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24 OCTUBRE 1925 NÚM. 87 Tft AÑO vil Organo de su Venerable Orden Tercera y Cofradías. Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) CI RCULAR DEL P. MAESTRO GENERAL DE LA MERCED A TODA LA ORDEN. — Ä GINA MISIONAL. -- SEÑORITA NATALIA DE ToLosA, por Fr. Miguel Löpe z.—EL MAESTRO FRAY JERÓNIMO PÉREZ, CATEDRÁTICO DE LOS PRIME- JESUÍTAS EN GANDÍA, t 1549, por Fr. Guillermo Vázquez.—LA REINA ' 1AB oLINA, por Julia G. Herreros.--ROMANC E , por Fr. Antonio Silva. NO TAS RELIGIOSAS, por Fr. Martín O. de Arriaga.—NoTiciAs.—NecRo- Lo ofA: LA EXCMA. SRA. D . CONCEPCIÓN ENRÍQUEZ Y ANTOGNEZ DE CASTRO. .1•11Ne El Maestro General de la Merced. Honrarnos hoy LA MERCED con la inserción del primer do cumento que el recién electo Maestro General dirige a t oda la Orden. Ya en el número de esta revista, correspondiente al mes de Mayo de este año, se dió la noticia de su elección, y hoy CO n este otro motivo reitera LA MERCED su protesta de obe- d iencia rendida y adhesión filial a la primera autoridad de la Orden que esperarnos y pedimos a Dios conduzca a un e stado de gran esplendor. - fas Fr. UN hl Carmelo Garrulo y MIMO, MA ESTRO EN SAGRADA TEOLOGÍA, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA, HUMILDE MAESTRO GENERAL DE TODA LA CELESTE, REAL Y MILITAR ORDEN DE NUESTRA SE- ÑORA DE LA MERCED, REDENC IÓN DE CAUTIVOS, ETC., ETC. A nuestros venerables y muy amados Padres los Asistentes Generales, Provinciales, Comisa- rios, Comendadores, Religiosos, Religiosas y Her- manos Terceros de nuestra Orden, salud. AMADOS HERMANOS: La Historia se repite: «No de los grandes ni de los po- d erosos se valió el Señor para constituirles sus principales

PAGINA MISIONAL, VIRTUAL...24 OCTUBRE 1925 NÚM.87 Tft AÑO vil Organo de su Venerable Orden Tercera y Cofradías. Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid

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24 OCTUBRE 1925 NÚM. 87

TftAÑO vil

Organo de su Venerable

Orden Tercera y Cofradías.

Dirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

CIRCULAR DEL P. MAESTRO GENERAL DE LA MERCED A TODA LA ORDEN. —

Ä GINA MISIONAL. -- SEÑORITA NATALIA DE ToLosA, por Fr. Miguel

Löpez.—EL MAESTRO FRAY JERÓNIMO PÉREZ, CATEDRÁTICO DE LOS PRIME-

JESUÍTAS EN GANDÍA, t 1549, por Fr. Guillermo Vázquez.—LA REINA

'1AB oLINA, por Julia G. Herreros.--ROMANC E , por Fr. Antonio Silva. —NOTAS RELIGIOSAS, por Fr. Martín O. de Arriaga.—NoTiciAs.—NecRo-

LoofA: LA EXCMA. SRA. D. CONCEPCIÓN ENRÍQUEZ Y ANTOGNEZ DECASTRO.

.1•11Ne

El Maestro General de la Merced.Honrarnos hoy LA MERCED con la inserción del primer

documento que el recién electo Maestro General dirige atoda la Orden.

Ya en el número de esta revista, correspondiente al mesde Mayo de este año, se dió la noticia de su elección, y hoyCO n este otro motivo reitera LA MERCED su protesta de obe-diencia rendida y adhesión filial a la primera autoridad dela Orden que esperarnos y pedimos a Dios conduzca a unestado de gran esplendor.

-fas Fr. UN hl Carmelo Garrulo y MIMO,

MAESTRO EN SAGRADA TEOLOGÍA, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA

SANTA SEDE APOSTÓLICA, HUMILDE MAESTRO GENERAL DE

TODA LA CELESTE, REAL Y MILITAR ORDEN DE NUESTRA SE-

ÑORA DE LA MERCED, REDENC IÓN DE CAUTIVOS, ETC., ETC.

A nuestros venerables y muy amados Padreslos Asistentes Generales, Provinciales, Comisa-rios, Comendadores, Religiosos, Religiosas y Her-manos Terceros de nuestra Orden, salud.

AMADOS HERMANOS:

La Historia se repite: «No de los grandes ni de los po-derosos se valió el Señor para constituirles sus principales

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colaboradores cuando echaba los fundamentos de su Igl e-sia, sino de los humildes». Y corroboración de este aforis-mo histórico ha sido el resultado del último Capítulo Gene

-ral de nuestra Orden celebrado en esta Ciudad Eterna, enel cual el último de vuestros hermanos fui constitui do l'efesupremo de la misma y consagrado por el sufragio de susvocales, contra todos los cálculos de la previsión humana.¡Pluguiere al cielo que, así como se ha repetido en sus ori-gines esta historia, se repitiera igualmente en sus finalida-des y en sus resultados!

Levantados, pues, desde los últimos confines de la nto-destia hasta la cumbre más alta de la jerarquía de nuestraamada Orden, hemos querido que nuestra primera palabrafuese, como lo es, un afectuoso saludo de hermano; un s a

-ludo afectuoso, tierno, sincero, que arrancando del fondode nuestra alma y tocado, al pasar, en e/ corazón de Nues-tra dulce Madre celestial, llegue hasta el corazón de cadauno de vosotros Ilevändoos la convicción de que nuestrocorazón hoy más que nunca late al unísono de los vues;tros, y que siempre podéis ver en vuestro Maestro Genera'a un hermano mayor.

Compenetrados de las grandes responsabilidades que eloficio comporta, hemos experimentado—hay que decirlo--algunos momentos de desaliento y vacilación; pero recor-dando la promesa divina: «Yo estaré con vosotros... » , re-cordando las maternales bondades de Nuestra AugustaReina y Fundadora la Madre de las Mercedes, y contandocon la decidida cooperación de mis hermanos,hemos experi-mentado súbitamente un estímulo y un consuelo, y hemosresuelto conservar nuestras posiciones y encarar con deci-sión los problemas y la realización de todas las iniciativasnecesarias para ser dignos continuadores de la obra de losque nos han precedido con acierto en el gobierno de laOrden, poniendo al servicio de la misma todo el resto denuestras energías, con la fe de un convencido, con la per'severancia del que tiene fe.

Dios ayuda: es el lema que corresponde—según Herä l-dica—a nuestro apellido, y es el que hemos debido adoptar

en nuestro escudo de armas como General; nos satisfacebien cumplidamente, porque, a más de pertenecernos porfamilia, es también el lema de los que, careciendo de méri-tos personales y de las aptitudes requeridas, todo debemosesperarlo de la protección divina debiendo cooperar a ellapara no desmerecerla.

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En maestras relaciones constantes con vosotros, hemosde procurar ser siempre cordiales, francos y sinceros; he-illos de ser indulgentes y apurar el sentido honesto de estaPalabra hasta su última expresión, y esperarnos de vos-Otros la correspondencia; pero cuando lo exijan los fuerosde la justicia, cuando no se pueda proceder lícitamente de°ea manera, pediremos al Señor su ayuda y volveremos

Por los fueros de la justicia; de lo contrario, no representa-ríamos dignamente los intereses de la Orden y deberíamosdescender inmediatamente de este alto pedestal.

Nuestro programa general de gobierno será la vigilan-ci a en el cumplimiento y realización de los programas yaesbozados suficientemente y aun desarrollados en nuestralegislación; y si hemos de adoptar programas especialesPara determinados casos, éstos los determinarán las cir-

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cunstancias, e irán siempre basados en el espíritu de nues-tras Constituciones y en las leyes eclesiásticas.

Muy pronto tendremos ocasión de comunicarnos contodos vosotros, animändoos a seguir generosamente el ca-mino emprendido que por la cruz lleve a la gloria de la re-surrección. Poco a poco os iremos exponiendo el estadouniversal de la Orden, sus necesidades y los remedio s Inéseficaces para llevarle a su más glorioso apogeo. Desdeluego os exhortarnos a todos y a cada uno a cooperar en lamedida de sus fuerzas al bienestar general de nuestra ama-da Orden con la santidad de vida, perfecta observancia re-gular, caridad fraternal y unidad de plegarias.

Como prenda y señal de nuestra devoción y afecto osbendecimos cordialmente en el nombre del Padre, Y delHijo y del Espíritu Santo. Amén.

Roma, Junio de 1925.FR. JUAN DEL C. GARRIDO

Maestro General.

Por orden de N. Pvdmo. P. Maestro General,

FR ‘ AMERIO 5. BLANCOPostulador y Vicesecretario General.

PAGINA MISIONAL,Born Jesús de Gurgueia, 11 de Agosto de 1925.

R. P. Director de LA MERCED

Madrid.

Querido hermano: Acabo de recibir tres cartas juntas.clenuestro querido Prelado, donde m dice llegó a Río Janetr°casi ciego, y en la primera me dice que durante el viaje Porel río San Francisco, que duró quince días, cayeron enfe r-mos tanto los pasajeros como los empleados del vapor, m u-riendo dos de ellos de fiebre en una misma noche. Esto Meescribió desde Pirapora, y en este correo último recibí estacarta al cabo de dos meses y medio. Las otras dos cartasvienen de Río Janeiro, donde me dicen que las bulas fueronenviadas al Marañón, de aquí a Teresina, y, en definitiva,que nadie sabe dónde paran.

Si prosigue el viaje a Europa y V. P. se ve con él, quele entere de las mil peripecias que habrá pasado por esosmontes y ríos, y de estas infinitas distancias de que uno n°

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se da cuenta sino andándolas, y espero me sacará verda-dero en las cosas que le he escrito.

Hoy espero de Curraes al Padre Pedro Sánchez, que fue-ar Celebrar las fiestas que cada ario dedican a Born jesús de

Lapa en los primeros días de este mes, cuya fiesta principalsupongo habrá sido ayer.

Yo llegué el día 8 de Nova Lapa con intención de seguirPara Barra Verde, pero vine tan enfermo que dejé de decirInisa y demoré mi viaje hasta ver si me repongo un poco.Lo siento, porque allí me está esperando mucha gente que sereune de los bosques y selvas para festejar a Born Jesúsestos días y celebrar su fiesta principal el 15.

De paso para Descensdo de Nossa Senhora me detuve enGruta Bella el 21 y 22 del pasado julio, y bauticé a tres per-sonas adultas que estaban preparadas.

En Descensäo conmemorarnos con una novena solemnísi-Ina, con la solemnidad que aquí se puede, la Descensión deNuestra Madre a Barcelona para fundar la Orden. Me fuédifícil llegar a este hermoso valle, donde hay dos clases dePalmeras altísimas y bonitas; el sitio es precioso; ¡ojalá pu-diera describirlo!; le mando dos fotografías que no salieronComo deseaba (1).nEnfermo como iba desde aquí:, y con malas cabalgaduras,llegó un momento en que no me tenía; bajé del caballo, y nisentado en el suelo podía estar, así que hube de acostarmeen el bosque donde nos encontrábamos. Mi estado causógran alarma; al día siguiente salieron dos ancianos, quePudiéramos llamar patriarcas de estas gentes, a buscarme ya animarme y a decirme que no me intranquilizase, queSi no podía acabar el viaje a caballo, dos hombres robus-tos me llevarían en una silla o taburete, pero como no falta-ba más de una legua y amanecí bastante mejorado y algodescansado, no permití que hiciesen conmigo aquel serviciotan costoso, y así con ellos, acabé mi viaje, y el mismo 24Por la tarde empecé la novena, predicando por la mafianaen la misa y por la tarde sentado en el ejercicio.

Aquí organice una catequesis, por cierto muy numerosa;di las trazas para hacer varias casas de mampostería. Mehabían prometido hacer casas formando dos calles, y meencontré con una sola casa y ésta de paja; con lo que ni setiene seguridad ni estabilidad de vivienda, por lo que comono tienen muebles levantan el vuelo con facilidad y mudande sitio, lo que dificulta enormemente el trabajo del mi-sionero.

Mandé formar una banda de música que de seguro seríael tormento de los profesionales de ahí; pero aquí desempe-

(1) Aunque las fotografías permitan apreciar la hermosura del sitio de la futuraPoblación, no puede sacarse de ellas un grabado que sea pasable.

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hä'uti • papel importantísimo jurito con; los cantores que esco-gí entre mis pequeños estudiantes. Entre estas gentes quejamás habían visto ni Un bombo ni un tambor, había gyanalborozo. Cotho no hay campanas, ni reloj ., de estos músicoSme valí para llamar la gente a la novena y al catecismo.

