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Jokin de Irala Carlos Beltramo Mónica Ballón
PADRESPARA
de niños de 9 a 10 años
PADRESPARA
de niños de 9 a 10 años 4
RESPUESTAS INTEGRADAS ......................................................... 8
Tema 1: Comprendo la importancia del cuerpo
(Conocer el cuerpo para
saber cuidarlo y vivir mejor). .......................................... 16
Tema 2: Acciones para cuidar el cuerpo(El cuidado del cuerpo,
el pudor y la intimidad). ................................................. 26
Tema 3: No actuar sin pensar(Conocimiento y gestión
de las emociones). ........................................................... 34
Tema 4: El que se controla… ¡gana!(Actitud positiva para
superar los límites). ........................................................ 44
Tema 5: Crecer y ser más libre(Desarrollo, libertad y
relación con los padres). ................................................. 52
Tema 6: Crecer y hacer amigos(Madurez y relaciones de amistad). .............................. 62
Tema 7: Conociendo nuestros sentimientos(Conocer los sentimientos: primer
paso de la educación afectiva). ...................................... 72
Tema 8: ¿Cómo actúo con mis sentimientos?(Expresión de las emociones
y relaciones sociales). ..................................................... 84
Tema 9: Formas inteligentes de resolver problemas
(Pelear no resuelve los problemas). ............................... 94
Tema 10: El orden, esa gran ayuda(La virtud del orden y sus beneficios). ......................... 102
Tema 11: ¿Cómo nos comportamos?(Conocer y respetar las
normas básicas de convivencia). ................................... 110
Tema 12: Si respetas, te respetarán (El respeto, clave de la buena
convivencia en casa y en la sociedad). ......................... 118
anexo: índice del libro Quiero Querer para 4TO curso de primaria .......... 126
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de este libro
No estamoscONOCIENDO
SENTIMIENTOSNUESTROS
No estamosNo estamos
LA VIDA MISMA
Tema 7Las emociones y los sentimientos son fuerzas que todos debemos aprender a gestionar. Para ello, el primer paso es saber reconocerlos y “ponerles nombre”.
Pedro y Carolina son
mellizos. Van a la misma
escuela y tienen el mismo
grupo de amigos; a la hora
de estudiar se ayudan y
comparten apuntes. Son
un típico caso de “mellizos”
muy unidos.
En el examen de
matemáticas, después de
haber estudiado mucho
ambos, Pedro aprueba
con una nota muy alta.
Pero Carolina no logra la
calificación suficiente y
tiene que hacer un examen
más. Felicita a su hermano
pero no se alegra porque
Luego le habla a su mamá,
que en ese momento se
acuerda de los consejos
que ella misma le había
dado varias veces y piensa
que sus sentimientos y su
malestar no tenían que
estar por encima del cariño
a su hermano y por eso
decide acompañarlo en su
alegría.
Finalmente, con la ayuda
inestimable de su hermano
que prepara con ella el
examen aunque él no lo
tiene que aprobar, logra
sacar la mejor nota del año.
no le parece justo haber
suspendido: ambos habían
estudiado mucho y ella
también merecía aprobar.
Su primera emoción es la
tristeza y se va a su cuarto,
sola, mientras Pedro cuenta
su “hazaña” a sus padres.
Al de un rato, Carolina se
calma y se empieza a dar
cuenta de que, a pesar de
su fastidio, sí le alegra que
su hermano haya aprobado.
Son dos sentimientos
opuestos. Por eso respira
hondo y va al salón a
buscarlo y pasar un rato
con él, como hacen siempre.
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ALGUNOS CRITERIOSSomos como un violín
Todas las personas solemos emocionarnos
ante situaciones que nos afectan de una
u otra forma. Es como si fuéramos una
especie de violín y las emociones son como
la vibración de una cuerda cuando alguien
la toca: el sonido que oímos es producto
de esa vibración. Mucho depende de la
intensidad, duración y con qué tipo de
movimientos se presione dicha cuerda para
que el sonido sea diferente. Del mismo
modo, la forma en que actúa una persona
al sentir una emoción es el resultado de esa
vibración interior.
El ejemplo del violín nos debe ayudar a
entender que las situaciones nos afectan
interiormente, nos dejan “vibrando”, según
el tipo de situación que sea y nuestro modo
de ser.
