P. Leopoldo Falcón, SDB - LIBRERIA SALESIANA

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P. Leopoldo Falcón, SDB

En clave Lectio

Ciclo B

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Derechos Reservados conforme a la Ley de Derecho de Autor. Queda ter-minantemente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, químico óptico, incluyendo el sistema de fotocopiado, sin autorización escrita del autor y de la Aso-ciación Librería Editorial Salesiana, quedando protegidos los derechos de propiedad intelectual y de autoría por la legislación peruana.

TIEMPO DE ADVIENTOEn clave de Lectio. Ciclo B

Autor: ©Leopoldo Óscar Falcón G.Primera edición – Noviembre 2020

Coordinación editorial: Stephanie DiezDiseño de cubierta y diagramación: Elda Chau Fotografía de carátula: ShutterstockFotos de interiores: Pixabay, Pexels, Pinterest

Versión digital

Edición a cargo:Asociación Librería Editorial SalesianaAv. Brasil 220. Lima 5 - PERÚTelf. (0051-1) 4235225 / 4235782e-mail: [email protected]

Hecho el depósito legal en la BibliotecaNacional del Perú: 2020-08509

Índice

Presentación ................................................ 5Introducción ................................................. 7El Tiempo de Adviento .................................. 91. El Recorrido histórico del Tiempo de Adviento ................................. 112. El sentido teológico y litúrgico .................. 143. Celebración de Adviento en casa .............. 19Domingos de Adviento ................................. 31Meditaciones diarias de la Palabra de Dios en el Adviento ............................................. 33Novena de Navidad ...................................... 71Celebración Penitencial ............................... 88

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La Editorial Salesiana, con el deseo de enriquecer la reflexión espiritual de sus seguidores, presenta por tercer año consecutivo el Folleto Tiempo de Adviento en clave de Lectio del P. Leopoldo Falcón Gastiaburu, SDB, como una interesante iniciativa de meditación para preparar este camino espiritual al Niño Jesús.

Iniciamos este nuevo Adviento después de un año nada fácil con la pandemia que estamos sufriendo en nuestro país. Pero nos animamos mutuamente en este camino de esperanza y bendición de Dios.

Vamos a iniciar un nuevo tiempo litúrgico caminando como cristianos más convencidos de la presencia del Señor en nuestros hogares y comunidades cristianas.

¡Preparemos la venida de Niño Jesús Salvador!

Presentación

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Las reflexiones espirituales han sido elaboradas para ayudar a los cristianos para tener una acogedora actitud al Tiempo de Adviento que la Iglesia propone cada año a los cristianos para emprender un camino espiritual y de conversión hacia la Palabra de Dios y su amor misericordioso que llenará nuestro corazones.

Es, además, un tiempo de esperanza para acoger al Niño Jesús que volverá a nacer en esta Navidad, trayendo el gran don de la salvación que trae a cada uno de nosotros.

Invito a que cada semana se reúnan padres, hijos y vecinos de los grupos parroquiales, equipos de trabajo de las instituciones o empresas, los miembros de comunidades religiosas, laicos comprometidos para dar acogida a la Palabra de Dios cada día en forma personal y cada fin de semana en forma grupal para crear un espacio espiritual en estas cuatro semanas de Adviento y en la Novena de Navidad.

Introducción

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Busquemos un momento de participación para reunirse en torno a la corona de Adviento cada fin de semana para unir sus corazones en Lectura Orante de la Palabra de Dios y unir sus corazones en un momento de oración y de alegría preparando la llegada del Niño Jesús.

Hemos integrado después de las Meditaciones una celebración Penitencial para pedir el perdón y convertirnos, y así estar preparados para comulgar en la Misa de Noche Buena.

Además, agregamos algunas reflexiones de autores religiosos. Y un gráfico de las 4 semanas de Adviento para anotar los compromisos que asumí y viví con fe.

P. Leopoldo Falcón G., SDB

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El Tiempo de

Adviento

Cada año los cristianos iniciamos el Tiem-po de Adviento con una celebración litúrgica, un camino espiritual y una renovación del amor familiar. Es un camino personal y comunitario de fe hacia Dios. Lo llamamos el Adviento. Este tiempo nos prepara a recibir la venida humilde de Jesús, el Hijo de Dios como nuestro Salvador. Con ella nos preparamos también para la espera de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la Historia y Juez Universal.

Este tiempo dura cuatro semanas, y su ob-jetivo es realizar nuestra conversión personal y si es posible de nuestra familia, que se hace necesaria para salir de nuestro pecado, las infi-delidades y situaciones críticas que hemos vivi-do para poder retornar a Dios y superarlas con nuestra esperanza. Volver a vivir plenamente ese amor de Dios.

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Deseamos superar los momentos difíciles que hemos pasado de pandemia y de pérdidas de vida irreparables de nuestros seres queri-dos. Es tiempo de escuchar con humildad y re-cogimiento nuevamente la voz de Dios a través de los Profetas, de Juan Bautista, las Cartas de Pablo, los Salmos y los Evangelios que nos ani-marán en este camino de Reconciliación con el amor de Dios: “Convertirse porque está cerca el Reino de los Cielos” (Mateo 3,2).

Somos hombres, mujeres y jóvenes que mantenemos muy viva nuestra esperanza gozo-sa de ser salvados que ya se ha realizado con el ofrecimiento de Cristo (Romanos 8,24-38).

Esta esperanza nos hace seguir madurando como seguidores de Cristo, permite que demos frutos de conversión y fraternidad que nos sane de nuestros pecados, y que permitirá celebrar una Navidad más hermanados unos de otros y broten en nuestro mundo un sincero deseo de paz y convivencia.

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1. El Recorrido histórico del Tiempo de Adviento

1.er momento: Inicio de su celebraciónInicialmente, los cristianos de la Galia y de la

Hispania deseaban prepararse para la Navidad. Ellos crearon celebraciones para prepararse du-rante tres semanas. Era la preparación al Bau-tismo que se realizaba en la Fiesta de la Epifanía.

El Primer Concilio de Tarragona (año 380 a. C.) señalaba: “Durante veintiún días, a par-tir de las XVI calendas de enero (17 de diciem-bre), no está permitido a nadie ausentarse de la iglesia, debe acudir a ella cotidianamente”.

Otros Concilios de las Galias continuaron esta preparación con ayunos diarios hasta Navi-dad o los lunes, miércoles y viernes de la fiesta de San Martín hasta la Navidad.

Duración del Adviento en el siglo IV d. C.

Semana 1

Semana 2

Semana 3

Navidad Epifanía

N: 21-24Bautis-

mo

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2.º momento: La edición de libros litúrgicosEl Obispo San Hilario de Poitiers invitaba a

sus fieles a prepararse al Adviento con un senti-do de conversión. En el siglo VI se organizó me-jor su celebración que empezaba en la Fiesta de San Martín de Tours, que se celebraba el 11 de noviembre.

En la segunda mitad el siglo VI ya existía en Roma una preparación litúrgica al Adviento que invitaba a los cristianos a la esperanza y alegría por la Venida del Señor.

El Papa Siricio instauró el Adviento, con el Sacramentario Gelasiano (Libro de celebración de los sacramentos), donde aparece la expresión latina adventus Domini (venida del Señor). Esta preparación constaba de seis semanas y ellas perduran aún en el Rito Ambrosiano.

Duración de Adviento en el Siglo VI d. C.

6 sem. 2 sem. 4 sem. 4 sem.

España, Galias, Milán

Bizancio Siria Roma

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3.er momento: La Renovación litúrgica del Concilio Vaticano II 1962-1965

El Concilio Vaticano II renovó las lecturas que se integraron a la liturgia a partir del llamado Mi-sal de Pablo VI o Misal del Vaticano II.

Este tiene dos características:

1. Son días que preparan a la manifestación histórica de Cristo (1ª Venida)

2. Suscita la expectativa de la última venida de Cristo en los últimos tiempos (2° Venida)

En nuestro Adviento 2021 nos disponemos como pueblo elegido con este doble sentido: un tiempo de gozo y de devota expectativa a vivirlo plenamente. El tiempo de Adviento se inicia con las vísperas el 30 de noviembre.

Semana 1 Semana 2 Semana 3 Semana 4

30 nov.1.er

Domingo

6 dic.2.°

Domingo

13 dic.3.er

Domingo

22 dic.4.°

Domingo

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2. El sentido teológico y litúrgico

El adviento es el tiempo fuerte de toda nues-tra esperanza cristiana, que está orientada a la Parusía (el final de los tiempos).

Esto exige nuestra actitud de “vigilancia” porque deseamos estar atentos y ser fieles a la propia vocación de cristianos.

Juan Bautista nos invita a preparar los cami-nos del Señor, una invitación para estar pron-tos, dinámicos, responsables en proyectar bien nuestra vida y nuestro entorno social.