Mucho les costó a estos músicos en ciernes acostumbrar-se a tocar, o mejor, a hacer ruido a compás; pero a borna-zos y para-pipi, para-pi pi atrajeron a la capilleja a los: habktantes de Anajá y de Brejo Novo.

Gracias a Dios,' quedó todo muy arreglado: hice doce cW-samientos, bauticé a cuarenta ' y siete, me prometieron re

-unirse para continuar estudiando y enseñando el catecismo,y con los ancianos y principales traté de que vayan reunien;do materiales para la futura iglesia, y que cuando llegu e elmomento de levantara, presten su ayuda personal.

Al último se aguó la fiesta, y esta pobre gente se asustóde veras, porque permitió Dios que me diera un nuevo ata"que, tan fuerte de apoplejía, según creo, que me tuviei onpor muerto y fueron por velas a la capilla para asistii me ovelarme.

El 3 salí para Nova Lapa, a donde me acompañaron al-gunos para obligarme a que me consultase con algún medic°;les prometí lo haría, si no mejoraba, tan pronto celebrase1asfiestas de Barra Verde, Taboas, Breiao, Picos, Barro Ver'mello y en Born Jesús la novena de Nuestra Madre. Les pro"'metí volver pronto; ¡cuántas lágrimas derramaron ;aún loshombres en esta despedida!

En Nova Lapa estuve hasta el 8; bendije ocho matrirrIO-nios y bauticé a veinticuatro.

Quise continuar a Barra Verde, pero quedé tan inútil,que creo no podré cumplir lo prometido.

Ruego mucho por mí, diga al Prelado, si estuviera Porahí, o por carta, si sabe dónde para, que en Octubre pieus°ir a Bahía o a Río para ver lo que me dicen los médicos,aunque haré por esperar en San Raymundo su regreso parareponerme algo para el viaje..

Recuerdos a los religiosos y a las misioneras y mision eri-tas y V. P. recibe un fuerte abrazo del más inútil de sus her"manos,

FR. MARIANO FERRER

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Santa Natalia de Tolosa.El correo de Tolosa avanzaba vertiginoso. Eri la venta-

nill a, para aspirar el fresco, iba pensando en Tolosa. Queríaver Tolosa, donde se santificó y es venerada como santa lasierva de Dios Natalia de este nombre, virgen mercedaria.

A principios del siglo XIV, en 1312, nació en Gaillac(Languedoc). A los dieciséis arios se trasladó con sus padresa Tolosa. Allí vistió el hábito de la Merced viviendo en casade sus padres., Y mientras el tren devoraba la frondosa llanura y dejá-Damos a la derecha las altas cumbres nevadas de los Piri-neos, yo me esforzaba por recordar su vida.., la vida de estaSanta enamorada de la cruz y de los sufrimientos por suEsposo Jesús, la cual mereció que el Señor la regalase conSUS apariciones. Recogida en oración, oyó una voz que ha-blaba a su espíritu: «No será coronado sino el que pelearelegítimamente, porque la recompensa es debida a la perse-verancia final » . Aparécesele Jesucristo coronado de gloria,COn una palma y una cruz en la mano: «Natalia, muchos sonlos medios de adquirir esta palma, mas yo la poseo por el del a cruz; los que me aman, me siguen por este camino y mehallan; yo le he escogido para ti, no te entretengas en cosaque pueda apartarte de él. Si tomas la parte que te toca de¡ni cruz en la tierra, yo te haré participante de mi corona enel cielo».

Mi imaginación veía a esta religiosa cuando el P. FelipeCladier se encomendaba en sus oraciones antes de partirPara Argel a redimir los cautivos... y después, cuando lle-vada del ángel de su guarda volaba atravesando montañasY valles y el mar de encrespadas olas y llegaba a Argel parasalvar a una dama calabresa dl cautiverio del cuerpo ydel alma en que, voluntariament e , yacía... La veía en ellecho de muerte, a los cuarenta y dos arios, extática, cla-mando por volar al cielo, diciendo: <,Oh cuánto os amo, ben-ditos y amados males, que venís de parte del adorado Espo-so de nuestras almas, para llevarme a su presencia; soisfieles guías que a El me acercáis. ¿Por qué no os apresuráisa llevarme a la agradable tierra de los vivientes? ¿Por queno redobláis los esfuerzos para transportarme a las mansio-nes deseables de la casa del Señor? ¡Dichoso el día en quesaldré de la noche de esta vida mortal, para ver la luz delsol de la justicia! » (1).

La veía venerada como Santa en su muerte y despuésinvocada por los fieles... que aun hoy cantan:

(1 ), Vida de la santa, por el P. Dathia, París 1631.

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Ta douce memoirerenaitra parmi nousnous chauterons tes vertus et la gloirenous t'aimerons,e toi protkge nous...

En 1567, los herejes, vulgarmente llamados hugonotes,destruyeron el templo de la Merced de Tolosa, donde rep°.saban los restos de la Santa; aventaron sus cenizas vene-randas, degollando a los religiosos moradores del con-vento...

Por odio a ;a. fe y a la religión mataron, en varios con-ventos de Francia, 315 religiosos que adornaron la blancalibrea de la Merced con la purpúrea estola del martirio.

* * *

La sangre de mártires es semilla de cristianos; la san-gre de tantos religiosos hizo brotar en Francia un ver,gelexuberante de esclarecidos mercedarios.., mas hoy la ur-den no posee allí ningún convento de religiosos. El día enque la Orden Mercedaria llegue a edificar sobre tan glori o-sos cimientos, ja Francia, fiel a su tradición, poblará susclaustros con almas que le darán nuevos días de gloria.

FR. MIGUEL LÓPEZ

El Maestro Fray Jerónimo Pérez,catedrático de los primeros jesuitas

en Gandía, t 1549.Sus discípulos, entre los cuales descuella San Francisc°

de Borja, hicieron célebre el nombre del Maestro Fray jei.ró-nimo, una de las glorias más simpáticas de la Merced. -1-•°,,que está por hacer aún es una biografía, de la que publiqueun esbozo en 1915, utilizando los datos que suministran losMonumenta Histórica, S. J. Después, sin dedicarle pai tic u-lar atención, he ido recogiendo nuevos detalles de su vida,al rebuscar en los Archivos la historia de nuestra Orden, Yhoy, sin que el trabajo pueda darse por terminado, es bas-tante lo que conocemos acerca del Maestro Pérez.

Su patria fué la ciudad de Valencia, pues valentinollama él mismo en la portada de sus libros, y en Valenciavistió el hábito de la Merced. Ignoramos la fecha de su na-cimiento, que debió ser a fines del sigIG XV, y el lugar don-de hizo sus estudios, que algunos afirman haber sido Sa la-manca, sin excluir por esto la Universidad de Valencia, que

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a,11, nque nueva, tenla buenos maestros y producía excelentesulscipulos.

Muy pronto hubo de cambiar Fray Jerónimo el banco deestudiante por la cátedra de profesor, pues él mismo nosclice en 1548 que hacía treinta años que leía públicamente (1).

En la Orden aparece mencionado por vez primera en elca pítulo general de Barcelona en 1523, primero, que celebróel Rvdmo. Zafont, donde fueron nombrados redentores el,Cemendador de Pamplona Fray Martín de Labayan, bachi-lle r en Teología; Fray Jerónimo Périz, maestro en Teología;el Comendador de Gerona Fray Dominho de Claveria, maes-tro en Teología, y Fray Juan de Potia, presentado en Teolo-gía , Comendador de Tolosa y Provincial de Francia.

Sefialöse para hacer redención la ciudad de Túnez, pero10 siendo posible ir allá entonces, se dejó el tiempo a discre-ción del General y de los que tenían el libro y la bolsa (2).

No pudieron emprender el viaje hasta 1525 y obtuvieronPermiso para ir a Roma a ganar el jubileo del Año Santo.Clemente VII les concedió una bula muy favorable para laredención, donde enumera las principales gracias otorgadasPor sus antecesores y las confirma, reduciendo la limosnaque debía darse para ganarlas. Por este documento nos en-

r amos tambiéntambién de que en lugar de los Comendadores deramplona y de Tolosa iba como redentor el Maestro FrayAgustín de Molinar,. Comendador de Zaragoza.

De, Roma se dirigieron los tres redentores a Sicilia y pa-sando de allí a Túnez redimieron 234 cautivos con los quedesembarcaron en Trápani, pasando de allí a Palermo, sinq ue les fuera posible regresar a España hasta Febrero de1 527, en que fueron recibidos triunfalmente en Valencia.

Allí continuó el Maestro Pérez desempeñando su cátedra,qu e por entonces debía de ser ya la de Vísperas de Teología,que obtuvo antes de pasar a la de Prima.

En el capítulo general de Zaragoza,/ año 1536, primerodel Rvdmo. Fray Pedro Sorrell, aparece de Comendador deValencia el R. P. Fray Jerónimo Périz, doctor en Teología,al que se nombra también elector general por Valencia. Enlos arios anteriores no le habían podido conceder la enco-nli enda por tenerla, también ad vitam, el P. Maestro FrayLuis Boyl., En el capítulo general de 1544, celebrado en Valencia?! a io el citado General, es ya Provincial y definidor, firman-9 como tal varias veces en las actas. El General dió al pa-

ure Jerónimo setenta libras valencianas para completar los

(1) jam a triginta annis publke legens Robertum Cckoturn re- ,conlor me concordate Robertum O cot et opinionem aliorum doc.torum... (Commentaria Expositio... fäl. 5).

(2) Barcelona: A. A. Armario 11, 8, núm. 4.

p cf.rite,r64,bic. hpft,t5

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gastos del capítulo, entregándole además 490 ducados paraque él y el Maestro Fray Dimas Sanz los colocasen en laTaula de Valencia hasta la próxima redención.

Al capítulo general de Gerona en 1546, primero del reve-rendísimo Fray Miguel Puig, no parece haber asistido el pa-dre jerónimo. Señalä.ronse en el los moradores que había detener cada convento, y a la cabeza de los dieciocho de Va-lencia figura el Maestro Fray Jerónimo Périz, doctor en Teo-logía y Provincial. El nuevo General quiso honrar todavíamás al ilustre profesor y le nombró su Vicario general, entoda la Orden, título que ostenta en la portada de suslibros.

No fué esto, sin embargo, el pedestal de su gloria, sino laenseñanza universitaria. En 1544 llegaron a Valencia losprimeros jesuitas, y el P. J. Mirón escribía el 4 de Agosto aSan Ignacio: «Ay un doctor que se llama Peris, que lee tam-bién una liçiön de Santo Thomas. No sé si algún otro p ar-ticular lee también, pero estos dos doctores son muy seyala -dos y de mucho tiempo ha que leen« (1 ).

No es extraño, en vista de esto, que en 1548, al abrir losjesuitas el Colegio-Universidad de Gandía, el primero enque se dedicaron a la enseñanza (pues hasta entonces en E s-paña se habían consagrado al estudio) procuraran llevarseconsigo el ilustre mercedario, ya jubilado en la Universidadde Valencia, para que autorizara con su nombre la nueva,fundación, nombrando el Duque (San Francisco de Borja)como Patrono «al muy Rdo. P. Hyeronimo Pérez, comen da-dor del monasterio de la Merced de Valencia y Vicario g e

-neral de su Orden, doctor en Theolog-ía, por lector de lamisma Facultad » . (Monumenta, t. 14, pág. 103).

En 10 de Enero de 1549 escribía el P. Oviedo a San Ign a-cio: «Acá las cosas de la Compañía van bien, gloria a nu es-tro Señor. Anse empezado ya las liçiones de la Theologia,cual lee el Rdo. P. Mtro. Perez de quien averán entendido.Es persona muy docta y ha escrito sobre Sto. Thomas, Yleydo theologia mas de veynte años. Lee en la primera y enla tercera parte de santo Thomas a la mañana y a la tarde:tiene hartos oyentes y entre ellos letrados y predicadores.De nuestro colegio oyen diez hermanos la theologia, favore

-ciendo muchos nuestros estudios y repite todas las liçiones.Pasamosla su Sria. (el Duque) y yo despues de ha verlasoydo. Esperase en el Señor nuestro mucho fructo de estecurso; y por ser tan docto el maestro y tener nuestros her-manos muy buenas abilidades, nos ha parecido que debanestudiar muy diligentemente la theologia, pues tienen talcomodidad qual por ventura no hay mejor en París. El señorDuque halla mucha devoción en oyr S. Sria, este curso; Y

(1) Monumenta Histórica, S. J., t. 12, pág. 177.

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yo pienso que si lo oye, según la gracia y espíritu que le hadado el Señor... que saldrá admirable theólogo». (Ibid., t. 14,página 28).

