Ortiz Mundializacion Cultura

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    1/112

    PRIMERA PARTECultura-mundo: panoramas

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    2/112

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    3/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo

    Renato Ortiz

    1. El debate sobre la diversidad cultural se plantea hoy en da bajoel signo de una aparente contradiccin. Se afirman simultneamenteconceptos que muchas veces parecen excluyentes: integracin/diferencia, globalizacin/localizacin. Algunos analistas de mercadono vacilan en preconizar la existencia de un planeta homogneo,unidimensional, recin unificado por los vnculos de la sociedadde consumo1. Los individuos tendran en todas partes las mismasnecesidades bsicas: alimentarse, vestirse, desplazarse por la ciudad,ir al cine o de compras, etc. Correspondera al mercado y a los bienes materiales modelados satisfacer estas necesidades. Existe unavisin antagnica entre quienes sobrevaloran los movimientos tnicos (ya sea para afirmarlos como elementos de construccin de lasidentidades locales, ya sea para rechazarlos como una amenaza acualquier propuesta de unificacin). La declinacin del Estado-Nacin habra inaugurado una era de fragmentacin social, saludable o peligrosa, segn los pronsticos ms o menos optimistas.As, se ha generalizado la metfora de la "balcanizacin". El mundo contemporneo estara constituido por espacios inconexos, por

    1 Pienso en Theodore Lev itt, terico del mercado global; v. "The Globalizationof Ma rke ts", en H ar v ar d Businness Review, 5- 6/1 98 3.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    4/112

    R E N A T O O R T I Z3 o

    fragmentos diversos (algunos dicen "fractados"), independientesunos de otros. En el contexto de la formacin de bloques econm icos, la Comunidad Europea y el Mercosur, por ejemplo, se produce la misma polaridad analtica. Al principio se hace nfasis enel primer trmino: la integracin. Se privilegia as la dimensinreferida a la expansin de las fronteras (moneda nica europea,mercado com n, libre circulacin de las personas, intercambio entre pases, etc.). Sin embargo, una vez considerado este aspectointegrador, se vuelve inmediatamente a la premisa anterior: la diferencia cultural (especificidad de las regiones, riquezas de las culturas locales, variedad de los pueblos y del patrimonio nacional). D emodo que el debate oscila entre "totalidad" y "parte", entre "integracin" y "diferencia", entre "homogeneizacin" y "pluralidad".Es como si nos hallramos ante un m undo esquizofrnico: por unaparte, postmoderno, infinitamente multifactico, y por otra, uniforme, siempre idntico.

    Esta bipolarizacin ilusoria se agrava cuando se refuta en elplano ideolgico. Totalidad y parte dejan de ser m omentos del anlisis intelectual para convertirse en pares antagnicos de posicionespolticas. Por una parte, tendramos el "todo", asimilado de m aneraapresurada al totalitarismo, y, por otra, las "diferencias", ingenuamente celebradas como expresin genuina del espritu democrtico. Modernidad o postmodernidad, Habermas o Lyotard, derecha o izquierda, razn o irracionalismo: escoger una de esas trincheras'se vuelve un imperativo de supervivencia epistemolgica2. Es comosi viviramos una G uerra Fra en el plano de los conceptos. "Tomar

    " M e refiero al texto de Frangois Lyotard , O posmoderno, Jos Olym pio , Riode Janeiro, 1986; y al de J. H aberm as, "A mod ernidade como projeto inacabado",en Arte em Revista N 5.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    5/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo3 i

    partido", sta sera la nica m anera de superar la contradiccin aparente entre integracin y diferenciacin, cada cual retrayndose enel seguro universo de alguno de esos compartimentos hermticos.Pero, podran las sociedades ser com prendidas en esta forma? Estepensam iento dicotmico, que recuerda las clasificaciones privativasestudiadas por Durkheim y Mauss, es realmente convincente?2. Dos disciplinas nos ayudan a considerar la problemtica de ladiversidad cultural. La primera es la antropologa. Surge al finaldel siglo XIX, recalcando la radicalidad ajena. Al examinar las sociedades primitivas, revela tipos de organizaciones sociales fundamentalmente distintas de las sociedades industrializadas (relacionesde parentesco, creencias mgicas, explicaciones mitolgicas, etc.).Para algunos autores esta distancia es tal que hasta se hace imposible comprenderlas (es el caso de Levy B ruhl, cuando define la mentalidad primitiva como algo ininteligible para el pensam iento cientfico). Ciertam ente, para el conjunto de la disciplina, esta orientacinfue luego desechada; no tendra sentido que un rea del conocimiento se constituyera a partir de la negacin de lo que se proponeestudiar). De cualquier manera, en ambos casos, lo que est planteado es el entendimiento entre g rupos distantes en el espacio y enel tiempo, o sea, un conjunto de formaciones sociales que habranflorecido a la sombra de la historia de los mundos "civilizados" (europeo, chino, islmico). En principio, cada una de ella constituiraun lugar aparte, tendra una identidad y una centralidad propias.Toda cultura debera, por lo tanto, arraigarse en un territorio especfico, con un centro y con fronteras bien delimitadas, alejando elcaos, el desorden, lo ajeno, lo peligroso. Por ello, los pueblos primitivos perfeccionaron una serie de mecanismos purificatorios yexorcistas para relacionarse con el extranjero. ste siempre se con-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    6/112

    R E N A T O O R T I Z3 2

    cebir, y as nos lo muestra Van Gennep , como un elemento potencial de perturbacin del orden, social o mitolgico3. Las fronteras,simblicas y geogrficas, deben ser respetadas para que la integridad cultural pueda mantenerse. La antropologa nos ensea, portanto, que los pueblos dispersos por el planeta constituiran una seriediversificada de culturas, cada una con sus caractersticas intrnsecas e irreductibles. No es casual que el debate sobre el relativismocultural se d en el pensamiento antropolgico desde sus inicios.Pese a la existencia de corrientes ms universales (el estructuralism oes una de ellas), predom in en la antropologa clsica una com prensin de la unicidad de cada cultura. Los estudios se vuelven haciael entendimiento de una totalidad que expresara de forma inequvoca el "carcter" de un pueblo (para hablar com o los culturalistasnorteamericanos4). El nfasis en la diferencia se hace manifiestoincluso cuando los antroplogos comienzan a interesarse en las sociedades modernas, desplazando el mtodo de observacin participan te hacia un nuevo contexto. Al analizar objetos como el folclo-re y la cultura popular, los antroplogos toman en cuenta aspectosque, en principio, escaparan a la lgica de la "modernizacin", dela "civilizacin occidental", de la "modernidad", de la "culturaburguesa"5. Los calificativos no importan mucho, los utilizo paradeslindar el horizonte trabajado por la mirada antropolgica. Elmundo estara entonces constituido por una mirada de pueblos,cada cual con su modalidad y su territorio especfico.

    1 Van G ennep , Os Ritos de Pasagem, Vozes, Petrpolis, 1978.4 Por ejemplo, Ruth Benedict, Padres de Cultura, Livros do Brasil, Lisboa.Visin que la autora retoma en su estudio sobre la sociedad japonesa; v. The Cry-santhemum andthe Sword, Houghton Mifflin Company, 1989.5 U n texto representativo de este tipo de estrategia es el de Ro bert Redfield,The Folk Culture of Yucatn, Th e University of Chicago Pre ss, Ch icago, 1941 .

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    7/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo3 3

    La segunda disciplina es la historia. Ella nos habla de la multiplicidad de pueblos y civilizaciones que se interpenetran y se suceden con el paso del tiempo (egipcios, sumerios, griegos, romanos, chinos, rabes). Un cuadro que va transformndose continuamente desde la An tigedad hasta la Eda d M edia. L a desaparicin de muchas civilizaciones afianz en algunos historiadores lacreencia de que las sociedades m odernas seran anlogas a los organismos vivos. Spengler y Toynbee vulgarizaron la concepcin segn la cual cada civilizacin experimentara necesariamente unaetapa de ascenso y otra de descenso, una etapa de vida y otra demuerte6. Postuladas por la metfora organicista, sus fuerzas vitalesse extinguiran con el tiempo. En todo caso, al hablar de civilizaciones, lo que interesa recalcar es que tambin se pueden retomarlas ideas de centro y de lmite. Con sus costum bres, dioses, idiomay conquista, las civilizaciones se arraigaran en un lugar determinado. Ya no se tratara de la tribu, unidad demasiado pequea, sinode la ciudad-Estado, el reino o el imperio. Extensiones que pueden variar del mundo chino al mundo europeo o japons. Por ello,entre los historiadores florece toda una corriente dedicada al estudios del contacto entre civilizaciones, pero cada civilizacin buscando proyectarse con su lgica ms all de su marco (conquistasromanas e islmicas). En este sentido, diversidad cultural significadiversidad de civilizacin.

    Pero la historia nos revela adems un movimiento de integracin que difcilmente podramos aprehender si nos limitramos auna perspectiva antropolgica. Sabemos que, a partir del siglo XVI,

    O. Spengler, h a decadencia de Occidente, Espasa Calpe, Madrid, 1958; al respecto, Toynbee pub lic varios vo lm enes en la serie Estudio de la historia. AlianzaEditorial, Madrid.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    8/112

    R E N A T O O R T I Z3 4

    el capitalismo emergente en una parte de Europa occidental tiendea ser ms abarcador, sus ambiciones se desbordan ms all de losmares. La poca de los descubrimientos y las grandes navegaciones da inicio a otro ritmo de integracin entre los pueblos. Estecapitalismo llega hasta Amrica y Asia bajo la forma de colonialismo. Es la raz de un fenmeno actualmente en el tapete: la globalizacin. Pero existe una duda: cul es la amplitud de este movimiento integrador? Envuelve a "todos los pueblos del planeta",como pretende una visin que lo identifica con un worldsystemlTendra esta misma dimensin sistmica? Aqu se dividen los puntos de vista. Para una corriente de pensadores, como ImmanuelWallerstein, el capitalismo ya era capitalismo desde el siglo XVI7.Estaba ya definido en sus rasgos estrucuturales, y lo que haba eraun movimiento de expansin. La historia sera entonces un ajustetemporal a las exigencias sistmicas. Otros autores buscan recalcarla im portancia de la Revolucin Industrial. Segn ellos, el trminocapitalismo sera ms apropiado para designar un tipo de sociedadnacida en esa poca. El punto de ruptura no fue el siglo XVI, sinola Revolucin Industrial. No pretendo extenderme en este debate,lo retomo slo en la medida en que remite a la temtica que estamos discutiendo . Creo que los intelectuales del siglo XIX (de Saint-Simon a M arx) tenan razn cuando afirmaban la especificidad delmodelo industrial. De hecho, viendo la historia desde este puntode vista (como lo hacen, por ejemplo, Jack Goody y Eric Wolf8', laRevolucin Industrial divide las aguas. El mundo colonial, pese al