Mantenemos la esperanza en la presencia permanente de Cristo en su Iglesia, porque for-mamos el ya pero todavía no estamos acogien-do su salvación como don de amor, pero aún esperamos vivirlo con el Señor al final de los tiempos.

En cada Adviento se actualiza el anticipo de la última y definitiva venida.

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Los personajes principales del AdvientoLos días domingos:

En el Adviento son importante las figuras:

1) El profeta Isaías.

2) Juan el Bautista, el precursor que preparó y anunció la llegada de Jesús.

3) María, madre de Jesús, la joven de Naza-ret, novia de José, disponible a Dios.

4) José de Nazaret, un hombre justo y fiel.

En los días ordinarios:

Isaías, Pablo, Eclesiástico, Sofonías, Samuel.

En la semana del 17-23 de diciembre:

Jacob, Jeremías, Jeconías, Samuel, Cantar de los Cantares, Malaquías. Sofonías.

La palabra de Dios va a acompañarte.

Toma tu Biblia y acoge la Palabra de Dios con las lecturas dominicales y diarias indicadas.

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Las lecturas de los 4 Domingos de Adviento1.er Domingo:

Isaías 63,16c-17; 64,1. 3b-8 Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-191.ª Corintios 1,3-9Marcos 13,33-37

2.° Domingo:

Isaías 40,1-5.9-11Salmo 84,9abc y 10. 11-12. 13-142.ª Pedro 3,8-14Marcos 1,1-8

3.er Domingo:

Isaías 61,1-2a. 10-11Lucas 1, 46b-48.49-50. 53-541.ª Tesalonicenses 5,16-24Juan 1,6-8.19-28

4.° Domingo:

2.° Samuel 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16Salmo 88,2-3. 4-5. 27 y 29Romanos 16,25-27Lucas 1,26-38

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1.ª Semana 2.ª Semana

Lunes 30 S. AndrésRomanos 10,9-18

Salmo 18Mateo 4,1-22

Lunes 7 S. AmbrosioIsaías 35, 1-10

Salmo 84Lucas 5, 17-26

Martes 1Isaías 11,1-10


Martes 8 V. InmaculadaGénesis 3, 9-15-20

Salmo 97Efesios 1,3-6.11.12

Lucas 1, 26-38

Miércoles 2 F. JavierIsaías 25, 6-10

Salmo 22Mateo 15, 29.37

Miércoles 9Isaías 40, 25-31

Salmo 102Mateo 11, 28-30

Jueves 3Isaías 26, 1-6

Salmo 117Mateo 7, 21.24-27

Jueves 10Isaías 41, 13-20


Viernes 4Isaías 29, 17.24

Salmo 26Mateo 9, 27.31

Viernes 11Isaías 48, 17-19


Sábado 5Isaías 30, 19-21.23-26

Salmo 146Mateo 9, 35- 10,1. 6-8

Sábado 12 V. GuadalupeEclesiástico 24,17-22Salmo Lucas 1,46-55

Lucas 1, 29.48

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3.ª Semana 4.ª Semana

Lunes 14Números 24, 2-7-15-17ª


Lunes 21Cantar 2, 8-14


Martes 15Sofonías 3, 12.9-13


Martes 221.ª Samuel 1, 24-28

1.ª Samuel 2,1-8Lucas 1, 46-56

Miércoles 16Isaías 45, 6.-8,18. 21-26

Salmo 84Lucas 7,19-23

Miércoles 23Malaquías 3,1-4-23-24

Salmo 24Lucas 57-66

Jueves 17Génesis 49, 1.2.8.10

Salmo 71Mateo 1.1-7

Jueves 242.ª Sam 7,1-5-8-12.14-16


Viernes 18Jeremías 23,5-8


Viernes 25

Sábado 19Jeconías 13,2-7-24-25


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3. Celebración de Adviento en casa

Reúnete cada sábado en la noche o domingo con tu familia o en un grupo en torno a una co-rona de Adviento. Enciende cada semana una vela y lee la Palabra de Dios, haz oración y tra-baja virtudes y valores que te propone esa Pa-labra.

3.1. La corona de AdvientoEs una tradición cristiana que simboliza los 4

domingos que hemos ya propuesto. El culto lu-terano inició esta práctica religiosa que luego se extendió al mundo cristiano.

Las ramas verdes sirven para formar una co-rona, simbolizan la austeridad de Adviento. Lue-go se insertan las cuatro velas. Al centro de la corona va una vela blanca que se enciende en la Noche Buena.

El círculo es el símbolo del ciclo eterno de las estaciones, mientras las ramas simbolizan la in-mortalidad y la luz se identifica con Cristo como lo presenta el Evangelio de Juan (Jn 8,12).

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Los colores de las velas

1.er Domingo: vela MORADA

2.° Domingo: vela VERDE

3.er Domingo: vela ROSADA

4.° Domingo: vela ROJA

Vela BLANCA: la llegada y presencia de Jesús.

Participa siguiendo los pasos del recuadro. Al final en la Noche Buena se los ofrecerás al Niño Dios.

1. Interiorizo – Leo la palabra con serenidad y dejo que su mensaje impregne mi realidad.

2. Comparto – Lo que reflexioné o me dijo la Pala-bra de Dios y lo comparto a los demás.

3. Asumo un compromiso personal que me permita realizarlo en cada semana.

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3.2. La celebración Semanal

1.er Domingo De ADviento

Sal 79, 2ac y 3b.15-16. 18-19.

Es un salmo de lamentación y súplica grupal. Muchas veces comparamos en nuestra vida que los males del presente contrastan con las ale-grías del pasado. Esta pandemia nos ha traído muchos meses de receso y tristeza.

Por eso invocamos: Señor, restáuranos. Que brille tu rostro sobre nosotros.

Interiorizo:

Frente a esta situación no vamos a resignar-nos ni caer en pesimismo. Asumiré voltear mi mirada a Dios y ver su rostro. Mirar a mi entorno a mis hermanos y vecinos. Suscitar acciones de solidaridad, respeto, olvidar las afrentas, quitar las culpas que pesan en mi vida.

Ahora, si vemos que necesitamos las alegrías del pasado para hacerlas realidad en nuestro presente, con tu mirada nos animas a vivir más fraternos, solidarios.

Comparto con mis amigos y familiares.

Los participantes pueden expresar sus vi-vencias negativas y positivas durante esta pan-demia, podemos dialogar y escucharnos:

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• El salmo habla de una parra. ¿Qué te su-giere en tu vida personal?

• ¿Qué enseñanza te dejo la cuarentena?

• ¿Existieron héroes que dieron lo mejor de su actitud de vida para los otros?

• ¿Has visto el rostro de Dios en estos meses?

Oración

Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Asumo un compromiso. Ver pp. 27-29.

2.° Domingo De ADviento

Salmo 84, 9-10.11-12.13-14

Estamos ante un salmo de acción de gracias que se compone de tres partes. Escogemos la 3.ª parte, del v. 9 al 14.

Cuando Dios habla al corazón del pueblo toda persona sabe escucharlo, porque nos al-canza su consuelo, misericordia, paz. Si el pue-

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blo lo ha escuchado durante siglos, ¿por qué hoy, yo no puedo también oír su voz?

Todos aclamarlo: Muéstranos, Señor, tu mi-sericordia y danos tu salvación.

Interiorizo

En nuestro presente Dios dirige su palabra a quienes confían en él y nos aclara que se acer-ca prometiendo bienestar. Él se acerca con toda su gloria a nuestra Tierra. El cortejo divino está formado por otras personificaciones: unas se citan, otras se besan, alguna brota de la tierra, otra se asoma desde el cielo.

Y así continúa caminado por nuestra histo-ria de seres humanos, precedido por su justicia y belleza. Pregúntate: ¿existe un Dios tan cerca del hombre? ¿Qué ha querido al mundo desde siempre? ¿Lo deseas sentir en este Adviento?

Comparto con mi familia y amigos

Expreso ahora lo que Dios me inspira:

• La frase que me gustó de este salmo.

• Señalo la enseñanza que Dios me dejo en mi adolescencia y ahora en mi adultez

• ¿Por qué me alejé un “tiempo de él”?

• ¿Qué deseo acoger de Dios en este día?

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Oración

Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y ale-gría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar. Amén.


Lucas 1,46-48.49-50.53.54

El Evangelista Lucas nos relata las historias de dos mujeres, una adulta y otra joven, fieles al pueblo de Israel, no son dos personajes im-portantes de la historia. Estas mujeres sencillas asumen el liderazgo de mujeres de fe. Cada una expresará su salmo a Dios inspiradas por el Es-píritu se Dios. Ellas nos animan y suscitan a dar espacio a Dios en nuestra vida.

Todos aclamamos: Se alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador.

Interiorizo

El relato revela la solidaridad de las primas Isabel y María. Tienen un vínculo familiar muy sólido y fraterno. Dios las ha bendecido con el

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don de ser madres. Cuánta bendición desea lle-var Dios a cada hogar. Ellas la han acogido con humildad con sus esposos, admirados por la mi-lagrosa de la concepción de los hijos.

