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TEMA III LA DIVERSIDAD COMO ACTIVO PARA EL DESARROLLO

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TEMA IIILA DIVERSIDAD COMO ACTIVOPARA EL DESARROLLO1. INTRODUCCINAgradezco a SEPIA el haberme encargado la elaboracin de estaponencia, que interpret como el pedido de escribir sobre la diver-sidad como activo para el desarrollo desde mi condicin de investi-gadora social interesada en las relaciones raciales, la cultura y la edu-cacin en el pas. Es a partir de esos intereses que me acerco al desa-rrollo rural y es desde esa perspectiva que dar cuenta de mis lecturasy reflexiones sobre este tema. Comienzo tomando distancia de postu-ras que se resumen en este fragmento de un informe del ConsejoNacional del Medio Ambiente (CONAM).Sin embargo, este recurso [la biodiversidad] est siendo subutilizado y nose est aprovechando su verdadero potencial que resulta espectacular para eldesarrollo econmico y social del pas. [] el Per del nuevo milenio podra serno slo una de las grandes potencias mundiales en biodiversidad, sino queduplicara sus exportaciones a travs del fomento de nuevos negocios,contribuyendo significativamente al desarrollo de la nacin (CONAM, 1999,p. 5).Considero este optimismo algo desbordado frente al potencialbeneficio econmico o comercial que podra traernos el ser uno delos 10 pases megadiversos del mundo y me ubico junto a quienesven con mucha ms cautela la naturaleza biodiversa de nuestro terri-torio, y con algo de temor los discursos que tanto la celebran, pensan-Patricia OliartLOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES YCIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDAD428 PATRICIA OLIARTdo ms bien en la responsabilidad de manejar adecuadamente nues-tros recursos, conocindolos y comprendindolos cada vez mejor conel concurso de las diferentes ciencias y los diferentes agentes sociales,tratando de construir colectivamente una nocin mltiple y tambindiversa de bienestar para los peruanos.Desde mediados de los noventa, va creciendo una mirada crticade las prcticas del desarrollo, que proviene sobre todo de la evalua-cin de experiencias fallidas que fueron animadas por este optimis-mo y que va unida a voces lcidas que advierten que la cultura yciertas dinmicas sociales que el desarrollo del mercado acarrea noestn necesariamente asociadas a la democracia, al bienestar de laspersonas ni a la proteccin del medio ambiente. Son voces que pro-ponen que es necesario estimular un tipo de accin poltica que juntocon la bsqueda del desarrollo, incluya entre sus preocupaciones laafirmacin de valores culturales consensuales para construir la demo-cracia, no solamente a travs de cambios legislativos para la consoli-dacin de derechos adquiridos o de proteccin de los recursos, sinoprocurando, adems, su correlato en el establecimiento de relacionesrespetuosas entre los ciudadanos y de las personas con el entorno,tratado como un bien comn.Esta perspectiva est casi en las antpodas de la socorrida imagen(atribuida a Antonio Raimondi) del famoso mendigo sentado en elbanco de oro que sera el Per, ya que es cada vez ms claro que nose trata de lamentarse por las oportunidades que estaramos perdien-do porque la industria privada no invierte lo suficiente en esta varie-dad de recursos, ni de pensar que tenemos todas estas riquezas en lapunta de los dedos, pero que por falta de audacia o de irreparableignorancia no llegamos a aprovecharlas. Vistas as las cosas, apren-der a valorar lo nuestro se convierte en consigna vaca que no sehace cargo de las relaciones sociales y culturales que estn detrs delas dificultades para ese aprendizaje.Si bien es cierto que ser un pas megadiverso constituye una ven-taja comparativa en el mercado internacional, promover la aprecia-cin de la biodiversidad partiendo del valor monetario que otros ledarn puede conducir a la depredacin de esos recursos antes que asu manejo adecuado y proyectado hacia el futuro. Con el tiempo, elpotencial depredador de esta visin limitada de la diversidad es muy429 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADgrande. Ms constructivo y provechoso nos resultar movilizar afec-tos e intereses de otro tipo, que tengan como mira no solamente losingresos que podran recibir quienes se animen a invertir en el mer-cado de productos de la diversidad sino el comenzar a resolver anti-guos desencuentros entre los peruanos y recuperar una nocin depertenencia a un lugar que parta de una mejor relacin con el territo-rio y sus caractersticas. Y para eso es central revisar cules han sidolas relaciones que los peruanos hemos establecido con la diversidadbiofsica y cultural.Si lo pensamos bien, tenemos alrededor de cinco siglos en los quedesde el poder central se percibe y trata la diversidad ms como unproblema que como una ventaja. La variedad de culturas ha sidoabordada, hasta la segunda mitad del siglo XX inclusive, como ven-taja s, pero para el ejercicio abusivo del poder y la dominacin en laszonas rurales, y como un escollo para la integracin nacional en eldiscurso poltico. La variedad de regiones geogrficas ha sido tratadacomo un problema para la administracin centralizada, y la diversi-dad de suelos y climas como un problema para la produccin agrco-la de gran escala. Felizmente cada vez sabemos mejor cmo los anti-guos peruanos se relacionaron con esta diversidad y queda claro quehay mucho por aprender.La conciencia mundial sobre el dao ambiental generalizada enlos aos ochenta ha motivado estudios sobre el manejo que las anti-guas civilizaciones hicieron de su entorno, y resulta que las civiliza-ciones andinas han dejado evidencias de un manejo generalmenteeficiente de la biodiversidad, con muestras claras de un largo y pro-fundo intercambio cultural y con prcticas agrcolas de impacto mni-mo, tanto en los Andes como en la Amazona. Es ms, se debateahora acerca del carcter antropognico de la biodiversidad en por-ciones significativas de las cuencas del Amazonas y el Orinoco (Zenty Zent, 2002); es decir, sobre la posibilidad de que sta, tal cual laconocemos ahora, podra ser no solamente resultado de procesosnaturales sino producto de largas historias de experimentacin, adap-tacin e interaccin entre los diferentes grupos y el entorno.Un tema ineludible aqu, entonces, es el de la relacin de nuestrasociedad con los indgenas peruanos de hoy, con las poblaciones quehablan lenguas distintas del espaol y que mantienen formas de vida430 PATRICIA OLIARTrurales y modalidades de conocimiento que responden a ideas distintasde bienestar, pese al asedio de organismos del Estado y de las iglesias,al arrinconamiento, a la exclusin y a las presiones para su autodeni-gracin y para el quiebre de los sistemas de reproduccin de sus cono-cimientos. Muchas de estas colectividades han desaparecido, otras sehan transformado adoptando una gama muy amplia de combinacio-nes y relaciones de sus culturas propias con la cultura occidental o crio-lla, pero hay tambin aquellas que mantienen, a pesar de diversos cam-bios, fidelidad a profundos principios que organizan sus relaciones so-ciales y a sus vnculos con el espacio y el medio ambiente.La relacin que el Per occidental ha tenido y tiene con esas co-lectividades ha sido ambigua en ciertos aspectos pero tambin marca-damente agresiva, denigrante, negadora, y no ser fcil convertirla enuna relacin de genuino reconocimiento, respeto y aprecio sin quehagamos grandes e imprescindibles esfuerzos polticos y educativosorientados en esa direccin.Uno de los mayores retos que enfrentamos es cmo vincular elconocimiento cientfico y social producido sobre la biodiversidad conla formulacin y ejecucin de decisiones polticas. La investigacincientfica sobre la biodiversidad en el Per, as como la investigacinantropolgica sobre la diversidad lingstica y cultural, se vienen de-sarrollando consistentemente desde hace varias dcadas, pero no pa-recen encontrar canales adecuados de llegada al Estado. Por otra par-te, hemos visto cmo en la ltima dcada se ha comenzado a hablardesde el Estado acerca de la biodiversidad con un lenguaje que, almenos en el discurso, promueve una relacin diferente con ella.Para esta ponencia me he propuesto la tarea de presentar un ba-lance de los retos que nos plantea el ser un pas megadiverso. Estoporque ya se est convirtiendo en casi un ritual que al tratar el temade la biodiversidad escuchemos o leamos interminables listas de lomucho que tenemos y de lo poco que hacemos para aprovecharlo.En las pginas que siguen presentar primero las paradojas del dis-curso neoliberal acerca de la diversidad como activo para el desarro-llo y su plasmacin en propuestas de polticas sociales. Luego mereferir a los distintos agentes sociales e instituciones cuya prctica seocupa de estos temas, para despus resear y comentar algunas aproxi-maciones desde la academia y la prctica del desarrollo frente a la431 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADrelacin entre biodiversidad y diversidad cultural para los casos de laAmazona y los Andes.1 Finalmente, presentar algunas reflexionessobre los condicionamientos histricos y culturales que se muestrancomo obstculos para establecer relaciones de respeto y aprecio conla diversidad, para finalizar con algunas ideas sobre los retos que es-tos temas plantean para la investigacin acadmica y la promocindel desarrollo.2. LA DIVERSIDAD COMO ACTIVO PARA EL DESARROLLO EN ELMUNDO GLOBAL: TENSIONES POR RESOLVERLos estmulos externos para la atencin a la diversidadLa homogeneidad cultural a la que lleva el mundo globalizado esti-mula, a la vez, el inters por conocer y consumir las expresionesculturales que provienen de formas distintas de organizar la vida. Lasimilitud de los paisajes urbanos hace atractivos los viajes a los entor-nos salvajes y la vida rural en diversos lugares del mundo. La produc-cin agroindustrial a escala, con el cuestionado uso de pesticidas y dela ingeniera gentica en la produccin de alimentos, genera, a suvez, un pblico selecto dispuesto a pagar buenos precios por carnes,frutas y vegetales exticos, producidos a pequea escala y con mto-dos ms amables con el entorno y la salud humana. Los efectos se-cundarios de la medicina alpata y la creciente resistencia de las bac-terias a los antibiticos han abierto las puertas a la medicina tradicio-nal para el pblico en general y han llevado a la industria farmacu-tica a la bsqueda de nuevas sustancias activas, tal vez ya conocidas ymanejadas por los curanderos del bosque tropical. Finalmente, la se-cularizacin del mundo moderno lleva a muchas personas a una bs-queda espiritual que las conduce al contacto con visiones y prcticasreligiosas no ecumnicas, propias de culturas tradicionales todavavigentes. stas y otras mltiples bsquedas y necesidades conforman1. No he integrado la revisin de los trabajos sobre la costa en este balance porrazones de tiempo y espacio, ya que hay diferencias bastante significativas entre sta y lasdos regiones tratadas en estas pginas.432 PATRICIA OLIARTuna amplia gama de nichos para la diversidad en el mercado mun-dial y generan, adems, la necesidad de regular el uso de los recursosnecesarios para ese mercado.2Como parte del mismo contexto, pero en otro plano, la durezadel impacto econmico del modelo