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NOSOTRAS PARAMOS NOSOTRAS MOVEMOS EL MUNDO Año 4 | Número 56 | Del 2 al 14 de marzo de 2017 | Precio: $15

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NOSOTRASPARAMOS

NOSOTRAS MOVEMOS EL MUNDO

A ñ o 4 | N ú m e r o 5 6 | D e l 2 a l 1 4 d e m a r z o d e 2 0 1 7 | P r e c i o : $ 1 5

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En las páginas del primer número de este año, pal-pitábamos un acalorado marzo de luchas. Todo

indica que así será: docentes, un sinfín de sindicatos reunidos en las CTA y CGT, trabajadores de la economía popular y mujeres apor-taremos conflicto a una agenda que tensiona al gobierno.

Marzo es la pelea por los de-rechos del conjunto de los traba-jadores y trabajadoras. No somos voluntarios: ¡Somos maestros y maestras peleando por nuestro sa-lario! El paro docente del 6 y 7 en todo el país será una primera mues-tra de unidad frente al sistemático ataque a la educación pública.

Marzo es el 8 y llegamos a un paro internacional de mujeres

fortalecidas y empoderadas. Es que, ante tanto atropello, tanta hostilidad, tanta violencia, nues-tras voces son las que se animan y multiplican. Es que nosotras movemos el mundo y lo haremos vibrar en más de ¡30! países. En el nuestro seguimos diciendo que ni flores ni bombones; que es mo-mento de mostrar una vez más la contundencia de nuestros cuerpos juntos, volvemos a decir basta a una mujer menos cada 18 horas. ¡Ni una menos!

Marzo es también memoria ardiente frente a las políticas de negación del terrorismo de Es-tado. De repudio a las declaracio-nes de distintos funcionarios del gobierno nacional. De rechazo a la destrucción de las distintas po-

líticas públicas de impulso a los juicios. De prepotencia de trabajo frente a las dilaciones de sectores políticos, económicos y judiciales. De la más amplia unidad en las ca-lles para que el 24 sea una jornada enorme de repudio a una avanzada neoliberal que también se juega en el plano simbólico y cultural.

Marzo es que las calles vuel-van a ser el escenario del rechazo a las políticas neoliberales. De re-sistir en unidad contra el discipli-namiento a los y las trabajadoras. Contra el ataque voraz a las con-diciones de vida de las laburantes. De poner en alto nuestras bande-ras. Seremos miles los que, en la calle, vamos a demostrar que no será posible seguir avasallando nuestros derechos.

EDITORIAL

Colectivo Editorial: Federico Araya, Ulises Bosia, María Paula García, Manuel Martínez, Ignacio Gelso, Cecilia Pato, Sebastián Tafuro, Pablo Wahren. Corrección: Micaela Difalcis Diseño y diagramación: Ignacio Fernández Casas

Manuel Mendizábal. Cambio es una publicación de PATRIA GRANDE. Se realiza bajo licencia de Uso Creativo Compartido. Está permitida la copia y utilización de la obra siempre y cuando se mencione la fuente y

no se utilice con fines comerciales. Las notas firmadas no reflejan necesariamente la opinión del colectivo editorial.

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Patria Grande patriagrandearg Patria Grande www.patriagrande.org.ar Fotografía de página 2: Foto Sur@PatriaGrandeArg

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3Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 4 Número 56 Del 2 al 14 de marzo de 2017 ECONOMÍA POLÍTICA

Según el CEPA, en enero se contabilizaron 3.692 despidos, de los cuales el 98% pertenece al sector

privado y, dentro de ellos, el 86% pertenece a la industria. Con estos números, desde la asunción del go-bierno de Cambiemos se registran un total de 245 mil despidos, 170 mil del sector privado y lo restante del sector público. Si contamos solo los despidos del sector privado, la mayor cantidad se encuentra den-tro del rubro construcción (60 mil) pero, si agregamos también las suspensiones, entonces la industria pasa a liderar el ranking (90 mil).

Si tomamos el informe de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) elaborada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, el empleo cae en enero de 2017, en términos anua-les, un 0,5%. Sin embargo, al analizar detenidamente los sectores, vemos que la industria manufacturera cae un 4,8% en igual período (5,5% si tomamos solo Gran Buenos Aires) y la construcción un 2,9% (para Gran Buenos Aires 4,7%).

Uno de los sectores más perjudi-cados es el de la electrónica: la UOM seccional Río Grande contabilizó la cifra de 5.500 despidos en Tierra del Fuego. Pero también tenemos el caso de la industria láctea (La Sere-nísima anunció el cierre de su planta en Rufino mientras que Sancor se encuentra al borde de la quiebra) y de la industria del calzado, cuya cámara industrial (CIC) confirmó 4 mil despidos y una situación crítica. Más en particular, hay algunos casos de las últimas semanas que se vol-vieron emblemáticos de este fenó-meno, como los de Task Solutions (que puede alcanzar la cifra de 1.200 despidos), Metro Wheels (la única fábrica de llantas en la Argentina), llegando al colmo de Atanor que in-formó del cierre de su planta a los trabajadores por medio de una nota.

Las causas de los despidos

Uno de los principales motivos de los despidos tiene que ver con la recesión en la que se encuentra la eco-nomía argentina. Según el INDEC, en 2016 la caída del Producto Bruto

Interno fue de 2,3% con respecto al año anterior, con tres trimestres de caída y solo el último de leve recu-peración. Los peores indicadores se registraron en la construcción (caída del 12,7%) y en la industria manufac-turera (4,6%). Para enero de 2017, el INDEC registra una caída anual de todos los rubros industriales, salvo automotriz y química. Según un es-tudio de la Cámara Argentina de Me-dianas Empresas (CAME), en enero, con respecto a 2016, cayeron las ven-tas minoristas en 20 de los 21 rubros relevados. Otro estudio de la con-sultora CCR indica que el consumo privado registró su peor nivel en 10 años. En un contexto de caída de las ventas, el mercado interno argentino resulta poco atractivo.

Por otro lado, uno de los princi-pales argumentos que esgrimen las empresas que cierran sus puertas dejando trabajadores en la calle tiene que ver con la apertura importadora que el gobierno lleva adelante. La llegada de productos a costos mucho menores y, en muchos casos, con subsidios a la exportación por parte de esos países, genera la imposibili-dad de competir para los productores locales. En los últimos días, el debate explotó con la eliminación de los aranceles a la importación de produc-tos electrónicos. Frente al problema desatado por la medida, esta fue la explicación vía twitter del ministro de Producción Francisco Cabrera: “Si sumamos millones de personas

trabajando con mejores computa-doras, hacemos un país con mejores posibilidades de venderle al mundo”, en alusión a la quita del arancel para la importación de computadoras.

El otro elemento a tener en cuenta tiene que ver con la interven-ción del gobierno sobre los conflictos laborales. Lejos de intentar compen-sar las consecuencias de las políticas anteriormente descriptas, el gobierno eligió recortar el Plan Repro (para subsidiar el trabajo y preservar las fuentes laborales) durante el año 2016, pasando de un promedio de 500 mil prestaciones otorgadas a menos de 150 mil por un monto casi cuatro veces menor al de 2015. Para justificar la reducción de dicho pro-grama, el ministro de Trabajo Jorge Triaca supo decir “hay empresas que mueren y otras que nacen”.

Reconversión (im)productiva

¿Cuál es la respuesta del go-bierno frente a la ola de despidos? Reconversión y eficiencia. Una de las principales polémicas se desató a partir del Plan de Reconversión Pro-ductiva lanzado en conjunto por los Ministerios de Producción y Trabajo. Dicho plan consiste en que sectores “no competitivos” tiendan a extin-guirse y el empleo se reconvierta en sectores “competitivos”. En concreto, se trata, por un lado, de la relocali-zación de trabajadores despedidos y, por otro, del subsidio a proyectos de

transformación de empresas “hacia otras actividades más dinámicas donde haya más demanda o mejores oportunidades de negocio”.

Más allá de los eufemismos, pode-mos ver en la práctica cómo funciona este plan. A raíz de la eliminación de los aranceles, Banghó, dedicada al rubro computadoras, despidió a 400 trabajadores, la mitad de su planta en Vicente López. Esto se suma a los 150 despedidos en IFSA, de Tierra del Fuego, también vinculada a informá-tica y los 500 de Alpargatas San Luis, dedicados al calzado. En el marco del programa Transformación Pro-ductiva, Visuar (una tercerizada de Samsung) ofrecerá entrevistas a estos despedidos para completar 250 pues-tos para la producción de heladeras en Cañuelas con un contrato por 9 meses, sin garantía de renovación y con un sueldo garantizado por el Estado de 8 mil pesos mensuales. Re-sulta difícil pensar una relocalización de una provincia a otra (o incluso en la misma provincia a más de 60 kiló-metros) en esas condiciones, sumado a que los nuevos puestos de trabajo no compensan a los perdidos.

De continuar por este camino, como ya advirtieron oportunamente sindicatos y algunas de las cámaras empresariales, esta política de go-bierno no avanza hacia la eficiencia y la reconversión sino a la recesión, caída del consumo y a que el princi-pal producto de importación sea el desempleo.

Por Tomás Reneboldi

Lo que (se) importa es el desempleoEn los últimos días, asistimos a un desfile de despidos y cierres de plantas y empresas de producción local. Este verano, el sector que más sufrió fue el industrial, producto de la recesión y la apertura importadora. A continuación, algunos números y detalles.

“Uno de los sectores más perjudicados es el de la electrónica: la UOM seccional Río Grande contabilizó la cifra de 5.500 despidos en Tierra del Fuego. Pero también tenemos el caso de la industria láctea (La Serenísima anunció el cierre de su planta en Rufino mientras que Sancor se encuentra al borde de la quiebra) y de la industria del calzado, cuya cámara industrial (CIC) confirmó 4 mil despidos y una situación crítica.

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Un año atrás decíamos, en estas mismas páginas, que uno de los grandes desafíos del gobierno

de Cambiemos para consolidarse sería hacer pasar su programa de gobierno para unos pocos como si fuera una propuesta al servicio del desarrollo del país y del bien-estar de las mayorías populares. En términos más precisos, ¿cómo construir hegemonía siendo un gobierno integrado por CEOs?

