36
Nutrientes bioactivos presentes en la Dieta Mediterránea con efectos anticancerígenos Trabajo Final de Máster Nutrición y Salud Autora: Aurora Izquierdo Garrido Directora: Perla Kaliman. 2º Semestre, junio 2018 Reservados todos los derechos. Está prohibido la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático o cualquier otro sistema, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler y préstamo, sin la autorización escrita del autor o de los límites que autorice la Ley de Propiedad Intelectual.

Nutrientes bioactivos presentes en la Dieta Mediterránea ...openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/83846/1/Aurora... · las acetiltransferasas (HAT), enzima catalizadora de

Embed Size (px)

Citation preview

Nutrientes bioactivos presentes en la Dieta Mediterránea con efectos

anticancerígenos

Trabajo Final de Máster Nutrición y Salud

Autora: Aurora Izquierdo Garrido Directora: Perla Kaliman.

2º Semestre, junio 2018

Reservados todos los derechos. Está prohibido la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,

comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático o cualquier otro sistema, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler y préstamo, sin la autorización escrita del autor o de los límites que autorice la Ley de Propiedad Intelectual.

2

Índice

1. Introducción……………………………………………………………………………………..……..3

2. Objetivos…………………………………………………………………………………………..……..6

3. Preguntas investigables…………………………………………………………………..……….6

4. Metodología…………………………………………………………………………………..………..6

5. Desarrollo…………………………………………………………………………………………………8

5.1. Papel preventivo de la Dieta Mediterránea sobre el cáncer…..…….8

5.1.1. Estudios epidemiológicos y de intervención……..……………..…..…9

5.2. Principales componentes de la Dieta Mediterránea con acción

anticancerígena………………………………………………………………….………12

5.2.1. Polifenoles…………………………………………………………………….………13

5.2.1.1. Epigalocatequina-3-galato…………………………………………15

5.2.1.2. Resveratrol………………………………………………………..………15

5.2.1.3. Isoflavonas………………………………………………………..………16

5.2.1.4. Curcumina………………………………………………….……………..17

5.2.1.5. Ácidos fenólicos…………………………………….………………….18

5.2.1.6. Otros…………………………………………………………………………19

5.2.2. Ácidos grasos monoinsaturados………………………………….…………20

5.2.3. Ácidos grasos omega-3………………………………………….…….…………21

5.2.3.1. Cáncer colorrectal…………………………………..…………………23

5.2.3.2. Cáncer de mama……………………………………..………………..24

5.2.4. Otros componentes bioactivos……………………………..……………….25

5.2.4.1. Vitamina D…………………………………………….………………….25

5.2.4.2. Vitamina E…………………………………………………………………26

5.2.4.3. Vitamina C…………………………………………………………………27

5.2.4.4. Carotenoides…………………………………………………………….27

5.2.4.5. Butirato…………………………………………………………………….28

5.3. Nutrientes bioactivos antioxidantes en la dieta o en

suplementos……………………………………………………………………….………28

6. Discusión, aplicabilidad y nuevas líneas de investigación.….…………….…..…29

7. Conclusiones……………………………………………………………………………………..…...31

8. Bibliografía……………………………………………………………………………………………..32

3

Resumen

En las sociedades desarrolladas el cáncer constituye la segunda causa de muerte.

Estudios epidemiológicos coinciden en la relación causal entre los hábitos de vida y

algunos tipos de tumores malignos. La dieta concretamente juega un papel principal en

la etiología y prevención del cáncer. La genómica nutricional junto con los estudios

epidemiológicos y moleculares en el campo de la nutrición y el cáncer, han examinado

los mecanismos y efectos de ciertos nutrientes bioactivos presentes en alimentos

característicos de una Dieta Mediterránea (DM) saludable en la prevención y evolución

de distintos tipos de cáncer, destacando principalmente cáncer de mama y colon debido

a su gran prevalencia en la población. Los principales compuestos bioactivos que

explican los beneficios para la salud de este patrón dietético son los polifenoles, los

ácidos grasos monoinsaturados, los poliinsaturados de cadena larga ω-3 y vitaminas, a

través de la apoptosis e inhibición del crecimiento y proliferación selectiva de células

potencialmente tumorales en el organismo.

El propósito de esta revisión fue investigar las interacciones nutrigenómicas de los

nutrientes propios de una DM en células cancerígenas a partir de información científica

disponible. Las nuevas líneas de investigación se centrarán en pautar recomendaciones

concretas de nutrientes con poder anticancerígenos encaminadas a combatir la

enfermedad y prevenirla.

Abstract

In developed societies cancer is the second cause of death. Epidemiological studies

agree on the causal relationship between lifestyle and some types of malignant tumours.

Diet specifically plays a major role in the etiology and prevention of cancer. Nutritional

genomics along with epidemiological and molecular studies in the field of nutrition and

cancer, have examined the mechanisms and effects of certain bioactive nutrients present

in foods characteristic of a healthy Mediterranean Diet (MD) in the prevention and

evolution of different types of cancer, highlighting mainly breast and colon cancer due to

its high prevalence in the population. The main bioactive compounds that explain the

health benefits of this dietary pattern are polyphenols, monounsaturated fatty acids, ω-3

long-chain polyunsaturated and vitamins, through selective tumour cells apoptosis and

growth and proliferation inhibition.

The purpose of this review was to investigate the nutrigenomic interactions of the MD´s

nutrients in cancer cells from available scientific information. The new research lines will

focus on providing specific recommendations for nutrients with anticancer potential

aimed at combating and preventing the disease.

Palabras clave

Cáncer, nutrigenómica, nutrientes bioactivos, Dieta Mediterránea.

Cancer, nutrigenomic, bioactive nutrients, Mediterranean Diet.

4

1. Introducción

El cáncer es una condición de programación genética anormal que tiene como

consecuencia un crecimiento descontrolado de células, invadiendo el tejido circundante

y pudiendo llegar a provocar metástasis en puntos distantes del organismo (1,2).

El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo,

según los datos actualizados de la OMS, ocasionando en 2015 8,8 millones de

defunciones. Las previsiones indican que el número de nuevos casos aumente en un

70% en los próximos 20 años, debido en gran medida a los principales factores de riesgo

conductuales y dietéticos de la población, que son: elevado Índice de Masa Corporal,

reducida ingesta de frutas y verduras, déficit de actividad física, consumo de alcohol y

tabaco (1).

Es una enfermedad con una incidencia directamente proporcional a la edad debido a la

acumulación de factores de riesgo con el envejecimiento y la pérdida de eficacia de los

mecanismos de reparación celular (1).

Existe un vínculo entre la inflamación crónica y el cáncer a través de una serie de

mecanismos que promueven la carcinogénesis y el desarrollo del tumor: la inducción de

la angiogénesis por factores inflamatorios; una mayor liberación de factores

proinflamatorios y citoquinas como IL-1 o TNF-α; y la producción de radicales libres. En

el cáncer, el daño genético desencadena el inicio de la enfermedad y la inflamación

alimenta el proceso (3,4). Las células cancerosas “reeducan” a los macrófagos, para

que produzcan TNFα, que activa el factor nuclear NF-κB en las células cancerosas, lo

que desencadena la producción de proteínas que detienen la apoptosis y activan la

proliferación celular (3). La vía NF-κB puede considerarse el vínculo entre la

senescencia celular, la inflamación y el cáncer (4).

La prevención constituye la mejor estrategia a largo plazo para el control del cáncer, ya

que al menos un tercio de los casos de cáncer pueden prevenirse (5).

Actualmente, los componentes dietéticos se enfocan como intervención de primera línea

para la prevención y tratamiento no sólo del cáncer, sino de otras enfermedades. La

dieta es capaz de promover la salud contrarrestando positivamente la inflamación y

mediante la modulación epigenética de genes asociados con el envejecimiento (3).

Los nutrientes afectan la expresión génica como consecuencia de una interacción

directa con factores de transcripción, es por ello por lo que se consideran mediadores

celulares exógenos capaces de afectar la programación metabólica y la homeostasis

celular (3).

5

Los macronutrientes, micronutrientes y componentes bioactivos como polifenoles,

antioxidantes, colorantes o saborizantes, pueden participar, asociados a factores

endocrinos y paracrinos, en la regulación de la expresión génica con efectos

beneficiosos o dañinos para la salud (6).

Las investigaciones en el ámbito de la nutrición y cáncer coinciden en que determinados

nutrientes y compuestos bioactivos de los alimentos presentan efectos favorables en la

modulación de la expresión génica relacionada con las características distintivas del

cáncer como la inflamación, la angiogénesis y la proliferación (2,7). En contraste, la

deficiencia de ciertos micronutrientes, el exceso de calorías, el consumo de alimentos

procesados a altas temperaturas, de carnes conservadas con nitritos y nitratos, de

alimentos contaminados con aflatoxinas, padecimiento de obesidad y síndrome

metabólico, están relacionados con el desarrollo de algunos tipos de cáncer (2). Esto es

debido a que los nutrientes pueden modificar la estructura de la cromatina, fragmentar

el ADN, suprimir o promover la expresión de genes modulando la transcripción y

transducción, bloquear o activar vías de señalización involucradas en la proliferación,

diferenciación y muerte celular (2).

La influencia de los componentes de la dieta sobre la salud y el inicio, la progresión y el

tratamiento de la enfermedad se explican en el reciente campo de la nutrigenética y la

nutrigenómica. La nutrigenética examina cómo la variación genética afecta la respuesta

de un organismo a una dieta determinada, evaluando los riesgos y beneficios de dietas

específicas y promoviendo una nutrición personalizada. La nutrigenómica investiga

cómo los nutrientes afectan a la expresión génica y los procesos posteriores, es decir,

qué genes son inducidos y cuáles son reprimidos frente a un determinado nutriente,

abordando la complejidad y variabilidad de la dieta (3,6). El concepto de nutrigenómica

se basa en tres observaciones (8,9):

1. Los componentes bioactivos de los alimentos son capaces de interaccionar de

forma directa o indirecta con el genoma humano, y por consiguiente influir en la

expresión de genes.

2. Debido a esta influencia, los patrones dietéticos pueden modificar diversos

procesos celulares, así como el envejecimiento, y el inicio, incidencia, progresión

y/o gravedad de múltiples enfermedades como el cáncer.

3. Las consecuencias de una dieta para la salud dependen del equilibrio entre los

estados de salud y enfermedad en el entorno genético de un individuo.

La epigenética nutricional, otra disciplina de la nutrición molecular, tiene el objetivo de

explorar las interacciones genético-dietéticas y puede proporcionar información sobre el

papel de la nutrición en el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades relacionadas

con la edad. La epigenética es el estudio de las modificaciones que se producen en el

6

material genético sin implicar un cambio de base en la secuencia del ADN, es decir, no

cambiando el código genético, sino la actividad de expresión de los genes (10). Los

nutrientes pueden actuar como fuentes de modificaciones epigenéticas y pueden regular

en sitio donde tienen lugar (3,8). Los principales mecanismos incluyen metilación del

ADN, modificaciones de histonas y silenciamiento génico por microARN (11,12). La

metilación del ADN, regulado por la enzima ADN metiltransferasa (DNMT), está

asociada con el aumento o disminución de la expresión génica, de tal manera que

cuando un promotor es hipometilado puede expresarse, mientras que cuando es

hipermetilado su expresión se suprime (8). Los folatos, la betaína y la colina son capaces

de incrementar la metilación, mientras que otros componentes dietéticos como el té

verde o el butirato la disminuyen porque inhiben la actividad de las DNMT(13). Las

modificaciones epigenéticas sobre las histonas, entre las que se incluyen acetilación,

metilación y fosforilación entre otras, alteran el empaquetamiento de la cromatina

favoreciendo o dificultando el acceso al ADN por parte de los factores de transcripción.

