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Relatos de 2ºC D Adriana, Alberto, Marcos, Rebeca, Aarón, Johan, Sandra, Miguel, Raquel, Marina, Sandra, Áxel, Celia.

Nuestras historias

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Relatos escolares

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Page 1: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

Adriana, Alberto, Marcos, Rebe-ca, Aarón, Johan, Sandra, Mi-guel, Raquel, Marina, Sandra, Áxel, Celia.

Page 2: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

JULIETA

Hay una niña que se llama Julieta y tiene los ojos verdes .Su pelo es de color castaño claro y largo. Tiene trece años y su estatura es normal. Ella es simpática, un poco tímida al principio, cuando la conoces. En clase se ríe frecuentemente con sus compañeros. A veces, con una pequeña cosa se llega a enfadar mucho, pero luego se arrepiente y pide perdón. Julie-ta es sincera: siempre te dice la verdad, aunque duela. Es muy divertida.Un día Julieta de camino al instituto se encontró con un perro abandonado, que era apenas un cachorro, muy bonito. Julieta no sabía qué hacer ya que no se lo podía llevar a su casa porque sus padres no querían mascotas y le daba pena dejarlo solo. Por el momento lo dejo escondi-do entre unos arbustos temiendo por lo que le pudiera pasar. Ella decidió contárselo a sus ami-gas. Resultó que María, una de ellas, siempre había querido tener un perro.

Esperando impacientes que se acabasen las clases e ir corriendo hacia donde estaba el cachorro, María llamó a sus padres contándoles todo lo sucedido. Finalmente, aceptaron acogerlo. Obviamente, lo vacunaron. Pues hasta ahora, sigue siendo el perro de María. Se llama Tobby.

Un día María llamó triste a Julieta contándole que Tobby se había escapado mientras su padre le estaba paseando. Ella de inmediato fue a la casa de María para imprimir folletos y colocarlos por la calle para que si algún vecino lo viese, que enseguida avisara de que lo ha-bía encontrado Julieta y María buscaron impacientes durante toda la tarde al pobre Tobby. Mientras, sus padres buscaron en las perreras, por si alguien lo había encontrado y lo había entregado en alguna de ellas. Por desgracia, no lo encontraron en ningún sitio y ya se había de noche. Al cabo de tres semanas recibieron una llamada sorprendente. Se trataba de un hom-bre que había encontrado a Tobby por la calle y había decidido llevárselo a casa y cuidarlo. Al reencontrarnos con el perro ,el hombre de nombre Pedro solo pidió visitar de vez en cuan-do a Tobby, ya que le había cogido mucho cariño. Y bueno, esa es la historia de Julieta y de aquel cachorro que se encontró.

Adriana Paredes

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Relatos de 2ºC D

El concierto de Francisco

Francisco, al que le gustaba mucho la música, se pasaba todo el día escuchando desde su Iphone a sus cantantes favoritos. Uno de ellos era una banda mundialmente famosa, llama-da The Vamps. Después de meses esperando a que viniesen, cuando anunciaron su gira por el país, no esperó ni un momento en ir a comprar las entradas para verlos.

Cuando fue a por ellas, le dijeron que ya no quedaban. Pero a pesar de su tristeza, como era tan cabezota, no se iba a rendir e iba a buscar la manera de ir al concierto.

Cuando llegó el gran día, se alegró y se perfumó y mirándose al espejo pensó “hoy ligo”. Feliz y muy sonriente salió de su casa para dirigirse al estadio donde actuaban. Al lle-gar, vio que la gente ya empezaba a entrar, se escondió detrás de unos camiones para esperar el momento para colarse. Esperó un rato hasta que vio que un par de guardias se distraían. Estaba tan concentrado pensando en cómo colarse que no se dio cuenta de que alguien lo ob-servaba en la oscuridad. Cuando Francisco ya tenía pensado cómo entrar, sintió que le agarra-ban por detrás para obligarle a girarse. Al mirar cara a cara a su agresor casi se le saltan sus pequeños ojos marrones. Frente a él había un hombre con los ojos rojos y unos grandes col-millos. Francisco se dio la vuelta y salió corriendo con el hombre detrás, se metió por una pequeña puerta empujando a todo el mundo. Siguió adelante corriendo, asustado, sin darse cuenta de que ahora la policía iba detrás de él. Siguió corriendo por unos pasillos, sin saber dónde iba, perseguido por la policía, los hombres de seguridad y el hombre de los colmillos.

Se fue acercando a un lugar donde se escuchaban muchos gritos, y cuando se dio cuenta estaba en un escenario enorme, donde su banda favorita estaba actuando.

Se paró en seco. La música dejó de sonar y notó muchas miradas atentas a él. Cuando levantó la mirada a los integrantes de la banda casi se desmaya al ver a todos con los ojos rojos y enormes colmillos. Con los ojos como platos, miró al público y todos tenían el mismo aspecto terrorífico. Con un gran silencio en el estadio, solo se escuchó el grito desgarrador que profirió Francisco al verse sin escapatoria.

