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Publicación del FORO ERMUA DICIEMBRE 2001 / ENERO 2002 número 3 • 5,50 Datos para el debate AUTODETERMINACIÓN-SECESIÓN Autodeterminación ¿o independencia? • ¿Autodeterminación sin pre- via colonización? • ¿Autodeterminación y las fronteras de Europa? • de la autodeterminación • El derecho de secesión y el derecho de in- La “voluntad popular” • Democracia y autodeterminación • El sujeto terdependencia • Secesión y economía • Entrevistas: Emilio Guevara y Rosa Díez • Tribuna abierta de ertzainas • Educación • Historia • El caso irlandés • La secesión de Quebec • Opinión • Libros • Humor DOCUMENTACIÓN

Papeles de Ermua nº 03

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Revista Oficial del Foro Ermua

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Page 1: Papeles de Ermua nº 03

Publicación del FORO ERMUADICIEMBRE 2001 / ENERO 2002

número 3 • 5,50 €

Datos par

a el deba

te

AUTODETERMINACIÓN-SEC

ESIÓN

Autodeterminación ¿o independencia? • ¿Autodeterminación sin pre-via colonización? • ¿Autodeterminación y las fronteras de Europa? •

de la autodeterminación • El derecho de secesión y el derecho de in-La “voluntad popular” • Democracia y autodeterminación • El sujeto

terdependencia • Secesión y economía • Entrevistas: Emilio Guevaray Rosa Díez • Tribuna abierta de ertzainas • Educación • Historia •

El caso irlandés • La secesión de Quebec • Opinión • Libros • Humor

DOCUMENTACIÓN

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Edita Fundación Papeles de Ermua. Apdo. Correos 711. 01008 Vitoria-Gasteiz.

titulares● DESDE LA REDACCIÓN: ALGUNAS IDEAS MADRES • I.C. DE C. 03

● PRESENTACIÓN: PAPELES DE ERMUA EN EL CLUB SIGLO XXI DE MADRID 04

PRESENTACIÓN DE PAPELES DE ERMUA AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN LA MONCLOA 07

● DOCUMENTOS: ATENTADO TERRORISTA A LOS EEUU EL 11 de septiembre de 2001 (COMUNICADO DEL FORO ERMUA) 08

COMUNICADO DEL FORO ERMUA ANTE LA SITUACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA PSE-EE 09

EL FORO ERMUA DENUNCIA EN NÁPOLES EL COMPLEJO TERRORISMO-NACIONALISMO VASCO 10

UN CIUDADANO, EJEMPLO DE CORAJE CÍVICO Y DE GALLARDÍA 11

PREMIO JOVELLANOS 2001: AGUSTÍN IBARROLA 12

IBARROLA, CÁLIDO AZUL DE HIERRO Y RAÍZ DE ORO. UN EXILADO EN CASA • TOMÁS FERNÁNDEZ AÚZ 13

EL “PRIMER PREMIO A LA CONVIVENCIA CÍVICA 2001-JOSÉ L. LÓPEZ DE LACALLE” 14

RUMBOS EN LA CARTA. MUJERES CONTRA EL TERROR • JUAN JOSÉ LABORDA 15

REFLEXIONES SOBRE LA CONCIENCIA CRISTIANA ANTE EL TERRORISMO DE ETA • FERNANDO SEBASTIÁN 17

● AUTODETERMINACIÓN Y VOLUNTAD POPULAR:¿EL ÁMBITO “VASCO” DE DECISIÓN O EL ÁMBITO NACIONALISTA DE DECISIÓN? • JOSÉ Mª SALBIDEGOITIA 22

JAQUE MATE • AURELIO ARTETA 25

NO SE HAGA NUNCA TU VOLUNTAD, EUSKAL HERRIA • MIKEL AZURMENDI 28

● AUTODETERMINACIÓN Y CONFUSIÓN: DEMOCRACIA Y AUTODETERMINACIÓN • FERNANDO SAVATER 32

ENTREVISTA A ROSA DÍEZ 34

ÁMBITO VASCO DE… ¿QUÉ? • JAVIER ELORRIETA 39

AUTODETERMINACIÓN O INDEPENDENCIA • EDURNE URIARTE 42

● AUTODETERMINACIÓN Y DEMOCRACIA:“LOS VASCOS: MENOS NACIONALISTAS, PERO MÁS RADICALIZADOS” • FRANCISCO J. LLERA RAMO 44

MÁS MIEDO QUE ALMA • AURELIO ARTETA 48

UNA LÓGICA DE EXCLUSIÓN • ANTONIO ELORZA 50

● LA AUTODETERMINACIÓN COMO DERECHO: DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN • J.J. SOLOZÁBAL ECHEVARRÍA 52

¿Y EL PRINCIPIO DE LA INTANGIBILIDAD DE LAS FRONTERAS? • CARLOS FERNÁNDEZ DE CASADEVANTE ROMANI 54

● EL SUJETO DE LA AUTODETERMINACIÓN: AUTODETERMINACIÓN, UN MONSTRUO CON CARETA AMABLE • IGNACIO SÁNCHEZ CÁMARA 56

SOBRE LA AUTODETERMINACIÓN • JOSEBA ARREGI 58

AUTODETERMINACIÓN: “SER PARA DECIDIR” • PABLO A. MOSQUERA MATA 61

● AUTODETERMINACIÓN Y DERECHO DE SECESIÓN: LA FECHA DE LA “OCUPACIÓN DE EUSKAL HERRIA” • EDUARDO URIARTE 62

AUTODETERMINACIÓN, PRINCIPIO DE LAS NACIONALIDADES Y SECESIÓN • ANDRÉS DE BLAS GUERRERO 64

UNA LECTURA DE LA SECESIÓN DE QUEBEC DESDE Y PARA EL PAÍS VASCO • JUAN MARÍA BILBAO 66

REFLEXIONES EN TORNO A LA SECESIÓN • FERNANDO MAURA 71

EL SÍNDROME DE LA SECESIÓN Y LOS “HECHOS” • ELEAZAR ORTIZ 76

● AUTODETERMINACIÓN Y DERECHO DE INTERDEPENDENCIA: ENTREVISTA A EMILIO GUEVARA 80

EL “SUPUESTO CONFLICTO POLÍTICO” Y LA VIGENCIA DEL ESTATUTO • NICOLÁS REDONDO TERREROS 84

EL PUEBLO VASCO: UNA SOCIEDAD MESTIZA • PATXO UNZUETA 86

ÁLAVA EN UN SUPUESTO AUTODETERMINISTA • ANTONIO RIVERA 88

● AUTODETERMINACIÓN, SECESIÓN Y ECONOMÍA:DECLARACIÓN DEL CÍRCULO DE EMPRESARIOS VASCOS 90

ECONOMÍA POLÍTICA DE LA SECESIÓN • MIKEL BUESA 92

LA INDEPENDENCIA: UNA UTOPÍA DESASTROSA Y RUINOSA • GERMÁN YANKE 97

● REPORTAJE: “CIUDADANOS VASCOS”, DE ELÍAS QUEREJETA • I.C. DE C. 100

● TRIBUNA ABIERTA DE ERTZAINAS: 108

● OPINIÓN: ACOSO MORAL EN EL TRABAJO Y PROFESIONALES DE LA ENSEÑANZA • ISABEL USOBIAGA 116

LA SOCIEDAD QUE “NOS HEMOS FABRICADO” • JAVIER GUEVARA SALETA 117

AUTODETERMINACIÓN: ¿VETO O ACOMODO? • TOMÁS FERNÁNDEZ AÚZ 118

¿SÍNDROME DE ESTOCOLMO EN LA CIUDADANÍA? • YOLANDA SALANOVA 122

ELKARRI Y EL CAMINO DE LA PAZ POR LA SECESIÓN • CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS 124

LOS DERECHOS NO SE VOTAN, SE EJERCEN • JOSÉ VARELA ORTEGA 125

● CRÓNICAS DESDE MI CASERÍO: EL DERBY VASCO: PARTIDO DE VUELTA • Diego 127

● EDUCACIÓN: EL PRINCIPAL ENEMIGO DE LA LIBERTAD • Isabel Usobiaga 128

ADOCTRINAMIENTO EN LA ESCUELA: KILI-KILI, UN EJEMPLO GRÁFICO • ERNESTO LADRÓN DE GUEVARA 129

“LIMPIEZA” LINGÜÍSTICA Y ENSEÑANZA • J.M. 133

● IN MEMORIAM: A TODAS LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ETA: DIGNIDAD ES NOMBRE DE MUJER • JOSÉ Mª CALLEJA 136

A JOSÉ LUIS LÓPEZ DE LACALLE 138

● HISTORIA: NACIONALISMOS DIVISIVOS • JUAN PABLO FUSI AIZPÚRUA 142

HISTORIA DE LA EXPERIENCIA DE ESPAÑA EN 25 AÑOS DE LA LUCHA ANTITERRORISTA • JAIME MAYOR OREJA 145

DIVERGENCIAS ENTRE IRLANDA DEL NORTE Y EL PAÍS VASCO EN LA BÚSQUEDA DE LA PAZ • ROGELIO ALONSO 156

GUETARIA, PATRIA CHICA DE JUAN SEBASTIÁN ELCANO • JOSÉ LUIS NAVAS MIGUELOA 162

LA SECESIÓN DE QUEBEC: UN AVISO PARA NAVEGANTES VASCOS • JUAN MARÍA BILBAO 164

● LIBROS Y REVISTAS 174

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Desde la redacción

Desde la redacción. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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1. La “autodeterminación”, como capacidad dedecisión libre, es un derecho de las personas —individual y colectivamente consideradas—siempre que en la consecución de ese “derecho”no se dilapiden los legítimos y elementales dere-chos de los demás.2. Los “derechos” —si claramente lo son— no sevotan se ejercen1: algunos “supuestos derechos”(los que requieren ser votados) pueden no serlo,es decir a menudo no son derechos sino op-ciones que se pueden plantear, pero no se pue-den exigir, ni —mucho menos— imponer.3. “Derecho de autodeterminación” no es si-nónimo de “derecho de secesión”. El derecho desecesión puede no reconocerse como tal: desdeluego no se tiene por sólo razones étnicas. Dehecho, sólo un 4% de las etnias2 del mundocuentan con un estado soberano.4. El “derecho de autodeterminación” tambiénse ejercita con “el derecho de interdependen-cia”3, como en síntesis reclaman todos los ciu-dadanos que son autonomistas pero no secesio-nistas.5. Los pueblos tienen derecho a la autodeter-minación-secesión, tras la colonización o la con-quista. Vasconia jamás ha sido conquistada,ni colonizada: si alguien lo discute que aporte lafecha.4

6. El País Vasco lleva muchos siglos “autodeter-minándose”, como lo hacemos las personas, conmúltiples y sucesivas decisiones, prescindir detodos los vínculos precedentes más que underecho será una irresponsabilidad, cuando nouna deslealtad o una injusticia.7. Entre democracia y tiranía (dictadura) hayuna diferencia radical: la primera permite que lasminorías mantengan sus posiciones, que son es-cuchadas y atendidas; en la segunda la mayoríaelimina o silencia a las minorías.8. Para más emoción, en el País Vasco la “su-puesta mayoría” lo es por muy poco5. Asistimosa una fractura de la mitad de la poblaciónfrente a la otra mitad: y sólo en una de las dosmitades están los que extorsionan, intimidan yasesinan. Y en esa misma mitad, precisamente,se cuenta con los recursos del Gobierno autonó-mico, casi con el 100% de las competencias de-legadas, para la financiación del adoctrinamien-to “nacionalista”, propagandístico, etc, etc.9. La “voluntad popular”, conducida y recon-ducida, cuando no manipulada por la desinfor-

na allegada profesora universi-taria solía instar -con energía- a

sus alumnos tras una concluyente ex-plicación, que permitía una rotundaafirmación: “¡esto, señores, es una ideamadre....!: procuren asimilar ideas ma-dres para no armarse el lío padre”. Trasla unánime carcajada del auditorio,aquellos universitarios, invariablemen-te, sonreían asintiendo con la mirada yel ademán: habían comprendido queeran precisos unos referentes inequívo-cos, unas premisas sólidas,... para poderrazonar con rigor, deducir sin error –ocon el menor riesgo de incurrir en él-,concluir con acierto o argumentar deforma cabal. En la cuestión de la “Autodetermina-ción” la confusión es de antología.Ante tal ausencia de ideas madres asis-timos, colectivamente, al lío padre. Losactuales gobernantes vascos no pare-cen aplicarse —antes bien al contrario—a clarificar la situación: los puntos departida son confusos; los “términos”equívocos; las medidas a arbitrar incon-fesables; los efectos “colaterales de laoperación” impredecibles; las conse-cuencias no mensurables o – al menos-no consideradas; y el punto de llegada,inconcreto (según los “ritmos del pro-ceso”). Pero, en cualquier caso, si hubie-se punto de llegada a la altura de la de-seada reivindicación nacionalista-sece-sionista sería un desastre. Un desastre,aunque sólo fuera porque la mitad de lapoblación habría “sometido” a la otramitad...Como el estilo de Papeles de Ermua noes el dramatismo a priori (ni a posterio-ri), nos aplicaremos en este número aintentar clarificar ideas, premisas, aun-que sólo sea con el sano deseo de evitarque “el pueblo quiera lo que, en realidad,no quería, o vote lo que no sabía quevotaba”. Enunciemos, pues, algunas:

UAlgunas ideas madres

mación o la perversión del lenguaje, puede versegravemente distorsionada. 10. Más difícilmente puede hablarse de “volun-tad popular” cuando el “supuesto sujeto” deesa decisión sufre la presión del miedo, el condi-cionamiento de “otros intereses” (económicos,por ejemplo), ha dejado de ser considerado suje-to de la misma porque ha “emigrado” a otro lu-gar como resultado de la extorsión (la diásporade vascos no nacionalistas se estima en más de300.000). Y para colmo, sus votos han sido sus-tituidos por los de otros ciudadanos, de diferen-tes procedencias, que en su empeño por integra-se socialmente en el País Vasco, son adoctrina-dos para y en el nacionalismo.11. Plantear unilateralmente un “proceso desecesión” es como plantear una anulación matri-monial sin contar con la opinión del consorte.Y en este caso, la otra parte no es sólo la mitaddel pueblo vasco, sino el resto de España: es de-cir el verdadero “sujeto” de decisión no sólo so-mos los vascos. Llevamos demasiados siglos jun-tos para que no haya mutuos derechos y obli-gaciones.12.Mientras no haya libertad —y no la hay— nohabrá procedimiento para conocer cuál es la“voluntad popular”.Son algunas —doce— ideas madres, podríamoshaber enumerado muchas más que pueden de-ducirse del contenido de esta publicación. Coneste tercer número de Papeles de Ermua, Docu-mentación, concluimos una primera andadurade este proyecto, orientado a hacer accesibleslas fuentes con esta revista de recopilación. Pro-yecto iniciado en abril de 2001 con el nº1, la Cró-nica de un año, seguido del nº 2 dedicado a Edu-cación y finalizado con este tercero para aportardatos para el debate Autodeterminación-sece-sión... o interdependencia? Con nuestro deseo deque les sea útil, nuestro más cordial y sinceroagradecimiento a los numerosos colaboradores ylectores de Papeles de Ermua.

I C de C.

1 J. Varela Ortega, pag. 125. 2 J.J. Solozábal Echevarría, pag. 52.3 Datos de conversaciones con el Prof. J.P. Fusi Aizpúrua.4 E. Uriarte, pag. 62.5 F. Llera Ramo, pag. 44 y datos del Euskobarómetro del

mismo autor, pag. 120.

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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“Los vascos que no compartimos elimaginario nacionalista nos sentimos,cada vez más, instalados en una pesa-dilla que no sabemos cuándo va a te-ner fin, porque los propios dirigentesdel nacionalismo,, el propio Gobiernosurgido de las elecciones del 13 de Ma-yo, tienen a veces titubeos dramáticoscuando ven, a sus pies, el abismo queellos mismos han socavado. Estos titu-beos se convierten a menudo en autén-tica duda metafísica cuando sienten,caminando a su lado, a esa horda dematarifes que se dieron como compa-ñeros de viaje con el famosa Acuerdode Lizarra, y aun antes.“Se le ocurre a uno que el pacto de unpartido político que tiene vocación degobierno, y que además se afirmahasta la extenuación en un proyectototalmente respetuoso con las normasy leyes de un Estado democrático dederecho, se aparece incluso al espec-tador más distraído como un extraño

maridaje entre el “sinfonismo” armó-nico y la pura cacofonía; o entre unoshonorables banqueros y una banda deatracadores.“Nosotros vivimos y sufrimos esa extra-ña paradoja política, los vascos que es-tamos en las listas de ETA, los que ne-cesitamos llevar escolta, los que noqueremos que se nos ponga la etiquetacon denominación de origen, como alos quesos; los que no deseamos queun partido-guía, que nunca ha renun-ciado al racismo aranista, nos digaquién y como hay que ser vascos; losque aspiramos a vivir libremente en unpaís al que hizo rico el mestizaje, y fuey queremos que siga siéndolo, solidariocon el resto de los españoles.“En un lento proceso de impregnaciónde las conciencias, el nacionalismo haconseguido durante su largo controldel poder político, de la educación y delos medios de comunicación, determi-nar el tipo de vasco que tiene garanti-

zada su identidad, por su adhesión in-condicional al Partido, (...). El control delos medios de comunicación, y muyparticularmente los audiovisuales, hanactuado también de forma erosiva so-bre la realidad. Por ejemplo, en la ma-nera de expresión vascuence se ofrecede forma casi permanente un bucólicopaís en el que las vacas son protago-nistas de un paisaje que se diría el pa-raíso los herbívoros; (...) Hasta la mete-orología tiene en esa televisión un hu-mor sectario pero regocijante: si un se-ñor de Bilbao tiene, por ejemplo, su se-gunda casa en Espinosa de los Monte-ros, en Laredo, en San Vicente de laBarquera o en Haro, el sábado, cuandose decide a salir con su familia a la ca-rretera que le llevará al ocio de fin desemana, sólo sabrá que los accidentesmeteorológicos que puede encontraren Vizcaya hasta la linde de Cantabria,ni un milímetro más; en Guipúzcoa severá más favorecido porque el meteo-

PAPELES DE ERMUA

“Educación en valores cívicos” en el ClubSiglo XXI de Madrid

El número dos de la revista Papeles de Ermua —Documentación— dedicada a Educación,

fue presentada en el Club Siglo XXI de Madrid el11 de diciembre de 2001. Acudieron numerosaspersonalidades del mundo universitario, cultural,del periodismo y de la política, además del públicoque desbordaba la capacidad de las instalacionesde este ilustre foro madrileño. En el acto intervi-nieron Ángel Acebes, Ministro de Justicia, Enri-que Múgica, Defensor del Pueblo, Baltasar Gar-zón, Juez de la Audiencia Nacional, Edurne Uriar-te, Catedrático de Ciencias Políticas de la Universi-dad de País Vasco UPV/EHU y Vidal de Nicolás,Presidente del FORO ERMUA, que inició la presen-tación con las siguientes palabras:

“En un lentoproceso deimpregnación de lasconciencias, elnacionalismo haconseguido durantesu largo control delpoder político, de laeducación y de losmedios decomunicación,determinar el tipode vasco que tienegarantizada suidentidad, por suadhesiónincondicional al Partido, (...). El control de losmedios decomunicación, y muyparticularmente los audiovisuales,han actuadotambién de formaerosiva sobre larealidad”

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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rólogo de turno le advertirá de los fe-nómenos climáticos que pueda encon-trar más allá incluso de esta provinciahasta las melancólicas orillas delAdour, en Iparralde, que es la fronteranorte de la Gran Euskal Herria; Navarrao Nafarroa quedará toda comprendidaen ese “totum” meteorológico, tanto laque habla en vascuence como la que seexpresa en español, dentro de ese ma-pa donde no faltan topónimos regoci-jantes, como Tutula, que así es comollaman a Tudela (...) En Álava es dondecompartimos los vascos un río genui-namente español, el Ebro, y es allí don-de el meteorólogo televisivo se ve enaprietos para determinar si la benéficalluvia veraniega fructificará los viñedosde la patria euskaldun o los del Estado,es decir, España, o sea Madrid.“Pero no todo ofrece regocijantes y gro-tescas interpretaciones en este paísnuestro que ostenta el tristísimo honorde alojar en sus exiguas fronteras almás obsoleto y terrorífico nazismoeuropeo. Su furiosa manía letal haconvertido a nuestros pueblos y ciuda-

des en un aleatorio escenario de asesi-natos, incendios, extorsiones y robosdiversos, y a los jóvenes que practicanestos delitos en una especie de zombisde los que ha huido toda reflexión éti-ca, y a los que la presencia de la sangrederramada por ellos mismos no ofuscasu conciencia más que lo podría hacercualquier otro líquido alejado comple-tamente de la simbología de la muerte.“Y están las víctimas de este terror cie-go y gratuito, las madres, las esposas,los hijos de los que fueron abatidos ensu día por la banda terrorista ETA. En losprimeros días de esta orgía de sangre,que ya dura veintitantos años, los deu-dos de las víctimas vivían como los le-prosos medievales en los lazaretos enque se habían convertido esas aldeasendurecidas como el pedernal por elodio y la cobarde indiferencia; (…) ma-dres que lloraban en silencio la pérdidade sus seres queridos, porque llorar erauna intolerable expresión de rechazo alo ineluctable; llorar era una cobardíaque afeaba la serenidad marmórea delos patriotas; llorar era un pecado, por-

que así como los pistoleros tenían siem-pre la excusa de que mataban para li-berarnos a los vascos de la opresión delos imperialismos español y francés, lasvíctimas debían tener, se suponía, algu-na relación con la oprobiosa dictadura.Pero, ¿se podría decir esto de FernandoMúgica, conocido abogado socialista;de Enrique Casas, senador del PSOE; deFernando Buesa, diputado y portavozdel PSE en el Parlamento Vasco; de JoseLuis López de Lacalle, encarcelado porsus ideas comunistas en el franquismoy luego fundador del FORO ERMUA; deJuan María Jáuregui, socialista y exgo-bernador de Guipúzcoa; o de ErnestLluch, que fuera ministro de sanidad enel Gobierno de Felipe González, y cono-cido profesor universitario?(...) Estabanda criminal que parece aspirar a eli-minar físicamente a sus adversarios, y aallanar por medio del terror indiscrimi-nado, al camino que le llevaría a un es-tado totalitario que, separado definiti-vamente de la odiada España, nos de-pararía las delicias del pensamientoúnico, de la pureza racial y del paisajemedieval de nuestros ancestros.“Con Papeles de Ermua nos propone-mos tener un contacto directo con lacalle, con la gente que piensa con noso-tros en las libertades democráticas. Pe-

“Papeles deErmua […] dondepoder participarcon las opinionesy proyectos en laeducación de unasociedad en la quepoder convivir enpaz, y donde paramanifestarnuestras naturalesdiscrepancias, seutilice siempre ellenguaje de latolerancia y elrespeto”

Jaime Mayor Oreja, Enrique Múgica, Paloma Segrelles y Baltasar Garzón, duran-te el acto de presentación de Papeles de Ermua en el Club Siglo XXI.

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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ro, sobre todo, nos interesa que ennuestras páginas esté la voz de aquellosintelectuales y profesionales de la cul-tura que deseen tener una tribuna librede cualesquiera condicionamiento ide-ológico, donde poder participar con lasopiniones y proyectos en la educaciónde una sociedad en la que poder con-vivir en paz, y donde para manifestarnuestras naturales discrepancias, seutilice siempre el lenguaje de la toleran-cia y el respeto. Esta sociedad nuestratan ofuscada por el odio y el sectaris-mo, necesita de una pedagogía queneutralice estos elementos perturbado-res. Tenemos que establecer un diálogofluido y sereno para que nuestros pro-blemas tengan la dimensión justa, queya poseen en los países donde funcionala democracia y el estado de derecho, ypara ello vamos a necesitar de todos losesfuerzos de la inteligencia y de toda laserenidad de la tolerancia. Abrimos esteofrecimiento a todos los que quieransubscribirse a nuestra revista y a los quedeseen participar en ella con sus cola-boraciones. A todos, gracias”.El juez Baltasar Garzón, que comenzómanifestando su inicial sorpresa cuan-do fue invitado a participar en estapresentación, y cómo comprendió —progresivamente— su presencia en esteacto al leer los contenidos de la revista:“Nació esta revista con vocación de de-saparecer. (...) Por no abordar las cau-

sas se mantiene, se fomenta, y se pre-serva una Educación en la que seadiestran delincuentes, se forjan terro-ristas. (...) Y en la insistencia —en diver-sas colaboraciones— en el valor educa-tivo de la aplicación de la ley”. BaltasarGarzón aseguró que “no existe entor-no de ETA, sino que todo es ETA”. Final-mente, con referencia a las palabrasDesde la Redacción, “porque nuestrasociedad no necesita “procesos de pa-cificación” sino ciudadanos educadosen la verdad”, el Magistrado Juez de laAudiencia Nacional citó una palabrasde Julián Marías que encontró en lasección de Educación y Lenguaje: “Lamentira introduce la perversión en lasrelaciones humanas, perturba la visiónde lo real, confiere una circulaciónfraudulenta a tesis que nada tienenque ver con la realidad, que quedan in-validadas por la mera visión de ésta. Setrata de una colosal suplantación de loverdadero por ficciones incapaces deresistir cinco minutos de análisis”.El Defensor del Pueblo, Enrique Múgi-ca, que elogió la publicación, apostillóla realidad de que es el nacionalismollamado “democrático” en su procesode radicalización progresiva el que seha separado de los demás vascos, nonacionalistas, aunque muy vasquistas,incluso de aquéllos —en referencia a lossocialistas— que siempre apostaron por

acercarse a los nacionalistas: “los quehan cambiado son ellos, no yo”.Por su parte, Edurne Uriarte afirmóque “combatir al llamado entorno deETA es la nueva etapa” en la lucha anti-terrorista. Subrayó que desde la acciónciudadana —en la que situó a Papelesde Ermua, como otras iniciativas enimplícita referencia a la reciente publi-cación Hasta Aquí— debe desarrollarseesa lucha, desde la acción del Estado y,en tercer lugar, desde la acción judicialy policial. En este sentido, reiteró la ne-cesidad de “fortalecer la legitimidad delEstado como defensor de la libertad”.

El Ministro de Justicia, ÁngelAcebes, tras elogiar el trabajo dePapeles de Ermua a favor de laconvivencia en libertad asentadaen la justicia, realizó una claraexposición de las recientes me-diadas que el Gobierno español yla UE han adoptado en materiaantiterrorista. Sobre la última deellas, la “euroorden”, el ministrodestacó que se trata de una ini-ciativa del Gobierno de España yque ha supuesto —con todas susconsecuencias— que la “extradi-ción haya pasado a la historia”.

“Por su parte,Edurne Uriarte

afirmó que‘combatir al

llamado entornode ETA es la nueva

etapa’ en la luchaantiterrorista”

“Baltasar Garzónaseguró que

‘no existe entornode ETA, sino que

todo es ETA’”

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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El Presidente de Gobierno, José MaríaAznar, recibió en el Palacio de la Mon-

cloa, el 31 de octubre de 2001, a Vidal deNicolás y a los demás miembros de la Fun-dación Papeles de Ermua y del Comité deRedacción de la revista. El motivo de la entrevista fue presentar alPresidente del Gobierno el número dos dePapeles de Ermua —Documentación—centrado en temas relativos a la Educa-ción: Educación de la personalidad, Edu-cación y civismo, Educación y Lenguaje,Educación y Libros de Texto, El valor edu-cativo de la aplicación de la Ley, La ense-ñanza de la Historia y de la Geografía, etc. En la entrevista se puso de manifiesto lanecesidad de abordar las cuestiones relati-vas a la educación como factor decisivopara reconducir la situación de violencia yterrorismo en la se encuentran personasde edades tempranas en el País Vasco.

Visítenos en www.foroermua.com

(Ésta es la única página del FORO ERMUA. Direcciones similares son utilizadas incluyendo información manipulada).

PRESENTACIÓN DE Papeles de Ermua ALPRESIDENTE DEL GOBIERNO EN LA MONCLOA

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Documentos

Documentos. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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El FORO ERMUA transmite al conjuntode la sociedad su consternación por las

terribles consecuencias en pérdidas huma-nas y materiales de los atentados terroristasen Nueva York y Washington y su solidari-dad con el pueblo americano. De nuevo elFORO ERMUA muestra su más rotunda in-dignación y beligerancia con toda expresiónterrorista, y se adhiere a las medidas que losgobiernos democráticos occidentales adop-ten en la búsqueda de la seguridad interna-cional y de la libertad defendiéndose contralos totalitarismos y fundamentalismos fa-náticos.Al mismo tiempo el FORO ERMUA denunciala actitud de complacencia del entorno deETA en el País Vasco respecto al atentadoterrorista en Estados Unidos y critica la ti-bieza y ausencia de expresiones de condenade los partidos que sostienen al GobiernoVasco, de los medios de comunicación pú-blicos vascos y de éste mismo.

FORO ERMUA. Vitoria-Gasteiz. 12 de septiembre de 2001

Comunicado del FORO ERMUA

Atentado terrorista a los EEUU el 11 de septiembre de 2001

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Documentos

Documentos. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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Los miembros del FORO ERMUA,reunidos el día 12 de enero de2002 en Asamblea, deseamos ha-

cer pública nuestra preocupación por lacrisis que en la actualidad vive el PSE-EE. Sin ánimo de realizar injerencias ne-gativas en el debate interno de los so-cialistas, nos creemos legitimados paraexpresar nuestro criterio, por el apoyomutuo que nos hemos prestado losconstitucionalistas (y defensores del Es-tatuto) en este país en los últimos años,ante la conculcación reiterada de losderechos humanos que ha perpetradoETA (con el silencio cómplice de Batasu-na) y ante la grave amenaza totalitariaque se viene cerniendo sobre la ciuda-danía vasca.El FORO ERMUA se conmociona por losatentados que afectan gravemente alos derechos más elementales de losciudadanos y al núcleo del Estado deDerecho. Se conmueve también por laamenaza permanente sobre los cargospúblicos de los partidos democráticos,del Partido Socialista, del Partido Popu-lar, de Unidad Alavesa y de la Unión delPueblo Navarro y sobre los representan-tes de los movimientos ciudadanos. Pe-ro no nos hemos movilizado en su apo-yo sólo por motivos éticos, ya de por símuy importantes, sino, también, paraque la sociedad recupere su dignidad.La razón fundamental ha sido política,porque cuando ETA asesina no sólo ma-ta a una víctima, pretende tambiénacabar con la libertad de todos, porquesu concepción de país es totalitaria yfascista y quienes buscan el final de ETAhaciendo concesiones a sus objetivospolíticos se equivocan gravemente yadquieren grados de responsabilidadrayanos en el colaboracionismo.El manifiesto fundacional del Foro exi-gía a los partidos democráticos que nonegociaran políticamente con los terro-ristas, porque el precio político es la li-

bertad y los derechos democráticos dela ciudadanía vasca. Por eso el denomi-nado nacionalismo moderado se equi-vocó con la estrategia del Acuerdo in-dependentista de Estella. Es el PNV elque debe rectificar su línea política siquiere acuerdos con los otros partidosconstitucionalistas, rechazando cual-quier tipo de colaboración con quienesaplastan los derechos humanos, asu-miendo la pluralidad de la ciudadaníade este país y conjugando sus postula-dos nacionalistas con el respeto a losderechos de la ciudadanía y no con po-líticas excluyentes (último capítulo: laexpulsión del profesorado no afín delsistema educativo).En las elecciones del 13 de mayo el FO-RO ERMUA pidió el voto para los parti-dos constitucionalistas, firmando variosde sus miembros, a título particular, elapoyo a la candidatura de Nicolás Re-

dondo Terreros. Nos seguimos reite-rando en ello, agradeciéndole su clari-dad de principios, valentía y coherencia.

Respetando su libre decisión,le pedimos que siga trabajan-do por los mismos valores de-mocráticos y por los derechosde la ciudadanía vasca, altiempo que deseamos que elPartido Socialista en su Con-greso continúe por esta mis-ma senda. La amenaza del te-rrorismo hace muy difícil y de-cepcionante para una granparte de la población una po-lítica de ambigüedades.

Asamblea del FORO ERMUAVitoria-Gasteiz, 12 de enero de 2002

COMUNICADO DEL FORO ERMUA ANTE la situación del Partido Socialista PSE-EE

“[…] porquecuando ETAasesina no sólomata a unavíctima, pretendetambién acabarcon la libertad detodos […]””[…] y quienesbuscan el final deETA haciendoconcesiones a susobjetivos políticosse equivocangravemente yadquieren gradosde responsabilidadrayanos en elcolaboracionismo

Nicolás Redondo Terreros dimitió como Secretario General del PSOE-PSE el 21 de diciembre de 2001.

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El Foro Nápoles invitó alFORO ERMUA a explicar endiciembre de 2001 la situa-ción del terrorismo en elPaís Vasco. El FORO ERMUA, a su vez, se solidari-zó con la lucha desarrollada por elForo Nápoles por conseguir la desa-parición de las mafias en todo elmundo, y más específicamente enNápoles. Por ese motivo diversas or-ganizaciones como las asociacionesde víctimas del terrorismo de España,así otros organismos que buscan re-forzar los ámbitos de tolerancia, de-mocracia y libertad en Europa, y losForos de Nápoles y Ermua han cons-tituido la llamada Plataforma por laLibertad de Europa.El FORO ERMUA considera que ETA esun grupo terrorista alimentado desdelas tesis nacionalistas vascas, cuyosobjetivos son chantajear permanen-temente e impedir el funcionamientodemocrático en la vida política y so-cial españolas. ETA y sus soportes so-ciales y políticos, con la cada vez ma-yor complicidad de los partidos y or-ganizaciones nacionalistas, tratan deeliminar el pluralismo político y social mediante la violencia, la extorsióny el terror. La pretendida secesión del País Vasco no es más que la excusapara imponer un régimen donde las libertades y los derechos de más dela mitad de la población vasca estén sojuzgados, y para que toda la opo-sición política y social, jueces, periodistas, profesores, policías etc. tenganque adoptar medidas extraordinarias de protección para no ser asesina-dos. En realidad se trata de impedir el juego democrático para perpe-

tuarse en el poder impidiendo la al-ternancia. Con toda probabilidad enlas próximas elecciones locales lospartidos que defienden el marcoconstitucional español no podránconcurrir en la mayor parte de las cir-cunscripciones electorales al estaramenazados de muerte sus candida-tos, y se verán impedidos de formarlistas electorales.

Esta situación, junto aotras existentes en Europaamenazan la cohesión yestabilidad europeas. Nohay que olvidar que lasproclamas de ETA van di-rigidas tanto a Francia co-mo a España, para segre-gar de ambos estadossendos territorios y for-mar un nuevo Estado au-tárquico, étnico y fascista.La desmembración de Eu-ropa, el terrorismo orga-nizado y la desestabiliza-ción de los estados miem-

bros son el más serio riesgo para el futuro de laUnión Europea, por lo que el Foro Ermua reclamael máximo de apoyos al Estado Español para erra-dicar las posturas terroristas y mafiosas de ETA y dequienes conviven con el brazo político de ETA y lafomentan o apoyan directa o indirectamente.

El FORO ERMUA denuncia en Nápoles el complejoterrorismo-nacionalismo vascoNápoles, 5 de diciembre de 2001

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“Soy un español más”

Quienes me conocen no dejan de hacerme esta pregunta, y a ellos yales he contestado. Quiero ahora desde estas líneas responder a quie-nes no me conocen, y exageradamente sin duda no dejan de califi-carme como “héroe” y “ciudadano ejemplar”. No soy ni policía jubila-do ni ex miembro del CESID, como he llegado a escuchar; soy un ci-vil, lo he sido siempre (salvo mi etapa de milicia universitaria), tengoesposa e hijos y gracias a Dios llevo una vida y un trabajo normal; to-do ello vale lo suficiente como para darme cuenta de lo mucho quehubiera podido perder, pero ahora soy consciente de que valió la pe-na mi esfuerzo.Son ya muchas, por desgracia, las ocasiones en las que la rabia, im-potencia y emoción han sido los únicos sentimientos que he podidotener ante la brutalidad de los terroristas tras cada nuevo atentado.Creo que todos hemos sido conscientes de la inutilidad de cualquieresfuerzo que en esos momentos cualquiera de nosotros sin duda hu-biera estado dispuesto a realizar.Y aquella mañana de Noviembre el destino quiso brindarme la opor-tunidad de poder hacer lo que cualquiera hubiera hecho; mantenerlos nervios, procurar estar sereno y atento a lo que sucedía, y quizáscierta intuición, pudieron propiciar que del enorme caos producidollamara mi atención la sorprendente serenidad de dos individuos queabandonaron el lugar introduciéndose en un vehículo. Había que to-mar una decisión, y sin duda pesaba mucho la sangre una vez másderramada a manos terroristas. Eso hizo que emprendiera la perse-cución, olvidando tal vez mis propias circunstancias, absolutamenteconvencido de que demasiadas veces una actitud pasiva ha servidode amparo a los asesinos. No imaginaba el alcance que iba a teneraquella decisión y no es momento de vanagloriarse; no hay ningúnhéroe; héroes son los apenas chavales, miembros de nuestra policía,que delante de mí y sin vacilar se lanzaron a una peligrosa captura ya un riesgo cierto. No tengo más mérito que otros muchos españo-les que con su tesón y constancia llevan muchos años dedicando susvidas a protegernos a todos, verdaderos héroes de estos tiempos quenos ha tocado vivir. Quiero agradecer, sin embargo, a todos aquellosque en los diversos medios me han dedicado su homenaje, homena-je que no me corresponde, y que desde estas líneas quiero trasladaral recuerdo de tantas y tantas víctimas, con la esperanza de que pue-da dar siquiera algún consuelo a sus familias. Mi nombre es el decualquiera de vosotros que lea estas líneas y comprenda que el findel terrorismo empieza en cada uno de nosotros, actuando sin mie-do y permaneciendo alerta para la defensa de nuestro Estado de De-recho. Un español más.

UN CIUDADANO,EJEMPLO DE CORAJECÍVICO Y DE GALLARDÍANoviembre de 2001, como en otras mañanas

madrileñas un coche bomba hace explosión,

accionado por terroristas de ETA, en una calle

de la capital de España al paso de un coche ofi-

cial. Un ciudadano anónimo —en medio del

caos— sospecha de la serenidad con que dos

individuos —un varón y una mujer— empren-

den la fuga en un coche. Decide seguirlos con

su propio vehículo y con su teléfono móvil in-

forma a la policía de la que recibe precisas ins-

trucciones. Gracias a su coraje, serenidad y

buen hacer, los terroristas son detenidos poco

después. Tras el agradecimiento unánime de la

opinión pública, esta persona escribió al alcal-

de de Madrid la siguiente carta que transcribi-

mos a continuación como documento ejemplar

de un ciudadano ejemplar.

“No imaginaba el alcanceque iba a tener aquelladecisión y no es momentode vanagloriarse; no hayningún héroe; héroes sonlos apenas chavales,miembros de nuestra policía,que delante de mí y sinvacilar se lanzaron a unapeligrosa captura y a unriesgo cierto. No tengo másmérito que otros muchosespañoles que con su tesóny constancia llevan muchosaños dedicando sus vidas aprotegernos a todos […]”

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El Foro Jovellanos-Fundación para la In-novación Social concedió el premio Jo-

vellanos 2001 al célebre pintor y escultorAgustín Ibarrola. Cofundador del FOROERMUA y destacado impulsor del movimien-to ciudadano BASTA YA, Ibarrola ha sufridoamenadas y reiterados ataques a su obra y asus bienes por parte de terrorista de ETA. Elgalardón fue entregado por Bernardo Rabas-sa, presidente del Foro Jovellanos, y GermánYanke, director de la revista ÉPOCA. Estepremio es un merecido homenaje a la tra-yectoria personal, sin fisuras, de AgustínIbarrola en su lucha por la libertad.

Agustín IbarrolaAgustín Ibarrola

PREMIO

Jovellanos 2001

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Siempre le he visto un aspecto baro-jiano. Matizo: no tanto de persona-

je de Baroja como de reencarnación su-ya. En sus ojos brilla esa fatiga que se leatribuye al escritor, fatiga espesa, enparte lucidez y en parte desengaño.Pero Ibarrola tiene envergadura propia.La tuvo contra el franquismo, que le re-galó tortura y zozobra. La tiene contrael nacionalismo nazi, tanto de capuchacomo de corbata. Y la sigue teniendocontra la explotación, contra el dineroque aplasta, contra la mediocridad.Su sangre es multicolor, como su pen-samiento, como el hierro que trabajacon la complicidad del clima. Su hablarfranco y de sencillez diáfana penetraperspicazmente en la flor pisoteada desu tierra, esa tierra que ama y cuyo aro-ma íntimo y antiguo atrapa en un ces-to de árboles.Ibarrola es arte, y aunque los merece,no cosecha estímulos. Antes le han da-do fruta podrida sus propios coterráne-os que aplauso y acomodo. Le han de-capitado sus troncos lienzo, desatendi-do el corazón que pulsa en sus estelasportuarias, pintado incluso, siniestroplagio de sus luminosos círculos, un cír-culo de caza en torno a la cabeza.Su obra es casi pícara, de picardía inge-nua, con colores de viñeta y trampan-tojos que juegan con la marea en loscubos de Llanes.Tiene obra en los lugares públicos, enChamartín y en Intxaurrondo, pero suLand Art más conocido, tal vez el másgenuino, es el del vizcaíno bosque deOma. Recorrerlo es quedar prendido dela rugosidad iluminada de esta fraga depinceles, estremecerse en el juego de

perspectivas de una umbría en que elpintor imprime la inmensa huella digi-tal de un trasgo telúrico y que recorre,con su carga de cuitas a cuestas, la si-lueta entrecortada de una Santa Com-paña fijada por el flash de plata conque Ibarrola la revela.Andar es moverse, y moverse cambiar.Los pinos se besan y nos miran atentos,minoicos, señalando las flechas de unlaberinto y marcando los límites de unapleamar oculta. Este bosque húmedo,de cuyas ramas rotas brota una savia deoro, es a la vez cálido y mordaz, tapiza-do de niños, de niños partidos, de niñosrecompuestos, un soto observado, refu-gio de espías que tras los troncos aso-man. Es gavilla de manos extendidas, demanos que dicen basta a las inconta-bles muescas de la negra teneduría dela muerte.¡Basta! ha dicho Ibarrola. Basta hemosdicho ya prácticamente todos. La crea-tividad del arte, que contiene algo uni-versal, algo transcultural, algo que vue-la por encima de cualquier ideología,quiere ser apagada en el País Vasco porquienes miran la vida con un solo ojo.En su caserío de Oma, humilde y de iz-quierdas, Ibarrola es un revolucionarioque llama fascistas a los fascistas, a losmutiladores de la reserva espiritual deEuskal Herria, a la que tergiversan yempobrecen. Él, enraizado en su tierravasca, interlocutor de Lamias y Quime-ras, es, frente a los fundamentalistas, ungigante, una recompensa que nos haregalado vida. Su valentía, su claridad ysu desengaño nos hacen a todos, exila-dos en nuestra propia casa, un poco ba-rojianos.

Ibarrola, cálido azul de hierro y raíz de oroUN EXILADO EN CASA

Tomás Fernández Aúz

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El premio fue resuelto por unanimidad a fa-vor de Dña. Pilar Elías, concejala del Parti-

do Popular en el Ayuntamiento de Azpeitia, y deDña. Ana Urchueguía, alcaldesa de Lasarte,PSOE-PSE-EE. La entrega de los galardones tuvolugar en Vitoria-Gasteiz el sábado 23 de No-viembre de 2001. Al acto asistieron además delDiputado General de Álava, Ramón Rabanera,el Delegado del Gobierno en el País Vasco, Enri-que Villar, el Alcalde de Vitoria-Gasteiz, Alfon-so Alonso Aranegui, el portavoz del grupo so-cialista en el Senado Juan José Laborda, laPresidenta de la Audiencia de Vizcaya, Ana Ira-

cheta, un importante número de políticos delPSE y del PP y numerosos profesores universita-rios y profesionales del País Vasco.El acto se vio interrumpido por la noticia delasesinato en Beasaín de los ertzainas Ana Isa-bel Aróstegui y Javier Mijangos, que provo-có que fueran avisadas las autoridades y losperiodistas presentes, mientras Vidal de Nico-lás dirigía las palabras que transcribimos acontinuación sobre La Libertad. Tras confir-marse la noticia, los asistentes, visiblementeconsternados, puestos en pie, guardaron unminuto de silencio.

EL “PRIMER PREMIO A LA CONVIVENCIA CÍVICA 2001-JOSÉ L. LÓPEZ DE LACALLE”

El Jurado, convocado por el

FORO ERMUA para fallar la

concesión del Primer Premio

a la Convivencia Cívica, en

memoria de José Luis López

de Lacalle, estuvo formado

por D. Vidal de Nicolás,

Presidente, D. Francisco

Vázquez, Alcalde de La Co-

ruña, los catedráticos de

Universidad, D. Javier Cor-

cuera y D. Fernando García

de Cortázar, los periodistas

Dña. Isabel San Sebastián

y D. César Alonso de los

Ríos, actuando como secre-

tario del jurado D. Ernesto

Ladrón de Guevara.

“La libertad es para el ser humano unbien tan preciado que, por defenderla, escapaz de perderla junto con la vida. Por-que la defensa de la libertad no se con-tiene sólo en un ideario sino que consti-tuye la esencia misma de nuestra vida.Sin libertad, el ser humano merodea con-fuso en el territorio de la horda, mientrasque el hombre libre busca consciente-mente el camino que lleva al ágora ciu-dadana, donde se debate de forma in-cruenta todo lo que atañe a la conviven-cia democrática. Un enemigo natural dela libertad es el fanatismo, pero con élforman una cohorte negativa la intole-rancia, la ignorancia y el morboso afánde poder.“Este hermoso paisaje vasco ha conocidoy experimentado una pérdida gradual dela libertad, de las libertades, cuando a lamuerte del dictador se empezó a construirun imaginario nacionalista que excluía desus proyectos políticos la libertad del indi-viduo, de la persona, mientras magnifica-ba la “libertad del pueblo vasco”, en opo-sición a un supuesto vasallaje que ejercíasobre él y contra él una España surgida delos arcanos de la desmemoria, y unaFrancia que suponía, cuando más, unasimple ilusión óptica. Se fue gestando asíuna política excluyente que sólo conside-raba vascos a aquellos que admitían deforma voluntaria vivir en el seno de la tri-bu, que iría adquiriendo así un carácterpeligrosamente teocrático; los vascos que

apostamos siempre por nuestra libertadde elegir, es decir, la libertad en estadopuro, quedamos excluidos de esa Patriairredenta que nos sigue pareciendo unaburla histórica.“Pero el ataque frontal, el más duro e irra-cional que puede oponerse a los espírituslibres, surgió con la aparición de una sec-ta fanática que apostó desde su naci-miento por el empleo de la violencia, paralograr los mismos objetivos explícitos delnacionalismo autoproclamado democrá-tico. Cuando la ferocidad de la banda te-rrorista ETA —a ella nos referimos— alcan-zó los más altos niveles de brutalidad ho-micida, el nacionalismo “respetable” utili-zó todos los trucos que procura la ambi-güedad para identificar a los pistoleroscon no sé qué doctrinas marxistas-leninis-tas. Pero, con el paso del tiempo y de unaforma cada vez más evidente, se compro-bó que a quien imitan estos heterodoxosde la metralleta es a los inventores del ho-locausto, es decir, a los nazis. El exterminiode los adversarios políticos, el culto a laraza y el odio a todas las formas de cultu-ra (quema de libros, asalto a las aulas uni-versitarias, destrucción del arte, vandalis-mo contra el urbanismo ciudadano), todode nos aparece como una copia miméticade aquella aventura trágica que comenzócon la llegada al poder de Adolf Hitler.“Nuestro amigo y compañero José LuisLópez deLacalle, asesinado por ETA el 9de mayo de 2000, conocía muy bien los

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Durante las persecuciones, cuando sóloaguantan los pocos hombres a los quese les distingue como héroes, miles demujeres sostienen a las familias, ayudana los que lo han perdido todo, son ca-paces, cuando todo parece derrumbar-se, de mantener el orden social. Home-ro personifica en Andrómaca, la espo-

sa de Héctor, por primera vez, ese sím-bolo de la mujer capaz de sobreponersea las adversidades, que recorre la litera-tura. La personificación de la virtud hu-mana ante el horror y la injusticia. Ana Urchueguía y Pilar Elías fueron lasdistinguidas. Ambas son miembros dedos corporaciones municipales. Ana es

alcaldesa de Lasarte. Pilar es concejal enAzcoitia. Una es socialista, la otra del PP.Ana estremeció a toda España cuando lavimos y la escuchamos después del ase-sinato de su primer teniente de alcalde,Froilán Elespe, denunciando con valor yprecisión a los terroristas. Lo ha venidohaciendo durante toda su vida política.Sus vecinos se lo reconocen. Obtiene losmejores resultados electorales municipa-les de todo el País Vasco. Fue senadora. Laadmiro. La he visto moverse en la calle,con la gente, en Lasarte. En euskera o encastellano, habla con convicción y se leentiende. Por eso, cuando denunció lahorripilante realidad que hizo posible lamuerte de Froilán Elespe, la creímos. Ycomprendimos claramente que en Eus-kadi la parábola brechtiana se cumple si-niestramente. Matan a personas porque

la mayoría de sus vecinos y conciudada-nos los quiere y respeta. Ana Urchue-guía está amenazada porque muchaspersonas se identifican entrañablementecon ella. ETA busca acabar con ese sím-bolo. Por eso Ana no es libre. Por eso, elFORO ERMUA hizo bien en premiarla.Pilar Elías es otro símbolo de la resis-

entresijos de esta política de ambigüeda-des y falacias que constituía el núcleoesencial del ideario nacionalista. Y desdelas columnas de un diario nacional (algu-nas de las cuales se transcriben en estenúmero) se prodigaba en observacionescríticas, en análisis de urgencia, en llama-mientos a la conciencia ciudadana, en ex-hortaciones a los políticos para que bus-caran una terapia contra ese cáncer enque se ha convertido el fundamentalismoviolento. Con una prosa que restallaba encortas frases aforísticas, en las que se po-día percibir el jadeo de la indignación, noshacía llegar desde la letra impresa el gri-to de un hombre libre que nos incitaba aque no nos encanallásemos en el silencio.Conocía la etiología de esta enfermedadpolítica del pensamiento único que acabasiempre por mutilarnos la libertad, porqueél había sufrido persecuciones y cárcelesdurante la dictadura franquista, y sabíade esas situaciones de emergencia queponen en peligro los derechos más ele-mentales del ciudadano, la dignidad in-cluida. Este amigo nuestro, José Luis Ló-pez de Lacalle, que da nombre a este pre-mio que esperamos siga recompensandoel valor cívico y la defensa de la libertad,fue él mismo incansable luchador a favorde estos elementos esenciales para laconvivencia democrática en la toleranciay el respeto”.

Vidal de Nicolás

Rumbos en la cartaMujeres contra el terror

El sábado 23 de noviembre asistí a la entrega de los premios queFORO ERMUA ha instituido en memoria del periodista José LuisLópez de Lacalle, asesinado por ETA. El jurado, presidido por el in-domable Vidal de Nicolás, distinguió a dos mujeres vascas, sím-bolo de lo que la mujer ha sido siempre capaz de hacer en los tiem-pos sombríos, en las guerras, en las epidemias, en las catástrofes.

Juan José Laborda Martín

Portavoz del PSOE en el Senado. Ex Presidente del Senado.

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tencia contra la intolerancia. El asesina-to de su marido, Ramón Baglietto, en1980, probablemente la haya conducidoa su compromiso político, durante añosla única concejal popular en el ayunta-miento de Azcoitia. El hermano de sumarido, Pedro Mari Baglietto, escribióuno de los tres libros, a juicio del profe-sor Juan José Solozábal, director de losCuadernos de Alzate, más reveladoresde la sociedad vasca actual. Se titula“Un grito de paz. Autobiografía póstu-ma de una víctima de ETA”. Le preguntéa Pilar Elías por ese libro. Me respondióque no lo había leído, porque una per-sona muy cercana a ella le recomendóque no lo hiciera. Cualquiera que lo ha-ya leído, comprenderá que es un conse-jo cariñoso. Pedro Mari Baglietto hacreado literariamente un documentoestremecedor al prestar su pluma a unanarración que hace su hermano asesi-nado. Relata su propia muerte. Su asesi-nato a manos de un vecino al que él sal-vó de morir cuando era un niño.Patxo Unzueta en el prólogo que titula“Arbol genealógico”, desmonta la tesis deque existe un conflicto entre vascos y es-pañoles, apoyándose en el impresionanterelato de Pedro Mari Baglietto. Dentrode una misma familia encontramos queun hermano es nacionalista vasco radicaly el otro nacionalista español convenci-do, y hallamos ejemplos de muchas per-sonas que con el paso del tiempo, cam-bian profundamente de convicciones po-líticas y religiosas. La tolerancia es acep-tar que eso es consustancial a la natura-leza libre del hombre. Pero Voltaire, en su

Discurso sobre la tolerancia, ya nos hizover que la tolerancia supone también unaexigencia de enfrentarse a quienes no lahacen posible. Y eso es lo que hacen Pi-lar Elías y Ana Urchueguía. Cuando es-tábamos homenajeándolas, llegó la noti-cia terrible de que ETA había asesinado ados policías vascos: a Ana Isabel Arós-tegui y a Javier Mijangos.

A lo largo de muchos añosmujeres anónimas han man-tenido la moral de socieda-des abatidas por desgracias.Afortunadamente, vivimosen un siglo en que todas tie-nen nombre propio, y les re-conocemos su virtud, comoa Andrómaca. Ana y Pilarson una prueba de que esracional esperar una victoriasobre los fanáticos. Pero hayque imitarlas.

“[…] desmonta latesis de que existeun conflicto entrevascos yespañoles,apoyándose en elimpresionanterelato de PedroMari Baglietto.Dentro de unamisma familiaencontramos queun hermano esnacionalista vascoradical y el otronacionalistaespañolconvencido […]”

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Reflexiones sobre la conciencia cristianaante el terrorismo de ETA*

Como todos los fenómenos socia-les, ETA no aparece como unarealidad plenamente configurada

desde el principio, sino que se va cons-tituyendo poco a poco, históricamente,a medida que los acontecimientos obli-gan a las personas a ir clarificando suspropias posiciones y decisiones. Hay quetener en cuenta, en segundo lugar, queuna organización terrorista busca en laclandestinidad y en el encubrimiento sumejor defensa y protección. En concretoETA apareció en el contexto del rechazosocial contra el franquismo y la defensa,entonces generalizada, de las libertadespolíticas de la sociedad. Muchos queahora acusan al Estado o a la Iglesia deser poco contundentes en su rechazo deETA, fueron entonces indulgentes y casicolaboradores con las primeras activida-des terroristas de ETA. Otro factor importante que ha ocultadola verdadera naturaleza de ETA y ha di-ficultado durante mucho tiempo a mu-chas personas hacerse con una valora-ción moral adecuada del conjunto desus actuaciones y colaboraciones, ha si-do su carácter nacionalista. ETA se pre-senta como un movimiento de libera-ción política del pueblo vasco y vive dehecho inserta dentro de un amplio mo-vimiento de aspiraciones nacionalistasmás o menos independentistas, del cualse alimenta y al que infunde tambiénsus propios puntos de vista, estilos y as-piraciones. Esta situación le ha permiti-do camuflarse dentro del mundo nacio-nalista y le ha hecho disfrutar de unacierta indulgencia por parte de muchaspersonas honestas, enemigas de la vio-lencia, que, por sus sentimientos nacio-nalistas no se decidían a juzgar a ETA

como un fenómeno del todo negativo,manteniendo siempre la esperanza deque el buen sentido y las afinidades po-líticas terminarían por atraer a los másradicales a la unidad de la familia na-cionalista una vez superadas las tenta-ciones y espejismos de la violencia.Hasta ahora no ha sido así. Y es muypoco probable que alguna vez llegue aocurrir. Sin embargo, esta esperanza ex-plica algunas cosas que desde fuera sondifíciles de comprender.

También ante la manifestación del te-rrorismo internacional antiamericano,hay quienes aducen consideracionesmás o menos atenuantes y justificati-vas: el imperialismo, la prepotencia, ladesesperación de los países pobres, lasinterpretaciones fundamentalistas de lareligión, etc. Es evidente que todo lo queocurre, ocurre por algo. Es de personasinteligentes buscar las causas de las co-sas para comprenderlas mejor y saberreaccionas adecuadamente ante ellas.Pero comprender, en este caso, no pue-de significar justificar, aceptar ni tolerar.Las actuaciones terroristas, en pequeñao grande escala, son absolutamenteperversas y no tienen justificación niaceptación posibles. Otra cosa es tratarde comprender por qué los terroristasactúan como actúan y ponerse en con-diciones de aclarar las cosas y suprimiren lo posible los procesos que han lle-vado a los terroristas a sus actuacionesde odio y de muerte. Pero estas actua-ciones, en sí mismas y por sí mismas,son siempre injustas, inmorales, crimi-nales, antisociales y antihumanas, di-rectamente contrarias a la ley de Dios. Tanto en la CAV como en Navarra, lasfamilias vascas desarrollan y mantienenentre sí unas relaciones de sangre yunas referencias territoriales que influ-yen fuertemente en los sentimientos yen las ideas y que condicionan honda-mente la manera de pensar y de sentirde las personas y de los grupos localesante cualquier fenómeno social. Estosvínculos y estos sentimientos de sangre

Fernando Sebastián Aguilar

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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o de paisanaje aglutinan y provocanafinidades y complicidades más senti-mentales que racionales que tienenmucho que ver con la inexplicable difi-cultad que muchas personas sienten alenfrentarse con la condena neta y efi-caz del terrorismo de ETA. Personas yfamilias tienen en ETA o en sus círculosmás próximos parientes, amigos, paisa-nos. Saben que hacen mal, que el cami-no de la violencia no resuelve nada, pe-ro a la hora de condenarlos son incapa-ces de enfrentarse con ellos y más inca-paces todavía de formar bloque con losde fuera, con los castellanos en contrade su propia gente. Si no se tiene encuenta este aspecto sentimental de lacuestión, no se entiende nada de lo querealmente ocurre en la sociedad vasca,ni es posible tampoco ver con claridadcómo hay que actuar para luchar con-tra ETA y eliminar su apoyo social.

SITUARNOS ANTE LOS HECHOSLa primera obligación de quien pretendallegar a hacerse una idea suficiente-mente clara de lo que es ETA y alcanzaruna valoración moral de todo el conjun-to de sus actuaciones, es hacerse unaidea de lo que realmente es ETA. Cosanada fácil de conseguir. Aun así, se pue-de decir con suficiente seguridad queETA no es una realidad aislada sino quees más bien la sección armada de unmovimiento de liberación vasco de na-turaleza revolucionaria y marxista quealcanza caracteres de una insurrecciónsocial y política, encuadrada en unaruptura cultural. Este movimiento socialtiene tres dimensiones estrechamenteunidas que es preciso tener siempre encuenta para poder comprender lo queocurre: hay, ciertamente, una organiza-ción armada que vive en una estricta

clandestinidad y que actúa violenta-mente, matando, secuestrando, extor-sionando con la fuerza y la amenaza delas armas y de los explosivos. Esta organización está estrechamenterelacionada con una amplia corona deorganizaciones políticas, incluidas en lasinstituciones del Estado y sustentadaspor el voto de muchas personas. Prime-ro Herri Batasuna, luego Euskal Herrita-rrok y ahora Batasuna son organizacio-nes políticas que trabajan en el campopolítico, con procedimientos legales,dentro de la sociedad democrática, pro-moviendo los mismos fines que ETA ycon una unidad de dirección poco dis-cutible. Los votos de muchas personasrespaldan estas organizaciones. Con lasinstituciones propiamente políticas, hayotras muchas que podríamos llamar or-ganizaciones sociales que actúan en lasociedad y mueven la opinión públicaen favor de los mismos objetivos. En uncírculo más amplio se mueve la influen-cia de tipo cultural que se desarrolla enlos colegios y escuelas públicas, en lasasociaciones juveniles, en las fiestas ymovimientos culturales, aprovechandoincluso las subvenciones de las mismasinstituciones del Estado, con el fin de di-fundir e inculcar a los jóvenes las con-vicciones históricas y culturales que jus-tifican los análisis, las afirmaciones y losproyectos políticos del abertzalismo ra-dical y de la misma ETA.

El nacionalismo radical necesita el apo-yo de una previa mentalización socialque haga creíbles y operantes sus men-sajes: somos un pueblo ocupado, esta-mos sufriendo la injusticia histórica ypolítica de no tener nuestro propio Es-tado, padecemos discriminación y per-secución por ser vascos, no somos espa-ñoles ni franceses, tenemos que conse-guir a toda costa nuestro propio Estadoindependiente para poder ser nosotrosmismos. Junto a estos mensajes hayotros que se dicen menos, pero que noson menos reales ni menos operantes: laindependencia es el único camino posi-ble para hacer la revolución y construirun Estado socialista. ETA lucha al servi-cio de la independencia de un territoriollamado Euskal Herria y por la construc-ción de una sociedad socialista de la quese suele hablar muy poco y cuyos verda-deros perfiles apenas se conocen. Am-bos objetivos se condicionan mutua-mente y son como una misma cosa. Se dice que ETA nació en las sacristías.Lo justo es decir que ETA nació de laconjunción del marxismo con el nacio-nalismo frustrado y radicalizado al finalde los años del franquismo. (...) A mi jui-cio es consecuencia directa de los acon-tecimientos de la guerra civil y de la si-tuación del nacionalismo durante losaños del franquismo. El nacionalismoqueda en una situación de profunda yradical oposición con el franquismo.

“Se dice que ETAnació en lassacristías. Lo justoes decir que ETAnació de laconjunción delmarxismo con elnacionalismofrustrado yradicalizado alfinal de los añosdel franquismo”

“Estos vínculos yestos sentimientosde sangre o depaisanajeaglutinan yprovocanafinidades ycomplicidadesmás sentimentalesque racionalesque tienen muchoque ver con lainexplicabledificultad quemuchas personassienten alenfrentarse con lacondena neta yeficaz delterrorismo de ETA”

Es evidente que todo lo que ocurre, ocurre poralgo. Es de personas inteligentes buscar las

causas de las cosas para comprenderlas mejory saber reaccionas adecuadamente ante ellas.

Pero comprender, en este caso, no puedesignificar justificar, aceptar ni tolerar.

Las actuaciones terroristas, en pequeña ogrande escala, son absolutamente perversas y

no tienen justificación ni aceptación posibles.

‘ ‘

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Desde el antifranquismo pasa fácilmen-te al antiespañolismo. Aun hoy sus in-compatibilidades con España son máscon la España franquista que con la Es-paña democrática. El nacionalismo noha entrado de verdad en la transicióndemocrática. No cree en la democraciaespañola. No cuenta seriamente conella. En el declive de las institucionesfranquistas, ven la posibilidad de forzarla ruptura institucional y de alcanzar enpoco tiempo la independencia. Cuandoesta esperanza nacionalista se fundecon una visión marxista de la historia yde la política, nace ETA. Una aspersiónsobreañadida de Teología de la Libera-ción aplicada a la situación minoritariadel pueblo vasco completa la fórmula yla hace atrayente para no pocos cristia-nos y algunos pocos clérigos. El nacionalismo radical no ha entrado enla transición democrática. No cree en lademocracia española. No cuenta seria-mente con ella. La democracia del nacio-nalismo radical es la “democracia” delmarxismo-leninismo, la democracia delpartido único, mesiánico y omnipotente.Democracia real sería únicamente el re-conocimiento de la independencia deEuskal Herria, tal como ETA la concibe ypor los pasos que ETA señale. Las demásopiniones no cuentan, no son verdade-ras, no expresan el verdadero sentir delpueblo. Esta construcción, compleja yconfusa al mismo tiempo, es la que ex-plica esa situación viscosa y pegajosaque hace exclamar a muchos: ¿qué tieneque ocurrir para que el pueblo deje deapoyar a ETA con su voto? Entre otrascosas, tiene que ocurrir que se aclare to-do esto, que la gente aprenda y se atre-va a llamar cada cosa por su nombre,que no queramos justificar una cosa conotra, que superemos el miedo y nadie in-tente aprovechar la condena de ETA pa-

ra condenar también otras cosas ni otrasmentalidades ni otros proyectos. Esta si-tuación es lo que en el lenguaje de losnacionalistas se designa como “el con-flicto vasco” que es como el postuladofundamental del que se deducen todaslas demás conclusiones. “Hay un conflic-to original que consiste en el no recono-cimiento de los derechos políticos delpueblo vasco”. Los nacionalistas afirmanque hay un “pueblo vasco, perfectamen-te diferenciado”, que ocupa desde siem-pre un territorio, injustamente ocupadopor el Estado español (y en parte por elEstado francés) al que se le niega el de-recho de autodeterminarse y organizar-se en un Estado independiente. Si estepostulado se acepta como una realidadhistórica y objetiva todas las demás con-secuencias están ya implícitamenteaceptadas. Así, opinan los nacionalistas,pero ¿es ésta una realidad objetiva histó-ricamente demostrable o es más bienuna pretensión opinable y discutible só-lo sostenida por una parte de la pobla-ción vasca? Esta es la cuestión capital.¿Se trata de un conflicto real o de unasituación creada artificialmente por ellosmismos? Bien pudiera ocurrir que en vezde tratarse de un conflicto verdadero,fuera, más bien, “su” conflicto, pero no elconflicto de otros muchos vascos, queviven perfectamente en España y com-paginan sin dificultad su condición devascos con la de españoles. Lo que dicenlos votos es que casi la mitad de los ciu-dadanos de la Comunidad AutónomaVasca, y la inmensa mayoría de los nava-rros, ven las cosas de otra manera y notienen dificultad para compaginar suidentidad vasca o navarra con su ciuda-danía española.

FORMULAR UN JUICIO MORALLIBRE Y RESPONSABLEPara los que viven y actúan en el mun-do de ETA, la situación política y cultu-ral del pueblo vasco justifica la insu-rrección armada y la guerra contra elEstado español, es decir justifica las ac-

tividades terroristas de ETA. Hay queentrar en la visión de la realidad de losindependentistas y analizarla con unamentalidad revolucionaria y marxistapara poder asimilar esta manera de very juzgar las cosas. Sólo una fuerte y rí-gida ideologización explica la posibili-dad de esta deformación moral. Otras muchas personas, aunque no lle-guen a afirmar la legitimidad moral delos atentados y asesinatos, sí encuen-tran razones atenuantes y sobre todorazones para transigir con los abusos deETA sin oponerse clara y decididamente.Quienes comparten las ideas nacionalis-tas e independentistas, insisten en la in-justicias objetivas que padece el pueblovasco, en los abusos de las Fuerzas deOrden público, las torturas, las detencio-nes indiscriminadas, la discriminación yla presión que padece la lengua vasca,etc. El victimismo es una forma indirec-ta de justificar el terrorismo y llega a seruna verdadera técnica psicológica parajustificar y hacer moralmente tolerableslas agresiones y los crímenes de ETA. Ante los numerosos asesinatos perpetra-dos por ETA, secuestros, extorsiones,amenazas, la conciencia cristiana obligaa decir que las actividades terroristas sonabsolutamente incompatibles con unaconciencia moral recta, cristiana y sim-plemente humana. No parece que sepueda afirmar que en la España actual,los vascos padecen tales discriminacio-nes jurídicas que justifiquen la insurrec-ción armada y mucho menos los asesina-tos indiscriminados y alevosos que ETAcomete para imponer su voluntad contrael sentir de la mayoría de los ciudadanos.Se puede opinar de una u otra maneraacerca de la independencia del pueblovasco, pero esta manera de pensar que

“Desde elantifranquismopasa fácilmente alantiespañolismo.Aun hoy susincompatibilidadescon España sonmás con la Españafranquista que conla Españademocrática. Elnacionalismo noha entrado deverdad en latransicióndemocrática. Nocree en lademocraciaespañola. Nocuenta seriamentecon ella”

“Democracia realsería únicamenteel reconocimientode laindependencia deEuskal Herria, talcomo ETA laconcibe y por lospasos que ETAseñale. Las demásopiniones nocuentan, no sonverdaderas, noexpresan elverdadero sentirdel pueblo”

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reclama y exige la independencia comoun derecho, no es tan clara, ni tan fun-dada, ni tan universal, como para justifi-car una situación de opresión y de graveinjusticia. Por otra parte, nadie puede to-marse la justicia (o la injusticia) por sumano, ni decidir sobre la vida de los de-más, ni decretar la muerte de una perso-na inocente para atemorizar a la socie-dad o suprimir físicamente a quienes nocomparten sus ideas o resisten a su pre-dominio en un pueblo, en un barrio, enuna ciudad o en una nación entera.Al margen de cualquier intención polí-tica, este procedimiento es intrínseca-mente perverso y gravemente inmoral.Si ETA es una organización dirigidaesencialmente a promover la indepen-dencia del País Vasco mediante el ejer-cicio del terror, hay que decir que esincompatible con la conciencia cristia-na no solamente la ejecución de estosatentados sino cualquier colaboraciónque apoye la existencia y las activida-des de ETA, tanto en el orden culturalcomo en el social y político. En conse-cuencia, la conciencia católica afirmaque no es lícito apoyar a las institucio-nes que acepten directa o indirecta-mente la dirección de ETA, ni es lícitoapoyar de ninguna manera a aquellasinstituciones que no condenan expre-samente los atentados de ETA y nomuestran de este modo su indepen-dencia institucional e ideológica res-pecto de esta organización.

ANTE EL PRETENDIDO DERECHODE AUTODETERMINACIÓN

Ante la exigencia del pretendido dere-cho a la autodeterminación, es precisohacer una serie de observaciones que

Está claro que una opción política nacionalista puede ser legítima y perfectamente compatiblecon una conciencia cristiana. De hecho el nacionalismo vasco nació con la pretensión de con-servar las tradiciones cristianas de los vascos contra las influencias liberales que se habían adue-ñado de las instituciones centrales. Hoy las cosas han cambiado mucho, pero aun así es eviden-te que, en teoría, la opción nacionalista puede ser una opción política perfectamente legítima pa-ra una conciencia cristiana.

Junto a esta afirmación teórica y general, hay que hacer unas cuantas precisiones más con-cretas. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que ser nacionalista no es lo mismo que ser in-dependentista. De hecho recientes encuestas muestras que son menos los independentistas quelos nacionalistas. Puede haber un nacionalismo que pretenda defender y desarrollar los elemen-tos específicos de un pueblo, con su historia, su lengua y su cultura, dentro de un Estado pluri-nacional, como son de hecho casi todos los Estados democráticos modernos, aceptando plena-mente las instituciones comunes y sin la pretensión de crear su propio Estado. Hoy está común-mente admitido que el viejo principio romántico, de “un pueblo, un Estado”no es fácilmente apli-cable y que su reivindicación cerrada y cerril es una fuente interminable de discordias, divisiones,discriminaciones, enfrentamientos y conflictos.

Otra consideración indispensable es ésta. Lo que en política es teóricamente posible, para quesea legítimo en la práctica, ha de manifestarse como un medio de conseguir un bien para la ma-yoría de la población. El independentismo es una opinión posible. Pero ¿es tan claro que la rup-tura independentista es mejor para la mayoría de la población que la continuidad democrática??¿Qué pasa con esa casi mitad de la población que no se sienten a la vez vascos y españoles y noquieren separarse de España? ¿Quién tiene el derecho y la autoridad para privarles de su plenaciudadanía en el territorio donde han nacido y nacieron sus antepasados?¿Quién puede conde-narlos a vivir en su propia tierra como extranjeros? ¿Qué pasa con los ciudadanos no vascos quehan vivido y trabajado en el territorio reivindicado por los independentistas? ¿Y qué pasa con lasinversiones y vínculos sociales, familiares, políticos y hasta económicos que se han ido tejiendoentre los ciudadanos vascos con el resto de los españoles durante tantos siglos de convivencia?¿Cómo se puede suprimir de un golpe la red de relaciones humanas existentes, y el patrimoniocultural común, resultado de tantos siglos de vida común ininterrumpida?

Actualmente la valoración actual del nacionalismo y el enjuiciamiento moral de sus actuacio-nes no puede prescindir de la existencia y la influencia de ETA en la sociedad vasca y Navarra. Enestos momentos los nacionalistas no pueden invocar el diálogo ni la libre manifestación de la vo-luntad popular como medio de resolver el contencioso político, sencillamente porque mientrasexista ETA los ciudadanos no tienen libertad real para manifestarse. En el País Vasco, en Navarra,y aun en España entera, los ciudadanos no tienen libertad real para manifestarse en las mismascondiciones. Los nacionalistas pueden decir lo que quieran y nadie les va a matar por eso. Encambio los no nacionalistas, si hablan, si dicen lo que sienten, si votan libremente, se exponen aque ETA los mate por la espalda, o por lo menos se ven obligados a desafiar los insultos y losasaltos de los jóvenes guerrilleros nocturnos que ETA alimenta e impulsa. Basta ver lo que ocu-rre en muchos pueblecitos pequeños del País Vasco y de Navarra para convencerse de esto. (...)

A los nacionalistas radicales la Iglesia les dice que las ideas y los análisis marxistas no son ver-daderos, ni justos, ni sirven de verdad para fomentar la libertad y la prosperidad de los pueblos.Las ideas y los métodos revolucionarios marxistas, incrustados en los sentimientos populares ynacionalistas pueden ser de momento un motor poderoso, capaces de movilizar y unificar a lospueblos, pero a la larga provocan intransigencias, violencias, graves injusticias que pervierten elorden básico de la convivencia y destruyen aquello mismo que pretenden conseguir. Cuando elser “de aquí” o “de fuera” es razón suficiente para respetar o no respetar los derechos de una per-sona, cuando las ideas políticas diferentes justifican o atenúan la gravedad de un asesinato, yestamos cerrando el camino a cualquier proyecto de convivencia justa y pacífica.

La exaltación idolátrica de una raza, de un territorio, de un proyecto político, lleva en germenla discriminación, la persecución, la guerra y la muerte. Eso es así y hay que tener el valor de pre-venirlo a tiempo. Antes y ahora, la experiencia y la doctrina de la Iglesia, siempre han alertadocontra los riesgos del racismo y de los nacionalismos radicales.

“”

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debilitan y prácticamente anulan lalegitimidad de esta reivindicación: Enla actualidad no hay un pueblo homo-géneamente vasco que ocupe un terri-torio definido. Los vascos están presen-tes en todo el territorio español; y en loque se llama País Vasco o Euskal Herria,hay y ha habido desde hace siglos mu-chas personas no vascas, viviendo enpaz y perfecta armonía con los vascos.

• Esa unidad ahora invocada comoEuskal Herria o País Vasco no ha sidonunca una unidad política indepen-diente, ni puede considerarse como unpaís ocupado por otro, puesto que haparticipado en la historia general de lospueblos peninsulares desde la romani-zación, en la era visigótica, en los añosde la Reconquista y de forma plena yconstante desde que se instaura la Mo-narquía española.

• Si los vascos, como otros pueblosde España, tuvieron que padecer restric-ciones políticas como consecuencia dela guerra civil, en la actual situación de-mocrática tienen los mismos derechosciviles que los demás ciudadanos espa-ñoles y pueden desarrollar y garantizarlibremente las notas y peculiaridades desu historia y cultura como cualquierotro grupo cultural, lingüístico y hastapolítico integrado en el Estado español.El ordenamiento político actualmentevigente en España admite la reivindica-ción democrática y pacífica de cualquierpretensión, opinión y proyecto políticodispuesto a respetar los derechos huma-nos y las libertades y derechos políticosde los demás ciudadanos. Está claro que se puede opinar libre-mente otra cosa, pero semejante opi-nión no es por ahora tan evidente, nitan universal como para fundar un de-recho de aplicación inmediata que ha-

ga antidemocrática e injusta la situa-ción vigente. Aparte de otras muchasdificultades que se podrían presentarcontra la viabilidad del principio de au-todeterminación. Comenzando por elterritorio y el ámbito de esa autodeter-minación, ¿quién lo determina? ¿quié-nes votan y quienes no? ¿Van a votarlos bilbaínos sobre la autodetermina-ción de Navarra, o viceversa? ¿Tienenque votar todas las provincias juntas ocada territorio histórico por su cuenta?¿Tendrían que votar todos los españolesy franceses o sólo los habitantes deEuskal Herría? ¿Y quien fija con autori-dad las fronteras de este territorio?Por todo lo cual es preciso afirmar queactualmente los vascos no están some-tidos a ninguna injusticia objetiva nipadecen tal restricción de sus derechosy libertades políticas que justifiquen lainsurrección ni la lucha armada. Por locual los católicos vascos y la gente debuena voluntad, sea o no sea creyente,se encuentra en la obligación de desli-garse de ETA y oponerse efectivamentea ella, a pesar de los posibles y legítimossentimientos nacionalistas. Una conciencia cristiana bien formadatiene que afirmar que no es lícito ac-tuar violentamente contra los funcio-narios ni representantes del Estado es-pañol, ni es lícito actuar contra los sim-ples ciudadanos de cualquier rango oprofesión, en ningún lugar del Estadoespañol, como instrumento de reivindi-

cación o de actuación política. Las ac-tuaciones y la misma naturaleza de ETAson absolutamente inmorales, contra-rias a la ley de Dios y a la moral huma-na más elemental. En consecuencia, noes tampoco lícito apoyar de cualquierforma aquellas instituciones que cola-boran con ETA, que aceptan su direc-ción, o simplemente no se desligan pú-blicamente de ella mediante la conde-na explícita de sus crímenes y extorsio-nes. Quienes colaboran directa o indi-rectamente con el terrorismo se colo-can fuera de la comunión cristiana ycatólica, faltan gravemente a la ley deDios y al mandamiento supremo delamor al prójimo. Muchos nacionalistas están convenci-dos de que los crímenes de ETA son con-trarios a los intereses del nacionalismo yestán pervirtiendo el alma del pueblovasco. La juventud vasca que cae bajo lainfluencia cultural y política del mundode ETA pierde su patrimonio espiritual yentra en un nihilismo social y moral quecompromete gravemente la prosperidady la estabilidad de la sociedad vasca, conindependencia y sin independencia. Estees un profundo dolor que llevan dentromuchos políticos vascos y muchos pa-dres y madres de familia.

“Así, opinan losnacionalistas, pero

¿es ésta unarealidad objetiva

históricamentedemostrable o es

más bien unapretensiónopinable y

discutible sólosostenida por una

parte de lapoblación vasca?

Esta es la cuestióncapital. ¿Se trata

de un conflicto realo de una situación

creadaartificialmente por

ellos mismos? Bienpudiera ocurrir que

en vez de tratarsede un conflicto

verdadero, fuera,más bien, “su”

conflicto, pero noel conflicto deotros muchos

vascos, que vivenperfectamente en

España ycompaginan sin

dificultad sucondición de

vascos con la deespañoles”

“El victimismo esuna forma

indirecta dejustificar el

terrorismo y llegaa ser una

verdadera técnicapsicológica parajustificar y hacer

moralmentetolerables las

agresiones y loscrímenes de ETA”

* NOTA de la Redacción: El texto íntegro de esta Carta Pastoral puede encontrarse enwww.iglesianavarra.org.

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Todos los ciudadanos en la

práctica cotidiana tenemos

varios ámbitos de decisión, y

en nuestras relaciones desa-

rrollamos básicamente las

decisiones en el ámbito in-

dividual y en el comunitario,

dado que las personas pose-

emos una doble dimensión,

la individual y la colectiva o

comunitaria.

El ámbito individual es muy fácil de de-finir y delimitar, el sujeto es el propioindividuo y su contenido está recogidoen la Declaración de los Derechos Hu-manos y además el ámbito de decisiónindividual debe estar especialmenteprotegido de injerencias colectivas. Sin embargo, los ámbitos colectivos so-lo se definen por la previa definición ydelimitación del sujeto colectivo. La de-finición del sujeto colectivo se refiere ainstituciones sociales porque es la for-ma más objetiva y democrática de defi-

nirlo y delimitarlo, ya que las institucio-nes se crean para la acción colectivaque sólo cobra sentido si se basa en elrespeto de los derechos y libertades in-dividuales. Así, en el plano colectivo te-nemos tantos ámbito como modelos deorganización en los que participamos,el ámbito familiar, ámbito del trabajo, eldel grupo de amistad, el municipal, elprovincial, el autonómico, el estatal y eleuropeo son, entre otros, los distintosámbitos de decisión en los que nos rea-

lizamos como sujetos. En todos ellos,con arreglo a las competencias propiasde cada ámbito los individuos tenemoscapacidad de decisión.En resumen, desde un punto de vista de-mocrático, todas las personas poseemosdiversos ámbitos de decisión para desa-rrollarnos como personas tanto de formaindividual como cuando estamos integra-dos en diversos grupos y comunidades.Pero, entonces, ¿por qué es polémico elámbito vasco de decisión?, si en reali-

José Mª Salbidegoitia

Profesor de la UPV-EHU

“¿Por quéentonces losnacionalistascontraponen elámbito vasco dedecisión al ámbitoautonómico?”

¿El ámbito “vasco” dedecisión o el ámbitonacionalista de decisión?“ ¿Lo que los nacionalistas-vascos decidamos, el Estado debe acatarlo? ”

Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993.

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Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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dad el ámbito vasco de decisión, desdeuna perspectiva democrática, se co-rresponde con el ámbito autonómicodefinido y delimitado por la Constitu-ción, el Estatuto de Autonomía del Pa-ís Vasco y la legislación europea, y lasinstituciones que desarrollan ¿Por quéentonces los nacionalistas contrapo-nen el ámbito vasco de decisión al ám-bito autonómico?El sujeto colectivo, desde la perspectivanacionalista, no está definido en base aunas instituciones democráticas (auto-nómicas u de otro ámbito), ni siquiera ala totalidad de la población, sino a laadscripción ideológica. Dicho de formaclara, el sujeto colectivo está integradoúnicamente por nacionalistas, los úni-cos capaces de ser sujetos de derechos“originarios”. Pero delimitar el sujetocolectivo por la adscripción ideológicaresulta difícil porque los contornos noson muy claros, para ello cobra extraor-dinario valor el simbolismo. Los símbo-los marcan la frontera de la adhesiónideológica, y es por lo que los naciona-listas dan una enorme importancia a lossímbolos pues son los elementos queles permiten aparecer como colectivo.Sin embargo, cuando esos símbolosempiezan a ser compartidos por todoslos vascos, nacionalistas y no naciona-listas (por ejemplo el Estatuto) dejan detener su función de delimitar el sujeto yse abandonan creando uno nuevo queno sea compartido.El nacionalismo plantea un nuevo ám-bito de grupo, exclusivo y excluyente,que no es solo territorial aunque tieneque serlo, sino básicamente ideológico,que parte de entender lo vasco comosinónimo de nacionalista, ya que losque no son nacionalistas no son vascosporque tienen otra patria que los de-fiende, pero no es esta. Es decir, inclu-so ni el ámbito territorial se quierecompartir con los que no sean nacio-nalistas. Para defender la tesis del ámbito vascode decisión, en primer lugar, se presen-tan incompatibilidades de ámbitos, con

la siguiente restricción o reducción denuestras capacidades de decisión a unasola y además negadora de otras. Así elllamado ámbito vasco de decisión seplantea en la repetida frase “lo que losvascos decidamos, el Estado debe aca-tarlo”. Principio que si se aplica en elámbito municipal o provincial daría co-mo resultado, por ejemplo, que lo quedecidamos los bilbaínos, Euskadi debeacatarlo, y así… hasta una situación decaos absoluto. En segundo lugar, respecto al proble-ma de definición del sujeto colectivo,en este caso “vasco” se trata de una vi-sión exclusivamente nacionalista y porello se plantea que lo que digan losnacionalistas debe ser asumido por losdemás, por ello mejor que ámbito vas-co debería decirse que se trata de “ám-bito nacionalista de decisión”. Es crearun ámbito nuevo de decisión de losnacionalistas en exclusiva, y como sonportadores de “derechos originarios”son superiores a otros y así cobra sen-tido el “yo decido y tu acatas”, el “losvascos decidimos y el Estado debe aca-tar”. Por ámbito vasco de decisión, losdemás entendemos el ámbito de todoslos vascos, pero los nacionalistas lo en-tienden que se haga siempre lo queellos dicen, que solo son validas (vas-cas) sus propuestas, sus salidas a pro-blemas que surgen en la convivencia,las demás no son válidas, no están le-gitimadas, no tienen ámbito, son deámbito inferior.En tercer lugar, la decisión se planteade forma unilateral, “el Estado debeasumir lo que decidan los vascos”, esdecir que lo que los vascos (los nacio-nalistas) decidamos tiene que ser asu-mido por el Estado. Este planteamien-to no tiene parangón en ningún orde-namiento jurídico ni político democrá-tico, ya que introduce la unilateralidaden las relaciones jurídicas. La unilate-ralidad es incompatible con la demo-cracia, es un planteamiento propio delos dictadores que estiman que “lo queyo ordeno, tu lo cumples”, sin posibili-

dad de diálogo, transacción o negocio,y por tanto ni de consenso ni acuerdovoluntario entre las partes. Es más, seignora los derechos recíprocos de laotra parte afectada en la relación quese pretende escindir.El nacionalismo argumenta que existeun conflicto político, y que éste se re-suelve por medio del diálogo, pero re-sulta que a renglón seguido ya no se re-suelve por el diálogo, sino que una par-te del pretendido conflicto tiene queacatar lo que diga la otra parte. Todo envirtud del poder especial que le otorgaunos llamados “derechos originarios”(sic) por los que una parte puede deci-dir lo que quiera y a la otra se le niegaesa posibilidad de decisión, solo tieneque acatarlo. Incluso se pone a Franciay a España como causantes del supues-to conflicto, y luego se propone que“acaten” lo que decidan los vascos, esdecir que sean meros espectadores desu resolución.Si este pensamiento nacionalista sobrela unilateralidad en las relaciones polí-ticas se extiende al conjunto de las re-laciones familiares, a las relaciones co-merciales, laborales y jurídicas en ge-neral, tendríamos una relación en laque lo que decida una parte tiene queser aceptado y acatado siempre por laotra parte. Evidentemente no sería unarelación democrática, no haría faltadiálogo ni negociación ni acuerdo, se-ría una relación subordinada de ante-mano siempre a la espera del albedríode una de las partes, que además po-

“El nacionalismoargumenta que existeun conflicto político, yque éste se resuelvepor medio del diálogo,pero resulta que arenglón seguido ya nose resuelve por eldiálogo, sino que unaparte del pretendidoconflicto tiene queacatar lo que diga laotra parte”

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dría ser modificada en cualquier mo-mento, creando una inseguridad jurí-dica que nos llevaría a una auténticadictadura donde los derechos y liber-tades no estarían garantizadas paratodos los ciudadanos.El nacionalismo trata de cambiar lasreglas de juego de la democracia, delos principios generales del derecho, dela cohesión social y de los conveniospolíticos básicos. Es conocida la prácti-ca nacionalista de pretender siempreimponer las reglas, saltarse las de lademocracia cuando le molesta y de-fenderlas cuando le favorecen. En estesentido, el objetivo de la independen-cia es tener las manos libres para po-der hacer lo que le dé la gana, sin ata-duras de compromiso democrático, sintener que compartir nada, sin tenerque dar cuenta a nadie. Por ello el ám-bito vasco de decisión implica deslegi-timar el sistema democrático, situarsefuera de la democracia actualmenteconstituida, fuera del ámbito de convi-vencia que nos hemos dotado mayori-tariamente, en definitiva, trata deromper el actual consenso de convi-vencia entre los vascos. En cuarto lugar, este pensamiento es re-ciente en el PNV, aunque es el que siem-pre ha mantenido ETA, no sólo teórica-mente sino en su propia práctica, ya queETA también practica el yo decido y tumueres (acatas). No negocia., no haydialogo posible, no hay intención deconsenso, solo la imposición totalitaria.Lo que parece necesario resaltar es laexistencia de un claro paralelismo en elprocedimiento de actuación de todoslos nacionalistas: no limitarse con com-promisos democráticos. Este pensa-miento y práctica de todo el nacionalis-mo es producto del Pacto de Estella quesigue vigente y se materializa día a día.El resultado es establecer un ámbitohecho a medida y al gusto nacionalistaen el que siempre salgan triunfantessus posiciones, sin necesidad de ningúndiálogo, negociación, ni consenso. Desde un punto de vista democrático es

necesario reafirmar y defender que laspersonas tenemos muchos ámbitos dedecisión y no queremos que nos seanrestringidos; que los ámbitos no son in-compatibles entre sí sino complemen-tarios; que los ámbitos colectivos se de-finen por medio de instituciones socia-les y políticas comúnmente aceptadascomo válidas para resolver determina-dos problemas (autonómicos, españo-les, europeos, etc); que los distintos ám-bitos se interrelacionan en base e unadivisión competencial, lo que significaque la decisión de cada uno debe inte-grarse con las decisiones de otros ciu-dadanos (castellanos, europeos, etc)con los cuales estamos comprometidos;que el “yo decido y tú acatas” es unplanteamiento que se sitúa fuera de losprincipios democráticos, ya que entien-de que sólo la voluntad exclusiva de losvascos es la válida para resolver todosnuestros problemas; y que todos losámbitos deben ser lugares democráti-cos, es decir que garanticen las liberta-des individuales y respeten los DerechosHumanos.

“el ámbito vascode decisiónimplicadeslegitimar elsistemademocrático,situarse fuera dela democraciaactualmenteconstituida, fueradel ámbito deconvivencia quenos hemos dotadomayoritariamente,en definitiva, tratade romper elactual consensode convivenciaentre los vascos”

La voluntad popular es una abstracciónconstruida a partir de voluntades reales di-versas e incluso opuestas. El pueblo no ha-bla con una sola voz, sino con muchas. Lasrazones de los unos y de los otros valen porlo que valen, lo mismo antes que después deunas elecciones, y en consecuencia, del re-sultado de éstas no se sigue que los venci-dos deban renunciar a las suyas, o que losvencedores hayan de aferrase tercamente alas que les dieron el triunfo. Se puede tenerrazón y resultar derrotado, como se puedeestar equivocado y triunfar. Si la mayoríaacertara siempre, la historia de las demo-cracias sería un interminable camino deperfección, y basta mirar en torno para per-cibir que no es así.

Francisco Rubio Llorente“Derrotados pero no confundidos”.

Publicado en EL PAÍS, 6-9-2001.

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Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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En efecto, como ha dicho

Arzalluz, el PNV o el “na-

cionalismo democrático”

es el verdadero problema

vasco. Y ese problema es-

triba en dónde ponen ellos

lo sustantivo y dónde lo

adjetivo: si en su condición

de demócratas o en la de

nacionalistas. Todo lo de-

más viene por añadidura.

