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creación y vida noviembre 27 de 2011 E D I C I Ó N 995 3 Una biblioteca sin brecha generacional 6 Entre canastos y camándulas 2 Los negros que vendían negros 8 Publicaciones 7 Balas de plata, de mucho dinero La arquitectura humanística de Germán Samper Gnecco 4 4

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creación y vida noviembre 27 de 2011

E

D I C I ÓN

995

3Una biblioteca sin brecha generacional

6Entre canastos y camándulas

2Los negros que vendían negros

8Publicaciones

7Balas de plata, de mucho dinero

La arquitectura humanística de Germán Samper Gnecco44

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2noviembre 27 de 2011

3noviembre 27 de 2011

REFLEXIONES POR LAS BIBLIOTECAS DE CALDAS

PS

En este Año Internacional de los Afrodescendientes, me he propuesto hacer unas re-

flexiones acerca del rol que tuvieron los africanos en la trata de negros. De hecho, cuando se habla de la tra-ta, algunos afrodescendientes tienen la falsa creencia de que los africanos fueron víctimas inocentes del mercan-tilismo europeo.

En una serie de estudios e investi-gaciones históricas se ha comproba-do que los africanos desempeñaron un papel determinante en el desarro-llo de la trata y se ha esclarecido que gran parte de ellos no fueron víctimas inermes, sino actores determinantes en el triángulo de la trata. Se ignora además, que miles de prisioneros de guerra, vagos y criminales “blancos” fueron también traídos de Europa y subastados como esclavos en las colo-nias americanas. Igualmente se oculta que miles de chinos e indios fueron transportados y vendidos como escla-vos en las islas del Caribe, especial-mente en Cuba y, que en las colonias inglesas cientos de sirvientes “blan-cos” fueron puestos en ventas en las subastas de esclavos negros.

Entre ellos mismosLa esclavitud y la trata no solo fue-

ron unas de las tragedias más horri-bles para los africanos, sino uno de los peores martirios para los negros en la historia de la humanidad. Pero la lucha contra el racismo y la exclusión de los descendientes de los africanos en América no los puede llevar a ig-

A ProPóSIto DEL Año IntErnACIonAL DE LoS AfroDESCEnDIEntES

negroSLos negros que vendíanLos africanos no fueron víctimas inermes, sino actores determi-nantes en el triángulo de la trata de personas. Monarcas y tribus diestras en el comercio de esclavos. Estudios.José E. Mosquera* - Papel Salmón

Estos autores han comprobado que los reyes africanos vendían a los cons-piradores, esposas, hijos, padres y her-manos. Además prueban que había mo-narcas que amparados en los pretextos que en algunas aldeas se difundían rumores contra ellos no vacilaban en ordenar las destrucciones de aquellos poblados y condenaban a los morado-res a la esclavitud. otros investigado-res como Joseph Inirori sostienen que los monarcas africanos, en la búsque-da del aumento de sus riquezas, domi-nios y poderes necesitaron de las ar-mas y mercancías europeas, y por eso las armas se transformaron para ellos en un excelente negocio de intercambio por esclavos. En buena parte de los casos eran los propios reyes africanos que con sus ejércitos organizaban las oprobiosas caravanas de cacerías de negros con el fin de someterlos y luego venderlos como esclavos. En algunas regiones de Sudán fueron numerosos los reinos, en donde la esclavitud era una de sus principales fuentes de in-gresos de los monarcas y en otras zo-nas africanas tribus como los Ashantis y los dahomeanos se especializaron en la comprar de esclavos a las tribus del interior para luego revenderlos a los europeos.

Un negocio lucrativoLos Ashanti que eran inicialmente

agricultores y abandonaron esa activi-dad cuando se dieron de cuenta que vender a sus hermanos era un negocio más lucrativo que cultivar la tierra. En opinión del historiador Mbaye Gueye, los Ashanti consideraron la presencia de los mercaderes europeos a lo largo de la costa como una oportunidad de comerciar y medio de reforzar su poder político entre los reinos de la región.

Basil Davidson en sus análisis so-bre los reinos africanos esboza que las ciudades-estado del delta del níger,

que antes de la trata eran poblados de pescadores, se hicieron prósperas al estructurar unas redes comerciales altamente organizadas, basadas en la esclavización los poblados de las regio-nes interiores de la cuenca del níger. En sus estudios sustenta que en la Cos-ta de oro casi todos los reyes suscri-bieron contratos anuales de suministro de esclavos con las compañías negre-ras a cambio de armas y mercancías europeas.

Por otra parte, el historiador chileno Marco Antonio Barticevi, subraya que “en el golfo de Guinea y en el valle del río Zambieze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos y muchos de ellos tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos y la mayoría de sus reyes se enriquecieron con la venta de sus propios hermanos”. El escritor cuba-no fernando ortiz, en su libro sobre los esclavos negros, demuestra que fue tan grande la tiranía y la codicia de algunos reyes africanos que llegaron a vender to-dos los habitantes de las aldeas.

