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Nueva historia general de Panamá Calvo Alfredo DIRECTOR Castillero VOLUMEN ,,, 7OMO 1 OR DIRECT DIRECT

Nueva historia general de Panamáde 3 de noviembre de 1903, dentro de un enfoque histórico interpretativo propio a la Historia como disciplina, es decir, el conocimiento del pasado,

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  • Nueva historiageneral de Panamá

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    Castillero

    VOLUMEN OMO 1

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  • Nueva historiaNueva historiageneral de Panamágeneral de Panamá

    VOLUMEN III • TOMO 1

  • CCalvoalvoAlfredo

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    Castillero

    Nueva historiaNueva historiageneral de Panamágeneral de Panamá

    VVOLUMENOLUMEN III • T III • TOMOOMO 1 1

    LOS SIGLOS XX Y XXI

  • ISBN 978-9962-706-60-1 (obra completa)ISBN 978-9962-706-65-6 (volumen III, tomo 1)

    Nueva historia general de PanamáDirector y editor de la obra: Alfredo Castillero Calvo, con la colaboraciónde Fernando Aparicio.

    © Las ideas, opiniones y la presentación de los datos que aparecen enesta obra son responsabilidad de los autores y constituyen su propia pro-piedad intelectual. Se reservan todos los derechos.

    Ni la totalidad ni parte de esta obra puede reproducirse por ningún pro-cedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabaciónmagnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de re-cuperación, sin autorización expresa de sus autores, de acuerdo a loque establecen las leyes de la República de Panamá.

    Ilustración de cubierta delantera:Obreros españoles trabajando en el Corte Culebra del canal de Panamá.

    Ilustración de guardas:Vista de la ciudad de Panamá desde playa Prieta, por J. Cardero, dibujantede la expedición Malaspina, c 1790. Museo de América, Madrid.

    Edición y diagramación:Editora Novo Art, S.A.www.editoranovoart.comPedro Antonio Argudo, concepto gráfico, diagramación y cubiertas.Montserrat de Adames, edición de textos y estilo.

    Impreso por Phoenix Design Aid A/S, una empresa CO2 neutral acredi-tada en los campos de calidad (ISO 9001), medio ambiente (ISO14001)y responsabilidad social corporativa (DS49001); proveedora aprobadade productos certificados FSC™. Impreso en papel reciclable, ecológicosin cloro y con tintas vegetales.

    Esta obra forma parte de la Biblioteca 500, iniciativa de la Comisión 500años de Fundación de la Ciudad de Panamá (1519-2019) de la Alcaldíade Panamá. La Comisión 500 años cuenta con el apoyo estratégico, lo-gístico y administrativo del Programa de las Naciones Unidas para elDesarrollo (PNUD). Sitio web: www.ciudadpanama500.org

  • Índice

    Capítulo I. El Tratado Hay-Bunau Varilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Everardo Bósquez De León†

    Capítulo II. Panamá durante la época de construccióndel canal norteamericano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39Michael Conniff

    Capítulo III. Evolución constitucional desde laseparación de Panamá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55Miguel Antonio Bernal V.

    Capítulo IV. «Rey sin corona»: Belisario Porras y la formacióndel Estado nacional, 1903-1931 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77Peter A. Szok

    Capítulo V. La justicia panameña durante la república: 1903-2003 . . . . . . 111Carlos Cuestas

    Capítulo VI. La economía panameña: 1903-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147Edgar Rojas

    Capítulo VII. La historia rural el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167Marcela Camargo

    Capítulo VIII. Pro Mundi Beneficio: elementos para una historia . . . . . . . . . . . 205ambiental de Panamá IIGuillermo Castro

    Capítulo IX. Significado de la presencia y contribucióndel afropanameño a la nación panameña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239Gerardo Maloney

  • Capítulo X. Los inmigrantes chinos y la nacionalidad:sus luchas por adaptarse e integrarse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269Ramón Mon

    Capítulo XI. Los movimientos sociales en Panamá:primera mitad del siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289Marco A. Gandásegui

    Capítulo XII. La literatura panameña en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325Isabel Barragán de Turner

    Capítulo XIII. Breves apuntes sobre algunas de las institucionesculturales de Panamá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 415Jaime Ingram Jaén

    Capítulo XIV. La música en Panamá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443Jaime Ingram Jaén

    Capítulo XV. Aproximación histórica a la situación delas mujeres en Panamá en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 517Yolanda Marco

    Capítulo XVI. Cien años de labor legislativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 539Salvador Sánchez González

  • CAPíTuLo I

    El Tratado Hay-Bunau Varilla

    Everardo Bósquez De León†

    Introducción

    Enfocar la historia de las relaciones internacionales de la naciente repúblicapanameña acarrea una serie de dificultades, entre ellas el juicio sobre los orígenesde la misma dentro de un enfoque predominante moralista de un tema político,con lo cual Maquiavelo (1469-1527) aún no ha aparecido para muchos «autores-sumistas», cuando debemos en primera instancia interrogarnos académicamentesobre la identidad nacional y el fin del Estado concebido aquel 3 de noviembrede 1903 y no sobre «leyendas» policromas.

    Autores enfocan el tema del «fin del Estado», conceptualmente1, lo cualconstituye uno de los errores metodológicos que se ha venido reiterando endé-micamente en nuestro medio, debido a la dificultad de poder diferenciar nociónde concepto. otros no son partidarios de la «identidad nacional», la cual vincu-lan a una ambigüedad; por lo tanto, prefieren entenderla de varios modos pre-firiendo un conjunto de términos, los cuales tienen cada uno de ellos significadosdiferentes con lo cual aumentan la confusión que dicen obviar2.

    Eduardo García Máynes3, citando a Helmut Kuhn y a Carl Schmitt, noshabla de un fin del Estado que existe porque es querido por sus habitantes, porende donde la meta es el querer común de sus habitantes, de allí derivan tres mo-mentos constitutivos de la estatalidad: la voluntad común, la misma pero actua-lizada por los gobernantes en el bien común y la realización del derecho, porquesolo mediante el «... establecimiento y la conservación de un orden jurídico cum-ple el Estado su concepto: de acuerdo con su esencia, debe someter su obrar ysu omitir a la justicia como suprema norma»4.

  • Por lo cual no creo que corresponda el fin del Estado a la ética5, porque lamisma es sinónimo de moral dado sus orígenes griegos o latinos. Ahora si que-remos introducir a Spinoza y a Kant en el tema, entonces la moral ordena y laética recomienda, por lo cual esta última es un discurso normativo pero no im-perativo. ¿Hacia dónde me dirijo?

    Al adoptar la definición de García Máynes, el Estado es el querer común desus habitantes, reconozco semejanzas con el significado dado por Ernest Renan(1823-1892) al concepto nación; pero el autor mejicano va más allá al enfocarlocomo nación-estado dentro del dominio político como participativo, donde eljuicio justificador de la institución jurídico-política proviene de los ciudadanos,concediéndole legitimidad.

    Es en la voluntad de los ciudadanos donde encontramos el punto de partidade 3 de noviembre de 1903, dentro de un enfoque histórico interpretativo propioa la Historia como disciplina, es decir, el conocimiento del pasado, la historia delos historiadores, «l’historia rerum gestarum», la cual no es lo mismo que la his-toria real, «res gestas», el pasado tal cual es, la historia real, como bien explica elfilósofo francés André Comte-Sponville6.

    La historia real la conocemos mediante la aproximación del pasado a travésde la historia de los historiadores, a pesar de que la acción intelectual de estos nopuede funcionar sin la primera. Por ende, aproximarse a los acontecimientos vin-culados al 3 de noviembre de 1903, a través por ejemplo de la obra estadounidensede recopilación conocida como The story of Panama –obviando el consenso nacio-nal–, nos lleva a un trabajo de historiador sobre el trabajo de otro intelectual, aquien debemos someter antes a un examen epistemológico como historiador.

    ¿Cuáles han sido los procedimientos científicos que han llevado a la adqui-sición de los conocimientos históricos? No es lo mismo una historia marxista ovinculada al materialismo histórico, que una con herencia positivista, neokan-tiana o la del austriaco-británico Karl Popper. Ello me conduce a la adopción delenfoque holista del análisis de la decisión, vinculado a la gestión de los aconte-cimientos políticos a estudiar –no moralmente–, bajo la forma de variables,donde habrá las interpuesta o actuante, la cual interviene en el efecto de una sobreotra, creando las condiciones de una correlación; existen también las variablesindependientes y las dependientes, donde la causal o explicativa es la indepen-diente, mientras que las otras causas o explicaciones son dependientes.

    El «holismo», como doctrina, considera las sociedades como un todo o comoun sistema de partes en interacción7 es de esa manera como percibo los aconte-cimientos del tres de noviembre de 1903, donde se gesta el Estado republicanopanameño, cuyo primer centenario como institución jurídica-política celebra-mos: la República de Panamá. Por lo cual dicho Estado existe y ante todo es elproducto de la voluntad de sus ciudadanos, porque gracias a ellos, además desu gestación en 1903, hemos podido enmendar ciertos excesos cometidos poruna de las variables actuantes: el expansionismo estadounidense.

    8 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • Los inicios de la política expansionista delos Estados Unidos de América

    En la obra de Morton Kaplan y Nicholas de B. Katzenbach8 encuentro lasiguiente afirmación: «Los norteamericanos están seguros de que fuese o no‘manifiesto su destino’, era esencial la expansión nacional de su país para laimportancia y prosperidad de los Estados unidos». Con esta cita puedo cons-tatar en forma sucinta cuál ha sido la política exterior estadounidense desdesus inicios: la expansión nacional como interés principal, cuya primera fase seráterritorial y luego en pos de los mercados internacionales.

    Es en base a dicho proceso expansionista como los gobiernos de Washingtonhan orientado sus políticas exteriores gracias a el objetivo del interés nacional,comenzando con la carta de despedida del primer presidente George Washing-ton en 1796, pasando por la «Declaración Monroe» de 1823 y todos los restantescorolarios que se han agregado.

    Existen autores quienes establecen puntos de convergencia entre el Imperioateniense y los Estados unidos de América, en el sentido tanto Roma es military anexionista.

    Atenas fue una gran potencia naval y comercial. Pero de manera pragmá-tica, desde la época de Thomas Jefferson, se siente un temor ante el expansio-nismo de Francia e Inglaterra a expensas de España en el continente americano.

