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P. Leopoldo Falcón, sdb
Ciclo B
en clave de Lectio
El TIEMPOPASCUAL
Índice
El Tiempo Pascual .............................................................................5Breve historia del Tiempo Pascual ..................................................8DOMINGO DE RESURECCIÓN ............................................... 11Lunes de la Octava de Pascua ....................................................... 13Martes de la Octava de Pascua ...................................................... 14Miércoles de la Octava de Pascua ................................................. 15Jueves de la Octava de Pascua ....................................................... 16Viernes de la Octava de Pascua .................................................... 16Sábado de la Octava de Pascua ..................................................... 17DOMINGO DE LA OCTAVA DE PASCUA ............................. 18Lunes de la 2da Semana de Pascua .............................................. 20Martes de la 2da Semana de Pascua ............................................. 21Miércoles de la 2da Semana de Pascua ........................................ 22Jueves de la 2da Semana de Pascua .............................................. 23Viernes de la 2da Semana de Pascua............................................ 24Sábado de la 2da Semana de Pascua ............................................ 25TERCER DOMINGO DE PASCUA ........................................... 26Lunes de la 3ra Semana de Pascua ............................................... 27Martes de la 3ra Semana de Pascua ............................................. 28Miércoles de la 3ra Semana de Pascua......................................... 29Jueves de la 3ra Semana de Pascua ............................................... 30Viernes de la 3ra Semana de Pascua ............................................ 31Sábado de la 3ra Semana de Pascua ............................................. 32CUARTO DOMINGO DE PASCUA .......................................... 33
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EL TIEMPO PASCUALIniciamos el tiempo pascual que tiene su punto de
partida en la Vigilia Pascual del Sábado Santo y se in-augura con el Día de la Resurrección del Señor. Este tiempo dura 7 semanas hasta el domingo de Pente-costés. Son 50 días (en griego pentecostés = cincuenta días).
Es el tiempo litúrgico más fuerte del año. Dedica-mos este tiempo a vivir y celebrar la Pascua (paso) del Señor que ha pasado de la muerte a la vida, inaugu-rando para nosotros una vida gloriosa. Es la Pascua de la Iglesia, de todos los cristianos, que somos su cuerpo que hemos heredado la vida nueva por medio del Es-píritu. Por eso lo celebramos como un solo día, un día festivo como un “gran domingo”.
Los judíos celebraban la “fiesta de las Semanas” (ver Dt 16,9-10), una fiesta agrícola que luego conmemoró la Alianza en el Sinaí, a los cincuenta días de la Pas-cua. Los cristianos del primer siglo organizaron siete
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semanas para prolongar la alegría de la Resurrección y para celebrar al final de los cincuenta días la fiesta de Pentecostés: con el don del Espíritu Santo.
La fiesta de la Pascua es importante, un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso, la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.
La liturgia insiste mucho en el carácter unitario de estas siete semanas. La primera semana es la “octava de Pascua”, en la que los bautizados en la Vigilia Pascual, eran introducidos a una más profunda sintonía con el Misterio de Cristo que la liturgia celebra. La “octava de Pascua” termina con el domingo de la octava, llamado “in albis”, en ese día los recién bautizados deponían en otros tiempos los vestidos blancos recibidos el día de su Bautismo.
Dentro de la Cincuentena se celebra en el séptimo domingo la Ascensión del Seño, la Ascensión pertene-ce sencillamente al misterio de la Pascua del Señor. Y concluye todo con la donación del Espíritu en Pente-costés.
La unidad y el símbolo de la Cincuentena se nota por la presencia del Cirio Pascual encendido en todas las celebraciones, hasta el domingo de Pentecostés. Las celebraciones litúrgicas de esa Cincuentena expresan y nos ayudan a vivir el misterio pascual comunicado a los discípulos del Señor Jesús.
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La lectura de la palabra de Dios
Las lecturas de la Palabra de Dios de los ocho do-mingos de este Tiempo Pascual están organizados con esa intención. La primera lectura es siempre de los He-chos de los Apóstoles, la historia de la primera Iglesia guiada por los Apóstoles, que en medio de sus debili-dades, vivió y difundió la Pascua del Señor Jesús. La segunda lectura cambia según los tres ciclos: la prime-ra carta de San Pedro, la primera carta de San Juan y el libro del Apocalipsis.
La resurrección de Jesús
En este tiempo pascual meditamos con profundi-dad la Resurrección de Jesús porque es un hecho his-tórico, cuyas pruebas son el sepulcro vacío y las nu-merosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles. Al celebrar la Resurrección de Cristo, celebramos nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En este tiempo los cristianos encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar? Cualquier sufrimiento tiene más sentido con la Resurrección, seguros de que después de una corta vida en este mundo, si hemos sido fieles, llega-remos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos plenamente de Dios. “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe” (I Corintios 15,14).