La forma que encontró el go-bierno es insistir en que “Argentina se pone de pie”, que “hay que creer en el cambio”, que “sí, se puede” y otras frases similares que el presi-dente repitió en su discurso de aper-tura de las sesiones legislativas de este año. No hay que olvidar que, según la filosofía de Durán Barba, “ser es percibir”, como pensaban los filósofos empiristas más radicales de hace 300 años y que hoy retoma el propio presidente: “los sentimien-tos y emociones son lo más real que tenemos”, una idea que se vuelve es-calofriante ante un gobierno capaz de operar a través de la gran mayo-ría de los medios masivos de comu-nicación y las redes sociales.

Sí a las sensaciones y a las emo-ciones. Sí a la esperanza y el opti-mismo. No al pensamiento crítico, como sermonea desde su púlpito 2.0 Marcos Peña. No a los datos reales y a los cuestionamientos políticos. Sí al “diálogo” y al “consenso”, no al antagonismo y al conflicto. Un mar-keting político alienante al servicio de un programa político antipopu-lar. Esa es la base de la ideología de Cambiemos, pensada exclusiva-mente para polarizar contra el go-bierno anterior, convertido a su vez en la peor pesadilla gracias a la ofen-siva mediática y judicial en curso.

Esta ideología desnuda la total falta de logros de gestión tras su primer año de gobierno. Hablamos de logros para las mayorías popula-res, naturalmente, porque para los ricos pueden contarse importantes beneficios. No es poca cosa. Es ne-cesario recordar que Menem logró consenso social para avanzar en su programa neoliberal recién una vez que pudo demostrar que había logrado disciplinar a la inflación, tras las crisis hiperinflacionarias con las que inició su gobierno. En el presente, todavía seguimos sin poder ver logros económicos rele-vantes y, más allá de las cándidas expresiones de deseos del ministro de Hacienda Dujovne, nada indica que en 2017 la economía se esté reactivando.

En realidad, se trata de evitar hablar del primer año de gobierno todo lo posible y, cuando no queda otra, apelar al mayor cinismo. “Queremos que los científicos pue-dan hacer más y mejor investiga-ción”, decía, mientras científicos, becarios y estudiantes protesta-ban fuera del Congreso contra los recortes.

Todo indica que esta será la tó-nica con la que el gobierno afron-tará las elecciones legislativas de este año, de resultado determi-nante. ¿Cómo procesará nuestro pueblo sus vivencias cotidianas caracterizadas por el empobre-cimiento masivo y la pérdida de derechos? ¿Cuánto logrará el go-bierno imponer su ideología sin contar con el respaldo de logros económicos palpables para cual-quier persona de a pie?

Los dos fantasmas que acechan al gobierno

Dos son los grandes obstácu-los que aparecen en su camino. El primero, el fantasma de la corrup-ción, arma principal de la ofensiva

judicial-mediática-opositora contra todo lo que tuviera algo que ver con el kirchnerismo. Con el paso de los meses, la acusación puede conver-tirse en un búmeran que le pegue de lleno al propio gobierno de la Alianza Cambiemos.

“La corrupción se combate con transparencia e integridad”, aseguró el presidente a la Asam-blea Legislativa con su mejor cara de piedra, pocos días después de prometer llevar a “fojas cero” las negociaciones entre el Estado y la empresa de su familia por la deuda del Correo Argentino.

Según distintos estudios de opi-nión, el conflicto de intereses en el caso del Correo fue la gota que re-balsó el vaso. Vale la pena insistir: el carácter rapaz de este empresariado contratista al que pertenece la fami-lia Macri se muestra en que no sola-mente estuvieron a punto de licuar una deuda millonaria con el Estado, ante la que solo se interpuso el dicta-men valiente de una fiscal, sino que además iniciaron nuevas demandas por la expropiación. Es decir, no solo se trataba de no pagarle nunca al Estado sino de terminar cobrando.

El propio periodismo oficialista debió tomar distancia. “Gobierno de pasantes”, los definió Clarín. “Ya no hay más margen para errores”, sentenció La Nación. Claro que, para ellos, estas críticas son parte del juego de toma y daca que esta-mos viendo desde hace un año. Por eso no sorprende que la respuesta del gobierno haya sido la entrega gratuita a Nextel-Clarín de frecuen-cias para que ingrese en el negocio de la telefonía a través del 4G.

Además, la posibilidad de que el caballito de batalla de la corrupción se vuelva un búmeran crece en la medida en que se amplía la lista de conflictos de interés: Shell, Avianca, peajes y la lista sigue. El actual jefe de la AFI, Gustavo Arribas, toda-

vía debe justificar los depósitos en sus cuentas en Suiza, atribuidos a operadores de la gigante contra-tista basileña Odebrecht. Y a eso se suma el posible impacto nacio-nal del “Lava Jato” brasileño, en el que se filtraron correos electrónicos que relacionan el pago de coimas a funcionarios públicos por parte de Odebrecht con la obra de soterra-miento del ferrocarril Sarmiento en tiempos del último gobierno de Cristina, adjudicada a la empresa IECSA, de la familia Macri.

En la tentación antipolítica del “son todos iguales”, que acecha sobre todo a los sectores desen-cantados del macrismo, resuenan los ecos de la bronca de 2001. Pero evitar ese destino de escepticismo y descreimiento generalizado supone también, para las fuerzas del campo popular, la necesidad de asumir una ética de la transparencia contra cual-quier justificación de la corrupción, tal como plantea insistentemente Ál-varo García Linera. De otro modo, solo se le hace el juego a la derecha porque se pierde cualquier tipo de autoridad moral para denunciarla.

Por otro lado, el segundo de los obstáculos para la construcción de la hegemonía macrista es la insta-lación del estigma de ser “un go-bierno para ricos”. A las millonarias transferencias de ingresos operadas durante el año pasado, se suma un rosario de medidas durante este inicio de año que no dejan dudas: el intento de cerrar las paritarias a la baja, el insólito descuento en las jubilaciones que debió ser rectifi-cado, la eliminación de los feriados puente, los nuevos aumentos de tarifas en distintos servicios públi-cos, las modificaciones en la Ley de Riesgos de Trabajo, el fin de los pro-gramas de cuotas sin interés por in-sistencia de las grandes cadenas de electrodomésticos, entre otras.

Se trata de una completa agenda

ESCENA NACIONAL

Por Ulises Bosia

“Con el paso de los meses, el fantasma de la corrupción, arma principal de la ofensiva judicial-mediática-opositora contra todo lo que tuviera algo que ver con el kirchnerismo, puede convertirse en un búmeran que le pegue de lleno al propio gobierno de la Alianza Cambiemos.

El macrismo ante 2017

El discurso de apertura de las sesiones legislativas del presidente confirmó que su objetivo es

profundizar el rumbo tomado un año atrás. No se trata de errores ni de una cuestión de tiempo: quienes

“esperan” una modificación de su política solo encubren con ello su complicidad. Marzo se anuncia movilizado y sugiere la unidad política que nos falta.

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5Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 4 Número 56 Del 2 al 14 de marzo de 2017

contra los derechos de los trabaja-dores y trabajadoras que, como venimos insistiendo desde hace un año en Cambio, conforman el obje-tivo central sobre el que los sectores dominantes buscan avanzar.

La ofensiva llega a tal extremo que los camaristas del fuero laboral que avalaron la negociación lograda por la Asociación Bancaria con las cámaras patronales fueron ame-nazados con un juicio político por parte del gobierno. Esa es la reali-dad detrás de la bandera de la “jus-ticia independiente”. Y es también lo que esperan evitar si consiguen desplazar la justicia laboral a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, así como más en general avanzar en la reforma judicial que está prepa-rando el Ministerio de Justicia.

Reacomodamientos en el mapa político

Marzo asoma como un mes pla-gado de movilizaciones populares. El paro docente nacional del 6 y 7, la movilización de la CGT también el 7, el paro internacional de mujeres del 8, la movilización de la CTEP y sus aliados el 13 y, por supuesto, el 24

de marzo a 41 años del último golpe militar. Imposible hacer un cálculo certero pero, indudablemente, sere-mos millones de personas las que participemos a lo largo y ancho del país de todas estas iniciativas, lo que marcará la agenda política y hará muy difícil que el gobierno recupere la iniciativa en lo inmediato.

En este marco, es posible que, haciendo un cálculo electoral, este año los “dadores voluntarios de gobernabilidad”, como los llama de forma tan ocurrente como so-carrona Jorge Asís, retaceen sus servicios. Massa, Pichetto, Stolbi-zer, Bossio, Urtubey, entre otros, aspiran a evitar la reedición de un escenario de polarización política que achicaría los márgenes de la “ancha avenida del medio” y sería inevitable en caso de que Cristina sea candidata. Pero aun en caso de no reavivarse la polarización de manera extrema, deberán optar o bien por captar votos desencanta-dos de la base social de Cambiemos –el acuerdo Massa-Stolbizer es una buena expresión de esa línea–, o bien por atraer a sectores deseosos de una renovación desde el pero-

nismo. En ambos casos, puede ser funcional mostrarse más “oposito-res” que en 2016, siempre que la imagen del gobierno no se recupere ni la situación económica mejore.

Esa falsa oposición puede ser un obstáculo momentáneo para Cambiemos, que prefiere polari-zar contra el kirchnerismo, pero representa un objetivo estratégico de los sectores dominantes que requieren la construcción de una alternancia funcional a sus intere-ses para proyectar una hegemonía estable. En efecto, la complicidad del sector dialoguista de la opo-sición fue clave el año pasado, tal como quedó claro en los deseos del propio Macri ante la Asamblea Legislativa: “espero que este año en la relación del Ejecutivo con el Congreso podamos repetir mucho de lo que hicimos el año anterior”.

Mientras tanto, Cambiemos sigue buscando resolver las listas de la Ciudad y la provincia de Bue-nos Aires, sus principales desafíos electorales de 2017. Mientras en su bastión porteño Lousteau amenaza con jaquear al PRO presentándose por afuera de Cambiemos, en te-

rritorio bonaerense escasean las figuras de peso para encabezar las boletas, con la excepción de Carrió, quien aún no aseguró si cruzará la General Paz para competir en pro-vincia. El intento de utilizar la fi-gura de Vidal en la elección parece su principal apuesta, sin embargo es muy difícil que la elección no se nacionalice, como toda elección de medio término. En ese marco, el centro del debate público será la aprobación o no de la gestión de Macri, y a ese terreno deberá adap-tarse el PRO.