neoliberal entre los pobres delmundo en los aos ochenta llev al Banco Mundial y organismosmultilaterales a desarrollar un conjunto de medidas polticas y eco-nmicas destinadas a garantizar la estabilidad poltica y la gobernabi-lidad en pases como el nuestro, dentro del mismo modelo. Talesmedidas eran planteadas como parte de las negociaciones para losprstamos del Banco Mundial y del BID orientados a financiar lasreformas necesarias en el proceso de reconversin de los Estados.Este perodo coincidi con la reinsercin del Per en el sistema finan-ciero internacional durante el gobierno de Alberto Fujimori, que apli-c parte importante del conjunto de las llamadas condicionalida-des impuestas por el Banco Mundial y el BID en el proceso de refor-ma del Estado.La necesidad de estabilidad poltica y econmica de estas agenciasfinancieras las llev a identificar un conjunto de problemas coinci-dentes con las demandas de sectores socialmente excluidos, crendo-se una ventana de oportunidad para la introduccin de agendas lar-gamente postergadas por otros regmenes. ste es tambin un mo-mento en la historia en el que el tema ambiental se vuelve importan-te y la presin de diversos movimientos de defensa del medio am-biente logra cabida para su agenda en foros internacionales en losque se firman importantes convenios. Es as que la habilidad polticade los grupos vinculados con estos intereses en diversas partes delmundo se conjug en el Per con la necesidad del rgimen de Fuji-mori de garantizar su reingreso al sistema internacional, y se lograronavances significativos, al menos en lo formal, en cuanto a los com-promisos sociales y ambientales asumidos por el Estado peruano.2. A mediados de los noventa, las Organizacin de las Naciones Unidas expres suapreciacin sobre la valoracin de la diversidad, as como un conjunto de propuestasrelacionadas con ella, en un documento ampliamente difundido, llamado Nuestra diversidadcreativa.433 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADLosavancesformalesparaelreconocimientoycuidadodelabiodiversidadAdems de haberse firmado y ratificado ms de una decena de trata-dos y convenios internacionales referidos a la biodiversidad, la Cons-titucin peruana de 1993 tiene un marco legal orientado a proteger yusar racionalmente los recursos que sta brinda.3 Tambin existe unalto nmero de disposiciones relacionadas con los compromisos ad-quiridos en esos convenios para la proteccin y manejo de la diversi-dad biolgica, que han sido aprobadas a travs de decretos supre-mos, resoluciones supremas, resoluciones ministeriales, directorales yjefaturales en los sectores de Pesquera, Agricultura, Energa y Minas,Industria e Interior. El Per cuenta, adems, con un Cdigo del Me-dio Ambiente y los Recursos Naturales y el Cdigo Penal, en su ttuloXIII, fija los delitos contra la ecologa (CONAM, 1999).En cuanto a la diversidad cultural en el Per, el gobierno de Fuji-mori, el de Valentn Paniagua y el de Alejandro Toledo han asumidode diversas maneras algunos de los compromisos que el llamadomovimiento internacional por los derechos indgenas ha impuestocomo agenda obligatoria en la relacin entre los Estados y los pue-blos indgenas (Brysk, 2000: 18-19). Este movimiento tiene un foroimportante para su expresin oficial en las Naciones Unidas, cuyaasamblea, en 1995, declar esta dcada como la de los pueblos ind-genas. Tras la conmemoracin de los 500 aos de la invasin euro-pea y la reflexin sobre la historia de despojo que han sufrido estospueblos en el continente, estos foros internacionales han tenido, a suvez, una influencia importante en los organismos de la cooperacinbilateral, principalmente europea, con una agenda definida para eltrabajo con pueblos indgenas que ha conducido al consenso de quela resolucin de los conflictos tnicos latentes o abiertos es centralpara la estabilidad democrtica en la regin. Se presupone, entonces,que una vez que los indgenas tengan garantizados los derechos queles han sido negados, la regin tendr el camino asegurado al desa-3. La informacin sobre estos convenios puede encontrarse en el informe de CONAMsobre el estado del ambiente en Per y en el Compendio de Legislacin sobre PueblosIndgenas de la Defensora del Pueblo.434 PATRICIA OLIARTrrollo, pues la estabilidad poltica atraer mayor inversin privadadel exterior (Ministerio Federal de Cooperacin Econmica y Desa-rrollo de Alemania-BMZ, 1997, p. 5).Estas orientaciones se han traducido en los aos noventa en pre-siones del Banco Mundial y el BID para que los distintos gobiernosde la regin sudamericana incluyan en su agenda poltica aspectosque resuelvan demandas indgenas no necesariamente surgidas den-tro de las fronteras nacionales sino relacionadas con temas considera-dos como prioritarios por estas agencias. La educacin bilinge inter-cultural y la atencin culturalmente adecuada en el sistema de salud,por ejemplo, han sido identificadas como polticas necesarias parareducir ndices de analfabetismo y de mortalidad materna, respecti-vamente.4Segn Manuel Ruiz (2002, p. 53), el Per es, junto con Colom-bia, el pas en el que se han dado los mayores avances con miras agenerar normas concretas para proteger el aporte intelectual indge-na. Sin embargo, ni la reforma de la educacin en zonas rurales quese promueve desde 1994, ni los tmidos cambios en el enfoque de laatencin en salud en zonas rurales y territorios indgenas tienen rela-cin con el Convenio de Diversidad Biolgica, que, por ejemplo,compromete al pas a reconocer, y valorar los derechos de las comu-nidades indgenas y locales as como la facultad para decidir sobre susconocimientos, innovaciones y prcticas tradicionales (CONAM,2001, p. 88).Los lineamientos de este convenio proponen la formulacin deun rgimen especial o de armonizacin tendiente a fortalecer la pro-teccin de los conocimientos, innovaciones y prcticas tradicionalesde las comunidades indgenas y locales. Esto ha sido concretado enuna propuesta para un Rgimen de Proteccin de los ConocimientosColectivos de los Pueblos Indgenas, cuya aceptacin y adopcin porparte del sistema educativo y el sistema de salud son difciles de ima-ginar, pues ambas entidades han sido las principales creadoras del4. Pero como seala Nancy Hornberger (2002) en un artculo en el que compara losprocesos de reforma educativa en las zonas rurales del Per, Bolivia y Ecuador, la reformaperuana y la educacin bilinge intercultural corren el riesgo de no funcionar porque no haylugar para la participacin indgena en el proceso.435 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADdesprestigio de la propia cultura en el mundo indgena, al haber pro-movido activamente la ruptura con los canales tradicionales de trans-misin de conocimientos de una generacin a otra. Pero inclusive, sieste convenio fuera integrado en la organizacin de los quehaceresde estos sectores, el siguiente problema sera el de la idoneidad de laspersonas encargadas de promover su cumplimiento. Una actitud msamable y respetuosa en la atencin (en el supuesto de que se llegaraa dar) no cambia las cosas si es que no se asume la necesidad deinvestigar y vincular esa investigacin a los servicios que se prestan.Por otra parte, se plantea promover el desarrollo de los pueblosindgenas a travs del financiamiento de proyectos participativos ypropuestas para el desarrollo y fortalecimiento de sus instituciones,tal como se hace con otras instituciones de la sociedad civil. Tambinse busca crear canales para la inclusin social, espacios para el reco-nocimiento de la diversidad y la participacin en procesos de tomade decisiones durante el desarrollo de los proyectos (Laurie, 2003).Esta renovacin de las ideas presenta las particularidades culturales,antes problemticas, como no reidas con la gobernabilidad o el or-denamiento de los mercados y la productividad econmica, lo queda lugar a que desde el Estado se puedan asumir ciertos compromisoscon la comunidad internacional, a travs de la firma de convenios.Uno de los mayores logros del movimiento por los derechos ind-genas ha sido la formulacin por la OIT del Convenio 169 sobrePueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes y su posteriorsuscripcin. Este convenio ha sido ratificado hasta ahora por 13 pa-ses, est vigente desde 1991 y ostenta en ellos el estatuto de ley na-cional. La suscripcin de este convenio obliga a los pases signatariosa adecuar su legislacin y tomar las acciones necesarias para asegurarla aplicacin de las disposiciones contenidas en l, orientadas a in-cluir a los indgenas en las estrategias de desarrollo nacionales. Variasde las medidas propuestas por este instrumento han sido adoptadaspor el gobierno peruano o ya lo haban sido antes de su firma. As,por ejemplo, la Constitucin peruana define explcitamente la diver-sidad tnica y cultural del pas como elemento positivo de la naciona-lidad. Por otra parte, se ha resuelto parte importante de las demandasde titulacin colectiva de la mayora de las comunidades de la Ama-zona. Aunque no se reconoce la existencia de pueblos indgenas en436 PATRICIA OLIARTesos trminos, s existe el reconocimiento del carcter perdurable ypermanente de las comunidades con derecho a su propia organiza-cin social y sus costumbres. Se ha ampliado la cobertura de los ser-vicios de educacin y salud a zonas remotas respecto de las principa-les ciudades. Por otra parte, est normada la necesidad de que lospueblos involucrados puedan participar en los procesos de toma dedecisiones que les competen y se han establecido como obligatorioslos mecanismos de consulta para tomar decisiones sobre cualquieractividad que se realice en sus territorios.Quedan, sin embargo, aspectos del convenio que no han sidohonrados y otros que han sido apenas planteados por los indgenasperuanos. La seguridad social todava es distante y hay mucho traba-jo por hacer en la lucha por una representacin adecuada de los ind-genas en los medios de comunicacin, lo que tambin comprometeal Estado de acuerdo con el convenio.Manuel Pulgar-Vidal (2002) nos record en el SEPIA IX esta pa-radoja: la biodiversidad est asociada a las comunidades rurales de laAmazona y de la sierra, pero estas zonas son tambin las que con-centran los indicadores ms altos de pobreza. De este modo, las opor-tunidades para la biotecnologa, el uso rentable de las plantas medi-cinales, el desarrollo de pesqueras, el manejo adecuado del poten-cial agroforestal y el ecoturismo no aparecen sino como lejanas posi-bilidades para las que estas comunidades no tienen mayor apoyo.Pulgar-Vidal se suma a quienes advierten que la sola bsquedadel crecimiento econmico no es lo ms saludable cuando estamoshablando de la presin sobre la biodiversidad, y nos recuerda que lascondiciones para la sostenibilidad establecidas o sugeridas por laComision Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo no se dan en elPer. De acuerdo con esta comisin, el crecimiento econmico debeestar articulado a polticas de proteccin ambiental y equidad o justi-cia social y este vnculo no se da de manera observable en el pas,pese a los convenios firmados y a los cambios en el marco legal.La inconsistencia en los compromisos adquiridos de manera muyclara durante el rgimen de Fujimori se hace evidente si examina-mos los recursos que se emplearon para promover la inversin priva-da