De la lectura de Filosofía informa el P. Oviedo a S. Igna;cio en carta del 7 de Marzo de 1549: «Las Artes que lef a etHermano M.° Juan (Gotano) ha parecido a nuestro P. (Pro-vincial) que las aya de dexar de leer por temor su enferm e-dad... y porque no se impida algunos de estos hermanos quelas podía leer, de su curso de theologia, por ser tan afamad°el preceptor que lee, en que se pueden muy bien aprovecha»se ha determinado buscar alguno de fuera que las lea. (Ibtd.página 104).

Buscöse, en efecto, uno de fuera de la Compañía, segúnvemos por carta que en 31 de Marzo de 1550 escribe el padreOviedo al Santo Fundador: «El curso de Artes que se hancomenzado va también adelante, y se ha empezado la lógicay la philosophia; hay también buen número de oyentes, entrelos cuales oye otro hijo del Sr. Duque llamado don Alvaro.Llámase el que lee la philosophia Maestro Tárraga, el cualha empezado los ejercicios espirituales, habiéndolos pedido.Y tiene buen ejercicio de conclusiones y disputas. También,corno tengo dicho, ha empezado los ejercicios el R. P. M.° Ta-rraga». (Monumenta, t. 4, pág. 168).

Los editores de los Monumenta no pudieron averiguar aqué orden perteneciese este P. Maestro Tärraga. De suponerera, sin embargo, que fuera compañero de hábito del padreMaestro Pérez, y así era en efecto. El Padre Fray PedroJuan de Tárrega, liberalium Artium Magister, o a seea,sMaestro en Artes, de la Militar Orden de la Merced, hablacompuesto un elegante encomio en exámetros a los Come n-tarios de su Maestro el P. Jerónimo Pérez, impresos en Va"lencia por Juan Mey en 1548, y en la dedicatoria al MaestroGeneral Fray Miguel Puig, elogia calurosamente la doctrinadel Autor y el celo del General por la enseñanza.

El P. Jerónimo Pérez pasó los últimos arios con los Pa-dres lesuítas que le estimaban grandemente y le consu lta-ban en sus dudas. El día de la Encarnación de 1549 hicieronsu profesión los PP. Oviedo y 1Viiron en manos del Provin;cial ,P. Araoz, y en ella, según escribía el P. Casella s alP. Polanco, secretario de San Ignacio, «Predicó un frayredoctisimo, que se llama Maestro Periz, y dijo grandes cosasen favor de la Compañia, y de las preheminencias que tien,emas que otras religiones, y cómo es confirmada y aprobadsima por el papa... Aquel dia por la bondad del Señor tuvl"mos mucha fiesta en lo espiritual y corporal. » (Monumenta,t. 14, pág. 153).

En carta de 8 de mayo cuenta el P. Oviedo a San Ignaei°,cómo el día anterior se habían incorporado a la Universidaude Gandía algunos maestros, con asistencia del Duque y de

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otras ,muchas personas: -«Se encorporóren doctor en Teologia'Y por hijo desta Universidad nuestro maestro en Theologiael señor Maestre Perez, y lo mismo Mtro. Maca y MaestreNogueroles, cathedráticos de theologia en Valencia, de loctualla tomado autoridad esta Universidad por ser, .las: per-sonas tan insignes en doctrina y exempio».

A diez de julio del mismo ario pregunta Oviedo a Sanignácio si hizo bien en cometer sus veces al P, MaestroPérez para dar los grados a los PP. Mirón y Cordeses, comose acöstumbraba en otras Universidades, Según de la de Va-lencia le había informado el Padre. Abundan per aquellasfechas las alusiones al insigne mercedario, siendo la últimade 7 de diciembre.

Debió morir a fines de este ario, pues en las citadas actasde los capítulos generales se anota que falleció en 1549 y atres de enero de 1550 escribía San Francisco de Borja alP. Araoz: «Mestre Perez dex() la cáthedra terrenal; el Señorle dé la celestial. Tenemos pensado (si vuestra Paternida nomanda otra cosa) que comience a leer Mestre Baptista (Bar-ma, discípulo de Pérez) de quien cada día se acrescieüta elcontentamiento. Si V. Pd. halla ser agradable al Señor: lavenida del P. Lector que entró en Alcalá, será echar elsSäloa este collegio, que agora con la muerte del Maestre Perez,aun ha menester algo de mas lustre, por el que su personadaba (1).

Los historiadores de la Compañía Orlandini, NierembergY Cienfuegos colman también de elogios al P. Maestro,Perez.Entre sus discípulos figuran también muchos seglares, algu-no de los cuales llegó más tarde al episcopado.

El retrato del P. Pérez que hizo Francisco de Zurbaránpara la Merced de Sevilla, se conservó en su biblioteca hastaPrincipios del siglo pasado; hoy para en la Academia , deSan Fernando. Claro es que Zurbarán no conoció al profe-sor valenciano, en cuyo tiempo eran todavía raros lös retra-tos. El tema fué también tratado por otros pintores con másO menos fortuna. En la exposición regional de Santiago en1909 figuró un cuadro antiguo en que se representa al mer-cedario leyendo teología en Gandía. El retrato de Zurbaránes de los buenos ejemplares de su arte realista.

El P. Jerónimo es autor de vatios opúsculos que citannuestros bibliógrafos, pero su obra principal es la titulada:

(1) P. Bartolome de Alcázar: Crono-Historia de la provincia de Toledo,ti, pág. 150.

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COMMENTARIA EXPOSITIO REVERENDI PATRIS FRATRES HIE R°N1r-MI PEREZ VALENTINE, TOTIUS SACRE AC MILITARES ORDENES SANC-TAE MARIAE DE MERCEDE REDEMPTIONIS CAPTIVORUMGENERAL1S. SUPER PR1MAM PARTEM SUMMAE S. THOMAE AQUINA-TIS. QUANTUM AD EA QUAE CONCERNUNT PRIMUM LIBRU'M SEN-

TENTIARUM.

(Escudo de la Merced sostenido por dos leones)

2 + 118 fols. Colofón: Valentiae. Typis Joannis Mey Flandri.An. M. D. XLVIII.

Es obra muy rara, de que hay ejemplares en Salamanca,en la Bib. Angélica de Roma y según referencias en Painlade Mallorca. El tomo II, del mismo editor, no he logra' -

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verlo. Su estilo es elegante y conciso, rara avis entre losescolásticos. Impugna muchas veces las interpretacionesdel cardenal Cayetano y tiene muchos puntos de vista origi-nales.

Si ha de contársele entre los tomistas puros o entr e 1°,5precursores de Molina se discutió mucho en el siglo XV-1-1*Los mercedarios afiliados a la primera escuela negaron queel P. Jerónimo fuera enemigo de ella, pero como tampoco lafavorecía, lo olvidaron injustamente, a pesar de los grandeselogios que le tributan autores neutrales.

Para mí es evidente que el Maestro Pérez allanó el carvi"no a Molina en dos puntos muy importantes: la cienciadia y la predestinación ante praevisa merita.

Con respecto 2l primero dice al fol. 50: An Deus sciatfutura contingentia? Circa prinzum• articulum notandteest: primo contingens posse dupliciter consideran': uno moaoin Seipso, prout est in actu, et sic ut bene inquit salice5Thom non consideratur ut futurzim sed ut praesens..•tundo notandunz est qztod Deus futura contingentia n°";cognoscit ut futura praecise, ut nos, sed ut praesentia et h°'duobus modis: uno modo videndo ipsas eorum existentias,prout sunt in seipsis; alio modo videndo ipsas in eorarncausis productivis, videndo onznia quae possunt easdire et quae de facto impedient et quae non inzpedient.»

Los medios de conocimiento divino son evidentementeloismismos indicados después por Molina, sin que haya nadaparecido a los decretos predeterminantes. Su doctrina sobrela predestinación no es menos clara:

Utrum praescientia meritorum sit causa praedestinoti°n,nis? Circa primum articulum notandum est primo (111°'cum praedestinatio essentialiter sit cognitio, quae ad inte-llectum pertinet, et habet adjunctunz proposiluin confereri;di media etc., quae ad voluntatem pertinent; ideo tifitili'potest duobus modis intelligi: .uno modo de crusa coio'nis, quod non est dubitabile quia talis cognitio .est Dos

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et Dei 'zulla est causa. Alio modo ex parte adjuncti, utpo-te quare Deus vult conferre talia media, et hoc adhuc po-test esse dupliciter, quia vel »test quaeri de causa volen-di, et sic nulla est quaestio; aut polest quaeri de causa ip-sius rei volitae, quae est effectus praedestinationis; hocautem quod dixi de actu volendi intellige secundum rem,quoniam secundum rationem bene potest dani causa».

Fray Jerónimo niega, pues, que criatura alguna puedaser causa de la voluntad divina (que es el mismo Dios), peroadmite que puede darse secundum rationem, que es lo únicoque enseriaron después algunos jesuitas. Molina conocía per-fectamente estos textos y los cita en una apología presenta-da a la Inquisición (1). Es de notar, además, que una buenaParte de los Jesuitas que oyeron al mercedario eran portu-gueses, y de Portugal volvió luego el sistema, cuya paterni-dad reclamó algún jesuita profesor de Molina. La Concoi -dia es demasiado parca en citas.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

(1) Madrid: Arch. H. Nacional: Inquisición, 4.437.

La Reina Diabolina.Carmina entró violentamente en el gabinete en que su

abuelita dormitaba junto al balcón, mientras Emilio, su her-mano, escribía rápidamente unas cuartillas.

-Al portazo que la joven dió al entrar, la anciana se des-pertó y el muchacho, sorprendido, levantó la cabeza, dejan-do escapar una gota de tinta de los puntos de la pluma quedejó un borrón sobre el blanco papel.

Carmina aparecía nerviosa, más aún, iracunda y coléri-ca; sus cejas fruncidas, el pliegue duro de su boca y el fuegoque se escapaba de sus pupilas, desfiguraban por completosu rostro bello y graciosämente coquetón de ordinario. Nadahay que descomponga como la ira... y muchas mujeres, simiraran su rostro en un espejo cuando esa mala pasión lasdomina, es seguro que no se dejarían arrebatar por ella.

La abuelita era casi ciega, y no pudo apercibirse del tras-torno de su nieta; pero Emilio sólo tenía veinte arios y unosOjos muy claros y hermosos, advirtió el estado en que suhermana volvía, y preguntó dejando la pluma y tratando de

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-amortiguar el borrón con un 'secante puesto d cant:ci

1/4 absorbió la tinta- te pasa,. Carmina, no vienes de comulgar?Esta sencilla pregunta pareció aumentar la cólera; e la

‘muchacha; se arrancó el velito flotante que fingía cubrir . sucabeza y lo arrojó sobre una silla, dejándose caer ella .enotra, mientras exclamaba:

—Sí, sí; ¡comulgad... Luego queréis que vaya una-má s amenudo, que frecuente la iglesia... ¡si los que debían atrae r-nos, que son los curas, sólo saben ahuyentarnos çoiiintransigencias! He querido celebrar mi día comulam-10."¡La Virgen del Carmen! ¡Quien se queda Sin Comulgar! Esodecíais vosotros anoche; pues bien, yo he ido y me vuelvosin comulgar... Para que lo sepáis.; me han negado la:XI)"munión.

Emilio miró a su hermana, mientras la abuelita juntabaconsternada sus manos rugosas:

—Me han negado la Comunión... por que?—siguió concreciente ira Carmina—. Por que llevo la manga corta y v°Yescotada... ¡Valiente cosa! Si los curas no miraran, no veríancómo va una.

Y contempló en el espejo su garganta redondita, susbrazos torneados que hacía restar más de lo conveniente su

. vestido de crespón negro.—Ese cura intransigente tendrá la :culpa de que yo. 110

comulgue—siguió encogiéndose de hombros—. El caso esque no fuí al Santuario porque dicen que allí es imposible Yen esta otra iglesia sucedió lo mismo.,. ¡Y esto en plen°siglo XX!...

Emilio, mientras su hermana dejaba escapar de este .modosu cólera, limpió la pluma y levantándose se acercó a ,ellacon sus cuartillas en la mano.

—Vamos, Carmina, sosiegate—dijo dulcemente—y miel')."tras vuelve Rosario léele a la abuelita este cuento que acabode escribir para «La Semana Católica».

—¡Para cuentecitos estoy yo!—repuso Carmina brusca-, mente.

—Sí, hijita, léemelo... ya sabes cuánto me gusta; oir loque Emilio escribe; y como yo no veo...

El tono doliente de la pobre anciana pareció mover -a . la

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irritada Carmina; hizo un gesto de resignación forzada, ytomando las cuartillas, fue a sentarse a los pies de su abuela,diciendo sin embargo:

--Podía leerle Rosario cuando vuelva de sus rezos. A esaSi que no la echarán de la iglesia...

