y los laicos dar a la trompeta un sonido certero.- Ev. 146 (1875).
(EUD. Cap. 1 La última crisis de la tierra. Pág. 9)
No está lejos el tiempo cuando se llevará al pueblo de Dios a dar su testimonio
ante los gobernadores del mundo. No hay uno en veinte que comprenda
con cuánta rapidez nos acercamos a la gran crisis de nuestra historia. .
. No hay tiempo para la vanidad, para la frivolidad, para ocupar la mente en
cosas sin importancia. . . (Maranata, El Señor viene. El fin del tiempo de
prueba. Pág. 251)
Tampoco se trata de llegar a comprender a fondo las grandes profecías
apocalípticas o de los grandes y profundos misterios de Dios para este tiempo
del fin y que por supuesto, no han sido aun revelados, No, estamos hablado de
aquellos acontecimientos que sí son para este tiempo y nuestro entendimiento,
para conocer los tiempos en que vivimos y hacia donde nos dirigimos.
Jesús mismo reveló que estos acontecimientos cuando comenzaran a
cumplirse, servirían de señales que nos anunciarían que se acerca su venida, si
estos acontecimientos no se podían comprender, ¿Entonces para qué utilizarlos
como señales y signos proféticos, acaso no pasarían igualmente de
101
desapercibidos sino se comprendieran? Algo así no tendría sentido en la lógica
e inteligencia de Dios.
Se nos advierte que para el fin, serán muy pocas las personas que estén
preparadas y reconozcan los acontecimientos finales de la historia de este
planta como eventos que ya están ocurriendo en la actualidad.
De lo que aquí se trata simplemente, es el hecho de no llegar a reconocer los
tiempos en que vivimos y de las señales y acontecimientos en todo orden de
cosas que se están produciendo sobre la tierra y correr el grave peligro de
llegar a cometer el mismo y grave error de interpretarlos o explicarlos de la
misma manera que lo hicieron los hombres en el pasado y como lo están
haciendo ahora los hombres y mujeres del mundo en la actualidad, pensando
que son acontecimientos fortuitos, mera casualidad, temporada de esto o de lo
otro y de los cuales no tenemos nada de qué preocuparnos o siquiera llegar a
temer.
Las filosofías que hoy existen en la actual sociedad y que llegan a permear
todo el quehacer humano, afectan por igual a nuestro modo de pensar y ver las
cosas, esta misma influencia se ejerce sobre el pueblo de Dios, quien reconoce
en las opiniones, respuestas y explicaciones de los científicos y hombres de
letras de hoy, así como de líderes religiosos y predicadores permisivos, que
todo está tranquilo y no hay de qué temer, y así, se repite de la misma manera
que sucedió en tiempos pasados, a la hora de llegar el tiempo del
cumplimiento de importantes y solemnes profecías.
La comprensión de la época en que vivimos y la interpretación de los solemnes
eventos que se están ya produciendo en nuestros días, así como el
entendimiento de la verdad y de los tiempos proféticos actuales, queda
oscurecida por las opiniones de los hombres de este tiempo por sobre la
palabra de Dios y el cumplimiento, aunque innegable, de las profecías en estos
días.
Si bien es cierto que la inteligencia de los hombres no es capaz de
penetrar en los consejos del Eterno, ni de comprender enteramente el
102
modo en que se cumplen sus designios, el hecho de que le resulten
tan vagos los mensajes del cielo se debe con frecuencia a algún error
o descuido de su parte. A menudo la mente del pueblo -y hasta de los
siervos de Dios- es ofuscada por las opiniones humanas, las
tradiciones y las falsas enseñanzas de los hombres, de suerte que no
alcanzan a comprender más que parcialmente las grandes cosas que
Dios reveló en su Palabra.
Así les pasó a los discípulos de Cristo, cuando el mismo Señor estaba con ellos
en persona. Su espíritu estaba dominado por la creencia popular de que el
Mesías sería un príncipe terrenal, que exaltaría a Israel a la altura de un
imperio universal, y no pudieron comprender el significado de sus palabras
cuando les anunció sus padecimientos y su muerte. (CS. Cap. 20 Luz a través
de las tinieblas. Pág. 393)
Cuando las opiniones del mundo y de los hombres de ciencia influyen
poderosamente sobre el pueblo de Dios y son valoradas por sobre la revelación
profética, entonces, la iglesia del Señor cae en los errores de su época, de la
misma manera que otros cayeron en el los errores del pasado.