    Alfred Thayer Mahan9, gran amigo del presidente Teodoro Rooseveltcuando ambos enseñaban en el Colegio de Guerra Naval en Newport, RhodeIsland, con sus teorías sobre el poder naval, va a ejercer una notable influenciasobre T. Roosevelt, como la ejerció sobre el káiser alemán Guillermo II, HenryCabot Lodge y John Tyler Morgan, todos partidarios del expansionismo polí-tico, militar y comercial del Imperio alemán y los Estados unidos de América,respectivamente.

    Autores serios sobre el tema del canal de Panamá como David McCullough10

    corroboran la influencia capital sobre Teodoro Roosevelt, quien una vez presi-dente de los Estados unidos percibe al almirante Mahan como un profeta. Den-tro del análisis de su conducta como líder, es importante reconocer que el jefedel Ejecutivo estadounidense, recibió la influencia de sus tíos maternos aficio-nándolo a la fuerza naval, lo cual se confirma en su primera obra escrita, cuyotema enfoca la guerra naval de 1812 contra Gran Bretaña; además por convicciónsu comportamiento personal era más cercano al de un «arriesgado», por lo tantono era un pacifista para quien el Canal no será solo una ruta comercial, sino unavía militar dentro de un conjunto de bases militares situadas en el Caribe11.

    Teodoro Roosevelt estadounidense de origen holandés, luego de una vida deestudios en Harvard, Columbia, actividades deportivas y una participación polí-tica que lo lleva a ser secretario de la Marina bajo la presidencia Mckinley, parti-cipar en la guerra contra España a causa de Cuba en 1898, ganando posteriormente

    Nueva historia general de Panamá X 9

  • la elección para gobernador de Nueva York, asciende a la Presidencia en 1901como consecuencia del asesinato de William Mckinley.

    Es importante insistir en el año 1901, porque el mismo es para los Estadosunidos el inicio de su política «imperialista» en firme, cuyos precursores son:almirante Stephen B. Luce, quien en 1873 habla de la relación entre comercio in-ternacional y los intereses de los Estados unidos; William H. Seward en 1869comprende la importancia del Pacífico y de la necesidad de una vía interoceá-nica, al igual lo hace el 8 de marzo de 1880 William M. Evarts.

    No se puede olvidar cómo la «Declaración Monroe» pasa de ser un instru-mento de la política exterior de carácter defensivo, a uno de significado másagresivo, gracias a que la misma recibe toda una serie de corolarios desde el deClay en 1824 hasta la doctrina Bushnell de intereses permanentes. Además, pos-teriormente es reconocida como doctrina por gobiernos del continente ameri-cano12, lo cual es una marca de inferioridad entre los Estados.

    En lo que respecta al hemisferio occidental, en la fase agresiva y expansio-nista encontramos el corolario Cleveland-Blaine de 17 de diciembre de 1895, de-nominado a veces por separado, ya sea con el nombre del jefe del Ejecutivo o desu secretario de Estado, pero en realidad se trata del mismo contenido. El pró-ximo corolario famoso es el promulgado el 6 de diciembre de 1904 por el presi-dente T. Roosevelt.

    Ambos son muy significativos en lo relacionado con el canal de Panamá. Elprimero marca de manera indiscutible el papel hegemónico que piensa ejercercomo gran potencia los Estados unidos de América en el contexto del hemisferiooccidental; todo ello generado dentro del conflicto donde se enfrentan Gran Bre-taña y Venezuela por la región del Esequibo o Guyana, a partir del cual Was-hington declara: «ninguna controversia puede ser solucionada sin su presencia»;es decir, se asiste a un cambio significativo de las relaciones entre las dos prin-cipales potencias anglosajonas en el continente americano, porque de acuerdoal secretario de Estado Richard olney, se terminó el aislamiento, el cual los haconvertido en un miembro más poderoso de la comunidad internacional13. Elsegundo es el corolario más conocido, porque transforma al gobernante de Was-hington en un policía de la región centroamericana, mexicana y del Caribe, através de un derecho de intervención para salvaguardar el orden público en losEstados considerados incapaces de organizarse; por ello, este agregado a la «De-claración Monroe» se convierte en la justificación del «big stick» o de la políticadel gran garrote.

    No puedo olvidar la afirmación del asesor legal de la organización de losEstados Americanos Charles G. Fenwick14, quien a pesar de promulgarla enlos finales de la primera mitad del siglo XX, justifica el intervencionismo a tra-vés del concepto de la autodefensa en un sentido amplio, con lo cual este pro-cedimiento no es en nuestros días muy innovador, porque se agregan razones

    10 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • humanitarias, protección de ciudadanos, defensa del comercio, el derecho depropiedad, etc. Todo lo anterior a pesar del antecedente contrario creado porel secretario de Estado William Seward, quien frente a una solicitud de Napo-león III, el 30 de octubre de 1862, de proceder a un armisticio de seis meses enla guerra civil estadounidense, la rechaza y el Congreso del gobierno federalconsidera esta solicitud como una intervención violadora de los derechos fun-damentales de un Estado independiente15. Lo que viene a confirmar cómo vaevolucionando la percepción y la ejecución por los sucesivos gobiernos esta-dounidenses de su política exterior entre la época inicial de una pequeña po-tencia en los finales del XVIII hasta convertirse a finales del siglo XIX, en unagran potencia más unilateral con mayor fuerza después de derrotar a Españade acuerdo al Tratado de París de 10 de diciembre de 1898.

    Por ello cuando el presidente Rutherford Birchard Hayes declara en 1880frente a la tentativa de construcción por la Compañía universal para un canalinteroceánico, el interés de los Estados unidos de América en construir un canalbajo control directo y único del Gobierno de Washington, su ejecución no es niserá el fruto de la improvisación, sino el resultado propio al sistema económicodominante y determinante: la economía de mercado, que así lo exige conjunta-mente con los capitalistas. Los estadounidenses logran después de la guerra deSecesión (1861-1865) un enorme crecimiento y desarrollo de su economía, graciasa la rentabilidad recibida por el capital europeo particularmente británico allíinvertido y a los inmigrantes del mismo continente, quienes aportan su saberhacer. Todo ello se conjuga para poco a poco ir concretando la necesidad de eje-cutar una política exterior propia de una gran potencia, vinculada como las otras,con la apertura de los mercados internacionales, como bien lo declara John Hayen 1900 actuando de secretario de Estado con su «política de las puertas abiertas»relacionada con la China imperial.

    Cuando se habla del mercado chino y de su acceso en las postrimerías delsiglo XIX y los comienzos del XX, debemos resaltar la localización en el norestedel territorio nacional de la industria estadounidense, es decir, la parte la máscompetitiva de la producción mercantil estadounidense requiere una vía rápida,segura y sobre todo bajo el control del Gobierno de Washington, para poder con-jugar razón de mercado con la razón de estado, por ende asegurar la participa-ción de la gran mayoría de fuerzas políticas y económicas nacionalesinvolucrándolas en una obra de gran magnitud.

    ¿Cuáles son hasta el momento las principales variables detectadas? La ac-tuante es el expansionismo político, militar, económico, comercial y financierode los Estados unidos de América. otra variable independiente pero que evo-lucionará como demostraré hacia una dependiente es Gran Bretaña. Las otrasvariables dependientes serán Colombia y el movimiento nacional del istmo dePanamá, sin las cuales no será posible la construcción de la vía canalera.

    Nueva historia general de Panamá X 11

  • Los Tratados Hay-Pauncefote

    El progreso industrial, gracias a la aparición de nuevas fuentes y formas deenergía: petróleo y electricidad, vienen a complementar en los finales del XIX ycomienzo del XX, la fuerza movible del carbón y del vapor, aunque estas últimascontinuarán a jugar su papel durante un cierto tiempo más16.

    No se puede olvidar el invento de la bombilla eléctrica por T. A. Edison en1879, el tranvía impulsado por un motor eléctrico, el telégrafo, el teléfono, todoello estuvo transformando el mundo, sin olvidar los explosivos, los tejidos arti-ficiales, la fotografía y el cine. Todos estos acontecimientos dentro de un mundodominado por la parte norteoccidental del continente europeo, porque Gran Bre-taña, Alemania y Francia, acumulan 44% del comercio mundial17, mientras losEstados unidos de América solo dominan un 11%, es decir, la mitad de la partebritánica pero en forma ascendente.

    Hay que resaltar un crecimiento de la economía británica mucho más lentoen la segunda mitad del decimonónico, con un porcentaje de 2% por año, lo cualcoloca la economía insular detrás de los índices de crecimiento de la industriaalemana en los comienzos del año 1890. Las exportaciones británicas tambiénsufren una baja en relación a las de Alemania e inclusive con las francesas18.

    Se percibe un enorme dinamismo de la economía alemana, lo cual es lo con-trario de la británica en los finales del siglo XIX.

    Los estadounidenses también crecen pero sobre todo en productividad;es decir, una mayor eficiencia en la producción logrando cultivar al nivelmundial un cuarto del trigo, la mitad del algodón y tres cuartos de la cosechade maíz. Además ya producen un 36% de la hulla o carbón de piedra al nivelmundial y ocupan el primer lugar de la producción de acero. Es una potenciaen ascenso.

    Todas estas cifras proporcionan una aproximación más realista del mundoen transición entre finales del decimonónico y el inicio del siglo XX, período du-rante el cual el Japón también se encuentra en vías de industrialización.

    Lo anterior mientras América Latina en general, como ya lo hemos de-mostrado anteriormente, se encuentra bajo el dominio de estructuras here-dadas del período colonial, con equilibrios y tendencias impulsoras delsubdesarrollo19.

    Además del predominio científico y técnico de Europa occidental, existeuna preponderancia financiera y comercial del centro hegemónico europeo, quie-nes gozan desde 1871 una estabilidad monetaria y un cúmulo de oro como res-paldo a sus monedas e intercambios comerciales.

    Lo anterior, acompañado de un número plural de innovaciones en el áreadel transporte marítimo y las comunicaciones. Ferrocarriles, barcos de acero concarboneras pronto sustituidas por gasóleo, a lo que se suma la construcción de

    12 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • canales interoceánicos como el de Suez y el intento de De Lesseps que da inicioal canal de Panamá.

    Estamos en un período de hegemonía europea con Gran Bretaña aún a lacabeza desde el punto de vista político, diplomático y militar, pero con un Im-perio alemán retándoles sobre todo desde la actividad industrial y comercial,con la ventaja de medios de producción más modernos e innovadores.

    El Imperio alemán, de acuerdo a la percepción particularmente británica, esun rival con brío, que ha reemplazado la política contemporizadora de otto vonBismarck, por la convicción del káiser o emperador Guillermo II, de un papeldominante alemán en el plano europeo, política imperial respaldada por el sectorindustrial y un creativo estado mayor de las fuerzas armadas20.