—Rosario tardará en volver, porque iba a ganar el Jubi-leo .., y yo quiero llevar el cuento de paso que voy a la ofici-na—dijo Emilio que se vestía en la habitación contigua.

Vencida Carmina, empezó a leer, no de muy buena gana,lo que sigue:

La Reina Diabolina. Un día, en que Satanás, el rey delos profundos avernos dirigió una mirada más detenida quede costumbre a la tierra, sintió que su rabia infernal se des-bordaba ante un espectáculo que hacía estremecer el infiernoen sus cimientos: un Congreso Eucarístico.

Fue tal el furor del ángel rebelde ante aquella grandiosamanifestación de desagravio al Dios Hostia que era paseadotr iunfalmente por el mundo, escoltado de millares de almasamantes, que no pudiendo soportar su vista, se precipitó enl o más hondo del abismo de fuego en que habita por losSiglos de los siglos, y llamando con horribles alaridos a sueort2 infernal, la convocó a junta extraordinaria, a una deesas juntas que sólo tienen lugar cuando un gran pecador seC onvierte, un gran santo deja la tierra u otro suceso análogoredobla la desesperación de los condenados, porque sabidoes que para aquellos habitantes de las tinieblas, no hay tor-tura mayor, después de carecer de la visión beatífica, queVer la salvación de las almas.

Rodeado de su infernal corte, echando fuego por -todosSUS poros y espumarajos de veneno por la boca, Satanáshabló así:

—Os he llamado porque es imposible consentir en lo quePasa en la tierra; una mirada sólo he dirigido a ella, y todolni ser se ha abrasado con horfibles torturas que las queContinuamente me atormentan. ¡Condenados de mil demo-nios, no sabéis lo que está pasando en la Tierra? ,N.o sabéisque somos vencidos, pisoteados, escarnecidos como pobresdiablos? Que aquel, que no podemos ni nombrar, porque losinfiernos tiemblan a su nombre, ha sido paseado en triunfoante todas las naciones que le rendían su adoración? Que

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miles de hombres llevando sus banderas en que se leía, bien'Guardia de Honor, bien Adoración Nocturna, Ordenes Ter'ceras u otros títulos que hacen retorcerse mis entrañas entre'corrientes de plomo derretido, y centenares de niños, Luises,Kostkas, Tarsicios... y que se yo que más, iban cantando unhimno que destroza mis oídos como saetas envenadas?... g\T°sabéis, todo esto, malditos?

Un rugido horrible resonó en la horrible mansión, tale"res de blasfemias, de imprecaciones, de cuanto el odio y larabia puede sugerir a almas dejadas de la mano, de DiPSiretumbaron bajo aquellas bóvedas abrasadas.

Es preciso oponerse 'con todas nuestras fuerzas a que estosiga adelante—siguió rugiendo Satanás; es preciso invadirde huevo eSa, tierra... Los curas, los frailes y los obispos noshacen la guerra sin tregua; hagámosla con nueva furia.

—Pero ya tenemos la mala Prensa, que bien nos ayuda —dijo un demonio viejo y horrible.

Y la Masonería, el Anarquismo—vociferaron otros.—Si, sí, y muchas cosas más—dijo Satanás echando fuego

por los ojos. Hay que convenir en que no estamos 'Ociosos Ytenemos muchos auxiliares.. , pero vamos a tener otro más ymucho más poderoso. Al ver entre esos millares de hombres,devotos, ¡malditos sean!, otras tantas mujeres hasta cuyaalma no podían llegar mis miradas, porque habitaba en ellas,nuestro enemigo eterno.., se me ha ocurrido una idea verda-deramente diabólica, hacer nuestras a todas esas mujeres.

—Ya somos dueños de bastantes—dijo con desden otrodetnónio. ¿Para que más 'mujeres, si todas se cbnvierten aúltima hora?...

—Tenemos muchas, sí; Pero son las malas, y nó son esaslas que yo quiero, las que han de vengarme de esta manifes-tación eucarística que acabo de entrever.., son las buenas,las devotas, las que' meditan y se acercan al altar, las queLE RECIBEN a menudo, diariamente; esas, esas son de lasque vamos a apoderarnos.

Un rugido de desconfianza, de burla, de indescriptible"furor, hizo retemblar aquella espantosa mansión.

—Esas... tienen un ejercito de frailes y curas que las de-fiendan—rugieron.

—Esas... en cuanto tienen una tentación van a dar partede pila, y nos,vencen., ,, )1

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'tl-Pues esas serán nuestras y despreciarán y desobedece-i rán los consejos de frailes y curas y llegarán hasta donde El

i ;trive en la tierra por amor suyo y donde ha de permanecerl'asta la consumación de los siglos, y allí le ultrajarán con la;Inayor sangre fría. JM.o os he dicho que es una idea satánica,¡Yerdaderamente infernal? ¿Queréis verle?

—Sí, sí... aullaron todos los demonios.Satanás se irguió como en el momento de pronunciar el

In serviam, y con voz estentórea gritó:—Aquí, Soberbia; aquí, Lujuria; aquí, Envidia...; venid

: con todos vuestros hijos.Una turba, cuya vista haría estremecer al alma mejor

templada , surgió de las profundidades de aquel antro; Sata-nás la contempló con sombrío regocijo, con ese regocijoexento de todo gozo, de toda dicha, de la menor alegría...regocijo infernal qué corroe y destruye las entrañas, y ten-diendo sus alas de murciélago gritó:

—A la Tierra, todos conmigo.Y divisando una diablesa que seguía en pos de la Lujuria

Sin abandonarla un instante, añadió:—Tú, Diabolina, ven a mi lado, quiero hacerte reina.Y un aleteo siniestro resonó en el silencio de la noche,

;semejante al trueno de una tormenta lejana.'J. GARCIA-HERREROS

(Continuará).

A cl

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9omarice a 97aria9eirza del Crepúsculo.

En arenas del desierto,en selvas de ruiseñor,la palomita dormía,las flores en derredor.

El aspid de vivos ojosentre las flores quedó,y el arrullo placenterode la palomita oyó.

—Por las flores se desliza,

jf su candor empañó;por entre las hojas mira,la hermosa avecilla vió.

—i-Fuera del jardín, serpiente!,que esta no es tu posesión—.La Reina de la mañanaal gran Príncipe mandó.

—Con la reluciente espada

a las selvas descendió;dormirá la palomicaal aroma de la flor.

Al amanecer del díavoz de la Reina se oyó:Sube a la altura avecillaa aspirar más suave olor.

Volarás de rama en rama,te posarás en la flor,bendecirás con tu arrulloa la Reina del albor.

Fr. A. S.

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NOTAS RELIGIOSAS: 4're-cuerdo del cardenal Logue.

Quién no ha oído hablar de este gran cardenal? ¡Tan irlándes'en todo: en su humorismo, en la reciedumbre de su carácter, en elVigor de sus convicciones, en la sencillez de su vida, de sus mane-ras y de su vivienda! Era llamado «el amado sacerdote de tradi-ción irlandesa» que tanto recuerda a los santos viejos de la her-mosa Erin; los aldeanos de Donegal, sus paisanos, le recuerdanen este sentido Como ejempo viviente de la historia que se repite.

Innumerables son las anécdotas que ilustran cada una de susVirtúdes. Sólo diremos aquí alguna.

Cuando se le anunciaba alguna visita, salía él Mismo a la puer-,tä, Y recogía el equipaje del huésped y lo ponía en el lugar debido.

Hace unos arios observó en la Catedral, su Catedral de Armagh,a un yanqui; se decide a acompañarle, dispuesto a darle toda cla-se de datos. Al fin de la visita el turista yanqui, en ademán dedarle una propina, pre4 unta su nombre a aquel viejo sacerdotede tan modesto aparato. «Oh—responde Logue sonriendo—, unosMe llaman «el viejo Miguel;' y otros me llaman el <, Cardenal.

. El que esto escribe tiene a la vista una carta que hace pocosarios escribió el insigne Logue.

Copiaré lo esencial, seguro de que ha de interesar a más deuno. Relata un incidente del cardenal Donnet, francés que murióen el únimo tercio del sigo pasado.

Dice a'-í: «Yo no puedo fijar de memoria la data, sino con apro-xim2ción. En el otoño de 1866, siendo sólo diácono, fuí yo enviadode Mavnooth (1) a enseriar teología en el Colegio irlandés de Pa-rís. Ei hecho tuvo lugar, a lo que juzgo, dentro de los dos prime-ros arios (I ,e mi residencia allí—probablemente en 1867 o 1868—. Elentonces cardenal Donnet, muy viejo a la sazón, era senador, co-mo todos los cardenales franceses. Napoleón III tomó este acuer-do a fin de que con la dieta correspondiente pudiesen sostener me-jor el esplendor de su dignidad. Se discutía en el Senado un pro-yecto de ley, que tenía por objeto ampliar el tiempo entre lamuerte y el sepelio, para evitar el peligro de ser enterrado vivo.'El proyecto fué muy mal recibido; se decía que el peligro era'imaginario, que el difunto era examinado antes de ser enterradopor un doctor nombrado por la ley. Se levantó a hablar el Carde-nal Donnet en favor del proyecto. En el curso de su alegato tuvoque relatar un hecho de su propia personal experiencia.

,yn joven sacerdote, que Unía alguna reputación de predicador,cayó desvanecido en medio de sern-ión. Fue llevado muerto, segúnlas apariencias, desde el púlpito. Sólo faltaba el tiempo reglamen-tario para enterrarlo; había sido examinado por el forense y,todoestaba listo para el funeral. Todo este tiempo—decía Donnet—nosóto tenía Vida, sino plena conciencia de lo que sucedía: oía y sen-tía todo lo que se hacía, sertía al agente funerario cómo le medíapara hacer el ataúd y sabía perfectamente que iba a ser enterra-do vivo. Con »do no podía dar Serial alguna de vida, ni por la vozni por movimiento alguno.

Al fm, la voz de un amigo, a quien no había visto por arios en-

(1) Seminario en Dublin

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teros, produjo en su ser una oleada de gozo, que le restitu yó lafacultad de movimiento; así fue salvado.

Y el cardenal continuaba: «No tenéis, señores, por qué dudar dee sereste hecho. El entonces joven sacerdote que estuvo a punto d

enterrado vivo, es el anciano obispo que hoy os dirige la palabra)*Dicho está que el proyecto fué aprobado unánimente. Fusta

aquí la carta del cardenal Logue.Un chino excelente católico.

El señor Lo (1) es uno de los hombres más ricos e influyentede China, maneja vastos intereses comerciales y es concejal delMunicipio de Shanghai. En mayo último fue a los Estados Unidoscomo delegado al Congreso Nacional del comercio extranje ro C-ebrado en Seattle.

De todos los vivientes es probablemente el más capacita do Parajuzgar las necesidades de su país natal, que por vez primera en 5,11

larga y notable historia se halla bien dispuesto para recibir la Cul-

tura y civilización occidental. Está hoy China en el momen to de-cisivo de escoger una vía u otra, y el señor Lo tiene la firme con-vicción de que sólo el Catolicismo puede salvarla de la anarquía.

« Si los misioneros católicos no vienen pronto y en gran nú me-ro a China—acentúa el señor Lo—, luego puede ser tarde. E s Yademasiado tarde para Japón, donde la moderna cultura ha llen a

-do el país de materialismo.«Una vez que China haya puesto en orden sus dificultades in-

ternas, entrará en un período de prosperidad comercial, aún aho"ra entra en China la cultura occidental por medio de los estudi an-tes universitarios instruidos en Europa. Toda la nación siente an-sia de la civilización occidental. Ahora, si no se recibe la verda-dera civilización o sea la católica, los chinos serán materialistascomo sus vecinos los japoneses. Estos estudiantes que vuelvenEuropa son un factor importante en la futura vida de China, y Si

ellos poseen un criterio católico de la vida, China será salva».«Misioneros que hablen inglés son los más estimados na ta 'a

iglesia, porque todo el mundo desea aprender inglés. Añade quesi las potencias extranjeras no saben tratar debidamente la situa-ción presente de China, sería fácil una coalición chino-sovietista.Agentes bolcheviques están inundando el país con su literatura,y las masas están fanatizadas contra los capitalistas extraños (2),y cualquier acción que se ofrezca a una interpretación menos co n-veniente, inclinaría al populacho a favor de Rusia.

La estima que goza el señor Lo se manifiesta por algunos da-tos. Al salir para América un budista muy rico le dió 400 liras pa-ra que las diese al más necesitado que viese por el mundo. Otradonación análoga la hizo otro pagano ri n o.

