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idm.wcg.org Odisea Cristiana 0
E x p l o r a n d o l a V i d a y l a F e
Número 26 Marzo 2009
El Perdón
Mi amigo Andy Pág. 9
Muertos al Pecado, ¿de veras? Pág. 12
Impresiónate Pág. 17
Odisea Cristiana
1 Odisea Cristiana idm.wcg.org
5 El Perdón
9 Mi amigo Andy
12 Muertos al pecado
¿de veras?
17 Impresiónate
Secciones
E D I T O R I A L
2 La Trinidad no es sólo una doctrina
O T R A M I R A D A
3 El niño en el aeropuerto
H A B L A N D O D E L A V I D A
15 ¿Qué hay en un nombre?
R I N C Ó N D E E S P E R A N Z A
19 ¿Por qué a mí?
T Ú E S T Á S I N C L U Í D @
21 Una plática con el Dr. C. Baxter Kruger
D Í A A D Í A
26 Vestidos para servir
Odisea Cristiana NÚMERO 26
Marzo 2009
Odisea Cristiana es publicada seis veces al año por la Iglesia de Dios Universal / Iglesia de Dios Mundial, PO Box 5005, Glendora, California, 91740. La IDU es una denominación evangélica con cerca de 64,000 miembros en 90 naciones, adorando en 860 congregaciones. Para infor-mación sobre congregaciones locales visite el sitio web www.idm.wcg.org Aceptamos con agradecimiento las contribu-ciones para ayudar con los costos de publica-ción.
Editor Ejecutivo: Mike Feazell Editor: John Halford Editores: Michael Morrison, Paul Kroll
EDICIÓN CASTELLANA: EDITOR: David E. Ágreda TRADUCTORES VOLUNTARIOS: Ming Hui, Selena Vanegas, Eleana Molina, Jaime y María Matamalas, Isidro Antonio Rodrí-guez, Fátima Sierra y Benjamín Escalante.
Publicada por la Iglesia de Dios Universal Iglesia de Dios Mundial
PRESIDENTE Joseph Tkach
SUPERINTENDENTE DE MISIONES Randal Dick
DIRECTOR DE MISIONES LATINOAMÉRICA Héctor Barrero
SUPERINTENDENTE DISTRITO HISPANO USA: Lorenzo Arroyo
Salvo indicación contraria, los textos bíblicos se citan de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.
Portada: Santo.
C O N T E N I D O
http://www.idm.wcg.org/
idm.wcg.org Odisea Cristiana 2
La trinidad no es sólo una doctrina
J o n a t h a n S t e p p
a Trinidad no es sólo
una doctrina, es la doc-
trina de la fe cristiana.
Muchas descripciones cristia-
nas de la realidad comienzan
en uno de dos sitios: con una
declaración sobre la santidad,
poder, e inteligencia de Dios
o con una declaración sobre
la autoridad de la Biblia.
Pero la única razón de que Dios es
santo, poderoso o sabio, es porque él
es Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Y la
única razón de que la Biblia tiene
toda autoridad es porque da testi-
monio de Jesús - quien es la revela-
ción de Dios como Padre, Hijo, y
Espíritu.
Todo nuestro pensamiento (es decir
doctrina) sobre la fe cristiana y la
vida en general tiene que comenzar
con la base fundamental de toda la
realidad y existencia: El que siempre
ha existido, y siempre existirá, la
relación de amor del Padre e Hijo con
el Espíritu. Aquí están unos cuantos
ejemplos:
¿Cómo puedo ser feliz en la vida?
Confiando en la verdad revelada a mí
en Jesús por su Espíritu: que soy
querido, amado e incluido en la vida
que ellos comparten con el Padre. El
Padre de Jesús es mi Padre y sus
palabras a Jesús son sus palabras a
mí en Jesús: ¡"Aquí está mi hijo que
amo muchísimo y soy muy feliz con
él!”
¿Cómo puedo tener un buen matri-
monio? Creyendo que mi esposa y yo
estamos incluidos y somos abrazados
en la vida del Padre con su Hijo y
cómo hemos sido sumergidos en su
Espíritu.
¿Cómo puedo criar niños felices?
Cooperando con el trabajo del Espíri-
tu en sus vidas para ayudarles a ver
que ellos están incluidos en la vida de
Jesús y que su Padre los ama y los
quiere tanto como él ama y quiere a
Jesús.
De hecho, ¡cuanto más me rindo a
Jesús y le dejo bautizarme en su
Espíritu - y en la seguridad que ellos
comparten conmigo del amor del
Padre por mí - más comprendo cuan
innecesariamente complicada he
hecho mi vida en el pasado! Saber
que la realidad última del universo es
el amor y la aceptación del Padre, de
Jesús, y del Espíritu, hace todo lo
demás en la vida mucho más fácil a
entender.
La Trinidad no es sólo una doctrina, es la doctrina de la fe cristiana. ◊
E D I T O R I A L
L
3 Odisea Cristiana idm.wcg.org
El niño
en el
aeropuerto
P o r B a x t e r K r u g e r
n un día de verano frío
y con viento hace 20
años, estaba parado en
el aeropuerto Aberdeen, en
Aberdeen, Escocia, esperando
a mi hermano mayor proce-
dente de los Estados Unidos
de América. En ese tiempo,
mi esposa y yo vivíamos en
Escocia mientras que yo es-
tudiaba teología con James
Torrance. Mi hermano como
yo, era un entusiasta golfista,
así que venía a visitarnos y
aprovechaba para unas cuan-
tas rondas en uno de los fa-
mosos campos de golf en Es-
cocia.
Mientras esperaba, me fijé en un hombre joven, como de 30 años. Había al menos otras 100 personas transitando por el aeropuerto, pero por alguna razón este joven atrajo mi atención. Obviamente estaba espe-rando a alguien y con no poco entu-
siasmo. Iba hacia los monitores que informan las llegadas, revisaba su reloj y luego regresaba hacia la ven-tana. Esto continuó durante más o menos 15 minutos, de pronto, detu-vo este ritual y se posicionó enfrente de una de las puertas de la terminal.
No pasó mucho tiempo antes de que un avión se dirigiera hacia la termi-nal, las puertas se abrieron y la gente se apresuró para salir hacia sus casas o para tomar su siguiente vuelo o hacia el área de entrega de equipaje. Sin tener idea del por qué, yo estaba muy atento a este joven. Entonces sucedió. Un chico rubio de aproxi-madamente 11 años salió por la puerta y se quedó quieto. Como un venado alarmado, sus ojos revisaron el aeropuerto. Entonces vio a su papá y corrió a sus brazos con todas sus ganas. Había lágrimas de alegría y risas. Ningún padre podría haber presenciado esto sin derramar, a su vez, algunas lágrimas.
O T R A M I R A D A
E
idm.wcg.org Odisea Cristiana 4
Para mí, este fue como un momento Einsteniano de la relatividad. El ae-ropuerto mismo y todo lo que había en él, parecieron detenerse, como si todos hubieran hecho una pausa para observar. Todavía puedo ver la carita del niño. Él estaba en casa. Entonces escuché una voz dentro de mí diciendo, “Baxter, Baxter, he ahí el evangelio”.
Era como si el Padre estuviera di-ciéndome: “El niño es mi hijo, cristo. Ahí está la resurrección. Ahí está la ascensión. Y esta es la bienveni-da a mis brazos. Y las buenas nuevas, Baxter, es que te trae a ti y a todo el mundo con Él”.
¿Pudiera ser que hubiéramos subes-timado a Jesucris-to? ¿Pudiera ser que nuestro indivi-dualismo de “Llanero Solitario” ame-ricano nos hubiera cegado y no vié-ramos el centro mismo del evange-lio?
