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1 Comentario de texto: Ockham: La “navaja de Ockham” y el conocimiento José Antonio López Texto ubicado en Ferrándiz, Lafuente y Loredo (2001): Lecturas de Historia de la Psicología. Madrid: UNED. Págs. 44-46. 1. Contextualización 1.1. Autor y obra El texto pertenece a la obra Principios de teología, de Guillermo de Ockham (1285 1349). Biografía Escolástico inglés de la Orden franciscana, nacido en la localidad de Ockham, próxima a Londres. Se formó en filosofía y teología en Oxford. Fue polemista incansable y pensador vigoroso e influyente. Sus ideas, siempre en el borde de la ortodoxia, significaron la ruptura del equilibrio entre razón y fe ensayado por Tomás de Aquino un siglo antes, y le valieron el enfrentamiento con varios papas. Refugiado en la corte del emperador Luis de Baviera, murió en Munich víctima de la peste negra. 1.2. Contexto sociohistórico Crisis del s. XIV La peste negra Crisis en la Iglesia Crisis en el conocimiento Para el s. XIV ya se habían consolidado los factores que desembocarían en el fin de la Edad Media. El crecimiento de las ciudades, el capitalismo y el auge de las nacionalidades erosionaron la vida feudal. Se inició una importante depresión económica, la población disminuyó, se incrementaron el crimen y la violencia. La peste negra de 1348 acabo con un tercio de la población europea. Se desarrolló una progresiva tendencia hacia el pesimismo y el cinismo. La Iglesia adolecía también de desconfianza y divisiones cismáticas, y los clérigos enfatizaban la naturaleza pecaminosa y desamparada del hombre ante Dios. Respecto al conocimiento, se perdió la confianza en encontrar una explicación global del mundo y se reconocieron los límites de la razón humana. 1.3. Corriente intelectual Restablecimiento del empirismo Consideración medieval de los universales Ockham es considerado como el pensador más influyente de la última Edad Media. Vivió justo antes de la peste negra, en unos años muy creativos. Su contribución más relevante fue el restablecimiento del empirismo, liberándolo de la metafísica. Los filósofos medievales habían confundido la psicología con la ontología (estudio de la existencia): siguiendo a Platón, creían que a cada concepto mental le correspondía algo real, las Ideas en la mente de Dios (postura “realista”). El único conocimiento verdadero sería el de esas Ideas, los universales, tal como había señalado Aristóteles. Ockham cambiaría esa creencia en la existencia real de los universales, sustituyendo la metafísica por la psicología.

Ockham. Navaja de Ockham y conocimiento (Comentario)

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La parsimonia como principio del conocimiento. Conocimiento intuitivo.

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Page 1: Ockham. Navaja de Ockham y conocimiento (Comentario)

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Comentario de texto:

Ockham: La “navaja de Ockham” y el conocimiento

José Antonio López

Texto ubicado en Ferrándiz, Lafuente y Loredo (2001): Lecturas de Historia de la Psicología. Madrid: UNED.

Págs. 44-46.

1. Contextualización 1.1. Autor y obra

El texto pertenece a la obra Principios de teología, de Guillermo de Ockham (1285 – 1349).

Biografía

Escolástico inglés de la Orden franciscana, nacido en la localidad de Ockham, próxima a Londres. Se formó en filosofía y teología en Oxford. Fue polemista

incansable y pensador vigoroso e influyente. Sus ideas, siempre en el borde de la ortodoxia, significaron la ruptura del equilibrio entre razón y fe ensayado por Tomás

de Aquino un siglo antes, y le valieron el enfrentamiento con varios papas.

Refugiado en la corte del emperador Luis de Baviera, murió en Munich víctima de la peste negra.

1.2. Contexto sociohistórico

Crisis del s. XIV

La peste negra

Crisis en la Iglesia

Crisis en el conocimiento

Para el s. XIV ya se habían consolidado los factores que desembocarían en el fin de la Edad Media. El crecimiento de las ciudades, el capitalismo y el auge de las

nacionalidades erosionaron la vida feudal. Se inició una importante depresión económica, la población disminuyó, se

incrementaron el crimen y la violencia. La peste negra de 1348 acabo con un tercio

de la población europea. Se desarrolló una progresiva tendencia hacia el pesimismo y el cinismo. La

Iglesia adolecía también de desconfianza y divisiones cismáticas, y los clérigos enfatizaban la naturaleza pecaminosa y desamparada del hombre ante Dios.

Respecto al conocimiento, se perdió la confianza en encontrar una explicación global del mundo y se reconocieron los límites de la razón humana.

1.3. Corriente intelectual

Restablecimiento del empirismo

Consideración medieval de los

universales

Ockham es considerado como el pensador más influyente de la última Edad

Media. Vivió justo antes de la peste negra, en unos años muy creativos. Su contribución más relevante fue el restablecimiento del empirismo, liberándolo de la

metafísica.

Los filósofos medievales habían confundido la psicología con la ontología

(estudio de la existencia): siguiendo a Platón, creían que a cada concepto mental le correspondía algo real, las Ideas en la mente de Dios (postura “realista”). El único

conocimiento verdadero sería el de esas Ideas, los universales, tal como había señalado Aristóteles.

Ockham cambiaría esa creencia en la existencia real de los universales,

sustituyendo la metafísica por la psicología.

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1.4. Principales aportaciones a la Psicología

Cognición intuitiva

Cogniciones abstractas

De la metafísica a la psicología

El alma

Razón y fe

Ockham afirmó que el conocimiento comienza con actos de “cognición intuitiva”,

un conocimiento directo e infalible sobre el mundo. A diferencia de Platón, considera que esa cognición genera conocimiento sobre lo verdadero y lo falso.