Por eso es acertado los análisis que ha hecho el historiador senegalés Ibrahima thioub, uno de los investiga-dores más destacados en el estudio del fenómeno de la esclavitud en África, cuando afirmó que “la esclavitud era un proceso que ya existía antes de la inter-vención de los europeos” y sustenta su argumento que las sociedades africanas eran sociedades en conflicto y por eso los grupos locales dominantes jugaron un papel determinante en el tráfico de esclavos hacia América. tampoco se puede desconocer que existieron mu-chos reinos en África, entre ellos, los Susus, en Guinea y los Vais, en Sierra Leona que durante mucho tiempo se negaron a vender esclavos

*Periodista y [email protected]

norar el papel que desempeñaron los gobernantes africanos en el desarro-llo de la esclavitud y la trata. Porque como lo plantea David Brion Davis, en sus estudios sobre el problema de la esclavitud: “En África el negro que un día vendía esclavos, podía ser vendido por otros, pocos días después”. Exis-tían tribus tan diestras en el comercio de esclavos como los fidas con capaci-dad de entregar un promedio de más de mil esclavos al mes, y otros como los Whydan que tenían una destreza de llenar en cinco semanas más de cuatro barcos de esclavos.

otro caso ha sido el de la tribu de los Bambarena, donde la práctica de la esclavitud llevó a sus monarcas a for-mar aldeas con poblaciones cautivas, y cada vez que deseaban productos eu-ropeos los ataban y los vendían a los mercaderes del abominable negocio. Varios estudios han demostrado que en determinadas regiones en épocas de hambre, los africanos vendían a sus hijos para asegurarse la supervivencia y la esclavitud era una práctica común y a veces un castigo que se imponía a los prisioneros de guerra, convic-tos, ladrones y adúlteros como lo han sustentado los historiadores Daniel P. Mannix, Malcolm Cowley, Elizabeth Donnam, Eric Williams José Antonio Saco, Melville J. Herskovits, Joseph Inirori, Basil Davidson, fernando or-tiz, frederick Bowser y Michelé Buchet, quienes con sus estudios han hechos profundas rupturas y nuevos aportes sobre la historia de la esclavitud y la trata de negros.

PS

San José es el más joven de los municipios de Caldas, segre-gado de risaralda en 1997 y

convertido un año después en munici-pio. Enclavado en el filo de una monta-ña desde donde se divisan dos valles: el valle de risaralda por el occidente y el cañón del Cauca por el oriente, cuenta hoy con cerca de 7 mil 500 habitantes y es llamado con orgullo por sus gentes: el mirador del occidente colombiano.

Al llegar al pueblo lo primero que uno encuentra es una edificación de co-lor amarillo y techo terracota, cuya ar-quitectura compacta se diferencia del resto tanto por el material como por el estilo. Esta biblioteca es una de las 110 construidas por el gobierno japonés en el marco del Plan nacional de Lectura y bibliotecas. Pero detrás de esta infor-mación estadística, hay una historia de empeño humano por parte de un alcal-de que deseaba con toda el alma que la biblioteca fuera la puerta de entrada y no el patio trasero de su pueblo.

Quizás sea por la calidad auténtica de este deseo iniciático que en la biblio-teca de San José se gesta, de manera muy creativa, un proyecto cultural lide-rado por los niños y jóvenes. Ellos van poblando su imaginario al despertar a los seres que habitan en la memoria de los ancianos y que se va llenando de símbolos, imágenes y palabras tan an-tiguas que los conectan con sus oríge-nes. recogen historias que les van con-tando quiénes son, de dónde vienen, qué raíces milenarias los acogen.

El Carrusel de mitos y leyendas

La biblioteca de San José es hoy el centro cultural desde donde se orga-niza cada año el Carrusel de mitos y leyendas, un programa que surgió en el 2006 por iniciativa de Bibiana Gon-zález, una profesora venida de riosu-cio quien al llegar a San José comien-za a extrañar ese arraigo que sí tienen en su pueblo, y descubrir una falta de

VIAJE Por SAn JoSé

Una biblioteca sin brecha

generacional

La biblioteca es la puerta de entrada y no el patio trasero del pueblo. Los niños y jóvenes convierten en cuentos los mitos y leyendas. Recuperación de la identidad. Tradición oral.Beatriz Helena Robledo* - Papel Salmón

identidad cultural la lleva a desarrollar un proyecto de recuperación de la tra-dición oral con sus alumnos. Bibiana aprovecha la metodología que le indica el proyecto ondas de Colciencias y en-seña a los niños a recoger historias de los campesinos más viejos. Los niños aprenden a escuchar a los ancianos y a tomar nota de sus cuentos y leyendas sobre espantos y aparecidos. La cose-cha es tan rica y abundante que organi-zan una presentación para todo el pue-blo, con tan buenos resultados, que la Alcaldía decide convertir el Carrusel en la fiesta tradicional del pueblo.

De estación en estaciónAl llegar a la biblioteca, Ludivia, la

bibliotecaria, la profe Bibiana y John fredy, el secretario de Cultura, nos re-ciben con una puesta en escena del Ca-rrusel que nos transporta, de estación en estación, por las diferentes esquinas de la biblioteca, hasta llegar a un patio desde donde se divisa un paisaje de va-lles y montañas que permite compren-der el orgullo de su gente.