Estos dos hogares sencillos acogen felices estas señales de Dios, que anima la fe de sus fa-milias.

Forman parte del plan de Salvación que Dios

Creemos que también tiene un plan de salva-ción en la historia de tu familia. Ahora te corres-ponde a ti acoger y desarrollarlo en ella.

Comparto con mi familia o grupo

• Las alegrías que sentí cuando nacieron mis hijos y cómo fue la espera.

• La tristeza que me produce la noticia de los abortos en las familias y en los noticieros.

• La solidaridad que se puede expresar a las madres solteras ante un hijo imprevisto.

Oración

Padre, que nos has dado una familia en la cual te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Alienta a otros hogares a vivir en unidad de Espí-

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ritu. Te pedimos nos des la gracia de ser solidarios y fortalecidos por tu amor.


Salmo 88, 2-3.4-5.27 y 29.

El salmo nos habla del cosmos y del tiempo que continua y progresa en su marcha. Su parte cósmica va del v. 6-19 y la histórica del 20-38.

Es un salmo dedicado a fidelidad de Dios para con su pueblo; no obstante, la historia de infidelidad que este tuvo con Dios. Por ello se nota la repetición de estas dos palabras amor y fidelidad.

Todos aclamamos: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Interiorizo

Dios hizo mucho en favor de su pueblo. Lo constituyó en un Reino muy respetado por otros reinos. Constituyó el linaje de David. No ha exis-tido un amor tan grande por este Reino. Sus hazañas fueron recordadas por todas las gene-raciones sucesivas. Hoy sigue queriendo a este pueblo como la Iglesia de Jesucristo.

Frente a las incontables infidelidades que el pueblo infringió, Dios siguió siendo fiel. Su amor ha sostenido al pueblo creyente hasta hoy.

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El amor fiel de los apóstoles en los primeros momentos tuvo acciones de fugas, contrastes, dudas, cobardías. Dejaron a Jesús solo ante su cruz. Pero el amor de Jesús los sostuvo.

Comparto con mi familia y amigos

• La fidelidad de Dios no nos separa sino que nos une.

• La verdadera fidelidad es efímera o dura.

• ¿Qué pierdo cuando soy infiel?

• ¿Hasta qué medida llega mi amor por mi hogar?

Oración

Padre, en estas semanas de Adviento hemos aprendido a quererte más, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana. Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día.

Asumimos nuestros compromisos

Primera semana1. Actúa con rectitud de intención cada día.

2. Realizar acciones claras y coherentes.

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3. Prepárate con un profundo examen de conciencia, para acercarte al perdón de Dios.

4. Intenta confesarte en esta semana, para purificar tus intenciones y tu corazón.

Padre bueno, dame todo eso que no te he sabido pedir y quítame lo que no te he sabido entregar. Aparta de mí lo que me aparte de ti y nunca permitas que nada me separe de ti.

Segunda semana:1. Pondré orden en mi vida observando lo

prioritario para Dios, mi familia y mis hijos.

2. Mantener la paz, para actuar según el plan de Dios con actitudes de armonía.

Padre, dame paz y serenidad y el fruto de vivir con la certeza que detrás de cada evento o circunstancia -por muy dolorosos que estos sean- está la mano de Dios y un plan perfecto.

Tercera semana:1. Vive la caridad y la misericordia hacia tus

semejantes con un espíritu alegre.

2. Tu servicio, fruto de un auténtico amor, es alimento para tu alma, motor para tu vida.

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Señor, hoy comprendo que dando más de nosotros es cuando recibimos más. Amar y servir a ese que nunca te reta es muy fácil; amar y servir a aquel que te hace desatinar con sus defectos, tra-tando de ver en él únicamente el rostro de Cristo, eso es misericordia.

Cuarta semana: 1. Vive el gozo y la felicidad con el alma hen-

chida de esperanza.

2. Tus buenas accio-nes y conversión personal (con-fesión) te ayu-darán a vivir en paz.

Padre, estoy muy “seco”, son esca-sos mis frutos de amor… Aviva en mí tu amor para que yo cuente con la magnitud de amor, para que fiel y con gestos de amor sea Hijo de Dios.

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Adviento, tiempo de esperAnzA

Adviento, tiempo de esperanza,en el seno de María crece el fermento

de un mundo nuevo, el hijo del Dios vivoque llega a compartir con nosotros.Nace Emanuel, Dios con nosotros,

hecho niño, pobre y necesitado.María nos enseña el camino

para hacer nacer a Jesúsen nuestro tiempo: confianza,

entrega, fidelidad, coraje,y mucha fe en el Dios de la Vida.

Tiempo de espera,de atención y cuidados,

de respeto y contemplación. Señor,hay mucho dolor en nuestro tiempo,

hay sufrimiento e injusticia,ayúdanos a sembrar

semillas de esperanza.Descúbrenos la alegría de la paciente

espera.

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Domingos de Adviento

Meditaciones diarias

de la Palabra de Dios

en el Adviento

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Isaías 63, 16b-17-19b: 64, 2b-7

En el c. 16 Isaías realiza una oración como Profeta porque ha sido elegido gratuitamente por el Buen Dios, y por Dios es fiel a su pueblo. En los momen-tos de angustia los profetas y el pueblo apelan al Dios fiel y misericordioso.(Cf. Salmo 103)

En esta oración se invoca una intervención directa de Dios. ¿Dónde está tu ternura y com-pasión? ¿Por qué nos extravías de tus caminos? Te pedimos: vuélvete a tus fieles.

Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19. Señor Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

1.ª Corintios 1.3-9

Pablo necesita presentar sus credenciales de ser enviado de Jesús. Así se ve en los 9 versículos que son una especie de “curriculum” de su fe.

Nos presenta la misión de todo aquel que trabaja por Cristo y se anima a construir el reino de Dios. Y asegura que Cristo nos mantendrá en esta tarea.

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Marcos 13, 33-37

Marcos anima a su comunidad cristiana a es-tar preparados para la segunda venida de Cristo o Parusía. Para esto, se debe vivir a plenitud el presente y esperar con gozo tal venida.

No existe futuro si cada uno de nosotros, re-cibiendo el mensaje de los Apóstoles, no se es-fuerza por ir instaurando el Reino de Dios en el hoy de cada día. Esa es la mejor preparación a la Parusía.

Nos animamos este 1.er Domingo de Adviento a construir con amor gestos de solidaridad; este presente que Dios nos regalará cada domingo de este nuevo año litúrgico de Adviento.

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Lunes 30 De noviembre s. AnDrés

Romanos 10, 9-18

Iniciamos nuestro Adviento. Reflexionamos la Carta de Pablo. Nos dice que la Ley judía ha sido superada con la llegada de Jesucristo para encaminarnos a la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, el verdadero rostro del Padre, que ama a todos por igual, judíos y no judíos.

Ha sido por tanto superada la Ley de la Circuncisión que hacía a los judíos fieles del pueblo de Dios junto con el cumpli-miento de los Diez Manda-mientos.

Ahora tenemos la Palara de Dios expresada juntamente con los Diez mandamientos y el Evangelio que es la enseñanza de vida de fe de Jesús para noso-tros.

Hoy formamos el pueblo de Dios con nuestro Bautismo que nos da la fe en Jesús y la promesa de la vida eterna

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Salmo 121. 1-2. 3-4. (4-5. 6-7) 8-7:

Vamos alegres a la casa del Señor.

Mateo 4, 18-22

El evangelio de Mateo presenta el episodio de un centurión, un militar romano al mando de cien soldados. Por tanto, una persona extraña a nuestra fe, en la situación de “alejados de Dios” por su increencia y vida ruda.

Él se atreve a iniciar un camino hacia Dios por la situación de enfermedad de su apreciado criado. Toma conciencia que es la única oportu-nidad de salvarlo. Y acude a Jesús que lo salva y él se convierte al cristianismo.

En este primer día de mi camino de conver-sión como cristiano en este Adviento exclamo: Tú has llegado, Señor, a mi vida y me salvas.

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mArtes 1 De Diciembre

Isaías 11, 1-10

El “oráculo mesiánico” del Profeta Isaías se relaciona con otro oráculo en Isaías 9, 1-5. Se nos invita a ser “justos” para con los pobres y desprotegidos.

Hoy conocemos muchas situaciones huma-nas que nos interpelan y son una oportunidad de sensibilizarnos, es importante ayudar e inte-grar a muchas personas a la sociedad.

Alentemos su esperanza y ofrezcamos una solución posible a sus necesidades, ya sean es-pirituales, familiares, laborales, superando su marginación y olvido.

Salmo 71, 2. 7-8- 12-13. 17

Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde siempre.

Lucas 10, 21-24

Podríamos titular a este texto “El Magnificat de Jesús” porque es canto de gozo que se asemeja al de María al inicio de este Evangelio lucano.