En la acetilación de histonas, que conduce a la activación de los genes, los nutrientes

de la dieta son capaces de activar (glucosa, etanol) o inhibir (curcumina) la acción de

las acetiltransferasas (HAT), enzima catalizadora de la reacción, o bien de activar

(resveratrol, teofilina) o inhibir (sulforafanos, isoflavonas) las enzimas desacetilasas

(HDAC) (8).

La investigación en genómica nutricional desde el Proyecto del “Genoma Humano” en

2003 junto con el desarrollo de la bioinformática y de las técnicas de investigación en

genómica está suponiendo un gran avance en la comprensión de la contribución del

genoma humano a la salud y la enfermedad (2,12). Se prevé una nueva era de

prevención individualizada de las enfermedades basada en pruebas de susceptibilidad

genética y la generación de terapias innovadoras enfocadas a los mecanismos

moleculares de la enfermedad (12). La comprensión de los controles mecánicos en

respuesta a diferentes compuestos bioactivos puede ayudar a identificar cambios en la

dieta que podrían retrasar el envejecimiento y sus cambios patológicos relacionados, en

los que se incluye el cáncer (13).

La creciente evidencia científica indica el papel beneficioso y preventivo de la Dieta

Mediterránea (DM) en la aparición del cáncer y otras enfermedades asociadas con un

mayor nivel de inflamación, daño oxidativo y angiogénesis (4,14). Los componentes

bioactivos responsables de los efectos beneficiosos de esta dieta son los antioxidantes,

los polifenoles, la fibra y los fitoesteroles, provenientes de productos vegetales como

verduras, frutas, legumbres, del aceite de oliva y del vino; los ácidos grasos

monoinsaturados presentes en el aceite de oliva; los ácidos grasos omega-3

7

provenientes de productos marinos y de frutos secos; y los probióticos derivados de

alimentos fermentados (15).

2. Objetivos

Esta revisión bibliográfica tiene como objetivo principal resaltar la importancia de

determinados nutrientes bioactivos que forman parte de la Dieta Mediterránea para la

prevención y tratamiento del cáncer. A partir de este objetivo derivan otros secundarios:

- Analizar el papel terapéutico de la Dieta Mediterránea en el desarrollo y

evolución de algunos tipos de cáncer.

- Estudiar la interacción de los nutrientes con receptores y factores de

transcripción implicados en el metabolismo del cáncer.

- Analizar el papel de la nutrigenética, nutrigenómica y la epigenética nutricional

en relación a la Dieta Mediterránea y el cáncer.

- Evaluar la eficacia de estrategias preventivas frente al cáncer basadas en el

consumo de nutrientes potencialmente anticancerígenos.

3. Preguntas investigables

¿Son capaces los nutrientes bioactivos característicos de la Dieta Mediterránea ejercer

un poder anticancerígeno en el ser humano?

¿Cuáles son los mecanismos por los cuales los compuestos derivados de la dieta

desempeñan un papel anticancerígeno y quimiopreventivo?

4. Metodología

Se realizó una búsqueda bibliográfica sistemática en la base de datos PubMed de

artículos tanto de revisiones como de ensayos científicos. Con el fin de hacer eficiente

la búsqueda se emplearon los filtros de “Fecha de publicación” para obtener los estudios

publicados en el periodo de tiempo comprendido entre 2010-2018, y con acceso a “Full

Text”.

Los términos de búsqueda fueron: “Nutrigenomics”, “Cancer”, “Mediterranean Diet”,

“Nutrient”, “Nutrition”, “Diet”, “Nutrigenetic”, “Cancer Prevention” unidos mediante los

links “AND”, “OR”. Se obtuvieron un total de 60799 resultados.

Para seleccionar los artículos con información relevante y útil sobre el tema de elección,

se revisaron los abstracts, para excluir de manera más eficaz aquellos artículos que se

salían de los objetivos establecidos. A continuación, se preseleccionaron 115 artículos

concernientes al tema de estudio y que contuvieran el nombre de algún tipo de cáncer,

nutriente o compuesto bioactivo y en los que se analizaran las interacciones

nutrigenómicas, procediendo a la lectura completa de los mismos.

8

5. Desarrollo

5.1. Papel preventivo de la Dieta Mediterránea sobre el cáncer

La Dieta Mediterránea (DM) es un estilo de vida equilibrado y una valiosa herencia

cultural de los países mediterráneos, especialmente España, Portugal, Francia, Italia,

Grecia y Malta. Este patrón alimentario se caracteriza por el tipo de grasa (aceite de

oliva, pescado y frutos secos), las proporciones en los nutrientes (cereales y vegetales

como base de los platos y carnes o similares como guarnición) y la riqueza en

micronutrientes gracias al consumo de verduras y frutas de temporada, hierbas

aromáticas y condimentos (16). Las características comunes que confieren a la DM un

efecto de factor de protección se resumen a continuación (15):

❖ Baja ingesta de grasas saturadas procedentes de carnes rojas, mantequilla y

leche entera.

❖ Alto consumo de grasas monoinsaturadas, contenidas en el aceite de oliva, que

reduce el nivel de colesterol en sangre.

❖ Equilibrio de ácidos grasos poliinsaturados omega-6 vs. omega-3, por el

consumo de pescados, mariscos y frutos secos.

❖ Bajo aporte de proteína derivada de animales terrestres, especialmente carne

roja.

❖ Alta ingesta de antioxidantes presentes en frutas, verduras, vino, aceite de oliva

virgen, especias y hierbas.

❖ Alto consumo de fibra procedente de alimentos de origen vegetal como verduras,

frutas, cereales integrales, legumbres y fruto secos.

❖ Modo de preparación culinaria en la que abundan los guisos basados en un

sofrito. Esta salsa compuesta por aceite de oliva, cebolla, ajo y tomate durante

su cocción libera licopeno y otros compuestos que contribuyen a aumentar la

biodisponibilidad de este carotenoide.

Mediante mecanismos sinérgicos, estos componentes generan cambios fisiológicos y

metabólicos como mejoría del perfil lipídico, presión arterial, inflamación, coagulación,

sensibilidad a la insulina, además de la modulación de la expresión génica, que en última

instancia determinan un menor riesgo de enfermedades crónicas como cáncer,

diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer o Parkinson, mayor

longevidad y mejor calidad de vida (15,17).

9

5.1.1. Estudios epidemiológicos y de intervención

A continuación, se detallan los resultados de los principales estudios epidemiológicos y

de intervención de los últimos 15 años en relación a la DM y la incidencia y mortalidad

por cáncer. Para la valoración de la adherencia a la DM tradicional en la muestra de los

estudios se emplea la escala de DM de 10 puntos propuesta por Trichopoulou y col. en

1995. Este puntaje está basado en ocho características de la DM: proporción alta grasas

monoinsaturadas/saturadas; ingesta moderada de alcohol; alto consumo de cereales;

alto consumo de legumbres; alto consumo de fruta; alto consumo de verdura; bajo

consumo de carne y productos cárnicos; bajo consumo de leche y productos lácteos

(18).

Tabla 1: Principales estudios epidemiológicos y de intervención de la DM y el cáncer.

Autor/Año/

Referencia

Tipo de estudio

/Muestra/

Seguimiento

Tipo de

cáncer

Resultados

Trichopoulou MD y col. 2003 (19)

Estudio de cohortes con 22043 sujetos

durante 3,7 años de seguimiento

Global

Un incremento de dos puntos en la escala de DM se asoció con una reducción del

25% de mortalidad total.

Bosetti C y col. 2003

(20)

Estudio de casos (1362 sujetos) y controles

(3322 sujetos)

Cáncer orofaríngeo, esofágico y

laríngeo

Puntuaciones de 6-8 en la escala de DM comparadas con puntuaciones de 1-2 se observó más del 50% de reducción en el

riesgo de cáncer

Lagiou y col.

2006 (21)

Estudio de cohortes: 42237 mujeres de entre 30-49 años

durante 12 años de seguimiento

General

Un aumento de dos puntos en la escala de DM se correspondió con una reducción del

16% de la mortalidad general por cáncer en el grupo de mujeres de entre 40-49

años.

Benetou V y

col. 2008 (22)

Estudio de cohortes: 25623 sujetos (10582

hombres y 15041 mujeres) de la cohorte EPIC durante 7,9 años

General

Un aumento de dos puntos en la escala de DM se correspondió con una reducción del

12% en la incidencia de cáncer global. Asociación mayor en mujeres.

Samoli E y col. 2010

(23)

Estudio de casos y controles: 239 casos y

194 controles

Cáncer del tracto

aerodigestivo

El aumento de dos unidades en la puntuación de DM se asoció con un 30%

menor de riesgo de cáncer

Agnoli C y col. 2013

(24)

Estudio de cohortes

con 45275 sujetos del estudio EPIC durante

11,3 años

Cáncer colorrectal

El índice mediterráneo se asoció inversamente con el riesgo de cáncer

colorrectal. Los resultados no difirieron por sexo. La reducción en el riesgo fue

significativa para todos los puntos del colon, colon distal y rectal, pero no para

colon proximal

10

Buckland G y

col., 2013 (25)

Estudio de cohortes: 335062 mujeres

durante 11 años de seguimiento

Cáncer

Mamario

Asociación inversa entre el nivel de adherencia a la DM y menor riesgo de

cáncer de mama en un 6%. Concretamente la reducción del riesgo fue del 20% en

tumores ER-/PR-

Kenfield S y

col. 2014 (26)

Estudio de cohortes con 47867 sujetos

varones durante 24 años

Cáncer de próstata

Una puntuación de DM más alto no se asoció con el riesgo de cáncer o su progresión, en cambio, una mayor

adherencia a la DM después del diagnóstico se asoció con un 22% de

mortalidad menor.

Grosso G y col. 2014

(27)

Estudio de casos y controles: 338 sujetos

casos, 676 sujetos controles

Cáncer

colorrectal

Una mayor adherencia a la DM se asoció a menores probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal con un odds ratio de

0,46.

Catelló A y col., 2014

(28)

Estudio casos y

controles: Casos incidentes de cáncer

de mama (973 sujetos) + Controles sanos (973

sujetos)

Cáncer Mamario

Beneficios el patrón mediterráneo en la prevención de todos los subtipos de cáncer

de mama, particularmente los tumores triple negativos

Una adherencia al patrón dietético occidental se relacionó con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, siendo este hecho más significativo en

mujeres premenopáusicas.

Filomeno M. y col. 2014

(29)

Estudio de casos y controles con 768 casos de cáncer de entre 22-79 años y 2078 controles de entre 19-79 años

Cáncer oral y

faríngeo

Evidencia del papel beneficioso de la DM en el cáncer oral y faríngeo. El efecto favorable de la DM fue más fuerte en sujetos jóvenes, con mayor nivel de

educación y en exfumadores.

Mourouti N y col. 2015

(30)

Estudio de casos y controles: 250 sujetos con cáncer de mama

recién diagnosticado y 250 controles sanos

emparejados

Cáncer de mama

Según los patrones dietéticos se clasificó a los sujetos en 3 grupos: 1) Alto consumo

de patatas, carne roja y derivados y mantequilla, fritos; 2) Consumo de granos enteros, frutas y verduras; 3) Consumo de

aceite de oliva y pescado. El grupo 2 y 3 se asoció favorablemente con la ausencia de enfermedad con un

odds ratio de 0,6 y 0,81 respectivamente, mientras que el grupo 1 no se asoció

significativamente con la enfermedad.