En una estación escuchamos las historias rurales, en otra, las historias urbanas, en la de más allá, lo que los niños han denominado historias para-

normales. En otra de las estaciones, las jóvenes que iniciaron el proyecto cuando aún eran niñas, nos explican la metodología que han llamado una ex-pedición histórica: salen a las veredas, toman nota de las leyendas contadas por los abuelos, luego las organizan en cuadernos, las vuelven a contar en tertulias en las que se encuentran las generaciones y en las que los abue-los escuchan en la voz de los niños sus propios recuerdos convertidos en cuentos y leyendas; luego las trans-forman en cuadros bellamente ilus-trados que sirven de escenografía del Carrusel. Estas historias han servido además para hacer un libro que los niños presentan orgullosos como la huella material de una memoria que se niega al olvido.

-Estoy viviendo la infancia que no tuve. no fue sino que me cortaran el cordón umbilical para ponerme a tra-bajar, dice don Antonio anciano octo-genario con una sonrisa infantil en la cara que ilumina los surcos profundos de los años. Acaba de escuchar una le-yenda del hombre sin cabeza contada por un niño.

-Con este programa estoy aprendien-do a envejecer, afirma una anciana.

Entre generacionesEn medio de un grupo de niños, jó-

venes y ancianos, que comparten con la naturalidad de quienes han superado las barreras del tiempo, se escuchan las voces de los contadores jóvenes describiendo las travesuras del duende ecológico, las historias de la Barbacoa, del niño negro, del palo de mango, del caballo de tres patas; historias que han contado una y mil veces en el aula, en la biblioteca, en los hogares de ancianos, en la plaza del pueblo, llenando ese va-cío de identidad aparente que les dejó la segregación y empiezan a buscar los rasgos propios que los hace sentir hoy orgullosos de ser san josefinos.

Si algo impresiona y conmueve en este programa es la cercanía y la co-municación entre las generaciones. La brecha se ha roto y las imágenes mi-lenarias nos cuentan la historia de un mestizaje que se demoró en recono-cerse y que hoy se muestra orgulloso como signo de identidad.

otra cosa que sorprende de este programa es la capacidad que han de-sarrollado los niños de investigar sus costumbres bebiendo de las fuentes originales, visitando tanto las veredas como el resguardo La Morelia, con-formado por la comunidad Emberá- Chamí.

Quizás la juventud milenaria de San José sea la razón por la cual en la pla-za central no hay un busto de Bolívar ni de Santander sino una escultura de un duende travieso como símbolo del pueblo

*Escritora.@Beatriz Helena robledo

Un duende es el símbolo del municipio de San José (Caldas).

En la biblioteca de San José (Caldas) no existe la diferencia entre las generaciones, niños, jóvenes y ancianos comparten las historias del pueblo.Fotos/Beatriz Helena Robledo/Papel Salmón

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ARQUITECTURA

PS

Se diría que el concepto de los conjuntos resi-denciales en Colombia se le puede atribuir al arquitecto bogotano Germán Samper Gnecco,

aunque a él no le gusta que le atribuyan nada.La historia es que, al regresar en 1954 de estar un

tiempo en el estudio de Le Corbusier, en París (Francia), Germán Samper cuenta que había dos patrones urba-nos que eran los caminos que podían seguir los arqui-tectos. “Uno, del tipo norteamericano que fue importa-do de Inglaterra, el de la casita individual, separada de las vecinas por antejardines, lo que urbanísticamente llaman ‘Ciudad Jardín’. Este tipo tiene el problema que produce muy bajas densidades, o sea que caben solo entre quince y veinte viviendas por hectárea. El otro ca-mino era el que recomendaba el maestro Le Corbusier, de edificios altos (de alta densidad por el número de viviendas) colocados en terrenos libres, sobre pilotes. Él decía: ‘el 100% del terreno es un parque y yo pon-go a mi gente a vivir en pisos altos’. Inclusive en unos ensayos hizo varios edificios donde el comercio estaba en el séptimo piso y en los más altos, los apartamen-tos. Desde un punto de vista funcional, el Centro An-tonio Nariño es la aplicación de esta teoría, donde en el primer piso hay solo una iglesia y un supermercado. Llegué a la conclusión que ninguno de los dos caminos era bueno para un país pobre como Colombia, porque tanto las bajas densidades hacen muy costosa la infra-estructura para la vivienda popular, como la construc-ción de edificios en altura.”

Entonces, lo que hizo el arquitecto bogotano fue unir las ventajas de ambos patrones, o sea combinar cons-trucciones bajas con la alta densidad. “Se presentó la oportunidad de hacer un barrio de casi cien casas en un terreno que cedió el Instituto de Crédito Territorial. Eran dos manzanas y busqué la forma de aumentar la densidad con casitas de dos pisos, para eso, quité la calle central que estaba entre las dos manzanas e hice callecitas peatonales, achiqué los lotes y me cupieron un poco más del doble de las casas que había en la di-visión original. Llegué a la conclusión de que ese era un camino intermedio. Después descubrí que los ingleses llaman a esta solución ‘Vivienda baja de alta densidad’. De ahí salió el concepto de agrupación de vivienda.”