Et señor Lo es un ejemplo para todos católicos ricos.No sólo contribuye pródigamente para la beneficencia católica,

sino que además trabaja diariamente entre los pobres, enseñandoel catecismo y haciendo otras buenas obras. Gusta mucho de vi sí

-tar a los bandidos condenados a muerte y tiene con frecuencia ladicha de ponerlos a bien con Dios.

(Traducido de « The Universe», 9 de octubre de 1925).FR. MARTÍN a DE ARRIAGA

(1) José Lo Pah Hung, presidente de la Cámara de Comercio de Shanghai.(2) La verdad es, sin embargo, que en las factorías europeas recibe el obrero chi'

no un trato cien veces mas humano que en las propias de, chinos paganos.

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NOTICIASMADRID

D. Juan de Alarcón.—Solemnisima resultó la novedad y festi-vidad de Nuestra Madre, la iglesia primorosamente adornada;predicó el muy ilustre señor don Diego Tortosa, Canónigo deMadrid.

Cuatro Caminos.—Algo atendidas se vieron en sus fiestas esteaño las buenas religiosas de este monasterio, por la estancia enesta de los Padres Provincial, de Chile, Fra y Ramón Romero ySu diputador Fray Ramón Mandria za y el Padre Fray Juan Labra.El Padre Labra les cantó la misa de media noche, y el Padre Pro-vincial la del último día de la novena, que se cerró con una lucidaProcesión que bajó hasta la glorieta de Cuatro Caminos, a la queasistieron de hábito el Padre Carlos Carnevali, con unos setentaniños de nuestro Colegio, y el Padre Fray José Cereijo. Tambiéndieron gran realce a este acto los Hermanos de las Escuelas Cris-tianas con buen número de sus alumnos.

POYO (Pontevedra).

La hermosa iglesia abacial se vió concurrida desde el primerdía, y mucho más desde el segundo en que se divulgó que el Pa-dre Gaite predicaría toda la novena. Sus sermones sencillos, tier-nos y prácticos, fueron de lo mejor que le hemos oído.

La víspera y el día de la fiesta hubo muchas confesiones, sien-do la comunión numerosa como ningún año en los treinta y cincoque lleva aquí la Comunidad, y casi exclusivamente de ésta y delas parroquias limítrofes, pues la lluvia que amenazaba retrajo alos forasteros.

Celebró la misa de media noche el Sr. Magistral de Tuy donAlfonso Casas Varela, asistiendo muchos fieles con gran devociónY compostura. Durante la mañana siguiente no cesó el movimien-to de los devotos que, después de comul gar, hacían las visitas paraganar indulgencia. La comunión de los niños resultó muy edifi-cante,

A las once la capilla conventual interpretó la misa pontificalde Perossi, con tal maestría, que ha sido solicitada para cantarlaen importantes iglesias, cuyos rectores nos honraron con su asis-tencia.

Por la tarde, la concurrencia, fue todavía mayor y el citadoSr. Magistral cautivó su atención durante ce. ca de una hora, quepareció un momento.

En la procesión por los claustros y campo de la iglesia tocó labanda municipal de Pontevedra, llevando la capa el R. P. Guar-dián de los Franciscanos y el estandarte el insigne cirujano donEnrique Marescot, que de ese modo agradecía a la Santísima Vir-gen los admirables éxitos que cada día obtiene en su profesión.Presidió nuestro Ayuntamiento en corporación, asistiendo tam-bién el Sr. Gobernador civil.

Fr. G. V.

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SARRIA

La tradicional fiesta de la Merced en la cual colocan todos suscariños y entusiasmos el Convento y la Venerable Orden Terce-ra, ha resultado brillantísima.

Una vez más se manifestó públicamente la fervorosa devoción,el amoroso culto que esia villa profesa a la Reina celestial, bajo elbendito nombre mercedario: este nombre que, como dijo aquí unaniña en una tiesta catequística:

«cuando en los labios florecedulce sonrisa se inicia;es como tierna cariciaque al corazón se le ofrece».

Las solemnidades del novenario han tenido todo el esplendorcon que el convento reviste los grandes cultos de su iglesia Cola"duras profusión de artística lucería, nubes de flores, ricos orna-mentos, todo imprimía al conjunto un sello de magnificencia.digno de Nuestra Excelsa Madre.

Durante los cinco primeros días la palabra docta, persuasivay siempre elocuente del R. P. Manuel Tarrio, de la ComunidadMercedaria, desarrollando en inspirados párrafos el dulce ternadel Ave María, mantuvo constantemente el interés del auditorioque llenaba por completo la amplia nave del templo, interés quecontinuó sosteniendo en los cuatro días restantes el notable ora-dor capuchino R. P. Mariano de Argañoso, de La Coruña.

Fruto de la predicación de ambos oradores fueron los cieoWsy cientos de comuniones administradas el pasado domingo, últini°día. Muy cerca de una hora se invirtió en dar este alimento esp i

-ritual. Legiones de cofrades y devotos de la Merced, de la villa Yde toda la hermosa comarca sarriana han venido a rendir a suGloriosa Madre la ofrenda más santa de su cariño filial y ade-más, para muchos, ei cumplimiento de un voto hecho en trancesde gran aflicción o de peligros de vida, salvados de ellos por lamerced de la Virgen bendita. Esto explica el aumento progresivoque se observa cada ario en el culto a la dulce advocación maree -dada y la propagación de su nombre en las familias de l a 1:0-marca.

La procesión celebrada en la tarde del mismo día resu l tó so-lemnísima por el enorme gentío que en ella ocupó puesto. La en-cabezaban los centenares de niños y niñas que concurren al cate-cismo del convento, provistos de f l amantes gallardetes blancos.Proseguían en interminables filas todos los coros terciarios, elPostulantado y Noviciado de la Orden y los padres de esta Comu

-nidad, cerrando el cortejo na nutrida y afinada b , nda musical.El estandarte era conducido por el caballeroso prócer Marquésde Prado Alegre.

Durante todo el largo trayecto recorrido, la Virgen de laMerced fue vitoreada y aclamada con vibrante entusiasmo. Losvivas a la Virgen, a la Madre buena y generosa se mezclaban ince-santemente con los cantos mercedarios que salían de aquella in fi

-nidad de gargantas rebosantes de unción religiosa, de fe cristiana,de un amor a María hondamente sentido.

Ya bien entrada la noche recogió-;e al convento la procesionalcomitiva, y con una entusiasta arenga del P. Capuchino sobre la

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devoción a la Reina del Cielo, dióse termino a la solemnidad deestos cultos que dejarán en la villa un imborrable recuerdo dePiedad.a Reciba el Ryclo. P. Comendador Fr. Severino Vega, la Comu-nidad Mercedaria y la Venerable Orden Tercera, los más afectuo-sos parabienes por el brillante resultado de las fiestas. Un ca-tólico.

(De «La Voz de la Verdad».)EN VERIN

A través de largas centurias, anualmente, sin interrupción,vienen los habitantes del extenso y rico valle que riega y fertilizael manso Tárnega, tributando fervorosos cultos a la Madre de Dios,bajo el hermosísimo título de la Merced. Nada mas natural. Esta-blecidos los Mercedarios a la sombra del histórico castillo de Mon-terrey, erigida, allí magnífica morada, cuna de grandes santos,Plantel de i.ustres misioneros e inspiradísimos escritores, alber-gue, por algunos arios al menos, de Fr. Diego de Muros, más tar-de Obispo de Tuy," y muy probablemente de Ttrso de Molina,aquella brillantísima pluma en cuyos puntos, ial deslizarse sobreel pa pel; parecían darse cita todas las elegancias y gallardías , clä-sicas, los Mercedarios como buenos hijos de María aquí, como entodas 'partes, no cesaron de inculcar constantemente con el mayorentusiasmo cariño la devoción a su Santísima Madre, que hicie-ron popularísima y entrañablemente amada de todos. Por eso,aun después del largo paréntesis de sesenta y tres años de forza-da ausencia de los religiosos por la expulsión del 35, al volveraqiii en el 98 para reanudar sus tareas, los hijos de la Merced nose juzgaron extraños en este valle, se creían entre los muros delpropio hogar, era todavía ferviente la devoción a Nuestra Santísima Madre, no habían cesado en su templo los divinos oficios, sela tributaban todos los arios más o menos solemnes cultos.

Con la presencia de los religiosos, la devoción a la Redentorade cautivos se ha acrecentado extraordinariamente, se normali-zaron sus cultos cada día con mayor entusiasmo, y, sobre todo,su nÖvena ha llegado a ser la más solemne y concurrida del valle.

Pero este ario los ha superado a todos en brillantez y esplendor.Varios motivos hubo para ello: fue el primero la presencia del ilus-trísimo señor Obispo de Agatópolis, fundador de esta casa y su su-perior durante siete arios, y el segundo el estreno de una magnifi-ca campana de 500 kilos, espléndido regalo que a la memoria de sudifunto padre don Manuel Peláez Casado, hizo a la Merced su hi-i0 el acaudalado, bondadoso y magnánimo caballero D. Laurea-no. Que Nuestra Santísima Madre lo recompense cumplidamenteen bienes espirituales y temporales.

Bajo la presidencia del Rvmo. Prelado de Born Jesús de Gur-gueia, que llegó a Verín el 1 . 0 de septiembre para tomar las salu-tíferas aguas de Sousas, acudiendo el pueblo en pleno a saludarloy a ofrecerle sus respetos, empezó el 19 la novena a NuestraSantísima Madre. Nunca tanta solemnidad y entusiasmo. Las se-ñoras en( argadas de los alt tres laterales se esforzaron en hermo-

searlos primorosamente. El adorno del altar mayor era un -en-canto, parecía un pedazo de cielo. Si no conocieramo:s a sus auto-

' ras, las piadosas y entusiastas señoritas María Luisa García Be-

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cerra, María García, Maruja Salgado y Maruja Estévez, quetrabajaron incansables durante un mes en confeccionar flores, yobjetos de exquisita y delicadísima factura, diríamos que esPlr.1tus celestiales se habían escapado por unos momentos de la gloriapara preparar y engalanar el trono de su Reina.

El coro de niñas, admirablemente dirigido por la competentí-sima profesora del Colegio de San Francisco, la herman a Soecla-de, una filigrana en afinación y buen gusto.

Los sermones, a cargo del R. P. Martín López Lozano, elu"cuentísitnos, agradando sobremanera al auditorio, que todas lasnoches llenaba por completo la amplia nave de la Merced. El fru-to fué copiosisimo, imponiéndose el santo escapulario a infini.claude pt-rsonas; las comuniones fueron tan numerosas que el °día hubo que organizar dos misas de Comunión general, acercan'dose en ellas a la Sagrada Mesa cerca de mil personas.

El 27, celebró misa de Pontifical el Ilmo. Sr. Obispo de Agat_,Ó-polis, asistido por dieciséis señores sacerdotes y con asistencia cle,todas las autoridades. Por ser una novedad en Verín era tanto elconcurso que no hubiera bastado una iglesia tres veces nia3.7.0r"

Por la tarde, después del ejercicio, tuvo lugar solernnísiteprocesión por las calles de la villa. Abría marcha la Guard ia ,c1-vil montada. Conducía el estandarte el Sr. Arcipreste y recoglanlos cordones los señores curas de Castrelo y Villa mayor. Segulalel Colegio de niños de 1:fs Hermanos de la Doctrina Cristia na, ede niñas de San Francisco, escuelas municipales, dos larguisinefilas de señoras y señoritas con vela, imagen de Nuestra Santís i

-ma Madre, escoltada por la Guardia civil de Infantería, cofra5lesde la Merced, Sr. Obispo de Pontifical, acompañado del sell°,r„Cura Párroco y del que esto escribe, autoridades locales, ball'de música y detrás una inmensa muchedumbre.

La entrada en la iglesia ha sido emocionante: los cantos r eli-giosos, el repique general de campanas, el estampido d e 131bombas y la fogosa elocuencia del P. Martín hizo desbordar eientusiasmo, prorrumpiendo todos en atronadores vivas a NuestraSantísima Madre, a la Orden de la Merced y al señor ObisP2,a quien estrujaban por besar su anillo y darle el adiós de despeul-da, ya que al día siguiente, muy de madrugada, había de dejar aVerfn.

