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III OCHO POSTALES DE SINGAPUR

Ocho postales de Singapur

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De mi libro "Esperando al elefante" (a presentarse en Lima el 12 de junio: http://on.fb.me/1RlQZes), les entrego acá la parte III, nacida de mi andar cada mañana por las calles de la isla estado intentando postergar la venida del mentado paquidermo.

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IIIOCHO POSTALES

DE SINGAPUR

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EspErando al ElEfantE

1. El burócrata

Lo veo pasar a diario,camino de la rutina,y en sus ojos se adivinala navaja de un horario.¿Fue un joven extraordinario,sueño, esperanza, futuro?No lo sé, pero el apurode su paso entristecido,tiene de miedo, de olvido,de fracaso gris y oscuro.

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José Luis MeJía

2. Los pasajeros del metro

Son las seis de la mañanay el metro bulle de gente,¿qué buscan?, ¿qué es tan urgente?

¿dónde va la caravana?La niña, la abuela anciana,los dormidos estudiantes,los deportistas pedantes,la secretaria indiscreta,y felices, sin careta,madrugadores amantes.

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EspErando al ElEfantE

3. El hombre en la silla de ruedas

Con una edad imprecisapasa en la silla de ruedas,cruzamos nuestras veredas,cada mañana, sin prisa.Tiene el vaivén de una risaserena, vital y fuerte;no sé el nombre ni la suertede aquel anciano elegante...¡Tal vez regresa triunfantede otra cita con la muerte!

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4. El que prepara el café

No le perturba la vida,lleva —sin pena y sin gloria—sus pasos por esa historiatantas veces repetida.No es héroe ni suicida,no se cuestiona la fe,no se pregunta por quétiene aquella cicatrizmientras prepara, feliz,otra taza de café.

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EspErando al ElEfantE

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Pasa a las seis, puntualmente,con cara de «ya-estoy-tarde»,revela un gesto cobardey una sensación de urgente.Desconozco lo que siente,su fe, su nombre, su edad,pero intuyo la ansiedaden la mirada perdida,de quien transita esta vidacon miedo y sin libertad.

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José Luis MeJía

6. La abuela y la nieta

Lleva a su nieta a la escuela,como cumpliendo un ritualindispensable, especial,que la anima y la desvela.No es fácil hacerse abuela,sentir que duelen los huesos,cuando los músculos, presosdel tiempo ruin y homicida,saben que en la despedidase van los últimos besos.

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EspErando al ElEfantE

7. La deportista

La veo, cada mañana,generosa deportista,corriendo, entusiasta y lista,diez vueltas a la manzana.No es joven, pero -lozana-la piel engaña y resistebajo la luz -poca y triste-;después, le entrega al espejola verdad de un cuerpo viejoy gris, cuando se desviste.

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José Luis MeJía

8. La gente y los teléfonos

Nadie conversa en el tren,cada cual vive en su mundo,con un letargo profundoque es vergüenza y es desdén.Voy hasta el último andén,veo gente ensimismadatras un teléfono, aisladapor «la comunicación»;solo somos un montónde polvo yendo a la nada.