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Obras de Lope de Rueda

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  • PRESENTED TO

    THE LIBRARYBY

    PROFESSOR MILTON A. BUCHANAN

    OF THE

    DEPARTMENT OF ITALIAN AND SPANISH

    1906-1946

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    http://archive.org/details/sepancuantoscoroOOboni

  • SEPAN CUANTOS

    COROZA CRTICAPUESTA LA EXECRABLE EDICIN QUE DE LAS

    OBRAS DE LOPE DE RUEDAPERPETR

    DON EMILIO COTARELO Y MORIya del todo colocada en la picota despus

    de la SATISFACCIN LA REAL ACADE-MIA ESPAOLA, que el mismo felibre tu-vo la desgracia de concebir y dar luz,

    por el Bachiller Alonso de

    San Martn.

    En Madrid^ en la Imprenta de Fortanet. 1910.

  • ITALIA-ESPAA

    EX-LIBRISM. A. BUCHANAN

  • EX LIBRIS

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  • Yt>s a^kSEPAN CUANTOS

    COROZA CRTICAPUESTA LA EXECRABLE EDICIN QUE DE LAS

    OBRAS DE LOPE DE RUEDAPERPETR

    DON EMILIO COTARELO Y MORIya del todo colocada en la picota despusde la SA TISFACCIN A LA REAL ACADE-MIA espaola, que el mismo felibre tu-vo la desgracia de concebir y dar luz,

    por el Bachiller Alonso deSan Martn.

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  • PROEMIO

    Dos vecinos honrados de un lugar de Castilla laVieja, entraron en la Casa del Concejo, y, al pisar elprimer peldao de la escalera, vironse sorprendi-dos por un bulto que cay desde el piso principalcon grande estrpito y con tanta fortuna para ellosque de haber avanzado un paso ms les hubiera de-rribado. Retrocedieron espantados, tiempo de queel bulto, dando seales de vida animal, levantbasedel suelo entre ayes y reniegos, y cuando se llegaron l, advirtieron que era un convecino suyo, regi-dor, quien preguntaron cul fuese la ocasin quele haba movido bajar con priesa tan inusitada. Hasido, respondi el despeado, tentndose las magu-lladuras que esos ladrones de arriba (referase los otros regidores), sin ms razn que la de noquerer admitirme la cuenta de ciertas obrillas delPsito, de las que yo estaba encargado, dijronmeque la cal y el yeso que en ellas se emple eran demala calidad, y las maderas podridas con carcoma,y los ladrillos de ripio, y que, con todo, yo lo que-

  • 6

    ra hacer pasar como nuevo : y as se alborotaron detal manera que, amn de darme muchos pescozonesy patadas, cada cual donde poda donde acertaba dar, concluyeron por tirarme por la escalera, delmodo que habis visto. Pero, juro Dios y SantaMara que nadie se ha redo en las barbas del hijade mi madre, ni nadie hasta hoy me las mes, yque de siete que quedan all, los siete han de caerpor esta misma escalera, porque me sobran redaospara ello y aun para muchsimo ms: aguarden unpoco y se convencern de que no hablo humo depajas. No bien hubo acabado de pronunciar la fieraamenaza, comenz subir los peldaos con mayorligereza de piernas de la que podra prometerse des-pus de su forzado descendimiento, y, segn suba, ibadfciendo los otros: Siete han de ser, seores, losque caigan; siete han de ser! Lleven cuenta! Pocoms de un credo tard en oirse rebullicio y es-truendo de zalagarda, mezclado con el ruido de mu-chas voces y ternos de libra , por lo que los dosvecinos se dieron a entender que el cado comenza-ba hacer de las suyas, y ms se afirmaron en ellocuando vieron que un regidor bajaba haciendo vola-tines hasta dar con su cuerpo en tierra. Uno!

    dijeron los que esperaban, disponindose llevar lacuenta de los seis restantes. No hay uno que val-ga! contest el regidor, que era el mismo de an-tes. No hay uno que valga, voto Cristo, porquesoy yo

    ,

    que me han vuelto tirar por la escalera

    abajo!

  • 7

    Ved aqu, oh lectores, lo que le ha sucedido DonEmilio Gotarelo y Mori, quien con motivo de supoco recomendable edicin de las Obras completas deLope de Rueda

    ,

    pretendi hacer pasar por bueno to-do el ripio y cascote que en ellas acert embutir,que fu mucho, y cobrar en autnticas pesetas alfon-ses sus terribles y truculentos comentarios, que, nopor ser empachosos, dejan de ser infundados y exe-crables. Crey, sin duda, el hidalgo que aquello iba pasar inadvertido, dado el poco pblico que tienenen nuestra tierra las producciones eruditas, pero elBachiller Alonso de San Martn le pesc con las ma-nos en la masa, y, afendole su proceder, le hizo ro-dar de cabeza. Levantse el hombre, y, presumiendode lo que no debe ni puede presumir, jur con gestode matachn y aire de bravucn perdonavidas quehaba de pulverizar al Bachiller y arrojarle por la es-calera; y cuando se esperaba ver al graduado cadoy maltrecho , vise que era el propio Mori el que vol-va rodar por los escalones, dejando en ellos, comotestimonios de su marcha triunfal, pedazos de susvestidos, jirones de su pelleja y tal cual trozo decuero cabelludo, como podr comprobar todo el quesiga leyendo oyendo leer, si lo lee oye con aten-cin.

    Pero antes de que comience el solfeo, que va ser

  • 8

    por todos los tonos del canto llano, har algunas ad-vertencias provechosas.

    El Sr, Cotarelo ha contestado mi Silba de varialeccin en un folleto que titula Satisfaccin la RealAcademia Espaola y defensa del Vocabulario puesto las obras de Lope de Rueda por Emilio CotareloyMori, de la misma Academia. Los que hayan ledo laSilba dirn seguramente que lo mejor que podahaber hecho el Sr. Cotarelo era callarse la boca yenmendarse en lo sucesivo, pero que, de contestar aqulla, estaba en el deber de irse al fondo del asun-to y dejar un lado otra clase de intereses que nofueran exclusivamente literarios. Yo creo pies jun-tos que as lo entendi el Sr. Cotarelo, pero creotambin que lo practic con tan mala suerte y contan adversa fortuna, que ha dado lugar que mur-muren los maliciosos y digan que el folleto citado esdemostracin palpable de que su autor le impor-tan un pito las cuestiones literarias y que lo que msle molest de la Silba no fueron los silbidos ni losvayas que all se le dieron por los muchos erroresen que incurra, sino el cavilar que la zurribandapodra influir en el nimo de la Academia para questa se tentase la ropa antes de encomendarle elcuidado de otra edicin anloga; con lo cual pensque desaparecan cuando menos que se hallabanen peligro de desvanecerse las esperanzas que de

  • 9

    beneficiar el filn mansalva el glosista haba con-cebido. Apoyan este juicio (que no vacilo un punto'en calificar de temerario), diciendo que el folletodel Sr. Cotarelo no es una contestacin al mo, sinouna satisfaccin (i) la Real Academia Espaola, sa-tisfaccin que, por cierto, nadie le pidi, y claro esque excusatio nou petita, etc.; aaden que, al escri-birlo, no fu otro su deseo que el de satisfacer' almencionado Cuerpo, quien tanto ama y venera (2)ni otro $u principal anhelo que el de ofrecer la vindi-cacin d la Academia para que, en vista de ella, lesiga considerando merecedor de la confianza que le

    otorg (3) al concederle la honra de cuidar la edicinde las obras de Lope de Rueda (4); y dicen, por lti-mo, que el hecho de imprimir el folleto, no para sa-carlo luz en las libreras, sino para regalarlo

    quien l le convenga que lo lea, induce sospecharque algo ms que el inters literario le movi es-cribirle. Aunque estas maledicencias parecen traer

    (1) Portada del folleto.

    (2) Pg. 4.

    (3) ;Sabe el Sr. Cotarelo lo que significa otorgar? Yo creoque no, porque si lo supiese no lo hubiera empleado en laacepcin que lo emplea. Otorgar es condescender, consen-tir, conceder, y en cualquiera de estas tres acepciones re-sulta peor el sentido de la frase; la confianza que me condes-cendi al concederme, la confianza que me consinti al con-cederme, la confianza que me concedi'al concederme. De-dislate de albarda sobre albarda no hay quien le libre.

    (4) Pg. 84.

  • 10

    vislumbres de verosimilitud, repito que yo no lesdoy crdito alguno. El Sr. Cotarelo tiene su famacimentada en roca viva y demostrados con excesosu desinters y su amor pursimo las Letras paraque nadie que le conozca le crea capaz de hacerlasmateria y ocasin de mercanca. Lo que hay es quela negra le persigue y que, siendo un altruista decuerpo entero, tiene la desdicha de que siempre queintenta una obra en beneficio del comn, le sale eltiro por la culata. Recuerdo muy bien que, cuandodenunci sus vecinos los Humbert, en aquellosmomentos en que toda la prensa de Europa y Am-rica le pona como hoja de perejil, publicando su re-trato al lado del de los famosos aventureros, y enaquellos das en que las tiples y los tenores del g-nero chico se permitan en los couplets hacer chistes

    y chirigotas su costa, tuve que sostener, no una,sino muchas acaloradas discusiones con los que de-can que el ilustre acadmico de la Espaola, al darel soplo la Polica, ms bien que movido por losaltos intereses de la Justicia lo fu por la gratifica-cin ofrecida por el Gobierno francs; y recuerdoasimismo que tuve que reir con un grande amigomo que, dejndose arrastrar por la corriente delvulgo, atacaba al Sr. Cotarelo con tal saa, que lleg

    pedir su cabeza, por lo menos parte de ella; ydigo que re con l por creer entonces, como sigo

    creyendo ahora, que el acto del Sr. Cotarelo no fuuna delacin , en el bajo sentido que se da esta pa-labra, sino un himno cantado en loor del cumpl-

  • II

    plimiento espontneo de los deberes cvicos. Qutena que ver aquello con una delacin, ni cmo po-da hacerla el Sr. Cotarelo, que en uno de sus librosllam poco noble al oficio de delator? (i).

    Pero, si nada hay que reprochar respecto del des-inters mostrado por el Sr, Cotarelo en su contesta-cin, no puedo decir lo mismo, y me pesa, en loque atae al procedimiento que utiliza, pues se valede algunas maturrangas que no pueden pasar pormoneda corriente.Aseguraba un maestro mo que la mejor prueba

    que un hombre puede dar de ser tonto de capirote*es suponer que todos los dems lo son, y aunque yocreo y sostengo que el Sr. Cotarelo no es tonto, digoque en esta ocasin ha procedido del mismo modoque si lo fuese, porque, juzgando tontos los dems,declara con seriedad y aplomo dignos de un pon-tfice, que al hacer mi crtica slo tuve razn entres casos, y que, para eso, dos de ellos son erroresmateriales descuidos de pluma, y es el otro unaerrata de imprenta; dicho lo cual, se queda ms fres-co que una vercunda lechuga y prosigue tan cam-pante su Camino, bien como aquel que habiendo des-

    (i) ... el famoso Rodrigo de Cota, que parece haba des-cendido alpoco noble oficio de delator, etc. Cotarelo: Cancio-nero de Antn de Montoro (Madrid, 1900, pg. xxn).