Dos semanas antes del asesinato deFernando Buesa, un conocido prohom-bre nacionalista me resumía desespera-do la situación con la confidencia deque su partido iba a “apurar el cáliz has-ta el final, nos lleven [los de ETA] adon-de nos lleven”. Bueno, pues hasta aquíles/nos han llevado. Algunos conciuda-danos ya no viven para contarlo y cadadía que pasa son más los aterrorizadossólo de contarlo. Así se corrobora esamonstruosidad de quienes ante loscuerpos aún calientes de los caídos re-piten monocordes que condenar suasesinato “no sirve de nada”. Pues comolos lamentos proferidos por el PNV nose acompañen de un cambio radical desu política, esas condenas resultan sinduda estériles, pero sólo por ser falsas.Hasta un ciego advierte que su alianzacon EH ennoblece a los bárbaros, por-que ampara sus primitivas ideas y tor-

pes propósitos, pero ensucia al resto denacionalistas y nos hunde a todos. Yono sé si la fórmula adecuada sería ungobierno de concentración, como meinclino a pensar, u otra combinación departidos que excluya a los filoterroris-tas. Lo que sé, como cualquiera, es queno hay gobierno capaz de obtener legi-timación mientras la gente perciba quegobierna con la anuencia o el permisode los asesinos. Y sé también que noexiste siquiera gobierno, ni bueno nimalo, ni justo ni injusto, simplementegobierno, en tanto no garantice la se-guridad física de sus ciudadanos me-diante la persecución de los delincuen-tes. Lo que hoy tenemos es el cínico po-der de los que amenazan sobre la impo-tencia inerme de los amenazados.Pero, por urgentes que sean las medidaspolíticas más drásticas, resultarán deltodo escasas ante la hondura del malque, después de haber dejado crecer,ahora se trata de atajar. Basta observarlos rostros descompuestos y oir las fe-roces consignas de los de enfrente parano engañarse sobre la gravedad de untrastorno moral colectivo que puedeextenderse todavía a más de una gene-ración. No hay otro remedio que el edu-cativo, y será a largo plazo, pero esa te-rapia habría que emprenderla desdeahora mismo. Enseñar a debatir desdela tolerancia, desterrar tópicos insanos,revisar la enseñanza sectaria de la his-toria, sortear el relativismo cultural,proponer unos principios morales uni-versales...; en definitiva, sustituir la for-mación del espíritu nacional por la for-mación del espíritu ciudadano, por ahíhay que empezar.Claro que nada de eso será posible si latransformación no afecta a la estrate-gia nuclear del PNV. El nacionalismomoderado ya no puede sostenerse undía más en ese clamoroso contrasenti-do de efectos letales: la creencia en unúnico Pueblo vasco y, a la vez, la cons-tatación de una variada Sociedad vascaa la que -para acomodarla a aquél- hayque doblegar como fuere. Esta Sociedad

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Aurelio Arteta

Catedrático de Filosofía Política

“No hay otroremedio que eleducativo, y será alargo plazo, peroesa terapia habríaque emprenderladesde ahoramismo. Enseñar adebatir desde latolerancia,desterrar tópicosinsanos, revisar laenseñanzasectaria de lahistoria, sortear elrelativismocultural, proponerunos principiosmoralesuniversales...; endefinitiva, sustituirla formación delespíritu nacionalpor la formacióndel espírituciudadano, por ahíhay que empezar”

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ya ha decidido que hoy no quiere sereso que los sumos sacerdotes de esePueblo dicen que es. El tope electoraldel conjunto de los nacionalistas no in-dica sólo que no pueden ir más allá ensus reivindicaciones, sino que no deben;es menos una señal de impotencia po-lítica que el límite de su legitimidad po-lítica: a falta de suficientes electores,falla la premisa mayor de su argumen-to. La Euskalherria soberana que sue-ñan, además de imposible, es indesea-ble. Habrán de reconocer, si no quierenprolongar otros treinta años el sufri-miento general, que ese “ahora o nun-ca” que parece animarles se ha reveladoinfundado. Nadie puede asegurar quesu meta nunca vaya a ser alcanzable,pero hasta ellos saben que por vías pa-cíficas y democráticas, ahora, no. El na-cionalista moderado se halla justamen-te en la encrucijada que Weber imagi-nó para aquel político de vocación, “quesiente realmente y con toda su alma es-ta responsabilidad por las consecuen-cias..., y que al llegar a un cierto mo-mento dice: ‘no puedo hacer otra cosa,aquí me detengo’ “.Y, para detenerse y dar la vuelta comodebieran, no sólo habrán de calcular entérminos de costes y réditos partidarios:tendrán sobre todo que comprender.Una por una, tendrán que comprender

cuanto antes el significado real de esenacionalismo étnico que, en la medidaen que lo compartan, les aproxima a losmás furiosos. Y, si no aciertan a captarsu entraña, que la vislumbren al menosa partir de sus terribles consecuencias.Porque no son unas consecuencias de-plorables causadas, qué pena, por la in-tromisión de esos pocos malvados quehan torcido la marcha de un sano na-cionalismo; son los efectos seguidos dela lógica misma de aquel nacionalismocuando opera en minoría, es decir, enuna población cultural e ideológica-mente plural. ¿De verdad que aún no loentienden? El nacionalismo étnico cele-bra un Sujeto (la nación) provisto deunos derechos colectivos anteriores ysuperiores a los sujetos humanos y susderechos. Y añade que ese nuestro sernacional determina de antemano nues-tro deber político. Este es algo tan in-discutible, a lo que parece, que no sedeja dilucidar mediante procesos de-mocráticos de deliberación y decisión.Toda nación está siempre en guerra po-tencial con la vecina; peor aún es cuan-do algunos se empeñan en forjar unanación como paso previo a erigirla enEstado, porque entonces tienen queguerrear contra sus propios convecinosremisos o disconformes. Si la nación yafuera, los nacionales nos reconocería-

mos en ella y no habría que construirla.Pero, como al parecer todavía no es, laconstrucción nacional exige la destruc-ción civil, la represión política, la sumi-sión personal. Ahí tienen la razón delparticular ensañamiento que distinguea todo nacionalismo étnico: que, antesincluso de ocuparse de repartir el podero la riqueza en su comunidad, se creellamado a decretar quién debe sermiembro de esa misma comunidad.De modo que lo primero y lo últimopuesto aquí en juego es delimitar el“nosotros” y, a tal fin, depurarlo de todoelemento que se juzgue extraño. La de-puración civil, o sea, la tarea de fijarquiénes son ciudadanos en plenitud dederechos y quiénes de segundo orden,conduce así a la Udalbiltza constitu-yente, al censo de patriotas y, en prue-ba de tal, al documento de identidadvasco. La depuración física equivale a lacivil llevada al límite. Los Buesa, Lópezde la Calle, Pedrosa y tantos otros noeran (¡eran!) sólo adversarios del pro-yecto nacionalista; en ello mismo de-mostraban no ser miembros de esta tri-bu y, a fin de cuentas, carentes del de-recho a vivir en ella. Y es que las rela-ciones en el seno de nuestra sociedadson así de asimétricas: si nosotros po-demos acogerles a ellos en la nuestraen cuanto se desarmen, ellos jamás po-drían admitirnos en la suya.El nacionalismo moderado ha de enten-der, en suma, que ese credo etnicistaemboca la política a la brutal dialécticaamigo-enemigo. Más aún: que esa frac-tura política, como tras cuestionar elser o no ser ciudadano amenaza hastael ser o no ser a secas, se convierte en-seguida en un abismo trágico. Ya no es-tamos ante un conflicto negociable enque se dirime el más o menos, sino an-te otro innegociable cuya opción discu-rre entre lo uno o lo otro y, al final, en-tre unos u otros. Nos han dado el jaquemate. El PNV sabrá si hay que aceptarloo devolverlo.

EL PAÍS, noviembre 2000.

“El tope electoraldel conjunto de losnacionalistas noindica sólo que nopueden ir más alláen susreivindicaciones,sino que no deben;es menos unaseñal deimpotencia políticaque el límite de sulegitimidadpolítica: a falta desuficienteselectores, falla lapremisa mayor desu argumento. LaEuskalherriasoberana quesueñan, ademásde imposible, esindeseable”

“El nacionalismoétnico celebra unSujeto (la nación)provisto de unosderechoscolectivosanteriores ysuperiores a lossujetos humanos ysus derechos”

El nacionalismo moderado ha de entender, en suma, que ese credo

etnicista emboca la política a la brutaldialéctica amigo-enemigo. Más aún: que

esa fractura política, como tras cuestionarel ser o no ser ciudadano amenaza

hasta el ser o no ser a secas, se convierte enseguida en un

abismo trágico.

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Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

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En los beatíficos paisajes de la de-voción cristiana abunda el “Hága-se según tu voluntad”, pronuncia-

do por algún santo renunciante que de-ja a Dios decidir sobre su propia vida ydestino. La liturgia y el devocionariohan recogido en la fórmula Amén esadisponibilidad de acatamiento de la vo-luntad soberana del Gran Otro: bajar lacerviz ante él y decir “que así sea” su-pone aceptar la irracionalidad de uncredo o de acontecimientos futuros que

cuesta mucho suponer vayan a sucederasí. Pero el renunciante acata comple-tamente lo que le vaya a venir y cuan-to vaya a acontecer en el mundo por-que sabe que los pájaros del cielo nosiembran pero alguien vela por su sus-tento. “Hágase, pues, según tu palabra”.Cuando la sociedad estaba vigorizadadesde la trascendencia de alguna reli-gión o cosmovisión que, no por azar, so-lía volver aceptable un orden social pa-triarcal basado en la sumisión jerárquicaentre personas. Pues sucedía que éstastrabajaban para que unos pájaros de latierra pudieran colmar sus necesidadessin pegar golpe, amparándose justa-mente en la trascendencia de su estatuspersonal cuya voluntad era la que úni-camente se hacía. Nietzsche diría queeran tiempos gregarios de negación dela voluntad propia: según él La voluntadde poder implicaba, en cambio, poderquerer otra cosa que el sometimiento al

Otro, querer algo otro que el establo delcolectivo. Y, por supuesto, los tiemposde la propuesta nietzscheana eran otrostiempos diferentes en los que iba acre-centándose el dominio de la libre deter-minación de las personas. Pues cuandoya no existen súbditos de la voluntad deotro sino ciudadanos iguales que quie-ren para sí lo que decida cada cual, lagente toma sin temor ni coacción tan-tas decisiones efectivas en relación contodos los aspectos de su vida cuantas

sean compatibles con la libertad de de-cisión de cualquier otro. A esto se le lla-ma autodeterminación y es el principiojurídico básico del sistema político de-mocrático. Sin embargo este principio yel de pluralismo y tolerancia que son sucorolario constituyen siempre un idealnormativo, una especie de gran creenciade fondo que se plasma siempre enprácticas concretas, en costumbres ciu-dadanas defendidas por determinadasinstituciones. Porque el ideal de autode-terminación personal es siempre algopolítico al tener que condensarse siem-pre en algún orden político concreto,pues sin alguna forma política estatallos individuos nos agrederíamos mutua-mente y saltaríamos las barreras de con-tención de nuestra propia determina-ción. Sin Estado, en el mejor de los ca-sos, no existiría más que ideal democrá-tico en estado puro, es decir como sim-ple deseo o apetito de Estado democrá-

tico por parte de gente temerosa a ver-se sometida. Pero todo Estado, incluidoel democrático, es siempre finito y con-tingente, alguna realización perfectiblede los ideales de autodeterminaciónpersonal.Y en éstas nos llega la democracia o,mejor dicho, nos hacemos con una for-ma peculiar de democracia de manerapacata y pactada, una forma constitui-da de modo contingente y perfectiblepor supuesto. Si bien yo dije que no, laacepté de buen grado suponiendo quela podíamos mejorar; otros se abstuvie-ron. Pero por fortuna para todos, la ma-yoría tenía razón. La razón de ese Esta-do que surgió fue lo más razonable pa-

ra que se respete la voluntad libre detodos y cada uno de los ciudadanos deeste país de países que es España. Des-de esa razón de Estado y arrancando deella existen instituciones que la poten-cian pues extraen identidad de la co-munidad; existen instituciones funda-mentales como los partidos y sindica-tos, asociaciones civiles, culturales,científicas y hasta deportivas. Y desde lamodestia de mi puesto de trabajo en laeducación he estado contribuyendo aque la juventud vasca se sazonara de lacultura política de la democracia, es de-cir adquiriera en mis clases de filosofía,ética o antropología prácticas de libredeterminación, tolerancia y pluralismo.Y como yo, otros muchos más y mejor.Pero otros muchos no. Y muchos de es-tos otros piden que se nos persiga,amenace o hasta asesine. Y de hecho senos persigue, amenaza y asesina única-mente porque defendemos esa razón

No se haga nunca tu voluntad, Euskal HerriaMikel Azurmendi

Profesor de Antropología Social “Sin Estado, en elmejor de loscasos, no existiríamás que idealdemocrático enestado puro, esdecir como simpledeseo o apetito deEstadodemocrático porparte de gentetemerosa a versesometida”

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democrática de Estado. Todos éstos lla-man Euskal Herria a su voluntad perso-nal. Y hete aquí que hasta el propio Iba-rretxe, que es lehendakari del Estado,elegido democráticamente, para desdeesa razón de Estado acrecentar lasprácticas de autodeterminación perso-nal, tolerancia y pluralismo, ha comen-zado no sólo a llamar Voluntad del Pue-blo Vasco a su propia voluntad y a lavoluntad de sus amigos, sino que ha co-menzado a exigírsela al resto de ciuda-danos que lo hemos aceptado como ca-beza de Estado, un auténtico Burukideo Lehen junto con otros más del Estadodemocrático de las Autonomías. Ya ha sido ampliamente razonado elnocivo proyecto político de negociar elfin del terrorismo a cambio de conce-siones políticas como, por supuesto,constituiría una consulta sobre la auto-determinación. También se ha señaladoque no existe garantía alguna de liber-tad e igualdad de oportunidad demo-crática —menos aún de llevar a cabo unrefrendo popular libre sobre la autode-terminación— mientras existen amena-zas y asesinatos, son perseguidos lospartidos no-nacionalistas por expresarsu punto de vista diferente del abertza-le, hay abandonos de su puesto políticomunicipal causados por amedrenta-miento directo y, además, en multitudde pueblos del interior guipuzcoano esimposible hacer campaña electoral no-nacionalista. Asimismo ha sido juzgadocomo negativo el hecho de que, si bienel lehendakari se comprometió durantela campaña electoral del 13M a desa-rrollar un programa de amplio encuen-tro democrático para enfrentarse a ETA,una vez elegido decidiese recurrir acierto nuevo juego de la vieja estrategiade Lizarra como es hacer que la solu-ción al terrorismo sea solicitar que elPueblo Vasco exprese su voluntad. “¿Qué hay de malo en ello?” inquiríael lehendakari simulando ingenuidad:¿qué hay de malo en que se haga lo quequiera el pueblo vasco? Y se le han res-pondido tres cosas.

Una, que si es él mismo lehendakari asícomo los dos precedentes, también desu partido mira por dónde, lo han sidodesde que existe Estado democrático,ello se debe a que el pueblo vasco ya havenido respondiendo con libre determi-nación (expresando lo que realmentequiere) sobre la base de las ofertas quese le han ido haciendo. Y todavía nin-gún líder del PNV jamás ha sometido encampaña electoral alguna un programade refrendo popular sobre autodetermi-nación para salir elegido. Por tanto, yase le ha respondido que algo de demo-cráticamente malo hay ya en sacar ahurtadillas una propuesta desde el Es-tado cuando esa no ha querido sermostrada como opción electoral. Peroen sacándola desde el Estado, se cubrendel terror etarra y se ahorran el paso ala amenaza de muerte. Dos, también se le ha objetado la falaciadel “punto cero” porque, si existe Euska-

di, es decir que si Álava, Guipúzcoa y Viz-caya constituyen Euskadi con institucio-nes sumamente autónomas y progresa-das, es así por el hecho constituyente dela democracia, pues antes eran merasprovincias españolas, soportando la tira-nía de Franco durante más de 35 años.Porque Euskadi dejó precisamente de serel nombre ideal nacionalista para consti-tuirse en una entidad estatal democráti-ca, al servicio de ciudadanos libres y au-todeterminándose constantemente. Su-poner, en consecuencia, que la Constitu-ción y el Estatuto hayan periclitado yque, para acabar con el terrorismo, hayade constituirse una nueva voluntad ge-neral de los vascos, implica nada menosque disolver los vínculos políticos actua-les y dejar de ser Euskadi para ser otracosa, supongamos que “lo que quiera elpueblo”. Pero ¿qué otro pueblo de ciuda-danos vascos elegiría sino el que única-mente existe, a saber, la Euskadi de ciu-

“Todos éstosllaman EuskalHerria a suvoluntad personal.Y hete aquí quehasta el propioIbarretxe, que eslehendakari delEstado, elegidodemocráticamentepara desde esarazón de Estadoacrecentar lasprácticas deautodeterminaciónpersonal,tolerancia ypluralismo, hacomenzado nosólo a llamarVoluntad delPueblo Vasco a supropia voluntad y ala voluntad de susamigos, sino queha comenzado aexigírsela al restode ciudadanos[…]”

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dadanos autodeterminados que son yalibres y opinan y vienen votando? ¿cómohacer un llamamiento a que los vascosexpresen por fin “lo que quieren ser” si,en el interim tras desaparecer la Euskadiconstitucional, no habría ya ciudadanosvascos sino tan sólo lobos temibles sinley, atemorizados sin Estado? Y tres; supongamos que por un milagrode la ley de la selva se lograse efectuarpacíficamente la consulta a los vascosde las tres provincias para saber “quévoluntad tienen”, entonces ¿en virtudde qué pacto constitutivo previo podrí-an los guipuzcoanos obligar a los alave-ses a que acepten un resultado desfa-vorable a la mayoría de éstos? No envirtud de que son de Euskadi, puestoque ya no estaría vigente la Constitu-ción y el Estatuto; tampoco en nombrede derechos históricos ni de la tradi-ción, puesto que lo más próximamentehistórico y la tradición más aceptada aque se referirían los alaveses es a suaceptación de la Constitución y su con-vivencia pacífica en democracia, sóloturbada por el terrorismo de ETA. Y ade-más ¿qué vasco nacionalista podríaobligar a Donostia o Bilbao a aceptar unresultado desfavorable a sus ciudada-nos, supongamos que mayoritariamen-te favorables a continuar como hastaahora? En suma, además del inminentepeligro de guerra civil, la inocente pre-gunta de Ibarretxe esconde la cínicaobscenidad del poder autocrático quese supone investido por sí mismo, comosi la fuerza natural de las cosas vascashicieran que él fuera alguien sin ciuda-danos ya autodeterminados y libres.Pero si no estuviese implicado en unaenorme rampa totalitaria, sería sóloobscenamente cínico un lehendakarique supusiese que sin la fuerza que leconfieren la Constitución y el Estatuto,él sí podría dirigirse a los vascos y plan-tear un refrendo político con alguna vir-tud coercitiva, visto que ni de las virtu-des de bondad, justicia y solidaridad hasabido granjearse. Porque de donde re-almente surge su inocente argucia de

dejarle expresarse a “la voluntad” de losvascos es del seno mismo del viejo y to-talizante supuesto aranista que com-parten todos los nacionalistas vascos: elsujeto de la nación vasca sería el Pueblo,un todo englobante que subsumiría atodos los “yo” privadamente personalesde los ciudadanos vascos, transfiriéndo-les alguna sustancia étnica (raza dife-rente, lengua diferente, ideología dife-rente, manera de concebir el mundo di-ferente) y que, lo quieras o no, te vincu-lan al Todo. El respetar la voluntad deEuskal Herria de los comunicados deETA, el eman hitza Herriari (dad la pala-bra al pueblo) que pretenden imponerlos que le ayudan a asesinar y amenazar-precisamente para quitarle al ciudada-no su palabra- es de la misma esenciadel Herriaren nahia eragin del lehenda-kari, que cínicamente sugiere que hasta

ahora no se ha dejado expresar a la vo-luntad popular pero que él ya sabe có-mo se promoverá eso. Porque Ibarretxeda en suponer que la expresión de la vo-luntad popular solamente existe cuando

se le pregunta por la rabiosa y desnudacuestión de la soberanía. Por fin enton-ces, cuando al Pueblo se le pregunte siquiere o no ser soberano, si quiere o noque otros le manden, solamente enton-ces brotaría límpida la esencia de losvascos, siempre indómitos e insumisos.El prejuicio aranista de Ibarretxe suponeque la pregunta esencial que hace a al-guien ser o no vasco auténtico es espe-tarle si es español o no, pues entonceses cuando brota del fondo de cada per-sona su ser colectivo. Sostienen los na-cionalistas que la “voluntad” de ser vas-co y seguir siéndolo debe encarar en de-terminadas circunstancias históricas lapregunta vital de la soberanía, a saber¿eres vasco, soberanamente vasco, noespañol más que por añadidura, si es ca-so? Por eso la televisión y prensa del le-hendakari han suprimido ya la palabra

política “Euskadi” que inventaron los su-yos, suplantándola por la de “Euskal He-rria” que la conciben como entidad me-tafísico-política y no como comunidadde los estrictos euskaldunes (que es lo

“Supongamos quepor un milagro dela ley de la selva

se lograseefectuar

pacíficamente laconsulta a los

vascos de las tresprovincias para

saber ‘quévoluntad tienen’,

entonces, ¿envirtud de qué

pacto constitutivoprevio podrían los

guipuzcoanosobligar a los

alaveses a queacepten un

resultadodesfavorable a la

mayoría deéstos?”

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que significó hata nuestros abuelos yque hoy no superaría el tercio de la po-blación vasca). Para ellos este términorefiere al Todo que deberíamos ser y vol-ver a recuperar, un Todo que perdimosen la historia y que no se ha logrado aúncon la democracia pero que está al caer:ETA mediante, DNI vasco mediante,Udalbiltza mediante, mucha ideologiza-ción partidaria entre los niños mediantey mucho enfrentamiento con Madridmediante. Ya lo expresó sin tapujos elpadre máximo en las campas del Guda-ri Eguna (octubre, 1999): “Hay vascos dedos clases, los de este lado, que se man-dan a sí solos, y los del otro, a quienesmanda Madrid”Cuando Ibarretxe formula la cuestiónésa de dejarle expresarse a la “voluntadde los vascos” la diviniza como dando asuponer que existe otra modalidad devoluntad que la común de todos los co-micios hasta ahora existentes. La supo-ne entonces de algún valor sacramentalañadido y de una perfección capaz deobrar cuasi-mágicamente impeliendo alos que asesinan a que dejen de hacer-lo, porque la voluntad ya habrá apare-cido por fin. Solamente porque el na-cionalismo comparte los fines étnicosde ETA y cree que el fondo del terroris-mo consiste en plantear la cuestión desoberanía es por lo que Ibarretxe y lossuyos se figuran que esa sagrada apari-ción de la voluntad será la señal que es-pera ETA para convertirse a la democra-cia. Situándose en su mismo terreno es-catológico de la parusía del Pueblo co-mo Voluntad, Ibarretxe se representa aETA como deseo de plantear la cuestiónde la voluntad del Pueblo cuando loque únicamente ETA persigue es impo-nerla, caiga quien caiga. Imponérsela ala sociedad en su conjunto, incluidoslos vascos del PNV a quienes amenaza-rá y asesinará en cuanto no le sirvan yaa sus propios intereses. Y ésta es la úni-ca diferencia entre ETA y el PNV, paraquien el “caiga quien caiga” no seránunca físico, pero sí está siendo moral.Puesto que el PNV está siendo capaz dela política más deshumanizada (cues-tión de las víctimas del terrorismo y dela permisividad de la kale borroka con-tra los demás), más agresiva (victimiza-

ción constante de su quehacer político),más intolerante (dictadura y manipula-ción cultural) y más antipluralista(cuestión informativa). La construcciónnacional del PNV requiere que los nonacionalistas “caigamos”, moralmenteal menos, y no seamos consideradosmás que unos vascos espurios. Nuncahemos sido ni somos reconocidos comohijos del pueblo; sólo lo son “esos mu-chachos descaminados”, los presos y losauto-fallecidos por acciones violentas.Ibarretxe debiera saber que la razón deEstado le exige moderar el deseo y ma-tizar los intereses. Si bien su partido ycualquier vasco tienen derecho a defen-der la independencia o cualquier otrapropuesta política, el dirigente demó-crata lo es únicamente por cuanto fo-mente el pluralismo y los deseos de en-contrar ciudadanos diferentes que vivandiferentemente. Pero el gestor del Esta-do democrático debe exigir a la ciuda-danía -más aún a los de su propio par-tido- que la razón de Estado, en mo-mentos como el del terrorismo etarra,sepa privilegiar la seguridad de las per-sonas (terminar con el miedo generali-zado y asegurar la oportunidad demo-crática igual para todos) sobre la afir-mación de valores comunitarios e inte-reses partidistas, que aunque legítimosen otra circunstancia, en ésta deslegiti-man al Estado y sus instituciones. ¿Seconvertirá Ibarretxe en dirigente demó-crata y en gestor de la razón de Estadodemocrático? No, a menos que reconfi-gure su pensamiento nacionalista ha-ciendo que su actual posición de purísi-ma concepción en santa espera de que“el Pueblo diga su palabra” bascule hacialo que expresaba Nietzsche. La alterna-

tiva es querer otra cosa que el sueño to-talizador de un Pueblo de nacionalistas,otra cosa que la espera fantomática dela voluntad de Euskal Herria, otra cosaque recomponga la sociedad civil y ma-nufacture un tejido social con los hilosplurales, singulares y transversales quesomos los vascos. Simplemente, quequiera lo que el pueblo de ciudadanosreales quiere: vivir libres y en paz, di-ciendo lo que cada cual quiera decir, es-cuchándonos y argumentando, y llevan-do a los comicios electorales sólo el pro-grama que uno está dispuesto a aplicar.Que se haga la voluntad general desdela voluntad real de cada uno de los ciu-dadanos vascos expresándose libremen-te en cada momento del día y de la no-che y se deje de invocar la espera y apa-rición de la voluntad de Euskal Herria.

Y si, desaparecido el terrorde ETA y de su muchachada,alguna vez la ciudadaníaelige un programa claro deconsultas y refrendos popu-lares claros, se hará lo queella diga, pero eso no será lapalabra de Euskal Herria si-no la palabra de los ciuda-danos libres que vienen au-todeterminándose desde latransición democrática. Nose haga, pues, jamás tu vo-luntad, Euskal Herria, no,porque sería la del mons-truo Quimera devorando asus artífices.

“Pero si noestuvieseimplicado en unaenorme rampatotalitaria, seríasólo obscenamentecínico unlehendakari quesupusiese que sinla fuerza que leconfieren laConstitución y elEstatuto, él sípodría dirigirse alos vascos yplantear unrefrendo políticocon alguna virtudcoercitiva, vistoque ni de lasvirtudes debondad, justicia ysolidaridad hasabido granjearse.Porque de donderealmente surge suinocente arguciade dejarleexpresarse a ‘lavoluntad’ de losvascos es del senomismo del viejo ytotalizantesupuesto aranistaque compartentodos losnacionalistasvascos: el sujetode la nación vascasería el Pueblo, untodo englobanteque subsumiría atodos los ‘yo’privadamentepersonales de losciudadanos vascos[…]”

¿Qué vasco nacionalista podría obligar aDonostia o Bilbao a aceptar un resultadodesfavorable a sus ciudadanos, supongamosque mayoritariamente favorables a continuarcomo hasta ahora?‘ ‘

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Hay otras cosas más terri-bles, pero lo más fatigososin duda de nuestro inter-minable “contencioso” vas-co es la repetición indefi-nida de los mismos temasy los mismos dogmas, díatras día, mes tras mes yaño tras año. Las argu-mentaciones parecen ha-cerse en el vacío: las pre-guntas ya respondidasvuelven a plantearse al díasiguiente, impertérritas.

Los mitos más nítidamente denun-ciados siguen gozando de la envi-diable buena salud de las verdades

reveladas; las falacias rocambolescaspueden ser destripadas cada mañanasin por ello dejar de retornar saltarinascada tarde, como los bolos derribadosque vuelven a ser una y otra vez ende-rezados para que siga el juego. ¡Y luegohablan de diálogo! Para animarse a dia-

logar, parece imprescindible por lo me-nos constatar algún efecto persuasivo yduradero de los razonamientos: peroesta condición necesaria falta entre no-sotros. Sería estimulante que cuando seargumenta contra un planteamientoquien lo sostiene refutase dichas obje-ciones o lo modificara un poco paraevitarlas, demostrando así como míni-mo que las ha escuchado y las entien-de. Pero nada: todo se repite, idéntica ymachaconamente, como si el adversa-rio fuera duro de oído y sus razones sedebiesen a la sordera. Y lo peor es queal final el desatendido acaba por hacer-se un lío y termina asumiendo en supropio discurso lo que pretendía recha-

zar, favoreciendo la eternidad del ma-lentendido. Como dice el refrán, aquí “elque la sigue, la mata”. O, en el caso deETA, el que la sigue, sigue matando.Nietzsche, que habló del eterno retor-no de lo mismo, debería ser proclama-do sin rodeos nuestro txapeldun.Sea, por ejemplo, la aseveración de quees preciso reconocer que en el País Vas-co hay un conflicto político. En vanoos molestareis en replicar que ya lo sa-béis, que nada más natural que los con-flictos políticos en las sociedades de-mocráticas, que no sólo hay un conflic-to sino muchos, que para plantear ta-les conflictos se inventaron los parla-mentos, que si el conflicto es “político”y no “militar” no puede ni debe reco-mendar su urgencia como solución alterrorismo, que el estatuto y otras leyeshan pretendido precisamente dar caucedemocrático a lo político del conflictonacionalista sin ceder a la intimidaciónde la violencia, que el conflicto militardel terrorismo obnubila y pervierte laposterior evolución política del conflic-to convirtiéndola en pago inaceptablede un chantaje, que la disconformidadrelativa de una parte de la población nolegitima la amenaza absoluta al resto,que la vida en democracia está hechade discrepancias asumidas civilizada ypolémicamente aunque el acuerdonunca sea perfecto, etc… Tiempo perdi-do. Hoy, mañana, siempre, tras cadamuerto y cada explosión, tendremosque volver a oir que hay que reconocerla existencia de un conflicto político. Ylos que han pegado el tiro o puesto labomba se dirán, bajo su capucha: “¿Loves? Lo que yo te decía, que es que nose enteran…”. Lo que ocurre con el derecho de auto-determinación es todavía peor. Estacuestión vaporosa arrastra disparatestanto entre los que lo propugnan comoindudable como entre los que lo niegan

Fernando Savater

Catedrático de Filosofía

“Para animarse adialogar, pareceimprescindible porlo menosconstatar algúnefecto persuasivoy duradero de losrazonamientos:pero estacondiciónnecesaria faltaentre nosotros.Sería estimulanteque cuando seargumenta contraun planteamientoquien lo sostiene

refutase dichasobjeciones o lomodificara unpoco paraevitarlas,demostrando asícomo mínimo quelas ha escuchadoy las entiende.Pero nada: todo serepite, idéntica ymachaconamente[…]”

Los mitos acerca de la“autodeterminación”Sobre el ejercicio de la paciencia

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como indeseable. Pero, vamos a ver,¿cómo puede negar nadie en sus caba-les el derecho a la autodeterminación,que todos —repito, todos— los ciudada-nos de este pais reivindicamos y disfru-tamos? La autodeterminación es la ca-pacidad que poseen las entidades polí-ticas de decidir por si mismas su orga-nización y funcionamiento, sin otras in-jerencias externas que las impuestaspor las leyes y compromisos internacio-nales. Los residentes en la CAV partici-pamos de ese derecho como ciudada-nos del Estado español, frente a los res-tantes países de Europa y del mundo. Laconstitución no sólo no niega el dere-cho de autodeterminación, sino que esprecisamente la normativa básica frutode tal derecho para la entidad políticade la que formamos parte. De modoque la cuestión no es autodetermina-ción sí o autodeterminación no, sino sidentro del Estado existen otras entida-des políticas que puedan a su vez auto-determinarse al margen de éste e inclu-so contra éste. Los nacionalistas sostie-nen que el pueblo vasco es una entidadde ese tipo, incluyendo en tal “pueblo”a los miembros de la CAV y en ocasio-nes a los ciudadanos de Navarra y delPaís Vasco francés. Los no nacionalistasmantenemos que el pueblo vasco esuna realidad cultural con derecho tradi-cional a cotas de autonomía intraesta-tal, pero no una entidad política inde-pendizable actualmente de los estadosde los que forma parte. De modo que ladiscusión, si es que debe haberla, serárespecto a tal personalidad política se-parada y separable, no respecto a la au-todeterminación. Un referéndum sobrela autodeterminación daría por zanjadapreviamente la cuestión que hay quediscutir según el criterio nacionalista, alreconocer implícitamente la existenciade un “pueblo” vasco como entidad po-lítica de hecho. Por eso se dice, con ve-

rosimilitud, que no zanjaría el problemasino que agravaría la escisión entre lasposturas contrapuestas. Todo esto pare-ce bastante claro. Sin embargo, mañanamismo volveremos a oir que algunosclaman dolidos “¿cómo puede negarseel derecho de autodeterminación, quetodos los convenios internacionalessancionan?”, mientras otros les contes-tan con no menor ahínco que ellos —yla constitución— están en contra de laautodeterminación, sin especificar quea lo que se oponen es a sustituir la au-todeterminación actual por otra virtual.Y así seguiremos, por lo visto, hasta elfin de los tiempos. Mientras, como siempre, prosigue tam-bién la violencia terrorista y su férulaatroz sobre la población. Hasta que nodesaparezca del todo y se remansen las

aguas de la convivencia, hasta que lasinstituciones hoy existentes no puedanfuncionar sin la coacción que impide atantos expresarse políticamente y queha obligado a muchos a abandonar supropia tierra, no habrá aquí otro con-flicto verdaderamente urgente. Ni serádecente reclamar otra autodetermina-ción que la que nos independice defini-tivamente del crimen organizado, queconvierte los proyectos políticos a losque se aproxima en abuso y las legiti-maciones históricas que instrumentali-za en fábulas de sesgo totalitario. Tam-bién esto que digo ahora se ha repetidoya muchas veces, pero mi maestro Vol-taire —cuando le acusaban de repetir-se— solía contestar: “Me repetiré hastaque me entiendan”. O, por lo menos,hasta que me escuchen.

“Los nacionalistassostienen que elpueblo vasco esuna entidad de esetipo, incluyendo ental “pueblo” a losmiembros de laCAV y enocasiones a losciudadanos deNavarra y del PaísVasco francés. Losno nacionalistasmantenemos queel pueblo vasco esuna realidadcultural conderechotradicional a cotasde autonomíaintraestatal, perono una entidadpolíticaindependizableactualmente de losestados de los queforma parte. Demodo que ladiscusión, si esque debe haberla,será respecto a talpersonalidadpolítica separada yseparable, norespecto a laautodeterminación”

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”Los socialistas vascos tenemos unaobligación ética, de decencia democrática conlos ciudadanos, que se merecen un respeto”

”Los socialistas vascos tenemos unaobligación ética, de decencia democrática conlos ciudadanos, que se merecen un respeto”

Europarlamentaria socialista desde 1999. En estosmomentos de debate interno dentro del partido so-cialista de Euskadi, es un referente imprescindible.Conoce en profundidad la trayectoria del partido na-cionalista vasco en el poder (que ya sobrepasa loscuatro quinquenios) y afronta en su raíz las falaciasal uso. Entra en la causa de los problemas. Se expre-sa sin ambigüedad, con frases largas, con pulidosmatices, que nunca quedan sin concluir. No necesitaretomar el hilo conductor de su razonamiento: no lopierde nunca. Contundente, enérgica, tenaz. Rebosa realismo: está curtida en la trinchera…, enmuchas trincheras. Pero no le sangran las heridas:consigue hacerlas cicatrizar. Es de esas personas quesaben encajar los palos: recia, inamovible, con unaexpresión entre dulce y triste en la mirada. Sufre, pe-ro resiste. Comprende, perdona y encaja. Por eso qui-zá, persiste esa dulzura que se asoma invariablemen-te entre la energía y la contundencia de sus palabras. Afincada en la lealtad: no sale de su boca lo que —nien apariencia— salpique a sus compañeros. Es de esosamigos que todos necesitamos tener: confía, exige... ysigue confiando: “Ramón Jáuregui es mi amigo, aunquediscuta con él (se sonríe con picardía). Como presidentede la Gestora tiene que ser —debe ser y parecer— neutral.Pero no sólo estará a la altura de las circunstancias, es-tará a la altura de su propia dignidad, que es mucha. Yyo la conozco”. ¡Qué Dios te oiga!… —le digo—.

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Vivimos momentos difíciles para elsocialismo vasco, con la “forzada oforzosa” dimisión del Secretario Ge-neral del PSE, Nicolás Redondo, ¿có-mo ves esta situación de crisis?No es que haya estallado una crisis: enrealidad, se han puesto de manifiestounas diferencias de criterio que existenen el seno del socialismo vasco, que ha-bían estado acalladas por la presión te-rrorista y por la presión —en los dos úl-timos años— de los excesos, en modo al-guno justificables, del nacionalismo ins-titucional, llamado “democrático”. Unavez que se produjeron las elecciones del13 de Mayo y se formó el nuevo Gobier-no, estas divergencias volvieron a aflo-rar. Entran en el debate las “dos almas”del socialismo vasco: la que aspira a seralternativa al nacionalismo y otra ten-dencia, muy consolidada, proclive a bus-car un espacio político, que tenga comoobjetivo —casi único— moderar al na-cionalismo “para darle viabilidad, paradarle una oportunidad, a la convivenciade este país” —dicen los que apuestanpor esa opción—. Por tanto, esta preten-sión de moderar al nacionalismo es en-tendida como un gesto de generosidadpor parte de los propios socialistas, querenunciarían a ser alternativa por lo queconsideran que es una cuestión mayor,mayúscula, y muy positiva —desde todopunto de vista— para la sociedad: lamoderación del nacionalismo.Pero eso, ha sido ampliamente in-tentado por los socialistas vascos…En efecto, la parte del socialismo vascoque opta por esta posibilidad parece ol-vidar que esto tuvo sentido en la épocade la transición de la democracia en Es-paña. Cuando la democracia era inci-piente y el nacionalismo vasco estabamuy debilitado, entonces, era conve-niente y necesario. Hoy acercarse al na-cionalismo es, totalmente, innecesariodesde el punto de vista de la consolida-ción de la democracia en España; y, des-de el punto de vista del nacionalismo, esinconveniente: los nacionalistas han de-mostrado la más absoluta deslealtad

institucional. No digo, deslealtad hacialos socialistas vascos, únicamente. Y handemostrado que nunca han tenido lapretensión de acatar las reglas del juegodemocrático, sino de utilizar el poderpara cambiarlas según sus intereses.¿A estas alturas, después de más de20 años, es razonable albergar espe-ranzas de que es posible “moderar”al nacionalismo? Sí, consiguiendo que pase a la oposi-ción: y allí no prescindiremos de ellos,no les arrinconaremos, les tenderemosla mano, por supuesto. Yo no quieroprescindir de los partidos nacionalistas,quiero ganarles, para poder dar cabida atodos los ciudadanos. Porque con ellosen el poder se pone en práctica un per-manente ejercicio de exclusión ... ¿Quéhan demostrado?: que no son de fiar yque la única manera de encarrilar estasociedad por un rumbo de convivencia,de pluralidad y de normalidad es man-dando al PNV a la oposición. ¿Qué es lo más grave en tu opinión?...El gobierno nacionalista ha demostradoque no tiene como objetivo, ni desdeluego como prioridad, conseguir la liber-tad de todos los que vivimos aquí y, portanto, terminar con ETA. Su objetivofundamental es separarse de España, porla vía de la ruptura en un aspecto y enotro. Su objetivo es lo que llaman “auto-determinación” que es “secesionismo”puro. Y tratar de “convencernos” paraque nos convirtamos en nacionalistas-independentistas... los más posibles.Cómo.. ¿que el objetivo es cambiar elmarco jurídico para conseguir la sece-sión, cuando un 50% de la población notiene libertad, no tiene las mismas opor-tunidades, y se está matando a la genteque piensa distinto…? ¡Me importa unbledo la “autodeterminación”!: el objeti-vo —ni de la derecha, ni de la izquierda,de todos los demócratas— no puede serotro que terminar con esa situación. ¿No te preocupa ser poco compren-siva con los nacionalistas…?¡Lo hemos intentado todo!: un gobier-no nacionalistas-socialistas con mayo-

Transmite esperanza porque sabe que “haycuestiones que son de elemental decenciaética y democrática, que exceden cualquierotra consideración”.Su experiencia y realismo le hacen conscien-te de la dificultad para llegar a consensos, dela dificultad para encontrar soluciones. Poreso, apuesta por el paso a paso, pero sin per-der el norte: soluciones imperfectas, sí, perono afrontar la realidad, no. “En Euskadi hayproblemas que reclaman medidas distintas alas arbitradas hasta el momento”. Por su re-alismo y su firmeza transmite seguridad.Una rosa de plata y libros sobre su mesa…,fotos de sus hijos y de otros niños. Se le en-ciende la mirada cuando me explica quiénesson. Le gusta leer —“soy una lectora compul-siva”—, le gusta la música…,y sobre todo, leentusiasma “hacer calle”: estar con la gen-te, con cercanía, con cordialidad, con unaproximidad que nos hace a todos estar másfirmes —en este peculiar contexto de asaltoa la seguridad personal—. Firmes porque nosapoyamos mutuamente: como un castillo denaipes. “Me gusta que los míos me vean cer-ca por todo esto. Y me gusta que me vean losque se han declarado nuestros enemigos, pa-ra que vean que no han podido acoquinar-nos, acobardarnos: ¡aquí estoy, no me habéisechado!”. Una bravura de raza aflora osten-siblemente. Es sabido que la “tienta de era-las” alcanza criterios de selección significa-tivamente más altos que la tienta de “torosbravos”. Cuando conoces a esta mujer me-nuda, eurodiputada socialista, comprendesque de cerca gana varios enteros.

IC de C. Redacción Papeles de Ermua

“Yo no quieroprescindir delos partidosnacionalistas,quieroganarles, parapoder darcabida a todoslos ciudadanos.Porque conellos en elpoder se poneen práctica unpermanenteejercicio deexclusión ...¿Qué handemostrado?:que no son defiar y que laúnica manerade encarrilaresta sociedadpor un rumbode convivencia,de pluralidad yde normalidades mandando alPNV a laoposición”

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ría absoluta, nacionalistas+nacionalis-tas+socialistas, sólo nacionalistas…, yvamos de mal en peor. Sencillamente,no son de fiar, no se puede confiar enellos… No por lo que dicen, sino por loque hacen. Demuestran reiteradamenteque no son de fiar: que no nos repre-sentan bien, que no nos defienden bien,que no nos gobiernan bien. …Hay queconseguir, democráticamente por su-puesto, que no gobiernen ellos. ¿No he-mos ganado las elecciones del 13 deMayo?: ¡ya ganaremos las siguientes!Hay una parte de los socialistas vascos,que tras el resultado electoral piensanque es imposible tener estas pretensio-nes, “esto es imposible, vamos a acer-carnos a ellos…” Y la otra parte de lossocialistas vascos, que es ampliamentemayoritaria piensa que la estrategia esla correcta: que en su momento decidi-mos lo que teníamos que hacer y lo hi-cimos —dejar el gobierno con el PNV yhacer de oposición— y que es lo únicodigno. Y es lo único que merece ser lla-mado “Política”, con mayúsculas.Lo único digno…Este nacionalismo que gobierna y queinsiste en tener los mismos objetivospolíticos que ETA, ¡nunca terminará conETA! ¿Es posible compartir un objetivo“democrático” con una banda terroris-ta? Este nacionalismo no respeta, poreso no tiene amigos. No es un partidopolítico, es una secta, con una filosofíaetnicista, racista, de desprecio al otro…

Un partido político que sigue reivindi-cando a Sabino Arana…, ¿en qué paísdel mundo se atreverían a eso?, ¿quéneonazi alemán —actualmente— reivin-dica a Hitler? Y los nacionalistas vascoslo hacen desde el Gobierno y dan pre-mios anuales en su memoria…, y a ve-ces a gente interesante (una risa másdesazonada que jocosa interrumpe es-ta frase).Lo único digno es recuperar la libertady terminar con ETA, para eso —y los so-cialistas hemos estado muy disponi-bles— hemos tenido todo tipo de go-biernos, lo único que no hemos proba-do ha sido un gobierno de “constitucio-nalistas”.Es decir, por la salud del cuerpo so-cial es necesaria la alternancia…La alternancia es saludable en toda de-mocracia, pero en Euskadi es urgente.Aquí necesitamos la alternancia paraterminar con la transición. No es quenecesitemos “una tendencia más de de-rechas o más de izquierda”… ¡no!, aquíla necesitamos para dar oportunidad alos ciudadanos a que vivan como igua-les. Aunque suene a “manido”: la alter-nancia es una exigencia para la libertad,es decir para que haya democracia.Para la libertad del 50% de la po-blación nada menos…No para el 50%, para el 100% de losciudadanos. Me consta que muchosque “votan nacionalista” no duermentranquilos, porque saben que no esta-

mos todos en condiciones de igualdad,que se está atentando gravemente con-tra los derechos elementales: la vida,opinar con libertad, moverte con liber-tad… Todos —también los nacionalis-tas— viviríamos mejor con un gobiernoautonomista y constitucionalista: sería-mos tratados como iguales, ellos noperderían nada y dormirían mejor, no-sotros ganaríamos mucho y la sociedadcrecería en estabilidad y armonía, quees el camino del progreso.Pero ETA está ahí… y no debe ser fá-cil erradicarla. De hecho algunos na-cionalistas —sobre todo de EA— sos-tienen que pretenden dejar sin ar-gumentos a los terroristas…Si ETA supiera que matando no consiguenada, habría dejado de matar. Mejor di-cho, si ETA supiera que el “objetivo polí-tico” que persiguen se puede conseguirsin matar, hace tiempo que no lo harían.Matan porque saben que sólo asesinan-do tienen alguna oportunidad de conse-guir algo. Esto ya pone de manifiesto lopoco “democrático” del objetivo: porquepor medios democráticos no se puedeconseguir, no la independencia (que po-dría ser legítimo), sino someter a unapoblación. ETA persigue el uso totalitariodel poder. También Hitler decía que que-ría la “autodeterminación”. Decir —comodicen algunos nacionalistas— que reivin-dican democráticamente la independen-cia para dejar sin “argumentos” a ETA esuna estupidez, porque es proporcionarcontenido político a la actividad de unabanda terrorista. Es decir, es dar conteni-do político a quien no tiene ni causa, niobjetivo, ni razón... Claro, que tampocoes de extrañar porque EA también se hadesmarcado de las decisiones del Parla-mento Europeo en política antiterrorista. Como eurodiputada, ¿qué opinión temerece la actitud del Gobierno vas-co con relación a encontrar un cau-ce directo de relación con la UE?Éste es un debate abierto y pendientede resolver no sólo para Euskadi, sinopara todas las Comunidades Autóno-mas. Estamos en una situación nueva,

Este nacionalismo que gobierna y queinsiste en tener los mismos objetivospolíticos que ETA, ¡nunca terminará conETA! ¿Es posible compartir un objetivo“democrático” con una banda terrorista?‘ ‘

“La alternancia essaludable en todademocracia, peroen Euskadi esurgente. Aquínecesitamos laalternancia paraterminar con latransición. No esque necesitemos“una tendenciamás de derechas omás deizquierda”… ¡no!,aquí lanecesitamos paradar oportunidad alos ciudadanos aque vivan comoiguales”

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que reclama articular nuestro sistemaautonómico, como es lógico. Sin em-bargo, es evidente que en esta materiael actual Gobierno vasco está buscandoun elemento más para provocar la rup-tura. Ahora mismo, la cuestión que seha suscitado alrededor de la negocia-ción del cupo —asunto de importancia,pero estrictamente económico—, con-dicionándolo a resolver su presencia di-recta en Europa lo pone de manifiestode forma ostensible. Buscan la ruptura.Y además con unos procedimientos tanpoco serios, que parece que nos quierentomar el pelo... ¿Cómo puede declararIbarretxe que no va a pagar el Cupo?Estas actitudes no van contra el Gobier-no de Aznar, van contra todas las Co-munidades Autónomas: si hay menosingresos repercutirá en todos. ¿Cómoun gobernante puede decir que no va apagar los impuestos? Si el lendakari osadecir esto, a continuación los ciudada-nos —con más motivo— podemos ne-garnos a pagarlos o empeñarnos encalcular una rebaja: “mire, como yo vi-vo en Sodupe y a mi casa, que está enla margen izquierda del río, no llega elgas, no tenemos autovía, ni metro, lasdepuradoras no funcionan bien…, con-siderando que un ciudadano de Bilbaocon la misma renta que yo paga 100,estimo que es razonable pagar 75”… Es,permanentemente, fomentar desde elGobierno una actitud de desobedienciacivil, una quiebra de los valores cívicos:una quiebra del estado de Derecho. In-sisto, no son de fiar, ¿cómo vamos a go-bernar con ellos?…¿Cuáles son las razones para flaque-ar en las filas socialistas?, ¿falla lamemoria?…Es como si la historia no hubiera pa-sado. Como si el nacionalismo vasco dehoy fuera el mismo de hace veinteaños: es mucho más irredento y muchopeor. Nos ha demostrado que —sin ne-cesidad—, porque tenía mayoría absolu-ta con los socialista, se fueron a pactarcon ETA a Lizarra. Pero no para que ETAdejara de matar, sino para convencerla

de que ellos eran capaces de excluirnosa los no nacionalistas de este país: portanto no tenían que matarnos para ex-cluirnos, porque ya lo iban a hacer ellosdesde las instituciones democráticas.¿Toda esta situación no está provo-cada desde Madrid?Bueno... yo no sé lo que es Madrid, ¿lomediático…? Pienso que el problema esnuestro. Sin duda, hay mucha más gen-te de mi partido de fuera de Euskadi,que de dentro de Euskadi, que está en laactitud de rendición ante el PNV. Porotra parte, es razonable que a un socia-lista de Sevilla, que está todo el día pe-leando con uno del PP, le haga más me-lla la acusación de que hacemos “segui-dismo del PP en Euskadi”, y que no

Si ETA supiera quematando no consiguenada, habría dejado dematar. Mejor dicho, si ETAsupiera que el “objetivopolítico” que persiguen sepuede conseguir sinmatar, hace tiempo queno lo harían. Matanporque saben que sóloasesinando tienen algunaoportunidad de conseguiralgo. Esto ya pone demanifiesto lo poco“democrático” delobjetivo: porque pormedios democráticos nose puede conseguir, no laindependencia (que podríaser legítimo), sino sometera una población.

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acierten a discernir que no es eso, quees una cuestión de elemental decenciaética y democrática lo que nos mueve ahacer lo que hacemos los socialistasque apostamos por el cambio a un Go-bierno de constitucionalistas en estepaís. Pero me consta que cuando nosoyen se dan cuenta de que aquí esta-mos en unas coordenadas que nada tie-nen que ver con el debate político decualquier otra zona de España. Noscomprenden y nos respetan.Entienden que no sólo es una reivindica-ción lógica desear la alternancia en elpoder: querer ganar a quien gobierna sicrees que lo puedes hacer mejor. Es queen este caso, llevan ventitantos años go-bernando y esto cada vez está peor. Peroademás, no es que lo hagan mal: es queson institucionalmente desleales. Portanto, no estamos ante una reivindica-ción política. Aquí en Euskadi, con esteGobierno y con este partido en el poderse nos plantean problemas prepolíticos y—por tanto— responsabilidades éticas.¿Puede estar influyendo el miedo eneste sector del socialismo vasco quepretende volver a acercarse al nacio-nalismo, como buscando “un segurode vida”, como única forma de sobre-vivir en este país?Eso es muy humano. Todas esas reac-ciones pueden ser comprensibles, inclu-so justificables y respetables. Pero yocreo que –en este asunto- el miedo in-fluye poco. Los que lo tienen –quierodecir los que no pueden tolerar, resistir,esa permanente sensación de inseguri-dad que todos tenemos- han abando-nado, lo han dejado: y para eso tambiénhace falta valor, porque te tienes queenfrentar con una renuncia. Sin duda elmiedo, o ese ambiente de presión, afec-ta, nos afecta a todos, pero yo creo quehay mucha más dignidad que miedo,que diría Calleja.¿Qué criterio crees que va a prevale-cer en el próximo Congreso de lossocialistas vascos?Los socialistas vascos pienso que mayo-ritariamente nos mantendremos en es-

ta actitud de buscar ser alternativa alnacionalismo. Tenemos una obligaciónética, de decencia democrática con laciudadanía, que nos han votado haceunos meses por lo que hemos dicho enla campaña electoral. Esta campaña po-drá calificarse de muchas formas (bue-na, mala, blanda, dura…), pero nadiepuede decir que no fue una campañaclara. Los ciudadanos se merecen unrespeto: hemos firmado un contratoque hay que respetar, y si lo vamos aromper hay que decirlo con claridad. Yodefenderé que no se rompa el contrato,pero no aceptaré que nadie diga que seva a respetar y no se haga.

Salí de la sede del PSE en la Alameda de Rekalde de Bil-bao para coger el coche en el aparcamiento de la plazade Indautxu, tras nuestra intensa, grata y contundenteconversación. Mientras caminaba despacio, me sorprendítatareando y modificando inconscientemente la letra deaquella canción de Serrat:“Es menuda como soplo y tiene el pelo marrón (a veces —pensé sonriéndome—) Y un aire entre tierno y triste… co-mo un gorrión.No le gusta andar por las ramas… Ni ir de balcón en bal-cón… Aunque alguien le haga daño… (lo intentarán, sipueden, pensé). ¡Pero es libre como viento!!!… No tieneamo ni patrón (¡esto sí!). Ni se mueve por instinto… co-mo un gorrión”. ¿Cómo un gorrión?: no, esta mujer tiene la autoridad mo-ral de un león… ¡Demasiadas correcciones al texto origi-nal!... —me dije a mí misma—.Alguna aguda o estúpida asociación de ideas había in-troducido esta canción en mis circuitos neuronales. Eraevidente que el gorrión no me servía. Es una mujer decontraste, pero transparente: de pelo rojo, a brochazos, ymanos blancas; de músculos tensos y enérgicos y miradatierna; de corazón caliente y cabeza fría. Realmente, mimente se concentraba en una preocupación: no es fácildescribir a esta mujer menuda… ¡menuda mujer! Hacefalta conocerla... de cerca.

“[…] es unareivindicación

lógica desear laalternancia en el

poder: quererganar a quien

gobierna si creesque lo puedes

hacer mejor.Además, en este

caso, llevanventitantos años

gobernando y estocada vez está

peor. Pero incluso,no es que lo hagan

mal: es que soninstitucionalmente

desleales. Portanto, no estamos

ante unareivindicación

política. Aquí enEuskadi, con este

Gobierno y coneste partido en el

poder se nosplantean

problemasprepolíticos y —

por tanto—responsabilidades

éticas”

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El ámbito vasco de decisiónpolítica se refiere única y ex-clusivamente a que el cuerpoelectoral vasco (se suponepreviamente determinado.Pues no se sabe con certezaquién lo conforma, aunquehay un mapa territorial deobjetivo final diseñado) tieneel unilateral derecho, que seestá convirtiendo en obliga-ción, de decidir lo que elabertzalismo tiene comoproyecto, aunque no sabencómo articularlo.Es curioso el éxito obtenido en su mar-keting político, que consigue hacer co-lar como “derecho” y que se discutahasta la extenuación, lo que no es sinoun proyecto de parte, que además esjurídica, material y prácticamente dequasi imposible articulación. Y que siETA no existiera, ni el miedo como con-secuencia, no hubiera ocupado ningúntipo de discusión políticamente seria.En este sentido, los que afirman queaunque la violencia y el terror desapa-recieran el conflicto vasco seguiría exis-tiendo, en los términos magnitud quese sugiere, mienten. Y lo saben.Los dirigentes nacionalistas son cons-cientes que hay ETA porque hay un pro-yecto soberanista. Pero también sabenque sin ETA el proyecto secesionista delnacionalismo es agua del grifo que seescurre entre los dedos de la realidad po-lítica y social cotidiana. Y aquí residen

algunas claves de su falta de beligeran-cia hacia un terrorismo que se oxigenaargumentalmente, y la tendencia haciaformas antidemocráticas (que son mu-chas) de imposición nacionalista. Poreso, Juan de Aranzadi también se equi-voca en la valoración del PNV como fac-tor de contención del terrorismo. Tirar,como Arquiloco, el escudo y marcharsepuede ser una buena, comprensible, ló-gica, incluso recomendable, soluciónpersonal. El la usó y yo la oigo sugerirpor doquier, muchos más que durante elfranquismo, por cierto. Pero no está alalcance de todos; y para la consecuciónde un futuro de libertad para la ciudada-nía vasca, no parece lo más efectivo.Los dirigentes nacionalistas necesitan deuna presión no democrática. Por eso in-tentan permanentemente, ahora con lanegociación-diálogo por medio de Elka-rri, rentavilizar la acción de ETA más quesu eliminación. Lo que fuerza, en la prác-

tica política, a que nacionalismo y demo-cracia sean conceptos que se van alejan-do entre si. A veces me pregunto qué ba-lance hacen de estos más de 20 añosquienes insisten en ciertos criterios devaloración de lo que definen como na-cionalismo democrático. Cuando el pro-blema, de verdad, es la “fascistización”creciente de una parte de la sociedadvasca al albur de la ideología nacionalis-ta que contempla al ciudadano como ob-jeto de construcción nacional. Y la con-siguiente política del abertzalismo queviene destrozando convivencia, libertadciudadana y bienestar social en nombrede su proyecto. Y esta evidencia, es laque para escándalo político e ideológicode militantes democráticos y de la iz-quierda vasca, persisten en ocultar a ter-giversar muchas personas relevantes enlos medios de comunicación y en la polí-tica del resto de España. Y lo hacen (oh!ironía) definiéndose de izquierdas.

Ámbito vasco de… ¿qué?Javier Elorrieta

“Es curioso eléxito obtenido ensu marketingpolítico, queconsigue hacercolar como“derecho” y quese discuta hasta laextenuación, loque no es sino unproyecto de parte,que además esjurídica, material yprácticamente dequasi imposiblearticulación”

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¿Se imagina alguien algún éxito políticode la consigna del estilo “Los castellanos(o los extremeños o valencianos, o anda-luces, …) serán lo que los castellanosquieran ser”? Esperemos, por no provo-car conflictos y crispaciones, que noquieran ser, por ejemplo, chinos. Pues deconsignas de esta inefable vacuidad estálleno el drama con el que el nacionalis-mo agobia la política vasca. Así el lla-mado ámbito vasco por los nacionalistas,no tiene mayor supuesto derecho de ex-clusividad que otros ámbitos. ¿Por quéno el ámbito guipuzcoano de decisión?¿Por qué no el ámbito vizcaíno? ¿O elmunicipal? ¿O al de las Encartaciones,por ejemplo? Por cierto, al que perte-nezco y que sociológica y culturalmente

tienes rasgos más próximos a infinidadde otras zonas del norte de España quecon comarcas de mi misma provincia ycomunidad autónoma. A pesar del in-vento de la “normalización toponímica”que tiene notable éxito entre acompleja-dos y subvencionados. Y es que granparte de la actividad euskaldunizadora yel ridículo van, como las penas y los va-quitas, por la misma senda.En una ocasión, el Parlamento Vasco enla anterior legislatura, solicitó que elcentro de Red Eléctrica Española en Bil-bao no se cerrara. Es el único centro deEspaña que gestiona también el trans-porte de alta tensión entre dos nacio-nes diferentes, Francia y Portugal, porun corredor de cuatro autonomías. Elchiste nacionalista era que se solicitaba,apelando a la “autonomía energética”del País Vasco. Espero que hayan cogi-do el chiste sin que les dé calambres ce-

rebrales ideológicos, sean ustedes de iz-quierda o de derechas.Así, uno se va dando cuenta que noexiste, en correspondencia con el enso-ñamiento nacionalista, un supuestoámbito exclusivamente vasco. Ensoña-miento en que autorquía y autonomíasuelen ser confundidas en su culturapolítica. Por eso prescinden del fenó-meno principal de constitución del PaísVasco moderno que es la génesis, desa-rrollo y reconversión de la sociedad in-dustrial, cuya expresión económica enla última década (1.990-2000) es la di-ferencia negativa entre ingresos de Se-guridad Social y gastos del INEM y jubi-laciones de 600.000 millones. Es decir,sin caja única, sin España, el proyecto

El nacionalismo vasco es un régimen, no sólo un partido, y a los regímenes es muy difícil vencerles a la primera de cambio. El resulta-do no fue malo (en referencia a las elecciones del 13 de Mayo de 2001), se debilitó a Batasuna, las fuerzas no nacionalistas tuvieron unascenso importante y se vio que el voto nacionalista era más bien de moderación. Si los gritos que la señora Errazti dio después de la vic-toria los hubiera dado antes no hubiera habido victoria. Los nacionalistas no perdieron las elecciones, lo que no hicieron fue ganarlas. Sehan pasado el tiempo regañando a los demás porque no han digerido los resultados del 13-M, cuando los que no han entendido nada hansido ellos. (...) No perdieron el poder, pero han visto acercarse cada vez más a sus adversarios y han tenido cambiar muchos de sus plan-teamientos. Dije ya hace tiempo que los de Batasuna eran totalitarios y me cayeron unos palos terribles. Ahora se lo oigo decir a Ibarret-xe y pienso que algo es algo, que poquito a poco vamos extendiendo algunas ideas. El nacionalismo ha vuelto a leer los resultados en cla-ve de prepotencia y así no se puede gobernar, porque el país no es gobernable sólo desde el nacionalismo.

(...) Lo que no queremos ya los no nacionalistas es seguir colaborando en dar una sensación de normalidad, de que todo va bien, de queaquí no pasa nada, a costa nuestra. El País Vasco ha seguido funcionando a pesar de la violencia, del sectarismo y de todo lo demás, gra-cias a que muchas de las personas que estaban especialmente damnificadas han seguido tirando del carro. Soy partidario de que si PP yPSE no están en condiciones de igualdad en las elecciones municipales, que no se celebren o que se boicoteen. Hay que empezar a decirque este país o es de todos o no va a poder funcionar para unos pocos.

Otra de las ficciones es decir que son sólo los políticos los que no se entienden. La supuesta armonía de la sociedad civil no es más quemiedo: muchos no expresan lo que piensan en voz alta y gracias a eso viven tranquilos. En cuanto dicen lo que piensan, se encuentranhostilizados y atacados por las personas que les rodean, no por los políticos.

(...) Creo firmemente que hace falta una rebelión social en Euskadi. Cuando se habla ¡desde el Gobierno vasco! de desobediencia civilhabría que decirles que sí, que por supuesto, pero que el Gobierno son ustedes. No se puede ser a la vez Gandhi y el virrey de la India co-mo pretenden algunos. En muchas cosas vamos a tener que hacer una desobediencia civil frente al poder establecido, no como un inten-to anárquico sino para llamar la atención sobre la marginación de una serie de personas y de ideas. Frente a la violencia, si uno no quie-re ni ser víctima ni verdugo tendrá que ser rebelde.

Fernando SavaterEntrevista J.J. Corcuera.

Publicada en EL CORREO, el 7 de enero de 2002.

““

“Cuando elproblema, deverdad, es la

“fascistización”creciente de una

parte de lasociedad vasca al

albur de laideología

nacionalista quecontempla al

ciudadano comoobjeto de

construcciónnacional”

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nacionalista traerá una gran desolacióneconómica. Siempre he pensado que alos consejeros del BBVA y los jubiladosde “Babcock” o AHV por poner un ejem-plo, que han votado nacionalista, no sepercatan que su alternativa profesional,retributiva y de vida es contradictoriacon su alternativa electoral.Así, la gran empresa vasca de generacióny distribución de energía eléctrica, Iber-drola (incluso su origen Iberduero tieneuna denominación ajena al País Vasco)es mayor su facturación en el resto deEspaña que en Euskadi. La banca vascase fusiona con otros bancos de Españacuyo mayor porcentaje de ámbito de ac-tuación financiero no es el vasco. Laempresa de productos y servicios infor-máticos Ibermática (la raíz es evidente)

a pesar de situarse en la red clientelar degestión privada del nacionalismo, suclientela abarca mercados nacionales; ola muy privilegiada en la distribución co-mercial minorista Eroski, tiene centrospor toda la geografía española.Incluso en las liberadas telecomunica-ciones, no en Euskaltel (anacrónica sin-gularidad digna de análisis aparte, úni-ca operadora del mundo de recientecreación sostenida con dinero público)la que soporta el servicio público tele-fónico vasco.Los créditos del cine y la prensa españo-la están repletos de profesionales de ori-gen vasco. Hasta la televisión públicavasca no ha encontrado, aunque hagaesfuerzos que superan lo esperpénticopara no pronunciar la palabra España, un

ámbito sociológico de asuntos del cora-zón, y recurre al chascarrillo nacional.Aunque no fuera nada más que por losflujos cotidianos de capital, postales,comunicativos y de personas, con elresto de España de una sociedad tancentrífuga como la vasca, con más de100.000 ciudadanos con otra viviendafuera de su comunidad, los nacionalis-tas debieran tender un poco más a es-tar a bien con el principio de realidad.El ensoñamiento abertzale del ámbito ex-clusivamente “vasco”, se reduce al mapadel tiempo de ETB y a las insignias queportan en solapas y pancartas los campe-ones de la liturgia del simbolismo. Mapasque se van aceptando por los códigos degrosera distorsión que en materia de his-toria política y geografía, se introducenen los medios de difusión pública y en laenseñanza en el País Vasco de forma ge-neralizada, lo disimulen o nieguen dife-rentes responsables educativos.En realidad, la singularidad del País Vas-co radica en que se ha instalado, sin en-contrar hasta ahora demasiada resis-tencia, el anacronismo más sorpren-dente. Es la exposición más acabada deaquella canción infantil de “Por el marcorren las liebres, por el monte las sar-dinas”, llevada a los diferentes camposde la percepción humana.Una de las dificultades para la propues-ta política, y por tanto para el futuro, esque tanta distorsión de la realidad pro-voca que estemos ante un problema dequasi imposible objetivación.Un problema fácil se soluciona fá-cilmente. Un problema difícil tienesolución, aunque sea complicada.Un problema de ficción no tienesolución. Sin la violencia y el mie-do extendido el proyecto secesio-nista del nacionalismo, sobre todoel bloque argumental sobre el quese intente soportar, solo causaríahilaridad. Desgraciadamente, va aprovocar un mayor enfrentamien-to social.

“En una ocasión, elParlamento Vascoen la anteriorlegislatura, solicitóque el centro deRed EléctricaEspañola en Bilbaono se cerrara. Esel único centro deEspaña quegestiona tambiénel transporte dealta tensión entredos nacionesdiferentes, Franciay Portugal, por uncorredor de cuatroautonomías. Elchiste nacionalistaera que sesolicitaba,apelando a la“autonomíaenergética” delPaís Vasco”

“Aunque no fueranada más que porlos flujoscotidianos decapital, postales,comunicativos y depersonas, con elresto de España deuna sociedad tancentrífuga como lavasca, con más de100.000 ciudadanoscon otra viviendafuera de sucomunidad, losnacionalistasdebieran tender unpoco más a estar abien con elprincipio derealidad”

Autodeterminacióny confusión

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Edurne Uriarte

Profesora de Ciencia PolíticaUniversidad del País Vasco UPV/EHU

EL próximo objetivo de losnacionalistas es la autodeter-minación, es decir, la inde-pendencia. Con ambigüeda-des, con maniobras de confu-sión, con manipulación, perolos nacionalistas han dejadobien claro que su objetivo esla secesión. No quedan, por lo tanto, más excusas alresto de fuerzas políticas, intelectuales yciudadanos, para seguir rehuyendo unproblema que ya está encima de la me-sa. Es hora ya de responder a un con-cepto engañoso que durante bastantetiempo ha tenido sumido en la perpleji-dad y en la confusión a políticos e inte-lectuales españoles, incapaces de enten-der la auténtica dimensión de la radica-lización nacionalista, e incapaces tam-bién de articular una respuesta que des-mitifique las supuestas esencias demo-cráticas de la autodeterminación. Estarespuesta exige, en primer lugar, unejercicio de realismo y clarificación res-pecto a lo que significa la autodetermi-nación de los nacionalistas, a través delanálisis de tres cuestiones: 1) qué signi-fica, 2) cuáles son las intenciones realesde los nacionalistas, y, 3) cuál es la rela-ción de la autodeterminación con ETA. Respecto al significado, dejémonos deescapismos. La autodeterminación sig-nifica independencia, simplementeque en dos fases. En la fase 1 se exigeque los vascos se puedan autodetermi-nar, es decir, que puedan convocar unreferéndum sobre la independencia, yen la fase 2 se plantea la consulta sobrela independencia. En segundo lugar, esuna irresponsabilidad seguir negándosea aceptar que los nacionalistas caminanhacia la secesión, y una estupidez se-guir dejándose envolver por las manio-bras del lehendakari, quien, cuando sedirige a su electorado más radical, utili-za el concepto de autodeterminación, y,

cuando se dirige al moderado, el de su-peración del Estatuto y que «los vascosdecidan lo que quieren ser» que suenanmejor pero significan lo mismo. Otracosa es que el propio nacionalismo co-mienza a sentir vértigo ante un procesoque temen les puede llevar a la deses-tabilización, a una crisis política y eco-nómica sin precedentes en el País Vascoy a la reacción de una mayoría de la po-blación opuesta a la independencia.Muchos nacionalistas perciben quepueden caminar hacia el suicidio, peroya no pueden parar. Por dos motivos,porque se han quedado sin reivindica-ciones con las que mantener su tensióncon Madrid, que es, al fin y al cabo, delo que viven políticamente, y tan sóloles queda la independencia. Y porquequieren quedarse con todo el electora-do nacionalista, también el de EH, y pa-ra eso necesitan radicalizarse. En tercerlugar, la independencia es una reivindi

cación de ETA y procede de ETA. Es unobjetivo del nacionalismo radical queha adoptado el que era nacionalismomoderado. Y PNV y EA pretenden con-seguirla bajo la presión de una ETA queasesina a quienes se oponen a ella. Nosólo eso, si bien dicen que quieren se-parar el debate de la pacificación deldebate sobre el autogobierno, resultaque en ese segundo debate PNV y EAreclaman lo mismo que están dispues-tos a ofrecer a ETA en el primero, es de-

cir, autodeterminación. Durante muchotiempo, la estrategia nacionalista con laautodeterminación ha funcionado. Hamantenido la ambigüedad suficientepara impedir la activación de los demásy para engañar incluso al sector mode-rado de su propio electorado, y, además,ha conseguido envolver adecuadamen-te su proyecto de secesión con el man-to de un supuesto carácter democráti-co. La ambición por hacerse con el votoradical ha acabado con la ambigüedad.Pero ahora nos toca a los demás acabarcon las falsificaciones de las apelacio-nes al carácter democrático de la auto-determinación. En ese lenguaje dehombre llano, de pueblo, que le es tanquerido, Juan José Ibarretxe suele sen-tenciar el carácter democrático de laautodeterminación con la siguientepregunta: «¿qué hay de malo en que losvascos decidan lo que quieren ser?»Pues depende de lo que entendamos

Autodeterminación o independencia

“Durante muchotiempo, laestrategia

nacionalista con laautodeterminación

ha funcionado. Ha mantenido la

ambigüedadsuficiente para

impedir laactivación de los

demás […]. Laambición por

hacerse con elvoto radical ha

acabado con laambigüedad”

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por «decidir», por «lo que quieren ser» ypor «los vascos». En primer lugar, la de-mocracia no es un sistema político en elque cada individuo o cada grupo puedehacer lo que le dé la gana, sino que esun sistema político de competición ydiálogo en que se persiguen consensosentre los intereses enfrentados sobre labase de unos principios éticos y políti-cos fundamentales. Por eso mismo, ungrupo puede «decidir» que no va a pa-gar los impuestos, o que no va a respe-tar las normas de tráfico, o que va a fu-mar donde le apetezca. Pero el sistemademocrático y los demás ciudadanos lerecordarán que puede «decidir» siempreque respete las normas básicas consen-suadas por todos, las leyes, y la Consti-tución, que son precisamente las quegarantizan que lo que le dé la gana acada uno no vulnere los derechos de losdemás. Respecto a «lo que quieren ser»,no todo lo que un grupo determinadoquiere ser respeta automáticamente losprincipios políticos y éticos de las de-mocracias. Muchos grupos de extremaderecha europeos proponen medidasantidemocráticas, que no por ser pro-puestas por esos grupos deben ser con-sideradas democráticas. La autodeter-minación es la reivindicación de ungrupo terrorista, ETA, que el nacionalis-mo pretende imponer a todos los espa-ñoles mediante la presión de la coac-ción y el crimen. Vulnera la Constitu-ción, vulnera los consensos básicos so-bre los que se ha construido nuestrademocracia, y, sobre todo, vulnera losderechos básicos de una mayoría de losvascos a los que se quiere arrastrar, conel miedo y el crimen, hacia la pérdida desu propia nacionalidad y de los dere-chos que esa nacionalidad les garantiza.En tercer lugar, es hora ya de impedir lausurpación que el nacionalismo haceconstantemente de la voluntad de «losvascos». Cerca de la mitad de esos vas-cos, cuya voluntad el nacionalismoquiere estrangular, votan por partidosconstitucionalistas, y están hartos deque el nacionalismo les incluya en un

concepto colectivo para llevarlos a lasecesión. ¿O es que en realidad el na-cionalismo no los incluye y cuando ha-bla de «los vascos» está pensando tansólo en la mitad de la población? Si esto es así, y me temo que lo es, re-cordemos que tan sólo una parte de losnacionalistas apoya la independencia, y,lo que es peor, el resto se ha dejadoarrastrar por la ambigüedad y el confu-sionismo deliberado que tantos resulta-dos le ha dado al nacionalismo hastaahora. Los nacionalistas pretendenromper los principios y los consensosque sustentan nuestra democracia. Lo

quieren hacer contra el conjunto de es-pañoles, contra los votantes vascosconstitucionalistas y contra su propioelectorado autonomista. La democraciaespañola se enfrenta a un reto para elque no valen las dudas, las vacilacionesy la cesión constante de estos últimos20 años que ni han acabado con ETA nihan moderado al nacionalismo. Al con-trario, nos han llevado hasta donde es-tamos hoy, al borde del precipicio.

Publicado en ABC, el 31 de julio de 2001.

“[…] lademocracia no esun sistema políticoen el que cadaindividuo o cadagrupo puede hacerlo que le dé lagana, sino que esun sistema políticode competición ydiálogo en que sepersiguenconsensos entrelos interesesenfrentados sobrela base de unosprincipios éticos ypolíticosfundamentales.Por eso mismo, ungrupo puede«decidir» que nova a pagar losimpuestos, o queno va a respetarlas normas detráfico, o que va afumar donde leapetezca. Pero elsistemademocrático y losdemás ciudadanosle recordarán quepuede «decidir»siempre querespete lasnormas básicasconsensuadas portodos […]”

Despreciar el Estatuto es despreciar la voluntad de la ciudadanía, la uni-dad y las señas de identidad de un país constituido y definido por su plura-lismo interno. Es atentar contra el país real. Ese país que quiere hablar me-nos de la soberanía abstracta de Euskadi y hablar más, por el contrario, dela soberanía concreta de los ciudadanos vascos. Que no quiere hablar de losderechos de Euskal Herria, sino de los derechos de todos los que vivimos eneste país. El problema principal que tiene este país es el terrorismo, el Esta-tuto es la mejor solución, y el terrorismo no va a dejar de existir por muchoque el nacionalismo gobernante se acerque a las reivindicaciones de ETA.

Es mentira que la autodeterminación traiga la paz, porque todo el mundosabe que quienes la exigen matando, matarán después para que digamos loque ellos quieren, “como si el fratricidio fuese a ser el origen de la fraternidady la bestialidad el manantial de la benevolencia” (Hannah Arendt). Y mataránpreviamente intentando forzar un resultado a su favor. Y porque es, además,mentira que no haya autodeterminación en Euskadi.

Es inconcebible que los vascos tengamos futuro en Europa con una auto-determinación para la independencia, porque no hay sitio en Europa parauna comunidad desgajada de un estado democrático europeo y mucho me-nos cuando el terrorismo anida en esa exigencia. No tenemos sitio en Euro-pa, por mucho que se empeñen los nacionalistas, fuera de España. No exis-ten otros lazos dignos para unir a los hombres que la ley y el derecho ba-sados en la libertad, la igualdad y la justicia. Tampoco pueden caber otrasrazones para romper unos lazos de convivencia que nos han hecho comosomos desde hace, por lo menos, cinco siglos y que han sido democrática-mente refrendados hace veintidós años.

Nicolás Redondo Terreros (Ex Secretario General del PSE-EE).

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Después de más de veinte años, lapolítica vasca viene marcadapor la complejidad institucional

derivada de la foralidad, el pluralismo yla fragmentación de su sistema de par-tidos, la polarización política que apor-ta el factor nacionalista y la existenciade un movimiento político antisistema(HB, Batasuna), que legitima la violen-cia terrorista desde el izquierdismo y elextremismo nacionalista. Todo lo cualmuestra un esquema complejo de go-bernabilidad, de relaciones interparti-darias y, consiguientemente, de com-portamiento electoral, pudiendo distin-guirse dos grandes períodos: el primero,entre 1980 y 1986, caracterizado por elgobierno monocolor del PNV, y el se-gundo, desde 1987, definido por suce-sivos gobiernos de coalición, aunquecon fórmulas distintas. Una y otra tie-nen en común la efectiva y continuadahegemonía política de la mayoría na-cionalista en el Parlamento Vasco y elpredominio del PNV, encabezando losnueve gobiernos autonómicos forma-dos desde 1980.La presión de la violencia terrorista y laestrategia de chantaje antisistema deHB (Batasuna) han tenido efectos políti-cos sobre la gobernabilidad. Por un lado,han apuntalado y favorecido el sesgonacionalista de las mayorías y de las po-líticas y, por otro lado, han incentivadola estabilidad gubernamental, limitandolas estrategias de oposición y desgastegubernamental. Es significativa la dura-bilidad de nuestros nueve gobiernos conuna tasa de supervivencia media del56,5 %, por encima de la media euro-pea, siendo, además, casi todos minori-tarios (con la excepción de los que cu-bren el período 1991-1998) y mayor-mente de coalición. Del análisis de sucomposición y estructura y de la rela-

ción de ésta con su estabilidad se dedu-cen dos conclusiones claras: la primera,que la estabilidad es mayor en las coali-ciones de composición doblemente mix-ta (nacionalista/autonomista y dere-cha/izquierda) y centrípetas (PNV/PSE) y,la segunda, que las crisis habidas (1985,1991, 1998 y 2001) siempre lo han sidopor problemas intranacionalistas.Sin poder detenernos en este momentoen el análisis detallado de la composi-ción, dinámica y rendimiento de estosnueve gobiernos, si merece la pena queobservemos algunas conclusiones másrelevantes del mismo. El PNV es el úni-co partido que ha estado en todos losgobiernos y ha detentado la lehendaka-ritza incluso en la legislatura de 1986en que pierde su primera posición par-lamentaria a favor del PSE, que ocupa-rá la Vicepresidencia (Jáuregui). Laspropias Vicepresidencias han sido de-tentadas casi en exclusiva por el PNV,con la excepción ya citada y la doble Vi-cepresidencia compartida con el PSE(Buesa) en el IV Gobierno Ardanza de1991. El mismo PNV se ha reservadosiempre sin solución de continuidadáreas clave como Interior (que incluyela Ertzantza), Hacienda (que incluye elConcierto, la política fiscal y la Admi-nistración), Cultura (que incluye la EITBy la política lingüística), Desarrollo Au-tonómico (que incluye el proceso detransferencias), Agricultura y Pesca y lasáreas transversales de Presidencia o lamayor parte de las sociedades o entespúblicos. Por otro lado, en otras áreas,después de haberlas cedido al PSE, ha

recuperado la Sanidad, Industria, Co-mercio y Turismo y Transportes y ObrasPúblicas. Sin embargo, las áreas de Edu-cación, Economía y Planificación, Justi-cia, Trabajo y Seguridad Social y Urba-nismo, Vivienda, Ordenación del Terri-torio y Medio Ambiente han sido com-partidas por el resto de partidos coali-gados a partir de 1986. Si exceptuamosla legislatura de 1986, el control políti-co y presupuestario de los gobiernospor parte del PNV ha sido muy eviden-te y efectivo.En solo dos décadas de democracia yautogobierno, el País Vasco ha restau-rado para todos sus territorios el Con-cierto Económico, que es el resto másimportante de su foralidad, actuali-zando en su sistema institucional au-tonómico, adoptado por consenso yratificado en referéndum popular enoctubre de 1979, la voluntad de sobe-ranía contenida en los derechos histó-ricos, reconocidos por la ConstituciónEspañola. Así es como el País Vasco seha dotado de Parlamento y Gobiernonacionales, con Tribunal Superior deJusticia, Tribunal de Cuentas, Defensordel Pueblo y Consejo Económico So-

Francisco J. Llera Ramo*

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la UPV/EHU

Análisis para un referéndum

“Los vascos: menos nacionalistas,pero más radicalizados”

“El mismo PNV seha reservadosiempre sinsolución decontinuidad áreasclave comoInterior (queincluye laErtzantza),Hacienda (queincluye elConcierto, lapolítica fiscal y laAdministración),Cultura (queincluye la EITB y lapolíticalingüística),DesarrolloAutonómico (queincluye el procesode transferencias),Agricultura yPesca y las áreastransversales dePresidencia o lamayor parte de lassociedades oentes públicos”

___________* Director del EUSKOBARÓMETRO y au-tor de “Los vascos y la política” (1984).

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cial, con una estructura cuasifederalen la que las instituciones nacionalescomparten poder con tres gobiernosforales (provinciales) y otros tantosparlamentos o Juntas Generales, elegi-dos por sufragio directo, así como unapolicía integral, la Ertzantza, dotadacon más de 8.000 efectivos, o unosmedios de comunicación públicos eneuskera y castellano (EITB).Con unos techos de autogobierno envi-diables por muchas de las unidades te-rritoriales de la mayor parte de los esta-dos federales occidentales, a pesar deque existan competencias pendientesde negociar y transferir y otras con pro-blemas de ajuste o adaptación a la nue-va realidad europea, el Gobierno Vascoha construido una Administración decerca de 60.000 empleados públicos,tras asumir los grandes servicios públi-cos de salud (casi 22.000 empleos),educación (más de 17.000), a los quehay que añadir los más de 7.000 servi-dores públicos de la administración ge-neral autonómica, los casi 3.000 de losentes y sociedades públicas, además dela policía autonómica. A éstos hay queagregar los correspondientes a las ad-ministraciones forales con sus respecti-vos servicios, entes y sociedades públi-cas. El País Vasco marca, no solo el te-cho más elevado del autogobierno decualquier otra Comunidad Autónoma,sino también el carácter pionero en larecepción y puesta en marcha de la ma-yor parte de las competencias impor-tantes. Para 1981 ya recibe el sistemaeducativo no universitario con el 50 %del gasto público autonómico y funda-mental para la política de bilingüismo,cuando las últimas Comunidades Autó-nomas en recibir esta competencia hantenido que esperar veinte años. En 1988recibe la competencia sanitaria, creán-dose Osakidetza (el servicio vasco desalud que sustituye al INSALUD), lo quesupone un 30 % del gasto público au-tonómico, algo que contrasta con elhecho de que aún hoy muchas Comu-nidades Autónomas no han recibido es-ta competencia.De la construcción de esta realidad daidea la evolución de los recursos presu-puestarios del propio Gobierno Vasco,

desde los escasos 1.279 millones del pri-mer ejercicio (1980) a los casi 900.000del último (2000), que representan,aproximadamente, el 60 % del gastopúblico de las administraciones territo-riales (local, foral y autonómica) en Eus-kadi. La potencia comparativa de esteautogobierno se comprueba en el ratiode gasto público autonómico (sin contar

el local, foral o central) por habitante,que se sitúa por encima de las 400.000pesetas por habitante y año. Esto supo-ne, para un techo competencial similar,un 18 % más que el correspondiente a laGeneralitat de Catalunya, un 40 % másque el de la Junta de Andalucía y un 100% más que el de la Xunta de Galicia,aproximadamente.

Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993.

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Del rendimiento institucional del auto-gobierno son indicadores, también, lacapacidad de autoorganización y desa-rrollo legislativo medidos en términosde producción legislativa o normativa,con unos 240 textos legales (la cuartacomunidad en productividad legislati-va, tras Navarra, Cataluña y Madrid), apesar de las dificultades inherentes a lagobernabilidad vasca por efecto de supluralismo polarizado. Resulta signifi-cativo el hecho de que sea la primeralegislatura de gobierno monocolor yminoritario del PNV (mayoritario defacto por la ausencia parlamentaria deHB), de claro carácter institucionaliza-dor y con una dinámica que rompe conla etapa de consenso estatutario ante-rior y claramente distinta de la de coa-lición que le va a suceder, la de mayorproductividad legislativa y normativa(60 textos legislativos y normativos) ycon mayor calado innovador (p.e. la Leydel Concierto Económico y la Ley deGobierno de 1981, la de NormalizaciónLingüística y la de la Policía Autónomade 1982 o la Ley Electoral y la de Terri-torios Históricos de 1983, además de lasde capitalidad, símbolos, leyes electora-les a Juntas Generales o el Reglamentodel Parlamento Vasco, por citar solo lasmás importantes). De este modo, en es-ta primera legislatura ya estaban crea-das las bases de la Administración, quea la estructura departamental añadiríaen este período un amplio desplieguede estructuras satélites, con la creaciónde más de media docena de órganosgubernamentales específicos, otra me-dia docena de organismos autónomos ymás de diez entes y sociedades públicas,una red que, básicamente, sigue intactacon desapariciones y, sobre todo, incor-poraciones posteriores. Pero, lo más im-portante, han sido los pactos y los lo-gros evidentes sobre el bilingüismo y lanormalización lingüística, el pacto es-colar sobre la Escuela Pública Vasca, lamejora y calidad de los grandes servi-cios públicos, la construcción de infra-estructuras, las políticas de bienestar y

de reducción de las desigualdades so-ciales y, sobre todo, la mejora evidentedel tejido económico en términos demodernización, competitividad, pro-ductividad, empleo y tecnificación. Esto lo ha sabido reconocer la poblaciónvasca, avalándolo con su satisfacciónautonomista creciente, a pesar de losavatares políticos, como nos muestra laserie de nuestros estudios demoscópi-cos. Si al comienzo de los años noventa,tras una década de autogobierno, estasatisfacción superaba el 55 % de losvascos, al final del 2000 se elevaba a ca-si los dos tercios. Llama la atención, sinembargo, que esta satisfacción ciudada-na creciente con el autogobierno y estecontrol casi absoluto de las institucio-nes, los recursos, los símbolos y el adoc-trinamiento de la ciudadanía vasca porparte del nacionalismo contrasten conla insatisfacción y la radicalización de

éste. Su radicalización y su crónico irre-dentismo podrían tener que ver con laconstatación de su fracaso para ampliarel apoyo ciudadano a sus ideas.Por eso, la encrucijada estratégica del na-cionalismo vasco se produce por su inca-pacidad, si no rechazo, a asumir la reali-dad de una identidad plural en Euskadi.La realidad es tozuda y los sentimientosprofundos de la sociedad vasca vienendividiéndose en partes prácticamenteiguales entre nacionalistas y no naciona-listas, a pesar del dominio social e insti-tucional de aquéllos, desde el comienzodel autogobierno. Pero, como muestra elgráfico 1, lo que al principio era un do-minio del sentimiento nacionalista, desdeel fracaso de Lizarra-Garazi se ha inverti-do a favor del sentimiento no nacionalis-ta, al reducirse la compatibilidad de aquelsentimiento con la moderación autono-mista de una parte del electorado. Portanto, la radicalización etnicista del na-cionalismo no hace más nacionalistas, sino menos, pero puede hacer imposibleun modelo de convivencia basado enidentidades plurales para que sea inevi-table la confrontación de las identidadesincompatibles (ver Gráfico 1).

GRÁFICO 1. Evolución del sentimiento nacionalista de los vascos, 1987-2001.

“La potenciacomparativa deeste autogobiernose comprueba enel ratio de gastopúblicoautonómico (sincontar el local,foral o central) porhabitante, que sesitúa por encimade las 400.000pesetas porhabitante y año.Esto supone, paraun techocompetencialsimilar, un 18 %más que elcorrespondiente ala Generalitat deCatalunya, un 40 %más que el de laJunta deAndalucía y un 100% más que el de laXunta de Galicia,aproximadamente”

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Todo esto ocurre a pesar del adoctrina-miento mediático y educativo, del con-trol institucional, del clientelismo y dela desaparición progresiva de lo españolde los espacios públicos, producidos porel control nacionalista de las institucio-nes y de los discursos. Y ocurre también,a pesar de dos cambios demográficosde primer orden: por un lado, el incre-mento de la población vascohablante,que esperan resultase un vehículo deaculturación nacionalista; y, por otrolado, la emigración de más de 200.000vascos desde 1988 (un 10 % de la po-blación), gracias a los saldos migrato-rios negativos desde esa fecha.

El nacionalismo no ha sabidoentender esta evolución plu-ralista, dual y pragmática dela sociedad y ha preferido lahuida hacia delante. Su vér-tigo ante el riesgo de perder,no solo la sociedad, sinotambién el poder, le ha lleva-do a la radicalización sobera-nista y rupturista de su dis-curso y su política y al en-tendimiento con el etnicis-mo excluyente que apoya alterrorismo. Ha sido, sobre to-do, el miedo lo que le permi-te jugar la prórroga actual.

Esta paradoja profunda tiene su expre-sión, también, en el comportamientoelectoral. Si en la década de los ochen-ta el nacionalismo dominaba amplia-mente en el electorado vasco, a partirde los noventa esta situación se ajustamucho más a su patrón actitudinal eidentitario. Sabido es que los electoresvascos suelen comportarse de distintamanera según voten en elecciones le-gislativas o territoriales, votando menos

nacionalista en aquellas que en éstas.Como muestran los gráficos 2 y 3, estecomportamiento cambia significativa-mente en la última década. Si en laselecciones legislativas los votantes au-tonomistas superan de forma crecientea los nacionalistas desde el año 1993,en las autonómicas éstos siguen siendomayoritarios, pero con una diferenciaque se reduce de forma significativa encada elección desde 1994.

GRÁFICO 2. Evolución del voto nacionalista/estatal en las elecciones legislativas en Euskadi, 1977-2000.

GRÁFICO 3. Evolución del voto nacionalista/estatal en las elecciones legislativas en Euskadi, 1980-2001.