¿Pudiera ser que Jesús no fuera solo un hombre más entre otros, sino el único por quién y para quién todas las cosas fueron creadas y subsisten? (Juan 1:1-3; Colosenses 1:16-17; Hebreos 1: 1-3)
¿Y podría ser que cuando este único ser se convirtió en uno de nosotros no rompiera su asociación con noso-tros, sino que la hiciera aún más fuerte?
¿Y pudiera ser que lo que le sucedió a Él, nos sucedió también a nosotros?
¿Pudiera ser que cuando Él murió, nosotros también morimos con Él? (2 Corintios 5:14)
¿Pudiera ser que cuando Él fue le-vantado, nosotros también fuimos levantados con Él? (Efesios 2:5-6; 1 Pedro 1:3)
¿Pudiera ser que cuando Él ascendió, nos levantó hacia el abrazo del Pa-dre? (Efesios 2:6)
Qué raro debe sonar a los ángeles escuchar a predica-dores implorándo-nos recibir a Jesús en nuestras vidas, como si nos las hubiéramos arre-glado para existir y vivir hasta ahora sin Él. ¿Le ha pedido usted alguna vez a sus hijos que lo reciban en sus vi-das?
Piense en esto: El evangelio no es acerca de recibir a un Jesús ausente de nuestras vidas. El evangelio es la asombrosa noticia de que el Padre del Hijo nos ha recibido en su vida. Nosotros no lo hacemos parte de nuestro mundo; Él nos ha hecho parte de su mundo, parte de su vida con su Padre.
¿Se puede usted ver a sí mismo y a la raza humana, y de hecho a todo el cosmos en los brazos de ese peque-ño niño cuando su padre lo abrazó?
La fe cristiana dice: “Amén, sí Señor, este es quien eres tú y esto es lo que somos nosotros. Creo; ayuda a mi incredulidad”. ◊
“El evangelio es la asombrosa noticia de
que el Padre del Hijo nos ha recibido en su vida.
Nosotros no le hacemos parte de nuestro mundo;
Él nos ha hecho parte de su mundo…”
5 Odisea Cristiana idm.wcg.org
El Perdón
P o r L i l a D o c k e n B a u m a n
ucedió hace
unos cuantos
años, en mi
ciudad, que una
jer salió de casa con
sus dos hijos
ños con intención de
visitar a su abuela. Al llegar a
la cima de una colina, un
conductor discapacitado con
su licencia de conducir retira-
da cruzó el carril central yen-
do a colisionar contra el co-
che de la mujer. Y como suele
suceder en este tipo de situa-
ciones, él sobrevivió. La ma-
dre, también. Pero le tocó a
su esposo el terrible trago de
comunicarle, mientras agoni-
zaba en la unidad de
vigilancia intensiva luchando
por sobrevivir, que sus dos
hijos habían muerto en el
accidente.
Soportando por un momento la noti-
cia devastadora que acababa de
recibir, la madre, una mujer cristiana,
alzó los ojos hacia su esposo y le
preguntó. “¿Le has dicho al otro
conductor que le perdonamos?” Sí, él
lo había hecho, días atrás, mientras
su esposa se encontraba en coma.
La primera reacción de estos padres
ante una injusticia trágica fue la de
extender la gracia de Dios. No eran
teólogos, aún así comprendieron uno
de los conceptos más duros al que
los cristianos deben enfrentarse.
S
idm.wcg.org Odisea Cristiana 6
El pecado en el fondo es contra Dios,
y debemos dejar que él se ocupe de
los pecados de otros, y no nosotros.
El perdón es algo más que simple-
mente una ideal virtud cristiana;
penetra hasta el mismísimo corazón
de la vida. Jesús planteo el tema
constantemente y con gran urgencia
durante su ministerio. Se hace bas-
tante patente a lo largo del Nuevo
Testamento que cuando perdonamos
las ofensas de los demás, estamos
reflejando y participando en el carác-
ter divino de Dios, quién por el amor
a Jesús también nos ha perdonado a
nosotros (Mateo 5, Efesios 4:32 –
5:2).
A juzgar por el mensaje de
perdón y reconciliación del
evangelio, todo el objetivo
de la creación y de la salva-
ción son las relaciones. Esto
no significa que esforzarse
por conseguir una relación con al-
guien que nos ha ofendido en esta
vida siempre es posible, o aconseja-
ble.
Significa más bien que incluso antes
de que la raza humana se distanciase
de Dios por motivo del pecado, Dios
por su amor a nosotros lanzó su plan
para que pudiéramos reconciliarnos
con él, y con los demás (1ª Pedro
1:20). La cruz de Jesús nos enseña
vivamente que el perdón se asienta
en el corazón de la reconciliación.
Teológicamente, eso tiene sentido.
Pero llega el momento de la verdad,
y alguien te hace daño – atenta con-
tra ti o los tuyos – y de pronto todo
parece… distinto, y el corazón
se endurece. Entonces pregun-
tas: Si perdono a estas perso-
nas, ¿no significa que estaría
justificando lo que han hecho?
¿El perdonarles, en esencia, es
como dejarles salir con la suya?
Buenas preguntas, pero la
respuesta es no. Tu perdón
nada tiene que ver con la direc-
ción que toma las consecuen-
cias naturales del pecado. El
pecado en el fondo es contra
Dios, y debemos dejar que él se
ocupe de los pecados de otros,
y no nosotros. Nuestro acto de
perdón es un acto de humildad,
un reconocimiento de que
nosotros también necesitamos
la misericordia de Dios, un acto
de amor, ofreciendo a otros lo
que Dios ya nos ha extendido a
nosotros.
También es un acto de fe, de
entregar totalmente a Dios
nuestra necesidad, nuestro
derecho a un castigo justo, de
desquitarnos, y confiar en que
Dios se ocupará de ello cuando
y como lo estime oportuno.
Cuando reflexionamos sobre la
7 Odisea Cristiana idm.wcg.org
historia de los padres que perdona-
ron al conductor discapacitado que
mató a sus hijos, o acerca de las seis
familias Amish que emitieron un
comunicado inmediato de perdón
tras perder a sus hijas a manos de un
enloquecido pistolero, no podemos
menos que preguntar: ¿No deberían,
antes de nada, tener su tiempo de
duelo? ¿Es posible que una víctima, a
pesar de las circunstancias, perdone
tan pronto? Yo creo que sí, y que su
perdón fue totalmente sincero.
El duelo lleva su tiempo; pone al
descubierto cada una de nuestras
cargas, y nos permite recuperarnos
emocional y físicamente tras un largo
y profundo periodo de dolor.
Si alguna vez has llorado una pérdida
– fuera por una muerte, una relación
fracasada, la pérdida de tú puesto de
trabajo o la pérdida de tu salud -
entonces sabes que el desconsuelo
puede llevar consigo la negación,
oleadas de arranques de ira, paráli-
sis, tristeza, sentimiento de culpabili-
dad y depresión antes de aceptar
que la pérdida no va a volver.
El perdón es diferente. Perdonar
supone entregar la injusticia al per-
fecto y fiel Juez (Salmos 9), porque si
intentas llevar la carga por ti mismo,
ésta te destruirá – tu no fuiste dise-
ñado para suportar semejante peso.
Perdonar implica que aceptas que
Dios conoce detalles que tú jamás te
hubieras imaginado. Conlleva dejar
que él maneje la situación porque es
el más capaz de hacerlo bien y esto a
su vez supone que debes continuar
con el futuro que él ha preparado
para ti. El perdón implica saber que
hay mucho más que simplemente
vivir la presente vida.
Recuperar nuestras emociones,
nuestros sentimientos nos puede
llevar un tiempo. Quizás tengamos
que volver a Dios con nuestro dolor y
decirle: “Señor, esto te lo di a ti. Ya
he perdonado. Por favor, tómalo”.