  • 12

    cargado su conciencia, nada tiene que temer de Diosni de los hombres. Ya s yo que los que conozcan miSilba no dejarn de sonrerse ante alarde tal de sin-ceridad bonachona, pero, por si hubiere alguien dis-puesto dejarse dar gato por liebre, me propongodemostrar en las pginas que siguen que los errorescometidos por el Sr.-Cotarelo fueron, no slo ms detres, sino muchos ms de los que hube de sealar enla Silba, y para ello comenzar por contestar lasprincipales rplicas del Sr. Cotarelo. Digo las prin-cipales y no todas, por dos razones: la primera,porque as lo tengo por conveniente; la segunda, por-que, de contestar todo, seria preciso reproducir mifolleto anterior, y como esto no puede hacerse, mehe visto en la necesidad de contentarme con elegirdel de D. Emilio Cotarelo los dislates de mayor cali-bre; aun as, y pesar de haberlos cribado con zaran-da de garbanzos, temo que su cantidad supere lapaciencia del lector. De que no le contest todo, nopodr quejarse D. Emilio, ya que l hizo lo mismoconmigo; porque debe advertirse que aunque pro-mete en su opsculo que va poner por el mismoorden que yo las coloqu las palabras en que combatsus glosas y explicaciones, luego no cumple su pro-mesa, pues de ciento noventa y cuatro voces que miSilba contena, el Sr. Cotarelo slo contest setenta

    y seis, dejndose en el tintero las ciento diez y odiorestantes, que son, prximamente, las dos terceraspartes del total. Despus de esto, y para que el se-or Cotarelo se convenza de que al Bachiller no le

  • 13

    duelen prendas, pondr, por va de apndice, un Glo-sario dividido en las ocho secciones que se expresan continuacin:

    I .a Voces que estn en el Diccionario con la mis-

    ma acepcin que les da el Sr. Cotarelo.2.

    a Voces que incluye el Sr. Cotarelo sin necesi-dad alguna, por ser de todos conocida su significacin.

    3.a Voces que el Sr. Cotarelo da torcida inter-

    pretacin con motivo de las cuales comete gravedesliz su entendimiento.

    4.a Voces cuyo significado no explica el Sr. Co-

    tarelo, no haciendo otra cosa que transcribirlas deltexto al glosario.

    5.a Voces cuyo significado se pone en duda.

    6.a Voces cuyo significado se ignora, segn pro-pia declaracin.

    7.a Voces cuya significacin da el Sr. Cotarelo

    sin ms prueba que su honrad palabra.8.

    a Voces y locuciones notables que, estando enlas obras de Lope de Rueda, no alcanzaron el honorde ser incluidas en el Vocabulario del Sr. Cotarelo.Y luego, que juzgue el pblico y decida si los

    errores del Sr. Cotarelo fueron tres fueron tres miL

    * *

    Otra candidez en que incurre el Sr. Cotarelo, fuerza de querer echrselas de listo, es la de preten-der zafarse del asunto, para dejar al Bachiller frente frente de la Academia Espaola.

  • 14

    Es triquiuela muy usada por los chiquillos (y aunpor algunos varones mayores de edad), cuando tienenrabia otro, llevar la cizaa un tercero quienjuzgan con ms arrestos, para ver si ste muerde elcebo y, dando crdito al chisme, la emprende con elque estorba al chismosillo, proporcionndole de pasoel piadoso gustazo de presenciar los toros desde la,barrera, la varonil satisfaccin de sacar la sardinadel ascua con ajena mano. Que tales fueron los dul-ces designios del mancebo, descbrelo cada pasoen las pginas de su folleto

    :

    ...llvame redactar la presente defensa el deseode satisfacer la Academia Espaola, quien tantomamo y venero, ya que por mi causa, con pre-texto de maltraerme m, se la maltrata ella (ij.

    Pero, qu le habr hecho la Academia esteBachiller Alonso? (2).

    ...fuerza ser concluir que slo un impulso irre-sistible de meterse con la Academia, la que zaran-dea su gusto, pero con la misma razn que en todo,le movi elegir una de las menos imperfectas de misobras (3) como tema fingido para el otro propsito (4).

    Este usadsimo recurso me trae la memoria elconocido cuento de aquel Alcalde de Corte quien

    (1) Pg. 4.

    (2) Pg. 11.

    (3) Cmo sern las dems, cielo santo, cuando el mis-mo autor confiesa que esta es una de las menos malas

    !

    (4) Pg. 11.

  • cruzaron el rostro de una formidable bofetada, y yn-dose querellar al Rey, le dijo:

    Es cierto, Seor,

    que las ofensas inferidas en la persona de un Alcaldede Vuestra Majestad han de entenderse inferidas Vuestra Majestad misma?Ciertamente es as, con-test el Rey. Entonces el Alcalde relat el caso muypor extenso, y concluy diciendo:Como ve Vues-tra Majestad, Seor, han dado una bofetada Vues-tra Majestad en las mejillas de vuestro Alcalde. A loque el Monarca repuso:Pues hijo, lo siento mucho,pero ah me las den todas.Ah me las den todas, dijo tambin la Academia,

    porque, en efecto, la Academia no hizo caso de DonEmilio pesar de sus indirectas, antes bien, le dio entender con su silencio que si le picaba y querarascarse, tendra que hacerlo por su cuenta y ponien-do sus uas en funciones rascatorias. Es ms; yo sque los inquilinos de la docta Casa se han redo muy su sabor del chpiti chpete que cay sobre lasespaldas del crtico, y que alguno de sus ilustresmiembros, despus de haber ledo la satisfaccincotareliana, hubo de exclamar: peor est que es-taba! Sepa, no obstante, D. Emilio que cuando elBachiller quiere hacer una cosa, ni hurta el cuerpo,ni necesita que le azucen, ni acostumbra buscarpor trochas y veredas lo que puede conseguir yendopor el camino real, ni finge temas para encubiertospropsitos, pues entiende que todas estas son arti-maas de bellacos, y que traen no s qu tufillo decobarda que denigra y envilece quien las usa. Si

  • i

    con ocasin de las Obras de Lope de Rueda habl dela Academia, fu debido que esta cometi la lige-reza de autorizar la edicin, permitiendo que salie-sen bajo su amparo y con su nombre las tremebun-das pifias que seal en mi Silba y las que voy sealar ahora, las cuales nos ponen en ridculo anteEspaa y ante el extranjero; pero conste que alempuar la pola no rae movi ello, como afirmaD. Emilio, un impulso irresistible de meterme con laAcademia y de zarandearla mi gusto, porque si lohubiera sentido lo hubiera hecho, sino un deseo in-contrarrestable de meterme con el Sr. Cotarelo, dezarandear al Sr. Cotarelo, de silbar al Sr. Cotarelo,de silbarle, s, con todas mis fuerzas, como ahora losiento de seguir silbndole y como lo volver sen-tir tan pronto como sepa que ha hecho de las suyasen otra edicin acadmica, porque pienso vivir pre-venido y con el arma al brazo para darle el alto siotra vez intenta sorprendernos con entruchadas se-mejantes. No s si me habr explicado con claridad.

    *

    En cuanto la prosa del folleto, preciso es reco-nocer que es algo peor que la que el Sr. Cotarelo

    acostumbra usar, cosa harto explicable si se tiefeen cuenta que escribi muy de prisa su contestacin,movido del natural y legtimo deseo de sincerarse loantes que le fuese posible, y, de esta suerte, si esevidente que abundan los prrafos que no se entien-

  • i7

    den y tampoco escasean aquellos otros francamentemazorrales, debe achacarse la causa mencionada,pero en modo alguno que Don Emilio no sepahacerlo algo mejor. Hay tambin defectos de sinta-xis, entre los que sobresale, por lo ingente, la defen-sa de/un cuya, del que si dije en mi Silba que valaun Potos, digo ahora que, despus de la defensa,vale todo el territorio del Per; y se observan ade-ms faltas de ortografa, cuya insistencia aleja todasospecha de errata, como probar ms adelante;pero, en fin, todo esto es de poco momento y no eslcito exigir que un hombre, aunque este hombre seaD. Emilio Cotarelo y Mori, sepa cuanto hay quesaber en el mundo y est exento de imperfecciones.

    Pero si la prosa es tan medianeja como se hadicho, en cambio el contenido del folleto es unaverdadera maravilla, un alarde pasmoso de saberuniversal, hasta el punto de que bastara esta obrapara dar derecho al Sr. Cotarelo figurar entre losgrandes polgrafos espaoles. Su lxico, copioso ypintoresco, ofrece los vocablos montones; quieredecir, por ejemplo, que son fros los chistes de laSilba, y aqu los llama lapones, all esquimales,acull tiritones, ahora lgidos, despus siberianos,luego nipones, ms tarde cadavricos; quiere ponde-rar lo craso de una, ignorancia, y la denomina pind-rica, homrica, esquilica y sofoclea; quiere... pero

    qu seguir, si todas las pginas de la Satisfaccinson prueba elocuentsima de mi aserto? No menosnotable es el conocimiento de los idiomas de que da

    2

  • i8

    repetidas muestras en su opsculo, citando conasombrosa y no afectada facilidad frases como muitocontra a sua vontade y qui potest capere (i) capiat,que proclaman los cuatro vientos el dominio abso-luto que tiene de las lenguas vivas y muertas. Sinembargo, la cualidad por la que ms resplandece elautor en este folleto, con ser tan sobresalientes los

    mritos y excelencias que quedan apuntados, es porel tico gracejo de su pluma, no superado hasta hoydesde los tiempos del gran Quevedo, por el gallardodonaire de sus ocurrencias, por las sales peregrinasde su ingenio y por la fina agudeza de su stira;recurdese, si no, cuando con grcil intencin y hu-morismo incomparable llama mi Silba tocata desilbato, cuando me pregunta con felicsima frase sicre que todo el monte era... bolarmnico, cuandoatina con la palabra Turroografa, nica para desig-nar la ciencia disciplina que trata de los turrones, cuando con fisiolgica propiedad, digna de un albei-tar, llama gaticida un capador de gatos, cuandohace aquel estupendo y memorable chiste, de saborarcaico, es cierto, pero, chiste, al fin, costa de lasgrandes orejas del que fu Presidente del Consejo deMinistros, Excmo. Sr. D. Jos de Posada Herrera

    (q. e. p. d.), condiscpulo del Sr. Cotarelo (2). Pero

    (1) Por cierto, que sobra el acento que coloca en la a decapere

    ,

    porque en latn no se acentan los esdrjulos.(2) Estudiaron juntos las primeras letras en la escuela

    parroquial de Pelgano, segn me han dicho.

  • 19

    cuando el escritor rinde la gracia su talante y al-bedrQ y la pone en el punto y cima que la graciapuede alcanzar, es al decir aquello de que el Ba-chiller, hiriendo de Don Hermgenes... etc.. Qupudiera decir ms el mismo inventor de los chistes?]Miren qu misterio encierra aquella palabra hiriendo,que cualquiera que no fuese el Sr. Cotarelo lehabra costado ms de un mes de estudio! Digo quecuando se llega este hiriendo, no vale ni gravedadni echrselas de serio, porque al leerlo los tristessecan sus lgrimas, los melanclicos sonren, los cir-cunspectos se alborozan, los alegres rompen en car-cajadas y todos se complacen y dan seales de reci-bir contento y regocijo.No vaya suponerse que porque abunden los chis-

    tes carece el folleto de profundsima doctrina, ex-puesta en forma de sentencias aforismos hipocrti-cos, los cuales unas veces dan oportunidad para lasosegada meditacin, como cuando dice que unacosa es que una piedra afile las hachas y otra que seala misma hacha (i); otras presentan ocasin propiciapara una serie de concatenados razonamientos, comocuando afirma que si una palabra puede tener dos ms significaciones, claro es que no podr tener lasopuestas (2); otras inducen la previsin y al cui-dado, como cuando nota con insigne acierto, hijo deuna larga y provechosa experiencia del mundo y de

    (1) Pg. 15.(2) Pg. 15.

  • 20

    los hombres, que las bolsas siempre estn descui-dadas (i), y otras, en fin, que mueven meditar enla dolorosa desproporcin que existe entre la magni-tud de las humanas aspiraciones y la pequenez denuestras fuerzas, como cuando exclama: Qu ls-tima que no se pueda capar el Diccionario!... (2).

    Sentencias y pensamientos como los transcritos sehallan sembrados granel en todas las pginas delfolleto, y no vacilo en asegurar que si con cuidado serecogiesen, clasificasen y ordenasen, pudiera for-marse con ellos un verdadero cuerpo de doctrina yacaso, acaso, todo un sistema filosfico.