De golpe, abrió los ojos, asustado y con el corazón a mil, pero se alivió al darse cuenta de que estaba en su habitación y todo había sido una pesadilla. Se levantó lentamente para ir al baño. Cuando entró se lavó la cara para despejarse. Al levantar la mirada al espejo, casi se cae para atrás del susto. Unos ojos rojos le devolvían la mirada desde el espejo y unos grandes colmi-llos salían de su boca.

No había sido un sueño, era uno de ellos.

Raquel Romero

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Relatos de 2ºC D

Benito

Cuando nació, su madre falleció por fallos médicos y por escasez de medios. Su pa-dre, don Ramón, se lo estuvo ocultando hasta que tuvo diez años. Cuando se lo dijo, estuvo tres meses sin hablar ni salir de su habitación, hasta que, por fin, su tía convenció al amigo más íntimo de Pedro Pepelotas, llamado Benito Camela, que se quedó anonadado y, sin pen-sárselo dos veces, le ayudó. Entre él y su familia consiguieron llevarle al colegio donde sema-nas después conoció a su futura novia.

Algún tiempo después, con trece años y dos de noviazgo con Teresa Gaymer, decidió conocer a los padres del novio/a. El padre de Pedro estaba encantado e ilusionado de que su hijo ya tuviera una vida normal, pero el padre de Teresa era militar. En aquellos tiempos era obligatorio ir a la mili, pero Pedro no quería ya que pensaba que era solo un juego de matar y eso no le gustaba. Pasaron los años, se hizo mayor y se dio cuenta de que era para defender a su país. Entonces sí quiso ir. Bueno tenía que ir. Habló con su amigo y decidieron ir juntos. Cuando llegaron a sus respectivas casas, cada uno se lo contó a su familia. En el caso de Be-nito Camela, los padres dijeron que sí, ya que no tenían otra opción. Hicieron las maletas con su ropa y algunas revistas. En el caso de Pedro, también aceptaron, ya que él no era tonto. Se marcharon al cuartel general donde les esperaba el capitán José Antonio, padre de Teresa Ga-ymer.

El primer día de entrenamiento, el amigo de Pedro, Benito Camela, era un poco tonto y solo se le ocurrió decir que eso se parecía a los juegos del hambre. Esa tontería se le acabó en cuanto le dijeron que en el transcurso de un día se iba hacia Afganistán a resolver la guerra que había por allí. Esa noche no durmió nada ya que tenía insomnio. En la ida a Afganistán se durmió en el avión y cuando se despertó estaba en medio del campo de batalla cubierto por una barricada y en compañía de su amigo Pepelotas. En ese omento el capitán se dio cuenta de que no valían para nada y les echó fuera del cuerpo. Cuando llegaron a España fueron el hazmerreír de todo el mundo y una deshonra para su país.

CONTINUARÁ…

Aarón Burgos

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BENITO CAMELA

Benito Camela es un hombre de 64 años. Es alto, rellenito, lleva barba y bigote. Tiene el pelo blanco con calva. Es un poco feo, tiene los ojos un poco pequeños, una nariz grande. perdió una pierna en la guerra y le tuvieron que poner una de metal . Sus pies son muy peque-ños. Es muy listo, fue un gran estratega en la guerra. Siempre está sonriendo, es muy alegre y optimista, pero a veces se enfada, sobre todo cuando le dicen que era malo en la guerra, por-que no es verdad.

Benito Camela, de pequeño era muy buen estudiante. A medida que pasaban los años se iba volviendo más malo estudiante. De pequeño quería ser bombero, pero al final tuvo que ir a la guerra porque le gustaban mucho las armas y todas esas cosas. Fue a la guerra con su mejor amigo, Pedro Pepelotas. Se conocían de la infancia, eran como uña y carne, insepara-bles. Así que los dos se movían en el campo de batalla, entre granadas y tanques, como si estuvieran en un parque. No les importaba el enemigo, ellos solo pensaban en su país y en la guerra contra Francia.

Aquel día, Benito planeó su estrategia con una gran cautela. Se trataba de una escara-muza contra un grupo enemigo. Tuvieron que matarles con sigilo sin que nadie se diera cuen-ta. La estrategia era esta: El pelotón Alpha tenía que ir por la parte derecha de su base, mien-tras el pelotón Beta entraba por la parte media de su ciudad, y así poderles matar a todos sin tener muertes aliadas.

Así que allí iban a intentar tomar la base de los franceses. Benito y Pedro llegaban a la entrada de la base francesa con la intención de atacar. Entraban, Benito llegaba con su Ak-47, un fusil de asalto, mataba a todo el que se ponía por delante. Pedro mientras también iba por la parte derecha sorprendiéndoles allí en su flanco. Benito estaba sufriendo. Una, dos y tres balas impactaron en su brazo y pierna izquierda. Llegó Pedro para salvarle, mató al que le estaba disparando, se fue con él, tomaron la base y, de inmediato, le atendió. Un curandero le dijo a Pedro que le tenían que amputar la pierna y le tenían que poner una de metal. En ese mismo momento se lo llevaron a su base para intervenirlo.

Tuvo que dejar la guerra, ya que su pierna le suponía no poder estar allí. Pedro tam-bién la dejó para poder cuidar a su amigo. Durante algunos años estuvo muy tranquilo en casa, encontró una chica que le gustaba, se enamoraron y más tarde se casaron y tuvieron un hijo al que pusieron de nombre Gervasio, y vivieron muy felices criando a su hijo. A su vez, su hijo tuvo también un hijo, es decir, su nieto al que le contaba todas las historias que habían pasado en la guerra.