La razón de esta alegría es la satisfacción de la tarea cumplida de sus discípulos que fueron en-viados a anunciar el Reino de Dios a los pobres.

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Es una alegría que llena de gozo a quien se siente enviado a realizar una misión en nombre de Dios, y contagia a otros cristianos.

Se requiere humildad, sencillez, oblatividad. Hace posible vivir una solidaria Navidad.

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miércoLes 2 De Diciembre

Isaías 25, 6-10

El profeta Isaías nos presenta en esta ocasión una “oración litúrgica” muy oportuna para este tiempo de Adviento que es tiempo de espera. En ella se desarrollan dos temas:

1. La conducta sobre un hombre justo.

2. La preparación para que invoque con con-fianza al Dios defensor del pueblo.

El pueblo había llegado a una situación de mostrar una actitud estéril, había tocado fondo y no se podía levantar de esta situación.

Por ello, en este Adviento deberemos re-flexionar sobre cómo marcha nuestra vida, si tiene frutos, es mediocre, ya se abandona a su suerte, no es fecunda, más bien cada día más estéril. Por eso rezamos esta oración que nos propone el profeta para volver al Camino de Dios. ¡Él nos da ánimos!

Salmo 22, 1-3. 4.5.6

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Mateo 15, 29-37

Jesús está en el Mar de Galilea y atiende a la gente pobre y sencilla ante la incapacidad de los Apóstoles de dar solución a su situación. Él no

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tiene la respuesta, pero busca una posible so-lución. Por ello les pregunta “¿Cuánto alimento han recolectado?”.

La gente empieza a organizarse por grupo, se hace la acción de gracias. La oración a Dios tie-ne su efecto y se distribuye los alimentos.

Todos ven que alcanza para to-dos, quedan satisfechos y se guarda lo sobrante. Esta meto-dología usada por Jesús y sus Apóstoles nos invita a realizarla hoy y es difundida por los cris-tianos.

En la cercanía de la Navidad, ¿qué podemos realizar para sa-tisfacer las necesidades de la gente pobre?

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Jueves 3 De Diciembre. sAn FrAncisco JAvier

Isaías 26,1-6

En los capítulos 25 y 26 del Profeta Isaías, encontramos dos cánticos muy importantes, un cántico de alabanza al Dios Libertador y otro Cantico Triunfal. Nos detenemos en este segun-do. En él se describe el camino para entrar en la ciudad de la salvación.

Es necesario cumplir un requisito fundamen-tal: «tener el ánimo firme, ... fiarse de Dios, ... confiar» (cf. Is 26,3-4). Es la fe en Dios, una fe sólida, basada en él, porque es la «Roca eterna» (v. 4). Es la confianza que se expresaba con la palabra «Amén». Ya David cantaba el estribillo: Él es «mi fortaleza, mi roca, mi alcázar”. Nuestra fe en Dios debe adquirir constancia y consisten-cia. Y no debemos perderla, más bien ser fer-vientes en la espera en este Adviento donde Él viene a salvarnos.

Salmo 117, 1. 8-9. 19-21. 23.27

Bendito el que viene en Nombre del Señor.

Mateo 7, 21.24-27

El texto de hoy nos ubica en el Sermón del Monte. Jesús desea que sus palabras no caigan en saco roto, pero sí espera que produzcan una transformación en la vida de sus seguidores. La

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construcción de una vida cristiana sobre roca o sobre arena es nuestra disyuntiva de creyentes. Es arena la que experimentó muchos años el pueblo de Israel y sacó poco o nada.

Nuestra espiritualidad cristiana se constru-ye sobre roca. La Palabra de Dios constituye la roca de nuestra fe, porque ilumina, penetra, consolida mi fe. La sociedad de hoy solo ofrece solo “arena”, que nos deja indefensos, insegu-ros, sin cimientos. Las tormentas e inundacio-nes nos pueden derribar y hundir lo que pudi-mos construir con el Señor.

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viernes 4 De Diciembre

Isaías 15 29.17-24

El profeta nos presenta un “Oráculo de Res-tauración” porque nuestra actitud religiosa de creyente debe mejorar por lo sucedido en 29, 9-16. En estos versículos se expresa cómo obra la salvación de Dios ofrecida a su pueblo fiel y creyente. Lo invita a reconciliarse y así dar gloria a Dios reconociendo su misericordia. Y ¿qué ha-cer con las personas que no acogieron el llama-do y la invitación de Dios?

Todos tendrán la oportunidad, no sean ne-cios y tercos, porque el Señor les enseñará a ser sabios y aprenderán los caminos de salvación de Dios.

*El oráculo de Restauración mostraba al pueblo reconciliado con Dios y a dar gloria a su Señor.

Salmo 26, 1. 4. 13-14

El Señor es mi luz y mi salvación.

Mateo 9, 27-31

Mateo presenta el encuentro de Jesús con el sufrimiento humano. Son personas pobres que por su dolencia tienen dificultad para vivir, pero con fe para ir tras él. Jesús las acoge con cari-

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ño a estas personas y les revela el amor de Dios. Jesús está ante dos ciegos.

La ceguera es una enfermedad que lleva a vi-vir el resto de su vida en la oscuridad. Pero Je-sús nos introduce a la oscuridad de la fe para los que aun teniendo vista no ven a Jesús y su pro-puesta salvífica y misericordiosa. La pérdida de la luz de la fe es un peligro para el cristiano de hoy. El convertirnos en invidentes puede ser un drama sin solución en la vida de muchas perso-nas que viven este siglo XXI.

“¿Creen que yo puedo sanarlos? Responden: “¡Sí, Señor!”. ¿Cuál sería hoy nuestra respuesta? Nuestras cegueras más importantes son el no ver la presencia de Dios, en los hermanos, en los vecinos relegamos a un segundo puesto a Dios. ¡Necesitamos recobrar nuestra vista!

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sábADo 5 De Diciembre

Isaías 30, 18-21. 23-36

El capítulo 30 de Isaías nos invita a recitar “un cántico a Dios” que se muestra siempre dispuesto a aceptar la conversión de su pueblo y de cada grupo de personas que recurren a él, con humildad de corazón.

Dios otorga su perdón y la bendición divina que nos asegura a todos su presencia incondi-cional, la fertilidad de los campos, el respeto de la armonía del universo.

Es un canto expresado con mucha gratitud por la bondad que él nos manifiesta.

Salmo 146, 1-2. 3-4. 5-6

Dichosos los que esperan en el Señor.

Mateo 9, 35 - 10, 1. 6-8

Mateo nos ubica en el Segundo Discurso de su Evangelio, donde nos presenta la Misión de Jesús y el encargo de la misión a sus apóstoles. Ellos deberán mostrarse capaces de conducirla y Jesús con ellos evaluará esta Primera misión.

El desarrollo de la misión tiene como primer momento elaborar una reflexión de análisis de la realidad del pueblo israelita, ya bastante can-

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sado y abatido. Jesús decide elegir a sus Doce Apóstoles que representan a las Doce tribus de Israel que servirán para constituir las columnas del nuevo pueblo de Dios.

En un segundo momento Jesús les hace comprender más a fondo su misión.

Finalmente, propone las líneas de acción evangelizadora que deberán concluir. El realizar una misión es una exigencia, pero se debe reali-zar con total adhesión, entrega generosa, y for-taleza espiritual.

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Isaías 40, 1-5. 9-11

Históricamente nos hallamos en el reinado de Ciro (553-539 a. C.) que domina el Asia menor y toma la capital Babilonia.

Leeremos los versículos del 2.o Isaías, que es un profeta anónimo que predicará durante el destierro de Israel. Su mensaje será “Consuelen a mi pueblo y levanten la frente para preparar el camino del Señor”.

La alegría más grande para los desterrados es saber que Dios prepara su regreso a su país. Sembrar la esperanza fue la tarea de los profe-tas. Para ello, se debe leer y recordar la Palabra de Dios y reavivar la fe en Dios. Hoy necesita-mos “profetas” que nos anuncien la esperanza, renovar nuestra fe, volver a Dios.

Salmo 84, 9ab-14

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

2.ª Carta de Pedro 3, 8-14

Pedro nos precisa 5 puntos para meditar:

1. Jesucristo es la “piedra fundamental” que sirve para la construcción del Reino;

2. Nuestra vida no debe generar escándalo;

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3. Somos la raza elegida de Dios que anima y celebra a Jesucristo en la Eucaristía;

4. Formamos una Asamblea que alaba y ama;

5. Nuestras obras dan gloria a Dios.

Evangelio de Marcos 1, 1-8

En este domingo a través de Marcos se escu-cha la profecía que anuncian los nuevos tiempos mesiánicos. La espera del Mesías ya cesó por-que ahora él será el Dios con nosotros.