A. R.

HERENCIA

La noble villa de Herencia ha dado este año una prueba Illasde su acendrado amor y piedad hacia su excelsa patrona la V,11.-gen Santísima de la Merced, celebrando en su honor numerostg-mos y solemnes cultos, que comenzaron el día 31 de Agosto yraron hasta el 17 de Octubre, quedando todavía algunas funcionespara el ario próximo. Los sermones de los diez primeros días,corrieron a cargo del Reverendo Padre Enrique García, merceda"rio del convento del Puig, que llamó la atención por su compen,e-tración con el público. El novenario solemne que precedi ó a .'3fiesta fué predicado por el muy ilustre señor don Ti moteo R-ur,'Canónigo Magistral de la S. I. C. B. de Burgo de Osma, que. s'distinguió especialmente por su vasta erudición y por su acción

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elegante. Los demás días predicaron los Reverendos Padres deesta Comunidad. Todos los días hubo misa solemne por la maña-n a y ejercicio por la tarde, con sermón, en los que cantó el afinadocoro de señoritas de esta villa, excepto el 24 que vino un nutridocoro de cantores de Alcázar de San Juan. Lució la iglesia vistosascolgaduras de seda, adquiridas para estos días por la directiva dela Archicofradía de los Jueves Eucarísticos, que tanto se esmeró'en su adorno.

La iluminación fué este ario extraordinaria, habiéndose estre-nado dos grandes y preciosos candelabros y dos hermosas arañas,donación de varias personas devotas de Nuestra Santísima Madre.La bellísima imagen de la Virgen de la Merced parecía salir deblancas nubes de gloria, heridas por los rayos del sol para bende-cir a sus hijos. Grandísimo ha sido el número de comuniones ofre-cidas diariamente a la hermosa Virgen. En el semblarite de losherencianos radiaban de continuo el gozo y el fervor.

Pero sin detenernos en esto pasemos al día 24. Por la mañanase celebró misa solemne de Nuestra Santísima Madre, a la queasistió ei Ilustrísimo Ayuntamiento en corporación y demás auto-ridades eclesiásticas, civiles y militares, e inmenso concurso degente. En ella, enardecido y elocuente panegírico de la Virgen deJa Merced por el muy ilustre señor Magistral de Burgo de Osma.A las cinco de la tarde, después de la novena, comenzó a organi-zarse la solemnísima procesión. No bien se movió la imagen desu sede, un murmullo de sollozos y sonrisas, de alegría y devo-ción, cundió por las bóvedas del templo. Al sacarla de la puerta,el coro de cantoras, como movido por oculto resorte, elevó alcielo himnos en honor de su Reina y Madre. Durante la procesióntocó la banda del regimiento de Covadonga. Por todas las callesdel tránsito se elevaban de la multitud entusiásticos vivas a la.Patrona de Herencia y Madre de la Merced, y de los balco-nes caían sobre la imagen lluvias de flores. Cuando la proce-sión hubo entrado de nuevo en la iglesia, el Reverendo Padre Co-mendador, fray Fernando Díez, pronunció un animadísimo fer-vorín, y al terminar, de la devota multitud volvieron a salir atro-nadores e interminables vivas a su patrona, y otra vez el coro decantoras prorrumpió en salves e himnos a la Madre de lasMercedes.

El día 26, el 'Ilustrísimo Ayuntamiento en Corporación, todaslas Autoridades eclesiásticas, civiles y militar es y demás persona-lidades, acompañados de la banda del regimiento de Covadonga,se dirigieron a descubrir una lápida, de mármol, que la villa deHerencia dedicó al general Primo de Rivera.

Luego que estuvieron ante la lápida, el señor Alcalde, donNicomedes Montes y Montes pronunció un elocuente discurso,propio para encender en los ánimos el amor a la Patria, y porconsiguiente a los que la defienden, y el amor al progreso.

PROVINCIAS VASCONGADAS

Estamos orgullosos de nuestras hermanas religiosas que tanviva saben conservar la tradicional piedad de la Merced para consu Madre. Ellas constitu yen una preciosa reserva que aún ha dedar muchos días de gloria a la Orden por excelencia de la Madrede Dios.

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GUERNICA-A JANQUIZ

III Centenario de la fundación de este convento de Merce da-rias.—Este ario es el tercer centenario del traslado de Harruri Y

del voto de clausura de las religiosas de Rentería, en Guernica.Las fiestas centenarias han resultado de una solemnidad y de-

voción popular que es difícil describir.El día 24 predicaba con mucho entusiasmo el Padre Gorostiza;

pero lo principal de la solemnidad se reservó para el triduo queempezaba al día siguiente, 25. Asistió todo clero de Guernic a, re-vestido de pellices, llenando el presbiterio. Los sermones del Pa-dre Ferrer, según carta que escribe la Madre Comendadora,llenos de energía y unción, dominaban el numeroso auditorio 9'uellenaba la iglesia, muy capaz. La funciones del 27, como de últimodía, no recuerdan semejante, según dice la carta, ni en devociónni en concurso de fieles, tan grande que todo estaba repleto hastael atrio, que ya es; pues teniendo en cuenta el área de la iglesia'puede suponerse como mínimo unos 1.680 fieles.

Cantó la misa solemne el señor Arcipreste don José Doming°de Iturrarán; el Padre Ferrer, con la firmeza de palabra y Pensa-miento que sabemos, pintó la Descensión, el establecimiento Yarraigo de las Religiosas en Guernica, las virtudes heroicas demuchas almas privilegiadas... A las tres de la tarde, y con la M is-ma asistencia o mayor, el Santo Rosario y sermón. Después laprocesión por las calles de la bonitísima villa, que se organizabacomo rogativa para alcanzar de la Madre de la Merced la victoriacompleta sobre los enemigos de la civilización. Rompían la mar -cha los niños y después los hombres; a continuación la image n ueNuestra Santísima Madre llevada por cuatro jóvenes que se habían

brindado; la Congregación de Hijas de María formando un sin fin dehileras de cuatro en fondo; el clero, entre los cuales iban tambielos Padres Agustinos. El Ave María, dice la carta, cantado por eicoro de tiples de la capilla de Andra Mari (Santa María), era unainvitación jubilosa a los fieles que acompañaban a la Madre de la

, Merced por las engalanadas calles de Guernica. ¡Qué bien sonabaaquel «llena eres de gracia»! Luego el «Santa Mbría» semitonad°por miles de voces acordadas era de un efecto arrollador por loemotivo. Al regreso salve solemne cantada por la Comunidad,acción de gracias por el Padre Ferrer e invitación a inscribirse enla gran familia de la Madre de Dios, haciéndolo más de 100 en elacto. Habla la carta del decorado de la, iglesia que estuvo her''foso.

Los guerniqueses se consideraban harto dichosos con la visitade la Madre de la Merced y adornaron sus casas con los mejo-res tapices y colgaduras. La anterior visita había sido en 1888 Porla coronación de Nuestra Madre en Barcelona, y por cierto queentonces tomó parte el Padre Baerthel, famoso Franciscano, quesabía hablar al pueblo con un lenguaje tan insinuante como n°recuerda el cronista semejante de cuantos ha oído en su vida.

Bien por él caro lege-erri de Vizcaya; la Madre de la Mercedbendice y protege tu hermoso rincón y lo ha de hacer aun másfecundo, con ser tan conocida tu fecundidad en productos de todaclase, de suelo y cielo. Y no olvides que de ti salió el Padre FraY;Martín Murua, insigne etnólogo de los Incas peruanos y qu e eicantor más vidente de tu grandeza es un religioso Mercedario:Tirso de Molina, seudónimo de Fray Gabriel Téllez.

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IBARRA

Tengo a la vista una carta saladísima de Orozco, con esa gra-cia espontánea de un alma feliz. Aún hay necios con aire de sa-bios que discuten acerca del optimismo y pesimismo; que se denuna vuelta por esta soledad de Ibarra (Orozco), para comprenderque la alegría sana y plena es una planta que no vegeta en los sa-lones de mucho confort y tapiz, sino en estos humildes sitios don-de siempre se busca a Dios y se vive en contacto íntimo suyo.

« En ésta no hay nada de lo que S. R. se imagina, dice la carta,todo se hace sencillo como en aldea. La novena sencilla a conti-tinuación de la misa conventual, cantando algunas canciones y laantífona de Nuestra Santísima Madre, con asistencia de ;os vecinosde la barriada... El día 24 la misa conventual fue a las siete, co-mulgó en ella la Comunidad y todas las niñas que acuden al Cole-gio con sus escapularios: a las nueve y media la misa mayor, dia-conada, y cantada por la Comunidad. Este día es la fiesta de laComunidad y el domingo siguiente suele ser la solemnidad parael público. Tal día hubo muchas comuniones. A las diez y mediamisa solemne en que predicó el Arcipreste de Durango, quien seesmeró muchísimo en ensalzar la Orden y las glorias de NuestraSantísima Madre.'

A la tarde fué la función de los cofrades. A las tres y media seCantaron las Vísperas solemnes con Su Divina Majestad expues-to, rosario, sermón por el mismo predicador y procesión con SuDivina Majestad, el estandarte llevado por una señorita con doshiñas que cogían los cordones, la imagen de nuestra Madre lleva-da por otras cuatro señoritas, y la del Patriarca por cuatro jóve-nes, recorriendo la plazuela del convento; las casas del contornoestaban engalanadas. Acudió muchísima gente de todas las parro-quias de Orozco.

' «De otros sitios vemos que hacen grandes funciones, pero eneste rinconcito de Ibarra, Nuestra Madre recibirá toda la buenavoluntad...» Así concluye la carta. Es lo que vale en definitiva.

BILBAO

Es tradicional también la solemnidad y a asistencia popular alos cultos que se celebran a Nuestra Madre en San José de Naja,Bilbao. El predicador del último triduo, según costumbre, fue elPadre Ferrer, que trató sobre los siguientes temas sucesivamen-te: «Cómo el título de la Merced es el más honroso para Maríaentre todos los títulos y provechoso para nosotros»; «María corre-dentora del género humano » , donde tocó de paso la semejanza dela Redención de la humanidad y la de los cautivos, y el panegíri-co de la Merced. La tarde del 24 cantó las excelencias de la verda-dera libertad en pugna con la del mundo.

Comenzó la novena el día 15 y se celebró con muchísima gentetodos los días, y en especial los tres últimos días.

La noche del 23 al 24 hubo a las doce misa diaconada, el PadreFerrer de preste, don José Escauriaza, capellán, de diácono, y elPadre Solaegui de subdiácono . Comulgó la Comunidad y grannúmero de cofrades.

El día de Nuestra Madre hubo comuniones generales a las sie-te y ocho muy concurridas y devotas, a las diez misa solemnísimacelebrada por el Padre Serafín Solaegui, con Su Divina Majestad

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expuesto y sermón. Tomaron parte en estos cultos elemento s dela Coral bilbaína. Después de la misa hubo hermosa procesión Porlos contornos del convento.

ESCORIAZA

Copio la carta que me escriben: «El 16 de Septiembre de 1925dieron comienzo los solemnes cultos de la ncvena, que se hizo to-dos los días a las siete de la tarde, consistiendo en la estación alSantísimo, rosario, el ejercicio, gozos cantados y 'despedida a laVirgen. Todos los días asistió mucha gente. La víspera de la fes-tividad, a las dos de la tarde, cantó la Comunidad vísperas solem-nes; al anochecer, además de los cultos mencionados para cadadía, se cantó la Salve Montserratina a dos voces y co,-os popula-res que cantaron las alumnas y ex alumnas del Colegio, como losdemás cantos, alternando con la Comunidad. El mismo día secantó el «Tota Pulchra» del L'aire Miguélez, a dos voces.

El día de Nue tra Santísit, a Madre, a las siete de la mañana,hubo Comunión general, a continuación la absolución general; alas diez, Misa solemne, que ofició D. Luis Vélez de Mendizabal,recién ot denado; cantó las glorias de Nuestra Madre el Canónigode Vitoria D. Antonio Pérez Arrazabal. Estuvo muy elocuente yfervoroso. Se cantó, por la Comunidad, la Misa de San Franciscode Asís, del Padre Sancho, y después dió el Padre Vicario la ben-dición papal». Y la buena religiosa no dice nada de la procesiónde costumbre, y es que fue un día de lluvia.

MARQUINA

« Con gran 'solemnidad se han celebrado cultos en honor deNuestra Santísima Madre. El día 15 se diö principio al novenario,terminando el 23 con la Salve de Wiltberger y el «Tota Pulchra»de Cervi; por la noche, y a continuación de Maitines y Laudes, laMisa de las doce, en la que las religiosas, después de renovar losvotos, comulgaron. como también algunos fieles. El día 24 se can-tó la Misa de «Te Deum Laudamus», de Perossi, por las religio-sas, y fué oficiada por los Sres. Onaindia hermanos, uno de loscuales cantó la Epístola por vez primera; el sermón estuvo a car-go del Padre Higinio, Carmelita descalzo, que en sentido y senci-lío discurso hizo la historia de la Orden con gran número de de-talles y terminó la función con la bendición del Santísimo, proce-sión a:rededor de la iglesia y el himno del Padre Galdos.

La iglesia estuvo adornada con profusión de luces y flores ycon toda la pompa y galanura que correspondía al día; V variasniñas vestidas de blanco hacían corte a la Reina de los Angeles».

Hasta aquí la carta, que no puede ser más sobria.