Johan Morillo

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Lucas y la soledad

Lucas estaba sentado en el sofá de su casa mientras observaba un viejo álbum de cuando era pequeño. Pasó las fotos mientras recordaba momentos de su niñez. En una de ellas se detuvo, era una foto suya con su mejor amigo, Pedro. El tiempo que compartió con su amigo fueron los mejores momentos que tuvo en su vida, con él hizo muchas locuras y bro-mas, como cuando una vez cogieron las ratas del laboratorio de la escuela, las trituraron y las metieron en la comida de los profesores. Al recordar eso, Lucas no pudo reprimir una sonrisa ya que cuando pasó eso y volvió a su casa para contárselo a su padre, este, en vez de regañar-le, se echó a reír y le contó que él hizo lo mismo en su infancia. Entonces dejó de sonreír, echaba mucho de menos a su amigo desde que, hacía muchos años se había de la ciudad para viajar por el mundo y todavía no había vuelto.

Lucas cerró el álbum y salió a dar una vuelta por el parque que había al lado de su casa. Después de estar media hora dando vueltas, se sentó en un banco y comenzó a observar a las personas que había en el parque: había adolescentes, parejas, niños...etc. Su mirada se detuvo en una pareja de su edad, iban cogidos de la mano mientras paseaban. Se levantó de un saltó y corrió hacia la pareja. Se dirigió a su amigo y le dijo que le echaba de menos y que se alegraba mucho de verle, pero de repente se calló al ver que Pedro le miraba extrañado. Le preguntó qué le pasaba y Pedro le respondió “No te conozco”. Lucas se sorprendió mucho de que le dijera eso, le importaba mucho su amigo y no se creía que Pedro no le reconociese, no se creía que él se hubiera olvidado de todos los momentos que pasaron juntos. A partir de entonces, Lucas no tuvo ningún amigo más, siempre estaba solo, sus vecinos se ofrecían para acompañarle en sus paseos o en sus viajes, pero no, Lucas siempre respondía esto : “ ¿Para qué quiero compañía si al final voy a terminar solo?”

Sandra Chen

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El viejo Tomás Tomás era un anciano de unos ochenta años. Pero no era como los demás. Tenía unos ojos

azules, alegres y vivos. Su nariz era bastante prominente y puntiaguda. Y en su boca siempre había dibujada una sonrisa. Sus pies eran pequeños en comparación con su cuerpo. Llevaba puestos unos zapatos marrones muy viejos. Y usaba un bastón con empuñadura de oro.

Él era muy alegre y reía muy frecuentemente. Era muy amable y siempre estaba dispuesto a echar una mano al que le hiciese falta. Pero cuando se enfadaba, todas estas cualidades desaparecían y se volvía solitario y arisco. Bien es cierto que sus enfados duraban muy poco.

La vida de Tomás había sido siempre muy tranquila. Hasta el día en que le pidieron que se uniese al ejército para poder ganar la guerra y, según le decían, “imponer la paz”. Él aceptó porque no quería dejar pasar la oportunidad de salir de España, su país natal. La guerra duró poco y ganó el ban-do de Tomás. Aquello ocurrió hace muchos años, pero Tomás seguía estando orgulloso de su esfuerzo y siempre que entraba en el salón observaba con orgullo la medalla que le dieron. Antes de ir a la gue-rra él apenas se enfadaba. Pero la guerra hizo que se enfadase con más frecuencia. Nadie sabía que había sido militar, ya que no le gustaba alardear. Y siempre que le preguntaban sobre su pasado él eludía la pregunta. Hasta que un buen día se cansó de que siempre le preguntasen y lo confesó. Todos se quedaron atónitos. ¡Quién hubiera imaginado que el viejo Tomás había sido militar! El caso es que, después de eso, todo el mundo empezó a recordárselo a todas horas. Y de tanto recordar decidió que volvería al ejército. No sabía cómo pero lo haría.

Tomás estaba muy emocionado por su decisión, tanto que no pudo dormir por la noche. Al día siguiente decidió que escribiría una carta al ejército pidiendo su readmisión. Tras muchos borradores decidió cómo sería su carta:

Estimado señor/a:

Yo, Tomás García les ruego que me readmitan en el ejército, debido a que recientemente ha crecido mí el deseo de volver a colaborar con ustedes. Y si les sirve de algo, les recuerdo que yo fui un miembro condecorado de su más reciente victoria.

Un cordial saludo, Tomás García.

Envió la carta en cuanto la terminó de escribir. Una semana después, un hombre vestido con ropa de camuflaje llamó a su puerta. Tomás abrió. Aquel hombre preguntó por Tomás García, el con-decorado militar. Cuando oyó a aquel viejo decir que él era Tomás se quedó sin palabras.

Aquel militar no daba crédito a sus oídos. Al principio pensó que se trataba de una broma de mal gusto. ¡Un anciano como él no podía ingresar en el ejército! Pero poco a poco se dio cuenta de que Tomás tenía muchas ganas de formar parte del ejército. Así que el militar decidió reírse un poco haciéndole una serie de pruebas. Al final decidieron que las pruebas serían un par de días después.