    De allí nace la motivación conjugada a otros acontecimientos, del ministrode Colonias Joseph Chamberlain al pronunciar su discurso de Edimburgo el23 de octubre de 1901 como hombre fuerte del Gobierno, con una actitud pro-pia al paroxismo de la guerra psicológica entre Londres y Berlín, trata de con-testar a la prensa alemana que habla de los horrores de la guerra anglo-bóer,evocando las atrocidades cometidas por el ejército prusiano en 1870. La ten-sión anglo-germánica genera cambios, como del primer ministro Lord Salis-bury21 (1885-1902) por lord Balfour y nuevo secretario de Asuntos ExterioresWilliam Petty Fitzmaurice, conde de Lansdowne de 1900 a 1905, propulsorde una política de acercamiento con París ya vigente, sobre todo después dela crisis de Fachoda de 18 de septiembre de 1896, en donde la conducta delministro de Relaciones Exteriores francés Theóphile Delcassé fue muy conci-liante con Gran Bretaña, porque para París el enemigo es Alemania, quienanexó como consecuencia de la guerra franco prusiana en 1871, las provinciasfrancesas de Alsacia y de Lorena, siendo de allí en adelante el objetivo nacio-nal galo la recuperación de las mismas22.

    Es dentro de este ambiente político de cambios en los hombres y en la polí-tica exterior británica, cuando el presidente de los Estados unidos, WilliamMcKinley, ordena al secretario de Estado John Hay, iniciar las negociaciones porun nuevo tratado con Gran Bretaña para reemplazar el Tratado Clayton-Bulwerde 1850, el cual es un obstáculo para el interés estadounidense de un canal bajosu control en Centroamérica.

    Las negociaciones se inician en la capital estadounidense entre Hay y el em-bajador británico sir Julián Pauncefote, quienes las concluyen el 5 de febrero de1900. Pero los senadores J. C. Lodge, J. T. Morgan y otras personas como el go-bernador de Nueva York, T. Roosevelt, se oponen al mismo con el argumentoque el tratado negociado es demasiado abierto en derechos para otras potencias,porque tiene como referencia la Convención de Constantinopla de 1888, dondehasta los enemigos de los Estados unidos pueden utilizar la vía canalera, inclu-sive en una situación de enfrentamiento bélico contra ellos23.

    Nueva historia general de Panamá X 13

  • Tratado Hay-Pauncefote de 5 de febrero de 1900

    Este documento de cuatro artículos fue objeto de muchas controversias porambas partes. Del lado estadounidense, la principal preocupación estriba en elartículo II, donde se asimila la futura vía interoceánica a las mismas condicionesde neutralización, tal y cual están consignadas en la Convención de Constanti-nopla de 29 de abril de 1888.

    En razón de lo anterior, el párrafo séptimo del artículo II niega la posibilidadpara la potencia constructora del Canal de edificar fortificaciones que dominenel Canal y las aguas adyacentes24, a pesar de conferir al Gobierno de Washingtonla presencia de una policía militar.

    Al momento de las discusiones para la ratificación en el Senado, el docu-mento fue enmendado. Primero se hizo más imperativa la abrogación del Clay-ton-Bulwer de 1850; luego se modifica el artículo II del tratado suscrito el 5 defebrero de 1900, lo cual corresponde con todos los puntos que pudieran impedirel libre ejercicio por el Gobierno de Washington de defender el Canal y asegurarel orden público. Además hubo la supresión de manera integral del artículo IIIsobre la adhesión de otras potencias.

    El Senado rehúsa ratificar el tratado sin las enmiendas, pero el Gobierno deLondres considera las mismas inaceptables, tal y cual lo afirma el secretario deAsuntos Exteriores el conde Lansdowne, salvaguarda los intereses de la Coronabritánica con firmeza, sobre todo en lo referente a su propia capacidad de de-fender sus territorios cercanos a la vía interoceánica en el mar Caribe. Ademássiente ciertas desventajas con relación a otras potencias en cuanto a la utilizaciónde la vía canalera.

    El secretario de Estado Hay no se amilanó y ante las enmiendas del Senado,vuelve a comenzar negociaciones con el embajador sir Julián Pauncefote, sobreuna nueva versión corregida del primer tratado25.

    Tratado Hay-Pauncefote de 18 de noviembre de 1901

    Es probable que la defensa de los intereses británicos por parte del condeLansdowne, como jefe de la diplomacia del Gobierno de Londres, obedezca auna percepción del papel de los Estados unidos dentro del sistema internacional,tomando en consideración, no dar origen a otro frente de confrontación con Was-hington al momento del ascenso del Imperio alemán como competidor de losobjetivos británicos comerciales y políticos-militares. Es menos importante uncanal en Centroamérica frente a sus derechos como socio en el canal de Suez,ruta más pertinente para las comunicaciones marítimas de Gran Bretaña que Pa-namá o Nicaragua, las cuales vendrían a doblar las rutas de acceso hacia los mer-cados asiáticos.

    14 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • Es más propicio negociar con los Estados unidos de América una utilizaciónde la futura vía interoceánica en igualdad de condiciones, en lugar de competircon los estadounidenses sobre ese particular, lo que podría tener como conse-cuencia un replanteamiento de la parte del Gobierno de Washington de susalianzas y conexiones dentro de la comunidad internacional frente a la rivalidadalemana-británica.

    La posibilidad de una iniciativa alemana en dirección hacia el canal dePanamá, conlleva el control del segundo istmo más estratégicamente impor-tante durante ese período al nivel mundial después de Suez. Era una hipótesisde trabajo pero válida26 como posibilidad principalmente en el Gobierno es-tadounidense, e igualmente para los británicos: el Imperio alemán como fu-turo competidor27.

    Es la razón que motiva a el secretario de Estado John Hay a reanudar dili-gentemente –a pesar de ciertos problemas personales– las negociaciones con elembajador británico Pauncefote, las cuales se van a extender bajo el mandato dedos presidentes W. McKinley y T. Roosevelt, este último sucesor del primerodespués de su magnicidio. Dicho tratado será concluido el 18 de noviembre de1901, y gracias a ello, el presidente T. Roosevelt dijo estar «encantado»28.

    El tratado consta de cinco artículos, siendo su objetivo principal: «… remo-ver cualquier obstáculo que pudiere surgir del Convenio de 19 de abril de 1850»,por ende se procede a la abrogación del antes mencionado Convenio Clayton-Bulwer.

    En el mismo se reconoce a los Estados unidos de América el derecho paraconstruir un canal, pero adoptando las reglas de la «neutralización» incorpora-das en la Convención de Constantinopla de 28 de octubre de 188829.

    Realmente es la capacidad de actuar de las grandes potencias en el nombrede los intereses comerciales del mundo entero30, esgrimiendo motivos en elnombre de la comunidad internacional, pero en realidad se trata de beneficiaren parte el interés global, aunque de manera más particular a las dos potenciasanglosajonas. Más ello no se expresa en la forma como lo percibe Eduardo Le-maitre31: «… los ingleses (sic) han logrado introducir, astutamente, la mismacláusula sobre neutralidad (sic) que regía para el canal de Suez». una conductatípica del «historiador» subjetivo y carente del conocimiento para diferenciarneutralidad de neutralización, quien siempre busca la manera de trabucar la«expoliación a Colombia del istmo de Panamá», sin tomar en consideración laimperfección del Estado colombiano, por ende sus carencias, como es la ausen-cia de un mercado nacional integrado, por ende un Estado débil, lo cual influyeen su incapacidad en defender y gestionar sus intereses nacionales dentro delsistema internacional32.

    Es dentro del marco del sistema internacional con una adecuada gestión ydefensa de sus intereses nacionales, donde el artículo III constituye un ejemplode cómo tratan de crear consenso las grandes potencias dentro de sus objetivos

    Nueva historia general de Panamá X 15

  • de política exterior por medio del tratado de 1901 y su referente la convenciónde 1888. Desde la construcción del canal de Suez, el objetivo es proteger dichaobra de las consecuencias negativas de la guerra, propiciando seguridad y per-manencia a una libre y abierta navegación comercial de los buques mercantesen condiciones de igualdad.

    Por ello el Canal es equitativo en lo referente a las tarifas, no debe ser blo-queado, ni cometer ninguna acción bélica en el mismo ni en sus aguas adyacentes.

    La Convención de Constantinopla de 1888 y el tratado de 18-XI-1901 son unparadigma para el futuro proyecto de Tratado sobre la Guerra Naval, suscritopero no ratificado en 1907, como lo podemos verificar en su artículo IV, dondeconsagra la apertura del canal de Suez inclusive para los navíos beligerantes. Elmismo espíritu prima en el artículo III, párrafo 3, del Hay-Pauncefote, donde segarantiza el libre tránsito de los navíos beligerantes, pero sin derecho a aprovi-sionarse salvo en lo estrictamente necesario. Así también el artículo IV del tra-tado de 18 de noviembre de 1901, consagra el carácter permanente de la «neutra-lización», a pesar de cualquier cambio posterior de soberanía territorial o en susrelaciones con el sistema interestatal.

    De esta forma se materializa el interés nacional de los Estados unidos deAmérica de construir un canal bajo su exclusivo control, pero Gran Bretaña go-zará del libre tránsito en igualdad de condiciones al constructor.

    La honrosa calamidad colombiana

    Creo poder retirar del buen trabajo de recopilación y opiniones personalesde Eduardo Lemaitre, el título de la presente sección y citar parte de su obradonde afirma: «uno de los enigmas más apasionantes de la historia contempo-ránea colombiana consiste en tratar de descifrar por qué razón al señor Caro sele ocurrió llevar hasta la propia Presidencia de la república a los señores Sancle-mente y Marroquín, dos ciudadanos de quienes sabía, tenía que saberlo, queeran ineptos para gobernar, el uno por su estado de salud, el otro por su carácter,y ambos por su edad avanzada»33.

    Más que interrogarse sobre el particular, creo en la tesis planteada anterior-mente de la incapacidad estructural de la sociedad colombiana de la época enposeer un sistema político-económico adecuado, para no solo elegir a sus líderes,pero también en la defensa de los intereses del Estado.