“La radicalizaciónetnicista delnacionalismo nohace másnacionalistas, si nomenos, pero puedehacer imposible unmodelo deconvivenciabasado enidentidadesplurales para quesea inevitable laconfrontación delas identidadesincompatibles”

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El mito de Protágoras (siglo Va.C.) cuenta una historia que todociudadano vasco, más aún que los

demás, debería aprender desde la es-cuela. En él se viene a probar que nohay ciudad posible sin ciudadanos do-tados de virtud política. Puede sobrevi-vir, es cierto, con que en ella sólo algu-nos conozcan la medicina o la música,porque esos pocos bastan para atenderla salud o entretener el ocio de la co-munidad entera. Pero como no todosposean el sentido del respeto y la justi-cia (que en eso consiste aquella virtud),sus habitantes se destrozarán entre sí yla ciudad estará perdida. Condición tanimprescindible para la vida en comúnno nos la entrega graciosamente la na-turaleza, sino que la conquistamos sólopor la educación y el ejercicio. Por eso,a quien le falte, se le reprochará comoun defecto culpable que ha de ser tra-tado como una enfermedad.Bien, pues yo creo que la mortífera do-lencia que aflige a la sociedad vasca re-vela la escasez de virtud política entrenosotros. Unos pocos, por carecer no yasólo de respeto sino de mera humani-dad, acosan y asesinan a sus vecinoscon el aplauso de otros varios. Bastan-tes más, por faltarles el sentido de jus-ticia, es decir, desdeñosos de la igualdadpolítica que a todos nos vincula, se per-miten atentar contra los derechos civi-les del resto. Unos y otros pertenecen aesa clase de vascos mucho más ufanosde ser vascos que de ser ciudadanos yhasta de ser hombres. De modo que losmás aquejados de tamaño narcisismocolectivo están dispuestos a acabar concualquier otro ser humano (con mayor

inquina cuanto más próximo) que nomuestre la debida reverencia al vasco. Ylos pacientes menos graves son todavíareacios a la sospecha de que un verda-dero vasco pueda portarse con los su-yos como un criminal y, en todo caso,proclives a disculpar a ese criminal porel hecho de ser vasco.Así las cosas, aquí no existe una ciudad,porque no formamos una comunidadde hombres libres sino un conjunto deagresores y atemorizados. Por tanto, nohay política, y en su lugar está el mie-do; pero distingamos. No es, por cierto,el miedo de todos a todos (como el delimaginario estado natural), pues en talcaso ya estaría superado. Si cada unotemiera al otro por igual, todos tendrí-an idéntico interés en librarse de estepenoso sentimiento y hace tiempo quehabrían firmado algún pacto de noagresión. Tampoco es el miedo de todosa uno solo, porque este uno resulta dis-tinto según se mire. Los de allá tienenmiedo del Estado (ya lo confesó el Sr.Egíbar: “temo más a España que a ETA”)y de su fuerza legal. Los de más acá te-men sobre todo a ETA, a sus tropas afi-nes y a cuantos, por compartir sus prin-cipios y fines ilegítimos, consienten sussiniestros medios. Que este segundogrupo engrose cada día y sufra másmiedo que el primero resulta bien fácilde entender: cualquier organización te-rrorista (dada su fuerza ilegal, arbitraria,salvaje) siempre es más temible que unEstado sujeto a la ley y que ha borradode su código, por fortuna, los juicios su-marísimos y la pena capital. En resumidas cuentas, en Euskadi rei-na el miedo unilateral de muchos a

bastantes. Es el miedo a ETA y tambiéna quienes no temen a ETA; el miedo deuna parte de la población a otra parte,ésta sin duda menor, pero que disfru-ta de la ventaja añadida de haber ac-cedido al gobierno. Porque esto es lomás trágico: que el Gobierno Vasco,como no nos defiende de ETA (sinoque la ha convertido indirectamente,por socio interpuesto, en su aliada),acrecienta el miedo general a ETA y asus secuaces. De ahí que lo inaguan-table de esta situación estriba en serindefinidamente prolongable. Puestoque no todos experimentan el mismomiedo ni en parecida cuantía, no to-dos sienten la necesidad de ponerlefin cuanto antes; al contrario, los unosobtienen su poder del mayor ame-drentamiento de los otros.Pero el ciudadano ha de saber que haydos vías principales y a la par, una pú-blica y la otra privada, para combatirsu espanto. La primera es que, quiennos causa un miedo injustificable, aca-be a su vez por tenernos un justificadomiedo. Pues bien, hoy por hoy, a ETA nose lo meten ni los gestos o ruegos silen-ciosos de las gentes, ni las manifesta-ciones callejeras ni los comunicados derepulsa. Podrá sentir a lo más una cier-ta desazón, porque todo eso desmientea las claras la falaz representación po-pular que se otorga, pero intuye que eltemor persistente mina la resistenciaciudadana hasta su claudicación. A mo-do de prueba, hace sólo unos días la pa-tronal vasca conminaba a los políticos a“encontrarse en algún punto, sea éste elque sea”... Así que el único capaz de in-fundir miedo a ETA es quien puede ha-blar su mismo lenguaje de amenaza ydispone de los medios legales !y legíti-mos¡ para llevarla a cabo. En suma, lasfuerzas policiales y los tribunales dejusticia de la Comunidad AutónomaVasca y de España. “Con guerreros de lafe —escribió Max Weber— no se puedepactar la paz; lo único que se puede ha-cer con ellos es neutralizarlos...”.Escandalizarse por esa sugerencia, pocomenos que si fuera vergonzante blasfe-mia democrática, indica o una estrata-gema indecente o un escandaloso gra-do de desconocimiento acerca de la po-

Aurelio Arteta

Catedrático de Filosofía Política

Más miedoque alma

“Unos pocos, porcarecer no ya sólode respeto sino demera humanidad,acosan y asesinan[…]. Bastantesmás, por faltarlesel sentido dejusticia, es decir,desdeñosos de laigualdad políticaque a todos nosvincula, sepermiten atentarcontra losderechos civilesdel resto. Unos yotros pertenecen aesa clase devascos muchomás ufanos de ser‘vascos’ que deser ciudadanos yhasta de serhombres”

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lítica, que sólo puede comenzar tras ha-ber fijado quién y cómo ostenta el mo-nopolio de la violencia legítima. Porqueel vasco es, sin duda, un problema polí-tico: el de una sociedad cuya mayoríase resiste a aceptar por las buenas elproyecto etnonacionalista que se leofrece y a la que algunos quieren do-blegar por las malas. El problema vasco,pues, no se reduce al terrorismo, pero semantiene hoy sólo gracias a ese terro-rismo. Este es más su causa que su con-secuencia. Un “conflicto” que ni siquie-ra justificaría el recurso al tirachinas, tales su déficit democrático de partida, seagranda y reproduce mediante el tiroen la nuca. Así que no hay solución po-licial al problema vasco, pero tiene quehaberla para atajar cuando menos la in-cesante hemorragia que hoy constituyelo sustantivo de ese problema.La otra vía —más personal, no menosurgente— para combatir el miedo espertrecharse de razones que nos ayu-den a dominarlo. Porque nuestro peca-do colectivo no reside tanto en el mie-do (es bueno que lo temible sea temi-do), como en la habitual falta de coraje

para encarar al matón que nos lo pro-duce. Y, a fin de prevenir esa cobardía,nada más recomendable que una sólidaconfianza en las propias razones contralas sinrazones contrarias. En esta cruen-ta y agotadora batalla no nos valdre-mos sólo de que nos ampara la ley, deque somos más que los otros o de que -llegado el caso- podríamos reunir ma-yor fuerza bruta que ellos. Ni condena-remos sólo los asesinatos, como si cadauno de ellos no viniera precedido porotras perversiones más cotidianas. Ha-remos valer ante todo y a cada momen-to nuestro mejor y más fundado dere-cho frente a sus pretendidos derechos;trataremos de probar la justicia denuestra causa frente a sus inicuas recla-maciones. No digo que lleguemos asíalgún día a convencerles; digo que, almenos, perderemos miedo. Pues estasson las condiciones mínimas de ese diá-logo tan pregonado: que desaparezca eltemor entre los interlocutores, que ha-ya ideas razonables que intercambiar.

Claro que este último remedio entrañaun esfuerzo de reflexión política y derearme moral más costoso que el re-querido para corear estribillos o exhibirlas palmas blancas de las manos. Urba-nidad o indiferencia, equidistancia, fal-so respeto o reserva “progresista”, sonen este país otros tantos rostros de esacobardía que nos deja inermes ante labestia y expuestos a sus engaños. Elnihilismo que todo tolera es un caldoideal para el terrorismo. En pleno des-crédito de los valores, ¿por qué los de-mocráticos han de ser superiores a losétnicos?; y, si todas las ideas civiles sonlegítimas (como repite el interesado o elnecio), ¿quién habrá de molestarse enrebatir las ajenas o en afianzar las pro-pias? También esta miseria forma partedel problema vasco, es decir, de la culpavasca. La culpa criminal de algunos, laculpa política de bastantes...; sí, peroademás la culpa moral de casi todos.

EL PAÍS, mayo de 2000.

“El nihilismo quetodo tolera es uncaldo ideal para elterrorismo. Enpleno descréditode los valores,¿por qué losdemocráticos hande ser superioresa los étnicos?; y, sitodas las ideasciviles sonlegítimas (comorepite elinteresado o elnecio), ¿quiénhabrá demolestarse enrebatir las ajenaso en afianzar laspropias? Tambiénesta miseria formaparte del problemavasco, es decir, dela culpa vasca. Laculpa criminal dealgunos, la culpapolítica debastantes...; sí,pero además laculpa moral decasi todos”

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Era preciso envolver la deriva xe-nófoba en argumentos formal-mente progresistas. Para Arzalluz,

la culpa era del franquismo, que habíallevado muchos trabajadores a Euskadi,pobre gente que se convirtió de formainocente en factor de “desvasquiza-ción”. Son así el obstáculo para el ejer-cicio de una autodeterminación cuyoresultado hubiese sido sin duda positivode vivir sólo vascos en Euskadi. Para elex director de Eguin, Salutregi, la expli-cación era más complicada, y tambiénmás reaccionaria en su voluntad de en-contrar una justificación progresista.Para el portavoz de la izquierda abert-zale, cuyo articulo fue mantenido mu-cho tiempo en la página web de Gara,el origen del mal se encontraba en la“generosidad” de los vascos que acogie-ron fraternalmente a los trabajadoresespañoles, de condición casi animal, pe-ro éstos no supieron hacer propios losideales de la nación vasca, convirtién-dose de modo inconsciente en agentesdesnacionalización de Euskadi Herria.Esta vez la responsabilidad no era deFranco, sino de los partidos políticos ylos periodistas contrarios al nacionalis-mo, que impidieron la integración. Los“patriotas” vascos ven así justificadauna eventual lógica de exclusión de losinmigrantes y también en el aniquila-miento de quienes obstaculizan la na-cionalización de los venidos de fuera ymantiene de forma criminal el espírituespañol en tierras vascas.El desenlace lógico de esta concepciónexcluyente es la noción de “ciudadaníavasca”, a la que se asocia una reelabo-

ración de la de “pueblo vasco”, ambasrigurosamente antidemocráticas. Los”ciudadanos vascos” no son todos losciudadanos de Euskadi, sino áquellosque comparten el ideal de independen-cia; por eso el documento de identidadvasco es ante todo un instrumento dediscriminación para ejercer los futurosderechos políticos, constituyéndose uncenso electoral de auténticos patriotas.Hay que evitar los riesgos del sufragiouniversal, la misma justificación quellevó a ensayar un poder constituyentede base municipalista en la Udalbitza,contando con el abrumador predominiodel nacionalismo en medios rurales.El sujeto político se construye enton-ces por exclusión. El “pueblo vasco” nose identifica con la sociedad vasca, sinocon el conjunto de patriotas. Su prota-gonismo inexorable requiere expulsarde la política de Euskal Herria a los novascos y a los vascos españolistas quese oponen a la independencia y man-tiene la vinculación con España. Es lasociedad vasca previamente depurada

étnica e ideológicamente. El manique-ísmo sabiniano recupera plena vigenciamediante un simple cambio de pala-bras, y la carga de violencia se mantie-ne, incluso amplificada por legitimarcomo procedimientos de exclusión parala izquierda abertzale los practicadospor ETA. El regreso tiene lugar tambiéna los origines, puesto que en definitivala eliminación ahora prevista reproduceuna imagen del Antiguo Régimen: unorden social estrictamente vasco, gra-cias a la supresión de minorías que pu-dieran contaminar su pureza de sangre,ahora ideológica; antaño se trataba dejudíos, moros, herejes y gente de malaraza, cuya imagen satanizada se hatransferido hoy, en estela de Sabino, aespañoles y vascos españolistas.Sólo el éxito del nacionalismo demo-crático en las elecciones del 13 de ma-yo de 2001 ha hecho innecesario eserepliegue sobre la discriminación fun-dacional, precisamente en la medidaque hace posible al PNV y a EA esperarque su control de las instituciones le

Una lógica de exclusiónLa constitución del sujeto político

Antonio Elorza*

Catedrático de Ciencias Políticas “Sólo el éxito delnacionalismodemocrático enlas elecciones del13 de mayo de2001 ha hechoinnecesario eserepliegue sobre ladiscriminaciónfundacional,precisamente enla medida quehace posible alPNV y a EAesperar que sucontrol de lasinstituciones lepermitan realizarsu sueño, iniciadopor vía legal larecuperación de la‘independenciaoriginaria’”

Hay que evitar los riesgos del sufragiouniversal, la misma justificación que llevó a

ensayar un poder constituyente de basemunicipalista en la Udalbitza, contando conel abrumador predominio del nacionalismo

en medios rurales.

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permitan realizar su sueño, iniciado porvía legal la recuperación de la “inde-pendencia originaria”. Entretanto, consu estrategia de intimidación de los ciu-dadanos y de exterminio físico de loscuadros políticos “españolistas”, ETApone en marcha la variante sabinianade la “solución final” que ha de dejarel destino de Euskal Herria en manos delos abertzales, esto es de los auténticosvascos. Alcanza así cumpliendo la con-signa dada por Sabino Arana en“¡Ken!”, adaptando a la sociedad vascacontemporánea la lógica de exclusióndel extraño que fijaran en el siglo XVIlas Juntas Generales del Señorío de Viz-caya y de la Provincia de Guipúzcoa.

* cfr. Un Pueblo Escogido. Ed. CRITICA-Con-trastes, 2001.

Si la Transición a la democracia en España fue posible, se debió, sin du-da alguna, al enaltecimiento del valor del pacto como piedra angular pa-ra la convivencia (...): un país de todos y para todos, sin exclusiones, sinvenganzas ni rencores.

El valor de la autonomía es el valor del pacto, del acuerdo, la actualiza-ción de los derechos y de los deberes históricos de los territorios foralesvascos. La autonomía ha sido el gran pacto histórico de los vascos, nues-tro acuerdo global en lo fundamental, nuestro compromiso para la convi-vencia en los últimos veinticinco años. El Estatuto de Guernica es nuestra“casa común”, lo único que ha dado a los vascos existencia política y co-hesión como comunidad, lo único con lo que los vascos hemos sabido “ha-cer país” en nuestra historia contemporánea.

Si con el pacto los vascos podemos recorrer dignamente la Historia, conla independencia le estamos dando la espalda a la Historia. Una tercera víaimposible, para un País Vasco imposible sin acomodo y lugar en el proyec-to europeo del siglo XXI.

Jaime Mayor Oreja.Presidente del Grupo Parlamentario Popular.

Publicado en ÉPOCA, nº 858 (2001), págs. 20-21.

“”

Alava, es otra cosaAlava, es otra cosa

ArabakoForu AldundiaDiputaciónForal de Álava

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Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

52La autodeterminación como derecho

LA AUTODETERMINACIÓN COMODERECHO Y COMO PRETENSIÓNPOLÍTICA

Podemos entender por autodetermina-ción la capacidad de una colectividadterritorial de decidir en un acto expre-so y único sobre su propia forma políti-ca. Esta decisión supone soberanía, estoes un poder jurídico originario e incon-dicionado sobre el propio destino polí-tico, lo que explica la ignorancia de lasconstituciones de esta facultad y la di-ficultad de las mismas para proceder asu reconocimiento a quien no sea elpueblo nacional, de manera que la suje-ción territorial pudiese ser cuestionadapor una colectividad que forme partede la organización estatal.En el plano conceptual debe subrayarsela relación de la autodeterminación conel liberalismo, en primer lugar en la me-dida en que la autodeterminación de lospueblos es el correlato colectivo de losderechos individuales Así como se con-sidera que los derechos, en cuanto basedel desarrollo individual, son algo a loque las personas no pueden renunciar,se tiende también a pensar que la auto-determinación es una facultad que ten-drían los pueblos al desarrollo de su pro-pia personalidad. En segundo lugar yaunque en el liberalismo no hay unapreocupación por la suerte de los dere-chos colectivos, o de los sujetos con unabase territorial, es evidente que encuanto ideología de libertad dicha co-rriente política suministra unas oportu-nidades de organización que posibilitanla realización de la autodeterminación.La cuestión está en la transformación dela idea o el principio de autodetermina-ción en derecho. Es dudoso que la au-todeterminación pueda presentarse co-mo un derecho moral en cuanto preten-sión razonable cuyo reconocimiento yejercicio deban favorecerse. No puedeentenderse como verdadero derecho laadmisión de una pretensión cuya reali-zación introduciría el caos en las rela-ciones internacionales e implicaría una

desestabilización política al saltar porlos aires en mil pedazos —en tres mil di-ríamos mejor— los actuales Estados. Estamos, como es sabido, en un mundoen el que sólo el cuatro por ciento de lapoblación vive en un Estado que se co-rresponde exactamente a su grupo étni-co, como se deduce del hecho de quefrente a la existencia de miles de gruposétnicos hay menos de doscientos Esta-dos. Si la autodeterminación se aceptasecomo un derecho natural, nos encon-traríamos con que habría que dividir elsistema político mundial hasta recono-cer los varios miles de Estados corres-pondientes a las etnias existentes. En es-te universo político peligraría la paz, da-do precisamente el fundamento nacio-nalista de legitimación, y se multiplicarí-an los enfrentamientos territoriales. Re-sultaría asimismo muy difícil oponerseal dominio del grupo étnico más fuerteen un determinado espacio si sólo seaceptase el criterio de vinculación políti-ca de que estamos hablando.Tampoco parece imponerse el reconoci-miento del derecho de autodetermina-ción como consecuencia de su impres-cindibilidad en la legitimación del Esta-

do. La justificación de éste, si se tieneuna visión correcta de esta organizaciónpolítica, a la vez, histórica, por tanto noeterna o natural, e instrumental, al servi-cio por ello de la realización de determi-nados fines, como la garantía de la paz yel aseguramiento de los derechos de losciudadanos, y no como cobertura políti-ca de una colectividad nacional.

LA AUTODETERMINACIÓN EN ELORDEN JURÍDICO INTERNACIONALY EN EL DERECHO INTERNO: ELCASO ESPAÑOL

Las dificultades de la autodetermina-ción para traspasar el umbral de unamera pretensión política, cuya raciona-lidad hay que juzgar caso a caso, peroque no cuenta de partida con una ven-taja en el terreno de la ética o de lasevidencias lógico-jurídicas, están en laraíz de la resistencia de los ordena-mientos internos o internacionales aproceder a su reconocimiento.En los derechos nacionales, en efecto,ocurre no sólo que falta el reconoci-miento constitucional de la autodeter-minación, sino que la incorporación delmismo es difícilmente realizable. Seoponen a ello, primeramente, razonesde principio, pues si el Estado es un or-den político de integración permanentey una organización cuyos mandatosson vinculantes para los ciudadanos,poca cabida hay para la sujeción terri-torial consentida y, por ello, revisable,de manera que la aceptación de una re-

Juan José Solozábal Echevarría

Catedrático de Derecho Constitucional

Derecho deautodeterminación

“La cuestión estáen latransformación dela idea o elprincipio deautodeterminaciónen derecho. Esdudoso que laautodeterminaciónpueda presentarsecomo un derechomoral en cuantopretensiónrazonable cuyoreconocimiento yejercicio debanfavorecerse. Nopuede entendersecomo verdaderoderecho laadmisión de unapretensión cuyarealizaciónintroduciría elcaos en lasrelacionesinternacionales eimplicaría unadesestabilizaciónpolítica al saltarpor los aires enmil pedazos —entres mil diríamosmejor— losactuales Estados”

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La autodeterminación como derecho

Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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serva de soberanía en favor de las co-lectividades nacionales o étnico cultu-rales afectaría gravemente a la viabili-dad del sistema político. En segundolugar la sólita atribución de la soberaníaen las constituciones de nuestro entor-no al pueblo del Estado, o la nación, im-pide el ejercicio de una actuación cons-tituyente justamente a quien no es elsoberano, esto es a una fracción delimi-tada territorialmente, como es la quedemanda el ejercicio del derecho de au-todeterminación, del pueblo.En el ámbito internacional ha de tener-se en cuenta que el derecho de libre au-todeterminación , reconocido en la Car-ta de las Naciones Unidas, arts. 1 y 55,así como en determinadas resoluciones,especialmente en la Nº1514 (XV), se re-fiere exclusivamente a los pueblos so-metidos a dominación colonial y no alas partes integrantes del territorio deun Estado. Los recientes ejemplos deindependencia de los países exsocialis-tas, de modo especial los pertenecien-tes a la antigua URSS, es cierto que su-ponen la quiebra de la intangibilidad delas fronteras como principio de ordeninternacional europeo tras la SegundaGuerra mundial, pero , más allá de unaevocación al principio de la libre auto-determinación de los pueblos, con asi-dero o no en su antigua situación cons-titucional, surgen de una situación re-volucionaria, que no puede, por tanto,ofrecer verdadera continuidad jurídicacon el anterior sistema político. En este contexto no tiene nada de ex-

traño que la Constitución española noreconozca el derecho de autodetermi-nación, especialmente innecesario ade-más, habida cuenta de la existencia ennuestro ordenamiento de verdaderosderechos colectivos territoriales, co-menzando naturalmente por la autono-mía de nacionalidades y regiones, encuanto derecho a dotarse (esto es dere-cho de acceso y de disfrute) de la co-rrespondiente estructura institucional yequipamiento competencial estableci-dos en su Estatuto de autonomía, lo que

permite el ejercicio de potestades legis-lativas y de gobierno, de carácter limita-do y derivado, pero de evidente índolepolítica (Así STC 25/1985 y STC 4/1981).La Constitución garantiza asimismo enla Disposición adicional primera los de-rechos históricos de los territorios fora-les, lo que supone la aceptación por laNorma Fundamental del régimen jurídi-co tradicional vasco en la medida quesea compatible con el nuevo ordenconstitucional y teniendo en cuentaque su alcance y disposición efectivacorresponde al Estatuto de Autonomíay, mediando la previsión de esta norma,incluso el Parlamento autonómico. Deotro lado, y como resulta del propioPreámbulo constitucional, entre lospropósitos que se ha planteado el poderconstituyente al aprobar la Constitu-ción figura el de la preservación del pa-trimonio cultural e institucional de lospueblos de España. Se trata de un reco-nocimiento de los derechos de éstos asu propia identidad, implícito si se quie-re pero muy claro, que aunque no seproduzca en la parte dispositiva de laConstitución en modo alguno carece almenos de significación interpretativa .Pero el que, de acuerdo con todo lo queacabamos de ver, concluyamos que laautodeterminación no es una facultad adisposición de las nacionalidades para suejercicio efectivo no impide naturalmen-te su justificación en abstracto o la de-fensa de la pertinencia de su reconoci-miento y organización efectivos. Y ellobien si se trata de una defensa ocasionalde la misma, como mensaje político, cu-bierto perfectamente por la libertad deexpresión; o estemos ante un objetivo

programático de un partido político, quepuede incluir entre sus fines la lucha porel reconocimiento de tal derecho.Por supuesto que lo que es una simplepretensión política puede convertirseen auténtico derecho, si se conocen si-tuaciones de opresión nacional, y que,en determinadas condiciones y conarreglo a determinados procedimientos,cabría incluir el derecho de autodeter-minación, previa reforma constitucio-nal, en nuestro ordenamiento, aunqueel que ello fuera posible no significaríaque fuera lógico o pertinente.En conclusión, la autodeterminación noes un derecho moral, cuyo no reconoci-miento suponga una quiebra ética delEstado y su no ejercicio una frustraciónde la colectividad nacional: ni un Esta-do que no reconoce la autodetermina-ción es un Estado injusto u opresor, niuna colectividad territorial que no ejer-ce la autodeterminación, entendida co-mo secesión, es una nacionalidad man-quée o frustrada.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

A. de BLAS. Nacionalismo y naciones enEuropa. Madrid, 1994. J.J. Solozábal. Las bases constituciona-les del Estado autonómico. Madrid,1998. Diversas contribuciones al número 21de Cuadernos de Alzate. Madrid, 1999.

“Las dificultades de laautodeterminaciónpara traspasar elumbral de unamera pretensiónpolítica, cuyaracionalidad hayque juzgar caso acaso, pero que nocuenta de partidacon una ventajaen el terreno de laética o de lasevidencias lógico-jurídicas, están enla raíz de laresistencia de losordenamientosinternos ointernacionales aproceder a sureconocimiento”

“En conclusión, laautodeterminaciónno es un derechomoral, cuyo noreconocimientosuponga unaquiebra ética delEstado y su noejercicio unafrustración de lacolectividadnacional: ni unEstado que noreconoce laautodeterminaciónes un Estadoinjusto u opresor,ni una colectividadterritorial que noejerce laautodeterminación, entendida comosecesión, es unanacionalidadmanquée ofrustrada”

[…] sólo el cuatro por ciento de la poblaciónvive en un Estado que se correspondeexactamente a su grupo étnico, como sededuce del hecho de que frente a laexistencia de miles de grupos étnicos haymenos de doscientos Estados.

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¿Y el principio de la intangibilidadde las fronteras?

Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

54La autodeterminación como derecho

Desde hace un tiempo, desde el na-cionalismo vasco se ha procedido

conscientemente a la articulación de undiscurso político basado en la autode-terminación, el soberanismo y la inde-pendencia. Al margen de los juegos depalabras y del modo en el que el pro-ducto es vendido a la opinión pública,en la medida en que no parece existirningún interés en precisar el contenidoreal del que se quiere dotar a esos tér-minos, el sentido corriente de tales tér-minos se concreta —salvo acreditaciónen contrario— en la consecución de unEstado vasco, soberano e independiente.Esto es, en el recurso a una figura que esconsiderada en desuso y decadente porlos mismos que aspiran a la misma. In-curren así en la contradicción de aspirara la constitución de un Estado vasco almismo tiempo que manifiestan que enla Sociedad Internacional de nuestrosdías la figura del Estado carece de sen-tido como consecuencia de la globaliza-ción y de la progresiva pérdida de sobe-ranía que le acompaña. La etapa ante-rior a la creación de dicho Estado se ba-sa en la autodeterminación. En ese dis-curso político, la simpleza –entendidoeste término como ausencia de dificul-tad- es total: no hay necesidad de justi-ficar nada puesto que el fin justifica los

medios y tampoco se espera una opi-nión pública exigente. Al contrario, loque impera es la docilidad porque en elPaís Vasco una de las consecuencias dela situación en la que se vive es la asun-ción por una gran parte de la ciudada-nía de que lo más cómodo y lo menosarriesgado es no contestar al poder po-lítico dominante. De este modo, la afir-mación relativa a la existencia de un de-recho de todo pueblo a la autodetermi-nación, a fuerza de repetida, acaba porser asumida por una ciudadanía que,mayoritariamente, no quiere problemasy que no reacciona salvo que el asuntoafecte a su bolsillo. De no ser así, habríaquedado ya meridianamente claro queel derecho de autodeterminación, tal ycomo nos es presentado, no existe y quela referencia que se hace al Derecho In-ternacional es inexacta o, si se quiere,una verdad a medias porque este orde-namiento el único derecho de autode-terminación que recoge en la Carta delas Naciones Unidas, tal y como fue de-sarrollada en la década de los años se-tenta, es el reconocido a los pueblos so-metidos a dominación colonial. Además,y esto también se silencia, las resolucio-nes de la Asamblea General de lasNaciones Unidas relativas a ese dere-cho afirman expresamente que su reco-nocimiento no implica un derecho desecesión. ¿Cómo podía ser de otro mo-do si son los propios Estados los autoresdel Derecho Internacional? ¿Cómo ibanellos a crear normas que pusieran en pe-ligro su propia existencia?Fuera del supuesto anterior, en la actua-lidad el derecho de autodeterminaciónsólo es admitido por el Derecho Interna-

cional en los supuestos de pueblos per-tenecientes a un Estado no democráti-co ni respetuoso de los derechos hu-manos. En consecuencia, la respuesta esla admisión de un derecho de secesióncuando concurriera tal hipótesis.Las hipotéticas críticas al carácter inte-resado de las líneas anteriormente es-critas harían bien en examinar la prác-tica acontecida en los últimos años enel continente europeo antes de ser for-muladas. De ese modo, podrían consta-tar que en todos los supuestos lo queha habido previamente ha sido la desa-parición del Estado preexistente (los ca-sos de la Unión Soviética y de Yugosla-via) o la decisión de los Parlamentosnacionales (por lo tanto, del conjuntodel Estado preexistente) bien de unirsea otro Estado (el caso de la RepúblicasDemocrática de Alemania respecto dela República Federal de Alemania ), biende disolver el Estado preexistente (elcaso de Checoslovaquia).Como se ve, todo ello bastante alejadode los esquemas que desde el naciona-lismo vasco se quieren instaurar entrenosotros. Es evidente que, dada la expe-riencia de tanto tiempo que lo avala, alos ideólogos de la estrategia tendente ala consecución de un Estado vasco todoesto les es indiferente. Acostumbrados aestablecer las reglas de juego —y a jugarsiempre de acuerdo con ellas— les da lomismo que el Derecho Internacionalno avale su discurso y que la consecu-ción de un Estado vasco en el siglo XXIcarezca absolutamente de sentido tantoen el marco de la Sociedad Internacio-nal como en el seno de la Unión Euro-pea. De este modo, obvian el hecho de

Carlos Fernández de Casadevante Romani

Catedrático de Derecho Internacional.

“La etapa anteriora la creación dedicho Estado sebasa en laautodeterminación.En ese discursopolítico, lasimpleza —entendido estetérmino comoausencia dedificultad— estotal: no haynecesidad dejustificar nadapuesto que el finjustifica losmedios y tampocose espera unaopinión públicaexigente”

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La autodeterminación como derecho

Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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del resto de los Estados español y fran-cés. Finalmente está la cuestión —queno es menor— de las fronteras. Ingenuoes el que piense que en pleno siglo XXIlas fronteras han dejado de ser intangi-bles. Revise las negociaciones y los tra-tados relativos a la unificación de Ale-mania y constatará que en ellos que laintangibilidad de las fronteras es unaconstante siempre presente. O examine,

que la hipotética configuración de di-cho Estado –desde un punto de vista te-rritorial- concierna tanto a la Comuni-dad Autónoma vasca como a la Comu-nidad Foral de Navarra y a los territoriosvascos del Sur de Francia. Esto es, al te-rritorio de dos Estados. De otro, que unahipotética consulta sobre el particularconcerniría a la población de los territo-rios anteriormente citados así como a la

si duda de lo que afirmamos, las condi-ciones impuestas por los Estados occi-dentales a los nuevos Estados surgidosde la desintegración de la Unión Sovié-tica, de Yugoslavia y de Checoslovaquiaa los efectos de su reconocimiento. En-contrará entre ellas la referencia expre-sa a la intangibilidad de las fronterasexistentes. En consecuencia, necio tieneque ser quien imagine que la SociedadInternacional —y en nuestro caso tam-bién la Unión Europea— aceptaría unamodificación de fronteras para hacerfactible un Estado vasco. Despierte delsueño, muy a su pesar, porque el princi-pio de la intangibilidad de las fronterases un principio sólido.Aceptar esta realidad requierehumildad, mucha humildad, por-que conduce de inmediato a re-nunciar a un discurso ideológicoimposible, desfasado y carentede futuro. ¿Crear un Estado vas-co para secesionado de España yde Francia tener que solicitar laadmisión en el seno de la UniónEuropea? No sólo eso: ¿esperarque los Estados Miembros de laUnión —entre ellos España yFrancia- aceptaran por unanimi-dad, que es lo que exigen los Tra-tados constitutivos, al nuevo Es-tado en el sistema? Al margen deeste obstáculo ya de por sí consi-derable, ¿podría ese nuevo Esta-do acreditar su condición de Es-tado respetuoso de los derechoshumanos? ¿Puede alguien creerque satisfecha la bestia y conse-guidos sus objetivos esta dejaríade utilizar la amenaza, el asesi-nato y la coacción para seguircondicionando la vida social ypolítica ahora de un microEstadoinsignificante y carente de rele-vancia internacionalmente?

Encontrará entre ellas la referencia expresa a laintangibilidad de las fronteras existentes. Enconsecuencia, necio tiene que ser quienimagine que la Sociedad Internacional —y ennuestro caso también la Unión Europea—aceptaría una modificación de fronteras parahacer factible un Estado vasco.

‘‘

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56El sujeto de laautodeterminación

La idea de la autodeterminaciónprocede de la ética, de la nociónde la voluntad en sentido moral,

entendida como libre y autónoma. Uncaso típico es la ética de Kant y su teo-ría sobre la autonomía de la voluntad.De ahí pasó a la política para designarla doctrina que postula la autonomía oindependencia de un grupo al que seconsidera poseedor de una identidadpropia y distintiva. La doctrina de la au-todeterminación nacional se extendiópor Europa después de la Revoluciónfrancesa, vinculada al movimiento ro-mántico y al nacionalismo. En el sigloXX se propagó por todo el mundo y sir-vió de fundamento al anticolonalismo yal proceso de descolonización. A partirde entonces aparece asociada a los na-cionalismos étnicos que propugnan lasecesión de entidades o regiones queforman parte de unidades más amplias.Se trata de una doctrina ambigua, quepuede ser aplicada a situaciones muydiferentes y dotada de una naturalezabastante arbitraria. Al ir asociada a la idea de libertad y au-tonomía, la autodeterminación goza deun prejuicio general favorable que con-trasta, junto a algunos bienes que pue-de producir, con los males que, entendi-da arbitraria o frenéticamente, puedeprovocar y, sin duda, ha provocado.Gran parte del debate político españolsobre el problema vasco gira en torno ala idea de la autodeterminación. En ellase quiere encontrar la solución al “con-flicto”. Así lo hacen tanto los terroristasy sus cómplices, como los dirigentes delPNV e incluso buena parte de la izquier-da no nacionalista o constitucionalista.

Incluso en algunos que no son naciona-listas ha hecho mella la trampa. Muchosargumentan, quizá de buena fe, que,desde una perspectiva democrática, na-da habría que temer de la autodetermi-nación, pues entrañaría la más perfectaexpresión del ejercicio democrático. Sinembargo, es muy probable que estemosante la perversión o el abuso de unaidea, en principio, irreprochable. ¿Quiénen nuestro tiempo podrá oponerse aque los individuos o los grupos se “auto-determinen”? Otra cosa sería condenar-los a la heteronomía o a la dependencia,en suma, a la minoría de edad.Nos encontramos ante una trampa yuna pura falacia. Una primera objeciónes que la autodeterminación de cual-quier parte de España se encuentra ex-cluida por la Constitución. Entre otrasrazones, por la muy poderosa de que lapropia Constitución se encuentra fun-damentada en la autodeterminacióndel pueblo español en su conjunto, ensu unidad indisoluble. Algunos quizáopongan el argumento de que es posi-ble reformar la Constitución, pero olvi-dan que la redefinición del sujeto de lasoberanía no entrañaría la reforma dela Constitución sino su pura destruc-ción. Dejo de lado, por otra parte, lascuestiones relativas a las falacias histó-ricas que entraña la posición secesio-nista o la omisión del hecho de quegran parte de los ciudadanos del PaísVasco, quizá al menos la mitad, no sonpartidarios de la autodeterminación. Lasecesión de un territorio no es unacuestión de derecho sino de hecho. UnaConstitución política que incluyera elderecho a la secesión (y ésta sería una

de las dos posibilidades del ejercicio delderecho a la autodeterminación) se ne-garía a sí misma.Según otra de las falacias inherentes alabuso del concepto, la autodetermina-ción vendría ser la solución al conflictoque enfrenta en el País Vasco a los se-cesionistas y a los partidarios de la uni-dad nacional española. Si existen dosposiciones, afirman, que decidan libre-mente los vascos. Pero esto, lejos de seruna solución neutral, entrañaría eltriunfo de la tesis soberanista. Sería unaespecie de tercera vía o de solución in-termedia entre centralismo y separatis-mo. Pero, en realidad, la tercera vía en-tre estas dos alternativas es precisa-mente el Estado de las autonomías queestableció la Constitución con un in-menso apoyo popular, aunque menor,ciertamente, en el País Vasco. Por otra

Autodeterminación: un monstruo con careta amableParadojas y falacias sobre el sujeto de la audeterminación

Ignacio Sánchez Cámara

Catedrático de Filosofía del Derecho

“Pero quizá elmayor cúmulo deparadojas,contradicciones ydespropósitos entorno a la idea de laautodeterminaciónsurja con relaciónal problema delsujeto. Se habla deautodeterminaciónde los pueblos.Pero, ¿quién o quées un pueblo?”

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parte, la consulta popular, aparte de sucarácter inconstitucional, no resolveríael conflicto ya que quedaría abierto,fuera cual fuera su resultado, a futurasconsultas. Se abriría un proceso conflic-tivo que nunca podría ser definitiva-mente cerrado.Pero quizá el mayor cúmulo de parado-jas, contradicciones y despropósitos entorno a la idea de la autodeterminaciónsurja con relación al problema del suje-to. Se habla de autodeterminación delos pueblos. Pero, ¿quién o qué es un

pueblo? Aquí no estamos ante unacuestión jurídica o política que se pue-da dirimir mediante una votación. Lalógica de la autodeterminación, cuandono estamos ante un caso de dominiocolonial o de invasión militar, conduceal absurdo. Los nacionalistas vascos, yquienes por unas razones u otras les si-guen, pretenden que el sujeto de la au-todeterminación es el “pueblo vasco” ysu identificación territorial incluye aVizcaya, Álava y Guipúzcoa, a Navarra ya las provincias vascas francesas. Es loque arbitrariamente recibió el arbitrarionombre de “Euskadi”, que tan generosa-mente utilizan quienes aprecian lo queignoran. Pero, dado que el nacionalismovasco dominante posee una vocaciónétnica y lingüística, no faltan quienesexcluyen de la condición de verdaderosvascos a los no nacidos en el País Vasco

o a los que no son “euskaldunes”, o aquienes no exhiben apellidos vascos o aquienes no hablan el vascuence. Comovemos, quienes sean o no vascos es unacuestión espinosa y bizantina y los quereúnen todos estos requisitos son sen-cillamente “traidores” por no ser nacio-nalistas.Por otra parte, dadas las relaciones se-culares entre los vascos (sean quienesfueren y no es cuestión pacífica) y elresto de los españoles, no faltan razonespara pensar que en el caso de una even-

tual consulta de autodeterminación, to-dos los españoles deberían ser consulta-dos, pues la decisión les afecta, y no só-lo emotiva o moralmente, a todos.Pero no acaban aquí las paradojas yquebrantos. Aun decidiendo que sólopudieran ser consultados los ciudada-nos censados (por poner el caso menossangrante) en las siete provincias, in-cluidas, por tanto, las francesas, ¿quérazones existen para condicionarlo to-do al resultado general? ¿Se puede de-fender sin rubor que Navarra se auto-determinaría, en el caso de que pros-perara la escisión, aunque en ella lamayoría optara por la vinculación conEspaña o por la independencia del Pa-ís Vasco? ¿Es que los navarros carecendel derecho de autodeterminación? O,siguiendo con la lógica autodetermi-nista, ¿qué hacer con los habitantes de

las ciudades cuya decisión sea contra-ria a la de la mayoría? La lógica de laautodeterminación es anarquista. Es lapersona la que se autodetermina. Elsueño de la autodeterminación produ-ce monstruos.En el fondo, si no me equivoco, la auto-determinación no es un fin sino unacoartada. Como ha puesto de relievecon toda contundencia y rigor José Va-rela Ortega, en el País Vasco no asisti-mos tanto a un conflicto en torno a laredefinición del titular de la soberanía

como a un proceso revolucionario y to-talitario de conquista del poder, en elque el papel protagonista le correspon-de a ETA y a su entorno, quedándole alPNV la condición de involuntario com-pañero de viaje y, previsiblemente, en elcaso de que el totalitarismo acabara portriunfar, el carácter de víctima. La auto-determinación es la coartada seudode-mocrática; el fin es la implantación deltotalitarismo en el País Vasco.

Pero incluso quienes rechaceneste diagnóstico deberían con-vencerse de que la autodeter-minación, por muy amable ydemocrático que sea el rostroque exhibe, oculta bajo unacareta la cara deforme del ab-surdo.

“Como vemos,quiénes sean o novascos es unacuestión espinosay bizantina y losque reúnen todosestos requisitosson sencillamente‘traidores’ por noser nacionalistas”

“[…] ¿qué hacercon los habitantesde las ciudadescuya decisión seacontraria a la de la mayoría? La lógica de laautodeterminaciónes anarquista. Es la persona la que seautodetermina. El sueño de laautodeterminaciónproducemonstruos”

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58El sujeto de laautodeterminación

Estas formulaciones dicen que existe unlímite que no debe ser sobrepasado. Nodefinen en positivo en qué consiste lavida buena. Apuntan a una inviolabili-dad, a un límite. Son lo que en términos

kantianos se denominan ideas regulati-vas. Si todo esto es válido de los dere-chos humanos, de los derechos básicoscomo el derecho a la vida, cuánto másen el caso de los llamados derechos detercera generación y aquéllos en losque el sujeto de quien se predica el de-recho dista mucho de ser una indivi-dualidad clara y definida, como sonlos derechos colectivos.Muchas de las dificultades para debatircon serenidad la cuestión de la autode-terminación aplicada a la sociedad vas-ca hoy radica, en mi opinión, en no te-ner en cuenta el contexto de significa-ción del término autodeterminación.Este término y el derecho que recurre aél tienen, sin embargo, una historia

muy concreta, nacen en un momentodeterminado y sólo son entendibles apartir de una serie de presupuestos de-terminados que pueden ser sometidos acuestionamiento crítico.Sin voluntad de exhaustividad, en laslíneas siguientes quisiera referirme deforma resumida a ese contexto de com-prensión e interpretación del conceptode autodeterminación.El contexto filosófico: el concepto deautodeterminación pertenece, en la his-toria de las ideas, al campo de significa-ción que, a partir de la Ilustración, ha si-do descrito por medio del término auto-nomía. La Ilustración como corrientecultural, de pensamiento y de inspira-ción de políticas concretas establece lanecesidad de conquistar la autonomíapor parte del sujeto, y su posibilidad uti-lizando la fuerza de la razón natural. Puesto que todos los seres humanos es-tán dotados de la misma razón natural,todos ellos pueden llegar a constituirsecomo sujetos, a alcanzar la autonomíafrente a los poderes institucionales quehasta ese momento lo habían tratadocomo objeto: de la acción eclesial y sal-vífica, de la acción política, de la regu-lación social. Como lo describiría Kant,la Ilustración es el esfuerzo por liberar alas personas de una esclavitud autoim-puesta. Autonomía significa, pues, libe-ración, emancipación, constitución delser humano como sujeto: de sí mismo,de sus actuaciones, sujeto de la política,de la religión, del arte, del pensamiento.El campo semántico calificado por elconcepto de autonomía significa unaconvicción inquebrantable de la moder-nidad en la posibilidad de autoconstitu-ción del sujeto. La persona, el ser huma-no se entiende como sujeto, desde sí mis-mo, desde su propia capacidad de racio-cinio, igual siempre y en todas partes. Este sujeto autoconstituido, autónomo,que se determina a sí mismo, es el suje-to individual, es cada persona, aunqueel liberalismo tradicional, el inicial, notuvo problemas en trasladar este con-cepto de autonomía a entidades histó-

Sobre la autodeterminaciónHe evitado en el título la referencia a

que se trata de un derecho, o por lomenos es presentado y reclamado como talpor muchos, porque estimo que el concep-to de autodeterminación posee implicacio-nes mucho más amplias que el mero dere-cho a decidir por sí mismo. Todos los derechos nacen en contextos de-terminados. Todos los derechos poseen sig-nificaciones culturales correspondientes adeterminados sitios y a determinadas épo-cas. No tiene ningún sentido hablar de for-ma totalmente abstracta de derechos. Hastalos derechos más básicos, los derechos hu-manos, deben ser vistos siempre teniendo encuenta su formulación concreta y los condi-cionantes de esas formulaciones concretas.

No es niguna casualidad quealgunos teóricos de los dere-chos humanos como MichaelWalzer recalquen que éstosdeben ser pocos si quieren deverdad ser universales. Y tam-poco es casualidad que los de-rechos más fundamentalescomo el de la vida han recibi-do formulaciones negativas alo largo de la historia de la hu-manidad: no matarás.

“Muchas de lasdificultades para

debatir conserenidad la

cuestión de laautodeterminación

aplicada a lasociedad vasca hoy

radica, en mi opinión,en no tener en

cuenta el contextode significación del

términoautodeterminación”

Joseba Arregi

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ricamente bien definibles, como fue elcaso para los liberales británicos en elcaso de la lucha de Grecia por su libera-ción del imperio otomano.Pero fue el romanticismo el que se al-zó contra la abstracción que la defini-ción del ser humano como sujeto a par-tir de su propia racionalidad natural,históricamente no condicionada impli-caba. Y se alzó en nombre de todo loque la experiencia dictaba como evi-dencia de los condicionamientos histó-ricos, tradicionales, culturales y lingüís-ticos que constituían al ser humano.Para el romanticismo, el ser humano ensu concreción no era un sujeto auto-constituído, sino producto de la histo-ria, de la tradición, de la lengua, de lacultura. El romanticismo entiende al serhumano como ser en relación, ser enestructura, como alguien que llega a serprecisamente por medio de las estruc-turas lingüísticas, culturales, históricas,tradicionales en las que nace.El punto que interesa subrayar para en-tender el alcance y el significado profun-do de la autodeterminación, sin embar-go, no radica simplemente en la contra-posición de Ilustración y Romanticismo,en el descubrimiento del valor estructu-ral de los contextos histórico-culturalespara la formación de la razón humana,sino en la traducción que los supuestosen ambas corrientes, en la Ilustración yen el Romanticismo, van a encontrar en

el ámbito estricto de la política.El contexto de la historia. Para enten-der el significado del concepto de auto-determinación es preciso ver cuál es laconsecuencia del concepto de sujetoproclamado y elaborado por la Ilustra-ción por un lado, y del descubrimientode la historicidad del ser humano pro-clamado por el Romanticismo en su en-cuentro con el concepto básico de lapolítica moderna, cual es el conceptode la soberanía.La soberanía es un concepto que se em-pieza a desarrollar en el contexto de lamonarquía absoluta, como elemento delegitimación de ésta. Aunque en las for-mulaciones iniciales, por ejemplo enGobino, el carácter absoluto de la mo-narquía está limitado por la ley divina,pronto ese carácter absoluto quedadesligado de limitación exterior alguna. La soberanía como poder absoluto y sinlimitaciones se puede predicar de losindividuos, de los ciudadanos, quienesdesde su libre voluntad se asocian yconstituyen el Estado y la nación. El Es-tado que surge de esa asociación es so-berano ad intra, su ley es absoluta, y adextra, no conoce límites exteriores quecondicionen su poder interior.Pero la soberanía con su carga de abso-lutismo también se puede predicar desujetos colectivos distintos al estado co-mo resultado de la asociación de volun-tades libres y soberanas. Se puede predi-

car de sujetos colectivos representadosen una tradición, en una lengua, en unacultura, sujetos colectivos previos a lossujetos individuales, condición de posi-bilidad de que éstos lleguen a formarsecomo tales sujetos individuales.Aunque el romanticismo mismo no lle-gara a formular la soberanía política enestos términos, ya en la voluntad gene-ral de Rouseau como algo distinto a lavoluntad de la mayoría de los ciudada-nos suena algo de este sujeto colectivosoberano como previo a los individuosque lo componen.Y será en este contexto histórico-filo-sófico en el que se proclamará el princi-pio wilsoniano del derecho de autodeter-minación a la caída del imperio austro-húngaro. Es interesante recordar algunosfenómenos históricos: antes de la prime-ra guerra mundial Viena, Budapest y Pra-ga eran ciudades austrohúngaras mixtas,con un tercio de población alemana, untercio magyar y un tercio eslava aproxi-madamente. A partir de 1918 las tres ciu-dades se limpian y se homogeneizan:Viena se convierte en exclusivamentealemana, Praga exclusivamente eslava yBudapest exclusivamente magyar. Lo mismo sucede con la zona denomina-da Bukowina, patria de los poetas de ha-bla alemana Paul Celan y Moses Ro-senkranz: en 1910 contaba con una po-blación de rutenos, polacos, rumanos, ju-díos, alemanes y otros. La desaparicióndel imperio austrohúngaro y la aplicacióndel principio wilsoniano de la autodeter-minación conduce a la homogeneizaciónlingüística de la población, pasando éstaa ser casi exclusivamente rumana.En estos casos que ejemplifican la histo-ria europea del siglo veinte, la aplicacióndel principio de autodeterminación hasupuesto una homogeneización de losterritorios implicados, territorios que de-jan de ser plurilingües, mixtos, de unmestizaje profundo, pasando a ser ho-mogéneos. La aplicación del principio deautodeterminación implica una purifica-ción etnolingüística según el mito del Es-tado nacional integral francés: un terri-

“[…] el problemadel principio de

autodeterminaciónen Euskadi no es

su existencia o noen abstracto, sino

la definición delsujeto al que seaplica, si dicho

sujeto existe o no.Porque si no existeel sujeto, el autos,

la determinaciónqueda sin

aplicaciónposible”

“Ésa es la ‘función’del derecho deautodeterminación:constituirformalmente, pormedio delreconocimiento delderecho, un sujetoque en sumaterialidad noexiste de esaforma, no eshomogéneo, y hamostrado en lahistoria de losúltimos doscientosaños, que es unsujeto políticohíbrido, mixto,mestizoculturalmente, y,según todas lasaparienciaselectorales, convoluntad decididaa seguir siéndolo”

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60El sujeto de laautodeterminación

torio, una lengua, una nación, un estado.El principio de autodeterminación reci-be su sentido histórico real desde elprincipio y la lógica de la homogenei-dad que se pone de manifiesto en esemito del Estado nacional integral que sedesarrolla en Europa en la segunda mi-tal del siglo XIX (Hagen Schulze, Estadoy nación en Europa, Crítica)Contexto social vasco: para quienesdefienden el derecho de autodetermi-nación para Euskadi, para la sociedadvasca, para el pueblo vasco, para la na-ción vasca (y la selección de los térmi-nos no es nada inocente) no está permi-tido relacionar derecho de autodetermi-nación y lógica de la homogeneidad.Mantienen que la autodeterminación esun derecho, y que como tal derecho, entoda su abstracción, no puede ser nega-do a la colectividad vasca. Por esa razóninciden en una doble diferenciación: re-clamar el derecho de autodetermina-ción no significa proceder a su uso, a suejercicio. Y en caso de ejercicio, tampo-co implica una dirección determinada,no implica necesariamente optar por laseparación, por la independencia.Es cierto que como derecho es eviden-te. Pero el problema del principio de au-todeterminación en Euskadi no es suexistencia o no en abstracto, sino la de-finición del sujeto al que se aplica, si di-cho sujeto existe o no. Porque si noexiste el sujeto, el autos, la determina-ción queda sin aplicación posible.Y es precisamente en el ámbito del suje-to en el que surgen los problemas en elcontexto concreto de la sociedad vasca.¿Por qué se reclama el reconocimientodel derecho de autodeterminación? Por-que no se está satisfecho con el sujetopolítico definido por y en el Estatuto deGernika, porque ese sujeto no es homo-géneo en su voluntad de ser nación convocación de Estado propio, porque no eshomogéneo en su identificación exclu-siva con Euskadi, porque no es homogé-neo en su voluntad de nacionalismoclásico. Y en el contexto de ese pluralis-mo en cuanto a la definición del sujetopolítico, el reconocimiento del derechode autodeterminación conlleva la cons-titución de un sujeto político homogé-

neo, reconocido en su singularidad sinrelaciones con ningún otro sujeto políti-co, ni perteneciendo a ningún otro. Ésaes la “función” del derecho de autode-terminación: constituir formalmente,por medio del reconocimiento del dere-cho, un sujeto que en su materialidadno existe de esa forma, no es homogé-neo, y ha mostrado en la historia de losúltimos doscientos años, que es un suje-to político híbrido, mixto, mestizo cultu-ralmente, y, según todas las aparienciaselectorales, con voluntad decidida a se-guir siéndolo.Si el acto de rebelión de la Ilustraciónfue necesario para liberarse de las lacrasde una tradición religiosa, eclesial y po-lítica que esclavizaban a los individuos,condujo a un concepto de sujeto y delibertad que debe ser superado, puestoque el sujeto no es posible en el vacíohistórico, cultural, lingüístico y de tra-dición, y la libertad, como tan bien loanaliza el filósofo Hans Jonas, sólopuede ser libertad como libertad nece-sitada, dependiente, no como algo quesurge desde sí mismo para sí mismo yque se posee plenamente a sí mismo.La corrección del romanticismo fue ne-cesaria, pero no su derivada de la abso-lutización del sujeto colectivo, tal y co-

mo ha sucedido en la traducción de su-jeto y de sujeto colectivo en los térmi-nos de soberanía. Esa derivada conducea las formulaciones de Carl Schmitt,negadoras de libertad, de democracia, ynecesitadas, como institución política,de estado de excepción y de dictadura.La aplicación del principio de autodeter-minación ha ido de la mano de la aplica-ción de la lógica de la homogeneización,de la destrucción, consciente o incons-ciente, de sujetos y entidades híbridas,mixtas, mestizas. Y en el caso vasco su-pondría, como aplicación de la lógica dela homogeneidad, la negación de la pro-funda pluralidad política de la sociedadvasca en el ámbito mismo de la defini-ción de sí misma como sujeto político.

Más de un nacionalista es-tamos en contra del “princi-pio de autodeterminación”porque en su aplicación a lasociedad vasca implicaría laimposibilidad de que ésta sepudiera constituir como na-ción política y cívica, comoresultado de la voluntad li-bre de sus ciudadanos.

“[…] porque esesujeto no eshomogéneo en suvoluntad de sernación convocación deEstado propio,porque no eshomogéneo en suidentificaciónexclusiva conEuskadi, porque noes homogéneo ensu voluntad denacionalismoclásico”

“La aplicación delprincipio deautodeterminaciónha ido de la manode la aplicación dela lógica de lahomogeneización,de la destrucción,consciente oinconsciente, desujetos yentidades híbridas,mixtas, mestizas. Yen el caso vascosupondría, comoaplicación de lalógica de lahomogeneidad, lanegación de laprofundapluralidad políticade la sociedadvasca en el ámbitomismo de ladefinición de símisma comosujeto político”

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Euskadi es la patria de los vascos...Pueblo Vasco es un conjunto deseres humanos pertenecientes a

una raza, distinta, con un idioma paradiferenciarse.Cada vez tengo más claro que no es lomismo Euskadi que la Comunidad Au-tónoma del País Vasco. El primer térmi-no corresponde al sueño del nacionalis-mo para ser nación con Estado propio;el segundo corresponde a una regiónintegrada en la Nación Española y en elmodelo del Estado de las Autonomías.La Euskadi nacionalista, a la que represen-ta el actual lehendakari y su Gobierno, esun instrumento geopolítico del PNV o desus “hijos descarriados” del MLNV. Tantoes así, que han desarrollado toda unadoctrina sobre derechos históricos, identi-dad Partido-Sociedad Vasca, conceptospolíticos y objetivos en Europa.Todo lo que antecede se podría recopi-lar en un Tratado que titularíamos “Có-mo avanzar hacia la construcciónnacional de Euskadi”.Si tuviera que señalar a bote pronto lasmejores aportaciones al maquiavelismopolítico-social, de tales nacionalistasvascos, inmediatamente se me ocurrentres: El concepto oficial de vertebraciónsocial; El rendimiento económico, cultu-ral y político del terrorismo; La metodo-logía en pos de la autodeterminación.Bien entendido, que la autodetermina-ción de los vascos es el camino hacia laindependencia, razón por la cual nuncase han conformado con el Estatuto deGuernica que, no sólo actualizaba ymejoraba los derechos forales, sino que

concedía de forma exhaustiva y privile-giada, una estructura de poder real muysuperior a la de cualquier región de laUnión Europea.Ser para decidir: he aquí la cuestión.Tiene mucho que ver con el despotismoilustrado, cuando acuñó la frase: Todopara el pueblo, pero sin el pueblo.Aquí se repite la historia. Tendríamos quediscutir de todo. Quién es el pueblo, aquiénes se concede el certificado de pue-blo. Si el pueblo es simplemente un coroen torno a sus profetas, o se le deja liber-tad para entonar sus propias canciones.

En cualquier caso, la única au-todeterminación que merecela pena resolver cuanto antes,es la de la otra parte de la so-ciedad de ciudadanos vascos,amenazados, violentados, su-pervivientes, exilados, calladosnegándose, por prudencia vi-tal a cualquier opinión y parti-cipación en la vida pública ydemocrática de su país.

Autodeterminación:

“ser para decidir”Pablo A. Mosquera Mata

Secretario General de Unidad Alavesa

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62Autodeterminacióny derecho de secesión

tos encontró una cierta conexión conel fuerismo vasco, no siempre, porqueel liberalismo vasco también tuvo suspartidarios. Mal andamos para justifi-car con ocupaciones militares las ac-tuales tentaciones secesionistas, víaautodeterminación, de los nacionalis-tas vascos. Aludir al derecho de con-quista para legitimar la actual aventu-ra secesionista resulta una falsedad,digna de la película de los Monty Piton.Habrá que ser un poco comprensivoscon algunos intelectuales “progres” deallende del Ebro por sacar la cara al na-cionalismo vasco, porque es hartamen-te difícil entender que tras el pasado, yacasi remoto, responsable del PNV en latramitación de la Constitución, negán-dose a apoyar las enmiendas a favor dela autodeterminación que presentara

Otegi no supo contestar una pre-gunta de un parlamentario so-cialista, que le dijera en qué fe-

cha y qué general había ocupado Eus-kal Herria. Así como los aragonesespueden recordar, que no lo hacen, laocupación por las tropas de Felipe II almando de Vargas y las Cortes de Tara-zona de 1592, así como éstos, y los ca-talanes, pueden recordar la aboliciónforal y la ocupación por las tropas deFelipe V, aquí, en Euskadi, no podemosechar mano de nada de eso, y si laechamos es para recordar que Ignaciode Loyola cayó herido en el asalto dePamplona al servicio de la Corona deCastilla, luego se dedicó a preparar laContrarreforma. Sólo queda manipularlas guerras civiles promovidas por elcarlismo que en determinados momen-

Euskadiko Ezkerra, y haber detentado elpoder concedido por el Estatuto en susveintidós años de andadura, esté dis-puesto a romper con él, “superarlo”,promocionando la vía “soberanista” queencontró en Estella de la mano de ETA yHB. Demasiado contradictorio, o dema-siada, casi increible, deslealtad. Y locierto es, que de no haber optado elPNV por la ruptura en que consiste laautodeterminación, se le habría podidocalificar de radical y fiero en la reivindi-cación de las transferencias del Estatu-to, de agresivo en las maneras de llevaradelante la euskaldunización, de victi-mista en la retahila de agravios respec-to a Madrid en las arengas de fin de se-mana en los batzokis , comprensivo enexceso con HB y hasta con el terroris-mo, pero todos guardábamos la espe-ranza de que siguiera siendo un partidode orden y no aventurero, no revolucio-nario, en el sentido de las convulsionesreaccionarias. Pero ese radicalismo, esaagresividad, ese victimismo, esa com-presión del terrorismo, tiene todo susentido cuando al final del proceso,cuando al final de la película, se decan-ta por la opción secesionista.Desde luego, la autodeterminación esuna opción muy grave, muy traumática,no sólo para España, lo es también parala Unión Europea, se romperían muchosvínculos, muchísimos más que los creeel nacionalismo. Pero la gravedad tienetoda su dimensión para los ciudadanosvascos que no son partidarios de la se-cesión, en qué situación van a quedar. Yno hace falta imaginarles muchos malescuándo éstos, aunque todavía no apa-rezcan generalizados y en su plenitud,existen ya: el dar la cara significa quevan a por él, el resto se calla, hay quiense exilia, lo declara o lo hace, como lamayoría, con discreción. Y el resto, gen-te normal, nacionalistas y no nacionalis-tas, discretos espectadores de una situa-ción de silencio miedoso, de oportunis-mo colaboracionista, va asumiendo eldiscurso de la secesión, el de la rupturadel estado, en las condiciones ya dadas,

La Fecha de la “Ocupación de Euskal Herria”

Eduardo Uriarte

“Aludir al derechode conquista paralegitimar la actualaventurasecesionistaresulta unafalsedad, digna dela película de losMonty Piton”

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Autodeterminacióny derecho de secesión

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que existen ya, para que se constituyaun régimen autoritario en Euskadi, parala perpetuación de un régimen en ma-nos de una aristocracia nacionalista.Hay ya mucho español que harto de lovasco dice que les den la independencia,luego pasa lo de Yugoslavia. Escindirsede la Constitución no es sólo separar unterritorio, es quebrar la convivencia de-mocrática en Euskadi, cosa que ya ocu-rre en cierta medida desde que el nacio-nalismo empezó a enunciar lo del dere-cho de los vascos a decidir su futuro,que en cristiano, no contrarreformadopor San Ignacio, significa la autodeter-minación. La autodeterminación signifi-ca que la actual mayoría, por poco, na-cionalista, al romper con las bases delsistema político acordado en su día, de-je de representar los intereses de la mi-noría —también por poco— no naciona-lista, deje de representar el mínimo co-mún denominador que hace posible laconvivencia en toda organización de-mocrática. No es sólo escindir un terri-torio, es quebrar la democracia, un sec-tor social se impone al resto en una di-námica, que como en los Balcanes, su-pone la dominación de unos por otrosen la apelación del nacionalismo y vo-luntades populares, una dinámica quediluye el Estado de derecho, la democra-cia, e impone el autoritarismo. No se de-be jugar frívolamente con marcos jurídi-co-políticos establecidos, como la Cons-titución y el Estatuto, sin poner en ries-go la convivencia, incluso la convivenciano democrática (la democrática antes).No se formula la autodeterminación an-te un Estado democrático sin favorecerel totalitarismo y la opresión.

Nada ganamos los vascospor ese camino, partiríamosnuestra patria por la mitad(se está rompiendo ya), enningún momento serìamosmás vascos, pero perdería-mos mucho más como de-mócratas.

“Laautodeterminaciónsignifica que laactual mayoría,por poco,nacionalista, alromper con lasbases del sistemapolítico acordadoen su día, deje derepresentar losintereses de laminoría nonacionalista, dejede representar elmínimo comúndenominador quehace posible laconvivencia entoda organizacióndemocrática”

No es sólo escindir un territorio, es quebrar lademocracia, un sector social se impone al resto en

una dinámica, que como en los Balcanes, supone ladominación de unos por otros en la apelación del

nacionalismo y voluntades populares, una dinámicaque diluye el Estado de derecho, la democracia, e

impone el autoritarismo.

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Apartir del fin de la Segunda Gue-rra Mundial se produce una ge-neralizada reacción crítica con-

tra los excesos de unos planteamientosnacionalistas a los que se acusa de ha-ber propiciado el clima de tensión y ex-citación capaz de desencadenar el esta-llido de dos guerras mundiales. En estecontexto, se va a producir la crisis delprincipio de las nacionalidades comoresultado de una doble consideración:su potencialidad antidemocrática a lavista de la base supraindividual del be-neficiado del principio (la nación cultu-ral o nacionalidad); y su inadecuaciónpara una de las grandes tareas políticasdel mundo en la segunda posguerra: elproceso de descolonización. El deseode facilitar el acceso a la estatalidad deunos pueblos colonizados, desprovistosordinariamente de una básica homoge-neidad cultural, privaba de fundamento

a una teoría como el principio de lasnacionalidades diseñada en directa re-lación con la vida europea.La idea de autodeterminación tiene suorigen remoto en la defensa de un prin-cipio de autodeterminación indivi-dual íntimamente ligado a los plantea-mientos kantianos. De aquí pasaría aser entendida como un principio de au-togobierno exigido por la práctica delsistema liberal-democrático: la necesi-dad de que los ciudadanos intervenganen la vida política mediante la eleccióny control de sus gobernantes. De estaconcepción “interna” de la autodeter-minación se podría pasar, con un pe-queño toque de prestidigitación, tal ycomo decía R. Emerson, a una inter-pretación “externa” de la idea, de acuer-do con la cual los ciudadanos tendríanderecho a formar libremente su propiaorganización estatal como resultado de

una interpretación extensiva de la lógi-ca democrática.Llevado a sus últimas consecuencias,este principio de libre formación de unaorganización estatal allí donde la vo-luntad de un grupo de ciudadanos, seconstituye en un supuesto derecho dealcance revolucionario y de consecuen-cias imprevisibles cara a la vigencia decualquier idea de orden estatal o inter-nacional. Es inevitable por ello fijar laatención en el “autos” susceptible derecurrir a la determinación, con ante-rioridad a la consideración del alcanceque pueda darse a esta última.Planteado el tema desde un punto devista jurídico, se abriría una primera víade solución, concediendo el estatuto de“autos” a aquellas colectividades a lasque el derecho internacional identificacomo sujetos potenciales del principio ydel derecho. Los textos y la práctica po-lítica de las Naciones Unidas y otras or-ganizaciones internacionales han iden-tificado los posibles beneficiarios de laautodeterminación con los pueblos co-lonizados y, de conformidad con am-pliaciones posteriores con los pueblos

Autodeterminación,principio de lasnacionalidades ysecesión

Andrés de Blas Guerrero

Catedrático de Ciencias Políticas.

“El deseo defacilitar el accesoa la estatalidad deunos puebloscolonizados,desprovistosordinariamente deuna básicahomogeneidadcultural, privabade fundamento auna teoría como elprincipio de lasnacionalidadesdiseñada endirecta relacióncon la vidaeuropea”

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sometidos a gobiernos “ajenos o racis-tas”. Para los pueblos que viven en elmarco de Estados independientes decarácter no colonial ni racista, el dere-cho internacional (Pacto Internacionalde Derechos Civiles y Políticos del ActaFinal de Helsinki, Declaración de Argel)no ha ido mas allá del reconocimientode un más vago derecho a la autodeter-minación interna, entendida como elacceso a los derechos y libertades pro-pios de una sociedad democrática.El recurso al derecho internacional noresuelve las cuestiones que pueden se-guir preocupando al politólogo y la filó-sofo de la política respecto a la legiti-midad de un principio que una y otravez es defendido desde algunas pers-pectivas nacionalistas como “obvio” y“elemental”. Descartado que el principioy el derecho de autodeterminaciónpueda ser reclamado por un mero gru-po inarticulado de individuos, quedaríaen pie la identificación del sujeto co-lectivo legitimado para su disfrute. Esen este punto cuando acostumbra a re-emerger la vieja teoría del principio delas nacionalidades al ver en el “pue-blo”, entendido como sinónimo de na-ción cultural, el protagonista de la au-todeterminación.Un planteamiento de este tipo tiene quereconciliarse con la existencia de entretres mil a cinco mil potenciales sujetosautodeterminantes, suponiendo que, atenor del número de lenguas que pue-den existir en el mundo, éste sea el nú-mero de “pueblos” o naciones de signocultural. El peligro potencial que estosupone para cualquier idea de orden in-ternacional se dobla con dos considera-ciones que terminan de agravar la cues-tión. La primera tendría que ver con lasustancial ilegitimidad de la prácticaautodeterminante auspiciada por lasNaciones Unidas y la comunidad inter-nacional en cuanto el grueso de los be-neficiados por ella no se ajusta al esta-tuto nacional y étnico-linguísticoque se estima ahora indispensable parael recurso a la autodeterminación. La

sean llevar adelante un expediente deindudable carácter traumático. Deberánser estudiados, en primer lugar, la enti-dad y alcance de los males denuncia-dos; en segundo lugar, habrá que con-siderar los posibles medios alternativosa la secesión cara a la superación deesos problemas. Y lo que es tan impor-tante como lo anterior resultará obliga-do, en tercer lugar, la consideración delos nuevos agravios, injusticias y tensio-nes generados en el Estado afectado yen el orden internacional por el hechosecesionistas, quedando todavía signifi-cativos aspectos procedimentales entorno a su eventual materialización. Pe-se a la rotundidad aparente de la ideasecesionista, ésta nos permite mover-nos en un terreno de realismo y nego-ciación ordinariamente desconocidopor el apasionado “voluntarismo” de laincondicional ordinariamente descono-cido por el apasionado “voluntarismo”de la incondicional defensa de la auto-determinación.Ni que decir que este giro en el debateno llevará aparejado la superación in-mediata de un problema agravado no-tablemente en los últimos años en elcentro y el este de Europa. Pero el desa-rrollo mismo de las crisis estatales enesta región del mundo pone de mani-fiesto la necesidad de elaborar un ins-trumental teórico que tiene mucho másque ver hoy con la aceptación o no dela secesión en casos muy concretos yante alegaciones bien definidas, quecon el pretendido derecho de los pue-blos a su libre determinación.

segunda consideración plantea un pro-blema de más difícil superación: las ba-ses morales y filosóficas desde las queresulta posible conceder un derecho alas colectividades de signo cultural altiempo que ese derecho es negado aotras colectividades o comunidades designo religioso, ideológico, económico,histórico, geográfico o de mero caráctervoluntario. En relación a este problemadel “autos”, el problema posterior del al-cance de la determinación pasaría a unsegundo plano, oscilando el objeto de lamisma entre los sentidos “interno” y“externo” a los que antes aludía.Abandonada la magia de las palabras,reintroducida la obligada comprensiónhistórica y política del problema y en-frentados los partidarios de la autode-terminación a las contradicciones y fal-ta de mesura de un expediente que ennada desmerece en cuanto a sus poten-cialidades de las más atrevidas utopíaslibertarias, parece evidente que las ten-siones de signo nacionalista habrían detener su acomodo en un tratamientoautonomista federal o, en situacionesextremas, en el recurso a la secesión.Dejando ahora a un lado las obvias ven-tajas de los expedientes liberal-demo-cráticos relativos a la división verticaldel poder, quisiera llamar la atenciónsobre el plus de racionalidad introduci-do por la pretensión secesionista en re-lación con la demanda de autodetermi-nación. La opción a favor de la secesiónimplica la existencia de una colectivi-dad humana, libremente definida enfunción de diferentes factores, que as-pira a la separación del estado en cuyoseno se encuentra integrada. Una pre-tensión de semejante alcance puede serconsecuencia de muy diversos estímu-los, pero -desde luego- no parece razo-nable que pueda serlo de la expresiónde un puro acto de voluntad carente deuna justificación ad hoc.La propuesta de secesión abre automá-ticamente el debate sobre la existenciade unos agravios e injusticias capacesde avalar la pretensión de quienes de-

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“Llevado a susúltimasconsecuencias,este principio delibre formación deuna organizaciónestatal allí dondela voluntad de ungrupo deciudadanos, seconstituye en unsupuesto derechode alcancerevolucionario yde consecuenciasimprevisibles caraa la vigencia decualquier idea deorden estatal ointernacional”

“Para los pueblosque viven en elmarco de Estadosindependientes decarácter nocolonial ni racista,el derechointernacional(PactoInternacional deDerechos Civiles yPolíticos del ActaFinal de Helsinki,Declaración deArgel) no ha idomas allá delreconocimiento deun más vagoderecho a laautodeterminacióninterna, entendidacomo el acceso alos derechos ylibertades propiosde una sociedaddemocrática”

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Guste o no, la decisión delTribunal Supremo (TS) ca-

nadiense sobre la secesión deQuebec es una referencia obli-gada a la hora de abordar loque suele presentarse comoproblema o contencioso vasco,y que, como bien se sabe, noes ni ha sido nunca otra cosaque un conflicto entre vascos(del mismo modo que en Que-bec el conflicto enfrenta aquebequeses de sentimientosy convicciones contrapuestas).Del sugestivo dictamen pue-den extraerse, sin duda algu-nas enseñanzas útiles, tantoen clave política como en elplano estrictamente jurídico.Pero no se pueden pasar por alto las di-ferencias que alejan el escenario políti-co vasco del que vive Quebec. La másimportante es, sin duda, la ausencia enla provincia francófona de cualquierforma de tutela armada, de agresiones,coacciones e intimidaciones de carácterfascista, como las que sufren los vascosno nacionalistas (y algunos, muy pocos,nacionalistas). Los ciudadanos de Que-bec (todos sin excepción) pueden ejercer

plenamente sus libertades, sin cortapi-sas. Muchos ciudadanos vascos no sontan afortunados y soportan una demo-cracia de bajísima calidad, un estado deexcepción, que bate todos los records enel apartado de políticos, profesores yperiodistas que precisan escolta (sólo elcinismo puede explicar las recurrentesdescalificaciones de la democracia espa-ñola por parte del ayatolá de Azpeitia). La primera condición que los poderespúblicos y los promotores de esa hipoté-tica consulta en el País Vasco tendríanque garantizar es la erradicación de todaforma de violencia y la sincera acepta-ción de las reglas democráticas (del ve-redicto de las urnas, para empezar) porquienes durante décadas han intentadoimponer a sangre y fuego su santa vo-luntad. Cuando esa apuesta por la de-mocracia y los métodos civilizados de re-solución de conflictos sea un hecho fe-hacientemente acreditado (y no unabroma pesada), podríamos hablar de to-do lo demás. Sin miedo y sin complejos.Pero mientras una minoría se empeñe enganar la partida haciendo trampas, care-ce de sentido cualquier diálogo. Cual-quier concesión sería interpretada comouna muestra de debilidad y terminaríasiendo inútil (una vez más). Los demó-cratas no tenemos que rectificar el rum-bo, ni pedir perdón. Y el nacionalismovasco, culpable por omisión de una per-versión moral que dura ya 35 años, tiene

que entender el mensaje: su proyectosoberanista sólo será viable si cambia suestrategia y en lugar de recoger las nue-ces que caen del arbol se compromete afondo en la batalla contra ETA y su en-torno. La paz no tiene precio (se exigecomo condición para sentarse a hablar ypunto), pero el terrorismo sí: impide laapertura de un proceso de libre discu-sión, de normalidad democratica. Es unarémora, un obstáculo insalvable en elproceso de “construcción nacional”. NiEspaña ni Francia van a aceptar nuncauna secesión bajo la presión de la violen-cia. La pelota está en el tejado del nacio-nalismo gobernante. Otra circunstancia que llama poderosa-mente la atención es el contraste exis-tente entre la ausencia de reflexión acer-ca del modo de acceso y el impacto deuna eventual secesión del País Vasco y laseriedad con la que partidarios y detrac-tores de la independencia de Quebec vie-nen abordando las consecuencias econó-micas y financieras de la separación yotros aspectos, como la regulación de losderechos linguísticos de la minoría an-glófona o la sucesión en los tratados in-ternacionales suscritos por Canadá. Pero hagamos un esfuerzo de imagina-ción y pensemos en un escenario de ge-nuina convivencia democratica, una vezdesterrada definitivamente la prácticade la violencia para conseguir objetivospoliticos. En ese contexto imaginario,dos serían las respuestas posibles ante lahipotética reclamación de una consultapopular en el País Vasco. La primeraconsiste en rechazar rotundamente laposibilidad de un referendum que noestá previsto en la Constitución y quehabría que calificar, por tanto, de ilícito.Si se quiere modificar el texto constitu-cional en un aspecto tan esencial (art.2), no hay otro camino que el del proce-dimiento regulado en el art. 168, que re-serva todo el protagonismo a las CortesGenerales y al pueblo español. Es unapostura ampliamente compartida tantoen la doctrina como en los círculos polí-ticos. Sería el Plan A: enrocarse en la de-

Una lectura de lasecesión de Quebecdesde y para el PaísVascoJuan María Bilbao

Profesor de Derecho Constitucional

“No se puedenpasar por alto lasdiferencias quealejan el escenariopolítico vasco delque vive Quebec.La más importantees, sin duda, laausencia en laprovinciafrancófona decualquier forma detutela armada, deagresiones,coacciones eintimidaciones decarácter fascista,como las quesufren los vascosno nacionalistas (yalgunos, muypocos,nacionalistas)”

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fensa de la legalidad constitucional. Noes posible en el vigente marco constitu-cional y punto. Se admite, como mucho,la posibilidad de celebrar un referendumprevio para calibrar el respaldo de loselectores vascos a una posterior iniciati-va de reforma constitucional que incor-porase expresamente la previsión deuna consulta de este tipo o el reconoci-miento del derecho de autodetermina-ción. Se trataría de comprobar de modofehaciente, y antes de poner en marchael complicado procedimiento de refor-ma, el estado de la opinión pública res-pecto de la necesidad de una consultapopular y la seriedad y urgencia de laaspiración soberanista. Pero en lugar de reaccionar a la defen-siva, como si realmente tuvieramosmiedo a la democracia, podemos seguirel camino marcado por el TS canadien-se, más arriesgado, pero también másfecundo. Y adoptar el Plan B, que essimplemente el resultado de un replie-gue táctico: no se descarta, de entrada,la convocatoria de un referendum, nose niega la posibilidad de un cambio or-

denado, pero se ponen unas condicio-nes (según y cómo) que. pueden tenerun efecto disuasorio. Se trata justa-mente de establecer las condiciones ylas garantías bajo las cuales podría ce-lebrarse válidamente, sin necesidad deuna modificación previa de la Constitu-ción. En realidad se invierte el orden: seorganiza la consulta de modo que pue-da expresarse libremente la voluntad delos ciudadanos y si el resultado es favo-rable a la secesión, se negocia la pre-ceptiva reforma constitucional. El coste de cerrarse en banda (la canti-nela de un pueblo sometido contra suvoluntad a un Estado que no considerapropio) es mayor que el de aceptar elreto y negociar desde una posición defirmeza democrática las condiciones deun referendum (incluido el compromisode no celebrar otro en un plazo razona-ble, porque representaría una ventajainadmisible para partidarios de la sece-sión, que no cesarían en su empeñohasta alcanzar, de forma irrevocable, suobjetivo). Es mejor medir las fuerzas ysalir de dudas que explorar otras rutas

impracticables como las apuntadas enlas confusas propuestas confederales(Declaraciones de Barcelona o Vitoria),que buscan la independencia por lapuerta de atrás, desmantelando lo quequeda de estructura estatal. Siempreque quede claro que se convoca enaplicación del principio democráticoconsagrado en nuestra Constitución, noen virtud de un supuesto derecho deautodeterminación, y que una eventualvictoria no determinaría como efectoinmediato la secesión unilateral sino laapertura de negociaciones cuyo resul-tado tendría que plasmarse en una re-forma constitucional, refrendada por elpueblo español en su conjunto como ti-tular exclusivo del poder constituyente.Estoy convencido de que este nuevo en-foque provocaría un serio desconciertoen las filas nacionalistas. Es más facilcensurar la cerrazón de un Estado queniega al pueblo vasco la capacidad paradecidir por sí mismo su destino político,que entrar a discutir los detalles de laoperación, con arreglo a un código debuenas prácticas democráticas aceptado

“[…] contrasteexistente entre laausencia dereflexión acercadel modo deacceso y elimpacto de unaeventual secesióndel País Vasco y laseriedad con laque partidarios ydetractores de laindependencia deQuebec vienenabordando lasconsecuenciaseconómicas yfinancieras de laseparación y otrosaspectos, como laregulación de losderechoslinguísticos de laminoría anglófonao la sucesión enlos tratadosinternacionalessuscritos porCanadá”

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por todos. Porque siempre han pensadoen un referendum diseñado a su mediday con la mirada vigilante del primo deZumosol. Véamos si muestran el mismoentusiasmo por una consulta organizadade forma impecable, sin trampas, con to-das las garantías de limpieza y transpa-rencia. Nos podemos encontrar con laparadoja de que sean ellos los que pier-dan de repente el interés por un referen-dum en el que impere una auténticaigualdad de oportunidades. Harían bienlos nacionalistas en pensarselo dos vecesantes de tirarse a la piscina. Porque lespodría salir el tiro por la culata y perderel envite ante la consistencia y fuerzapersuasiva de los argumentos en favordel actual régimen de autonomía en elmarco de la Constitución de 1978. En términos de oportunidad política, elcoste de una decisión de ese calibre, quelejos de resolver el conflicto, polarizaríaaún más la sociedad vasca, sólo estaríajustificado si la celebración del referen-dum fuese una demanda apoyada poruna amplia mayoría de los ciudadanos yla opción independentista tuviera posi-bilidades reales de victoria. No existien-do ese clamor (las encuestas revelan quelos partidarios de la secesión no superanen ningún caso el 25% de la población,aunque la mayoría de los vascos semuestra de acuerdo con la idea de cele-brar un referendum) y siendo el Estatutola fórmula que sigue concitando el ma-yor consenso, como punto de encuentroentre los vascos, no se ve la necesidad deembarcarse en una operación que sóloserviría para incrementar los niveles detensión y crispación, y eso, vuelvo a re-petir, en el supuesto de que los violentosrenunciaran a sus métodos fascistas yaceptasen (¡qué ingenuidad!) un resulta-do adverso. No hay ninguna razón paraesperar un cambio de actitud de quienesvienen ignorando sistematicamente lavoluntad popular expresada en más dequince elecciones y consultas. No está de más recordar que el pueblovasco ya se pronunció de forma inequí-voca en el momento de ratificar la

Constitución (respaldada mayoritaria-mente en el País Vasco) y de refrendaren 1979 el pacto estatutario (con un90% de votos afirmativos) como comúndenominador (un compromiso al que sellega no sólo por el pragmatismo de losnacionalistas sino, sobre todo, por lasconcesiones y renuncias de los no na-cionalistas). El balance de estos años deautogobierno salta a la vista y está porencima incluso de las expectativas dequienes participaron en su elaboración.Las decisiones politicas son revisables,pero siempre con arreglo a los procedi-mientos previstos. Los pactos han decumplirse lealmente, sus términos vin-culan a las partes, no son disponibles, nopueden revisarse o renegociarse encualquier momento. Por elementales ra-zones de seguridad juridica. Así pues,antes de encender la mecha que puededesencadenar la voladura del modelovigente, que ha posibilitado un nivel deautogobierno que resiste perfectamentecualquier comparación, habrá que cer-ciorarse de la existencia de una predis-posición favorable a esa fuga hacia ade-lante que significa la aventura sobera-nista en la mayoría de la sociedad vasca.¿Se puede interpretar la ajustada victo-ria de las fuerzas nacionalistas en últi-mas elecciones como un mandato en

esa dirección? No lo creo. No todos losvotantes de la coalición PNV-EA consi-deran agotada la vía estatutaria y estándispuestos a dar ese paso, aunque seaprecie en su programa electoral undeslizamiento hacia posiciones maxi-malistas, que se resumen en esa obceca-ción por construir un país prescindiendode la mitad de la población. En el plano jurídico-constitucional, elprimer paso sería la convocatoria del re-ferendum. En Canadá no se discute lacompetencia del Gobierno de Quebecpara hacerlo (los federalistas no se hanplanteado la posibilidad de un boicot) nila fiabilidad de los resultados. Del mismomodo que no se cuestiona tampoco lacapacidad del Gobierno federal para or-ganizar consultas en cualquier ámbito.La Ley provincial que regula las consul-tas populares permite su convocatoria,con un carácter no vinculante en térmi-nos jurídicos. En nuestro ordenamiento,sin embargo, la facultad para convocarun referendum no corresponde a las Co-munidades Autónomas, es de titularidadestatal: es una competencia exclusivadel Estado, según el art. 149.1.32 CE. Hade ser autorizado por el Gobierno cen-tral y convocado formalmente por elRey. De ahí, por ejemplo, la Proposiciónno de Ley presentada en noviembre de

Harían bien los nacionalistas en pensarselodos veces antes de tirarse a la piscina.

Porque les podría salir el tiro por la culata yperder el envite ante la consistencia y

fuerza persuasiva de los argumentos enfavor del actual régimen de autonomía en el

marco de la Constitución de 1978.

‘‘“No existiendo eseclamor (lasencuestas revelanque los partidariosde la secesión nosuperan en ningúncaso el 25% de lapoblación, aunquela mayoría de losvascos se muestrade acuerdo con laidea de celebrarun referendum) ysiendo el Estatutola fórmula quesigue concitandoel mayorconsenso, comopunto deencuentro entrelos vascos, no seve la necesidad deembarcarse enuna operación quesólo serviría paraincrementar losniveles de tensióny crispación, yeso, vuelvo arepetir, en elsupuesto de quelos violentosrenunciaran a susmétodos fascistasy aceptasen (¡quéingenuidad!) unresultadoadverso”

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2000 por el Grupo de IU en el Parla-mento Vasco solicitando al Gobiernocentral la transferencia de la facultad deautorizar la celebración de consultaspopulares en el País Vasco por la vía delart. 150.2 CE (iniciativa rechazada con26 votos a favor y 27 en contra). En au-sencia de una previsión estatutaria alrespecto (no se contempla en el Estatu-to vasco la posibilidad de organizar unaconsulta de este tipo en el ámbito de laComunidad Autónoma), el único caucedisponible es el del referendum “consul-tivo” del art. 92 de la CE, que, si bien semira, no tiene por qué convocarse nece-sariamente a escala nacional: la cues-tión política de especial trascendenciapodría ser sometida a la decisión de unaparte del cuerpo electoral.Otro caballo de batalla es la identifica-ción de los sujetos llamados a participaren la consulta, en tanto que titulares delderecho de autodeterminación (inter-na). Se supone, en principio, que es elpueblo vasco, constituido desde 1979en Comunidad Autónoma, con un terri-torio y un cuerpo electoral determina-dos, el titular del derecho, aunque losnacionalistas suelen extender a Navarrae Iparralde el “ámbito vasco de deci-sión”, fieles a su vocación anexionista.Pero no faltan tampoco los que atribu-yen directamente la capacidad últimade decisión a los tres territorios históri-cos. Estaríamos, en cualquier caso, anteun referendum que se celebraría en elterritorio de la Comunidad Autónoma,dividido en tres circuscripciones. Y enorden al cómputo de los votos, parecerazonable acudir por analogía al criterioestablecido en el art. 151 de la Constitu-ción en relación con el referendum deiniciativa autonómica. Para ratificar di-cha iniciativa se exigía el voto afirmati-vo de la mayoría absoluta de los electo-res de cada provincia. Una exigencia quecon mayor razón aún habría que aplicaren el País Vasco, en consonancia con losprincipios del régimen foral. No bastaríacon una victoria en el cómputo global.Es justamente el especial protagonismo

de los territorios históricos el rasgo es-pecífico que determina que tambiénentre nosotros se plantee la cuestión dela secesión dentro de la secesión o, pa-ra ser más precisos, la posible invoca-ción por los alaveses de su derecho adisponer libremente de su futuro en lahipótesis de una secesión del País Vascode España. Álava no aceptaría vincularsu suerte al resultado en Vizcaya y Gui-púzcoa, si éste es favorable a la inde-pendencia. ¿Con qué argumentos van arebatir los nacionalistas la existencia deun “ámbito alavés de decisión”?. Unavez desatado el proceso de devoluciónde poderes, ¿dónde ponemos el puntofinal? ¿Cómo podemos negar a la RiojaAlavesa, por ejemplo, o a determinadaszonas de Vizcaya o Guipúzcoa el dere-cho a decidir su destino político? No se-rá fácil ponerse de acuerdo. Porque, co-mo vimos en el caso de Quebec, la inte-gridad territorial de la Comunidad Au-tonoma se garantiza mientras ésta for-me parte de la España constitucional,pero no en caso de secesión. Curiosa-mente, los mismos que se rebelan encontra del dogma de la integridad terri-torial de España no dudan en proclamarla sagrada intangibilidad de la patriavasca, una e indivisible. Olvidan que la

vasca es una sociedad constitutivamen-te plural, también en el plano territorial.Y los fueros ya existían antes de que Sa-bino Arana se inventase Euskadi.No son éstas las únicas dudas que nosasaltan. En relación con el censo deelectores, se han propuesto en algunaocasión fórmulas ciertamente extrava-gantes de depuración. No haría faltavotar porque previamente se habría he-cho la criba, cancelando la inscripciónde los no afines. En vez de depurar laslistas, habría que asegurar la inclusiónen las mismas de los miles de exiliadosforzosos que huyeron de las amenazasde ETA y quieran retornar a su tierra yparticipar en la consulta.La integración de España en la UE (co-mo la inclusión de Canadá en el Trata-do de Libre Comercio) es otra variable aconsiderar. El nuevo Estado tendría queser aceptado como miembro de la UE.Es una condición inexcusable, porque esimpensable una navegación en solitariotras la ruptura. Esa integración facilita-ría, sin duda, la transición y la estabili-dad económica en caso de secesión. Pe-ro la cuestión es si el nuevo socio po-dría ser admitido con la activa oposi-ción (veto) de España, en la hipótesis deuna secesión unilateral.

“En vez de depurarlas listas, habríaque asegurar lainclusión en lasmismas de losmiles de exiliadosforzosos quehuyeron de lasamenazas de ETAy quieran retornara su tierra yparticipar en laconsulta”

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Permítaseme hacer algunas refle-xiones en torno a la secesión, a suconveniencia y a alguna de sus

consecuencias.1. En primer lugar, hablemos con pro-piedad. Hablemos, por lo tanto más biende secesión que de autodeterminación.Y es que sólo se concibe esta última porquienes la proclaman como paso previoa la independencia. “Nadie saca el carnéde conducir para andar en bicicleta1”. Alo que Buchheit2 añadiría que con laidea de autodeterminación sucede lomismo que con la visión de Voltaire delSacro Imperio Romano, que no resulta-ba ser ni sacro, ni imperio, ni romano.¿Quién es el “auto” de semejante con-cepto? En efecto, los individuos perte-necemos a muy diferentes grupos socia-les con los que sostenemos diferentesidentificaciones. ¿Es deducible por elloun derecho de autodeterminación paralos grupos sociales, profesionales, eco-nómicos o familiares? Tan «natural» otan carente de naturalidad es que los li-mites de un Estado se marquen coinci-diendo con los de un clan, una tribu,una nación política, una nación culturalo una corporación profesional. Y si noestá demasiado claro quien es el «auto»menos lo está el alcance de la «determi-nación». Esta última se puede manifes-tar a muy distintos niveles territoriales(de la parroquia al Imperio) y con dife-rente alcance político. Esa determina-ción, cuando menos lógicamente, es tanviable como posibilidad teórica enel marco de una autonomía municipalcomo en un Estado soberano3.2. Si se dice pretender la autodetermi-nación, habría que responder más bienque ese es precisamente uno de los fun-damentos de la democracia. Como se-

ñala Fernando Savater4: “¿Cómo puedenegar nadie en sus cabales el derecho deautodeterminación que ‘todos’ —repito,todos— los ciudadanos de este país rei-vindicamos y disfrutamos? La autode-terminación es la capacidad que posee-mos las entidades políticas para decidirpor sí mismas su organización y funcio-namiento, sin otras injerencias externasque las impuestas por las leyes y com-promisos internacionales. (…) De modoque la cuestión no es autodetermina-ción sí o autodeterminación no, sino sidentro del Estado existen otras entida-des políticas que puedan a su vez auto-determinarse al margen de este e inclu-so contra este. Los nacionalistas sostie-nen que el pueblo vasco es una entidadde ese tipo, incluyendo en tal ‘pueblo’ alos miembros de la CAV y en ocasiones alos ciudadanos de Navarra y del PaísVasco francés. Los no nacionalistasmantenemos que el pueblo vasco es unarealidad cultural con derecho tradicio-nal a cotas de autonomía intraestatal,pero no una entidad política independi-zable actualmente de los Estados de losque forma parte. De modo que la discu-sión, si es que debe haberla, será respec-to a tal personalidad política separada y

separable, no respecto a la autodetermi-nación. Un referéndum sobre la autode-terminación daría por zanjada previa-mente la cuestión que hay que discutirsegún el criterio nacionalista al recono-cer implícitamente la existencia de unpueblo vasco como entidad política dehecho. Por eso se dice, con verosimili-tud, que no zanjaría el problema, sinoque agravaría la escisión entre posturascontrapuestas”.3. Y, haciendo un poco de historia, setrata de una idea que en el primer na-cionalismo vasco y también en el cata-lán tuvo escasa significación. En el casovasco no hay que olvidar que la reivin-dicación independentista de SabinoArana se hacía precisamente contra elEstado liberal, en nombre de las anti-guas instituciones forales5. En el debatede las “leyes viejas” y de los “derechoshistóricos” tiene desde luego escasa ca-bida la idea de la autodeterminación-secesión.Bastante más adelante, en nuestro de-venir histórico, las nacionalidades espa-ñolas se “entendieron” como países co-lonizados por una potencia imperial, elEstado español y sus dirigentes, ypor consiguiente la lucha emancipado-ra sólo podía tener significado si lleva-

Reflexiones en torno a la secesiónFernando Maura

Parlamentario Vasco del PP

1 Rodolfo Ares, portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento Vasco. El Correo 22.08.01.2 L.Buchheit, citado por Andrés de Blas Guerrero. Nacionalismo e ideologías políticas contemporáneas. Espasa

’84. Pág. 54. 3 A. De B. G. op. cit. Pág. 65.4 El Correo, 22.10.01.5 Jordi Solé Tura. Nacionalidades y nacionalismos en España. Publicada en Alianza. Pág. 146.