    ' I. Wallerstein, The Modern World System (2 vols.), Academic Press, N uevaYork, 1976-1979.8 Jack G oody, The East in the West, Cam bridg e Un iversity Press, Cambridge,1996; Eric Wolf, Europe and the People without History, University of CaliforniaPress, Berkeley, 1982.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    9/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo3 5

    poder y a la avidez de las metrpolis, no era nico: conviva a disgusto con otras "econom as-m undo" (China y el norte de frica).E n realidad, el dom inio britnico no pasaba de las regiones costeras,ni siquiera en India, pues le era difcil implantarse dentro del continente9. Amrica Latina tambin poda ser vista como un espaciodonde la presencia espaola y portuguesa, aun siendo hegemnica,no consegua integrar a la poblacin negra e indgena den tro de unmismo molde civilizatorio.Con esto quiero decir que, a pesar de los movimientos inte-gradores, el mundo anterior a la Revolucin Industrial todavaencerraba m ucha diversidad. Diversidad en un doble sentido. Pr imero, de civilizacin. El podero de los imperios europeos (Inglaterra, Francia, Espaa, Portugal) era ciertamente efectivo, si se le

    considera desde el punto de vista del continente americano. Estados Unidos, la Amrica espaola y la portuguesa son extensionesde los proyectos metropolitanos. Sin embargo, desplazando nuestra mirada hacia la realidad del mundo asitico o islmico, es necesario pun tualizar las limitaciones impuestas a la expansin occidental. U n ejemplo: Japn. D esde el siglo XVI hasta mediados del XIXeste conjunto de islas, unificadas bajo el dominio Tokugawa, permaneci fuera de la rbita comercial europea (los pocos contactosse hacan a travs de una modesta presencia holandesa, en el extremo oeste del pas, en Nagasaki). C laro, existan influencias de origen extranjero (por ejemplo, la introduccin de las armas de fuegose dio con la llegada de los portugueses), pero la "civilizacin japo-

    9 Cario C ipolla a rgum enta que el predom inio eu ropeo en Asia se limitaba a lacosta martima. L a conquista y el control de vastos territorios dentro del continentese realizaron ms tarde, com o subpro duc to de la Revolucin In dus trial; v. Canhese Velas na Primeira Fase da Expanso Europia: 14001700, Gradiva, L isbo a, 1989.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    10/112

    R E N A T O O R T I Z3 6

    nesa", muy volcada an hacia el imperio celestial de China, se desarroll al amparo de los intereses europeos 10. Lo mismo puededecirse con respecto al m undo islm ico". H asta el mom ento de lasinvasiones napolenicas, posea una dinmica completamente independiente de las potencias occidentales. Pe ro la diversidad anterior a la Revolucin Industrial era parte tambin de las sociedadesdel Antiguo Rgimen. Slo desde un punto de vista genrico sepuede calificar a ios Estados europeos como racionales y tcnicos.Es cierto que la racionalidad del capital mercantil predominabajunto a las empresas de los ricos comerciantes, pero se trataba de unsector restringido. A pesar del desarrollo cientfico, cuyas races seremontan al Renacimiento, a las premisas de la Ilustracin, a lagestin burocrtica del aparato del Estado, durante los siglos XVIIy XVIII prevalecieron las fuerzas de la tradicin (aristocracia, religiosidad popular, creencias mgicas, economa agrcola, estamentossociales, etc.)12. En realidad, las sociedades europeas constituan unverdadero archipilago de "mundos regionales", poco integradosunos con otros. Dicho de otra manera, aunque es posible encontraren los siglos anteriores algunos rasgos de un fenmeno que hoy llamam os globalizacin, el surgimiento y la consolidacin de este p roceso, a mi modo de ver, solo fueron constituyndose cualitativamente con el advenimiento de la modernidad.

    I Consultar The Cambridge History of Tapan, Vol. 3 y 4, Cambridge UniversityPress, Cambridge, 1990-1991 .II Consultar A . M igu el, L'Islam etsa civilisation, Colon, Pars, 1986; Berna rdLew is, O Oriente Meio, Zahar, Rio d e Janeiro, 1996.12 Buena parte de esta tradicin se prolonga durante todo el siglo XIX; v. Am oMayer, A Porga da Tradigo, Companha das Letras, Sao Pablo, 1987.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    11/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo3 7

    3. Revolucin Industrial y m odernidad van jun tas. Trajeron consigo un proceso de integracin hasta entonces desconocido: la constitucin de la nacin. Distinta a la nocin de Estado (muy antiguaen la historia de los hom bres), la nacin es fruto del siglo XIX. Presupone que en el mbito de un territorio determinado ocurra unmovimiento de integracin econmica (surgimiento de un mercado nacional), social (educacin de "todos" los ciudadanos), poltica(advenimiento del ideal democrtico como elemento ordenador delas relaciones entre partidos y entre clases sociales) y cultural (unificacin lingstica y simblica de sus habitantes). La nacin segrega, por tanto, una conciencia y una cultura nacionales, o sea unconjunto de smbolos, conductas, expectativas, compartidas poraquellos que viven en su territorio. Proceso que se consolida en elsiglo XIX y se extiende durante el siglo XX por todos los pases. E ncada uno de ellos, segn sus historias particulares, surge una cultura nacional. No nos imaginemos la construccin de las nacionescomo algo natural, como una necesidad teleolgica, segn lo pensaban varios autores del siglo XIX (se crea que en la cadena evolutiva de las sociedades, la nacin sera el tipo ms perfecto de formacin social). Esta construccin resulta conflictiva, implica interesescontradictorios, disputas y dominios. Buena parte de la memorianacional es una invencin simblica, las tradiciones son ideolgicamente vehiculadas, como si siempre hubieran existido. Resulta,no obstante, que cada pas se ve como una unidad especfica. Segn deca Herder, la nacin es "un organismo vivo", modal, quedifiere de la vida existente en otros lugares. La diversidad tiene, portanto, un nuevo significado. E l m undo sera la sumatoria de los encuentros y las desventuras de culturas nacionales diversificadas.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    12/112

    K E N A I O U K 1 1 Z

    4. La modernidad avanza con las revoluciones industriales, ya nosolamente con la inicial, sino tambin con la segunda (a fines delsiglo XIX) y la tercera (a mediados del siglo XX), produciendo unmovimiento integ rador que traspasa las diversidades tnicas, civilizadoras y nacionales. Al expresarse como modernidadmundo, lasatraviesa ubicndolas en el marco de una "sociedad global" parahablar como Octavio lanni13. Las relaciones sociales ya no se limitan a los individuos que viven en el contexto de tal o cual cultura,sino que se presentan cada vez ms como "desterritorializadas", osea, como realidades mundializadas. Contrariamente al argumentoantropolgico que fijaba la cultura en un lugar geogrficamentedefinido, o a las premisas nacionales que arraigaban a las personasen el suelo fijo de un territorio, ahora tenemos un "desencaje" delas relaciones sociales a nivel planetario14 . Queda en entredicho laidea segn la cual toda cultura posea un centro: la tribu, la civilizacin, la nacin, delimitando un entorno bien preciso. La modernidad-mundo atraviesa las diversas formaciones legadas por laHistoria, desde los pueblos primitivos hasta los pases industrializados.

    Concebir la modernidadmundo como un movimiento integrador no es considerarla como algo homogneo. Los socilogosmuestran que la modernidad siempre es diferenciadora. Vinculadaal modo de produccin industrial, se funda en un proceso de individualizacin y de autonoma creciente. Racionalizacin del conocimiento, como quera W eber: emancipacin del pensamiento cien-13 Octavio lanni, A Sociedade Global, Civilizacao Brasileira, Rio de Janeiro, 1993.14 Acerca de la relacin entre el proceso de m undializacin de la cultura y laconstitucin de los lugares, v. R. O rtiz, "Espaco e territorialidade s", en Um OutroTerritorio, Olho d 'Agua , Sao Pablo, 1996.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    13/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo3 9

    tfico con respecto a la religin y a las creencias mgicas; subdivisin del campo de la ciencia y constitucin de disciplinas distintas(fsica, sociologa, antropologa, psicologa). La especializacin delconocimiento se vuelve una exigencia de las sociedades modernas.Es una diferenciacin que llega hasta los valores tradicionales, l iberando a los individuos de las redes de la cohesin comunitaria.La sociologa nace pr ivi legiando esos temas. Durkheim busca enla divisin del trabajo la clave explicativa de esta diferenciacinsocial. El paso de la solidaridad mecnica a una solidaridad orgnica ref lejar a precisamente este aspecto. Es un movimiento quepuede adquirir incluso un cariz "patolgico" con la fragmentacinsocial y la anomia de los individuos. Tonnies retoma la misma problemtica mediante dos pares conceptuales, "sociedad" y "comunidad". La ciudad se convier te as en el lugar pr ivi legiado de lasrelaciones annimas e imperson ales, en contraposicin a las ag rup aciones rurales, la aldea, donde los contactos^ac? face favoreceranlos rasgos de cohesin. Por ello, Simmel considera la ciudad comoel locus donde "las diferencias explotan", o sea, donde se afirma lai r reduct ib i l idad del individuo. La modernidadmundo t rae consigo un elemento diferenciador, su naturaleza. Esto significa quela mundia l izacin es s imul tneamente una y d iversa . Una, comomatriz civilizadora cuyo alcance es planetario. En este sentido, meparece impropio hablar de "modernidad japonesa" , "modernidadeuropea", "modernidad lat inoamericana", como si se t ratara de est ructuras com pletamente dist intas. U n a matr iz no es un mo delo econmico en el que las variaciones se dan en funcin de los interesesen juego o de las opor tunidades de mercado. Capi ta l i smo, deste-rri torializacin, formacin nacional, racionalizacin del saber y delas conductas, industrializacin, avances tecnolgicos, son elementos compartidos por todas esas "modernidades". Los socilogos pue-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    14/112