en las zonas rurales, tratando de atraer a empresas extractivas conmuy bajos costos de inversin y otorgando concesiones en territorios437 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADde poblaciones indgenas, cuyos derechos, por otra parte, se preten-da garantizar.Los agentes sociales y la biodiversidadEstamos en un momento de la historia muy especial para apreciar lareaccin de la sociedad peruana a todos estos cambios. De hecho, hahabido una notable transformacin en el Estado y en la definicin delas funciones de las instancias oficiales para tratar estos temas, pero esevidente que ste es apenas el comienzo y que producir cambios du-raderos es muy difcil, si no existen en la propia sociedad la actividadpoltica y la vigilancia ciudadana que busquen la transformacin delas prcticas sociales cotidianas alrededor de estos temas.Existe ahora una nueva y tupida institucionalidad que incluye muydiversos agentes, los que no siempre actan de manera concertada y,ciertamente, reflejan intereses muy distintos. Las instituciones estata-les relacionadas con la diversidad biolgica cumplen una funcin prin-cipalmente controladora y escasamente de promocin activa de pol-ticas destinadas a cambiar nuestras conductas frente a la diversidad.Quedan atrapadas en la red, tambin tupida, de asedio a los recursosnaturales y la corrupcin que viene con ella. Por otra parte, las insti-tuciones dedicadas a la educacin y la cultura no tienen una relacinmuy fluida con las comunidades y organizaciones vinculadas a losindgenas. La ostensible falta de comunicacin entre los ministeriosque trabajan con poblaciones rurales y la duplicidad de funcionesreflejan claramente la ausencia de polticas orgnicas dirigidas al cam-po. Sin embargo, se han creado instancias de concertacin y dilogoa nivel nacional y regional en las que se ha ejercitado de maneraintensa la capacidad de articular intereses y propuestas con la partici-pacin de distintos agentes sociales, aunque la habilidad del Estado ylos nacientes gobiernos regionales para recoger y plasmar esas inicia-tivas es todava incierta y azarosa.El Per cuenta con instituciones de investigacin adems de pro-gramas de investigacin en varias de las universidades pblicas delpas, que desde hace unas tres dcadas vienen haciendo un trabajoconsistente de contribucin al conocimiento de la biodiversidad. Loscientficos vinculados a estas instituciones conforman una red impor-438 PATRICIA OLIARTtante que se encuentra peridicamente y comparte sus hallazgos yavances, con mucho compromiso y modestos fondos. Pero la infor-macin sobre estos conocimientos llega de manera muy restringida alresto de la sociedad, sin alcanzar a convertirse en pautas para la edu-cacin de la poblacin, ya que agentes tan importantes como las es-cuelas y los medios de comunicacin no les prestan la debida aten-cin.En el pas existen varias centenas de organizaciones no guberna-mentales relacionadas con la conservacin del ambiente y la gestinde los recursos naturales renovables. Estas ONG estn agrupadas enla Red Ambiental Peruana (RAP) y en otras redes especializadas, ymantienen entre s una coordinacin bastante fluida. En el campo dela educacin, existen redes de trabajo de maestros rurales y, adems,el Movimiento Pedaggico, que ha establecido algunas relaciones entreONG y grupos de maestros que trabajan en la educacin interculturalbilinge en zonas rurales. Diversas organizaciones de base, como aso-ciaciones de productores, federaciones indgenas y de exportadores,distribuidas a nivel nacional, se agrupan alrededor de temas vincula-dos con la diversidad biolgica y han realizado algunos encuentrosregionales para dar a conocer sus actividades y discutir problemascomunes.Las ONG dedicadas a la promocin rural llevan tambin casi tresdcadas trabajando en la prctica temas culturales vinculados a la pro-duccin agropecuaria y al ambiente. Ellas han desarrollado, juntocon algunas universidades nacionales, un importante conjunto de tra-bajos de investigacin y divulgacin de las bondades nutritivas dediversos cultivos andinos y han contribuido a abrir nichos en el mer-cado urbano para estos productos. Adems, han promovido, en algu-nas regiones, la recuperacin de tecnologas andinas de cultivo parafrenar el deterioro de los suelos, con diversos grados de aceptacin yxito en las comunidades rurales. Hay all, entonces, un acervo deexperiencia y reflexin que lentamente se ha abierto paso, aunqueson pocas las publicaciones que trasciendan a las propias comunida-des con las que trabajan directamente, a las ONG y a los grupos deprofesionales que realizan labores semejantes.Esta lenta circulacin de conocimientos y experiencias est, de al-guna manera, frenada por la manera en la que el propio mercado de439 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADproyectos distorsiona la necesidad poltica de discutir y compartir paraacumular y desarrollar reflexin y propuestas, detrs de las cuales hahabido una inversin nada despreciable de recursos de agencias de lacooperacin internacional. La lista de temas trabajados es inagotableen las diferentes reas: investigacin lingstica y desarrollo de mto-dos para la enseanza de lenguas nativas, recoleccin de tradicinoral y conocimientos indgenas, publicacin de materiales en lenguasvernculas, identificacin de especies alimenticias y medicinales, ex-ploracin y experimentacin de usos posibles de esos recursos en laindustria alimentaria y en la medicina, adaptacin y mejoramientode algunas especies, capacitacin para el desarrollo de tecnologasintermedias en el procesamiento industrial o semiindustrial de algu-nos productos, capacitacin en tecnologas agrcolas e integracin detecnologas tradicionales locales y contemporneas para el desarrollode los cultivos orgnicos, conservacin in situ, agroforestera, refores-tacin y recuperacin de bosques naturales, recuperacin de especieslocales, etctera.En este escenario novedoso, lleno de discursos y flujos de dineroen el mercado de proyectos, el tema de la sostenibilidad de la diver-sidad se trata primordialmente como un asunto tcnico o econmicoy, en algunos casos, integrando la cultura, pero son pocos los que,adems, orientan su trabajo hacia las dimensiones de transformacinpoltica a favor de una efectiva democracia que es necesario lograr enla sociedad nacional. Sobre todo porque integrarse al mercado, de-fender derechos, desarrollar acciones de afirmacin de identidades,promover el reconocimiento de la propia cultura y proteger el medioambiente son exigencias que terminan recayendo sobre los agriculto-res indgenas para que estas ideas resulten viables. Ciertamente, todoeste esfuerzo requiere democracias fuertes y el establecimiento de es-pacios que faciliten la identificacin de intereses colectivos que en-cuentren luego canales para expresarse e instancias de decisin en lasque puedan plasmarse. Sin procesos que fomenten una buena rela-cin con el pasado y que, a la vez, estn basados en relaciones fluidasy democrticas entre las personas, estableciendo metas comunes, estoser muy difcil de lograr (Prough et al., 2000: 21).Para complicar ms las cosas, no hay que olvidar otro aspectoparadjico del discurso neoliberal sobre la diversidad y los derechos440 PATRICIA OLIARTindgenas, y es el tipo de medidas que se proponen para aliviar lapobreza, teniendo como beneficiario al sujeto pobre, construidocasi exclusivamente como receptor de la ayuda mnima necesaria parasimplemente sobrevivir. Las actuales prcticas de alivio de la pobre-za contienen un elemento perverso que vulnera y erosiona la digni-dad de las personas cuya autovaloracin y plena ciudadana, en teo-ra, se quiere promover (Lehm, 2002).Las comunidades de agricultores y las poblaciones rurales se rela-cionan de manera muy diversa con una amplia gama de situaciones:las presiones existentes para depredar su entorno provenientes dela necesidad de obtener dinero en efectivo, las ideas conservacio-nistas de fuera y las propias historias de prdida o conservacin deconocimientos heredadas de la relacin de sus ancestros con el entor-no. A este respecto, no hay nada que se pueda generalizar, salvo quelas presiones para olvidar y sobrevivir son apremiantes.3. NEGOCIOS Y COMUNIDADES RURALESDe acuerdo con el informe sobre el estado del medio ambiente pre-parado por CONAM en el ao 2000, el Per se encuentra en unasituacin paradjica en relacin con la biodiversidad. Por un lado,hay un serio y progresivo deterioro ambiental y de prdida de biodi-versidad en determinadas reas del pas, y por otro, un enorme po-tencial subutilizado por desconocimiento, por falta de polticas clarasy por falta de voluntad. De acuerdo con este informe, las principalesamenazas a la biodiversidad y a su utilizacin adecuada para el desa-rrollo del pas son la desordenada ocupacin del espacio, el manejoinadecuado de los recursos, el uso de tecnologas altamente contami-nantes, la falta de concordancia intersectorial de la legislacin y el in-cumplimiento de las normas legales vigentes (CONAM, 2000, p. 112).Para enfrentar estas amenazas, en este mismo documento se plan-tea como tareas para el futuro el desarrollo de polticas que privile-gien la generacin de valor agregado de los recursos y el estmulo detres procesos fundamentales: Procesos de desarrollo de actividades productivas y expansin demercados,441 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDAD procesos de desarrollo y fortalecimiento de la institucionalidad, y procesos de igualdad en las relaciones sociales.Estos tres temas estn estrechamente vinculados y en las pginasque siguen quiero problematizar cada uno de ellos. En relacin conel desarrollo de las actividades productivas y la expansin de merca-dos, discutir brevemente tres actividades econmicas que involu-cran una gran cantidad de elementos muy complejos. Luego tratarel tema de la necesidad de desarrollar y fortalecer circuitos para lacirculacin de informacin y, finalmente, abordar las relaciones so-ciales y las particularidades del racismo peruano.Las propuestas para el aprovechamiento econmico de la biodi-versidad y la heterogeneidad cultural del pas son mltiples, pero hayvarios temas que es necesario abordar, ya que los productos deriva-dos de estas fuentes no son de colocacin sencilla en el mercado,pues implican un trabajo previo no solo de investigacin de merca-dos sino tambin de educacin (desaprendizaje?), modificacin depercepciones y hasta procesos complejos de cambio y elaboracin dela propia identidad.En una importante reflexin sobre los proyectos de desarrollo lle-vados a cabo con indgenas en la Amazona brasilera, Carlos AlbertoRicardo (2002) habla del sndrome del fracaso que parece marcara los innumerables pequeos proyectos de aprovechamiento de labiodiversidad que diversos agentes financian en las aldeas indgenas.Como una manera de evitar estas situaciones en el Per, Ocampo-Raeder (2002) defiende la necesidad de desarrollar intervencionesmuy cuidadosas con un diseo claro de los productos. Muchos deestos proyectos parten de especulaciones sobre el xito que puedetener determinado producto en un nicho de mercado, pero puedenterminar en el fracaso por problemas no previstos como el transporte,fallas en la elaboracin y conservacin del bien o, por ltimo, dificul-tades de comunicacin intercultural que no justifican