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Breve Historia delTiempo Pascual
El origen de la cincuentena pascual se confunde con la celebración anual de la Pascua: ella apareció como una fiesta que se prolongaba durante cincuenta días. A partir del siglo IV d.C. la unidad pascual se fragmentó, por el inicio de celebración de modo histó-rico de las acciones salvíficas divinas.
1. La Octava de Pascua
Los ocho primeros días de la cincuentena forman la octava de Pascua, que se celebra como solemnidad del Señor. Esta semana –in albis- surgió en el siglo IV por el deseo de asegurar a los neófitos (cristianos re-cién convertidos y bautizados) una catequesis acerca de los divinos misterios que habían experimentado.
Desde la antigüedad el domingo de la octava se lla-ma in albis (del nombre latino alba), dado por la ves-tidura blanca que los neófitos llevaban en el Bautismo
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la noche de Pascua como un distintivo de la Resurrec-ción y por la alegría de los discípulos al ver a Jesús; esta se la quitaban después de ocho días: en “la octava
2. Pentecostés.
La celebración del Tiempo Pascual concluye con Pentecostés, así lo celebraban los cristianos a finales del siglo III. Esta fiesta conmemoraba el final de las siete semanas de Pascua, y surgió por influencia de la fiesta judía homónima (“Fiesta de las Semanas”).
En el siglo IV, la fiesta poseía un doble contenido celebrativo: Ascensión del Señor y descenso del Es-píritu Santo, como se advierte en los testimonios de la Iglesia de Jerusalén. Tiempo después, el proceso de historia litúrgica de los hechos salvíficos de Cristo, di-vidió la fiesta, celebrando la Ascensión el día cuarenta después de Resurrección.
En los siglos VII-VIII, la Iglesia Romana añadió a la fiesta de Pentecostés una octava, como réplica a la octava de Pascua. El origen de esta institución que rompe la cincuentena pascual, se encuentra en la ne-cesidad de una catequesis para aquellos que habían sido bautizados en el día de Pentecostés. Hoy ya no se celebra esta novena y se respeta íntegramente todo el ciclo pascual.
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Tiempo Pascual (Abril)
Tiempo Pascual (Mayo)
Domingo de Resurrección
2° Domingo de Pascua
3° Domingode Pascua
4° Domingo de Pascua
2 Lunes de Pascua
9 Anunciación
del Señor
16 Lunes 23 Lunes
3 Martes de Pascua
10 Martes 17 Martes 24 Martes
4 Miércoles de Pascua
11 San Estanislao
18 Miércoles 25 Miércoles
5 Jueves de Pascua
12 Jueves 19 Jueves 26 Jueves
6 Viernes de Pascua
13 Viernes 20 Viernes 27 Santo Toribio de Mogrovejo
7 Sábado de Pascua
14 Sábado 21 Sábado 28 Sábado
14 Lunes 6° Domingo de Pascua
7° Domingo de la
Ascensión
Domingo de Pentecostés
15 Martes 7 Lunes 14 Lunes
16 Miércoles 8 Martes 15 Martes
17 Jueves 9 Miércoles 16 Miércoles
18 Viernes 10 Jueves 17 Jueves
19 Sábado 11 Viernes 18 Viernes
7 Sábado 12 Sábado 19 Sábado
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Domingo de
Resurrección
Primera lectura: Hechos 10, 34ª.37-43
Salmo 17 Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Segunda Lectura: Colosenses 3,1-4
Evangelio: Juan 20,1-9
El Libro de los Hechos de los Apóstoles nos acompaña en esta semana pascual. Nos presenta la frescura del anun-cio de Cristo en la Primera Evangelización que realizan los Apóstoles. Ellos, de fe y entusiasmo, anuncian a Cristo Resucitado. En este capítulo 10, Pedro se encuentra con el capitán Cornelio. Por una visión que ha tenido comprende que deber ir al encuentro de Pedro. Pedro toma la pala-bra afirmando que Dios no hace diferencias de personas. Toda persona de cualquier cultura puede acercarse a Cristo Resucitado. Su resurrección ha transformado todo mal en bien.
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La Carta a los Colosenses afirma que el recuerdo de nuestro bautismo es crucial para vivir la Semana Pascual. Con este sacramento comprendemos las riquezas espi-rituales que hemos recibido para ser Hijos de Dios. Solo Dios conoce las riquezas de nuestro corazón y desea que no las perdamos por ningún motivo a pesar del pecado. Hemos renacido a una vida nueva.