El peronismo bonaerense, por su parte, continúa en una interna de difícil resolución entre los sectores “renovadores”, entre los que se des-tacan los intendentes del Grupo Es-meralda –Insaurralde y Katopodis, principalmente–, y los que aspiran a garantizar un marco de unidad con los sectores leales del kirch-nerismo a su interior –el Grupo Fénix donde sobresalen Espinoza y Magario. Para los primeros, es difícil aceptar una candidatura de Cristina, a la que no le reconocen la conducción, aunque aún no tienen ninguna carta ganadora que con-

traponerle; para los segundos, en cambio, se trata de aprovechar el significativo piso de apoyo popular de Cristina para intentar empujar a un armado de unidad que les per-mita recuperar terreno en la pro-vincia de Buenos Aires, después de la dolorosa derrota frente a Vidal.

En cualquier caso, las especu-laciones alrededor del futuro de Cristina estarán en el centro de la escena nacional en las próximas semanas y meses. Con más razón en el caso de que los rumores que circulan por Comodoro Py se con-creten y, el 7 de marzo, cuando deba asistir a declarar frente al juez Bonadío, haya un intento de encarcelarla, de consecuencias imprevisibles.

Sea como fuere, las enormes energías desplegadas por el campo popular en la movilización calle-jera volverán a ofrecer en marzo un testimonio de que es necesario buscar la construcción de nuevas herramientas frentistas capaces de canalizar en el terreno electo-ral de forma unitaria el rechazo al gobierno neoliberal y a sus socios funcionales.

CINISMO Y POLARIZACIÓN. El presidente Macri inaugura las sesiones legislativas con un discurso plagado de generalidades y orientado a confrontar con el kirchnerismo.

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6 SINDICAL

El aumento de la tasa de ga-nancia y de la rentabilidad empresarial así como la dis-minución de los derechos

laborales son aspectos fundaciona-les del proyecto político de Cambie-mos. Asimismo, hay que tener en cuenta que, luego de los gobiernos kirchneristas, más de un tercio de los trabajadores y trabajadoras se encuentra bajo alguna forma de pre-carización y no cuenta con una ART y que, además, el mismo sistema de riesgos del trabajo ha sido sostenido –si bien con reformas parciales e in-suficientes– en sus aspectos funda-mentales durante la última década.

Los datos realesPara avanzar en esta reforma

legal, el gobierno, conjuntamente con el aparato mediático, insistió en que la sustentabilidad del sistema se veía amenazada por la alta tasa de litigiosidad, haciendo circular datos parciales y direccionados para justi-ficar una medida regresiva para los trabajadores y trabajadoras.

La Superintendencia de Ries-gos del Trabajo (SRT) es un órgano creado en la órbita del Ministerio de Trabajo por la ley 24.557 en el año 1995 y que se supone debe-ría “garantizar el efectivo cumpli-miento del derecho a la salud y seguridad de la población cuando trabaja” controlando a las ART en el cumplimiento de la ley. Según un informe de mediados de enero de 2017, la SRT sostiene que “los juicios por accidentes laborales o enfermedades profesionales cre-cieron un 96,1% entre 2010 y 2015. Paradójicamente, mientras aumen-taba la litigiosidad en el mismo lustro se redujo la cantidad de si-niestros”. Este falaz informe se da a conocer una semana después de la sanción del DNU 54/2017, ante-riormente mencionado, y un mes antes de la sanción de la ley.

La especialista Adriana Séneca se encargó de desmenuzar el ci-tado informe, dando cuenta de la real dimensión de la siniestralidad en los lugares de trabajo y la su-puesta litigiosidad.

Respecto de la litigiosidad, los datos son demoledores. Según el re-levamiento realizado son 2.888.668 casos por accidentes, enfermeda-des o muertes que han quedado

sin ninguna cobertura por parte de las ART. Sobre ese total, se han ini-ciado solamente 442.616 juicios por todo concepto, es decir que sólo el 15,32% de los casos terminó en una acción judicial. Asimismo, si se des-agregan los casos por enfermedades profesionales (un total de 2.257.482) y se toman los que han terminado en juicios, se llega al ínfimo número de 110.323, es decir el 4,89%. Cabe destacar que el caso de las enferme-dades laborales es especialmente significativo porque las ART recono-cen una cantidad minúscula, siendo el juicio la única opción que tiene el trabajador para reclamar.

El nivel de siniestralidad tam-poco ha bajado, sino que, año tras año, las ART reconocen menos casos y con menores porcentajes de incapacidad (ésta última se usa para calcular la indemnización).

Siguiendo con el análisis de Se-neca, en el año 2015 solo el 21,76% de las enfermedades profesionales se diagnosticó por la ART y el 78% res-tante, por entidades no vinculadas con las ART. O sea que casi el 80% de los casos quedaron sin la cober-tura médico legal correspondiente.

Las modificaciones de la ley

La reforma legal apunta sola-mente a dificultar y dilatar al ex-tremo el acceso de las víctimas a

la Justicia, obligándolas a transitar por un kafkiano procedimiento médico-administrativo como con-dición para un tardío reclamo ju-dicial. Esto se ve agravado por el calamitoso estado de la Justicia del Trabajo. Mientras dura el juicio, empleadores y ART se financian con el dinero destinado a las in-demnizaciones laborales.

Para esto, entre otras cosas, se pretende que la actuación de las Comisiones Médicas de la LRT sea “previa, obligatoria y excluyente de toda otra intervención”; que la competencia, es decir, donde se de-sarrolle el juicio, esté determinada por el lugar donde está radicada la Comisión Médica; que los médi-cos integrantes de estas comisio-nes sean quienes se expidan sobre cuestiones que son estrictamente jurídicas, entre otras cosas.

Muchas de estas modificacio-nes, contenidas en la ley reformada, ya han sido declaradas inconstitu-cionales por fallos de la Corte Su-prema de Justicia de la Nación.

Lo que cuesta la prevención

La prevención de la siniestrali-dad es el eje sobre el cual, desde la creación del sistema de ART hace 22 años, nunca nadie ha trabajado. Las ART se negaron siempre a in-vertir en prevención ya que deberían

inspeccionar los establecimientos productivos, efectuar mediciones, evaluar riesgos y la exposición de los trabajadores y trabajadoras e informar por escrito las necesarias adecuaciones que debería realizar el empleador que, a su vez, también debería invertir en dichas modifica-ciones. La explicación es sencilla: la tasa de ganancia. La prevención no se amortiza, por ejemplo, como la tecnificación del proceso produc-tivo. Además, el accidente de un trabajador no figura en ningún ba-lance contable. En cambio, un curso sobre prevención, además de tener un costo directo (el pago de quien dirija el curso, los materiales, etc.), implica una reducción en el tiempo de trabajo. Es decir, cuesta “produc-tividad” porque tiene que dictarse en horas de trabajo, pagándose el sala-rio de trabajadores que no producen.

La modificación de la Ley de Riesgos del Trabajo significa un avance en contra de los derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras a no morir traba-jando, a desarrollar sus tareas en un ambiente sano, seguro e higié-nico; a no sufrir accidentes o enfer-medades en el curso de la relación laboral y, en el caso de enfermarse o accidentarse, a gozar de las pres-taciones médicas para curarse y a una indemnización en el caso de sufrir daños irreversibles.

Por Ernesto Zas

El Senado convirtió en ley la modificación de la Ley de Riesgos del Trabajo (LRT). La media sanción en Diputados había sido lograda a fines de 2016, aunque Cambiemos promulgó un decreto de idéntica redacción durante el receso legislativo, una nueva afrenta al respeto institucional que tanto defendió durante la campaña el ahora presidente Macri.

Otra ofensiva del Capital: la nueva Ley

de Riesgos del Trabajo

“La reforma legal apunta solamente a dificultar y dilatar al extremo el acceso de las víctimas a la Justicia, obligándolas a transitar por un kafkiano procedimiento médico-administrativo como condición para un tardío reclamo judicial.

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7Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 4 Número 56 Del 2 al 14 de marzo de 2017

Tras un verano en el que el

macrismo siguió profundizando su ataque a las condiciones de

vida del pueblo, la conflictividad en las calles no

se hará esperar y tendrá un sinfín

de capítulos. En ese marco,

la necesidad de llamar a un paro

general asume un carácter cada vez

más urgente.

Cuando transcurrían los últimos meses de 2016, el gobierno se imaginó un diciembre caliente y se

propuso activar diversos mecanis-mos para evitarlo. No asociaba un mayor aumento de la conflictividad a una respuesta a sus políticas, sino a esa visión que atraviesa a buena parte de los actores institucionales luego de 2001: que en el último mes del año la tendencia desestabiliza-dora opere al máximo nivel, que las ganas de que se genere un estallido aparezcan como naturales entre los primeros calores fuertes y el espíritu de las fiestas. Nada de eso pasó en el diciembre más reciente. La ad-ministración Cambiemos surfeó el cierre de su primer año de gestión sin mayores zozobras –la excepción fueron las idas y venidas en torno a la reforma del Impuesto a las Ga-nancias– y se dispuso encarar 2017 con la perspectiva de construir, por fin, ese crecimiento que no llegó en el famoso segundo semestre y que es una de las condiciones centrales para ganar las elecciones legislativas y otorgarle mayor sustentabilidad a su proyecto político.