    R E N A T O O R T I Z4 0

    den entonces considerarlas como parte de un tronco comn, revelando as sus nexos constitutivos. No obstante, la modernidad essimultneam ente d iversa. Prim ero, atraviesa de manera diferenciada cada pas o formacin social especfica. Su realizacin se da segn las historias de los lugares. Las naciones son diversas porquecada una de ellas actualiza de manera diferenciada los elementos deuna misma matriz. La modernidad vara, por tanto, segn las situaciones histricas (tiene una especificidad en Amrica Latina yotra en Japn o en Estados Unidos). Segundo, contiene en s unmovimiento de diferenciacin que envuelve a los grupos, las clasessociales, los gneros y los individuos.5. Si mi razonamiento es correcto, puede decirse que el trminodiversidad se aplica de forma indiferenciada a fenmenos de naturalezas diversas. Pr im ero , a tipos de formaciones sociales radicalmente distintas (tribus indgenas, etnias, pasadas civilizaciones ynaciones). Recalco este aspecto un tanto ausente del debate contemporneo. Aun tomando en cuenta el eje hegemnico de la expansin de la m od ern ida d-m un do , hay que reconocer la existencia deun legado de la historia. Civilizaciones, etnias, tribus indgenas noson un anacronismo, algo "fuera" del tiempo. A no ser que creamos en la vulgata de la ideologa de progreso, popularizada por elpensamiento evolucionista del siglo XIX. Mundo islmico, sociedades indgenas, grupos tnicos (en frica o en Europa central)no son testimonio de "atraso" o seales de barbarie. Se trata de formaciones sociales plenamente insertadas en la actualidad (o sea,inmersas en las relaciones de fuerza que las determ inan). Al considerarlas como vestigios, se desconoce que la H istoria es tambin elfenmeno presente de entrelazamiento de tiempos no contemporneos. Segundo, la diversidad se aplica en cuanto diferenciacin in-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    15/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo4 i

    trnseca de la propia modernidad- mundoindividuo, movimientos femenino, homosexual, negro, crisis de identidad, etc. Estosmovimientos se han acelerado hasta tal punto que muchos los perciben como sntoma de una nueva fase histrica, de una postmodern idad . E s como si cualitativamente esas diferencias fueran equivalentes, mientras que cualquier antroplogo conoce la especificidadde los pueblos indgenas. En realidad, la nocin misma de "pueblo" resulta inadecuada para describirlos. Lo colectivo slo tienesentido cuando lo contraponemos a las sociedades industriales. Laidea de mirada me parece ms apropiada para aprehender su realidad. No hay "indgenas", a no ser en singular, y siempre deben sercalificados: son kamaur, sum , cintalarga, etc. (Basta ver la diversidad de lenguas indgenas para constatar la multiplicidad de lo queel pensamiento postula como hom ogneo). Cada unidad tiene unacentralidad y un territorio que se articulan y se contraponen a losintentos de integracin. En esto radica la importancia de la cuestin de la tierra (o sea, de las fronteras). Perderla sera desarraigarse, desencajarse, lo que sucedi con los campesinos en Eu ropa y enAmrica L atina duran te el proceso de industrializacin, y con varios grupos indgenas. So pena de desaparecer, los llamados pueblos primitivos tienen que defenderse contra la expansin de lasfronteras, ya sean nacionales o mundiales. Diversidad significa aquafirmacin de una modalidad social radicalmente distinta. El casode las sociedades islmicas (y no hay que olvidar que stas sonheterogneas) es de otra naturaleza. Se afirma que esta civilizacinencuentra buena parte de su sentido en los principios religiosos delCorn, pero sera incorrecto imaginarlas como totalmente apartadas de la modernidad. Las transformaciones ocurridas durante lossiglos XIX y XX, aun apuntando hacia un fracaso de la "modernizacin", indican la existencia de sociedades que asimilaron algunos

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    16/112

    K E N / U O C JK 1 IZ4 2

    aspectos de la Revolucin Industrial (y no slo el progreso tecnolgico, como se suele decir). El dilema del mundo islmico es cmoequilibrar, o sea, cmo contener los elementos de la m odernidad enel marco de un Estado y una sociedad civil donde el cdigo religioso todava pretende ser la ltima fuente de legitim idad b. Totalmente distinta es la cuestin feminista. Emerge como una reivindicacin dentro de la matriz de la modernidad. Se lucha por laigualdad de oportunidades y de trato entre gneros. Identificar losmovimientos indgenas con el de las mujeres y clasificarlos comominoras es simplemente confundir las cosas. Claro que se afirmaun principio de "buena intencin", pero esto no nos ayuda en nadapara com prender o resolver el problema. La construccin de la identidad en los movimientos de gnero es el resultado de las ideas y dela organizacin interna de las sociedades modernas. La oposicinentre masculino y femenino no es algo insuperable. Hombres ymujeres, pese a sus sensibilidades diferenciadas, viven en un mismo universo. Hago hincapi en el trmino utilizado: insuperable.En el caso de las sociedades indgenas, toda "superacin", sea en elsentido hegeliano o no, implicara su desaparicin. La separacines la razn de ser de esas culturas. Por ello, lo que estoy sugiriendoes que es necesario hacer, en el debate sobre diversidad, una distincin cualitativa sobre las diferencias. Postularlas como equivalentes(como lo hace el discurso postmoderno) es un error.

    La interpretacin del fundamentalismo propuesta por Oliver Roy es sugestiva. Para el autor, no se trata de una "fuga" de la modernidad, sino de una respuestaa la modern izacin incompleta y desigual de los pases rabes, y de una crtica a lasinstancias religiosas tradicionales (los umelas); v. Genealoga del islamismo, EdicionesBelletarra, Barcelona, 1996.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    17/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo4 3

    6. La diversidad cultural no puede verse slo como una "diferencia", o sea, algo que se define en relacin con otra cosa, nos rem ite a alguna otra cosa. Toda "diferencia" es producida socialmen-te, es portadora de sentido simblico y de sentido histrico. Unanlisis que considere slo el sentido simblico, tipo hermenutica, corre el peligro de aislarse en un relativismo poco consecuente. Es como si la cultura fuera realmente un texto y cada quien lediera su propio significado. La lectura se derivara entonces deuna intencin arbitraria: el posicionamiento del lector. No habrauna relacin necesaria entre los textos, su existencia se vincularanicamente al inters de la mirada que los decodificara. En suirreductibilidad, las culturas no seran com parables unas con otras,seran indiferentes unas a otras. Afirmar el sentido histrico de ladiversidad cultural es sumergirla en la materialidad de los intereses y de los conflictos sociales (capitalismo, socialismo, colonialismo, globalizacin). La diversidad se manifiesta, por ende, en situaciones concretas. Claro que se puede hacer una lectura textualde las cultu ras prim itivas (en parte, es el objetivo de la an tropologa), pero considerndolas dentro de un horizonte ms amplio.Una cosa es que leamos las sociedades primitivas como un texto(lo que significa que Los argonautas del Pacfico de Malinowsky esuna entre varias interpretaciones posibles de un mismo dato emprico), mientras que otra es entender el destino de los habitantesde las islas Trobriand. En este caso, es imposible aprehender elcambio que los afecta sin sumergirlas en el flujo del tiempo, sinque las consideremos en el marco de una "situacin colonial"16.

    '6 Recuerdo que el concepto de "situacin colonial" fue introducido por GeorgesBalandier, precisamente con la intencin de escapar del relativismo del culruralismonorteamericano; v. Sociologie actuelle de TAfrique noire, PUF, Pars, 1971.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    18/112

    R E N A T O U R T I Z4 4

    El texto "pueblos trobriandeses", con su mitologa, supotlach, suscreencias, ser redefinido, transformado por la presencia del comercio, del cristianismo, de las autoridades coloniales. De igualmodo, dira que hoy el contexto cambi. La globalizacin es elelemento situacional prevalente. Reordena nuestro marco de entendimiento. El relativismo es una visin que presupone que lasculturas se abstraigan de sus condiciones reales de existencia, creando as la ilusin de que cada una de ellas quedara totalmente au-toconcentrada o, mejor d icho, sera un texto. E n realidad, este estatuto, postulado por el razonamiento metodolgico, es negadopor la historia. En el mundo de los hombres, las sociedades sonrelacinales, pero no relativas. Sus fronteras se entrelazan y, msde una vez, amenazan el territorio vecino. La discusin acerca dela diversidad no se reduce, por tanto, a un argumento lgico-filosfico; necesita ser contextualizada, pues el sentido histrico delas "diferencias" redefine su propio sentido simblico.Decir que la "diferencia" es producida socialraente nos permite distingirla de la idea de pluralismo. A mi modo de ver, traducirel panoram a histricosociolgico en trminos polticos es engaoso porque estaramos presuponiendo que cada una de esas mltiples unidades tiene la misma validez social. En esta perspectiva, lacuestin del poder se borra. No habra jerarqua ni dominio. Enrealidad, estaramos aceptando de manera implcita la tesis segn lacual el contexto histrico o bien no interfiere con las diversidades,o bien en ltima instancia sera pluralista, democrtico, lo cual esun contrasentido (o mejor dicho, slo tiene sentido cuando consideramos ideolgicamente el mundo). Se ha desarrollado en tiempos recientes toda una literatura que gira en torno al paso de lo "homogneo" a lo "heterogneo". La producen los economistas, lossocilogos, los administradores de em presas y los divulgadores cien-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    19/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo4 5

    tficos (pienso en los escritos de Alvm Toffler)17. L a historia es aprehendida en trminos dicotmicos, como si nos hallramos en elumbral de una nueva era, de una "tercera ola". Para este tipo deptica, el pasado habra sido uniforme, unvoco, privilegiando los"grandes relatos" y, en contrapartida, el presente se caracterizara porla diseminacin de las diferencias, por los "pequeos relatos", porla multiplicidad de identidades. Aplicada al mercado, esta visinoptimista asimila lo homogneo al fordismo, a la produccin enserie y masiva, y asimila lo heterogneo, lo diverso, al capitalismoflexible de este fin de siglo. El mundo actual sera mltiple y plural. Diferenciacin y pluralismo se convierten as en trminos intercambiables y, lo que es ms grave, ambos se funden en el conceptode democracia. En esta operacin mental hay algo de ideolgico.Se trata, primero, de una falsedad histrica. No cabe duda de quelas sociedades modernas son ms diferenciadas que las formacionessociales anteriores, ciudad -E stad o, civilizaciones, tribus indgenas.El proceso de diferenciacin, vinculado a la divisin del trabajo, esintrnseco a la modernidad. Pero no hay que olvidar que, desde elpunto de vista civilizatorio, la diversidad existente antes del sigloXV era ciertamente ms amplia que la que hoy conocemos. Innumerables culturas, lenguas, economasmundo, economas regionales, costumbres, desaparecieron en el movimineto de expansindel colonialismo, del imperialismo y de la sociedad industrial. Aveces me da la impresin de que el discurso sobre las diferenciaslidia difcilmente con esos hechos. Ante lo inexorable de la m odernida d-m un do , hay que imaginar el pasado como si representara eldominio de la indiferenciacin y de la uniformidad. Tal vez podra decirse del mundo contemorneo lo que Mxime Rodinson

    Alvin Toffler, The Third Wave, Bantam Books, Nu eva York, 1980.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    20/112