“[…] lareivindicaciónindependentistade Sabino Arana sehacía precisamentecontra el Estadoliberal, en nombrede las antiguasinstitucionesforales. En eldebate de las“leyes viejas” y delos “derechoshistóricos” tienedesde luegoescasa cabida laidea de laautodeterminación-secesión”

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ba a la independencia por la vía insu-rreccional. Esta visión tercermundista,filtrada por el fondo carlista, tuvo mu-cho que ver en el nacimiento de E.T.A6.4. A partir del proceso constituyente quecondujera a la actual Carta Magna, losvascos optamos por una vía autonomis-ta, Concierto Económico y Estatuto, Esta-tuto y Concierto formaban el referentebásico de nuestras especificidades. Estavía autonomista, que tantas ventajas po-líticas y económicas nos ha supuesto,quedaría simple y llanamente cercenadapor el proceso autodeterminista-secesio-nista. De modo que sería poco menosque tirar piedras contra el mismo tejadode los nacionalistas que —recordémoslo—han sido los más beneficiados en térmi-nos relativos por el camino así emprendi-do. Y es que la autodeterminación es locontrario que la autonomía, y si lo que sepretende es lo primero, lo segundo que-daría como supuesto de reconsidera-ción7. Parecería innecesario por evidentevolver a una noción que sin embargo re-sulta básica: no todas las “relecturas” po-sibles de la Constitución y del Estatutoservirían necesariamente para ampliar lascotas de autonomía obtenidas.5. Regresemos de la historia a la natu-raleza del concepto, y es que la secesiónno es, en puridad, consecuencia directade un principio democrático. Con laayuda de un pequeño toque de prestidi-gitación, escribe R. Emerson, laoriginal pretensión de que los individuosdeben consentir o establecer contrac-tualmente el gobierno que les manda, esasí transmutada en el derecho naturalde las naciones, a determinar su propiaestatalidad.» De esta forma se nos pre-senta como una pura consecuencia delgobierno democrático, lo que —cuandomenos en origen— es una estricta fan-tasía. La gran mayoría de las nacionesdel mundo actual son entidades políti-cas, más pequeñas que los estados mul-tinacionales, pero cuentan con la capa-cidad de integrar en su seno diferenteslealtades de signo lingüístico, histórico,cultural, etc. Los grupos detentadores de

esas lealtades están cuando menos tanlegitimados como las naciones en quese integran a hacer uso de la secesión deacuerdo con una lógica cultural.6. El ejercicio de este planteamiento esirrealizable en la práctica. El temor a lainfinita divisibilidad que subyace encualquier ejercicio del derecho de sece-sión es una preocupación ética por elriesgo de caos y conflicto que lógica-mente habría de incrementarse en elpanorama internacional8. Por lo mismoque la creación de un nuevo Estado mi-núsculo en esta zona neurálgica delmundo significaría una grave conmo-ción económica y social para esos pro-pios Estados a partir de los que se hu-biese formado, pues la independenciasignifica el establecimiento de nuevas

fronteras, la reconversión acelerada detodos los circuitos económicos, la crea-ción le nuevas instituciones estatales, lapuesta en marcha de una nueva legali-dad, etc9. En última instancia, una apli-cación supuestamente «lógica» y «racio-nal» de este principio es incompatiblecon la vigencia de un orden político in-ternacional del tipo que sea. La posibi-lidad prácticamente ilimitada de crea-ción de estados por una aplicación cre-cientemente rigurosa del principio, ha-ría del mismo en el marco internacio-nal, algo muy similar, como escribeEmerson, al derecho a la revolución enel marco de un Estado10.7. El procedimiento de la puesta enpráctica de la secesión vasca por el na-cionalismo constituye una nueva tram-pa a las que los dirigentes de estas op-ciones políticas nos tienen demasiadoacostumbrados. En efecto, como asegu-ra Patxo Unzueta “La astucia de Iba-rretxe-Arzalluz implica sustituir el deba-te sobre la independencia (sus ventajase inconvenientes, incluyendo las conse-cuencias económicas) por el de la auto-determinación (es decir, sobre el proce-dimiento) a fin de mantener la unidaddel electorado nacionalista a costa dedividir al conjunto de la población.‘¿Qué hay de malo en ello?’, preguntabaIbarretxe. Que observe en Bosnia, porejemplo, los resultados de forzar a elegirpatria en términos excluyentes a los ha-bitantes de una misma aldea, vecinos deuna misma escalera e incluso de unamisma familia11”. La secesión no mejora-ría, antes bien, reduciría la tantas vecesdifícil convivencia entre los vascos, ni si-quiera la mera posibilidad de existir, devivir se vería beneficiada. En este senti-

6 J. S. T. Op. cit. Pág. 148.7 Gregorio Peces Barba. El País. 30.7.01.8 A. De B- G., op. cit. Págs. 75-6. 9 J. S. T. Op. cit., págs. 151-3.10 A. de B. G., op. cit. Pág. 67.11 El País. 1.11.01.

“El ejercicio deesteplanteamiento esirrealizable en lapráctica. El temora la infinitadivisibilidadque subyace encualquier ejerciciodel derecho desecesión esuna preocupaciónética por el riesgode caos y conflictoque lógicamentehabría deincrementarse enel panoramainternacional”

Carlos Acosta: “Extorsión en el País Vasco”.

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do creo oportuno citar la opinión de unnacionalista, Joseba Arregui12: “Mien-tras me autodeterminan y me aclarancuándo y cómo, si antes o más tarde, sia plazos o de una vez; mientras intento,frustradamente, saber si me autodeter-minan porque es necesario para la paz,porque es bueno en sí mismo, o porquees bueno para mí; mientras intento res-ponderme a la pregunta de si mi identi-dad va a resultar cambiada, engrandeci-da, mejorada, dignificada, de si, a mis 55años, o a los 60, voy a llegar por fin a seryo mismo gracias, entre otras cosas, acontar con un embajador vasco en Bru-selas (…) mientras intento conciliar lavoluntad autodeterminista del naciona-lismo democrático hoy con su voto encontra hace algo más de veinte años enel Congreso ante la propuesta a favor dela autodeterminación de Euskadiko Ez-kerra (…) repaso la historia de los últi-mos siglos en Europa y veo las conse-cuencias trágicas, tremendas y brutalesque han acompañado a la voluntad delsujeto moderno de autodeterminarse así mismo, de autoconstituirse, especial-mente como sujeto colectivo (…)”.8. No, la secesión además empeoraría lasituación económica y el bienestar delos vascos. Así, en el número 858 de“Época” —julio-agosto de 2001—, bajoel epígrafe de “Las cuentas de la inde-pendencia”, se puede leer:“Salida de la UE. Se perderían todas lasayudas europeas. Sólo el Plan de Desa-rrollo Regional contempla inversionesde 220.000 millones hasta 2006.“Comercio exterior. Dos tercios de lasexportaciones y las ventas en España severían sometidas a aranceles (¿y en Eu-ropa?).

“Concierto Económico. En 1995, cadaciudadano vasco recibió 125.000 pese-tas de las arcas estatales. En el período91-96, el total de lo entregado por elPaís Vasco al Estado en concepto de cu-po del Concierto fue 775.000 millones yrecibió 1,036.000 millones.“Empresas. Peligro de abandono de em-presas radicadas en el País Vasco, conpérdidas de empleo y de recaudación.Por ejemplo, en el año 2.000, el BBVApagó 160.021 millones por el Impuestode Sociedades e Iberdrola 25.778.“Euro. Fuera de la zona euro se dificul-tarán el comercio y las inversiones. Su-birán los tipos.“La previsible falta de población supon-dría menos inversiones y menos recau-dación”.9. Sin embargo, los nacionalistas de to-do signo —incluyendo entre éstos a lossindicalistas que llevan ya algún tiempopasados con armas y bagajes a la polí-tica soberanista más pura y más dura—pretenden introducirnos en el engañode lo imposible. Por ejemplo, José Elo-rrieta, Secretario General de ELA13, a lapregunta de si: “¿Sería viable (la inde-pendencia) sin las ayudas que ahora re-cibe (el País Vasco) de la UE, con aran-celes en sus fronteras...?” Contesta Elo-

rrieta: “¿Y por qué tendría que sucedereso? Pensar que ejercitar una opción desoberanía nos dejaría fuera de la UE estanto como pensar que Europa es inca-paz de aceptar decisiones democráticasque se generan en su ámbito”.10. Se perdería, entre otras tantas co-sas, el Concierto Económico —respec-to del cual, por cierto, cuando se escri-ben estas líneas se viene realizando porel Gobierno vasco una contra-negocia-ción, o la negociación del que no quie-re llegar al acuerdo—. Concierto que esproducto previo y consecuencia políticadel régimen de libertades que pretendela Constitución, por la cual instituciónsegún Patxo Unzueta,14 Euskadi dispo-ne de unos ingresos per cápita superio-res en un 70% a los de Cataluña. Lo cualno soporta desde luego ninguna com-paración relativa a la fortaleza de am-bas economías.11. Los empresarios vascos han pedidoque se encargue un estudio acerca de

12 El Correo, 19.7.01.13 El Correo, 2,12,2001.14 El País, 1,11,01.

“Salida de la UE.Se perderían todaslas ayudaseuropeas. Sólo elPlan de DesarrolloRegionalcontemplainversiones de220.000 milloneshasta 2006.Comercio exterior.Dos tercios de lasexportaciones ylas ventas enEspaña se veríansometidas aaranceles (¿y enEuropa?).ConciertoEconómico. En1995, cadaciudadano vascorecibió 125.000pesetas de lasarcas estatales. Enel período 91-96, eltotal de loentregado por elPaís Vasco alEstado enconcepto de cupodel Concierto fue775.000 millones yrecibió 1,036.000millones”

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los costes de la “no-España”. En estesentido, recientemente se ha pedido porel Círculo de Empresarios Vascos que “serealice un análisis objetivo y serio de lagran interdependencia que existe entrelas empresas y la economía del País Vas-co y las del resto del Estado, así comodel coste económico y social de las po-sibles altemativas”. Se trataría cierta-mente de un estudio más de los que yase vienen haciendo en relación conotros aspectos, que pretenden analizarlas incidencias que se producen ennuestra economía local debido a facto-res específicos, como ocurre en el casodel terrorismo, medido por AlbertoAbadie y Javier Gardeazábal con unasconsecuencias en torno a 10 puntos denuestro PIB15. Reflexiones que procuranabrirse paso en nuestra difícil orografíaideológico-política, aunque los nacio-nalistas pretendan ocultarlo al reclamo

del “¿qué hay de malo que se hagan es-te tipo de consultas?” En este sentido,Mikel Buesa16, para quien “los últimosdatos indican que tanto las importacio-nes como las exportaciones vascas re-presentan, en cada caso, en torno al65% del PIB regional. La mayor partecorresponde a las operaciones comer-ciales con el resto de España, de mane-ra que las transacciones que tienen lu-gar con los demás países del mundo só-lo cubren el 40% del comercio exterior.Las relaciones del País Vasco con el res-to de España y con el extranjero tienenno sólo una dimensión diferente, sinotambién un signo distinto en su sal-do, negativo en el primer caso y positi-vo en el segundo. Ello quiere decir quela dependencia de la economía vascacon respecto a la española es superior asu capacidad para vender en esta susproductos, dando lugar a un saldo ne-

15 The economic costs of conflict: a case-control study for the Basque Country. Alberto Abadie y Javier Gardeazabal: “We find that, after the outbreak of terrorism,per capita GDP in the Basque country declined about 10 percent points relative to the synthetic control region. Moreover, this gap seemed to widen in responseto spikes in terrorist activity. The second part of this study uses the truce, declared in September 1998 as a natural experiment to estimate the effects of the con-flict. If the terrorist conflict was perceived to have a negative impact on fhe Basque economy, stocks of firms with a significant part of their business in the Bas-que Country should have shown a positive relative performance as the truce became credible, and a negative relative performance at the end of the cease-fire. Wefind evidence fhat is consistent with this conjecture using event study methods.In the ouhset of terrorist activity in the early 1970’s, the Basque Country was one of the richest regions in Spain, ocupymg the third position in per capLta GDP (outof 17 regions). In the late 1990’s, after 30 years of tecrorist and political conflict, the basque country had dropped to the sixth position in per capita GDP. Page1.(...) control for the Basque Country, an abnormaly high level of per capita GDP for Catalonia during the 1990’s may artificially widen the GDP gap for the BasqueCountry in Figure1. Therefore, our placebo study suggests that, while GDP per cgpita far Catalonia can be reasonably well reproduced by our tecniques, the catch-up in per capita GDP for the Basque Country during ths 1990’s (relative to the synthetic control region) may have been more pronounced than what figure 1 in-dicates. Page 8.In fact, the industrial share of GDP declined 17 percentage points (from 45% to 28%) for the Basque Country during the 1964-1993 period the industrial share ofthe GDP decreased 15 percentage points (from 38% to 23%) for the synthetic control during the same period. Notwithstanding the potential importance of thiscriticism, we believe that differences in. industrial decline between the Basque Country and the synthetic ccntrol cannot fully explain the GDP gap between thetwo regions during the 1980s and 1990s. As discussed earlier, the GDP gap seem to respond to the intensity of the the terrorist activity in ths Basque Oountry.Such assodation is consistenf with the interpretation that the gap was caused by terrorism, and would be left unexplained under the altemativeexplanation that the gap was generated by a more pronounoed industrial decline in the Basque Country. Page 9We show that Basque stocks can performed non-Basque stocks as the truce became credible. At the end of the cease-fire, Basque stocks showed a negative per-formance relative to non-Basque stocks. Page 4.16 Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense en el Correo de 15.12.01.

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gativo que supera el 7% del PIB. Poreso a los vascos nos hace falta España. Ynos hace falta también la relación privi-legiada que, por el hecho de que Españaforma parte de Ia UE, mantenemos conlos demás países integrados en esta,(,,,) las posibilidades económicas de laindependencia (serian) mínimas y esta(nos llevaría) a una reducción del bie-nestar económico. (...) La defensa dela permanencia en la UE es asi la clavepara evitar que la secesión pudiera po-ner en grave riesgo a muchas de las em-presas sobre las que pivota la economíavasca. Imagínese, por ejemplo, cuál seríala actitud de la mayoría de los deposi-tantes y clientes del BBVA, uno de losmayores bancos operativos en España, sise convirtiera en un banco extranjero. Opiénsese en qué ocurriría con las conce-siones otorgadas por el Estado españolpara la explotación de los recursos y ser-vicios energéticos de más de media Es-paña a Iberdrola. ¿Y qué decir de las po-sibilidades de una empresa de vanguar-dia como CAF para continuar suminis-trando trenes a Renfe y al Metro de Ma-drid? ¿Cómo se acabarían organizandolas actividades se acabarían organizan-do las actividades productivas de Game-sa, ITP, Eroski, Koipe, Sener y tantasotras, hoy repartidas por la geografía es-pañola, incluido el País Vasco?”12. Un debate que ya está afectando ne-gativamente al País Vasco, como lo po-nen de manifiesto las declaraciones deJosé María Vizcaíno, Presidente del Cír-culo de Empresarios Vascos y ex presi-dente de la patronal vasca Confebask17, aquien le pregunta el periodista: “¿Por quécreen que ese debate soberanista afectaseriamente a la actividad económica yempresarial de Euskadi?” Y contesta elresponsable empresarial: “Porque crea in-certidumbre. El peor enemigo de la acti-vidad económica e industrial es la incer-tidumbre. Si alguien de fuera se planteahacer una inversión, querrá saber si Eus-

kadi va a estar o no integrada en España,si las discusiones se van a llevar deuna manera amistosa, si va a haber unaruptura… Ninguna empresa quiere man-dar a sus ejecutivos a sitios conflicti-vos. (...) Percibo una cierta confusión en elmensaje que se está lanzando y contra-dicciones en el seno del PNV. Todo esono alimenta la confianza. Tienen que ex-plicar claramente qué es lo que preten-den. En algunos momentos se han lanza-do mensajes sobre la casi total autono-mía de la economía vasca y de su inde-pendencia absoluta del Estado. Eso esuna falsedad enorme. Nuestras empresasy nuestra economía están totalmente in-terrelacionadas con España. Una rupturaen este campo seria artificial. Está todoperfectamente engarzado y normalizado.Pero no se puede pretender que, anteun escenario de ruptura dura, las cosasvayan a seguir igual. Habrá consecuen-cias”. Y continúa más adelante: “Sería unaenorme irresponsabilidad romper. No seestán dando en el País Vasco las con-diciones para que las empresas más im-portantes sigan considerando a Euskadicomo una sede interesante, y no hablo delos aspectos fiscales, que el dinero es lode menos, sino de que permanezcan aquísus centros de decisión y de investiga-ción. Eso requiere de políticas activas yno esperar a ver qué pasa. No sólo lasgrandes (empresas); las medianas se irándetrás de sus clientes y las pequeñas seirán detrás de las medianas. Si lo quequieren es una política de tierra quema-da, como dijeron algún día, pues muybien, pero luego no nos quejemos, ¿eh?”

Dejo que las palabras finales lasponga también el mismo empre-sario: “Muchos de nuestros me-jores chicos y chicas piensan quesus oportunidades de futuro nopasan por el País Vasco. Y eso esterrible”.

17 El Correo1811.01.

Un eventual proceso de secesión es asunto de almenos dos entidades, a saber, el estado originario y elnuevo Estado, sin perjuicio de lo que tenga que deciral respecto la comunidad internacional. La secesiónunilateral es tan inaceptable como la expulsión o inte-gración forzosa.

(...)Desde un punto de vista democrático, parece obvio

que la constitución de un nuevo Estado tendrá por finmejorar las instituciones, los derechos ciudadanos, laigualdad de éstos y las posibilidades de lograr más ymejores posibilidades de alcanzar sus legítimos intere-ses. Una secesión que reduzca o empeore la democra-cia, por ejemplo extranjerizando a la minoría no na-cionalista —como proponen los abertzales—, es ina-ceptable desde un punto de vista democrático.

Hasta Aquí. nº 01. Septiembre-Octubre, 2001. Pág. 19.

Gran Angular.

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A lomos de los que siguen elguión que el entramado nacio-nalista vasco les encomienda,dentro del complejo reparto depapeles que existe, asistiremos aun período de recrudecimientode la ofensiva de los privile-giados para obtener aún masprivilegios. Como auténticostahures y contando con los rehe-nes no nacionalistas que sojuz-gan en tierra vasca, se aprestan aobtener de los sucesivos gobier-nos de España una ventaja mas,una sobreprima mas. En esteproceso, los asesinos de los dis-crepantes han tenido un papelcapital; conviene pues que los“dialogantes” abran cauces deconversión a los contumaces.Igual que en las operaciones deguerra, una vez ablandada la re-sistencia interviene la infanteríapara ocupar el campo.El debate está lanzado: ¿existe un dere-cho de autodeterminación de los ciuda-danos vascos? Enunciado de esta ma-nera, ¿quién negaría un derecho más?,¿acaso no es una profundización demo-crática?El derecho de autodeterminación polí-tica surge como solución a las modasdel diecinueve y principios del veinte,donde Europa quería dominios y ocupó

militarmente vastos territorios en Asia yÁfrica. América del norte ya se había li-brado del dominio ingles y Sudaméricaestaba en proceso de hacerlo del impe-rio español. De esta forma los pueblosdominados obtuvieron de la comunidadinternacional el reconocimiento del de-recho a separarse de la metrópoli. Estederecho se ejerció con prodigalidad ycon resultados diversos; por cierto, re-sultados que en nada empañan el con-tenido radical de su ejercicio.En el País Vasco, el desideratum últimode los nacionalistas es construir su pro-pio Estado y el argumento coloquialutilizado —es importante esto de lo co-loquial, que es finalmente lo que sirvepara aunar adhesiones en las urnas—es: “si tu tienes tu país, ¿por qué yo nopuedo tener el mío?” Y a continuaciónse configura este deseo no alcanzadocomo una intolerable frustración; frus-tración que ha costado mil muertos amanos de los asesinos militantes de tan“razonable necesidad”.Pero es que la pregunta parte de un su-puesto falso. “El país que tenemos los nonacionalistas -a decir de ellos- es unacuestión de hecho con la que nacimos.Carecemos de la más mínima disponibi-lidad sobre su configuración, formación,tradición, relaciones etc...” Es solo nues-tro país porque de lo que carecemos esjustamente de la patología que eviden-cia estar frustrado por algo sobre lo queno se tiene disponibilidad. A cada gene-ración le toca vivir su momento históri-co y en el pasado nuestros antepasadosdecidieron establecer un tipo de relacio-nes sobre las que se han ido decantandosiglos de convivencia compartida, de in-tegración de tradiciones, de mezcla étni-ca y cultural. Nadie, en su sano juicio,puede articular un fundamento históricoequivalente al de los pueblos dominadosen la época colonial en el País Vasco. In-cluso algo tan patrimonializado por elnacionalismo como la lengua vasca, estáen el origen de la lengua castellana. Di-cho de otra manera: nada más vasco queel castellano.

Todo ciudadano puede sentirse tanoprimido como desee, pero debe acep-tar que cuando la opresión no sólo noes real sino que opera en sentido con-trario nos encontramos ante una pato-logía. Se suele enunciar con frecuenciaque nada más natural que permitir auna población que quiere vivir sola quelo haga, si es su deseo. Y se articula eldiscurso en términos de diálogo lógico(curiosa herencia de la filosofía griega,origen de las democracias occidenta-les). Pero es que los diálogos lógicos tienenlimitaciones evidentes para la soluciónde paradojas, como por ejemplo en laconocida de Aquiles y la Tortuga quecarece de solución desde una posturaestrictamente lógica, aunque resultadivertido entretenimiento de sofistas.He aquí un enunciado lógico que care-ce de refrendo en la realidad, donde su-cede a menudo todo lo contrario.Y así se proclama un derecho esencial ala autodeterminación de los pueblos sinpreocuparse de la identidad de las situa-ciones, la validez del sujeto, los derechosde los discrepantes, los intereses legíti-mos de siglos de relación, la justificaciónhistórica; es decir: de los hechos. Pero es que hay más: si todos tuviéra-mos la patología descrita podríamos re-cabar derechos de autodeterminaciónpolítica de tipo grupal hasta llegar a

El síndromede la secesióny los “hechos”La ética a la deriva

Eleazar Ortiz

Técnico de la Administración y Abogado.

“Nadie, en su sanojuicio, puedearticular unfundamentohistóricoequivalente al delos pueblosdominados en laépoca colonial enel País Vasco.Incluso algo tanpatrimonializadopor elnacionalismocomo la lenguavasca, está en elorigen de lalengua castellana.Dicho de otramanera: nada másvasco que elcastellano”

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unidades tan minúsculas como la ciu-dad, el barrio o la familia, o tan pinto-rescas como los amigos de la fiesta delos toros, sus antónimos, los defensoresde los derechos del todo de lidia, losamigos del berberecho, del gato de an-gora,etc.... De esta forma podríamos ar-ticular, con el mismo fundamento his-tórico del nacionalismo vasco, un he-cho diferencial que, para los integrantesdel grupo, operaría como capital ycausa de melancólica frustración susatisfacción imposible. Por fin, la mejorfantasía libertaria hecha realidad. Unapunte, ¿creen ustedes que en la Chinasecular algunos de sus habitantes pue-den reivindicar derechos originales aformar su propio país al margen de susconciudadanos? ¿en qué radicaría suderecho? ¿en su voluntad? ¿en la histo-ria? ¿en el tipo de arroz que cultiven?Desafortunadamente, para los portado-res del virus las cuestiones de hecho nopueden modificarse sin traumas, sin do-lorosas operaciones quirúrgicas, sin ex-propiación de todos los derechos —in-cluso de la vida— de los discrepantesque se encuentran cómodos en la si-tuación de partida. Por ello la elimina-ción física de estos discrepantes formaparte del modelo. Solo con crímenesque espanten a los conformistas, queles obligue a irse dejando su tierra, suesfuerzo, su tradición, su dinero, sucontribución a la riqueza que solo otrosvienen disfrutando desde hace mas deveinte años, se obtienen resultados. Yasí se obtiene por fin el territorio, capi-tal para dar forma a la vía retorcida deconstrucción nacional, porque sin terri-torio nada es posible. Dicho de otra ma-nera es imposible acceder al conceptode independencia sin territorio. Y aquínos encontramos inevitablemente antela titularidad de la tierra; la titularidad

de algo que hace posible la existenciadel Estado, asociada a la herencia o alas tradiciones de poder y de opresiónde los arrendatarios, de rancio abolengoen la historia vasca en donde las “bue-nas costumbres” se invocaban por lospropietarios y solo por éstos. La metodología implica ablandar la re-sistencia oprimiendo al pueblo que seproclama liberar. Todo a caballo de tra-diciones deformadas y más falsas queuna homilía de Setién, mientras bonda-dosísimos ciudadanos nacionalistasapoyan, financian y promueven loscentros y programas de formación del“espíritu nacional” y origen de asesinos;asesinos que, en buena medida, son hi-jos, sobrinos y nietos de estos acrisola-dos y ejemplares ciudadanos, devotoscumplidores de la doctrina de una igle-sia vasca y nacionalista cuya ética cris-tiana es tan viscosa como irreconoci-ble. Y menos mal que se trata de indivi-duos formalmente demócratas, aunquesean moderados.Pero creo que el reciente atentado te-rrorista en New York, Washington yPistburg, ha puesto en evidencia quelos autores; también luchadores pos susideas -al igual que los etarras-, tienen lacomprensión y protección de sus res-pectivas autoridades políticas y religio-sas. ¿No les sugiere nada eso? La coin-cidencia en los fines pero no en los me-dios. El lamento por las víctimas, peroenunciar la guerra santa. Enviar a losjóvenes a la guerra mientras los diri-gentes, más cautos, toman la retaguar-dia, realizando enormes esfuerzos desensatez —y de conservación del propiopellejo— cuando llega el momento derendirse.Y es que el terror ya no puede contem-plarse como el resultado aislado de unaacción violenta, sino todo un entrama-do en donde la educación para el odioes su fuerza motriz. En mi querido PaísVasco, los años de la postdictadura hanconocido comportamientos repugnan-tes. Numerosos empresarios vascoscontribuyeron de buena gana a finan-

ciar a la banda, tomando como pretex-to una supuesta causa que, sobre todoa ellos, les reportó la eliminación de lacompetencia. Largos años de exclusivasy oligopolios, mientras disfrutaron ydisfrutan hoy de un concierto -com-pensación por la abolición foral- fiscal-mente asimétrico y lleno de ventajasrespecto al resto de España y del que losventajistas de siempre realizan lecturasdirigidas a conseguir una situación deprivilegio —léase vacaciones fiscales,por ejemplo—. Mientras tanto han idomandando a sus niños a las ikastolaspara ser educados en la cultura trasno-chada del sempiterno y siempre pre-sunto agravio, en una cultura reinven-tada cada día y, en muchas de ellas, enel odio al discrepante, mientras apren-den una lengua que les deberá servirpara el ensimismamiento.No creo que ya el terror nadie lo vea co-mo un resultado no querido y ciego;hoy mas que nunca el terror representael output de todo un entramado social,económico, político e incluso pseudore-ligioso, para despojar a todos los no na-tivos (entiéndase en el sentido amplio eincluso figurado con que los nacionalis-tas lo entienden) de todo lo que tienen.Queda aún mucho camino que recorreren el despojo. Contra lo que algunoscomo Juaristi afirman, el exterminio, sibien no es explícito, sí tiene las notas deimplícito y sistemático, porque el resul-tado final será, está siendo ya, idéntico.La lucha política entablada con las ar-mas de la palabra por los partidos de-mocráticos ha hecho hincapié en la éti-ca. Sin duda la ética es la base de laconvivencia social y a largo plazo debeimponerse, sin embargo cabe imaginarun escenario -hoy lo aprecio- en dondeaquélla más parece un inconveniente.Muchos de mis conciudadanos a la ho-ra de elegir estuvieron más atentos asus intereses económicos que a la solu-ción enérgica y sin concesiones de laintolerable situación de opresión de susconvecinos. Prefirieron sacrificar esaética en el altar del hedonismo. Hoy

“Y así se proclamaun derechoesencial a laautodeterminaciónde los pueblos sinpreocuparse de laidentidad de lassituaciones, lavalidez del sujeto,los derechos delos discrepantes,los intereseslegítimos de siglosde relación, lajustificaciónhistórica; es decir:de los hechos”

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Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

78Autodeterminacióny derecho de secesión

tengo la impresión que aún lo prefieren.Un ejemplo empresarial reciente: en vezde denunciar directamente la deriva to-talitaria de los dirigentes nacionalistasavisan sobre los costes de la “no Es-paña”, sin apreciar que los elementosde opresión, diáspora y expolio que su-fren los no nacionalistas vienen a hacerilusoria una sociedad plural y democrá-tica. Se asemeja en cierto modo al “másmercado y menos Estado” de los libera-les radicales, cuando es imposible elmercado si no hay Estado. Sin duda lescorresponde detenerse en la economía,pero se echa en falta en algunos unaposición en este punto tan valerosa, almenos, como la que emplean para sacaradelante sus empresas.

Por otro lado, la enseñanza en el odioy la mentira, ofrecerán resultados -loestán haciendo ya- de falta de soluciónde los problemas del país. El nacionalis-mo ha aportado como mayor bagaje elcaldo de cultivo del odio y la imposibleintegración en una cultura que noabandona los trasnoches del tardocar-lismo (siento hablar así por los, sin du-da, nobles antepasados carlistas de misconciudanos de hoy). Hoy creo quepuede decirse sin error que el naciona-

lismo vasco ha introducido la culturadel odio. Esa es su principal aportacióna la ética en estos más de veinte años.Cuando la población aprecie que hansido y siguen siendo el principal proble-ma del país, tal vez sea demasiado tar-de para muchos. Habrá que ponderar enaños venideros en qué ha consistido suaportación, al margen de la puesta enpráctica de las doctrinas más extremis-tas de un racista como Arana.

Mientras tanto discutiremossobre si tenemos derecho o noa autodeterminarnos hoy, ma-ñana y pasado, mientras loshechos discurren ante nues-tros ojos en odiosa e intermi-nable secuencia.

Álava, es otra cosaÁlava, es otra cosa

ArabakoForu AldundiaDiputaciónForal de Álava

“Hoy creo quepuede decirse sinerror que elnacionalismovasco haintroducido lacultura del odio.Esa es su principalaportación a laética en estos másde veinte años”

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Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

✂Fotocopiar, rellenar y enviar a: Papeles de Ermua Apdo. Correos 711. 01080 Vitoria-Gasteiz.

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80Autodeterminación y derechode interdependencia

Primer Diputado General de Álava de la Democracia. Parlamen-tario vasco por el PNV, relevante político nacionalista hasta1999, cuando todavía se le ofrecía encabezar las listas de supartido al Ayuntamiento de Vitoria o a la Diputación de Álava.Entonces no aceptó la oferta. Poco después tuvo la “osadía”—el valor y la honradez— de discrepar de la dirección del partidonacionalista vasco. Su artículo “El PNV de Arzallus” provocó unexpediente disciplinario que deberá ser resuelto en breve*. Susnuevas declaraciones a los medios de comunicación, haciendoal lehendakari Ibarretxe un llamamiento a la responsabilidad,han coincidido con la reanudación de la apertura del expedien-te que estaba paralizado. Curiosamente, esta pública discre-pancia le ha costado tener que llevar escolta. Discrepar es pe-ligroso en este trocito de Europa, en este pedazo de España.Emilio Guevara Saleta es un político del Renacimiento, erudito,polifacético, cortés y brillante. Se le agolpan las ideas y las ex-presa —una a una, concatenadamente— con una lógica impeca-ble. No hace falta terminar de formular la pregunta: su cabezay su mirada en el infinito se sincronizan para abordar la cues-tión, desde la perspectiva probablemente más astuta, más so-brevoladora, más constructiva. Conoce bien el percal y lo des-

cribe con enorme exactitud. Sinembargo, inexplicablemente,

mantiene la esperanza con-tra toda esperanza, ycontra toda evidencia,

de que “el PNV cambieel rumbo decidida-

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mente. Nos queda poco tiempo. Ibarretxe lo puedehacer, si quiere. No tendría dentro del partido espe-ciales dificultades. Este partido es muy disciplina-do, con la excepción de unos pocos díscolos comoyo”. Es de los pocos nacionalistas —y lo hago cons-tar con pesadumbre— con los que puedes dialogarlargo y tendido: escucha y contesta. Además, con-testa con rigor. No esquiva las cuestiones. No seatrinchera en sus planteamientos. Percibe y aceptala realidad plural de nuestra sociedad. Es frecuenteescucharle expresiones como: “…de este modo,tanto los no nacionalistas como los nacionalistas…”Es de los que busca puntos de encuentro. No exclu-ye, integra. Entiendes que te reconoce tan vasco co-mo él, aunque no seas nacionalista. Esta actitud …tan elemental, en nuestro país te permite saber queestás ante un demócrata.Abogado desde 1963, técnicamente irreprochable.Con verdad se le ha llamado “padre del Estatutode Autonomía”. Como buen jurista, atiende a lareciprocidad. Sabe que en la elaboración del Esta-tuto los que más cedieron fueron los no naciona-listas. “Fueron ellos los que acataron nuestros re-querimientos…” Su instintivo sentido de la justi-cia le lleva a una inamovible actitud de gratitud,de lealtad. “No podemos estar cambiando cadados por tres de marco jurídico. ¿Qué estabilidadcabe en una sociedad así? El Estatuto es el resul-tado de un pacto costoso y … generoso por la par-te no nacionalista. En ningún país normal, demo-crático, se discute permanentemente su carta bá-sica de organización y de convivencia. Lo que hayque hacer es desarrollarlo (…) No hay país que re-sista la permanente provisionalidad de su sistemapolítico. No hay solución para ningún conflicto siuna de las partes se reserva siempre el derecho aseguir reivindicando lo que se supone que consti-tuye la esencia del propio conflicto. No hay solu-ción sin concesiones mutuas y definitivas”.Emilio Guevara pertenece a una ilustre familia vi-toriana de juristas, con arraigo nacionalista (“auto-nomista”, apostilla él mismo) pero en la que ya nosería el primero en romper el carnet del PNV: suhermano Javier le habría precedido. “No pretendoque me expulsen con mi actuación. Es sencillamen-te un ejercicio de responsabilidad. El Pacto de Liza-rra fue un enorme disparate. Los intentos secesio-nistas son una grave irresponsabilidad. Pero se uti-lizan términos equívocos, como soberanía, autode-terminación…: yo quiero que el lehendakari se de-fina. Si lo hace por la independencia y la secesiónno hace falta que me expulsen. Me voy yo solo”.

I.C. de C. Redacción de Papeles de Ermua

Me consta que el 14 de mayo de 2001el resultado electoral le produjo unagran alegría… y esperanza.Recordarás que en aquella conversación tetransmitía mi esperanza porque las elec-ciones las había ganado Ibarretxe y no Ar-zallus. Y me parecía del todo previsible lamoderación del nuevo Gobierno vasco,después del desastre de pactar en Estellacon los terroristas, fuera de todo marcoinstitucional y de las gravísimas conse-cuencias: Lizarra destrozó la confianza po-lítica, generó el frentismo… Estaba espe-ranzado y sorprendido del resultado. Iba-rretxe había ganado unas elecciones ha-ciendo un voto de censura a su propio mo-do de proceder en la legislatura preceden-te, con discursos, insistiendo en cuatroprincipios básicos, por sí mismos inobjeta-bles: la construcción social, la no violenciay la defensa de los derechos humanos, eldiálogo político sin exclusiones y sin con-diciones políticas, y el respeto a las decisio-nes de la sociedad vasca. Este “programa”tuvo éxito porque, después de 22 años degobierno nacionalista, no tenemos niconstrucción social, ni libertad, ni respetoa los derechos humanos, ni diálogo políti-co que merezca tal nombre, ni respeto a lavoluntad de los ciudadanos, al menos parauna mitad de éstos. También, tuvo éxitoporque los ciudadanos tienen miedo…

Usted es una de las personas que traba-jó con más intensidad y empeño en elEstatuto de Gernika, hace ahora 23años, ¿no le restará objetividad esta cir-cunstancia para defender el Estatuto?En una situación de normal y pacífica con-vivencia, siempre sería una grave equivoca-ción renegar del Estatuto sin disponer deuna alternativa viable y real. En una situa-ción de terrorismo y de falta de libertad esuna temeridad. La estrategia “soberanista”(equívoco término, que no me gusta nadautilizar) del PNV y la consiguiente deslegi-timación del Estatuto de Gernika está ali-mentando, aunque sin pretenderlo, la radi-calidad y el terror, participa en la demoli-ción de la confianza sin la que son imposi-bles el diálogo y los consensos. En definiti-va, colabora en la destrucción de un espa-cio político común para la convivencia de lainmensa mayoría de los vascos. Suena du-ro, dramático, pero así están las cosas. Has-ta ahora, al PNV le ha venido muy bien laambigüedad, pero se acaba el tiempo.Pertenece al Partido Nacionalista Vascodesde los años 70, ¿qué valoración lemerece este neo-nacionalismo, más se-cesionista que autonomista?Los que creían soñar el 13 por la tarde-no-che ante una “ajustada y favorable” victo-ria, que se sobreestimó por lo inesperada,no pueden ignorar que el nacionalismo

* El tribunal nacional del Partido Nacionalista Vasco (PNV) “resolvió”el expediente abierto contra Emilio Guevara decretando su expulsióndel PNV, decisión que se hizo pública el 29 de Enero del 2002, mien-tras esta revista estaba en prensa. El ex-diputado General de Alavacalificó el fallo como una “afrenta a la libertad de expresión. Si no tecallas y mantienes una opinión crítica contra los órganos de direccióndel partido, te echan a la calle”. Desde la Redacción de Papeles deErmua sólo nos queda felicitar a D. Emilio Guevara por su coherencia,rigor y sentido de responsabilidad, con el sincero deseo de que tantosotros miembros del PNV, que comparten las posiciones y opinionesdel exdiputado General de Álava, tengan la honestidad y el coraje deseguir su ejemplo.

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vasco no se ha extendido, sino que seha radicalizado, y está padeciendo lametástasis del cáncer terrorista, y fra-casará si no rectifica sus planteamien-tos actuales.¿A dónde nos lleva en su opinión elactual discurso del PNV y sus aliadosde EA?Tenemos cada vez más ciudadanosamenazados y, al mismo tiempo, máspersonas que practican la violencia, laextorsión y el puro matonismo. Cadavez hay más lugares en los que la mafiaterrorista está sustituyendo al Estado ya los poderes legítimos. Nuestro sistemaeducativo ni siquiera consigue ir redu-ciendo el número de o fanáticos quedestrozan lo que pillan y hacen huelgacontra el Estatuto porque, según ellos,ha traído la miseria a Euskal Herria.¡Qué ignorancia y qué disparate! Estono es una opinión, es una descripción: adónde nos lleva es evidente… Lo queexige esta situación es un cambio derumbo, por estricto sentido de la res-ponsabilidad.Apostar por un Estado vasco, conocien-do que esta aspiración es minoritariaglobalmente y muy débil en algún terri-torio, es apostar por un modelo de con-quista y no por un modelo de integra-ción. Lo vengo repitiendo y permítemeque lo reitere. Es una apuesta ciega,¿quién asegura el reconocimiento inter-nacional de ese hipotético Estado? Esuna apuesta insoportable, porque no te-nemos condiciones de convivencia nor-mal, de libertad. Es una apuesta anti-cuada: no nos reportaría ninguna de lasventajas que podía tener hace años. Y esuna apuesta injusta porque no hay unanecesidad objetiva, suficiente y propor-cionada que la justifique y es una impo-sición para —al menos— la mitad de losciudadanos. Esto lo sabe el PNV y lo sa-be el lehendakari, y por eso es tambiénuna apuesta vergonzante, que no seacaba de expresar con claridad.

Pero la “ambigüedad” es parte delmétodo utilizado por su partido des-de siempre…Es una acusación clásica —diríamos—,pero el gobierno del PNV era también elgobierno de Ardanza, el Pacto de AjuriaEnea… que fue algo bien distinto a loque estamos viviendo ahora, desde Li-zarra: 1998 es la fecha clave. Cierta-mente, en las actuales circunstancias lafalta de claridad es muy grave: se en-mascara con la cáscara vacía de la au-todeterminación y la apelación a lo quedecida un pueblo al que no se le acabade convocar y al que no se le explica loque en concreto debe acordar o apro-bar. Esos sondeos telefónicos —a losque alude el lehendakari— en los que sepregunta por la soberanía… ¿cómo seva a contestar que no? Me niego a ha-blar de soberanismo: todo ciudadanode cualquier país del mundo es sobera-nista, aquí se está planteando la inde-pendencia, la secesión. Yo estoy hacien-do un acto de autodeterminación y desoberanía cuando me pronuncio porapostar por una Euskadi dentro del Es-tado español. Llevamos muchos años ysiglos “autodeterminándonos”.¿En las próximas elecciones munici-pales se darán las mínimas condi-ciones sociales para que puedan serdemocráticas?… ¿no se parecerándemasiado a las alemanas de 1933?Mucho tienen que cambiar las cosas pa-ra que esas elecciones puedan ser consi-deradas representativas. Tenemos toda-vía casi dos años por delante… Sólo elhecho de que el PP y el PSE no puedanpresentar listas en muchos pueblos, otengan que hacerlo con gente “ficticia”,gente “sin cara” o sin arraigo en la pro-pia localidad… es prueba más que evi-dente de la ausencia de condiciones mí-nimas de libertad. Incluso en algunospueblos de Guipúzcoa puede pasarle alPNV. La situación en la que trabajan lospolíticos del PP y del PSE es de absolutoheroísmo. Después viene la propia vidamunicipal que queda pervertida: nopueden trabajar con normalidad para

buscar soluciones… Insisto, primero ter-minemos con ETA, tengamos libertad yluego… hablemos de lo demás.¿Qué opinión le merecen las campa-ñas de desobediencia civil promovi-das por EA y parte del entorno delPNV, como el DNI vasco…?Promover el DNI vasco me pareceríauna nimiedad, si no fuera acompañadode una “política de hechos consuma-dos”, todos ellos orientados a provocarun proceso de secesión. Los plantea-mientos de EA son descabellados, aun-que hay que agradecerles la claridad —son más claros que los del PNV—.Algunos (nacionalistas) están persua-didos de que la independencia es laforma de dejar sin argumentos a ETA…¿Alentando una utopía?… se les da oxí-geno y “razones” a los terroristas. Alcontrario, apostar inequívocamente porel Estatuto de Gernika, como sistemaestable de autonomía, supone renun-ciar a la utopía, pero nos permite cons-truir una nación y una sociedad de ciu-dadanos, y nos da la legitimidad y lafuerza suficientes para reclamar elcumplimiento íntegro de ese Estatuto, ypara proponer y consensuar, desde laconfianza y la lealtad, fórmulas y meca-nismos de profundización del mismo.Más aún, apostar por el Estatuto estanto como notificar a ETA y al ultrana-cionalismo que han sido ya definitiva-mente derrotados.¿Qué alternativa tenemos para salirdel atolladero...?El lehendakari y el PNV tienen que ele-gir entre dos posibilidades: optar porla independencia, con la consiguientecreación de un Estado vasco, o por unEstatuto de autonomía, cuyos conte-nidos podrán ir variando en cada mo-mento, según convenga y se acuerde.Elegir la independencia, aun negocian-do los plazos y el ritmo del proceso, eselegir algo que no necesitamos y queno nos conviene. Mantener, inclusocomo utopía, la opción independentis-ta, es tanto como elegir la perpetua-ción del conflicto y de la fractura so-

“Apostar por unEstado vasco,conociendo queesta aspiración esminoritariaglobalmente y muydébil en algúnterritorio, esapostar por unmodelo deconquista y no porun modelo deintegración”

“Es una apuestaciega, ¿quiénasegura elreconocimientointernacional deese hipotéticoEstado? Es unaapuestainsoportable,porque notenemoscondiciones deconvivencianormal, delibertad. Es unaapuestaanticuada: no nosreportaría ningunade las ventajasque podía tenerhace años”

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Autodeterminación y derechode interdependencia 83

Citando a Daniel Barenboin, Emilio Gue-

vara reflexiona así: “El problema de nues-

tro tiempo es que el hombre se limita ca-

da vez más a pequeñas unidades y con

ello pierde la percepción, la comprensión

de la totalidad y de cómo se relacionan

las cosas en una totalidad. Estoy conven-

cido de que no se puede entender algo de

forma independiente y solo en sí mismo,

sino que cada cosa, cada idea y cada per-

sona es lo que es en relación con los de-

más, con los que entra en contacto”.

(soberanismo, autodeterminación…)producen tan óptimos e inesperados re-sultados electorales. Pero pienso que unlíder democrático ha de utilizar su po-der y su autoridad ante los ciudadanospara proponer y defender, aun a riesgode duras críticas, soluciones firmes. Diosquiera que el lehendakari Ibarretxe estéa la altura de las circunstancias. Si quie-re, puede cambiar el rumbo. Y debe ha-cerlo: se ha ido demasiado lejos.¿Cambiar el rumbo, con solucionesfirmes, en qué dirección?Yo creo que la solución es el Estatuto,insisto. Hay que exigir el cumplimientoíntegro del Estatuto, por supuesto: elárea socio-económica necesita un de-sarrollo y cumplimiento en profundi-dad, hay que adaptar el Estatuto a larealidad de Europa porque es cierto quecuando lo negociamos no fuimos cons-cientes, quizá porque no podíamos, delo que suponía esto en cuanto a desa-

cial, al menos hasta que una parte noelimine, o amedrente, o expulse a laotra. ¿Y es esto último una alternativademocrática?¿Y por parte de los demás partidos?…Los políticos del PP y PSE de aquí bas-tante hacen con estar. Pero desde Ma-drid hay que dar alternativas positivas,yo querría saber concretamente quéentiende el presidente Aznar por el de-sarrollo del Estatuto: hacen falta pro-puestas en sentido positivo. Lo he di-cho ya, pero el Presidente del Gobierno,teniendo razón a veces, lo dice de mo-do que —sin pretenderlo— las posicio-nes se enconan…, se atrincheran máslos que tendrían que rectificar. Yo soyel primero en afirmar que la actual po-lítica del Gobierno vasco da oxígeno,alimenta a ETA, aunque no lo pretenda,pero no se puede decir con verdad queel PNV legitima a ETA como dicen des-de Madrid algunos políticos. Todo estoconsolida una confrontación que notiene sentido.La realidad de la diáspora de vascos nonacionalistas es sobrecogedora. Ahora,se añade que nuestros hijos —los másvaliosos, con frecuencia— también seestablecen fuera del País Vasco.Esto último nos pasa también a los na-cionalistas. A mi juicio, pone de mani-fiesto una vez más la estupidez de losafanes independentistas en este mundoglobalizado, en que se te puede quedarpequeño el propio país y vas a trabajara los centros punteros de progreso y deatracción de talentos. Lo preocupantees que Euskadi no es —en las actualescircunstancias— un lugar que atraiga,no es un centro de atracción de talen-tos, sino todo lo contrario: de exporta-ción de talentos y la actual situación noes la idónea para invertir la tendencia. Visto lo visto desde el 13 de Mayo, aalgunos nos cuesta tener la más míni-ma esperanza en un cambio de rumboen el actual lehendakari Ibarretxe…Comprendo que puede ser desgarradorelegir, máxime cuando el populismo y elrecurso a la ambigüedad terminológica

rrollo de competencias, etc., pero el Es-tatuto tiene que ser nuestra plataformabásica sobre la que luego podamos dis-crepar. Yo creo que todo será posible ymucho más fácil si unos asumen en se-rio lo que conlleva de verdad —y no demanera retórica— defender el Estatuto,asumir la pluralidad nacional en Españay decir que, efectivamente, el sistemaes el derecho de autogobierno, de auto-organización, del pueblo vasco. Si estose hace, también nosotros (los naciona-listas) tenemos que asumir sin comple-jos la compatibilidad del sentimiento depertenencia a Euskadi con el de adhe-sión a España, con la lealtad constitu-cional —mal que les pese a algunos— ycon la solidaridad con todas las demáscomunidades de ciudadanos.

“Lo preocupante esque Euskadi no es —en las actualescircunstancias— unlugar que atraiga, noes un centro deatracción de talentos,sino todo lo contrario:de exportación detalentos y la actualsituación no es laidónea para invertir latendencia”

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Insiste con frecuencia el lehendakari Iba-rretxe en el reconocimiento de la “exis-tencia de un conflicto de naturaleza po-lítica en Euskadi”. Como demócratas en-tendemos que el conflicto constituye laesencia misma de la sociedad política. Laconvivencia de seres humanos libres e in-teligentes genera de modo natural con-flictos políticos, sencillamente porque esinevitable que las distintas personas for-jen ideas y conceptos, también diferentese incluso opuestos, sobre aquello queconstituye el ideal del bien común. Laexistencia de variadas concepciones delbienestar político o del interés general noresulta, por tanto, un defecto, problemao patología social a resolver, sino la ge-nuina manifestación de la pluralidad.

En Euskadi, la existencia de un senti-miento nacionalista en buena parte

del electorado hace que, además de losconflictos políticos comunes en cual-quier sociedad democrática occiden-tal, se haga presente un conflicto políti-co más: el referido a la incardinaciónde la propia comunidad en el senodel Estado Constitucional Español.La constatación de la existencia de esteconflicto político es una obviedad ele-mental. No obstante, y dado el énfasisque respecto del mismo hace el discur-so del nacionalismo vasco, conviene re-alizar algunas precisiones.1. En primer lugar, en Euskadi no hay unconflicto étnico, religioso, social ni cultu-ral. El País Vasco no es víctima de una do-minación nacional por parte de ningúnotro país, ni el pueblo vasco por parte deotra etnia, ni la cultura vasca ni su lenguaes atacada de modo consciente o volun-tario por nadie. Bueno es, por tanto, quelos líderes nacionalistas reduzcan la natu-raleza de los conflictos presentes en Eus-kadi a su verdadera dimensión: la pura-mente política e interna derivada de ladiversidad de pareceres entre los vas-cos respecto, en este caso, a cual ha deser la más adecuada relación entre elPaís vasco y el resto de España.2. Es éste un conflicto político presen-te y actual, ajeno a una consideraciónhistórica. No se trata de una cuestiónmal resuelta en el pasado y que haya de-

jado justicias que demandar o agraviosque deshacer en favor de los vascos con-siderados como tales, como “Pueblo”. De-mocracia significa, entre otras cosas, queno hay más sujetos titulares de los dere-chos políticos que los ciudadanos, demodo que desde la transición democráti-ca las instituciones refrendadas por lavoluntad popular constituyen nuestraorganización política de un modo ple-namente legítimo y estable.Si con anterioridad a la Constitución dediciembre de 1978 y al Estatuto de Au-tonomía de diciembre de 1979 existíandiferentes y divergentes visiones sobre latan traída y llevada “cuestión nacional”,ha de considerarse que la sociedad vascaresolvió dicho conflicto (con las limita-ciones y contingencias inherentes a todaconstitución política humana) en unsentido determinado: el de que el Pue-blo Vasco, como expresión de su na-cionalidad y como medio para acce-der a su autogobierno, se constituyóen Comunidad Autónoma dentro delEstado español, de acuerdo con la

El “supuesto conflictopolítico” y la vigencia del Estatuto

Nicolás Redondo Terreros

Ex-Secretario General del PSOE-PSE.

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Autodeterminación y derechode interdependencia 85

Constitución y con su propio Estatu-to. No olvidemos que el 29 de diciembrede 1978 la Asamblea de ParlamentariosVascos aprobaba el Proyecto de Estatutode Gernika y el 25 de octubre de 1979 lohacía el electorado vasco en referéndumcon el 88,7% de los votos a favor.Que al día de hoy existen ciudadanosno conformes, o insatisfechos, con lasolución estatutaria es algo perfecta-mente reconocible por evidente. Tanevidente como el hecho de que, guste ono a todos, se trata de una cuestiónzanjada en su día por el propio referén-dum estatutario, sin que pueda preten-derse (salvo a efectos puramente de-magógicos) la pervivencia de un con-flicto preestatutario irresuelto.

3. El Partido Nacionalista Vasco cometeuna deslealtad política al presentar lasituación actual como la subsistenciade un conflicto político sin resolver. Losnacionalistas son conscientes, al plan-tear hoy la superación del consenso au-tonómico, de que la ruptura de losequilibrios estatutarios no va a ser con-testada por parte de las fuerzas consti-tucionalistas con un desmantelamientode la misma intensidad y de sentidocontrario del edificio institucional au-tonómico. Se trata de una quiebraunilateral de lo pactado.4. Es perfectamente legítimo, no obs-tante, que cualquier fuerza política na-cionalista, en cumplimiento de su mi-sión estratégica, plantee la superacióndel marco jurídico-político actual ofre-ciendo al electorado metas alterna-tivas. Pero esto es algo que, sin embar-go, no ha ocurrido.5. Si el “Conflicto”, así con mayúscu-las, tal y como el Sr. Ibarretxe se empe-

ña en decir, tiene naturaleza política,es que no tiene naturaleza histórica.Es que nace, sencillamente, como ma-nifestación del pluralismo político vas-co actual sin más aditamentos ni legiti-maciones y, como tal conflicto políticoactual, forma parte del debate institu-cional y electoral vasco de modo coti-diano sin que a ningún partido se le ha-ya impedido en modo alguno ni su ex-presión ni su gestión.Rechazamos como demócratas, cons-cientes de la pluralidad de nuestra so-ciedad, la identificación que hace el na-cionalismo de su insatisfacción, o la dedeterminados líderes nacionalistas, conla insatisfacción del país. Porque otros,entre ellos los socialistas, podríamosabrir el capítulo de las insatisfaccionesproducidas por cómo el nacionalismoestá aplicando determinadas políticasque lejos de reforzar la pluralidad, sólobuscan la homogeneización nacionalis-ta de la sociedad.

“Que al día de hoyexistenciudadanos noconformes, oinsatisfechos, conla soluciónestatutaria es algoperfectamentereconocible porevidente. Tanevidente como elhecho de que,guste o no a todos,se trata de unacuestión zanjadaen su día por elpropio referéndumestatutario, sinque puedapretenderse (salvoa efectospuramentedemagógicos) lapervivencia de unconflictopreestatutarioirresuelto”

“Si el “Conflicto”,así conmayúsculas, tal ycomo el Sr.Ibarretxe seempeña en decir,tiene naturalezapolítica, es que notiene naturalezahistórica”

Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993.

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La autonomía no solo evitalos riesgos asociados a unplanteamiento autodetermi-nista, que desatar una diná-mica de polarización que es-cinde a la sociedad en secto-res irreconciliables, sino querefleja de manera más cabalel pluralismo realmenteexistente y es, por ello, uninstrumento más eficaz paragarantizar el autogobierno yun desarrollo democráticode la identidad vasca.La sociedad vasca actual es plural: porel origen de sus habitantes, por el idio-ma materno de cada cual, por las prefe-rencias ideológicas o políticas. Dos decada tres ciudadanos de la ComunidadAutónoma Vasca actual cuentan comomínimo con un abuelo nacido fuera deEuskadi. Apenas uno de cada cinco vascos (el20,5% en la Comunidad Autónoma Vas-ca y el 21,3% en Navarra) tienen sus dosprimeros apellidos vascos, por lo que elresto, la gran mayoría (casi el 80%), noserían considerados tales aplicando elcriterio aranista. Las fuerzas nacionalis-tas suelen ser mayoritarias en las elec-ciones autonómicas, pero solo a vecesen las generales. En el Parlamento vascohay desde hace años siete fuerzas polí-ticas (frente a tres en Galicia, cuatro enAndalucía y cinco —cuatro en la prácti-ca— en Cataluña, por ejemplo). El nacio-nalismo es mayoritario en Guipúzcoa,en una posición de 6 a 4, pero en la mis-ma relación lo son las fuerzas no nacio-nalistas en Álava. En Navarra los nacio-nalistas no superan el 20%, y no alcan-zan el 10% en el País Vasco-francés. EnVizcaya el nacionalismo domina en lasautonómicas y municipales, y los parti-dos no nacionalistas en las legislativas.En el conjunto de las últimas seis elec-

ciones (desde las europeas de 1994 has-ta las europeas de 1999), las fuerzas na-cionalistas han cosechado el 53,2% delos votos en la Comunidad AutónomaVasca y el 17,0% en Navarra.Las encuestas vienen mostrando con al-tísima coincidencia que la mayoría delos vascos de hoy vive su identidad entérminos no excluyentes. Hay una mino-ría que se considera sólo vasco o sólo es-pañol, pero la mayoría, en torno al 60%,consideran compatibles ambas identida-des. Esa mayoría constituye la base so-cial natural de la opción autonómica:ciudadanos que se consideran tan vas-cos como españoles, o más vascos queespañoles, o más españoles que vascos;o unas veces una cosa y otras, otra, y quea veces votan a un partido nacionalista ya veces a uno que no lo es.Por eso, aparte otras consideraciones, esirresponsable lanzar iniciativas de auto-determinación. Con independencia dela voluntad de sus impulsores, tales ini-ciativas desencadenarán dinámicas depolarización excluyente. La experienciaen toda clase de consultas binarias (sí ono a algo) es que la posición perdedoracasi nunca agrupa menos del 40% dequienes se pronuncian. No porque seidentifiquen necesariamente con esapostura, sino por el lógico reagrupa-miento forzado por toda la alternativaentre dos términos excluyentes.Con el tiempo, esa mayoría que consi-dera compatibles ambas identidades seirá reduciendo a favor de las opcionesextremas y excluyentes: sólo vasco osólo español. Es lógico que tal sea la

perspectiva de ETA, cuyo objetivo (aun-que no sepa para qué) es hacer creíblesu fantasía de una Euskadi en guerracontra España, con frentes bien delimi-tados. Pero es incomprensible que par-tidos de tradición democrática se pres-ten a alimentar esa dinámica, a sabien-das de que erosiona por dentro la basesocial de la autonomía. En sociedades plurales y complejasexisten diversas opciones sobre el gradode autonomía deseable. Esas opcionesno son reducibles al pronunciamientoescueto, en un referéndum, sobre si sedesea o no la separación para formar unEstado nuevo. Por tanto, la celebraciónperiódica y frecuente de elecciones, enlas que cada partido tenga oportunidadde proponer a los ciudadanos el gradode autonomía que considera óptimo, sinexcluir las opciones independentistas, silas hay, producirá un resultante –plas-mada en la composición de los ayunta-mientos, diputaciones, parlamento y de-más instituciones- que seguramente re-flejará más ajustadamente los senti-mientos, aspiraciones, y opiniones de losciudadanos al respecto. Ello resultará,por añadidura, más democrático queuna consulta única puesto que permiteir aquilatando las eventuales modifica-ciones producidas en el estado de ánimode los lectores. La autonomía es una fórmula capaz dehacer compatible la garantía de pervi-vencia de la identidad vasca (a travésdel autogobierno) con el respeto al plu-ralismo. Es un pacto, basado en el sen-tido común y la voluntad de conviven-

El Pueblo Vasco: una sociedad mestizaVentajas de la autonomía sobre el secesenismo*

Patxo Unzueta

Periodista

* cfr. Cuadernos de Alzate 21, Crítica y Autocrítica de la Determinación, 1999. pags 19-41.

“Dos de cada tresciudadanos de laComunidadAutónoma Vascaactual cuentancomo mínimo conun abuelo nacidofuera de Euskadi. Apenas uno decada cinco vascos(el 20,5% en laComunidadAutónoma Vasca yel 21,3% enNavarra) tienensus dos primerosapellidos vascos,por lo que el resto,la gran mayoría(casi el 80%), noseríanconsiderados talesaplicando elcriterio aranista”

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cia democrática, por el que los naciona-listas vascos renuncian a reclamar la in-dependencia a cambio de la posibilidadde autogobierno que garantiza el Esta-do, el cual renuncia por su parte a suexclusividad como fuente de poder. Noes más, pero tampoco menos. Aceptarese pacto no significa renunciar a laspropias ideas (o creencias). Es un pactoinspirado por la convicción de que sin élno habría salida razonable alas tensio-nes nacionales. Tras siglos de conviven-cia, el nacionalismo español tendríatantos argumentos para sostener que elPaís Vasco forma parte de la nación es-pañola, con la que comparte idioma, re-ligión, historia, como el nacionalismovasco para negarlo en base a otras con-sideraciones. Pero si cada cual se limitaa esa afirmación de su razón, no habrásolución posible. A la pretensión de au-todeterminación del patriota vasco res-ponderá el patriota español con la deque el referéndum se celebre en todaEspaña, única nación que reconoce, yque nunca ha existido sin que los vas-cos formasen parte de ella. Plantear ladiscusión en esos términos sería apos-tar por la perpetuación del problema.Sin la renuncia, aunque fuera tácita, elobjetivo independentista, el pacto nohabría sido posible. Pero es que ademásuna solución autonómica es preferible,en el sentido de más representativa delsentir de la mayoría y más integradoraque cualquier otra imaginable. El siste-ma autonómico permite combinar elmantenimiento de los lazos de solidari-dad humana e intereses compartidostejidos por siglos de convivencia con larealidad de un autogobierno que ga-rantice la supervivencia de la identidadvasca. Una identidad, por lo demás, quese vería mutilada si se prescindiera de laimpronta demográfica, cultural, resul-tante de esa larga convivencia. Tratarde extirpar dicho componente de laidentidad del vasco contemporáneo esuna utopía,: sólo imaginable en térmi-nos de limpieza étnica. Pensar que lashuellas de lo autóctono vasco han sido

borradas por la historia compartida esalgo que no responde a la realidad; pe-ro no menos inverosímil resulta supo-ner que siglos de convivencia no hayandejado huella alguna. Salvaguardar laidentidad vasca implica hacerlo tam-bién con su dimensión española, inelu-dible componente de la idiosincrasia delciudadano vasco contemporáneo. Por ello, una de las contradicciones delplanteamiento del frente negociadordel PNV —y de los amigos albanesesdescubridores de insólitas potencialida-des en la disposición adicional sobre losDerechos Históricos— es que, cuandohablan en serio, reconocen que el de-senlace de un eventual nuevo procesoconstituyente no podría ser muy dife-rente al definido por las actuales insti-tuciones autonómicas. Al menos, si setrata de un proceso democrático, y node convalidar lo impuesto por la coac-ción de ETA, como ocurrió en Lizarra.Supondría tanto como someter a pre-cariedad permanente la base del siste-ma político y que finalmente regresar alpunto de partida, es decir, a la necesi-dad de un nuevo pacto. Ahora bien, el pacto que se produjo alcomienzo de la transición en torno alEstatuto de Guernika aporta un ele-vado grado de soporte social del Esta-tuto de Autonomía y no es posible sa-crificar consensos reales que han bene-ficiado la convivencia y el desarrollo delPaís Vasco en nombre de hipotéticosconsensos futuros que no garantizanuna integración política superior.No parece aventurado suponer que laidentidad compuesta vasca actual se

garantiza mejor de un autogobierno decarácter autonómico que desde un Es-tado independiente de nueva planta,cuya lógica de autoafirmación le lleva-ría muy probablemente a intentar re-construir el substrato vasco primigenioy unívoco a expensas de la diversidadactual; a reafirmar su singularidad acosta de esos componentes comparti-dos, no exclusivos, de su identidad.Como ha reconocido a veces Arzalluz,“hoy no existe en Europa una autono-mía del nivel del Estatuto de Guernika”el cual, por otra parte, garantiza un gra-do de autogobierno “mayor que cual-quier autonomía que conocemos, in-cluida Québec”. Una autonomía que,entre otras cosas, ha permitido poneren pie un efectivo sistema de autofi-nanciación, desplegar una policía inte-gral de más de 7.000 agentes y desarro-llar una política de defensa y expansiónde la lengua vasca sin precedentes. Elsistema autonómico ha permitido res-ponder a aquellas reivindicaciones cuyanegación por parte del franquismo erainvocada como prueba de la existenciade una situación de sometimiento yopresión. En esas condiciones, hablarhoy de agonía del euskera, o de la na-ción vasca, sostener que se mantieneuna situación de opresión, y hasta degenocidio, porque no se ha celebradoun referéndum de autodeterminaciónresulta absurdo. Y ofensivo para las na-ciones que sí sufren situaciones de estetipo en el mundo y para la memoria delos vascos que las padecieron durante elfranquismo.

“Las encuestasvienen mostrandocon altísimacoincidencia quela mayoría de losvascos de hoy vivesu identidad entérminos noexcluyentes. Hayuna minoría que seconsidera sólovasco o sóloespañol, pero lamayoría, en tornoal 60%, considerancompatiblesambasidentidades. Esamayoría constituyela base socialnatural de laopciónautonómica:ciudadanos que seconsideran tanvascos comoespañoles, o másvascos queespañoles, o másespañoles quevascos; o unasveces una cosa yotras, otra, y que aveces votan a unpartidonacionalista y aveces a uno queno lo es”

[…] es irresponsable lanzar iniciativas de autodeterminación. Con independenciade la voluntad de sus impulsores, talesiniciativas desencadenarán dinámicas de polarización excluyente‘ ‘

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88Autodeterminación y derechode interdependencia

La Diputación Foral de Álava seanuncia en esta revista con un le-ma inequívocamente “nacionalis-

ta”*: Álava, es otra cosa. ¿Otra cosa quequé? ¿Hay alguna cosa que no sea otracosa respecto a otra cosa? ¿Hay algunatierra que no sea diferente a otra? Peroeste “otra cosa”, muy nacionalista, no esun simple eslogan sino que pretende elsalto cualitativo: ¿siendo de esa mane-ra diferente se está legitimado para serespecífico y constituirse así en ente so-berano? Sólo falta insistir en el argu-mento y colarse por la rendija histórica—una crisis, una elección agónica…—que le dé el espaldarazo. Otra posibili-dad es que mientras algunos esgrimenel derecho a la autodeterminación-se-cesión, otros (bastantes alaveses, en es-te caso) se inclinen por el derecho deinterdependencia.No sería la primera vez que se acude aeste argumento. La historia recientepresenta por lo menos tres situacionesen las que al centrarse el debate en laautonomía vasca, intereses alaveses —decir rotundamente Álava sería caer denuevo en la simplificación nacionalis-ta— pretendieron que la provincia desa-rrollase un camino al margen. Así ocu-rrió cuando la Declaración de las Dipu-taciones vasconavarras del verano de1917 y años siguientes, así durante laSegunda República, y así en los pasadosaños noventa tras el empacho jeltzale.

Curiosamente -¿curiosamente?- en lastres ocasiones algunos intereses nava-rros –que no Navarra, aunque sí la ma-yoría de navarros plebiscitados- lleva-ron a cabo con más éxito que el alavésese desarrollo político-institucional ensolitario, independiente. Cuando se plantea a la defensiva elasunto de la autodeterminación deVasconia, se agarran los no partidariosal clavo ardiendo alavés (por no hablardel navarro, ya palmario; lo del de Ipa-rralde lo dejo para diletantes desocupa-dos). En un contraargumento harto na-cionalista se viene a decir que si ellos sevan de los otros, nosotros con la mismarazón nos vamos de ellos. Y a ver quiénes más chulo. Hay, ciertamente, dos razones podero-sas de orden físico y químico que ani-man a esa salvaguarda. El físico remitea la naturaleza presente y pasada de lapoblación alavesa (de la futura, los his-toriadores sabemos poco). Su posiciónfronteriza y de final de espacio la con-vierten, inevitablemente, en zona de

mezcla poblacional y lugar donde losestereotipos tenidos por vascos remitende forma acelerada. Esta realidad más omenos objetiva se ve respaldada por laquímica de la historia y de la política, demanera que, de nuevo, los partidos queresponden al “estereotipo de lo vasco”(los nacionalistas vascos) tienen unapresencia decreciente cuanto más al sury al oeste (también cuanto más ciudad:Vitoria), y tradicionalmente minoritariarespecto a otras propuestas.La más que posible continuidad de estadescripción avala la tranquilidad dequienes suponen que en un supuestofatal, Álava dirá que no y, no solo eso, si-no que se respetará por unos y otros sucondición soberana para decirlo. Estaúltima suposición se apoyaría tambiénen la propia lógica interna del naciona-lismo desde su origen, claramente con-federal y justificado a partir de la volun-tad de los llamados “territorios históri-cos” (¿cuáles no lo son?, ¿hay unos te-rritorios más históricos que otros?,¿quién debe determinarlo: los historia-dores, los juristas, los geólogos o los re-petidores de supuestos?). Empezandopor el padre Sabino, la construcción na-cional sería consecuencia de la disposi-ción favorable de las “regiones vascas”:Bizkaia, Araba, Nafarroa eta abar.El problema es que si algo, poco, ense-ña la historia es que las situaciones fu-

Álava en un supuestoautodeterministaUN DEBATE ESTÉRIL

Antonio Rivera

Profesor de Historia Contemporánea en la Universidaddel País Vasco —Euskal Herriko Unibertsitatea— y enla actualidad Vicerrector del Campus de Álava.

* El autor y la Redacción quieren dejar explícita constancia que el sentidodel eslogan es apostar por el derecho a la interdependencia. Mientras al-gunos esgrimen el derecho a la autodeterminación-secesión, otros, bas-tantes alaveses en este caso, se inclinan por esta posibilidad, respetuosacon la historia secular y con la realidad plural de nuestra sociedad.

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turas no se producen conforme había-mos previsto y la contingencia juega unpapel determinante. Así, creer que enuna situación dramática y crítica comosería la realización de un plebiscito au-todeterminista, con pistoleros de pormedio, alguien iba a echar cuentas al fi-nal por demarcaciones provinciales, sino interesa ese cómputo, es ser bastan-te ingenuo. Eso, o lo contrario; da igual.Si echamos un vistazo a la historiacomprobamos cómo discusiones de es-

te tono tienen precedente. Recordemosla cuenta de la vieja que echaba Oriolcuando sumaba votos negativos y abs-tenciones para decir que Álava enteradijo no al Estatuto Vasco. [Algo se haescrito de lo mismo para Navarra, peroal revés: aquel opúsculo de “Navarranunca dijo no...”]. Lo mismo, pero tam-bién al contrario, hizo el nacionalismovasco, sumando el no y la abstenciónen el referendum constitucional paraasí justificar un proceso político singu-lar en el País Vasco en la segunda fasede la transición a la democracia. Comopuede verse, las razones históricas, ins-titucionales y jurídicas son poco asuntocuando la cosa viene disfrazada de dra-ma, y la “cuestión alavesa” no sería, co-mo en el pasado, sino uno más de losargumentos en disputa en ese momen-to definitivo. Al final, la razón sería pa-ra el que chutase más fuerte.O sea que el debate sobre “Álava en unsupuesto autodeterminista” se me an-toja un tanto estéril; argumentalmenteválido para hoy, posiblemente ineficazen una hipótesis futura de fuerte ten-sión social. Porque ése es el meollo de lacuestión. No hay que acudir a Álava co-mo refugio, ni argumental ni territorial(aunque esto último tiene mejor validezreal en los tiempos que corren). El asun-to se debe contemplar en el conjuntode la sociedad vasca, en la naturalezaconstructiva o destructiva que la auto-determinación plantea. En ese sentido,hay que suponer con los argumentos dela evidencia reciente que la mayoría dealaveses piensa que estaríamos destru-yendo la sociedad vasca; como se po-dría suponer casi lo contrario en el ca-so guipuzcoano. Ese es el drama denuestra sociedad: que unos ven en estey otros temas el punto determinantedel caos absoluto y otros el de la solu-ción a todos los problemas.Desde mi punto de vista, si se requiereaquí, creo que tal y como se plantea,hoy y en lo inmediato, el debate sobre laautodeterminación es la mejor manerapara cargarse el poco País que tenemos.

Una nación es una realidad tangible eintangible (simbólica, afectiva) que sur-ge y se desarrolla (se sostiene cada día)desde la voluntad mayoritaria de su ciu-dadanía. O por lo menos, que no espan-ta a la mayoría de ésta. Cuando no sehace así, la nación no llega a ser sino elsimple parapeto argumental de un fé-rreo Estado. Cuando el Estado se debili-ta, la dichosa nación se esfuma. Algo asípasaría aquí en un supuesto autodeter-minista como manera de construir lanación, el país o lo que se quiera.Todo eso. Pero si echamos otro vistazo ala historia podemos también compro-bar cómo lo más nefasto del nacionalis-mo sabiniano, lo que le impide desarro-llarse en libertad, es su fundacional ca-rácter excluyente, su visión de la cons-trucción nacional solo para aquellos alos que señala como nacionales (léase,nacionalistas), como “auténticos vas-cos”. Del resto, sencillamente, prescinde.Si el nacionalismo vasco fuera capaz desuperar de verdad esa profunda rémora,la hipótesis autodeterminista igual nose formulaba de manera tan dramática,y este país, su ciudadanía, podría acudiral plebiscito sin pensar que está votan-do entre la vida o la muerte, la continui-dad o la exclusión. Y en todo ese asun-to, la historia y las instituciones alavesasson un bonito tema del que hablar has-ta que llega el nefasto momento deechárnosla a una carta. Aunque, al fin yal cabo, a las cartas se juegan la mujer yla hacienda los malvados tahúres…

“[…] si echamos otrovistazo a la historiapodemos tambiéncomprobar cómo lo másnefasto del nacionalismosabiniano, lo que le impidedesarrollarse en libertad,es su fundacional carácterexcluyente, su visión de laconstrucción nacionalsolo para aquellos a losque señala comonacionales (léase,nacionalistas), como‘auténticos vascos’”

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90Autodeterminación-secesióny economía

Declaración del

Ante el nuevo escenario polí-

tico y económico que obliga a

todos los agentes sociales a

revisar sus planteamientos es-

tratégicos, el Círculo de Em-

presarios Vascos desea dar a

conocer sus reflexiones con el

objeto de contribuir al inter-

cambio de ideas y al debate

sobre determinadas cuestio-

nes que hoy preocupan a la

sociedad vasca.

1. Nuestra situación actual sigue ca-racterizada tanto por un clima de cris-pación y violencia que no termina dedesaparecer, como por las graves limita-ciones que ello supone para numerosaspersonas y colectivos en el ejercicio desus derechos y libertades fundamenta-les y, muy particularmente, del derechoa la vida. Todo ello se da en un contex-to de creciente preocupación por la de-saceleración de la economía mundial, alque se une ahora la intranquilidad porlas consecuencias que se derivan de losgraves acontecimientos vividos el pasa-do Septiembre en los Estados Unidos yel desarrollo de una campaña bélica dealcance y consecuencias desconocidas.2. En principio, debe reconocerse que,después de las últimas elecciones, nues-tra clase política está haciendo frente asus responsabilidades con un talante másconciliador y con una aparente voluntadde buscar consensos básicos. Todo ello hasuscitado la esperanza de una ciudadaníaque está a la espera de que las palabras ylos gestos se traduzcan en realidadesconcretas. Se puede decir, por ello, que elciudadano vasco se mueve en estos mo-mentos entre la incertidumbre y la ilu-sión de que se encaren y se resuelvan, deuna vez, los problemas que verdadera-mente le preocupan. Nadie tiene, por lotanto, derecho a frustrar esta esperanza.3. Es el momento, pues, de que todosrealicemos nuestra contribución a estatarea colectiva. En este sentido, el Cír-culo de Empresarios Vascos reivindicasu responsabilidad y su derecho a opi-nar y expresar libremente sus puntos devista como asociación surgida de la so-ciedad civil. Hay que recordar, además,que las instituciones y representantespolíticos no tienen el monopolio de laopinión y la preocupación por los pro-blemas comunes, y que nuestra socie-dad será tanto más rica y más fuertecuanto más participen los ciudadanosen la formulación y en el debate de lasideas. Esta participación y debate debenfomentarse desde todas las instanciaspolíticas, que deben escuchar y respetar

cualquier opinión, incluso las discre-pantes, sin descalificaciones a priori.4. En lo que respecta a la situación po-lítica y social en el País Vasco, el Círculode Empresarios Vascos considera priori-tario que se asegure la plena salvaguar-da de todas las libertades y, muy concre-tamente, la defensa de la vida, de la libreexpresión y del libre ejercicio de cual-quier opción política, sin amenazas, co-acciones y actos violentos de cualquiertipo que pretendan anularlas o menos-cabarlas. Para ello se deben utilizar, sincomplejos, todos los instrumentos de losque dispone un estado de derecho, im-pulsando al mismo tiempo un procesode normalización de la vida ciudadanaque permita recuperar nuestra dignidadcomo sociedad democrática, respetuosa,liberal y moderna. Ello requiere la cola-boración de todos los partidos políticos yfuerzas sociales para fomentar un diálo-go sincero y la búsqueda de espacios deconsenso para conseguir esa deseadaconvivencia pacífica y democrática entretodos los vascos, que nos permita seguirprogresando como sociedad. Estimamos,por lo tanto, que la agenda política parala presente legislatura debería incluir co-mo prioritaria la lucha contra la violen-cia y el terrorismo, así como la normali-zación de nuestra sociedad. Pensamosque es precisamente a partir de ahí,cuando pueden atenderse otros anhelosy preocupaciones de los ciudadanos.5. Es absolutamente necesario, igual-mente, que en el ejercicio de esta res-ponsabilidad se inicie un proceso de pe-dagogía social, con el objetivo de erradi-car determinados comportamientos deintransigencia y crispación, a veces arti-ficialmente mantenidos pero instaladosentre nosotros como hábito normal decomportamiento y relación. De ahí queel Círculo de Empresarios Vascos de-mande de los poderes públicos y políti-cos una especial sensibilidad en la pro-moción de valores como la tolerancia, elrespeto y la defensa de la pluralidad y delas opiniones de los demás y el abando-no de actitudes y expresiones contrarias

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a este espíritu. Ello requiere, la incorpo-ración de estos valores a los comporta-mientos y las manifestaciones públicas,así como un proceso global de poten-ciación de los mismos en los ámbitoseducativos y, sobre todo, en una univer-sidad que debe ser modelo fundamentalpara la generación, el intercambio y ladiscusión civilizada de las ideas.6. Todas las opciones políticas son legí-timas y dignas de respeto y considera-ción, siempre que se expresen y se de-fiendan de forma adecuada, dentro delrespeto a la ley y a las instituciones de lasque nos hemos dotado libremente. Desdela anterior consideración, el Círculo deEmpresarios Vascos estima que defendereste derecho es algo que debe asumirsecomo valor colectivo prioritario. Pensa-mos, además, que todas estas opcionesdeben expresarse con absoluta claridad,con el objeto de que el ciudadano puedaconocerlas en su justo valor, analizarlasen libertad y decidir sin coacciones ni li-mitaciones cuáles son sus preferencias.7. Es también el momento no sólo deacentuar lo que nos une sin exagerar loque nos separa, sino también de recor-dar que el fin último de cualquier políti-ca debe ser la búsqueda del bienestar delos ciudadanos. En este sentido, conti-nuamos reivindicando el valor que sigueteniendo el Estatuto como lugar de en-cuentro de todos los vascos, sin que na-die deba apropiarse de él, y mucho me-nos hacer del mismo una bandera parti-dista. Una inmensa mayoría de los vas-cos sienten como propio el Estatuto, de-sean aplicarlo y defienden por medioscivilizados las diferencias de opinión ointerpretación que, dentro de la lógicapolítica, puedan plantearse frente aotras instancias. El Concierto, pieza bá-sica del marco legal estatutario, es tam-bién sentido y apreciado como propiopor la mayoría de los ciudadanos. Enconsonancia con esta realidad, el Círcu-lo de Empresarios exige a nuestras insti-tuciones autonómicas y a las institucio-nes del Estado un talante conciliador enla discusión y solución de todas las dife-

rencias y discrepancias, dentro de un cli-ma de escrupuloso respeto institucionaly de voluntad política de concordia. Enningún caso es lícito utilizar a la violen-cia ni como argumento ni como excusa,siquiera implícita, en el planteamiento ydesarrollo de las discusiones.8. El Círculo de Empresarios Vascosconsidera que el debate sobre determi-nados planteamientos respecto al futurode la Comunidad Autónoma y su engar-ce en el Estado, debería hacerse con lamáxima prudencia, rigor y claridad, ex-plicando los objetivos que se persiguen yel alcance y las consecuencias de las po-sibles alternativas. El Círculo manifiestaque el planteamiento de la cuestión so-beranista, así como su utilización parti-dista, constituye ya un elemento de con-fusión que en nada beneficia, sino todolo contrario, a la actividad económica y,en definitiva, a las empresas vascas cuyopapel sigue siendo decisivo para la cons-trucción de una sociedad moderna y jus-ta. Es cuestionable, cuando menos, suoportunidad. Pedimos, además, que serealice un análisis objetivo y serio, para elque nos brindamos, de la gran interde-pendencia que existe entre las empresasy la economía del País Vasco y las del res-to del Estado, así como del coste econó-mico y social de las posibles alternativas.Si en su día se planteó la cuestión del“coste de la no Europa”, hoy también ca-bría plantear el coste de “la no España”.9. Por lo que se refiere al actual con-texto económico e industrial, debe reco-nocerse la positiva transformación ope-rada en los últimos años sobre nuestraestructura económica e industrial, gra-cias al esfuerzo de muchos colectivos eindividuos. Sin embargo, el Círculo deEmpresarios Vascos estima necesario nodejarse llevar por el triunfalismo ni ocul-tar la preocupación ante un escenarioglobal de incertidumbre económica, quepuede acentuar la desaceleración delcrecimiento registrada en la primera mi-tad del año. El País Vasco puede ser másvulnerable ante un escenario de recesióny, por ello, es necesario continuar con un

impulso decidido que mejore la compe-titividad de nuestras empresas, que ace-lere la incorporación de las nuevas tec-nologías, que promueva con eficiencia laformación de los profesionales y que deoportunidades de trabajo en nuestromercado a los mejor preparados, con elobjeto de que el País Vasco no acabesiendo una tierra de emigrantes cualifi-cados. En ese mismo sentido, se haceprecisa una especial sensibilidad por par-te del gobierno central para promoverpolíticas descentralizadoras que facilitenun desarrollo económico en armoníacon la plural configuración del Estado.Además, ante este panorama económicoincierto, se hace necesario más que nun-ca un clima de estabilidad política y deentendimiento tanto a nivel interno en-tre los partidos y la sociedad vasca, co-mo externo entre los gobiernos vasco yespañol y entre los ciudadanos vascos ylos del resto de España. 10. Así pues, dada la escasez de nuestrosrecursos naturales, el Círculo de Empre-sarios Vascos desea recordar que el desa-rrollo económico, la creación de empleoy el bienestar de nuestra sociedad de-penden exclusivamente del trabajo delos vascos, así como del dinamismo desus empresas, tanto de las grandes cor-poraciones tractoras como de las peque-ñas y medianas empresas que son vitalesen nuestra estructura industrial. Ningúnplanteamiento político debe ignorar estarealidad, y debe valorar continuamenteel efecto que determinadas decisiones yplanteamientos puede producir en elámbito empresarial y económico. En es-te sentido, el Círculo de Empresarios Vas-cos observa con preocupación cómo lasrealidades económicas pueden causar eltraslado de los centros de decisión deempresas vascas, por lo que solicita delas instituciones públicas que contribu-yan, más allá de lo puramente fiscal, a lacreación de unas condiciones políticas ysociales que favorezcan la estabilidad yla permanencia empresarial.

Bilbao, Noviembre de 2001

“[…] ante estepanoramaeconómicoincierto se hacenecesario, másque nunca, unclima deestabilidad políticay deentendimiento,tanto a nivelinterno entre lospartidos y lasociedad vasca,como externoentre losgobiernos vasco yespañol y entre losciudadanosvascos y los delresto de España”

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La existencia de un proyectopolítico secesionista en elPaís Vasco, de manera queesta región se segregaría deEspaña a través de un proce-so de autodeterminaciónque conduciría a su inde-pendencia, constituye unelemento pocas veces expli-citado de lo que eufemísti-camente el nacionalismoconsidera como el derechode la sociedad vasca a deci-dir su futuro. Y, como tantasveces ocurre con todo lo quese esconde detrás de un len-guaje abigarrado y confusoen el que —como diría LewisCarroll— las palabras puedensignificar cosas diferentes,dependiendo de quién sea elque ejercite el poder y elmomento en el que se pro-nuncien, apenas se ha dichonada sobre los aspectos eco-nómicos de dicho proyecto. No obstante, a partir del discurso polí-tico expresado por los dirigentes nacio-nalistas, se pueden formular las ideasque, con referencia a la economía, loestructuran.A mi modo de ver, el proyecto secesio-nista toma como punto de partida laidea de que su viabilidad, en el terrenoeconómico, estaría asegurada por el he-cho de que el País Vasco es una econo-mía avanzada de alto nivel de desarro-llo, impulsada internamente por fuerzas

competitivas que la situarían en un pla-no de equivalencia con otras nacionesde vanguardia, y abierta al exterior so-bre todo a través de unas relaciones co-merciales capaces de generar un supe-rávit permanente. Se afirma, por otraparte, que esta economía mantieneunas relaciones con el resto de Españaque son relativamente débiles y que, enel caso de que la secesión fuera conflic-tiva, serían prescindibles. Y a todo ello seañade que el proceso se vería facilitadopor una estabilidad institucional quevendría asegurada por la permanenciadel País Vasco en la Unión Europea co-mo uno más de sus Estados miembros. Creo que merece la pena explorar losaspectos precedentes y evaluar crítica-mente su formulación con objeto dedesvelar la mezcla de realidades y fala-cias que se encierra en el discurso quese acaba de reconstruir.

• • •

El primero de ellos es el que concierne ala idea de que la vasca es una economíade alto nivel de desarrollo. Esta idearesponde al hecho cierto de que el PaísVasco registra, en este terreno, una si-tuación mejor que la que corresponde ala media española. Los economistasacostumbramos a medir el nivel de de-sarrollo aludiendo a la cifra del valorañadido —o Producto Interior Bruto(PIB)— por habitante, pues constituyeuna expresión sintética de la capacidadde una sociedad para generar las rentas

con las que viven sus pobladores. Puesbien, atendiendo a este indicador, en1998, el PIB per capita sería en el PaísVasco un 22 por 100 superior al delconjunto de España; o si se prefiere,mientras que, en promedio, cada espa-ñol dispondría de 13.300 Euros, cadavasco tendría 16.244. Añadamos queesta última cifra es equivalente al 80por 100 de la de 20.213 Euros que seestima para el conjunto de la Unión Eu-ropea. Ahora bien, si tenemos en cuen-ta que las mismas cosas tienen preciosdiferentes en los distintos países, pode-mos medir el PIB en términos de unacesta de bienes y servicios común a to-dos ellos o, si lo expresamos más técni-camente, en paridades de poder decompra (PPC). Haciendo esta operación,la cuantía correspondiente al País Vas-co se eleva hasta 20.023 Euros (en PPC)por persona; es decir, un valor algo másbajo pero casi igual que la media euro-pea —que sigue siendo la misma, puesse toma como referencia—. En otras pa-labras y resumiendo, el País Vasco esuna región rica en comparación con latotalidad de España y, a su vez, alcanzaun nivel similar al conjunto europeo.¿Autorizan estos hechos a pensar que,como le gusta decir al lehendakari Iba-rretxe, «aquí se vive en la gloria»? Másaún, ¿se desprende de ellos que, comoel actual nivel económico es bueno, elfuturo está asegurado, incluso si el PaísVasco se separa de España? La primera de estas preguntas tiene unafácil respuesta. En la Unión Europea

Mikel Buesa

Catedrático de Economía Aplicada. ECONOMÍA POLÍTICA DE LA SECESIÓN

“¿Podríaentenderse que

uno de losmayores bancos

operativos enEspaña —el

BBVA— fuera, enrealidad, un bancodomiciliado en un

pequeño paísextranjero, cuya

segregaciónhabría sido,

seguramente,conflictiva?”