En su trabajo con el tema de la vivienda popular, Germán Samper se ha encontrado que hoy existe un nuevo concepto, el de la “Vivienda productiva” en el que “las personas de bajos recursos compran un terre-no que pagan a plazos, hacen en él un pequeño rancho y poco a poco empiezan a construir una casa hasta de dos o tres pisos, y alquilan cuartos o montan un taller de mecánica, combinando la función residencial con la laboral.”

ESTUDIó EN LA ESCUELA DE LE CorbUSIEr

La arquitectura humanística de

Germán SamPer GneccoDe combinar las construcciones bajas con la alta densidad de los edificios altos salió el concepto de agrupación de vivienda. El pri-mer edificio que diseñó fue el de el Sena en Bogotá y es en concreto. Experiencia.Gloria Luz Ángel – Papel Salmón

Una medida llamada modulor

“La arquitectura de Le Corbusier está relacionada directamente con el hombre, hasta el punto que ensa-yó un sistema métrico que relaciona las proporciones del hombre con las de la arquitectura e hizo una es-pecie de metro especial que llamó modulor. Él dibujó un ser humano con la mano levantada y tomó una serie de medidas que están armónicamente interrelacionadas, donde la altura de la cabeza de una persona, la altura del pecho o cuando está sentada, es de tanto. Esta es la ‘re-lación de oro’ que usaron los griegos. Él planteó que si uno trabaja con esa escala hay una armonía no percibida de una manera clara, pero que existe en el manejo del espacio, en la relación de la altura con los anchos”, señala Germán Samper.

Esas dimensiones no las aplicó de manera consciente en ninguno de sus proyec-tos, pero sí en un ranchito de dos cuartos que hizo en el campo, un lugar donde pasa los fines de semana. “En las otras, cuando estoy hacien-do los planos de repente me doy cuenta que están, pero

no tengo la conciencia de ha-ber realizado un proyecto con esas proporciones.”

El concreto, de París a Colombia

Algo que Germán Samper sí aplicó como lo aprendió en

París, fue el uso del concreto armado, material que varios

arquitectos estaban experimen-tando cuando Le Corbusier llegó

a la capital francesa desde su natal Suiza. “Comencé haciendo uso de un

material que posteriormente se volvió el ‘material’ más importante para la cons-

trucción que es el concreto. El edi-ficio del Sena, en bogotá, es

en concreto y fue el prime-ro que diseñé. Este ma-

terial no se usaba an-tes en edificios altos como el de Avianca, pero los ingenieros, constructores y ar-quitectos nos em-peñamos en utili-zarlo, y ahora no se pueden hacer construcciones si no son en concreto. Co-lombia es un país que ha usado este material no sólo de una manera fun-cional sino artística, in-clusive hay un premio bianual que da Asocreto a la excelen-

uno entra. La arquitectura lo envuelve a uno. Hay una característica que he desarrollado con el tiempo y es que con el dibujo hago el análisis de la ciudad. Más allá de la arquitectura, me interesa cómo ésta se inserta y forma la ciudad. Tomo apuntes, escribo y hago detalles y estudios de arquitectura. Me encantan los paisajes como el Golden Gate en San Francisco y sus calles em-pinadas, o un templo budista.”

De los edificios y paisajes que ha dibujado algo de la cultura arquitectónica le ha quedado. “Por ejemplo, las características de la arquitectura barroca le van que-dando a uno en la cabeza, y no es que después haga una construcción con el estilo del barroquismo, pero sí me he enriquecido. Es un poco lo que le sucede a los escritores que leen mucho y cuando escriben no es que copien, al contrario, el hecho de leer les da una capacidad en el momento de escribir, en el que van a dar y no a recibir.”

A pesar de que sus dibujos son excelentes, no ha considerado dedicarse a la pintura y dice que es muy curioso porque “me pasan dos cosas, en primer lugar no se me ocurre pintar aunque un dibujo mío se puede colgar en la pared y se ve bien, pero no tiene una fun-ción artística. También he tenido miedo de lanzarme al color, mis dibujos son en blanco y negro, son líneas puras. Dibujo a lápiz y luego, cuando estoy tranquilo, los paso a tinta para precisar las líneas.”

***Hablar con Germán Samper Gnecco es una clase de

arquitectura sin tecnicismos sino con la sencillez de un hombre que ha dedicado su vida y la seguirá dedican-do a buscar soluciones para los problemas de la vivien-da de tipo social y a construir edificios que presten un servicio a la comunidad

cia en concreto siendo este material no solo un elemen-to arquitectónico sino también estético.”

Este premio se lo ha ganado varias veces y otros tantos, en total unos ocho importantes. Al respecto, Samper Gnecco dice que la gente piensa que él se ha ganado todos los premios pero tiene una tesis acerca del tema: “los concursos que uno pierde, que son mu-chos, van a dar al cajón de los recuerdos y la gente no pregunta por ellos; los que uno se gana, que son pocos, se construyen y se ven.”