Los niños suelen tener las emociones a flor
de piel y expresarlas con más transparencia
que los adultos. Es fácil identificar
sus emociones porque las expresan
espontáneamente con todo su cuerpo.
Hay gestos para cada tipo de emoción.
Saber reconocerlos es parte de la
alfabetización afectiva. Así, si están
molestos cierran los puños y la expresión
de su rostro es contraída, con el ceño muy
fruncido y su boca suele estar también
contraída pero hacia arriba; en cambio, si
están tristes, bajan la cabeza y su tono de
voz se apaga; por el contrario, la alegría los
hace saltar, sonreír y la mirada les brilla.
Gracias a esa “franqueza” de la correlación
emociones-cuerpo, los padres podemos
observar a nuestros hijos, conocer
qué situaciones les afectan positiva o
negativamente, y ayudarles a reconocer
sus emociones, para que luego ellos las
gestionen y no sea al revés, que se dejen
dominar por ellas.
Pasos de la alfabetización afectiva
Hemos hablado en varias ocasiones en esta serie de libros
de la “alfabetización afectiva”. Respecto a leer y escribir,
una persona se “alfabetiza” cuando aprende primero unas
letras, después palabras, más tarde frases y finalmente
logra un manejo suficiente y autónomo del idioma, tanto
para leerlo como para escribirlo.
Del mismo modo sobre nuestros sentimientos, afectos
y emociones vamos aprendiendo primero a conocerlos,
después a reconocerlos –en la vida cotidiana– y, finalmente,
a gestionarlos. Este proceso debe comenzar desde muy
pequeños y la madurez que ya tienen nuestros hijos a esta
edad permite dar grandes saltos al respecto.
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Conocer los sentimientos
El primer paso en la alfabetización afectiva de nuestros hijos es que
ellos mismos aprendan a identificar y reconocer sus sentimientos, lo
cual a veces no es fácil porque el medio ambiente realmente no ayuda.
Hoy en día hay una tendencia a dejarse llevar por lo que uno siente, sin
ni siquiera comprender qué es, qué significa eso que uno siente y, por
tanto, sin saber si es dañino o beneficioso.
A continuación, aquí mencionamos y explicamos algunos de estos
sentimientos y emociones que todas las personas solemos tener.
Esta lista no es exhaustiva y, en general, evita discusiones típicas de
expertos: es una enumeración sencilla que busca permitirnos enfocar
sin dudas el crecimiento y la clarificación afectiva y emocional de
nuestros hijos.
Hemos elegido algunos por ser los básicos y otros porque tienen un
cierto grado de dificultad para ser identificados y comprendidos por
nuestros hijos (como, por ejemplo, la envidia o los celos).
Vergüenza
Sentimiento por el que deseamos mantener
oculto algo que tenemos o hemos hecho.
Si la vergüenza es por algo malo se llama
culpa pero si es por algo bueno, como
proteger la intimidad, se llama pudor.
• Culpa: malestar o pena cuando se hace
algo malo. Tristeza ante un error.
Ejemplo: “Me siento culpable por haber
roto el ordenador de mi primo”.
• Pudor: vergüenza por algo bueno que
tenemos, que valoramos mucho como
algo positivo y que debe quedar en
nuestra intimidad, solo para nosotros.
Ejemplo: “Me da pudor que me vean
cuando me cambio; por eso cierro la
puerta, porque mi cuerpo es parte de
mi intimidad”.
Miedo
Emoción intensa provocada por la
percepción de un peligro, real o supuesto,
presente, futuro o incluso el recuerdo
de una escena que ya ha producido ese
miedo (como cuando los niños no quieren
estar solos después de ver escenas de
una película de terror –películas que
están desaconsejadas para niños de corta
edad– o si han pasado por una situación
traumática). Es una emoción que responde
a la naturaleza humana y a su búsqueda
de autodefensa. Debemos aprender a
actuar aunque no desaparezca el miedo,
pero superando la limitación que puede
producirnos.
Ejemplo: “Me da miedo pasar por esa calle
porque una vez un perro grande me ladró y
casi me ataca… y el perro sigue allí”.
Entusiasmo
Emoción positiva que hace que veamos la
mejor parte de las tareas encargadas o en
general para vivir la vida. Suele elevar el
nivel de energía que utilizamos para hacer
las cosas.