Al llegar el día de las pruebas Tomás se encontró con el militar de hace unos días y otros dos hombres. Empezaron las pruebas. La primera era de agilidad, y él no era muy ágil debido a la edad. La segunda de resistencia; y descubrió que, andando, era capaz de aguantar varias horas sin parar. La última era de precisión. Tomás era realmente bueno en el manejo de las armas de fuego, y era capaz de acertarle a una mosca a varios metros de distancia.

Miguel Fernández

Page 8: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

Blake y Valentina

Blake y Valentina son hermanastros. Hace unos años, pasaron por una situación difí-cil: presenciaron el suicidio de su hermanastra. Desde aquella desgracia, están muy unidos y se quieren mucho. Poco a poco fueron sintiendo algo extraño y se dieron cuenta de que lo que sentían era amor. Discutían, se perdonaban, pero lo peor era que se lo habían contado a sus amigos y no se lo habían creído. Valentina decidió celebrar una fiesta con el fin de demostrar a sus amigos que de verdad estaban saliendo; pero salió mal, nadie fue y ellos volvieron a discutir.

Al día siguiente, decidieron tomarse un tiempo para ver si de verdad se gustaban. Aguantaron dos semanas, luego retomaron su noviazgo. Al cabo de tres meses, a Blake le ofrecieron irse a América del Sur, a una escuela de baloncesto muy importante. Él aceptó y a los veinte días de eso, estaba en el aeropuerto rumbo a América latina. Valentina le mandó un mensaje diciéndole que le quería y le echaría de menos. Al día siguiente, Valen discutió con su padre y éste le rompió la pantalla de su teléfono móvil. A las dos semanas, le llegó otro; mientras, había estado hablando con Blake por el teléfono fijo una vez al día y éste le dijo que se le estaba pegando el acento.

Valentina decidió escribir un diario, la entretendría y podría expresar sus sentimientos ya que se sentía a veces muy sola y tenía tiempo libre. Se puso a escribir, palabra a palabra, y las gotas de lluvia caían haciendo un sonido con el que a Valen le salió una canción. Se fue a cenar y se durmió. Al día siguiente escribió:

Querido diario:

Hoy está lloviendo y al final no puedo quedar con Mechi porque tiene, la pobre, un catarro y no le apetece quedar. He decidido que hoy sólo voy a escribir, ya que este fin de semana no tengo deberes pendientes ni exámenes que estudiar. Por cierto, en mi último exa-men he sacado un 9,3. ¡Qué bien! La verdad es que estoy muy satisfecha. Bueno, ahora voy a ducharme y luego me voy a comprar la revista CT ya que sale hoy en las tiendas.

He tomado la decisión de olvidar a Blake como novio y verlo como un hermano cum-pliendo sus sueños. Yo también deseo cumplir los míos en el futuro, pero ahora vivo el pre-sente. Me voy.

Valen.

Después fue a por la revista que tantas ansias tenía que leer. Hablaba de lo típico, amor, moda y cantantes actuales. Y venía una propuesta de trabajo para grabar una serie de televisión nueva. Valentina vio su oportunidad y rellenó los datos que se pedían. Sus padres la autorizaron.

Decía así:

Nombre: Valentina.

Apellido: López de Diego.

Page 9: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

Actividades favoritas: cantar, escribir, la psicología animal, hacer bisutería y ver el backs-tage de mis series favoritas.Me considero: creativa, pacífica, leal, constante y desordenada.Me gustaría: grabar un disco solista.Me imagino: crear una familia, viajar mucho y hacer giras mundiales.Soy: delgada, alta, calzo un treinta y nueve de pie y soy rubia.

Valentina lo envió a la dirección correspondiente y esperó.

Hizo un casting y la escogieron a ella. Iba a ser la actriz principal de una serie llama-da “Vive y deja vivir”. Se lo contó a Blake y al mes de eso, estaba grabando ya. Los primeros días fueron duros, luego se fue integrando e hizo mucha amistad con la que interpretaba a su tía en la serie. Ella es muy constante y trabajadora, lo llevaba bastante bien. El 14 de abril, se estrenó la serie en España e Italia, donde ya era conocida. Se vio en la televisión y se grabó y se lo envió a Blake para mostrarle cómo habían sido los capítulos primeros, los más difíciles porque todavía no se había metido mucho en la personalidad de su personaje. Ah, por cierto, ella se llamaba en la serie, Amelia.

Querido diario:

Esto que estoy viviendo es increíble, la serie “Vive y deja vivir” ya está en Italia y YO SOY LA PROTAGONISTA,se llama Amelia. Y estoy muy contenta, Clara hace de mi tía y he hecho una gran amistad con ella. Soy MUY FELIZ estoy viviendo mi sueño a tope. Adiós, tengo que ir a grabar el capítulo 34 de la serieeeeee.

Valen.