Se considera un arquitecto moderno

Germán Samper considera que su arquitectura es moderna porque vive en la época contemporánea y porque sus construcciones en edificios y vivienda po-pular tienen las características de ser funcionales y de espacios con sentido más práctico que estético. “En la arquitectura moderna se usan los materiales en su es-tado natural a la vista, hay ausencia de decoración, son líneas rectas pero también puede ser curvas. Además, hay una tendencia muy clara y es que la arquitectura en la última década busca analizar el lugar donde se implanta para no ir en contra del sitio, busca armo-nía con el terreno, con la orientación, con el clima y el medio ambiente. Ahora tenemos expertos en la arqui-tectura bioclimática, quienes dicen que tendremos que construir edificios con aire acondicionado utilizando las corrientes de aire, al igual que con la energía solar se produce la temperatura que uno quiera para el inte-rior o se reciclan las aguas lluvias para transformarlas y reutilizarlas. La arquitectura bioclimática está en ple-no desarrollo y eso es arquitectura moderna.”

otro comentario que hizo Germán Samper es sobre las escaleras de incendio que se están construyendo en los edificios nuevos por razones del código de cons-trucción. “Esto hace parte de una nueva ley de la repú-blica que tiene un capítulo dedicado al problema de la protección contra incendio, por eso muchos edificios deben tener escaleras de incendio al aire libre, además de la normal en el interior. Nosotros estamos haciendo un proyecto para un concurso de vivienda de interés social y estamos, por primera vez, mirando dónde va-mos a poner las escaleras de incendio, que serán me-tálicas para que sean livianas.”

Un dibujante viajero o un viajero dibujante

El mejor consejo que le pudo dar Le Corbusier a Germán Samper fue dibujar y lo siguió al pie de la letra, tanto que tiene cuatro mil doscientos dibujos, clasificados en doce tomos, de la arquitectura de los lugares que ha visitado. “Al viajar, los arquitectos te-nemos la oportunidad de estudiar la arquitectura en su verdadera dimensión. Ésta no son fachadas en dos dimensiones sino espacios que uno puede recorrer, y el arquitecto tiene dos caminos para comprender esos espacios, la fotografía y el dibujo. Este último tiene la ventaja que para trazar una línea tiene que haber an-tes un análisis del edificio, algo que no sucede con la fotografía, es como si los médicos estudiaran medicina sin ver anatomía. Eso pasa con la arquitectura, es la disección de un edificio donde hay un interior al que

Edificio del Sena, primer proyecto en concreto hecho por Germán Samper Gnecco.Foto/Diego Samper/Papel Salmón

Germán Samper Gnecco estudió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, la única en el país en su época, en la que tuvo compañeros costeños, caleños, paisas e inclu-sive un venezolano.Foto/Colprensa/Papel Salmón

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PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD CINE

PS PS

En la vida de las comunidades del Eje Cafete-ro se entrelazan los canastos y las camándu-las; los canastos son símbolo de la cosecha

y las camándulas son el emblema de la religiosidad de nuestra gente. Los canastos van de la mano con la euforia de la cosecha y en las camándulas reverdecen los antiguos valores y dan la ocasión de regresar a encontrarse con amigos de infancia y dar un abrazo a los seres queridos.

Entre canastosLos canastos aparecen con los granos de los cafe-

tos, son los indicadores fidedignos del volumen de la cosecha y son como campanas que anuncian el des-pertar de los pueblos aletargados que reviven en las tolvas de los beneficiaderos.

El canasto de bejuco al igual que el alma campesi-na ha resistido todos los embates modernistas; hay canastos para recoger el grano maduro; están los despasilladores o separadores de la espuma y del café vano y se tienen los canastos cargadores para transportar la pulpa, el café mojado y el líchigo del diario yantar labriego; sirven a veces de baúl de re-cuerdos y hasta de cuna campesina.

En las plazas de mercado son clásicos los vende-dores de canastos, algunos vienen de los resguardos indígenas y otros son artesanos con herencia beju-quera en sus venas; los encontramos al lado del atrio de la iglesia, cerca de las compras de café o al pie de las cantinas; no tienen la movilidad de los vende-dores de sombreros pero son más visibles, pues el arrume de canastos los hacen resaltar entre la mul-titud bulliciosa.

Entre el más acá y el más alláEn los domingos de cosecha las calles puebleri-

nas son colmenas humanas; es como si reviviera un volcán dormido: se compra y se vende, se enamo-ra, aparecen los amigos y también los enemigos. La peladez de meses anteriores se convierte en euforia consumista, los recolectores con plata en el bolsillo atiborran las cantinas y los burdeles y en cada esqui-na se ofrecen chucherías, ropa, zapatos, linternas,

PAISAJE CuLturAL CAfEtEro

Entre canaStoS y camándulaSLos canastos son símbolo de la cosecha. Las camándulas son emblema de la religiosi-dad. Nuestro pasado está ligado al café y a las sotanas. Retablo.Alfredo Cardona Tobón* - Papel Salmón

celulares, pandebonos, panderos, forcha… y todo cuanto chinos, gringos y antioqueños puedan ofrecer. En la cosecha los carniceros y los tenderos recogen los fiados, los bancos recuperan su plata y las igle-sias se llenan de gente que estrena y deja limosnas en las hambrientas escudillas. ¡Adiós necesidades! Por unos cuantos domingos nuestros labriegos son dueños del mundo.