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existen 48 regiones en las que el PIB porhabitante iguala o supera el promediogeneral que ya he mencionado. Se tratade dos regiones belgas, ocho alemanas,cuatro españolas, tres francesas, onceitalianas, seis holandesas, cinco austría-cas, una finlandesa, dos suecas y tresbritánicas, a las que hay que añadir trespaíses —Luxemburgo, Irlanda y Dina-marca— que carecen de división regio-nal; y, en todas ellas, el nivel de desarro-llo es más elevado que el del País Vasco.Según los últimos datos disponibles, queson de 1998, en las referidas regionesviven 177 millones de europeos —es de-cir, el 47 por 100 de los habitantes de laUnión— y su PIB es de 4,4 billones deEuros —o sea, el 58 por 100 del total—.Por tanto, si los vascos viven en la glo-ria, estos europeos habitan más allá dela gloria; y algunos de ellos, como los deBruselas —cuyo nivel económico superaen un 71 por 100 al de los vascos—,Hamburgo —con el 88 por 100—, París —con el 54 por 100—, Luxemburgo —conel 78 por 100—, Viena —con el 65 por100— o Londres —con el 55 por 100—,deben ser los verdaderos pobladores delEdén. En resumen, el que no se conten-ta con lo que tiene es porque no quiere;y si además es vasco, puede ser creyen-te de uno más de los tantos mitos a losque nos tiene acostumbrados el nacio-nalismo y pensar que mejor que él novive casi nadie en España, en el resto deEuropa y, seguramente, en el mundo.La segunda cuestión es más problemáti-ca y su respuesta necesariamente ha de

tener un cierto contenido especulativo.Si se observa la trayectoria histórica dediferentes países y regiones, se puedeafirmar que los procesos desarrollo queconducen a una mejora del nivel econó-mico relativo ni son continuos ni sonirreversibles, incluso cuando conciernena las naciones que han alcanzado el lide-razgo mundial. El País Vasco no ha sidoajeno a ello. Así, tomando como referen-cia comparativa el caso del Reino Unido—que fue el país de mayor grado de de-sarrollo hasta la primera década del sigloXX y que, posteriormente, progresó a unmenor ritmo que otros hasta igualar suvalor añadido por habitante al promediode la Unión Europea—, se puede com-probar cómo esa región, que en 1900 al-canzaba un nivel igual a la mitad del bri-tánico, en treinta años avanzó notable-mente hasta situarse en el 73 por 100 deéste; sin embargo, en las tres décadas si-guientes —entre 1930 y 1960— siguió elcamino inverso hasta que su nivel se re-dujo hasta el 57 por 100 del inglés; losquince años siguientes, cuando se crecíaa buen ritmo en España, pero no así enGran Bretaña, registraron una progre-sión hasta el 85 por 100, paralizándose elproceso a partir de 1975 hasta que lle-garon los años noventa; y en la últimadécada se ha asistido a un nuevo avanceque deja el PIB per capita del País Vascoen el 97 por 100 del que obtienen los in-gleses. Por consiguiente, la experienciadel pasado no avala necesariamente eloptimismo con el que el discurso nacio-nalista plantea su hipótesis. Y, además,

se ha de tener en cuenta que ésta se for-mula en un contexto de ruptura institu-cional —la secesión— que, teniendo co-mo tiene un carácter conflictivo deriva-do de la ausencia de un suficientementeamplio consenso social al respecto, enEspaña y en el País Vasco, introduce unaimportante incertidumbre cuya conse-cuencia puede ser perversa para el desa-rrollo económico.Este último aspecto merece un comen-tario adicional. Los estudios que hananalizado el efecto de los conflictos po-líticos sobre el crecimiento de las eco-nomías son, en general, unánimes al se-ñalar que su incidencia es negativa. Y,de nuevo, el caso del País Vasco no esuna excepción. Así, de acuerdo con losresultados de un solvente trabajo reali-zado recientemente por Abadie y Gar-deazábal1, durante el último cuarto desiglo, el terrorismo etarra ha repercutidode manera muy nociva en el crecimien-to de la economía vasca, hasta el puntode que ésta ha sacrificado un 10 por 100de su PIB por habitante. Más aún, desdeuna perspectiva temporal, las accionesterroristas han tenido una repercusióninmediata en la pérdida de bienestareconómico de los vascos; una pérdidaque se hace máxima durante los tresaños siguientes al incremento de aque-llos crímenes y que, posteriormente, seva diluyendo lentamente a lo largo deunos tres quinquenios. Por tanto, aúncuando no se asimile al fenómeno te-rrorista, no puede pensarse que el con-flicto potencial que la secesión planteaes neutral para el desarrollo futuro de laeconomía del País Vasco.

• • •

El segundo de los elementos que confi-guran el argumento expuesto al co-mienzo de estas páginas alude a lacompetitividad de la economía vasca,que se suele considerar situada en unnivel similar, e incluso algo superior, aldel promedio de la Unión Europea. Estediagnóstico es en lo esencial acertado

“¿Aceptaría, eneste caso, laautoridadmonetariaespañola unacapacidad desupervisiónrecortada por lanacionalidadforánea de laentidad? ¿Y quéharían susdepositantes y susclientes? O, porreferirnos a otrosector, ¿quépensar de unasituación similaren el caso de lacompañíaeléctrica —Iberdrola— queabastece a unabuena parte de loscastellano–leoneses, extremeños,aragoneses,riojanos, navarros,cántabros,madrileños,castellano–manchegos yvalencianos,explotando unservicio público yunos recursosnaturales porconcesiónadministrativa delEstado español?”

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por lo que concierne a la industria, demanera que el País Vasco exhibe unosindicadores de empleo, productividad,actividad comercial exterior y rentabili-dad bastante altos, especialmente enlas ramas de producción en las que seencuentra especializado2. Sin embargo, si se entra en el análisis delos factores sobre los que se fundamen-ta la capacidad competitiva a largo pla-zo, en particular, los referentes a lacreación de conocimiento científico ytecnológico, entonces las cosas no sontan claras. Así, el esfuerzo que el PaísVasco realiza para financiar la investi-gación —240,4 Euros por habitante en1999—, a pesar de su progreso durantela última década, es todavía bajo entérminos internacionales —372,5 Euroscomo media en la Unión Europea—. Al-go más de tres cuartas partes de ese es-fuerzo se concentran, por otra parte, enlos departamentos de I+D de las em-presas, donde el desequilibrio con res-pecto a Europa es menor que el ante-rior. Pero aún así, el número de empre-sas innovadoras es aún mediocre —35de cada 100, entre las que tienen másde veinte empleados, en el País Vasco,frente a 56 de cada 100 en el promediode la Unión—; y en ellas predomina lainnovación incremental o la puramenteimitativa de lo que hacen sus competi-dores, lo que se acaba reflejando en laobtención de un reducido número depatentes, tanto españolas —115 por añodurante la última década— como euro-

peas —30 anuales— o norteamericanas—10 al año—. Aún peor es la imagenque reflejan los indicadores referentes ala investigación científica: el gastoanual en ella —55 Euros por habitanteen 1999— apenas llega a la mitad delpromedio europeo y es más reducidoque el español; y ello se traduce en unmediocre nivel de las universidades vas-cas en este terreno, de manera que laspublicaciones académicas de sus profe-sores —373 en revistas internacionalesy 131 en revistas nacionales, por cadaaño y millón de habitantes— no alcan-zan siquiera los promedios españoles —526 y 150, respectivamente—3.En definitiva, la competitividad de laeconomía vasca anota unos resultadosaceptables en el momento actual, perono suficientemente bien asentados so-bre unos fundamentos sólidos en lo queconcierne a la generación interna detecnología. Por tal motivo, no sería sor-prendente que las capacidades compe-titivas que exhibe el País Vasco pudierandeteriorarse en un horizonte de largoplazo, especialmente si alguna pertur-bación interna o externa diera lugar auna restricción en los recursos disponi-bles para financiar el esfuerzo investiga-dor, o a una pérdida de confianza de losagentes empresariales que se reflejaraen una reducción de sus inversiones.

• • •

La tercera pieza del argumento secesio-nista tiene que ver con el carácterabierto de la economía vasca a los in-tercambios exteriores; unos intercam-bios que se saldan positivamente, gene-

rando un superávit comercial, y que, se-gún algunos dirigentes nacionalistas,como Xabier Arzallus, se realizan fun-damentalmente con los países europe-os, sin que las demás regiones españo-las jueguen en ellos un papel destaca-do, de manera que «no nos hace faltapara nada la relación con España».

El enunciado precedente refleja fiel-mente la realidad económica actual delPaís Vasco tanto en lo que se refiere asu apertura exterior, como en lo queconcierne al saldo favorable de los in-tercambios. Y es, sin embargo, falaz ensu especificación sobre las relacionesentre la región y el resto de España. Ello puede verse muy bien en el cuadroadjunto, en el que se comprueba quetanto las importaciones como las ex-portaciones vascas de bienes y serviciosrepresentan, en cada caso, más del 60por 100 del PIB regional. De esta pro-porción, la mayor parte corresponde alas operaciones comerciales que se rea-lizan con el resto de España, de maneraque el volumen total de las transaccio-nes que tienen lugar con los demás paí-ses del mundo equivale a la mitad delPIB. Si tomamos este último dato comoun indicador de la apertura externacomparable con el conjunto de España,podemos señalar que la economía vas-ca está más vertida hacia los intercam-bios internacionales que la española —donde el comercio exterior representasólo un 43 por 100 del PIB— (Tabla 1).Dicho esto, conviene dejar claro que lasrelaciones del País Vasco con el resto deEspaña y con el extranjero tienen nosólo una dimensión diferente, sino tam-bién un signo distinto en su saldo, ne-gativo en el primer caso y positivo en elsegundo. Ello quiere decir que la de-pendencia de la economía vasca conrespecto a la española es superior a sucapacidad para vender en ésta sus pro-ductos y servicios. En concreto, con unvolumen total de transacciones queequivale a más del 78 por 100 del PIB,el saldo negativo supera el 7 por 100 de

COMERCIO EXTERIOR DE BIENES Y SERVICIOS EN EL PAÍS VASCO, 1999En millones de euros y porcentajes sobre el PIB

Areas de destino / procedencia EXPORTACIONES (X) IMPORTACIONES (M) SALDO (X – M)

Valor % del PIB Valor % del PIB Valor % del PIB

España 12.963,8 35,6 15.572,2 42,8 -2.608,4 -7,2

Resto de la Unión Europea 7.446,5 20,4 4.459,5 12,2 2.987,0 8,2

Resto del mundo 3.479,9 9,6 2.957,0 8,1 522,9 1,4

TOTAL 23.890,2 65,6 22.988,7 63,1 901,5 2,5

Tabla 1. Fuente: Elaborado a partir de EUSTAT (Cuentas Económicas).

“¿Y qué decir delas posibilidadesde una empresade vanguardiacomo CAF paracontinuarsuministrandotrenes a RENFE yal Metro deMadrid o paraparticipar en elselecto club de losconcesionarios decontratos de laAlta VelocidadEspañola?”

“[…] ladependencia de laeconomía vascacon respecto a laespañola essuperior a sucapacidad paravender en ésta susproductos yservicios. Enconcreto, con unvolumen total detransacciones queequivale a más del78 por 100 del PIB,el saldo negativosupera el 7 por 100de esta magnitud”

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esta magnitud. Y, por el contrario, losintercambios con el extranjero, ademásde ser menores, como ya se ha dicho,registran un saldo positivo cercano al10 por 100 del PIB. Digamos adicional-mente que, de estos últimos, casi dostercios se realizan en el área europea yun tercio en el resto del mundo. Puede concluirse, por tanto, que la ideade que el papel de España en las relacio-nes exteriores de la economía vasca espequeño —y, por tanto, fácilmente pres-cindible— no se sostiene. Más aún, ha deafirmarse que, en la perspectiva de laactividad económica, a los vascos noshace falta España. Y nos hace falta tam-bién la relación privilegiada que, por elhecho de que España forma parte de laUnión Europea, mantenemos con losdemás países integrados en ésta. Enotras palabras, parece claro que es den-tro del marco institucional europeo —con sus libertades de comercio, inver-sión y trabajo, y su proceso de unifica-ción monetaria— en el que el desplieguede la capacidad competitiva del PaísVasco conduce al equilibrio externo.

• • •

Esta última afirmación nos adentra delleno en el cuarto de los elementos queconfiguran el argumento secesionista; es

decir, en la idea de que la viabilidad de lasecesión estaría asegurada por la perte-nencia, como un Estado miembro más,del País Vasco a la Unión Europea. En miopinión, este elemento es la verdaderapiedra angular de la construcción de laidea nacionalista acerca de la indepen-dencia nacional. Porque, en efecto, la in-dependencia no se justifica en la razónde un pasado histórico —por lo demásinexistente, como sobradamente ha de-mostrado la historiografía— o de unaunidad étnica regional —pues los vascossomos resultado de una pluralidad deorígenes— o de una ideología comparti-da por la mayor parte de los pobladoresde la región —pues, más que en otraspartes, la sociedad refleja una notoriafragmentación política, resultado de unpluralismo singular—, sino más bien apartir de una evaluación de sus posibili-dades económicas. Si éstas fueran míni-mas, si la independencia se visualizara enun horizonte de reducción del bienestareconómico, entonces su proyecto seríaabandonado en el baúl en el que yacentantas reliquias de la ideología naciona-lista originaria que hoy se ven comoanacronismos y que se procura no recor-dar. Pero no es así; y de ahí la insistenciade los dirigentes nacionalistas en la pre-tensión de que el País Vasco llegue a seruno más entre los Estados europeos.

El motivo por el que, en el caso de se-cesión, se defiende la permanencia enla Unión Europea, tiene que ver con laestabilidad institucional que aseguraesa situación; una estabilidad que esfundamental para garantizar la conti-nuidad de los intercambios exteriores,con España y con los demás países de laUnión, que, como se ha visto, son esen-ciales para el funcionamiento de la eco-nomía vasca. Una continuidad que, ensentido inverso, podría verse seriamen-te comprometida si el País Vasco adop-tara un estatus ajeno al proceso de launificación europea.Algunos ejemplos pueden ayudar a en-tender esto último. ¿Podría entenderseque uno de los mayores bancos opera-tivos en España —el BBVA— fuera, enrealidad, un banco domiciliado en unpequeño país extranjero, cuya segrega-ción habría sido, seguramente, conflic-tiva? ¿Aceptaría, en este caso, la autori-dad monetaria española una capacidadde supervisión recortada por la nacio-nalidad foránea de la entidad? ¿Y quéharían sus depositantes y sus clientes?O, por referirnos a otro sector, ¿quépensar de una situación similar en elcaso de la compañía eléctrica —Iberdro-la— que abastece a una buena parte delos castellano–leoneses, extremeños,aragoneses, riojanos, navarros, cánta-bros, madrileños, castellano–manche-gos y valencianos, explotando un servi-cio público y unos recursos naturalespor concesión administrativa del Estadoespañol? Y ¿qué decir de las posibilida-des de una empresa de vanguardia co-mo CAF para continuar suministrandotrenes a RENFE y al Metro de Madrid opara participar en el selecto club de losconcesionarios de contratos de la AltaVelocidad Española? O, por terminar,¿cómo se acabarían organizando las ac-tividades productivas de empresas co-mo Gamesa —por cierto, integrada den-tro del grupo industrial liderado por elbanco y la compañía eléctrica antes ci-tados— ITP, Eroski, Koipe, Sener y tantasotras, hoy repartidas por la geografía

“¿Cómo seacabaríanorganizando lasactividadesproductivas deempresas comoGamesa —porcierto, integradadentro del grupoindustrial lideradopor el banco y lacompañíaeléctrica antescitados— ITP,Eroski, Koipe,Sener y tantasotras, hoyrepartidas por lageografíaespañola, incluidoel País Vasco?”

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española, incluido el País Vasco?Por tanto, se entiende bien que la pro-puesta nacionalista incluya la paradojade la secesión con respecto a España —y, eventualmente, a Francia— a la vezque la adhesión a la Unión Europea —ala que España y Francia pertenecen ycon las que, en consecuencia, el PaísVasco se vería unificado en el plano po-lítico y económico—. Y ello se ve ade-más como un elemento de continuidadinstitucional, de manera que se suponeque tal adhesión ya está dada y que,aún cuando el País Vasco proclamara suindependencia, tal hecho no pondría encuestión su existencia como nación eu-ropea, como Estado miembro de laUnión. He aquí un nuevo elemento fa-laz del argumento nacionalista, puesningún territorio regional de cuantos seintegran en la Unión están vinculados aella de manera independiente del Esta-do del que forman parte. Y, por tal mo-tivo, la secesión de uno de ellos daríalugar a su separación de la Unión, en laque sólo podría ingresar tras el oportu-no proceso de negociación; un procesoen el que podría chocar con el veto delEstado seccionado y de cualquiera delos demás Estado miembros4.

• • •

Concluyamos. La economía política dela secesión destaca que la argumenta-ción nacionalista vasca acerca de suproyecto de independencia contieneuna mezcla de elementos reales favora-bles y de invenciones falaces necesariaspara darle credibilidad. Se ha visto asíque la relación con España —que se mi-nusvalora— es esencial para el funcio-namiento de la economía vasca —y, portanto, para dar viabilidad a la secesión—y que lo mismo puede decirse con res-pecto a los demás países europeos. Ental circunstancia, asegurar la continui-dad del marco institucional en el senode la Unión Europea se convierte en elfactor crucial para que la independen-cia, por su potencial conflictivo, no de-

rive en un declive de los niveles actuales de desarro-llo y bienestar de los vascos. Sin embargo, esa conti-nuidad ni está dada ni, seguramente, podrá lograrsedebido, tanto a que una parte sustancial de la pobla-ción vasca está conforme con su identidad española,como a que el proyecto nacionalista no se planteaseparadamente de la existencia del terrorismo, sinomás bien de manera simultánea a éste.

Y, por ello, parece claro que, másallá de ese imaginario naciona-lista en el que el vasco es un pa-ís idílico, ajeno a la violencia ydotado de una inexplicada capa-cidad para situarse entre las na-ciones más avanzadas de la tie-rra, la secesión es un negocio queno le conviene a nadie, incluso alos que la propugnan.

1 Cfr. Alberto Abadie y Javier Gardeazábal (2001): The

economic cost of conflict: a case–control study for

the Basque Country. National Bureau of Economic Re-

search, Working Paper, nº 8478, Cambridge (Massa-

chusetts), Septiembre.

2 Un trabajo en el que se examina un amplio abanico de

indicadores de competitividad, que me permite obviar

cualquier comentario adicional, es el de Mikel Navarro

y Asier Minondo (1999): “Competitividad y empleo en

la industria manufacturera: un análisis comparado”.

Ekonomiaz, Revista Vasca de Economía, nº 44.

3 Un examen completo de estos y otros indicadores re-

feridos a la ciencia, la tecnología y la innovación, pue-

de verse en Mikel Buesa (2001): Los sistemas regiona-

les de innovación del País Vasco y de Navarra. Institu-

to de Análisis Industrial y Financiero de la Universidad

Complutense, Documento de Trabajo, nº 29, Madrid.

4 Véase para una argumentación detallada sobre este

tema, Andrés Ortega y José María de Areilza (2000):

“Escisión y permanencia en la UE. Aproximación a un

marco teórico sin precedentes”. Claves de Razón Prác-

tica, nº 100, Marzo.

“[…] la relacióncon España —quese minusvalora—es esencial para elfuncionamiento dela economía vasca—y, por tanto,para dar viabilidada la secesión— yque lo mismopuede decirse conrespecto a losdemás paíseseuropeos”

Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993.

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El País Vasco es el paraísodel lenguaje “política-

mente correcto” o, lo que eslo mismo, el infierno de laverdad. Los eufemismos conlos que el nacionalismo vas-co evita la palabra indepen-dencia son legión, pero nadiepuede negar que su objetivoes lo que llaman “autodeter-minación” (su estrategia an-te ETA es, por ello, esa per-versidad de cambiar cese deviolencia por autodetermi-nación) y que, en ese hipoté-tico referéndum, su opciónsería la independencia.Pueden rodear la cuestión con todas lasambigüedades que quieran, puedenmostrar todas las caras disponibles pa-ra los cínicos, pero ya va siendo hora decolocar a los nacionalistas vascos antela estupidez de su utopía. Hay, de todosmodos, una cuestión previa que, aun-que no siempre con fortuna, ha sidoplanteada por los partidos constitucio-nales en los últimos días. La lógica -y elrespeto a los derechos humanos- obligaa que la prioridad en el País Vasco sea ladestrucción democrática de ETA y elrestablecimiento de las libertades. No setrata, como el PNV repite, de que seaETA la que haga la agenda, sino que laagenda contemple como fundamental

y urgente acabar con el terrorismo. Ytampoco se trata de negarse a cual-quier debate, sino de evitar la falaciavergonzosa de que, ante el amenazadoy acosado, el que no goza de libertad nipara presentarse normalmente a laselecciones, se le responda que‚ ese no esel verdadero problema, sino el derechode autodeterminación y sus conse-cuencias.Porque se puede debatir sobre cualquiercosa, pero no a costa de los derechoshumanos y las libertades. Y si se quieredebatir sobre la independencia vasca,hágase clara y coherentemente. Explíquese a los ciudadanos españoles,y muy especialmente a los vascos, queesa utopía supondría quedar aislados,dejar de contar con las ventajas de lapertenencia a la Unión Europea (de cu-yos fondos goza el País Vasco porquepertenece a España y por mediación delEstado), de la estabilidad del euro, delespacio de libre comercio para una eco-nomía volcada en la exportación y ab-solutamente dependiente del mercadointerior español. Y supondría asimismola marcha de cuantos ciudadanos nopuedan soportar ese fanatismo, y de

La independencia: una utopía desastrosay ruinosa

Germán Yanke

Periodista

“Explíquese a losciudadanosespañoles, y muyespecialmente alos vascos, queesa utopíasupondría quedaraislados, dejar decontar con lasventajas de lapertenencia a laUnión Europea (decuyos fondos gozael País Vascoporque pertenecea España y pormediación delEstado), de laestabilidad deleuro, del espaciode libre comerciopara unaeconomía volcadaen la exportación yabsolutamentedependiente delmercado interiorespañol”

Las previsiones de futuro son las más subjetivas de las previsiones porcuanto suelen estar mediatizadas por los anhelos de cada cual. Por eso, el fu-turo casi nunca responde plena mente a las expectativas de los individuos, pe-ro en esa insatisfacción se generan nuevas razones y afanes de las personasque han ido catalizando el progreso de la humanidad.

Otra cosa son las quimeras de los visionarios enfurecidos con una realidadque, sin admitirla ni comprenderla, pretenden cambiarla con rabia y sin razo-nes. La rabia destila dogmatismo, engendra violencia y sólo conduce al de-sastre. Para sostener el empeño de los primeros atemperando sus impulsos yenmendar a los segundos está la política.

Antonio Gutiérrez VergaraEn “Sostener y enmendar”.

Publicado en EL PAÍS, en junio de 2001.

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Autodeterminación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

98Autodeterminación-secesióny economía

Aún más. Hay que evaluar las inversio-nes del Estado en el País Vasco paraconstatar que, al cabo de los años, lasolidaridad cae del lado de los contribu-yentes españoles y no de los gestos al-tisonantes de los nacionalistas vascos.Las cuentas de la independencia son,sencillamente, la ruina. Y ni para los na-cionalistas asegura la paz porque no

cuantas empresas -incluso las que sehan instalado allí por las ventajas fisca-les del Concierto Económico- necesitenlas condiciones actuales y precisen res-ponder a la voluntad de accionistas queno son mayoritariamente nacionalistas.

hay modo de acallar la bestia de ETA,que es el totalitarismo violento, conconcesiones.No hay duda de que la mayoría de losvascos no lo quieren. Y no quieren nique se lo pregunten formalmente, por-que es una cuestión que divide a la so-ciedad vasca desde todos los puntos devista, incluso el geográfico. Pero si losnacionalistas, con eufemismos y ambi-güedades o tan claramente como lo fir-maron en los pactos con ETA, quierenseguir ese camino, conviene que la res-puesta añada realidades a los senti-mientos y cuentas a las voluntades.

La independencia sería unaruina para los ciudadanosvascos y, además, la Consti-tución y el Estatuto —que síson de verdad expresión desu voluntad democrática—son las garantías que ahoradisponen para que se respe-ten sus derechos, para que seles reconozca de verdad (yno con la sandez de un carnévasco) que son ciudadanos.El nacionalismo insistirá,pero es bueno saber que in-siste en el desastre.

“No hay duda deque la mayoría de

los vascos no loquieren. Y no

quieren ni que selo preguntenformalmente,

porque es unacuestión que

divide a lasociedad vascadesde todos lospuntos de vista,

incluso elgeográfico”

Y supondría asimismo la marcha de cuantosciudadanos no puedan soportar esefanatismo, y de cuantas empresas —inclusolas que se han instalado allí por las ventajasfiscales del Concierto Económico— necesitenlas condiciones actuales y precisen respondera la voluntad de accionistas que no sonmayoritariamente nacionalistas.

‘ ‘

Page 99: Papeles de Ermua nº 03

Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

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100Reportaje“Ciudadanos vascos”

“Ciudadvascos”

La aguda mirada de Elías Querejeta

no crea a sus personajes, los adivi-

na, y aplica su creatividad para des-

cribirlos. Querejeta es un vasco pro-

fundamente realista. Te mira, con

incisividad y con cierta ternura, y te

atraviesa. Quiere saber quién eres:

lo percibes. Pasión y delicadeza.

Creatividad y respeto a la realidad.

Sobre todo, profundo respeto a ca-

da persona. Su mirada golpea —uno

tras otro— contra los más escondi-

dos frontones del alma de su inter-

locutor. Quien tenga algo que es-

conder que no se acerque a esa mi-

rada. No tiene prejuicios, ni com-

plejos. Les deja hablar y les escucha:

los retrata. Quiere mostrar a la per-

sona que observa: Querejeta no

“crea” el personaje, lo muestra, tal y

como es, tal y como piensa. Y en esa

observación respetuosa, lo describe,

lo plasma: en toda su grandeza... y,

a veces, en toda su miseria, en toda

su pequeñez, intelectual o moral.

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danos

101Reportaje

“Ciudadanos vascos”

mano, yo estaba embarazada (...). Yoquise hablar con ellos, fue imposible,sólo había… odio. Me hubiera gustadohablar. Eso no va a ocurrir mientras ha-ya chavales muy jóvenes que estánsiendo adoctrinados en el odio y en unamanera irreal de ver la realidad: unoson vascos buenos y otros son malosvascos o traidores, y estamos invadidos.¡Pues mira, no estamos invadidos!…(...) El problema es un modelo intoleran-te que tiene ETA y que el PNV, por no ha-ber hecho una autocrítica de su propiaideología de elementos que tiene de Sa-bino Arana que son integristas, pues noacaba de tener claro que lo que hay esuna conspiración contra las libertades,contra la democracia (...). Cuando haycríticas profundas (hacía el PNV) que ha-

MAITE PAGAZAURTUNDA(PSOE-PSE)

Traductora de euskera-castellano y castellano-euskera

“Mi cultura, la vasca, es euskérica y castellana”

“Me encanta San Sebastián (...). Es unaciudad que me entusiasma, pero cuan-do salgo del País Vasco, últimamentenoto otra atmósfera (...). Pero yo soy deaquí, ¡soy de aquí! (...). Mi abuela erauna mujer de caserío y le encantabanlos versos, los versolaris (...), y le gusta-ba mucho cantarlos (...). Mi madre haheredado ese gusto por los cuentos, porlos versos, por la música, y sabe muchí-simas canciones antiguas, y cuando tie-ne que dormir a alguna de mis hijas (...)le van brotando canciones que no hasescuchado nunca y son preciosas (...).Me gustaría perfeccionar mi lengua. Milengua también es el castellano y milengua también es el euskera (...). A los14 años ya me dijeron que no era vascay después sí me han llamado española,traidora… Yo soy un ser humano que vela realidad así, que tengo una realidadcultural mestiza, vasca y castellana. (...) A veces estamos confundiendo lapolítica con lo cultural; en Navarra exis-te el euskera, en la País Vasco Francésexiste el euskera, y eso une a los quehablamos el euskera pero no necesaria-mente tiene que traducirse en una uni-dad política (...). Quizás los problemasque están en el corazón de los naciona-listas se puedan solucionar de otra ma-nera y la vía no sea la de establecer otromarco político, sino cultural...(...) A mí, personalmente, me interesahablar con gente que no piensa igualque yo, pero el problema es que ellos noquieren hablar conmigo (...). Un día memontaron la típica encerrona horrible(en la Facultad), quise hablar con ellosmientras gritaban, pero no pude hacer-lo porque tenían odio en los ojos, le ha-bía subido la marea del odio a la cabe-za y ya no me veían como un ser hu-

En “Ciudadanos Vascos”, una vez más deja hablar

a sus protagonistas, tres mujeres (PSOE-PSE, PP

y IU) y tres varones (EA, PNV y Batasuna), todos

ellos sugeridos por sus respectivos partidos. Ni

les juzga, ni les prejuzga: les deja decir y así...

aflora el heroísmo, el coraje, la valentía, el rigor,

el genuino vasquismo de unos (unas en este ca-

so) y las profundas contradicciones y el peculiar

concepto de la libertad y de la pluralidad de

otros. Mezquindad y honestidad; vileza y noble-

za; sentido común y ausencia de fuste; fanatis-

mo cubierto o encubierto y —su contrario— el

respeto a la pluralidad… se suceden en unos pro-

tagonistas reales, no ficticios, que representan a

militantes de seis partidos políticos vascos.

Después de ver esta producción de Elías Quereje-

ta queda el consuelo de saber que quizá “Ciuda-

danos Vascos” no tiene bien puesto el nombre. Y

que en la ciudadanía vasca, en buena parte toda-

vía callada o aburguesada, prevalecerán los

valores cívicos de un pueblo tradicionalmen-

te noble, aguerrido y solidario. Valores cívicos

que algunos por medio de la anestesia de la

desinformación y otros por medio la fuerza

del miedo pretenden silenciar. IC de C.

Redacción Papeles de Ermua.

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

102Reportaje“Ciudadanos vascos”

blan de causas no evidentes de por quétanto fanatismo, se sienten heridos.(...) Es una estrategia sencilla con unamala uva tremenda, y además, va comoescalón a escalón, cualitativamente:siempre avanza. Entonces la sociedad(...) va —pildorita a pildorita— tragandocosas que son intolerancia, que son fas-cismo, sobreviviendo moralmente cada

vez más tocada (...), y esa sociedad seestá envileciendo pero de una formaimperceptible, gotita a gotita. (...) Cuan-do nos sale la “llamada de la tribu” o nosé qué es esa cosa que debe de tenerque ver con lo que somos más comoanimales… podemos enseñar lo peor delo peor, el mayor desprecio a los demás,la mayor mezquindad, y los psicópatasse convierten en jefes: peligrosísimo.(...) Hay momentos en que tienes dudas.Te planteas si no estás sacrificando atus hijos. Si a ti te ocurre algo, tus hijosse quedan sin madre y es bastante in-justo para ellos. Por otra parte, si nadieda la cara, el totalitarismo vencería porla inercia de quien no ve lo que está pa-sando realmente.(...) Ellos han llevado un proceso de des-humanizar a quien no piensa comoellos; al final te ven como una cosa, yeso justifica que puedan hacer cual-quier cosa (...) porque piensan que —deesa manera— van a forzar una negocia-ción que les va a dar la razón. De esamanera se saltan a la torera lo quepiensa la mitad de la sociedad.(...) ¿Diálogo es hablar con un señorque te está amedrentando para darle loque no ha conseguido por medios polí-ticos? Eso no es dialogar. Diálogo es iral parlamento, abandonar las armas,discutir e intentar convencer a los ciu-dadanos y además contemplar cuál esel juego real. Euskadi no es un lugarcomo usted lo quiera soñar, sino que

Euskadi es una Euskadi real con gentecomo yo, con gente como ellos y conotra gente distinta. ¿Cómo vas a arre-glar una situación si quien ejerce laviolencia y ejerce acciones fascistas secree la víctima?: empezando por ahítodo sale al revés... Están absolutamen-te convencidos además. Ellos no soncínicos, se lo creen. (...) Yo ya sé que algunos me ven comoa un enemigo a batir, sinceramente meparece algo surrealista... Estamos enSan Sebastián, es un sitio maravillosopara vivir, y lo que nos une es muchísi-mo más que lo que nos separa. Somosseres humanos y creo que el autogo-bierno que tenemos nos permite quenosotros decidamos muchísimas cosasaunque no por decidir tú está mejor de-cidido. (...) A veces piensas que la situación po-lítica en el País Vasco pueda llegar a serinsufrible para aquellos que nos hemoscomprometido en dar la cara y en decirque no al aut*oritarismo y al fascismoen cualquier caso y que piensas quepuedas terminar fuera del País Vasco;yo lo he pensado y lo he hablado con mimarido, y le decía: me veo como los Se-fardíes, hablando en Toledo a mi niñaen euskera y procurando mantener micultura porque sentiría que me falta al-go. Para mí seria muy duro tener quemarcharme de aquí porque yo vivo lacultura vasca de igual modo que vivo lacultura en castellano.”

“A mí,personalmente,me interesa hablarcon gente que nopiensa igual queyo, pero elproblema es queellos no quierenhablar conmigo”

“Ellos han llevadoun proceso dedeshumanizar aquien no piensacomo ellos; al finalte ven como unacosa […] de esamanera se saltan ala torera lo quepiensa la mitad dela sociedad”

“Diálogo es ir alparlamento,abandonar lasarmas, discutir eintentar convencera los ciudadanos yademáscontemplar cuáles el juego real.Euskadi no es unlugar como ustedlo quiera soñar,sino que Euskadies una Euskadireal con gentecomo yo, congente como ellos ycon otra gentedistinta”

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

103Reportaje

“Ciudadanos vascos”

J. Mª LLAMOSA (Batasuna)Chófer del camión grúa delAyuntamiento

“Si ETA no existiera habría que inventarla, aunque suene un poco brusco

“No entiendo y no entenderé nunca quealguien que haya nacido en esta tierra yque durante generaciones haya recibi-do un mínimo... piense que es español.No sé qué sistema de educación habránrecibido, la mejor quizás, pero en rela-ción a la cultura vasca, cero (...). Megusta mucho andar, subir la montaña,voy bastante a Gorbea, a Amboto… Soyuna persona muy ecologista y me en-cantan los árboles, las piedras, el entor-no, la montaña, la tranquilidad, su si-lencio, su vida, ver los rebaños de ove-jas, los aldeanos, la gente subiendo, lamontaña que es muy bonita.(...) Hay cantidad de gente de fuera quehan venido aquí a trabajar (...), esto es-tá muy bien (...). Pero estas personas, esimposible que tengan el mismo concep-to que los “nativos” acerca de ser vasco,(...) los hijos ya han nacido aquí y sonciudadanos vascos pero (...) no es en sucaso la misma educación, las mismascostumbres, ni el mismo idioma, ni en laforma de ser… La educación que hayatenido, por ejemplo, el hijo de un galle-go o de un gaditano, desde que ha na-cido, no es la misma que la de un hijode un vasco que ha nacido aquí, en nin-guno de los aspectos es la misma.En todo el mundo está reconocido prác-ticamente que el pueblo vasco está ahí ydesde siempre además su lucha por laindependencia es legendaria (...) y es sa-bido por todos que son gente diferente.Además los españoles que se han idofuera están vistos, pues eso, como gita-nos… gente sin palabra; lo demuestranmuchas veces. En cambio los vascos no,gente con palabra, experta o sea que sehacen diferenciaciones siempre. (...) Las personas por parte del estadoespañol y francés viene aquí con un ta-

lante y un carácter dominante, y de al-guna manera, aunque piensan que noles va a tocar nunca a ellos, tienen queaceptar su riesgo. También vienen co-brando más… como es el caso de Guar-dias Civiles, Policías y otros cargos…(...) Me imagino que, claro, a nivel fami-liar el sufrimiento será similar (en refe-rencia a las familias de las víctimas y alas familias de los terroristas). Yo haríala diferenciación de que tienen que su-frir un poco menos porque tienen susdineros, sus donaciones por parte delEstado Español, cosas que no tienen losfamiliares de presos vascos, no tienenni ayudas…(...) ETA, desde mi punto de vista, es unaorganización que aunque suene un po-quito brusco, si no existiera habría queinventarla, como de hecho se hizo, yaunque en un hipotético caso de que de-sapareciera yo creo que volvería a resur-gir otra organización del tipo o nombreque fuera, por lo menos hasta conseguirque este pueblo pueda tener sus dere-chos perfectamente garantizados.Una cosa que está clara (...), que sola-mente mediante la fuerza o la demos-tración de fuerza parece que se camina,que no hay otra, parece ser que cuantomás gente se mate… ¡qué tristeza! ¿no?,pero parece que es así. El sufrimiento seutiliza y se vende... porque una personapor muy dura que sea se da cuenta deque ha habido un acto de violencia. Ha

“En todo el mundo estáreconocido prácticamenteque el pueblo vasco está ahíy desde siempre además sulucha por la independenciaes legendaria (...) y essabido por todos que songente diferente. Además losespañoles que se han idofuera están vistos, pues eso,como gitanos… gente sinpalabra; lo demuestranmuchas veces. En cambiolos vascos no, gente conpalabra, experta o sea quese hacen diferenciacionessiempre”

“Una cosa que está clara (...), quesolamente mediante la fuerza o la

demostración de fuerza parece quese camina, que no hay otra, parece

ser que cuanto más gente semate… ¡qué tristeza! ¿no?, pero

parece que es así”

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

104Reportaje“Ciudadanos vascos”

muerto una persona y que hay trozosde ella esparcidos por ahí... Pues esasimágenes se venden y eso ayuda. Y co-mo exclusivamente se dan las imágenesde unos y no de los otros pues… Políti-camente les ha ayudado mucho (...). Asíse ocasiona más sufrimiento para estepueblo porque cuanto más se luchemás se alarga el problema y el procesoy más sufrimiento por todas las partes,de los españoles, de los franceses y delos vascos.(...) Eso es fácil que se acabe, simple-mente sentándose a hablar, razonandoy entendiendo las cosas. Simplementees teniendo en cuenta y reconociendoel derecho que tiene el pueblo vascoque se le niega y se le quita a decidir sufuturo.”

JAVIER GÁRATE (PNV)Carnicero

“Si eres vasco tienes que ser nacionalista: otra cosa es antinatural”

“Yo soy vasco, nada por delante, nadapor detrás. Yo soy vasco y tampocoquiero ser otra cosa, no quiero ser niespañol, ni neozelandés, ni sueco, ninada. Yo soy vasco y portugalujo y yaestá, es suficiente, para qué quiero más.Yo soy de Portugalete, de 1ª generaciónademás, mi padre era de Santurce y mimadre de Zorroza. (...) Y siempre he sa-

bido que mi padre era nacionalista, mimadre era nacionalista, mis hermanostambién, aunque el único que está afi-liado soy yo. (...) Yo le digo que todos losque han nacido aquí tenemos que sernacionalistas por narices. (...) Como tie-nen que ser del Athletic, ¿a ti te parecenormal que uno que haya nacido aquísea del Real Madrid o del Sevilla? ¿no?No es natural, pues lo mismo, si tú hasnacido aquí tienes que ser nacionalista. Yo creo que además que el nacionalismovasco nació por el nacionalismo español,fue una manera de defendernos del cen-tralismo que no quería reconocer o acep-tar una serie de cosas que nos distinguí-an de otros, ni para bien ni para mal. Co-mo no querían admitirlo, a Sabino Aranano lo quedó más remedio que, en un mo-mento de lucidez, decir: bueno, vamos acrear un partido, vamos a procurar hacerlo de Juan Palomo, “yo me lo guiso, yome lo como”; y a hacer puñetas…(...) Muchas veces digo, si a mí no meextraña que sean antivascos, leyendolas cosas que lees y oyendo las cosasque oyes no me extraña que nos tenganmanía porque luego es que estás vien-do la televisión, están hablando del PNVy ponen como fondo el anagrama de

ETA, ¡hombre, no me fastidies!, o unamanifestación de esas de la Kale Borro-ka que andan ahí… Son éstos una cua-drilla de indeseables.(...) ¿Quiénes son enemigos del naciona-lismo vasco? Pues los españolistas, quesólo saben ponernos la zancadilla y jo-robarnos. Aunque han nacido aquí o vi-ven aquí, son españoles y punto. (...)¿Por qué no dicen o respetan lo que di-gan los vascos mayoritariamente? Cla-ro, eso es ser demócrata, sólo hay querespetar lo que dicen ellos, cuando lodicen ellos y como lo dicen ellos.(...) Y a la independencia con todas lasconsecuencias, que no puede ser la in-dependencia o que la gente que sabe yque entiende mucho más que yo dicenque no, que tiene que ser un federalis-mo, o una autonomía, no sé que… puesbien, conforme, conforme…(...) Que a ETA se le pudiera hacer desa-parecer como en el circo, ¿no sabes? Co-mo al conejo ¿Tú crees que se iba a arre-glar esto? El PP ahora no va contra ETA,lo que pasa es que ETA es la disculpa. Yocreo que se podía hablar con ellos aúnestando matando, por lo menos para sa-ber qué es lo que quieren… Y si se quie-re llegar a un acuerdo o a un consenso olo que sea, evidentemente, tienen quedemostrar un poco de voluntad.(...) Si, desde cuando se fundó el nacio-nalismo, nosotros ya sabíamos lo quequeríamos, ahora, ¿cuándo lo vamos aconseguir? o ¿cómo lo vamos a conse-guir? No sé, quizá al principio aproban-do Constituciones, después aprobandoEstatutos y después aprobando otrosEstatutos y otras Constituciones si hi-ciera falta.”

GOTZON ARRIETA (EA)Empleado de Fagor

“Gara es el periódico que mejorme informa”

“Mi patria es única y exclusivamenteEuskal Herria, España es una patria de

“[…] elnacionalismovasco nació por elnacionalismoespañol, fue unamanera dedefendernos delcentralismo que noquería reconocer oaceptar una seriede cosas que nosdistinguían deotros, ni para bienni para mal. Comono queríanadmitirlo, a SabinoArana no lo quedómás remedio que,en un momento delucidez, decir:bueno, vamos acrear un partido,vamos a procurarhacer lo de JuanPalomo, ‘yo me loguiso, yo me locomo’; y a hacerpuñetas…”

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

105Reportaje

“Ciudadanos vascos”

los españoles, y bien son vecinos lomismo que los franceses o Portugal. (...)Yo compro Gara que es el periódicodonde yo mejor me informo y tambiéncomento cosas con lo que compranotros periódicos y bueno, estoy al día delas noticias. En los informativos, yo nor-malmente escucho radio Euskadi o Eus-kadi Irratia. Alguna vez, alguna vez, nodigo que no he cambiado de emisorapara ver qué se dice en algunas tertu-lias pero siempre que lo he hecho luegome he arrepentido de haber estado es-cuchando la tertulia de turno. Siemprese habla, y para mal, de Euskal Herria,

que si mal de los nacionalistas, mal depersonas en concreto… No podemosperder el tiempo escuchando qué dicenlos españoles de nosotros, yo ya sé có-mo soy, yo ya se cómo pienso, que na-die diga que yo estoy equivocado, yo noestoy equivocado, ya no quiero entrete-nerme con eso. Yo quiero trabajar paraayudar a mi pueblo.Todos los que viven en Euskal Herriatiene derecho a vivir en Euskal Herria,pensar como quieran pensar y hacer loque quieran hacer (...) pero lo que ocu-rre es que Euskal Herria, que yo entien-do que Euskal Herria es mi patria, es mitierra, tengo mis leyes, mis costumbre,ya no admito que se pueda desde otraforma de pensar hablar en términos deechar por tierra todo lo que es nuestraseña de identidad. Eso es lo que yo noadmito, no lo puedo entender. Yo soyindependiente y si llegamos a serlo notiene ningún sentido el nacionalismoespañol con sede en Euskal Herria.(...) Cuando lleguemos a la independen-cia, ellos verán qué es lo que hacen,pueden marcharse a su pueblo, mar-charse a su estado, quedarse perfecta-

mente, nadie les va a obligar a que sequeden, nadie les va a obligar a que semarchen, pero eso sí, tendrán que ser yvivir con los criterios que el pueblo vas-co decida que deben de cumplirse, y serrespetuosos por muy españoles que sesientan, serán españoles residentes enEuskal Herria.(...) Los presos, sean del signo que sean,tienen derecho a estar lo más cerca po-sible de sus domicilios, de su tierra. Elestado español tiene la obligación deque esto se cumpla (...) y ellos no handado ni un paso, solamente se han bur-lado (...) y eso también es violencia. Esoes mucha violencia: de mártires pode-mos hablar todos.(...) Con el bolígrafo y con las imágenesse crea el odio, y el odio mata. La pisto-la es una mentira: con ella no se hacenada, eso es un disfraz, eso son menti-ras de la sociedad. Con esto se mata,con el bolígrafo, con el bolígrafo se creael odio…(...) Aquí, de verdad de verdad, sólo hayuna solución, (...) sentarse a negociar oa hablar, (...) sin diálogo no vamos aningún sitio.”

“[…] los presos,sean del signo quesean, tienenderecho a estar lomás cerca posiblede sus domicilios,de su tierra. Elestado españoltiene la obligaciónde que esto secumpla […] y ellosno han dado ni unpaso, solamentese han burlado[…] y eso tambiénes violencia. Esoes muchaviolencia: demártires podemoshablar todos”

“[...] Con elbolígrafo y con lasimágenes se creael odio y el odiomata. La pistola esuna mentira: conella no se hacenada, eso es undisfraz eso sonmentiras de lasociedad. Con estose mata, con elbolígrafo, con elbolígrafo se creael odio…”

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

106Reportaje“Ciudadanos vascos”

ANA ZAROBE (IU-EB)Empleada de restaurante y hogar

“Mis tres hijos son de la izquierdaabertzale y canalizan su protesta en la Kale Borroka (…) No me preocupa”

“Con mis hijos tengo buena relación,porque pongo yo muchísimo de mi par-te. Son tres chavales muy majos. Lostres son de la izquierda abertzale por loque el ambiente en mi casa es bueno. Ami me parece fenomenal. Yo creo quesiendo joven en ese caso es obligatoriocortar con tus padres, con todo, luego

ya la manera de hacer izquierda yo yano veo que por ese lado se esté traba-jando mucho. Igual tampoco yo soy tanvisceral como ellos que también entien-do por la edad que tienen que sean más“atacaos” por que se habla de la juven-tud violenta de aquí y tal, pues no se,pues igual si hubieran vivido en otro si-

tio a esa edad canalizaría por otras his-toria. Aquí parece que los jóvenes suforma de protesta la canalizan por laKale Borroka (...). A mi tal como lo llevanmis hijos no me parece que deba preo-cuparme nada. En mi casa, mi padre eradel PSOE, mi familia ha sido republica-na, mi abuelo del PNV, (...) y mi abuelaera como yo ahora de IU y ella del PNV,(...) Mi hijo mayor pasa bastante del te-ma ya y el pequeño no tiene ningunaargumentación, es totalmente pasionallo que siente, cuando le oye a ArnaldoOtegui en la TV... se apasiona. (...) El PSOE y el PP son partidos de ám-bito nacional, pero no hay que olvidarque hay un partido. Precisamente porser de ámbito nacional, hay un partidoPP del País Vasco y hay un PSE del PaísVasco también. Los dirigentes nuestrosen el País Vasco son de aquí y por esoprecisamente van a defender como elque más los intereses de País Vasco.Tampoco puedes ver como se persiguea uno porque es del PSOE, al otro por-

que es del PP: se le mate a uno, se lamate a otro (...) Yo en esta situación nopuedo seguir, no puedo estar con unabandera de los presos en la plaza y lue-go al día siguiente condenando una ac-ción en la que no han participado lospresos, pero si su entorno.(...) Aquí libre no es nadie. (...) A mi seme dijeran que iba a ser mi gobiernonacionalista o por lo menos de izquier-das “potentón”,... ahí se podría lucharpor muchas cosas pero este País tam-poco es de izquierdas. Este país es bas-tante burgués, muy apegado a sus cos-tumbre y a sus cosas y …(...) Los demás cómo vamos a solucionarel que no te maten a ti, o no te amena-cen a ti ¿Cómo? ¿Sentándonos todomenos los que tienen que ser? Eso esun absurdo (…). Buscar la solución pordonde sea y como sea, con armas en lamesa , o debajo del armario o encima...hay que dar una salida. Yo creo queEuskadi se merece un poco de paz ytranquilidad...”

“Tampoco puedesver como sepersigue a unoporque es delPSOE, al otroporque es del PP:se le mate a uno,se la mate a otro(...) Yo en estasituación no puedoseguir, no puedoestar con unabandera de lospresos en la plazay luego al díasiguientecondenando unaacción en la queno han participadolos presos, pero sisu entorno”

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

107Reportaje

“Ciudadanos vascos”

SOFÍA ITURRIZA (PP)Concejal del Ayuntamiento

“Nunca me he sentido nacionalista,(…) no lo necesito para tener que demostrar que amo mucho mi tierra”

“El País Vasco es una maravilla y el granproblema es que hay determinados par-tidos políticos se apropian las señas deidentidad de la Comunidad AutónomaVasca (...). La ikurriña (la bandera de unpartido: PNV) pasa a ser la bandera delPaís Vasco, de todos los vascos, absolu-tamente todos, nacionalistas y no na-cionalistas. Nunca me he sentido nacionalista, (...)nunca he tenido que pertenecer a unpartido nacionalista para tener que de-mostrar que amo mucho mi tierra. (...)No tengo que hacer ver que soy másvasco que nadie y no tengo ningúncomplejo. Yo creo que los que viven ac-

tualmente acomplejados, los que inten-tan demostrar que son muy vascos, sonlos nacionalistas. Yo no tengo que de-mostrar nada, soy de aquí, soy vasca ysimplemente por pertenecer a un parti-do político de ámbito nacional no mevan a decir que no soy vasca y que mipartido no defiende los intereses delPaís Vasco.(...) Estoy convencida de que el País Vas-co nunca va a ser independiente, másque nada porque no tiene por que ser-lo. El País Vasco seguirá perteneciendoa España (...) Gracias al estado de auto-nomía tenemos un autogobierno im-presionante, mayor que en cualquierPaís Europeo. (...) No quiero ni imagi-narme lo que sería esto fuera de Espa-ña e independiente, prefiero no imagi-nármelo: si ya intentan echarme no ha-biendo independencia...(...) Me han acusado de victimista, deque nos aprovechamos de las circuns-tancias, de que vendemos el que estásamenazada. Pero ... aquí los únicos queviven libres verdaderamente libres (vansolos por las calles, sin escoltas, hacenlo que les da la gana y circulan con to-tal libertad) son los nacionalistas.(...) La paz no se negocia absolutamentecon nada, simplemente tiene que existiry a partir de ahí podemos hablar de loque quieran, pero sin paz no.”

Director: Eterio OrtegaMontaje: Meco PaulogorránMúsica: Ángel IllarramendiInformación: Elías Querejeta, P.C., S.L.e-mail: [email protected]: 91 3452811

“No quiero niimaginarme lo quesería esto fuera deEspaña eindependiente,prefiero noimaginármelo: si yaintentan echarme nohabiendoindependencia...”

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Tribuna abierta de ertzainas. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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Las palabras no son las adecuadas. Porejemplo, las que escribe el Departamen-to de Interior del Gobierno vasco en las

esquelas por Ana Arostegi y Javier Mijangos:“falleció ayer en Beasain...” Fueron asesina-dos, y ésta es una distinción relevante. La Ertzaintza tiene con ella a toda la pobla-ción (...). Dóteseles de medios para que cum-plan su labor en las mejores condiciones deseguridad, pero la imagen de la Policía Mu-nicipal sustituyendo a la Policía autonómi-ca en Beasain a causa del doble asesinatodel viernes era hondamente turbadora. Eus-kadi era el único país del mundo en el queuna mujer de la limpieza iba al trabajo conescolta. Ahora podrían empezar a precisarlalos agentes de la Policía. No parece serio,lehendakari.” Con estas palabras del periodista SantiagoGonzález en EL CORREO del 27 de noviem-bre de 2001, queremos introducir esta “Tri-buna Abierta de Ertzainas”. Papeles deErmua se limita a dejar decir, a transcribirestos testimonios de hombres y mujeres denuestra Ertzaintza, que nos cuentan su ex-periencia, su indignación y sentimiento deindignidad. De lo que es una Policía Autó-noma, íntegramente financiada por el Go-bierno central, se ha pretendido hacer unapolicía del Partido Nacionalista Vasco, dirigi-da coactivamente para velar por los intere-ses políticos del nacionalismo, más radicalque democrático. Huelga decir, por tanto, enque han quedado aquellas expectativas deldiputado Marcos Vizcaya, que hace algomás de veinte años, tras las elecciones de1977, aseguraba que ETA no sobreviviría dosmeses a la creación de la Ertzaintza.Tantos ciudadanos vascos como, en estosmomentos, desconfiamos de la Ertzaintzacomo institución, queremos entrañablemen-te a los Ertzianas, uno a uno, quizá porqueadivinamos en sus miradas el profundo sen-timiento de humillación que les embarga.

¿En qué país respetable se pase-an los pistoleros a cara descu-bierta? ¿En qué país civilizado los querespaldan y defienden a los te-rroristas se manifiestan con pre-potencia? ¿En qué país democrático quie-nes velan por la seguridad detodos —la policía, por definición,nuestra Ertzaintza— oculta surostro tras tupidos pasamonta-ñas, por razones de seguridad? ¿En qué país occidental se pu-blicitan los ayudantes de los pis-toleros con la desvergüenza de

representar su perverso pro-yecto con la más enternece-dora de las imágenes: la de lainminente maternidad? Y en fin..., ¿en qué honorablepaís se sitúa a los agentes deseguridad de espaldas a losdelincuentes y con la aparien-cia vergonzante de ocultar surostro?

Esta imagen de EFE, publicada en EL

PAÍS del 12 de agosto de 2001, expresa

más que mil palabras. Nada de esto es

serio. Es más, todo esto es una perma-

nente contradición “in terminis”.

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Papeles de Ermua me pide mi opi-nión con claridad, con libertad. Es

decir, me pide que plasme en unas líne-as todo aquello que hemos aprendido ametabolizar con dolor. No es fácil ha-blar con libertad cuando se carece de lamisma, cuando solo la encuentras en tuinterior o en tus propios monólogos.Cierro los ojos y vuelvo a sentir mis ma-nos manchadas con la sangre de aquélpobre hombre, abatido a tiros por eltristemente célebre Kubati. Recuerdocon nitidez la sensación pegajosa y laboca embargada por la insoportable se-quedad del miedo, el ruido alrededor,las miradas hostiles del corrillo, mi ca-misa de ertzaina inundada de sudor, labrutal parálisis que sobreviene a la con-templación de una vida que inexorable-mente se escapa, la impotencia…Vuelvo a casa cada día pensando que loque hago no es honesto, que este “jodi-do” trabajo me está matando de ansie-dad, que estamos defraudando -todosy cada unos de los días- a una sufridaciudadanía que constata la inoperanciay falta de resultados de esa policía decharol y desfile que sale en los informa-tivos de la conspicua ETB.Salgo a la calle embutido en este visto-so uniforme que haría las delicias delcarlista Zumalacárregui y sus conmili-tones. Observo detenidamente los ges-tos de desencanto de la gente anónima,cuando durante las algaradas y accio-nes de las hordas patrióticas, su policíadenota incomprensiblemente pasividady la aparente indolencia.Hablas con tus amigos (los que te que-dan), más de lo mismo, interrogantes,justas quejas, algún sonoro “¡...pero porqué coño, no actuáis!”. Cómo explicar,diáfanamente, la miseria cotidiana a laque nos están sometiendo, cómo hacercomprender la soledad, el hartazgo y eldesasosiego que corroe los cerebros demás de siete mil hombres y mujeres,qué decir, qué contar a quien a más dequinientos kilómetros de aquí sufre los

bombazos y el acoso de este azote san-guinario y a renglón seguido vuelve aoír el consabido “no se han producidodetenciones“…“Esta Consejería de Interior carece devoluntad para acabar con el problema”,es la frase que más suena en las comi-sarías, “… que nos den medios, recursoshumanos y carta blanca”.Te miran con descaro, a sabiendas deque estás atado de pies y manos, escu-pen al suelo y se ríen jactanciosamente,se arriman, braman e insultan con esló-ganes genéricos e inconcretos, sabedo-res de que rozan la apología, pero no lainvaden, conocen los intersticios de laley y los resortes de un Estado de Dere-cho, al que desprecian y denostan, perobajo cuyo manto protector se ocultancon criminal oportunismo. Definitiva-mente, nuestra democracia es lo queJulián Besteiro denominaba “la prosti-tuta con la que todos queremos acos-tarnos, pero a la que solo unos pocosqueremos pagar el estipendio”.Cuando el “comisariado político” sedespista y en aplicación estricta de laley detienes a alguno, llegan a comisa-ría con gesto altanero y el odio y laarrogancia a flor de piel, sabedores queen unos minutos hará acto de presenciala inevitable letrada de Gestoras pro-amnistía . En el momento de compare-cer ante el juez, demuestran que aménde las clases de guerrilla urbana y ex-plosivos, sus “responsables“ les hanaleccionado, perfectamente, sobre loque han de declarar, y, por supuesto, lohacen. Denuncian torturas, brutalidadpolicial y todo aquello que el “picaplei-tos torticero“ de turno tenga a bien po-ner en el papelito.

LA DESESPERANZA Y LA SENSACIÓN DE INDIGNIDADUN TESTIMONIO DE ANTOLOGÍA

Jotabe

Ertzaina.

De cómo se malogró todanuestra energía, de cómo elespíritu de servicio se tornóen apatía, de cómo hicieronposible que la desesperanzay la sensación de indignidadse pegara a nuestros unifor-mes como el ácido de loscócteles molotov, no es nadafácil hablar; porque creíamosa pies juntillas en lo que ha-cíamos, porque en Arkaute senos dibujó un país sin claros-curos que nos recibiría conlos brazos abiertos, porquetodos estábamos ciegos...

“No es fácil hablarcon libertadcuando se carecede la misma,cuando solo laencuentras en tuinterior o en tuspropiosmonólogos”

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En el ámbito personal, las modificacio-nes que ha sufrido mi vida por mi con-dición profesional de ertzaina, han sidotan numerosas como dolorosas, por loque más que el que en el capítulo delos cambios, habría que situarlos en eldel deterioro puro y duro.Escruto con fijación patológica a lagente que se cruza en mi camino y tra-to de adivinar su opción política y suposicionamiento ante el maniquea-mente denominado “conflicto”. Gentesgrises, legiones de hombres y mujeresatrincherados en la bonancible burbu-ja del acomodo y el bajo compromiso.Es increíble, en medio del drama la vi-da sigue. A escasos metros de donde lacadaverina campa por sus fueros, sigooyendo risas y voces infantiles.Este es un país pequeño, donde parabien o mal todos nos conocemos, dondecruzarte con tu potencial matarife for-ma parte del fresco que la vida pintacada día. Estacionas el vehículo y tu mi-rada se cruza con la de la ocupante delturismo contiguo, le has visto mil veces,durante los precoces escarceos sexualesde aquellos benditos dieciséis años,coincidió contigo tan fugazmente comoahora mantiene los ojos posados en lostuyos. Sabes que conoce todo lo queconcierne a tu persona, sabe que cono-ces su vida con pelos y señales, sus múl-tiples detenciones, su relación senti-

mental con un miembro legal de ETAque cruzó la muga. Te sonríe con unamezcla de rabia y provocación querien-do dejar muy claro que tu turismo sigueincólume en la medida que ella lo quie-ra, que la libertad condicional en que seha transformado tu existencia, tendrácontinuidad mientras así lo estime.Este país no tiene futuro, se ha conver-tido en un enorme estercolero moral,poblado de cárceles interiores con elrótulo de completo y de camposantos-tumba donde cualquier homenaje pós-tumo puede convertirse en sepelio. Mi-ramos a los lados entre suspiros de ali-vio cuando la muerte impacta a unosescasos centímetros y pensamos quepor esta vez hemos librado. Es el “sálve-se quien pueda”, el primario instinto deconservación en su versión más egoístae insolidario; de esa insolidaridad en laErtzaintza algo sabemos...Revuelvo en mis miserias y recuerdocomo al poco de salir de la academia deArkaute, cuando nos cruzábamos enGuipúzcoa con patrullas de la GuardiaCivil, siempre que podíamos nos hacía-mos los locos, cuando ellos nos hacíanunas cordiales señas con las luces de suvehículo. La lavadora de cerebros de Ar-kaute había aprovechado su tiempo.Afortunadamente, la historia nos ponea cada uno en nuestro sitio.La calle te cambia, la calle es sabia, noda concesiones, es la docencia a sopa-pos, el conocimiento por vía imperativa.Así fue como evolucionamos casi todos,así algunos pasaron del blanco y negroal color y otros ultimamos nuestro par-ticular “año de las luces”.Intentas ver el lado bueno de las cosas,la vertiente positiva y humana de estaConsejería de interior ultrapolitizada yautista. Empatizas, tratas de contextua-lizar sus causas y razonamientos, medi-tas, ¿estaré tan equivocado?, ¿mi obce-cación me estará restando objetividad?No, definitivamente no, mi sitio, nues-tro sitio como ertzainas está al lado delas víctimas, de los que tienen secues-trada su libertad, de los que esperan

que la policía, su policía proteja sus bie-nes, su vida y la de los suyos, de los queinvocan nuestro nombre como resortede la legalidad; nuestro puesto está conlos que rechazan “el fascismo de ma-nual” que se enseñorea por nuestrospueblos y ciudades.Esta policía tiene tan solo veinte añosde antigüedad y mucho por hacer. Elescepticismo generalizado sobre queesto vaya a mejorar de la mano del Sr.Balza y su “troupe”, procede de la cons-tatación diaria de que falta voluntad y“arrestos” para dar la batalla definitivaa ETA y su entorno.Hay desánimo, hay mala leche y sensa-ción de que todo está atado y bien ata-do. Así los cacareados planes maravillo-sos de seguridad, pergeñados por los“cerebrines” de nuestra Consejería, nopasan de ser un manual de buenas cos-tumbres y peticiones a Santa Claus. Sesiguen sucediendo las rutinas, los in-vestigadores no investigan, por miedoescénico a sobrepasar lo políticamentecorrecto, los mandos no mandan por nosignificarse y perder prebendas y cómo-dos sillones que un carné y la impre-sentable libre designación permitieron.Se gasta en lo secundario, con dispen-dios estúpidos y gestos de nuevo rico,pero se miran con lupa y filosofía misé-rrima los gastos razonables para elamejoramiento de la operatividad.Aquí estamos y aquí vamos a seguir,exigiendo todos y cada uno de los díasla aplicación de la “tolerancia cero” pa-ra con los violentos, poniéndola enpráctica cuando nos dejen, porque quésería de esta pobre Ertzaintza, si encimalos más de “tres mil rojos, maketos ehijos de puta colados“, perspicazmenteetiquetados por Arzallus abandonára-mos el barco.Solo nos queda resistir, ¡resistamos!.Resistamos… con dignidad.

“Revuelvo en mismiserias yrecuerdo como alpoco de salir de laacademia deArkaute, cuandonos cruzábamosen Guipúzcoa conpatrullas de laGuardia Civil,siempre quepodíamos noshacíamos loslocos, cuandoellos nos hacíanunas cordialesseñas con lasluces de suvehículo. Lalavadora decerebros deArkaute habíaaprovechado sutiempo.Afortunadamente,la historia nospone a cada unoen nuestro sitio”

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(...) El calor en la furgoneta era asfixiante a pesar de que ya estaba anoche-ciendo. Nuestra dotación formaba parte del dispositivo en previsión de inci-dentes, que se venía situando en las inmediaciones del Buen Pastor de Do-nostia cada vez que los grupos “pacifistas” (es decir de ciudadanos con cora-je y conciencia) se concentraban para exigir la puesta en libertad de OrtegaLara.Como ya venía siendo lo habitual, siempre que los ciudadanos salían a la ca-lle para hacer patente su repulsa, la gentuza de Jarrai, HB y afines se planta-ban allí para amedrentar, señalar y dejar patente en definitiva, que “la calle erade ellos y que jugaban en casa”. Toda una usurpación, a todas luces.Aquéllo empezaba a pintar mal, los matones de Jarrai estaban situados a diezmetros escasos de la concentración de ciudadanos pacíficos. Nuestra radio nodejaba de insistir, machaconamente, en que “todo dios quieto”. El Inspectorque mandaba las furgonetas estaba líbido, ya que por un lado estaba siendo

presionado por el Subjefe de la comisaría pero por elotro era consciente que en los ertzainas, plenamenteconscientes de la situación que tenían delante, crecía laindignación de “no poder actuar para proteger a losciudadanos de los delincuentes”. No cabía duda dequiénes eran unos y quiénes otros. Era evidente que eltema se podía desbordar de un momento a otro.

Salí a la calle en Otoño de 1985. Re-cuerdo que mi familia estaba de lo

más orgullosa por tener una hija ertzai-na. A decir verdad yo también lo esta-ba: a parte de, por aquella época, sen-tirme nacionalista suponía para mí,porque creía firmemente que aquélmaravilloso proyecto de una nueva po-licía que rompía con los arquetipos delpasado traería una bocanada de airefresco. La euforia me duró dos semanas.Las manifestaciones se producían se-mana sí semana no, y todas caracteri-zadas por una virulencia tremenda.Aquellos salvajes quemaban y arrasa-ban cuanto se les antojaba y nosotrosnos limitábamos a perseguirlos hasta laentrada del casco viejo, para una vezllegados allí fijar posiciones y “aguantarel chaparrón”. Ese era nuestro cometido.Al día siguiente cogías el periódico ycomprobabas alucinada, que la perver-sión de la realidad era patente, la ofici-na de prensa de Interior, una y otra vezminimizaba los hechos para seguir dan-do la imagen de normalidad que ellospretendían. No podían permitir que laopinión pública supiera que en las zo-nas donde la Ertzaintza estaba desple-gada a ésta se le escupiera y la borroka-da nos tratara peor que al supuesto“ejército de ocupación”.

LA OFICINA DE PRENSA DE INTERIOR, UNA Y OTRA VEZ, MINIMIZANDO LOS HECHOS

Miren

Llodio.

Cuando asesinan a alguien, siempre me viene a lacabeza la imagen de Pacheco. Murió al pisar un

artefacto en la vía del tren entre Bríncola y Beasain,solo le había visto un par de veces, una de ellas, undía de mercado en la localidad de Ordizia, iba acom-pañado por su mujer y por un hijo de corta edad. Elpatrullero que me acompañaba tenía amistad con élpor ser de la misma promoción: “mientras charlába-

mos –me contaba-el nene jugueteabaconmigo. En su in-genuidad me ibapreguntando paraqué servía cada co-sa y yo le respondíaadornándoselo yechándole fantasíaal asunto (pistola,

porra,...). En un momento dado se fijó en mis pies yme interrogó sobre el motivo por el que usaba aque-llas enormes botas (de lo poco bueno que 16 mesesen Infantería de Marina me habían dejado como le-gado) y no zapatos como su aita, le miré con cara demisterio y le dije: “Con estas botas doy patadas a lasbombas que ponen los malos y no me pasa nada”.Un mes después, el 16 de Octubre de 1988, Juan Jo-sé quedó destrozado en aquél maldito túnel, desdeentonces he revivido mil veces la escena y me he lle-vado un berrinche de la puñeta. Al día de hoy nopuedo dejar de pensar que aquél pequeño ya seráun adolescente.

YO TENGO UNAS BOTAS QUE NO TENÍA SU PADRE, ERTZAINA ASESINADOJuanjo

Durango.

José Luis

Eibar.

LA LARGA SOMBRA DEL PARTIDO EN EL PODER HACE Y DESHACE…

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El grupo de radicales comenzó a tirarpesetas y varios objetos de mayor cali-bre a los ciudadanos, mientras algunosde estos últimos dirigían sus miradashacia nosotros y con elocuentes gestosnos pedían que interviniéramos. ¡Quéimpotencia!El responsable de nuestra furgoneta, unchaval de Getxo con la cabeza bien or-denada, se dirigió en términos durísi-mos al Inspector: “O haces algo, o pormis cojones lo hago yo”. Pasaban losminutos y el suboficial seguía bloquea-do e indeciso.Como nuestra furgoneta ocupaba el la-teral izquierdo del operativo, el máspróximo a los radicales, cuando éstoscomenzaron a empujar más y más a losciudadanos pacíficos, Gonzalo (así lla-maremos supuestamente al cabo habi-litado de Getxo), nos mandó echar pie atierra, y claro a partir de ahí un simpleintercambio de miradas sirvió para quede forma expeditiva hiciéramos reculara la borrokada hasta su ubicación ini-cial. Un par de horas después, ya en co-misaría Gonzalo tuvo que hacer un in-forme explicando las circunstancias delamago de carga. Esto no pasa ni en Ni-geria.Lo más triste es que cuando se produjoel siguiente despliegue y a la promociónde Gonzalo obtuvo plazas en comisiónde servicio bastante próximas a sus do-micilios, él fue a dar con sus huesosinexplicablemente a más de 50 Km. desu casa. La larga sombra del partido ha-ce y deshace...

Llegas a la comisaría y tras fichar te vas a los vestuarios. Allímientras te cambias haces generalmente unas risas, ha-

blas de fútbol, ... te enteras de lo que ha pasado en el ante-rior turno, en fin lo normal en este tipo de trabajos. Progre-sivamente, el ambiente en los vestuarios y el humor de quehacían gala algunos compañeros, ha bajado muchos enteros.Desde que Javier y Ana fueron asesinados se ven unas caraslarguísimas, los temas de conversación y tertulia en corrillosy tiempos muertos, siempre tratan sobre lo mismo:El miedo en su versión más nítida y cercana, la impotencia ydesesperación, la sensación de abandono y falta de compren-sión de un Departamento de Interior sordo y ciego.Sales a la calle con la desasosegante sensación de que pormuchas medidas que tomes, por muchos medios que el Sr.Balza se digne a poner a nuestro alcance (al día de hoy to-davía nada nuevo), si al final falla lo más importante, la vo-luntad de nuestros jefes por acabar con esta lacra, lo demáshuelga. ¿Medidas de seguridad?: quizá algunas más y másmedios, pero sobretodo voluntad de ir a las causas, de erradi-car a los asesinos. Llevamos años enfundándonos la cara: ¿enqué país civilizado los que están investidos en autoridad, pa-ra custodiar los derechos de los demás, se ocultan el rostromientras los que asesinan “toman la calle”?¿Y pensar que compañeros de otros Cuerpos, como la Guar-día Civil y la Policía Nacional, llevan tantos años con esa pre-sión? Hay una diferencia substancial en mi opinión: ellos hancumplido con dignidad con su deber siempre, y han sido ma-sacrados...; nosotros hemos hecho de “floreros”, sin que nospermitieran actuar con eficacia en demasiadas ocasiones,...ahora nos masacran, cuando “patrullamos las calles”, sabién-donos en el punto de mira, dando la apariencia de que en es-te país “no pasa nada”. Y esto parece... un juego de “tiro a pi-chón” para los terroristas. Llegas a casa y no puedes evitar que la imaginación compon-ga en segundos “la película” de lo que desgraciadamente pue-de ocurrir, sospechando de todo y todos. Quieres preservar atu familia de esta paranoia que crece y se retroalimenta cadadía, pero no puedes evitarlo, el drama es diario y palpable.Tu carácter cambia, dialogas menos y discutes más, te vuel-ves caústico y hasta tu vida familiar, tu vida sexual comien-za a resentirse.No se lo que durará esto, tengo la sensación de que nos que-

da mucho por llorar. Si las cosas vienen mal da-das, yo al igual que cientos y cientos de com-pañeros, comenzaré a plantearme la posibili-dad de cambiar de trabajo. Si, ya me hago car-go de que alguno pensará que somos unos in-gratos o unos cobardes. Tal vez sea cierto, qui-zá, lo que desde luego tengo claro es que aun-que yo pueda estar preparado para sobrevivir aeste drama, no tengo derecho a hacer experi-mentos con mi compañera y mis hijas.

Gotzon

Las Arenas.

EL ABANDONO Y LA FALTA DE COMPRENSIÓN DE UN DEPARTAMENTO DE INTERIOR, SORDO Y CIEGO

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C ada día que pasa estamos más próximos alfin del Problema Vasco”. Gran frase para una

triste realidad, lo único que está próximo es el findel “problema vasco” para la próxima víctima deETA. Esta última reflexión es la que nos lleva auna ulterior. “No quiero ser el próximo”. Es triste,es horrendo, estar pensando que si les toca a losdemás es mejor: encima, ¿se nos ha envilecido elcorazón o es un elemental instinto de supervi-vencia?¡Qué rabia!, qué miseria, a estas alturas, tener co-mo única preocupación esperar que mañanaamanezca y que yo y los míos podamos verlo. Seme quitan las ganas de luchar, de opinar, decomprometerme con esta sociedad a la que per-tenezco y a la que dudo si quiero pertenecer es-tando quienes están en ella. Me revienta ver lacontaminación visual que padecen mis hijos. Sa-len de casa y lo primero que ven es una pared enla que un aprendiz de no sé qué ha puesto “Pre-soak kalera! Gora ETA”. ¿Cómo les explicamos anuestros hijos que esa pintada pide la libertad deunos terroristas que han matado y secuestrado?¿Cómo le explico que la ETB llama “presos políti-cos” a estos asesinos? ¿Cómo es posible oir consosiego a nuestros representantes políticos que“en este país no pasa nada”?Si es con estos informadores y estos políticoscon los que nos tenemos que poner de acuerdopara conseguir que Euskadi esté en paz, lo vamosa tener complicado. El primero de los DerechosHumanos, el de la vida, tiene muy poco valor pa-ra estos patriotas que ignoran que asesinar esdelito en todos los países mínimamente civiliza-dos del mundo. Este es el “quid” del auténtico“problema vasco”, la falta de valores de nuestrasociedad.Soy ertzaina y no quiero que mi familia tengaproblemas, no quiero que la seguridad de los mí-os se ponga en peligro. Tengo que colgar la ropacon cuidado, taparla y que se seque dentro decasa. Si alguien pregunta le digo que soy funcio-nario. No es prudente ir proclamando tu condi-ción de policía autónomo...La conculcación constante de las libertades delos ciudadanos a cargo de estos bárbaros, nosconduce a un callejón sin retorno: el callejón delsilencio para poder seguir vivo.

Juanan

Barakaldo.

EL CALLEJÓN DEL SILENCIO PARA PODER SEGUIR VIVO

Aestas alturas pocas cosas tenemos cla-ras, pero una de ellas y sobre la que

hemos aleccionado perfectamente a nues-tras familias consiste en cinco deseos por sinos pasa algo:1) Sobre el féretro ni ikurriñas, ni banderasde ningún tipo, bastante tienes con que tematen como para ser protagonista de uncarnaval.2) En el velatorio, que no entre ningún sin-vergüenza ni fariseo (poniendo cara de pe-na, para poner de manifiesto “que losmuertos son de todos en este país”). Ellosllevan años negándonos el pan y la sal, y ladignidad de cumplir con nuestro deber.3) En las declaraciones que nadie tenga ladesfachatez de decir que morimos por ser-vir a Euskadi, morimos por culpa de unoshijos de puta (y es muy poco decir para ad-jetivarlos). 4) Si hay manifestación o similar, que lapancarta sólo la lleven familiares, compa-ñeros del trabajo o del sindicato. Los demásque se manifiesten ante su propio espejo,pensando en lo que no están haciendo pa-ra que esta locura desaparezca de nuestrasociedad.5) En la homilía que nadie hable de per-dón, de lo contrario nos estaremos revol-viendo en las tumbas. Perdonaremos, peroprimero que pidan perdón los asesinos y lodemuestren con obras.

Chus y Rober

Iurreta.

DE LA ILUSIÓN A LA DESOLACIÓN

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Estamos en una situación de absoluta desprotección porque ocurren cosas “curiosas” en nues-tro servicio de Información. Nuestros coches de camuflaje, por ejemplo, no es que se los co-

nozcan ya los borrokas, sino hasta los yonkis de las plazas. Por eso, a los compañeros de Portuga-lete les tendieron la emboscada y los quemaron vivos, porque conocen nuestros coches.Otro ejemplo claro de la inoperancia que hay en nuestro servicio de Información es cuando el pa-sado mayo prendieron el coche de un compañero en Vitoria. Los violentos que lo quemaron ha-bían sido descubiertos por nosotros unos días antes. Llevaban consigo datos de ertzainas. Sin em-bargo, por extraño que parezca, cuando quemaron el coche de uno de los nuestros, no fuimos no-sotros quienes los detuvimos, sino la Guardia Civil, en una demarcación que en teoría no es la su-ya. ¿Por qué los detuvieron ellos? Porque hicieron un seguimiento de varios días, que es lo que te-nía que haber hecho nuestra gente de Información.Después te enteras de que entre los detenidos estaba la hija, menor de 18 años, de un alto cargodel PNV que tuvo un puesto de máxima responsabilidad en el departamento de Interior del Go-bierno vasco en la etapa de Atutxa. Si las hijas de nuestros máximos jefes están pegando fuegoa nuestros coches…

Hablar de la Ertzaintza, desde dentro o desde fuera, levanta ampollas en muchossectores, por lo que intentaré no crear un estado de ánimo que beneficie a los de

siempre.Nos hemos preguntado en alguna ocasión qué tipo de policía queremos para nuestrasociedad, si es necesaria, o simplemente para qué sirve. Comenzaré diciendo que comoservicio público, a nivel general, observo que la Ertzaintza ofrece un buen servicio. Sinembargo, sigo notando las mismas deficiencias a nivel de investigación —drogas, te-rrorismos, etc.— Percibo desconcierto, desconocimiento del medio y excesiva burocra-cia, sobre todo en los dirigentes de la Policía Autónoma, también cierto miedo a la res-ponsabilidad en los agentes.Como es obvio, no voy a mencionar las deficiencias, por un lado pienso que no mere-ce la pena entrar en polémicas y, por otro, solo ofrecería ventajas a los cada vez másdescerebrados. Pero si me gustaría que optimizáramos nuestros recursos, y que losmiembros de la Ertzaintza asumiéramos que no somos una cuadrilla de amigos: so-mos simple y llanamente policías. Nuestra función es garantizar que se cumpla elejercicio de los derechos fundamentales de la personas. En ningún momento debemospriorizar nuestra seguridad a la de cualquier otro ciudadano, siendo en todo momen-to sensibles a la realidad existente y pensando que los terroristas actúan las 24 horasal día y no en horario de oficina.Insisto en que no debo dar pistas de nuestra deficiencias, pero existen. En todo caso,agradecer a la ciudadanía el apoyo desmedido que nos ofrece y hacerles saber que noles vamos a defraudar, o por lo menos eso intentaremos. No obstante, cada uno debede poner su granito, empezando por nosotros mismos y sin miedo a la crítica.

TS.

Área de Estudiosde Erne ymiembro del Áreade Investigaciónde SeguridadCiudadana

D. S.

Sindicato ERNE.

“CONDICIONAMIENTOS…”

ENTRE DUDAS Y CERTEZAS

“Me acusáis de crear dudas y no certezas…”. Sócrates.

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Estamos en una situación de readecuación policial dentro dela misma Ertzaintza. Un equipo directivo que vino, según

sus propias palabras, para “gestionar” la tregua de ETA (1998-99), mediante la “distensión” del control, ahora se enfrenta, re-petimos su frase, “a muerte contra ETA”. Frase tan hecha comodesafortunada, pues ante el terrorismo impera la vida y nuncase debiera seguir su lenguaje de destrucción. Una transforma-ción radical difícil de creer y que solo el tiempo irá dando yquitando la razón. Son estos tiempos confusos y revueltos, re-flejo en el carácter del propio Consejero de Interior, señor Bal-za, adalid de los tiempos de Lizarra-Garazi y lector apasionado,según una de sus confesiones periodísticas, de los EpisodiosNacionales de D. Benito. En procelosos mares navegamos.Coinciden en esta época, dentro de la Ertzaintza, diferentes “fa-milias” entre los mandos y responsables operativos. Cada unode estos entornos tiene su propia manera de actuar y eso se ob-serva en casos concretos. Entre las últimos relevantes conoce-mos el diferente proceder en Gernika, en cuya Nochevieja vol-vió la impunidad de la kale borroka en Bizkaia, y en Irún, dondeuna buena investigación y la conjunción de esfuerzos entre va-rias unidades aportó el control y la detención del grupo de bo-rrokas. Por tanto, últimamente no es cuestión estrictamente desiglas partidistas, aunque algo de eso exista, sino principalmen-te de concienciación profesional y decisión en el mando.Es curioso escuchar a los compañeros y a las compañeras quehan ejercido su trabajo en distintas Unidades, con varios jefes.Como el cambio de unos responsables por otros significabapautas tan diferentes para casos similares. Incluso como cam-biaban los criterios de actuación dependiendo de estar al fren-te el Jefe o el Subjefe de la Unidad correspondiente. Así, que-dar al albur de las personalidades, o del “sesgo” de unos u otros,es una dificultad añadida para realizar un buen trabajo policial.Ocurre esto, además, en un momento que se multiplican las di-rectrices y órdenes internas, cuya masificación y diversidad estal vez síntoma de esa falta de homogeneidad necesaria.Tenemos que realizar una labor de adecuación policial muyimportante. No estamos en los primeros tiempos románticosde la Ertzaintza, cuando era impensable que nos enfrentáse-mos directamente a ETA. Nosotros, la “policía del pueblo vas-co” éramos una de las condiciones para su desaparición. Tam-bién hemos sobrepasado la época de la “contención”, la es-trategia abertzale de evitar el choque directo y procurar quela cosa no se desmandase en demasía. La cosa, especialmen-te la kale borroka, desbordó a las instituciones y puso a la po-licía vasca en una situación de inferioridad, en actitud mera-mente reactiva. Ahora estamos en una nueva situación, en laque el Lehendakari ha dicho que no hay contemplaciones conlos violentos. Eso ha de significar otras pautas de comporta-miento policial. Ya veremos.

Vivimos en una sociedad con unabanda de asesinos pegando tiros, yponiendo bombas. Y el problemaprincipal no son ellos sino el apoyoque tienen detrás. Incluso en nuestrapropia organización, la Ertzaintza,coexisten todas las “sensibilidades”.Bueno, a algunos lo que les falta esprecisamente sensibilidad. Hay unsector de la Ertzaintza que está con-tra el otro, incluso desde la óptica po-licial. Está el Ertzaina con una ópticarazonable, de servir a la seguridad, yel que lo mira todo a través de su óp-tica nacionalista: y con esas gafas sedeforma la realidad. Y si ésos son losmandos... qué les puedo contar.

Teo Santos

Ertzaina.

Anónimo (obligado)

ADECUACIÓN POLICIAL

EL ENEMIGO EN CASA

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Opinión

Opinión. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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He leído con detenimiento los testi-monios (cfr. Sección “Tribuna

Abierta”) de varios profesores en el nú-mero anterior de la revista Papeles deErmua y no puedo menos que reaccio-nar ante los hechos de los que hablan.Hace ya un tiempo, vengo recibiendoen mi consulta a profesores que bienpodrían haber firmado los artículos queaparecen en el número 2 de Papeles deErmua: hombres y mujeres capaces,que hasta el momento habían llevado acabo con eficacia su labor de enseñan-za. Para muchos de ellos, una actividadprofesional elegida, y en su mayoría de-sempeñada con satisfacción.Sin embargo, todos ellos acuden a laconsulta médica en un estado de an-gustia y pánico. Algunos, con síntomasdepresivos, otros en estado de agota-miento y apatía, es decir, en depresiónesencial. Otros con somatizaciones, pa-tologías todas ellas desencadenadaspor su actual situación laboral, quefunciona como hecho traumático. Muchos de estos casos relacionan sumalestar con tensiones “políticas“ vivi-das con el profesorado de los centros deenseñanza a los que pertenecen. Otroshablan de la incapacidad en la que sesienten para ejercer su autoridad con elalumnado, ya que tanto los claustros deprofesores como muchos de los padres,apoyan la rebeldía de los alumnos, pró-ximos a ambientes abertzales. Otros,porque se ven obligados a impartir susclases en un idioma al que han tenidoque acceder ya de adultos, entre los quese cuentan algunos que comenzaron aestudiarlo con ilusión en la época de latransición. Sin embargo, se vieron másadelante obligados a ello, si queríanconservar sus puestos de trabajo. Al noser un aprendizaje temprano del idiomalo manejan de forma precaria, lo que

el castellano es la lengua materna decerca del 90% de los vascos.Muchos, como vemos, son los proble-mas adicionales, además de los que re-sultan de las dificultades habituales altrato con los adolescentes, a los que hade enfrentarse actualmente el profeso-rado, problemas para los que no han si-do preparados, quizá porque no se estápreparado nunca para vivir sin libertad,y que ponen de manifiesto todas lasconflictivas psicológicas personales decada uno.Recientemente, están apareciendo en laprensa numerosos artículos que se re-fieren al acoso moral en el trabajo (mo-ving), pues bien, éste es el caso de mu-chos profesores, relegados, excluidos,maltratados e incluso en algunos casos,temiendo por su propia vida, situacióna la que se ven abocados todos estosprofesores a los que se tienen comomarginados del sistema educativo ac-tual, y con la que tienen que convivir ensu trabajo cotidiano, por haber cometi-do el delito de pensar diferente.

¿Podemos decir entonces queen este momento la profesiónde enseñante es una profesionde riesgo en el País Vasco? Sinlugar a dudas, ya que en unascondiciones de trabajo comolas que en este momento su-fren los profesores, son mu-chos los que necesitan de unaayuda psicológica especializa-da, hasta el punto en que ha-bría que plantearse la depre-sión como una enfermedadlaboral en nuestra sociedadactual.

Acoso moral en el trabajo y profesionales de la enseñanza

Isabel Usobiaga

Psicoanalista y psicosomatóloga enBilbao y Profesora en el Hospital PierreMarty de Paris

aumenta considerablemente su esfuer-zo cotidiano, ya que se sienten forzadosa hablar una lengua que no es la suya,aunque quieran el euskera y lo utilicenen expresiones coloquiales o en cancio-nes. Esta situación genera el sentimien-to constante de ser unos exilados en supropia tierra. No podemos olvidar que

“[…] éste es elcaso de muchosprofesores,relegados,excluidos,maltratados eincluso en algunoscasos, temiendopor su propia vida,situación a la quese ven abocadostodos estosprofesores a losque se tienencomo marginadosdel sistemaeducativo actual, ycon la que tienenque convivir en sutrabajo cotidiano,por habercometido el delitode pensardiferente”

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En el supuesto de que al-guien estuviera preocu-

pado por la situación de es-te país, sintiera la necesidadde expresar dicha preocupa-ción, y cogiera la pluma, loprimero que se le vendría ala cabeza es mostrar su in-quietud por la grave incer-tidumbre, política y econó-mica, que tenemos ante laprobable prórroga del Con-cierto Económico y la posi-ble devolución al Gobiernode las Cuentas de la Comu-nidad Autónoma.Pero, pudiera ocurrir que ese ciudadanopreocupado** acabara de leer un libro enel que un periodista —miembro forzosode la nueva y cada vez más nutrida “diás-pora” vasca— relata con enorme valentía,y en toda su crudeza, la dramática situa-ción en la que se ven obligados a viviruna parte significativa de nuestra pobla-ción. Un libro que es un auténtico alda-bonazo en la conciencia de cualquierpersona que tenga un mínimo de racio-nalidad y un poco de humanidad. Un li-bro, en fin, que, aunque lo despojemos desus juicios de valor y lo reduzcamos a loque tiene de relato objetivo de la realidadmaterial, sigue siendo el testimonio fielde la increíble y escalofriante sociedadque nos hemos fabricado.Pues bien, en ese supuesto, el ciudadanoinquieto al que me refiero no podría pormenos que dejar a un lado sus preocupa-ciones económicas, por importantes quesean. Más aún, llegaría a sentir que cen-trar su análisis en el Concierto, o en lospresupuestos, sería todo un lujo, casi, ca-si, una frivolidad. Y, empezaría a hacerseuna serie de reflexiones. Cómo es posibleque hayamos llegado a donde estamos.Cómo es posible que nos preocupe más latransferencia del INEM que el amigo oconocido al que sabemos atemorizado

por una carta mafiosa e infamante. Có-mo es posible que nos hayamos acos-tumbrado a vivir en un País en el quejueces, empresarios o catedráticos seanreos de muerte. Que demos por buenas,o por normales, consultas electorales enlas que la mitad de los candidatos tienenque transmitir su mensaje debidamenteescoltados. Cómo puede ser que, en estatierra, sean los criminales los que “fi-chen” a los policías.Qué ha pasado para llegar a esto. Quéhemos hecho para que en Euskadi se

mate a una persona por razón de susideas, y, lo que es más grave, no sea esala primera de nuestras preocupaciones,causa de “shock” social y motivo de si-tuación de emergencia nacional. Cómopodemos confundir a las víctimas con elpaisaje, mientras toleramos que los ver-dugos se erigen públicamente en vícti-mas, y llegan a influir en la política deeste País. Qué agallas tenemos para pro-gramar nuestro fin de semana, sabiendoque nuestro vecino de la planta baja lova a pasar rezando y vigilando para queno le quemen su comercio. A qué gradode indignidad, enfermedad moral, de-terioro social, hemos llegado. Qué país

hemos dejado a nuestros hijos. y quélargo es el túnel, si es que tiene fin.Esto no es, por supuesto, una crítica,acusación o juicio político. Dios me libre.Porque, además, ni siquiera estamos aúnen esa situación. Estamos en la “prepo-lítica”, a falta de unos mínimos princi-pios de convivencia, que nos permitandar otro paso, avanzar en el debate deotros asuntos. Esto es, simplemente, unaconfesión pública, de alguien que noquisiera eludir la parte alícuota de res-ponsabilidad que le pueda corresponder.

Y, si me apuran, firmo tam-bién un acta de rendición,de reconocimiento de trai-ción a “la Patria”, como co-rresponde a quien conside-raría un honor ser admitidoen el bando de los perdedo-res. Confío únicamente enque gente de más coraje si-ga peleando hasta lograrque en esta tierra se resta-blezca algún día la razón yla justicia.

* Fue militante del Partido Nacionalista Vasco (PNV) desde 1972hasta el 2001, en el que causó baja en su partido tras haber di-mitido de su escaño en el Parlamento Vasco.

** En referencia al libro de José María Calleja, “¡Arriba Euskadi! La Vi-da Diaria en el País Vasco”, Espasa, 2001.

La sociedad que “nos hemos fabricado”Una confesión pública de quien no quiereeludir la responsabilidad

Javier Guevara Saleta

Abogado. Ex parlamentario vasco por el PNV*.

“Cómo es posibleque hayamosllegado a dondeestamos. Cómo esposible que nospreocupe más latransferencia delINEM que el amigoo conocido al quesabemosatemorizado poruna carta mafiosae infamante. Cómoes posible que noshayamosacostumbrado avivir en un País enel que jueces,empresarios ocatedráticos seanreos de muerte”

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La situación es ésta: dado que, engeneral, la democracia no puedeni debe erradicar el antagonismo

—como proclaman posmodernos y par-tidarios de «terceras vías»— ya que elantagonismo es, en palabras de Rawls,«el resultado del normal ejercicio de larazón humana», lo que observamos enel caso vasco es que tras una etapa derelativo consenso en torno al Estatuto,las tensiones inherentes a toda socie-dad surgen con fuerza.Teniendo pues que conciliar antagonis-mos, cosa que sí puede y debe hacer lademocracia, hemos de tratar de mejorarlos cauces para dar salida a lo que, se-gún los nacionalistas, es un insuficientereconocimiento de la especificidad, elautogobierno y la capacidad de deci-sión vasca.

LA CONSTRUCCIÓN NACIONAL Y LAS DIS-TINTAS PERCEPCIONES DE LEGITIMIDAD

Asistimos a un enfrentamiento entre dosconstrucciones nacionales legítimas pe-

ro incapaces de armonizarse y preservarla estabilidad política general. O tal vezno se trate de una oposición entre cons-trucciones nacionales de igual valor mo-ral, sino de un conflicto entre una cons-trucción nacional liberal y otra construc-ción nacional iliberal. En cualquier caso,para lo que nos ocupa —que es buscar elmodo de impedir toda coartada ideoló-gica para los asesinatos y abordar de unavez por todas el problema de una con-sulta que permita dilucidar si la adhesióndel País Vasco al proyecto de la sociedadgeneral es explícita o renuente, y, en sucaso, qué peso tiene específicamente esarenuencia en el conjunto de la poblaciónvasca—, lo de menos es establecer unajerarquía de méritos en cuanto a la am-plitud de miras de las percepciones delegitimidad en liza.Pero, ¿qué es la construcción nacional?Lo primero que hay que decir es que noes lo que algunos dirigentes soberanis-tas han difundido, es decir, no es unproceso de autoafirmación nacional ve-rificado mediante la exclusión de los di-

sidentes políticos y dirigido a producirpor vía de los hechos consumados unesquema institucional obligatorio paralas personas que no se identifiquen conese proceso. Lo que sí es en cambio laconstrucción nacional, según Kymlickay los manuales de teoría política, es elhabitual proceso de afirmación societalde cualquier Estado o grupo nacionalmediante la utilización de institucionespúblicas y privadas que operan en unalengua compartida y fomentan un sen-tido de pertenencia e identidad común.Este proceso no tiene por qué relacio-narse necesariamente con proyectosetnicistas excluyentes, debido a que eshabitual en los Estados liberal democrá-ticos, a que, por ejemplo, la educaciónpública normalizada en una lenguacompartida es esencial para la igualdadde oportunidades entre los ciudadanos,y a que la solidaridad social necesariapara el funcionamiento del modernoEstado del bienestar requiere de unsentimiento de pertenencia a una enti-dad o proyecto compartido.