Al cabo de cinco intensos y agotadores meses, terminó de grabar la primera tempora-da, que había sido un éxito y ya estaba en Italia, Francia, Eslovaquia, Bulgaria, Polonia e In-glaterra. Era todo un éxito y Valentina estaba muy orgullosa de sus logros. Sus amigas del instituto no la envidiaban porque no les gustaba el teatro a ninguna, pero si ella era feliz, sus amigas también. Su mejor amiga la estaba apoyando mucho porque algunos ya la criticaban. Se había hecho un perfil en Twitter e Instagram y ya contaba con mil seguidores. Ya tenía fans. Claramente, algunos la seguían para reírse de ella, pero la mayoría eran seguidores de la serie “Vive y deja vivir”. Desde luego era lo mejor que le había pasado en la vida.

Valentina continuó sus grabaciones de la segunda temporada, con cada vez más fama, éxito, conocimiento, experiencia y fans.

Querido diario:

Hoy ya llevo dos años con este sueño que ha sido posible gracias a mi empeño y es-fuerzo, a mis padres que me apoyan infinitamente y a los fans por supuesto. El otro día firmé mi primer autógrafo. Fue raro, no sé, no estoy acostumbrada a tener fans que quieran mi firma y una foto conmigo. Pero estoy super agradecida, de verdad, esto es único y sé que soy afortunada pero yo puse todo mi esfuerzo en esto y supongo, que en parte lo merezco.

Gracias, una vez más.

Valen.

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Relatos de 2ºC D

Y así siguió su vida: ella grabando y Blake haciendo deporte, aunque ahora él también hacía tenis, aparte de baloncesto. Tenía sus amigos allí y estaba bien, aunque echaba de me-nos a su familia y aprovechaba los ratos libres para escuchar la voz de su familia por el telé-fono. Él les informaba de casi todo. A pesar de la distancia, él aguantaba y, aunque sentía nostalgia, era lo más feliz que le era posible. Para el asombro de Blake, Valen le había envia -do una carta con una foto de ella y sus padres.

Querido Blake:

Como ves en la foto, estamos muy contentos, ya sabemos mucho de tu situación y yo estoy requetecontenta con mi serie, mis fans, mis amigos y mi vida. Mi serie ya está por mu-chos lugares, Asia, Italia, Francia, Eslovaquia, Bulgaria, Polonia etc.Demasiado en tan poco tiempo, pienso yo. Espero te haya gustado esta sorpresa, con muchísimo amor, todo el del mundo.

Valen, Mamá y Papá.

Y así fue. Blake se puso eufórico al recibir la carta y los llamó, pero no pudo hablar con Valen, ya que estaba grabando un nuevo capítulo de la serie.

Y así siguió todo, Valentina grabando, Blake haciendo muchos deportes y sus padres, orgu-llosísimos de sus hijos, que habían crecido mucho en muy poco tiempo.

Marina Espín

Page 11: Nuestras historias

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Slenderman

Pablo, un adolescente de dieciséis años vive en un pueblo llamado slender area. El nombre de este pueblo se debe a una leyenda urbana que cuenta la historia de un ser de tres metros, sin rasgos faciales, que viste traje y posee unos tentáculos en su espalda, además su cabeza es totalmente blanca. A este ser se le conoce con el nombre de Slenderman.

En el pueblo había mucha gente mayor que afirmaba haberle visto en el bosque que está al lado del pueblo, pero no había ninguna prueba de la existencia de este ser monstruoso. Pablo, cuando era pequeño, aproximadamente de unos nueve años, le vio desde la ventana de su casa, pero no comentó nada a nadie, excepto a su mejor amigo. Desde aquel día, Pablo se propuso obtener pruebas de que slenderman existía. Todos los días a las diez salía al bosque una media hora a observar.

A los dieciocho años, decidió explorar con unos amigos el bosque entero, cosa que nadie se había atrevido a hacer por miedo. Se fueron un día entero pero no encontraron nada. Así que decidieron buscar en internet información en la deep web, en el nivel más peligroso al que solo podían acceder hackers muy buenos, cosa que ellos eran. Curiosamente encontra-ron una información en la que se describía a slenderman igual que como Pablo le había visto. Descubrieron que, supuestamente, este ser había sido el fruto de un experimento fallido en la ciudad más cercana al pueblo, y también que slenderman habitaba en los bosques camuflán-dose entre los árboles. Entonces decidieron irse a investigar durante un fin de semana entero. Se prepararon y el viernes por la mañana se fueron. Por el día no notaron nada raro, pero al llegar la noche vieron una casa abandonada de la que nadie sabía de su existencia. Se adentra-ron en la casa y no encontraron nada raro pero, al mirar por la ventana, le vieron. No obstan-te, decidieron que lo mejor era irse a dormir. Al día siguiente siguieron explorando y llegaron a una mina abandonada en la que sentían que algo o alguien les estaba observando. Se pasa-ron en la mina todo el día porque se habían perdido. Al salir ya había oscurecido y entonces se dieron cuenta de que slenderman les estaba acechando. Consiguieron huir todos menos uno, que murió debido a que slenderman le atravesó el cuerpo con uno de sus tentáculos.