Las camándulasAunque se ha atenuado el fervor religioso, la pre-

sencia de nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen San-tísima y de los santos continúa siendo parte esencial de nuestra cultura.

Los templos católicos son las joyas más preciadas de estos poblados engastados en las alturas; son mo-numentos que muestran la vitalidad de las comuni-dades, son un índice de prosperidad o de deterioro de las localidades. nuestros templos tienen la parti-cularidad de estar siempre en construcción, cambian con los párrocos, que les ponen y les quitan sin con-sultar con nadie.

La Semana Santa es la festividad religiosa que toca todas las fibras piadosas de los habitantes de la zona cafetera. Algunas, como las de Salamina, Belálcazar y Manzanares revisten gran solemnidad, pero en ge-neral, hasta la aldea más pobre y alejada se esmera en celebrar la mejor Semana Santa y convocar a los fieles alrededor de los valores religiosos.

En los municipios la navidad conserva las raíces ancestrales con el pesebre y la novena, los buñuelos y la natilla, los aguinaldos, la marranada, los regalos del niño Dios y el estrén del 25 de diciembre. En

esos días llegan los familiares, la familia se une y al Eje Cafetero llegan turistas colombianos y extranje-ros que respiran verdor, naturaleza plena y la hospi-talidad de los nuestros.

En tiempo frío la fiesta del Santo Patrono, va con novena, juegos pirotécnicos, vacaloca, la banda mu-nicipal y la vara de premios. En la fiesta de la Virgen del Carmen se lucen los choferes, los campesinos echan la casa por la ventana en el día de San Isidro y la colonia boyacense de Manizales se hace sentir el día de nuestra Señora de Chiquinquirá.

Sobre todo en el norte caldense continúa vivo el día de la Santa Cruz, preludio de las lluvias de abril, con los Mil Jesuses, el altar con la cruz y los pedidos de los fieles escritos en papelitos que se depositan al pie del emblema cristiano; y en varias localidades de tierra caliente, el día de San Pedro y San Pablo se echan al vuelo las campanas y se prenden las fiestas

Con santos propiosPara los aficionados al arte religioso y a las leyen-

das pías, el Eje Cafetero tiene numerosas propuestas, la imagen de San Antonio de Arma es especialista en conseguir maridos, hay imágenes que no quisieron moverse de un sitio, imágenes milagrosas como la Virgen de fátima de San Clemente y nuestra Señora de la Pobreza en Cartago; el Señor del Improperio de Salamina trasciende allende los mares…, y las hay guerreras como el Cristo de los rotavista en Quin-chía, que acompañó a las tropas conservadoras en las guerras del siglo XIX.

Además de santuarios, catedrales monumentales y museos religiosos, se cuenta con santos propios: Pácora tiene al beato Maya y va camino a los altares la Madre Berenice, “La flor más bella de Salamina”; y como Pereira no se queda atrás en nada, en la Perla del otún invocan al padre naranjito, un virtuoso sa-cerdote con fama de milagrero.

nuestro pasado está ligado al café y a las sotanas; es imposible pintar un recolector de café o una nativa embera sin un canasto; en cuanto a las sotanas no podemos hablar de la Catedral de Manizales sin el padre Adolfo Hoyos o recordar al majestuoso Cristo de Belalacázar y la Villa olímpica de Pereira sin el padre Antonio Valencia.

nuestro paisaje cultural es un retablo de canas-tos y curas, de cantinas y templos, de aroma de café y olor a incienso, es un mosaico de beneficia-deros y de santuarios, y de camándulas colgadas a los canastos

*http://www.historiayregion.blogspot.com

En la cultura cafetera se combinan las cuentas de las ca-mándulas con las cuentas bancarias.Foto/Cortesía Alfredo Cardona/Papel Salmón

Venganza despiadada DE oLIVIEr MEGAton

Balas de plata, de mucho

dineroEl tema de la violencia co-lombiana se ve sometido a ser abordado o no con dignidad por sus autores. De Colombiana, pasó a llamarse Venganza despiadada. Manipulación.Andrés Felipe Rodelo Taborda* - Papel Salmón

Sucede a menudo que cuando una cinta trata el tema de la violencia colombiana aparece

una conocida controversia: el valor de la imagen nacional. Bajo dicho pretexto se ha querido explicar por qué el cine colombiano resulta tan poco atractivo para el público, que cada vez se mues-tra más cansino al toparse con regu-laridad ante ese universo conformado por sicarios, narcotraficantes, balas que zumban por los aires y muchos ki-los de cocaína.

Sin embargo, cuando se llega al meollo del asunto, aparecen cuestiones de fondo que resultan contradictorias. Por ejemplo, el hecho de que el espec-tador común siga con fidelidad las se-ries televisivas que hablan de la misma violencia estereotipada, ¿no debería re-chazarla al igual que en la sala de cine? Entonces sabemos que esa no es la ra-zón de dicha apatía, sino que, sencilla-mente, la violencia colombiana, como

cualquier otro tema que pretende ser llevado al cine, se ve sometido a una cuestión determinante: ser abordados o no con dignidad por sus autores.