    * *

    Dir, para terminar este proemio, que el Sr. Cota-relo no se limita en su folleto la defensa, sino que,dando pruebas de un temple viril y de una poderosaacometividad, esgrime con formidable empuje lasarmas del ataque: su voz adquiere entonces los tr-gicos acentos de las trompetas de Jeric y truena contan potente energa, que el nimo ms denodado sesobrecoge y aterra, sintiendo el pnico agorero, pre-cursor de las grandes catstrofes. Yo me haba pro-puesto imitar su estilo al contestarle; pero fu en

    vano, pues se repiti una vez ms el caso narrado enla fbula del jilguerillo que quiso igualarse con el

    (1) Pg. 72.

    (2) Pg. 45-

  • 21

    buitre; por mucho que escrib y tach, torn escri-bir y torn tachar, no pude componer ms que unsolo prrafo que est muy lejos de ser modelo deperfeccin, digan lo que quieran algunos amigoscomplacientes que, despus de haberlo ledo y re-ledo, haciendo de l muchas alabanzas y lisonjas,convinieron en que es imitacin tan felicsima, quepor el tono, conceptos, frases y palabras, ms que deimitacin, tiene las apariencias de una copia. El p-rrafo, que estaba destinado para el comienzo, decade este modo:

    El Sr. Cotarelo, quien juzgu hombre de mspesquis, con esa honradez y lisura de que vino da-ado muestras en todas ocasiones, ha escrito un im^pertinente folleto, lleno de pedanteras dignas deDon Hermgenes, en el cual folleto (i) se mete > hablar de todo sin saber nada con fundamento, daapruebas de no tener pizca de sentido comn, se fijaen insignificantes descuidos de los que no hara caso>un crtico de buena fe si ser tonto el hombre! yemplea una ruin y despreciable tctica polmicaque le da ocasin al criticastro para ensuciar el pa-

    (i) El Sr. Cotarelo hubiera escrito en cuyo folleto, por-qu despus de haberle vapuleado en mi Silba por el mal-empleo que haca de aquel relativo, insiste en su error ytengo que vapulearle de nuevo, ver si de una vez le meto-en la mollera el valor de dicha palabra. Es ciertamente ver-gonzoso que tenga que aprender tales cosas todo un Acad-mico de la Espaola.

  • 22

    pel de ochenta y cinco pginas y zaherir algunosde mis libros, sin tener en cuenta que ms honrosoy digno que morder y babosear obras ajenas serarescribirlas propias, originales y felices: qu desfa-chatez y cunta ignorancia! oh, crtico honradoloh, buena fe, nobleza y sinceridad de crtico! Cmo haba de arreglrselas si no faltara la verdad? Enfin, all se las haya, que yo no le alabo el gusto.Hay recursos en las polmicas literarias que slo^demuestran el paladar moral, grados de educaciny medio social ordinario del que los emplea. Tengopor costumbre de autor la de contestar en lo queme concierne las crticas literarias, porque de la controversia honrada y leal suele quedar gananciosala verdad, pero sucede veces que, no el deseo delograr este fin, sino otros bastardos agentes, como

    la envidia, el ansia de notoriedad, una inclinacin^perversa otra mala pasin guan la pluma del cr-tico, escamoteando y suplantando los trminos de ladiscusin, faltando sin empacho la verdad, usan-do, en fin, de las artimaas que con tanta periciazurden los discutidores de mala fe, y entonces noquedan ms que dos caminos: que un tribunal dehonor imponga el debido castigo quien as pro-cede si aquel tribunal no puede entender en el^asunto, porque se trate de algn descalificado, to-marse la justicia por su mano en forma tan eficazque sirva de escarmiento estos rateros y estafa-dores literarios.

  • 23

    Este era el prrafo, pero tuve que renunciar seguir imitando el estilo, porque el grande esfuerzoque me cost escribir las lneas que anteceden noera para repetido, ya que no todos nos es dadocomo al Sr. Cotarelo mantener constantemente nues-tra pluma tono de capilla; y as, hube de proseguirmi camino en lenguaje llano y corriente, que es elmismo con que le voy decir al Sr. Cotarelo, por-que le quiero bien, que pues es tan sesudo, procurereprimir las excitaciones de la ira la que en muchasocasiones da rienda suelta en el folleto, afeando consalpicaduras de clera y de atrabilis el sereno clasi-cismo de sus pginas. Piense tambin en que lassuaves advertencias y tranquilas amonestaciones quele he hecho y he de hacerle van su provecho en-caminadas, y as, cuando vea sealado por m algnerror de monta algn dislate de ms de la marca(que ser con frecuencia), no se enoje ni se irrite,antes bien, sienta el dolor de atricin, primero, el decontricin, despus, y, haciendo firme propsito dela enmienda, pase valientemente, y lo antes posible,del propsito las obras. Y sobre todo esto, yo leaconsejo que lleve siempre descubierta la intenciny limpia de toda mcula de zancadilla de argucia,porque muchas veces peor que ser tonto es quererpasarse de listo, y el que lo intenta se pone en gravepeligro de ganarse un vaya perpetuidad, como elque se gan Carriazo por emplear artimaas cazu-rrescas, vaya con el cual le cucaban los chiquillospor calles y por plazas hasta que lograron que fuese

  • la pesadilla y tormento de su vida, pues siendo yaviejo, segn nos cuenta Cervantes, an tema quecuando menos se catase haba de remanecer en algu-na stira el famoso daca la cola, asturiano!: asturia-no, daca la cola!

  • 2 5

    Nabos, tronchos y badeasque en aqueste sitio estis

    ,

    tan largos, duros y feas,

    y las gentes recordisfestejones y peleas;todos podrn comprender,al veros cubrir el suelo

    ,

    que, saliendo contender,aqu zurr el Bachillerdeslices de Cotarelo

    y Mori.

    Causaron los disparatesdel glosador garrafalgran tormenta de dislatesy esta lluvia torrencialde pepinos y tomates.No volver suceder,gracias quien tuvo celo

    ,

    pues, hasta ms no poder,aqu zurr el Bachillerdeslices de Cotarelo

    y Mori.

    Queriendo hacer un glosariode palabras anticuadas,nos larg un Vocabulario

    ,

    que ms parece un rosariode simplezas y porradas.Vaya mondongo venderel autor del tal buuelo,ya que , todo su placer,aqu zurr el Bachillerdeslices de Cotarelo

    y Mori.

  • SeQUICUR SIBILHCIO

    Aburro (verbo) Entrego.Bendito sea el poderoso Al!, dice el Bachiller al co-

    mienzo de esta segunda somanta: bendito sea Al!, repitetres veces 1

    , y aade que da estas bendiciones por ver quetiene ya en campaa al consabido hidalguete del Glosario,que ahora, ms todava que en su primer manteamiento, va ofrecernos ocasin propicia de apreciar lo mucho quealcanza su sabidura, las innmeras luces que natura prdi-ga encendi en su privilegiado intelecto y la brava resisten-cia de sus astricas espaldas.

    Y, tornando anudar el hilo del cuento que se comenzen la Silba, prosigo diciendo que despus de haber escritoD. Emilio que aburro es entrego y replicdole yo que allaburrir estaba en equivalencia de aportar, an se obstina enla versin, jurando que no le apearn de su aburro frailesdescalzos que viniesen rogrselo.

    Mire, D. Emilio, que me pesa mucho de tener que zurrar labadana vmd. sobre los mismos cardenales, livores, ronchasy ampollas que le causaron y levantaron los pasados verga-jazos, y que as le requiero, por ltima vez, para que res-ponda si an se emperra vmd. en que aburrir es entregar.El hidalgo:S me emperr, en efeto,Pues, amigo mo, replico yo, buen nimo y no se extrae

    del mal que pueda sobrevenirle por tamaa terquedad; pre-pare las costillas y manos la obra,Vuestra merced recordar que le dije que, segn la Aca-

    demia,la acepcin del verbo aburrir que conviene al texto

  • 28

    de Rueda, no puede ser otra que la de aventurar algn di-nero... para lograr una ganancia. Apunte vmd. el signifi-cado y ahora comportemos los textos, como dice vmd. confrase acadmica, pero inaguantable, y veamos si se trata deuna entrega, cual vmd. afirma, de una apuesta, como sos-tengo yo. Odo.

    Quirl. . . Pero, pues nuestra contienda ms en obras que en palabras consiste, mira qu premio quieres que pongamospara que se lleve aquel que por vencedor de nuestra luchaquedare.Burgato: Qu? Una buena joya...Quiral : Antes me parece que se pongan dos , t tina y yo

    otra,

    porque si yo ganare,

    quede Ubre la ma y pueda gozarde la de mi contrario.

    Hasta ahora, la accin presenta todo el mecanismo eco-noma de una apuesta, como dira uno de esos nios integra-les que, en viaje de novios, salen para el extranjero conpensiones del Estado. Adelante.

    Burgato: Y qu cosa tienes t, veamos, que sin ver-genza de quien despus lo alcanzare saber puedas tapostar...?

    Hidalgo! Osteis? Me parece que ya ha salido el vocablo.Tenga vmd. mucho ojo, porque sospecho que viene arrufal-dado contra vmd. Sigamos.

    Quiral: Pues... ves aqu este mi cayado... el cual de mipropia gana aburro.

    .

    .

    Burgato... Pues ves aqu este mi vedijudo sombrero... Yaunque s que en el apostar te tengo ventaja...

    Hidalgo, alerta! Alerta! Que el vocablo ha vuelto salir dos pasos del aburro , lo que prueba que Lope us las dospalabras como sinnimas. Y lo peor del caso es que este l-timo texto lo cit vmd. sin caer en la cuenta y sin leer losantecedentes y los consiguientes. Fjese, caray, y no sehaga el desentendido, que la cosa va con vmd!

    Quiral: Pues, sus... veremos quien queda vencedor.Burgato: Espera, espera, que si no me engao lo mejor

    y ms principal nos falta.

  • 29

    Quiral : Y cmo ?Burgato: no ves, bobo... que falta la tercera persona

    para que sea entre nosotros dos por juez admitido?Ay, D. Emilio de mi alma! No doy un cuarto por vuestra

    merced! El mecanismo de la apuesta sigue mostrndose lasclaras, porque, en efecto, es costumbre en muchas de ellas,someter el resultado la apreciacin de un tercero, en quiense depositan, para garanta del pago, las cantidades obje-tos apostados. Esta tercera persona es en la ocasin presen-te el pastor Aleto, de quien se dira que ms bien que serjuez de la contienda, ha salido escena administrar conla cayada un estacazo vmd., porque despus de departircon los dos rivales, y temiendo que la apuesta se conviertaen pendencia, les dice:

    Aleto: Tate, tate, pastores! Que no conviene en ley deamistad semejantes apuestas, sino t, Quiral, toma tu cayadoy t , Burgato, tu sombrero. . .

    iDon Emilio! Don Emilio! Que viene el vocablo por ter-

    cera vez y ahora esgrimiendo una tranca! No se lo decayo! Corra, corra, que le pesca! Corra, que le santigua!Corra, que le va hacer cisco!... Catapln! VlgateDios!! Por huir del uno, tropez en el otro y creo que seha desfocicadol En qu tropez el cuitadn?En un texto de Lucas Fernndez que haba comportadoy

    mayor abundamiento, para demostrar que aburrir es lamismo que entregar.Y cul fu el texto? Este:

    Pastor:

    Daldo, daldo prigonar,

    y aborri un maraved.

    Demonio! Pues se ha dejado los sesos en el condenadotexto! Pobre hombre! Y todo por sostener, como sostuvo,que el pastor manda al otro que entregue un maraved alpregonero.

  • 30

    Lo veis, hidalgo! Apenas andada una pgina de vuestradesdichada Satisfaccin, disteis de bruces. No reparsteis,cuerpo de tal, en que ni el pastor manda , sino que aconseja,ni el verbo aborrir es lo mismo que el verbo aburrir? (i).No visteis que aborrir significa en el texto de Rueda abo-

    rrecer',

    despreciar, tener en menos, acepcin en la que seemplea todava cuando se recomienda uno que no sea ta-cao y gaste el dinero en cosa que puede serle de ms pro-vecho que lo que importa el gasto que se hace en conseguir-la? Si no os viera, hidalgo, tan maltrecho como os veo, que,ms que para plticas, estis para bizmas y emplastos, osdira, como ejemplo, que cuando el pasado ao me pregun-taron si haba ledo vuestra edicin de las Obras completasde Lope de Rueda, contest: Yo no gasto los cuartos en loslibros de D. Emilio; lo que me replic mi interlocutor:pues debiera usted aborrecer seis pesetas y comprarlas,porque con ellas se llevara usted su casa diversin paracuatro aos.