Durante toda la noche se dirigieron hacia el pueblo, pero el pueblo no era el mismo, estaba totalmente destruido y envuelto en una niebla muy espesa. Al parecer hubo un incen-dio que destruyó todo el pueblo, pero lo curioso es que no había nadie, como si hubieran des-aparecido o muerto. Se quedaron a dormir en la única casa que no se había quemado. Al día siguiente continuaron su camino hacia el pueblo más cercano, pero estaba aproximadamente a un día andando. En el transcurso del día encontraron en el bosque unas notas en los árboles con dibujos de slenderman y otras diciendo: “Él no tiene ojos, pero siempre te observa”. De-cidieron tomar la peor opción, quemar las hojas. Siguieron andando hacia el pueblo, muy atentos a todo lo que ocurría a su alrededor, pero lo único que llevaban para protegerse eran sus mochilas con una linterna con pilas recargables, un mapa, comida suficiente para aguan-tar un par de días, una navaja, una brújula, un móvil sin cobertura y una cámara que habían cogido en el pueblo. A medida que avanzaban, seguían viendo las hojas y las seguían que-mando. Al entrar la noche ya habían llegado al pueblo, pero resultó que también estaba aban-donado y sin señales de vida. Entonces vieron a una persona que les aconsejó lo mejor que

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Relatos de 2ºC D

podían hacer era marcharse inmediatamente del pueblo, que habían cometido el gravísimo error de haber quemado las hojas. Eso habría irritado al monstruo y ahora corrían un terrible peligro. Iría a por ellos.

Decidieron marcharse de aquel pueblo, pero demasiado tarde porque tuvieron ocasión de comprobar que lo que les dijo aquel señor era cierto: Slenderman les estaba dando caza. Al final, Pablo fue el único superviviente de todos sus amigos, el único que consiguió huir de aquel bosque.

Desde esos incidentes no se volvió a saber nada de las personas de los dos pueblos. La historia de Slenderman se hizo mundialmente famosa, pero Pablo no consiguió su objetivo principal, el cual era recoger muestras de Slenderman. Hicieron un libro llamado slender area en el que Pablo escribió sobre lo que sintió en esa infernal semana.

Pablo se trasladó a una ciudad que distaba, aproximadamente, unos doscientos kiló-metros del pueblo. Un día Pablo decidió volver al pueblo donde empezó todo y, curiosamen-te, había sido reconstruido, pero observó de nuevo las mismas hojas que años atrás habían quemado él y sus amigos. Todo aparecía como si no hubiera pasado nada. Al ver que el pue-blo estaba reconstruido, decidió volver a vivir allí, pese a lo que paso, pese a los recuerdos que llenaban su mente de preguntas, pese a esas malditas hojas que veía todos los días y pese a que seguía viendo a Slenderman, como si Slenderman le observara siempre, tal como dicen las hojas “Él no tiene ojos, pero siempre te observa.

Axel Valverde Pizarro

Page 13: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

Stephanie

Stephanie es una chica de ojos marrones, tiene una nariz fina, su pelo es largo y

castaño oscuro, es alta, delgada y supongo que calzará un 38. Es una chica muy tímida, se ríe frecuentemente, es responsable y se enfada con mucha facilidad.

Stephanie es súper fan de una cantante australiana llamada Alexia, su mayor deseo era ir a su concierto en el tour próximo, estuvo estudiando mucho, sacando las mejores notas de la clase, comportándose bien en su casa sin rechistar ni responder a lo que sus padres le pidiesen y todo para ir al concierto de su ídolo, Alexia.

Los padres habían decidido comprarle la entrada del concierto y se lo iban a decir después de que terminara las clases. Al llegar a su casa, los padres le contaron y le enseñaron la entrada. Se puso muy contenta, empezó a saltar y gritar sin parar, en uno de esos saltos cayó por las escaleras y entró en coma, se había dado muy fuerte en la cabeza. Entró en un trance, como una especie de sueño que era como si no hubiera pasado el accidente y todo era normal.

Mientras tanto, los padres de Stephanie estaban muy preocupados por la situación de su hija y porque los médicos no les daban muchas esperanzas sobre que despertara.

En el sueño de Stephanie, estaba ella llamando a su mejor amiga y le contaba lo de la entrada y que había valido la pena tanto esfuerzo y que en tres meses vería actuar a su ídolo, Alexia.

Al día siguiente de su sueño, al amanecer se preparó, desayunó y fue al instituto como siempre. Se subió en la mesa, dejó toda su timidez a un lado y empezó a cantar y bailar con su amiga Clareis las canciones de Alexia. Sophia, una chica, se empezó a burlar de ellas con sus otras amigas y la respuesta de Stephanie fue tirarle un vaso de zumo a la cara de esas chicas. La directora vio lo sucedido y la sanción fue castigarlas tres días sin recreo y le informaron a sus padres de lo ocurrido.

Pasaron los meses y ella seguía ahí, la madre decidió escribir una carta a Alexia contándole lo sucedido con su hija. Alexia se conmovió y el día del concierto pasó al hospital a conocer a Stephanie y le cantó su canción preferida. Como un milagro esta despertó y se fueron al concierto y todo fue a mejor.

