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Nuestra Voz de Tierra, Memoria y Futuro Marta Rodríguez y Jorge Silva. Reseña Jesús David Muñoz Angulo 1032456255 Etnología en Colombia 2016-I Marta Rodríguez (1933), documentalista colombiana, realizaría con quien fuera su esposo Jorge Silva (fotógrafo) este documental cuya producción empieza en el año 1974 y finalizaría en el año 1980. Marta empieza su formación en sociología -limitada por contenidos que no estuvieran en contra de la dictadura de la época- en el Instituto León XIII de Madrid, pero abandona por un tiempo para volver a Francia, país donde ya había residido, e inicia estudios en Lenguas y Civilización en la Universidad de Sorbona, finalizada su formación vuelve a Colombia donde motivada por la intervención social decide ejercer la profesión e ingresa a la Universidad Nacional de Colombia para estudiar nuevamente sociología donde conoce a Camilo Torres, de quien ya había escuchado y con quien conoce la situación en los chircales, momento que la motivaría a realizar más adelante su primer documental. Durante este momento en Colombia, abandona sus estudios en sociología y decide volver a París donde estudia Cine Etnográfico y se vería mayormente influenciada por su entonces mentor y mayor influencia, el antropólogo y cineasta Jean Rouch (Ortiz, 2011) . El documental, publicado en 1982 y realizado en su totalidad en blanco y negro y en formato de 16mm, evidencia la lucha por el territorio por parte de los indígenas y campesinos que habitan en Coconuco (Cauca) y hace una apología a esta lucha a través de la representación del diablo y mitos locales. Es entonces que, dentro de la producción fílmica, es posible

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Nuestra Voz de Tierra, Memoria y FuturoMarta Rodríguez y Jorge Silva.Reseña

Jesús David Muñoz Angulo1032456255

Etnología en Colombia 2016-I

Marta Rodríguez (1933), documentalista colombiana, realizaría con quien fuera su esposo Jorge Silva (fotógrafo) este documental cuya producción empieza en el año 1974 y finalizaría en el año 1980. Marta empieza su formación en sociología -limitada por contenidos que no estuvieran en contra de la dictadura de la época- en el Instituto León XIII de Madrid, pero abandona por un tiempo para volver a Francia, país donde ya había residido, e inicia estudios en Lenguas y Civilización en la Universidad de Sorbona, finalizada su formación vuelve a Colombia donde motivada por la intervención social decide ejercer la profesión e ingresa a la Universidad Nacional de Colombia para estudiar nuevamente sociología donde conoce a Camilo Torres, de quien ya había escuchado y con quien conoce la situación en los chircales, momento que la motivaría a realizar más adelante su primer documental. Durante este momento en Colombia, abandona sus estudios en sociología y decide volver a París donde estudia Cine Etnográfico y se vería mayormente influenciada por su entonces mentor y mayor influencia, el antropólogo y cineasta Jean Rouch (Ortiz, 2011) .El documental, publicado en 1982 y realizado en su totalidad en blanco y negro y en formato de 16mm, evidencia la lucha por el territorio por parte de los indígenas y campesinos que habitan en Coconuco (Cauca) y hace una apología a esta lucha a través de la representación del diablo y mitos locales. Es entonces que, dentro de la producción fílmica, es posible encontrar estos dos momentos que parecen tan inmiscibles pero que se entremezclan de una forma mágica durante toda la producción: la imagen de archivo y la puesta en escena. El sonido juega un papel muy importante dentro de la cinta, hay un trabajo musical creativo e interpretativo logrando que encajen muy bien las piezas distintas de trabajo fílmico, pero también aparece la voz en off que narra los acontecimientos, tanto históricos como míticos y permite que estos se empalmen dentro del mismo hilo argumentativo.

Es importante destacar que son los indígenas quienes dan voz y sonido al trabajo documental.Durante esos cinco años de filmación se exponen los diferentes instantes de la lucha indígena y campesina por el territorio que alguna vez les fue despojado por terratenientes que usufructúan y explotan las tierras. Entre esos instantes destacan la formación del CRIC y la adopción de un programa de 7 puntos, la retoma de las tierras, el reconocimiento de otras culturas, el reconocimiento de la mujer dentro de la lucha, el papel del INCORA, la adjudicación de tierras a otros indígenas por parte de los cabildos, el apoyo a trabajadores de las minas de azufre de Puracé, el rechazo al trabajo Pastoral, la formación de empresas campesinas, la caída de dirigentes indígenas y la posición del Estado frente a la situación indígena.Considero que el trabajo que realizan Marta Rodríguez y Jorge Silva, es sin duda elemental para la divulgación de la situación indígena en Colombia, situación que hasta esa época era desconocida por muchos. El hecho de hacer un trabajo audiovisual y aportarle un orden estético y artístico permite que su trabajo sea visibilizado con mayor fuerza. Elementos como la música, la narración, el mito, la magia y otros hacen de éste un material enriquecido culturalmente, una apuesta artística para contextualizar el conflicto interno indígena. La dialéctica entre el contexto y la representación artística que se hace del antagonista mefistofélico y las historias míticas (cuyo montaje evidencia una influencia europea de producción) logran resaltar con éxito la emoción y autoreflexión que un pueblo hace por su presente y la preocupación por obtener un futuro digno. Es un pesar que esta creación fílmica no hubiera tenido en Colombia la visibilidad que si tuvo en Europa, tal vez por temor, por indiferencia o por desinterés, muchas pueden ser las razones ¿Qué hubiera pasado si lo anterior no hubiese sido así?

ReferenciasOrtiz, C. A. (2011). Marta Rodríguez: Memoria y Resistencia. Nómadas, 200-212.

Rodríguez, M., & Silva, J. (Dirección). (1982). Nuestra Voz de Tierra, Memoria y Futuro [Película].