la inversin yque crean desencanto. En suma, invertir en la diversidad cultural y enla biodiversidad para atraer un pblico nacional y cosmopolita traeconsigo complicaciones econmicas, ecolgicas y socioculturales denaturaleza muy particular que es necesario identificar, conocer y re-solver. Cada producto exige una ruta creativa para llegar al pblico442 PATRICIA OLIARTobjetivo, pero tambin una inversin importante de informacin,educacin y publicidad adecuada y efectiva.El turismoEl turismo es la tercera actividad econmica generadora de divisas enel pas, aunque el principal problema relacionado con l sigue siendola dificultad para ofrecer servicios de calidad. Una de las caractersti-cas del mercado del turismo reside en que es altamente segmentado yse han ido creando nichos que resultan interesantes para las comuni-dades rurales y de bosque peruanas.En efecto, con sus diversas denominaciones, la promocin del tu-rismo en zonas rurales es una actividad que est resultando promete-dora para algunas comunidades, principalmente de la sierra, y paralas empresas de turismo que hacen convenios con algunas comunida-des bajo muy diversos arreglos. En el marco de estas experiencias,que dependen de la biodiversidad y la heterogeneidad cultural, seofrecen, por un lado, diversos servicios: contacto con distintos ecosis-temas y paisajes naturales de caractersticas muy especiales, explora-cin y campamentos en zonas silvestres o reservas naturales, rutasdesafiantes para los caminantes y ciclistas, observacin de especiesnativas vegetales y animales y, por otro, se busca satisfacer la deman-da de un turismo que busca experiencias personales significativas enel plano espiritual, social y cultural, a partir del contacto directo confamilias y comunidades rurales.Adems, el turismo en zonas rurales comienza a ser ligado a lasvisitas a sitios arqueolgicos, aunque en contados casos. sta es unrea por explorar en diversas zonas del pas en las que la podrandesarrollarse proyectos de investigacin y cuidado de sitios arqueol-gicos que ayuden a la reconstruccin de la historia local y el reforza-miento de la identidad cultural. Pero stas son experiencias que de-ben ser muy bien diseadas a fin de evitar que el efecto de la activi-dad turstica resulte devastador para el cuidado del sitio arqueolgicoy alienante para la identidad local. El ecoturismo:...es aquella modalidad turstica ambientalmente responsable, consistente enviajar o visitar reas naturales relativamente sin perturbar, con el fin de disfrutar,443 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADapreciar y estudiar los atractivos naturales [] as como cualquier manifestacincultural que pueda encontrarse all, [] promueve la conservacin, tiene bajoimpacto negativo ambiental y cultural y propicia un involucramiento activo ysocioeconmicamente benfico de las poblaciones locales (UICN, 1993, citadoen Kjaerby, 2002, p. 12, nfasis mo).En la prctica, esta actividad es principalmente desarrollada porempresas privadas que no integran a las comunidades ni en los bene-ficios que la actividad les reporta ni menos en el manejo de la marchade la empresa.5 Pese a que es compromiso del Estado peruano pro-mover el ecoturismo en los trminos definidos internacionalmente,la vigilancia para que estas empresas beneficien a las comunidadesno se da y tampoco se promueve que stas adquieran el conocimien-to necesario para emprender este tipo de actividad.6Las preguntas en este plano son mltiples y los desafos que plan-tean las experiencias en curso para el aprendizaje futuro tambin sonabundantes. Por una parte, habra que preguntarse cmo las comuni-dades han sido antroplogas de s mismas como para decidir qumostrar y cmo hacerlo, y qu es lo que ganan y qu es lo que pier-den para s las colectividades en esos procesos de reinvencin de smismas para convertirse en atractivos tursticos. Qu han decididocompartir o mostrar y qu han decidido proteger para s, y qu haninventado para el consumo de los visitantes.La posibilidad de tener experiencias positivas (tanto por el bienes-tar de las comunidades como por la satisfaccin de los turistas) paralos diversos tipos de turismo en comunidades rurales est muy vincu-lada al trabajo previo de afirmacin y conocimiento de la propiacultura que hayan hecho las poblaciones indgenas y al esfuerzo porconocer las caractersticas del pblico que buscan, adems de haberdiseado una estrategia para educar a ese mismo pblico en aspectos5. Es emblemtico el caso de dos turistas inglesas que conciliaron su inters por lareserva del Manu haciendo turismo con una de las empresas transnacionales de ecoturismoque all operan, pero al mismo tiempo hicieron una donacin simblica a la Federacin deComunidades Nativas del Ro Madre de Dios y sus Afluentes (FENAMAD), para cumplir conel propsito de que la actividad ecoturstica beneficiara tambin a las comunidades quehabitan los bosques visitados.6. Comunicacin personal de Rafael Len.444 PATRICIA OLIARTque permitan a las comunidades ofrecer el protagonismo cultural queles corresponde y que cierto tipo de turista espera encontrar.7Esto no es sencillo en un contexto como el nuestro, en el que lashistorias de contacto con el desprecio que las comunidades y gruposindgenas han experimentado por siglos han generado en muchos deellos un recelo muy grande para mostrarse, pues han sido consisten-temente humillados y llevados a sentir vergenza de sus particulari-dades culturales, inclusive de sus propias lenguas, con casi nulos ele-mentos positivos para el autorreconocimiento provedos por la socie-dad nacional. El repentino inters en las culturas locales, sumado aesta experiencia que conduce a la autonegacin, puede dar lugar aaquello que Arguedas (1976) llamaba el monstruoso contrasenti-do, refirindose a las transformaciones que sufren las expresionesindgenas folclorizadas para acomodarse a los supuestos gustos deuna audiencia urbana. El efecto de estas adaptaciones puede ser de-vastador tanto sobre el paisaje urbano y rural como sobre el acervocultural de las comunidades, que estn, adems, reelaborando demanera constante sus propias formas de vida cada vez ms hibridiza-das, a partir de la integracin de las diversas experiencias de migra-cin y del nexo con los medios de comunicacin.En cuanto a estos procesos de reelaboracin de la cultura dirigidahacia el turismo, resulta preocupante que desde un organismo comoPromper se promueva ahora la imagen del Per como la tierra delos incas, cuando muchos pueblos pueden no haber desarrolladonunca una relacin de identidad con esa cultura sino ms bien conotras historias o, peor an, no han pasado por procesos de revisin oconocimiento de su historia que les permitan explicar al turista (na-cional o extranjero) sus propias diferencias con la herencia inca oquechua con la que se asocia al Per.En cuanto a la relacin con el medio ambiente y los recursos natu-rales, mientras perviva este sistema de escasas oportunidades para laintegracin, la necesidad de dinero seguir igual de apremiante y lanica posibilidad de obtenerlo ser, para muchas comunidades, la7. Este tipo de turistas espera que los indgenas cuenten su historia, den leccionessobre sus formas de vida, presenten la vida indgena como una alternativa a la sociedadcontempornea y planteen valores distintos.445 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADdepredacin de su entorno. Hay, sin embargo, pueblos y comunida-des que ante el deterioro del medio ambiente han desarrollado yamedidas y modificado conductas destinadas a proteger los recursosde los que viven, pues el deterioro ha comenzado a ser evidente tam-bin para ellos.Las plantas medicinales y la medicina tradicionalEntre las actividades identificadas como las ms potencialmente ren-tables para las comunidades de la Amazona estn la mejor utiliza-cin de las diversas especies poco conocidas de rboles maderables,el cultivo y procesamiento de frutas y el uso de plantas medicinales.Pero, de acuerdo con diversas fuentes (Toledo, ed., 1994; Estrella,1995; CONAM, 1999 y 2001), las condiciones para el uso ptimode estas actividades no estn dadas todava. Para el caso de la prime-ra, el aprovechamiento de rboles maderables, se requiere un trabajomuy intenso de divulgacin de las bondades de las maderas pococonocidas para diversos usos, adems de estudios para el manejo desemillas y la recuperacin de los recursos forestales. En el caso de lasfrutas, los problemas de transporte y conservacin aparecen todavadifciles de remontar. Y en lo que respecta a las plantas medicinales,los retos son ms complejos, pues hay todava algunas batallas legalespor ganar y mucho por investigar. Si bien hay avances importantes enlos esfuerzos por proteger los derechos intelectuales de los indgenassobre sus conocimientos (Ruiz, 2002), no est todo claro respecto alas consecuencias de la bioprospeccin en los territorios indgenas. Ytampoco est todo dicho respecto al pago de regalas que deben ha-cer las empresas a los pueblos que producen plantas cuyos ingredien-tes activos se sintetizan en los laboratorios. Por otro lado, la populari-dad cada vez mayor de la medicina tradicional y el uso de plantascurativas en zonas urbanas plantean la necesidad de invertir en ex-plorar las posibilidades y ensayar la domesticacin de especies ahorasilvestres para evitar su extincin. Asumir esta perspectiva implica re-nunciar al lucro inmediato y distribuir ganancias entre los involucra-dos e incluir, desde luego, la participacin y el reconocimiento de lascomunidades portadoras de este conocimiento (Toledo, ed., 1994).446 PATRICIA OLIARTPero el aporte del conocimiento indgena sobre las plantas es msque etnobotnico. No se queda en la identificacin de la variedad deespecies y sus virtudes curativas, sino que abarca una gama amplia deformas de conocer la naturaleza y de relacionarse con el cuerpo, de laque hay mucho que aprender. Esto se hace explcito en una nota deadvertencia que coloca el entonces responsable de salud de la Fede-racin de Comunidades Nativas del Ro Madre de Dios y sus Afluen-tes (FENAMAD) en un manual que pone en manos del pblico el cono-cimiento indgena recogido por Didier Lacaze y Miguel Alexiades(1995). En la presentacin se nos advierte que si bien tras la publica-cin autorizada del libro est el inters de la FENAMAD de dar a cono-cer y difundir, valorar y reconocer, adems de recuperar los conoci-mientos de los grupos indgenas, es importante sealar que esas plan-tas se usan en el contexto de una relacin particular con el medioambiente y con una espiritualidad tambin particular, lo cual hacems enriquecedor el aporte de estos conocimientos, ya que la medici-na occidental est mirando crticamente la separacin que se produjocon el iluminismo entre los males del cuerpo y los del alma (Rublack,2002) y revisando atentamente los conocimientos, prcticas y con-cepciones del cuerpo en la medicina tradicional y en la medicinaoccidental anterior al siglo XVIII, en las que el cuerpo y el espritu seconsideran una unidad y se tratan mdicamente de manera integra-da. De hecho, son cada vez ms los pacientes que en todo el mun-do recurren a este tipo de aproximacin en la llamada medicinaalternativa, para buscar el bienestar fsico junto con el psicolgico.La tesis doctoral en antropologa mdica de Glenn Sheppard (1999)sobre la