Lo que pocos habían imaginado, y ahí incluimos amigos y enemigos, es que el macrismo iba a comenzar enero y febrero con los tapones de punta contra el pueblo trabajador a

través de diferentes medidas. No por-que no estuviera en su ADN desme-jorar las condiciones de las mayorías para consolidar su modelo de país para pocos, sino porque la táctica de manual para este año indicaba otra cosa. Pero la nueva ley de ART, el avance en la flexibilización de un par de convenios colectivos de trabajo (con el tristemente célebre caso de los petroleros de Vaca Muerta), los con-flictos abiertos con docentes, gráficos y científicos, los cierres de fábricas y comercios, la persistencia por efectivi-zar el traspaso de la Justicia Nacional del Trabajo a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires, el bochornoso ataque a los jueces que fallaron a favor de los trabajadores bancarios –quienes ter-minaron cerrando una buena homo-logación de su paritaria rompiendo el techo del 18%–, el reciente fallo de la Corte que obliga a que los juicios por despidos de trabajadores del Estado deben tramitarse en el Fuero Contencioso Administrativo y no en el Laboral, el incesante aumento de tarifas en diferentes rubros o el fin de las cuotas sin interés tal como las co-nocíamos han profundizado un cua-dro de situación que ya era alarmante para los intereses populares. Estos elementos han provocado que marzo se encamine a erigirse como el mes de mayor conflictividad social desde la asunción de Macri y en el que las calles volverán a ser el escenario vital para expresar el rechazo a estas polí-ticas de ajuste y disciplinamiento de la clase trabajadora.

Un mes plural y unitario

Si el gobierno logró esquivar el siempre espinoso diciembre, la foto

de marzo le resultará inevitable, salvo un fuerte retroceso de sus decisiones. Acostumbrado a esa lógica en algunos temas, no parece que la misma se apli-que en ejes ligados al mundo laboral.

El plan económico en curso apunta a conformar una matriz pro-ductiva que garantice el crecimiento de las ganancias de las empresas a costa de lo que dan en llamar la “baja del costo laboral”, que no es sino la sobreexplotación de los trabajadores y trabajadoras del país. Para ello, ne-cesitan atacar una numerosa cantidad de conquistas y derechos laborales que obstaculizan la realización plena de ese proyecto. Bajo esa lectura y con acciones de lucha que durante la primera quincena harán hincapié en ejes que van desde el rechazo al recorte en Ciencia y Tecnología hasta la presión para que se implemente la Ley de Emergencia Social, pasando por los paros de estatales y docentes, el histórico paro internacional de mu-jeres y la movilización convocada por la CGT al Ministerio de Producción el próximo martes 7 en defensa del empleo y el salario. Las grandes pre-guntas que subyacen detrás de toda esta batería de reclamos callejeros que se conectan pero no terminan de unificarse como un todo son: ¿para cuándo un paro general de todas las centrales sindicales de nuestro país? ¿Qué es lo que demora esa iniciativa que, aun sin resolver todos los pro-blemas de un día para el otro, emite un mensaje de fortaleza de la clase frente a una gestión que ataca todos los días nuestros derechos?

Por supuesto que esos interro-gantes interpelan fundamentalmente al triunvirato de la CGT, principal res-ponsable de una tregua inexplicable y

fracasada con un gobierno que los ha invitado a un diálogo absolutamente improductivo, a acuerdos que se es-criben con la mano y se borran con el codo y que, mientras esas mesas se producían, “por la espalda” avan-zaba con sus políticas regresivas que, incluso, erosionan la base de susten-tación de la Confederación. Porque si la desocupación se encaminara hacia niveles noventistas, su representati-vidad quedaría absolutamente men-guada en líneas generales, asistiendo además a una mayor referencia de otros actores, como la CTEP o dis-tintas expresiones combativas tanto al interior de la CGT como de la CTA que han mostrado su voluntad de ge-nerar una fuerte unidad en la acción y de intentos de agrupamiento en base a una voluntad de confrontación contra el ajuste neoliberal.

Es a partir de esas confluencias, y de otras nuevas que podamos gene-rar con nuestro aporte cotidiano en el laburo de base y la construcción de un sindicalismo de nuevo tipo, que estaremos en mejores condicio-nes para colocarle mayores límites al proyecto gubernamental. La co-yuntura indica o bien un camino de confrontación o bien un camino de brazos cruzados, que huele a com-plicidad en la entrega del país. Si el 7 el llamamiento casi tímido de la conducción cegetista a marchar por la defensa de la industria y los pues-tos de trabajo se ha convertido en una convocatoria en la que conflui-rán masivamente diversos sectores, cómo no imaginar lo que sería un paro general que, sin duda alguna, chocará de frente con la imagen que quiere transmitir al mundo la admi-nistración de Macri.

Marchemos hacia un paro general

Por Marina Moretti y Sebastián Tafuro “ ¿Para cuándo un

paro general de todas las centrales sindicales de nuestro país? ¿Qué es lo que demora esa iniciativa que, aun sin resolver todos los problemas de un día para el otro, emite un mensaje de fortaleza de la clase frente a una gestión que ataca todos los días nuestros derechos?

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8

En los tiempos que corren en Nuestra América, inte-resan mucho los resultados de los procesos electorales

en los países de la región. El triunfo de la derecha en la Argentina, al fi-nalizar 2015, tuvo un impacto conti-nental de proporciones. Por el peso geopolítico de nuestro país, podría-mos decir que significó no sólo un cambio en la correlación de fuerzas políticas sino que habilitó que ese cambio –contrario a los intereses del campo popular– pudiera exten-derse a otros escenarios nacionales. Las fuerzas chavistas perdieron las elecciones legislativas en diciembre de ese mismo año, agrietando la institucionalidad de la Revolución Bolivariana; en febrero de 2016, Evo Morales perdió un plebiscito en el que se consultó por su cuarta re-postulación al gobierno; en marzo se puso en marcha el impeachment contra Dilma Rousseff, que terminó con su destitución a fines de agosto; posteriormente se perdió el plebis-cito que debía respaldar los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC; y, en el Perú, ganó las elecciones un gobierno neoliberal.

En medio de este nuevo pano-rama, se realizaron recientemente las elecciones presidenciales, legislativas y municipales en Ecuador. Estas elec-ciones ponen en juego la continuidad o no de un proyecto político progre-sista o de centroizquierda en el sur del continente, un proyecto que ya lleva una década y que –junto a los de Venezuela y Bolivia, con todas sus diferencias reales– representó una ruptura con los usos de la política de las clases dominantes ecuatorianas.

Podemos hacer muchas críticas al gobierno del presidente Rafael Correa, sin duda, en especial por su política vinculada al extractivismo de los bienes comunes, por su con-flictiva relación con los movimien-tos indígenas, por el tratamiento de la problemática de géneros, etc. Sin embargo, incluso con toda esta carga sobre sus espaldas, no hay duda de que se posicionó en el arco de los gobiernos representativos de los in-tereses populares de la región, desa-fiando, a su modo, el poder imperial. La expulsión de las fuerzas militares yanquis de la Base de Manta, pivote

del Plan Colombia para la guerra contrainsurgente, concretada en 2009, fue uno de los puntos más altos de su confrontación con el dominio imperialista en la región. Otro aspecto de gran importancia es la nueva Constitución del Es-tado, aprobada por un referéndum en 2008, en la que se expresan as-pectos fundamentales relacionados con la democratización del poder. Con estos signos, entre otros, el pro-yecto político del presidente Rafael Correa logró una década de inédita estabilización en Ecuador, luego de que entre 1996 y 2007 pasaran por el Palacio de Carondelet –sede del gobierno– nada menos que ocho presidentes.

Una difícil segunda vuelta

El candidato Lenin Moreno, que representa el proyecto político del presidente Correa, llegó al 39,36% de los votos dentro y fuera de Ecua-dor en la primera vuelta. Si hubiera alcanzado el 40%, en gran medida la continuidad estaba garantizada. Por derecha, su contendor, Guillermo Lasso, del Movimiento Creando Oportunidades (CREO), obtuvo el 28,09%. Cabe destacar que Lasso fue presidente del Banco de Guayaquil y también superministro de Econo-mía y Energía durante el nefasto go-bierno de Jamil Mahuad, expulsado del poder por una movilización popular que tuvo como principal protagonista a la Confederación de

Nacionalidades Indígenas del Ecua-dor (CONAIE). En tercer lugar se colocó Cynthia Viteri, con el 16,32%, del Partido Social Cristiano, quien ya anunció que apoyará a Lasso. La suma de ambas votaciones supera el 44%. En cuarto lugar se colocó el ex general Paco Moncayo, con el 6,71% de la votación, liderando el Acuerdo Nacional para el Cambio, en el que confluyen Izquierda Democrática, el Movimiento Pachacutik y Unidad Popular. Esta cuarta fuerza tiene su electorado dividido, aunque las representaciones de los partidos que la componen han manifestado diversas críticas “por izquierda” al gobierno. Resta saber si, finalmente, sus bases optarán por la continui-dad o por el “cambio”.

Sin duda, el escenario de la segunda vuelta electoral, que se realizará el próximo 2 de abril, se presenta muy complejo. La dere-cha, con solo haber logrado pasar a la segunda vuelta, ya se consi-dera ganadora. Y esta posibilidad, que no se puede descartar en el período actual que vivimos en nuestro continente, representaría un paso muy firme en el proceso de restauración conservadora neoliberal. Más allá del peso real de la economía ecuatoriana en el mapa latinoamericano, significa-ría simbólicamente un retroceso respecto de los avances logrados por el movimiento popular de la región desde inicios de la primera década del siglo XXI.

En sus primeros días en el sillón de la Casa Blanca, Trump hizo lo imposible

para mostrarse como un pre-sidente poderoso, dispuesto a ir contra todos (el establi-shment de Washington) y a cumplir rápidamente (vía “órdenes ejecutivas”, es decir, decretos) sus promesas de campaña, incluso las más po-lémicas: fin del Obamacare, construcción inmediata del muro físico en la frontera con México, salida del Acuerdo Transpacífico (TPP), acelera-ción de las políticas de de-portaciones de inmigrantes indocumentados (y suspen-sión de fondos federales a las “ciudades santuario” que decidieran protegerlos, como New York, Los Ángeles o Chicago). Al mismo tiempo, formó un gabinete con su impronta, plagado de CEOs, militares, hombres propios (como Steve Bannon, líder de la Alt-Right y su más influ-yente consejero, y su yerno Jared Kushner) y también algunos representantes del Partido Republicano (Rence Priebus, su jefe de Gabinete).