    Y creo que va ser verdad!

    Adobar gorras.Si tendr buena fe el hidalgo, que, habindole dicho yo

    que erraba al escribir debe de referirse las de piel confelpa, que eran las que solan propiamente adobarse (puestoque adobar tiene el sentido de componer, aderezar, ytanto podan en tal concepto adobarse las gorras de piel,como las de cualquiera otra materia), ahora escribe muysatisfecho que de los materiales empleados para hacer go-rras

    ,slo las pieles eran susceptibles de ser adobadas

    .

    Qu tiene que ver lo uno con lo otro?

    (i) El Diccionario trae el verbo aborrir y el verbo aburrir comodos verbos distintos, pero el Sr. Cotarelo, que lo ignoraba, crey queel aborr ( aborrid) de Lucas Fernndez era lo mismo que abtirr (aburrid), aunque dicho ms rsticamente; prueba de que as lo en-tendi es que en ello se funda para decir que Lucas Fernndez ex-trema ms que Rueda el lenguaje rstico.

  • 3i "

    Mas qu veo? Venid ac, gorronazo, academicastro, quevais catar la de rengo! No decs ahora que de los materiales empleados para

    hacer gorras, slo las pieles eran susceptibles de ser adobadas? Eso digo en la pgina 14 de mi Satisfaccin. Pues entonces, por qu diablos afirmsteis en el Glo-

    sario que las gorras de piel con felpa, eran las que solanpropiamente adobarse

    ?

    No entiendo.No me sorprende. A ver, hidalgo, abra el Diccionario

    l

    Qu dice ser felpa > Tejido de seda, algodn, etc., que tiene pelo por el haz. Luego vos, que afirmsteis que propiamente se adoba-

    ban las gorras con felpa (1), ahora lo negis, asegurando queslo las pieles eran susceptibles de ser adobadas.Voy creyendo que vmd. tambin se le puede adobar con

    felpa, en la otra acepcin que da el Diccionario , que tan biendecs conocer.

    Poda ser adobado oh seor de Mori!, cual vos, el mis-msimo Leo, simple del Colloquio de Tymbria, como es dever por la pg. 1 12 del tomo 11.Por ltimo, oh hidalgo! Si reconocis que poda haber

    gorras de pao (cosa que no podis negar sin dudar de laluz meridiana), qu me contis del siguiente texto de lasCortes de Jerez de 1268: ... pannos de duenna planos synadobo, dose sueldos de pepiones ; e con perfil e con otro ado-bo, vn mr.?

    Aguaceros torbellinos.

    El Sr. Cotarelo, en un momento de deliquio esttico, muyraro en l, cogi su ebrnea policorda y dijo que lo quequeda copiado era una hermosa frase para denotar lluvias

    (1) Se adobaban hasta las mancebas de los clrigos, como pue-de ver vmd. en cierto Ordenamiento de Enrique II. (Documentos delArchivo general de la villa de Madrid; 1906 ; II, 42).

  • 32

    copiosas coa. ventiscas fuertes, lo que yo hube de opo-.ner que la significacin que el Diccionario de la Academiada la palabra ventisca es la de borrasca de viento y nie-ve

    ,

    significacin que, por tanto, no conviene con la suya.El hidalgo se empea, sin embargo, en que tijeretas han deser y en que maldita de Dios la falta que hace la nieve paraque se arme una ventisca de ordago. Con objeto de demos-trar la cadavrica (i) asercin, expulga cuatro textos, que ex-cepcin hecha del de Covarrubias (2), el cual parece darlela razn en parte (en parte nada ms), no sirven sino paraponer en ridculo quien los trajo cuento. Cita el hidalgoun texto de Cervantes, en Rinconete y Cortadillo, que dice:No lo dejara de hacer si nevase ventiscase, palabras delas que, como ver cualquiera que no tenga completamenteromo el entendimiento, se deduce que no siempre quenieva ventisca

    ,

    pero en modo alguno que pueda haber ven-tisca sin nieve. El otro es un pasaje rebanado de las Coplasde Mingo Revulgo, que reza as:

    Mira ora (3) qu fortunaque ondea la lagunasin que corran ventisqueros.

    Pero, hombre de Dios! Vmd. crey que esos ventisque-

    (1) El adjetivo cadavrico es usado con grandes tino y fortuna porel Sr. Cotarelo para denotar lo fro, lo tiritn, lo glido, lo glacial, loesquimal, lo nipn.

    (2) Ventisca: el viento revuelto, especialmente cuando viene conagua nieve. Claro es que no basta que lo diga Covarrubias paraque sea exacto; pero, aparte de que Covarrubias no prescindi enabsoluto de la nieve eh la descripcin de la ventisca, yo supongo, conalgn fundamento, que la Academia no habr necesitado que el seorCotarelo descubriese el Tesoro de la Lengua castellana para tenerlopresente cuando defini la ventisca, y supongo tambin que tendrasus razones para separarse de la definicin de Covarrubias al redac-tar el artculo correspondiente. De todos modos, esta pendencia debeventilarla el Sr. Cotarelo con la Academia.

    (3) El texto no dice ora sino agora.

  • ros estn ah como sinnimo de ventiscas? Ya s que, segnla Academia, ventisca es una equivalencia de ventisquero,(cosa que ahora no quiero discutir aunque me parezca unerror del tamao de la cpula de San Pedro), pero el ventis-quero de la copla se refiere la masa de nieve hielo reuni-da en las alturas de los montes, masa que, al derretirse,aumenta el caudal de los ros, torrentes, arroyos y lagunas;por eso, el poeta dijo: sin que corran ventisqueros, pueslas ventiscas no corren, y por eso, el interlocutor cree quees un beneficio que ondee la laguna (esto es, que tenga mu-cha agua, porque si tiene poca, no ondea), sin que la abun-dancia haya sido producida por los deshielos, en cuyo tiem-po, si es cierto que hay mayor cantidad de agua, tambinlo es que es costa de avenidas y desgracias (i). Puede tam-bin suceder que el autor de las Coplas quisiese indicar conla imagen que si en aquel tiempo, en que an no haban co-

    (i) S tambin que el Sr. Cotarelo, para apoyar su opinin, esta-ba, desde el Vocabulario, agazapado, sin decirlo, tras de las glosasque Hernando del Pulgar, primero, y Martnez de los Barros, des-pus, pusieron las citadas Coplas. Hola, hola! Esas tenemos, hi-dalgo ?

    Agachado estabais, conde,y tenis mucha ms trazade home que aguard jeringa,que del que espera batalla.

    Nada he de decir de las glosas de Martnez de los Barros, puesfu una especie de Cotarelo del siglo xvi que no hizo ms que se-guir servilmente en aqullas las de Hernando del Pulgar; pero deste, y con el respeto debido, afirmo que en su afn de buscar en lasCoplas de Mingo Revulgo sentido ms recndito que el que realmentetienen, lleg suponer que la laguna se entiende por la mar sinque haya nada que lo justifique, incurriendo en esta y otras muchasglosas en un defecto muy comn en los buscadores de segundas in-tenciones, como les ha sucedido los del Quijote que, partiendo dela base de que todo en l es figurado y alegrico, desprecian casisiempre la interpretacin literal, nica que debe darse en la mayorparte de los casos.

  • - 34 -

    rrido los ventisqueros, estaba llena la laguna, era de temerque despus sobreviniesen inundaciones terribles, aludiendode esta suerte las amenazas de tormenta que en el reinose observaban ; pero resulta que, de todos modos, ventisque-ros no est all por ventiscas.

    Y en cuanto la cita del Rebusco de voces castizas , delP. Mir, que hace vmd. en la adicin, fjese vmd. en que noes de ventisca, ni de ventisquero , sino de ventisquera, que noes lo mismo. No sabe leer vmd? Tendr que ayudarle yo?Vaya; practiquemos una obra de misericordia; venga acvuestra merced, hidalgo, y deletree conmigo: V, e, n? Ven f t, i, s?

    tis

  • 35

    Agua de flibus terre.

    No estis medrosico, hidalgo, creyendo que bramo de c-lera. Cmo queris que me encolerice cuando leo en vues-tro Glosario, propsito de la susodicha frase : Quiz seaaguardiente

    ?

    No, seor; no. Cmo he de encolerizarme, cuando deslo recordar la interpretacin, sin tenerla delante, me tum-bo de risa?Pues no digo nada al descubrir ahora, por contera, este

    profundo hallazgo de vuestra acadmica cholla!:Si una palabra puede tener dos ms significaciones,

    claro es que no podr tener las opuestas 'incongruentes enrelacin con ella.

    Discurrs como en Beni- bu -Gafar, hidalgo!Pongamos un ejemplo: Asno, segn la Academia, es un

    animal solpedo, de cuatro cinco pies (i) de altura; decolor, por lo comn, ceniciento: con las orejas muy largas yla extremidad de la cola poblada de cerdas. Se mantiene dehierbas y semillas (2) y es muy sufrido.Pero asno, segn la misma Academia, es tambin: Perso-

    na ruda y de muy poco entendimiento.Asno tiene, pues, dos significaciones, justas y cabales.Qu decs vos ahora? Que asno no puede tener las significaciones incongruen-

    tes en relacin con el mencionado solpedo. Ponedme un ejemplo, que no entiendo ese galimatas.As, asno no puede significar buche.Por qu? Porque buche es, segn dije en mi Glosario, estmago

    humano . Pero, venid ac; no tenis vos estmago, y, por lo tan-

    to, buche?

    (1)

    (2)

    Si llegare tener tres pies, cinco y medio, se acab el asno.Alpiste y caamones, por ejemplo.

  • - 36 -

    Ya lo creo!

    Nada, que no hay medio de que nos entendamos.

    Agzader (Lengua de).Para que el ilustre senado pueda apreciar la inmejorable

    calidad del protoplasma que emple Jehov en la fabrica-cin de la mollera del triste D. Emilio, quiero poner unejemplo. Despus de haber hecho constar en mi Silba queel Diccionario trae la acepcin de piedra aguzadera, pre-gunt al hidalgo: Y no ser esa la que conviene al texto?,agregando que en mi pobre opinin, lengua de aguzaderaes como decir lengua de hacha cualquiera otra expresin semejante, para denotar que uno tiene mala lengua. Puesbien, estas humildes observaciones y vindose acosado,contesta el reverendo con la siguiente pregunta, merecedorade ser enviada, con quien la hizo, las regiones tartreas:

    i Cundo ha sido la piedra de amolar hacha ni otro ins-

    trumento semejante ?

    Habr habido en el mundo salidas de pie de banco; nodigo que no; pero lo que es como esta, pisis7

    Les parece ustedes por dnde fu tomar el hombre elargumento! Y no es que crea yo que se lo quiso echar deencima de cualquier manera y tirando por la calle de enme-dio, no; es que despus de haberse dado de calabazadashasta media noche, lo entendi como lo dice y como lo de-muestra con la pregunta, propia de un cabrerizo de Colunga.

    Pero, hidalgo, ;por Dios y por todos los Santos!

    { quin le mete censurarlo que no sabe leer?

    Ajorman.El protoerudito se permite tambin disimular la verdad y

    utilizar el disimulo en provecho propio, accin que no s elnombre que tendr en los Cdigos de Moral que use el se-or Cotarelo; pero, desde luego, descubre una garduesca

  • 37

    habilidad para trasponer las palabras que no le pertenecen.Ah va la prueba. Dice el hidalgo en la pg. 18 de su Satis-faccin:

    El impugnador afirma que la j que hay en la palabra eserrata.

    .

    .