    Las negociaciones para obtener del Gobierno de Washington la escogenciade Panamá como sitio para la terminación de los trabajos de construcción delcanal, estuvieron marcadas por la competencia contra la ruta nicaragüense, porello cuando el periodista Carlos Martínez Silva se puso al frente de la legacióncolombiana, no tenía ideas del cúmulo de dificultades internas a enfrentar. Lasmismas van desde la guerra de los Mil Días entre liberales y conservadores, lavisión estrecha de sus superiores dentro y fuera de la administración del Estado,

    16 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • como es el caso del general Rafael uribe uribe34, y la desidia administrativa enlo referente a su correspondencia, lo que lo lleva a escribir: «Cualquiera demorame pone en una situación extremadamente embarazosa, pues que sería suma-mente irregular y desdoroso para el Gobierno de Colombia dar pasos en el sen-tido de estorbar o dilatar la adopción de la vía de Nicaragua para llegar a laconclusión de que Colombia no tiene nada que ofrecer, o de que no sabe siquieralo que desea respecto de este asunto, tan detenidamente estudiado»35.

    De acuerdo a documentación existente, el funcionario del servicio exteriorcolombiano era consciente de los intereses de los panameños en la cuestión ca-nalera, quienes los veían como algo «… de vida o muerte»36; por lo cual, ac-tuando casi sin instrucciones, se apresura a redactar un memorándum, dondeen forma enfática pone las condiciones para la negociación de un tratado entreWashington y Bogotá para la construcción de un canal en el Istmo y lo envía alDepartamento de Estado.

    Entre los puntos más importante se encuentra otorgar la autorización a losfranceses para que traspasen su concesión al Gobierno estadounidense; los Es-tados unidos debe garantizar la soberanía colombiana en todo el istmo de Pa-namá y la «neutralidad» del Canal; derechos de tránsito para los buques deguerra colombianos; 5% de los ingresos brutos del Canal y un préstamo inme-diato por la suma de 20 millones de dólares.

    una vez conocido el contenido del memorándum del ministro colombianoante el Gobierno de Washington en Bogotá, se desata una ola de protestas y re-chazos al mismo. Por lo tanto el Gobierno colombiano degrada de jerarquía aMartínez Silva, quien desciende de «ministro de Relaciones Exteriores en Comi-sión Especial» a «ministro plenipotenciario» y en su lugar se nombró a AntonioJosé uribe, quien se limitará a enviarle solamente una instrucción al funcionariodel servicio exterior antes mencionado.

    Vuelve el diplomático colombiano degradado a redactar otro memorándumaún más extenso, donde ampliamente presenta un escenario de la situación a lointerno y externo de Colombia sobre el asunto del canal de Panamá; pero ello, alargo plazo, va ser la causa de su remoción y reemplazo por José Vicente Concha,en una situación que, más que administrativa, es una muestra de la incapacidadde los gobernantes bogotanos37.

    El nuevo diplomático J. V. Concha no hablaba inglés, no era tan flexiblecomo su antecesor y además era consciente del tipo de conducta considerada enColombia como negativa por sus superiores administrativos evitándola, y comola única instrucción recibida de su Gobierno fue no solicitar menos de veinte mi-llones de dólares para permitir el traspaso de la concesión francesa a los esta-dounidenses, entonces su comportamiento será dilatorio.

    La visión del ejecutivo colombiano era fundamentalmente crematística, pen-saban ver expirar la concesión francesa y la compañía perder sus derechos, entreellos el ferrocarril. Los objetivos materiales a concretar mediante este enfoque

    Nueva historia general de Panamá X 17

  • del Gobierno colombiano eran producto de las consecuencias de la guerra civiliniciada en 1899 y cuya duración de mil días asoló el territorio nacional. Lostriunfos revolucionarios liberales en el istmo de Panamá obligaron al Gobiernodel presidente Marroquín a pactar con los Estados unidos de América una in-tervención realizada por el almirante Casey entre el 22 de septiembre y los pri-meros días de noviembre de 1902, creando así un precedente a partir de unainterpretación del Tratado Mallarino-Bidlack de 1846, invocada por T. Roosevelten su proyecto de injerencia de 3 de noviembre de 1903.

    José V. Concha continua con la negociación, pero conmovido por la inter-vención estadounidense de 1902. Por ello, cuando la Secretaría de Estado le envíasu proyecto de tratado, el negociador ve un documento de injerencia que nopodía firmar y prefiere renunciar a su cargo, siendo reemplazado por el secreta-rio de la legación, Tomás Herrán, hombre vinculado por lazos familiares a loscírculos de poder colombianos.

    Rápidamente Herrán recibe los poderes plenipotenciarios para negociar laobra canalera, con la única instrucción de obtener 10 millones al contado y unaanualidad de 600,000 dólares.

    Es importante señalar que ya circulaba en los medios diplomáticos la tesisdel Gobierno de Washington, planificando la posibilidad de expropiar parte delterritorio nacional colombiano alegando como justificación: «utilidad públicauniversal», idea discutible esgrimida por el presidente de la Comisión de Rela-ciones Exteriores del Senado Shelby M. Cullon y el jurista John Basset Moore38.

    En el medio de toda esa presión estadounidense, la proveniente de Bogotáy los rumores secesionistas en el Istmo, se firma el tratado el 17 de marzo de1903.

    El rechazo del Tratado Herrán-Hay

    Dicho acuerdo, extenso de veintiocho artículos, concede a los Estados uni-dos un derecho exclusivo durante el término de cien años prorrogables «a la ex-clusiva y absoluta opción…» del Gobierno de Washington, lo cual correspondeen la práctica a una perpetuidad. Además autoriza a la Nueva Compañía delCanal de Panamá a vender y traspasar sus derechos, propiedades, privilegios yconcesiones al Gobierno estadounidense. Esos derechos serán válidos en unazona de cinco kilómetros de ancho a cada lado de la vía, sin incluir las ciudadesde Panamá y Colón. Le concede puertos, el uso sin costo del río Chagras, exo-neraciones fiscales nacionales y municipales, la libre inmigración; se reconocela referencia a los Acuerdos de Constantinopla de 1888 y el Hay-Pauncefote de1901, además de un mecanismo implícitamente intervencionista a favor de losEstados unidos de América contenido en el artículo XXIII.

    Todos esos derechos a cambio del pago de una suma de diez millones y deuna anualidad de 250,000 dólares, cuando las instrucciones fueron de 600,000.

    18 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • El tratado es dado a conocer en Bogotá en el medio de una efervescenciapolítica que precede toda elección presidencial. Surge una campaña de prensaen contra del documento, porque limitaba la soberanía colombiana en la Zonadel Canal. En el informe de la comisión legislativa que rechaza la aprobación deltratado, se puede leer: «Para el 31 de octubre del año próximo, esto es, una vezque el futuro Congreso se haya reunido en sesiones ordinarias, la prolongaciónhabrá expirado y con ella el privilegio. En tal caso, la república volverá a entraren posesión y en propiedad del Canal mismo y de sus dependencias sin necesi-dad de una decisión judicial previa y sin indemnización alguna, en virtud de loscontratos de 1878 y de 1900. Para esta fecha la república, libre de cualquier obs-táculo, podrá concluir un contrato y se hallará en una posición más precisa desdeel doble punto de vista jurídico y material»39.

    Ante la perspectiva del rechazo, el representante de la provincia de Panamá,Luis de Roux, advierte que la negativa de ratificación conduciría a los habitantesdel istmo de Panamá hacia un movimiento secesionista.

    El tratado será rechazado un día muy cercano a la expiración del plazo parael intercambio de ratificaciones, el 22 de septiembre de 1903, a pesar que el Se-nado estadounidense lo había aprobado con anterioridad. Por ello el 12 deagosto de 1903 se rechaza el documento a partir de una proposición presentadapor Miguel Antonio Caro. De los veintiocho votos posibles, veinticuatro fuerona favor del rechazo; luego el Congreso colombiano clausura sus sesiones el 31de octubre de 1903, sin resolver nada con relación a un asunto de tal trascenden-cia nacional e internacional.

    uno de los temas más interesante en el rechazo por el Senado colombianose refiere a los derechos concedidos a la Compañía universal del Canal de Pa-namá, en los Contratos Roldán-Wyse del 10 de diciembre de 1890 y el Suárez-Mange de 4 de abril de 1893; son prórrogas de diez años, salvo que el segundoespecíficamente concede un tiempo extra para la constitución de una nueva com-pañía hasta el 31 de octubre de 1894 y entonces comienzan a correr los diez añosotorgados, con lo cual el Canal debería estar concluido para finales de octubre1904.

    El Gobierno colombiano rechaza el Tratado Herrán-Hay pensando más enel aspecto de los beneficios materiales que en el bienestar de la población delIstmo y en general de la nación colombiana. Los gobernantes colombianos noven, en el así denominado fracaso francés, el reflejo de su propia incapacidad,por ejemplo en poder construir ellos mismos una vía canalera, debido a la au-sencia de capitales y tecnología de punta.

    La Compañía universal y luego la Nueva Compañía realmente no pudieronconstruir el Canal más por carencia de fondos que por cualquiera otra causa. Nose puede olvidar que Panamá, a diferencia de Suez, jamás fue objeto de ningunaayuda o cooperación gubernamental, porque simplemente gracias a la posesióndel canal egipcio no era una prioridad apremiante tener otro en Panamá; aunque

    Nueva historia general de Panamá X 19

  • para bien comprender la no participación gubernamental, debemos hacer hin-capié en el principal objetivo del Estado francés, abocarse a la recuperación delas antiguas provincias de Alsacia y de Lorena, las cuales están bajo la jurisdic-ción del Imperio alemán40.

    En la opinión pública panameña se generaron una serie de mitos sobre elperíodo francés, como el de las «50,000 palas de nieve»41, con el objetivo de hacerresaltar lo inevitable e imprescindible de la participación de los estadounidensesen la construcción de la vía marítima. También olvidaron que si bien las enfer-medades epidémicas y endémicas tropicales del Istmo fueron un obstáculo du-rante el período francés de excavación del Canal, era simplemente porque aúnno se conocían las teorías y los trabajos del cubano Carlos J. Finlay y luego suaudaz verificación por el médico estadounidense Walter J. Reed, sobre el mos-quito como vector del paludismo.