La secuencia es una invitación a los cristianos a reco-nocer nuestra fe en el Resucitado. Acogemos la gracia que trae a nuestra vida su Misterio Pascual.
La fe y amor a Jesús que tenía Magdalena la impulsa a visitar la tumba de su Señor. Ella es la primera anuncia-dora de su resurrección. La tumba está vacía y es prueba tangible, la piedra ha sido movida. Pedro y Juan acuden presurosos al sepulcro y comprueban a Cristo glorioso. La fe de los tres se certifica, la Cruz de Cristo fue la victoria que permitió su Pasión, Muerte y ahora su Resurrección gloriosa. Se inicia un nuevo amanecer en la historia de la salvación. Inauguramos un camino de fe para que acuda toda persona del mundo que crea tenga esperanza en Jesús Resucitado.
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Lunes de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 2,14. 22-33
Salmo 15: Protégeme, protégeme, Dios mío que me refu-gio en Ti.
Evangelio: Mateo 28, 8-15
La primera comunidad cristiana ahora presidida por Pedro es diáfana y valiente ante la gente. Pedro asume el liderazgo con el Espíritu del Señor y hace la rememoración de la vida de Jesús para invitarles a reflexionar sus palabras y curaciones realizadas. El interpreta que todo ello obede-ció a un Plan de Salvación. La nueva etapa de su camino de fe de la comunidad será creer en la resurrección de Cristo que libera y vende de todo pecado. Jesús marca la diferen-cia de esta etapa porque muriendo resucitó y su muerte nos ha salvado.
La resurrección de Cristo nos invita a dos actitudes frente a la fe en la resurrección. Unos acogen esta fe en el Resucitado y otros la rechazan y se enraízan en su terque-dad y cerrazón de vivir en el pecado, lejos de Dios. A estos últimos les cuesta admitir una intervención de Dios para crecer en su fe. En esta Pascua, te propongo vivir desde hoy decido a creer en el Cristo Resucitado e invitar a otros a unirse o recuperar su fe perdida.
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Martes de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 2,36-41
Salmo 32: La misericordia del Señor llena la Tierra.
Evangelio: Juan 20,11-18
La apertura del anuncio pascual llega a los hombres de toda cultura, cercana o lejana. Es un anuncio para la vida de cada persona que tiene pasión por la vida. Los momen-tos de sacrificio, límites, carencias y dolor serán superados. Esos momentos de sufrimiento tienen ahora una dimen-sión redentora. Jesús no ha resucitado para un grupo de amigos o solo de una cultura escogida. El valor de la re-surrección es ahora un valor universal. El mundo entero espera su salvación en el Resucitado. Basta creer en Él y testimoniar su fe.
Juan nos presenta las apariciones del Resucitado. La gente que siguió a Jesús cree ahora con más fuerza. Otros que lo siguieron titubean; las autoridades religiosas man-tienen su incredulidad y propagan anuncios y noticias que niegan la verdad de la resurrección de Jesús. Nos pregunta-mos si hoy están latentes estas tres respuestas de fe, duda y negación frente a la resurrección de Jesús. ¿La fe del cristia-no de hoy es una fe viva, desfallece o está muerta?
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Miércoles de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 3,1-10
Salmo 104: Que se alegren los que buscan al Señor.
Evangelio: Lucas 24,13-35
Pedro y los discípulos comienzan a realizar prodigios en el nombre del Resucitado. Ellos hacen operativa la mi-sericordia del Señor frente a estos eventos: predican, curan enfermos, dan aliento a las personas, promueven actos so-lidarios, que viven en las aldeas vecinas a Jerusalén. Sus mi-lagros no solo suscitan expectativas o aplausos, ellos están actuando con el Espíritu Santo en favor de la conversión de las personas que creen en la resurrección de Jesús. Y se suscitan alabanzas y gratitud por estos prodigios.
El encuentro de Emaús es paradigmático y decisivo para la comunidad creyente de Jerusalén. Jesús se presen-ta en el camino diario del discípulo porque da una nueva esperanza y acrecienta la fe del cristiano que lo sigue de cerca o de lejos. El relato nos hace repasar un proceso que todo fiel cristiano debe recorrer: encuentro, escucha, cele-bración de la palabra, celebración hecha vida en la euca-ristía, anuncio gozoso a otros para difundir la fe recibida. Tú, cristiano del siglo XXI, vive con profundidad tu fe y comunícala a otros.
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Jueves de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 3,11-26
Salmo 8: Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nom-bre en toda la tierra.