Es probablemente poco importante deter-minar si en el País Vasco estamos ante un«pueblo unido» o ante un grupo que seconsidera pueblo y que se cree unido. Locierto es que en cualquiera de los dos ca-sos el Estado de las autonomías corre elriesgo de fracasar en esacomunidad. La Constitu-ción como «modus proce-dendi», por usar la expre-sión de Schumpeter, no halogrado regular el conflictoentre las distintas concepciones de lo bueno.

Autodeterminación:¿veto o acomodo?

Tomás Fernández Aúz

Periodista. Filósofo.

“En cualquiercaso, también hayque tener encuenta que existenlímites paracualquier procesode construcciónnacional. Esoslímites quedandefinidos por losprincipiosliberales, queestipulan dos tiposde restriccionesclaras”

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Uno de los resultados de la construc-ción nacional es la creación de una«cultura societal», es decir, un grupohumano concentrado en un territorio,vinculado por una lengua común y be-neficiario de unas instituciones queoperan en esa lengua.Los modernos Estados liberales alber-gan por lo general varias culturas socie-tales de carácter pluralista, ya que di-fieren por su doctrina religiosa, su esti-lo de vida, el tipo de entorno o la prefe-rencia política.La construcción nacional de las mino-rías nacionales dentro de un Estado esen principio legítima, pues si la mayoríapuede adoptar un proyecto de cons-trucción nacional, ¿por qué no habríande poder hacerlo las minorías? Precisa-mente por su legitimidad obtienen lasgarantías de protección constitucionalque se concretan en el autogobierno yen la cooperación no subordinada entrelas instituciones periféricas y centrales.Desde la década de los setenta, y en to-do el mundo occidental, las democra-cias liberales han aprendido que el prin-cipio de autonomía individual puedeser difícil o imposible de desarrollar pa-ra aquellos grupos cuyos individuosconsideren que, para poder realizarse,les resulta imprescindible disponer deun cierto grado de reconocimiento ins-titucional y político de su cultura, sulengua y su identidad; de ahí que se ha-yan arbitrado políticas de protección delos derechos de estas minorías.En algunos casos, y particularmente enel vasco, el autogobierno parece resultarinsuficiente, ya que una cantidad inde-terminada de personas afirma no sentir-se a gusto a menos de que pueda optarlibremente por separarse, modificar elactual vínculo, o mantener el existente.Las elecciones autonómicas nos indicanque un 40% de la población vota no na-cionalista, un 5% vota independentista,y un 45% apoya a los nacionalistas. Loque no sabemos es qué porcentaje, den-tro de este último 45% opta por el se-paratismo. Por este motivo, una de las

primeras virtudes de una consulta sobreesta cuestión es que nos permitiría va-lorar el peso real de la voluntad de sece-sión (o de la voluntad de pertenencia)en el seno de la comunidad autónoma.Pero es obvio que hay problemas. Habi-da cuenta de que ese referéndum coin-cide con la principal reivindicación deETA, es claro que entre los obstáculospara ponerlo en práctica está el de noretribuir su violencia con lo que acasopudiera interpretarse como una claudi-cación.Creo, sin embargo, que ese obstáculo,sin carecer de importancia, puede sos-layarse si se tienen en cuenta dos cues-tiones: primera, que puede arbitrarsecon la precondición de un compromisode destrucción de las armas; y segunda,que en tal caso todas las partes puedenconsiderar que han logrado una razo-nable justificación de sus acciones (o,dicho de otro modo, que han logrado loque pudiera llamarse —teniendo encuenta su objetivo— una «salida dig-na»): el Estado por haber establecido laseguridad de todos sus ciudadanos porun medio legítimamente democrático,y los radicales, por no haber abandona-do su acción violenta sino hasta conse-guir voz explícita para todos cuantosafirman sentirse incómodos con la ac-tual Constitución. Debe tenerse encuenta que esta equiparación de los be-neficios respectivos no es una equipa-ración moral, sino una exposición lasventajas que movilizarían el interéspropio de las partes.En cualquier caso, también hay que te-ner en cuenta que existen límites paracualquier proceso de construcción na-cional. Esos límites quedan definidospor los principios liberales, que estipu-lan dos tipos de restricciones claras. Enprimer lugar, los grupos no pueden im-poner una identidad a quien no deseeadoptarla y han de garantizar que cual-quiera de sus miembros tenga un dere-cho efectivo a abandonar el grupo, asícomo a cuestionar o rechazar las tradi-ciones de su cultura sin sufrir perjuicio

ni merma de oportunidades. En segun-do lugar, los principios liberales recha-zan todo intento de limpieza étnica odiscriminación cultural, y vetan que sedespoje de su ciudadanía a las personaso que se violen los derechos humanos.En el caso de un Estado multinacionalcomo el español, es claro que han deconvivir simultáneamente varios proce-sos de construcción nacional y que elobjetivo general de la «descentraliza-ción» (o del actual casi-federalismo) esel logro de una estabilidad política en elEstado común y en las jurisdiccionesautonómicas.Pero esa estabilidad se hace imposibledebido a que, por un lado el Estadoquiere garantizar su unidad, y a que,por otro, la incomodidad o la convic-ción de muchos nacionalistas de que elautogobierno es imposible en el senodel Estado desafía esa unidad, plante-ando la posibilidad de la secesión, yproponiendo, como método de deci-sión, una consulta a la ciudadanía.Aunque el de autodeterminación seaposiblemente un término engañoso, laimportancia del nombre que demos a laconsulta es completamente secundaria.Los verdaderos problemas son otros, yentre ellos destacan los de definición,que sería necesario resolver antes depoder considerar la puesta en prácticade esa consulta (quién vota, dónde, cuáles la pregunta, cómo se respeta el prin-cipio de no imposición de proyecto a laminoría en caso de «empate técnico», aqué llamamos mayoría cualificada, et-cétera), pero dado que son problemasde procedimiento y no problemas de le-gitimidad, no voy a ocuparme aquí deesta cuestión,1 sino del hecho de queexista un deseo tan persistente en tan-tas personas en favor de una consultasobre la secesión o la participaciónigualitaria en el Estado.

EL PROBLEMA DE LA INESTABILIDAD

En materia de estabilidad, la primeraconstatación es que la existencia de un

“En primer lugar,los grupos nopueden imponeruna identidad aquien no deseeadoptarla y han degarantizar quecualquiera de susmiembros tengaun derechoefectivo aabandonar elgrupo, así como acuestionar orechazar lastradiciones de sucultura sin sufrirperjuicio ni mermade oportunidades.En segundo lugar,los principiosliberales rechazantodo intento delimpieza étnica odiscriminacióncultural, y vetanque se despoje desu ciudadanía alas personas o quese violen losderechoshumanos”

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Identidad nacional subjetiva de los vascos. Francisco José Llera. Euskobarómetro, noviembre de 2000.Publicado en REVISTA DE OCCIDENTE, mayo de 2001. Nº 241, pag. 98.

segundo lugar, la voluntad de pertenen-cia debe elucidarse en los casos polémi-cos mediante algún procedimiento dedecisión que permita valorarla: en estecaso la consulta propuesta.Dado que la voluntad de secesión, porincómoda que resulte para el Estado, noes ilegítima (porque ninguna pertenen-cia puede ser obligatoria), lo justo es ar-bitrar procedimientos jurídicos paraque ese derecho pueda ser ejercido, te-niendo en cuenta, además, que Españadebe tener la suficiente confianza en elproyecto que ofrece —de presencia enEuropa y el mundo, de espacio econó-mico y de integridad histórica— comopara no temer un rechazo mayoritario.Por consiguiente, no creo que el resul-tado de esos cambios fuera la desmem-bración del Estado, antes al contrario.En mi opinión, es el único modo de ga-rantizar simultáneamente la unidad y laseguridad, ya que en caso de arbitraruna vía de expresión explícita de la per-tenencia, dejaría de haber percepcionesde legitimidad contrapuestas. Sea como

fuere, lo cierto es que la secesión esmás una remota posibilidad que unaconsecuencia necesaria (al igual que latemible «reacción de secesiones en ca-dena»), y que lo inmediato y próximo eslograr un modelo de convivencia querespete los derechos básicos.En general, cuando se trata de abordarlos problemas de acomodo de las mino-rías nacionales, el Estado liberal aduce«neutralidad» respecto de valores, iden-tidades o preferencias culturales. Sinembargo, esa neutralidad es ilusoriaporque toda democracia liberal favore-ce una lengua y una cultura mayorita-ria por el simple hecho de estar consti-tuida por instituciones que operan endicha lengua y de requerir de sus ciuda-danos el aprendizaje de nociones de lahistoria y la cultura común.A medida que avanza la comprensiónde los principios liberales, esa imposibleneutralidad se contrarresta mediante elrespaldo constitucional y legal a otraslenguas y culturas que conviven en elEstado con la mayoritaria. Sin embargo,en el caso vasco, ese efecto de contra-peso, encaminado a producir una con-vivencia armónica e igualitaria, pese aincluir un amplio reconocimiento delderecho de autogobierno, se ha mos-trado insuficiente. Y ello porque, segúnlos propios nacionalistas, no reconoceel derecho a la explicitud del vínculoentre la minoría nacional y el Estado.Los nacionalistas de todas las tenden-cias y sus votantes manifiestan el deseode ver respetada su igualdad nacionalrespecto de la nación española, lo quesugiere un modelo federal más profun-do en el que puedan establecerse ga-rantías en ambos niveles de gobiernoque hagan inconstitucional la injeren-cia de cualquiera de ellos en la jurisdic-ción del otro.Desde luego, no hay ninguna garantíade que la adopción de las medidas parauna consulta sobre el vínculo jurídico-político entre España y el País Vasco (uotras comunidades autónomas) puedaevitar en último término la secesión. Y

deseo de secesión fuerte, duradero yextendido señala que, en España, el es-fuerzo estatal por lograr el acomodo delas minorías nacionales no ha tenidopleno éxito. Esto significa que el Estadono ha desarrollado medios efectivospara lograr esa acomodación, por loque parece claro que deberán concebir-se en el futuro medios más eficaces sise quiere amortiguar el peligro asocia-do a la secesión, esto es, el de la inesta-bilidad política, la violencia y la guerracivil que, históricamente, han acompa-ñado en todo el mundo a los procesossecesionistas (o independentistas).La consulta, o el referéndum de autode-terminación que unánimemente invo-can los nacionalistas me parece un me-dio efectivo para lograr esa estabilidad,por dos razones. En primer lugar, porquepara que haya estabilidad debe habervoluntad de pertenencia, y porque, casode no existir esa voluntad o de no darseen un número significativamente eleva-do de personas, lo lícito es procurarla,pero no imponerla. Por tal motivo, y en

“Desde luego, nohay ningunagarantía de que laadopción de lasmedidas para unaconsulta sobre elvínculo jurídico-político entreEspaña y el PaísVasco (u otrascomunidadesautónomas) puedaevitar en últimotérmino lasecesión. Y no lashay porque estetipo deinestabilidad nopuede suprimirse,sino acomodarse.Lo que sí hay esuna razonableexpectativa de quelo que se verifiquesea la adhesión yno el rechazo”

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no las hay porque este tipo de inestabi-lidad no puede suprimirse, sino acomo-darse. Lo que sí hay es una razonableexpectativa de que lo que se verifiquesea la adhesión y no el rechazo.Tampoco es posible obviar o soportarde manera indefinida la situación pre-sente. En primer lugar, porque es obli-gación de la política y del Estado deDerecho proteger la vida y los bienesde sus ciudadanos; en segundo lugar,porque no estamos ante una voluntadpasajera sino ante un deseo perdura-ble; en tercer lugar, porque, en mi opi-nión, la única garantía válida (con lasrestricciones de rigor en todo lo rela-cionado con procesos de decisión) es laderivada de una conformidad expresa;y en último lugar, porque a pesar detodas las zozobras no es posible, niconstructivo, atrincherarnos en un«nosotros contra ellos», pues de esemodo no sólo permitimos que la su-blevación que nos producen los asesi-natos de ETA nos confine a perpetui-dad en un maniqueísmo improductivo,sino que reproducimos el modelo de«choque» que tanto parece halagar losoídos de los menos razonables.

LA EXIGENCIA DE RECIPROCIDAD

Lo que sí debe recordarse a los naciona-listas, con independencia de si se cele-bra o no la consulta, y en cualquier ca-so en tanto ésta no se verifique, es quelos principios liberales y el marco auto-nómico definen el deber político de in-tegrar de forma igualitaria a todos losciudadanos, al margen de su referenciaidentitaria, cultural o lingüística. Y esaintegración, además de exigir el empleodecidido de todos los medios legalespara combatir el terrorismo, y de recla-mar la cooperación total del gobiernodemocrático vasco con el gobierno de-mocrático del Estado, demanda tam-bién un acceso igual a la función públi-ca y a las instituciones que dependendel Gobierno Vasco. La petición de li-bertad es de doble recorrido. Es decir, latentación iliberal de impedir las dife-rencias culturales o la expresión de laparticularidad lingüística de “la mino-ría” no nacionalista debe estar sujetaentre los nacionalistas al mismo proce-so de liberalización que ha permitido elejercicio de sus propios derechos comominoría estatal.

Y este proceso de «desencialización» delcomponente lingüístico, cultural eidentitario que sí ha realizado la socie-dad hispanófona mayoritaria en el Es-tado debe ser promovido desde el Go-bierno Vasco no sólo con el fin de pro-teger los derechos de la minoría no na-cionalista en el ámbito autonómico, si-no con el de propiciar un clima de mu-tuo respeto capaz de favorecer la justi-cia etnocultural que tanto se reclama.En efecto, si la secesión no es ilegítimaporque la voluntad de pertenencia noes obligatoria, lo mismo se habrá deaplicar a la minoría mayoritaria vasca,lo que exige evitar la imposición coerci-tiva de una identidad nacional en laque esa minoría no se reconoce o quedesea cuestionar y matizar.La reciprocidad no es sólo un acto decoherencia, es un acto de dignidad. Ycomo tal incluye la no asociación de lapertenencia al grupo con nociones sa-cralizadas de raza, etnia o identidad, elrespeto al uso de la lengua común de laminoría, el reconocimiento del derechode los no nacionalistas a establecer o adisfrutar de instituciones que operen endicha lengua, la tolerancia de las festivi-dades y símbolos significativos para esacultura sin prohibición ni represalia, y elderecho a asociarse políticamente conlibertad e igualdad de oportunidades endefensa de su autoafirmación legítimacomo minoría en el País Vasco.

1 Para un examen de las dificultades rela-cionadas con esa consulta, véase mi artí-culo «De la rabia a la razón», en Razonescontra la violencia, págs. 84-86, Bakeaz,Bilbao, 1999.

[…] si la secesión no es ilegítima porque lavoluntad de pertenencia no es obligatoria, lo

mismo se habrá de aplicar a la minoría mayoritariavasca, lo que exige evitar la imposición coercitiva

de una identidad nacional en la que esa minoría nose reconoce o que desea cuestionar y matizar.

La reciprocidad no es sólo un acto de coherencia,es un acto de dignidad.

‘‘“Y esa integración,además de exigirel empleo decididode todos losmedios legalespara combatir elterrorismo, y dereclamar lacooperación totaldel gobiernodemocráticovasco con elgobiernodemocrático delEstado, demandatambién un accesoigual a la funciónpública y a lasinstituciones quedependen delGobierno Vasco”

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En 1973, en Estocolmohubo un asalto a un

banco. Los delincuentes tu-vieron a los empleados co-mo rehenes durante variosdías. En el momento de la li-beración una de las rehenesy uno de sus captores se be-saban. Este hecho bautizócomo “Síndrome de Estocol-mo” conductas que de-muestran afecto entre loscaptores y sus rehenes.Algo similar sucede con una buena par-te de la ciudadanía vasca. Está secues-trada y padece un síndrome de Estocol-mo colectivo. Ese miedo generalizado en los ciudada-nos comunes, se extiende a sus familia-res y allegados, paulatinamente les lle-

va a comportarse como sus secuestra-dores esperan de ellos, estableciéndoseun sometimiento voluntario primeropara transformarse en un sentimientode agradecimiento y hasta de afectopor sus secuestradores, algo incons-ciente que genera esta empatía por elhecho de que las víctimas llegan a cre-er que no les han dañado y por tanto,son “buenos”. Las víctimas del secuestroson afectadas emocionalmente en esteproceso, ya que el secuestro es una unamuerte suspendida.

Dada la frecuencia y duración de laanómala situación del País Vasco, don-de los secuestradores de personas, ideasy libertades recuerdan periódicamentesu capacidad de dañar con el asesinatode un ciudadano o varios, bien en laCAV, bien fuera de ésta, el síndrome au-menta, coadyuvado por los constantesy sutiles mensajes de políticos naciona-listas sobre el terrible destino que co-rrerían los vascos en el caso de no go-bernar ellos, amigos de los secuestrado-res físicos y ejecutores de sentencias,convenciendo a la ciudadanía de que esbueno estar con ellos para contar conun seguro de vida. Y cuídese el ciudadano de volver la vis-ta hacia el enemigo, en el que convier-ten precisamente a quienes pueden li-brar del miedo, del secuestro y a mu-chos de la muerte: los demócratas quese oponen al régimen de terror. El de-mócrata se convierte en el enemigoimaginario que toma cuerpo cuando lossecuestrados se convencen de que todoel que se oponga a las exigencias nacio-nalistas, al pago del rescate, pone susvidas y haciendas en peligro.Por eso tantos ciudadanos abogan porel “diálogo”, como la panacea que solu-cionará el conflicto. Un conflicto que

siendo inexistente, prefabricado, sosla-ya el auténtico: el secuestro de las li-bertades de los ciudadanos que se opo-nen a someterse a los secuestradores,quienes no son víctimas del síndromede Estocolmo porque sus ideas estánclaramente diferenciadas de las dequienes pretenden sojuzgarles y sonconscientes de que ceder al chantaje, apagar como rescate para terminar conel terror legalizar el secuestro masivo,por encima de leyes y derechos huma-nos, es la demolición de la democracia.

Son los ciudadanos que se enfrentan cí-vica y activamente a la mafia organiza-da. Con la rebelión, la resistencia y la pa-labra. Con la denuncia de las actuacio-nes caciquiles y segregacionistas deunos partidos que forman un gobiernoque debería gobernar teniendo en cuen-ta a todos los ciudadanos, no sólo, comohasta ahora, a sus adeptos nacionalistas,por lo que queda deslegitimado.En varios frentes, con diversas estrate-gias que aplica según el momento co-yuntural, el Movimiento Liberticida Na-cional Vasco unas veces actúa recu-rriendo a la mal llamada kale borroka,terrorismo indiscriminado que tomapueblos y zonas de ciudades para repe-tir la “noche de los cristales rotos” delos nazis. Otras muchas, el terror eligeselectivamente a la víctima, la asesinapara sembrar el miedo y la inseguridaden un sector determinado (los últimos,en la judicatura, en la persona de JoséMaría Lidón y en la Ertzaintza con elasesinato de Ana Isabel Aróstegui y Ja-vier Mijangos). Ante esta barbarie ¿quéclase de paz nos ofrecen algunos? ¿quéclase de conferencia de paz ofrece porejemplo Elkarri pretendiendo mediarcon una ETA conculcadora de los máselementales derechos humanos?¿Cuándo entenderán que la equidistan-cia no es la justicia, tan sólo es el me-dio, y que el pretender dar parte de larazón a los fanáticos deriva en la com-plicidad con sus medios perversos y fi-nes contaminados? Mientras en nuestros pueblos y ciuda-des, doliendo en unos o sin que se due-lan las conciencias, se celebran actos

¿Síndrome de Estocolmoen la ciudadanía?

“El demócrata seconvierte en elenemigoimaginario quetoma cuerpocuando lossecuestrados seconvencen de quetodo el que seoponga a lasexigenciasnacionalistas, alpago del rescate,pone sus vidas yhaciendas enpeligro”

Yolanda Salanova

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Opinión

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multitudinarios con la parafernaliaconsabida. Multitudes al aire libre escu-chan por megafonía las arengas de losespecialistas de la perversión del len-guaje. Miles de ikurriñas flamean y sue-nan himnos y cánticos enardecedores La conocida táctica napoleónica dearengar a los soldados cuyo destino erala muerte (“cada soldado lleva en sumochila el bastón de mariscal”) seemula, elevando poco menos que a lasupremacía humana y social el hechode ser ‘verdaderos vascos, patriotas,gudaris que luchan por la libertad delpueblo vasco oprimido por las poten-cias colonizadoras, Francia y, sobre to-do España.’Llega a tal extremo la perversión que lasvíctimas acaban aliándose a sus victi-marios, asumiendo el deber de luchar,apoyar y defender a sus secuestradores.Y se afilian a los partidos nacionalistaso les entregan su voto como una cartablanca. A fuerza de ejercer el victimis-mo, todos quedan convertidos en vícti-mas del “estado opresor”.Los órganos de propaganda no descuidanun solo detalle para seguir alimentandoel status quo que han creado, premiando,como demostración de la bondad del ré-gimen nazionalista, a sus adeptos: la le-galización de corruptelas y el nepotismo,ingredientes básicos de toda dictadura.Los otros, los vascos domesticados co-mo llaman a quienes no se venden alnacionalismo, a quienes luchan por laslibertades, como personas y ciudada-nos, son demonizados, vascos traidoreso, como mínimo, extranjeros, maketos(supongo que Arana quería decir “me-tekos”, extranjeros en la antigua Grecia,con derecho a vivir y comerciar en te-rritorio griego, pero no a votar ni parti-cipar en política).En la Declaración Universal de los Dere-chos Humanos, los artículos 1, 3, 5 y 9señalan que el secuestro constituye unaviolación a los derechos humanos, queatenta contra la libertad, integridad ytranquilidad de las personas víctimasdel delito.

Pero es que no sólo se trata de un se-cuestro colectivo, con intereses en unoscasos, síndrome de Estocolmo en mu-chos y consciente de la dictadura, me-dia población vasca; se trata, medianteel secuestro de las libertades, amparán-dose en leyes que ellos mismos trans-greden y aprovechan según la conve-niencia, de derrocar el estado de dere-cho para implantar una dictadura gol-pista exigiendo, con el chantaje y el se-cuestro colectivo de gran parte de laciudadanía, que la ley se adecúe a suspretensiones (una independencia quevenden como idílica), o a saltársela unavez más sin que haya consecuenciasprácticas en la aplicación de las leyesque nos hemos dado los españoles, in-cluidos los vascos, aunque lo nieguenfarisaicamente los burukides de turno.Los sociólogos y sicólogos deberíananalizar en el caso de la CAV, el inquie-tante comportamiento colectivo, refle-jado en mediciones de opinión, de unapoblación que de forma reiterada en losúltimos años cuenta con ciudadanosque se declaran abiertamente seguido-res de opciones políticas marcadas porel caudillismo, el autoritarismo, la ame-naza, el terror y el asesinato.

Por otra parte, una mayoría estimada enalrededor del 50% que no reaccionahasta hoy de forma organizada o es in-diferente a los desmanes, atropellos, vi-cios y errores de la clase política gober-nante, producto, por una parte, del mie-do a los secuestradores (la Mafia Nacio-nalista Liberticida Vasca), de no sentirserepresentados ni defendidos por un go-bierno, el vasco, identificado exclusiva-mente con los nacionalistas excluyendoa quienes no lo son, y no sólo eso, se in-funde el odio más atroz, en el entrama-do nacionalista, a todo lo que sea o sue-ne a español, tal es así que se ha erradi-cado el nombre de España y cualquierade sus derivados para convertirlos en in-sultos o motivo de vergüenza ante losdominadores, si no de segregación. Quienes estamos comprometidos con lalibertad, con la erradicación del estadode excepción terrorista, con la consecu-ción de una alternativa política, debe-mos perseverar en el reagrupamientode esa mayoría silenciosa de ciudada-nos, para recuperar la libertad y la jus-ticia del cepo nacionalista etnicista. En-cabezar una lucha cívica y política, quecon visión incluyente incorpore las me-jores propuestas de un modelo de desa-rrollo sostenible, que coloque al ser hu-mano como eje del ejercicio de las li-bertades, de las que emanan las colec-tivas, basadas siempre en la justicia.

Y de ello deben tomar bue-na nota los responsables delgobierno de España, que nopueden ni deben dejar al so-caire de las pretensiones se-cesionistas el destino de losciudadanos sojuzgados, lademocracia y el estado dederecho garante de las li-bertades. Porque resultaríaterrible si se extendieratambién entre ellos el sín-drome de Estocolmo.

“Los sociólogos ysicólogos deberíananalizar en el casode la CAV, elinquietantecomportamientocolectivo,reflejado enmediciones deopinión, de unapoblación que deforma reiterada enlos últimos añoscuenta conciudadanos que sedeclaranabiertamenteseguidores deopciones políticasmarcadas por elcaudillismo, elautoritarismo, laamenaza, el terrory el asesinato”

Carlos Acosta: “El precio de la libertad en el País Vasco”.

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«Quien firma la convocatoria de Elkarridebe tener al menos la gallardía de re-conocer que está por el cambio de pazpor territorios, de paz por soberaníavasca». Hay políticos que han saltadode la solución GAL a la salida Elkarri.Siempre de buena fe. En su día defen-dieron la «guerra sucia» como única for-ma de derrotar el terrorismo y ahora es-tán por la manipulación de la Constitu-ción y el diálogo con los terroristas. Hanpasado de justificar las torturas que lle-varon a la muerte a Lasa y Zabala apactar las condiciones de paz con Iñakide Rentería. Alguno hay que se inven-tó el atajo del terrorismo de Estado yahora alienta salidas como la que pro-pone Elkarri, brazo largo del PNV. Siem-pre de buena fe. ¿Quiero decir con estoque «todos» los que han firmado la con-vocatoria de la conferencia de Elkarri(en el País Vasco, en Madrid o en Barce-lona) han saltado de aquella solución«sucia» de los años ochenta a esta otra?En absoluto. Lo que quiero decir es quela falta de lucidez, y a veces de moral,puede llevar a soluciones tan distintascomo son la de los GAL y la que propo-ne Elkarri. Un falso sentido de la efica-cia, el desconocimiento de los objetivosdel terrorismo, la infravaloración del Es-tado mismo, pueden llevar a una mismapersona a propugnar un día la guerrasucia y otro día a defender la vía de la

negociación. Ayer creyeron que salva-ban la Constitución allanando derechos,garantías, pagando asesinos; hoy creenque pueden conseguir la paz forzandola Constitución o sencillamente cam-biándola. Con los GAL sacrificaron la le-galidad, con Elkarri sacrifican el Estado.Quienes acuden a la cita de Elkarri seamparan en razones de «buena fe» y ha-cen gala de apertura de espíritu, de libe-ralismo, de generosidad. Un cantar queno viene a cuento en política y, aún me-nos, en materia tan delicada. Lo que im-porta aquí es la trascendencia objetivadel compromiso político que suponeapoyar las tesis de Elkarri. En este senti-do, el que está con Elkarri está con el

PNV. Y cuando se está con éste no se es-tá a medias o a ratos. El que comparte lapolítica del PNV se enfrenta de hecho alPacto Antiterrorista, se declara partida-rio de la reforma de la Constitución y dela liquidación del Estatuto, defiende lanecesidad de consultar al «pueblo vas-co» sobre las relaciones entre el PaísVasco y el Estado, participa de la idea deEuskal Herría frente a las realidades es-pañola y francesa... Quien firma la con-vocatoria de Elkarri debe tener al menosla gallardía de reconocer que está por elcambio de paz por territorios, de paz porsoberanía vasca. Elkarri es una vía queexcluye otras. Si se está por la opción El-karri, se está por la mesa redonda conlos terroristas. Cuando uno acepta la in-vitación de Elkarri acepta que el terro-rismo es consecuencia de unas históri-cas relaciones de violencia. El que apoyala convocatoria de Elkarri está firmandouna política alternativa a la «constitu-cionalista», esto es, a la que presentaronen las últimaselecciones autonómicas vascas los can-didatos del PP y del PSOE, y colectivoscomo «Basta ya» o como el «ForoErmua». En unos momentos como es-tos, cuando los dos grandes partidos es-tán dando la batalla en el Parlamentoeuropeo contra Batasuna y sus conni-vencias con ETA; cuando se está inten-tando definir la figura del terrorista detal modo que todos los miembros de laUnión Europea compartan los criterioslegales en su persecución; cuando losEjecutivos español y norteamericanoestán definiendo una estrategia antite-rrorista común, la conferencia de Elka-rri es un balón de oxígeno para el lábil yequívoco mundo nacionalista en el quela contraposición de los medios nuncaoculta la identificación en los objetivos.En el caso de Elkarri el equívoco con elque se juega tiene que ver con algo tanviscoso como es la «buena fe», el deseode alcanzar la paz sin tener que afron-tar moralmente el protagonismo de loshechos, ya se trate de los métodos o delos fines.

César Alonso de los Ríos

Periodista

Elkarri y elcamino de la paz

por la secesión

“Con los GALsacrificaron lalegalidad, conElkarri sacrificanel Estado. Quienesacuden a la citade Elkarri seamparan enrazones de «buenafe» y hacen galade apertura deespíritu, deliberalismo, degenerosidad. Uncantar que noviene a cuento enpolítica y, aúnmenos, en materiatan delicada”

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La Fundación José Ortega y Gassetse ideó hace más de un cuarto desiglo, en Inglaterra, en un hotelito

—llamado Studley Priory— cerca de Ox-ford, donde se reunieron, además de al-gunos españoles, otros profesores in-gleses, americanos, argentinos y mexi-canos. Pocos pero variados. Este espíri-tu internacional que animó su creaciónse ha mantenido como vocación y per-severado en la realidad. A pesar de lamodestia de nuestra institución, apro-ximadamente el 40% de su profesora-do no tiene nacionalidad española (nodigo extranjera porque el pasaporte noes un requisito académico razonable). Ycasi la mitad de su alumnado de post-grado procede de unos veintitantospaíses. Como no podía ser menos, estavariedad tiene su reflejo en que aquí secobijan para el debate, la docencia y lainvestigación gentes de posturas políti-cas muy diversas. Eso sí, políticamentehablando, llevamos el pie cambiado:para decirlo rápidamente, aquí los que

entran salen y los que salen entran. Es-to es, durante los años 80 y 90 tenía-mos más gente, digamos, afines al Par-tido Popular o al Radical (para traducir-lo en argentino) y ahora, en cambio, te-nemos bastantes profesores de unacierta orientación socialista, justicialistao priísta -todo, claro, medido en suavesy moderados términos académicos. Unhecho que se me antoja funcional y ci-vilizado. Aquí, naturalmente también,se tratan temas políticos pero esta ins-titución nunca ha tomado posturas po-líticas —que es otra cosa— precisamen-te para que todos pudieran sentirse có-modos en la casa. Y así ha sido.Por ello, me siento obligado ante patro-nos, docentes y estudiantes de la Fun-dación a justificar este acto. Aunque nocreo que, con el mismo, hayamos viola-do esa regla no escrita de la institución.Porque entiendo que este acto de ho-menaje y apoyo es una afirmación pre-política. Pre-política, precisamente enel sentido orteguiano del término ytambién en el sentido y clima en queinstituciones como ésta viven y sobrevi-ven. Intentaré argumentarlo —justifi-carlo— brevemente.Pongamos un ejemplo. En Puerto Banús(término de Marbella, provincia de Mála-ga) puede contemplarse una columna demás pretensiones que porte clásico quesostiene a un atlante. El capitel, supues-tamente jónico, tiene las volutas al revésy la figura que alza es casi de mayor ta-maño que el fuste. Sabido es que el señorGil ha ganado en sucesivas elecciones a la

alcaldía por más del 60%. Dicha victoriale ha concedido legítimamente el podermunicipal y el derecho a dedicar algúnesfuerzo y dinero de los contribuyentes ala construcción de dicho monumento.Nada menos que a eso. Pero tampoco na-da más. Esa legitimidad de gobierno y depoder disponer del presupuesto no colo-can las volutas al derecho ni hacen reco-brar a la figura que sustentan las propor-ciones clásicas en relación al fuste. Porqueeso —la estética— no se vota. Y como de-cían los antiguos que “nulla etica sine es-tetica”, tampoco la votación garantiza,entre otras muchas cosas, la ética de unadeterminada postura política; si acaso lapresupone. Entiendo que esa —y no otra— es la interpretación democrática de “LaRebelión de las Masas”, como no hacetanto nos supo explicar el profesor Tho-mas Mermall, norteamericano quizá nopor casualidad. En otras palabras —las delos founding fathers— la democracia, de-cía Madison, se modera con la república—que no es otra cosa sino el conjunto delos derechos de los ciudadanos indivi-dualmente considerados. El voto elige ylegitima un gobierno, que es su propósitoy objetivo. No sobra; pero basta con eso.Una noción extensiva y abusiva del con-trato de votación degrada el entorno ytermina por erosionar la propia democra-cia, al menos la democracia liberal y par-lamentaria “de los modernos”. Porque si sevulgariza la noción del voto, si se rompensus límites, no tendríamos una eleccióndemocrática sino una votación plebiscita-ria: el autócrata con votos, como temían

Los derechos no se votan, se ejercen*

José Varela Ortega

Catedrático de Historia Contemporánea. Vicepresidente de la Fundación Ortega y Gasset.

“Porque eso —laestética— no sevota. Y comodecían losantiguos que“nulla etica sineestetica”, tampocola votacióngarantiza, entreotras muchascosas, la ética deuna determinadapostura política”

“[…] lademocracia, decíaMadison, semodera con larepública —queno es otra cosasino el conjunto delos derechos delos ciudadanosindividualmenteconsiderados”

* Durante el homenaje a Fernando Savater, en el Instituto Ortega yGasset.

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Constant y Tocqueville —de quienes porcierto, y quizá tampoco por casualidad,hemos heredado del despacho particularde nuestro titular dos pequeños retratitos.Desde una noción ilimitada del voto, ter-minaríamos por pensar que nuestros de-rechos fundamentales e individualestambién se votan y que los hemos dele-gado en nuestros representantes políticospara que, por ejemplo, estos los discutan,trafiquen o trampeen con Josu Ternera—de cuyos principios fundamentalesabrigamos ciertas dudas razonables—.El debate no es nuevo ni el ejemplo dela columna jónica tan inocuo como pu-diera parecer. Tiene su relevancia y laidea ilimitada del voto graves implica-ciones que afectan a derechos funda-mentales. En 1875 andaba el partidomoderado a la caza del poder con ban-dera de la “unidad católica”; es decir, laprohibición de todo culto no católico.Cánovas se oponía apostando por unarestauración conciliadora que, en lugarde marginar, integrara al partido pro-gresista en el nuevo régimen. Por lamisma razón, había decidido mantenerprovisionalmente la Constitución de-mocrática de 1869 como principio delegalidad. Y en ese punto precisamenteencontró la curia romana —que respal-daba a los moderados y reclamaba launidad católica— una contradiccióncon la que armar su argucia: el nunciopropuso que el pleito religioso se some-tiera a un referéndum democrático se-gún la ley de sufragio universal mascu-lino derivada de la Constitución de1869. La contestación de los liberalescanovistas fue entonces lapidaria y re-sulta hoy aleccionadora a los efectos denuestro argumento: “los derechos no sevotan, se ejercen en libertad”. Esta idea de los límites de la soberaníapopular es bastante central en nuestro

modelo de convivencia democráticadesde sus orígenes. Mejor dicho, está enel origen mismo de la democracia mo-derna y en el pleito entre los colonosamericanos y el parlamento inglés. De laidea de Hugo Grocio que “la omnipo-tencia no es posible”, derivaron los pri-meros demócratas la afirmación que elparlamento no tenía soberanía para in-tervenir ni interferir sus derechos funda-mentales. “Ni siquiera Dios puede hacerverdadero aquello que es falso”, sostení-an los americanos; o, en nuestro ejemplomás modesto, ni siquiera el 60% de losvotantes pueden restaurar las medidasaúreas de una columna jónica. Por lasmismas, escribía Burke hace como dossiglos que su pleito intelectual con losrevolucionarios franceses no estaba tan-to en los programas como en la nociónque equiparaba y confundía la bondadrelativa y limitada de una propuesta po-lítica con la verdad y certeza de un ra-zonamiento, que no es lo mismo. Entre otros muchos, Fernando Savaterha perdido la elección. Pero no la razón.Simplemente, porque su razonamiento,su análisis de una determinada situaciónpolítica no se votaba. Es otra cosa. Laselecciones confirman o cambian un go-bierno. Pero no cambian la radiografía deuna determinada realidad: la de la pavo-rosa revolución totalitaria que está es-trangulando la libertad del País Vasco,como los sucesos de Vergara, posterioresa la elección pero recientes, han demos-trado. Fernando Savater ha exigido con

sistemática gallardía que se respeten susderechos fundamentales: el derecho aque su vida, nuestras vidas no se veanamenazadas ni nuestra libertad secues-trada. Y esos derechos tampoco se vota-ron el pasado 13 de mayo porque no sonde ningún gobierno, no son delegablesen ningún parlamento. Son preconstitu-cionales. Son nuestros. De cada uno denosotros. Su garantía es lo que hace po-sible la discrepancia, sostiene la toleran-cia, articula las minorías y permite la al-ternancia. Y, claro, sin alternancia, sin al-ternativa puede haber votación, pero nohabrá elección y, sin ella, tampoco habrádemocracia. Votaciones ha habido en to-do el territorio de la Comunidad Autóno-ma; elecciones, sólo en aquellos lugaresdonde la alternativa —aun cuando escol-tada para no ser masacrada— ha podidohacer explícita su presencia. Son, pues,los límites del voto quienes prestan con-tenido democrático al sufragio, los dere-chos reconocidos que no votados pero,de cuyo ejercicio garantizado, una vota-ción adquiere el rango de elección. ¿Quéotra cosa más que debatir entre alterna-tivas hacemos en estas instituciones?Instituciones como la nuestra viven alabrigo de esos derechos fundamentales.Sin ellos, no sobreviven.Por eso nos parece ajustado y debidohomenajear hoy en esta casa a una per-sonalidad que ha defendido unas ideaspre-políticas que hacen posible nuestraexistencia como ciudadanos y nuestrapervivencia como institución.

“De la idea deHugo Grocio que‘la omnipotenciano es posible’,derivaron losprimerosdemócratas laafirmación que elparlamento notenía soberaníapara intervenir niinterferir susderechosfundamentales.“Ni siquiera Diospuede hacerverdadero aquelloque es falso”,sostenían losamericanos; o, ennuestro ejemplomás modesto, nisiquiera el 60% delos votantespueden restaurarlas medidasaúreas de unacolumna jónica”

“Son, pues, loslímites del votoquienes prestancontenidodemocrático alsufragio, losderechosreconocidos queno votados pero,de cuyo ejerciciogarantizado, unavotación adquiereel rango deelección”

[…] que se respeten sus derechos fundamentales: el derecho a que su vida, nuestras vidas no se veanamenazadas ni nuestra libertad secuestrada. Y esosderechos tampoco se votaron el pasado 13 de mayoporque no son de ningún gobierno, no son delegablesen ningún parlamento. Son preconstitucionales. Son nuestros. De cada uno de nosotros. Su garantíaes lo que hace posible la discrepancia, sostiene latolerancia, articula las minorías y permite la alternancia

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Crónicas desde mi caserío

Crónicas desde mi caserío. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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por Diego

Pero es que la cuestión no essólo ganar, sino exigir que se respeten las reglas de juego —contestó Jaime Belarri, el capitán—.‘ ‘

Fernando Rubio

El Derby Vasco: partido de vuelta

El resultado del último partido en-tre el Atlético Nacionalista y laDeportiva Constitución no podía

haber sido más caótico: varios muertosentre seguidores y jugadores deporti-vistas y un periodista herido grave, to-dos a manos de los seguidores atléticosmás exaltados, como se informó en lacrónica anterior.Se acercaba la fecha del partido de vuel-ta y en el vestuario deportivista se bara-jaba la idea de pedir la suspensión, entanto durase la situación de violencia.– Deberíamos jugarlo —decían algunos—.

Aún jugando ellos con ventaja ya les he-mos ganado otras veces, como en elcampeonato de Álava y en el de Vitoria.– Pero es que la cuestión no es sólo ga-nar, sino exigir que se respeten las re-glas de juego —contestó Jaime Belarri,el capitán—.– Eso es cierto —dijo una mayoría—.Sin embargo, a Ramón Palacio, el late-ral izquierdo, le parecía que el partidose debía jugar a toda costa, pese a laviolencia. Pensaba que cediendo, unavez más, poco a poco, se les podría con-vencer para que se respetasen las reglas

de juego. Por la puerta de atrás salióhacia el vestuario del Atlético Naciona-lista. Después de contarles los planes desuspensión, les ofreció un pacto paraseguir jugando el campeonato.Los atléticos alertados de la posibilidadde no jugar el partido y, por tanto, deno ganar el campeonato, decidieronque había llegado el momento que es-taban esperando. Abandonarían el cam-peonato y organizarían otro en el quesólo pudieran jugar el Atlético Naciona-lista y sus equipos filiales. Así tendríanla victoria asegurada y... para siempre. Oal menos eso creían ellos. Entonces, Ra-món Palacio, pensando que ya no po-dría jugar más, pidió ingresar en el club,pero el capitán atlético le contestó: Unabertzale no ficha a traidores.

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Educación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

128Educación

En La Henriada, Voltaire define el fanatismocomo el principal enemigo de la libertad. Esuno de los primeros defensores de su carácterpseudo-profético, de su impostura, y lo asociaal fanatísmo patriótico. Freud en Psicología delas masas y análisis del yo, habla de la ideolo-gía como un fenómeno de masas. Una sumade individuos que ponen un solo y único obje-to en el lugar del Ideal del Yo. Un Ideal al queel sujeto tiende a identificarse, que suscita pa-siones, y que constituye un aspecto importan-te de la identidad humana.Sin embargo, existen casos en los que la ideología tomapara ciertas personas un matiz diferente, desembocandoen el fanatismo. Aquí las pasiones, pasarían a ser pasionesdesmesuradas que no admiten dudas, basadas en unacreencia sin matices, sin tolerancia ni posibilidad algunade disentir. Integrismos, sectas, guerras religiosas, guerrasciviles fratricidas y terrorismo estarían incluidas en estemodelo, despegándose de la ideología, aspecto importan-te de la identidad de la persona, y que marca la dife-rencia con el otro, similar pero no idéntico a uno mismo.El fenómeno de masas que acarrea consigo la ideologíafanática, consiste en la implicación de individuos queaún no siendo fanáticos, ni tenidos en cuenta como ta-les, dan su acuerdo mediante una cercanía ideológica amovimientos que pueden ir hasta la exaltación de laviolencia. En estos casos, la ideología fanática, señala elIdeal al que los adeptos deben de someterse.Un individuo aislado en un conjunto humano, trata deasimilarse a él, de hacerse admitir adhiriéndose a la ideo-logía dominante aún con el riesgo de disolver en ella supropia identidad. Desde el momento en el que es asimi-lado por el conjunto de la ideología imperante, es el gru-po quien le otorga una nueva identidad que sustituye asu identidad perdida. Necesita fusionarse con el grupo delque se siente aislado, que le acoge y para demostrarle sulealtad incondicional, ha de acatar y cumplir sus normascon más vehemencia y ahínco que si hubiera pertenecidoa dicho colectivo por nacimiento e ideología familiar. La ideología fanática y la adhesión a ésta, permite odiarsin culpas. Todo conflicto psíquico es negado, ya que el

que no comparte la ideología del grupoes el que representa al mal, y por lo tan-to reo de pena capital si no renuncia asu error y se adhiere a ésta. No puedepasarnos por alto la noticia de un ser-bio linchado por un grupo de albano-kosovares el día en que se celebraba laindependencia de Albania – La fiesta dela bandera - . Así mismo, esto nos llevaa pensar en las guerras civiles, en lascuales, individuos de una misma familiase enfrentan y se matan en función deuna ideología que borra los afectos, asícomo las señas de identidad, tanto per-sonales como familiares a favor de lapertenencia fanática al grupo.La ideología fanática se mantiene me-diante la identificación a un Ideal co-lectivo, mediante la estricta vigilanciaque los miembros del grupo desplieganlos unos sobre los otros, ya que en ellose juega la persistencia del propio nú-cleo ideológico como tal en virtud de supacto de sociedad secreta, y sobre todomediante el terror a ser excluido del co-lectivo y sufrir la herida narcisista deverse tratado como traidor. El excluidosiente que fuera del grupo ya no es na-die, ya que su propia identidad se ha di-luido en la identidad colectiva.Lo individuos fanáticos adolecen deuna gran fragilidad narcisista, motivopor el que se adhieren a la ideología co-lectiva, que les libra del terror a plante-arse las diferencias individuales así co-mo la dependencia del otro, defendien-

do dicha ideología fanática si fuera ne-cesario incluso con su vida —ya quehasta la propia vida pierde su valor—frente al riesgo que comporta la visióndel otro al que solo puede considerarcomo enemigo, que necesita negar co-mo persona diferente, ya que la solaposibilidad de percibir al otro con suidentidad personal, implica la necesidadde la aceptación de las diferencias. Deahí la rigidez que obliga al individuo fa-nático a la constante reafirmación desus creencias. Su Ideal no permite fisu-ras. No puede permitirse la duda, ya queésta le destruiría. Su único aporte nar-cisista es el sentimiento de pertenenciaal grupo, que le distingue del odiadoafuera reconociéndole como a uno delos suyos, como a un elegido.El fanatismo ha existido siempre, el fa-natismo existe y seguirá existiendo por-que es una enfermedad. Una enfer-medad del Ideal; una enfermedad delnarcisismo. Pero, ¿por qué en determi-nados momentos cobra un mayor augey prende en la sociedad? Quizá, porqueel momento social lo favorece.

Esa es la responsabilidad que atodos nos atañe. Denunciar el fa-natismo ahí donde se encuentrey tratar de que esta enfermedadsocial no destruya lo que contanta dificultad se ha ido consti-tuyendo como proceso democrá-tico defensor de la libertad.

Isabel Usobiaga

Psicoanalista y psicosomatóloga en Bilbao y Profesora en el Hospital Pierre Marty de Paris “El fanatismo ha

existido siempre,el fanatismo

existe y seguiráexistiendo

porque es unaenfermedad.

Una enfermedaddel Ideal”

El principal enemigo de la libertad

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Educación

Educación. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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Uno de los rasgos distintivos de losconstructos nacionalistas es el con-

trol de la educación y el adoctrinamiento. Los llamados tan machaconamente“procesos” de construcción nacional im-plican una sistemática socialización dela ciudadanía para que a lo largo de losaños, de forma latente, se vaya creandoun determinado y acrítico subconscien-te colectivo.

Para ello, un instrumento fundamentales el uso perverso y adulterado del len-guaje. Se dice que el lenguaje es poder, yaquellos que consiguen crear una se-mántica con unos contenidos claramen-te asociados a la idea secesionista pro-vocan una situación de estímulo-res-puesta que va creando una aculturaciónclaramente condicionada; y las transfor-maciones subsiguientes de dicho sub-consciente colectivo. Otro instrumentoes el de la enseñanza. Evito el términoeducación, pues en los procesos de acul-turación nacionalista no existe el objeti-vo del perfeccionamiento de los sujetoseducandos, que es la tarea intencionalque se llama educación, como acción yefecto. Para los nacionalistas enseñanza

es equivalente a adoctrinamiento y noconciben otro modelo de escuela que elde la escuela nacional. Los nacionalismoshoy son un puro calco de sistemas edu-cativos totalitarios, entre ellos el fran-quista, si los analizamos desde su forma-to ideológico y estructural. Ellos mismospresentan su modelo como un sistemaeducativo denominado Escuela NacionalVasca. Para ello tienen dos herramientasprincipales: el euskera y la red de ikasto-las privadas o publificadas. El euskera loconciben como vehículo para trasmitir elsustrato de contenidos cognitivos con-frontados a los currículos escolares deFrancia y España (percibidos como paísesextranjeros y colonizadores). Y, por otraparte, la propia red de centros que son

Ernesto Ladrón de Guevara

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación

Adoctrinamiento en la escuela: Kili-Kili, un ejemplo gráfico

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las ikastolas, entendidos como alternativa alos centros y funcionarios docentes caracte-rizados hasta hace unos años por un estiloplural y democrático, lo que implicaba unrespeto a la diversidad de planteamientos,creencias e ideas.Para comprobar lo anteriormente dichovamos a analizar dos muestras que así lorevelan:El primer documento es el de las resolucio-nes de Ikasle Abertzaleak, asociación de es-tudiantes ligado a Batasuna.

Con profusión abundan en tal texto frasescomo las que siguen, que, sin duda coinci-den con la filosofía educativa de los parti-dos nacionalistas “Tenemos que euskalduni-zar la enseñanza de colegio en colegio, defacultad en facultad, y a lo largo de todoEuskal Herria. Y cuando hablamos de eus-kaldunizar no estamos hablando sólo de lalengua, sino de una esukaldunización inte-gral. No nos vale que se aprendan en eus-kera los contenidos españoles y franceses(menos todavía, claro, que estos se apren-

dan en castellano o francés). Lo que no-sotros queremos es el currículum vascoque se transmite en euskera” [...] “El mo-delo de la actual enseñanza es colonial”.Puede comprobarse cómo lo importantepara este tipo de planteamientos no es laeuskaldunización únicamente, sino, so-bre todo, un tratamiento de los conteni-dos didácticos y del curriculum oculto(lo que se impregna sin contemplarlo deforma explícita). Dicha utilización curri-cular implica un enfoque monotemático,obsesivo y endogámico de Euskal Herria,para inducir actitudes ultranacionalistas. El problema principal de este tipo deplanteamientos no es que sean de tiporesidual o exclusivos del movimientoabertzale radical. El conjunto del nacio-nalismo tiene interiorizada esta postura,de forma absolutamente acrítica y dan-do por supuesta la veracidad de falaciascomo las de que el País Vasco tiene unahistoria de dominación extranjera y unatrayectoria de entidad nacional. Portanto, desde ese enfoque, a nadie puedeextrañar que se justifiquen actitudes xe-nófobas y violentas “in términis” comocuando Ikasle Abertzaleak en el enun-ciado de su estrategia dice: “El rebelarseestriba en golpear contra las caracterís-ticas, los símbolos o imágenes de la en-señanza extranjera: la rotura de los ma-pas transformados, quitar las notas in-ternas castellanizadas, llenar los librosde texto españoles y franceses de frasesa favor del curriculum vasco... Si deja-mos bien instalada la rebelión, es uninstrumento inigualable para que surjaentre los estudiantes la reflexión y eldebate”. Reflexión y debate que todossabemos cómo se promueven, azuzan-do el hostigamiento a los que discrepande sus enfoques. Por ello llaman a la de-sobediencia activa que implica que seha de “rechazar activamente el modelode la actual educación, esto es, negar-nos a hacer lo que nos imponen, y,además de una manera colectiva, esdecir, interviniendo en el centro escolar,en la clase o en alguna parcela de laclase: negarse a acudir a alguna clasede castellano, negarse a aprender conalgunos conocidos libros de texto... La

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desobediencia es una acción, un ”hordago” que lanzamos a lo que hay (esdecir, a esta enseñanza).Pero no solamente hay textos del mun-do proetarra; documentos como la re-vista KILI-KILI, que podríamos ubicar enun entorno político presumiblementemenos fanático, recoge pronuncia-mientos como el siguiente:Textos como éste se difunden por loscentros escolares vizcaínos “entre pany pan”, es decir, entre historieta e his-torieta, en lo que aparenta un cómicinocente. Al parecer, Kili-Kili, segúnconsta en una separata de la revista,ha sido absorbida mediante conveniocon la Federación de Ikastolas de Viz-caya, debido a su alto contenido ideo-lógico, se supone.Resulta un terrible sarcasmo, o algo másgrave aún: un atentado a los derechos delniño, que textos como éste se repartanimpunemente, al parecer con el auspiciode la Diputación vizcaína, para potenciaren lo que se denomina educación infor-mal un adoctrinamiento difuso, descara-damente manipulador de las concienciasinfantiles para fines políticos. Indudable-

mente, entre las pretensiones de este tipode iniciativas no sólo está influir en las in-maduras mentes de niños y adolescentes,sino, además, en la de sus padres. De estamanera se está actuando durante losaños de hegemonía nacionalista, que sonmás de una veintena, sin que nadiemuestre el más mínimo rechazo en públi-co, tal es el grado de esquizofrenia y se-cuestro de las voluntades que existe.Pero sigamos con los escabrosos conte-nidos de la indicada revista de protec-ción oficial: En una página interior, en-tre grandes frases interrogativas“¿quiénes somos?, ¿qué somos?,¿somos un pueblo?”, se exponen lassiguientes frases dignas de la antologíadel disparate, nada menos que dirigido,tal como hemos insistido, a los alumnosde los centros escolares vizcaínos:“Soberanía, Libertad, Independencia,es la misma cosa, un derecho que noscorresponde a todos, derecho natural,derecho sagrado. Todos queremos esederecho” [...] Para no perder esa sobe-ranía, los Pueblos [sic] tienen serviciomilitar (escuela de enseñar a pegar ti-ros), ejército (grupo numeroso de jó-

venes para defender algo a tiros) y or-ganizaciones semejantes, bendecidaspor la ley”.Cada cuál que entienda lo que quiera,pero un texto como éste, a cualquierpersona que conozca el contexto en elque nos movemos los vascos, le puedeparecer una apología pura y dura a lasublevación armada. La nefasta expe-riencia que todos conocemos nos llevaa pensar que no son palabras inocentes.Todo esto, reiteramos, dirigido a niños.Y sigue en otro párrafo del texto... “Lospueblos que pierden esa independenciano tienen semejantes cosas, no les que-da sino el derecho mismo de recuperarla.Ése es el caso de nuestro pueblo. Ésa esla situación de Euskal Herría. Euskal He-rria no es dueña de sí misma. EuskalHerria no estaría así si los dos Estadosvecinos no hubieran sido ocupadores, sino fueran Estados Imperialistas”. ¿Pue-de haber mayor manipulación de lasmentes infantiles que textos como el re-señado? En tiempos de Franco, en loscentros escolares se nos enseñaban losPrincipios Fundamentales del Movi-miento, y tras el advenimiento de la de-mocracia todos nos rasgábamos —conrazón— las vestiduras por las aberracio-nes de la Escuela Nacional. Pero lo ante-riormente reseñado y más muestras quese podrían poner a modo de ejemplo no

(...) ¿Por qué es posible encontrar un ejercicio de cate-

quesis fundamentalista en una revista financiadadesde los poderes públicos —KILI KILI— y en lugar deretirar su financiación los poderes públicos del PNVreflotan la revista con dinero público este mismoaño?

Hasta Aquí, nº 01Septiembre-Octubre, 2001. Pág. 16.

La Gasolinera. Fanatismo de txoko y taberna.

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dejan en mejor lugar a un sistema edu-cativo —el vasco— que aspira a seguirlos dictados de la causa nacionalista, aser Escuela Nacional Vasca, y que permi-te que se repartan panfletos de esta na-turaleza travestidos de cómics. Y por si hubiera alguna duda y para quese le entienda, el autor del texto, (se en-tiende que la editorial de Kili-Kili), abun-da en una acotación al margen: “(He qui-tado, por si acaso, —lector— lo escritoaquí sobre la paz. No quiero caer bajo lajusticia de España. Diré únicamente esto:matar a alguien es malo de por sí; utili-zar la falsedad no es mejor)”. Nótese quéreferencias axiológicas o de valores hu-manos se desprenden de esa afirmación.Según el autor es peor mentir que matar,lo que se puede entender como una jus-tificación de las acciones terroristas.Más tarde dice... [...] ”Hay algunos, sinembargo, de corazón no tan grande.Son aquéllos que por sacar adelantesus intereses dejan atrás los del Pueblo.Son aquellos que manejan los hilos po-líticos para su provecho.Son los que por su falta de patriotis-mo y sus influencias llevan a muchos

vascos honrados desde los caminosde la Independencia hasta los de laAutonomía”.El afán insurgente supura por todos losporos de la revista. Un somero vistazo porlas ilustraciones gráficas nos lleva a ensal-zar la imagen de resistencia de los guda-ris contra supuestos invasores, asimilandola romanización a la situación presente.Véase, el dibujo en cuestión que se trans-cribe a continuación como reflejo del es-tilo de libelo panfletario en cuestión.Lo preocupante de este tipo de influen-cias doctrinarias no son su contenidoen sí, sino su propósito, manipulador yperverso por lo que significa la instru-mentalización de las mentes ingenuasinfantiles y la concepción de la educa-ción como un mecanismo de talibani-zación de la sociedad. Viene siendo ho-ra de que los poderes públicos ponganfreno a este tipo de desmanes atenta-torios al espíritu de los derechos de lainfancia y de la juventud, en definitivade los menores de edad.

EDUCACIÓN Y OFESIVA CULTURALPARA COMBATIR

LA IDEOLOGÍA TOTALITARIARecuperar para la democracia a miles de

jóvenes

Es necesario impulsar una política de recu-peración cultural y educativa, de movilizaciónsocial, de regeneración ética y de extensión porel conjunto de la sociedad vasca, particular-mente entre los más jóvenes, de los valores dela democracia. Hay que poner en marcha unplan de choque, una ofensiva ideológica y cul-tural contra los presupuestos totalitarios quealimentan la violencia terrorista.

Para privar a ETA y su mundo de cualquiertipo de legitimación ideológica, hay que tomarmedidas y adoptar programas específicos en elsector educativo y ayudar a las familias cuyoselementos más jóvenes puedan verse involu-crados en las tramas del terrorismo. Hay quehacer políticas en los ámbitos asociativos y detiempo libre. Y habría también que empezar amirar con lupa la política de subvenciones delGobierno Vasco al entramado asociativo delpaís, para evitar que, directa o indirectamente,las instituciones puedan financiar actividadesdel entorno de ETA.

En suma, hay que arrebatar a ETA a variosmiles de adolescentes y jóvenes que entiendenque es lícito matar por razones ideológicas yque se socializan en el odio al diferente desdela edad escolar. Tenemos que evitar por todoslos medios que esos jóvenes sean carne de cár-cel. No podemos dejar en la cuneta a esos jó-venes vascos expuestos a la corrupción de ETA.Tenemos la obligación de recuperarlos para lademocracia.

Nicolás Redondo Terreros.Ex Secretario General del PSE-EE.

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El gobierno vasco va a expul-sar del sistema educativo a losúltimos profesores de prima-ria, secundaria y bachillerato,unos 1000, que, a pesar de ha-ber superado la oposición ensus respectivas asignaturas,no saben euskera y que, comocastigo, pasarán a trabajar enservicios sociales, “oenegés” oa jubilaciones anticipadas. Antes, otros tantos docentes que tam-poco admitieron la llamada “normaliza-ción lingüística” huyeron, vía concursode traslados, a otras regiones españolas;el resto, los que han permanecido hantenido que aprobar, a regañadientes losmás, los perfiles lingüísticos impuestos.Como contrapartida, han pasado a serfuncionarios, en ventajosas oposicionesrestringidas, nuevos profesores vasco-parlantes. “En un país bilingüe todo elprofesorado debe ser bilingüe” declarórecientemente, sin ruborizarse, la nuevaconsejera de educación doña Ánjeles Iz-tueta. Parece que nuestra concejala nosale a la calle y dedica todo su tiempoa ver la EITB, la TV vasca, que tiene uncanal exclusivamente en euskera y otroen castellano y confunde la realidad so-ciolingüística vasca, mayoritariamentecastellanohablante, con el idioma de latelevisión, de igual forma que Don Qui-jote confundió el mundo imaginario delas novelas de caballerías con la reali-dad. La diferencia estriba en que el San-cho Panza de ahora: Javier Madrazo,profesor de filosofía castellanoparlante,no sólo no intenta curar la locura de suamo sino que, una vez conseguida su

particular ínsula, agrava todavía más lasinrazón nacionalista.Por lo que se ve, a la señora Iztueta nole preocupa lo específicamente educati-vo: el éxito o fracaso escolar, la forma-ción integral de los niños, que aprendanmatemáticas, historia, inglés, etc., yaque esto es imposible si la lengua prin-cipal de transmisión de conocimientosno es el euskera. ( El mito del vascuencecomo lengua del paraíso, como todoslos mitos, ha dejado también aquí suimpronta). Al nacionalismo educativoparece preocuparle únicamente un qui-mérico bilingüismo —el 75% de los vas-cos habla únicamente castellano— aun-que en realidad lo que persigue a travésde la enseñanza es un verdadero “adoc-trinamiento” que sólo podrá alcanzarsecon un profesorado “afín” tal como yapreconizara Sabino Arana.

En 1978, democráticamente, los vascosno nacionalistas y el resto de los espa-ñoles conseguimos, al aprobar la Cons-titución, el fomento, difusión y cooficia-lidad de las lenguas españolas distintasdel castellano (catalán, gallego y vas-cuence) y que los vascohablantes y losdemás ciudadanos que lo quisieran pu-diesen escolarizar legalmente a sus hijosen estas lenguas en sus respectivas co-munidades. Pero aunque en ningún pre-cepto constitucional o estatutario se di-ce que la sociedad vasca debe ser bilin-güe y a pesar de que, según denuncia-ban los movimientos de renovación pe-dagógica bajo el franquismo, era unabarbaridad pedagógica y una crueldadsicológica escolarizar a niños vascopar-lantes en castellano ahora pardójica-mente no lo es, como advirtiera el filó-sofo Jesús Mosterín, educar “en” (no“el”) euskera a niños castellanoparlantes.De nada sirve tampoco que los educa-

“Limpieza” lingüística y enseñanza

“[…] a la señoraIztueta no lepreocupa loespecíficamenteeducativo: el éxitoo fracaso escolar,la formaciónintegral de losniños, queaprendanmatemáticas,historia, inglés,etc., ya que estoes imposible si lalengua principalde transmisión deconocimientos noes el euskera”

J.M.

Redacción Papeles de Ermua.

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dores destaquen la correlación entre eldominio de la lengua y el éxito escolar yde que subrayen la necesidad de esta-blecer un vínculo entre el medio familiary la escuela: “Si bien antes la escuelaservía para ascender al piso de arriba,hoy se ha convertido en un obstáculopara conseguirlo”, ha declarado LuisAracil al referirse a las nefastas conse-cuencias de las políticas de inmersión.El nacionalismo vasco, se ha repetidomuchas veces, es insaciable: se dijo quelos jueces no eran vascos porque no sabí-an euskera y que “ancha es Castilla” y enestas ETA asesinó a un juez; dice ahoraArzallus que los obispos vascos no sólodeben ser vascos sino que deben sabereuskera (pronto dirá que le presenten a élla terna, al tiempo); un catedrático y aca-démico de la lengua vasca, Henrike Knörr(antes Endrike y Enrique de nacimiento)dijo que el alavés que sabe euskera es unvasco 100% y se dedica ahora a ahuyen-tar a otros profesores que se atreven acriticar la política lingüística impositivade la universidad vasca; crecen por do-quier todo tipo de organizaciones que“vigilan” por los derechos lingüísticos delos vascófonos; en la sanidad cada vez seprima más el conocimiento de la lenguasi bien cuando Ardanza tuvo que ser ope-rado no dudó en recurrir a un traumató-logo sevillano; en la prensa abundan car-tas en las que se solicita, por ejemplo,que los policías municipales de Vitoriadeben saber euskera, etc., etc. Pero curio-samente, el director de la EITB AndoniOrtúzar no lo sabe y tampoco Emilio Ola-barría, ni Ollora, el de la vía Lizarra, niAnasagasti, ni buena parte de los conce-jales y de otros cargos nacionalistas.Terminamos: esta pretensión de la con-sejera de educación no es más que unreflejo de una sociedad presa del miedopor la actitud intolerante y hostil del na-cionalismo en general, no sólo de ETA: lalimpieza histórico-ideológica continúapracticándose en nuestras escuelas; lalimpieza lingüística se desarrolla sin ape-nas oposición y, si no lo remediamos,pronto llegará la limpieza étnica.

“Al nacionalismoeducativoparecepreocuparleúnicamente unquiméricobilingüismo —el75% de losvascos hablaúnicamentecastellano—aunque enrealidad lo quepersigue através de laenseñanza esun verdadero‘adoctrinamiento’ que sólo podráalcanzarse conun profesorado“afín” tal comoya preconizaraSabino Arana”

[…] Parece que confunde la realidad sociolingüísticavasca, mayoritariamente castellanohablante, con elidioma de la televisión, de igual forma que DonQuijote confundió el mundo imaginario de lasnovelas de caballerías con la realidad.[…] Pero curiosamente, el director de la EITB AndoniOrtúzar no lo sabe y tampoco Emilio Olabarría, niOllora, el de la vía Lizarra, ni Anasagasti, ni buenaparte de los concejales y de otros cargosnacionalistas.

‘ ‘En el País Vasco, la gente que ha llevado la lucha contra ETA y contra al-

gunos planteamientos ideológicos del nacionalismo son siempre los que sehabían significado en la lucha contra Franco. Lo que hace falta es que va-ya surgiendo gente más joven. (...)Yo creo que va habiéndola. Lo que pasa es que hay mucho miedo, es incó-modo y sobre todo se está yendo muchísima gente. Se habla muy poco dela huida masiva del País Vasco de profesores, de empresarios, de jóvenesprofesionales y de gente corriente, que se van por simple incomodidad. Siesperamos un poco más ya no va a hacer falta ni referéndum, porque to-dos los que podían votar otra cosa que no sea el nacionalismo excluyentese habrán ido. El problema es la educación. (...)

La educación, la información y todo lo que apunta a los jóvenes está ses-gado y contaminado por el apoyo a tesis que terminan generando violen-cia. Es la invención permanente de ficciones excluyentes. Antes he oído nosé qué sobre la preparación de los mil años de Sancho III de Navarra. Decí-an con todo desparpajo que fue rey de un Estado vasco. ¡Hace mil años!,¿Qué Estados había entonces en Europa? Esa mezcla de oscurantismo cul-tural y de manipulación política, que es lo que se transmite en la educación,está bloqueando las posibilidades de una convivencia en el País Vasco. Queno se preocupen tanto de Sancho III de Navarra, y que se preocupen más delo que ocurre en la cumbre del BBVA, que es el que les puede dar problemas.

(...)Desde un punto de vista democrático, parece obvio que la constitución de

un nuevo Estado tendrá por fin mejorar las instituciones, los derechos ciu-dadanos, la igualdad de éstos y las posibilidades de lograr más y mejoresposibilidades de alcanzar sus legítimos intereses. Una secesión que reduzcao empeore la democracia, por ejemplo extranjerizando a la minoría no na-cionalista —como proponen los abertzales—, es inaceptable desde un puntode vista democrático.

Fernando Savater Entrevista J.J. Corcuera. Publicada en EL CORREO, 07-0I-02.

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Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

✂Fotocopiar, rellenar y enviar a: Papeles de Ermua Apdo. Correos 711. 01080 Vitoria-Gasteiz.

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osé Pardines Arcay Melitón Manzanas González Eloy García Cambra J. Humberto Fouz Escobedo Fernando Quiroga Veiraorge Juan García Carneiro Luis Carrero Blanco José Luis Pérez Mugena Juan Antonio Bueno Fernández Gregorio Posadas

Zurrón Manuel Pérez Vázquez Martín Durán Grande Concepción Pérez Paino Francisca Baeza Alarcón María Jesús Arcasirado María José Pérez Martínez María Ángeles Rey Martínez Luis Martínez Martín Antonio Lobo Aguado Francisco

Gómez Vaquero Antonio Alonso Palacín Manuel Llanes Gancedo Baldomero Barral Fernández Gerardo García Pérezerónimo Vera García Luis Santos Hernández Argimiro García Estévez José Díaz Linares José Ramón Morán Andrés Segovia

Peralta Fernando Lorente Ruiz Domingo Sánchez Muñoz Mariano Román Madroñal Ovidio Díaz López Carlos AnguimberriElorriaga Francisco Expósito Camio Demetrio Lesmes Martín Jesús Pascual Martín Lozano Esteban Maldonado Lorenteuan Moreno Chamorro Germán Aguirre Irazuegui Manuel López Triviño Antonio Echeverría Albisu Manuel Vergaraiménez Víctor Legorburu Ibarreche Julián Galarza Ayastoy Emilio Guezala Aramburu Manuel Albizu Idiaquez Vicente

Soria Blasco Ángel Berazadi Urbe Miguel Gordo García Antonio de Frutos Sualdea Luis Carlos Albo Llamosa José MaríaAraluce Villar José María Elícegui Díez Luis Francisco Sainz Robles Antonio Palomo Pérez Alfredo García González FélixAyuso Pindel Constantino Gómez García Jesús Martínez Martínez Jesús María González Ituero Antonio Galán AceitunoAsteasuizarra.Txikie) Manuel Argueda de la Cruz Javier Ibarra Vergé Augusto Unceta Barrenechea (M. Goyenechea) Angel

Antonio Rivera (M. Goyenechea) Antonio Hernández Hernández (Goyenechea) José Díaz Fernández Jesús Aurelio AraguasGutiérrez Francisco Muñoz Madrid José Cavero Duro Joaquín Imaz Martínez Julio Martínez Ezquerro José Manuel BaenaMartín (Viñaspre-Sarasola) Miguel Raya Aguilar Joaquín Ramos Gómez José María Acedo Panizo Manuel Lemos MoyaEsteban Baldarrain Madariaga Andrés Guerra Pereda Alberto Negro Viguera José Vicente Val (atentado día 3) Manuelópez González Juan Marcos Gutiérrez Manuel Íñigo Blanco Alfredo Aristondo Juan Eseverri Eseverri Martín Merquilazrincado Antonio García Caballero Francisco Martín González José María Portell Rafael Recaola Landa Domingo Merino

Arévalo Javier Jáuregui Bernaola Juan Manuel Sánchez Ramos José Antonio Pérez Rodríguez Alfonso Estevas GuilmainAurelio Salguero López Tomás Sulibarría Goitia Amancio Barreiro Gens Antonio Ferreiro González Lorenzo Soto Soto JoséZafra Régil Ramiro Quintero Ávila Francisco Asís Lieza Morote Ángel Pacheco Pata Anselmo Durán Vidal Ramón Muiñosernández Elías García González José Benito Díaz García Alberto Villena Castillo Luciano Mata Corral Luis Gancedo Ruiz

Epifanio Vidal Vázquez Andrés Silverio Martín Ignacio Olaiz Michelena José Legasa Zubiría (H. Parot-Pampi) Juan CruzHurtado Mariano Criado Ramajo Luis Candendo Pérez José Rodríguez Lamas (M. Galdós) Leoncio Sevilla Alonso (M.Galdós) José Francisco Mateu Canoves Benjamín Sánchez Legido José Benito Sánchez Sánchez José Luis Vicente CantónElías Elexpe Astandoa Heliodoro Arriaga Ciaurriz Ex Bda GC Alejandro Hernández Cuesta Manuel León Ortega José MaríaSarrais Llasera Gabriel Alonso Perezgil Ángel Cruz Salcines Vicente Rubio Ereño Juan Jiménez Gómez Ex Bda GCivilSaturnino Sota Argaiz Diego Fernández Montes Joaquín María Azaola Martínez Pedro García Caro José María ArrizabalagaArcocha Lisardo Sampil Belmonte José María Herrera Hernández Francisco Berlanga Robles Constantino Ortín Gil AntonioRamírez Gallardo Hortensia Gonzáalez Ruiz Ciriaco Sanz García Francisco Gómez Jiménez (Galdós) Miguel García PoyoGaldós) Francisco Mota Calvo (Galdós) Jesús Uluyar Liceaga José Artola Goicoechea Félix de Diego Martínez Esteban

Sáez Gómez José Díez Pérez José Antonio Vivo Udabarrena Vicente Irusta Altamira César Pinilla Sanz Sergio BorrajoPalacín Benito Arroyo Gutiérrez José Miguel Chavarri José María Maderal Oleaga Antonio Recio Claver Adolfo MarinasVences Ginés Pujante García Miguel Orenes Guillamón Juan Bautista Peralta Montoya Dionisio Imaz Gorostizagoitia JuanBatista García Pedro Ruiz Rodríguez Juan Díaz Román José Maestre Rodríguez Antonio Peña Solís Antonio Pérez Garcíauis Gómez Hortigüela (Esnal y Parot) Juan Avalos Gomáriz Agustín Laso Corral Luis Gómez Borrero Luis Berasategui

Mendizábal Andrés Varela Rúa Ángel Baños Espada Héctor Abraham Muñoz Francisco Medina Albala José María ColomoRodríguez Miguel Saro Pérez Emilio López de la Peña Moises Cordero López Antonio Pastor Martín José Manuel BoixDorotea Fertig Juan Luna Azón Jesús Emilio Pérez Palma Guadalupe Redondo Villar José Amaya Dionisio Gonzalez Reyuan Tauste Sánchez Antonio Nieves Canuelo Miguel Ferreiras Simoins Antonio López Carreras José María Pérez Rodriguez

Aurelio Calvo Valls Modesto Carriegas López Aurelio Pérez Zamora Juan Ezquerro Solano Lorenzo Gónzalez-Vallés SánchezSixto Holgado Agudo Luis María Uriarte Alza Alfonso Vilariño Doce (Legorburu) Carlos Sanz Biurrun (M.Galdos) AntonioMesa Murillo Germán González López Manuel Fuertes Fontans Fernando Rodriguez Espínola Juan Luis AguirreurretaArzamendi Angel García Pérez (M.Galdos ) Antonio Ales Martínez (M.Galdos) Pedro Sánchez Martín (M.Galdos) JuanCruz Montoya Ortueta Jesús García García Sebastián Arroyo Gonzalez Jesús Velasco Zuazola Francisco Moya Jiménez JoséMiguel Palacios Dominguez Alfredo Ramos Vázquez Luis Dominguez Jiménez Juan Manuel Román Moreno José MartínezPérez Victorino Villamor Gonzalez Antonio Marin Gamero José Gómez Martiñán José Gómez Trillo Alfredo Díez MarcosMiguel Rodríguez Fuentes Angel Astuy Rodriguez Ignacio Arocena Arbelaiz Eugenio Saracibar Gonzalez de Durana Joséuis Ramirez Villar (Parot) Dámaso Sánchez José Artero Enrique de Aresti y Urien José María Piris Carballo (Zabarte

Arregui) Francisco Pascual Andreu Florentino Lopetegui Barcajoba Eugenio Lázaro Valle José Torralba López Luis MartosGarcía Rufino Muñoa Alcalde (Javier Aranceta) José María Espinosa Viscarret Antonio Moreno Núñez Ramón BaglietoMartínez José Manuel Rodriguez Fontana Dionisio Villadangas Calvo Jesús Holgado Babio Ceferino Peña Zubía FranciscoRuiz Fernandez Francisco Puig Mestre Angel Postigo Mejías (M.Galdos) José Pablo García Lorenzo Santiago ExpósitoPascual José Luis Hergueta Guinea Julio Muñoz Grao (Paterra-Larzabal) Justino Quindos López (Paterra-Larzabal) Elioópez Camarón (Paterra-Larzabal) Joaquin Becerra Calvente Aurelio Navío Navío Antonio Gómez Ramos Ramón Leonaboada Francisco López Bescós Mario González Blanco Enrique Briz Armengol Marcos Vidal Piñal Antonio Fernandez

Guzmán Basilio Altuna Fernandez José María Urquizu Goyonaga Miguel Hernández Espigares Alfonso Martinez BellasAntonio Garcia Argenta Mariano Gonzalez Huergo José Ignacio Ustaran Ramirez Ramón Soto Abad Benito Morales Fabián

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

136In Memoriama todas las víctimas del terrorismo

Empezaba mi reciente libro sobre lavida cotidiana en el País Vasco* con

el testimonio de la viuda de un policíamunicipal que se fue a vivir a San Se-bastián por amor y que por amor sigueen el País Vasco, después de que ETAasesinara a su marido. No es la únicamujer en Euskadi que ha hecho de suvida un ejercicio de dignidad, cuandotenía todo el derecho, después de se-mejante tragedia, a clausurarse comociudadana, a rodearse de silencio y aque el mundo se olvidase de ella. Haymás mujeres, en el País Vasco, y en elresto de España, que han sido capacesde tener más dignidad que miedo, mássentido cívico que prudencia por nosignificarse, que han preferido arries-garse por amor a la libertad en vez deoptar por la seguridad que garantiza el

silencio. Estas son sólo algunas de ellas.Ana María Vidal Abarca. Su maridofue asesinado en Vitoria, delante de sushijas a las que llevaba al colegio. Conotras gentes fundó la Asociación deVictimas del Terrorismo (AVT), el primercolectivo que decidió responder a labarbarie desde el punto de vista de lasvictimas. Durante muchos años, las vic-timas de los atentados de eta, sus viu-das, sus huérfanos, no han tenido otroamparo que el ofrecido por la asocia-ción presidida por esta mujer. Fueronlos primeros.Cristina Cuesta. Su padre fue asesina-do en San Sebastián, junto con su es-colta, cuando ella tenía 20 años. Tuvoque dejar la carrera de periodismo y ha-cerse cargo de la familia, en primer lu-gar de su madre, que sufrió una severa

crisis psicológica al quedarse viuda deforma violenta. Cristina, y su hermanaIrene, protagonizaron alguna de las pri-meras concentraciones que se han he-cho en el País Vasco contra eta. Duran-te años ha trabajado en la más absolu-ta soledad, aguantando todo tipo deataques. Olivia Bandrés, y en su nombretodas las mujeres del ¡Basta Ya!, trabajacon Cristina y lleva una eternidad lu-chando por la paz .María San Gil. Estaba delante de Gre-gorio Ordóñez cuando un pistolero deETA, al que vio como disparaba, asesinóa este concejal. A pesar de ello cogió eltestigo y sigue peleando por la libertad,después de amenazas, de insultos, deconcentraciones delante de su casa. Vi-ve rodeada de policías y no puede salira la calle con sus hijos.

Dignidad es nombre de mujer

José Mª Calleja

Periodista

ETA, en su enloquecida y fratricida trayectoria, ha asesinado a 826 personas, ha secuestrado a 77 y ha he-rido, de mayor o menor gravedad, a 2.182 —muchos de ellos mutilados—. Más del 98% de las víctimas dela banda terrorista han sido varones: guardias civiles, policías, ertzainas, políticos, magistrados, periodistas…Con excepciones, como la fiscal Carmen Tagle, la guardia civil Irene Fernández-Pereda o la ertzaina Ana Isa-bel Aróstegui, las que sobrevivieron a la tragedia han sido en su mayoría mujeres. Algunas no les sobre-vivieron porque murieron con ellos, como Asunción García Ortiz, que acompañaba a su marido (Alberto Ji-ménez Becerril, Teniente Alcalde del PP de Sevilla) o Hortensia González, que se encontraba con su novio,el guardia civil, Antonio Ramírez.En las filas de la banda etarra también hay mujeres, sólo alguna con síntomas de no haber perdido aún lomejor de sí mismas, como Yoyes, que por eso pasó también a ser de las víctimas. Pero, sobre todo, hay mu-jeres en la resistencia cívica. Quizá por la familiaridad con el dolor, y la fortaleza y tenacidad con que és-te pertrecha a la feminidad.La ciudadanía representada por el FORO ERMUA rendimos homenaje a todas las víctimas del terrorismo conestas palabras del periodista José María Calleja. Probablemente, el autor intuye que desde el hondón de lafeminidad —que es de una u otra forma maternidad—, de lo más profundo de la humanidad, podrá resurgir elsentido común, la sensibilidad, el profundo respeto a cada persona…, que con tanta urgencia reclama nuestrasociedad. El retorno a los valores del matriarcado vasco, genuina característica de nuestra tradición, quizá seael atajo para acortar esta amarga andadura en y hacia la sinrazón de la fuerza bruta, negación de toda hu-manidad y —desde luego— del menor indicio de feminidad.

I C de C. Redacción Papeles de Ermua.

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Sergio Canal Canal José Antonio Mereciano Ruiz Jesús Hernando Ortega José Vazquez Plaza (Aristimuño ) Avelino PalmBriola (Aristimuño ) Angel Prado Mella (Aristimuño ) Carlos García Fernández Lorenzo Motos Rodriguez FelipExtramiana Unanue Jaime Arrese Arizmendiarrieta (Paterra) Juan Manuel García Cordero Juan Carlos Fernández AzpiazJuan de Dios Doval Mateo José María Pérez Orueta (Henry Parot ) Miguel Lasa Arruabarrena Angel Retamar NogaleArturo Fernández López ¿Hernandez Ramos? Modesto García Lorenzo Julio Castillejo Pérez Sotero Mazo Figueras AlbertLisardo Ramos Miguel Zunzunegui Arratibel Jeanine Pueyo Vicente Zorita Alonso Juan García Leon Aurelio Prieto PrietMiguel Garciarena Baraibar (Lizarralde) Miguel Angel Sanmartín Joaquín Martínez Simón Ignacio Lasa Rezola José JavieMoreno Castro Antonio Díaz Garcia José Luis Oliva Hernandez Leopoldo García Martín José María Ryan Estrada José LuiRaimundo Moya Ramón Romeo Rotaeche José Luis Prieto García (M.Galdos) Juan Costas Otamendi (Heavy LizarraldeJosé María Latiegui Balmaseda Vicente Sánchez Vicente Francisco Garcés Garzón Oswaldo J.Rodriguez Fernandez (ZabarteLuis Cadarso San Juan Guillermo Tevar Saco (Parot) Antonio Nogueira García (Parot) Miguel Rodriguez Taboada (ParotJosé Olaya de la Flor Manuel Sánchez Borrallo Esteban Alvarez Medallo María José García Sánchez Luis de la ParrUrbaneja (Zabarte) Iñaki Ibarguchi Erostarbe Juan Manuel Martínez Castañares Antonio Murillo Chacón Magin FernandeFerrero Luis Miranda Blanco (Zabarte) Joaquín Garzón Gonzalez Félix Galindez Llano Santiago Gonzalez de Paz ManueHernandez Seisdedos Pablo Garayalde Jaureguizabal Benigno García Díaz Benjamín Fernandez Fernandez (Zabarte) JosFragoso Martín Modesto Martín Sánchez (Zabarte) Agustín Martinez Pérez Alfonso Maside Pounzo Cristina MónicIllarramendi Antonio Gómez García Enrique Cuesta Jiménez Pedro Conrado Martinez Castañares Ramiro Carasa Pére(Zabarte) Vicente Luis Garcera López Antonio Pablo Férnandez Rico Angel Pascual Múgica Antonio Huegun Aguirre DanieHenriquez García Rafael Vega Gil José Fernández Perna (Barrio Olano) José Aibar Yañez Juan García Gonzalez AlbertLópez Jaureguizar Vicente Gómez Duarte Miguel Garrido Romero Juan Seronero Sacristán (Zabarte) Alfonso LópeHernández (Zabarte) Antonio Cedillo Toscano (Zabarte) Jesús Ordonez Pérez (Zabarte) Emilio Fernández Arias AlbertToca Echeverria José Jiménez Mayoral (Zabarte) Gregorio Hernandez Corchete Javier García Gonzalez Francisco GonzaleRuiz Víctor Lago Román (Esnal) Cesar Uceda Vera Carlos Manuel Patiño Casanova (Zabarte) Juan Ramón Joya Lago JuaGarcía Mencia Manuel López Hernandez Miguel Mateo Pastor Ramón Iturriondo García Anibal Izquierdo EmperadoBenicio Alonso Gómez Patricia Yanillo Borgoya Ramón Martín García Adriano Sotil Pelayo Julio Segarra Blanco (ZabartePedro Barquero Gonzalez (Zabarte) Maria Dolores Ledo García (Zabarte) Antonio Conejo Salguero Fidel Lázaro ApariciFrancisco Machio Martos Eduardo Vadillo Vadillo Juan Maldonado Moreno Emilio Juan Casanova López Jesús BlancCereceda Manuel Fco. García San Miguel Ramiro Salazar Suso Rafael Gil Marín Enrique Rua Diez Manuel Peronie Die(Zabarte) Arturo Quintanilla Salas Pablo Sanchez Cesar (Zabarte) Manuel Benito José Juan José Pulido Pavón (ZabarteAngel Flores Jimenez (Zabarte) Alfredo Jorge Suar Muro Alberto Martín Barrios Candido Cuña Gonzalez (ZabarteLorenzo Mendizabal Iturrarte (Aguinagalde) Manuel Carrasco Merchan José Angel Martínez Trelles Antonio de VicentComesaña Jose Reyes Corchado Muñoz José Antonio Julián Ballano Francisco Javier Collado Azurmendi Pablo GarrazGarcía (Zabarte) Francisco Arin Urquiola Eduardo Navarro Cañada Guillermo Quintana Lacaci (Esnal -Parot) MigueSolaun Angulo Enrique Casas Vila Pedro Ortiz de Urbina Garayalde José Naranjo Martín Bernardo Perez Sobrino JesúAlcocer Jiménez (M.Galdos) Tomas Palacin Pellejero (M.Galdos) Juan José Vicedo Calero (M.Galdos) José Verdú OrtiAntonio Velasco Benito Angel Rodriguez Sanchez Juan Flores Villar Jose Luis Ollo Ochoa (M.Galdos) Diego TorrentReverte Angel Zapatero Antolín (Aguinagalde) Manuel Gonzalez Villar Roberto Aznar Feix Antonio Torron SantamariJuan Rodriguez Rosales (Zabarte Jainaga) José María Martínez Martínez José Luis Veiga Perez Agustín Pascual JovVictoriano Collado Rivas Vicente Gajate Martín Juan Sanchez Sierro Joseph Couchot (Aguirre Aguirre) Mohamed AdhmeAbderraman Javier Fernandez Lajusticia Luis Alberto Asensi Pereda Juan Rodriguez Criado Vicente Castellanos EscamillaJosé Larrañaga Arenas Agapito Sánchez Angulo (ORBAICETA) Ricardo Tejero Magro Angel Facal Soto (Aguirre Aguirre(OKER) Carlos Diaz Arcocha (Izaga)(XIRA) Jesús Ildefonso García Vadillo Máximo A García Fraile(AguirreAguirre)(OKERLuis Navarro Juan José Uriarte Orue (ORBAICETA) Francisco Rivas López Máximo Díaz Bargueras Moises Cosme HerrerJosé Martínez Marens (VIZCAYA) Francisco Miguel Sanchez (M.Galdos) Alfredo Aguirre Belascoain (M.Galdos) JosVillarejo de Bernardo (Zabarte J) Vicente Romero Calatayud Juan García Jimenez Esteban del Amo García Eugenio ReciGarcía Ignacio Montes Abad Estanislao Galindez Llano Juan Merino Antunez Antonio Trujillo Camino Fausto EscrigaEstrada Agustín Ruiz Fdz. de Retana (Diaz de Heredia) Antonio Amor Calvo José Expósito Afan Clement Perret EugenKen Brown Félix Gallego Salmón Rafael Melchor García Juan María Ibarzabal Luque Isidoro Diez Ratón José HerrerQuilez Mario Leal Baquero Juan Atares Peña (M.Galdos) Alejandro Saenz Sanchez Cristobal Colón de Caevajal y MarotManuel Trillo Muñoz José Antonio Díaz Alvarez José Ignacio Aguirrezabalaga de la Granja Juan Mateos Pulido Juan CarloGonzalez Rentero Vicente Javier Dominguez Gonzalez Juan Catón Vzaquez Alberto Amancio Alonso Gomez Enrique MorenArguilea (error reconocido) Manuel Fuentes Pedreira Antonio Ramos Ramirez Carlos Vesteiro López Ricardo Saenz dYnestrillas Francisco Casillas Francisco Muriel Muñoz Jesús Jimenez Jimeno José Joaquín García Ruiz Antonio LancharraReyes Andrés José Fernandez Pertierra José Calvo Gutierrez Miguel Angel Cornejo Ros Carmelo Bella Alamo Jesús MaríFreixes Montes Santiago Iglesias Godino Javier Esteban Plaza Angel de la Higuera López Juan Ignacio Calvo GuerrerIgnacio Mateo Isturiz Adrián Gonzalez Revilla José María Picatoste Glz.Echavarri Mª Dolores Gonzalez Catarain “YoyesAngel Gonzalez Pozo Rafael Garrido Gil Daniela Velasco Daniel Garrido Velasco María Josefa Teixeira Julio SáncheRodriguez Genaro García de Andoin José Pena Medina Manuel Rivera Sanchez (H.Parot) Angel Ramos Saavedra LuisSanchez Ortega Antonio Gonzalez Herrera Juan Fructuoso Gómez Carmen Pascual Carrillo (H.Parot) Rafael Morales Ocañ32años Javier Valls Bauza 49años Teresa Daza Omeña o Cecilia Sr Morales Mercedes Manzanares Cervitjá Jorge Vicent

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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a todas las víctimas del terrorismo

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

Su compañera María José Usandizagatiene el mismo sufrimiento, pero conmás trienios, lleva veinte años haciendofrente al terror, le han querido matar encuatro ocasiones y sigue y sigue y sigueen San Sebastián. Es la pesimista de pa-labra más optimista de hecho que co-nozco. Siguen también María EugeniaGarcía Rico o Charo Dorda.Maite Pagazaurtundua es tambiénconcejala. Vive encapsulada entre es-coltas y no pierde el sentido del humorni la alegría de vivir. Habla un euskeraprecioso, presentó el acto de ¡Basta Ya!del Kursaal y es tan buena madre comobuena política. Sara Torres, una especiede volcán de energía, iniciativa e ideas,que menos mal que está del lado de losque luchamos contra el terrorismo.Rosa Díez lleva veinte años enterradocompañeros y su discurso sigue siendocomo un martillo contra el terrorismo .La forma despectiva, machista y clasis-ta con que le trata el gran gurú del PNV,certifica que golpea donde hace daño.Ana Iribar. Perdió a su marido, Grego-rio Ordóñez, y , en medio del dolor, sacóadelante una fundación con su nombrey educó a su hijo en valores de paz yconvivencia, sin odio. Consuelo Ordó-ñez, se topó con la realidad después deperder a su hermano. Le han intentadoquemar la casa, insultado, golpeado, pe-ro sigue luchando contra el terror. Comosu madre, Consuelo Fenollar.Natividad Rodríguez. Tiene un discur-so impecable, certero, conmovedor.¡Que gran lehendakari sería! Preside laFundación Fernando Buesa en la que seha empeñado porque haya nacionalis-tas. Sigue viviendo en Vitoria y no le co-nozco ni una palabra ni un tono inade-cuados después de que le rompieran lavida al asesinar a su marido. BegoñaElorza, madre del ertzaina Jorge Diez,asesinado junto con Fernando Buesa,no ha superado la muerte de su hijoque sigue vivo en ella, en su forma dehablar y de estar ante la vida.María Teresa Castells, hace treintaaños abrió una librería para vender li-

bros y para ayudar a traer la democra-cia, cuando sufríamos la dictadura deFranco. Ha sufrido los ataques de los ul-trafranquistas , ha padecido las quemasy los asaltos de los ultranacionalistasvascos, primos hermanos de los otros, ydespués de que a su marido le pegasenun tiro en la boca ha tenido el arrojo deabrir otra vez la librería Lagun, para se-guir vendiendo libros, para seguir lu-chando por la paz.Mari Mar Blanco, la hermana de Mi-guel Angel Blanco. Ella y su madre, ro-deadas de miles de ciudadanas deErmua puestas de rodillas, ofreciendosu nuca en las calles del pueblo, son laimagen de la insurrección cívica y pací-fica del pueblo vasco y del resto de Es-paña contra el régimen del terrorismonacionalista. Son la imagen del espíritude Ermua, la movilización ciudadanamás importante contra ETA.Reyes Zubeldía ha defendido a su ma-rido cuando le quemaban la furgoneta,ha sido valiente mientras él vivía y des-pués de que ETA le asesinara, ha colo-cado sus cenizas en una urna en el sa-lón de su casa y allí, con un par, y bajoun letrero que dice ongi etorri, bienve-nido en euskera, ha recibido al alcalde ya los concejales de Batasuna del pueblo,Leiza (Navarra), para decirles lo quepensaba de ellos. Les ha obligado a des-cubrir un Sagrado Corazón, que estabaoculto, cuando se ha hecho el homena-je póstumo a su marido, José JavierMúgica, concejal de UPN de Leiza. Si-gue viviendo en el pueblo con sus treshijos y con la cabeza muy alta.Aisha Mohamed, —y en su nombre atodas las viudas de todos los policías,militares y guardias civiles asesinados—, viuda de un policía nacional al que ETAle partió en dos agolpe de ráfagas demetralleta, estaba embarazada cuandoperdió a su marido, con un hijo que yasupo lo que era el dolor antes de nacer.Es madre de cuatro hijos y además de lamuerte de su marido ha sufrido un re-chazo añadido por su etnia árabe, porsu credo musulmán; ha padecido ade-

más por su hija, paralítica cerebral, queles llevó hasta Irún, para tratar de cu-rarla. Allí mataron a su marido.Edurne Uriarte, que sufrió un atenta-do que le pudo costar la vida y a pesarde ello sigue hablando, escribiendo, lu-chando contra el terrorismo, si cabe conmás energía que antes. Despliega su lu-cha en el País Vasco.Las viudas de Joseba Goikoetxea, deMontxo Doral y de Juan María Jáu-regui, de José María Portella, con lasque no estoy de acuerdo en lo que di-cen respecto del terrorismo y de la for-ma de acabar con él, pero a las que res-peto profundamente por el hecho dehaber perdido a sus maridos a manosde la misma organización que les haamargado la vida a ellas y a todas lasdemás viudas.Todas las viudas, huérfanas, hermanasde asesinados que casi siempre tienenel sufrimiento, añadido a la ausencia,de tener que sacar una familia adelan-te, de tener que mantener una casa yde esforzarse por no transmitir el odioconcentrado en la muerte de su marido,de su padre o de su hermano.Todas la mujeres y madres de todos loscargos públicos, de todos los concejalesdel PP, UA y del PSE-PSOE-EE del PaísVasco, que soportan el dolor y el miedo,a veces el pánico, en régimen de ga-nanciales, o más, y que encima no tie-nen la mínima compensación del reco-nocimiento público de la que puedengozar sus maridos. Todas las mujeres detodos los amenazados por el grupo te-rrorista ETA y que padecen las conse-cuencias del régimen nacionalista.

