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Supervisor del gol Lejos de la línea de envalaje, donde supervisa minuciosamente cada producto, Héctor se calza los botines y entrena a las divisiones inferiores de Instituto de Córdoba. “Es un pasatiempo, pero si pierdo me enojo”, sonríe. Héctor se toma un descanso del trote que realiza junto a chicos de 15 años. Llega agitado pero no cansado. “Hago esto todas las semanas desde hace 17 años, ni me doy cuenta”, afirma mientras toma desde un bidón de agua. Ese mismo Héctor que ahora está de pantalón de gimnasia, transpirado, y que por delante tiene otros 45 minutos de entrenamiento es el que, durante la semana, controla que la línea de distribución final lleve las cantidades exactas en cada caja. “Soy más rápido que cualquier máquina”, afirma y se da vuelta para dar una indicación al grupo de muchachos. -¿Siempre fue futbolero? - Sí, de chico iba con mi papá a ver a Instituto a la cancha vieja, que ya no está. Mi viejo era vocal suplente y el club era mi segundo hogar... la escuela mucho no me gustaba. -¿Jugó profesionalmente? - No, estuve a una categoría cuan- do salió la oportunidad de entrar en Arcor. Y como era una época difícil, preferí ir a lo seguro y mal no me fue. -¿Cómo es su jornada de trabajo? - Los sábados me levanto a las 6, desayuno como se debe, me cambio y a las siete estoy acá. Vengo en bicicleta porque así de paso voy calentando. Imaginte que pedaleo 1 kilómetro de ida y uno de vuelta. - Es bastante... - Más con 58 pirulos (risas). - ¿Aplica su experiencia del traba- jo en el deporte? - Sí, siempre, es lo mejor. Uno a veces piensa que no se puede lle- var nada del trabajo al pasatiem- po, y es mentira. Mis muchachos saben que trabajando bien y con constancia, se puede llegar lejos, no por nada estamos peleando arriba. El equipo de Héctor está puntero con 35 puntos y, a sólo dos fechas del final de la categoría, puede llevarse la copa, si Talleres de Córdoba no los vence en la última jornada. - ¿Qué es más importante: ganar o competir? - La competencia es vital, porque mi viejo desde chico me explicó que hay dos cosas fundamentales: la cabeza y el físico. La cabeza la tengo bien, y el cuerpo nunca lo descuido. Igual te voy a ser honesto: odio perder, mi cara de perderdor es inconfundible. - Los lunes deben ser difíciles... - Mis compañeros ya saben que si llego con mala cara es que perdí. Ojo, me divierto como un loco cuando pierdo. - ¿Alguna que se pueda contar? 11

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Supervisor

delgol

Lejos de la línea de envalaje, donde supervisa minuciosamente cada producto, Héctor se calza los botines y entrena a las divisiones inferiores de Instituto de Córdoba. “Es un pasatiempo, pero si pierdo me enojo”, sonríe.

Héctor se toma un descanso del trote que realiza junto a chicos de 15 años. Llega agitado pero no cansado. “Hago esto todas las semanas desde hace 17 años, ni me doy cuenta”, afirma mientras toma desde un bidón de agua. Ese mismo Héctor que ahora está de pantalón de gimnasia, transpirado, y que por delante tiene otros 45 minutos de entrenamiento es el que, durante la semana, controla que la línea de distribución final lleve las cantidades exactas en cada caja. “Soy más rápido que cualquier máquina”, afirma y se da vuelta para dar una indicación al grupo de muchachos.-¿Siempre fue futbolero?- Sí, de chico iba con mi papá a ver a Instituto a la cancha vieja, que ya no está. Mi viejo era vocal suplente y el club era mi segundo hogar... la escuela mucho no me gustaba.

-¿Jugó profesionalmente?- No, estuve a una categoría cuan-do salió la oportunidad de entrar en Arcor. Y como era una época difícil, preferí ir a lo seguro y mal no me fue.-¿Cómo es su jornada de trabajo?- Los sábados me levanto a las 6, desayuno como se debe, me cambio y a las siete estoy acá. Vengo en bicicleta porque así de paso voy calentando. Imaginte que pedaleo 1 kilómetro de ida y uno de vuelta.- Es bastante...- Más con 58 pirulos (risas).- ¿Aplica su experiencia del traba-jo en el deporte?- Sí, siempre, es lo mejor. Uno a veces piensa que no se puede lle-var nada del trabajo al pasatiem-po, y es mentira. Mis muchachos saben que trabajando bien y con constancia, se puede llegar lejos, no por nada estamos peleando

arriba. El equipo de Héctor está puntero con 35 puntos y, a sólo dos fechas del final de la categoría, puede llevarse la copa, si Talleres de Córdoba no los vence en la última jornada.- ¿Qué es más importante: ganar o competir?- La competencia es vital, porque mi viejo desde chico me explicó que hay dos cosas fundamentales: la cabeza y el físico. La cabeza la tengo bien, y el cuerpo nunca lo descuido. Igual te voy a ser honesto: odio perder, mi cara de perderdor es inconfundible.- Los lunes deben ser difíciles...- Mis compañeros ya saben que si llego con mala cara es que perdí. Ojo, me divierto como un loco cuando pierdo.- ¿Alguna que se pueda contar?

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