Evangelio: Lucas 24,35-48
Pedro proclama un discurso en el Pórtico de Salomón. El segundo discurso que pronuncia presentando a Cris-to con títulos de siervo, santo y justo. Así menciona las razones por las cuales el Hijo de Dios se entregó para la salvación de todos. El compromiso del cristiano de hoy es arrepentimiento y conversión continua al Señor. Nuestra fe no debe tener apariencia de triunfalismo sino una actitud de fe sincera, creer con fundamentos y oración realizando actos solidarios en nombre de Él.
Viernes de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 4,1-12
Salmo 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Evangelio: Juan 21,1.14
Gracias a la Resurrección el cristiano está llamado a anunciar un estilo de vida según lo enseñado y vivido por Jesús. El Consejo de Ancianos era la representación de las autoridades religiosas que el proceso injusto a Jesús que
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Sábado de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 4,13-21
Salmo 117: Te doy gracias Señor porque me escuchaste.
Evangelio: Marcos 16,9-15
Continúa la escena del interrogatorio del Consejo de los Ancianos. Ellos se sorprenden de la valentía y libertad con que expresan su defensa del Resucitado y las obras que ha realizado en favor de su pueblo. Los testimonios de los sanados y convertidos no lo pueden ocultar estas autori-
terminó con su muerte. Ellos interrogan ahora a los discí-pulos con la pregunta: ¿Con qué poder hacen estas cosas? Los discípulos responden a ellos con dos mensajes. (1°) Jesús es el único Salvador y (2°) El anuncio de la Buena Nueva se irradiará a todas partes y no tendrá fin, no será detenido por amenazas o persecuciones. Esta persecución sigue acompañando hoy a la Iglesia, pero el anuncio de Cristo resucitado da vida a nuevos creyentes.
Este capítulo 21 de Juan nos presenta la narración de una pesca milagrosa. El evangelizador es un apóstol pesca-dor. El número de los peces y discípulos expresa plenitud. La pesca se realiza en alta mar (símbolo del mundo), Cristo Resucitado acompaña desde la orilla esta pesca y prepara la cena para reparar y fortificar las fuerzas después de la tarea evangelizadora que han emprendido los discípulos. Jesús está y estará siempre acompañando la misión de la Iglesia, está presente en la misión del sacerdote, religioso/a o laico que sigue fiel el llamado del Señor.
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dades. Entonces deciden liberarlos pero no deben divulgar las obras de Jesús. Los discípulos narran a la comunidad cristiana lo que han vivido y hacen oración reconociendo el poder de Dios.
Nos encontramos en el episodio final del Evangelio de Marcos y en un primer momento no estaban consig-nadas estas apariciones, la comunidad cristiana las agregó después. En el v.14 los discípulos son reprochados por su incredulidad y terquedad, Y no creen en lo que los discí-pulos les contaron. Lo que infunde entusiasmo es el envío final de Jesús a sus discípulos: Vayan y anuncien a todo el mundo la Buena Nueva. Este anuncio se mantiene vigente y actual en la Iglesia de hoy que cada cristiano lo renueva en esta semana pascual.
Domingo de laOctava de Pascua
Primera lectura: Hechos 4,32- 35
Salmo 117: Den gracias al Señor.
Segunda Lectura: 1ª Carta de Juan 5,1-6
Evangelio: Juan 20,19-31
El relato de los Hechos presenta un segundo resumen sobre la vida comunitaria de los primeros discípulos e ilus-tra dos ejemplos de vida: el de Bernabé que seguía el ideal de una verdadera comunidad cristiana y el Ananías y Safira que actuaron mal en la comunidad en contra del Espíritu y recibieron su castigo.
El Domingo de la Misericordia
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Toda comunidad parroquial, de religiosos/as o familiar debe vivir el primer modelo de comunidad cristiana.
El apóstol Juan en su carta, cuando se refiere a la comu-nidad, destaca una característica particular: debe ser mi-rada con los ojos de Dios. Esta mirada la hemos adquirido porque hemos nacido de Dios y en esto nos reconocemos los cristianos. Vista así, los mandamientos dejan de ser una carga que llevar para pasar a ser obras que proclaman la verdad de nuestra fe y constituyen un testimonio de Dios.
En su Evangelio, Juan presenta a los discípulos que enfrentan un mundo enemigo, que sienten miedo y se re-fugian a puerta cerrada. La acción de Jesús Resucitado es llenarlos del Espíritu, cumpliendo así la promesa que les hizo antes (Juan 15,26; 14, 16-17.26; 16,7.13.15) Así ellos superaron el miedo y salieron al mundo a proclamar con ardor apostólico el mensaje de paz y perdón. Los cristianos de hoy podemos retomar este ardor.