Ese Trump aparentemente arrollador encontró en las úl-timas semanas límites a su poder. En parte, eso se debe a los múltiples conflictos que él mismo alentó y a su estra-tegia de exacerbar las contra-dicciones. En primer lugar, desde el momento mismo de su asunción, se multiplicaron las marchas callejeras, que al-canzaron su punto más alto el 21 de enero, cuando millones de personas, especialmente mujeres, se movilizaron con-tra su misoginia. También

fueron importantísimas las protestas realizadas en los aeropuertos y ciudades de todo el país contra el decreto que suspendió el ingreso de refugiados y las visas a ciudadanos de siete países (mayormente musulmanes). Justamente, esa polémica ini-ciativa lo llevó a su primer gran enfrentamiento con la Justicia, que trabó dicha me-dida. Trump atacó primero a los jueces, pero finalmente desistió de apelar a la Corte Suprema. Profundizó, en estos días, el enfrentamiento con los principales periódicos y canales de noticias –su pri-mera conferencia de prensa terminó en un escándalo– y no dudó en calificarlos como enemigos del pueblo ameri-cano. Además, crece la oposi-ción de los demócratas en el Congreso –la línea acuerdista debió ceder a los que, presio-nados por las bases, quieren una oposición dura contra el magnate– y se ahondó el en-frentamiento con los servicios de inteligencia, por el “Rusia affaire”.

La primera víctima fue nada menos que Michael Flynn, a cargo de la poderosa NSA. Tampoco pudo ratifi-car al secretario de Trabajo –debió cambiarlo– y sufrió para lograr el acuerdo del Senado para Betsy Devos, la secretaria de Educación –tras un empate 50-50, por primera vez en la historia se requirió el voto del vicepresidente Mike Pence para ratificar a un miembro del gabinete.

Esos múltiples frentes de conflicto interno, sumados a la extrema polarización, a las internas en su equipo y a su bajísimo índice de aprobación, obligan a pensar en la posibi-lidad de que avancen distintas iniciativas para forzar un im-

NUESTRAMÉRICA INTERNACIONALES

Una disputa contra las fuerzas restauradoras

El convulsionado inicio de la era Trump

La segunda vuelta electoral en Ecuador, a realizarse el próximo 2 de abril, representa un gran desafío para el campo popular. El aglutinamiento de fuerzas de la derecha, incluyendo a sectores no propios de esa ideología, pone en cuestión la continuidad del proyecto político que lideró Rafael Correa durante los últimos diez años.

Las primeras semanas del magnate en la Casa Blanca fueron tumultuosas ya que mantuvo y profundizó su estilo revulsivo, provocando todo tipo de polémicas en un Estados Unidos que expone, como nunca, las grietas que atraviesan a su sociedad.

Elecciones en Ecuador:

Por Manuel Martínez

Por Leandro Morgenfeld*

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9Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 4 Número 56 Del 2 al 14 de marzo de 2017INTERNACIONALES

El convulsionado inicio de la era Trump

peachment, aun cuando este requeri-ría el apoyo de un sector del Partido Republicano que, por ahora, parece encolumnado tras el presidente y con temor a ponerle límites, salvo en el caso de algunas figuras influ-yentes como la del senador John McCain. El apoyo lo encuentra en la base ultraconservadora –el vier-nes 24 de febrero compareció en la Conferencia de la Acción Política Conservadora, donde lo aclama-ron a él y al polémico Bannon– y en Wall Street, no sólo por el nom-bramiento de un ex Goldman Sachs al frente de la Secretaría del Te-soro, sino por las desregulaciones, las rebajas de impuestos a los más ricos y la reactivación del proyecto de construcción de los oleoductos de Keystone XL y Dakota Access, este último suspendido por Obama tras meses de lucha de ambientalistas y pueblos originarios.

¿Aislacionismo?En el plano de la política ex-

terior, también hubo novedades y múltiples escándalos por el (des)trato a los mandatarios de México y Australia. Contra lo que muchos auguraban, Trump ya mostró que no va a ser aislacionista: nombró a diversos militares en su gabinete y aumentó un 9% el presupuesto mi-

litar (54 mil millones de dólares), reivindicó a las Fuerzas Armadas cada vez que pudo, atacó a China vía Twitter, bombardeó Yemen el 29 de enero, impulsa el expansio-nismo de los asentamientos ilega-les en territorio palestino, recibió al ultraderechista Netanyahu –quien pone en duda la solución de los dos Estados–, amenazó a Irán y agredió a Venezuela incluyendo al vicepresidente de Maduro en la lista de promotores del narcotrá-fico y recibiendo en la Casa Blanca a la esposa de Leopoldo López, in-cluso antes que a cualquier manda-tario regional. Más que reducir el intervencionismo a escala global, Trump pretende reimponer el uni-lateralismo en detrimento del mul-tilateralismo y de una conducción imperial más colegiada. Como sus antecesores, sigue pregonando el “excepcionalismo” y la idea de que los estadounidenses son un pueblo elegido, diferente al resto.

También, promovió la disten-ción con Rusia para enfrentar a China. Menospreció a la Unión Europea y calificó a la OTAN como una alianza obsoleta, aunque luego el vice Pence, en gira euro-pea, matizó estas consideraciones. Su lema, America First, significaría que no está más dispuesto a pagar

los costes de ser el gendarme pla-netario. Si Europa y Japón quieren la “protección” militar estadouni-dense, argumenta Trump, que pa-guen por ello. Esto podría implicar una renegociación del vínculo con sus aliados.

América Latina fue blanco de ataques durante la campaña y lo sigue siendo ahora. Trump utiliza a los hispanos como chivo expiatorio y los humilla para acumular polí-ticamente. México es el gran per-judicado, desde el punto de vista económico y político. La nueva Administración también intenta revertir la distensión con Cuba ini-ciada hace dos años por Obama. En los últimos días, la presión fue contra el gobierno venezolano. Para atacar a los países no alinea-dos, Trump busca subordinar a los gobiernos neoliberales que queda-ron descolocados por su prédica proteccionista. Si Peña Nieto y Temer no pueden cumplir hoy ca-balmente el rol de alfiles de Was-hington, los candidatos son Santos –ahora complicado por el escán-dalo de Odebrecht–, Kuczynski y Macri. El peruano fue recibido el viernes pasado en la Casa Blanca y Macri negoció y logró una es-cueta llamada telefónica de Trump unos días antes. Allí, el argentino

se mostró dispuesto a seguir al pie de la letra la agenda de Washing-ton. No planteó ni solidaridad con México ni reclamó por la negativa al ingreso de limones al mercado estadounidense. La única preocu-pación del mandatario argentino era lograr que Trump lo reciba en Washington, cuestión que ocurriría entre abril y junio. Como planteó Malcorra, quieren aprovechar las dificultades de México y Brasil para que Macri se transforme en el interlocutor regional de Trump.

Así, reeditando la postura su-bordinada de Menem, el líder del PRO es funcional a la estrategia de “divide y reinarás” que, histórica-mente, impulsó Estados Unidos en América Latina. El problema es que Trump cuestiona los tratados de libre comercio que Macri sigue pro-moviendo. Y que, a diferencia de lo que ocurrió con Obama, el acerca-miento a alguien que provoca tanto rechazo entre los latinoamericanos va a generarle un costo político no menor en un año electoral.

*Docente UBA e Investigador Adjunto del IDEHESI-CONICET. Co-Coordinador del GT CLACSO “Estudios sobre Estados Unidos”. Dirige el blog www.vecinosencon-flicto.blogspot.com

“Más que reducir el intervencionismo a escala global, Trump pretende reimponer el unilateralismo en detrimento del multilateralismo y de una conducción imperial más colegiada.

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Imaginate el silencio terrible de las máquinas paradas, el taller iluminado a la espera de las manos. El patrón en

el centro, desorientado, un poco asustado. Imaginate la línea de montaje interrumpida aquí y allá, las cajas o salchichas o motores o muñecas o los miles de productos ensamblados por manos de muje-res a bajo costo, amontonándose, chocando, cayendo. Imaginate los platos sucios en millones de casas. Imaginate los niños y niñas de familias ricas atendidos por nadie. Imaginate el lavarropas dormido, los pisos sin barrer, los perros hambrientos, los baños colapsados, las camas sin tender, las veredas con hojas, los mocos, los pañales, las mamaderas, las personas enfermas sin compa-ñía, las mayores sin nadie que las cuide... Imaginá...

El 8 de marzo es el Día Interna-cional de las Mujeres Trabajadoras, una fecha en la que las mujeres del mundo toman las calles para rei-vindicar y exigir sus derechos, de-nunciando todas las situaciones de opresión y explotación que viven cotidianamente.

La conmemoración como día central de las mujeres del mundo se les debe a las mujeres socialistas reunidas en el II Encuentro Inter-nacional de Mujeres Socialistas de 1910 en Copenhague, Dinamarca. Allí, la dirigente socialista Clara Zetkin propuso conmemorar un Día de la Mujer Trabajadora en homenaje a una huelga de traba-jadoras textiles. Aunque hay di-ferentes versiones históricas, la más aceptada es que se trató de la

huelga de las camiseras de Nueva York de 1909, conocida como el “Levantamiento de las 20.000”, una huelga en la que participaron principalmente mujeres inmigran-tes de origen europeo y familia judía que exigían mejora en los salarios, mejores condiciones la-borales y reducción de la jornada laboral. Sin embargo, años más tarde trascendió que se adoptó en honor a las 129 mujeres inmigran-tes de entre 14 y 23 años de edad que murieron en otra fábrica textil de Estados Unidos en 1908, cuando el patrón indignado por la medida de fuerza que tomaron sus emplea-das prendió fuego la empresa con todas las mujeres dentro. El color violeta como color del feminismo se desprende de una leyenda sobre ese incendio: se dijo que las telas sobre las que estaban trabajando las obreras eran de color violeta; y versiones más poéticas asegu-ran que violeta era el humo que salía de la fábrica y se podía ver a kilómetros de distancia. Como afirma Nuria Varela en Feminismo para Principiantes, el incendio de la fábrica textil de Nueva York y el color de las telas forman parte de la mística del feminismo más que de su historia, pero tanto el color como la fecha son compartidos por las feministas de todo el mundo.

Lo cierto es que siempre se trató de un día con un profundo sentido político, internacionalista y de lucha feminista. Nunca ha sido una efeméride más. Y, durante dé-cadas, los movimientos de mujeres han cuestionado y combatido todos los intentos del sistema por coop-tar, suavizar, edulcorar y tratar de convertir ese día de lucha en un día para regalar flores, bombones o descuentos en los shoppings.