medicina de los yora y los matsiguenga nos muestra que enla misma regin, en el departamento de Madre de Dios, dos culturasdiferentes han desarrollado sistemas con aproximaciones mdicasopuestas, unos alpatas, y los otros homepatas, pero en ambos casoscon una relacin de mutua modificacin entre cultura y naturaleza,de modo que los sistemas de medicina son el resultado de un com-plejo entretejido de adaptaciones culturales y ecolgicas, cada unacon sus propias particularidades, pero teniendo en comn la estrecharelacin entre los ciclos rituales, ecolgicos y de subsistencia, porquelas personas modifican su dieta y se hacen limpias de acuerdo conlas actividades que deben realizar, las cuales, a su vez, estn determi-447 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADnadas por el ajuste a los ritmos de la naturaleza, las lluvias, el ciclovital de los animales y de las diferentes especies. El trabajo de Shep-pard, de gran riqueza etnogrfica, nos ensea tambin que en estasculturas el conocimiento y el aprecio por la naturaleza van ms allde una relacin utilitaria, pues, por ejemplo, los mitos que concier-nen a los orgenes de la biodiversidad son una fuente constante tantode entretenimiento como de especulacin filosfica.Uno de los aportes de esta tesis que resulta relevante para estebalance es que resulta central comprender que la biodiversidad estntimamente ligada a las culturas diversas, cuyas formas de conocerresponden a una manera particular de relacionarse con la naturalezaque, a su vez, ha hecho posible ese conocimiento. Las amenazas a ladesaparicin de estos grupos como culturas distintivas amenazan tam-bin las posibilidades de que compartan su conocimiento entre ellosmismos y con el mundo, de manera definitiva e irreparable.Escribiendo sobre las plantas medicinales de la regin, EduardoEstrella (1995, p. 61) hace el ejercicio imprescindible de mostrar elvalor de las plantas para el mercado mundial a partir del estudio yverificacin cientfica del uso que les dan las comunidades a sus plan-tas. En ese mismo documento se aboga por el reconocimiento de unaprctica mdica independiente en las culturas nativas y se presentandatos acerca de la prdida de conocimientos observada en los gruposque han tenido una mayor historia de contacto, frente a aquellos queno la han tenido. En este campo, la prdida de conocimientos y laerosin de los circuitos a travs de los cuales se transmiten son unaseria amenaza para el aprovechamiento de estos recursos naturales yculturales. Entre muchas otras causas para esta prdida de conoci-mientos estn la intervencin de las iglesias y el sistema de salud, quede manera consistente los han desautorizado y negado sin haber dia-logado suficientemente con ellos. Otro factor importante para esteabandono es que al aparecer enfermedades frente a las cuales losindgenas no tienen conocimiento mdico tradicional, se ha observa-do que por las caractersticas de las relaciones de opresin y subordi-nacin, hay grupos con una actitud muy receptiva frente a las medici-nas forneas por su efectividad frente a dichos males desconocidos,receptividad que a veces es acompaada por el abandono generaliza-do de las prcticas tradicionales, menos prestigiosas y menos confia-448 PATRICIA OLIARTbles a los ojos de los mdicos, enfermeras y lderes de las diversasreligiones que asedian a las comunidades rurales y de bosques.Como ocurre con casi cualquier otro tema discutido en esta oca-sin, han habido y hay decenas de iniciativas y experiencias en cursomuy diversas en relacin con la medicina natural y con el uso deplantas en la sierra y en la selva, en las que han participado comuni-dades campesinas o federaciones de la Amazona junto con ONG ytal vez inclusive oficinas del Estado, con proyectos financiados y hastacoejecutados por algunas agencias para el desarrollo. Los proyectoshan sido muy diversos. Algunos han buscado el dilogo entre la me-dicina convencional y la medicina tradicional, poniendo en contactoa mdicos y curanderos e inclusive hacindolos trabajar lado a ladoen los puestos de salud. En otros casos, el nfasis ha estado en lacapacitacin para el aprovechamiento comercial de las plantas culti-vadas por la poblacin, con actividades como el secado y embolsadode hierbas y la elaboracin de ungentos, tnicos y tinturas para sucomercializacin en reas urbanas, con muy diversos resultados.Desde la academia son tambin numerosas y diversas las investi-gaciones sobre estos temas, particularmente desde la antropologa, lamedicina y la biologa. Sin embargo, la dificultad para convertir esteacervo de informacin y conocimiento en un bien que fluya entre loscrculos acadmicos y las sociedades locales es muy evidente.Son muchos los mdicos peruanos que tal vez desde hace siglo ymedio en sus localidades o desde Lima se han interesado por lainvestigacin y desarrollo de la fitoterapia andina y amaznica y susparticularidades. Pero sus conocimientos y aportes no han sido reto-mados por las escuelas de medicina peruana para el uso prctico delos mdicos en el tratamiento de las enfermedades. Los sistemas deprestacin del servicio de salud en el pas tampoco han sido permea-bles a este conocimiento, que se ha mantenido y desarrollado en crcu-los ms bien cerrados.8 Por otra parte, no existen muchas instanciaspara que el sistema de atencin en salud integre o reconozca algunasde estas prcticas como valiosas para el tratamiento de ciertas enfer-8. Las pocas iniciativas que han habido no han prosperado mucho por falta depresupuesto o consistencia en la aplicacin de polticas.449 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADmedades, aunque, otra vez, s haya mdicos que por iniciativa propiaas lo hagan. Tampoco se han desarrollado, como en otros lugares deAmrica Latina y Asia, programas para el entrenamiento mdico decuranderos indgenas por parte del sistema de salud. Lo frecuente, msbien, es que los propios miembros del sistema de salud en las localida-des rurales sean los responsables del desprestigio de los conocimientosindgenas y que, adems, intervengan activamente en el proceso deromper los circuitos de transmisin de estos conocimientos.Ciertamente, hay pueblos que han desarrollado con gran fortale-za diversos mecanismos para defenderse y proteger y desarrollar suidentidad, y en los cuales, adems, la biodiversidad es reproducida ymantenida todava como parte de la vida comunitaria a pesar de to-das las presiones en contra. Como resultado del seguimiento princi-palmente periodstico de varias de las experiencias de negocios co-munitarios referidos a la biodiversidad, entrevistas a personas vincu-ladas a ellas y la revisin bibliogrfica efectuada para esta ponencia,quedan claras algunas cuestiones:- Convertir los propios rasgos culturales en un bien atractivo para elmercado requiere un conocimiento elaborado de la propia cultu-ra que sea comunicable de manera articulada al mundo, comen-zando por la sociedad envolvente local y nacional.- El sentido de dignidad y respeto por la propia cultura requiere unconsenso en el resto de la sociedad respecto al valor intrnseco delas personas y las culturas locales, y un reconocimiento de su his-toria y su cultura como parte de la historia regional.- Para la academia y las organizaciones indgenas y campesinas, esnecesario asumir una actitud de mayor vigilancia a fin de que quie-nes investigan aspectos diversos de la vida de las comunidadesrurales desde las distintas disciplinas asuman y cumplan con elcompromiso de devolver de manera asequible el conocimientoadquirido para que ellas puedan integrarlo en el discurso sobre smismas de la manera que ms conveniente les resulte. En particular,se hace evidente la ausencia de informacin que vincule el medioambiente con la historia y la cultura, el paisaje con la gente.- Hacer de la diversidad cultural y de la biodiversidad un activopara el desarrollo requiere generar, en las regiones, departamen-tos, provincias y distritos, consensos culturales, imgenes afectivas450 PATRICIA OLIARTque involucren a todos, que incluyan las historias de todos, paracomponer un cuadro que refleje esa diversidad como apreciada,valorada y respetada.- Entre las trabas para la circulacin de la informacin est un sistemaeducativo que ha perdido su capacidad de recibir los aportes de lasdiversas ciencias. No hay renovacin de contenidos, y la abundanteaunque dispersa produccin de conocimiento no llega a lasaulas escolares ni a las aulas en las que se forman los maestros. Esfundamental y urgente trabajar en la creacin de esos canales.- La investigacin participativa, que permite el encuentro entre lascomunidades rurales y la comunidad acadmica y facilita la pro-mocin de espacios para que las comunidades produzcan conoci-mientos sobre s mismas, necesita contar con el inters de las so-ciedades locales para que ese conocimiento sea relevante.4. LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LA BIODIVERSIDAD EN LA ACADEMIALa necesidad de dilogo entre disciplinasLa propuesta del ecologismo cultural de John Murra propici unaimportante produccin en la literatura antropolgica peruana, quefue especialmente nutrida hace casi dos dcadas (Golte, 2000). Conel aporte constante de Enrique Mayer (1974, 1994),9 fueron variaslas publicaciones orientadas al estudio de la civilizacin andina queinterpretaron su desarrollo histrico y cultural como una manera par-ticular de relacionarse con el entorno. De este modo, la existencia delgicas de relaciones sociales y econmicas diferentes de las del mer-cado lgicas que se han adaptado al mercado e interactan con l,pero que traen consigo valores y formas de relacin particulares entrelas personas y el entorno hasta ahora parecen haber sido de intersexclusivo de la antropologa interesada en los Andes. Una excepcinpara el caso de la Amazona es la publicacin conjunta que RichardChase Smith y Natalia Wray editaron en 1996 para la Coordinadorade Organizaciones Indgenas de la Cuenca Amaznica (COICA), a9. Ver tambin Mayer y de la Cadena (1989).451 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADfin de dar a conocer las maneras en que diferentes grupos amaznicoshan venido elaborando su relacin con el mercado, a pesar de laspresiones que ste supone o en coordinacin con ellas, y de acuerdocon su capacidad de reproducir sus propios vnculos con la naturaleza,la cultura y los valores y formas de organizacin social y econmica.Las instituciones peruanas en las que se realizan investigacionessobre la diversidad biolgica son principalmente las universidades yse dedican a la formacin de profesionales en biologa, forestera ypesquera. Pero pese a la naturaleza de los temas que se investigan ya su inevitable relacin con las comunidades, no se busca la relacincon las facultades de ciencias sociales. Lo inverso ocurre en el campode las ciencias sociales y las carreras que forman profesionales dedi-cados al desarrollo rural, ya que no procuran una formacin quedote a sus estudiantes de una comprensin del mundo material en elque viven las poblaciones con las que trabajan. Es recientemente, enla dcada pasada, que han comenzado a aparecer diversos programasde maestra de gestin ambiental o de temas de interculturalidad, enlos que se ha buscado la complementariedad en la formacin de losestudiantes y en los que participan estudiantes de