Toledo E y col. 2015

(31)

Estudio de cohortes: 4152 sujetos (mujeres de entre 60-80 años)

durante 4,8 años

Cáncer

Mamario

68% menor incidencia de cáncer mamario en mujeres sometidas a DM suplementada

con aceite de oliva

Estudios casos y controles: Grupo

control (365 sujetos) +

No se observaron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a

los tipos de cáncer y el grado de adherencia a la DM, excepto en la

proporción de casos nuevos de cáncer.

11

Ramírez Sabio, JB y col. 2017

(32)

Grupo de intervención (728 sujetos) durante

3 años de intervención activa y otros 5 años sin intervención para

determinar los eventos

General

Los hombres que desarrollaron cáncer consumían menos vino y las mujeres que

desarrollaron la enfermedad ingerían menos frutos secos que las sanas; ingesta de carnes como factor de riesgo; consumo de vino como factor de protección; ingesta de cereales beneficiosa frente al desarrollo

de cáncer de pulmón y relación inversa entre cáncer de colon y consumo de

pescado, lácteos, frutas y frutos secos

Turati F y col. 2017

(33)

Estudio de casos y controles que incluyó

198 casos y 594 controles

emparejados

Cáncer de

nasofaringe

Papel favorable de la DM en el riesgo de cáncer nasofaríngeo. El 22% de los casos

de cáncer de nasofaringe se evitarían si los sujetos obtuvieran puntuaciones en la escala de la DM mayores o iguales a 6.

Algunos grandes estudios epidemiológicos de casos-controles, cohortes o de

intervención (Tabla 1) de la DM y diferentes modelos de cáncer evidencian una

asociación entre la mayor adherencia a la dieta y un menor riesgo de incidencia y/o

mortalidad por cáncer. Los metaanálisis que recogen todos estos estudios corroboran

una asociación inversa muy prometedora. En el metaanálisis de Schwinshackl y

Hoffmann observaron que existe asociación entre la categoría más alta de DM y menor

mortalidad general por cáncer (13%) así como menor incidencia de cáncer colorrectal

(15%), cáncer de mama (7%), gástrico (27%), de próstata (4%), hígado (42%) y cuello

(60%) (34).

Uno de los estudios de intervención de DM más importantes hasta la fecha es el estudio

PREDIMED. Un ensayo prospectivo, aleatorizado, multicéntrico, simple ciego y

controlado de intervención para proporcionar un nivel alto de evidencia científica sobre

los efectos beneficiosos de una DM a largo plazo en la prevención primaria de

enfermedades cardiovasculares y de otras como cáncer de mama. Se seleccionaron un

total de 7447 sujetos, tanto hombres (entre 55-75 años) como mujeres (entre 60-80

años) con alto riesgo de enfermedad cardiovascular y un índice de masa corporal medio

de 30kg/m2. El estudio de intervención tuvo lugar en España durante 2003 y 2011, con

un seguimiento medio de 4,8 años por paciente. Los participantes fueron divididos al

azar en tres grupos: DM complementada con aceite de oliva virgen; DM complementada

con frutos secos; y grupo control con dieta baja en grasas. Los resultados referentes al

cáncer de mama en las 4275 participantes al final del estudio era que en el grupo 1

complementado con aceite de oliva virgen las mujeres mostraron un 62% menos de

riesgo de cáncer de mama que las que estaban en el grupo control, y valorando

conjuntamente los dos grupos con DM se observó una reducción del 51% del riesgo de

12

cáncer de mama. Se concluye por tanto que la DM presenta un efecto beneficioso en la

prevención primaria del cáncer de mama, siendo un factor protector el consumo de

aceite de oliva principalmente. Además de la asociación descrita entre el consumo de

nueces y la disminución del riesgo de cáncer y mortalidad en el contexto de la DM

(35,36).

5.2. Principales componentes de la Dieta Mediterránea con acción

anticancerígena

Existen cuatro mecanismos principales por los cuales los compuestos bioactivos

naturales de la dieta son capaces de impulsar cambios en el epigenoma, provocando

por tanto un cambio en la lectura del genoma que ocasiona que se expresen o no

determinados genes implicados en la carcinogénesis (Figura 1) (37):

a) Los compuestos que impulsan cambios en los patrones de metilación del ADN

como las isoflavonas pueden tener efectos indirectos sobre otros componentes

epigenéticos como las modificaciones de histonas y los ARN no codificantes, y

viceversa.

b) PCNA, una proteína nuclear que se sintetiza en la fase de replicación celular

favoreciendo la síntesis de ADN, es necesaria para la actividad DNMT, enzima

que cataliza la transferencia del grupo metilo al ADN usando el sustrato SAM

como dador. El gen p21 regulador del proceso del ciclo celular compite con

DNMT por el mismo sitio de unión en PCNA, lo que afecta a la actividad de la

enzima catalítica de la reacción de metilación. Aquellos compuestos procedentes

de la dieta que conducen a un aumento de p21 como el resveratrol o la vitamina

D pueden afectar a la metilación del ADN.

c) Los compuestos de la dieta como omega-3 y resveratrol que inhiben la ruta de

señalización de MAPK, una proteína quinasa que interviene en las funciones de

proliferación, diferenciación y apoptosis celular, regulando positivamente el

supresor tumoral PTEN, pueden atenuar la transcripción de DNMT.

d) Los compuestos con un grupo catecol como la epigalocatequina-3-galato del té

verde son sustratos para la catecol-O-metiltransferasa (COMT) que cataliza su

metilación. El resultado de esta reacción es el agotamiento de SAM donador de

metilo y la consecuente formación del intermediario SAH.

13

Figura 1: Diferentes mecanismos que causan cambios en el epigenoma. DNMT1: ADN

metiltransferasa 1; p21: inhibidor de cinasa 1dependiente de ciclina; PTEN: fosfatidilinositol-

3,4,4-trifosfato 3-fosfatasa; AP-1: proteína activadora 1; COMT: catecol-O-metiltransferasa;

SAM: S-adenosil metionina; SAH: S-adenosil-L-homocisteína (37).

5.2.1. Polifenoles

Los polifenoles son un grupo de sustancias químicas, producto del metabolismo

secundario de las plantas, que se caracterizan por tener en su estructura más de un

grupo fenol por molécula. Están involucrados en la defensa contra la acción ultravioleta

o la agresión debido a su estructura y a sus efectos fisiológicos, ya que combaten los

radicales libres para que estos no ataquen el ADN celular (38).

La DM contiene una amplia gama de diversos polifenoles, siendo las principales fuentes

el vino (uvas), aceite de oliva, cacao, nueces, granada, hierbas aromáticas, frutas y

vegetales (39).

Diversos estudios como el de Pounis y col. han proporcionado evidencia científica de un

efecto protector de los polifenoles dietéticos sobre el riesgo de mortalidad a gran escala

epidemiológica, empleando la cohorte italiana del estudio Moli-sani formado por 21302

individuos seguidos a lo largo de 8,3 años. El contenido de polifenoles de la dieta se

evaluó de manera integral a través de la puntuación del contenido de antioxidantes

polifenólicos, un nuevo índice dietético. Los resultados obtenidos por el grupo de trabajo

mostraron que los hombres y mujeres con una puntuación más alta en polifenoles

dietéticos presentaron un estado de inflamación subclínica inferior y un menor riesgo de

14

mortalidad por todas las causas comparados con aquellos clasificados con un consumo

bajo de polifenoles (40).

Aunque la mayoría de sus acciones biológicas se han atribuido a su poder antioxidante

debido a los grupos hidroxilo asociados con sus anillos aromáticos, recientemente se ha

sugerido que estos compuestos pueden afectar varias vías celulares, ejerciendo un

efecto pleiotrópico (38). Las propiedades beneficiosas para la salud de estas sustancias

químicas comprenden efectos antiinflamatorios, antialérgicos, antiaterogénicos,

antitrombóticos y antimutagénicos (39). Los polifenoles participan en cascadas de

señalización intracelular mediante la interacción con receptores celulares modulando la

expresión génica y determinando respuestas fisiológicas beneficiosas. Las principales

vías de señalización moduladas por polifenoles son la vía del factor de transcripción NF-

kB, que regula procesos inflamatorios mediante la modulación de la expresión de genes

proinflamatorios, en la que se inhibe su unión al ADN y su actividad transcripcional; y la

vía de las sirtuinas y mTOR, una proteína quinasa considerada como el principal

regulador negativo de la autofagia. (4,11,15).

Son objeto frecuente de investigación debido a su capacidad para combatir la

carcinogénesis en sus tres etapas principales: La iniciación, que consiste en la

exposición de las células con un agente carcinógeno; la promoción, etapa en la que las

células anormales persisten y se replican: y la progresión, fase final de la tumorogénesis

que implica un crecimiento descontrolado de las células tumorales con incremento del

potencial metastático, invasivo y angiogénico (Figura 2) (41,42).

Figura 2: Fases de intervención de los polifenoles en el proceso de carcinogénesis. (41)

15

5.2.1.1. Epigalocatequina-3-galato

La epigalocatequina-3-galato (EGCG) es una catequina perteneciente al grupo de los

flavanoles que es característica del té verde. La presencia de un grupo catecol en su

estructura juega un papel importante en el bloqueo de la actividad de la ADN

metiltransferasa-1 (DNMT1) mediada por catecol-O-metiltransferasa (COMT) por unión

al dominio catalítico de la enzima (37). La inhibición de la metilación del ADN ocasiona

la reactivación de genes silenciados por metilación, lo que conlleva a la activación de

microARNs supresores de tumores como miR-210 en células cancerígenas de pulmón

(12,37).

Los estudios in vitro con EGCG han visto que por un lado este polifenol induce la muerte

celular programada en diversas líneas celulares neoplásicas como las células de

hepatocarcinoma y de mama mediante la activación de las proteínas involucradas en la

cascada apoptótica como las caspasas, la inhibición de las proteínas inductoras de

apoptosis y la liberación mitocondrial del citocromo c, y del factor inductor de apoptosis.

Por otro lado, bloquea la ornitina descarboxilasa, una enzima que conduce a la

aceleración de la proliferación celular y a la inhibición de la apoptosis, e inhibe la enzima

mTOR que integra factores de crecimiento como IGF-1 y mitógenos, los cuales

promueven el crecimiento de la línea celular de cáncer de mama y próstata y la

angiogénesis (41,43).

5.2.1.2. Resveratrol

El resveratrol es un estilbeno, un polifenol no flavonoide derivado de la uva, que también

se encuentra en el vino tinto, fresas, arándanos, moras y cacahuetes. Destaca por tener

propiedades beneficiosas para la salud como antiinflamatorias, antioxidantes,

anticancerígenas, antiproliferativas, cardio protectoras y antitrombóticas, entre otras

(44).

Diversos estudios han calificado el consumo moderado de vino como factor de

protección frente al desarrollo del cáncer debido a los diferentes mecanismos en los que

participa el resveratrol (32). Inhibe la proliferación celular, bloquea la progresión del ciclo

celular e induce apoptosis en diversas líneas celulares de cáncer humano de colon y de

próstata (32,44).

Este compuesto imita los efectos de la restricción calórica, aunque los mecanismos

moleculares implicados no están del todo clarificados. Estimula genes asociados con la

longevidad que producen proteínas del tipo SIRT nucleares y mitocondriales cuya

función es mantener frenado el proceso de apoptosis de células sanas y al mismo

16

tiempo aumentar la resistencia a condiciones de estrés por parte de la célula.

Concretamente activa la proteína desacetilasa SIRT1, uniéndose a ella e induciendo un

cambio conformacional en la estructura de la enzima (44).