Juan será el que prepara el camino al Señor anunciando la Buena Nueva. Prepara a los creyentes con un bau-tismo de conversión. Pero él solo puede bautizar con agua, Luego vendrá Jesús que bautizará en Es-píritu iniciando su misión salva-dora. Es una fecha para recordar nuestro bautismo que inició mi cami-no a Dios y ser Hijo de Dios.

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Lunes 7 De Diciembre

Isaías 35, 1-10

El profeta ha vaticinado el infeliz futuro de Edom que va al destierro. Ahora presen-ta bendiciones y augurios para la Jerusalén del pos-exilio. Seguimos en el 2.o Isaías que relata la vuelta de Sion.

Después del tiempo de angustia y esclavi-tud llega un nuevo momento de reconciliación y bendición al pueblo.

La época del destierro trajo pesar, fraca-so, miseria, pero no existen males duraderos ni eternos. La historia de Israel cambió su curso,

los corazones arrepentidos y su deseo de con-versión motivo que Dios también retomara la guía del pueblo de su elección para empezar

un nuevo tiempo de fidelidad.

Salmo 84: 9ab-10. 11-12. 13-14

Nuestro Dios viene y nos salvará.

Lucas 5, 17-26

Jesús con actitud predilec-ta y taumatúrgica visitaba a los enfermos para donarles la

salud. A la vez suscitaba su con-versión espiritual. La escena que

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vemos es la curación de un paralítico rodeado de gente muy humilde, vigilada por la mirada de fariseos y doctores de la Ley. Jesús procede a la curación y perdonar sus pecados. La grati-tud del enfermo se expresa dando gloria a Dios. Y los asistentes, testigos de la misericordia de Dios ante sus ojos, expresan su asombro dicien-do: “Hemos visto algo increíble”.

Hoy podemos ser testigos de la misericor-dia de Jesús por los enfermos. Si nos empeña-mos por visitarlos, ser atentos con ellos, con fiel compañía y escucha en los momentos de sufri-miento, y animándolos a confiar en Dios.

La pandemia que vivimos ha demostrado el testimonio de muchos médicos, enfermeras y cristianos que ofrecieron sus vidas por la salud de los enfermos.

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mArtes 8 De Diciembre. mAríA inmAcuLADA

Génesis 3,9-15.20

El libro del Génesis (los orígenes) nos abre el ingreso a conocer la historia de la Salvación. Sus 11 capítulos nos ayudan a meditar el inicio de la historia de Salvación. Así expone que el pri-mer acto de el fue la creación del ser humano y su ambiente de vida, el mundo. Le sigue un se-gundo acto que nos hace tomar conciencia del pecado y finalmente presenta un proceso judi-cial donde Dios interroga a los culpables.

El ingreso del pecado en el mundo ha roto la armonía entre Dios y la persona humana. Eva y Adán al ser interrogados por Dios resultan ser culpables pero no reconocen su pecado.

Finalmente, Dios emplea un acto catequético para enseñarnos a salir del pecado esperando una promesa de salvación con la nueva Eva que vendrá al final de los tiempos.

Salmo 97

Efesios 1, 36. 11-12

Leemos la estructura de ese gran himno que tiene una dimensión trinitaria porque dedica versículos al Padre Dios, al Hijo y al Espíritu. Cada uno de ellos cumple una misión salvífica.

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Lucas 1, 26-38

Notamos en este texto que la “llena de gra-cia” recibirá a Dios. Sabemos que en ella no existen zonas oscuras, que es una fuente trans-parente. María es el modelo de mujer auténtica que tiene abiertas las puertas de su vida para cumplir la voluntad de Dios. Ella fue fiel a su Pa-labra y aceptó sus bendiciones y dio pruebas de ser buena madre para su Hijo Jesús.

En este día acojamos la belleza interior que nos muestra María: su “bella interioridad”, para enseñarnos a ser inmaculados en nuestros sen-timientos, lograr una conducta intachable en la vida, eliminar toda zona oscura en nuestro dia-rio vivir, y lograr la vida de gracia.

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Isaías 40, 25-31

En el 2.º Isaías encontramos un texto con tono optimista. El final del capítulo 40 propone al pueblo responder las siguientes preguntas: ¿con quién podré compararme? ¿A quién me parezco?

El pueblo, en su camino de altos y bajos, ca-mina más seguro, porque ha tomado concien-cia de que tiene como guía a un Dios eterno que fortalece al cansado y al débil. Los judíos toman conciencia de sus 50 años de destierro.

¡Qué serenidad y confianza poseen los que esperan en el Señor y renuevan sus fuerzas! Esta es la nueva conciencia que ha ad-quirido su pueblo. Los momentos difíciles, las tentaciones y fraca-sos no podrán perturbar la se-renidad, confianza y fe logra-das por estar ahora con Dios. Los “ídolos” han sido evitados y ahora pueden caminar libres junto a su Dios.

Salmo 102, 1-2. 3-4. 8 y 10

Bendice mi alma, Señor.

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Mateo 11, 28-30

Estamos ante un momento de “acción de Gracias”, momento espiritual de Jesús con sus discípulos que han regresado de una misión.

La gente sencilla les brindó su acogida, se ha evidenciado el crecimiento del pueblo de Dios. Jesús les invita a orar y esta se torna en “ración mesiánica” que toca las fibras espirituales de todo el grupo de Apóstoles. La conclusión de este momento invita a Jesús a dos llamados: 1) Vengan a mí los que están cansados y agobiados y 2) Mi yugo es suave y mi carga ligera.

Podemos revisar nuestra historia personal de oración, de familia, grupo parroquial o comuni-dad religiosa. Hemos necesitado y seguimos ne-cesitando de Dios y colocarnos frente al Santí-simo y estar con él cara a cara, ir a su corazón y pedir que renueve mi vida.

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Jueves 10 De Diciembre

Isaías 41, 13-20

Meditamos hoy el 1.er Canto del siervo de Ya-veh. El profeta Isaías expresó 4 cánticos del Siervo, dedicados a un personaje llamado “Sier-vo del Señor”. Se podría también llamarlo “La comunidad de los fieles al Señor”.

El Siervo es un elegido y sostenido por Dios, quien le ha concedido su Espíritu para que cum-pla una misión: ser Alianza, ser luz y obrar una liberación. Se inicia así el Plan de salvación para todas las naciones. Este Siervo de Dios las va a recorrer.

Salmo 144, 1 y 9. 10.11. 12-13b

El Señor es clemente y misericordioso.

Mateo 11, 11-15

Mateo nos expone la invitación a pertenecer al Reino de Dios que ya ha sido anunciado. El Reino ya inició su camino a partir del c. 4 al c. 10.

El texto de hoy inicia la segunda parte de este Anuncio que inicia a producir controversias en-tre quienes no lo acogen (caps. 11-16). Surgen entonces algunos grupos que piensan y actúan contra el anuncio de Jesús.

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Juan Bautista ya aparece en escena, se ha presentado como el precursor de Jesús y hace su misión de anuncio del Reino en el Jordán. Tanto Juan como Jesús serán rechazados, pero las obras y el testimonio de Jesús se abrirá paso ante esta oposición porque es el Enviado del Padre.

Su misión será atender al pobre, al necesi-tado, al enfermo, al marginado, para elevar su dignidad de persona y de creyente, acercarlo al Reino de Dios que está anunciando con ilusión y con fatiga porque existe oposición.

Cada uno de nosotros debe interiorizar este anuncio del Reino en su familia y nuestra cultu-ra de hoy que con facilidad olvida a Dios, se cree autosuficiente o ignora el Evangelio.

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Isaías 48, 17-19

En este capítulo de Isaías comprendemos que el pueblo de Israel desde sus inicios demos-tró obstinación y dura cerviz (Éxodo 32,9). Dios lo ayudó a ser su Pueblo, su Reino. Pero no su-peró su debilidad. Las propuestas de Dios no fueron escuchadas a fondo y las evadió. Se con-virtió en un pueblo sordo y ciego.

El texto lo presenta como un pueblo siervo de Asiria y Babilonia, Dios tuvo sobradas razo-nes para abandonar a este pueblo y escoger a otra nación más humilde y abierta a los planes de Dios. Él ve con tristeza a Israel que se lamen-ta de sus decisiones y mira su fracaso, porque se dejó tentar a otras propuestas. Usará al Rey Ciro para para su regreso a su tierra y a Dios.

Nuestra realidad de pecadores sigue laten-te. Nuestra realidad es más tentadora en sus propuestas de felicidad y crecer en poder. Dios quiere tu bien de modo ordenado y solidario.

Salmo 1, 1-2. 3. 4-6

El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

Mateo 11,16-19

Estos versículos nos invitan a reflexionar so-bre una tercera actitud contra el Reino de Dios:

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las personas que no quieren com-prometerse.

Los ejemplos que pone Jesús hablan por sí solos: tocan la flauta

y no bailan. Es una actitud caprichosa. Así actuó el pueblo ante el Anuncio del Reino. Y así perdió el Reino de Israel. Perdió este Reino, regresó del Exilio y vino el Imperio de Roma y fue “borra-do” de la lista de reinos. Su capricho, infidelidad a Dios, a su gente, y pasó al olvido.