UBA

Poco hay que decir. Diremos con nuestras Hermanas de Iba-rra qu e tenemos toda la voluntad de servir a Dios y a NuestraSantísima Madre, que dada la índole de esta Casa y aun del lugar,no se puede exigir mucho. La novena fué a las seis de la tarde,con exposición, rosario, canto de gozos o motetes y meditación.Asistió mucha gente a ganar el Jubileo. La Misa solemne del día24 muy bien cantada por nuestros chicos. Son valientes para can-

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tar y mansos como corderos para obedecer, ideales para un inter-nado. Los «casheros » y el barrio de Martutene inundaron la capi-ll a en la Misa solemne.

Aún no sé su origen, pero Martutene tiene por patrona a Nues-tra Madre. Vinieron todos precedidos de los clásicos dulzainerosgue, como de costumbre, tocaron algunos bailables para nuestrosJ óvenes. El ario pasado tuvimos una buena colección de danzan-tes , que lo hacían con gusto y agilidad; este ario había pocos ydaban lástima por el poco garbo de sus movimientos.

Fr. M. O. de A.

BERR1Z

El 18 del pasado mes, diö comienzo en esta iglesia la solemnenovena en honor de Nuestra Santísima Madre de la Merced, cele-brándose a las cinco de la tarde con exposición de S. D. M. y ser-món, cantándose durante ella escogidas composiciones de Otario,Goicoechea, Miguélez y Arabaolaza. Los sermones de la novenaestuvieron a cargo del R. P. Iyaguirre, S. J.

La noche del 19 al 20, la Sección Adoradora Nocturna celebróen esta iglesia Vigilia solemne, siendo muy numerosa la comu-nión general de la misa de madrugada, lo mismo que la de medianoche del 23 al 24. Este día, a las diez, se celebró una misa solem-ne, en la que el R. P Iyaguirre cantó con entusiasmo y elocuen-cia las glorias de la Orden Mercedaria.

El domingo 27, a las diez y inedia, solemnísima misa, interpre-tándose por el coro de MM. y alumnas la de la Inmaculada deGoicoechea, procesión con el S. S. y la imagen de Nuestra Madre,asistiendo a ella la Sección de la Adoración- Nocturna. Dióse fin aestas solemnidades con la bendición papal.

Toma de hábito. —El día 29, el excelentísimo e ilustrísimo señorObispo de Madrid, dió el hábito a las señoritas Purificación Flor-dui. y Carmen Arcaraz, resultando la ceremonia muy solemne.Porla noche, las alumnas obsequiaron al ilustrísimo señor Fijo yGaray con una sencilla velada literario-musical.

LA MERCED DESCALZA DE TORO (Zamora).

Tradicional es en esta ciudad de D. Elvira la novena de Nues-tra Santísima Madre; tanto, que el M. I. Sr. Magistral de la SantaIglesia Catedral de Zamora, a cuyo cargo estuvo el panegírico,Por intuición, dijo aquel día a los fieles: «Los Mercedarios sonVuestros, son como cosa muy íntima vuestra»; no extrañando,antes considerando muy lógicos la asistencia y lo escogido de laasistencia para conmemora r y dar gracias a Dios por la Deseen-Sión de Nuestra Santísima Madre, a fundar su Orden de la Mer-ced, Redención de cautivos cristianos.

Durante el novenario se fueron caldeando lo i; ánimos, como esmuy natural, para la celebración de la fiesta principal de la nocheY mañana del 24 de Septiembre.

El altar, profusamente iluminado y magníficamente adornadoPor innumerables flores artísticamente combinadas, cobijaba laesbelta imagen de Nuestra Santísima Madre bajo her rnoso pabe-llón azul, haciendo recordar el acto soberano de la Descensión.

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El coro de las religiosas elevaba los espíritus de los fieles, di.a.arante los días del novenario, con sus hermosos cánticos a Dios 'ya la Virgen blanca.

En la Misa de media noche, precedida del canto de Maitinesel coro estuvo a cargo de la «Schola Cantorum» de los Herinanoscoristas de este convento, que interpretaron con singular expre-sión la Misa coral de Pío X, a una voz y coro a tres voces delMaestro Vilaseca, y los motetes «Veni dulcis Jesu», a dos voceS,de Pozzetti, y «O salutaris hostia» y «Ave verum», a unísono, deMel vil.

En la fiesta de la mañana, la misma «Schola Cantorum» deeste convento, reforzada por valiosísimos elementos de la capillade la Santa Iglesia Catedral de Zamora, que se ofrecieron y pre-sentaron a honrar a Nuestra Santísima Madre, interpretaron m a

-gistralmente la Misa a tres voces, dei Maestro Perossi, el «Paleelingua» a unísono de Melvil, el motete O Bone Jesu» a cuatro a'o'ces de Palestina y el «Tantum ergo» a dos voces, de Pozzetti. Condecir que la «Schola Cantorum» de este convento era la primeravez que oficial y solemnemente cantaba y en la fiesta de N uestraSantísima Madre, se comprenderá que cantaron con entusiasmosingular, y que en la interpretación de las partituras estuvieronadmirables, y acompañados de los Sres. Beneficiados, Contraltoy Bajo de la Catedral de Zamora y otros elementos de esta ciu-dad, resultaron magistrales. A igual altura estuvieron en la full"ción de la tarde cantando los motetes 'Ave verum» a cuatro vo„-ces, de Mozart, ‘<Panis Angélicus» a tres voces, de Cacciolini, y «usacrum convivium» a tres voces, de Haller. Las cómuniones en eldía de la Merced se pueden decir incontables. Es uno de los chasde más comuniones en Toro.

El M. I. Magistral 'de Zamora, D. Francisco Romero, estuvo agran altura en el panegírico de Nuestra Santísima Madre.

La procesión vespertina con la imagen de Nuestra Madre San-tísima de la Merced, recorriendo las calles de costumbre, resultómajestuosa; asistió todo el clero de la ciudad y numerosísiinaescogida concurrencia de fieles, en ordenadas y nutridas filas, mu-chos de ellos ostentando en sus pechos el blanco escapulario de laMerced, como miembros de la Pía-Unión de Nuestra Madre San-tísirna.

Fr. B. M.

FERROL

Huésped ilustre.—Hemos tenido la satisfacción de tener entrenosotros el amadísimo señor obispo de esta Diócesis, doctor donJuan José Solía, acompañado de su secretario el canónigo Licen-ciado don _José Souto Vizoso, tan querido amigo nuestro. Llegó elreverendísimo prelado el 19 del pasado mes para practicar la san-ta Visita Pastoral al Arciprestazgo de Ferrol, siendo ésta la cuar-ta vez que lo realiza durante su pontificado. No nos ciega el cari-ño que profesamos al santo obispo mindoniense al afirmar quepocos prelados le habrán igualado en el celo y amor demostradoa la grey que le ha sido confiada, y prueba de ello es esta mismavisita verificada en circunstancias personales bien penosas a causadel malestar que sentía, y no obstante sus muchos arios de cons-tante actividad. En esta ocasión hemos podido comprobar una vea'

87ä

Más el afecto que el señor obispo profesa a nuestra Comunidad,que tiene recibido del bondadoso prelado inequívocas muestrasde su paternal predilección. y a la que procuramos corresponderCon nuestro sincero agradecimiento y eterna gratitud. Durante suestancia en nuestra Residencia ha recibido expresivas manifesta-ciones de adhesión y simpatía por parte de todos los elementos dela sociedad ferrolan- a, que tanto agradece a su Pastor el interésque ha demostrado siempre por todas sus cosas; siendo el elemen-to oficial el primero en desfilar en esta demostración de sinceroap recio. ¡Dios conserve todavía muchos arios la preciosa vida detan buenísimo y distinguido prelado para bien de su Iglesia y con-suelo de los que tanto amamos al celoso Pastor!

Nuestro M. R. P. Provincial. —También hemos tenido la alegríade recibir en el mes pasado la visita del M. R. P. Provincial, quien,como siempre, nos ha edificado y complacido con sus virtudes ya fabilisirno trato. Deapués de practicar la visita canónica a nues-tra Comunidad, regresó al convento . de Poyo.

La fiesta de Nuestra Santísima Madre.—Pocas veces se habráevidenciado con el entusiasmo de este ario la devoción sentida enFerrol a nuestra Madre de la Merced. Para demostrarlo ahí estáel sacrificio que hubieron de imponerse aquellas personas que norepararon en incomodidades de tiempo y lugar para obsequiarlaen su fiesta y en los días precedentes dl novenario. Si es verdadque lo que cuesta vale, mucho deben valer a los ojos de la DivinaMadre los obsequios que los terciarios y devotos suyos de Ferrolle ofrendaron en esta ocasión, recamados de sacrificios cual si fue.ran oro purísimo. El primer día hizo el P. Rector una invitacióngeneral a todos los terciarios y devotos de la Merced para que con-currieran a honrar a la Madre, haciéndoles ver que su presenciaen estos cultos humildes de la Residencia por ninguna otra cosaha de estar justificada, sino es por el atractivo de María de laMerced; ya que ni la estrechez y pobreza del lugar, donde todaIncomodidad tiene su asiento, ni la sencillez de los actos piadososque han de celebrarse en armonía con todas las demás circunstan-cias, habían de hacer presión sobre la fantasía. Unicamente Ella,la Virgen, radiante de hermosura y belleza celestial, destacándo-Seen medio tanta sombra y pobreza tanta, había de realizar elmilagro de atraerles allí, dispuestos a ofrecerla oraciones y ob-sequios, avaloradas con el sacrificio que harían al venir a presen-tarlas. Al mismo tiempo hacía votos €1 mencionado padre por quefuese este el último año de la esclavitud de la hermosa Virgen,esto es, el último en que recibiese en aquel humilde trono los ho-menajes de sus hijos; confia, ido en la generosidad de éstos el llevara feliz término la lindísima iglesia que para la Merced se está.construyendo. De veras correspondieron los terciarios a la invita-ción de su director, pues, con un entusiasmo siempre creciente,acudieron todos los días a honrar a su Reina, apiñándose en pór-tico y escalera los que no podían entrar en la capilla, y sufriendolas molestias de las aglomeraciones con un fervor edificánte. Lossermones de la novena los predicaron los padres Ildefonso, Mi-guel, Daniel, Fidel y Patricio, todos de nuestra Comunidad. Eldía de la fiesta puede decirse que lo celebró todo lo que en FerrolSignifica piedad y devodón, que es lo mejor de la ciudad. La no-

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che del 23 ál 24, a las doce, hubo misa cantada, haciendo uso elprivilegio pontificio, y en ella se distribuyó la sagrada comunióna las contadas personas que se enteraron de la celebración de esteemocionante acto privadamente, pues no se dió publicidad, Paraevitar la presencia de curiosos trasnochadores. Desde muy ternaprano empezaron las demás misas, y puede asegurarse que todasellas lo fueron de comunión general, si se tiene en cuenta el nuameroso concurso de fieles que en todas ellas recibieron a NuestroSeñor. Durante todo el, día no cesó un momento de entrar y salirgente de nuestra capilla, para ganar el Jubileo. Al atardecer secelebraron los ejercicios propios del último día de la novena, P re-dicando el panegírico el P. Ildefonso. La reserva la hizo nuestromuy reverendo padre Provincial, en cuyo acto lucia de nuevo lahermosísima y valiosa custodia, construida a exprof eso para nues-tra Residencia con metales y piedras preciosas donadas por lasdamas f errolanas.

En este día tuvimos el honor de que el excelentísimo señorobispo de la Diócesis presidiese nuestra modesta mesa, a la quenos dispensaron el favor de asistir el señor arcipreste de Ferrol,doctor don José Bermúdez; canónigo secretario de Cámara, Licen-ciado don José Souto Vizoso; párrocos del Carmen y San Julián,don Benito Murado y don Manuel Montes, y el superior de los pa-dres del Corazón de María, R. P. Llano.

La V. O. T. de la Merced.—Sin género de duda hemos de atri-buir a nuestros entusiastas y fervorosos terciarios la intensif ica-ción y propagación de la devoción a Nuestra Madre amantísinaade la Merced. Y no sólo lo que a Ella atañe directamente, sin°todo lo que de a l gún modo con la misma se relaciona, es objeto departicular interés para los terciarios. Díganlo si no el afán santocon que trabajan para ver pronto realizado nuestro sueño doradode poseer una iglesita que sirva de morada digna de la Virgenblanca. Singularmente la Junta directiva, presidida por la señoraviuda de Plá, merece nuestro caluroso aplauso y sincero agrade

-cimiento por el celo y actividad con que atienden a desempeñarsu misión.