La actividad dual del resveratrol es explicada por un lado por la activación de genes

supresores de tumores como PTEN o p21 por hipometilación, y por otro lado por la

atenuación de la expresión de genes prometatásticos como TGF-beta por

hipermetilación (44).

5.2.1.3. Isoflavonas

Las isoflavonas de la soja (genisteína, daizdeína y gliciteína) son moduladores naturales

del receptor de estrógeno que desempeñan un papel en el desarrollo y la progresión del

cáncer de mama (38).

La genisteína y daizdeína presentes en la soja, habas o café tienen efectos

anticancerígenos, antioxidantes, antihelmínticos y antimetásticos. Su mecanismo de

acción se basa en la regulación de la expresión de DNMTs y actividad enzimática,

aumento de la actividad HAT y regulación de miRNAs tanto oncogénicos como

supresores de tumores. Inhiben el crecimiento celular e inducen apoptosis en las células

de cáncer de mama mediante la inhibición de NF-kB, AP-1 y AKT (41).

La daizdeína puede actuar como modulador del crecimiento en varios tipos de cáncer

como colon, próstata, pancreático o mama conduciendo a la desmetilación de los

promotores de glutation S-transferasa P1 (37).

La genisteína inhibe la carcinogénesis y metástasis en varios tipos de cáncer in vitro,

bloquea la proliferación y angiogénesis, induce apoptosis y detención del ciclo celular.

Los efectos prometedores vinculados al cáncer de mama están relacionados con la

regulación del gen supresor de tumores PTEN en la glándula mamaria, ya que invierte

la hipermetilación y por tanto su silenciamiento. Interactúa con el receptor de estrógenos

regulando aquellos genes que responden a los estrógenos como p21, pudiendo actuar

como agonista o antagonista dependiendo de sus concentraciones o tipo de tejido (37).

Algunos estudios in vitro han demostrado que la genisteína de la soja inhibe el

crecimiento de células tumorales de mama en concentraciones más altas (10-50 μmol /

L), sin embargo, estimula el crecimiento a concentraciones más bajas (<10 μmol / L).

Todavía no se sabe con exactitud la dosis óptima de soja que garantice una mejor

supervivencia en los pacientes con cáncer de mama. A pesar de la teoría de los

mecanismos de acción anticancerígenos de la soja, los resultados clínicos en animales

y humanos son contradictorios y un 65% de esos estudios informaron que no hubo

17

efecto o que la protección fue muy leve para cáncer de mama. Sin embargo, se sabe

que la asociación protectora es más significativa en mujeres posmenopáusicas (38). Por

el contrario, otros estudios han observado que el consumo moderado de proteína de

soja (5-10g/día) con combinación con el fármaco tamoxifeno, representa la combinación

de tratamiento óptimo para pacientes con cáncer de mama (45).

5.2.1.4. Curcumina

La curcumina es un pigmento polifenólico con un gran potencial efecto terapéutico

debido a la diversidad de moléculas en las que puede actuar (46).

El mecanismo principal por el cual se le ha asignado a la curcumina un comportamiento

anticancerígeno es la inducción de apoptosis en células tumorales. Para tal fin, este

compuesto es capaz de alterar el ciclo celular mediante vías dependientes de ciclina y

vías dependiente e independientes del factor de transcripción p53 regulador de la

apoptosis (46). Conjuntamente, inhibe la actividad de varios HDAC y de NF-kB, lo que

conduce a la supresión de la activación de AKT e induce la parada del ciclo celular en

G1/S, y por tanto apoptosis (41,47). En un estudio in vitro se observó que el compuesto

curcumina dependiente de la dosis inducía apoptosis en la mayoría de las líneas

celulares de cáncer de pulmón activando simultáneamente las vías de p53/p73

supresores tumorales e inhibiendo las vías pro-apoptóticas AKT y Bcl-2 (48). Para

contribuir a este hecho se une a p300 HAT ocasionando un cambio conformacional en

la enzima que hace que disminuya su afinidad por las histonas H3 y H4 y de la acetil-

CoA, reduciendo la acetilación de histonas asociadas a AKT y Bcl-2 (37,49).

Son diversos los estudios de prevención del cáncer en líneas celulares y modelos

animales que han demostrado los efectos quimiopreventivos de la curcumina. Se

describió que la curcumina disminuye de forma significativa la iniciación del

adenocarcinoma mamario inducido por 7,12-dimetilbenz- [a] -antraceno (DMBA) en

ratas mediante su infusión 4 días antes de la administración de DMBA (50). En otro

estudio de poliposis adenomatosa con ratones con el gen APC mutado, una dieta con

curcumina oral durante 15 semanas al 0,2 y 0,5% reducía la multiplicidad de adenoma

en un 40%. Estos resultados prueban un efecto quimiopreventivo en el cáncer

colorrectal con la mutación APC, requiriendo una dosis extrapolada en humanos de 1,6g

de curcumina como umbral de eficacia (51).

Ensayos clínicos y preclínicos en humanos han probado que la adición de curcumina

puede proporcionar un complemento beneficioso en la mejora de la eficacia de los

agentes quimioterápicos. Un estudio de fase I reveló que la curcumina era un

18

complemento seguro y tolerable a la quimioterapia con oxaliplatino y 5-fluorouracilo en

pacientes con cáncer colorrectal en dosis de hasta 2g al día (52). En otro estudio con

pacientes con cáncer de páncreas y vías biliares, la asociación de curcumina con

gemcitabina como quimioterápico consiguió no aumentar la incidencia de eventos

adversos (53).

Se han descrito otras propiedades de la curcumina como que ralentiza el crecimiento de

las células neoplásicas, reduce los marcadores de migración e invasión celular, inhibe

la actividad de tirosina quinasa del receptor del factor de crecimiento epidérmico y

ocasiona la detención del crecimiento selectivo de aquellas células madre que dan lugar

a cáncer de mama (43).

5.2.1.5. Ácidos fenólicos

Una de las principales fuentes dietéticas de fenólicos en la DM es el aceite de oliva. El

aceite de oliva virgen contiene aproximadamente 500 mg/L de polifenoles con gran

capacidad antioxidante: oleupurenoil, oleuropeína, oleocantal e hidroxitirosol entre

otros, que junto con el ácido oleico, consiguen su efecto reductor del riesgo de

desarrollar enfermedades cardiovasculares y cáncer (38,39). A través de mecanismos

epigenéticos in vitro e in vivo, los compuestos fenólicos del aceite de oliva pueden

ayudan en el tratamiento y prevención del cáncer de colon y mama (32).

Las propiedades anticancerígenas del aceite de oliva se correlacionan con la actividad

antioxidante de los compuestos fenólicos, que son capaces de atrapar radicales libres y

especies reactivas de oxígeno, protegiendo las membranas biológicas contra la

modificación oxidativa y la pérdida de la integridad estructural, y disminuyendo el daño

oxidativo al ADN celular. Además, el alto contenido de polifenoles antioxidantes otorga

al aceite estabilidad y resistencia frente a la oxidación y por lo tanto minimiza el riesgo

de formación de productos potencialmente cancerígenos procedentes de la

peroxidación de lípidos durante el almacenamiento (39).

Estudios recientes prometedores sugieren que el oleocantal es capaz de destruir

selectivamente las células cancerosas mamarias, dejando intactas las células sanas. El

mecanismo que lo hace posible consiste en la ruptura del lisosoma de las células

cancerosas al inhibir la esfingomielinasa ácida, lo que conlleva a una desestabilización

de la membrana lisosomal. La ruptura celular rinde al cáncer a la degradación

enzimática y la muerte celular programada (38).

Las propiedades beneficiosas para la salud humana del hidroxitirosol de deben a su

capacidad de captar radicales libres y de activar sistemas antioxidantes endógenos. En

19

las células de cáncer de colon, el hidroxitirosol promueve la degradación del receptor

del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), un receptor clave en la carcinogénesis del

colon (39).

La actividad anticancerígena de la oleuropeína ha sido confirmada en varios estudios

en líneas celulares de cáncer humano como adenocarcinoma de mama, melanoma,

cáncer de próstata, de pulmón o de vejiga urinaria entre otros. Entre sus efectos

destacan los antiproliferativos y proapoptóticos. Induce la apoptosis en tumores de

mama a través de la vía dependiente de p53 e inhibe la aromatasa, una enzima del

citocromo P450 objetivo farmacológico en la terapia de dicha neoplasia. Por lo tanto,

este polifenol puede ser de gran utilidad terapéutica en el tratamiento de cáncer de

mama (39).

La actividad biológica de estos compuestos es superior cuando forman parte de la dieta

de forma natural a través de los alimentos que cuando son administrados como

complementos alimenticios. Sin embargo, la variabilidad y la disponibilidad de los

polifenoles en el aceite de oliva va a depender del procesamiento, técnica agrícola o

variedad de aceituna (39).

5.2.1.6. Otros

❖ Quercetina: Constituye el flavonoide más abundante y habitual en la dieta

humana. Está presente en frutas y verduras, especialmente en la cebolla,

aunque también se puede encontrar en manzanas, uvas, té o brócoli (38).

La quercetina se caracteriza por una actividad anticancerígena que se

relaciona con su efecto antioxidante. Disminuye la aparición de

neoplasias durante la fase de iniciación de la carcinogénesis a través de

la estimulación del sistema de defensa antioxidante celular,

incrementando los niveles de glutatión y la actividad de algunas enzimas

antioxidantes (41).

❖ Sulforafano: Está presente en las verduras crucíferas como brócoli, col o

coliflor. Actúa como un potente inductor de las enzimas de

desintoxicación de fase 2 lo cual brinda protección contra las mutaciones

celulares, y también actúa como un inhibidor de la histona desacetilasa,

afectando la transcripción génica e inhibiendo el crecimiento y la

promoción de la apoptosis en células neoplásicas (12,37).

❖ Antocianinas: Son pigmentos que otorgan el color rojo, púrpura o azul a

hojas, flores y frutos. Son características de frambuesas, zarzamoras o

arándanos. Los estudios muestran que los efectos anticancerígenos de

20

estos compuestos son mediados a través de su capacidad de

interaccionar, reducir y reparar el daño por estrés oxidativo y la

inflamación. Son capaces de regular factores de transcripción y

crecimiento, citoquinas inflamatorias y vías de señalización celular de la

proliferación de células neoplásicas, apoptosis y angiogénesis tumoral.

Además, sensibilizan a las células tumorales frente a los agentes

quimioterápicos inhibiendo aquellas vías que llevan a la resistencia del

tratamiento. Existe evidencia preclínica para apoyar el hecho de que

estos frutos que contienen antocianinas tengan eficacia quimiopreventiva

para cánceres de cavidad oral, esófago, gástrico y de colon (32).

❖ Disulfuro de dialilo: Polifenol constituyente del ajo. Se metaboliza a

alilmercaptano que es inhibidor competitivo de HDAC. Su actividad

antiproliferativa se relaciona con la hiperacetilación de histonas y el

aumento de la expresión de p21 en células neoplásicas de colon (37).

❖ Floretina: Se encuentra en la manzana principalmente. Su acción es

antioxidante y además disminuye la actividad de las moléculas de

adhesión vascular (VCAM-1), los niveles del factor de necrosis tumoral

(TNF-α) e inhibe la acción de interleucina 1 beta (6).

Una combinación de cuatro alimentos ricos en polifenoles: granada (elagitaninos), té

verde (catequinas), cúrcuma (curcuminas) y brócoli (sulforafano) concentrados en una

píldora, consiguió disminuir los marcadores de crecimiento de cáncer de próstata en el

64% de la población de estudio en un ensayo aleatorizado doble ciego controlado con

placebo (43). Estos 4 polifenoles han demostrado en múltiples estudios in vitro e in vivo

que son capaces de afectar a los tres componentes del epigenoma: metilación de ADN,

marcas de histonas y microARNs (11).