    R E N A T O O R T I Z4

    pondera en las sociedades islmicas de algunos siglos atrs'". Lasespecificidades religiosas, en el caso de la convivencia del islamismo con el judaismo o el cristianismo en un mismo territorio, lejosde ser parte de un cuadro de tolerancia (como dicen algunos historiadores), eran parte de un "pluralismo jerarquizado". O sea, ladiversidad se ordenaba segn las relaciones de fuerza dictadas porel cdigo islmico. Las idiosincrasias del mercado o de las identidades no existen en tanto "textos" autnomos, sino que participanen un "pluralismo jerarquizado", administrado por las instanciasdominantes en el contexto de la modernidad-mundo.Como corolario del argumento anterior, puede decirse que las"diferencias" tambin esconden relaciones de poder. Por ejemploel racismo, que afirma la especificidad de las razas para seguida

    mente ordenarlas segn una escala de autoridad y poder. Por ello,es importante comprender cundo el discurso sobre la diversidadoculta cuestiones como la desigualdad. Sobre todo cuando nosmovemos en un universo donde la asimetra entre pases, clasessociales y etnias no se puede argumentar. L a imagen segn la cualel m undo sera "m ulticultural" y estara constituido por un conjunto de "voces" (imagen muy corriente en los organismos internacionales tipo Unesco) no es satisfactoria. El lema de la "unidad en ladiversidad" (hoy en da comn entre quienes se refieren a la U ninEu ropea) puede ser un lenitivo cuando se enfrentan problemas paralos cuales todava no hay respuestas, pero su validez sociolgica essumamente dudosa. D uran te todo el siglo XX esta frase estuvo a laorden del da en las lites latinoam ericanas. L o mestizo, lo sincrtico(ahora, con el postmodernismo, volvemos a una apologa del mes-

    18 M xime Rodinson, "L an ot io nd e m ino rite tl' Islam", en U Islam: politiqueetcroyance, Fayard , Pars, 1993.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    21/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo4 7

    tizaje), se convierte en smbolo de la superacin de los antagonismos sociales. Por ello, un autor como Gilberto Freyre puede aprehender la historia brasilea en trminos de "democracia racial". Elpas sera el producto del cruce arm nico, de la aculturacin de europeos, negros e indios 19. La diversidad tnica se expresara al unsono en la unidad nacional. E l inconveniente es que esas "teoras",que no son necesariamente brasileas, pues se han difundido portoda Amrica Latina , omiten precisamente el contexto en el que seda la interaccin cultural. Fundadas en una perspectiva culturalista,retiran toda "diferencia" de la historia, reificando a los individuosen una visin idlica de la sociedad (o sea, conveniente para las litesdominantes)20. La desigualdad puede ser entonces absorbida en tanto diferencia, y se anula ante la contribucin especfica de cada unade las partes.

    Dentro de la perspectiva que estoy planteando, el mundo difcilmente podra ser visto como un caleidoscopio -m etfo ra utilizada con frecuencia por varios autores, un instrumento en el cuallos fragmentos coloreados se combinan de manera arbitraria en funcin del desplazamiento del ojo del observador. Pero las interacciones entre diversidades no son arbitrarias. Se organizan segnlas relaciones de fuerza que se ponen de manifiesto en situacioneshistricas. Existe orden y jerarqua. Si las diferencias son produci-19 Gilbe rto Freyre, Interpretando do Brasil, Jos Olym pio, Rio de Janeiro, 1941.20 Es interesante notar que la antropologa culturalista norteam ericana tiene unpapel importante en el proceso de construccin de las imgenes nacionales. Esto noocurri slo en A mrica Latina, donde los estudios de Herskov itz, Robert Redfield,Margaret M ead y Ruth B enedict ejercieron gran influencia. Lo mismo ocurri enJapn. E l culturalismo presentaba un conjunto de conceptos apropiados para la elaboracin de la "diferencia nacional". Al respecto, consltese H ar um i Befu, "A critique of the grou p model ofJapanese Society", en Social Anlisis, Vol. 5, N 6, 1980.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    22/112

    R E N A T O O R T I Z4 8

    das socialmente, ello significa que, al descuidar sus sentidos simblicos, quedarn signadas por los intereses y conflictos definidosfuera del mbito de su crculo interno. Dicho de otra manera, ladiversidad cultural es diferente y desigual porque las instancias ylas instituciones que las construyen tienen distintas posiciones depoder y de legitimidad (pases fuertes o pases dbiles, trasnacionaleso gobiernos nacionales, civilizacin "occidental" o mundo islmico, Estado nacional o grupos indgenas).7. En el contexto de la modernidad-mundo hay una institucinsocial que adquiere un peso desproporcionado. Me refiero al mercado. Se trata de una instancia no slo econmica, como suelen im aginar los economistas, sino tambin productora de sentido. Lejosde ser homogneo, segn pensaban los tericos de la comunicacinmasiva, el mercado crea diferencias y desigualdades21. Basta ver eluniverso del consumo y de los estilos de vida. A travs de los objetos consumidos, los individuos expresan y reafirman sus posiciones de prestigio o de subordinacin. El consumo requiere disponibilidad financiera y capacidad de discernir (hay una educacin parael consum o). Las marcas de los productos no son m eras etiquetas,agregan a los bienes culturales un sobrevalor simblico consustanciado en la grife que lo singulariza en relacin con otras mercancas. Yo dira, en los trminos sociolgicos de Bourdieu, que elmercado es fuente de distincin social y refuerza la separacin entre grupos y clases sociales22. Se redimensiona as lo que se entien-

    21 Para una discusin acerca del concepto de masa y su inadecuacin al entendimiento de la problemtica de la mundializacin de la cultura, v. R. Ortiz, "Cultura, com unicaco e massa", en Um O utro Territorio, cit.22 H err Bou rdieu, Ladistinction, M inu it, Pars, 1979.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    23/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo4 9

    de por valor cultural, sobre todo al tratarse de las industrias culturales. Al tener el mercado una amplitud giobalizada, desplaza a lasotras instancias de legitimidad que conocamos, por ejemplo, el granarte o las tradiciones populares. Establece, por tanto, una jerar-quizacin entre las diversas producciones culturales, garantizandoun lugar destacado para aquellas que se ajustan a su lgica. Por ello,cualquier discusin acerca de la diversidad que deje de lado esteaspecto mercadolgico resulta inocua. N o es que la cultura se hayaconvertido en una mercanca (no creo que este concepto se apliquea los universos simblicos, excepto como metfora). Sin embargo,en el conjunto de relaciones de fuerza mundializadas, debido a losintereses en juego, el mercado cultural adquiri una dimensin dela que no disfrutaba hasta entonces. Para aquellos que discutenacerca de la integracin, sobre todo en el marco de una poltica deformacin de bloques (Tratado de Libre Comercio de Amrica delNorte [Tlcan], Mercosur, Unin Europea), es crucial que el debate vaya ms all de los intereses econmicos inmediatos. De noser as, el marco de reflexin quedar atrofiado, circunscrito a lostemas legitimados por el statu quo.8. En un mundo globalizado, la diversidad cultural debe ser considerada desde un punto de vista cosmopolita. Slo una visinuniversalista puede valorar realmente lo que llamamos "diferencia".Queram os o no, ello exige que se relativice la manera como se solaconsiderar la cultura nacional. Los ideales de la Ilustracin europea preconizaban que lo universal se realizara a travs de la nacin. Libertad , igualdad y democracia fueron principios que orientaron el surgimiento de las naciones (lo digo a sabiendas de quenunca se realizaron completamente). La propia lucha anticolonialista se fundamentaba en esas prem isas. Para existir como pue-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    24/112

    R E N A T O K T Z5 0

    blos libres, los pases colonializados tuvieron que romper con la metrpoli y const i tuirse en naciones independientes. Mientras tanto,la relacin entre la nacin y lo universal se rompi. La modernidadmundo replantea el problema sobre otras bases. Ante al surgimiento de una sociedad global izada, la nacin pierde su preeminencia para ord en ar las relaciones sociales. Su territorio es atravesadopor fuerzas que la trascien den . La s formaciones nacionales se con sti tuyen ahora en diversidades (y no en punto final de la historia,como queran los pensadores del siglo XX), lo que significa que lasculturas nacionales adquieren un peso relativo. Pasan a ser consideradas en el mbito de las otras diversidades existentes.

    S qu e la historia del unive rsalism o encierra num ero sos pe rcan ces. D e la razn instrum ental , com o deca Ado rno, al etnocentr ismoarrogante. No siento predileccin ni nostalgia alguna por ese presente/pasado de la "razn occidental" (asociar la idea de razn a lade oc ciden talidad es un tour de forc e uro cn trico ; al igual q ue enlos departamentos de filosofa, donde se sustenta el mito de la razagriega como punto de or igen de todo pensamiento racional , dejndose de lado la r iqueza de otras culturas: china, rabe, india 2 3 ) . Louniversal no existe en ab stracto , especie de a prio ri kantia no cuyapresencia ser a inmanente a la mente humana. Las sociedades tuvieron que sufrir profundas transformaciones para que pudiera expresarse la universalidad del pensamiento. Una de ellas fue el advenimiento de la escritura. Tal como lo recalca Jack Goody, la escritura hizo posible para las culturas un grado de abstraccin y detrascendencia que les permiti escapar de las imposiciones locales(de los dioses, los poderes y las creencias)" 4 . Por ello, Weber consi-

    - 'Vase Samir A min , Peurocentrisme, Anthropos , Pars, 1988.24 Jack Goody, A lgica da escrita e a organizando da sociedade, Edices 70 , L is -

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    25/112

    Diversidad cultural y cosmopolitismo5 i

    dera como universales las religiones que se fundamentan en textosescr i tos: budismo, confucianismo, islamismo, brahmanismo, cr ist ianismo. Al igual que las "diferencias", lo que calif icamos comouniversal siempre se sita histricamente. En este sentido, el debate sobre el universalismo tampoco se reduce a una posicin terica,a un jue go de argu m ento s co ntrapuesto s a otros (al relat ivismo, po rejemplo). Las insti tuciones sociales, ya sean las religiones, los Estados, o las trasnacionales, l levan en s elementos de universalidad(rel igiosa, pol tica o m ercadolgica) . N o obstante, aun adm it iendoque lo universal sea un constructo histrico (muchos filsofos piensan de otra manera) , no puedo dejar de comprender que sta es lanica va posible para dar cuerpo a los ideales de l ibertad y democracia. Slo una perspectiva cosmopolita puede afirmar, por ejemplo, el derec ho de los pueblos in dgen as a poseer su s t ierras. Al reco nocerlos co m o diferentes y no iguales (lo cual es distin to a de sig ua l),debido a los ideales anteriores les atribuyo una prerrogativa de derecho. As, no estoy refir indome al universal colonizador de nuestros antepasad os. Slo un a perspect iva cosm opoli ta me perm ite cr i t icar la pretensin del mercado de const i tuirse como nica universal idad posible. En nada avanzamos considerando la categora"total idad" como un anatema (una seal de total i tar ismo). Histr icamente las "diferencias" slo pueden existir cuando son reducidaspor fuerzas integradoras que las engloban y las rebasan. Independientem ente de que lo considerem os co mo perversin o real izacindel "proyecto de modernidad", e l mercado t rasc iende, por su d i mensin planetaria, las fronteras y los pueblos. De ah su vocacinpara constituirse en un "gran relato", o sea, un discurso donde la

    boa, 1986. Consultar W alterJ . O ng , Ora lidady escritura: tecnologas de la palab ra.Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1987.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    26/112

    R E N A T O O R T I Z5 2

    universalidad slo es conveniente para los grandes grupos econmicos y financieros. Por ello, el debate sobre la diversidad culturaltiene implicaciones polticas. Si queremos escapar de la retrica deldiscurso ingenuo, que se conforma con afirmar la existencia de lasdiferencias olvidando que se articulan segn diversos intereses, hayque exigir que se les den los medios efectivos para que se expreseny se realicen como tal. Es un ideal poltico que no puede circunscribirse evidentemente al horizonte de tal o cual pas, de tal o cualmovimiento tnico, de tal o cual "diferencia". Incluye una sociedad civil que va ms all del crculo del Estado-nacin, y que tiene el mundo como escenario para su desarrollo.