Nuestra realidad religiosa y espiri-tual de hoy como creyentes no está le-

jana de la mala experiencia de Israel. Vivimos un mundo donde predominan: la vida fácil, no tener compromisos ni responsabilidades con nadie, una cultura del capricho, de la apariencia, del conformismo. Necesitas reaccionar ¿lo harás?

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sábADo 12 De Diciembre. virgen De guADALupe

Eclesiástico 14, 17-22

Estamos delante de un bello himno que viene personificado y muestra su origen en Dios. El autor es Simón, hijo de Eleazar, hijo de Sirá, hombre culto que conoció muchos lugares (197 a. C.) dedicados a los judíos que vivían en el extranjero.

Nos presenta una doctrina que correlacio-na lo supremo de la Sabiduría con el respeto o reverencia a Dios que nos estimula a cumplir la Ley, ejerciendo justicia y misericordia para con los débiles y necesitados.

El Ben Sirá sabe inspirar la piedad y confianza a Dios en sus lectores. Es un libro que se desa-rrolla en tres pates. El Creador es quien fijó una morada que fue la casa de Jacob donde se de-talla esta presencia en el pueblo de Israel. Aco-jamos la actitud de apertura a Dios en nuestras realidades del siglo XXI.

Salmo 1, 46-55

Romanos 8, 28-30

En estos cortos versículos Pablo concluye el c. 8 de su carta a los cristianos de Roma. Es un canto triunfal al amor de Dios, que con su amor

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transforma toda realidad adversa. Los que con-fían en su amor vencerán todas las dificultades.

Lucas 1, 39-48

Isabel y María deben comunicarse la alegría de ser madres. La más joven va al encuentro de la adulta. Las dos son mujeres sencillas y traba-jadoras, han sido escogidas y bendecidas por Dios para ser “madres”.

En una sociedad machista como la judía. Es-tas dos mujeres son ahora las protagonistas de ser las madres de dos hombres que tendrán la misión de ser el Precursor y el Salvador en el Plan de Salvación de Dios. Este plan está asegu-rado por el Sí generoso de ambas mujeres.

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3° Domingo De ADviento. gAuDete o De LA ALegríA

Isaías 61, 1. 2. 10-11

El profeta proclama el año de gracia para consolar a los afligidos (v. 1-3). A la vez da inicio a una Restauración (v. 4. 5-7).

Estas iniciativas levantan los ánimos de los creyentes. Siempre se puede comenzar de nue-vo y cambiar las situaciones adversas en nues-tro núcleo familiar, en las circunstancias que ahora vive el país.

Salmo Lucas 1, 46-54

Se alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador.

1.ª Tesalonicenses 5, 16-24

Pablo anima a los cristianos de Tesalónica a levantar los ánimos y comprometerse en la mi-sión de la Iglesia. Por eso les recomienda: traba-jar sin desanimarse, vivir en paz unos con otros, mantener el optimismo y la alegría y, sobre todo, no apagar el fuego del Espíritu.

Juan 1, 6-8. 19-28

El apóstol Juan en el Prólogo de su Evangelio nos precisa la misión de Juan Bautista.

En los vv. 6-8 nos afirma que Juan Bautis-ta es el testigo portador de la luz que hace bri-llar la verdad (usa el símbolo de la antorcha que

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ilumina la oscuridad del mundo): Jesucristo. Al ser interrogado sobre su identidad, si es Elías o el Mesías, responde que es la voz que grita en el desierto.

El Prólogo nos clarifica así la identidad y la misión de Juan Bautista. Por eso nos presenta dos portadas; una es la del Anuncio de Salva-ción, la otra es que su función es ser el anuncia-dor de Cristo, él no es el Mesías.

Acojamos a Juan Bautista quien con su tes-timonio franco y claro proclama que el pueblo elegido por Dios se prepare a recibir al Cordero de Dios, el líder mesiánico. Es una ocasión para reflexionar y reencontrar el sentido y misión de tu vida en este Adviento.

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Números 24, 2-7.15-17

Las profecías de Balám era releídas durante el destierro de Babilonia y en otros momentos difíciles que pasó el pueblo de Israel después de haber sido un gran reino con David. Pero Israel se repuso de esos fracasos.

El Rey de Moab viendo el avance de Israel en la batalla llamó a Balám, un personaje que vivía en Mesopotamia. Era un hombre de Dios que te-nía la capacidad de discernir el bien o maldecir. Su burra al andar distinguía siempre el camino correcto por donde llegar a su destino. Por eso Moab recurrió a Balam.

Discernir es una actitud que debemos ejerci-tar en vida para tomar las mejores decisiones

Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9

Señor, enséñame tus caminos.

Mateo 21, 23-27

La pregunta sobre el futuro de la higuera la responde Jesús y no la evade. Pero nos hace re-flexionar sobre la causa de su sequedad: la au-sencia de frutos en nuestra vida espiritual.

Deberemos comprender, entonces, que la causa de su vida seca es la falta de fe que como

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creyente tú estás experimentan-do. Quizás todo lo que te ro-dea no produce vida por estar adherido a una savia que no tiene frescura y retarda creci-miento y vitalidad.

Es la situación de muchas per-sonas que ahora prueban la “se-quedad” de sus vidas, pues en varios años su vida se ha secado. Ha perdido lozanía y vitalidad.

La pregunta de los sumos sacer-dotes cae por su propio peso. Jesús desea enseñarte el camino de fe que un día emprendiste y abandonaste. Anímate a re-tomarlo. Recupera el senti-do y la misión propia de tu vida.

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Sofonías 3, 1-2.9-13

Estamos ante un “oráculo” que hace en-tender a Judá que a ella le puede suceder lo

mismo que a la ciudad de Jerusalén, pero no ad-virtió este peligro y siguió cometiendo pecado. Prestó más atención a los falsos profetas.

Así recibió su castigo. Quien la gobernaba era una junta real y no el verdadero Rey. Sofonías ejerció de Profeta en este tiempo, pero su opi-nión y su mensaje fue desestimado.

Los vv. 9-13 pertenecen al relato de la Res-tauración, pues el Pueblo de Israel supo re-

accionar a tiempo porque inició una purifi-cación espiritual y volvió al camino de Dios. Israel salvó a su pueblo y su futuro por un núcleo de personas fieles a Dios

Salmo 33, 2-3. 6-7. 17-18. 19 y 23

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.

Mateo 21, 28-32

Vemos a Jesús que continúa con su enseñan-za. Ahora afina mejor su didáctica y pregunta para activar su deseo de aprender de sus oyen-tes que deseen seguir su propuesta de vida.

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Les enseña con ejemplos para que compren-dan su situación personal, reflexionen sobre ella y caminen detrás de él. Ahora sí puede ayudar-les la solución con su pregunta: ¿cuál de los hijos quería de verdad al Padre?

Su didáctica está orientada a valorar sus pro-pias vidas. Si en ella no encuentro camino bueno a seguir, he de buscar otro rumbo mejor y nue-vo. No importa que murmuren de mi retroceso. Porque es mi vida y nadie decide la vida de otro.

Jesús te da plena libertad. Él confía en que le darás a tu vida la respuesta mejor y tomarás con mayor decisión tu camino de fe. Ánimo.

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Isaías 45, 6b-8. 18. 21b-26

Cuando se habla de “unción” en el Antiguo Testamento, significa que alguien iba a ser con-sagrado para una tarea o función especial. Al Rey se le ungía con aceite, igualmente a los sa-cerdotes y algunas veces a los profetas.

En nuestro caso, es Ciro el que será ungido. Pero es el Señor quien va delante de su pueblo y decide sobre su futuro. La frase que se repite de parte de Dios es “Yo soy Dios y no hay otro”. Eso afirmará que Dios es el único Señor.

Nosotros hemos recibido una “unción” como cristianos, en los sacramentos que nuestros pa-dres pidieron a la Iglesia. Ellos nos dan la vida espiritual, nos fortalecen y animan nuestra vida en el amor de Dios y a los demás.

Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

Cielos, destilen el rocío. Nubes, derramen la victoria.

Lucas 7, 19-23

En este pasaje del evangelio, Jesús pone una disyuntiva para seguir uno y otro camino. La pregunta de Jesús es una insistencia para que la persona decida su vida.

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La posición de ser indeciso va ligada a la ca-pacidad de ser responsable o no. Es decir, que no eres capaz de dar una respuesta. Y así pos-pones una decisión que debiste ya tomar.

Me quedo en esa situación. Hoy no, lo dejo, mejor mañana, es decir, no voy a continuar, no daré ninguna respuesta.

En nuestro mundo actual son típicas las ma-neras de estar cómodos y desinteresados del futuro.