5.2.2. Ácidos grasos monoinsaturados

El aceite de oliva es la principal fuente de grasa y componente promotor de la salud de

la dieta mediterránea. Se han observado efectos positivos en los genes que están

implicados en la biología patogénica de las enfermedades humanas más frecuentes

relacionadas con la edad y el estilo de vida, como el cáncer, las enfermedades

cardiovasculares y la neurodegeneración (39,54). Ha sido comprobada la prevención

del aceite de oliva frente al cáncer colorrectal, de mama y de piel (39).

El efecto protector del aceite de oliva virgen se debe a su composición rica en ácidos

grasos monoinsaturados, especialmente ácido oleico (70%), baja en ácidos grasos

saturados (5%) y poliinsaturados (10-15%) y alta en compuestos polifenólicos

21

antioxidantes como hidroxitirosol y oleuropeina, que protegen de la oxidación de las

partículas de LDL y tienen un efecto antitrombótico, antiinflamatorio, anticancerígeno y

vasodilatador (15). Además, el ácido oleico presente en el aceite de oliva es mucho

menos susceptible a la oxidación que los ácidos poliinsaturados de los aceites de

semillas (39).

El aceite de oliva brinda una protección funcional activa a otros alimentos durante el

cocinado, en el contexto de una DM, mejorando la calidad nutricional y los efectos

anticancerígenos de carotenoides, omega-3 o proteínas (32).

5.2.3. Ácidos grasos omega-3

El ácido alfa-linolénico u ω-3, cuyo metabolismo genera EPA y DHA (característico del

pescado azul), se encuentra principalmente en nueces, semillas de lino y aceites de

canola (55,56). La Dieta Mediterránea, promoviendo un alto consumo de estos

alimentos, contiene unas cantidades de ω-3 que permiten llegar a las recomendaciones

de este ácido graso en la población, favoreciendo un perfil menos inflamatorio (15). La

proporción equilibrada de ω-3/ ω-6 sería de 1:1 /1:2, sin embargo, hoy en día, la relación

en la dieta de los países occidentalizados es aproximadamente de 1:15 (55,57).

Los ácidos grasos ω-3 y ω-6 son ácidos grasos esenciales poliinsaturados (AGPI) cuyo

papel a nivel molecular es formar parte de la estructura de la membrana celular, la

fluidez, la señalización celular y en la regulación de la expresión génica. Omega-6

conduce a productos proinflamatorios como células T y monocitos mientras que omega-

3 tiene un efecto antiinflamatorio, produciendo eicosanoides con baja afinidad por sus

receptores y resolvinas que inhiben el reclutamiento de células inflamatorias y favorecen

la fagocitosis (57).

Una alta relación de ácidos grasos ω-3/ω-6 se ha asociado con un menor riesgo de

cáncer y con un pronóstico mejorado. Los ácidos grasos ejercen efectos

antiangiogénicos y tienen propiedades antiinflamatorias e inmunosupresoras que

reducen la inflamación a través de diferentes mecanismos. En particular, los ácidos

grasos EPA (eicosapentaenoico) y DHA (docosahexanoico) ω-3 reemplazan

parcialmente el ácido araquidónico como sustrato eicosanoide en todas las membranas

celulares, pero especialmente en eritrocitos, neutrófilos, monocitos y células hepáticas,

suprimiendo así la producción de ω-6 eicosanoides inflamatorios. Además, la

incorporación de EPA y DHA a las membranas plasmáticas provoca la reducción

significativa de la generación de ROS y el bloqueo de los factores transcripcionales

sensibles a redox como NF-kB involucrado en la expresión de genes inflamatorios. Otros

22

de los sistemas afectados son los receptores Toll-like (TLR) y el reclutamiento de

moléculas de señalización de linfocitos T, todos ellos implicados en la regulación de la

diferenciación, crecimiento, migración y supervivencia celular (4,58).

La evidencia científica ha señalado que los AGPI ω-3 ofrecen efectos significativos en

la inhibición de varios tipos de tumores como el de mama, colon y próstata, aunque los

mecanismos que posibilitan su acción contra el cáncer no han sido completamente

demostrados (4,55). Sin embargo, parece ser que la carcinogénesis está más

influenciada por el ratio ω-3/ω-6 de la dieta que por su ingesta aislada (56).

Los ácidos grasos poliinsaturados pueden influir en la expresión génica de tres maneras:

incorporándose a la membrana celular de tal manera que afectan a proteínas

funcionales que señalan la expresión génica; formando en su metabolización

mediadores lipídicos bioactivos que se unen a los receptores para desencadenar la

expresión génica; e interactuando directamente con factores clave en la transcripción

como PPAR, NF-kB o SREBP (7).

Los AGPI ω-3 son capaces de alterar el crecimiento de células cancerígenas bien

modulando su replicación, interfiriendo con los componentes de su ciclo celular o

aumentando la apoptosis, además de ejercer efectos antiangiogénicos. Los

mecanismos antitumorales de los ω-3 descubiertos se resumen a continuación (55,56):

❖ Inhibición de la transducción de señales de crecimiento: Bloqueo de mediadores

de señalización celular que se encuentran elevados en las células cancerosas

como NF-kB, factor de crecimiento similar a la insulina (IGF), factor de

crecimiento epidérmico y proteína quinasa C.

❖ Inducción de apoptosis: Mediante la modulación de receptores como la

activación de caspasa-1.

❖ Aumento de la expresión de proteínas asociadas con el control del ciclo celular

y la reparación del ADN como BRCA, PTEN.

❖ Inhibición de COX-2: Con la consecuente reducción de la formación leucotrienos

y prostaglandinas pro-tumorigénicas de la serie 2, responsables de la respuesta

inflamatoria, crecimiento celular, apoptosis, angiogénesis y metástasis.

❖ Alteración del estado redox: La elevación de los niveles de especies de oxígeno

reactivas induce la apoptosis en las células cancerosas.

❖ Regulación de la expresión de miARNs: Inhibe la expresión de miR-21 en

determinadas células tumorales. MiR-21 está regulado positivamente en

diversas condiciones patológicas entre las que se encuentra el cáncer, por lo

que se considera un miARN oncogénico y un biomarcador de malignidad (59).

23

Estudios in vitro han demostrado un aumento del efecto pro-apoptótico a través de la

combinación con 5-fluoracilo, un fármaco utilizado en el tratamiento del cáncer, y el

aceite de pescado, que es atribuido a la incorporación del ω-3 a la membrana celular,

alterando la estructura lipídica de la membrana en las células neoplásicas y de la

expresión de proteínas apoptóticas. Según las declaraciones del autor : “Este

descubrimiento abre la posibilidad de inducir una vía pro-apoptótica con el aceite de

pescado que aumentaría la susceptibilidad a los tratamientos quimioterápicos” (32).

Los ácidos grasos ω-3 presentan resultados prometedores en ciertos tipos de cáncer

principalmente gracias a su habilidad para suprimir la inflamación sistémica, modular la

transducción de señales asociadas con las membranas celulares y la expresión de

genes que están involucrados en la patogénesis del cáncer (56). A continuación, se va

a analizar la evidencia existente entre los ω-3 y dos de los tumores más comunes que

afectan a la población española.

5.2.3.1. Cáncer colorrectal

El cáncer colorrectal es actualmente el tumor más frecuente en España aunando ambos

sexos (60).

La eficacia de los ácidos omega-3 ha sido documentada tanto en modelos animales

como celulares. Concretamente, DHA ha demostrado suprimir la proliferación e inducir

la apoptosis en células de cáncer de colon in vitro (56). Algunos estudios en animales e

in vitro han sugerido que los omega-3 desempeñan un efecto protector frente al cáncer

colorrectal mediado por su poder inhibitorio de COX-2 que resulta en la disminución de

la producción de eicosanoides proinflamatorios derivados del ácido araquidónico (55).

En modelos de ratones con cáncer colorrectal metástasis hepática administrados con

5% de EPA en forma de ácido graso libre durante dos semanas antes y después de la

implantación del tumor, demostraron una disminución de la proliferación, inhibición de

metástasis hepática y niveles de prostaglandinas inferiores (61).

Otros estudios in vivo en roedores han demostrado la protección de las grasas

poliinsaturadas del pescado de la dieta contra el cáncer de colon. El efecto protector se

ha visto mejorado con la adición de pectina, que tras su fermentación en el colon libera

butirato. El aceite de pescado junto con el butirato protege contra la iniciación del cáncer

porque disminuye la proliferación celular y la aumenta la diferenciación (32).

En el metaanálisis de Wu y col., que incluye estudios de cohortes y casos controles, se

sugiere que el consumo de pescado fresco es capaz de prevenir en un 12% el riesgo de

cáncer colorrectal, existiendo heterogeneidad entre los estudios en la cantidad de

24

pescado óptima para tal efecto (62). En un estudio prospectivo basado en el Centro de

Salud Pública de Japón que recogió un cuestionario de estilo de vida de 98466 sujetos

y se realizó el seguimiento durante 9,3 años, se observó que los AGPI marinos se

relacionaron inversamente con el riesgo de cáncer de colon, sin embargo la dosis no

fue clara (63).

5.2.3.2. Cáncer de mama

El cáncer de mama constituye la neoplasia más común entre las mujeres de todo el

mundo y en España (60), aunque si se observa la variación internacional existe por un

lado una mayor incidencia en América del Norte y Europa occidental y por el contrario

una menor incidencia en Asia. Este hecho podría explicarse por la variación de los

patrones dietéticos, concretamente con el consumo de grasas (64).

Los mecanismos propuestos por los cuales EPA y DHA podrían reducir el cáncer de

mama son: una reducción de los eicosanoides proinflamatorios, en la señalización de

oncogenes a través de su incorporación en las membranas plasmáticas, en la

producción de citoquinas y un aumento en la apoptosis tras la activación del receptor

GRP120 que promueve el bloqueo de la translocación del NF-kB al núcleo (57).

Estudios en modelos de roedores han confirmado que el aumento de la proporción de

ω3:ω-6 en la dieta, a través de EPA y DHA, reduce la incidencia y crecimiento de tumor

mamario en 20-35%. Sin embargo, la dosis mínima de omega-3 marinos para tal efecto

aún no está clara. Otros estudios preclínicos afirman que la suplementación con EPA y

DHA es más óptima en la prevención de cáncer de mama con receptores de estrógeno

positivos cuando se asocia con la vitamina D, un modulador selectivo del receptor de

estrógenos (57).

Los datos también justifican que una mayor ingesta de EPA y DHA de fuentes dietéticas

mejoran los resultados después de un diagnóstico de cáncer de mama, suponiendo una

reducción del 25% en la recurrencia y mejorando los datos de mortalidad. Este hecho

es debido en parte a la potenciación de los efectos citotóxicos de la quimioterapia (57).

Este ácido graso enriquece las membranas de las células tumorales, sensibilizándolas

al efecto de la quimioterapia. La suplementación de 1,8g de DHA en mujeres afectadas

de cáncer metastático mamario durante la quimioterapia ha demostrado ser capaz de

incrementar la supervivencia en 8 meses (56).