    Nota: Present una versin resumida de este texto en el encuentro "La dim ensin cu ltural y educativa de la integracin regiona l: situaciones y perspectivas en elM ercosu r", organizado por el Centro de Formacin para la Integracin Regional,M ontevideo, diciembre de 1997.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    27/112

    Vida insular en la aldea globalParadojas en curso

    M a r t n H o p e n h a y n

    Prembulo finisecular'Ciuisiera empezar este art culo con cuatro citas de fin de siglo quese refieren a la globalizacin, por un lado, y a la postmodernidad,por otro. Son las siguientes:

    [1] Todas tas industrias nacionales establecidas desde hacetiempo han sido destruidas o estn siendo destruidas a diario. Seven desplazadas por nuevas industrias, cuya introduccin se convierte en un asunto de vida o muerte para todas las naciones civilizadas, industrias que ya no continan trabajando con materiaprima local, sino con materia prima proveniente de las zonas msremotas; industrias cuyos productos son consum idos, no slo lo-calmente, sino en cualquier parte del globo. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas por la produccin del pas, encontramos nuevas necesidades que requieren para su satisfaccin losproductos de pases y climas distantes. En lugar de las antiguasreclusin y autosuficiencia locales y nacionales, nos encon tramos1 En los acpites segundo y tercero de este artculo he recu rrido a varias ideas yalgunos prrafos con tenidos en artculos precedentes de mi autora.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    28/112

    vl A R T1 N I I O P K N l i A Y N54

    con un intercambio en todas las direcciones, una interdependencia universal de las naciones.[2] Todas las relaciones estables e inm utables, con su squi

    to de prejuicios y opiniones antiguas y venerables, son dejadas delado, y todas las recientemente formadas se convierten en anticuadas antes de que puedan osificarse.

    [3] La desintegracin caracteriza nuestro tiempo, y con ellala incertidum bre: nada se yergue con firmeza sobre sus pies o sobre una fe slida en s mismo; vivimos para maana, porque elpasado m aana es dudoso. Todo es resbaloso y riesgoso en nuestro camino, y el hielo que nos sostiene se ha vuelto delgado.

    [4] Abundancia de impresiones dismiles, ms que nunca:cosmopolitismo en comidas, literaturas, peridicos, formas, gustos, hasta paisajes. El tempo de este influjo esprestissimo; las impresiones se borran unas a las otras; uno se resiste por instinto aabsorber cualquier cosa, tomar en profundidad cualquier cosa,"digerir" cualquier cosa.Citas stas de fin de siglo... XIX Las dos primeras pertene

    cen al Manifiesto comunista, y son de Marx, Las otras dos son deNietzsche y pertenecen a la coleccin de fragmentos de La voluntadde podero. Nada nuevo bajo el sol?1. De la secuencia dtalctica a la instantaneidad paradjicaE l concepto de aldea global fue popular izado por M arsh al l M c L u -han hace unos t reinta aos y desde entonces ha sido retomado pe-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    29/112

    Vida insular en la aldea global5 5

    r id icamente y recargado con nuevos sen t idos . Para McLuhan ,de acuerdo con su visin tridica de la historia, habramos pasadode un mundo acstico-tribal a otro visual-letrado (que l l lam lagalaxia de Gutenberg) y finalmente a otro acstico-visual por va denuevos medios de comunicacin a distancia, sobre todo la televis in . El p roblema, sos ten a McLuhan, es que no logramos todava ajustar nuestra comprensin a esa nueva realidad; para mostraresto recurri a la clsica imagen de quien maneja el automvil conla vista pegada en el espejo retrovisor.

    Otra percepcin de orden semejante es la del fi lsofo postmoderno francs Michel Maffesoli , para quien asist imos a un cambiode era en que pasamos de los ejes de la moral y la poltica a los delhedonismo y la esttica. De all tambin el entusiasmo en su discurso por afirmar que hemos saltado de un estilo ptico (analtico,especulativo) a un esti lo tcti l (sensual, epidrmico). Eureka!, lanueva era nos acerca los unos a los otros: "el hombre de pueblo yel filsofo se entrelazan en una total interdependencia", sincronascasi tribales, nuevas tecnologas con efectos sinrgicos y sinestsi-cos, imgenes virtuales que abren el imaginario colectivo al relativismo de los relatos y de las autoimgenes. Algo parecido a lo queel buscador solitario de los sesenta buscaba en el cido lisrgico yen el amor l ibre, pero ahora en la vorgine de la postmodernidad.

    El fi lsofo alemn Peter Sloterdijk, recurriendo a la misma est ruc tura t rid ica de M a r x o M c L u h a n para h i s tor izar a la hum ani dad, ha sostenido ms tarde una secuencia de triple insularizacinen la historia universal 3 . Primero fue la horda que sobrevive a fuer-

    2 Rnsese en libros de M cL uh an que tuvieron mucho impacto hace tres dcadas, como Understanding Media, La galaxia Gutenberg y Contraexplosin.3 Ver de Pe ter Sloterdijk, En el mismo barco, Madrid, Ediciones Siruela, 1993.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    30/112

    M A R T N H O P E N H A Y N56

    za de una cohesin que hoy ningn sujeto secularizado estara dispuesto a aceptar y que adviene com o reaccin a la disgregacin quesobreviene al desastre de la torre de Babel, vale decir, al fracaso delintento arquetpico por fundir culturas y lenguajes. E ste estadio dela paeleopoltica habra sido relevado por el de la megalopata, donde la conduccin poltica deviene un arte reservado a los elegidoscuando la horda se transfigura en polis. Habitante de la totalidad,este elegido se siente ms en casa entre planetas que entre conciudadanos. Superdotado para garantizar la reproduccin del cuerposocial, la ampla hacia la esfera de lo no experimentado, se aventura en la invencin (cultura, arte, finalmente organizacin social).Sloterdijk no duda: la catapulta de Pericles lo lanza en lnea rectaal Renacimiento. Y finalm ente el salto de la megalopata a la hiper-poltica: metamorfosis del cuerpo social en los tiempos de la poltica global. Postm odernidad y postdios. En lugar de la cohesin dela horda o la jerarqua del Imperio, un cierto atomismo-nom adismoque se impone como estilo postindustrial de vida: "En este individualismo de apartamento de las grandes ciudades postmodernas,proclama Sloterdijk, "la insularidad llega a convertirse en la definicin misma del indiv iduo". Sin embargo , siempre se requiere unainstancia que impida que estas islas se despeen a los pantanos dela entropa. Hay que compatibilizar el individualismo radical delnuevo orden con las eternas labores de crianza, socializacin, preservacin de la continuidad y reproduccin de la vida humana aescala planetaria. Los derechos humanos aparecen all como el antdoto secularizado contra las ideologas de la muerte o las consecuencias corrosivas del particularismo. E l nuevo individualismo queexalta la "diferenciacin especfica" exige un orden de complejidadinconmensurable y finalmente tiende a abolir en gran escala el primado de la repeticin sobre la invencin. En este ltimo efecto

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    31/112

    Vida insular en la aldea global5 7

    insular, proclama Sloterdijk, aparece el lt imo hombre de Nietzs-che con rasgos inesperados: sin retorno al reino de la reproduccin,"conduce su vida como el usuar io terminal de s mismo y de susopor tun idades" .

    Vistos estos tres casos en conjunto, estaramos tentados a colocarlos a todos bajo el paraguas de la globalizacin cultural, temaque nos convoca aqu . Superacin de la Galaxia de Gutenberg ydel paradig m a ilustrad o; transicin de una e structura analt ica a otrams sinestsica y experimental en la sensibilidad del sujeto sin fronteras; y creciente diferenciacin protegida por un consenso extenso en torno a un orden polt ico globalmente vlido. El f inal de lahistoria no pasa por esa otra estructura tr idica que vio Marx consu dialctica del conflicto entre desarrollo de medios y relacionesproduct ivas (y con el comunismo a escala planetar ia al f inal delrelato), sino todo lo contrario: por una mezcla de capitalismo mundial , universo medit ico, sensibil idad p ostm ode rna y adhesin p ro gresiva de las naciones al modelo polt ico de las democracias l iberales. E n este con texto los conflictos ra dica n m s en la confrontacinentre secular izados y fundamental istas, tanto internacional comointranacional , y tamb in en las dificultades q ue supo ne sub ord inarla fragmentacin sociocultural a una insti tucionalidad que prevenga contra la entropa o la ingobernabilidad.