Pero lamentablemente, todos estos acontecimientos que se están produciendo
en la naturaleza y en todo orden de cosas, no están siendo reconocidos como
los quiere y es el propósito del Señor. Muchos en la actualidad, aceptan las
explicaciones de corto alcance y miras que los hombres y mujeres de ciencia y
de saber realizan con respecto a estos fenómenos catastróficos sobre la tierra
y a eso, le tenemos que sumar, que el mismo pueblo de Dios, también no sabe
reconocer a través de estos eventos que ha llegado la hora de nuestra
visitación y es más, guardamos silencio con respecto a estos mismos eventos
que vendrán sobre la tierra y que ya están sucediendo.
Para el pueblo de Dios, ¿Qué significan los actuales acontecimientos que
ocurren sobre la tierra? ¿Qué peso tienen todas estas evidencias? ¿Es ya la
antesala del fin? ¿Significan para nosotros, lo mismo que para los demás…,
103
nada o son simple coincidencia de las cuales no tenemos de qué
preocuparnos?
De esta forma, los errores de nuestra época están superando con creses a los
cometidos por aquellos que vivieron en décadas, siglos y eras pasadas, la
creencia ciega en las opiniones vertidas por los hombres de ciencia, políticos y
otros e incluso de líderes religiosos, por sobre la palabra de Dios, prepararán el
camino para el engaño final de Satanás y la formación de un Nuevo Orden
Mundial sobre la tierra.
En la revelación inspirada encontramos respuestas para todas estas
interrogantes que el mundo responde de forma tranquilizadora frente a los
actuales acontecimientos, sin embargo, la profecía nos revela también, que
aquellos que estén viviendo en la presencia del Señor, conocerán su secreto,
(Jer. 23: 18-20) además, captarán al paso las señales que son para sus días y
se nos promete que todos aquellos que velen, estarán en condiciones de
reconocer los eventos finales.
Nuestra falta de comprensión de los eventos venideros afectará nuestro
destino eterno, así como el no saber identificar, reconocer e interpretar los
acontecimientos en su debido orden y el cumplimiento de la profecía en la
historia contemporánea y sobre nuestro diario escenario, nos ponen así, en un
grave peligro semejante al que cayeron los líderes religiosos de los tiempos de
Cristo y demás épocas, al no reconocer el momento en que una profecía se
estaba cumpliendo, la cual, no era otra cosa para ellos sino el tiempo de su
visitación.
¿Conocemos hoy el tiempo de nuestra visitación? ¿Sabemos ahora identificar
en la línea cronológica estos eventos proféticos contemporáneos? ¿Sabemos
qué evento será el trascendental sobre la tierra y que gatillará los otros
acontecimientos venideros en su debido orden semejante a la causa y al
efecto? ¿Podemos en estos momentos identificar e interpretar todos los
eventos que ya están sucediendo en torno nuestro, como huracanes, tornados,
terremotos, desordenes sociales, rumores de guerras? ¿Podemos ver los
movimientos secretos del papado y el falso reavivamiento que se está
urdiendo en lo secreto?
104
Increíblemente, los índices en todo orden de cosas han ido en considerable
aumento sobre la tierra, y la voz de la profecía ha desaparecido de los púlpitos
cristianos, y en vez de esto, se escuchan mensajes de paz, amor y de recursos
humanos. Sin embargo y al parecer, el Señor actuará de la misma forma que
en el pasado, dejando a un lado a los altos líderes religiosos y la voz de alerte
para estos días finales será dada por aquellos, que al igual que en el pasado,
eran simples mortales.
Si los tiempos en que vivimos no son proféticos, si no es tiempo de hablar de
estas cosas, entonces ¿Qué es lo que ha venido sucediendo hasta aquí sobre la
tierra y solamente contando lo que ha ocurrido dentro de esta primera década
del siglo? ¿Si no son las señales de los tiempos, entonces, qué son? ¿Será que
nos está sucediendo lo mismo que a la rana en la hoya de agua, la cual se
acostumbró al agua, primero tibia, luego caliente, hasta que finalmente murió
cocinada en el agua hirviendo, siendo ya demasiado tarde como para saltar?
Sin embargo, estos acontecimientos y conductas que se vieron entre los
antediluvianos y que por más siglos nos separen en tiempo de aquellos, se
pueden ver hoy una vez más en el mundo, entre los hombres y mujeres de
ciencia y de saber, pero de manera señalada y sorprendente entre el propio
pueblo de Dios del tiempo del fin, donde ya no se espera que un diluvio de
aguas termine con todo, sino esta vez, por un diluvio de fuego, (2ª Ped. 3: 7)
este mismo comportamiento, actitudes y la falta de una comprensión en
cuanto los tiempos proféticos en que vivimos y los acontecimientos que
vendrán sobre la tierra.