En el metaanálisis de Zhang y col. se analizan 21 estudios de cohortes que relacionan

la ingesta de pescado y ácidos grasos omega-3 de origen marino con el riesgo de cáncer

de mama. Los resultados en su conjunto aúnan la idea de un papel protector de los

25

omega-3 marinos en la incidencia de cáncer de mama. La media de la reducción

observable del riesgo cáncer de mama es del 14%. Cada 0,1g/día se asoció con una

reducción del 5% en el riesgo. Algunos de los estudios apreciaron que el efecto protector

era más evidente en mujeres posmenopáusicas (65). Otro metaanálisis de estudios

prospectivos reuniendo un total de 274135 mujeres proporcionó evidencia concluyente

para apoyar el aumento de ω-3 en la población. Indicó que por cada 1/10 de incremento

de la relación ω-3/ω-6 en la dieta se produjo una reducción del 6% del riesgo de cáncer

de mama (64).

5.2.4. Otros compuestos bioactivos

5.2.4.1. Vitamina D

La vitamina D o calciferol es una vitamina liposoluble presente principalmente alimentos

de origen animal como pescados grasos, leche entera o huevos, imprescindible para la

absorción del calcio a nivel intestinal. Otra de las maneras de integrarla en nuestro

organismo es mediante la exposición al sol (66).

Entre sus acciones en el organismo destaca la de regular el tráfico celular, efectos

inmunomoduladores y síntesis de péptidos antimicrobianos como catelicidinas,

procesos que podrían ser protectores de la enfermedad inflamatoria intestinal y cáncer

de colon. El receptor de la vitamina D (VDR) media las acciones biológicas de la forma

activa de la vitamina, 1,25-dihidroxivitamnia D3, mediante la regulación de genes diana

implicados en la proliferación y diferenciación celular. Esta forma activa conocida como

calcitriol regula vías celulares que podrían tener un papel en determinar el riesgo de

cáncer y pronóstico (32). Los efectos indirectos de la vitamina D derivados de su

regulación a nivel transcripcional son antiproliferativos (incrementa la expresión de p21

y p27, y disminuye la expresión de ciclinas y MYC), apoptóticos (incrementa la

sensibilización a la radiación y a la quimioterapia, disminuye BCL-2), estimuladores de

la diferenciación (incrementa la expresión de factores que promueven la diferenciación

como proteínas de adhesión), reductores de la inflamación (inhibe la expresión de COX-

2, receptores de prostaglandinas y la señalización de NF-kB), inhibidores de la invasión

y de la angiogénesis (67,68). Estudios recientes muestran que la vitamina D también

puede ejercer sus efectos protectores al modular la expresión de los miARNs. La

vitamina D3 inhibió miR-181a y miR-181b en células de leucemia mieloide humana, lo

que dio como resultado una regulación al alza de p27Kip1 y p21Cip1 y detención del

ciclo celular (4).

Los diferentes estudios en modelos animales y celulares sugieren el papel de la vitamina

D tanto en la prevención como en el tratamiento del cáncer. Aunque, los estudios en

26

humanos todavía son inconsistentes debido a la cantidad de polimorfismos en VDR

existentes. Estos polimorfismos pueden afectar a la respuesta de diversos componentes

de la dieta y el riesgo de enfermedad, como el polimorfismo Fok1 en el gen que codifica

para VDR, que predispone a un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal, ya que

disminuye la actividad intracelular de 1,25-dihidroxivitamnia D3 (12,67). Sin embargo, la

revisión de Vaughan-Shaw y col. sugiere que altas concentraciones de vitamina D

circulante en pacientes con cáncer se asocia con una disminución del 26% de la tasa

de muerte y del 16% en la tasa de progresión de la enfermedad. Proporciona una

evidencia sólida de que unos niveles bajos de vitamina D se asocian con la peor

supervivencia al tumor maligno (69).

5.2.4.2. Vitamina E

Es una vitamina liposoluble que actúa como antioxidante, conocida principalmente por

inhibir la peroxidación lipídica protegiendo finalmente el ADN del daño causado por la

patogénesis del cáncer. Las fuentes de vitamina E en la dieta son aceites vegetales,

frutos secos (avellanas, nueces, almendras), aceitunas, aguacate y verduras de hoja

verde (espinacas, brócoli) (44,70).

La vitamina E se divide en dos grupos: tocoferoles y tocotrienoles. Los tocoferoles son

antioxidantes y captan especies reactivas de oxígeno y nitrógeno. Diversos estudios

observacionales han mostrado una asociación inversa entre niveles de tocoferoles

aportados con la dieta y el riesgo de cáncer de próstata. Por el contrario, en

experimentos con suplementos de vitamina E no se produjo dicho efecto protector (44).

Los efectos anticancerígenos de la vitamina E han sido atribuidos principalmente a su

poder antioxidante y antiinflamatorio, aunque también posee efectos antiproliferativos

induciendo apoptosis y detención del ciclo celular, antiangiogénicos, moduladores del

sistema inmune e inhibidores de la vía NF-kB y de la enzima HMG CoA reductasa, una

enzima limitante de la velocidad en la vía del mevalonato que produce colesterol,

hormonas esteroideas e isoprenoides, todos ellos necesarios para la supervivencia

celular (70).

Recientemente se ha descubierto la propiedad de este antioxidante para sensibilizar las

células cancerígenas a la acción de diversos agentes quimioterápicos (70). La vitamina

E lleva a cabo su metabolismo activando el citocromo P450, que a su vez transforma a

la vitamina E en carboetil1-hidroxicromano, el cual activa la expresión de enzimas

encargadas de metabolizar fármacos utilizados en la quimioterapia (71).

27

5.2.4.3. Vitamina C

Vitamina hidrosoluble con gran capacidad antioxidante que abunda en frutas, vegetales

de hoja verde, tomates, patatas y pimientos. El papel beneficioso de esta vitamina

consiste en la prevención del daño oxidativo celular al eliminar los radicales libres,

reciclar la vitamina E e inhibir el crecimiento de células cancerosas, concretamente en

cáncer de próstata. Participa como cosustrato de varias enzimas y regula la expresión

génica al interactuar con factores de transcripción (44).

En un estudio clínico llevado a cabo en siete pacientes con cáncer fueron administrados

con ácido ascórbico intravenoso solo o en combinación con la terapia convencional. Se

llegó a la conclusión de que la infusión de más de 100g al día de vitamina C no fue tóxica

para los pacientes y que altas dosis no interfirieron con el efecto del tratamiento

quimioterápico (72). La administración intravenosa puede elevar las concentraciones

plasmáticas hasta 14mM, y mediante experimentos in vitro se ha observado que

concentraciones de 1-5 mM son selectivamente citotóxicas. Se ha postulado como

óptima una dosis de 70-80 g/m2, ya que infusiones más altas no ofrecen beneficios

adicionales. Además, en ese mismo estudio in vitro se concluyó que el ácido ascórbico

potenció la actividad antitumoral de gemcitabina, un fármaco quimioterápico, contra

líneas celulares de cáncer pancreático humano, siendo dos de esas líneas resistentes

a la gemcitabina (73).

5.2.4.4. Carotenoides

Concretamente se van a resaltar las propiedades anticancerígenas del licopeno, un

carotenoide que aporta el color rojo de tomates, albaricoques, pimiento rojo o sandía.

Su absorción a nivel intestinal es mayor cuando se calienta ya que se rompen las

paredes celulares y cuando se toma con aceite, ambas condiciones presentes en el

sofrito característico de los guisos de la cocina Mediterránea (44).

Entre las propiedades del licopeno destaca su actividad antioxidante, propiedades

antiinflamatorias, detoxificación enzimática, inhibición de la proliferación celular e

inducción de apoptosis (15,44). Estudios recientes han probado que el licopeno además

incrementa la concentración de algunas enzimas como glutation-S-transferasa,

peroxirredoxina-1 y sulfuro-quinina oxidoreductasa, que reducen el estrés oxidativo.

Estas acciones centran a este carotenoide como un agente anticancerígeno y

quimiopreventivo y por lo tanto un factor de protección contra el cáncer, en particular

frente al cáncer de próstata, obteniendo en numerosos estudios una menor incidencia

lineal en este tipo de neoplasia con una mayor ingesta de licopeno, situando el umbral

28

entre 9-21 mg/día. También se ha demostrado que concentraciones circulantes mayores

presentaban una asociación no lineal con la incidencia disminuida de cáncer de próstata

en un 3% por cada aumento de 10μg/dl de sus niveles circulantes (74).

5.2.4.5. Butirato

El butirato es un ácido graso de cadena corta producto de la fermentación de la fibra por

las bacterias presentes en el colon y la principal fuente de energía para los colonocitos.

La evidencia muestra un efecto beneficioso del butirato en la prevención del cáncer de

colon debido a sus propiedades antiinflamatorias e inductoras de la apoptosis en

múltiples líneas celulares de cáncer de colon (75).

Su principal mecanismo de acción consiste en inhibir la histona desacetilasa HDAC y

aumentar la acetilación de histonas dentro del promotor p21 (11). Según estudios in

vitro, las células de cáncer de colon humano (HCT116) tratadas con butirato reducen la

expresión de diferentes miR procancerígenos (4).

5.3. Nutrientes bioactivos antioxidantes en la dieta o en suplementos

El daño oxidativo en células y tejidos es clave en los procesos de envejecimiento y en

el desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer. Este hecho ha promovido un

aumento del consumo de suplementos de antioxidantes en los países desarrollados con

el fin de mejorar su salud y retrasar el envejecimiento (76).

Algunos ensayos clínicos que pretendían determinar el efecto quimioprotector de

carotenoides, vitamina D y E, a través de suplementos, no fueron concluyentes, e

incluso se observó que esta suplementación podría ser dañina en individuos bien

alimentados. La revisión de los resultados de un metaanálisis que incluyó 78 ensayos

clínicos randomizados sobre el uso de suplementos antioxidantes en la prevención de

la mortalidad tanto en pacientes sanos como en pacientes con diversas enfermedades,

mostraron que no había evidencia para apoyar estos suplementos ni en prevención

primaria ni en secundaria. Incluso, betacaroteno, vitamina E y altas dosis de vitamina a

incrementaron la mortalidad entre un 10.6-12,9%. En todos los ensayos los

antioxidantes se administraron vía oral solos o en combinación con vitaminas o

minerales (77).

En 2010 las Guías Dietéticas estadounidenses publicaron que no hay evidencia para

apoyar el uso de multivitamínicos y suplementos minerales en la prevención primaria de

enfermedades crónicas (78).

El posible efecto negativo en la mortalidad de la administración de antioxidantes en

forma de suplementos sintéticos se respalda principalmente por la complejidad de las

29

interacciones entre los antioxidantes endógenos y exógenos y los mecanismos

homeostáticos que controlan y previenen la sobrecarga de agentes reductores (4,76).

Esto sugiere que la fuente óptima de antioxidantes para obtener los beneficios

anteriormente mencionados es la dieta, ya que una dieta saludable y completa rica en

verduras, frutas, granos integrales, frutos secos y semillas es fuente de antioxidantes

naturales, vitaminas y minerales y la evidencia epidemiológica respalda sus efectos

protectores sobre el desarrollo del cáncer, enfermedades cardiovasculares y la

longevidad. Sin embargo, son necesarios nuevos estudios para mejorar el conocimiento

de la función y mecanismo de acción que tienen estos suplementos en nuestro

organismo (76).

6. Discusión, aplicabilidad y nuevas líneas de investigación

Dado el aumento alarmante del cáncer en todo el mundo, el impacto de incorporar un

enfoque personalizado para usar la dieta como terapia para frenar el riesgo tiene un

enorme potencial para mejorar la calidad de vida, aumentar la productividad y reducir el

coste de la atención médica.