El Domingo de la Misericordia es el valor central para vivirlo como cristiano. El Señor entrega el don de la paz que es el fruto de una sincera actitud de perdón que se re-cibe de parte de un gran corazón misericordioso de Dios. El cristiano lo acoge produciendo también gestos paz y re-conciliación a otros.
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Lunes de la2da semana de Pascua
Primera Lectura: Isaías 7,10-14; 8,10
Salmo 39: Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.
Segunda Lectura: Carta a los Hebreos: 10, 4-10
Evangelio: Lucas: 1,26-38
Dios siempre nos ofreció señales en nuestro camino de fe. Isaías nos invita a estar atentos a ellas. Isaías pide a Ajaz una señal a Dios. El rey no está muy convencido, él ya ha tomado una decisión. Isaías le pide que haga su peti-ción. Dios anuncia el nacimiento de un niño que se llamará Emanuel, que significa: Dios está con nosotros. Es la futura intervención que hará Dios en favor de su pueblo escogido. Al profeta le preocupa la poca fe del rey, que desea por su lado buscar ayuda en el poder de Siria. Una gran falta de confianza en Dios.
La “carta pastoral” a los hebreos hace tomar conciencia a los cristianos que Dios siempre ha revelado su amor y su misericordia por su pueblo. La mentalidad de ofrecer sacrificios no quita los pecados, ni nos exime de las dificul-tades de la antigua alianza. La única eficacia es el sacrifico de la Cruz de Cristo que nos salva. Para los cristianos, la Eucaristía es el único sacrificio redentor que con amor, mi-sericordia, perdón alimenta nuestra vida cristiana.
La fiesta de la Anunciación toma como meditación el Evangelio de Lucas. En él se presenta la salvación de Dios que llega a nosotros desde un hogar humilde en el pueblo
La Anunciación del Señor
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de Galilea, lejos de las grandes instituciones religiosas de Israel.
Dios se encarna en un pueblo que espera esa salvación. Y desde allí actuará para salvarnos y reconciliarnos con Dios. La gente sencilla acoge este mensaje de salvación, Zacarías asume una actitud de desconfianza. María está abierta al mensaje de Dios. Él nos llama también a colabo-rar con el Plan de Salvación.
Martes de la2da semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 4,32-37
Salmo 92: El Señor reina vestido de majestad.
Evangelio: Juan 3,5ª.7b-15
Asistimos al segundo relato sobre la vida comunitaria de los primeros cristianos Su estilo de vida nos animará siempre a ser testigos de él en nuestro hoy. Es una oportu-nidad de dar un testimonio basado en la fraternidad, la co-munión, la ayuda mutua y la trascendencia, que se verifica en la oración sencilla y la celebración de los sacramentos. La iglesia actual necesita testigos entusiastas dinámicos, bien formados, espirituales y orantes. Así despertaremos a muchos cristianos aletargados, sin ilusión, para que pue-dan creer con un solo corazón.
Juan nos presenta el encuentro de Jesús con Nicodemo, quien representa a los judíos bien instruidos y formados en una fe robusta. El evita la notoriedad y la va a buscar de noche, desea conocer a Jesús y disfrutar de su compañía,
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acoger sus enseñanzas para crecer en su vida espiritual. Ni-codemo cree en Jesús porque revela al Padre Dios y su Es-píritu. Jesús le hace una propuesta vital: nacer del agua y del Espíritu. Sigamos a Nicodemo para crecer en nuestra vida espiritual. Podemos renovar nuestra fe en Dios acogiendo con fuerza nuestro camino espiritual en esta Pascua.
Miércoles de la2da semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 5,17-26
Salmo 33: Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
Evangelio: Juan 3,16-21
El compromiso cristiano es una invitación de Dios y nos proponemos asumirlo con todo nuestro ser cristiano. La respuesta se la damos al Señor desde nuestra condición de laicos, religiosos, sacerdotes y obispos. El compromiso se convierte en testimonio que sigue dando vida y desa-rrolla experiencias que nos acercan cada vez más a Dios y permite recorrer itinerarios de vida plena. El compromiso es un trabajo diario y constante. Dios lo premia con dones.
Juan nos recuerda que toda iniciativa de salvación vie-ne de Dios. Jesús cumplió el Plan del Padre y con ese plan debemos actuar. Jesús lo enseñó y compartió con sus dis-cípulos. Nuestras vidas cristianas tienen un itinerario para profundizar los dones y valores para crecer en fe y obras. Ellos nos acercan a una opción de salvación nuestra y de otros, y en ella nos sentimos iluminados y con fuerzas sufi-cientes para culminarla.
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Jueves de la2da semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 5, 27-33
Salmo 33: Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
Evangelio: Juan 3,31-36.