Ejemplo: “Me entusiasma que mi profesor
me encargue el dibujo del poster para la
clase porque me encanta dibujar y por eso
lo haré lo mejor posible”.
Envidia
Emoción negativa de tristeza ante los
bienes de otro o por su éxito. No nos
permite ver lo bueno que hay en que a los
amigos les vaya bien; va en contra del amor.
Ejemplo: “A mi amigo Pepe le han dado un
premio y siento algo negativo contra él: le
tengo envidia y de repente no tengo ganas
de hablar ni de jugar con él.
Celos
Sentimiento negativo de duda o inseguridad
ante la percepción de que alguien nos quite
–o nos pueda quitar–, el cariño de alguna
persona que queremos y nos interesa.
Ejemplo: “Mi amiga Juana ahora también
juega con Fernanda. A mí me sigue
hablando pero de todos modos siento algo
que me hace sentir mal y me gustaría que
ya no jugara con Fernanda, quiero a Juana
sólo para mí”.
Los celos sontambién emocionesque dificultan elamor, que debeperseguir el bien dela persona amada;pueden conducira relacionesdependientes yposesivas, incluso, paradójicamente, ala violencia contra la persona “amada”. !
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Mamá y papá están de acuerdo
Hablad entre vosotros para tratar de saber
cuánto “conocen” vuestros hijos sus propias
emociones –cómo va su “alfabetización
afectiva”–. Esta información será valiosa
para vosotros, con el fin de determinar
temas de conversación con ellos y
formas de educarlos. El conocer tanto
el estilo como el grado de conocimiento
de las emociones y sentimientos que
tienen nuestros hijos nos permiten tener
estrategias educativas adecuadas para cada
uno.
Si alguno tiende con facilidad al desánimo
y la tristeza, tendremos que trabajar con él
la alegría y la visión positiva de las cosas.
Si, por el contrario, otro se desborda en el
entusiasmo y la alegría lo desequilibra,
tendremos que ayudarle a centrarse sin
perder esa alegría.
No reprimáis las emociones
de vuestros hijos, enseñadles
a gestionarlas a favor del
crecimiento personal y
del amor al prójimo. Las
emociones bien canalizadas
son una fuerza positiva que
pueden ayudar a nuestros
hijos a lograr grandes cosas.
Aprovechad vuestras propiasemociones para evidenciar sus reacciones: “estoy triste, por eso me ves algo decaída…pero trato de sonreír paraque la tristeza poco a poco desaparezca”, “ya me estoy enfadando ¿ves cómo arrugo la cara? No quiero enfadarmemás, por favor obedeced”.
¿Qué podemos hacer?
Ayudad a vuestros hijos a identificarsus emociones y el tipo de conductasque tienen al expresarlas. Hacedlocomentando la conducta o repitiendolos gestos, como si fuera unaanécdota: que el niño vea que lequeréis como es y por esa razón leaconsejáis para que actúe mejor yno actúe mal al dejarse llevar por laemoción. Mucho cuidado en caer enla burla.
Observad las expresiones
emocionales de vuestros hijos
y señaladles con respeto sus
reacciones, qué cosas y gestos
hacen cuando expresan cierta
emoción. Después de eso pedidles
que digan qué emoción o
sentimiento es, para que sean ellos
quienes los identifiquen –a partir
de lo que han observado gracias a
vosotros– y les pongan nombre.
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comportamos?¿Cómo nos
comportamos?Tema 11Conocer y respetar
las reglas básicas de
convivencia nos hace
la vida más agradable
a todos. En el día a día
nuestros hijos aprenden
en casa a convivir.
Mercedes está contenta por ir al cine con su madre. Todo va bien hasta
que, antes de entrar a la sala, un niño la empuja y provoca que la
niña tire su bebida mojándose la ropa. Su madre la lleva al baño para
limpiarla y, lamentablemente, llegan a la sala cuando ya está a oscuras
y la película a punto de comenzar.
Un niño que ha visto lo que ha pasado las llama y les dice que cerca de
él hay dos asientos, que se sienten ahí, y que no se preocupen porque
estaban viendo los cortos promocionales. La madre de Mercedes se lo
agradece y le pregunta su nombre: Carlos.