Mujeres del mundo únanse

El llamado a un paro internacio-nal de mujeres hunde sus raíces en una larga historia de luchas, hecha de avances y retrocesos, grandes conquistas y fuertes retrocesos. Pero su maduración se aceleró en el último año con dos antecedentes importan-tes. Primero, pararon las polacas, el 3 de octubre, en rechazo al proyecto parlamentario que restringía aún más el derecho al aborto en el país. Y, luego, las argentinas, el 19 de octubre, días después del Encuentro Nacional de Mujeres más masivo de sus 31 años de historia, movidas por la rabia y el dolor frente al brutal femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata.

Ambos hechos tuvieron fuerte impacto en diversas partes del mundo y fueron el disparador para que activistas de distintos países co-menzaran a tejer el sueño de un día de lucha conjunto. Si cabía alguna duda, las masivas movilizaciones del 21 de enero en EEUU cataliza-ron una reacción en cadena.

El reclamo más visible y unifica-dor es la protesta contra la violencia de género, en particular contra los femicidios. Pero es apenas la punta del iceberg. Como nunca en la his-toria, el feminismo expresa una combinación entre masividad y radi-calidad, representando en el escena-rio mundial un llamado de atención contra la ofensiva neoconservadora que atenta contra los derechos de las mujeres pero también va contra las libertades y las vidas del conjunto de los pueblos. Es en medio de esa ofensiva que las mujeres son cazadas como brujas. Es en medio del avance de las derechas que aumentan los casos de femicidios y de lesbianas y travestis asesinadas por crímenes de odio. Y no faltan solo ellas: faltan las

muertas por abortos inseguros, las secuestradas por las redes de trata, las militantes encarceladas como Milagro Sala, las luchadoras asesina-das como Berta Cáceres, las presas víctimas de la pobreza.

Si nuestras vidas no valen, veamos si pueden sin nosotras

Decimos que los femicidios son apenas la punta del iceberg, la faceta más visible y brutal de una trama mucho más profunda y compleja. En realidad, la enorme contradicción de un sistema de dominación capitalista patriarcal que se sostiene gracias al trabajo invisible de las mujeres pero que, al mismo tiempo, las descarta literalmente en bolsas de residuos. Nuestras vidas no valen. Y con nues-tras vidas se juega. Aún corre por la espalda el cinismo de Macri en la apertura de las sesiones legislativas afirmando que muere una mujer cada 37 horas producto de la violencia ma-chista. Indigna porque es mentira. In-digna porque en el primer 3 de junio ya era 1 menos cada 30 horas y en lo que va de 2017 las estadísticas indi-can 1 menos cada 18 horas. E indigna porque el Estado es responsable.

Pero eso no es nada. Es, además, sobre las mujeres que recae el man-dato del trabajo doméstico no remu-nerado y las tareas de cuidado; son las mujeres las que cobran menos que los varones por el mismo tra-bajo; las más afectadas por las polí-ticas de ajuste, las más desocupadas y las más precarizadas.

El paro internacional de mujeres es una medida de fuerza pero tam-bién una provocación: el sistema no puede prescindir de las mujeres. Como sostuvo en varias oportunida-des la filósofa feminista Diana Ma-ffía, el capitalismo es un sistema que

FEMINISMO POPULAR

Por María Paula García

“Aún corre por la espalda el cinismo de Macri en la apertura de las sesiones legislativas afirmando que muere una mujer cada 37 horas producto de la violencia machista. Indigna porque es mentira. Indigna porque en el primer 3 de junio ya era 1 menos cada 30 horas y en lo que va de 2017 las estadísticas indican 1 menos cada 18 horas. E indigna porque el Estado es responsable.

Nosotras movemos el mundo, nosotras lo paramosEste 8 de marzo no será uno más. Mujeres de 40 países se unieron bajo un grito común: Paro Internacional de Mujeres. ¿Por qué paran las mujeres?, se pregunta mucha gente. Pero tal vez son menos quienes se animan a imaginar qué sucedería si las mujeres dejaran todas, por un día, de realizar las tareas cotidianas.

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11Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 4 Número 56 Del 2 al 14 de marzo de 2017

se apoya en la sobreexplotación de las mujeres, en el trabajo doméstico; si realmente fuera considerada la re-producción de la fuerza de trabajo, si se cuantificara ese trabajo y hubiera que pagarlo, el capitalismo estallaría. Y agrega más: la explotación y la acu-mulación de capital en el mundo pú-blico es posible porque en el mundo privado se ha naturalizado la repro-ducción de la fuerza de trabajo, que requiere ese capital para poder pagar menos lo que cada sujeto produce. Para poder acumular necesita que a esa máquina la sostenga otro, no tener que pagar ni su combustible, ni su limpieza, ni su cuidado. Eso lo hacemos las mujeres, en general, en la vida privada gracias a las cadenas patriarcales. Cuando no lo hacemos por otro, lo hacemos por nosotras mismas, ya que rara vez nos sucede que a nosotras nos cuiden, ya que no-sotras estamos destinadas a cuidar. Por lo tanto, igual hay una sobreex-plotación, aun cuando las mujeres trabajemos en el mundo público.

Mover y sostener el mundo

Mercedes D´Alessandro ilustra magistralmente en su libro Econo-mía feminista qué significa concre-tamente que las mujeres mueven el mundo y lo sostienen sobre sus espaldas:• Según datos de la OIT, más del

80% de todos los trabajos domés-ticos del mundo son realizados por mujeres. A su vez, 1 de cada 7

mujeres ocupadas en América La-tina trabaja en ese sector, donde las tasas de informalidad rondan también el 80%, con salarios ba-jísimos, jornadas extensas y sin acceso a la seguridad social. En Argentina, solo el 3% de los traba-jadores de ese rubro son varones y el trabajo doméstico es la princi-pal ocupación de las mujeres asa-lariadas, cerca del 20%.

• Alrededor del 40% de las familias argentinas está a cargo de una jefa de hogar que son, a su vez, las que más sufren el desempleo, la infor-malidad y la brecha salarial.

• En Argentina, la discriminación sexual es un impuesto que pagan las mujeres: el promedio de la brecha de género es de un 27,2%, lo cual significa que las mujeres ganan anualmente alrededor de 22 mil pesos menos que los varo-nes por ser mujeres.

• Si sumamos el trabajo pago y el no pago, a nivel global, la OCDE es-tima que las mujeres trabajan 2,6 horas diarias más que los varones en promedio. En Argentina, según la encuesta sobre trabajo no remu-nerado y el uso del tiempo reali-zada en 2013, una mujer ocupada full time dedica 5,5 horas al trabajo doméstico contra las 4,1 horas que dedica un varón desempleado. En términos generales, las mujeres hacen el 76% de esas tareas. 9 de cada 10 mujeres participan en el trabajo no remunerado en Argen-tina, mientras que sólo 6 de cada 10

varones lo realiza. Eso implica que 4 de cada 10 varones no cocinan, ni limpian, ni lavan, ni hacen com-pras y los que sí lo hacen dedican 3 horas menos que las mujeres.

• Se estima que si en Argentina se le asignara un valor monetario a este trabajo doméstico que realizan gratuitamente las mujeres en base a lo que cuesta cuando dichas ta-reas son tercerizadas, representa-ría entre el 10% y el 39% del PBI.

• Al mismo tiempo, 5 de cada 10 mujeres en nuestro país tienen un trabajo precarizado en el que no cuentan con derechos laborales básicos como la licencia por ma-ternidad, días de enfermedad o estudios, aguinaldo, vacaciones y aportes a la seguridad social.

Las centrales sindicales y la ma-yoría de los sindicatos se sintieron fuertemente interpelados por el lla-mado a los paros de mujeres. Si bien nadie salió a condenar públicamente una medida nacida de la rabia por femicidios y en medio de centrales que, como la CGT, no vienen lla-mando a paro nacional a pesar de los despidos, los tarifazos y la infla-ción, circuló por los pasillos el ma-lestar de cómo podía llamarse a un paro banalizando una medida que debe transitar por canales orgánicos y negociaciones. Sin embargo, pocos han dado cuenta de la ausencia de las mujeres en las cúpulas sindicales y la falta de las principales reivindi-caciones de las mujeres en sus agen-das. La OIT señala que sólo el 5% de

los puestos directivos de sindicatos y organizaciones sindicales están ocu-pados por mujeres.

Movemos el mundo y el 8 de marzo diremos basta. Millones de mujeres saldrán a las calles en diver-sos países empuñando, aun sin nom-brarlo, el feminismo como linterna. Retomando una vez más a Nuria Varela, “El feminismo es la linterna que muestra las sombras de todas las grandes ideas gestadas y desarrolla-das sin las mujeres y, en ocasiones, a costa de ellas: democracia, desarrollo económico, bienestar, justicia, fami-lia, religión. Las feministas empuña-mos esa linterna con orgullo por ser la herencia de millones de mujeres que, partiendo de la sumisión for-zada y mientras eran atacadas, ridi-culizadas y vilipendiadas, supieron construir una cultura, una ética y una ideología nueva y revoluciona-ria para enriquecer y democratizar el mundo. La llevamos con orgullo porque su luz es la justicia que ilu-mina las habitaciones oscurecidas por la intolerancia, los prejuicios y los abusos. La llevamos con orgullo porque su luz nos da la libertad y la dignidad que hace ya demasiado tiempo nos robaron en detrimento de un mundo que, sin nosotras, no puede considerarse humano”.

El 8M, más juntas y hermanadas que nunca, dejemos nuestras tareas, empuñemos nuestras banderas y salgamos a las calles. Nos une el hilo violeta. Y la tierra va a temblar. Tal vez, ya no será la misma.

“Una mujer ocupada full time dedica 5,5 horas al trabajo doméstico contra las 4,1 horas que dedica un varón desempleado. En términos generales, las mujeres hacen el 76% de esas tareas. 9 de cada 10 mujeres participan en el trabajo no remunerado en Argentina, mientras que sólo 6 de cada 10 varones lo realiza. Eso implica que 4 de cada 10 varones no cocinan, ni limpian, ni lavan, ni hacen compras y los que sí lo hacen dedican 3 horas menos que las mujeres.