Los universales serían “cogniciones abstractas” elaboradas a partir del

conocimiento directo. Por tanto, no existirían más que como conceptos mentales, y podrían ser verdaderos o falsos.

El conocimiento, por tanto, no es una participación individual en algo metafísico, existente más allá de lo perceptible, sino una operación psicológica en la que la

mente percibe similaridades y clasifica objetos. Los universales serían sólo las etiquetas de esa clasificación, y los conceptos quedarían reducidos a meros hábitos

mentales aprendidos. Al plantear como criterio de conocimiento la observación del

mundo, Ockham nos aparece como empirista. Como franciscano, Ockham mantuvo una creencia en el alma, de influencia

agustiniana: podemos conocerla de modo directo, introspectivo e intuitivo, más allá de la reflexión. Negó la distinción entre el alma y sus presuntas facultades, que le

parecían innecesarias. La “navaja de Ockham” hace alusión a su intento de

simplificar siempre al máximo las explicaciones, eliminando lo accesorio. Finalmente, Ockham propuso una radical distinción entre razón y fe. El alma es

inaccesible al conocimiento de la razón, que sólo la fe puede dispensar.

2. Resumen 2.1.De qué trata el texto

Los Principios de teología sintetizan el pensamiento de Ockham por el

procedimiento de deducir las consecuencias lógicas que se siguen de dos principios

fundamentales: el de la omnipotencia divina y el de la parsimonia o economía intelectual (“Nunca sin necesidad se ha de usar de la pluralidad”). El texto recoge

fragmentos sobre el segundo principio y sus consecuencias, entre ellas el conocimiento intuitivo directo.

2.2.Estructura e ideas

No multiplicar innecesariamente

Conocimiento intuitivo,

conocimiento abstracto

Faltando experiencia de las cosas, o autoridad de la escritura, no hay razón para multiplicar las cosas arbitrariamente.

En el alma sólo tenemos constancia (por la escritura) de tres hábitos: fe,

esperanza y caridad, y no hay por qué admitir más. Del mismo modo, no hay por qué creer que el todo sea más que todas las partes tomadas simultáneamente, ni

que existencia y esencia no sean la misma cosa. Hay dos conocimientos: el intuitivo y el abstractivo. Para el conocimiento

intuitivo o directo bastan la facultad dispuesta y el objeto presente. Para el conocimiento abstracto basta el hábito creado por la intuición precedente.

El conocimiento intuitivo nos lleva a asentir, es directo e indiscutible. En cambio,

no asentimos de la misma manera a los conocimientos incomplejos o abstractos. Por tanto, nuestros actos interiores se conocen intuitivamente, pues cuando entendemos

algo asentimos y sabemos que entendemos. No se llega a conclusiones sobre la realidad de algo sin el conocimiento

intuitivo.

Igualmente, el conocimiento divino es un conocimiento intuitivo, directo, de todas las cosas, pues si fuera abstracto podríamos creer que existe lo que ya se ha

destruido, al ser sólo una idea en la mente de Dios.

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3. Ampliación del significado

Representante de

la crisis del fin de la Edad Media

Contradicciones con la Iglesia

Ockham es a la vez muestra y causante de la crisis del final de la Edad Media.

En su actitud escéptica y crítica ante los dogmas se adivina el desengaño ante las verdades tradicionales y la búsqueda enérgica de una verdad convincente. Sin

embargo, también se nota su filiación religiosa cuando admite la autoridad de la

escritura acerca de la fe, la esperanza y la caridad, y cuando habla del conocimiento intuitivo de Dios. Si pudiera haber en ello contradicción, el autor la esquiva

hábilmente. Lo realmente impactante para la mentalidad eclesiástica debió ser su esfuerzo

tan científico por simplificar (su famosa “navaja”), y sobre todo su concepto del

conocimiento intuitivo o directo del mundo como conocimiento certero, es decir, su empirismo, relegando el conocimiento abstracto al nivel de mero hábito o

costumbre. Es comprensible que, por estas y otras ideas, Ockham tuviera importantes

conflictos con la Iglesia.

4. Discusión

Importancia de

Ockham

El conocimiento como proceso

psicológico

Precursor de la ciencia moderna

La importancia de la figura de Guillermo de Ockham es indiscutible, si tenemos

en cuenta que abre una brecha en la cosmología escolástica, aparentemente armónica e inamovible, y cambia de lugar diametralmente la gravitación del

conocimiento, considerando que éste nos llega de forma certera a través de los sentidos y restando importancia a los universales.

Con Ockham termina un largo debate que desde Platón y a lo largo de toda la filosofía cristiana medieval había intentado responder a la pregunta de cómo puede

el individuo participar de una esencia metafísica (la “forma” o el “universal”). En lugar de ello, Ockham plantea el problema como una cuestión meramente

psicológica, la percepción directa o intuitiva que da lugar a conceptos mentales

susceptibles de error y sin ningún fundamento metafísico.

Estas ideas, junto a su separación radical entre razón y fe, debilitarían la teología y la metafísica, pero contribuirían al nacimiento de la ciencia. En efecto,

siendo la razón limitada y falible, el siguiente paso lo darían los nominalistas como

Pedro Abelardo, que reducirían los universales a meras palabras o nombres. También surgiría un mayor interés por la física, con personajes como Grosseteste y

Bacon, también franciscanos y precursores de la actitud científica moderna.

El texto contenido en este documento es propiedad de José Antonio López López (2016). Para contactar con el autor: [email protected]