    Técnicamente los franceses, si hacemos abstracción de sus carencias de di-nero, tenían en su posesión la forma de construir y terminar la vía interoceánica.Como bien afirma el ingeniero doctor Pedro J. Huergo, conjuntamente con la geó-loga Pastora Franceschi42, las excavaciones iniciadas en el año 1879 y programa-das hasta 1894 hicieron frente a problemas de estabilidad de suelos biencomplicados, especialmente en la sección del Corte Culebra, donde a partir deun enfoque probablemente optimista sobre un terreno de roca arcillosa con unaestructura quebradiza, muy inestables sobre todo cuando están húmedos, losfranceses utilizaron cortes transversales con pendientes muy agudas. Esta téc-nica tiene ciertas ventajas, entre ellas, la reducción del volumen de materiales aexcavar, pero los accidentes recurrentes, las dificultades generadas por el medioambiente tropical, más un tedio generalizado condujeron a suspender los traba-jos, porque los mismos fueron enfocados en el Corte Culebra como simples mo-vimientos de tierra, produciendo frecuentes deslizamientos. Por ello, antes derealizar dichos movimientos, se debe efectuar un análisis del suelo y sus cuali-dades intrínsecas como materiales.

    Los trabajos entonces habrían podido reanudarse con más capital, porquela técnica correcta existía desde 1846, cuando el ingeniero francés Alexandre Co-llin, propuso un método de cálculo de estabilidad estudiado en el canal de Bour-gogne; el cual, aplicado en Panamá, habría permitido la adopción de geometríasmás apropiadas a las condiciones geotécnicas del terreno. No se debe olvidarque las estructuras geológicas del Canal, por su complejidad y su inestabilidad,son aún hoy motivo de estudio.

    La acotación anterior es necesaria, porque así lo exige el verdadero trabajode historiador, porque la interpretación de los hechos es la que me conduce aestas afirmaciones sobre variables vinculantes, importantes para comprenderlas motivaciones de los habitantes del Istmo, de los colombianos y estadouni-denses, por lo cual se inventan mitos como el de las palas de nieve, pero a la vezse va precisando un interés colectivo en la construcción de la vía canalera.

    20 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • Esas motivaciones desde un simple sentido común y de manera sucinta seenfocan así. Los franceses estaban dotados con tecnología de punta, pero no te-nían capital suficiente para concluir los trabajos de construcción. Colombia sincapital ni tecnología, pero más poblado, más extenso y con mayores recursospotenciales que el istmo de Panamá, no podía realizar el canal marítimo, nimenos aún asegurar su supremacía territorial, como lo demuestra el proyectoen 1850 de vender el Istmo43. La conclusión lógica es que las posibilidades dellevar a cabo los istmeños tan magno proyecto, no es factible en los comienzosdel siglo XX. ¿Quién lo construirá para así asegurar el tránsito comercial?

    El movimiento nacionalistaen el istmo de Panamá

    Cuando se examina el carácter político del nacionalismo, es necesario noconfundir Estado, Estado-nación, nación y nacionalismo. Nación incluye la di-mensión psicológica, cultural, territorial, política e histórica. El nacionalismo esel sentimiento de pertenencia a una comunidad cuyos miembros se identificancon un conjunto de símbolos, creencia, y formas de vida concretos, manifestandola voluntad de decidir sobre su destino político común44.

    Con estas dos acepciones es suficiente para entender históricamente, ¿cómoresponde el nacionalismo istmeño a la nación panameña?, lo hará en calidad deun principio político, el cual confirma que la unidad política y la unidad nacionaldeben ser congruentes45.

    Si bien muchos autores afirman que nación y nacionalismo son propiedadesde los Estados modernos situados a partir de los finales del siglo XVIII, entoncesel istmo de Panamá podría situarse cronológicamente como tal, tomando en con-sideración el movimiento secesionista de España en 1821. Aunque debo haceruna observación sobre el concepto moderno, el mismo se refiere a la influenciade la Revolución Industrial y al tipo de Estado que resulta en esos momentos, locual no es exactamente el caso de los procesos independentistas del antiguo Im-perio colonial ibérico en el hemisferio occidental. El Istmo no es una excepción,sino un caso imperfecto de acuerdo a la teoría moderna, que explica las carenciasdel Estado panameño después de 1903.

    La expresión del nacionalismo istmeño presente con anterioridad y en laspostrimerías del siglo XIX, resurge con mayor fuerza entre los habitantes delistmo de Panamá después del rechazo del Tratado Herrán-Hay, a través de es-critos de opinión en El Lápiz, El Aspirante, El Istmeño y El Duende, y en los dis-cursos públicos cuando existía dicha posibilidad por parte de personalidadescomo Francisco Ardila, Emilio Briceño, José Agustín Arango, Jerónimo de laossa, Carlos A. Mendoza, León A. Soto, Gerardo ortega, Cristóbal Martínez–conocido por su pseudónimo «Simón Rivas»–, Edmundo Botello, RodolfoAguilera, Heliodoro Patiño y muchos otros.

    Nueva historia general de Panamá X 21

  • La motivación de los istmeños en general era esencialmente económica, por-que la guerra civil entre las facciones liberales y conservadoras había perjudicadola agricultura, la ganadería y el comercio en todo el Istmo. El saqueo, los incen-dios y las fuertes contribuciones de guerra impuestas, las cuales debían ser sa-tisfechas en metálico, o de lo contrario sufrir los rigores de la cárcel, los palos ola muerte. Todo ello condujo a la creación de la junta directora de la revolución46,para liderar un movimiento separatista propulsor de cambios económicos, po-líticos y sociales a través de un gran proyecto: la vía interoceánica.

    La junta directora de la revolución

    No creo necesario volver a insistir sobre las diferentes versiones que acom-pañan la génesis de 3 de noviembre de 1903. Con ello pienso corroborado deante mano el papel de José Agustín Arango, Samuel Lewis, Raúl orillac, ErnestoT. Lefevre y Carlos C. Arosemena, quienes fueron el grupo que se vinculó con elcapitán James R. Beers, agente de fletes de la Compañía del Ferrocarril de Pa-namá, comprometido con los conspiradores en llevar al abogado William NelsonCromwell los deseos separatistas de los habitantes del Istmo.

    A dicho grupo se incorpora posteriormente el médico Manuel Amador Gue-rrero, quien va a convertirse en uno de los más activos y comprometidos acti-vistas en pro de la independencia del Istmo.

    Al retorno del capitán Beers se constituyó la junta directora de la revoluciónque quedó integrada por: José Agustín Arango, Manuel Amador G., Carlos C.Arosemena, Nicanor de obarrio, Ricardo Arias, Federico Boyd, Tomás Arias yManuel Espinosa B. Dicha junta decide enviar a los Estados unidos de Américaal médico Amador y a Ricardo Arias, pero este último no pudo viajar por lo cualsolo irá el primero.

    Hubo una entrevista entre Amador y W. N. Cromwell pero posteriormenteeste último se negaba q recibirlo; fue entonces cuando llega a Nueva York, el 22 deseptiembre de 1903, Philippe Bunau Varilla, quien es informado por JoshuaLindo del Banco Pizza y Lindo de Panamá, de la presencia del médico proce-dente del istmo de Panamá y busca encontrarlo en el hotel Waldorf Astoria47.

    En dicha entrevista, Amador lo pone al corriente del movimiento secesio-nista que se organiza y de la razón de su visita, obtener por medio del abogadoCromwell una cita de alto nivel con al menos el secretario de Estado John Hay.Pero luego le resulta imposible volver a concertar una cita con el abogado y ellolo ha decepcionado48. Al preguntar Bunau Varilla sobre las posibilidades de con-cretar el movimiento, el médico habla de la presencia de tropas colombianas enel Istmo, que tienen ya una prolongada estadía; por lo tanto, comparten muchosde los sentimientos de los habitantes del Istmo. Amador cifra las necesidadesdel movimiento en 6 millones de dólares, para la compra de armas y navíos de

    22 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • guerra capaces de hacer frente a los de Colombia, cuando los mismos en razóndel proceso separatista sean enviados a las aguas de Panamá49.

    Pienso en la necesidad –antes de continuar– de comprender la conducta delingeniero francés Philippe Bunau Varilla, ni santo, ni diablo, simplemente unhombre para quien el proyecto de construcción del canal de Panamá, era un ob-jetivo primordial de su existencia. Probablemente sean motivaciones crematís-ticas, pero hay también el reflejo de una cierta tradición, la cual no mecorresponde evaluar moralmente sino interpretar el acontecimiento.

    El pertenece a esa generación de egresados de la muy famosa y reputadaEcole Polytechnique, donde Napoleón I hizo sus estudios y tuvo como profesorde Matemáticas a Pierre Simón, marqués de Laplace, astrónomo, matemático yfísico, autor de la célebre ecuación de Laplace, esencial en análisis y en física-matemática.

    Imbuido de la tradición de dicha insigne institución educativa, PhilippeBunau Varilla era un hombre convencido que sean como oficiales superiores, ocomo funcionarios de alto nivel científico, todos siempre estarán al servicio delEstado francés.

    Su decisión de construir el canal de Panamá proviene de 18 de noviembrede 1869, fecha en la cual se abrió el canal de Suez; es con esa finalidad su ins-cripción en la Escuela Politécnica en 1878 y luego en otra prestigiosa «Grandeécole» la de «Ponts et Chaussées» («Puentes y Caminos»). Luego se embarcapara el Istmo el 6 de octubre de 1884 en el puerto de Saint Nazaire, a bordo delWashington hacia Colón-Aspinwall, con la finalidad de contribuir a la construc-ción del canal de Panamá.

    Como para él la construcción de un canal en Nicaragua significaba el aban-dono definitivo de la ruta panameña, inicia su combate en los Estados unidosde América, al momento del establecimiento de la «Comisión Especial» en 1890,encargada de estudiar de manera definitiva la posibilidad nicaragüense. Graciasa sus contactos en los medios políticos del Gobierno de Washington, comen-zando por John Bigelow, antiguo ministro estadounidense en París y de uno desus secretarios en la misión, John Hay, futuro secretario de Estado.

    uno de sus primeros triunfos, de acuerdo a su versión, es la decisión delGobierno de Washington de obviar continuar solamente estudiando la posibili-dad nicaragüense para abarcar también otra posible ruta en el istmo de Panamá.Ello da origen a la Comisión Walker, creada el 10 de junio de 1899 por el presi-dente William McKinley, bajo la dirección del almirante John G. Walker.

    Pienso que la tarea autoasignada de Bunau Varilla, junto a otros aliados cir-cunstanciales, fue crucial para la resurrección del proyecto interoceánico en Pa-namá, gracias sobre todo a la cooperación del senador Mark Hanna, figuraprincipal del combate político contra el senador defensor del proyecto nicara-güense: John Tyler Morgan.