ciencias sociales yde ciencias biolgicas. Por ms de tres dcadas, el divorcio entre lasciencias biofsicas y las ingenieras por un lado y las ciencias socialespor otro tambin ha sido observable en el campo mismo, con unclaro desequilibrio en la composicin de profesionales en las ONGque trabajan en zonas rurales,10 a pesar de la naturaleza de los pro-yectos, que cada vez combinan ms aspectos productivos con proce-sos organizativos.Un campo de observacin y estudio que se abre luego de la Cum-bre de Beijing en 1995 es el papel de las mujeres en el manejo de labiodiversidad. A partir de all se despierta el inters por tener unaidea ms clara de quines tienen acceso a qu recursos dentro de lascomunidades, y de acuerdo con este acceso, se suscita la preguntaacerca de los canales para la transmisin de conocimientos y prcticassobre la relacin con los recursos naturales en general y con la biodi-10. Enalgunoscasos,estasONGestnpredominantementeconformadasporprofesionales de las ciencias sociales y un ingeniero, y en otros, de manera inversa, porvarios ingenieros y por un cientfico social o un agrnomo dedicado a temas sociales.452 PATRICIA OLIARTversidad en particular. Se ha hecho evidente el rol fundamental de lasmujeres en la conservacin de especies nativas de diversas plantasalimenticias y medicinales. A partir de entonces, se han dado algunasiniciativas de estudio y trabajo importantes que han sido un estmulopara la relacin entre las disciplinas.Los trabajos de investigacin que integran la cultura con el mane-jo de la biodiversidad no son frecuentes en la produccin acadmicanacional. Tal vez quienes ms han ensayado esta integracin en lainvestigacin y en la prctica han sido, por una parte, antroplogosque han trabajado con comunidades de la Amazona, y en la sierra,agrnomos y algunos economistas, pero en ambos casos, sus trabajostienden a tener una circulacin muy limitada y poca colaboracincon otras disciplinas.11 Otro dilogo ausente se observa entre quienesse dedican a la investigacin o promocin del desarrollo en la Ama-zona y quienes trabajan en los Andes, aunque la preocupacin portemas ambientales y problemas relacionados con pueblos indgenasha comenzado a tender puentes de comunicacin entre ambos en elcaso de individuos que como consultores han comenzado a escribirsobre ambas regiones o en el caso de unas pocas ONG con proyectosen comunidades de ambas regiones. Las migraciones de la sierra ha-cia la selva han llevado tambin a estudiar la naturaleza de los des-plazamientos y sus consecuencias en las relaciones sociales y en elmedio ambiente (Etisse, 1995; Labrousse, 1995; Collins, 1988; Lund,1994) aunque son pocos los que estudian las interrelaciones, y msbien privilegian uno de los lados de este fenmeno.Adems de estos desencuentros, parece haber otro entre quienesestudian el presente y quienes pueden darnos luces sobre la diversi-dad en el pasado. De acuerdo con varios de los autores consultadospara este balance, parte del problema para hablar de la biodiversidades que no sabemos mucho sobre cmo sta vara a travs de los siglos,y cul y cmo ha sido el impacto de la presencia humana en la modi-ficacin del entorno (Toledo, 1994; Morn, 1995; CONAM, 1999;CONAM-Comisin Nacional de Diversidad Biolgica, 1998; Zim-11. Una revisin de las ediciones previas de SEPIA da una buena imagen de las diversasaproximaciones al tema de la biodiversidad y la manera en que las culturas locales sonincluidas o no en el anlisis del manejo de sta.453 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADmerer y Young, 1998; Knapp, ed., 2002). Muchos de los estudiossobre el medio ambiente y la biodiversidad tienen referentes tempo-rales cortos y fueron realizados principalmente en los aos ochenta,en el marco de la preocupacin por el deterioro ambiental en el pla-neta, con una perspectiva conservacionista. Ahora aparece como fun-damental acceder a una comprensin ms compleja y detallada delos cambios en el medio ambiente desde una perspectiva histrica ycultural a la vez que biofsica, a travs del estudio de las importantesmodificaciones de las condiciones naturales e imponentes modifica-ciones del paisaje producidas por las sucesivas sociedades asentadasen las distintas regiones (Canziani Amico, 2003, p. 65); es decir, hacefalta estudiar con ms detenimiento cmo las variaciones en el uso dela tierra y el impacto humano sobre ella no estn determinados por laecologa o por una fragilidad inherente del ambiente sino que resul-tan de la contingencia histrica de formas particulares de vida y deproduccin bajo particulares condiciones de la demanda (Knapp, ed.,2002).Temas de investigacin interdisciplinaria en los Andes y la AmazonaLa complejidad agroambiental del Per exige pensar en el impactoque pueden traer los sucesivos cambios en la agricultura a travs delos tiempos y en los consecutivos procesos de prdida de conocimien-tos subyacentes a prcticas agrcolas que expresan formas de lidiarcon el medio ambiente poco depredadoras, propias de sociedades demontaa (Doolittle et al., 2002).En cuanto a los Andes, hace falta conocer, por ejemplo, cules sonlas dinmicas de cambio en las caractersticas de los suelos y las modi-ficaciones ambientales, y entender y medir el impacto de la actividadhumana en ellos a travs de la historia, en vinculacin con la ecolo-ga, y tambin independientemente de ella, entendiendo que la si-tuacin actual de los suelos es el reflejo de mltiples desplazamientosy de usos anteriores, que se han sobrepuesto de manera distinta yhasta opuesta al manejo existente antes de la llegada de los espaoles(Knapp, ed., 2002).Los procesos de prdida de conocimientos que resultan de los su-cesivos cambios pueden estar siendo ahora mucho ms acelerados.454 PATRICIA OLIARTEn las ltimas tres dcadas y debido a las tendencias recesivas de lasociedad, las zonas rurales de los Andes han recuperado su capacidadde retener a la poblacin, que ya no migra hacia las ciudades demanera definitiva sino que se desplaza temporalmente hacia ciuda-des intermedias o hacia otras zonas rurales. Sin embargo, la presinque experimentan las comunidades para tener dinero se ha hechoms fuerte y no han aumentado las posibilidades de obtenerlo enbuenas condiciones. El acceso a servicios como el transporte y la ener-ga elctrica ha modificado los patrones de asentamiento y ha contri-buido a fijar ms a la poblacin rural, haciendo ms fluida la relacinentre el campo y la ciudad. Esta situacin produce varios fenmenosrelacionados con la biodiversidad y la diversidad cultural que es im-portante estudiar y comprender. La cada vez ms generalizada migra-cin estacional propicia una situacin incierta para los jvenes varo-nes, que van de un lado a otro por trabajos temporales, ya que suacceso a la propiedad de la tierra es cada vez ms difcil. Es muyimportante estudiar a estos jvenes forzados a vivir en la fronteraentre el campo y la ciudad sin una idea clara de sus posibilidadespara el futuro. Por su dificultad para acceder a tierras y porque secasan ms tarde, demoran su ingreso como miembros activos de lacomunidad. Salvo tal vez en el caso de comunidades con una cohe-sin social y cultural muy fuerte y conscientemente trabajada, estosjvenes estn en la encrucijada, viven en la controversia, jalados endiferentes direcciones, experimentando disonancia cognitiva y cam-bios que cuestionan permanentemente su propia identidad.Los cambios demogrficos y culturales experimentados por estasnuevas generaciones resultan en cambios de percepcin sobre s mis-mos y sobre los otros. Estos mismos cambios, que antes tomaban dosgeneraciones, ahora hay que asimilarlos en diez aos y traen conse-cuencias muy diversas; es un momento propicio para la desintegra-cin (Anzalda, 2000: 267), pero tambin para la reconstruccin delas culturas con una integracin ms bien eclctica de la cultura glo-bal (Huber, 2002).Se observa ahora una mayor dificultad para consolidar familiasjvenes, y el quiebre en la transmisin de conocimientos para el ma-nejo de la biodiversidad est directamente asociado al rol que ahoratienen los hombres y las mujeres jvenes en estas comunidades. Las455 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADjvenes analfabetas o con escasos aos de educacin primaria y ade-ms monolinges de una lengua verncula tienen cada vez menosposibilidades de formar una unin estable en sus aldeas, ante la mi-gracin de los varones y la exposicin de estos a otras formas derelacin entre varones y mujeres. Aunque los desplazamientos de losvarones sean temporales, crean relaciones diferentes con la tierra, conla comunidad y con el entorno por las expectativas que se generan, ytambin por el desarraigo.En el caso de la Amazona, como seala Emilio Morn (1995), losnuevos conocimientos acerca de la diversidad ambiental y cultural enla regin resultan siempre fragmentos de un lienzo enorme, pues sibien cada vez sabemos ms, tambin queda claro que hay an ms porsaber. La variedad de suelos y su fragilidad es algo que an no se cono-ce bien y, sin embargo, la presin ambiental sobre la Amazona, inclu-sive promovida por los Estados amaznicos, presume una uniformidadque es cada vez menos evidente. Al parecer, hay varios subsistemas,varias Amazonas; unas ms frgiles que otras, unas ms biodiversasque otras. Tener este tipo de certezas tomar an bastante tiempo, puesno existen los instrumentos necesarios para la clase de estudios que serequeriran. Sin embargo, esta parte del mundo atraviesa por un pro-ceso rpido y alarmante de desaparicin de grupos culturales y de es-pecies naturales, sin que se conozca todava lo suficiente acerca de larelacin entre la intervencin humana y la diversidad del paisaje, por-que as como se sabe que la depredacin actual es, en gran parte, resul-tado de la intervencin humana, es posible que la diversidad conocidahaya sido tambin producida por los propios grupos que la habitarondurante sus propios procesos de adaptacin al bosque, de modo quemucho de la actual diversidad parece ser tambin el resultado de pre-vias destrucciones. Por otra parte, dice Morn, es importante conside-rar el peso de las nuevas ideologas y su impacto en el ambiente, por-que las presiones que imponen son nuevas y afectan tanto los patronesde asentamiento como la naturaleza de las familias y su tamao. Y dehecho alteran tambin la propia relacin con la naturaleza.Kearney y Varese (1995) afirman que hay cuatro caracteristicasque ayudan a explicar la permanencia y continuidad tnica de mu-chos pueblos en Amrica Latina. De acuerdo con ellos, la resilienciatnica se basa en el manejo moral del cosmos, una suerte de tica y456 PATRICIA OLIARTprctica en la relacin con el medio ambiente. En segundo lugar,dicen Kearney y Varese, se trata de una racionalidad econmica yuna filosofa social que contrasta con el individualismo y las econo-mas basadas en el mercado de las sociedades modernas, porque bus-ca preservar los recursos comunes y mantener la diferenciacin eco-nmica al mnimo. En tercer lugar, muchos de estos pueblos tiendena esconder su conocimiento etnobiolgico, al mismo tiempo quemantienen una activa exploracin, experimentacin y conservacinde la biodiversidad, demostrando su capacidad para interactuar conun mundo en constante cambio.Pero un gran nmero de factores externos ha afectado de maneradramtica la existencia