Durante mis últimos meses de carre-
ra, recibí una carta de mi compañía
de préstamos universitarios. La carta
me informaba de que la compañía
había vendido mi deuda a otra com-
pañía y que a ella ya no la adeudaba
ni un solo centavo de los miles de
dólares que me había prestado. Me
desearon lo mejor para el futuro,
oficialmente lavándose la manos de
mi deuda. Era una simple carta co-
mercial, pero vislumbré un claro
mensaje detrás de esas palabras.
Todavía debía dinero, pero no a ellos.
Ellos se habían liberado de ser los
responsables de mi deuda. En ese
momento comprendí algo esencial
acerca de cómo perdonar.
Cuando una madre, o un colectivo,
declara: “Ya he perdonado”, no signi-
fica que van a dejar de sufrir y de
estar apenados… nada más lejos de
la verdad. Tampoco significa que
justifican la maldad o que no se rebe-
lan contra el horror de los crímenes
idm.wcg.org Odisea Cristiana 8
Perdonar supone entregar la injusti-
cia al perfecto y fiel Juez, si intentas
llevar tú la carga, ésta te destruirá.
contra los inocentes.
Significa que entregan la deuda a
Dios antes de que la venganza tenga
la oportunidad de enraizar en sus
corazones. Están diciendo, “Aquí
acaba esto”. Entonces desahogan su
dolor mecidos en los brazos de Dios.
Se pueden imaginar como hubiesen
sido hoy todas las guerras civiles, los
conflictos étnicos y los prolongados
odios regionales si alguien, algún
colectivo, en su momento, hubiera
entregado su venganza, su ira a Dios,
diciendo: “Aquí acaba esto. Que el
Señor lo solucione con ellos
– Ya no quiero continuar con
esto”.
La verdad es que, aún, en
una forma material, se debe
mucho a las víctimas, y Dios no espe-
ra que un colectivo o un individuo
toleren la injusticia o el mal.
Una persona que haya tenido que
soportar discriminación institucional
y humillación toda su vida puede
perdonar mientras siga trabajando
por hacer que la institución sea res-
ponsable y justa. Y ay de las perso-
nas, dice las Escrituras, que dejan de
proteger a los débiles, de proveer
por las necesidades de cada miembro
y de luchar contra la injusticia.
Dios hizo esta promesa: El corregirá
todos los males. Cuando repaso los
dos últimos capítulos del libro de
Apocalipsis me encuentro en medio
de una visión donde Dios enjuga toda
lágrima.
“Estas palabras son fieles y ver-
daderas”, anuncia el ángel del
Señor quien sostiene el tiempo
en la palma de su mano.
Firmemente creo que los padres
de los dos niños y las familias
Amish fueron capaces de exten-
der el perdón porque confiaron
en la fidelidad de Dios, com-
prendieron la diferencia entre
vivir la carga amarga y abruma-
dora del no poder perdonar, y de
vivir en la libertad que viene de
confiar el dolor y las penas de
uno a la luz transformadora de la
gracia de Dios. ◊
La Dra. Lila
Docken
Bauman
enseña me-
dios de co-
municación,
cultura y comunicación en los
cursos de la Universidad de San
Luis. Está casada y tiene un hijo
de 4 años.
9 Odisea Cristiana idm.wcg.org
Mi amigo Andy A l b e r t o E . S o u s a
primera vista parecía
un desconocido. Se
dirigía hacia mí a paso
lento mientras yo estaba de-
tenido en una estación de
servicio abasteciendo de
combustible a mi automóvil.
Finalmente Andy se acercó y con una
voz media titubeante, me preguntó,
¿Te acuerdas de mí? Antes que le
pudiera responder (pues me agarró
de sorpresa) y ante la pausa que
Andy detectó en mi, me preguntó lo
siguiente: “Soy Andy, ¿te acuerdas?
Después de haber escuchado su voz
por segunda vez, reaccioné de inme-
diato con tono alegre; ¡reconocí a
Andy después de más de 30 años sin
vernos!
Como era pasado el medio día, fui-
mos a almorzar algo liviano a un
lugar cercano. Charlamos un rato
como viejos amigos recordando los
momentos más sobresalientes de
nuestra amistad. Dos o tres semanas
más tarde almorzamos nuevamente
en el mismo restaurante. Cuando
llegó el momento de enfocar nuestra
conversación en lo personal, las co-
sas cambiaron drásticamente. Andy y
yo nos conocimos en una iglesia a la
que asistíamos en Santa Mónica. Mis
recuerdos de Andy son de una per-
sona callada, reservada y recta. Los
dos éramos solteros y con frecuencia
participábamos de los eventos socia-
les de la iglesia, al igual que estudios
bíblicos, club de oratoria para caba-
lleros, etc. Andy se desplayó y me
confesó que las cosas no le iban muy
bien. Tras haber tenido una expe-
riencia religiosa y espiritualmente
turbulenta, aún andaba en la
búsqueda para llenar el vacío que
tanto anhelaba asistiendo a diversas
organizaciones religiosas, iglesias,
seminarios, consultas, etc. Tal situa-
ción me conmovió de corazón y quise
ayudar a mi amigo Andy. Brevemen-
te le expuse el evangelio. A saber; la
muerte, sepultura y resurrección de
nuestro Señor Jesucristo y señalán-
dole el significado de tan misericor-
dioso acto redentor de parte de
nuestro Salvador. Andy me prestó
atención hasta cierto punto, luego
revoloteó los ojos como para eludir
totalmente el tema sin querer ser
descortés conmigo.
Pasado un tiempo, procuré comuni-
carme nuevamente con Andy vía
telefónica, pero un mensaje grabado
me respondió que el número estaba
fuera de servicio. Mi insistencia me
obligó acercarme hasta su domicilio
solo para comprobar que no existía
A
idm.wcg.org Odisea Cristiana 10
tal dirección. De ahí en adelante
nunca más supe del paradero de
Andy. Pareciera que se lo tragó la
tierra. El ejemplo de mi amigo Andy
bien puede aplicarse a muchos que
aún están en la búsqueda de signifi-
cado y sentido de la vida. Dicha
búsqueda muchas veces conduce a
caminos equivocados que en vez de
satisfacer el anhelo humano, perjudi-
ca el espíritu con consecuencias a
veces irreversibles.
¡Venid a mí y descansad!
En los tiempos de Jesús grandes
multitudes padecían de las vicisitu-
des de gobiernos injustos, pobreza,
desigualdades sociales, prejuicios
raciales, persecución religiosa y es-
clavitud. Otros buscaban a Dios me-
diante la religión establecida con
todos sus dogmas y requisitos. Jesús
se dirige a aquellos agobiados por las
cargas diarias y en gesto de amor
ofrece el rescate y la salvación. Las
palabras de Jesús no pueden ser más
claras a todos aquellos de esa época.
Cansados de una inútil búsqueda que
no satisfacía ni respondía a las nece-
sidades espirituales más íntimas,
Jesús extiende una mano y los invita
a reposar únicamente en El. Esa
misma invitación aún permanece
vigente para nosotros hoy día.
En el capítulo 11 del evangelio de San
Mateo, leemos lo siguiente: “Venid a
mi todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar .
Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mi, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis des-
canso para vuestras almas; porque
mi yugo es fácil, y ligera mi carga”
Una vez que descubrimos este des-
canso, no hay más nada que buscar o
agregar, pues Cristo reúne todos
nuestros anhelos de gozo y paz. La
mejor forma de conocer y participar
de este reposo radica en el sacrificio
final en la cruz. La muerte de Jesús
en la cruz hizo posible lo imposible.
Quitó todos los pecados de toda la
humanidad para siempre de una vez
por todas. Nuestros pecados fueron
transferidos a El a fin de que no
suframos la pena de muerte que nos
correspondía.