    Nueva historia general de Panamá X 23

  • La erupción volcánica en 1902 de la montaña Pelée en Martinica causa ladestrucción de la ciudad costera de Saint Pierre y se transforma en una granayuda para los objetivos de Bunau Varilla, quien aprovecha el momento parainiciar una campaña contra Nicaragua y sus problemas telúricos. En un panfleto«Nicaragua or Panamá», de 15 de marzo de 1901, ya había publicado timbrespostales nicaragüenses con volcanes en erupción, los cuales vuelve a utilizar almomento de la discusión de la Ley Spooner de 28 de junio de 1902, decisión to-mada por el Congreso favoreciendo a Panamá50. Así se puede negociar y firmarel Tratado Herrán-Hay. El 17 de marzo de 1903 el Senado de los Estados unidoslo ratifica, faltando únicamente la aprobación del Congreso colombiano, la cualno se va a producir como he enfocado anteriormente.

    Bunau Varilla era consciente, como lo demuestra en su obra de ciertas pos-turas en el seno de la legislatura colombiana, como la del general Joaquín Vélezpresidente del Congreso, quien expresó claramente su punto de vista en el medioNuevo Tiempo de 13 de octubre de 1903, mediante una argumentación que lo con-vierte en uno de los raros personajes de la época reclamando un canal colom-biano; agregando, pero si no lo es, pues no será construido51.

    La conjura del Waldorf Astoria

    En un proceso que David McCullough denomina «la aventura por trigono-metría», se gesta gracias en parte a Bunau Varilla, todo un acontecimiento dentrodel cual realmente su papel fue de intermediario más que iniciador. Quiero decir,hacia él convergen toda una serie de acciones que nos van a conducir al 3 de no-viembre de 1903, sin por lo tanto haber sido el ingeniero francés el gestor delproceso independentista, ello le corresponde al grupo de José Agustín Arango52.

    Al momento del rechazo del Tratado Herrán-Hay por el Congreso colom-biano, Bunau Varilla invoca exclusivamente lo que él denomina un «droit depassage», traducido como un «derecho a vía» dentro de un razonamiento for-zado en el cual nos habla de un «derecho superior de la necesidad de circulaciónde la humanidad»53, pero es importante constatar que en ningún momento men-ciona el mecanismo de la secesión del istmo de Panamá.

    Después de su entrevista con M. Amador G., a quien solicita unos días paracerciorarse de ciertas cosas con relación al tema de la independencia y el nece-sario respaldo del Gobierno de Washington a la misma, Bunau Varilla consigueayuda con el subsecretario del Departamento de Estado Francis Loomis54, quienle facilita una cita con el presidente T. Roosevelt a la cual lo acompaña.

    Es durante la entrevista, de acuerdo a versión de Bunau Varilla, que el jefedel Ejecutivo estadounidense es informado de la posibilidad de una revoluciónen Panamá, información conocida por el ingeniero francés horas antes por in-termedio de Amador Guerrero.

    24 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • otros investigadores mencionan el hecho que el presidente T. Rooseveltestaba informado sobre el movimiento separatista en Panamá, porque él per-sonalmente dio las órdenes para enviar a unos militares estadounidenses arealizar labores de inteligencia en Colombia55. Pero ello no era del conoci-miento de Bunau Varilla, quien de manera instintiva decide proseguir con suempeño.

    Es la razón por la cual al salir de la entrevista con el presidente Roosevelt,estaba convencido instintivamente de la muy probable participación del Go-bierno estadounidense en cualquier acontecimiento importante en el istmo dePanamá. Luego se le ocurre la idea de crear una nueva república, pero en la zonadel ferrocarril, la cual sería también la del Canal.

    Con esas premisas da cita a Amador G., en el cuarto 1162 del hotel WaldorfAstoria; pero, cuando expuso al primero sus ideas, no encontró una receptividadmuy entusiasta de parte de su interlocutor, en lo particular referente al proyectode una república en la zona ferrocarrilera o de tránsito en Panamá. Allí tambiénse habla de una contribución monetaria de la parte del francés por un monto deunos 100,000 dólares. Pero no hubo acuerdo, porque Amador G. no participaplenamente de las ideas de Bunau Varilla.

    Posterior a una entrevista con el secretario de Estado John Hay, quien anteel anuncio por el francés de una posible insurrección en el istmo de Panamá, lecomunica que ya se habían impartido las órdenes para la partida de navíos deguerra de la flota naval ubicada en San Francisco hacia el golfo de Panamá.

    En nueva entrevista con Amador Guerrero le reitera su ofrecimiento, peroofreciendo los cien mil dólares si el nuevo Gobierno lo nombra representantede la nueva república ante el Gobierno de Washington. Manuel Amador G. seembarca hacia el Istmo e informa del ofrecimiento y las condiciones del inge-niero francés. Es entonces cuando se supo la noticia de la pronta llegada al Istmode nuevas tropas colombianas; frente a ello, los conspiradores le solicitan elpronto envío de navíos de guerra estadounidenses, como prueba de su capaci-dad para influenciar decisiones del Gobierno de Washington. De manera for-tuita, el ingeniero francés se entera por vía del Nueva York Times del primerode noviembre de 1903, de la salida desde Kingston hacia Colón del USS Nash-ville, realiza un cálculo de la duración de la travesía y en un telegrama a AmadorG. le notifica el arribo para el 2 de noviembre del crucero estadounidense y asísucedió.

    Desdichadamente, la llegada de la nave de guerra fue interpretada por lajunta directora de la revolución como una muestra de la capacidad de BunauVarilla para convencer a los estadounidenses, lo cual no era exactamente lo co-rrecto. A pesar de ello, Philippe Bunau Varilla será nombrado el 6 de noviembrede 1903, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la República dePanamá ante el Gobierno de los Estados unidos de América.

    Nueva historia general de Panamá X 25

  • Tres de noviembre de 1903

    El grupo secesionista se venía preparando para iniciar el movimiento inde-pendentista desde el 28 de octubre de 1903, pero en diversas oportunidades fuepospuesto, hasta planificar como el día de la acción separatista el 28 de noviem-bre; pero, ante las presiones ejercidas por Bunau Varilla, se decide tomar comofecha término el día 4 de noviembre del mismo año.

    La figura central del proceso separatista es indudablemente José AgustínArango, pero cuando en la madrugada del 3 llegan a Colón 500 soldados almando de los generales Juan B. Tovar y Ramón G. Amaya, se produce en el senodel grupo un cierto desconcierto solo superado por la conducta firme de ManuelAmador Guerrero, apoyado por Carlos Clement, pero sobre todo en gran partepor su propia esposa, María ossa de Amador. Corresponde a esta última no solosu apoyo decidido, sino además la idea de utilizar sus relaciones con la empresaferrocarrilera para impedir el traslado de las tropas a la ciudad de Panamá; gra-cias a ello, solo se permite el transporte del estado mayor dejando el grueso dela tropa en el puerto colonense.

    La presencia en la ciudad de Panamá del general Juan B. Tovar y su estadomayor, fue un desencadenante del proceso separatista. En primera instancia, elrecién enviado militar colombiano tenía órdenes de reemplazar al jefe militar dela plaza istmeña, el general Esteban Huertas López, pero además se le habíanconferido plenos poderes administrativos.

    El general Tovar comenzó a tomar medidas, pero es entonces cuando se de-sarrollan una serie de acontecimientos que van a ser decisivos en la separacióndel istmo de Panamá de Colombia, todos bajo la autoridad y firme respaldo delgeneral Esteban Huertas López.

    «El papel del general Huertas fue decisivo y definitivo el 3 de noviembre,de no juzgarlo como lo hizo, hubiéramos malogrado entonces la culminacióndel prolongado empeño nacionalista de los panameños»56. Con esta cita del ar-tículo «El general Huertas en el 3 de noviembre», de Diógenes de la Rosa, se re-sume de manera pertinente mi pensamiento ante la acción determinante para laRepública de Panamá del longevo militar colombiano residente en el Istmo,donde estableció un hogar con una panameña y conoció la paternidad.

    Como el general Huertas López nos transmite, fue encontrándose solo enlas murallas de Las Bóvedas, donde puede reflexionar. Recordó su hogar, su hijo,sus amigos, la amistad de los panameños, comprendiendo que «... el pueblo pa-nameño tenía razón y motivos de sobra para su libertad y su independencia»57.

    Gracias a su decisión se pudo consumar la independencia, la cual sin suayuda no se habría podido concretar, porque el arribo de los militares colombia-nos, comandados por el general Tovar, desencadenó el miedo58 en algunos miem-bros de los conspiradores; pero en otros, como el general Huertas, ManuelAmador G. y demás, se mantuvo la firme decisión de realizar la independencia.

    26 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • Algunos querrán ver en la partida de nacimiento del general Huertas unobstáculo a su reconocimiento como unas de las principales figuras de 3 de no-viembre de 1903, pero como bien afirma mi fuente primaria, recordando el pro-ceso separatista desencadenado en el ex Imperio colonial español en América:«El pensamiento de los precursores y libertadores tenía amplitud continental,aunque libraron su acción sobre territorios limitados»59.

    Tratado Hay-Bunau Varilla de 18 de noviembre de 1903

    Es a partir de este momento, pero en función de los antecedentes descritos,que encontramos concretadas la finalidad del bisoño Estado panameño, graciasa la congruencia entre la nación y lo político materializado en la República dePanamá. Gracias a ello en Panamá no hemos conocido una fragilidad del Estado,muy por el contrario, con el tiempo los sentimientos de identidad y de lealtadnacional se afianzan. Es el tema del desarrollo económico el que nos presentaun importante dilema, como estrategia exclusivamente moderna. No nos inclui-mos dentro del modernismo en lo particular, porque nuestra clase política era yse constituye más como un patriciado residual del período colonial, económica-mente híbrida, trajinante y enfrentada desde sus inicios con el expansionismopolítico y económico de una gran potencia en su propio territorio, y a la vez debeir asegurando frente al revanchismo colombiano la viabilidad y seguridad de lanueva república.

    En su obra Panamá: Creación, destrucción y resurrección, Philippe Bunau Va-rilla nos cuenta su versión de la negociación del Tratado Hay-Bunau Varilla. Nose puede olvidar que el enviado extraordinario de la República de Panamá esun personaje ausente desde 1885 del territorio nacional, cuya única acción du-rante el 3 de noviembre fue beber conjuntamente con el banquero Joshua Lindouna botella de champaña en el comedor del hotel Waldorf Astoria60 en NuevaYork.

    Nombrado como representante de la nueva república ante el Gobierno deWashington, al día siguiente, el 7 de noviembre, lo comunica al Departamentode Estado. Mientras en nota agradece al Gobierno estadounidense en su propionombre y en el del pueblo panameño el apoyo del «águila americana»; por otrolado, en su obra no pierde un instante en recordar con desconfianza, el dema-siado lento mecanismo según él, de su nombramiento diplomático61.