Todas las mujeres que en elPaís Vasco han sido capaces demantener la dignidad, siem-pre, siempre, un par de pelda-ños por encima del miedo.

“Reyes Zubeldíaha defendido a sumarido cuando lequemaban lafurgoneta, ha sidovaliente mientrasél vivía y despuésde que eta leasesinara, hacolocado suscenizas en unaurna en el salónde su casa y allí,con un par, y bajoun letrero que diceongi etorri,bienvenido eneuskera, harecibido al alcaldey a los concejalesde Batasuna delpueblo, Leiza(Navarra), paradecirles lo quepensaba de ellos.[…]Sigue viviendo enel pueblo con sustres hijos y con lacabeza muy alta”

* ¡Arriba Euskadi! La Vida Diaria en elPaís Vasco. Espasa, 2001.

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Ante la situación del Gobierno de lbarretxe, el PNV tieneque optar por alguna de las siguientes alternativas: di-solver la Cámara y convocar elecciones, encontrarse en

todos los aspectos con la oposición, renunciar a «gestionar elautonomismo», poniendo todas las instituciones que controlaal servicio del proceso de construcción nacional, o no hacernada y tratar de ganar tiempo, unos meses. Esta última, lamás fácil, según todos los indicios, va a ser la opción que adop-te. Lo revestirán presentándose como adalidades de una nuevatregua y endilgando responsabilidades a unos y a otros. Porlógica, la oposición no se va a andar con remilgos. Actuará enfunción de sus intereses. Con la vista puesta en las inevitableselecciones anticipadas. Vamos a asistir al Gobierno de la oposi-ción, que es mayoría. Un calvario para el lehendakari; no ha he-cho nada para evitarlo.Ibarretxe pide «calma». El, que es parte, se erige en árbitro.Se clama por el respeto a las instituciones. Lo hacen los mismosque las han colocado a merced de un movimiento liberticida, enridículo. Egibar dice que la situación es «sostenible», que es oca-sión para verificar, como si de una catástrofe inopinadamentesobrevenida nos sacudiera, la responsabilidad de cada cual.¿Con un Gobierno que, condicionado por intereses políticos dequienes le apoyan, no ha asegurado la protección y la libertadde la ciudadanía? Entre las responsabilidades de la oposición nose incluye, al contrario, el secundar las desmesuradas, en formade fantásticos proyectos, de las fuerzas políticamente adversa-rias. Tiene razón Nicolás Redondo. Para pactar con el PNV nodebería bastar su distanciamiento de Estella. Al pacto le ata supropio proyecto. La ciaboga de la formación jeltzale solamentees posible con otros patronos. Los actuales siguen empeñadosen mezclar normalización con «su» concepción de la construc-ción nacional. Si Arzalluz y Egibar dimitieran harían unbuen servicio al país y a su partido.Resulta irritante eso de «todos hemos fracasado». Han fra-casado los que firmaron con ETA la exclusión de los «españolis-tas» y que, en la tregua, vieron la ocasión para el logro de susobjetivos máximos. Todos los que contemplaron el drama delterrorismo en términos taurinos, que para acabar con la bestiabastaba una faena de aliño. El día que ETA acepte una soluciónasumible será cuando sus dirigentes se convenzan de que nohay otra alternativa, no porque algunos «listos» les engañen.Deberían hacer autocrítica quienes jalearon el pacto de Estella,«aun a riesgo de equivocación». Asimismo los que han entendi-do que el diálogo es un elixir a emplear en cualquier situación.El mismo PNV dice ahora que la violencia constituye «un obstá-culo infranqueable para habilitar un proceso de diálogo». A ETAle pusieron la cosa en bandeja. Resultado: No renuncia a dirigiral conjunto del nacionalismo por la senda rupturista. Han fra-casado los enfoques políticos antiterrorista.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 22 de abril de 2000

GOBIERNO A LA INTEMPERIE

Premio a la convivencia cívicaJosé Luis López de Lacalle

En la memoria a José Luis López de Lacalle, el FOROERMUA ha creado el “Premio a la convivencia cívica”que lleva el nombre del periodista asesinado. En lasección de Documentos se recoge la crónica del falloy entrega del premio en su primera edición-2001.

“Este amigo nuestro, José Luis López de Lacalle,que da nombre a este premio que esperamossiga recompensando el valor cívico y la defen-sa de la libertad, fue él mismo incansable lu-chador a favor de estos elementos esencialespara la convivencia democrática en la toleran-cia y el respeto”.

Vidal de Nicolás

“Dícese: es legítima la expresión de todas lasideas. Pues no. Carecen de legitimidad los pro-nunciamientos favorables al terrorismo y algolpismo. Así como la divulgación de ideas ra-cistas, xenófobas, de proyectos de imposiciónidentitaria, etnicistas. Son figuras delictivas enlos códigos de muchos países”.

José Luis López de Lacalle (Miembro fundador del FORO ERMUA, ase-sinado por utilizar el arma de la palabra)

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In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Enero 2002. Nº 3.

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a José Luis López de Lacalle

Se decía que las mayorías absolutas eran prácticamenteimposibles en España. Error. Los tópicos bloquean la ca-pacidad de análisis. Viéndolo desde el prisma vasco del re-

sultado electoral se deduce una conclusión clara: va a gobernaren Madrid, con sobrada mayoría, un partido que, en la cuestiónterrorista, sostiene una firme y clara posición, que ha afrontadodramáticas situaciones. Su línea tiene credibilidad, tanto ante laopinión pública como ante los mismos terroristas. Desde hoymismo conviene decir a los populares que deberán atemperar laadministración de la mayoría absoluta que le han otorgado lasurnas. En el tema vasco habrán de tener capacidad para hacerlos consensos posibles, principalmente con el partido socialista.Produce asombro contemplar el cinismo de Otegi cuando quie-re convertir en victoria los fracasos de su formación, como lofue la huelga general y ahora el llamamiento al repudio de lasurnas. Una parte del electorado de EH ha votado. Nadie creíaque se pudiera alcanzar una participación en torno al 65%, unporcentaje equivalente al que se ha dado en Cataluña. El abs-tencionismo promovido por EH ha sido suplido por un sector delabstencionismo estructural. Ha sido un voto que, fundamental-mente, ha ido al PP. El PSE no ha acabado de entender la causadel hundimiento de IU en el País Vasco. En una situación en lacual el 70% de la población no se siente libre es un error colo-carse en la cuarta dimensión. Los planteamientos en la campa-ña electoral de algunos de sus candidatos le han permitido alPNV mostrar una faz sonriente. Buena falta le hacía. Pero, en lanoche electoral, un Arzalluz desafiante, nada sonriente, se man-tuvo en sus trece, en Estella. Demostró que no sabe aritmética.«Somos la mayoría», decía. A veces. Por decirlo en su lenguaje, yen el de sus medios de comunicación: en el sur de Euskal Herriase han elegido 24 diputados. De ellos solamente 8 son naciona-listas. Al PNV le ha salvado la abstención de EH. De no habersedado, el PP hubiera sido el vencedor en la comunidad autóno-ma. Resulta impresionante repasar los resultados obtenidos porlas fuerzas constitucionalistas en poblaciones con peso nacio-nalista. La alternativa al nacionalismo es posible.Según el lehendakari hemos entrado en «una etapa marcadapor una mayor calma política». Igual no. Al menos para clarifi-carla mucho va a depender de él. Se encuentra en una situaciónharto difícil. En las democracias es habitual que cuando se rom-pe una mayoría de gobierno se convoquen elecciones o, al me-nos, en la Cámara se vote una moción de confianza. Se ha que-dado compuesto y sin pareja. Para sus planes tras la consultacontaba con el PSE. Es de suponer que antes de contraer com-promisos de calado los socialistas pongan en orden la casa.No suele ser tarea fácil. Al lehendakari le apremia el tiempo. Pa-ra hacer de árbitro, la única forma de salir de su situación, ne-cesita desprenderse de la mordaza de Estella y definirse encuanto al irredentismo de su partido.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 14 de marzo de 2000

NUEVA FOTO ELECTORAL

No es así exactamente. El Gobierno que preside está amerced de EH pero, en determinados temas, cuenta consu apoyo. Dice que no quiere caminar con quienes no

asuman «la personalidad que, como tal, tiene la sociedad vasca».Exige rendición a los dictados de Estella. La personalidad de lasociedad vasca está reconocida en los textos del ordenamientojurídico y su voluntad se expresa en las urnas. El lehendakari es-tá atrapado en el inmovilismo de su partido. Aparece comoabanderado del «ser para decidir». Se refiere a su imaginada Eus-kal Herria. El de Ibarretxe es un Gobierno de gestión. No pro-mueve legislación. Depende de quienes niegan su legitimidad.Una gran parte de la ciudadanía se siente desprotegida, despo-seída de la libertad. Es lógico que la oposición arremeta contraél. Algo perfectamente legítimo. El lehendakari no es jefe de es-tado. Es responsable de un Ejecutivo que, como tal, ha de serenjuiciado por todo, su cotidiano, hacer político. Además, por sulínea, por su actitud, es parte, no es árbitro. No puede hacer depuente. Se le ha acabado el tiempo.Los dos o tres que mandan en el PNV se niegan a reconocer queel Pacto de Estella, sin lograr acabar con el terrorismo, ha dividi-do a la sociedad vasca, crispándola. Ha fracasado. Para insuflarsevida, y ganar tiempo, buscan que ETA vuelva a darse unas vaca-ciones. Creen que les daría resuello. Lo están planteando en losforos del frente nacionalista. Egibar, en «Deia», ha dicho que latregua tendría que ser sobre «unas bases compartidas porlas formaciones nacionalistas». Ofrece la «seguridad políti-ca» de su partido; es decir, que irá hasta donde haga falta.Tendría que ser muy lejos. Conocen la respuesta: El fin de lalucha armada está en manos del PNV. No es fácil: ETA no creeen revoluciones de terciopelo. Un nuevo cese del alto el fuego, detodo tipo, sería una buena noticia para todas las personas ame-nazadas de sufrirlo. Pero toda propuesta política que acompaña-ra a ello y que no incluyera la renuncia definitiva de ETA al terro-rismo carecería de credibilidad, nacería estigmatizada.Se decía que después de las elecciones las cosas se clarificarían.Se han clarificado. En sentido contrario al que algunos creían.Se ha consolidado el poder constitucional en las principales ins-tituciones alavesas. El PSE ha perfilado su discurso. Lo haajustado a la realidad vasca. Un ejercicio de responsabilidad y lamejor forma, creo, de asegurar su unidad. Seguiría siendo el im-portante partido que es, y crecerá, en un escenario vasco nor-malizado. Jesús Egiguren que, por pensar por cuenta propia,suele dar ocasiones para discrepar con él, pero de cuya agilidadpolítica y capacidad intelectual no se puede dudar, ha escrito ami entender certeramente «para los socialistas, la colaboracióncon los nacionalistas va dejando de ser factible, convirtiéndoseen algo peligroso electoralmente y bastante inútil electoral-mente». Egibar dice que no saben con quien de los socialistashablar. Está claro, con Redondo y Egiguren, si ellos quieren...Anasagasti ladra, el PSE ha reanudado su cabalgada.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 4 de abril de 2000

IBARRETXE, 27; RESTO, 48

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140In Memoriama José Luis López de Lacalle

Con motivo de la jornada de fiesta, y de reivindicación po-lítica, que el nacionalismo celebra el Domingo de Pascua,el PNV, en su tradicional declaración, dice «que nunca irá

con quien mata» y, emplazando a ETA, afirma: «O se destierratoda violencia y construimos juntos nuestra nación vasca, ocada uno llevaremos nuestro camino». Anteriormente, Arza-lluz había manifestado que «cualquier comunidad de acción en-tre nacionalistas depende de que ETA deje las armas, que cese laviolencia callejera». Añadiendo que si así fuera su partido llegaría«a lo que sea». De esta guisa han sido los discursos. Pero las pala-bras y los hechos se contradicen. Han seguido los atentados ca-llejeros. ETA no ha anunciado nada nuevo. No obstante, han pro-seguido las actuaciones conjuntas. En pueblos y ciudades ha ha-bido concentraciones con participación de todo tipo de naciona-listas. En ellas se leyó una declaración de Udalbiltza reclamandoel reconocimiento de la soberanía y afirmando que el futuro «es-tá en manos de la construcción nacional». Se ha visualizado loque une y lo que separa hoy al nacionalismo. Le une el propósitode sostener el frente nacionalista, el Pacto de Estella, el sueñoirredentista, la construcción de la gran Euskal Herria. No coincideen la elección de los caminos a seguir, en la evaluación de la va-lidez del terrorismo, en todas sus formas, como instrumento depresión política. ¿Está usted seguro que de darse nuevosatentados con intención letal el PNV y EA romperían sus la-zos, acuerdos y compromisos con ETA y su mundo? Yo no.Ya lo dicen hasta los de Elkarri. El error del nacionalismo ha si-do mezclar paz con construcción nacional. Lo sigue siendo. Ar-zalluz augura a Aznar desventuras de raíz vasca. Pase lo que pa-se, Arzalluz, Egibar y algunos más que nunca aceptarán que sehan equivocado, que el camino de Estella no conduce ni a lapaz, ni a la tierra prometida. Es camino de frustración. Su per-sistencia en el error hace que el chantaje en cascada lo envuel-va todo. ETA acusa al PNV y a EA de ser los responsables del al-to el fuego. Otegi les advierte de que de ellos depende el cesedefinitivo del terrorismo. Las formaciones emplazadas lo endo-san a los gobiernos de España y de Francia y a los partidos cons-titucionalistas. Sigue la cascada: Elorrieta, de ELA, dice que nohabrá proceso soberanista si no se practican determinadas po-líticas sociales.La vasca es la única comunidad que no tiene fiesta oficial. Nola quieren los que siempre la han gobernado. Prefieren tenersu día, su eguna, que motive a los de su comunión, que sirvapara exaltar el etnicismo sabiniano. Lo suyo no es asentaruna sociedad cuya complejidad y pluralidad no sea algo a su-perar, sino un valor en sí mismo. Las comunidades no tienenesencia, tiene historia. Las señas de identidad son mutablesy el imponerlas, por encima de la libertad, suele engendrar ho-rrores. Imagínense la reacción que se habría producido en Eu-ropa si Haider, el austríaco, dice las cosas que se oyeron el do-mingo en tierra vasca.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 25 de abril de 2000

FIESTA DEL NACIONALISMO

Ibarretxe ha ofrecido una oportunidad al nuevo Gobiernocentral. Dice que él no la tuvo. Incierto. Se la dio el PSE, alque entretuvo durante semanas. Su partido, como lo confir-

man los papeles publicados por Gara, tenía firmado con ETAromper con las «fuerzas españolistas». El lehendakari ha menti-do al Parlamento en repetidas ocasiones. En su día, le reveló aAznar, según Anasagasti, la fórmula para solucionar en diezminutos el problema vasco. Sencillamente abriendo cauce a laautodeterminación. El quid de la cuestión. La exigencia de Este-lla. El primer pago del precio de la paz, de un proceso que nun-ca existió. Miente, pues, cuando dice que separa la erradicacióndel terrorismo con la normalización. El domingo de Pascua dijoque, para efectos de la continuidad de su Gobierno, no le harándoblegarse ni las bombas ni el frente españolista. En democra-cia, el poder no es cuestión de voluntad, es cuestión de votos,de apoyos. De apoyos lícitos. No de los que provengan de for-maciones preservadoras de la impunidad del terrorismo. Con lasdetenciones de Hernani se ha evidenciado que EH no lo conde-na porque lo protege. La situación de Ibarretxe es insostenible.Se impone adelantar las elecciones.Los papeles de Gara expresan, por su contenido y por el hechode su publicación, la descomposición del frente nacionalista.Ponen al descubierto las maniobras y falsedades de los dirigen-tes del nacionalismo institucional. Un cúmulo de mentiras. EAes partidaria de la confrontación política «más fuerte posible».La recomposición del frente nacionalista sólo puede tener con-tinuidad con la renuncia de ETA al terrorismo. No haría falta pu-blicar las bases del acuerdo. Están cantadas.Se hace necesario un cambio en la dirección política del PaísVasco. Algo perfectamente normal en democracia. Pero la cosalevanta las iras de los instalados en el poder. Personas de distin-to signo político sostienen que el PNV es imprescindible. Temenque la formación jeltzale extremaría su radicalización en casode ser desplazada del poder. Al PNV le atan muchos intereses. Losuyo es buscar la forma de hacer el viaje con ETA en coche ca-ma. No el echarse al monte con todas las consecuencias. Le ate-rra perder el poder. Quienes sostienen la tesis de su imprescin-dibilidad, como fuerza gobernante, hablan en clave de pasado,de una fase política, ya superada, en la cual era contempladocomo el valladar contra el ultranacionalismo y se le consentía,en términos políticos, todos sus desvaríos. Han cambiado las co-sas. El nacionalismo defrauda, aquende y allende del Ebro. Arza-lluz arrastra a mucha gente al cobijo de la Constitución. Se an-hela el cambio. Los que creyeron que el grado de amedrenta-miento era el suficiente para imponer sus proyectos se hanequivocado. Han estimulado la rebeldía. El constitucionalismoes una fuerza real en las urnas, en la cultura y en la calle. El PNVes necesario en la oposición, un magnífico lugar para colaborary demostrar responsabilidad patriótica.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 2 de mayo de 2000

EL CAMBIO NECESARIO

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a José Luis López de Lacalle

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La gran mayoría de la ciudadanía vasca hace suyoel marco estatutario. Pero el consenso se ha idosocavando. En el debate de investidura del nuevo

lehendakari se ha evidenciado la disociación. Colocán-dose más allá del Estatuto, Ibarretxe sostuvo que laaceptación del «ámbito vasco de decisión» es la cla-ve del proceso de paz.Los vascos decidimos, con toda prerrogativa, en casi to-das las cosas que nos afectan, en ayuntamientos, dipu-taciones y parlamentos. Se propugna que los hagamostambién en cuanto a la Constitución, en algo que in-cumbe a todas las instituciones del Estado, al conjuntode la ciudadanía española como sujeto constituyente.Se exige al Gobierno que lo acepte de antemano.El Ejecutivo no tiene facultades para ello. Por víaconsensual pueden darse reformas constituciones, pe-ro el AVD, como se formula desde Estella, y que Iba-rretxe asume, sólo sería posible con una revolución quearrasase las instituciones del Estado o con la derrotamilitar de éste.No es el caso. A las críticas de la oposición se respon-de: «No dividan ustedes a la sociedad vasca».El programa del Gabinete, inspirado en Estella, se plan-tea objetivos finalistas del nacionalismo, tanto en ma-teria política como ético-cultural. Para ello recaba co-laboración. Son sus objetivos. Sus compromisos.La oposición se propone actuar como tal, fiel a sus con-cepciones y cuidando que sus bases sociales no se sien-tan desprotegidas. ¿Cómo acusarla de divisionista?Es posible que, de aquí a junio, por temor a las urnas,el Gobierno temple gaitas, y, a la vez, los partidos quele sostienen, tensen la situación. El frente de Estellabusca poner a las masas nacionalistas en pie. A la ma-nifestación del día 9 le seguirán otras. ¿Quién divide ala sociedad?La sociedad vasca, en efecto, no está dividida en co-munidades enfrentadas. El terrorismo, salvo episo-dios aislados, no ha promovido un enfrentamiento civilgeneralizado.A lo largo de los años, las respuestas a sus agresiones,pacíficas y silenciosas, han sido protagonizadas porgentes de toda condición. No ha habido grupos, nipueblos, ni barrios en guerra.Unos son los que tienen que incorporarse al concilio. Elvasco es un colectivo plural en la cual, no sin fric-ciones, se viene conviviendo. ¿Qué lo ha hecho posible?La aceptación del marco estatutario y sus símbolos.Introducen división quienes lo dan por muerto y tratande imponerle otro al 50% de la población. Han empe-zado a insultar en público gentes que no son de HerriBatasuna. Malo.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 5 de enero de 1999

¿QUIÉN DIVIDE?

Una, en Vitoria, José Angel Cuerda abrazando al nuevo alcalde, Al-fonso Alonso Aranegui. Es la imagen de la Euskadi que vive y quie-re vivir en libertad, en concordia civil, en el respeto a las normas

democráticas que aseguran la convivencia entre las distintas manerasexistentes de concebir el país. La otra, en San Sebastián, es testimonio delcomportamiento incivil de los energúmenos, de cómo insultan a sus ad-versarios políticos, del boicot al discurso de un alcalde de brillante ejecu-toria, querido y respetado en la ciudad, por quienes le han votado y porgran parte de la ciudadanía que no lo hace. Cuerda y Alonso Araneguisimbolizan la Euskadi tolerante, moderna, abierta al futuro. Las camorris-tas de San Sebastián, la Euskadi abrupta, lanar, el pasado. La foto vitoria-na representa el compromiso de Gernika; la donostiarra el exclusivismo yla irracionalidad del Pacto de Estella. Los electos de EH y sus mesnadashan asistido uniformados al acto institucional de nombramiento de alcal-des. Un número importante de esos electos regirá consistorios. Han sidoinvestidos luciendo su uniforme. Tal cosa no ocurre en ningún lugar deEuropa. Ocurrió en malhadada época. El componente fascista de la orga-nización en cuestión se manifiesta tanto en los medios que utiliza comoen los fines, en el proyecto etnocultural, extendido a la gran Euskal Herria,que anima. No, claro, en la reclamación de independencia.Han sido nombrados los alcaldes. Estos tienen que gobernar. Son pocoslo que cuentan con mayoría absoluta. Los restantes, casi todos, tienenque conformar las mayorías suficientes. El resultado electoral ha agudi-zado las tensiones en seno del pueblo, en el nacionalismo, tanto comofrente como en el interior de su principal organización. EH «insta a reca-pacitar» a sus socios. No explicita, lo hará si hace falta, la exigencia, quese cumple lo hablado, el trato. La coalición PNV/EA hace agua. Azkuna,en Bilbao, y Sodupe en Gipuzkoa, tienen planes propios. El cepo de Este-lla se ha oxidado de tal forma que ya no aprieta tanto. Arzalluz ya nocree en el invento. Egibar, como gran valedor, se va quedando solo. Fal-ta saber lo que dice ETA. ¿Su influjo político será suficiente para ponerorden en el frente que ampara y le ampara? Ramón Rabanera va a ser elnuevo diputado general de Álava. En este cuadro, ¿cómo es previsibleque se conformen las alianzas de gobierno? En mi opinión, el pacto deEstella, a trancas y barrancas, tiene vida hasta las próximas elecciones.Ello obliga a que sus socios no marginen a EH. Incluso se hará algún apa-ño con el tema de la asamblea de municipios. No concibo, y menos aúnpersistiendo la amenaza de ETA, ni a socialistas ni a populares partici-pando en esa opción en ninguna instancia de gobierno. En consecuen-cia, creo que se articularán, de la forma que sea, las mayorías a las queempuja un frente, el nacionalista, que enreda y crispa la vida política vas-ca. A veces los desatinos del adversario imponen la política.Obviamente, la tarea de las corporaciones municipales, y de las Diputa-ciones, es administrar con eficaz y transparencia. Asegurar, en la medidade sus instrumentos, el ejercicio de las libertades ciudadanas. En la cam-paña electoral, algunos alcaldables se han referido a los municipios co-mo marcos de reconciliación. En ellos no hay varios enfrentados. Uno nosale de su asombro cuando se liga tal o cual alianza con liderazgos en elproceso de paz. ¿De qué liderazgos y de qué proceso hablan? Estamosconstituidos. Las cuestiones políticas se plantean en el Parlamento. Sedebate entre iguales. El gobierno ha asumido hablar con ETA. Es su res-ponsabilidad y su liderazgo.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 7 de Julio de 1999

DOS FOTOS

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“De Kosovo a Cachemira, de Ir-landa del Norte a Nigeria –es-cribían los editores de la Ency-clopedia of Modern SeparatistMovements publicada en elaño 2000—, la mayoría de losconflictos en el mundo sonhoy conflictos étnicos sobre elterritorio”. Por eso, y con razón, en 1967 se acuñó(lo hizo el politólogo norteamericanoWalker Connor) el término etno-nacio-nalismo: para algunos, nacionalismo asecas; para otros, un hecho nuevo; paratodos, a la luz de lo ocurrido en Irlandadel Norte, en el País Vasco, en Palestina,en la ex-Yugoeslavia, en la antiguaUnión Soviética, en el Punjab, en SriLanka, en Ruanda, un problema casi in-soluble que hace dudar que el mundopueda llegar a superar, a corto y medioplazo, la pasión nacionalista, causa enla historia reciente (siglos XIX y XX) deviolencias y masacres. El etno-naciona-lismo es, en todo caso, un hecho uni-versal. Afecta, desde luego, incluso alsupuestamente desnacionalizado mun-do occidental, como muestra el auge demovimientos nacionalistas en Québec,Irlanda del Norte, País Vasco, Cataluña,Galicia, Córcega, Escocia, Gales, Flandes,desde la década de 1960 (con conse-cuencias, también aquí, desastrosas:entre 1963 y 1970, el Frente de Libera-ción de Québec colocó un centenar debombas y asesinó a ocho personas; en-tre 1971 y 1982 se produjeron en Cór-cega cerca de 3000 incidentes terroris-tas de distinto tipo, reivindicados por elFrente de Liberación Nacional de Córce-ga; 3289 personas murieron en Irlandadel Norte entre 1968 y 1998, la inmen-sa mayoría víctimas del terrorismo delIRA y cerca de 800 en los mismo añosen el País Vasco, como consecuencia deacciones de ETA).El verdadero problema político e histó-rico de este tipo de nacionalismos lo

planteó acertadamente el historiadorE.J. Hobsbawm en Naciones y naciona-lismo desde 1780 (1989): los naciona-lismos occidentales de fines del sigloXX, por tratarse de nacionalismos queaparecían en Estados ya plenamentedesarrollados (España, Francia, GranBretaña, Canadá) eran, y son, inevita-blemente nacionalismos esencialmentenegativos, o mejor, divisivos. Para Hobs-bawm, eran reacciones defensivas fren-te a amenazas reales o imaginarias yafirmaciones de etnicidad e identidad,surgidas no como reacción frente a laopresión del Estado central, sino preci-samente por lo contrario: por el carác-ter no nacional y no nacionalista del Es-tado occidental posterior a 1945 (enEspaña, del estado posterior a 1975).Añadiría a ello, desde mi perspectiva,algo más, y a mi modo de ver más im-portante: que las mismas regiones onacionalidades etno-nacionalistas eran,y son, de hecho sociedades plurales; elresurgimiento del nacionalismo en ellosfue por eso (en Quebec, en Irlanda, en elPaís Vasco) factor de división política yaún de polarización interna. O si sequiere: el etno-nacionalismo no creaprimariamente un conflicto entre unaregión y el Estado; genera básicamenteun conflicto interno en el seno de lapropia región nacionalista (lo que com-plica, además, la posible utilización encasos como los mencionados de solu-ciones tipo derecho de autodetermina-ción: por un lado, aquella integraciónsecular en estados desarrollados crearelaciones de interdependencia entreel Estado y la región nacionalista casi

imposibles de evaluar; por otro, el dere-cho a la autodeterminación debe con-llevar el derecho a la autodetermina-ción dentro de la autodeterminación, ala secesión dentro de la secesión, paralas localidades, comarcas o territoriosque no quisieran incorporase a la futu-ra nación independiente). .Así, y en to-do caso, el “hecho inglés” era y es unarealidad en Quebec. En Escocia, hay dehecho dos Escocias, como ya dijera en1977 el historiador Christopher Harvieque distinguía entre una Escocia roja,cosmopolita, unitaria, asimilista, y unaEscocia negra, rural, defensiva, localista.Irlanda del Norte no es el resultado dela división arbitraria (1921) de una na-ción, Irlanda, como sostendría el nacio-nalismo irlandés, ni una región propia ydistinta vinculada durante siglos a In-glaterra, tesis del unionismo: lo ciertoera, y es, que factores religiosos, histó-ricos, económicos y culturales hicieronde Irlanda del Norte desde el siglo XVIIuna sociedad dividida, que la identidaddel Ulster era en parte gaélico-irlandésy en gran parte anglo-presbiteriana,que, por eso, los Disturbios, como se de-nomina a lo ocurrido allí desde 1968,habían sido consecuencia del conflictointerno entre las dos comunidades nor-irlandesas y que en ese contexto el te-rrorismo del IRA sólo había servido –almargen de su altísimo coste humano—para agudizar la división del país.Esta tesis es ya la tesis dominante en lapropia historiografía irlandesa. Es lamisma tesis que a mi modo de ver defi-ne el caso vasco. El País Vasco es unasociedad plural, construída sobre la co-

Nacionalismos divisivosJuan Pablo Fusi Aizpúrua

Catedrático de Historia Contemporánea.

“El verdaderoproblema políticoe histórico de estetipo denacionalismos loplanteóacertadamente elhistoriador E.J.Hobsbawm”“[…] eranreaccionesdefensivas frentea amenazas realeso imaginarias yafirmaciones deetnicidad eidentidad, surgidasno como reacciónfrente a laopresión delEstado central,sino precisamentepor lo contrario:por el carácter nonacional y nonacionalista”

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mensión vasco-española y de sus mu-chas identidades particulares (alavesa,vizcaína, navarra, bilbaína, vitoriana,donostiarra...).

Hace siglos que el País Vascono es un pueblo étnico. Desdefinales del siglo XIX es una so-ciedad compleja; hoy es unasociedad dinámica, urbana ypost-industrial, con una he-rencia mixta resultado de lainteracción de diferentes cul-turas.

existencia e interacción en su interiorde cuatro tradiciones culturales: la cul-tura euskaldún, la cultura vasco-espa-ñola, la propia cultura española y lasculturas específicas de sus distintos te-rritorios. La misma cuestión nacionalvasca tuvo desde el inicio dos dimen-siones: conflictos entre los gobiernos deMadrid y las aspiraciones del naciona-lismo vasco; la división de la sociedadvasca (y aquí hay que añadir, y navarra)sobre el proyecto etno-nacional del na-cionalismo vasco. Se equivocan quienesven en la aparición de ETA la conse-cuencia de un conflicto antiquísimo yno resuelto: la violencia de ETA fue, y es,una opción deliberada (la violencia co-mo detonante e instrumento de libera-ción nacional), no una necesidad inevi-table ni una respuesta a determinadascircunstancias. Que el nacionalismo vasco ha dado a lasociedad vasca un sentido de identidadcolectiva me parece indiscutible. Lacuestión es determinar si el nacionalis-mo puede, o no, ser un instrumento deconstrucción social para un País Vasco

(una sociedad heterogénea, y como to-da sociedad moderna, en continua evo-lución), para un País Vasco integrado ydemocrático. Pienso que no, pero no setrata de una respuesta arbitraria y ca-prichosa: en la historia contemporáneaeuropea, los nacionalismos liberales ycívicos del siglo XIX fueron fundamen-to de la soberanía popular y del Estadoconstitucional y democrático; los na-cionalismos étnicos (y el vasco lo es),militares, mesiánicos, religiosos, tribales,xenófobos, fueron, y son, reaccionesemocionales, factor de división social,fundamento de proyectos nacionalesexcluyentes.De ahí mi profundo pesimismo sobre elPaís Vasco. La construcción de éste co-mo una sociedad abierta y justa –capazde garantizar el bienestar, las libertadesy la convivencia de los individuos que laintegran— requeriría, en todo caso, esoque cabe llamar o definir como un nue-vo equilibrio vasco: un proyecto social ycultural que asuma tanto el legado dela tradición e identidad euskaldún delos vascos como la herencia de su di-

“[…] en la historiacontemporáneaeuropea, losnacionalismosliberales y cívicosdel siglo XIXfueron fundamentode la soberaníapopular y delEstadoconstitucional ydemocrático; losnacionalismosétnicos (y el vascolo es), militares,mesiánicos,religiosos, tribales,xenófobos, fueron,y son, reaccionesemocionales,factor de divisiónsocial, fundamentode proyectosnacionalesexcluyentes”

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(Ésta es la única página del FORO ERMUA. Direcciones similares son utilizadas incluyendo información manipulada).

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Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

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Para iniciar mi reflexión sobre la lu-cha contra ETA, quisiera hacerlorecordando a todas las víctimas

del terrorismo de toda procedencia, na-cional e internacional, ideológico o iden-titario, fundamentalista o no. Porque só-lo recordando y pensando en las vícti-mas del terrorismo podremos concluir lainutilidad y la falsedad de poner a los te-rrorismos cualquier apelativo, cualquiercalificación. El termómetro moral y polí-tico de una sociedad es siempre la acti-tud hacia las víctimas del terrorismo: enla medida en que se conviertan en el ejecentral y nuclear de cualquier proyectode lucha antiterrorista se estará acertan-do en esa lucha. Las víctimas —lo he di-cho muchas veces— siempre tienen ra-zón, pero no sólo porque hayan padeci-do la brutalidad del crimen terrorista oporque el Estado no haya sabido evitaresa muerte, sino porque vertebran y co-hesionan la lucha antiterrorista. Por eso,su restitución moral, su reconocimientopor parte de la sociedad es uno de loselementos que más nos fortalecen tam-bién a los demás. Y he de decir que en surestitución moral y social, y en la necesi-dad ética y democrática de hacer deellos la columna vertebral, el eje centralde cualquier proyecto de política antite-

rrorista, reside la que pudiera ser la pri-mera aportación de España en la luchaantiterrorista.Víctimas, como María Pilar Elías, viudade mi amigo Ramón Baglieto, únicaconcejala del PP en Azcoitia, donde nohay actualmente ningún representantedel PSE, simboliza el lugar de las vícti-mas en la lucha contra ETA, y simbolizaademás todo aquello por lo que llevo 25años en el mundo de la política. Simbo-liza los amigos perdidos por la absurdacrueldad del terrorismo, entre los que sumarido Ramón Baglieto ha tenido ytendrá siempre un lugar muy especialen mi corazón y en mi memoria. Simbo-liza por tanto la ilusión, el esfuerzo, lahonestidad política y la altura de miras,pero también el sacrificio y el extermi-nio político y físico, de aquella jovengeneración de vascos de la transiciónque fue aniquilada por ETA. María Pilar Elías nos conmovió haceunas semanas reivindicando, fuerte ysola, la dignidad y la decencia de la po-lítica en el Ayuntamiento de Azcoitia.Ella representó lo único moralmentevivo y lo único digno en medio deaquel acto decadente, enfermo, de to-da la familia nacionalista. Simbolizapor tanto esa parte importante de lasociedad vasca que no va a renunciar asus derechos, a sus obligaciones, a suslibertades. Por estas evidencias, las víc-timas simbolizan la libertad y la prime-ra aportación de la experiencia de Es-paña en torno al terrorismo: la necesi-dad de que las víctimas ocupen la cen-tralidad en esta lucha.

LIMITES Y LIMITACIONES

Si la experiencia española pudiera apor-tar algo en la lucha antiterrorista, estambién para no caer en algunos erro-res cometidos. La experiencia españolaestá llena de límites y de limitaciones.Permítaseme distinguir, quizás sin de-masiada ortodoxia académica, entreesos dos términos: límites y limitacio-nes. Porque, en mi opinión, una cosason los límites que por definición carac-teriza a todo Estado de Derecho y otramuy distinta son las limitaciones o cor-tapisas orientadas precisamente a haceque ese Estado sea y opere plenamentecomo un Estado de Derecho, en todaregla, con toda su profundidad y con-tundencia. Acertar a discernir entre limites y limi-taciones constituye una de las clavesdel éxito o del fracaso en una estrategiacontra cualquier tipo de terrorismo.Porque los límites deben existir siempre;

Jaime Mayor Oreja

Presidente del Grupo Parlamentario Vascodel Partido Popular.Ex Ministro de Interior de Gobierno.

Historia de la experiencia de España en 25 años de lalucha antiterrorista

“Víctimas, comoMaría Pilar Elías,viuda de mi amigoRamón Baglieto,única concejaladel PP en Azcoitia,donde no hayactualmenteningúnrepresentante delPSE, simboliza ellugar de lasvíctimas en lalucha contra ETA,y simbolizaademás todoaquello por lo quellevo 25 años en elmundo de lapolítica”

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hay y debe haber límites a nuestras ac-ciones contra el terrorismo porque esoslímites son parte de nuestras conviccio-nes y de nuestra fortaleza moral. Lími-tes que siempre hay que saber defenderpero, por el contrario, las limitacionesdeben ser superadas, erradicadas, por-que en la mayoría de los casos formanparte no de nuestras convicciones sinode nuestros complejos, mezquindades ydebilidades.Respecto a los límites, no hace falta re-cordar que el Estado de Derecho consis-

te, sobre todo, en que los poderes legí-timos se autolimitan, fijan unas reglasy unos marcos de comportamiento po-lítico para garantizar los derechos y pa-ra que las reacciones de los poderes se-an previsibles por los ciudadanos, paradar seguridad, estabilidad y certeza. Enpolítica, ese límite es el marco jurídico-político. En la lucha antiterrorista elrespeto de esos límites es absolutamen-te esencial. Porque cuando no se respe-tan y acatan esos límites, esa falta derespeto se convierte en una limitación.

La vulneración del Estado de Derechomediante atajos en la lucha antiterro-rista es una limitación. La vulneracióndel marco político por un determinadopartido, otra. Y con ello entramos ya enel ámbito de las limitaciones. Por limi-taciones entiendo las constricciones, lasinsuficiencias, las cortapisas para que elEstado de Derecho deje de actuar. UnEstado de Derecho “psíquicamente” dis-minuido es todo lo contrario del Estadode Derecho porque, al final, termina pordejar indefenso al propio Estado, al De-

“Simboliza portanto la ilusión, el

esfuerzo, lahonestidad política

y la altura demiras, perotambién el

sacrificio y elexterminio políticoy físico, de aquella

joven generaciónde vascos de la

transición que fueaniquilada por

ETA”

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recho y a los ciudadanos, y deja de ga-rantizar la libertad.

UNA HISTORIA DE LIMITACIONES

Así planteada la distinción, y en mi opi-nión, la historia de los últimos treintaaños de lucha antiterrorista en España,es la historia de la superación lenta,complicada, difícil, de una serie de limi-taciones que tienen origen, por un lado,en la bisoñez democrática de España–que era también nuestra inseguridad y

nuestra debilidad política-, por otro la-do en la falta de lealtad democrática dealgunos partidos y, por otro lado, enuna mala conciencia y en una mala re-putación de España. Una especie deconciencia de culpa española por esahistoria, ya superada, de enfrentamien-tos civiles, que en el exterior era tam-bién, como ya he dicho, una falta de re-putación democrática, y que en el ám-bito más local se aprovechaba estraté-gicamente para abusar de nuestra debi-lidad. Una conciencia de culpa que, en

el ámbito de las actitudes políticas, ytambién en la actitud de España frenteal terrorismo y frente al nacionalismovasco, se transformó en una serie com-plejos, de cesiones y de limitaciones.Una falta de reputación internacionalque se tradujo en desconfianza.La historia de la lucha contra el terro-rismo en España durante estos 25 añosno es una planificada, delicada y arte-sanal tela de araña de inteligencias ycomplicidades políticas tejidas, dirigi-das, y lideradas por el gobierno de Es-paña. Es la historia, como acabo de de-cir, de una superación gradual de limi-taciones y complejos. En ese sentido, lahistoria de nuestras limitaciones en lalucha contra ETA se produce en tresámbitos o niveles territoriales bien dife-renciados: la dimensión territorial vas-ca; el ámbito territorial español y la di-mensión europea e internacional. La primera dimensión territorial en laque se han producido importantes ydecisivas limitaciones en la lucha con-tra ETA fue la más doméstica de la tres,es decir, en la propia sociedad vasca.En ese ámbito territorial vasco el pro-blema de las limitaciones en la luchacontra ETA, fue doble: político y social. En primer lugar, fue una limitación decarácter político porque ETA es una or-ganización terrorista que decía defen-der, utilizando la estrategia del terror,unos objetivos políticos que coincidíancon los de los partidos nacionalistas. ETAsurgió de una escisión de las juventudesdel Partido Nacionalista Vasco y, sobretodo inicialmente, era considerada co-mo una estructura de jóvenes “desca-rriados” del nacionalismo vasco. Peroesa limitación doméstica fue tambiénsocial, porque ETA nació y, sobre todo,se desarrolló, en respuesta a la creaciónde un ambiente político y social deter-minado. Un ambiente producto de dosfactores: el odio de un nacionalismo de-rrotado en la guerra civil había inocula-do el rencor a España y el Proceso deBurgos en 1970 no hizo sino socializar,esto es justificar y extender ese rencor,

“Acertar adiscernir entrelimites ylimitacionesconstituye una delas claves del éxitoo del fracaso enuna estrategiacontra cualquiertipo de terrorismo”

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ese odio, a otros sectores de la sociedadvasca, marcó un punto de inflexión en lahistoria del País Vasco y marcó tambiéna parte importante de una juventud devascos. Esas dos limitaciones domésti-cas, la política y la social, lastraron du-rante demasiado tiempo la eficacia deuna respuesta netamente “vasca”, polí-tica y social también, contra ETA. Limita-ción que producía en los partidos nacio-nalistas vascos una permanente oposi-ción a todas y cada una de las medidasque el gobierno de España protagoniza-ba en la lucha contra el terrorismo; lalegislación antiterrorista, las extradicio-nes, las expulsiones administrativas, lasactuaciones judiciales que se emprendí-an por parte de la Audiencia Nacionaleran siempre objeto de controversia yoposición de los diferentes partidos delnacionalismo vasco.La segunda dimensión territorial, tam-bién doméstica, en la que se han produ-cido no pocas limitaciones, ha sido ladimensión española. La inexperiencia einseguridad de una democracia que na-cía con no pocos complejos tras una ré-gimen dictatorial, se tradujo en una ini-cial falta de distinción entre quienes lu-charon contra el régimen de Franco yquienes, sencillamente, se aprovecharondel antifranquismo para luchar contra lapropia idea, realidad y proyecto de Espa-ña. De hecho, cuando más virulenciaadquiere la acción criminal de ETA esdurante la transición a la democracia enEspaña. Una confusión ésta que dio oxí-geno, dio una apariencia de legitimidady, a la postre, fortaleció a ETA.En esta dimensión territorial españolase produjo, además, una limitación po-lítica nacida de un pacto tácito. El pac-to tácito consistió en conferir durantela transición política española una so-bre-representación al nacionalismovasco para que, a cambio, desde el pro-pio nacionalismo, se terminara social ypolíticamente con el terrorismo. La UCDrenunció, por ejemplo, a la explicación yexplotación política del Estatuto en elPaís Vasco para que el PNV obtuviera

todos los réditos en ese terreno. Unpacto que produjo, además, una limita-ción política que consistió en que laidea de España se retiró —avergonzada,acomplejada— del ambiente políticovasco. La falta de presencia política deEspaña, del proyecto y de la idea de Es-paña en el País Vasco, durante todanuestra transición, se tradujo en unaomnipresencia del nacionalismo, enque la única perspectiva de futuro pa-sara por él y en que la imagen de Espa-ña, no sólo quedara como algo del pa-sado, sino que fuera permanentementedesprestigiada a manos de los propiosnacionalistas.La tercera dimensión de nuestras in-suficiencias y nuestras limitaciones enla lucha contra ETA es la dimensión ex-terior. La insolidaridad exterior conla joven democracia española en su lu-cha contra ETA fue también la causano sólo de la inexistencia de una cola-boración internacional en toda regla,sino, sobre todo, de una falta de luchaconjunta de los países aliados frente aETA. La soledad de España en esta lu-cha frente a ETA fue manifiesta. El si-lencio de la mayoría de las democra-cias occidentales respecto del fenóme-no terrorista de ETA fue un grito cla-moroso. De esa manera, nuestras limi-taciones en esos tres ámbitos fortale-cieron a la organización, que supoabusar de los complejos, las insuficien-cias, los miedos y las mezquindades delos demás. Y si, en el exterior, ETA con-figuró un santuario en territoriofrancés, en el País Vasco fue urdiendoun tejido social difuso, de organizacio-nes de todo tipo, que dieron coberturalocal a la banda; y en España ETA seaprovechó y abusó no sólo de la buenavoluntad de la recién estrenada demo-cracia, de sus amnistías y de los extra-ñamientos, sino también de la falta decontundencia en la respuesta, de lafalta de determinación de la política yde la justicia respecto del mal llamadoentorno de ETA, de la “retirada políticade España”.

“La historia de lalucha contra elterrorismo enEspaña duranteestos 25 años noes una planificada,delicada yartesanal tela dearaña deinteligencias ycomplicidadespolíticas tejidas,dirigidas, ylideradas por elgobierno deEspaña. Es lahistoria, comoacabo de decir, deuna superacióngradual delimitaciones ycomplejos”

“[…] ETA nació y,sobre todo, sedesarrolló, enrespuesta a lacreación de unambiente político ysocialdeterminado. Unambiente productode dos factores: elodio de unnacionalismoderrotado en laguerra civil habíainoculado elrencor a España yel Proceso deBurgos en 1970 nohizo sino socializar,esto es justificar yextender eserencor, ese odio, aotros sectores dela sociedad vasca[…]”

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Cuando ETA nació era un fenómeno po-co significativo, pero tuvo la habilidadde desarrollarse y fortalecerse gracias ala debilidad de los demás, y se configu-ró como una organización especial-mente dotada para abusar de los com-plejos, los miedos, las carencias y lasmezquindades políticas de los demás.Nuestra debilidad fue su fortaleza.Odio, complejo, indiferencia: País Vasco,España, Francia: he ahí la secuencia y elpor qué de la expansión de ETA du-rante aquellos años, he aquí la secuen-cia que puede servir de enseñanza parano repetir los errores, mutatis mutan-dis, en esta hora de la lucha internacio-nal contra el terrorismo. Hasta aquí, las limitaciones de ayerfrente al terrorismo. Veamos ahora co-mo se fueron superando algunas deesas limitaciones. Porque a medida quefueron transcurriendo los años, a medi-da que la democracia española se fueconsolidando y fortaleciendo, a medidaque fue obteniendo solidez nacional einternacional, a medida que las institu-ciones democráticas se fortalecían yque unas generaciones iban sustituyen-do a las anteriores, a medida que loslastres del franquismo y del antifran-quismo fueron superándose y desapa-reciendo, las limitaciones en la luchacontra el terrorismo se fueron redu-ciendo. España fue recorriendo una se-rie de trechos democráticos que, ade-más de fortalecer nuestro Estado deDerecho e incrementar la cooperaciónde Francia, fue poco a poco liberandomuchos complejos. Gracias a esa libera-ción nuestra sociedad se movilizó fren-te a ETA y esa rebelión social fortaleciócomo nunca la profundización del Esta-do de Derecho. De la parálisis individualy colectiva, del silencio, se pasó a acti-tudes –primero individuales y luego co-lectivas- que comenzaron a quebrar lacárcel del miedo. De la parálisis social,se pasó a la acción social. De la parálisisjudicial respecto al mal llamado entor-no de ETA, se pasó a la acción judicial. Yde una concepción meramente “opera-

tiva” de la lucha contra ETA, se pasó a lalucha multidisciplinar y en todos losámbitos: el económico, el social, el po-lítico. Gracias a esa interacción entrela sociedad y el Estado pudimos supe-rar muchas de nuestras limitaciones.

LOS HITOS EN LA LUCHA CONTRA EL TE-RRORISMO

En la historia de esta superación quisie-ra destacar muy especialmente tres hi-tos que, en cada una de las tres dimen-siones territoriales a que me he referi-do, jalonaron nuestra experiencia anteel terrorismo.En el ámbito territorial más doméstico,el vasco, el principal hito fue el Pactode Ajuria-Enea de 1988. Gracias a él sesustituyó la vieja línea política divisoriaentre nacionalistas y no nacionalistaspor la línea de separación entre demó-cratas y terroristas. Un Pacto que tuvoademás su origen y esencia en la nega-ción común de la negociación políticacon los terroristas. Un Pacto que, de al-

guna manera, retomaba el pacto tácitode la transición y daba continuidad alpacto estatutario. De manera que secomenzaba a dar cierta carta de natu-raleza al pacto entre nacionalistas y nonacionalistas como hecho singulariza-do de la política vasca. Un segundo hito, de dimensión territo-rial vasca y española, fue el espíritu deErmua, que fue la gran eclosión de lafortaleza social frente a ETA, la gran re-belión democrática de toda una socie-dad contra el terror y la desobedienciacivil en toda regla frente al nuevo régi-men dictatorial y de terror que ETA pre-tendía imponer. Una movilización queera, además y simultáneamente, un res-paldo y una exigencia a todos los pode-res públicos en la lucha contra ETA.Gracias a ese respaldo y a esa exigencia,el fortalecimiento y la profundizacióndel Estado de Derecho comenzó a im-pedir la impunidad que hasta ese mo-mento existía para un entramado polí-tico y social que una veces actúa al ser-vicio de ETA y que en otras ocasionesrealiza labores de co-dirección de esecomplejo entramado que es ETA. Porqueen esa impunidad radica también la su-pervivencia de ETA. El declive de la cobertura social de ETAque se produce a partir del espíritu deErmua, la cada vez más intensa colabo-ración de Francia, la reacción de las Ins-tituciones Europeas, la firmeza demo-crática de los gobiernos de España quedeciden actuar sólo con la ley pero contoda la ley frente al terrorismo, el papeldeterminante de la justicia personifica-da en la Audiencia Nacional, constitu-yen los trechos democráticos recorridosen la lucha contra ETA. De cierta paráli-sis o, si se quiere, de cierta confusión,de cierta insuficiencia en los medios dela lucha antiterrorista, se pasó a la ac-ción y a la implicación de todos los me-canismos del Estado de Derecho en elobjetivo común de derrotar a ETA entodas sus ramificaciones o vertientes: lavertiente de los comandos, la vertientede la dirección o la cúpula que reside en

“Limitación queproducía en lospartidosnacionalistasvascos unapermanenteoposición a todasy cada una de lasmedidas que elgobierno deEspañaprotagonizaba enla lucha contra elterrorismo; lalegislaciónantiterrorista, lasextradiciones, lasexpulsionesadministrativas,las actuacionesjudiciales que seemprendían porparte de laAudienciaNacional eransiempre objeto decontroversia yoposición de losdiferentes partidosdel nacionalismovasco”

“El declive de lacobertura socialde ETA que seproduce a partirdel espíritu deErmua […]”

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Francia, la vertiente de la semilla en elterrorismo callejero y la vertiente delmal llamado entorno. Gracias la luchasostenida y multidisciplinar contra ETA,esta organización criminal se encuentrahoy en una situación radicalmente másdébil, operativa, política y socialmenteque hace veinte años. El acuerdo por la libertad y la luchacontra el terrorismo, suscrito entre elPartido Popular y el Partido Socialista(PSOE), constituye la manifestaciónmás concluyente de este espíritu. El tercer hito al que antes me refería seproduce en el ámbito internacional apartir de los acontecimientos terroristasdel once de septiembre. Un hito que, enmi opinión, ayudará a culminar la supe-ración de las limitaciones extraterrito-riales de la lucha antiterrorista. Me re-fiero al surgimiento de una nueva con-ciencia internacional ante el fenómenodel terrorismo. Cierto que ya en el ám-bito de la Unión estábamos constru-yendo el Espacio judicial y policial euro-

peo y la Euro-orden de entrega inme-diata, pero también es cierto que laaceleración de esa construcción se pro-duce ahora. No tengo duda de que, dehaber existido en los años setenta,ochenta o noventa, la resolución delpasado 28 de Septiembre del Conse-jo de Seguridad de Naciones Unidas,o que de haber existido antes la actualposición de la Unión, de haberse produ-cido, junto a la acción española, unaacción internacional, conjunta, ETAprobablemente habría pasado a la his-toria. Por eso la reacción producidadespués del once de septiembre de2001 será un hito en las relaciones in-ternacionales y en la lucha contra el te-rrorismo. Ese hito consiste fundamen-talmente en el surgimiento de una nue-va actitud de los gobiernos occidentalesante el fenómeno terrorista. Una vez analizadas las limitaciones es-pañolas en nuestra historia en la luchacontra el terrorismo, y repasados los treshitos históricos para su superación, qui-

siera detenerme en lo que aún quedapor hacer: es decir, por una, lado en laexposición de las actuales limitaciones y,por otro lado, en la necesidad de supe-rarlas como máxima contribución espa-ñola en la actual lucha mundial contrael terrorismo. Dicho en otras palabras, lasuperación de las actuales limitacionesfrente al terrorismo de ETA, y su conse-cuente derrota, será la principal aporta-ción de España a la coalición internacio-nal. La aportación de España a la lucha

contra el terrorismo que ya es objeto depreocupación común no consiste tantoen que creamos que podamos ser deci-sivos en el mundo en la resolución ge-neral de ese problema, sino que nuestraprincipal –que no la única- aportaciónconsistirá en la solución de nuestro pro-blema terrorista. El ejemplo de terminarcon ETA desde el Estado de Derecho ycon la ayuda de todos los países de laUnión constituiría la principal aporta-ción española. Es, por tanto, nuestraprofunda convicción de que es posiblederrotar al terrorismo de ETA y nuestradeterminación en esta tarea, lo que Es-paña puede y debe aportar.

LAS LIMITACIONES DE HOY

¿Cuáles son las limitaciones que toda-vía impiden la derrota total de ETA? Pa-ra seguir con el esquema utilizado res-pecto de las limitaciones del pasado,me voy a detener nuevamente en lostres ámbitos territoriales de las limita-

“[…] el principalhito fue el Pactode Ajuria-Enea de1988. Gracias a élse sustituyó lavieja línea políticadivisoria entrenacionalistas y nonacionalistas porla línea deseparación entredemócratas yterroristas”

La insolidaridad exterior con la joven democraciaespañola en su lucha contra ETA fue también lacausa no sólo de la inexistencia de una colaboracióninternacional en toda regla, sino, sobre todo, de unafalta de lucha conjunta de los países aliados frente aETA. La soledad de España en esta lucha frente aETA fue manifiesta. El silencio de la mayoría de lasdemocracias occidentales respecto del fenómenoterrorista de ETA fue un grito clamoroso.

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ciones: el más doméstico o vasco, el es-pañol y el internacional.

LAS LIMITACIONES DE HOY EN EL ÁMBITO

VASCO

En esta historia de limitaciones casisiempre se avanza. Pero toda regla tie-ne su excepción y me atrevo a afirmarque la actitud global del nacionalismovasco en estos últimos años significaun retroceso que repercute negativa-

mente en la lucha contra el terrorismo.Si me permiten la expresión, el “mundodel PNV” ha comenzado a nadar con-tracorriente. El gran avance de la de-mocracia española respecto a otros pe-riodos de nuestra historia, la clave y elvalor de la transición democrática, laclave y el valor de la Constitución Es-pañola y el Estatuto Vasco es el mismo,el enaltecimiento del Pacto, el enalteci-miento del respeto a unas reglas dejuego desde el valor del acuerdo. Latécnica constitucional de la elabora-ción del Estatuto es tan transparenteque lo explica todo. Es la técnica delenaltecimiento del valor del pacto y delacuerdo: del valor del sentido común.El Estatuto fue y es un pacto para se-guir pactando de acuerdo con unas re-glas de juego que hay que saber respe-tar escrupulosamente. Pero es un pactotambién para abandonar definitiva-mente la imposición, la exclusión y launilateralidad. El mandato esencial dela Constitución y del Estatuto es por

ello, la transacción permanente. Si elloes así, ¿cuál es el retroceso al que merefiero? ¿Cuál es la principal deslealtadal Estatuto y a la Autonomía? ¿Cuál esel contravalor del Estatuto? La unilate-ralidad, esto es, la elevación al máximorango, a objetivo de todos, lo que soloquiere una parte de los vascos. La sa-cralización, el enaltecimiento de lo quequiere una parte de los vascos, esto es,de lo unilateral, es la gran deslealtadcon el Estatuto y el retroceso en el pro-ceso de lucha contra el terrorismo.Porque si pasamos de toda una culturao filosofía política en la que se enalteceel Pacto a otra cultura en la que se enal-tece la voluntad unilateral de una partede los vascos, se está retrocediendo. Sihe hablado del enaltecimiento de la vo-luntad de sólo una parte de los vas-cos como paradigma de deslealtad, esporque, con carácter general, rechazo laposibilidad de que la propia y unilateralvoluntad de alguien se convierte en leyúnica, onmímoda, total, para regir la vi-da de las personas, de las colectividades,de las sociedades. ¿Desde cuándo la ex-clusiva voluntad de alguien se convierteen voluntad general? La vida de relacióncrea y genera compromisos que condi-cionan nuestros comportamientos. Enestos últimos años vivimos una nuevacultura, una nueva moda en el conjuntodel nacionalismo vasco. El ámbito vascode decisión, la libre determinación de losvascos, el derecho a la autodetermina-ción, mejor dicho, el derecho unilate-ral de secesión, el ser para decidir,constituyen un conjunto de expresiones,un léxico ideológico que los nacionalis-tas vascos van deslizando y modifican-

do progresivamente a lo largo de estosaños como expresión de esa nueva mo-da política imperante entre ellos. Todasestas expresiones no son la consecuen-cia de una interpretación determinadade la famosa disposición adicional delEstatuto. Ni tampoco son la respuesta auna inventada regresión autonómicapropiciada por España. Es la expresiónde la ortodoxia nacionalista vasca, asen-tada en la idea de que la autonomía esun medio, no un fin en si misma. Utili-zando el símil deportivo, podría decirseque para el nacionalismo la autonomíaes una meta volante, pero nunca la me-ta final de sus aspiraciones políticas.La ortodoxia nacionalista, hibernada olatente, tenía simplemente que elegir elmomento oportuno para saltar al pri-mer plano. Este momento se producecuando se confirma el estancamientodel nacionalismo vasco, cuando el poderpolítico del nacionalismo vasco, pese asu magnitud, desde la autonomía, no essuficiente para que todos los vascos nosvayamos haciendo nacionalistas. El re-troceso -otros lo denominaran clarifica-ción- era y es que, para ser leal con laesencia y la ortodoxia de su partido, an-tes que después, los nacionalistas vascostenían que ser desleales con el valor másprofundo de la Autonomía: el Pacto. Laradicalización del nacionalismo, la re-cuperación de su ortodoxia era, si mepermiten la expresión literaria, “la cróni-ca de una muerte anunciada”. Hay retro-ceso porque los frutos de ese nuevo am-biente político, de ese ámbito vasco dedecisión, son y será con seguridad con-traproducentes y disparatados. La pro-puesta de un referéndum para que losvascos digamos si o no al terrorismo deETA –que no es sino someter a referén-dum el derecho a la vida- la propuestade un tribunal para periodistas constitu-yen ejemplos muy elocuentes de lo queacabo de señalar.El primer fruto de ese clima, de ese“ámbito de decisión vasco”, fue elacuerdo político entre el PNV y ETA es-cenificado parcialmente en Estella. Hoy

“¿Cuál es laprincipaldeslealtad alEstatuto y a laAutonomía? ¿Cuáles el contravalordel Estatuto? Launilateralidad,esto es, laelevación almáximo rango, aobjetivo de todos,lo que solo quiereuna parte de losvascos”

“El ejemplo determinar con ETAdesde el Estado deDerecho y con laayuda de todos lospaíses de la Uniónconstituiría laprincipalaportaciónespañola. Es, portanto, nuestraprofundaconvicción de quees posible derrotaral terrorismo deETA y nuestradeterminación enesta tarea, lo queEspaña puede ydebe aportar”

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no vivimos un proyecto de coincidenciade ETA con el PNV como fue el Pacto deEstella, pero si vivimos y sufrimos unaestrategia de ruptura a plazos, quequiere ser más indolora, una Estellaligth, un proyecto de convergencia,más que de coincidencia, entre nacio-nalistas de un signo y de otro. Y esa es-trategia es tanto más ilegítima cuan-to que, no sólo es una deslealtad al Es-tatuto, sino también una deslealtad almapa político surgido del trece de Ma-yo, que es cuando mayor equilibrio po-lítico, entre nacionalistas y no naciona-listas, se ha producido en la sociologíaelectoral vasca. A partir de aquí, el le-hendakari tiene toda la legitimidad pa-ra gobernar, pero ninguna para em-prender un proyecto de secesión y deenfrentamiento entre vascos. En defini-tiva, lo que vivimos en este periodo esel resultado de una estrategia políticanacionalista, de una si se quiere, nuevacultura política nacionalista, pero eso si,prevista desde siempre, porque para esoy solo para eso introdujo el nacionalis-mos vasco la Disposición Adicional delEstatuto.La Constitución Española del 1978 y elEstatuto, plasmaron una doctrina sobrelos derechos históricos que engarzabanuestra historia con nuestro presente ynuestra foralidad vasca con nuestra au-tonomía. Hace veinticinco años partía-mos de la existencia de “dos provinciastraidoras”, Guipúzcoa y Vizcaya, y deninguna institución común vasca. Nun-ca había existido el País Vasco comorealidad política y administrativa salvoen un brevísimo periodo de la guerra ci-vil española. Hoy, a través del Estatutoy de la Constitución, existen por pri-mera vez unas Instituciones comunes y,gracias a los derechos históricos, nues-tra singularidad se configura mediante

los Conciertos Económicos y la PolícíaAutónoma. La Constitución de 1978,tuvo el valor y el coraje de concretaruna doctrina sobre derechos históricosque no fue capaz de definir la Constitu-ción Española de 1931.Este esfuerzo, este si se quiere riesgo,no ha sido correspondido por nosotros,los vascos, con una doctrina política yun proyecto sobre nuestras obligacio-nes históricas con España. Los vascosno hemos tenido el coraje y el valor quetuvieron el conjunto de los españoles, yno hemos sido capaces de determinar,como elementos esenciales de nuestrasingularidad, nuestras obligaciones his-tóricas. El hecho diferencial no sepuede sustentar solo en derechos sinlas correspondientes obligaciones. Si sees singular en los derechos, en justa re-ciprocidad se tiene que ser singular enlas obligaciones. El sentido común nosvuelve a decir que, a más derechos his-tóricos, más obligaciones históricas. Elsiguiente “paso político” deberíamosdarlo, por lo tanto, los vascos, y de esamanera, después de nuestro esfuerzotendríamos legitimidad para tratar deseguir desarrollando, a través de loscauces institucionales, otras interpreta-ciones de los derechos históricos. ¿Cuál es por ello nuestra primera obliga-ción histórica? Nuestra primera obliga-ción histórica como vascos radica en laaceptación de la pertenencia a España.La permanencia en España, pero no concarácter provisional o condicionada a laautodeterminación. Los vascos, en con-secuencia, no estamos respondiendo anuestras obligaciones históricas. Por elcontrario, pienso que la no aceptación,con el paso del tiempo, de una sola obli-gación histórica del País Vasco con Es-paña se convierte en una injusticia his-tórica y en un retroceso para el País Vas-co y para España. Todo ha cambiado enEspaña, menos la ortodoxia y los dog-mas del Partido Nacionalista Vasco y laviolencia de ETA. El centro-derecha es-pañol, el centro izquierda español, hanido abandonando dogmas, lastres y po-

siciones hasta hacerlos casi irreconoci-bles respecto a lo que representaban ha-ce 25 o 30 años. Comprendieron que te-nían que hacer su propia transición pa-ra abordar después la de España.ETA tiene como fundamento ideológicoun nacionalismo vasco que se dice deizquierdas pero que está fundado en lanoción de superioridad racial heredadadel conjunto de las tesis sustentadaspor Arana Goiri. Julio Caro Baroja loexpone con precisión en “Terror y Terro-rismo” que constituye, hoy más quenunca, una lectura obligada en estostiempos en que vivimos. Esta realidadpermite vislumbrar que el inmovilismode fondo de ETA es también consecuen-cia del inmovilismo propio del naciona-lismo vasco y del PNV, de sus dogmas yde su ortodoxia de odio antiespañol.Si, además, la actual estrategia del na-

“De ciertaparálisis o, si sequiere, de ciertaconfusión, deciertainsuficiencia enlos medios de laluchaantiterrorista, sepasó a la acción ya la implicación detodos losmecanismos delEstado de Derechoen el objetivocomún de derrotara ETA en todas susramificaciones overtientes”

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cionalismo vasco consiste en la supera-ción y ruptura del marco político y jurí-dico con carácter unilateral, ese nacio-nalismo gobernante está más en la rup-tura que en la reforma y, en consecuen-cia, con su estrategia, favorece a la or-ganización para la ruptura que por an-tonomasia es ETA. El 11 de Septiembre ha cambiado elmundo, ha modificado el curso de lahistoria, incluso, de una organizaciónterrorista como el IRA. El 11 de sep-tiembre, hasta el momento, no ha cam-biado la posición del PNV, ni la organi-zación ETA, porque tienen una estrate-gia de “piñón fijo”. No cambian con laConstitución, ni con el Estatuto, ni conla Unión Europea, ni con el 11 de Sep-tiembre. De vivir tan a espaldas de Es-paña, con la obsesión de España, estánempezando a vivir a espaldas de la

Unión Europea y de Occidente. Empie-zan a ser los únicos herederos de la so-ledad de esa “vieja y aislada” España, deotros tiempos, a la que tanto combateny a la que al final tanto imitan.Quienes en estos días, comparan el pro-ceso irlandés, del IRA y del Sinn Feincon el de el nacionalismo vasco y ETAtienen que darse cuenta que la soledad,la burbuja en la que vive el nacionalis-mo vasco es ya su principal diferenciarespecto del otro referido fenómeno. Detan diferentes, de tan singulares, los na-cionalistas vascos convierten su sole-dad en su hecho diferencial. Esa sole-dad determina que el PNV, en su actualestrategia de radicalidad y de ruptura,¡ojála rectifique! puede acabar siendopara ETA lo que fue el Sinn Fein para elIRA. El Sinn Fein de ETA no es Batasuna,porque esta organización, hoy por hoy,es simple y llanamente ETA.No tienen razón quienes desde el na-cionalismo vasco claman por una se-gunda transición en España, cuandoellos ni siquiera se aproximan a su pri-mera e indispensable transición ante loscambios producidos en España y en elmundo. El nacionalismo vasco tienependiente su primera transición, tal ycomo hicieron sucesivamente en sumomento las formaciones políticas de-mocráticas españolas desde las victo-rias y las derrotas electorales. Si los vas-cos asumiésemos esa primera gran obli-gación histórica a la que antes me hereferido, qué diferente sería la situa-ción. Cómo cambiarían las actitudes detodos, también las de ETA, qué vientode estabilidad, libertad y paz recorreríael País Vasco, cómo eliminaríamos unade las primeras y principales limitacio-

nes para acabar con el miedo y con elterrorismo. En definitiva, en el procesoy en la estrategia nacionalista de ruptu-ra del marco jurídico-político, en suplanteamiento actual para iniciar unasegunda transición sin que ellos hayanabordado su propia y primera transi-ción, está una de las limitaciones paraerradicar a una organización terroristacomo ETA.

LAS LIMITACIONES ACTUALES EN EL ÁMBITO

ESPAÑOL

En este sentido, creo es mucho lo quese ha avanzado y se esta avanzando enese terreno. Pero también es verdadque, en demasiadas ocasiones, vacila-mos excesivamente, demostramos faltade seguridad en nosotros mismos y ennuestro ordenamiento jurídico. Hay es-trategias burdas y tramposas, que pro-ceden del nacionalismo vasco, que nosdescolocan excesivamente. A veces, en-tre todos, damos demasiadas esperan-zas, a quienes preconizan terceras vías,terceros espacios que no conducen aningún lugar, salvo al tercermundismopolítico.Hay demasiadas dudas, cuando se pro-ponen extrañas reformulaciones de laConstitución y de la articulación terri-torial de España, sabiendo además, quealgunas formaciones y dirigentes na-cionalistas vascos se mantienen en unaofensiva política nacionalista inequívo-ca que todavía no ha finalizado.

LAS LIMITACIONES ACTUALES EN EL ÁMBITO

INTERNACIONAL

La tercera limitación que todavía per-siste es una limitación en el ámbito in-ternacional. Porque, pese a lo muchoavanzado en este terreno desde el oncede septiembre, no es menos cierto quetodavía queda mucho por avanzar, porconcretar, por instrumentar y por poneren marcha. En ese sentido, quisiera decir que nobasta la constitución de una coalición

“La ConstituciónEspañola del 1978y el Estatuto,plasmaron unadoctrina sobre losderechoshistóricos queengarzaba nuestrahistoria connuestro presente ynuestra foralidadvasca con nuestraautonomía”

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internacional contra el terror. Digamosque su existencia es un requisito im-prescindible, una condición previa, unacircunstancia necesaria pero no sufi-ciente para derrocar y erradicar el terro-rismo. Los españoles hemos aprendidoque el ambiente político y social que ro-dea a cualquier fenómeno terrorista re-sulta decisivo. Tanto para combatir elterrorismo como para que por el contra-rio se legitimen algunas actuaciones delos terroristas. Los terroristas buscantambién una cierta legitimación en esosclimas y ambientes políticos que se vancreando. Quienes hemos tenido que en-frentarnos a un fenómeno como el te-rrorismo sabemos de la trascendenciadel sostenimiento y del mantenimientode un determinado clima de opinión. EnEspaña ese clima, ese ambiente, se haido forjando y fortaleciendo durantemás de veinticinco años. En los paísesoccidentales este número de años secuenta por número de días: apenas 50días. Las democracias se asientan en elcomienzo en unas profundas conviccio-nes y en su desarrollo en normalidadesas convicciones se suelen ir diluyendoy se caracterizan porque son regímenesde opinión. Pero los regímenes de opi-nión, no son simplemente modas. Sonsin duda el fruto de unas convicciones.En situaciones de anormalidad como elque vivimos, es momento de hacer aco-pio de convicciones, rescatar principiosy valores, sin caer en un fundamentalis-mo occidental incompatible con nues-tra democracia liberal, para que los es-tados de opinión del mundo occidentalsostengan este largo y difícil reto. Hoyeste clima, este ambiente existe. Perotenemos que ser plenamente conscien-tes de que es un clima, un ambientemuy joven, de 50 días, y va a tener quemadurar, evolucionar, sufrir y, sobre to-do, perseverar. Tenacidad, perseveranciason valores que hemos interiorizadomuy profundamente los españoles, noen 50 días sino en más de 25 años.A España le corresponde el papel decontagiar, difundir, explicar estos valo-

res, para que la falta de los mismos no setransforme en una limitación. Digamosque hoy no estamos ante una limitaciónreal, sino ante una limitación potencialque tenemos que darle la máxima im-portancia. España puede desempeñarun papel relevante en esta labor peda-gógica por propia experiencia en el senode la Comunidad Occidental si somosconscientes también de las limitacionesque hemos sufrido. La limitación de hoy,una vez creado ese clima y ese ambien-te en el que se coloca el terrorismo co-mo una de nuestras principales preocu-paciones, es la falta de concreción, lafalta de delimitación, la ausencia deprecisión de las medidas a adoptar en elfuturo. Es una limitación que no nos de-be escandalizar porque es normal, esnatural dado el breve lapso de tiempotranscurrido desde el 11 de septiembre.

Decía que no es suficiente la consti-tución de una coalición internacionalcontra el terror. No es suficiente, enprimer lugar, porque no estamos anteuna guerra convencional. En este mo-mento estamos ante una primera fasede la lucha antiterrorista que es unacampaña militar, pero esta es solo unafase, no la estrategia ni siquiera la tácti-ca global para derrotar al terrorismo in-ternacional. No estamos ante una gue-rra convencional porque el terrorismosiempre es una estructura difusa, quese vale de otras estructuras interpues-tas, a veces estables, como determina-dos Estados o partidos políticos, y a ve-ces inestables, como determinadas or-ganizaciones sociales. No es suficiente,en segundo lugar, porque siendo todoslos terrorismos esencialmente iguales, lalucha contra cada una de las organiza-ciones terroristas precisa de un proyec-to concreto para combatirla. Todos losterrorismos son iguales porque entre laacción terrorista y la radicalización deuna posición de una ideología de unareligión se interpone siempre un mismosentimiento: el odio. El odio siempre esla antesala de todas las organizacionesterroristas, de todas las acciones terro-ristas sin excepción. Para que una orga-nización terrorista legitime la muerte yel asesinato de personas con la finalidadde crear miedo y pánico en la sociedaden la que vive tiene que odiar necesaria-mente los valores y las personas con lasque mal convive en nuestra sociedad.Pero cada fenómeno terrorista, cada or-ganización terrorista, dentro de unosprincipios y criterios de carácter general,tiene que ser objeto de una estrategia,de un proyecto, de un programa, de uncalendario de acción.La Coalición Internacional, a través de latrascendental Resolución del 28 de sep-tiembre del Consejo de Seguridad de lasNaciones Unidas, tiene que aproximarsea cada fenómeno terrorista y en esaaproximación el país víctima, la naciónvíctima, en el caso de ETA, España, tieneque marcar las pautas, la dirección de

“[…] es momentode hacer acopiode convicciones,rescatar principiosy valores, sin caeren unfundamentalismooccidentalincompatible connuestrademocracialiberal, para quelos estados deopinión del mundooccidentalsostengan estelargo y difícil reto.Hoy este clima,este ambienteexiste. Perotenemos que serplenamenteconscientes deque es un clima,un ambiente muyjoven, de 50 días, yva a tener quemadurar,evolucionar, sufriry, sobre todo,perseverar.Tenacidad,perseverancia sonvalores que hemosinteriorizado muyprofundamente losespañoles, no en50 días sino enmás de 25 años”

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esa estrategia, de ese programa, de eseproyecto. En nuestro caso, el Gobiernode España tiene y tendrá un papel de-terminante en el ámbito de la Unión Eu-ropea, a la hora de enfocar primero, yconcretar después no sólo la lucha con-tra ETA sino también la forma y maneraen la que se combaten las diferentesmodalidades del terrorismo. La Presi-dencia Española de la Unión adquiereuna trascendencia singular en esta tareade enfoque y concreción. Para ser eficaz,la coalición debe aspirar a combatir to-dos y cada uno de los fenómenos terro-ristas. Y que para combatir todos y cadauno de esos fenómenos, para derrotar acada una de las organizaciones crimina-les, deben formularse unas acciones sin-gulares dentro de un proyecto concreto.En otras palabras, si quiere ser eficaz, lacoalición debe diseñar una estrategia,no sólo contra el terrorismo en general,sino también una estrategia singular yespecífica contra cada grupo terrorista.En definitiva: pensar globalmente yactuar localmente.

RAZONES PARA LA ESPERANZA

Tengo la convicción profunda de que elonce de Septiembre de 2001 marcaráun antes y un después en tres ámbitosdistintos pero complemementarios: lasrelaciones internacionales, la percep-ción y la actitud frente al terrorismo ypor último, la lucha contra el terroris-mo de ETA. De todos los hitos que hedestacado en la lucha contra Eta, creoque el más determinante será el oncede septiembre. Lo importante para no-sotros, los vascos, los españoles, es quelos acontecimientos del 11 de septiem-bre, la reacción que se produce en to-dos los países occidentales, ha dado larazón a la política antiterrorista delGobierno de España. Lo importante esque estos hechos confirman, que esta-bamos y estamos en la buena dirección.La política del Gobierno de España, enmateria antiterrorista, no tiene querectificarse un ápice en su dirección.

Tiene que profundizar, tiene que avan-zar, tiene que concretar, pero mante-niendo la actual dirección. La tragediapolítica radicaría en que estos terriblesacontecimientos nos hubiesen atrapa-do con el pie cambiado o con la brúju-la en otra dirección. Puede decirse enese sentido que, a lo largo de estos 25años de lucha contra ETA, España fueavanzando, desde una posición de par-tida muy complicada, hacia la direc-ción de la que hoy parte occidente: nodialogar ni negociar el futuro políticocon los terroristas sino actuar con ple-na firmeza democrática, con toda la le-galidad y total cooperación internacio-nal. En este sentido creo que, en unmomento determinado de la historiareciente de España, supimos aceptar enla evolución del sesgo que dimos anuestra lucha antiterrorista. Esta es laprimera razón para la esperanza.Alguien dirá que España es la única na-ción europea en la que subsiste un fe-nómeno terrorista como el de ETA. Perosi uno compara la situación compartidade la España de la transición con la si-tuación de partida de la coalición inter-nacional en su lucha contra el terroris-mo, existen fundamentadas razonespara la esperanza. Hoy, cuando los go-biernos occidentales hablan de Bin La-

den, nadie le otorga una determinadacobertura política o ideólógica de legiti-mación. Quienes son capaces de come-ter la barbarie de las Torres Gemelas deNueva York son terroristas sin más, sincalificativos, sin apellidos. La claridadética compartida, la nitidez de los plan-teamientos morales de todos los paísesoccidentales y en consecuencia, el pun-to de partida de la lucha contra el terro-rismo es, en estos momentos, incompa-rablemente superior a aquella confusióninternacional, pero también interior, quetuvimos que padecer durante demasia-dos años en España. Esta es una segun-da razón para la esperanza.La tercera razón para la esperanza, sepersonifica hoy, y en este prestigiosoforo, en Maria Pilar Elias. Ella, los con-cejales del Partido Popular del País Vas-co y del Partido Socialista (PSE), consti-tuyen con su ejemplar presencia, entre-ga y dedicación, una esperanza diaria ycotidiana. Ellos, desde sus convicciones,desde su sencillez, desde la falta totalde ambiciones personales, están dandola cara todos los días, con riesgo de susvidas, por la libertad, por el País Vasco,por España, por todos nosotros y cons-tituye por ello un ejemplo admirable,que emociona y nos hace vibrar.Nos demuestran que las perso-nas, en los momentos más difici-les y dramáticos, son capaces dehacer emerger lo más noble, lomejor de lo que cada uno de no-sotros llevamos dentro. No haydiscurso, ni proyecto, ni progra-ma, ni gobierno, ni coalición in-ternacional, que nos infundatanta esperanza, como las con-ciencias limpias, nobles, despren-didas, de personas como los con-cejales del PP y del PSOE delPaís Vasco.

* Texto de la Conferencia en el Club Si-glo XXI, dentro del Ciclo “España en elmundo globalizado”.

“El odio siemprees la antesala detodas lasorganizacionesterroristas, detodas las accionesterroristas sinexcepción. Paraque unaorganizaciónterrorista legitimela muerte y elasesinato depersonas con lafinalidad de crearmiedo y pánico enla sociedad en laque vive tiene queodiarnecesariamentelos valores y laspersonas con lasque mal conviveen nuestrasociedad”

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El nacionalismo vasco, en los últimosaños, se ha referido al modelo irlandéscon el objeto de diseñar una estrategiasobre la que construir su propio proce-so de pacificación, siendo su reflejo másdirecto la declaración de Lizarra. Unanálisis riguroso de esta iniciativa de-muestra cómo el nacionalismo vascoinstrumentalizó políticamente el proce-so de paz norirlandés. El diálogo en Irlanda no se basó en la ra-dicalización del nacionalismo democráti-co, sino en la constitucionalización delnacionalismo violento, fenómeno opues-to al que intentaron PNV y EA al aceptarlas exigencias de sectores independentis-tas, como demuestran los contenidos delpacto sellado con ETA en 1998.

EL IRA RENUNCIÓ A LAVIOLENCIA SIN CONDICIONARLAA LA AUTODETERMINACION

El nacionalismo vasco insiste en que elreconocimiento del derecho a la auto-determinación ha sido lo que ha lleva-do al IRA a decretar el cese de su vio-lencia. Así lo sugirió el 31 de octubre de2001 Xabier Arzalluz mediante una no-ta de la ejecutiva del PNV en la que seindicaba que «el problema o su soluciónen Irlanda del Norte nunca ha sido deautonomía, más o menos profunda, si-no de autodeterminación, cuyo recono-cimiento ha conducido paulatinamentea la situación actual tras 30 años deconflicto». Esta interpretación carece derigor, pues tanto el IRA como el SinnFein han reiterado que al pueblo irlan-

dés se le sigue negando hoy la autode-terminación. Esto demuestra que el IRAno ha interrumpido su violencia porquefinalmente consiguiera el reclamadoderecho a la autodeterminación, sinopor otro motivo a menudo ignoradopor el nacionalismo vasco: los republi-canos deseaban salir de una guerra queno estaban ganando.Muchos nacionalistas vascos exageran laimportancia de la Declaración de Dow-ning Street firmada en 1993, uno de losreferentes a los que aluden para reivindi-car el reconocimiento del derecho a laautodeterminación. Este documento fuerechazado por el IRA y el Sinn Fein, pues,como ocurrió con el Acuerdo de ViernesSanto en 1998, el derecho a la autode-terminación no era reconocido en lostérminos reivindicados por los republica-nos. Al anunciar su alto el fuego en1994, el IRA ya indicó que «la Declara-ción de Downing Street no es una solu-ción», al no garantizar que el derecho ala autodeterminación tuviera como base

una circunscripción única en la forma detoda la isla de Irlanda.Al igual que el Acuerdo de Viernes San-to, la Declaración suscribía que el ejer-cicio del derecho a la autodetermina-ción se realizaría utilizando una fórmu-la totalmente inadmisible para los re-publicanos a lo largo de las últimas dé-cadas. Tradicionalmente, el IRA y el SinnFein han considerado a Irlanda del Nor-te como una entidad política artificialsin legalidad ninguna que fue impuestapor los británicos, por lo que cualquiercambio en el estatus constitucional dela región debería ser aprobado por elconjunto de la población de la isla deIrlanda. Por lo tanto la celebración dedos referenda simultáneos en el Norte yel Sur de la isla como método para ejer-cer el polémico derecho se oponía a losprincipios del republicanismo pues, co-mo enfatizó Gerry Adams al autor en1996, «no se puede resquebrajar el de-recho a la autodeterminación».La misma actitud crítica mostraba elIRA en un comunicado en abril de 1998al evaluar el Acuerdo de Viernes Santo,señalando lo siguiente: «Mantenemosnuestra posición de que un acuerdo depaz duradero exige el final del dominiobritánico en Irlanda y el ejercicio delderecho del pueblo de Irlanda a la au-todeterminación nacional. Desde elpunto de vista de nuestros objetivos re-publicanos y de cualquier análisis de-mocrático, claramente este documentose queda corto a la hora de presentaruna base sólida para un acuerdo dura-dero. En nuestra opinión, los dos inmi-nentes referenda no representan elejercicio de la autodeterminación na-cional». Poco después, durante el con-greso extraordinario del Sinn Fein en elque los republicanos analizaron el

Divergencias entre Irlandadel Norte y el País Vasco enla búsqueda de la pazRogelio Alonso

Periodista.Doctor en Relaciones InternacionalesInstitute of Irish Studies.Universidad de Queen´s en Belfast.

“El diálogo enIrlanda no se basóen laradicalización delnacionalismodemocrático, sinoen laconstitucionalización delnacionalismoviolento, fenómenoopuesto al queintentaron PNV yEA al aceptar lasexigencias desectoresindependentistas[…]”

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Acuerdo de Viernes Santo, Gerry Adamsrechazó de nuevo que los dos referendaconstituyeran un auténtico ejercicio delderecho a la autodeterminación tal ycomo reclamaban los republicanos.Otros comunicados del IRA en los dosúltimos años han insistido en que«mientras la ocupación militar británicapersiste, al pueblo irlandés se le niegasu derecho a la autodeterminación na-cional y la soberanía». En uno de ellos, elIRA recalcaba: «Reafirmamos nuestracreencia de que las causas en la raíz delconflicto son la reivindicación de GranBretaña sobre una parte de Irlanda, sunegación de la autodeterminación delos habitantes de la isla de Irlanda, lapartición de nuestro país y el manteni-miento de desigualdades sociales y eco-nómicas. (...) Aunque no somos partedel Acuerdo de Viernes Santo, hemosadoptado una serie de iniciativas sinprecedentes que continúan demostran-do nuestro compromiso y deseo de unapaz permanente en Irlanda».

Por lo tanto, puesto que el IRA conside-ra que al pueblo irlandés se le sigue ne-gando la autodeterminación, lo cohe-rente desde su mentalidad tradicionalsería la continuación de la violencia. Sinembargo, la renuncia a la lucha armadaen esas condiciones confirma que elconflicto al que el proceso de paz se haenfrentado no es tanto el de la territo-rialidad como el que la violencia hacreado. La perpetuación del terrorismodurante décadas ha generado más odio,ha profundizado las divisiones y ha po-larizado a las comunidades norirlande-sas, creando un terrible legado que hacondicionado también el futuro. Comoconsecuencia de todo ello, el naciona-lismo ha sacrificado sus ideales sobre laautodeterminación fiel a un realismopolítico que, ya a comienzos del con-flicto, el historiador J. C. Beckett descri-bió así: «La partición no depende de unlímite físico que puede ser alterado poruna acción política, sino de importantesdiferencias en las actitudes de dos gru-

pos de personas; y aunque la divisiónpolítica pueda acentuar estas diferen-cias, no desaparecerán necesariamentecomo resultado de la imposición de launión política. La auténtica partición deIrlanda no está en el mapa, sino en lasmentes de los hombres».Desde 1969, el IRA liderado por Adamsy Martin McGuinness había ignoradoesas palabras intentando imponer unasolución que la utilización de la luchaarmada hace imposible: la desapariciónde una frontera que la violencia ha for-talecido en las mentes y actitudes dequienes la han sufrido. En consecuenciael legado de la violencia ha obligado alnacionalismo irlandés a dejar de pro-mover la integridad territorial como re-quisito para resolver el conflicto, al serésta inviable en una sociedad profun-damente dividida. Por ello el proceso depaz ha intentado articular mecanismosde convivencia y participación políticacomo la Asamblea autonómica.Es pues un error identificar como la

“[…] la renuncia ala lucha armadaen esascondicionesconfirma que elconflicto al que elproceso de paz seha enfrentado noes tanto el de laterritorialidadcomo el que laviolencia hacreado”

“La perpetuacióndel terrorismodurante décadasha generado másodio, haprofundizado lasdivisiones y hapolarizado a lascomunidadesnorirlandesas,creando unterrible legado queha condicionadotambién el futuro”

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causa del final de la violencia el reco-nocimiento del derecho a la autodeter-minación. El verdadero pilar del procesode paz fue la voluntad del IRA de aban-donar el fundamentalismo de sus plan-teamientos, mostrándose dispuesto aaceptar mucho menos de aquello a loque tradicionalmente había aspirado.Este revisionismo expone de nuevo laconstitucionalización del nacionalismoradical como requisito para el diálogoen torno a la mesa de partidos que con-dujo al Acuerdo de Stormont. Ningúnsentido tenía articular un método basa-do en la radicalización del nacionalismomoderado, pues jamás podía conducir aun consenso entre las principales fuer-zas políticas sobre las que debía des-cansar el acuerdo final, o sea los parti-dos que representaban mayoritaria-mente a unionistas y nacionalistas. Elcamino hacia el punto de encuentro alque el método debía conducir no podíatener en su inicio una radicalización oalejamiento de las posturas de quienesdebían confluir en el consenso a travésdel diálogo.

LA IMPOSIBILIDAD DE“SOMETER” A UNA POBLACIÓN

Lo esencial sobre el derecho de autode-terminación en Irlanda es que el nacio-nalismo norirlandés no ha visto satisfe-chas sus aspiraciones máximas respectoal mismo. Así lo ha sintetizado el carde-nal Cahal Daly, uno de los más ferocescríticos de la violencia republicana du-rante las últimas décadas, al señalar:«Los nacionalistas han dejado de ver launidad irlandesa como la absorción deuna minoría unionista en una Irlandaunida por parte de una mayoría nacio-nalista en el conjunto de toda la isla. Eseconcepto de democracia tan primitivobasado en el autoritarismo de la mayo-ría ha sido relegado al pasado (...). Lamayoría irlandesa ni desea ni podría ab-sorber una comunidad unionista con laque no se ha logrado la reconciliación yque se opone de manera recalcitrante a

dicha unidad. (...) ¿Quién en su sanojuicio puede querer empujar haciauna Irlanda unida a un millón deprotestantes a fuerza de bombas?».La reconciliación era una de las clavesde unas palabras que exponen por quéla autodeterminación en los términosdel nacionalismo tradicional no tieneningún sentido en una sociedad des-vertebrada y heterogénea como lanorirlandesa. Al contrario de lo que haplanteado el PNV, en Irlanda del Norte‘la cuestión’ no es sobre el «solemne re-conocimiento del derecho de autode-terminación», sino sobre la creación deunas instituciones que se confía pue-dan ser el marco en el que los norirlan-deses superen el antagonismo sobre lacuestión nacional. Así lo ha reconocidoel propio IRA al respetar su alto el fue-go a pesar de repetir que el derecho a laautodeterminación se le sigue negandohoy al pueblo irlandés.