La ayuda de Carlos hace que Mercedes se sienta mejor. En su cabeza
no puede dejar de pensar en el chico que la ha empujado y en Carlos,
que la ha ayudado. Le ha quedado claro que entre uno y el otro, el que
realmente está contento y las ha puesto contentas a ella y a su madre
ha sido Carlos.
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ALGUNOS CRITERIOSRespetar las normas con los demás y con uno mismo
Todos sabemos que, para llevarnos bien
entre todos, debemos seguir ciertas
sencillas reglas de convivencia: respetar
el turno de otras personas, no ensuciar
la calle, saludar, no insultar o no poner
motes. Son indicaciones básicas que nos
recuerdan el buen trato, el respeto y cómo
vivir una sana convivencia entre todos.
Expliquemos con frecuencia a nuestros
hijos que las reglas se aplican a todos los
ambientes en los que nos movemos. Ellos
pueden ver que hay reglas en casa, en el
colegio, en el barrio y hasta cuando juegan.
Si no, probad a preguntarles qué pasaría
si, en el partido de fútbol, alguien toca el
balón con la mano y no es el portero, o en
el de baloncesto alguien da una patada la
pelota. Es una muestra de que las reglas
están en todos lados.
Las reglas ayudan a vivir mejor
Las reglas que encontramos en el día a
día son pautas que promueven el orden y
refuerzan valores para vivir en amistad y
armonía con los demás y con uno mismo.
En otras palabras, nos recuerdan que
debemos comportarnos bien tanto en lo
personal como con los demás. Se puede
decir que las reglas nos ayudan a amar al
prójimo de una manera más ordenada.
Pidamos a nuestros hijos que recuerden,
por ejemplo, cómo se sintieron si alguna
vez un compañero fue borde con ellos y
después otra persona los trató bien, con
respeto. Seguramente habrán sentido que
el primero los dejó tristes o de mal humor
mientras que el segundo hizo que se
sintieran mejor.
El trato de los demás tiene un efecto
“contagioso”: cuando nos tratan mal, el mal
humor que producen en nosotros dificulta
que tratemos bien al prójimo mientras que,
al revés, cuando nos tratan bien, nos sale
casi automáticamente tratar bien también
a los demás.
Es que nuestros actos tienen repercusiones
en dos niveles: por un lado en la vida de
otras personas y por otro en nuestra propia
vida –claro que de esta última solo nos
enteramos nosotros–. A veces insistimos en
una y nos olvidamos de la otra.
Un ejemplo de consecuencias
Podemos contar a nuestros hijos el caso de
un niño –por lo general suele haber alguno
en clase– que era un “experto” en hacer
“chuletas” para copiar en los exámenes.
Como nadie lo había pillado y sacaba
buenas notas, sus padres vivían contentos
–y engañados– con su rendimiento
escolar. El caso es que, cuando llegó a la
universidad le fue muy mal porque no
sabía nada y tampoco tenía hábitos de
estudio.
El caso contrario suele ser el de esos otros
niños que sí estudian –que en clase suelen
ser la mayoría–, son alumnos esforzados,
aunque no siempre saquen las mejores
notas, y cuando llegan a la universidad
les va bien porque saben cómo estudiar,
tiene alguna disciplina respecto a los
apuntes que toman en clase, se organizan
bien porque tienen un hábito de repasar
los temas y cumplir con los proyectos. Al
final a estos les va bien y pueden lograr
sus metas sin sufrir decepciones como los
primeros.
Con historias así podemos ejemplificar
cómo hacer lo correcto en lo personal
tiene consecuencias positivas en la vida de
quienes saben vivir bien.
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Acuerdos entre papá y mamá
Como pareja buscad ayudaros para ser
los primeros en vivir el buen trato, el
servicio y cumplir las reglas de la casa con
buen humor, dando ejemplo a vuestros
hijos. Recordad que en esta lógica de
interdependencia vosotros ejercéis juntos
la autoridad pero no por beneficio propio
sino para el bien de todos en casa.