El libro delo Hechos nos muestra ahora la intervención de los enemigos de los apóstoles. Los saduceos presentaron más hostilidad que los fariseos. Pero, el anuncio de salva-ción de los apóstoles es imparable. La persecución saducea hace crecer el número de testigos. Los apóstoles vuelven a comparecer ante el Sanedrín, pero la respuesta de Pedro es firme: Nosotros obedecemos a Dios. La firmeza en su fe fue un valor fundamental de la primera Iglesia.
Juan explicita la procedencia del hombre y del Mesías, Jesús. La procedencia divina le pertenece a Jesús y hemos de aceptar su testimonio porque a través de Él reconoce-mos la verdad de Dios, y Él ha hablado y trasmitido su Espíritu. Jesús es el portador autorizado que nos trae la Pa-labra de Dios, que es su vida, pero también nos comunica el amor trinitario que existe en Dios. Al hombre se le ha abierto el acceso a la vida eterna.
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Viernes de la2da semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 5, 34-42
Salmo 26: Una cosa pido al Señor: habitar en su casa.
Evangelio: Juan 6,1-15
Gamaliel hace reflexionar al Sanedrín. Han surgido dos movimientos en la Historia de Israel: a Teudas lo siguieron 400 hombres y sus seguidores se dispersaron. Luego, apa-reció Judas el Galileo, en el tiempo del censo. Ambos mo-vimientos se dispersaron. Él concluyó su exposición dando un consejo: Liberen a esos hombres, si su movimiento no es suscitado por Dios se dispersará y morirá. Los apóstoles salieron libres y se dedicaron totalmente a su misión. La Iglesia creció en su número de seguidores.
Nos aproximamos a la tercera parte del Evangelio de Juan, el Libro de los Signos. Él nos presenta a Jesús como alimento para nuestra fe, nuestro Pan de vida. En el cuarto signo, la comunidad de Juan reelabora el relato de la multi-plicación de los panes. Jesús se preocupa por las necesida-des de la humanidad y nos propone la búsqueda de alimen-to para tanta gente. Felipe es su interlocutor y le plantea la necesidad de saciar el hambre de la multitud. Andrés descubre a un muchacho con cinco panes y dos peces. A partir de esa pequeña e incipiente solidaridad se alivia el hambre de la multitud. Los gestos de solidaridad siempre sacian las necesidades del pueblo de Dios. El egoísmo y la indiferencia favorecen la marginación y olvido de la gente más necesitada.
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Sábado de la2da semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 6, 1-7
Salmo 32: Que tu misericordia Señor, venga sobre noso-tros como esperamos de tí
Evangelio: Juan 6,16-21
A medida que la humanidad avanza y las generaciones de hombres avanzan en el tiempo se generan nuevas situa-ciones y desafíos que los pueblos y gobiernos no logran sa-tisfacer. Los apóstoles deben discernir cómo afrontar la sa-tisfacción de las necesidades de la primera Iglesia. Se hace necesario organizar el servicio para dar vida a la comuni-dad. Se inicia así la dimensión de la diaconía, el servicio a los hermanos en la fe y la solidaridad a los más pobres. Los diáconos asumirán el servicio en lo referido a la caridad y la administración de la comunidad cristiana. Este servicio será un “testimonio” ante la sociedad.
Juan trata, ahora, “el quinto signo”. Esta escena es un milagro en el lago y los apóstoles se dirigen a Cafarnaúm. De este modo se describe simbólicamente el camino de la Iglesia a través de la historia del mundo, que vive dificulta-des y desalientos. La presencia de Jesús orienta y sostiene la travesía de las comunidades cristianas. Él toma el timón de la barca y la guía a puerto seguro.
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TercerDomingo de Pascua
Primera lectura: Hechos 3,13 -15. 17-19
Salmo 4: Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro
Segunda Lectura: 1ra. Carta de Juan 2, 1-5a
Evangelio: Lucas 24, 35-48
Escuchamos hoy el segundo discurso de Pedro. El mi-lagro realizado no debe provocar asombro pues él ha ac-tuado invocando el poder de Dios. Por ello nombra al Dios que ha estado siempre con el pueblo de Israel. Ahora ese pueblo de Dios ha incrementado sus creyentes con una fe más fuerte en el Señor. Ese pueblo creyente entregó a Jesús al cónsul romano y Dios, a pesar de esas traiciones, ha cumplido su promesa. Hoy el pueblo cristiano sigue a Cristo con la responsabilidad de creer en Jesús Salvador y convertirse a Él.