    Esa misma desconfianza se incrementa cuando se entrevista el 9 de noviem-bre con el secretario de Estado Hay, este le menciona la próxima llegada de unacomisión panameña a la capital estadounidense. Noticia que posteriormenteconfirma por los periódicos en la capital de los Estados unidos.

    Aunque trata de presionar al Gobierno panameño para que reconsidere elviaje de la comisión Boyd-Amador, el mismo le es confirmado para el 10 delmismo mes. Más tarde se le comunica el objetivo de la comisión; no es discutir

    Nueva historia general de Panamá X 27

  • ni negociar el tratado sobre el Canal, sino de evitar las pérdidas de tiempo, perosin precisar de qué tipo62. El resultado es una profundización de la desconfianzay la arrogancia del ingeniero francés.

    Apresurando la presentación de las cartas credenciales ante el Gobierno deWashington para el día 13, aprovecha inmediatamente después de la ceremoniapara solicitarle a J. Hay su cooperación para apresurar la negociación, a lo cualel secretario de Estado accede.

    El domingo 15 de noviembre se le envía un proyecto de tratado, que no eraotro que el Herrán-Hay modificado, dejando la compensación monetaria enblanco. A partir de allí, dentro de su propio monólogo personal, a su leal enten-der visto el clima político predominante en los Estados unidos de América antela próxima elección presidencial, el Partido Demócrata puede utilizar el temadel Canal para rechazar un tratado sobre el particular. Por lo cual debe presen-tarse un documento totalmente favorable a los intereses estadounidenses.

    Con este enfoque totalmente desfavorable a una defensa adecuada de losintereses panameños, Bunau Varilla procede a esbozar un nuevo documento conlos puntos esenciales contenidos en el enfoque anterior. Primero, total soberaníaen la Zona del Canal para los Estados unidos, evitando así lo que él denominauna repartición de derechos soberanos63. Con ello se jactaba de haber, según él,modificado el derecho internacional público, y de esta díscola iniciativa nace elartículo III del Tratado Hay-Bunau Varilla.

    Con el documento elaborado quiso enviarlo a la propia residencia de Hay,pero no había nadie. Por lo tanto se lo manda al día siguiente 17 de noviembre,el mismo de la llegada de la comisión panameña Amador-Boyd.

    Bunau Varilla estaba dispuesto a firmar ya sea la propuesta presentada ini-cialmente por el Departamento de Estado o la modificación elaborada por él. El18 del mes en curso fue invitado por J. Hay a su residencia, donde él comunicasu consulta sobre los dos documentos presentados ante un grupo de senadoresrepublicanos, y ellos escogieron el proyecto del enviado de la República de Pa-namá. Ambos deciden entonces firmar64, con lo cual el Tratado Hay-Bunau Va-rilla toma forma. La única dificultad que se presentó era la falta de un sellopersonal de Bunau Varilla, pero ello se pudo obviar con el sello de la familia delsecretario de Estado Hay, lo cual fue un acontecimiento similar al ocurrido conel embajador Julián Pauncefote de Gran Bretaña un 18 de noviembre de 1901, alsuscribir el Tratado Hay-Pauncefote.

    En telegrama al ministro de Relaciones Exteriores, F. V. de la Espriella, se leinforma el mismo día en horas de la tarde de la firma de un tratado con las mis-mas condiciones políticas y financieras al anterior Herrán-Hay. Luego recibe alos miembros de la comisión Amador-Boyd, a quienes les dice: «Acabo de firmarel tratado. Su artículo primero obliga a los Estados unidos a defender a Pa-namá»65. Según Bunau Varilla, la noticia tuvo un fuerte impacto sobre Amador

    28 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • Guerrero, quien de manera visible no mostraba alegría por la información, peroello era interpretado por él como la prueba de haber allanado en sus inicios unaconspiración en su contra.

    Bunau Varilla es consciente que sus cartas credenciales no le conceden nin-guna prerrogativa negociadora, sino simplemente el papel de intermediarioentre el Departamento de Estado y la legación panameña, por lo cual todo debesometerse a la aprobación de los señores Amador, Boyd y Pablo Arosemena66.Pero con argucias sustentadas en la distancia separando los Estados unidosdel istmo de Panamá, más una cierta bisoñada nacional en la gestión diplomá-tica, aunada a trazas de ingenuidad de personas como Manuel Amador Gue-rrero, quien declara al final dentro de su sentimiento de impotencia frente altratado ya firmado: «Al menos la fiebre amarilla, va a ser combatida, gracias aeste convenio»67.

    El día 19 recibe un telegrama del ministro De la Espriella, inquiriendo sobrelas causas de la firma sin la aquiescencia de los miembros de la comisión. Perofueron los propios Amador y Boyd quienes explicaron al jefe de la diplomaciapanameña esas razones. Bunau Varilla ni siquiera responde a la interrogante,sino más bien sigue actuando con toda la arrogancia de una mentalidad colo-nialista propia de una época situada entre los finales del XIX y los comienzosdel siglo XX, donde los «tratados desiguales» impuestos por las grandes poten-cias a Estados más débiles, como el caso de Francia al imponerle un protectoradoa Marruecos y Túnez, respectivamente.

    Va a ser Bunau Varilla quien, mediante telegrama al ministro panameño deRelaciones Exteriores, le propone otorgar poderes a los miembros de la comi-sión para ratificar el nuevo tratado, a lo cual se opone el Gobierno panameño.Pero el francés no admite esa respuesta y con una nueva comunicación procedeveladamente a amenazar al Gobierno recién constituido, escribiendo que decontinuar con una conducta, denominada por él como fría, puede ocurrir queuna victoria magnífica se transforme en una derrota sangrienta68; por ende, so-licita su ratificación rápida y una pronta nota sobre el particular al Gobierno deWashington.

    El día 26 de noviembre en un telegrama suscrito por J. A. Arango, T. Arias,M. Espinoza y el ministro De la Espriella, dirigido a Bunau Varilla, afirmanque ante la aprobación otorgada por Amador y Boyd, se anuncia oficialmentela ratificación del Tratado Hay-Bunau Varilla por el Gobierno provisional dela república.

    Philippe Bunau Varilla logra su objetivo, pero posteriormente será desti-tuido porque los mismos estadounidenses no comprendían muy bien cómo unextranjero representaba intereses nacionales. Él comprende todo el asunto de sudestitución posteriormente, gracias al documento de investigación del Congresode los Estados unidos, mejor conocido como The story of Panama.

    Nueva historia general de Panamá X 29

  • La convención Hay-Bunau Varilla comoejemplo de un tratado desigual

    El término tratado es aplicado de manera ordinaria, pero no exclusivamentea los compromisos internacionales sobre un sujeto importante. Convención esaplicado frecuentemente cuando se presentan reglas de derecho. El pacto es untérmino reciente que implica un carácter más solemne. El acto enuncia reglas dederecho. Protocolo se aplica a los actos más variados, que pueden sea establecerreglas de derecho, sea aplicar, prolongar, completar, interpretar o modificar untratado existente del cual es accesorio69. Es cierto que existen otros términos paradesignar estos documentos de compromisos entre los principales sujetos del de-recho internacional público, como «estatuto», «acuerdo», «compromiso», «modusvivendi» y «Constitución», más conveniente cuando se trata de organizacionesinternacionales70.

    Dentro de la clasificación de los tratados, existen los «tratados-contratos» ylos «tratados-ley». El Tratado Hay-Bunau Varilla es el ejemplo tipo de un tratado-contrato, puesto que estamos frente a actos subjetivos que generan prestacionesrecíprocas bajo la responsabilidad de los Estados signatarios71. Los tratados-leysu objeto es presentar una regla de derecho objetivamente válida, lo cual no esel caso del documento de 18 de noviembre de 1903. Por último, estamos ante untratado bilateral y no uno multilateral.

    Como podemos apreciar, un tratado aparece como un acto mixto porque serefiere al derecho interno en su mecanismo de elaboración, pero también al de-recho internacional por su función jurídica. Así se deriva el carácter obligatoriode cumplir lo pactado, ya sea sobre la base que expresa la voluntad de las parteso porque una regla de derecho lo afirma; nos referimos al postulado a veces con-siderado como indemostrable: «pacta sunt servanda», pero que se impone en lareflexión y en la acción dentro del sistema internacional, como bien afirma elprofesor Charles Rousseau.

    El derecho internacional público permite cuestionar la validez del tratado,por ende su legalidad en base a la voluntad de la partes libremente consentida,pero teniendo como contrapeso la obligatoriedad de su cumplimiento y acata-miento. Por ello en nuestros tiempos han ido surgiendo las normas imperativasque limitan la libertad del Estado, mejor conocidas como «jus cogens», la cualpara algunos juristas no son sino una pretensión; para otros, mediante una apre-ciación crítica del tema, piensan que se trata de una conclusión.

    Surge entonces una de las partes del derecho internacional público demayor relevancia en el caso del tema de los tratados internacionales, su inter-pretación ya sea por vía gubernamental, sea por vía jurisdiccional o por la víade las organizaciones internacionales, aunque algunos tienen una vía inter-pretativa particular.

    30 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • Interpretar el contenido del Tratado Hay-Bunau Varilla (THBV) involucratodos los antecedentes presentados, más el texto y sus actos ejecutorios. Porquecon los acontecimientos conocidos desde el desarrollo estructural de la nación yel Estado colombiano, luego de la nación-Estado panameño, al proceso negocia-dor conducido en forma arrogante y con mentalidad colonial por Philippe BunauVarilla, me permite dictaminar que estoy ante un tratado desigual, como es elTratado de Nankín de 1842, impuesto por Gran Bretaña al Imperio chino me-diante el uso de la fuerza. En el caso de nuestra relación bilateral con los Estadosunidos de América ha quedado claramente establecido que el motor de la polí-tica exterior del Gobierno de Washington, es su expansionismo político, diplo-mático-militar y económico, sustentado en una ideología con un claro contenidoimperial-capitalista propio a las leyes del mercado de los economistas clásicosde finales del XVIII y comienzos del XIX.

    El expansionismo de los Estados unidos de América se nutre de una ideo-logía, destinada a aportar un respaldo, una justificación nacional a su políticaexterior, donde los componentes de dicha ideología tienen una visión de la razablanca presentada como superior y con una misión civilizadora, es el «Destino Mani-fiesto» lo cual ha constituido el eje de toda política similar, incluyendo al colo-nialismo, a través de diversos enfoques conceptuales.