El cine es registro histórico de lo que ocurre en nuestro país, así que debe ser fiel a los acontecimientos. Por tal razón, atribuir a la violencia el desin-terés hacia las obras cinematográficas hechas en Colombia es descuidado. Muestra de ello es el buen trabajo de Víctor Gaviria, quien acomete infundir reflexiones sobre nuestra realidad y que, en palabras suyas, “busca reflejar que las víctimas más extremas son los victimarios, despojados de un horizon-te humano”.

En esa misma línea, existe una vio-lencia colombiana modelada por el cine de la que no estamos tan orgullo-sos. nuestra realidad es material de veinticuatro quilates para productores extranjeros que, sin ninguna preten-sión artística, desean recaudar dinero

a costa de un retrato desvirtuado de lo que sucede en este país.

Una realidad inverosimil

El caso no es ajeno a Colombiana (2011), película que se exhibe en las salas de cine comercial de nuestra ciu-dad y que, como muestra del malestar que ocasionó su nombre, ha sido lla-mada Venganza despiadada en terri-torio Latinoamericano.

La cinta narra la historia de Catale-ya (Zoe Saldana), una mujer bogotana que decide convertirse en una asesi-na a sueldo para vengar la muerte de sus padres: asesinados en presencia suya cuando era una niña a manos de narcotraficantes. fue coescrita por el francés Luc Besson, una autoría de la que podríamos haber esperado gran-des cosas en el pasado -justo después de concebir obras tan memorables como angela-a o Leon: el profesio-

nal- pero ahora, ya no es así.Besson se ha dedicado en los últi-

mos años a producir cintas de acción que acuden a conocidas fórmulas del género. Venganza despiadada es la peor muestra de ello: de la crisis crea-tiva que padece el cineasta de manera intencional o no para sacar la mayor cantidad de dinero a una película efec-tista, complaciente y ridícula en gran parte del tiempo. Los primeros siete minutos de metraje bien podrían ser una recopilación de los clichés cinema-tográficos más absurdos.

Su manipulación es tal que nos muestra a una Bogotá semejante a las favelas más peligrosas de Sao Paulo, en donde los criminales recorren ca-lles peligrosas a ritmo de Parkour. Los realizadores no tienen límites: explotan hasta la saciedad esa penosa rama del mal entretenimiento, porque si algo debe quedar claro es que apelar al espectáculo no es malo, la única con-dición es que sea entretenimiento de calidad, sin embargo, la cinta resulta tediosa en muchos momentos.

no me preocuparía por nuestra ima-gen después de ver esta película. toda la indignación que ha suscitado su es-treno no ha valido la pena. Venganza despiadada tira sus dardos a nuestro país conociendo la dura situación que orden público que padece, pero gesta una realidad tan inverosímil, que du-daría de quien deposite cualquier sen-tido de credibilidad a sus imágenes.

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8noviembre 27 de 2011

8PUBLICACIONES

Camilo Gómez Gaviria* - Papel Salmón

I M P R E ( C I ) S I O N E SRecomendado

noviembre 27 de 2011

Director: Nicolás Restrepo EscobarEditora: Gloria Luz Ángel EcheverriDiseño: Virgilio López ArceCircula con LA PATRIA todos los domingosCra 20 No.46-35. Tel 878 1700Impresión: Editorial LA PATRIA S.APortada: Germán Samper Gnecco.Foto/Colprensa/Papel Salmón

Las falsas verdadesLas verdades de Adalberto

Ángel Castaño Guzmán* - Papel Salmón

Adalberto Agudelo Duque nació un lustro antes del disparo a quemarropa de roa Sie-rra. Publicó suicidio por reflexión, noveleta existencialista, el mismo año del milagro en quiscos bonaerenses de Cien años de soledad. Poca atención captó, quizá por la precaria im-presión, la diatriba de óscar olivares contra la realidad de un mundo enfermizo, siempre a un paso del abismo atómico. Mala pasada de los dados: el nihilismo sin matices de olivares prefigura el mohín desencantado de los antihéroes contemporáneos, filó-sofos de vértigo sentados en el diván mientras las trompetas del apocalip-sis televisivo escupen candela.

fueron necesarios doce calenda-rios y un concurso de cuento organi-zado por la gobernación del Quindío para ponerle punto final a un exilio literario causado por rechazos edi-toriales. En esa ocasión no ganó, las palmas fueron para Evelio rosero, pero sí anunció un universo estético que, a falta de una más apropiada palabra, llaman experimental. no. A la escritura de Agudelo Duque se le ajusta con precisión el apelativo de anfibia. El docente ju-bilado y pintor diletante, utiliza registros y to-nalidades de diversos géneros para imprimirle a sus textos un ritmo callejero y erudito.

Desde las lejanas épocas de los textículos, poemas prófugos de la hoguera posterior a sui-cidio por reflexión, hasta la reciente aparición de Las falsas verdades, repertorio de relatos editado en la colección Voces de fuego, pasan-do, desde luego, por pelota de trapo, premio de novela Ciudad de Bogotá, Adalberto ha mante-nido un combate cuerpo a cuerpo con la lengua, en busca de la solución a una pregunta: ¿quién diablos es? una respuesta provisional, extraída de diversos momentos de su obra: un poeta.