Los datos recientes confirman que la nutrición y los componentes bioactivos constituyen

unos factores esenciales en la promoción de la salud y en la prevención de las

enfermedades crónicas más relevantes asociadas a la edad. Tanto la calidad como la

cantidad de lo que ingerimos tiene influencia en la promoción de la salud molecular y

metabólica. Cada vez es más evidente que algunos de los componentes de los

alimentos pueden tener una marcada influencia sobre el riesgo de desarrollar los

cambios iniciales y sostenidos en las señales distintivas del cáncer. La capacidad de los

alimentos y sus constituyentes asociados para influir en estos procesos está asociada

a variaciones genéticas que puede influir en la respuesta biológica. La dificultad de

definir esta interrelación reside en los miles de componentes de los alimentos y sus

características biológicas comunes, haciendo difícil el hecho de descifrar cuáles de esos

componentes son los más críticos para reducir el riesgo de cáncer.

La evidencia científica y epidemiológica arroja luz sobre una relación inversa entre el

riesgo de cáncer y el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, fibra y aceite de

oliva, alimentos basado en una Dieta Mediterránea, todo ello en simbiosis con una

actividad física diaria para combatir tanto la carcinogénesis como para atenuar su

desarrollo. Una dieta saludable promotora de la salud deberá estar basada en aquellos

alimentos, principalmente de origen vegetal, ricos en fitonutrientes con potencial

anticancerígeno para extraer al máximo los beneficios que brindan los compuestos

bioactivos.

30

A partir de los datos recogidos en la revisión se detallan a continuación unas pautas

dietéticas que debe cumplir una dieta saludable para prevenir en la medida de lo posible

el cáncer:

1. La dieta debe contener suficientes alimentos vegetales, siendo aconsejado

consumir 400g mínimos al día (10% de la energía diaria) de variedad de frutas y

hortalizas incluyendo cebollas (quercitina), manzanas (floretina); verduras

crucíferas como brócoli, col, coliflor (sulforafanos); frutos del bosque (resveratrol

y antocianinas); verduras de hoja verde (vitamina C, E); ajo (disulfuro de alilo);

frutas y verduras de color rojo como sandía, tomate o pimiento (licopeno); té verde

(EGCG); semillas y aceites vegetales (omega-3, vitamina E); soja y habas

(isoflavonas); frutos secos (omega-3, vitamina E, resveratrol, flavonoides).

2. El consumo de tubérculos y cereales de grano entero se debería corresponder con

un 50% de la energía total. La fibra aportada tanto por los cereales integrales como

por frutas y verduras mejora la función intestinal y promueve la formación de

ácidos grasos de cadena corta como butirato.

3. Uso del aceite de oliva rico en ácidos grasos monoinsaturados y ácidos fenólicos

como principal grasa de adición. La ingesta de grasa total no debe exceder a un

30% de la energía, con predominio de grasas insaturadas.

4. Exposición a la luz solar diaria como fuente para obtener vitamina D.

5. Preferencia de consumo de pescados ricos en omega-3 y vitamina D. Reducir la

frecuencia de carnes y alimentos en salazón, ahumados y conservas con nitratos.

6. Evitar las deficiencias de micronutrientes antioxidantes con la dieta y no con el

consumo de suplementos sin supervisión médica.

7. Consumo moderado de vino, sin exceder dos vasos al día, aportará polifenoles

como el resveratrol.

8. Cocina tradicional a base de guisos y elaboraciones al vapor o cocidas. Evitar

cocinar los alimentos a temperaturas elevadas como parrillas o fritos.

En los pacientes con cáncer instaurado, las recomendaciones se centran en promover

una alimentación saludable que cubra los requerimientos individuales sumados al gasto

energético y proteico que causa la enfermedad, pautando, siempre y cuando sea

necesario, suplementos de micronutrientes supervisados por un médico. Sin embargo,

en el contexto de los nutrientes con propiedades anticancerígenas las cantidades están

aún por determinar y existe controversia. En los últimos años los nuevos ensayos

clínicos establecen márgenes aceptados, aunque no definitivos, como el suministro de

una ración de soja que equivale a 25 mg de isoflavonas en pacientes con cáncer de

mama, 2g/día de curcumina en cáncer colorrectal o 70-80g/m2 de vitamina C. Los tipos

31

de cáncer en los que la investigación va más avanzada en cuanto a la relación dieta-

cáncer son cáncer de mama y colon, los dos tipos de neoplasia maligna más extendidos

en la población entre mujeres y hombres respectivamente.

No obstante, el conocimiento actual de los mecanismos dieta-cáncer es mínimo. Los

próximos avances irán encaminados a diseñar patrones alimentarios específicos que

tengan en cuenta las diferencias genéticas interindividuales, basados en estrategias

eficaces dirigidas a la prevención en la población general y al tratamiento.

7. Conclusiones

❖ El uso de compuestos naturales para modular el epigenoma abre un campo

emergente de epigenética nutricional y ofrece un nuevo enfoque tanto en la

terapia contra el cáncer como en su prevención.

❖ Las rutas nutrigenómicas de nutrientes como polifenoles, omega-3, grasas

monoinsaturadas, vitaminas y minerales en los cuales se basa se basa una Dieta

Mediterránea saludable tienen como resultado un efecto anticancerígeno.

❖ La conexión entre factores dietéticos y las alteraciones epigenéticas es clara en

algunos modelos animales y moleculares, pero los resultados clínicos en

humanos son inconsistentes debido a la alta variabilidad fenotípica en la

respuesta.

❖ Son necesarios nuevos ensayos clínicos para verificar y concretar cantidades

específicas de nutrientes con demostrado poder anticancerígeno con el fin de

prevenir la carcinogénesis y frenar su desarrollo en humanos.

32

8. Bibliografía

(1) Organización Mundial de la Salud. Cáncer: datos y cifras. 2018; Available at: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs297/es/. Accessed 04-04, 2018.

(2) Vargas Hernández JE, Camacho Gómez MP, Ramírez de Peña D. Efectos de los nutrientes y compuestos bioactivos de los alimentos en tejidos y células de cáncer humano: aproximación nutrigenómica. Revista de la Facultad de Medicina; Vol.61, núm.3 (2013); 293-300 2357-3848 0120-0011 2013.

(3) Rescigno T, Micolucci L, Tecce MF, Capasso A. Bioactive nutrients and nutrigenomics in age-related diseases. Molecules 2017;22(1):105.

(4) Ostan R, Lanzarini C, Pini E, Scurti M, Vianello D, Bertarelli C, et al. Inflammaging and cancer: a challenge for the Mediterranean diet. Nutrients 2015;7(4):2589-2621.

(5) Organización Mundial de la Salud. Prevención del cáncer. 2016; Available at: http://www.who.int/cancer/prevention/es/. Accessed 04-04, 2018.

(6) Sanhueza J, Valenzuela A. Nutrigenómica: revelando los aspectos moleculares de una nutrición personalizada. Revista chilena de nutrición 2012;39(1):71-85.

(7) Kang JX. Nutrigenomics and cancer therapy. Journal of nutrigenetics and nutrigenomics 2013;6(3):II.

(8) Beltrán-Miranda CP, Anaya ML, Meza MN, Ibarra MLR, Acevedo LST, Castañeda-Saucedo MC, et al. Relación de la nutrigenómica con el comportamiento alimentario. Revista Mexicana de Investigación en Psicología 2017;4(spe):22-33.

(9) Riscuta G. Nutrigenomics at the Interface of Aging, Lifespan, and Cancer Prevention–. J Nutr 2016;146(10):1931-1939.

(10) Corella, D, Coltell O, Ordovás JM. Genética y epigenética de la obesidad. Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia; 2016.

(11) Remely M, Stefanska B, Lovrecic L, Magnet U, Haslberger AG. Nutriepigenomics: the role of nutrition in epigenetic control of human diseases. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care 2015;18(4):328-333.

(12) Nicastro HL, Trujillo EB, Milner JA. Nutrigenomics and cancer prevention. Current nutrition reports 2012;1(1):37-43.

(13) Sapienza C, Issa J. Diet, nutrition, and cancer epigenetics. Annu Rev Nutr 2016;36:665-681.

(14) Dussaillant C, Echeverría G, Urquiaga I, Velasco N, Rigotti A. Evidencia actual sobre los beneficios de la dieta mediterránea en salud. Revista médica de Chile 2016;144(8):1044-1052.

(15) Urquiaga I, Echeverría G, Dussaillant C, Rigotti A. Origen, componentes y posibles mecanismos de acción de la dieta mediterránea. Revista médica de Chile 2017;145(1):85-95.

(16) Fundación Dieta Mediterránea. ¿QUÉ ES LA DIETA MEDITERRÁNEA? Available at: https://dietamediterranea.com/nutricion-saludable-ejercicio-fisico/. Accessed 10-04, 2018.

(17) Tosti V, Bertozzi B, Fontana L. Health Benefits of the Mediterranean Diet: Metabolic and Molecular Mechanisms. The Journals of Gerontology: Series A 2017:glx227.

33

(18) Trichopoulou A, Kouris-Blazos A, Wahlqvist ML, Gnardellis C, Lagiou P, Polychronopoulos E, et al. Diet and overall survival in elderly people. BMJ 1995;311(7018):1457-1460.

(19) Trichopoulou A, Costacou T, Bamia C, Trichopoulos D. Adherence to a Mediterranean diet and survival in a Greek population. N Engl J Med 2003;348(26):2599-2608.

(20) Bosetti C, Gallus S, Trichopoulou A, Talamini R, Franceschi S, Negri E, et al. Influence of the Mediterranean diet on the risk of cancers of the upper aerodigestive tract. Cancer Epidemiology and Prevention Biomarkers 2003;12(10):1091-1094.

(21) Lagiou P, Trichopoulos D, Sandin S, Lagiou A, Mucci L, Wolk A, et al. Mediterranean dietary pattern and mortality among young women: a cohort study in Sweden. Br J Nutr 2006;96(2):384-392.

(22) Benetou V, Trichopoulou A, Orfanos P, Naska A, Lagiou P, Boffetta P, et al. Conformity to traditional Mediterranean diet and cancer incidence: the Greek EPIC cohort. Br J Cancer 2008;99(1):191.

(23) Samoli E, Lagiou A, Nikolopoulos E, Lagogiannis G, Barbouni A, Lefantzis D, et al. Mediterranean diet and upper aerodigestive tract cancer: the Greek segment of the Alcohol-Related Cancers and Genetic Susceptibility in Europe study. Br J Nutr 2010;104(9):1369-1374.

(24) Agnoli C, Grioni S, Sieri S, Palli D, Masala G, Sacerdote C, et al. Italian Mediterranean Index and risk of colorectal cancer in the Italian section of the EPIC cohort. International journal of cancer 2013;132(6):1404-1411.

(25) Buckland G, Travier N, Cottet V, Gonzalez CA, Luján-Barroso L, Agudo A, et al. Adherence to the mediterranean diet and risk of breast cancer in the European prospective investigation into cancer and nutrition cohort study. International journal of cancer 2013;132(12):2918-2927.

(26) Kenfield SA, DuPre N, Richman EL, Stampfer MJ, Chan JM, Giovannucci EL. Mediterranean diet and prostate cancer risk and mortality in the Health Professionals Follow-up Study. Eur Urol 2014;65(5):887-894.

(27) Grosso G, Biondi A, Galvano F, Mistretta A, Marventano S, Buscemi S, et al. Factors associated with colorectal cancer in the context of the Mediterranean diet: a case-control study. Nutr Cancer 2014;66(4):558-565.

(28) Castelló A, Pollán M, Buijsse B, Ruiz A, Casas AM, Lope V, et al. Spanish Mediterranean diet and other dietary patterns and breast cancer risk: case–control EpiGEICAM study. Br J Cancer 2014;111(7):1454.

(29) Filomeno M, Bosetti C, Garavello W, Levi F, Galeone C, Negri E, et al. The role of a Mediterranean diet on the risk of oral and pharyngeal cancer. Br J Cancer 2014;111(5):981.