    Eso, en castellano, se llama pringarse , D. Emilio. Dnde, cundo y cmo afirm yo tal cosa, seor acadmi-

    co? En ningn sitio, en ningn tiempo y de ningn modo,porque eso no lo he dicho yo; eso lo ha dicho vmd., sabien-do, por supuesto, que no era verdad lo que deca y con elpiadoso objeto de embrollar el asunto y amaarse su gustola contestacin. Lo que yo escrib fu esto otro:

    Sin duda, crey vmd. que aquella y que trae la palabraera ortogrfica y no prosdica, como lo es, etc. (i).Qu les parece ustedes el modo de pajear que tiene el

    ilustre trapero del Parnaso? No es cierto que la treta esfazaa para ganar ejecutoria de nobleza ?

    Daca la j, asturiano! Asturiano, daca la jl

    Andenes.

    Dice agora D. Zenn que,

    segn el texto se comporta compota > andenes no pueden ser andanzas, sino aventuras ,porque los personajes no andan camino alguno, sino quetodos estn en la ciudad.

    Infirese de aqu, buen hidalgo, que cuando vos querisandar, viviendo en Madrid , mientras no salgis del casco dela poblacin, hacis cuenta que no os habis movido un jeme.

    Voto tal, que estoy por encolerizarme con vos, causade vuestra crtica honradez! Qu dice el Diccionario queson andanzas? Casos sucesos .Pues, s acadmico!, de dnde sacis entonces que las

    andanzas de que yo hablo implican paseos por caminos fuerade las ciudades ?

    (i) Vid. Silba de varia leccin, pg. io.

  • ~ 38 -

    ; Aprended, hombre, ese Diccionario que decs conocer yno conocis! Estudioslo, por amor de Dios!

    Aporreaganaderos.

    Inserto esta palabra, no para contestar vuestras rplicas,sino para felicitaros ex toto corde por lo inspirado y lo muchogracioso que anduvisteis al valeros, para aludir Moiss, deaquel peregrino circunloquio que consisti en llamarle elclebre legislador hebreo, lo cual demuestra una vez msvuestra copiosa y nunca igualada erudicin, ora en materiasprofanas, ora en materias religiosas y lugares de la Santa Es-critura. Ve vmd. cmo no le escatimo el elogio cuando lomerece? Ve, tambin, cmo para hacer gala del ingenio noes necesario andar gatas caza de libros ajenos? Oh cuer-po de tal

    , y qu bien suena lo de el clebre legislador hebreo

    !

    Le ruego vmd. que no crea que estas alabanzas van consegunda intencin, pues como vmd. es tan susceptible yadems las coge al vuelo, sera muy capaz de contestarme este artculo diciendo: Pero es posible que el Bachiller nosepa que Moisn di leyes al pueblo hebreo, y, por tanto,no es ningn disparate llamarle legislador hebreo? Porque, lo mejor, vmd. las gasta as (i).

    Apaar. Cubrir, como si fuera con un pao.

    Recordarn los lectores de la Silba que en ella asegurque la significacin dada la palabra apaar por el esclare-cido mondatextos, era una de las mayores tonteras que ha-ba engaitado en su vida y aun de las ms ingentes que sehan proferido hasta hoy desde los tiempos memorables delbobo de Coria; pero el Sr. Cotarelo sostiene la bobada conun tesn digno de un guardia de orden pblico, en vista delo cual, y confesando con toda franqueza que me ha infundi-do cierto temorcillo, opto por llevarle el humor interpre-tar un texto de Lope de Rueda

    ,

    aprovechando las cotas y

    (i) Vase lo sucedido con la palabra Tablilla.

  • 39 ~

    moniciones del crtico, para que vea que me ha convencido,que me paso su campo y, sobre todo, que no quiero reircon l.

    En el Deleitoso (tomo n, pg. 149), hallo un pasaje quedice as:

    Alameda: Bendita sea la madre que te pari, que tan biente apaas la sisa, etc.

    Interpretatio secundum Cotareliim; Bendita sea la madreque te pari que tan bien te cubres, como si fuera con unpao, la sisa, etc.

    Est vmd. contento, hidalgo?...Si no lo est traer cuento un texto del Primaleon (edi-

    cin de Medina del Campo, 1563; fol. 126 recto), que dice as:Y como el gigante vido que aquel cauallero assi se le de-

    fenda y tanto dao del recebia, por dos o tres vezes le quisohechar los brazos por lo apaar entre ellos.Meta vdm. aqu elpao y affese inmediatamente, no sea

    que le d por enfadarse al gigante.

    Apueteamos.

    Siento deciros, seor y dueo mo, que no me habis en-tendido, que no me entendis, que no me entenderis envuestra efmera existencia. Y no os lo explico, porque nome entenderais tampoco.Pues no me pregunta el bienaventurado que en qu pec

    al decir que apueteamos es

  • 40

    Santos Cielos! Tampoco entendis al Dice?... Qudice el texto? Agora no creis sino el que riedro vaya, ordena unas

    cosas que no puede (i) entender dnde diabros las aazga las arguye. Veamos l Dice.Ya lo he visto. Veamos, digo!! Argir... Deducir, inferir consecuencias razones en

    apoyo de alguna cosa. Basta. Cmo se llama esa operacin del entendi-

    miento?No s, y si me lo decs, os llamar D. Hermgenes. Pues, no os lo dir.

    S, s ! j Decidlo, por favor

    !

    Se llama discurrir. Y ahora sacad la consecuencia, sipodis, que lo dudo mucho.

    Armar.

    Os habis cogido los artejos (falanges de las manos, se-gn vos) entre las dos mitades del Diccionario acadmico.Etprobo: Decs que nadie escribira: armar mal una cosa,

    sino que, queriendo emplear la forma negativa, se expre-sara as: no le arma bien.

    Pero, rengln seguido, os acogis al Dice, segn el cual(vos dirais: segn cuyo Dice), armar equivale sentar bien.

    Pues, si eso creis, oh, Sr. de Mori, porqu decs quepara emplear la forma negativa, escribiramos: no le armabien?

    No, hombre, no; en tal supuesto, deberamos escribir: ole arma, no hay acadmicos en el mundo.Porque si decs: no le arma bien, yo tendr derecho es-

    cribir: no le arma mal... un becoqun de orejas D. Emilio.

    (i) Puedo, hidalgo. No cometis erratas, que comportis mal!

  • 41

    Asombrase.

    Dije, y repito, que asombrase es asombrase, y no amedren-tase, porque todo el mundo sabe lo que es asombrarse, ya enel sentido de espantarse, ya en el de admirarse.Y aado ahora, Sr. de Mori, que la misma significacin

    tiene asombrarse, tratndose del espanto de vmd. de unapersona cualquiera, que del espanto de un caballo jaco.Y, si no, arguya vmd. y seale la diferencia.

    Becoqun = Papalina gorro que cubre las orejas.

    Becoqun de orejas = Lo mismo que el anterior.As hablaba Zarathustra.Es decir; as hablaba D. Emilio en el Vocabulario que tan-

    tos trasudores le cuesta.Yo observ en mi Silba que aquellas significaciones no

    podan por menos de ser errneas, fundndome para ello enque si no hubiera diferencia entre becoqun, secas, y becoqunde orejas, sobraba esta ltima determinacin. Bueno; puesesto que se le ocurre cualquiera que no tenga los sesos enescabeche, no se le ocurri al nieto de Don Pelayo, y lo peores que, despus de habrselo hecho notar, insiste en queaquellos becoquines eran un solo becoqun. Qu se le va hacer! Por este empecatado sistema, si el Sr. Cotarelo llega encontrarse con la palabra sombrero y se le antoja glosar-la, hubiera escrito:

    Sombrero: Prenda que sirve para cubrir la cabeza, etc.Y si despus se hubiera topado con las palabras sombrero

    de copa, hubiera glosado:Sombrero de copa: Lo mismo que el anterior.El es as; en cuanto atisba un dislate, se echa el arma la

    cara y pum! No hay cuidado de que yerre el carabinazo.Es un Nembrot en tal gnero de caza.

    Pero, no es esta la ms negra , sino que el becoqun di-choso le da ocasin al gentilhombre para embadurnar nadamenos que seis pginas de una prosa nutritiva, si, pero detan bellaca y grasienta catadura, que las pginas dichas de

  • 42

    suso causan un efecto muy parecido al que produce la con-templacin de una de aquellas cazuelas defabes co?i morciellaque venden en el Fontn, de Oviedo. El hidalgo, sin embar-go, Ja despacha ntegra, engullendo bocados como nudos desuelta; echa despus un buen tragazo de sidra y dejando un lado el becoqun, toma la papalina, comenzando un diver-tido monlogo, sobre si es papalina, popelina papelina , enel que fuerza de repetir el papa, pope

    ,

    pape,

    parece que sele traba la lengua. En fin; cuando ya est asomado la eru-dicin, le ocurre lo que era de esperar, saber que quierearmar camorra y la toma conmigo, no ms que porque dijeque la urdimbre de la papalina era de seda, y la trama, delana, tras de lo cual me desafa que coja cualquier Enci-clopedia y me entere de que la papalina era una tela de dosclases de seda, una basta y otra mejor (qu modo de hablar,carape!). Vaya; pues envaine, seor Carranza, porque voy darle gusto. No soy tan aficionado como otros entrar sacopor el frtil campo de las enciclopedias ni vendimiar en aje-nas vias, pero, por una vez y para evitar tremolinas, quieroseguir el consejo del erudito; y, as, tomo el Dictionnaire En-cyclopdique illustr de Armand Coln, que es la enciclopediaque encuentro ms mano, y en la pg. 756, 3.a columna,lnea primera, leo: popeline, Etofe unte dont la chaine estde sote et la trame de laine. >Ya estis complacido, hidalgo (1).En lo referente los orgenes de la papalina que coge

    vuestra merced por su cuenta para dar una ingente y sastre-ril tabarra al lector en las pginas 28 30, voy decirle vuestra merced lo que sigue:

    (i)' Lo de La Bicoque y la Bicoca es una materia muy apropiadapara la complexin intelectual del Sr. Cotarelo, y lo del francs (quien alude dos tres veces en su folleto) dira que era una falsedad,si no fuese ms exacto decir que es un chisme, y como es ms exacto,aunque sea ms parecido los usos de las comadres decir esto lti-mo, lo digo. Ese francs quien vmd. se refiere, mi seor D. Emilio,vale as como unos cien millones de veces ms que vmd. y ha hecho

  • 43

    i. Que papalina viene de popelina, como dije en la Silba,y como vmd. confiesa, despus de negarlo, reconociendo lainfluencia francesa en ese nombre.

    2. Que la palabra papeline, para expresar la clase detela que me refiero en el texto, se dijo en Espaa, en elsiglo xin, papelinga

    , y lo pruebo con los siguientes prra-fos del Ordenamiento de Jerez de la era 1306 (ao 1268; edi-cin de la R. Academia de la Historia):

    ... la vara de los pannos de Papelingas, la vara del mejorseys sueldos de dineros alfonsis.

    ... la vara del mejor panno de Papelingas, ginco sueldosde dineros alfonsis.

    ... panno de Papelingas la vara del mejor ginco sueldos emedio de dineros alfonsis.

    3. Que, viniese no por conducto francs, Popelinga esnombre de ciudad, como los de Brujas, Ypre, Gante, Can-bray, Lilia y otros muchos que se mencionan en el citado Or-denamiento, y que esa ciudad es, segn todas las probabilida-des, la de Poperinghe, situada en la parte occidental deFlandes, no lejos de Yprs.

    4. Que, como ve vmd., el sentido propio y originario depapalina,papelina papelinga, nada tiene que ver con el debecoqun.

    5. Que decir, como copia vmd., que papalina se llamal gorro que usaba el Papa, que se empleaba especial-mente en las ropas de los Papas, es lo mismo que asegurar(guindose por el moco-suena) que papamoscas se llamaba las moscas que picaban al Sumo Pontfice, que papahgo

    por las Letras espaolas ms que vmd. ha hecho en toda su vida ypodr seguir haciendo en el tiempo que le queda de ella y podrahacer en doscientos trescientos aos que vmd. viviese. Adems,tenga entendido vmd. que ni el Bachiller se deja soplar palabras alodo, ni el francs acostumbra soplarlas (cree usted que todos sonsoplones?), ni aunque las soplase seranprfidas, como vmd. afirma, por-que se trata de un perfecto caballero, cosa que vuestra merced no esquien se atrevera negar si llegase la ocasin.