La misma iglesia está dormida, y al parecer, el mensaje que debería de estar
dándose desde los púlpitos no está a la altura de los acontecimientos que
estamos viendo y viviendo, al parecer, realmente no comprendemos los
tiempos por los que estamos cruzando, no comprendemos y más aun, estamos
despreciando la voz de la profecía que nos advierte claramente lo que vendrá
sobre la tierra, sin embargo, estas cosas ya comenzaron a suceder en nuestros
días, no estamos viviendo en el día después que Juan terminó de escribir el
libro del Apocalipsis en la isla de Patmos, No, estamos viviendo en los días
finales de los cuales él mismo escribió.
105
Y por otro lado, ¿qué podemos decir sobre los acontecimientos que ocurrieron
durante el primer advenimiento de Cristo y la destrucción de Jerusalén? no nos
engañemos hoy en día, tanto ellos en su tiempo como nosotros hoy, fuimos
escogidos por Dios. Es decir, que así como fueron ellos alguna vez el pueblo
escogido y no supieron discernir las señales de sus días reveladas en las
profecías y escritos sagrados contenidas en las páginas del Antiguo
Testamento en el contexto del primer advenimiento de Cristo, también
corremos hoy el mismo y grave peligro como pueblo de Dios en el fin, de no
saber reconocer las señales de carácter apocalípticas que nos revelan e indican
la hora y los tiempos proféticos en que vivimos como iglesia y como
humanidad. ¿Puede ocurrir esto mismo con la iglesia que Dios ha levantado al
fin de los tiempos y esta vez, en torno a la segunda venida de Cristo?
Todos los acontecimientos del pasado encierran una lección para los días
actuales, y de manera especial, lo son en la historia del pueblo de Israel, el
cual no supo reconocer e interpretar las señales de los tiempos del primer
advenimiento de Cristo.
Estos eventos se convirtieron en tamaño a escala de las dramáticas escenas
finales de la tierra, se nos hace la importante y solemne advertencia a no caer
en el mismo error que cayó la nación judía al rechazar y mal interpretar las
profecías y escritos sagrados y no reconocer los acontecimientos que eran para
su tiempo y que señalaban importantes eventos que los afectarían
poderosamente, los cuales eran a su vez, el cumplimiento de las mismas
profecías.
La profecía apocalíptica nos advierte que uno y quizás el único de los eventos
proféticos que muy pronto se cumplirá y desarrollará sobre la tierra
convirtiéndose en el eje central del gran conflicto entre el bien y el mal, como
solución a todos los desastres y crisis de la tierra, desatando a su vez, y dando
origen a todos los demás eventos del fin contenidos en las profecías, será la ley
dominical, conocida en la inspiración como el último acto del drama
humano o la marca de la bestia, este evento, se convertirá en un
acontecimiento crucial para todas las personas que vivan sobre la tierra para
106
ese entonces, pero en forma especial, con serias, graves y terribles
consecuencias lo será para el pueblo de Dios que viva en los últimos días.
Siendo éste un evento importante y de extrema gravedad, muy escasamente
hablamos sobre este tema desde los púlpitos de nuestras iglesias ¿podemos
establecer la secuencia de los acontecimientos que llevarán a imponer esta ley
dominical? pero a su vez, ¿Cuáles serán las instancias de la misma ley
dominical donde podamos decir: éste es el cumplimiento de la profecía? ¿Pero
cuál es el cumplimiento profético bíblico esperado y predicado, del cual
debemos de estar atentos como una señal de los tiempos y momentos finales?
¿Sabemos identificar en nuestra época la profecía y los eventos relacionados
con este cumplimiento? o ¿nos sucederá de la misma forma que le ocurrió al
pueblo de Israel que no supo identificar los eventos y acontecimientos, el
momento y el tiempo del cumplimiento de las profecías que eran para sus días
y no conoció el tiempo de su visitación? ¿Podemos en nuestros días, identificar
y documentar con las Sagradas Escrituras, las profecías que se están
cumpliendo en nuestra época y por sobre todo, aquellas que darán origen a la
ley dominical y los eventos sucesivos del fin del conflicto?
Estemos en alerta, velemos profunda e intensamente en estos días finales, no
hagamos caso de quienes no reconocen las señales de los tiempos,
recordemos que se nos advierte, que así como ocurrió en el pasado, volverá a
suceder en tiempos modernos, que nadie, ni siquiera ningún líder religioso por
más alto puesto que pueda tener, nos robe la convicción y creencia que ahora
ya estamos viviendo en tiempos solemnes de la historia final de este
mundo.