(30) Mourouti N, Papavagelis C, Plytzanopoulou P, Kontogianni M, Vassilakou T, Malamos N, et al. Dietary patterns and breast cancer: a case–control study in women. Eur J Nutr 2015;54(4):609-617.

(31) Toledo E, Salas-Salvadó J, Donat-Vargas C, Buil-Cosiales P, Estruch R, Ros E, et al. Mediterranean diet and invasive breast cancer risk among women at high cardiovascular risk in the PREDIMED trial: a randomized clinical trial. JAMA internal medicine 2015;175(11):1752-1760.

(32) Ramírez Sabio JB. Efectos de la dieta Mediterránea y de sus principales componentes en la morbi-mortalidad por cáncer y su modulación genética en el estudio PREDIMED. Tesis Doctoral. Universidad de Vlencia. 2017.

34

(33) Turati F, Bravi F, Polesel J, Bosetti C, Negri E, Garavello W, et al. Adherence to the Mediterranean diet and nasopharyngeal cancer risk in Italy. Cancer Causes & Control 2017;28(2):89-95.

(34) Schwingshackl L, Hoffmann G. Adherence to Mediterranean diet and risk of cancer: an updated systematic review and meta‐analysis of observational studies. Cancer medicine 2015;4(12):1933-1947.

(35) García Ruiz C, Jaquete Pastor M, Resina Sierra E, Sainz Villamayor A. Estudio PREDIMED: efectos de la dieta mediterránea sobre los factores de riesgo cardiovascular y el cáncer de mama. Actualidad en farmacología y terapéutica 2016;Vol 14 Nº2:131-135.

(36) Salas-Salvadó J, Mena-Sánchez G. El gran ensayo de campo nutricional PREDIMED. Nutrición Clínica 2017;11(1-2017):1-8.

(37) Stefanska B, Karlic H, Varga F, Fabianowska‐Majewska K, Haslberger AG. Epigenetic mechanisms in anti‐cancer actions of bioactive food components–the implications in cancer prevention. Br J Pharmacol 2012;167(2):279-297.

(38) Braakhuis AJ, Campion P, Bishop KS. Reducing breast cancer recurrence: the role of dietary polyphenolics. Nutrients 2016;8(9):547.

(39) Gorzynik-Debicka M, Przychodzen P, Cappello F, Kuban-Jankowska A, Marino Gammazza A, Knap N, et al. Potential Health Benefits of Olive Oil and Plant Polyphenols. International journal of molecular sciences 2018;19(3):686.

(40) Pounis G, Costanzo S, Bonaccio M, Di Castelnuovo A, de Curtis A, Ruggiero E, et al. Reduced mortality risk by a polyphenol-rich diet: An analysis from the Moli-sani study. Nutrition 2018;48:87-95.

(41) Granado Serrano AB. Estudios de los mecanismos de acción molecular de polifenoles de la dieta en cultivos celulares y animales de experimentación. Univ. Complutense de Madrid; 2009.

(42) Sancho M, Mach N. Efecto de los polifenoles del vino sobre la prevención del cáncer. Nutrición Hospitalaria 2015;31(2).

(43) Thomas R, Williams M, Sharma H, Chaudry A, Bellamy P. A double-blind, placebo-controlled randomised trial evaluating the effect of a polyphenol-rich whole food supplement on PSA progression in men with prostate cancer—the UK NCRN Pomi-T study. Prostate cancer and prostatic diseases 2014;17(2):180.

(44) López-Guarnido O, Urquiza-Salvat N, Saiz M, Lozano-Paniagua D, Pascual-Geler M, et al. Bioactive compounds of the Mediterranean diet and prostate cancer. The Aging Male 2018:1-10.

(45) Shu XO, Zheng Y, Cai H, Gu K, Chen Z, Zheng W, et al. Soy food intake and breast cancer survival. JAMA 2009;302(22):2437-2443.

(46) González-Albadalejo J, Sanz D, Claramunt RM, Lavandera JL, Alkorta I, Elguero J. Curcumina y curcuminoides: química, estudios estructurales y propiedades biológicas. Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia; 2015.

(47) Park W, Amin AR, Chen ZG, Shin DM. New perspectives of curcumin in cancer prevention. Cancer prevention research 2013;6(5):387-400.

(48) Amin AR, Haque A, Rahman MA, Chen ZG, Khuri FR, Shin DM. Curcumin induces apoptosis of upper aerodigestive tract cancer cells by targeting multiple pathways. PLoS One 2015;10(4):e0124218.

35

(49) Cardona Echeverry AH, Uribe Yunda DF, Cortés-Mancera FM. Actividad antitumoral de la curcumina asociada a la regulación de mecanismos epigenéticos: implicaciones en la vía Wnt/-catenina. Revista Cubana de Plantas Medicinales 2016;21(4):0.

(50) Singletary K, MacDonald C, Wallig M, Fisher C. Inhibition of 7, 12-dimethylbenz [a] anthracene (DMBA)-induced mammary tumorigenesis and DMBA-DNA adduct formation by curcumin. Cancer Lett 1996;103(2):137-141.

(51) Hill K, Gescher AJ, Perkins S, Parveen I, Threadgill MD, Williams ML, et al. Chemopreventive efficacy and pharmacokinetics of curcumin in the Min/ mouse, a model of familial adenomatous polyposis. Cancer epidemiology, biomarkers and prevention 2002;Vol 11:535-540.

(52) James MI, Iwuji C, Irving G, Karmokar A, Higgins JA, Griffin-Teal N, et al. Curcumin inhibits cancer stem cell phenotypes in ex vivo models of colorectal liver metastases, and is clinically safe and tolerable in combination with FOLFOX chemotherapy. Cancer Lett 2015;364(2):135-141.

(53) Kanai M, Otsuka Y, Otsuka K, Sato M, Nishimura T, Mori Y, et al. A phase I study investigating the safety and pharmacokinetics of highly bioavailable curcumin (Theracurmin®) in cancer patients. Cancer Chemother Pharmacol 2013;71(6):1521-1530.

(54) Piroddi M, Albini A, Fabiani R, Giovannelli L, Luceri C, Natella F, et al. Nutrigenomics of extra‐virgin olive oil: A review. Biofactors 2017;43(1):17-41.

(55) Huerta-Yépez S, Tirado-Rodriguez AB, Hankinson O. Role of diets rich in omega-3 and omega-6 in the development of cancer. Boletín Médico Del Hospital Infantil de México (English Edition) 2016;73(6):446-456.

(56) Nabavi SF, Bilotto S, Russo GL, Orhan IE, Habtemariam S, Daglia M, et al. Omega-3 polyunsaturated fatty acids and cancer: lessons learned from clinical trials. Cancer Metastasis Rev 2015;34(3):359-380.

(57) Fabian CJ, Kimler BF, Hursting SD. Omega-3 fatty acids for breast cancer prevention and survivorship. Breast cancer research 2015;17(1):62.

(58) Scoditti E, Capurso C, Capurso A, Massaro M. Vascular effects of the Mediterranean diet—Part II: Role of omega-3 fatty acids and olive oil polyphenols. Vascular pharmacology 2014;63(3):127-134.

(59) Kumarswamy R, Volkmann I, Thum T. Regulation and function of miRNA-21 in health and disease. RNA biology 2011;8(5):706-713.

(60) Sociedad Española de Oncología Médica. Las cifras del cáncer en España. SEOM, Sociedad Española de Oncología Médica; 2018.

(61) Hawcroft G, Volpato M, Marston G, Ingram N, Perry SL, et al. The omega‐3 polyunsaturated

fatty acid eicosapentaenoic acid inhibits mouse MC‐26 colorectal cancer cell liver metastasis via

inhibition of PGE2‐dependent cell motility. Br J Pharmacol 2012;166(5):1724-1737.

(62) Wu S, Feng B, Li K, Zhu X, Liang S, Liu X, et al. Fish consumption and colorectal cancer risk in humans: a systematic review and meta-analysis. Am J Med 2012;125(6):559. e5.

(63) Sasazuki S, Inoue M, Iwasaki M, Sawada N, Shimazu T, Yamaji T, et al. Intake of n‐3 and n‐6 polyunsaturated fatty acids and development of colorectal cancer by subsite: Japan Public Health Center–based prospective study. International journal of cancer 2011;129(7):1718-1729.

36

(64) Yang B, Ren X, Fu Y, Gao J, Li D. Ratio of n-3/n-6 PUFAs and risk of breast cancer: a meta-analysis of 274135 adult females from 11 independent prospective studies. BMC Cancer 2014;14(1):105.

(65) Zheng J, Hu X, Zhao Y, Yang J, Li D. Intake of fish and marine n-3 polyunsaturated fatty acids and risk of breast cancer: meta-analysis of data from 21 independent prospective cohort studies. BMJ 2013;346:f3706.

(66) Schöttker B, Jorde R, Peasey A, Thorand B, Jansen EH, de Groot L, et al. Vitamin D and mortality: meta-analysis of individual participant data from a large consortium of cohort studies from Europe and the United States. BMJ 2014;348:g3656.

(67) Ness RA, Miller DD, Wei LI. The role of vitamin D in cancer prevention. Chinese journal of natural medicines 2015;13(7):481-497.

(68) Feldman D, Krishnan AV, Swami S, Giovannucci E, Feldman BJ. The role of vitamin D in reducing cancer risk and progression. Nature reviews cancer 2014;14(5):342.

(69) Vaughan-Shaw PG, O'sullivan F, Farrington SM, Theodoratou E, Campbell H, Dunlop MG, et al. The impact of vitamin D pathway genetic variation and circulating 25-hydroxyvitamin D on cancer outcome: systematic review and meta-analysis. Br J Cancer 2017;116(8):1092.

(70) Abraham A, Kattoor AJ, Saldeen T, Mehta JL. Vitamin E and its anticancer effects. Crit Rev Food Sci Nutr 2018:1-23.

(71) Betanzos-Cabrera G, Velázquez-Morales BP. Nutrición molecular: ciencia del futuro para el tratamiento nutricional personalizado y la salud. Entretextos 2015.

(72) Riordan HD, Riordan NH, Jackson JA, Casciari JJ, Hunninghake R, González MJ, et al. Intravenous vitamin C as a chemotherapy agent: a report on clinical cases. P R Health Sci J 2004;23(2).

(73) Stephenson CM, Levin RD, Spector T, Lis CG. Phase I clinical trial to evaluate the safety, tolerability, and pharmacokinetics of high-dose intravenous ascorbic acid in patients with advanced cancer. Cancer Chemother Pharmacol 2013;72(1):139-146.

(74) Chen P, Zhang W, Wang X, Zhao K, Negi DS, Zhuo L, et al. Lycopene and risk of prostate cancer: a systematic review and meta-analysis. Medicine 2015;94(33).

(75) Flores Peredo L, Zarain Herzberg Á. Papel de la dieta rica en fibra en la prevención y tratamiento del cáncer: terapia dirigida al manejo del calcio intracelular. Revista de la Facultad de Medicina (México) 2014;57(5):56-61.

(76) Bjelakovic G, Nikolova D, Gluud C. Antioxidant supplements and mortality. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care 2014;17(1):40-44.

(77) Bjelakovic G, Nikolova D, Gluud LL, Simonetti RG, Gluud C. Antioxidant supplements for prevention of mortality in healthy participants and patients with various diseases. Sao Paulo Medical Journal 2015;133(2):164-165.

(78) US Department of Agriculture and US Department of Health and Human Services. Report of the Dietary Guidelines Advisory Committee on the dietary guidelines for Americans. 2010.