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12 FEMINISMO POPULAR

“Soy mujer. Y un entra-ñable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de

las otras mujeres, de aquellas que no conocí, pero que forjaron un suelo común, de aquellas que amé aunque no me amaron, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero”, escribía Alejandra Pizarnik. Muchas de no-sotras, aunque sin vernos, tapadas de laburo o sin un mango, a diario sentimos ese calor que es el abrazo de todas las otras mujeres que nos encontramos sabiéndonos presen-tes ante la hostilidad del mundo. Sí, aunque sigan empedernidos en hacer oídos sordos, sí, el mundo es cada vez más inseguro para nosotras, es cada vez más injusto. Lamentamos nuestras muertes se-mana a semana. Pero estamos jun-tas y nos plantamos. Paramos.

Y en (casi) todo el mundo. Porque somos las más entre los pobres del mundo, las más preca-rizadas dentro de los precarizados, porque nos hostigan y cosifican. Porque, como explica Mercedes D’Alessandro, “una mujer ocu-pada full time dedica más tiempo al trabajo doméstico (5,5 horas) que un hombre desempleado (4,1 horas)”. Porque no nos dejan de-cidir con libertad sobre nuestro cuerpo. Todas estas sensaciones, violencias e injusticias van a con-densar en este 8 de marzo y no sólo acá. Juntaremos las broncas de miles de mujeres de 40 países del mundo en el que lejos de escu-charnos, nos vulneran, violentan y quitan derechos como si nuestras vidas no importaran.

Con estas inquietudes y cer-tezas, y cada vez más unidas y juntas mostrándole al mundo el poder que tenemos las mujeres, compartimos el intercambio que tuvimos con Florencia Alcaraz en torno al 8 de marzo.

Cambio: ¿Cómo caracteri-zás el momento que está vi-viendo el feminismo a nivel internacional?

Florencia Alcaraz: Estamos atrave-sando la cuarta ola del feminismo. Hay algo que late en las mujeres a nivel internacional y que promueve un tipo de alianza insólita con muje-res de distintos lugares del mundo. La primera marcha contra Trump en Estados Unidos dio a este fenómeno un impulso enorme pero sobre todo en América Latina venimos de pro-cesos muy interesantes de moviliza-ción y resistencia. Sin dudas el Ni Una Menos de Argentina, que fue la primera marcha masiva de mujeres con demandas propias de las muje-res fue lo más contundente. Pero fue además expresión de lo que se cons-truye en los encuentros de mujeres,

que nuclean a miles de compañeras desde las que peleamos por el voto hasta las que pelearon por el divor-cio, por la ley de cupo, las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Nuestra lucha tiene un componente de dere-chos humanos.

C: ¿Qué rol creés que tuvo el proceso argentino en la ex-pansión del movimiento de mujeres como un actor de peso en todo el mundo?

FA: Después del Ni Una Menos hubo réplicas en otros países de América Latina como en México y en Perú, con la marcha más grande su historia. Y el 25 de noviembre hubo mucha convocatoria. En ese sentido, creo que hay un nuevo internacionalismo. Y lo vivimos el 19 de octubre pasado, en el primer paro de mujeres de la Argentina. En Polonia y otros países hubo soli-daridad con la represión que sufri-mos en el Encuentro de Mujeres en Rosario y también a partir del fe-micidio de Lucía en Mar del Plata.

C: ¿Por qué crees que las con-vocatorias feministas y de mujeres están siendo tan ma-sivas? A diferencia de otros movimientos, ¿qué aporta o propone el feminista?

FA: Ante la crueldad de la precariza-ción de nuestras vidas en todos los ámbitos, la crueldad de las violen-cias y del mundo en el que vivimos, que es cada vez más expulsivo para las mujeres, para las mujeres mi-grantes, pobres, precarizadas en sus empleos, trabajadoras con tareas no remuneradas, para las que quieren abortar pero no pueden porque el derecho no está garantizado, es un mundo que nos empuja a una vida hostil. Y el feminismo nos empuja a más organización y más lucha. No hay un movimiento en este siglo que genere tantos cambios radica-les como el feminismo. Se corrieron los márgenes y el feminismo logró llegar a muchísimas más mujeres.

C: Venimos del Ni Una Menos y del paro del 19 de octubre el año pasado. ¿Qué potencia política tiene este 8 de marzo?

FA: El 19 de octubre tuvimos un saldo organizativo porque, al usar la palabra “paro” en nuestra mani-festación, disputamos un sentido común hegemónico, un término que históricamente estuvo asociado a los gremios y sindicatos que, en su mayoría, están conducidos por varones. Hubo un saldo político, dijimos que podíamos parar en una medida de fuerza común y dejar de trabajar y lo hicimos. Se puede re-sumir en la consigna de las mexi-canas que dice “si mi vida no vale, produzcan sin mí”. Entonces, con otro tipo de manifestaciones, dimos un golpe al sistema económico que está sostenido por las mujeres. Si no hacemos las tareas que hace-mos, la rueda no puede girar.

Por Cecilia Pato

Llega un nuevo 8 de marzo en un momento bisagra en nuestro país y el mundo: las mujeres parándolo todo.

En este contexto, intercambiamos ideas con Florencia Alcaraz, periodista e integrante de Ni Una Menos, sobre

el rol del feminismo en la actualidad y los retrocesos que significa el macrismo en las políticas de género.

“El feminismo nos empuja a

más organización y más lucha”

Entrevista a Florencia Alcaraz

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Y convertir el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabaja-dora, en un nuevo hecho político tiene mucha potencia. Porque comúnmente fue invisibilizado y puesto como una fecha en la que nos regalan cosas, hay descuentos en las tarjetas y shoppings, con este paro logramos volver a los orí-genes de la fecha. Logramos resig-nificarlo y no es poco que adopte ese carácter a nivel internacional.

C: ¿Cuál es tu valoración de las políticas del macrismo en materia de géneros?

FA: Este gobierno planteó nume-rosos retrocesos con respecto a las políticas contra la violencia machista. Solo basta enumerar los recortes a los programas de educación sexual integral que fue, por ejemplo, una demanda del pri-mer 3 de junio: que se cumpla la

educación sexual en todos los es-tablecimientos educativos. La ley tiene diez años, no se cumple y, además, este gobierno la desfinan-ció. Por otro lado, creemos que el Plan Nacional contra la violencia de género es insuficiente, no tiene políticas públicas orientadas a ado-lescentes y jóvenes, el 80% del plan está destinado a ladrillos, es decir, a construir refugios, que es una po-lítica pública pero no la única. Y la Línea 144 es deficiente, se les dice a las mujeres que denuncien pero cuando se acercan a hacerlo no tie-nen respuesta.

C: Y comenzamos el año con la noticia de recortes en el presupuesto destinado a estas políticas…

FA: Sí. El recorte de 67 millones de pesos al presupuesto destinado al Consejo Nacional de las Muje-

res (CNM) nos plantea una reali-dad preocupante. Estamos un 8% más abajo que el presupuesto del año pasado y esto sucede ante un nivel de crueldad y reacción neo-machista brutal, con casos cada vez más crueles. Esto representa el 4% de lo que el gobierno dedica a publicidad. En este contexto, el gobierno decidió el recorte, in-cluso con pedidos de numerosos organismos como la ONU, que re-cientemente aconsejó al Gobierno que otorgue rango ministerial al CNM y lo instó a incrementar la partida presupuestaria asignada; o la CEDAW (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer) en su informe sobre Argentina. Y es grave porque se decidió recortar y retroceder, vulnerando todos los derechos de todas las niñas, adoles-centes y mujeres.

Otra promesa incumplida del gobierno es la ley de patrocinio ju-rídico gratuito, que sale después del primer Ni Una Menos en el Con-greso a propuesta de Abal Medina, aprobada en noviembre de 2015. To-davía no se puso en marcha y tam-poco se está abordando de manera integral el monitoreo electrónico de agresores, algo que impulsamos desde el colectivo Ni Una Menos, solo se está haciendo en escasas pro-vincias. En este contexto, nuestras demandas, aquellas que levantamos en 2015, sintetizadas en 5 puntos, están intactas; es decir, no hubo vo-luntad de avance en ninguno de los puntos que presentamos en 2015. Todo esto sumado a una ley pen-diente de la democracia, una deuda grande con las mujeres que es el aborto legal, seguro y gratuito, otra de las banderas que vamos a levan-tar este 8 de marzo.

PARO

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14 ECONOMÍA POPULAR

Con la Federación Campe-sino Guaraní de Corrien-tes y los Guardianes del Iberá como anfitriones,

más de 200 pequeños productores rurales, campesinos y comunidades de pueblos originarios se reunieron para intercambiar, debatir y pensar propuestas para el sector agrope-cuario. Los rostros morochos y las manos curtidas de trabajar la tierra se dieron cita, y no por acaso en el predio de San Baltazar, el santo kambá (negro, en guaraní) quien, a fuerza de velas encendidas y chama-meces ofrendados, propició un fin de semana sin lluvias ni contratiempos.

Entre rondas de mate y tereré, circuló la palabra por los distintos grupos que llegaban para compartir sus realidades, las problemáticas de cada territorio y sus experiencias de lucha y organización. Este primer plenario, fundacional, estuvo enmar-cado en el contexto histórico que le da lugar: “No es casualidad que este-mos hoy, a un año de la asunción del gobierno de Macri, haciendo este lan-zamiento”, se escuchaba en el panel de apertura. Algunas de las organi-zaciones llevan más de diez años de lucha, mientras otras son de muy inci-piente conformación, pero todas han sufrido en los últimos meses la feroz transferencia de ingresos del pueblo trabajador hacia las elites oligárqui-cas y las empresas transnacionales, así como el abandono por parte del Estado. “Somos productores de ali-mentos, trabajadores y trabajadoras de la economía popular, representa-mos la diversidad, somos los pobla-dores originarios de estas tierras, sus poseedores ancestrales y es nuestro deber hacernos escuchar y luchar contra el modelo de monocultivo agroexportador”. Se pusieron tam-bién sobre la mesa los debates sobre el modelo productivo vigente, con los testimonios de las luchas contra los agrotóxicos en Malvinas Argentinas (Córdoba) donde la comunidad se resiste a la instalación de una planta de Monsanto, y del reciente juicio por intoxicaciones que se valió la muerte de dos niños en la provincia de Co-rrientes y cuyo fallo favoreció a los responsables de la tragedia.