La comunidad que guía el apóstol Juan vela por la co-rrecta adhesión de sus miembros a la fe. Les precisa que si no cumplen los mandamientos no se puede vivir en co-munión con Dios. Si lo hace a conciencia, la comunidad llegará a amar a Dios con plenitud. El pueblo actual que desea seguirá a Cristo. Todo cristiano que desea vivir con coherencia renueva su vida para vivir en Cristo.
Lucas nos presenta a los discípulos que acogen el men-saje pos-pascual del Señor. Les ayuda a estos cristianos “de segunda generación” (años 80 a 90 d.C), a vencer sus mie-dos. Estos viven una fe de rutina y son provocados a vivir
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otros valores latentes de la sociedad helenista. El evange-lista los invita a superar esta situación, deben convertirse y arrepentirse de sus pecados. El Espíritu Santo, el don pro-metido por Dios, les guiará en esta difícil misión.
Lunes de la3ra semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 6,8-15
Salmo 118: Dichoso el que camina en la voluntad del Se-ñor.
Evangelio: Juan 6,22-29
El libro del Hechos de los Apóstoles expone el testi-monio de Esteban. Un discípulo fiel que dio su vida por el Señor, convirtiéndose en el primer mártir de la Iglesia. El proceso de condena que sigue Esteban es similar al proceso de Jesús. Él muere apedreado en la calle. El discurso que pronuncia ante sus acusadores prueba su fe en el Señor. Los califica de sordos y ciegos por resistirse al Espíritu Santo y no recibir al hijo de Dios, al Señor Resucitado. Su discurso es el más largo de este libro.
Continuamos con el anuncio de Jesús Pan de Vida. Este párrafo profundiza sobre la necesidad del alimento que todo creyente tiene, uno que nutra y sacie la vida. La asis-tencia a la Eucaristía requiere que no se le tome como un alimento pasajero, ocasional. Este sacramento fortifica la fe del creyente y mantiene una relación espiritual con Je-sús, que resulta vital para nuestro propio camino cristiano y comunitario. Damos testimonio comunitario cuando la sociedad nos ve acogiendo el amor de Cristo.
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Martes de la3ra semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 7, 51- 8,1a
Salmo 30: En tus manos encomiendo mi Espíritu.
Evangelio: Juan 6,30-35
El pasaje bíblico de hoy es la continuación del relato del martirio de Esteban. Nos hace tomar conciencia de la actitud rebelde y la dureza de corazón de las autoridades religiosas que no han sido consecuentes en su fe en Dios y han abusado de su poder. Esteban sigue hasta el final de su vida su adhesión a Cristo. Es un fuerte aliento para nuestra vocación cristiana, dar la vida por El.
Jesús establece la diferencia entre el pan del cielo (maná) dado al Pueblo por intercesión de Moisés y el Pan de Vida que es el Señor Resucitado y quien se acerca a Él no tendrá hambre ni sed. La expresión “Yo soy” nos revela a Cristo resucitado. Como cristianos debemos acercarnos a Jesús para nutrir nuestra vida diaria de Dios. Existen diversos momentos de encuentro con Dios programados en nues-tras parroquias: la misa diaria y dominical, la exposición del Santísimo, retiros. En esos momentos, a solas con Jesús, comprendemos mejor nuestra propia vida y gozamos con su presencia eucarística.
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Miércoles de la3ra semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 8,1-8
Salmo 65: Aclama al Señor tierra entera
Evangelio: Juan 6, 35-40
Felipe es el principal protagonista de este capítulo 8. Él prodigó su ardor misionero en esta región. Un interesa-do en convertirse resulta ser Simón el Mago, quien desea comprar el don de Dios. En muchas ocasiones y en todos los tiempos las autoridades y las personas con dinero han deseado adquirir lo divino con su dinero, incurriendo en el pecado de “simonía”. Pero lo más importante del trabajo apostólico de Felipe fue superar el antagonismo de la fe de esta región con el resto de Israel. Los samaritanos tenían un propio culto y santuario para Dios. Hoy, nuestro tes-timonio abierto y mentalidad ecuménica puede acercar a muchos hermanos alejados de la Iglesia a fin de que logren unirse a Cristo.
Juan les aclara que su actitud de incredulidad no les permitirá descubrir a la persona de Cristo. Los conduce al Padre Dios y somos vencedores de la muerte. La Eucaristía es una propuesta de vida verdadera y eterna, da sentido a nuestra existencia y esperanza de encontrar al Padre. Es una auténtica vida.