Fuimos perdonados de todos nues-
tros pecados pasados, presentes y
futuros por el acto amoroso de Cristo
en la cruz habilitando así el la recon-
ciliación de Dios hacia nosotros.
Dicho acto despejó el camino para la
salvación mediante la vida de Cristo.
En la carta del apóstol San Pablo
dirigida a los romanos leemos lo
siguiente: “Porque si siendo enemi-
gos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, mucho
Recuerde, Cristo ya lo
perdonó de todos sus
pecados y Él ya está re-
conciliado con usted.
11 Odisea Cristiana idm.wcg.org
más, estando reconciliados, seremos
salvos por SU VIDA”. (Rom 5:10)
Cristo es quien nos salva y no el
perdón de los pecados o la reconci-
liación de Dios. La vida resucitada de
Cristo nos “resucita” de nuestra
muerte espiritual a vida espiritual.
Recibimos la vida del Cristo resucita-
do en nosotros cuando lo aceptamos
por fe, creyendo lo que Él hizo en la
cruz para perdonar y quitar nuestros
pecados y darnos vida eterna.
No son pocos los que celebran el
acontecimiento más asombroso de la
comunidad cristiana, la Pascua de
Resurrección. Mas allá de ser única-
mente un hecho histórico, lo que
más debe destacarse es el significado
de la resurrección, el hecho de que
Jesús resucitó de la muerte para vivir
su vida en nosotros. Así como Cristo
resucitó de muerte a vida, también
nosotros resucitamos de la muerte
espiritual a vida espiritual juntamen-
te con Él. La Pascua de resurrección
está estrechamente vinculada a la
salvación de nuestras almas, puesto
que la salvación es pasar de muerte
a vida, y la única opción de vida
disponible es la de Cristo. ¡Gloria a
Dios y su gran amor por nosotros!
No se si mi amigo Andy recibió a
Cristo por fe o todavía sigue en la
búsqueda de llenar el vacío espiritual
que sólo Dios puede lograr. Por mi
parte, le diré que terminé mi
búsqueda hace varios años. Cuando
me encontré con Cristo, todos mis
esfuerzos terminaron, pues en Él
descansé. Mi reposo es total y abso-
luto. Mi vida cambió enteramente.
He sido salvo, no tengo que preocu-
parme más de mis pecados ni mu-
chos menos de sentirme culpable,
ansioso o desesperado, pues tengo la
vida de Cristo en mí ¡latente y abun-
dante!
Mi deseo es que usted también sea
beneficiado espiritualmente y tenga
un encuentro íntimo y amoroso con
nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Recuerde, Cristo ya lo perdonó de
todos sus pecados y Él ya está recon-
ciliado con usted. Lo único que tiene
que hacer ahora es reconciliarse a
Dios y recibir a Jesús. Al hacerlo, la
misma vida de Jesucristo resucitado
se radicará en su corazón para siem-
pre, teniendo así la salvación eterna
que jamás podrá perderla. Puede
hacerlo simplemente dando gracias a
Dios por el perdón efectuado por Su
hijo Jesucristo e invitándole a que
entre a vivir en su corazón por fe.
Dios le concederá el don del Espíritu
Santo y lo guiará por el camino cris-
tiano. Que Dios lo bendiga y cuide. ◊
Alberto E. Sousa
vive en Whittier,
California, EE.UU.
Actualmente traba-
ja como intérprete
y traductor en
español, mayormente en las salas de
los juzgados civiles de los tribunales
de Los Ángeles.
Odisea Cristiana 12
Muertos al pecado
¿de veras?
p o r S h e i l a G r a h a m
recí en una granja, así
que sé algo sobre ani-
males—grandes y pe-
queños. Los animales son
todavía parte de mi vida.
Nuestra casa está rodeada
por comederos para pájaros y
ardillas. También, hay una
baño para pájaros, en donde,
durante los días secos del
verano, las pequeñas criatu-
ras forman fila para beber.
Asimismo, tengo un caballo.
No es montado con frecuencia
pero le rasco el lomo y le doy
de comer. Amo a los anima-
les.
No hace mucho, mientras ayudaba a una de mis hijas a cambiarse de resi-dencia, noté a través de la ventana que un par de pajarillos brincoteaban en el piso de la calle. Parecía que se
estaban peleando. De pronto, uno de los pájaros se alejó volando, pero el otro continuaba revolcándose sin poder ponerse de pie. Cuando fui a investigar, vi que la pequeña criatura estaba lastimada. No podía volar; ni siquiera podía caminar. Su lomo estaba descubierto y sangraba por las picaduras de los demás pájaros. Sabía lo que tenía que hacer, pero no tuve el valor de hacerlo.
Cuando regresé más tarde para ver cómo estaba el pájaro, me dolió el corazón. Ahora, estaba inmóvil.
Estaba muriendo—lenta y dolorosa-mente. Miré hacia el cielo y le pedí fortaleza a Dios. El me la dio.
Pensé acerca de la vida y la muerte, mientras recordaba la escritura en donde dice que Dios ve a cualquier gorrión que cae. La muerte, es algo definitivo y terminal ya sea para una
C
13 Odisea Cristiana idm.wcg.org
Para los cristianos, existe una
obediencia a Cristo que va más allá
de guardar la letra de la ley.
pequeña criatura o para un humano. Esto me condujo a pensamientos acerca de la diferencia entre la vida en la carne y la vida en el espíritu la cual no está sujeta a la muerte del cuerpo. Pensé acerca de las palabras que Pablo dirigió a los romanos acer-ca de estar muertos al pecado pero vivos en Cristo. ¿Acaso será que estamos muertos al pecado al igual que estamos muertos en este cuer-po una vez que termine esta vida física?
Cuando fui bautizada, me di cuenta de que ocasionalmente resbalaría en el pecado, pero nada grave. Usted sabe, tal vez chismear un poco o decir una mentirita blanca, o gritarle a mi esposo o a mis hijos. Dios no clasifica el pecado como lo hacemos noso-tros los humanos, así es como yo pensaba. Después de todo, ya estaba muerta al pecado. Imagine mi pesar cuando me encontré a mí misma tentada más allá de mi habilidad de resistir—al menos más allá de lo que yo pensaba que pudiera resistir o quisiera resistir.
De cualquier modo, sin tener que adentrarnos en los secretos más oscuros, más de una vez en mi vida cristiana, he tenido que postrarme ante mi Salvador y pedir por ayuda desesperadamente ya sea para sa-carme de una horrible situación pe-caminosa o para evitar una.
Y sí, las palabras del apóstol sonaban en mis oídos: ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que
hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Por tanto, hemos sido se-pultados con El por medio del bau-tismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en no-vedad de vida. (Romanos 6:2-4).
Dios me ha mostrado, en ocasiones por el camino difícil, de que hay algo más en la nueva vida del cristiano que pasear por el sendero de la vida con una sonrisa en mi cara pensando que ya lo logré. Por lo tanto, ¿de qué estaba hablando el apóstol?
Tomaríamos mucho más espacio del permitido para adentrarnos en la teología de Pablo. Muchos libros se han escrito sobre “exactamente ¿qué es lo que das a entender, apóstol Pablo?” En breve, muchos eruditos creen que había un “ya—pero todav-ía no” aspecto en la noción del con-cepto de salvación de Pablo. Tal como lo expresa el profesor James D. G. Dunn: “Los creyentes están en ‘Adán’ y siguen estando en ‘Adán’; aún no han muerto. Pero también están en ‘ Cristo’y han empezado a experimentar la vida, pero aún les falta experimentar la plena experien-cia de la resurrección de Cristo---en la resurrección del cuerpo” (La Teo-logía de Pablo el Apóstol, pág. 464).