    C r e o , s in embargo, que una misma l imi tac in subyace a losdi ferentes puntos de v is ta resumidos ms ar r iba . En todos e l loscampea la perspectiva dialctica, aunque privada de sntesis, segnla cual la historia mantiene su lgica lineal de relevo de ondas. Falta all abrir este nuevo orden, no ya como un momento de la dialctica, sino com o la extraversin de todos sus m om ento s. E n este m arco, la globalizacin opera bsicamente multiplicando en su propioseno los extremos y, a su vez, las mediaciones entre ellos. Como si

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    32/112

    M A R T I N I I O P E N I I A Y N

    todos los t iempos histr icos se condensaran en este t iempo f ini-milenar . Mxima racional izacin y mxima diferenciacin, aldeaglobal y par t icularismos cul turales, com unin med itica y f ragm entacin socioecon mica, alienacin y creatividad en el con sum o, tra ns parencia informativa y opacidad de las nuevas tr ibus urbanas 4 . Todo lleva la marca del doble signo y lo hace de manera sincrnica.La secuencia dialct ica queda, en su l t imo momento, "pr ismada"en el instante paradjico de la globalizacin.Z. Los tantos rostros paradjicos de la globalizacina) Globalizacin econmica:interdependencia progresiva con vulnerabilidad progresivaEl efecto combinado del desar ro l lo de la microelect rnica y ladesregulacin financiera a escala global permite la hipercirculacinmonetaria de manera instantnea y sin fronteras nacionales. El dinero fluye y flota sin una insti tucionalidad reguladora (desde queperdi vigencia el acuerdo de Bretton Woods y la f i jacin del t ipode cambio entre monedas) . Al mismo t iempo se amplan las f ronteras en que opera el capitalismo financiero a medida que todas laseconom as nacionales se abren al m ercad o internacional . Es ta com binacin de factores polticos, institucionales y de tecnologa en lacirculacin del dinero han llevado a que las transacciones monetar ias m ult ipl iquen su volu m en de ma nera sorp rend ente y ver t iginosadurante la l t ima dcada, y a que el incremento en la masa mone-

    4 E n su ltimo libroTouraine m uestra como estamos, a escala global, lidiandocon tensiones que resumen tanto la mxima racionalizacin con los mximos esfuerzos de afirmacin de identidad (Pomronsnous vivre ensemhle?, Pars, Fayard, 1997.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    33/112

    Vida insular en la aldea global5 9

    taria mundial sea muy superior al de la productividad real y de transacciones comerciales. Y dado que el flujo microelectrnico ocurre de manera instantnea a lo largo del mundo, los efectos en losdesequilibrios son sentidos de manera inmediata en todas partes.Qu significa todo esto? Dado que los mercados financierosson especulativos y manejan un volumen de dinero que desbordafuertemente la economa "real", y dado que estn interconectadosde manera instantnea y sin regulaciones internacionales, generaninterdependencia y vulnerabilidad progresivas. Esto no es slo enlas mesas de dinero en los mercados de valores. La suerte econmica de incalculable cantidad de personas, distribuidas en todos lospuntos del planeta, puede depender para bien o para mal de acontecimientos financieros, econmicos o polticos, y hasta de desastres naturales, que ocurren en cualquier otro punto del globo y"carambolean" el valor de las acciones en todas partes. Son m uchosmillones los candidatos a la riqueza precipitada, y muchsimos mslos candidatos al empobrecimiento sbito. Un descalabro financieroen la bolsa de Corea, por ejemplo, puede producir efectos inmediatos de desvalorizacin de los ahorros en la clase media de Chile ode Mxico, y efectos bastante rpidos de prdida del empleo entrabajadores brasileos o venezolanos. Puede haber conexin causal, sin dilacin temporal, entre una sequa en China o un escndalo amoroso en la presidencia norteamericana, o dos copas de msen la alcoba de un presidente ruso, y la cada en un 3% de la bolsade valores en B uenos A ires o en L ima. L os mercados son cada vezms sensibles, y se ven permeados cada vez ms por efectos psicolgicos que rebasan toda lgica econmica, como son el pnico delos inversionistas o el entusiasmo de los apostadores.

    Pero adems de este efecto aleatorio del mercado financieromundial (el llamado efecto domin) est la apertura comercial, que

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    34/112

    M A R T I N H O P E N H A Y N6 0

    t iene tambin su doble signo. Por un lado, la aparicin de nichosde crecimiento y, por el otro lado, el aumento en los f lancos de debi l idad. Un pescador ar tesanal de la isla de Chilo, en el sur deChile, puede verse agraciado por la ofer ta de compra de sus produc tos de una empresa pesquera j aponesa . Un a r t esano t ex t i lo tavaleo en Ecuador puede c i rcular por e l mundo abr iendo sucartera de clientes. Inversamente, la entrada masiva de ropa americana de segunda mano en el mercado paraguayo puede ser desastrosa para la comercializacin de productos textiles producidos porla industria local.

    Lo que importa destacar en este punto es que de la global izacin financiera y comercial se van abriendo simultneamente oportunida des y vulnerab i l idade s. U n a nueva racional idad de "nicho s"y de "informacin oportuna" atraviesa la cul tura de empresar ios,invers ionis tas , productores , comerciantes y ahor r i s tas . E l "cmoapro vech ar" va de la man o con el "cm o protegerse ". M e atrevo apensar, al m eno s conjetura lme nte, que el imp acto de este nu evo estilode interdependencia global no slo afecta los comportamientos deagentes econmicos (o de la gente en su exclusiva dimensin deagentes econmicos) , s ino que permea la vida cot idiana, las conversaciones y la sensibilidad de tantos otros. Cultura del r iesgo queva des de la apuesta en el m erc ad o d e valores hasta los paseos de altavelocidad; valoracin de la contingencia presente sin proyeccin alargo plazo, desde la plata fcil hasta el colapso de las utopas. Eldoble signo de los nichos que se abren y cierran en el comerciomundial, y de las corridas hacia arriba y hacia abajo en los mercados financieros, son resortes y metforas en otras esferas de la vida.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    35/112

    Vida insular en la aldea global6 i

    h) Globalizacin comunicacional:mayor presencia y mayor anonimatoOcurre con los actos comunicativos lo mismo que con las inversiones financieras: no hay lmite espacial ni demora temporal entreemisores y receptores de mensajes. Los flujos de informacin y lac i rculacin de imgenes en la nueva indust r ia comunicat iva soninstantneos y g lobal izados. Esto impr ime en quienes par t ic ipanpercepciones paradjicas. De una parte, sensacin de protagonismo,porque a t ravs de Internet son muchos los que hacen circular susdiscursos con un esfuerzo mnimo. De otra parte, sensacin de anonimato al contrastar nuestra capacidad individual con el volumeninconmensurable de mensajes y de emisores que estn presentes adiario en la comunicacin interactiva a distancia. Para los que sloacceden a la televisin y no a la pantalla del monitor (y que son laaplastante may ora), el prota gon ism o creciente por la decodificacinpropia de los mltiples mensajes ajenos y, en contraste con ello, laconformidad con e l hecho de que no sern nunca e l los quienesdecidan sobre qu imgenes, qu textos y qu smbolos se imponen en el mercado cul tural . Por un lado, la impotencia del sujetoante un orden que lo rebasa en volumen de informacin, de t ransacciones, mensajes e innovaciones tecnolgicas; y por otro ladolas tantas nuevas opciones de autorreal izacin por va de la extraversin mass-medit ica (o por el contrar io, imposibi l idad de real izarse por es ta ext ravers in en que nada sedimenta de verdad) ;de una par te, la expansin de la inter locucin desde lo presencialal dilogo a distancia como expediente cot idiano de vnculo conel otro y, por otro lado, la aniquilacin del otro en esta falta depresencial idad que afecta una porcin creciente de nuestros actoscomunica t ivos .

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    36/112

    M A R T I N H O R E N H A Y N6 2

    Todo esto hace que en la subjet ividad se recombmen nuevasformas de ser activo y ser pasivo, nueva percepc in del t iemp o y ladistancia, nuevas representaciones del dilogo y la comunicacin,nueva relacin con la informacin y el conocim iento. Pro bab lem ente , formas que estn signadas tambin por otras jerarquas de lobueno y lo malo, lo til y lo intil , lo entretenido y lo aburrido. Anivel global, otros efectos asociados: la obsolescencia acelerada delos puntos de vista en el baile general de las interpretaciones y almismo t iempo el atr incheramiento fundamental ista como mecanismo de defensa frente a este baile. Menor perfil en el conflicto ideolgico (porque no hay ideologa que resista semejante t ransparencia informativa y diversidad de interpretaciones) , pero al mismotiempo un mayor peso, a escala internacional y local, del conflictoentre cul turas y valores (como nuevo "punto focal" en las tensiones y diversiones que unen la conciencia personal con la planetar ia); de un lado, la prdida de memoria histr ica a medida queaumenta la informacin sobre la contingencia de turno y, en contrapar t ida, destreza en manejo de la ant icipacin y actual izacinde informacin. Ms plasticidad de espritu y a la vez ms inconsistencia valrica. No es slo, como piensa Peter Berger, la globalizacin de los ejecutivos, los acadmicos y la cultura popular 5 . E sun cambio de tempo y de t iempo que lo permea todo.c) Ms concentracin del dinero, ms desconcentracin de la

    La globalizacin afecta las categoras bsicas de nuestra percepcinde la realidad en cuanto transgrede la relacin tiempo-espacio y la5 Ver Peter Berger, "E l p luralismo y la dialctica de la incertidum bre", Santiago, Revista de Estudios Pblicos, N 67, inv ierno 1997, pp . 522.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    37/112

    Vida insular en la aldea global6 3

    reinventa bajo condiciones de aceleracin exponencial: se comprim en am bas c ategoras de lo real por va de la microelectrnica, quehace circular una cant idad inconmensurable de "bi ts" a la vez, enun espacio reducido a la nada por la velocidad de la luz con queestas unidades comunicat ivas operan. Esta aceleracin temporal yeste desplazamiento espacial se dan con especial intensidad en losdos mbitos recin sealados donde la microelectrnica t iene aplicacin: en la circulacin del dinero y de las imgenes (como iconos, pero tambin como textos). Si algo no tiene precedente, es elvolumen de masa monetaria y de imgenes que se desplaza sin l mites de espacio y ocupando un tiempo infinitesimal.

    Pero cmo se distr ibuye ese incremento en la circulacin entre las personas? Sin duda, de manera paradojal : mientras el dinero v ia ja concen t r ndose , l a s imgenes lo hacen d i seminndose .Un reciente informe de las Naciones Unidas sobre concent racinde la r iqueza en el mundo seala que actualmente la for tuna sumada de las 225 fami l ias ms adineradas del mundo es equivalente a lo que posee el 47% ms pobre de la poblacin total delp laneta , que suma a l rededor de 2 .500 mi l lones de habi tantes 6 , ylas 3 personas ms r icas poseen ms d inero que e l PIB sumadode los 48 pases ms pobres. En contraste con el lo, el nmero deaparatos de televisin por cada mil habi tantes ha aumentado ex-ponencialmente durante las l t imas cuatro dcadas, y crece la re-dificacin de la TV por cable a una velocidad an mayor. Con ellose agiganta la brecha entre quienes poseen el dinero y quienes consumen las imgenes . Tanto ms inquie tante resul ta es to cuandoconsideramos que las imgenes se distr ibuyen gracias al dinero de

    H ace dos aos se requera la fortuna de las 358 familias m s ricas para sostener esta onerosa proporcin.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    38/112

    M A R T I N H P E N I I A Y N6 4

    las empresas que publici tan sus productos y servicios en la pantalla, con lo cual promueven expectativas de consumo y de uso cadavez ms distantes de la disponibilidad real de ingresos de la granmasa de televidentes.