Rebecca Gómez

Page 14: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

BlakeBlake es un chico de dieciséis años al que le gusta mucho jugar al baloncesto, es su

mayor pasión. Alba es una chica de quince años y medio a la que le encanta la música y com-poner canciones. Blake y Alba son hermanastros. Hace unos años, pasaron por una situación difícil. Presenciaron el suicidio de su hermanastra pequeña que solo tenía trece años. Desde lo sucedido, Blake y Alba están muy unidos, lo hacen todo juntos y no se separan en ningún momento.

Poco a poco fueron sintiendo algo extraño y se dieron cuenta de que lo que sentían era amor. No querían admitir lo que sentían porque eran hermanastros, y sus padres nunca acep-tarían su relación. Pero al final no pudieron evitarlo y el amor lo cambió todo. Los días si-guientes estuvieron , muy raros, había muchas miradas, sentimientos…Pero ninguno quería decírselo a sus padres por miedo a lo que podría pasar.

Unos días después, discutieron, pero su amor era más fuerte que cualquier pelea y se perdonaron. Pero lo peor era que se lo habían contado a sus amigos y no se lo creían. Porque creían que les estaban gastando una broma. Entonces Alba decidió juntar a todos sus amigos en el parque y demostrar que de verdad estaban juntos; pero todo salió mal. Nadie fue al par-que y al final ellos volvieron a discutir.

Al día siguiente decidieron tomarse un tiempo para ver si de verdad se gustaban. Estu-vieron separados unas semanas y se dieron cuenta de que se querían mucho y de que se nece-sitaban el uno al otro. Luego retomaron su relación, y se prometieron que nunca más volve-rían a separarse.

Pasados tres meses a Blake le ofrecieron irse a América para jugar en un equipo de baloncesto profesional. Él no quería aceptar pero lo tuvo que hacer por obligación de su pa-dre. Ya que quería que tuviera un buen futuro como jugador de baloncesto. Porque si fuera por Blake se habría quedado en España con Alba. Al mes, él estaba en el aeropuerto rumbo a América. Alba decidió ir a buscarle al aeropuerto y así poder despedirse de Blake. Estuvieron mucho tiempo juntos, pero Blake se tenía que ir. Se dijeron que se querían mucho y Blake le prometió a Alba que pronto regresaría para estar con ella.

Al día siguiente Alba discutió con su padre, porque decidió contarle que estaba salien-do con Blake y que nada ni nadie les podría separar. El padre se enfadó tanto que le rompió el móvil. Eso era un problema, porque así no podía hablar con Blake. Cuando Blake vio que Alba no le llamaba pensó que se habría enfadado con él. Estuvo todo el viaje pensando en ella y en los motivos por los que se había podido enfadar con él. Entonces cuando llego a América recibió una llamada de un fijo. Lo cogió y era Alba. Cunado oyó su voz se sintió muy aliviado y lo aclararon todo. Estuvieron hablando desde el fijo durante un año entero, ya que no le querían comprar otro móvil a Alba. Hasta que un día llamaron a la puerta de la casa de Alba, ella la abrió y para su asombro era Blake. Había dejado el equipo de baloncesto para venirse con Alba y estar juntos para siempre.

Celia Mora

Page 15: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

RecuerdosMartín fue a sentarse a su banco favorito de su parque favorito. Le gustaba aquel lugar porque

allí veía a mucha gente de distintas edades que le recordaban alguna etapa de su vida. A veces veía niños jugando a la pelota, y recordaba su triste infancia en casa de sus tíos; otras veces veía hombres solos y recordaba la repentina muerte de su esposa.

Aquel día vio pasar a unos soldados. Le vino a la memoria un recuerdo que quería olvidar, pero que no podía. Ese recuerdo trataba del tiempo en el que tuvo que ir al frente y dejar a su familia, pobre y afligida, en su casa. Siempre evitaba recordarlo, pero aquella soleada mañana de domingo era dife-rente. Sintió que, para poder borrar ese recuerdo, tendría que revivirlo de nuevo.

Era una fría noche de invierno. Los bombardeos sonaban cada vez más cerca. Sus hermanos, acurrucados junto al fuego, no paraban de llorar. Aunque Martín también sentía miedo, debía repri-mirlo, pues tenía que dar ejemplo. De repente llamaron a la puerta. Martín se levantó de su silla y, tembloroso, fue a abrir. Eran varios soldados que estaban reclutando gente para ir al frente. Miró a sus hermanos y, aunque le dieron mucha pena, tuvo que aceptar para no hundirse por completo en la mi-seria.

-Te esperamos mañana a primera hora en el cuartelillo improvisado -dijo uno de los soldados.

-De acuerdo -contestó Martín atemorizado.

Rápidamente, Martín hizo su petate y llevó a sus hermanos a la casa de unos familiares lejanos. Al despedirse quiso contener el llanto, pero no pudo.

De regreso a su casa iba pensando en muchas cosas: si sobreviviría en la guerra, si sus herma-nos sobrevivirían a la guerra, si vivirían en condiciones dignas,...

Cuando llegó a su edificio encontró a la portera llorando; su única hija había muerto. Tras con-solarla, subió a su piso y se tumbó en el camastro que había en el suelo, esperando su incierto futuro-.Aquella noche tuvo más pesadillas de lo normal. Se despertó innumerables veces tras estos malos sueños; esperando a que llegase la hora. Cada vez que se despertaba, miraba el tiempo que faltaba en el viejo reloj de su padre. Era el único recuerdo que tenía de él.