de grupos como unidades territoriales distinti-vas, lo que ha generado diversos tipos de desplazamiento. Las migra-ciones hacia la Amazona de personas de la sierra en las ltimas dca-das estn creando un tipo de asentamiento que rompe con el patrnanterior, que sola darse en las riberas. Las exploraciones mineras ypetroleras, as como los cultivos ilegales, atraen inmigrantes a vivir enlas carreteras, pero tambin en lugares apartados, con lo que tambinse transforma la relacin con los ros. El impacto de la actual destruc-cin producida por esos asentamientos puede ser muy distinto deotros conocidos anteriormente, ya que se estn poblando lugares que,segn lo que la arqueologa puede indicar, jams fueron poblados(Toledo, 1994; CONAM, 2000).Como se ha sealado muchas veces, la colonizacin de la selva haproducido deforestacin, erosin y posterior abandono del bosquedepredado,12 lo que, adems, ha acelerado procesos de prdida deconocimientos. Por otra parte, el desarraigo de los migrantes tiende aproducir empobrecimiento cultural en las nuevas poblaciones. Laescasez y erosin de las tierras en la sierra, las crecientes zonas defo-restadas, la pobreza de tierras sobreexplotadas y la falta de agua sonlas razones para la migracin, adems de una creciente urgencia demanejar dinero en las zonas rurales. En palabras de Etisse, dirigidao espontnea, la colonizacin de la Amazona es una solucin al sub-empleo y a la sub-remuneracin en los Andes (Etisse, 1995, p. 91).12De acuerdo con CONAM (2000), 80% del bosque depredado proviene de losusos de la tierra para la agricultura.457 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADPero la necesidad de dinero tambin comienza a ser una presinmuy fuerte en la Amazona. Y all, el ingreso del dinero a sociedadesrelativamente autnomas con relaciones de intercambio distante conotras impacta de maneras muy diversas en los distintos grupos. Enunos casos, afecta negativamente los trabajos colectivos, pues el dine-ro lleva a la individualizacin del trabajo y, con ello, a cambios en lasreglas de reciprocidad y matrimonio. Las modificaciones en esta di-reccin estn siendo muy rpidas, y la lgica que las dinamiza y em-puja tiene que ver con el intercambio comercial, la acumulacin, losmercados internacionales e inclusive regionales, lo que amenaza laposibilidad de fijar la atencin en la estabilidad y productividad delargo plazo para el caso de recursos que podran ser renovables.5. LA BIODIVERSIDAD, LA HETEROGENEIDAD CULTURAL Y LAPROMOCIN DEL DESARROLLOLa incorporacin repentina de poblaciones que han vivido con ciertaautonoma respecto del sistema econmico envolvente requiere mu-chos ajustes para que no se desintegren internamente. La fuerza de lapresin econmica y social por obtener dinero empuja a las comuni-dades a romper la relacin espiritual con la tierra y el entorno de laque hablan Kearney y Varese. sta se seculariza y se quiebra, enton-ces, aquello que sostiene la relacion de intercambio con la naturaleza(Garca, s. f.). Este caso es distinto del que plantean aquellas comuni-dades o grupos con una larga relacin con el mercado y que, adems,han desarrollado una visin de su territorio y de sus intereses estrat-gicos que los hace manejar mejor las presiones contra el ambiente ycontra sus culturas a partir de la necesidad de dinero. Cuando la in-corporacin al mercado ocurre rpidamente, dice Morn, es altamenteconveniente y probadamente eficaz buscar acercamientos con losmiembros de estos grupos y reflexionar con ellos acerca de las din-micas en las que el dinero los pone, de modo que no los amenace ylos lleve a la destruccin de su entorno.Al comentar los efectos de estas transformaciones, no son pocoslos que sugieren que hay lecciones por aprender del macrosistemaeconmico de las comunidades precolombinas que describe John458 PATRICIA OLIARTMurra (2002, p. 85), que definan territorios para usos diferenciados,desarrollando la especializacin productiva, con calendarios preci-sos, rotacin colectiva para valles, laderas y monte. Todo ello indicala existencia de un manejo adecuado del agua, el bosque y el ganadoque a pesar de ser cada vez mejor estudiado, es difcilmente aceptadocomo una alternativa que podra ser retomada en la regin.Diversos grupos que apoyan a pueblos indgenas estn trabajandoalgunas formas de proteger o recuperar los canales para la transmi-sin del conocimiento tradicional, que se est perdiendo acelerada-mente ante el ingreso de instancias socializadoras que interfieren enlos procesos tradicionales de adquisicin de conocimientos por lasnuevas generaciones. En efecto, los cambios ocurridos en el mundorural en las ltimas dcadas con la presencia creciente de la escue-la, las migraciones de los jvenes para estudiar secundaria o paraencontrar fuentes de ingresos, adems del desprestigio de las culturastradicionales generado por las instituciones del Estado como el siste-ma de salud y escolar han interferido seriamente en los procesos detransmisin de tales conocimientos, principalmente ganando en lacompetencia por el tiempo de los menores, a partir del inters de lascomunidades rurales y de las agencias de desarrollo y del Estado depromover la educacin rural. Pero hay diversas experiencias en Am-rica Latina que muestran que intervenciones simples pero oportunaspueden cumplir un rol muy importante en estos procesos de recupe-racin de conocimientos tradicionales y de proteccin de los circuitospara comunicarlos, sin entrar en conflicto con la escuela sino gann-dola para este objetivo.Constanza Ocampo-Raeder (2002) recuerda que hay conveniossuscritos por el Per para proteger los conocimientos, innovaciones yprcticas de los indgenas, pero ello no se ha convertido en una opor-tunidad para los pueblos que habitan la Amazona y los Andes. Lamayora de agentes preocupados por desarrollar ese tipo de iniciati-vas son aliados de los indgenas, pero ajenos a las regiones en las queellos viven y, por lo tanto, tienen pocas posibilidades de modificar lasrelaciones de negacin y descalificacin de la poblacin no indgenaen las que ellos estn inmersos. La presin de estas poblaciones urba-nas y mestizas sobre el bosque es bastante fuerte en la regin orientaldel pas, pues han sido convencidas por sucesivos gobiernos de que, a459 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADpesar de lo poco que se sabe, el bosque amaznico es una fuenteinagotable de recursos.En las instituciones dedicadas a la promocin del desarrollo rural,se han comenzado a evidenciar ciertos cambios que apuntan a unmayor respeto por los aspectos tnicos y culturales de las poblacionescon las que trabajan, sobre todo en la sierra, donde la tendencia pre-dominante en las dcadas anteriores era relacionarse con ellas exclu-sivamente como productores. Por otra parte, despus de algunos aosde disputa, hay un consenso casi generalizado respecto a la conve-niencia de recoger el saber de los agricultores y comprender sus lgi-cas de trabajo, trabajar con especies locales o, en todo caso, atenderde manera cuidadosa el impacto ambiental de la introduccin de otrasespecies.Son muy diversas las instituciones que desde hace unos aos handesarrollado esta ltima perspectiva, pero debido al volumen de suproduccin, as como al debate que han suscitado, me dedicar arevisar los planteamientos de una de ellas en particular, pues su dis-curso genera oposicin cerrada en algunos o adhesiones poco reflexi-vas, sobre todo entre los jvenes de las comunidades en las que tra-bajan. El Proyecto Andino de Tecnologas Campesinas (PRATEC)ha publicado ya varios volmenes en los que se vinculan prcticas deproduccin agrcola y de relacin con la naturaleza con la cosmovi-sin y los valores de las diversas comunidades rurales con las que lainstitucin trabaja en la sierra y la Amazona. PRATEC es una aso-ciacin de varias ONG que operan en provincias y cuya prctica seorienta al fortalecimiento de tecnologas tradicionales. El tono y elestilo de escritura de los miembros de PRATEC han sido bastantepolmicos y, en realidad, poco motivadores del dilogo o el inter-cambio de opiniones (Mayer, 1994). Sin embargo, es importante re-flexionar sobre varios de sus planteamientos, cuya pertinencia co-mienza a hacerse evidente. En primer lugar, ellos propugnan la tomade distancia de los paradigmas de desarrollo que han animado granparte de las intervenciones en zonas rurales, y plantean la necesidadde desarrollar la afirmacin cultural en las poblaciones rurales y laidentificacin y respeto de sus saberes para establecer con ellos unarelacin de igual a igual sin patrones coloniales o colonizadores derelacin entre culturas (Grillo Fernndez, 1990; PRATEC, 1993). Esta460 PATRICIA OLIARTpropuesta resulta pertinente porque hay que reconocer que muchasveces la necesidad de establecer el dilogo con la cultura de los bene-ficiarios es vista solamente cuando es formulada por quienes finan-cian los proyectos. PRATEC afirma que las formas de conocimientotradicional local y las relaciones y el cuidado de la naturaleza estnbajo ataque en el mundo actual, por lo que es importante afirmar lacultura, as como las relaciones de mutua crianza con la naturaleza.En esa lnea, PRATEC ha indagado, por ejemplo, en las formasde conocer, pensar y relacionarse con la naturaleza de campesinosquechuas y aimaras, presentando varias de sus prcticas agrcolas comoconsistentes con una visin del cosmos que integra a las personas y elmundonaturalenunsistemaderelacionesdemutuocuidado(PRATEC, 1993). Otra publicacin reciente de PRATEC aborda latarea de explorar las nociones de bienestar entre las personas en dife-rentes comunidades con las que trabajan, para mostrar que stas noson universales (PRATEC, 2001). Realizan, entonces, una indaga-cin bastante abierta sobre este tema, entre cinco comunidades de lasierra y la selva. El problema es que en su afn por afirmar las dife-rencias y particularidades culturales, y por comunicar las visiones delmundo y prcticas de los pobladores quechuas y aimaras, terminanpor presentar un mundo cerrado, sin fisuras, monoltico, evidente-mente distinto de las propias expresiones de la gente, cuyos testimo-nios felizmente integran de modo extenso en sus publicaciones. Va-rios de los fragmentos que recogen muestran las contradicciones queatraviesa la vida de las personas en las comunidades rurales, las ex-pectativas encontradas, la influencia de la sociedad envolvente en laspercepciones de s mismos. Pero estas contradicciones no son recogi-das por el anlisis que luego se presenta. La visin del mundo quePRATEC termina por plasmar en sus publicaciones es maniquea ysimplificadora, y termina colocando todo lo valorado negativamentepor ellos como parte de la herencia o presencia occidental y todo lobueno del lado de las culturas originarias.La apuesta de PRATEC por la afirmacin cultural es importante ypertinente, pero su necesidad de afirmar lleva a sus miembros a ne-gar los cambios y adaptaciones que las culturas originarias han inte-grado en sus vidas. Sus trabajos sugieren la existencia de fronterasrgidas entre las culturas, lo que quita fuerza a sus argumentos. El461 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADtema de las migraciones y su impacto en la vida rural es cuidadosa-mente evadido, apenas sugerido por el malestar que expresan algu-nos de sus