  • 44

    era una especie de higo que solan comer los Vicarios deCristo.

    Con lo cual repito lo de la Silba: Tome vmd. erudicin,y busque esos datos en alguno de los Diccionarios que tanporramente maneja, ver si los halla!

    Besamanos.

    Dijo el Licenciado Jquima (en cuyo lugar se coloca donEmilio en la pg. 34 de su nuevo Argamandel) que Besama-nos eran: cumplimientos, recuerdos, memorias. Y yo leadvert que Besamanos eran... Besamanos, sin que fuesenmenester ms declaraciones.Ahora intenta demostrar que acert en la explicacin.

    Pero, bobn! Besamanos... dejarn de ser Besamanos?

    Bolarmnico.SEGUNDA PARTE

    del

  • ~ 45

    Dr. Laguna. MoriCotarelu. En la pgina 209 decs textualmente: bolo Ar-

    en nico.Dr. Laguna.

  • - 46 -

    Lo cual es lo mismo que si el Sr. Cotarelo, encontrndosecon la palabra europeo hubiese glosado:

    Europeo = Alemn,y habindole contestado yo que era disparate, porque euro-peo es el nacido en Europa (continente que comprende mu-chas naciones, como el concepto de borde comprende mu-chas clases de hijos ilegtimos), me hubiera replicado: S, saba eso y saba mucho ms, porque saba que el alemnes tambin nacido en Europa y, por consiguiente, no haytal disparate.

    Y es que micer Cotarelo, en punto Lgica, no ha pasadode los silogismos en Barbara.Yo os quiero conceder, hidalgo, que la plancha que habe-

    des fecho es digna de un titiritero; pero, mi vez, quieroque me confesis que os ha costado caer de barriga.

    Caballeros, qu sapada!

    Bordonear.Bordonera.

    Con motivo de estas palabras, el crtico no contesta misobjeciones, pero, en cambio, ponindose jaque, como quienquiere armar gresca, y con ciertos airecillos de Escarramn,me hace una pregunta y me dirige un reproche.Pregunta: Es que el Bachiller no percibe alguna variante

    en la acepcin que doy, que sta no le parece exacta?Respondo: No, seor, no la percibo y adems no me parece

    exacta la acepcin que da vmd.Reproche: ... deje en paz al Diccionario, que lo he visto y

    estudiado ms que lo ha de estudiar l (este l soy yo) entoda su vida...

    Respondo: Don Emilio, vaya unos humos!; no lo tomevuestra merced por la tremenda, porque si se enfurrua, mecallo; ya le he dicho que no tengo ganas de zalagarda. Yconste que yo no he negado, ni tenido la ms mnima inten-cin de negar, ni aun de poner en tela de juicio, que vuestramerced vea y estudie el Diccionario, trabajando en su vistay estudio ms que un negro caballo; lo nico que yo hedicho, y con ello no creo ofender vuestra hidalga merced.

  • 47

    es que vmd., aunque lo ve y estudia de confino, no saca nin-gn provecho, sea porque no lo entiende, sea porque toda-va no ha logrado adquirir en el manejo del librte aquellaexpedicin que es menester. Dicen malas lenguas que vues-tra merced estuvo cuarenta das con sus noches tras del vo-cablo efeuto, al cabo de los cuales no pudo dar con l, porhaberlo buscado primero en la F y, despus, en la H.

    Buche.Persists en creer, Mor, que buche es estmago humano

    >

    Bien, hermano! Y buena pro os haga lo que echis en l,que sean cuales ueren vuestros alcances, no os quiero mal.Pero si vis que alguna vez os llaman sabio, apresuraos

    apuntar la acepcin, porque pudiera ser que os lo dijesenen broma, y vos lo tomseis en serio, como os ha aconte-cido con el buche en el presente caso.

    Cantar el cuquillo.

    Monseor no supo lo que significaba esta frase, por lo cualtuve que sacar relucir un texto de Timoneda en que aque-lla se declara; pero el hombre, cuando sinti el cebollazo, yvi el texto en la Silba, ciego de ira, por no haberlo encon-trado l y ordedole su gusto, lise la manta la cabeza,,comenz dar altibajos y reveses y sali por donde salenaquellas personas de avinagrada condicin cuando se cogenlos dedos entre la puerta, pues no teniendo cosa que repli-car, meti el pleito voces y me ech en cara que yo habadado con el texto en un libro de inusitada rareza que se titu-la Biblioteca de Autores Espaoles. No es raro el libro, enverdad, ni yo dej de mencionar la obra de donde el textoproceda; pero, con ser tan conocida, no es menos cierto,hidalgo, que vos no topsteis con ella, y eso dobla vuestraculpa. Que os di rabia? Y qujo hemos de hacer! Queempezsteis patear y taconear hasta el punto de que pa-reca que bailbais flamenco sobre un tablado? Consulese,hermano, que otras cogidas mayores habis tenido en vues-tra vida y ofreced al Santsimo Cristo de Cands un crneo

  • - 48 -

    de cera bien relleno de sesos, para que no tengis otras quelas superen! Que, cansado de bailar el pololos arrojasteis alsuelo, hecho pelota y la emprendisteis mordiscos y boca-dos, ora con una, ora con otra parte de vuestro cuerpo?Pues, hidalgo, reprtese, haga paciencia, acurdese de quesolo Al es vencedor y aprenda para otra vez. Por lo pronto,slo se me ocurre aconsejaros que os limpiis el sudor delespinazo y que os sangris de la vena baslica, que es reme-dio probado contra estos accesos fulminantes de corajina.

    Capiscol.

    El Mor estamp en su Glosario la afirmacin de que chan-tre, sochantre y capiscol eran todo uno. Ahora reitera lo dicho,y aun le cuelga al capiscol otro nombre: el de p?'imicerio.

    En qu se funda?dirn ustedes . Pues en el Diccio-nario de la Academia, en las Partidas, y en Covarrubias (quien estima el pobre hombre como el non plus de la sabi-dura etimolgica, habiendo dicho Quevedo que, en el Tesoro,el papel es ms que la razn).

    Sin meterme en ms dibujos, porque no lo merece, voy ci-tarle vmd. algunos prrafos de un canonista muy conocidoy apreciado, por si logra entenderlos y ver claro en el asun-to. El canonista es D. Pedro Benito Golmayo, y el libro, lasInstituciones del Derecho Cannico (Madrid, 1859; 1. 1, pg. 173):

    Maestre-escuela; capiscol, segn otros (caput scholae); elcual tena su cuidado dirigir la educacin del clero, presi-dir inspeccionar los colegios de enseanza, y velar por elcomportamiento de maestros y discpulos en todo lo relati-vo los estudios y faltas acadmicas... El Chantre se creegeneralmente que era el director del canto y msica, el quecuidaba de esta parte de la enseanza, entonaba los salmosy antfonas en el coro, siendo, en una palabra, el jefe detodo el cuerpo de cantores y salmistas... El Chantre tenasin duda alguna su coadjutor auxiliar para el ejercicio desus funciones, y de aqu la palabra Sochantre, cuyo oficio esconocido en todas las iglesias catedrales, al paso que el dechantre no es tan general.

  • 49

    n cuanto al Primicerio, propiamente nada tena que vercon los anteriores. Las Decretales de Gregorio IX, en elcap. i, ttulo xxv, libro i, sealan sus funciones, diciendo:Primicerius sciat se esse sub archidicono, sicut et archi-presbyter, et ad eius curam specialiter pertinere, ut praesit indocendo diaconis, vel reliquis gradibus ecclesiasticis in or-dine positis.

    Canastos! Se me olvidaba que ignora vmd. la lengua delLacio! (i) Pero dgale al gran (no al grande, como dice vmd.,cual si D. Sebastin fuese un gigantn del Corpus) Covarru-bias, que capiscol no es corrupcin de nada, ni menos del latncaput cho?'i, porque en nada se opone la tarea del cntico la funcin de un caput sckolae, puesto que, partir de Gre-gorio Magno, se cre la schola cantorum en la iglesia roma-na, segn puede ver vmd., si entiende el francs, en la His-toire du Brviaire (versin del alemn) de Dom SuitbertBumer (Pars, 1905), donde ver igualmente lo que son elPrimicerius y el Secundicerius.

    Ahora, hermano, coja sus textos cannicos y trelos por laventana, teniendo cuidado de no ir detrs, que todo pudie-ra ser.

    Cualque.

    Dijo l: As como.Dijo mi merced: Cualque, seor acadmico de la Lengua,

    es cualche, y cualche se traduce: algn, alguno, y no: ascomo.

    Dice ahora el Licenciado Jquima: El pasaje glosado en-cierra un sentido algo distinto del que trae el Dice, y poreso le di el que le di.

    Le- di- el- que -le -di... Sabis, D. Emilio, que hablis yacomo los propios papes?

    Pero, veamos el texto

    :

    (1) Ojo! No vaya el hombre creer que Lacio es el impresordel Dioscrides de 1555 que tiene l en su biblioteca!

    4

  • 5o

    Yo me he cogido para mi qualque docena y media de co-rreonazos (i, 277).

    IDnde est la diferencia? Ah, D. Emilio, y qu papeleta

    vais hacer cualque da!

    CUYA.Hago imprimir este cuya en letras mayores de la marca,

    para que no se les pase los acadmicos que presencienesta zurribanda, porque D. Emilio Cotarelo y Mor sumergeaqu la madrea hasta ms arriba de los corvejones, come-tiendo una de populo brbaro en los vergeles gramaticales.Es verdaderamente inconcebible la falta de criterio que

    aqu revela, y no menos vituperable la olmpica frescuracon que echa por delante el disparatn.Vern ustedes.Dijo Mori en el Prlogo: Agustn de Rojas en su Viaje

    entretenido, de cuya obra volveremos tratar.Y yo advert, por razones que estn al alcance de un nio

    de coro, que este cuya vale un potos.Pero el hidalgo me responde que el cuya no est sino

    muy bien puesto (as, con su dejito arcaico y todo), yaade textualmente lo que sigue:En la Gramtica de la Academia (pg. 58 de la edicin

    ltima) se dice que Cuyo denota siempre idea de posesin;equivale de que, de quien, del cual. Se entera el Bachillerahora de que est muy bien el texto que reprocha, y de quelo mismo lo estara si hubiera escrito: Agustn de Rojas ensu Viaje entretenido, del que ( de quien, del cual libro dela cual obra) volveremos tratar?Pero venid ac, hombre; ver si logro embutiros en el

    caletre el uso del cuyo! ...

    Por lo mismo que la Academia dice, y dice muy bien, quecuyo denota siempre idea de posesin, es por lo que no debisdecir: ... en su Viaje entretenido, de cuya obra, porque dais entender que os refers una obra que es propiedad de que pertenece al Viaje entretenido, y no es eso lo que de-seabais decir, sino que pertenece , es propiedad de

  • 5i

    Agustn de Rojas. En otros trminos, el sujeto del cuyo esAgustn, no el Viaje.Por eso no es lo mismo decir, como se os figura: de cuya,

    -que de la cual, sino completamente distinto.Ejemplo: D. Emilio Cotarelo, de cuya vergonzosa igno-

    rancia voy tratar, est muy bien dicho.Pero este otro: D. Emilio Cotarelo en su Satisfaccin, de

    uyo folleto..., est muy mal, porque el folleto no es de laSatisfaccin sino del susodicho. Y aqu es donde procede eldel cual.

    Me ha entendido vmd., Sr. de Mori? No? Pues no puedoexplicrselo mejor. Perdone por Dios, y haga lo posible poraprender algo de gramtica, ahora que est en la Academia,que va dejar muy mal la Corporacin, por cuyos fuerossalgo yo ahora.