Ahora, tome nota de los detalles antes y después de estos pasajes. El
idm.wcg.org Odisea Cristiana 14
Mi sufrimiento y el de usted, Dios lo
tomó en nuestro lugar y nos levantó
a una nueva vida en el espíritu con él.
apóstol Pablo escribe: Porque si fuimos plantados juntamente [en él] a la semejanza de su muerte, tam-bién lo seremos a la de [su] resurrec-ción; convencidos que nuestro viejo hombre juntamente fue colgado en el madero con él, para que el cuer-po del pecado sea deshecho, [a fin de] que no sirvamos más al pecado. Porque el que es muerto, justificado es del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también vivire-mos con él. (Romanos 6:5-8).
El apóstol Pablo enseñó que la ción por gracia era por la fe en cristo. Por lo tanto, para algunos cristianos y no cristianos de su tiem-po, se pensaba que la salvación por gracia animaba a pecar, de que ahora todo era lícito. Sin embargo, no era así. Pablo decía que en el bautismo una persona moría al pecado para posteriormente vivir en Cristo. Que para los cristianos, existe una obe-diencia a Cristo que va más allá de guardar la letra de la ley.
Por lo tanto, ¿Qué es lo que Cristo requiere de nosotros? ¿Cuáles son sus normas de justicia? Uno sólo tiene que leer el Sermón del Monte en Mateo 5 para darse cuenta de que desesperadamente nosotros los humanos quedamos cortos en cuan-to a obedecer a Dios y de que necesi-tamos de su gracia.
Por lo anterior, el apóstol Pablo es-cribe que yo como cristiana, debo de
vivir como si estuviera muerta al pecado. ¿Llegaré a pecar alguna vez? Claro que sí. Y así como me enoja el admitirlo, todavía estaré pasando tiempo sobre mis rodillas, confesan-do mis pecados y agradeciendo a mi Salvador por su perdón, gracia y misericordia.
Tuve misericordia en el sufrimiento físico de aquel pobre pajarito, pero mi sufrimiento y el de usted, el su-frimiento del pecado, Dios lo tomó en nuestro lugar y nos levantó a una
nueva vida en el espíritu con él. A pesar de mis debi-lidades personales, sé que he dejado el “antes” de vivir en el pecado y que estoy en el “después” de
vivir para Dios en Cristo Jesús. Por-que en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muer-tos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. (Ro-manos 6:10-11).
Sheila Graham es una escritora y conferencista
independiente sobre temas religiosos, sus
temas incluyen el papel de la mujer en la iglesia, mujeres de la biblia, la familia, el medio ambiente y otros temas cristianos relacionados. Ella posee grados de religión de la Escue-la de Teología Haggard en la Univer-sidad Azusa Pacific, y de la Universi-dad Claremont Graduate.
15 Odisea Cristiana idm.wcg.org
¿Que hay en un
nombre?
D r . J o s e p h T k a c h
En Romeo y Julieta de
Shakespeare, Julieta
pregunta: “¿Qué hay en
un nombre, que si lla-
mamos una rosa por
cualquier otro nombre
olería igual de dulce?”
Cuan cierto. El nombre que le pone-mos a algo no cambia su
carácter esencial. Pero aún así, los nombres o títulos pue-
den sernos útiles, ya que tran el significado, valor o im-portancia de un objeto o de una persona.
Consideremos algunos de los nombres que encontramos en la Biblia.
Mateo 1:23 llama al niño Jesús: “Dios con nosotros”.
Marcos 1:1 lo llama: “el Hijo de
Dios”.
Lucas 2:32 lo llama: “una luz para revelación a los gentiles y gloria para el pueblo de Israel”.
Juan 1:4 llama a Jesús: “la vida que era la luz de los hombres”.
Estos nombres o títulos de Jesús fueron predichos por los profetas del Antiguo Testamento mucho antes de su nacimiento.
Podemos encontrar más de 300 refe-rencias acerca de Jesús en el Antiguo Testamento prediciendo su venida, cientos de años antes de que naciera de María en Belén.
Un ejemplo bien conocido es Isaías 7:14, que dice: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emma-nuel”, que significa “Dios con noso-tros”.
En Isaías 9:6 leemos: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eter-
H A B L A N D O D E L A V I D A
idm.wcg.org Odisea Cristiana 16
no, Príncipe de Paz”
Hay más de cien nombres y títu-los dados a Jesús en la Biblia. Ellos describen su carácter, su per-sonalidad, su naturaleza, su propósito y su identidad.
Cuando vemos títulos tales como Mesías, Salvador, Reden-tor, Señor de señores y Rey de reyes, entende-mos que habla de alguien que es absolutamen-te maravilloso y poderoso, y es ciertamente reconfortante saber que él nos ama y que le pertenecemos.
Otra palabra asociada con Jesús es “Cristo”. “Cris-to” no es el último nombre de Jesús, naturalmente, sino un título sagrado. Es una palabra griega derivada del hebreo Mesías, que significa “Ungi-do”.
Otros títulos en la Biblia señalan los atributos y características únicas de Jesús, entre ellos: Salvador, Señor, Redentor, Hijo Unigénito e Hijo del Hombre.
Jesús es para nosotros todo lo que no podemos ser por nosotros mismos, y sus nombres y títulos señalan su papel como quien él es: el “primogé-nito de toda la creación”, “el sacrifi-cio expiatorio por los pecados de toda la humanidad”, y el que atrae a las personas a sí mismo por las rique-zas de su misericordia.
Soy Joseph Tkach, hablando de la
Vida. ◊
Los nombres muestran el significado,
valor o importancia de un objeto o de
una persona.
17 Odisea Cristiana idm.wcg.org
Las calidades personales
únicas son una parte vital de
lo que hace a cada uno de
nosotros muy valioso.
Impresiónate
P o r R o s e H u f f
La Biblia dice que no de-
beríamos compararnos
con otros, pero cuesta no
hacerlo. Para algunos de
nosotros, esto comienza
temprano en la vida,
cuando pensamos que
Mamá o Papá quiere más
a nuestro hermano.
Mis dos niños una vez me pre-guntaron a cuál de ellos quería más. Les dije que amo a cada uno de ellos incondicionalmen-te e infinitamente. Ellos son
diferentes, por supuesto, y hay atributos especia-les que realmente disfruto sobre cada uno de ellos. Esta distinción que me
gusta de cada uno de ellos no tiene que ver en cuánto los amo. Así que me puse a com-partir con ellos una larga lista de sus atributos personales individuales únicos.
Las calidades personales únicas son una parte vital de lo que hace a cada uno de nosotros muy valioso para los demás seres humanos y para la crea-ción entera. ¡Me parece que Dios creó tantas posibilidades para la composición personal
que no hay nadie igual a usted!
Personalmente, para mí es un alivio entender que soy completa como Dios me hizo, entender esto, en cualquier factor dado de la vida, talentos, finanzas, aspecto, estilo, educación, oportunidades, hasta el infinito, siempre habrá alguien con más y alguien con menos.
La identificación y el nombramiento de sus características individuales fue muy útil para que mis hijos comenza-ran a tener conciencia de sí mismos. Incluso como adulta, sigo sorpren-diéndome por cosas que otros notan sobre mí y me las dicen. Necesitamos esos comentarios y realimentación para ayudarnos a mejorar y crecer. Entender lo que es fácil para noso-tros y lo que encontramos difícil en base a nuestras capacidades perso-nales, es una llave para el manejo acertado de los muchos desafíos de la vida.
La siguiente es parte de una lista de inventario personal que hice:
1. Cosas que disfruto: leer.
idm.wcg.org Odisea Cristiana 18
En vez de compararme con otros,
practico regularmente el impresio-
narme a mí misma.