¿Qué podemos hacer?Hablad entre vosotros para encontrar el
momento del día que más les cuesta a
vuestros hijos cumplir las reglas de casa
–como las mañanas, prepararse para ir al
colegio, tomar el desayuno o irse a la cama
a su hora– para estar de acuerdo en actuar
con firmeza, sed claros en las pautas y
hacedlo con amabilidad y buen trato. Se
puede –¡y se debe!– vivir la autoridad sin
ser bruscos o mal educados. Es lo que
distingue la verdadera y sana autoridad
con el autoritarismo. Cuando solo hay
gritos para hacer cumplir una orden, el
niño no obedece por respeto a la autoridad,
sino por temor e imposición.
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Buscad participar
como familia en
actividades de
ayuda a personas
necesitadas. Los niños
aprenderán el valor
de la solidaridad y su
importancia.
Haced ver a vuestros hijos lasconsecuencias de sus actos yla repercusión que tienen en las personas, ya sea si actúanbien o mal. Por ejemplo: si tuhija te ha ayudado a lavar los platos, se lo agradeces porqueasí papá (o mamá) ha podidoavanzar su trabajo e ir a lacama más temprano.
Que vuestros hijos entiendan el sentido delas normas en casa y vean cómo benefician la convivencia familiar. Explicadlas –incluso más de una vez si es necesario– y señalad conejemplos concretos susbondades.
Destacad las
consecuencias positivas
cuando se vive el respeto a
los demás. Las relaciones
son más amables, más
solidarias y el ambiente
es de mayor tranquilidad
y paz.
Sed vosotros los primerosen respetar las normasde convivencia en vuestrohogar. Si en algún momento reaccionáis mal, no dudéis en reconocerlo y rectificar porquelas normas de convivencia
están para recordar nuestro deseo de actuar bien para vivirmejor entre todos.
Para hacer en casa
1
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Aprovechad un día para salir a pasear por la calle y
comentad con vuestros hijos aquellas conductas que
fomentan la sana convivencia y lo beneficiosas que son
para todos.
Por ejemplo: el vecino que saluda con una sonrisa, la niña
que cruza la calle por las esquinas y mirando a ambos
lados, alguien que ayuda a otro con la bolsa del mercado,
el que tira la basura en el contenedor, etc.
Si encontráis personas que actúen mal también
explicadles por qué está mal y cómo os perjudica.
Procurad hacerlo con prudencia para no generar un
ánimo de crítica destructiva y mostrando ideas de cómo
mejorarlo. Siempre se puede evitar juzgar las intenciones
personales de otros diciendo algo así como “a lo mejor no
ha tenido la suerte de que alguien le explique que lo que
está haciendo no se debe hacer…”.
Por ejemplo: el que va con prisa y empuja a otro, el que
cruza la calle sin mirar, el que saca a su perro sin correa
y el animal ladra a todos, el que pinta ensuciando las
paredes.
Quedartepasivo, sin hacer nada malo, no essuficiente paradecir que actúasbien.En vez de criticar
a un compañero,
piensa cómo le
puedes explicar por
qué ha hecho mal y
cómo puede hacerlo
bien.Mensajes
educativos
Las reglas de
convivencia te
ayudan a llevarte
mejor con los
demás. Cumplirlas
es una manera de
querer al prójimo.
No aceptes aquellassituaciones quedañan la buenaconvivencia. Puedesdenunciarlas o pedir ayuda para cambiar las cosas.
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de este libro
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Los consejos para padres contenidos en el este libro “Para padres”
están relacionados con los contenidos del libro Quiero Querer 4
destinado a alumnos de 4° de Primaria.
Presentamos un resumen de los contenidos de ese libro para
facilitar el seguimiento por parte de los padres en caso de que sus
hijos lo utilicen como material escolar.
índice del librOíndice del librOAnexo:Anexo:
4
Perfil evolutivo de un niño de 4º de Primaria (entre 9 y 10 años)…
Los niños de estas edades aprenden más rápido y
por su cuenta, lo que les hace ser más autónomos e
independientes. Aunque siguen necesitando ayuda para
otras muchas cosas, muestran buena disposición a aprender
cosas nuevas. Por ejemplo, llevan tiempo bañándose solos
y pudiendo mantener una higiene diaria adecuada, pero
debemos seguir insistiéndoles para que adquieran los
hábitos correspondientes.
También experimentan con mayor claridad el sentimiento
de pudor. El niño que antes no se preocupaba de que le
vieran desnudo, ahora quiere cerrar la puerta del baño y de
su cuarto cuando se cambia. En general, los niños empiezan
a incorporar el valor de su propio cuerpo y lo expresan
protegiéndolo de las miradas de otros.
A estas edades ya conocen que existen muchos tipos de
sentimientos que forman parte de la vida cotidiana. La
madurez de la edad les permite dar grandes saltos en el
reconocimiento y gestión de sentimientos. Han crecido
en empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro) y
esto les permite comprender muchas cosas que hacen y
dicen los demás para afrontar sus problemas con ellos
sin impacientarse. Salen más fácilmente de sí mismos y
ahora pueden preocuparse más por sus amigos, intentando
llevarse bien con ellos y disfrutar de su amistad.
Están madurando y por ello gozan de mayores dosis de
libertad para tomar pequeñas decisiones que afectan a su
vida cotidiana. Cuando las normas de casa o el colegio le
limitan sus deseos de hacer cosas distintas, las cuestionan y
minusvaloran. Aún no son capaces de razonar por sí mismos
el sentido de esas reglas de funcionamiento y convivencia.
Pero aprenden a valorarlas cuando obedecen y consiguen lo
que quieren.
El libro consta de seis fascículos que, en
conjunto, hacen referencia a la identidad
del niño en relación a quién es, cómo se ve,
las cosas que puede hacer y la familia a la
que pertenece.
Fascículo 1.B.1 “Cuido mi cuerpo” (Corresponde al dinamismo Biológico)
Se trabaja la importancia del cuerpo y su
valor. En el texto se dice que el cuerpo es
como una máquina de precisión, donde
todas las partes trabajan juntas y lo que
le pasa a una afecta a las demás. De este
modo, busca desarrollar actitudes positivas
que lleven a los niños a cuidar, proteger,
respetar y hacer respetar el cuerpo. En esta
línea, se refuerza, con ejemplos concretos,
el tema del pudor como un medio para
proteger la intimidad física y respetar la
de los demás. Además, se recomienda
que desarrollen hábitos sanos que les
ayuden a crecer fuertes, en autonomía y
responsabilidad. Así, se anima a los niños
a esforzarse por mantener una higiene
adecuada, una dieta equilibrada y a no ser
caprichosos a la hora de comer.
Además, se busca el desarrollo de su
identidad corporal, con las diferencias que
aporta el ser varón o mujer. Se profundiza
en el conocimiento del cuerpo de los niños
y las niñas: lo que tienen en común y lo que
les distingue. Estas diferencias les vienen
contenidosmarcadas por su código genético desde
antes de nacer. Se les dice que ese código
está relacionado con su identidad sexual
y que se expresa externamente de un
modo muy visible: en los órganos genitales.
Y dado que tienen una función muy
importante, deben dirigirse a estas partes
del cuerpo con respeto en todo momento,
evitando usar palabras malsonantes.
Fascículo 1.B.2 “Mi cuerpo, mis afectos y yo” (Corresponde al dinamismo Biológico)
Se trabaja la importancia de no dejarse
llevar por los sentimientos y de elegir
la forma más beneficiosa de reaccionar,
teniendo en cuenta las consecuencias que
esto tiene para ellos mismos y los demás.
Las emociones y los sentimientos bien
canalizados son una fuerza que ayuda a
lograr grandes cosas. Por eso, se busca que
los niños piensen acerca de las reacciones
que pueden tener cuando surgen en ellos
ciertos sentimientos y cuáles son más
beneficiosas y dañinas. A través de las
actividades propuestas, los niños pueden
pararse a pensar sobre las causas que
habitualmente les generan los sentimientos
negativos que no les gustaría tener:
impotencia, frustración, enfado y similares.
Se busca que comprendan que pueden
tratar de evitarlos y conseguir que puedan
darse con menos frecuencia en sus vidas.
129
Se les pide también que piensen en qué
pasaría si se dejaran llevar por lo que
sienten o, en su lugar, lograran controlar
su reacción y se hicieran dueños de sus
actos. Con esto se pretende que sean más
conscientes de las consecuencias de sus
reacciones y de los beneficios de controlarse
para ir avanzando positivamente en el
manejo de sentimientos y emociones.
Fascículo 4.Ps.1. “Cambio también por dentro” (corresponde al dinamismo Psicológico)
En este fascículo se trabaja con los niños
el tema del crecimiento unido al de la
libertad. Ellos están creciendo pero no
solo por fuera, también por dentro. Y eso
se nota en que han mejorado muchas
habilidades, han cambiado sus gustos, sus
juegos, opiniones o modos de reaccionar.
Por eso pueden decidir hacer más cosas
por sí mismos, gozando de mayor libertad
para acertar o equivocarse. A través de
una historia en la que una niña cree que
hacerse mayor tiene la ventaja de que
ahora puede hacer lo que le dé la gana, los
niños piensan y dan su opinión. A partir de
ahí se les explica que la verdadera libertad
la logramos cuando queremos hacer lo que
es mejor para nosotros y los demás.
El texto presenta otra historia al respecto:
en este caso, dos niños que juegan a buscar
un tesoro. Uno de ellos no tiene mapa y el
otro sí. ¿Quién de los dos encontrará más
fácilmente lo que quiere? La idea del mapa
pretende ilustrar la ayuda que los padres y
profesores representan. Cuando los niños
comprenden que seguir las instrucciones
de las personas que les quieren es útil para
conseguir lo que buscan, se esfuerzan más
y aprenden el verdadero significado de la
libertad. Entienden con el ejemplo que el
niño que no tiene mapa puede parecer “más
libre” pero como está perdido en medio de
la selva, en realidad no tiene libertad.
Fascículo 4.Ps.2 “¿Cómo soy cuando me emociono?” (corresponde al dinamismo Psicológico)
Se trabaja el reconocimiento de
sentimientos como una etapa necesaria en
el manejo de las emociones y el papel que
tienen en la relación con los demás. Se les
hace ver que el cuerpo expresa de muchas
maneras lo que ellos están sintiendo por
dentro, y al revés, el estado de su cuerpo
también repercute en su estado de ánimo.
Así, comprenden mejor la relación entre el
cuerpo y sus afectos.
El texto les ayuda a pensar sobre las
emociones y sentimientos que se expresan
a partir de los gestos corporales. Por
ejemplo, se les presentan fotos donde los
niños deben intentar poner nombre a lo
que sienten las personas fotografiadas
según los gestos de las manos, la cara o
la expresión de los ojos. De este modo, los
niños aprecian que hay características
comunes en las personas en cuanto a la
manera de expresar las emociones. Esta
es otra faceta de la alfabetización afectiva,
que permite afrontar los sentimientos de
los demás y generar la empatía.
Fascículo 4.E.1 “Formas inteligentes de resolver problemas” (corresponde al dinamismo Espiritual)
Se trabaja la capacidad de los niños
para resolver los conflictos que pueden
encontrarse habitualmente en casa y el
colegio. El texto introduce esta realidad con
una anécdota que sucede con bastante
frecuencia en el patio de un colegio y muestra
cómo pelearse no soluciona nada. Así que, si
ellos quieren resolver sus problemas con los
demás, tienen que aprender otras formas más
inteligentes de reaccionar.
Por eso se les insiste en que cuando son
capaces de expresar lo que sienten de
manera clara y respetuosa hacia los demás,
consiguen más fácilmente que estos le
escuchen y puedan llegar a acuerdos.
Se busca que los niños entiendan que
ser asertivos les hace tener más amigos,
porque así evitan peleas.
También se trabaja el tema del orden y la
conveniencia de tener un horario. Organizarse
el tiempo es un buen modo de sacar partido
al día porque les permite cumplir con sus
tareas y disfrutar más del tiempo libre.
Fascículo 4.S.1 “La convivencia: la escuela, la calle, el barrio” (corresponde al dinamismo Social)
Se trabajan las normas básicas de
convivencia y el buen trato hacia los demás
como dos medios para hacer la vida más
agradable a todos. De este modo, se les
invita a tener comportamientos que les
permitan convivir con todos, lograr la paz y
la armonía en clase y en casa. Se busca que
piensen acerca de cómo les afecta a ellos
que los demás no cumplan las normas de
clase, las reglas en un juego o por la calle.
Así visualizan la utilidad de las normas
establecidas y concluyen que sin normas
no podemos vivir.
Este fascículo también se propone
inculcarles el deseo de estar más atentos
a las necesidades de los demás y que
nunca permanezcan indiferentes ante una
persona que lo está pasando mal.
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