    Con ello, la globalizacin impacta sobre las sociedades nacionales exacerbando simu ltneam ente sus brechas sociales y su desarrol lo comunicacional . El abaratamiento relat ivo de la conexin ala pantal la no guarda proporciones con el precio de los productosque se publici tan en el la . Crecen simultneamente una cul tura deexpectativas de consumo y una cultura de frustracin o sublimacinde aqul las. El individuo medio de una sociedad per ifr ica se veobligado a disociar entre un amplio men de consumo simblico yotro, m uc ho m s restr ingido, de acceso al prog reso m ater ial y a un amayor participacin en la carreta del progreso. La ecuacin de lasntesis entre co nsu m o mater ial y con sum o simblico, promesa histrica del desarrollo o de su discurso, debe recomponerse en la cabeza de la gran mayora de latinoamericanos que se trag el cuentode la modernizacin con happy end incluido. Por ningn lado asoma ahora esa sntesis que se esperaba obtener de la modernizacinclsica: sntesis entre integracin material (va redistribucin de losbeneficios del crecimiento) e integracin simblica (por va de lapolt ica, los mass-media y de la educacin). Asistimos ms bien auna car icatura, con un portentoso desarrol lo de opciones de grat i f icacin simblica por va de la ape rtura com unicac ional y un a co ncentracin creciente de los beneficios econmicos de la aper turaexterna en pocas m an os. Pa ra los de m s , las m an os vacas y los ojoscolmados con imgenes del mundo. Valga esta car icatura para hacer ms grfica la realidad.

    Significa esto ms desintegracin o una dosificacin distintade los componentes de la integracin social? La pobreza no dismi-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    39/112

    Vida insular en la aldea global6 5

    nuye en su proporcin dentro de la poblacin total de los pases endesarrollo; pero s aumentan sostenidamente la densidad de televisores y computadores (los primeros ya en casi todos los hogarespobres, los segundos expandindose rpidam ente desde la clase altahacia la clase m edia), y las expectativas de consumo de toda la po blacin. Por cierto, las compensaciones a la desigualdad materialpor va de la identificacin simblica no son tan m arcadas como enotras sociedades menos secularizadas (pienso sobre todo en las deraigambre islmica, ms homogneas en cultura y en valores, y quepor esa va resuelven la falta de integracin socioeconmica). Sinembargo, la globalizacin tambin produce, a su manera, un curioso efecto de identificacin colectiva en nuestras sociedades y ennuestras juventud es; no con declogos o mandatos divinos, pero scon una sensibilidad publicitaria comn, una esttica del zapping oel shopping en que jvenes ricos y pobres comulgan, una cultura delsoftware y de los discursos ad hoc, un perspectivismo de pantalla yuna empatia con el melodrama. Las miles de seales que se emitenpor mltiples medios de comunicacin de masas van generando,sobre todo entre los jvenes, complicidades grupales, tribus muycohesionadas hacia adentro (aunque sea de manera efmera y es-pasmdica), smbolos picos o lricos para el consumo de masas.En esto Brasil puede constituir un nuevo paradigma: el pas con lapeor distribucin del ingreso de Am rica Latina y las mayores desigualdades geogrficas, posee una industria cultural transnacio-nalizada, una de las mayores empresas de la imagen en el mundo(O Globo) y una densidad televisiva que permite que ricos y pobres comulguen juntos, una hora al da, frente a los mismos dramas de las mismas telenovelas.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    40/112

    R T I N I I O P E N H A Y N6 6

    3. Brechas y paradojas en la periferia latinoamericanaDadas las consideraciones precedentes, cabe replantearse los referentes que rigen el carcter y ritmo de la globalizacin, como tambin sus consecuencias en trminos del impacto tan segmentado quedicha globalizacin ejerce sobre sociedades y grupos. Todo planteo binario que pretende dividir al mundo entre globalizados y noglobalizados desconoce la forma en que se desarrolla la vida deaquellos que parecieran, por nivel de ingresos y segregacin territorial, vivir fuera de la carreta del progreso. Ejemplos y argumentos para rebatir este reduccionismo abundan: Cmo pensar lasculturas juveniles del mundo popular urbano de Ciudad de Mxico, Buenos Aires o Santiago sin el rock?' Cmo entender el impacto de en trada del Movim iento Zapatista en el escenario polticomexicano sin el uso que dicho Movimiento hizo del Internet paraposicionarse en la opinin pblica internacional? Cmo entenderla cultura de la droga en las barriadas de Ro de Jane iro sin el contexto globalizado del narcotrfico?

    Todo ello no significa, claro est, que la transnacionalizacinprovea mayor homogeneidad cultural o integracin social. Respectode lo prim ero, baste hojear el cm ulo de literatura casustica o terica relativa a los contextos locales de reapropiacin y resignificacinde los iconos mass-mediticos. Parece ya claro que la recepcin deMTV genera cdigos y sistemas de pertenencia grupal muy distintos en C iudad de M xico que en Pars o en Tokyo. E n cuanto a losegundo, la globalizacin agudiza la fragmentacin social y va

    ' Vase por ejemplo de Maritza Urteaga CastroPozo, Por los territorios delrock: identidades uveniles y rock mexicano, M xico , Consejo Nacional para la C ul tu-ray las Artes, Causa Joven , 1998.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    41/112

    Vida insular en la aldea global6 7

    acompaada de una tendencia regresiva en la distribucin del ingreso en muchos de los pases de la regin (ejemplo de ello es lairrupcin de marginalidad social y segregacin territorial en Buenos Aires, ciudad que histricamente fue emblema de integracinsociocultural y expansin de la clase m edia). Q uisiera ahora entraren mayor detalle respecto de esto ltimo, a saber, la alteracin profunda del discurso -y del imaginario- de la integracin social enAm rica Latina que acompaa en el tiempo la nueva fase de globalizacin.

    La falta de integracin social en Amrica Latina ha sido largamente denunciada y teorizada. Hblese de sociedades de desarrollodesigual y con polos dinmicos-externos vs. polos de rezago y exclusin interna (en las diversas formulaciones de la teora de la dependencia); de sociedades muy inequitativas y con las peores distribuciones del ingreso en el mundo; de sociedades con identidad culturalnunca resuelta en el encuentro entre lo moderno-occidental y lopremoderno-indgena, o entre cultura letrada y oral, o entre blancosy no blancos; de economas nacionales en que las altsimas tasas deinformalidad laboral y marginalidad territorial torna a los excluidosen mayora; y de sistemas polticos perversos o autoritarios que noconstruyen ni permiten un sistema democrtico basado en la insti-tucionalizacin progresiva de los actores sociales.

    Pero hoy se dan dos polos anmicos contrastantes que a la vezconviven en nuestra sensibilidad. Por un lado, el desencanto frentea proyectos nacionales que en dcadas anteriores poblaron el futuroy el imaginario colectivo con la expectativa de integracin social

    8.

    s Vase al respecto M artn Ho penh ayn, N i apocalpticos ni integrados: aventurasdla modernidad en Amrica Latina, Santiago de Chile, Fondo de Cu ltura Econm ica, 1994.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    42/112

    M A RTIN H O PEN IIA Y 'N6 8

    A diferencia de los tiempos de auge de! desarrollismo y el proyectosocialista, no hay ahora en la agenda poltica nada que lleve a pensar en un cambio radical con grandes avances en materia de integracin social. La inequidad no se resuelve con indicadores econmicos exitosos, la informalidad laboral persiste en sus enormesvolmenes, la marginalidad y subculturizacin se consolida comotal en las metrpolis y ciudades intermedias, la vulnerabilidad fsica y social de grandes contingentes poblacionales parece ir en aumento, la violencia se incrementa en los hechos y en la percepcinciudadana, y se hace cada vez ms dificultosa la adhesin a valorescompartidos o a redes de apoyo mu tuo 9. En este nuevo statu quo lajuventud popular urbana es quien ms interioriza las promesas ylas aspiraciones promovidas por los medios de comunicacin demasas, la escuela y la poltica, pero sin acceder a la movilidad y alconsum o contenidos en ellas. As, estos jvenes padecen una combinacin explosiva: mayores dificultades para incorporarse al mercado laboral de acuerdo con sus niveles educativos; un previo proceso de educacin y culturizacin en que han introyectado el potencialeconmico de la propia formacin, desmentido luego cuando entrancon pocas posibilidades al mercado del trabajo; mayor acceso a informacin y estmulo en relacin a nuevos y variados bienes y servicios a los que no pueden acceder y que, a su vez, se constituyenpara ellos en smbolos de movilidad social; una clara observacinde cmo otros acceden a estos bienes en un esquema que no lesparece meritocrtico; y todo esto en un momento histrico, a escalaglobal, donde no son muy claras las "reglas del jueg o limpio" paraacceder a los beneficios del progreso.

    9 Sintomtico el impacto del artculo y la metfora acuada por Putnam alrespecto: ubowlingalone"" o "rodando solo" .

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    43/112

    Vida insular en la aldea global6 9

    Por otro lado, y en contraste con lo anterior, circulan discursosen que se redefine la integracin social de modo tal que parece alalcance de cualquiera: nuevas formas de gestin disponible en losniveles micro y macro, sea para el gerente de una gran empresa opara el autoempleado; potencialidades de los nuevos medios deinformacin y comunicacin que pueden hacer de cada cual un ciudadano activo, un emisor de mensajes y un productor de informacin; la reivindicacin del "empoderamiento de la comunidad"como mecanismo clave del desarrollo social de los grupos carencia-dos10; valorizacin de la diversidad cultural que hace de todos, ode cada grupo, un aporte nico al tejido societal11; mayor eficiencia y focalizacin en las polticas sociales para optimizar el impactoen los grupos m s desprotegidos; reformas administrativas que acercan el nivel central al nivel local y el "policy-making" a la comunidad. En suma, la integracin social parece consagrada en este tramado discursivo que va colocando en un mismo mapa la euforiade las nuevas tecnologas, los emergentes criterios de ingeniera ygestin sociales, las virtudes expansivas de la competitividad "sist-mica" y la adhesin a lo polticamente correcto (democracia poltica, cultura] y de gnero).A esta paradoja entre nimos apocalpticos y entusiastas se sumaotra ya sealada,a saber, la brecha creciente entre integracin simblica y desintegracin material. La modernizacin asociaba estrechamente la integracin simblica y la material. El acceso a vivien-