  • 52

    relos, como pudiera hacerlo el mismsimo Zorrapastro, envez de y discretos, que es todo lo contrario?

    Por qu, en una palabra, os habis empeado en hacerde Lope de Rueda el infame bodrio que hicisteis con Tirsoen la Nueva Biblioteca de Autores Espaoles, con santa indig-nacin de lectores y editores, como ya os han dado enten-der en las Revistas?

    Escurriduras == Residuos.

    Censrame el muidor de vocablos, convertido en unaespecie de Catn Zonzorno romano, que yo le comporto lostextos mi gusto y suprimo de ellos oque me parece, cosaque no es cierta; lo que hay es que ^yo copio lo que hacefalta y no imito al Sr. Cotarelo, que se pasa la vida copian-do lo que otros escribieron, hasta que le chorrea por la bar-ba, sin poner nada de su cabeza, ponindolo mal cuandopor rara casualidad echa una cana al aire y se aventura discurrir por cuenta propia. Mas, para que vean ustedes queen este caso se cumple aquel refrn castellano que dice:,cree el ladrn que todos son de su condicin, van ustedes vercmo es el Sr. Cotarelo el que escamotea y suprime lo quetiene por bien escamotear y suprimir.

    De dnde demonios le pregunt yo sac vmd. quelas escurriduras son residuos?Nunca tal se me hubiera ocurrido, porque el hidalgo,

    como Lohengrin, oy la pregunta desde Monsalvato y, pasa-dos unos instantes, vimos que se acercaba, tripulando untexto del Diccionario, al que daba remolque una hermossi-ma gansa. Desembarc el hombre dispuesto machacar-me; tir de charrasco, y dirigindose m, contest con estaendecha de jerigonza:Vea el Bachiller el Diccionario y la pg. 420, columna

    primera, lnea antepenltima, hallar que uno de los signifi-meados de la palabra escurridura es llegar los desperdi-cios residuos de una cosa >. Lo quiere ms claro?

    S, seor; l quiero ms claro, porque lo que decs estms turbio que vuestro ingenio y es ms de hojalata que

  • 53

    ese espadn desaforado que esgrims coa la mano zurda.En primer trmino, sepa vmd. que c llegar los desperdi-

    cios residuos de una cosa no es uno de los significados de lapalabra escurriduras, como cree vmd., pesar de ser acad-mico, sino el significado equivalencia de una frase en queentra la palabra escurriduras, que no es lo mismo. Quinle ha dicho vmd. que sea acepcin de escurridura la fraseque vmd. cita? No ha ledo vmd. las Reglas para el uso delDiccionario que aparecen en sus primeras pginas? Y si las havisto vmd., no ha reparado en que en ellas se dice que lasfrases en que entra la palabra se insertan despus de las sig-nificaciones de la palabra misma? Sera lcito decir, por ejem-plo, que uno de los significados de la palabra castaa eschasco, no ms que porque en el artculo correspondienteaparece la frase darla castaa con la equivalencia de chas-quear?

    En segundo lugar, si escurriduras fuese equivalente deresiduos, no cabe duda de que residuos sera equivalente deescurriduras. Busque, pues, vmd., con esa vista de lince queposee, la palabra residuo, y si, entre sus diversas acepcionesencuentra una que huela escurriduras, le prometo rega-larle un becoqun de orejas, con las orejas muy largas y bor-dadas en oro.Y en tercer lugar, hidalgo, la frase que me sacis cuen-

    to con cita de pgina, columna y lnea, no os la ech yo los cascos, antes que vos os acordseis de ella, en la pg. 50de mi Silba, donde escrib: ...el sentido que la palabra tieneen el texto y que ha llamado la atencin de vmd., est per-fectamente explicado en el Diccionario con la frase llegar las escurriduras ?

    ; Hidalgo, caray, ms conciencia! Ni que estuviramos en-tre luteranos! Licencias tales, solamente podran consentirse un genio excelso y luminoso, un Don Belisario Roldan,pongo por caso, pero no vos.

    Oalga.

    Fjense vuesas mercedes!;

  • 54

    D. Emilio Cotarelo y Mori, en la pg. 47 de su Satisfaccin yrefirindose al coloquio entre una negra llamada Eulalia y ellacayo Polo, en el cual coloquio Polo llama galga Eulalia, diceque: el sentido de la palabra galga aqu no es el corriente.Es decir ( ver si acierto comprenderlo), que deben

    vuesas mercedes tener ojo al badil cuando oigan lean eseepteto: galga. No vayan creer que Eulalia es una especiede perra muy ligera, de cabeza pequea, ojos grandes*, ho-cico puntiagudo, orejas delgadas y colgantes, cuerpo delga-do, cuello, cola y patas largas, y en las posteriores un dedo-ms que en las anteriores.

    No, seores, no; galga, en este caso, como dice profunda-mente y con gran perspicacia D. Emilio, es: Nombre des-pectivo aplicado una mujer negra. Pues qu! Pensabanacaso vuesas mercedes que lo de galga era un elogio? No-crean tal, por su vida, y fense de D. Emilio, que sabe dndele aprieta el chapn! O imaginaban, por ventura, que Eula-lia era blanca? No, sino negra y muy negra, como la suertede Lope de Rueda en 1908!

    Gallejo.

    Cotarelo. Toque usted el cuerno (1).Yo. Acrquese vmd.; y dgame: no puso en su Glosario:

    Gallejo 1 Gallo ?

    Cotarelo. S.

    Yo. No le dije yo: No, seor; gallejo?Cotarelo. S.

    Yo. No confiesa vmd. ahora que la palabra puede ser:Miguellejo Migallejo?

    Cotarelo. S.

    Yo. Pues entonces dme las gracias, hombre de Dios, ydeje en paz al cuerno, que ya echar mano de l cuan-do vmd. quiera.

    Ganapn.S, seor, s; aunque vmd. dijo en el lacerado Glosarlo

    (1) Pg. 48 de la Satisfaccin.

  • 55

    que el texto de Rueda era de los ms antiguos en que se em-pleaba la palabra, ahora reconoce, gracias m, que ya seusaba en 1496; y aun hace pinitos por su parte, citando elDiccionario de Lebrija, impreso en 1492, donde tambinconsta el vocablo.No estar asimismo en el Universal vocabulario de Alon-

    so de Palencia, impreso en Sevilla el ao 1490, y del caltiene 1 vmd. ejemplar en la Academia? Valo, ver si dacon l.

    Pero acabe de enmendarse vmd., y no diga disparates.Pues no afirma que cuarenta cincuenta aos en la vida delas palabras son de menos cuenta que en la vida de los hu-manos! Qu sabis de eso, D. Emilio? Ah es nada, cuarenta cincuenta aos, cuando hay palabras que no duran cinco!No se meta en honduras, D. Emilio, y acarree textos, quepara eso le ha trado Dios al mundo.

    Hornazos (Pascua de).No insista, hidalgo; no insista, que peor es meneallo.Decs haber tenido poco trato con pollinos; yo, mucho,

    por desgracia.Y, en prueba de ello, vase:

    Jareta.

    Seores! Son increbles las mirablicas tonteras que conocasin de la palabra jareta ha enjaretado el inefable donEmilio! Ni adrede dice ms; pero, como reza el reirn, elque las sabe, las tae.

    Recordarn que el pobre hidalgo, despus de haber colo-cado la palabra en su Glosa?'io, escribi esta otra, con subuen par de interrogaciones: Pollina? Djele yo que nopoda ser pollina, porque el personaje de Rueda se refiere un pollino. En cuanto el hidalgo supo lo que yo haba dicho,se ech en busca de textos, hacindose de piernas y conmuy

    vgentiles meneos, aunque los que le vieron ir afirman

    que, ms bien que de buscarlos, llevaba talle de no dejar entodo el reino un disparate sin dar con l en la burjaca. En

  • - 56 -

    efecto; para justificar su dudosa acepcin, hace el Sr. Co-ta irlo este razonamiento, que parece, propiamente, sacadode un Ars cogitandi: Sabe el Bachiller por qu puse polli-na? me pregunta Pues, i. Porque el propio Lope deRueda lo haba dicho inmediatamente antes: Entra el Villa-no en un asno caballero, cantando.La primera razn, por tanto, que tuvo el Sr. Cotarelo

    para sospechar que quiz fuese pollina, es que Rueda dijoque era pollino. Las cosas, claras, como opina, ensea y prac-tica D. Felipe Trigo. Sigamos.

    2. Porque este mismo villano lo repite tres renglonesadelante, al hablar de su cabalgadura, diciendo: Aun hasta elasno quiere mandar tandas. (Este asno era, sin duda, jefede partido constitucional y profundamente parlamentario.)Como se ve, la segunda razn que el Sr. Cotarelo tuvo para

    suponer que el animal poda ser jefe de partido, digo, polli-na, fu que el villano que lo cabalgaba, mostrndose en untodo de acuerdo con la opinin de Rueda sobre tan impor-tante asunto, dijo que era pollino. Qu consecuencia, qu in-trepidez y qu tesn de hombre! Diga vmd. que s, D. Emi-lio! Mantngase vmd. firme en esa duda, y aunque vea vmd. alburro armado de punta en blanco hecho un trovador delas praderas, siga vmd. dudando de si es burro burra ! Enestas materias no es posible proceder de ligero.

    Adelante, que el hidalgo no necesita consejos y se apareja clavetear el argumento para que no se lo eche abajo ni elmismo Protgoras abderitano, aunque resucitase para ellosolo.

    3. Porque muy luego y sin salir de su relacin, agregael mismo bobo (1): quirome liar con este asnillo y co-menzar pacer.De donde se deduce que la tercera, ltima y potsima

    (1) Como el Sr. Cotarelo no nos haba dicho en los nmeros i. y2. que era bobo, ese mismo vale un ejemplar de la Fonologa Espaola,impreso en papel nipn y encuadernado en cuero de esquimal viudo.

  • 57

    razn que tuvo el Sr. Cotarelo para abrigar cierta atormen-tadora sospecha de que el burro era pollina, fu que el vi-llano, agora en bobo transformado, dice por segunda vez,

    y por si no le hubieran entendido la primera, que erapollino.

    Qu les parece ustedes del argumento en pepitoria queha escudillado Su Reverencia? No les dije que era increible?Pero, seores, si es que yo no me acabo de convencer deque haya escrito el Sr. Cotarelo lo que queda copiado! Enfin, ingenium, e?~rando probat.

    De modo, hidalgo, que vmd. se decidi sospechar queel asno era asna en vista de que el autor hace c'onstar, fiadamenos que Ires veces

    ,

    que no era asna, sino asno? Es, porventura, que os habis propuesto pasar por corito de celebro?Habr que deciros, recordando aquel cantar de La vuelta

    al mundo

    :

    No es burra, que es burro,mrele ust bien >> ?

    Pero an hay ms. El hidalgo en su Satisfaccin d la Aca-demia (vaya una satisfaccin que habr tenido la pobre se-ora!), tae el siguiente fabordn:

    ... despus de haber yo puesto (ij la significacin dudosade Pollina? la palabra y de haber copiado el texto quedice: Arre ac, seora jareta, malos cochinos os arranquenesos bofes!, etc.

    Lo cual no es cierto, porque lo que copi en el Vocabula-rio fu esto otro:

    cArre ac, seora jareta, ans malos cochinos os arranquende cuajo esos bofes.Es decir, que en trece palabras, y copindose s mismo,

    omite tres, se equivoca en una, subrayndola indebidamente,y mete dos admiraciones que no figuraban en la primera co-pia ni figuran en el Paso de Rueda. Y ahora, dganme uste-des qu horrores no habr en el texto de las Obras comple-

    (i) Despus de haber yo puesto... [Asturiano, daca la cola!

  • - 58 -

    /as, cuando tal sucede con uno que no tiene ms que trecemiseros vocablos. En vista de lo cual, aprovecho la ocasinpara rogar la Real Academia Espaola que retire de laslibreras, y d orden de quemar, los ejemplares que quedende la edicin cotarelesca (que sern todos, menos el mo) yluego proceda con urgencia publicar en serio las Obras deLope de Rueda, encomendando su cuidado quien le consteque haya de tenerlo.