Espabílate y camina detrás de Cristo, él es el único que sabe guiarte por un buen camino, pero exigirá respuestas. Porque así construirás la fidelidad en tu vida.

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Novena de Navidad

Entramos a la espera cercana del Niño Dios.

Nos preparamos para recibir al Señor:

1. Lectura: Leemos Lucas 2, 4-7. 2. Cada día rezaremos la oración de inicio.

Oración de InicioTe ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero

para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Se-ñor, tu ayuda.

3. La Meditación del día 17 al 24.4. Al final, las oraciones propuestas:

Oración a MaríaMaría, haz que cada hogar sea fuente de

comprensión, de ternura, de verdadera vida fa-miliar. Que esta Navidad nos una en el amor.

Oración a San JoséAyuda a los padres de familia para que en su

hogar sean imagen del Padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran respon-sabilidad de educar y formar a sus hijos, entre-gándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos.

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Génesis 49, 1.2;8-10

Jacob se encuentra agonizante y sus hijos lo acompañan en su lecho. Él ya se siente cansado de vivir tantos años, pero goza de la presencia de sus hijos que tiene a su lado. Se anima a des-cribirles su historia, que es historia de salvación vivida con Dios. A ellos les anticipa la responsa-bilidad que deberán asumir en sus manos: Hacer realidad la promesa de Dios.

En muchos momentos hemos acompaña-do a nuestros antecesores a este momento de entregar su vida a Dios. El liderazgo que ellos ejercieron en la familia les toca trasladarlo a los hijos. Esto es: “sostener el bastón de mando”, la dirección de la familia por el camino de la fe y construir la fe familiar nuevas generaciones

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hasta la venida del Señor. La tarea de ser guía y acompañantes de su fe.

Salmo 71, 2, 3-4ab. 7-8. 17

Que en sus días florezca la justicia y la paz reine eternamente.

Mateo 1, 1-7

Mateo es el único evangelista que presenta una genealogía detallada de Jesús, y nos expo-ne en ella el liderazgo que ejercieron los “llama-dos” a revelar la salvación de Dios en la historia antes de la llegada de Jesús.

En tres grupos de generaciones presenta una secuencia de nombres que intervinieron en nuestra historia de fe. Al final aparece nuestro Salvador, Jesús, anunciando la Buena Nueva.

Nosotros pertenecemos a la “era cristiana” inaugurada por él y sus Apóstoles.

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Esta historia de salvación sigue producien-do sus frutos por la acción del Espíritu. Así han transcurrido veinte siglos que han sido enrique-cidos por el testimonio de mártires y santos que han testimoniado su fe y han caminado animo-sos los caminos de la Iglesia siempre en misión. Hoy se continúa dando testimonio y un liderazgo convincente de fe.

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Jeremías 23, 2-7. 24-25a

El profeta expone en este texto la verdadera misión que el Rey debería ejercer porque debe conducir al pueblo como un pastor, como lo quiere Dios, evitando actuar como un “lobo” del rebaño. Quien está actuando así es el rey Sede-cías, muy a pesar de que su nombre significase; “El Señor es mi justicia, mi salvación.

Los profetas actuaron delatando la mala ges-tión de los reyes, es decir del mundo político, que solo ha logrado la dispersión del rebaño, el pueblo sufrió su mal gobierno”.

Además, han surgido “falsos profetas” que tergiversan la fe del pueblo enseñando su men-saje y no el de Dios. El profeta debió tener va-lentía y espíritu de Dios para hacer oir la verda-dera voz de Dios.

Salmo 71, 2, 12-13. 18-19

Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Lucas 1, 5-25

José y María eran novios, ya sus familias cono-cían su proyecto de amor, no solo enamorados, Ya habían cumplido la primera etapa de la boda: es-

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coger la familia donde nacerá Jesús. Todo proyec-to se lleva paso a paso hasta su culminación. Es un camino de amor que no puede fracasar.

Dios visita a María y le anuncia que será “ma-dre” por medio de un mensajero de Dios.

Ella se queda desconcertada ante la pro-puesta y noticia de Dios. Pero le acepta su peti-ción con fe y disponibilidad a su proyecto.

Actualmente, enamorados parecen no tener bien claro que el matrimonio es llevar adelan-te un proyecto que dura muchos años. ¿En su proyecto de enamorados y novios tiene espacio Dios?

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sábADo 19 De Diciembre

Jueces 13, 2-7.24-25

Los filisteos eran un pueblo que provenían de la isla de Creta. En su expansión llegaron a las costas de Palestina y se posesionaron en es-tas zonas hasta la frontera con Egipto. La tribu de Dan que ocupaba este lugar tuvo que luchar contra ellos. Sansón será su líder y vencerá.

La Biblia presenta a Sansón como un héroe. Su nacimiento representa la llegada de “un sal-vador”, tan necesario en los tiempos del pueblo de Israel. Un mensajero de Dios se presentó a una joven madre y le anuncio el nacimiento de un hijo y esto se cumplió.

Dios, a través de la historia bíblica y humana ha suscitado dentro y fuera de la Iglesia perso-nas líderes, hombres con visión justa del mundo, propuestas de bien común. ¿Nuestra sociedad forma este tipo de líderes?

Salmo 70, 3-4. 5-6ab. 16.17

Mi boca está llena de tu alabanza y canta tu gloria.

Lucas 1, 5-25

El evangelio lucano presenta una anunciación a un varón que estaba consagrado al servicio del

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templo, “Zacarías”, esposo de Isabel, que era estéril, prima de María. Isabel agradecerá su maternidad a Dios.

Dios escoge dos familias para llevar adelan-te su plan de salvación. Puso su mirada en ellos porque los encontró disponibles y decididos a entregar a Dios lo mejor de sus personas.

¿Somos cristianos dispuestos a acoger los mensajes y misiones de Dios en nuestras vidas? Algunas creyentes de seguro acogieron esa pe-tición o llamado de Dios y sintieron mucha “gra-cia de Dios”. Nuestra sinceridad debe reconocer que muchas otras veces actuamos como sordos e indiferentes a su petición. La actitud de Isabel y Zacarías llaman a tu reflexión.

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Domingo iv De ADviento2.° Samuel 7, 1, 2-5. 8b-12. 14-.16

El profeta Natán es el interlocutor de Dios para comunicarse con David. Él desea como Rey construirle una casa a Dios. La casa normal es un espacio material hecha en la ciudad. La casa es también la familia que construye con los hijos y los sucesores. David desea dar a Dios una casa-dinastía. Pero el Señor se ha revelado a Is-rael, a su pueblo en movimiento.

Dios funda una dinastía con Palabra, la va a consolidar con su Promesa y la acompañará en la historia. Ese es el proyecto de Dios para ti.

Sigamos en el siglo XXI, caminemos en la historia. Los cristianos tenemos una misión de consolidar el amor a Dios.

Salmo 88, 2-5. 27 y 29:

Cantaré eternamente tus misericordias.

Romanos 16, 25-27

Las palabras finales de esta Carta de Pablo son una alabanza a Dios por habernos revelado a Jesucristo, la plenitud de todos los tiempos. La Buena Noticia ya está en todo el reconocer al Hijo de Dios.

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Evangelio Lucas 1, 26-38

Lo primer que sorprende de este texto es que Dios haya escogido de un humilde pueblo el sí generoso de una joven para su plan. María era joven y estaba en edad de casarse con un hom-bre justo y trabajador.

Ambos habían seguido el camino matrimonial de entonces. Todo estaba predispuesto para una boda y llega el anuncio del ángel portador del pan de Dios para ella.

Con su Sí, María acepta con su corazón gene-roso lo que le pide en la aldea de Nazaret. Esta sencillez y apertura de María debe ser el am-biente para que Jesús llegue a nuestro hogar.

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Cantar de los Cantares 2, 8-14

Este libro poético expresa un poema en tiempo de primavera donde florecen las flores y le acompaña un clima agradable. Es la pre-sentación del idilio de esta joven que piensa en su amado. La Navidad ya cercana hará florecer nuevamente el amor de Dios que nos regalará con la presencia de su Hijo Jesús.

Dios ha colocado en mí un corazón que resul-ta el centro vital de la vida física y del amor, pues de él se expresan los sentimientos más nobles, las actitudes de fidelidad, las decisiones más importantes para responder a su amor infinito y misericordioso. Estas generen sintonía con su proyecto de salvación del género humano. Y en nuestras familias las respuestas y acogida a ese amor de Dios.

Salmo 32, 2-3. 11-12. 20-21

Aclamen, justos, al Señor, cántenle un cánti-co nuevo.

Evangelio Lucas 1, 39-45

Lucas nos presenta a las dos madres que es-peran un hijo. El compartir sus maternidades las hace solidarias y agradecidas por el don recibi-do de Dios. Ahora son las “de apertura protago-

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nistas del amor de Dios” para la humanidad. Es un hecho milagroso concedido a ellas para con-tribuir al plan de Dios.