2. Cosas que encuentro fácil hacer, pero no me son agradables: planchar la ropa.
3. Cosas para las que son bastante buena: patinaje sobre ruedas.
4. Cosas en las que no soy muy buena pero las disfruto: matemáti-cas.
5. Cosas que debo hacer: limpiar la casa, pagar las cuentas.
6. Cosas que me disgustan mucho: hablar por teléfono.
Hacer esta lista ayudó a iluminar mi sentido de la auto conciencia. Es una lista en curso creciente que cambia cuando yo cambio. Fue una actividad divertida para hacer con mis niños también. Ellos aprendieron que nuestra unicidad no es mejor que la de otros: sólo es diferente. Esto también re-sultó ser útil para la división del tra-bajo en la casa.
Por ejemplo, yo realmente disfruto de lavar la ropa, mi hijo disfruta de planchar, y a mi hija le gusta asegu-rarse que todo esté guardado en su sitio, ahora todos trabajamos bastan-te bien. Al mismo tiempo, a todos nos disgusta sacar la basura, pero tenemos que hacerlo. Hay una lec-ción de vida que debemos aprender. La vida no te da todas las cosas de tu lista de deseos. Hay muchas cosas en la administración exitosa de tu día que desearías no tener que hacer, pero las hacer de todos modos. Es la práctica de la autodisciplina.
Pasar mis días creyendo que estoy, aunque de un pequeño modo, usan-do los dones únicos que Dios me dio
me da un sentido de propósito y gratitud. Cada vez que me comporto con propósito, viviendo como la persona que Dios me hizo ser, me impresiono a mí misma. Mi mejor persona es llevada hasta lo alto, y compararme con otros es irrelevan-te.
Cuando me impresiono a mí misma es imposible tener lo que llamo el valor de autovaloración bajo. Prefie-ro el término de autovaloración al de auto estima porque se refiere a mi inventario personal. Baja auto estima implica ver hacia mi interior, siendo
absorbida por mis defectos les, verdaderos o imaginados, no poder impresionar a otros, y con-templar mi feo ombligo. El valor de autovaloración, por otra parte, me ayuda a identificar como uso mis atributos personales dados por Dios para cumplir el propósito único que Dios me ha dado en su buena crea-ción.
Así que, en vez de compararme con otros, practico regularmente el im-presionarme a mí misma. Después de todo, no sólo pertenezco a Dios, soy la obra de sus manos, hermosa, única y amada. ¿Adivina qué? Tú también. ¿Por qué no te impresionas a ti mis-mo hoy? ◊
La Doctora Rose Huff vive y trabaja como psicóloga educacional en el Sur de California, USA.
19 Odisea Cristiana idm.wcg.org
¿Por qué a mí? P e d r o R u f i á n M e s a
La respuesta de Andrés,
ante la trascendente pre-
gunta de su paciente,
Esperanza, a la que aca-
baba de administrarle la
primera sesión de qui-
mioterapia en fase expe-
rimental para su cáncer
de páncreas, la había de-
jado boquiabierta y admi-
rada, no tanto por su ex-
periencia como doctor,
como por su
sabiduría como
persona y pas-
tor. Realmente
sentía más que
admiración por
él.
Había una lucha de sentimientos y
emociones en su mente. Por un lado, era consciente de que se estaba resistiendo a admitir de forma más explícita lo que sent-ía por su doctor, y por otro estaba la realidad de la continua y punzante sombra de su en-fermedad.
La pregunta que otras muchas veces había rondado por su cabeza insistía en ser vestida de palabras: “¿Por qué a mí?”. Tendría que hacérsela a Andrés
antes de marchar, de otra forma sabía que no se desvanecería fácil-mente de sus pensamientos.
Miró al doctor dejando ver su pre-ocupación, y él que era tremenda-mente observador, se acercó a ella y le preguntó de inmediato: ‘¿Te sien-tes bien Esperanza? ¿Dime qué está rodando en esa cabecita?’, mientras le tocaba su frente.
Ella aprovechó de inmediato la opor-tunidad para compartir el peso que sentía: “Como psicóloga, he ayudado a muchas personas a superar pérdi-das en sus vidas racionalizándolas con ellas, pero ahora como cristiana, no puedo encajar por qué me sucede esto a mí. Creo que es injusto, ahora que estoy empezando a caminar con Dios y que te he conocido a ti”.
Andrés empezó pausadamente: ‘No siempre tenemos respuestas para todas las incógnitas que nos plantea la vida, pero voy a tratar de ayudarte a encontrar algunas: Si te ha sucedi-do a ti, también puede sucedernos a cualquiera de nosotros. De hecho, tú sabes que mi lista de pacientes es larga, algunos mucho más jóvenes que tú. Nadie estamos seguros o inmunes, porque este universo físico no es un lugar seguro. Como tú aca-bas de decir, a menudo nos tropeza-mos con sucesos no previsibles e
R I N C Ó N D E E S P E R A N Z A
idm.wcg.org Odisea Cristiana 20
injustos. Como psicóloga sabes que las pérdidas imprevistas tienen muy poco que ver con nuestras nociones de la justicia’. Andrés hizo una pausa.
Y prosiguió: ‘Algunas personas tienen una vida larga y feliz, aunque se me-rezcan sufrir. Otras sufren una pérdi-da tras otra, aunque se merezcan ser bendecidas. A menudo no hay razo-nes para la miseria de algunos y la felicidad de otros’.
El doctor hizo una inflexión, que de inmediato aprovechó Esperanza para preguntar. “¿Dice la Biblia algo sobre esto?”. ‘Claro que sí’, dijo él, mien-tras abriendo el cajón donde tenía su Biblia buscó un pasaje que leyó: ‘“Entonces volví a observar debajo del sol que no es de los veloces la carrera, ni de los valientes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los en-tendidos las riquezas, ni de los cono-cedores la gracia; sino que a todos les llegan el tiempo y el contratiem-po. Porque el hombre tampoco cono-ce su tiempo. Como los peces que son atrapados en la mala red y como los pájaros que quedan presos en la trampa, así son atrapados los hijos del hombre en el tiempo malo, cuan-do éste cae de repente sobre ellos”’ (Eclesiastés 9:11-12).
Luego mirando a Esperanza continuó: ‘Tenemos que ser conscientes de que cualquier cosa nos puede acontecer. Hay rincones de la vida que son im-previsibles y tenemos que estar pre-parados para cuando son visitados. ¿Quién sabe cuando va a morir?
Pero, por otro lado, no podemos ignorar que la mayor parte de nues-tra vida viene determinada por el principio bíblico que Pablo expone en
Gálatas 6:7-8: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cose-chará. Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrup-ción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna".
No hay tal como que nuestra vida está ya predeterminada o predesti-nada por el sino, como algunas per-sonas creen. La inmensa mayoría de las personas después de sufrir una pérdida se hacen esa misma pregun-ta: ¿Por qué a mí? La mayoría de nosotros, pienso que todos los que estamos sanos, queremos tener control de nuestras vidas, pero cuan-do nos llega lo imprevisible nos da-mos cuenta que somos más vulnera-ble de los que creíamos’
Continuará…
La comprensión errada de la pre-destinación ha llevado a que mu-chas personas crean que Dios es injusto. Para que profundices más en este tema, te ofrecemos el folleto titulado Predestinación: ¿Te deja Dios elegir en realidad tu propio destino? Puedes solicitar un ejemplar a los
teléfonos o direcciones en la Pág. 27, o descargarlo desde nues-tro sitio web e imprimirlo tú mismo.
¡Te sorpren-derás!
21 Odisea Cristiana idm.wcg.org
Una plática con el Dr. C. Baxter Kruger EPISODIO 2
La Iglesia de Dios Universal /
Iglesia de Dios Mundial pre-
senta: TÚ ESTÁS INCLUÍD@
La buena noticia de Jesucris-
to. Nuestro anfitrión es el Dr.