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Jueves de la3ra semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 8, 26-40
Salmo 65: Aclama al Señor tierra entera
Evangelio: Juan 6, 45-51
Felipe continúa su trabajo apostólico en Samaria. Él se encuentra con un etíope que era eunuco, ministro de la reina de Etiopía, e iba leyendo al Profeta Isaías. El Espíritu le inspiró a iniciar un proceso de conversión. El resultado final fue su bautizo y su conversón fortaleció a la comuni-dad samaritana cristiana recién formada. Preguntémonos si somos capaces de convertir a otras personas a la fe cris-tiana, gracias a la evangelización y formación que hemos recibido durante tantos años en nuestros hogares, colegios y parroquias.
Juan nos relata la tercera parte de su discurso del Pan de Vida. Como cristianos podemos habernos quedado en la celebración rutinaria de la Eucaristía, tomándola solo como un recuerdo y en una actitud pasiva, dispuesta a la crítica y la murmuración. Superemos esta actitud o men-talidad anticristiana. Cristo Eucaristía nos anima a realizar gestos fraternos y solidarios, mejorar nuestra convivencia, vivir en armonía para asistir gustosos al encuentro con el Señor.
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Viernes de la3ra semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 9,1-20
Salmo 116: Vayan por mundo entero y anuncien el Evan-gelio.
Evangelio: Juan 6,52-59
Avanzando por el camino de la naciente Iglesia llega-mos a la Conversión de Pablo, que de fariseo se convierte en cristiano. Damos inicio a una etapa de la Iglesia que se expande más, llegando a otras latitudes. Saulo era perse-guidor de los cristianos, El Señor lo alcanza en el camino a Damasco. Le pregunta: ¿Por qué me persigues? Pablo cae al suelo ciego; comienza su conversión y pide el bautismo. Con esta conversión la Iglesia gana un apóstol generoso en el anuncio de Cristo y llega hasta Roma para dar su testi-monio. Muchos cristianos necesitamos hoy un nuevo im-pulso para renovar nuestra fe en Él.
Finalmente, Juan nos explica el significado de la Eu-caristía en el contexto de la última cena de Jesús con sus discípulos. El protagonista de esta escena es Jesús que nos invita a comer de su mesa para “tener vida” y nos garantiza su presencia real en cada Eucaristía. Los cristianos se sien-ten ya mejor organizados y con valentía celebran la Cena del Señor en la sinagoga de Jerusalén. La comunidad de Juan vivió y comprendió con profundidad el sacramento de la Eucaristía y nos lo trasmite en su Evangelio.
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Sábado de la3ra semana de Pascua
Primera Lectura: Hechos 9, 31-42
Salmo 115: ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Evangelio: Juan 6,60-69
El texto de hoy presenta (1) un resumen de toda la ac-tividad misionera en Judea, Galilea y Samaria; en estos lu-gares existen comunidades cristianas que ya se van conso-lidando. (2) Pedro, en nombre del Resucitado, realiza dos milagros en la región costera de Palestina en Lida y Jaffa. Eneas es levantado de su postración y también Tabita. Pe-dro invoca a los otros Apóstoles a presentar a Jesús como Mesías y Salvador. La oración e invocación al Señor prece-dían las curaciones realizadas. Hace falta hoy una oración más intensa ante las problemáticas de nuestro mundo. (3) Se inicia la actividad apostólica de Pablo con grandes con-versiones.
Al final del capítulo sexto de Juan, los discípulos adop-tan una actitud de incredulidad. La palabra “inadmisible” denota esta actitud. Es necesario vivir la vida con “certezas” que aseguran una fe madura, vivida con sacrificio y renun-cias; pero que nos abrió la vida a Dios. Superando el “yo quiero hacer con mi vida lo que deseo”, esa popular frase que pronuncian los adolescentes y jóvenes. Pon caminos admisibles a Dios y tu vida se renovará. Sé agradecido por-que Dios ha estado en tu vida y vive alegre.
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CuartoDomingo de Pascua
Primera lectura: Hechos 4,8-12
Salmo117: Es el Señor quien lo ha hecho.
Segunda Lectura: 1ra. Carta de Juan 3,1-2
Evangelio: Juan 10,11-18
Pedro anuncia el kerigma, cuyo contenido es: Cristo ha muerto y resucitado, es la salvación para todo hombre y mujer de este mundo. Pero no basta aceptar a Jesús como un conocimiento o una comprensión teológica. Es vital convertir su presencia en criterio de vida para vivir como cristiano: aprender a desechar lo que es “muerte” en nues-tra vida y poner fe y esperanza en lo que haces en “el nom-bre” del Señor Resucitado.
En las cartas de Juan apóstol se exponen los valores que debemos asumir como cristianos y que dan sentido a nuestra vida. Fidelidad, fe, amor demostrado en actos, co-munión de corazones. De este modo vamos eliminando los pecados personales y de la comunidad para ampliar vías de santidad en nuestra comunidad cristiana.
El Buen Pastor