María se siente “bendecida y agradecida” y lo expresa con el salmo que Lucas pone en sus labios.

El Magnificat revela que la espiritualidad “anawin”, de los que se sienten humildes y po-bres ante la bondad inmensa que reciben de Dios. Apreciamos en los primeros versículos la voz de María que habla con Dios, sigue una ala-banza y acción de gracias. Los últimos 4 versí-culos son un “canto coral” donde la voz de Ma-ría se une a la comunidad creyente que se siente humilde frente al favor de Dios.

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1.° Samuel 1, 24-28

La conducta de su padre Elí agradaba a Dios por su rectitud en obrar y ser sabio. Sus hijos no llevaron una vida buena, esa conducta los llevó por un mal camino, cometieron pecados contra el culto, las mujeres, el servicio al santuario y su padre Elí, máxima autoridad religiosa.

En cambio, el niño Samuel fue creciendo y lo apreciaban Dios y los hombres.

Cabe preguntarse ¿qué es lo que debe de cambiarse cuando empiezan a surgir los signos y hechos de decadencia de un pueblo?

Fue muy importante la visita del “enviado de Dios” para reafirmar la fe del pueblo y compren-der que el cambio viene del interior de las per-sonas, si de verdad creen en Dios.

Salmo 1.° Samuel 2, 1-3

Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador.

Lucas 1, 46-56

María canta la alabaza a Dios con su alaban-za llamada “Magnificat” que Lucas pone en sus labios. El evangelista lo inserta en su evangelio para hacer notar que, los grandes y poderosos gobiernan y conducen la historia del mundo con

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criterios de poder, la sed del tener y del dominio científico, sin pensar que existen más pobres, marginados y excluidos.

María como mujer sencilla y en su humilde quehacer fue capaz de comprender el plan de Dios y darle su “sí generoso” para contribuir a él. Ella toma conciencia de su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su mirada en ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a convertirse en la madre del Mesías. Será a la vez protagonista en la entrega generosa de la misión de su Hijo, Jesús. Por eso ella dirá a Dios: “Pro-clama mi alma tu grandeza y mi espíritu se ale-gra en ti”.

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Malaquías 3, 1-14. 23-24

Malaquías es el último de los Profetas y el significado de su nombre es mensajero del Se-ñor. Él vivió en el siglo VI a. C. en el momen-to que el pueblo se hallaba desanimado por las promesas antiguas de Dios que parecían no cumplirse. Llega la pregunta “¿Dónde está Dios?”.

El profeta en su profecía nos abre a ver la es-peranza del “Día del Señor”, quien se presentará para evaluar la fidelidad de Israel. El final de este tercer capítulo nos pide que nos encaminemos al mensaje de la Ley de Moisés. Ante la proxi-midad de esa llegada de Dios hay que decidir y resolver la lejanía de Dios para superar el pesi-mismo y la nostalgia de Dios.

Ir hacia Dios es la meta de todo creyente.

Salmo 24, 4bc-5ab. 8-9.10 y 14

Levántense, alcen la cabeza; se acerca su li-beración.

Lucas 1, 57-66

Lucas nos presenta en este texto el nacimien-to de Juan, que se convertirá en el primo de Je-sús. Será mayor que Jesús por seis meses. Es un

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relato sencillo. La misión de Juan será preparar la Llegada de Jesús y el anuncio del Reino de Dios.

Para este nacimiento se elabora un salmo lla-mado Benedictus, el anuncio de Dios es a Zacarías quien quedó mudo. En clima de oración y de silen-cio él se animó a comprender el designio de Dios.

Cada espera y nacimiento de los hijos de nuestras familias nos han llenado el corazón de alegría y de emoción. Ha sido el paso de la “gra-cia” de Dios en estos momentos. Una nueva vida nace y se inicia un nuevo proyecto de Dios. Se-pámoslo acoger démosle gracias. Seamos dó-ciles al Espíritu de Dios en esta Navidad ya muy cercana.

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2.° Samuel 7, 1-5. 8-12. 14-16

El texto de Samuel nos permite detenernos en la comprensión de la palabra “casa”, porque ella tiene un doble significado: el primero era el sentido material de casa-palacio-templo, el se-gundo el establecer una dinastía. El inicio de esa gran descendencia lo dará el Rey David.

Esta es la dinastía que Dios construyó para el pueblo de Israel que favoreció el camino de la “promesa dinámica” en la historia de Israel.

Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29

Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Lucas 1,67-79

Zacarías eleva un cántico a Dios con un gran sentido de gratitud porque ahora su familia tiene un hijo que será un protagonista de la historia de Salvación. Esta oración la llamamos el Benedic-tus y la rezamos en esta mañana porque infunde esperanza de mi familia.

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Celebración Penitencial

1. Monición de entrada

A veces vivo momentos de dificultades, pe-rezas y cobardías. Por eso, nos reunimos para preparar nuestro corazón a la venida del Señor.

La paz no se logra solamente con el cambio de lo que está fuera de las personas. Se logra desde el corazón humano, donde brotan las ac-titudes y las decisiones que nos lleven a buscar y hacer la paz.

No habrá paz verdadera y duradera entre no-sotros si no estamos perdonados en nuestro co-razón, convertidos a la paz y a los valores que la sostienen: justicia, verdad, el amor y la libertad.

El Señor que inició el camino de perdón y de conversión en nosotros, está deseando llevarlo a buen término, en esta espera de su venida.

Oración Padre de misericordia, por la venida de tu Hijo Jesús nos has dado la esperanza de una Vida Nueva. Míranos con amor a este pueblo reunido ante ti. Alienta su conversión hacia el perdón y la paz;

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acompaña nuestro esfuerzo para reco-nocer con gozo el efecto de tu venida a nosotros. Amén.

Liturgia de la palabraSalmo

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor, Señor.

Tú no eres Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con las mujeres y hombres.

Tú conoces nuestra debilidad, mis tenden-cias orgullosas, violentas y egoístas.

Conoces bien todas nuestras miserias.

Tú eres misericordioso y compasivo,

Tú padeces y compadeces,

Tú eres compasión. Compadécete de nosotros.

Evangelio: Lucas 3, 1-16

Homilía: Además de la reflexión sobre la lec-tura, hacer mención de las señales de los tres domingos, que nos conducen a la Navidad.

Examen de conciencia

Revisaremos la serie de virtudes que acom-pañan a la paz, haciéndola posible. Jesús, que nos ama, nos perdona e invita a perdonar.

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1. Conseguir la paz conmigo mismo:

¿Soy fiel al cumplimiento de mis obliga-ciones?

¿Estoy en paz y reconciliado conmigo mismo?

¿Soy fiel a la verdad?

2. El perdón a los otros

¿Hay alguien a quien debo pedir perdón?

¿He sabido devolver bien por mal, guardo rencor? ¿Soy solidario, comprensivo?

¿Sé escuchar y dialogar, o soy autoritario?

¿Cómo reacciono ante situaciones sociales?

¿Sé reconocer, con gratitud, los esfuerzos que se están haciendo en favor de la paz?

3. En casa, con los amigos y vecinos

¿Soy motivo de discordia o fuente de paz?

¿He actuado con violencia y agresividad?

¿Soy respetuoso y tolerante con los demás? ¿Confundo la tolerancia con la indiferencia? ¿Despierto en mí la voluntad de reconciliación entre todos nosotros, dentro del pluralismo y del respeto a las diferencias legítimas, propias de nuestra sociedad?

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4. Conseguir la paz en el mundo

¿Soy consciente de que la paz en el mundo tiene mucho que ver con la pobreza y miseria en que vive gran parte de la humanidad? ¿Soy ca-paz de renunciar y comprar algo, incluso nece-sario, para ayudar a los pobres? ¿Soy solidario? ¿Busco fácilmente excusas para no colaborar? ¿Tengo en cuenta a los pobres y necesitados, a los cercanos y a los lejanos?

Acto de contrición

Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todos mis pecados y los aborrezco, porque al pecar, no solo merezco las penas establecidas por ti justamente, sino principalmente porque te ofendí a ti, sumo Bien y digno de amor, por en-cima de todas las cosas. Por eso propongo fir-memente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de toda ocasión de pecado. Amén.

Exponemos el símbolo para conducir nuestra vida

Escribe tu penitencia personal y la de tu fa-milia o comunidad.

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Confesiones (Se acude al sacerdote)

Saludo de la paz terminadas las confesiones

El amor se ha hecho presente en nuestra comunidad. Hemos recibido su perdón, y la fuerza de su Espíritu ha renovado nuestro corazón. La amistad de Dios ha sido retomada. El signo externo de esta reconciliación fraterna, es daros la paz.

Oración final

Gracias, Señor, porque te pones en el camino por el que yo voy caminando, para que te encuentre, porque Tú ya me has encontrado.

Bendición final

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P. Leopoldo Falcón, SDB - LIBRERIA SALESIANA