Modelo productivo que ha gene-rado en lo que va del año situaciones de emergencia, aludes, incendios, inundaciones y vendavales a lo largo y ancho del país, pero que no impidió que las delegaciones se reu-

nieran para denunciar los atropellos generados por la extranjerización de la tierra y la concentración de las ca-denas de comercialización. La lucha por el acceso a la tierra y la vivienda digna fueron ejes estructuradores del debate, y las regionales fueron describiendo las particularidades que caracterizan a este conflicto en cada territorio. Así se manifestaron las comunidades de Misiones y de Corrientes, en lucha contra las falsas denuncias por usurpación, mientras empresarios como Douglas Tom-pkins o la industria maderera se apropian de las tierras y los recursos naturales. Tampoco faltó mención a las comunidades mapuches que su-fren el mismo abuso en la Patagonia y por eso no pudieron estar presen-tes. En sintonía expusieron los pe-queños productores hortícolas de La Plata y Mar del Plata, avasallados por el arrendamiento de la tierra, que les impide construir viviendas y promueve la intensificación produc-tiva como única salida.

El intercambio de experiencias entrelazó la articulación política de las organizaciones rurales como res-puesta a la crisis que sufren las eco-nomías regionales, con el objetivo de crecer en proyectos de la economía popular, autogestiva y ecológica.

Surgieron intercambios comerciales entre las organizaciones y se im-pulsaron alianzas entre el campo y la ciudad para transformar las rela-ciones de consumo del agronegocio, promoviendo un comercio justo y la soberanía alimentaria. Además se propuso un plan de lucha nacional por políticas públicas para el de-sarrollo de la agricultura familiar, campesina e indígena, y por la plena implementación de la Ley de Emer-gencia Social, sancionada en 2016.

Los derechos laborales y sindi-cales también fueron uno de los ejes abordados en el plenario, con la CTEP como principal herramienta sindical de los trabajadores y traba-jadoras de la economía popular.

Se hizo hincapié en el acceso y promoción de la salud como un dere-cho fundamental de la familia campe-sina y hubo una fuerte participación de las mujeres trabajadoras, produc-toras, campesinas, quienes al grito de “¡cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede!” resaltaron el ca-rácter feminista de la organización y las luchas que se vienen dando para combatir la violencia de género y la desigualdad entre varones y muje-res. En concreto, se estableció una convocatoria para participar del Paro Mundial de Mujeres el próximo 8 de

marzo, y del Encuentro Nacional de Mujeres que se realizará en la pro-vincia de Chaco en octubre.

También los y las jóvenes parti-ciparon del encuentro, debatiendo las problemáticas del acceso a la educación y al trabajo en los ámbi-tos rurales, y anunciaron que rea-lizarán un Encuentro Nacional de Jóvenes en el transcurso de este año.

No faltaron el mate, el guitarreo, la luna llena, el vino, el asado y las banderas rojas que, evocando la mística popular del gauchito gil, del comandante Andresito, de las tropas federales de Artigas y de las luchas por la tierra del Movimiento Sin Tie-rra de Brasil, alentaban a pensar en la Reforma Agraria Integral como programa y como horizonte. Las vi-braciones sobre el final del encuen-tro eran de unidad, de alegría, de celebración por los momentos com-partidos y los futuros encuentros, fruto de la lucha y la organización. Organizaciones hermanas como el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y las ramas car-tonera y textil del MTE también participaron de las discusiones y sa-ludaron la realización de este primer plenario, que finalizó al grito de “¡si nos tocan a uno, nos tocan a todos!” y “¡el MTE lucha y crece!”.

Por Maru Ambort

Se lanzó la rama rural

del MTE

El pasado 10, 11 y 12 de febrero, organizaciones rurales, campesinas e indígenas se congregaron en Concepción, provincia de Corrientes, para llevar adelante el Primer Plenario Nacional del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) – Rama Rural.

Participaron: Federación Campesina Guaraní y Guardianes del Iberá (Corrientes); MPP de La Plata y Mar del Plata (Bs As); Productores Independientes de Puerto Piray, MTE Puerto Libertad, Productores Unidos ruta 20, Aldea mbya guaraní Ysiry, de Colonia Delicia (Misiones); Asociación de Feriantes de Santa Rosa-Toay (La Pampa); MTE Rosario (Santa Fe); Campesinos Organizados de Tulumba ‘’Los Algarrobos’’, Nuestras Granjas Unidas y Productores Unidos de camino a 60 cuadras - MTE (Córdoba).Otras organizaciones: FACyR y Federación de Costureros (MTE), MNCI (Bs As), MBA (Córdoba), EO (Córdoba).

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15Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 4 Número 56 Del 2 al 14 de marzo de 2017 FORMACIÓN

Advertencia: No es un decantado frío, sin vida en un medio calmo, aún retumban los ecos de

los bombos y los gritos de orden de la Mariátegui que nos alientan a continuar caminando juntos.

Renovamos, por aquellos días, nuestras convicciones, nuestra mística y compromiso de seguir luchando contra el capital, el pa-triarcado y sus derivadas formas de opresión. Reavivamos, junto a distintas experiencias militantes de Nuestra América, nuestras con-ciencias al verificar en la práctica que la formación es una necesidad y una prioridad de todos y todas los que anhelamos cambiar el mundo. Fue del 20 de enero al 2 de febrero. Compañeros y compañeras de Bra-sil, Argentina, Paraguay, Chile, Cuba y Colombia leímos, debatimos y re-flexionamos sobre las revoluciones de nuestro continente, sobre el mar-xismo en Nuestra América, hicimos análisis geopolíticos, nos encontra-mos con nuestros cuerpos, nos apro-piamos del feminismo popular.

De nuestras prácticas sabemos que las luchas son escuelas perma-nentes de formación, pero que si reflexionamos sobre y desde ellas

estaremos construyendo una praxis transformadora de lo real y de noso-tros mismos. Aprendemos a extraer de los errores, aciertos y contra-dicciones de los distintos procesos de lucha los elementos del pensa-miento crítico con los cuales cuestio-nar el sistema y elevar nuestro nivel de conciencia para transformarlo desde nuestra práctica militante. La lucha política, la lucha de clases cumple su rol concreto transforma-dor de la realidad objetiva y las con-ciencias o subjetividades de quienes se envuelven en ellas, pero lo hace a medias si no se realiza el esfuerzo de unir la práctica a la teoría, a la reflexión, al estudio.

La escuela significó un punto de partida. En primer lugar, porque condensa experiencias históricas previas de formación. En segundo lugar, porque se abrieron nuevos horizontes en el plano de la for-mación y articulación de diversos movimientos sociales de Nuestra América inscriptos en el espacio de articulación continental del ALBA de los Movimientos.

La culminación del quinto curso latinoamericano de la EJCM repre-senta un punto en la trayectoria de formación de los movimientos y organizaciones que participamos. Este año se llamó “Fidel Castro”, como homenaje a su vida, por la inspiración que dejó su legado a

estas generaciones de luchadores, por su praxis militante.

La formación es elemento esen-cial para construirnos como sujetos conscientes y capaces de iniciativa creadora junto a la auto-actividad de las masas en el proceso de construc-ción del poder popular. Formar con sentido revolucionario no es repartir tareas solamente, sino animarnos a pensar como dirigentes, como clase dirigente moral e intelectualmente superior a la clase burguesa domi-nante. Formar y formarnos, es desa-fiarnos a romper con los obstáculos de nuestra conciencia permeada por los típicos procesos contempo-ráneos alienantes que afrontamos. Es un intento por romper con el conservadurismo impuesto por el pensamiento burgués que sigue sos-teniendo –a costa de sacrificar el fu-turo de la especie humana misma– la explotación del hombre por el hom-bre, la propiedad privada, el Estado y la familia monogámica.

Una formación internacionalista

Hay señales de que Nuestra América es un territorio de rebeldías, de resistencias al capital y al patriar-cado, al extractivismo depredador de la naturaleza en manos de las corpo-raciones mineras y del agronegocio, a la amenaza constante del imperia-lismo. Hay revoluciones en curso en

Cuba, Venezuela y Bolivia, con sus contradicciones, pero que nos obli-gan a pensar actuando en sintonía para contribuir en la construcción del poder popular, del socialismo desde abajo (y hacia arriba) y apren-der de dichos procesos las enseñan-zas de las experiencias concretas de nuestros pueblos. Para eso sirve el internacionalismo, para nutrirnos a través del compartir luchas, esperan-zas y sufrimientos, la solidaridad de clase expresada en hechos concretos de cooperación y reciprocidad.

Por eso nos animamos a que el sueño en construcción de nuestra escuela sea compartido y vivenciado junto a organizaciones hermanas de Nuestra América. Debemos siem-pre cuidar que se mantenga el perfil internacionalista de ella, sobre todo por lo enriquecedor que es en la formación contar con experiencias varias y de variados países.

Tras la inauguración de la Es-cuela José Carlos Mariátegui en febrero de 2013, se nos abrieron nuevas perspectivas a las que ya veníamos recorriendo. La escuela es un proyecto que trascendió nuestros límites, ya le pertenece a la clase trabajadora de Nuestra América, porque fue hecha con la participación de compañeros y compañeras de todas las organiza-ciones presentes en los cinco años de curso y será de los próximos.

Por Constanza Aceto y Francisco Álvarez

Recientemente concluimos el quinto curso de Teoría Política de la Escuela de Formación José Carlos Mariátegui (EJCM). Compartimos una serie de reflexiones, logradas a partir de cinco años de una singular experiencia de formación política a nivel continental.

“La lucha política, la lucha de clases cumple su rol concreto transformador de la realidad objetiva y las conciencias o subjetividades de quienes se envuelven en ellas, pero lo hace a medias si no se realiza el esfuerzo de unir la práctica a la teoría, a la reflexión, al estudio.

Un sueño en construcción

Escuela José Carlos Mariátegui

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