J. Michael Feazell. Nos com-
place presentarles una plática
con el Dr. C. Baxter Kruger,
Presidente de Perichoresis,
un ministerio internacional
sin fines de lucro. Lo acom-
paña su asistente Steve Horn.
Nuestro panel está conforma-
do por Joseph Tkach, Presi-
dente de la Worldwide Church
of God; John McKenna, conse-
jero doctrinal para la World-
wide Church of God; y Mike
Morrison, editor de la revista
Juntos.
Mike Feazell: Gracias a todos, en la
platica anterior estábamos hablando
sobre toda la gente en el Antiguo
Testamento quienes… muchos de
ellos son héroes de la Biblia pero
vivieron antes de que Cristo viniera y
consecuentemente nunca escucha-
ron de Cristo, nunca pronunciaron el
nombre de Cristo, ¿qué le sucedió a
estas personas? Ahora continuare-
mos con este tema.
Mike Morrison: el Antiguo Testa-
mento era una historia no terminada.
Es una tremenda historia y tú te
preguntas hacia dónde va. Cuando
Jesús viene, tú dices: Ah, hacia esto
es que se dirigía.
John Mckena: y a muchos no les
agradó.
Baxter Kruger: a los actores no les
agradó, porque muchos no tenían
noción de lo que estaba pasando,
pero Dios es el verdadero autor de la
Biblia. Estábamos hablando anoche
que Caifás fue en realidad el único
Sumo Sacerdote en toda la historia
de Israel que cumplió su trabajo. Él
ofreció el único sacrificio aceptable, y
lo hizo por la razón equivocada. Lo
hizo para salvarse a sí mismo y al
pueblo. Pero yo creo que esta es una
imagen de cómo Dios es un gran
jugador de ajedrez. Quiero decir, es
un ajedrez tridimensional y él va
delante de lo que nosotros pensamos
que está pasando. Y se nos revela en
Jesús. Entonces lo comprendemos.
Allí está el propósito de Dios en la
creación – la unión entre la humani-
dad y Cristo.
Mike Feazell: Barth habla de la deu-
da de gratitud que tenemos para con
Tú estás incluíd@ La buena noticia de Jesucristo
idm.wcg.org Odisea Cristiana 22
los judíos por hacer exactamente lo
que tenían que hacer…
Baxter Kruger: Torrance lo llama el
vientre de la encarnación, que es una
imagen fantástica.
Joseph Tkach: yo creo que es vital
entenderlo en este contexto que tú
estás presentando ahora, porque he
hablado con cristianos y no cristianos
que tienen un punto de vista muy
diferente – de hecho, ello ven prime-
ro a la creación de los ángeles y ven
que una tercera parte se rebelaron,
así que el plan A falló. Entonces Dios
crea a Adán y Eva y la humanidad
falla, el plan B falla, y así ahora veni-
mos a la encarnación y estamos ya
en el plan C, Dios ha fallado un par
de veces.
Baxter Kruger: si, Israel falló… el Hijo
encarnado y la relación que él tiene
con su Padre y con el Espíritu y la
raza humana y toda la creación en sí
mismo, esa unión, esa relación de
pacto entre Padre, Hijo y Espíritu y la
raza humana, no es otro plan que
Dios pensó rápidamente después de
que Adán falló, la creación cayó. Este
es el plan A, a la luz de lo que ahora
entendemos que estaba pasando en
la creación, y ahora entendemos cuál
era el llamado de Israel y cuál es el
llamado de la iglesia ahora.
Steve Horn: para usar tu analogía del
tablero de ajedrez tridimensional,
cuando Dios creó todo, puso jaque
mate.
John Mckena: Oh sí, yo me sorprendí
de que pueden ser cuatro o diez,
once dimensiones.
Joseph Tkach: cuantas dimensiones
sean, jaque mate en todas.
Baxter Kruger: esa es la belleza de
que quiero decir que Jesús es la luz
del cosmos – no sólo la luz de la
iglesia cristiana. Y él es no solo el
único por medio de quien y por quien
son todas las cosas, sino PARA él.
Aquí, en esta persona y en la relación
entre Dios por un lado y la raza
humana por el otro, que existe en su
propia identidad – aquí vemos lo que
Dios hace por toda la eternidad. Esta
es la revelación, esta es la develación
de lo que ha estado oculto y no pod-
íamos concebir. Esta es una hermen-
éutica cristológica – la verdad de
todas las verdades, es la forma de
pensar como cristiano.
John Mckena: en realidad, cada vez
que lees sobre la renovación del
pacto en el Antiguo Testamento, se
te pide no sólo leer sobre Dios con su
pueblo, sino que a toda la creación
se le pide, es llamada, como testigo
de lo que él está haciendo con su
pueblo. Dios no da testimonio de sí
mismo. Él dice: cielos, vengan y vean
esto. Tierra, ven aquí y escucha esto
porque estoy hablando con mi pue-
blo y ustedes son mis testigos. Así
que la creación, el cosmos es siempre
parte de cada renovación del pacto
que leemos en toda la Biblia.
23 Odisea Cristiana idm.wcg.org
Mike Feazell: y Dios entra en una
relación de pacto con Israel muchas
veces en el Antiguo Testamento
“para que todas las naciones puedan
conocer que yo soy el Señor”.
John Mckena: eso es muy importan-
te.
Mike Morrison: ser una luz a las
naciones.
Baxter Kruger: porque Israel hizo lo
que los calvinistas hacen y lo que la
iglesia típicamente hace, es que mu-
chos dicen nosotros estamos dentro
y ustedes fuera, y esto es para noso-
tros, y Dios nos ama y no ama a to-
dos los demás. Pero Él dice, no, te
estoy llamando a ti Abraham, te
bendeciré, voy a protegerte, te amo
y a través de ti voy a alcanzar a todo
el mundo.
Mike Feazell: uno de los propósitos
que Pericoresis bajo tu supervisión es
recobrar una visión relacional que
refleja la unión del Dios triuno, la
raza humana y toda la creación, en
Cristo. Promueve la salud para las
relaciones, matrimonios y familias, y
establece la estructura para las rela-
ciones internacionales. Esta es una
gran tarea y refleja con precisión de
qué se trata el evangelio.
Baxter Kruger: si, se mira como una
grant area. ¿Cómo se puede lograr?
Pero si es un reflejo de la relación
internacional que está establecida en
Jesús, de la sanidad de las relaciones
– matrimonio y familia y razas, y
sexual – si es una declaración cris-
tológica, entonces no es una gran
tarea, es algo que ya ha sido realiza-
do pero no ha sido revelado. Y mien-
tras más tu te enfocas en Jesús en
términos de que él es el Hijo del
Padre y el ungido, en quien y por
quien todas las cosas son creadas, al
enfocarte más en su identidad, más
comprendes que él es el punto de
unión – él es el punto de relación. Y
él ya lo hizo en sí mismo. Ahora viene
nuestra educación, nuestro llegar a
comprender que estas divisiones que
nosotros creamos por nuestra propia
inseguridad y ansiedad, y oscuridad,
son divisiones falsas. Tenemos una
responsabilidad – una responsabili-
dad global también porque el cosmos
está unido en la relación de Jesús con
nosotros. Y yo soy parte de la rela-
ción de Jesús contigo, y con la gente
en Australia o la India o Rusia, esta es
una pieza EN Cristo. Esto nos hace
decir: espera un minuto – tenemos
que repensar las cosas. Porque es
fácil sólo decir que hay divisiones
globales y nacionales y aún en la
iglesia cristiana, un par de miles de
denominaciones en la comunidad
cristiana, en la comunidad protestan-
te. Pero bajo la superficie hay una
unidad que tenemos en Jesús y por
eso Pablo dice: “se diligente en pre-
servar la unidad del espíritu en el
vínculo de la paz”. Porque la unidad
no se crea, está en Cristo. Sólo de-
bemos preservarla. Permanecer
idm.wcg.org Odisea Cristiana 24
enfocados en eso y eso nos libera de
reconocer personas o naciones según
la carne.