entrevistados frente al impacto negativo de la escuela en laapreciacin que los jvenes tienen de sus propias culturas, y se evadeel anlisis o la reflexin sobre los procesos de secularizacin en elcampo; es decir, la prdida o erosin de una relacin espiritual con latierra.En todo caso, si en las prcticas del desarrollo que han sido critica-das por PRATEC se han ignorado las particularidades culturales paraimponer criterios occidentales, en los anlisis realizados por ellos seha optado por lo inverso; es decir, desconocer la manera en que lalgica occidental se ha impuesto o ha sido mediatizada, traducidao adoptada por las culturas tradicionales. Resulta llamativo que unade las virtudes que se les atribuye a las culturas quechua y aimara enel campo es su dinamicidad y capacidad de digerirlo todo, pero, almismo tiempo, se omite la descripcin de esa digestin en sus pu-blicaciones, o se la incluye tan solo para hablar de lo que fue resulta-do del primer encuentro hace cinco siglos.Retomando, sin embargo, un importante argumento frecuente-mente esgrimido por PRATEC, volvemos al mismo punto con el queconcluimos la seccin anterior, y es la necesidad de tomar distanciade la nocin de pobreza con la que se construyen clasificaciones y sedisean intervenciones en las zonas rurales, pues se desconocen lacapacidad de gestin y los conocimientos de las comunidades sobresu entorno y se descalifican sus maneras de organizar la vida (GrilloFernndez, 1990).6. RAZAS, CULTURA Y BIODIVERSIDAD. REFLEXIONES FINALESLos antroplogos e historiadores estudiosos de la experiencia colo-nial en el mundo se han acercado cada vez ms a ciertos aspectos dela vida diaria y la relacin entre las personas en una situacin colo-nial. As, el historiador Eric Wolf seala que las ideas de raza, culturay etnicidad tienen historia y caractersticas particulares en cada lugar,y que en las situaciones de dominacin colonial de una civilizacinsobre otra, lo recurrente es que la sociedad dominante asigne valora-462 PATRICIA OLIARTciones distintas a aspectos salientes de los estilos de vida y la aparien-cia fsica, as como de las regiones geogrficas en las cuales dichosestilos de vida y formas corporales se manifiestan de modo distintivo(Wolf, 1994, p. 3). Una caracterstica observada a travs de la histo-ria, nos recuerda Wolf, es que los conquistadores imaginan el cuerpode los conquistados o por conquistar como un cuerpo distinto delpropio, con necesidades distintas y con sensibilidades diferentes. Ade-ms de recordarnos que las culturas estn llenas de contradicciones,seala que el tema de la etnicidad es relevante para entender relacio-nes desiguales de poder entre distintas culturas; es decir, entre gruposque tienen formas diferentes de conocer y ordenar el mundo. Wolfdice que las relaciones diferenciadas de poder entre culturas implicantambin una confrontacin de la valoracin y legitimidad de esasformas de conocimiento y organizacin de la vida.Ann Laura Stoler (1995) es una antroploga norteamericana queha estudiado cmo el dominio colonial recurre, para imponerse, a unconjunto muy complejo de estrategias destinadas a establecer su su-perioridad frente a los colonizados, no solamente a travs del ejerci-cio puro y simple de la violencia sino tambin mediante el estableci-miento de un orden jerarquizado que apela a muy diversas nocionesy formas de organizacin de la vida para garantizar la reproduccinde las distancias sociales entre colonizadores y colonizados. Ella poneespecial atencin en la educacin de los sentidos, y se dedica a lo quellama la poltica de las emociones y la psicologa de la dominacin,estableciendo un campo de estudio en el que los gustos, la aprecia-cin cultural de los olores y los sabores, de lo bonito y lo feo, laeducacin del deseo y la relacin con el propio cuerpo se conviertenen la puerta de entrada para comprender el arraigo de las relacionesde dominacin del orden colonial en la vida diaria.Por su parte, el intelectual negro Cornell West nos recuerda queun aspecto central en una sociedad racista es que el racismo no essolamente la discriminacin unilateral de unos por otros sino que,adems, involucra la enseanza sistemtica (y el aprendizaje) del odioa uno mismo. Intentar eliminar el racismo y los patrones de relacininterpersonal heredados de un orden colonial y reproducidos por lasociedad poscolonial requiere un esfuerzo que va ms all de los dis-cursos y las modificaciones en las leyes, pues, como dice West, nin-463 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADguna democracia puede sobrevivir, no importa cun fuertes sean susmercados, sin una vida pblica seria y comprometida con la igualdady la justicia (West, 2001: XVII), sin acciones destinadas a ensearnuevos comportamientos y actitudes hacia uno mismo y hacia losdems.Las ideas expuestas en los prrafos anteriores preparan el caminopara reflexionar sobre uno de los puntos con los que inici esta po-nencia: es necesario hacernos cargo del modo en que el Per oficialse ha relacionado con la poblacin indgena en el pas si es que que-remos establecer una relacin provechosa (y recproca) con el territo-rio y su diversidad. Para ilustrar de alguna manera lo que estoy tra-tando de decir, vuelvo a CONAM y a un documento sobre la diversi-dad biolgica y el desarrollo en el Per. Entre los obstculos y ame-nazas polticas y econmicas que encuentra la Comisin Nacional deDiversidad Biolgica est el siguiente:La prdida o erosin de la identidad nacional lleva al abandono gradual detradiciones y costumbres de uso de la biodiversidad y a la alteracin de lascostumbres alimenticias, que dejan de lado recursos muy importantes y altamentenutritivos por alimentos modernos y de menor valor alimenticio. Siendo loscasos ms dramticos e irracionales los de los camlidos sudamericanos por losovinos o la sustitucin de alimentos tradicionales de gran complejidad (quinua,kiwicha, caihua, arracacha, palmeras, yuca y derivados, etc., por nombrarslo algunos) por productos alimenticios que dan mayor prestigio por su relacincon la cultura occidental, urbana (trigo, cebada, soja, etc.) (CONAM-ComisinNacional de Diversidad Biolgica, 1998, p.42, nfasis mo).En ste como en muchos otros textos que promueven o defiendenla biodiversidad, el tono de crtica a los agricultores o a los indgenases bastante severo, pues se los acusa de ceder a presiones externaspara adquirir prestigio y abandonar su identidad y de tomar decisio-nes irracionales con ese fin, pero se prescinde del anlisis de lademanda de esos mismos productos en el mercado y de la necesidadde dinero cada vez ms apremiante que tienen los agricultores parasobrevivir. Por otra parte, se habla de la prdida de la identidad na-cional como si para todo el pas fuera evidente la asociacin entre laidentidad y el cultivo de ciertas especies, y no se repara en que lamayor amenaza a la diversidad cultural proviene de la situacin de464 PATRICIA OLIARTarrinconamiento, subordinacin y desventaja de las culturas tradicio-nales, que, ms bien, y pese a todas esas presiones, han perseveradoen la conservacin de cultivos cuya demanda en el mercado es mni-ma, pero que cumplen otras funciones en la vida comunitaria.De hecho, es amplia la bibliografa sobre estudios y experienciasque muestran ms bien cmo a pesar de las presiones del mercadopara el monocultivo o la insercin de especies mejoradas, comunida-des de agricultores han defendido y defienden la diversidad genticaen sus chacras. Lo hacen muchas comunidades pobres y con limitadoacceso al mercado como proteccin para resolver problemas impor-tantes de su alimentacin diaria y para mantener relaciones de inter-cambio con otros agricultores, y lo hacen otras comunidades prspe-ras como una manera de complementar ingresos por diversos culti-vos.El problema que enfrentamos es que la celebracin de la biodi-versidad no incluye siempre el reconocimiento de la accin humanani del conocimiento ni de la historia y la memoria de estas comunida-des. No siempre se entiende la biodiversidad como el resultado deconquistas antiguas, de conocimiento acumulado por pueblos de losque a veces se habla como si fueran parte del paisaje o inclusive ene-migos naturales del medio ambiente (Huertas y Garca Altamirano,2003). En el caso peruano, los pueblos indgenas son responsablesno solamente de la diversidad de culturas y formas de vida en ecosis-temas distintos sino tambin de producir y preservar variedades decultivos y plantas medicinales ampliamente usadas en las ciudades.Sin embargo, no parece ser muy evidente que las diversas presionessobre territorios indgenas afectan severamente la relacin cultural yespiritual con la tierra y el mundo natural, que son cruciales para susupervivencia como pueblos o civilizaciones y, a la vez, vitales para laconservacin de la biodiversidad. Estamos hablado de un conoci-miento ntimo de los cultivos locales, del clima y de cmo cuidar lossuelos, de cmo sostenerlos y nutrirlos, de cmo mantenerlos pro-ductivos; saberes que se adquieren en un ambiente social y emocio-nal que permite recibir ese conocimiento mediado por una particularrelacin espiritual con una tierra constantemente asediada.Perder de vista la situacin de subordinacin de las comunidadesrurales que hablan una lengua verncula lleva a que, por ejemplo,465 LOS DESAFOS POLTICOS, SOCIALES Y CIENTFICOS DE LA MEGADIVERSIDADalgunos se escandalicen cuando algunas de estas comunidades recha-zan la educacin bilinge en sus escuelas y piden una educacinmonolinge en castellano. Se las acusa, entonces, de haber perdidosu identidad y de no valorar su lengua, sin considerar cul es la valo-racin que la sociedad envolvente les da a esa lengua y a sus hablan-tes, y las expectativas que estas comunidades tienen en la escuelacomo agente castellanizador. Ese tipo de apreciaciones no considerael dao hecho por la sociedad nacional sobre dichas poblaciones,que ha fomentado ms bien la vergenza por la propia cultura comoalgo deseable para la opresin y que hace uso de la humillacin comoparte de una relacin ambigua, que deja lugar al aprecio por ciertosrasgos de las culturas indgenas en el discurso pero condena otrascaractersticas en la vida diaria.Revisar los vnculos que hemos tenido con la diversidad cultural yla biodiversidad en el pas es central para pensar en establecer nuevasrelaciones con el territorio y entre los peruanos. Como sealamosantes, muchos de los cambios en la legislacin que ahora garantizanalgunos derechos para los indgenas en el pas han sido logrados porla confluencia de la presin externa y las propias demandas de losindgenas y campesinos organizados. Sin embargo, y a pesar de queel pas se ha democratizado mucho y de que las fronteras sociales yculturales se han movido enormemente, hay algunos aspectos de lasrelaciones sociales del Per oligrquico que no han sido cuestionadosni en la ideologa ni en la prctica. En efecto, en las zonas rurales, enlas ciudades pequeas y en los pueblos, la elaboracin cotidiana delas diferencias raciales a partir de la cultura sigue ocupando muchaenerga y actividad, mientras que las presiones externas para un tratoigualitario hacia las personas pertenecientes a las culturas marcadasson activamente resistidas. Una ocasin privilegiada para observarestas resistencias se presenta en la ejecucin de los programas de aten-cin i