EN STORMONT: EL IRA RECONOCESU PROPIA DEBILIDAD

El acuerdo de Stormont, en 1998, nogarantizó los grandes ideales del repu-blicanismo violento del IRA y de su bra-zo político, el Sinn Fein. Los motivosque llevaron a los republicanos a acep-tar semejante acuerdo se encuentranen la propia debilidad de quienes du-rante décadas utilizaron la violencia,como reconocía un documento elabo-rado por la cúpula del IRA que fue dis-tribuido entre sus miembros en 1994 yen el que podía leerse: ‘En este momen-to, los republicanos, por sí solos, no tie-nen la fortaleza para conseguir su obje-tivo máximo. La lucha necesita fortale-cerse, sobre todo desde otras circuns-cripciones nacionalistas dirigidas por elSDLP (Partido Social Democrático y La-borista), el Gobierno de Dublín y elemergente lobby americano-irlandéscon el apoyo adicional de otras partesen la Unión Europea acelerando el ím-petu creado’. Seguidamente, el textoañadía que el IRA estaría dispuesto a

abandonar la violencia si se lograba al-canzar con ‘el Gobierno de Dublín, elSDLP y el lobby americano-irlandés unacuerdo sobre principios republicanosbásicos’. Dichos ‘principios republicanosbásicos’ se habrían aproximado más alas ambiciones del Sinn Fein si este par-tido hubiera acometido el proceso deacercamiento al nacionalismo constitu-cional desde una posición de fortaleza.Sin embargo, debido a sus limitaciones,los republicanos se vieron forzados aaceptar un consenso con los nacionalis-tas constitucionales en los términosimpuestos por estos últimos. A lo largo de las últimas décadas, el na-cionalismo constitucional, representadopor el SDLP de John Hume y el Gobier-no de Dublín, se ha distinguido del re-publicanismo por defender lo que elhistoriador George Boyce ha definidográficamente como ‘la unificación deIrlanda sin lágrimas’. Este principio hasupuesto el mantenimiento del objetivonacionalista de una Irlanda unida, sibien como una ambigua aspiración alargo plazo que quizá jamás llegará amaterializarse y que, por supuesto, en elcaso de producirse, deberá hacerlo enuna ausencia permanente de violencia.Este ideario ha sido respaldado por lagran mayoría del electorado nacionalis-ta en el norte y el sur de la isla. Asimis-mo, entre muchos republicanos existíael convencimiento de que la lucha ar-mada representaba una lacra para susobjetivos, como expresó con gran preci-sión uno de los ideólogos del movi-miento en un discurso pronunciado en1992. En él, Jim Gibney planteó: ‘¿Nosha ensordecido el mortífero sonido denuestros disparos? ¿Han quedado losrepublicanos atrapados dentro de unacompleja red de lucha de la que nopueden salir, rehenes de un pasado in-mediato a causa de todo el sufrimientoy el compromiso con visiones del pasa-do expresadas de forma incisiva y quecon el tiempo se han solidificado enprincipios inquebrantables? El conflictoha sido lo suficientemente largo. Ahora

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es el momento de participar en conver-saciones para buscar una vía pacíficahacia una nueva Irlanda’.

LA CONSTITUCIONALIZACIONDEL NACIONALISMO VIOLENTO

Ante semejante realidad, el republica-nismo se vio obligado a constituciona-lizarse, buscando un consenso políticocon ese nacionalismo que durante dé-cadas le había exigido el final de la vio-lencia. El acuerdo de Stormont ha su-puesto la culminación de esa constitu-cionalización del Sinn Fein, como de-muestran inequívocamente los conte-nidos de dicho documento. De maneramuy significativa, la declaración de Li-zarra se iniciaba con siete puntos quesus autores definían como los ‘factorespropiciadores del acuerdo de paz en Ir-landa (del Norte)’. Sin embargo, en nin-gún momento recogía dicha declara-ción un elemento tan fundamental co-mo el descrito en estas líneas y refren-dado por el hecho de que el IRA y elSinn Fein aceptaron en 1998 estructu-ras de gobierno que previamente ha-bían rechazado y que contradecían demanera decisiva sus objetivos tradicio-nales.Destacados dirigentes del Sinn Fein hanconfirmado este análisis. Francie Molloylo resumía así: ‘Los republicanos [esta-mos] dispuestos a administrar el domi-nio británico en Irlanda en el futuro. Seha aceptado el mismo principio de lapartición, y si los unionistas hubiesentenido esto en 1920 se hubieran reído’.Durante décadas, el Sinn Fein habíaatacado la política ‘particionista’ delSDLP, basada en la aceptación de la di-visión de la isla y la legitimidad de Ir-landa del Norte. Sin embargo, tras lafirma del acuerdo, el propio GerryAdams confirmó que su partido lo ha-bía apoyado a pesar de que la naturale-za del mismo era indudablemente “par-ticionista”. El acuerdo aceptado por losrepublicanos se sustentaba además enel denominado principio del consenti-

miento, según el cual la unificación dela isla sólo podría producirse si la mayo-ría de la población en Irlanda del Norteasí lo aprobaba. Este planteamientoconstituía una radical ruptura con lostradicionales principios de la políticarepublicana.La constitucionalización del republica-nismo norirlandés es un fenómenoopuesto a la radicalización del naciona-lismo constitucional vasco que se exigedesde sectores independentistas. Quie-nes estiman necesaria la superación delproyecto autonomista tradicionalmen-te defendido por el PNV al creer que asíse facilitaría el distanciamiento entreHerri Batasuna y ETA, deberían observarque semejante filosofía se aleja porcompleto de la evolución que el nacio-nalismo irlandés ha experimentado enlos últimos años y que debe considerar-se como uno de los principales factorespropiciadores del Acuerdo de Stormont.

ERRÓNEA INTERPRETACIÓN DEL CONCEPTO DEAUTODETERMINACIÓN ENLIZARRA

La declaración de Lizarra hizo una erró-nea interpretación del concepto de au-todeterminación al apuntar: ‘El recono-cimiento del derecho de autodetermi-nación al conjunto de los ciudadanosde Irlanda ha traído consigo una pro-fundización en la democracia, tanto enlo concerniente al contenido (creandonuevas fórmulas de soberanía) como enlo que respecta al método (dando a losciudadanos la última palabra)’. El derecho de autodeterminación de loshabitantes de la isla de Irlanda fue re-conocido por los Gobiernos británico eirlandés en la declaración de DowningStreet, en 1993. En aquella ocasión, co-mo en el posterior Acuerdo de Stor-mont de 1998, el derecho a la autode-terminación de toda la isla quedó con-dicionado al derecho a la autodetermi-nación de los unionistas norirlandeses.Así pues, la fórmula planteada para el

ejercicio de la autodeterminación con-templaba el denominado “veto unionis-ta”, circunstancia que llevó a los repu-blicanos a rechazar la citada Declara-ción de Downing Street. No obstante,aunque el acuerdo de 1998 propuso elmismo método para el ejercicio del de-recho de autodeterminación, en esemomento sí fue aceptado por el movi-miento republicano. Por tanto, el factornovedoso que permitió la firma delacuerdo no radicaba en el reconoci-miento del derecho de autodetermina-ción, sino en el cambio de actitud de losrepublicanos al aceptar finalmente elprocedimiento diseñado para su ejerci-cio y que había sido rechazado con an-terioridad. La declaración de Lizarra ignorabaademás otro aspecto esencial en laconsecución del acuerdo norirlandés:tanto el IRA como el Sinn Fein admi-tieron que el derecho a la autodeter-minación reconocido en el históricodocumento no constituía una auténti-ca expresión de la autodeterminaciónnacional. Tan decisiva concesión no lesimpidió continuar respaldando el altoel fuego y el Acuerdo de Stormont co-mo parte de sus esfuerzos por superarla fractura con el nacionalismo consti-tucional. Los firmantes de Lizarra tam-bién prescindieron de otro de los fac-tores determinantes en el proceso no-rirlandés: la aceptación por parte delos republicanos de que sus objetivosno podían alcanzarse a través de unaviolencia que cada vez les estaba mar-ginando más.En contra de lo que la retórica de loslíderes republicanos intenta mostrar, elIRA ha sido derrotado políticamente.Lizarra evitó tan inapelable asevera-ción, limitándose a señalar que ‘el Go-bierno británico y el IRA fueron cons-cientes de que ni el uno ni el otro ibana ser el vencedor militar, y en conse-cuencia aceptaron que el conflicto -encaso de dejarlo tal como estaba- po-dría prolongarse durante mucho tiem-po’. Éste es el argumento utilizado por

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muchos republicanos y que el exmiembro del IRA Danny Morrison sin-tetizaba así: ‘El IRA no ha ganado, pe-ro tampoco ha perdido. El ejército bri-tánico y el IRA pelearon hasta llegar aun estancamiento’. Sin embargo, comoha expuesto el ex preso del IRA Ant-hony McIntyre, ésta afirmación es muycuestionable: ‘El objetivo político delIRA era asegurar una declaración bri-tánica de retirada. Fracasó. El objetivodel Estado británico era el de forzar alIRA a aceptar que no abandonarían Ir-landa hasta que una mayoría en elNorte ofreciera su consentimiento pa-ra semejante acción. Triunfó’. Clara-mente, un marco político como el di-señado por el acuerdo de Stormont,que goza de la aprobación de los repu-blicanos constituye un escenario ina-propiado para las actividades del IRA,resultando en gran medida irrelevanteque no haya sido derrotado en térmi-nos estrictamente militares. El Acuerdo de Stormont supuso el aban-dono del territorialismo y exclusivismoque había dominado la ideología nacio-nalista tradicional, al ser sustituido porlo que ha sido definido como un neona-cionalismo inspirado en los principiosarticulados por John Hume. El naciona-lismo tradicional se basaba en la creen-cia de que los británicos eran los princi-pales responsables del conflicto al haberimpuesto la partición de Irlanda, crean-do una entidad artificial e ilegítima co-mo Irlanda del Norte. Esta interpreta-ción del conflicto contemplaba comosolución la unidad del territorio nacio-nal y el fin de la administración británi-ca sobre el norte de Irlanda. Este tipo denacionalismo, definido por Hume como‘contraproducente’, constituía uno delos más importantes obstáculos para lapacificación de Irlanda. Como alternati-va, el premio Nobel de la Paz abogó porun nacionalismo ‘centrado en las perso-nas, y no en el territorio’, eliminando lamáxima de que la unificación debía pro-ducirse a pesar o en contra de los dese-os de quienes se oponían a ella.

El neonacionalismo irlandés ha reconoci-do que el conflicto no desaparecerá co-mo resultado de la imposición de la uni-ficación del territorio ambicionada por elnacionalismo tradicional, admisión queha sido también asumida por el republi-canismo. Influenciados por el discursoconstruido por Hume, el IRA y el SinnFein han apoyado el derecho a la autode-terminación de los unionistas y las insti-tuciones de Gobierno diseñadas en elacuerdo de Stormont, actitud que llevaimplícita la sustitución de hecho de suproyecto soberanista por uno autono-mista. Semejante análisis altera por com-pleto la interpretación tradicional que losrepublicanos habían realizado del con-flicto, pues demuestra que el principalobstáculo para la unificación no lo cons-tituyen los británicos, sino una parte dela dividida sociedad norirlandesa.

LAS INTERPRETACIONES DELDERECHO DEAUTODETERMINACIÓN

Estas cuestiones deben tenerse presen-tes cuando se trazan paralelismos entrelos procesos de paz en Irlanda del Nor-te y Euskadi. En ambos contextos las di-ferentes interpretaciones del derechode autodeterminación han constituidola base del problema, mientras que en elcaso norirlandés ese mismo conceptose ha erigido en una de las claves delproceso de resolución en el que se ins-cribe el acuerdo de Stormont. Si el na-cionalismo vasco deseara realmenteimitar el modelo irlandés, el comporta-miento lógico exigiría acometer el revi-sionismo que ha llevado a los naciona-listas irlandeses a dejar de equipararautodeterminación con soberanía esta-tal y el concepto de nación con el deEstado. El acuerdo norirlandés demues-tra que un pueblo también puede auto-determinarse sin necesidad de quedarconstreñido por entidades imaginarias,sino respetando un marco estatal yaexistente que garantice el respeto a lasdiferentes aspiraciones nacionalistas

“Si elnacionalismovasco deseararealmente imitar elmodelo irlandés, elcomportamientológico exigiríaacometer elrevisionismo queha llevado a losnacionalistasirlandeses a dejarde equipararautodeterminacióncon soberaníaestatal y elconcepto denación con el deEstado”

“[…] sinnecesidad dequedarconstreñido porentidadesimaginarias, sinorespetando unmarco estatal yaexistente quegarantice elrespeto a lasdiferentesaspiracionesnacionalistasexpresadaspacífica ydemocráticamente”

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expresadas pacífica y democráticamen-te. Esta fórmula, a través de la cual seha ejercido la autodeterminación, rele-ga la exigencia que obliga a definir elsujeto de derecho en los términos esta-blecidos por el nacionalismo tradicionaly violento. De esta manera, el consenso y la coexis-tencia entre los habitantes de la regiónescenario del conflicto han cobradomayor relevancia que la integridad te-rritorial como método para corregir laprofunda división de la sociedad. En consecuencia, la comparación delmodelo irlandés con el independentis-mo vasco, que reivindica como métodopara ejercer su derecho de autodeter-minación unas elecciones, adoptandocomo circunscripción única la entidaddefinida como Euskal Herria, arroja unaimportante lección. Si el nacionalismoirlandés hubiese insistido en la celebra-ción de un referéndum en el marco deuna circunscripción única definida co-mo toda la isla de Irlanda, el acuerdo nose habría firmado.Debe resaltarse una vez más que el SinnFein y el IRA aceptaron una fórmula di-ferente a la propugnada tradicional-mente, a pesar de enfatizar que ésta noconstituía una auténtica expresión de

la autodeterminación nacional. Esta de-cisión pone de relieve el triunfo del ne-onacionalismo sobre el nacionalismoque durante décadas circunscribió lanación a un territorio natural e innega-ble, demostrando de nuevo la ineficaciade la mentalidad territorial en la pacifi-cación del conflicto. Por tanto, puede afirmarse que la estra-tegia que el nacionalismo vasco ha uti-lizado para integrar al radicalismoabertzale en el ámbito democrático yque, como se aprobó en la III AsambleaGeneral del PNV, en 2000, debe cen-trarse en ‘promover la conciencia de in-tegridad territorial’, contradice los prin-cipios sobre los que se ha construido elproceso de paz norirlandés. Marginaademás posiciones previas materializa-das en la firma del pacto de Ajuria Enea,en 1988, en el que se presentaba elconflicto no como un problema entre elEstado español y Euskadi, sino como unenfrentamiento entre vascos, la mayo-ría de los cuales consideran perfecta-mente compatible su simultánea condi-ción de vascos y españoles. Ante esediagnóstico, realizado por el propio na-cionalismo vasco, la integridad territo-rial propugnada posteriormente se re-vela inapropiada. La territorialidad co-

mo prioridad diluye esa pluralidad deidentidades reconocidas por el nacio-nalismo, especialmente cuando al me-nos la mitad de la población desaprue-ba las reivindicaciones que demandanla constitución de Euskal Herria comoEstado. Al anteponer la unidad territo-rial a la unidad de las personas que lahabrían de integrar, el reconocimientode la diversidad de conciencias nacio-nalistas en los diferentes territorios queconforman Euskal Herria deja de ser unineludible rasgo definitorio de la socie-dad vasca para convertirse en un meroobjetivo de superación.

La promoción de identidadesmúltiples y complementariasse abandona en beneficio deuna identidad definida por laterritorialidad. El conflicto no-rirlandés demuestra con dolo-rosa crudeza las consecuenciasde semejante filosofía, que haalimentado la violencia duran-te décadas, incrementando lapolarización y ruptura social.

“Al anteponer launidad territorial ala unidad de laspersonas que lahabrían deintegrar, elreconocimiento dela diversidad deconcienciasnacionalistas enlos diferentesterritorios queconforman EuskalHerria deja de serun ineludible rasgodefinitorio de lasociedad vascapara convertirseen un meroobjetivo desuperación”

Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

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Aquel día decidimos comer enGuetaria, en el mirador de unmagnífico restaurante, en una

mesa sobre el puerto de la patria chicade Juan Sebastián de Elcano. Todohuele a marinero en este lugar. A la de-recha, desde los asientos que ocupába-mos, se podía ver la iglesia de San Sal-vador, el monumento al navegante y suescudo, concedido por Carlos I: “Primuscircundediste me”, junto al de la villa.En el muelle, decenas de atuneros, ro-jos, verdes y azules en su mayoría. Lasredes, extendidas en los malecones, yunas cuantas mujeres descalzas repa-rándolas, sin levantar cabeza, pero sindejar de hablar, al compás de las punta-das, con sus compañeras, en euskera.A la izquierda, el islote de San Antón, elfamoso “ratón”, vigilante del Cantá-brico, coronado por el faro, que en lasnoches de marejada señala el refugiomás seguro a los navegantes.Nos miramos, nos hicimos un gesto decomplicidad y comenzamos a prestaratención a la conversación que una pa-reja, de mediana edad, mantenía en lamesa vecina.“Desde aquella atalaya, getari, decía él,entremezclando expresiones en euskeray frases enteras en castellano, hastaprincipios del siglo pasado se observabael paso de las ballenas. Este pueblo sededicó siempre a la caza de cetáceos,antiguamente, claro, precisó. Desde co-mienzos del siglo XX se cambiaron los

arpones por las redes y se comenzó afaenar en busca del atún, la sardina y laanchoa. Además, tú sabes que la pescade la ballena fue prohibida por tratadosinternacionales. Bueno, los japoneses ylos rusos la siguen cazando… pero lagente de aquí, no”.– ¿Será por eso por lo que el escudo deGuetaria tiene como motivo principalla figura de un cetáceo? – No cabe la menor duda. Mira, en éseque tenemos ahí a la vista, en aquellafachada, se aprecia perfectamente. Laballena lleva un arpón clavado en el lo-mo. Y en la divisa se lee: “Noble, leal einvicta villa de Guetaria.” Ese escudoviene de la época de Alfonso VIII, el delas Navas de Tolosa, de los comienzosdel siglo XIII. Guetaria fue distinguidacon un fuero en 1209. Y el globo terrá-queo, sobre la corona, es posterior, fi-gura ahí desde el siglo XVI, en home-naje al hijo más ilustre de esta villa,Juan Sebastián de El Cano, o Elcano,“Primus circundediste me.”

– Aquella aventura de Elcano, en viajealrededor del mundo, fue toda unaepopeya... Quizá la mayor de la historia.¡Hay que ver lo que debió de ser enaquellos tiempos! ¡Aquellos hombres,en un barco de madera - un cascarón-durante tres años en el mar! ¡Tres añosmenos catorce días, exactamente! Aquí,durante las fiestas patronales, uno delos primeros días de agosto, cada cuatroaños, creo que el día seis concretamen-te, que es San Salvador, hacen un simu-lacro del desembarco.– ¡Pero si regresaron al mismo puertode donde habían salido!– Eso es igual. Mira, lo dice aquí. Escu-cha un momento: “Elcano, al mando de los diecisietehombres que quedaban vivos, de losdoscientos sesenta y cinco que habíaniniciado la aventura, atracó en Sanlú-car el seis de Septiembre de 1522. Lle-garon todos hambrientos, deshidrata-dos, cadavéricos y con la nao Victoria,destrozada, haciendo agua que teníanque achicar en turnos de esfuerzo quehubiera resultado agotador en circuns-tancias mejores pero que, sin alimentosy nada para beber después de muchasjornadas, era peligroso para la vida.”– Aquí, en Guetaria, cada cuatro años,el día seis de agosto, se reviste un pes-quero con lonas que simulan el vela-men y dieciocho hombres se hacen a lamar. Pasan el día a bordo, comen bien,beben hasta el límite de su resistencia,cantan a coro todas las canciones queconocen y se disfrazan con camisas he-chas jirones y pantalones rotos. Se ma-quillan para dar sensación de agota-miento a sus rostros y, a media tarde,entran a puerto para representar congran rigor el final de aquella epopeya,entre los miles de personas que acudenhasta este pueblo para presenciar el es-pectáculo. Paso a paso, tambaleándose,descalzos, recorren las calles y entranen la iglesia a postrarse ante el Señor.Cada uno de los participantes asume elpapel de quienes realmente formaronaquel grupo histórico, en el que se mez-

Guetaria, patria chica de Juan Sebastián ElcanoCon el largo camino que hemos recorrido juntos…

José Luis Navas Migueloa

Periodista

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claban gallegos, andaluces, castellanos,extremeños, genoveses y vascos. Sigoleyendo: “Francisco Albo, vecino de Rodas; Mi-guel de Rodas, del mismo lugar, el con-tramaestre; Juan de Acurio, natural deBermeo; Martín de Yudicibus, nacido enGénova; Hernando de Bustamante, elbarbero, natural de Mérida; Hans, llega-do a la expedición desde Aachen; DiegoGallego, de Bayona del Mior; Nicolás deNápoles, de la ciudad del mismo nom-bre; Miguel Sánchez de Rodas, paisanodel contramaestre; Francisco Rodrí-guez, de Sevilla; Juan Rodríguez, deHuelva; Antonio Hernández, del mismoorigen que el anterior; Juan de Arratia,de Bilbao; Juan de Santander, vecino dela capital cántabra; Vasco Gómez Galle-go, de Bayona de Galicia; Juan de Zubi-lieta, natural de Baracaldo; AntonioLombardo, Pigafetta, nacido en Bizan-cio, Lombardía, y Juan Sebastián de El-cano, el capitán, de Guetaria.”– Para que luego digan… Este pueblo,euskaldun, desde su fundación en laEdad Media tiene su origen y toda suhistoria emparejada a Castilla y luego aEspaña. Tras un corto silencio miré a mi acom-pañante de nuevo. Ella guiñó su ojo iz-quierdo, me sonrió y dijo: “El lengua-do está exquisito.”– Nunca he tomado uno igual, ni enmejor compañía —contesté— mientrasle escuchaba decir:

“Cuidadito con el txacolí,que nos queda aún muchocamino por delante.”– Sí, contesté, y ese caminolo tenemos que hacer jun-tos, tal y como lo hemos he-cho para llegar hasta aquí. – Como esos dieciocho hom-bres, que tras dar la vuelta almundo, llegaron a Sanlúcarjuntos.

Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993.

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política, una unión más estrecha, yQuebec se integra en ella, junto a Nue-va Escocia, Nuevo Bruswick y Ontario,recuperando su propia Asamblea repre-sentativa. Después se incorporarían lasdemás provincias que hoy constituyenCanadá.Por lo que respecta a la posición deQuebec, un territorio de un millón ymedio de Kms cuadrados (3 veces másgrande que Francia) y una población decasi 8 millones de personas (el 25% delos canadienses), dentro de la Federa-ción canadiense, su nivel de autogo-bierno no colma seguramente las aspi-raciones de todos los sectores de la so-ciedad quebequesa, pero satisface losdeseos de muchos de sus habitantes. Enla belle province, los francófonos cató-licos son mayoría y están en condicio-nes de controlar los resortes del poder.Y las competencias que ejercen las au-toridades provinciales en materia deeducación, sanidad, agricultura, legisla-ción civil o administración de justicia,permiten preservar en lo esencial loscaracteres distintivos de la sociedadquebequesa. Para salvaguardar esadualidad canadiense, el art. 133 de laConstitución de 1867 establece un ré-gimen de bilingüismo oficial en los ám-bitos legislativo y judicial.Canadá no accedió a la plena indepen-dencia política como Estado soberanohasta la aprobación del Estatuto deWestminster en 1931 y de una formadefinitiva con la Ley Constitucional de1982, que completó la repatriación dela Constitución canadiense, mediante la

solemne renuncia del Parlamento britá-nico a legislar en el futuro para Canadáy la eliminación de los últimos vestigiosde sujeción jurídica a la Corona británi-ca, aunque subsiste la figura del Gober-nador General, como representante dela Reina, que sigue siendo formalmenteJefe del Estado. El origen del movimiento secesionista seremonta a la década de los 60, cuandoamplios sectores de la comunidad fran-cófona de Quebec comienzan a verse así mismos no como una minoría dentrode Canadá, sino como una mayoría ensu propio país. Y reclaman un mayorrespeto hacia las peculiaridades de unasociedad distinta, consciente de su pro-pia identidad (“une nation dans la na-tion”), que aspira a ser dueña de su pro-pia casa. Con J. Lesage, el dirigente delPartido Liberal que accede al cargo pri-mer ministro de Quebec en 1960, se po-ne en marcha la revolution tranquille. Los primeros grupos independentistas,que no superaron nunca el techo del10% de los votos, sitúan sus reivindica-ciones en el contexto de la descoloni-zación, con un discurso propio de unmovimiento de liberación nacional con-tra la opresión cultural y económica an-glosajona. La liberación pasa por la in-dependencia política y la ruptura conCanadá, la Commonwealth y la OTAN.En 1968 nace, tras la fusión de variosgrupos, el Parti Québécois (PQ), que ele-girá a René Lévesque como presidente.Su éxito electoral es inmediato. En laselecciones de 1970, obtiene ya el 23%de los votos y en las de 1973, casi el

ANTECEDENTES

Aunque las costas de Quebec y las her-mosas tierras que bordean el río San Lo-renzo fueron descubiertas en el s. XVIpor el explorador francés Jacques Car-tier y en ellas se establecieron un puña-do de colonias sometidas a la autoridaddel rey de Francia (la Nouvelle France), laguerra de los 7 años, que enfrentó aFrancia e Inglaterra, terminó en estas la-titudes con la capitulación de Montre-al en 1760. Los colonos de origen fran-cés pasan a ser súbditos del imperio bri-tánico. En 1791, el Parlamento de West-minster aprobó una Ley Constitucionalque dividía la colonia en dos provincias:Alto Canadá y Bajo Canadá, de pobla-ción mayoritariamente anglófona yfrancófona, respectivamente. La Consti-tución de 1840 unificó las dos provin-cias en una sola, con una Asamblea ele-gida con arreglo al principio de repre-sentación paritaria (42+42). En este tex-to se establece por primer vez el ingléscomo lengua oficial y se afirma explíci-tamente el control de las leyes cana-dienses por el Gobierno de Londres y elderecho de veto que éste se reserva.La coexistencia de dos comunidadesnacionales en el seno de un mismo Es-tado planteaba algunos problemas, pe-ro en ningún momento puede hablarsede opresión de una sobre otra o de asi-milación forzosa. La Ley Constitucionalde 1867 (British North America Act)aprobada por el Parlamento de West-minster, refunda Canadá como una Fe-deración de cuatro colonias británicasdentro del Imperio británico, que pac-tan una nueva forma de organización

La secesión de Quebec: un aviso para navegantes vascos

Juan María Bilbao

Profesor de DerechoConstitucional

”El origen delmovimientosecesionista seremonta a ladécada de los 60,cuando ampliossectores de lacomunidadfrancófona deQuebeccomienzan a versea sí mismos nocomo una minoríadentro de Canadá,sino como unamayoría en supropio país”

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30%. Ocho años después de su funda-ción, en 1976, el PQ gana las eleccionesen Quebec con el 40% de los sufragios yLévesque es nombrado primer ministrode la provincia. Estos éxitos se explicanpor el giro dado en la presentación delproyecto secesionista. Lévesque suavizay modera el lenguaje (no se habla ya deindependencia sino de soberanía, unconcepto ambigüo que en el federalis-mo canadiense no tiene necesariamenteesa connotación de ruptura y no prefi-gura un determinado escenario final) yadopta una estrategia gradualista (paraponer en marcha el proceso no bastacon un mandato electoral, sino que espreciso convocar un referendum). Y porsupuesto no violenta. Nunca ha sido elquebequés un nacionalismo étnico, sinolinguístico y cultural. Además, apuestapor una nueva asociación entre un Que-bec soberano y Canadá: se está dispues-to a dar el salto, a emanciparse, perosiempre que sea con la red que suponeuna unión monetaria, como garantía deestabilidad frente a los riesgos económi-cos de la independencia.Los quebequeses tuvieron la oportuni-dad de pronunciarse sobre su futurohace ya veinte años. El primer referen-dum, celebrado en 1980 y organizadopor el Gobierno de Lévesque, se saldócon un resultado negativo: el 60% delos votantes se manifestaron en contrade la apertura de negociaciones con elfin de establecer una fórmula de sobe-ranía-asociación. Quebequeses y canadienses llevantreinta años negociando un acuerdoconstitucional, pero esa negociación hallegado a un punto de impasse. Caberecordar en este sentido el fracaso, en1990, del acuerdo del Lago Meech, unintento de reforma constitucional frus-trado por la oposición de dos pequeñasprovincias. Los acuerdos a los que lle-gan los representantes de las diez pro-vincias en su reunión del Lago Meech(abril de 1987) responden al deseo deintegrar a Quebec en un nuevo pactoconstitucional. De hecho, los documen-

tos sirven de base para la discusión sonlos propuestos por Quebec, que recla-ma, entre otras cosas, el reconocimien-to de la provincia como una sociedaddistinta, a todos los efectos; mayorescompetencias en materia de inmigra-ción; participación en la designación delos jueces del Tribunal Supremo; mayorautonomía fiscal y el reconocimientode un derecho de veto a la hora de in-troducir reformas constitucionales. Elacuerdo fue aprobado por el Parlamen-to federal y sometido a la ratificaciónde las Asambleas legislativas de las pro-vincias. El plazo de caducidad de la ini-ciativa se agotó en junio de 1990, sinque las provincias de Manitoba y New-foundland hubieran ratificado el texto. Dos años después, otra iniciativa de re-forma, el acuerdo de Charlottetown,fue rechazada tanto por los electores deQuebec como por los votantes de cincoprovincias anglófonas. En este caso, sedecidió someter este texto, suscrito enagosto de 1992 por los once primerosministros, a un referendum nacional an-tes de la preceptiva ratificación por to-das las provincias. Con el triunfo del noen 6 de las diez provincias y a escala na-cional (54,4% de los votos) se entra denuevo en una situación de bloqueo, conuna profunda quiebra de la relación deconfianza entre Quebec y el resto de Ca-nadá. Otra oportunidad perdida.Después de nueve años de gobierno li-beral, el PQ retornó al poder tras venceren elecciones de 1994. En el períodoque va desde su llegada al poder hastala celebración de un segundo referen-dum en octubre de 1995, el Gobiernode Quebec, dirigido por J. Parizeau,anunció en repetidas ocasiones su in-tención de proclamar unilateralmentela independencia y, de hecho, presentóante la Asamblea Nacional de la provin-cia un proyecto de ley (Loi sur l´avenirdu Québec) en el que se autorizaba a lamencionada Asamblea a tomar esa ini-ciativa. Este proyecto, depositado enseptiembre de 1995, tres meses despuésde la entente tripartita suscrita por las

tres formaciones nacionalistas (PQ, Ac-tion Démocratique y Bloc Québécois),contenía en su preámbulo la siguientedeclaración: «Nosotros, el pueblo deQuebec, a través de nuestra Asambleanacional, proclamamos: Quebec es unpaís soberano». En dicho referendum, un 49,4% de loselectores votaron a favor del acceso dela provincia a la soberanía, la fórmulapropuesta por el Parti Québécois, que secompletaba con una oferta formal alresto de Canadá de una nueva asocia-ción económica y política (partenariat).Vencieron los federalistas, pero por unmargen muy estrecho: 50.000 votos dediferencia (un 1%).Se produjo entonces una clara polariza-ción linguística del voto: el 60% de losfrancófonos votaron a favor, mientrasque anglófonos, alófonos (inmigrantesque no hablan ni francés ni inglés yconsideran que es Canadá su país deadopción) y autóctonos (comunidadesde amerindios e inuit que viven en elnorte de Quebec, aunque representanmenos del 1% de la población) rechaza-ron la propuesta en un porcentaje su-perior al 90%. Se observa asimismo unfractura en el plano territorial: aunqueel sí venció en 80 de las 125 circuns-cripciones, el área metropolitana deMontreal y la región del Outaouais, enla frontera con Ontario, votaron clara-mente en contra. Y es que en los secto-res no nacionalistas, infrarrepresenta-dos en las instituciones y en la Admi-nistración provincial, está muy extendi-da la convicción de que no tienen nadaque ganar y mucho que perder con laindependencia.

LA DECISION DEL TRIBUNALSUPREMO DE CANADA

No cabe duda de que, para nosotros, lasecuencia más relevante en esta historiaes el dictamen del Tribunal Supremo (TS)de Canadá sobre la eventual secesiónunilateral de Quebec. La decisión, fecha-da el 20 de agosto de 1998, no es exac-

“En dichoreferendum, un49,4% de loselectores votarona favor del accesode la provincia a lasoberanía, lafórmula propuestapor el PartiQuébécois, que secompletaba conuna oferta formalal resto de Canadáde una nuevaasociacióneconómica ypolítica(partenariat).Vencieron losfederalistas, peropor un margenmuy estrecho:50.000 votos dediferencia (un1%)”

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tamente una sentencia ni contiene unfallo, porque no resuelve una controver-sia judicial, un contencioso que enfren-ta a dos partes. De acuerdo con lo pre-visto en la Ley sobre el TS de 1985, elGobierno federal puede elevar una con-sulta acerca de una cuestión jurídica re-lativa a la interpretación de la Constitu-ción que considera importante con elfin de que dicho Tribunal, una vez estu-diado el asunto, emita un dictamen.En este caso, el Gobierno federal queríasaber si el Gobierno de Quebec tiene elderecho a proceder unilateralmente a lasecesión de esa provincia de Canadá.Las autoridades federales creían que laafirmación del Gobierno de Quebec deque puede declarar unilateralmente laindependencia carecía de fundamentojurídico. En su opinión, a lo que tienenderecho los ciudadanos de Quebec, co-mo todos los canadienses en general, esa decidir su futuro democráticamentedentro del marco constitucional. En lugar de mirar para otro lado y dejaren el aire la pregunta, que afecta al co-razón del sistema constitucional cana-diense, el Gobierno federal optó por so-meter directamente la cuestión al TS,en septiembre de 1996, confiando enque un pronunciamiento de tan cualifi-cado órgano, redactado sin prisas, lejosde las turbulencias que rodean un in-tento de secesión, contribuiría a clarifi-car el panorama. En realidad, son treslas preguntas que se formulan. En pri-mer lugar, si, de acuerdo con lo dis-puesto en la Constitución canadiense,la Asamblea nacional o el Gobierno deQuebec pueden proceder unilateral-mente a la secesión de esta provincia deCanadá. En segundo lugar, si las citadasinstituciones pueden decretar la sece-sión en virtud del Derecho Internacio-nal, que reconoce el derecho a la auto-determinación. Y en tercer lugar, si sonlas reglas del Derecho interno o las delDerecho internacional las que debenprevalecer en caso de conflicto.De esta manera, el Ejecutivo canadien-se endosó a los jueces del TS una tarea

engorrosa, llena de riesgos, una patatacaliente muy comprometida. Y éstos,lejos de amilanarse, solventaron la pa-peleta con buena nota. Se vieron obli-gados a salir al ruedo para lidiar un to-ro incómodo, pero le echaron valor, co-raje, y la faena, sin ser deslumbrante,estuvo salpicada de destellos de clase,de buen sentido.Además de los letrados encargados deexponer los puntos de vista del Gobier-no federal, se autorizó la intervenciónen este procedimiento consultivo deotras personas y grupos interesados(como los representantes de las comu-nidades indígenas) y el Tribunal designóde oficio un abogado como amicus cu-riae con la misión dar la réplica a los ar-gumentos del Gobierno federal y de-fender las tesis de los partidarios de lasecesión, que de otro modo no habríanestado representados en el proceso. Eneste caso, el Gobierno de Quebec noquiso personarse en el procedimientopor entender que el acceso de Quebec ala soberanía es una cuestión política ydemocrática sobre la que el pueblo deQuebec puede pronunciarse válida y le-gítimamente. En su opinión, el derechoa separarse de Canadá encuentra un só-lido fundamento en el Derecho interna-cional y en ese proceso ni las leyes ni lostribunales canadienses tienen un papelque jugar.El 20 de agosto de 1998, el TS de Cana-dá hizo pública su decisión, adoptadapor unanimidad, dando cumplida res-puesta a las espinosas cuestiones decontenido constitucional que el Gobier-no federal le había sometido. ● La legitimidad de una secesiónunilateral con arreglo a la Constitu-ción canadiense.Al abordar este primer aspecto del pro-blema, el Procurador General de Cana-dá, además de poner el énfasis en elefecto desestabilizador de una rupturade la unidad federal, que generaría con-fusión e incertidumbre en todos los as-pectos (fronteras, ciudadanía, libertadde circulación, moneda, deuda pública,

“No cabe duda deque, paranosotros, lasecuencia másrelevante en estahistoria es eldictamen delTribunal Supremo(TS) de Canadásobre la eventualsecesión unilateralde Quebec”[…]“Las autoridadesfederales creíanque la afirmacióndel Gobierno deQuebec de quepuede declararunilateralmente laindependenciacarecía defundamentojurídico. En suopinión, a lo quetienen derecho losciudadanos deQuebec, comotodos loscanadienses engeneral, es adecidir su futurodemocráticamentedentro del marcoconstitucional”

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acuerdos comerciales, pensiones...), qui-so limitar el campo de análisis del TS alexamen de las disposiciones relativas alprocedimiento de reforma constitucio-nal, confiando en que éste se limitaría aconstatar la ilegalidad jurídica de unasecesión unilateral. Para el Gobierno fe-deral, la secesión de una provincia po-dría llevarse a cabo a través de algunode los procedimientos de reforma pre-vistos en una Constitución que es ente-ramente reformable. En concreto, unamodificación de tal calado requiriría elacuerdo de las dos Cámaras del Parla-mento federal y de cada una de las diezasambleas legislativas provinciales(procedimiento de unanimidad). Y ahíacaba el asunto.Pero el Tribunal no se atuvo al guionmarcado por el Gobierno federal. Esta-ba en juego su credibilidad y quería evi-tar a toda costa que su respuesta fueseinterpretada en Quebec como una ne-gación del derecho de los quebequesesa decidir su futuro. Ya anuncia, de en-trada, que va a examinar la cuestióndesde un ángulo más amplio, el de losgrandes principios subyacentes que ins-piran el texto constitucional, con espe-cial atención a cuatro de ellos: el fede-ralismo, la democracia, el constitucio-nalismo y la primacía del Derecho, asícomo el respeto de las minorías. La vi-gente Constitución canadiense, explicael TS, no es sólo un conjunto de textosescritos, es un sistema de reglas y prin-cipios no escritos que regulan el ejerci-cio del poder. Despúes de defender el federalismo co-mo principio organizativo inherente a laestructura constitucional canadiense yponer el acento en su capacidad inte-gradora, que ha permitido a Quebecpreservar su lengua y su cultura, el TSdesgrana algunas reflexiones sobre lasrelaciones, marcadas por una inevitabletensión dialéctica, entre la democracia,un valor fundamental de la cultura jurí-dica y política canadiense que postula lasupremacía de la voluntad soberana delpueblo, y la primacía del Derecho, como

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marco dentro del cual esa voluntad hade ser ejecutada. O lo que viene a ser lomismo, sobre las relaciones entre la legi-timidad de las instituciones, fundada enel consentimiento de los gobernados, yla legalidad, basada en el respeto a lasreglas previamente establecidas.En este momento decisivo de su razo-namiento, el Tribunal adopta un tonodidáctico, y recuerda que la democraciasignifica algo más que el sometimientoa la regla de la mayoría, porque se ins-cribe en un contexto más amplio en elque confluyen otros valores constitu-cionales, como la protección de las mi-norías o el respeto a la dignidad inhe-rente al ser humano. La propia Consti-tución esta fuera del alcance de la ma-yoría simple. La democracia no puedeexistir si no va acompañada de una mí-nima seguridad jurídica. No cabía espe-rar otra cosa de un órgano cuya fun-ción es precisamente defender la inte-gridad de la Constitución y garantizarsu observancia. La Constitución y las le-yes crean el marco dentro del cual debedeterminarse y ponerse en práctica la«voluntad soberana». Las decisiones po-líticas deben tomarse con estricta suje-ción a lo dispuesto en el ordenamientojurídico. En un Estado de Derecho no sepueden ignorar o soslayar las disposi-ciones constitucionales. El cambio esposible, pero de forma ordenada.Pero un sistema político sólo es legíti-mo si refleja fielmente las aspiracionesde la población. El buen funcionamien-to de una democracia exige “un proce-so permanente de discusión”. En eseproceso dinámico y abierto “nadie tieneel monopolio de la verdad”: “nuestrosistema descansa en la creencia de que,en el mercado de las ideas, triunfaránlas mejores soluciones a los problemaspúblicos”. Las reglas constitucionalesson susceptibles de modificación. Sólohay una manera de hacer compatiblesdemocracia y constitucionalismo: exi-giendo una «mayoría ampliada», unmayor consenso, para introducir refor-mas en la Constitución, de modo que se

garantice que los legítimos intereses delas minorías serán tomados en conside-ración antes de la adopción de medidasque pudieran afectarles. El Tribunal sale al paso de la idea, for-mulada por algunos autores, de que lasecesión de una provincia no estaríaautorizada por la Constitución (laConstitución canadiense ni autoriza niprohíbe expresamente la secesión) por-que supondría no una modificación, si-no la destrucción de la misma. En Ca-nadá, aclara el TS, las instituciones de-mocráticas permiten un proceso conti-nuo de discusión y evolución y pruebade ello es el derecho que la Constitu-ción reconoce a cada uno de los miem-bros de la Federación de proponer mo-dificaciones constitucionales. La Cons-titución no es “un collar de hierro”. Nolo ha sido nunca a lo largo de la histo-ria, que registra profundos cambiosconstitucionales. Para los jueces del TS,el hecho de que una eventual secesiónentrañe un cambio radical, la desmem-bración del país, no significa que pierdasu naturaleza de reforma constitucio-nal. La Constitución es la expresión dela soberanía del pueblo de Canadá, quepuede llevar a cabo todos los cambiosconstitucionales que desee, lo que in-cluye la secesión de Quebec. Aunque con arreglo a los preceptosconstitucionales un referendum, cual-quiera que sea la mayoría obtenida, notendría por sí mismo un efecto jurídicodirecto (no está previsto) y no sería su-ficiente para producir sin más una sece-sión unilateral, lo cierto es que este ti-po de consultas son un instrumentoque permite conocer la opinión delelectorado acerca de cuestiones impor-tantes y el principio democrático exige“otorgar un peso considerable a la ex-presión clara por la población de Que-bec de su voluntad de separarse de Ca-nadá”. El Tribunal añade que “para serconsiderados como la expresión de lavoluntad democrática, los resultados deun referendum deben estar desprovis-tos de toda ambiguedad en lo que con-

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cierne tanto a la cuestión planteada co-mo al apoyo recibido”. Esa nítida manifestación de la voluntadsecesionista por parte de una provinciaimpone a todos los socios de la federa-ción la obligación de abrir un debateconstitucional para tener en cuenta eldeseo de cambio expresado y dar unarespuesta adecuada a esa iniciativa. Yello porque así lo exige no sólo el prin-cipio democrático, sino también el delfederalismo. La decisión no deja lugar adudas en este punto: “El rechazo clara-mente expresado por el pueblo de Que-bec del orden constitucional existenteconferiría legitimidad a las reivindica-ciones secesionistas e impondría a lasotras provincias y al Gobierno federal laobligación de tomar en consideración yrespetar esa expresión de la voluntaddemocrática entablando negociacionesde conformidad con los principiosconstitucionales subyacentes antesmencionados”.El TS explica que los principios que aca-ba de señalar le llevan a rechazar “dosproposiciones extremas”. Por un lado, laque concibe la secesión como un dere-cho absoluto de Quebec, de tal modoque el Gobierno federal y las otras pro-vincias tendrían la obligación de prestarsu asentimiento a una secesión cuyascondiciones serían dictadas por Quebec.Por muy claro que fuese el resultado,Quebec no podría invocar un supuestoderecho a la autodeterminación paradictar a los demás integrantes de la Fe-deración las condiciones de la secesión:eso no sería propiamente una negocia-ción (si no queremos vaciar de conteni-do esa palabra). Por otro lado, hay quedescartar la posición inversa en virtudde la cual la expresión clara por la po-blación de Quebec de una voluntad deautogobierno carecería de relevanciaen plano constitucional y no impondríaninguna obligación a las otras provin-cias o al Gobierno federal. El ordenconstitucional canadiense no podríapermanecer indiferente ante la mani-festación inequívoca de la voluntad de

una provincia de romper sus vínculoscon la Federación. No se puede dar laespalda a la realidad. Incluso el Gobier-no de Ottawa había admitido en susalegaciones que no se puede mantenerla unidad del país en contra de la vo-luntad de los quebequeses. Esa obligación de negociar es, en opi-nión del Tribunal, auténticamente jurí-dica, pero difícilmente podría un órganojudicial sancionar su incumplimiento.Los comportamientos de los diversosactores durante la negociación no serí-an susceptibles de control o evaluaciónpor parte de los tribunales, puesto quela conciliación de los diversos intereseslegítimos “corresponde necesariamentea la esfera política, más que al ámbitojudicial, precisamente porque esa conci-liación no puede ser realizada más que através del toma y daca del proceso denegociación”, es decir, mediante conce-siones recíprocas. Incumbe, pues, a losactores políticos la fijación de la agenday el contenido de las negociaciones.En la propia decisión se reconoce quelas negociaciones serían muy difíciles,debido al alto grado de integración po-lítica, económica y social alcanzado tras131 años de unión, y no se puede pre-decir el curso que podrían tomar ni suresultado. Nadie puede sostener seria-mente que un país como Canadá puededesgarrarse sin provocar graves trastor-nos e incertidumbres. Y se hace alusióna las principales dificultades que habríaque superar para conciliar los intereseslegítimos de todas las partes y lograracuerdos: la delimitación de las fronte-ras y los derechos de las minorías lin-guísticas y culturales.En cuanto a la exigencia de una mayo-ría clara en respuesta a una preguntaigualmente clara, como condición parael nacimiento de la obligación de nego-ciar, el TS aun admitiendo que soncuestiones capitales, afirma que no lecorresponde precisar lo que sería una«pregunta clara» o una «mayoría clara»:“sólo los actores políticos tendrían lainformación y la experiencia necesaria

para fijar el momento en el que esasambiguedades serían resueltas en unou otro sentido”, en función de las cir-cunstancias. El TS emplea la expresión“mayoría amplia” (“elargie”), dando aentender que tendría que ser una ma-yoría especial, reforzada. Y advierte quelas condiciones de un próximo referen-dum sobre la soberanía de Quebec ten-drían que ser aceptadas por los demásactores no quebequeses para que losresultados de la consulta pudiesen ge-nerar una obligación de negociar. Para el TS, el incumplimiento de la obli-gación de negociar de buena fe podríatener repercusiones importantes en elplano internacional. Si la falta de vo-luntad negociadora fuese imputable alGobierno de Quebec, éste vería dismi-nuir las posibilidades de obtener el re-conocimiento de la comunidad interna-cional. Y a la inversa, la probabilidad deese reconocimiento aumentaría si Que-bec hubiese negociado con espírituconstructivo, sin ahorrar esfuerzos yhaciendo frente a la intransigencia in-justificada de sus interlocutores. ● La secesión unilateral a la luz delDerecho internacional.En relación con la segunda preguntaformulada por el Gobierno federal, anadie se le oculta que quienes defien-den la opción independentista suelenapelar al derecho a la autodetermina-ción de los pueblos reconocido en elplano internacional como fundamentode la pretensión de secesión unilateral.Pues bien, en este punto, la decisión selimita básicamente a dar cuenta delconsenso existente en la materia. Co-mienza recordando que el Derecho in-ternacional (en esto coinciden los ex-pertos consultados) no reconoce a laspartes integrantes de un Estado sobera-no el derecho a la secesión. Antes bien,tiende a favorecer el principio de la in-tegridad territorial de los Estados exis-tentes. Otra cosa es el derecho de lospueblos a disponer de sí mismos, quepuede considerarse a estas alturas co-mo un principio general del Derecho in-

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ternacional. Después de mencionar losprincipales instrumentos internaciona-les —convenciones, declaraciones y re-soluciones— en los que el derecho delos pueblos a la autodeterminaciónaparece reconocido (siguiendo la estelamarcada por la Carta de las NacionesUnidas de 1945 y en el contexto de unproceso acelerado de descolonización),el TS trata de demostrar que este dere-cho se ejerce normalmente en el senode los Estados soberanos en los que lospueblos están englobados (autodeter-minación interna) y que el derecho a lasecesión (autodeterminación externa oderecho a definir sin injerencias la for-ma de organización política) nace úni-camente cuando concurren circunstan-cias excepcionales. Autogobierno noequivale, pues, a secesión. Para empezar, el grupo que invoca elderecho de autodeterminación debe serun «pueblo», un concepto de perfiles in-ciertos y múltiples significados, que nose identifica necesariamente con la po-blación de un Estado ya existente. Y tie-ne que reunir esa condición porque es alos «pueblos» a quienes se atribuye talderecho. En el curso del procedimiento,en varios de los informes o alegatos delas partes, se suscitó la cuestión de si lapoblación de Quebec constituía un úni-co pueblo o estaba integrada por variospueblos, y, en este último supuesto, sideterminados grupos establecidos en laprovincia, como los anglófonos o losautóctonos, podrían invocar a su vez elderecho a la autodeterminación a finde separarse de un Quebec convertidoen Estado soberano y mantener sus vín-culos con Canadá.El Alto Tribunal no cree necesario entraren ese debate. Prefiere pasar de punti-llas porque sabe que el terreno que pisaes resbaladizo, pero se hace eco de lainquietud de las comunidades autócto-nas y da a entender (de una forma de-masiado sutil, tal vez) que podría existirmás de un «pueblo» en el territorio deQuebec. Cualquiera que sea la correctadefinición de pueblo (o pueblos) aplica-

ble en este contexto, el derecho a la au-todeterminación no puede constituir,en las presentes circunstancias, el fun-damento de un derecho a la secesiónunilateral.Y es que, desde la perspectiva del Dere-cho internacional, un Estado democráti-co cuyo Gobierno representa al conjun-to del pueblo o de los pueblos estableci-dos en su territorio, sin discriminación, yrespeta el derecho de esos pueblos a laautodeterminación interna, tiene dere-cho a la protección de su integridad te-rritorial frente a posibles amenazas y alreconocimiento de esa integridad porlos demás Estados. El derecho de lospueblos a la autodeterminación no pue-de ser ejercido en su dimensión externa(bajo la forma de un derecho a la sece-sión) más que en los casos de los pue-blos colonizados (que forman parte deun imperio colonial) o sometidos a ladominación o explotación extranjeras.Sólo nace, como último recurso, en esossupuestos de ocupación o flagranteopresión. Timor Oriental es el últimoejemplo de acceso a la independenciadespués de un largo período de ocupa-ción por tropas indonesias y una abru-madora victoria en el referendum cele-brado en agosto de 1999. No son pocoslos autores que han defendido la tesisde que el derecho a la autodetermina-

ción podría fundar un derecho a la se-cesión unilateral en un tercer supuesto:cuando se impida a un pueblo ejercerefectivamente su derecho a la autode-terminación interna, cuando esa vía departicipación y autogobierno esté blo-queada. Para los jueces que suscribieronel dictamen, no es seguro que esta ter-cera hipótesis refleje una norma jurídicainternacional bien establecida, pero, entodo caso, no se dan esas circunstanciasen el caso de Quebec. En efecto, no sepuede afirmar razonablemente que a losquebequeses se les niega la participa-ción en las instancias políticas cana-dienses (el dato de que durante 40 delos últimos 50 años el primer ministrode Canadá haya sido un quebequés esbien elocuente), que no pueden expre-sar libremente su voluntad o que sonvíctimas de violaciones masivas y siste-máticas de sus derechos y libertades.Evidentemente, el pueblo quebequés noestá colonizado ni oprimido, vota libre-mente, está representado equitativa-mente en todas las instituciones federa-les, en las mismas condiciones que losdemás canadienses (sus representantesocupan la cuarta parte de los escaños dela Cámara de los Comunes), y tiene ga-rantizado en el marco institucional vi-gente su desarrollo político, económico,cultural y social y la preservación de su

[…] el derecho a la secesión(autodeterminación externa o derecho a definirsin injerencias la forma de organización política)nace únicamente cuando concurrencircunstancias excepcionales. Autogobierno noequivale, pues, a secesión.

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“[…] no se puedeafirmar

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quebequeses seles niega la

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últimos 50 años elprimer ministro deCanadá haya sidoun quebequés esbien elocuente),

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masivas ysistemáticas desus derechos y

libertades”

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propia personalidad. En suma, ningunade las circunstancias extremas queabren la puerta a la reivindicación delderecho a la autodeterminación externase da en el caso de Quebec en las condi-ciones actuales.El TS analiza finalmente el argumentofundado en el principio de efectividadinvocado por el amicus curiae, según elcual una secesión unilateral sería reco-nocida internacionalmente si fueraacompañada del control efectivo del te-rritorio que constituye actualmente laprovincia de Quebec por las autoridadesdel nuevo Estado. El Tribunal admite laexistencia de este principio y reconoceque “el Derecho internacional puedeadaptarse perfectamente a las circuns-tancias para reconocer una realidad fác-tica o política, independientemente dela legalidad de los procedimientos quehan dado paso a esa realidad”. En otraspalabras, si la secesión se produce efec-tivamente, el Derecho internacional le-vantará acta de la existencia de un nue-vo Estado, al margen de la valoraciónque pudiera merecer ese hecho consu-mado desde la perspectiva del respeto alDerecho interno canadiense.Pero el hipotético reconocimiento in-ternacional, que no es indispensable,pero facilita, sin duda, la viabilidad delnuevo Estado, sobreviene después deque una entidad territorial ha llevado acabo materialmente la secesión (a pos-teriori), y no puede justificar o convali-dar retroactivamente esa actuación sino se ajustó al Derecho interno. El TShace suya la distinción entre el ejerciciode un derecho y lo que es sencillamen-te la constatación de una situación dehecho. Y la cuestión a la que debe res-ponder es la de si existe un derecho a lasecesión unilateral dentro de un deter-minado marco jurídico, no la de si éstapuede producirse de facto. El Tribunal admite como hipótesis laposibilidad de que Quebec decidieraproclamar unilateralmente su indepen-dencia (al margen de la Constitución),en cuyo caso será la opinión pública in-

ternacional el juez de la buena o malafe de los distintos protagonistas. Ahorabien, el posible éxito de una secesión dehecho no convierte ésta en legal: no sepuede afirmar que se puede violar la leysiempre que esa violación tenga éxito.Esa afirmación es incompatible con elprincipio de primacía del Derecho.Es evidente que la consolidación defini-tiva de una secesión ilegal, no aceptadapor Canadá, dependería, en buena me-dida, de la actitud de los miembros de lacomunidad internacional. Y la decisiónde reconocer al nuevo Estado depende-ría, a su vez, entre otros factores, de lalegalidad del proceso a través del cualse ha llegado a ese desenlace, una lega-lidad que se mide con arreglo al Dere-cho interno. En todo caso, la Corte noestá dispuesta a aventurarse en el te-rreno de las especulaciones acerca de laeventual reacción de la comunidad in-ternacional.Sí lo hace, en cambio, el profesor aus-traliano J. Crawford en el informe queemitió como experto. Recuerda esteeminente jurista que desde 1945 nin-gún territorio que haya intentado esaoperación ha sido admitido en la ONUcon la oposición o sin el consentimien-to del Estado del que formaba parte,salvo en el contexto de la descoloniza-ción. Fuera de ese contexto, sólo se re-gistra una excepción: el caso de Ban-gladesh, cuya independencia vino pre-cedida de una guerra entre India y Pa-kistán. Las Repúblicas bálticas, porejemplo, fueron admitidas en la ONU en1991, días después del reconocimientode la independencia de los tres nuevosEstados por la Unión Soviética. Esa hasido la práctica habitual en los últimosaños. La experiencia nos enseña que elreconocimiento del nuevo Estado por lacomunidad internacional se suele pos-poner al momento en el que el Estadoafectado acepta la secesión como unhecho irreversible.Dado que el Derecho constitucional ca-nadiense y el Derecho internacionalbrindan la misma respuesta y coinciden

en negar el derecho de Quebec a la se-cesión unilateral, no hay conflicto entrelos dos órdenes jurídicos y, en conse-cuencia, el Tribunal no considera nece-sario responder a la tercera pregunta.

LAS REPERCUSIONES DE LADECISION EN EL TERRENOPOLITICO

La decisión del Tribunal Supremo fue sa-ludada como una victoria tanto por losrepresentantes del Gobierno federal co-mo por los del Gobierno de Quebec, quenunca confió en una resolución favora-ble y había cuestionado una y otra vez laimparcialidad del Tribunal. Y es que ladecisión, cuidadosamente elaborada yllena de sensatez, no zanjó definitiva-mente la controversia de fondo y pro-porcionó motivos de satisfacción a todoslos implicados. No hubo, aparentemente,ni vencedores ni vencidos. Y el empatedejó a todos contentos (en especial a lospartidarios de la independencia, que ha-bían dado por perdido el partido). El Gobierno federal, presidido por J. Ch-rétien, pudo sentirse satisfecho con ladeclaración de que la Constitución ca-nadiense no permite una secesión uni-lateral y la afirmación de que el Dere-cho internacional tampoco atribuye ala población de Quebec un derecho a lasecesión. Está claro, por tanto, que unadeclaración unilateral de soberanía, co-mo la prevista en el proyecto de ley de1995, sería inconstitucional. Además desubrayar la importancia de la primacíadel Derecho y garantizar que una even-tual secesión de Quebec deberá respe-tar los intereses de los demás canadien-ses y de las minorías establecidas enQuebec, la decisión reconoce que un re-sultado positivo en una futura consultasobre la soberanía en Quebec sólo en-trañaría una obligación de negociar pa-ra las autoridades federales y las otrasprovincias en el caso de que fuera “laexpresión clara, por una mayoría clarade quebequeses, de su voluntad de de-jar de formar parte de Canadá”. Y da a

“El Gobierno deQuebec acabóreconociendo,aunque fuese atoro pasado, lalegitimidad de laintervención delTS. Y al aceptar debuen grado sudictamen parecerenunciar de caraal futuro a algunasde laspretensiones quehabía defendidoen el pasado,como la tesis deque un referendumpositivo enQuebec bastaríapara permitir elacceso a laindependencia, sinnecesidad dereformar laConstitución y sinla preceptivaaquiescencia de lademás provincias.Quebec puedeponer en marchael proceso, si unamayoría dequebequesesescogen esecamino, perotendrá quenegociar lascondiciones,porque es unadecisión queafecta a todos loscanadienses”

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entender que los actores políticos noquebequeses podrán ejercer un ciertocontrol en relación con el cumplimien-to de esas dos condiciones. El Gobierno de Quebec acabó recono-ciendo, aunque fuese a toro pasado, lalegitimidad de la intervención del TS. Yal aceptar de buen grado su dictamenparece renunciar de cara al futuro a al-gunas de las pretensiones que habíadefendido en el pasado, como la tesisde que un referendum positivo en Que-bec bastaría para permitir el acceso a laindependencia, sin necesidad de refor-mar la Constitución y sin la preceptivaaquiescencia de la demás provincias.Quebec puede poner en marcha el pro-ceso, si una mayoría de quebequesesescogen ese camino, pero tendrá quenegociar las condiciones, porque es unadecisión que afecta a todos los cana-dienses. La decisión, que trata de guardar un su-til equilibrio y de conciliar los imperati-vos del Estado de Derecho con las exi-gencias derivadas de la lógica democrá-tica, contiene también elementos quecon toda seguridad son del agrado delos independentistas. El Tribunal viene areconocer, en último término, el dere-cho de los ciudadanos de Quebec a de-cidir, de ahora en adelante, su futuropolítico. No sólo en un próximo refe-rendum, sino también en sucesivasconsultas. Con lo que eso implica: unescenario indefinidamente abierto,marcado por la incertidumbre y la sen-sación de provisionalidad. Al rechazar las dos tesis extremas, laque estima suficiente un referendumpositivo para obligar al resto de Canadáa aceptar la secesión de Quebec, por serésta una decisión que corresponde ex-clusivamente a los quebequeses, y laque no atribuye ninguna consecuenciaa un eventual referendum positivo, elTS sitúa el debate en sus justos térmi-nos, ofrece una salida razonable y facti-ble y obliga a las partes a regresar al te-rreno de la transacción, del pragmatis-mo, del sentido común.

De todas formas, la resolución deja nu-merosas preguntas sin respuesta, mu-chas incógnitas sin despejar. Ya hemosvisto que deja abierta la cuestión, cier-tamente comprometida, de la posible«secesión dentro de la secesión». Los re-presentantes de las comunidades au-tóctonas sostuvieron a lo largo del pro-cedimiento que no se podía reformar laConstitución sin su consentimiento yque no podían ser transferidos de unpaís a otro en contra de su opinión. Deconsumarse la secesión, las comunida-des que viven en Quebec (55.000 ame-rindios y 7000 inuit) podrían exigir quesus territorios tradicionales siguieranformando parte de Canadá, con la con-siguiente fragmentación (“partition”)del territorio quebequés. La reivindica-ción por estos pueblos de sus derechosancestrales, reconocidos en el art. 35 dela Constitución de 1982, en caso de se-cesión, constituye una seria amenazapara la integridad territorial de la pro-vincia (sobre todo, porque la causa delos pueblos autóctonos despierta mu-chas simpatías, tanto en Canadá comoen el resto del mundo). Al fin y al cabo,estos pueblos siempre han visto en elGobierno de Ottawa un interlocutorprivilegiado (además de expresarse ma-yoritariamente en inglés, es Canadá lanación que acapara su sentimiento delealtad preferente y no quieren perdersus vínculos con las comunidades esta-blecidas en otras provincias).Éste es un punto especialmente conflic-tivo. Durante los últimos años, el Go-bierno de Quebec se ha esforzado portrasmitir a la opinión pública la idea deque la integridad territorial de Quebecdespués de una secesión unilateral es-taría garantizada por ciertas reglas deDerecho internacional. Pero algunosautores canadienses han sugerido quetodas las regiones fronterizas con Onta-rio que votasen mayoritariamente con-tra la secesión tendrían el derecho a de-cidir, mediante otro referendum, siquieren separarse a su vez de un Que-bec soberano y seguir perteneciendo a

la federación canadiense. En todo caso,si se opta por una secesión negociadaentre Quebec y el resto de Canadá, eltrazado de las fronteras podría ser lógi-camente uno de los extremos sujetos anegociación. La decisión de 1998 no aclara tampocolo que sucedería en el caso de que lasnegociaciones no llegasen a buen puer-to: el bloqueo, el estancamiento o elfracaso, que se imputaría siempre a laotra parte, ¿abriría o cerraría el paso ala secesión? Otra duda, de más caladoaún, es la relativa a la posibilidad de es-tablecer algún límite temporal a la con-vocatoria sucesiva de consultas, porquela experiencia nos enseña que la volun-tad popular libremente expresada en undeterminado momento no zanja defini-tivamente la cuestión (sobre todo, si esderrotada en primera instancia la pro-puesta secesionista) y los electores po-drían ser llamados a pronunciarse sobreesa misma cuestión al cabo de un tiem-po. En el caso de Quebec, la Ley provin-cial sobre consultas populares prohíbeal Gobierno organizar un nuevo refe-rendum sobre el mismo objeto duranteel mismo mandato.Como era de esperar, el debate entresoberanistas y federalistas se ha centra-do, tras conocerse la decisión, en dosaspectos cruciales, en dos de las condi-ciones que debe reunir la futura consul-ta: la formulación de la pregunta quedebería plantearse al electorado y elgrado de apoyo que el acceso a la sobe-ranía tendría que obtener. Por lo querespecta a la redacción de la pregunta,la dificultad de fondo reside en que losindependentistas querrán vincular en lamisma pregunta, como hicieron en lasconsultas anteriores, el acceso a la in-dependencia y la conclusión de un nue-vo acuerdo económico y político conCanadá (dando por hecha la aceptaciónde la oferta por la otra parte), mientrasque los federalistas se inclinan por unapregunta inequívoca que verse única-mente sobre la independencia.La insistencia en un nuevo “partenariat”

El Gobierno deQuebec no parecedispuesto aaceptar laexigencia de unamayoría reforzadade votos, porquees consciente deque hoy por hoyno puede aspirar aotra cosa que nosea sobrepasarligeramente el 50%de los votos. En suopinión, laimposición de unamayoría especialiría en contra de latradición políticacanadiense y delos precedentesen materia dereferendum enCanadá. Yquebrantaría elprincipio de quetodos los votosvalen lo mismo.Además, la opciónde una mayoríareforzada crearíauna dificultadinsuperable, yaque el porcentajefijado (55%, 60%...)seríaforzosamentearbitrario […]”

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no es casual. En los últimos años, todaslas encuestas coinciden en un dato: unporcentaje significativo de los naciona-listas quebequeses sólo están dispues-tos a votar en favor de la independen-cia en la medida en que vaya acompa-ñada de una nueva asociación econó-mica y política con Canadá, en que seacompatible con el mantenimiento deestrechos lazos. No quieren aventurasque pongan en riesgo la estabilidadeconomica (horror vacui), ni deseanromper amarras, porque son conscien-tes de la profunda interdependencia entodos los ámbitos. Según un sondeopublicado en 1995, un 78% de los en-cuestados querían conservar la nacio-nalidad canadiense en un Quebec sobe-rano; sólo un 16% prefería renunciar aella. Y en una encuesta de 1999, el apo-yo a la soberanía pura y dura, sin aso-ciación con Canadá, se reducía del 41%al 25%. Los quebequeses no parecentener una imagen negativa de Canadá(como los nacionalistas vascos de Espa-ña). Da la impresión de que no acabande decidirse: ni contigo ni sin tí. Preten-den disfrutar de las gratificaciones sim-bólicas de la independencia, pero aspi-ran al mismo tiempo a seguir comoamigos, como si nada hubiera pasado.Muchos de ellos están dispuestos aapoyar con su voto la secesión para for-zar así una renovación del sistema fe-deral, que es lo que realmente desean.La fórmula de la soberanía-asociaciónaseguraría a Quebec lo que siempre habuscado en el seno de la actual federa-ción: un estatuto particular dentro deuna estructura común. Así las cosas, noparece factible una secesión unilateral,traumática. Puesto que están condena-dos a entenderse, lo lógico sería, en lahipótesis (poco probable) de una victo-ria de las tesis soberanistas en una fu-tura consulta, una separación negocia-da, civilizada.Pero la cuestión más delicada es, evi-dentemente, la del grado de apoyo quela independencia debe obtener en unpróximo referendum. El Gobierno de

Quebec no parece dispuesto a aceptarla exigencia de una mayoría reforzadade votos, porque es consciente de quehoy por hoy no puede aspirar a otra co-sa que no sea sobrepasar ligeramente el50% de los votos. En su opinión, la im-posición de una mayoría especial iría encontra de la tradición política cana-diense y de los precedentes en materiade referendum en Canadá. Y quebran-taría el principio de que todos los votosvalen lo mismo. Además, la opción deuna mayoría reforzada crearía una difi-cultad insuperable, ya que el porcenta-je fijado (55%, 60%...) sería forzosa-mente arbitrario y contestado por losdos campos: demasiado exigente paraunos; insuficiente para otros. Se ha su-gerido, por ejemplo, que sea una mayo-ría absoluta del censo de electores, node los votos emitidos.

LA REACCIÓN DE LOSPARLAMENTOS DE OTTAWA YQUEBEC: ARRIMANDO EL ASCUAA SU SARDINA

Tres meses después de la trascendentaldecisión del TS de Canadá, el 30 de no-viembre de 1998, el PQ ganó, con bas-tantes apuros (más escaños, pero me-nos votos que los liberales), las eleccio-nes provinciales en Quebec, y su líder, L.Bouchard, se comprometió a convocarun tercer referendum sobre la indepen-dencia de la provincia, cuando las cir-cunstancias lo aconsejasen, pero antes,en todo caso, de que se agote la actuallegislatura provincial, en el año 2003. La cuestión de las condiciones bajo lasque podría celebrarse un futuro refe-rendum volvería al primer plano de laactualidad un año después, con la ini-ciativa del Gobierno federal de presen-tar en la Cámara de los Comunes de Ca-nadá el 13 de diciembre de 1999 unproyecto de ley «dando efecto a la exi-gencia de claridad formulada por el TSde Canadá en su decisión sobre la sece-sión de Québec». Con este movimientotáctico por sorpresa, el primer ministro

J. Chrétien demostró una notable habi-lidad política. Su decisión de mover fi-cha se amparaba en la advertencia for-mulada por el TS en el sentido de quelas condiciones de un posible referen-dum deberían ser aceptadas por todoslos actores políticos canadienses parapoder considerar vinculantes sus resul-tados. Y tenía una clara intención: esta-blecer unas condiciones rigurosas paradesalentar a los soberanistas. La ley, aprobada en junio del 2000, dis-pone que, en caso de celebrarse unanueva consulta en Quebec, el Gobiernode la provincia deberá formular el textode la pregunta en términos inequívo-cos, sin la menor ambiguedad o confu-sión, planteando claramente a los elec-tores la disyuntiva entre mantener launión con Canadá o dejar de formarparte de la Federación, con todas lasconsecuencias, sin paliativos. La ley pre-cisa que será el Parlamento de Ottawael que determine si en los casos de re-ferendum sobre la secesión de una pro-vincia la pregunta es clara. Y excluyeexpresamente algunas formulacionesque se consideran ambiguas y tratan demaquillar o suavizar el significado deruptura, para no asustar: así, una pre-gunta que se limite a pedir a los electo-res que se pronuncien sobre si autori-zan o no al Gobierno de Quebec a ne-gociar una posible secesión, o una pre-gunta que ofrezca en el caso de optarpor la secesión y en el mismo lote unacuerdo con Canadá. Las dos fórmulasexcluidas se corresponden casualmentecon las preguntas planteadas en las dosconsultas celebradas hasta la fecha. Además de decidir, antes de celebrarsela consulta, si la pregunta es suficiente-mente clara, explícita, la Cámara de losComunes se reserva también la decisiónacerca de si la mayoría obtenida en elreferendum es suficientemente repre-sentativa. Para romper la unidad federal(un cambio irreversible) no es suficienteuna ajustada mayoría simple a favor dela independencia. El TS insistió en treceocasiones en la necesidad de una ma-

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yoría clara. Es preciso, por tanto, unamplio consenso en la sociedad. A lahora de valorar si esa mayoría es clara,en sentido cualitativo y de acuerdo conlas circunstancias, el Parlamento federaltomará en consideración la importanciade la mayoría de votos validamenteemitidos en favor de la secesión, el por-centaje de electores que hayan votadoen el referendum y otros factores o cir-cunstancias que estime pertinentes. De no cumplirse esas condiciones, el re-sultado de un eventual referendum ca-recería de validez jurídica y no vincula-ría a las autoridades federales, que nose considerarían obligadas a entablarnegociaciones con el Gobierno de Que-bec. Es más, se prohibe expresamente alGobierno de Canadá acudir a la mesade negociaciones en ese supuesto.La ley recuerda en su último artículo,que la eventual secesión de Quebec, enla medida en que requiere para ser legaluna modificación constitucional, debe-rá ir precedida de negociaciones sobrelas condiciones o términos concretos deesa secesión, y en particular sobre el re-parto del activo y el pasivo, la modifica-ción de las fronteras de la provincia, losderechos, intereses y reivindicacionesterritoriales de los pueblos autóctonosde Canadá y la protección de los dere-chos de las minorías. L. Bouchard, primer ministro de Quebec,reaccionó inmediatamente anunciandola presentación simultánea en la Asam-blea Nacional de Quebec de un proyec-to de ley para reafirmar el derecho deQuebec a la autodeterminación. Enefecto, el 15 de diciembre de 1999 elGobierno provincial presentó el proyec-to de ley nº 99 sobre el ejercicio de losderechos fundamentales y de las pre-rrogativas del pueblo quebequés y elEstado de Quebec, como elocuentemuestra de su voluntad de defenderesos derechos contra cualquier intentode privación de los mismos. Esta ley,aprobada en diciembre del 2000 con losvotos del PQ y recurrida meses despuésante el Tribunal Superior de Quebec por

un grupo que defiende los intereses dela población anglófona, prevé, entreotras cosas, que sólo el pueblo quebe-qués, por medio de sus propias institu-ciones politicas democraticas, tiene elderecho a decidir sobre la naturaleza, laextensión y las modalidades del ejerci-cio de su derecho a disponer de sí mis-mo, asumiendo su propio destino poli-tico, y que ningún otro Parlamento oGobierno puede reducir los poderes, laautoridad, la soberanía y la legitimidadde la Asamblea Nacional, en tanto quedepositaria de los derechos y los pode-res históricos e inalienables del puebloquebequés. El texto reafirma igualmen-te las competencias del Estado de Qué-bec en diversos ámbitos, especialmenteen lo que concierne al territorio y lasfronteras de la provincia, que no pue-den ser modificadas sin el consenti-miento de la Asamblea Nacional (art. 9).Las espadas siguen, pues, en alto. Esevidente que la decisión del TS es inter-pretada de forma muy distinta por unosy otros. Lo que se percibe en la actualidad esuna sensación de cansancio y de blo-queo, de callejón sin salida. Y no pareceque haya más conejos en la chistera,que alguien pueda descubrir una fór-mula mágica para resolver el problemaa corto plazo. Por un lado, no pareceviable un acuerdo constitucional comolos del Lago Meech (1987) o Charlotte-town (1992), que fueron acuerdos falli-dos para reformar la Constitución ca-nadiense que conferían a Quebec unestatuto particular dentro de la Federa-ción canadiense para satisfacer de estemodo las aspiraciones de los naciona-listas. El P. Liberal que gobierna Canadáy que acaba de revalidar su mayoría ab-soluta en las elecciones generales denoviembre de 2000, parece haber re-nunciado a este tipo de fórmulas pro-pias de lo que se ha dado en llamar elfederalismo asimétrico, debido a la pre-sión de las otras provincias, que recha-zan cualquier privilegio y no compartenla concepción dualista (un país forma-

do por dos comunidades linguísticas)que está en el origen de Canadá. Paralos demás canadienses, Quebec es unaprovincia más. Por otro lado, la euforia de los naciona-listas se ha enfriado considerablementetras la publicación de los resultados delas últimas encuestas que registran unareducción del porcentaje de ciudadanosquebequeses partidarios de la secesión(oscila en torno a un 40%) y después desu fracaso en las elecciones al Parla-mento federal de noviembre de 2000,en las que perdieron 6 escaños y cedie-ron la primera posición en porcentajede votos (44,22% contra 39,83%) al PL,que ganó 10 escaños.Un fracaso que desencadenó la impre-vista dimisión de L. Bouchard como pri-mer ministro de la Provincia y su susti-tución (en marzo de 2001) al frente delpartido y del Gobierno por B. Landry,ministro de Finanzas, en medio de unafuerte crisis interna. Las declaracionesde Bouchard al anunciar su dimisión ysu retirada de la vida politica en enerode 2001 me parecen muy reveladorasdel estado de ánimo de los líderes na-cionalistas: “Mis esfuerzos por reactivarrápidamente el debate sobre la cuestiónnacional han resultado vanos. No he-mos conseguido que crezca el fervornacionalista”. Una confesión de impo-tencia tras la decepción electoral.

De hecho, la posibilidad decelebrar ese tercer referen-dum se ha aplazado sine die.tras el varapalo electoral,porque los nacionalistas sonconscientes de que no sedan las condiciones parapoder ganarlo. En estos mo-mentos, una victoria de laopción soberanista es im-pensable. Y no parece quevayan a precipitarse.

“La ley recuerdaen su últimoartículo, que laeventual secesiónde Quebec, en lamedida en querequiere para serlegal unamodificaciónconstitucional,deberá irprecedida denegociacionessobre lascondiciones otérminosconcretos de esasecesión, y enparticular sobre elreparto del activoy el pasivo, lamodificación delas fronteras de laprovincia, losderechos,intereses yreivindicacionesterritoriales de lospueblosautóctonos deCanadá y laprotección de losderechos de lasminorías”

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Libros y revistas

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Mayor Oreja. Una victoria frente al miedo.Isabel San Sebastián. La Esfera. Biografías, 2001.

Jaime Mayor Oreja, constantemente en el punto de mira de ETA, ha visto desaparecer de forma dramática a amigos y compañe-ros. Desde sus inicios en UCD hasta su nominación como candidato a lehendakari, este político, profundamente vasco, ha expe-rimentado en su propia piel la violencia de la intimidación y el terror de vivir cada día vigilado. La autora profundiza en la tra-yectoria vital y política de este hombre que fue el ministro mejor valorado por los españoles, y saca a la luz por primera vez lasamenazas y descalificaciones vertidas contra él por alguno de los más sanguinarios presos de la banda terrorista. Relata la ver-dadera operación que condujo a la liberación de Ortega Lara y revela episodios inéditos como la llamada de Manuel Zamarreñoa interior minutos antes de ser asesinado, o los terrores que hubo que vencer María San Gil tras la muerte de Gregorio Ordóñez.Descubre aspectos de la “tregua” etarra de 1998, como el auténtico papel de monseñor Uriarte, los sorprendentes consejos de undirector de periódico al Gobierno para consolidar el alto el fuego, o la disyuntiva del ministro de abandonar un puesto privile-giado en el Gobierno para lanzarse a una arriesgada aventura electoral.

Historia de España.M. Tuñón de Lara, J. Valdeón Baruque, A. Domínguez Ortiz, S. Serrano. Ámbito, 1999.

Este libro, resultado de la colaboración de cuatro destacados especialistas, ofrece un panorama claro, sencillo y riguroso de la His-toria de España. De ahí su utilidad, tanto como manual para estudiantes universitarios y de secundaria y como libro de consul-ta, al tratarse de una obra de calidad, idónea para la divulgación de datos históricos, asequible a un amplio público de lectores.La obra contiene, además, una selecta colección de mapas y gráficos, una bibliografía actualizada, una cronología básica y un ín-dice onomástico que facilitan su manejo.

¡Arriba Euskadi! La vida diaria en el País Vasco.José María Calleja. Espasa Calpe, 2001.

El País Vasco es a menudo, y desgraciadamente, el centro de atención de los medios de comunicación. Pero, fuera de su te-rritorio, pocos conocemos cómo viven día a día sus habitantes. El autor retrata en este libro cómo centenares de vascos vivena diario bajo un estado de excepción. Vascos que defienden la Constitución española y el Estatuto de Autonomía de Gernikay que no pueden tomarse un café, comprar los periódicos, pasear con sus hijos, ir al trabajo o al gimnasio como el resto delos españoles. La rutina, el peor enemigo de los amenazados, es la principal aliada de los que han hecho de la muerte ajenauna forma de vida.Historias reales, contadas con valentía y contundencia, que son además un homenaje “a todos los vascos capaces de mantenerla dignidad un par de peldaños por encima del miedo”.

Diferencia y Libertad.Jesús de Garay. Ediciones RIALP, S.A.

El autor, profesor de filosofía, intenta el reto de recoger conclusiones de pensadores como Aristóteles, Eckhart, Descartes o Hei-degger y aplicarlas a la resolución de los problemas que agobian al hombre contemporáneo. Este libro es un renovado intentode explicar qué es la libertad. La reflexión del autor es bien precisa: una libertad solitaria no existe. Lo que existen son libertades,en plural. Una única libertad no es autosuficiente. Una libertad acabada en sí misma es un monstruo imposible de la razón. Lalibertad sólo existe junto a otras libertades. Esta pluralidad de libertades diferentes es denominada “juego” por Jesús de Garay. Eljuego es la realidad misma de la pluralidad de libertades. Por eso, el “juego” antecede a la libertad.

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Libros y revistas

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Sin perder la dignidad. Diario de un parlamentario vasco del PPFernando Maura. Temas de Hoy, 2001.

El asesinato de Miguel Ángel Blanco en el verano de 1997 supuso un punto de inflexión en el reciente proceso político vasco:ETA declaraba abiertamente la guerra a toda la sociedad haciendo de cualquier ciudadano un objetivo del grupo terrorista. Den-tro de esta nueva estrategia criminal, los concejales y parlamentarios vascos de los partidos no nacionalistas (PSOE y PP) se hanvisto convertidos en blancos privilegiados no sólo de los terroristas, sino de su entorno político y del activismo callejero conoci-do como kale borroka.El autor ofrece en este “diario de la pesadilla” una visión realista, descriptiva, cruda y sin tapujos de lo que supone la vida coti-diana de aquellos que, como él y su familia, se encuentran en el punto de mira etarra. El deterioro de las relaciones personales,la imposibilidad de llevar una vida.

Un pueblo escogido. Génesis, definición y desarrollo del nacionalismo vasco.Antonio Elorza. Crítica Contrastes, 2001.La historia no debe ser sustituida por el mito, pero el mito puede desempeñar un papel decisivo en la conformación de la histo-ria. Tal es el caso del nacionalismo vasco, cuyos argumentos a favor de la independencia responden a una visión mítica del pa-sado de las instituciones vascas.Ello no significa, sin embargo, que sean resultado de una invención gratuita. Los pilares de la ideología sabiniana se asientan fir-memente en la tradición fuerista del Antiguo Régimen. El proceso de industrialización del País Vasco, la crisis de la sociedad tra-dicional y las guerras carlistas propiciarán la carga de arcaísmo y de violencia que subyace a la trayectoria del nacionalismo vas-co. La dictadura de Franco hará el resto, al confirmar el mito de la incompatibilidad entre Euskadi y España, rasgo que no ha lo-grado borrar la adhesión transitoria del nacionalismo democrático al régimen autonómico de 1979. El autor sostiene que existeuna clara continuidad entre el imaginario configurado en la sociedad tradicional vasca y el existente hoy en el mundo abertza-le, con la obra de Sabino Arana a modo de puente que actualiza aquél y prefigura la lógica de exclusión hoy sostenida por el lla-mado MLNV. Esta es la interpretación propuesta en Un pueblo escogido, título que responde a la excepcionalidad asignada porla comunidad nacionalista a ese entramado imaginario con el cual identifica su proyecto político.

Los jefes de ETA.Carmen Gurruchaga. La Esfera. Actualidad, 2001.

¿Qué es lo último que pasa por la cabeza de un etarra antes de acabar con la vida de su próxima víctima? ¿Justifica la defensade unas ideas la muerte de una persona? ¿Quién da la orden de matar? ¿Qué estamentos, partidos o sectores sociales favorecenque la organización salga fortalecida tras cada crisis interna? La autora, testigo directo de la mayoría de los sucesos y las situa-ciones que describe, ayuda a conocer parte del entramado y funcionamiento de esta banda que, desde su nacimiento como or-ganización de lucha por la independencia del País vasco, hace más de cuatro décadas, ha sufrido las transformaciones lógicas deltiempo, pero que sus estrategias y líneas de actuación han evolucionado al ritmo marcado por sus dirigentes sucesivos. Este li-bro ofrece información inédita de los miembros que han integrado la élite del poder y han construido la historia y el presente deETA: de los ideólogos Julen Madariaga (“Txillardegui”) o Benito del Valle a los más sanguinarios activistas de la cúpula etarra: “Pa-kito”, “Fiti”, “Txapote”, “Antxon”, “Josu Ternera” o Soledad Iparaguirre, “Anboto”. Se trata de una obra que, con nombres y apelli-dos, refleja la crudeza irracional de la lucha armada.

Irlanda del Norte. Una historia de guerra y la búsqueda de la paz.Rogelio Alonso. Editorial Complutense, 2001.

El autor, definido por The Daily Telegraph como la principal autoridad en el estudio comparativo de Irlanda del Norte y el PaísVasco, es el único periodista y académico español que ha vivido in situ, desde 1994, todo el proceso de paz de Irlanda del Nor-te. Explica la evolución histórica del conflicto, las causas y las consecuencias. Además, ofrece las claves para deshacer la granconfusión existente sobre los paralelismos, más imaginarios que reales, que se han trazado entre Irlanda de Norte y la situaciónen el País Vasco.

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Libros y revistas

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Revista de Occidente.La Encrucijada Vasca. Mayo, 2001.

Revista de ensayo, fundada en 1923 por José Ortega y Gasset. Presenta a sus lectores la esencia del entorno cultural europeo yamericano más reciente, con orden, claridad, rigor y alto nivel científico. Permite el diálogo interdisciplinar por su carácter mul-tifacético y pluralista.

Suscripciones: Revista de Occidente. Fortuny, 53. 28010 Madrid. E-mail: [email protected]

Cuadernos de Alzate. 21: Autodeterminación y Democracia.Editorial Pablo Iglesias.

Publicación promovida por el Colectivo Unamuno. Revista vasca de la cultura y de las ideas. Aborda con profundidad, rigor y al-to nivel interdisciplinar cuestiones de actualidad.Monte Esquinza, 30 - 2º izda28010 MadridTelF: 913 104313 - Fax: 91 3194585 - email: [email protected]

Hasta aquí. Número 01. Septiembre.El Boletín Oficial de ¡Basta YA!

Reciente publicación de la Iniciativa Ciudadana ¡Basta ya! Medio de comunicación entre las numerosas personas que compartenlos fines de ¡Basta ya! y quieren participar en sus iniciativas. Revista de actualidad realizada con rigor, humor y con un gran con-tenido didáctico. Contribuye a clarificar la confusión de buena parte de la ciudadanía del País Vasco, que sufre los efectos de ladesinformación, del uso habitual de falacias y de la perversión del lenguaje.Suscripción: [email protected]

www.bastaya.orgApartado de Correos 1640. San Sebastián (Guipúzcoa)BBVA c/c 0182 5709 42 0201501060

La Paz de Belfast.Rogelio Alonso. Alianza Editorial. Ensayo, 2000.

El autor, residente en Belfast desde 1994, año en el que el IRA declaró el alto el fuego, ofrece su personal investigación en el his-tórico proceso de paz que ha transformado el sangriento conflicto de Irlanda del Norte a lo largo de los últimos seis años. A tra-vés de entrevistas personales, muestra las dramáticas secuelas humanas de uno de los más violentos conflictos nacionalistas deEuropa, haciendo comprensible una realidad repleta de símbolos y mitologías. Este volumen explica con rigor el proceso de pazen el que muchos han querido mirarse desde el País Vasco, sin llegar a entender que las divergencias -desde su génesis- son enor-mes y en absoluto superponibles.

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Papeles de ErmuaDocumentación(2001-2002)

Nº 1: Crónica de un añoNº 2: EducaciónNº 3: Autodeterminación-secesión

✂Fotocopiar, rellenar y enviar a: Papeles de Ermua Apdo. Correos 711. 01080 Vitoria-Gasteiz.

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ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz / guerra / pacifista ypacíficos / derecho de autodeterminación: derecho de secesión o ¿por qué no "derecho de interdependencia"? / leer, pen-sar y dialogar / no leer, no pensar y monologar / educar en valores o educar en el fanatismo / verdad y falsedad / ám-bitos de decisión y respeto a la pluralidad / el respeto a las minorías y el abuso de las mayorías / mayoría-minoría o mi-tad y mitad / genuino vasquismo o adoctrinamiento de desarraigados / apropiaciones indebidas: vasco nacionalista / pen-sar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a las fuentes, dotarse de criterio odejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / historia o leyendas / rigor secular o de-lirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irresponsabilidad / ausencia de autocrítica yvictimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión / diálogo entre iguales: comunicación,acuerdo, consenso / diálogo impositivo: soborno, indignidad / espejismos, patrias “virtuales” / vasquismo o nacionalismo /pluralismo o monopolización monista / nacionalismo, racismo y xenofobia / ilustración, reflexión y rectificación / totalitaris-mo o democracia/ ¿guerra o impunidad para delincuentes y asesinos? / miedo, desconfianza, temor, terror / asustados,acomplejados, acobardados, aconejados..., indignados, beligerantes / ¿fuerzas de seguridad = cuerpos de represión? / res-peto a la ley, aplicación de la ley: orden y concierto / orígenes y raíces / raíces y malas hierbas / las raíces y el tronco olas ramas..., o el árbol completo / educación, cultura, valores / contravalores, deformación, escuela de subversión, escue-la de perversión, fábrica de terroristas / infundir pena, infundir miedo, infundir asco, infundir odio, o ¡infundir esperanza!.../ lealtad personal, lealtad social, lealtad institucional / lealtad íntegra: compaginar lealtades / deslealtad / legítimo e ilegíti-mo / legal e ilegal / credibilidad, veracidad, infundir confianza, suscitar coraje, ayudar a discernir... / verdugos y víctimas/ agredido y agresor/ gente buena y héroes / los amordazados porque no oyen, no ven, no escuchan, no entienden: ¿ne-cios o cobardes? / y... mercenarios y matones / valores y contravalores / ideales y obsesiones / idealistas y fanáticos /genes y raíces / la mosca del vinagre y todo ser humano / la fuerza de la razón, el aburrimiento de la sinrazón, la indig-nación contra la imposición / ¿dialogar o dejarse sobornar? / cambio o más de lo mismo / callejones sin salida: memoriaantigua hipertrofiada y memoria reciente distorsionada / ¿procesos de pacificación o plan veraz de educación? / ciudada-nía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz / guerra / pacifista y pacíficos/ pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a las fuentes, dotarse de crite-rio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / historia o leyendas / rigor secularo delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irresponsabilidad / ausencia de auto-crítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión / diálogo entre iguales: comuni-cación, acuerdo, consenso / diálogo impositivo: soborno, indignidad / espejismos, patrias “virtuales” / vasquismo o nacio-nalismo / pluralismo o monopolización monista / nacionalismo, racismo y xenofobia / ilustración, reflexión y rectificación /totalitarismo o democracia/ ¿guerra o impunidad para delincuentes y asesinos? / miedo, desconfianza, temor, terror / asus-tados, acomplejados, acobardados, aconejados..., indignados, beligerantes / ¿fuerzas de seguridad = cuerpos de repre-sión? / respeto a la ley, aplicación de la ley: orden y concierto / orígenes y raíces / raíces y malas hierbas / las raíces yel tronco o las ramas..., o el árbol completo / educación, cultura, valores / contravalores, deformación, escuela de subver-sión, escuela de perversión, fábrica de terroristas / infundir pena, infundir miedo, infundir asco, infundir odio, o ¡infundir es-peranza!... / lealtad personal, lealtad social, lealtad institucional / lealtad íntegra: compaginar lealtades / deslealtad / legí-timo e ilegítimo / legal e ilegal / credibilidad, veracidad, infundir confianza, suscitar coraje, ayudar a discernir... / verdugosy víctimas / agredido / agresor/ gente buena y héroes / los amordazados porque no oyen, no ven, no escuchan, no en-tienden: ¿necios o cobardes?/ y... mercenarios y matones / valores y contravalores / ideales y obsesiones / idealistas yfanáticos / genes y raíces / la mosca del vinagre y todo ser humano / la fuerza de la razón, el aburrimiento de la sin-razón, la indignación contra la imposición / ¿dialogar o dejarse sobornar? / cambio o más de lo mismo / callejones sinsalida: memoria antigua hipertrofiada y memoria reciente distorsionada / ¿procesos de pacificación o plan veraz de edu-cación? / ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz / guerra /pacifista y pacíficos / pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a las fuen-tes, dotarse de criterio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / historia o le-yendas / rigor secular o delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irresponsabili-dad / ausencia de autocrítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión