Página 12 Cash Desigualdad Regional

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  • Imprimir | Regresar a la notaDomingo, 12 de julio de 2015

    Poblacin, federalismo e infraestructura

    Desigualdad regionalEl federalismo poltico se muestra hoy ms vital que el federalismo econmico. Lapregunta es qu lugar ocupa este problema en la agenda poltica. El Estado debe asumirun rol central si se quiere transformar esta realidad.

    Por Matas Rohmer *

    A lo largo de toda su historia nuestro pas ha sufrido una marcadadesigualdad entre sus diversas regiones. Consolidado el federalismopoltico, sigue pendiente la tarea de encontrar un modelo de desarrollocapaz de incluir a todas las provincias y asegurar el adeudadofederalismo econmico.

    Mientras avanza el proceso electoral que definir en octubre al nuevo jefedel Ejecutivo Nacional, se van sucediendo las elecciones a gobernador yotros cargos de carcter provincial. El sistema federal, basado en laautonoma poltica de cada provincia, muestra estar vigente y saludable.Con ms 30 aos de democracia, las sociedades provinciales muestranvalorar y ejercer plenamente su autonoma local.Sin embargo, estas tres dcadas modificaron sustancialmente el mapaproductivo y social, as como el rol del Estado y el capital privado ennuestra economa. Estas transformaciones parecen haber favorecido lacontinuidad de un grave problema de larga data: la enorme desigualdadregional que caracteriza a nuestro pas desde sus mismos orgenes. As,el federalismo poltico se muestra hoy ms vital que el federalismoeconmico.

    A pesar de sus avances, la democracia argentina no pudo revertir el hecho de que an hoy la Provincia de BuenosAires represente un 39 por ciento del total de la poblacin (censo 2010), aproximadamente un 32 por ciento del PBI yun 34 por ciento de las exportaciones. En el otro extremo, Formosa representa el 1,5 por ciento de la poblacin yaporta alrededor de un 0,5 por ciento del PBI y 0,1 por ciento de las exportaciones.

    Desde una perspectiva regional, las tres provincias ncleo de la Pampa Hmeda (Buenos Aires, Crdoba y SantaFe) representan un 45 por ciento por ciento del PBI, el 55 por ciento de la poblacin y el 70 por ciento de lasexportaciones. En contraste, las diez provincias del norte argentino (La Rioja, Catamarca, Tucumn, Salta Jujuy,Santiago, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones) representan en conjunto el 21,3 por ciento del total de lapoblacin, y aportan el 10,3 por ciento del PBI y el 8,1 por ciento de las exportaciones. Estos fuertes contrastes sereflejan, a su vez, en la estructura de ingresos pblicos de cada jurisdiccin, donde las provincias de la PampaHmeda (incluyendo la Ciudad de Buenos Aires) manejan, en promedio, recursos que provienen en un 53 por cientode recaudacin propia, mientras en las diez provincias del norte los ingresos propios son slo del 15 por ciento,dependiendo as todas ellas de los recursos provenientes de la coparticipacin federal.

    En una mirada ms social, segn datos del censo 2010, las diez provincias del norte tienen en promedio unacobertura cloacal del 41,6 por ciento, un 17,3 por ciento promedio de acceso a gas de red y un 31,7 por cientopromedio de acceso a una PC en el hogar. En la ciudad de Buenos Aires, dichos valores ascienden a 98,2 por cientoen acceso en cloacas, 92,2 por ciento en gas de red y 68,7 por ciento de acceso a una PC en el hogar.

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    1 de 2 18/07/2015 01:33 a.m.

  • En un pas de casi 3 millones de km2, los escasos 300 km lineales del eje agro-industrial Rosario-Buenos Aires-LaPlata concentran unos 15 millones de habitantes mientras que entre El Calafate y Esquel se extienden 900 Km. enlos que apenas viven unas 100 mil personas. Slo el partido de La Matanza agrupa la misma poblacin que la sumade Catamarca, La Rioja, San Juan y San Luis.Suele decirse que nuestro pas es un territorio despoblado. Debemos romper con esta falsa idea ya que la Argentina,con 40 millones de habitantes, no es hoy un pas despoblado, sino un pas sumamente mal poblado. Sus recursoshumanos, las fuentes de trabajo, la oferta educativa y de salud, se concentran excesivamente en la porcin hmeday llana del este. Pero, aunque muchos lo ignoren, dos tercios del pas (Cuyo, la meseta patagnica, las montaas delnoroeste, el Chaco occidental) son tcnicamente un desierto. Cul es, entonces, el modelo de desarrollo para estaszonas ridas y montaosas? Qu esfuerzos est dispuesta a hacer la sociedad para lograr el progreso de lasmismas? Es posible comprender desde la cultura y la agenda meditica predominante que en muchas reas laspreocupaciones suelen ser otras, como la falta constante de agua, la ausencia de un mdico o la carencia de gas dered? El fuerte y persistente desequilibrio regional demuestra que estas preguntas no han encontrado respuesta, obien que an no se ha encontrado un modelo de desarrollo capaz de incluir en el mismo a todas nuestras regiones.

    En estas reas postergadas, el sistema pampeano basado en el agro y la ganadera ha sido y sigue siendo unautopa en un ambiente dominado por la aridez y la montaa. El modelo agroexportador obliga a relegar a una ampliaporcin del pas donde la naturaleza no otorga las ventajas naturales de la Pampa Hmeda. Asimismo, all tododesarrollo industrial necesitar de un fuerte impulso, proteccin y subsidio estatal. Lograr el progreso de estasregiones requerir de un costo que la sociedad debe asumir y comprender. A modo de ejemplo, optamos por pagarelectrnicos ms caros que en otras partes del mundo o relegamos a Tierra del Fuego a ser por siempre el inhspitofin del mundo.

    Desde 2003 se han dado pasos importantes atendiendo a esta problemtica. Se avanz en el desarrollo deinfraestructura bsica sin la cual ese desarrollo ser siempre imposible. Lneas de alta tensin, gasoductos, mejorasen infraestructura escolar, de salud, y agua potable, fomento de actividades tursticas, impulso a la polmicaactividad minera, mayor conexin area, nuevas rutas, renovacin ferroviaria. Se hizo mucho y, sobre todo, parecehaberse puesto atencin al problema. Tanto como que todo ello resulta an insuficiente.

    Frente a este panorama y el prximo cambio gubernamental, la pregunta es qu lugar ocupa este problema en laagenda poltica. Ms all de vagas enunciaciones, no se observa que el mismo tenga el lugar que su magnitudamerita. En definitiva, la sociedad en su conjunto ha olvidado esta cuestin o ha sido incapaz de comprender queesta desigualdad no es algo inmodificable. Las adversidades naturales de ciertas regiones pueden y deben serreparadas por el Estado en pos de un desarrollo equilibrado, tal como lo fija la propia Constitucin Nacional en suartculo 75, inciso 19.

    Ante tal situacin al menos parece haber una certeza: el mercado por si solo no puede ser el mecanismo que logreachicar la histrica brecha regional. Por su propia lgica, el capital buscar establecerse donde estn los centrosconsumidores y la mayor y mejor oferta de recursos humanos, naturales y financieros. Y en un crculo vicioso, laoferta laboral y de servicios atrae poblacin de las zonas ms postergadas, anclando a estas en una mayordesigualdad relativa an. De tal forma, inevitablemente ser el Estado quien deba asumir un rol central y directivo sise quiere transformar esta realidad, y ser difcil que aquellos que proponen reducir (o incluso eliminar) impuestos,achicar el gasto y privatizar empresas pblicas, tengan los recursos y la voluntad necesarios para alcanzar elfederalismo econmico que tanto declaman. Un Estado ms exiguo, ms ausente, no ha sido ni parece ser larespuesta a un problema tan viejo como la Argentina misma.* Licenciado en Ciencia Poltica, UBA.

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