    La teocracia con referencia permanente a Dios, como aliado natural del pro-ceso político expansionista, los conduce a un mesianismo inicialmente milena-rista, cuyo objetivo es difundir el sistema político imperante en la sociedadestadounidense.

    La teoría del darwinismo social alcanzó en los Estados unidos una gran difu-sión a partir de sus creencias en fuerzas naturales subyacentes e irresistibles, queproducen un progreso evolutivo por medio de los conflictos sociales, donde losgrupos sociales mejor adaptados sobreviven elevando el nivel evolutivo de lasociedad. Influye en dicha aproximación Herbert Spencer, filósofo británico(1820-1903), quien propuso la teoría evolucionista a partir de las experiencias deCharles Darwin, interpretándola como bien adaptadas a las concepciones libe-rales de la sociedad; pero William Graham Sumner (1840-1910) tiene mayor aco-gida cuando, al explicar el origen de las costumbres y de la moral, introduceciertas connotaciones racistas: «algunas razas, que eran superiores de forma in-nata, estaban destinadas a vencer a otras inferiores»72.

    Entre los pensadores estadounidenses seguidores de estas ideas, uno de lospioneros en este enfoque fue Josiah Strong, miembro de The American HomeMissionary Society, quien dice que la misión de los anglosajones es difundir cris-tianismo y democracia73.

    En el mundo universitario aparece John Fiske74, sin olvidar a John Burgessdefensor de la misión de la raza estadounidense, pero dentro de un marco sinninguna referencia colonial. En lugar de un mecanismo ampliamente utilizadopor el viejo continente, él proyecta un control sobre la existencia de Estados

    Nueva historia general de Panamá X 31

  • débiles, sin establecer ningún tipo de vínculo jurídico, convirtiéndose así en elprecursor del neocolonialismo. uno de sus mejores estudiantes fue TheodoreRoosevelt en la universidad de Columbia, en donde se va a producir la síntesisentre estas ideas y las del sector naval del almirante Mahan.

    La ejecución de las cláusulas del THBV se va a realizar dentro de estos enfo-ques y dentro de una percepción de lo económico, propio de la supremacía delmecanismo de mercado. Para el Gobierno de Washington sus intereses le indicaninterpretar y ejecutar el convenio gracias a un enfoque sin ninguna relación conel concepto de tratado-contrato, anteriormente expuesto; es decir, sin beneficiosrecíprocos. Por ello van a utilizar la confusión creada por la conducta de BunauVarilla, en el artículo III del THBV, para eliminar toda igualdad jurídica y políticacon la República de Panamá.

    Las relaciones bilaterales a la luzdel Tratado Hay-Bunau Varilla

    Para comprender el THBV se debe comenzar por la lectura de los tres prime-ros artículos, donde en el primero se promulga una garantía y mantenimientode la independencia de la República de Panamá, la cual de hecho y «de jure»nos transforma en un protectorado. El mismo perdura hasta la eliminación en 1936del artículo señalado, período durante el cual la república tuvo una soberaníamuy limitada.

    un protectorado es una forma muy aproximativa de ejercer sobre un Estadodébil gran influencia política-militar y económica, pero en concreto es la situa-ción más irracional conocida puesto que no se sabe si bajo la protección de unEstado por otro, el primero realmente es uno en todo el sentido jurídico-políticode la palabra o es un «quasi estado». En lo referente a la defensa de su indepen-dencia, actualmente la Carta de la organización de las Naciones unidas, pro-clama en su artículo 51 el derecho inmanente de legítima defensa; y si así ha sidoaprobado, pues es una obligación su ejercicio. Ya lo hemos dicho, nuestro Estadoes imperfecto, no la nación.

    El artículo II introduce otra de las causas permanentes de conflicto con elGobierno de Washington, la perpetuidad en el uso, ocupación y control de unazona de tierra y de tierra cubierta por agua, para la construcción, mantenimiento,funcionamiento, saneamiento y protección del Canal. Aunque el Tratado He-rrán-Hay con sus 100 años prorrogables era igual en la práctica.

    El artículo III introduce el disentimiento mayor en las relaciones bilateralesestadounidenses-panameñas, debido al ejercicio irrestricto de jurisdicción polí-tica y autoridad administrativa de Estados unidos en la Zona del Canal, con ex-clusión y menosprecio de los derechos que se reservó a Panamá el soberanoterritorial75.

    32 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • La soberanía tal y cual se le conocía durante buena parte del siglo XX es fun-damental dentro del sistema internacional, porque a través de ella se puedehacer valer la verdadera igualdad entre los Estados. En nuestros días con los en-foques modernistas y antinacionalistas que van a la par con una aparente dis-minución del importante papel del Estado, la soberanía es cuestionada, pero larealidad es que en su nombre han actuado y siguen actuando las grandes y súperpotencias.

    El artículo VII, además de otorgar derechos a los Estados unidos para fijary darle cumplimiento a los reglamentos sanitarios, al igual que a la utilizacióndel agua, concede al Gobierno de Washington derecho y autoridad para el man-tenimiento del orden público en las ciudades de Panamá y Colón, además desus zonas adyacentes.

    otro artículo generador de controversias es el IX, donde se conviene unautilización de los puertos, estableciendo una serie de inmunidades y privilegiospara los estadounidenses. Y Panamá tendrá el derecho de establecer los edificiosy resguardos que sean necesarios para la recaudación de impuestos sobre lasimportaciones. Pero ello no se pudo ejecutar por la prepotencia estadounidense.

    Todas estas concesiones panameñas son a cambio de un pago inicial pordiez millones de dólares al momento del día de canje de ratificaciones y unaanualidad de 250,000 dólares, que se comenzará a pagar nueve años después dela fecha anteriormente mencionada. Todo ello siempre fue considerado como in-suficiente en los beneficios directos para Panamá. Igualmente son consideradosescasos los beneficios indirectos.

    Existen otros temas, como el vinculado a la palabra «construcción», porquelos Estados unidos continúo aún después del tratado de 1936, realizando obrasde gran magnitud sin informar al Gobierno panameño.

    La palabra «proteger», ¿cuál es su alcance?, ¿permite dicho vocablo la cons-trucción de bases militares dentro del perímetro de la Zona del Canal?

    Pero el problema mayor se presenta con las interpretaciones de los artículosy referencias al canal de Panamá en forma unilateralmente favorable al Gobiernode los Estados unidos y siempre en detrimento de los intereses panameños. Estaprotesta comenzó el 11 de agosto de 1904 con la carta de J. D. de obaldía al se-cretario de Estado J. Hay.

    Todo ello no es más que el resultado de la política agresiva de una potenciaen pos de sus únicos y exclusivos intereses nacionales, en detrimento del de lospanameños. Por ello el presidente Roosevelt, en una decisión más personal quepolítica o jurídica, llama al secretario de Guerra para administrar el territorio dela Zona del Canal, donde luego los límites territoriales entre la Zona del Canaly la República de Panamá, fueron trazados al compás y sin el acuerdo del Go-bierno panameño76 de acuerdo con el gobernador Charles E. Magoon. Esto lopodía realizar el Gobierno de los Estados unidos porque no reconocía nuestra

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  • soberanía en la Zona, ni en la vía acuática, como lo establece el secretario de Es-tado J. Hay en su carta respuesta a J. D. de obaldía de 24 de octubre de 1904. Alno reconocer nuestra soberanía, no existe la igualdad entre los Estados, porquecomo bien afirma el insigne jurista Antonio Sánchez Bustamante y Sirven:«Igualdad es la identidad absoluta de poder y acción en la manera de formulary aceptar las reglas jurídicas, al igual que su aplicación práctica»77.

    Por ello la jurisprudencia internacional ha establecido con claridad el res-peto a la soberanía territorial, porque es una de las bases esenciales de las rela-ciones internacionales78.

    Notas

    1 César Quintero, Principios de ciencia política, Imprenta Nacional, Panamá, 1952, p. 227.2 Humberto Ricord, revista Ellas, número 721, 28 de noviembre de 2003, p. 76.3 Filosofía del derecho, Editorial Porrúa, México, 2000, pp. 172-181.4 Ibidem, p. 176.5 Ver la obra citada de César Quintero. Esta percepción del Estado vinculado en última ins-tancia a la ética, condiciona una postura «moral», la cual se ha difundido en nuestra Escuelade Derecho, por donde se puede intentar explicar la conducta laxista y a veces amoral desus egresados en la actividad profesional, porque la simple oposición entre bueno y malo,propio a la ética, implica valores simplemente relativos, por lo cual es particular a un grupoo a un individuo, cuando en el caso que nos ocupa debe primar la realización del derechocomo bien dice Kant en su obra Fundamentación: «Obra solo según una máxima tal quepuedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal». Ver Filosofía del derecho, op.cit., p. 61.

    6 Dictionnaire philosophique, Presses Universitaires de France, París, p. 274.7 Nicholas Abercrombie, Stephen Hill y Bryan S. Turner, Diccionario de sociología, EdicionesCátedra, Madrid, 1992, p. 127.

    8 Fundamentos políticos del derecho internacional, Editorial Limusa-Wiley, S.A., México, 1965,p. 46.

    9 Autor de la obra The influence of sea power upon history, en 1890.10 The path between the seas: The creation of the Panama Canal, 1870-1914, Simon and Schuster,Nueva York, 1977, pp. 250-252.

    11 Ibidem, pp. 252-253.12 Chile dentro de su controversia con Bolivia con relación a la segunda guerra del Pacífico de1879, reconoce la «Declaración Monroe» como una doctrina, cuando el Gobierno de La Pazante la SDN, busca solicitar la revisión del Tratado de Paz de 20 de noviembre de 1904, conbase al artículo XIX del Pacto de 1919. Argentina adhiere a considerar la «Declaración Mon-roe» a su vez también como una doctrina, en una nota dirigida por el entonces ministroQuesada de Relaciones Exteriores, y culto el 9 de diciembre de 1885. Posteriormente otroministro Drago, en una nota de 29 de diciembre de 1902, considera que las intervencioneseuropeas son también una violación de la declaración estadounidense de 1823. El juristacubano Antonio Sánchez Bustamante, recopilador y autor del Código Bustamante de derechointernacional privado, no ve nada doctrinal en el mensaje de 1823, sino una simple necesidadpolítica.

    13 20-VII-1895, Foreign Relations, 1895, I, 545; Senate Executive Document, 31, 54th. Congress I,sess. 4.

    34 X El Tratado Hay-Bunau Varilla

  • 14 «Intervention: individual and collective», American Journal of International Law, volumen 39,número 1, enero de 1945, p. 651.

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