    10 La nocin de "em poderam iento" ("empowerment") ya aparece en la semntica de las polticas sociales formuladas por el Banco M un dial , el BU) y muchos gobiernos de la regin.1 ' Vase por ejemplo UNESCO, Nuestra diversidad creativa, Informe de la Co misin M un dial de Cultura y Desarrollo, 1997.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    44/112

    y o

    da, empleo moderno con ingresos crecientes, servicios de salud einfraestrucura urbana, se asociaba a mayor movilizacin social,participacin poltica, interconexin cultural y educacin formal.La sociedad de masas moderna vena anunciada con la sincronaentre ampliacin del consumo a toda la poblacin y sociabilizacinde todos en la lectoescritura, la informacin actualizada y el uso"opinante" de espacios pblicos.Este vnculo claro en el imaginario del desarrollo hoy da estroto o m s bien atrofiado del lado de la integracin material y desbocado por el lado del consumo simblico. Mientras el acceso albienestar material se ha estancado y la exclusin social no se revierte, por otro lado se expande el acceso a bienes simblicos como laeducacin formal, la televisin y la informacin actualizada. La bre

    cha creciente entre desintegracin "dura" (material) e integracin"blanda" (simblica) alimenta esta connivencia entre desencanto ycomplacencia o entre nimo apocalptico y entusiasmo postmoderno.La creciente segmentacin social es motivo de crticas acidas, perola defensa de la diversidad cultural despierta nuestras legtimaspulsiones utpicas. La informalidad laboral es claramente un factor estructural de reproduccin de la pobreza, pero hablamos a lavez de la autogestin y el "acceso a destrezas estratgicas" comobondades que los nuevos tiempos pueden poner al alcance de todos. A la vez que la integracin social-material parece agotar todossus viejos recursos, nuevos mpetus de integracin simblica irrum pen desde la industria cultural, la democracia poltica y los nuevosmovimientos sociales.Una metfora fuerte de estos contrastes y connivencias la encontramos en la cultura de las drogas. Mientras en las grandes ciudades europeas las fiestas "Rave" renen a cientos de jvenesempatizados bajo el efecto expansivo de las drogas de diseo (en

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    45/112

    Vida insular en la aldea global7 i

    particular el MDMA o xtasis)12, los grupos de esquina en las comunas ms pobres de Santiago o Bogot fuman pasta base de cocana y se sum ergen en el "silencio de los angustiados" 13. Nad a msglobalizado que el narcotrfico, pero nada ms localizado que eluso de las drogas y la significacin de su abuso. E l xtasis va de lamano con la m sica tecno, el contagio amoroso y el supervit energtico de sus usuarios (aunque paradjicamente su uso inicial en lapsicoterapia tena un sentido ms introyectivo y de desbloqueo dela censura del inconsciente). L a pasta sum erge en espacios interiores y circula en situaciones de mayor violencia y estigma. Lainsularidad local se ve duplicada por esta otra insularidad psquicadonde los vasos comunicantes se hacen cada vez ms tenues. Demanera analgica, una cosa es navegar por In terne t en el barrio alto,otra es vivir sum ido en la pasta base de cocana en los barrios bajos.En ambos casos el joven encuentra formas inditas de viajar: fugahacia el mundo distante o hacia los mundos internos donde nadieentra. Curiosamente, ambos son efectos de la globalizacin: msacceso a interlocucin y tambin a intoxicacin. La droga no vienepor casualidad. La exclusin social, la tensin de la ciudad, la prdida de sentido colectivo en un dinamismo modernizador que promueve el individualismo, son caldo de cultivo para incorporar laresaca del mercado en los enclaves que estn fuera de la carreta delprogreso. Droga fina en el mundo de los ricos, veneno puro en el

    12 Vase la recopilacin hecha por A mador Calafat, Characteristics and SocialRepresentation ofEctasy in Europe, IREFREAComisin Europea, Palma de Mallorca, 1998.13 Vase de Mauricio Seplveda, "El silencio de los angustiados: contextosdiscursivos en el consumo de pasta base de cocana", en La grieta de las drogas: desintegracin social y polticas pblicas en Amrica Latina, CEPAE, compilacin de M ar tn Hop enha yn, Santiago, 1997.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    46/112

    iRTIN I IOPENHAYN7 2

    mundo de los pobres. Las r iquezas l ivianas conviven con las pobrezas duras, pero no se mezclan.Si la industria cultural volcada en los mass-media es el medio

    de la integracin blanda, las nuevas formas de marginal idad sonexpresin de la desin tegracin dura . Este dato es quizs e l mscompl icado de af rontar cuand o hablamos hoy de juv en tud en Am r ica Lat in a: todo s interconectados con las mism as o parecidas aspiraciones simblicas, de identificacin y de pertenencia por va de lacul tura publici tar ia y el acceso a los canales en que circulan lasimgenes y los iconos global izados; pero a la vez buena par te deel los habi tando en mrgenes opacos, i r recuperables, atr incheradosen el extravo de las t r ibus suburbanas donde la droga es siempredu ra, el trato est siemp re abierto a la violencia y las op ortu nid ad esde empleo son siempre para los dems.4. La produccin de sentido entre la estandarizacin y la diferenciaFrente a estas dinmicas la produccin de sentido colectivo en losjvenes es una caja negra o, al menos, una caja de Pandora. Puede,por e jemplo , dese m bo care n un a t r incheram iento cul tura l y valr icoque adqu ie re r asgos mes in icos de d i s t in to t ipo : movimien tosescatolgicos de izquierda y movimientos neofacistas de derecha,probablemente marginales y sin perspectiva de alterar el patrn dedesarrollo capitalista, pero con efectos disruptivos en el orden pbl ico y en la seguridad ciudadana; grupos esotr icos cerrados queobjetan en bloque todo lo que huela a modernidad y progreso; t r i bus suburbanas que recrean los iconos de la industr ia cul tural encdigo propio y sin traduccin hacia el resto de la sociedad; idolatr as obsolescentes en que se mezclan, de modo siempre singular ,el gla m ou r del estrllate con las carencias crud as d e la cotidianeida d;

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    47/112

    Vida insular en la aldea global7 3

    el pantesmo urbano-postmoderno en que los semidioses adoradosvan desde el cdigo satnico (a lo I ron Maiden) hasta el cdigoandrgino (a lo Fredy Mercury) , t ravest (a lo Boy George) o as-cpt ico (a lo Michael Jackson) .

    Pero en las ant podas de esta segmentacin t r ibal en que losdolos e iconos se co nsu m en de m od o tan d iferenciado, est el efectounificante y transnacionalizado que impone la cultura publicitaria,el M a c m u n d o y el D i s n e y m u n d o 1 4 . Los grandes cent ros comerciales y sus esc apa rates, locales d e fast-food y de vid eo -jue go s, feriasde automviles, deporte-aventura y parques de diversiones: da lomismo s i es tn en su lugar de or igen ( los Estados Unidos) o encualquier c iudad la t inoamer icana. T ienen la misma impronta entodos lados, la misma estt ica publici tar ia , el mismo hiperr i tmoesttico, la misma cooptacin de la creatividad por el mercado. Esel mundo transnacional izado donde la r iqueza de la imagen correpareja con la prdida de espesura, y donde la circulacin de lasimgenes es tan fluida como la del dinero. Nueva racionalizacinglobal en que priva el co ntinu o reciclaje de forma s, la com binato riaque genera provisorias diferencias especficas, la fusin del marke-ting, shopping, zapping, trecking, etc., en una subjetividad que se duplica al infinito a lo ancho del continente.

    La vida se modifica en este pacto entre el metabolismo internoy la velocidad de circulacin de la imagen. No es la preminenciadel ojo y el odo sobre el resto de los rganos sensoriales (al estiloMcLuhan), ni de las sensaciones sobre el anlisis (al esti lo Maffe-soli), sino la prevalencia de la composicin sobre el sent ido, deledi t ing sobre el argumento (al est i lo Lyotard o Baudri l lard) . Por

    14 El trmino "M acm un do " es utilizado por Guy Sorman en su libro E l mundoes mi tribu. Versin castellana en Ed itorial An drs Bello, Santiago, 1997.

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    48/112

    M A R T I N H O P K N H A Y N74

    cierto, puede haber decodificaciones y recreaciones especficas generadas por un grupo o emergentes en un lugar, pero la racionalizacin homogeniza por el lado del esteticismo de pantalla y dela provisoriedad de las identificaciones, une las diferencias bajo elvrtigo comn de la obsolescencia acelerada que es propia de losmercados competitivos. E n otras palabras,porque hay racionalizacinuniversal en el consumo, hay enorme potencial de diversificacin en lossentidos que se abren, a escala local, de ese mismo consumo... Nos fundimos con una nueva forma de la racionalidad instrum ental que sustituye, opone, contrasta, ilustra, sugiere, desecha y rdela. En cadauno de estos actos hay una diferenciacin en potencia, el embrinde un nuevo cdigo tribal o de un nuevo rito intraducibie.E n el campo de los mercados culturales y de la cultura del m ercado, asistimos a un espectculo incesante: infatigable secuencia desiluetas, figuraciones, recombinaciones hipercreativas. L os mercados culturales todo lo convierten en imagen, combinacin, siluetao figura. Esta sensibilidad "light" se estrella, empero, con el muroopaco del descontento social, coexiste sin diluirse con los jvenes"duros" de las ciudades latinoamericanas. La juventud popular

    urbana difcilmente puede aceptar la suave cadencia postmodernadesde su tremenda crisis de expectativas. Pero slo ingresando eneste rgimen donde la imagen circula a la velocidad de la moneda(y por tanto tiene siempre ms valor de cambio que de uso), puedeel sujeto reconfigurar sus expresiones y hacerlas visibles en el espacio pblico, sea la calle, el m uro, la pandilla, la fiesta del barrio, labarra brava o el videoclip.La produccin de sentido se diversifica al ritmo del procesamiento del consumidor y la circulacin de las formas, y por otrolado se homogeniza en la medida que lo funcional invade el mun do sensible. Por cierto, los cdigos intraducibies de las tribus urba-

  • 7/28/2019 Ortiz Mundializacion Cultura

    49/112

    Vida insular en la aldea global7 5

    as responden tambin a la voluntad por resistir dicha funcionalidad, devenir irreduciblemente locales, desbordar la lgicasistmica con espasmos de identidad, cuajar franjas de desorden ensitios que esas mismas tribus logran "descolonizar". El mismo sentido de la emancipacin se sustrae de los grandes proyectos colectivos y se reparte en m iles de identidades g rupales, esquirlas de uto pa que ya no difieren a la eternidad del futuro sino que intensificanen la complicidad del instante.Otra paradoja en el campo de la produccin de sentido: masi-jicacin de la opcin por singularizar. A diferencia de los modernism osdecimonnicos o de las vanguardias estticas de la primera mitadde este siglo, la diversificacin en las "mediaciones comunicativas"y en las identidades grupales. Coexisten la transparencia comunicativa de los mass-media con el misterio de su recepcin y reconstruccin local. Hasta los prstinos y mecnicos hroes de cartoonsjaponeses son recodificados a miles de kilmetros de distancia demaneras imprevisibles e insubordinabas. Cultura de m asas y triba-lizacin postmoderna no se oponen sino que funcionan como anverso y revers