Debieran realizarse grandes esfuerzos para mantener este tema ante la gente.
El hecho solemne de que el día del Señor vendrá repentina, inesperadamente,
debe mantenerse no sólo ante la gente del mundo sino también ante nuestras
propias iglesias. La alarmante advertencia de la profecía se dirige a cada
alma. Que nadie se considere libre del peligro de ser sorprendido.
Que ninguna interpretación de la profecía le robe a usted la convicción
107
del conocimiento de los acontecimientos que muestran que este gran
evento está cercano.-FE 335-336 (1895). (EUD. Cap. 1 La última crisis de la
tierra. El tema debiera mantenerse ante la gente. Pág. 10)
El Creador conoce exactamente con qué elementos tiene que tratar en
la naturaleza humana. Sabe qué medios debe emplear para obtener el
fin deseado. El cristiano que acepta la verdad, toda la verdad y nada más
que la verdad, observará la historia bíblica en su verdadera orientación. El
pasado -la historia de la dispensación judaica desde el principio hasta el fin-, en
vez de ser calificado despectiva y burlonamente como la "edad oscura",
revelará luz y más luz a medida que se lo estudie.
La palabra del hombre fracasa, y quien se aferre de las aserciones del hombre
como su fuente de dependencia, bien puede temblar, porque algún día llegará
a ser como un barco que naufragó. Pero la Palabra de Dios es infalible y
subsiste para siempre. Cristo declara: "Porque de cierto os digo que hasta que
pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que
todo se haya cumplido" (Mat. 5: 18). La Palabra de Dios permanecerá a través
de las interminables edades de la eternidad. Dios vive y reina. Su gloria no se
confina a templos hechos de manos. No ha cerrado el cielo a su pueblo. Tanto
en la era judaica como en ésta, Dios revela sus secretos a sus siervos los
profetas (Manuscrito 39, del 23 de marzo de 1899, "Lealtad o deslealtad").
(Alza tus ojos, 23 de marzo, el revelador de los secretos. Pág. 95)
A MEDIDA que el tiempo transcurre se hace siempre más evidente que
los juicios de Dios están en el mundo. Por medio de incendios,
inundaciones y terremotos, Dios anuncia a los habitantes de este mundo su
próxima venida. Se acerca la gran crisis de la historia de este mundo, cuando
cada movimiento, en el gobierno de Dios, será vigilado con intenso interés y
una aprensión indecible. Los juicios seguirán en rápida sucesión: incendios,
inundaciones y terremotos, con guerra y derramamiento de sangre.
¡Oh, si tan sólo el mundo pudiese conocer el tiempo de su visitación!
Numerosos son todavía los que no han oído la verdad que debe probarlos en
este tiempo. El Espíritu de Dios contiende todavía con muchos. El tiempo de
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los juicios destructores divinos es tiempo de gracia para aquellos que no han
tenido oportunidad de conocer la verdad. El Señor los mirará con amor. Su
corazón compasivo es conmovido; su brazo está todavía extendido para salvar,
mientras que la puerta ya se cierra sobre aquellos que rehusaron entrar.
La misericordia de Dios se manifiesta en su larga indulgencia. Está reteniendo
sus juicios para que el mensaje de amonestación llegue a todos. Si nuestro
pueblo sintiese debidamente su responsabilidad con respecto a la
proclamación del último mensaje, ¡qué obra maravillosa veríamos cumplirse!
(Joyas de los testimonios T3 Una Obra Actual. Pág. 333)
En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son
alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras
delante de sí. El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra, y una
calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay tempestades,
terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud.
¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay
seguridad en nada que sea humano o terrenal. Rápidamente los
hombres se están colocando bajo la bandera que han escogido. . .
(¡Maranata: El Señor viene! El Rey ya viene. Un cielo por ganar. Jueves 27 de
enero de 1975 Pág. 33)
Mientras oigo noticias de las terribles calamidades que de semana en
semana están ocurriendo, me pregunto: ¿Qué significan estas cosas?
Los desastres más espantosos se están produciendo uno tras otro en
rápida sucesión. ¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y
tornados, de destrucción por incendio e inundación, con gran pérdida de vidas
y propiedades! Aparentemente, estas calamidades son estallidos caprichosos
de fuerzas que se dirían desorganizadas y no reguladas, pero en ellas se puede
leer el propósito de Dios. Son algunos de los medios por los cuales procura
despertar a hombres y mujeres y hacerles sentir su peligro.