Joseph Tkach: esto nos lleva a una
pregunta que nos hacen cuando
hablamos de la encarnación y todo
esto, qué es lo que esto implica y
cómo participamos en la naturaleza
divina – algunos elevarán la acusa-
ción a decir que estamos enseñando
una forma de universalismo. ¿Cómo
respondes a esto?
Baxter Kruger: Deseo y oro para que
toda la raza humana llegue a ver la
verdad. Tengo mis dudas sobre cier-
tas denominaciones, pero yo no soy
un universalista doctrinal. Soy un
universalista esperanzado. Pero lo
que digo es que el mundo está re-
conciliado con Cristo, todos estamos
incluidos en su familia, Jesús ha esta-
blecido una relación con todos noso-
tros. Él envió al Espíritu Santo para
iluminarnos y es posible que noso-
tros digamos una y otra vez, y otra
vez más, aún indefinidamente diga-
mos: “no, yo voy a vivir en mi propio
mundo. Yo voy a vivir según yo veo
las cosas, según yo veo a Dios, yo
tengo mi propia teología, tengo mi
visión sobre Dios, tengo mi visión del
mundo y de lo que Jesús hizo y soy
una buena persona. Y mi visión es lo
que cuenta, y Jesús tienes que aline-
arte con mi forma de pensar y tam-
bién deben hacerlo todos los demás
en el planeta”. Y esto crea un caos y
conflicto y dolor interno y es posible
que esa sea una posición indefinida.
Pero Dios nunca cambia y esto es
importante porque lo que nosotros
hacemos o no hacemos, no tiene la
capacidad de cambiar a Dios o la
relación que él ha establecido con
nosotros.
Así que no estamos hablando sobre
un Dios que cambia y de ser un Padre
pasa a ser un juez. Estamos hablando
del hecho de que él ha establecido
una relación con nosotros, y nunca
cambiará, el Espíritu está conven-
ciéndonos y tratando de iluminarnos
y así están las cosas. Ahora, ¿Qué
significa esto? Nosotros no estamos
en posición de decirlo con una clase
de posición dogmática. Es teórica-
mente posible que nadie lo crea, que
nadie lo vea. También es teóricamen-
te posible que casi todos o quizás
todos lo crean. Hay personas que yo
respeto, George McDonald y Thomas
Erskine entre ellos, grandes pensado-
res y hombres de Dios, que el amor
del Padre se veía en ellos dos. Ambos
eran universalistas comprometidos.
Ellos creían que el amor del Padre iba
a ganar, que era imposible que no lo
hiciera.
Y yo creo, que eso es probable… eso
es bueno. Pero yo no puedo asegu-
rarlo. Así que yo no soy universalista
pero entiendo por qué algunos que
me escuchan de forma legalista sólo
me escuchan decir eso, porque para
ellos, sólo si tú oras para recibir a
Jesús entonces tienes el boleto para
25 Odisea Cristiana idm.wcg.org
ir al cielo y vas para allá. Y si todos
tienen boleto, todos van a ir al cielo.
Pero el hecho es que hay personas
que no quieren ir. Y aunque tengan
el boleto y todos los gastos pagados,
ellos no quieren participar. Es una
miserable forma de existencia.
Mike Feazell: el libro de C.S. Lewis, El
Gran Divorcio…
Baxter Kruger: es fantástico.
Mike Feazell: …hablemos de esto.
Joseph Tkach: bien, es una bonita
forma de decirlo… que ellos tienen
un boleto pagado en su bolsillo, pero
no quieren usarlo.
Baxter Kruger: en la figura de C.S.
Lewis la puerta del cielo está siempre
abierta, y aún la puerta del infierno, y
quizás sea la misma puerta, quiero
decir que cuando morimos Dios no
olvida todo esto de ser Padre, Hijo y
Espíritu Santo y no olvida su relación
de pacto. No dice: lo siento, perdiste
tu oportunidad, ahora ve a las lla-
mas.
Joseph Tkach: pero yo creo que tú
estás de acuerdo conmigo en que es
una rara pregunta sobre “eres uni-
versalista”, porque cuando miro a los
primeros padres de la iglesia, todos
ellos escribieron con la esperanza de
que todos…
Baxter Kruger: ellos creyeron en un
Jesús cósmico. Quiero decir que ellos
creyeron que Jesús reconcilió al cos-
mos y buscaban las manifestaciones
y la revelación de eso y querían par-
ticipar en develarlo.
Joseph Tkach: quisiera oír tus co-
mentarios sobre vivir en la fe de
Jesús y sobre esforzarte por tener tu
propia fe.
Mike Feazell: No me gusta decirlo,
pero tenemos que continuar en otra
ocasión y espero que podamos re-
gresar muy pronto para continuar
con esta plática. El Dr. Baxter Kruger
es autor de El Gran Baile: La Visión
Cristiana Reconsiderada, ese libro
está disponible en inglés en
www.perichoresis.org. Ha sido un
gran placer tenerte con nosotros, y a
ti Steve, y gracias a todos los del
panel. Esperamos verles de nuevo
pronto.
LECTURA ADICIONAL
Para que profundices más en este tema, te ofrecemos el folleto titulado Introducción a la teología trinitaria centrada en Cristo Puedes solicitar un ejemplar a los
teléfonos o direcciones en la Pág. 27, o descargarlo desde nues-tro sitio web e imprimirlo tú mismo. ¡No dejes de leerlo!
http://www.perichoresis.org/
idm.wcg.org Odisea Cristiana 26
Vestidos para servir Vístanse de compasión y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.
Colosenses 3:12
s interesante que la
mayoría de nosotros
sabemos cómo vestir-
nos para cada ocasión, aún
cuando alguien nos invita a
su casa y dice: “venga así
como está”, apuesto a que la
mayoría de nosotros nos
cambiaríamos antes de salir,
¿verdad?
Pero, ¿le damos la misma importan-cia a nuestra “ropa espiritual”?
En Colosenses 3:12 Pablo enumera algunas de las vestiduras espirituales que deberíamos vestir todo el tiem-po. Hagamos un breve repaso de ellas.
Compasión—el espíritu que mueve nuestros corazones a actuar cuando alguien está sufriendo o pasando necesidad.
Bondad—la fuerza detrás de un pe-queño gesto de ánimo o una gran inversión de tiempo y esfuerzo para ayudar a otro.
Humildad—la cualidad que nos habi-lita para disfrutar nuestros éxi-tos mientras le damos el crédito a Dios y a otras personas.
Amabilidad—una vestimenta que combina con todo y nunca es innecesaria.
Paciencia—el espíritu que so-porta día a día las irritaciones y frustraciones con serenidad, y
soporta las fallas de otros con sere-nidad.
Una persona que viste estas ropas resaltará en una multitud tal como Jesús lo hizo. Estoy seguro que todos recordamos historias de cómo Jesús demostró estas cualidades en su vida diaria. Por ejemplo, Jesús mostró compasión tanto por individuos co-mo por multitudes (Lucas 7:13; Ma-teo 15:32).
Fue por esas cualidades que la gente lo seguía, y cuando nosotros estamos vestidos con estas mismas ropas, atraemos a las personas hacia él también. Después de todo, en cuanto a vestidura espiritual, Jesús fue el mejor vestido de todos los tiempos.
Señor, ayúdame a reflejarte donde-quiera que valla. Lléname con tu Espíritu y vísteme con la ropa apro-piada para cada ocasión en tu servi-cio. Amen. ◊
El autor, Cliff Neill, es pastor en la congregación de la Iglesia de Dios Mundial en Luton, Inglaterra.
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