Múltiples reconocimientos validan la afir-mación, entre ellos el premio Federico garcía Lorca, Queens College Universidad de nueva York; además, en sus narraciones, ensayos, críticas y otras piezas de arsenal, se percibe el dolorcillo en las costillas, síntoma concluyente, según el ayer X-504, hoy Jaime Jaramillo Esco-bar, del artista interesado en arañar la pared, no obstante la marchita sonrisa de dios y la in-diferencia de la sociedad pop.

Las falsas verdades, afortunado oxímoron, reúne once cuentos finalistas o laureados en certámenes de heterogénea pelambre. Toque de queda, el primero, es el cierre de Variacio-nes, cuentario impreso gracias a la obtención del primer puesto en la tercera convocatoria del desaparecido Colcultura. En el Huerto de los olivos, revisitación del martirio de la piedra angular de la civilización occidental, cobra sentido la apuesta de la teología de la li-beración, luego retomada por José Saramago en las páginas de el evangelio según Jesu-cristo, de darle un rostro de barro y carne al carismático predicador galileo. Como noche sin mañana, da bases a la propuesta de acer-

carse a los escritos de Agudelo Du-que con la noción aludida arriba. En efecto, si se lee como elemento unitario funciona igual de bien que como parte de la novela de rumba corrida. La persecución y poste-rior muerte de un hampón de baja estofa amén de la intercalación de frases de una canción a modo de apostillas y antorchas encendidas, discurren con la efectividad de la prosa detectivesca, alcanzando epifanías reservadas a la poesía o la música. Los delirios de Bolívar, minutos previos a cruzar las fron-

teras de Caronte, y la caída en desgracia de un personaje amparado en la sombra del po-der posibilitan el despliegue de las destrezas del manizalita. Por su parte, y para no exten-der más allá de las fronteras de la cortesía esta reseña, La ciudad sumergida transita con acierto los surcos del mito y la comunión animista de los ancestros con la naturaleza. En síntesis, un libro merecedor de iteradas visitas.

De nuevo se corrobora la fertilidad de la literatura ajena a los circuitos masivos de dis-tribución, feria de vanidades dispuesta para el disfrute de tótems artificiales carentes de personalidad. La lista de los más vendidos, calculada efervescencia mediática, no garan-tiza permanencia. Arriesgar el pellejo en cada coma, punto y sílaba, quizá. Al fin y al cabo, Adalberto no se cansa de repetirlo, el poeta escribe para las generaciones venideras.

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AGuDELo DuQuE, Adalberto. Las falsas verda-des. Pluma de Mompox. 2011. Pp. 126.

Música y juventudEl pasado domingo 20 de noviembre, tuvo lugar en el país la jor-

nada ¡Celebra la Música! impulsada por el Ministerio de Cultura. Principalmente, con ella se pretendía mostrar el desarrollo musi-cal de niños y jóvenes a través del país, y como resultado, ese día se llevaron a cabo conciertos en diversas ciudades y municipios a lo largo y ancho de la geografía nacional.

uno de los grandes eventos de la jornada fue el concierto de la Banda Sinfónica Juvenil de Colombia, convocada por primera vez para esta ocasión. Esta estuvo compuesta por 100 jóvenes músicos entre los 14 y los 18 años provenientes de 17 departamentos del país.

Luego de una intensa semana de preparación en Paipa (Boyacá) se presentaron en el Auditorio León de Greiff de la universidad nacional en Bogotá, dirigidos por el músico y compositor belga Alain Crepin. El repertorio que interpretaron contenía obras tanto naciona-les como internacionales, incluyendo dos composiciones del propio Crepin, synergies y Friendship’s Hymn (Himno a la amistad). una de las obras, zapatoca, del colombiano rubén Darío Gómez, fue un encargo del Ministerio de Cultura, y se estrenó ese día.

Al final del concierto hubo un bis que consistió en dos piezas colombianas. san pelayo de Victoriano Valencia y Colombia tierra querida de Lucho Bermúdez, esta última en un arreglo de rubén Darío Gómez. Ambas fueron interpretadas por iniciativa propia de los jóvenes, quienes las ensayaron durante su estadía en Paipa. La primera fue dirigida por José David rodríguez, un joven percu-sionista de la banda, y la segunda fue interpretada sin director, y contó con solos improvisados de varios instrumentos.

El corto tiempo que tuvieron los jóvenes músicos para prepa-rar el repertorio del concierto no sólo demuestra su talento, sino su compromiso con el arte musical que practican. Por otra parte, fuera del alto nivel que demostraron con las piezas del programa, se puso de manifiesto su entusiasmo e iniciativa con el bis que ofrecieron al final de la función, y con el cual lograron emocionar al público de una sala repleta.

Además de la gran oportunidad que debió suponer para los jó-venes hacer parte de este evento y los conocimientos que adqui-rieron durante su estadía en Paipa, igualmente salió a relucir el valor aglutinador que tiene la música. De seguro, esta experiencia servirá para motivar tanto a quienes participaron en ella, como a otros jóvenes que persiguen los mismos sueños artísticos en diver-sos lugares del país.

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