Llegó la hora. Desayunó el último vaso de leche que le quedaba a la botella, cogió su petate y se fue. ¿Sería su último día? Se dirigió a su destino con paso firme y sin dudar. Al llegar, un hombre le indicó que cogiera un uniforme, un fusil y que se subiera a un camión lleno de otros chicos como él. Sin más dilación, hizo lo que le mandaron y se sentó al lado de un recluta que parecía menor que él. Cuando intentó entablar conversación, un cabo subió al camión y, mientras este se movía, les daba instrucciones para disparar, cubrirse y, sobre todo, no morir.

Llegaron al campo de batalla. Había muertos y sangre por todas partes. El camión se marchó y les dejó solos. Se dispersaron. Martín fue corriendo hasta donde sonaban los disparos. Él mismo se asombraba de su valentía. De repente notó un pinchazo en el corazón: Había sido herido mortalmente. En sus últimos minutos imaginó un futuro que no llegaría. Cómo volvía a su casa, cómo se casaba, cómo moría su mujer, cómo llegaba a viejo, cómo se sentaba en su banco favorito de su parque favo-rito, cómo evitaba recordar esta aventura bélica,...Todo esto podría haber llegado a ser real si esa bala no hubiera tocado su corazón.

Marcos Femenía

Page 16: Nuestras historias

Relatos de 2ºC D

HISTORIAS DE UN ABUELO

Este era un hombre de mediana edad, el cual estaba reclutado en el ejército. Le convo-caron para participar en la Primera Guerra Mundial y así defender a su país. Se llamaba Luis. Era un hombre amable pero, si tenía alguna necesidad de dinero, se dedicaba a robar. A Luís le quería mucho la gente. Gran parte de su tiempo se dedicó al ejército. Era capitán general del ejército de tierra español.

Cuando llegó a campos enemigos, pisó una mina y se quedó sin piernas. Tuvo suerte de que tenía un compañero al lado y le llevó al hospital más cercano a 14 kilómetros. Le am-putaron las piernas y se volvió loco. Se montó un negocio de tiendas de relojes de lujo y lo que ganaba lo ahorraba para poder comprarse unas piernas nuevas y así dedicase a uno de sus grandes sueños: participar en algún equipo de baloncesto profesional.

Su negocio iba mejorando y ya estaba imaginándose él con unas piernas nuevas. Tar-dó veinte años en conseguir el dinero para sus piernas y, sin dudarlo un segundo, pidió que se las pusieran.

Se hizo mayor, pero aún así se sentía joven, como si su edad no le afectase.Estuvo practicando durante meses para presentarse a las pruebas y las pasó con gran facilidad. No tardó mucho en que algún equipo le solicitase. Equipos clase mundial como el Real Madrid o el Barcelona. Vivía en Madrid por lo que al final se decidió por el que le pillaba cerca, El Real Madrid.

Pasaron los años y cumplió los 80, pero aún así se sentía como un chaval de 20. Su extraordinario caso se hizo famoso y apareció en todas las portadas de los diarios. Todo tipo de marcas publicitarias querían su imagen para su publicidad. Pero un día entró en coma por un accidente en coche y pasaron los años y seguía igual. La familia, finalmente, decidió des-enchufarle de la máquina que le mantenía vivo y así acabar con su sufrimiento.

A los años apareció otro caso parecido al suyo pero que se mantuvo vivo hasta los 400 años. Los médicos descubrieron que era una “enfermedad” muy extraña que lo que hacía era mantener el cuerpo frío para su mejor conservación y reducir el consumo de oxígeno. Este caso ocurría cada mil millones de personas o las posibilidades aumentaban si sus progenitores padecían este caso.

Alberto Moya

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Relatos de 2ºC D

Yo me llamo Juan y os voy a contar la historia de lo que me pasó cuando fui al ejérci -to. Cuando tenía la edad de poder entrar en el ejército, mis padres me propusieron la idea de entrar en él porque mi sueño era ir al ejército y aprender qué hay que hacer allí.

Cuando llegó el día de entrar, recogí todas mis cosas y me despedí de mi familia ente-ra. Subí a un autobús y tardé unas horas en llegar. Allí nos dividieron en grupos y nos lleva-ron al campamento, dónde nos esperaba el coronel. Nos dijeron el horario y nos fuimos a dor-mir.

Al día siguiente nos levantamos a las seis de la mañana y empezamos a correr durante una hora. En la hora de desayuno conocí a nuevos compañeros que me dieron muchos conse-jos para poder ayudarme, porque no se me daba nada bien. Con su ayuda nunca me rendí y llegué hasta el final.

Pasaron los días, las semanas y los meses hasta que llegó la prueba final para acceder al ejército con mis compañeros. Aunque la prueba era un poco difícil, yo estaba muy concen-trado en ella. Algunos de mis compañeros no la pasaron y eso me puso algo nervioso. Los que la pasaron me animaron para que yo lo hiciera bien. Me llegó el turno y finalmente no era tan difícil como parecía.

En esta historia os he querido contar que los amigos te pueden ayudar para relajarte y darte buenos consejos.