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OPINIÓN PÚBLICA Y MEDIO DE MASAS LA OPINIÓN PÚBLICA El concepto de opinión pública nos remite, en primer lugar, a dos cuestiones, a su significado en los sistemas democráticos, y a su sentido tal como es utilizado por la Ciencia Política. En relación con la primera cuestión, es preciso recordar que el concepto de opinión pública fue desarrollado por el liberalismo a fines del siglo XVIII con el sentido de opinión de los gobernados en torno a la acción del gobierno. Este concepto incluía un elemento de racionalidad, es decir, suponía que la formación de la opinión se basaba en un proceso racional, con la utilización de procesos de análisis intelectual, uso de información y formación de ideas razonadas. La opinión pública representaba la discusión de los ciudadanos en torno a los asuntos de interés público, es decir, representaba su participación en el debate político. En la medida en que se extiende el sufragio universal, y la democracia se consolida, la opinión pública fortalece su significado original, con la sola variación de que, en un momento dado, los ciudadanos que discuten son todos los ciudadanos y no el número limitado de los sufragios censitarios. De esta forma, el concepto de opinión pública llega hasta nuestros días con el significado de opinión del público en torno a los asuntos de interés público y que tiene la intención de influir en las acciones de los gobiernos. La opinión pública es, en este sentida, sinónima de pueblo y de control sobre los gobernantes. La Ciencia Política utiliza también el concepto con ese sentido y lo aplica a uno de los campos de investigación más desarrollados, el de las encuestas de opinión. Los especialistas de la Ciencia Política y también de la Sociología realizan un número cada vez mayor de encuestas

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OPINIÓN PÚBLICA Y MEDIO DE MASAS

LA OPINIÓN PÚBLICA

El concepto de opinión pública nos remite, en primer lugar, a dos cuestiones, a su significado en los sistemas democráticos, y a su sentido tal como es utilizado por la Ciencia Política. En relación con la primera cuestión, es preciso recordar que el concepto de opinión pública fue desarrollado por el liberalismo a fines del siglo XVIII con el sentido de opinión de los gobernados en torno a la acción del gobierno. Este concepto incluía un elemento de racionalidad, es decir, suponía que la formación de la opinión se basaba en un proceso racional, con la utilización de procesos de análisis intelectual, uso de información y formación de ideas razonadas. La opinión pública representaba la discusión de los ciudadanos en torno a los asuntos de interés público, es decir, representaba su participación en el debate político. En la medida en que se extiende el sufragio universal, y la democracia se consolida, la opinión pública fortalece su significado original, con la sola variación de que, en un momento dado, los ciudadanos que discuten son todos los ciudadanos y no el número limitado de los sufragios censitarios. De esta forma, el concepto de opinión pública llega hasta nuestros días con el significado de opinión del público en torno a los asuntos de interés público y que tiene la intención de influir en las acciones de los gobiernos. La opinión pública es, en este sentida, sinónima de pueblo y de control sobre los gobernantes.

La Ciencia Política utiliza también el concepto con ese sentido y lo aplica a uno de los campos de investigación más desarrollados, el de las encuestas de opinión. Los especialistas de la Ciencia Política y también de la Sociología realizan un número cada vez mayor de encuestas de opinión en las que se recogen las opiniones de los ciudadanos sobre las más diversas cuestiones. Las instituciones políticas demandan crecientemente encuestas de opinión porque éstas constituyen elementos valiosos para orientar sus acciones y también para saber el impacto de esas acciones. Además, otro tipo de organizaciones no políticas, empresas, etc., solicita encuestas de opinión sobre los temas más diversos. Todo el desarrollado campo de las encuestas de opinión asume en buena medida que la opinión expresada verbalmente por los ciudadanos encuestados corresponde a su opinión más profunda sobre la materia, y, además, asume que los ciudadanos expresan aquello que piensan cuando se les pregunta. Es decir, se parte del concepto clásico o ideal de la opinión pública. Por otra parte, también cabe apuntar que en ocasiones surge cierta confusión en Ciencia Política en torno a la opinión pública y la cultura política. De hecho, las encuestas de cultura política tienden a incluir en bastantes ocasiones preguntas que entrarían en el campo de la opinión pública.

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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS

Los medios de comunicación de masas son empresas privadas que sobreviven en función de la lógica del mercado, es decir, según sea su capacidad de venta. Cuando son de propiedad pública actúan como instituciones del Estado que transmiten una determinada política pública y muchas veces se convierten en vehículos de lo que el gobierno de turno quiere que los ciudadanos conozcan. En uno u otro caso, los ciudadanos son espectadores, con poca capacidad de interacción y cambio de aquello que los medios de comunicación les ofrecen. En el escenario mediático, los ciudadanos se comportan como describiera Platón en el Mito de las Cavernas respecto a los habitantes de “La República”: son meros espectadores de las imágenes que se proyectaban en la pared, con muy pocas posibilidades de ser actores de esas imágenes. El espectador no ve las cosas ni las situaciones reales sino hechos y situaciones ficticios, ve imágenes que se proyectan y que han sido seleccionadas para él. Las personas observan los dibujos en la pared y creen en esas representaciones, pero a diferencia de los cautivos de la caverna pueden decidir ir más allá o, sencillamente, no mirar hacia la pared.

Conclusión

La sociedad podría tener un papel menos pasivo delante de los medios, de dos maneras que pueden ser complementarias. Por un lado, la legislación podría reconocerles personalidad jurídica para propiciar a las asociaciones de radioescuchas, lectores o televidentes que se organizaran según el interés es pacífico de los públicos de cada medio por ciudades o regiones. Esas agrupaciones, como expresión directa de la sociedad, podrían tener derecho a ser atendidas por los responsables del medio en cuestión e incluso, a contar con espacios para opinar acerca de los contenidos que reciben.

Los medios de comunicación, en su gran mayoría, son negocios lucrativos antes que otra cosa. Es ingenuo pretender que el interés mercantil quede desplazado de los propósitos de sus propietarios y operadores. Pero además, la sociedad tiene derecho a que, sin dejar de tener como meta la rentabilidad económica, los medios sean instrumentos de servicio y de educación cívica.