Con motivo de la fiesta de Nuestra Madre hemos visto aumen-tarse el número de éstos nuestros decididos cooperadores, profe-sando unos y tomando el Santo Hábito de Novicias, otros. Entrelos primeros hemos de registrar con gusto los nombres de las he r

-manas María del Carmen Núñez Iglesias, Ana María Núñez igle-sias, María Mauríz, Manuela Vázquez, viuda de Yusty, María

Rosa Donate Caballero, Dolores Santa Marina, Antonia Gonzái-tez Pubul, Juana Gray, Concepción González Aller de Díaz delRío, isolina Fraga, Dolores Pérez Bärcena, Pilar Amor SeijO,Emilia Domínguez Carballeira, Isolina Romero Cabrera, LuisaLuac s, Aurora Menéndez, Josefa Area Feal, Segunda CalvoPita, Benigna López Grandal, Juana Díaz Sanz, Josefa Varela de

Peña Gavilán y Adela González Aller.De Novicias tomaron el Hábito las distinguidas señoras y se-

ñoritas siguientes:Eladia Pardo de Godino, Eva Iglesias de Núñez, Caridad

fiez Iglesias, María Barcón de Falero, María Teureiro de Brena,Sofía Mille de Rocha, Josefa de la Peña, viuda de Torres, JosefinaTorres de Arias, Rita Valea, Dolores F. Seoane, Adela Barreis°

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Sardiná, Mariana y Canten Bravo, Rogado Basanta, Isabel Fra:Matilde Ruibal, Francisca Balbäs, María Yáñez, Gloria

uanes, Juana Pérez Santiago, Teresa López Pican°. María delCarmen Lloveres Valea, Etelvina Yáñez Rodríguez, Matilde Ló-Pez de Sánchez, María del Carmen Vizoso López, Consuelo OteroSaavedra, María y Dolores González Aller y Regalado.

Apertura de cUrso.—El 1. 0 de Octubre se inauguraron las cla-ses de segunda enseñanza del presente curso académico. Porahora el número de esta ciase de alumnos asciende a unos noven-ta, correspor di2ntes a los seis años de bachilleeato. Las leccionesde primera enseñanza ya se habían inaugurado ei 1 ° de Septiem-bre, con numerosa asistencia, como siempre. En este curso hemosvisto aumentado el número de profesores con dos Padres recien-temente destinados a este Colegio: los Padres Patricio Peláez yManuel Fernández, quienes con eiltusiasmo y llenos de juvenilesenergías vienen a compartir con los que ya llevarnos varios ariosdedicados ala enseñanza, las tareas escolares. Ahora somos ca-torce los Religiosos de esta Comunidad.

La campaña de Marruecos.—Pocas ciudades como esta de Fe-rrol tendran más motivos para seguir con vivo interés las distin-tas fases de esa terrible lucha en que España tiene empeñado suhonor al otro lado del Estrecho. Y es que los ferrolanos han dadoen mayor proporción que ningún otro pueblo héroes y caudillos,q uienes, ya con su sangre, bien con su pericia y valor escribieronPáginas gloriosísimas de nuestra futura Historia. Baste un sólonombre que los compendie y sintetice a todos: D. Francisco Fran-co. Con gusto registramos este nombre en estas páginas, no sóloPor la amistad personal que nos une a este distinguido militar y atoda su familia, sino porque es menester recoger la nota de entu-siasmo y simpatía que se siente en Ferrol estos días hacia este suPreclaro hijo con motivo de los recientes triunfos de nuestro Ejér-cito en Alhucemas, en los que tanta parte le corresponde a Fran-co, así como el ascenso a General Jefe del Tercio, cuando apenascuenta treinta y tres años. Nosotros le enviamos efusiva enhora-buena que hacemos extensiva a sus respetables padres, y a suabuelo el decano de los Generales de la Armada, D. LadislaoBaa monde.

Con gusto citamos aquí también los nombres de otros dos jóve-nes ferrolanos, antiguos alumnos de nuestro colegio: Ubaldo Bar-cón y Félix Ozámiz. El primero, Alférez del Tercio, fué heridorecientemente en Alhucemas al frente de sus bravos soldados, yel segundo, ú'titna mente ascendido a Alférez de Navío, se cubrióde gloria mandando en circunstancias dificultosísimas una barca-za de desembarco en las últimas operaciones. A ellos y a sus apre-ciables y distinguidas familias, nuestra cordial enhorabuena.

También fué herido, aun cuando por fortuna, no de cuidado, elJoven Alférez de Navío, D. Luis Cadarso, ex alumno de nuestroColegio. cuando voluntariamente intervenía en el desembarco delas tropas en la plaza de Cebadilla. Al marino, que de este modohace reverdecer la gloria de su apellido ilustre, a sus padres, losseñores de Cadarso y G. Amil España, lo mismo que a su abueloO. Ricardo, nuestra afectuosa enhorabuena.

Aun cuando no es ferrolano, aquí estuvo, aquí tiene parte de su

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familia, y aquí se quiere y recuerda mucho al Almirante de nueS-tra Escuadra de operaciones, Excmo. Sr. D. Francisco Yolif Mor"gado, quien ha sido merecidamente recompensado con preciadacondecoración. Nosotros, que tan singular afecto Pr°fesamos alilustre general Yolif y a su respetable familia, nos unimos decorazón a las muchas felicitaciones y enhorabuenas que recibecon este motivo.

Después de estas notas de congratulación, por esta misma cau-sa de la guerra, hemos de consignar otra de inevitable pena. Allado de los héroes que viven y reciben aplausos y recompensas,hemos forzosamente de colocar héroes que sucumbieron parasiempre dejando a los suyos sumidos en hondo dolor. Muchas sonlas familias ferrolanas que vistieron y visten de luto por esta ratzön, y recientemente le toca a los señores de Núñez de la Puentellorar la pérdida de su hermano el joven Teniente de Regulareshace poco fallecido en Melilla a causa de gravísimas heridas reci-bidas en la toma del Monte de las Palomas en Alhucemas.ban sus hermanas nuestro sentido pésame.—El corresponsal.

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Excma. Sra. ID.' Cortcapcióny Antolinaz da Castre.

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de extraordinario para los viajes, medicina para los en-fermos... y suplió muchas veces con su servidumbrelas deficiencias de nuestro servicio.

Tenía gran celo de la gloria de Dios y de la santi-ficación de las almas; este es el secreto, además de sugran devoción a Nuestra Señora de la Merced, de suspreferencias por los Mercedarios sobre las otras dosComunidades que hay en Herencia, tan queridas delpueblo y que tantos bienes le prestan; quería, ante todoy sobre todo, el bien de las almas: ¿No es el alma másque el cuerpo? Gozaba en ver frecuentados los sacra-mentos, la esplendidez del culto, la asistencia a la catequesis, la vida de las congregaciones, especialmentela de los Jueves Eucarísticos de vida pujante y perse-verante, contra lo que ella temía, y la frecuencia de lapredicación. En todas las obras de celo era la prime-ra, y aunque quería y daba lugar a que otras personaspudientes se espontaneizasen y contribuyesen con suprestación personal y económica—quería que se educa-sen en estos mismos sentimientos suyos—ella era lareserva y el recurso definitivo en las dificultades. Estu-vo en todo la primera: en la iglesia. en el Colegio, enlas congregaciones.

Estando yo un día, el de San Francisco Javier, porla tarde pasando un rato con ella, como se solía hacertodas las tardes que se podía, recayó la conversaciónsobre misiones y misioneros, y tomando pie de los«Anales de la Propagación de la Fe» y no sé si tam-bién de ( El Siglo de las Misiones » voló nuestro enten-dimiento por el Celeste Imperio, y ¡cuánto se alegrabay cómo se animaba su rostro con la relación de lostriunfos de la causa católica!

Fue un modelo de puntualidad y constancia en lapráctica de la piedad. Tenía privilegio de oratorioparticular, que sólo usó cuando la fué imposible jra la iglesia. Aquí tenía su puesto de honor, debajo delpúlpito, donde lo tuvo su madre, y parece ser el tradi-cional en la familia; a la misma hora, aunque el tiempofuese crudo y el piso estuviese helado o nevado, apo-yada en brazo ajeno, entraba en la iglesia, oía las mi-sas y comulgaba, todos los días, con tal recogimientoque pareda ensimismada.

Amó a su pueblo, tal vez más de lo que el pueblose puede imaginar; le interesaban sus cosas, las fae-nas agrícolas, las cosechas, las necesidades de susvecinos y las socorría con mano larga.

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La Excelentísima Señora Doña Concepción Enrí-quez y AntGlínez de Castro, Hermana Tercera de laMerced, Bienhechora insigne de la Orden, agregadaa la misma por carta de hermandad, después de haberrecibido todos los Sacramentos, murió en la paz delSeñor, en Herencia, rodeada de los Religiosos deaquel convento, a las nueve de la noche del 7 de Oc-tubre de 1925, fiesta del Santísimo Rosario, y a laedad de noventa y seis años.

1830-1925Nació en Herencia el 2 de Enero Je 1830, fecha que

celebraba con misa solemne y Tedeum en acción (legracias; casó el 4 de Mayo de 1865 con el Excelentísimoseñor don Francisco de Paula Márquez y Navarro, y simal no recuerdo de habérselo oído a ella misma, ennuestra iglesia de la Merced de Herencia por el amor ydevoción que siempre profesó a Nuestra SantísimaMadre.

Puede decirse con toda verdad que consideró alconvento e iglesia de la Merced de Herencia como casatan solariega y tan suya como la de sus padres, y queel cariño a la Merced se despertó y creció a una con elcariño a su familia. Recordaba, saboreándolo con frui-ción, a la Comunidad de nuestros Padres Descalzosanteriores a la exclaustración, la salve de los sába-dos y como detrás del hebdomadario seguía a la Co-munidad a la sacristía donde el Hermano Fray Manuella obsequiaba con recortes de hostias; hablaba del Pa-dre Lector, confesor de su madre, dignidad de aquellagloriosa jerarquía docente—cuya importancia hoy mu-chos no saben apreciar—consejera y alentadora deSantos y forjadora de los recios caracteres cristianosde misioneros, gobernantes y matronas de antaño.

Igual sentimiento de pena le producía el pensar enla posible separación de Herencia de su familia que enla de los Padres Mercedarios. A ella se debe la estabi-lización de los Mercedarios en Herencia, bien grande,tal vez el mayor que se puede querer y hacer a un pue-blo, porque una Comunidad, y de Sacerdotes, es elmejor fomento de la vida cristiana entre los fieles. Aella es deudora Herencia de este favor, tan grandecomo los beneficios espirituales que de los Merceda-rios reciben y recibirán.

Nos amó como madre a sus hijos, teniendo connosotros cuidados maternales: la ropa y el abrigo, algo

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Su casita, así la llamaba ella, era un remanso depaz; ella era de otros tiempos; vivía consigo misma.¡Que mal estaba con tantos medios de comunicación ycon la rapidez de los viajes que invitan a la distraccióny ocasionan que las personas acomodadas no tengan,al parecer, otra ocupación que la de andar huyendocontinuamente de sí mismos, sin sabor de la vida, ymenos aún, de la vida espiritual!

Ella, disimulando a veces la tosquedad de las for-mas de sus prójimos, áspero zurrón que, con frecuen-cia, encierra un bello corazón, llegó a sentir bañada sumano por las ardientes lágrimas del agradecimiento:retorno delicadísimo de los pobres que, si supiesen aqué sabe, aun prescindiendo de los nobilísimos moti-vos sobrenaturales, los egoístas y avaros, por egoís-mo y avaricia, serían pródigos de los tesoros de su co-razón y de su fortuna.

Tenía voluntad acerada y afectos vehementes, aun-que'no lo parecía a simple vista, por la flaqueza deedad tan avanzada y por su gran reserva; pero gober-nados y dominados con mano fuerte según las normascristianas. Prueba de esta vehemencia de carácter fueel fervor con que rezaba, advirtiendo, sin duda, la pro-ximidad de la partida, una de las últimas noches desu vida.

Vivirá su memoria en su retrato colocado en el si-tio más visible de nuestra residencia de Herencia, perosobre todo vivirá en el afecto de todos los que la cono-cimos, y sobre todo en el corazón de los fervorososreligiosos, que son siempre los más generosamenteafectuosos y agradecidos, y vive, porque lo sé, en lasoraciones de los religiosos de la Provincia de Castilla,especialmente en el momento de la misa.

Por privilegio fue enterrada, amortajada con el há-bito de la Merced, que tenía prevenido, en nuestra igle-sia, en la capilla del Cristo del Consuelo, en la criptapor ella construida para la familia Enríquez y Antolínezde Castro, y por lo mismo a los Mercedarios tocó ha-cerle el funeral y el oficio de sepultura.

«Brille para ella, entre tus Santos, oh Señor, la luzserena de la eternidad, porque eres piadoso.»

FR. JUAN GILABERT

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.