    Majano.Aqu insiste D. Emilio en que yo, segn costumbre, le

    capo.

    Pero, Sr. de Mor, hay algo de usted en el Glosario, des-pus del vocablo Majano, que no sea esta frase : La signifi-cacin del Diccionario es cosa muy distinta? No, seor.

    Pues, sigo preguntando: Muy distinta?... De qu?Vaya; aburramos cinco duros, que no sabe usted lo que

    quiere decir hombre majano L

    Matalafes.

    Cotarelo. No conocemos el sentido propio de esta pa-labra.

    Yo. Tan agudo sois como ella.Cotarelo. Pero usted la conoce?

    Yo. Yo? S!Cotarelo. Pues por qu no me lo dijo?Yo. Porque no me di la gana. Bueno es eso, que todo os

    lo haya de decir yo!Cotarelo. Dgamelo ahora, y no chirlar.Yo. Bueno. Matalafe significa colchn, y viene del arbigo

    jJL/>. Estis enterado?

    Mirablicas.

    Sois la sal de la tierra, D. Emilio! Qu lindo garabatotenis! Qu irresistible y galano gracejo!Vanlo vuesas mercedes: Djele yo que mirablicas, en el

    texto que alude, vala tanto como admirables, maravillo-

  • 59

    sas (y represe en que el adjetivo se refiere las orejas deuna hermosa dama, no las de D. Emilio). Y an le reco-mend que consultase Commelern, ver s, en latn, mi-ra?lis quera decir aquello.

    Sabis lo que se le ocurre?Pues se le ocurre preguntar: ;Quiere decirnos por qu

    han de ser admirables las orejas de nadie-> Y aade: Comono sea por lo grandes !

    Este hombre es una joya! Cada da muestra mejor su in-nata de Lieaceza. su esfumada espirituaiicac ! : Habis ce a:No concibe que se remire r.acie ce otras oreja- que ce Lasgrandes y gordas. En tratndose de los diminutos auricula-res de una tierna y hermosa dama, Cotarelo pasa de largo y

    se queda tan fresco. Bien es verdad que un hombre quienno le cabe en la testa que los Amantes de Teruel falleciesende amor. ;qu ciactre La a ce adrrJrar Las cimicutas ; re; a s ce-una dama r

    Mofar de la tierra.

    LKf. No dice el Diccionario\ entre otras acepciones, queI tierra es conjunto de los pobladores de un territorio > ?

    Cotarelo. Ah!... S.

    Yo. No sois vos un poblador?Cotarelo. S.

    >

  • - 6o -

    Pajiza Pajar.Pajiza no es pajar (djele yo), sino el albergue que est

    cubierto de paja.El crtico, sin embargo, no se da por vencido, y, despus

    de haber andado al moo con unos textos que el hombre nopudo entender, se desbrava, aadiendo el siguiente prrafo,que si por lo seco presenta bastantes analogas con un ore-jn, por el estilo no necesita del Cotarelo mefecit para descu-brir su ilustre alcurnia:

    Por donde resulta que pajiza es pajar y que el que ha dis-aparatado es el que habla de lo que no entiende y afirmaque los ganaderos (cabaero rico llama Rueda Sulco) buena folia, hermanos!, parece un solo de gaitero inexper-to

    , no tienen pajares. Pues dnde han de meter la hierbay la paja para que coma el ganado en invierno?La metern, hidalgo amigo, en los pajares de los amos,

    la dejarn para que vmd. la meta en sus libros; digo, en loslibros que haya de publicar vmd., porque en los que llevapublicados no cabe ni una brizna ms. Y ahora slo quierohaceros tres advertencias:

    1.a Que en tiempo de Rueda, cabaero no era lo mismo

    que ganadero: llambase cabaero al dueo de una cabana conjunto de rebaos, y ganadero al pastor de ganado.

    2.a Que la pajiza es albergue cubierto de paja, diga lo

    que diga vmd. y aun todos los hidalgos que parezcan tenerpujo de decir gansadas y de discurrir paso de tortuga; y

    3.a Que si vuesamerced no quiere convencerse, debe co-

    ger el tomo ii de las Obras de Lope de Rueda (en las quevmd. ha puesto el cuidado\ no de un buen padre de fami-lias, sino de un malsimo padrastro), abrir por la pgina 15 yleer aquesto que se sigue:

    Quiral: Qu, Burgato? Entra en mi pajiza cabauela, et-ctera.Y si no os basta el escobazo, ah va otro:

  • 6i

    Una pajiza cabaaque contra el sol, el esto,y contra el agua, el invierno,sirve de toldo propicio (i).

    Arropaos, hidalgo; apretad los dientes, cual si soportseisun discurso del susodicho D. Belisario Roldn, encoged loshombros, y aguantad la melecina cuanto podis, para que osproduzca efecto satisfactorio, que buena falta os hace.

    Parago.

    La frase, dirigida contra la negra Guiomar, es como sigue:esta cara de parago por remojar.Dije que parago era esprrago, y aun le cit Mori va-

    rios vocablos de lenguas extranjeras, deseando contribuir,en la medida de mis escasas fuerzas, su acadmica ilus-tracin.

    El dice que prago no es esprrago: i., porque no constaque los esprragos sean negros; 2.

    ,

    porque no consta quelos esprragos se pongan ms blancos despus de remoja-dos; 3.

    ,

    porque la doncella Julieta no estropea los esprra-gos, digo, los vocablos; 4.

    ,

    porque la voz esprrago, era en-tonces tan comn como hoy.

    Pues, no siendo esprrago, qu ser, Dios de Aranjuez?Ya caigo! D. Emilio, escribamos juntos:

    QUJZ SEA AGUARDIENTE.

    Queja = Duele.Mire vmd., Sr. Cotarelo; ac no somos tan tontos de capi-

    rote y cascabeles como vmd. se imagina, y, as, es intil quevenga con garambainas y arrequies que no estn al alcancedel ingenio de vmd. Doy por reproducido mi artculo de la

    (1) Tirso: El rbol del mejor''fruto; act. I, esc. 6.a , tomo 1, pg. 34de las Comedias de Tirso de Molina; edicin Cotarelo, Madrid,1906.

    r

  • 62

    Silba, y sostengo que vmd., al establecer la equivalencia dequeja, crey que quejar era infinitivo de un verbo activo.No dira ni una palabra ms, si no me hubiese encontrado

    en vuestra Satisfaccin con estas otras

    :

    ... aunque al principio le parece (al Bachiller) una exliorbitancia

    .

    Como vi la palabra subrayada y cogida entre corchetespara que no se escapase, dije para mis adentros: A Dios condos mil santos! Aqu hubo una errata y el felibre me la echa las narices! Con la escama que se podr suponer, fui buscar el texto correspondiente de la Silba, y, abriendo pol-la pg. 72, respir fuerte al leer que lo que yo haba escritorezaba as: No la acepcin, sino la exorbitancia en que aca-ba de incurrir vmd., etc.

    Carape!, exclam; entonces resulta que la // de matute laha introducido D. Emilio, se la han introducido en la im-prenta. Dediqueme averiguar si el desaguisado era delcajista era de D. Emilio, y, claro!, result lo que no podapor menos de resultar, saber; que era de D. Emilio. S,ilustre auditorio; D. Emilio Cotarelo y Mori tiene la bellacacostumbre de escribir exorbitancia y sus derivados, con una //entre la x y la o, como puede verse en el pasaje transcrito yen el texto del Menandro, donde se lee: ... todo propuestoy pedido con tan exhorbitante prembulo, etc. (1), pero, vayaen gracia que la suprime en la palabra ahuyentar, cuandoescribe: ... que el corts envite le haba auye?ttado etc. (2).Tengo lstima hasta del tintero de vmd.!

    (1) El Menandro: Novela por Matas de los Reyes. Reimpresa conprlogo de D. Emilio Cotarelo y Mori, de la Real Academia Espaola.Madrid, iqoq. Pg. 54, lneas 3.a y 4.a , Tomo x de la intil, pero ri-dicula Coleccin Selecta de Antiguas Novelas Espaolas. (Librera delos Biblifilos Espaoles quines son estos biblifilos?Travesadel Arenal, 1. Madrid.)

    (2) Ib., pg. 206, lnea 7.a Conviene advertir que la edicin no espaleogrfica ni, por tanto, se ha tratado de conservar en ella la or-tografa de la poca, 7

  • Y ahora una sencilla pregunta: Puede ser acadmico dela Espaola un hidalgo que cree que quejar es el infinitivode un verbo, y de un verbo activo, por aadidura; que nosabe el empleo que tiene en castellano el relativo cuyo, queescribe exhorbiiancia, que escribe exhorbitante y que escribeauyentado?

    Un punto de contricinda un alma la salvacinpor toda una eternidad.

    Crame vmd., hidalgo; deje la pola y pngase vendermondongo.

    Rapagn.Aqu, D. Emilio, consecuencia del legtimo Armeno, tu-

    visteis un tluxo de vientre y lo echsteis perder todo.En la acepcin... me reprende.... recto sentido de poco tamao altura.Mozarrn.... refutacin... aclaracin... ladrn, etc.Qu mal huele, D. Emilio! Cmo habis puesto los vo-

    cablos, la sintaxis, el lxico, la fonologa /...

    Recuerde.

    Despierte, dijisteis vos.Vuelva en su acuerdo, vuelva acordarse, enmen-

    d yo. Y ahora me citis Covarrubias y la Academia, enpro de vuestra acepcin.

    Pero, creis que tengo la mollera tan aherrojada comovos? La verdad de la interpretacin, depende de que cons-te en Covarrubias en el Dice, de que sea razona-ble?... De que conste en Covarrubias en el Dice? Dios osbendiga.

    Repastando.

    Dice Mori: no es el ganado el que... recibe repasto, sinoque son Asobrio y Violeta quienes le repastan,

  • - 64 -

    Y aade: ... de noche no se apacientan las ovejas Y concluye: La Academia resolver en su da.S, resolver, s, y como lo haga bien, no doy una blanca

    por el repasto de vmd.!

    Rezongar.

    Texto de Lope de Rueda:Clvela. Ah, seora Julieta! Ah, duea! No sals?Julieta. (Que ha recibido antes orden de salir, por conducto

    de Guiomar, y no sala). S, seora; hme aqu. Qu manda?Clvela. Qu hacades all dentro, picuda?Julieta. S, picuda!... Qu haba de hacer?Clvela. Sacme aqu un asiento y dejos de rezongar.

    Cotarelo dijo, que rezongar era: reir, regaar, disputar.Yo le advert buenamente que se trataba de gruir, refun-fuar lo que se manda .Ahora alega que le birl el texto, que le cap, y que Ju-

    lieta no haba recibido orden de su ama.Hidalgo! Abrid el Diccionario!... Buscad bacillar!... Po-

    neos por montera becoqun el vocablo que sigue y al avo!

    Salsufragia,

    Ni aqu, ni en cuanto al vocablo rodear, dice nada nuevoel hombre. Slo aade: trat de saber cmo la pronunciaseentonces el pueblo, que probablemente sera sal sufragia.Pero cmo estis, D. Emilio! Un pueblo que pronuncia

    ima planta (porque el sustantivo femenino ms inmediata-mente anterior es planta)! Un pueblo que probablementesera sal sufragia! . Esto es idioma de Berbera!

    Sanguinidad.

    Pregunta aqu el hidalgo que quin me di facultades paradecir que sanguinidad significa esto lo otro.Quin me las ha de dar? El que no os las di vos: el sen-

    tido comn.Porque si Lope de Rueda dice tengo por averiguado que

    el amor de la tierra donde nascemos tenga algn tanto de san-

  • - 65 -

    guinidad con el cuerpo humano ,afirmar como vos afirmis quesanguinidad es parentesco en general, es una solemnsimaporrada.No s qu estilo tendr vmd. en amar su patria. De m

    s de