La venida de Cristo está más cerca que cuando por primera vez
creímos. Se acerca el fin de la gran controversia. Los juicios de Dios
están en la tierra. Hablan en solemne amonestación, diciendo:
"También vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de
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venir a la hora que no pensáis" (Mat. 24:44). - Joyas de los testimonios, t.
3, pp. 254-256. (Recibiréis poder. Preparados por el Espíritu 3 de octubre una
reforma completa. Pág. 288)
El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las señales
de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son demasiado
claras para que se las pongan en duda; en vista de estas cosas, cada uno
de los que profesan la verdad debe ser un predicador vivo. Dios invita a
todos, tanto predicadores como laicos, a que se despierten.
Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal
están llegando rápidamente a su fin. Vivimos en medio de los peligros
de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo,
no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la causa de Dios es
espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás. (Joyas de los Testimonios,
tomo 1, págs. 88, 89.)(SC. Condiciones que prevalecen en el Pueblo de Dios.
Estupor de muerte satánico. Pág. 47)
A través de los siglos, nos llega hasta nuestros días la voz de advertencia con
respecto a estas situaciones que se darían en los tiempos finales, el Señor
previendo un estado semejante de cosas, tanto en la iglesia, como en el
mundo, señaló y amonestó a sus discípulos a través de todos los tiempos
diciendo:
De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan
las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis
todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo,
que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Mat. 24: 32-35)
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza,
porque vuestra redención está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que
suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mirad
también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de
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glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre
vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la
tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de
escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo
del Hombre. (Luc. 21: 28, 31-36)
Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no
cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi
pueblo, de plaga muy dolorosa. Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y
si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta
como el sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no
entendieron. (Jer. 14: 17-18)
No lo dudemos, estamos viviendo en tiempos proféticos y de acontecimientos
históricos sobre la tierra, pronto ocurrirán desastres y catástrofes aun mayores
que el terremoto y tsunami de nuestro país o de alguna otra gran catástrofe
que en estos días se ha registrado en el mundo o en años anteriores, el
ensalmo diabólico de las tinieblas, reposa sobre muchos hombres y líderes
reconocidos y de gran fama o influencia en la sociedad actual, pero que
desconocen los tiempos en que vivimos, duermen profundamente, y en la
densa oscuridad de su noche, niegan rotundamente los acontecimientos
actuales como profecías cumpliéndose ahora mismo.
Por otro lado, muchos y miles creen que los tiempos venideros sobre la tierra
serán de una gran paz mundial y milenaria, de prosperidad, seguridad y de un
mejor lugar donde se pueda vivir sobre este mundo, pero muy al contrario de
estas creencias, las profecías nos revelan lo que verdaderamente tenemos que
esperar para este tiempo y lo venidero, lo cual es, y será, muy diferente del
contenido de los mensajes que en estos momentos se están escuchando por
diferentes partes del mundo, la sociedad e incluso y lo que es peor aún, desde
los mismos púlpitos de la iglesias del tiempo del fin.
Busquemos la palabra profética más segura, la Biblia, en ella encontraremos,
bajo la dirección del Señor, la verdad para nuestros días y los acontecimientos
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que se desatarán sobre nuestro planeta, veremos en sus páginas, que su
mensaje dista mucho de lo que la mayoría de los hombres y mujeres están
creyendo y predicando e interpretando para este tiempo y el futuro de la tierra.
El Espíritu Santo, nos hablará a través de las páginas de la Biblia y nos revelará
que el tiempo de nuestra visitación… también ha llegado.
Dejo mi pluma y elevo mi alma en oración, para que el Señor sople su
aliento vivificante sobre sus hijos desviados, que son huesos secos,
para que vivan. El fin está cerca, se insinúa sobre nosotros tan
imperceptible y silenciosamente, como las furtivas pisadas del ladrón
en la noche, para sorprender a los que duermen, estando
desprevenidos y sin preparación. Conceda el Señor que su Espíritu
Santo descienda sobre los corazones dominados hoy por la
comodidad, para que no sigan durmiendo como los demás, sino que
velen y sean sobrios. (Boletín de la Asociación General, 1893, pág. 132,
133.) (SC. Condiciones que prevalecen en el Pueblo de Dios. Ni siquiera uno de
cada veinte está preparado. Pág. 53)
Fernando Antonio Silva Quintana.Profesor de Religión y estudios en Teologí[email protected]
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MTA/ Febrero - Marzo 2010www.mensajetercerangel.com