PALABRAS DE BIENVENIDA

. Y APERTURA DEL ENCUENTRO

"JUAN JOSÉ ARÉV ALa,

PRESENCIA VIVA: 1904-2004"

Licda. María Eugenia de SandovaJ

Me es grato muy dirigirme a esta distinguida concurrencia, en mi calidad de decana de la Facultad de Humanidades y en nombre de la licenciada Guillermina Herrera Peña, rectora de esta universidad, quien no pudo estar presente porque debió asistir al sepelio del padre Orlando Sacasa, uno de los pilares landivarianos en las facultades de Quetzaltenango.

Es simple y sencillamente natural que una facultad de Humanidades en Guatemala sea la organizadora de una actividad como la que ahora nos reúne a todos en este auditorio, porque tiene como finalidad realizar el esfuerzo tan necesario y sobre todo, tan merecido, de hablar de la presencia viva del doctor Juan José Arévalo Bermejo, con ocasión del primer centenario de su nacimiento.

Digo que es merecido porque la figura del doctor Arévalo refulge desde cualquiera de los criterios que se le quiera analizar. Fue un hombre multifacético, en varios sentidos muy adelantado a su época, que comparte, junto con los demás grandes hombres de nuestra patria, un lamentable poco conocimiento en las generaciones actuales.

Arévalo es también una víctima, podemos decir, de la imposibilidad de escribir la historia de Guatemala, sobre todo de la segunda mitad del siglo pasado, cuando las ideologías se convirtieron en valladares para permitir el conocimiento de las figuras cimeras de nuestro país.

11

Ese desconocimiento de la historia nacional tiene entre sus posibles consecuencias, no sólo el ignorar 10 que ha ocurrido en nuestra tierra y es digno de conocimiento, reconocimiento y orgullo, sino también de los grandes errores, que por ello pueden ser repetidos y sufridos por las gener aciones actuales, caracterizadas por su juventud.

Juan José Arévalo Bermejo sobresale en muchos campos, todos importantes y variados. Al pensar en su trabajo, me viene a la mente la vieja idea platónica de la necesidad de que los filósofos sean gobernantes. Un sólido basamento humanístico y filosófico facilita a quienes gobiernan el poder convertirse en estadistas, es decir, en gobernantes no preocupados por el resultado de la siguiente elección, sino por los beneficios de las

/ . . prox1mas generac10nes.

En la política práctica le tocó presidir al país en una etapa especialmente importante, que marcó una época en nuestro continente americano y que, al ser analizada hoy, a más de medio siglo de su gobierno, puede recibir un veredicto de absolución al ser realizada sin el marco de las pasiones políticas que han sido la característica principal del análisis de la historia guatemalteca.

Lo mismo ocurre con los avances sociales llevados a la práctica durante su gestión como gobernante. El Código de Trabajo, el Seguro Social, por mencionar solo un par de ejemplos, pero sobre todo la introducción de los estudios de Humanidades en Guatemala, gracias a 10 cual todos estamos hoy aquí, más de medio siglo después de ese avance tan importante para la historia de la educación nacional.

Al doctor Arévalo, ya 10 dije, se le puede y se le debe estudiar por su papel en otros campos. Fundamentalmente, fue maestro por voluntad y político por una circunstancia afortunada para el país. No se puede ser maestro sin ser pensador, sin incursionar en el campo de la filosofía, tan relacionada con la pedagogía. Allí está Arévalo presente también. Y no se puede incurrir en estos dos campos sin estar presente en el de la literatura, no solo como una manifestación de la belleza en el lenguaje, sino de la integración escrita de ideas humanísticas,

12

incluidas las políticas y las diplomáticas, a las cuales dedicó algunos años luego de su tan agitado paso por la política práctica.

Leer al doctor Arévalo es la experiencia de un paseo agradable por el buen escribir, ameno, coloquial, cordial, respetuoso y al mismo tiempo erudito. Pienso en el caso del libro autobiográfico llamado Memorias de Aldea, por ejemplo, en el que narra la vida de su natal Taxisco. Con esa obra me siento personalmente relacionada porque entre sus personajes mencionados en los capítulos se encuentra mi inolvidable abuela materna y sus hermanas, entonces jóvenes exponentes de la poblana belleza femenina de ese tiempo.

En este encuentro para conocer al doctor Arévalo se han dado cita algunos de los exponentes más claros de la intelectualidad actual de Guatemala, yeso despierta en mí un nuevo tipo de entusiasmo. En sus intervenciones , los conferencistas que amablemente aceptaron la invitación a unirse a este esfuerzo intelectual, demostrarán con datos e interpretaciones válidas toda una serie de facetas y de anécdotas del doctor Arévalo.

Pero este esfuerzo no debe quedar en estas cuatro paredes o reducido al campo de la universidad. Es necesario realizar acciones similares en otros de los guatemaltecos ilustres, hombres y mujeres, que ahora permanecen injustamente olvidados. El conocimiento de la historia nacional debe incluir el de los protagonistas, no sólo políticos, sino en todos los campos de la actividad humana.

Sacarlos de ese injusto olvido es una tarea en la cual la totalidad de quienes vivimos hoy en Guatemala, tenemos la obligación de colaborar. Un pueblo será grande en la medida que conozca a los antepasados, a quienes lucharon por un país mejor, no excluyente, a veces con grave riesgo de su vida, la cual en muchos casos perdieron, o con el resultado de la dolorosa condena espiritual del exilio.

Las circunstancias actuales obligan a esfuerzos como éste. Puedo señalar el conocido lema del Popol Vuh: que se-levanten todos, que nadie quede atrás. Nadie se debe quedar atrás, porque todos tenemos algo importante en qué contribuir para que

13

nuestros hijos y nuestros nietos tengan la oportunidad de conocer lo ocurrido en esta tierra.

Quiero agradecer la presencia de familiares del doctor Arévalo, en especial de su esposa, doña Margó de León viuda de Arévalo, por la grande y desinteresada colaboración que prestaron para la realización de este encuentro. La Universidad Landívar les da la más cordial bienvenida y los insta a dirigir esa tarea de dar a conocer a su ilustre antepasado, quien le pertenece a todos los guatemaltecos, sin distinción de género, edad, clase social, etnia o nivel económico.

Muchas gracias.

14